¿Cuál es la diferencia entre el Yeshúa hebreo y Jesús el Cristo cristiano?¿Son acaso dos personajes diferentes?, ¿Son acaso dos mesías diferentes? NO son dos personajes diferentes; son el mismo personaje histórico; tanto el Yeshúa hebreo, como el Jesús el Cristo que presenta la religión romana, se refieren al personaje histórico que vivió en Israel en el siglo I E.C., pero la forma de asimilar, comprender y estudiar los dichos, acciones y enseñanzas del personaje histórico del siglo I E.C. mayormente conocido como Jesús en vez de Yeshúa (o el nombre hebreo que usted crea correcto), es lo que marcan la diferencia entre uno y otro. Por eso la respuesta a la última pregunta es SI, son dos conceptos diferentes de Mesías. La clave para entender la diferencia entre uno y otro Mesías es la diferencia de concepción, en palabras conocidas es una diferencia teológica debido al escaso conocimiento e interés de muchos en la actualidad en escudriñar la verdad sobre este distinguido hombre hebreo desde una perspectiva hebrea. Su persona ha sido vista de diferentes maneras en tiempos posteriores a su muerte, cuanto más cuando que ha sido usado con fines políticos y religiosos. Por lo tanto, es necesario tener claro que Yeshúa de Nazaret no es el mismo que el Jesús que plantea el Cristianismo, ni el Yéshu del Judaísmo, debido a que son deformaciones religiosas del personaje histórico. ¿Quién es Jesús el Cristo? El nombre “Jesús” es una pobre traducción y transliteración greco-latina al español de “Yeshúa”, su nombre en hebreo. Los nombres en la Biblia tienen una importancia muy especial. Significan más que una nomenclatura lingüística, la revelación del carácter, autoridad y misión en la vida encomendada a la persona que lleva ese nombre específico que le ha sido dado. La mayoría de los hombres importantes en las Escrituras tienen su nombre vinculado con YHVH las iniciales del Creador. La traducción “Jesús” no nos dice nada, mientras que su nombre hebreo significa “Salvador”. Según la teología cristiana, Jesús es la segunda persona de la trinidad del dios trino o dios de tres cabezas, una especie de mitad deidad, mitad hombre, o lo que es lo mismo hombredeidad, al que los judíos mataron pero pronto volverá para llevarse al cielo a la iglesia cristiana (la cual reemplaza a Israel), y que vendrá por ella para arrebatarla y librarla de la gran tribulación. La tradición cristiana afirma sin ninguna base bíblica, que el niño Jesús o niño dios, nació en Navidad un 25 de Diciembre, fecha en la que se adornan casas e iglesias, enseñando a sus hijos que les traerá regalos si se portaron bien durante el año. Contradiciendo las Escrituras, se enseña que Jesús muere en Viernes y resucitó en Domingo para así dar inicio a la tradición de la Semana Santa Cristiana. (Para profundizar en este tema vea nuestra nota “El origen de la Navidad”). Según las palabras documentadas del mismo Jesús, él NO vino a abolir la Ley (Torá) dada a Moisés (Mat 5:17), sin embargo, desde los inicios de la iglesia, sus feligreses SI la abolieron y así enseñaron, porque entendieron que Jesús vino a instaurar una nueva religión, y que la Ley (Torá) de su Padre Celestial es un yugo imposible de seguir, que es maldición, y que está clavada en la cruz. Los padres de la iglesia cristiana entendieron (motivados principalmente por su antisemitismo) que Dios con el Nuevo Pacto, abolió todos los pactos hechos con Israel anteriormente, y que ahora tiene un pueblo diferente con instrucciones totalmente liberales y contrarias a la Ley dada a Moisés en el Antiguo Testamento, pues Cristo con la “gracia” los liberó de esa “esclavitud”. Las enseñanzas de Jesús fueron distorsionadas intencionalmente para dar inicio a una religión fundada por la iglesia católica romana, y las distintas denominaciones evangélicas lamentablemente aún comparten las mismas bases doctrinales. ¿Quién es el Yéshu del Judaísmo? El Yéshu (nombre usado para ofender a nuestro salvador) del Judaísmo es el mismo Jesús del cristianismo pero visto a través de los lentes de un Judaísmo anti- cristiano. Si para el cristianismo Jesús es el mismo Dios Padre, entonces para el Judaísmo Yéshu era un blasfemo. Si el cristianismo sigue afirmando que Jesús clavo la Ley de Dios en la cruz, entonces para el Judaísmo Yéshu era un falso maestro que enseñaba a Israel a apostatar. Mientras que se siga enseñando en las iglesias que Jesús vino a fundar la religión cristiana, y que ya el Shabat, Las festividades de Dios, y la dieta bíblica no tienen ningún valor ni importancia para Dios, entonces el Judaísmo afirma que jamás podrá ser el rey de los Judíos. Si el cristianismo sigue adoctrinando a sus fieles que Jesús vino a tomar otro pueblo diferente a Israel, es decir, que desechó a Israel para formar una iglesia gentil, entonces para el Judaísmo Yéshu nos es más que un falso Mesías. Para resumir, el Yéshu del Judaísmo y de algunos grupos psuedo judíos, basados en las afirmaciones, enseñanzas y falsas doctrinas en las cuales se fundamenta la iglesia cristiana aún hoy día, no es más que un loco personaje que vivió en el siglo I de nuestra era común. Ninguno de estos dos personajes representa al histórico Yeshúa de Nazaret. El Jesús que nos ha presentado romanismo y el Yéshu del judaísmo quizás tengan 1% de relación con el Yeshúa histórico, pero el 99% es un producto de las religiones. Si no se tiene claro este asunto, con dificultad se entenderá a Yeshúa y sus enseñanzas, pues el problema está y ha estado siempre en la forma, manera y métodos de estudiar los dichos, enseñanzas y acciones del personaje histórico real. ¿Quién es Yeshúa de Nazaret? Este personaje nació aproximadamente en Israel en el siglo I E.C, vivió en Israel, habló el idioma de Israel, su ministerio fue buscar las ovejas perdidas de la casa Israel, sus enseñanzas fueron dirigidas a israelitas y su fe era israelita. (Mat 15:24) Yeshúa de Nazaret no solo es el judío de más renombre, no solo es el Maestro cuya enseñanza se ha divulgado más que ninguno antes y después de él, sino que es él ser humano que más ha impactado en la historia humana. Su persona y enseñanza han trascendido los siglos influyendo en todo el mundo pese a los casi dos mil años de su ausencia física, de manera que las naciones han marcado una era que comienza con su nacimiento, según sus cálculos. Según lo que documentaron sus primeros discípulos, Yeshúa es la "simiente" prometida a Eva por obra del Espíritu Santo. Sus logros fueron como un ser humano, que al igual que el resto de los hijos de Israel, tiene una misión que cumplir –dejar ver la luz de la verdad al resto de las naciones–, no como un semi-dios, sino como un Sabio de Israel; no como un Filósofo de Grecia, sino como un Profeta de Israel. Nace en Sukot (la Convocación de las fiestas cabañas o tabernáculos), siendo el planeta Tzédeq (Jupiter) la señal de su nacimiento (Para profundizar vea nuestra nota “Que día nació Jesús”). Al octavo día, cuando era el tiempo para su brit-milah (circuncisión), le fue dado el Nombre de Yeshúa, tal como el ángel le llamó antes de su concepción. El lugar fue Belén de Judá, en el ceno de una familia humilde pero real, hijo adoptivo de Yoséf/José (Hijo de Jacob, descendiente del rey David por la línea de Salomón) y de Miryam/María (también descendiente de David por la línea de su Padre Eli). Yosef y Miriam estaban casados por la Torá antes de que Yeshúa fuera concebido; su madre le transmitió la herencia física indiscutible, y también hereda legalmente por la vía de Yoséf. Yeshúa resultara en ser legítimo heredero de la corona real de Israel, heredero y a la vez Hijo y Señor de David, y además descendiente desde el punto de vista celestial por el Espíritu Santo. Lo único que se puede ver en esto es la mano milagrosa del Creador ordenando todas estas condiciones que no se pueden fabricar con argucias humanas. Al cumplirse los días de la purificación de su madre, fue llevado al templo donde un hombre justo y siervo de Adonay llamado Shimeón y una profetiza llamada Jana, hablaban acerca del niño a todos los que esperaban la liberación de Israel. Yeshúa se cría en Nazaret, una ciudad en la región de Galilea, y se destacó por llevar una vida piadosa, dedicado a cumplir la voluntad del Creador, lo que transmitiría posteriormente a sus discípulos. A la edad de doce años mientras se preparaba para hacer el “Bar Mitzvá” (responsable de los mandamientos) se reportó que se quedaba sentado en el Templo con los Maestros de la Torá más del tiempo previsto, escuchándolos y haciéndoles preguntas, y todos los que lo oían se asombraban de su inteligencia y de sus preguntas. De esta manera el joven Yeshúa crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante el Eterno y los hombres. Dedicó su vida al estudio de la Torá, buscando la Voluntad del Creador, lo cual demostró con fluidez al entablar conversaciones y discusiones con otros sabios acerca de cualquier tema de la Torá y de la situación caótica en que vivía Israel. Así como la enseñanza de los Profetas y los Sabios de Israel, la enseñanza de Yeshúa tiene el mismo mensaje de la Torá y los Profetas, por ello cuando le preguntaron: “Rabi, di cual es el mandamiento más grande de la Torá”, dijo claramente: "Sh'ma, Yisra'el YHVH Eloheinu, YHVH ejad… Escucha Israel YHVH nuestro Elohim YHVH uno es, y amarás al Eterno con todo tu corazón, con todo tu ser, y con toda tu fuerza. Esta es el primer mandamiento. La segunda es semejante a ella: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Sobre estos dos mandamientos cuelgan toda la Torá y los Profetas". Tras Yeshúa, se pone de manifiesto la Nueva Alianza con Israel que anunciaron los Profetas, bajo la cual la Torá y el Espíritu Santo serían parte interna de cada hijo de Israel. Por ende la profecía dada al profeta Joel se comenzaría a cumplir en los primeros discípulos, esto es que el Espíritu Santo pase a morar en los seres humanos; es por eso que el deseo de nuestro Maestro expresado en sus enseñanzas es uno: que el ser humano pueda recibir la inspiración (espíritu), esto es, la presencia (shejiná) del Eterno a través del amor al Creador expresado en la obediencia a sus Instrucciones (Torá) y amor al prójimo, y así poder vivir de manera pura cada acto de nuestra vida. Así él solía decir a los discípulos: “Vuestro Padre que está en los cielos dará Su Santo Espíritu a los que Le buscan” y por eso decía uno de los más allegados discípulos, Simón Pedro: “...Elohim ha dado el Espíritu Santo a los que Le obedecen”. Este deseo del Maestro, no solo lo enseñaba sino que él lo vivía, llegando a tener una vida tan elevada, lleno del Espíritu Santo y en obediencia al Eterno, que pudo decir a sus discípulos: “Si han llegado a conocerme, también a mi Padre conocerán; y desde ahora lo conocen y lo han visto”. Le dice Tomás: “adoní, muéstranos al Padre, y nos basta”, Yeshúa le dice: “El que me ha visto, ha visto al Padre. Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta; sino el Padre que mora en mí…”, es decir que al estar lleno del Espíritu Santo sus acciones eran dirigidas por el Padre, en completo acuerdo con la Torá (la Voluntad divina); a la vez daba ánimo y fuerza a los discípulos, pues ellos también podían vivir una vida como la del Maestro, por eso les decía: “El que es fiel en lo que enseño, las obras que yo hago, también él las hará”. Por eso también Adonénu Yeshúa decía: “Yo y el Padre somos uno”. Se registró en el Evangelio de Juan que algunos de los primeros discípulos de Yeshúa, habían sido discípulos del profeta Juan el bautista, quien había dicho de Yeshúa: “He aquí el Cordero de Elohim que quita la iniquidad del mundo”, porque sabía que era en quien se cumplía lo que profetizó Isaías (53.6-7) “...el Eterno hizo que cayera sobre él la iniquidad de nosotros... como cordero que es llevado al matadero...”. Cuando ellos oyeron esto, dos de ellos inmediatamente siguieron al maestro Yeshúa, quien les preguntó: “¿Qué buscan o Investigan?” Y ellos dijeron: “Rabi ¿dónde moras?”, él les dijo: “Vengan y verán”. Uno de los dos era Andrés hijo de Jonás, y lo primero que hizo fue hallar a su hermano Simón para decirle: “Hemos hallado al Mesías”. Luego llevó a su hermano a donde estaba Yeshúa, y él al mirarlo fijamente le dijo: “Simón hijo de Jonás serás llamado Kefá”. Aquella noche permanecieron los tres escuchando la enseñanza de Yeshúa que fue tan impactante que desde entonces no se apartaron de aquella fuente de luz. Estos jóvenes discípulos de Juan el bautista anhelaban en gran manera la venida del Rey Mesías, la expresión “Hemos hallado al Mashíaj" no es pasiva, lo estaban buscando, y dicha “Búsqueda” no debe entenderse sino solo en el contexto de los Escritos Sagrados, es decir, ésta búsqueda es a través del Midrash (Interpretación de las Escrituras), como diría nuestro maestro Yeshúa tiempo después: “investiguen en las Escrituras... ellas son las que dan testimonio acerca de mí”. Lo mismo sucede cuando Felipe, el cual después de conocer a Yeshúa busca a Netanael y le dice: “Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la Torá y en los Profetas, a Yeshúa Ben Yoséf de Natzrat”. Esta registrado en el libro de Hechos, que tanto Felipe como Natanael, y los discípulos antes mencionados, eran jóvenes dedicados al estudio sagrado además de dedicar tiempo a la labor diaria, de tal manera que sabían quién sería el Mesías a través de la Torá y los Profetas; como se nos narraría más tarde “Yeshúa comenzando por Moisés y con todos los Profetas les explicó lo referente a él en todas las Escrituras... y se dijeron el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras?”. Yeshúa de Natzrat no perteneció a los Fariseos, Saduceos, y Esenios, sus enseñanzas iban en contra de la hipocresía de ellos cuando le decía al pueblo: “Entonces Yeshúa habló al pueblo y a sus discípulos diciendo: Sobre el Kisé Moshe/Cátedra o Ley de Moisés se sientan los Fariseos y los Escribas. Ahora, todo lo que él [Moshe] les diga a ustedes guárdenlo y háganlo, pero no lo hagan conforme a las reglas y prácticas de ellos, porque ellos dicen pero no hacen (No viven la Torah). Interpretan y dan grandes cargas (Ley oral Rabínica y tradiciones de Ancianos) que los hombros del ser humano no pueden llevar, que incluso ellos ni siquiera con sus dedos desean mover”. Nuestro Maestro Yeshúa NO formó una nueva religión, sino que su labor siempre estuvo enfocada en restaurar a Israel. Es obvio que como Rabino (Maestro) tuvo muchos discípulos y esto hizo que surgiera un Movimiento Restaurador llamado “Los Nazarenos”, esto es: los discípulos del Rabino de Nazaret, quienes se encargaron de transmitir la enseñanza de Yeshúa y llevarla a cabo. De hecho el contexto de la escritura que hoy tenemos de los primeros Discípulos es una relación de Maestro-Discípulo, aún después de la ausencia física del Maestro sus fieles son llamados “Discípulos”, pero en ningún modo tuvo, ni tiene la tendencia de ser una religión. En Hechos 24:6, se registró cierta acusación contra Pablo de parte del Partido de los Saduceos en la que se refieren a los Nazarenos como Herejía: “…habiendo encontrado que el varón este es una peste y que promueve sediciones entre los judíos de toda la tierra habitada, y es un líder de la Kefira (Herejía) de los Nazarenos; quien también el Templo intentó profanar a quien también arrestamos”. Pablo en su respuesta (24.14) no niega ser parte de los Nazarenos, lo que niega es que los Nazarenos sean una Kefira (Herejía): “Pero esto te confieso, que según el camino que ellos llaman Herejía/Kefira, así yo sirvo al Elohim de nuestros padres, siendo fiel en las cosas que son conforme a la Torá y las cosas que en los Profetas están escritas”. Pablo aclara que los Nazarenos no han formado una nueva religión, al contrario son un camino precisamente con bases en la Torá y los Profetas. El Movimiento tiene como propósito servir al Eterno y obedecer la Torá y las Profecías, esto les ha hecho conocer quién es el Mesías/Mashíaj y saber que la promesa de las Escrituras de redención se hacían realidad. La muerte y resurrección de Yeshúa de Nazaret tiene un gran impacto en nuestra historia, no solo por ser un gran Justo/Tzadik, sino por ser el Mesías. Sobre el Mesías y su tiempo dijeron los Profetas: (Jeremias 31.30-33; 32.40) "He aquí que vendrán días, dice el Eterno, en que haré una Nueva Alianza con la Casa de Israel y con la Casa de Judá no conforme al Pacto que hice con sus padres el día en que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, Alianza que dejaron sin efecto. Esta es la Alianza que haré con la Casa de Israel después de esos días dice el Eterno: Pondré Mi Torá dentro de ellos y en sus corazones la escribiré, y seré su Elohim, y ellos serán Mi pueblo, y no enseñará más cada cual a su prójimo, y cada hombre a su hermano, diciendo: “Conoce al Eterno”, porque todos Me conocerán, desde el más insignificante de ellos hasta el más grande, dice el Eterno, porque perdonaré su iniquidad, y de su pecado no Me acordaré más". Esta es precisamente la Nueva Alianza de la que habla Rabi Yeshúa la última noche de Pesaj/Pascua, la Alianza donde la Torá será aplicada por naturaleza, por iniciativa propia, tal como Ezequiel 16.59-63 percibió los días del Mashiaj: "Les daré un nuevo corazón y pondré un nuevo Espíritu/Ruaj dentro de ustedes, y quitaré de la carne de ustedes el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros Mi Ruaj (Espíritu) y haré que anden en Mis Juqim (estatutos) y guarden y hagan mis Mishpatim (juicios)". Se hace obvia en las palabras de los profetas que la Nueva Alianza no puede tomar efecto si antes no existe en el ser humano un canal de acceso a la divinidad, una pureza interna, y también - según los Profetas- el Mesías es el papel principal en este tema. Es clara la conexión que hacen los Profetas entre La Nueva Alianza (la Torá en el Interior) y la Expiación de las iniquidades. No puede haber una Torá en el interior de la persona si antes esa persona no queda en estado de pureza por medio de la expiación, como ya leímos en el libro de Jeremías Cap. 31 y 32. También Isaías claramente hace referencia a la muerte del Mesías como expiatoria para Israel (53.6) “El Eterno hizo que cayera sobre él la iniquidad de todos nosotros... (53.8) ¿quién tuvo en cuenta que él fuera cortado de la tierra de los vivientes por la transgresión de Mi pueblo, a quien correspondía la herida? (53.10-12) El Eterno quiso quebrantarlo, sometiéndolo a padecimiento. Cuando él se entregue su carne/néfesh ofrenda de restitución...". Solo por medio del Ungido de Elohim se llega a vivir la Torá cabalmente. Porque aunque el perdón divino y la expiación se lograban con los sacrificios, el deseo o la tendencia al mal persistía. Es solo recibiendo la muerte del Justo/Tzadik como Expiación/Kapará que existe la posibilidad de ingresar en la Nueva Alianza, Alianza de salvación personal y que traería restauración nacional. La muerte del Justo/Tzadik es descrita por los primeros discípulos no como un “sacrificio humano” según practicas paganas, sino como el Héroe distinguido de Israel, un líder espiritual, que muere por santificar el Nombre del Creador. Recibir la muerte del Justo/Tzadik significa honrarlo y tener Emuná (fe que obedece) en su vida, su enseñanza y su muerte. No podemos solamente recibir su muerte como Expiación/Kapará y a la vez no valorar su enseñanza. La Expiación/Kapará y el estado de Pureza/Tahará, están en dependencia de nosotros, en que hagamos regreso a Vivir conforme a las Escrituras y reconozcamos el valor de la vida del Justo Maestro Yeshúa de Nazaret el Mesías de Israel. ¿Se da cuenta cual es la diferencia? Para estudiar el contexto religioso, cultural e histórico en el que Yeshúa el personaje real, no hay que dar muchas vueltas, su contexto religioso era el judaísmo del período del segundo Templo, su cultura era hebrea, y su contexto histórico el del pueblo de Israel bajo el dominio del imperio romano. La diferencia entre Yeshúa y Jesús, es que Jesús el Cristo fue deformado desde conceptos greco-romanos, y los conceptos de divinidad, fe, Dios, deidad, no fueron aplicados a la realidad hebraica de Yeshúa el personaje real. El resultado de asimilar todos los conceptos hebreos a las perspectivas GRECO-ROMANAS tuvo como resultado la creación de un Cristo Universal que cualquier religión del mundo podría tomarlo, descontextualizar su misión y convertirlo en su líder. Y esto fue lo que la religión romana hizo exactamente esto: asimiló, entendió y usó métodos diferentes a los hebraicos para comprender las palabras, enseñanzas y acciones del personaje judío llamado Yeshúa, que vivió en Israel en el siglo I. El resultado es una distorsión teológica (por usar este término familiar) entre el personaje real hebraico y una asimilación greco-romana. Las Escrituras hebreas aunque fueron traducidas en muchos idiomas, son documentos hebreos y su contexto es hebraico, no helénico, su contexto es judío, no romano. Los temas tratados en estos documentos tratan sobre temas hebreos, sobre Israel, el Dios de Jacob, el Mesías de “Israel”, el Templo, mandamientos, Torá, amor al Dios de Israel, Salvación, vida eterna, etc. etc. etc. NO son temas de la cultura griega o romana, ¿Cuándo los griegos esperaban un Cristo o los romanos un Mesías? NUNCA. La diferencia pues entre Yeshúa y Jesús es una diferencia teológica, una diferencia de 2.000 años, una diferencia entre el día y la noche, una diferencia entre lo que es real y lo que es torcido con fines religiosos, una diferencia entre el pensamiento hebraico y el pensamiento helénico. Un Servidor Shalom
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