RUBIO: FILOSOFÍA DE LA LÓGICA.VARI ANTES DE L A L ÓGI CA MEXI CANA Wa l t e r R e d mo n d * R E L A C I O N E S 9 1 , V E R A N O 2 0 0 2 , V O L . X X I I I 1 9 NTRODUCCIÓN Quiero comentar algunos aspectos de las variantes de las ediciones sucesivas de la Lógica mexicana de Anto- nio Rubio. Después de esbozar el origen y publicación de la Lógica mexicana resumo las “cuestiones proemiales” concernientes a la filosofía de la lógica y de la ciencia y trazo el desarrollo de la opi- nión del autor sobre la estructura y el objeto de la Lógica. 1 Al final ofrez- co una breve reflexión. LA LÓGICA MEXICANA Origen El jesuita español Antonio Rubio llegó a la Nueva España en 1576 y en- señó filosofía por cuatro años y luego teología por doce. Para sorpresa I Antonio Rubio, jesuita español, escribió su lógica en el último de- cenio del siglo XVII y la llevó con otros manuscritos a España en 1600. La lógica fue impresa en Alcalá (1603) y fue aceptada como el texto oficial de la universidad en aquella ciudad. En su próxima edición de Colonia (1605) el libro fue apodado “la lógica mexica- na”. Tras quejas de los alumnos y profesores complutenses, Rubio publicó un compendio de su lógica en Valencia (1606), la cual vio al menos quince ediciones más en España, Francia, Alemania, In- glaterra, Italia y Polonia. Hizo cambios en la edición de Alcalá (1610) que no se encuentran en las ediciones posteriores. En el ar- tículo el autor revisa la historia de la obra, resume la doctrina so- bre la índole de la lógica y comenta los cambios que hizo el autor en la versión alcalaína final (lógica, filosofía escolástica, filosofía mexicana, filosofía latinoamericana, filosofía del Siglo de Oro, his- toria de la lógica, Universidad Complutense). *
[email protected] 1 Véase W. Redmond, “La Lógica mexicana de Antonio Rubio: una nota histórica”, Dianoia, 1982; y “Lógica y ciencia de la Lógica mexicana de Rubio”, Quipu, vol. 1, núm. 1, enero-abril, 1984, 55-82. R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA en Colonia. Pero un año antes (1604), se había hecho una edición no autorizada en Colonia y también en Frankfurt, Hamburgo y Venecia 4 La obra consistía en los apuntes de Gaspar Coelho, estudiante en Coimbra hacía 25 años. Los jesuitas descubrieron el fraude y repudiaron el libro. El tipógrafo de la Lógica mexicana asemejó la intromisión de la lógica de Coelho entre las obras conimbricenses al engaño de cierto bastardo en la antigüedad que, con nombre falso, se hizo pasar como miembro de una familia noble cerca del mar Báltico. El bastardo, así como la lógica “adulterina”, fue descubierto. Los jesuitas, dijo, “no la recono[cieron] como su” propia prole. Supuso correctamente que fue escrito rápida y descuidadamente por un “jovencito imperito”. Agregó que su editor era deshonrado al engañar así al comprador, y que los que aprobaron la obra eran entorpecidos por los vapores del norte, donde había apareci- do el bastardo. El tipógrafo esperaba que algún día la Lógica mexicana de Rubio reemplazaría la lógica espúrea de los conimbricenses; mientras tanto, dijo, ofrecía al lector la lógica de Rubio como sustituto, aprobada por expertos, digna de la sociedad de Jesús y ¡legítima! No fue la Lógica mexicana, sin embargo, la obra que reemplazó la lógica bastarda. 5 Versiones y ediciones Mientras tanto, los profesores y estudiantes de lógica en Alcalá se que- jaron de que el libro de Rubio fuese más largo de lo que pedía la antigua costumbre de la universidad”, y los “hombres muy graves y doctos” pi- dieron que preparara un compendio. Rubio, pese a que su “espíritu ya se apresurase a otros asuntos”, en efecto produjo una nueva edición que era la quinta parte de la obra original. La versión compendiada apareció por primera vez en Valencia (1606). Fue publicada al menos dos veces más (Cracovia 1608 y Colonia WAL T E R R E DMOND 2 0 2 1 de sus colegas, cuando ya frisaba en los 45 años, dejó la teologia y “vol- viéndose niño”, decidió “envejecerse” en la filosofía. 2 Hace exactamente 400 años comenzó a escribir un curso filosófico, constando de obras de lógica, física y metafísica, para la Universidad de Alcalá, donde había estudiado. Fue sorpresa porque eran los profesores jóvenes entonces los que escribían sobre la filosofía, para pasar luego a otras disciplinas más prestigiosas como la teología y el derecho. En 1600 Rubio fue enviado a Europa por la provincia mexicana, en parte para que pudiera publicar sus manuscritos. Su metafísica nunca fue impresa, probablemente porque los jesuitas ya tenían su metafísico “oficial” en Francisco Suárez, quien publicó sus famosas Disputaciones Metatifísicas antes del fin del siglo XIV. Rubio sí publicó una lógica y co- mentarios sobre la filosofia natural de Aristóteles: Física, Generación y corrupción, Sobre el alma y, después de su muerte (1615) apareció Cielo y mundo. Sus obras fueron publicadas más de cincuenta veces en siete pai- ses durante la primera mitad del siglo XVII. El motivo práctico de su proyecto era preparar un curso oficial que librara a los alumnos de la necesidad de apuntar en la clase. 3 Además, quería desarrollar una filosofia según la mente de santo Tomás de Aqui- no que se empalmara con la enseñanza de su teología. También quería criticar varias tesis “modernas” de autores que le parecían tener dema- siado “ardor de juventud” y “entusiasmo por los estudios reclentes”. Su lógica fue publicada en Alcalá (1603) y Colonia (1605), donde fue apodada “lógica mexicana”. Rubio fue declarado “autor propio” de la universidad de Alcalá y se impuso el uso de su libro en la clase. Sin em- bargo, no todos los profesores acataban la orden, y un segundo decreto fue emitido (1605) para confirmar el acuerdo original. El tipógrafo de la editorial alemana (Birckman) relacionó la Lógica mexicana al famoso curso filosófico de los jesuitas conimbricenses, de la Universidad de Coimbra. La lógica “oficial” de la colección fue publica- da en Coimbra en 1606, un año después de aparecer la Lógica mexicana 2 Usó estas expresiones en su prefacio al lector de la edición larga de la Lógica, Alcalá 1693, Colonia 1605. 3 Véase en su prólogo de la Lógica, Alcalá, 1603. 4 Friedrich Stegmuller, Filosofía e teología nas universidades de Coimbra e Evora no secu- lo XVI, Coimbra, 1959, pp. 96-98. 5 Stegmuller, p. 96: tomo 5 de los conimbricenses (Coimbra, 1606) “ed. Sebastianus de Couto: Petrus da Fonseca, In universam dialectica Aristotelis”. Fonseca publicó Institu- tionum dialecticarum libri octo (Lisboa, 1564). R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA en Colonia. Pero un año antes (1604), se había hecho una edición no autorizada en Colonia y también en Frankfurt, Hamburgo y Venecia 4 La obra consistía en los apuntes de Gaspar Coelho, estudiante en Coimbra hacía 25 años. Los jesuitas descubrieron el fraude y repudiaron el libro. El tipógrafo de la Lógica mexicana asemejó la intromisión de la lógica de Coelho entre las obras conimbricenses al engaño de cierto bastardo en la antigüedad que, con nombre falso, se hizo pasar como miembro de una familia noble cerca del mar Báltico. El bastardo, así como la lógica “adulterina”, fue descubierto. Los jesuitas, dijo, “no la recono[cieron] como su” propia prole. Supuso correctamente que fue escrito rápida y descuidadamente por un “jovencito imperito”. Agregó que su editor era deshonrado al engañar así al comprador, y que los que aprobaron la obra eran entorpecidos por los vapores del norte, donde había apareci- do el bastardo. El tipógrafo esperaba que algún día la Lógica mexicana de Rubio reemplazaría la lógica espúrea de los conimbricenses; mientras tanto, dijo, ofrecía al lector la lógica de Rubio como sustituto, aprobada por expertos, digna de la sociedad de Jesús y ¡legítima! No fue la Lógica mexicana, sin embargo, la obra que reemplazó la lógica bastarda. 5 Versiones y ediciones Mientras tanto, los profesores y estudiantes de lógica en Alcalá se que- jaron de que el libro de Rubio fuese más largo de lo que pedía la antigua costumbre de la universidad”, y los “hombres muy graves y doctos” pi- dieron que preparara un compendio. Rubio, pese a que su “espíritu ya se apresurase a otros asuntos”, en efecto produjo una nueva edición que era la quinta parte de la obra original. La versión compendiada apareció por primera vez en Valencia (1606). Fue publicada al menos dos veces más (Cracovia 1608 y Colonia WAL T E R R E DMOND 2 0 2 1 de sus colegas, cuando ya frisaba en los 45 años, dejó la teologia y “vol- viéndose niño”, decidió “envejecerse” en la filosofía. 2 Hace exactamente 400 años comenzó a escribir un curso filosófico, constando de obras de lógica, física y metafísica, para la Universidad de Alcalá, donde había estudiado. Fue sorpresa porque eran los profesores jóvenes entonces los que escribían sobre la filosofía, para pasar luego a otras disciplinas más prestigiosas como la teología y el derecho. En 1600 Rubio fue enviado a Europa por la provincia mexicana, en parte para que pudiera publicar sus manuscritos. Su metafísica nunca fue impresa, probablemente porque los jesuitas ya tenían su metafísico “oficial” en Francisco Suárez, quien publicó sus famosas Disputaciones Metatifísicas antes del fin del siglo XIV. Rubio sí publicó una lógica y co- mentarios sobre la filosofia natural de Aristóteles: Física, Generación y corrupción, Sobre el alma y, después de su muerte (1615) apareció Cielo y mundo. Sus obras fueron publicadas más de cincuenta veces en siete pai- ses durante la primera mitad del siglo XVII. El motivo práctico de su proyecto era preparar un curso oficial que librara a los alumnos de la necesidad de apuntar en la clase. 3 Además, quería desarrollar una filosofia según la mente de santo Tomás de Aqui- no que se empalmara con la enseñanza de su teología. También quería criticar varias tesis “modernas” de autores que le parecían tener dema- siado “ardor de juventud” y “entusiasmo por los estudios reclentes”. Su lógica fue publicada en Alcalá (1603) y Colonia (1605), donde fue apodada “lógica mexicana”. Rubio fue declarado “autor propio” de la universidad de Alcalá y se impuso el uso de su libro en la clase. Sin em- bargo, no todos los profesores acataban la orden, y un segundo decreto fue emitido (1605) para confirmar el acuerdo original. El tipógrafo de la editorial alemana (Birckman) relacionó la Lógica mexicana al famoso curso filosófico de los jesuitas conimbricenses, de la Universidad de Coimbra. La lógica “oficial” de la colección fue publica- da en Coimbra en 1606, un año después de aparecer la Lógica mexicana 2 Usó estas expresiones en su prefacio al lector de la edición larga de la Lógica, Alcalá 1693, Colonia 1605. 3 Véase en su prólogo de la Lógica, Alcalá, 1603. 4 Friedrich Stegmuller, Filosofía e teología nas universidades de Coimbra e Evora no secu- lo XVI, Coimbra, 1959, pp. 96-98. 5 Stegmuller, p. 96: tomo 5 de los conimbricenses (Coimbra, 1606) “ed. Sebastianus de Couto: Petrus da Fonseca, In universam dialectica Aristotelis”. Fonseca publicó Institu- tionum dialecticarum libri octo (Lisboa, 1564). WAL T E R R E DMOND 2 2 1609) antes de que fuera alterada por Rubio en la edición de Alcalá 1610. Estas “breves añadiduras insertadas en sus lugares” no se encuentran en las ediciones posteriores fuera de España”. 6 En realidad, la lógica vol- vió a publicarse una sola vez en España (Alcalá 1613), y ninguna de las obras de Rubio apareció en España después de 1620 (entre 1620 y 1624 casi la mitad de sus obras fueron publicadas al norte de los Pirineos). Nos referimos a estos tres textos así: 1) la versión larga (Alcalá 1603 y Colonia 1605): Ll. 2) la primera versión breve (Valencia 1606, etcétera): L2a 3) la versión breve “con añadiduras” (Alcalá 1610): L2b LAS CUESTIONES PROEMIALES En aquel tiempo, el curso de lógica “mayor”, impartido después de la lógica formal (“sumulas”) comenzó con una serie de cuestiones “proe- miales” sobre la naturaleza de la lógica misma. En la Lógica mexicana constan de seis cuestiones. Rubio tiene un interés especial por las cua- tro últimas, en las que demuestra bastante originalidad. R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA 2 3 Primera cuestión: la necesidad de la lógica Rubio pregunta en la primera cuestión si la lógica es necesaria para aprender una ciencia, y responde que sí, con tal que se trate de la cien- cia “sistematizada”. Para Rubio, ninguna ciencia, ni objetiva ni subjeti- vamente, es un montón de ideas sueltas, sino un complejo estructurado de proposiciones interrelacionadas (esta idea de la ciencia a veces se llama hoy “sistematismo”). Una ciencia es un sistema axiomático, una red de teoremas inferidos de otros enunciados, los cuales a la larga descansan sobre axiomas o principios. Segunda cuestión: cientificidad de la lógica La respuesta de la segunda cuestión, de si la lógica es ella misma una ciencia, es sí, porque tiene la misma estructuración encontrada en cual- guier ciencia. Tercera cuestión: lógica y ciencia En la tercera cuestión Se presupone la doctrina tradicional de que hay una lógica “docente” y “usante”, y se pregunta si la usante es una cien- cia. Rubio dice que la lógica es una ciencia con dos funciones: a) lógica “pura” (el término es mío), llamada “docente” o la lógica “como ciencia”: el estudio de la lógica en sí misma. b) “aplicada” (el término es mío): llamada “usante” o la lógica “como arte”: el uso de la lógica en la estructuración de otras ciencias. 7 Aquí Rubio sigue a Aristóteles, quien llamó a la lógica una “herra- mienta” intelectual. Al precisar las relaciones entre la lógica y la ciencia, desarrolla en la versión larga 8 una interesante filosofía de la ciencia. Dice que una cien- 6 Por ejemplo, las siguientes ediciones siguen la primera edición breve de Valencia de 1606: Colonia de 1615, París de 1615, Lyón de 1620, Colonia de 1621, Colonia de 1634, y Londres de 1641. La edición clave de Alcalá 1610 incorpora dos documentos de la edi- ción valenciana de 1605 que Rubio dirigió a la Universidad de Alcalá que fueron reim- presos varias veces antes y después, pero tiene mucho material prefatorio nuevo que no aparece en las ediciones posteriores fuera de España: (1) una “Provisión real, por la cual su majestad confirma el decreto de la universidad de Alcalá y manda se guarde” (1605) –no menciona la edición breve–, (2) permiso real para imprimir otra (después de la edi- ción valenciana de 1606 “en estos reinos de Castilla” (1610), (3) una tasa (1610), (4) erratas (1610), (5) una aprobación que menciona la edición valenciana 1606 (1609) y (6) la apro- bación (approbatio/jussu) del “doctor Tribaldos” (1610): “Por orden del consejo real supe- rior he leído estos comentarios a toda la dialéctica de Aristóteles con las breves añadidu- ras insertadas en sus lugares del padre doctor Antonio Rubio de la sociedad de Jesús [...]” 7 La cuestión 3 es dos veces más larga que las primeras dos juntas; parece original su combinación de las dos distinciones tradicionales lógica docente/usante y como cien- cia/arte. 8 Alcalá 1603, columnas 20-22. WAL T E R R E DMOND 2 2 1609) antes de que fuera alterada por Rubio en la edición de Alcalá 1610. Estas “breves añadiduras insertadas en sus lugares” no se encuentran en las ediciones posteriores fuera de España”. 6 En realidad, la lógica vol- vió a publicarse una sola vez en España (Alcalá 1613), y ninguna de las obras de Rubio apareció en España después de 1620 (entre 1620 y 1624 casi la mitad de sus obras fueron publicadas al norte de los Pirineos). Nos referimos a estos tres textos así: 1) la versión larga (Alcalá 1603 y Colonia 1605): Ll. 2) la primera versión breve (Valencia 1606, etcétera): L2a 3) la versión breve “con añadiduras” (Alcalá 1610): L2b LAS CUESTIONES PROEMIALES En aquel tiempo, el curso de lógica “mayor”, impartido después de la lógica formal (“sumulas”) comenzó con una serie de cuestiones “proe- miales” sobre la naturaleza de la lógica misma. En la Lógica mexicana constan de seis cuestiones. Rubio tiene un interés especial por las cua- tro últimas, en las que demuestra bastante originalidad. R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA 2 3 Primera cuestión: la necesidad de la lógica Rubio pregunta en la primera cuestión si la lógica es necesaria para aprender una ciencia, y responde que sí, con tal que se trate de la cien- cia “sistematizada”. Para Rubio, ninguna ciencia, ni objetiva ni subjeti- vamente, es un montón de ideas sueltas, sino un complejo estructurado de proposiciones interrelacionadas (esta idea de la ciencia a veces se llama hoy “sistematismo”). Una ciencia es un sistema axiomático, una red de teoremas inferidos de otros enunciados, los cuales a la larga descansan sobre axiomas o principios. Segunda cuestión: cientificidad de la lógica La respuesta de la segunda cuestión, de si la lógica es ella misma una ciencia, es sí, porque tiene la misma estructuración encontrada en cual- guier ciencia. Tercera cuestión: lógica y ciencia En la tercera cuestión Se presupone la doctrina tradicional de que hay una lógica “docente” y “usante”, y se pregunta si la usante es una cien- cia. Rubio dice que la lógica es una ciencia con dos funciones: a) lógica “pura” (el término es mío), llamada “docente” o la lógica “como ciencia”: el estudio de la lógica en sí misma. b) “aplicada” (el término es mío): llamada “usante” o la lógica “como arte”: el uso de la lógica en la estructuración de otras ciencias. 7 Aquí Rubio sigue a Aristóteles, quien llamó a la lógica una “herra- mienta” intelectual. Al precisar las relaciones entre la lógica y la ciencia, desarrolla en la versión larga 8 una interesante filosofía de la ciencia. Dice que una cien- 6 Por ejemplo, las siguientes ediciones siguen la primera edición breve de Valencia de 1606: Colonia de 1615, París de 1615, Lyón de 1620, Colonia de 1621, Colonia de 1634, y Londres de 1641. La edición clave de Alcalá 1610 incorpora dos documentos de la edi- ción valenciana de 1605 que Rubio dirigió a la Universidad de Alcalá que fueron reim- presos varias veces antes y después, pero tiene mucho material prefatorio nuevo que no aparece en las ediciones posteriores fuera de España: (1) una “Provisión real, por la cual su majestad confirma el decreto de la universidad de Alcalá y manda se guarde” (1605) –no menciona la edición breve–, (2) permiso real para imprimir otra (después de la edi- ción valenciana de 1606 “en estos reinos de Castilla” (1610), (3) una tasa (1610), (4) erratas (1610), (5) una aprobación que menciona la edición valenciana 1606 (1609) y (6) la apro- bación (approbatio/jussu) del “doctor Tribaldos” (1610): “Por orden del consejo real supe- rior he leído estos comentarios a toda la dialéctica de Aristóteles con las breves añadidu- ras insertadas en sus lugares del padre doctor Antonio Rubio de la sociedad de Jesús [...]” 7 La cuestión 3 es dos veces más larga que las primeras dos juntas; parece original su combinación de las dos distinciones tradicionales lógica docente/usante y como cien- cia/arte. 8 Alcalá 1603, columnas 20-22. R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA 2 5 Los términos son los constituyentes de los enunciados, éstos de las inferencias, y éstas de una red de demostraciones. La lógica maneja dos “metodologías” 12 respecto a los componentes: la una “resolutoria” (ana- lítica), cuando analiza o descompone las unidades en sus constituyen- tes, y la otra “compositoria” (sintética), cuando construye unidades de sus constituyentes: (análisis) (síntesis) resolución composición T (constituyentes para E) E (constituyentes para I) I (constituyentes para D) D La relación entre estos componentes es “ser constituyente para” o conversamente “constar/depender de”. Los componentes, pues, Se unen a través de tales relaciones y sus conversas (la relación conversa de “padre de” es “hijo de”). Por ejemplo: T “constituyente” E y E “cons- ta de” T. Para representar el meollo de la lógica, Rubio generaliza estas relaciones; en el siguiente esquema, C hace las veces de la relación “constar de” y “C las veces de su relación conversa “ser constituyente de”: Análisis (C) C Síntesis (“C) Cuestión quinta: teoría y praxis Rubio considera como importante contribución su tesis expuesta en la quinta cuestión, de si la lógica es una ciencia práctica o teórica. Dice en WAL T E R R E DMOND 2 4 cia (tanto lingüísticamente –sistema de signos– como objetivamente, es decir, las “cosas” a que se refieren) consta no sólo de los aportes de la ciencia misma sino también de la lógica. La fisica, por ejemplo, propor- ciona los contenidos (“cuerpo”, etcétera) y la estructura, e.d., las rela- ciones entre estos contenidos, incorporados en enunciados e inferencias. Pero es la lógica lo que contribuye con los aspectos inferenciales y mo- dales (necesidad). 9 Tenemos, pues, este esquema: (Física) aporta * el contenido * la estructura (Lógica) aporta * lo inferencial * lo necesario Cuestión cuarta: análisis y síntesis La cuarta cuestión era la tercera parte de la sección en L1, pero sólo la quinta parte en la breve. 10 En la cuestión se pregunta si los varios aspec- tos del quehacer lógico forman una unidad. La lógica trabaja con los procedimientos científicos 11 de identificar y clasificar las entidades rele- vantes, de formar enunciados en torno a ellas, y de organizar éstos en argumentaciones y demostraciones sistemáticas. Concibe la lógica apro- ximadamente, pues, como lo que hoy se llama a veces una “base” con cuatro componentes (incluimos abreviaturas): T: términos (vocabulario) E: enunciados (reglas de formación) I: “silogismos” o inferencias (reglas de consecuencia) D: demostraciones (modalidad, definición de teorema...) Física ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ » » « » 9 A propósito, en las dos ediciones (larga y breve) explica que no todas las ciencias pueden sistematizarse. La razón es que les falta el rasgo de la necesidad. Pero incluso en este caso, puede formarse una estructura axiomática y la lógica es tan válida como en las ciencias en el sentido propio (las que descansan sobre principios necesarios). 10 L1, 31%; L2a, 21%; L2b, 20%. 11 Modi/instrumenta sciendi, expresiones que remontan a tropos epistemes de Aristóteles (515A13). 12 Modi procedendi, Valencia 1606. R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA 2 5 Los términos son los constituyentes de los enunciados, éstos de las inferencias, y éstas de una red de demostraciones. La lógica maneja dos “metodologías” 12 respecto a los componentes: la una “resolutoria” (ana- lítica), cuando analiza o descompone las unidades en sus constituyen- tes, y la otra “compositoria” (sintética), cuando construye unidades de sus constituyentes: (análisis) (síntesis) resolución composición T (constituyentes para E) E (constituyentes para I) I (constituyentes para D) D La relación entre estos componentes es “ser constituyente para” o conversamente “constar/depender de”. Los componentes, pues, Se unen a través de tales relaciones y sus conversas (la relación conversa de “padre de” es “hijo de”). Por ejemplo: T “constituyente” E y E “cons- ta de” T. Para representar el meollo de la lógica, Rubio generaliza estas relaciones; en el siguiente esquema, C hace las veces de la relación “constar de” y “C las veces de su relación conversa “ser constituyente de”: Análisis (C) C Síntesis (“C) Cuestión quinta: teoría y praxis Rubio considera como importante contribución su tesis expuesta en la quinta cuestión, de si la lógica es una ciencia práctica o teórica. Dice en WAL T E R R E DMOND 2 4 cia (tanto lingüísticamente –sistema de signos– como objetivamente, es decir, las “cosas” a que se refieren) consta no sólo de los aportes de la ciencia misma sino también de la lógica. La fisica, por ejemplo, propor- ciona los contenidos (“cuerpo”, etcétera) y la estructura, e.d., las rela- ciones entre estos contenidos, incorporados en enunciados e inferencias. Pero es la lógica lo que contribuye con los aspectos inferenciales y mo- dales (necesidad). 9 Tenemos, pues, este esquema: (Física) aporta * el contenido * la estructura (Lógica) aporta * lo inferencial * lo necesario Cuestión cuarta: análisis y síntesis La cuarta cuestión era la tercera parte de la sección en L1, pero sólo la quinta parte en la breve. 10 En la cuestión se pregunta si los varios aspec- tos del quehacer lógico forman una unidad. La lógica trabaja con los procedimientos científicos 11 de identificar y clasificar las entidades rele- vantes, de formar enunciados en torno a ellas, y de organizar éstos en argumentaciones y demostraciones sistemáticas. Concibe la lógica apro- ximadamente, pues, como lo que hoy se llama a veces una “base” con cuatro componentes (incluimos abreviaturas): T: términos (vocabulario) E: enunciados (reglas de formación) I: “silogismos” o inferencias (reglas de consecuencia) D: demostraciones (modalidad, definición de teorema...) Física ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ » » « » 9 A propósito, en las dos ediciones (larga y breve) explica que no todas las ciencias pueden sistematizarse. La razón es que les falta el rasgo de la necesidad. Pero incluso en este caso, puede formarse una estructura axiomática y la lógica es tan válida como en las ciencias en el sentido propio (las que descansan sobre principios necesarios). 10 L1, 31%; L2a, 21%; L2b, 20%. 11 Modi/instrumenta sciendi, expresiones que remontan a tropos epistemes de Aristóteles (515A13). 12 Modi procedendi, Valencia 1606. R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA 2 7 1) teoría: propósito del modo resolutorio: “especular” sobre la índole de los procedimientos científicos y deducir atributos 2) praxis: propósito del modo compositorio: organizar los procesos mentales en procedimientos científicos. Tenemos pues este paralelismo entre los dos aspectos de la lógica: reducción metodología resolutoria (análisis – C) lógica práctica enseñanza metodología compositoria (síntesis – “C) lógica práctica “Las dos metodologías y los dos fines Se corresponden mutuamente y uno se relaciona a otro y al revés”; la lógica: 1) estudia la inferencia para componerla “perfectamente”. 2) enseña a componer la inferencia (por ejemplo) para especular sobre lo que es. Pero cada aspecto es parcial; la finalidad total (“adecuada”) de la ló- gica, consta de los dos juntos, y es el conocimiento perfecto del procedi- miento científico. He aquí un esquema de la lógica según Rubio: función “pura”: lógica docente = lógica como ciencia metodología C resolutoria = lógica teórica metodología “C compositoria = lógica práctica función “aplicada”: lógica usante = lógica como arte Cuestión sexta: objeto de la lógica En la sexta cuestión Rubio pregunta si el objeto de la lógica es algo real o racional. Responde que es racional y ofrece una explicación propia. WAL T E R R E DMOND 2 6 la versión breve que sus compañeros jesuitas Suárez y Vázquez la “si- guen” pero en la primera edición había escrito: “esta teoría, ideada hace tiempo por nosotros, la avalan últimamente el doctor Francisco Suárez y el doctísimo padre Gabriel Vázquez de nuestra sociedad...” 13 En efecto, la cuestión crece en tamaño relativo: en L1 representa la quinta parte del conjunto, en L2a un cuarto, y en L2b un tercio; al final ocupa más espacio que cualquier otra cuestión. 14 Al defender su respuesta de que la lógica es tanto práctica como es- peculativa, sigue desarrollando su tesis original sobre la naturaleza de la lógica. Considera que las metodologías C y “C (presentadas en la cuestión anterior) corresponden a los quehaceres generales de la lógica y a sus finalidades práctica y teórica. 15 Las dos tareas de la lógica, dice, son: 1) establecer estas reglas por demostración, “resolviendo las tesis has- ta sus constituyentes”. 16 2) entregar o “enseñar” a las (otras) ciencias las reglas de los procedi- mientos (por ejemplo: de la inferencia) en general, “explicando las partes de que deben estar compuestos”. Aestas tareas corresponden las metodologías: 1) tal reducción de las tesis a sus elementos es la metodología resoluto- ria (analisis –C) 2) tal enseñanza de realizar las procedimientos científicos es la meto- dología compositoria (síntesis – “C). Además, las dos metas de las metodologías “C y C corresponden a la distinción tradicional entre la lógica práctica y especulativa: 13 Colonia 1605, cl. 74; respectivamente: Disputaciones metafísicas, tm. 2, ds. 44 y co- mentario a la Suma Teológica (parte 1) de Aquino, tm. 1, ds. 9, nm.2. 14 19%, 24% y 31% respectivamente. 15 Véanse las “notas”, Valencia 1606, 8vB-9rB. 16 Literalmente “las conclusiones a sus primeros principios” ] ] R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA 2 7 1) teoría: propósito del modo resolutorio: “especular” sobre la índole de los procedimientos científicos y deducir atributos 2) praxis: propósito del modo compositorio: organizar los procesos mentales en procedimientos científicos. Tenemos pues este paralelismo entre los dos aspectos de la lógica: reducción metodología resolutoria (análisis – C) lógica práctica enseñanza metodología compositoria (síntesis – “C) lógica práctica “Las dos metodologías y los dos fines Se corresponden mutuamente y uno se relaciona a otro y al revés”; la lógica: 1) estudia la inferencia para componerla “perfectamente”. 2) enseña a componer la inferencia (por ejemplo) para especular sobre lo que es. Pero cada aspecto es parcial; la finalidad total (“adecuada”) de la ló- gica, consta de los dos juntos, y es el conocimiento perfecto del procedi- miento científico. He aquí un esquema de la lógica según Rubio: función “pura”: lógica docente = lógica como ciencia metodología C resolutoria = lógica teórica metodología “C compositoria = lógica práctica función “aplicada”: lógica usante = lógica como arte Cuestión sexta: objeto de la lógica En la sexta cuestión Rubio pregunta si el objeto de la lógica es algo real o racional. Responde que es racional y ofrece una explicación propia. WAL T E R R E DMOND 2 6 la versión breve que sus compañeros jesuitas Suárez y Vázquez la “si- guen” pero en la primera edición había escrito: “esta teoría, ideada hace tiempo por nosotros, la avalan últimamente el doctor Francisco Suárez y el doctísimo padre Gabriel Vázquez de nuestra sociedad...” 13 En efecto, la cuestión crece en tamaño relativo: en L1 representa la quinta parte del conjunto, en L2a un cuarto, y en L2b un tercio; al final ocupa más espacio que cualquier otra cuestión. 14 Al defender su respuesta de que la lógica es tanto práctica como es- peculativa, sigue desarrollando su tesis original sobre la naturaleza de la lógica. Considera que las metodologías C y “C (presentadas en la cuestión anterior) corresponden a los quehaceres generales de la lógica y a sus finalidades práctica y teórica. 15 Las dos tareas de la lógica, dice, son: 1) establecer estas reglas por demostración, “resolviendo las tesis has- ta sus constituyentes”. 16 2) entregar o “enseñar” a las (otras) ciencias las reglas de los procedi- mientos (por ejemplo: de la inferencia) en general, “explicando las partes de que deben estar compuestos”. Aestas tareas corresponden las metodologías: 1) tal reducción de las tesis a sus elementos es la metodología resoluto- ria (analisis –C) 2) tal enseñanza de realizar las procedimientos científicos es la meto- dología compositoria (síntesis – “C). Además, las dos metas de las metodologías “C y C corresponden a la distinción tradicional entre la lógica práctica y especulativa: 13 Colonia 1605, cl. 74; respectivamente: Disputaciones metafísicas, tm. 2, ds. 44 y co- mentario a la Suma Teológica (parte 1) de Aquino, tm. 1, ds. 9, nm.2. 14 19%, 24% y 31% respectivamente. 15 Véanse las “notas”, Valencia 1606, 8vB-9rB. 16 Literalmente “las conclusiones a sus primeros principios” ] ] R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA 2 9 2) Según la posición antigua, dice Rublo aludiendo a Aquino y otros, son relaciones no reales sino racionales (o “segundas intenciones”), porque tales propiedades como “ser sujeto” no convienen a “el hom- bre” en el enunciado “el hombre es animal racional” como el hombre es real, sino como forma parte del enunciado o proceso mental. La tesis de Rubio, pues, es que la lógica estudia: 1) algo “material”: los procesos mentales reales 2) algo “formal”, su enfoque específico: las relaciones racionales que convienen a los procesos (éstos en el sentido o del acto de relacionar que la mente ejerce al formar un enunciado o del estar-relacionados los constituyentes del enunciado). Tal relacionamiento o estar-relacionado es el enfoque exclusivo de la lógica. Otras ciencias como la psicología, dice, estudian otros aspectos de los procesos mentales. Pero volvemos a lo mismo: ¿qué son los procesos, los cuales la lógi- ca estudia “materialmente”? Rubio da su respuesta final en las añadidu- ras de la edición alcalaína de 1610. LOS CAMBIOS Las añadiduras de L2b sólo afectan estas dos últimas cuestiones. La última es la más interesante. Algunos alteraciones Notemos al pasar que Rubio cortó de la primera edición su discusión in- teresante en la tercera cuestión sobre cómo la lógica y se funden con una ciencia en una sola unidad subjetiva y objetiva. La doctrina seguramente no era imprescindible para sus estudiantes, los cuales en todo caso no se iban a especializar en la lógica. Pero advirtamos que no podemos li- mitarnos a la versión breve si queremos justipreciar el aporte de Rubio a la lógica. WAL T E R R E DMOND 2 8 El capítulo representa la cuarta parte de las cuestiones proemiales en las tres versiones. 17 “Remotamente”, dice Rubio, la lógica (con analogía a la metafísica) lo estudia todo; e.d., estudia todo lo que las (otras) ciencias estudian. Había una controversia sobre lo que la lógica estudia “proximamente”: los procedimientos científicos, los cuales son procesos mentales en los que se empotran conceptos. Y el enfoque especial de la lógica, como he- mos visto, el aspecto de los procesos que sólo la lógica estudia, son la relaciones entre los constituyentes de los procedimientos (como “ser su- jeto de”, “ser antecedente de”...) Generalizando, podemos ver la rela- ción lógica así: x R y donde “R” es sustituible por una relación lógica y “x” y “y” por los en- tes relacionados. Sería más preciso decir que la lógica estudia las propie- dades relacionales entre las “cosas” de los procesos mentales (si un hombre guarda la relación “ser padre de”, tiene la propiedad relacional de “ser padre de”). Pero, ¿qué son estos procesos y qué son estas propiedades relaciona- les? Rubio dice que los filósofos estaban de acuerdo en que los procesos no eran palabras (al menos principalmente). Rechaza, pues, lo que llama el nominalismo. Pero dado que no son palabras, ¿exactamente qué son? Había acuerdo también, dice, en que los procesos son entes de la mente. Pero hay dos tipos de tales entes, los cuales describe así: (1) pro- cesos mentales hechos directamente y adrede por la mente –por eso son reales– y (2) propiedades hechas “indirecta y accidentalmente”. Había controversia, dice, sobre lo que son estas propiedades indi- rectas y accidentales: 1) Los modernos creían que son un aspecto (por ejemplo, “ser sujeto”) de los procesos mentales convertidos (o convertibles) en procedi- mientos científicos. Serían, pues, reales, como los procesos mismos. Rubio rechaza esta doctrina, negando que las propiedades sean rea- les, porque no convienen a las cosas como éstas son en sí mismas. 17 L1, 23%; L2a, 24%; L2b, 22%. R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA 2 9 2) Según la posición antigua, dice Rublo aludiendo a Aquino y otros, son relaciones no reales sino racionales (o “segundas intenciones”), porque tales propiedades como “ser sujeto” no convienen a “el hom- bre” en el enunciado “el hombre es animal racional” como el hombre es real, sino como forma parte del enunciado o proceso mental. La tesis de Rubio, pues, es que la lógica estudia: 1) algo “material”: los procesos mentales reales 2) algo “formal”, su enfoque específico: las relaciones racionales que convienen a los procesos (éstos en el sentido o del acto de relacionar que la mente ejerce al formar un enunciado o del estar-relacionados los constituyentes del enunciado). Tal relacionamiento o estar-relacionado es el enfoque exclusivo de la lógica. Otras ciencias como la psicología, dice, estudian otros aspectos de los procesos mentales. Pero volvemos a lo mismo: ¿qué son los procesos, los cuales la lógi- ca estudia “materialmente”? Rubio da su respuesta final en las añadidu- ras de la edición alcalaína de 1610. LOS CAMBIOS Las añadiduras de L2b sólo afectan estas dos últimas cuestiones. La última es la más interesante. Algunos alteraciones Notemos al pasar que Rubio cortó de la primera edición su discusión in- teresante en la tercera cuestión sobre cómo la lógica y se funden con una ciencia en una sola unidad subjetiva y objetiva. La doctrina seguramente no era imprescindible para sus estudiantes, los cuales en todo caso no se iban a especializar en la lógica. Pero advirtamos que no podemos li- mitarnos a la versión breve si queremos justipreciar el aporte de Rubio a la lógica. WAL T E R R E DMOND 2 8 El capítulo representa la cuarta parte de las cuestiones proemiales en las tres versiones. 17 “Remotamente”, dice Rubio, la lógica (con analogía a la metafísica) lo estudia todo; e.d., estudia todo lo que las (otras) ciencias estudian. Había una controversia sobre lo que la lógica estudia “proximamente”: los procedimientos científicos, los cuales son procesos mentales en los que se empotran conceptos. Y el enfoque especial de la lógica, como he- mos visto, el aspecto de los procesos que sólo la lógica estudia, son la relaciones entre los constituyentes de los procedimientos (como “ser su- jeto de”, “ser antecedente de”...) Generalizando, podemos ver la rela- ción lógica así: x R y donde “R” es sustituible por una relación lógica y “x” y “y” por los en- tes relacionados. Sería más preciso decir que la lógica estudia las propie- dades relacionales entre las “cosas” de los procesos mentales (si un hombre guarda la relación “ser padre de”, tiene la propiedad relacional de “ser padre de”). Pero, ¿qué son estos procesos y qué son estas propiedades relaciona- les? Rubio dice que los filósofos estaban de acuerdo en que los procesos no eran palabras (al menos principalmente). Rechaza, pues, lo que llama el nominalismo. Pero dado que no son palabras, ¿exactamente qué son? Había acuerdo también, dice, en que los procesos son entes de la mente. Pero hay dos tipos de tales entes, los cuales describe así: (1) pro- cesos mentales hechos directamente y adrede por la mente –por eso son reales– y (2) propiedades hechas “indirecta y accidentalmente”. Había controversia, dice, sobre lo que son estas propiedades indi- rectas y accidentales: 1) Los modernos creían que son un aspecto (por ejemplo, “ser sujeto”) de los procesos mentales convertidos (o convertibles) en procedi- mientos científicos. Serían, pues, reales, como los procesos mismos. Rubio rechaza esta doctrina, negando que las propiedades sean rea- les, porque no convienen a las cosas como éstas son en sí mismas. 17 L1, 23%; L2a, 24%; L2b, 22%. R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA 3 1 Con la primera añadidura de la cuestión sexta (L2a10 p. 22B) quiere Rubio desambiguar “proceso” (operatio). La lógica no estudia conceptos o procesos psíquicos en sí mismos, sino lo que significan “naturalmen- te”, así como tampoco estudian las palabras “según su entidad real de sonido y articulación”, las cuales sólo significan convencionalmente” las cosas que la lógica estudia. Esquema: signos lo significado naturales: conceptos/procesos cosas convencionales: palabras La “materia” de la lógica, pues, no es el lenguaje artificial (nomina- lismo), ni tampoco el “lenguaje mental” natural, psíquico (conceptualis- mo, psicologismo). Su tesis es ahora que la lógica tiene como objeto: 1) algo material: no los procesos mentales formados en procedimientos científicos, sino las cosas u objetos significados por estos procesos: los conceptos objetivos o “los procesos por razón de sus significa- dos”. 2) algo formal (el enfoque especial de la lógica): la relación o propiedad relacional, la cual es “un ente racional que la mente asigna a las co- sas significadas por las palabras y los conceptos”. La propiedad no es real, porque no conviene realmente a la cosa a que la mente lo asigna. Cuando alguien dice que “el hombre” es el sujeto de un enunciado, la propiedad de ser sujeto, dice Rubio, “no pone nada real en el hombre”. Sin embargo, dice, tal accidente tiene un “fun- WAL T E R R E DMOND 3 0 Rubio deja intacta toda la quinta cuestión en L2a, pero en L2b hace una añadidura (p. 18B) para rechazar una tesis que surgió más tarde en la Compañia. 18 “Ciertos modernos de los nuestros”, dice, sostuvieron que la lógica es esencialmente teórica en sí misma y práctica sólo acci- dentalmente, e.d, por cuanto su uso depende de la voluntad del lógico. Rubio dice que esta tesis presupone una falsedad: que la praxis no es más que una cuestión de voluntades. En realidad, dice con bastante sensatez, la lógica es tanto teórica como práctica en sí misma pues el co- nocimiento de la lógica –si se usa o no se usa– es práctico. Y según su teoría evidententemente, la practicalidad pertenece esencialmente a la lógica, pues no es sino la síntesis, la relación conversa del análisis. Por lo tanto rechaza dos definiciones “vulgares” de la lógica teórica; *si se detiene en el estudlo sin pasar a la “operación” *si el estudio es para sí misma y no para la “operación”. Cuestión sexta En L2b Rubio altera la sexta cuestión más que la quinta; no sólo hizo añadiduras, sino que suprimió varios pasajes. 19 Los cambios muestran que Rubio llegó a rechazar no sólo el nominalismo, sino también, más resuéltamente, el conceptualismo o psicologismo. Nueva formulación Hace esta revisión adaptando en la edición complutense de 1610 la doc- trina del “concepto objeto”, común hacia fines del siglo XVI: * el concepto subjetivo (o formal) es un aspecto del proceso mental de una sola persona (es su “propiedad privada”); puede concebirse como perteneciente al “cuerpo” (procesos neurológicos) o a la “mente” (actividades del entendimiento). * el concepto objetivo es contenido del concepto subjetivo. 20 18 La añadidura del capítulo 5 es de 141 renglones en mi traducción española. 19 En la traducción hay 115 renglones añadidos y 126 cortados. 20 Por ejemplo, F. Suárez, Disputationes Metaphysicae (Hildesheim, 1886), p. 64, lo des- cribe así: Dizque el concepto formal es el acto mismo o (viene a ser lo mismo) la palabra por la que el entendimiento concibe alguna cosa o una noción común. Se dice “concep- to” porque es como la prole de la mente y “formal” a porque es la última forma de la mente o lo que representa la cosa conocida formalmente a la mente, o porque realmente es el término intrínseco y formal de la concepción mental. En esto difiere del concepto objetivo, por así decirlo. Se dice que el concepto objetivo es la cosa o noción conocida o representada propia e inmediatamente a través del conceplo formal”. [ R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA 3 1 Con la primera añadidura de la cuestión sexta (L2a10 p. 22B) quiere Rubio desambiguar “proceso” (operatio). La lógica no estudia conceptos o procesos psíquicos en sí mismos, sino lo que significan “naturalmen- te”, así como tampoco estudian las palabras “según su entidad real de sonido y articulación”, las cuales sólo significan convencionalmente” las cosas que la lógica estudia. Esquema: signos lo significado naturales: conceptos/procesos cosas convencionales: palabras La “materia” de la lógica, pues, no es el lenguaje artificial (nomina- lismo), ni tampoco el “lenguaje mental” natural, psíquico (conceptualis- mo, psicologismo). Su tesis es ahora que la lógica tiene como objeto: 1) algo material: no los procesos mentales formados en procedimientos científicos, sino las cosas u objetos significados por estos procesos: los conceptos objetivos o “los procesos por razón de sus significa- dos”. 2) algo formal (el enfoque especial de la lógica): la relación o propiedad relacional, la cual es “un ente racional que la mente asigna a las co- sas significadas por las palabras y los conceptos”. La propiedad no es real, porque no conviene realmente a la cosa a que la mente lo asigna. Cuando alguien dice que “el hombre” es el sujeto de un enunciado, la propiedad de ser sujeto, dice Rubio, “no pone nada real en el hombre”. Sin embargo, dice, tal accidente tiene un “fun- WAL T E R R E DMOND 3 0 Rubio deja intacta toda la quinta cuestión en L2a, pero en L2b hace una añadidura (p. 18B) para rechazar una tesis que surgió más tarde en la Compañia. 18 “Ciertos modernos de los nuestros”, dice, sostuvieron que la lógica es esencialmente teórica en sí misma y práctica sólo acci- dentalmente, e.d, por cuanto su uso depende de la voluntad del lógico. Rubio dice que esta tesis presupone una falsedad: que la praxis no es más que una cuestión de voluntades. En realidad, dice con bastante sensatez, la lógica es tanto teórica como práctica en sí misma pues el co- nocimiento de la lógica –si se usa o no se usa– es práctico. Y según su teoría evidententemente, la practicalidad pertenece esencialmente a la lógica, pues no es sino la síntesis, la relación conversa del análisis. Por lo tanto rechaza dos definiciones “vulgares” de la lógica teórica; *si se detiene en el estudlo sin pasar a la “operación” *si el estudio es para sí misma y no para la “operación”. Cuestión sexta En L2b Rubio altera la sexta cuestión más que la quinta; no sólo hizo añadiduras, sino que suprimió varios pasajes. 19 Los cambios muestran que Rubio llegó a rechazar no sólo el nominalismo, sino también, más resuéltamente, el conceptualismo o psicologismo. Nueva formulación Hace esta revisión adaptando en la edición complutense de 1610 la doc- trina del “concepto objeto”, común hacia fines del siglo XVI: * el concepto subjetivo (o formal) es un aspecto del proceso mental de una sola persona (es su “propiedad privada”); puede concebirse como perteneciente al “cuerpo” (procesos neurológicos) o a la “mente” (actividades del entendimiento). * el concepto objetivo es contenido del concepto subjetivo. 20 18 La añadidura del capítulo 5 es de 141 renglones en mi traducción española. 19 En la traducción hay 115 renglones añadidos y 126 cortados. 20 Por ejemplo, F. Suárez, Disputationes Metaphysicae (Hildesheim, 1886), p. 64, lo des- cribe así: Dizque el concepto formal es el acto mismo o (viene a ser lo mismo) la palabra por la que el entendimiento concibe alguna cosa o una noción común. Se dice “concep- to” porque es como la prole de la mente y “formal” a porque es la última forma de la mente o lo que representa la cosa conocida formalmente a la mente, o porque realmente es el término intrínseco y formal de la concepción mental. En esto difiere del concepto objetivo, por así decirlo. Se dice que el concepto objetivo es la cosa o noción conocida o representada propia e inmediatamente a través del conceplo formal”. [ R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA 3 3 Aquí las claves “{}” indican tales significados, e.d., los conceptos obje- tivos. Pero tal enunciado ¿es verdadero? Rubio dijo que sí, y por esto tam- bién tenía que sostener que, a diferencia de las primeras dos interpreta- ciones, los elementos {el hombre} y (animal racional) son lo mismo, es decir que estos conceptos objetivos son uno. Dijo textualmente (p. 16B): “Los conceptos objetivos hombre y animal racional no son realmente distintos. Por lo tanto ninguna relación entre ellos puede ser real, y por ende cualquier relación que la lógica considera entre ellos no será real sino racional”. Rubio tiene que decir que estos conceptos objetivos no son lo mismo porque si son distintos, el enunciado sería tan falso como los primeross dos. En realidad, Los conceptos objetivos {el hombre} y {animal racional} son distintos, porque evidentemente representan distintos significados o contenidos. Cuando digo “el hombre es animal racional”, no quiero decir que el sujeto y el predicado tienen el mismo sentido. Rubio no puede sino admitir esto. ¿Cómo interpretar, pues, lo que dice? Quizás hay que interpretarlo en el siguiente sentido. Cuando dice que los conceptos objetivos “no son realmente distintos”, podemos to- mar la palabra “realmente” como la clave. Rubio tiene razón si quiere decir que mientras que tanto las palabras “el hombre” y “animal racio- nal” como los conceptos subjetivos <el hombre> y <animal racional> son signos de los correspondientes conceptos objetivos, su referencia es a las “cosas reales”. Usando, pues, un esquema que representa la semántica escolástica 22 podemos resumir toda la discusión WAL T E R R E DMOND 3 2 damento” en las cosas, “como conocida y ordenada por la mente”. Rubio insertó un tratado especial sobre el ente racional después del capítulo sobre la universalidad. Argumento Es interesante el argumento que ofrece Rubio para probar que las rela- ciones lógicas no tocan los constituyentes del proceso mental sino los contenidos que representan. Utiliza un paralelismo entre los dos siste- mas simbólicos los cuales llama el “natural” y el “convencional”. No es del todo claro, pero probablemente el convencional incluye, además del lenguaje escrito y oral, lo que corresponde a las “lenguas” (español, la- tín...) 21 en la mente. La significación que llama “natural” es a todas luces el proceso psíquico que pertenece a un ser humano particular, sin tener su lengua en cuenta. Al decir (escribir o pensar): el hombre es animal racional, aclara Ru- bio, no queremos decir: 1) “el hombre” es “animal racional”. Las comillas aquí indican las ex- presiones orales y/o escritas (y/o pensadas); este es el nivel lingüís- tico convencional. El enunciado es falso, porque las frases tienen le- tras (sonidos...) distintas. 2) <el hombre> es <animal racional> Las claves “< >” indican conceptos subjetivos “privados” (de una sola persona); este es el nivel mental o psíquico (lenguaje natural). Este enunciado también es falso, porque las frases entre claves representan distintas procesos psíquicos (dos actividades neurológicas distintas...) Por tanto, hay que tomar el enunciado “no para palabras... ni con- ceptos, sino para los significados de los conceptos”; (L2b, p. 26A). Esta es la interpretación que Rubio quiere: {el hombre} es {animal racional}. 21 Hoy, “lenguaje natural” se refiere generalmente a las lenguas históricas: español, latín, etcétera. 22 Véase Walter Redmond y Mauricio Beuchot, La lógica mexicana en el siglo de oro, UNAM, 1985, p. 87. R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA 3 3 Aquí las claves “{}” indican tales significados, e.d., los conceptos obje- tivos. Pero tal enunciado ¿es verdadero? Rubio dijo que sí, y por esto tam- bién tenía que sostener que, a diferencia de las primeras dos interpreta- ciones, los elementos {el hombre} y (animal racional) son lo mismo, es decir que estos conceptos objetivos son uno. Dijo textualmente (p. 16B): “Los conceptos objetivos hombre y animal racional no son realmente distintos. Por lo tanto ninguna relación entre ellos puede ser real, y por ende cualquier relación que la lógica considera entre ellos no será real sino racional”. Rubio tiene que decir que estos conceptos objetivos no son lo mismo porque si son distintos, el enunciado sería tan falso como los primeross dos. En realidad, Los conceptos objetivos {el hombre} y {animal racional} son distintos, porque evidentemente representan distintos significados o contenidos. Cuando digo “el hombre es animal racional”, no quiero decir que el sujeto y el predicado tienen el mismo sentido. Rubio no puede sino admitir esto. ¿Cómo interpretar, pues, lo que dice? Quizás hay que interpretarlo en el siguiente sentido. Cuando dice que los conceptos objetivos “no son realmente distintos”, podemos to- mar la palabra “realmente” como la clave. Rubio tiene razón si quiere decir que mientras que tanto las palabras “el hombre” y “animal racio- nal” como los conceptos subjetivos <el hombre> y <animal racional> son signos de los correspondientes conceptos objetivos, su referencia es a las “cosas reales”. Usando, pues, un esquema que representa la semántica escolástica 22 podemos resumir toda la discusión WAL T E R R E DMOND 3 2 damento” en las cosas, “como conocida y ordenada por la mente”. Rubio insertó un tratado especial sobre el ente racional después del capítulo sobre la universalidad. Argumento Es interesante el argumento que ofrece Rubio para probar que las rela- ciones lógicas no tocan los constituyentes del proceso mental sino los contenidos que representan. Utiliza un paralelismo entre los dos siste- mas simbólicos los cuales llama el “natural” y el “convencional”. No es del todo claro, pero probablemente el convencional incluye, además del lenguaje escrito y oral, lo que corresponde a las “lenguas” (español, la- tín...) 21 en la mente. La significación que llama “natural” es a todas luces el proceso psíquico que pertenece a un ser humano particular, sin tener su lengua en cuenta. Al decir (escribir o pensar): el hombre es animal racional, aclara Ru- bio, no queremos decir: 1) “el hombre” es “animal racional”. Las comillas aquí indican las ex- presiones orales y/o escritas (y/o pensadas); este es el nivel lingüís- tico convencional. El enunciado es falso, porque las frases tienen le- tras (sonidos...) distintas. 2) <el hombre> es <animal racional> Las claves “< >” indican conceptos subjetivos “privados” (de una sola persona); este es el nivel mental o psíquico (lenguaje natural). Este enunciado también es falso, porque las frases entre claves representan distintas procesos psíquicos (dos actividades neurológicas distintas...) Por tanto, hay que tomar el enunciado “no para palabras... ni con- ceptos, sino para los significados de los conceptos”; (L2b, p. 26A). Esta es la interpretación que Rubio quiere: {el hombre} es {animal racional}. 21 Hoy, “lenguaje natural” se refiere generalmente a las lenguas históricas: español, latín, etcétera. 22 Véase Walter Redmond y Mauricio Beuchot, La lógica mexicana en el siglo de oro, UNAM, 1985, p. 87. R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA 3 5 En los cambios que hizo en la parte de su lógica que hemos exami- nado, Rubio se manifiesta sensible tanto a las necesidades de la ense- ñanza de la lógica (hizo una revisión completa de su lógica a petición de la Universidad de Alcalá) como a las peripecias de la filosofía de su tiempo (tenía afán incorporar “lo último” en su obra). WAL T E R R E DMOND 3 4 HOMBRE ANIMAL RACIONAL ABSTRACCIONES (conceptos objetivos) COSAS REALES CONCRETAS Conceptos subjetivos Palabras el animal hombre racional (Sócrates) ENUNCIADOS 1 el hombre es animal racional 2 “el hombre” es “animal racional” 3 <el hombre> es <animal racional> 4 {el hombre} es {animal racional} Las flechas de astil sólido indican la referencia (denotación; supposi- tio en la escolástica); las flechas de astil quebrado indican el sentido (connotación; significatio en la escolástica) 23 En el enunciado 4, coinciden referencia y sentido. La referencia de 1 (y 3) se llama “suppositio perso- nal”, de 2 “material”, y de 4 “simple”. REFLEXIÓN Si penetramos las dificultades de su lenguaje, veremos que Rubio está trabajando en las mismas áreas de filosofia de la lógica y filosofia de la ciencia contemporáneas, y que presupone, en general, una problemáti- ca y una metodología no lejos de las nuestras. > > > > > • • • • < < < < < 23 No se indica el sentido de 2 y 3. ◆ ◆ ◆ R UBI O: F I L OSOF Í A DE L A L ÓGI CA 3 5 En los cambios que hizo en la parte de su lógica que hemos exami- nado, Rubio se manifiesta sensible tanto a las necesidades de la ense- ñanza de la lógica (hizo una revisión completa de su lógica a petición de la Universidad de Alcalá) como a las peripecias de la filosofía de su tiempo (tenía afán incorporar “lo último” en su obra). WAL T E R R E DMOND 3 4 HOMBRE ANIMAL RACIONAL ABSTRACCIONES (conceptos objetivos) COSAS REALES CONCRETAS Conceptos subjetivos Palabras el animal hombre racional (Sócrates) ENUNCIADOS 1 el hombre es animal racional 2 “el hombre” es “animal racional” 3 <el hombre> es <animal racional> 4 {el hombre} es {animal racional} Las flechas de astil sólido indican la referencia (denotación; supposi- tio en la escolástica); las flechas de astil quebrado indican el sentido (connotación; significatio en la escolástica) 23 En el enunciado 4, coinciden referencia y sentido. La referencia de 1 (y 3) se llama “suppositio perso- nal”, de 2 “material”, y de 4 “simple”. REFLEXIÓN Si penetramos las dificultades de su lenguaje, veremos que Rubio está trabajando en las mismas áreas de filosofia de la lógica y filosofia de la ciencia contemporáneas, y que presupone, en general, una problemáti- ca y una metodología no lejos de las nuestras. > > > > > • • • • < < < < < 23 No se indica el sentido de 2 y 3. ◆ ◆ ◆