Y. Leibowitz - La crisis como esencia del judaísmo

March 17, 2018 | Author: Joshua Kullock | Category: Abraham, Book Of Job, Jews, Prophet, Reality


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La crisis como esencia del judaísmo1 Yeshayahu Leibowitz Traducción: Rabino Joshua KullockMi corazón no se encuentra en paz con la manera en la que se llamó a todo este congreso – “El judaísmo en tiempos de crisis,” ya que en este fraseo aparece implícita la asunción de que una situación particular definida como crisis – es decir: tiempos específicos en la historia que hay que diferenciar de otros tiempos y otras coyunturas – generan problemas específicos en el judaísmo. El judaísmo al cual yo me refiero es el mundo de la creencia que se encarna en la Tora y sus mandamientos. Desde la perspectiva de esta creencia todos los tiempos son iguales y todas las coyunturas son iguales. El concepto de crisis se puede explicar en dos sentidos, y se lo puede entender en dos planos. Uno de sus sentidos se refiere al plano objetivo – una situación particular en la cual se encuentra el hombre, y en la cual se debilita algo que era o sucede algo nuevo que antes no existía. El otro sentido refiere al plano subjetivo, a algo que ocurre en la conciencia del hombre, quien ve cómo se debilitan presunciones o ideas, o concepciones o sensaciones determinadas, o surgen y se renuevan sensaciones y contenidos de la conciencia y estados emocionales que no existían antes. Al parecer, existe en la realidad humana un profundo vínculo entre estos dos planos. No hay dudas de que el mundo de la conciencia, la sensación, la aspiración, la tendencia del hombre depende en forma crucial de la situación en la que se encuentra. ¿A qué me refiero? A la totalidad de los problemas, las aspiraciones, las tendencias y los intereses humanos. Una excepción a la regla es la realidad religiosa del hombre, es decir: El tema de su presencia delante de Ds. A la vivencia religiosa del hombre nosotros la definimos como la conciencia de su presencia delante de Ds. La conciencia de esta presencia, que hay que diferenciar de todos los demás contenidos de la conciencia humana, no depende de la situación en la cual se encuentra el hombre y no es influenciada por ella. O, para ser más 1 Palabras pronunciadas en la conferencia “El judaísmo en tiempos de crisis” (1974) 1 precisos – no es influenciada por ella si el hombre es creyente; y si es influenciada por ella, es una muestra de que ese hombre no es creyente. Hace unos pocos días leímos y escuchamos al final de Iom Kipur: “Y no hay diferencia entre el hombre y la bestia ya que todo es vanidad,” pero – “Tú has diferenciado al hombre desde el principio y lo has conocido para que se presente delante de Ti.” El primer enunciado es un versículo del Eclesiastés, y se refiere al plano objetivo de la existencia humana. El segundo enunciado – “Y lo has conocido para que se presente delante de Ti” – refiere al plano subjetivo de la conciencia del hombre sobre su presencia delante de Ds. He aquí que la unión de ambos versículos – el versículo bíblico y el fraseo de Iom Kipur – nos dice que no hay relación entre ambos planos. La realidad objetiva del hombre – y aquí el hombre es tanto individuo como especie – es indiferente en términos religiosos, “ya que todo es vanidad;” si existe la vivencia religiosa, que es la conciencia del hombre “de presentarse delante de Ti,” entonces obligadamente es una conciencia autónoma que existe por derecho propio y que no depende de la realidad objetiva del hombre o de la sociedad de la que es parte ese hombre, o del pueblo al que pertenece ese hombre. Por lo tanto, vuelvo y digo: No hay tiempos de crisis en el judaísmo. Los tiempos de crisis le ocurren al pueblo judío, así como hay tiempos de crisis que le ocurren a todos los pueblos y a todas las sociedades, y hay tiempos de crisis que ocurren en la vida de todo hombre en tanto hombre, crisis relacionadas con su existencia biológica y con su existencia social. Pero en el judaísmo, como sistema de creencia y de cumplimiento de la Tora y los mandamientos, no hay crisis, debido a que la esencia de la vivencia religiosa es una crisis del hombre. Con esto llegamos a los fundamentos de la creencia. La creencia es lo contrario a la armonía humana. Desde la perspectiva de la creencia, el hombre no está en paz ni puede estar en paz con la realidad natural, aun cuando él es parte de ella y no puede salirse de ella, tanto si cree como si es un impío, tanto si recibe sobre él el yugo del reino de los cielos como si no reconoce el yugo del reino de los cielos y se lo quita de encima. Pero el hombre religioso se diferencia del hombre que no recibe sobre él el yugo del reino de los cielos, o que se ha quitado de encima este yugo, en el hecho de que no está en paz con el 2 hecho de que él es parte de la realidad natural y que no puede salirse de ella. La creencia que conforma su vivencia espiritual no es compatible con la realidad objetiva en la cual se encuentra, y nunca serán compatibles. Esto queda ilustrado al estudiar las fuentes de nuestra creencia y en nuestro estado religioso. Yo elijo – y reconozco que esta decisión no es fruto de una obligación lógica o de una obligación impuesta por la realidad – entre las grandes conciencias de la creencia judía cinco libros como los “libros de la creencia:” Génesis, Job, Eclesiastés, la Guía de Maimónides y la Senda de los Justos de Rabi Moshe Jaim Luzzato. Algo tienen en común estos cinco testimonios, los cuales cubren un tiempo de 3500 años y vienen de fuentes muy diferentes y de mundos muy distintos: Lo que tienen en común es el tema de la creencia, una creencia que se manifiesta en todos a través de la crisis, una crisis fija de la vivencia religiosa, no una situación excepcional o particular. El libro de Génesis no es un libro de preceptos; el libro de Génesis es el libro de Abraham. El midrash sobre el versículo que da inicio a la porción que habla de lo acontecido luego de la creación y que es el tema del libro de Génesis – “Estas son las generaciones de los cielos y la tierra cuando fueron creados (beibaream)” – dice: “Beibaream” – las mismas letras de “Abraham.” Todas las generaciones de los cielos y la tierra se nos relatan debido a “Abraham.” Y Abraham es el hombre sobre el cual se dijo explícitamente que creyó en Ds. La creencia de Abraham nuestro patriarca se manifiesta en la Akeda; y en la conciencia religiosa e histórica del pueblo judío – y esto es mucho más importante que fraseos con fundamentos de la creencia – la Akeda fue el símbolo supremo de la creencia. El libro de Génesis no es sino el marco para los 22 versículos de la Akeda. ¿Qué es la Akeda? La Akeda es la crisis religiosa. Aquí, Ds aparece delante de un hombre no como un Ds a su servicio sino como un Ds que demanda todo de él: No como un Ds de la realidad humana natural, en donde se incluyen los sentimiento naturales del hombre, los anhelos humanos legítimos y también la visión humana y las metas de la humanidad, sino como un Ds que demanda del hombre el servicio divino aun cuando esto implica renunciar a todos los valores humanos. La prueba a la que fue sometido Abraham nuestro patriarca no fue solamente el renunciar a los sentimientos humanos naturales sino 3 también a los valores colectivos de la humanidad: No sólo el vínculo de padre e hijo de la ancianidad, el hijo único, sino también las metas del pacto entre las partes que se relacionaba con Itzjak. Todos los elementos de la conciencia humana, tanto si se vinculan con el hombre individual como si hacen a los problemas humanos en general – todo es dejado a un costado para servir a Ds. Y no hay crisis más grande que esta: El conflicto entre la realidad del hombre – y aquí se incluye su realidad material y su realidad espiritual – y su presencia delante de Ds. Sobre el cumplimiento de esta prueba se le dice a Abraham: “Ahora sé que temeroso de Ds eres.” Lo que significa: La crisis no es un evento o situación particular que hace que la creencia sea problemática, sino que comprende a la creencia religiosa, es la esencia del temor reverente a Ds. Ella niega la creencia vacua en la armonía de la existencia humana. Ella descubre la contradicción entre la presencia del hombre en la naturaleza – su naturaleza física y psíquica – y su presencia delante de Ds. Permítanme explicar que el libro de Job tampoco habla sino de la misma pregunta. El autor del libro de Job nos dio un claro indicio de que toda su intención no era sino continuar con el relato de la Akeda. No por casualidad él abre diciendo: “Un hombre había en la tierra de Utz.” ¿Por qué inventó justamente la tierra de Utz, la cual no aparece en la Biblia Hebrea sino de manera incidental y no hay registro alguno de ella en el mundo bíblico? ¿Por qué trajo a Job – que no existió ni fue creado sino que se trató de una parábola – justo a la tierra de Utz? Todo el que conoce el libro de Génesis sabe responder: Debido a que Utz aparece en el primer versículo luego de la Akeda: “Y fue luego de estos sucesos que le fue dicho a Abraham: Milka también dio a luz niños a Najor tu hermano, a Utz el primogénito.” Por ello Job era un hombre de la tierra de Utz; esta es la continuación de la Akeda. La prueba de Job es la misma prueba de Abraham nuestro patriarca: Ds se revela no como un Ds para el hombre, sino como quien prueba al hombre para que sea para Él. El sentido del libro de Job fue conocido en toda su profundidad por uno de los grandes creyentes que tuvo el pueblo de Israel luego de la Biblia, nuestro señor Maimónides en sus palabras sobre este libro (Guía 3:2-3), y en particular sobre la respuesta a las palabras de Job que fuera puesta en boca de Ds en la concatenación de los capítulos finales del libro. En esta respuesta, el hombre no aparece mencionado nunca, y 4 no hay referencia a los problemas del destino del hombre, a los problemas de la justicia y los juicios, la recompensa y el castigo, los cuales son el contenido de todas las discusiones y altercados entre Job y sus amigos en los 35 capítulos previos. Y aun así Job nos dice que esta respuesta lo satisface y neutraliza sus planteos. ¿Qué le fue dicho a Job? Este es Mi mundo y esta su naturaleza. Y en palabras de Maimónides: “Esta visión que le fue enseñada a Job, en la cual le fue revelado su error en todo lo que a él le parecía, no salió de descripciones de temas naturales, tanto en la descripción de los fundamentos, la descripción de las actividades celestiales o la descripción de la naturaleza de los seres vivos – y nada más.” La realidad natural descripta, desde la gloria y esplendor que hay en ella hasta su monstruosidad, con un fuerte hincapié en la monstruosidad justamente, sobre las bestias y el leviatán. Esta es la respuesta de Ds a Job. ¿Cuál es el sentido de esta respuesta? El sentido es como el sentido de la prueba de la Akeda: ¿Estás dispuesto a servir a Ds en el mundo tal cual es? Y Job logra pasar esta prueba. Es decir: Su creencia se identifica con la crisis de reconocer la distancia que hay entre verse a sí mismo como parte del mundo tal cual es y verse a sí mismo presentándose delante de Ds. Estas dos cosas son absolutamente distintas. No hay en la costumbre del mundo nada que testifique sobre Ds en el sentido de que supervisa las necesidades del hombre. “El tema de Su providencia no es el tema de nuestra providencia, y el tema de Su liderazgo sobre las criaturas no es el tema de nuestro liderazgo sobre lo que manejamos *…+ Para que no te equivoques y pidas con tu imaginación que sea Su conocer como nuestro conocer o Su intención y providencia y liderazgo como nuestra intención, providencia y liderazgo. Y cuando entienda esto el hombre le será fácil entender todos los hechos, y no le generarán estos hechos dudas sobre Ds, y si Él sabe o no sabe, o si supervisa u olvida – sino que le generará amor” (Maimónides). ¿Y el Eclesiastés? Eclesiastés, a diferencia de lo que piensan los lectores o estudiosos superficiales no es un libro escéptico, sino justamente el libro de una profunda creencia. ¿Cuál es su contenido? La gran crisis del hombre religioso, crisis en la cual se manifiesta su creencia. Lo que es sumamente certero para el Eclesiastés por sobre todo lo demás, lo 5 único cierto para este gran escéptico, quien duda de todo lo demás, aquello sobre lo que no tiene dudas y ni siquiera piensa en que pueda ponerse en duda – es el hecho de que su existencia es una existencia delante de Ds. La conciencia de que él existe delante de Ds es lo que pasa como hilo conductor por todos los capítulos de este libro: la conciencia de la providencia divina. Pero el Eclesiastés declara que esta providencia no se expresa en la realidad objetiva, en el destino del hombre en su mundo. En la realidad objetiva, todo es como todo, lo mismo le pasa al justo y al malvado, la muerte de uno es como la muerte del otro. No hay nada en la realidad natural que testifique sobre intención o guía – el mundo se comporta como es su costumbre, y todos los seres de la tierra, tanto justos como malvados, están subordinados a dicha costumbre. Sin embargo esto no debilita la conciencia del Eclesiastés sobre su estado y el estado del hombre delante de Ds. La presencia delante de Ds no se refleja en la realidad objetiva; ésta se encuentra por sobre la realidad objetiva y la trasciende. No hay vínculo armónico entre el estado religioso del hombre y su estado natural, y el reconocimiento de esto es la creencia. Estos son los tres libros bíblicos que son libros de la creencia. No nos explayaremos aquí sobre la Guía de los Perplejos, en donde aparece un fraseo filosófico-teológico explícito de la creencia más elevada sobre la cual en la Biblia Hebrea sólo se habla en general. Y ahora llegamos al quinto libro, a la Senda de los Justos, el cual es en el mundo de la literatura religiosa judía uno de los últimos libros que muchos judíos creyentes se refieren con un halo de santidad. El contenido de este pequeño libro se define en las palabras de su propia introducción: “El fundamento de los fundamentos y la raíz del servicio íntegro consiste en que el hombre sepa cuál es su obligación en el mundo” – y esto sin depender de la pregunta sobre qué es el mundo y cómo es. En este pequeño libro, uno de los testimonios más grandes de la creencia judía, no se habla para nada sobre el mundo, y no sólo eso sino que tampoco se habla allí sobre Ds. Se habla solamente sobre los deberes del hombre en el mundo: La creencia se manifiesta en la exigencia presentada al hombre de cumplir con su obligación. Esta exigencia no surge de la realidad natural del hombre y no se relaciona con ella. Su esencia es la crisis. Mucha importancia tienen las palabras que se escribieron como 3000 después de Abraham nuestro patriarca por Don Itzjak 6 Abrabanel, que salió junto a los exiliados de España y vivió la experiencia de santificar el nombre de Ds. En su comentario a la Tora, el cual escribió seis años después de la expulsión, él dice en el relato de la Akeda (“Y se levantó Abraham por la mañana y ensilló su burro y tomó en su mano el fuego y la leña y a Itzjak su hijo y fueron los dos juntos”): “Ensilló su burro – Conquistó su materialidad.” Es decir, su realidad natural, los anhelos de su corazón y los deseos de su espíritu los cuales se relacionaban con los problemas del hombre y los intereses del hombre. No hay crisis más profunda que la desconexión del vínculo entre la realidad natural del hombre y su presencia delante de Ds. Dicho sea de paso, agrega Abrabanel una nota sobre la famosa leyenda sobre ese “burro:” “Y este es el burro sobre el que en un futuro montará el rey mesías.” Es decir: También la esencia de la redención mesiánica no es sino la conquista del hombre de su naturaleza humana. Ella se desconecta de la realidad natural del hombre y se relaciona con la conquista de esta realidad a través de la toma de conciencia de su obligación de servir a Ds. En este sentido es que hay que ver a la “crisis” como la esencia de la creencia en el judaísmo. No un hecho específico o una situación específica generan una crisis, sino el hecho mismo de la vivencia religiosa es una crisis. De aquí se desprenden múltiples derivaciones sobre lo que ocurre en nuestra época: ¿Acaso un suceso histórico, y entre ellos los acontecimientos históricos del pueblo de Israel, tienen sentido religioso? Desde las premisas compartidas es necesario responder negativamente a esta pregunta. Así como la naturaleza es indiferente en términos religiosos – el mundo se comporta de acuerdo a su costumbre – y el hombre necesita recibir sobre él el servicio a Ds en el mundo tal cual es (este es el sentido de la halajá) – así el mundo de la historia se comporta de acuerdo a su costumbre, y el hombre debe recibir sobre él el servicio a Ds sin depender de aquello que ocurre en la historia. Una creencia que está atada a la historia es un “amor que depende de algo.” No hay sucesos que sean el dedo de Ds, debido a que todo es el dedo de Ds. Sólo desde nuestra perspectiva hay diferencia entre los hechos triviales y los grandes hechos “históricos.” “De Ds es la tierra y todo lo que hay en ella,” y por tanto no hay diferencia significativa (en el sentido religioso) entre un hecho y otro. La diferencia no existe sino 7 desde nuestra perspectiva humana. Para mí como ser humano es importante si triunfo en la vida o si fracaso en la vida, y para mí como judío es importante si el pueblo de Israel asciende muy alto o desciende muy bajo. Pero todo esto no cambia nada desde la perspectiva del estado del hombre – incluyendo al hombre judío – delante de Ds. Así como Ds no se revela en la naturaleza, así tampoco se revela en la historia. Si se revelara en la historia, ¿qué sería lo notable de creer en Ds? La creencia es una ruptura en la conciencia del hombre, quien no descubre a Ds en la historia, y recibe sobre sí el servir a Ds aun cuando Ds no se revela en la historia, sobre la que dijo uno de los grandes historiadores que ella no es sino “la historia de los crímenes, las locuras y las tragedias de la especie humana.” Esto es verdad, pero no toda la verdad, debido a que en la historia también se incluyen las peleas del hombre contra los crímenes, las locuras y las tragedias. Esta lucha es una lucha eterna, debido a que nunca se llega a una victoria final. Esta lucha muestra lo elevado de la historia humana, pero no termina en victoria: el mundo se comporta según su costumbre – un mundo de crímenes, locuras y tragedias. Este es el mundo de Ds en la historia, así como las bestias y el leviatán son el mundo de Ds en la naturaleza. El creyente en Ds debe liberarse a sí mismo de toda dependencia de su conciencia religiosa de los sucesos de la historia. Ds no es un funcionario de la sociedad humana, no es el policía de tránsito de la historia, y por tanto para la conciencia religiosa no hay diferencia entre los éxitos y fracasos de la historia. Todo acontecimiento histórico es simplemente indiferente en términos religiosos. Hay sentido religioso en los eventos históricos sólo en el sentido de que son hechos que hace el hombre para Ds, con la intención de servir a Ds. De igual manera tiene sentido un suceso histórico si es un sufrimiento que sufren los hombres debido a que sus intenciones son hacia el cielo. Es así que tuvo sentido religioso la guerra de los jashmonaim, debido a que lucharon por la Tora: No es el hecho de la victoria en la guerra lo que tiene sentido religioso, sino el hecho de que fue una guerra por la Tora. De igual manera tuvieron sentido religioso los decretos de 1096, los decretos de la muerte negra y los decretos de 1648, en los cuales murieron muchos judíos santificando el nombre d Ds. En contraposición, no puedo darle sentido religioso a la Shoa de nuestra generación, que nos muestra lo que ocurre con los 8 indefensos cuando se encuentran en manos de los malvados del mundo; esto es parte de aquella costumbre del mundo histórico. No hay sentido religioso en nuestra guerra de independencia ni en las guerras que vinieron después, las cuales son guerras del pueblo judío que lucha por su independencia. Esta lucha es legítima, e incluso elevada, pero no tiene sentido religioso. Miembros de otros pueblos, miembros de otras culturas, miembros de otros grupos, miembros de otras creencias lucharon y luchan para lograr su independencia nacional; y nosotros, hijos de Israel, somos seres humanos normales, y también nosotros nos hemos cansado luego de 2000 años de vivir subyugados por otros pueblos. Pero esta lucha no tiene sentido religioso, debido a que no hay en ella servicio a Ds. En esto también se incluye lo que ocurrió durante el último año (la guerra de Iom Kipur); y las menciones de “introspección del alma” y “arrepentimiento” que aparecen luego de estos sucesos son una burla sin fin. Para el hombre creyente, todos los sucesos históricos son iguales en su sentido. Para el hombre que no cree, ningún suceso histórico lo acerca a la creencia. Salgan y vean, que todos los signos y portentos, milagros y maravillas que fueron realizados delante de todo Israel durante la salida de Egipto no trajeron a los espectadores hacia la creencia. Incluso la revelación de la presencia divina en el monte Sinaí no ayudó, ya que aquellos que tuvieron el privilegio de presencia esto, quienes declararon: “Haremos y escucharemos,” hicieron el becerro 40 días más tarde, como si nada hubiera pasado. Todos los profetas que tuvo Israel – de acuerdo a la estadística del midrash 48 profetas y 7 profetizas – no lograron regresar hacia el bien ni siquiera a una sola alma, aun cuando la presencia divina hablaba a través de sus gargantas. ¿Qué es la historia bíblica sino la descripción del hecho de que todos los profetas que tuvo el pueblo de Israel fracasaron en su misión? No obstante, hubo decenas de generaciones de Israel en las cuales multitudes de judíos, grandes y pequeños, estudiantes y simples, hombres y mujeres e incluso niños – que entregaron sus almas para santificar el nombre de Ds, y estas fueron generaciones en las que no se reveló la presencia divina, y no les ocurrieron milagros, y no se les mostró el dedo de Ds, y no se pararon delante de profetas a través de los cuales hablaba la 9 presencia divina – y ellos santificaron el nombre de Ds. Nos encontramos aprendiendo que no hay correlato entre la creencia y la realidad histórica objetiva. Sin embargo, si la creencia no surge de aquello que el hombre aprende de la naturaleza o de la historia – hay que preguntar: ¿Cuál es el justificativo para la postura religiosa? Esta pregunta requiere que expliquemos y definamos algunos conceptos básicos. La postura religiosa es una decisión del hombre de servir a Ds en el cumplimiento de la Tora y los preceptos, debido a que en eso él ve la meta del hombre. Es una decisión valorativa – y como toda decisión valorativa no es impuesta sobre el hombre por la propia realidad. Los datos objetivos – son iguales para todos los hombres; aun así él decide recibir sobre sí mismo el yugo del Reino de los Cielos y el yugo de la Tora y los mandamientos, mientras otro sostiene “no conozco a Ds,” y un tercero “conozco al Señor y me dispongo a revelarme contra Él.” Y esto aplica a toda decisión valorativa: Frente al hombre que ve la meta en el servicio a Ds solamente (“porque todo es vanidad *en la realidad humana+,” pero “Tú has diferenciado al hombre desde el principio y lo has conocido para que se presente delante de Ti”) se yergue el hombre que ve la meta en lograr el bienestar económico y una calidad de vida alta, o el hombre que ve en el gobierno o el respeto y la alabanza los valores supremos, o el hombre que elige para él como meta de su vida el maximizar su disfrute sexual, o el hombre que ve la meta o el valor de la vida y la muerte en pos de la nación y la patria – y así hay muchos. Una decisión valorativa no surge de datos objetivos, y por tanto no puede ser justificada; los datos objetivos se imponen obligadamente sobre el hombre y no hay lugar para la elección, deliberación o decisión – por lo tanto no tiene ningún sentido valorativo. Basados en los datos objetivos no se puede justificar sino las decisiones que se hacen sobre los medios adecuados para conseguir la meta sobre la cual ya ha decidido el hombre, pero no se puede justificar la decisión valorativa al lado de una meta particular. Todo hombre vivo debe comer y debe orinar; por lo tanto ni la comida ni el orinar son valores. Pero un hombre vivo no debe ser un hombre decente: él puede también ser depreciable, y esto en el marco de toda sociedad, todo gobierno y toda cultura – despreciable en el sentido de falto de responsabilidad a propósito en el cumplimiento de 10 su función, o en el sentido de traicionar la confianza que le dan sus semejantes, o en el sentido de su relación con la mujer, y así varios más. Por lo tanto, cuando nos encontremos con un hombre que tiene en toda situación una elección – es decir, que puede decidir entre diferentes opciones de acción o conducta – y elige decentemente, sobre él hay que decir que es un hombre para quien la decencia es un valor. Y esto aplica en la decisión hacia el disfrute de los sentidos, o hacia el respeto y la autoridad, o hacia el patriotismo, y así también hacia la creencia religiosa. Y todavía hay quien pregunta: Si el mundo se comporta de acuerdo a su costumbre - ¿cuál es el sentido y el beneficio de los preceptos prácticos, y en particular de la plegaria? La respuesta ya se incluye en lo que dijimos sobre los “valores:” Si los preceptos y la plegaria fueran para satisfacer alguna necesidad – en otras palabras: si fueran medios para lograr algo – no tendrían sentido religioso. Su sentido es que son el servicio a Ds, en los que el hombre creyente ve un valor. Yo suelo encontrarme por las mañanas en la sinagoga a 30 o 40 judíos, quienes vienen también diariamente a rezar. Este grupo es un corte (tanto social como educativo) de nuestro público religioso: Algunos académicos, algunos estudiosos de la Tora, algunos comerciantes o dueños de tiendas, ricos y no tanto, algunos funcionarios, algunos vendedores de periódicos del kiosco cercano a la sinagoga, el verdulero de la frutería y verdulería de la zona, y también algunos estudiantes y alumnos del colegio. Hay algunos que durante los días de sus vidas han venido miles de veces, e incluso una miríada de veces, a la sinagoga. Si les preguntaran por qué se levantan todas las mañanas para ir a la sinagoga, ninguno responderá que debe o necesita pasarle información a Ds sobre sus necesidades o las necesidades del pueblo de Israel; también es dudoso si alguien dirá que él, carne y hueso, puede bendecir, alabar y elogiar a Ds. Y yo tiendo a creer que la mayoría, o tal vez todos, tampoco harían depender sus destinos en ese día en el que rezan por la mañana: La prueba de esto es que si se enferma uno de ellos o uno de sus hijos en aquel día, se irá a la clínica – como cualquier ateo; si necesita sustento, trabajará – como todo ateo; y si se preocupa por la paz y la seguridad del Estado de Israel, se interesará por tanques y aviones – como todo ateo. La respuesta de todos sobre la pregunta por el 11 sentido de su asistencia diaria a la sinagoga será: Voy a la sinagoga para cumplir con el precepto de rezar junto a la congregación. ¡El contenido de esta respuesta es la creencia religiosa! Y no hay nada aquí ni en la historia del hombre o del mundo, y nada en la historia de ellos puede generar una “crisis” en esta creencia. En el último tiempo se escucha el planteo según el cual el vínculo entre la creencia y la historia existe obligadamente debido a que se encuentra sentido religioso en hechos históricos “que llevan al mundo hacia la concreción de la visión de los profetas y la redención de Israel.” Sobre esto hay que responder: La noche a la noche necesita - ¿quién puede atestiguar que hay en los sucesos históricos un avance hacia la concreción “de la visión de los profetas y la redención de Israel”? Más difíciles todavía son las dudas sobre el sentido de “visión de los profetas:” ¿Acaso los profetas cuentan el futuro, cuentan hechos fijos y asegurados desde un principio, y sus palabras son declaraciones históricas que no se diferencian de declaraciones históricas comunes salvo que unas se vinculan con hechos del pasado y la visión profética con hechos del futuro? En otras palabras: ¿Acaso “la visión de los profetas” es como un oráculo pagano? Si así fuera, entonces está falto de todo sentido religioso, ya que no obliga a nada, e incluso niega todo sentido de esfuerzo en el cumplimiento de la Tora y los preceptos. ¿O tal vez haya que entender “la visión de los profetas” como una demanda presentada al hombre – como la fijación de la meta hacia la cual debe aspirar y hacia la cual debe dirigirse como tarea eterna, en el sentido de las palabras de los Tosafot (Iebamot 50a): “El profeta no profetiza sino aquello que debería ser”? También la “redención de Israel” - ¿su concreción está en los sucesos históricos externos o en “entonces se llenará la tierra del conocimiento de Ds”? – Compárese con “Por tanto esperaremos en Ti etc.,” y también el final del Mishne Tora de Maimónides y también “el burro del rey mesías” de acuerdo a Abrabanel. 12
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