Vittorio Guidano



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Vittorio Guidano.- Nacido en Roma el 4 de Agosto de 1944, se doctoró en Medicina y Cirugía en Universidad de Roma “La Sapienza” en 1969, obtiene su especialización en Neuropsiquiatría en la Universidad de Pisa en 1972. Durante su trabajo como investigador de la conducta humana y con su incesante deseo de separarse de teorías reduccionistas, específicamente del conductismo, intentó desarrollar modelos explicativos acerca del comportamiento humano sumando a lo netamente sensorial lo referente a lo perceptivo y como actúa en la organización que hace el individuo de la realidad. Para realizar este acercamiento a nuevas formas de plantar el fenómeno del acercamiento del individuo hacia la realidad que le rodea, Guidano realiza investigaciones desde el área de la epistemología, logrando a través de su carrera moverse en varios cambios paradigmáticos para explicar la forma en que observamos e interactuamos con la realidad. Para Guidano el individuo va evolucionando adaptándose al ambiente, organizando sus procesos cognitivos de manera activa, de forma en que influyen la formación activa de expectativas, de hipótesis y de teorías que guían, a su vez, tanto la acción como la percepción, construyendo el conocimiento individual del mundo. Para realizar una revisión histórica sobre el trabajo de Guidano, debemos desde un comienzo que este es un investigador que no siguió con una línea de análisis para dar explicación a las interrogantes que se planteaba, y verlo más como una persona de inquieta curiosidad que para lograr sentir acabado su trabajo explicativo, pasó por una serie de teorías que se basaban en no menos cantidad de autores anteriores, desde una relectura de Piaget, la cercanía de pensamiento filosófico kantiano, tomando de la teoría cibernética de primer y segundo orden, sistémica, a Maturana y la autopoiesis, teorías del apego de Bowlby, y un extenso etc., pero es con este último autor con el que crea junto a Liotti, la explicación acerca de la conducta que revisamos en el presente ensayo, y que es la organización cognitiva, estos sustentos teóricos, delinearon el concepto de Organización Cognitiva que constituye una contribución teórica original y distintiva de la escuela italiana, bajo la forma de “organización de la estructura cognitiva personal”. Estas organizaciones son descritas como estructuras con una identidad personal con dos ejes, la actitud hacia sí mismo (eje interno) y la actitud hacia la realidad (eje externo), siendo el apego la matriz que permite comprender cómo se construyen ambos ejes de conocimiento. Guidano y Liotti realizaron estudios sobre conductas de pacientes clínicos, posteriormente examinaron las estructuras cognitivas (refiriéndose a estas como patrones comportamentales basados en elementos organizadores del pensamiento), y que se encuentran a la base de la regulación de dichos patrones comportamentales. Lograron relacionar en sus estudios, secuencias complejas de conducta, y gracias al análisis acerca de estos esquemas, establecieron relaciones entre dichos comportamientos con el ambiente en el que se realizan y, especialmente, con “las imágenes, expectativas, convicciones, relaciones entre procesos cognitivos y emociones, valoraciones y diálogos internos asociados a aquellas conductas” (Moltedo, 2008). En palabras de Liotti (2006): “Después que PCDE fue publicado en 1983, Vittorio y yo seguimos trayectorias distintas. Vittorio continuó con la exploración de los procesos cognoscitivos que caracterizan la identidad personal, iniciada en este libro. A través de una originalísima conceptualización del sí mismo entendido como un proceso autopoyético complejo, Vittorio llegó a formular una versión de la psicoterapia que llamó “postracionalista”. Entre los trastornos psicopatológicos no tratados en este libro, la atención de Vittorio terminó concentrándose sobre la esquizofrenia. En toda su obra posterior a la publicación de PCDE, los resultados de la investigación empírica más reciente sobre el apego tienen una influencia relativamente modesta. Contrariamente, yo he continuado dedicándome básicamente a las aplicaciones clínicas de la investigación sobre el apego, que iban progresivamente extendiéndose al gran tema del apego desorganizado (aún no identificado en la época de la colaboración con Vittorio)” Moltedo afina lo que considera la definición que entrega Guidano para Estructura Cognitiva definiéndola como “las reglas que actúan como elementos organizadores de pensamiento y que coordinan la evolución, la calidad y la dirección de un sistema de representación, dotándolo de estabilidad interna, volviéndolo un estilo representativo” (Moltedo, 2008). Así, en el texto de 1987, Guidano concibió a la Organización Cognitiva Personal, como un concepto que engloba una “organización específica de los procesos de conocimiento personales que gradualmente emergen a lo largo del curso del desarrollo individual” (Guidano, 1987, p.91). Guidano y Liotti establecieron los criterios para distinguir a las organizaciones cognitivas, e hipotetizar sobre el origen de las diferencias individuales, definiendo que estas se hallan en los diversos devenires del desarrollo (de acuerdo a lo observado en un estudio etiopatogénico), en el cual llegaron a describir los aspectos estructurales, las características cognitivas, emotivas, comportamentales y los procesos estratégicos de tratamiento de cuatro modalidades de organización del conocimiento, las cuales presentarían “distorsiones cognitivas”. Estas fueron agrupadas de acuerdo a los síndromes o diagnósticos principales que encontraron en su práctica clínica, es decir, organización fóbica (FOB), obsesiva (OBS), depresiva (DEP) y aquella específica de los trastornos alimenticios psicógenos (DAP). Es de gran importancia que Guidano establece que estas organizaciones cognitivas no son estáticas, sino más bien hacen referencia a un estado temporal del individuo y este se moverá de una a otra según las diferentes experiencias a las que se vea enfrentado, las que a su vez modificaran los elementos estructurales, creando multiciclos experenciales. Así también vale aclarar que estas organizaciones cognitivas no se relacionan con un estado patológico, sino que las respuestas comportamentales, los patrones comportamentales están relacionados con estas, siendo la respuesta en sí, observada individualmente, la que potencialmente podrá ser definida como patológica o sana. A continuación nos enfocaremos en la organización cognitiva relacionada a los trastornos alimenticios psicógenos, pero partiremos por explicar lo relacionado a la organización de significado personal u OSP. Arciero explica: “alejándose cada vez más de una práctica de estampa cognitivo- conductual tradicional, Guidano pone como fundamento de la Organización de Significado Personal el dominio emotivo, como aspecto que más que cualquier otro, da el sentido de unicidad personal y continuidad histórica que nos caracteriza como seres humanos” (Arciero et al., 2005, p. 26). Las cuatro organizaciones de significado personal se pueden explicar como una configuración coherente de la actividad cognitiva, motora y emotiva-afectiva; estas representan cuatro categorías básicas o cuatro dimensiones de significado personal de los individuos, que corresponden a las diferentes formas de ordenamiento de la experiencia. Estas tendrían su origen en una configuración vincular particular, adquirida durante la formación primaria o primitiva del desarrollo ontológico del individuo, y en un ensamblaje específico de escenas y escritos nucleares, que a lo largo del desarrollo de la existencia. Estos significados serán la expresión de una construcción subjetiva, de distinciones personales, que irán dando lugar a diferentes reordenamientos del mundo y de un continuo flujo de la propia experiencia. La organización de significado personal entonces, podemos entenderla como un sistema de ordenamiento de la experiencia inmediata en un proceso idiosincrásico de ordenar, agrupar y combinar las diferentes tonalidades emotivas básicas que se entrelazan con el sistema explicativo haciendo consistente esta experiencia con una imagen explícita positiva de sí mismo de modo de dar coherencia al sistema total y permitir su viabilidad (Pag. 167, Zagmutt. 2003). La Organización de Significado Personal Dápica, Los Trastornos Alimenticios Psicógenos (DAP) El tema central común para todos los trastornos clínicos comprendidos en lo que Guidano llama Organización de Significado Personal de Desordenes Alimenticios (Osp. DAP), es la presencia de un sentido de si mismo muy borroso e indefinido que surge de la ambigüedad de los vínculos tempranos y que se puede estabilizar solamente estableciendo una relación sobre involucrada y no diferenciada con una figura de referencia absoluta generando un significado personal alrededor de un sentido indefinido de inefectividad personal, oscilando entre la necesidad de confirmación de los significativos y el temor a ser invadido o desconfirmado por estos mismos. El aspecto central para comprender los desbalances de la OSP DAP es la excesiva vulnerabilidad a los juicios externos y la estructura de las diversas estrategias tácitamente utilizadas para manejar las perturbaciones emotivas gatilladas en los desbalances en el control de los juicios externos que amenazan el sentido de si mismo establecido. Los eventos críticos gatilladores de los desbalances clínicos en los DAP son de dos fuentes: O bien experiencias de decepción de la figura de referencia o bien la aparición de situaciones de exposición social que rompan el equilibrio entre la necesidad absoluta de aprobación externa y el miedo de ser invadido o desconfirmado por los otros significativos. El rango de trastornos clínicos que pueden explicarse por esta modalidad común de organización de la experiencia es extremadamente vasto, a diferencia de las otras tres OSP. Los investigadores encontraron que tras el tema de los DAP había mucho más que una problemática de alimentación y que los trastornos alimenticios son solo algunas de las modalidades de desbalance que pueden sufrir las personas que pertenecen a este modo de organizar la experiencia. Usualmente salvo excepciones los trastornos clásicos, como anorexia, bulimia y obesidad psicógenas se presentan casi exclusivamente en mujeres. A menudo la presencia de un trastorno alimenticio en hombres, en particular el cuadro anoréxico ocurre casi únicamente en homosexuales. La misma modalidad de significado personal se observa en los hombres pero bajo la forma de problemas sexuales, sociales y laborales principalmente, y para ambos sexos todos los temas que se conectan con el rendimiento. El aspecto principal en esta organización es la dificultad estructural de estas personas para diferenciarse de una referencia externa. El camino evolutivo que sigue una persona para llegar a tener este tipo de OSP sigue una línea común. Los vínculos tempranos de estas personas se caracterizan por una madre ambigua y contradictoria que oscila en su actitud hacia el niño. Esta oscilación de la figura de referencia interfiere con la necesidad del niño de tener un sentido estable y definido de sí mismo. De este modo su única viabilidad es adherir completamente a las expectativas de la madre, momento a momento en un vínculo enmarañado en el que el niño no tiene la opción de un sentido autónomo y diferenciado de sí. Posteriormente un estilo familiar que le redefine constantemente criterios, emociones y sentimientos le confirma tácitamente al niño la viabilidad de su estilo. Este tipo de familia no admite criterios autónomos de tal modo que coincidir con el otro es la única forma de amor posible. Alrededor de los 5 años, cuando el niño deberá tener una decodificación autónoma de sus estados internos, está completamente adherido al vínculo enmarañado con una figura de referencia vista como ideal, y logrando un sentido de si mismo estabilizado en una adhesión momento a momento a las expectativas de una madre percibida como una figura absoluta. Cualquier decepción de esta figura idealizada provocar una desestabilizasen de la propia auto percepción. Cuando la coordinación con la figura materna falla, el niño cuenta solamente con las intercepciones más elementales como única fuente confiable de reconocerse a si mismo. Las actividades alimenticias y musculares pasan a ser la fuente de su reconocimiento inmediato y la estabilización de un sentido de si mismo angustiosamente difuso y oscilante. Esto genera en el niño una oscilación de esquemas emotivos opuestos oscilando con vaguedad entre estar ligado externamente y estar ligado internamente. En el caso de percibirse ligado externamente, el niño experimenta un sentimiento de inefectividad personal (su sentido de si mismo no le pertenece a él, sino viene del otro). En el caso de percibirse ligado internamente tiene un sentido mayor de individualidad, pero al precio de un sentimiento de vacío y de falta de autoconfianza. El equilibrio lo logra en una estrategia auto referencial en el que, junto con escoger una figura idealizada de referencia, despliega ante esta figura actitudes autosuficientes para regular un sentido de mayor diferenciación. Esto genera un niño cuya capacidad de diferenciación emotiva es muy precaria. Pero como las experiencias emotivas son inescapables, cuando el niño no logra manejar un buen nivel de confirmación de la figura de referencia, él puede usar dos estrategias: O bien evitar situaciones que gatillen sentimientos y criterios autónomos peligrosos para la mantención de la continuidad experiencial externamente fundada, o bien desplegar actividades destructivas en que frecuentemente puede usar los mismos componentes motores y viscerales a los que tiene fácil acceso para reconocerse tales como la actividad alimenticia o como ocurre en el déficit atencional o la encopresis, entre otros. El niño mantiene así un buen equilibrio y evita tener la experiencia prohibida de experimentar una percepción borrosa y oscilante de s mismo, al confiar solamente en marcos de referencia externos, en los que el auto reconocimiento coincide con las expectativas percibidas de una figura de referencia con la que trata de calzar sistemáticamente. Pero este equilibrio se quiebra inevitablemente en la adolescencia al aparecer el pensamiento abstracto con la ineludible relativización de los padres y la familia. Este es un momento crítico que pone a prueba la capacidad para mantener un sentido estable de sí mismo ante la decepción de las figuras idealizadas de padres y familia, que hasta ese momento sostenían su identidad. Como el niño no posee otra viabilidad que involucrarse estrechamente con una figura de referencia, su estrategia para obtener una percepción estabilizada de si es a través de lograr vínculos afectivos cercanos, alternativos a la madre, pero esta vez previendo la decepción con una serie de estrategias en que se exponga al mínimo y que el otro se muestre al máximo, buscando las garantías contra esta experiencia amenazante. La decepción adolescente que desafía el sentido de continuidad de sí mismo de la persona de la OSP DAP, puede llegar a ser procesada de dos maneras diferentes: o bien atribuir la turbulencia experimentada a una realidad engañosa y decepcionante en sí misma, o bien atribuirse esa experiencia negativa a sí mismo. En ambos casos esta diferencia atribucional es muy importante para entender los diferentes modalidades de los desbalances en los desórdenes alimenticios. En el caso de hacer una atribución externa la persona tiende a ver a los demás como invasivos y engañosos, y desarrolla estrategias activas para combatir esta realidad. Esto genera una actitud más activa tanto psicológica como físicamente ante la decepción percibida. Las estrategias están centradas en percibirse portador de un modo de ser que es percibido inadecuado, pero que puede ser modificado. Es el patrón que está detrás de los trastornos anoréxicos en los que hay una actividad motora aumentada y en el que se responsabiliza a los demás de la experiencia de decepción y desconfirmación, lo que se acompaña de un sentido de lucha. En el caso de hacer una atribución interna la persona tiende a evitar los sentimientos de inefectividad y de vacío, atribuyéndolos a rasgos negativos personales específicos que le devuelven el sentido de control. Este es el patrón que da lugar a los trastornos de obesidad, con una actitud física y psicológicamente pasiva, la atribución causal es de responsabilidad interna, constitutiva y estable y se acompaña de un sentido de derrota y de inevitabilidad de la desconfirmación y de las decepciones, porque soy así, gorda y no tengo nada que hacer, así nací y ya no hay remedio. En ambos casos la decepción y los sentimientos de vacío e ineficacia que la acompañan son transformados en experiencias manejables al asumir una actitud centrada en el temor a una imagen corporal inaceptable. Solo que en el caso del patrón anoréxico se lucha activamente sobre controlando los impulsos biológicos y de esta manera recuperando un control sobre un sentido de continuidad experiencial ya que en el caso del patrón obeso la actitud hacia la intolerable vivencia de decepción es de pasividad, en una estrategia en que retoma el control del sentido de continuidad experiencial circunscribiendo el malestar global de sí mismo en un aspecto específico negativo de sí mismo, tal como la gordura. El patrón bulímico se encuentra en un punto intermedio, con grandes oscilaciones entre hacer atribuciones internas o externas de sus experiencias discrepantes. Esto es lo que nos puede explicar la particular dificultad relacional que ofrecen estos pacientes tan sistemáticamente conflictivos, tanto en su vida personal como en la terapia. Entonces, podríamos entender las diferentes expresiones de los trastornos DAP como problemas de bulimia, anorexia y de obesidad, así también otras expresiones de la misma fisiología de la experiencia como la ansiedad de exposición, la fobia social, los problemas sexuales, etc., como una modalidad o esquema de significado personal común muy profundo; esta forma común de procesar la experiencia en tan diferentes cuadros clínicos, debe entenderse como la forma en que este tipo de individuos establece una forma coherente de darse un sentido y una consistencia, de tal modo que de un plano estrechamente ligado a la descripción y el diagnóstico del comportamiento alimenticio, podemos pasar a privilegiar los temas ligados a la identidad del individuo. Psicólogos en Formación: Marta Sotomayor F. Sandra Sepúlveda E Cesar Herreros A. Para Concepciones Cognitivas de lo Psicopatológico.- Docente: Ps. Marcelo Sepúlveda Los Ángeles, Junio 24 del 2014 Bibliografía.- Arciero, G.; Gaetano, P.; Maselli, P.; Mazzola, V. (2005). Le organizzazioni di significato personale. En Bara, B. (Ed) Nuovo Manuale di Psicoterapia Cognitiva. Volume Secondo, Clínica. Bollati Boringhieri. Seconda edizione. Guidano, V. (1987). Complexity of the self. Guilford Press. Guidano, V. (1991). The Self in Process. Guilford Press. [El Sí-Mismo en Proceso, Paidós, 1994] Moltedo, A. (2008) De las Estructuras Cognitivas a los Estilos Personales: la evolución del pensamiento de Vittorio Guidano. Zagmutt, A. (2006), La evolución de la terapia cognitiva posracionalista. Conferencia plenaria ofrecida durante el VI Congreso Latinoamericano de Terapias Cognitivas, Buenos Aires. Zagmutt, A. (2003), Psicoterapias Cognitiva e Constructivista. Novas Fronteiras da Prática Clínica. Editores: Cristiano Nabuco de Abreu y Miria Roso. Artmed. Porto Alegre.
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