Wesley l Duewel Cambie El Mundo a Traves de La Oracion x Ponce

March 27, 2018 | Author: Jimmy Stephens | Category: Prayer, Priest, Demons, Christ (Title), Devil


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CAMBIEEL DO ATRAVESDE LA RACIÜN   s l   ~ l.Duewel tl1EDITORIAL BETANIA Versión castellana: Juan Sánchez Arauja Copyright © 1988 por la Editorial Betania Caparra Terrace, Puerto Rico 00921 Correspondencia: Editorial Betania 5541 NW 82nd Avenue Miami, FL 33166, E.U.A. Reservados todos los derechos Prohibida la reproducción total o parcial, ya sea mimeografiado o por otros medios, sin la previa autorización escrita de Editorial Betania. Publicado originalmente en inglés con el título de TOUCH THE WORLD THROUGH PRAYER Copyright © 1986 por Wesley L. Duewel Publicado por Zondervan Publishing House Grand Rapids, Michigan, E.U.A. ISBN 0-88113-045-1 A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas fueron tomadas de la Versión Reina-Valera, revisión de 1960, © 1960 Sociedades Bíblicas Unidas INDICE 1. Dios le llama a orar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 2. La cosecha se avecina. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 12 3. Usted y su indescriptible poder. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 17 4. Increíble autoridad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 29 5. Jesús su cointercesor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 36 6. Un compañero de oración interno.. . . . . . . . .. . . . .. . .. 42 7. Los ángeles. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 49 8. Las llaves en sus manos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 56 9. [Emergencia! 63 10. "Los que sembraron con lágrimas " .. . . . . . . . . . . . .. 73 11. El ayuno. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 80 12. La cruz, fuente de autoridad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 88 13. La palabra de fe. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 95 14. El poder de la alabanza 100 15. La oración y las Escrituras 106 16. "Preparad el camino del Señor" 110 17. Avivamiento 117 18. Una cosecha mundial. 127 19. La oración que prevalece 134 20. Usted puede ser un guerrero intercesor 145 21. Inversión eterna 155 22. Oraciones que jamás se pierden 162 23. El valor del retiro personal. , 170 24. La intercesión por individuos 180 25. Listas de oración 185 26. La oración concertada 189 PREFACIO Este magnífico e inspirador libro del doctor Wesley L. Duewel resulta convincente por sus profusas citas bíblicas, su lógica, ilustraciones y ejemplos, y cuando usted haya acabado de leerlo no hay duda de que estará de acuerdo en que, por medio de la oración, tiene el mundo a su alcance, e incluso puede ayudar a cambiarlo. El doctor Duewel -que durante veinticinco años ha sido misionero en la India- es un hombre de oración que saca de su propio caminar prolongado con Cristo, rico y fructífero, mu- chas lecciones espirituales y experiencias importantes de res- puestas a la oración para compartir con nosotros. También en nuestras propias vidas, y en nuestro ministerio con Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, la oración ha tenido durante treinta y cuatro años un importantísimo pa- pel. Lo primero que hicimos cuando Dios nos llamó a comenzar este ministerio mundial, fue organizar una cadena de oración de veinticuatro horas al día que continúa hasta el momento presente. Como el doctor Duewel, estamos convencidos de que el mayor poder del que disponen los hijos de Dios es el de la oración: "No tenéis lo que deseáis porque no pedís." Este libro inspirador está lleno de sugerencias prácticas y de testimonios que edifican nuestra fe. El recién convertido ha- • 5 • CAMBIE EL MUNDO . • 6 • llará en él algunos consejos sencillos, y el creyente maduro ins- trucciones más profundas. Los principios de oración y lógica para el avivamiento que propugna, si se aplican, pueden ayudar a producir un despertamiento espiritual en su país e incluso en el mundo entero. Usted quizá esta a punto de comenzar la aventura más es- tupenda y gratificante de su vida: el ministerio de la interce- sión. Sí, mediante la oración, usted puede contribuir a cambiar el mundo. Bill y Vonette Bright Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo CAPITULO 1 DIOS LE LLAMA AORAR Dios tiene un plan maravilloso para que usted pueda ejercer in- fluencia a nivel mundial. No se trata de un plan sólo para unos pocos escogidos, sino para usted. Permítame hablarle de él. Mediante la oración usted puede estar al lado de Billy Gra- ham mientras él predica en sus campañas en cualquier parte del mundo; y así fortalecerle, bendecirle y estimularle en el momento mismo en que comunica las Buenas Nuevas a millares de personas. Ojunto a Luis Palau, en sus cruzadas latinoame- ricanas; o al lado de George Beverly Shea, mientras canta el glorioso evangelio. Orando, puede usted acompañar a cualquier misionero hasta las partes más remotas de la tierra; o caminar por mer- cados atestados de gente, ministrar en selvas calurosas, ali- mentar a millones de hombres, mujeres y niños hambrientos de pan para el cuerpo y del Pan de Vida para el alma. Por medio de la oración le es posible a usted contribuir al ministerio de cualquier pastor o evangelista en la iglesia o en el auditorio que sea a nivel mundial. Al orar muchas veces, me he sentido junto a un hombre o una mujer de Dios. Orando usted puede tomar en sus brazos a un bebé que sufre, tocar una frente con fiebre en cualquier hospital, ser un instru- mento del amor sanador de Jesús .... ·7· CAMBIE EL MUNDO ·8· Dios le ha dado un modo de ejercer influencia, de ser un ver- dadero socio en la obra de su reino si es que realmente quiere serlo. Es verdad que a lo largo de los siglos ha habido santos in- tercesores excepcionales; de ninguna manera queremos olvi- darnos de ellos o pasar por alto el tremendo papel que jugaron en cambiar la historia mediante la oración. Gracias a Dios por Santiago, el medio hermano de Jesús, que pasó los últimos años de su vida orando por las iglesias que Dios estaba levantando. Una vez muerto, cuando fueron a enterrarlo, descubrieron que tenía las rodillas tan encallecidas por las horas y horas de ora- ción que parecían casi las de un camello; de modo que llegó a conocérselecomo "Rodillas de Camello". Gracias a Dios por Sa- vonarola, quien trajo un avivamiento a la corrupta Italia del siglo XV por medio de la intercesión ... ; o por Brainerd, mi- sionero entre los indios americanos, y por su vida de oración y de lágrimas ... ; o por John Hyde, misionero en la India y quizá uno de los guerreros intercesores más grandes de este siglo. Pero Dios no depende únicamente de unos pocos santos in- condicionales, sino que ha proyectado que cristianos comunes y corrientes como usted y como yo lleguemos a ser poderosos intercesores para la bendición y salvación de la gente y la siega de Cristo entre las naciones hoy. No hay razón en absoluto por la cual no pueda usted llegar a ser lo suficientemente estable en su vida personal de oración como para que Cristo cuente con su colaboración en la edificación de su iglesia y en el avance de su reino en muchas partes del mundo. Por medio de la oración diaria normal, y comenzando por su propia familia, su iglesia y su comunidad, usted puede jugar un papel importante en cambiar las cosas incluso en tierras lejanas. Dios ha utilizado a personas como usted y como yo vez tras vez, para que le ayudaran a satisfacer necesidades urgentes y especiales en un determinado día u ocasión. Cuando El llama a alguien para desempeñar ese papel extraordinario y tempo- ral, por lo general selecciona a uno de sus hijos que haya estado orando de modo fiel y constante. Para formar parte del ejército de intercesores de Dios usted no necesita pasar todos los días horas enteras en oración. Gracias al Señor por aquellos que pueden orar de esa manera, y lo hacen; DIOS LE LLAMA A ORAR ·9· pero El sabe las limitaciones dé su situación personal, su horario, sus responsabilidades en el hogar y en el trabajo, etcétera. El plan de Dios quiere añadir una dimensión completamente nueva a la vida de oración del creyente. Ya sea usted un director de empresa o una ama de casa, trabaje en una fábrica o estudie, sea laico o ministro del evangelio. . . Dios desea que comience una nueva, emocionante, y más eficaz, vida de oración. No pretendo poseer ninguna fórmula mágica capaz de trans- formarlo en un gigante espiritual de la noche a la mañana; pero sí quiero señalarle las posibilidades de este simple plan como se esboza en la Biblia. Usted puede tener poder y eficacia nuevos en la oración; jugar un papel importante en el plan de Cristo; ser el intercesor que Dios quiere que sea ... Si tal es su deseo, puede. ¿Quiere intentarlo? El maravilloso plan de Dios para su vida Dios espera mucho de usted y de mí, y tiene pleno derecho a hacerlo. En la actualidad el individuo promedio está más ca- pacitado para influir en otros que nunca antes; yeso es espe- cialmente cierto de los cristianos. Billy Graham ha expresado que preferiría vivir en esta época que cuando Jesús estaba sobre la tierra. Estoy totalmente de acuerdo con él: el creyente pro- medio de nuestro tiempo puede ejercer una mayor influencia en favor de Dios que el de cualquier otra generación anterior. Vivimos en un momento emocionante de nuestra historia. En la actualidad hay más creyentes vivos que en ningún otro tiempo pasado. La iglesia de Cristo se ha extendido por muchas más zonas del mundo, alaba a Dios cada semana en más idio- mas, y testifica o tiene contacto con más personas que nunca antes. Existen más obreros del evangelio, más iglesias locales, más instituciones de preparación bíblica, más organizaciones cristianas y más sociedades misioneras hoy día que en otros momentos de la historia. A través de esos imponentes medios de comunicación que son la radio, la televisión y la literatura, tenemos las oportunidades precisas para acelerar la obra de Dios más de lo que hayamos CAMBIE EL MUNDO • 10 • conocido hasta ahora. Podemos llegar con mayor rapidez a las naciones más distantes, presentar el evangelio en más idiomas, y alistar y dirigir la oración por el mundo entero más eficazmente que en el pasado. Si queremos, somos capaces de alcanzar a nues- tro planeta. La mayor necesidad que tenemos no es de hombres o de dinero, sino de oración. Sin un aumento del número de obre- ros cristianos o del apoyo financiero de éstos, podríamos ver mul- tiplicados los resultados con sólo multiplicar la oración. El mayor haber con que cuenta la iglesia es la oración. Orar es el medio más efectivo que los cristianos de hoy tenemos a nues- tro alcance para preparar el camino del Señor. Usted mismo puede influir en más gente a favor de Dios y desempeñar un papel más importante en el avance de la causa de Cristo por medio de la oración que de ninguna otra manera. Naturalmente, no es lo único que debe hacer, pero sí lo más importante que tiene en su mano. Con frecuencia se ha dicho que el diablo tiembla cuando ve arrodillado al más débil de los hijos de Dios; si esto es cierto, piense en lo que podría suceder si todos los cristianos se tomaran en serio su papel de intercesores y comenzaran a orar con regu- laridad, y de un modo específico, en todo el mundo, por las mismas necesidades prioritarias. ¿Está usted dispuesto a formar parte de un ejército de intercesores así? Su oración se necesita urgentemente... [ahoral Es muy posible que en el programa de Dios se inicie muy pronto la cuenta regresiva para el regreso de Cristo a la tierra. El gran plan divino, por cuyo motivo El creó el mundo y al hombre, se ha visto retrasado y frustrado a causa del dominio del pecado y de Satanás que ha tenido lugar desde que Adán cayó; pero, según la Biblia, el aplazamiento de la segunda ve- nida de Jesús no se debe tanto a que Dios esta esperando pa- cientemente a que el mundo se arrepienta, sino más bien a que El espera que nosotros guiemos a dicho mundo al arrepenti- miento (2 Pedro 3:9). Esto lo subraya aún más el hecho de que, de todas las condiciones y señales que deben preceder al regreso del Señor, quizá sólo falta una por cumplirse: "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a DIOS LE LLAMA A ORAR • 11 • todas las naciones; y entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14). No sabemos lo que a los ojos de Dios constituye un testi- monio adecuado comparativamente para las naciones sin al- canzar; pero, por medio de la radio, somos capaces de emitir el mensaje del evangelio, prácticamente, a todos los rincones del mundo. Millones de personas a las que los misioneros no han llegado personalmente, tienen acceso a las Buenas Nuevas a través de las emisoras de radio cristianas. De esa forma se han alcanzado, casi sin excepción, todas las provincias y todos los pueblos de China, mientras que otros millones de personas en Rusia, Albania y los países musulmanes, escuchan, según se sabe los mensajes radiofónicos cristianos en su propio idioma o en algún otro que pueden entender en parte. Siempre resulta mucho más efectivo el que la gente pueda escuchar el evangelio en su lengua materna. Aunque calcúlos bastante confiables indican que el 95 por ciento de la población mundial tiene ahora a su disposición alguna parte impresa de la Escritura en un idioma que le es conocido, quiera el Señor acelerar los esfuerzos de aquellos que entregan sus vidas a la tarea de completar la traducción de la Biblia a todos los dialec- tos y a todas las lenguas restantes. Además, según informa Gospel Recordings (Grabaciones del evangelio), se ha grabado música cristiana en más de 4.362 de esos dialectos y lenguas. Sin embargo, no basta con entregar el mensaje del evangelio a cada persona; el factor decisivo es que dicho mensaje sea com- prendido y aceptado. Para ello, la respuesta está en la oración: el Espíritu Santo se concede a petición del pueblo de Dios (Lucas 11:13). Indudablemente esto no es sólo cierto cuando oramos por nosotros mismos, sino también cuando intercedemos por otros; de manera que la eficacia de los esfuerzos misioneros actuales depende de nuestra oración, la cual permite que el Espíritu Santo obre con poder. En otras palabras, que la clave para la evangelización mun- dial la cual despejará el camino para que Cristo regrese, muy bien pudiera ser su oración y la mía; pero, si el principal factor de retraso es la falta de oración, no le sorprenda que Dios haga más efectiva esa oración ahora que en otra época pasada. CAPITULO 2 LA COSECHA SE AVECINA Su oración por una cosecha mundial puede ser más efectiva ahora porque Dios, en su soberanía, está coordinando los acon- tecimientos para que pongan al alcance de sus hijos una rápida capacidad de llevar fruto. Si damos prioridad a la oración y la obediencia, este puede ser el mejor tiempo de cosecha que haya habido en la tierra. No todos los cristianos son llamados a ir, ni tienen la posibilidad de hacer una contribución económica subs- tancial a la obra del reino de Cristo, ¡pero no existe límite a lo que cualquier creyente puede realizar mediante la oración! La explosión demográfica mundial Los expertos en estadística nos dicen que la población de la tierra en tiempos de Cristo era de aproximadamente 250 millo- nes de personas. Se necesitaron más de mil ochocientos años -o sea poco más o menos hasta el 1850- para que dicha po- blación alcanzara los 1.000 millones. Ochenta años después- hacia 1930-, el número de los habitantes del planeta se ele- vaba a 2.000 millones; y para 1960 -sólo treinta años más tarde-, había ascendido a unos 3.000 millones. En 1975 ese número era ya de 4.000 millones de personas. A finales de 1986 la población mundial superaba los 5.000 millones, y en menos • 12 • LA COSECHA SE AVECINA • 13 • de diez años puede que hayamos añadido un millar de millones más. La explosión demográfica ha sido tal que la cantidad de gente que tenemos que alcanzar para Cristo hoy día casi nos abruma. ¿Cómo lograr actualizarnos en nuestra tarea? Sólo multiplicando la siega por medio de la oración. Urbanización rápida Dios está moviendo a la gente hacia las ciudades del mundo a fin de que podamos alcanzarla con mayor rapidez. Por todo el globo, los pueblos se estancan y mueren, ya que los primeros en padecer hambre son sus habitantes. Las perspectivas que ofrecen las grandes urbes de obtener suficiente comida, de re- cibir educación, de beneficiarse de los servicios sanitarios y de poder conseguir trabajo, atraen a los jóvenes y a los ambiciosos. El éxodo hacia las ciudades es un fenómeno que se ha ace- lerado en la década de los 80. La mayor migración urbana de la historia tendrá lugar durante este decenio y el siguiente. Se calcula que de esta fecha a 1990 mil millones de personas del Tercer Mundo emigrarán a las ciudades. Piense en estos ejem- plos: La ciudad de México está creciendo a un ritmo de 80.000 habitantes por mes -el 20% de la población del país reside en la metrópoli-; más del 34% de los argentinos viven en Buenos Aires; y por encima del 50% de los habitantes de Uruguay están residiendo en Montevideo. Además de eso, aproximadamente la mitad de los bebés del mundo nacen ahora en las grandes urbes. Las ciudades de un millón de habitantes y más se denomi- nan actualmente de "clase mundial". En el momento de impri- mirse este libro existen alrededor de 273 ciudades de esas. La urbe de "clase mundial", promedio duplica su población cada catorce años, y algunas lo hacen cada diez. Debido a la gran concentración de gente en grupos más pequeños, podemos al- canzar a muchas más personas en una ciudad que en un pueblo, yen un tiempo menor. Pablo centró sus esfuerzos evangelísticos en las grandes urbes, y luego las iglesias de esas ciudades se encargaron de alcanzar los pueblos. ¿No debiéramos también CAMBIE EL MUNlJO • 14 • nosotros adoptar esta técnica probada en nuestra propia tarea de evangelización? Las ciudades están listas para una siega espiritual, pero el mejor momento de realizar dicha siega es ahora. ¿Por qué? Por- que es durante los primeros diez años después de llegar a una ciudad nueva cuando la gente está más abierta que en ningún otro momento. Mientras se encuentran en el pueblo, bajo la mirada escrutadora de la familia, de los miembros de la casta, de los amigos y de los líderes religiosos del lugar, resulta difícil para aquellos que escuchan el evangelio dar el paso solos. Al llegar a la ciudad, en cambio, tienen comparativamente pocas raíces, y a menudo se sienten inquietos y desilusionados al no encontrar el nuevo hogar utópico que anhelaban. Entonces, li- berados de la vigilancia de los parientes y de los jefes religiosos, esos individuos son sensibles al mensaje del evangelio y están maduros para aceptarlo. Es, pues, de vital importancia que los alcancemos ahora. Dentro de quince o veinte años la principal ola de migración urbana habrá concluído, y la gente tendrá raíces otra vez. Ahora es el momento de trabajar y de orar mucho más que en épocas anteriores de la historia. La única manera adecuada de multiplicar nuestros esfuerzos con la rapidez suficiente para realizar la siega que Dios desea es orando. Nuestro joven mundo Gracias a Dios por el interés comparativamente mayor que vemos entre la juventud. La inmensa mayoría de las personas ganadas para Cristo lo son durante sus años jóvenes. Los expertos en estadística nos dicen que vivimos en un tiempo en el cual la población del planeta es, por término medio, más joven que nunca antes. La mitad de los habitantes de Amé- rica Latina y Asia tienen en este momento veinte años o menos, y un 40% de la humanidad se halla por debajo de los quince años de edad. La explosión demográfica está teniendo lugar a tal velocidad que en los veinticinco años siguientes nacerán más niños de los que han vivido desde tiempos de Adán hasta 1960. LA COSECHA SE AVECINA • 15 • El 7% del total del género humano desde nuestros primeros padres hasta ahora está viva. Mientras la explosión demográfica en los países del Tercer Mundo hace de la población de éstos una sociedadjoven, pasados veinte años se prevé que dichos países empiecen también a en- vejecer como el Mundo Occidental. El momento oportuno para alcanzar a una juventud sensible es durante nuestra genera- ción; por eso, el Espíritu Santo está llamando a la iglesia a orar con más fuerza y urgencia que lo haya hecho jamás. Nuestro vacío y desilusionado mundo El Mundo Occidental está empezando a darse cuenta de que el ídolo del materialismo ha fracasado; y lo mismo sucede con los países del Extremo Oriente, como puede verse por el au- mento de la tasa de suicidios en el Japón. También el Tercer Mundo, que busca desesperadamente en la riqueza material la solución a sus problemas, comprenderá en días venideros que "Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen" (Eclesiastés 5:11). El súbito resurgir de un isla- mismo militante es un testimonio de la desilusión que ha pro- ducido el fracaso del materialismo. También el comunismo ha tenido mucha influencia en nues- tro mundo. La seducción del mismo reside en el fracaso de los gobiernos y de la gente en satisfacer las esperanzas y las ne- cesidades de las masas. Pero el comunismo es un dios falso, que mantiene su poder sólo mediante la fuerza, la falta de libertad y la dictadura, por lo que gran parte del mundo comunista está ya desilusionado y vacío y clama por un cambio, por una mayor libertad y por algo que les satisfaga. Hace años, cierto ex mar- xista escribió un libro titulado The God That Failed (El dios que fracasó): para muchos que se hallan bajo un régimen co- munista, su dios les ha fallado. No hay duda de que esta es una de las razones de la tre- menda cosecha espiritual que se ha dado en China durante la década pasada -tal vez la mayor siega de la historia mundial en un tiempo tan corto-; aunque, desde luego, la vida, el tes- timonio y el sufrimiento fiel de los creyentes, el gran volumen CAMBIE EL MUNDO • 16 • de oración continua tanto dentro como fuera del país, y el mi- nisterio de las emisoras de radio misioneras, han desempeñado un papel importante. Millones de personas más se han decepcionado de los ídolos de la educación y el materialismo, dando lugar a reacciones en forma de avivamientos importantes en algunas de las viejas religiones. Sí, la gente del mundo está posiblemente más vacía y desi- lusionada que nunca antes. Sus dioses les han fallado. Nosotros sabemos que la respuesta que buscan es Jesús. ¡Qué tiempo más idóneo para segar la tierra para El! Dios nos llama Si ha habido algún momento en la historia en el que se dieran las condiciones para una siega mundial máxima, es este. Nunca el inminente regreso de Cristo ha creado tal sentimiento de urgencia por las misiones y la oración; ni ha existido época alguna en la cual los cristianos que no tenían la posibilidad de ir al campo misionero para prestar un servicio personal pudie- ran jugar un papel en todo el mundo mediante la intercesión. Si ha habido un tiempo en el cual los creyentes evangélicos que apoyan a las diferentes sociedades y emisoras de radio mi- sioneras, o a los equipos evangelísticos, han podido bloquear el poder de Satanás y preparar el camino del Señor mediante la oración, es ahora. ¡Hagamos con mayor claridad como nunca antes el llamamiento a la intercesión! [Unamos nuestras ple- garias a las oraciones de fe de aquellos que comparten con no- sotros la entrega al Señor para una siega mundial y un aviva- miento nacido del Espíritu en nuestro tiempo! ¡Este es el día que hizo el Señor, y que ha estado preparando para nosotros sus colaboradores! Este libro se ha escrito con el propósito y la oración de que pueda serle de ayuda para llegar a ser el hombre o la mujer de oración que Cristo anhela que sea. Se trata de algo gloriosa- mente posible; creamos y vayamos adelante en intercesión. Este tiempo es un don de Dios, y de igual manera su llama- miento para nosotros. CAPITULO 3 USTED y SU INDESCRIPTIBLE PODER El mayor privilegio que Dios le concede a usted es el de poder dirigirse a El en cualquier momento. Usted no sólo está auto- rizado para hablarle, sino que Ello invita a que lo haga. No se trata de algo que le sea meramente permitido, sino que se es- pera de usted. Dios anhela que se comunique con El; [usted tiene acceso directo e instantáneo al Señor! Dios ama tanto a la humanidad, y especialmente a sus hijos, que se ha hecho accesible para usted en cualquier momento. En esa asombrosa potestad que El le concede, hay por lo menos siete elementos importantes. Contacto con el salón del trono Como hijo de Dios usted tiene plena autoridad para ponerse en contacto con El -el Soberano del universo- siempre que lo desee. Dios está en todo momento en su trono celestial, sin embargo, por medio de la oración, usted cuenta con el mismo acceso a su presencia que pueda tener cualquier ángel o arcán- gel; no necesita esperar a que se le invite, ya está invitado. • 17 • CAMBIE EL MUNDO • 18 • Tampoco tiene que fijar una cita con anterioridad; se le ha au- torizado a acercarse a Dios al instante. El jamás está demasiado ocupado para escucharle, ni demasiado absorto para contes- tarle. Cuando iba a conocer a la reina Isabel se me instruyó: "Ja- más hable usted primero; espere hasta que ella le dirija la pa- labra. Nunca debe preguntar nada a su majestad real, limítese a contestarle." También se me dijo: "En su primera respuesta, tiene que añadir las palabras "Su majestad". Sin embargo, cuando uno se dirige al Señor del universo esto cambia por completo. Jesús expresó: "Cuando oréis, decid: Padre nuestro ..." (Lucas 11:2). En este caso no hay títulos que uno no se atreva a omitir por miedo a deshonrar a Dios; ni frases recomendadas que hagan más sagrada o segura de respuesta su oración; corno tampoco palabras oficiales que se tenga la obligación de utilizar. Cuando la reina Isabel visitó la India, seleccionaron a una niñita para que le diese un ramo de flores. Durante semanas enteras la pequeña estuvo practicando exactamente cómo debía hacer la reverencia y cómo retirarse de su majestad para no darle la espalda (isin caersel); pero usted puede tener la certeza de que a los hijos de la soberana no se les imponían tales res- tricciones. Cuando usted ora, se acerca a Dios como hijo suyo. No ne- cesita esperar a que un ángel le introduzca, ni tratar de hacerse más aceptable. Tampoco tiene que preparar cuidadosamente lo que quiere decir. Simplemente, viene a El tal y como es, le habla con sinceridad y le dice cómo se siente y lo que desea. No hay postura para orar más sagrada que otra. iUsted es hijo de Dios y El está ansioso y dispuesto por verlo! Cooperación con Dios Dios ha escogido llevar a cabo muchos de sus propósitos so- beranos con nuestra ayuda, y Pablo nos recuerda repetidas ve- ces que hemos sido señalados por El para un colaboración sa- grada la cual tiene por objeto hacer avanzar el evangelio. El apóstol subraya la santa responsabilidad que tenemos de ca0- USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER • 19 • perar con Dios. Toda forma de obediencia al Señor es urgente, pero hay muchas situaciones en las cuales estamos limitados: por ejemplo, por no encontrarnos en el lugar preciso, o por fal- tarnos alguna habilidad o preparación especial. Pero siempre tenemos la posibilidad de cooperar con Dios mediante la ora- ción. Por medio de la oración podemos colaborar con el Señor donde estemos, en cualquier momento, y a fin de suplir la ne- cesidad que sea. Hemos sido creados para orar; y fuimos salvos por la gracia de Dios con el propósito de que realizásemos un ministerio de intercesión. Tenemos la libertad, el derecho y la posición de hijos oficiales del Señor, llamados a trabajar con El y escogidos para su propósito especial. Además, Dios dijo en Exodo 19:6: "Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes." Isaías profetizó: "Y vosotros seréis lla- mados sacerdotes de Jehová" (Isaías 61:6). ¿Por qué nos hizo Jesús "sacerdotes, para servir a Dios? (Apocalipsis 1:6). ¿Cuál es la razón por la que a los cristianos se nos llame "sacerdocio santo," (1 Pedro 2:5) o "real sacerdocio" (v, 9)? Obviamente, parte del propósito de Dios al nombrarnos sa- cerdotes es que 10 adoremos y alabemos; pero el sacerdocio im- plica mucho más que eso. Hemos de ser un "real sacerdocio". Cristo gobierna el mundo hoy por medio de la oración, y nosotros tenemos que compartir su dominio intercediendo por otros del mismo modo que El mismo lo hace constantemente (Hebreos 7:25). Se nos ha dado acceso oficial al salón del trono celestial para que podamos unir nuestra propia intercesión a la de Cristo. Si Jesús intercede, ¿por qué es tan necesario que lo hagamos nosotros? ¿Qué pueden añadir nuestras débiles oraciones a su poderosa intercesión? A Dios le ha plácido incorporar a su plan eterno el que nosotros, sus hijos, participemos en el ministerio intercesor de Cristo y en el gobierno que El ejerce hoy día. Si no utilizamos nuestros minutos libres para la intercesión por otros y por la obra de Dios, le estaremos fallando al Señor en el llamamiento especial que El nos ha dado. Si queremos, po- demos convertir cualquier noticiero radiofónico o televisivo, o cualquier artículo de periódico, en una llamada a la oración. CAMBIE EL MUNDO • 20 • Tenemos la posibilidad de estar alerta y de compartir los sen- timientos de Dios por un mundo quebrantado. La oración es la forma suprema de ser colaboradores del Señor. Resistencia y derrota de Satanás Satanás es el archienemigo de Dios y del hombre: "... vues- tro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe ... (1 Pedro 5:8, 9). El es el maestro estratega que mueve todo el mal que hay en el mundo. Su reino consta de ángeles caídos, de demonios y de pecadores. El diablo está constantemente tra- tando de desalentar, retrasar y derrotar a los obreros y la obra de Cristo; se ha propuesto oponerse a ellos por todos los medios a su alcance. Uno de sus nombres es "Destructor" (Apocalipsis 9:11). Satanás intenta destruir a personas, hogares, nacio- nes ... y el plan y la obra de Dios. El mismo coordina un ejército de espíritus inmundos lla- mados demonios, los cuales pueden afligir a aquellos individuos en los cuales moran. A veces, Satanás manifiesta un aparente control de las fuerzas de la naturaleza y es capaz de falsificar la obra de Dios por medio de "milagros" demoníacos (2 Tesa- lonicenses 2:9, 10). Tiene poder y autoridad perversa tan gran- des que aun el arcángel Miguel apeló al Señor para que lo re- prendiese (Judas 9). ¿Cómo podríamos usted y yo resistir o vencer al diablo? Cier- tamente sólo Dios es capaz de refrenar, someter y derrotar a tan poderoso enemigo. Sin embargo, la Biblia otorga con toda claridad ese poder a los cristianos como usted y como yo. No debemos ceder a la tentación. Jesús nos dio ejemplo de cómo hacerlo utilizando la Palabra de Dios (Mateo 4:1-11), e instó a Pedro a lograr la victoria velando y orando (Mateo 26:41). Tenemos que permanecer firmes en la fe. La Escritura nos promete: "Resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Santiago 4:7). La palabra griega que se traduce por resistid significa "es- tar firmes contra". Cuando Cristo está con nosotros podemos resistir a Satanás. Debemos orar. Esta es nuestra arma más poderosa; la ora- USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER • 21 • ción hace que se manifieste la presencia de Cristo y Satanás y sus demonios tienen que caer a tierra como el populacho que fue a prender a Jesús (Juan 18:6). La oración echa mano de las promesas de Dios y las erige en muro entre nosotros y los po- deres de las tinieblas. La oración puede hacer que los ángeles de Dios acudan de inmediato en nuestro auxilio (2 Reyes 6:15- 17; Daniel 10:13; Hebreos 1:14), trastornar los planes de Sa- tanás y combatir cualquier disposición posible de las fuerzas demoníacas. En Efesios 6, describiendo nuestra guerra espiritual, Pablo dice: "Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (v, 12). En el versículo anterior, el apóstol había hablado de nuestra necesidad de estar firmes. contra las asechanzas del diablo, y ahora enumera las distintas partes de la armadura espiritual que debemos llevar en la gue- rra contra Satanás. Pero ¿cómo hemos de luchar una vez que estemos completamente armados? Pablo nos sugiere dos formas de hacerlo: con la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, y por medio de la oración. La oración es la estrategia principal que Dios nos da para derrotar y poner en fuga a Satanás: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu" (Efesios 6:18). Cuando oramos, el Espíritu Santo puede investirnos de tal poder que el dominio del diablo sobre las vidas es quebrantado, los obs- táculos que él pone entre nosotros y el reino quitados, y su obra destruída. Cristo vino para deshacer las obras de Satanás (1 Juan 3:8); lo cual llevó a cabo potencialmente en el Calvario. Ahora, el Señor impone su victoria -realizada en la cruz- por medio de las oraciones de su Novia: la Iglesia. Esta es la razón por la cual el pueblo de Dios es, al mismo tiempo, su ejército. Si la iglesia aceptara su papel sagrado de milicia divina; si los creyentes se estimularan unos a otros a la prioridad, esta- blecida por Dios, de la oración; si se unieran entre sí en una intercesión militante guiada y ungida por el Espíritu, veríamos a Satanás derrotado, seríamos visitados por el Señor desde el cielo con avivamiento, y realizaríamos la mayor siega de almas CAMBIE EL MUNDO • 22 • que jamás hubiéramos conocido. Somos llamados a frenar a Satanás, a hacerlo retroceder y a derrotarlo por medio de la oración y del ayuno; pero tenemos demasiado poco espíritu de oración, somos excesivamente pa- sivos, nos sentimos demasiado contentos con la mediocridad espiritual y la relativa esterilidad en la obra de Dios. Parecemos satisfechos permitiendo que el diablo obtenga la victoria. [Se- ñor, despiértanos! ¡Enséñanos a orar! ¡Guíanos a una guerra tal de oración que reclamemos a individuos claves, a familias en- teras, e incluso a continentes para Cristo! [Póngase de rodillas y la evangelización mundial se verá revolucionada! [Póstrese, y se manifestarán los triunfos de Cristo! Superación de las leyes naturales La oración puede pasar por encima de las "leyes de la na- turaleza", y producir respuestas milagrosas de Dios a las ne- cesidades desesperadas de los hombres. Si esto no fuera así, de nada valdría que orásemos por muchas situaciones problemá- ticas. La intercesión se reduce a un mero jugar con Dios, a tratar con ligereza la necesidad humana y a engañarnos a nosotros mismos a menos que no existan límites para lo que el Señor puede realizar. ¡No! ¡Eso jamás! La oración es tan real como Dios mismo; no hay absolutamente nada que el Señor no pueda hacer si sirve para avanzar su reino y está de acuerdo con su voluntad. La oración libera el poder de Dios. Cristo es el Creador y Preservador del universo (Juan 1:3; Colosenses 1:16, 17), y un Dios de planes, regularidad y poder. A sus formas normales de actuar las llamarnos "leyes, de la naturaleza". El ha planeado y creado el universo de tal manera que las leyes menores pueden ser sobrepasadas por las mayores. La ley de la gravedad, por ejemplo, es susceptible de ser anulada temporalmente por la de lá fuerza: cuando lanzamos una pelota, la ley de la fuerza prescribe que dicha pelota vuele suspendida en el aire hasta que la fuerza aplicada se termine, momento en el cual la ley de la gravedad vuelve a tomar el control y la pelota cae al suelo. Normalmente las leyes menores sirven a los propósitos de USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER • 23 • las mayores, armonizan con éstas y pueden ser superadas por ellas. Aquellas leyes, por ejemplo, que controlan la materia son susceptibles de verse sobrepasadas por esas otras de la biología y de la vida, las cuales, a su vez, quizá sirvan a las de la psi- cología. Las leyes morales superan a las físicas, y las espiritua- les a todas las demás. Dios es Espíritu y está por encima de toda creación: tiene absoluta libertad, ya que es el Creador, el Sustentador y el Gobernador de todo. El Señor es libre de pasar por alto cualquiera de sus leyes, puesto que éstas no son sino una expresión de su mente creadora, la forma en que El escoge operar normalmente en el mundo que El mismo ha hecho. El "pasar por alto" una ley no "viola, o destruye" dicha ley, sino que sólo la suspende temporalmente con vistas a cumplir un objetivo mayor. Cuando Dios pasa por alto su manera habitual de obrar (la "ley natural") mediante alguna expresión especial de su volun- tad, lo denominamos "milagro". Para el Señor, sin embargo, no se trata sino de otra de sus obras; por eso Jesús hizo referencia a los milagros como a "obras" (en griego erga; véase Juan 9:4; 10:25, 32, 38). La oración resulta posible porque Dios es omni- potente, el Soberano de todas sus obras, y tiene propósitos y planes eternos. El siempre pasará por encima de cualquiera de sus formas normales de actuar a fin de cumplir sus propósitos morales y espirituales y sus planes eternos. Así que la oración tiene en todo momento la posibilidad de cooperar con el pro- pósito eterno de Dios y de asegurar su milagroso poder. El Señor no nos garantiza un milagro, pero siempre está abierto a nues- tra oración para que su voluntad prevalezca y El sea glorificado. La oración es la forma ordenada por Dios para que su poder milagroso actúe en la necesidad humana. Asistencia angélica Vivimos en una época que es escéptica respecto a lo sobre- natural. Pocos cristianos piensan a menudo en la enseñanza bíblica concerniente a los ángeles. Hebreos 1:14 nos asegura que éstos son "espíritus ministradores enviados para servicio" de los hijos de Dios. No sabemos de cuántas formas nos sirven CAMBIE EL MUNDO • 24 • los ángeles, pero la Biblia menciona estas cuatro: Nos protegen del peligro. Lo hicieron con Jacob después de aquella noche que pasó orando (Génesis 32:1); y también con Elías, otro hombre de oración (2 Reyes 6:17). Nos libran. Los ángeles sacaron a Pedro de la cárcel (Hechos 12:1-11); y a Pablo, un ángel le aseguró que él y todos los que iban a bordo del barco serían librados (Hechos 27:23), y que la vida de ellos le habían sido concedidas benévolamente al apóstol, indicando con ello que él había orado al respecto. Nos traen mensajes de Dios. Existen muchos ejemplos bí- blicos de esto. Fueron ángeles quienes dieron el anuncio a los pastores (Lucas 2:9-13), avisaron a las mujeres cuando Cristo resucitó (Mateo 28:2-7), y llevaron el mensaje a Cornelio en respuesta a sus oraciones (Hechos 10:1-7). También pueden traerle sugerencias a usted o a otra gente mediante los pensa- mientos. Renuevan nuestras fuerzas físicas. Así lo hicieron con Cristo después de su terrible prueba en el huerto de Getsemaní (Lucas 22:43). Indudablemente, la asistencia angélica para con los hijos de Dios es generalmente invisible, pero no por ello resulta menos real. Las biografías cristianas citan muchos ejemplos de ayuda por parte de los ángeles, tanto visible como invisible. Estoy seguro de que cuando yo era misionero en la India muchas veces los ángeles me ayudaron, aunque no pude verlos. En una de las distintas ocasiones, se me hizo sentir el peligro y la necesidad de cambiar de dirección, y más tarde descubrí que había evitado por poco a un populacho que estaba causando disturbios anticristianos. En otra, atravesé sin temor una turba que lanzaba gritos contra mí, pero ni siquiera una mano me tocó, y estuve extraordinariamente consciente de que la pre- sencia de Dios me rodeaba. En ambos casos, supe después que un hijo de Dios del otro lado del mundo había sido alertado en ese mismo momento y movido a orar por mí porque me encon- traba en peligro, aunque él no sabía nada entonces acerca de mis circunstancias. Dios utilizará gustosamente el medio que sea necesario para proteger a los suyos si nosotros hacemos nuestra parte y oramos USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER • 25 • según El nos mueva a hacerlo; tenemos la promesa divina, y todo el derecho de reclamarla, de que a sus siervos que minis- tran en lugares especialmente peligrosos -tales como los ba- rrios bajos de una ciudad o un campo misionero volátil- se les asignará una guardia de ángeles. Tampoco deberíamos vacilar en pedirle a Dios una protección angélica especial para nuestros seres queridos. El poder para mover montañas En la Biblia a veces se habla de las montañas en sentido figurado: como símbolo de fuerza y estabilidad; pero también es frecuente que éstas representen dificultades, problemas e im- pedimentos. Así que, si hemos de preparar el camino del Señor lo torcido debe enderezarse y los montes allanarse; entonces se revelará la gloria divina (Isaías 40:3-5; Lucas 3:4-6). Cuando el poderoso Espíritu de Dios actúa, montañas de otro modo ina- movibles resultan como nada delante de la fuerza del Señor (Zacarías 4:6, 7). El Espíritu Santo, que es el único capaz de realizar esto, puede convertir los montes más insuperables en caminos y calzadas para un rápido avance (Isaías 49:11). Jesús utilizó esta ilustración del Antiguo Testamento en varias de sus enseñanzas. Cuando los discípulos no pudieron echar. fuer.a el demonio del niño atormentado, el Señor les dijo que SI tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza podrían ordenar a "este monte" (símbolo de cualquier situación o problema insuperable) y el mismo se movería. "Y nada os será imposible, (Mateo 17:20), dijo luego; añadiendo de inmediato que aquella clase de exhibición espectacular sería consecuencia de la oración y el ayuno (v. 21). En otra ocasión, cuando los discípulos se asombraron del poder de Jesús para secar la higuera estéril, Elles repitió que ellos no sólo podían hacer lo mismo, sino que incluso tenían en su mano el ordenar a los montes que se echaran en el mar, porque "todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis" (Mateo 21:21, 22). Marcos refiere el mismo incidente y cita estas palabras de Jesús: "Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá" (Marcos 11:24). CAMBIE EL MUNDO • 26 • Dios espera que sus hijos se enfrenten a montañas de difi- cultad y las muevan (vea capítulo 13), no que sean detenidos por ellas. Deben aceptarlas como un desafío: ya sea para con- vertirlas en caminos para la mayor gloria de Dios; o para echar- las en el mar, quitándolas completamente de la vista como si nunca hubieran existido. Jesús nos asegura que esto es del todo posible cuando sus hijos se enfrentan a los montes creyendo; pero también nos recuerda que hacerlo puede requerir una ora- ción y un ayuno prolongados. El Espíritu Santo hará el milagro; éste no se realizará por nuestra fuerza o nuestro poder (Zacarías 4:6). En la actualidad hay cientos de montes que estorban el avance de las misiones y de la Iglesia de Cristo porque estamos confiando casi por completo en nuestra propia sabiduría, nues- tra propia habilidad y nuestro propio esfuerzo. ¡Hemos hecho casi todo menos entregarnos de veras a la oración y al ayuno! La oración tiene un gran poder para mover montañas, de- bido a que el Espíritu Santo está dispuesto tanto a estimular nuestra intercesión como a quitar de en medio los montes que nos estorban. La oración posee la fuerza necesaria para trans- formar las montañas en calzadas. Facultad de bendecir El Dios de la Biblia es un Dios que bendice: su Palabra está llena de múltiples promesas de que Ello hará, y podemos tener la certeza de que, excepto en casos en los cuales debe disciplinar o castigar, siempre es su voluntad bendecir a la gente, y en especial a sus hijos que le obedecen. "[Jesús] anduvo haciendo bienes" (Hechos 10:38), e igual que El nosotros hemos de pasar por la vida bendiciendo a todo el que podamos. A nosotros sus discípulos debe conocérsenos por nuestras buenas obras de bendición para otros (Mateo 5:16; Efesios 2:10). Hemos de ser "ricos en buenas obras" (l Timoteo 6:18), "enteramente preparado[s] para toda buena obra" (2 Ti- moteo 3:17). La mejor manera en que los cristianos podemos ser media- dores de bendición es orando. Tenemos la oportunidad de pedir USTED Y SU INDESCRIPTIBLE PODER • 27 • por aquellos con quienes nos es imposible entrar en contacto en ninguna otra forma. Desde los líderes de nuestra nación y de nuestra iglesia, hasta los pobres, los necesitados y los que su- fren, todos pueden ser bendecidos por nuestra oración. Para nuestra familia y amigos más próximos, a quienes vemos a me- nudo, y para aquellos a quienes sólo tratamos una vez o de los que únicamente oímos hablar, tenemos la posibilidad de ser bendición como agentes de Dios. La petición que tantas veces oímos de: "Ore por mí" supone en realidad una súplica de ben- dición y ayuda. Siendo cristiano, usted debería pasar por la vida bendi- ciendo a los demás. Usted tiene la posibilidad de llevar adonde va ríos de bendición, de renovación y de aliento con sólo saltear sus días de una incesante oración por otros. Según se lo per- mitieran el tiempo y la oportunidad, usted debería bendecir en toda forma posible a tantos como pudiera (Gálatas 6:10). Su presencia tendría que traer bendición siempre; pero esto será más cierto si está pidiendo fielmente a Dios que bendiga a todos aquellos que le rodean. Usted puede encontrar oportunidades de llenar sus días de oraciones de bendición si es cuidadoso. El general Stonewall J ackson expresó: "He fijado esta cos- tumbre en mi mente de tal manera que jamás me llevo un vaso de agua a los labios sin pedir la bendición de Dios; o sello una carta sin poner bajo el sello una oración. Nunca retiro una carta del correo sin enviar primero al cielo un pequeño pensamiento; y jamás comienzo un nuevo curso sin un minuto de intercesión por los cadetes que salen de mi clase y por los que entran en ella." Sir Thomas Browne, un amado médico inglés del siglo XVII, era ejemplo de constancia en la oración de bendición. Browne dijo cierta vez: "He decidido orar más y orar siempre; orar en todo lugar donde la quietud invite a hacerlo -en casa, en el camino, en la calle-; y no dejar vía o pasaje alguno en esta ciudad que no pueda dar testimonio de que no me he olvidado de Dios.... Cuando divise cualquier iglesia en mi camino, me propongo aprovechar para pedir que el Señor sea adorado allí en espíritu y que las almas sean salvas en ese lugar. Pretendo pedir diariamente por mis enfermos y por los de otros médicos; CAMBIE EL MUNDO • 28 • decir al entrar en toda casa: 'Que la paz de Dios more en este lugar'; pedir, después de escuchar un sermón, que Dios bendiga su verdad y a su mensajero. Quiero, al ver a una persona her- mosa, bendecir al Señor por sus criaturas y orar por la belleza del alma de tal persona, a fin de que Dios la enriquezca con gracias interiores y pueda haber una correspondencia entre lo externo y lo interno; y al contemplar a un individuo deforme, pedir que Dios le dé la integridad del alma, y con el tiempo le conceda la belleza de la resurrección." Abraham recibió la promesa de que Dios lo bendeciría y sería bendición (Génesis 12:2); y tal tendría que ser también la experiencia de cada cristiano: cuanto más nos bendice Dios a nosotros tanto más deberíamos bendecir nosotros a los demás. La oración es el camino seguro a la bendición, y el mejor medio de ser bendición para otros; constituye el don de poder divino para bendecir a los demás. [Llene susdías de oraciones de ben- dición y afiáncese en el tremendo poder que Dios le ha dado! CAPITULO 4 INCREIBLE AUTORIDAD Poco antes de su muerte y su resurrección mediadoras, durante la última semana de su vida, Jesús dio a sus discípulos algunas instrucciones especiales acerca de la oración que se cuentan entre sus enseñanzas más importantes. Uno de sus énfasis pri- mordiales fue que, de allí en adelante, los discípulos habían de presentar las peticiones que tuvieran en su nombre. Ningún líder ha otorgado nunca una autoridad tan asombrosa a sus seguidores. Pero, para poder utilizar dicha autoridad para la gloria de Jesús y el avance de su reino, necesitamos conocer las respuestas a tres preguntas: ¿Qué implica el nombre en el pen- samiento judío? ¿Qué significa orar en el nombre de Cristo? ¿Cómo podemos utilizar el nombre de Jesús de un modo más efectivo cuando oramos? El significado del nombre para los judíos En los tiempos de Cristo, el nombre implicaba tres cosas: La persona misma. Alabar el nombre de Jesús es alabarlo a El; amar su nombre es amar a Cristo mismo; deshonrarlo es insultar al propio Señor. Todo lo que sabemos acerca de la persona. Cuando Moisés sintió el anhelo de estar más cerca de Jehová, pidió ver la gloria • 29 • CAMBIE EL MUNDO • 30 • divina, a lo que Dios respondió que un ser humano no podía sobrevivir a tal encuentro con El, ya que su gloria sería mayor que lo que el cuerpo físico es capaz de resistir. Sin embargo, el Señor le prometió una revelación parcial de su Persona; metió a Moisés en la hendidura de la roca, lo cubrió con su mano, y pasó delante de él quitando sólo por un momento la mano de modo que Moisés pudiera ver la gloria que quedaba tras 'su paso. Mientras lo hacía, proclamó su nombre: "¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado" (Exodo 34:6, 7). Conocer a Dios era conocer todo lo que representaba su nombre; com- prender dicho nombre significaba verlo a El. El nombre de Jesús representa todo lo que sabemos de El por la Escritura y por la experiencia personal, e incluye su poder transformador, amor, misericordia, e intolerancia con la hipocresía, su deseo de que nosotros seamos santos como El es santo. Abarca asimismo nuestro conocimiento de su Persona en su gloria eterna, la creación del universo, su encarnación, muerte expiatoria, resurrección y segunda venida. La persona presente de un modo activo. Para los primeros cristianos, estar reunidos en el nombre de Jesús (Mateo 18:20) significaba contar con la presencia misma del Señor en su me- dio, como sucede con nosotros actualmente; ser enviados en(ese nombre o hacer todo "en el nombre del Señor Jesús" (Colosen- ses 3:17) quería decir actuar con la autoridad de Cristo y ma- nifestando su carácter. Aún hoy día, cuando realizamos algo "en el nombre de Jesús", creemos que no estamos actuando so- los, sino con Jesús mismo a nuestro lado; a pesar de que El es invisible para nosotros. El significado de orar en el nombre de Jesús Antes de orar en el nombre de Jesús usted debe tener pre- sentes varios conceptos importantes: Sólo puede hacerlo si usted está "en Jesús". Cristo dijo: "Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el INCREIBLE AUTORIDAD • 31 • Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre yo lo haré, (Juan 14:13, 14). Pero en aquella misma   ción con sus discípulos, poco antes de su muerte, les recordó: "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros pedid todo lo queréis, y os será hecho .... Separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:7, 5). En Juan 14 y 15, Jesús utilizó la expresión "en mí" siete veces. Estar "en Jesús" significa: 1. Estar en unidad espiritual con El (15:4-7); 2. Estar en la vid (15:4); 3. Estar en el amor de Jesús (15:9, 10). El amor es el tema predominante de Juan 13-16. Este amor debe ser mutuo: si bien ha de recibirse, también hay que responder a él. El nuevo man- damiento de Jesús es el amor (13:34; 15:17). No se puede amar a Jesús a menos que se ame a sus otros hijos (13:34). Amar a Jesús es obedecerle (14:15, 23). Si usted ama, permanecerá en Jesús (15:10). 4-5. Tener a Jesús viviendo en el interior suyo (14:20; 15:4, 5). 6. Estar habitado por el Espíritu Santo (14:15-18). 7. Tener las palabras de Cristo permaneciendo en la propia vida (15:7). Nuestra capacidad para orar en el nombre de Jesús depende de esta relación denominada estar "en Cristo". Orar en el nombre de Jesús supone conformarse a su natu- raleza. El ejemplo que se presenta en Juan 13 es Jesús en su papel de siervo, lavando los pies a sus discípulos. A medida que uno va conociendo la verdad, debe actuar según dicha verdad (13:1.7). Cuando usted hace la voluntad de Cristo con gozo, y refleja su carácter, puede orar en el nombre de Jesús. Orar en el nombre de Jesús significa hacerlo sirviendo a los del Señor. Usted tiene que desear de tal manera lo que Cristo desea que cada una de sus peticiones sea hecha en el espíritu del Padrenuestro: "Hágase tu voluntad" (Mateo 6:10). Esa fue la actitud de Jesús cuando oró en Getsemaní. Usted debe pedir activamente y con insistencia que la voluntad de Jesús prevalezca; orar en su nombre es insistir en que su vic- toria total se haga manifiesta en el mundo. Orar en el nombre de Jesús supone utilizar su nombre como CAMBIE EL MUNDO • 32 • referencia. Cristo es la referencia que usted tiene al acercarse a Dios Padre en oración, y cuando Satanás intenta detenerle u oponerse a usted utilice el nombre de Jesús para alcanzar la victoria completa. Orar en el nombre de Jesús es reclamar la victoria del Cal- vario para su necesidad. Puesto que Jesús derrotó     a Satanás y a todas sus malignas huestes de demonios (Colo- senses 2:15), el diablo es un enemigo vencido; se trata de un usurpador. Satanás intenta atemorizarlo e intimidarlo, pero ya ha perdido la última batalla;   en el de Jesus la actualización de la victoria que Cristo consiguio en la cruz. Orar en el nombre de Jesús significa reconocer por completo el papel de Cristo como ungido de Dios; ver en El o: su Profeta, Sacerdote y Rey. Como profeta Jesús es su Consejero y gu:a; como Sacerdote, su intercesor. Cuando usted ora, El dice "Amén" a su oración (Apocalipsis 3:14). "Porque todas las pro- mesas de Dios son en él Sí, Yen él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios" (2 Corintios 1:20). Como Rey, es su Señor y Soberano. Cuando usted ora en su nombre, esta rec!a- mando la guía profética, la intercesión sacerdotal y las regias respuestas de Cristo para su oración. . Orar en el nombre de Jesús es orar con toda la autoridad de El. Cristo ha delegado en usted la autoridad de orar y pedir a Dios que en su nombre lleve a cabo grandes cosas. En el nombre de Jesús usted puede reprender a Satanás y sus asechanzas, demonios y todo su poder infernal. Esta es su protección, su poder, esta es su victoria. Cómo usar el nombre de Jesús ¡Qué sagrado privilegio el suyo! Usted no necesita   otra recomendación o introducción para Dios: vaya al instante y directamente al trono divino. Levante su corazón y a su Padre- no se sienta avergonzado de acercarse a El. DIOS lo ha   aguardando; esperaba que usted le hablara en oración. Como hijo de Dios, su pecado y su culpa han sido perdonados; ya no es usted un siervo, sino un amigo de Jesús: su. compañero de oración oficial. Usted se acerca al trono de gracia, no en su INCREIBLE AUTORIDAD • 33 • propio nombre, sino en el de Cristo, representando sus intereses y con su autoridad. Se le ha nombrado oficialmente intercesor. ¿Cómo debe usted usar ese nombre omnipotente y maravilloso? Recuerde lo que representa el nombre de Jesús: su persona, sus propósitos, su honor, su autoridad, todo cuanto El es. Regocíjese en lo precioso que es ese nombre. El nombre de Jesús representa toda la belleza y hermosura del Señor. Re- cuerde toda su bondad; en especial su benevolencia para con usted. Su nombre simboliza el amor constante y personal que Elle tiene, y que profesa asimismo a aquellos otros por los que usted ora. Mientras usted hace eso último, utilice su precioso nombre en alabanza y en canción (Salmo 135:3). Exprese su amor usando el nombre de Jesús. Aquellos a quie- nes usted ama se emocionan cuando lo oyen decir sus nombres. Jesús lo ama a usted más que ningún otro; y por muchos milla- res que pronuncien su nombre, a Elle encanta oírselo a usted de nuevo. Sin importar cuántas veces haya salido de sus labios anteriormente, Cristo se regocija de continuo al oír que usted lo pronuncia con amor. El confesar el nombre de Cristo consti- tuye un verdadero sacrificio de alabanza: "Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre" (Hebreos 13:15). Crea en ese nombre. Cuando usted ora, Jesús quiere que ejercite la fe en su nombre (1 Juan 3:23). El nombre de Cristo crea expectativa; da firmeza a su confianza; y lo llena a usted de gozo (Romanos 15:13; 1 Pedro 1:8). La fe en el nombre de Jesús produce respuestas milagrosas (Hechos 3:16). Haga sus peticiones de oración en ese nombre (Juan 14:13- 15; 15:6, 7; 16:26, 27). Asegúrese de que usted está unido a Jesús; ore por aquello que a Elle agrada y le glorifica; reclame en su nombre la herencia que le pertenece; pida por amor a su nombre. Utilice la autoridad del nombre de Jesús. El nombre de Jesús expresa su autoridad soberana, recuerda la victoria que El ya ha conseguido en el Calvario, y sugiere la disponibilidad de las huestes angélicas que le están sujetas. El nombre de Jesús res- palda su plan y su programa; garantiza el fracaso y la derrota de Satanás; y le ha sido dado a usted para que lo utilice en CAMBIE EL MUNDO • 34 • oración. Sea firme reclamando su autoridad para resistir a Sa- tanás y contribuya a que prevalezca la voluntad de Cristo. Santifique su oración en ese nombre. Cuando usted utiliza el nombre de Cristo al orar hay una influencia santificadora: (a) el nombre de Jesús guarda la naturaleza y el motivo de su petición: usted no puede orar de un modo egoísta o carnal; (b) el nombre exige que la gloria sea para El; (e) espera de usted integridad y obediencia; (d) demanda perseverancia en la ora- ción. Usted sólo puede orar en el nombre de Cristo por aquello que es verdaderamente importante. Consiga el compañerismo de Jesús usando su nombre. Cristo es su Sumo Sacerdote, que intercede a la diestra del Padre (1 Pedro 3:22; Romanos 8:34; Efesios 1:20-23). Usted puede unirse a su intercesión y conseguir su compañerismo en la oración pidiendo en su nombre: aquello por lo que el Espíritu Santo ora por medio suyo en esta tierra, cuando usted pide en el Espíritu, Cristo lo está pidiendo en su trono celestial a la mano derecha del Padre. El utilizar el nombre de Cristo en el sentido bíblico pleno les convierte a ambos en compañeros de oración. Da honra a su nombre. Dios quiere que usted glorifique el nombre de Jesús; y la oración que usted hace en ese nombre, le capacita a El para dar gloria al Padre (Juan 14:13, 14). Dios ha exaltado a Cristo hasta el lugar más elevado y le ha dado un nombre que es sobre todo nombre (Filipenses 2:9). La manera que tiene usted de dar gloria al nombre de Jesús es orando en dicho nombre. Reprenda al diablo en el nombre de Cristo. Aun los ángeles reprenden a Satanás ya sus huestes demoníacas en el nombre de Jesús. Recuérdele quién es Jesús; la victoria que El obtuvo en la cruz y su resurrección; y que él (Satanás) está ya derro- tado. Refrésquele la memoria en cuanto a la identidad que usted tiene con Jesús y la autoridad que le ha sido dada por medio del nombre de Cristo. Utilice el nombre de Jesús como refugio: "Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado" (Pro- verbios 18:10). Regocíjese en el privilegio que tiene de llevar y usar el nombre de Jesús. Reclame el ministerio y la protección de los santos ángeles de Dios para usted mismo y para aquellos INCREIBLE AUTORIDAD • 35 • por quienes ora: especialmente para misioneros que sirven en lugares peligrosos. Los ángeles están constantemente de ser- vicio para ayudar a todos los hijos de Dios, y a usted también (Hebreos 1:14). Todos ellos se encuentran sujetos a Cristo y obedecen sus órdenes. Usted está seguro en el refugio de su nombre. Haga todo en el nombre de Jesús. Colosenses 3:17 tiene un carácter general: "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él". Viva para la gloria del nombre de Cristo. Ore en su nombre. Sirva en su nombre. Confíe en su nombre. Gloríese en su nombre. Lleve consigo el nombre de Jesús y sea así triunfante dondequiera que vaya. Regocíjese en todo lo que el nombre de Jesús añade a su oración. En el nombre de Jesús usted posee una autoridad y un pri- vilegio asombrosos. El usar dicho nombre incorpora la dimen- sión de lo sobrenatural a su oración, y limpia el camino delante de usted haciendo retroceder las tinieblas. Es la llave de los recursos del cielo. ¡Regocíjese en su nombre! ¡Vístase con él! [Aprenda a orar en la plena autoridad del nombre de Jesús!" CAPITULO 5 JESUS SU COINTERCESOR La oración lo hace entrar a usted en un compañerismo sagrado con Jesucristo el Hijo entronizado de Dios. Si Dios no hubiera revelado esto en su Palabra, habría sido una blasfemia el su- gerir que usted podía tener tal compañerismo. Una concisa toria de la Iglesia primitiva bien podría ser la frase: doles el Señor" (Marcos 16:20); y, más adelante, la Escritura llama a todos los cristianos "colaboradores de Dios" (1 Corintios 3:9; 2 Corintios 6:1). .' Hay muchas formas de "colaborar" con   por medio de la obediencia, del servicio a otros, del compartir su amor; pero El quiere tener un contacto aún más estrecho usted: traerlo a su círculo íntimo donde pueda escuchar el latido de su gran corazón por un mundo perdido. Ello ha creado con la capacidad de hablarle y de tener comunión con El; y, sobre todo, como "colaborador" suyo, lo creó para que orase, como El ora. ¿Por qué ora Jesús? En la Escritura se nos dice repetidamente que Jesús oraba y que continúa haciéndolo; pero ¿por qué es necesaria la oración para Aquel que creó el universo con su palabra (Juan 1:3) y que sustenta todas las cosas (Hebreos 1:3)? ¿Cuál es la razón de que tenga que orar? ¿Por qué no le basta con dar órdenes? Ningún demonio del infierno ni combinación alguna de fuerzas demo- • 36 • JESUS SU COINTERCESOR • 37 • níacas sería capaz de resistir ante su poderosa palabra. ¿Por qué causa no los reprende, frena o consume Jesús con su pala- bra? Un día Ello hará (2 Tesalonicenses 2:8): regirá con un cetro de hierro (Apocalipsis 12:5) -y nosotros con El (Apocalipsis 2:27)-; pero en este tiempo Cristo ha escogido gobernar el mundo mediante la oración. Estamos en el día de la gracia, no en el de su poder y gloria. Jesús ha sido ya entronizado a la diestra del Padre. ¿Y qué hace allí? Reinar. Pero ¿cómo reina? No por medio de su cetro, sino por medio de la oración. Incluso antes de su muerte y resurrección, cuando advirtió anticipa- damente a Pedro que Satanás había pedido a los discípulos para zarandearlos como a trigo (Lucas 22:31,32), Jesús no dijo: "Voy a detener a Satanás"; sino: "He rogado por ti". Jesús reina mediante la intercesión En la actualidad Jesucristo está sentado a la diestra del Padre "en los lugares celestiales, sobre todo principado y au- toridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y ... todas las cosas [han sido sometidas] bajo sus pies" (Efesios 1:20-22). Cristo ya está en su trono; y ¿qué hace allí? ¿Conceder entre- vistas a los ángeles o a los santos que han partido? El único cuadro que presenta la Escritura es el de que Jesús "está a la diestra de Dios ... [e] intercede por nosotros" (Romanos 8:34). El vive siempre para interceder, y tiene un sacerdocio inmu- table (Hebreos 7:24, 25). ¿Acaso no vive Jesús para reinar? Sí, pero también para interceder: El reina mediante la intercesión. Cristo es el So- berano de todo; no obstante también es el gran Sumo Sacerdote que intercede por todos. La oración garantiza que habrá resul- tados y comunica bendiciones. Mientras Cristo ora, bendice; El es el Intercesor y el Dador de bendiciones. Usted también es sacerdote Ese es también precisamente el papel que Cristo ha escogido para usted. El lo ama tanto que desea que lo acompañe en la CAMBIE EL MUNDO • 38 • intercesión ante el Padre y pueda bendecir al mundo como El. Jesús comunica bendiciones por medio de la oración, y nosotros debemos hacer lo mismo. Así leemos en 1 Pedro 2:9: "Vosotros sois ... real sacerdo- cio." Juan escribe que Jesús nos ama, que nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, que nos ha hecho un reino, y sacerdotes para servir a su Dios y Padre (Apocalipsis 1:5, 6). Jesús es el Sumo Sacerdote de Dios (Hebreos 2:17), y nos ha hecho también a nosotros sacerdotes para El (Apocalipsis 1:6). Así es como tenemos que servir a Dios (v, 6). El mayor servicio que podemos hacer al Señor, no es por medio de nuestro minis- terio, testimonio o predicación; sea cual fuere la vocación de usted, su servicio más importante habrá de constituirlo su in- tercesión sacerdotal: Dios ha elegido trabajar por medio de las oraciones de su pueblo, y está esperando la intercesión de usted. El no sólo lo creó para orar, sino que también lo redimió, lo justificó y lo santificó para ello. Una comisión conjunta ¿Cuál es la mayor tarea de oración que tiene Jesús en este tiempo? Tal vez sea el orar por la iglesia. Sin embargo, en la Biblia sólo hay un mandamiento registrado relacionado con la intercesión de Cristo por las iglesias; se encuentra en el Salmo 2:7, 8: "Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi Hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te dará por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra." ¿Es esta la razón por la cual Cristo intercede hoy día? El Padre ordena a Jesús que pida por las naciones; y la gran comisión de este último a la iglesia, su última petición, es que vayan a todas las naciones (Mateo 28:19,20). Su segunda venida se retrasará hasta que esas naciones hayan recibido un testi- monio adecuado (Mateo 24:14). Ya que El es un Dios de amor infinito, su corazón suspira por las naciones, y ciertamente una de las prioridades que El da a cada cristiano es la de interceder por la evangelización del mundo. Puesto que Jesús vive siempre para interceder, en cualquier momento que usted ore-sea de día o de noche- El ya lo está JESUS SU COINTERCESOR • 39 • haciendo. Cada vez que usted acude a la oración puede ser el cointercesor de Cristo. Pablo deja eso bien claro: "... nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y junta- mente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús .... Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios 2:5, 6, 10). Usted ya está sentado con Cristo en los lugares ce- lestiales. ¿Y dónde se halla Cristo sentado? En el trono del universo, al lado de Dios Padre. De modo que usted debe estar ya compartiendo el trono de Jesús y haciendo lo que él hace: interceder. Jesús su cointercesor divino Fíjese en las formas importantes en las cuales su compa- ñerismo con Cristo en la intercesión afecta a sus oraciones: ¡Qué reverente prudencia se posesiona de usted mientras ora! Si usted es el compañero de Jesús en la intercesión, debe ase- gurarse de que pide en armonía con las oraciones que El hace, y no contradiciéndolas. ¿Qué clase de compañero sería usted si estuviera en desacuerdo con el Señor? ¡Cuán urgente resulta, no sólo tratar de conocer la voluntad de Dios, sino pronunciar constantemente aquellas palabras que Jesús nos enseñó a orar: "Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" (Mateo 6:10)1 Usted debe orar del mismo modo que Jesús lo hizo en Getsemaní: "Pero no sea como yo quiero, sino como tú" (Ma- teo 26:39). Proporciona una firme confianza a su oración. Si usted ora para que la voluntad de Dios se lleve a cabo, y une de ese modo su oración a la intercesión de Cristo, puede acercarse a Dios con una tremenda certidumbre de fe (Hebreos 10:22): "En quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él" (Efesios 3:12). Si Jesús y usted están orando juntos por cierto tema, ¿existe alguna duda de que Dios los oye? En una ocasión, mientras Cristo oraba, mencionó que El sabía que Dios Padre siempre lo escuchaba (Juan 11:42), y la Palabra de Dios acumula garantía CAMBIE EL MUNDO. • 40 • tras garantía con el objeto de alentar la intercesión suya: "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho" (1 Juan 5:14, 15). El si- guiente versículo indica que el Espíritu Santo tenía en mente, de un modo especial, la oración de usted por otros, es decir su intercesión. Supone un gran incentivo para perseverar en la oración. Jesús mismo lo insta a que no deje de orar ni se da por vencido hasta que haya recibido la respuesta (Lucas 18:1-8; 11:5-10). Si usted está orando de acuerdo con la voluntad de Dios (vea el capítulo 22), y su oración no ha sido contestada todavía, puede tener la certeza de que Jesús se halla aún intercediendo por esa necesidad; de manera que usted también debería perseverar. ¡Qué historia tan asombrosa contó Jesús para ilustrar esta verdad! Usted debe seguir orando con la misma insistencia que aquella viuda empleaba en su súplica ante un juez injusto, el cual no le hacía caso y se negaba a contestarla. Cristo afirmó que Dios Padre no es como ese juez, pero que nosotros sí debe- ríamos ser como esa viuda. El Dios del amén En la Biblia tenemos un cuadro maravilloso de Jesús en su papel de cointercesor: "He aquí el Amén ... dice esto" (Apoca- lipsis 3:14); dando a entender que El es ese "Amén". ¿Qué sig- nifica esto? En el hebreo, Isaías 65:16 llama a Dios "el Dios del Amén". El sentido original de dar el amén es reconocer que alguien es formal, digno de confianza y veraz; por lo tanto, ese término se utiliza en el Antiguo Testamento de dos formas: (a) Como repetición de la plegaria o la alabanza de uno que dirige; es decir, con el significado de "Sí, ciertamente" o de "Así sea en verdad" (Salmo 41:13; 72:19; 106:48; 1 Crónicas 16:36; Nehe- mías 8:6); y (b) Como el asentimiento de un oidor obediente a un decreto o una resolución real (1 Reyes 1:36; Jeremías 11:5). Cuando la Escritura declara que Jesús es el Amén, ello quiere decir que El es el "Sí" divino a toda la voluntad de Dios JESUS SU COINTERCESOR • 41 • y a oraciones de su pueblo siempre que éstas concuerden con dicha voluntad: "Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios, (2 Corintios 1:20). [Ahora deje que la gloria total del cielo, baje hasta usted! En términos humanos descriptivos, Jesús está sentado en el trono, a la diestra del Padre, y usted, que comparte dicho trono en el Espíritu, se halla al lado de Cristo. Al interceder usted según la voluntad de Dios, ayudado por el Espíritu Santo que mora en su (y que intercede por usted y por medio suyo), se vuelve hacia Jesús y hace su ruego para gloria del Señor y p.or amor a El. Gracias a su autoridad "en Cristo", usted ex- petición a Jesús, y El une a la misma su poderosa intercesión y se vuelve hacia el Padre para presentarle la ora- de   (la de Jesús y la suya). Luego, Cristo sella la intercesión común con su real "Amén", ya que El es en su esen- cia misma el Amén de usted entronizado. Por ser quién es, por lo que realizó en el Calvario, y porque concuerda con usted en la oración (Mateo 18:19), Jesús es el "Amén" soberano de su intercesión. ¿No ha llegado el momento de cantar la doxología y de hin- carse de rodillas mientras se une a los seres celestiales que exclaman en adoración: "Santo, santo, santo"? "¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?" (Salmo 8:4); "Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que en él pienses, o el hijo de hombre, para que lo estimes?" (Salmo 144:3); "[Oh profundidad de las rique- zas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! [Cuán insondables son juicios" e inescrutables sus caminos! ... Porque de él, y p.or el, y para el, son todas las cosas. A él sea la gloria por los SIglos. Amén" (Romanos 11:33, 36). CAPITULO 6 UN COMPAÑERO DE ORACION INTERNO El Espíritu Santo, la tercera Persona de la Trinidad, no sólo está entronizado en el cielo, sino que ha sido enviado por Jesús (Juan 16:7) y por el Padre (Juan 14:26) a morar en los creyentes (Juan 14:17); de modo que la naturaleza interna de los cristia- nos se convierte en un templo de Dios por la presencia del Es- píritu (1 Corintios 3:16, 17). ¿Y qué hace el Espíritu Santo por usted cuando viene a morar en su interior? Lo santifica (2 Te- salonicenses 2:13), lo inviste de poder (Hechos 1:8), lo guía (Juan 16:13), testifica a través de usted (l Juan 5:8; Hechos 1:8) y lo ayuda a orar (Romanos 8:26). El Espíritu Santo es el Espíritu de oración, y habla direc- tamente con el Padre y con el Hijo. Sin embargo, también ora indirectamente por medio del creyente, de usted. La naturaleza de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo es una naturaleza de oración: tanto el uno como el otro viven siempre para orar. Al igual que Dios ha dispuesto que usted se una a Cristo en la intercesión para que su voluntad sea hecha en la tierra, tam- bién ha establecido que el Espíritu capacite, guíe e invista de poder las oraciones que usted hace. • 42 • UN COMPAÑERO DE ORACION INTERNO • 43 • Para decirlo de otra forma sorprendente: Dios Hijo es su cointercesor entronizado, y Dios Espíritu Santo su compañero de oración interno. Al igual que Dios Padre permanece invisible para los ojos humanos, así sucede también con Dios Espíritu Santo; pero usted puede saber cuándo el Espíritu está obrando en su interior con la misma certeza que conocer la paternidad de Dios o el carácter salvador de Cristo. Estar lleno del Espíritu Santo es estarlo del Espíritu de intercesión. Cuando el Espíritu llena a alguien, la oración se convierte en el aliento espiritual de esa persona. El Espíritu Santo le encanta hacer dentro de usted aquello para lo cual mora en su interior: cumplir la voluntad de Dios en la tierra. Dios ha es- tablecido que la oración del creyente sea una de las formas principales en las cuales El lleve a cabo su voluntad; de manera que el Espíritu Santo desea hacer de la intercesión una expre- sión importante de su vida espiritual. El Espíritu capacita y transforma su oración El Espíritu Santo aumenta en usted el deseo de orar. Del mismo modo que resulta natural que un niño hable con su pa- dre, es normal también que el creyente ore al Padre celestial. Pero si bien el niño tiene que aprender a hablar, el nuevo cre- yente puede orar tan pronto como ha nacido del Espíritu; en cuanto nace de nuevo. El Espíritu está presente desde el momento mismo del na- cimiento espiritual para animar y aumentar el deseo de orar en el creyente. El que a un cristiano le falte tal deseo es un síntoma de mala salud espiritual. Los creyentes carnales en- cuentran muchas excusas para descuidar la oración, ya que Satanás está siempre dispuesto a robarnos la comunión con Dios, que es la Fuente del poder; pero aquellos que se encuen- tran llenos del Espíritu pueden esperar que el Espíritu Santo, el Capacitador interno de oración, les guíe a orar. El Espíritu Santo trae a su memoria la Escritura mientras usted ora. Uno de los ministerios del Espíritu, como compañero de oración suyo, es recordarle cosas que tienen importancia espiritual: El se deleita, por ejemplo, en traer a su mente ver- CAMBIE EL MUNDO • 44 • sículos de la Biblia, ya que ésta es la espada que lo capacita para resistir los poderes malignos de este mundo (Efesios 6:16). El Espíritu le hace recordar versículos de la Escritura llenos de alabanza para que usted pueda mencionarlos en sus oraciones, y también promesas bíblicas para fortalecer su fe. El aprender de memoria pasajes de la Escritura -guardar- los en su corazón- lo capacitará para incorporar la Palabra de Dios a su vida espiritual (Salmo 119:11). Memorice algunos de los salmos de alabanza, las doxologías del Nuevo Testamento, y algunos de los versículos de oración y de promesa. Estos pue- den usarse repetidamente, ya que, como verá, expresan los pro- fundos deseos y gozos de su corazón. ¡Qué maravillosa bendición supone el utilizar las propias palabras de Dios como oración! El Espíritu Santo lo hace consciente de metas espirituales que debe tratar de alcanzar. Al Espíritu le encanta presentarle a usted la imagen de Jesús, y profundizar su deseo de parecerse más al Señor, mientras usted lee acerca de El en la Palabra y se da cuenta de que no alcanza su semejanza. El Espíritu Santo también se deleita en ponerle delante personajes bíblicos, gente piadosa destacada de la historia de la Iglesia, o individuos ejem- plares que usted ha conocido o encontrado. Utilizando el ejem- plo de éstos, el Espíritu lo ayuda a establecer metas para su propio crecimiento espiritual. Hay muchos pasajes de la Escri- tura los cuales el Espíritu Santo puede utilizar en este aspecto de su ministerio, por lo tanto, resulta muy importante que usted dedique tiempo suficiente a leer de manera sistemática y a dia- rio la Palabra de Dios. El Espíritu también le hará presentes otras metas mientras usted ora por su iglesia, su organización misionera, su país y, claro que sí, [por su mundo! El Espíritu Santo lo hace consciente de necesidades que de- ben ser suplidas. El puede darle a usted ojos para ver aquello que a otros pasa desapercibido, y ayudarle a discernir cuando la gente está desanimada, triste o derrotada. También puede señalarle la negligencia espiritual, o la necesidad que hay de avivamiento, de nueva visión y de mayor obediencia. Asimismo es posible que el Espíritu lo inspire para orar por el crecimiento de la iglesia, por los jóvenes que usted tiene a su alrededor, por siervos de Dios especialmente utilizados. UN COMPAÑERO DE ORACION INTERNO • 45 • Al hacerle presentes esas necesidades, el Espíritu lo está llamando a orar. A Satanás no le importa que usted reconozca las necesidades que hay, pero lo que quiere es que ridiculice y critique; el Espíritu Santo -su compañero de oración in- terno-, por su parte, desea que usted sea una persona de ora- ción y no criticona. El empeño del diablo es que usted hable acerca de la gente y de sus necesidades; el del Espíritu, que interceda por ellas. En ocasiones, usted deberá compartir esas preocupaciones con otros a fin de orar juntos por ellas; cosas tales como las inquietudes generalizadas de su comunidad, de su nación, de su mundo. La tremenda necesidad que hay del avance y de la divulgación del evangelio exige que usted se una en oración con otras personas para obtener el mayor poder de intercesión po- sible. El Espíritu Santo está siempre dispuesto a ayudarle en tales ocasiones, y Cristo promete acompañarle (Juan 14:16). El Espíritu le dará cargas de oración. El corazón de Dios está entristecido por el pecado, la indiferencia y la impiedad de nuestra época. Nuestro amante Salvador y el tierno Espíritu Santo ruegan en oración intercesora por las vidas y los hogares destrozados, y por las tragedias que producen la iniquidad y la injusticia en todo el mundo. Ambos anhelan que usted se una a ellos en una intercesión diaria por los que sufren, por los quebrantados, por los perdidos, y por todos aquellos que están siendo destruidos por el pecado. Dios Padre quiere que alguien interceda por cada persona necesitada. El oye el clamor del huérfano, elsollozo del afligido, las palabras airadas del violento, y los gritos de sus víctimas. El Señor siente las calamidades de los prisioneros y refugiados, las punzadas de dolor cauzadas por el hambre de aquellos que mueren de inanición; le afecta el dolor de los enlutados, la im- potencia y la desesperanza de los que están encadenados por hábitos pecaminosos. El comprende las tinieblas espirituales y esa vaga pero profunda insatisfacción que sienten los que aún no han recibido el evangelio. Con toda seguridad, Jesús todavía llora sobre nuestras ciu- dades, como lo hizo sobre Jerusalén, ya que su corazón es el mismo ayer, hoy y por los siglos (Hebreos 13:8). El ama con el CAMBIE EL MUNDO • 46 • anhelo más profundo a cada ateo, cada comunista, cada terro- rista ... Cristo estima a todo ser humano por pecador que sea. El papel especial del Espíritu Santo es darle a usted una carga de oración por todas esas necesidades y todos esos nece- sitados. Dios quiere expresar su amor anhelante a través de usted mientras ora. Una intercesión amorosa y deseosa como esta debería formar parte de su tiempo de oración diario. Cuanto más fiel y sinceramente ore usted por esas necesidades, con tanta más profundidad el Espíritu Santo podrá hacerle sen- tir las cosas que quebrantan el corazón de Dios. El Espíritu desea llamarlo a llorar con los que lloran (Romanos 12:15); pero su llanto no tendrá lugar, por lo general, en público, sino en su cámara secreta de intercesión (Jeremías 13:17). El Espíritu Santo lo llamará a la oración en momentos de crisis. En la vida de todas las personas hay momentos de crisis, de peligro, de decisión, o de oportunidad especial. Hay veces en que el Espíritu Santo está convenciendo a alguien de pecado (Juan 16:8) y quizá le llame a usted a orar durante esa crisis espiritual; y ocasiones de enfermedad o de un desaliento espe- cial en las cuales el Espíritu puede seleccionarlo para que lleve una carga particular de oración por alguien. Aprenda a ser muy sensible a la voz del Espíritu Santo (para una explicación más detallada de este importante papel, vea el capítulo 9). El Espíritu conferirá una profundidad, poder, y una fe es- peciales a su oración. El no sólo lo dirigirá a orar por necesi- dades particulares, sino que también lo guiará en cuanto a la manera de pedir por ellas, fortalecerá su fe mientras lo hace, y ungirá e investirá de poder su oración. Además, como su com- pañero de intercesión que es, se unirá a usted para orar e in- terceder con una profundidad que usted solo no conseguiría (Romanos 8:26, 27). Nosotros somos débiles por nosotros mismos, y nuestras ora- ciones también lo son comparadas con las del Espíritu. El ve la urgencia mucho mejor que nosotros, y su Personalidad infinita siente una infinita profundidad de amor, de pena, de compasión y de anhelo. El Espíritu Santo reconoce el tremendo potencial y las posibilidades por encima de lo que nosotros pudiéramos jamás comprender. UN COMPAÑERO DE ORACION INTERNO • 47 • La intercesión del Espíritu, según dice Pablo, supera cual- quier oración que usted pudiese hacer. En ese caso no se trata tanto de la intercesión que El realiza a través de usted, sino más bien a favor de usted (v, 27). El Espíritu Santo intercede por usted y por aquellos por quienes usted ora; El lo ha guiado a compartir el clamor de su corazón, su carga y su amor, pero no le deja solo para orar, sino que se une a usted como tierno compañero de oración, añadiendo a sus peticiones una com- prensión, un deseo y un poder infinitos. El Espíritu Santo quiere que usted tenga un ministerio de oración mundial. Su compañero de oración interno anhela que comparta con El su corazón por el mundo entero; ya que El es el Dios creador, El ama a toda su creación por igual. Aproximadamente el 50% de la gente del mundo no ha oído jamás el nombre de Jesús; o si lo ha oído mencionar, no ha escuchado lo bastante acerca de El como para poder tomar una decisión inteligente en cuanto a recibirle. Esos pueblos viven en una clase de pobreza pocas veces reconocida o publicada: se trata de una pobreza de oración intercesora, ya que los inter- cesores en esas naciones paganas son pocos. ¿Quién orará por ellos? ¿Quién pedirá por el exilado, el ateo, el comunista y el terrorista, si no son los cristianos? El Espíritu Santo, que intercede por ellos con gran anhelo cada día, desea profundamente que usted comparta con El su intercesión por el rápido avance del evangelio. ¡Qué trágico sería que nuestra renuencia a orar y nuestro fracaso en alcanzar a esos perdidos fueran factores que contribuyeran al retraso de la segunda ve- nida de Cristo (Mateo 24:14). ¡Perdónanos, Señor! ¿Por qué no hace un alto ahora mismo y pide perdón, al tiempo que promete que, por medio del poder capacitador del Espíritu Santo, desde este momento, comenzará usted a asumir su pleno papel de compañero de oración del Espíritu? Sin lugar a dudas, hay ciudades y naciones enteras, así como líderes mundiales que esperan su oración. ¿Hasta cuándo la esperarán? El Espíritu Santo puede llamarlo a ayunar. La iglesia cris- tiana ha descuidado mucho el método del ayuno como medio para orar con más poder y obtener mayores resultados de la CAMBIE EL MUNDO. • 48 • oración. De vez en cuando, sin embargo, el Espíritu lo llamará a añadir el ayuno a su intercesión (un estudio más amplio de este tema en el capítulo I l), El Espíritu Santo quiere multiplicar su recompensa eterna. Cristo premiará en gran manera a todos sus intercesores por la fidelidad de ellos. Mucho más depende del fiel ejercicio de la oración de lo que la mayoría de los cristianos piensan. Hay importantes batallas de oración que se luchan constantemente, y usted corre el peligro de perder las mayores oportunidades de esa vida cristiana. Cristo y el Espíritu anhelan que usted sea su eficaz compañero de oración; ellos necesitan su ayuda inter- cesora. Dios Padre ha dispuesto que muchas cosas dependan de la oración de usted; no falle a sus cointercesores divinos; no falle a su mundo. El Espíritu Santo anhela que su vida de oración llegue a ser poderosa y eficaz; El quiere que usted reciba su plena y gloriosa recompensa. [No se pierda la corona de inter- cesor que Elle tiene preparada! CAPITULO 7 LOS ANGELES Los santos ángeles de Dios son los expedidores invisibles de las oraciones que usted hace. La Escritura enseña que el número total de ángeles no puede ser contado por el hombre (Hebreos 12:22), y que la primera responsabilidad que ellos tienen como criaturas es adorar y servir a Cristo (Hebreos 1:4, 6, 7). En segundo lugar, Dios los asigna al servicio de "los que serán herederos de la salvación" (Hebreos 1:14). Los ángeles tienen un vivo interés en todo lo que se refiere a nosotros, ya que para Cristo somos importantes; somos su Iglesia, su novia. ¿Cómo ayudaron los ángeles con la respuesta a la oración en los tiempos bíblicos? La Escritura enseña de qué manera Dios usó a sus ángeles para ayudar en la contestación de las oraciones de muchos de los grandes héroes bíblicos. Cuando Abraham, por ejemplo, pi- dió por su sobrino Lot mientras éste vivía en la ciudad pagana de Sodoma, Dios envió a unos ángeles para librar a Lot antes de destruir el lugar (Génesis 19). Indudablemente Jacob oraba con fervor en su huída de casa de su suegro Labán, tras haberle ordenado Dios que volviera con sus familiares (Génesis 31:3, 11, 12), ya que el Señor mandó a un grupo de ángeles para • 49 • CAMBIE EL MUNDO • 50 • protegerlo (Génesis 32:1, 2). Cuando Elías huía de la ira de Jezabel, y oraba desesperadamente, Dios envió a sus ángeles dos veces para proporcionarle comida (1 Reyes 19:5, 7); y en aquella ocasión en que las fuerzas enemigas rodeaban a Eliseo, el Señor mandó multitudes angélicas para protegerlo (2 Reyes 6:17). Cuando Ezequías e Isaías clamaron en oración al cielo, el Señor envió a un ángel para librar a Jerusalén de sus enemigos (2 Crónicas 32:20, 21). Más tarde, Daniel, el guerrero de la oración tras ser echado al foso de los leones, testificó: "Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, (Daniel 6:22); y cuando el profeta buscó entendimiento de cierta visión, Dios mandó a Gabriel para que se la interpretara (Daniel 8:15, 16). Luego, Daniel oró nuevamente, con ayuno, y Gabriel fue en- viado otra vez a él (Daniel 9:3, 20-23). En otra ocasión, este mismo profeta pasó tres semanas orando y en ayuno parcial, y Gabriel se le apareció y le informó de que Miguel le había ayu- dado a traer la respuesta a pesar de la oposición demoníaca (Daniel 10:2, 13). También durante la visión y oración del pro- feta Zacarías, uno de los ángeles del Señor dio a dicho profeta la respuesta (Zacarías 1:8, 9). En tiempos del Nuevo Testamento, Dios envió un ángel a Zacarías, padre de Juan el Bautista, para decirle que su oración por un hijo había sido oída (Lucas 1:11-13). Fueron también ángeles quienes llevaron la noticia de la resurrección de Cristo a las mujeres que visitaban su tumba (Mateo 28:5), y también dos de ellos hablaron a los discípulos al ascender el Señor al cielo (Hechos 1:10, 11). Cuando los apóstoles fueron arrestados por el sumo sacerdote, Dios mandó a un ángel para abrirles la puerta de la cárcel y ordenarles que proclamaran las Buenas Nuevas (Hechos 5:19, 20). Durante el avivamiento en Samaria, un ángel dijo a Felipe que fuera hacia el sur, por el camino de Gaza, donde el evangelista conoció y testificó al eunuco etí?pe (Hechos 8:26). No hay duda de que también hubo un ángel im- plicado en su milagroso traslado ulterior a otros sitios de misión (vv. 33-40). Cuando Pedro estaba en la cárcel y la iglesia oraba por él, Dios mandó a un ángel para abrirle las puertas y sacarle (He- LOS ANGELES • 51 • chos 12:5-10); y mientras la iglesia seguía orando, el Señor envió a otro para destruir a su perseguidor: el rey Herodes (He- chos 12:17-24). Más tarde, durante aquel largo y trágico tem- poral en el Mediterráneo, cuando Pablo y sus compañeros de travesía estaban a punto de perder la vida, un ángel enviado por Dios aseguró al apóstol que, en respuesta a sus oraciones, todos los que iban en el barco se salvarían (Hechos 27:23, 24); y no hay duda de que también contaron con asistencia angélica para llegar vivos a la orilla. En otra ocasión aún, cuando Juan oró estando exilado en Patmos, Dios mandó a su ángel para darle la visión que encontramos en el libro del Apocalipsis (Apo- calipsis 1:1). Indudablemente, los ángeles de Dios estuvieron mucho más activos durante todos los tiempos bíblicos de lo que pensamos. También Jesús recibió asistencia angélica; sabemos por lo me- nos de dos ocasiones en las que oró y aparecieron ángeles para fortalecerlo y ayudarlo (Mateo 4:11; Lucas 22:43). La Biblia, por otra parte, da a entender que los ángeles están igual de activos hoy día. Somos importantes para los ángeles Usted debería regocijarse por el hecho glorioso de que nunca está solo -incluso los niños parecen tener un ángel que les acompaña (Mateo 18:10)-, los ángeles de Dios lo observan en todo momento (1 Corintios 11:10; 1 Timoteo 5:21). Pablo ex- presó: "Hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles ya los hombres" (1 Corintios 4:9). No hay ningún momento de su vida en el cual los ojos de los ángeles no lo están mirando; indudablemente, son ellos quienes llevan los libros en los cuales todos los pensamientos, las palabras y los hechos de usted que- dan registrados (Apocalipsis 20:12; Daniel 7:10), permitiendo que Dios recompense su oración y su servicio de amor a El (1 Corintios 3:11-15). Dios utiliza su múltiple bondad para con nosotros, su coor- dinación providencial de nuestra vida, y nuestro servicio a El para ilustrar a los ángeles su plan, su voluntad y sus caminos. De esta manera, nuestra vida se convierte en instrumento edu- CAMBIE EL MUNDO • 52 • cativo por medio del cual los ángeles pueden conocer a Dios mejor: "Para que la multiforme. de   sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y po- testades en los lugares celestiales" (Efesios 3:10). Los ángeles son importantes para usted Tanto Dios, como usted cuando ora, tienen siempre a los ángeles a su disposición. Siempre es correcto decir qU,e otorga la respuesta a la oración, ya que los ángeles actuan In- variablemente en nombre del Señor: son sus representantes personales. No hay límite a lo que ellos pueden por usted si lo que pide está de acuerdo con la de DI?S. Cuando se requiere a más de uno, Dios puede enviar los suficientes para satisfacer la necesidad que usted tenga. Al parecer, los ángeles poseen la capacidad de con esa rapidez increíble que caracteriza al mundo del espír'itu, No estorbados por un cuerpo de carne y hueso como el nuestro; SIn embargo, cuando Dios así lo quiere, pueden utilizar la fuerza física o aumentar la de usted (Daniel 10:18, 19; Lucas 22:43). Si es la voluntad del Señor, pueden, asimismo, adoptar forma corporal y funcionar por medio de ella. Recuerde los siguientes puntos importantes acerca de los ángeles: 1. Siempre están con usted. 2. Pueden ir a cualquier parte en el momento que sea. Se hallan presentes en el lugar y en el momento que usted los necesita. 3. Están disponibles al instante si Dios los requiere. 4. Tienen fuerza sobrehumana. 5. Son posiblemente los principales agentes del Señor para contestar sus oraciones. 6. Se deleitan en hacer la voluntad de Dios. 7. Están asignados permanentemente a ayudarlo a usted. 8. Lo aman porque usted es amado por Dios. 9. Usted puede pedir a Dios su ayuda en todo momento. 10. Son sólo servidores de Dios asignados a usted; usted no LOS ANGELES ----------- • 53 • debe orar a ellos, sino únicamente a Dios, y pedirle a Ella ayuda de sus siervos. 11. Se regocijarán con usted en el cielo y probablemente le explicarán cómo fueron contestadas sus plegarias en distintas ocasiones. Una razón por la cual usted debería sentirse muy agradecido por la ayuda de los ángeles es la constante oposición que pre- sentan Satanás y sus huestes demoníacas a la voluntad, el mi- nisterio y el pueblo de Dios. El diablo trata de vengarse del Señor atacando ala humanidad, objeto del amor y de los planes divinos. Satanás ha movilizado a sus fuerzas contra usted, y éstas se le oponen constantemente, obstaculizándole mucho más de lo que usted piensa (Efesios 6:12). Pero ¡regocíjese! [Torne aliento! Sólo Dios es todopoderoso, omnisciente y omnipresente. El diablo puede únicamente estar en un sitio a la vez, y ha de confiar en sus ayudantes demoníacos que trabajan para él. Dios tiene muchos más ángeles que demonios Satanás, y la guerra espiritual se gana mediante la oración, con la ayuda de las huestes angélicas del Señor (vea el capítulo 20): "Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Romanos 8:31); "No ten- gas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos" (2 Reyes 6:16); "No temáis, ni tengáis miedo ... porque más hay con nosotros que con él" (2 Crónicas 32:7). Su oración y los ángeles Ya sea que los ángeles ayuden en la respuesta a sus oracio- nes especialmente comisionados por Dios, o en el desempeño normal de los deberes que tienen establecidos, no se le exige a usted que les pida ayuda directamente; de hecho, jamás debe orar a los ángeles. Dirija su oración sólo a Dios, entendiendo que quizá El asignará a estos la tarea de ayudar a suplir las necesidades por las cuales usted pide. En determinadas cir- cunstancias, usted puede solicitar legítimamente la asistencia angélica en necesidades relacionadas con: El evangelismo, la iglesia y la obra misionera. Tal vez usted quiera orar para que los ángeles de Dios aceleren la concesión CAMBIE EL MUNDO • 54 • de permisos, coordinen el tiempo atmosférico, suplan favores de viaje, ayuden con arreglos complicados, aseguren el buen funcionamiento de las máquinas, den gracia ante las autori- dades locales o en otras esferas del gobierno, atraigan la aten- ción de personas claves, motiven a la gente para que asista a reuniones importantes, distraigan a la oposición o silencien y retiren a los adversarios, auxilien en la liberación de hábitos pecaminosos, y lo ayuden a usted a contestar preguntas y ob- jeciones. La derrota de Satanás. Quizás usted necesite la ayuda de los ángeles de Dios para atar la influencia del diablo, desbaratar sus planes e impedir el control que ejerce sobre cierta vida; o a fin de disipar las tinieblas satánicas y hacer retroceder a sus demonios; o para ayudar a los cristianos en tiempos de tenta- ción, dándoles poder con el objeto de que puedan resistir a Sa- tanás, uniéndolos contra éste y sus fuerzas. La protección. En ocasiones, la protección angélica resulta imperativa, y bajo la dirección de Dios los ángeles pueden guar- darnos de accidentes, tormentas y otras calamidades naturales; así como de insectos, de animales salvajes, de gérmenes de en- fermedad y de infecciones; o de enemigos incitados por Satanás; o de ataques abiertamente demoníacos y de la tentación del diablo. Los ángeles pueden asimismo recibir la facultad de dis- traer la atención de los adversarios que usted tiene haciendo que su presencia pase inadvertida en momentos de peligro, y también de coordinar circunstancias providenciales para que pueda escapar de sus enemigos. Las necesidades personales. Usted tal vez sienta la necesi- dad de una ayuda angélica en asuntos muy personales, como por ejemplo: en la protección de sus seres queridos; o cuando precisa comunicarse con alguien; o para encontrar solución a algún problema. O también en momentos que requieren habi- lidades especiales, o para que lo ayuden a encontrar algo. O igualmente para llamar a otros en su ayuda, o a fin de desper- tarle a tiempo, o para recordarle o hacerle presentes ciertas cosas. O con objeto de guiarle en alguna situación difícil, pro- porcionarle una fuerza física superior a la que usted posee, re- cordar a otros que oren por usted, traerle a la memoria un LOS ANGELES • 55 • versículo de la Biblia -o dónde se encuentra-, ayudarlo a comprender a otros, velar por sus cosechas o ganados (Mala- quías 3:11) o asistirle en asuntos de negocios. Lo anterior no es sino una lista de posibles situaciones en las que usted quizá necesite la asistencia angélica. Recuerde: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo pueden actuar di- rectamente, pero, con toda probabilidad, la mayoría de las veces escogerán hacerlo mediante el ministerio y con la cooperación de los ángeles. Dé gracias al Señor por la asistencia angélica siempre que sospeche que ésta ha tenido algo que ver. Usted siempre dispone, con sólo pedirlo, de una multitud de esos em- bajadores celestiales, los cuales pueden ser enviados al lugar o a la persona que se halle en necesidad. Los ángeles están es- perando para ayudarlo. CAPITULO 8 LAS LLAVES EN SUS MANOS Jesucristo es el Soberano de nuestro universo, el Creador de toda cosa visible e invisible: del mundo físico, de la humanidad y de la esfera angélica (Juan 1:3; Colosenses 1:16), Todos los seres celestiales, a excepción de la Trinidad, fueron creados por Jesús; incluso aquellos que cayeron en pecado y siguieron a Satanás. Aun de éstos, Cristo todavía es el máximo Soberano; y a pesar de que ahora no se postran ante El, un día lo harán: no en sumisión, ya que entonces será demasiado tarde para eso, sino reconociendo que sólo El es Señor. El diablo y sus segui- dores no pueden traspasar los límites de lo que Jesús les per- mite (Job 1:10, 12; 2:6; 1 Reyes 13:4). Se apresura el día en que Satanás y todo ser maligno serán lanzados al lago de fuego y no se opondrán ya más a Dios o al hombre. A pesar de sus más nuevas tecnologías, los científicos son incapaces de descubrir el secreto del poder que sostiene el uni- verso. ¿Cuál es la fuente de esa energía que hace que los elec- trones de cada átomo sigan girando alrededor de su núcleo a una velocidad comparable a la luz? ¿Qué poder encamina a las innumerables estrellas, siglo tras siglo, por sus recorridos? La Biblia responde a estas preguntas: Jesús (Hebreos 1:3). Jesucristo es supremo hoy, como indican sus propias pala- • 56 • LAS LLAVES EN SUS MANOS • 57 • bras: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra" (Mateo 28:18). Jesús tiene las llaves de la historia En el Antiguo Testamento, Jehová (Jesús en su forma preencarnada) anuncia dos veces: "Yo soy el primero, y yo soy el postrero" (Isaías 44:6; 48:12); yen Apocalipsis 1:17; 22:13, Cristo declara nuevamente esta verdad: el "primero", porque es Creador de todo; y el "último", porque tiene la última palabra en todas las cosas. El llevará a cabo su plan eterno a pesar de cuantos hombres y demonios puedan hacer por desbaratarlo. Jesucristo es el Señor de la historia, y jamás rendirá a nadie su señorío. Usted nunca cometerá un error colocando su vida en manos del Señor de la historia. Jesús tiene las llaves de la muerte y del Hades Jesús es Soberano de la muerte y del Hades, como anuncia en Apocalipsis 1:18: "[Yo soy] el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades". Ningún germen de enferme- dad, crimInal o terrorista cuenta con poder sobre usted a menos que Jesús le permita dicho poder; ni tampoco tormenta, inun- dación, animal salvaje, fuerza o poder alguno puede dañarle sin autorización de Cristo. Esto no garantiza que usted vaya a tener una vida libre de sufrimiento o a llegar a una edad avanzada; si hace caso omiso de las leyes divinas en cuanto a la salud, y vive descuidada- mente, segará lo que ha sembrado: será más propenso a los accidentes y más susceptible de contraer enfermedades. Sin em- bargo, sí significa que Jesús no permitirá que nada dañe a su verdadero "yo". Juan Wesley expresó: "Yo soy inmortal hasta que haya aca- bado mi obra." Esto quiere decir que siempre que usted se halle en la voluntad de Dios, siga sensible y obediente a la guía del Espíritu, cuide de su cuerpo, el control supremo de su vida y de su muerte no estará en manos de la casualidad, los aconteci- CAMBIE EL MUNDO • 58 • mientos naturales, otros seres humanos o Satanás. Jesús no permitirá que nada lo toque excepto aquello que El puede usar para su beneficio eterno. El tiene el propósito de utilizarlo ahora y por la eternidad. [Gloria a Dios, Cristo posee las llaves de la muerte y del Hades! Y no se las entregará a ningún otro. Jesús tiene las llaves de David "Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre" (Apocalipsis 3:7). Cristo es el Señor de todas las puertas: aque- llas que El abre no pueden ser cerradas ni por hombres ni por demonios; ni las que El cierra pueden abrirse por la fuerza, aunque todo el infierno conspire para hacerlo. Pablo reconoció que era Jesús quien le abría las puertas a lo largo de todo su ministerio (2 Corintios 2:12; Colosenses 4:3). Si usted busca una "puerta grande y eficaz" como la que encontró el apóstol (1 Corintios 16:9), recuerde que es Jesús quien abre las puertas; y si necesita que alguna se cierre de golpe en las narices de Satanás, tenga en cuenta que el Señor posee las llaves para hacerlo. La gente puede abrir por la fuerza aquellas puertas que usted o yo hemos cerrado, o cerrar las que hemos abierto, pero cuando Jesús entra en escena, nadie puede cambiar lo que El hace. El Señor no renunciará nunca a la soberanía que tiene sobre las puertas en la vida de usted: El conserva la llave de David. Jesús le dará las llaves del reino Aunque hay ciertas llaves que Cristo no entregará jamás a nadie, El está ansioso por darnos a usted y a mí las llaves del reino: "[Yo]... edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos" (Mateo 16:18, 19). Jesús confió las llaves del reino a los primeros discípulos. Originalmente el mensaje le fue dado a Pedro, quien acababa LAS LLAVES EN SUS MANOS • 59 • de responder a la pregunta del Señor: "¿Quién decís que soy yo?" (v, 15). Tras la declaración que aquél hizo del señorío de Cristo, el Señor le dio (así como a los que vendrían después) una increíble autoridad para extender la obra de su reino sobre la tierra. ¿y cómo utilizó Pedro las llaves? ¿De qué manera ató y de- sató? Jesú.s acababa de prometer que El edificaría su iglesia; y ya q ~ e no Iba a estar más sobre la tierra en carne humana para realizar esa tarea de edificación, ahora entregaba a Simón y a los otros discípulos esa responsabilidad. El interés de Cristo por ~ t r .y desatar no tenía tanto que ver con la disciplina de su iglesia como con la edificación y el avance de ésta. En el relato del crecimiento de la iglesia neotestamentaria que encontramos en Hechos, la oración y el testimonio iban de la mano mientras el Espíritu Santo actuaba por medio de los discípulos. El   ~   ~ Pentecostés, Jesús dio a Pedro una llave, y éste, en obediencia, pasó al frente y abrió la puerta de la iglesia a tres mil nuevos creyentes. También Esteban recibió de Cristo una llave, y obedientemente entró en el cielo directamente; sin embargo, la muerte de ese mártir influyó en Saulo, quien llegó a ser el mayor ganador de almas de la Iglesia primitiva. El Señor, asimismo, dio una llave a Felipe, con la que él abrió la puerta de la iglesia a los samaritanos; y luego le proporcionó otra y lo envió al desierto. Felipe obedeció, y en el camino de Gaza pudo abrir también al eunuco etíope, y con ello a la gente de Africa. Cristo le dio a Pedro otra llave más, y el apóstol abrió la puerta de la iglesia a Cornelio y, posteriormente, a los gentiles romanos. Jesús siguió dando llaves a Pablo, a medida que éste extendía el reino de Dios y edificaba la iglesia en una ciudad tras otra: Filipos, Tesalónica, Atenas, Corinto, Efeso, Colosas; y, más allá, por muchos otros pueblos y ciudades cuyos nombres no se mencionan. El apóstol de los gentiles continuó obede- ciendo, predicando, orando y edificando la iglesia. Jesús necesita cristianos que lleven adelante su obra en cada época. Esta verdad es tan importante que el Señor repitió su comisión un poco más tarde en el libro de Mateo utilizando la CAMBIE EL MUNDO • 60 • forma plural e incluyendo así a todos los cristianos que ?abrían de seguir a Pedro: "De cierto os digo que todo lo at81S la tierra será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra será en el cielo. Otra vez os digo, que si dos.de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier que pidieren, les será hecho por mi Padre que esta .en los cIelos: Porque donde están dos o tres congregados en rm nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mateo 18:18-20). . , Por lo tanto, Cristo continúa edificando su Iglesia hoy   mientras sus seguidores utilizan las llaves que les   sido confiadas: aquellas de abrir las puertas para la salva:lOn d.e otros de soltar las ligaduras de Satanás con las cuales el apri- la vida de la gente, y de atar el poder que éste trata de destruir a los creyentes y a la Es CH;rto que Dios ordena a los líderes de la iglesia que díscípüoen a esta con objeto de ayudar a mantenerla pura; pero aunque tales pasajes se refieran a la disciplina eclesiástica, no hay duda de que tienen un alcance mayor: el uso de las llaves, el ! el desatar son cosas estrechamente relacionadas con la oracion y el acuerdo entre los creyentes que se reúnen para orar. El verbo griego que se traduce por ponerse de   ,es symphoneo, de donde viene nuestra palabra castellana   y quiere decir: "tocar juntos en   en referencIa, prin- cipalmente, a los instrumentos musicales- Cuando dos cristianos "armonizan, respecto de un en la unidad del Espíritu" y en una unidad de deseo y oracion, suena como la música de una hermosa sinfonía a los oídos de Dios. Sin lugar a dudas, Dios Padre ratificará Y esa petición. ¿Por qué? Porque siempre dos o tres oran Junto.s en el nombre de Jesús, El mismo esta presente con ellos PI- diendo, asintiendo y dando el amén a su oración. . Cristo siempre está dispuesto a dar las llaves a cualqUler creyente que vaya a utilizarlas, Y se halla deseoso de hacerlo; algunos las toman y ponen manos a la obra, se re,cuestan y pierden sus oportunidades. Paso .a paso, Jesus exten- diendo su reino aun hoy día, y El qUiere usarnos mas de lo que hemos sido usados hasta ahora. Usted y yo podemos alcanzar a algunas personas por nuestra obediencia; y a muchos, muchos más, mediante la oración. LAS LLAVES EN SUS MANOS • 61 • Hoy día, Cristo, el Señor de la historia, está edificando su Iglesia tan rápido como puede encontrar ayudantes obedientes y que oren; si usted y yo no somos fieles en el uso de las llaves de la obediencia y la oración, El dejará de darnos nuevas llaves. ¿El cielo o el infierno? Ahora la iniciativa la tiene usted; pero debe ser consciente de que el destino eterno de otros -sea el cielo o el infierno- depende del uso que usted haga de las llaves que Cristo le ha concedido. Cuando Jesús se reunió con sus discípulos por primera vez después de su resurrección, los bendijo, les mostró las manos y el costado, y dijo: "Como me envió el Padre, así también yo os envío" (Juan 20:21); y luego, soplando en ellos, expresó: "Re- cibid el Espíritu Santo" (v. 22). Inmediatamente dio a aquellos discípulos, y a todos los que vendrían después de ellos, una responsabilidad de lo más imponente: "A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos" (v. 23). Pero ¿cómo?, se pregunta usted, ¿no es Dios el único que puede perdonar pecados? [Naturalmente que sí! Y ¿no pagó Cristo el precio para que todo aquel que clamara a El fuese perdonado? [Sí, gracias a Dios! Entonces, ¿cómo es posible que el perdón de otros esta en manos de usted en vez de en las de Dios? Pues muy sencillo: Cristo nos ha escogido para llevar su mensaje al mundo. El ya ha pagado el precio por todos; pero la única voz que utilizará para decírselo al mundo será la suya y la mía. Si usted alcanza a un amigo suyo con el mensaje, éste puede ser perdonado; si no lo hace, él se perderá para siempre. El cielo o el infierno ahora dependen de nosotros: la parte de Jesús ya está hecha, pero falta la nuestra. Esto guarda una relación directa con la oración. En el mo- mento presente, muchos no tienen posibilidad alguna de que ningún cristiano los alcance con el mensaje antes de su muerte; por esa razón, Jesús mandó que usted y yo orásemos al Señor de la mies que enviara obreros a ellos. Muchas otras personas CAMBIE EL MUNDO • 62 • tendrán sólo una oportunidad en toda su vida de oír, creer y ser salvas. ¿La perderán? ¿Se quedarán sin entender? impe- dirán los prejuicios atender el mensaje? Nuestras oraciones de- ben ayudarlos a superar la sima; Dios ha hecho de nosotros la única esperanza de salvación para ellos. Algunos países musulmanes y comunistas están a los misioneros; Yen esas sociedades de regímenes autontanos y represivos el testimonio del evangelio casi no existe. En países, la única manera en que la gente oí: el   es a través de la radio; pero sin el gozoso testimonio de nos abiertamente declarados, quizá no entiendan su sigmfi- cado' y ya que en su emisora de radio no hay una voz creyente, tal vez nunca descubran un programa cristiano ... ¿o sí? En tales casos, puede que la única esperanza de esas personas sea la oración de usted. Esta puede guiarlos mientras tratan de sintonizar su aparato; o ayudarlos a dejar a un lado sus prejui- cios; o asistirles para que entiendan; o ayudarlos a desechar las sugerencias de duda del diablo. La oración de usted cons- tituir la única llave que les abra la puerta a la salvación. Con el orar, Cristo le da a usted las llaves para la salvación de más personas dentro de su círculo de conocidos, y de todo el mundo de las que piensa. Un día, Jesús le pedirá cuentas de lo que hizo con las llaves que El le entregó: ¿A cuántos abrió con ellas la puerta del cielo? ¿En cuántas vidas cerr? usted puerta a los engaños de Satanás? El único plan que tiene Cristo para edificar su Iglesia y extender su reino, es darnos las llaves del cielo. ¿Las utilizará usted fielmente? CAPITULO 9 ¡EMERGENCIA! Dios está recibiendo y haciendo llamadas de emergencia cons- tantemente. Algunos acontecimientos, imposibles de prever para usted, requieren la inmediata intervención del Señor, mientras que otras situaciones se desarrollan hasta llegar a un punto de crisis. Aunque Dios nunca se ve sorprendido por la necesidad, ya que lo prevé todo, usted y yo interpretamos esos casos como de emergencia. En la actualidad, Cristo se halla entronizado a la diestra de Dios, y gobierna el mundo mediante su intercesión y la de sus caintercesores terrenos; de tal manera que, antes de que surjan las situaciones de emergencia, El a veces escoge hacer provisión para las' mismas llamando a sus hijos a orar. En otras ocasiones, el Señor hace una llamada urgente en el momento mismo de la necesidad. Cómo asociarse a la red intercesora de emergencia 1. Asegúrese de estar lleno del Espíritu. Esa seguridad es fundamental para todo en la vida cristiana. Aunque cada cre- yente puede ser guiado y usado por el Espíritu Santo, resulta mucho más fácil oír su voz cuando El tiene completo control de la vida de uno. El Espíritu Santo mora en todo cristiano nacido • 63 • CAMBIE EL MUNDO • 64 • de nuevo (Romanos 8:9); pero no todo cristiano lleva una vida llena del Espíritu y controlada por El. Usted no puede contar con una vida así a menos que entre en ella: el creyente debe llevar a cabo una "rendición total" (el término preferido de Andrew Murray) -consagración com- pleta de sí mismo y de todo lo que tiene a Dios (Romanos 12:1, 2)- y pedir la plenitud del Espíritu (Lucas 11:13), confiando en la limpieza, la capacitación y la llenura que realiza el mismo (Hechos 15:8, 9). Cualquier cristiano vivo en la actualidad puede estar tan lleno del Espíritu como los antiguos apóstoles, con tal de que realice el mismo compromiso que ellos (Hechos 2:38,39). No se trata de un asunto de manifestaciones especia- les, sino de rendición de la propia voluntad. Siempre que usted ve a un creyente luchando con la volun- tad de Dios, derrotado por anhelos y ambiciones carnales, im- pedido por sus propios deseos tercos, y reaccionando carnal- mente con relación a su familia y a otras personas, sabe que no está llevando una vida llena del Espíritu; dicho creyente, no ha sido nunca lleno del Espíritu Santo, o bien, a causa de la de- sobediencia y de la retirada de su consagración, no está ahora. viviendo en la plenitud del mismo. Por lo general, una vez que usted ha experimentado la llenura del Espíritu, éste sigue lle- nándolo de continuo según lo necesite. 2. Lleva una profunda vida de oración. Cuanto más experi- mente usted la vida de oración, tanto más Dios podrá utilizarlo en momentos especiales de necesidad. El Señor precisa cons- tantemente de verdaderos guerreros intercesores. A orar se aprende orando. Aunque la teoría sobre la oración que encontramos en los libros sea maravillosa, sólo conseguirá usted confianza y fortaleza en esa actividad orando; ponga en práctica los principios de la oración y el Espíritu le proporcio- nará mayor libertad y atrevimiento cuando interceda -así como más oportunidades de hacerlo. 3. Desarrolle una relación de tipo conversacional con el Se- ñor. Dígale a Dios repetidamente cuánto lo ama y adora. Sal- pique su día de alabanza. Comparta con El su gozo. Dele gra- cias, en la quietud de su alma, por cada bendición del día: el sol, la belleza, las sonrisas, los amigos, la canción, su ayuda en j EMERGENCIA! • 65 • el trabajo. Pida a Dios que bendiga a la gente en la cual usted con la que se cruza, o que llega a conocer; y mientras realiza su trabajo, anda por la calle, o conduce su automóvil, susurre cosas a Jesús en su corazón, sin que otros se enteren de la frecuente comunicación que mantiene con su maravilloso Señor; viva en la presencia de Dios. 4. Aprenda a escuchar. Como hijo de Dios, usted tiene el privilegio de ser guiado por el Espíritu Santo (Romanos 8:14)' ¿ha adquirido el hábito de escuchar al Señor? Ningún cristiano llega nunca a dominar esta práctica por entero; pero Dios puede ayudarlo a hacerse más sensible a su voz. Quiera El convertir en bendiciones para usted las siguientes sugerencias: a. Asegúrese de mantener su compromiso con el Señor cada día y de vivir en la plenitud del Espíritu. b. Pida a Dios que le enseñe a escuchar su voz' la oración no constituye una comunión verdadera si es usted quien habla todo el tiempo. c. Al comienzo de cada día pida al Señor que le hable cuanto quiera a lo largo de la jornada; y que lo ayude a reconocer su voz. d. Lea la Biblia, esperando que Dios le hablará y bendecirá su Palabra en el corazón de usted. Hágalo para su propia ben- dición, y para saber cómo puede agradarle mejor a El y hacer su voluntad de una manera plena. e. Pídale su guía y su asistencia aun en las cosas más pe- <f,ueñas: t?do lo que es importante para usted lo es también para El. Solicito su ayuda a fin de ser una bendición para otros cuando se encuentra con ellos, cuando les habla por teléfono o cuando les escribe cartas. Pida a Dios que le muestre algunas cosas pequeñas que hacer por El y por los demás. También solicitar su guía para realizar compras, para tener las   correctas, para mantener contacto con otros, para su trabajo, y para su vida de oración. f. Relájese y confíe en que El lo guiará constantemente (Isaías 58:11). No tenga miedo de errar la voluntad de Dios' usted su hijo, descanse en la fidelidad del Señor. No concluslOnes apresuradas; no espere oir ninguna voz, ni ver señal del cielo, la guía divina es una parte tan normal del trato CAMBIE EL MUNDO. • 66 • de Dios para con nosotros que a menudo sucede cuando más desapercibidos estamos. g. Observe cómo Dios coordina su providencia para con us-, ted; no se inquiete si El permite que haya retrasos u obstaculiza sus planes; la voluntad divina es lo mejor y El quiere que todas las cosas le ayuden a usted a bien y obren para su propia gloria. Dios siempre sabe qué es lo excelente y mejor, no luche contra su providencia. Simplemente descanse en su tierna solicitud por usted; El puede abrir un camino allí donde no hay ninguno, pero usted jamás tendrá que forzar la apertura de ninguna puerta. 5. Pida a Dios que lo mantenga alerta cada día. Todas las mañanas solicite específicamente del Señor que le traiga al pen- samiento cualquier persona o situación por la cual debería orar. Lleve listas de oración, ya que Dios puede impactarle para que añada a las mismas a otros individuos con necesidades especia- les. ¡Esas listas le servirán asimismo como crónica de oraciones contestadas! Sea sensible cada día a cualquier nueva tarea de intercesión que Dios quiera indicarle; y a medida que trans- curre la jornada, ore inmediatamente por cualquier persona o cosa que el Señor le traiga a la mente. 6. Acepte la responsabilidad de orar por cualquier carga que Dios le ponga. Asegure al Señor, cada día, que intentará llevar fielmente las cargas de intercesión que Elle da; y trate dichas cargas como encomiendas especiales de Dios. Cómo reconocer la tarea de oración que Dios asigna El Señor puede impresionar la mente de usted, de manera indeleble, con algún individuo en particular. Esto es posible que suceda tanto durante su tiempo de oración como en cualquier otro momento del día. Si usted ha dicho a Dios que está dis- puesto a interceder, y el nombre de una persona le viene de continuo al pensamiento, es muy probable que tal persona ne- cesite oración; esto puede ocurrirle sólo ocasionalmente, pero, cuanto más cerca ande del Señor y más aprenda a sintonizar su voz, con tanta mayor frecuencia lo usará El de esta manera. Tal vez usted tenga un presentimiento o una sospecha espe- i EMERGENeIA! • 67 • cial de peligro o de necesidad. En ese caso, recurra de inmediato al Señor, y de ser posible haga una pausa en lo que está reali- zando. Mientras ora, es probable que Dios le traiga a la mente alguna persona o situación en particular; si no, ore pidiendo la ayuda y la misericordia divinas para la necesidad que sea. En cierta ocasión, Dios me llamó a orar por mis padres cuando éstos se encontraban en peligro, aunque yo no sabía en absoluto de qué peligro se trataba; y otra vez, el 12 de diciembre de 1939, mientras pedía por el desenlace de la Segunda Guerra Mundial, sentí una carga especial por determinada situación. El Graf Spee, un buque mercante alemán que había sido trans- formado en "acorazado en miniatura", estaba hundiendo mu- chos cargueros con considerables pérdidas de vidas humanas. Aquella noche sentí la autoridad especial de Dios y le pedí a El que interviniera; al día siguiente, los noticieros de radio anun- ciaban que el Graf Spee había sido acosado hasta el puerto de Montevideo, en Uruguay, y varios días después era sacado de dicho puerto y barrenado. Ninguna vida se perdió salvo la del comandante, quien eligió hundirse con su nave. Probablemente el Señor puso aquella misma carga de intercesión en muchos otros corazones más que en el mío, pero yo experimenté el gozo de saber que Dios me había llamado a velar y había contestado específicamente esa oración. Doña Hulda Andrus, madre del cabo Jacob DeShazer, uno de los aviadores abatidos durante los bombardeos Doolitle con- tra Tokio en la Segunda Guerra Mundial, ha referido cómo Dios la movió a orar en aquel entonces. La mujer, que no sabía dónde estaba destinado su hijo, cuenta: "Cierta noche, me desperté de repente con la sensación de que era lanzada al vacío, y caía ... caía .... ¡Qué terrible carga se apoderó entonces de mi alma! En mi congoja oré y clamé a Dios, hasta que súbitamente la carga en cuestión desapareció". Más tarde la señora Andrus fue informada de que su hijo había sido abatido y se encontraba en manos de los japoneses; al comparar la hora del suceso, ella descubrió que Dios la había alertado en el momento exacto en que Jacob se lanzaba en paracaídas de su avión en llamas. En otra ocasión, el Señor le hizo sentir una gran carga por la salvación de su hijo; y nuevamente, mientras ella perseve- CAMBIE EL MUNDO • 68 • raba en oración, le trajo a la memoria la promesa de Isaías 55:9. En ese mismo momento, Dios hablaba a Jacob en la celda de la cárcel y éste entregaba su vida a Cristo. Cierto día, los noticieros anunciaron que los japoneses iban a ejecutar a aquellos prisioneros; y mientras la señora Andrus clamaba a Dios, le pareció que Dios le decía: "Sus ángeles lo guardan", y nuevamerite la carga se fue de ella. De los cuatro hombres capturados, los japoneses fusilaron a tres. Sin em- bargo, por un milagro de Dios DeShazer quedó a salvó. Pero el Señor, no sólo salvó al hijo de Hulda Andrus, sino que también lo llamó a predicar: después de la guerra, DeShazer fue al Japón como misionero y allí Dios lo utilizó en gran manera. El Señor puede darle un sentido de urgencia en cuanto a una necesidad que usted conoce bien. Tal vez usted haya orado re- petidamente por una necesidad en particular, y sin embargo ahora siente la convicción de que Dios debe contestar a esa oración sin pérdida de tiempo. La carga de intercesión que usted experimenta quizá se refiera a una sanidad física, a la salvación de algún inconverso, a la restauración de la unidad en un grupo de personas dividido o al avivamiento en un sitio determinado. Dios puede mantener una carga general en el corazón de usted durante días y luego, llegado el momento, guiarlo a apartar un tiempo especial para entregarse a la oración prolongada y ur- gente. Cierto miembro de la junta directiva de Oriental Missionary Society (Sociedad Misionera Oriental) tenía un hijo que se había vuelto al mundo después de haber sido misionero de la orga- nización. El joven había abandonado su campo de misión y to- mado un trabajo secular, permaneciendo impenitente y lejos del Señor. Durante varios meses, nuestro líder estuvo llevando una profunda carga de oración por su hijo, hasta que un día, mien- tras se encontraba en ciertas reuniones de delegación en un estado distante, aquella carga se hizo tan pesada para él que pidió a su anfitriona que no lo molestase durante la jornada ni lo llamara para acudir a las comidas; se encerró en su habita- ción y pasó las horas clamando a Dios. Por la tarde llamaron a la puerta, y tras pedirle disculpas por la molestia, la mujer le dijo que tenía una llamada de larga distancia para él. El padre ¡EMERGENCIA! • 69 • acudió al aparato, y lo primero que oyó fue: "¡Papá, he vuelto al Señor!" Dios puede hacer que una carga de oración cobre cada vez más profundidad para usted hasta convertirse en su tarea per- manente. El Señor precisa de vigilantes intercesores para las iglesias, las misiones, las ciudades, las naciones y los ministe- rios: "Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra, (Isaías 62:6,7). En este pasaje Dios anuncia que ha puesto vigilantes de oración e indudablemente Isaías era uno de ellos, ya que en el versículo uno dice: "Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha." Usted puede tam- bién ser uno de esos vigilantes intercesores de Dios. Cada obrero cristiano dedicado al ministerio tiempo com- pleto necesita un equipo de oración que lo respalde, lo fortalezca y lo cubra mediante la intercesión; todo ministerio de la iglesia necesita una compañía de guerreros intercesores que lleven la carga. La eficacia de tal ministerio dependerá de la santidad del equipo y del poder de oración en que se apoye. Dios bende- cirá a cualquier persona o ministerio si la misma o el mismo consigue respaldo en la oración y mantiene bien informados y dirigidos en cuanto a qué pedir a sus intercesores. Bienaven- turado el ministerio o la persona que, no sólo ha obtenido la ayuda de compañeros en la oración, sino que además cuenta con vigilantes intercesores que llevan una carga constante por su labor. Ese era el secreto de Charles G. Finney, cuyo ministerio dio como resultado cientos de miles de conversiones, y cuyas reu- niones, en 1858 y 1859, fueron consideradas causa directa de uno de los mayores avivamientos mundiales. El mismo Finney era un poderoso hombre de oración, y contaba con muchos que pedían por su ministerio. De aquellos famosos veintidós discur- sos suyos sobre los "avivamientos religiosos", cuatro de los mis- mos tratan del papel de la oración. Cuando Finney viajaba de un lugar a otro, lo hacía acom- CAMBIE EL MUNDO. • 70 • pañado de dos ancianos conocidos como el padre Clery y el padre Nash. Al ir el evangelista a Gran Bretaña para varias semanas de reuniones especiales, esos hombres, de pocos recursos tam- bién fueron, y alquilaron a bajo precio un sótano oscuro y hú- medo en el cual, de rodillas, perseveraron en la oración hasta que sus lágrimas y lamentos prevalecieron. Esos eran los vi- gilantes intercesores de Charles G. Finney. También cuando Evan Roberts fue tan poderosamente usado por Dios en el gran avivamiento galés de 1904-1905, estuvo respaldándolo un pequeño grupo de jóvenes que servían como vigilantes intercesores. ¿Cómo hacer efectiva su carga de oración? Cuando Dios le confíe una carga particular de oración, acép- tela con gozo y sea fiel a la misma; se trata de una comisión especial del Señor. 1. Dé prioridad a dicha carga de oración sobre todo lo demás. Siempre que le sea posible, deje a un lado lo que está haciendo y entréguese por completo a orar por esa necesidad; a menudo el tiempo es muy importante, no posponga su intercesión. Si, por el contrario, usted no puede apartarse de inmediato para dedicarse a esa carga de oración, siga orando por el asunto en cada rato que tenga libre, hasta que cuente con la libertad de dejar todo lo demás y entregarse a orar. 2. Esté preparado para interceder durante horas. Eso no siempre resulta necesario, pero tenga la diligencia suficiente en la oración para seguir pidiendo hasta obtener la certeza de que Dios va a contestarle. 3. Ore hasta que Dios le quite la carga, o le dé la seguridad de que lo ha oído. Hacia 1949, en Adelaide, Australia del Sur, un grupo de antiguos misioneros en la China, retirados, se reu- nía con unos pocos amigos fieles de oración, para mantener su encuentro habitual de intercesión misionera. En aquella oca- sión, una gran carga de oración y un sentido de urgencia vino sobre ellos: todos sintieron la necesidad de orar especialmente por Hayden Mensalp, quien en ese momento servía en la Misión en el Interior de China. El grupo decidió, por unanimidad, dejar ¡EMERGENCIA! • 71 • a un lado toda cosa preliminar y entregarse "directamente a la oración"; y estuvieron intercediendo hasta que todos ellos hu- bieron experimentado una sensación de paz y de alivio. Pocos años después, cuando Hayden Melsalp fue en dele- gación a Australia,los viejos misioneros le preguntaron si re- cordaba alguna situación extraordinaria que hubiese tenido lu- gar por aquel entonces; y, para asombro suyo, supieron que aquel mismo día y hora, Hayden y por lo menos otros dos mi- sioneros habían estado de espaldas contra una pared, en cierto patio de la China, frente a las armas comunistas. Sin embargo, precisamente en el momento en que el oficial que tenía el mando iba a dar la orden de fuego, la puerta del patio se abrió y entró otro oficial de mayor graduación, el cual, asombrado por lo que estaba a punto de pasar, mandó: "[Deténgase!" y subiendo hasta donde se encontraba Mensalp, lo rodeó con el brazo y lo puso a salvo a él y los que estaban con él. Yo escuché este testimonio del mismo Hayden Mensalp y también lo conservo escrito por un amigo de Australia. 4. Dios puede guiarlo a obtener las oraciones de otras per- sonas. El Espíritu Santo ha realizado muchos milagros en res- puesta a una cadena de oración o a las peticiones de un grupo especialmente convocado. Muchas iglesias locales han estable- cido cadenas de oración de emergencia; y cuando hay una pe- tición urgente de intercesión, se avisa inmediatamente a cinco o seis personas. Cada una de esas personas, llama a su vez a la siguiente de la lista, y en cosa de pocos minutos hay mucha gente orando. También tenemos este arreglo entre el personal de la sede de Oriental Missionary Society (Sociedad Misionera Oriental). En 1960, durante el levantamiento de los Mau Mau en Kenya, una noche los misioneros Matt y Lora Higgens volvían a Nairobi atravesando el corazón del territorio de aquella tribu -donde habían sido muertos y despedazados tanto keniatas como misioneros-, cuando el vehículo en que viajaban se arruinó. Los Higgens trataron de reparar el automóvil en la oscuridad, pero no pudieron ponerlo de nuevo en marcha; de modo que tras invocar el Salmo 4:8: "En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque sólo tú, Jehová, me haces vivir con- CAMBIE EL MUNDO • 72 • fiado" pasaron la noche en el auto. Por la mañana lograron arreglar el autómovil. Pocas semanas después, los Higgens volvieron a Estados Unidos con licencia, y contaron que la noche antes de abando- nar Nairobi los había visitado un pastor local, quien les contó que un miembro de los Mau Mau había confesado que él y otros tres treparon aquella noche al automóvil para matarlos, pero al ver a dieciséis hombres que rodeaban el coche huyeron ate- morizados. "¿Dieciséis hombres'?", había respondido Higgens, "[No sé qué quiere decir!" Durante aquel permiso, sin embargo, un amigo suyo, Clay Brent, les preguntó si se habían encontrado en peligro recien- temente. -¿Por qué'? -inquirió Higgens. Clay, entonces, le explicó que el 23 de marzo Dios le había dado una pesada carga de intercesión; por lo que llamó a los hombres de la iglesia y dieciséis de ellos se reunieron y oraron hasta que dicha carga desapareció. ¿Acaso envió el Señor die- ciséis ángeles en representación de aquellos hombres para eje- cutar sus oraciones? En el cielo descubriremos muchos relatos maravillosos de cómo Dios utilizó cargas de oración especiales para al avance de su causa y la protección de su pueblo. CAPITULO 10 "LOS QUE SEMBRARON CON LAGRIMAS ..." "Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá an- dando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas" (Salmo 126:5, 6). Cuando las lágrimas son lágrimas de anhelo, derramadas en intercesión, o de gozo, mientras se alaba a Dios por la oración contestada, resultan preciosas a los ojos del Señor. El Hijo de Dios sabe muy bien lo que significa llorar en oración. El ver- sículo más corto de la Biblia -"Jesús lloró" (Juan 11:35)- no sólo es de lo más explícito en cuanto al amor y la compasión de Jesús, sino que además explica la relación que guardaban las lágrimas con su intercesión. Aquel que llora con nosotros, lloró por nosotros mientras luchaba con los poderes de las tinieblas en el huerto (Hebreos 5:7). Dejemos bien claro que no estamos hablando aquí de lágri- mas de autocompasión, las cuales pueden ser básicamente car- nales; éstas, aunque quizá alivien la tensión -ya que "una buena ración de llanto" ayuda con frecuencia a la disposición de ánimo del individuo desalentado o deprimido-, si son rei- teradas, no dan ningún testimonio de profundidad o poder es- • 73 • CAMBIE EL MUNDO. • 74 • "LOS QUE SEMBRARON CON LAGRIMAS . • 75 • " piritual. Lo que nos ocupa es el poder de las lágrimas que re- sultan de un profundo deseo del alma. Jamás debería usted avergonzarse de llorar como conse- cuencia de la intercesión afectuosa; de hecho, tales lágrimas testifican ante Dios de la profundidad de su identificación con aquellos por los cuales intercede -de la intensidad del anhelo que forma la base de su oración- y manifiestan que el Espíritu Santo ora por medio de usted. Las lágrimas añaden una dimen- sión personal y privada de intensidad y poder. Esta intercesión con llanto será mucho más probable que se dé cuando usted está a solas con Dios: por lo general nuestra vida privada de oración resulta más intensa y profunda que nuestro orar en público. Las lágrimas son algo tan personal, que el alma que llora puede hacerlo más naturalmente y con más libertad cuando tiene sólo a Dios por testigo. Sin embargo, es posible poseer un espíritu de llanto aunque no rueden lágri- mas por nuestras mejillas; Dios mira, ante todo, el corazón (1 Samuel 16:7). Sus lágrimas, como las palabras que dice, tienen gran im- portancia; sin embargo, Dios lo ve y lo conoce a usted tal y como es en realidad (2 Samuel 7:20; Juan 21:17). El Señor está más familiarizado con las profundidades secretas de su anhelo de lo que aun usted mismo pueda expresar. Trate de profundizar en el clamor del corazón de Dios identificándose hondamente con aquellos por quienes ora; pero no intente producir lágrimas externas; eso sería hipocresía. Reciba las lágrimas cuando el Espíritu Santo se las da; pero únicamente trate de sentir en lo más íntimo de su corazón la profundidad del anhelo que siente el Espíritu. Tiempo de llorar En ocasiones, Dios nos llama a derramar lágrimas (Ecle- siastés 3:4); lo cual equivale a un llamamiento a la empatía, a una vicaria e intercesora identificación con otros. Entonces, de- bemos asegurarnos de orar en primera persona del plural y no en tercera; tenemos que identificarnos con los que están en ne- cesidad, en vez de condenarlos y acusarlos. En lugar de pedir: "Señor, perdónalos por ser tan fríos", deberíamos orar diciendo: "Señor, perdónanos como iglesia por estar tan apagados; ayú- danos a amar más, a orar más, a ser más eficaces para ti ..." Hay varias razones por las cuales creo que la situación ac- tual de nuestro mundo requiere lágrimas: Deberíamos llorar porque la humanidad ha dejado a Dios. Las naciones se han olvidado de El (Salmo 9:17); no quieren retener el conocimiento del Señor (Romanos 1:28); muestran desprecio por la constante benignidad, tolerancia y paciencia de Dios (Romanos 2:4); a menudo se endurecen a causa de los juicios divinos y por el hecho de segar lo que han sembrado (Romanos 2:5; Apocalipsis 16:21). Por estas razones deberíamos llorar por nuestro mundo, clamando: "[Señor, perdona a nuestra raza desobediente!" Deberíamos llorar porque el pecado se multiplica. Los malos hombres están yendo de mal en peor, engañando y siendo en- gañados (2 Timoteo 3:13). Los pecados enumerados en 2 Timo- teo 3:1-5 resultan demasiado evidentes: el amor al yo antes que a Dios, la vanagloria, la soberbia, la blasfemia, la desobediencia a los padres, la ingratitud, la impiedad, la falta de afecto na- tural, la implacabilidad, la calumnia, la intemperancia, la crueldad, el aborrecimiento de lo bueno, la traición, la impe- tuosidad, la infatuación y el amor a los deleites más que a Dios. Todas estas cosas, combinadas con los pecados groseros de la perversión sexual, las violaciones y la pornografía han endu- recido nuestra conciencia nacional. El crimen se ha extendido; y el terrorismo, el sadismo y la crueldad calculada han alcan- zado proporciones inimaginables. La guerra es todavía más te- rrible, y la paz parece siempre precaria. El hombre da la im- presión de estar al borde de destruirse a sí mismo ... ¿Qué podemos hacer sino clamar con lágrimas en los ojos: "[Señor, ten misericordia de nuestra raza pecadora!"? Deberíamos llorar porque como iglesia estamos demasiado apagados y faltos de poder. Podemos dar gracias a Dios por los creyentes consagrados que hay en muchas partes del mundo, y por lo que El está haciendo a través de ellos; pero el mundo ha perdido el respeto por la Iglesia Cristiana en general, ya que no proporcionamos a Dios la gloria que debiéramos. CAMBIE EL MUNDO • 76 • Tenemos "nombre de que vivimos", pero muy a menudo es- tamos espiritualmente muertos (Apocalipsis 3:1). Nos falta ese poder que debiera ser testimonio al mundo de espiritualidad y devoción (2 Timoteo 3:5). Se percibe asimismo una desviación o un abandono de la sana doctrina, y las sectas falsas se mul-· tiplican (2 Timoteo 4:3,4). Con demasiada frecuencia, nuestra condición espiritual está representada por la iglesia de Laodi- cea: no nos damos cuenta de lo espiritualmente tibios, misera- bles, pobres, ciegos y desnudos que estamos para Dios (Apoca- lipsis 3:17). ¡Qué pequeño porcentaje de buenas iglesias evangélicas se caracterizan realmente por el avivamiento, la ganancia constante de nuevas almas por la mayoría de los miembros y la participación sacrificial en la empresa misio- nera! Necesitamos llorar por nosotros mismos, y pedirle a Dios: "[Señor, avívanos otra vez!" Deberíamos llorar porque siendo el pueblo de Dios estamos dormidos. "Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de le- vantarnos del sueño .... La noche está avanzada, y se acerca el día" (Romanos 13:11,12). Es vergonzoso que hayamos estado durmiendo en tiempo de siega (Proverbios 10:5). Hemos perdido en gran medida la pasión de testificar y de ganar almas que caracterizaba a la Iglesia primitiva; nos alteran los pecados flagrantes, pero no nos sentimos inquietados por aquellos cris- tianos que jamás han ganado un alma para Cristo, o por esos otros cuya oración gira en su mayor parte en torno a ellos mis- mos y que raras veces lloran por el mundo. Ante nosotros te- nemos las mieses mayores y más blancas que haya habido desde Pentecostés, y sin embargo llevamos una vida como si nada pasara. Tendemos a jugar a la iglesia o a considerar las misio- nes como un mero pasatiempo en lugar de como la mayor tarea del cuerpo de Cristo. ¡Quiera Dios movernos a las lágrimas! "¡Señor, despiértame, y avívanos vez tras vez a mí y a mi igle- sia!" Deberíamos llorar por lo cerca que está la segunda venida de Cristo y lo incompleto de nuestra labor. Entre las condiciones que se indican en las Escrituras como previas al regreso de nuestro Señor, sólo parece faltar una: "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas "LOS QUE SEMBRARON CON LAGRIMAS . • 77 • las naciones; y entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14). El gran encargo que Jesús dio a sus discípulos congregados como repre- sentación de la iglesia de todas las edades, fue el de llegar al mundo entero; sin embargo, probablemente una cuarta parte de toda la gente del planeta jamás ha oído siquiera el nombre de Jesucristo, mientras que la mitad no podrá tomar una de- cisión inteligente en cuanto a recibirle como Salvador personal. Las frías estadísticas tal vez no nos conmuevan; pero debería- mos recordar que cada número representa a un individuo real que habrá de pasar la eternidad ya sea en el cielo o en el in- fierno. Los que lloraron "¿No lloré yo al afligido? Y mi alma, ¿no se entristeció sobre el menesteroso?", expresa Job (Job 30:25). Otros como Moisés derramaron lágrimas por el pecado de su pueblo (Números 25:6); David testificó en cuanto a cómo había llorado y ayunado a favor de Israel (Salmo 69:10); e Isaías gimió por la necesidad de su nación (Isaías 16:9). Al rey -Josías, Dios le dijo: "[Por cuanto] tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová ... y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová" (2 Reyes 22:19). Cuando Esdras derramó lágrimas por su pueblo, también éste comenzó a llorar y a clamar a Dios (Esdras 10:1); mientras que Nehemías se sentó y gimió por Jerusalén, e hizo duelo por algunos días, y ayunó y oró "delante del Dios de los cielos" (Nehemías 1:4). A Jeremías llegó a conocérsele como el profeta llorón a causa de la enorme carga de oración que llevaba por su pueblo: "Que- brantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pue- blo .... [Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche ... mi pueblo!" (Jere- mías 8:21; 9:1); "Mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente se desharán mis ojos en lágrimas" (13:17); "Derramen mis ojos lágrimas noche y día, y no cesen; porque de gran quebranta- miento es quebrantada la virgen hija de mi pueblo, de plaga muy dolorosa" (14:17); "Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se CAMBIE EL MUNDO. • 78 • "LOS QUE SEMBRARON CON LAGRIMAS. • 79 • , , conmovieron mis entrañas, mi hígado se derramó por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo" (Lamen- taciones 2:11); "Ríos de aguas echan mis ojos por el quebran- tamiento de la hija de mi pueblo. Mis ojos destilan y no cesan, porque no hay alivio hasta que Jehová mire y vea desde los cielos; mis ojos contristaron mi alma por todas las hijas de mi ciudad" (3:48-51). A su vez, Pablo, el gran apóstol misionero, era también co- nocido por su ministerio de lágrimas: "Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágri- mas" (2 Corintios 2:4); "Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo ... sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas" (Hechos 20:18, 19); "Acor- dándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno" (20:31). Dios nos llama a orar con lágrimas Por medio del profeta Joel, el Señor instó: "Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento" (Joel 2:12); y hoy llama a los líderes cristianos a orar con lágrimas por los miembros de sus iglesias: "Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes mi- nistros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo .... ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?" (2:17). Dios conoce y anota nuestras lágrimas: "Pon mis lágri- mas en tu redoma; ¿no están ellas en tu libro?" (Salmo 56:8). Nuestra época es semejante a aquella de Isaías: "Por tanto, el Señor, Jehová de los ejércitos llamó en este día a llanto" (Isaías 22:12). Aunque se necesita algo más que lágrimas para que la ora- ción sea eficaz, un corazón cargado, un alma que clama a Dios, es la esencia misma de la intercesión. El mostrarse insensible mientras el mundo se dirige al infierno, y se halla en pecado y dolor, supone un crimen espiritual y orar con ligereza, con los ojos secos y sin carga, cuando la gente se halla en pecado y dolor. Para que su actitud sea cristiana usted debe llorar en su corazón con los que lloran (Romanos 12:15); estar tan lleno de tierna compasión que pueda orar con lágrimas por aquellos que- brantados, encadenados y destruidos por el pecado. Para el cristiano, la oración no es algo recreativo o arbitra- rio, sino la cuestión central del reino de Cristo: un unirse a Dios -ese Padre con el corazón quebrantado-, a Cristo -el su- friente Sumo Sacerdote-, y al tierno e intercesor Espíritu Santo, para compartir sus propios latidos y soportar las mismas cargas que ellos llevan en su amoroso corazón. Orar con lágrimas es realizar una inversión eterna: sembrar su llanto para recoger una cosecha imperecedera. Ni una sola lágrima vertida en intercesión sincera por los demás es jamás olvidada por Dios, resulta vana o queda sin registrar. La oración regada con su propio llanto es una de las formas de interceder más poderosas que se conozcan; y, tan cierto como que Dios está en el cielo, "los que sembraron con lágrimas, con regocijo se- garán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas" (Salmo 126:5,6). CAPITULO 11 EL AYUNO ¿Por qué ha estado tan a menudo cerrada la boca de la iglesia en cuanto al ayuno? ¿Cómo se las ha arreglado Satanás para silenciar a tal cantidad de líderes cristianos hoy en día acerca del tema? Aunque tanto en el Antiguo como en el Nuevo Tes- tamentos se enseña y se utiliza claramente esta práctica, no recuerdo haber oído nunca a ninguna otra persona pronunciar un mensaje sobre el asunto. Moisés ayunó dos veces durante cuarenta días (Deuterono- mio 9:9, 18), hasta que su rostro resplandeció con la gloria de Dios. Josué, por su parte, lo hizo después de conquistar Hai (Josué 7:6). En tiempos de los jueces (Jueces 20:26) y de Samuel (1 Samuel 7:6, 12) todo Israel ayunó. David realizó un ayuno antes de ser coronado rey, cuando su hijo estaba enfermo, cuando sus enemigos cayeron en cama (Salmo 35:13) y a causa de los pecados de su pueblo (69:9, 10). También Josafat y su reino ayunaron hasta que Dios les dijo: "No habrá para que peleéis vosotros en este caso, (2 Crónicas 20:17); y así consi- guieron la victoria por medio del ayuno y la alabanza, sin pelear ni derramar sangre en absoluto. Elías, Esdras, Nehemías, Ester y Daniel fueron asimismo conocidos por sus ayunos. El ayunar constituía una estrategia poderosa y bendecida por Dios que utilizaba la Iglesia primitiva, así como muchos de • 80 • EL AYUNO • 81 • los líderes que el Señor levantó. Pablo oraba con ayunos en cada iglesia (Hechos 14:23); y no es posible fundar congregaciones neotestamentarias de otro modo. En el siglo XIII, Francisco de Asís fue por las calles de Italia cantando, predicando, testificando, orando y ayunando hasta que miles de jóvenes se salvaron. A Martín Lutero se le criticó por ayunar demasiado. Juan Calvino ayunó y oró hasta que la mayor parte de Ginebra fue convertida a Cristo y no quedó casa en la que no hubiera por lo menos una persona que oraba. John Knox ayunó y clamó a Dios hasta que la reina María tuvo que decir que temía más a sus oraciones que a todo el ejército de Escocia. También Latimer, Ridley, y de hecho la mayoría de los reformadores, fueron conocidos por sus ayunos y su oración. Juan Wesley ayunaba dos veces por semana -hasta la hora del té-, siguiendo el patrón de la Iglesia primitiva; e instaba a todos sus seguidores a hacer lo mismo, diciendo que para él lo mismo era jurar y maldecir que no ayunar, ya que "el hombre que nunca ayuna no anda más en el camino que conduce al cielo que aquel otro que jamás ora". También Jonathan Edwards era poderoso en el ayuno y la oración: algunos dicen que ayunaba hasta el extremo de no poder casi mantenerse en pie delante del púlpito a causa de la debilidad; pero Edwards sacudió a Nueva Inglaterra para Dios. Charles G. Finney, usado pode- rosamente por el Señor en avivamientos durante el siglo pa- sado, ayunaba con regularidad cada semana, y en cuanto per- cibía una ligera disminución de la presencia del Espíritu en sus reuniones, se entregaba al ayuno y la oración por tres días y tres noches. Finney contaba que, después de aquello, el Espíritu Santo volvía a moverse invariablemente con poder y el aviva- miento continuaba. D. L. Moody, a su vez, cuando sentía una necesidad especial en sus campañas, enviaba un recado al Ins- tituto Bíblico que llevaba su nombre para que profesores y alumnos dedicasen un día al ayuno y la oración; con frecuencia, éstos oraban hasta las dos, las tres, las cuatro e incluso las cinco de la madrugada. "Si dices: Ayunaré cuando Dios me mueva a ello -solía expresar Moody-, jamás lo harás. Eres demasiado frío e indiferente; toma el yugo sobre ti." Hay que decir que el ayuno se practica bastante hoy día en CAMBIE EL MUNDO • 82 • nuestros campos misioneros. Es esta una práctica, que al igual que cualquier otro ejercicio religioso ordenado por Dios puede ser objeto de mala utilización o de abuso -eso lo discutiremos más adelante-; sin embargo, todavía se trata de una manera escogida por el Señor para profundizar y fortalecer nuestra ora- ción: mientras no practique usted el privilegio del ayuno, será más pobre, espiritualmente hablando, y su vida de oración no alcanzará el nivel que Dios quiere que alcance. Estamos en un tiempo de guerra espiritual para la gente y las naciones; sin embargo, los cristianos carnales prefieren des- filar. Vivimos en una época que demanda unidad, pero la car- nalidad pugna por el egoísmo. Este es un día para el ayuno, pero la gente prefiere banquetear (Isaías 22:12, 13). La era cristiana comenzó con personas que no decían tener nada propio (Hechos 4:32), y sin embargo sobre la iglesia se derramaban gracia y poder abundantes; hoy día, tratamos de conseguir más y más para nosotros mismos, queremos contar con las últimas comodidades y tener posesiones materiales ... , no entendemos el espíritu del ayuno y del llevar la cruz de Cristo. Por la alegría de la siega, Pablo se afanó, oró y ayunó hasta sacudir el Imperio Romano para Cristo; por el gozo puesto delante de El, Jesús sufrió la cruz (Hebreos 12:2) y proporcionó la salvación eterna a todos aquellos que creen en su nombre. El papel espiritual del ayuno El ayuno bíblico es una forma de negarse a uno mismo por amor de Jesús y de su reino: se trata de una abstinencia deli- berada de alguna o de toda comida con un propósito espiritual. Para ayunar se requiere un nivel profundo de compromiso y sacrificio, y aunque el ayuno por motivos de salud pueda resul- tar a veces físicamente beneficioso, no es eso lo que entendemos por ayuno cristiano. Ayunar, en el sentido bíblico, es escoger no tomar comida porque el hambre espiritual que tenemos es tan profunda, nuestra determinación de interceder tan intensa, o la batalla en que nos encontramos tan exigente, que hemos de dejar a un lado, temporalmente, las necesidades físicas para entregarnos a la meditación y la oración. EL AYUNO • 83 • El espíritu del ayuno se puede también aplicar al dormir: con frecuencia, Cristo ayunó de sueño a fin de pasar más tiempo a solas con el Padre, y usted puede hacerlo por las mismas razones que a veces se abstiene de comida. Muchos de los 105 equipos fundadores de iglesias que tiene Oriental Missionary Society (Sociedad Oriental Misionera) hoy día, ayunan de co- mida mensual o incluso semanalmente; pero bastantes de ellos se abstienen también de dormir, en vigilias de oración que du- ran toda la noche, por lo menos una vez al mes. En dichas vi- gilias, a veces, participan igualmente los nuevos convertidos. La base de esta clase de ayuno la componen los mismos motivos de hambre, carga y solicitud que inspiran la abstinencia de alimentos. Si uno se aparta, deliberadamente, durante cierto tiempo, de la compañía de amigos y familiares a fin de dedicarse de manera más plena y exclusiva a la comunión con Dios y a la intercesión, eso constituye un verdadero ayuno. Cuando nues- tros hermanos de Corea ayunan durante cuarenta días, con frecuencia se van a una montaña, una "casa de oración", o un "centro de retiros", especial, y allí combinan la abstinencia de alimentos, del trato social acostumbrado y a menudo de sueño -por lo menos parte del tiempo. Los retiros de oración que duran un día, podrían combinar el ayuno de comida y de compañerismo; es decir, si el tiempo se dedica principalmente a la oración. Por desgracia, la única clase de retiros de oración que mucha gente conoce se caracteriza por el cantar, el escuchar mensajes y el comer, con sólo un rato simbólico destinado a la intercesión intensa; sin embargo, en ocasiones, Cristo despidió a sus discípulos para entregarse más exclusivamente a la oración (Mateo 14:23), y otras veces sólo permitió que se quedaran con El los Tres (Pedro, Santiago y Juan) o los Doce (Mateo 17:1; Lucas 8:18). En un sentido todavía más amplio, el ayuno es cualquier negación de nosotros mismos y cualquier abstinencia delibe- radas con el fin de fortalecernos espiritualmente y de hacer avanzar la obra del reino de Dios. Puede usted ayunar de sus propias ambiciones, deseos y planes; de placeres, derechos y gozos legítimos; de comodidades y lujos. Mientras un noble le CAMBIE EL MUNDO • 84 • mostraba su casa, Juan Wesley, admirado por las costosas obras de arte y otros símbolos de riqueza y cultura que en ella había, exclamó: "Yo también podría amar esas cosas, pero existe otro mundo". En el corazón del evangelio hay una cruz, y el espíritu de Cristo es un espíritu de abnegación. La cruz, el espíritu de sa- crificio, la abnegación y el ayuno están interconectados, y tie- nen que ver con una actitud que pone a Dios primero, que busca primeramente su reino, cuyas prioridades son la voluntad di- vina y las metas eternas, que toma su cruz cada día y sigue a Cristo. En el centro de la vida santificada está la crisis de la crucifixión, de la entrega propia y del compromiso completo seguido de una vida crucificada. El creyente lleno del Espíritu debería experimentar gozo al ayunar por metas relacionadas con el reino. Es posible abusar del ayuno A veces, en la historia de la Iglesia ha habido falsos énfasis ascéticos, y por ello debemos seguirnos guardando de motiva- ciones erróneas e incluso de excesos. No obstante, las iglesias evangélicas corren un riesgo mucho mayor de descuidar la vo- luntad de Dios y las bendiciones del ayuno como medio de gracia que de caer en algún extremismo. Todo medio de gracia puede hacerse peligroso si se convierte en un fin en sí. No ayune para ganar la bendición de Dios. Puede haber un peligro sutil en el hecho de pensar que si usted ora lo suficiente Dios le contestará sin ningún género de duda; o que si ayuna bastante El prestará atención a lo que le pide. El oído del Señor está siempre abierto para usted, y su corazón es de continuo misericordioso; jamás puede usted ganar la salvación de otra persona, la bendición de Dios sobre su propio trabajo, o el avi- vamiento en la iglesia. Estas cosas no es posible merecerlas por actos rituales o por una actividad frenética, sino que son dones de la gracia y la misericordia del Señor. No practique el ayuno como sustituto de la obediencia. Isaías 58:1-11 presenta claramente la exhortación de Dios a su pue- blo, que estaba utilizando el ayuno como medio de sobornarlo; EL AYUNO • 85 • en vez de lo cual, en ese pasaje, se les anima a dejar las disputas, a corregir la injusticia, a ayudar al pobre y al necesitado, y a levantar las cargas de otros si quieren que el Señor conteste cuando ellos oran y ayunan: "No ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto, (v, 4). Si Dios lo convence de algún pecado de acción u omisión, dicho pecado interceptará sus oraciones hasta que lo enmiende; el ayuno no puede comprar al Señor para que pase por alto la desobediencia. Dios prefiere la obediencia al sacrificio; pero si a aquélla le añadimos ésta, eso lo agrada todavía más. No ayune para impresionar a otros. El mensaje de Zacarías a Israel era un eco de aquél proclamado por Isaías, según el cual el ayuno no produce automáticamente la bendición de Dios, y la injusticia y la falta de misericordia y de compasión puede anular dicho ayuno. Los hijos de Israel habían estado realizando esta práctica más para impresionar a los hombres y al Señor que como medio de buscarlo a EL Cristo enseñó que cuando ayunáramos (por favor, fíjese que no dice "si ayunáis", sino "cuando ayunéis") lo hiciésemos en secreto, no como los fariseos hipócritas que no se lavaban la cara ni se aplicaban aceite a la misma para impresionar a otros con su piedad: el ayuno debe hacerse para el Señor, lo descubra o no jamás otra gente. No deje que el ayuno se convierta en mera fórmula. Al igual que el bautismo, la observancia de la Santa Cena, la lectura de la Biblia o el diezmo pueden llegar a ser rituales vacíos de significado para muchos cristianos, también la oración y el ayuno son susceptibles de transformarse en meros formulismos. Cualquier medio de gracia puede degenerar convirtiéndose en un fin en sí mismo; pero el remedio no consiste en dejar de practicarlos, sino en hacerlo todo movidos por una devoción y un amor profundos hacia el Señor. No ayune por legalismo. Cualquier práctica que enseña la Biblia es susceptible de transformarse en una atadura lega- lista. Usted puede esclavizarse a la cantidad de tiempo que emplea en la oración, en el dinero que da para la causa de Dios, o incluso a su asistencia a los cultos de la iglesia. La solución a ello no está en abandonar la práctica en cuestión, sino en CAMBIE EL MUNDO . • 86 • amar al Señor tanto que desee utilizar cualquier medio posible para acercarse más a El. La autodisciplina no es legalismo, y puede ayudarlo a es- tablecer momentos específicos para la oración, una cantidad mínima aproximada de tiempo que dedicar a la misma, el uso de listas de intercesión, y ocasiones para añadir a la oración el ayuno. Esté preparado también para períodos de ayuno y ora- ción dirigidos por el Espíritu los cuales no habrá programado ni previsto. Estas pueden ser sus experiencias más provechosas; si sólo ora cuando tiene ganas, o ayuna simplemente cuando le apetece, se pondrá cada vez más débil espiritualmente y no alcanzará las grandes bendiciones que Dios anhela darle. Cómo ayunar para el Señor 1. Ayune para agradar a Dios. Absténgase de comida con el objeto de acercarse más a El; porque El es tan precioso para usted que desea hacerle un regalo costoso; porque El sufrió tanto por usted que ahora usted escoge participar alegremente en el espíritu de su cruz; porque lo ama y quiere amarlo más y más. En Zacarías 7:5, Dios pregunta: "¿Habéis ayunado [real- mente] para mí?" Dios apreciará el ayuno que usted haga si su propósito es agradarlo a El. 2. Ayune en respuesta al llamado de Dios. Tanto en el Anti- guo Testamento como en el Nuevo, el ayuno era un signo dis- tintivo de piedad para hombres, mujeres, laicos y siervos es- peciales del Señor. En el Antiguo, Joel exhortaba: "Proclamad ayuno, (Joel 1:14; 2:15); y en el Nuevo, Jesús mismo deja claro que El espera que su pueblo ayune (Lucas 5:33-35). Somos llamados a adorar a Dios, y al ayuno se le denomina específicamente "servicio a Dios" (adoración, en este contexto) en Lucas 2:37 y "ministerio a Dios" (adoración, también) en Hechos 13:2. Si usted nunca ayuna, es muy posible que algo falte en su adoración al Señor. 3. Ayune para humillarse delante de Dios. En la Biblia, el ayuno se asocia a menudo con el arrepentimiento (1 Reyes 21:27; Salmo 35:13); pero el ayunar sirve para algo más que para esa fase inicial de contrición. Al igual que David (Salmo EL AYUNO • 87 • 35:13), usted necesitará humillarse delante del Señor vez tras vez. El ayuno puede capacitarlo para que sienta el vacío de su propio corazón, su incapacidad y su necesidad de Dios: "Dios ... da gracia a los humildes" (Santiago 4:6). Ayunar es un modo de humillarnos bajo la poderosa mano de Dios (1 Pedro 5:6). 4. Ayune para buscar más plenamente el rostro de Dios. US" ted debe amar al Señor con todo su ser: todo su corazón, toda su alma, toda su mente y todas sus fuerzas (Marcos 12:30, 33); y como El dijo por boca de Jeremías: "Me buscaréis y me halla- réis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón" (Jeremías 29:13). El ayuno es una forma sagrada de buscar a Dios con todo el corazón. Cristo nos enseñó que, para recibir respuestas del cielo, de- bíamos "pedir", "buscar" y "llamar" (Mateo 7:7). Cada una de esas palabras indica un grado mayor de intensidad; al igual que el ayuno supone un deseo más intenso de buscar a Dios. El anhelo de verlo a El, y de contemplar cómo se lleva a cabo su poderosa obra, puede ser tan grande que uno pierda el deseo de comer; pero también resulta posible intensificar dicho anhelo del propio corazón mediante el ayuno libremente escogido, aun- que se experimente hambre física. S. Ayune como disciplina santa para su alma. Juan Wesley también creía y enseñaba que podíamos buscar el rostro de Dios mediante la oración y el ayuno, y subrayaba tanto lo metódico que debía ser nuestro caminar con Cristo que a sus primeros seguidores se les conoció como "metodistas". El discípulo de Jesús es un seguidor disciplinado, de cuya vida espiritual forman parte, como cosa corriente, los hábitos regulares de oración y ayuno. Dichos hábitos proporcionan un método estable de acercarse a Dios, de examinarse delante de El y de entrar, de manera más plena, en la vida de intercesión; son, pues, formas preciosas de tomar la cruz y seguir a Cristo (Mateo 16:24). Recuerde que el método apostólico es válido aún en nuestros días. Satanás aborrece el ayuno; pero Dios lo honra. En esta ~   de misiones, en la cual una iglesia militante debe ganar Importantes batallas para el Señor, acepte nuevamente la es- trategia de Dios que consiste en añadir ayuno a su oración. CAPITULO 12 LA CRUZ, FUENTE DE AUTORIDAD Los cristianos deberíamos regocijarnos vez tras vez del glorioso triunfo de Cristo en la cruz; sin embargo, hasta que lleguemos al cielo, no comprenderemos del todo la importancia eterna que tiene el Calvario para nosotros mismos y para el mundo entero. En el plan de Dios, la cruz de Jesús dejó de ser un instrumento de tortura y vergüenza para convertirse en su mayor victoria, ¿Recuerda usted cuando Cristo mostró a sus discípulos las señales de los clavos en sus manos y pies, así como la llaga abierta por la lanza en su costado? (Juan 20:20, 27). El aún lleva en su cuerpo glorificado esas marcas del precio que pagó por nuestra salvación; y creo que algún día usted experimen- tará el gozo de tener comunión personal con el Señor, y que El le enseñará, como hizo a sus primeros discípulos, sus manos horadadas por los clavos. Apocalipsis 5:6 nos asegura que, por toda la eternidad, Jesús seguirá llevando la evidencia de sus sufrimientos en la cruz como distintivo único de honor. Permítame compartir con usted algo de la gloria del triunfo de Cristo; es imprescindible que usted lo comprenda, a fin de poder atar de un modo más eficaz a Satanás en sus batallas de oración y conseguir nuevas victorias sobre él. • 88 • LA CRUZ, FUENTE DE AUTORIDAD • 89 • El reino de Satanás   archienemigo de Dios y de la Iglesia, cuenta con su propio remo malvado. El diablo reina sobre ángeles caídos   pecadores, los cuales, desde el punto de vista DIOS, ,son hijos suyos (Juan 8:44). A los ángeles caídos no se les permite que actividad hoy día, sino que están aprisio-   en oscuridad del Tártaro (palabra griega traducida por mfierno en 2 Pedro 2:4), en cárceles eternas (Judas 6) espe- rando el día del juicio. ' demonios, sin embargo, se hallan muy activos en la actualId,ad: El término griego para demonio, daímon, es total- mente al que se utiliza para los ángeles caídos, ángelos. A los demomos se les llama también espíritus inmundos -pneumáton akathárton- (Hechos 5:16) y espíritus -pneúmata ta, ponerá- (19:12-16). No conocemos su origen, pero, ya DIOS no crea seres malignos, en otro tiempo debie- obviamente al igual que los ángeles caídos; con- virtiéndose en pecammosos por voluntad propia. En su empedernida oposición a Dios y al hombre, Satanás depende de los demonios. Dios es omnipresente, mien- que el sólo estar en un lugar al mismo tiempo; DIOS sm embargo el diablo tiene que apoyarse en la información que recibe de sus espíritus malos. Pero Sa- tanás es el engañador del mundo entero (Apocalipsis 12:9), el padre toda me,ntira (Juan 8:44), y puesto que enseña a sus demomos a mentir, éstos seguro que le mienten también a él ya que veces da la impresión de estar actuando basado en, una mformación incompleta. Dios es asimismo omnipotente mientras que tiene un poder limitado y, por lo general: ha de actuar por medio de uno o más demonios. es antidios, anticristo, antiiglesia, anticristianos y El no ama a los suyos, sino que los desprecia y los odia; por otro lado, la única forma que tiene de resarcirse de Dios es daño a alguien a quien El ame, así que trata de obstaculizar, de lastimar y de condenar a la gente. Cuando hablamos de atar a Satanás, nos referimos a atar su P?der, el cual él ejerce, por lo general, por medio de los demo- nIOS. CAMBIE EL MUNDO. • 90 • LA CRUZ, FUENTE DE AUTORIDAD • 91 • kuriotes exousiai dunameis thronoi archontes kosmokratores que Cristo habría de ofrecer en el Gólgota. De manera que cada sacrificio que Dios admitía de un pecador arrepentido aumen- taba la deuda; equivalía a un pagaré que Jesús se comprometía a liquidar. j Gloria a Dios! ¡En la cruz Ello pagó todo! El Calvario fue una victoria eterna para cualquiera que está dispuesto a recibirla (Apocalipsis 22:17). También supuso una victoria para el plan de Dios. El pro- pósito original del Señor, que era tener comunión eterna con el hombre, se cumplirá un día en una tierra nueva y justa (Apo- calipsis 21:1). Todo lo que la humanidad perdió en la caída será restaurado gracias al Calvario, y el pecado, el sufrimiento, las lágrimas, la muerte y la maldición -todo aquello que entró en el mundo como consecuencia de la caída del hombre en el pe- cado- será quitado para siempre (Apocalipsis 21:4, 5, 25; 22:3, 5). Satanás interrumpió el plan eterno de Dios, y esa interrup- ción ha durado varios millares de años, los cuales, aunque a nosotros nos parezcan un período muy largo vistos desde la óptica de nuestra vida sobre la tierra, según el punto de vista divino, no son sino un breve momento. La interrupción satánica acabará con el regreso triunfante de Cristo, y esa segunda ve- nida del Señor será posible gracias al Calvario. La inmensidad de los siglos sin fin en la gloria dejarán atrás y eclipsarán de tal manera la interrupción de Satanás y del pecado durante estos pocos miles de años, que el reino de la injusticia sólo nos parecerá un mal sueño lejano. Pero, para Satanás, la victoria de Cristo en el Calvario su- puso una derrota asoladora, completa y eterna. Al principio el diablo se creyó vencedor, lo que demuestra cuán limitados son su conocimiento y comprensión; en realidad, la cruz destruyó a Satanás, al pecado, a la muerte y todo el reino del diablo. El sacrificio de Jesús no aniquiló a Satán y a sus espíritus caídos -la multitud de los demonios-; éstos serán atormentados por los siglos de los siglos en el lago de fuego (Apocalipsis 20:10). El infierno fue preparado para el diablo y sus seres malvados: el hombre sólo va allí por aliarse con Satanás y rehusar arre- pentirse y dejarse liberar del pecado por la expiación de Cristo efectuada en el Calvario (vv, 14, 15). Nótese el lenguaje pictó- Satanás y todos los espíritus malos fueron derrotados en la cruz. ¿Ha comprendido usted lo plena que fue la victoria de Cristo en el Calvario? Se trata de una victoria para nosotros, ya que Jesús ocupó el lugar que nos correspondía, y llevó nuestro pe- cado en la cruz. El pagó el precio de nuestra redención y cumplió las profecías y todos los tipos del Antiguo Testamento. Todo sacrificio por el pecado, desde Adán y Eva en adelante, fue acep- tado por Dios a cuenta de aquella ofrenda final, santa y perfecta, Estos términos pueden referirse a diferentes niveles de au- toridad, distintos trasfondos o diversas tareas bajo Satanás. Lo importante, sin embargo, es que cada uno de esos seres tienen un poder, un conocimiento y una esfera de actividad limitados; todos fueron derrotados por Cristo en la cruz; y todos saben que están a la espera del juicio, tras el cual vendrá su castigo eterno (Mateo 8:29). No sabemos cómo ha organizado Satanás a los demonios en su reino de maldad. La Escritura utiliza distintos términos para referirse a los seres espirituales, Y a menudo de una manera que denota que algunos de ellos se encuentran bajo el dominio del diablo. He aquí algunos de esos términos en griego, junto con las citas de dónde pueden hallarse: archai dominios, principados (1 Corintios 15:24; Efesios 1:21; 3:10; 6:12; Colosen- ses 1:16; 2:10, 15) autoridades, principados (1 Corintios 15:24; Efesios 1:21; 3:10; 6:12; Colosen- ses 1:16; 2:10, 15) potestades, poderes (Romanos 8:28; 1 Corintios 15:24; Efesios 1:21) dominios, señoríos (Efesios 1:21; Colo- senses 1: 16) tronos (Colosenses 1:16) príncipes, líderes (1 Corintios 2:6) gobernadores de este siglo (Efesios 6:12) CAMBIE EL MUNDO. • 92 • rico que la Biblia utiliza para ilustrar la ignominiosa derrota del diablo en el Gólgota: En la cruz, Jesús echó fuera al "príncipe de este mundo", (Juan 12:31-33). Hoy día, Satanás es un usurpador: la cruz dictó el veredicto inicial sobre él. Las pretensiones del diablo fueron destruídas, y su alegada autoridad invalidada. Satanás sufrió una derrota completa que ha sido despojado de su puesto y de su poder. La palabra griega ekballo significa "echar fuera, ex- pulsar". La cruz condenó al diablo a la expulsión final de nues- tro mundo, aunque él todavía esta activo y es peligroso por su ira y su futilidad. Satanás es el archon, el gobernador de este siglo, pero sólo hasta que Dios haga valer el juicio de la cruz tras el regreso de Cristo. En el Calvario, Jesús despojó "a los principados y las potes- tades" (Colosenses 2:15). Despojar es la traducción del verbo griego apekoyo, cuyo significado es doble y compuesto: "quitar completamente; desnudar por entero y así dejar impotente". En la cruz, Cristo desnudó a todas las autoridades demoníacas. La ilustración está sacada de esa costumbre oriental que consistía en desvestir de la indumentaria de su cargo a un funcionario depuesto. En el Gólgota, los líderes y autoridades del ejército y del reino de Satanás fueron desposeídos de su autoridad y ho- nor; de manera que ahora no tienen ya ningún poder para opo- nerse a usted, intimidarlo o atormentarlo. Pero eso no es todo; aún hay más en el cuadro: Pablo dice que "los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz" (v. 15). También esta es una ilustración sacada de la his- toria antigua: Cuando un emperador volvía victorioso de una gran conquista, a menudo llevaba a cabo un desfile triunfal. El vencedor y su ejército pasaban por las calles bordeadas por mi- llares de personas que los aclamaban. Mientras los músicos tocaban sus instrumentos, carros y soldados transportaban los tesoros tomados al monarca vencido, y éste, sus generales y otros prisioneros selectos eran conducidos encadenados y su ver- güenza públicamente expuesta. La palabra griega edeigmatisen significa "hacer una exhi- bición pública". Durante el intervalo entre su muerte y su re- surrección cuando Cristo anunció (ekarussen) la derrota de Sa- , LA CRUZ, FUENTE DE AUTORIDAD • 93 • tanás en la cruz a los malos espíritus encarcelados (1 Pedro 3:19), de manera simbólica desfiló triunfante por la prisión es- piritual, llevando tras de sí atados con cadenas, en ignominiosa derrota, al diablo y a sus gobernadores malignos. De ese modo, según Pablo, Jesús exhibió públicamente el descalabro de ellos' y ahora todo ser demoníaco sabe que su causa está perdida para siempre, que su señor ha sido despojado de la autoridad que tenía, y que su propia condenación espera sólo el momento se- ñalado (Mateo 8:9). En la cruz, Satanás y sus espíritus inmundos fueron des- truidos (Hebreos 2:14). El verbo griego traducido por destruir, es katargeo, que significa "inutilizar, dejar inservible", y se em- plea reiteradamente para expresar que mediante la muerte y la segunda venida de Cristo (parousia), los poderes de destruc- ción que amenazan al hombre espiritualmente quedan inutili- zados. En 1 Corintios 15:24, esto incluye a todos los dominios de autoridad y poder demoníacos. En el versículo 26, tenemos que la muerte misma será el último enemigo que habrá de quedar inservible. Todos, aun el mismo Satanás (Hebreos 2:14) y sus líderes demoníacos (I Corintios 2:6) van a perecer. Como resultado del Calvario, de su resurrección y de su ascensión, Cristo se halla en el trono. El ha sido elevado "sobre todo principado y autoridad y poder y señorío y todas las cosas [han sido puestas] bajo sus pies" (Efesios 1:21, 22). Estos tér- minos empleados para los seres celestiales puede que abarquen tanto a las criaturas angélicas santas como a las caídas, -ahora demonios. En 1 Corintios 15:25, al hacer referencia a los enemigos de Jesús, subraya el hecho de que los espíritus inmundos también están incluidos. Esta última es una cita del Salmo 110:1. Cristo se halla sentado a la diestra de Dios, sobre todo ser celestial del rango que sea; y desde luego por encima de cualquier criatura espiritual caída. Potencialmente, esos se- res demoníacos se hallan "bajo sus pies", puesto que han sido ya vencidos, pero aparentan no estarlo y tratan de afirmar su dominio sobre nosotros. La parábola del estrado de los pies de Cristo es aclarada por Josué 10:24, pasaje que describe una escena en la cual los co- mandantes de -Iosué pisan el cuello de los reyes enemigos antes CAMBIE EL MUNDO • 94 • de matarlos. Un día, Jesús colocará bajo sus pies a todos esos espíritus derrotados; y también bajo los nuestros, ya que somos sus guerreros victoriosos. Después de hacerlo, el Señor man- dará arrojarlos al infierno. Esos seres demoníacos saben que están derrotados y cuál será su fin; por esa razón nos temen tanto, al igual que a nues- tras oraciones. Saben que tenemos autoridad dada por Jesús; y si usted los resiste en el nombre y en el poder del Señor, no sólo retrocederán, sino que huirán literalmente de usted (Santiago 4:7). En resumen: Satanás puede rugir cual león furioso tratando de asustarlo, pero no es sino un usurpador derrotado; no tiene derecho, posición, autoridad o lugar legítimo en la vida de us- ted. a. Está siendo expulsado; echado fuera por Jesús (Juan 12:31). b. Está despojado y desarmado, y ha sido exhibido pública- mente como un enemigo vencido en el desfile triunfal de Cristo. Jesús ha expuesto al desacreditado Satanás como trofeo número uno, y revelado a todos los seres celestiales e infernales que el diablo ha perdido (Colosenses 2:15); que el falso león rugiente ha sido vencido por el verdadero León de la tribu de Judá: Je- sucristo, el Hijo del Hombre y el amado Hijo de Dios (Apocalip- sis 5:5). c. Su poder está destruido, y él Ytodo su ejército se hallan inutilizados (Hebreos 2:14; 1 Corintios 2:6; 1 Corintios 15:24). d. Satanás y sus secuaces demoníacos se encuentran, poten- cialmente, bajo los pies de Jesús, y pronto estarán así del todo (Efesios 1:21, 22); de hecho, el diablo será aplastado (syntribo) también bajo los pies de usted (Romanos 16:20). Syntribo quiere decir "romper en pedazos aplastando", una derrota completa y abrumadora. Por eso, Jesús nos dice lo mismo que dijo a sus primeros discípulos: "Os doy potestad sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará" (Lucas 10:19). Indignos como somos, debería- mos humillarnos pero aceptarconfiadamente esa autoridad, ba- sando nuestra actuación en la gloriosa victoria de Cristo en el Calvario, y derrotando y atando el poder de Satanás en su nom- bre. CAPITULO 13 LA PALABRA DE FE Al ejercicio de la autoridad de Cristo se le llama algunas veces la "palabra de fe": una verdad enseñada tanto simbólicamente como por ejemplos en la Palabra de Dios. Es el deseo del Señor que sus hijos utilicemos la autoridad que El nos ha dado. La vara de Moisés era un símbolo de su autoridad como representante de Dios ante Faraón, y durante el conflicto que sostuvo con los poderes demoníacos que se escondían tras los magos y los dioses de Egipto, el líder de Israel en ocasiones oró al Señor, y otras veces recibió la orden de usar su vara. ' Di?s dijo a que extendiera la vara y golpeara el agua del NIl.o; entonces dicha agua se convirtió en sangre. Cuando extendió la vara por segunda vez, las ranas vinieron sobre Egipto. Al extender su mano y pegar con la vara en el polvo éste se transformó en piojos; y cuando alzó la mano al cielo'   un enorme granizo. Otra vez la alargó, y las vimeron y devastaron el país; y cuando repitió la acción no hubo luz de sol, ni de luna ni de estrellas por tres días y tres noches 7-10).. Cuando Israel llegó al mar Rojo, Moisés comenzo a orar, y DIOS le preguntó: "¿Por qué clamas a mí?" (Exodo 14:15); seguidamente le ordenó que extendiera su vara sobre el Entonces las aguas se dividieron y el pueblo pudo cruzar por tierra seca. Algunas veces, el seguir orando es señal • 95 • CAMBIE EL MUNDO. • 96 • de que no creemos; Dios quiere que pronunciémos la palabra de fe y vayamos adelante. . . Elías era un poderoso hombre de oración, pero en ocasiones fue guiado a emplear la palabra de fe; como, ejemplo.' cuando dijo a la viuda de Sarepta que preparase primero para él y luego recibiría una provisión milagrosa de alimentos la cual le duraría hasta el término de la hambruna (1 Reyes 17:8- 16). En otra ocasión, respondió al rudo capitán de Ocozías: "Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo" (2 Reyes 1:1.0). El fuego entonces apareció y a aquel capitán y a cuenta hombres. Cuando Elías y Elíseo llegaron al no Jordan, Elías no oró, sino que simplemente golpeó el agua, y se retiró como había hecho el mar Rojo delante de Moisés; y lo mismo llevó a cabo Eliseo, y con idénticos resultados, cuando volvía después de la ascensión de Elías (2:14). .Iesús demostró y utilizó reiteradamente la palabra de fe. En Caná de Galilea, escenario de su primer milagro, lo único que hizo fue mandar a los que     agua las tinajas. A los leprosos ordenaba: Sean limpiados ,a los CIegos les tocaba los ojos y les decía: "Vean"; a los oídos sordos les ordenaba: "Abranse"; a los paralíticos: "Levántense." Cristo to- caba cuerpos atacados por la fiebre, leprosos e inclus? y el milagro se producía. Delante de la Lazara, ven fuera"; y, otra vez, reprendiendo al VIento, dIJO a las tem- pestuosas olas: "Callen, enmudezcan". También los apóstoles practicaron la palabra de fe. A la puerta del templo Pedro ordenó al cojo: "En el nombre de Je- sucristo de anda"; al paralítico Eneas dijo: "Leván- tate"; y lo mismo manda a ?orcas, que muerta., . " Pablo profirió contra Elimas el mago: Te quedaras , y así sucedió. En Listra, el apóstol mandó al cOJO de nacIm¡ent?: "Lavántate derecho sobre tus pies"; y al demonio que osclevi- zaba a la joven de Filipos, le dijo: "Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora." (Hechos 16:18). Cuándo usar la palabra de fe La palabra de fe no es un poder espiritual optativo que puede utilizar cuando le viene en gana a fin de tener una vida LA PALABRA DE FE • 97 • más fácil, de librarse de todas sus pruebas, o de descargar su ojeriza contra el diablo; sino un ejercicio muy ponderado de la misma autoridad y el mismo nombre de Cristo en una situación en la que su gloria está en juego, su reino es obstaculizado, o Jesús lo llama a manifestar su poder para demostrar así que El es el Dios vivo. Como representante oficial de Jesucristo, usted siempre puede utilizar dicha palabra, aunque la ejecución de su orden tal vez requiera la ayuda de los santos ángeles de Dios. Pero ¿no podemos usar la palabra de fe para protegernos a nosotros mismos? Sí, ha habido emergencias legítimas en las cuales un hijo o una hija de Dios ha reprendido a alguien que intentaba robarle, violarla o agredirle. Ya que usted es hijo del Señor, se encuentra bajo su protección. Del mismo modo, Dios puede guiarlo a tomar autoridad so- bre los elementos en el nombre de Jesús; como hizo Juan Wesley cuando la proximidad de una tormenta amenazaba con inte- rrumpir su predicación al aire libre a una compañía de perso- nas. Dése cuenta, sin embargo, de que Wesley no se adujo de ese poder para su propia comodidad o conveniencia, sino con el propósito de favorecer el evangelio. La palabra de fe no es una alternativa a la oración, sino un paso adicional de obediencia que surge normalmente de la co- munión perseverante con Dios o de la lucha intercesora. En caso de emergencia, tal vez usted no tenga tiempo para una oración larga sino que deba invocar instantáneamente el nombre de Jesús; sin embargo, por lo general, la palabra de fe es un ele- mento de lucha ofensiva, mediante la cual uno invade el terri- torio de Satanás, ataca sus barricadas o se enfrenta a su resiso. tencia. He aquí algunos ejemplos de ocasiones en las que Dios puede guiarlo a emplear la palabra de fe: • Para ordenar al diablo que se vaya de cierta área; • Que cese de fomentar oposición al evangelio • Que retire sus tinieblas demoníacas, con las cuales está cegando a una persona, familia o aldea. • Que deje de atar la voluntad de un individuo el cual vacila en seguir a Cristo. • Que quite la depresión de determinada persona y la deje en paz; CAMBIE EL MUNDO. • 98 • • Que retire sus manos de cierto individuo o familia. • Que deje de confundir a un nuevo creyente. • Que cese de oprimir a determinado hijo de Dios. • Que no aflija más a una persona con la enfermedad. • Que se aparte de usted cuando le viene con tentaciones. • Que deje de instigar las divisiones entre el pueblo de Dios. • Que cese de obrar sus señales, maravillas y milagros men- tirosos. • Que no siga atemorizando a los creyentes con sus rugidos de león. • Que reprima a sus demonios. • O para mandar a los espíritus malos que salgan de una persona. • Ordenar a la enfermedad que se vaya. • Conminar a los elementos a que amainen durante cierto tiempo. • Ordenar a un criminal que se detenga o se vaya. Condiciones previas para utilizar la palabra de fe Hay requisitos previos esenciales para que cualquier per- sona pueda pronunciar con seguridad y éxito la palabra de fe. Los incrédulos e irregenerados hijos de Esceva trataron de em- plearla y fueron atacados y heridos físicamente por un indivi- duo endemoniado (Hechos 19). Estos requisitos son muy senci- llos: Usted debe ser un verdadero hijo de Dios. Cualquier cre- yente nacido de nuevo está autorizado para usar el nombre de Cristo en la oración, la alabanza y el mandato; Jesús concede su autoridad únicamente a sus propios hijos. No debe tener usted en su vida nada que contriste al Espíritu de Dios. Esta autoridad se ejerce bajo la supervisión del Espíritu Santo: aunque los labios de usted pronuncian las palabras, son en realidad el Espíritu y los ángeles del Señor quienes hacen que Satanás, sus demonios o cualquier otra cosa que deba so- meterse a Dios las cumplan. Si necesitamos ayuda angélica, el Señor se ocupará de ello; pero si usted oculta rencor o algún LA PALABRA DE FE • 99 • otro pecado en su corazón (Salmo 66:18; Mateo 6:15), no cuente con la asistencia del Espíritu Santo. Su palabra de fe ha de estar en armonía con la voluntad divina. Usted no debe tratar de utilizar ese poder con fines egoístas; como miembro del reino de Cristo puede cosechar los beneficios de usarlo, pero su propósito debe ser el de glorificar a Dios y hacer avanzar su reino. La única excepción a esto son los casos de emergencia en los cuales su seguridad se ve ame- nazada: usted y su cuerpo pertenecen al Señor; de modo que cuenta con la libertad de utilizar el nombre de Cristo para pro- tegerse del peligro inminente. ¿Cómo podemos conocer la voluntad de Dios? Algunas si- tuaciones de la vida, tales como la prueba, la enfermedad o la persecución, pueden ser o no ser la voluntad claramente reve- lada del Señor; aunque El quizá las permita en último término para su gloria. No obstante, en cuanto a otras cosas, usted puede tener la certeza de que constituyen siempre la voluntad divina: la salvación de un pecador, el crecimiento de la iglesia, la pe- netración de las tinieblas satánicas por la luz del evangelio. En aquellas situaciones en las cuales no estamos seguros, podemos llegar a una conciencia clara de la voluntad de Dios, otorgada por el Espíritu, mientras perseveramos en oración e incluso luchamos con los poderes de las tinieblas; si entonces percibi- mos que Satanás está poniendo obstáculos, se nos autoriza a reprenderle mediante la palabra de fe. CAPITULO 14 EL PODER DE LA ALABANZA Hay muchas ocasiones en las cuales resulta más importante alabar a Dios que seguir pidiendo. La alabanza levanta nues- tros ojos de la batalla a la victoria. Cristo es ya el Vencedor, y usted le tiene a El en el corazón a fin de poder experimentar su triunfo en la vida y en la intercesión. Normalmente, toda ora- ción debería comenzar con alabanza (Salmo 100:4); y muchas veces el Espíritu Santo nos sacará de una intercesión cargada y nos hará entrar en una alabanza victoriosa. El llevar cargas es algo bíblico, pero el alabar lo es todavía más. ¿Ha pensado usted que las respuestas de Dios a sus oracio- nes algunas veces se retrasan, porque usted no lo alaba bas- tante? ¿O que, con frecuencia, las montañas de dificultad per- manecen delante de usted debido a que se ha olvidado de ensalzar al Señor? ¿Sabía usted que a menudo puede hacer huir a Satanás más rápidamente con la alabanza que por ningún otro medio; a no ser por la palabra de fe? ¿O que esa palabra está ligada con frecuencia a una barrera de alabanza? ¿Tenía conocimiento de que la depresión puede disiparse por medio de un sacrificio de alabanza constante? El ensalzar a Dios traspasa las tinieblas, dinamita las obstrucciones de mucho tiempo, y pone en fuga a los demonios del infierno. La señora de Charles E. Cowman, autora de Manantiales en • 100 • EL PODER DE LA ALABANZA • 101 • el desierto, y cofundadora, con su esposo, de Oriental Missionary Society (Sociedad Misionera Oriental), señalaba que los cristia- nos repiten a menudo la conocida frase de "La oración cambia las cosas"; pero que Dios le había enseñado la profunda verdad espiritual de que, una vez que hemos orado y creído, con fre- cuencia es la alabanza lo que produce el cambio. Algunas ora- ciones que se han repetido durante largo tiempo sin aparente respuesta del Señor, son contestadas de inmediato cuando el intercesor pasa de suplicar a alabar. La señora Cowman subra- yaba que se necesitan dos alas para llegar al trono de Dios: la oración y la alabanza. ¿Por qué razón ponemos más énfasis en la primera que en la segunda, cuando la Escritura exhorta mu- chas veces más a alabar que a pedir? Hay tres niveles de alabanza que pueden ser de bendición en su vida y añadir eficacia a su oración: (1) alabar a Dios por lo que El ha hecho; (2) ensalzarlo por lo que espera que va a . hacer; (3) exaltarlo por lo que El es. Una alabanza tal, no sólo es estimable desde el punto de vista de la adoración, sino que también tiene poder en la guerra espiritual. Cómo usa Dios la alabanza La alabanza renueva nuestras fuerzas. El confiar en Dios y tener en El nuestra esperanza, nos renueva espiritual y a veces in- cluso físicamente (Isaías 40:29-31). La alabanza es con fre- cuencia aún más eficaz que la oración para renovarnos, reavi- varnos e investirnos de poder. Todos los cristianos experimentan en algunas ocasiones una sensación de sequedad espiritual; y ciertamente, después de una batalla con el ene- migo se sufre de tensión. Vez tras vez, los creyentes necesitamos una nueva efusión del Espíritu. La alabanza produce un cambio de talante; abre un pozo artesiano de gozo y de fe; es uno de los medios que Dios tiene para nuestra renovación interna (2 Co- rintios 4:16; Salmo 103:1-5). Cuando usted alaba al Señor sin- ceramente, su alabanza es santa, agradable a El y poderosa. Si incorporamos la alabanza a nuestro caminar diario con el Señor, seremos mucho más fuertes en el terreno espiritual y estaremos más saludables físicamente. Al alabar a Dios las , CAMBIE EL MUNDO . • 102 • preocupaciones se van. La alabanza hace huir a la frustración, la tensión y la depresión; echa fuera las tinieblas y enciende la luz del Señor; limpiala atmósfera de las insinuaciones de duda, crítica e irritación del diablo; le pone a uno una transfusión celestial. A.B. Simpson decía que la alabanza era al mismo tiempo un tónico físico y un sano estimulante. El alabar a Dios cam- biará la atmósfera de su vida, de su hogar y de su iglesia. Una palabra, un coro o un himno de bendición puede infundir vida a su devocional familiar; y usted aumentará su fuerza espiritual de día en día si planea y practica de continuo la alabanza. Como dijo Spurgeon: "Cuando bendecimos a Dios por sus misericor- dias, éstas se prolongan, y si lo hacemos por las aflicciones, dichas aflicciones, generalmente, terminan." La alabanza aclara nuestra visión. Satanás tratará de in- yectar su perspectiva en la mente de usted antes de que ni siquiera se dé cuenta; a él le encanta pintarlo todo negro. El diablo hace una montaña de un grano de arena, ensombrece nuestro cielo, y convierte las dificultades en imposibilidades. El quiere que usted se evalúe mal: lo acusa de no tener impor- tancia para Dios, de ser demasiado débil para que Ello use; en fin, de constituir un verdadero fracaso. Por otro lado, presenta a sus fuerzas de maldad como mucho más numerosas, más sa- bias y más fuertes de lo que en realidad son. Empiece a alabar a Dios y podrá sacudirse las insinuaciones del diablo; entonces, el Espíritu Santo le aclarará la visión. Las perspectivas de Satanás son siempre engañosas; él quiere que usted sólo vea parte del cuadro. [Alabe al Señor, y el Espíritu comenzará a proporcionarle la perspectiva celestial! La ala- banza reduce al diablo a su tamaño real, y lo ayuda a usted a reconocer lo falsoy vacío de sus bravatas. La alabanza le da asimismo esa vista panorámica del Es- píritu en cuanto a cómo ha estado Dios obrando y lo cercana que se halla su respuesta; al igual que lo eleva por encima del polvo de la batalla y permite que mire desde arriba con la pers- pectiva de Jesús, entronizado a la diestra del Padre. La ala- banza da el mentís a las pretensiones de Satanás y le muestra a usted aquello que ven los ángeles. EL PODER DE LA ALABANZA • 103 • La alabanza limpia nuestra alma. Usted se quedaría asom- brado si supiera cuánta oración es obstaculizada por la vida misma de los cristianos. La carnalidad impide que miles de peticiones suban más allá del techo: "Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado" (Salmo 66:18). Los pensamientos pecaminosos, las actitudes carnales y el egocentrismo destruyen el poder de la oración; tales cosas cierran el oído de Dios a nuestras palabras y deseos. La Escritura habla a menudo de gente que ora y a la cual el Señor no escucha. Según Santiago, nuestra relación con Dios debe ser sincera, y nuestros motivos puros, para que El nos preste atención (Santiago 4:3). El orgullo anula muchas peti- ciones (4:6); y una actitud crítica, de rencor o de resentimiento oculto obstruye nuestra oración. Si usted quiere que sus ple- garias sean contestadas, permita que el Espíritu Santo lo pu- rifique (4:6-10). Usted puede ser preservado en una actitud pura por el es- píritu de alabanza. Cuando Satanás le traiga a la mente sus insinuaciones, límpiese los pensamientos bendiciendo a Dios. El alabarlo a El hace que quite los ojos de sí mismo y los ponga en Jesús; se lleva su negativismo, autocompasión, egocentrismo y el comienzo de egolatría; lo deja a usted tan maravillosamente limpio que Dios puede aceptarlo cuando se acerca al trono de la gracia. La alabanza da poder a nuestras oraciones. El Salmo 50:14, 15 nos sugiere que, en el día de la angustia, el preludio ade- cuado para nuestra súplica de liberación es un sacrificio de ac- ción de gracias. En otras palabras: que la alabanza hace más efectiva su petición. Dios ha realizado ya tanto por nosotros, tanto que muchas veces no le hemos agradecido como debíamos, que la plegaria de adoración alegra su ser interno y prepara el camino para que se nos otorguen respuestas rápidas. Si alguna vez ha habido un experto en la guerra espiritual, ese ha sido Martín Lutero. Lutero estaba muy consciente de las fuerzas demoníacas que luchaban contra él; por eso escribió: "Cuando no soy capaz de orar, siempre canto". La alabanza hace descender sobre uno el poder de lo alto. Dios ha liberado agente de hábitos pecaminosos por medio de la alabanza; y cada vez CAMBIE EL MUNDO. • 104 • que las tentaciones volvían, esas personas alababan al Señor un poco más hasta hacer amainar las presiones. Otros, han sido sanados mientras alababan al Señor. Juan Wesley conocía tam- bién el secreto, por lo que expresó: "La alabanza abre las puer- tas a una mayor gracia". La alabanza multiplica nuestra fe. Cuando usted comienza a alabar al Señor, el centro de su atención se desplaza de la complejidad del problema a la suficiencia de los recursos de Dios; de la urgencia de su necesidad, al poder que el Señor tiene para suplirla. Al alabarlo, usted empieza a recordar cómo Ello ha ayudado en otras ocasiones, y su fe crece en expectación; entonces usted comienza a asirse de la disponibilidad y de la buena voluntad de Dios para socorrerlo ahora, y cuanto más lo alaba, tanto más pequeña se ve la montaña que está delante de usted a la luz de la grandeza divina. La alabanza eleva nuestra mirada a -Iesús, y casi sin darnos cuenta echamos sobre El nuestra ansiedad (Salmo 5:12). El ala- bar a Dios nos ayuda a comprender lo insignificantes que son, comparados con El, Satanás y sus ayudantes demoníacos; y cuán derrotados y temerosos han llegado a estar a causa del Calvario. La alabanza también nos proporciona valor para re- sistir en el nombre de Jesús y reprender al diablo y sus huestes; y no es sólo la forma de multiplicar nuestra fe, sino también una evidencia de la misma. La oración nos une en espíritu con los ángeles. Las batallas espirituales se ganan en el mundo invisible por medio de la oración y de la asistencia activa de los ángeles de Dios, a quie- nes se ha encomendado el ayudarnos (Hebreos 1:4). Gabriel explicó al profeta Daniel que Miguel y él mismo habían tenido que derrotar a los malos espíritus que se les oponían antes de poder hacerle entrega de la respuesta a su oración (Daniel 10:12, 13). El gran gozo de los ángeles consiste en alabar y adorar a Jesús; cuando usted empieza a bendecir a Dios, parece que ellos se reúnen a su alrededor y participan en la alabanza y el re- gocijo de usted. Usted no los ve; pero los ángeles están ahí. iQ.ué cercano parece el cielo siempre que comenzamos a alabar! DIOS y sus ángeles escuchan y se deleitan. EL PODER DE LA ALABANZA • 105 • La alabanza pone en fuga a Satanás. El diablo y sus demo- nios temen la presencia y la autoridad de Jesús; saben que El podría mandarlos al lago de fuego, su destino final, en cualquier momento. El miedo a ese castigo y la santa presencia de Cristo los tortura (Mateo 8:29). Cuando alabamos a Jesús, las huestes demoníacas ponen pies en polvorosa. Cuente con que Satanás huirá de usted (San- tiago 4:7). En cierta ocasión, Lutero dijo: "Cantemos un. himno y expulsemos de aquí al diablo." Cuando la batalla contra Sa- tanás parece interminable y casi sin esperanza, comience a ala- bar a Dios y las hordas satánicas saldrán huyendo. La alabanza puede transformar su vida diaria, y también su vida de oración. Puede asimismo acelerar la victoria en las batallas de intercesión que usted pelea. No hay sustituto para la alabanza: ésta honra a Dios, alegra a los ángeles y aterroriza a cualquier espíritu malo que se encuentre en los alrededores. El alabar al Señor limpia la atmósfera, lava el espíritu, mul- tiplica la fe e inviste a la persona con la presencia y el poder de Dios. "Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre" (Salmo 103:1). CAPITULO 15 LA ORACION y LAS ESCRITURAS La Biblia y la oración están interrelacionadas y son indispen- sables la una para la otra. Toda intercesión se basa en nuestro conocimiento del Dios revelado en las Escrituras, y se fortalece por medio de los ejemplos de oración y de respuesta a la misma que aparecen en ellas. Dado este fundamento de la plegaria, he aquí algunas formas de usar la Biblia con vistas a hacer más efectiva su intercesión: 1. Comience sus ratos de oración regulares leyendo la Pala- bra de Dios. Su tiempo devocional será más eficaz si escucha al Señor a través de su Palabra antes de orar; ese fue el gran secreto que Dios enseñó a George Müller, el "apóstol de la fe". El leer primero las Escrituras ayuda al individuo a comprender la presencia inmediata de Dios, a concentrar sus pensamientos, y, a menudo, le sugiere cosas que incluir en su oración. Pase el mismo tiempo en la lectura devocional de la Biblia, y escu- chando al Señor por medio de su Palabra, que en la oración. De modo que si usted dedica una hora a la comunión con Dios, la mitad de ese tiempo lea la Escritura; naturalmente, una excep- ción es cuando usted tiene una carga especial de oración. 2. Aplique lo que lee a su vida. ¿Qué ve usted que lo anima personalmente? ¿Cómo debería eso ayudarlo? ¿Qué nueva ins- trucción espiritual le da este pasaje? ¿De qué manera lo guía o • 106 • LA üRACIüN y LAS ESCRITURAS • 107 • corrige el mismo? ¿Cómo le bendice en el día de hoy? Aplique constantemente a su vida lo que descubre en la Palabra de Dios. 3. Haga suyos ciertos pasajes de la Escritura durante su tiempo devocional. Usted puede adaptar determinados frag- mentos de alabanza o de petición para que formen parte de sus oraciones, y orar por aquellas cosas que Dios le dice por medio de la Palabra. Por ejemplo: "Señor, entro por tus puertas con acciones de gracias; esta mañana mi corazón está lleno de ala- banza. Te doy gracias y bendigo tu nombre por lo bueno que has sido conmigo. Tu amor me ha rodeado en gran manera; [qué fiel has sido conmigo! ¡Cuán agradecido estoy! ¡Te alabo!" Una paráfrasis así de la Palabra de Dios preparará el corazón para alabar y adorar al Señor. 4. Empape su alma en la Escritura para aumentar la fe que tiene. "La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios" (Ro- 10:17). Esto no sólo resulta verdad para los inconversos, sino que también se aplica a lo referente a la alimentación y el crecimiento de su propia fe, la cual jamás aumentará si usted no se sumerge en la Palabra de Dios. Cuanto más saturada esta su alma de dicha Palabra, tanto más fuerte llegará a ser su fe. 5. Aprenda de memoria versículos de la Escritura que pue- dan serle útiles en la oración. Resulta de gran importancia me- morizar porciones de la Biblia a fin de utilizarlas en el testi- monio y la intercesión. Naturalmente, debe aprender de memoria el Padrenuestro, oración que podrá repetir vez tras vez en sus devocionales privados. En los siguientes puntos quizá encuentre usted algunos versículos para memorizar -si no lo ha hecho ya-, los cuales serán una bendición para su alma cuando el Espíritu Santo se los recuerde. 6. Utilice la Escritura para alabar y adorar al Señor. El papel de la alabanza lo tratamos en el capítulo 14; pero he aquí una buena muestra de pasajes que usted puede usar en la oración: 1 Crónicas     Nehemías 9:5, 6; Salmo 8; 27:4; 36:5-9; 40:5; 71:14-19; 73:23-'-25; 103:1-5, 20-22; 108:1-5; 115:1; 118:28, 29; 139:17, 18; 145:1-21; Isaías 25:1; Jeremías 32:17- 21; Romanos 11:34-36; Apocalipsis 1:5, 6; 4:8,11; 5:12,13; 7:12; 15:3,4. 7. Emplee la Escritura para confesar su indignidad. Resulta CAMBIE EL MUNDO. • 108 • de mucha bendición decirle al Señor lo indigno que uno es de que se le conteste su petición. En los siguientes versículos tal vez usted encuentre frases y pasajes de gran valor para la ora- ción; especialmente si los adapta a sus circunstancias: Génesis 32:10; 2 Samuel 7:18; 1 Reyes 3:7; 1 Crónicas 29:14-16; Jere- mías 1:6; Lucas 7:6, 7; Hechos 20:19; Efesios 3:8. 8. Utilice las oraciones y expresiones de oración de la Escri- tura. Con frecuencia, usted querrá emplear frases o versículos enteros de la Biblia al pedir por ciertas necesidades; ya que éstos expresarán exactamente lo que usted desea decir. No obs- tante, cada vez que ore, no tendrá tiempo para buscar dichos versículos, por lo que si guarda algunos de ellos en su corazón Dios los hará de mucha bendición para usted. En su lectura, adapte esta muestra de pasajes para que se ajusten a sus ora- ciones personales: • Petición de limpieza: Salmo 19:12, 13; 51:1-10 • Petición de bendición sobre su lectura bíblica: Salmo 119:15,16,18,97,103-105 • Petición de bendición sobre su trabajo: Salmo 90:16, 17 • Petición de cumplimiento de la promesa de Dios: 2 Samuel 7:25, 26, 28; Salmo 119:81, 82, 162 • Petición de dirección: Salmo 5:8; 25:4, 5; 31:3; 43:3; 86:11 • Oración de examen de conciencia: Salmo 26:2, 3; 139:1- 10,23,24 • Oración de hambre del Señor: Salmo 42:1,2; 61:1-5; 63:1- 8; 84:1, 2; 123:1, 2; 130:5, 6; 143:5-8 • Oración pidiendo que Dios escuche y ayude: Nehemías 1:5,6; Salmo 5:1,2; 17:1; 19:14; 27:8, 9; 69:16, 17; 70:1, 5; 121:1, 2; 130:1, 2; 142:5, 6 • Oración de amor a Dios: Salmo 18:1; 139:17, 18 • Petición de crecimiento personal: Romanos 12:1,2; Efesios 3:16-21; 4:12-16; Filipenses 1:10, 11; 3:12-15; 4:4-8; Co- losenses 1:9-12; 3:12-17; 1 Tesalonicenses 5:16-24; 2 Pe- dro 1:5-8 • Oración por avivamiento: Salmo 85:6, 7; Isaías 43:18, 19; 44:2, 3; 51:9; 54:2-4; 55:6-13; 57:14, 15; 59:12,13; 62:1, 10; 64:1-5 9. Reclame las promesas de la Biblia cuando ora. LA ORACION y LAS ESCRITURAS • 109 • 10. Use la Escritura para reprender a Satanás. La Palabra de Dios es la espada del Espíritu (Efesios 6:17). Al enfrentarse a Satanás, Jesús citó las Escrituras para derrotarlo y ponerlo en fuga (Mateo 4:1-11); usted tiene toda la autoridad para hacer lo mismo. Cuando confronte al diablo no sea petulante, pero tampoco le tema; utilice los hechos y las promesas de la Biblia para resistirlo: los ángeles de Dios harán valer su uso de la Escritura y obligarán a Satanás a salir huyendo (Santiago 4:7). CAPITULO 16 "PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR" En cierto sentido, el propósito de este libro es contribuir a equiparle a fin de que usted pueda preparar más eficazmente el camino del Señor para trabajar en muchos lugares: ya sea en su iglesia local, en su comunidad, en su denominación, en una o varias sociedades misioneras, o en campos de misión de todo el mundo. Tal vez usted esté orando por todo esto simul- táneamente; pero en cierto modo cada uno debería tener una visión mundial, llevar una carga por el planeta y realizar un ministerio de intercesión a nivel internacional. El presente capítulo se limita a la oración por grupos gran- des o por alguna área específica del mundo; y sus sugerencias prácticas son válidas tanto si oramos por avivamiento como por una gran cosecha evangelística. Bienaventurada la misión, la organización paraec1esial, la iglesia local o la denominación que, no sólo tiene una amplia base de compañeros de oración profundamente comprometidos entre sus miembros, sino que cuenta, en la compañía más ex- tensa de los creyentes, con algunos que oran animados por una fe y una perseverancia especiales; los cuales se niegan a ceder • 110 • "PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR" • 111 • y   en que habrá repetidos derramamientos del Espíritu de DIOS. sobre el grupo o la organización en particular. ¿Está usted dispuesto a que Dios lo utilice como uno de sus interce- sores ocultos para preparar el camino del Señor? Prepare su propio corazón Si usted anhela que Dios lo use como a uno de sus interce- sores secretos y escogidos, hay ciertos pasos que puede dar a fin de preparar su propio corazón para este ministerio: 1. Renueve y estimule su alma mediante la lectura de relatos bíblicos e históricos de cosecha y avivamiento. Repase una y otra vez las narraciones acerca de aquellas bendiciones de aviva- miento que experimentaron David (1 Crónicas 28:1-29:25), Asa (l Reyes 15:9-24; 2 Crónicas 14-16), Elías (1 Reyes 17-18) Josafat (2 Crónicas 17; 19-20:33), Ezequías (2 Reyes 18-19' 2 Crónicas 29-32), Josías (2 Reyes 22-23:30) y la Iglesia del Nuevo Testamento (Hechos). Lea todo lo que pueda relacionar con los avivamientos. 2. Reuna información y estadísticas acerca de la necesidad que hay en el mundo y en la iglesia. Concéntrese en los prácti- camente 2.000 millones de personas sin alcanzar que existen en el planeta, en la tragedia y la oscuridad espiritual de las religiones no cristianas, en la tremenda sed en algunas zonas yen las abrumadoras dificultades de otras. Enfoque su atención en los pecados del género humano, los disturbios, la injusticia el crimen, la inmoralidad, el terrorismo y otros males; o en la         tantos que se dicen cristianos, en la baja o declmante asistencia que registran muchas iglesias en la ne- cesidad de   vida espiritual y de un desafío nuevo por doquier. 3. Medite en aquellos pasajes de la Biblia en los cuales Dios promete bendición, cosecha y avivamiento copiosos, y en esos otros en -: que se ve a sus hijos orar por avivamiento. He aquí algunas CItas de muestra: 2 Crónicas 7:14; Salmo 80:18, 19; 85:6; Isaías 32:12-17; 35; Jeremías 33:23; Lamentaciones 3:40- 50; Oseas 6:1-3; 14:1,2; Habacuc 3:2; Juan 7:38. 4. de q.ue no hay nada en su corazón capaz de obstaculizar sus oraciones. Recuerde que la intercesión puede CAMBIE EL MUNDO. • 112 • verse obstruida si uno acaricia el pecado en el corazón (Salmo 66:18); o también por el orgullo (1 Pedro 5:5, 6), el rencor (Lucas 11:4), las desavenencias personales con otros (Mateo 5:23, 24) o el conflicto matrimonial (1 Pedro 3:7). Preparación del camino del Señor 1. Dé a la oración en favor del avivamiento y la cosecha de almas un lugar especial en su lista de peticiones acostumbrada. Asegúrese de orar por esas cosas en algún momento del día. 2. Haga una lista de peticiones de oración específicas. Siem- pre que pase períodos más largos de oración, dedique un tiempo especial a pedir por cada tema de su lista. Ore para que Dios: a. Aumente el hambre espiritual de los miembros del grupo, de los cristianos de la zona o de otros individuos solícitos. b. Revele una nueva dimensión de su santidad y poder. Eso siempre constituye una preparación importante para que el Se- ñor actúe con potencia. c. Produzca una santa disconformidad con la situación ac- tual. d. Avive y fortalezca la fe en que El quiere obrar de esa manera. e. Conceda a sus hijos una sensibilidad nueva a su voz y a su dirección. f. Dé a éstos un anhelo de ser usados por El y de obedecerle. g. Les otorgue asimismo humildad de corazón para con su Persona, acompañada de confesión de pecado, y haga que le den a El toda la gloria. h. Haga que su pueblo pueda tomar nueva conciencia de lo perentoria que es esta necesidad. i. Prepare a individuos claves que El piense usar. j. Motive y coordine la oración y la fe de gran número de cristianos de modo que perseveren en una intercesión ferviente. 3. Esté dispuesto a aceptar el horario, los métodos y la gente de Dios. No trate de programar al Señor; confíe en que El ac- tuará de formas por encima y más allá de cualquier cosa que usted hubiera podido concebir o planear. 4. Busque oportunidades para pasar tiempo suplementario "PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR" • 113 • en oración. ¡Qué poco comprendemos el potencial de esos mo- mentos que dejamos escapar casi sin darnos cuenta! Cada mi- nuto tiene la capacidad de bendecir si se usa para el Señor; pero los momentos perdidos están perdidos para siempre. Busque momentos que pueda invertir en lo eterno elevando su corazón a Dios en oración por esta necesidad. 5. Programe períodos especiales de oración para sí mismo. Los minutos economizados aquí y allá, que se invierten en la intercesión, tienen un valor duradero. Clame a Dios una y otra vez durante el día; ninguna oración sincera es insignificante. Sin embargo, los ratos especialmente programados para orar permiten que su plegaria se haga más profunda e intensa. Ore ampliamente y con fervor. Si es posible, busque algún día cada semana en el que pueda dedicar un tiempo especial a estar con Dios, preparando su camino. Si ello resultara necesario, diga a sus amigos que tiene una cita importante; lo será, ciertamente, ya que se trata de una cita con su Señor. 6. Ore en público por el avivamiento y la cosecha de almas. Utilice los períodos de oración voluntaria en los cultos públicos para interceder por estas necesidades; ello puede contribuir a incrementar o a enrolar el jnterés de otros en hacerlo. 7. En sus testimonios, mencione la preocupación que siente y los estímulos que recibe al respecto. Cuando en una reunión de oración o en una conversación se concede la oportunidad de que alguien dé testimonio personal, comparta la manera en que Dios está profundizando su oración y su fe en relación con el avivamiento y la cosecha de almas. Tal vez pueda dar a conocer ciertas noticias especiales de cómo Dios está bendiciendo en algún otro lugar. Confíe en que el Señor lo guiará para animar a otros mediante su testimonio. S. Utilice tratados y panfletos cristianos para motivar a otros. Cuando encuentre literatura barata disponible, consiga alguna y úsela con oración: en sus cartas, personalmente cuando se encuentra con sus amigos, para su grupo de oración, o como Dios lo guíe. Ponga en circulación libros desafiantes. Implique a la mayor cantidad posible de personas en el desafío de pre- parar el camino del Señor. 9. Estimule la elección de los temas de la cosecha y el aoi- CAMBIE EL MUNDO. • 114 • vamiento para ocasiones especiales. Cuando tenga la oportuni- dad de formar parte de un comité de programa, o en otro tipo de coyuntura organizativa, sugiera como asuntos a destacar aquellos del avivamiento y de la cosecha de almas. 10. Archive todo lo relacionado con el avivamiento y la co- secha. Siempre que vea artículos, poemas o informes acerca de esos temas, recórtelos y guárdelos en sus archivos para un po- sible uso futuro. 11. Añada ayuno a su oración habitual. Habrá veces en las que el anhelo de su corazón, la urgencia de una necesidad o la importancia de cierta situación lo moverá quizá a acompañar sus oraciones de ayuno. Puede que se trate incluso de un ayuno parcial de una o varías comidas. Recuerde, también, que el ayuno espiritual refuerza nuestra hambre de Dios. Dios reco- noce y honra el ayuno; sin embargo, no ganamos sus respuestas a nuestras oraciones ayunando (véase el capítulo 11). La Iglesia primitiva ayunaba los miércoles y los viernes, y Juan Wesley instó a sus seguidores a adoptar también esa práctica. Cuando usted programe un ayuno regular debería, a ser posible, pasar en oración el tiempo de la comida; evite decir a otros que está ayunando. Sugerencias para su tiempo devocional 1. Comiéncelo con gozo. En circunstancias normales, usted debería entrar a la presencia del Señor con acción de gracias (Salmo 100:4). Quizá, mientras sigue preparando semana tras semana el camino del Señor con avivamiento y cosecha de al- mas, a menudo se sienta usted profundamente cargado, pero no descuide por eso la oración gozosa. 2. Sea sensible a la disposición del Espíritu Santo. Recuerde que el Espíritu es una Persona que mora dentro de usted, que lo ama, y que desea utilizarlo en la oración. Resulta físicamente agotador mantener cualquier estado emocional prolongado a menos que usted experimente algún cambio. El Espíritu Santo llora y gime bajo el peso de la oración (Romanos 8:26, 27); pero eso no significa necesariamente que usted vaya a hacer lo mismo. Cuando el Espíritu ore por medio de usted, a veces lo "PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR" • 115 • hará con una disposición de carga, y en otras ocasiones, de ale- gría. Cuando John Hyde, poderoso guerrero intercesor de la obra misionera presbiteriana en la India, llevaba pesadas cargas de oración antes de algunas de las grandes convenciones de Sial- kot, intercedía con una tremenda intensidad espiritual durante horas e incluso días; sin embargo, con frecuencia, en medio del llanto provocado por el peso de la oración, el Espíritu le traía a la memoria una de las promesas de Dios, y él comenzaba a cantar y alabar al Señor, ¡e incluso a reír de gozo! 3. Permita que la Palabra de Dios le hable. En ocasiones, puede que usted recuerde algún pasaje o alguna promesa es- pecial que alimenta su fe; no obstante, el mejor plan consiste en leer la Biblia de un modo continuo y regular. Toda la Palabra de Dios está llena de bendiciones, así que base su vida en el conjunto de la Escritura, y no en unos pocos pasajes favoritos. Con frecuencia descubrirá que precisamente la bendición que usted necesita se encuentra en la porción que le toca leer ese día. 4. Utilice himnos y cánticos en la oración. Tal vez, mientras está orando, le venga a la mente la estrofa de un himno o un coro. Recítelo. Cántelo en voz baja. O si se encuentra usted solo y desea hacerlo, entónelo en alta voz. Esas palabras quizás ex- presen el mismo anhelo de su alma, la fe con la que busca a Dios. Muchas personas puede que encuentren bendición man- teniendo junto a ellas un himnario durante su devocional. 5. Tenga cerca de usted un lápiz y un papel cuando ora. Si durante el tiempo que dedica especialmente a orar por la co- secha y el avivamiento le vienen a la mente otras necesidades de oración que no guardan relación con estos temas, apúntelas para no olvidarse de ellas; si, por el contrario, las necesidades en cuestión están conectadas de algún modo con su principal asunto de intercesión, quizá usted se sienta movido a orar por ellas en ese momento volviendo luego al tema general. Dios puede mostrarle también algunos pasos de obediencia que necesita dar para contribuir a la respuesta a sus oraciones. En tal caso, haga una breve nota a fin de acordarse de ellos más tarde. Quizá se trate de alguna carta que ha de escribir, o de CAMBIE EL MUNDO • 116 • personas a las cuales debe ayudar de alguna manera. Después de haber anotado esas sugerencias de Dios, vuelva a su tema principal de oración; no se distraiga de su carga de intercesión prioritaria. 6. Sea sensible a cualquier paso de obediencia que pueda fortalecer el amor y la unidad. Algunas operaciones poderosas del Espíritu se han visto con frecuencia fortalecidas, o han co- menzado, por la obediencia de alguien al impulso que recibía en oración del Espíritu Santo para pedir perdón por algún agra- vio cometido (Mateo 5:23,24); por otra parte, cuando el conflicto interpersonal está presente, y usted no obedece a la Escritura, puede impedir las respuestas a su propia oración. (Nota: La pregunta no es quién tiene razón, o quién la tiene menos: si sabe que alguien se siente tirante con usted, tiene sentimientos negativos hacia usted, o se considera herido por usted esta exhortación constituye un mandamiento directo del Señor que usted debe atender; mientras no obedezca el mensaje de Mateo 5:23, 24 su oración puede verse obstruida. Sin em- bargo, una vez que ha obedecido usted humildemente, el con- ducto para su oración queda libre; sin que importe cómo res- ponda o no r   s p o n ~ la otra per.sonaJ . , . 7. Termine su tiempo deoocional con accwn de gractas. El Padrenuestro empieza y acaba con alabanza; y lo mismo sucede con algunos de los "salmos de aleluya". Una vez que haya fi- nalizado su oración, dígale nuevamente al Señor cuánto lo ama; regocíjese en la bondad de Dios y en sus promesas, y siga su camino sabiendo que El ha oído sus peticiones y que usted ha contribuido a "preparar el camino del Señor". CAPITULO 17 AVIVAMIENTO La maravillosa voluntad del Señor es que usted y toda la iglesia experimenten la máxima bendición. Esa amorosa provisión di- vina que supone la morada del Espíritu Santo en cada creyente nos alienta a esperar que dicho Espíritu estará misericordio- samente presente cuando los cristianos nos reunimos para ado- rar y servir. Dios es un Dador generoso en el terreno material; [cuánto más no proveerá para nosotros lo espiritual! (Lucas 11:13). El avivamiento es el plan universal de Dios La renovación parece ser el propósito invariable del Señor para el hombre, la naturaleza y la iglesia. La comida alimenta nuestro cuerpo, y nos da fortaleza y renovación física, mientras que el sueño nos proporciona descanso y restauración tanto del cuerpo como de la mente. Para gran parte de la tierra, el ciclo de estaciones provee una renovación anual. ¡Qué alegría da ver abrirse en los árboles los brotes primaverales tras la esterilidad del invierno! En buena parte de la India y de otros países tro- picales, el hombre y la naturaleza soportan la larga, seca y calurosa estación esperando con ansia a que lleguen las lluvias monzónicas que han de reanimar a la tierra sedienta. • 117 • CAMBIE EL MUNDO • 118 • También para los cristianos ha ordenado Dios períodos de renovación espiritual, que se caracterizan por una nueva vida y un nuevo poder, gozo y bendiciones para el alma, nueva fra- gancia y fecundidad para el Señor. A esta experiencia la lla- mamos por lo general "avivamiento". Sin embargo, esos perío- dos de bendición especial ocurren muy poco, y algunos grupos eclesiales se diría que nunca los experimentan. Incluso aquellos pastores y cristianos que tratan de vivir en avivamiento cons- tante, hablan de períodos de sequedad espiritual que no pueden atribuir a ningún acto específico de desobediencia o de negli- gencia voluntaria. Todo creyente necesita, una y otra vez, un nuevo toque de Dios en su vida; ciertamente, los "tiempos de refrigerio, vienen del Señor" (Hechos 3:19). El simbolismo bíblico del Espíritu Santo nos anima a es- perar una abundancia de su presencia y ministerio. El aceite de la unción, figura del Espíritu, fue derramado sobre la cabeza de Aarón en tal abundancia que corrió por su barba y pasó a sus vestiduras (Salmo 133:2). El agua, que simboliza al Espí- ritu, se nos promete en abundancia: Dios hace que salga a rau- dales (Salmo 78:20; 105:41; Isaías 35:6; 48:21). El nos da co- rrientes y ríos (plural) de bendición (Salmo 46:4; 78:16; 126:4; Isaías 30:25; 33:21; 35:6). El río sobrenatural de Ezequiel se hacía más profundo y se ensanchaba milagrosamente (Ezequiel 47:1-5) dando vida a todo lugar por donde corría (vv. 9, 12). Dios "derrama" su Espíritu sobre su pueblo como agua vi- vificante: "Yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos, (Isaías 44:3; vea Isaías 32:15; Ezequiel 39:29; Joel 2:28, 29; Hechos 2:17, 18). El Espíritu Santo no sólo se derrama en el interior de los hijos de Dios, sino que brota por medio de la vida de éstos como ríos de agua, trayendo bendición a otros (Juan 7:38, 39). Cuanto más espiritual es una persona o una obra, tanto más urgente resulta que experimente frecuentes visitaciones de Dios: eso es lo que diferencia al mero sobrevivir de la vida abun- dante, a la ortodoxia bíblica de la vitalidad evangélica, al con- formismo con el statu quo de las nuevas unciones emocionantes del Espíritu Santo, que nos son dadas con el fin de que reali- AVIVAMIENTO • 119 • cemos avances nuevos, también emocionantes, para el Señor. Todos creemos en la renovación y el avivamiento, y sabemos que los necesitamos; pero ¿deseamos realmente ese aviva- miento hasta el punto de buscar el rostro de Dios, de pagar el precio exigido para preparar el camino a la visitación del Señor? Nadie puede predecir, programar o ganar el avivamiento. Tam- poco nos es posible producir dicho avivamiento por nuestra fi- delidad, diligencia o por las actividades espirituales que desa- rr.ollamos. Dios es la única fuente del avivamiento. ¿Qué entendemos por "avivamiento"? Debería hacerse una distinción adecuada entre evangelismo y avivamiento. Todo movimiento extenso del Espíritu de Dios entre su pueblo parece estar ligado a algún evangelista, profeta ti otro instrumento humano; sin embargo, el evangelismo más favorecido y dirigido por el Señor, aunque produzca bendición y fruto espiritual, queda muy por debajo del avivamiento. ¿Qué es entonces un verdadero avivamiento? El avivamiento es la manifestación del Dios santo, todopo- deroso y soberano: una visitación del Señor a su pueblo con renovada y especial bendición. Los avivamientos, por lo ge- neral, traen consigo una nueva conciencia de Dios, una reve- lación fresca de su Persona, una nueva sensibilidad hacia El, y a veces un pavoroso sentimiento de la santidad y de las justas exigencias del Señor. Se trata de ocasiones en las cuales Dios revela su santo brazo para salvación y deja oir su voz bendita en la conciencia de la gente. Los avivamientos son intervencio- nes repentinas del obrar soberano y sobrenatural del Señor en la vida y el testimonio de la iglesia; y, en cierto sentido, una anticipación mesiánica de la victoria final de Cristo. El aviva- miento constituye siempre la obra del Espíritu Santo. Entre los cristianos hay dos teorías extremas referentes al avivamiento. La primera de ellas reconoce la realidad del avi- vamiento, pero sostiene que éste es una obra tan soberana de Dios que depende totalmente de El, sin que nosotros podamos hacer otra cosa que esperar hasta que el Señor decida visitarnos de nuevo. En el otro extremo tenemos a los que piensan que mediante nuestros esfuerzos religiosos podemos producir ese avivamiento: si oramos bastante, nos humillamos delante de CAMBIE EL MUNDO. • 120 • Dios y le obedecemos lo suficiente, podremos recibir un aviva- miento cuando sea. Sin embargo, la verdad bíblica y la expe- riencia de la iglesia demuestra reiteradamente que, aunque el pueblo de Dios tiene un papel muy importante en preparar el camino del Señor, ninguna persona, ni grupo alguno, puede programar cómo, cuándo o dónde llegará el avivamiento. Algunos han interpretado que Juan 3:8 ("El viento sopla de donde quiere") da a entender lo incierto de la obra del Espíritu; sin embargo, yo quiero sugerir que este versículo ilustra que el Espíritu Santo retiene su soberanía con respecto a su modo divino de operar, e indica el carácter invisible de su obra y no la incertidumbre de la misma. Esas palabras señalan el mis- terio de la actuación divina, no su naturaleza caprichosa. El Espíritu Santo no es el viento, sino que éste sólo lo simboliza en ciertos aspectos. El Espíritu es un Dios de propósito que actúa según su plan y por razones santas; se trata de la promesa de Dios, de un Dios de pacto invariable, de poder y de santidad, que desea que nosotros participemos en su obra. Los pactos y las promesas de Dios nos revelan que es su voluntad bendecir a su pueblo. Estos pactos y promesas inclu- yen las condiciones establecidas por el Señor para dar su ben- dición: nuestra respuesta a su Palabra, a su llamamiento y a su provisión. Las promesas divinas se cumplirán -Dios así lo ha ordenado-, pero primeramente debemos humillarnos, bus- car su rostro y dar algunos pasos de obediencia activa. La historia de los avivamientos muestra que los hijos de Dios han de jugar dos papeles especiales: el de orar y el de obedecer. La obediencia puede implicar muchas cosas, pero siempre incluye la oración. Si existe una clave central para el avivamiento, a veces escondida pero siempre presente, es la intercesión: la obediencia de la oración conduce invariable- mente a toda otra obediencia necesaria. ¿Cuándo debería usted orar por un avivamiento perso- nal? ¿Cómo sabe usted que su corazón está necesitado de una renovación espiritual? ¿Cuándo conoce que ha llegado la hora AVIVAMIENTO • 121 • de aplicarse a una búsqueda en oración de nuevo estímulo y nueva bendición del Señor? He aquí algunas sugerencias al respecto: a. Cuando siente una apatía espiritual, una falta continua de apetito por la Palabra de Dios, por la oración y por la co- munión con la iglesia. ? Cuando la Palabra de Dios es de bendición en raras opor- tumdades; cuando usted anhela sólo en contadas ocasiones te- ner más tiempo para leer y darse un festín de la Escritura: cuando raramente siente que el Espíritu le habla por medio de la lectura de la Palabra de Dios. c. Cuando usted nota una falta de humildad profunda, de bondad nacida del Espíritu y de afectuosa paciencia. d. Cuando no tiene una verdadera compasión por la gente que sufre o está necesitada; cuando siente poco interés real por aquellos que están sin Cristo, y tiene escaso sentido de respon- sabilidad personal por la presencia y la bendición de Dios en su iglesia o grupo local. e. Cuando la oración representa más un deber que un gozo para usted; cuando Dios pocas veces pone en su corazón a gente necesitada de oración; cuando raramente siente de veras la pro- ximidad divina mientras ora. ¿Cuándo debería usted orar por el avivamiento de su grupo? ¿Cómo puede saber si necesita estar profunda y devota- mente preocupado por un nuevo avivamiento en su iglesia local o en cualquier grupo del que forma parte? a. Cuando la oración del grupo no tiene vida; cuando la gente no parece ansiosa por dirigir la intercesión; cuando se dan sólo unas pocas y frías alabanzas a Dios por lo que está haciendo. b. Cuando los cultos del grupo o de la iglesia raramente se caracterizan por un sentimiento de que Dios está presente y habla a los individuos de un modo personal; cuando a la ado- r ~   ó n parece faltarle espontaneidad, gozo y una acción de gra- cías des?ordante; cuando hay una congregación bastante vieja y es obvia la ausencia de matrimonios y de personas jóvenes. CAMBIE EL MUNDO. • 122 • c. Cuando los miembros se muestran apáticos respecto de la seriedad del pecado o no manifiestan un vigoroso sentido de responsabilidad ética o moral; cuando a la iglesia le falta visión y no tiene un interés profundo en ganar a su comunidad y a personas nuevas para Cristo. d. Cuando la gente pocas veces es guiada por el Espíritu de Dios a testificar a otros, a ayudar a la gente necesitada o a proporcionar aliento a los demás; cuando el ofrendar para la causa del Señor se hace sin gozo, con renuencia y en cantidades insuficientes; cuando a los miembros les falta visión de lo que Dios quiere hacer por medio de ellos como grupo. e. Cuando hay tensiones entre los individuos, espíritu par- tidista o falta de perdón en esa iglesia o grupo. Su oración y el avivamiento Usted puede contribuir a preparar el caminó para un nuevo despertar espiritual, para una verdadera visitación del Espíritu Santo de Dios sobre la iglesia y la renovación moral y religiosa que traen consigo los avivamientos reales. Estas simples su- gerencias y estos ejemplos emocionantes tal vez lo ayuden a saber cómo: 1. Pida al Espíritu Santo que haga más profundo el anhelo que usted siente. La preparación inicial de Dios para el aviva- miento siempre comienza en el corazón de una o más personas, al experimentar éstas un anhelo por la renovación de la pre- sencia y el poder del Señor. Alguien ha dicho que cuando Dios planea bendecir a su pueblo, hace que la iglesia ore. Si tiene hambre de que El obre entre los creyentes, ese santo deseo pro- cede del Espíritu. Pida al Señor que haga más profundo su anhelo de la obra divina en su propia vida, en su iglesia o grupo, o en cualquier parte del mundo en donde se sienta guiado a concentrar su oración. 2. Pida a Dios que le dé la carga de oración divina por el avivamiento. Una carga de intercesión es un don precioso del Señor que El le confía para el cumplimiento de su propósito. Dios se deleita en asignar responsabilidades espirituales es- pecíficas a sus intercesores; tengan éstas que ver con el aviva- AVIVAMIENTO • 123 • miento en su propio corazón, en la iglesia o en algún campo misionero. ' Hace muchas décadas, cierto cristiano piadoso de Gran Bre- taña fue uno de los intercesores secretos del Señor (Isaías 62:6, 7). Ese hermano oraba constantemente por la obra de una de las grandes sociedades misioneras que trabajaba en la China. Después de su muerte, alguien encontró en su diario más de veinte inclusiones del nombre de uno de los puntos de misión en aquel país con notas que indicaban que Dios lo había capa- citado para hacer la oración de fe por el avivamiento en ese lugar. Tras realizar una investigación, descubrieron que, en el transcurso de veinte años, el Señor había enviado avivamientos espirituales a cada uno de los sitios por los que había orado su intercesor secreto y en el orden exacto en que éste refería que Dios lo había ayudado a reclamar por la fe una poderosa ope- ración del Espíritu. Nadie supo nada de aquel guerrero inter- cesor hasta después de su muerte; pero Dios tomó nota de él. [Cuántas recompensas y sorpresas sagradas saldrán a luz en el cielo cuando los hijos de Dios que se han afanado en la oración reciban sus premios especiales! 3. Pida al Señor que le revele alguna promesa la cual puede usted reclamar por la fe. Dios guarda sus pactos; y todas sus promesas son verdad. Solicite de El que grabe en su corazón alguna de esas promesas sobre la que pueda afirmarse mientras ora por un avivamiento. Uno de los versículos que se han usado vez tras vez para esto ha sido 2 Crónicas 7:14; pero hay muchas otras promesas maravillosas en la Palabra de Dios que el Es- píritu Santo puede estampar en su corazón. 4. Humille su corazón delante de Dios en oración. Dígale lo indigno que usted es de interceder por esta necesidad; Dios da mucha gracia y avivamiento a aquellos que se humillan ante su trono (Isaías 57:15). 5. Pida al Señor que lo guíe para encontrar un compañero de oración, y luego pónganse de acuerdo entre ustedes en cuanto a la misma. A medida que su interés se hace más profundo, Dios puede guiarle a alguien que ya comparte su misma visión y carga, o que llegará rápidamente a ser un espíritu con usted. Cuando sus hijos se ponen de acuerdo en la oración (Mateo CAMBIE EL MUNDO • 124 • 18:19), las respuestas de Dios se apresuran (vea el capítulo 26). Pocas veces se conoce en este mundo la historia completa de cómo Dios usa las oraciones de sus hijos para preparar el avi- vamiento. Mi querido amigo Duncan Campbell, ministro de la Iglesia de Escocia, compartió conmigo algunos de los comienzos del asombroso despertamiento en las Hebridas conocido como el "Avivamiento de Lewis". Dos mujeres ancianas de la aldea de Barvas, en la isla de Lewis, tras ponerse de acuerdo comenzaron períodos nocturnos de oración para pedir a Dios que enviara un avivamiento a su comunidad. Noche tras noche, aquellas mujeres intercedieron ante el Señor; y después de algunos meses, sin que ellas lo supiesen, varios hombres jóvenes piadosos empezaron a reu- nirse, también en encuentros nocturnos, al otro lado del pueblo, para orar por lo mismo. Mientras las ancianas perseveraban en la oración, Dios les reveló que el conocido Duncan Campbell iría a Barvas para dirigirles; pero al escribirle ellas, Campbell, sintiéndolo mucho, rechazó la invitación por tener la agenda demasiado repleta. A éso, las mujeres contestaron: "[Aunque usted diga que no viene, Dios dice que sí lo hará!" En diciembre de 1949, y tras una sucesión de acontecimien- tos, Duncan Campbell llegaba por fin a las Hébridas para co- menzar una serie de reuniones. Después de varias noches allí, la imponente presencia de Dios cayó sobre el pueblo produciendo en la gente una profunda convicción de pecado; a partir de aquel momento, el aviva- miento se extendió de una aldea a otra, oleada tras oleada, desde 1949 hasta finales de 1953, transformando la vida de comunidades enteras. Mucha gente, convencida súbitamente de pecado mientras se hallaba sentada en sus casas, se postraba delante de Dios y experimentaba una conversión poderosa. Otros, eran tomados por el Espíritu mientras andaban por la calle, y caían de rodillas para orar. En sólo una noche, hubo tanta gente orando ante la comisaría que los agentes tuvieron que mandar a buscar al pastor local y a Duncan Campbell. Los bares se cerraban por falta de negocio; desde el otro lado de la isla llegaban autobuses abarrotados de gente que iban a las reuniones; los cultos duraban en ocasiones hasta las dos y AVIVAMIENTO • 125 • las tres de la madrugada; las iglesias que hasta aquel momento habían contado con una asistencia de sólo cuatro o cinco per- sonas los domingos por la mañana, ahora se veían atestadas semana tras semana; y las reuniones de oración llegaron a con- vertirse en el centro de la vida del pueblo en muchas comuni- dades. El avivamiento, naturalmente, vino de Dios; pero por lo que pueda saberse humanamente, comenzó cuando el Señor guió a dos ancianas a ponerse de acuerdo en la oración. 6. Invite a otros a participar en reuniones especiales de ora- ción por un avivamiento. Se pueden convocar encuentros locales con el propósito de buscar el rostro del Señor; y también escribir cartas a personas, incluso que vivan lejos, pidiéndoles su apoyo en la intercesión hasta que Dios conteste. La obra de Oriental Missionary Society (Sociedad Misionera Oriental) en Pekín, China, experimentó un avivamiento después de que los misio- neros estuvieron orando y ayunando al mediodía durante seis semanas. Algunos de los pastores nacionales pidieron unirse al grupo; y el avivamiento cayó, extendiéndose primero a las igle- sias de la ciudad y pasando luego a aquellas de los pueblos. El gran avivamiento que barrió Estados Unidos entre 1857 y 1858 fue conocido como "El avivamiento de la reunión unida de oración", y comenzó al invitar un hombre a otros para que orasen con él al mediodía el 23 de septiembre de 1857 en la "Iglesia Reformada Holandesa del Norte" de Nueva York. Poco a poco, las muchedumbres fueron aumentando, y a medida que las noticias acerca de aquella reunión de oración alcanzaban las ciudades circunvecinas, en ellas surgían nuevos grupos con el objeto de orar. Seis meses después de aquello, diez mil hombres de negocios se reunían diariamente al mediodía sólo en Nueva York; y para mayo se habían convertido cincuenta mil personas en esa ciu- dad. Las reuniones unidas de oración empezaron a extenderse a lo largo y ancho de Nueva Inglaterra, descendieron por el valle de Ohio hasta Texas, y cruzaron luego el país alcanzando la Costa Oeste. Gran parte de los Estados Unidos y del Canadá quedaron bajo aquel espíritu intercesor fomentado por las reu- niones unidas de oración. Los metodistas informaron entonces de que en sus iglesias CAMBIE EL MUNDO . • 126 • había habido ocho mil conversiones sólo en una semana; los bautistas, por su parte, dijeron que ellos habían tenido dieci- siete mil a lo largo de un período de tres. Durante dos años el promedio semanal de nuevos miembros que se incorporaban a las iglesias norteamericanas, fue de diez mil. Según cálculos moderados, de una población total estadounidense de 30 millo- nes por aquel entonces, al menos un millón se entregó a Cristo en un período de dos años. Eso es un avivamiento nacional: la obra soberana de Dios que convoca a la gente a orar y responde poderosamente su oración. Desde el punto de vista humano, todo empezó con un hombre que inició una reunión de oración por avivamiento en una ciudad. 7. No se canse de perseverar en la oración. Recuerde que usted no puede elegir la forma en que Dios obrará en el avi- vamiento; ni tampoco la gente que El usará para ayudar a éste que ocurra. El Señor ha decidido actuar por medio de instru- mentos humanos. Quizá usted jamás llegue a conocer a todas las personas que Dios estuvo utilizando para preparar el camino al avivamiento; pero de lo que sí puede estar seguro es de que El siempre convence a la gente de pecado y la guía al arrepen- timiento. Su voluntad invariable es visitar una y otra vez a su pueblo con bendición y avivamiento espiritual. ¿Está usted dis- puesto a ser uno de los canales de Dios para ese avivamiento? Entonces, haga cualquier cosa que Elle diga, y habrá bendición. CAPITULO 18 UNA COSECHA MUNDIAL No hay preocupación más urgente hoy día en el cielo que la de que la Iglesia complete su tarea de evangelizar el mundo. Dios quiere tener la casa llena para la cena de las bodas de su Hijo (Mateo 22:1-10; Lucas 14:16-23). El regreso de Cristo se pos- pondrá hasta que toda la gente, en todas partes, haya escuchado las Buenas Nuevas; por lo que un testimonio y una siega ina- decuados por nuestra parte pueden retrasar su venida (Mateo 24:14). La tarea de evangelizar el mundo depende, principalmente, del testimonio y de la oración. Es la intercesión lo que debe preparar el camino para el evangelismo, saturando y cubriendo esa labor; y asimismo velar por la conservación de los resulta- dos. Sólo si la Iglesia ora habrá suficientes segadores dedicados a la evangelización y a la cosecha de almas en el mundo (Mateo 9:38). En la actualidad está teniendo lugar un tremendo derroche de esfuerzos en lo relacionado con la cosecha de almas: (a) Sólo una pequeña parte del pueblo de Dios participa en la tarea de sembrar la semilla; (b) sólo una pequeña parte de la semilla sembrada germina; (e) sólo una pequeña parte de la semilla que germina sigue creciendo hasta poder ser segada; y (d) sólo una pequeña parte de lo que se siega se utiliza plenamente. • 127 • CAMBIE EL MUNDO. • 128 • El propósito del presente capítulo es indicar algunas de las maneras estratégicas en que su oración puede jugar un papel fundamental en esta tarea: 1. Por medio de la intercesión usted puede unirse a cual- quier equipo que Dios esta usando. 2. Su oración puede regar lo sembrado. 3. Su oración puede cultivar la siega. 4. Su oración puede cambiar la actitud de los gobernantes, la cual es en ocasiones decisiva para muchos aspectos del mi- nisterio cristiano y para la iglesia. Usted puede participar en la cosecha Usted tiene la posibilidad de desempeñar un papel emocio- nante en la siega de Dios. Sólo un pequeño porcentaje del pueblo del Señor participa en realidad en la siembra, el riego, el cultivo y en la preparación de más segadores; sin embargo, todos po- demos tomar parte en estas cosas de un modo más profundo de lo que jamás hayamos soñado. Si usted está dispuesto a ello, la oración le brinda una forma de implicarse significativamente en la siega mundial. Orar no le exime de su deber de testificar, dar y ayudar, pero le propor- ciona la oportunidad de ejercer una influencia en todo el mundo. Por medio de la oración puede usted integrarse en cualquier equipo. ¿A qué organización le gustaría pertenecer? ¿A la de Billy Graham, Luis Palau, Alberto Mottesi? ¿Quizá a uno esos grupos que emplean emisoras de radio de alta para hacer llegar la verdad de I?ios a   y las naCI?- nes musulmanas? ¿O a un equipo de teledifusión de su propio país? Tal vez sus circunstancias, sus talentos particulares y otras razones le impidan hacer todo lo que quisiera; e incluso perteneciendo a uno de esos equipos, sólo podría estar en un sitio a la vez. [Pero tengo estupendas noticias para usted! [Por medio de la oración puede incorporarse a cualquiera de esas organizaciones o a todas ellas! Tiene la posibilidad de junto al evangelista cada vez que éste se ponga ante del micro- fono para hablar a una multitud expectante. Durante muchos años he orado por Billy Graham, y a veces UNA COSECHA MUNDIAL • 129 • siento como si estuviera a su lado mientras él predica el evan- gelio. Lo insto a que haga lo mismo. Un evangelista quizájamás se dé cuenta de que usted forma parte de su grupo, pero puede decírselo cuando lo vea en el cielo. Billy Graham sabe muy bien que hay miles de personas en su equipo de oración; ¡e imagínese cómo se multiplicarían los resultados si ese número se dupli- case! Hace algunos años, mientras me encontraba ministrando en Palmerston North, Nueva Zelanda, una señora se me acercó al terminar el culto y me dijo que había estado de rodillas cada día a las cuatro de la madrugada orando por mí. Aquello me conmovió tremendamente. La mujer había venido sola en su coche, desde varios kilómetros de distancia, y en una noche glacial, para decirme eso. Pocas semanas más tarde, al terminar un culto rural en Australia, una amable señora y su marido, ambos de más de ochenta años de edad, me explicaron: "Hermano Duewel, hemos estado orando por usted cada día a las cuatro de la madrugada, y durante años hemos pedido al Señor que lo enviara a Austra- lia ya esta iglesia". ¡Qué indigno me sentí! ¿Quién era yo para recibir tales bendiciones de intercesión? Entonces comprendí por qué el nuevo pastor de una iglesia de la ciudad había can- celado, súbitamente y sin informarnos, la reunión en su templo para aquella noche y me había comprometido con esa iglesia rural. El no sabía nada acerca de las oraciones de aquel matri- monio mayor, pero Dios sí: eran gente de mi equipo. Se trataba de unos misioneros jubilados que habían servido entre los abo- rígenes de Australia; sin embargo, también formaban parte de mi grupo en la India. Por medio de la oración uno puede predicar por medio de cualquier evangelista, emitir un mensaje radiofónico en el país que sea, escribir un libro o un himno cristiano, o trabajar lado a lado con cualquier misionero o colega nacional en la obra. Al orar se convierte en compañero de todos ellos: usted no está limitado por el tiempo, la distancia o el espacio. Pida a Dios que lo guíe al ministerio y a aquella o aquellas personas que El quiere que apoye en oración. Por medio de la oración usted puede regar lo sembrado. Tal CAMBIE EL MUNDO • 130 • vez la mayor necesidad que hay entre la siembra y la siega sea la lluvia. Espiritualmente hablando, la semilla es la Palabra de Dios (Lucas 8:11), que puede sembrarse por medio de un testimonio que se da, un tratado evangelístico que se reparte, una porción de la Biblia que se lee, un mensaje radiofónico que se escucha. Con frecuencia hay un largo período de tiempo -días, meses e incluso años- durante el cual la semilla parece inactiva antes de empezar a crecer. En el terreno espiritual, puede decirse que ya se ha sem- brado bastante semilla como para traer a Cristo a millones de personas; y puesto que la Palabra de Dios es verdadera y eficaz, la culpa no la tiene la semilla. El problema reside en el riego. La oración es el medio que usted tiene, y a menudo el único que hay, para regar lo sembrado: orando puede usted traer sobre cualquier esfuerzo evangelístico, en la parte del mundo que sea, la bendición del Espíritu. La oración es el medio ordenado por Dios para preparar su camino en los lugares espiritualmente secos y áridos, y para traer la refrescante agua del Espíritu Santo a las vidas estéri- les. Cuanto más ore, tanto más fluirá el agua del Espíritu y se regará la semilla sembrada. Su oración tiene la capacidad de convertir cualquier corazón ozona árida en un huerto del Señor. ¿Cómo podemos recoger una cosecha de los programas evan- gelísticos de radio? Canalizando constantes ríos de oración ha- cia dichos programas. La extensión de la cosecha dependerá de la cantidad de oración que riegue la semilla. ¿Cómo podemos multiplicar el fruto y la eficacia a largo plazo de una campaña evangelística? Mediante una saturación adecuada de oración antes, durante y después de la misma. Con frecuencia, la intercesión por una zona específica disminuye rápidamente cuando se termina la campaña, el equipo evan- gelístico pasa a su siguiente tarea, y la semilla plantada en muchas vidas espera las vivificantes lluvias. Ese es el momento de regar la semilla por medio de la oración. Las organizaciones de literatura cristiana producen tone- ladas y toneladas de buen material evangelístico impreso, y cada año, en todo el mundo, se distribuyen millones de porcio- nes bíblicas. ¡Qué gran cosecha obtendríamos si una décima UNA COSECHA MUNDIAL • 131 • parte de la semilla sembrada diera fruto! Pero falta una cosa: la oración debida para regar lo que se ha sembrado. Si lo desea, usted puede hacer algo al respecto. Por medio de la oración, puede cultivar la cosecha. Otro pe- ríodo crucial, en el que el cultivo depende de la oración de se- guimiento, es cuando la semilla se ha plantado y regado, y co- mienzan a brotar las diminutas plantas. Jesús advirtió que las dificultades, las persecuciones, los afanes de esta vida y el en- gaño de la riqueza harían que muchos quedaran tirados al borde del camino y se hicieran infructuosos (Mateo 13:20-22). Como ya dijimos anteriormente, la presión procedente de los familiares y amigos incrédulos es también obstáculo para muchos. En algunas partes del mundo, donde las familias están muy unidas y las tradiciones son sagradas, aquellos que pro- fesan la fe en Cristo corren el riesgo de sufrir serias persecu- ciones. Además de ser echados de sus casas, los jóvenes conver- tidos se dan cuenta de que pueden perder la oportunidad de estudiar; mientras que otras personas tal vez se queden sin clientes o sin trabajo. A otros, aún, quizá les confisquen o des- truyan sus ropas o posesiones. En algunos ambientes musul- manes y comunistas el riesgo incluye la cárcel y aun la pérdida de la vida para aquellos que son conocidos seguidores de Cristo. Hay algo que usted puede hacer para ayudar a esos creyen- tes -algo sumamente eficaz-: orar todos los días por ellos. Ayude de cualquier otra forma que tenga a su alcance, pero, sobre todo, pida fervientemente a Dios que proteja a los recién convertidos. Su oración puede alentar, fortalecer y proteger du- rante este período decisivo de la nueva vida. Por medio de la oración usted puede influir en los dirigentes mundiales. Las decisiones y los decretos de los gobiernos están quitando constantemente libertad para evangelizar y para ado- rar, y permitiendo o dirigiendo la persecución de los cristianos. Ningún gobierno extranjero puede hacer demasiado para ayu- dar a cambiar este panorama, pero nosotros no estamos total- mente impotentes: mediante la oración tenemos la posibilidad de convertirnos en consejeros escondidos de esos líderes y au- toridades sin que ellos lo noten. ¿Cómo? "Como los reparti- mientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de CAMBIE EL MUNDO. • 132 • Jehová; a todo lo que quiere lo inclina" (Proverbios 21:1). Fue el Señor quien movió el corazón de Ciro, rey de Persia, para que promulgase el edicto que permitía a los judíos de la cautividad volver libremente a Jerusalén (Esdras 1:1). Luego, como relata Esdras, cuando durante dieciséis años o más los líderes de las naciones circundantes impidieron que se constru- yera el templo, Dios cambió la actitud del emperador Darío (Esdras 6:22) e hizo que éste ordenara que el templo fuera ree- dificado y que los pueblos de alrededor dejasen de interferir. También cuando Nehemías oró y ayunó, el Señor se encargó de preparar el corazón del rey Artajerjes, quien nevaba veinte años gobernando Persia, El autorizó a Nehemías, entonces fun- cionario suyo, para que tomase un permiso y fuera a Jerusalén a reedificar los muros (Nehemías 1:4, 6). Cuando la reina Ester, Mardoqueo y los cientos de judíos de Susa pasaron tres días en oración y ayuno, Dios no permitió que el rey -Ierjes (Asuero) durmiese (Ester 6:1), y así dio co- mienzo una serie de acontecimientos que preservaron a la na- ciónjudía. Asimismo, podemos estar seguros de que Dios liberó a los tres jóvenes hebreos y cambió al rey Nabucodonosor de perse- guidor en protector mientras Daniel estaba orando (Daniel 3). Actualmente, al igual que en el pasado, los gobernantes de las naciones conspiran contra los cristianos y contra la Iglesia. De continuo se promulgan leyes para restringir la obra misio- nera, el testimonio cristiano, el bautismo de los creyentes, la reunión de los fieles en cultos públicos, la construcción de nue- vos edificios para la iglesia; y en algunos países los cristianos son repetidamente encarcelados, maltratados seriamente y tor- turados. ¡Gracias a Dios que la persecución no puede destruir a la Iglesia! (Mateo 16:18). La Iglesia ejerce pocas veces su privilegio de orar y la au- toridad que tiene en la oración para cambiar las actitudes de los líderes políticos y el tratamiento de los cristianos que sufren como es debido. Aunque Dios interviene una y otra vez a fin de proteger o ayudar a los suyos, [quién sabe los cambios que ha- bría si la iglesia se uniera para concentrarse en una oración ferviente, diaria y que prevaleciera por las autoridades de Ru- UNA COSECHA MUNDIAL • 133 • sia, China, Irán, Etiopía o cualquiera de las otras naciones en donde hay una oposición activa al cristianismo. No siempre es la voluntad de Dios que sus hijos eludan el sufrimiento, o que se concedan visas a todos los misioneros que las solicitan; pero, hasta que El haga cesar nuestra oración, ¿por qué no unirnos en una batalla de intercesión concertada? ¿O utilizar la palabra de fe en un esfuerzo unido por cambiar las actitudes de los líderes terrenales? Satanás no quiere que usted contemple los milagros que puede producir su oración; ¡levántese con decisión santa para oponérsele y hacer que tenga lugar la siega de Dios! CAPITULO 19 LA ORACION QUE PREVALECE Ser cristiano es ser una persona de oración: no hay duda de que todos los cristianos oran a veces. y aunque esa oración ordi- naria trae bendición y gozo, hay ocasiones en las cuales se re- quiere una forma de orar extraordinaria. No obstante, aun los cristianos más maduros emplean sorprendentemente poco esta clase de oración. Pero es la persona que sabe orar hasta conseguir la victoria aquella que ejerce poder con Dios y con los hombres. Hay una interrelación esencial entre la oración que preva- lece, la guerra intercesora, el atar a Satanás en oración y el uso de la palabra de fe para mover montañas para Dios. En una situación dada, todas estas cosas pueden estar implicadas, y cada una de ellas se relaciona con la victoria de Cristo en el Calvario y con el poder del Espíritu Santo. En algunos casos, el Espíritu guía a un nivel de oración, y de allí pasa a otro, y luego a otro profundizando y haciendo más intensa nuestra pe- tición. En su desafío a la lucha espiritual, Pablo insta a los creyentes a orar "... en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu" (Efesios 6:18). Cristo le enseñará cada una de estas estrategias divinas para que las utilice bajo su dirección. ¿Por qué es necesaria la oración que prevalece? ¿Cuál ha sido su experiencia con esta clase de oración? ¿Ha prevalecido • 134 • LA ORACION QUE PREVALECE • 135 • usted alguna vez intercediendo? ¿Con qué intensidad desea aprender a hacerlo? Estas preguntas son muy importantes: su éxito en la intercesión vendrá determinado por la profundidad de su deseo de practicar la oración que prevalece. ¿Por qué es necesario prevalecer en oración? Prevalecer es "tener éxito frente a la dificultad, dominar por completo, vencer, triunfar? La oración que prevalece es aquella que se abre paso a través de todas las dificultades y obstáculos, que hace retroceder a las fuerzas adversarias del diablo y ase- gura la voluntad de Dios. El propósito de la misma es hacer que se lleve a cabo dicha voluntad en la tierra. Esta oración, no sólo toma la iniciativa, sino que prosigue el ataque hasta lograr la victoria del Señor. En muchas situaciones la gente debe dar ciertos pasos antes de que la oración sea contestada. Se trate de personas salvas o inconversas, los seres humanos na pueden controlar la voluntad de otros individuos porque Dios nos ha concedido libertad para escoger. Además, aparte de la influencia humana, también el Es- píritu Santo y Satanás actúan sobre el pensamiento de la gente. El Espíritu Santo habla directamente por medio de la Palabra de Dios, de lo que dicen otras personas y, a menudo, de ángeles que nos sugieren pensamientos sin que nosotros sepamos de qué fuente proceden. El Espíritu puede asimismo hacer que las cir- cunstancias ejerzan presión o posibiliten ciertas acciones. También Satanás, el maestro del engaño, intenta influir en el pensamiento de la gente, ya sea por medio de acciones, de palabras de otros o por medio de sugerencias demoníacas. La oración que prevalece es necesaria en las siguientes si- tuaciones: Cuando nos oponemos a Satanás en su lucha por las almas. Si usted ora para que una persona inconversa se rinda a Cristo, está pidiendo en armonía con la voluntad de Dios, con el mi- nisterio del Espíritu Santo y con la asistencia de los ángeles; pero también se opone directamente a Satanás y a las acciones de todos sus malos espíritus. Incluso cuando oramos de acuerdo con la voluntad de Dios, a menudo nos encontramos con una sorprendente resistencia. Dios nunca se impone a la voluntad CAMBIE EL MUNDO • 136 • humana, sino que habla a la conciencia de los individuos; pero dicha conciencia puede estar amortiguada. El campo principal de batalla de Satanás es lamente de las personas, y sus de- monios han de ser resistidos y puestos en fuga. En el caso de los pecadores, a Satanás le resulta relativa- mente fácil que presten atención a sus sugerencias, por lo que es necesario orar celosamente a fin de contrarrestar sus ardides diabólicos. Cuando hemos de vencer la seducción satánica de los cris- tianos. Incluso los creyentes firmes están sujetos a recibir su- gerencias demoníacas. En cierta ocasión, Satanás logró persua- dir a David para que realizara una mala acción incitándolo en su mente (l Crónicas 21:1); y también guió el proceso de pen- samiento de Pedro en una conversación que éste tuvo con Jesús, quien se dio cuenta inmediatamente de que su discípulo, de una manera inconsciente, estaba dando expresión a las sugerencias del diablo (Mateo 16:23). Fue asimismo Satanás quien inyectó malos pensamientos en las mentes de Santiago y Juan (Lucas 9:55,56). En ocasiones, aun los más espirituales pueden incurrir tem- poralmente en muestras poco propias de debilidad. La palabra de crítica expresada en una reunión de comité, el chisme malicioso susurrado en la conversación, la falta de fe demostrada en el mo- mento de decidir, pueden en realidad haberse originado en la sugerencia de alguno de los demonios de Satanás. Cuando trata de proteger a otros o a su propia persona del ataque satánico directo. Job no fue el único al que el diablo atacó físicamente; sin embargo, uno se pregunta, si sus pruebas no hubieran terminado mucho antes de haber sido sus tres "ami- gos" hombres de oración. El aguijón en la carne que tenía Pablo era un mensajero de Satanás (2 Corintios 12:7); Lucas 13:10- 17 habla de una mujer que durante dieciocho años había estado lisiada por el diablo; y en Marcos 9:17-20, un demonio le robaba el habla a un niño y le causaba convulsiones. A veces, ciertos accidentes casi mortales han convencido a algunos obreros cristianos de que Satanás trataba de destruir- los. En las montañas de la India, nuestros colegas misioneros se encontraron de repente frente a animales salvajes. Un nuevo grupo de creyentes, por su parte, fue asustado durante un fin LA ORACION QUE PREVALECE • 137 • de año por el barritar de una manada de elefantes que ya había demolido en tres ocasiones la sencilla estructura de su iglesia. ¿Sobre quién hay que prevalecer en oración? Debe prevalecer sobre sí mismo. La oración que prevalece puede constituir un trabajo agotador. Muchos cristianos son tan débiles, enfermizos y están tan faltos de vitalidad espiritual que no son capaces de pasar en oración más de unos pocos mi- nutos; tales personas tienen demasiada debilidad espiritual para saber cómo orar con verdadera angustia del alma. Otros, por su parte, son tan carnales que no sólo su natu- raleza física se encoge ante la oración, sino que su carnalidad teme el compromiso en la intercesión, se retrae de orar prolon- gadamente y encuentra un sinfín de excusas para no seguir orando hasta la victoria. La persona llena del Espíritu Santo, por otro lado, anhela orar, se regocija si tiene tiempo adicional para hacerlo, y está ansiosa por sacrificar otras cosas a fin de entregarse más a la oración. Mucha gente necesita confesar su falta de oración y pedir a Dios que le ayude a orar. Debe prevalecer sobre Satanás. El diablo y sus demonios no quieren que usted aprenda los secretos de la oración, y temen más que ore a que testifique o trabaje; preferirían que estuviese usted todo el día ocupado haciendo cosas para el Señor a que orase durante una hora. Las victorias espirituales se ganan normalmente en la lucha espiritual: por eso vemos tan pocas victorias espirituales porque peleamos pocas batallas de oración; y tenemos tan poco poder y llevamos tan pocofruto debido a la ligereza con que nos dedicamos orar. Jamás hemos aprendido lo que es luchar en oración; y si usted no está dispuesto a pelear, no espere obtener grandes vic- torias (Efesios 2:2; 6:11, 12; Juan 14:30; 1 Juan 4:4; 5:19). A Daniel se le concedió su petición, pero durante veintiún días los poderes demoníacos retrasaron la respuesta (Daniel 10:12, 13). Si el profeta no hubiera ayunado y luchado en ora- ción aquellas tres semanas completas, se habría quedado tal vez a un día de la victoria y nosotros no tendríamos ese mag- nífico capítulo 10 de su libro. En caso de que usted pida algo en CAMBIE EL MUNDO • 138 • la voluntad de Dios y no persevere en la oración, es muy posible que jamás reciba la respuesta divina. Debe prevalecer delante de Dios. Usted no sólo tiene que prevalecer sobre sí mismo y sobre los poderes de las tinieblas, sino que Dios también pondrá a prueba su fervor y la profun- didad de su deseo. Jesús probó a la mujer griega cuya hija sufría de posesión demoníaca (Mateo 15:21-28). En un principio, el Señor guardó silencio, y sus discípulos le dijeron: "Despídela, pues da voces tras nosotros" (v, 23). Sin embargo, aquella mujer insistió con su súplica ante Jesús, hasta que prevaleció y obtuvo una libe- ración completa para su hijita. En Getsemaní, Jesús oró durante tres horas hasta preva- lecer. La agonía de su oración era tan grande que Dios envió a un ángel para fortalecerlo. Usted aprenderá muchas lecciones espirituales gracias a los retrasos de Dios en contestar a sus plegarias; y tal vez el pro- pósito de tales retrasos sea enseñarle a prevalecer en la oración. Debe estar dispuesto a tomar tiempo En los asuntos de importancia espiritual hay pocas res- puestas instantáneas. Es cierto que Dios ha obrado milagros en contestación a súplicas urgentes hechas in situ; pero muchas batallas espirituales requieren bastante espera. Aunque no ga- namos la bendición de Dios en virtud de la cantidad de tiempo que dedicamos a la oración, nadie ha llegado jamás a ser un poderoso intercesor sin pasar mucho tiempo orando. Escuche el testimonio de Isaías: "Por amor de Sion no ca- llaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha .... Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra" (Isaías 62:1, 6, 7). Nehemías perseveraba día y noche en oración: "Esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, LA ORACION QUE PREVALECE • 139 • que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos" (Nehernías 1:6). Daniel, por su parte, oraba regularmente en momentos fijos del día, pero en una ocasión de especial necesidad pasó hasta tres semanas en oración perseverante (Daniel 10:2). Pablo perseveraba en oración día y noche por sus convertidos y sus nuevas iglesias (1 Tesalonicenses 3:10), y nosotros no ha- remos menos cuando aprendamos a prevalecer. Jesús, con frecuencia, pasaba toda la noche orando: "En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios" (Lucas 6:12); y al enseñar acerca de la oración perseve- rante, expresó: "¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?" (18:7,8). A orar se aprende orando. Los cantantes pasan horas ente- ras ensayando y haciendo prácticas de voz; los atletas se entre- nan para perfeccionar sus habilidades y fortalecer sus múscu- los; el ejército que no endurece a sus soldados con adiestramiento continuo gana pocas batallas. Asimismo, sólo hay una manera de aprender a orar, y es orando; no es cantando acerca de ella, ni escuchando sermones relacionados con el tema, sino orando cada vez más. Por la naturaleza misma de las cosas, las victorias en la oración a menudo requieren tiempo. La oración trata de desa- lojar a adversarios atrincherados desde hace mucho, de cambiar la voluntad de las personas. Tal vez usted tenga que rodearlos de oración durante días antes de que logren comprender o de que estén dispuestos a obedecer a Dios. Las respuestas a la oración con frecuencia necesitan una coordinación y cronome- tración compleja de los acontecimientos y de la vida de las per- sonas por parte de Dios. La fuerza de la oración puede intensificarse hasta llegar a ser casi irresistible. Así como la gracia no es algo que se pueda acumular, la oración sí lo es. La subida de las aguas en mo- mentos de inundación puede arrastrar el obstáculo que hubiere y reventar cualquier presa; de igual modo, la fuerza acumulada de la oración que prevalece puede remover obstáculos inamo- vibles. La base consiste en orar sin cesar, y se trata de algo más CAMBIE EL MUNDO. • 140 • que de una mera actividad: tiene que llegar a ser una actitud en la vida de la persona. Debe orar en el Espíritu La historia del pueblo de Dios, a 10 largo de los siglos, mues- tra la relación que existe entre el Espíritu Santo y la oración. Spurgeon decía: "La oración es un arte que sólo el Espíritu Santo puede enseñarnos". E.M. Bounds, por su parte, creía que "el secreto de la debilidad en la oración es en todas partes la falta de poder del Espíritu de Dios en la vida suya". Para prevalecer verdaderamente en el Espíritu cuando in- tercedemos, hemos de estar llenos de dicho Espíritu y vivir en El. La debilidad en la oración es causada por una experiencia superficial del Espíritu Santo. Ser lleno del Espíritu es estar controlado por El, y sólo el Espíritu Santo puede capacitarlo a usted para una vida eficaz de oración. "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia" (Efesios 6:18); "Orando en el Espíritu Santo" (Judas 20); "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones, sabe cuál es la intención del Es- píritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos" (Romanos 8:26, 27); "Tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre" (Efesios 2:18). El Espíritu Santo es el gran Capacitador de esta su dispen- sación: uno de los papeles principales de su ministerio en los cristianos consiste en capacitarlos para orar como deben; de este modo la oración se convierte en un compañerismo real con el Espíritu. Velar y orar requiere que seamos sensibles al Espíritu Santo: a sus frenos, impulsos, disposiciones. El mantenerse es- piritualmente alerta y despierto lo ayudará a vivir, a andar y a orar en el Espíritu, llegando así a experimentar los pensa- mientos y deseos de éste. Debe orar con insistente apremio La importunidad es una insistencia atrevida en el pedir, e indica tan grande urgencia de espíritu que no es posible disua- LA ORACION QUE PREVALECE • 141 • dir a la persona de que recalque sus peticiones. La Biblia señala reiteradamente la importancia de perseverar en la oración apremiante y no desmayar o rendirse. Jesús contó a sus discípulos una parábola con objeto de ilus- trar esta verdad. Había un juez injusto cuyo corazón estaba endurecido para con Dios y para con los hombres; y que, sin embargo, a causa de la atrevida insistencia de una viuda me- nesterosa actuó en favor de ella (Lucas 18:1-8). [Con cuánta más seguridad -prometió Jesús- Dios contestará la persis- tente oración de sus hijos! Cristo enseñó asimismo que las peticiones hechas con insis- tente apremio darían resultado en el caso de un amigo que no quisiese ayudar sólo por amistad; y siguió diciendo: "Os digo, que aunque no se levante a dárselos [los panes] por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite". Inmediatamente después, pronunció su gran mandamiento y su promesa respecto de la oración, indicando los diversos grados crecientes de importunidad: "Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá, (Lucas 11:5-10). Como dijera Judson: "A Dios le gusta tanto la oración im- portuna, que sin ella no nos dará mucha bendición". La plegaria hecha con insistente apremio adiestra a la persona en la vida de oración. Acerca de esto, Bounds expresó: "Pocas cosas hay que nos den un avivamiento y un vigor permanente del alma como un período largo y exhaustivo de oración importuna". Ta- les períodos de oración proporcionan un tremendo crecimiento en la gracia y en madurez espiritual. La oración hecha con insistente apremio implica enteramente al alma y al ser de la persona. No es sino un poderoso movi- miento de toda el alma humana hacia Dios: "Entonces me in- vocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón" (Jeremías 29:12-14). Bounds dice al respecto: "El cielo está demasiado ocupado para atender oraciones frías". Dios no puede soportar la tibieza; la oración se alimenta de la llama. Son los intercesores fervien- tes quienes triunfan; y su ardiente deseo hace que la oración CAMBIE EL MUNDO • 142 • sea invencible. La importunidad es intercesión inflamada. El deseo constituye la llama interior, y la oración la flama que brota hacia Dios. Las oraciones ardorosas se abren paso como el fuego a través de los obstáculos hasta llegar al trono de Dios. La mejor pre- paración que usted puede tener para orar es un corazón ar- diente. Las peticiones inflamadas constituyen la intensidad na- cida del Espíritu Santo: el fuego del Espíritu bautiza su corazón como guerrero intercesor y reviste de poder su oración. Si sus peticiones no están tocadas con.fuego santo, todavía no ha sen- tido usted el latido del corazón de Dios; el enfrascarse en la voluntad, el propósito, el celo y la gloria del Señor le inflamará el corazón y hará su oración ardiente. Este fuego del Espíritu no se puede fabricar, pero uno sí puede prepararse para recibirlo, quererlo, orar hasta que llegue y alimentarlo luego para evitar que se extinga. Tal oración ardiente hace que en ocasiones el sueño desaparezca y pone en el corazón de la persona el anhelo de ayunar. Lo emocional es algo barato, y el celo humano a veces resulta ofensivo, pero la oración revestida de poder por el Espíritu Santo hace bajar fuego del cielo, enciende el alma y trae alborozo al espíritu. Bounds escribió acerca de esto: "El fuego es la vida de la oración, y a Dios se llega mediante la importunidad apasionada que va gradualmente en ascenso". El cielo presta poca atención a las peticiones indiferentes. A Dios no le conmueven los deseos débiles, las oraciones apáticas ni la pereza espiritual; sin em- bargo, se regocija cuando ve un alma inflamada de pasión santa que se dirige a El con el corazón. Tanto el cielo como el infierno respetan la oración fervorosa, atrevida e insistente. En la intercesión no hay cabida para la timidez: al trono de la gracia hemos de acercarnos osadamente (Hebreos 4:16). Dios no tiene tiempo para supuestas oraciones que no son más que modas pasajeras de algún alma templada. Isaías se lamentaba: "Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti" (Isaías 64:7). La oración importuna está tan enfrascada en la necesidad yen la respuesta de Dios, que se olvida de todo lo demás: he ahí el secreto de la plegaria eficaz. Jesús dio el ejemplo de la viuda y el juez injusto al pedirle sus discípulos: "Señor, ensé- ñanos a orar". LA ORACION QUE PREVALECE • 143 • La oración apremiante va aumentando en intensidad hasta que recibe respuesta. Orar puede suponer una sucesión cada vez más intensa de pedir, buscar, llamar y ayunar; al hombre arre- batado en esa clase de oración no le es posible parar porque conoce la voluntad de Dios y tiene que ver su gloria. Aun después de que Dios le haya dado cierta promesa en algún avivamiento especial de su corazón, usted debe seguir adelante con una fe activa. Elías sabía que el Señor le había prometido enviar lluvia, pero perseveró en oración continua -siete veces oró-, con el rostro entre las rodillas (1 Reyes 18:41-46). Daniel conocía la promesa de Dios en cuanto a la liberación de los judíos; sin embargo intercedió hasta que el Señor mandó a su arcángel para darle la respuesta y decirle cuán amado era (Daniel 10:10, 11, 19). Pablo, por su parte, aunque Dios estaba actuando con poder, seguía insistiendo en la batalla de la oración, día y noche, por todos sus convertidos e iglesias. La oración apremiante puede suponer una agonía. Orar es un trabajo duro y más aún. En la oración hay ocasiones ma- ravillosas de refrigerio; pero cuando se intercede también hay otras de esfuerzo pesado, sin atractivo y nada espectacular. La oración es algo realista: hay que mover montañas, que desalojar a los demonios. El cristiano superficial se siente ofendido por esta oración que es trabajo, forcejeo, lucha; sin embargo, de repente tiene lugar un accidente trágico, sobreviene una enfer- medad mortal o acecha la muerte, y entonces, ese mismo cris- tiano pide las oraciones de aquellos que saben prevalecer en la intercesión; súbitamente, el cristiano superficial no se con- forma con nada que no sea la oración importuna. La oración consiste en luchar, como hizo Jacob en Peniel; y esa lucha puede llevarse a cabo en silencio, pero no sin una solemne agonía. En Colosenses 4:12, la palabra referente a Epa- fras fue que luchaba desesperadamente en la oración: "Siempre rogando encarecidamente [literalmente 'agonizando'] por vo- sotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y com- pletos en todo lo que Dios quiere". ¿Es esa una descripción fiel de la manera en que usted ora por sus amigos, su iglesia, su nación? Pablo rogaba porque hubiera esta clase de importuni- dad agonizante a su propio favor: "Pero os ruego, hermanos, por CAMBIE EL MUNDO . • 144 • nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios [literalmente 'agonicéis conmigo en oración']" (Romanos 15:30). Cuando Moisés se puso en la brecha a favor de Israel, oró con agonizante importunidad; y también vemos esa misma im- portunidad agonizante en las oraciones de Pablo por los judíos inconversos: "Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne" (Romanos 9:1-3). En Getse- maní, la agonizante importunidad de Cristo hizo que su sudor se convirtiera en grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra (Lucas 22:44). Usted puede aprender a prevalecer en la oración sobre usted mismo y sobre Satanás, hasta que Dios oiga y envíe a sus án- geles con el fin de apresurar la respuesta. A menudo, la cosa tardará. Generalmente, la oración que prevalece será conse- cuencia de una vida de intercesión cada vez más profunda por su parte: usted debe aprender a perseverar hasta que la res- puesta llegue; a dejarse controlar tanto por el Espíritu en sus oraciones que El pueda guiarle, paso a paso, hasta la victoria. Sólo el Espíritu Santo es capaz de darle la urgencia necesaria para que todo su ser clame a Dios y rehúse dejarse detener por Satanás o desanimar por el retraso. Usted no orará así por cada necesidad que haya, ni tampoco cada día; pero cuando Dios lo guíe a hacerlo, el Espíritu le pondrá esa urgencia en el alma. La oración urgente que prevalece puede ir aumentando en intensidad hasta que el individuo se ve literalmente luchando en intercesión; pero se trata de una lucha del alma, no del cuerpo: esta es la oración que prevalece sobre todo el poder que Satanás lanza contra la voluntad de Dios, y que posibilita que la fuerza milagrosa del Señor actúe sobre la necesidad humana. ¡Amados hermanos, perseveremos en la oración hasta alcanzar la victoria! CAPITULO 20 USTED PUEDE SER UN GUERRERO INTERCESOR A veces se hace referencia a aquellas personas que son muy usadas por Dios en la oración como a "guerreros intercesores"; este término es correcto, ya que la oración de peso exige batallar contra las fuerzas del mal. Dios quiere que todos sus hijos sean esa clase de guerreros. ¿Ha dudado usted alguna vez que pu- diera llegara ser poderoso en la oración? ¿Piensa que conoce demasiado bien sus propias debilidades como para esperar con- vertirse en uno de los guerreros intercesores del Señor? ¡Animo! Usted puede desarrollar su propia vida de oración hasta el punto de que Dios le cuente indudablemente entre sus verda- deros guerreros intercesores. El Señor está en guerra constante con el poder de Satanás: desde los días de Adán y Eva hasta el momento actual el diablo ha tratado siempre de retrasar o dar al traste con el plan eterno de Dios para nuestro mundo y para los seres humanos. Pero el Señor jamás abandonará su propósito. En el libro del Apocalip- sis tenemos una vislumbre de los nuevos cielos, la nueva tierra y la nueva Jerusalén, los cuales cumplirán el propósito original con el que Dios creó el mundo. Satanás sabe que no puede echar • 145 • CAMBIE EL MUNDO • 146 • por tierra ese plan; pero desde el huerto del Edén hasta ahora ha utilizado toda táctica posible para obstruir su cumplimiento. Satanás fue derrotado en el Calvario, pero está decidido a seguir luchando hasta su profetizada derrota final en la batalla de Gog y Magog (20:7-10). Dios tiene asimismo un plan para cada uno de sus hijos en particular, y coordinado a fin de que armonice con su plan su- premo global. En la actualidad la forma principal en que Sa- tanás ataca a Dios es luchando contra sus hijos y obstaculizán- dolos, engañando, haciendo daño y condenando a la humanidad inconversa. Los esfuerzos del diablo sólo pueden ser anulados trabando combate espiritual con él en dos niveles: el angélico y el de nuestra oración. Los hijos de Dios hemos de ser guerreros, avanzando para El y derrotando a Satanás una y otra vez mediante la oración y la obediencia. La oración sola no basta para hacer el trabajo; pero constituye la base de toda obediencia y el elemento hu- mano indispensable para que dicha obediencia sea eficaz. Aun- que quizá los campos en los cuales se pueda usar nuestra obe- diencia resulten limitadas, todo cristiano tiene la posibilidad de ser efectivo en la batalla de la intercesión en cualquier parte del mundo. Dios quiere que usted mantenga un espíritu militante y esté siempre dispuesto a tomar la iniciativa para El y en contra del pecado y de Satanás; así como que se encuentre siempre en estado de alerta espiritual, a mano, y listo para realizar cual- quier misión especial en el acto. Esto significa que debe per- manecer vigilante y estar bien informado de las técnicas de la guerra espiritual. El diablo se opondrá a cualquier esfuerzo que hagamos para librar batalla en oración: él cuenta con la renuencia de muchos cristianos a tomar parte en esta clase de intercesión sacrificial. Una buena cantidad de creyentes se sienten a gusto orando con otros dos o tres cristianos más espirituales; pero, al igual que Pedro, Santiago y Juan en el huerto de Getsemaní, no saben pasar una hora rogando a Dios. Bastantes no han tenido nunca una carga de oración, ni sabrían cómo responder a ella. El Señor quiere que usted use de mucha libertad en la intercesión y que USTED PUEDE SER UN GUERRERO INTERCESOR • 147 • posea una profunda experiencia en todas las formas de orar. Aunque toda plegaria es importante, la batalla en la oración -la forma de orar de más alto nivel- depende mucho de que haya guerreros intercesores. La necesidad en este nivel de ple- garia supera incluso a aquella de la oración que prevalece. Al parecer, por cada diez mil aficionados a la oración tenemos un verdadero guerrero intercesor; eso no debería ser así. ¿Está us- ted dispuesto a que Dios lo prepare y utilice como uno de sus guerreros intercesores vigilantes y disponibles? La evangeli- zación del mundo implica una gran lucha espiritual, ya que todo avance del evangelio tiene que enfrentarse con la oposición de Satanás. La conquista espiritual depende de una constante oración que prevalece y de la reiterada batalla en la intercesión. No sea usted de esos cristianos que prefieren trabajar a orar. Usted está equipado para ser un guerrero intercesor Dios ha preparado una armadura espiritual para sus hijos: "Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza" (Efesios 6:10,11,13). Esta armadura consta de: (a) el cinto de verdad; (b) la coraza de justicia; (c) el calzado del apresto del evangelio de la paz; (d) el escudo de la fe; (e) el yelmo de la salvación; y (f) la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios (vv. 14-17). ¿Por qué se nos han dado esos pertrechos? Porque estamos librando una batalla para desalojar y derrotar a Satanás: "Ves- tíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha con- tra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (Efe- sios 6:11,12). En este pasaje Pablo utiliza la palabra contra seis veces. Nosotros estamos contra Satanás tanto como él lo está contra nosotros. ¿Y cómo luchamos con todo ese equipo? La respuesta se en- cuentra en el versículo 18: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos". De modo que el CAMBIE EL MUNDO • 148 • gran pasaje bíblico acerca de la lucha espiritual dice que la forma más eficaz de librar batalla con Satanás es orando. ¡Y usted puede orar! No necesita viajar al otro lado del mundo; la primera línea de esta batalla se encuentra justo donde está usted. De modo que le es posible conseguir victorias en el otro extremo del planeta sin moverse de su lugar. Debido a la naturaleza de la lucha intercesora, uno nunca sabe a cuánta gente habrá alertado el Espíritu Santo para orar en un determinado momento o por una situación específica. Algunas necesidades de oración constituyen emergencias re- pentinas de las que no ha habido previo aviso; quizá usted sea el único a quien el Espíritu asigne orar por esa persona o por ese aspecto particular de la necesidad. O también, a causa de la gravedad del apuro, tal vez forme parte de un grupo de varios asignados a la batalla en cuestión. En algunos casos, sin em- bargo, usted puede ser el compañero clave del Espíritu Santo en la oración debido al conocimiento que tiene de la persona afectada o a su especial relación con ella. Otras necesidades de oración son antiguas: tal vez Satanás se halle fuertemente atrincherado y tenga a sus fuerzas amon- tonadas contra determinado individuo o grupo de individuos; en tal caso, quizá se necesite una batalla de oración prolongada por parte de mucha gente para hacer posible la victoria de Dios. Ya sea que usted está solo en la lucha intercesora o forme parte de un grupo numeroso, su oración siempre resulta estra- tégicamente importante para el plan de Dios. Cómo conseguir victorias en la oración La batalla de la oración no consiste en rogar a Dios que lo ayude a hacer su voluntad, o en tratar de convencerlo de la magnitud de una necesidad determinada, sino en unirse a Cristo para expulsar y derrotar a Satanás, liberando así a los cautivos de éste. Luchar en la intercesión es avanzar contra las fortalezas del diablo y desalojar y expulsar de ellas a sus fuerzas demoníacas. Satanás es un impostor que no tiene ningún de- recho a dominar y esclavizar la vida de aquellos por quienes Cristo murió, ni a atormentar u oprimir a la gente, embaucán- USTED PUEDE SER UN GUERRERO INTERCESOR • 149 • dola y asustándola para que se someta a él. El diablo ha sido vencido por completo en el Calvario (capítulo 12). Comparados con las huestes de Dios, sus malos espíritus son menos en nú- mero y enormemente inferiores en poder. Luchar en oración consiste en imponer la victoria de Cristo contra las tretas en- gañosas de Satanás y de sus asistentes espirituales derrotados. 1. Lance la ofensiva en oración. Dios llamó a Moisés para sacar a Israel de Egipto, no para defender allí a su pueblo; para atacar y derrotar a las naciones enemigas, no para proteger a los israelitas de ellas. A Josué lo mandó a invadir y conquistar Canaán, no a negociar una distensión. Y el Espíritu Santo fue dado en Pentecostés, no para mantener bendecida y cómoda a la iglesia, sino para hacerla invencible. Según Pablo, nuestras armas para la lucha espiritual no son instrumentos defensivos, sino de ataque: "... las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos [de Satanás] y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Corintios 10:4,5). Cuando Satanás levanta de repente una mon- taña de resistencia contra nosotros, no somos llamados a cons- truir un desvío, sino a desafiarlo y a lanzar al mar su montaña (Mateo 17:20). La idea no es que "aguantemos, hasta que Jesús venga a rescatarnos, sino que lancemos un asalto contra las puertas del Hades" (16:18). Pida a Dios un espíritu militante; solicite de El que le mues- tre las necesidades específicas por las cuales debe orar; ruéguele por ojos para ver la ceguera, la esclavitud y la perdición de los inconversos. Pida al Señor que le haga sentir su amor anhelante hacia el pecador; su odio por el pecado que destruye a los hom- bres; y su pasión por la iglesia, el reino y la cosecha que aguarda. Solicite de Dios un nuevo gozo y una nueva expectación en la plegaria; una santa osadía para hacer que Cristo triunfe y Satanás sea derrotado. Pida al Señor que le dé una fe mayor, y que pueda ver así su promesa cumplida y al diablo avergonzado. Ruéguele que encienda en su alma un fuego santo mediante el poder del Espíritu; que transforme su oración, de algo débil, en CAMBIE EL MUNDO. • 150 • poder que prevalece y en una insistencia apremiante para que la voluntad divina se haga así en la tierra como en el cielo. Insista en ello con fervor en cuanto a situaciones específicas que Dios ponega en su corazón. Pídale que revista su oración de la autoridad del Calvario, del poder de Pentecostés, y de la om- nipotencia de su nombre. Ha llegado el momento de que el poder milagroso de Dios se revele, sus propósitos se cumplan y sus enemigos sean total- mente derrotados. Es hora de que usted triunfe con Cristo de rodillas. La victoria fue conseguida y asegurada en el Calvario, y Satanás y cada uno de los demonios del Hades saben que la suya es una batalla perdida. En nombre de Cristo: ¡Desenmas- care a esos farsantes! 2. Haga todo en el poder del Espíritu. El Espíritu Santo ha venido para representar a Cristo y hacer entrega de la victoria que El ganó en el Calvario. Su papel consiste en derrotar por completo a Satanás delante de usted. [Resista al diablo! Y él huirá de usted, porque el poderoso Espíritu Santo respaldará su fe y la autoridad que Cristo le ha dado (Santiago 4:7): "Ven- drá el enemigo como un río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él" (Isaías 59:19b). Si el Espíritu Santo lo está llenando y guiando en la oración, y usted está invadiendo el territorio enemigo para liberar a los cautivos de Satanás, el Espíritu se encuentra a su lado a fin de revestir sus palabras de la autoridad de Cristo. En la batalla de la intercesión no luchamos solos: el Espíritu Santo está sobre nosotros y ora por medio de nosotros. "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu" (Efesios 6:18). 3. Resista, ate y eche fuera a Satanás con una fe santa. Per- mítame darle una palabra de precaución: No se concentre de- masiado en el diablo. No deje que su enemigo le absorba, ni esté todo el tiempo hablando de él. Cuando sea necesario resís- talo y dele orden de marcharse; pero concentre su mirada en Jesús, quien está sentado en el trono celestial. Recuerde que, por medio de la oración, usted está apresurando el día en que todas las cosas serán puestas bajo los pies de Cristo. Resista todo signo de actuación satánica y cada ataque que el diablo lance contra un hijo de Dios. Reprenda a Satanás en USTED PUEDE SER UN GUERRERO INTERCESOR • 151 • el nombre de Jesús; dígale que se aparte de usted y de Cristo. Invoque al mismo Señor para que Ello increpe (Zacarías 3:1, 2). Jesús vino para destruir la obra del diablo (1 Juan 3:8); por tanto, con la omnipotente fuerza de Dios, ate el tenebroso poder de Satanás en el nombre de Cristo. Y lo que usted ata en la tierra es ratificado, impuesto y atado por el cielo mismo (Mateo 16:19). No se preocupe por la forma en que esto se llevará a cabo: lo único que Jesús ha de hacer es dar la orden. Usted simplemente crea que sucederá yate al hombre fuerte del Ha- des (Lucas 11:21). Dios tiene miríadas de poderosos ángeles lis- tos para ayudar a que la palabra de fe que usted ha pronunciado sea obedecida. Hay situaciones que Satanás controla actualmente y que no cambiarán hasta que usted se lance a la ofensiva y lo eche fuera de ellas. Ciertas personas están esclavizadas por el diablo y no son capaces de liberarse a sí mismas; éstas seguirán en dicha situación a menos que usted u otros hijos de Dios hagan retro- ceder a las tinieblas, aten a esos poderes demoníacos, y obliguen a Satanás a soltar a sus cautivos. No tiemble delante del diablo, desafíe su autoridad. No se acobarde si ruge como un león; tome la autoridad del nombre de Jesús y ese león viejo se escabullirá, huirá arrastrándose como la serpiente antigua que es (Apocalipsis 12:9). 4. Sature su alma de la Palabra de Dios. Ya que usted no sabe nunca cuándo puede alertarlo el Espíritu Santo para una misión especial de oración o de batalla intercesora, es impor- tante que mantenga en todo momento su fuerza espiritual ali- mentándose de la Palabra de Dios. Nadie puede estar espiri- tualmente preparado leyendo sólo unos pocos versículos de la Escritura cada día (incluso un capítulo diario supone una dieta espiritual bastante inadecuada). Nada puede sustituir la Pa- labra de Dios, ni hay libro devocional capaz de reemplazar la lectura de Biblia. Antes de comenzar cualquier período extenso de oración o batalla intercesora, nútrase abundantemente de la Escritura: "La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios" (Romanos 10:17). Satúrese de esa Palabra. (Más sobre este tema en el capítulo 15.) CAMBIE EL MUNDO • 152 • Durante su lucha en oración, cite o lea las promesas de Dios; de ser posible, utilice una o dos promesas especiales que pueda reclamar para obtener la victoria. Si Dios lo guía a ello, lea esas promesas en voz alta para que el diablo las escuche; y recuerde: el nombre más poderoso de la Biblia es "Jesús". Una y otra vez, Satanás y sus demonios, o los enemigos motivados por dichos demonios, han sido completamente derrotados mediante la uti- lización del nombre de Jesús; en millones de ocasiones, se han echado fuera demonios con la autoridad de ese nombre. No conozco una exhortación mejor para la lucha en la ora- ción que Efesios 6:17: "Y tomad ... la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios." El Espíritu Santo respaldará y revestirá de poder el uso que usted haga de la Palabra de Dios en oración. Como ya mencioné anteriormente, quizá usted se sienta guiado incluso a apretar la Biblia contra su corazón, a tomarla en su mano o a poner el dedo en una promesa que está reclamando. Esto no es sino un modo de simbolizar lo que usted está llevando a cabo en la esfera espiritual para derrotar a Satanás mediante la Palabra. Al igual que Jesús se hizo un látigo y echó a los mercaderes del templo, tome usted la Palabra y expulse a cada demonio que esta obstruyendo la voluntad divina y llevando a cabo una acción de retaguardia contra el pueblo de Dios. 5. Eche fuera al diablo con alabanza. De igual manera que en las guerras humanas los soldados emplean cualquier r   ~ que puede ayudarlos a conseguir la victoria, en la lucha espi- ritual, el Espíritu Santo quizá lo guíe a cambiar su enfoque de la oración de vez en cuando; puede que proporcionándole una fe tal que su boca se llene de alabanza a Dios. Satanás se siente frustrado por la alabanza, ya que teme al nombre de Jesús: ¡Gloria al Señor! "Regocíjense los santos por su gloria, y canten aun sobre sus camas. Exalten a Dios con sus gargantas, y espadas de dos filos en sus manos ... para aprisionar a sus reyes con grillos, y a sus nobles con cadenas de hierro; para ejecutar en ellos el juicio decretado; gloria será esto para todos sus santos Aleluya" (Salmo 149:5, 6, 8, 9). Con la Palabra de Dios -la espada de doble filo que tiene en su mano, (Hebreos 4:12)- y con la alabanza del Señor en USTED PUEDE SER UN GUERRERO INTERCESOR • 153 • sus labios, todos los demonios del infierno huirán delante de usted. Así como Dios preparó emboscadas (probablemente por medio de ángeles) cuando los israelitas lo alabaron, al hacerlo usted tal vez El embosque a Satanás. 6. Consiga las oraciones de otros. Existen situaciones espi- rituales de tanta dificultad que requieren las oraciones de mu- chos guerreros intercesores de Dios. Esta es la razón por la cual , el Señor dio una promesa especial a aquellos que se ponen de acuerdo para orar (Mateo 18:19). En la oración unida hay un poder adicional. Pentecostés llegó después de diez días de oración en común por parte de ciento veinte creyentes, y en un día se salvaron tres mil personas (Hechos 1:14). Y fue tras la oración unida de centenares de discípulos que el lugar donde estaban orando tembló, y Dios les concedió gracia, poder y cosecha abundantes (Hechos 4:23-33; 5:12-16). Asimismo, mientras la iglesia de Jerusalén oraba fervientemente, un ángel liberó a Pedro de la cárcel, y por esa misma causa "la palabra del Señor crecía y se multiplicaba" (Hechos 12:24). Cuanto mayor sea la resistencia espiritual, tanto más difícil le resultará a usted mover las montañas que tiene delante. Si Satanás se halla fuertemente atrincherado, mayor necesidad habrá de conseguir el apoyo de guerreros intercesores para de- salojarlo; ello puede requerir una multiplicación de los períodos de oración o un alargamiento de éstos superior al que usted había previsto; pero, tan cierto como que Dios está en el cielo, a su debido tiempo usted segará si no se rinde (Gálatas 6:9). 7. Siga orando hasta derrotar a Satanás. ¿Por cuánto tiempo debería prolongar la lucha en oración? Hasta que tenga lugar la victoria; si fue Dios quien le dio la carga de intercesión ini- cial, la batalla no es suya, sino del Señor. Si la lucha continúa durante un período de días o meses, usted no siempre tendrá la misma carga de oración, ni dedicará el mismo tiempo a ella; pero puede mantener su compromiso de orar y seguir firme en las promesas de Dios alabándolo por la respuesta que viene. Mantenga a Satanás bajo la presión de su intercesión. Ocupe su puesto de autoridad con Cristo y afírmese en el poder del nombre de Jesús. Cuando el Espíritu Santo lo guíe y lo capacite CAMBIE EL MUNDO • 154 • para ello, continúe repitiendo los períodos prolongados de ora- ción. Esa fue la decisión de Isaías: "Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha" (Isaías 62:1, cursivas del autor). ¿Cuál fue el man- damiento de Cristo que hizo que los discípulos permanecieran orando en el Aposento Alto? "... quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo   l t ~ (Lucas 24:49, cursivas del autor). ¿Cuánto tiempo debe seguir orando? ¡Hasta que! Cuando Dios le da un encargo de oración, considérelo como su responsabilidad sagrada hasta que (1) reciba la respuesta, (2) la situación o la persona sea quitada de en medio, o (3) el Señor levante esa preocupación de orar de su corazón. Si usted sabe que está orando en la voluntad de Dios, puede tener_la certeza de que Jesús también lo hace. No rompa su compane- rismo con El hasta que la necesidad haya pasado. ¿Durante cuánto tiempo debería usted pedir? Hasta que r ~ ­ ciba la respuesta. ¿Y buscar? Hasta que encuentre. ¿Y se?Ulr llamando a la puerta? Hasta que le abran. Permítame repetIrlo: Tan cierto como que Dios está en su trono, a su debido tiempo usted segará si no se rinde (Gálatas 6:9). El cielo y la tierra quizá pasen, pero su Palabra jamás pasará o dejará de cum- plirse. CAPITULO 21 INVERSION ETERNA La oración no es sólo una forma de tener comunión con Dios y de recibir ayuda de El, sino que constituye una inversión eterna. Los archivos del cielo están debidamente guardados por los ángeles: nuestro Dios no es injusto como para olvidar el trabajo que hemos hecho y el amor que le hemos demostrado ayudando a otros (Hebreos 6:10); ni tampoco es probable que pase por alto nuestros anhelos santos, nuestra intercesión y nuestras lágrimas. La oración egoísta se perderá, pero esa no es una oración verdadera; tampoco las peticiones hechas con un mal motivo tendrán validez alguna delante del Señor (Santiago 4:3). Sin embargo, la intercesión por la salvación de otras per- sonas, por la edificación de la Iglesia de Cristo, por el aviva- miento entre el pueblo de Dios, y por la evangelización del mundo, participa de las cualidades de lo eterno. La santa vo- luntad de Dios es sempiterna, y una oración así se hace en armonía con dicha voluntad, es recomendada por nuestro gran Sumo Sacerdote -el Amén de nuestras peticiones (Apocalipsis 3:14)- y activada por el anhelo, el poder y la intercesión del Espíritu Santo. Tales oraciones no mueren hasta que se cum- plen en la medida de la santa voluntad de Dios, y todas ellas constituyen inversiones eternas. • 155 • CAMBIE EL MUNDO • 156 • La oración es una inversión de amor sumamente personal Por medio de la oración podemos dar nuestro amor, entre- garnos nosotros mismos, a cualquier persona, grupo de perso- nas o nación. El orar constituye la única expresión de amor que no puede ser detenida o rechazada; y por medio de ella es posible transmitir amor tanto a aquellos que nos aman como a los que ni siquiera nos conocen. Por medio de la oración usted puede incluso rodear de amor la vida de aquellos que lo rechazan. Quizá ellos no lo acepten, pero no pueden destruirlo. Todo eso es almacenado en la cámara celestial del tesoro y en la memoria de Dios. Aunque no puedo demostrarlo por la Escritura, creo que las oraciones a favor de una persona que rechaza toda la bondad y toda la gracia de Dios hasta el fin de sus días, queda como una posible herencia para otros de su familia, su zona o su nación. Por ejemplo, si oramos por un dirigente comunista, nuestra ora- ción puede ser rechazada y dicho dirigente morir ateo; sin em- bargo, él ha sido tocado de algún modo por nuestra intercesión o por la gracia de Dios. El Señor ha hecho su parte, y nosotros la nuestra; y puesto que ese dirigente representa a su nación, en cierto sentido nuestro amor por él era un amor por su patria. Tendremos nuestra recompensa porque lo hemos amado como Dios lo amaba; hemos sido semejantes a Cristo en nuestra in- tercesión. Es muy posible que algún día esa oración sea contes- tada de una forma que glorifique al Señor por encima de nues- tras expectativas -tal vez en algún tipo de avivamiento nacional-; por el momento se halla almacenada en el depósito donde Dios guarda las peticiones sin contestar por esa nación. No se ha perdido. En el siguiente capítulo hablaremos de esto de un modo más completo. A mis padres solían invitarlos a celebrar una semana de estudio bíblico y oración en cierta escuela rural, y ellos me hablaban con frecuencia del extraordinario sentimiento de la presencia de Dios que experimentaban siempre en ese lugar. Un día, papá y mamá mencionaron aquello en la referida es- cuela; a lo que la gente replicó inmediatamente: "Ah, ¿no sabían ustedes que hace años en este mismo sitio había una vieja igle- INVERSION ETERNA • 157 • sia   ¿Y.no es posíble que después de todo aquel tiempo la oracion estuviera siendo aún contestada para esa comuni- dad? La oración puede acumular un legado de bendición . Los padres que oran por sus hijos y nietos tienen la posibi- Iidad de hacerlo de manera que, aun después de muertos sus oraciones sigan transmitiendo a su descendencia bendiciones maravillosas. Asimismo, la piadosa intercesión de los funda- dores y líderes de iglesias y misiones es contestada durante décadas; y todo intercesor verdadero hace algunas oraciones no recibirán respuesta completa hasta que el guerrero de DIOS se una a la Iglesia triunfante en los cielos. Las oraciones hechas en el Espíritu no mueren hasta haber cumplido el propósito que Dios tenía con ellas. Su respuesta puede no ser la que nosotros esperábamos, ni venir cuando creíamos que lo haría, pero con frecuencia el Señor provee mu- más abundantemente de lo que pensamos o pedimos: El interpreta nuestra intención, y bien contesta o almacena las oraciones que hacemos (Apocalipsis 8:2-5). Las peticiones sin- ceras jamás se pierden. La energía, el tiempo, el amor y el a.nhelo pueden ser legados que nunca se desperdicien o queden SIn recompensa. Jesucristo sigue legando a la Iglesia su intercesión. Pablo lo hizo también mientras estaba en vida; como innumerables santos y líderes más del Antiguo y del Nuevo Testamento. Los poderosos del Espíritu de Dios en el Milenio y en los nuevos CIelos y la nueva tierra se asentarán sin lugar a dudas sobre todas esas santas peticiones que no fueron contes- tadas antes en su plenitud. No se desaliente cuando sus oraciones no reciben contesta- ción inmediata; usted puede legar misericordias divinas de mi- del Espíritu Santo y de asistencia y angé- Iicas. Ore y SIga orando, que la oración nunca, jamás, resulta vana. CAMBIE EL MUNDO • 158 • La oración no está limitada por su longitud Todo santo deseo que se despierta en su corazón mientras ora por otros durante su rutina diaria puede multiplicar las inversiones de oración a su favor. Vez tras vez, a lo largo del día clame a Dios en intercesión con una frase o dos; cada una de esas oraciones cuenta para el Señor. Durante la jornada hay pequeñas porciones de tiempo que usted puede utilizar para la intercesión; no malgaste esos preciosos minutos. No trate su responsabilidad de orar como una atadura le- galista, ni sienta que jamás puede tomarse tiempo para des- cansar charlar con otras personas o disfrutar de la naturaleza que Dios ha creado, de la música hermos.a o de .su o amigos; sin embargo, el cristiano promedio despilfarra mnu- merables minutos que podría invertir en la oración. Si usted es una persona con espíritu de oración, hay un sin- fín de oportunidades para hacer inversiones breves en este campo. Si escucha la radio cada vez que va solo en el coche, se sienta a ver el televisor en el momento mismo en que llega a casa o cada minuto lo atesta de actividades banales, está claro que sus prioridades no se caracterizan por una por los valores eternos. Esos minutos puede pasarlos descui- dadamente y los habrá perdido para siempre, o puede echar mano de ellos para una breve y amorosa intercesión y los hará eternamente benditos. La elección es suya. ¡Ah, pero qué maravilloso es planear deliberadamente pe- ríodos más largos de oración! Establezca media hora, una hora entera o más para orar, y cierre la puerta en el momento de su cita con Dios. Si no puede disponer un lugar especial de la casa para su rato de oración, adáptese a las circunstancias. En caso de que sea camionero, por ejemplo, utilice su   de ducción durante los trayectos largos para orar; o SI esta inválido y tiene que permanecer en cama día tras día, deje que su tiempo vuele en alas de la intercesión. Si es granjero, mientras ara sus campos siembre valiosas semillas de oración. Una de las mayores bendiciones de la jubilación es poder dedicar grandes porciones de tiempo a la oración prolongada. En Nueva Zelanda, un hermano retirado me mostró su cuarto INVERSION ETERNA • 159 • de oración y me explicó con gran gozo: -¿Se da cuenta? Ahora estoy jubilado y puedo pasar el día entero orando. Me baño, me afeito, desayuno y luego paso las horas en esta habitación. ¿Le gustaría ver mi libro de oraciones? -Dije que sí muy gustoso; y él me enseñó un gran archivo de fotos de misioneros, de colegas nacionales en la obra, de mapas de varios países y de otras cosas por el estilo. -¡Cada día recorro el mundo en oración! -concluyó di- ciendo. -¡Qué gran recompensa tiene acumulada en el cielo! Eter- namente cosechará los dividendos de su inversión intercesora. Usted puede diversificar por todo el mundo su inversión en la oración En lo económico, a una persona no le es dado apoyar más que a cierto número de ministerios, organizaciones o indivi- duos; pero en la oración, no hay límites para el alcance de la inversión que usted puede efectuar. Tal vez haya niños ojóvenes en cuya vida desee invertir oración; o quizá tenga un interés principal en cierta familia inconversa o en una o varias socie- dades misioneras. Como es natural, querrá también invertir en el ministerio de su propia iglesia; y si Dios ha puesto en su corazón a una o más naciones, puede realizar una inversión de oración por ellas. Cuente con la posibilidad de invertir en gente y en países que quizá usted jamás llegue a conocer personal- mente. Hace años, en Irlanda del Norte, mientras viajaba en au- tobús y oraba por la reunión que tenía que celebrar aquella noche en una localidad rural, de repente me sorprendió oír pro- nunciar mi nombre. Al levantar la vista descubrí a una mujer de pie en el pasillo. -Acabo de darme cuenta de que usted estaba sentado aquí -explicó-. Le he reconocido por una foto que vi en su boletín misionero; y sólo quería decirle que durante los últimos diecio- cho años he estado orando por ustedes todos los días, y espe- cialmente por su esposa Betty. Se me saltaron las lágrimas al comprender que Dios, en su CAMBIE EL MUNDO • 160 • misericordia, me permitía conocer a alguien que había inver- tido en oración por mí mismo y por mi familia. ¡Qué gozos nos deparará el cielo cuando nos reunamos y tengamos comunión con aquellos que han bendecido nuestra vida terrena y apoyado nuestros ministerios con esa inversión que es la oración! Me pregunto si los ángeles no se unirán a tales conversaciones y contarán cómo alertaron a alguien para que orase por nosotros en ciertos momentos críticos de nuestra existencia. Aunque hayamos orado por personas que nunca, en toda su vida, se entregaron a Cristo, no lamentaremos haber hecho nuestra parte. En una ocasión estreché la mano de Nehru, primer ministro de la India, jy qué contento me sentí de poder decirle en el breve momento que pasé con él, que había estado orando cada día por él! Si usted quiere a alguien, invierta oración en él o en ella; si ama a su iglesia y a su pastor, ore sacrificialmente por ambos; si aprecia a su nación, asegúrese de pasar más tiempo en ora- ción que haciendo críticas: usted no tiene derecho a criticar a sus dirigentes si no está orando por ellos. Ame al mundo me- diante la intercesión; extienda sus inversiones de oración por todo el globo y confíe en que le producirán grandes dividendos. Orar puede ser la mejor inversión de su vida Dios reserva sus bendiciones especiales para aquellos que trabajan discretamente para El, deseando agradarle sólo a El y no a la gente. Con frecuencia, los donativos económicos se convierten en un reconocimiento público de que parte de la recompensa de uno ha sido recibida aquí en la tierra, cuando los demás tienen conciencia del servicio que se presta y lo ala- ban. La Palabra de Dios nos anima a ser siervos fieles y obe- dientes, y explica que El nos recompensará en público; sin em- bargo, no oramos por causa de la recompensa, sino porque el Señor nos ha pedido que lo hagamos. No tenemos forma de calcular lo grande que serán esas re- compensas celestiales yesos dividendos de la oración, aunque Dios nos da algunas indicaciones al respecto. En primer lugar, INVERSION ETERNA • 161 • los caminos del Señor son mucho más altos que los nuestros   los cielos son más altos que la tierra (Isaías 55:9)-, y eso mcluye seguramente sus maneras de premiar. Del mismo modo, subrayó que Dios sabe infinitamente mejor que cualquier padre humano cómo dar buenas cosas a sus hijos (Ma- teo 7:11). Las recompensas de la oración son indescriptible- que el beneficio que pueda producir cualquier terrenal. La Biblia enseña que el pecador que niega a. DIOS es el necio de los hombres; pero a veces me pregunto SI a!gunos cristianos no deberían ser clasificados también como necios. El,creyente cuyas oraciones son casi siempre egocéntri- cas . egoístas, que puede pasar una hora diaria leyendo el peno.dlCo pero m siquiera cinco minutos estudiando la Palabra de DIOS; o que dedica por término medio más de dos horas al día a ver la televisión pero no puede entregarse ni una sola a orar, es el hombre o la mujer más necio o necia que exista. Ta.l,persona conoce el poder de Dios, la gloria celestial, la de la eternidad, la certidumbre de la recompensa di- vma por todo lo que hacemos para el Señor, y sin embargo pone la mayor parte del énfasis de su vida en aquello que no tiene a.bsolutamente ningún valor eterno. Ese individuo malgasta el tiempo en la tierra y pierde las recompensas de la eternidad' gran parte de la inversión de la vida de un cristiano así se quemará en un instante en el ardiente tribunal de Cristo ante el cual todos hemos de aparecer (Romanos 14:10-12; 2 Corintios 10). Ese creyente, aunque salvo, está edificando sobre Cnst? con madera, heno y hojarasca (l Corintios 3:11-15). Pa- blo dice que tal individuo "sufrirá pérdida". . La oración es la oportunidad que usted tiene de transmutar y en recompensas eternas; el tiempo terrenal en bendiciones sm fin. El orar constituye una de las actividades más piadosas en que la gente pueda ocuparse aquí en la tierra' tal más piadosa de todas, ya que es la ocupación constante delHijo y del Espíritu de Dios. Ciertamente, el tiempo que se rnvierte en asociacion con Jesús y con el Espíritu Santo es el empleado que pueda haber: "Mirad, pues, con diligencia c.omo no como necios sino como sabios, apro- vechan?o bien el tiempo ... Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor" (Efesios 5:15,17). CAPITULO 22 ORACIONES QUE JAMAS SE PIERDEN Las oraciones que se hacen de acuerdo con la voluntad de Dios nunca se pierden; el Señor las conserva en sus propios archivos, y un día las contestará; El recompensará plenamente a todos aquellos cuya intercesión ayudó a ganar la batalla espiritual y abrió la puerta para la gran obra de Dios en el mundo. Una profecía acerca de cómo esa oración no contestada re- cibirá un día respuesta, aparece bajo forma simbólica en Apo- calipsis 8:1-5. En el cielo hay un silencio que dura una media hora' como si todo allí esperara con muda expectación lo que está a punto de suceder. Entonces, un ángel se acerca al incen- sario de oro -un recipiente en el que se quema el incienso-, y la Escritura dice: "... y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, Y voces, y relám- pagos, y un terremoto" (Apocalipsis 8:3-5). . ¿Entiende usted esa escena? El incienso fragante simboliza • 162 • ORACIONES QUE JAMAS SE PIERDEN • 163 • probablemente las oraciones de Cristo, que está sentado a la diestra del Padre intercediendo de continuo (Romanos 8:34). Su   intercesión se añade a las peticiones de los hijos de DIOS para que el reino de los cielos venga y la voluntad divina sea hecha en la tierra. El fuego del altar, símbolo del gran poder del Espíritu Santo es unido entonces a las oraciones combinadas de Jesús y de sus santos, y todo ello se derrama sobre el mundo. Inme?iatamente después vienen las siete trompetas, como describe en los capítulos siguientes del Apocalipsis. Esas Imponentes manifestaciones del poder de Dios obran de manera espectacular acelerando el cumplimiento de su voluntad sobre la tierra y la total derrota de Satanás. ¿Qué oraciones eran esas guardadas en el cielo? Las que jamás pueden perderse. Muchos santos tienen almacenada gran cantidad de intercesión de ese tipo en las tesorerías del cielo. ¿Y usted? Cuando sabemos que estamos orando de acuerdo con la vo- luntad de Dios, nuestra fe se fortalece en gran manera. Daniel relata que una vez que conoció el tiempo que Israel estaría en la cautividad, y se dio cuenta de que la hora para el regreso de los judíos a Jerusalén se acercaba, buscó el rostro de Dios con tremendo apremio: "Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscán- dole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza" (Daniel 9:3). El profeta resumió luego para nosotros su identificación in- tercesora con su propio pueblo (Daniel 9:4-23). Tan poderosa fue la oración que hizo, que Dios mandó al arcángel Gabriel para entregar personalmente la respuesta. Aunque Daniel no vivió lo bastante como para ver concedida su petición, esa fue plenamente otorgada poco después de su muerte. La oración de Daniel no murió; no podía perderse, ya que había sido hecha de acuerdo con la voluntad de Dios. Oraciones según la voluntad de Dios Hay algunas oraciones las cuales podemos estar seguros de que siempre están de acuerdo con la voluntad de Dios. Una de las plegarias más poderosas que podemos hacer es aquella que Jesús nos enseñó: "Hágase tu voluntad". Siempre es apropiado orar con estas palabras; incluso cuando muchas veces no sabe- CAMBIE EL MUNDO. • 164 • mas cómo pedir de un modo específico acerca de una situación dada. En la lucha militante de intercesión he descubierto que esas palabras constituyen un arma poderosa para derrotar a Satanás. . "Bendice." Aunque se trata de una oración muy general, puede ser tanto profunda como enfática, y expresa el anhelo de Dios que quiere bendecir a todo el mundo. Las necesidades va- rían; pero la respuesta a cada una de ellas es siempre alguna forma de bendición. Hay oraciones, tales como: "Señor, hazte cargo"; "Señor, re- vélate a ellos"; "Señor, que tu Espíritu se derrame"; "Ven pronto, Señor Jesús". Estas y otras que citamos a continuación, según las Escrituras, siempre son conformes con la voluntad de Dios. La oración para que la Iglesia de Cristo sea edificada. Jesús dijo: "Edificaré mi iglesia" (Mateo 16:18). Tal vez no siempre sea el momento escogido por Dios para establecer una congre- gación local en determinada ciudad o sección de la misma; pero el Señor quiere invariablemente edificar su Iglesia: lo cual puede incluir el establecimiento de nuevas congregaciones de creyentes, el crecimiento de las ya existentes, la bendición del Señor en el ministerio a cierta clase de gente (niños, jóvenes, familias, personas que no asisten a ninguna iglesia, pobres), la unidad del cuerpo de Cristo, el aumento de la visión y del celo en testificar y ganar almas para Cristo, la manera de dar sa- crificialmente y el diezmo, el discipulado de los creyentes, un aumento del espíritu de oración, y el establecimiento en la sana doctrina. La oración para que haya avivamiento en la iglesia. "¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti?" (Salmo 85:6); "Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el co- razón de los quebrantados" (Isaías 57:15); "Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha" (Isaías 62:1); "Los que os acordáis de Jehová, no ORACIONES QUE JAMAS SE PIERDEN • 165 • reposéis, ni le déis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra" (Isaías 62:6, 7). Estas oraciones pueden incluir también una renovada conciencia de Dios y nueva reverencia por su Persona; un anhelo en el pueblo del Señor de verlo a El obrar con poder; nuevas riquezas (vida, unción, bendición y poder) en los cultos congregacionales; nue- vas evidencias de arrepentimiento (humillación delante de Dios, petición de perdón, y restitución); y avivamiento (local, regional o nacional). La oración para que Dios mande obreros a ~ u mies. "Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies" (Mateo 9:38). Pida por un llamamiento claro del Señor a los jóvenes y a la gente de otras edades; por la preparación de obreros cris- tianos llamados por El; y por la guía divina para sus obreros en lo referente al lugar de ministerio. La oración por la cosecha de almas. "He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega" (Juan 4:35). Esta oración puede incluir la distribución de las Escrituras, el evangelismo por literatura, radio y tele- visión, la evangelización de grupos específicos (jóvenes, estu- diantes, presos, militares, judíos, musulmanes, hindúes), equi- pos evangelísticos, evangelismo de laicos, seguimiento, pecadores convencidos de pecado, y nuevas personas que llegan a comprender plenamente el evangelio. La oración porque sea salvo un individuo en particular. ~ u n   o usted ora por la salvación de una persona inconversa, SIempre está en la voluntad de Dios. Jesús se dio a sí mismo en rescate por todos r1 Timoteo 2:5, 6). Cualquiera que tiene sed puede venir a El (Juan 7:37). El que quiere puede venir (Apo- calipsis 22:17). Ore para que el Espíritu Santo convenza de pe- cado e ilumine a la persona para comprender el evangelio. Pida a Dios que revele su amor; que el individuo sea liberado de las ataduras de Satanás; que El le conceda la gracia de entregar su vida a Cristo y la seguridad de la salvación. La oración para que Dios bendiga a una nación. "Pídeme, y te daré por herencia las naciones" (Salmo 2:8). Solicite del Señor que le dé alguna nación en particular como tarea de oración. ¡Cómo recuerdo las lágrimas de mi madre cada vez que men- CAMBIE EL MUNDO • 166 • cionaba la China en sus oraciones diarias! Creo que la reciente cosecha en ese país es, en parte, respuesta a la carga de oración que ella y un sinnúmero de personas más llevaban. Pida ben- dición sobre la nación y sus dirigentes (que tengan sabiduría e   alimentos y viviendas adecuadas para el pueblo; fruto obreros del Señor; fortalecimiento y para la iglesia; el avance del.evangelio; y una mayor libertad para predicar. La oración para que Satanás sea contenido y derrotado. "El cual [el diablo] resistid firmes en la fe, (1 Pedro 5:9); "Porque ...tenemos lucha contra ... principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes; ... en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu" (EfesIOS 6:12,18). Deberíamos orar siempre para que los planes de Satanás fueran desbaratados, para que él mismo recibiera reprensión, para que sus tinieblas se disiparan, para que las cadenas de pecado y de malos hábitos que él crea fuesen rotas para que las puertas que él mantiene cerradas se abrieran para que los espíritus demoníacos fueran expulsados, y para que sus esclavos quedaran en libertad. Cuando no sabe cómo orar Algunas clases de oración pueden ser o no ser conformes a la voluntad de Dios; en esos casos usted depende por completo de la guía del Espíritu Santo para orar, y siempre debería acom- pañar sus peticiones de la frase: "Si es tu voluntad". Usted tiene todo el derecho a ser osado en sus súplicas, insistente en su oración, y a reclamar una y otra vez las promesas de Dios. Siga orando hasta que reciba respuesta del Señor; a menos que El lo guíe a interrumpir esa petición específica. Esto Dios puede quitándole el interés o el deseo de orar por ella, o po- méndole un freno interior que le insinúe que no está de acuerdo con su voluntad; sin embargo, hasta tanto, siga adelante en fe. La oración por beneficios materiales. "Pues si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos: ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas ORACIONES QUE JAMAS SE PIERDEN • 167 • cosas a los que le pidan?" (Mateo 7:11). Dios ama de un modo pleno a la humanidad, que se deleita en ayudarla; aunque puede no conceder bendiciones materiales si tiene que castigar por causa del pecado, que disciplinar a sus hijos, o cuando, en su infinita sabiduría, no considera tales bendiciones como lo mejor en ese momento. A veces, las bendiciones específicas que usted pide al Señor podrían inclinar al que ha de recibirlas a la negligencia o la autosuficiencia espiritual, o a sentirse capaz de arreglárselas sin Dios. Nuevamente aquí el Señor puede tener un plan mucho mejor para el individuo, o un momento más adecuado en el que impartir esa bendición particular. El amor más excelente de Dios puede revelarse no concediéndole su oración exactamente en la forma en que usted la ha hecho, ya que los caminos del Señor superan con mucho los nuestros. Las oraciones para que sean quitados los problemas, las pruebas y las dificultades. Las pruebas pueden ser una fuente de tremenda bendición espiritual para usted, y llevarlo a con- seguir una gran recompensa eterna (1 Pedro 1:6, 7); los sufri- mientos presentes son capaces de prepararnos para la gloria imperecedera (2 Corintios 4:17). "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse, en el cielo (Ro- manos 8:18). Al igual que el trabajo duro es bueno para la salud física de una persona normal, las presiones, los problemas y las pruebas pueden aumentar nuestra musculatura y vitalidad espiritua- les, nuestra fe, nuestra paciencia y otras virtudes del alma: "Sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza" (Romanos 5:3-5); "Sabiendo que la prueba de vuestra fe pro- duce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna" (San- tiago 1:3, 4). Dios no da sobre la humanidad aflicción y pena con gusto (Lamentaciones 3:32, 33) -a Elle duele ver sufrir a las personas-; pero lo hace para nuestro beneficio eterno. De ahí que el salmista pudiera decir: "Antes que fuera yo humi- llado, descarriado andaba; mas ahora guardo tu palabra .... CAMBIE EL MUNDO. • 168 • Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus es- tatutos" (Salmo 119:67, 71). La oración pidiendo sanidad física. La voluntad general de Dios para la humanidad es que ésta tenga salud física y mental; pero no siempre sucede lo mismo en una situación dada: la voluntad divina Se halla incluso incorporada a nuestros genes y cromosomas. El Señor no se deleita en ningún sufrimiento: sea éste producido por una enfermedad física, por la crueldad, la persecución o la privación. A Elle agrada que el ser humano trate de descubrir aquellos procedimientos médicos y quirúr- gicos que benefician a la vida. Al orar por nuestra propia sanidad física, emocional o men- tal, o por la de otros, deberíamos actuar con atrevimiento: te- nemos todo el derecho de implorar las promesas de Dios con santa perseverancia hasta que El nos detenga o nos insinúe que su voluntad no es sanarnos. E indudablemente, al Señor le agradaría que tuviésemos una fe mucho más fuerte para la sanidad. La sanidad divina de las aflicciones físicas y mentales re- sulta bastante corriente en el campo misionero; por medio de ella, Cristo demuestra que El es el Dios vivo que contesta la oración, en contraste con los falsos dioses y las falsas religiones impotentes de las naciones paganas. Cristo se glorifica respon- diendo a las oraciones. Tal vez, aquellos que hemos participado de semejante luz del evangelio completo, no necesitamos tantas evidencias de lo sobrenatural; por otra parte, Dios sigue siendo el mismo que en el pasado, y en el futuro continuará siéndolo (Hebreos 13:8). Esto significa que tiene la misma sabiduría, compasión, amor, poder y la misma disposición favorable para contestar nuestras oraciones. Hay ocasiones en las que el sufrimiento puede traer bendi- ción, tanto a la persona que lo experimenta como a otros que contemplan la gracia que Dios da al afligido. A veces, el Señor permite la enfermedad porque, por medio de ella, El habrá de glorificarse (Juan 11:4). La mayoría de los comentaristas creen que el "aguijón en la carne" de Pablo (2 Corintios 12:7-10) era algún tipo de enfer- medad física, probablemente un problema ocular. Y resulta in- ORACIONES QUE JAMAS SE PIERDEN • 169 • teresante que fuese a causa de una enfermedad que el apóstol pudo fundar la iglesia en Galacia (Gálatas 4:13). Los gálatas cristianos amaban tanto a Pablo, que con mucho gusto se hu- bieran sacado sus propios ojos y se los habrían dado a él si ello hubiese valido de algo (4:14,15). Pablo pidió la sanidad, no una, sino tres veces; a él le parecía correcto orar hasta que Dios 10 sanara o bien rechazase su oración. Como explica 2 Corintios 12:8-10, aquella petición del apóstol fue rechazada en último término. La oración por una prolongación de la vida. Algunas veces, Dios concede nuestra petición, aunque ésta no sea su voluntad perfecta, a fin de enseñarnos alguna lección valiosa. Ezequías, por ejemplo, quizá insistió demasiado en su oración para ser librado de la muerte (Isaías 38:1-6). "En aquel tiempo Ezequías enfermó de muerte; y oró a Jehová, quien le respondió, y le dio una señal. Mas Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho, sino que se enalteció su corazón, y vino la ira contra él, y contra Judá y Jerusalén" (2 Crónicas 32:24, 25). Dios pro- longó la vida de Ezequías quince años más, durante los cuales nació su hijo Manasés. Cuando Manasés sucedió a Ezequías en el trono, fue exac- tamente lo opuesto a su padre: él maldijo a la nación introdu- ciendo la idolatría en masa, y se hizo famoso por su crueldad y por la sangre que derramaba. Bajo su reinado, Judá fue des- truída como nación, y, según dice la Escritura: "Ciertamente vino esto contra Judá por mandato de Jehová, para quitarla de su presencia, por los pecados de Manases, y por todo 10 que él hizo" (2 Reyes 24:3). [Cuánto mejor parece que habría sido que Ezequías no hubiese insistido tanto en vivir más tiempo! Naturalmente, a todos nos gustaría posponer la muerte el mayor tiempo posible, y hay asimismo ciertas situaciones en las que aparentemente la voluntad de Dios es prolongar la vida (como en el caso de padres con niños pequeños, cristianos en puestos claves de liderazgo). A menos que Dios nos frene, de- beríamos sentirnos libres para pedirle a El que prolongara la vida de sus siervos; pero oremos, sobre todo, para que se haga su voluntad. CAPITULO 23 EL VALOR DEL RETIRO PERSONAL Un retiro de oración personal que comprende la mayor parte de un día, un fin de semana o un período de varios días, pro- porciona más tiempo para la comunión con Dios. Puedo hacer eco del testimonio de millares de personas acerca de cómo sus vidas espirituales serían ahora menos eficaces de no haber apartado repetidamente períodos así. Dios me ha revelado su voluntad de formas y sobre asuntos que ni siquiera me habían pasado por la mente antes de dichos períodos prolongados a solas con El. Por nada en el mundo hubiera querido perderme esas experiencias, las cuales han surtido un tremendo efecto sobre todo mi servicio ulterior al Señor. Un tiempo así prolongado con Jesús puede producir el avi- vamiento personal, una paz renovada y una serenidad de alma en medio de las presiones; así como una clara comprensión de la guía y de la voluntad divinas en cuanto a cómo planear la propia vida o hacer frente a decisiones cruciales. Por lo general es de lo más imprudente tomar decisiones trascendentales an- tes de haber realizado un retiro personal de esta clase. Los re- tiros especiales de oración pueden también jugar un papel im- portante en cuanto a preparar el camino del Señor. Algunos consideran a Charles G. Finney como el más grande evangelista que ha habido desde el apóstol Pablo. Más • 170 • EL VALOR DEL RETIRO PERSONAL • 171 • de medio millón de personas se convirtieron a Cristo en el po- deroso avivamiento que estalló a consecuencia de sus reunio- nes. Se estima que sólo en 1857 y 1858, más de cien mil indi- viduos encontraron al Señor directa o indirectamente por medio del ministerio de Finney, y que el 85% de los convertidos en sus reuniones permanecieron fieles a su consagración original, in- corporándose a las iglesias y creciendo espiritualmente. ¡En cambio, en la actualidad nos damos por satisfechos si el 6% de la gente que hace profesión de fe en las campañas evangelísticas se une posteriormente a alguna congregación! ¿Cuál es la diferencia? Finney escribió acerca de cómo Dios le daba poderosas imparticiones del Espíritu Santo: Este, -cuenta el evangelista- parecía recorrerme en cuerpo y alma; e inmediatamente me encontraba revestido de tal poder de lo alto que unas pocas palabras que dejara caer aquí y allá a cier- tos individuos hacían que éstos se convirtieran inmediata- mente. Mis palabras parecían clavarse, como flechas armadas de púas, en el alma de los hombres. Eran cortantes como una espada, y quebrantaban el corazón cual martillo; hay multi- tudes que pueden corroborar esto.... Algunas veces me sentía vacío de este poder en gran medida. Llevaba a cabo una visita y me daba cuenta de que no producía ninguna impresión sal- vadora; y lo mismo pasaba con mis exhortaciones y plegarias. Entonces apartaba un día para ayunar y orar en privado ... y después de humillarme y clamar pidiendo ayuda, el poder vol- vía sobre mí con toda su frescura: esta ha sido la experiencia de mi vida." El misionero John N. Hyde fue uno de los fundadores de la gran Convención de Sialkot, en la India, la cual ha seguido siendo, hasta el día de hoy, una gran fuente de bendición para la iglesia de Cristo. Antes de una de aquellas primeras conven- ciones, Hyde y R. M'Cheyne Paterson esperaron delante del Señor durante treinta días, y poco más de una semana después se unió a ellos George Turner. Por tres semanas más, día y noche, los tres hombres siguieron alabando a Dios y orando por un derramamiento poderoso de su Espíritu. ¿Valió la pena ha- cerlo? Puede decirse que, durante años, literalmente miles de personas entraron en el reino como consecuencia de las oracio- nes de aquellos siervos de Dios. CAMBIE EL MUNDO • 172 • Los retiros de oración personal tienen una clara base bíblica. Es muy posible que antes de su arrebatamiento, Enoc tuviera retiros así con el Señor. "Caminó Enoc con Dios ... trescientos años ... y desapareció, porque le llevó Dios, (Génesis 5:22-24). Moisés, por su parte, pasó dos períodos de cuarenta días cada uno en el monte Sinaí, a solas con el Señor, durante los cuales Dios se le reveló plenamente como jamás lo haya hecho con ningún otro ser humano. Y gran parte del tiempo que Elías pasó junto al arroyo de Querit (1 Reyes 17:2-7), lo dedicó sin duda a la intercesión por Israel y Judá. Jesús también tuvo períodos de retiro personales: comenzó su ministerio con cuarenta días de ayuno y oración; a veces pasaba toda una noche orando (Lucas 6:12); y, al parecer, con frecuencia utilizaba el Monte de los Olivos para una oración personal prolongada (Marcos 11:19; Lucas 21:37). Muchos líderes cristianos de Corea entienden este concepto: han convertido en práctica habitual el pasar tiempo a solas con Dios para buscar su rostro y conocer su voluntad. En el septua- gésimoquinto aniversario de nuestro trabajo misionero en ese país, celebramos una serie de seminarios sobre la vida de la iglesia coreana que había surgido como consecuencia de nuestro ministerio allí: la Iglesia Evangélica de Corea. Un grupo de pastores respondía a nuestras preguntas, y cuando se mencionó el tema del ayuno, dichos pastores contestaron que en sus ar- chivos constaba que más de veinte mil cristianos coreanos ha- bían pasado cuarenta días en ayuno y oración. Probablemente el Espíritu Santo no vaya a guiarlo a usted a pasar cuarenta días en un retiro de oración, o a ayunar du- rante un tiempo prolongado; si lo hace, usted tendrá que apren- der a cuidar de su propio cuerpo y a romper el ayuno. Los re- sultados, sin embargo, son claros: Aquellos que buscan el rostro . de Dios en retiros de oración personales, reciben una tremenda bendición. Propósito del retiro de oración El propósito de su retiro personal de oración puede ser acer- carse más a Dios: "Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros" EL VALOR DEL RETIRO PERSONAL • 173 • (Santiago 4:8); "Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien" (Salmo 73:28). ¡Qué gran privilegio supone el pasar tiempo cerca del corazón de Jesús! Usted puede desear tener tiempo a solas con Dios porque necesita descubrir su voluntad en algún asunto de gran impor- tancia. El quiere que comprenda esa voluntad, que es "buena, agradable y perfecta" para usted (Romanos 12:2). El deseo de Dios es quesea lleno "del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual" (Colosenses 1:9); y quizá le revele algún nuevo rumbo durante su retiro -El ha hecho esto conmigo- o comience un proceso que lo lleve a una total com- prensión más tarde. Dios lo ama tanto que quiere que conozca su voluntad y la haga. O tal vez desee ese tiempo prolongado a solas con Dios por la inquietud que siente acerca de una necesidad importante o urgente. Esa necesidad puede tener algo que ver con la causa del Señor, con su nación, su comunidad, algún amigo o ser que- rido, o consigo mismo; no dude en orar por sus necesidades per- sonales. Cómo planear un retiro de oración 1. Escoja un lugar en el que pueda orar sin ser molestado. Si desea sinceramente buscar a Dios en prolongada comunión, El lo guiará al sitio adecuado. 2. Programe un tiempo en el que pueda estar libre de inte- rrupciones y presiones. Para mucha gente, un buen momento para tener un retiro más corto de oración es el domingo después de comer. Considere asimismo la posibilidad de dedicar parte de sus vacaciones o algún día feriado en el trabajo a realizar un retiro más prolongado. Tal vez podría planear media noche de oración comenzando a la hora de la cena, o saltarse alguna comida y reforzar su tiempo de intercesión con un breve ayuno. 3. Reuna todo el material que vaya a necesitar. La lista de cosas que llevará a su retiro de oración, podría incluir: (a) una Biblia; (b) un himnario; (e) cuaderno y bolígrafo; (d) una con- cordancia (si su Biblia no tiene una); (e) una o dos traducciones distintas de la Biblia o del Nuevo Testamento; (f) un libro de- CAMBIE EL MUNDO • 174 • vocional, o que trate de los avivamientos, la oración o el Espí- ritu Santo, (g) una linterna eléctrica (si resulta necesaria); (h) un cojín o algo para arrodillarse; (i) un reloj o despertador (es- pecialmente si planea dedicar varios días a la oración); (j) ropas de abrigo apropiadas; y (k) su diario de oración. 4. Informe a alguien de dónde se le puede localizar en caso de emergencia. Aunque usted no vaya a dar publicidad a este tiempo sagrado a solas con Dios, notifique a algún miembro de su iglesia o de su familia dónde va a pasar esas horas o días; y después del retiro quizá necesitará hacer referencia al mismo -sobre todo si alguien intentó ponerse en contacto con usted durante su ausencia-, pero debería hacerlo de un modo desa- pasionado. El testimonio tiene su lugar, pero ponga cuidado en dar toda la gloria a Dios y no atraiga la atención sobre sí mismo. S. Comience el retiro lo más descansado posible. Si proyecta tener un retiro de varios días, necesitará estar debidamente renovado para su tiempo con el Señor; dormir cuando el cuerpo se lo exige es algo perfectamente espiritual. Tal vez, en algún momento de su retiro, le vendrá bien tomar una pequeña siesta antes de reemprender la oración y la meditación (aquí es donde resulta práctico el despertador). Cómo invertir su tiempo de oración Probablemente Dios lo dirija a cambiar sus métodos de ora- ción de vez en cuando; y aunque debe confiar en la guía del Espíritu Santo, he aquí algunas sugerencias que pueden serle útiles: 1. Comience su tiempo de oración con una adoración gozosa. El Salmo 100:4 nos exhorta a entrar en la presencia de Dios con acción de gracias y alabanza. Dedique tiempo a dar gracias al Señor por su Persona, por su amor y por otros atributos suyos; así como por el hecho de que dejara el cielo para venir a la tierra, por sus amorosas acciones, por su muerte y su resurrección, por su bondad para con usted, por su creación maravillosa, por los amigos cristianos que tiene y por la iglesia. Las vívidas descripciones del libro de Apocalipsis nos sugie- ren que los ángeles, otros seres celestiales y los santos de Dios EL VALOR DEL RETIRO PERSONAL • 175 • también cantan (Apocalipsis 4:8-11; 5:6-14; 7:9-12; 14:2,3; 15:2-4; 19:1-7). A Dios le agradan las canciones. Antes de que existiera ningún ser humano sobre la tierra, ya había en el cielo cánticos y regocijo (Job 38:7); y la Biblia presenta al Señor mismo cantando con gozo sobre nosotros o tal vez con nosotros (Sofonías 3:17). Dios creó los pájaros, los ángeles y a los hombres para que cantasen. Cuando usted canta las alabanzas del Señor, ya sea audiblemente o en lo íntimo de su ser, le produce a El gozo en su corazón. Algunos de los grandes himnos de la iglesia son de alabanza y le vendrá bien memorizar ciertas estrofas o coros de Jos mis- mos para utilizarlos de vez en cuando en sus períodos diarios de oración. Yo he descubierto que mi corazón empieza a vibrar de gozo cuando me voy acercando al lugar y al momento de la oración especial. ¡Estaré a solas con Jesús! ¡Qué tiempo tan sagrado, maravilloso y bendito! 2. Comience a alimentarse de la Palabra de Dios. Normal- mente resulta importante escuchar a Dios primero. Oír es tan fundamental como hablar, y deleitarse en la Palabra del Señor como interceder. A menudo puede oír la voz de Dios por medio de la lectura de su Palabra. Tome todo el tiempo que necesite para saturar su corazón de la Palabra de Dios. A veces quizá le venga bien leer de ro- dillas algunos fragmentos de la Escritura, y con frecuencia es prudente seguir con una lectura sistemática de la misma en vez de ir saltando de aquí para allá. Por otro lado, tal vez se sienta guiado a comenzar con una porción de los Salmos -incluso con veinticinco de ellos o más- o leer de principio a fin uno de los Evangelios o determinada Epístola. Siga con libertad cualquier sugerencia que haga a su corazón el Espíritu Santo. Lea para recibir bendición. No prepare estudios bíblicos for- males ni examine analíticamente los pasajes, a menos que el Señor lo guíe a hacerlo; simplemente deléitese en la Palabra y la bondad de Dios. Usted está disponiendo su corazón para tener comunión con El, para adorar a sus pies, para interceder por otros y para ganar batallas en la oración. En todas esas cosas la Palabra de Dios pone un fundamento estable. CAMBIE EL MUNDO • 176 • 3. Concentre su oración en los intereses de Dios. En la oración que Jesús enseñó a hacer a sus discípulos, sus prioridades eran: (a) la santificación del nombre de Dios Padre (su reverencia, honra y gloria); (b) la venida del reino (el cumplimiento total del plan de Dios para la Iglesia y el mundo, el avance de su dominio sobre y entre los hombres, y el regreso final de Jesús); y (e) el cumplimiento de la voluntad de Dios sobre la tierra aquí y ahora. Estos elementos deberían formar parte de sus preo- cupaciones diarias de oración, pero particularmente de sus pe- ríodos prolongados de comunión con Dios. Ore por un avivamiento entre el pueblo de Dios; pida que la iglesia en su conjunto pueda manifestar santidad de vida, se- paración de las actitudes y de las acciones del mundo, y un amor rebosante por toda la gente, especialmente de unos para con otros. Entonces los inconversos dirán nuevamente aquello que decían en el primer siglo de la Iglesia: "[Miradlos cómo se aman!" Ore por la salvación de multitudes de inconversos. Dios es glorificado cuando se proclama el Evangelio a aquellos que no han sido todavía alcanzados, y cuando se recoge una cosecha de nuevos creyentes en su país y en todo el mundo. He ahí el pro- pósito trascendental de la Gran Comisión de la Iglesia. La in- tercesión por los perdidos debería formar parte del tiempo de oración de todo creyente. [Cuidado con dejarse absorber tanto por sus propios intere- ses y necesidades que descuide la oración por otros! Si la oración egocéntrica llega a caracterizar su vida de comunión con Dios, tal vez sus peticiones queden sin contestar. Adquiera el hábito de orar más por otros de lo que lo hace por sí mismo o por sus seres queridos. [Si sigue el orden de prioridad que Jesús nos enseñó, necesitará orar menos para que sus necesidades sean suplidas! "Mas buscad primeramente el reino de Dios y sujus- ticia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33). Esta es la promesa del Señor. 4. Humíllese delante de Dios. La humildad ante Dios pre- para el camino para la petición por las necesidades personales. Confiese su necesidad de El; reconozca la soberanía del Señor; inclínese en humilde sumisión delante de su Persona. Levante EL VALOR DEL RETIRO PERSONAL • 177 • sus ojos a Dios mientras se regocija y le da gracias; y luego, póstrese con humildad de corazón y comience a interceder. En ocasiones, un sentimiento de pecado personal, de grupo, o nacional nos hace hincarnos de rodillas; en tales casos, la confesión y una total humillación del yo delante de Dios puede muy bien preceder a casi todos los demás aspectos de la oración. Ese es el ejemplo del Salmo 51, en el cual David se acerca a Dios bajo una profunda convicción de pecado personal. Si está albergando pecado en su corazón, el Señor no oirá sus oraciones (Salmo 66:18). En Cadesbarnea, Dios no escuchó las plegarias de Israel cuando derramaron lágrimas de auto- compasión (Deuteronomio 1:45); así como tampoco honrará las peticiones de los impenitentes (Job 35:13). El perdón de su pe- cado personal y la reconciliación con aquellos hermanos cris- tianos a los que hubiera podido agraviar, deben preceder a su retiro de oración (Mateo 5:23, 24; Romanos 12:18). Cuando un creyente lleno del Espíritu Santo y que anda en la luz de Dios viene a la presencia del Señor, resulta apropiado que lo haga con gozo, y no con la cabeza inclinada y los ojos hacia abajo como el publicano (Lucas 18:13). Más bien, al igual que Jesús, debería alzar su mirada al cielo y bendecir al Señor regocijándose en su amor; luego, después de haber continuado con la intercesión por los intereses del reino, ese creyente lleno del Espíritu llega, de un modo natural, a sus propias necesi- dades. Dígale a Dios, con gratitud por su bondad y misericordia, pero también con verdadera humildad, lo indigno que es usted de todas sus bendiciones y cuán lejos está de poder alcanzar su gloria por sí mismo (Romanos 3:23). Luego, examinando su pro- pio corazón a la luz de la santidad de Dios, tal vez recuerde ciertas palabras apresuradas que dijo, algunos pasos impru- dentes que dio, y ocasiones en las cuales ha contristado al Es- píritu Santo. Entonces es el momento de orar: "Perdóname mis deudas, así como yo perdono a mis deudores" (Mateo 6:12). "[Dios] da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo" (1 Pedro 5:5, 6). En una humildad así, usted puede seguidamente echar sobre El toda su ansiedad (v, 7). Dios vi- CAMBIE EL MUNDO • 178 • vificará el espíritu de los humildes y de los quebrantados (Isaías 57:17). Cuando el pueblo de Dios se humilla y confiesa sus pe- cados y los pecados de su tierra, El siempre perdona y sana (2 Crónicas 7:14). 5. Presente al Señor sus peticiones personales. Ya que usted es un hijo de Dios, todo lo que tiene que ver con su persona le importa a El. Nada es demasiado grande, ni demasiado pe- queño, para contárselo a su Padre celestial. Cuando usted ora, no lo hace para informar a Jesús de algo que El no conoce, sino con el propósito de compartir el deseo de su corazón, sus pro- blemas y sus necesidades. Viene a discutir esas cosas con su querido Señor; y El lo oirá, ya que está ansioso porque usted le presente sus peticiones personales. Mientras esperaba con impaciencia su retiro de oración, pro- bablemente hizo usted una lista de personas y de necesidades; ahora es el momento de consultar dicha lista: y a medida que se le ocurran nuevas cosas, anótelas. Presente sus peticiones una por una. La ocasión para pedir a Dios todo lo que necesita es cuando se halla en su presencia (1 Juan 5:14, 15; Filipenses 4:19). Del mismo modo que Ezequías, al recibir una carta amena- zadora de Senaquerib fue al templo y la extendió delante del Señor (2 Reyes 19:14-20), usted puede abrir su corazón y compartir sus cargas libremente con El; luego, como contestó a Ezequías, Dios le contestará también a usted: "He oído tu oración". 6. Proyecte algún cambio o variedad durante su retiro de oración. La plegaria puede ser agotadora si se hace sin parar. Quizá necesite cambiar de postura: levántese y pasee un poco, cante en voz baja un himno, alterne la oración audible con la plegaria silenciosa, o introduzca un cambio de ritmo de algún otro modo. En caso de que usted no esté ayunando, un refrigerio puede caerle bien. Dios es su Padre, y entiende sus necesidades físicas; actúe con libertad y de manera relajada en su presencia. 7. Eche mano de la promesa de Dios. Anteriormente, cuando usted puso el fundamento de su retiro de oración saturando su alma de la Palabra de Dios y deleitándose en las Escrituras, tal vez el Señor le hiciera reparar en alguna promesa especial. De ser así, úsela ahora. O quizá Dios traiga a su memoria otras promesas especiales mientras experimenta la cercanía de su EL VALOR DEL RETIRO PERSONAL • 179 • presencia, intercede por otros y ora por sus propias necesidades. O puede también que El lo guíe ahora a abrir nuevamente su Palabra y bendiga el corazón de usted con una promesa en la que no se había fijado desde hacía mucho; o con otra que ha utilizado usted en oración repetidamente. No hay promesas que estén más llenas de bendición que aquellas que uno ha usado vez tras vez. Ahora, el Señor puede aplicar alguna de éstas de una forma nueva y fresca a la necesidad de usted. Cuando Jacob volvía a Canaán y pasó toda una noche orando, recordó a Dios la promesa que le había hecho (Génesis 32:9); y también Moisés, cuando intercedió ante el Señor, men- cionó la palabra que El había dado (Exodo 32:13). El salmista, por su parte, oró: "Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar" (Salmo 119:49). En Pentecostés, Pedro instó a los que le escuchaban a reclamar la promesa de Dios (Hechos 2:39). Como Abraham, nosotros tampoco debemos dudar por incredulidad de la promesa de Dios, sino fortalecer- nos en fe dándole gloria a El (Romanos 4:20). ¿Por qué? Porque estamos "plenamente persuadidos" de que Dios tiene poder para hacer lo que promete (v, 21). Con la Biblia en la mano, y un dedo puesto sobre la promesa de Dios, venga osadamente, con confianza, y gozoso, al trono de su gracia: En Jesús "tenemos seguridad y acceso con confianza" (Efesios 3:12); "Así que, hermanos, teniendo libertad para en- trar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe (Hebreos 10:19-22). 8. Asegúrese de acabar su retiro de oración con otro período de alabanza, adoración, y acción de gracias. Una vez que haya lle- gado al término de su tiempo de oración, Dios probablemente le dará una bendita paz en el corazón, una certeza confiada y re- novada, y un profundo gozo en su alma. Una vez más es el mo- mento, de expresar su amor por el Señor, de adorarlo y alabarlo. Aunque usted no pueda ver la plena respuesta de Dios, o estar seguro de cómo obrará El, vuelva a sus deberes con un corazón alegre y fortalecido en fe. CAPITULO 24 LA INTERCESION POR INDIVIDUOS Dios pondrá en su corazón mucha gente por la cual usted querrá orar a diario. Por tales personas puede interceder brevemente, presentándolas delante del Señor en afectuosa petición, para que El supla las necesidades que tienen. Bienaventurado el individuo que bendice a muchos otros por medio de la oración regular y sistemática. Cuando Dios desea transformar la condición espiritual de una persona, cambiándola de pecadora a salva, o de egocéntrica en obediente, puede requerirle a usted para que lleve una carga especial de oración, la cual exige una intercesión más intensa. La persona en cuestión puede ser alguien próximo a usted -un amigo o familiar-, algún líder nacional o internacional, o cierta figura. política. El tema de este encargo de oración quizá influya en el campo de la educación, los negocios, los deportes, la judicatura, los medios informativos o el ejército. Aquellos que sirven como modelos para la sociedad necesitan tanto ser apoyados en oración como esos otros que se mueven en círculos menos públicos. ¿Cómo debería usted orar por tales individuos? He aquí al- gunas sugerencias que pueden utilizarse en la oración prolon- gada o adaptarse para períodos más cortos de intercesión: 1. Nuevamente, empiece concentrándose en Dios mismo: (a) • 180 • LA INTERCESION POR INDIVIDUOS • 181 • Dele gracias por su buena voluntad para con la gente y por su amor al mundo; (b) por su cariño profundamente personal hacia ese individuo; (e) por el plan que tiene para su vida; (d) porque la muerte de Jesús en la cruz fue también por él; (e) por la presencia del Espíritu Santo y su actividad para con esa per- sona: sus ojos que la contemplan constantemente -su trabajo y sus necesidades (Génesis 16:13; 2 Crónicas 16:9; Zacarías 4:10; Apocalipsis 5:6)-, su providencia que coordina todos los aspectos de la vida del tal individuo, su instantánea disponi- bilidad... ; (f) represéntese a Jesús de pie alIado de esa persona con los brazos tiernamente extendidos y diciendo: "¡Estoy aquí! ¡Estoy aquí!" (Isaías 65:1, 2); (g) imagínese las lágrimas de amor anhelante del Señor por esa persona (Mateo 23:37); (h) agra- dézcalo a Dios la disponibilidad de sus mensajeros los ángeles para ayudar a traer respuesta a sus oraciones (Hebreos 1:14). 2. Dé gracias a Dios por esa persona. Comience a orar por ella dándole gracias al Señor por su persona; no caiga nunca en la tentación de criticar él objeto de su interés; no señale lo difícil, terco o desobediente que es. El papel de acusador le co- rresponde a Satanás; quien, no sólo acusa a nuestros hermanos en Cristo (Job 1:6-11; 2:1-5; Zacarías 3:1; Apocalipsis 12:10), sino que también inyecta sus acusaciones a fin de intensificar la fricción personal. Satanás hará todo lo que está en su mano para desanimar- nos en lo referente a nuestras oraciones por otros; si no puede pararnos, tratará de frustrar nuestra intercesión haciéndonos petulantes, críticos y negativos, ya que tal actitud nos impide amar, destruye nuestra fe y anula el espíritu de alabanza en nosotros. No espere respuesta a las oraciones hechas con un ánimo de crítica negativa: (a) Dé gracias a Dios por el potencial, las habilidades y las aptitudes de la persona en cuestión; (b) por las buenas cualidades de esa persona que usted puede re- cordar; (e) porque usted sabe que el Espíritu Santo ya está ac- tuando, aunque su obra quizá no sea aún visible alojo humano; (d) por la respuesta que cree recibirá en el momento escogido por Dios. 3. Interceda por la persona: (a) Pida a Dios que lo guíe en la oración a favor de dicha persona y que aumente su interés CAMBIE EL MUNDO • 182 • por ella; (b) que obstruya y frustre los planes de Satanás para con ella; (e) que la bendiga y le manifieste su bondad de manera tal que no quede duda de que se trata de la benignidad de Dios y no de la coincidencia o del azar; (d) que fortalezca cualquier rasgo positivo del carácter de ella, sus buenos deseos, e incluso cada una de sus decisiones correctas; (e) que la haga receptiva a la voz de Dios, así como sensible a su propio pecado y su propia necesidad personal; (f) que la libere de todo prejuicio y rompa cualquier cadena de pecado, de malos hábitos o de poder satá- nico con que el diablo pueda haberla atado; (g) que la rodee de su santa Presencia, le recuerde las muchas misericordias pa- sadas que ha tenido para con ella, le demuestre su maravillosa intervención de formas nuevas y poderosas, y disipe cualquier vacilación con su gran amor; (h) que utilice aquellos medios que El considere mejores para acabar con toda resistencia a su Es- píritu. ¡Pida al Señor que emplee a cualquier hijo suyo, o la circunstancia de la vida y el ministerio de sus santos ángeles que sea! 4. Reclame la promesa de Dios para la salvación u otra ne- cesidad: (a) Afiance su fe en las promesas de Dios que se aplican a la persona por la cual usted está orando; (b) manténgase alerta en cuanto a cualquier promesa que pueda venir al caso a medida que surgen nuevas situaciones; (c) pida a Dios que cobre vida para usted cualquier promesa aplicable a la persona. Mientras usted lee las Escrituras, el Espíritu Santo tal vez se apodera de su corazón grabándole en la mente algún versículo o pasaje en particular; persista en la oración y declare vez tras vez ese texto bíblico. 5. Persevere en la oración: (a) Recuérdele al Señor que usted ama a esa persona y que sabe que su amor divino jamás dejará de extenderse hacia ella; (b) reconozca que algunas de las ma- yores respuestas de Dios a la oración no llegan instantánea- mente: el aparente silencio del Señor no quiere decir que El se halle inactivo -a menudo lleva tiempo desenredar el pensa- miento de alguien del error, el prejuicio o la obstinación (tal vez la persona no sea capaz de reconocer la voz de Dios o de com- prender plenamente lo que El trata de decirlel->, esta dispuesto a ser tan paciente como el Espíritu Santo; (e) recuerde que nin- LA INTERCESION POR INDIVIDUOS • 183 • guna oración se pierde: quizá cada vez que usted ora el Espíritu Santo le habla de alguna forma nueva; (d) reconozca que los propósitos de Dios, por lo general, se llevan a cabo en el interior de la mente y del corazón de las personas -Dios puede escoger utilizar medios abiertos de intervención, tales como impedir Un viaje, provocar la cancelación de algún plan, permitir cierta enfermedad-, pero vea usted o no la actividad divina en la vida de la persona por la que ora, puede tener la certeza de que El está obrando; (e) recuerde que las apariencias externas mu- chas veces son precisamente opuestas a aquello que tiene lugar en el interior del individuo: Dios puede estar llamando más fuerte a la vida de él o de ella precisamente cuando la persona se muestra cínica en lo exterior y parece totalmente insensible. El Señor recordó a Saulo que el dar coces contra "el aguijón" del Espíritu Santo resultaba doloroso; de modo que cuando el perseguidor de los cristianos parecía estar más violentamente opuesto a Cristo, era precisamente cuando el Espíritu se ha- llaba aguijoneando su conciencia con el recuerdo de la cara radiante y de la oración de perdón de Esteban (Hechos 26: 14); (f) crea a Dios a pesar de los síntomas desalentadores y de las reacciones hostiles que descubra -no es la voluntad divina que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9)-; (g) tal vez el Señor lo guíe a invitar a otros para orar por esa persona -eso siempre debe hacerse si uno está seguro de que Dios lo conduce a ello, y con sutileza y discreción; su propósito es conseguir una oración unida que produzca poder y bendición, no que ofenda-; (h) también el Señor puede diri- girle a decir a la persona por la cual intercede que la está re- cordando en afectuosa oración; aunque él o ella no manifieste aprecio en ese momento por el asunto, Dios quizá le traiga más tarde a la memoria la paciente y perseverante intercesión que usted realizó a su favor; y esto puede suponer un testimonio particularmente poderoso cuando usted ora por alguien con quien no tiene esperanza de entrar en contacto personal; (i) cuando Dios le haya confirmado en el corazón alguna tarea específica de intercesión, espere la respuesta en cualquier mo- mento si una persona ha sido cubierta y saturada con mucha oración durante un extenso período de tiempo, es muy posible CAMBIE EL MUNDO. • 184 • que la rendición final al Señor suceda de un modo bastante repentino. (Dios no lo llama a usted a orar en vano: ore, crea y alabe hasta que llegue la contestación.) En ocasiones, aquellos por quienes oramOS pueden parecer espiritualmente insensibles durante años, Y res,ulta n ~ u r   l preguntarnos por qué nuestras oraciones d:;tn la impresión de ser tan ineficaces; pero no se desanime: Dios es capaz de hacer mucho más de lo que usted piensa. CAPITULO 25 LISTAS DE ORACION Todos los cristianos que toman en serio su llamamiento a la intercesión oran con algún orden mental del día; pero la inter- cesión puede ser mejorada notablemente mediante el uso de listas de oración escritas: Dios lo guiará en cuanto a los nombres que debe incluir en ellas. Algunos intercesores tienen varias de esas listas: una ele- mental que utilizan a diario, y otras que pueden ser alternadas entre diferentes días de la semana. Los hay que cuentan con una lista más larga para el domingo u otros días en los cuales pueden pasar más tiempo en oración. Las siguientes categorías que sugerimos lo guiarán en cuanto a preparar sus propias listas de oración: Altos cargos del Gobierno. A los cristianos se nos ordena que intercedamos por los responsables del Gobierno (1 Timoteo 2:1-4); dichos responsables incluyen al presidente, los minis- tros y los alcaldes. Probablemente querrá mencionar asimismo a los senadores y los diputados, como también a los jueces del Tribunal Supremo. Asegúrese de interceder por otros funcio- narios públicos: especialmente por aquellos que usted sabe que son cristianos y que sirven en primera línea, u otros que desem- peñan un papel estratégico en la política. Los líderes de su iglesia. Usted tiene la responsabilidad de • 185 • CAMBIE EL MUNDO • 186 • di . por todos los líderes de su iglesia local: pastor, orar a lana .', . maestros de la Escuela Dominical, anCIanos, diáconos, y miem- bros en general (1 Tesalonicenses 5:12: , Otros dirigentes cristianos. Ore asimismo por otros cristianos influyentes; tal vez quiera interceder por uno o :anos evangelistas, maestros de la Palabra, redactores y escnt?::es, cantantes evangélicos, líderes de jóvenes u obreros entre Misiones. Ya que la evangelización del mundo es la pnori- dad que Jesús dio a sus discípulos hasta que El vuelva, y que aún queda gran parte del planeta 'po: alcanzar para   Dios, obviamente, espera que cada cnstIano ore por las mlSIO- (M t 24 ' 14' 28'18-20' Juan 20:21; Hechos 1:8). En su nes a ea . ," . . . t oración por las sociedades misioneras, mcluya las siguien es zonas específicas: .' . • Obreros. Según Dios lo dirija, seleCCIOne a uno o mi- sioneros con el objeto de ser para ellos un campanero de oración diario. , • Naciones. Pida a Dios que le ponga el o varias naciones como herencia de intercesión espeCIal (Salmo 2:8). d • Organizaciones misioneras. Ore en general por to. as ellas, concentrándose en una o en varias cuando surjar; necesidades especiales. , • Cristianos nacionales. Interceda por uno o mas pastores u obreros laicos de otras naciones.. . . Otros ministerios cristianos. Las radio y 1 ., , los equipos evangelísticos, los mínístenoe en las car- eVlSIOn, . . b las celes las organizaciones juveniles, las nusiones ur anas, casas publicadoras cristianas ... todo ello es blanco del de Satanás, Y por lo tanto puntos esenciales de Sus seres queridos. Incluya a de sufamilia, tant.o salvos como inconversos, por los cuales SIente una responsabI- lidad personal. . 1" Personas inconversas. Pida a Dios que le asigne a gun. bilid d en la oracron dividuo inconverso como responsa I I a. suya i Ore a diario por él hasta que venga a probablemente e S eñor le proporcionará también oportumdades para . h . di id ara darle testi- interés o amor cristiano en dIC o m IVI uo, o P LISTAS DE ORACION • 187 • monio. Tal vez usted sea guiado asimismo a orar por alguien a quien no pueda dar jamás una palabra de testimonio. Necesidades especiales. El Espíritu Santo le sugerirá ne- cesidades perentorias por las que deba interceder de inmediato. Esta lista cambiará de vez en cuando. Tal vez se sienta movido a orar mientras lee el periódico o escucha en el telediario no- ticias relacionadas con tragedias, hambres, conferencias inter- nacionales de especial trascendencia, casos judiciales, gente he- rida en accidentes, personas gravemente enfermas. O también al saber de problemas de unidad familiar entre gente que co- noce. O por reuniones especiales de la iglesia. Cómo utilizar las listas de oración 1. Anote las listas de oración en un pequeño cuaderno o diario. Una lista pequeña puede llevarse en el bolsillo de la camisa si se trata de un hombre, o en un bolso de mano, en el caso de las mujeres. Como marcador se puede utilizar una cinta o un trozo de papel. Aproveche los momentos libres que tiene durante el día para llevar a cabo una meditación intercesora empleando los nombres y los asuntos contenidos en esa lista. En mis tiempos de universitario oraba por varios cientos de misioneros y líderes cristianos cada día; y para gran sorpresa mía, descubrí que muchas veces me era posible emplear mis listas de oración estando en la cola de la cafetería, en la oficina de correos o mientras esperaba para entrar en clase. El Espíritu Santo puede usar en gran manera las oraciones breves. A esas expresiones instantáneas de su amor, su interés y su deseo cristianos, se les ha llamado a veces "oraciones te- legráficas", "oraciones relámpago" u "oraciones al momento"; también podrían denominarse "peticiones de bendición". Estas oraciones de "Señor bendice ..." son siempre oídas por Dios. Toda persona de oración utiliza este método de poner en cono- cimiento del Señor preocupaciones inmediatas. Hay mucha gente a la que uno simplemente quiere mencionar, pidiendo a Dios que los bendiga, los guíe, los sane o los rodee con su amor. En ocasiones, el Señor quizá le mueva a orar durante un período más largo por alguien que se encuentra en su "lista de bendi- CAMBIE EL MUNDO • 188 • ción" debido a alguna necesidad especial que usted no sabe. Fíese de la guía del Espíritu Santo. 2. Tenga a mano sus listas de oración. Guarde una de esas listas cerca de la cocina, donde pueda consultarla mientras lava los platos o prepara la comida. Otra póngala quizá al lado de la mesa del comedor para utilizarla durante las comidas. Coloque otra aún en el espejo del cuarto de baño, a fin de poder referirse a ella mientras se afeita o se asea. Ysu lista elemental empléela como marcador bíblico y haga uso de ella durante su tiempo devocional diario. . 3. Utilice los incidentes del día como una lista de oración no escrita. Al pasar por delante de una iglesia, puede usted orar por el pastor de la misma o por la gente que asiste a ella; y cuando vea una escuela pida por los estudiantes y el personal del centro. Interceda asimismo por el tendero cuando éste suma las compras que usted ha hecho en su establecimiento; o por el camarero que le sirve en el restaurante. Cuando cuelgue el teléfono ore durante unos breves momentos por la persona con la cual ha' estado hablando. Al cerrar una carta, pida por su destinatario. Mientras el pastor de su iglesia predica, ruegue a Dios que lo unja y lo utilice. Cuando un cantante cristiano in- terpreta alguna pieza musical en un culto, pida al Señ?r que lo bendiga y que honre su canción. Y al reparar en un titular de periódico, haga una "petición de bendición" por la persona que esta necesitada de ella. Interceder de este modo a lo largo del día es una forma maravillosa de orar sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17). CAPITULO 26 LA ORACION CONCERTADA Jesús prometió una bendición especial a aquellos que se reu- nieran en su nombre y se pusiesen de acuerdo en la oración (Mateo 18:19,20). Es perfectamente posible concordar con otros en las peticiones aunque nos separe una distancia de kilómetros y nuestra sola comunicación sea el correo o elteléfono, sin em- bargo, existen más probabilidades de ponernos de acuerdo con una o varias personas cuando nos reunimos con ellas para orar. Al interceder juntos de un modo habitual, los compañeros de oración desarrollan la capacidad de ponerse de acuerdo sobre lo que oran con mayor facilidad que otra gente no tan estre- chamente ligada en la intercesión. Las bendiciones de una oración concertada El acuerdo en la oración aumenta nuestra conciencia de la presencia de Dios. Teológicamente hablando, sabemos que Dios está siempre con nosotros, ya que es omnipresente, y que Cristo también lo está cuando nos reunimos en su nombre (Mateo 18:20). Sin embargo, al ponernos de acuerdo en la oración con otra persona, a menudo experimentamos una percepción espe- cial de la presencia divina: "Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticio- • 189 • CAMBIE EL MUNDO • 190 • nes que le hayamos hecho" (1 Juan 5:15). El acuerdo en la oración ayuda a aclarar la voluntad divina. Dios puede conceder una especial seguridad interior de su vo- luntad a alguno del grupo concertado en oración, y, por medio del mismo, a los demás. Cuando la compañía vuelve a reunirse en intercesión, otro tal vez perciba esa voluntad divina en un aspecto distinto de la necesidad de oración. A medida que el grupo sigue orando, el Espíritu Santo es capaz de unir a todos en un profundo consenso en cuanto al propósito y al deseo di- vinos: esta certeza unificada produce un estímulo y una con- vicción especiales respecto de la voluntad de Dios, una seguri- dad que puede superar las posibilidades del individuo que ora en solitario. El acuerdo en la oración ayuda a hacer más profundo el interés de cada uno de los miembros del grupo. En la comunión íntima de intercesión, cuando los corazones se armonizan en un orar concertado, Dios usa la profundidad del deseo de un alma para ahondar el hambre de las demás; y éstas, a su vez, pueden verse movidas a expresar su anhelo creciente en palabras o lágrimas por medio de las cuales Dios bendice a todo el con- junto. El deseo verdadero del corazón transmite un tremendo poder a la intercesión delante del Señor. El acuerdo en la oración ayuda a purificar nuestras peticio- nes. Cuando oramos, nos es posible estar inconscientemente -motivados por el interés propio u otras razones menos conve- nientes; sin embargo, al ponernos de acuerdo entre varios en cuanto a cómo orar, Dios refina, guía y purifica los motivos de todos. El acuerdo en la oración aumenta la fe y la confianza delante de Dios. Las situaciones en las cuales es necesaria la oración concertada, suelen ser aquellas en las que la perseverancia re- sulta esencial para obtener una respuesta completa. Jesús tenía gran interés en que sus seguidores aprendieran a perseverar en oración (Lucas 18:1). Cuando varias personas se ponen de acuerdo en sus peticiones, cada una representa un estímulo para las demás. El acuerdo en la oración trae bendición espiritual a todos los participantes. El concierto espiritual en la intercesión hace más LA ORACION CONCERTADA • 191 • profunda la comprensión mutua, la empatía y la comunión de todos los componentes del grupo; e igualmente es efectivo para fortalecer la unidad en el Espíritu (Efesios 4:3, 13). Los segui- dores de Cristo perseveraron en la oración durante diez días antes de que se derramase el Espíritu Santo en Pentecostés. ¿No era quizá necesaria aquella demora para que los discípulos disipasen sus mezquinas envidias y sus ambiciones egoístas y Dios pudiese enviar su Espíritu? La desunión es uno de los principales obstáculos para la oración en muchos casos, y la historia de los avivamientos en la Iglesia demuestra que una unidad profunda e impregnante en el Espíritu Santo puede lle- var a la renovación y la bendición espiritual. Cómo ponerse de acuerdo en la oración Al empezar a concertarnos en oración con uno o más cre- yentes, puede que descubramos que estamos de acuerdo en un aspecto específico de la necesidad; no obstante, a medida que buscamos el rostro de Dios, nuestro corazón empezará a entrar en una armonía más completa. He aquí una sugerencia de los pasos a dar: 1. Convengan en que Dios les ha dado una necesidad por la cual orar. 2. Pónganse de acuerdo para presentar dicha necesidad ante Dios en mutua solicitud y fe. 3. Convengan en que la motivación suprema que tienen al orar es la gloria de Dios. 4. Acuerden que aunque la petición sea expresada de un modo distinto por diferentes miembros del grupo, el "Amén" será unánime. 5. Convengan en reclamar una o más promesas de Dios que se apliquen a esta necesidad. 6. Acuerden en fe que Dios suplirá dicha necesidad. Con- vengan en que Dios ya ha estado obrando y lo hace en ese mo- mento, por medio del Espíritu Santo, para contestar su oración. 7. Pónganse de acuerdo en perseverar hasta que reciban la respuesta. 8. Convengan en orar juntos a determinada hora cada día, CAMBIE EL MUNDO • 192 • aunque quizá no siempre se reunan físicamente. 9. Pónganse de acuerdo en resistir a Satanás cuando .éste se oponga a la respuesta de Dios a su oración. Resistan firmes en la fe contra él, conviniendo en que, al hacerlo, Satanás tiene que huir (Santiago 4:7). 10. Convengan, según Dios los guíe, en atar al diablo en lo referente a esa situación (Mateo 12:29; 18:18-20). 11. Pónganse de acuerdo en dar a Dios toda la gloria cuando llegue la respuesta. Printed in U.S.A.
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