UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANADr. Enrique Pablo Alfonso Fernández Fassnacht Rector General Mtra. Iris Edith Santacruz Fabila Secretaria General UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA, UNIDAD XOCHIMILCO Dr. Cuauhtémoc V. Pérez Llanas Rector Lic. Hilda Rosario Dávila Ibáñez Secretaria de la Unidad Dr. Alberto Padilla Arias Director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades Mtro. Jorge Alsina Valdés y Capote Secretario Académico Lic. Luis Esparza Oteo Torres Jefe del Departamento de Educación y Comunicación Mtro. Ramón Alvarado Jiménez Director de la revista Versión. Estudios de Comunicación y Política Virginia Méndez Aldana Producción editorial DEC Apoyo editorial: Sandra Luz Aparicio Santos y Xóchitl Cruz García VERSIÓN. ESTUDIOS DE COMUNICACIÓN Y POLÍTICA ISSN 0188-8242 Esta publicación aparece en el Sistema Regional de Información en Línea para revistas científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal (Latindex). D.R.© Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco Versión. Estudios de Comunicación y Política, año 20, núm. 24, abril de 2010. Número de Certificado de Reserva de Derechos al Uso Exclusivo del Título: 04-2000-041112415100- 102, Certificado de Licitud de Título: 6628, Certificado de Licitud de Contenido: 6927, ISSN 0188-8242. Publicación semestral del Departamento de Educación y Comunicación, División de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Calzada del Hueso 1100, Edificio de Profesores, Primer Piso, Sala 3 (Producción editorial), Col. Villa Quietud, Delegación Coyoacán, 04960 México, D.F., tel. 5483 74 44,
[email protected] • http://version.xoc.uam.mx • Editor responsable: Lic. Luis Esparza Oteo Torres • Distribuida por la Librería de la UAM-Xochimilco, Edificio Central, planta baja, tel. 5483 73 28 y 29 • Edición e impresión mc editores, Selva 53-204, Colonia Insurgentes Cuicuilco, 04530, México, Distrito Federal, 2650 3422 y 5665 7163,
[email protected]. Impresa y hecha en México / Printed and bound in Mexico UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA UNIDAD XOCHIMILCO División de Ciencias Sociales y Humanidades Departamento de Educación y Comunicación VERSIÓN. ESTUDIOS DE COMUNICACIÓN Y POLÍTICA Comité editorial Ramón Alvarado Director Eduardo Andión Carmen de la Peza Silvia Gutiérrez Patricia Ortega Tatiana Sorókina Silvia Tabachnik Margarita Zires Coordinadores de este número Silvia Gutiérrez Ramón Alvarado Comité internacional de asesores Néstor García Canclini (México) Robert Hodge (Australia) Noé Jitrik (Argentina) Jesús Martín Barbero (Colombia) Armand Mattelart (Francia) Michèle Mattelart (Francia) Graham Murdock (Reino Unido) Birgit Scharlau (Alemania) Héctor Schmucler (Argentina) Amalia Signorelli (Italia) Beatriz Solis Leree (México) Teun A. van Dijk (Barcelona) Editorial La construcción discursiva de las emociones ............................................... 7 Comunicación y política La indignación frente a las “stock-options” de la Société Générale. Emoción y argumentación en el discurso polémico .................................................................................... 17 Ruth Amossy Argumentar por medio de las emociones. La campaña del miedo del 2006 ................................................................... 41 Silvia Gutiérrez Christian Plantin La desdramatización de las emociones en la prensa escrita. El eufemismo político-administrativo ......................................................... 71 Marc Bonhomme André Horak Cultura y discurso Emoción, argumentación y lógica informal .............................................. 95 Michael Gilbert La emoción en los programas religiosos de la radio ................................... 123 A. Margarita Reyna Ruiz Í N D I C E La recepción mediática de las emociones .................................................... 147 Miquel Rodrigo Alsina Pilar Medina Bravo La pasión ante el colonizador. Identidades y emociones en conflicto .......................................................... 173 María Eugenia Gómez de Mas Otras voces El enunciador encarnado. La problemática del Ethos ........................... 203 Dominique Maingueneau El futbol y la construcción de una representación social llamada nación ...................................................................................... 227 Diana Plaza Martín Gibrán Larrauri Olguín Tocar con sentimiento. La música tradicional p’urhépecha a través del discurso .................................................................. 249 B. Georgina Flores Mercado Los tiempos Imaginando un desastre. El huracán Stan en la prensa .......................... 281 Alejandra Toscana Aparicio Influenza, medios, rumores y emociones en los quince días que conmovieron a México ....................................... 303 Ana María Fernández Poncela Los materiales Notas sobre un clásico: Teoría de las emociones, Lev Vigotsky .......................................................... 337 Florencia Paéz EN LA ACTUALIDAD, el estudio de las emociones ha retomado importancia para comprender el pensamiento individual y colectivo de los seres humanos. Las emociones conforman uno de los aspectos constitutivos y omnipresentes de la experiencia humana. Nuestras vidas están permanentemente atravesadas por la emotividad, sin embargo este hecho muchas veces es minimizado u olvidado. La presencia de las emociones en la vida cotidiana es innegable. La emoción es un elemento necesario de la racionalidad de las personas, por tanto, debe reconocerse e investigarse. Si bien por un largo tiempo las emociones fueron relegadas o excluidas del reino de lo racional y lo razonable, actualmente los análisis más recientes de lo que se denomina comúnmente emociones muestran que éstas no pueden ser reducidas a sensaciones puras, a reacciones simples o a pulsiones. Nos enseñan que ciertas dicotomías tradicionales (acción/ pasión, razón/sentimiento, cognición/sensación) desencadenan numerosas objeciones. Nos obligan, de cierta manera, a modificar profundamente nuestras explicaciones acerca de los mecanismos de la acción humana, nuestras descripciones de la vida interior o subjetiva y nuestras justificaciones de ciertos sistemas éticos y normativos. Esto abre paso a una comprensión de las emociones como portadoras de significados e interpretaciones dependientes de consideraciones sociales y culturales. Existen diferentes enfoques de estudio de las emociones. Aunque la mayor parte de la investigación realizada sobre el tema proviene del campo de la psicología, hoy día existe un interés creciente desde otras ciencias sociales como la sociología, la filosofía, la antropología, la psicología (social y cognoscitiva), la lingüística, y de otros campos de estudio: el psicoanálisis, la argumentación, las representaciones sociales. En el caso del campo de las ciencias de la La construcción discursiva de las emociones [7] 8 V E R S I Ó N . E S T U D I O S D E C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A comunicación, las emociones son un aspecto poco investigado, quizás debido a la complejidad metodológica que supone su estudio. No obstante, en las últimas décadas varios investigadores se han abocado a reflexionar acerca de la comunicación de las emociones y, más concretamente, acerca de los medios de comunicación como transmisores y constructores de emociones. Si bien las emociones han sido un objeto de estudio con una larga tradición, no es sino hasta las últimas tres décadas que se da un interés en el estudio de la emoción como un significado culturalmente aprendido, es decir, como una construcción social que se realiza a partir del lenguaje y de ciertas normas culturales. Es por ello que en este número de la revista Versión abordamos a las emociones como una construcción discursiva y social. Desde esta perspectiva, las emociones están determinadas por un sistema de creencias; se aprenden cuando el individuo interioriza los valores de su cultura y son, por lo tanto, patrones de conducta social, cultural y discursivamente construidos. El acercamiento a las emociones desde una perspectiva discursiva, proviene de un campo específico y no puede ser confundido ni con la psicología (aunque sea la social) ni con la sociología, ya sea interpretativa o interaccionista. Por ello, el objeto de estudio del análisis discursivo de la emoción no puede ser aquello que resienten efectivamente los sujetos (qué es experimentar el enojo), ni lo que los lleva a experimentar o actuar (por qué o en qué ocasiones uno experimenta el enojo), ni mucho menos las normas generales que regulan las relaciones sociales y que se convierten en categorías determinantes del comportamiento de los grupos sociales. El análisis del discurso tiene como objeto de estudio la lengua en tanto que da sentido en una relación de intercambio y que es en sí misma un signo de algo (Charaudeau, 2000). A pesar de que el estudio de las emociones desde una perspectiva discursiva se demarca de la psicología y de la sociología de las emociones, a su vez tiene necesidad de ellas en la medida en que sus análisis ponen en evidencia los mecanismos de intencionalidad de un sujeto, aquellos de la interacción social y la manera en que se constituyen las representaciones sociales. Una de las cuestiones que debemos señalar es que para poder entrar al análisis discursivo de las emociones una primera labor del analista es rechazar un enfoque de la emoción como perturbación y desorden. Se requiere, más bien, como es común en las teorías cognitivas de las emociones y en la sociología de las emociones, comprenderlas como portadoras de interpretaciones y 9 E D I T O R I A L • L A C O N S T R U C C I Ó N D I S C U R S I V A D E L A S E M O C I O N E S significados dependientes de consideraciones sociales y culturales que definen los momentos y las circunstancias en que debe ser experimentada cada una de ellas y con qué grado de intensidad debe hacerse. El eje que aglutina las distintas colaboraciones que conforman este número de Versión, tiene precisamente como objeto de estudio la construcción discursiva de las emociones. Así, varios de los estudios retoman diferentes formulaciones provenientes de la argumentación, la retórica, la semiótica de las pasiones, para analizar el papel de las emociones en diferentes producciones discursivas. Michael Gilbert, en su texto “Emoción, argumentación y lógica informal”, desde la perspectiva de la argumentación sustenta la tesis de que la lógica informal sostiene un prejuicio contra el razonamiento emocional, es decir, el razonamiento con y por argumentos emocionales, y muestra cómo la emoción –en todas sus formas– es una parte integral de la comunicación humana y, por consiguiente, de la argumentación. Las emociones no son ni verdaderas ni falsas; lo que es verdadero o falso son las aserciones que conciernen a las emociones, por lo que éstas requieren su propio estándar de evaluación. Lo que muestra Gilbert, a partir de algunos ejemplos, es que la emoción realmente tiene un papel legítimo en la argumentación, y éste no está tan alejado del papel de la supuesta “racionalidad”, y que lo que corresponde a los analistas es examinar el papel de los sentimientos y las emociones en lugar de pretender que ellos no existen. Para mostrar el papel de los medios como productores y divulgadores de las emociones, varios de los artículos recurren a diferentes herramientas provenientes del campo del discurso para mostrar cómo en los medios se apela explícitamente a ciertas emociones con objetivos diversos. Por ejemplo en el texto “La desdramatización de las emociones en la prensa escrita: el eufemismo político-administrativo”, de Bonhomme y Horak, se analiza la prensa escrita para mostrar cómo funciona el mecanismo del eufemismo. Para los autores, la prensa escrita es un medio que, deliberadamente o no, ejerce una doble influencia psicológica sobre sus lectores. Por un lado, despierta los afectos mediante sus títulos-choque y su predilección por los acontecimientos susceptibles de alterar la opinión; por otro, suscita –en particular a través de la figura sociodiscursiva del eufemismo– un efecto narcótico que difumina las emociones públicas, especialmente en los dominios político y administrativo. El eufemismo emplea, para operar, un conjunto de recursos pragmáticos perfectamente adaptados a las necesidades del discurso periodístico: ser 10 V E R S I Ó N . E S T U D I O S D E C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A desdramatizante, pero al mismo tiempo permanecer verídico. En el texto se muestra cómo la figura sociodiscursiva del eufemismo desempeña un papel de atenuador patémico en la comunicación mediática, que concierne al dominio político o al administrativo. El tema de los códices puede ser ubicado en la problemática de los medios, ya que en tiempos prehispánicos éstos servían para comunicar demandas. Por ello la temática que aborda María Eugenia Gómez, en el texto “La pasión ante el colonizador. Identidades y emociones en conflicto”, tiene que ver con los medios como constructores de emociones. En él se estudia la expresión de la pasión en dos documentos litigiosos coloniales: el Memorial de los indios de Tepetlaoztoc al monarca español contra los encomenderos del pueblo, también llamado códice Kingsborough, y el códice Cozcatzin. En los dos códices, como lo muestra la autora, en grado y modo diferente, se expresa el pathos –de manera explícita o implícita– en la medida en que la expresión de la emoción constituye una estrategia argumentativa dentro del discurso jurídico. En el análisis, lo que se ubica es la expresión de la ira y del miedo en los dos códices, y en ambos códigos: el icónico y el verbal. En el texto “Imaginando un desastre. El huracán Stan en la prensa”, Alejandra Toscana analiza la información que la prensa impresa divulgó sobre el desastre detonado por el huracán Stan (2005) en el este y sureste de México; además, muestra una serie de semejanzas en la manera en que se construyó la información que las fuentes divulgaron, entre las que resaltan los mensajes emotivos que apelan al sentimentalismo del público. Las emociones detectadas son aquellas del miedo, el dolor, la piedad, la culpa, la indignación. Como se muestra en el análisis, estas emociones intervienen en la reconstrucción de los hechos y contribuyen en el ordenamiento y delimitación de la experiencia del desastre. El discurso mediático construye el desastre desde una perspectiva comprometida, sentimentalista; enfatiza en las tragedias individuales, en actos heroicos, que llaman la atención y despiertan las emociones del público. La vorágine y el laberinto informativo que provocó la aparición de un nuevo virus en México, considerado ipso facto por las autoridades locales y la Organización Mundial de la Salud como una potencial pandemia, es materia de reflexión del artículo “Influenza, medios, rumores y emociones en los quince días que conmovieron a México”, de Ana María Fernández Poncela. En el texto se describe el papel que desempeñaron los medios de comunicación ante la caudalosa información oficial sobre los orígenes, características y medidas de 11 E D I T O R I A L • L A C O N S T R U C C I Ó N D I S C U R S I V A D E L A S E M O C I O N E S control que se establecieron ante el virus. De modo particular, se examina el impacto emocional de la contingencia sanitaria que se estableció entre abril y mayo de 2009 y que ha dejado un registro en los rumores y testimonios que circularon por internet como expresiones de una contra-información y un radical escepticismo ante las voces oficiales. En el artículo “La emoción en los programas religiosos de la radio”, de Margarita Reyna Ruiz, se toca el tema de las emociones como un componente fundamental de la experiencia religiosa. De esta dimensión emocional participan también los discursos religiosos que se transmiten en los medios de comunicación, entre ellos la radio. En el texto se presenta un acercamiento al análisis del discurso hablado de un programa de radio con contenido religioso, desde la perspectiva de las emociones. A partir del análisis se vislumbra cómo éstas aparecen como una estrategia retórico-argumentativa en torno a la cual se ordena la propuesta discursiva de la emisión radiofónica. A partir de la propuesta de Christian Plantin para el análisis de las emociones en el discurso argumentativo, la autora muestra cómo lo emocional constituye una parte fundamental en la construcción la comunidad de fe lograda mediante una retórica pathémica que se realiza desde la descripción del testimonio de lo acontecido, del relato y de la plegaria como modos particulares de organización del discurso en la radio. Miquel Rodrigo Alsina y Pilar Medina Bravo, en el ensayo “La recepción mediática de las emociones”, abordan el problema de las emociones y los medios de comunicación desde la perspectiva de la recepción. El texto recoge una reflexión sobre la recepción de la emocionalidad mediática. Se parte de la premisa del carácter tanto polisémico como poliemotivo de los discursos mediáticos. Así como un discurso mediático puede dar lugar a distintas interpretaciones, a partir de las coyunturas y características del televidente, dicho discurso es susceptible de producir distintas emociones o la misma con intensidad variable en cada persona, dado que la producción de la emoción en el espectador busca conseguir y mantener su atención. Para poder comprender la construcción personal y social de las emociones se define la estructura social del sentimiento, la estructura narrativa del sentimiento y la estructura del sentimiento vivido, y se analizan las interacciones entre ellas. El interés en el estudio de cómo se construyen discursivamente las emociones también está presente en aquellos textos que abordan el manejo de las emociones en la política. El debate sobre el uso emocional del lenguaje y los 12 V E R S I Ó N . E S T U D I O S D E C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A marcos conceptuales en la comunicación política no es nuevo. Un renovado interés por las emociones y las percepciones, como elementos centrales de la comunicación política, se abre paso con fuerza en nuestros escenarios políticos más próximos. Los políticos comienzan a valorar la gestión de las emociones como vehículo decisivo para generar los sentimientos que les permitirán transmitir –de manera que se perciba– un determinado mensaje en las mejores condiciones. En el texto de Silvia Gutiérrez y Christian Plantin se aborda el tema de las emociones en el contexto específico de la campaña presidencial mexicana del 2006. A partir de una propuesta metodológica para el análisis de las emociones, que tiene como fin desarrollar un método de análisis de datos multimodales y un enfoque integrado de la dimensión argumentativa y la dimensión emocional del discurso, se analiza uno de los spots que conforman la campaña conocida bajo el nombre de “campaña del miedo”. En dicho análisis se muestra la edificación del miedo tanto a partir de las imágenes, el sonido y el discurso verbal. Desde la perspectiva del análisis argumentativo, Ruth Amossy, en su artículo “La indignación frente a las “stock-options” de la Société Générale. Emoción y argumentación en el discurso polémico”, plantea que el discurso polémico se funda en un aparato argumentativo que modula en diferentes dosis lo racional y lo pasional, especialmente cuando el discurso interviene en una polémica difundida en el espacio público. Para ello retoma un artículo de prensa relativo a los bonos y las stocks-options, asunto que se constituyó en un lugar común de la crónica francesa en los meses de marzo y abril de 2009. A partir del análisis se muestra que el grado de emoción de un discurso polémico depende de la categoría del discurso en cuestión y del tipo de intercambio pretendido. Igualmente, muestra cómo la emoción se inscribe en la materialidad discursiva a partir de un conjunto de marcas que van de la emoción designada a su evocación mediante procedimientos tales como la calificación y, además, cómo el sentimiento puede estar presente y, a la vez, sujeto por las modalidades del decir, dispositivo de enunciación presentado como impersonal. El análisis de la emoción en el desarrollo de ciertas prácticas culturales también es objeto de estudio en algunas de las colaboraciones. Así, por ejemplo, se aborda el tema de la construcción de las emociones en torno a una actividad cultural concreta, el futbol. En el texto “El futbol y la construcción de una representación social llamada nación”, de Diana Plaza y Gibrán Larrauri, 13 E D I T O R I A L • L A C O N S T R U C C I Ó N D I S C U R S I V A D E L A S E M O C I O N E S se muestra que las emociones poseen un rol organizativo en la evaluación del mundo que nos rodea y que es precisamente este rol organizativo de las emociones el que ayuda a explicar su vínculo con las representaciones sociales. En el texto se señala cómo, a partir de construcción de la representación social de la nación, los mismos mecanismos identificatorios se mantienen incólumes, al tiempo que se sostiene que su éxito radica en la ilusión de libertad de elección. La práctica cultural de la música constituye el tema del ensayo “Tocar con sentimiento. La música tradicional p’urhépecha a través del discurso”. Georgina Flores Mercado presenta una aproximación a las emociones y sentimientos que músicos de la meseta p’urhépecha expresan sobre su experiencia como músicos y sobre la música tradicional p’urhépecha desde una mirada psicocultural. La autora argumenta que los sentimientos y las emociones sirven discursivamente para dar sentido a las prácticas sociales, en este caso la práctica de ser músico. El artículo plantea que la música no expresa o desata emociones en las personas en un vacío simbólico, sino que esas emociones están fuertemente significadas y delimitadas por la cultura para dar sentido a las prácticas sociales, en este caso la práctica de la música. Finalmente, en el artículo “El enunciador encarnado. La problemática del ethos”, D. Maingueneau actualiza su concepción del ethos, presentada de un modo sintético en una colaboración anterior en nuestra revista Versión (núm. 6, octubre de 1996). En el marco conceptual de este trabajo, el ethos es indisociable de la enunciación y, en tanto construcción discursiva, se encuentra estrechamente ligado a un proceso interactivo que busca influir sobre los demás; se trata en todo caso de un comportamiento verbal valorado socialmente y que no puede disociarse de determinada situación de comunicación, inscrita en una coyuntura socio-histórica determinada. Al mismo tiempo, la problemática del ethos formulada en este texto, impide reducir el acto de interpretación de enunciados a una simple decodificación del discurso. Si los argumentos expuestos –o la narración de los mundos posibles, en la esfera literaria– suscitan la adhesión del destinatario, no es simplemente por la fuerza del logos o la seducción del pathos sino por la fuerte identificación suscitada por una manera de decir –que es a su vez una manera de ser, que involucra y envuelve al destinatario en el mundo configurado en el mismo acto de enunciación. VERSIÓN 24 • UAM-X • MÉXICO • 2010 • PP. 17-40 Ruth Amossy** La indignación frente a las “stock-options” de la Société Générale Emoción y argumentación en el discurso polémico* La tesis central de este trabajo plantea que el discurso polémico se funda en un aparato argumentativo (“l’argumentaire” de Chr. Plantin) que modula en diferentes dosis lo racional y lo pasional, especialmente cuando el discurso interviene en una polémica muy difundida en el espacio público. Esta condición se cumple en el artículo de F. Sergent, “Impudicia”, objeto del análisis, pues se centra en la indignación de muchos frente a la bonhomía de otros ante las ventajas que reciben ciertos dirigentes de la banca, en particular los de la Société Générale, en estos momentos de crisis financiera global. En primer lugar, se traza el marco de ese discurso polémico. Se analiza luego tanto la inscripción de la afectividad como las razones que la sostienen, para considerar, por último, las variaciones entre logos y pathos en relación con funciones argumentativas. PALABRAS CLAVE: emoción, argumentación, discurso polémico. The main claim of this article is that polemic discourse is based on an argumentative device (“l’argumentaire” of Chr. Plantin) that modulates in different doses the rational and passional domain, especially when discourse participates in a polemic widely spread in the public sphere. This condition is fulfilled in the text of F. Sergent “Indecency” which constitutes the object * Esta investigación se realizó en el marco del proyecto 734.08, sobre el discurso polémico en la esfera democrática contemporánea, financiado por la Israel Science Foundation. Traducción de Alicia A. Poloniato. N. del T. He traducido al español el artículo periodístico sobre el cual se basa la demostración del vínculo entre emoción y argumentación y que es objeto de minucioso análisis. En función de la comprensión del lector, acompañé esa traducción con notas, tanto para clarificar algunos referentes como para explicar ciertos términos o giros idiomáticos. En otro orden, aclaro también que traduje al español todas las citas del trabajo, aunque conservé año y paginación de las ediciones utilizadas por la autora. ** Coordinadora del grupo de investigación ADARR (Analyse du discours, argumentation, rhétorique) Tel-Aviv [http://www.tau.ac.il/~adarr]. 18 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A SEGÚN OPINIÓN CORRIENTE, la indignación que caracteriza al discurso polémico lo sitúa del lado de la pasión más que del razonamiento. La vehemencia del propósito y la violencia de los ataques contra el adversario dificultarían la correcta marcha de la deliberación (Amossy, 2009). En efecto, ¿cómo permitirían sopesar serenamente los pros y contras de las tesis enfrentadas? El punto de vista del filósofo (Foucault, 1994) y la opinión común expresada en la prensa (Koren, 2003) concuerdan en ese punto. La interacción argumentativa adolecería de un exceso de afectividad en el nivel de la enunciación como en el de la recepción. El locutor, fuertemente implicado en su discurso, corre el riesgo de dejarse arrastrar por la impetuosidad de sus sentimientos desviándose de la línea recta del razonamiento. También se acusa al discurso polémico de perturbar el juicio del público porque al manejar el pathos intenta suscitar sentimientos del auditorio: invitaría a la identificación espontánea más que a una reflexión madura. En síntesis, a primera vista, parecería que en el discurso polémico, así como en otros marcos discursivos, la razón y la pasión se entendieran mal. En oposición a esta vulgata, y de acuerdo con numerosos trabajos que hoy sostienen un estrecho intrincamiento de racionalidad y afecto (Parret, 1986; Walton, 1992; Plantin, 1997, 1998; Amossy, 2000; Charaudeau, 2000; Tappolet, 2000, entre otros), querría demostrar aquí: 1. Que las coordenadas de la razón y la pasión están estrechamente entrelazadas en todos los niveles del discurso polémico y permiten combinaciones argumentativas diversas en función del cuadro general del intercambio. 2. Que, en la medida en que el discurso interviene en una polémica ampliamente difundida en el espacio público, se funda necesariamente en of the analysis since it is centred on the indignation of many people faced to the bonhomie of others specifically the advantages that certain leaders of banks receive, especially those of the Société Générale, in this time of global financial crisis. First, the frame of this polemic speech is explained. Then both the inscription of affects and the reasons that support them are analyzed in order to consider the variations between logos and pathos in relation to argumentative functions. KEY WORDS: emotion, argumentation, political discourse. 19 L A I N D I G N A C I Ó N F R E N T E A L A S “ S T O C K - O P T I O N S” D E L A S O C I É T É G É N É R A L E un aparato argumentativo constituido, 1 modulado de una manera más o menos racional o bien pasional. En otros términos, aun en el caso de una convocación del pathos, no hay ruptura entre pasión y razón, sino una manera de retomar y reformular en términos axiológicos y afectivos un razonamiento que circula en el interdiscurso y que constituye el basamento del nuevo discurso polémico. Esta reflexión se apoya en un artículo de prensa relativo a los bonos y las stocks-options, 2 asunto que se constituyó en un lugar común de la crónica francesa en marzo y abril de 2009. Con el propósito de permitir un análisis fino de la inscripción de la emoción en la argumentación polémica, elegí concentrarme en un texto único (y breve) que, sin embargo, examinaré en el espacio polémico global al cual pertenece. Se trata del artículo del 21 de marzo de 2009 titulado “Impudicia”, firmado por François Sergent, director adjunto de redacción del periódico de izquierda Libération. 3 Impudicia François Sergent Se tiene la desoladora impresión de que los dueños del mundo, aunque reflotados por el dinero de los contribuyentes, no han entendido nada. En los Estados Unidos, es el negocio de los bonos AIG 4 lo que ha suscitado una indignación sin precedente en un país bastante predispuesto a reconocer el éxito económico. En Francia, son las stock-options de los cuatro grandes dirigentes de la Société Générale 5 lo que precisamente ha suscitado escándalo. Sí, la banca de Kerviel y de las subprimas, 6 gerenteada por geniecitos de 1 “La polémica supone [...] la permanencia del asunto, una estabilidad relativa de las posiciones y de los aparatos argumentativos” (Plantin, 2002:386). 2 En inglés en el original. Por stoks-options se entiende el derecho de compra sobre acciones (N. del T.). 3 [http://www.liberation.fr/economie /0101556920-impudence]. 4 Los bonos AIG son los del American International Group (N. del T.). 5 La Société Générale es uno de los principales bancos de la Zona euro y presta diversos servicios financieros (N. del T.). 6 Con la expresión “la banca de Kerviel y de las subprimas” F. Sergent califica a la Société Générale (SG). El primer determinante “de Kerviel” se refiere al trader (operador de mercado) Jérôme Kerviel, empleado de la SG, responsable de una enorme pérdida fraudulenta, operación escandalosa que se conoció en enero de 2008. Para el segundo determinante “de las subprimas”, hay que recordar que por éstas se entiende créditos o préstamos de baja calidad, otorgados sin respaldo (N. del T.). 20 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A las finanzas, acaban de concederse algunos millones de euros rápidamente ganados. El gobierno percibió el peligro y la impudicia de ese casino donde algunos ganan siempre. Finalmente, Lagarde demandó y obtuvo de la banda de los cuatro suspender sus premios gordos de lotería. Maniobra que no bastará para calmar la cólera de los manifestantes inquietos por sus empleos y su poder adquisitivo. No se trata de hundirse en la demagogia simplista de “patrons, tous pourris”. 7 Algunos, tales como Carlos Ghosn, por el contrario, tienen la decencia de rechazar sus bonos cuando su país, su empresa y sus obreros atraviesan una situación difícil. Pero numerosos ejecutivos no tienen tal decencia. Se sigue esperando que el Medef 8 presente una versión concreta de su “código de ética” acerca de las remuneraciones de los grandes ejecutivos. Parisot, rápida en criticar la “demagogia” de los sindicatos, puede comenzar por barrer delante de su puerta. De lo contrario, el gobierno, tan inquieto por dictar una pedagogía de la crisis, va a tener que mostrar rápidamente que no favorece a los campeones de los bonos sino a costa de los trabajadores de salario mínimo. 9 El marco del intercambio polémico Este artículo considera el negocio de las stock-options de una de las más grandes bancas francesas, la Société Générale (SG). Se trata de la distribución de stock-options entre los agentes sociales de la banca –anunciada el miércoles 18 de marzo de 2009, un día antes de la huelga y las manifestaciones del 19 de marzo–, que dan 70 mil stock-options al presidente Daniel Bouton y 150 mil 7 “Patrons, tous pourris” es una expresión que he preferido mantener en el idioma original y cuya traducción equivale aproximadamente a “Los patrones son todos unos podridos”. Hay que recordar que el término patron no se refiere solamente a quien, por ser propietario, emplea personal sino comprende a quienes son jefes de una empresa industrial o comercial privada, considerados en relación a los asalariados que emplea. Por lo tanto, jefes, dirigentes o ejecutivos de alto rango de la Banca como de otro tipo de empresas, por ejemplo, están comprendidos en el vocablo familiar patron. A lo largo del desarrollo del artículo se emplea con frecuencia el término patrón aunque se alterna con los equivalentes que mencionamos (N. del T.). 8 Medef (Mouvement des Entreprises de France que, en español, equivale a Movimiento de las Empresas Francesas) (N. del T.). 9 En el original, smicards. Término familiar que designa a las personas cuyo salario es igual al SMIC (Salaire Minimum Interprofesional de Croissance). Es decir, los “smicards” son los trabajadores que perciben salario mínimo (N. del T.). 21 L A I N D I G N A C I Ó N F R E N T E A L A S “ S T O C K - O P T I O N S” D E L A S O C I É T É G É N É R A L E al director general Frédéric Oudéa. Esta medida, tomada por una banca que había sufrido pérdidas considerables y por lo cual había recibido ayuda del Estado en la forma de un préstamo de 1. 7 mil millones de euros, desencadenó una muy viva polémica en Francia. El presidente de la República, Nicolas Sarkozy, criticó severamente aquella medida el viernes 20 de marzo; ese mismo día, la Société Générale hizo saber que sus agentes sociales renunciaban “a recoger las stock-options hasta tanto la Société Générale se beneficiara con un apoyo de fondos del Estado”. Inmediatamente después de esta primera peripecia, aparece el artículo de Sergent, justo antes de que, en la mañana del domingo 22 de marzo, a través de Europa 1, la ministra de Finanzas Christine Lagarde pide que renuncien pura y simplemente a esas acciones –solicitud a la que los responsables de la SG obedecieron esa misma noche. En el contexto de la muy grave crisis financiera de 2009 y de los movimientos sociales que provocó en Francia, las posturas respecto de ese asunto exceden con mucho la cuestión de las stock-options de una banca particular. La remuneración de los dirigentes de empresa, sus bonos y stock-options, apuntan a un problema general. Problema que ya se había puesto sobre el tapete y que el “código ético” o “los principios de gobierno de la empresa”, elaborados en octubre de 2008 por el Medef (Mouvement des Entreprises de France) y por la AFEP (Association Française des Entreprises privées), parecían impotentes de resolver. Prestemos atención a que el escándalo de la SG explotó cuando el gobierno acababa de pedir al Medef y a la AFEP la definición de un dispositivo concreto que incitara a los dirigentes de empresas en dificultades a renunciar a sus gratificaciones. El artículo es polémico en la medida en que trata de manera agonística un disenso en torno a un asunto controvertido: ¿cuál es la remuneración legítima de los dirigentes de empresa en tiempos de crisis? Al apoderarse de un tema social dotado de posturas importantes, ataca con virulencia una posición antagónica y busca con ello desacreditar a los adeptos: “El discurso polémico es un discurso descalificador, es decir, que apunta a un blanco”, su “propósito pragmático dominante [es] desacreditar al adversario, y al discurso que, se supone, lo sostiene” (Kerbrat, 1980:12). Su “pivote argumentativo” “es la designación de un Daño cometido por el Anti-Sujeto y sus ayudantes” (Garand, 1998:240). El objetivo o blanco (o el Anti-Sujeto) al que se trata de desacreditar en este caso es el grupo de dirigentes de la Société Générale que ha cometido un Daño al concederse stock-options y, detrás de ellos, 22 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A la asociación de empresas, el Medef, que no se esfuerza lo bastante para impedir esas maniobras. El artículo de Sergent se presenta así, al igual que todo discurso polémico, como “un contradiscurso” que aplica “una doble estrategia: la demostración de la tesis y la refutación-descalificación de una tesis contraria” (Angenot, 1982:34). El ataque contra la posición condenable del objetivo presenta dos ángulos: por un lado, es una instigación a renunciar a las gratificaciones cuando las circunstancias lo exigen y, por otro, manifiesta el reclamo de instituir dispositivos susceptibles de asegurar concretamente esa línea de conducta. Hay que subrayar el hecho de que en este artículo firmado por un responsable del periódico, y contrariamente a lo que se encuentra a menudo en otros lugares (en blogs, por ejemplo), no se trata sólo de desechar la posición contraria como alimento de la venganza popular, sino también de promover una tesis que aporte una solución a manera de correctivo. En otros términos, se formula claramente una proposición constructiva que acompaña al ataque frontal y atempera su agresividad. De igual forma, el adversario es presentado como un actor a quien le está permitido cambiar de actitud con el ejemplo de los “buenos dirigentes de empresas”. 10 La diferencia que establece Christian Plantin (2002) entre los actores (las personas implicadas) y los actantes de la polémica (los papeles de Proponente, Oponente, Terceros) es iluminadora. Determina así claramente que el actor puede confundirse con el actante hasta un punto en que su identidad llega a ser indisociable del papel asumido; pero también que puede no investirse de posturas identitarias poderosas en su toma de posición y ser, en consecuencia, capaz de cambiar. Cuando, del lado del objetivo encarado, la persona se identifica con la causa hasta el punto de confundirse con ella, se transforma en un “adversario al que hay que rebajar, disminuir, en grado tal como para dejarlo fuera de la competencia” (Oleron, 1995:25) y derrotar así definitivamente la posición con la que se haya consustanciado. Ahora bien, el artículo “Impudicia” no se alinea en el caso extremo. El periodista tiene el cuidado de indicar que los dirigentes impúdicos pueden reconocer su error y cambiar de posición. Al prohibirse la adopción de la idea recibida, según la cual una condena absoluta abarca a toda una categoría social (“No se trata de hundirse en la demagogia simplista de que 10 En el original, “bons patrons” (N. del T.). 23 L A I N D I G N A C I Ó N F R E N T E A L A S “ S T O C K - O P T I O N S” D E L A S O C I É T É G É N É R A L E ‘les patrons tous pourris’”), 11 Sergent esgrime el ejemplo positivo de aquellos que han sabido obrar de manera responsable. Sin dirigirse a sus oponentes, los insta oblicuamente a hacer lo mismo. Estrategia semejante se aplica al Medef, entidad a la que se conmina al cumplimiento de sus obligaciones y haga efectivas sus promesas (se volverá sobre el asunto). El periodista proyecta así un ethos no sólo de agresor y censor, sino también de consejero prudente. Refuerza esta imagen por la elección de no presentar al gobierno como blanco de ataque (a la manera de un buen número de otros discursos polémicos del momento), sino como un ayudante. En efecto, es el gobierno el que “percibió el peligro y la impudicia” en la atribución de stock-options de la SG. La asunción del periodista del término axiológico “impudicia” como título de su artículo, muestra que el gobierno de derecha se coloca en las mismas posiciones que el periódico de izquierda, reforzando así lo bien fundado de la tesis defendida (todos los partidos están de acuerdo en un punto indiscutible). El reproche, dirigido desde el comienzo a quienes “no han entendido nada”, se hace eco de las declaraciones de amplia repercusión del presidente de la República: “Indudablemente, algunos han tenido dificultad en comprender lo que se ha dicho. Cuando hay ayudas públicas, los bonos, los planes de stock-options, las remuneraciones excepcionales son inadmisibles” (jueves, 20 de marzo de 2009, discurso de Sarkozy en la Cumbre de Bruselas). La apreciación positiva de la reacción del gobierno y de la ministra Lagarde, y el hecho de reagruparse en un consenso, abandonando momentáneamente todo discurso de oposición, permite al periodista, quien, por otra parte, maneja el discurso polémico, erigirse en juez imparcial que no cae en excesos irracionales. Esta actitud le otorga la legitimidad necesaria para expresar una crítica y una exigencia concreta: el gobierno no ha hecho lo suficiente al demandar a los administradores diferir, antes que renunciar, a “sus grandes ganancias”, por lo que es necesario que se implique más eficazmente. La inscripción de la afectividad en el discurso Es en esta estructura de intercambio particular donde hay que examinar la manera cómo se inscribe la afectividad en estrecha relación con el 11 Véase nota 7 (N. del T.). 24 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A razonamiento en un texto desprovisto de “yo”. Este borramiento de las marcas aparentes de la subjetividad, que se extiende en el uso en dos oportunidades del pronombre “se” (“se tiene [...] la impresión”, “se sigue esperando”) para reforzar la generalidad y la neutralidad del propósito, no impide la toma de posición (Amossy y Koren, 2002). Ésta se desprende claramente de los horizontes axiológicos y afectivos [Kerbrat, (1980) 2002], tanto como de las aseveraciones fuertemente aplicadas. A todas luces se trata de un escrito militante en el cual la persona del locutor no se disimula sino para dar un alcance más amplio a su propósito que sobrepasa así la apreciación puramente individual, y confiere al artículo una apariencia de crítica global susceptible de fundar un acuerdo. El lector de Libération también está omitido, pero claramente presente en el pathos, es decir, en el llamado al sentimiento que se le ha lanzado. El borramiento enunciativo (Vion, 2001) en el conjunto no impide la presencia de un dispositivo donde un “yo” y un “ustedes” se enfrentan en un intercambio argumentativo de tipo emocional que lanza un ataque virulento contra un blanco determinado. Los sentimientos dominantes aquí son la indignación y la cólera, acerca de las que Plantin observa que hoy en día son suficientes a los periodistas para que un “debate [pueda] ser considerado legítimamente como una polémica y explícitamente considerado como tal” (2002:406). Los dos sentimientos se nombran: se trata –retomando las distinciones resumidas por Raphaël Micheli (2008:3, 11)– de una emoción expresada y denotada (dicha) más que mostrada. Sin embargo, se la formula en el movimiento que la atribuye a un tercero y no al locutor. Y es más, ese tercero se pone en posición de complemento y no de sujeto: “Maniobra que no bastará para calmar la cólera de los manifestantes”. También se lo designa con un giro impersonal mediante la voz pasiva: “En los Estados Unidos, es el negocio de los bonos AIG lo que ha suscitado una indignación sin precedente”. Hay igualmente evocaciones indirectas de sentimiento en “lo que ha suscitado precisamente escándalo” y en “se tiene la desoladora impresión”. La formulación reenvía al estar escandalizado y desolado, cuyo carácter una vez más impersonal no impide ni la expresión de la emoción, ni su legitimación, ya que es de las stock-options que se dice haber causado “precisamente” “escándalo” y que la indignación en los Estados Unidos, evocada en modo hiperbólico (“sin precedente”) debe ser tomada muy en cuenta, pues ocurre en un país capitalista cuya ideología aprueba la búsqueda de provecho máximo (“un país bastante predispuesto 25 L A I N D I G N A C I Ó N F R E N T E A L A S “ S T O C K - O P T I O N S” D E L A S O C I É T É G É N É R A L E a reconocer el éxito económico”). En la expresión de la emoción, así como en el dispositivo de enunciación, hay una tensión entre dos movimientos: un ponerse a distancia de la emoción nombrada o evocada por atribuirla a terceros o por su inserción en giros impersonales: asunción de la emoción por un locutor que toma claramente posición con la ayuda de marcas axiológicas. Este esfuerzo por mantener un equilibrio y proporcionar una impresión de moderación, en la inscripción discursiva de la afectividad, armoniza con la postura de racionalidad comprometida que adopta el periódico, y con la estructura del intercambio polémico que se desprende del artículo (el ataque está emparejado con una orden). Esto no impide al polemista usar términos extremadamente despreciativos en los cuales se inscribe su subjetividad (son sentimientos “mostrados” por oposición a sentimientos “dichos” atribuidos a terceros). Esos vocablos devaluadores denuncian a los agentes responsables: en efecto, la indignación implica “un estado de cosas” que es “el efecto de una acción cuya responsabilidad puede imputársele a un agente” (Micheli, 2008:136). Se lo hace visible desde el comienzo por la elección del vocablo “impudicia” usado a guisa de título, vocablo que designa, según el Trésor de la Langue Française la “actitud de una persona que voluntariamente obra de una manera juzgada ofensiva, cínica, o contraria a la decencia...”. Es cínico aquel “que no tiene vergüenza de nada, el que se conduce de una manera impúdica o inconveniente”. 12 Según Aristóteles, “la vergüenza es un castigo [...] ocasionado por cosas vergonzosas que parecen dar de nosotros una mala opinión. La impudicia es una especie de desprecio o indiferencia a este respecto” (1991:209), sobre todo cuando se trata de una acción cobarde o sin probidad. Consiste pues en un juicio moral aplicado a quien no experimenta ninguna vergüenza. Juicio que se empareja con una fuerte reacción afectiva sensible por la manera cómo el firmante blande el vocablo acusador en el comienzo del texto. La vindicta del periodista se ejerce también mediante la calificación de los responsables, efectuada en forma de clasificación con valor argumentativo, en 12 En el original: On le voit dès l’abord dans le choix du vocable “impudence” en guise d’intitulé, qui désigne selon le TLF “l’attitude d’une personne qui agit volontairement d’une manière jugée offensante, effronté, ou contraire à la bienséance. Synon. culot, toupet (fam.)”. Est effronté celui “Qui n’a honte de rien, qui se conduit d’une façon impudente ou inconvenante” (N. del T.). 26 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A el entendido de que “las clases son caracterizadas [...] por la actitud adoptada a su respecto, por la manera de juzgarlas (Perelman, 1970:170). Esto se vuelve a encontrar en las locuciones nominales “los dueños del mundo”, “los cuatro grandes dirigentes de la Société Générale”, “los geniecitos de las finanzas”, “la banda de los cuatro”, “numerosos dirigentes” 13 despojados “de autodisciplina” y “campeones del bono”. El juicio despectivo se enlaza una vez más con lo axiológico. En efecto, la elección de términos agresivos manifiesta una cólera que hace eco a la de los manifestantes –al ser la cólera, según Aristóteles, el “deseo, acompañado de castigo, de vengarse ostensiblemente con una señal de desprecio manifestada a nuestra consideración [...] de manera contraria a la conformidad” (Perelman, 1970:184). El polemista realiza su venganza discursivamente al descalificar a los dirigentes que hacen escarnio del conjunto de los ciudadanos franceses. La expresión “los dueños del mundo” (esos que en el presente caso “no han comprendido nada”) se relaciona en el interdiscurso con aquellos que Ziegler, en su obra Les nouveaux maîtres du monde, describe cómo “los señores del capital financiero mundializado”, sinónimos de “depredador” que “acumula dinero, destruye al Estado, devasta la naturaleza y a los seres humanos”. 14 La locución nominal con valor de denuncia circula ampliamente en esta época en los textos circundantes y despierta de manera automática el resentimiento de la masa contra un poder ilegítimo y destructor. Por otra parte, es sintomático que los términos “jefes” y “patrones” hayan sido reemplazados por el de “dirigentes” –otros textos, como el del blog del Mundo de Jean-François Couvrat, hablan de los “cuatro más altos dirigentes” de la Banca o de los “mandataires sociaux” 15 (término empleado por Nicolas Sarkozy para subrayar la responsabilidad social de los individuos en cuestión). “Jefe”, en lugar de “jefe de empresa”, designa a aquel que ejerce una conducción, una autoridad –el “boss”, 16 o el “patron”, con las connotaciones “neofeudales” 13 Véase nota 7. 14 Presentación del libro de Jean Ziegler, Les nouveau maîtres du monde et ceux qui leur résistent, París, Fayard [http://www. michelvaxes,com/spip.php?article37], Michel Vaxès. 15 Expresión que equivale aproximadamente a “comisionados sociales” (N. del T.). 16 En el Nuevo Diccionario Cuyas Inglés-Español y Español-Inglés, se dan, entre otros, los significados de “boss” (fam. EU) como “amo, capataz, patrón, jefe, cabecilla”. En francés familiar también se emplea el término del inglés norteamericano boss, al igual que el local patron (N. del T.). 27 L A I N D I G N A C I Ó N F R E N T E A L A S “ S T O C K - O P T I O N S” D E L A S O C I É T É G É N É R A L E de este último vocablo marca una función y una posición social, si no es que una superioridad de aquel que remunera el trabajo sobre quien lo lleva a cabo (Kolbloom, 1984:100). No se trata de los “buenos patrones” de tipo patriarcal que se sacrifican cuando “sus obreros atraviesan una situación difícil” (es de notar, el posesivo de “sus obreros”) sino de aquellos que no ven sino su provecho y cometen excesos escandalosos, en ausencia de un saber poner freno a su pasión de lucro. Los ataques llevados a cabo mediante el auxilio de selecciones léxicas se completan con el uso de dos calificaciones irónicas, “geniecitos de las finanzas” y “campeones del bono”. Con ellas se desacredita a quienes, responsables de enormes pérdidas de su empresa, no destacan sino por concederse gratificaciones. Los dirigentes se evalúan aquí en sus competencias, que sirven como pretexto para remuneraciones inmerecidas, más que por el ejercicio inmoderado de su poder. Es de notar que la agresividad alcanza su punto más alto con la expresión “la banda de los cuatro”, en relación con los cuatro dirigentes de la SG que implica a su vez ecos intertextuales fuertemente despreciativos. En la cultura política francesa, se relaciona con la fórmula de Jean-Marie Le Pen, presidente del Frente National (FN, partido de extrema derecha), quien designaba así al conjunto formado por los cuatro grandes partidos que monopolizaban abusivamente el poder —el PCF, el PS, el RPR y la UDF. 17 Pero, de manera más general, evoca al grupo de dirigentes chinos que fueron los instigadores de la Revolución Cultural, origen de muy numerosas víctimas entre 1966 y 1969. Sin embargo, no se trata ésta de una analogía como es debido (la Banda de los cuatro designa también, en el registro cultural, un filme de Jacques Rivette), sino de una alusión que vincula la situación presente con las nociones de abuso de poder, de exceso y de una política con efectos devastadores. Si la emoción se traduce indirectamente en la elección de la calificación y de la clasificación que le está ligada, aparece también en las denominaciones con valor argumentativo (Perelman, 1970:282-288). Así, “La banca de Kerviel”, se refiere al asunto del trader (operador de mercado), denunciado en enero de 2008, como el responsable de una pérdida fraudulenta sin precedente de 4.8 millones de euros. Designar a la SG como la banca “de” Kerviel es asimilarla a 17 Siglas cuya correspondencia es la siguiente: PCF (Partis Communiste Français), PS (Partis Socialiste), RPR (Rassemblement pour la République) y UPR (Union pour la Démocratie Française) (N. del T.). 28 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A ese asunto escandaloso y atribuirle, como algunos hicieron, la responsabilidad de una operación que fue posible, dado el desorden del sistema de control de la empresa y el atractivo de las primas concedidas a los operadores de mercado. Ocurre lo mismo con la expresión “la banca de las subprimas”, que acusa a la SG de estar fuertemente implicada en la especulación que ha desencadenado la crisis mundial con los préstamos hipotecarios norteamericanos. Estigmatizada así por sus operaciones especulativas incontroladas e infortunadas, la banca no puede sino provocar la irritación de todos aquellos que condenan la audacia culposa de los juegos bursátiles en cuestión –imprudencia inmoderada que no tiene paragón sino con la impudicia de los responsables que se ofrecen gratificaciones. La misma denuncia se vuelve a encontrar en las metáforas del juego de azar que terminan por redefinir a la institución bancaria como asimilada al casino y a la lotería: “El gobierno percibió el peligro y la impudicia de ese casino donde algunos ganan siempre. Finalmente, Lagarde demandó y obtuvo de la banda de los cuatro suspender sus premios gordos de lotería”. Con esta analogía la empresa pierde toda respetabilidad y credibilidad, a causa de los peligros que hace correr a sus clientes al entregarse a juegos de azar y, a la vez, por el hecho de que los juegos están trucados –algunos jugadores son ganadores aun cuando hay pérdida. El manejo polémico de la analogía hace posible visualizar así una acusación de fraude sobre los procedimientos considerados jurídicamente legales. Ahí, una vez más, el texto reconduce al interdiscurso y a la condena moral por los riesgos tomados imprudentemente por una institución financiera que debe velar por los intereses de sus clientes: es durante el transcurso de una reunión tormentosa de los accionistas de la SG que se acusa a los dirigentes de haber transformado a la banca en un casino, propósito referido por la prensa (cf. Libération o Le Figaro del 27 y 28 de mayo de 2008) y retomado en numerosos sitios “Société Générale: una economía de casino” –L’hebdo Golias. Fr [htpp://www.golias.fr/spip.php?article18886], o “La Société Générale: ¡Una banca “casino”! firmado por Henri Pauvert en su Blog “Le Scrutateur” [htpp://www.lescrutateur.com/article-20480978. html]. La modulación de una metáfora recurrente, pesadamente connotada y cargada con el sentimiento de indignación general permite aquí una vez más imprimir marcas axiológicas y afectivas en el discurso. Es de notar por fin que el ritmo de la oración refuerza su emotividad: con el “Sí, la banca de Kerviel y de las subprimas, regenteadas por esos geniecitos de las finanzas que acaban 29 L A I N D I G N A C I Ó N F R E N T E A L A S “ S T O C K - O P T I O N S” D E L A S O C I É T É G É N É R A L E de concederse algunos millones de euros rápidamente ganados”, donde el “Sí” inicial con su giro de oralidad en una proposición elíptica, confiere al enunciado un ímpetu y un tono enfático que traducen muy bien la indignación que experimenta el locutor y que quiere compartir con su lector. Las razones de la emoción 18 Es importante subrayar que la indignación que experimentamos cuando vemos, según Aristóteles (1989:81), “en la prosperidad y honra a personas que no lo merecen” pues “todo lo que sucede sin que se lo haya merecido, sea para bien, sea para mal, es algo injusto y que disgusta”, es un sentimiento moral, a saber un sentimiento fundado en una certidumbre moral. 19 Raymond Boudon habla de una “lógica de los sentimientos morales: en el fundamento de todo sentimiento de justicia, sobre todo cuando es experimentado intensamente, siempre se puede descubrir, en principio al menos, un sistema sólido de razones” (1994:30). Aquí importa ver, una vez más, si las razones que constituyen el sustrato de la emoción aparecen de una manera exclusivamente tácita –o si el discurso expone las razones de las emociones que expresa y/o que pretende suscitar. El problema se impone muy particularmente en un texto que, según se ha visto, parece esforzarse por moderar la agresividad polémica y contener la emoción con el propósito de mantener un equilibrio entre logos y pathos. De manera manifiesta, el artículo no ofrece un razonamiento completo que lleva de las premisas a una conclusión. En este estadio se impone un microanálisis para sacar a luz la manera cómo la argumentación se pone en palabras: solamente un examen minucioso puede iluminar cómo la razón se inscribe en el discurso y sus diferentes tipos de vínculos con la emoción discursiva. La primera conclusión –la distribución de bonos y stock-options a los dirigentes de las grandes empresas en dificultades económicas es injusta y escandalosa– se da a primera vista. Se presenta en forma de hechos que el periodista se contentaría con referir o mejor, recordar: la indignación 18 Cf. Ch. Plantin, “Les raisons des émotion” (1998). 19 “La indignación es una emoción virtuosa, que se presenta como reacción a la transgresión de un imperativo moral” (Plantin, 2002:404). 30 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A suscitada en los Estados Unidos, el escándalo provocado en Francia, la reacción del gobierno francés. Las razones de lo indignante y escandaloso de los procedimientos incriminados se proporcionan sesgadamente, mediante aposiciones y subordinadas que mantienen relaciones concesivas o de causalidad con otros elementos. Así, “Los dueños del mundo, aunque reflotados por el dinero de los contribuyentes” (las cursivas son nuestras) es una alusión a un argumento importante proporcionada en un inciso: la banca de cuya caja los dirigentes han tomado generosamente, fue beneficiada por las ayudas del Estado. La probidad pretende que no hay que servirse de cajas reflotadas con el dinero de los contribuyentes. La misma Christine Lagarde, ministra de Economía, juzgó “insensato” que, con el apoyo financiero de los poderes públicos, los ejecutivos 20 de las empresas automotrices pudieran servirse “superbonos”. 21 Sin embargo, la concesiva modaliza a “los dueños del mundo” y por añadidura al “no han comprendido nada”, aunque las acusaciones contra la SG no pueden reconstruirse sino con ayuda de una extrapolación. De manera semejante, “inquietos [...] por su empleo y su poder adquisitivo” en “no calmará la cólera de los manifestantes”, califica a estos últimos mediante la explicación de las razones por las cuales las medidas tomadas por el gobierno son insuficientes. Es pues de manera indirecta que se expone la segunda razón de la protesta virulenta contra la distribución inoportuna de stock-options: se viola la regla de justicia al otorgar sumas fabulosas a los grandes empresarios mientras que la masa queda librada al desempleo y sus medios se reducen peligrosamente. Este argumento debe ser totalmente reconstruido por el lector. Por otra parte, la subordinada “mientras que su país, su empresa y sus obreros atraviesan una situación difícil” aclara las circunstancias en las cuales los buenos ejecutivos 22 –por ejemplo, Carlos Gohsn, el PDG 23 de Renault en enero de 2009–, decidieron que los cuadros renunciarían a sus bonos: en términos de Gohsn, “[al no estar] la actuación de la empresa en el nivel deseado”. Esas razones deben darse vuelta y completarse para proporcionar un argumento 20 En el original “patrons”. Véase nota 7 (N. del T.). 21 [http://www.lefigaro.fr/societes/2009/01/22/04015-20090122ARTFIG00302-carlos- ghosn-renonce-a-son-bonus-php]. 22 En el original “bons patrons”. Véase nota 7 (N. del T.). 23 PDG (Président Directeur Générale) (N. del T.). 31 L A I N D I G N A C I Ó N F R E N T E A L A S “ S T O C K - O P T I O N S” D E L A S O C I É T É G É N É R A L E suplementario a la indignación general –la que provocan los dirigentes que no se preocupan por la salud de la empresa ni por la situación de los trabajadores de quienes son responsables, pues no piensan sino en su propio provecho. Por fin, la ironía respecto de “los geniecitos de las finanzas” y la alusión a Kerviel y a las subprimas proporciona un argumento implícito que debe reconstruirse: cuando se gana dinero para la empresa, y no cuando se lo pierde, es que se tiene derecho a recompensas. Se corrobora entonces cómo todos los argumentos que proporcionan las razones de la emoción y argumentan lo bien fundado de las mismas, se inscriben sólo de manera indirecta en el texto, y requieren una verdadera reconstrucción de parte del lector. Es interesante poner de relieve que el asunto de las razones de la emoción se plantea de una manera completamente distinta en las órdenes al Medef y al gobierno, que aparecen claramente enunciadas. En efecto, “Se sigue esperando que el Medef presente una versión concreta de su ‘código de ética’ en torno a las remuneraciones de los grandes ejecutivos”, se refiere a una falta respecto de las obligaciones que la asociación de empresas debería cumplir. La cólera contra ese objetivo, traducida por la expresión “se sigue esperando”, está motivada por una razón muy precisa, la mala voluntad del Medef en darse los medios que permitan impedir los excesos de los jefes de empresa aún después de haber recibido un pedido oficial en ese sentido. Una construcción entimemática se desprende del texto: una asociación que no se da los medios para concretar las reglas que emite es condenable (premisa mayor tácita); el Medef es reticente en presentar una versión concreta de su código de ética aun cuando la situación reclama con urgencia esas medidas (premisa menor explícita); en consecuencia, el Medef es condenable (conclusión implícita). La expresión motivada se expresa en un modo pasional mediante el ataque ad hominem que acompaña a la comprobación: “Parisot, rápida en criticar la ‘demagogia’ de los sindicatos, puede comenzar por barrer delante de su puerta”. La irritación se traduce en el empleo del apellido sin la correspondiente forma de cortesía que debió anteponerse, es decir, “Señora”, y en el tu quoque según el cual la que critica a otros haría mejor en criticarse a sí misma. Asunto reforzado a su vez por el cambio brusco del discurso agregado contra aquella que es la fuente que el argumento ad hominem deslegitima. A propósito de la huelga del jueves 19 de marzo, Laurence Parisot, presidenta del Medef, había lamentado en efecto la actitud “demagógica y carente de responsabilidad de los sindicatos”, al estimar que la huelga no era “una solución sino un medio”. 32 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A La frase hecha, popular y colorida, “barrer delante de su puerta” se agrega a la agresividad del tono. La virulencia del polemista deja percibir su irritación. Se trata, sin embargo, como se ha visto, de una emoción argumentada, que se pretende además constructiva y no sólo despreciativa en la medida en que indica la vía a seguir. Es de notar que la indignación y la cólera que el presidente y la ministra de Finanzas comparten con el periodista y sus lectores se argumentan también al aprobar las medidas tomadas por los altos responsables del Estado. Se trata de un argumento por analogía que sirve de justificación. Las metáforas del casino y de los premios gordos de la lotería se han elegido dadas las especulaciones desenfrenadas a las que se libró una de las más grandes bancas de Francia. El razonamiento analógico es tanto más claro, puesto que echa mano de clisés, de figuras gastadas que circulan ampliamente en los discursos de esta época y que gozan de la ventaja de ser familiares: una institución bancaria debe realizar operaciones sólidas, prudentes y responsables, y no dedicarse a especulaciones salvajes que se emparentan de ese modo a los juegos de azar. No obstante, la instigación al gobierno no manifiesta emociones tan violentas. Éste, como se ha visto, no forma parte de los blancos de ataque declarados de ese discurso polémico. Presentado como un ayudante que comparte los puntos de vista del periodista, no deja de exhibir un estatus ambiguo. En efecto, el artículo le atribuye una “maniobra” de la que afirma “no bastará para calmar la cólera de los manifestantes”. En tanto que maniobra se define como “medio o conjunto de medios puestos en práctica para obtener un resultado buscado”, parece ser más una manera de “manipular” a los ciudadanos coléricos y hacer que cese la protesta popular, que una acción que sirva para subsanar los errores de la SG —lo que la hace sospechosa. Además, el recuerdo del rechazo a aumentar el SMIG, 24 medida reclamada por la izquierda, permite comprender entre líneas una desaprobación a la política de un gobierno liberal que favorece a los están mejor pertrechados en detrimento de los más desprotegidos. A la crítica velada corresponde una expresión enmascarada del sentimiento. Para comenzar, el periodista blande una amenaza indirecta al anunciar que las medidas gubernamentales no calmarán la cólera de los manifestantes. El futuro, asignado sin prueba, presenta la continuación de sucesos como si 24 SMIC (Salaire Minimum Interprofesional de Croissance), (N. del T.). 33 L A I N D I G N A C I Ó N F R E N T E A L A S “ S T O C K - O P T I O N S” D E L A S O C I É T É G É N É R A L E fuera una información confirmada, un hecho que el periodista se contenta con referir con toda objetividad. Esta predicción en torno a la prosecución de los movimientos sociales que se estima como continuación de la maniobra del gobierno para calmar los ánimos, no señala solamente el fracaso del procedimiento. Pone de relieve el pathos en la medida que enarbola un espantajo y concibe persuadir por el miedo. Así como el argumento ad hominem, el argumento ad baculum se considera a menudo como una falacia o paralogismo, un razonamiento que parece lógico pero que, de hecho, es falaz. Si el primero se dedica a la persona del adversario en lugar de tratar el tema (ad rem), el segundo recurre al miedo para hacer triunfar su causa por la emoción y no por la reflexión. Sin embargo, es necesario recordar en este caso que la invocación al miedo puede considerarse –según Douglas Walton (2000)– un argumento por la consecuencia. Aunque el periodista examina la salida de la tesis (la cólera de los manifestantes continuará) más que su verdad intrínseca (es justo o no, no contentarse con un llamado a suspender las stock- options), ese tipo de argumentación aparece sin embargo como crucial en el razonamiento práctico donde se debe decidir el curso de acción a seguir. La táctica del miedo, según Walton, sería un razonamiento por consecuencia negativa, en el cual los resultados funestos de la elección desaconsejada se presentan de manera tal que resulten disuasivos. La invocación al miedo implica, además, una estructura argumentativa, fundada en un esquema inferencial que contiene dos premisas, y una estructura dialógica en la cual la inferencia se utiliza para sacar todas las ventajas posibles. La primera premisa plantea la consecuencia nefasta o el peligro de una opción X en relación con el auditorio al que interesa persuadir (si no hace X, se seguirá una catástrofe Y); la segunda premisa vincula este estado de cosas a la acción que debe efectuarse para evitar esa consecuencia (tomar X medidas permite evitar Y); la conclusión es que el agente debe efectuar tal acción. Cualquiera fuere el grado de racionalidad inherente al argumento ad baculum disimulado en el enunciado en futuro, es necesario subrayar que el llamado al gobierno a hacer más descansa también en un argumento bien formado, la regla de justicia. La exigencia y la severidad deben ejercerse equitativamente, la firmeza debe ser la misma frente a todos los ciudadanos, iguales por definición. Más allá de la regla de justicia, se halla un topos subyacente, el lugar de la cantidad: lo que es válido para el más lo es también para el menos, si es posible usar el brazo armado frente a los “trabajadores de 34 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A salario mínimo” 25 que reclaman aumento de ese salario (demanda rechazada por el gobierno), también lo es para los ricos dirigentes que rehúsan renunciar a sus privilegios. Los argumentos que apelan a la razón predominan aquí, y sólo de manera indirecta se transparenta la expresión de la emoción y, por consiguiente, también la invocación al pathos. Variaciones del vínculo logos-pathos y sus funciones argumentativas De lo anterior, se descubre una triple modalidad del discurso polémico en su aspecto a la vez crítico y constructivo. La primera, que concierne a los dirigentes de empresa, expresa emociones fuertes centradas en la indignación y la cólera y no proporciona sino indirectamente las razones de las emociones. La segunda expresa las mismas emociones pero de manera menos evidente porque proporciona argumentos que las justifican. La tercera emplea una crítica velada y mesurada que recurre a argumentos racionales y expresa el pathos de manera indirecta; se cuida de ser abiertamente polémico. Se halla pues una modulación que despliega las posibilidades mayores del vínculo discursivo entre logos y pathos: emoción cuya estructura argumentativa se disimula, emoción explícitamente argumentada, emoción escondida tras el razonamiento. La elección de cada una de esas modalidades está dictada por el tipo de intercambio polémico establecido y, sobre este punto, se hace necesario insistir ahora. En efecto, el funcionamiento particular del discurso polémico explica y justifica las tres modalidades de inscripción del sentimiento en el discurso. Como se ha visto (supra), el blanco principal del ataque eran los dirigentes de la SG y los ejecutivos 26 que se conceden gratificaciones en tiempo de crisis, así como el Medef es el blanco secundario pues no se dio los medios para controlar esas derivas. Por fin, el gobierno de Nicolas Sarkozy constituye un blanco indirecto con una crítica disimulada por la aprobación hacia las reacciones oficiales expresadas. Simétricamente, la intimación adquiere tanto más fuerza cuanto más se debilita el ataque polémico. Es posible verlo en la 25 En el original “smicards”. Véase nota 9 (N. del T.). 26 En el original, “patrons”. 35 L A I N D I G N A C I Ó N F R E N T E A L A S “ S T O C K - O P T I O N S” D E L A S O C I É T É G É N É R A L E intimación en tres tiempos que, en una gradación significativa en relación con su importancia, constituye la segunda parte del texto: a los directores de empresa, al Medef, al gobierno. Si aparece que los malos dirigentes 27 pueden alinearse según la conducta de los dirigentes responsables, no se los intima explícitamente a hacerlo –no sólo no hay ningún direccionamiento en ese sentido respecto de los principales interesados, sino es únicamente el buen ejemplo, opuesto a su conducta, lo que puede interpretarse como una instigación a seguirlo. Quienes constituyen el blanco de la polémica no acceden verdaderamente al rango de interlocutores, si bien se les ofrece un camino de salvación, y si el actor se disociara, presumiblemente, del actante. Es en esa figura en la que el sentimiento de indignación y cólera del polemista se afirma con más virulencia, la falta de dirección y la debilidad de la intimación señalan las escasas esperanzas puestas en la capacidad y el deseo de los dirigentes de empresa de “autodisciplinarse”. La solución está manifiestamente en otra parte: la clave reside en el Medef y en el gobierno. También el Medef, interpelado más directamente y convocado a hacer lo necesario en lugar de criticar a los sindicatos, es objeto de una intimación más directa. Y ésta reclama ciertos esclarecimientos. La cólera que provoca el Medef se sostiene en razones debidamente explicitadas, destinadas tanto a justificar el ataque lanzado contra la asociación de empresarios 28 como, a la vez, para proporcionar un apoyo racional a la exigencia concreta formulada con toda claridad (responder a la demanda del gobierno de que el código ético se acompañe con medidas concretas susceptibles a su vez de aplicarse). Por fin, el gobierno –presentado como pieza principal de la solución considerada (más allá de los empresarios 29 mismos y de su asociación)– no es sino muy débilmente una vía de recurso extraordinario: se lo presenta pues como una entidad razonable que entiende el “peligro” de llegar a un estado de cosas intolerable, y se lo incita a obrar en función de argumentos racionales (la regla de justicia) mediante un argumento que vincula el logos al pathos (el argumento ad baculum en forma de amenaza indirecta). En este caso, no se trata de desencadenar pasiones contra el blanco al que se apunta, sino mostrar a los responsables gubernamentales que un ojo vigilante observa su gestión de la crisis, y les sugiere una salida en la forma 27 Idem. 28 Idem. 29 Idem. 36 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A de medidas oficiales. Es acerca de tal solución que el artículo, que comenzó con un ataque violento, eligió terminar. El sentimiento moral no basta, no se desencadena en el discurso polémico sino para llegar a una resolución práctica y racional del problema social. ¿Pero por qué razón se inscribe la indignación y la cólera sin que el polemista conceda una explicación de las razones de esas emociones? En este punto precisamente se replantea el asunto de los aparatos argumentativos en torno a las remuneraciones de los dirigentes 30 de empresas en tiempo de crisis. En efecto, se trata de un tema social que ha sido objeto de múltiples debates en la escena pública, y en el cual los defensores de posiciones antagónicas desarrollaron conjuntos de argumentos al tratar de defender su tesis respectiva. Es lo que Christian Plantin llama “scripts” 31 o “stock” 32 de argumentos que pueden movilizarse”, y que explica cómo “el conjunto de topoi sustanciales ligados a un asunto [...] “es susceptible de actualizarse un número indeterminado de veces” (Plantin, 2005:68). Esos aparatos argumentativos circulan en el discurso político, en los medios y en las discusiones corrientes, tanto que en el presente son bien conocidos por el gran público. Así ocurre con el argumento según el cual una empresa auxiliada por el Estado para superar sus dificultades financieras no puede conceder gratificaciones suplementarias (mediante stock-options o bonos, por ejemplo) a sus dirigentes (no se debe tomar de cajas reflotadas por el contribuyente); o con aquel que censura a los dirigentes 33 que se conceden beneficios en un momento en que han ocasionado pérdidas a la empresa (“Balance calamitoso, bonos fantásticos”, sintetiza Libération el 7 de mayo de 2009); o aún más, aquel argumento que fustiga a los dirigentes que toman de la caja mientras otros son despedidos o pierden su poder adquisitivo. Todos esos argumentos forman parte de un arsenal de motivos que deslegitiman la distribución de stock-options y bonos. Hay que subrayar el hecho de que se trata de un aparato argumentativo que no surge directamente de la reflexión económica ni de la lógica que fundamenta 30 Idem. 31 En inglés en el original. Para el caso, scripts correspondería a “guiones” o “libretos” (N. del T.). 32 En inglés en el original. Para el caso, la traducción de stock corresponde a “repertorio” (N. del T.). 33 En el original, patrons. 37 L A I N D I G N A C I Ó N F R E N T E A L A S “ S T O C K - O P T I O N S” D E L A S O C I É T É G É N É R A L E las stock-options. Tampoco se apoya en la ley: desviándose de lo jurídico, es esencialmente de tipo ético (como bien lo señala la expresión “código ético” del Medef ). Delimita un espacio de consenso fundado en lo razonable, lo que puede parecer aceptable y plausible a cualquier hombre dotado de razón o, al menos para lo que un grupo social dado percibe como hombre dotado de razón. Tal acuerdo en torno a lo razonable supone una repartición de valores, en particular acerca de la igualdad, la solidaridad, la justicia, etcétera. A su vez, se opone a otros aparatos argumentativos, compuestos de un conjunto de argumentos que justifican posiciones diferentes u opuestas. Esos argumentos pueden situarse en un mismo plano, el de la ética, pero también pueden desplazar la discusión al terreno jurídico (es necesario respetar los acuerdos y contratos legalmente firmados en las empresas), o al económico (la lógica económica de las remuneraciones en empresas y, en particular, acerca de la verdadera naturaleza, lo bien fundado y la utilidad de las stock-options). En este espacio saturado de discursos donde la polémica consiste en una confrontación de posiciones en las cuales el tenor y las justificaciones son conocidas hoy día, un nuevo discurso se sitúa por necesidad en relación con uno ya dicho. De ahí resulta, en relación con una polémica que hace furor en el momento mismo en que se publica el nuevo discurso, que éste descansa sobre el cimiento de un aparato argumentativo conocido por todos, aparato que retoma y modula, pero para el que no se tiene necesidad de rehacer una demostración que ya ha sido efectuada tantas veces. El hecho de argumentar en debida forma puede llegar a debilitar la posición del locutor: y no sólo parecer redundante sino, peor, atentar contra la tesis al sugerir que lo avanzado hasta ese momento es insuficiente para defenderla. La irresponsabilidad y la inmoralidad de las stock-options de la SG (y otras entidades) se considera pues un dato indiscutible: la crítica toma apariencia de evidencia al apoyarse en una doxa. De este modo, el problema se sustrae a la reflexión –y se lo presenta como si ya estuviera resuelto sin adelantar de manera directa argumentos que pudieran ser objeto de refutación. 34 Así, el artículo puede poner el acento en la indignación y la cólera y alimentar la violencia polémica. Al mismo tiempo, permanece la modulación de un aparato argumentativo que circula en el 34 Meyer (2008), a este respecto, habla de “retórica” antes que de argumentación (es decir, considera esas cuestiones totalmente vinculadas y las aborda sin considerarlas resueltas). 38 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A interdiscurso y que se muestra oblicuamente en el texto del artículo. Esto no ocurre porque el polemista experimente o suscite sentimientos de manera no razonada por el hecho de no ofrecer razones, sino porque esas razones fueron elaboradas en otra parte y existen en una memoria discursiva siempre viva. En otros términos, en una polémica donde las posiciones antagónicas se han estabilizado en un momento dado de la historia de una sociedad, el discurso pasional se apoya en aparatos argumentativos que son la parte sumergida y, sin embargo, siempre presente del iceberg. En este sentido, la inscripción no argumentada del sentimiento no lo priva de razón (o de razones). En síntesis, ¿qué puede extraerse del itinerario de este análisis detallado de un ejemplo preciso? Se ha visto que el grado de emoción de un discurso polémico depende de la categoría del discurso en cuestión y del tipo de intercambio pretendido: esos dos componentes determinan la legitimidad de la pasión aunque marcan los límites asignados a la violencia verbal. Igualmente, se ha podido ver cómo la emoción se inscribe en la materialidad discursiva a partir de un conjunto de marcas que van de la emoción designada a su evocación mediante procedimientos tales como la calificación; y, además, como el sentimiento puede estar presente y, a la vez, sujeto por las modalidades del decir –dispositivo de enunciación presentado como impersonal, senti- miento atribuido a terceras instancias, etcétera. Una etapa importante del estudio consiste en interrogarse acerca de la medida en que la emoción está “argumentada”, es decir, cómo el discurso produce de modo manifiesto o, por el contrario, oblicua y veladamente las razones de la emoción. Se ha mostrado también cómo un análisis argumentativo del discurso permitía separar los esquemas de razonamiento subyacentes que justifican la emoción. Por último, se hizo el examen de las diferentes funciones llenadas por las cambiantes dosificaciones de logos y pathos que se complementan para dar lugar a una argumentación de tipo polémico. De acuerdo con esta perspectiva, se revela que el discurso polémico constituye una modalidad argumentativa entre otras (Amossy, 2008), en la cual ocupa un muy buen lugar la apelación reiterada a la emoción, tanto expresada por el locutor como suscitada en el auditorio. 39 L A I N D I G N A C I Ó N F R E N T E A L A S “ S T O C K - O P T I O N S” D E L A S O C I É T É G É N É R A L E Bibliografía Amossy, Ruth (2009) (in press), “The functions of polemical discourse in the public sphere”, The Responsibilities of Rhetoric, Waveland Press, Inc. —— (2008), “Modalités argumentatives et registres discursifs: le cas du polémique”, Les registres. Enjeux pragmatiques et visées stylistiques, Lucile Gaudin-Bordes et Geneviève Salvan (eds.), Louvain-la-Neuve: Academia-Bruylant, pp. 93-108. —— (2000), “Pathos, sentiment moral, raison: l’exemple de Barrès”, Les Émotions dans les interactions, Presses Universitaire de Lyon, Lyon, pp. 313-326. —— y Roselyne Koren (2004), “Argumentation et prise de position. Pratiques discursives”, Semen, núm. 17 [http://semen.revues.org/sommaire557.html]. Angenot, Marc (1982), La Parole pamphlétaire. Typologie des discours modernes, Payot, París. Aristote (1991), Rhétorique (trad. Ruelle, introd. M. Meyer, commentaire de B. Timmermans), Le livre de poche, París. Boudon, Raymond (1994), “La logique des sentiments moraux”, L’Année sociologique, núm. 44, pp. 19-51. Charaudeau, Patrick (2000), “Problématisation discursive de l’émotion”, en Ch. Plantin, M. Doury y V. Traverso (eds.), Les émotions dans les interactions, Presses Universitaires de Lyon, Lyon, pp. 125-155. Foucault, Michel (1994), “Polémique, politique et problématisation”, Dits et Ecrits, 4, Gallimard, París, pp. 591-598. Garand, Dominique (1998), “Propositions méthodologiques pour l’étude du polémique”, Hayward, Annette y Dominique Garand (eds.), Etats du polémique, Nota Bene, Montreal, pp. 211-268. Kerbrat-Orecchioni, Catherine (1980), “La polémique et ses définitions”, Linguistique et sémiologie, núm. 7, pp. 3-40. [Repris dans Le discours polémique (1980), Kerbrat- Orecchioni, Catherine (ed.), PUL, Lyon, pp. 3-40]. —— (1980), L’énonciation. De la subjectivité dans le langage, Colin, París, 2002. Kolbloom, Ingo (1984), “Patrons et patronat. Histoire sociale du concept de patronat en France au 19e et au 20e siècle”, Mots, 9. Koren, Roselyne (2003), “Stratégies et Enjeux de la ‘Dépolitisation du Langage”, La polémique journalistique, Grevisse, Benoit y Annick Dubied (eds.), Recherches en Communication, núm. 20, pp. 65-84. Meyer, Michel (2008), Principia Rhetorica. Une théorie générale de l’argumentation, Fayard, París. Micheli, Raphaël (2008), “La construction argumentative des émotions: pitié et indignation dans le débat parlementaire de 1908 sur l’abolition de la peine de 40 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A mort”, in Michael Rinn (ed.), Emotions etdiscours. L’usage des passions dans la langue, Presses Universitaires de Rennes, Rennes, pp. 127-141. Micheli, Raphaël (2009), “L’analyse argumentative en diachronie: le pathos dans les débats parlementaires sur l’abolition de la peine de mort”, Argumentation et Analyse du Discours, núm. 1, 2008, 3, 11 [En ligne], mis en ligne le 18 septembre 2008 [http://aad.revues.org/index482.html], fecha de consulta: 4 de mayo de 2009. Oléron, Pierre (1995), “Sur l’argumentation polémique”, Hermès, 16, “Argumentation et rhétorique II”, pp. 15-27. Parret, Hermann (1986), Les Passions Mardaga, Liège. Perelman, Chaim y Olbrecht-Tyteca (1970), Traité de l’argumentation. La nouvelle rhétorique, Presses de l’Université Libre de Bruxelles, Bruselas. Plantin, Christian (2005), L’argumentation. Histoire, théories, perspectives, PUF, “Que sais-je?”, París. —— (2002), “Des polémistes aux polémiqueurs”, La parole polémique, Murat, Michel, Gilles Declercq, Jacqueline Dangel (eds.), Champion, París, pp. 377-408. —— (1998), “Les raisons des émotions”, Bondi, M. (ed.), Forms od argumentative discourse / Per un’analisi linguistica dell’argomentare, CLUEB, Bologne, pp. 3-50. —— (1997), “L’argumentation dans l’émotion ”, Pratiques, núm. 96, pp. 81-100. Tappolet, Christine (2000), Emotions et valeurs, PUF, París. Vion, Robert (2001), “Effacement énonciatif et stratégies discursives”, De la syntaxe à la narratologie énonciative, De Mattia, Monique y André Joly (eds.), Ophrys, París, pp. 331-354. Walton, Douglas (1992), The Place of Emotion in Argument, Pennsylvania State University Press. —— (2000), Scare Tactics. Arguments that Appeal to Fear and Threats, Kluwer Academic Publishers, Dordrecht. Recibido el 15 de mayo de 2009 Aceptado el 2 de agosto de 2009 VERSIÓN 24 • UAM-X • MÉXICO • 2010 • PP. 41-69 Silvia Gutiérrez* Christian Plantin** Argumentar por medio de las emociones La campaña del miedo del 2006 * Profesora-investigadora del Departamento de Educación y Comunicación, UAM- Xochimilco, México [
[email protected]]. ** Investigador del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), Université de Lyon [
[email protected]], [http://icar.univ-lyon2.fr/Membres/cplantin/ Index.htm]. En este texto se aborda el tema de las emociones en el contexto de la campaña presidencial mexicana del 2006. En específico se analiza uno de los spots que conforman la campaña conocida bajo el nombre de “campaña del miedo”. El spot que se analiza fue diseñado y difundido con el fin de causar miedo en la población y lograr así que no votará por el candidato de la “Alianza por el bien de todos”. A partir de una propuesta metodológica para el análisis de las emociones, que tiene como fin desarrollar una teoría y un método de análisis de datos multimodales y un enfoque integrado de la dimensión argumentativa y la dimensión emocional del discurso, se analiza uno de los spots que conforman el corpus de estudio. En dicho análisis se muestra la edificación del miedo tanto a partir de las imágenes, el sonido y el discurso verbal. PALABRAS CLAVES: emociones, miedo, propuesta metodológica, argu- mentación. The purpose of this text is to discuss the role of emotions in the Mexican presidential campaign of 2006. In order to do this one of the spots of the La emoción se convierte en un asunto político de numerosas formas con los procesos recientes de la modernidad. ANTHONY GIDDENS 42 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A DURANTE LA CAMPAÑA PRESIDENCIAL mexicana del 2006 fue difundida una veintena de spots, dirigidos contra el candidato del centro izquierda Andrés Manuel López Obrador (AMLO), candidato de la “Alianza por el bien de todos”. Esta campaña es conocida bajo el nombre de “campaña del miedo”, nombre que le fue asignado por algunos analistas y los partidarios de AMLO. En el curso de dicha campaña presidencial se puso en juego una estrategia argumentativa-emocional que consistió en apelar al miedo para crear incertidumbre en la ciudadanía y así lograr disminuir la ventaja electoral que le llevaba AMLO a su principal oponente: Felipe Calderón, candidato del Partido Acción Nacional (PAN). En este texto se presenta el análisis de uno de los spots diseñados y difundidos precisamente con el fin de causar miedo. El spot que se analiza forma parte del corpus de estudio de una investigación más general que tiene como finalidad desarrollar una teoría y un método de análisis de datos multimodales y un enfoque integrado de la dimensión argumentativa y la dimensión emocional del discurso. Primeramente se exponen algunos planteamientos sobre las emociones y su importancia en el discurso argumentativo. Posteriormente se presenta la propuesta metodológica adoptada, fundamentada en los trabajos provenientes de la psicología, la retórica y la lingüística de la lengua y del discurso; en la última parte se presenta el análisis del spot. so called “fear campaign” is analysed. This spot was created and transmitted with the aim of causing fear in the citizenship and thus discouraging people from voting for the candidate of an alliance of various leftist parties: “Alianza por el bien de todos”. The analysis is based on an approach designed for the purpose of building up a method for using multimedia data which integrates the argumentative as well as the emotive dimension of discourse. We show how the construction of fear is achieved through the images, sound and verbal discourse. KEY WORDS: emotions, fear, methodological perspective, argument. 43 A R G U M E N T A R P O R M E D I O D E L A S E M O C I O N E S: L A C A M P A Ñ A D E L M I E D O D E L 2 0 0 6 El estudio de las emociones Las emociones conforman uno de los aspectos constitutivos y omnipresentes de la experiencia humana; éstas tienen muchas facetas, involucran al sentimiento y la experiencia, la fisiología y el comportamiento, y también las cogniciones y conceptualizaciones (cfr. Ortony et al., 1996). Las emociones han sido un tema recurrente en la historia del pensamiento desde la antigüedad hasta nuestros días. Cada época o disciplina ha puesto en evidencia cierto tipo de discurso erudito sobre el campo de las emociones; por ejemplo, la retórica se ha dedicado a estudiarlas como parte del pathos; en el campo de la medicina se han estudiado los humores; en la filosofía y la moral al abordarlas se habla de las pasiones; en la doctrina religiosa se les ubica como pecados capitales; en la literatura se habla de ellas como pasiones y sentimiento, los psicólogos estudian las emociones y los psicoanalistas los afectos. La distinción conceptual/terminológica entre la emoción, el afecto, el sentimiento, o el estado psicológico ha constituido el objetivo de estudio de muchos de los investigadores en el campo de emociones (cfr. Frijda, 1994; Ekman, 1994). Sin embargo, esta discusión será evitada en este texto porque nos desviaría de nuestro tema central. Nosotros utilizamos todos estos términos indiferentemente y consideramos la emoción como un término abarcador. Hay por lo menos una razón de orden práctica para usar el término emoción: éste permite el acceso a una familia de derivados fácilmente explotables: emotivo, emocional, conmovido, emocionar, emocionante, mientras que la familia de sentimiento es reducida a sentimental, y de ahí sólo se pasa a resentir, resentimiento, que tienen sentidos propios y diferentes del de su base lexical (Plantin, 1998). También se evitará la discusión sobre cuáles son las emociones básicas o fundamentales y cuáles no, ya que por mucho que se ha escrito sobre esta distinción y sobre la base para llegar a distinguirlas todavía a la fecha no hay un acuerdo. En el Cuadro 1 se muestra la gran variedad de clasificaciones que autores, reconocidos en el campo, han propuesto. En la actualidad se pueden ubicar diferentes enfoques del estudio de las emociones. Aunque la mayor parte de la investigación realizada sobre el tema proviene del campo de la psicología, y hoy día del campo de la neurociencias, existe un interés creciente en su estudio desde las ciencias sociales: la sociología, 44 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A la antropología, la psicología social, el psicoanálisis, la filosofía, la lingüística, las representaciones sociales, la argumentación y el análisis del discurso. Existen múltilples definiciones del concepto de emoción, pero dado que el propósito de este texto no es proporcionar las definiciones existentes, nos concretaremos a señalar que para el estudio de las emociones en el discurso hemos tomado como enfoque básico de la emoción la definición que proponen psicólogos, como Klaus Scherer, quien la ve como un síndrome complejo que tiene manifestaciones semiológicas sobre los planos psíquicos, fisiológicos y de conducta, teniendo cada uno de estos “componentes” varias “facetas” (Scherer, 1984, 1993). Sumariamente, se pueden distinguir los siguientes componentes. 1 1 Si bien Scherer distingue cinco componentes (el de evaluación cognitiva de las estimulaciones o de las situaciones; el fisiológico de activación; el de expresión motriz; el TEÓRICO Arnold, M.B. (1960) Ekman, P. (1982) Frijda, N. (1986) McDougall, W. (1926) Oatley K. y Johnson-Laird, P.N. (1987) Tomkins, S.S. (1984) EMOCIONES FUNDAMENTALES Amor, aversión, desaliento, deseo, desesperación, esperanza, ira, miedo, odio, tristeza, valor Ira, jubilo, miedo, repugnancia, sorpresa, tristeza Aversión, congoja, deseo, ira, júbilo, miedo, orgullo, sorpresa, vergüenza Asombro, euforia, ira, miedo, repugnancia, sometimiento, ternura Felicidad, ira, miedo, repugnancia, tristeza Congoja, desprecio, interés, ira, júbilo, miedo, repugnancia, sorpresa, tristeza BASE DE LA SELECCIÓN Relación con las tendencias a la acción Expresiones faciales universales Formas de disposición a la acción Relación con los instintos No requiere contenido proposicional Densidad de la descarga nerviosa CUADRO 1 FUENTE: Ortony et al. (1996:33). 45 A R G U M E N T A R P O R M E D I O D E L A S E M O C I O N E S: L A C A M P A Ñ A D E L M I E D O D E L 2 0 0 6 • El componente psíquico, cuyo conjunto de síndromes emocionales tienen un nombre: “alegría, miedo, temor, terror, satisfacción, cólera, ternura afectuosa” (Gayral, 1975:24). • El componente físico, reenvía a fenómenos internos y neurovegetativos, más o menos, vinculados a cada emoción que pueden manifestarse exteriormente. • El componente de expresión motriz corresponde a la exteriorización corporal (mimo-posturo-gestual) de la emoción; se prolonga en un componente conductual: huida o azoro; hundimiento sobre sí, agresividad. Es sobre estos componentes fuertemente culturalizados-semiotizados que se fundan las técnicas de reconstrucción de la emoción a partir de sus manifestaciones físicas. A nuestro parecer, toda definición sobre la emoción debe ser complementada por una pragmática de la emoción, que corresponde a una toma en consideración de la situación, no de la situación natural, sino la situación percibida, cogniti- vamente construida dentro de un sistema de valores que define la emoción para el sujeto (la situación como emocionante para el sujeto conmovido). La pragmática de la expresión emocional toma en cuenta la enunciación en contexto, es decir, el acontecimiento inductor de la emoción, así como las transformaciones elementales de las disposiciones a la acción del locutor. Comunicación emotiva y comunicación emocional Antes de describir la relación entre emociones y argumentación es necesario presentar una distinción importante para especificar el tipo de emoción que es objeto de análisis en este texto, nos referimos a la distinción entre comunicación emotiva y emocional. Ésta fue propuesta por Marty (1908) y posteriormente reformulada por Caffi y Janney al señalar que la comunicación emotiva es “la señalización intencional estratégica de información afectiva de bosquejo de acción y de preparación del comportamiento; y el componente subjetivo, el del sentimiento), nosotros retómanos sólo los tres que consideramos son más fáciles de identificar en el análisis (Scherer, 1984, 1993). En Scherer 2001, estos cinco componentes han sufrido ciertas reformulaciones. 46 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A en el discurso hablado y escrito (por ejemplo, disposiciones evaluativas, compromisos fundados, posturas voluntarias, orientaciones emparentadas, grados de énfasis, etcétera) para influir en la interpretación de situaciones por parte del interlocutor y alcanzar objetivos diferentes. La comunicación “emocional” es “un tipo de escape espontáneo, involuntario o explosivo de emoción en el discurso” (1994:348). La introducción intencional y estratégica de las emociones también se opone a la irrupción incontrolada de éstas en el proceso de comunicación. Las emociones pueden, en efecto, irrumpir en la actividad lingüística –como podrían irrumpir en cualquier otra actividad primaria: hacer las compras o conducir un automóvil, eventualmente con los mismos efectos perturbadores o reestructurantes. Esta distinción sigue recubriendo la de las expresiones emocionales verdaderas y espontáneas: “[que] hay que distinguir de las expresiones faciales y corporales emitidas intencionalmente, llamadas emblemas o signos” (Frijda, 1993:45). En general, la oposición aludida puede expresarse bajo las oposiciones siguientes: 2 Se utiliza la expresión overhearer porque ésta da la idea de alguien que escucha por casualidad pero que no es el destinatario principal de lo enunciado. COMUNICACIÓN EMOTIVA Emoción del locutor en interacción Señales Introducción intencional de las emociones Emoción exhibida, expresada, semiotizada Emoción estratégica Emoción racionalmente organizada “Desorganización organizada”, controlada dominada La cortesía como estructuración de lo emotivo Emoción actuada Emoción pública (el público es el destinatario) COMUNICACIÓN EMOCIONAL Emoción del locutor Respuestas Irrupción de las emociones Emoción vivida, experimentada Emoción natural Emoción condicionada Desorganización no organizada La cortesía como barrera emocional Emoción verdadera Emoción privada (el público eventual no es el destinatario, es sólo un “overhearer”) 2 CUADRO 2 47 A R G U M E N T A R P O R M E D I O D E L A S E M O C I O N E S: L A C A M P A Ñ A D E L M I E D O D E L 2 0 0 6 Globalmente, el Cuadro 2 muestra, en el caso de las emociones, la gran oposición entre aquello que depende de la naturaleza y de la cultura, en este caso del significado. Lo verdadero correspondería a lo espontáneo o, con respecto a las emociones sólo sería verdadera la emoción desencadenada por un estímulo asignable (eventualmente de origen intra-personal). En la práctica, para saber si en la interacción tal emoción es actuada o vivida, habría que someter a los sujetos a pruebas fisiológicas y pasarlos a detectores de emociones; si se está seguro que el estado psíquico es deducible del estado fisiológico, ésta puede ser una vía de búsqueda posible. Pero en el marco de la investigación sobre la emoción hablada, inter-actuada, este modo binario de ver el juego emocional es simplista; es necesario contemplar por lo menos un continuum semiótico (cfr. Plantin, Traverso, Vosghanian, 2008): [...] emoción vivida -> emoción vivida controlada más o menos conscien- temente -> emoción controlada según el interlocutor y los fines de la interacción -> emoción estratégicamente movilizada -> emoción actuada. La posibilidad de la semiotización de lo emocional por control y planeación estratégica es un argumento que sustenta la existencia de un componente cognitivo en la emoción. Es decir, podemos llorar para probar que estamos emocionados hasta las lágrimas; podemos encolerizarnos para justificar un discurso donde exponemos las buenas razones que tenemos para enojarnos (Plantin, 2000). En estos casos, lejos de oponerse, lo emocional interviene para ratificar lo emotivo. La mejor estrategia para la comunicación emotiva es hacerse pasar por la comunicación emocional, por actuación, o mentira emocional; mentimos más eficazmente si creemos en nuestras propias mentiras. El estudio que proponemos toma por objeto la comunicación emotiva, los emblemas y los signos, la emoción estratégica y exhibida: semiotizada; es decir, tomaremos la emoción por lo que el locutor dice que es y, más precisamente, por lo que el locutor comunica. Las emociones en el discurso argumentativo El papel de las emociones en el discurso retórico-argumentativo se basa en el trabajo pionero de Douglas Walton, The Place of Emotion in Argument (1992), que revalúa el papel de la emoción en la argumentación después de 48 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A su exclusión como falacias (ad pasiones) en algunas de las propuesta modernas (cfr. Hamblin, 1970). 3 Walton mostró la legitimidad, bajo ciertas condiciones, del papel de las emociones en el proceso argumentativo. Se enfocó al estudio de cuatro argumentos emocionales: ad baculum, ad misericordiam, ad hominen y ad populum. Insiste en que “la apelación a la emoción tiene un lugar legítimo, incluso importante en el diálogo persuasivo” (1992:1). Sin embargo, insiste en que hay que tratarlas con prudencia, ya que también pueden ser utilizadas falazmente. El valor racional de la apelación a una emoción es evaluado en función de un conjunto de principios, que es posible interpretar como un contra-discurso dirigido a las argumentaciones fundadas sobre esa emoción. Por ejemplo el llamado a la piedad puede ser: 1. Reasonable... some appeals to pity are reasonable and appropriate... 4 En este caso se supone que el llamado a la piedad corresponde a un valor que se estima es compartido, por ejemplo la fraternidad o, desde un punto de vista religioso, la virtud de la caridad. 2. Weak, but not irrelevant or fallacious... it presents only one side of the issue. 5 Como todos los valores, el llamado a la piedad debe estar confrontado con otros valores que están en juego en la situación dada. 3. Irrelevant. An appeal to pity may be irrelevant. For example, in a scientific inquiry an appeal to pity may be totally inappropriate... 6 Este punto se refiere a la pluralidad de las normas de racionalidad en función de las situaciones y los tipos de discurso argumentativo. 4. Not enough information given. Not enough information on the particulars of the case has been given. 7 Este principio general de evaluación vale evidentemente para todas las formas de argumentaciones, fundadas o no sobre los valores y las emociones, lo mismo que el siguiente. 3 Hamblin, en su obra clásica de Fallacies (1970), presenta la historia de las falacias dejando fuera el problema de la emoción. 4 Razonable... algunos llamados a la piedad son razonables y apropiados. 5 Débil pero no irrelevante o falaz... presenta sólo una cara de la moneda. 6 Irrelevante. Un llamado a la piedad puede ser irrelevante. Por ejemplo, en una investigación científica un llamado a la piedad puede ser completamente inapropiado. 7 Insuficiente información proporcionada. No se ha proporcionado suficiente información sobre las particularidades del caso. 49 A R G U M E N T A R P O R M E D I O D E L A S E M O C I O N E S: L A C A M P A Ñ A D E L M I E D O D E L 2 0 0 6 5. Fallacious. The appeal to pity is not just a weak argument open to critical questioning. It is used to prevent critical questions in subsequent dialogue. 8 Este principio sirve para evaluar si el recurso a la piedad constituye una táctica injusta y engañosa y para saber si se ha cometido una falacia ad misericordiam. Por eso hay que considerar las condiciones de validez de los argumentos que apelan al sentimiento. Es necesario considerar el objetivo del orador en el marco de la situación de discurso que le pertenece, o el género que ha seleccionado. Un discurso epidíctico, cuyo objetivo es reafirmar la identidad del grupo y fortalecerlo en torno a otros valores morales puede apelar al sentimiento, sin que por ello sea falaz (Walton, 2000). Las emociones participan normalmente del proceso argumentativo y, como todas las facetas de este proceso, atraen normalmente críticas y ajustes. Eso vale para todas las emociones y no solamente las “cuatro grandes falacias emocionales” sobre las cuales la teoría moderna de la argumentación se focaliza sin razón. Por eso necesitamos, antes que nada herramientas y teorías sobre las emociones en el discurso en general. El análisis lingüístico de la emoción en la comunicación argumentativa es una tarea extremadamente compleja, que puede ser abordada a partir de una serie de problemas, por ejemplo: las marcas lingüísticas de la emoción; su engendramiento, los efectos y la gestión de las vivencias afectivas; las normas de la emoción y su puesta en escena; los estereotipos emocionales; los discursos de contenido emocional explícito: la narración, descripción, argumentación de las emociones (cfr. Plantin, 1998). La interacción argumentativa es vista como una interacción de tres roles (o actantes), una forma particular de trilogue. Los tres roles argumentativos son los papeles de Proponente, Opositor y Tercero. Tres posiciones discursivas están correlacionadas a estos tres papeles: el Proponente pronuncia un discurso de proposición; el Opositor, un contra discurso, o discurso de oposición; el Tercero se encarga de la interrogación. La interacción entre proposición, contraproposición y duda es fundamental para toda descripción del intercambio argumentativo (Plantin, 1996). En una interacción específica, 8 Falaz. El llamado a la piedad no es solamente un argumento débil abierto a la crítica sino también puede ser utilizado para evitar las preguntas críticas en el diálogo subsecuente. 50 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A cada uno de estos tres papeles puede ser ocupado por varias personas, o por grupos, funcionando en alianza; también puede ser desempeñado por la misma persona, en diferentes momentos de su monólogo sobre el tema. El discurso argumentativo mono-locutor corresponde a la versión dialógica (un diálogo auto-gestionado) del modelo dialógico. Este trabajo sobre las emociones se inscribe en el marco de un enfoque lingüístico de la comunicación argumentativa, admitiendo diferencias de grado de argumentatividad entre los datos discursivos. Consideramos las emociones como construcciones discursivas, lo que explica la posibilidad de argumentar las emociones. Hay argumentación de una emoción cuando el discurso justifica una vivencia o experiencia; por lo que primero es necesario determinar quién se supone que experimenta qué. En otros términos, para estudiar la argumentación de la emoción, hay que saber cuál es la conclusión que se persigue (la emoción que se quiere construir discursiva o argumentativamente). También es necesario conocer los tipos de razones ofrecidas para apoyar estas conclusiones. El objetivo es precisar los principios (o topoi) que aseguran la coherencia del discurso que conmueve. Para extraer los rasgos argumentativos que se asignan a los enunciados sus orientaciones hacia las emociones se puede utilizar la siguiente lista de topoi (Plantin, 1998): • ¿Qué? (posición del ser o del acontecimiento sobre el eje eufórico/apático, placer/disgusto) • ¿Quién? (tipo de ser afectado) • ¿Cómo? (correspondencia entre los dominios en los que la emoción es estabilizada socialmente) • ¿Cuándo? (modo de construcción temporal) • ¿Dónde? (modo de construcción espacial) • ¿Cantidad, intensidad? • ¿Causa, agente? • ¿Consecuencia? • ¿Posibilidad de control por el lugar psicológico? • ¿Conformidad o incompatibilidad con las normas y los valores del lugar psicológico? • ¿Distancia del acontecimiento al lugar psicológico? 51 A R G U M E N T A R P O R M E D I O D E L A S E M O C I O N E S: L A C A M P A Ñ A D E L M I E D O D E L 2 0 0 6 Programa: reconstruir las emociones El método que proponemos para el estudio de las emociones en el discurso está fundamentado en los trabajos provenientes de la psicología, la retórica y la lingüística de la lengua y del discurso; ha sido desarrollado e ilustrado por Christian Plantin (1998, 2004). Tiene como fin la reconstrucción de las emociones y de los recorridos emocionales de los interactuantes o de los actores que aparecen en el texto. Se aplica tanto a los textos escritos como a las interacciones contempladas bajo sus aspectos multimodales accesibles a partir de datos registrados en video. Combina la localización directa de las emociones (enunciados de emoción) y su localización indirecta, a partir de los indicios situacionales y los indicios de expresión. La idea es explotar todos los indicios indirectos de las emociones (los patemas: Plantin, 1998) para reconstruir la emoción. La expresión directa de las emociones se hace por medio de los enunciados de emoción (EE). Un EE afirma o niega que un actor (experimentador) se encuentra en tal o cual estado psicológico. En términos lingüísticos, un EE une un lugar psicológico (LP) a un término de emoción (TE) (“estaba furiosa” = LP + TE). También puede incluir la fuente de la emoción (“esto me enfurece” = Stimulus + LP + TE). La expresión indirecta de las emociones (emoción implicada) se hace por dos vías: • Por una parte, al reportar “señales posteriores” de la emoción, es decir, modos de comportamiento característicos de una persona emocionada (manifestaciones fisiológicas, mimo-posturo-gestuales o de conducta); estas señales son los vectores de la empatía. • Por otra parte, por “señales anteriores”, inductores estereotipados que restituyen la situación bajo un formato narrativo-descriptivo que induce tal o cual clase de emociones. En conclusión, la emoción puede ser captada por tres vías diferentes: 52 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A Los enunciados de emoción designan emociones y estos indicios permiten inferirlos. Para precisar claramente el estatuto reconstruido de las emociones inferidas, éstas se anotarán entre barras oblicuas. Corpus de estudio Dado que lo que nos interesa es analizar la explotación del recurso al miedo decidimos conformar nuestro corpus de estudio a partir de un acontecimiento político que ha marcado a la sociedad mexicana: la elección presidencial del 2006. En dicha contienda electoral, una de las estrategias que los adversarios del candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador utilizaron en la producción de su propaganda política, sobre todo en la última etapa del proceso electoral, fue el recurrir al discurso del miedo. En la confrontación política la utilización de este tipo de discurso es un arma a la que con frecuencia se recurre, ya que –como señala Chomsky– “el tener una población atemorizada es un arma que permite a los actores políticos promover sus propios fines y objetivos. Si la gente está espantada y no hace demasiadas preguntas, entonces, inexorablemente, uno puede promover su propia agenda” (La Jornada, 12 de septiembre de 2002). Los spots que fueron diseñados con el fin de atacar al candidato de centro izquierda AMLO forman parte de la campaña conocida como “campaña del miedo”, nombre que le fue asignado por algunos analistas y los partidarios de AMLO. El corpus completo que constituye esta campaña está compuesto, a nuestro conocimiento, por 18 spots. 9 Éstos fueron financiados por los siguientes tipos de organizaciones: Enunciado de emoción R(1) X experimenta la Emoción Indicios anteriores X se encuentra en una situación “emocionante” R(2) Indicios posteriores X reconstruye la situación como “emocionante” R(3) q q q 9 Éstos pueden ser consultados en Youtube: “spots contra AMLO”. 53 A R G U M E N T A R P O R M E D I O D E L A S E M O C I O N E S: L A C A M P A Ñ A D E L M I E D O D E L 2 0 0 6 • El Partido Acción Nacional, adversario principal de López Obrador, patrocinó once spots en los que se muestra a AMLO como un peligro para México. Esta serie de spots comenzó con uno en el que López Obrador era presentado como una persona “intolerante”. Globalmente, estos spots comparten el mismo objetivo: causar miedo y al mismo tiempo disuadir a los electores de votar por AMLO. • Ecología y Compromiso Empresarial (Ecoce), sociedad civil que administra un fondo creado por grupos empresariales que fabrican Coca-Cola, Pepsi, Sabritas, Jumex, Hérdez y Nestlé, conjuntamente con los candidatos del PAN al Senado, difundió un promocional en el que se advierte de las consecuencias negativas que tendría la llegada de López Obrador al poder. • El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) financió dos spots; su estrategia fue la de advertir sobre los peligros que representaría la llegada de López Obrador al poder. 10 • La asociación “Ármate de valor y vota” 11 patrocinó cuatro spots. Esta asociación tenía como objetivo oficial “promover” el voto; sus spots buscaban asustar al electorado, particularmente retomando la figura del presidente venezolano Hugo Chávez. Globalmente, estos spots comparten el mismo objetivo: causar miedo y al mismo tiempo disuadir a los electores de votar por AMLO. Los ataques contra López Obrador (estrategia de propaganda negativa o de ataque) formaron parte de los cambios estratégicos en la campaña de Calderón a partir de finales de marzo de 2006 (elecciones en el 2 de julio). En enero de 2006, cinco sondeos de los grandes institutos ubicaban a Calderón detrás de López Obrador con una ventaja del 6 al 10%. En abril y mayo, esos mismos cinco sondeos mostraban una carrera muy apretada, con una ventaja ligera a favor de Calderón. 12 10 El análisis de uno de estos dos spots es realizado en Plantin y Gutiérrez (2009). 11 Estos spots eran rubricados por la Asociación “Ármate de valor y vota”, el Centro de Liderazgo y Desarrollo Humano (Celiderh) y Compromiso Joven, estos dos últimos organismos patrocinados por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex). 12 Para una descripción detallada del funcionamiento de la campaña negativa y las encuestas, véase Sánchez y Aceves (2008). 54 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A En el marco de este artículo, vamos a analizar el spot “Este es el segundo piso...”. Sería relativamente fácil extraer de este spot cierto número de elementos aislados que ilustraran el modelo y su adecuación descriptiva; sin embargo hemos preferido intentar un análisis de caso, que pretende poner en evidencia la especificidad de los datos. Análisis del spot: “Este es el segundo piso” Antes de pasar al análisis del spot seleccionado, es necesario señalar algunos rasgos característicos de la estrategia argumentativa de la campaña negativa contra López Obrador. A partir del estudio del corpus completo hemos distinguido dos líneas argumentativas principales: • Ad personam. 13 A partir de la utilización de argumentos ad personan o ad hominen AMLO es asociado con Chávez y representado como un populista-extremista (de la izquierda extrema); peligroso y violento. Se juega también sobre la percepción de López Obrador, como un hombre autoritario y sobre su reputación de agitador. En esta estrategia se apuesta a la construcción de la imagen de la persona contra la que se dirige el ataque (imagen, emoción). • Ad rem. 14 A diferencia de la argumentación ad hominen, la argumentación ad rem va dirigida no contra la persona sino contra las cosas, los hechos. Una de las estrategias que ubicamos aquí es la construcción de la argumentación por las consecuencias negativas. Las consecuencias que tendría la llegada de AMLO al poder: estancamiento económico, fuga de los inversores extranjeros, despilfarro, endeudamiento del país. 13 Un argumento ad hominem o argumentum ad personan (en latín, ‘dirigido a la persona’), es un tipo de razonamiento que se construye a medida de la persona a quien se dirige, apoyándose en las convicciones del interlocutor. No debe confundirse con la falacia ad hóminem, que no pretende argumentar sino atacar o descalificar al adversario. 14 Argumento que intenta probar un punto o lograr una decisión apelando a la composición y emociones conexas. 55 A R G U M E N T A R P O R M E D I O D E L A S E M O C I O N E S: L A C A M P A Ñ A D E L M I E D O D E L 2 0 0 6 El spot que analizamos será identificado por la primera frase con la que inicia: “Este es el segundo piso”; este spot, financiado por el Partido Acción Nacional, fue difundido por televisión a finales de marzo de 2006. 15 El comercial acusaba a López Obrador de financiar los segundos pisos con deuda pública, lo cual significaba que de ganar López Obrador la Presidencia, endeudaría al país y generaría una crisis económica de proporciones catastróficas. El spot remataba con la sentencia de que sus propuestas económicas representaban “un peligro para México”. Un aspecto importante a señalar sobre este spot es que fue el primero en el que el eslogan “AMLO un peligro para México” fue utilizado. Esta es una de las razones fundamentales por las que hemos elegido analizar este spot. La emoción que se construye es la del miedo. Un mensaje que apela al miedo del votante intenta hacerle ver la posibilidad de un acontecimiento desagradable, de una amenaza, y le muestra qué puede hacer para evitar ese resultado (Martín, 2002:236). Las apelaciones al miedo pueden ser extremadamente eficaces para cambiar actitudes, porque “los hombres son motivados por el miedo y activados por la ansiedad” (Gordon, 1971:268). Lo que se pretende en este análisis es describir el componente pathémico, 16 es decir, ubicar los indicios indirectos de las emociones y su coordinación con el componente lógico. Registro de la emoción El procedimiento que se siguió para analizar el spot seleccionado fue el siguiente. Una vez que se hizo la transcripción se procedió tanto a describir como analizar el comercial. En los siguientes fotogramas que se presentan se anotaron los elementos esenciales del registro emocional del spot. Distinguimos fundamentalmente dos partes del análisis, la que corresponde a la descripción y la que corresponde a la parte del análisis. El apartado de la descripción está a su vez dividida en dos secciones: una que tiene que ver con el plano sonoro 15 Sería mucho más fácil seguir el análisis si previamente se viera el spot, éste puede ser consultado en Youtube [http://www.youtube.com/watch?v=zXCU0HDJ7Wk]. 16 Para Plantin (1998), los pathemas son los principios (o topoi) que aseguran la coherencia del “discurso conmovido”. 56 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A (columna 2) y otra con el plano visual (columna 3). En la columna 3 “lo visual”, se han incluido algunos fotogramas del spot y el registro del tipo de plano. El tiempo está anotado en la columna 1. En la columna 4 se registran las anotaciones de la emoción. A diferencia de las otras columnas que son descriptivas, en esta columna se recapitulan las decisiones del análisis. La presentación del análisis se ha dividido en dos secuencias. La primera que se inicia cuando la voz en off dice “Este es el segundo piso de la Ciudad de México” y muestra el inicio de una construcción y la manera en que se va edificando. La segunda secuencia corresponde a la parte en que la voz en off señala “Estos son los grandes planes”, es decir, la parte en la que se saca una conclusión de lo que se ha venido enunciando tanto en el plano visual como en el verbal. Primera secuencia En esta secuencia la argumentación se inicia al enunciar el tema sobre el cual se construye el ataque: “Este es el segundo piso de la Ciudad de México”. Después de introducir el tópico, inmediatamente se inicia la argumentación contra quien asumió la responsabilidad de la construcción de dicha obra: “¿Cómo pagó López Obrador por él?” . A partir de esta pregunta se inicia la serie de argumentos que atacan no la acción sino la manera en que se realizó, más específicamente los recursos con los que se financió: “se endeudó”, es decir, lo hizo con deuda pública. Así sigue el cuestionamiento: “¿Las pensiones?”, y se vuelve a dar la misma respuesta: “se endeudó”. A estos cuestionamientos se agrega una aserción conclusiva: “Triplicó la deuda del Distrito Federal”. Efecto de lista y argumentación por inducción. Dos asuntos: “segundo piso” y “pensiones”, bien integrados en un paralelismo sintáctico-semántico de dos preguntas con la misma respuesta y la misma entonación, bastan para construir un efecto de lista al nivel verbal. En el nivel visual se añade a la lista los “distribuidores”. Estos distribuidores son parte integrante de los planes de modernización de las vialidades que emprendió el gobierno de AMLO. Aquí se les valoriza como otra fuente de endeudamiento, diferente, que se añade a la del segundo piso. La lista, así constituida, es la base de una argumentación inductiva, con proyección en el futuro, conclusión que aparecerá en la segunda secuencia. D E S C R I P C I Ó N S O N O R O V I S U A L T e x t o e s c r i t o S o n i d o s I m a g e n P l a n o A N Á L I S I S E s t e e s e l s e g u n d o p i s o d e l a C i u d a d d e M é x i c o ¿ C ó m o p a g ó L ó p e z O b r a d o r p o r é l / ? … s e e n d e u d ó \ M ú s i c a , y s o n i d o d e l a d r i l l o s t 0 - 0 3 0 3 - 0 5 P l a n o m e d i o l u z : c o n t r a s t e s o m b r a s / l u z P l a n o m e d i o T r e s p a t e m a s c o n s t r u y e n v i s u a l m e n t e e l m i e d o 1 ) M i e d o p o r m e d i o d e l a l u z : c i e l o o s c u r o , l u z d e o c a s o d e l s o l / i n c e n d i o / t o r m e n t a a m e n a z a 2 ) P r e s e n c i a d e u n p e r s o n a j e a s o b r e e l c u a l h a y u n a a m e n a z a , e l d e r r u m b e M i e d o p o r i d e n t i fi c a c i ó n d e l e s p e c t a d o r c o n l a p e r s o n a q u e c o r r e u n r i e s g o s i n s a b e r l o A c t ú a c o m o u n “ p r o x y ” d e l e s p e c t a d o r ( = d e l b l a n c o ) P r i m e r a s e c u e n c i a c o n t i n ú a . . . D E S C R I P C I Ó N S O N O R O V I S U A L T e x t o e s c r i t o S o n i d o s I m a g e n P l a n o A N Á L I S I S L a s p e n s i o n e s / . . . s e e n d e u d ó \ T r i p l i c ó l a d e u d a d e l D i s t r i t o F e d e r a l t 0 5 - 0 6 0 6 - 0 8 P r i m e r p l a n o P l a n o m e d i o P l a n o m e d i o P r i m e r a s e c u e n c i a ( c o n t i n u a c i ó n ) 3 ) l a d r i l l o s m a l a j u s t a d o s , r i e s g o d e c a e r 59 A R G U M E N T A R P O R M E D I O D E L A S E M O C I O N E S: L A C A M P A Ñ A D E L M I E D O D E L 2 0 0 6 El enunciado “Triplicó la deuda del Distrito Federal” puede tener una triple interpretación: a) conclusiva en relación con la lista; b) argumento que valida lo dicho antes y c) un nuevo argumento basado en la cantidad. Una argumentación por descenso modal. Este mismo segmento puede recibir otra lectura argumentativa, que utiliza el marco teórico de los topoi clásicos de la deliberación política. La representación del acontecimiento es una construcción argumentativa, retórica, regida por una tópica. Una tópica es un sistema de recolección y de tratamiento de la información relativa a una persona o un acontecimiento, con finalidades múltiples: narrativas, descriptivas y argumentativas. Es un conjunto de reglas (o topoi) que gobiernan la producción de las esquematizaciones (Grize, 1982), o de la puesta en escena de la realidad, y que especialmente permite la localización de los puntos de ataque de la argumentación. Una tópica puede funcionar como un conjunto de prescripciones, o como un conjunto de cuestiones a las cuales se debe responder antes de tomar una decisión. Roger Nadeau ha propuesto una “tópica de la decisión política”, que sintetiza varias tópicas antiguas. Esta tópica permite también la evaluación crítica de cualquier medida ya tomada: “Is the proposed measure legal, just, honourable, expedient, useful, necessary, safe, possible, easy, pleasant, what are its predictable consequences...” (Nadeau, 1958). Esta tópica es una lista de los principales valores que rigen la acción política. Esta primera secuencia constituye un texto altamente dialógico. Dos realizaciones construyen el “punto fuerte” de la acción de AMLO como jefe del Gobierno del Distrito Federal: las pensiones 17 y la modernización de las vialidades: el “segundo piso” y los distribuidores. La estrategia argumentativa del spot consiste en NO discutir que la medida bien puede ser justa y necesaria sino en atacarlo desde un punto de vista pragmático. Sólo es tomada en cuenta la pregunta “¿La medida era posible?”, interpretada como “¿financieramente posible?”; la respuesta del spot es “No”: “No se puede hacer algo cuando uno 17 El Programa de Apoyo Alimentario para los Adultos Mayores de 70 años Residentes en el Distrito Federal fue el primer programa social masivo instrumentado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. A finales de febrero de 2001 se empezó con la entrega de este beneficio; posteriormente, la pensión universal alimentaria fue elevada a rango de Ley en noviembre de 2003. El monto de la pensión es de medio salario mínimo que corresponde al costo de la alimentación de una persona y se ajusta anualmente con la inflación. 60 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A no tiene los recursos financieros”. Esta refutación está abierta a varias líneas de contra-refutación “no hubo endeudamiento”; “el endeudamiento del Distrito Federal es inferior al de otros estados”; “no se trata de endeudamiento, sino de sana inversión en lo social”, etcétera. Pero aquí no hay respuesta posible, ya que ésta que no está puesta sobre la misma escena, no es respuesta (a eso es a lo que se le llama “persuadir”). La cuestión es presentada como una condición sine qua non de la realización; es decir, que la medida bien puede ser “legal (legal), justa (just), honorable (honourable), oportuna (expedient), útil (useful), necesaria (necessary), segura (safe), fácil (easy), agradable (pleasant)” con consecuencias previsibles claramente positivas pero si no se puede hacer financieramente, no se debe hacer. El “diálogo de este tópico” se esquematiza así: — ¿Deberíamos hacerlo? — Posiblemente lo deberíamos hacer pero claro que no podemos: no tenemos el dinero. Es decir, tenemos una refutación implícita por descenso modal, que impide el paso del deber hacer al hacer, subordinando el hacer no al deber-hacer sino al poder-hacer. Esta maniobra permite la inversión de las orientaciones argumentativas positivas de “pensiones”, “segundo piso”, “distribuidores”. Actos y persona. La argumentación que se presenta es una argumentación factual (ad rem), que tiene consecuencias sobre la persona. No se trata aquí de manipulación difamatoria o de una tentativa para enlodar la imagen de la persona, 18 sino de un ataque político, basado en una evaluación negativa de la acción de AMLO como hombre político, que pone en cuestión su capacidad para gestionar bien los asuntos de una ciudad. Pero una evaluación negativa del pasado NO trae automáticamente consigo una evaluación negativa del futuro (“he aprendido mucho de mis fracasos”; “el hecho que llueva hoy no implica que lloverá mañana”). Por eso, se necesita otra operación argumentativa, que es un traslado metonímico del acto a la persona, 18 Denominada ad personam en las teorías actuales de la argumentación. Esta apelación es etimológicamente lamentable, porque sería útil disponer de una palabra como “persona” “mascara” de teatro y por extensión “rol social” para designar precisamente un ataque dirigido a la persona social (opuesta a la persona privada), en su capacidad profesional. 61 A R G U M E N T A R P O R M E D I O D E L A S E M O C I O N E S: L A C A M P A Ñ A D E L M I E D O D E L 2 0 0 6 “acto negativo persona negativa” (Perelman, 1952; Plantin, 1991). Así se construye el primer rasgo de la persona política AMLO: hombre políticamente incapaz, a quien le falta la virtud política esencial de la prudencia. 19 Esta imagen se fortalece. Podemos reconstruir otro rasgo. Diferentes caracteres (éthè) son asignados a cada uno de estos topoi: • (AMLO) La medida es justa, debe ser tomada => enunciación idealista (“si hay una voluntad, hay un camino”) ethos de idealista puesto sobre “él”: AMLO. • La medida es útil, debe ser tomada enunciación pragmática (“las fuerza de las cosas predominan sobre la voluntad”) “nosotros” asumimos un ethos de persona responsable. La primera secuencia culmina así incrustando la persona de AMLO del lado negativo, sobre la base de un continuum de malas acciones (se endeudó y re-endeudó, pues, “perseverare diabolicum”) y de incapacidad política. Segunda secuencia Esta secuencia se inicia cuando se proporcionan ciertos argumentos enunciados “por las consecuencias negativas”. Así, la voz en off señala: “Si llega a presidente nos va a endeudar más y vendrá una crisis económica”. SE endeudó / NOS va a endeudar más. ¿Por qué “se... nos...” y no “se... se...” o un “nos... nos”? Podemos sugerir la hipótesis de que “nos endeudó” da lugar a la inferencia “el locutor es un mexicano del Distrito Federal”, es decir, que 19 Los éthè son los atributos del orador, los rasgos de carácter que el orador debe mostrar al auditorio (no importa que sean auténticos o fingidos) para causar una impresión favorable: son sus aires. Hay tres tipos de éthè: 1) phronesis, buen sentido, sabiduría objetiva, el que delibera bien; 2) areté: la ostentación de una franqueza que no teme sus consecuencias; 3) éunoia: se trata de no chocar, de no provocar, de ser simpático, de entrar en una complicidad complaciente con el auditorio (cfr. Barthes, 1970), es decir, capaz, honesto y solidario. La argumentación le niega a AMLO la capacidad política. Las investigaciones sobre el ethos tocan principalmente el ethos del orador; pero el concepto se puede extender a cualquier persona objeto de discurso (Plantin, 2009). D E S C R I P C I Ó N S O N O R O ( 2 ) V I S U A L ( 3 ) T e x t o e s c r i t o S o n i d o s I m a g e n P l a n o A N Á L I S I S ( 4 ) S i l l e g a a p r e s i d e n t e n o s v a a e n d e u d a r m á s y v e n d r á u n a c r i s i s e c o n ó m i c a d e v a l u a c i ó n , d e s e m p l e o S e i n c r e m e n t a e l r i t m o d e l a v o z y e l r u i d o d e l o s l a d r i l l o s q u e s e s u p e r p o n e n t 0 8 - 1 6 P l a n o m e d i o P l a n o m e d i o e n c o n t r a p i c a d a P l a n o m e d i o A r g u m e n t o e n u n c i a d o “ p o r l a s c o n s e c u e n c i a s n e g a t i v a s ” c o n s t r u y e u n a e m o c i ó n . N e g a t i v a = d e s a g r a d a b l e , c o n t r a r i a a l o s v a l o r e s d e r e f e r e n c i a . D e s g r a c i a , d e s a l i e n t o , c ó l e r a , p e s i m i s m o , m i e d o . S e g u n d a s e c u e n c i a c o n t i n ú a . . . ( 1 ) D E S C R I P C I Ó N S O N O R O ( 2 ) V I S U A L ( 3 ) T e x t o e s c r i t o S o n i d o s I m a g e n P l a n o A N Á L I S I S ( 4 ) E s t o s s o n l o s g r a n d e s p l a n e s d e L ó p e z O b r a d o r u n p e l i g r o p a r a M é x i c o S o n i d o d e a l g o q u e s e d e r r u m b a o c o l a p s a t 1 6 - 1 9 P l a n o m e d i o P l a n o m e d i o P r i m e r p l a n o L o g o t i p o d e l a A s o c i a c i ó n p a t r o c i n a d o r a S e g u n d a s e c u e n c i a ( c o n t i n u a c i ó n ) ( 1 ) 64 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A se habla de AMLO como jefe del Gobierno del Distrito Federal, posiblemente con otras inferencias: “eso que nos pasó a los del Distrito Federal les pasará a todos”. Argumentación por las consecuencias negativas (que tendría la elección de AMLO). Se trata del segundo momento de la argumentación: 1. Construcción de AMLO: se endeudo = lo que hizo como jefe de gobierno lo hará como presidente nos endeudará –y eso a escala más grande según la proporción jefe del Gobierno/presidente. Eso introduce un elemento de pendiente resbaladiza. 2. La argumentación por las consecuencias negativas, es una línea argumen- tativa de las más conocidas: es el topos número 13 de Aristóteles, la consecución; es un topos de los más eficaces y totalmente racional: si algo lleva consigo consecuencias negativas, no se debe hacer. Hemos aludido a la pretensión de ciertas teorías de la argumentación de constituirse fuera de todo valor o emoción. Basta con el ejemplo de este tipo de argumentación para ver que “la racionalidad” de la argumentación por las consecuencias lleva consigo valores y emociones. La palabra “negativo” caracteriza la consecuencia como algo desagradable, contrario a los valores de referencia; estos rasgos configuran una emoción del orden de la desgracia, desaliento, cólera, pesimismo, miedo. Co-orientación emocional de los niveles semióticos. Las palabras choque que se utilizan: endeudamiento, crisis económica, devaluación, desempleo, tienen orientaciones emotivas hacia una emoción negativa de intensidad alta, como /miedo/. Si bien no existe ningún enunciado de emoción, es decir, no se enuncian explícitamente las emociones, tanto las imágenes como las palabras enunciadas llevan a crear el miedo al nivel verbal. Los elementos verbo-visuales: la luz y el ritmo, se coordinan para crear una emoción negativa. En el caso del nivel sonoro el miedo se crea por la división en tres tiempos de la banda sonora; después de una micro secuencia musical, los ladrillos se sobreponen primero según un ritmo normal de una obra, luego los ruidos de ladrillos que chocan se aceleran, creando el sentimiento de una 65 A R G U M E N T A R P O R M E D I O D E L A S E M O C I O N E S: L A C A M P A Ñ A D E L M I E D O D E L 2 0 0 6 máquina que pierde la cabeza, y por fin se vuelven violentos y la construcción se hunde. 20 Los colores y la luz de la imagen también desempeñan un papel en la creación del miedo: el fondo rojo sombrío y el color amarillo-rojizo, que generalmente no se encuentran en ambientes realistas, crean una atmósfera de catástrofe, que permanece estable durante todo el spot. A diferencia de otros spots que conforman nuestro corpus de estudio, en éste no existe ninguna expresión de la emoción por delegación, es decir, no existe proxy del blanco que experimente la emoción (ninguna emoción se puede leer sobre el personaje del primer plano). No existe en el discurso verbal ninguna apelación directa a un destinatario. Sin embargo, por reconstrucción de lo que se narra o describe se observa una construcción de la situación como emocionante. La representación: de la esquematización a la metáfora. La representación que se presenta no es la del segundo piso sino la de la construcción del segundo piso. En la primera secuencia aparece como una esquematización de algo muy alto (ver el proxy tomado en picada sobre el primer plano) y mal hecho (no hay cemento, etcétera). Hemos visto que, con la aceleración de los ruidos (choques de los ladrillos) y el ritmo de los ladrillos que se superponen, aparece la metaforización de la pérdida de control del proceso, es decir, del elemento “pendiente resbaladiza” que culmina con el derrumbe de lo que es ahora un “castillo de naipes” (château de cartes), con una posible alusión a un terremoto. Este derrumbe es una metáfora visual de la argumentación por las consecuencias negativas. De la persona al individuo. “Éstos son los grandes planes de López Obrador”. ¿Cómo debemos construir la referencia del demostrativo “éstos”? En un sentido de dicto: “éstos” refiere a lo dicho “nos va a endeudar más\ y vendrá la crisis económica\ devaluación\ desempleo\”. Se podría salvar la interpretación no-intencional del enunciado, al precio de una elipsis: “Éstos[as] son [las consecuencias de] los grandes planes de López Obrador”, sin proceso de intención (imputación gratuita de mala intención). Pero semánticamente, la palabra plan implica algo consciente e intencional: “Modelo sistemático de 20 La producción de miedo por el ritmo sonoro es una industria en pleno desarrollo en el caso de los videojuegos. 66 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A una actuación pública o privada, que se elabora anticipadamente para dirigirla y encauzarla” (Diccionario RAE). ¿Planea AMLO la crisis económica, la devaluación, y el desempleo? Todos los partidarios de AMLO, seguramente, como muchos otros, dirían que ningún hombre sensato lo puede pensar y que una acusación de esta naturaleza debe ser defendida con argumentos explícitos. No se puede acusar sin tener por lo menos un indicio, una razón: tal acusación soporta el grave peso de la prueba. Podemos decir que es falaz, si se entiende por eso que no será aceptada por todo el mundo. El enunciado falaz da a la persona que lo pronuncia una interesante postura lógico-moral, pero solamente eso. Se puede, en todo caso, refutar esta posición utilizando una estrategia de dramatización, sosteniendo que se trata de desenmascarar un programa político escondido, programa que depende de la política de lo peor, cuyo fin es una revolución radical, con establecimiento de una dictadura. Es exactamente esa la línea argumentativa que aparece con establecimiento de un vínculo entre López Obrador y Hugo Chávez, construida en otros spots de la misma campaña. El spot remata con la enunciación de que sus propuestas económicas representaban “un peligro para México”. Aquí, otra vez, la argumentación se reorienta, de argumentación ad rem (consecuencias negativas), a una acusación contra la persona (“quiere, planifica la crisis”), que agranda la primera, como lo muestra el fotograma sobre la cara de AMLO, un plano poco nítido, para mancillar a la persona –otra vez, la metáfora se vuelve realidad. ¿“Campaña del miedo” o del odio? Esta conclusión desempeña un papel en el nivel emotivo. Hemos visto cómo se edificaba el miedo; pero aquí hay más que puro miedo. Puro miedo ocurre, por ejemplo, si uno prevé una explosión del Popocatépetl; aquí hay miedo con designación de la fuente de los peligros que dan miedo, del responsable, que corresponde al eje “control” de la construcción emotiva: AMLO. Construir “Miedo + Responsable “identificado” no es miedo, sino odio a la persona; es más bien construir la persona como alguien que se debe eliminar (legítima defensa antes de una amenaza). Otros spots (CCE, AdV) construyen explícitamente el instrumento de eliminación: el voto. 21 21 Se puede observar en el spot “Preparándonos para la guerra simétrica/”, de la Asociación Ármate de Valor y Vota, el gesto ambiguo de una persona de cara tensa, en una fila de espera muy larga, que busca algo en el bolsillo interior de su ropa –con inferencia: pistola–, que saca su... credencial de elector. 67 A R G U M E N T A R P O R M E D I O D E L A S E M O C I O N E S: L A C A M P A Ñ A D E L M I E D O D E L 2 0 0 6 Aquí, el tipo e instrumento de eliminación son confiados a la imaginación de los voluntarios. Por eso, y después del análisis, la designación “campaña del miedo”, por lo que refiere a este spot, nos parece un poco suavizada. Reflexiones finales En el caso de la emoción analizada en este spot, el miedo es construido tanto a partir de las imágenes, el sonido y el discurso verbal. En este spot, a diferencia de otros que hemos analizado, el ataque contra López Obrador es directo al enunciar: “López Obrador un peligro para México”. Como señala Martín Salgado al hablar de la propaganda negativa: “Pese a las críticas la mayoría de los consultores políticos creen que un buen ataque puede ser el mensaje más eficaz para ganar las elecciones” (2002:233). Los ataques pueden dirigirse al carácter, las acciones, las intenciones, el pasado, los colaboradores o las políticas del candidato. En el caso de este spot observamos que el ataque va dirigido contra las acciones, intenciones y políticas del candidato. Este artículo trata de poner en ejecución un análisis fenomenológico de la argumentación que no recurre al concepto de falacia. Nuestro fin no es designar los buenos y los malos, aunque simpaticemos con la persona y la política de López Obrador. El programa crítico hacia el cual nos orientamos sería más bien de inspiración brechtiana. Se trata, por el análisis, de producir un efecto de distanciamiento (Verfremdungeffekt) frente a frente. El militante político encontrará, con razón, esta posición un poco corta si se le relaciona con las exigencias de la acción política; sin embargo, sostenemos que esta vía abre perspectivas para la educación. Bibliografía Barthes, Roland (1970), La antigua retórica. Investigaciones retóricas I, Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires. Caffi, Claudia y Richard W. Janney (1994), “Toward a pragmatics of emotive communication”, Journal of Pragmatics, núm. 22, pp. 325-373. Ekman, Paul (1994), “Emotions and traits”, en Paul Ekman y Richard Davidson (eds.), The nature of emotions. Fundamental Questions, Oxford University Press, Nueva York, pp. 56-58. 68 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A Frijda, Nicos (1993), “Moods, Emotion Episodes and Emotions”, en Lewis M. y Haviland J.M. (eds.), Handbook of emotions, Guilford Press, Nueva York, pp. 381-403. —— (1994), “Varieties of Affect: emotions and Episodes, Moods, and Sentiments”, en Paul Ekman y Richard Davidson (eds.), The nature of emotions. Fundamental Questions, Oxford University Press, Nueva York, pp. 59-67. Gayral Louis (1975), Sémiologie clinique en psychiatrie, Sandoz, Rueil-Malmaison. Gordon, George N. (1971), Persuasion: The Theory and Practice of Manipulative Communication, Hastings House, Nueva York. Grize, Jean-Blaise (1982), “Schématisation, représentation et images”, en De la logique a l’argumentation, Librairie Droz, Genève. Hamblin, Charles L. (1970), Fallacies, Methuen and Co Ltd., Londres. Martín Salgado, Lourdes (2002), Marketing político. Arte y ciencia de la persuasión en democracia, Paidós, Barcelona. Marty Anton (1908), Untersuchungen zur Grundlegung der allemeinen Grammatik und Sprachphilosophie, Niemeyer, Halle. Nadeau, Roger (1958), “Hermogenes on ‘Stock Issues’ in Deliberative Speaking”, Speech Monographs, núm. 25, p. 59-66. Ortony, Andrew, Gerald Clore y Allan Collins (1996), La estructura cognitiva de las emociones, Siglo XXI Editores, España. Perelman, Chaïm (1952), “Acte et personne dans l’argumentation”, en Rhétorique et philosophie, PUF, París, pp. 49-84. Plantin, Christian (1991), “Questions, Arguments, Réponses”, en C. Orecchioni (ed.), La Question, Presses Universitaires de Lyon, Lyon. —— (1996), L’argumentation, Le Seuil, París. —— (1998), “Les raisons des émotions”, en M. Bondi (ed.), Forms of argumentative discourse / Per un’analisi linguistica dell’argomentare, CLUEB, Bologne, pp. 3-50. ——(1999), “Arguing emotions”, en Van Eemeren F. et al., Proceedings of the Fourth International Conference of the International Society for the Study of Argumentation, pp. 631-638. —— (2000), “Se mettre en colère en justifiant sa colère”, en Ch. Plantin, M. Doury y V. Traverso (eds.), Les émotions dans les interactions (cédérom), Presses Universitaires de Lyon, Lyon. —— (2004), “On the inseparability of emotion and reason in argumentation”, en E. Weigand (ed.), Emotions in Dialogic Interactions, John Benjamins, Amsterdam, pp. 265-276. —— (2009), “La personne comme ressource argumentative: éthos et résistance à l’autorité”, en P. Charaudeau (ed.), Identités discursives (en prensa). 69 A R G U M E N T A R P O R M E D I O D E L A S E M O C I O N E S: L A C A M P A Ñ A D E L M I E D O D E L 2 0 0 6 Plantin Christian, Marianne Doury y Véronique Traverso (2000), Les émotions dans les interactions, Presses Universitaires de Lyon, Lyon (ouvrage avec cédérom). Plantin, Christian y Silvia Gutiérrez (2009), “La construcción política del miedo”, en Haciendo discurso. Homenaje a Adriana Bolívar, Paola Bentivoglio, Frances D. Erlich y Martha Shiro (comps.), Comisión de Estudios de Posgrado, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad Central de Venezuela, Caracas. Sánchez Luis F. y Francisco Aceves (2008), “Campañas políticas y configuración del voto electoral en el 2006: encuestas electorales y publicidad política”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, núm. 202, México, pp. 93-116. Scherer, Klaus R. (1993), “Les émotions: Fonctions et composantes”, en Bernard Rimé y Klaus Scherer (eds.), Les emotions, Delachaux et Niestlé, Neuchâtel, pp. 97-133. —— (1984), “On the Nature and function of emotion: A component process approach”, Approaches to emotion, Klaus R. Scherer y Paul Ekman (eds.), Lawrence Erlbaum, Hillsdale, pp. 293-317. —— (2001), “Appraisal considered as a process of multilevel sequential checking”, en K.R. Scherer, A. Schorr y T. Johnstone (eds.), Appraisal processes in emotion: Theory, methods, research, Oxford University Press, Nueva York, pp. 92-120. Walton, Douglas (1992), The place of emotion in argument, Pennsylvania State University Press. Recibido el 24 de abril de 2009 Aceptado el 6 de octubre de 2009 VERSIÓN 24 • UAM-X • MÉXICO • 2010 • PP. 71-91 La desdramatización de las emociones en la prensa escrita El eufemismo político-administrativo Marc Bonhomme* André Horak** La prensa escrita, destinada a priori a la transmisión de información, es un medio que, deliberadamente o no, ejerce una doble influencia psicológica sobre sus lectores. Por un lado, despierta los afectos mediante sus títulos- choque y su predilección por los acontecimientos susceptibles de alterar la opinión; por otro, suscita –en particular a través de la figura sociodiscursiva del eufemismo– un efecto narcótico que difumina las emociones públicas, especialmente en los dominios político y administrativo. Apoyándose en estrategias de atenuación, neutralización o mejoramiento, el eufemismo emplea, para operar, un conjunto de recursos pragmáticos (hiperonimia, siglación...) perfectamente adaptados a las necesidades del discurso periodístico: desdramatizar y al mismo tiempo permanecer verídico. En conjunto, el eufemismo se presenta como la figura política por excelencia, ya que permite transmitir, mediante una enunciación polifónica, un punto de vista colectivo que busca influir en una mayoría de lectores. PALABRAS CLAVE: anti-emoción, comunicación frenada, estrategias retórico- pragmáticas, eufemismo político-administrativo, polifonía convergente. The written press, endowed with the capacity of transmitting information, is a medium that, deliberately or not, exerts a double psychological influence on its readership. On the one hand, it awakes affections through its shocking titles and its predilection for events capable of altering opinions. On the other hand, it gives rise –in particular through the socio- discursive figure of euphemism– to a narcotic effect that blurs the public * Profesor de lingüística francesa en la Universidad de Berna [marc.bonhomme@rom. unibe.ch]. ** Asistente de lingüística francesa e hispánica en la Universidad de Berna [andre.horak@ rom.unibe.ch]. 72 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A UN MEDIO COMO LA PRENSA escrita participa activamente en la gestión de las emociones del público al que se dirige. Por lo general, en la prensa se percibe un factor de fuerte activación afectiva. Particularmente en el caso de los periódicos centrados en el escándalo, 1 con sus títulos-choque, o de los periódicos populares que aspiran a la dramatización de la actualidad, especialmente en la redacción de la sección de acontecimientos. Incluso los periódicos más serios no escapan a la movilización de los afectos, en el desarrollo de sus comentarios a fondo sobre la actualidad, ya sea en sus editoriales o en sus reportajes. Ahora bien, hay otra dimensión importante y medianamente desatendida en la prensa escrita que no consiste en exacerbar las emociones sino, al contario, en difuminarlas. Esta difuminación afectiva se efectúa principalmente mediante la figura sociodiscursiva del eufemismo, de la que nos proponemos analizar su papel como atenuador patémico en la comunicación mediática, en relación con los campos político o administrativo. Al tamizar el mundo según una puesta en escena que maquilla la realidad, 2 el eufemismo aparece a priori como un obstáculo a la transparencia mediática. Pero, en realidad, se presenta como una herramienta periodística inevitable emotions, especially in the domains of politics and administration. Based on a mitigating, a neutralizing or an ameliorative strategy, euphemisms use, in order to operate, a number of pragmatic devices (hyperonymy, acronyms, formation...) perfectly appropriate for the needs of journalistic discourse: to be de-dramatizing, but at the same time to remain veracious. As a whole, euphemism appears as the political figure par excellence, since it allows to share, by means of polyphonic utterances, a collective point of view among a great number of readers. KEY WORDS: anti-emotion, braked communication, convergent polyphony, political-administrative euphemism, rhetorical-pragmatic strategies. 1 Pensemos en el Bild de Alemania o en el Blick de Suiza, sin hablar de la yellow press anglosajona. 2 Como lo atestigua su etimología griega: eufemismos /habla buena, afortunada/. 73 L A D E S D R A M A T I Z A C I Ó N D E L A S E M O C I O N E S E N L A P R E S A E S C R I T A para canalizar la sensibilidad de la opinión pública, en particular en las secciones político-administrativas de la prensa escrita. 3 Así, en los reportajes sobre conflictos internacionales prácticamente no se pueden aludir a los bombardeos y secuelas destructivas sin que ello despierte la ira contra el gobierno del país agresor. Este último se referirá entonces –falsificando la imagen de la realidad problemática– a un “golpe quirúrgico” o a “daños colaterales” para minimizar las emociones disfóricas de los grupos hostiles a la guerra, y sus consecuencias (pérdida de popularidad y de apoyo político, sanciones, etcétera). En este sentido, como lo vamos a mostrar, la anti-emoción se revela como el primer objetivo de la desdramatización eufemística, pero no como el único. De una manera general, el eufemismo aparece como eminentemente prag- mático, debido a que adapta sus orientaciones distensivas y sus procedimientos discursivos a las circunstancias de la actualidad. Sobre todo, se revela, globalmente, como la figura política más representativa, en la medida en que sus distorsiones comunicativas y sus valores psicológicamente manipuladores permitan sostener, mediante una enunciación diluida, la ideología dominante de los poderes actuales. Los objetivos del eufemismo político-administrativo La anti-emoción Aun antes de suscitar verdaderos efectos, el eufemismo político-administrativo se integra, por definición, en una estrategia defensiva: pretende evitar o deconstruir, a nivel de su recepción, cualquier emoción disfórica que podría, al fin y al cabo, dañar el crédito de las instancias dirigentes. El principal objetivo del discurso eufemístico se presenta entonces como un contra-efecto, o un efecto “cero”. Éste es esencialmente el resultado de un simulacro que se basa en un razonamiento cuasi-silogístico: 3 Bruneau (1959:45) llega a afirmar incluso que el eufemismo constituye “lo esencial del oficio de periodista” (la traducción es nuestra). 74 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A PREMISA 1 Las emociones negativas surgen como consecuencia de una realidad desagradable. PREMISA 2 El eufemismo niega la existencia de tal realidad. CONCLUSIÓN Por lo tanto, ya no es de temer ningún sentimiento hostil. Este principio manipulador pone en práctica la comunicación mediática de la Bundeswehr alemana, como lo demuestra el ejemplo siguiente: [1] [U]n puñado de observadores en uniforme están presentes en Georgia, en Sudán, en Etiopía y en Eritrea [La Liberté, 20-XI-2006]. 4 Aquí, en primer lugar, la realidad controvertida, es decir, la presencia de combatientes activos en dichos países, está negada implícitamente. En segundo lugar, las autoridades militares alemanas imponen una realidad ficticia, desdramatizada, al designar a sus soldados como “observadores” 5 (generalmente pasivos). Frente a tal inocuidad de la Bundeswehr, los pacifistas sub-informados, si bien no están de acuerdo con la política alemana, por lo menos son reconfortados. Más que desdramatizada, la desagradable realidad es presentada a menudo bajo un aspecto conveniente cuando se trata de hacer aceptar ciertas decisiones delicadas. Tal es el caso del enunciado siguiente, donde el Consejo federal suizo reacciona desfavorablemente a la solicitud, formulada por la Asociación suiza de radiodifusión y televisión (SSR), de aumentar 6.5% el impuesto radio-TV, acordando sólo un alza de 2.5 por ciento: [2] [El Consejo federal] sólo ha tomado en cuenta una parte de las necesidades de la SSR, es decir, 25 millones. La tercera parte de la suma pedida. Moritz Leuenberger piensa que los emisores pueden aún asegurar sus ingresos a través de las centrales de compras y de la homologación de los salarios sin poner en peligro la cohesión nacional [Le Matin, 09-XII-2006]. 4 Las traducciones de los ejemplos periodísticos en este artículo son nuestras. 5 No obstante, el atuendo de trabajo de estos “observadores” (el uniforme militar) no deja duda alguna sobre su verdadera identidad. 75 L A D E S D R A M A T I Z A C I Ó N D E L A S E M O C I O N E S E N L A P R E S A E S C R I T A El consejero federal Leuenberger propone como alternativa al financia- miento, entre otras cosas, una disminución de los salarios, que disfraza hábilmente de “homologación”. Con esta solución, no sólo pretende tranquilizar sino, sobre todo, satisfacer a los solicitantes frustrados, ya que, después de todo, una “homologación” es un proyecto positivo. Sin embargo, el primer propósito del eufemismo político-administrativo sigue siendo la lucha contra las emociones negativas. Los eventuales efectos positivos paralelamente producidos en el curso de la eufemización (satisfacer al personal de la SSR, en el último ejemplo) son, desde luego, agradables, pero suplementarios. Dos objetivos ilocutorios secundarios: justificación y confesión Pretendiendo, ante todo, ofrecer una representación positiva de un referente problemático, el sustituto eufemístico puede estar dotado de una serie de valores ilocutorios 6 secundarios, entre los que encontramos un valor justificador. Este es el caso del ejemplo siguiente, extraído de un artículo de Le Monde (19-01-2007) titulado “La administración Bush renuncia a las ‘escuchas’ no autorizadas”: [3] En una carta al presidente de la comisión judicial del Senado, el demócrata Patrick Leahy, ministro de justicia, Alberto Gonzáles, anunció, el miércoles 17 de enero, el fin del “programa de vigilancia de terroristas”, que permitía desde 2001 a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) intervenir las conversaciones telefónicas y los correos electrónicos con destino al extranjero, sin recurrir al tribunal ad hoc creado por el Foreign Surveillance Intelligence Act de 1978. La frase “programa de vigilancia de terroristas” ejerce una doble función: por un lado, atenúa, conforme a la definición del eufemismo, las intervenciones telefónicas ilegales practicadas por los servicios secretos y que son un motivo de exasperación para la ciudadanía. Por otro lado, justifica estas escuchas sugiriendo el enorme peligro del terrorismo, que debe evitarse a cualquier 6 Para adoptar la terminología clásica de Austin (1971). 76 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A precio y por todos los medios posibles. 7 La justificación como valor inherente al sustituto eufemístico es igualmente localizable en este recuerdo histórico del conflicto taiwanés de la década de 1950: [4] Cuando en agosto de 1954 los comunistas chinos llaman [...] a la “liberación” de las islas del estrecho de Taiwán, Eisenhower pide al Congreso delegarle la autoridad necesaria para decidir sobre la utilización de las fuerzas armadas [La Liberté, 21-XII-2006]. En tanto “liberación”, la ofensiva militar china se auto-justifica discretamente y al mismo tiempo aparece como el necesario resultado de una política noble y celosa del respeto a los derechos humanos. Según este mismo esquema discursivo, las ofensivas militares se convierten en acciones de “limpieza” o “maniobras”. 8 En cierta medida, la expresión eufemística equivale a una confesión implícita de un fracaso personal: [5] El presidente americano George W. Bush reconoció ayer que el éxito en Irak no fue “tan rápido” como lo deseaba [La Liberté, 21-XII-2006]. Al reconocer el complicado desarrollo de la guerra en Irak, de la que hizo su mayor proyecto, el ex presidente estadounidense no puede sino admitir simultáneamente su propia impotencia política. Sin embargo, su balance es tan astuto como sincero por la perfecta adaptación del giro “no [...] tan rápido” a los requerimientos diplomáticos. Esta expresión puede comprenderse, de hecho, en un sentido propio sin admitir réplica alguna: la vuelta al orden (para 7 Sin duda, la argumentación de la administración Bush también se apoya sobre el contexto apocalíptico del 11 de septiembre de 2001. Desde entonces, en efecto, la mención de la palabra “terrorismo” es a menudo suficiente para desencadenar un pánico colectivo que favorece ciertas decisiones gubernamentales de los Estados Unidos. 8 El término “maniobra”, emotivamente neutral, fue sobre todo utilizado durante años por las autoridades francesas para velar la dura realidad de la guerra de Argelia (1954-1962) y para justificar los disturbios más brutales contra los maquis independentistas del Frente de Liberación Nacional (FLN). 77 L A D E S D R A M A T I Z A C I Ó N D E L A S E M O C I O N E S E N L A P R E S A E S C R I T A hacer eco a la voz oficial) efectivamente no es tan rápida como se podría haber imaginado. Al mismo tiempo, gracias a su estructura enunciativa basada en la negación del contrario, 9 el enunciado de Bush se percibe subjetivamente como más adecuado a este propósito que el adjetivo implícito (“lento”). En suma, en el terreno mediático, el dicho eufemístico es un acto enunciativo complejo que –desde luego– responde, ante todo, a la necesidad de atenuar la gravedad de un referente sensible para la opinión pública. Pero este acto de atenuación es frecuentemente inseparable de otro acto ilocutivo –que consiste, por ejemplo, en calmar los ánimos mediante la justificación o la confesión de un paso en falso–, 10 no menos integrado perfectamente a la estrategia sosegada y seductora del discurso político-administrativo. De este modo, el eufemismo se revela como una figura multifuncional. Estrategias pragmáticas del eufemismo político-administrativo Globalmente, el eufemismo político-administrativo emplea recursos discursivos variados. No obstante, las grandes estrategias desdramatizantes que se encuen- tran en la prensa escrita se apoyan en principios específicos. Los principios eufemísticos de base El eufemismo opera en dos etapas. 11 Primero, se niegan los sustantivos que, convencionalmente, denotan aquellas realidades perturbadoras y percibidas como disfóricas en nuestras representaciones intelectuales o afectivas. Estos sustantivos son evitados en la prensa, ya sea por los periodistas, o por los actores institucionales cuyas declaraciones se reproducen en los periódicos. En 9 Esta estructura se atribuye de modo estereotípico a la litotes. Sin embargo, no se trata de ningún modo de un enunciado litótico. Véase, al respecto, Horak (2008:86-88). Para la confusión entre eufemismo y litotes, cf. también Jaubert (2008). 10 Un acto justificado despierta menos la cólera pública que una acción ilegítima. En cuanto a la confesión, ésta es ventajosa, pues pone de relieve la sinceridad del locutor. Ahora bien, se perdona más fácilmente al hombre honesto que al mentiroso. 11 Para el funcionamiento general del eufemismo periodístico, véase sobre todo Bonhomme (2005). 78 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A este sentido, no se admite que un ataque militar sea llamado “ataque militar”. Del mismo modo, una invasión deja de ser una “invasión”... En seguida, los referentes que pasaron al anonimato, mediante este procedimiento inicial de de-nominación, son nombrados de nuevo en un proceso de re-nominación, que se apoya en tres principios de base: la atenuación, la neutralización y la mejoría. El primero de estos principios, la atenuación, sigue el esquema MAL g MENOS MAL: [6] Cuando Eisenhower sucede a Truman en 1953, sobre las cenizas todavía humeantes del conflicto coreano, toma la decisión de repeler la expansión comunista en Asia del sudeste, aunque tenga que recurrir al arma nuclear [La Liberté, 21-XII-2006]. En este ejemplo, la guerra de Corea ya no es sino un “conflicto”, menos importante. La violencia de la realidad militar es, pues, minimizada, aunque no desaparece del todo. En efecto, el eufemismo que opera por atenuación, bajo la forma de un sustituto menos grave, pero a pesar de todo lo negativo, deja siempre huellas semánticas que facilitan la reconstitución de la realidad desastrosa. Por tanto, su orientación positivadora resulta débil, y sus ocu- rrencias en el discurso político-administrativo son ocasionales. En cambio, la neutralización eufemística, basada en el principio MAL g NO MARCADO, está muy presente en el lenguaje político, ya que extrae de las realidades difíciles su carácter controvertido, a la vez que permanece verídico. Así, es irrefutable que un ataque militar es también una “actividad”: [7] Además, la Bundeswehr tiene efectivamente una central cerca de Potsdam para coordinar las actividades en el extranjero [La Liberté, 20-XI-2006]. En esta ocurrencia, el término “actividad” ofrece la ventaja de construir un discurso desensibilizado que bloquea la función emotiva del lenguaje (en el sentido de Jakobson, 1963) y desactiva las reacciones patémicas del público. El tercer principio eufemístico, mejoración, sustituye el referente contro- vertido por una realidad generalmente apreciada (MAL g BIEN): 79 L A D E S D R A M A T I Z A C I Ó N D E L A S E M O C I O N E S E N L A P R E S A E S C R I T A [8] Los Estados Unidos [...] retiraron, en 1995, de Somalia las últimas tropas que habían venido con la ONU para intentar pacificar el país desgarrado desde la caída del dictador Siyad Barre [Le Temps, 16-XI-2006]. Si un combate, sea o no contra rebeldes, corre el riesgo de ser el objeto de críticas y de reacciones afectivas más o menos vivas, una “pacificación” es sólo difícilmente condenable, a causa de su orientación valorizante y eufórica. Tal reevaluación positivadora convierte la mejoración en el más radical, pero también en el más engañoso de los tres principios eufemísticos de base. Finalmente, el periodista elegirá el tipo de eufemismo –atenuante, neutra- lizante o mejoración en función de criterios pragmáticos. Cuando la negatividad de una realidad es aparente en mayor grado (como lo es en el caso de una guerra oficialmente declarada), su naturaleza desastrosa podrá, en última instancia, atenuarse, pero no podrá ser negada. Por lo que se refiere a las realidades violentas, aunque menos devastadoras, éstas serán más bien desdramatizadas por el eufemismo neutralizante. En cambio, las realidades problemáticas poco mediatizadas y cuyo resultado es imprevisible o menos conocido pueden disimularse fácilmente tras el velo de una mejoración. Los recursos privilegiados del eufemismo político-administrativo Los recursos de los que dispone el eufemismo para realizarse son, en teoría, muy numerosos. 12 Sin embargo, ciertos procedimientos, como la hiperonimia, se prestan más que otros a la lucha contra las emociones en los discursos políticos y administrativos. De hecho, al favorecer los términos imprecisos y al instaurar una referencia genérica perfectamente lisa, las disoluciones hiperonímicas parecen particularmente adaptadas a la doble exigencia de la jerga política: permanecer verídica, para evitar contrariar o irritar al lector. Efectivamente, las hiperonimias vehiculan la necesaria información para no pasar por falsas, no suficiente para dar a los receptores una idea precisa de la realidad. De este modo, 12 Para un estudio detallado de los recursos eufemísticos, véase, por ejemplo, Horak (2008). Entre las monografías en español, hay que mencionar las de Montero (1981), Casas (1986) o Uría Varela (1997). 80 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A en el interdiscurso periodístico actual, las guerras y las incursiones militares se transforman convencionalmente en “operaciones”, 13 en “misiones”, en “intervenciones” 14 o en “acciones”. 15 Estos términos constituyen formulaciones anestésicas ante las cuales toda subjetividad es rechazada. Asimismo, los combates callejeros son clasificados en la categoría de los “incidentes”, 16 lo que difumina su potencial amenazante. Otros hiperónimos eufemísticos son menos empleados: [9] La semana pasada, un vuelo especial que salió desde Alemania repatrió a 35 africanos expulsados por varios países europeos, entre ellos Suiza [...] Cada país envía a sus propios policías [...] para acompañar a “sus” expulsados. En el vuelo de Düsseldorf, el “personal acompañante” contó con más de cien personas para 35 repatriados [24 Heures, 05-XII-2006]. Si los africanos expulsados son comparados con criminales cuando están sometidos a vigilancia por la policía, se convierten en pasajeros connotados positivamente en el momento en que los policías se transforman en “personal acompañante”. Tras esta eufemización, los detractores de la discriminación política y racial se ven reconfortados pero, sobre todo, privados de argumentos, pues no hay que lamentar ninguna injusticia anti-humanitaria. Al contrario, las autoridades aparecen como amables tercermundistas, dado que “acompañan” a los exiliados a casa para “repatriarlos”. La tranquilidad emocional del observador xenófilo se ve, sin embargo, perturbada por la objetividad del periodista del diario 24 Heures. Al servirse abiertamente del término evitado por los países organizadores de las repatriaciones (“policías”), este último efectivamente deja 13 “Una mujer israelí murió el miércoles por tiros de cohetes lanzados desde la franja de Gaza, ocasionando amenazas de Israel de ampliar las operaciones en este territorio palestino y de hacer pagar ‘un tributo pesado’ a los responsables del ataque” (Le Temps, 16-XI-2006). 14 “Paso a paso, el ejército alemán extendió su radio de acción y la intensidad de sus intervenciones. En 1991, la marina retira las minas del golfo Pérsico. Más tarde, la Bundeswehr participa en las misiones de los Balcanes y de Somalia” (La Liberté, 20-XI-2006). 15 “En numerosos casos, la población ha sido informada por adelantado de las acciones militares, con el objetivo de ahorrar vidas” (Le Temps, 13-XI-2006). 16 “Una manifestación de detractores del antiguo dictador [Augusto Pinochet], en el centro urbano, desembocó en incidentes con las fuerzas del orden” (Le Monde, 13-XII-2006). 81 L A D E S D R A M A T I Z A C I Ó N D E L A S E M O C I O N E S E N L A P R E S A E S C R I T A al descubierto la hipocresía terminológica corriente, destruyendo su fuerza eufemística. En este nuevo extracto del artículo mencionado en [3], de modo semejante, el “programa de vigilancia de los terroristas”, realizado por la Agencia de seguridad nacional americana, se formula mediante su hipónimo más pertinente, “escuchas telefónicas sin autorización judicial”: [10] Como lo había hecho en el caso de las prisiones secretas de la CIA, la administración Bush súbitamente cedió en lo referente a las escuchas telefónicas sin autorización judicial [Le Monde, 19-I-2007]. Un segundo medio eufemístico –raramente reconocido como tal, a pesar de su frecuencia en el discurso diplomático– consiste en la supresión estratégica del agente, que tiene el objetivo de esquivar la culpabilización directa de la parte adversaria. Consideremos los siguientes ejemplos: [11] Tres rondas de seis cohetes cayeron en el centro de [la ciudad israelí] Sderot [Le Temps, 16-XI-2006]. [12] Hace unos años, sucedieron varios fallecimientos durante la repatriación forzada [de extranjeros] [24 Heures, 05-XII-2006]. En el enunciado [11] no se habla del autor de las agresiones. En lugar de reportar que “los palestinos militantes lanzaron cohetes sobre Israel”, el periodista se sirve con prudencia de una construcción de sentido pasivo para omitir de modo elíptico a los responsables del ataque contra una población civil, y suprime de esta manera, su carácter conflictivo. No obstante, estos responsables continúan siendo identificables con un alto grado de probabilidad gracias al cotexto –donde se apela abiertamente a un “cohete palestino”–, así como a las competencias enciclopédicas y políticas del lector. En el ejemplo [12], en cambio, la identidad de los culpables es menos aparente, 17 al igual que 17 En el artículo de 24 Heures, se enumeran varios órganos implicados en las expulsiones: los policías que acompañan o vigilan la repatriación, la Oficina Federal de Migraciones Suiza, el G5, etcétera. 82 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A lo son las causas y las circunstancias precisas de la muerte de los expulsados. La eufemización por neutralización del sujeto lógico permite, así, evitar el riesgo de acusar sin razón a un inocente, que puede ser singular o plural. Y aunque el responsable del acto problemático sea generalmente conocido, su incriminación pasiva es sólo mínima. Como hemos visto, el eufemismo también se sirve ampliamente de un medio semántico-sintáctico que se confunde frecuentemente con la litote o, más exactamente, con la variedad litótica basada en la negación del contrario. Esto se muestra en este pasaje de un artículo sobre la violencia en el Líbano: [13] El ejército libanés estaba desplegado en masa ayer en Beirut, al día siguiente a los enfrentamientos que provocaron un muerto y 12 heridos entre partidarios del gobierno y manifestantes de la oposición, muy decididos a hacer caer el gabinete Siniora [...] El jefe de la diplomacia alemana, Frank-Walter Steinmeier, llamó el lunes a Siria “a hacer todo lo posible para impedir la desestabilización del Líbano de manera directa o indirecta” [...] [24 Heures, 05-XII-2006]. Mediante un llamado al orden, el ministro alemán de Asuntos Exteriores ha sido doblemente previsor. Por un lado, de la apariencia de querer evitar una anarquía política en el Líbano; por otro, ante esta situación catastrófica en este Estado, Steinmeier la desdramatiza preventivamente –en caso de que Siria no sepa restablecer la paz libanesa– al designarla como “desestabilización”. 18 Un principio pseudo-litótico semejante constituye el fundamento del eufemismo socio-administrativo que minimiza la minusvalía de las personas ciegas calificándolas de “malvidentes”. Como consecuencia de esta formulación, las reacciones emocionales de compasión relacionadas con la ceguera se ven desactivadas y los minusválidos no dejan de ser, de cierta manera, videntes, después de todo. A las tres estrategias privilegiadas del eufemismo político-administrativo que acabamos de ver, se añade una serie de recursos figurados cuantitativamente menos importantes y a menudo convencionales en el discurso mediático. Consideremos, por ejemplo, estos dos enunciados metafóricos: 18 Aquí, el término “desestabilización” niega la idea de “estabilización”, que es lo contrario de la anarquía en vías de instalación. 83 L A D E S D R A M A T I Z A C I Ó N D E L A S E M O C I O N E S E N L A P R E S A E S C R I T A [14] Los “frutos nucleares” que Irán se propone recolectar [Le Temps, 16-XI-2006]. [15] [A] mediados de octubre, dos iraníes discutieron en Dusa Mareb, feudo de Hassan Awyes [líder somalí de la Unión de los tribunales islámicos], la explotación de un yacimiento de uranio a cambio de armas [...] El último detalle sobre el uranio recuerda un poco a la historia fabricada del yellow cake que los iraquíes, antes de 2002, habrían intentado conseguir en Níger [Le Temps, 16-XI-2006]. En [14], el producto nuclear desconocido que la política iraní se esfuerza en fabricar con su programa (¿energía civil o bomba atómica?) está naturalizado para volverse un “fruto”, semánticamente valorizado y desprovisto de las connotaciones de miedo asociadas con el átomo. Una misma desdramatización metafórica in absentia caracteriza el ejemplo [15], más lexicalizado aún, donde un concentrado de uranio es transformado en pastel (“yellow cake”). 19 Otros eufemismos de mejoramiento resultantes de la política están construidos sobre una base metonímica: [16] Diciembre 1992: el ejército americano desembarca en Mogadiscio en el marco de la operación “Restore Hope”, en un país presa de la hambruna y del caos después de la caída de Mohamed Siad Barre [Le Monde, 11-I-2007]. En este caso, el nombre de la ofensiva militar –“Restore Hope” (“Restablecer esperanza”)– confiere enseguida una orientación decididamente optimista al objetivo oficial de la expedición americana: restablecer la paz y la esperanza en Somalia. 20 Apoyándose sobre la verdad proverbial según la cual nomen est omen, esta metonimia eufemizante es contextualmente reforzada con ayuda de una neutralización hiperonímica que sustituye el ataque por una “operación”, de gran amplitud general y tranquilizadora. 19 La analogía entre el tema peligroso (concentrado de uranio) y el foro anodino (yellow cake) reside en el sema + amarillo. Para las nociones de tema y de foro, cf. Bonhomme (1998). 20 Se sustituye, pues, el acto negativo (combatir) por la meta positiva (restablecer la esperanza). Véase particularmente Bonhomme (2006) para una tipología detallada de las transferencias metonímicas. 84 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A Una misma doble eufemización del referente problemático en el seno de un enunciado es típica en este título del Canard enchaîné (10-I-2007): 21 [17] Plan de alojamiento para los SDF. 22 Si el referente problemático del ejemplo [16] ha sido mejorado por dos procedimientos distintos (hiperonimia y metonimia) cuyas realizaciones aparecen yuxtapuestas en el discurso, el enunciado [17] demuestra una eufemización comprimida, compuesta de dos atenuaciones superpuestas. Así, el estatus socialmente desfavorecido de los vagabundos está, en primer lugar, escondido detrás de la perífrasis políticamente correcta “sans domicile fixe”, despersonalizante por su elipsis del referente esencial: el individuo sin techo. Este último se ve efectivamente reducido a una caracterización objetiva, exenta de los rasgos de exclusión social atados al término “vagabundo”. Sobre este primer sustituto eufemístico que opera a continuación, el uso de las siglas SDF es desdramatizante por transformar en irreconocibles los componentes de la perífrasis que siempre corren el riesgo de suscitar un sentimiento de lástima, en virtud de su carácter auto-descriptivo: el “Sans Domicile Fixe” no deja de evocar su miseria, mientras que un “SDF” ya no es sino un código administrativo. En la actualidad, el uso eufemístico de las siglas es una herramienta considerablemente explotada por el lenguaje políticamente correcto y esterilizado de la prensa escrita. Por ejemplo, Merle (1993) localiza –no sin humor– una ocurrencia periodística de “BNQ” (“Bas Niveau de Qualification” [“Bajo Nivel de Calificación”] por sin o con poca calificación), antes de comentar más detalladamente las abreviaturas “IRE” (“Indispensable Restructuration de l’Entreprise” [“Indispensable Reestructuración de la Empresa”] por despidos) y “SEF” (“Sans Emploi Fixe” [“Sin Empleo Fijo”] por desempleado). Entre las siglas político-eufemísticas en español, Lechado García (2000) distingue “UVA” (“Unidad Vecinal de Absorción”, en lugar de barrio miserable) y “PSS” (“Prestación Social Sustitutoria” para atenuar el “trabajo forzado que se aplica como castigo a las personas que se niegan a 21 Notemos que ni siquiera la prensa satírica escapa a la eufemización. 22 Sans Domicile Fixe (Sin Domicilio Fijo). Se trata de las personas sin hogar. 85 L A D E S D R A M A T I Z A C I Ó N D E L A S E M O C I O N E S E N L A P R E S A E S C R I T A realizar el servicio militar” [Lechado, 2000:133]). Reveladores de una doxa tecnócrata cada vez más generalizada, todas estas siglas ponen en manifiesto una visión insensibilizada que los medios de comunicación refuerzan a través de su propagación pública. Finalmente, los recursos eufemísticos regularmente empleados para la desdramatización político-administrativa son bastante restringidos. Entre ellos, la hiperonimia ocupa manifiestamente una posición dominante. En cambio, los sustitutos trópicos (sobre todo metafóricos y metonímicos) son menos utilizados, dado que su alejamiento conceptual de la realidad problemática pone en peligro la credibilidad del enunciador eufemizante. Entre producción polifónica y recepción colectiva Consideremos el siguiente cuadro, que esquematiza cuatro situaciones proto- típicas de la comunicación por eufemismo: 23 Según Ducrot (1984), el enunciador designa al responsable de un discurso o al que comunica su punto de vista, mientras que el locutor es sólo su productor físico. 24 Se trata de una antífrasis eufemística (“catastrófica” es sustituido por “excelente”). Las diferentes variedades irónicas como recursos del eufemismo son estudiadas sobre todo por Horak (en prensa). (1) Enunciador 23 A g (2) Enunciador A g (3) Enunciadores AB... g (4) Enunciadores AB... g g g g g Locutor-enunciador A’ g Locutor-enunciador A’ g Receptor X Receptores XY... Receptor X Receptores XY... En la situación (1), un enunciador-eufemizador autónomo se dirige a un receptor X. Es el caso en el que un estudiante reacciona diciendo “excelente redacción” para no ofender a uno de sus amigos, quien desea una evaluación de su mal trabajo. 24 La situación eufemística (2) aparece si un enunciador intenta engañar a dos o a varios receptores. Imaginemos, por ejemplo, a un vendedor de castañas que valoriza públicamente su producto gritando “¡Castañas 86 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A calientes, castañas asadas!”, sin precisar que vende las castañas recalentadas del día anterior. 25 En la prensa escrita, esta misma variedad eufemística singulariza los pequeños anuncios eróticos donde una enunciadora propone “amor” –noción que disfraza el coito– al conjunto de los lectores o de los clientes potenciales. 26 Ahora bien, desde el punto de vista de su producción, estas dos primeras interacciones eufemísticas son ejemplares de la monofonía, 27 puesto que un solo enunciador asume toda la responsabilidad de la diferencia entre su discurso y la realidad. El mejoramiento monofónicos se opone a los eufemismos que se integran en el marco de una polifonía convergente, 28 donde un locutor-enunciador A’ adopta la voz colectiva de varios primeros enunciadores (A, B, C, D, etcétera). 29 Así, es en nombre de los miembros de la comisión de nombramiento que un decano de universidad eufemizará –según la situación (3) de nuestro esquema– el rechazo de un candidato con un enunciado como: “Su perfil académico no corresponde enteramente a nuestras exigencias” (para evitar herir su amor propio por una respuesta como: “Usted no está calificado para este puesto”). Por fin, la situación eufemística (4), definida por una pluralidad de enunciadores (que se expresan por polifonía convergente) y de receptores, es la que predomina en el discurso político-administrativo de la prensa escrita. 30 Examinemos el ejemplo siguiente, donde se expone la tesis de que los atentados del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos habrían sido el resultado de un complot maquinado por el gobierno americano: 25 Nos encontramos, pues, ante un eufemismo por elipsis. 26 Véase Bonhomme y Horak (en prensa) para un estudio más exhaustivo de los anuncios sexuales en la prensa sensacionalista, así como en las revistas eróticas. 27 Para este término, véanse Roulet et al. (1987:72). 28 Se entiende por “polifonía convergente” el caso en el que varias voces enunciativas heterogéneas concuerdan para producir un enunciado común. Cf. también Bonhomme (2005:245). 29 A’ no será sino un locutor exento de responsabilidad si se limita a repetir el discurso preexistente, pero sin asumirlo. En cambio, será a la vez locutor y enunciador co-responsable cuando su opinión personal y el punto de vista colectivo coincidan. 30 Sin embargo, la eufemización monofónica no está categóricamente excluida de los periódicos; se encuentra, entre otros, en los artículos de opinión. Además, las variedades (2) y (4) de nuestra tipología son las únicas admitidas en el discurso periodístico, que está, por definición, destinado al receptor colectivo constituido por sus lectores. 87 L A D E S D R A M A T I Z A C I Ó N D E L A S E M O C I O N E S E N L A P R E S A E S C R I T A [18] Y [los adeptos del complot] están seguros, ya que lo han leído “en el sitio Internet de la US Air Force”, de que un F-15 habría “debido” interceptar el vuelo “hacia las 8 h 24 y en todo caso no más tarde que a las 8 h 30” [Le Monde diplomatique, XII-2006]. Al emplear el verbo eufemístico “interceptar”, tomado en préstamo del vocabulario de una colectividad político-militar AB (en este caso, las autoridades americanas y la US Air Force), el periodista-enunciador A’ evita los verbos más pertinentes “derribar” o “destruir”. Estos verbos evocarían más directamente que su sustituto la legitimación gubernamental del asesinato de los pasajeros aéreos. Por consiguiente, se elude su empleo, puesto que éste suscitaría una indignación unánime y difícilmente controlable. Pero la responsabilidad de tal eufemismo que disfraza la realidad pesa, en mayor parte, sobre las espaldas del enunciador colectivo primero. De una manera general, el discurso político-administrativo oficial es frecuentemente polifónico en los regímenes democráticos, ya que el poder está repartido entre varias personas-enunciadoras compartiendo una ideología beneficiada por un amplio consenso. Sin embargo, los puntos de vista de los enunciadores AB... y de su eco A’ no son siempre convergentes. En la prensa libre, 31 el periodista puede también distanciarse del discurso oficial. Se presenta entonces a la vez como un locutor (que se limita a transmitir un enunciado anterior, sin ser el responsable) y como un enunciador crítico que defiende su opinión personal o la de una segunda voz colectiva opuesta a la primera. Es el caso, en este segundo pasaje relativo a la teoría del complot americano, en el cual el periodista se vuelve el portavoz de los adversarios de la Casa Blanca: [19] Algunas fotografías del impacto del “objeto” –es decir, del Boeing 757, vuelo 77– hacen pensar en el agujero que provocaría un misil [Le Monde diplomatique, XII-2006]. 31 Ésta se opone a la prensa propagandística (pensemos en el Granma cubano), que tiene como uno de sus principales intereses la simple transmisión de las directrices del régimen, sea comunista o totalitario. 88 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A Aquí, la voz colectiva oficial es la que, por hiperonimia eufemística, habla de un “objeto” para referirse a uno de los aviones implicados en los atentados del 11 de septiembre de 2001. Esta desdramatización es, sin embargo, rechazada por los adeptos de la teoría del complot, así como por el periodista que hace uso de dos estrategias para manifestar su posición opuesta. Por un lado, el término dudoso está tipográficamente puesto de relieve por comillas y caracteres cursivos. Por el otro, el valor neutralizante del “objeto” está destruido por el añadido contextual de su hipónimo “Boeing 757”, que recuerda más brutalmente la tragedia de la que se trata y que la voz plural de las autoridades americanas procura evitar. De hecho, este rechazo comunicativo del eufemismo oficial se integra hábilmente en la retórica anti-desdramatizante de la oposición política que prefiere la acusación velada al ataque directo para despertar, en los lectores, las emociones disfóricas temidas por los gobernantes. Un freno a la comunicación mediática El eufemismo político-administrativo es ciertamente una herramienta discur- siva indispensable para la preservación de la armonía pública. Sugiriendo los referentes problemáticos sin nombrarlos, permite construir un discurso aparentemente sereno y ponderado, desprovisto de pasiones susceptibles de perturbar el equilibrio de las interacciones tanto sociales como mediáticas. En suma, por su difuminación de las emociones negativas, cumple con una función reguladora, basada en la preocupación por cuidar las imágenes 32 de los actores en juego en la comunicación y de preservar una cohesión inter- individual, incluso elemental. Con todo, para ser eficaz, el eufemismo político-administrativo tiene que transgredir ciertas leyes del discurso, lo que frena inevitablemente la transmisión de información hacia el público. Así, la desdramatización política en la prensa viola la “ley de exhaustividad” de Ducrot (1982:120), según la cual el locutor debe siempre dar “las informaciones más contundentes que posea, y susceptibles de interesar al destinatario”. Volvamos a considerar, como ejemplo, el caso –altamente convencional en el discurso político– donde el ataque armado se convierte en una “operación” o una “intervención”: 32 En el sentido de Brown y Levinson (1987). 89 L A D E S D R A M A T I Z A C I Ó N D E L A S E M O C I O N E S E N L A P R E S A E S C R I T A [20] La policía [china] local habría matado durante la operación en las mesetas de Pamir, no lejos de la frontera con Afganistán y Kirguizistán, dieciocho supuestos terroristas [...] Un policía habría muerto durante la intervención y otro habría sido herido [Le Monde, 11-I-2007]. En este pasaje, el enunciador primero 33 opta por los hiperónimos “operación” e “intervención”, mientras que el hipónimo combate sería más adecuado en cuanto a su informatividad. Con tal elección léxica, el enunciador sacrifica deliberadamente la pertinencia comunicativa para minimizar la irritación de los pacifistas anti-chinos. Si llega el caso, el eufemismo político puede también violar la “máxima de calidad” formulada por Grice (1975), 34 que reivindica esencialmente la veracidad del mensaje comunicado. Por ejemplo, el diario cubano Granma se refiere con frecuencia a “Cuba libre”, aunque la libertad en ese país manifiestamente anti-democrático es una utopía. Además, la versión informática del periódico publica regularmente las “reflexiones del compañero Fidel”, 35 a pesar de la figura de autoridad poco amable del antiguo jefe de Estado en la que se percibe generalmente a un dictador. No obstante, estos eufemismos claramente mentirosos muy pocas veces van más allá del marco de la prensa propagandística controlada por un régimen político. Los periódicos de las democracias parecen preferir la desdramatización “segura”, o menos cuestionable, que, por cierto, ofrece una imagen sub- determinada de la realidad, pero que no deja de ser relativamente verídica. De hecho, la información anti-exhaustiva es ordinariamente sentida como menos grave que la información falsa. Conclusiones En suma, la labor de los periodistas es sin duda paradójica. Por un lado, sus discursos deben ser lo más objetivos posible; por otro, y particularmente en los 33 A saber, “el portavoz del Departamento de Seguridad Pública de Xinjiang” (Le Monde, 11-I-2007), del que el periodista no se hace sino el eco. 34 Afectando, en primer lugar, el desarrollo ideal de la conversación, las máximas griceanas son igualmente válidas para la comunicación mediática. 35 Las cursivas en los ejemplos sacados del Granma son nuestras. 90 C O M U N I C A C I Ó N Y P O L Í T I C A campos político y administrativo, la expresión abierta de una realidad sensible (minusvalía física, bajo estatus social...) o problemática (guerra, expulsión...) corre el riesgo de provocar graves consecuencias psíquicas y físicas, tanto a nivel individual como en el colectivo o aun en el plano internacional. El eufemismo se presenta, pues, como un compromiso socialmente convencionalizado entre transparencia informativa y manipulación anti-emocional. Entre las estrategias eufemizantes, la neutralización hiperonímica es –en virtud de su doble carácter, desdramatizante y aun verídico– la más frecuente en los discursos político-periodísticos. Pero los recursos atenuantes, neutralizantes y mejorativos de los que dispone la prensa escrita para comunicar lo difícilmente comunicable son –como hemos visto– bastante variados: borradura del agente, tropos (entre ellos, la metáfora y la metonimia), siglas... Finalmente, el eufemismo periodístico constituye la figura político- administrativa por excelencia por al menos tres razones. En primer lugar, respeta la ley del menor esfuerzo, según la cual un esfuerzo mínimo tiene que producir un efecto máximo, entremezclando una multiplicidad de voces enunciativas heterogéneas, pero unificadas ideológicamente, en una expresión condensada y polifónica. En segundo lugar, el eufemismo periodístico permite influir sobre las emociones desfavorables a la comunicación política, deconstruyéndolas a partir de una sub-información controlada y poco conciliable con la estricta deontología mediática. Por último, ampliamente difundido por la prensa y de un modo constante, el eufemismo alcanza a miles de lectores para influir en sus representaciones cognitivas según una misma orientación: la de lo políticamente correcto. 36 36 Para un estudio detallado de este concepto, véase Volkoff (2001). 91 L A D E S D R A M A T I Z A C I Ó N D E L A S E M O C I O N E S E N L A P R E S A E S C R I T A Bibliografía Austin, John Langshaw (1971), Cómo hacer cosas con palabras. Palabras y acciones, Paidós, Barcelona. Bonhomme, Marc (1998), Les Figures clés du discours, Le Seuil, París. —— (2005), Pragmatique des figures du discours, Champion, París. —— (2006), Le Discours métonymique, Peter Lang, Bern. —— y Horak, André (en prensa), “Stratégies rhétorico-pragmatiques de l’euphémisme dans le discours publicitaire”, Synergies Italie, núm. 5. Brown, Penelope y Levinson, Stephen (1987), Politeness. Some Universals in Language Use, Cambridge University Press, Cambridge. Bruneau, Charles (1959), La Langue du journal, Estienne, París. Casas Gómez, Miguel (1986), La interdicción lingüística. Mecanismos del eufemismo y disfemismo, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, Cádiz. Ducrot, Oswald (1982), Decir y no decir. Principios de semántica lingüística, Anagrama, Barcelona. —— (1984), Le Dire et le dit, Minuit, París. Grice, Herbert Paul (1975), “Logic and Conversation”, en Cole, Peter y Morgan, Jerry L. (eds.), Syntax and Semantics, vol. 3, Academic Press, Nueva York, pp. 41-58. Horak, André (2008), L’Euphémisme. Entre tradition et perspectives nouvelles, Institut de Français (mémoire de master), Bern. —— (en prensa), “L’ironie comme moyen euphémique”, en Marillaud, Pierre y Gauthier, Robert (eds.), L’Humour, l’ironie et les discours, CALS, Toulouse. Jakobson, Roman (1963), Essais de linguistique générale, Minuit, París. Jaubert, Anna (2008), “Dire et plus ou moins dire. Analyse pragmatique de l’euphémisme et de la litote”, Langue française, núm. 160, pp. 105-116. Lechado García, José Manuel (2000), Diccionario de eufemismos y de expresiones eufemísticas del español actual, Verbum, Madrid. Merle, Pierre (1993), Lexique du français tabou, Le Seuil, París. Montero, Emilio (1981), El eufemismo en Galicia. Su comparación con otras áreas romances, Universidade de Santiago de Compostela, Santiago de Compostela. Roulet, Eddy et al. (1987), L’Articulation du discours en français contemporain, Peter Lang, Bern. Uría Varela, Javier (1997), Tabú y eufemismo en latín, A.M. Hakkert, Amsterdam. Volkoff, Vladimir (2001), Manuel du politiquement correct, Rocher, Monaco. Recibido el 27 de mayo de 2009 Aceptado el 12 de agosto de 2009 VERSIÓN 24 • UAM-X • MÉXICO • 2010 • PP. 95-122 Michael Gilbert** Emoción, argumentación y lógica informal* En los últimos 60 años se han dado avances sustanciales en el área interdisciplinaria conocida como teoría de la argumentación. Uno de los avances centrales ha sido el movimiento de la investigación sobre los argumentos estáticos, considerados de manera aislada, hacia una preocupación por las interacciones dialógicas situadas en un contexto específico. Este interés ha implicado un lento y doloroso cambio hacia la inclusión de elementos no lógicos como no discursivos de la comunicación en el análisis de una interacción argumentativa. Argumento que la actitud tradicional mostrada por la lógica informal hacia la emoción puede y debería ser moderada. Particularmente examino el papel de la emoción en la argumentación cotidiana y cómo la lógica informal puede abarcarla junto al modo lógico más tradicional de comunicación. PALABRAS CLAVE: emoción, argumentación, lógica informal, argumentación coalescente, razonamiento crítico. Over the past 60 years there have been tremendous advances made in Argumentation Theory. One crucial advance has been the move from the investigation of static arguments to a concern with dialogic interactions in concrete contexts. This focus has entailed a slow shift toward involving both non-logical and non-discursive elements in the analysis of an argument. I argue that the traditional attitude Informal Logic has displayed toward emotion can be and ought to be moderated. In particular, I examine the role of emotion in everyday argumentation, and how Informal Logic can encompass it alongside the more traditional logical mode of communication. KEY WORDS: emotion, argument, informal logic, coalescent argumentation, critical reasoning. * El autor reconoce el apoyo del Consejo de Investigación de Ciencias Sociales y Humanidades canadienses, la Subvención #410-2000-1340. La primera versión de este artículo fue publicada en Informal Logic, vol. 24, núm. 3, 2004, pp. 245-264. Traducción: Silvia Gutiérrez Vidrio. ** Profesor-investigador de la Universidad de York, Toronto, Canadá. 96 C U L T U R A Y D I S C U R S O EN LOS ÚLTIMOS 60 años se han dado avances sustanciales en el área interdisciplinaria conocida como teoría de la argumentación que se han sumado al trabajo realizado en la lógica informal, el análisis de discurso, la teoría de la comunicación, la psicología social y la sociología; dichos avances han conducido a nuevos modelos y constructos radicalmente mejorados. 1 Desde el punto de vista de este ensayo, el avance central ha sido el movimiento de la investigación sobre los argumentos estáticos, considerados de manera aislada, hacia una preocupación por las interacciones dialógicas situadas en un contexto específico. En la teoría de la argumentación, por ejemplo, se atiende en menor medida al análisis de fragmentos extraídos de un texto que aquel de las discusiones interpersonales. Como resultado, ha aumentado el interés en el entendimiento de una amplia variedad de interacciones conversacionales del anteriormente existente. Este interés ha implicado un lento y doloroso cambio hacia la inclusión de elementos no lógicos como no discursivos de la comunicación en el análisis de una interacción argumentativa (Willard, 1981:131). A continuación discutiré que la actitud tradicional mostrada por la lógica informal hacia la emoción puede y debe ser modificada. Existen, como señalo más abajo, indicadores de un enfoque menos rígido que marcan una diferencia en la actitud inicial que veía a la emoción esencialmente como una irrupción que lamentablemente ocurre en un mundo lógico. Pero la tendencia no ha cambiado radicalmente. El pensamiento crítico y la lógica informal siempre se habían dedicado a la promoción del argumento racional. La idea de que las razones deben llevarnos a la aceptación o al rechazo de una posición es un principio central del campo. Pero el término “racional” generalmente era reservado para referirse a los argumentos que son lineales, esencialmente discursivos, lo que implica recurrir a enunciados empíricos comprobables o, al menos, ampliamente aceptados por las autoridades que los reciben. Así, Honderich describe al enfoque estándar de la racionalidad de la siguiente manera: “las creencias que son contrarias a los dictados de la razón son irracionales. Las creencias racionales también han sido contrastadas con aquellas que llegan por medio de la emoción, la fe, la autoridad, o por una opción arbitraria” (1995:744). Por consiguiente, los argumentos compuestos 1 Revisiones de estos avances se encuentran en Frans H. van Eemeren et al. (1996) y Michael A. Gilbert (1997a), capítulo 1. 97 E M O C I Ó N , A R G U M E N T A C I Ó N Y L Ó G I C A I N F O R M A L por o fundados en motivos no racionales, se convierten en el mejor de los casos en argumentos débiles y en el peor en irracionales. El tipo de argumentos privilegiados por los enfoques tradicionales de la lógica informal tienden a ser más lineales e implican el recurso directo a las formas comprobables de la argumentación. Un modo de pensar sobre esto es mediante la terminología de Perelman y Olbrechts-Tyteca (1969), quienes describieron ciertos argumentos como “cuasi lógicos”. Estos argumentos, no fácilmente identificables, tienen una estructura similar a las formas familiares de razonamiento deductivo como el modus ponens o el silogismo disyuntivo. Son cuasi lógicos ya que Perelman y Olbrechts-Tyteca sostienen que ningún argumento que se encuentre en la lengua natural puede ser considerado totalmente formal o lógico en la medida en que siempre requiere un cierto grado de interpretación para poder detectar su estructura subyacente. En lo que sigue, no usaré el término ‘racional’ sino ‘lógico’ para referirme a los argumentos y las razones que tienen esta cualidad. La razón del cambio de terminología se debe a que uno de mis puntos clave es que “el razonamiento” emocional o, si se quiere, la utilización de la emoción en argumentos de manera parcial o total, es absolutamente racional. El no permitir que la emoción sea considerada racional me parece que debe someterse a un cuestionamiento, por lo que aquí, de manera expresa, sustituyo el término ‘racional’ por el término ‘lógico’. Además, la noción de “lógico” es más amplia que la lógica deductiva y también recubre lo inductivo y deductivo. El punto central es que la clase de razonamiento utilizado es del tipo que puede provocar la expresión, “esto es lógico”. Se debería notar que la discursividad es un sello típico de los argumentos lógicos que no es necesario (ya que la mayor parte de los argumentos son entimemáticos) o suficiente. No es suficiente porque la argumentación emocional también puede ser bastante discursiva, como cuando alguien hace una afirmación de que ella está, digamos, enfadada. Sin embargo, la información emocional también a menudo se deduce del tono de la voz, de la expresión de la cara, de la postura corporal, u otras pistas contextuales fácilmente leídas por un nativo de una cultura particular. 2 El fenómeno concomitante a la idea de los argumentos lógicos y 2 De hecho, alguien que es incapaz de leer las emociones básicas es considerado como enfermo, por ejemplo los niños autistas. 98 C U L T U R A Y D I S C U R S O emocionales es el corolario que los componentes de tales argumentos también serán lógicos y/o emocionales. Es decir, uno puede tener motivos emocionales o motivos lógicos o ambos en un argumento dado. Para complicar el asunto aún más, nada impide que un argumento, o las premisas de un argumento dado, puedan ser tanto lógicas como emocionales. Primero, uno puede apreciar los aspectos lógicos y emocionales de un enunciado o argumento y, en segundo lugar, puede haber una discrepancia entre el contenido discursivo de una razón y el mensaje emocional expresado por medio de éste. El punto de vista que defiendo es el que he argumentado durante los últimos diez años, es decir, que toda comunicación y argumentación en particular, deben ser vistas como la implicación de cuatro modos, a menudo altamente entrelazados y sólo separados por un ojo analítico. Estos modos son el lógico, el emocional, el visceral (físico y contextual) y el kisceral (intuitivo, místico y religioso). El teórico de la argumentación tiene la obligación de examinar las reglas y procedimientos para los modos no lógicos, de manera tal que la racionalidad inherente en ellos pueda ser examinada y las reglas normativas puedan ser desarrolladas. He explicado y he defendido esta opinión en otros textos (Gilbert, 1994b; Gilbert, 1997a), aquí me enfocaré en cuestiones que implican los modos lógicos y los emocionales. En lo que sigue no voy a hablar extensamente de la pregunta sobre la naturaleza fundamental o el estado metafísico de las emociones. De más está decir que la pregunta es vital y tiene un impacto sobre las maneras en las cuales uno espera que las emociones se desempeñen en la argumentación, y esto puede ayudar a entender que mi orientación general, tanto en relación con la comunicación como con la emoción, es el construccionismo social (cfr. Jagger, 1989, por ejemplo). Sin embargo, dejaré estas discusiones al lado para que podamos examinar la comunicación emocional dentro de un marco del disenso como proceso, más que enfocarme en las emociones como cosas. Independientemente de lo que sean las emociones, somos en extremo conscientes de su presencia en contextos argumentativos y la cuestión de si son sensaciones, sentimientos o alguna otra entidad psico-filosófica es tema para otra discusión. El campo de la teoría de la argumentación es una área multidisciplinaria que se enfoca en la dinámica, la estructura, y la naturaleza de los argumentos y la argumentación. Las consideraciones en esta área se centran tanto en los componentes descriptivos como los normativos y, como en muchos campos, 99 E M O C I Ó N , A R G U M E N T A C I Ó N Y L Ó G I C A I N F O R M A L existen aquellos cuyas prioridades se ubican más en las consideraciones normativas que en las descriptivas, y viceversa. Desde el punto de vista de la filosofía, el área predominante ha sido el campo de la lógica informal que incluye la investigación de la estructura del argumento, relaciones de premisas- tesis, la evaluación del argumento, y el estudio de las falacias. Los expertos en el área pueden discutir en detalle cómo un argumento (casi exclusivamente un argumento monológico, estático) debe ser diagramado, analizado y evaluado. Si bien ha habido mucha controversia sobre estas cuestiones, también ha habido, en ciertos casos, mucha confluencia. Un área de dicha confluencia ha sido la importancia de la racionalidad y la poca relevancia y hasta lo falaz de las consideraciones emocionales que ofrecen un argumento. Estas actitudes comienzan desde hace tiempo con la lógica de Port Royal, de Arnauld y Pierre (1996 [1685]), y siguen con un trabajo tan estándar como el de Copi, quien escribe, después de Russell, “las emociones fuertemente sentidas pueden prevenir pensar si los motivos dados para una acción son buenos y suficientes para llevarla a cabo” (1963:131). Más recientemente tenemos a Govier (2001:210), quien señala que “incluso cuando las emociones son legítimas y no manipuladas, no son en y por ellas mismas buenas razones para la creencia o la acción”. Hay dos advertencias importantes sobre mi tesis de que la lógica informal sostiene un prejuicio contra el razonamiento emocional, es decir, el razonamiento con y por argumentos emocionales. El primero es que la mayor parte de los autores están de acuerdo en admitir que las emociones están normalmente presentes en muchos argumentos, y que la presencia de emociones o las premisas emotivas son aceptables mientras que éstas no se hagan demasiado poderosas o apabullantes. En otras palabras, otorga cierta atención a las consideraciones emocionales, pero éstas típicamente parecen mucho más añadidos donde es necesario decir, “bien, las emociones sí tienen realmente un papel a jugar en la argumentación, pero hay que ser cuidadosos.” Es sobre esta segunda advertencia que aquellos teóricos contemporáneos de la argumentación están más abiertos al papel que desempeña la emoción en interacciones comunicativas que implican un desacuerdo y se espera más la inclusión de consideraciones retóricas. Recientemente ha habido una mayor y más atenuada aceptación acerca de la idea de si la teoría de la argumentación debe localizarse en el actual campo dominante de la argumentación, entonces los instrumentos comunicativos utilizados efectivamente por los 100 C U L T U R A Y D I S C U R S O argumentadores no deben ser desechados de un juicio en la corte porque no satisfacen las normas ideales. Esto puede ser visto, por ejemplo, al examinar las tres ediciones separadas de Johnson y Blair Logical Self-Defense (Johnson y Blair, 1977, 1983 y 1993). En cada edición posterior la discusión sobre la emoción y la retórica es más comprensiva y acentúa su naturaleza integral. Esto, sin embargo, no significa que a los modos no lógicos se les dé el mismo valor, pero que su presencia no contamina inmediatamente todo el argumento. En el campo de la pragma-dialéctica hay, de modo similar, un debilitamiento de la idea de que los “argumentos ideales” por sí mismos deben excluir componentes afectivos (Eemeren y Houstlosser, 2000). Es decir, más que permitir que abandonemos el ideal, lo redefinimos, como he estado argumentando, para incluir el simple hecho humano de que los componentes afectivos y retóricos ocurrirán en cada interacción de disenso. Esto remite a mi proyecto actual. La emoción, en todas sus formas, es una parte integral de la comunicación humana y, por consiguiente, de la argumentación humana. Como tal, hay un número de opciones que pueden ser asumidas. Podemos considerar los argumentos emocionales como intrínsecamente diferentes y distintos de los lógicos y, por consiguiente, suponer que sean tratados de diferente manera. Éstos no tendrán tipos similares de reglas para el uso apropiado y la interpretación, y las limitaciones sobre el input emocional serán mucho más restrictivas que en el caso de los lógicos. Algunos expertos creen que ningún material afectivo debería aparecer en una discusión racional, mientras otros creen que pueden, pero deben ser limitados y no permitir que influyan en el resultado. El acuerdo que alcanzamos como consecuencia de nuestra argumentación no debería ser influido por los sentimientos, las peticiones emocionales, deseos u otros motivos no lógicos. La razón principal de esta actitud es que la información emocional es confusa, borrosa, sujeta a la mala interpretación, e inclinada a influir, mientras la información lógica no lo es. No voy a abordar, otra vez, esta cuestión directamente como ya lo he hecho en otra parte (Gilbert, 2001). Pero aquí, para mis objetivos, debo asumir que los mensajes emocionales son tan claros o casi tan claros como los mensajes lógicos. La defensa de esta tesis se encuentra en Gilbert (2002:30), pero el punto esencial es que las comunicaciones discursivas lógicas y las premisas requieren una clarificación y contienen cierta ambigüedad inherente y contextual en la misma medida que las comunicaciones no discursivas no 101 E M O C I Ó N , A R G U M E N T A C I Ó N Y L Ó G I C A I N F O R M A L lógicas y sus premisas. Para la teoría de la argumentación, esto quiere decir que siempre que haya desacuerdo, ya sea en un argumento o una razón, en el modo lógico o en el no lógico, no existe ninguna ventaja importante en la comunicación discursiva. Lo que quiero hacer aquí es presentar la siguiente interrogante. Asumiendo que: 1. Los argumentos emocionales son integrales a la comunicación humana. 2. La comprensión del contenido emocional de los argumentos emocionales es más o menos equivalente a la comprensión de argumentos lógicos, entonces ¿qué marco normativo debería adoptarse para controlar la argumentación emocional? Si el objetivo principal de la lógica informal es la creación de reglas para el análisis y la evaluación de los argumentos, ¿los argumentos presentados para una tesis, una posición o un punto de vista son los más adecuados?, ¿ofrecen razones suficientes para estar de acuerdo con la posición o aceptar la tesis?, ¿si no, entonces por qué no?, ¿contienen los argumentos presentados falacias o errores procesuales que debilitan el apoyo que las premisas proveen para la tesis? En breve, ¿el argumento resiste el escrutinio? Ahora, si la emoción es una parte integral, o como unos dicen una parte necesaria de la comunicación (Damasio, 1994; Greenberg y Paivio, 1997), entonces las reglas de evaluación del argumento deben ser aplicables al contenido emocional de los argumentos. Seguramente hay casos mínimos y máximos de argumentación emocional, y en los mínimos no puede haber una gran necesidad de evocar consideraciones especiales que sean tomadas en cuenta. Sin embargo, muchos argumentos contienen un grado importante de contenido emocional y, por tanto, es fundamental desarrollar un marco normativo necesario para la evaluación. Obviamente este es un enorme proyecto y va más allá del alcance de un solo ensayo. Pero, como un componente de un programa más amplio, quiero delinear el modelo central de lógica informal actualmente utilizado para enmarcar la argumentación lógica, y sugerir que no existe ninguna razón para utilizarlo con el fin de excluir la argumentación no lógica. Es más, sostengo que el modelo de la lógica informal más difundido puede ser, con leves modificaciones, aplicado también a la argumentación emocional. Existen, desde luego, otros modelos, uno de ellos, el modelo de pragma-dialéctica, que he comentado en otra parte (Gilbert, 2004). También considero que 102 C U L T U R A Y D I S C U R S O el modelo griceano cooperativo puede ofrecer una interpretación rica del uso de la información emocional y la comunicación. Además, hay modelos importantes para ser retomados del campo terapéutico que también requieren ser investigados, y donde se ha realizado un trabajo interesante. En este ensayo me voy a concentrar en aquel modelo más análogo al que es empleado en la comunicación lógica, es decir, la comunicación que utiliza la argumentación lógica, en el sentido que precisé anteriormente. Este modelo se presenta de diferentes maneras por varios lógicos informales. Para Johnson y Blair, es el modelo de la relevancia-suficiencia aceptabilidad [RSA] (1993), mientras para Govier es el modelo de aceptabilidad-relevancia-fundamento [ARF] (2001), y para Groarke y Tindale de aceptabilidad-relevancia y suficiencia (2003). Cada uno de los autores, y existen muchos otros, cambia los detalles, pero el cuadro general es el mismo. Hay tres aspectos principales de un argumento que deben examinarse para determinar si éste proporciona razones adecuadas para aceptar su conclusión. Mi tesis es que al usar este modelo, podemos establecer un marco para la argumentación emocional que es al menos tan confiable y normativamente controlado como la argumentación lógica. Este esfuerzo puede ser visto como el fundamento de mi programa de des-estigmatización de la comunicación emocional argumentativa dentro del marco de la comunicación argumentativa. El acercamiento de la lógica informal / Aceptabilidad Un acercamiento muy común de la lógica informal a la comunicación que confronta diferencias sostiene que hay tres aspectos de un argumento que deben ser tomados en cuenta, antes de que la tesis sea aceptada sobre la base de las premisas. Los tres criterios, referidos de forma diversa, van desde la suficiencia o el desahogo de los motivos para apoyar la conclusión, la importancia de las razones en relación con la misma, hasta la aceptabilidad de los motivos. Hablaré de éstos en orden inverso. Una razón o premisa no emocional es aceptable cuando ésta es verdadera o encuentra las normas de aceptabilidad del campo particular en el que ocurre la discusión. Esta caracterización de aceptabilidad está orientada a la argumentación en la medida en que el énfasis se pone sobre la verdad, en algún sentido del término, o sobre las normas que son aceptadas por los miembros de un campo particular. Hamblin, por 103 E M O C I Ó N , A R G U M E N T A C I Ó N Y L Ó G I C A I N F O R M A L ejemplo, comienza su examen de aceptabilidad del argumento considerando la verdad como el estándar para la aceptabilidad, pero rápidamente se mueve a una noción dialéctica que está basada en la aceptación dentro de un campo (Hamblin, 1970). Hamblin comienza estableciendo que las premisas de un argumento deben ser verdaderas (1970:234), pero rápidamente se mueve a una fundación epistémica y sugiere que “las premisas deben ser reconocidas como verdaderas” (1970:236). Sin embargo Hamblin, finalmente, deja caer totalmente la noción ‘de verdadero’ a favor de la aceptabilidad: “las premisas deben ser aceptadas” (1970:245). El punto a establecer aquí es que el tratar de atar la aceptabilidad de una premisa a una noción metafísica fuerte de verdad no se hace en ningún caso de manera directa. En lo que sigue, por “verdadero” “y falso” me referiré a la noción de Hamblin de aceptabilidad e inaceptabilidad en un diálogo. Las emociones, desde luego, no son ni verdaderas ni falsas; lo que es verdadero o falso son las aserciones que conciernen a las emociones. Las emociones por sí mismas no son por lo general enunciados de hecho y tal como las definiciones no son verdaderas o falsas, sino exactas o útiles, las emociones requieren su propio estándar de evaluación. Cuando nos movemos en los ámbitos emocionales, encontramos que la evaluación, no tiene tanto que ver con la verdad, pero si con que una expresión emocional sea genuina o actuada. Es decir, cuando describo a alguien como, digamos, enfadado, entonces aquella aserción es aceptable o inaceptable solamente cuando las normas del campo relevante son satisfechas, pero cuando digo que estoy enfadado, entonces la aserción es aceptable si soy genuino o inaceptable si sólo estoy actuando, es decir, mintiendo. En el contexto de la tercera persona, desde luego, digo que creo que S tenía una experiencia genuina emocional. Los seres humanos, cuando se comunican, con frecuencia expresan emociones. Estas expresiones de emoción a menudo nos indican cómo continuar durante una interacción que implica un disenso, así como nos proporcionan información que puede o no ser discursivamente expresada. Dado que las expresiones emocionales, es decir, la manifestación física de una emoción, puede expresarse discursivamente, no es necesario distinguir entre las expresiones emocionales que explícitamente son declaradas y aquellas que no lo son. Diré que una expresión emocional es explícita cuando la presencia de la emoción es anunciada discursivamente. Como por ejemplo, si S dice, “desearía que no hubieras hecho esto, ya que eso me pone muy triste”. 104 C U L T U R A Y D I S C U R S O También, diré que una expresión emocional es deducida cuando el oyente concluye que una emoción está siendo expresada, pero el orador no lo ha hecho discursivamente. Un ejemplo de las expresiones emocionales deducidas sería decidir que T está enfadada conmigo porque me mira airadamente. Considerando este lenguaje, hay un número de cuestiones que surgen en cuanto a las diferencias entre la argumentación lógica, es decir, la argumentación “racional”, y la argumentación emocional. Estas diferencias son justamente aquellas con frecuencia mencionadas en las razones para creer que los mejores argumentos, las discusiones críticas más finas, implican poco o ningún contenido emocional. Primero, es difícil distinguir entre emociones genuinas y actuadas y, en segundo lugar, la fiabilidad de las conclusiones en lo que concierne a las emociones deducidas. Como he discutido en otra parte (Gilbert, 2001), ninguna de éstas nos lo puede decir, por la simple razón que las mismas condiciones afectan el material lógico. En otras palabras, no es tanto que la argumentación emocional sea clara y las inferencias emocionales confiables, y que la argumentación lógica sea confusa y las inferencias lógicas no sean fiables. Ben Ze’ev afirma, “si uno insiste en ser purista, y mantiene que la argumentación siempre debe ser lógica, entonces las emociones no pueden ser consideradas como argumentaciones” (1995:192). Pero la posición de que los argumentos deben ser propositivos, me parece, es un modo secreto de decir que ellos deben ser discursivos, puesto que si no, son entonces objetos metafísicos justo como las emociones. En otras palabras, si este no es el papel discursivo de las proposiciones, entonces lo que queda es el rol de la información. Y las expresiones emocionales tienen esto también. Entonces aquí la distinción entre lo lógico y lo emocional desaparece. En ambos casos el mensaje enviado está sujeto a los mismos tipos de limitaciones y dificultades: 1] ¿se ha enviado correctamente?, 2] ¿se ha recibido correctamente?, 3] ¿es verdadero (genuino)?, 4] ¿es la inferencia de las premisas suprimidas o de las emociones no expresadas justificada? Las analogías entre las comunicaciones lógicas y las emocionales argu- mentativas son asombrosas, y esto se debe a la confianza equívoca que colocamos sobre la comunicación discursiva que hace aparecer lo lógico como más razonable que lo emocional. De hecho, no podemos interpretar las comunicaciones lógicas correctamente sin la utilización, al mismo tiempo, de marcadores emocionales. En otro lugar (2002) argumento que “la comunicación se desarrolla de manera holística. El receptor de un mensaje 105 E M O C I Ó N , A R G U M E N T A C I Ó N Y L Ó G I C A I N F O R M A L utiliza una amplia variedad de claves y una gama considerable de información para interpretar lo que se está comunicando. A menores señales disponibles, menor confianza uno pone en la interpretación. Estas señales van desde las mismas palabras pronunciadas, al contexto en que ocurre la comunicación, al sentido emocional e intuitivo del mensaje” (2002:25). Las palabras raras veces comunican su mensaje claramente sin al menos algún apoyo en los aspectos no lógicos; de otra manera la suposición es un caso de lo que he llamado la falacia logocéntrica: La falacia logocéntrica es justo la suposición de que los pronunciamientos verbales tienen prioridad sobre otras formas y modos de comunicación, y esto es una falacia porque confiar en ello, a menudo, puede conducirnos a aceptar falsedades más que verdades [Gilbert, 2002:27]. Considérense los siguientes ejemplos: EJEMPLO 1 Las aserciones lógicas y emocionales A. Mido 6 pies. B. Colette mide seis pies. C. Estoy enfadado. D. Andrés está enfadado. A es una aserción directa de un hecho, y C es un mensaje emocional explícito. Ambos pueden ser pronunciados con poca sinceridad, en un caso, digamos, para impresionar y en el C para intimidar. La B y la D también pueden ser pronunciadas con poca sinceridad y, también, ambas pueden ser falsas aunque sinceramente pronunciadas. A puede ser pronunciada sinceramente pero aun así ser falsa, mientras unos dirían que C no puede. Pienso que C puede ser pronunciada sinceramente sin ser verdadera, pero esto no es crucial en la discusión. 3 3 El tipo de situación que tengo en mente es cuando alguien se da cuenta que él no está realmente enfadado, pero muy hambriento. El sentimiento puede ser muy similar al sentimiento de estar enfadado, pero cuando la causa es reconocida, el sentimiento es re-identificado llendo de la cólera a la glicemia baja. 106 C U L T U R A Y D I S C U R S O Ahora se puede señalar rápidamente que la determinación de la verdad o el estado verdadero de A y B es simple, mientras que hacer lo mismo para C y D no lo es. Sin embargo, realmente no pienso que éste sea el caso y seguramente no siempre es el caso. Si afirmo que mido seis pies, es improbable que alguien que duda de ello saque de repente una cinta métrica y la sostenga para medirme. Incluso menos probable es medir a Colette porque dije que ella mide seis pies. Además, hay numerosos errores que ocurren en la medición. ¿Debo quitar mis zapatos?, ¿medirá usted a la altura de mi pelo?, etcétera. Aun así, nuestras intuiciones nos dicen que una es más fácil de tratar que la otra. Quizás nosotros deberíamos cambiar el ejemplo de medir seis pies a la ganancia de 250 mil dólares por año. De pronto, la capacidad de determinar la respuesta desaparece como la niebla en la brisa. El número de cuestiones implicadas en la decisión de la respuesta a nuestras nuevas aserciones puede ir del examen de una declaración fiscal a requerir un contador. ¿Pero no es equivalente a requerir un psicólogo para saber si Andrés está enfadado? La cuestión de verificación no es simplemente bastante fuerte para ubicar a las emociones en una categoría separada, aislada. Las emociones expresadas dentro de un argumento proporcionan infor- mación que puede desempeñar un papel crucial en la determinación de la aceptabilidad de una premisa. Alguien que muestra la cólera o la tristeza cuando emite una premisa indica el grado en que aquella premisa es importante, el papel que ésta desempeña en el argumento, o una reacción a un mensaje recibido. Además, raras veces creemos una declaración que suponemos estará acompañada por una expresión emocional, cuando no lo está. En realidad, esto a menudo nos proporciona la razón para una ulterior investigación sobre la autenticidad de la premisa emitida (Gilbert, 1997b). Pero en lo que concierne a la aceptabilidad, las expresiones emocionales no están en peores circunstancias que cualquier otro tipo. Esto es seguramente el caso en que las emociones expresadas pueden no ser genuinas. Puede haber muchas ocasiones y muchos motivos cuando uno exagera o acentúa las expresiones emocionales (cuando les pregunto a mis alumnos si ellos alguna vez lloran deliberadamente, las estudiantes de género femenino principalmente, me miran como si yo preguntara si ellas alguna vez se lavaran su pelo). Pero esto no significa que el sentimiento subyacente no esté presente, solamente que provocan su manifestación intencionadamente y, quizás, de manera exagerada, cuando es argumentativamente ventajoso. Asimismo, alguien podría disponer 107 E M O C I Ó N , A R G U M E N T A C I Ó N Y L Ó G I C A I N F O R M A L de cierta parafernalia para hacerlos parecer ricos, o es más mentir sobre la educación o la experiencia de trabajo previa. En otras palabras, el punto no es que las emociones y nuestras lecturas de ellas sean siempre confiables, sino más bien que ellas confrontan las mismas dificultades y cuestiones que otros modos considerados, tradicionalmente como información. Entonces, supongo que la aceptabilidad de la premisa, es decir, la deter- minación de que una emoción expresada es genuina o que una emoción explícitamente declarada existe de hecho, no es en particular más compleja que la determinación de que alguien pronuncia la verdad a diferencia de la exageración o de una rotunda mentira. La exageración, lógica o emocional, puede ser un movimiento retórico más o menos inocente, o puede minar el valor de un argumento totalmente –esto depende del contexto. La mentira o la falsificación no es aceptable y se debería evitar en la argumentación, pero bien sabemos que, ¡ay!, esto ocurre. El punto es que cuando sospechamos de la falsificación, tal como cuando sospechamos de la mentira, se debe indagar más, y esto es una parte natural del proceso de argumentación. Las comunicaciones emocionales no pueden ser forzosamente excluidas de la comunicación racional simplemente porque son falsas o no son genuinas. El enfoque de la lógica informal / Relevancia Dentro del ámbito de la lógica informal, la relevancia encuentra sus raíces en definiciones bastante clásicas. El núcleo, definido en dos textos ejemplares (Govier, 2001; Johnson y Blair, 1983), usa el enfoque probabilístico presentado por Carnap (1962). La idea básica es que, DEFINICIÓN1 Definición probabilística de la Relevancia A. (P*Q) =df P es relevante para Q B. Pr (Q/P) =df la probabilidad de Q dada P C. Pr (Q) =df la probabilidad de Q Entonces, (P*Q). ) . ≡ . Pr (Q/P) ≠ Pr (Q) 108 C U L T U R A Y D I S C U R S O Una diferencia entre la definición clásica y el uso en la lógica informal, es que hay una discusión de valores de verdad más que de una probabilidad. Así, Johnson y Blair preguntan, “¿la verdad de P dicta un valor de verdad para C (la conclusión)?” (1983:55). Govier explica que hay relevancia positiva y negativa, dependiendo de si realmente la verdad de un enunciado P cuenta a favor o en contra de la verdad de un enunciado Q (2001:163). La expresión “a favor de” tiene un sentido más probabilístico que la idea de determinar un valor de verdad, lo que es aún más cercano a la definición carnapiana. Todos los autores acentúan que la relevancia es sumamente contextual, y que dos enunciados considerados irrelevantes uno respecto del otro en un contexto pueden ser considerados relevantes, el uno con el otro, en otro contexto. Es decir, la relevancia no es inherente a los enunciados, pero sí a la relación entre ellos, dado el juego de parámetros contextuales. Una discusión sobre la importancia entre dos enunciados ocurre durante el curso de un argumento cuando dos acontecimientos contemporáneos suceden. Primero, uno de los participantes debe preguntarse si realmente P es relevante para Q y, en segundo lugar, el participante decide argumentar el caso de que P es relevante para Q. Una vez que esto ocurre, entonces un caso puede ser hecho. En otras palabras, cuando en realidad argumentamos, la importancia de la relevancia puede surgir y tiene que ser abordada o, por otro lado, cuando analizamos un argumento, lo mismo puede suceder. Pero, como en la mayor parte de las preguntas que conciernen la naturaleza y la fiabilidad de un argumento, las cuestiones acerca de la relevancia surgen cuando uno de los participantes hace una pregunta relevante o un teórico de la argumentación emprende un análisis. Los argumentos sobre la relevancia son a menudo sutiles y con frecuencia pueden ser el foco de una argumentación. Los ejemplos de irrelevancia con frecuencia encubren esto por ser ridículos. ¿Uno puede preguntar, por qué debería yo darte 100 dólares? La respuesta es, porque hay una tormenta en Malasia, y no hay ninguna conexión remota. En realidad, la relevancia es generalmente obvia en relación con el contexto, a no ser que esto se haga un punto principal en la disputa. Considérese, EJEMPLO 2 El nombramiento CARLOS: Nuestro siguiente nombramiento de la facultad debería ser alguien en meta ética. 109 E M O C I Ó N , A R G U M E N T A C I Ó N Y L Ó G I C A I N F O R M A L DENISE: Ah, yo pensaba que en filosofía oriental. Hay muchos estudiantes que la solicitan. CARLOS: La demanda de los estudiantes es irrelevante. Somos un departamento de investigación y tenemos que ir con lo que es nuestro fuerte. DENISE: ¡El interés de los estudiantes es difícilmente irrelevante! Si no prestamos atención a lo que nuestros estudiantes quieren, entonces... El argumento que sigue será sobre la importancia de P para Q, pero claramente, será equivalente a la reclamación en disputa. Dentro de los postulados de la discusión en curso, la idea de que la información emocional es intrínsecamente irrelevante a un argumento, es descartada del caso; hemos postulado antes que la emoción es integral a la argumentación, y sin duda puede ser relevante al argumento disponible. Además, la sugerencia es absurda. Si realmente la información emocional es crucial, central o decisiva en un argumento puede abrirse al cuestionamiento y ser investigado dentro del contexto de un argumento dado, pero en realidad, y sobre todo en la argumentación de mercado real, la información emocional desempeña un papel importante. Sin embargo, la pregunta sobre cuándo son relevantes las consideraciones emocionales para la tesis en discusión es absolutamente aceptable. Sin ser sorpresivo, las condiciones similares a aquellas para los componentes lógicos, es decir, premisas y/o tesis, aplican al modo emocional también. ¿Qué significa esto? Esto quiere decir que podemos encontrar consideraciones emocionales que son obviamente irrelevantes, aquellas que son obviamente relevantes, y aquellas que requieren consideración posterior. Recordando que algo puede tornarse relevante a algo más, el que alguien esté triste en Malasia no es, ipso facto, ninguna razón para que yo saque 100 dólares, más de lo que era la tormenta ya mencionada. Pero, por otra parte, esto no quiere decir que no se puede elaborar un relato en el cual la catástrofe en Malasia puede justamente costarme dinero. Cuando comenzamos a tratar con situaciones donde el contenido emocional puede o no ser relevante, donde hay desacuerdo, podemos ver que la idea principal de un enunciado que es relevante para otro cuando esto hace una diferencia para el grado de aceptabilidad del enunciado es, más o menos, la misma. En el ejemplo siguiente hay una verdadera pregunta en cuanto a la importancia de la premisa emocional presentada. Vale la pena señalar que los ejemplos que empleo son en gran parte aquellos que implican un deber o 110 C U L T U R A Y D I S C U R S O situaciones de valor. La razón de esto es que mi interés aquí tiene que ver con los contextos argumentativos, y no con su importancia como tal. Si estamos preocupados, por ejemplo, en saber si el haber cometido plagio alguna vez es relevante para que se cometa otra vez, podemos determinar la respuesta vía un estudio. Pero cuando tratamos de decidir si el plagiario debería tener por primera vez una nota sellada colocada en su registro, la respuesta más probablemente surgirá mediante un diálogo que por un estudio, aunque cierto número de estudios puedan ser relevantes. Así, Perelman y Olbrechts-Tyteca se refieren a la afirmación de Platón en el “Gorgias” de que no resolvemos mediante el diálogo cuestiones que conciernen hechos, sino simplemente por la inspección. “Cuando el acuerdo”, escribe Perelman en El reino de la retórica, “puede ser fácilmente alcanzado mediante el cálculo, la medición, o el peso, cuando un resultado puede ser demostrado o verificado, nadie pensaría recurrir a la discusión dialéctica” (1979:13). EJEMPLO 3 El aumento - 1 MOHIT: Entonces estamos de acuerdo, Catalina debería recibir la promoción. ELAINE: Sí, pero entonces nosotros deberíamos dar un estímulo económico a Harold. MOHIT: Bueno, hay algunos que lo merecen más que él. ELAINE: Quizás, pero él va a sentirse mal por no haber obtenido la promoción, entonces esto al menos será algún reconocimiento. MOHIT: ¡Um!, yo aprecio tu punto de vista, pero no estoy seguro que esto sea relevante. Quiero decir... En este caso hay una pregunta en cuanto a si realmente los sentimientos de Harold son relevantes para que reciba un aumento. Elaine argumentará que es relevante porque Harold tenía una expectativa razonable sobre la promoción, y darle un aumento mantendrá su moral. Independientemente del resultado, nosotros vemos claramente que el estado emocional de Harold es una cuestión cuya importancia puede ser discutida. Este ejemplo puede ir aún más lejos. Elaine podría confesar a Mohit que ella, Elaine, se siente mal de que Harold no consiga la promoción aun cuando ella convenga que su opción es la correcta. Así, ella también podría proponer sus propios sentimientos así como las razones de Harold para dar el estímulo a Harold. 111 E M O C I Ó N , A R G U M E N T A C I Ó N Y L Ó G I C A I N F O R M A L Considerando la inexactitud de tales decisiones, ¿por qué serían irrelevantes sus sentimientos? Bien, en primer lugar, porque Mohit podría responder que las directrices del departamento hablan de tales cosas como publicaciones y enseñanza y administración. Por lo tanto, aliviar los sentimientos de Harold no es relevante según esas directrices. Elaine entonces podría tratar de cobijar sus sentimientos y los de Harold bajo una de estas tres categorías o, quizás, podría argumentar que hay factores que garantizan una excepción. El punto no es que los sentimientos de Elaine o los sentimientos de Harold sean o no claramente relevantes, más bien el punto es que podemos discutir sobre ellos de manera similar a la discusión sobre cuestiones lógicas. Si, por ejemplo, Wai-Chen hubiera publicado un libro de poemas, ¿recibiría el estimulo en su propio departamento de filosofía?, ¿su libro de poemas es relevante a sus publicaciones filosóficas? Esta cuestión, por lo visto lógica, podría generar mucha discusión. Considérese otra situación. Carl ha cometido un crimen contra Ahmed. Durante el juicio, el remordimiento de Carl es correctamente considerado irrelevante para su convicción, pero al ser sentenciado, Ahmed, la víctima, puede solicitar el perdón, y esto podría ser considerado relevante, como lo podría ser el remordimiento de Carl. Por otra parte, al decir, “él lo hizo” sería relevante en el juicio de Carl, pero no en la condena ya que desde aquel momento su culpa ya está establecida. 4 Hay cualquier número de circunstancias donde las emociones son relevantes para el resultado de un argumento, y éstas son relevantes de la misma manera como lo son otros tipos de la información. Mi esposa y yo podemos discutir si yo debería asistir a una conferencia en nuestro aniversario, que implica estar separados en dicha fecha. Las consideraciones sobre el avance profesional, las oportunidades aprovechadas, etcétera, entrarán en juego, pero también nuestra tristeza de estar separados durante aquel día especial. El grado del trastorno de mi esposa bien podría ser, me parece, un factor relevante en la determinación. Este tipo de consideraciones son muy comunes. Por otra parte, cuando un estudiante me busca para suplicarme que le dé una nota de pase de grado, cuando su promedio de curso está por abajo del promedio, puedo asegurar que su grado de angustia es irrelevante. Puedo hacer 4 Esto no quiere decir que la información emocional nunca sea relevante en un juicio, sino más bien que en este ejemplo particular no lo es. 112 C U L T U R A Y D I S C U R S O eso porque de lo contrario se admite una valoración que creo razonablemente no puede ser tomada como factor. Así, yo podría explicar que todo aquel que se dirige al fracaso se siente mal, pero no puedo pasarlos a todos. Por consiguiente, el sentimiento en sí mismo no entra en mis cálculos. Esto, sin embargo, no es negar que yo pudiera permitir que, en este caso, los factores emocionales en juego sean de verdad relevantes. Lo que haría razonable mi conclusión es que normalmente preguntaría: ¿aplico una medida que está disponible para todos los estudiantes? Parecería, entonces, que las discusiones sobre la importancia de las premisas de un argumento emocional no son tan diferentes de las premisas de un argumento lógico. Ambas deben ser vistas en el contexto y en los casos donde hay desacuerdo; la relevancia es importante tanto por motivos lógicos como emocionales, pero uno no es menos fácil o difícil de establecer que el otro. El punto es que el sólo hecho de afirmar que los sentimientos de alguien, o tus propios sentimientos, son irrelevantes para formular una premisa como más aceptable, no los invalida de inmediato. La determinación de su importancia o irrelevancia para la aceptabilidad de una tesis requiere de tanta defensa como lo hace la misma determinación para una premisa lógica. El acercamiento de la lógica informal / Suficiencia Según varios autores contemporáneos de la lógica informal, particularmente implicados en la reciente investigación de la teoría de la argumentación (Govier, 2001; Groarke y Tindale, 2003; Johnson y Blair, 1993), existen tres criterios por medio de los cuales se evalúa un argumento. El primero es la aceptabilidad de las premisas, ¿en conformidad con la propia metafísica, son verdaderas, creíbles, aceptables según el contexto, etcétera? El segundo es la pregunta de la relevancia. Independientemente del estatus alético de la razón propuesta como apoyo de una tesis, ¿es relevante la premisa para la tesis?, ¿aumenta esto, de una u otra manera, o disminuye nuestra adhesión a la tesis debido a la forma en que su contenido informativo se refleja en la tesis? He argumentado arriba que los argumentos o motivos emocionales dentro de un argumento tienen, de hecho, un estado similar a lo que llamo argumentos lógicos y razones, y que como podemos apreciar, mutatis mutandis, se pueden aplicar tipos similares de reglas y directrices a ambas categorías. 113 E M O C I Ó N , A R G U M E N T A C I Ó N Y L Ó G I C A I N F O R M A L El componente final de la evaluación es lo que Johnson y Blair llaman, suficiencia, y Govier, adecuación o adecuación de las razones (datos). En otras palabras, dado que a uno le han sido presentados los motivos que son aceptables y relevantes, ¿la tesis se deriva de ellos? Sin llegar a ser sorprendente, éste es el más exigente y el más difícil de los tres criterios clásicos. Una vez que uno deja atrás la vinculación deductiva, las maneras exactas en las que las conclusiones son derivadas de las premisas se hacen bastante menos exactas y más complejas. Johnson (2000) sugiere que se ha hecho poco trabajo sobre la eficiencia, pero hay otro modo de mirar la cuestión. Se debe comprender que gran parte del trabajo realizado en la lógica informal se ha enfocado, en un grado o en otro, sólo en la cuestión de si las premisas de un argumento son bastante fuertes para apoyar la conclusión. Esto incluye las discusiones sobre las falacias, la inducción, la abducción y un amplio conjunto de otras convenciones e instrumentos. La fuerza motriz de la lógica informal ha inculcado un respeto por los procedimientos cuidadosos de juicio y análisis que promoverán las evaluaciones consideradas inteligentes e imparciales de las tesis, y los motivos y razonamientos que los apoyan. No es sorprendente, por lo tanto, que estos objetivos sumamente valiosos hayan conducido a sistemas que aprecian la precisión y la regulación. El resultado a menudo era una idealización del argumento y una limitación en los contextos (p.ej., materiales escritos, y diálogos enrarecidos y/o esterilizados) en los que el análisis es posible. Esto es una consecuencia de las actitudes generales dentro del razonamiento crítico y el objetivo de la argumentación ideal. Al examinar solamente lo que los analistas esperan obtener como normas en las teorías de la argumentación, uno rápidamente se da cuenta de que los criterios para la “buena” argumentación que está siendo divulgada son bastante “altos”, tan altos, de hecho, que sólo pueden existir en abstracto. Sobre el modelo de la pragma-dialéctica en “una discusión crítica”, se supone que uno no tiene ningún vínculo con el resultado (Van Eemeren et al., 1993:32). Pero ellos también dicen, dos páginas más delante: “la interacción humana real no está ‘naturalmente’ orientada a la resolución. La gente involucrada en el desacuerdo normalmente no está desinteresada en el resultado, sino que tienen un interés fuerte en un resultado o el otro” (Van Eemeren et al., 1993). “La duda crítica”, escribe Walton (1992:271), “requiere un punto de vista neutro, ni positivo, ni negativo”. El sesgo, es decir, la divergencia, es lo que interfiere en esto, y el sesgo, afirma 114 C U L T U R A Y D I S C U R S O Walton, es una verdad de la vida. La suposición es que entre más emoción exista en un argumento, mayor el grado de sesgo. Así, parece haber un reconocimiento de que la emoción está siempre en el argumento, aun cuando parezca haber tintes de un lamento sobre este hecho. Otros no están tan seguros de que habría que apuntar a las prácticas ideales. Abundan cuestiones sobre el papel de la emoción como un factor en el mantenimiento de una estructura sociopolítica, tanto en lo que concierne al género (Jagger, 1989; Gilbert, 1994a), como en lo que concierne al desacuerdo político. Reygadas (2001) ofrece un caso convincente: negar que la emoción desempeña un papel en la argumentación es central cuando se trata de silenciar el género, la clase y las minorías raciales. Entonces, por un lado tenemos una opinión que niega que la emoción tenga un papel en la argumentación porque es menos que ideal y, por el otro, una opinión que señala que tal exclusión tiene consecuencias sociopolíticas negativas para los desfavorecidos. La cuestión principal es: la emoción es vista en estrecha relación con la necesidad de expresar algo, y no con lo que es expresado. Por eso la emoción siempre era relegada al dominio retórico en lugar del dialéctico. El retórico, en el modelo tradicional, tiene que ver con las maneras en las cuales algo es expresado, lo que lo hace más o menos persuasivo y se basa menos en la dicotomía convencer/persuadir. Este punto de vista mantiene que podemos llegar a una conclusión usando nuestros recursos racionales, al sopesar las pruebas, al tener una mente abierta, al seguir el razonamiento más o menos lógico, al evitar las falacias y los sesgos, o permitiéndonos ser llevados por nuestros sentimientos, y aceptar o rechazar algo dependiendo de cómo nos sentimos sobre algo más que en sus ventajas intrínsecas. Claramente, para la mayor parte de los filósofos no hay ninguna duda. La persuasión y su sirvienta la emoción, son malas, pero convencer por medio de las razones del mayordomo es admisible. 5 La dificultad estriba en que esto es justamente incorrecto. Es incorrecto en todos los sentidos, dado que, en primer lugar, los mensajes emocionales realmente llevan la información más que simplemente dar color a la informa- ción dialéctica contenida en ellos y, en segundo lugar, porque incluso si realmente asumimos que se puede hacer la distinción entre convencer/ 5 Las elecciones de género son utilizadas de manera intencional; existe una larga tradición en la que la emoción es considerada femenina y la razón masculina. 115 E M O C I Ó N , A R G U M E N T A C I Ó N Y L Ó G I C A I N F O R M A L persuadir, la información emocional es usada siempre que nosotros somos convincentes así como persuasivos. Son las emociones y los sentimientos los que nos permiten llevar a cabo tales tareas argumentativas básicas, como seleccionar datos, elegir ejemplos, sopesar alternativas, y decidir si realmente estamos de acuerdo o discrepamos. Suponer de otra manera nos enredaría en un infinito número de decisiones que tendrían que ser tomadas antes de toda comunicación (Damasio, 1994). Este papel crucial de las emociones sin contrarrestar el prejuicio, todavía no aborda la situación de si la información emocional está siendo utilizada en la primera o segunda persona, o como una garantía completa o incidental para una tesis. En tales casos, como he discutido arriba, y en detalle en otra parte (Gilbert, 1997b, 2001, 2002), los criterios que usamos para evaluar las premisas emocionales y/o expresiones emocionales no son tan diferentes de otro tipo de datos. La cuestión se orienta ahora sobre la relación de las premisas de un argu- mento con su tesis: ¿la presencia de una premisa emocional o la expresión de la emoción cambia los juicios de desahogo de manera esencial o radical? Antes hemos decidido que podemos determinar si una premisa emocional es aceptable o inaceptable, y que las premisas emocionales pueden ser relevantes a la tesis en cuestión. Entonces, considerando las premisas aceptables y relevantes, ¿puede la información emocional, es decir, los sentimientos que rodean la cuestión expresada directamente o indirectamente, ayudar en la formación de un argumento suficiente para garantizar una tesis? Volvamos al Ejemplo 3 El aumento - 1. Mohit y Elaine siguen su discusión. Mohit aún no está convencido de que Harold debería recibir un estímulo económico, y Elaine sigue construyendo su caso. EJEMPLO 4 El aumento - 2 MOHIT: ¡Um!, entiendo tu posición, pero no estoy seguro que esto sea relevante. Pienso que el estímulo, como se supone, se da a los más productivos. ELAINE: Tal vez, pero justamente juntar publicaciones es sólo un modo de mirarlo. El estímulo también puede ser usado como un incentivo, como un fomento o, como sugiero, para compensar el proseguir con una decisión que no te puede gustar. MOHIT: Bien, a Harold seguramente no le gustará la decisión. 116 C U L T U R A Y D I S C U R S O ELAINE: Además de esto, me siento mal porque vamos a hacer infeliz a Harold, y si le damos algún estímulo, al menos él sabrá que realmente nos sentimos mal. MOHIT: Supongo... ELAINE: Y no tenemos que darle mucho. Solamente algo que remedie su orgullo. Piensa en ello como un bien para la moral departamental. MOHIT: ¿En cuanto a los demás? ELAINE: Todos ellos entenderán por qué lo hicimos, y pienso que ellos estarían de acuerdo. No es que parezca que nadie más conseguirá alguno. MOHIT: Supongo que tienes razón. ¡Ok!, hagámoslo. Mohit está ahora convencido de que, dadas las consideraciones, Harold puede recibir con todo derecho un estímulo económico. La verdad simple es que cuando realmente consideramos todas las cosas, tomamos razones emocionales en consideración punto por punto, tanto como –si no es que más que– en lo así llamado racional, es decir, las razones lógicas. ¿Qué es lo que se considera en esta discusión? Los siguientes factores se toman en cuenta. EJEMPLO 5 El aumento - 3 1. Harold no consigue la promoción. 2. Harold se sentirá mal. 3. Elaine (y digamos Mohit) se sentirán mal de que Harold se sienta mal. 4. El estímulo puede ser usado para una variedad de objetivos. 5. La adquisición de algún estímulo hará que Harold se sienta menos mal. 6. El sentimiento de Harold de sentirse menos mal hará que Elaine y Mohit se sientan mejor. 7. El sentimiento de Harold de sentirse menos mal está bien para la moral en el departamento. 8. Las objeciones de otros no son previstas. La dinámica de este argumento implica dos hechos lógicos y seis “hechos” emocionales o, tres y cinco si [8] es considerado lógico. Cada uno, de [2] a [8], puede ser verdadero o falso, y su evaluación –su aceptabilidad– depende, en parte, de la capacidad de los argumentadores para evaluar y anticipar sus propias emociones, las emociones de Harold, y las del resto de sus colegas. Nótese que el consentimiento de Mohit a [4], que podría ser considerado una 117 E M O C I Ó N , A R G U M E N T A C I Ó N Y L Ó G I C A I N F O R M A L premisa no emocional, permite a las premisas emocionales entrar en la disputa. Quiero sugerir, primero, que este argumento es bastante típico de la manera en que mezcla la información lógica y la emocional. Algunas discusiones podrían acentuar lo lógico más que lo emocional, y otras podrían aun dejarlo fuera completamente, aunque esto sería raro. Considérese un breve argumento que podría ser sumamente lógico. EJEMPLO 6 El acoplador Gordon está en una ferretería para comprar partes para conectar su asador de gas natural a su línea de gas principal. Anandi, el empleado, le está ayudando. GORDON: ¡Ok!, entonces pienso que tengo todo lo que necesito. ANANDI: Bien, ¿y qué hay sobre el acoplador? GORDON: Ah, tengo uno de mi asador anterior. Justamente usaré ese. ANANDI: Yo no lo recomendaría. Si los hilos están ya desgatados usted podría tener una fuga de gas. GORDON: ¿Eso es probable? ANANDI: No lo puedo decir, pero ¿quiere usted arriesgarse por ahorrar 10 dólares? De modo bastante interesante, la decisión final que Gordon toma es aquella de la evaluación del riesgo. Considerando los hechos, ¿cómo se siente él sobre la sugerencia de Anandi? Ella no le dice qué hacer, pero le ofrece lo que es, de hecho, una consideración emocional. Ella sugiere que, considerando el precio, mitigar cualquier riesgo de una fuga de gas vale el precio. Considerando que la mayoría de las decisiones políticas, las decisiones sociales, y los argumentos de los cuales resultan, tienen una textura similar, es claro que la emoción es inherente en nuestras deliberaciones. Volviendo al ejemplo 4, El aumento-2, cabe la pregunta: ¿fue suficiente el razonamiento en la argumentación para garantizar a Elaine y Mohit estar de acuerdo en dar un estímulo económico a Harold? Pienso que la respuesta es sí, considerando su contexto y sus creencias. En otras palabras, no sugiero que si nosotros substituyéramos a Mohit por otro actor, el resultado sería el mismo. Una persona diferente podría insistir que Harold y los sentimientos de Elaine eran irrelevantes y que [4] no es aceptable. Tampoco significa que 118 C U L T U R A Y D I S C U R S O él ganaría el argumento. Sin embargo, la sugerencia de que existe sólo una respuesta correcta a las cuestiones básicas, y que se debería desembolsar el estímulo económico de una y única manera, es indefendible como alguien que haya asistido a una reunión departamental puede testimoniar. Dicha opinión falla, ya que no toma en cuenta el simple hecho de que la gente tiene objetivos, y que gente diferente tiene objetivos diferentes. Aquellos objetivos se dirigen a determinar los valores y las creencias, y la manera en que éstos son priorizados. Un argumento, entonces, es suficiente cuando los motivos propuestos para la tesis son suficientes para convencer a los participantes de que, dadas sus creencias, valores, objetivos y criterios para la argumentación, la tesis ha sido garantizada. Esto es una declaración claramente circular, pero hay poco camino alrededor de esto. A partir del contexto cultural, la matriz socialmente sostenida de un campo dado, sacamos las normas de la argumentación (Toulmin, 1958; Weimer, 1983; Willard, 1989). Diferentes garantías serán aceptables en campos diferentes. A menudo oigo las conversaciones que dependen al menos de una creencia mínima en la astrología, algo que encuentro absurdo. Sin embargo, puedo entenderlo cuando alguien argumenta que Larry y Steve nunca durarán como una pareja porque el signo de Larry es agua y el de Steve es tierra. Para algunas personas, este argumento proporciona datos suficientes para que ellos dejen de salir juntos, mientras que para mí es irrelevante, ya que está basado en creencias incorrectas. Es el marco, el campo conceptual social de los argumentadores en el cual una discusión ocurre lo que define los criterios que serán usados. Uno puede oponerse a ello, aun ir más allá, pero suponer que un sistema externo a los demás puede ejercer una censura, es suponer una capacidad de resolución un tanto sospechosa y por lo menos epistemológicamente fascista. Es importante recordar que cuando hablamos de la suficiencia, hablamos de las razones por las cuales las premisas aceptables y relevantes pueden garantizar una tesis. Esto tiene que ver con las relaciones lógicas entre ellas, así como con el peso emocional que se les da. Ya que la conjetura es que la aceptabilidad y los criterios de importancia ya han sido encontrados, la adecuación debe ser considerada en ese marco. En otras palabras, dado que las premisas son aceptables y relevantes ¿proporcionan razones suficientes para la tesis? Dentro de aquel contexto, la distinción entre premisas lógicas y no lógicas se diluye radicalmente. 119 E M O C I Ó N , A R G U M E N T A C I Ó N Y L Ó G I C A I N F O R M A L Conclusión No he intentado mostrar cómo es que uno decide, en cualquier caso particular, en qué momento un argumento es bueno y cuándo no lo es. Lo que he argumentado es que ya que distinguimos entre argumentos buenos y malos, entonces no hay razones, ipso facto, para suponer que la presencia de la emoción o del contenido emocional es suficiente para etiquetar un argumento como inadecuado. Un buen argumento puede ser considerado como aquel en que las premisas son relevantes y aceptables, y aquel que de manera conjunta proporcionan razones adecuadas para aceptar la conclusión. Existen seguramente reglas para el argumento emocional. Éstas son similares a las reglas para el argumento lógico, e incluyen factores tales como la veracidad, la no exageración, la justificación de pruebas, la anulación del sesgo, la consideración de alternativas, etcétera. La intimidación emocional es, por ejemplo, incorrecta no porque sea emocional, sino porque la intimidación en un argumento es a menudo incorrecto, es decir, un argumentum ad baculum puede ser una falacia si está basado en amenazas lógicas o emocionales. 6 Cuando la emoción es usada de manera incorrecta puede conducir a la manipulación como, por ejemplo, en el chantaje emocional, cuando uno reclama incorrectamente que las acciones de una persona afectarán los sentimientos de otro. Pero esto se encuentra lejos de mantener que la emoción no tiene ningún papel legítimo en la argumentación. Al contrario, una forma de falacia emocional es despedir a alguien porque ella o él son emocionales o sentimentales (Campbell, 1994); ignorar la emoción o desecharla puede ser tan argumentativamente engañoso como su uso excesivo. Los seres humanos pueden y realmente discuten sobre todo. Todo lo que se requiere es que pronuncie o comunique algo, para que uno discrepe, tenga objeciones o se cuestione eso. Esto podría concernir el estado ontológico de las emociones a diferencia de los sentimientos, podría ser sobre a qué hora nosotros deberíamos ir a la cena, si el joven Gerald es un compañero conveniente para nuestra Emma, si 1 + 1 = 2, o a qué hora el tren de las 1:04 de Manchester llega a Edimburgo. Cuando hablamos de estas cosas nos gusta pensar que podemos distinguir entre hechos, sentimientos, emociones, objetivos, y valores. 6 No cada argumento ad baculum es falaz. Amenazar con denunciar acoso o dejar a un compañero abusivo, etcétera, no es falaz. 120 C U L T U R A Y D I S C U R S O Si bien no quiero decir que de algún modo teórico abstracto tales distinciones no tienen mérito o son completamente inútiles, sí quiero decir que todas estas categorías en la gran mayoría se combinan y se entremezclan de tal forma que hacen imposible su separación. Así, he argumentado que la emoción realmente tiene un papel legítimo en la argumentación, y éste no es tan lejano del supuesto papel “racional” –o, como prefiero llamarlo, lógico– del razonamiento y las premisas. Dicho esto, nos incumbe examinar el papel de los sentimientos y las emociones en lugar de pretender que éstos no existen. Bibliografía Arnauld, Antoine, Pierre Nicole y Jill Vance Buroker (1685), Logic, or The art of thinking: containing, besides common rules, several new observations appropriate for forming judgment, Cambridge University Press, Cambridge/Nueva York, 1996. Ben-Ze’ev, Aaron (1995), “Emotions and Argumentation,”, Informal Logic, núm. 17, pp. 189-200. Campbell, Sue (1994), “Being Dismissed: The Politics of Emotional Expression”, Hypatia, núm. 9, pp. 46-65. Carnap, Rudolf (1962), Logical foundations of probability, University of Chicago Press, Chicago. Copi, Irving M. (1963), Introduction to logic, Macmillan, Nueva York. Damasio, Antonio R. (1994), Descartes’ error: emotion, reason, and the human brain, G.P. Putnam, Nueva York. Eemeren, Frans H. van, R. Grootendorst, Sally Jackson y Scott Jacobs (1993), Reconstructing argumentative discourse, University of Alabama Press, Tuscaloosa. Eemeren, Frans H. van, R. Grootendorst y Francisca Henkemans (1996), Fundamentals of Argumentation Theory: A Handbook of Historical Backgrounds and Contemporary Developments, Lawrence Erlbaum Associates Inc., Nueva Jersey. Eemeren, Frans. H. van y Peter Houstlosser (2000), “Rhetoric in pragma-dialectics”, Argumentation, Interpretation, Rhetoric 1. Gilbert, Michael A. (1994a), “Feminism, Argumentation and Coalescence”, Informal Logic, núm. 16, pp. 95-113. —— (1994b), “Multi-Modal Argumentation”, Philosophy of the Social Sciences, núm. 24, pp. 159-177. —— (1997a), Coalescent argumentation, Lawrence Erlbaum Associates, Mahwah, Nueva Jersey. 121 E M O C I Ó N , A R G U M E N T A C I Ó N Y L Ó G I C A I N F O R M A L Gilbert, Michael A. (1997b), “Prolegomenon to a Pragmatics of Emotion”, en 1st International Conference of the Ontario Society for the Study of Argumentation, Hans Hansen y Chris Tindale (eds.), St. Catherine’s, ON CA, CD. —— (2001), “Emotional Messages”, Argumentation, núm. 15, pp. 239-249. —— (2002), “Effing the Ineffable: The Logocentric Fallacy in Argumentation”, Argumentation, núm. 16, pp. 21-32. —— (2004), “Emotion and the Pragma-Dialectic Model”, en The Practice of Argumentation, Frans. H. van Eemeren y Peter Houstlosser (eds.), Walter Benjamins, Holland. Govier, Trudy (2001), A practical study of argument, Wadsworth Thomson Learning, Belmont. Greenberg, Leslie S. y Sandra C. Paivio (1997), Working with emotions in psychotherapy, Guilford Press, Nueva York. Groarke, Leo y Christopher W. Tindale (2003), Good reasoning matters!: a constructive approach to critical thinking, Oxford University Press, Toronto/Nueva York. Hamblin, C.L. (1970), Fallacies, Methuen, Londres. Jagger, Alison M. (1989), “Love and Knowledge: Emotion in Feminist Epistemology”, Inquiry, núm. 32, pp. 151-176. Johnson, Ralph H. (2000), Manifest rationality: a pragmatic theory of argument, Lawrence Erlbaum Associates, Mahwah, Nueva Jersey/Londres. —— y J. Anthony Blair (1977), Logical self-defense: the craft of evaluating persuasion in everyday life, McGraw-Hill Ryerson, Toronto. —— (1983), Logical self-defense, McGraw-Hill Ryerson, Toronto. —— (1993), Logical self-defense, McGraw-Hill Ryerson, Toronto. Perelman, Chaïm (1979), The new rhetoric and the humanities: essays on rhetoric and its applications, D. Reidel Pub. Co., Dordrecht/Boston. Perelman, Chaïm y Lucie Olbrechts-Tyteca (1969), The new rhetoric: a treatise on argumentation, University of Notre Dame, Notre Dame, Indiana. Reygadas, Pedro (2001), “In Praise of Eristics”, en 4th ISSA Conference on Argu- mentation, F. H. van Eemeren, J. Anthony Blair y Charles Arthur Willard (eds.), Sic Sat, Amsterdam. Toulmin, Stephen Edelston (1958), The uses of argument. Cambridge University Press. Walton, Douglas (1992), “The Place of Emotion in Argument”, Philosophy of the Social Sciences. Weimer, Walter B. (1983), “Why All Knowing Is Rhetorical”, Argumentation and advocacy: the journal of the American Forensic Association, núm. 20, pp. 63-71. 122 C U L T U R A Y D I S C U R S O Willard, Charles Arthur (1981), “The Status of the Non-Discursiveness Thesis”, Argumentation and advocacy: the journal of the American Forensic Association, núm. 17, pp. 190-214. —— (1989), A theory of argumentation, University of Alabama Press, Tuscaloosa. Recibido el 8 de marzo de 2009 Aceptado el 6 de octubre de 2009 VERSIÓN 24 • UAM-X • MÉXICO • 2010 • PP. 123-145 A. Margarita Reyna Ruiz* La emoción en los programas religiosos de la radio Las emociones son un componente fundamental de la experiencia religiosa. De esta dimensión emocional participan también los discursos religiosos que se transmiten en los medios de comunicación, entre ellos la radio. En este texto se presenta un acercamiento al análisis del discurso hablado de un programa de radio con contenido religioso, desde la perspectiva de las emociones. En este ejercicio es posible vislumbrar cómo estas últimas aparecen como una estrategia retórico-argumentativa en torno a la cual se ordena la propuesta discursiva en esta emisión radiofónica. La apelación a la emoción es parte fundamental en la construcción de una comunidad de fe, que es a lo que se convoca en este programa. PALABRAS CLAVE: programas de radio, emoción, argumentación. Emotion is a fundamental component of the religious experience. The religious discourse transmitted by mass media, including the radio, also exhibits this emotional dimension. This article presents a preliminary analysis, from the perspective of the emotions, of the discourse of a radio program with religious content. In this exercise it is possible to discern how emotions are used as a rhetorical-argumentative strategy around which the discursive proposal of this radiophonic emission is structured. The appeal to emotion is an essential element in the construction of a community of faith to which this program summons. KEY WORDS: radio programs, emotion, argumentation. * Profesora-investigadora del Departamento de Educación y Comunicación, UAM- Xochimilco [
[email protected]], [
[email protected]]. EL OBJETIVO DE ESTE TEXTO es presentar un primer acercamiento al análisis del discurso hablado de un programa de radio con contenido religioso, con el fin de identificar la manera como se apela a la emoción. En este tipo de programas, la apelación a las emociones está vinculada a la manera en que las 124 C U L T U R A Y D I S C U R S O agrupaciones religiosas están interesadas en buscar que los radioescuchas se adhieran al universo de creencia que proponen en sus transmisiones radiales. Nos interesa, por tanto, explorar cómo se busca conmover a un auditorio e identificar la capacidad del enunciador de emocionar para buscar la adhesión del radioescucha. Nuestro interés por los programas con contenido religiosos se dio al ser testigos del aumento de estas emisiones en la radio del Valle de México. Este hecho apareció llamativo e inusual, tanto por las restricciones a la vida pública de las creencias religiosas en nuestro país, como por la diversidad de formatos en los que estos programas se presentan, la mayoría de los cuales se alejan de la idea de una arenga o sermón. En este sentido, un elemento de interés lo constituye la forma en que el discurso religioso se apropia del lenguaje radiofónico y asume con ello los patrones de segmentación propios del medio. En relación con esto último, varios autores (Balsebre, 2000; Camacho, 1999; Mata y Scarafía, 1993; Vilar, 1988 y 2004) están de acuerdo en que la palabra hablada tiene un lugar predominante en el conjunto del lenguaje radiofónico por ser el modo habitual de interacción social y que, de alguna manera, es en torno al cual se articulan los otros elementos sonoros; es, en todo caso, el soporte fundamental de este medio. Nuestro interés no es agotar, por lo tanto, los variados aspectos vinculados a cada uno de los componentes del lenguaje radiofónico o su articulación –que dan para una exposición más amplia, que rebasaría por mucho los límites impuestos a este texto. Por el momento, nos interesa más bien abordar el discurso hablado únicamente en su dimensión retórico-argumentativa. El texto está estructurado en dos partes: en la primera se presenta el punto de vista teórico metodológico desde donde se apoya la propuesta de análisis para el estudio de las emociones; en la segunda se lleva a cabo el análisis. Algunas consideraciones teórico-metodológicas Existe una larga discusión en torno a las emociones. Si bien no es la intención de este texto hacer un exhaustivo recorrido por los orígenes de esta polémica, sí nos parece pertinente señalar sucintamente algunos de los autores relevantes en esta área problemática. Una de las primeras teorías sobre las emociones es la de Platón en el Filebo, cuando habla del dolor y del placer. Se produce 125 L A E M O C I Ó N E N L O S P R O G R A M A S R E L I G I O S O S D E L A R A D I O el dolor cuando la armonía de los elementos que componen al ser vivo es amenazada o comprometida y se produce placer cuando esta armonía es reestablecida (Abbagnano, 1974). Posteriormente, Aristóteles nos provee en su libro II de la Retórica uno de los más provocativos análisis sobre el tema: la emoción como afección, es decir, el pathos, aquello que puede conmover. La tendencia a disertar sobre el dominio de las emociones fue continuada de manera importante por pensadores cristianos, principalmente los de tradición agustiniana. Éstos relacionaron las emociones con la voluntad. Lo que importa en la emoción no es ella misma, sino el modo como es querida. De hecho, las emociones desempeñan un papel más importante dentro del pensamiento cristiano que dentro del pensamiento griego (Ferrater, 1994; Elster, 2002). En la época moderna ha sido muy común considerar las emociones como una forma inferior de actividad intelectual. Así, por ejemplo, según Descartes, las emociones son afecciones, esto es, modificaciones pasivas causadas en el alma por el movimiento de los espíritus vitales, es decir, por las fuerzas mecánicas que obran en el cuerpo. Para Spinoza, en cambio, la emoción es un modo de ser total que comprende el alma y el cuerpo. Spinoza deriva las emociones del esfuerzo de la mente. Este esfuerzo lo denomina voluntad cuando sólo se refiere a la mente y lo denomina deseo cuando se refiere, al mismo tiempo, a la mente y al cuerpo (Abbagnano, 1974). Los filósofos de la Ilustración, como David Hume, Adam Smith y Thomas Reid, no creían que las emociones y el pensamiento fuesen acérrimos enemigos, por el contrario, sostenían que ser emocional era algo racional y ninguna ciencia de lo mental podía ser completa si no daba cuenta también del corazón. Estos pensadores consideraban que las emociones eran fundamentales para la existencia individual y social. Adam Smith, por ejemplo, contribuyó a sentar las bases de la psicología de la emoción. “En su libro, La teoría de los sentimientos morales, escrito en 1759 [...] propuso que las emociones eran los hilos con los que se cosía el tejido social” (en Evans, 2001:11). En el romanticismo se vuelve a la idea de que las emociones están en abierta confrontación con la razón, por lo que el hombre se habría de debatir incesantemente entre la emoción y la razón. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, las emociones son objeto de investigación científica y se les considera en estrecha relación con los movimientos y los estados corporales que las acompañan. Charles Darwin, en su libro La expresión de las emociones en el hombre y en los animales (1872) y William James, en The theory of 126 C U L T U R A Y D I S C U R S O emotions (1884), son un ejemplo de los trabajos pioneros que hablan sobre las emociones. Durante la primera mitad el siglo XX, el pensamiento filosófico de Max Scheler y de Jean-Paul Sartre animaron el debate; sin embargo, la investigación sobre las emociones estuvo confinada a los estudios de la acción política, y al interés de los psicólogos y algunos antropólogos (Abbagnano, 1974; Elster, 2002). Para las décadas de 1970 y 1980, el tema es abordado, desde luego, por la psicología, donde se investiga más ostensivamente la vinculación de las emociones con las teorías cognitivas. También lo aborda la filosofía, esta vez vinculándolo a la ética, y por las ciencias del lenguaje, que se interesan por la expresión de las emociones en los enunciados y discursos y por su circulación en las interacciones (Charaudeau y Mainguenueau, 2005). Para la década de 1990, el interés científico por las emociones toma un nuevo impulso; y para finales del siglo XX y principios del XXI, al debate se suman los neurocientíficos, los psicólogos evolutivos y los neurolingüistas. En muchos de estos debates se cuestiona cada vez más la postura que sostiene que las emociones sean consideradas como aquello que se opone a lo racional, a lo analítico. El razonamiento está siempre tamizado por las emociones y éstas se modulan por la razón, las emociones no pueden ser pues menospreciadas (Evans, 2001). Al constituir ellas mismas patrones socioculturales determinados por la experiencia que se manifiesta en situaciones sociales específicas, las emociones son indicadores del nivel de apropiación de los significados culturales (Rodríguez, 2008). De hecho, las creencias son una base importante de las emociones; cada tipo de emoción está asociada a una familia de creencia. Creencia y emociones se conectan, pues, íntimamente. De esta tendencia a revalorar el estudio de las emociones no quedan al margen los estudios del lenguaje y, particularmente, aquellos que tratan sobre la argumentación. En estos últimos, y durante mucho tiempo, las emociones estuvieron relegadas o vinculadas a la idea de una retórica concebida sólo como elocuencia y manipulación. Las propuestas de la llamada nueva retórica renuevan los estudios sobre la argumentación, ampliando también sus posibilidades de análisis. Argumentar no es sólo demostrar lógicamente ciertas premisas; argumentar posibilita también la adherencia de los oyentes a las tesis que se presentan según sea el caso. Por ello, Chaïm Perelman –pionero representante de esta nueva retórica– señala que “en la argumentación no se trata de probar la verdad de 127 L A E M O C I Ó N E N L O S P R O G R A M A S R E L I G I O S O S D E L A R A D I O una conclusión a partir de la verdad de las premisas, sino de transferir a las conclusiones la adhesión acordada a las premisas” (1977:35). Sin embargo, en el trabajo de Perelman no se aborda el tema de la emoción, aunque toca un poco el de las pasiones, a las que identifica más como un obstáculo, como un elemento irracional (Plantin, 1998a y 2004b). El papel de las emociones en el discurso retórico argumentativo tiene como pionero a Douglas Walton, quien en The Place of Emotion in Argument (1992) trabaja sobre la importancia de las emociones en el proceso argumentativo, centrándose en cuatro argumentos emocionales: ad baculum, ad misericordiam, ad hominem y ad populum. 1 Walton insistirá en que las apelaciones a la emoción tienen un lugar legítimo en el diálogo persuasivo; sin embargo, su punto de vista es que es necesario ir con cuidado porque también pueden ser usadas falazmente (1992:1). Más tarde, serán Christian Plantin (1998b, 1999, 2000, 2004a), Patrick Charaudeau (2000), Ruth Amossy (2000, 2005), C. Chabrol (2000), Michael Gilbert (2004), Pedro Reygadas (2005), Julieta Haidar (2002), entre otros, quienes trabajarán sobre esta línea. Es en la perspectiva de Christian Plantin en la que nos apoyaremos para nuestro análisis. Para Plantin, el trabajo sobre las emociones está inscrito en el marco de aproximación lingüística del discurso argumentativo, en el cual –sostiene– “la gente se involucra profundamente en lo que dice, tal vez más que en cualquier otra forma de discurso” (1999:3). De tal manera que en la argumentación se involucran un conjunto de emociones vinculadas a una situación, en la que se ponen en juego imágenes personales, valores, intereses (Plantin, 2004b:312-313). En una definición general, el discurso argumentativo es un discurso que sustenta una tesis, algo que uno debe creer, o que provee de razones para que uno haga algo. De esta definición se sigue que los hablantes argumentan también sus emociones, dan razones por lo que sienten, por lo que debieran sentir; de tal manera que “las emociones más hondamente sentidas son construidas en las conclusiones más racionalmente argumentadas” (Plantin, 2004a:11). 1 El ad baculum refiere a un razonamiento en el que para establecer una conclusión no se aportan razones, sino que se recurre a la amenaza, a la fuerza o al miedo. El ad misericordiam refiere a un razonamiento en el que se pide un trato especial, se apela a la piedad. El ad hominem es un razonamiento donde se ataca a la persona, su carácter o sus circunstancias, con vistas a desacreditar su argumento. El ad populum es un razonamiento que apela a las emociones de una multitud (Walton, 1992:65-224). 128 C U L T U R A Y D I S C U R S O Es importante señalar que Plantin asume el término “emoción” como un término “paraguas” ligado a las pasiones, afectos, sentimientos, al humor. Términos que pueden traslaparse entre sí, y que están ligados con disciplinas específicas donde tienen un cierto desarrollo. Sin embargo, la emoción es, de acuerdo con este autor, el término más usado en la vida diaria y el más difundido en algunas disciplinas como la psicología y la propia lingüística (Plantin, 2004a). El interés de Plantin está centrado en el componente lingüístico de las emociones, particularmente su presencia en el discurso. En el análisis del discurso, de lo que se trata es de describir y explicar el funcionamiento de los elementos emocionales en el discurso retórico argumentativo, sin que se pretenda ofrecer una evaluación. Para Chistian Plantin la retórica es una técnica de discurso orientada a desencadenar una acción: hacer-pensar, hacer decir, hacer-probar, hacer-hacer y se obtiene en su forma más completa por la conjunción de tres funciones del discurso: el discurso debe enseñar, deleitar, conmover (docere, delectare, movere). Sobre todo debe “enseñar”, esto es, informar (contar, narrar) y argumentar. Sin embargo, argumentación e información no son suficientes para desencadenar el “pasaje al acto”, es necesario proveer al auditorio de índices periféricos de verdad (pruebas ligadas al ethos, “aire de confianza”) y de estímulos emocionales cuasi físicos (pathos) (Plantin, 1998b:1). Para Plantin, el estudio de la argumentación es construido a partir de una serie de consideraciones (1998b:8): a) La argumentación es una cuestión de lenguaje / una cuestión de pensar. b) La argumentación está dentro de la lengua y del discurso. Si está en el discurso, se puede suponer que todo discurso es necesariamente argu- mentativo. c) El estudio de la argumentación tiene por objetivo tanto el discurso monológico, como la situación dialógica, el debate. d) El estudio es normativo. La norma puede ser la eficacia/la verdad. e) Si la norma es la verdad, uno puede todavía adoptar las posturas formalistas y no formalistas de la verdad. f ) El objeto de la actividad argumentativa es la construcción de un consenso. La activación y profundización del disenso. 129 L A E M O C I Ó N E N L O S P R O G R A M A S R E L I G I O S O S D E L A R A D I O De esta manera, la interacción argumentativa es vista como una interac- ción de tres roles (actantes), una forma particular de trílogo: el proponente, el oponente y el “tercero” (tiers). Tres posiciones discursivas son correlativas a estos tres roles: el proponente tiene un discurso de proposición, el oponente un contradiscurso o discurso de oposición, y el tercero es el encargado del problema que se disputa, la quaestio. La interacción entre proposición, contraposición y la duda es fundamental para toda descripción del intercambio argumentativo (Plantin, 1998b:9). El trabajo de Plantin sobre las emociones se inscribe en este marco de aproximación lingüística. El análisis del discurso y, concretamente, el estudio de la argumentación, proveen de un marco teórico y de las herramientas metodológicas que permiten dar cuenta del estudio de las emociones en el discurso hablado o escrito. El método propuesto para el estudio de estas últimas en el discurso tiene como fin la reconstrucción de las emociones que aparecen en el texto. Combina la localización directa e indirecta de las emociones a partir de los indicios situacionales y los indicios de expresión (Plantin y Gutiérrez, 2009). En el análisis discursivo de las emociones se tiene primero que saber qué tipo de emoción es dirigida a quién, la persona afectada: quién siente /debe sentir qué. Esto lleva a la identificación de dos categorías de análisis: el lugar psicológico y los enunciados de emoción. El lugar psicológico es el que ocupa el experimentador, la persona que experimenta el sentimiento. De una manera general, los lugares psicológicos son, sobre todo, los seres humanos, por ejemplo, el locutor e interlocutor, en tanto que referentes de pronombres de la primera y segunda persona. Los nombres propios, pronombres personales, descripciones pueden designar entonces el lugar psicológico (1998b:10). Lo que el experimentador siente o experimenta refiere a los términos de emoción, los términos en los que la emoción se expresa y que le pueden ser atribuidos, designados. El conjunto de términos o expresiones referidas a un experimentador potencial constituye los paradigmas de designación. La relación entre quién debe sentir qué, da lugar entonces a la categoría de “enunciados de emoción”; en términos lingüísticos, éste conecta al que siente o experimenta una emoción a un término de emoción. Estos enunciados pueden ser designados: 130 C U L T U R A Y D I S C U R S O a) De forma directa, cuando la emoción es claramente designada por un término de emoción. b) De forma indirecta, a partir de la reconstrucción de éstos sobre la base de índices lingüísticos (términos de color, verbos). c) De forma indirecta, a partir de la reconstrucción sobre la base de lugares comunes y situacionales (Plantin, 1998b:11). FUENTE: Plantin y Gutiérrez, 2009. Enunciados de emoción Emoción Indicios anteriores Reconstrucción anterior Situación emocionante Indicios posteriores Reconstrucción posterior Manifestación de la emoción q Identificados los enunciados de emoción, es posible también reconocer los argumentos que pueden darse para respaldarlos. A esta construcción de argumentos Plantin la llama pathemas o “rasgos emocionales argumentativos” (Plantin, 1999:10). En esta construcción, las emociones no son diagnosticadas desde sus manifestaciones subsecuentes, sino obtenidas desde los antecedentes. La formulación lingüística de los enunciados de emoción aparecen dentro de tipos de texto donde la coherencia es regida por un conjunto de reglas tópicas, esto es, el “conjunto de reglas que gobierna la producción de argumentos” (Plantin, 1998b:13). Para la reconstrucción de la argumentación, donde se inscriben los enunciados de emoción, es fundamental identificar los pathemas. Para ello, Plantin, retomando a Anscombre y Ducrot (1988), propone los siguientes topoi (Plantin, 1998b:18): T1 ¿Qué? El acontecimiento T2 ¿Quién? Las personas afectadas 131 L A E M O C I Ó N E N L O S P R O G R A M A S R E L I G I O S O S D E L A R A D I O T3 ¿Cómo? Qué acontecimiento se releva T4 ¿Cúando? Tiempo T5 ¿Dónde? Lugar T6 ¿Cúanto? Cantidad, intensidad T7 Causa/agente. La razón, el motivo T8 Consecuencias T9 Normas. Conformidad/incompatibilidad con las normas del experimen- tador T10 Control. Posibilidades de control del evento por el experimentador T11 Distancia. Naturaleza del vínculo del acontecimiento con el experimen- tador T12 Agrado. Evaluación global del acontecimiento (consentimiento, bene- plácito) A partir de las categorías descritas, lugares psicológicos, enunciados de emoción y pathemas, se esbozará un primer análisis de uno de los programas que conforman nuestro corpus de estudio. Las emociones en un programa de radio con contenido religioso Es importante señalar que las emociones son un componente fundamental de la experiencia religiosa. Las creencias y las prácticas religiosas son expresiones de una experiencia afectiva y emocional que está en su fundamento. La emoción está en el principio de todo sentimiento religioso y de su manifestación institucional: el culto, el sacrificio, los rezos para influir las disposiciones de la divinidad, la organización eclesiástica (Champion y Hervieu-Léger, 1990). De esta dimensión emocional participan también las manifestaciones discursivas propuestas por los enunciadores, las agrupaciones e instituciones religiosas en los medios de comunicación, que hacen de estos medios espacios de interacción con su público. En la radio, esta circunstancia adquiere una característica especial, pues permite establecer una comunicación interpersonal con un individuo singular, al tiempo que se dirige a una comunidad de oyentes con los que se pone a “conversar”. La radio brinda, pues, una compañía que permite una relación que puede resultar bastante personal e incluso íntima, y que puede suscitar, desde luego, la expresión emocional. 132 C U L T U R A Y D I S C U R S O La emisión de radio tomada para este análisis es parte de un corpus de siete programas 2 ubicados en emisoras que se sintonizan en el Valle de México, y producidos directamente por las agrupaciones religiosas identificadas. Las agrupaciones encargadas de estas transmisiones radiales son cristianas, católicas y evangélicas. Estas últimas presentan diferencias importantes; no todas son iglesias, esto es, instituciones objetivamente estructuradas y normadas. Algunas son ministerios, es decir, grupos sin una estructura totalmente normada y completamente estabilizada, lo que puede darles más libertad, por ejemplo, en la manera de gestionar su presencia en los medios. Un aspecto a destacar es que en estos programas se presentan cuatro formas de poner en escena la enunciación radiofónica: 1) el traslado literal del templo a la radio, esto es, ediciones de la prédica en los templos; 2) la prédica hecha para la radio; 3) la charla en la que participan uno o dos conductores y sus invitados; y 4) la promoción y/o venta de productos y servicios (Reyna, 2008). El programa de radio propuesto para este análisis, lleva por nombre Jesucristo, la respuesta segura. Es producido por la agrupación religiosa cristiana evangélica Ministerios Buena Tierra, constituida formalmente hace 18 años. Al frente de ella se encuentra Carlos Quiroa, contador público y pastor de este Ministerio. El programa salió al aire desde 1996 y continúa a la fecha. La emisora 620, afiliada al grupo radiofónico Rasa, transmite este programa de las 22:00 a las 24:00 hrs. En la primera hora se trata el tema propuesto para ese día, y la segunda se dedica a promocionar los servicios que ofrece un centro de salud, el Hospital Cristiano Israel, uno de los patrocinadores del programa. Para efectos de este trabajo se tomó únicamente la primera hora, donde se abordó el tema del día: la “Marcha del silencio”. Esta marcha se llevó a cabo el día anterior a la transmisión de este programa, el domingo 27 de junio de 2004. Este evento es significativo porque fue la primera vez que se convocó a la ciudadanía a participar en un acto en contra del secuestro y la impunidad. El llamado fue en la Ciudad de México, del monumento del Ángel de la Independencia a la Plaza del Zócalo, aunque también se efectuó 2 El corpus es parte del trabajo de investigación doctoral que actualmente se está llevando a cabo en la línea de Comunicación y Política del Doctorado en Ciencias Sociales en la UAM- Xochimilco. 133 L A E M O C I Ó N E N L O S P R O G R A M A S R E L I G I O S O S D E L A R A D I O simultáneamente en otras ciudades del interior de la República. La marcha resultó multitudinaria y de mucho impacto social y político. A partir de este suceso, la discusión sobre la seguridad se vuelve un tema de la agenda pública que prevalece hasta el día de hoy en México. El programa es la puesta en escena de una charla entre tres participantes, el presentador de la emisión, el pastor que hace también las veces del locutor y una invitada. En la conversación participan más activamente la invitada y el pastor, el presentador únicamente hace los cortes, da información, pero es interpelado varias veces durante la charla. La hora de transmisión tomada para este primer análisis puede ser segmentada a su vez en cuatro bloques marcados por cortes de música y la inserción de anuncios. En el primer bloque se da una descripción de lo sucedido el día anterior, los pormenores y comentarios sobre el evento. En el segundo bloque se presenta una narración. Uno de los participantes cuenta la experiencia vivida por un amigo cercano. En el tercer bloque se vuelve al tema de la marcha del silencio a partir de aspectos puntuales que dan pie a trabajar con pasajes de la Biblia que el pastor explica. En los tres primeros bloques se termina siempre con una plegaria. En el cuarto bloque se da lectura a las diversas peticiones de los radioescuchas que se retoman en una plegaria final. Los dos primeros bloques están segmentados en dos, la charla o la narración y la plegaria que, en todos los casos, es una petición que se desprende de la conversación previa. Para efectos de este texto se toman sólo estos dos primeros bloques de esta primera hora transmitida. El primer bloque que se analiza corresponde a 15 minutos de transmisión del programa. Es la conversación que se lleva acabó entre los participantes en relación con la “Marcha del silencio”: se describe el evento, se lee el comunicado de la Presidencia de la República sobre el suceso y se vierten comentarios y puntos de vista sobre lo sucedido. Para el análisis, es importante diferenciar los dos segmentos que conforman este primer bloque: la conversación y la plegaria, porque en ellos se expresan dos modos particulares de organización discursiva. En la conversación participan el presentador David, el pastor Carlos Quiroa, y la invitada, doctora Rosario Olivares. Se sigue un orden por turnos, entre dos de los participantes Carlos Quiroa y la doctora Olivares. El presentador del programa es interpelado con preguntas directas, reiteraciones 134 C U L T U R A Y D I S C U R S O de lo que él ha dicho o mediante una comunicación alocutiva que solicita su atención pero que no lo compromete a tomar el turno y desarrollar una idea. Su presencia es, en cierta medida, similar a la del radioescucha, como testigo de la conversación: CARLOS QUIROA: Hubo gente David, de todo tipos ¿verdad? DRA. OLIVARES: Claro, es realmente como dice David, “muy conmovedor”. CARLOS QUIROA: Entonces, doctora Rosario del Hospital Israel, David... Una vez caracterizado el programa en cuestión, pasemos a la identificación de los lugares psicológicos, los experimentadores posibles de la emoción. En este caso, los experimentadores posibles son, en primera instancia, los propios enunciadores. El presentador, David, el pastor Carlos Quiroa, y la invitada, doctota Olivares. Son también experimentadores potenciales el público que sintoniza el programa, la población en general, y los cristianos, el pueblo cristiano. Vinculados a los lugares psicológicos, están los enunciados de emoción expresados de manera explícita por la descripción de un estado de afección provocado por el evento (la marcha) y por el número de personas asistentes a él en una ciudad como la de México; se localizan también mediante la utilización del nosotros inclusivo que involucra de manera directa al enunciador y al público destinatario. DAVID: Bueno, hoy todos estamos impactados ¿verdad?, todos los mexicanos estamos conmovidos, estamos impactados por los últimos sucesos que se han dejado ver aquí en la gran ciudad, en la ciudad más grande del mundo y, desde luego, el tema de esta hora pues también tiene que ver con es, pero queremos antes introducirnos un poquito amigos que nos están escuchando, al tema de del impacto que ha causado esta marcha que tuvimos ayer en el Zócalo de la gran Ciudad de México, este nos ha conmovido, nos ha, nos ha tocado el corazón ver muchas personas de diferentes estatus sociales que se han manifestado. Los enunciados de emoción también los podemos ubicar, en este segmento, por la descripción de la emoción y la utilización de la primera persona del singular: 135 L A E M O C I Ó N E N L O S P R O G R A M A S R E L I G I O S O S D E L A R A D I O CARLOS QUIROA: Yo estoy conmovidísimo por eso, varios amigos nuestros se encontraron, me da tantísimo gusto. También se pueden identificar por la adhesión del enunciador a un estado emocional provocado por el acontecimiento: DRA OLIVARES: Claro es realmente como dice David, muy conmovedor el ver todos la, las personas se unieron, fueron solidaros ¿verdad? con aquellos que han padecido algún tipo de, de asecho por la delincuencia, de los secuestros, de algún robo, etcétera, y no sólo de aquellos que lo han sufrido en carne propia, sino de todos nosotros ¿verdad?, como pueblo cristiano que nos unimos al dolor de toda aquella gente que ha padecido alguna de estas circunstancias. En todos estos casos, si bien no siempre hay una expresión directa de la emoción experimentada, hay una evaluación del acontecimiento que se desprende del hecho de que un gran número de personas se reuniera: “nos ha conmovido nos ha, nos ha tocado el corazón ver muchas personas [...]”. Además, surge por el motivo que convoca su presencia, una manifestación en contra de actos reprobables y amenazantes: secuestro, violencia: “muy conmovedor el ver todos las personas se unieron [...] con aquellos que han padecido algún tipo de, de asecho por la delincuencia, de los secuestros, de algún robo etcétera”. El riesgo de ser afectados por un acontecimiento de este tipo incluye a toda la población de nuestro país. Ello involucra de manera directa al enunciador y permite reconstruir lo experimentado a partir de los indicios situacionales o expresivos que se desprenden de la descripción del acontecimiento. Es posible inferir la /alegría/, 3 la /satisfacción/ provocada por el acontecimiento en sí, la posibilidad de reunir a tantas personas para manifestarse, y oponerlo a las emociones negativas que se desprenden de las causas que dan lugar al evento: /temor/, /miedo/ a ser víctima de la delincuencia, la /angustia/, /desesperación/, /tristeza/ de los que han padecido ya un acto de esta naturaleza. La descripción del suceso permite convocar al público radioescucha e incita la emoción que el suceso provoca. La utilización del nosotros inclusivo y de la primera persona del singular pone al locutor y al radioescucha en la misma 3 En este texto, siguiendo a Plantin y Gutiérrez (2009), se colocan las emociones reconstruidas siempre entre barras oblicuas. 136 C U L T U R A Y D I S C U R S O situación de ser “tocados” por el evento. En la medida en que el motivo de la marcha es algo que afecta a toda la población, se da por hecho que existe una plena identificación de los participantes del programa con los motivos de la marcha. A todos puede suceder ser víctima de un secuestro, un robo, una agresión violenta. La marcha es muy importante, pues es una expresión del descontento y del temor. Viene entonces la segunda parte del segmento: la plegaria. A la unión y la manifestación colectiva hay que agregar la fuerza de la plegaria. Frente a la amenaza, la impotencia y la desesperación una alternativa es ponerse en manos de Dios, orando y pidiendo su protección. La emisión está encaminada a presentar al radioescucha la importancia de pedir a Dios su protección mediante la plegaria para ser beneficiarios de la acción divina. La plegaria es un modo en el que el discurso religioso se presenta, un modo de comunicación entre el ser humano y la presencia trascendental o divina. Puede ser mental o enunciada en voz alta; puede ser individual o colectiva. Dentro de la perspectiva cristiana, la plegaria se estructura de acuerdo con tres ejes posibles: 1) la plegaria como elevación del alma a Dios; 2) la plegaria como diálogo con Dios; 3) la plegaria como petición (González, 2008). En el caso analizado, todas las plegarias son peticiones expresas, en las que de manera individual (en el uso del la primera persona del singular) o colectiva (uso de la primera persona del plural), directa o indirectamente, se pide algo a Dios. La plegaria es en sí misma emotiva. Si bien no siempre se encuentran en ella enunciados de emoción de manera explícita, la emoción puede ser inferida por la elocuencia con la que es construida la petición alrededor de eventos amenazantes para cualquier persona, secuestros, asaltos, violencia, y por el manejo de la acentuación de la voz, el énfasis en ciertas palabras o en ciertos enunciados. En este programa la petición siempre es realizada por el pastor, quien se erige como representante y portavoz del pueblo cristiano, pero al mismo tiempo, es parte de ese pueblo cristiano al que se une en oración. Esto se expresa en el constante uso del nosotros inclusivo. PASTOR CARLOS QUIROA: Señor, como tu pastor, como hombre que me has levantado con tantos cristianos alrededor, nos unimos todos en un mismo espíritu y en un mismo corazón y te pedimos la paz por México, te pedimos seguridad. 137 L A E M O C I Ó N E N L O S P R O G R A M A S R E L I G I O S O S D E L A R A D I O Identificarse como autoridad, le permite al pastor hablar a nombre de la comunidad cristiana y elevar la plegaria. En ella nuevamente se recurre de manera indirecta a la emoción mediante indicios expresivos “nos unimos todos con un mismo espíritu y en un mismo corazón”, “te pedimos la paz”, “te pedimos seguridad”. Al pedir la paz y la seguridad, se asume que no se tiene, que es algo de lo que se carece. Por ello se puede inferir que hay /temor/ ante los sucesos que ponen en riesgo por la falta de paz y seguridad. En la plegaria se puede identificar: 1. La invocación (invocatio): Padre de los cielos, en esta noche queremos levantar nuestro país, a México, delante de tu presencia, Señor, el clamor de tu pueblo es grande. Dios, la multitud fue a reclamarle al gobierno, pero esta noche nosotros llevamos el clamor de la multitud delante de tu presencia, a ti, el único Dios verdadero, el que vive y el que reina para siempre. 2. La argumentación (argumentatio): Papá, realmente tú viste cómo salió la gente ayer, mayormente, Padre, los necesitados los que han sufrido secuestros, los que han sufrido asaltos, los que hemos sufrido violencia. Como dice la escritura, Señor, tu palabra dice, si el Señor no cuida la casa y si el Señor no la edifica y si los ojos tuyos no vigilan sobre nosotros, en vano vela la guardia. 3. Y, sobre todo, la petición (petitio): Señor toma control de nuestra ciudad, toma control de nuestro país, toma control de los que nos gobiernan, Padre, te lo pedimos, te lo pedimos en el nombre de Jesucristo de Nazareth. Realmente Dios oramos por la población, oramos por los que nos gobiernan, oramos Señor por los que están en evidencia y en el nombre de Jesucristo bendícenos, oramos por los secuestradores y por los violentos y en el nombre de Jesucristo bendícelos y te pedimos de corazón Señor, que toques su corazón, que cambies su mente, su espíritu que cambies su interior. 138 C U L T U R A Y D I S C U R S O En esta plegaria encontramos, en la invocación, la mención del nombre del alocutario trascendente a quien se dirige el discurso: “Padre”, “Señor”, “Dios”; aquel sujeto a quien se solicita ayuda. A la invocación se articula el dar fundamentos o argumentos (argumentatio), a quien se invoca, del porqué de la necesidad de conceder lo que se está a punto de pedir. Se trata de agradar mediante la demostración de devoción, de /angustia/ y /desesperación/, que pueden inferirse de la aflicción ocasionada por las circunstancias: “los necesitados, los que han sufrido secuestros, los que han sufrido asaltos, los que hemos sufrido violencia”. Se trata de presentar la importancia de lo que se está por solicitar, para que se conceda. Se trata, en todo caso, de conmover a Dios evocando el temor y la compasión. La petición concluye la plegaria. Aquí se encuentra la reiteración como expresión emotiva del deseo de ser escuchado: “te lo pedimos, te lo pedimos”. Se insiste con ello que, a quien se invoca, “Padre”, “Señor”, “Dios”, es quien puede conceder la petición en razón de su divinidad. La esperanza se desprende de que la petición, que se sustenta en argumentos, puede tener buen fin. Esto es así porque todo acto de pedir supone que el otro está en condiciones de realizar lo que se solicita, se trata de la esperanza de su concesión. A la organización de la plegaria se añade la acentuación de la voz. Durante la emisión, los participantes mantienen un tono cálido y una voz clara. En la plegaria, el tono se mantiene, pero se acentúan ciertos enunciados, se enfatizan ciertas palabras, se remarcan con fuerza y, en algunos momentos, se eleva un poco la voz. Ello le imprime una mayor emotividad a la enunciación. Subrayamos en este pasaje las palabras que se remarcan y se enfatizan en la alocución del pastor. PASTOR CARLOS QUIROA: Dios de los cielos bendice a México, por favor, Señor bendice a México, bendice a México, te lo pedimos, que tu presencia descienda con nosotros y que te acuerdes Padre de los cielos que te amamos, que habemos un pueblo (sic) que tenemos temor de ti, que habemos un pueblo que invocamos tu nombre, por favor abre tus oídos y tus ojos al clamor de la población, al clamor de nuestra nación y manifiéstate con tu gran poder Señor. En la plegaría se apela a las emociones de manera directa a partir de la descripción que caracteriza, mediante la atribución de una emoción, al pueblo: 139 L A E M O C I Ó N E N L O S P R O G R A M A S R E L I G I O S O S D E L A R A D I O “habemos un pueblo que tenemos temor”. De manera indirecta se deriva de las causas que originan la petición: una marcha multitudinaria contra la violencia, contra el secuestro, para exigir a las autoridades. Pero reclamar a la autoridad no es suficiente, hay también que pedir a Dios, a un Dios que se ama, pero que se teme al mismo tiempo, y que puede brindar protección frente a la amenaza de las acciones de personas etiquetadas negativamente: “el secuestrador”, “los violentos”. A la amenaza de un posible secuestro, o robo, que suscita /temor/, /miedo/, se opone la protección que supone /tranquilidad/ para todos los que se acogen a Dios. El segundo bloque de la emisión está conformado en parte por una narración que permite ilustrar cómo la amenaza de violencia y secuestro está presente en la vida de todos. Insistir en que todos pueden ser víctimas de violencia o secuestro indica, pues, la proximidad de lo acontecido tanto al enunciador como al radioescucha. Con ello se da testimonio de la afección posible y se reitera que es necesario recurrir a Dios para contar con su protección. Es el pastor Carlos Quiroa el que relata su experiencia. El relato inicia con una ubicación del protagonista del relato, un amigo muy cercano, muy querido por el pastor, para después dar pie a la descripción del suceso, la historia vivida por ese amigo cercano. Mostrar la proximidad, la cercanía con lo acontecido, permite adelantar las condiciones en que se puede ser afectado por los acontecimientos del relato. PASTOR CARLOS QUIROA: Fíjate que en 1996, eh fuimos a una cena, y después de la cenita nos despedimos cuatro familias que nos queremos mucho eh, Carlos eh, su, su esposa, Ernesto, su esposa, mi amigo y su esposa y mi esposa y yo, y este amigo que le vamos a llamar, que la vamos a llamar, este Timoteo (risas), le vamos a llamar Timoteo, siempre con un espíritu muy dulce, fiel sembrador de Jesucristo. Él fue el, el hermano que primero me ayudó económicamente aquí en México. PASTOR CARLOS QUIROA: Cuando hablé con este amigo y le dije, oye Timoteo ¿qué sentiste? Y me dijo, mira me pusieron un pañuelo, o un trapo en los ojos. Me metieron en un closet y todo lo que veía era una luz. Un día me quitaron el pañuelo de los ojos y, y tuve miedo, y les pedí a la gente vuélvanme a poner el pañuelo, porque quiero volver a ver la luz y entonces le digo ¿y qué te daba aquella luz?, me daba mucha paz. 140 C U L T U R A Y D I S C U R S O Los experimentadores posibles de la emoción son el enunciador, Carlos Quiroa, su amigo al que pone como sobrenombre “Timoteo”, y quien es objeto de un secuestro, la familia del amigo, sus amigos, los propios secuestradores. En esta narración los enunciados de emoción se presentan de manera directa, cuando el protagonista manifiesta su emoción; se presentan también de manera indirecta por la evocación de situaciones, momentos que conducen a un cierto estado emocional, como puede ser la /angustia/ y el /miedo/. La /angustia/ se infiere de la situación de tener los ojos vendados y estar encerrado en un lugar sin saber nada más. La /angustia/ produce /miedo/, miedo a perder lo único que brinda algo de consuelo en la situación de encierro. Con ello, nuevamente se apela a las emociones negativas que genera una situación de peligro, el secuestro. Los enunciados de emoción se encuentran también expresados de manera indirecta por la evaluación de acontecimientos que hacen que se experimente una emoción: PASTOR CARLOS QUIROA: Y pues un día me llama su esposa y me dice ¿pastor, no está con usted mi esposo? Y le digo no. Es que dejó aquí el carro estacionado, y esa pregunta se convirtió en dieciocho largos días de secuestro. Esto fue terrible, fue muy horrible, fue como si me hubiese pasado a mí mismo. O en la reconstrucción de sucesos que permiten evocar situaciones de los que se infiere la aflicción posible: Te digo que yo pasé días completos, yo me sentaba a desayunar y decía mi amigo no está desayunando y entonces yo no desayunaba y entonces yo me sentaba a comer y decía mi amigo no está comiendo y entonces no comía. O sea una cosa, una cosa muy difícil. En los dos últimos ejemplos es importante destacar la forma de involucra- miento del sujeto enunciador, en ambos casos se utiliza la primera persona del singular, el pronombre de la primera persona del singular “mi” y un sustantivo que denota vínculo (amigo). Esto ayuda a construir la cercanía de la emoción al sujeto enunciador. Es el narrador quien experimenta la emoción, es él quien sufre la afección por lo acontecido. El público radioescucha es partícipe de 141 L A E M O C I Ó N E N L O S P R O G R A M A S R E L I G I O S O S D E L A R A D I O la incertidumbre que provoca /angustia/, /desesperación/, /temor/. De esta manera se apela a las emociones negativas que pueden ser compartidas por el oyente. La propuesta al público radioescucha de que por medio de la oración y la petición de favores se puede aliviar la aflicción y de que se puede tener protección es reforzada por la vivencia propia. La experiencia vivida da testimonio de que la plegaria a Dios es necesaria para mover el corazón. La situación vivida crea un contexto que permite nuevamente inferir el estado de emoción. La desesperación que produce /angustia/ y /temor/ da paso a la petición para “tocar el corazón” de los malvados. PASTOR CARLOS QUIROA: Entonces, este, hicimos una larga cadena de oración y de verdad que yo un día me postré delante del Señor y le dije Padre por favor libéralo porque aunque los que lo tienen son malos y malvados, yo te pido que les toques el corazón y que lo liberes, mientras la esposa y otros se hacían cargo de reunir algo para pagar el rescate, o sea una situación difícil muy difícil y entre todos, juntamos porque, porque no habían posibilidades, en verdad, en verdad y más en estos tiempos ¿no? Finalmente se presentan las circunstancias que ponen en riesgo a cualquier persona, que son amenazantes para ella. Estas circunstancias constituyen un argumento suficientemente fuerte como para llegar a la conclusión “tenemos que orar y pedir a Dios su ayuda”; se apela entonces al radioescucha para que se acerque a Dios. Al eje violencia, inseguridad que genera /angustia/, /temor/, /miedo/, /desesperación/ se opone a la salud, a la paz, lo que lleva a tener /tranquilidad/, /felicidad/. PASTOR CARLOS QUIROA: [...] en estos tiempos de crisis, de violencia y de inseguridad, busque a Dios, clame el nombre de Jesucristo como él lo dice: invoca mi nombre en el tiempo de la angustia, yo te liberaré y tú me honraras, dice el Señor, dice el Señor también en su palabra clama a mí y yo te responderé, Jeremías 33, y te revelaré cosas inaccesibles que otros no conocen. ¿Y que son esos tiempos, esas cosas que él revela?, sanidad en primer lugar, sanidad, en segundo lugar paz y en tercer lugar seguridad, y esto es lo que necesitamos entonces México, lo que tú y yo necesitamos es buscar a Dios con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma no importa si eres de una religión o de otra religión, si eres católico o si eres evangélico o si eres protestante. 142 C U L T U R A Y D I S C U R S O Los dos bloques del programa de radio analizados tienen una estructura argumentativa donde es posible identificar algunos pathemas. Así, por ejemplo, se presenta el acontecimiento, la marcha contra el secuestro, la delincuencia y la violencia que esto genera. La causa es entonces la inseguridad, algo que ha venido creciendo en complejidad. En la descripción de este acontecimiento se resalta el número de personas afectadas, son muchas, pueden ser más, podemos ser todos. 4 Las consecuencias son las emociones provocadas por la situación de incertidumbre: la /angustia/, la /desesperación/, el /temor/ y el /miedo/, que llevan al sufrimiento. A ello se le opone la esperanza de la unidad y el encomendarse a Dios en oración para pedir su protección y lograr entonces sanidad, seguridad, paz y tranquilidad. Se apela también a la proximidad con lo acontecido, es una experiencia vivida por el enunciador, algo por lo que ha pasado mucha gente y que puede pasarle a cualquier habitante de este país. Es necesario exigir a las autoridades, pero el pueblo cristiano también tiene que orar y pedir a Dios. Esto último constituye una forma de controlar el peligro. Se trata pues de lograr que el radioescucha se acerque a Dios mediante la plegaria, frente a un entorno amenazante. A manera de conclusión En este trabajo se realizó un primer acercamiento al modo de apelar a las emociones en un programa de radio con contenido religioso. En este ejercicio fue posible vislumbrar cómo las emociones aparecen como los argumentos en torno a los cuales se ordena esta emisión radiofónica. En este programa uno de los objetivos es convocar al radioescucha para lograr su adhesión a la propuesta de acercarse y pedir a Dios. La apelación a la emoción es aquí fundamental, pues aparece como una estrategia retórico-argumentativa que parte de la descripción de un acontecimiento para conmover al público escucha. De acuerdo con Plantin, es imposible construir un evento sin que 4 Aquí es importante recordar los topoi mencionados en la primera parte de este texto, uno de los cuales refiere a la cantidad. Friederich Ungerer nos habla también del número como uno de los principios de inferencia emocional. Ungerer señala, por ejemplo, que el impacto emocional es mayor si se involucra mayor número de personas (1997:315). 143 L A E M O C I Ó N E N L O S P R O G R A M A S R E L I G I O S O S D E L A R A D I O al mismo tiempo se construya una actitud emocional hacia él (2004a). En este sentido, en este programa se dibuja la situación de violencia y peligro en la que se puede ver envuelta cualquier persona en México. Al describir el acontecimiento se despliegan consecuencias marcadas por una emocionalidad negativa: la posibilidad de ser víctima de la inseguridad prevaleciente. Ello permite entonces hacer un llamado al auditorio radioescucha para acercarse a quien puede dar cierta fortaleza y seguridad. La plegaria ancla, entonces, el sentido de la descripción del evento. Ahí la emoción se vuelca para pedir la protección frente al entorno amenazante, el acto de habla de “petición” reside en la esperanza de obtener lo que se solicita. La plegaria de petición implica, primeramente, apelar en su construcción a los que hacen la petición, para después invocar a la divinidad conjuntamente, al destinatario directo de este acto de habla. De esta manera se configura la comunidad que eleva la plegaria. La apelación a la emoción es central, entonces, para lograr la comunidad de fe a la que, finalmente, se convoca en este programa. La puesta en escena radiofónica permite la unidad de todos los participantes en la emisión, los que transmiten y los que escuchan, al convocar al auditorio a crear esta comunidad; comunidad que se apoya en la apelación a las emociones. Se vuelve así una especie de asamblea que acontece en el tiempo radial y que se proyecta no sólo en la protección que se solicita a Dios, sino el consuelo que se obtiene al ser parte de esa comunidad de fe. Lo emocional constituye una parte fundamental en esta construcción lograda a partir de una retórica pathémica que se realiza desde la descripción del testimonio de lo acontecido, del relato y de la plegaria como modos particulares de organización del discurso en la radio. Finalmente, nos parece útil señalar que el análisis de las emociones, en este tipo de programas, abre una veta interesante que, desde la perspectiva del análisis del discurso, amplía los recursos epistemológicos y metodológicos con los que se comprende a los discursos emitidos por los medios electrónicos. Bibliografía Abbagnano, Nicola (1974), Diccionario de filosofía, FCE, México. Amossy, Ruth (2000), L’argumentation dans le discours. Discours politique, littérature d’idées, fiction, Nathan, París. 144 C U L T U R A Y D I S C U R S O Amossy, Ruth (2005), “El pathos o el rol de las emociones en la argumentación”, Lenguaje e Ideología. Lingüística interdisciplinaria [www.filo.uba.arg/contenidos/ carreras/letras/catedras/linguistica/interdisciplinaria/sitio/linguistica/biblio/ textoslenideo.pdf ]. Anscombre, J.C y Ducrot O. (1988), La argumentación en la lengua, Gredos, Madrid. Balsebre, Armand (2000), El lenguaje radiofónico, Cátedra, España. Camacho, Lidia (1999), La imagen radiofónica, Mc Graw-Hill, México. Chabrol, C. y Ghiglione, R. (2000), “Contrats de communication: strategies et enjeux”, “Introduction”, núm. esp., Revue International de Psychologie Social, 4 pp. 7-15. Champion, F. y Hervieu Léger, D. (1990), De l’émotion en religion. Renouveaux et tradtions, Centurion, París. Charaudeau, Patrick (2000), “Une problématisation discursive de l’émotion”, en Plantin, Doury, M. y Traverso V. (eds.), Les émotions dans les interactions, Presses Universitaires de Lyon, Lyon, pp. 125-155. —— y Maingueneau, Dominique (dirs.) (2005), Diccionario de análisis del discurso, Amorrortu, Buenos Aires. Evans, Dylan (2001), Emoción. La ciencia del sentimiento, Taurus, España. Elster, Jon (2002), Alquimias de la mente. La racionalidad y las emociones, Paidós, Barcelona. Gilbert, Michael (2004), “Emotion, argumentation and informal logic”, Informal Logic, vol. 24, núm. 3, pp. 245-264. González, Javier R. (2008), Plegaria y profecía. Formas del discurso religioso en Gonzalo de Berceo, Ediciones Circeto, Argentina. Haidar, Julieta (2002), “La refutación argumentativa y el componente patémico: modelos analíticos”, en Iztapalapa, núm. 53, año 23, julio/diciembre pp. 33-50. Mata, Ma. Cristina y Scarafía, Silvia (1993), Lo que dicen las radios: una propuesta para analizar el discurso radiofónico, Aler, Ecuador. Perelman, C. (1977), L’empire rhétorique, Vrin, París. Plantin, Christian (2004a), “On the inseparability of emotion and reason in argumentation”, en E. Weigand (ed.), Emotions in Dialogic Interactions, John Benjamins, Amsterdam, pp. 265-276 (1-13). —— (2004b), “¿Dónde está la argumentación? El estudio de la palabra argumentativa”, en Arnoux, E. y García Negroni, M.E. (comps.), Homenaje a Oswald Ducrot, Eudeba, Buenos Aires, pp. 293-313. —— (1998a), La argumentación, Ariel, Barcelona. —— (1998b), “Les raisons des émotions”, en M. Bondi (ed.), Forms of argumentative discourse/Per un’analisi linguistica dell’argomentare, CLUEB, Bologne, pp. 3-50. 145 L A E M O C I Ó N E N L O S P R O G R A M A S R E L I G I O S O S D E L A R A D I O Plantin, Christian (1999), “Arguing emotions”, en Van Eemeren F. et al., Proceedings of the Fourth Internacional Conference for the Internacional Society for the Study of Argumentation, pp. 631-638. (1-16). Plantin, Christian y Gutiérrez, Silvia (2009), “La construcción política del miedo”, en Haciendo discurso. Homenaje a Adriana Bolivar, Comisión de Estudios de Postgrado de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, Venezuela. Plantin, C., Doury M. y Traverso V. (eds.) (2000), Les émotions dans les interactions, Presses Universitaires de Lyon. Reygadas, Pedro (2005), El arte de argumentar, cap. VII “Emoción y argumentación”, Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México. Reyna Ruiz, A. Margarita (2008), “Resonancias de fe. Los programas religiosos en la radio mexicana”, revista Versión. Estudios de Comunicación y Política, núm. 21, UAM-Xochimilco, México, pp. 53-82. Rodríguez, Salazar, Tania (2008), “El valor de las emociones para el análisis cultural”, Papers, núm. 87, pp. 149-159. Ungerer, Friedrich (1997), “Emotions and emotional language in English and German news stories”, en Niemeyer, S. y Dirven R. (eds.), The language of Emotions, John Benjamins, Philadelphia, pp. 327-328. Vilar, Josefina (2004), Manual para el análisis de la programación radiofónica, Universidad Autónoma Metropolitana, mimeo, mayo. —— y Villegas, Teodoro (1988), El sonido de la radio, UAM-Xochimilco/Imer/Plaza y Janés, México. Walton Douglas (1992), The place of emotion in argument, The Pennsylvania State University Press, Estados Unidos. Recibido el 29 de abril de 2009 Aceptado el 10 de septiembre de 2009 Miquel Rodrigo Alsina* Pilar Medina Bravo* La recepción mediática de las emociones VERSIÓN 24 • UAM-X • MÉXICO • 2010 • PP. 147-172 Se hace un breve recordatorio de las teorías de la recepción que han aportado una nueva mirada sobre la influencia de los medios de comuni- cación. Además, el texto recoge una reflexión sobre la recepción de la emocionalidad mediática. De esta manera, se proponen tres conceptos que ayudan a comprender la construcción personal y social de las emociones: se definen la estructura social del sentimiento, la estructura narrativa del sentimiento y la estructura del sentimiento vivido, y se analizan las interacciones que se dan entre ellas. PALABRAS CLAVE: emociones mediáticas, estructura del sentimiento social, estructura narrativa del sentimiento, estructura del sentimiento vivido. First a brief summary of the theories of reception which have provided a new perspective on the influence of the media is offered. Then the text presents a reflection on the reception of media emotionality. Finally three concepts that help to understand the social and personal construction of emotions are presented. The social structure of feeling, the sense of narrative structure and the structure of feelings experienced are defined and the interactions that occur between them are analyzed. KEY WORDS: media emotions, structure of social feeling, narrative structure of feeling, structure of lived feeling. [...] dar sentido es localizarse uno mismo en los discursos [...] STUART HALL * Departamento de Comunicación, Facultad de Comunicación, Universidad Pompeu Fabra, Barcelona, España [
[email protected]], [
[email protected]]. 148 C U L T U R A Y D I S C U R S O UNO DE LOS ANTECEDENTES que no se suele citar en las teorías de la recepción es una comunicación presentada en un congreso en 1974, precisamente por Umberto Eco (1985), para quien una de las bases de la teoría de la recepción es plantear qué hacen las personas con los medios, cambiando así una de las preguntas centrales de la investigación en comunicación. Como señala Eco, “la pregunta dominante en el estudio de las comunicaciones de masas hasta comienzos de la década de 1960, ha sido la de ‘¿qué le hacen las comunicaciones de masas a su público?’, y sólo a partir de los años sesenta se ha abierto camino, tímidamente, la pregunta ‘¿qué hace el público a las (o de las) comunicaciones de masas?’” (1985:173) (en cursiva en el original). Aunque deberíamos recordar que la concepción de una audiencia activa es una idea que encontramos, prácticamente, desde los inicios de la disciplina, resulta claramente el problema de investigación con que se inician las teorías de la recepción. Así, el funcionalismo, con la teoría de los dos escalones de la comunicación o, aún de forma más clara, en la teoría de los usos y gratificaciones, percibe que la audiencia hace una selección activa en el uso de los medios. Pero también desde la perspectiva crítica, principalmente en los estudios culturales críticos, se plantea cuáles son las lecturas que la audiencia hace de los textos mediáticos que recibe. Los miembros de la audiencia pueden asumir la interpretación propuesta por el discurso mediático, negociar con ella u oponerse. La perspectiva interpretativa también se sentía muy próxima a la idea de una audiencia activa, al contemplarla como “comunidades interpretativas”, esto es, determinados grupos de la audiencia llevan a cabo determinadas interpretaciones semejantes (o no) de la interpretación ofrecida por el discurso mediático. En la interpretación que hacen los públicos con los discursos mediáticos hay que recordar el concepto de apropiación de Thompson: “apropiarse de un mensaje consiste en tomar su contenido significativo y hacerlo propio. Consiste en asimilar el mensaje e incorporarlo a la propia vida, un proceso que algunas veces tiene lugar sin esfuerzo, y otras supone un esfuerzo consciente. Cuando nos apropiamos de un mensaje lo adaptamos a nuestras vidas y a los contextos en los que vivimos” (1998:66). La apropiación es al mismo tiempo individual y grupal, ya que el sentido producido puede ser compartido, como hemos señalado, en mayor o menor grado por otros miembros de la audiencia. 149 L A R E C E P C I Ó N M E D I Á T I C A D E L A S E M O C I O N E S Como puede apreciarse, la idea de que las audiencias son activas puede encontrarse en las distintas perspectivas investigadoras de la comunicación. En esta misma línea, Vassallo (2006:129) considera que las corrientes investigadoras que han estudiado las relaciones entre los medios y las audiencias son: “investigación de los efectos, investigación de los usos y gratificaciones, estudios de crítica literaria, estudios culturales y estudios de recepción”. Por nuestra parte, nos vamos a centrar en los estudios de recepción, aunque recogeremos también aportaciones de los estudios culturales. Los estudios de recepción (ER) A pesar de los distintos antecedentes que se pueden encontrar, se suele aceptar en la investigación en comunicación que los estudios de recepción adquieren carta de naturaleza en la década de 1980 con una gran aportación de la investigación latinoamericana, aunque la gran mayoría de las obras anglosajonas la suele ignorar. Los estudios de la recepción son, para Orozco (2006:15), “un esfuerzo multidisciplinario por comprender de la manera más integral posible las múltiples interacciones y sus resultados, que se realizan entre segmentos de audiencia siempre situados y referentes comunicacionales (formatos y contenidos significantes)”. Martín Barbero (1991:5) recuerda los tres elementos que habitualmente se pueden apreciar en las distintas investigaciones sobre la recepción. En primer lugar, éstas tienen en cuenta la inserción del proceso de recepción en una historia cultural que pone fondo y contexto a las prácticas de lectura y consumo. En segundo lugar, se apunta la importancia de los géneros como articuladores de las prácticas de recepción con el espacio y las lógicas de producción, estrategias de anticipación de las expectativas y el ‘pacto simbólico’ entre la industria y los públicos. Por último, estas investigaciones analizan los actores sociales concretos que participan en, y se rehacen con, el proceso de recepción en cuanto proceso de producción e intercambio cotidianos de sentido. Un concepto central en los estudios de recepción latinoamericanos es el de mediación (Martín Barbero, 1993). Vassallo (2006:136-149), a partir de esta propuesta de mediaciones de Orozco (1996:83-90), desarrolla el siguiente cuadro: 150 C U L T U R A Y D I S C U R S O El nivel señala el plano de la dimensión estructural y más abstracta de la mediación. La fuente hace referencia a lo que vamos a observar; serían los indicadores empíricos de los niveles propuestos. El lugar apunta los espacios de la mediación, aunque como la propia autora recuerda: “el proceso de la comunicación es eminentemente relacional” (Vassallo, 2006:140). El discurso hace referencia al ámbito discursivo en el que se plasma la mediación. Vassallo (2006:140-144) parte de la fuente como eje explicativo de su propuesta. Así, hace distintas observaciones sobre las mediaciones a partir de la fuente. En la posición de clase, el nivel estructural hace referencia a los estilos de vida y al habitus. El habitus, de acuerdo con Bourdieu, sería el conjunto de esquemas generativos a partir de los cuales las personas perciben y conciben el mundo e interactúan. El habitus permite la producción y la reproducción de las prácticas de clase o de fracción de clase. Como apunta Vassallo (2006:141), “el habitus hace corresponder un conjunto de bienes y propiedades unidos entre ellos por una afinidad de estilo”. Esta autora plantea así un estudio de familias de distintas clases sociales, pero recuerda que “aunque las lógicas de las diferencias no se agotan en la diferenciación social de las clases, esa diferencia articula a las otras” (Vassallo, 2006:141-142). En relación con la familia, los ER apuntan la importancia de lo cotidiano familiar en la apropiación y en la construcción del sentido sobre el programa televisivo. La familia no sólo es un espacio de audición sino que, como apunta Vassallo (2006:142), hay que “tomar la familia como mediación entre la estructura de clase y el individuo. También lugar primero de construcción de habitus y del gusto”. Además, en la familia se concreta la mediación institucional, ya que a partir de la cultura familiar se pueden detectar las NIVEL Estructural Institucional Individual Video-técnica FUENTE Posición de clase Familia Subjetividad Género ficcional Teledramaturgia LUGAR Contexto social Recepción Recepción Producto Producción DISCURSO Sistema lingüístico Pragmática Pragmática Semántica Sintaxis CUADRO 1 151 L A R E C E P C I Ó N M E D I Á T I C A D E L A S E M O C I O N E S conexiones con otras instituciones en las que participan los miembros de la familia (escuela, iglesia, trabajo) (Vassallo, 2006:143). Por lo que hace referencia a la subjetividad, se trata de captar los procesos de construcción de identidades y sensibilidades en la interacción con el programa televisivo. Más allá del contexto familiar, aquí se pueden individualizar los procesos de recepción. A pesar de la importancia dada al sujeto en los ER, como señala Vassallo (2006:143), ésta ha sido una “mediación poco trabajada en la recepción”. El género ficcional, recordemos que la autora estudia la telenovela, es considerado un “dispositivo activador de competencia cultural y productor de repertorio compartido entre producción y recepción” (en cursiva en el original) (Vassallo, 2006:143). Los ER ponen en evidencia la competencia televisiva que las audiencias han ido adquiriendo. Además, tengamos en cuenta que la telenovela “es tomada como narrativa de matriz popular, por tanto cultural, de producción/reconocimiento de sentidos” (Vassallo, 2006:143), es decir que al estar inserta en la cultura popular es fácilmente asequible para sus públicos. Además, en la teledramaturgia se da una competencia interpretativa de las audiencias que no sólo hacen una lectura de la trama sino también las estrategias productivas de la misma; por ejemplo, el espectador habitual ya sabe que el capítulo finalizará en el momento más álgido de un conflicto. Como recuerda Vassallo (2006:144), se da “el reconocimiento de dispositivos video-técnicos en la recepción”. En las investigaciones sobre comunicación mediática ha habido, quizás inevitablemente, una tendencia mediacéntrica. Así, se focalizaba la comunicación en el medio, sus características semióticas, su capacidad de influencia, etcétera. Parecía que en el momento de usar el televisor, el televidente se convertía en audiencia, perdiendo cualquier otro atributo que no fuera éste. La dirección de la mirada era del medio de comunicación a la audiencia. Con los estudios de recepción la mirada se invierte, va de la audiencia a los medios de comunicación. De hecho, el propio concepto de audiencia es cuestionado, ya que es deudor de la mirada anterior. Para los estudios de medición de audiencias, más allá de algunas variables sociodemográficas –edad, población, género, etcétera–, la audiencia es entendida simplemente como una suma de individuos que usa el medio; mientras que para los estudios de recepción: 152 C U L T U R A Y D I S C U R S O [...] resulta problemático decir cuándo una persona se encuentra en una relación de audiencia y cuándo cesa dicha relación. En algunos contextos, la relación audiencia-texto puede existir tan sólo en el espacio-tiempo en que se mira un programa. Pero es bastante posible que la relación continúe fuera del marco de ese contexto, en cuanto el espectador experimente un problema personal del modo en que lo haría un personaje de telenovela (cuando vista, hable o actúe como un personaje) [...] Las actividades reunidas bajo la rúbrica de “audiencia” van mucho más allá de los límites de la actividad de mirar/leer, ligada al texto [Nightingale, 1999:233]. Los estudios de recepción se aproximan a cada usuario en toda su comple- jidad, [...] se asume que ningún sujeto deja de ser lo que es cuando interactúa comunicativamente, aunque a veces lo parezca. En sus interacciones comu- nicacionales, los miembros de la audiencia siguen siendo sujetos sociales situados y es desde ahí que entablan su interacción comunicacional. Por eso es importante lograr un conocimiento más integral posible de su situación y contexto para explorar sus particulares mediaciones [Orozco, 2006:24]. Esto nos conduce a otro elemento importante de los estudios de recepción, lo que Orozco (1996; passim) denomina los escenarios de la comunicación. La comunicación nunca ha sido un proceso descontextualizado, pero quizás el mediacentrismo, al que anteriormente nos hemos referido, ha hecho que en el caso de la comunicación mediada se haya orillado un tanto. En los estudios de recepción es bastante claro que la situación comunicativa, dónde se produce el consumo televisivo, y el contexto comunicativo, por ejemplo el tipo de familia, condicionan la recepción. Como puede apreciarse, todos los elementos que destacamos de los ER están interrelacionados, como no podía ser de otra manera, ya que se dan en el mismo fenómeno. En este sentido, otro concepto fundamental que Orozco (2006:24-25) relaciona con el de escenario, es el de interacción: “los ER asumen que hay interacciones directas e indirectas con los medios y en general con los referentes comunicacionales. Esto ha permitido hablar de interacciones de primero, segundo y tercer orden, según el escenario de que se trate y según el momento también”. Como señala Orozco (2001:45) cuando habla de la televidencia: 153 L A R E C E P C I Ó N M E D I Á T I C A D E L A S E M O C I O N E S [...] además de directo el contacto puede ser indirecto, diferido, mediato, cognoscitivo o sensorial, simbólico, explícito o tácito. El recuerdo, la evocación mental de una imagen, un dicho o un guión televisivo y la resurrección de sensaciones televidenciadas en otros momentos y lugares de la vida cotidiana, “recontactan” a los sujetos con los referentes televisivos. El caso de los niños que al llegar a la escuela comentan lo que vieron la tarde anterior en la televisión y hasta juegan a lo que vieron, supone un contacto televisivo en un escenario diferente. Así pues, en esta interacción de segundo orden el escenario de la comu- nicación es distinto al de la interacción televisiva de primer orden. La idea de interacción comunicativa resulta una de las piezas claves en este cambio de mirada de los ER. La recepción ya no es vista como un almacenamiento de información por parte del receptor. No se entiende a la audiencia como una tabula rasa donde se va escribiendo el discurso de los medios. Conviene no olvidar que –como ante cualquier evento de la vida– la primera interacción por parte del usuario en el escenario comunicativo es una interacción sintiente; esto es, una reacción emocional hacia el discurso mediático que está recibiendo. Y ello se da aun antes que la interpretación de dicho discurso. Podría decirse que antes que poder “pensar” en una interpretación, en el usuario del medio de comunicación se desencadena y “siente” una vivencia emocional (de mayor o menor calibre). Ahora bien, hablar de reacción emocional no debe entenderse como respuestas pasivas –sin pasado ni memoria– ante el discurso recibido; todo lo contrario: nuestra forma de sentir y reaccionar ante el discurso (mediático) ya es en sí misma una forma personal, individualizada y propia. Cada individuo va consolidando a lo largo de su vida, una especie de “arquitectura emocional” desde la que se relaciona con el mundo externo e interrelaciona. Ya en un segundo nivel, el usuario puede pasar a elaborar una interpretación sobre el discurso mediático. Pero no olvidemos que dicha interpretación va a estar desde sus mismos inicios “mediatizada” por la vivencia emocional del usuario y su arquitectura emocional (Rodrigo y Medina, 2004). Dicha interpretación la hace desde su conocimiento, su experiencia, su historia de vida, su sentimentalidad, etcétera. Por otra parte, la interpretación generada desde la propia arquitectura emocional desencadena, a su vez, procesos de interacción intertextuales y extratextuales. Las interacciones intertextuales se producen porque los textos 154 C U L T U R A Y D I S C U R S O que los individuos hemos leído e interpretado dialogan entre sí. En el caso de las teleseries, esto es todavía más claro porque entre los distintos capítulos se van estableciendo relaciones intertextuales. Aunque también dialogan con otros relatos que la persona recuerde. Las interacciones extratextuales estarían en relación con lo que Orozco (2001:44-46) denomina interacciones de segundo orden, en las que la interacción comunicativa no se produce con el medio de comunicación sino con otras personas, pero sobre el relato televisivo –de ahí que las denominemos “extratextuales” porque van más allá del texto televisivo propiamente dicho. Esto nos lleva también a otro concepto, en la línea de lo que estamos explicando, que es el de polisemia. No se trata que un discurso tenga una intención polisémica, sino que desde el punto de vista de la interpretación todos los discursos se vuelven polisémicos. Como señala Orozco (2006:23): [...] los ER han asumido la “polisemia” como característica o cualidad de cual- quier referente. No sólo se entiende, entonces, que la producción de sentido se realice por la confluencia o convergencia de diversos referentes (lo cual también es el caso), sino que ninguno de ellos es monolítico, monosémico ni definitivo, sino susceptible siempre de distintas interpretaciones, diacrónica y sincrónicamente. Lo que, entonces, se convierte en objetivo de investigación en los ER es el dar cuenta de las posibles combinaciones y/o “negociaciones” entre diferentes elementos en los intercambios mediáticos para comprender la producción misma de sentido, las fortalezas interpretativas y las significaciones que de todo ello resulten. Como señalábamos en la introducción a este texto, ante un relato mediático hay, siguiendo a Hall (1987:136-138), tres tipos de descodificaciones. La primera sería la dominante-hegemónica, que es la que sigue la propuesta interpretativa del productor del discurso. La segunda es la negociada, en la que tenemos una interpretación mixta entre la dominante-hegemónica y la de oposición. La tercera es la de oposición, en la que se hace una interpretación en contra de la propuesta por el productor. En los ER se tiene muy en cuenta la apropiación que los sujetos hacen de los discursos mediáticos. Un concepto que se toma de la sociología es el de agenciamiento, que es la capacidad que tienen los actores sociales de actuar más allá de las constricciones impuestas por la estructura social. Como señala Orozco (2006:23): 155 L A R E C E P C I Ó N M E D I Á T I C A D E L A S E M O C I O N E S Los ER también asumen la “capacidad de agencia” de los sujetos sociales como condición de posibilidad para la negociación de significados y la producción de sentido por parte de los sujetos sociales. No sólo el simple reconocimiento de que los miembros de las audiencias son activos, sino el hecho de que su actividad no es mera reacción a estímulos, sin que por eso sea siempre consciente tampoco, sino que obedece a patrones socioculturalmente establecidos, aprendidos y desarrollados a lo largo de sus vidas y de su particular historicidad con el medio en cuestión. Por eso los ER eluden el determinismo y reconocen la creatividad y la iniciativa personal de los sujetos en sus intercambios comunicacionales. Creatividad acotada no solamente en lo individual sino, en última instancia, en lo cultural, lo social, lo histórico y lo político. Como puede apreciarse, los conceptos fundamentales de los ER giran en torno a cómo la persona inserta en un contexto histórico, social, cultural y emocional determinado, se apropia –en situaciones concretas– de los relatos mediáticos construyendo su propio discurso a partir de diferentes interacciones intertextuales y extratextuales. Por nuestra parte, nos interesará centrarnos en las representaciones emocio- nales en la ficción televisiva, y cómo son (re)interpretadas por unas audiencias concretas. Las emociones mediáticas: la recepción de la emocionalidad Como hemos señalado, una de las premisas de la que parten –y comprueban– los estudios de recepción, es el carácter polisémico de los discursos mediáticos. Así pues, de la misma manera nos podríamos plantear su carácter poliemotivo. Lo mismo que un discurso mediático puede dar lugar a distintas interpretaciones, a partir de las coyunturas y características del televidente, dicho discurso es susceptible de producir distintas emociones o la misma emoción con intensidad variable en cada persona; por no entrar en las diferentes recepciones en distintas culturas (Katz y Liebes, 1990). Este carácter poliemotivo puede verse en Ang (1996:13-17), quien apunta la ambivalencia de las emociones (feelings) de algunos televidentes de Dallas cuando, por ejemplo, se mezclan entusiasmo (exciting) durante unos periodos 156 C U L T U R A Y D I S C U R S O del programa con otros de irritación (annoyed). Como es sabido, las emociones no aparecen de manera ordenada y singular, sino que forman agrupaciones complejas e, incluso, contradictorias entre sí. En una serie de ficción hay líneas argumentales y personajes que propician determinadas emociones, mientras que otras pueden, a determinados espectadores, producirles unas respuestas emocionales totalmente opuestas. Y, diacrónicamente, este haz de emociones puede ir variando a lo largo, por ejemplo, de la vida de una persona. A la vez que las circunstancias y las vivencias de las personas cambian, también cambian sus lecturas (cognitivas y emocionales) de programas televisivos vistos en el pasado. De todas maneras, hay que señalar que, en este punto, muchos ER hacen referencia a una función general de las emociones en los discursos televisivos. Así, para Orozco (1996:185): “la apelación emotiva a la audiencia, que va implicada en el lenguaje televisivo, fundamentalmente audiovisual, permite además engancharla, primero afectivamente y sólo después y bajo ciertas condiciones que posibiliten una reflexión crítica y un distanciamiento emotivo de la imagen, de manera racional” (en cursiva en el original). Es decir, la producción de la emoción en el espectador busca conseguir y mantener su atención. Este autor hace referencia, por ejemplo, a las imágenes del tipo de la ejecución de Sadam o de un atentado terrorista. Si en los discursos informativos la emoción puede desempeñar la función que hemos señalado, qué duda cabe que en los géneros de ficción nos encontramos en el reino de la emoción, toda trama se basa en la interrelación de personajes a los que les pasan cosas (con ellos mismos, entre ellos, con su contexto...), y aunque sean ficción, aunque no se tratan de personas reales, “actúan” vivencias emocionales reales reconocidas por el telespectador, quien, a su vez, se sentirá interpelado por esa vivencia emocional ficcionada. En una reivindicación de la importancia que tiene el estudio de la emoción en los ER, Fuenzalida apunta (1992:161): “la investigación de la recepción revaloriza también la emoción en el televidente y en los géneros dramáticos. Frente a la propuesta del conductismo racionalista de ‘desemocionalizar’ o ‘conceptualizar’ la telenovela, estos otros resultados reivindican y recuperan la emoción”. Este autor nos recuerda que “la telenovela es un género que atrae por las emociones y sentimientos en juego” (1992:161), aunque no sólo la telenovela tiene esta característica. En televisión hay distintos géneros de ficción (por no entrar en otro tipos de géneros como concursos, deportes, 157 L A R E C E P C I Ó N M E D I Á T I C A D E L A S E M O C I O N E S etcétera) en los que la emoción provocada es uno de los principales motivos de televidencia, aunque no el único. Las que hemos denominado interacciones extratextuales puede ser también una de las motivaciones importantes; por ejemplo, poder intervenir en las conversaciones de nuestros amigos sobre un programa televisivo. No olvidemos que para una gran mayoría de la población que ve la televisión, ésta es una forma de entretenerse, es una actividad de ocio. Para Ang (1996:9-10), “el placer debe ser concebido más que como el resultado automático de alguna ‘satisfacción de necesidades’, como el efecto de cierta productividad de un artefacto cultural” (la traducción es nuestra). 1 Y, de acuerdo con la idea de interacciones intertextuales y extratextuales, nos recuerda que “El consumo de Dallas no es un fenómeno aislado, sino que está inserto en otras actividades y relaciones con las que interacciona. No deberíamos sobredimensionar el placer del visionado de Dallas como algo único y por ello inaprensible. Debemos tener en cuenta el contexto socio- cultural en el que Dallas es consumido. Dichas condiciones de consumo no son, evidentemente, las mismas en todos los grupos y categorías sociales” (la traducción es nuestra ) 2 (Ang, 1996:20-21). En la misma línea se manifiesta Fuenzalida (1992:136) en su investigación sobre la recepción de la telenovela por los campesinos chilenos: [...] la telenovela es un género de alta audiencia, muy valorado como fuente de recreación y descanso, se constatan tres niveles de relación que resultan clave para comprender su gran impacto: a) identificación y reconocimiento; b) proyección de elementos a partir de la propia identidad; c) en algunos discursos, elevar la telenovela a relator portador de grandes temas de la vida humana (“siempre hay alguien que desea el mal”; “la ambición existe y ha existido siempre”, etcétera). 1 “[...] pleasure must be conceived of as not so much the automatic result of some ‘satisfaction of needs’, but raher as the effect of a certain productivity of a cultural artefact.” 2 “The consumption of Dallas is not a isolated phenomenon, but is embedded in a network of other activities and associations which are connected with those activities. We should not inflate the pleasure in Dallas into something unique and therefore elusive. We have to take into account the socio-cultural context in which Dallas is consumed. These conditions of consumption are of course not the same for all social categories and groups”. 158 C U L T U R A Y D I S C U R S O Llevando más allá las palabras del autor, señalemos que toda identificación y toda proyección es la manera emocional y no sólo cognitiva como el telespectador responde a la apelación emotiva del texto mediático. Un concepto que nos ha resultado fecundo para estudiar las emociones mediáticas y su recepción es el de “estructura del sentimiento” (structure of feeling), de Raymond Williams. Aunque para este autor, como veremos más adelante, este concepto se refiere a la cultura en un momento histórico determinado, los ER lo han redefinido para focalizar la estructura del sentimiento en la experiencia comunicativa mediática. Como señala Nightingale (1999:89) “La estructura del sentimiento se convirtió en un medio para conseguir el fin de explicar el consumo (por qué consideramos los textos placenteros), en lugar de un modo de comprender la cultura”. En esta línea, Ang (1996; passim) aplica el concepto de Williams al género del melodrama televisivo y por ello habla de la estructura trágica del sentimiento (tragic structure of feeling). Los espectadores de las telenovelas reconocen y comparten la estructura del sentimiento de los melodramas que consumen, y por ello se sienten atraídos y gratificados. Así, Ang (1996:87), en su análisis de la recepción de la serie Dallas, llega a la siguiente conclusión: [...] al menos, a estos fans, el sentido del realismo emocional es lo que les gusta. Más concretamente, este realismo está relacionado con el reconocimiento de una estructura trágica del sentimiento, que se considera “real” y que tiene sentido para estos televidentes (en cursiva en el original; la traducción es nuestra). 3 Siguiendo a Williams, la estructura del sentimiento representa [a] la cultura de un periodo concreto: es la consecuencia concreta de cómo son vividos todos los elementos que se dan en la organización general [...] Esto no significa que la estructura del sentimiento, en mayor medida que el carácter social, sea compartida de la misma manera por todos los individuos de una comunidad. Pero considero que constituye una propiedad muy profunda y amplia, en todas las comunidades actuales, precisamente porque es de ella que 3 “[...] at least for these fans, it is a sense of emotional realism that appeals to them. More specifically, this realism has to do with the recognition of a tragic structure of feeling, which is felt as ‘real’ and which makes sense for these viewers”. 159 L A R E C E P C I Ó N M E D I Á T I C A D E L A S E M O C I O N E S la comunicación depende [...] el carácter social es un importante sistema de conductas y actitudes que se aprende tanto de manera formal como informal (las traducciones son nuestras) [1975:63-65] 4 Así, el carácter social dominante condiciona la estructura del sentimiento, pero cada nueva generación va a construir la propia, que obviamente no aparece ex nihilo sino que es una forma de reinterpretar y re-experimentar las realidades cotidianas. Para Nightingale (1999:88), por estructura del sentimiento habría que entender más bien “estructura de sensibilidad” de una época. De este modo, el concepto resulta relevante para los ER, ya que la estructura del sentimiento no sólo da cuenta del modelo dominante sino también de cómo es vivido, omitido o negociado por los distintos grupos sociales. Inspirándonos en Williams y Ang, proponemos una serie de niveles de análisis que ayuden a analizar la representación y la apropiación de los relatos mediáticos poniendo énfasis en el carácter poliemotivo del texto mediático así como en la (re)interpretación emotiva del telespectador. Nuestra propuesta se centra en tres niveles de análisis. En primer lugar, estaría la “Estructura del sentimiento social” (ESS), entendiendo por tal el marco general que es compartido por la mayoría y que forma parte del sentir dominante. Aquí nos aproximamos al concepto de Williams. Evidentemente nos situamos en el nivel socio-cultural de una comunidad determinada en la que puede haber distintas formas de dar sentido al sentimiento. Sin embargo, podemos fácilmente acordar que el modelo hegemónico, aunque no sea aceptado, es seguramente el más conocido por todos los miembros de la comunidad. En este nivel, bastaría la competencia del investigador que, como participante activo de la comunidad cultural analizada, tiene suficiente conocimiento de este sentir dominante. En segundo lugar estaría la “Estructura narrativa del sentimiento” (ENS), que nos permite analizar los modelos emocionales concretos que aparecen en los relatos mediáticos analizados. En este nivel se situaría el análisis de la 4 “In one sense, this structure of feeling is the culture of a period: it is a particular living result of all the elements in the general organization [...] I do not mean that the structure of feeling, any more than the social character, is possessed in the same way by the many individuals in the community. But I think it is a very deep and and very wide possession, in all actual communities, precisely because it is on it that communication depends”. “The social character –a valued system of behaviour and attitudes– is taught formally and informally”. 160 C U L T U R A Y D I S C U R S O representación sentimental que aparece en el relato mediático estudiado. La representación de dicha estructura emocional suele ser, dadas las características de la cultura de masas, fácilmente reconocible por los televidentes ya que, salvo en espacios televisivos muy alternativos y rupturistas, se alimenta, en gran medida, de la “Estructura del sentimiento social” (ESS), trabajado en el primer nivel del modelo de análisis. Por último, tendríamos la “Estructura del sentimiento vivido” (ESV), es decir, cómo responde el telespectador a la apelación emotiva del relato mediático. Este nivel se interesa por las respuestas emocionales, (re)interpretaciones y (re)construcciones del texto mediático, referencias intertextuales y extratextuales que el telespectador da ante la narrativa televisiva. Este tercer nivel de análisis se centra en la manera como las distintas personas, pertenecientes a determinados grupos sociales, se apropian del discurso mediático, reconocen, interpretan, sienten y valoran el mismo, de acuerdo con sus características peculiares. Como puede suponerse, estos tres niveles están interconectados y, a pesar de que los esquemas o modelos son una pobre aproximación a los fenómenos complejos, quizás nos puedan ayudar a visualizar algunas de las relaciones entre los tres niveles. Un primer esquema, muy simple, sería considerar que el primer nivel es el más general y el tercer nivel el más concreto. A la manera de una matrioska, una muñeca rusa, la ESS acogería a la ENS y ésta a la ESV. Estructura del sentimiento vivido (ESV) Estructura narrativa de sentimiento (ENS) Estructura del sentimiento social (ESS) 161 L A R E C E P C I Ó N M E D I Á T I C A D E L A S E M O C I O N E S En el esquema hemos dejado abierta la parte superior para dejar constancia que estas estructuras son sistemas abiertos y no cerrados en una rigidez encorsetada. Y ello es así porque como todos los sistemas abiertos, nuestro modelo también, reconocen la importancia del ecosistema para funcionar. A los sistemas abiertos se denominan también sistemas autoorganizadores y se caracterizan por ser sistemas complejos que implican múltiples subsistemas y elementos diferenciados y jerarquizados. Los tres niveles propuestos en nuestro modelo de análisis son necesariamente sistemas abiertos al mantener un intercambio permanente entre sí y con el entorno. La ESS sufre las variaciones propias de las construcciones sociales. En este sentido, Fried Schnitman (1994:18) nos recuerda: “la ciencia, los procesos culturales y la subjetividad humana están socialmente construidos, recursivamente interconectados: constituyen un sistema abierto. Precisamente, de estas interfases, de sus descentramientos y conflictos surgen aquellas configuraciones científico- culturales complejas que conforman el espíritu que atraviesa una época”. La ESS conformaría este espíritu de una época, que sancionaría distintas formas de emocionarse. Esta estructura es difícil de delimitar, pero quisiéramos avanzar una serie de ideas generales sobre la misma. La ESS es un texto social de contornos indefinidos y de contenidos, a veces, contradictorios. Dicha estructura, como cualquier sistema abierto, se mueve entre la conservación del sistema y los cambios que van a modificar el propio sistema. Es decir, nos encontramos ante un texto social que se va escribiendo y rescribiendo permanentemente. Este texto social sería propiamente un palimpsesto, aquellos escritos antiguos que habían sido borrados para escribir nuevos textos encima, pero que todavía conservaban huellas de la escritura anterior. A la vez que da forma, la ESS también se alimenta de las distintas narraciones y autonarraciones (en nuestro modelo, la ENS). Las narraciones procederían de distintos géneros y sujetos de la enunciación. Son relatos de ficción, relatos referidos a la realidad y relatos híbridos que hacen referencia directa o indirecta a las relaciones productoras de emociones. Aquí entrarían desde películas hasta novelas o relatos sobre “hechos verídicos”, desde noticias a textos históricos. Los géneros híbridos (mezcla de entretenimiento e información), por ejemplo los infoshows, o los concursos televisivos también contribuirían con sus narraciones a conformar la estructura del sentimiento social. Como puede pensarse, los sujetos de la enunciación pueden ser de los más dispares. Las autonarraciones hacen referencia a los relatos que cada persona 162 C U L T U R A Y D I S C U R S O se ha construido a partir de sus experiencias personales. Lo mismo que entre las distintas narraciones pueden darse relaciones intertextuales, obviamente esto también sucede con las autonarraciones, ya que la propia experiencia sirve para interpretar los relatos que consumimos. Pero, al mismo tiempo, nuestras autonarraciones están construidas también a partir de las narraciones sociales, que nos pueden servir de ejemplo o modelo para comprender la propia experiencia emocional vivida. Como puede apreciarse, las narraciones y las autonarraciones se interrelacionan de múltiples maneras y no siempre de forma equivalente. Las narraciones o relatos son importantes, pero las autonarraciones o autorrelatos permiten hacer lecturas individualizadas de éstos, en un proceso de reinterpretación continua. Por ejemplo, la interpretación de un relato amoroso es bien distinta cuando la persona está enamorada, que cuando, por el contrario, está pasando por una dolorosa ruptura. Como puede verse, las intertextualidades siguen distintas direcciones. No sólo pueden ir de las autonarraciones a los relatos, sino también de los relatos a las autonarraciones. Algunas personas, a partir de una película sobre violencia doméstica, pueden descubrir que su relación “amorosa” es un caso de violencia doméstica. En este caso son los relatos mediáticos los que permiten una reinterpretación del autorrelato o autonarración. De todas formas hay que reconocer que, a nivel general, es difícil establecer la ESV para cada caso concreto. Es complejo establecer cómo son vividos –en un momento determinado, en cada persona y en todos sus matices– la ESS y ENS. Como también es difícil dilucidar qué relato de la estructura narrativa del sentimiento tiene mayor influencia en la estructura del sentimiento social y como interactúan los distintos relatos en la estructura del sentimiento vivido, es decir sus relaciones intertextuales, y cómo lo hacen con los autorrelatos de cada persona, es decir sus relaciones extratextuales. A pesar de esta dificultad, podemos apuntar un par de elementos que consideramos significativos. En primer lugar, la estructura narrativa del sentimiento de un relato mediático concreto puede ser un elemento desencadenante para la interpretación de los autorrelatos emocionales, de ahí su influencia en la estructura del sentimiento vivido. En segundo lugar, las obras de ficción tienen un efecto de modelización. Ofrecen en su estructura narrativa del sentimiento modelos, por ejemplo, de relaciones amorosas, frecuentemente sancionándolos positiva o negativamente. Reflexionando sobre la influencia de los modelos mediáticos en la ESV, podemos darnos cuenta fácilmente de qué maneras tan amplias los 163 L A R E C E P C I Ó N M E D I Á T I C A D E L A S E M O C I O N E S programas de ficción muestran continuamente modelos de relaciones (sociales, laborales, familiares, amorosas...). Dichos modelos se pueden convertir en ejemplos aplicables, mutatis mutandis, a los casos concretos e incidir, así, en la estructura del sentimiento vivido de un individuo. Así pues, la ENS ofrece a cada telespectador modelos poliemotivos que están en mayor o menor grado de correspondencia con el modelo poliemotivo hegemónico de la ESS, y que pueden (o no) ser interiorizados por el telespectador. En última instancia, es éste quien incorpora, rechaza, rescribe o readapta el modelo narrativo incidiendo también, aunque sea de manera indirecta, en la ESS, dándose un proceso de retroalimentación continua. Por último, los modelos poliemotivos del texto mediático –y esto ya era propio de la tradición narrativa oral– contienen “lecciones edificantes” sobre el comportamiento emocional, de ahí la importancia de investigar la ENS, para comprobar de qué manera el texto mediático alimenta al discurso hegemónico. Retomando de nuevo el esquema presentado más arriba, la relación del sistema con el ecosistema (mundo exterior) es dialéctica, y en ella cada uno intenta imponer su determinismo sobre el otro. Para aplicarlo a nuestro esquema podríamos decir que la ESS es el sistema. Es decir, da cuenta de la manera como se articula el sentimiento en un sistema social determinado. Mientras que los relatos mediáticos formarían parte del entorno que incide en dicha estructura del sentimiento social. Así, podríamos decir que la ESS, como sistema, impone su poder interpretativo y valorativo a los relatos mediáticos. De hecho, podemos interpretar los modelos ofrecidos en la ENS porque tenemos una competencia interpretativa que nos aporta el sistema. De esta forma, el sistema opone su determinismo al azar de mundo exterior. Es decir, nos ofrece claves interpretativas y valorativas y enmarcan las propuestas emocionales de las narraciones. Mediante el poder de definir y clasificar se amortigua el poder disruptor de las novedades en las relaciones emocionales que van surgiendo y el sistema mantiene su homeostasis. Por otro lado, la ESS tiende a imponerse como matriz interpretativa incluso integrando aquellas estructuras narrativas del sentimiento que inicialmente rechazaba o ignoraba. De esta forma, la ESS va a ir cambiando a partir de las ENS que circulen social y mediáticamente. Frente a las propuestas de modelos emocionales de las distintas narrativas (determinismo del entorno), el sistema opone su capacidad de integrar –como 164 C U L T U R A Y D I S C U R S O hegemónica, posible, minoritaria, marginal, etcétera– o no dichos modelos narrativos en la ESS. En un intento de aproximarnos más a lo que serían las relaciones entre las tres estructuras propuestas para una persona, a sabiendas de las limitaciones de los esquemas ya reseñadas, proponemos este otro esquema. Estructura del sentimiento social (ESS) ENS ENS ENS ENS ESV La estructura del sentimiento social sería la matriz de todos los significados sentimentales objetivados socialmente y subjetivamente vividos. Englobaría todos los posibles modelos de relaciones emotivas en una sociedad determinada. En esta matriz las relaciones entre la estructura narrativa del sentimiento (ENS) quedaría multiplicada porque los distintos relatos –tanto si corresponden a la ficción o no– establecerían sus propias ENS. En este nuevo esquema la estructura del sentimiento vivido (ESV) no estaría en contacto de igual manera con las distintas estructuras narrativas del sentimiento (ENS). Así, un espectador puede ser un seguidor de una teleserie determinada y por el contrario no conocer otra teleserie, o conocerla sólo a partir de conversaciones con sus amigos, o aunque la conociera y la viera, incluso asiduamente, podría no identificarse con los modelos emocionales propuestos en su estructura narrativa del sentimiento. Como puede apreciarse en el esquema, aproximarnos a las múltiples realidades de la estructura del sentimiento vivido incrementa enormemente 165 L A R E C E P C I Ó N M E D I Á T I C A D E L A S E M O C I O N E S el nivel de complejidad. Además, como puede visualizarse, los contornos de las estructuras no son rígidos, sus superposiciones no son simétricas y sus interrelaciones en algunos casos son directas, en otras hacen largos recorridos y en otros casos no se dan. Para hacer operativa nuestra propuesta de análisis consideramos que lo más adecuado es empezar analizando la ENS que presenta algún producto mediático. Así se conseguirá mostrar también la ESS en que se basan. Un paso posterior sería averiguar la ESV que activa en determinadas audiencias. En nuestro proyecto investigador 5 hemos empezado por analizar los modelos de las relaciones amorosas de pareja en la ficción televisiva española vinculando el estudio del material audiovisual a la realidad social (Medina, Rodrigo et al., 2008; Medina y Rodrigo, en revisión). Siguiendo la línea de reflexión de autores como Bauman (2005), Beck y Beck-Gernsheim (1998) o Giddens (2000) sobre los nuevos escenarios de la intimidad amorosa contemporánea, hemos pretendido identificar qué formatos de relaciones amorosas y qué discursos internos aparecen en series de ficción. Más concretamente, hemos analizado los contenidos y estructuras narrativas de relación amorosa en Los Serrano y Porca Misèria, 6 con tramas desarrolladas en entornos familiares y profesionales, y con excelentes índices de audiencia en los últimos años. Mediante el análisis de contenido de ambas series, pasamos a la observación y al estudio de los estereotipos y representación de las relaciones amorosas, esto es, de qué manera quedan representados los cambios en las relaciones amorosas heterosexuales y qué discursos mediáticos se construyen sobre el papel de hombres y mujeres en la relación afectiva. Ofrecemos a continuación un breve resumen de las principales aportaciones de nuestra investigación. 5 En las diversas fases del proyecto se ha recibido financiamiento de l’Institut Català de les Dones (ICD) y del Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC). 6 Los Serrano es una serie española producida por Globomedia y emitida por Telecinco desde su inicio en 2003. Emitida ya en Chile y Uruguay, ha sido adaptada en Italia, Portugal, Serbia, Turquía y República Checa. Porca Misèria es una serie de TV3 producida por Arriska Films y dirigida por Joel Joan. Se comenzó a emitir en noviembre de 2004. Ha recibido el Premio Ondas (2006); Premis GAC (2005); Premis Barcelona de Cine (2005), y quedó finalista en el Festival de Televisión de Montecarlo (2005). La muestra analizada comprendió un total de nueve capítulos de la primera temporada de la serie Los Serrano, y las dos primeras temporadas de Porca Misèria –un total de 18 capítulos. Para efectuar el estudio, hubimos de confeccionar sendas plantillas específicas para cada una de las series, que permitieran el análisis de las estructuras narrativas alrededor del tema de la pareja, el sexo, el amor, el matrimonio, etcétera. 166 C U L T U R A Y D I S C U R S O De manera sintética, comentaremos que el análisis de Los Serrano permitió detectar un modelo arquetípico sobre la idea de la relación amorosa y el distinto papel amoroso atribuido a los personajes masculinos y femeninos de la serie. Aparecen mitos como la creencia que hay una “media naranja”, es decir, una persona predestinada para cada uno de nosotros; o que “el amor cambia a las personas”. Otro discurso recurrente detectado es el diferente papel de la conquista atribuido según se sea chico o chica adolescente: en los chicos acumular una cartera visible de conquistas sexuales es una marca de virilidad garantizada con un énfasis continuo en la pasión sexual. Como nos recuerda Jacobson (2005), la sexualidad masculina se representa de maneras agresivas, imperiosas e instintivas; de manera que los varones parecen estar siempre hambrientos de contactos sexuales y se caracterizan por serias lagunas en la esfera de las habilidades interpersonales, incapaces de comunicar sus sentimientos y deseos, y sometidos a la acción inmediata para satisfacer la demanda sexual. Implícitamente se difunde el mensaje que estos jóvenes necesitan una chica que les enseñe el lenguaje de la comunicación íntima, que los atempere y les muestre el poder del romanticismo. Ellos pueden triunfar en el escenario público, pero manifiestan una gran incapacidad para combinar esta realización con el contacto emocional íntimo, y tienen un comportamiento egoísta en la intimidad. Sin conciencia explícita acabamos participando de una repetición estereotipada de lo que hombres y mujeres esperan y ofrecen en sus relaciones afectivas. Por contra, el discurso de las protagonistas adolescentes de la serie es bien distinto: para ellas, no hay amor sin enamoramiento y sin dosis elevadas de romanticismo apasionado. Este patrón reproduce un modelo bastante extendido en las series de ficción de temática amorosa. En apariencia, las chicas o mujeres se presentan y se consideran a sí mismas como personas autónomas, pero en el fondo mantienen la esperanza de la culminación personal a través de conseguir una relación amorosa estable. Ellas son chicas/mujeres ansiosas por realizarse a través del amor, pagando el alto precio de la soledad si deciden renunciar a su autonomía. Si la mujer se manifiesta fuerte, activa y exigente genera inquietud entre los hombres que se le puedan acercar. En ella todo tiene un precio: la autonomía personal o la relación de pareja, y aquellas que lo quieran todo se arriesgan a quedarse solas. 167 L A R E C E P C I Ó N M E D I Á T I C A D E L A S E M O C I O N E S En un tono de comedia en la primera entrega y de mayor carga dramática en la segunda entrega, Porca Misèria gira alrededor de las peripecias de una pareja protagonista: Pere (guionista de televisión) y Laia (bióloga dedicada a la investigación), y sus amigos, escenificándose cuatro relaciones amorosas (la de Pere y Laia, la de Roger –hermano de Pere– y Sonia, la de Natalia y Jordi, y la de Alex con diferentes mujeres). Por razones obvias de espacio, nos limitaremos a señalar algunos de los resultados principales en lo referido a la estructura narrativa amorosa analizada en la serie. 7 Mientras la pareja protagonista principal de Los Serrano (Diego y Lucía) escenifican la guerra entre el mundo de la feminidad sensible y el rudo mundo masculino, Pere y Laia escenifican una relación amorosa que, como él dirá en el segundo capítulo, se basa en la idea de formar parte “de un equipo emocional”. Además de resultar los protagonistas centrales de la serie, el estilo amoroso de la relación entre Pere y Laia aparece como un típico prototipo posmoderno donde ambos se comprometen en una relación amorosa a la vez que ambos pretenden (y respetan) la propia realización profesional (Beck y Beck-Gernsheim, 1998). Es una relación basada en el compromiso y en el romanticismo, adaptados a los nuevos tiempos, con espacios para el idealismo, pero muy arraigado en la realidad de las demandas cotidianas. Los ideales del amor romántico manifestados por los protagonistas se entrelazan con los ideales de libertad personal. Incluyen la sexualidad y la pasión, a la vez que las sobrepasan. Partiendo del estadio de un enamoramiento inicial, Pere y Laia llegan a una relación amorosa de compromiso real con el otro en una línea que nos hace pensar en el concepto de relaciones “puras” o amor “confluente” del que nos habla Giddens (2000:128): En la pura relación, la confianza no tiene soportes externos y debe desarrollarse con base en la intimidad. La confianza es fiarse del otro y también creer en la capacidad de los lazos mutuos para resistir futuros traumas [...] Confiar en el otro es también apostar por la capacidad del individuo de actuar con integridad (cursivas nuestras). 7 Se puede consultar el trabajo completo (Violència simbòlica i models amorosos en la ficció televisiva seriada per al consum adolescent i juvenil. Estudi de cas: Porca misèria) en la web [http://www.cac.cat]. 168 C U L T U R A Y D I S C U R S O De esta manera, la pareja de Pere y Laia ofrece al espectador otra forma de romanticismo, ya no como el anhelo de toda mujer ni como la unión entre dos seres incompletos (el mito de la media naranja) sino como el proceso de generar un espacio de intimidad cómplice entre dos individuos (Sternberg, 1989). Mientras que en el ideario romántico femenino ejemplificado en Los Serrano los personajes masculinos quedan encerrados en el estereotipo del distanciamiento e inoperancia emocional, el romanticismo actualizado de Porca Misèria nos habla de unos varones capaces de mostrar y hablar de sus emociones, así como de comprometerse y dar afecto. En este sentido, y salvo algunas excepciones puntuales, los diferentes personajes masculinos de la serie se alejan del modelo de “masculinidad hegemónica” (Badinter, 1993; Connell, 2003), centrada en la virilidad como eje central de la propia identidad de género; aspecto que tanto peso tiene entre los personajes masculinos de Los Serrano. La pareja de Pere y Laia muestra la relación amorosa no como una guerra de sexos sino como una tarea de colaboración emocional mutua. Esta idea de colaboración emocional es una de las grandes transformaciones de la sociedad moderna al representar la incorporación de la intimidad emocional al vínculo matrimonial. Así, los protagonistas dan vida a un concepto renovado de la intimidad emocional entendida como “una negociación transaccional de lazos personales por parte de personas iguales [...] La intimidad implica una absoluta democratización del dominio interpersonal” (Giddens, 2000:12-13). No se trata de un regreso al pasado de las tradiciones sino la escenificación en una serie de ficción de los elementos de riesgo que comporta una creciente sociedad individualista en las demandas economicistas del mercado laboral. Como se puede prever, una de las dificultades continuas en la pareja de Pere y Laia tendrá que ver con la dificultad para mantener unidas dos biografías autoplanificadas (Beck y Beck-Gernsheim, 1998). Como conclusión, el trabajo sobre ambas series nos permitió aplicar el modelo teórico propuesto, poniendo en relación los dos niveles primeros del mismo (la estructura del sentimiento social –ESS– y la estructura narrativa del sentimiento –ENS); y ello sin olvidarnos, a su vez, de unos de los principales intereses de nuestro equipo de investigación: el estudio de la producción mediática como material de análisis y reflexión alrededor de las fantasías, inquietudes y fantasmas de nuestra cultura. 169 L A R E C E P C I Ó N M E D I Á T I C A D E L A S E M O C I O N E S Coda Por último, queremos hacer un recordatorio sobre los textos que pueden ser objeto de análisis en una investigación. Desde una perspectiva analítica, en el proceso de la investigación sobre la audiencia aparecen cuando menos tres textos relacionados (y cada uno de ellos puede tomar varias formas diferentes): el texto emitido, la representación de la audiencia como texto y la versión del investigador de la audiencia sobre el texto de la audiencia. Del mismo modo, se dan por lo menos tres transposiciones: el equipo productor/producción transpone la experiencia documentada a la forma que asume en la emisión; la audiencia transpone el texto emitido en experiencias vividas; y el investigador académico transpone la representación de la audiencia en discurso académico [Nightingale, 1999:156]. Por nuestra parte, según nuestra propuesta, podríamos decir que hay cuatro textos. En primer lugar estaría el texto social emocional en un contexto socio- cultural determinado (estructura del sentimiento social), que incide tanto en el relato que hace el productor, como en la interpretación de la audiencia y en el análisis del investigador. Este “texto social” correspondería a la “socio- esfera” de la escuela semiótica de Tartu, que apunta que [...] el “trabajo” fundamental de la cultura, como intentaremos demostrar, consiste en organizar estructuralmente el mundo que rodea al hombre. La cultura es un generador de estructuralidad; es así como crea alrededor del hombre una socio-esfera que, al igual que la biosfera, hace posible la vida, no orgánica, obviamente, sino de relación [Lotman y Uspenskij, 1979:70]. En esta socio-esfera estaría la estructura del sentimiento social, que puede manifestarse en múltiples narrativas. Como apuntan Lotman y Uspenskij: Por lo general, la cultura puede representarse como un conjunto de textos; pero desde el punto de vista del investigador, es más exacto hablar de la cultura como mecanismo que crea un conjunto de textos y hablar de los textos como realización de la cultura [1979:77]. 170 C U L T U R A Y D I S C U R S O En nuestro caso, uno de los textos privilegiados donde se manifiesta y realiza la cultura emocional (ESS) son las teleseries entendidas como ejemplos de estructuras narrativas del sentimiento y textos poliemotivos. En segundo lugar estaría el texto mediático concreto analizado que, a partir de momento que es sometido a un análisis, entra en relación, inevitablemente, con la mirada metodológica de los investigadores y también, por qué ocultarlo, con sus miradas ideológicas. El tercer texto es el producido por la audiencia analizada sobre el relato mediático (en nuestro modelo se correspondería a la estructura del senti- miento vivido), y en cuyo análisis también va a incidir la doble mirada del investigador. El cuarto texto sería el trabajo de investigación sobre los anteriores textos y las propuestas teóricas que sometemos a la comunidad de investigadores de la comunicación, y que el lector tiene ante sus ojos en este momento. Bibliografía Ang, Ien (1996), Watching Dallas. Soap opera and the melodramatic imagination, Routledge, Londres. Badinter, Elisabeth (1993), XY. La identidad masculina, Alianza, Madrid. Bauman, Zygmunt (2005), Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, FCE, Madrid. Beck, Ulrich y Beck-Gernsheim, Elisabeth (1998), El normal caos del amor. Las nuevas formas de la relación amorosa, Paidós, Barcelona. Connell, Robert W. (2003), “La organización social de la masculinidad”, en Lomas, C. (comp.), ¿Todos los hombres son iguales? Identidades masculinas y cambios sociales, Paidós, Barcelona, pp. 31-54. Eco, Umberto (1985), “¿El público perjudica a la televisión?”, en Moragas, M. de (ed.), Sociología de la comunicación de masas. I Estructura, funciones y efectos, Gustavo Gili, Barcelona, pp. 172-195. Fuenzalida, Valerio (1992), “¿Qué ven los campesinos chilenos en la telenovela? Del reconocimiento a la reivindicación del televidente”, en Orozco, G. (comp.), Hablan los televidentes. Estudios de recepción en varios países, Universidad Iberoamericana, México, pp. 131-162. 171 L A R E C E P C I Ó N M E D I Á T I C A D E L A S E M O C I O N E S Freid Schnitman, Dora (1994), “Introducción: ciencia, cultura y subjetividad”, en Freid Schnitman, D. (ed.), Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad, Paidós, Buenos Aires, pp. 15-34. Giddens, Anthony (2000), La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas, Cátedra, Madrid. Hall, Stuart (1981), “La cultura, los medios de comunicación y el ‘efecto ideológico’”, en Curran, J. et al. (comps.), Sociedad y comunicación de masas, FCE, México, pp. 357-392. —— (1987), “Encoding/decoding”, en Hall, S. et al. (eds.), Culture, Media, Language, Hutchinson, Londres, pp. 128-138. Jacobson, Maria (2005), Young People and Gendered Media Messages, Göteborg University The International Clearinghouse on Children, Youth and Media, Sweden. Katz, Eliu y Liebes, Tamar (1990), The Export of Meaning: Cross-Cultural Readings of Dallas, Oxford University Press, Oxford. Lotman, Jurij M. y Uspenskij, Boris A. (1979), “Sobre el mecanismo semiótico de la cultura”, en Lotman, J. y Escuela de Tartu, Semiótica de la cultura, Cátedra, Madrid, pp. 67-92. Martín Barbero, Jesús (1991), “Recepción: uso de medios y consumo cultural”, Diálogos de la Comunicación, núm. 30, pp. 4-5. —— (1993), De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía, Gustavo Gili, Barcelona. Medina Bravo, Pilar, Rodrigo Alsina, Miquel, Aran Ramspott, Sue, Munté Ramos, Rosa-Auria y Tharrats Pascual, Joan (2008), “Els models de amor en la ficció televisiva seriada. Estudi de cas: ‘Porca Misèria’”, Quaderns del CAC, núm. 29, pp. 81-90. Medina, Pilar y Rodrigo, Miquel (en revisión), “Análisis de la estructura narrativa del discurso amoroso en la ficción audiovisual. Estudio de caso: ‘Los Serrano’ y ‘Porca Misèria’”. Nightingale, Virginia (1999), El estudio de las audiencias. El impacto de lo real, Paidós, Barcelona. Orozco, Guillermo (1996), Televisión y audiencias. Un enfoque cualitativo, Ediciones de la Torre, Madrid. —— (2001), Televisión, audiencias y educación, Norma, Buenos Aires. —— (2006), “Los estudios de recepción: de un modo de investigar a una moda, y de ahí a muchos modos”, en Saintout, F. y Ferrante N. (comps.), ¿Y la recepción? Balance crítico de los estudios sobre el público, La Crujía, Buenos Aires, pp. 14-30. 172 C U L T U R A Y D I S C U R S O Rodrigo, Miquel y Medina, Pilar (2004), “Las emociones como barreras y como acceso a la diversidad cultural”, en Congreso Comunicación y diversidad cultural, Diálogo del Fórum Universal de las Culturas, Barcelona 2004, Barcelona, 24 al 27 de mayo de 2004 [http://www.portalcomunicacion.com/dialeg/paper/ pdf/35_alsina.pdf ], fecha de consulta: marzo de 2009. Sternberg, Robert. J. (1989), El triángulo del amor. Intimidad, pasión y compromiso, Paidós, Barcelona. Thompson, John B. (1998), Los media y la modernidad. Una teoría de los medios de comunicación, Paidós, Barcelona. Vassallo De Lopes, Maria Inmaculada (2006), “Reflexiones teórico-metodológicas dentro de un estudio de recepción”, en Saintout, F. y Ferrante, N. (comps.), ¿Y la recepción? Balance crítico de los estudios sobre el público, La Crujía, Buenos Aires, pp. 125-150. Williams, Raymond (1975), The Long Revolution, Penguin, Harmondsworth. Recibido el 22 de marzo de 2009 Aceptado el 17 de julio de 2009 María Eugenia Gómez de Mas* VERSIÓN 24 • UAM-X • MÉXICO • 2010 • PP. 173-200 El trabajo se refiere a la expresión de la pasión en dos documentos litigiosos coloniales: el Memorial de los indios de Tepetlaoztoc al monarca español contra los encomenderos del pueblo, también llamado códice Kinsborough, y el códice Cozcatzin, fechados respectivamente en 1554 y 1572. Los dos manuscritos fueron diseñados y escritos en pictografía y en alfabeto latino, para ser presentados ante autoridades coloniales, en su carácter de demandas judiciales por despojo territorial, por exceso de tributos y por maltrato. En los dos códices, en grado y modo diferente, se expresa el pathos –de manera explícita o implícita– en la medida en que la expresión de la emoción constituye una estrategia argumentativa dentro del discurso jurídico. Se encontrarán ejemplos de la expresión de la ira y del miedo en los dos códices, y ambos códigos –el icónico y el verbal– con base en propuestas teóricas y metodológicas de Patrick Charaudeau y de Christian Plantin. PALABRAS CLAVE: análisis del discurso, códices, colonización, emoción. This text analyses the use of passion as an argumentative strategy in two Mexican colonial litigious documents: Petition of the Tepetlaoztoc Indians to the Spaniard King against the village “encomenderos” (knight commanders), also called The Kingsborough codex (1554), and the Cozcatzin codex (1572). Both manuscripts were written and painted –in pictographs and in Latin– in order to be presented to the colonial authorities as lawsuits protesting in different ways and degrees against territorial spoliation, tribute excess and mistreatment. In both codices pathos is explicitly or implicitly expressed to the extent that the expression of emotion constitutes an argumentative strategy within the legal discourse. La pasión ante el colonizador Identidades y emociones en conficto * Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras, Universidad Nacional Autónoma de México [
[email protected]]. 174 C U L T U R A Y D I S C U R S O EL POETA QUE ESCRIBIÓ este delicado texto se refiere a sentimientos, emociones y pasiones. Habla de pena, nostalgia, orgullo, de desolación, en una especie de determinismo afectivo, por así decir, y de duelo por la pérdida. Hace explícito su sentimiento de tristeza, que muy probablemente se acrecentó después, al ver destrozado su mundo, con la Conquista española. Sin embargo, cabe preguntarse si esos sentimientos fueron verdaderamente experimentados, o se trató más bien de un poema laudatorio escrito por encargo. En todo caso hace referencia a dos personajes importantes, mencionados en el códice Cozcatzin. Dos reyes mexicas: Izcóatl y Axayácatl, este último, poeta también (cfr. León Portilla, 1972). Este trabajo 2 se refiere a la expresión de la pasión en dos documentos litigiosos mexicanos del siglo XVI: el Memorial de los indios de Tepetlaoztoc al Examples of the expression of wrath and fear in are found in both codices and in both the iconic and verbal codes and are analyzed followings the theoretical and methodological postulates of Patrick Charaudeau and Christian Plantin. KEY WORDS: discourse analysis, codex, colonization, emotion. [...] es día de llanto, día de lágrimas que aún tu corazón se entristece, oh! nuestra madre. ¿Dónde se fueron los príncipes? No hago más que recordarlos y la tristeza invade mi corazón, cuando recuerdo a Izcóatl. !No se ha de cansar ni fatigar el dios: él está morando en la casa del que da la vida! Nadie tan valiente como él ha producido la tierra: ¿nosotros dónde iremos? Ah! la tristeza invade mi corazón [...] ¿Dónde anda mi corazón? En busca de Axayácatl que nos dejó [...] Nunca en verdad cesará, nunca en verdad se irá, Ni se me hará soportable la tristeza que ahora expreso. 1 1 “Canto en loa de los reyes”, Poesía indígena de la altiplanicie (1962). Selección, versión, introducción y notas de Ángel Ma. Garibay K., UNAM, México, pp. 87-88. 2 Este estudio proviene de mi tesis doctoral, en curso. Una versión en francés de este artículo será publicado en Francia, en 2010. 175 L A P A S I Ó N A N T E E L C O L O N I Z A D O R monarca español contra los encomenderos del pueblo, también llamado códice Kingsborough, y el códice Cozcatzin, fechados respectivamente en 1554 y 1572. Los dos códices fueron diseñados y escritos –en pictografía y en alfabeto latino– para ser presentados ante autoridades españolas, en su carácter de documentos jurídicos. Los manuscritos remiten a una enunciación escrita –elocutiva y alocutiva– que sería después complementada oralmente ante las autoridades competentes. La Conquista y la colonización españolas, trajeron consigo cambios de diversa intensidad en lo cultural, lo social y lo económico, así como en lo físico y psicológico. Ello se tradujo en conflictos identitarios entre los oponentes: los colonizados y los colonizadores. Las pasiones fueron complejas y a veces ocultas, polarizadas más que distribuidas en el rechazo o la aceptación. No obstante, la realidad colonial produjo otros fenómenos: no sólo se enfrentaron indios a españoles, sino también indios a indios, como es el caso del segundo códice estudiado. Daré aquí ejemplos de reacciones pasionales en los dos códices, como el rechazo y el orgullo, y de sentimientos resguardados como la cólera y el miedo. Los códices El códice de Tepetlaoztoc es un hermoso documento de los indígenas nativos del pueblo del mismo nombre (que aún existe, en la zona conurbada del Distrito Federal), donde se solicita al rey español la reducción de tributos y servicios exigidos ilegal e injustamente por los varios encomenderos 3 españoles, quienes tuvieron a su cargo dicho pueblo. El documento muestra detalladamente, en 144 láminas, los tributos pagados en varios años de encomienda. En el Anexo 1 puede apreciarse algo de la belleza y calidad de los tributos: joyas, mantas y trajes de lujo, finos penachos de complejos diseños y colores, hechos de plumas y oro (Foja 25, Lámina B). 3 El Rey de España podía dar a una persona el título de encomendero para tener bajo su “encomienda” a los indígenas conquistados, supuestamente para evangelizarlos. El establecimiento de la encomienda dio lugar a innumerables abusos por parte de los españoles, quienes sometieron a los indígenas a una situación cercana a la esclavitud. 176 C U L T U R A Y D I S C U R S O El segundo códice es el Cozcatzin, que contiene varias secciones con temáticas diversas. 1. La primera parte trata de un alegato judicial de 1572, donde 55 familias descendientes de guerreros de la ciudad de Tenochtitlan solicitan al virrey un juez para que les sean restituidas tierras obtenidas del rey Izcohuatzin por hazañas de guerra, expoliadas después indebidamente por un alto funcionario indio, gobernador de la ciudad rival, Tlatelolco: don Diego de Mendoza de Austria Motecçuma Huitznauatlailótlac Imauhyantzin, supuestamente hijo del rey Cuauhtémoc y de una hija del emperador Moctezuma. 2. La segunda parte presenta los “retratos” de gobernantes de las ciudades de Tenochtitlan y Tlatelolco. 3. Enseguida, tres fojas describen en náhuatl la Conquista, en 1473, de Tlatelolco por el rey de Tenochtitlan. 4. En la cuarta parte dos fojas presentan un plano de propiedades y genealogías de Xochimilco. 5. Tres fojas más presentan glifos de lugares y cantidades. 6. Una última foja, sin imágenes, describe planetas y estrellas. En la foja 3 v. del Cozcatzin (Anexo 2) aparece Izcóatl, vestido ricamente y coronado con su diadema de turquesas. El texto en español se refiere a que otorgó las tierras en disputa a quienes conquistaron la Ciudad de México en 1439. Más abajo está Axayácatl, y frente a él un chimalli (escudo), el glifo de la ciudad de Tenochtitlan, al que se agregó la diadema real y el elaborado traje de guerrero, símbolo tal vez de una cultura basada –para su supervivencia– en la guerra. Se relatan las hazañas que Axayácatl realizó para poder ser el sexto rey de México, en 1468. En la foja siguiente, 4 r. (Anexo 3), se encuentran los glifos toponímicos y los que nombran a los primeros propietarios. En español se enumeran los descendientes y se dan las medidas de la propiedad. El escenario comunicativo de esa interacción comprende un telón de fondo histórico y cultural indígena, que se transforma luego debido a una situación de dominación –en alto grado agresiva, tanto en lo general como en lo particular. En muchos casos, esas condiciones fueron reiteradamente cuestionadas por el dominado, lo cual, junto a fenómenos de otro corte, produjo que después 177 L A P A S I Ó N A N T E E L C O L O N I Z A D O R hayan habido garantías otorgadas por la Corona Española, para la satisfacción de las demandas indígenas. La pasión Antes de dar ejemplos del análisis de datos, señalo algunos linderos. Con relación a la pasión, conviene decir, en primer lugar, que las diferencias en la percepción, interpretación y evaluación de la emoción –tomando este término de manera genérica, que abarcaría los de sentimiento, afecto, pasión– provienen de marcos culturales, consideración de importancia en este estudio, donde representaciones, normas, prácticas y sentimientos experimentaron también, durante y después de la Conquista española, cambios y ajustes, dentro de una especie de mestizaje en diversos grados –tanto en el plano del comportamiento como en el discursivo y argumentativo. Por otra parte, debe considerarse que el litigio, como fenómeno discursivo, comporta ya una determinación ideológica que establece, en este caso, un diálogo difícil entre un imaginario cultural propio, y el imaginario ajeno, el de la cultura impuesta. Por ello, podrá encontrarse una tensión entre la descripción de hechos y la pasión contenida o abierta de quien los relata. Además, si nos referimos a los hechos, debe resaltarse que no se trata de discutir la realidad o no de las emociones en juego, en la medida en que no es posible determinar en los códices litigiosos qué expresiones de la emoción fueron realmente “vividas” y cuáles constituyeron estrategias argumentativas que –rompiendo la máxima de sinceridad (Grice, 1979:61) fueron destinadas a persuadir, como bien lo señala la retórica clásica: el orador debe sentir o simular para estimular, dice Christian Plantin (1998:25), citando a Quintiliano. En tal sentido se trata de ser eficaz, aunque lo que se diga no sea sincero. Asimismo, es poco productivo discutir si los valores en que se funda la emoción son verdaderos o no, pues dependen –paralelamente– de criterios culturales y de la subjetividad del individuo. Para Patrick Charaudeau las emociones están ligadas a un saber de creencia, como lo señalaba Aristóteles (Beristáin, 1997:430), y no a un saber de conocimiento, que reposa en criterios de verdad exteriores al sujeto (Beristáin, 1997:130). Puede haber pretensiones de validez, pero no necesariamente ligadas a esos criterios. 178 C U L T U R A Y D I S C U R S O A lo anterior quiero añadir que, en el terreno de las emociones, sentimientos o pasiones, me parece conveniente considerar varios planos, dado que cada uno conlleva problemáticas diferentes. 1. El nivel de la vivencia –la del sujeto que experimenta la emoción– en un plano físico-psíquico. 2. El nivel de la expresión de la emoción de ese sujeto, que es prudente distinguir del anterior en la medida en que no siempre hay coincidencia entre lo que se siente y lo que se dice que se siente, es el nivel estratégico por excelencia, en un discurso si no litigioso, por lo menos retórico. 3. El nivel de la recepción –la interpretación de la emoción expresada y el cálculo de veredicción y estrategia que realiza el destinatario u observador. 4. Finalmente, el nivel del tratamiento de la emoción que lleva a cabo el analista, sea éste psicólogo, sociólogo, antropólogo o analista del discurso, por mencionar los principales campos de interés del tema. Un intercambio comunicativo conflictivo –aunque sea diferido– como es el litigio, sobre todo en situación de dominación, conlleva un componente afectivo, ya sea de ira, indignación, angustia ante la incertidumbre, y en el lado opuesto, el deseo como expectativa esperanzada de ganar el pleito, que de no darse provocaría nuevamente emociones orientadas hacia el polo negativo: decepción, frustración, cólera. En el caso de verse realizados: alegría, orgullo, etcétera. Por otra parte, en los primeros años de la Conquista, las pasiones debieron ser, además, encontradas, confusas, o tal vez, simultáneas y asimismo dialécticas. En los dos códices, en grado y de modo diferente, se expresa el pathos –explícita o implícitamente. Podemos pensar que la expresión de la emoción pudo constituir una estrategia argumentativa dentro del discurso jurídico. No sabemos con certeza qué tanto privó esta intervención de la emoción en los litigios prehispánicos, pero debe considerarse que en situación de colonización, la expresión pasional debió mostrar características propias. Ciertamente, puede ponerse en duda el que en las prácticas jurídicas prehispánicas y en las coloniales, el ingrediente pasional fuese admitido dentro de la práctica jurídica, no obstante, los datos que aporta el propio códice, sugiere que el llamado a la emoción se mostraba, independientemente de que se verbalizara o no. 179 L A P A S I Ó N A N T E E L C O L O N I Z A D O R Por otra parte, si bien es cierto que en el discurso retórico litigioso hay que probar y convencer mediante argumentos y estrategias de seducción que pretenden persuadir, también se requiere cautela: medir las propias fuerzas, las del oponente, la personalidad del juez. Orientaciones teóricas Para el tratamiento del tema me baso fundamentalmente en la investigación teórica sobre el papel de la emoción en la argumentación, de Christian Plantin (1998:33), así como en la mayor parte de sus propuestas metodológicas para el análisis. Plantin propone una tópica sustentada en planteamientos retóricos clásicos, en principios de inferencia emocional propuesta por Ungerer, y en categorías lingüísticas de construcción de la emoción de Caffi y Janney, así como el sistema de facetas teorizado por Scherer. Asimismo, me baso en consideraciones teóricas de Patrick Charaudeau (2000:138), quien complementa los planteamientos anteriores al subrayar la dimensión afectiva del sujeto dentro de una intencionalidad, 4 en el marco comunicacional y estratégico del lenguaje de la persuasión. 5 Volviendo a los códices, puede pensarse que el discurso de litigio está ligado, en su nivel estratégico por parte del enunciador, a la noción de pasión expresada en relación con un hecho, “con-pasión” (emoción que comporta asimismo la intención de obtener un efecto de solidaridad por parte del otro, de “com-pasión”) y al mismo tiempo de pasión contenida por la intención de controlar lo pasional en beneficio de lo racional (pruebas, testigos, alegatos 4 Al respecto, Renato Prada (1989:444), en “El discurso testimonio”, anota: “Se dice el discurso para influir en el alocutario, en el receptor; se testifica sobre un hecho para mover al auditorio a tomar partido sobre el mismo. Por esta intencionalidad perlocutiva y la intencionalidad explícitamente referencial a un ‘hecho”, postulado como real y verificable fuera del discurso, el discurso-testimonio pretende siempre una actualidad: se incita a un ‘compromiso’ frente a una situación actual”. 5 De hecho, en su Gramática del sentido y la expresión, Charaudeau (1992:803-835) propone un detallado modelo del modo de organización argumentativa en el discurso. Respecto de la noción de persuasión, conviene referirse a la entrada que Chabrol preparó para el Diccionario de análisis del discurso: Patrick Charaudeau y Dominique Maingueneau (2002), Dictionnaire d’analyse du discours, publicado también en español por Amorrortu en 2005. 180 C U L T U R A Y D I S C U R S O “neutrales”, “verídicos”) a fin de ganar el litigio. Plantin (1998:4) dice que la retórica explota tres tipos de pruebas, de “operaciones discursivas”: enseñar, agradar, conmover (docere, delectare, movere). El esquema estructural de los códices estudiados, atiende, en diversos grados, a las tres operaciones discursivas mencionadas. Hay una narración que informa sobre hechos del pasado; se argumenta y contraargumenta, y se ofrecen pruebas objetivas –nombres, medidas, cantidades. Se recurre asimismo a la descripción o al relato de hechos conmovedores, todo ello en un marco de belleza que muestra que los manuscritos cumplen también con la función de delectare. Estos códices se ubican en el campo de lo ético y de una moral externa que proviene de la cultura original, situada en el pasado. Es el nivel deóntico donde los argumentos dan cuenta de los valores mencionados por Charaudeau (1992:817-833): honestidad, justicia, responsabilidad, esfuerzo, disciplina. Los procedimientos discursivos, sobre todo en el códice de Tepetlaoztoc, son la comparación: calificación y cuantificación detalladísima de tributos, y una especie de descripción narrativa, donde se reitera –dentro de una composición lineal cronológica y asimismo clasificatoria– el sinnúmero de tributos. También se presenta una argumentación implícita cuando al principio de este códice se explica, por ejemplo, lo que los indígenas daban anteriormente al tlatoani indígena del pueblo, comparado con los tributos que tuvieron que dar después, por exigencias del colonizador. Respecto de las condiciones que requiere el fenómeno de “patemización”, de acuerdo con Charaudeau (1998:140), es necesario que exista un “espacio de estrategia” en el cual el sujeto, a partir de una puesta en escena de intención pasional, pueda reforzar o eliminar orientaciones pasionales ya inscritas en el intercambio. Por ejemplo en el códice Cozcatzin, el hecho de que el oponente, preten- dido usurpador de las tierras, haya sido gobernador de la ciudad enemiga de Tenochtitlan, Tlatelolco, permite al enunciador desplegar –en un escenario “pasional”– un largo relato verbal e icónico, donde se subraya el triunfo del rey tenochca Axayácatl sobre el rey tlatelolca Moquihuix, 99 años antes (Anexo 4). En estas fojas (14 v. y 15 r.), unas de las más hermosas y conocidas del códice, se presenta una verdadera puesta en escena: el rey tenochca, airoso y con adusta expresión, vestido con un espectacular adorno de plumas se dirige a Tlatelolco para enfrentar a su enemigo, el rey Moquíhuix, quien lo espera lujosamente ataviado para la guerra. La siguiente foja presenta a Axayácatl 181 L A P A S I Ó N A N T E E L C O L O N I Z A D O R vencedor, al haber llegado al templo mayor de la ciudad de Tlatelolco y vencido a su oponente que simbólicamente aparece desmembrado y ensangrentado al pie del templo. Se establece así una distancia que rompe con el “principio de actualidad” que Charaudeau propone como requerimiento para que pueda obtenerse un efecto de pasión. No obstante, puede pensarse que la distancia permita un exceso emotivo para ojos españoles y tal vez también para el juez indio, pues no se trata de reforzar una orientación pasional que podría ser la de buscar compasión o solidaridad, sino el despliegue de un sentimiento de orgullo, una búsqueda de legitimidad, dentro de ese universo de demanda de justicia. Ese alejamiento del sufrimiento “real” se amplía en una comunicación indirecta como es la del códice, y en el caso del Cozcatzin es mayor puesto que el pleito se refiere a hechos ocurridos 133 años antes. Se hablaría entonces de una emoción diferida. La distancia, dice Charaudeau (2000:143), “impide un verdadero lazo fusional de empatía, entre el sufriente y el espectador. Sólo puede establecerse un lazo de “simpatía”, es decir, un lazo que supone que el simpatizante tenga conciencia de su diferencia con el sufriente”. Me pregunto si en los litigios coloniales se daba una búsqueda de acerca- miento que llegara a la empatía, o sólo el recurso a lo que las normas del momento podían proporcionar como justicia. Parecería difícil encontrar empatía: podría haber un destinatario tal vez compasivo pero difícilmente uno que se identificara con los demandantes, sobre todo si fuese español. Así, en estos códices se constituiría más bien una expectativa del deman- dante en dos etapas para el mismo destinatario que, en este caso, sería el juez indio. Es decir, provocar en él un efecto de compasión para obtener luego la acción. Sin embargo, cabe preguntarse en cuántas ocasiones no se obtuvo ni lo uno ni lo otro, ya que en situación de dominación y de control social, ¿cómo habrán funcionado los fenómenos de empatía y simpatía? Las pasiones de los indios ¿Cuáles fueron las pasiones que movieron los corazones de los indios en los años que preceden a la creación de los códices que trato? 6 Puedo avanzar 6 Un acercamiento a las pasiones de los españoles se encuentra en otro trabajo: Ma. Eugenia Gómez de Mas (2002). 182 C U L T U R A Y D I S C U R S O como hipótesis: la ira, como emoción súbita pero también reconcentrada, acumulada, 7 cuya acción reactiva pudo ser la resistencia. Otra emoción de gran violencia interna como fenómeno reactivo fue el miedo, llevado en ciertos casos a la desesperación, cuya reacción pudo ser la depresión, la sumisión, una acción pasiva que a su vez dio lugar a otras pasiones. ¿Cómo saber? En todo caso, 40 años después de la Conquista, como lo muestran los códices estudiados, aún se mostraron pasiones integradas a la denuncia y a la demanda de justicia. ¿Se trató sólo de estrategia? El litigio, como macroacto argumentativo, muestra cartas y esconde otras en función de su objetivo, lo que complica más el panorama. La razón y la pasión Respecto de la oposición: razón/emoción, el códice Cozcatzin puede ubicarse más cerca del primer polo: es decir, los terrenos expoliados y su causante son solamente señalados, sin calificación alguna. Sólo se dice, en cada caso, que don Diego “se los quitó”. Ahí, la pasión es refrenada, y más bien se desplaza del campo descriptivo de objetos y de la acción reiteradamente señalada de despojo, al relato de hechos pasados en tiempo y espacio, donde se ubica la legitimidad de las tierras en disputa, es decir, el otorgamiento “legal” de ellas a los primeros propietarios 133 años antes, así como las hazañas del rey Axayácatl, quien venció casi 100 años antes del litigio a los tlatelolcas, tal vez simbólicamente representados por don Diego, gobernador y supuesto usurpador. Ahí lo no actual ni cercano permite el exceso emotivo: la sumisión y el sometimiento coloniales parecen desvanecerse cuando se pasa a un terreno de honor y orgullo que se expone. La identidad es subrayada frente al indio noble, don Diego, pero también se dirige a un tercero: los españoles. En el códice de Tepetlaoztoc hay también, aunque de otra manera, ese juego entre la retención y la expresión de la pasión, entre lo racional y lo emocional. 7 Felipe Castro (1996:123) cita al cronista Pérez de Ribas: cuando en el noroeste los indígenas debían discutir asuntos de importancia, “brindábanse las cañitas de tabaco que chupan; y embriagados con este bárbaro humo y encendiendo Satanás el fuego, saltaban centellas de palabras llenas de cólera y rabia”. 183 L A P A S I Ó N A N T E E L C O L O N I Z A D O R Puede decirse de este códice que el efecto de pasión es buscado, en un primer tiempo, en la descripción visual de los agravios físicos (Anexo 5, foja 9, Lámina A). En esa lámina se alude al castigo y paralelamente al tributo en oro pagado (los círculos dorados), tan ilegal como lo era el trato agresivo, en particular hacia los “principales”, por la carga de humillación e incomprensión que comportaba. En un segundo momento, el efecto pasional se busca en la exposición detallada –en más de 100 láminas– de los tributos solicitados ilegalmente, es decir que el despliegue enumerativo y la búsqueda de “perfección” en el trato plástico de los objetos representados no constituye únicamente un despliegue de pruebas, sino que hay un llamado estratégico, una retórica de mostración, una especie de argumento estético. En efecto, el Tepetlaoztoc es un documento de clara denuncia, que no es subrayada con calificativos: la estrategia argumentativa para ganar es la de presentar objetos, detallar acciones, reiterar y dar prueba –en particular a nivel icónico. Se conmueve mostrando y no calificando. La cólera y el orgullo Las revueltas indígenas contra el colonizador tuvieron muy a menudo su origen en la codicia española y “el mal trato”, frase recurrente en los documentos coloniales, que no implica un trato que causa daño o mortifica, como define el diccionario, sino que comporta prácticas de tortura y de muerte, como consigna, entre otros, el códice de Tepetlaoztoc. En las rebeliones tempranas, apunta Felipe Castro (1996), hubieron expresiones de temor, de odio y, al mismo tiempo, de esperanza. También de orgullo, sentimiento muy aparejado a la cólera. La cólera se expresa en diversas acciones: huida, preparación de rebeliones futuras, enfrentamiento armado, silencio. Pero también se muestra en lo verbal. Doy tres ejemplos de escritos diferentes: 1. El culto y refinado señor don Francisco Tenamaztle, tlatoani caxcán de la provincia de Nuchistlán y Xalisco, escribe al Rey de España en 1555: [...] el acostumbrado aspérrimo captiverio y servidumbre que los españoles llaman encomiendas/.../ como si fuéramos bestias del campo /.../ la dicha 184 C U L T U R A Y D I S C U R S O servidumbre, contraria a toda natural justicia, como es ser encomendados a españoles, siendo gente libre, como lo somos [León Portilla, 1995:116]. 8 2. Por su parte, don Pablo Quihue, gobernador rarámuri, era, a decir del cronista F.J. Alegre: [...] demasiadamente verboso y naturalmente elocuente /.../ enemigo oculto de los españoles y tanto más temible cuanto sabía, según las circunstancias, reprimir su rencor y encubrirlo con el más profundo disimulo [Castro, 1996:123]. 3. Al asombrado cronista jesuita Andrés Pérez de Ribas (en 1617), los yaquis le parecían indios de gran estatura que hablaban alto: “con brío, singulares y grandemente arrogantes”, y cuando les dijo el jesuita que no debían hablar en aquel tono arrojado, le contestaron: —¿No ves que soy hiaqui? [Castro, 1996:123]. En el códice Cozcatzin, la cólera se manifiesta transpuesta o aparejada al orgullo, cuando se constituye la isotopía verbal de las tierras que dio: “nuestro señor príncipe emperador Izcohuatzin”, a quienes las ganaron en gestas guerreras. El posesivo “nuestro” y la mención reiterada a un rey muerto y sin vigencia en un régimen colonial, conllevan, probablemente, una carga emotiva de orgullo e indignación. A nivel pictográfico, no se ensalza a Izcohuatzin, cuya mención obedece más bien a una justificación legal, sino como señalé, al rey tenochca Axayácatl –de igual origen que los demandantes– y su triunfo sobre Tlatelolco, ciudad que puede relacionarse simbólicamente con el usurpador don Diego, gober- nador de dicha ciudad. Recordemos que Axayacátzin (Anexo 4) está representado en actitud bélica ataviado con la piel del desollado (cuyas manos y pies cuelgan encima de las suyas). Además de su adorno de plumas de quetzal, lleva un escudo dorado en el brazo izquierdo y una macana en el derecho; porta también orejeras de 8 Una edición más amplia de este trabajo apareció en 2005: Francisco Tenamaztle, primer guerrillero de América. 185 L A P A S I Ó N A N T E E L C O L O N I Z A D O R obsidiana fina, sandalias y ajorcas de oro, su falda jerárquica –bordeada de plumas– y la cabeza coronada –como compete a su alto rango (cf. Valero, 1994:49). Las emociones que Charaudeau (2000:150) ubica en la categoría “dolor”, dentro de la oposición dolor-felicidad, como el orgullo herido, la tristeza, la vergüenza, la humillación, pueden apreciarse en este códice, a nivel icónico y verbal. La descripción del cuerpo físico que experimenta esas fuertes emociones puede verse también en las fojas de la caída de Tlatelolco, en las que dos cautivos lloran y se deprimen ante la derrota de su rey y su ciudad. Si bien la emoción es contenida a nivel pictográfico, salvo los ejemplos mencionados, en la apelación final escrita en español al virrey puede constatarse una airada acusación al oponente: Don Diego tiránicamente com poco temor de Dios nos las quitó (las tierras) por la fuerça, algunas echando hen la cárcel, a otros desterrados, y a otros dándoles tormentos y otras muchas molestias. Siendo nuestras conforme a derecho [Anexo 6, foja 9 v.]. Paralelamente, se busca la compasión mediante argumentos que parece- rían contradictorios: la minimización de los propietarios actuales por un enunciador plural: “bien sabe vuestra Señoría Ilustrísima la esterilidad de esta tierra [...] y la pobreza grande nuestra” (foja 10 r.), pero al propio tiempo se opone el argumento del derecho jurídico a las tierras por la legitimidad a través del honor y la herencia, nociones y emociones a la vez de gran vigencia, no sólo entre los indios, sino también entre los españoles. Dicen los indios: [...] estas tierras que nuestros padres nos dejaron, carecer de lo que nuestros padres poseyeron y a poder de armas ganaron, dexando gloria a los siglos venideros, de que nosotros gloriarno querríamos [Anexo 6, foja 10 r.]. 9 9 Fray Diego Durán (1995:146) relata en 1581 que cuando el ejército mexica de Izcóatl venció a los tepanecas de Cuyuacan, los sacerdotes y todo el pueblo ensalzaron “mucho el poder, la dignidad y aumento de la potencia mexicana, la qual empresa no era de menospreciar sino de poner en hystoria y hacer memoria de la gloria della por ser cosa tan importante al nombre mexicano de donde podria redundar grandes honores [...]”. Izcóatl reconoció el esfuerzo y ánimo valeroso de sus soldados y les preguntó cómo querían que se hiciera el reparto de tierras: “vuestras son todas: vosotros las ganastes, yo soy muy contento de que se os den y se os repartan y os entregueis en ellas como cosa propia”. 186 C U L T U R A Y D I S C U R S O Como puede apreciarse en este ejemplo, de acuerdo con las propuestas metodológicas de Plantin (1998) para la “recuperación” de emociones, las pasiones y/o lo que las provocan pueden considerarse como ira, violencia, injusticia, agresión física, orgullo. Y una referencia táctica, en ese mundo colonial, seguramente eficaz: [...] com poco temor de Dios Nuestro Señor / nos las quitó. Respecto de las tres citas anteriores, cabe hacer referencia al artículo de P. Charaudeau: Identité sociale et identité discursive, le fondement de la compétence communicationnelle (en prensa), donde presenta la problemática de la identidad, su complejidad y componentes. Subraya el juego necesario en la cristalización de la identidad, de semejanza/diferencia entre yo mismo y el Otro, lo que da lugar a movimientos de atracción y de rechazo, particularmente claros en situaciones de dominación, como la que vivieron los autores de los códices que analizamos. La identidad social de los demandantes En el códice Cozcatzin, siempre dentro de una función argumentativa, pode- mos decir que: por una parte, se trata de indios que aceptan su identidad social presente (devaluada), de conquistados por el poder español, y en tal medida hacen explícita esa identidad, reforzada discursivamente por expresiones como: “Nos, los indios naturales desta ciudad de México, desta Nueba España /.../ Pedimos y suplicamos a vuestra Señoría Ilustrísima mande se nos den las dichas tierras [...]” (Anexo 6, fojas 9 v. y 10 r.). Se trata de un ethos que pudo ser aceptado o no, pero fue ejercido estratégicamente como argumento ad misericordiam, como un llamado a la piedad. Por otra parte, para fundamentar la legalidad de la demanda y la legiti- midad de los demandantes, se recurre a la identidad social (valorada) de los ancestros, cuyos derechos se pretende sean extensivos por ascendencia, y vigentes en el presente. El “somos porque fuimos” se apoya en la identidad social y discursiva sustentada en la genealogía. Habría así un ethos ancestral desconocido por el colono, pero sí conocido por el juez indio. 187 L A P A S I Ó N A N T E E L C O L O N I Z A D O R Este ethos diferido, que pretende influir en la demanda, se une al pathos actualizado que evidencia un sentimiento de orgullo y un llamado a la justicia. En el Tepetlaoztoc hay una actitud menos explícitamente iracunda, pero también otras expresiones pasionales, como el orgullo y el miedo. El miedo En situación de colonización y en este juego de actitudes ¿habría tal vez la dialéctica pasional de la que habla R. Bodei (1995:73), del miedo y la esperanza, “dos pasiones de incertidumbre”?, que implican la duda, la vacilación, la incertidumbre, la turbulencia negativa, el peligro o la espera de salvación ante un mal o un bien considerados como que se aproximan. Al respecto, véase el interesante artículo de E. Eggs (2002), “Logos, ethos, pathos l’actualité de la rhétorique des passions chez Aristote”, donde discute a dos autores alrededor de emociones y descripciones semánticas de términos como la humillación, el miedo, la cólera, la vergüenza. Por su parte, P. Charaudeau (2000:150) incluye el miedo en su categoría de angustia como algo que representa un peligro para el sujeto (aunque debe decirse que no necesariamente proviene de un actante-objeto desconocido). Para los mexicas el miedo debió movilizar representaciones negativas de amenaza: plagas, guerra, muerte, desaparición del sol, y en situación de conquista: mi muerte, la de mi mundo, como bien lo ejemplifica el códice de Tepetlaoztoc. No obstante, en ese códice el miedo es mostrado como una realidad factual, a la que por cierto se opone, de manera complementaria, la resistencia, la oposición, con una cierta carga de esperanza. 10 10 Asimismo, Charaudeau (2000:125-155) aborda en su artículo temas clave para el tratamiento de la pasión, como el grado de universalidad, la especificidad cultural, la orientación accional y la racionalidad. 188 C U L T U R A Y D I S C U R S O El miedo en el Tepetlaoztoc Este apartado bien podría subtitularse: “Voracidad y desprecio del colonizador frente a obediencia y resistencia del colonizado”. Es esa, en efecto, la impresión que parece que con el códice se deseaba producir. En el Tepetlaoztoc se explica a menudo que los delicados y costosos tributos en joyas y en oro, así como la construcción de grandes casas y molinos –incluyendo gratuitamente materiales, mano de obra y manutención–, el servicio cotidiano y el servicio personal gratuito en las estancias del enco- mendero, además de innumerables cantidades de prendas y productos alimenticios, se tuvo que hacer por miedo. Miedo al castigo, la exigencia, el trabajo excesivo, la humillación, la muerte. En suma, ante la ilegalidad y la injusticia extremas. Dicen los indios: [...] e porque no se recogia el tributo tan presto como queia dicho fator, un criado suyo que se llamaba luis vaca maltrato dos prencipales dandoles de coces y palos sobrello e de miedo le dieron una joya de oro mas de lo que heran obligados / de aquí adelante les enpezaron a hazer malos tratamientos [cf. foja 15 Lam. B]. El miedo es permanente, a menudo no se requieren mayores muestras de amenaza pues se instala una acción mecánica originada en acciones pasadas. Es la reacción típica del sometimiento. Se dice más adelante en el códice: “el dicho Luys Vaca mandó a los dichos yndios que le hiziesen una casa en Mexico y ellos de miedo la hizieron”. Sin embargo, al miedo hay que alimentarlo con nuevas agresiones y amenazas. En el cuarto año de la encomienda de Salazar, les dijo éste a los indios que iba a España, los amenazó “e de miedo” le dieron 40 tejuelos de oro, espejos y una caja con dos esmeraldas además de un águila de oro. Entregaron igualmente 15 joyas de oro fino, doce penachos de pluma y oro, y 9 mantas de plumas de colores (cf. fojas 18 a 21, Lam. A y B). En el viaje a pie que hicieron los indios de Tepetlaoztoc a Veracruz para llevar lo anterior y mucho más, por ejemplo 40 mil cargas de maíz, 16 mil granos de cacao, 700 gallinas, murieron 220 indios macehuales –es decir, gente del pueblo– y 8 principales –es decir, nobles. 189 L A P A S I Ó N A N T E E L C O L O N I Z A D O R En el Tepetlaoztoc el miedo a veces es explicado, aunque también va implícito en la acción del agresor, que es mostrada y reiterada, así como la reacción de la víctima. El miedo se evidencia en la expresión pictográfica, al ser pintadas las torturas, malos tratos y muertos. También se externa verbalmente, como consecuencia de “los malos tratamientos”. El miedo se muestra para probar, denunciar, y ejercer una influencia sobre el interlocutor. En ese sentido, no hay que olvidar que la agresión dibujada en la pictografía constituye también una estratagema del enunciador: una estrategia de captación en la mostración dramática de castigos, sangre, humillación, y una estrategia de credibilidad, dado que el mostrar en la “pintura” equivalía a un compromiso de verdad: se dice que los indios piden al rey que “vea los agravios [...] en lo pintado en este libro para que su magestad les haga merced de vello e remediarlo”. Respecto de esas estrategias, refiero el artículo de Charaudeau (1997:73- 80). Ahí se pretende –entre otras cosas– que la identidad discursiva, en interacción con la identidad social previa, es construida por el sujeto hablante en función de su necesidad de ser creído (credibilidad), para lo que se realizan diversos movimientos (neutralidad, distanciación, como en el Cozcatzin, con una actitud demostrativa, como en el Tepetlaoztoc), y de acercar al interlocutor hacia su proyecto de intencionalidad (captación), donde, en los dos códices, hay otras actitudes discursivas: persuasión –con mayor recurso a la razón–; seducción y dramatización –con el recurso más claro a la emoción. Esta identidad discursiva es construida a partir de la organización enunciativa, los diferentes modos de ejercer de palabra, y el manejo de imaginarios socio- discursivos. En tal sentido subrayo la importancia de movimientos, operaciones discursivas y fenómenos expresivos de carga semántica en estos manuscritos, que evidencian intenciones y necesidades de influencia sustentadas en identidades sociales. Todo ello dentro de una interacción litigiosa –un contrato comunicativo, en términos de Charaudeau– que se instaura en una situación de comunicación de disimetría: colonizados y colonizadores. Volviendo al tema del miedo en el Tepetlaoztoc, y considerando la diada emocional miedo-esperanza, de Bodei (1995:73), hay que decir que la espe- ranza no es explícita, pero se muestra indirectamente en la factura del códice, en la precisión de los datos tributarios, en la mímesis de la pintura con el objeto tributado, iniciándose con la súplica: la esperanza de los indios de que, 190 C U L T U R A Y D I S C U R S O tal vez el rey les hará caso después de haberlo intentado en diversas instancias jurídicas coloniales. El orgullo identitario se manifiesta asimismo: se apoya en la obediencia, a pesar de la injusticia y, a nivel icónico, en la calidad y cantidad de tributos. El Tepetlaoztoc se centra en la denuncia reiterada y en la pasión más bien contenida e implícita. En la indignación ante la humillación (pasión más ubicada en los niveles ético y deóntico) y en la cólera ante la injusticia reiterada, más cercana al rencor acumulado que a la expresión momentánea. El pueblo de Tepetlaoztoc denuncia por medio de su códice, como lo hizo otras veces, en sesiones de negociación entre el gobernador indio y el encomendero español, o ante el virrey, la Real Audiencia, los oidores españoles, el Consejo de Indias, y ahora el Rey. Conclusiones Como vimos, en los dos códices aparecen interrelaciones relativamente complejas en lo concerniente a identidad, reivindicación, aceptación o rechazo al Otro, redefinición identitaria, además del recurso argumentativo al pasado y al presente. Todo lo cual (teñido por componentes pasionales de diversa intensidad) bien pudo ser estratégico. La identidad propia se conforma en función de la del Otro, dentro de un movimiento de contraste, de comparación, e incluso de oposición. Este fenómeno de ubicación se dio con mayor fuerza dentro de una situación de pérdida de valores culturales propios, ante una disimetría de poder. Por ello tal vez, en el Cozcatzin, la identidad valorada –los antepasados– es reivindicada, para los ojos externos de los españoles, por lo menos a nivel argumentativo, pero hay otra reivindicación identitaria, esta vez interna, en relación con el mundo prehispánico: las normas, valores y representaciones de un pasado que debía bastar a un juez indio para proceder a favor de los demandantes. Puede hablarse, en ambos códices, con más o menos peso entre ellos, de un cierto juego entre identidades y discursos y entre acciones del presente y del pasado, bajo el signo de la legitimidad. En el Cozcatzin se subraya, por una parte, la identidad valorada de los primeros propietarios tenochcas, que se extiende hasta los propietarios coloniales 191 L A P A S I Ó N A N T E E L C O L O N I Z A D O R del momento, pretendidamente legales. Se esgrime el argumento de la identidad indígena, a través de la genealogía (identidad geocultural previa –referencia al pasado tenochca), rechazando indirectamente el nuevo papel del usurpador indio don Diego, gobernador de Tlatelolco bajo el régimen colonial (identidad socioinstitucional del presente), al subrayar que en el pasado Tenochtitlan venció a Tlatelolco ¿con lo que se pretende influir en el juez indio? Se encuentra otro rechazo identitario, por parte de los demandantes, dirigido a los propietarios, supuestamente ilegales del momento, favorecidos por don Diego, donde hay una identidad puesta en duda –puesto que no proceden de los militares que recibieron los predios por hazañas en campaña– y un rechazo también basado en el argumento geocultural: “no son de esta ciudad”. Paralelamente, en una redefinición de identidades frente al nuevo poder, hay la aceptación de la identidad discursiva y social del gobierno colonial nuevo y de la propia: ya no se es guerrero sino demandante. Esta nueva identidad es sin embargo inestable, en la medida en que todavía se recurre al argumento de la identidad perdida. Esta aparente paradoja se resuelve si se piensa en que los discursos y argumentos van dirigidos por lo menos a dos destinatarios distintos: el virrey y el juez indio, que ocupan posiciones preferenciales distintas en las varias secciones del códice. Es claro que la consideración de un destinatario implica una definición identitaria: eres X y yo soy Y, y no al revés. Dentro de esa red de relaciones entre yo, tú y el tercero, 11 el sujeto discursivo sitúa su identidad. Esa identidad retrotraída al presente podría parecer perdida 12 en el Tepetlaoztoc; sin embargo, también se recurre como argumento al pasado tributario de los antepasados, súbditos del rey Cocopin y a la legalidad de dicha práctica, antes de la Conquista. Ese pasado reivindica el presente ante el 11 Dichas interrelaciones han sido abordadas y discutidas por Fernando Castaños en diferentes foros. Un trabajo previo sobre este tema se encuentra en Ma. Eugenia Gómez de Mas (2004). 12 Respecto de la pérdida identitaria y su recomposición, Enrique Florescano (1987:360- 370) apunta que hacia la segunda mitad del siglo XVIII la mayoría de las poblaciones indígenas “ya había perdido la noción de pertenencia a una comunidad étnica más amplia, con excepción de caciques e indios principales [...] la mayoría de los pueblos carecía de un relato articulado que uniera su presente con el pasado indígena”. La cohesión social se daba mediante la mezcla de tradiciones indígenas y españolas. 192 C U L T U R A Y D I S C U R S O proceder colonial: “somos porque fuimos”, en el Cozcatzin, y “somos porque cumplimos”, en el Tepetlaoztoc. En este códice se rechazan la ilegalidad de las acciones del encomendero, y la ilegalidad de la identidad del agresor: el propio encomendero, o el criado o mayordomo, a partir del argumento del rango de principales y del cumplimiento del deber del pueblo, contra el exceso y abuso del Otro. En ambos casos se establece una relación entre identidades, hechos y discursos, entre las acciones del pasado y del presente, con miras a un futuro que se desea promisorio. Así como el Cozcatzin se ubica bajo el signo de la legitimidad (y el honor), noción asociada a un comportamiento valorado, por cierto, en las dos culturas (cfr. Prieto, 1992), el Tepetlaoztoc (Castro, 1996:123) se sitúa bajo el signo de la legalidad (y el orgullo). La constelación emotiva colonial construida por sujetos cultural, social y económicamente dispares, en ese momento histórico, en ese tiempo y ese espacio específicos, dentro de la situación social colonial, que los distingue y los separa, se muestra en sustentos normativos y en valoraciones socialmente adjudicados de gran vigencia no sólo dentro del grupo social colonizador, sino también compartido por los colonizados. Así, las emociones parecen “evolucionar” en función de imaginarios basados en dichos factores; dicho de otro modo, la definición, importancia y valor social de ellas, cambia en el tiempo y en el espacio, en función de las culturas que las sustentan. Para terminar, deseo subrayar que en estos bellos manuscritos, a la agresión y el miedo se opuso la cólera, o la paciencia, y la resistencia, insistentemente. Así como Izcóatl, el rey al que se alude en el Cozcatzin, mandó quemar los códices anteriores a su reinado (1427-1440), a fin de reescribir el pasado y que la historia correspondiera a su interpretación (Florescano, 1994:154), la extrema violencia de la dominación española, explica también la pérdida de identidad que, no obstante, encontró vías de flujo mediante una práctica de defensa de la propiedad territorial: los llamados “códices de tierras”, que han permitido, hasta la fecha, dar cohesión a la comunidad a partir de la defensa de esos derechos comunitarios. Los códices, como medio para consignar el pasado y resguardar el futuro, no sólo muestran, hablan también –los pocos que quedaron. Se sirven de un lenguaje que no entendemos fácilmente porque se sustenta en otra manera 193 L A P A S I Ó N A N T E E L C O L O N I Z A D O R de pensar el mundo, de interpretar la realidad, de mirar al futuro, que fue cortado de cuajo. No obstante, como escribió en el siglo XVI el fraile español Diego Durán (1995:70): no hay que olvidar: [...] “los claros y delicados ingenios” de los indios “para que las antiguas alabanças turasen para siempre con perpetua memoria [...] adornándolas con hermosura de raçones [...] para que su memoria turase para siempre. Bibliografía Beristáin, Helena (1997), Diccionario de retórica y poética, Porrúa, México. Bodei, Remo (1995), Geometría de las pasiones. Miedo, esperanza, felicidad: filosofía y uso político, FCE, México. Castro, Felipe (1996), La rebelión de los indios y la paz de los españoles, CIESAS-INI, México. Charaudeau, Patrick (1992), Grammaire du sens et de l’expression, Hachette, París. —— (1997), Le discours d’information médiatique. La construction du miroir social, Nathan, París. —— (1998), “Las grandes problemáticas del análisis del discurso”, ELA, México, núm. 27, pp. 11-28. —— (2000), “Une problématisation discursive de l’émotion. A propos des effets de pathémisation á la télévision”, en Plantin, C., Doury, M y Traverso, V. (eds.), Les émotions dans les interactions, PUL, Lyon, pp. 125-156. —— y Maingueneau, Dominique (2002), Dictionnaire d’analyse du discours, Seuil, París. Charaudeau, Patrick y Rosa Montes (eds.) (2004), La voix cachée du tiers: les non-dits du discours, L’Harmattan, París. Durán, Fray Diego (1867), Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firme, Cien de México, México, 1995. Eggs, Ekkehard (2000), “Logos, ethos, pathos l’actualité de la rhétorique des passions chez Aristote”, en Plantin, Christian, Doury, Marianne y Traverso Véronique (eds.), Les émotions dans les interactions, Presses Universitaires de Lyon, Lyon, pp. 15-31. Florescano, Enrique (1987), Memoria mexicana, FCE, México, 1994 Garibay K., Ángel Ma. (1962) (selección, versión, introducción y notas), Poesía indígena de la altiplanicie, UNAM, México. 194 C U L T U R A Y D I S C U R S O Gómez de Mas, Ma. Eugenia (2002), “Códices coloniales en contexto: las pasiones de los conquistadores”, Estudios de lingüística aplicada, UNAM, México, núm. 36, diciembre , pp. 79-104. —— (2004), “ Le tiers dans le Cozcatzin, codex litigieux mexicain du XVI siècle”, en Charaudeau, Patrick y Rosa Montes (eds.), La voix cachée du tiers: les non-dits du discours, L’Harmattan, París [versión española de este trabajo: Montes, Rosa Graciela y Charaudeau Patrick (coords.) (2009), El “Tercero”, fondo y figura de las personas del discurso, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México, pp. 221-248]. Grice, Paul H. (1979), “Logique et conversation”, Communications, núm. 30, Seuil, París León Portilla Miguel (1995), La flecha en el blanco. Francisco Tenamaztle y Bartolomé de las Casas en lucha por los derechos de los indígenas 1541-1556, El Colegio de Jalisco/Diana, México. —— (1972), Trece poetas del mundo azteca, SEP Setentas, México Plantin, Christian (1998), “Les raisons de l’émotion”, en Bondi, M. (ed.), Forms of argumentative discourse. Per un analisi linguistico dell argumentar, Universidad de Bologna, Boloña. ——, Doury, Marianne y Traverso Véronique (eds.) (2000), Les émotions dans les interactions, Presses Universitaires de Lyon, Lyon. Prada, Renato (1989), “El discurso testimonio”, en El discurso-testimonio y otros ensayos, UNAM, México. Prieto Inzunza, Angélica (1992), La pasión en las crónicas, Plaza y Valdés, México. Valero, Ana R. de García L. (1994), Códice Cozcatzin, estudio y paleografía, paleografía y traducción de los textos nahuas de Rafael Tena, INAH/BUAP, México. Valle, Perla (1994), Códice de Tepetlaoztoc (Códice Kingsborough), Estudio, El Colegio Mexiquense, México. Recibido el 14 de marzo de 2009 Aceptado el 25 de julio de 2009 ANEXOS 1. Tepetlaoztoc, Foja 25, Lámina B. 2. Cozcatzin, Foja 3 v. 3. Cozcatzin, Foja 4 r. 4. Cozcatzin, Fojas 14 v. y 15 r. 5. Tepetlaoztoc, Foja 9, Lámina A. 6. Cozcatzin, Fojas 9 v. y 10 r. Dominique Maingueneau** VERSIÓN 24 • UAM-X • MÉXICO • 2010 • PP. 203-225 El enunciador encarnado La problemática del Ethos* Curiosamente, la recuperación del interés en la problemática del ethos no se dio inicialmente en el marco de la retórica, sino a través de la lingüística del discurso. En lo que se refiere a Francia, fue hasta 1984 que se comenzó a explotar la noción ethos en términos pragmáticos o discursivos: en la obra de O. Ducrot, quien lo integró a una reflexión sobre la subjetividad enunciativa (Ducrot, 1984:201) y en mi propio trabajo, en el que he formulado una teoría en el marco del análisis del discurso (Maingueneau, 1984, 1987, 1999). En 1996 publiqué en esta misma revista Versión, una breve síntesis, la primera, sobre la problemática del ethos (Maingueneau, 1996); aunque ésta no se ha modificado en sus líneas generales, ha registrado una serie de avances en distintos aspectos. Por ello me ha parecido de utilidad proponer otra presentación, que ha tomado en cuenta diferentes aportaciones teóricas y que presenta ejemplos más diversificados. Palabras clave: ethos, garante, escena de enunciación, ethos discursivo. Curiously, the recovery of the interest in the problematic of the ethos was not introduced initially in the framework of Rhetoric studies, but in the field of discourse linguistics. As far as France is concerned, it was not until 1984 that the notion of ethos was explored in pragmatic or discursive research: in the work of O. Ducrot, who linked it to a reflection on subjectivity in enunciation (Ducrot, 1984:201) and in my own work, in which I have formulated a theory in the frame of discourse analysis (Maingueneau, 1984, 1987, 1999). In 1996, I published in this academic journal, Version, a brief synthesis, the first one, on the problematic of ethos (Maingueneau, 1996); although this one has not been modified in its general lines, it has experienced a series of developments in different * Traducción: Ramón Alvarado. ** Université Paris XII, Institut Universitaire de France [
[email protected]]. 204 O T R A S V O C E S I EL INTERÉS CRECIENTE en el ethos está ciertamente ligado a la evolución de las condiciones de ejercicio de la palabra en el dominio público, en particular aquellas sometidas a la presión de los medios audiovisuales. El centro de interés de los analistas de la comunicación se ha desplazado, de las doctrinas y aparatos ligados a éste, a la presentación de sí –al look– y a la expresión de los afectos. Esta evolución ha ido aparejada con la imbricación de todo proceso persuasivo en una determinación específica del cuerpo en movimiento: esto es particularmente claro en el campo de la publicidad, en el cual se ha pasado del mundo de los “anuncios” a aquel del “comercial publicitario”: el anuncio proponía argumentos para apreciar las bondades de un producto, el comercial pone en un primer plano el cuerpo imaginario de la marca que supuestamente define el origen del enunciado publicitario. Uno de los principales obstáculos que encontramos cuando se pretende trabajar con la noción de ethos es que ésta es marcadamente intuitiva y, en consecuencia, puede aprehenderse de un modo muy difuso. La idea de que al tomar la palabra el hablante activa en sus destinatarios cierta representación de sí mismo, que él pretende controlar, es un tanto trivial. Desde el momento en que el ethos constituye una dimensión de todo acto de enunciación, nos sentimos tentados a recurrir a éste para todo propósito. Tal como lo escribe A. Auchlin: [...] la noción de ethos es una noción cuyo interés es esencialmente práctico, y no es un concepto teórico claro [...] En nuestra práctica de habla ordinaria, el ethos responde a cuestiones empíricas que tienen la particularidad de ser más o menos co-extensivas a nuestro propio ser, relativas a una zona íntima y poco explorada de nuestra relación con el lenguaje, en la cual nuestra identificación está a tal punto implicada que se ponen en juego estrategias de protección [2001:93]. aspects. That is why, it seemed to be useful to submit another presentation, that takes into account different theoretical contributions and offers more varied examples. KEY WORDS: ethos, warrant, scene of enunciation, discursive ethos. 205 E L E N U N C I A D O R E N C A R N A D O En estas condiciones, si realmente queremos hacer operativo este concepto, estamos obligados a inscribirlo en una problemática precisa, privilegiar tal o cual de sus facetas, en función a la vez del corpus que nos proponemos analizar y de los objetivos de investigación que llevamos a cabo, y también en función de una disciplina, o sea de la corriente al interior de dicha disciplina en la que se inscribe la investigación. El ethos rétorico Cuando se alude al ethos, acostumbramos hacer un rodeo por la retórica antigua, y más precisamente por la Retórica de Aristóteles. Pero nosotros no vivimos en el mismo mundo de la retórica antigua y el habla no se encuentra determinada por los mismos dispositivos; además, lo que era una disciplina única, la retórica, en la actualidad se ha dispersado en diversos campos de investigación. Al escribir la Retórica, Aristóteles pretendía presentar una techné que buscaba examinar no lo que es persuasivo para tal o cual individuo, sino para tal o cual tipo de individuos (1356b:32-33). 1 Para él, la prueba mediante el ethos consiste en lograr una buena impresión a partir de la forma en que uno construye su discurso, en dar una imagen de sí capaz de convencer al auditorio ganando su confianza. El destinatario debe atribuir así ciertas propiedades a la instancia propuesta como el origen del acontecimiento enunciativo. Este ethos está ligado a la enunciación misma, y no a un saber extradiscursivo sobre el hablante. Éste es un punto esencial: Persuadimos mediante el carácter [= ethos] cuando el discurso es de tal naturaleza que hace al orador digno de fe; porque la gente honrada nos inspira una mayor confianza y más expedita sobre todas las cuestiones en general, y da plena confianza sobre aquellas cuestiones que no se tienen por ciertas y dejan lugar a dudas. Pero es necesario que esta confianza sea un efecto del discurso, no de las percepciones sobre el carácter del orador [1356a:5-6]. 2 1 Citamos aquí la traducción de M. Dufour (Les Belles-Lettres, 1967). 2 El subrayado es nuestro. 206 O T R A S V O C E S La eficacia del ethos se debe así al hecho de que éste engloba en cierto modo la enunciación sin estar explicitado en el enunciado. En 1984, Oswald Ducrot conceptualizó este ethos retórico en términos pragmáticos, a partir de una distinción entre “hablante L” [= el hablante apre- hendido como enunciador] y “hablante - lambda” [= el hablante aprehendido como ser del mundo], que cruza aquella de los pragmáticos entre mostrar y decir; el ethos se muestra en el acto de enunciación, no se dice en el enunciado. Por su naturaleza permanece en un segundo plano de la enunciación, debe ser percibido, pero no debe ser objeto del discurso: No se trata de las afirmaciones elogiosas que el orador pueda hacer sobre su propia persona en el contenido de su discurso, afirmaciones que por el contrario corren el riesgo de chocar al oyente, sino de la apariencia que le confieren sobre su modo de hablar, la entonación, calurosa o severa, la selección de las palabras, de los argumentos... En mi terminología, diré que el ethos está ligado a L, el hablante en tanto tal: en tanto que es él el origen de la enunciación que se ve dotada de ciertos caracteres y que, como una consecuencia, vuelven esta enunciación ya sea aceptable o reprobable [Ducrot, 1984:201]. El destinatario atribuye a un hablante inscrito en el mundo aquellos rasgos que son en realidad producidos en el discurso, ya que están asociados a una manera de decir. Para ser más precisos, intervienen también en su elaboración los datos exteriores a la palabra propiamente dicha (mímica, vestimenta...). La prueba mediante el ethos produce un efecto: [...] todo aquello que, en la enunciación discursiva, contribuye a proyectar una imagen del orador destinada al auditorio. Tono de voz, modo de hablar, selección de las palabras y argumentos, gestos, mímica, mirada, postura, atavío, etcétera, son los signos, elocutorios y oratorios, de vestimenta y simbólicos, mediante los cuales el orador ofrece de sí mismo una imagen psicológica y sociológica [Declercq, 1992:48]. No se trata entonces de una representación estática y bien delimitada, sino más bien de una forma dinámica construida por el destinatario a través del mismo movimiento de la palabra del hablante. El ethos no actúa en primer plano, sino de modo lateral, implica una experiencia sensible del discurso, moviliza la afectividad del destinatario. Se entiende que en la tradición retórica 207 E L E N U N C I A D O R E N C A R N A D O el ethos haya sido considerado a menudo con ciertas reservas: al presentarse como muy eficaz, incluso a veces más que el logos, los argumentos propiamente dichos, inevitablemente se le atribuyó la responsabilidad de invertir la jerarquía moral entre lo inteligible y lo sensible, el pensamiento y la emoción, pero también entre el ser y el parecer, ya que en su propia palabra el orador puede recurrir a un ethos mentiroso. Algunas dificultades vinculadas a la noción El ethos está vinculado fundamentalmente al acto de enunciación, pero no podemos ignorar que el público también se construye representaciones del ethos del enunciador antes de que tome la palabra. Es entonces necesario establecer una distinción de principio entre ethos discursivo y ethos prediscursivo. Ciertamente, se encuentran tipos discursivos o circunstancias en las cuales el destinatario no puede disponer de representaciones previas del ethos del hablante: como cuando se lee un texto de autor desconocido. Pero sucede de otro modo en el campo político o en la prensa “people”, por ejemplo, donde la inmensa mayoría de los hablantes, constantemente presentes en la escena mediática, están asociados con un ethos prediscursivo que cada enunciación puede confirmar o invalidar. Otra serie de problemas se deriva del hecho de que en la elaboración del ethos interactúan fenómenos de órdenes muy diversos: los indicios en los cuales puede apoyarse el intérprete para identificar un ethos van desde la selección del registro de lengua, de las palabras o de un acento regional ligado a la planificación textual, pasando por el ritmo o la intensidad... El ethos se elabora así mediante una percepción compleja que moviliza la afectividad del intérprete extrayendo sus informaciones del material lingüístico y del entorno. Pero es más complicado: si se dice que el ethos es un efecto del discurso, podemos así delimitar lo que depende del discurso; pero es mucho más evidente en un texto escrito que en una situación de interacción oral. En un acto de comunicación siempre hay elementos contingentes, con respecto a los cuales es difícil decir si forman parte o no del discurso, pero que influyen en la construcción que el destinatario hace del ethos. Es, en última instancia, una decisión teórica saber si se debe remitir el ethos al material propiamente verbal, otorgando todo el poder a las palabras, o si se deben integrar –y en qué 208 O T R A S V O C E S medida– otros elementos como la vestimenta del hablante, sus gestos, incluso todo el marco de la comunicación. El problema es muy delicado ya que el ethos, por naturaleza, es un comportamiento, que, como tal, articula lo verbal y lo no verbal para provocar en el destinatario efectos multisensoriales. Por otra parte, la noción de ethos remite a cosas muy diferentes según se considera desde el punto de vista del hablante o desde el punto de vista del destinatario: el ethos que se busca no es necesariamente el ethos producido. El profesor que quiere dar una imagen de seriedad puede percibirse como alguien aburrido, el hombre político que quiere suscitar la imagen de un individuo abierto y simpático puede ser percibido como demagogo. Los fracasos en materia de ethos son moneda corriente. En la misma concepción que tenemos del ethos existen amplias zonas de variación. Antoine Auchlin (2001) señala algunas: • El ethos puede concebirse como algo más o menos carnal, concreto, o más o menos “abstracto”. Todo depende por cierto del modo en que se traduce el término ethos: carácter, retrato moral, imagen, costumbres oratorias, apariencia, aire, tono... Podemos también privilegiar la dimensión visual (“retrato”) o musical (“tono”), la psicología popular (“carácter”)... • El ethos puede concebirse como algo más o menos sobresaliente, manifiesto, singular vs colectivo, compartido, implícito e invisible. Algunos autores, como C. Kerbrat-Orecchioni, asocian la noción de ethos con los hábitos de habla compartidos por los miembros de una comunidad: En efecto, podemos suponer razonablemente que los diferentes comporta- mientos de la misma comunidad obedecen a determinada coherencia profunda, y esperaramos que su descripción sistemática permita desprender el “perfil comunicativo”, o ethos, de esta comunidad (es decir su manera de comportarse y de presentarse en la interacción –de un modo más o menos caluroso o frío, próximo o distante, modesto o sin modestia, “desinhibido” o respetuoso del territorio del otro, susceptible o indiferente a la ofensa, etcétera) [Kerbrat-Orecchioni, 1996:78]. Sin embargo, podemos coincidir en algunos principios básicos, sin prejuzgar sobre el modo en el que eventualmente podrán ser explotados en las diversas problemáticas del ethos: 209 E L E N U N C I A D O R E N C A R N A D O • El ethos es una noción discursiva, se construye a través del discurso, no es una “imagen” del hablante exterior a la palabra. • El ethos está profundamente vinculado a un proceso interactivo de influencia de otro • Es una noción (socio/discursiva) fundamentalmente híbrida, un compor- tamiento socialmente evaluado, que no puede ser aprehendido al margen de una situación de comunicación precisa e integrada a determinada coyuntura socio-histórica. II Personalmente, trabajo esta noción de ethos en el marco del análisis del discurso. La perspectiva que yo defiendo excede con mucho el campo de la argumentación. Más allá de la persuasión mediante los argumentos, la noción de ethos permite en efecto reflexionar sobre el proceso más general de la adhesión de los sujetos a determinado discurso. Fenómeno particularmente evidente cuando se trata de discursos tales como la publicidad, la filosofía, la política, etcétera, que –a diferencia de aquellos que dependen de géneros “funcionales” como los formularios administrativos o los manuales– deben ganar a un público con el que no se cuenta de antemano. El “garante” En mi concepción, la noción de ethos, además del lazo crucial que mantiene con la reflexividad enunciativa, permite articular cuerpo y discurso más allá de una oposición empírica entre lo oral y lo escrito. La instancia subjetiva que se manifiesta a través del discurso no se puede contemplar únicamente como un estatuto (profesor, profeta, amigo...) sino como una “voz”, indisociable de un cuerpo enunciante históricamente especificado. La retórica tradicional asoció estrechamente el ethos a la elocuencia, a la situación de la palabra pública (asamblea, tribunal...); para nosotros, en lugar de reservarlo a la oralidad, solemne o no, preferimos extender su alcance a todo tipo de textos, tanto escritos como orales. Todo texto escrito, aunque lo niegue, posee una “vocalidad” que puede manifestarse a través de una multitud de 210 O T R A S V O C E S “tonos” diversos, ellos mismos asociados a una caracterización del cuerpo del enunciador (y no, desde luego, del cuerpo del hablante extradiscursivo), a un garante construido por el destinatario a partir de los indicios que libera la enunciación. El término de “tono” presenta la ventaja de que es igualmente válido para lo escrito como para lo oral. En esta perspectiva, optamos entonces por una concepción del ethos que recubre no sólo la dimensión verbal, sino también el conjunto de las determinaciones físicas y psíquicas asociadas al “garante” a través de las representaciones colectivas estereotipadas. A este “garante” se atribuye así un “carácter” y una “corporalidad”, cuyo grado de precisión varía según los textos. El “carácter” corresponde a un conjunto de rasgos psicológicos. En cuanto a la “corporalidad”, se asocia con una complexión física y con una manera de vestirse. Más allá, el ethos implica una manera de moverse en el espacio social, una disciplina tácita del cuerpo aprehendida a partir de un comportamiento. El destinatario lo identifica apoyándose en un conjunto difuso de representaciones sociales evaluadas positiva o negativamente, de los estereotipos que la enunciación contribuye a confirmar o a transformar: el viejo sabio, el joven ejecutivo dinámico, la chica romántica... De hecho, el mismo garante involucra un “mundo ético” del que es parte activa y al que da acceso. Este “mundo ético” activado a través de la lectura subsume cierto número de situaciones estereotipadas asociadas con comportamientos; la publicidad contemporánea se apoya masivamente en tales estereotipos: el mundo ético del ejecutivo dinámico, los snobs, las estrellas de cine, etcétera. El universo ético de las estrellas de cine encierra así escenas como el ascenso en las escaleras del Palacio de los festivales en Cannes, las jornadas de filmación, las conferencias de prensa, las sesiones de maquillaje, etcétera. El mundo ético del científico abarca escenas de presentación de trabajos ante un auditorio, el manejo de instrumentos en un laboratorio, la lectura de gruesos volúmenes austeros, etcétera. En el campo de la canción, señalaremos que el pasaje de la simple presentación de un cantante a un videoclip tiene como resultado la inserción del garante en un mundo ético a su medida. Propuse designar con el término de “incorporación” la manera en que el intérprete –oyente o lector– se apropia de este ethos. Apelando de un modo poco ortodoxo a la etimología, podemos en efecto poner en juego esta “incorporación” en tres registros: 211 E L E N U N C I A D O R E N C A R N A D O • La enunciación de la obra le confiere una “corporalidad” al garante, le da cuerpo. • El destinatario incorpora, asimila así un conjunto de esquemas que corres- ponden a una manera específica de remitirse al mundo habitando su propio cuerpo. • Estas dos primeras incorporaciones permiten la constitución de un cuerpo, de una comunidad imaginaria de quienes adhieren al mismo discurso. Ethos y escena de enunciación A través del ethos, el destinatario es convocado a un sitio, inscrito en la escena de enunciación que implica el texto. Esta “escena de enunciación” se descompone en tres escenas que he denominado “escena englobante”, “escena genérica” y “escenografía” (Maingueneau, 1993). La escena englobante otorga un estatuto pragmático al discurso, lo integra en un tipo: publicitario, administrativo, filosófico... La escena genérica es aquella del contrato ligado a un género o a un subgénero de discurso: el editorial, el sermón, la guía turística, el examen médico... En cuanto a la escenografía, ésta no se impone en función del género, sino se construye en el mismo texto: un sermón puede ser enunciado a partir de una escenografía profesoral, profética y amistosa, etcétera. La escenografía, es la escena del habla que presupone el discurso para poder ser enunciado y que a su vez debe validar a través de la misma enunciación: todo discurso, en su mismo despliegue, pretende instituir la situación de enunciación que lo hace pertinente. La escenografía no es pues un marco, un decorado, como si el discurso sobreviniera al interior de un espacio ya construido e independiente del discurso, sino aquello que la enunciación instaura progresivamente como su propio dispositivo de habla. Existen algunos géneros de discurso que se aferran a su escena genérica, es decir que no son susceptibles de permitir variadas escenografías (cf. la guía de teléfonos, las recetas médicas, etcétera). Otros géneros, en cambio, exigen la elección de una escenografía: es el caso de los géneros literarios, filosóficos y publicitarios (hay discursos publicitarios que presentan escenografías de conversación, otras que son propias del discurso científico, etcétera)... Entre estos dos extremos se sitúan los géneros susceptibles de escenografías variadas pero la mayoría de las veces se mantienen en su escena genérica rutinaria. 212 O T R A S V O C E S Así, encontramos por ejemplo una escena genérica rutinaria en los manuales universitarios. Pero el autor de un manual siempre tiene la posibilidad de enunciar a partir de una escenografía que se aparta de esta rutina: por ejemplo si comparte sus conocimientos a través de la escenografía de una novela de aventuras. La escenografía, con el ethos del cual participa, implica un proceso en forma de rizo: desde su emergencia la palabra es llevada por cierto ethos, el cual, de hecho, se valida progresivamente a través de esta misma enunciación. La escenografía es así a la vez aquello de donde viene el discurso y lo que engendra este discurso; ésta legitima un enunciado que, a su vez, debe legitimarla, debe establecer que esta escena de donde viene la palabra sea precisamente la escena requerida para enunciar en tal circunstancia. Los contenidos desplegados por el discurso permiten especificar y validar el ethos, y su escenografía, y es a través de éstos que surgen dichos contenidos. Cuando un hombre de ciencias se expresa como tal para la televisión, se muestra a través de su enunciación como alguien reflexivo, mesurado, imparcial, etcétera, tanto en su ethos como en el contenido de sus palabras: de este modo, define implícitamente lo que es un hombre de ciencias verdadero y se opone al “anti-ethos” correspondiente (el hombre parcial, fanático, impaciente...). La interacción de diversos factores En resumidas cuentas, el ethos de un discurso resulta de una interacción entre factores diversos: ethos prediscursivo, ethos discursivo (ethos mostrado), pero también los fragmentos del texto en los que el enunciador evoca su propia enunciación (ethos dicho): directamente (“es un amigo quien le habla”), o indirectamente, por ejemplo mediante el uso de metáforas o de alusiones a otras escenas de habla: escenas que se repiten (el aula en la escuela primaria, las confidencias entre amigos), o únicas (el Sermón del Monte de Jesús, “Yo tengo un sueño”, de M. Luther King, etcétera). La distinción entre el ethos dicho y el mostrado se inscribe en los extremos de una línea continua, ya que es imposible definir una frontera clara entre lo “dicho” sugerido y lo puramente “mostrado” por la enunciación. El ethos efectivo, aquel que construye tal o tal destinatario, resulta de la interacción de estas diversas instancias. Las flechas dobles en el siguiente esquema indican que hay interacción. 213 E L E N U N C I A D O R E N C A R N A D O Estereotipos ligados a mundos éticos Así como cada coyuntura histórica se caracteriza por un régimen específico del ethos, la lectura de muchos textos que no pertenecen a nuestra esfera cultural (en el tiempo como en el espacio) se ve a menudo perturbada no por lagunas graves en nuestro saber enciclopédico sino por la pérdida de contacto con el ethos que sostiene tácitamente su enunciación. Cuando vemos los poemas de la Edad Media dispuestos sobre una hoja de papel, es muy difícil restituir el ethos que los apoyaba. Sin ir tan lejos, la prosa política del siglo XIX es indisociable de un ethos vinculado a prácticas discursivas que ya desaparecieron. Además, de una época o de un lugar al otro, no son las mismas zonas de la producción semiótica las que proponen los modelos de maneras de ser y de hablar, aquellos que “marcan el tono”. Los estereotipos de comportamiento eran en otros tiempos accesibles a las élites de una manera privilegiada a través del teatro o la lectura de textos literarios. Esto es claro en relación a los siglos XVII y XVIII, cuando el discurso literario era inseparable de los valores asociados a ciertos modos de vida. En la actualidad, en cambio, esta función está mayormente reservada a las producciones audiovisuales, y en particular a la publicidad. Ethos efectivo Ethos discursivo Ethos prediscursivo Ethos dicho Ethos mostrado 214 O T R A S V O C E S III Un texto publicitario El discurso publicitario contemporáneo mantiene por naturaleza un lazo privilegiado con el ethos; procura en efecto persuadir asociando los productos que promueve a un cuerpo en movimiento, a una manera de habitar el mundo. A través de su enunciación misma, la publicidad, apoyándose en estereotipos evaluados, pretende encarnar así lo que prescribe. Consideremos esta publicidad de cámaras fotográficas aparecida en una revista: Para mayor claridad, reproducimos enseguida el texto colocado en lo alto de la imagen: IXUS II Descubre el placer de todo metal. Ixus II es un minibloque de acero en acabado satinado y pulido donde cada elemento ha sido pensado para obtener una ergonomía ejemplar en un compacto extremo. La calidad de la imagen está asegurada por un nuevo microzoom 2x con un doble lente 215 E L E N U N C I A D O R E N C A R N A D O esférico, un sistema de autofoco de precisión de 108 niveles, un obturador a 1/900° que pone en marcha en tiempo real todas la funciones PQI para impresiones de calidad. Kit de lanzamiento con estuche Façonnable en cuero gris y capacidad de alojamiento de 12 casetes APS: 2000 F. Así como el eslogan, abajo de la página: Canon: Muestre de qué es usted capaz El garante de este texto no está designado, ni es visible en la imagen. Pero el texto lo “muestra” mediante su manera de decir. En efecto, la lectura nos introduce a un mundo ético viril de destreza tecnológica y de espíritu de aventura que ejemplifica el ejército americano: “Canon” es homónimo del sustantivo que designa en inglés una pieza de artillería, “Full metal jacket” refiere una célebre película americana sobre la guerra de Vietnam, el cintillo situado abajo tiene los colores del camuflaje militar. En cuanto al eslogan “Muestre de qué es usted capaz”, es el enunciado típico del oficial que procura motivar a sus hombres. Aquí no es necesario ofrecer a la vista el cuerpo del garante; la activación del mundo ético se hace por todos los estereotipos que transmite la cultura de masas sobre el ejército americano: es eficaz porque está dotado de una tecnología de punta. Se observará que recurrir a este mundo ético militar no tiene nada de inusual en sí; en la lengua hay una constante asociación entre el disparo de las armas y la toma de fotos; en francés, se dice habitualmente que los periodistas “ametrallan” con sus fotos a tal o cual celebridad. La presentación de sí en un sitio de encuentros Vamos ahora a considerar un ejemplo de ethos investido en un género de discurso que incorpora a la vez, en proporciones variables, literatura y publicidad: los anuncios de los sitios de encuentro en internet, a partir de un corpus recogido sobre el sitio de la empresa que es líder en Europa: Meetic. Uno de los principales intereses de tal corpus es que se puede observar ahí la emergencia de un ethos discursivo. 216 O T R A S V O C E S En este sitio, cada persona en busca de compañía debe redactar un texto de algunas líneas que, se supone, muestra su personalidad; las informaciones factuales (edad, profesión, hobbys, etcétera) se especifican en una ficha separada. En este género de discurso, el hablante se esfuerza por valorar un producto que no es otro que sí mismo; en los términos de O. Ducrot, el locutor-L debe promover las calidades del locutor-Lambda, es decir, del “ser del mundo” que se encuentra fuera de la enunciación, para provocar una reacción favorable por parte de un acompañante potencial. Apreciamos fácilmente aquí que el ethos discursivo desempeña un papel central: a partir de una manera de decir, la personalidad es puesta en escena para atraer a un compañero apropiado. Cada participante se dota de un seudónimo (“Gatita”, “Bill”, “Hagamosunsueño”, “Dulzura”, “Zorro”...) que contribuye enfáticamente a perfilar su ethos discursivo; encontramos de nuevo aquí la lógica de la marca publicitaria. Más precisamente, el ethos interviene a dos niveles en este tipo de anuncio: 1. Como ethos dicho, que el lector internauta construye a partir de dos tipos de informaciones: de orden factual (lugar, estatuto, profesión...) dadas por la ficha estándar que rellena cada participante y de orden cualitativo (carácter, gustos...) que dependen más directamente del ethos. La distinción entre estos dos tipos de informaciones es sin embargo endeble, en la medida en que las informaciones factuales tienden a acumularse en lo cualitativo: así, la talla, el peso, el color de los cabellos, la profesión inducen estereotipos valorizantes o desvalorizantes. 2. Como ethos propiamente discursivo, mostrado, construido por el destina- tario a partir de indicios dados por el texto, que pueden también compa- rarse con las informaciones factuales. Pero nada obliga a los redactores de estos anuncios a propiciar en el destinatario la construcción de un ethos discursivo. Pueden contentarse con un ethos “dicho”, sin relación con el ethos discursivo. Es lo que se aprecia en este primer ejemplo, firmado por una mujer bajo el seudónimo de “Chica”. 217 E L E N U N C I A D O R E N C A R N A D O Tengo 35 años, morena de ojos azules y de formas generosas, me gusta viajar y todas las buenas cosas de la vida. Deseo encontrar a alguien atento y generoso, sonriente como yo soy. Hasta pronto. 3 El texto explicita un ethos “dicho”; pero, a diferencia de lo que sucede en la literatura o en la publicidad, el lector se encuentra en la incapacidad de construir un ethos discursivo convergente con este ethos “dicho”. En efecto, la modalización distanciada se apoya en un “yo” que podría ser reemplazado por una tercera persona. Si se exceptúa el “hasta pronto” final, el autor, más o menos conscientemente, imita el pequeño anuncio tradicional: “Mujer, de 35 años de edad, morena de ojos azules, de formas generosas, gusta de los viajes y todas las buenas cosas de la vida, desea encontrar...”. Para decir las cosas simplemente, la enunciación como tal no es muy característica de una mujer “de formas generosas” y a quien le “gusta viajar”. Ahora, he aquí un caso que suscita sin duda cierta perplejidad entre las lectoras, un hombre que responde al seudónimo de “Sagitaire”: 4 Bd a todos papa de dos niños que tengos en custodia compartida! de amplio criterio y que gusta de aprovecho de la vida sin mortificaciones! busco una linda aventura simple y simpática con una persona comprensible y tolerante, esto es tan simple como complicado,, con la cabeza bien puesta sobre los hombros, pero también me gusta reír y salir, con un trabajo interesante y tiempo para aquella que sindudar se tomará el tiempo para conocerme yo se que no soi un top model pero tampoco soi un espanto (sonrisa) en una palabras relajado tierno y franco se lo que quiero y usted!! asta pronto y buena suerte a todos! no tengo complejo sobre mi estatura pero es mejor un pequeño hombre con gran corazón qu un gran hombre con el corazón pequeño hasta luego a aquella que responderán!! j 3 Estos anuncios fueron tomados del sitio Meetic (France) [www.meetic.fr], el 10 de marzo de 2008. Los transcribimos tal como se presentan, es decir con sus eventuales faltas de ortografía. 4 El seudónimo contiene una falta de ortografía (en francés “sagittaire” lleva dos –t–). 218 O T R A S V O C E S ¿Podemos hablar en este caso de ethos discursivo? En su texto, el enunciador insiste en su sencillez (“una bella historia simple”, “esto es tan simple”, “sin mortificaciones”), y su prosa es en efecto de una gran sencillez: tanto a nivel de contenido como de los medios sintácticos y léxicos. Sabemos por otro lado que Aristóteles, en su Retórica, hace de la “areté” (= de la sencillez) uno de los tres grandes tipos de ethos. Nos sentimos tentados a considerar que hay aquí una convergencia entre el ethos dicho y el ethos mostrado. Sin embargo, las lectoras probablemente no van a construir un ethos discursivo de la sencillez porque el texto contiene gran número de faltas graves de ortografía y muestra torpeza en la expresión (dificultad al puntuar, al organizar las relaciones entre las frases, no disocia lo escrito y lo oral espontáneo). Vemos que aparece así una dificultad que a menudo no es tomada en cuenta por los analistas del discurso, que en general trabajan con textos cuya producción está bien controlada. Cuando el redactor parece manejar con mucha dificultad la lengua, el lector, en lugar de construir un ethos discursivo, es llevado a considerar que no se reúnen las condiciones mínimas para proyectar un ethos consistente. Hay un ethos, es verdad, porque todo enunciado permite construir una imagen del emisor, pero este ethos es percibido como un ethos impuesto, sobre el cual el emisor no tiene control, por falta de un dominio de la lengua. A pesar de todo, podemos preguntarnos si este hablante, “Sagitaire”, no procuró evitar el problema. Conociendo su dificultad para expresarse, habría exhibido la “sencillez” en su ethos dicho. Encontramos así una estrategia que P. Bourdieu atribuye a las clases populares: transformar la necesidad sufrida en virtud asumida. No se excluye por cierto que esta estrategia sea eficaz: cierto número de lectoras poco cultas pueden considerar que hay ahí un ethos discursivo, que son convergentes la pobreza de medios de expresión y el ethos de sencillez. En la medida en que el ethos discursivo es el producto de la construcción de una imagen socialmente evaluada, la posibilidad de obtener diagnósticos divergentes está inscrita en el mismo proceso. En este otro anuncio, escrito por un hombre, se plantean problemas análogos: Busco un mujer que tenga los ojos verde y los cabellos negro. 219 E L E N U N C I A D O R E N C A R N A D O Aquí la indecisión es todavía más inquietante, porque este texto muy breve podría pasar por intensamente poético, y acelerar un ethos romántico. Pero la acumulación de faltas de ortografía y gramaticales (confusión entre masculino y femenino, singular y plural) tiende a revertir esta conjetura, como en el caso precedente, en el sentido de una incapacidad para expresarse por escrito. Una inferencia razonable es, en efecto, pensar que una persona que gusta de la poesía no puede cometer tantas faltas en un enunciado tan corto. La brevedad del texto va entonces a ser interpretada no como un indicio de fuerte poeticidad, sino como síntoma de que el locutor procura reducir al máximo un tipo de enunciación en el que no se siente a gusto. A menos, evidentemente, que la lectora misma esté en la incapacidad de evaluar la distancia entre este enunciado y la norma ortográfica. Para estos casos que acabamos de contemplar podríamos hablar de “infra- ethos”: el destinatario no tiene la impresión de que el locutor dispone de los medios para apropiarse de su enunciación. Ahora, vamos a considerar un anuncio en el cual se ve emerger con claridad un ethos discursivo, más allá del ethos dicho: Lola 472 Su anuncio “Me gustaría que me echaran un lazo, que me encantaran sin juzgarme, sin herirme, sin alejarme, sin conservarme”. He ahí mi lado romántico; no puedo citar a los autores de esta canción pero si usted los conoce, usted se apuntará un tanto a su favor! O sea, soy una chica muy independiente, me gusta el deporte (para divertirse) los viajes (por las otras culturas) y la música (qd mi corazón late al ritmo de la batería y mis sienes al del bajo) y necesito sobre estas aficiones de alguien que se me parezca. Por si tiene aún curiosidad, anti conformistas, optimistas, realistas, soñadores... sí ya sé esto es mucho... Esta vez, el control del discurso por parte del hablante (incluido sobre el plano ortográfico) no opone obstáculo alguno a la construcción de un ethos consistente. Pondremos de relieve algunas huellas: el recurso, al principio del texto, a una cita literaria como sub-escenografía, el manejo de los paréntesis con una función meta-enunciativa, el juego con los significantes 220 O T R A S V O C E S (“conformista, optimista, realista”), todo este conjunto está llevado por una enunciación que se desarrolla en un equilibrio delicado entre lo escrito y lo oral espontáneo. Se percibe así cierto ritmo, que supuestamente proyecta determinada personalidad. Sin embargo, se dedica buena parte del texto a dar informaciones que dependen del ethos dicho y que no implican un ethos discursivo particularmente relevante. Si damos un paso adelante, encontramos el ejemplo de un texto que podríamos considerar “literario”, aquél de una mujer cuyo seudónimo es VIEDEDEN. Aquí el ethos dicho se borra completamente en provecho de un puro ethos discursivo. Debes imponer tus posibilidades, Abrazar tu felicidad, & ve hacia tu propio riesgo. Al mirarte, Ya se acostumbrarán... USTED... Muéstreme sus manos... YO... Las mujeres no tienen tanta fuerza sino Cuando se arman de su propia debilidad... Nos encontramos aquí con un texto muy elaborado, que despliega cuatro voces (el enunciador, el co-enunciador (“te”), dos personajes (YO y USTED). Pero el ethos es muy indirecto, en el sentido que opera sobre dos niveles: a) meta-enunciativo: yo soy esa mujer que pudo escribir este texto y colocarlo como anuncio, b) enunciativo: mi personalidad profunda puede descifrarse a partir de mi manera de decir el modo en el que contemplo la relación entre el hombre y yo. Tal estrategia constriñe el desciframiento del ethos al seleccionar al compañero: sólo un hombre con un ethos apropiado es capaz de construir el ethos del garante de tal enunciación. Nos encontramos de lleno en la puesta en escena de sí tal como puede asumirlo un escritor profesional, pero a la vez permanecemos en cierto tipo de escena publicitaria. 221 E L E N U N C I A D O R E N C A R N A D O IV Cierto tipo de ethos que plantean problemas Observemos este texto publicitario, extraído de un folleto destinado a promover un festival organizado por una asociación denominada “Cultura en la granja”. 5 El festival es un momento, una emoción, una mirada única absorta en la escena, una concentración del tiempo en un espacio reducido. Y también cuentan los alrededores, al fondo, a un lado. En Beauquesne, el espectáculo se efectúa en el patio de una granja. Entonces alrededor, necesariamente, hay graneros y pacas de pasto. En los graneros vemos exposiciones: fotos del festival, imágenes de la gente, imágenes de diversos momentos. En el pastizal bebemos entre amigos, cenamos antes del espectáculo, merendamos para no separarnos enseguida. Hablamos de espectáculos vistos o por ver. Evocamos memorias contadas cada año. A veces cantamos, hasta tocamos música. En fin continuamos viviendo. Tal ethos no deja de sorprender a un lector francófono. En efecto, mezcla ostensiblemente aspectos que dependen de un ethos de un profesional de la animación cultural y de un ethos rural. Ciertos fragmentos parecen salir directamente del catálogo de una exposición de arte moderno: “El festival es un momento, una emoción, una mirada única absorta en la escena, una concentración del tiempo en un espacio reducido”, “fotos del festival, imágenes de la gente, imágenes de diversos momentos”. Otros fragmentos muestran una oralidad torpe o un léxico campesino arcaico (“el pastizal”, “merendamos”). Se trata de hecho de una representación convencional del habla de un campesino, y no de un dialecto típico de la región donde se sitúa el festival. Asociando la meditación del intelectual y la sencillez campesina, el ritmo lento de la enunciación incorpora al lector a un universo apacible e inmemorial, el que es evocado por la marcha indolente de las vacas en la imagen que acompaña el texto. 5 Se trata del festival “Les comiques agricoles”, que se desarrolló en julio de 1999 en el pueblo de Beauquesne, en Picardie, una región al norte de Francia. 222 O T R A S V O C E S Tal ethos que podríamos llamar híbrido, no corresponde directamente a una realidad social: no podemos apreciar el tipo de locutor que podría expresarse espontáneamente con esta combinación sutil de habla campesina y de un modo de habla sofisticado. Pero este ethos artificial no es del todo arbitrario: da consistencia al concepto en el cual reposa este festival (“cultura en la granja”), el cual pretende mezclar el mundo rural tradicional y la cultura urbana. A través del proceso de incorporación, el ethos de esta publicidad permite darle una consistencia imaginaria a esta asociación improbable de una distinción urbana y de un retorno al mundo campesino supuestamente auténtico. Se trata de sobrepasar mediante el discurso, la oposición ciudad / campo en una nueva unidad, como lo hace a otro nivel la palabra amalgamada francesa “rurbain” (“rural” + “urbano”) que designa a los ciudadanos, cada vez más numerosos, que habitan el campo sin pertenecer al universo rural tradicional. Vemos aquí la capacidad que tiene el discurso de crear ethos que no remiten a maneras de hablar socialmente comprobables, pero que tienen sin embargo una eficacia social ya que permiten definir escenas de enunciación a través de las cuales los actores sociales dan sentido a sus comportamientos. Disponemos de otra ilustración de esto, pero esta vez en el plano icónico, en un ejemplo tomado del discurso político. Se trata de la primera plana de un volante enviado a los electores por el equipo de José Bové, el líder del “movimiento ATAC”. Fue candidato a la elección presidencial de 2005. Para darle credibilidad a su candidatura, se presenta en este volante mostrando a la vista la representación de un “garante”. Aquellos que están familiarizados con la sociedad francesa podrán apreciar en esta imagen la combinación de tres ethos: • Aquel del campesino humilde (el cuello típico de la camisa, el suéter de lana...). • Aquel del sindicalista de izquierda que pertenece a las clases populares (bigote...). • Aquel del ecologista preocupado por el futuro del planeta (un vasto cielo azul atravesado por bandas verdes). Esta mezcla de ethos se encuentra en las primeras líneas del texto colocado bajo la imagen: yuxtapone grupos nominales en aposición que se colocan antes del “yo”. Llama nuestra atención por el hecho de que estas cinco unidades 223 E L E N U N C I A D O R E N C A R N A D O lexicales pueden emplearse como sustantivos así como adjetivos: “Sindicalista (sustantivo y adjetivo), campesino (sustantivo y adjetivo), militante (sustantivo y adjetivo) altermundista (sustantivo y adjetivo), ciudadano (sustantivo y adjetivo) comprometido, no pertenezco a ningún partido político”. Las referencias de esta serie se encuentran de este modo: son matizadas, como el ethos del emisor. Esto se confirma por el predicado de la frase: “No pertenezco a ningún partido político”. El hecho de encontrarse al interior y fuera del campo político es a la vez la causa y la consecuencia de este estatuto emborronado por Bové, que no adquiere una verdadera consistencia sino a través de textos e imágenes. También plantean problema los textos en los que el ethos sólo tiene una existencia intertextual. Es el caso por ejemplo en la obra del filósofo francés de origen rumano Cioran, quien escribió cierto número de obras en las cuales adopta un ethos de “moralista”. Un “moralista” no es aquí solamente alguien que critica las costumbres de sus contemporáneos, sino alguien que lo hace mediante una escritura bien identificada, en la tradición de autores franceses de los siglos XVII y XVIII tales como La Rochefoucauld, Chamfort, Vauvenargues, etcétera, asociados de un modo privilegiado con el género de la máxima. He aquí un pasaje característico de la escritura de Cioran, las primeras líneas de su obra La caída en el tiempo: No es bueno para el hombre recordar a cada instante que es hombre. Escudriñarse a sí mismo es ya malo; estudiar la especie, con el celo de un obseso, es todavía peor: es otorgar a las miserias arbitrarias de la introspección un fundamento objetivo y una justificación filosófica. Mientras trituremos al yo, tenemos el recurso de pensar que cedemos a un antojo; tan pronto como todos los yo se hacen el centro de una rumia interminable, por un rodeo encontramos generalizados los inconvenientes de su condición, su propio accidente erigido en norma, en caso universal [1964:9]. Aquí el mundo ético que activa la lectura no corresponde a un universo de comportamiento socialmente asignable: a tal ethos no responde un estereotipo de la vida social, sino más bien una postura de escritura asociada con una corriente de la tradición literaria. Señalaré en fin el problema que suponen los textos para los cuales parece que no emerge ethos alguno, “nadie habla”, para repetir una fórmula célebre de 224 O T R A S V O C E S Benveniste, es decir los enunciados están privados de marcas de subjetividad enunciativa. Que muy bien puede ser el ethos de un enunciado (jurídico, científico, narrativo, histórico, administrativo), ¿y que no muestra la presencia de un enunciador? De hecho, cuando se trabaja en textos de este tipo, el desvanecimiento del enunciador no impide caracterizar la fuente enunciativa en términos del ethos de un “garante”. En el caso de textos científicos o jurídicos, por ejemplo, el garante, más allá del ser empírico que materialmente produjo el texto, es una entidad colectiva (los sabios, los hombres de ley), ellos mismos son representantes de entidades abstractas (la ciencia, la ley...) en la que cada miembro asume sus poderes tan pronto como toma la palabra. Desde el momento en que, en una sociedad, toda voz está socialmente encarnada y es evaluada, la palabra científica o jurídica es inseparable de mundos éticos bien caracterizados (científicos en batas blancas, en laboratorios inmaculados, jueces austeros en un tribunal), donde el ethos toma, según el caso, los colores de la “neutralidad”, de la “objetividad”, de la “imparcialidad”, etcétera. Conclusión La problemática del ethos nos obliga a no reducir la interpretación de los enunciados a una simple decodificación: algo que es propio del orden de la experiencia sensible se juega en la comunicación verbal. Las “ideas” suscitan la adhesión a partir de una manera de decir que es también una manera de ser. Implicado en un ethos envolvente e invisible, el destinatario hace algo más que descifrar contenidos: al participar en el mundo configurado por la enunciación, él mismo accede a una identidad en cierto modo encarnada, al permitir a su vez la encarnación de un garante. El poder de persuasión de un discurso se debe por una parte al hecho de que obliga al destinatario a identificarse con el movimiento de un cuerpo, así sea un tanto esquemático, investido de valores históricamente especificados. Nos distanciamos también de una concepción del discurso que se trasluce a partir de nociones como las de “procedimiento” o de “estrategia”, para la cual los contenidos serían independientes de la escena de enunciación que los toma a su cargo. De hecho, la adhesión del destinatario se produce mediante un apuntalamiento recíproco de la escena de enunciación, de cuyo ethos participa, y del contenido manifiesto. 225 E L E N U N C I A D O R E N C A R N A D O Bibliografía Amossy, R. (ed.) (1999), Images de soi dans le discours. La construction de l’ethos, Delachaux et Niestlé, Lausanne. Aristote (1967), Rhétorique (trad. M. Dufour), Les Belles-Lettres, París. Auchlin, A. (2001), “Ethos et expérience du discours: quelques remarques”, en Politesse et idéologie. Rencontres de pragmatique et de rhétorique conversationnelle, M. Wauthion y A.C. Simon (eds.), Peeters, Louvain, pp. 77-95. Cioran (1964), La Chute dans le temps, Gallimard, París, 1964. Declercq, G. (1992), L’art d’argumenter. Structures rhétoriques et littéraires, Editions Universitaires, París. Ducrot, O. (1984), Le Dire et le dit, Minuit, París. Kerbrat-Orecchioni, C. (1996), La conversation, Seuil, París. Maingueneau, D. (1984), Genèses du discours, Mardaga, Liège-Bruxelles. —— (1987), Nouvelles tendances en analyse du discours, Hachette, París. —— 1996, “El ethos y la voz de lo escrito”, Versión. Estudios de Comunicación y Política, núm. 6, “La palabra escrita”, UAM-Xochimilco, México, pp. 79-92. —— (1999), “Ethos, scénographie, incorporation”, en Images de soi dans le discours. La construction de l’ethos, R. Amossy (ed.), Delachaux et Niestlé, Lausanne, pp. 75-101. Perelman, Ch. y Olbrechts-Tyteca, L. (1958), La nouvelle rhétorique, PUF, París. Toulmin, S. (1958), The Uses of Argument, Cambridge University Press, Cambridge. Recibido el 22 de abril de 2009 Aceptado el 23 de mayo de 2009 Diana Plaza Martín* Gibrán Larrauri Olguín** VERSIÓN 24 • UAM-X • MÉXICO • 2010 • PP. 227-247 El futbol y la construcción de una representación social llamada nación En el presente texto se reflexiona en torno a la construcción de la representación social “nación”; más específicamente, se discute su construcción a partir de las emociones generadas alrededor de una de las actividades modernas de mayor celebridad: el futbol en su modalidad de “Selección Nacional”. El contexto de análisis será el de la globalización, fase histórica en la que se considera que al haber una declinación de la identificación –sobre todo con la instancia del Estado–, ésta se ejerce ahora en otros sitios con mayor notoriedad como la Selección Nacional. Sin embargo, más allá de las diferencias fenomenológicas que ahí se detectan, se plantea que en ese tipo de construcción de la representación social de la “nación”, los mismos mecanismos identificatorios se mantienen incólumes, al tiempo que se sostiene que su éxito radica en la ilusión de libertad de elección. PALABRAS CLAVE: representación social, emoción, futbol, globalización, identidad nacional. This text contains a reflection on the construction of the social repre- sentation of the “nation”; specifically it discusses such construction through the emotions generated around one of the most popular activities in the modern world: soccer in its modality of “The National Team”. The context of the analysis is that of globalization, a historic phase recognized as representing a decline of identification, especially with reference to the State; such identification is now developed most notably with regard to the National Team. However, far beyond the phenomenological differences * Universidad Complutense de Madrid. Becaria MAE-AECID, Universidad Iberoamericana, Ciudad de México [
[email protected]]. ** Universidad Iberoamericana, Ciudad de México [
[email protected]]. 228 O T R A S V O C E S Introducción EN SU RECONOCIDA obra Mitologías, el semiólogo francés Roland Barthes se cuestionaba acerca de la existencia de los campos insignificantes que se encuentran inmersos en nuestra realidad. A esa pregunta él mismo daba una respuesta corta pero enfática: “pocos, ninguno tal vez” (Barthes, 2003). Es decir, para Barthes no hay objeto o fenómeno en nuestra realidad que no signifique algo para alguien. De lo que se colige a su vez que no hay ningún fenómeno que se signifique por sí solo sin la mediación de al menos una subjetividad; es decir, no hay fenómeno que signifique algo antes de su paso por la cultura y, por ende, de su paso por el lenguaje. Partiendo de este presupuesto teórico se podría afirmar, entonces, que la realidad humana, constituida por campos significantes, más que nombrarse mediante el lenguaje se crea a partir de este último. Esta idea nos puede ayudar a entender la constante metamorfosis de la realidad que precisamente cambia en relación con las construcciones del lenguaje. En este caso, parecería que un concepto tan abstracto como “la emoción”, podría escapar a la jaula de la cultura en la que todo tiene un significado a partir de sedimentaciones previas, donde no hay nada puro, original, es decir, nada que nos pertenezca a los sujetos de manera individual. Sin embargo, esto no es así, pues el campo de las emociones no deja de ser una construcción discursiva, una forma de fundar el lazo social basada a su vez en la producción de sentido. En adición, la construcción de las emociones sólo es posible mediante una impronta de elaboración social aprendida y puesta en práctica por el ser cultural. which are detected, it is proposed here that in this type of construction of the social representation of the “nation”, the mechanisms of identification follow the same pattern. At the same time, the text sustains that the success of that kind of representation lies in the illusion of and freedom of choice. KEY WORDS: social representation, emotion, soccer, globalization, national identity. 229 E L F U T B O L Y L A C O N S T R U C C I Ó N D E U N A R E P R E S E N T A C I Ó N S O C I A L L L A M A D A N A C I Ó N Partiendo de estas premisas y a partir de los armazones teóricos de la ciencia política y del psicoanálisis en su vertiente lacaniana, nuestro eje teórico tomará las emociones como basamento de construcción de representaciones sociales, función que les llevará a generar cohesión social, pero también a producir lo inevitable: la diferencia y el conflicto, es decir, a construir identidades, en su sentido más amplio, como aquella que hemos escogido para este texto: la identidad nacional. Tomaremos como punto de partida el concepto de representación social acuñado por Serge Moscovici (2005), quien entiende a ésta como el conglomerado de conceptos, opiniones, actitudes y valoraciones, imágenes y explicaciones producto de la vida cotidiana y que se diseminan mediante la comunicación (la común unión, por lo demás imposible). Esto se traduce en que los miembros de un grupo social dado compartirían las representaciones sociales constituyendo, de este modo, el elemento nuclear de la identidad social de todo individuo. En el discurso lacaniano podríamos ubicar de una manera muy simple el conjunto de tales representaciones con la concepción que desde ahí se tiene del “significante”, el cual podríamos entender como una presencia en el fondo despojada de significado, de ahí que exista lo que podríamos llamar volatilidad de las representaciones que, más allá de su constancia otorgada por el acuerdo común, siempre son susceptibles de ser reinterpretadas. Dentro del abanico de las representaciones sociales hemos escogido aquella que confluye en el futbol (en su vertiente de selección nacional) al considerarle un espacio discursivo en el que se expresan emociones, 1 digamos, de manera naturalizada –entendiendo la raíz “natural” dentro del sentido común como lo dado per se–, emociones que por lo demás son comunes en las sociedades actuales. Es decir, retomamos la visión de la representación del futbol como una representación social de masas, encuadrada dentro del auge de la globalización, ya que goza de una notable preeminencia en nuestros tiempos, pues es capaz de catalizar a través de las emociones diferentes tipos de otras representaciones sociales como la de nación. 1 Retomamos la noción de emoción como un fenómeno psicofisiológico que responde a uno o varios estímulos provenientes de lo que se conoce como “medio ambiente”. Es evidente que para este trabajo el medio ambiente es entendido como lo que desde el psicoanálisis se conoce como el Otro, es decir, el orden simbólico que forja en gran medida los devenires de la subjetividad dentro de la realidad. 230 O T R A S V O C E S La identidad nacional es sin duda una representación de las más “imagi- nadas” –en palabras de Anderson (1993)– e importantes en términos cultu- rales, históricos y sociales de nuestro orbe contemporáneo, y en realidad de la historia humana toda, pues por ese significante o sus subrogados (desde el tótem pasando por la parcela de tierra) el hombre ha dado su halo vital a lo largo de la misma historia. Incluso, siendo un poco atrevidos, el sujeto sólo tiene legalidad en la cultura en relación con responder o no a esa representación de “nación”, con lo que se demuestra, entre otras cosas, la supremacía del significante sobre el significado. Cabría aquí recordar aquel pasaje lacaniano que, recurriendo al Ubú de Alfred Jarry, nos lega: “Viva Polonia, señores, porque si no hubiera Polonia no habría polacos” (Lacan, 1961). En suma, dichas emociones que se apuntalan en el futbol generan cohesión social en diferentes grados teniendo como cénit la cohesión de toda una nación, lo cual se materializa en la institución conocida como “selección nacional de futbol”. Empero, puesto que no hay cohesión ni grupo sin exclusión, cuestión que la teoría de los conjuntos señala de manera sencilla, 2 la ligazón que produce la representación social del futbol genera concomitantemente lo opuesto, es decir, una fractura social entre diferentes maneras de entender el mundo, fractura que se producirá, siguiendo la lógica de la construcción de identidades de Laclau (2005), por la existencia de un exterior constitutivo inherente a las identidades, o sea, la presencia de una alteridad indisociable del interior de un mismo espacio simbólico; tensión que se genera al tener la pretensión de ser hegemónicas, es decir, luchar por el poder, constituyéndose de este modo la frontera dicotómica o ruptura inherente a la sociedad. Sería, en otros términos, la presencia de la constancia de una imposible armonía para toda sociedad humana o, parafraseando a Lacan, la segregación es la base de toda sociabilidad. Nuestro contexto de análisis será, como lo hemos insinuado, la globali- zación, entendida ésta como un espacio discursivo producido gracias a los 2 El concepto conjunto es prácticamente intuitivo, pues siempre se necesita de su formalización, y podría ser definido como una colección de objetos que comparte rasgos específicos en común, es decir, se puede hablar de un conjunto de animales, naciones, banderas, hinchas o del conjunto de objetos que existe en un momento dado en un campo determinado que los engloba. La idea de la teoría de los conjuntos que queremos resaltar es que un conjunto está definido y puede tener consistencia sólo a partir de que se ubique un determinado elemento como exterior o ajeno al conjunto. 231 E L F U T B O L Y L A C O N S T R U C C I Ó N D E U N A R E P R E S E N T A C I Ó N S O C I A L L L A M A D A N A C I Ó N avances de la ciencia dura (paradigma físico-matemático) y la primacía del capital, es decir, en tal contexto social se posiciona como significante amo la plusvalía obtenida del comercio, lo que a su vez sólo ha sido viable por la producción de diversos avances tecnológicos en los que habría que darle un lugar especial a las tecnologías de la información, gracias a las cuales algunas representaciones sociales, como es el caso de aquella nacional que germina en el futbol, tienen la oportunidad de devenir globales y masivas. Hablamos pues, de una globalización que ha tenido varias fases, acentuando aquella producida a finales del siglo XIX, en la que el futbol inicia su expansión a escala mundial, para convertirse, con el paso de las décadas, en el deporte mundialmente hegemónico por excelencia, en otros términos, “deporte nacional” para una gran mayoría de países, especialmente de la región europea y latinoamericana. Para cavilar todo ello, dibujamos un sistema circular de construcción de sentido en el que partiremos del futbol como una representación social, para llegar a otra representación social, la nación, mediante las emociones construidas culturalmente desde ambas partes. Comenzaremos reflexionando en torno al concepto de representación social y a la teoría de la formación de las masas, poniendo especial atención en la necesidad para todo grupo social de un Amo, el cual, de acuerdo con Evans, es “lo que representa a un sujeto para todos los otros significantes”, de lo que se deduce que el discurso del amo, uno de los cuatro discursos formulados por Lacan entre 1969 y 1970 y que aquí retomamos de manera central: “es entonces un intento de totalización” (2007:36). A continuación nos detendremos en las características que hacen del futbol un fenómeno de masas y una representación social de éxito, específicamente en su función de catalizador de identidad nacional, aspecto que será visto en el último punto. Las representaciones sociales y la formación de las masas Como mencionamos, entendemos el concepto de representación social como el conjunto de creencias, valores, actitudes, etcétera, compartidos por un grupo social gestando así su ligadura. En términos de la psicología social, estaríamos hablando de cogniciones sociales: creencias y percepciones de los individuos a partir de las cuales es factible comprender el comportamiento 232 O T R A S V O C E S propio y el de los demás siempre en un contexto particular. En adición, toda representación social se forma, se utiliza y se transforma por los individuos en tanto miembros de un grupo social, por lo que señalamos que el estudio de una representación social necesariamente implica estudiar los lugares comunes 3 con los que se rigen nuestras sociedades. Para desarrollar nuestra reflexión a propósito del futbol y de la formación de las masas en torno a él, cuando éste es llevado al plano de selección nacional, como representación, vamos a partir de algunas consideraciones acerca del concepto de representación, el cual fue forjado por la filosofía política para entender el funcionamiento de los Estados modernos en el momento de su nacimiento. Con el surgimiento de los Estados-nación, la representación aparecería como el paradigma del Estado moderno, paradigma que en la actualidad cobraría de nuevo importancia en un contexto en el que dicho Estado se ve limitado en su soberanía, como lo ejemplifica la actual crisis económica, el cambio climático, el terrorismo internacional o, recientemente en México, el caso de la gripe porcina; es decir, en la actualidad el Estado se ve mermado en su capacidad de respuesta a las demandas de los ciudadanos, aspecto que dificulta su función de representación. De estas primeras reflexiones en torno al concepto de representación, habría para nosotros una idea clave que no aparece explícitamente pero que sin duda enlaza toda su organización, nos referimos a la necesidad indispensable para la cohesión de todo grupo de un “significante amo”, sobre el cual los sujetos vierten su Ideal del yo y en ese movimiento taponan lo real de la represión primordial, es decir, el lugar del hueco o de la falta del objeto del deseo que se puede entender grosso modo como la constancia de lo real en la subjetividad. En este sentido, Hobbes señalaría que frente al auge del individualismo moderno, la representación es lo que crea el vínculo entre los ciudadanos. Acuñando el concepto de “pacto de representación”, Hobbes señala que en su extremo es la unidad del mandatario y no la unidad de los representados lo que forma la colectividad. Dicho vínculo estará sólidamente urdido en la medida en que nadie, propiamente hablando, entra en relación de equivalencia total con el 3 Lugares comunes en el sentido de que son compartidos por el grueso de la masa, sea de manera consciente, preconsciente o incluso inconsciente. 233 E L F U T B O L Y L A C O N S T R U C C I Ó N D E U N A R E P R E S E N T A C I Ó N S O C I A L L L A M A D A N A C I Ó N poseedor de dicha identidad, pues tanto su absoluto rechazo como su total absorción equivalen a la disolución del lugar del Amo. Asimismo, como lo reitera Assoun, el significante amo –por lo común encarnado por el líder o conductor– “hace posible la práctica colectiva del ideal y la identificación lateral consiguiente” y “es siempre el tapagujeros de lo reprimido primordial” (citado en Zarka, 2004:30); eso reprimido primordial no es más que la resignación pulsional que cada uno de los sujetos se ve llamado a efectuar como pago de su acceso en la cultura sustentada en la ley cívica. En los términos de Ernesto Laclau (2005), en plena correspondencia con lo recién planteado, hablaríamos de un “significante vacío o flotante”, significante en el que las subjetividades depositan una parte de su individualidad para formar el ser colectivo con el que surge la confección de lo que comúnmente conocemos como “la masa”. Razonamiento que iría en la línea teórica de proponer que la formación de las masas, de las identidades como la nacional, se vislumbra como algo necesario e inevitable para la construcción de este tipo específico de lazo social, en el que se propone la existencia de una relación sin corte entre el sujeto y el Otro, proponiendo, de este modo, una relación de plena continuidad en la que las diferencias de diversa índole que habitan a cada uno de los sujetos parecerían anuladas. De esta manera, tal significante amo o flotante es un nudo de significados desde donde se hace posible la comunión de las subjetividades. En el caso de la nación, podríamos decir que su idea de existencia está conformada por significantes tales como “unión”, “orgullo”, “territorio”, “tradiciones”, etcétera. Para la formación de las identidades como la nacional, es indispensable que haya alguien que encarne el lugar del significante amo. Más radical: puntuamos que aun cuando se intente luchar porque esto no ocurra así, o más allá de que eventualmente los sujetos terminen quejándose ante la inconsistencia de ese Amo; no hay otra forma de que eso acontezca de otra manera en la construcción de las identidades. Recordemos que el significante amo es aquel que ordena el resto de la cadena significante, el que funciona como pivote para tal cadena. Según Laclau, siempre se necesita de una lógica de la equivalencia a partir de la que se forma el significante vacío o flotante, lógica en la que se pierde particularidad en pos de la generalidad, y esta lógica mantiene un cordón umbilical con otro tipo de lógica, aquella de la diferencia, en la que se afirma la particularidad construyendo la frontera en la que queda por fuera el exterior constitutivo, es decir, no hay grupo o masa 234 O T R A S V O C E S que se constituya si no es en relación con dejar siempre al menos un elemento por fuera de su estructura, aquello que queda por fuera de toda colectividad son las subjetividades que no comparten las mismas coordenadas territoriales, así como aquellas que comprenden de manera diferente el referente común que conglomera a la colectividad. Siguiendo este razonamiento, postulamos al futbol y a las emociones que en él se manifiestan, como un espacio simbólico en el que –a priori– pareciera que las emociones ahí vertidas son vivenciadas como libres por los individuos que participan de esa acción, pareciera que en el futbol la cohesión a través del amo no fuese tal. Es decir, en el futbol el ejercicio de delegación es tan sutil o consentido que parece que fuese un ejercicio más libre, donde el sujeto estaría abstraído de cierta sugestión 4 y hasta de cierta dominación consentida. Nada más alejado de la realidad, pues es justo que por existir tales mecanismos identificatorios que, teniendo en cuenta el contexto actual de crisis de representación de los Estados-nación, resultan todavía más eficaces y efectivas en la construcción de la representación social llamada nación. En relación con esta última idea y en términos psicoanalíticos, ante el desenamoramiento de la figura paterna, en lo que concierne a sus representantes clásicos (Estado y religión en especial), surge en los sujetos la necesidad de construir ese Padre u Otro en lugares diversos, como en el futbol. Es más, con la excusa de la modernización, la pérdida de la posibilidad de demarcación de las fronteras en la política postulada por la “tercera vía”, tras la caída del comunismo con la ilusión de que hay soluciones que pueden favorecer a todo el mundo, nos habría llevado a la asunción de la imposibilidad de cambiar el orden hegemónico mediante la política, a partir del antagonismo social (Laclau y Mouffe, 2004:15). No obstante, y a pesar de que el Otro como lugar de inclusión ya no exista más como se le conocía hasta mediados del siglo XX, no por ello deja de existir la necesidad de tener ese referente que da cimiento al Ideal del yo. El futbol pareciera que es una forma de hacer nación por fuera del Estado, del gobierno en turno, algo más individual. ¿Por qué no habría de constituirse 4 Por sugestión entendemos, siguiendo a Freud, un tipo de influencia psíquica que no se examina en cuanto a su origen, sino que se acepta como si se hubiera formado espontáneamente en el cerebro. Por otro lado, son los lazos sentimentales los que encubren la existencia de la sugestión, lo cual resulta especialmente paradigmático en el futbol. 235 E L F U T B O L Y L A C O N S T R U C C I Ó N D E U N A R E P R E S E N T A C I Ó N S O C I A L L L A M A D A N A C I Ó N así la nación?; he aquí la construcción cultural previa de la que no podemos escapar, debido, en buena medida, a que sigue funcionando como “el valor más universalmente legítimo en la vida política de nuestro tiempo” (Anderson, 1993:19). Es un sentimiento de identificación que parece mucho más fuerte que otros, sin aristas, cuasi puro e inofensivo. Se trata de una identidad llevada hasta la simbiosis. La crisis de representación, el “desencanto” con la democracia, hace que se desplacen los referentes de los significantes, que se transmuten, pero no que desaparezcan. 5 El futbol como fenómeno de masas Pero ¿por qué habría de ser el futbol el sustituto de aquellos lugares donde se ejercía la identificación?, ¿por qué esta específica construcción social disfruta de tanto éxito? Hemos apuntado en líneas anteriores que una de las cualidades que le hacen ser tan exitoso es la aparente libertad de los individuos en su unión a dicha representación social (selección nacional de futbol/nación) a partir de las emociones experimentadas en torno al espectáculo futbolístico. No obstante, y como ya mencionamos, no hay tal libertad, de hecho la libertad, como ya lo apuntaba Freud en “El malestar en la cultura”, no existe para el sujeto, puesto que siempre se ve limitada en relación con toda una serie de estructuras simbólicas que de una u otra forma lo determinan, empezando por su nombre de pila: lo más propio le es, a la vez, lo más ajeno e impuesto. Podríamos profundizar en dicha ausencia de libertad sustituyendo el concepto de emoción por el de afecto. Este último, de acuerdo con la teoría psicoanalítica, significa “que el sujeto es afectado por su relación con el Otro” (Evans, 2007:32), es decir, no hay ni emoción ni afecto que estén por fuera del 5 Un ejemplo de ello podría ser el discurso de los gobiernos del “giro a la izquierda” en América Latina, que han llegado al poder tras la década de 1990 con el objetivo o discurso de salir de la crisis producida, en buena medida, por la implementación en la región de las políticas del Consenso de Washington. En el discurso de estos gobierno renace el concepto de soberanía, con base en el cual se han realizado acciones como la suspensión del pago de la deuda externa en un momento en el que parece difícil salirse de la economía mundial globalizada. Otro ejemplo de ello para la región latinoamericana, podría ser uno de los datos del último latinobarómetro de diciembre de 2008, en el que la única respuesta en la que se tiene consenso en toda la región es en considerar al Estado como el único que puede sacar a los países de la crisis. 236 O T R A S V O C E S campo de lo simbólico, en total dependencia por el Otro, de aquí que Lacan señalara que el inconsciente es el discurso del Otro. No hay pues emoción o afecto puro, siempre, tales fenómenos no por ser experimentados a nivel del organismo o porque ahí se produzca una alteración de cualquier orden, pueden despegarse del orden del lenguaje. En otros términos, toda producción de afecto y de emoción en el mundo humano está determinada en su efecto en los sujetos por la interpretación discursiva que éstos le dan al estímulo que la provoca, “el afecto está siempre en relación con lo que lo expresa, ya sea para manifestarse, ya sea para nacer. No hay ningún afecto puro; no existe”. (Nasio, 2007:102). En este caso, lo esencia de nuestro argumento sería que la interpretación discursiva que predominantemente los individuos construyen a partir de los estímulos generados en torno al espectáculo futbolístico, sería ante todo la idea de la ausencia de un Amo en su connotación de explotador y dominante, o en otros términos, la ilusión de una libertad de elección de éste. Esa cualidad del futbol resulta primordial aunque es impensable poder sostener que ahí se encuentra el néctar para explicar la popularidad del mismo. Sin duda existen algunos otros componentes, los cuales fueron reflexionados en otro trabajo, que a continuación retomamos. Más allá de dichas explicaciones que se vienen de anunciar como características del futbol en relación con su popularidad, el punto que se quiere sostener es que si el futbol es el “deporte rey” 6 del mundo, es debido a que en él confluyen varios de los componentes que se visualizan como característicos en la estructura de la subjetividad como la constancia de un deseo de satisfacción, la constancia de una lucha entre fuerzas antagónicas y, en este sentido, la permisión de expresar ahí una fuerza poco apegada a los convencionalismos de la convivencia diaria y que persiste en ser expresada. El hecho de que el futbol, a diferencia de otros deportes basados en reducir al máximo los errores (como el beisbol por ejemplo), lo que pulula más que el acierto es precisamente el error; es decir, en el futbol se falla mucho más de lo que se acierta, tal como ocurre en el devenir de las elecciones de los sujetos en la sociedad. Y, sobre todo, en el futbol hay lo que podría bien llamarse 6 Sin duda contemplamos que llamar “deporte rey” al futbol resultaría algo cercano a la blasfemia para los amantes del beisbol, pues al menos, en Norteamérica y el Caribe así se le conoce a ese deporte. No obstante, resulta evidente que si existe un deporte hegemónico, alrededor del cual se producen una cantidad notable de posiciones discursivas, ese es el futbol, y por eso nos damos licencia para llamarlo “rey” en este artículo. 237 E L F U T B O L Y L A C O N S T R U C C I Ó N D E U N A R E P R E S E N T A C I Ó N S O C I A L L L A M A D A N A C I Ó N ritualización o metáfora de la penetración del campo prohibido, lo cual se alza a la altura del objetivo de cada equipo en la contienda y lleva por nombre originario goal (en español “gol”), que quiere decir precisamente “meta”. Regresando a las características para profundizar en la popularidad del futbol, tenemos que la primera de esas reflexiones es que el futbol, como todo juego, permite la subjetivación del mundo y por lo tanto mantiene una relación intrínseca con aquella otra herramienta princeps del mismo proceso, es decir, el lenguaje, pues el juego y el lenguaje se construyen a partir de las diferencias, de los contrarios: de ausencias y presencias. Esto es lo que ejemplifica el célebre fort-da freudiano, en el que su nieto ponía en juego la presencia y la ausencia de su madre jugando con un carrete y, con ello, se inscribía como sujeto al pasar de la pasividad a la actividad, siempre en relación con la ausencia y la presencia del objeto del deseo, entiéndase: “mediante el juego el sujeto lejos de abstraerse de la realidad ahí se instaura. No está fuera de la ley del deseo sino que la encarna” (Larrauri, 2005). Todo juego responde, pues, a leyes del lenguaje, todo él está sujetado a estructuras simbólicas, y si este último es lo que hace de un organismo humano un cuerpo humano, queda establecida la relación intrínseca entre lenguaje y juego, al punto que podríamos decir que ambos son edificantes de la subjetividad humana, herramientas con las que el sujeto crea su mundo. Siendo así, el sujeto que juega es paralelamente jugado por el lenguaje. La afinidad que los sujetos tienen por el futbol descansa primeramente en que todo acto lúdico es un acto sublimatorio que a temprana edad ayuda a constituir la subjetividad, y que posteriormente convalida esa misma subjetividad con base en el mantenimiento del deseo; segundo, que el futbol pone explícitamente de manifiesto el conflicto que existe en toda subjetividad y, por ende, entre las subjetividades, conflicto que encuentra su fundamento en el goce; y tercero, que la práctica del futbol cuenta con una particularidad en comparación con otros juegos de conjunto, particularidad que es obvia y que, no obstante, frecuentemente ha pasado desapercibida, y es que este juego no se escribe, no se juega con las manos [Larrauri, 2005]. El segundo de los componentes que observamos se refiere a que en el futbol, como en realidad en todo juego, 7 y en especial en aquellos que 7 Retomamos en específico el concepto de “juego”, en detrimento del de “deporte”, en relación a que suponemos que el juego resulta más abarcativo en cuanto a las leyes del lenguaje que ahí siempre están presentes y no se reducen a la actividad física profesional que halló su auge en la modernidad. 238 O T R A S V O C E S implican la competencia directa interindividual, lo que se pone de manifiesto es la constante lucha entre las subjetividades, la intención de transgredir al otro en pro del goce (satisfacción pulsional). Dicho conflicto no sólo se lleva a cabo intersubjetivamente sino también intrasubjetivamente; es decir, en el interior del sujeto se juega constantemente una voluntad por romper con las prohibiciones y a la vez se halla la constancia de la ley misma. Entonces, estaríamos hablando de que en el futbol la pulsión de muerte que tiende a alejar a los sujetos del confort, es llevada al terreno de lo socialmente aceptable y de ahí la especial inclinación de los sujetos por este juego, pues lo que en la convivencia digamos “normal” o cotidiana la expresión de la violencia se ve censurada, en contrapartida, de lo que se trata en el futbol es precisamente transgredir al otro de manera explícita. Por tanto, el futbol es un componente de la cultura, en el que la violencia se vuelve legítima; por ello, diversos pensadores, así como la voz popular, han calificado al futbol como ritual de la guerra, lo que queda de manifiesto cuando las selecciones nacionales se enfrentan. Digamos que en el futbol lo que comienza en torno a lo individual en tanto perenne conflicto entre la represión y la tendencia a la satisfacción, se lleva a lo colectivo: En el futbol, cada equipo, cada jugador, cada barra, cada hincha ve en su oponente la materialización del Otro a quien hay que reclamarle; ven ese Otro culpable de la castración a quien se le pide el goce que falta y que se cree él tiene; ven ese Otro trasgresor que, en estos tiempos posmodernos determinados por la ciencia, tiende a anular la subjetividad. En el futbol, se le declara en juego la guerra al Otro en nombre de la falta: por un lado, la queja por la existencia de la falta y por el otro, la lucha por salvarla. Me atrevo a decir que, en el balompié, es común que los protagonistas llegan a creer que el Otro del Otro existe y está parado enfrente [Larrauri, 2005]. Tendríamos así en el futbol la demarcación de un espacio simbólico particular en el que algunas de las acciones consideradas como transgresoras en el ámbito público serían legítimas. El futbol en sus diferentes roles (espectador –en el estadio, frente al televisor–, jugador –profesional, amateur), permitiría prácticas violentas (gritos, insultos, gestos) que funcionarían a modo de catarsis y que sería muy complicado expresar fuera de ese espacio, pues ahí la censura impera. Dado lo cual, el individuo que se entrega al futbol percibiría ese plus 239 E L F U T B O L Y L A C O N S T R U C C I Ó N D E U N A R E P R E S E N T A C I Ó N S O C I A L L L A M A D A N A C I Ó N de libertad a modo de libertad real, es decir, de acciones realizadas por elección personal sin ningún tipo de sugestión u orden superior. Además, dichas catarsis o acciones transgresoras son facilitadas por la presencia del Otro en su talante meramente imaginario, o sea, físicamente presente. En el futbol, el Otro que podríamos definir como sinónimo de cultura, esa cultura que prohíbe la satisfacción pulsional, deviene el rival situado en la otra mitad del terreno de juego, más fácil aún: es el otro individuo que viste la playera del equipo contrario y que se sienta a nuestro lado. Esa inclinación por transgredir al Otro, que siempre se materializa en el cuerpo del otro, será tanto más imperativa cuanto más los sujetos experimenten que el Otro contemporáneo tienda a volverse un tanto dictador y excluyente, tienda a ser cada vez más determinado por la salud de las bolsas de valores y castigador de las diferencias que no son adeptas al estilo del mundo que, como es notorio, se inclina por unificar los sistemas culturales dentro de uno que los absorbería a todos: misma lengua, misma moneda, mismo entretenimiento, misma ideología. El tercero de los componentes es tal vez el menos notorio, pero no por ello el menos importante, pues implica algo sencillo pero que de tan sencillo pasa inadvertido, y es que –como decíamos– el futbol se juega con todo menos con las manos. Cualidad que lo convierte en un deporte peculiar que, lejos de ser fácil en su práctica, en realidad estaría ubicado del lado de los más complicados; y lo complicado tiene un especial atractivo para la realidad psíquica humana al ser elevado al rango del objeto del deseo, es decir, mientras más complicado sea hacerse de algo, ya sea en su posesión o en su dominio, más grande se vuelve la atracción pulsional de los sujetos hacia ello. En este sentido, el futbol, al poner énfasis en su realización por medio del cuerpo, a excepción de aquella parte que sirve para la captura de las cosas, para su concreción y la ilusión de posesión material, se convierte en una actividad atractiva determinada por el hecho de que, si bien todos pueden jugar con la pelota, no todos pueden dominarla, hay una diferencia entre pegarle a la pelota y jugar futbol. Se trata aquí algo que de lleno se ubica en la capacidad fisiológica más que en algún otro componente de cualquier índole. Resumiendo: El futbol es uno de los juegos más difíciles de jugar y de ahí su atractivo. La dificultad radica en que en este juego el trato de la esférica, conducto de sustracción de goce, no se ejerce con las manos, con esa parte del cuerpo que nos permite tomar las cosas del mundo así como transformarlas y en última 240 O T R A S V O C E S instancia concretarlas, no, en el futbol se crea con la cabeza, con los hombros, con el pecho, con los muslos, con las rodillas, con la espalda, con las nalgas y evidentemente, con los pies. En el futbol el cuerpo que, comúnmente es soslayado en cuanto a su capacidad creadora, se vuelve todo poesía, todo escritura. Freud dijo que “todo niño (hombre) que juega se comporta como un poeta”, y el futbol es llamado popularmente “el juego del hombre [Larrauri, 2005]. No obstante, si el atractivo del futbol es que se juega con todo menos con las manos, es decir, que está permitido “escribir” con todo menos con la parte del cuerpo que está creada para ello; y si la admiración y la fascinación se siente por aquel individuo que puede dominar el esférico con la maestría y elegancia de un Pelé o un Maradona, no es, sin embargo, ese aspecto el que le hace masivo. Lo que hace que las masas se acerquen a él es sin duda la posibilidad de intentar ser Maradona, es decir, mostrar pericia en trabajar con lo difícil. Esto se inscribe de forma frontal con aquella inclinación humana a buscar su satisfacción en aquellos objetos que se presentan como algo “imposible” de alcanzar, dado que lo posible, lejos de ser factor que incite al deseo, es aquello que no se desea, pues se puede tener. Resulta visible que los sujetos se ven atraídos y suponen una mayor satisfacción, sea identificándose con el objeto elevado a la altura de lo inalcanzable, sea poseyendo ese objeto. Por lo demás, mientras más se ve frustrada tal intentona mayor es la inclinación hacia ello. De aquí que no sean baladí las múltiples y significativas leyendas míticas sobre la llegada de una estrella futbolera desde los más pobres y recónditos suburbios hasta lo más alto. Al futbol es posible jugar solo o con veinte amigos, en el patio de una unidad habitacional, en la playa o en el estadio Azteca, descalzo o con calzado Nike, con un balón de cuero o con uno hecho a base de calcetas. En definitiva, es muy difícil ser Dios, pero es muy fácil intentarlo. El futbol como catalizador de identidad nacional Una vez que tenemos al futbol convertido en fenómeno de masas y siguiendo con nuestra reflexión, postulamos que las emociones (tales como la alegría o la tristeza) surgidas en torno al futbol y, en particular, a la selección nacional, tienen un alto componente cultural relacionado con el discurso de 241 E L F U T B O L Y L A C O N S T R U C C I Ó N D E U N A R E P R E S E N T A C I Ó N S O C I A L L L A M A D A N A C I Ó N construcción de la nación que se maneje en cada país. Así, vemos cómo algunos de los duelos clásicos no son tanto de orden futbolístico (calidad, resultados) sino de orden político. Un ejemplo claro sería el que representa la selección mexicana y la selección estadounidense, resumido en la frase popular actual: “ya no nos queda ni el futbol para ganarles”. En México existe tanto explícita como implícitamente un sentimiento de sometimiento ante los Estados Unidos. Este hecho, lejos de representar una paranoia o un pesimismo, es realismo, pues está claro que no existe soberanía posible para México, sino es porque es aceptada en ciertos puntos por su vecino del norte. Siendo así, en el futbol la población mexicana experimenta la posibilidad de tomar revancha del rival más odiado en varios aspectos, y recordemos que el odio es unificador, tal vez lo que más unifica. Desafortunadamente, la historia reciente parece indicar que ya ni en el deporte nacional se puede restituir una cierta autonomía o más bien supremacía nacional. Otro ejemplo de este fenómeno en que el futbol se inviste de los significantes que dan integridad a las naciones, lo hallamos en el enfrentamiento entre las selecciones de Argentina y de Inglaterra, donde no sólo se enfrentan estilos de juego “opuestos” (Archetti, 1995), sino la memoria histórica, que en este caso tendría como punto álgido la guerra de las Malvinas. Es decir, se trata ahí de la continuidad de la guerra por otros medios. Como mencionamos al inicio de estas reflexiones, la realidad humana se crea en el lenguaje, actualmente el discurso futbolístico es un punto privilegiado para constatar tal premisa. En un trabajo previo mencionamos que consideramos al discurso futbolístico de carácter nacional, proceso de nacionalización en el que los medios de comunicación desempeñaron (y desempeñan) un papel fundamental fortaleciendo la construcción de un imaginario nacional común, convirtiendo a este deporte en tradición nacional para algunas naciones (Plaza, 2008:5). Es decir, consideramos que en el discurso futbolístico están presentes representaciones sociales que no sólo construyen a la representación social “Selección nacional” en términos deportivos, sino que también construyen a la representación social llamada, a secas, “nación”. Un ejemplo discursivo de esta “doble” construcción discursiva, apuntalada en las emociones ahí generadas, es la expresión tan arraigada en nuestro sentido común que enuncia que, los deportistas en general y los jugadores de futbol en 242 O T R A S V O C E S particular, cuando participan en una competencia con la Selección nacional representan a la nación. En el momento en que los deportistas compiten son despojados de su individualidad, aún más, de su derecho a reivindicar el triunfo o la derrota como algo personal, algo propio. Gana México o pierde Argentina, puede haber individuos que carguen en menor o mayor medida con ambos resultados (el director técnico, el presidente de la Federación, etcétera), pero eso no es lo central, ya que es el orgullo de la nación lo que estaba en juego; siendo más precisos, es el narcisismo nacional lo que está en juego. El representante del Amo que aquí más bien funcionaría como la añoranza de un padre potente que nos ha alegrado o decepcionado, dado lo cual ese representante puede ser cambiado por otro (Hugo Sánchez por Sven Goran Ericsson y éste por Javier Aguirre, Maradona por Ortega, Ortega por Messi), el punto es que siempre seguirá existiendo la necesidad de que alguien se envista con ese significante amo, después de todo, si de lo que se trata es de vivir en masa, en sociedad, esto ocurre por default. Es necesario insistir y reafirmar que en la construcción del Amo “tradicional” en los Estados modernos democráticos, es decir, el jefe de gobierno al cual, en la mayoría de los casos, se elige (si es que se ha decido participar en el proceso electoral) sobre un número limitado de posibilidades, es ante todo un ejercicio que se efectúa dentro de la Ley, gracias a ella. Lo cual implica que los sujetos renuncian en su elección de manera explícita al goce 8 de su singularidad pero siempre, y por paradójico que parezca, vislumbrando en esa elección la restauración del goce; se trata, pues, del momento en el que se acepta la falta de complemento para los sujetos en la realidad humana, y a la vez una voluntad por rellenarla depositando en el conductor, investido con el significante amo, la responsabilidad por el bienestar. De este fenómeno, siempre necesario, surge una hostilidad perenne por la normativización que invariablemente limita al ser al llevarlo a decidir primero por lo social. Hoy en día dicha hostilidad se ve acrecentada dado lo que podríamos llamar 8 El goce debe ser entendido como un placer extremo que confina invariablemente con el dolor. Por tanto, “la prohibición del goce es inherente a la estructura simbólica del lenguaje, en virtud de la cual ‘el goce está prohibido para aquel que habla, como tal’. La entrada del sujeto en lo simbólico está condicionada por cierta renuncia inicial al goce en el complejo de castración, en el que ese sujeto renuncia a sus intentos de ser el falo imaginario de la madre” (Evans, 2007:103). 243 E L F U T B O L Y L A C O N S T R U C C I Ó N D E U N A R E P R E S E N T A C I Ó N S O C I A L L L A M A D A N A C I Ó N “desenamoramiento ante la figura paterna”, es decir, hoy que el padre muestra sus fracturas se vuelve más complicado renunciar al goce por su demanda (Larrauri, 2009:125). En contrapartida, en las emociones expresadas en torno al futbol, esta hostilidad parecería desaparecer, ya que se pensarían como libres olvidando que siempre “la libertad individual no es un patrimonio de la cultura” (Freud, 2004:94), pues como señalamos, la libertad implica la posibilidad de gozar y el goce, concepto central en Lacan, se ubica del lado de lo individual y no de lo colectivo. Con lo cual queremos decir que, en el fondo, la plena libertad nunca existe ni siquiera ahí donde se encubre esa verdad, es decir, en el futbol. Después de todo, la libertad obtura la creación misma del lazo social y promueve cierta anarquía (Larrauri, 2009:125). El sublime encanto del futbol, cuando es llevado a su envergadura nacional, radica en que la sumisión al significante Amo siempre se plantea en términos de ganancia para todos, de sympheron, ahí pareciera que no habría pérdida del narcisismo por ningún lado, sino la posibilidad de estabilizarlo sin importar la inclinación ideológica política o religiosa. A modo de conclusión Partimos de reflexionar en torno a las emociones para terminar reflexionando sobre la formación de las masas. Y es que el intento de explicar a las masas es siempre un trabajo fascinante y complicado que siempre se vincula de alguna u otra forma con lo emocional. No obstante, ante las claras coordenadas entre emoción y futbol, son pocas las reflexiones serias que se han realizado; sin embargo, al respecto podemos rescatar estas palabras de Moscovici: [...] el espectáculo inquietante e inolvidable de una multitud de desconocidos que, sin haberse visto jamás, sin haberse concertado, se sienten recorridos por una emoción idéntica, responden como un solo hombre a una música, un slogan, se fusionan espontáneamente en un ser colectivo [2005:39]. Para ello, iniciamos este texto tomando como premisa la construcción cultural de las emociones, y a éstas como basamento de la formación de representaciones sociales, con el objetivo de reflexionar en torno al éxito 244 O T R A S V O C E S de los discursos desplegados alrededor del futbol como catalizadores de identidades. En concreto, nos interesó reflexionar sobre el éxito de este deporte en su versión nacional –selección nacional de futbol– para erigirse como representación social de la nación en un momento en el que la construcción de dicha representación por los actores legítimos 9 está en crisis. Nuestro eje central fue la consideración de las emociones vivenciadas por la masa en torno al espectáculo futbolístico como libres, es decir, de una supuesta o al menos encubierta independencia del Amo para aglutinar a dichas masas. Sin embargo, y como vimos a lo largo del artículo, dicha libertad está muy lejos de ser tal. Pero, ¿qué nos explica entonces la supuesta “libertad” de dichas emociones? En la obra La era de las multitudes, Moscovici afirma que “al ver en todas las caras la imagen de su propio deseo, al oír en todas las bocas las pruebas de su certidumbre, cada cual se siente arrebatado sin resistencia posible, en la convicción de todos” (2005:39). Proceso que se daría, siguiendo al mismo autor, por el poder de “mostrar” y no de “demostrar” que tienen las imágenes que no instruyen sino que apasionan (2005:129). Es decir, aquellas imágenes –que no son más que significantes– capaces de producir afectos o emociones como el mensaje o la construcción de la nación a partir de o en torno a los discursos futbolísticos. Tendríamos en el discurso futbolístico algo parecido a las “ideas fuerza” utilizadas por algunos gobiernos como eje central en su modo de comunicación, es decir, ideas que son capaces de transmitir de manera profunda en un segundo, en unas pocas palabras, lo mismo que otros actores, mensajes, etcétera, comunican en una hora o un libro. Dicha capacidad de, si se quiere, condensación de una idea –nación– unida a la capacidad sugestiva del lenguaje, la cual procede de la capacidad evocativa de éste, hacen del futbol, del discurso generado en torno a él, un vehículo eficiente y eficaz de cohesión de las masas. Discurso que, como todos, ha de ser apuntalado por un conductor que retoma la instancia del significante amo, y el cual dirige a las masas de manera franca y hasta noble (aunque hay casos desvirtuados) dado que se presenta como el más ferviente seguidor. Por lo demás, dicho conductor se sostiene como representante del discurso del amo, el cual tiene como empresa “ocultar la división del sujeto” (Evans, 2007:74) empezando por la de él mismo. De hecho él, el Amo, es el primero en creer su 9 Nos referimos a las instituciones del Estado-nación. 245 E L F U T B O L Y L A C O N S T R U C C I Ó N D E U N A R E P R E S E N T A C I Ó N S O C I A L L L A M A D A N A C I Ó N posición y diríamos que es por esto que se enviste como un padre que quiere a todos sus hijos por igual, pues a todos les profesa la repartición igualitaria del probable éxito en la cancha (jugadores, espectadores, mexicanos, etcétera). Por otra parte, sigue resultado fácil, obvio, criticar al futbol por la vía del “pan y circo”, “del opio de los pueblos”, es decir, por el entretenimiento gestionado desde el Estado para apartar a los ciudadanos de los problemas reales. Recientemente Hugo Zemelman (2009) decía, al respecto de la necesidad que existe de generar una ciudadanía consciente de serlo, que el futbol funcionaba como desmovilizador a partir de la cohesión de gente desencantada. Es decir, que el futbol atraería a la gente que no ve sus demandas satisfechas por las vías legitimadas, por los poderes públicos en general, funcionando así como un placebo y, por tanto, inhibiendo a esas masas de protestar o luchar. Este efecto, podría considerarse como tal, pero con matices. Mencionamos que el futbol se disponía como un espacio simbólico en el que algunas de las prácticas prohibidas en otros lugares aparecían como legítimas, como sería el caso de la violencia. En este caso, dicha violencia legítima expresada por medio de gritos, insultos, gestos, golpes, etcétera, funcionaría a modo de catarsis y serviría para que la misma violencia producida por causas de nuestro entorno no se exteriorice en otros lugares. En este sentido, la idea de la desmovilización propuesta por Zemelman sería a mitad justa, ya que la expresión en el futbol de lo reprimido en otras instancias no sería algo determinado, ni estrictamente vinculado con la decepción frente a las políticas implementadas por los gobiernos, sino que habría que hablar de ese aspecto que es en sí ingobernable e ineducable y que desde Freud conocemos como la existencia de un más allá del principio del placer al que los sujetos se ven movilizados, y al que de alguna forma el futbol da cabida al estar construido con códigos que hacen legítimo o posible su expresión. Para terminar diremos que hemos hablado de dos de los fenómenos más potentes de nuestro tiempo en la cohesión de masas, el futbol y la nación. Ambos pueden ser vistos como una religión, hay depositada en ambos una esperanza de construir lo que Freud llamó una Weltanschauung, es decir “una visión del mundo”, paradigma de la llamada globalización que precisamente quiere hacer global la diversidad mundial, y que tiene por objetivo arreglar las cosas en una modalidad más cómoda o ventajosa. Como en toda religión, por ambos lados de esos significantes (futbol y nación) y lo que hoy en día comprende, hay y ha habido gente dispuesta a matar y un poco menos a 246 O T R A S V O C E S morir. En torno a ambos se vivencian emociones extremas, emociones que son vividas como libres por los individuos al pensarse como algo consustancial al ser, una especie de pureza siempre sustentada por una elección personal que hemos demostrado que no es tal sino todo lo contrario, pues ahí, esperando darle un sentido a su ser, los sujetos evidencian precisamente la falta que los estructura. Bibliografía Archetti, Eduardo (1995), “Estilo y virtudes masculinas en El Gráfico: la creación del imaginario del futbol argentino”, Desarrollo Económico-Revistas de Ciencias Sociales, núm. 139, pp. 419-442. Anderson, Benedict (1993), Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo, FCE, México. Barthes, Roland (2003), Mitologías, Siglo XXI Editores, Buenos Aires. Evans, David (2007), Diccionario introductorio de psicoanálisis lacaniano, Paidós, Buenos Aires. Freud, Sigmund (2004), “El malestar en la cultura”, Obras completas, tomo XXI, Amorrortu, Buenos Aires. —— (1996), “Más allá del principio del placer”, Obras completas, tomo XVIII, Amorrortu, Buenos Aires. Hobbes, Thomas (2003), Leviatán: o la materia, forma y poder de un Estado eclesiástico civil, FCE, México. Lacan, Jacques (1961), Seminario IX. La identificación (inédito). Laclau, Ernesto (2005), La razón populista, FCE, Buenos Aires. —— y Mouffe, Chantal (2004), Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia, FCE, Buenos Aires. Larrauri Olguín, G. (2009), “El psicoanálisis y el concepto de creación”, Tramas. Subje- tividad y Procesos Sociales, UAM-Xochimilco, México, núm. 29, pp. 117-139. —— (2005), “El futbol (con) jugado por el psicoanálisis”, Revista Carta Psicoanalítica, núm. 7, México [http://www.cartapsi.org/revista/no7/furbol.htm]. Moscovici, Serge (2005), La era de las multitudes. Un trabajo histórico de psicología de las masas, FCE, México. Nasio, Juan-David (2007), El dolor de amar, Gedisa, Barcelona. Plaza Martín, Diana (2008), “Sociedad y deporte en América Latina. La selección nacional de futbol como símbolo de las naciones. Estudio comparado entre Argentina y Ecuador (2002-2006”, parte I, marco teórico, estado de la cuestión 247 E L F U T B O L Y L A C O N S T R U C C I Ó N D E U N A R E P R E S E N T A C I Ó N S O C I A L L L A M A D A N A C I Ó N y problematización del estudio de caso, tesis de maestría 97, Universidad Complutense, Madrid (inédito). Raynaud, Philippe y Rials, Stéphane (eds.) (2001), Diccionario Akal de filosofía política, Akal, Madrid. Zarka, Yves Charles (dir.) (2004), Jacques Lacan. Psicoanálisis y política, Nueva Visión, Buenos Aires. Zemelman, Hugo (2009), conferencia, “Seminario internacional, América Latina en el siglo XXI: comunicación y poderes”, Quito, Universidad Simón Bolívar, 23 al 25 de marzo (inédito). Recibido el 23 de mayo de 2009 Aceptado el 27 de julio de 2009 B. Georgina Flores Mercado* VERSIÓN 24 • UAM-X • MÉXICO • 2010 • PP. 249-277 Tocar con sentimiento La música tradicional p’urhépecha a traves del discurso * Departamento de Antropología, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa [gfl
[email protected]]. El presente artículo es una aproximación a las emociones y sentimientos que músicos de la meseta p’urhépecha expresan sobre su experiencia como músicos y sobre la música tradicional p’urhépecha. También expongo cómo los músicos construyen un sistema de categorización y diferenciación musical a partir del sentimiento. Sentir la música o tocar con sentimiento, es una acción fundamental para poder tocar correctamente la música p’urhépecha. El artículo plantea que la música no expresa o desata emociones en las personas en un vacío simbólico, sino que esas emociones están fuertemente significadas y delimitadas por la cultura para dar sentido a las prácticas sociales, en este caso la práctica de la música. PALABRAS CLAVE: música, emociones, prácticas culturales, discurso. This article represents an approximation to the emotions and feelings that musicians of the Purepecha region express with regards to their experience as musicians and to Purepecha music itself. It also describes how these musicians construct a system of categories and musical differentiation based on sentiment. Feeling the music or playing with feeling are fundamental actions which permit musicians to play Purepecha music correctly. The article suggests that music does not express or produce emotions in a symbolic vacuum but that these emotions are strongly signified and limited by culture in order to give meaning to social practices, in this case musical practice. KEY WORDS: music, emotion cultural practices, discourse. LA MÚSICA COMO EVENTO SONORO tiene la capacidad de movilizar emociones en quien la escucha y en quien la produce. Como seguramente todos y todas hemos experimentado, la música es una potente llave para abrir un sinnúmero de puertas afectivas y capaz de movilizar una diversidad de sentimientos 250 O T R A S V O C E S como la ira, la euforia, la tristeza, la nostalgia, la ternura, etcétera. Según Paul Boghossian (2006), la música nos induce a estados emocionales en la forma en que lo haría una “droga”, la diferencia está en que la reacción ante una música no es una cuestión química, sino una reacción con sentido, porque la música nos da la pauta para dirigir nuestras emociones. Las investigaciones sociales sobre las emociones o la afectividad relacionadas con la música oscilan principalmente entre las perspectivas musicológicas y las etnomusicológicas. En las primeras se indaga y analiza la estructura musical de una pieza o canción y las emociones que se derivan de esas estructuras musicales, mientras que en las segundas, el análisis se sale del pentagrama y llega al sistema social y simbólico que la produce como música. La etnomusicología hace una intersección entre lo musicológico, la estructura musical, y el lugar social que ocupan las músicas en un grupo determinado, la estructura social. El presente artículo e investigación fueron construidos desde una mirada psicocultural. La psicología cultural reúne la mente y la cultura, y considera que la cultura, el lenguaje y la historia desempeñan papeles importantes para constituir el pensamiento y la acción humanos. Las mentes individuales son más bien procesos sociales determinados por las condiciones culturales e históricas (Cole, 1996). El objetivo de una investigación psicocultural es dar cuenta de los sentidos y significados que los actores tienen de sus propias prácticas. Nos interesa, como señala Jerome Bruner (1991), lo que la gente dice que hace y lo que la gente dice que han hecho los otros y por qué, así como lo que la gente dice que es su mundo. Decir y hacer constituyen una unidad funcionalmente inseparable en una psicología orientada culturalmente. Lo anterior ubica la investigación y análisis en nivel discursivo, y lo que nos interesa de los discursos es su carácter comunicativo, mediador y formador de experiencias sociales, así como las producciones significativas de los propios sujetos generados y construidos por los actores, o en el diálogo con ellos en sus propios contextos situacionales. Básicamente, lo que interesa es la capacidad de acción de los discursos, lo que hacen y de lo que están hechos (Alonso, 1998). De acuerdo con lo anterior, en este artículo (re)interpreto psicoculturalmente los sentimientos de la experiencia musical de músicos del pueblo de Santiago Tingambato, ubicado en la meseta p’urhépecha del estado de Michoacán. La investigación realizada fue de tipo etnográfica (2005-2007) y mediante la cual pude entrevistar a músicos de bandas de viento dedicadas a la música 251 T O C A R C O N S E N T I M I E N T O tradicional (Banda Infantil de Tingambato, banda ECOR y la banda del CECAM). La peculiaridad de estas bandas, es que su repertorio musical está centrado en la música clásica mexicana y europea, así como en la música regional p’urhépecha. Estas bandas se consideran portadoras de una tradición musical y representantes de la identidad p’urhépecha. En estas bandas participan niños, niñas y jóvenes, principalmente, y la participación de las mujeres es permitida; hecho impensable en las bandas de música comercial popular. A lo largo de la investigación, fue importante preguntar a los músicos qué significaba para ellos y ellas tanto la música tradicional como participar en este tipo de agrupaciones para conocer sus experiencias musicales. Interesante fue escuchar y reconstruir que los significados de la música tradicional para estos músicos se mueven, en buena parte, en el terreno afectivo. Los sentimientos y las emociones incursionan discursivamente para dar cuenta de su amor, pasión y cariño por la música y por su pueblo, en tanto que la música regional es una música muy querida y respetada. En este artículo argumentaré, de acuerdo con Edwards (1997), que los sentimientos y las emociones sirven discursivamente para dar sentido a las prácticas sociales, en este caso la práctica de ser músico. Por otro lado, describiré cómo la acción de sentir y tocar con sentimiento son categorías construidas por estos pueblos p’urhépechas y cobran sentido y significado en la comunidad de músicos para evaluar o juzgar si la música tradicional ha sido bien interpretada o no. Afectividad colectiva, sentimientos y emociones Espontáneas, naturales, inconscientes, automáticas, femeninas, viscerales... a las emociones se les ha tratado como estados internos similares a los estados de ánimo, asociadas a las experiencias subjetivas y corporales. Tanto la psicología popular como la científica han considerado a las emociones como estados opuestos a la razón y a la cognición. A nivel discursivo, las emociones las utilizamos para describir estados mentales o personales, para definir cómo nos sentimos el día de hoy, para hablar sobre eventos o describir momentos y relaciones sociales. 252 O T R A S V O C E S Como es sabido, los estudios para comprender la psique humana tienden a polarizarse según sus fundamentos ontológicos o teóricos. Esta polarización puede expresarse entre los estudios racionalistas o afectivistas de las prácticas humanas, dejando ante el lector o lectora, dos mundos excluidos uno del otro y al parecer poco conciliables. Podemos decir que las explicaciones racionalistas son las que han prevalecido, ocultando o evitando la afectividad como elemento explicativo de la vida humana. Es el psicoanálisis el que más se interesa por los afectos, pues éstos gobiernan la vida del ser humano. Afortunadamente, hoy se resalta la necesidad de poner mayor énfasis o reco- nocer los aspectos emotivos o afectivos de las prácticas sociales, como señala Anastasio Ovejero: [...] a la hora de explicar la conducta humana es más importante la emoción que la razón y la cultura, las instituciones y los grupos humanos, más que los individuos. Porque el ser humano es más un ser relacional que individual y más emocional que racional. De ahí el enorme interés intrínseco que tiene el estudio de las emociones [1999:301]. Según Pablo Fernández Christlieb, en su libro La afectividad colectiva (1999), vivimos en una sociedad cada vez más efectivizada, que se mueve más por las sensaciones que por las razones, más por los silencios que por las palabras. Las sensaciones, emociones y sentimientos tienen en común que escapan de la razón y, por lo tanto, del lenguaje. Esto es lo que dificulta explicar su lógica y sus motivos, de ahí que Fernández recurra a la estética para pensarles y comprenderles. Nombrar esa otra realidad no racional del psiquismo humano, nos marca la complejidad teórica a la cual nos enfrentamos. Las distinciones que hacemos entre sentimientos, emociones o afectos, responden más a los marcos teóricos que al uso de ellos en la vida cotidiana. Generalmente estos términos resultan sinónimos en la práctica por lo que, según Fernández Christlieb, la psicología científica ha cometido el error de creer que los sentimientos son distintos a las emociones. Pablo Fernández define así a los sentimientos: Un sentimiento es el aviso de que algo sucede, de alguna manera, en alguna parte, demasiado cerca, definición ésta que también se puede aplicar a lo desconocido. Podemos sentir amor, dolor de muelas, ganas de marcharnos, 253 T O C A R C O N S E N T I M I E N T O la música, pasos en la azotea, cansancio, que alguien nos está mirando, el olor a café, que el ambiente está tenso, que una idea es equivocada, que el otro ya no nos quiere. Pareciera que “sentir” es el verbo que se emplea para informar que hubo una sacudida de la realidad, la aparición de lo que no se sabe [1999:17]. Este autor señala que los sentimientos son relativos a la afectividad colec- tiva, están en actividades y cosas comunes y corrientes de la sociedad. Son empíricos pero no por ello se convierten en objetos posibles de ser aislados de la realidad para tratarlos por separado o como cosas que llevamos dentro, como los piensa el sentido común, ni para analizarlos en laboratorio, como quisiera el cientificismo, que los toma por fenómenos físico-químicos, con- ductas o funciones. Así, no existen los sentimientos como objetos, sino como situaciones que tienen forma, por lo que no pueden ser descritos por sus componentes, funciones o causas, sino por sus adjetivos perceptuales: largo, lento, vacío, superficial, gris, plano, monótono, etcétera. La aproximación teórica de Pablo Fernández y su propuesta de que los sentimientos son formas y recurrir a la estética para su comprensión, es muy compleja para describirla en estas páginas. Sin embargo, de su propuesta retomamos como puntos de partida la visión colectivista y social de los sentimientos, para así alejarnos de la visión individualista y cientificista que se ha criticado. Con este autor, partimos de que los sentimientos no están en nosotros sino nosotros estamos en los sentimientos. Nos anteceden y responden a ciertas formas sociales que históricamente se han ido estabilizando, pero no por ello sentimos lo que el otro siente de manera idéntica, sino que cada uno sentimos de manera distinta y nunca sentimos lo mismo. Esta singularidad de los sentimientos no implica que recurramos a una psicología individual, los sentimientos son sociales y la afectividad es colectiva. Los sentimientos son sociales porque suceden en la interacción con el otro, en la actividad grupal o intergrupal y la afectividad es colectiva porque toda afectividad está dentro de la colectividad, entidad monolítica, descarnada de los individuos y encarnada en abstracciones. Toda afectividad es pertenencia de una colectividad y esto significa que uno está constituido por ella, estamos hechos de ella, de tal forma que no formamos parte de la sociedad sino que somos esa sociedad. Para terminar con la propuesta de este autor, resaltamos su idea de que los sentimientos son relativos, porque no son instancias independientes de la 254 O T R A S V O C E S colectividad sino una formación en su seno, y por ello se mueven entre todos los colores y matices que pueden existir entre el blanco y el negro, la luz y la sombra, la creación y la destrucción. Pablo Fernández nos ofrece como ejemplo que la soledad de un poeta no es la misma del borracho, donde mientras uno la escribe, el otro se la bebe (Fernández, 1999). Si entramos en otro tipo de estudios científicos de las emociones, podemos ver que éstos navegan por distintos mares: biologicistas, universalistas, indivi- dualistas, innatistas, cognitivistas, culturalistas y discursivos, por mencionar algunos. Esta diversidad de perspectivas puede enmarcarse en dos grandes paradigmas: a) el psicobiológico y b) el social. Los primeros se concentran en las similitudes de las emociones humanas y los segundos en las diferencias culturales y en la diversidad de emociones. El marco psicobiológico investiga desde la universalidad, ya que considera que existen una serie de emociones básicas y compartidas (enojo, miedo, disgusto, tristeza, felicidad y sorpresa), así como expresiones emocionales, que pueden identificarse en todo el mundo debido a una fisiología innata del ser humano. Esta postura ha sido fuertemente criticada desde los estudios sociales o culturales que demuestran la alta variabilidad cultural emocional (Edwards, 1997). Por su parte, los estudios de las emociones de carácter social pueden ser agrupados, según Derek Edwards (1997), en tres perspectivas: antropológica o cultural, historicista y discursiva; cada una de estas perspectivas se preocupa por explorar los niveles ontológicos, conceptuales y temporales de las emo- ciones, coincidiendo en que éstas son construcciones sociales. A continuación describiré brevemente cada una de estas perspectivas. Caleidoscopio teórico de las emociones y los sentimientos Para la perspectiva cultural, comprender qué son las emociones y cómo se viven dependerá necesariamente del contexto cultural donde éstas se producen y se reproducen. Por ejemplo, para la cultura occidental, las emociones son consideradas sentimientos privados y subjetivos que se expresan corporalmente. Para la perspectiva cultural, los conceptos de las emociones no son únicamente descripciones de actos específicos o reacciones, sino parte de conjuntos interrelacionados de términos que implican secuencias narrativas en 255 T O C A R C O N S E N T I M I E N T O un contexto cultural dado. La perspectiva cultural nos permite aproximarnos a la otredad, o a esas otras formas de sentir y de vivir la afectividad. Su posición es que cada grupo cultural tendrá una organización sociocultural de las emociones y sólo a partir de su análisis podemos conocer sus particularidades y distintivos frente a otras formas culturales. De acuerdo con Geertz (1973), en la perspectiva culturalista e interpretativa no se busca establecer leyes universales, sino establecer a partir de la descripción densa, las diferencias y las particularidades porque justamente esas diferencias son las que nos permiten hablar de comunidades culturales que comparten símbolos y con ellos formas de sentir y de vivir las emociones de maneras diversas. De esta forma, una persona extranjera a una comunidad interpretativa podrá diferenciarse no sólo por su lengua o vestido, sino por sus formas de responder emocionalmente a determinada situación, es decir, por sus prácticas afectivas. Tanto la perspectiva historicista como la discursiva, para el análisis de las emociones, pueden vincularse al paradigma socioconstruccionista. Desde este paradigma no hay una clara distinción entre el discurso de la emoción y las emociones en sí mismas, dado que éstas son equivalentes a lo que la gente enuncia sobre sus emociones, porque no hay una entidad detrás del lenguaje, las emociones son en el momento de ser conceptualizadas, habladas e interpretadas en acciones socialmente inteligibles. Desde el paradigma socioconstruccionista las emociones son un conjunto de prácticas contextualizadas y son descripciones y narrativas que nacen y mueren en algún momento de la historia (Edwards, 1997). La perspectiva historicista, desarrollada por autores como Rom Harré (1997) o Kenneth Gergen (1991), señala que las emociones pueden ser localizables históricamente. Según estos autores, algunas de ellas datan de tiempos recientes, y otras que fueron importantes o de gran relevancia social en algún tiempo, actualmente se les considera obsoletas o fuera de lugar (por ejemplo, la melancolía), algunas de las actuales son herederas de movimientos culturales como sería el caso del amor romántico articulado al Romanticisimo. Hablando de amor, Gergen (1991) nos dice que éste adquirió una gran importancia en las familias de clase media de la época victoriana en Europa: amor entre los esposos y amor a los hijos, sobre todo a los más pequeños, favorecidos en gran medida por la reducción de las tasas de nacimiento. También los diarios íntimos de los siglos XVII y XVIII revelan que las muertes 256 O T R A S V O C E S infantiles entre los ricos eran tomadas en general como un asunto de rutina y causaban poca inquietud debido a que ese hijo sería reemplazado, tarde o temprano, por otro. De esta forma se argumenta que el amor de una madre por sus hijos está lejos de ser algo natural, instintivo o genético, es ante todo una construcción sociohistórica (Gergen, 1991). También Kenneth Gergen y Mary Gergen (2004) señalan que antes del siglo XX no existía un desorden mental llamado depresión. En 1900 sólo había un puñado de términos para las enfermedades mentales, mientras que actualmente existen hasta 400 términos para este tipo de malestares. Estos cambios, en el sentir las emociones como en la forma de nombrarlas, según Harré (1997), son reflejo de la reorganización del orden moral de las relaciones sociales. En resumen, lo que esta perspectiva historicista enfatiza, es que no se trata de cambios únicamente en el vocabulario mientras nuestra vida emocional se mantiene intacta e idéntica, sino que al cambiar las palabras, la vida emocional también cambia, la afectividad colectiva ha cambiado. Las emociones, y los nombres que les damos a éstas, están intrínsecamente atados a las condiciones sociales, morales, económicas y, por lo tanto, se transforman según el contexto histórico y cultural donde se expresen. Finalmente, la perspectiva discursiva se ha dedicado a analizar el discurso de las emociones: su organización retórica, lo que se dice acerca de los sujetos y los eventos, las narrativas creíbles y moralmente aceptadas, la producción de lo cierto o lo falso o bien las negociaciones que realizan esas descripciones. Las categorías emocionales no pueden ser tomadas como meros sentimientos o expresiones individuales, sino como un fenómeno discursivo por lo que necesitan ser estudiadas como tal, es decir, como parte de una forma de hablar que se actúa en las relaciones sociales y que al usar palabras que denotan la emotividad la gente pretende lograr algo con su discurso (Edwards, 1997). Los estudios discursivos sugieren que el lenguaje de las emociones es, más bien, como un conjunto de elementos retóricos, flexibles a los cuales se tiene acceso dependiendo de la situación y por lo tanto son de una naturaleza heterogénea más que homogénea y compartida. Desde el análisis discursivo se pretende dar cuenta de las variaciones indexicales y retóricas que las orientaciones culturalistas, cognitivistas o universalistas muchas veces niegan, obvian o silencian (Edwards, 1997). 257 T O C A R C O N S E N T I M I E N T O La mirada discursiva de las emociones permite entenderlas como una forma de hablar y como un discurso a partir del cual son significadas y usadas en la descripción y construcción de los actos sociales. A la psicología discursiva le interesa cómo la gente habla acerca de las emociones y cómo usa las categorías emocionales cuando habla de otras cosas: las emociones pueden ser usadas como causas o motivos de acciones y los estados emocionales pueden configurarse como cosas para ser tomadas en cuenta como explicaciones o versiones de eventos o acciones, incluso como evidencia de eventos o acciones que las preceden o las siguen (Edwards, 1997). Es importante mencionar que el discurso de las emociones no sólo se usa en las formas descritas anteriormente sino también para mantener o subvertir el orden social, como veremos en el siguiente apartado. El discurso y la regulación de la afectividad colectiva Las emociones y los sentimientos como prácticas sociales están regulados y normalizados por la sociedad donde se producen. Por tanto, la afectividad también se encuentra inmersa en las relaciones de poder y dominación existentes en toda colectividad. La diversidad social implica que no todos sintamos o expresemos las mismas emociones de la misma manera frente a algo o una situación dada. Los sentimientos son singulares y relativos, como ya señalamos; sin embargo, los guardianes del orden social esperan y promueven que sean totalmente compartidos e idénticos. Existen discursos hegemónicos que actúan como dispositivos normativos para controlar y homogeneizar los afectos y mantener de esta manera el orden afectivo. Este discurso define lo que es un sentimiento correcto o incorrecto, lo que es afectivamente normal o anormal, lo que es sano o desviante para cada situación social. Sin embargo, así como hay discursos de las emociones para el mantenimiento del orden social, también están los que se dirigen a su redefinición y, por lo tanto, a la reorganización de las relaciones sociales hacia un sentido más justo y libre. Un estudio que aborda esta cuestión es el realizado por Verta Taylor (2000) con grupos de autoayuda de mujeres madres en situación posparto. Taylor describe cómo las mujeres aceptan, negocian o resisten las normas sociales que regulan las emociones en la maternidad (lo que debe o no sentir una mujer frente a su hijo o hija recién nacida) y cómo estos procesos son reforzados u 258 O T R A S V O C E S obstaculizados por los grupos donde interactúan las mujeres (familia, trabajo, amigas, etcétera). Esta investigadora explica que la sociedad tiene muy claro lo que una mujer debe sentir al nacer su bebé: felicidad, amor, enamoramiento; pero ¿qué pasa si los sentimientos no coinciden con lo preescrito?, ¿qué pasa si lo que sienten es culpabilidad, irritabilidad, enojo, ansiedad y depresión? Frente a esta situación, grupos de mujeres de autoayuda en Estados Unidos intentan construir una nueva cultura de las emociones de la maternidad. Las activistas que participan en estos grupos usan la expresión de emociones no aceptadas como herramienta de cambio social y personal. Esto es, a partir de la expresión y enunciación de las emociones no ideales o aceptadas, se trata de convertir las emociones negativas, individualizadas y privadas, en públicas, compartidas, y crear espacios donde las mujeres puedan hablar y reflexionar sobre sus emociones en la maternidad. La experiencia afectiva de la música: marcos teóricos para su comprensión Según Steven Feld (1991), el estudio de la música que ha realizado la musico- logía arrastra un problema de fondo al plantear el significado de la música en las notas y no en el mundo. Feld, contrario a esta posición, nos dice que el estudio del sonido como sistema simbólico implica tanto dar cuenta de las condiciones físicas o materiales de la producción del sonido, como de las condiciones sociales e históricas de su invocación y su interpretación. En esta medida, el estudio se sitúa en la intersección del análisis acústico y el cultural. De esta manera, la música puede ser definida como un sistema de ruidos o sonidos ordenados culturalmente, que le da forma según un código, reglas de ordenamiento y leyes de sucesión. Al tener forma de música puede ser reconocida por el oyente y recibir un mensaje (Attali, 1977). Recibir un mensaje implica conocer los códigos culturales musicales, por lo que podemos decir que el acto de escuchar es un acto interpretativo o hermenéutico. Como diría Joaquín Arnau Amo: oír es acción, amén de pasión: y la acción no se interrumpe por las buenas, no cesa de sopetón... y el que canta, canta porque oye: y canta para oír y oírse (Amo, 2007:8). Escuchar música, entonces, es algo más que una respuesta fisiológica o conductual: es el resultado de un complejo proceso histórico y cultural a partir 259 T O C A R C O N S E N T I M I E N T O del cual el oído va adquiriendo la forma cultural de los ruidos que escucha. Los oídos son moldeados por la cultura, su forma no puede ser otra que la misma que obtiene de un mundo cultural específico. Así, la música no tiene significados y usos universales, sino que cada sociedad le otorga sentidos propios a partir de su historia; la música es más que sonido, es significados, y éstos sólo cobran sentido en relación con la comunidad que la practica (Acevedo, 2005). Importante es señalar que el fenómeno sonoro no puede existir sin el sujeto que la escucha y la interpreta; es el sujeto, inserto en una comunidad cultural, el que finalmente experimenta, siente y da sentido al sonido previamente significado por esa comunidad interpretativa (Flores, 2009). La relación entre música y emoción, o la comunicación activa de senti- mientos a través de la música, ha despertado gran interés en la comunidad académica desde hace décadas. El antropólogo Alan Merriam, en 1964 estableció las 10 funciones sociales de la música, y entre ellas estaba la expresión de las emociones (Reynoso, 2006). Sin embargo, a pesar de su reconocimiento aún faltan estudios interdisci- plinarios para dar cuenta de la relación entre el signo musical, las formas simbólicas, significados sociales y la ejecución de los sonidos en tanto acción comunicativa (Feld, 1991). Una de las investigaciones más destacadas en el campo de la música y las emociones es la realizada por Steven Feld, plasmada en su libro Sound and sentiment (1982). La investigación se centra en comprender, desde la cultura, la organización social del llanto y otros sentimientos en los Kaluli, pueblo de Papua, Nueva Guinea. Tras analizar la forma y el actuar del llanto, la poesía y las canciones en relación con el mito original de los kaluli y el mundo de los pájaros –que consideran los difuntos que han regresado–, Feld plantea que muchos sonidos de los kaluli son la materialización de sentimientos profundos de este pueblo. Por ejemplo, el canto de los pájaros genus Ptilinopus está asociado a la tristeza, al llanto y a las canciones. Los tonos y sonidos melódicos de estos pájaros para los kaluli son similares a las vocalizaciones no verbales, al llanto de los bebés para pedir comida, atención y cuidado. Cuando estos pájaros cantan, los kaluli responden como si de niños con hambre se tratara, pues consideran que son bebés que han muerto y han regresado en forma de pájaros. En otro momento, Feld menciona que los hombres en una situación de tristeza, como el funeral de una persona respetada, pueden ser emotivos en la demostración de sus sentimientos pero tienden a no sostener por largos 260 O T R A S V O C E S periodos su llanto. Su llanto suele imitar los sonidos del pájaro muni, el cual también es un niño o bebé que al morir se volvió pájaro. Por otra parte, las mujeres inician su llanto de una manera muy rápida e histérica y mantienen este nivel durante largo rato; después, su llanto es más lento y bajo y deviene más melodioso, también similar al canto del pájaro muni; posteriormente insertan frases en su llanto y su llanto se convierte en una canción improvisada entonada con mucha fuerza. Feld describe una escena muy emotiva de un funeral, donde las mujeres lloraban de tal manera que parecía que cantaban, mientras que las canciones gisalo provocaban el llanto de los hombres. En los dos casos, el llanto de los hombres y el de las mujeres, es una emisión sonora muy melodiosa. Feld señala que mientras las canciones gisalo provocan el llanto en los hombres, el llanto de duelo de las mujeres parecía –en momentos– una canción triste. Para Feld, no está claro si la melodía de este llanto era algo intencional o el resultado de una vibración física, lo que sí estaba claro es que estos sonidos eran expresiones profundamente sociales y por tanto significadas (Feld, 1982). Con esta interesante investigación, Feld demuestra que los modos y códigos de la comunicación del sonido permiten entender el ethos y la vida de la sociedad Kaluli pero también nos permite entender que los sonidos y las emociones están inmersas en la vida social y, por lo tanto, son significadas y actuadas de acuerdo con una cultura determinada. Los sonidos emergen como una realidad emocional que denotan no sólo las emociones sino lo que significa ser un kaluli y ser conmovido por esos sonidos. Por otra parte, las letras de las canciones también han sido fuertes puntos de atracción para los analistas discursivos de la música. Desde esta perspectiva se considera que las letras o los textos son el elemento primordial para desatar emociones en los escuchas. La apropiación de las letras por parte del público es un proceso dinámico y activo y cumple con ciertas funciones sociales, como lo describe Zeyda Rodríguez en su artículo “Afectividad y consumo cultural en jóvenes urbanos. Música y canciones de amor” (2005). Esta autora nos dice que aprenderse las letras de canciones populares, para los jóvenes es un elemento importante en la convivencia de pares, y bailarlas los coloca en posición de cercanía tanto corporal como emocional. Las letras de las canciones son vehículos privilegiados de socialización de los ideales del amor, proporciona vocabulario para el mundo amoroso y con él la subjetividad para ser vivida. Ahora bien, las letras de las canciones actuales, aunque buscan ser 261 T O C A R C O N S E N T I M I E N T O atrevidas y, supuestamente, romper con los roles establecidos de género, en realidad no dejan de tener afanes de venta y consumo para convertirse en modelos normativos de las emociones (Rodríguez, 2005). A diferencia del ejemplo anterior, desde la filosofía y en el contexto occidental, Paul Boghossian (2006) se pregunta sobre cómo la música clásica puede hacernos sentir y experimentar un máximo de emoción positiva si carece de letras y textos. Para este autor, si respondemos a una música con emoción, es que esa música es capaz de decirnos algo a pesar de su mudez. Boghossian argumenta que la música posee propiedades expresivas audibles que derivan de nuestra evaluación de la música, valoramos unas piezas sobre otras, porque consideramos que tienen un poder sumamente expresivo. Las propiedades expresivas de la música están claramente determinadas por sus propiedades musicales (ritmo, armonía, melodía), esto significa que los sonidos suenan como, para evocar sus propiedades expresivas. Así, una música triste suena como suenan las personas tristes. Para que esto suceda, los oyentes a menudo hacen juicios emotivos a partir de los cuales consideran que el pasaje X de una obra clásica, expresa X sentimientos. Santiago Tingambato: la gente, el lugar y sus bandas de viento Santiago Tingambato, se ubica en el estado de Michoacán, a 95 km hacia el suroeste de la ciudad de Morelia, capital del estado. Está situado en la Sierra de Santa Clara y en la Meseta p’urhépecha, ubicada en el Sistema Volcánico Transversal. El pueblo de Tingambato fue fundado por el rey Cumburín y por los franciscanos a un kilómetro de donde se ubica el pueblo actual, es decir, en lo que es ahora la zona arqueológica de Tinganio. El nombre de este pueblo es la composición de un nombre católico castellano y otro de raíz indígena: Tingambato procede del vocablo tinganio, que para algunos significa lugar donde comienza el fuego (Ohi, 2005), para otros, cerro de clima templado; se forma con las voces tingam, clima templado y huata, cerro (Resendiz, 1988). En décadas recientes, el pueblo ha experimentado cambios profundos en su fisonomía y en sus relaciones sociales. La lengua p’urhépecha es algo que no se escucha por sus calles; y ante la pregunta: ¿la gente de Tingambato es p’urhépecha?, hay dudas al responder debido a que la identidad indígena 262 O T R A S V O C E S se ha difuminado a partir de los procesos modernizadores. Sin embargo, para este pueblo la música tradicional y las bandas que la interpretan son una fuente importantísima de identidad p’urhépecha. La música tradicional p’urhépecha es un referente identitario cuyas notas continúan trenzando el cordón umbilical con la matriz p’urhépecha: ROCÍO: Yo sigo peleando con toda la gente que me dice que no somos p’urhépechas, porque es algo que llevas en la sangre, sí es cierto, perdimos el lenguaje y es algo que pasó hace unas tres generaciones, a lo mejor si yo hubiera estado en ese momento hubiera hecho algo por rescatarlo, sin embargo ahora lo estudio y trato de comprender [...] Por ejemplo, tenemos una zona arqueológica que es p’urhépecha, ¿cómo se puede decir que no somos p’urhépechas en Tingambato? ¡Tú vas a la plaza y te tomas un atole de zarza con tamales de harina en una olla de barro! ¿Cómo puedes decir que eso no es p’urhépecha? ¡Tenemos música p’urhépecha! Hay mucha gente que tenemos los rasgos [...] son muchas cosas, es algo que llevas en la sangre [entrevista a integrante de la banda ECOR, 24 años de edad, clarinete y piano, 2005]. GEORGINA: A través de la música p’urhépecha ¿usted se siente parte del pueblo p’urhépecha? ROSALINDA: Me siento parte y me siento muy orgullosa también por tener la dicha de interpretarla y darla a conocer, porque en la actualidad ya casi no se conoce [entrevista a integrante de la banda del CECAM, saxofón alto, 2005]. En el pueblo hay unas diez o doce bandas de viento, además de otras agrupaciones musicales, como mariachis u orquestas. La mayoría de estas bandas se dedica a tocar la música denominada popular y comercial. Sólo dos bandas han mantenido el repertorio tradicional musical de la cultura p’urhépecha, es decir, la música clásica y los sones o sonecitos y los abajeños, considerados música propia y tradicional del pueblo p’urhépecha. Las bandas también son un referente identitario de este pueblo, se considera que Tingambato es un pueblo de bandas: GEORGINA: ¿Cree que las bandas es algo distintivo de Tingambato? ALDEMAR: Sí, además se puede decir que en Tingambato las bandas son buenas, ¡son muy buenas! [...] a comparación de otros lugares, aquí la 263 T O C A R C O N S E N T I M I E N T O música es con detalle, tratamos de detallar la música, y en otros lugares es al ahí se va. Sobre todo porque desde niños empezamos y oímos si se hace bien o no. ¡Tingambato es bien fiestero! Es lo que más me gusta y también que la gente es tranquila y no hay problemas [entrevista al director de la Banda Coral, 2006]. La comunidad sentimental y la música tradicional p’urhépecha La comunidad es la unidad social más ampliamente reconocida por la población p’urhépecha. Por ello prefiero hablar de comunidad sentimental, más que de colectividad, en tanto que son palabras que se aproximan más a la cosmovisión p’urhépecha. El etnomusicólogo Arturo Chamorro, en su libro Sones de la guerra. Rivalidad y emoción en la práctica de la música p’urhépecha (1994), describe que los géneros de la música tradicional se pueden englobar en un solo concepto p’urhépecha que es el de kústakua, concepto que usan la mayoría de los músicos para referirse a la música. Dicho término ha sido interpretado a partir de las raíces verbales kús-, kúsh-, y kútha-, tales raíces verbales se relacionan con las ideas de hacer sonidos, tocar un instrumento o simplemente hacer ruidos. El interés de usar el término kústakua, es para demostrar cómo los músicos p’urhépecha conciben la noción de música, a partir del análisis de los términos locales y de sus significados referentes a las maneras regionales de componer y de tocar la música. De esta manera, Chamorro (1994) nos permite hablar de ámbitos locales delimitados por los estilos musicales, que pueden o no coincidir con las regiones económicas y geográficas del pueblo p’urhépecha. Esta comunidad local musical delimitada por unos estilos de tocar o componer la música tradicional, está construida por categorías culturales nativas mediante las cuales se identifican o diferencian de otras localidades musicales. La categoría cultural musical que yo pude identificar con más frecuencia fue la de sentimiento o tocar con sentimiento, por ello hablo de una comunidad sentimental para referirme a un grupo de personas que comparte territorio y símbolos, de los cuales los músicos también forman parte y son capaces de reconocer si existe o no el sentimiento adecuado para la ejecución de la música tradicional. Respecto de las maneras y motivaciones que, según Arturo Chamorro (1994), tienen los músicos p’urhépecha para componer, se enuncian los 264 O T R A S V O C E S factores emocionales o estados de ánimo como ser emocional o estar con sentimiento. En las formas de componer los sones aparecen tocar con sentimiento o tocar con gusto de manera diferenciada. La música tradicional p’urhépecha se compone por varios géneros musicales como los sonecitos, los abajeños y las pirekuas, géneros que pueden tener una taxonomía propia entre la comunidad de los músicos. En este apartado sólo voy a mencionar los géneros de manera muy amplia, ya que es importante conocer su estructura musicológica para entonces comprender sus significados emocionales. El son o sonecito es reconocido por todos como una de las formas musicales más antiguas que practica la sociedad p’urhépecha. El son o sonecito es un ritmo de 3/8, suave, pausado, melancólico y parecido al vals. Según Fernando Nava (1999), los sones proporcionan un ritmo pausado, propicio para andar y para acompañar las procesiones y los paseos con imágenes. El ritmo del son es inadecuado para zapatear. Los sones p’urhépecha son de dos tipos: los alegres inspirados en animales, pájaros y peces; y los de música triste, los que llevan impresiones personales del compositor sobre flores y mujeres. El abajeño tiene su nombre porque es un calificativo de orden geográfico referente a la tierra caliente michoacana, considerada como la tierra de abajo. El abajeño es un ritmo de 6/8, es muy alegre y contagioso, con más movimiento, utilizado para zapatear en las danzas de la meseta, aunque las ocasiones de su uso son múltiples: fiestas religiosas, fiestas civiles, fiestas de ciclo de vida. Siempre tiene una presencia festiva, pues el abajeño es el ritmo más ágil y más alegre de la música p’urhépecha. El torito debe su nombre porque en las festividades acompaña el paseo de la figura de un toro que lleva juegos pirotécnicos. El ritmo de los toritos es el más alegre de los ritmos del son, aunque no es tan vivo y movido como el abajeño. Las variedades de toritos más sobresalientes son: 1) ch’anántskweri, o de carnaval; 2) tembúchakweri o de boda; 3) de jaripeo; y 4) de la quema de castillo. Una vez descritos los ritmos considerados tradicionales y regionales, hablaremos de la música cantada, de la cual existe una amplia gama de formas pero la más conocida es la pirekua, que quiere decir canto o canción. La pirekua es una composición literario musical cantada en p’urhépecha de manera individual, en dueto, trío o en agrupaciones corales, y puede acompañarse con una guitarra o dos, con orquesta de cuerdas, o ser cantada a capela. De 265 T O C A R C O N S E N T I M I E N T O acuerdo con Néstor Dimas (1995), la pirekua tiene una gran demanda entre la propia sociedad p’urhépecha, ya que mediante el canto social se comparten sentimientos, pasiones, alegrías, se comunican acontecimientos, se defiende la identidad, se hace un llamado a las conciencias populares y se manifiestan protestas sobre ciertos problemas regionales. Los temas de la pirekua se refieren, según la época, al simbolismo de las flores, a la idealización de la mujer, a los sentimientos, al fenómeno de la migración, al deterioro ecológico, a la muerte, a la educación y al tributo de los personajes de la historia regional. En dichos cantos se advierte el pensamiento regional en cuanto a lo efímero de la vida, la inmortalidad del hombre, el recuerdo y la tristeza, el sentimiento y la creencia del retorno de las ánimas de los seres queridos. Todas estas temáticas que se conciben dentro del pensamiento p’urhépecha, reflejan la existencia de pasiones, actitudes morales, resentimientos, motivaciones y acontecimientos de la vida social. Los usos sociales de la música tradicional son amplios y varían de acuerdo con cada comunidad local. De manera general, podemos decir que esta música se escucha principalmente en las fiestas patronales, en los cambios de lugar de los santos, en las bodas, bautizos, funerales, para formalizar acuerdos sociales, en concursos, festivales escolares y fiestas cívicas. Cada comunidad p’urhépecha ha construido su organización musical y sonora para cada ritual. Por ejemplo en el pueblo de Ihuatzio, ubicado en la región lacustre, existe la música de los abrazos, la cual se interpreta cuando las familias de los novios han formalizado el compromiso de boda entre la joven y el joven y en ese momento estallan los cohetes en el cielo para que todo el pueblo sepa que el compromiso se ha hecho. En lo referente a Tingambato, la música tradicional se hace presente principalmente en las fiestas patronales y en el cambio de lugar de los santos. En este texto no vamos a abundar en la descripción profunda del sistema festivo y su organización musical de Tingambato, ya que dicen que a Tingambato le faltan santos para hacer fiesta: empiezan celebrando el 1 de enero y acaban el 31 de diciembre. Sin embargo, haremos una breve descripción de las fiestas dada su relevancia en la construcción de la identidad p’urhépecha y su estrecha relación con la música tradicional. Tingambato está configurado en cuatro barrios y cada barrio tiene su santo o virgen a quien festejar y rendirle homenaje. El barrio primero tiene por patrón a San Antonio de Padua; en el barrio segundo a San Isidro Labrador, 266 O T R A S V O C E S patrón de los campesinos; en el barrio tercero el patrón es San José, y en el cuarto la patrona es la Virgen de Guadalupe. Las fiestas patronales están organizadas por los cargueros 1 y la gente del pueblo de acuerdo con el barrio al que se pertenece. Cada santo o virgen tiene su grupo de cargueros que asumirán durante un año el compromiso para que se lleve a cabo lo necesario para cumplir con la fiesta. El número de cargueros puede ser variable existiendo una división de las actividades a realizar entre hombres y mujeres. A los santos de los barrios se les celebra cada año en su día, pero también cada mes. Las fechas de festividad de cada santo son: • San José: 19 de marzo, y el 19 de cada mes. • San Isidro: 15 de mayo, y el 15 de cada mes. • San Antonio: 13 de junio, y el 13 de cada mes. • Virgen de Guadalupe: 12 de diciembre, y el 12 de cada mes. El cambio de cada santo de una casa a otra va siempre acompañado de distintos sonidos como los cohetes y la música. Para realizar el cambio se forman dos filas a cada lado de la calle, los cargueros llevan al santo delante de las filas, mientras la banda va al final interpretando música religiosa propia para cada santo, el cual tiene su música, y si la banda se equivoca y toca música que no es la adecuada la gente comenta, critica o se ríe. Como una vez que cambiaron a San José y la banda interpretó Adiós reina del cielo, entonces la gente dijo sorprendida: –¡Cómo es que le tocan Adiós Reina del cielo a San José! ¡ni que fuera mujer! Las fiestas patronales de Tingambato son dos: una se celebra el 14 de enero, dedicada a Santo Cristo Redentor, y a la cual llegan peregrinaciones de distintos pueblos de Michoacán, de otras partes del país y de Estados Unidos. La otra gran fiesta patronal se celebra el 25 de julio, el santo patrón es Santiago Apóstol, y se lleva a cabo la conocida Danza de los moros, traída por los españoles y que posteriormente formó parte de las tradiciones de Tingambato. El traje de los moros es fabricado por las propias familias de los danzantes. Antiguamente sólo participaban los jóvenes en esta tradición, pero 1 Se denomina carguero a la persona que tiene un cargo en la comunidad para realizar y organizar las actividades necesarias, en este caso para celebrar las fiestas patronales. 267 T O C A R C O N S E N T I M I E N T O actualmente también las mujeres participan en ella. Durante varias semanas, por las tardes, se reúnen para ensayar las danzas y coser sus trajes. Portan unas botas en las que llevan espuelas con rondanas y las hacen sonar al ritmo de la música para ir acompañando el sonido cuando realizan la danza en el atrio de la iglesia el día de la fiesta. Para estas dos celebraciones, en el atrio de la iglesia se instalan los escena- rios para las bandas que tocarán el día principal de la fiesta. Al medio día se realiza la misa y al finalizar las bandas suelen tocar música clásica y tradicional p’urhépecha. Este es uno de los momentos más esperados por la gente y donde las bandas y sus músicos ponen a prueba sus conocimientos y su talento frente al exigente público p’urhépecha. Mientras las bandas tocan, la gente en el atrio bebe, come cacahuates, helados, tacos de charales, fruta y otras muchas cosas. Algunas personas traen consigo sus grabadoras y registran la música de ese momento, otros filman para enviar el video a sus familiares en Estados Unidos y los vendedores suelen detener su venta para escuchar atentamente cada nota interpretada. A la par de todo lo anterior, el castillero y sus ayudantes van armando el castillo en el atrio para ser quemado por la noche; y las mujeres, en el patio de las casas de los cargueros, apoyan y cocinan sin parar –en grandes ollas de barro– el mole, el arroz, las corundas y las tortillas. Esta actividad se hace por cooperación y porque es un gusto y un orgullo poder dar de comer a cada visitante: “es el costumbre que nos dejaron nuestros antepasados”, dice Tomasita, mujer devota de Tingambato. Es importante mencionar que los músicos, cuando se presentan a tocar al medio día, ya han tocado durante varias horas, pues desde las cinco o seis de la mañana hasta las diez, las bandas despiertan al pueblo tocando, entre otras melodías, las conocidas Mañanitas. Dos bandas se distribuyen por todo el pueblo y tocan en cada una de las capillas y en la casa del Niño Dios. Los cargueros y comisionados ofrecen a todos café, ponche y tequila afuera de las capillas para llenar de calor y alegría a los que deciden levantarse temprano y acompañar a las bandas. Los cargueros también darán de comer a las bandas contratadas y a la gente que tenga a bien acercarse. También es importante mencionar que el 22 de noviembre se celebra a Santa Cecilia, patrona de los músicos. Por lo tanto los cargueros de Santa Cecilia son los propios músicos. Otras celebraciones como la fiesta dedicada a los muertos también son importantes en este pueblo. El panteón, adornado 268 O T R A S V O C E S con múltiples coronas de flores de plástico –antes eran naturales–, es evidencia de que este ritual sigue vivo entre la población tingambateña, aunque ya no se permite ingerir alimentos dentro del panteón. La música para los difuntos siempre está presente en este lugar que despierta cada 1 y 2 de noviembre con la visita de las ánimas. A los difuntos, que regresan esos días, hay que llevarles, desde muy temprano, la música que más les gustaba escuchar y de esta manera los vivos y los muertos siguen siendo parte de la misma comunidad. El Domingo de Ramos también es una importante celebración en Tingambato; los cargueros invitan a los jóvenes cuando faltan tres días para ese domingo: salen al cerro Comburinda en cuatro grupos de acuerdo con el barrio de la población. Caminan toda la tarde y parte de la noche hasta llegar a la barranca; ahí duermen y a primera hora del día siguiente cortan las ramas del “olivo” y hacen su cargamento. Calculan retornar a la población al medio día, donde los cargueros los esperan con cohetes, banda de música, atole blanco y el aguardiente; enseguida, el grupo –al compás de la música y tronar de cohetes– llega a la casa del “Carguero Mayor”, donde se les ofrece de comer y beber, aquí se bailan sones y abajeños p’urhépechas por el gusto de haber sido elegidos en la recolección del “olivo”. El sábado, por la mañana, los cargueros distribuyen ramas del “olivo” en la población, para que la gente las adorne con flores y las lleve el Domingo de Ramos a bendecir (Villanueva, 1993:152). La Feria del Geranio también es una importante celebración. En esta feria, que coincide generalmente con la semana santa, se exponen cientos de geranios cultivados durante el año por los habitantes del pueblo de Tingambato, los cuales se consideran un producto diferenciado de otros geranios, como los del Estado de México, ya que tiene características particulares como la intensidad de colores y matices, así como la gran variedad de geranios que se tiene. En esta feria, la plaza se viste de flores, hay venta de comida propia del lugar, música y danza. En esta feria se promueve la música clásica y tradicional p’urhépecha en distintos momentos. Finalmente, hay que mencionar la fiesta dedicada al milagroso Niño Dios de Tingambato, la figura sagrada del pueblo, a quien se le dedica el mayor número de rituales durante todo el año y que, por razones de espacio, no describiré en este texto. 269 T O C A R C O N S E N T I M I E N T O Análisis etnográfico de las emociones de los músicos El análisis que a continuación presento es a partir de lo enunciado por las y los músicos acerca de sus experiencias musicales. Estas experiencias y sus emociones y sentimientos se pueden clasificar en varios rubros: las trayectorias biográficas de los músicos, la interpretación de la música, el gusto por la música p’urhépecha, estructura musical, interpretación de la música, la experiencia corporal musical y los significados emocionales de la música. Trayectorias biográficas musicales Los sentimientos que se expresan dependen del género de las o los hablantes. Ser músico para un hombre es una experiencia emocionalmente diferente que para una mujer. El sufrimiento es lo que muchas de ellas expresan como un sentimiento presente al iniciarse en la música y en las bandas de viento, debido a que la música y las bandas de viento son consideradas cosas de hombres. También la vergüenza es un sentimiento presente: la vergüenza de hacer una actividad que no es propia de su género y que implica exhibirse a los demás. Sin embargo, la pasión por la música las lleva a resistir y mantenerse en las bandas: GEORGINA: ¿Cómo se veía que las mujeres estudiaran música? ROSALINDA: Yo sufrí mucho, por muchos comentarios negativos, porque en la banda eran puros hombres y sólo yo era la única mujer [...] cuando ya empezamos a salir con la banda tuve la oportunidad de conocer muchos lugares y por eso me siento contenta porque logré salir adelante [...] yo me fui contra viento y marea, no me detuve por las críticas, me costaron muchas lágrimas pero yo estaba ¡tan contenta de tocar en la banda! [...] En la banda yo aprendí bastante sobre lo que más adoraba: la música [integrante de la banda del CECAM, saxor alto, 2006]. ALEJANDRA: Al principio sí me daba vergüenza por ver puros hombres, y ya estaba Rocío Román, y nos acompañábamos las tres mujeres [...] pero al principio fue un poquito difícil porque siempre los hombres o por travesura o lo que fuera no nos aceptaban muy bien [...] “¡Cómo que mujeres!”, pensaban. 270 O T R A S V O C E S [integrante de la BIT, 20 años, 7 años en la banda, clarinete y saxofón menor, 2006]. También encontramos el sufrimiento en los músicos más viejos, pero en el sentido más bien de sacrificio, pues éstos recuerdan cómo tenían que caminar para llegar a los pueblos donde eran contratados cargando todos los instrumentos, y estudiar la música por las noches después de trabajar en el campo todo el día, era todo un acto de gran voluntad: AURELIO: Además de tocar en la banda éramos campesinos, todos los que andábamos en la banda en ese tiempo éramos campesinos. Nosotros para ir a estudiar íbamos de las 8 de la noche en adelante. Cuando había compromisos fuertes hasta como a las doce o una de la mañana estábamos estudiando después de venir cansados del cerro y al otro día levantarse temprano para ir a trabajar al campo [...] ¡No! ¡Cómo nos la pasábamos los músicos en aquella época! Pero nos gustaba porque sentíamos la música no como negocio, lo sentíamos ¡como arte!, ¡como algo de nosotros! La música la siento como que es parte mía [Aurelio, 76 años, saxofón, iniciador de la Flor de Chirimoyo, 2006]. El sentimiento de tristeza forma parte del discurso cuando los músicos sienten que la música tradicional p’urhépecha se está perdiendo, porque en realidad no sólo es la música la que se pierde sino toda una forma de vida y manera de ver el mundo, y la propia biografía, hecha de esa música, pierde su elemento principal de identificación: AURELIO: ¡Todo ha cambiado bastante!, y a mí me da tristeza [...] ¡todo ha cambiado!, luego los músicos viejos nos ponemos a comentar todo esto y pensamos que lo de hoy no se compara como cuando nosotros andábamos en aquel tiempo. Todo es fácil, todos traen sus autobuses y terminan y luego luego se van de las fiestas [...] a mi me da tristeza ver que a la juventud ya no le gusta la música buena, ya ellos se concretan a tocar una canción y luego está otra banda y al ratito vuelve a tocar aquella canción y nomás ¡se están repitiendo!, usted está oyendo la misma música toda la fiesta porque nomás se están repitiendo. Antes había que tocar pura música buena [Aurelio, 76 años, saxofón, iniciador de la Flor de Chirimoyo, 2006]. 271 T O C A R C O N S E N T I M I E N T O Sin embargo, la música es el horizonte que marca la ruta del andar y, al formar parte de la identidad propia, los esfuerzos por mantenerse en ella no conocen fronteras. La trayectoria de vida de las y los músicos está fuertemente marcada por su relación con la música. La música se disfruta en tanto que forma parte de la biografía no sólo por las ganancias que pueden dejar las actuaciones sino por todo el sentido identitario que se construye en torno a esta música, articulada a otras tradiciones p’urhépechas como, por ejemplo, la comida y las bebidas tradicionales de esa región de la meseta: GEORGINA: ¿Qué tipo de música te gusta más? ROCÍO: Pues yo disfruto mucho con la música porque está relacionada con toda mi vida [...] porque he crecido escuchando esa música y desde que he estado en la banda he tenido la oportunidad de visitar muchos pueblos y ¡me encanta! [...] si me preguntas ¿por qué? Porque me encanta el abajeño, porque lo puedo tocar y bailar o puedo disfrutar de un vestuario y que lo acompaña de ¡un té de nuriten!, de ¡un atole, unas corundas! Y es como más completo, pues es tu vida [integrante de la banda ECOR, 24 años de edad, clarinete y piano, 2005]. Estructura musical y sentimientos La música tradicional p’urhépecha es una música que se respeta porque se considera que es el pueblo p’urhépecha hecho música, el sentimiento del pueblo se expresa a través de ella. Se resalta la distinción entre un son y un abajeño a partir de la descripción de los roles del género imaginados por la cosmovisión p’urhépecha. Hay una estrecha relación entre la estructura musical de la música p’urhépecha, un ritmo más rápido para un abajeño y uno más lento para un son o sonecito, y la organización social de las relaciones de género en la cultura p’urhépecha: ROCÍO: ¡La música p’urhépecha representa la vida de la gente p’urhépecha! Por ejemplo un abajeño representa al hombre trabajador, fuerte, apasionado que ama a su esposa, que puede ser lo suficientemente fuerte como para trabajar en el campo y hacer este tipo de actividades pesadas y al mismo tiempo ser tierno, noble y querer a sus hijos y tener un corazón bien grande para 272 O T R A S V O C E S estar con ellos y ver por ellos [...] y el son, el sonecito, pues es el otro lado, es más lento, tranquilo, representa a la mujer, pasividad, hermosura, todo lo que es la mujer p’urhépecha [integrante de la banda ECOR, 24 años de edad, clarinete y piano, 2005]. Las danzas también están fuertemente marcadas por el género. Bailar un abajeño es distinto para el hombre que para la mujer. Los hombres deben zapatear con gran fuerza y energía y moverse alrededor de la mujer, mientras ella sigue el baile a un ritmo mucho más pausado y tranquilo. La interpretación de la música p’urhépecha Un aspecto llamativo de lo enunciado por las y los entrevistados era la clara distinción que establecían entre alguien que sabía tocar o interpretar la música p’urhépecha y quien no sabía. Esta distinción no se establecía a partir de un conocimiento formal de la estructura musical de esta música, es decir, saber leer las notas del pentagrama, sino que se establecía a partir del saber sentir la música p’urhépecha. Esto les permitía identificar quién era p’urhépecha y quien no lo era. Este sentimiento p’urhé no se puede aprender en los conservatorios de música, por ello se considera que la música tradicional puede ser ejecutada por músicos profesionales, pero éstos lo hacen de manera muy mecánica, sin ponerle el sabor que merece esa música. Es interesante también que los músicos usan la metáfora del sentido del gusto para ejemplificar lo que se quiere decir cuando se habla del sentimiento p’urhé, estrechamente vinculado con la lengua p’urhépecha, pues se considera que alguien que la habla es más p’urhépecha que alguien que no la habla. Tocar un son o un abajeño sin este sentimiento es como comer una sopa insípida o una salsa sin picante: GEORGINA: ¿Cuál es la particularidad de la música p’urhé? ARMANDO: ¡Pues en que se necesita vivir aquí para darle sabor!, o sea no quiere decir que porque el abajeño esté escrito ya un músico profesional lo va saber tocar, te la hacen muy mecánicamente, no le ponen el estilo y el sabor [...] alguien de fuera no podría interpretarlo como alguien de aquí, ¡ y más alguien que habla p’urhépecha, la siente! [profesor del CECAM, 27 años, 16 años en la música, toca diferentes instrumentos, compositor y arreglista, 2006]. 273 T O C A R C O N S E N T I M I E N T O GEORGINA: ¿La música regional de Tingambato es distinta a la que se interpreta en la cañada de los 11 Pueblos? NAPOLEÓN: Lo que pasa es que es como el mismo purépecha, se habla diferente en cada región, pues también la forma de interpretación es diferente, la misma melodía cada región la interpreta diferente. Influye la formación interpretativa que tuvieron, su maestro, etcétera, yo siento por ejemplo que en Ichán y toda la Cañada, los sonecitos y abajeños los interpretan con más sentimiento, nosotros en particular tocamos más enérgico, aquí en Tingambato [director de la banda ECOR, 2005]. La música tradicional les vincula afectiva y simbólicamente con imágenes, lugares, sabores, olores y costumbres, en cambio para un músico que no es p’urhépecha y que se ha formado en un conservatorio, la música p’urhépecha es simplemente un sistema de notas y formas musicales, no un sistema de sentimientos e imágenes que constituyen el imaginario social de la identidad p’urhépecha: ROCÍO: Escuchas una pirekua y aunque no entiendas lo que dice pues ¡no hace falta!, ¡es algo que sientes adentro! A diferencia de alguien del conservatorio que pues ¡no lo siente! [integrante de la banda ECOR, 24 años, clarinete y piano, 2005]. La experiencia corporal de la música por los músicos Generalmente la experiencia musical está fuertemente vinculada a la expe- riencia corporal. Arturo Chamorro (1994) habla del performance, un tipo de actuación-ejecución en el sentido de la práctica de la música, una actuación expresiva. El acto performativo de las y los músicos –cuando se presentan ante un público conocedor de la música tradicional, como el que asiste por ejemplo al festival de Zacán, Michoacán– realiza un recorrido de emociones aparentemente contrapuestas, como llorar y estar alegres, y que al mismo tiempo son experimentadas en cada parte del cuerpo. El cuerpo entonces es como un mapa afectivo construido culturalmente, sin el cual no podría darse la experiencia musical: 274 O T R A S V O C E S GEORGINA: En Zacán u otros concursos ¿qué sientes al representar a Tingambato? ARACELI: ¡Se siente maravilloso! Cuando estás en el escenario se sienten nervios, me tiemblan los pies, es algo inexplicable, me palpita el corazón, y tengo tanta alegría que no sé cómo expresarla. Cuando voy a ese concurso hasta ganas de llorar me dan [...] de la tensión porque ¡toda la gente que va a este evento es conocedora!, si le preguntas a la gente te puede decir: “esa banda está desafinada, o ésta sí sabe o éstos sí cantan bien o éstos no”, todos ahí saben y es muy difícil engañarles [integrante de la BIT, 22 años, barítono, 2006]. Otra experiencia corporal emocional la podemos notar en la siguiente enunciación; la música y la participación en la banda son elementos que mantienen saludable al cuerpo, su ausencia podría generar la tristeza y con ella la enfermedad: GEORGINA: ¿Qué representa la BIT en tu vida? GUADALUPE: Mucho, casi todo [...] cómo te lo explico... GEORGINA: Si te alejáramos de la banda ¿qué pasaría? GUADALUPE: Lloraría, yo creo que me enfermaría [...] antes de novio o de otra persona yo creo que quiero más a la música, si me das a escoger entre novio y la música yo escogería la música [integrante de la BIT, 20 años, 9 años tocando, saxor y tuba, 2006]. Significado emocional de la música En general, la música es considerada un medio importante para estar alegres. Para los músicos, el mundo no sería mundo si la música no existiera, pero también la vida propia se acabaría. Si la música no existiera, el mundo, el pueblo y el Yo, serían muy tristes y estarían llenos de sufrimiento. El sufrimiento que la vida moderna impone requiere de objetos culturales que sirvan para sobrellevar ese sufrimiento, y la música es uno de estos objetos y una forma de curación con la cual se mantiene la buena salud: ARMANDO: Yo creo que la música tiene que ver con todo [...] sin la música seríamos demasiado tristes [profesor del CECAM, director de la banda La Odisea, 27 años, 2006]. 275 T O C A R C O N S E N T I M I E N T O REY: A mí me gusta mucho la música p’urhépecha, pues al irme a tocar con las orquestas, la música p’urhépecha es parte de mi vida, el día que yo no pueda tocar me voy a morir, pues yo disfruto mucho tocando [coordinador de la radio XHTIN, violín, 2006]. ROSALINDA: ¡También conocer cada instrumento, son tan hermosos! Y uno cuando está estudiando con “x” instrumento como que uno está conversando con ellos y siento como que me transporta a otro mundo, es cuando siento mucho querer por la música, porque todo el sufrimiento que uno tiene en la vida ahí se va calmando [integrante de la banda del CECAM, saxofón, 2006]. A manera de conclusión La enunciación de las emociones, los sentimientos o la afectividad por parte de las y los músicos nos permite ver una realidad compleja en la construcción de los sentidos y significados de las prácticas sociales. Es a través de estos sentimientos expresados que podemos dar cuenta, por un lado, de la singularidad de la vivencia y experiencia de ser músico, en tanto que cada persona la vive afectivamente diferente; por otro, también nos permite dar cuenta de esa intersubjetividad afectiva, es decir, los discursos de las emociones se comparten para dar forma a una comunidad musical donde ciertos sentimientos forman parte de su identidad de músicos. La música p’urhépecha, si seguimos a Pablo Fernández, es afectividad y por tanto es esa colectividad hecha notas y a su vez las personas de esa colectividad están hechas de esa afectividad, que sabe cómo sentir y bailar esa música. Hay que señalar que el análisis discursivo de las emociones, si bien nos permite comprender el mundo social de los afectos de la comunidad de músicos, por otra parte tiene sus limitaciones, ya que como señala Fernández Christlieb, los sentimientos no pertenecen al lenguaje y su acceso debe seguir otras rutas como la estética. En varias situaciones los músicos manifiestan su dificultad para expresar lo que sienten con palabras, pero esto no significa que no sientan algo. Muchas veces ese sentimiento inexpresable con palabras se experimenta con el cuerpo y el cuerpo es un espacio mapeable sentimentalmente. 276 O T R A S V O C E S Por otro lado, podemos decir que esa comunidad de músicos también es una comunidad sentimental, que regula la actuación y ejecución de la música tradicional p’urhépecha, y que a partir de una estructura musical específica (el ritmo) se expresa el sistema simbólico de la sociedad p’urhépecha. Sentir es una acción fundamental para los músicos, por ello hay que saber sentir, sólo que en el caso de la música tradicional p’urhépecha, esta habilidad no se puede aprender en los conservatorios de música de las grandes ciudades, sino que se aprende en la propia comunidad cultural, a través de sus costumbres, de sus fiestas, de conocer la lengua p’urhépecha y, por lo tanto, de formar parte de esa cosmovisión. Tocar con sentimiento es una frase que se repite y por ello considero que es reguladora o normativa de la práctica musical al interior de la comunidad de los músicos, de ahí que hable de una comunidad sentimental que define lo que es sentir la música, se construye un ethos musical que moldea la identidad musical p’urhépecha, pues a partir de este tocar con sentimiento, se sabe si formas parte o no de ese pueblo. Este sentimiento, como indican las posiciones historicistas, no es una práctica del presente, también forma parte de una tradición musical que se ha ido construyendo a partir de los conflictos culturales a lo largo del tiempo (colonización, desarrollismo, desindianización, etcétera), y por la interacción cultural con otros pueblos y naciones; es una música híbrida e intercultural que usa notas e instrumentos occidentales pero que se toca, como dicen los propios p’urhépecha, con el sabor de nuestros pueblos. Bibliografía Amo, Joaquín (2007), “Playas del silencio. La música, una terapia para el espíritu”, Pauta. Cuadernos de teoría y crítica musical, núm. 104, pp. 7-28. Attali, Jaques (1977), Ruidos. Ensayo sobre la economía política de la música, Siglo XXI Editores, México. Alonso, Luis (1999), “Sujeto y discurso: el lugar de la entrevista abierta en las prácticas de la sociología cualitativa”, en Delgado Juan y Gutiérrez, Juan (coords.), Métodos y técnicas cualitativas de investigación en las ciencias sociales, Síntesis, Madrid. Boghossian, Paul (2006), “Explaining musical experience”, en Stock Kathleen (ed.), Philosophers on Music, Oxford University Press [http://philosophy.fas.nyu.edu/]. Bruner, Jerome (1991), Actos de significado, Alianza, Psicología Minor, Madrid. Cole, Michael (1996), Psicología cultural, Morata, Madrid. 277 T O C A R C O N S E N T I M I E N T O Chamorro, Arturo (1994), Sones de la guerra. Rivalidad y emoción en la práctica de la música p’urhépecha, El Colegio de Michoacán, Michoacán. Dimas, Néstor (1995), Temas y textos del canto P’urhépecha, El Colegio de Michoacán, Instituto Michoacano de Cultura, Michoacán. Edwards, Derek (1997), Discourse and cognition, Sage, Londres. Feld, Steven (1982), Sound and sentiment. Birds, weeping, poetics and song in Kaluli expression, University of Pennsylvania Press, Philadelphia. —— (1991), “El sonido como sistema simbólico: el tambor kaluli”, en Cruces, Francisco (ed.), Las culturas musicales. Lecturas de etnomusicología, Trotta, Madrid, pp. 331-355. Fernández, Pablo (2000), La afectividad colectiva, Taurus, México. Flores, Georgina (2009), “Música y cultura: fenómenos sonoros”, revista Hypathia, núm. 26, pp. 2-3. Geertz, Clifford (1973), La interpretación de las culturas, Gedisa, Barcelona, 1991. Gergen, Kenneth (1991), El yo saturado. Dilemas de la identidad en el mundo contemporáneo, Paidós, Barcelona. Gergen, Kenneth y Mary Gergen (2004), Social construction: Entering the dialogue, Taos Institute, Estados Unidos. Merriam Alan (1964), en Reynoso, Carlos (2006), Antropología de la música: de los géneros tribales a la globalización, Buenos Aires, Complejidad Humana, vol. 1. Nava, Fernando (1999), El campo semántico del sonido musical p’urhépecha, INAH, México. Ohi, Kuniaki (2005), Tinganio. Memoria de un sitio arqueológico de la Sierra Purépecha, Universidad de Estudios Extranjeros de Kyoto, Tingambato, Kyoto. Ovejero, Anastasio (1999), La nueva psicología social y la actual posmodernidad, Universidad de Oviedo, Oviedo. Resendiz, Salvador (1988), Michoacán y sus municipios, México. Rodríguez, Zeyda (2005), “Afectividad y consumo cultural en jóvenes urbanos. Música y canciones de amor”, Versión. Estudios de comunicación y política, núm. 16, pp. 127-147. Taylor, Verta (2000), “Emotions and identity in women’s self help movements”, en Sheldon Stryker, Timothy Owens y Robert White, Self, identity, and social movements, University of Minnesota Press, pp. 271-299. Villanueva, Marín (1997), “Autoecología en el cerro Cumburinda de los municipios de Pátzcuaro, Salvador Escalante y Tingambato”, en Ayuntamiento de Tingambato, Tingambato en el 120 aniversario de la elevación a municipio (1877-1997), Morelia, Jitanjáfora. Recibido el 6 de junio de 2009 Aceptado el 5 de noviembre de 2009 Alejandra Toscana Aparicio* VERSIÓN 24 • UAM-X • MÉXICO • 2010 • PP. 281-302 Imaginando un desastre El huracán Stan en la prensa Los medios de comunicación masiva influyen en la forma en que el público interpreta el mundo que le rodea. En esta investigación se analiza la información que la prensa impresa divulgó sobre el desastre detonado por el huracán Stan (2005) en el este y sureste de México. Se analizaron siete periódicos y una revista que le dieron cobertura al fenómeno entre los días 5 y 15 de octubre de 2005. Se encontró una serie de semejanzas en la información que las fuentes divulgaron, entre las que resaltan los mensajes emotivos que apelan al sentimentalismo del público, y la propagación de representaciones sociales de los huracanes que existen desde tiempos prehispánicos. Se encontró también que en la mayor parte de las notas informativas, el desastre fue interpretado con base en un paradigma poco vigente en los círculos académicos. PALABRAS CLAVE: emociones, medios de comunicación masiva, desastre, huracán. Mass media communication affects the way in which the audience, in general terms, interprets the world that surrounds us. In this research, the information that the press published about the disaster detonated by the hurricane Stan (2005) in the east and southeast of Mexico is analyzed. Seven newspapers and one magazine that covered the hurricane between the 5th to the 10th of October 2005 were analyzed. A number of similarities in the way the information was presented and interpreted were found. Among them, the emotive messages that appeal to the public’s sentimentalism, and the propagation of social representations of hurricanes that existed since prehispanic times. It was also found that most of the news interpret the disaster based on a scientific paradigm that is losing validity in academic circles. KEY WORDS: emotions, mass media, disaster, hurricane. * Departamento de Política y Cultura, UAM-Xochimilco [
[email protected];
[email protected]]. 282 L O S T I E M P O S Introducción LA SOCIEDAD ACTUAL sería impensable sin los medios de comunicación masiva (MCM). Éstos constituyen una fuente de información muy importante del mundo que nos rodea: transmiten noticias que no podemos experimentar directamente, convirtiendo eventos remotos en eventos significativos. La influencia de los MCM en las cogniciones de las personas es un hecho ampliamente aceptado (Sunkel y Catalán, 1993; Boltanski, 1999; Verón, 2002; Newman, 2004; Rodrigo, 2005); si bien su influencia no es absoluta ni automática, se reconoce su capacidad de convencimiento y de influir en la conciencia social (Esteinou, 2003:110-111). Los MCM actúan como mediadores entre la realidad y el público; por su carácter masivo, su alcance y su capacidad de actualización, desempeñan un papel protagónico en las mediaciones. De ahí que su estudio sea interesante para diversos especialistas de las ciencias sociales. Los MCM brindan al público marcos de referencia para interpretar el mundo. Ejercen su influencia a partir de la generación y propagación de representaciones sociales, las cuales hacen posible la orientación de las personas y la comunicación entre los miembros de una comunidad, proveyéndolos de un código de intercambio social para nombrar y clasificar los varios aspectos de su mundo y su historia. Los MCM también intervienen en la construcción de procesos emotivos, necesarios para otorgarle sentido y significado a la realidad. Las emociones constituyen un elemento de la experiencia humana, indispensable para la sobrevivencia, para la adaptación a un mundo cambiante; funcionan como alertas de las cosas significativas, relevantes y trascendentales; son portadoras de significados e interpretaciones a partir de los cuales las personas valoran y ordenan el mundo (Ceballos, 2008). Por tanto, el estudio de las emociones arroja pistas sobre las formas en que los diferentes actores se posicionan frente a diversas proposiciones y discursos que configuran los sistemas culturales (Rodríguez, 2008:146). En este ensayo se analiza la información que los MCM difunden sobre desastres detonados por fenómenos naturales, la cual tiende a estar repleta de mensajes emotivos y elementos que refuerzan representaciones sociales que existen desde tiempos prehispánicos. Se utiliza el huracán Stan (2005) como una plataforma para ejemplificar la forma en que los MCM presentan la información al público, qué transmiten, por qué y qué implicaciones tiene la divulgación de dicha información. 283 I M A G I N A N D O U N D E S A S T R E Los desastres en los medios de comunicación masiva Por su ubicación geográfica y sus condiciones físicas y sociales, México está expuesto a fenómenos naturales potencialmente peligrosos (actividad volcánica, terremotos, tsunamis, inundaciones, heladas, granizadas, huracanes, tornados, sequías, incendios forestales, procesos de ladera y epidemias, entre otros), algunos de los cuales llegan a detonar desastres. Los desastres, catástrofes o calamidades son procesos críticos que se caracterizan por la destrucción y la muerte, irrumpen en el orden habitual de las comunidades, e impactan a nivel individual y colectivo, por lo que se tornan significativos (Toscana, 2006:9). Los MCM se encargan de dar a conocer los desastres a sectores más amplios de la sociedad. La información que presentan los medios es significativa en tanto que la mayor parte de la población no experimenta los desastres directamente, sino a través de la televisión, la radio, la prensa y, recientemente, la internet (Seydlitz et al., 1991:6). Para gran parte de la población, los MCM constituyen la principal o, incluso, la única fuente de información con la que cuentan, por lo que éstos fungen como mediadores clave entre la situación de desastre y la audiencia. A lo largo de las diferentes fases de una catástrofe, que van desde la alerta y la emergencia hasta la recuperación y la reconstrucción, los MCM desempeñan funciones estratégicas para su organización. Avisan al púbico de la presencia de fenómenos peligrosos, señalan instrucciones para hacerles frente, informan sobre centros de acopio, paradero de víctimas, ubicación de albergues, etcétera (Hoggart, 2004:1). Sus labores han sido ampliamente reconocidas, por ejemplo en los sismos de la Ciudad de México (1985), durante la intensa temporada de huracanes del 2005 (Katrina, Rita, Stan, Wilma) y recientemente en la alerta epidemiológica por el virus de la influenza humana. Pero además de estas actividades, que sin duda son útiles para la sociedad, los MCM suelen atribuirse la función de explicar e interpretar al público lo ocurrido. Todas las sociedades dan sentido a aquello que les afecta, no solamente le otorgan algún tipo de explicación, sino que lo hacen significativo en su devenir histórico, más aún cuando se trata de hechos que producen dolor, para hacerlos de algún modo soportables (Eliade, 1985:87 y ss). Así, a los desastres se les atribuye un cierto sentido, y en este proceso de atribución, los medios intervienen e influyen fuertemente conduciendo y delimitando 284 L O S T I E M P O S el significado del desastre (Hiroi et al., 1985; Wilkins, 1986; Patterson et al., 1988; Slovic, 1987: 280; Seydlit, et al., 1991, Burkhart, 1991; Wenger et al., 1989; Button, 1999: 114 y ss). Aunque se reconoce la utilidad de los MCM a lo largo de las diferentes fases del desastre, su participación también es criticable. En los primeros momentos de cualquier emergencia, la información que difunden los medios suele ser imprecisa, ya que ésta, además de dar a conocer acontecimientos, va encaminada a satisfacer otros objetivos, propósitos e intereses económicos: vender la noticia. Las catástrofes resultan interesantes puesto que dan lugar a historias emotivas, heroicas, llenas de desgracia, atractivas para un amplio sector del público. Los reporteros, periodistas y editores –quienes en general carecen de un entrenamiento específico para comprender el proceso de desastre–, propagan información limitada y superficial, rara vez indagan con profundidad sobre cuestiones clave que permitan al público comprender el contexto, la causalidad y consecuencias del desastre (Wilkins, 1986:12; Patterson et al., 1988:28; Seydlitz et al., 1991:6). Cuando los medios reportan un desastre se centran en casos extremos y prominentes (el lugar más afectado, la víctima más miserable, el incidente más trágico), que son seleccionados a juicio del reportero o editor, y para hacer la noticia lo más atractiva posible, la narrativa incluye tantas expresiones sensacionalistas como sea posible, especialmente en los encabezados, tales como: “Furia de la naturaleza”, “El día del terror”; adjetivos superlativos y lenguaje melodramático, en detrimento de información relevante para la comprensión distanciada del desastre, como el deterioro ambiental, las condiciones sociales del grupo afectado, los conflictos políticos que se generan a raíz del desastre o sus consecuencias en el mediano y largo plazo (Wilkins, 1986:10; Lombardi, 1997:112). El público se pierde de la información y datos claves, vitales para entender el contexto en el que se gesta el desastre, pero el titular de la noticia logra captar su atención a través de las emociones que éste despierta en el lector y así, “acercar” el acontecimiento distante al público (Boltanski, 1999:42). Los encabezados suelen emplear lo que Caffi y Janney (1994:348, citado en Plantin y Gutiérrez, en prensa) llaman “comunicación emotiva”, la cual se caracteriza por la existencia de una “señalización intencional estratégica de información afectiva”, que tiene como finalidad influir en la interpretación que el público hace de la noticia. Por todo lo anterior, los MCM convierten fácilmente un problema ambiental, social y político en un espectáculo emotivo. 285 I M A G I N A N D O U N D E S A S T R E Desde luego el discurso de los MCM no influye homogéneamente en toda la audiencia. Parte del público cuenta con otras fuentes de información que le permiten elaborar interpretaciones diferentes a las que proponen los medios. Otras personas, en cambio, sólo tienen como referencia lo que se transmite en la prensa, la radio, la televisión y la internet. Diversas investigaciones señalan que los MCM logran incidir en la respuesta social en caso de desastre, tanto antes y durante la emergencia como en las fases posteriores (Lombardi, 1999:103). Los MCM logran incidir también en las ideas y creencias que el público tiene en torno a los desastres, las cuales resultan convenientes para enfatizar el paradigma dominante en los círculos gubernamentales para explicar la causalidad de los desastres. Esto se expone a continuación para, posteriormente, relacionar la información difundida por los medios –en particular la prensa impresa–, con los paradigmas que existen para estudiar los desastres. Paradigmas en el estudio de riesgos y desastres asociados a los fenómenos naturales Los desastres son problemas viejos en la historia de la humanidad, durante muchos años éstos fueron atribuidos a la voluntad divina o a causas sobrenaturales, acontecimientos interesantes para milenaristas, literatos y cronistas principalmente. Para entenderlos, predominaban las interpretaciones emotivas, en términos de Elias (1990:19), comprometidas y carentes de distanciamiento. Sólo recientemente se han convertido en objeto de estudio científico: el interés por estudiarlos surgió en Estados Unidos en la década de 1950, durante la Guerra Fría. Un grupo de científicos del Centro Nacional de Investigación de Opinión (NORC, por sus siglas en inglés) supuso que el comportamiento de la población en caso de sismo, inundación, tornado o cualquier otro fenómeno natural potencialmente catastrófico, sería similar a su comportamiento en un ataque bélico. De modo que se empezó a estudiar sistemáticamente el comportamiento colectivo de la población en desastres para prever su conducta en caso de guerra, dejando a un lado la perspectiva histórica y las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales de la población en estudio, así como el contexto ambiental en el que sucedían las catástrofes. Cobijado por estas creencias se configuró un primer paradigma para entender los desastres que ha predominado hasta ahora en los círculos 286 L O S T I E M P O S burocráticos y gubernamentales, y predominó hasta finales de la década de 1970 en la academia. Este paradigma parte de que cualquier desastre es resultado del impacto de un fenómeno natural –o antrópico–, es decir, su causalidad se busca en el fenómeno que lo detona, independientemente de la sociedad afectada. El desastre es interpretado como resultado de un “ataque” efectuado por uno o más “enemigos”; así, el fenómeno natural relacionado, ya sea inundación, huracán, tornado, es equiparado a un enemigo (Porfiriev, 1998:59). Por ejemplo, cuando las fuerzas armadas de Estados Unidos intervinieron en la atención a la emergencia asociada al paso del huracán Katrina (2005), éste fue concebido como un enemigo que “había matado gente” y “destruido centros urbanos”, entre otros daños. El fenómeno natural es “antropomorfizado”: se le otorgan atributos humanos, como la voluntad de atacar y destruir, tal como lo podría hacer un enemigo en una situación de guerra. De esta manera, se evita buscar la responsabilidad social, ya que el desastre se atribuye a las características propias –como magnitud e intensidad– del fenómeno natural que lo detonó (Gilbert, 1998:11 y ss). El desastre es entendido como inevitable, incontrolable y, sobre todo, resultado del impacto de un fenómeno natural que provoca que la población afectada se comporte de manera irracional, con pánico, dando lugar a un comportamiento antisocial que debe ser revertido para volver a la “normalidad”. Sin embargo, conforme se profundizó en el estudio de las catástrofes, especialmente en los países menos desarrollados (por ejemplo, el terremoto de Perú y las inundaciones en Bangladesh en 1970; el ciclón que afectó la India en 1971; el terremoto de Nicaragua de 1972, la sequía del Sahel de 1973-1974; el huracán Fifi en Honduras en 1974 y el terremoto de Guatemala en 1975), se hacía cada vez más evidente que la ocurrencia de los desastres tenía una relación directa con las características estructurales de las sociedades afectadas. En general se observó una correspondencia entre la distribución de los daños y la distribución de la pobreza y del deterioro ambiental. Estas observaciones abrieron la puerta a un nuevo paradigma que se fundamenta en la idea de que los desastres no son resultado del impacto de un fenómeno natural en la sociedad, sino que éstos resultan de las condiciones de vulnerabilidad de los grupos sociales afectados. El concepto de vulnerabilidad, entendido como el conjunto de características de una sociedad que logra minimizar o magnificar el impacto de un fenómeno potencialmente catastrófico, se convierte en la clave para entender los desastres. 287 I M A G I N A N D O U N D E S A S T R E Bajo el segundo paradigma se han realizado una serie de investigaciones que insisten en que las erupciones volcánicas, los sismos, los huracanes, los tsunamis, y demás fenómenos considerados como peligrosos, no son desastres en sí mismos, sino solamente detonantes; en estas investigaciones se explica el origen de la vulnerabilidad como una consecuencia de la pobreza, la desigualdad, la exclusión socio-territorial, las dificultades del Estado para prever y mitigar desastres, y el deterioro ambiental, condiciones que magnifican el impacto de los fenómenos naturales (Hewitt, 1983; Cuny, 1983:14 y ss; Wiljkman y Timberlake, 1984:18 y ss; Blaikie et al., 1994:21 y ss; Bolin et al., 1999; Oliver-Smith, 1999:74; Zaman, 1999:195; Alexander, 2000:12 y ss; Di John, 2001; Oliver-Smith, 2002:147; Bankoff, 2003; Hilhorst, 2007:52). Este paradigma permite entender por qué los daños en un desastre no se distribuyen homogéneamente ni al azar, sino que su distribución tiene un patrón que puede explicarse en términos de las condiciones de vulnerabilidad. En este contexto, también se han desarrollado investigaciones sobre el impacto de los desastres en diferentes sectores de la sociedad definidos por el género, la edad, las características étnicas, etcétera (Bolin et al., 1986; Blaikie et al., 1994; Zamman, 1999), y sobre las consecuencias sociales y políticas de los desastres. En estas investigaciones, el desastre se concibe como un problema económico, político, social y cultural –no sólo ambiental o geofísico–, que además puede ser catalizador de otros problemas, por ello, algunos especialistas los consideran “laboratorios sociales” (Cuny, 1983:54; Dynes et al., 1994; García, 1996; Mileti, 1999). Los desastres brindan la oportunidad al investigador para estudiar la construcción social y cultural de la realidad, y una forma de hacerlo es a partir de la información que difunden los MCM, mediadores entre la realidad y el público. El segundo paradigma hoy en día goza de amplia aceptación en muchos de los círculos académicos, pero en los ámbitos gubernamentales y burocráticos no ha logrado sustituir al paradigma anterior, principalmente porque en el segundo paradigma se admite la responsabilidad social en la causalidad del desastre. Explicar un desastre en términos de las condiciones de vulnerabilidad de la sociedad es más complicado que hacerlo con base en el primer paradigma, no sólo porque con base él se evita indagar a fondo las características estruc- turales de las sociedades que les confieren cierto grado de vulnerabilidad, sino además porque la analogía desastre-guerra es más o menos clara y, sobre todo, más llamativa y atractiva para el público en general. 288 L O S T I E M P O S El huracán Stan: objeto de la noticia De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional, el 2 de octubre de 2005 la tormenta tropical denominada Stan, tocó la costa de Quintana Roo a 33 km del este-noreste de Felipe Carrillo Puerto, con vientos sostenidos de 75 km/h y rachas de 95 km/h. Atravesó la Península de Yucatán y siguió su trayectoria por el Golfo de México hacia la costa de Veracruz, impactó tierra a las 10:00 am del 4 de octubre, a 20 km al noreste de San Andrés Tuxtla, convertido en huracán de categoría 1 en la escala Saffir-Simpson. 1 Poco a poco volvió a degradarse a tormenta tropical y después a depresión tropical sobre Oaxaca y Chiapas. A pesar de que la categoría máxima alcanzada por este huracán fue de 1, su trayectoria se caracterizó por la lentitud de su movimiento y por la gran cantidad de precipitación arrojada. El Ejecutivo declaró zona de desastre en Puebla, Tabasco, Veracruz, Oaxaca y Chiapas, donde se desbordaron cientos de ríos y se formaron flujos de lodo y aludes, por lo que más de 140 mil personas tuvieron que ser evacuadas a refugios temporales. Se registraron considerables pérdidas en viviendas, infraestructura y en el sector agrícola; se perdieron miles de toneladas de suelo. En Centroamérica (El Salvador, Nicaragua y Guatemala) los estragos fueron aún mayores: resalta en particular el poblado Panajab en Guatemala, donde unas mil 400 personas fueron sepultadas por un flujo de lodo. Las pérdidas materiales en toda la región se calcularon en más de mil millones de dólares (son equiparables a las que se registraron en Estados Unidos tras el paso del huracán Katrina en 2005). En México, al igual que en los demás países afectados por el huracán, el desastre puso de manifiesto, sin sorpresa, las condiciones de deterioro ambiental y vulnerabilidad en las que vive gran parte de la población de la región, especialmente del sureste, así como las limitaciones del Estado para 1 La escala Saffir-Simpson clasifica a los huracanes, por su peligrosidad, en cinco categorías con base en la velocidad de sus vientos: en los extremos de la escala, la categoría 1 corresponde a huracanes con potencial catastrófico medio, y la categoría 5 los califica como extremadamente catastróficos. Las depresiones tropicales y las tormentas tropicales son la antesala de los huracanes, sus vientos son más lentos y su potencial catastrófico, menor. Muchas depresiones tropicales llegan a convertirse en tormentas tropicales y después en huracanes cuando las condiciones atmosféricas estimulan el aumento de la velocidad de sus vientos, y los huracanes, antes de disiparse totalmente, regresan a un estado de tormenta tropical y después a depresión tropical. 289 I M A G I N A N D O U N D E S A S T R E prever desastres, hacer frente a la emergencia y lograr una pronta recuperación. Estas condiciones determinaron la magnitud de los daños, misma que no puede explicarse únicamente con base en las características del meteoro. Asimismo, el desastre agudizó las ya de por sí precarias condiciones de vida de la gente de muchas de las comunidades de esta zona; en la mayoría de los municipios de los estados afectados por el huracán, se registran niveles muy altos de pobreza –de los más altos del país–, aspecto que no sólo predispone a la población a sufrir daños, sino que también le dificulta enormemente la recuperación. La mayor parte de la información que la prensa transmitió no estaba enfocada a hacer más comprensible el fenómeno natural, ni a explicar el contexto, las causas y consecuencias del desastre, sino a convertirlo en noticia, en un acontecimiento llamativo, en un espectáculo. En lo que sigue se revisa lo que la prensa nacional publicó en torno al huracán Stan en sí mismo y al desastre, entre el 5 y 15 de octubre de 2005, con base en un análisis cualitativo de la cobertura que le dieron siete periódicos (La Crónica de Hoy, Diario Milenio, Excélsior, La Jornada, La Prensa, Reforma, El Universal) y una revista (Proceso). El análisis está basado en la metodología que proponen Wenger et al., (1986:23 y ss), Lombardi (1997:113) y Button (1999:115 y ss), quienes consideran las siguientes variables: a) Planteamiento de la noticia: se refiere al encabezado de la noticia, a la utilización o no de imágenes, al lugar que ocupa en el periódico y en la página. b) Estilo narrativo: se refiere a la forma en que se relatan los datos, puede ser informe técnico, crónica, testimonio, etcétera; y al tipo de lenguaje que se emplea, utilización de fotografías, gráficas, cuadros y mapas para complementar y reforzar la información escrita. c) Tipo de información: los temas tratados, su profundidad de análisis y la fuente de los datos (pueden ser fuentes oficiales, políticos, científicos, víctimas, testigos, etcétera). d) Forma de interpretar los datos presentados: a qué se atribuye lo que se está presentando, esto permite identificar el ángulo desde el cual se explica el acontecimiento. Se detectó una serie de semejanzas en la forma en que las fuentes consul- tadas presentaron la noticia: 290 L O S T I E M P O S a) La noticia se presentó en la portada de los periódicos los primeros días después de que las lluvias comenzaron a ser consideradas como problemáticas por su volumen; paulatinamente fue ocupando espacios menos llamativos, hasta dejar el lugar privilegiado a otras “novedades”. La mayor parte de los encabezados ubicados en las portadas, contenían palabras que aluden a la destrucción y la catástrofe: “Lo que el huracán provocó”, “Devastación en Tapachula”, “Viven tragedia en el sureste”, “Ayúdennos a salir de aquí”. Casi todas las noticias fueron complementadas con imágenes explícitas que reafirmaban el encabezado. Los encabezados son importantes porque ahí se encuentran las palabras clave que consolidan marcos conceptuales y porque funcionan como la antesala de las emociones (Gutiérrez-Rubí, 2007:3), las cuales afectan nuestra manera de ver y pensar el mundo. b) Los temas se trataron superficialmente, los más recurrentes se refieren a: i) la cuantificación de las pérdidas y daños materiales (viviendas, caminos, puentes, etcétera), de los damnificados y de las víctimas fatales; estas cuantificaciones se acompañaron de fotografías, recuadros, gráficas y mapas. Se omitieron otro tipo de daños como las consecuencias sociales y económicas de la destrucción en el corto, mediano y largo plazo. También se enfatizó en las acciones emprendidas por las instituciones mexicanas para mitigar los daños, especialmente de la Secretaría de Gobernación para la implementación de albergues; las acciones del Ejército Mexicano y de la Marina en el reparto de ayuda, el rescate de víctimas y la evacuación de localidades en peligro; y las de la Secretaría de Salud para prevenir epidemias de cólera y dengue; ii) las visitas del entonces presidente Vicente Fox a las zonas afectadas; iii) los actos vandálicos y de pillaje. Estos temas se describieron reiterativa y superficialmente, sobre todo lo referente a la cuantificación de los daños materiales. Cualitativamente la información fue pobre, y casi todas las notas llevaban un toque de emotividad, que le otorgaba un toque dramático a la nota. c) La narración presentó una tendencia trágica y fatalista que evoca miedo, desgracia y desesperanza; en muchas notas se hizo mención de que lo peor del desastre aún no había sucedido, que podría haber lluvias más intensas, inundaciones más altas y extensas, y flujos de lodo más catastróficos. Se incluyeron testimonios de víctimas que relataron historias heroicas de sobrevivencia asociadas a la voluntad divina; la inclusión de testimonios de 291 I M A G I N A N D O U N D E S A S T R E víctimas y testigos de un desastre distante, le agrega a la noticia o reportaje cierta credibilidad. d) Todas las fuentes periodísticas analizadas emplearon eufemismos que cubrieron o distorsionaron información veraz. Mediante lenguaje emotivo, las publicaciones atribuyeron la causalidad del desastre al meteoro Stan, otorgándole la categoría de sujeto con intensiones y estados de ánimo: “Devastó Chiapas y Veracruz furia de Stan” (La Jornada), “Azota Stan sureste”; “Stan roba cinco ejidos a México, se los pasa a Guatemala” (Reforma), “Éxodo ante furia del huracán” (El Universal), “Devastación en Chiapas por Stan”, “Los residentes de la Floresta fueron castigados por el huracán” (Milenio), atribuyendo el desastre a la “voluntad” del meteoro. Esta forma de presentar la noticia tiende a identificar el desastre con la magnitud e intensidad del huracán, desvinculándolo del contexto ambiental, histórico, económico, político, social y cultural de las comunidades afectadas. Retomando el planteamiento de Rodríguez, en torno a que el estudio de las emociones informa acerca de la manera en que los diversos actores se posicionan frente a determinadas proposiciones y discursos que configuran los sistemas culturales (2008:146, 157), a partir de la identificación y análisis de las emociones a las que evoca el discurso de la prensa impresa, es posible esbozar el significado que ésta le otorga al desastre detonado por el huracán Stan. Entre las emociones que se sugieren con mayor frecuencia se encuentran las siguientes: i) miedo: conlleva a la creencia de que hay posibilidades de que algo negativo suceda en el futuro, se habla de que lo peor del desastre está por venir, que los daños más intensos aún no han ocurrido; ii) dolor: hace referencia a que algo valioso se ha perdido (vidas, viviendas, infraestructura y campos de cultivo) y que dicha pérdida implica sufrimiento; iii) piedad y compasión: se promueve la creencia de que las víctimas y damnificados están sufriendo, invitan a ponerse en el lugar del otro; iv) culpa: es frecuente la mención de que el desastre es un castigo divino derivado de ciertas conductas y comportamientos inadecuados o inmorales, o bien, que las pérdidas tanto humanas como materiales son culpa del meteoro, esto promueve la idea de la pasividad de las víctimas ante un cierto destino; v) enojo e indignación: se asocia a la desaprobación moral por los daños malintencionados infligidos (actos de pillaje y vandálicos) que cometieron algunas personas aprovechándose de la 292 L O S T I E M P O S situación de desastre; vi) esperanza: se habla sobre cosas positivas que sucederán en el futuro, se menciona que el Ejército y la Marina llegarán a todas las comunidades afectadas y proporcionarán ayuda, que el Estado implementará estrategias de reconstrucción y recuperación. Se observa que en los primeros días, en la etapa de la emergencia del desastre, cuando se empieza a definir el problema, los encabezados de las noticias aluden al miedo, al dolor y a la compasión. Poco a poco se incrementan las noticias que hacen referencia a la culpa, al enojo, a la indignación y a la esperanza. Estas emociones intervienen en la reconstrucción de los hechos, contribuyen en el ordenamiento y delimitación de la experiencia del desastre y la proyectan al futuro. Frente a la pasividad de las víctimas, se señala al huracán como el culpable de los daños y la destrucción, o bien, éstos se atribuyen a la voluntad divina, lo cual sustituye cualquier explicación distanciada, basada en la vulnerabilidad de las comunidades afectadas o en el deterioro ambiental, y es relevante porque se trata de los términos en los que la prensa explica, interpreta y da a conocer al público el desastre. El enojo, inspirado principalmente por los actos de pillaje y vandálicos, facilita la identificación de un “enemigo común”, sobre el que se unifica el disgusto, en este caso recayó sobre la Mara Salvatrucha; la indignación se inspiró en los actos que se le adjudicaron. La piedad y la compasión promueven la idea de la solidaridad, que se concreta, por ejemplo, en donaciones de la sociedad civil para los damnificados. La esperanza funciona para pensar el futuro, se asocia a preguntas sobre qué pasará y cómo se logrará un nuevo equilibrio, y se sostiene en las instituciones del Estado. En resumen, a partir de estas emociones se identificaron aspectos del desastre que las diversas publicaciones revisadas consideraron importantes para divulgar, y es posible identificar la posición que asumieron, aunque no son idénticas, presentan coincidencias: en general, excepto la revista Proceso, los MCM no indagaron a fondo, sino que difundieron la idea de que el desastre es consecuencia del meteoro, al cual le atribuyeron estados de ánimo y voluntad, o que se trató de un acto divino. Difundieron la idea de la pasividad de las víctimas, de que el desastre es un acontecimiento ajeno a la sociedad; de acuerdo con Bermúdez (1994), esto estimula la resignación de la población que se siente ajena a la causalidad. Algunos MCM aprovecharon el escenario de desastre para atribuir cualquier acto de pillaje o vandálico a la Mara Salvatrucha, señalando a sus miembros como los “extraños”, los “intrusos”, como los que “vienen de fuera” a abusar 293 I M A G I N A N D O U N D E S A S T R E y perjudicar aún más a las comunidades afectadas; también promovieron la idea del Estado “salvador” que va a reparar los daños. Entre las diferencias y los aspectos particulares de las publicaciones revisadas se encontraron las siguientes: La Crónica de Hoy: enfatizó en casos de comportamiento antisocial y de pillaje asociándolo a la Mara Salvatrucha. Al igual que La Jornada, publicó el asunto de un supuesto fraude cometido por Carmen Segura, coordinadora general de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, con el presupuesto del Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden) para favorecer la campaña de Santiago Creel a la precandidatura de la presidencia del Partido Acción Nacional. Diario Milenio: como los demás diarios, atribuyó las causas del desastre a la fuerza del huracán, y aunque también lo asoció a la idea de castigo divino, presentó unas cuantas notas en lugares poco llamativos del periódico que trataron de explicar el desastre como consecuencia de la vulnerabilidad. En una de ellas se vincularon los daños con la vulnerabilidad, la cual se explicó como el grado de exposición de las comunidades al peligro: las personas más expuestas a las lluvias, inundaciones o flujos de lodo fueron las más afectadas; aunque este tipo de explicaciones no están centradas en la geofísica, la vulnerabilidad es más amplia y compleja que el grado de exposición al peligro. 2 En otra nota se habló de la vulnerabilidad asociada a la corrupción e impunidad de los actores políticos que permitieron el desarrollo de asentamientos humanos tanto regulares como irregulares en cualquier lugar sin importar su peligrosidad; esta perspectiva que considera la posibilidad del desastre como un problema político no se utilizó en los otros diarios, aunque es frecuente en investigaciones científicas (véase, por ejemplo, Alexander, 2000:12 y ss). Este periódico, a diferencia de los demás, abordó el tema de los conflictos políticos que suelen aflorar después de un desastre; en este caso se mencionaron protestas y la toma de algunas cabeceras municipales en Chiapas por parte de sectores de población que no recibieron ayuda, aspecto que en algunas investigaciones 2 En las últimas tres décadas, gran cantidad de investigaciones realizadas en países poco desarrollados indican que además de la exposición al peligro, lo que hace vulnerables a los grupos humanos son sus condiciones sociales, económicas, políticas y culturales previas al desastre (Cuny, 1983; Hewitt, 1983, Wiljkman et al., 1984). 294 L O S T I E M P O S se considera como intrínseco al desastre (Olson, 1997, Shefner, 1999; Olson, 2000; Hillhorst, 2003; Olson et al., 2003; Stone, 2006). Excélsior: la cobertura de este periódico fue más limitada que la de los otros diarios. No explotó tanto la posibilidad sensacionalista del desastre: las imágenes publicadas enfatizan poco en la destrucción, y al ser en blanco y negro, su visualización se dificulta. El contenido de testimonios de víctimas fue muy reducido; incluyó pronósticos meteorológicos realizados por el Servicio Meteorológico Nacional sobre las condiciones atmosféricas, sin tratar de predecir si habría más daños. El lenguaje fue menos emotivo que el empleado por los otros diarios. La Jornada: utilizó información procedente de fuentes oficiales (encargados de los distintos niveles del sistema nacional de protección civil, gobernadores de los estados afectados), y reportes técnicos, aunque éstos se limitaron a la cuantificación económica de los daños. La Prensa: es el diario que publicó más información imprecisa, no confirmada por fuentes oficiales –probablemente por la motivación de presentar la información pronto–; por ejemplo, en este periódico se afirmaba desde el 5 de octubre, que ya había cientos de desaparecidos y muertos. Enfatizó en la rapiña y comportamiento antisocial de la población, y utilizó las fotos más explícitas que cualquier otro de los diarios analizados, casi todas mostraron la crudeza de la muerte, estas fotos a color abarcaron páginas completas y fueron ubicadas en una sección especial en las páginas centrales del periódico denominada “Desastre”. La mayor parte de sus fuentes de información fueron otros diarios locales y agencias de noticias. El estilo fue principalmente fatalista. Reforma: empleó encabezados muy escandalosos, imágenes de muerte y destrucción que ocuparon los lugares más visibles de las páginas, especialmente en los días de fin de semana. Utilizó reportes de fuentes oficiales mezclados con información testimonial de víctimas que enfatizan en historias dramáticas. Entre los reportes de expertos se encontró sólo uno con datos proporcionados por un investigador de la Facultad de Ciencias de la UNAM, quien afirmó que el desastre se derivó de la pérdida de la cobertura vegetal; en ese mismo reportaje se incluyó información proporcionada por el entonces secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales, José Luis Luege Tamargo, quien explicó la calamidad como consecuencia de problemas ambientales. Cabe señalar que 295 I M A G I N A N D O U N D E S A S T R E esta noticia apareció hasta el día 14 de octubre, en los primeros días no se ofreció información que explicara las causas del desastre. El Universal: abordó constantemente el tema del pillaje atribuido a la Mara Salvatrucha en la zona de la frontera con Guatemala. Utilizó imágenes elocuentes que mostraban las emociones de las víctimas: su dolor y desesperación, acompañadas por encabezados y descripciones dramáticas. Casi toda la información se presentó en crónicas hechas por los corresponsales y los enviados especiales, en ellas se mezclaron datos procedentes de fuentes oficiales, opiniones de los autores de la crónica y testimonios de las víctimas, combinación que dificulta al lector identificar la procedencia de la información, pero que le añade tintes fatalistas a cada una de las notas, por ejemplo, algunas incluyeron rumores apocalípticos que anunciaban que lo peor estaba por venir, sin ser aclarados, sin siquiera especificar que el rumor es parte del testimonio de una víctima, lo que puede provocar temor innecesario entre los lectores. Por ejemplo un habitante de Motozintla, Chiapas, mencionó en su testimonio que habría más muertos en el desastre de 1998 (asociado al huracán Match), narró la forma en que una víctima en Matenango de la Frontera, Chiapas, pidió perdón a Dios por sus actos y “clamó desconsolado” para que cesara el mal tiempo (en ningún párrafo de la crónica se especificó que el desastre no es un castigo divino). El no aclarar que se trata de rumores o de creencias particulares de algunas religiones, distorsiona la información, la hace más llamativa, tal vez más interesante, pero también menos precisa e incluso falsa. Proceso: en el número del 9 de octubre de 2005, primera publicación después del impacto del meteoro, no se incorporó el tema del desastre. Para la siguiente publicación del 16 de octubre, apareció un reportaje especial, cuyos temas principales fueron los daños en el sector agropecuario, y predicciones sobre sus consecuencias en el corto y mediano plazo por la pérdida de empleos y el alza en los precios por la destrucción y escasez de productos. Otro de los temas tratados se enfocó a la búsqueda de la causalidad del desastre en problemas ambientales en las áreas naturales protegidas La Encrucijada, El Triunfo y La Sepultura, en particular, la deforestación, el cambio de uso del suelo para ganadería, los incendios provocados intencionalmente, la pérdida de suelo, el represamiento y la desviación de ríos, el azolvamiento de cuerpos de agua y la colonización en las laderas. Estos datos se obtuvieron de la Comisión 296 L O S T I E M P O S Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y de la organización no gubernamental Greenpeace. También abordó el tema de la migración, la revista sugirió que ésta podría aumentar debido a la devastación sufrida en muchas de las comunidades del sureste del país. Imágenes del huracán En términos generales, existe un lenguaje emotivo en la información e interpretaciones que publicaron los medios analizados, mediante este lenguaje se fortalecen las ideas del primer paradigma que se configuró para el estudio de los desastres, ya que atribuyen la causa de la catástrofe y los daños a la fuerza del huracán. Pero también se fortalecen ideas antiguas originarias de los pueblos prehispánicos de la región ciclógena del Atlántico Norte acerca de huracanes y tormentas tropicales. En los siguientes párrafos se verá la relación a la que hace referencia Ortony y sus colaboradores (1988, citados en Rodríguez, 1008:154), entre emociones y sistemas de creencias. Para empezar, la palabra “huracán” es el nombre local del ciclón, y su significado etimológico es “diablo” o “espíritu malo”. Desde tiempos remotos, entre los pueblos de esta región, en particular entre los indígenas de Cuba (Ortiz, 2005:84), los antiguos quichés de Chiapas y Guatemala (De la Garza, 2003:293) y los totonacas del Tajín –nombre que precisamente significa “Dios del huracán”– (Piña et al., 1999), el ciclón ha ocupado una posición muy importante en su mitología. En esta zona del mundo, los huracanes han inspirado emociones y acciones en los pobladores, han sido objeto de esperanza y temor. Esperanza porque los ciclos agrícolas en buena medida dependen –y sobre todo cuando la relación con la naturaleza es estrecha– de las lluvias producidas por los huracanes (incluso actualmente, la agricultura de riego, depende también de los huracanes, en tanto que con las lluvias que se generan se llenan las presas que proveerán de agua para el riego). Temor, porque el huracán es uno de los fenómenos naturales más terríficos, devastadores, irresistibles y misteriosos, por varias de sus características más notorias: la manera en que se sopla el viento (desde todos los puntos del horizonte uno tras otro); es un fenómeno tan grande que, desde la superficie de la Tierra nunca puede verse en una sola mirada; su movimiento trasnacional es muy variable: a veces rápido, a 297 I M A G I N A N D O U N D E S A S T R E veces lento; su irregularidad le confiere un sentido de aparente voluntariedad que no tienen otros fenómenos naturales. Pero además y sobre todo, es versátil: parece que goza de autodeterminación, cada huracán tiene una cierta individualidad, una cierta trayectoria, una cierta duración y una cierta fuerza (Ortiz, 2005:39 y ss). En esta región, el huracán adquirió la categoría de deidad, y los demás fenómenos asociados –rayos, truenos y relámpagos de sus mensajeros. Se cree, además, que era una de las deidades más importantes, ya que en las latitudes bajas, los ciclos agrícolas dependen básicamente de la disponibilidad de agua, más que del sol como en las latitudes altas. Incluso en las Grandes Antillas el huracán se consideraba como una deidad creadora: se le atribuye la creación de las islas. Así pues, seguramente, el huracán fue una deidad predominante, por lo terrible y lo deseable, por lo maléfico y lo benéfico. Las características del ciclón han favorecido y estimulado un proceso de “antropomorfización”, de donde se desprende su analogía con un ser sobrenatural. De acuerdo con Douglas (2003:xxxvii), en muchos casos el sistema orgánico humano provee una analogía de los fenómenos naturales: los órganos externos tienen un sentido figurativo muy fuerte. En el caso de los huracanes, los brazos y el pelo han sido empleados para explicar su forma. La imagen del cuerpo humano es usada en diferentes maneras para reflejar y reafirmar la experiencia compartida del fenómeno. Asimismo, las características del comportamiento humano explican la dinámica del fenómeno: veleidoso, caprichoso, autoritario, misterioso (Ortiz, 2005:45 y ss). Otros fenómenos naturales han pasado por procesos similares: dragones y gigantes se han utilizado para explicar los movimientos sísmicos; demonios y culebras para explicar la dinámica de los tornados; espíritus para entender las inundaciones (James, 1906:213; Vitaliano, 1987:82; Hoffman, 2001:127; Macías, 2001:27). Sin embargo, el huracán es el caso más notorio, tal vez porque hasta la fecha, en la zona ciclógena del Atlántico Norte se identifican con nombre de persona, lo que facilita que se hable de Stan, como si fuera un ser animado con voluntad para actuar. Tomando en cuenta la manera en la que los MCM analizados presentan los ciclones, se observan fuertes semejanzas respecto de la forma en que ha sido representado tradicionalmente en culturas antiguas: con mucha frecuencia los medios lo presentan como un personaje que goza de voluntad, al que le adjudican la lluvia, pero también la destrucción, el desastre. 298 L O S T I E M P O S Consideraciones finales Al comparar el caso particular del huracán Stan en las fuentes hemerográficas analizadas con investigaciones realizadas por otros autores sobre diferentes situaciones se desastre, se observa que los diarios utilizan un discurso probado: lo que dicen del huracán Stan coincide con lo que otros MCM han dicho de otros desastres en contextos distintos. Las emociones, imágenes y creencias que tiene la población acerca de un determinado fenómeno, generan disposiciones de ánimo y actitudes que moldean su comportamiento. Desde luego lo que transmiten los medios no es determinante, pero su discurso tiene la capacidad de impactar en el público, especialmente cuando no se cuenta con otro tipo de información. Y es relevante debido a que, hasta cierto punto, las actitudes de la población en caso de emergencia, el éxito de las medidas preventivas y de las campañas para recaudar fondos para la recuperación de los damnificados, dependen de la información, conocimientos y creencias de las personas, algunas de los cuales provienen de lo que publican los MCM. Las fuentes analizadas tienden a difundir que un desastre, como el asociado al huracán Stan, es resultado de las fuerzas de la naturaleza, su discurso se enfoca al conteo de los daños y a las acciones gubernamentales emprendidas para repararlos, para volver a una supuesta normalidad. El discurso insiste en ver el desastre desde una perspectiva comprometida, sentimentalista, enfatiza en las tragedias individuales, en actos heroicos, que llaman la atención y despiertan las emociones del público, en detrimento de miradas más distanciadas. La información acerca de las condiciones de la población afectada que contextualiza el desastre, recibe muy poca atención, lo que da lugar a que el desastre se desvincule de su dimensión social. Cuando esto sucede, es fácil que los organismos gubernamentales encargados de dar las señales de aviso y de proteger a la población, así como de las encargadas de la recuperación, se deslinden de la responsabilidad, atribuyendo el desastre a la magnitud e intensidad del meteoro, transmitiendo y confirmando los arquetipos y prejuicios que existen en torno a los desastres y, sobre todo, reforzando las interpretaciones del desastre en el contexto del primer paradigma. Por ello, los MCM no parecen ser espacios adecuados para conocer y examinar asuntos de carácter científico con elementos sociopolíticos importantes. Sin embargo, reconociendo su relevancia social y su capacidad 299 I M A G I N A N D O U N D E S A S T R E para difundir información, es interesante el análisis de su discurso, ya que las ideas y emociones que trasmiten dan sentido y significado a la experiencia del desastre. Bibliografía Alexander, David (2000), Confronting Catastrophe. New Perspectives on Natural Disastres, Oxford University Press, Oxford. Bankoff, Greg (2003), “Vulnerability as a Measure of Change in Society”, International Journal of Mass Emergencies and Disasters, vol. 22, núm. 3, pp. 23-42. Bermúdez, Marlén (1994), “Vulnerabilidad social y organización ante los desastres naturales en Costa Rica”, en Allan Lavell (comp.), Viviendo en riesgo. Comunidades vulnerables y prevención de desastres en América Latina, La Red/Flacso/Cepredenac, Bogotá, pp. 121-136. Blaikie, Pierce et al. (1994), At Risk. Natural Hazards, People’s Vulnerability and Disasters, Routledge, Nueva York. Boltanski, Luc (1999), Distant Suffereing. Morality, Media and Politics, Cambridge University Press, Cambridge. Burkhart, Ford N. (1991), “Journalists as Bureaucrats: Perception of Social Responsibility. Media Role in Local Emergency Planning”, International Journal of Mass Emergencies and Disasters, vol. 9, núm. 1, pp. 75-87. Bolin, Robert y Lois Stanford (1999), “Constructing Vulnerability in the First World: the Northridge Earthquake in Southern California”, en Anthony Oliver-Smith y Sussana M. Hoffman (eds.), The Angry Earth. Disaster in Anthropological Perspective, Routledge, Nueva York, pp. 89-112. Button, Gregory (1999), “The Negation of Disaster: The Media Response to Oil Spills in Great Britain”, en Anthony Oliver-Smith y Sussana M. Hoffman (eds.), The Angry Earth. Disaster in Anthropological Perspective, Routledge, Nueva York, pp. 113-132. Ceballos, Maritza (2008), “Las emotividades sociales y los medios de comunicación”, en Pensamiento y Cultura, vol. 11-2, pp. 263- 275. Cuny, Frederick (1983), Disasters and Development, Oxford University Press, Oxford. Di John, Johnatan (2001), “An Institutionalist Politycal Economy Perspective of Risk and Vulnerability”, en A Joint World Bank/Columbia University Workshop: Assessment of High-Risk Disaster Hotspots, Nueva York. 300 L O S T I E M P O S Douglas, Brinkley (2006), The Great Deluge. Hurricane Katrina, New Orleans and the Mississippi Gulf Coast, William Morrow, Nueva York. Douglas, Mary (2003), Natural Symbols. Explanations in Cosmology, Routledge, Nueva York. Dynes, Russel y Thomas E. Drabek (1994), “The Estructure of Disaster Research: Its Policy and Disciplinary Implications”, International Journal of Mass Emergencies and Disasters, vol. 12, núm. 1, pp. 5-24. Eliade, Mircea (1985), El mito del eterno retorno, Artemisa, México. Elias, Norbert (1990), Compromiso y distanciamiento. Ensayos de sociología del conocimiento, Península, Barcelona. Esteinou, Javier (2003), “Cambio comunicativo para una nueva sociedad mexicana”, Política y Cultura, núm. 19, pp. 107-125. García, Virginia (1996) (coord.), Historia y desastres en América Latina, vol. 1, La Red/CIESAS/Tercer Mundo Editores, Bogotá. Gilbert, Claude (1998), “Studyind Disaster. Changes in the Main Conceptual Tools”, en Enrico L. Quarantelli (ed.), What is a Disaster? Perspectives on the Question, Routledge, Nueva York, pp. 11-18. Gutiérrez-Rubí, Antoni (2007), “La política de las emociones”, Revista de la Fundación Rafael Campalans, núm. 14 [http://www.gutierrez-rubi.es/?p=389]. Hewitt, Kenneth (1983), “La calamidad en la era tecnócrata” (trad. Macías, Jesús Manuel), extraído de Kenneth Hewitt (ed.), Interpretations of Calamity: From the Viewpoint of Ecology, Allen and Unwin, Londres, pp. 3-32 (folleto, CIESAS, México). Hilhorst, Dorothea (2007), “Complexity and Diversity: Unlocking Social Domains of Disaster Response”, en Greg Bankoff, Georg Frerks y Dorothea Hilhorst (eds.), Mapping Vulnerability. Disasters, Development and People, Earthscan, Londres, pp. 52- 66. Hiroi, Osamu; Shunji Mikami y Kakuto Miyata (1985), “A Study of Mass Media Reporting on Emergencies”, International Journal of Mass Emergencies and Disasters, vol. 3, núm. 1, pp. 21-49. Hoffman, Susanna (2001), “The Monster and the Mother: The Symbolism of Disaster”, en Sussana Hoffman y Anthony Oliver-Smith (eds.), Catastrophe and Culture. The Anthropology of Disaster, School of American Research Press, Santa Fe, pp. 113-141. Hoggart, Richard (2004), Mass Media in a Mass Society. Myth and Reality, Continuum, Londres. James, William (1917), Memories and Studies, Longmans Green, Londres. Lombardi, Marco (1997), “Media Studies”, International Journal of Mass Emergencies and Disasters, vol. 15, núm. 1, pp. 103-116. 301 I M A G I N A N D O U N D E S A S T R E Macías, Jesús Manuel (2001), Descubriendo tornados en México. El caso del tornado de Tzintzuntzan, CIESAS, México. Mileti, Dennis S. (1999), Disasters by Design. A Reassessment of Natural Hazards in the United States, Joseph Henry Press, Washington. Newman, David M. (2004), Sociology. Exploring the Architecture of Everyday Life, Pine Forge Press, Londres. Oliver-Smith, Anthony (1999), “Perú’s five-hundred-year Earthquake: Vulnerability in Historic Context”, en Anthony Oliver-Smith y Sussana M. Hoffman (eds.), The Angry Earth. Disaster in Anthropological Perspective, Routledge, Nueva York, pp. 74-88. —— (2002), “El gran terremoto del Perú: el concepto de la vulnerabilidad y el estudio y la gestión de los desastres en América Latina”, en José Lugo y Moshe Invar (comps.), Desastres naturales en América Latina, FCE, México, pp. 147-170. Olson, Richard S. (2000), “Towards a Politics of Disaster: Losses, Values, Agendas and Blame”, International Journal of Mass Emergencies and Disasters, vol. 18, núm. 2, pp. 265-287. —— y A. Cooper Drury (1997), “Un-Therapeutic Communities: A Cross National Analysis of Post-Disaster Political Unrest”, International Journal of Mass Emergencies and Disasters, vol. 15, núm. 2, pp. 221-238. Olson, Richard y Vincent T. Gawronski (2003), “Disasters as Critical Junctures? Managua, Nicaragua 1972 and Mexico City 1985”, International Journal of Mass Emergencies and Disasters, vol. 21, núm. 1, pp. 5-36. Ortiz, Fernando (2005), El Huracán. Su mitología y sus símbolos, FCE, México. Patterson, Phillip y Lee Wilkins (1988), “Routinized Reporting of Technological Accidents: Television Coverage of the Chernobyl Disaster”, International Journal of Mass Emergencies and Disasters, vol. 6, núm. 1, pp. 27-46. Piña, Ramón y Patricia Castillo (1999), Tajín. La Ciudad del Dios Huracán, FCE, México. Plantin, Christian y Silvia Gutiérrez Vidrio (2009), “La construcción política del miedo”, en Paola Bentivoglio, Frances D. Erlich y Martha Shiro (comps.), Haciendo discurso. Homenaje a Adriana Bolívar, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad Central de Venezuela, Caracas, pp. 491-509. Porfiriev, Boris N. (1998), “Issues in the Definition and Delinearion of Disaster and Disaster Areas”, en Enrico L. Quarantelli (ed.), What is a Disaster? Perspectives on the Question, Routledge, Nueva York, pp. 56-74. Rodrigo, Miquel (2005), La construcción de la noticia, Paidós, Barcelona. Rodríguez, Tania (2008), “El valor de las emociones para el análisis cultural”, Papers: revista de sociología, núm. 87, pp. 145- 159. 302 L O S T I E M P O S Seydlitz, Ruth; William Spencer; Shirley Laska; Elizabeth Triche (1991), “The effects of Newspaper Reports on the Public’s Response to a Natural Hazard Event”, International Journal of Mass Emergencies and Disasters, vol. 9, núm. 1, pp. 5-29. Slovic, Paul (1987), “Perception of Risk”, Science, núm. 236, pp. 280-285. Stone, Richard (2006), “La sombra de Chernobil”, National Geographic (en español), vol. 18, núm. 4, pp. 98-119. Sunkel, Guillermo y Carlos Catalán (1993), “Comunicación y política en América Latina”, en Historia crítica, núm. 7, pp. 4- 14. Toscana, Alejandra (2006), “Los paisajes del desastre”, tesis doctoral, División de Estudios de Posgrado, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México, México. Verón, Eliseo (2002), Construir el acontecimiento: los medios de comunicación masiva y el accidente de la central nuclear Three Mile Island, Gedisa, Barcelona. Vitaliano, Dorothy (1987), Leyendas de la Tierra, Salvat, Barcelona. Wenger, Dennis y Barbara Friedman (1986), “Local and National Meida Coverage of Disaster: A Content Analysis of the print Media’s Treatment of Disaster Myths”, International Journal of Mass Emergencies and Disasters, vol. 4, núm. 3, pp. 27-50. Wiljkman, Anders y Llyod Timberlake (1984), Natural Disasters, Acts of God of Man?, Earthscan, Londres. Wilkins, Lee (1986), “Media Coverage of the Bhopal Disaster: A Cultural Myth in the Making”, International Journal of Mass Emergencies and Disasters, vol. 4, núm. 1, pp. 7-33. Zamman, Mohammed (1999), “Vulnerability, Disaster, ans Survival in Bangladesh”, en Anthony Oliver-Smith y Sussana M. Hoffman (eds.), The Angry Earth. Disaster in Anthropological Perspective, Routledge, Nueva York, pp. 192-212. Recibido el 29 de abril de 2009 Aceptado el 2 de julio de 2009 Ana María Fernández Poncela* Infuenza, medios, rumores y emociones en los quince días que conmovieron a México VERSIÓN 24 • UAM-X • MÉXICO • 2010 • PP. 303-334 Revisión y reflexión en torno a la información del gobierno y los medios de comunicación durante el tiempo de la contingencia sanitaria debido a la influenza y el virus A H1N1, entre abril y mayo de 2009 en México. Se revisa la información oficial y su difusión en los medios, así como la versión de los rumores en internet acerca del tema. Particularmente se aborda la relación entre rumores y emociones y, de modo general, la relación entre cultura, emociones y realidad. PALABRAS CLAVE: influenza, rumores, medios, cultura, emociones. This text is a brief review and discussion concerning the information produced by the government and the media during the time of the sanitary contingency due to flu and the virus A H1N1, between April and May of 2009 in Mexico. The official information and its diffusion in the media are revised, as well as the different versions of the rumors in Internet on the topic. In this text the main focus is the relationship between rumors and emotions but the relationship among culture, emotions and reality is also considered. KEY WORDS: influenza, rumors, mass media, culture, emotions. A la gente le gusta sentir, sea lo que sea. VIRGINA WOLF** * Profesora-investigadora en el Departamento de Política y Cultura, UAM-Xochimilco [
[email protected]]. ** En Marina (2006), recogida del diario de Virginia Wolf. 304 L O S T I E M P O S Las dos semanas que vivimos peligrosamente NO EXPONDREMOS DE FORMA EXHAUSTIVA la historia de la influenza que conmocionó a México durante por lo menos dos semanas, entre finales de abril e inicios de mayo de 2009. Pero mencionamos que hubo quien se fue a dormir con estupefacción ante la noticia la noche del 23 de abril, y hubo quien amaneció con sorpresa el 24 de abril. A la media noche de ese día de primavera el gobierno mexicano informó a través de los medios de comunicación de la contingencia sanitaria por el virus –primero y en aquel momento llamado de la influenza porcina y luego denominado científicamente A H1N1. Por un par de semanas en la mayoría de la extensión del país –tres, según los estados de la República– se vivió la contingencia. La historia oficial la encontramos en las páginas de los periódicos, en los noticieros radiofónicos y televisivos, la historia extra o contra oficial en internet y en comentarios de las personas. En relación con el último comentario nos preguntamos, de acuerdo con Watzlawick (2003), ¿qué es la realidad? Y podríamos añadir, ¿qué hay detrás de ella?, ¿qué y quién la origina?, ¿para qué sirve?, ¿cómo la experimentamos?, ¿cuál es su interpretación? [...] lo que llamamos realidad es resultado de la comunicación [...] el desvencijado andamiaje de nuestras cotidianas percepciones de la realidad es, propiamente hablando, ilusorio, y que no hacemos sino repararlo y apuntalarlo de continuo, incluso al alto precio de tener que distorsionar los hechos para que no contradigan a nuestro concepto de realidad, en vez de hacer lo contrario, es decir, en vez de acomodar nuestra concepción del mundo a los hechos incontrovertibles [...] la más peligrosa manera de engañarse a sí mismo es creer que sólo existe una realidad; que se dan, de hecho, innumerables versiones de la realidad, que pueden ser muy opuestas entre sí, y que todas ellas son el resultado de la comunicación, y no el reflejo de verdades eternas y objetivas [Watzlawick, 2003:7]. Estamos de acuerdo en que, hoy por hoy, vivimos en la llamada sociedad red enmarcada y traspasada por las nuevas tecnologías telecomunicativas y de la información (Castells, 1998) y en una sociedad del riesgo llena de inseguridades e incertidumbres de diverso tipo y en varios aspectos (Morin, 1999; Beck, 2002). Donde hay un miedo líquido, miedo natural por así 305 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S decirlo, y también miedo cultural o social, miedo real y miedos imaginarios, desde el miedo a la muerte al horror de lo inmanejable (Bauman, 2007a). Como constancia de que tales miedos no son en absoluto imaginarios podemos aceptar la destacada autoridad de los medios de comunicación actuales, representaciones visibles y tangibles de una realidad imposible de ver o tocar sin su ayuda [Bauman, 2007a:31]. Respecto al tema de estás páginas, veremos cómo medios de comunicación y rumores construyeron, crearon, reprodujeron y difundieron emociones en torno al estudio de caso que centra este estudio. Al miedo, impotencia y desasosiego ante la inseguridad por la delincuencia o el desempleo por la crisis económica, de algunas poblaciones como la Ciudad de México, vino a sumarse el temor que causó la epidemia de la influenza. Su información, confusión, desinformación, intensidad y reiteración. El clima de inseguridad, de riesgo, de provisionalidad, de sorpresa y vulnerabilidad surgieron en su máxima expresión. Hubo quien sintió tristeza o cansancio, quien percibió malestar y enojo, y aquellas personas que tocaron los diferentes grados del miedo, más imaginario que real pero igual de verdadero, más seguramente de su propio pasado que la circunstancia le daba la oportunidad de revivir, pero y también un temor social y cultural generalizado. Fueron los quince días que conmovieron a México y las dos semanas en que vivimos peligrosamente, por adecuar frases conocidas. Sobre esto volveremos en otro momento. El laberinto informativo La información oficial de las autoridades gubernamentales Desde hace tiempo, la Secretaría de Salud elaboró un “Plan Nacional de Preparación y Respuesta ante un Pandemia de Influenza”, donde se presentan objetivos, estrategias y se especifican las fases de la misma; alertaba sobre las consecuencias devastadoras en la disponibilidad de trabajadores, circulación de mercancías y servicios (Secretaría de Salud, 2006). Ya se sabía de esta posibilidad. 306 L O S T I E M P O S Hacemos aquí una evaluación de la información que proporcionaron las autoridades al declarar la alerta sanitaria y nos basamos, en parte, en consultas y encuestas de opinión pública. Sobre el conocimiento de la existencia de la epidemia, prácticamente el total de la población parece estar enterada y la mayoría (75%) juzga las medidas tomadas –cierre de escuelas y cancelación de eventos– como adecuadas, así como la actuación gubernamental eficiente (72%), si bien 69% la considera también exagerada (Consulta Mitofsky, 2009). 1 En concreto: 98% de las personas dicen estar informadas. Si bien 79% considera que la información gubernamental es poco clara o insuficiente, sólo 20% señala que es clara. La mayoría de la población concibe la epidemia como un problema grave (88%) y casi 67% cree que puede llegar a contagiarse (Prospecta Consulting, 2009). 2 Eso sí, 94% no conoce a nadie enfermo y 75% no ha oído hablar de nadie que lo esté. Mientras 87% piensa que si llegaran a enfermarse se podrían curar y que los decesos (según 65%) fueron causados por no atenderse a tiempo (Consulta Mitofsky, 2009). La ciudadanía afirma que conoce las causas de contagio (87%); 21% dijo que la principal era saludar de beso, 20% al estornudar, 20% dar la mano y 19% estar con las personas infectadas. También se sabe que, en teoría, las medidas precautorias para evitar el contagio son: lavarse las manos (24%), evitar lugares concurridos (21%), no saludar de beso y mano (20%) y usar cubrebocas (19%) (Prospecta Consulting, 2009). Por otro lado, 97% afirma que conoce los síntomas, y 94% sabe lo que debe hacer y a dónde acudir en caso necesario (Consulta Mitofsky, 2009). Esto es, la población consideraba estar informada sobre las medidas tomadas por el gobierno, las causas del contagio y las acciones de carácter preventivo a tomar. En relación con las medidas de prevención: 98% de la población consultada dijo que se lavaba las manos frecuentemente, 97% hacía limpieza en su hogar, 81% limpiaba sus centros de trabajo, 76% evitaba acudir a lugares concurridos, 55% no salió a la calle, 50% comer fuera del hogar, 44% evitaba transportes colectivos, 71% no compartía alimentos, vasos y cubiertos, 67% utilizaba el cubrebocas, 64% no saludaba de beso ni de mano. Y en todos los casos afirmaron que las van a seguir practicando incluso con incrementos porcentuales (Parametría, 2009). 3 1 Aplicada el 28 de abril. 2 Del 2 al 5 de mayo. 3 Aplicada 7 de mayo. 307 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S En cuanto a la información que dieron las autoridades sobre la evolución de la situación y las cifras de infectados y fallecidos, la cuestión parece algo más polémica según la percepción y recepción de la población. Una encuesta sobre el tema concluye que la gente califica de forma positiva la acción del gobierno ante la emergencia sanitaria, sin desconocer las equivocaciones; por ejemplo, 44% está convencido de que se está informando con la verdad; sin embargo, 30% opina que la cosa está peor de lo que reconocen, mientras que 19% opina lo contrario (Demotecnia, 2009). 4 Y es que 45% de la población afirma que se está ocultando información y 39% que se está diciendo toda la información (Consulta Mitofsky, 2009). 67% de las personas consultadas afirmaron que la información sobre las cifras de las autoridades se apega a la realidad (Prospecta Consulting, 2009). La confusión y la desconfianza saltan a la vista. Otra fuente (Excélsior, 2009) sigue la misma tendencia, y 64% de las y los consultados consideran que el gobierno federal ha comunicado todo lo que sabe sobre el virus. Aunque eso sí, nuevamente hay división de opiniones en torno al riesgo real. Pero confían en el presidente, y algo menos en las autoridades del Distrito Federal; 46% que dice que Calderón ha mostrado lo que se sabe y lo tiene todo bajo control, pero otro 46% señala que la epidemia se le salió de control; 58% confía en la capacidad presidencial para proteger a la población de la epidemia, aunque 26% opina que le falta capacidad. En el Distrito Federal, 44% considera que Ebrard tiene capacidad para proteger a los habitantes de la ciudad y 38% que no la posee. En cuanto a las amenazas directas sobre la salud de cada persona, 46% no se siente amenazada y 36% total o bastante amenazada. Y la mitad de la población afirma que es poco o nada probable que resulte contagiada. Esto es, ven a la enfermedad con cierta distancia (Excélsior, 2009). 5 En el contexto de crisis que se vive: A pesar de la percepción de la situación negativa que atraviesa el país, el presidente Felipe Calderón obtiene un alto nivel de acuerdo con el 70% de aprobación por parte de los mexicanos con servicio telefónico residencial, lo que sin duda contrasta con el estado de ánimo general [Consulta Mitofsky, 2009:3]. 4 Del 29 de abril. 5 El 27 y 28 de abril. 308 L O S T I E M P O S La difusión oficial en los medios de comunicación: televisión, radio, periódicos [En esos momentos] Toda la atención de la agenda noticiosa está acaparada por la epidemia de influenza que se vive actualmente, 84% de la población menciona este hecho como el principal evento de la semana, además también se mencionan algunos aspectos asociados a este hecho [Consulta Mitofsky 2009:3]. Y como cabría esperar: La televisión es por mucho el medio preferido para estar al tanto de la manera como evoluciona esta epidemia, 85% de los entrevistados lo menciona, a la distancia se encuentra la radio (7%) y las conversaciones con amigos y familiares (2%), 2% por diarios y 1% con vecinos. 6 El 84% de las personas encuestadas señalan que la principal noticia es la influenza, es más, 97% recuerda la noticia de la aparición de la enfermedad y la notificación de la suspensión de clases (97%) [Consulta Mitofsky, 2009]. Como se observa, hay acontecimientos de esos días que han quedado grabados en la memoria colectiva, y seguramente ahí permanecerán por algún tiempo; lo cual se relaciona directamente con el impacto emocional que tuvo en las personas y en la sociedad en su conjunto. Por otra parte, la percepción de la población en torno a la actuación de los medios de comunicación señala que 51% considera que han informado con la verdad, 33% siente que han exagerado y asustado a las personas, y 14% opina que los medios no le han dado la importancia que el tema merece (Demotecnia, 2009). Otra fuente señala que 69% de la población califica bueno el trabajo realizado por los medios de comunicación durante la epidemia, 26% lo considera regular y casi 3% malo (Consulta Mitofsky, 2009). Todo en concordancia con la opinión en torno a la información oficial, pues los medios fueron eco de ésta. Sabemos que los medios de comunicación, y en especial la televisión, se dedican a entretener e informar, sin embargo, no desconocemos que en 6 Tres por ciento mencionó otro medio, pero la publicación de la encuesta no lo especifica, suponemos que pudiera tratarse de internet. 309 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S últimas fechas las noticias se han espectacularizado y son objeto de consumo entre la población; para ello, nada mejor que poner emoción mediante varias cuestiones, entre ellas la repetición y la intensidad. 7 Todo esto se cumplió en tiempos de la influenza, pero a ese tono emocional puede añadirse la confusión, la falta de claridad en datos y cifras, las contradicciones, con lo cual la emoción de los receptores teñida de incertidumbre sube de tono. Esto es, se toca la vulnerabilidad personal y colectiva. Hay temor, pero también la sensación de riesgo ante la posibilidad de que ocurra una desgracia. Se crea cierto grado de ansiedad como respuesta a situaciones simbólicas, psicológicas y sociales, más que la presencia física del peligro –que es para lo que sirve el miedo– como respuesta a la incertidumbre. Y también cierto entusiasmo y excitación ligada al miedo mismo (Greenberg y Paivio, 2007), un miedo a lo desconocido (Filliozat, 2007); así como la inseguridad resultante de confusiones, contradicciones y desinformación (Watzlawck, 2003), sobre ello volveremos más adelante. La información sobre las medidas y cuidados la consideramos correcta. Lo que enturbiaba las emociones, más bien fue la sorpresa inicial, la incertidumbre, la danza de números, y el a veces contradictorio o poco claro seguimiento de la situación en torno a la enfermedad y las personas contagiadas, o los orígenes de la enfermedad. Los medios son canales de mediación entre el Estado y la sociedad, y están al servicio público, más allá del intercambio simbólico (Thompson, 1993). Se informó e instruyó de las medidas a tomar para prevenir el contagio, como actuar y a dónde acudir en caso de enfermedad, lo cual –según las encuestas anteriormente mencionadas– quedó claro entre la población, se cumplió con rapidez y eficacia: En pocos días la cultura de la protección sanitaria, desde luego acicateada por el miedo, ha permitido que nos resguardemos y ya todos conocemos los síntomas que hacen necesario acudir de inmediato a los servicios de salud [Trejo, 2009:1]. 7 “[...] el impacto interaccional de los medios técnicos, es decir, las maneras en que el desarrollo de la comunicación masiva afecta la organización social de la vida cotidiana” (Thompson, 1993:240). 310 L O S T I E M P O S Hubo cierta confusión percibida y exteriorizada por la ciudadanía: La información acerca del desarrollo de la epidemia ha resultado, esa sí, errática y confusa. Las contradicciones en los datos que comenzó a ofrecer hace varios días el secretario de Salud, así como los vacíos que se mantienen en algunos temas relacionados con los efectos del virus porcino, han desconcertado a no pocos ciudadanos. Los medios, al repetir esa información y sobre todo al prescindir del escaso contexto que le daban las autoridades, contribuyeron a esa confusión [Trejo, 2009:2]. 8 Trejo Delarbre (2009) afirma que los medios no se dejaron seducir por el rumor y la especulación, mientras en internet había “versiones disparatadas”. Cuestión obvia si se pretende la objetividad y la oficialidad de la noticia frente a un rumor (Allport y Postman, 1953). Pero podríamos dejar la puerta abierta a la duda, ante algunas versiones noticiosas, medios en los estados y la imposibilidad, a veces, de poder distinguir entre una y otro. La difusión contraoficial: rumores en internet y en las calles Hemos dejado claro en los dos subapartados anteriores que la mayoría de la población creyó en la realidad de la influenza, a pesar de que existen opiniones diversas en torno a si fue más o menos grave, y algunas objeciones ante equivocaciones o errores de autoridades y medios. Algunas personas optaron por creer los rumores y siguieron los comentarios en internet, en persona o por teléfono. Los taxistas saben mucho del tema, aunque fue temporada baja para el ramo. 9 Los espacios virtuales (e-mail, 8 En una rueda de prensa, tanto el secretario de Salud como algunas/os periodistas mantuvieron una sesión de preguntas y respuestas que parecía un diálogo de sordos, en una comedia de enredos verbales. Pero eso es otra historia. 9 En entrevistas informales, la mayoría de la gente afirmaba que todo era una exageración o, en su caso, una manipulación por parte de la industria farmaceútica, un complot para matar a Obama, acuerdos secretos del presidente con Sarkozy y Obama –que visitaran el país días antes–, una estrategia para evitar la salida masiva a las calles de los trabajadores el 1 de mayo, para tapar la crisis económica, para asustar a la gente y que votara por el gobierno en turno. Se debe tener en cuenta que quienes salieron a la calle esos días era por una necesidad concreta o emergencia, o porque de plano no se creían la versión oficial de los hechos, por lo que la información se circunscribe a personas que de inicio cuestionaban la veracidad del asunto. 311 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S blogs...) se encontraban divididos entre quienes reproducían los avisos oficiales y quienes propagaban la información contra oficial (los rumores). Como ilustración, diremos que los datos de una encuesta –citada anteriormente– arrojan las siguientes tendencias en cuanto a la veracidad de la situación: 12% opina que el presidente Calderón busca distraer la atención de la población porque no puede con la crisis; 12% piensa que ante la cercanía electoral se trata de dar una buena imagen para recuperar votos para el PAN; 70% dijo que se trata de un problema de salud grave que requiere de la participación presidencial (Excélsior, 2009). En general, se cree en la realidad de la emergencia sanitaria, pero hay quien la pone en duda o le inventa causas. Una rápida y breve evaluación de los medios nos puede conducir a concluir que los éstos se convirtieron en “ecos fieles y acríticos de las fuentes oficiales”, hubo una excesiva reiteración de las medidas preventivas, datos confusos (Sosa, 2009); además, falta de investigación, ignorancia, desinformación (Sosa, 2009; García, 2009; Trejo, 2009). Faltó interlocución con el público (Trejo, 2009). Hubo, eso sí, una saturación de las audiencias. Lo que resultó positivo en cuanto a concienciación de los cuidados a seguir. Esta realidad se complementa con la incredulidad por parte de algunos sectores sociales, en especial cuando las cifras no cuadran (Sosa, 2009). La red de redes cumplió un importante papel: En la parte más álgida de la emergencia, sin muchas posibilidades de socializar en la calle, el trabajo o en las reuniones, la interacción tuvo lugar en la red: la instantaneidad del Messenger, la dinámica de los e-mails, la explosión de redes virtuales tipo hi-5, facebook, las publicaciones de cientos de blogs, etcétera, ese fue el espacio de retroalimentación para sendas conferencias de prensa y espacios noticiosos en todos los canales de televisión que animó la autoridad sanitaria [Ramos, 2009:2]. René Ramos remarca la democracia y horizontalidad de la red, en cuanto a la posibilidad de participación de muchas y variadas voces y opiniones, aquí se puede escuchar y ser escuchado, leer y ser leído. No obstante, también ahí: [...] se halló el centro de fantasiosas epidemias originadas por malévolas mentes de propietarios de laboratorios químicos, o estrategias electorales animadas por las truculentas mentes de políticos fracasados, ante las cuales la 312 L O S T I E M P O S autoridad salió al paso para descalificar por ignorantes a quienes han creído en tales afirmaciones, pero es un hecho que la red se convirtió durante la emergencia y posterior a ella, en el espacio legítimo y democrático en el que hoy se dirimen los fenómenos comunicacionales [2009:3]. García Canclini señala que la contingencia sanitaria fue: Un laboratorio de experimentación social y comunicacional: en esto se ha convertido México en las semanas en que la alarma gripal llegó a cerrar todas las escuelas y universidades, los cines, teatros y restaurantes, nos dejó sin museos ni espectáculos [...] Internet sirvió para comunicar a quienes no podían verse, o con amigos alarmados de otras ciudades y países. También permitió –al estar menos controlado que la radio y la televisión– que circulara información alternativa, donde se combinan, como siempre, datos valiosos, interpretaciones no convencionales, y delirios conspiratorios, ideológicos o esotéricos que niegan la epidemia y atribuyen su impacto a manipulación gubernamental o de empresas y laboratorios [2009:1-2]. Esta epidemia se caracteriza, según Piedras, por “ser el primero de los fenómenos de salud pública en la era de la llamada sociedad de la información. Por lo mismo, esta emergencia se convertirá en un interesante objeto de estudio que será analizado desde diferentes disciplinas” (citado en Sosa, 2009:1). El laberinto cultural y emocional 10 Aquí revisaremos algunas narrativas sociales elaboradas en torno a la situación, entrelazadas con el ambiente emocional del momento. Uno de los rumores que más circularon por el correo electrónico afirmaba que “De inmediato dijeron no salgan a la calle, no vayan a la escuela, al cine, a los antros, etcétera. 10 Sobre el tema de la cultura y las emociones –por motivos de espacio no profundizaremos– nos centraremos en algunas reflexiones de carácter general. Si tuviéramos que elegir autores que inspiran este estudio serían Thompson (1993) y Geertz (1995) para cultura, y Marina (2006), Marina y López (2007), Damasio (2006, 2007), Filliozat (2007), Greenberg y Paivio (2007), y Muñoz (2008) para emociones. En cuanto a rumores, tenemos los trabajos de Zires (2001, 2005) y Yarza (2008) sobre rumores en el país, además de los teóricos Knapp (1944), Allport y Postman (1953), Morin (1969), Rouquette (1977), y Kapferrer (1989). 313 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S Pero jamás dijeron no tengan miedo. Claro, si es lo único que buscan las autoridades” y seguía poniendo en duda “la bola de sandeces que dicen en la televisión” (www.mx.terra, 2009). Varios son los ejemplos al respecto: “Yo no creo todo esto que está pasando, creo que es un distractor político y hacen todo esto para espantar a la gente”, “es todo un juego del gobierno, sí que la saben para hacer provocar pánico en la gente, y puedan justificar la mala economía que tenemos”, “esas medidas del gobierno son exageradas, solamente para espantarnos” (José Rodríguez, Enrique Álvarez, Elizabeth Villeda [www. univisión.com], 2009). El desconcierto y aburrición por la obligada reclusión doméstica, más los temores y sospechas además del miedo, hizo que algunas personas echaran mano del arte de la rumorología. Tanto para intercambios multidireccionales y contactar con gente para bajar la emoción, como para traspasar miedos y tristezas –o mejor dicho, evitarlos– como para expiarlos y desahogarnos en la medida de lo posible. Desde los blogs donde se politizaba la situación, hasta los e-mails con viejas conspiraciones epidemiológicas, la red de redes sirvió para informar, desinformar, entretener, comunicar, expresar emociones o reafirmarlas, reproducir viejas leyendas urbanas, crear nuevos rumores, exacerbar la imaginación y liberarse del peso emocional, compartiéndolo o negándolo, y sorteando la unidireccional de los medios de comunicación tradicionales que no escuchan –a veces y algunos– a las audiencias y se centran en la escenificación y espectacularización (Balandier, 1994; Baudrillard, 2005) y el consumo (Bauman, 2007b). 11 Hacemos un breve paréntesis para introducir unos comentarios en torno a las emociones (Muñoz, 2008), 12 mismas que utilizamos desde su significado y función en cada persona y contexto espacio-temporal concreto, así como el para qué y su interpretación. En ellas se conjugan sensaciones fisiológicas, que se resaltan desde la perspectiva orgánica o naturalista. La dimensión neurofisiológica y la sociocultural, así como las experiencias personales son subrayadas desde el interaccionismo y construccionismo, aunque hay quien remarca lo cultural. Emociones es lo que sentimos, lo que interpretamos y lo 11 De lo aquí expuesto hay numerosas muestras en internet, basta una breve navegación para sumergirnos en el océano informativo y ahogarnos en los relatos emocionales y comunicacionales de distinta índole. 12 Enfoque de la psicoterapia gestalt, particularmente de Muñoz Polit (2008). 314 L O S T I E M P O S conceptualizado, es decir, lo biológico-personal-social. Son el resultado de la interacción entre entorno social y natural, involucran lo gestual y el cuerpo, son conceptos y significados, símbolos, nombres con los cuales traducimos lo que sentimos y damos sentido a lo que sentimos, todo desde un enfoque eminentemente sociocultural (Luna, 2002) –el que aquí enfatizamos. El miedo se puede vivir como atracción/amenaza y de una manera “sana”, y en la línea del “desarrollo” hacia la protección. Miedo al virus y a la enfermedad, y al posible contagio e, incluso, a la muerte. Miedo en general a lo desconocido, a la vulnerabilidad de la existencia y a la concepción existencial de la vida misma. Por ello, se debían aplicar las medidas de prevención: usar tapabocas –aunque era algo psicológico más que real según se dijo luego–, lavarse las manos, informarse, no besar, no dar la mano... eran acciones encaminadas al desarrollo satisfactorio de la necesidad de protección ante la presencia de un virus que podía ser mortal y en aquellos momentos era bastante desconocido. La tristeza se vive como desilusión o realismo y su objetivo es el retiro hacia uno mismo. Tristeza por la situación en general, la enfermedad y la muerte posible de las personas. El sentimiento de tristeza, que invitaba a la reflexividad y la introspección, e indicaba la necesidad de retiro; estaba claro que no salir a la calle era una manera correcta de actuar. El enojo, vivencia de invasión o autoafirmación, tiene por objetivo la defensa. Este sentimiento en esta ocasión es más complejo y multifacético que los otros dos. Ya que éste provenía de la sensación de engaño y manipulación por parte del gobierno; era pues, defensa ante la invasión, toda vez que autoafirmación al deslindarse de la amenaza no creyéndola. Una muestra del enojo fue la instantánea creación y rápida propagación de los rumores. Cuyo sentido era la incredulidad de lo que pasaba o lo que se decía oficialmente que acontecía. Acción o expresión de la necesidad de defensa, pero no del virus, sino del gobierno, todo ello sumado a una cultura política de la desconfianza muy arraigada y a una incredulidad y descrédito generalizado de la clase política, y de todo lo que tenga que ver con el gobierno. Pero, quizás un enojo no tan alejado del miedo –o la tristeza–, incluso, en algunos casos, para evitarlos y ocultarlos. Hubo también, esporádicamente, expresión de alegría, con el optimismo como vivencia interna y la vivificación como objetivo de supervivencia. En alguna ocasión porque no se tenía que ir a la escuela o al trabajo. 315 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S Las más de las veces, porque se ocultó el miedo y la tristeza o se intentó exorcizarlos mediante los chistes que circulaban sobre el tema –de persona a persona, por teléfono, o en los medios–, y de los cartones que aparecían sobre todo en los medios de comunicación –periódicos, teléfonos celulares e internet, principalmente. No podía faltar afecto, que responde a la vivencia de atracción/repulsión, y su objetivo es la vinculación. Y no podía faltar porque ante el miedo y la tristeza era evidente que se requería acercamiento afectivo y contacto –fuera por el medio que fuera: e-mail, teléfono, acercamiento a amigos y familiares o a la gente en general, en la medida de lo posible. Y otro breve paréntesis más con objeto de caracterizar a los rumores y definir sus funciones: son expresión oral o por internet, se relacionan con la necesidad de obtención y transmisión de información, pueden ser estrategia de manipulación, son parte de una acción colectiva que proporciona cierta cohesión social y, finalmente, cubren también una necesidad emocional, misma que se relaciona directamente con el mundo de las emociones debido a que cumplen una función en dicho ámbito o satisface una necesidad emocional no sólo personal sino de una comunidad concreta en un momento determinado (Knapp, 1944). Se trata de satisfacción de necesidades afectivas, tales como anhelos y deseos, ansiedades, miedos y angustias, incluso algunas agresivas que descargan el enojo. La descarga emocional es reconocida y remarcada por varios autores, una suerte de descarga verbal que en el momento produce cierto alivio (Allport y Postmant, 1953). Puede tratarse de una necesidad real o falsa, y suele encaminarse por la vía del sentimiento en el sentido de deterioro o no satisfacción real de la necesidad (Muñoz, 2008). Los rumores son descargas de la tensión emocional que se vive en un momento dado. Aquí pensamos que también pudieran verse, sentirse e interpretarse como lo contrario: reproducción e intensificación de la emoción. El rumor puede considerarse como una especie de sublimación de los deseos no satisfechos, pero también como un catalizador de los miedos y angustias colectivas. El rumor tiene éxito porque es fácil creer lo que se quiere creer o lo que se tema creer. Ello explica que sus contenidos, más allá de la anécdota del momento, sean en muchos casos cíclicos, como fábulas, parábolas o leyendas urbanas. Estas historias se presentan ligadas aparentemente a algún hecho tangible [Perales, s/f:7]. 316 L O S T I E M P O S Es sabido que ante una situación de catástrofe se desencadenan una serie de pensamientos, emociones y conductas colectivas específicas. Sean catástrofes naturales, aéreas o automovilísticas, incendios o derrumbes, asaltos o crímenes, crisis económicas o políticas, guerras o invasiones, incluso enfermedades y epidemias de cierta gravedad (Santagada, 2007). Frente a una conmoción- inhibición-estupor hay un choque emocional. El sentir miedo es una reacción frecuente ante catástrofes o amenazas de las mismas. Miedo adaptativo y que protege. Una epidemia podría ser una de estas situaciones amenazantes y, en estas circunstancias: Los rumores abundan después de cualquier catástrofe o tragedia, y pueden minar el funcionamiento del grupo. Una buena forma de afrontarlos es facilitar información adecuada y fiable tan pronto como sea posible. La información no debe incluir sólo lo que ha sucedido, sino lo que puede ocurrir y cómo enfrentarlo [...] hay que destacar que los rumores negativos circulan más rápido e impactantemente que los desmentidos positivos [...] Los rumores críticos también provocan fenómenos negativos como la inseguridad en el grupo. Muchos rumores pueden distorsionar las conductas colectivas generando división, pérdida de apoyo de las víctimas o conflictos, y no sólo influir en conductas de pánico [Fernández; Martín y Páez, s/f:9]. Volviendo a nuestro caso de estudio, muchos interrogantes estaban en el aire, o mejor dicho en la mente de las personas que no podían, por esos días, expresarse mucho y menos ser oídas: ¿se cura?, ¿por qué sólo mueren en México?, ¿se mueren por la enfermedad o porque no llegan a tiempo?, ¿o porque no los atendieron?, ¿hay medicina suficiente con un millón de retrovirales para todo el país y sólo la zona metropolitana tiene como 25?, ¿es realmente eficaz?, ¿hay muertes en los hospitales privados?, ¿hay que vacunarse?, ¿sirve el tapabocas?, ¿es un virus nuevo?, ¿es realmente curable?, ¿dónde están los muertos y los familiares de los muertos?, ¿dónde y cuándo empezó todo?, ¿murió de eso Felipe Solís, director del Museo de Antropología y anfitrión de Obama?, ¿enfermó de eso Camacho Solís?, ¿y Emmanuel y Angélica Vale?, 13 ¿se contagió un miembro de la comitiva de Obama?, ¿aprobó 13 En la red circuló un e-mail: “Madonna caught swine flu!” que dicen instalaba un spireware en la máquina, incluso otro similar con el nombre de Salma Hayek. 317 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S matemáticas José Ángel Cordoba Villalobos?, ¿será un complot como dicen varios?, ¿Edgar, el niño milagro de Perote, fue el primero o la señora de Oaxaca o hubo casos antes en California?, ¿qué pasó realmente en La Gloria y con granjas Caroll?, ¿por qué no aparece la doctora Chan en las declaraciones de alerta de la OMS y sale el segundo a bordo?, ¿hay miles de muertos ocultos?, ¿viene del cerdo o no?, ¿es posible el contagio al consumir carne de cerdo?, 14 ¿si se trató de un contagio animal-humano por qué inició en las ciudades y no en el campo donde están los cochinos? En fin, la lista sería interminable. Quizás hoy, con unos días de distancia, ya tengamos algunas respuestas, pero en el momento de la contingencia reinaba tanto la confusión real, la confusión imaginaria, el miedo real e imaginario, y la incertidumbre total. Aunados los chistes y bromas al respecto, las burlas e ironías de que fueron objetos varias personas y diversas versiones, lo cual al fin y al cabo sirvió para exorcizar y deshacerse parcialmente o por unos momentos de la tensión que muchos vivieron en ese momento. De hecho, la verdadera epidemia o pandemia era de rumores. Imparable, con mutaciones, con crecimiento exponencial y sumamente contagiosa. Sin querer comparar rumor con enfermedad como algunos autores hicieron en su tiempo, pero sí suscribiendo su opinión en cuanto a necesidades emocionales y proyecciones fantasiosas (Allport y Potsman, 1953). Y es que el rumor estaba en esos momentos de manera evidente y palpable en todas partes y con mensajes en general contrapuestos a la información oficial (Kapferer 1989). También el temor –sospecha–, riesgo –posibilidad de contratiempo– y miedo –perturbación de ánimo que señala a un peligro– (Marina y López, 2007), estaban también en el ambiente y en las células de todo el cuerpo. Lo mismo la tristeza y el enojo para otras personas, invitando a la introspección o la defensa, buscando la protección consciente e inconsciente. Y la protección que es la necesidad que desencadena o visibiliza el miedo contra un peligro –real o imaginario– o puede ser hacia el mismo miedo –evitación, distracción. 15 14 El consumo de carne porcina disminuyó notablemente en el país y se detuvieron las exportaciones de la misma, todo ello a pesar de la reiterada información sobre el inofensivo consumo o el cambio de nombre a influenza humana. Anécdotas sobre el tema hay muchas. 15 Hubo un caso, entre gente conocida, de un sujeto que en un primer momento se burlaba de todo y afirmaba que era un complot gubernamental, más adelante era el que no se quitaba el tapabocas y se atiborraba de medicamentos de manera preventiva. 318 L O S T I E M P O S Por supuesto los medios de comunicación afirmaron no haber sido víctima de rumores; sin embargo, varios periódicos de algunos estados sí lo fueron, y en algunos medios fue difícil distinguir entre rumor y noticia, pues abrevaron de la rumorología, pero sin saberlo, como las personas que lo contaban con cara de conocimiento, secretismo y poder, convencidas además de poseer la verdad –en singular y mayúsculas. En nuestros días está en pleno auge la cultura del ciberespacio, en especial entre las jóvenes generaciones: Internet es parte sustancial de las transformaciones que se presentan en nuestra sociedad al familiarizar a diversos sectores juveniles con los múltiples objetos-pantalla que permiten o abren camino a un nuevo enfoque de lo social y a nuevas concepciones del acceso al conocimiento y bienes culturales, a ampliaciones y redefiniciones de las identidades juveniles. Estos aspectos desembocan en una “cultura de la pantalla” que se traduce en la pertenencia a redes sociales y en la construcción de afinidades colectivas que terminan por afianzar la misma cultura del ciberespacio [Sánchez, 2008:42]. Hoy en México se piensa que hay más de 25 millones de internautas (Moreno, 2009). En tiempos de la influenza esto se probó; espacios como YouTube, Flickr, Facebook, Hi-5, Twitter, Skype, Messenger y las cadenas de correos electrónicos con hoax 16 o rumores, inundaron la red de redes, desbordaron más que la imaginación que no fue tanta, pues primó la repetición, como en las noticias de radio y televisión; pero eso sí, no sólo con algunas versiones diferentes, con la posibilidad de interlocutor y retroalimentarse, en una comunicación directa y bidireccional o radial; aunque también, si se deseaba, uno podía quedar como mero espectador. Y en este medio cabía la posibilidad de leer, oír o ver los medios tradicionales de comunicación. Internet es hoy en día una puerta al conocimiento, la información, el ocio, la creación y recreación de identidades, la pertenencia a redes sociales y afinidades colectivas. Se trata de una cultura del ciberespacio que se está convirtiendo en una fuente de comunicación e información noticiosa, así 16 Mensajes vía e-mail con advertencias falsas de virus, o cadenas solidarias, posibilidades de enriquecerse, que solicitan se redistribuya dicho mensaje, o para tener suerte en la vida o para ayudar al prójimo. 319 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S como de intercambio de opiniones y de construcción de la realidad. Un caso notable fue su utilización, en especial por parte de la juventud durante la campaña del candidato Barak Obama en los Estados Unidos (Stelter, 2008). Y otra cuestión a destacar: es un instrumento de individualismo y libertad, de autonomía, donde prima la libre circulación de ideas, la libre expresión, la posibilidad de participar y expresarse, la interrelación bidireccional y en muchos sentidos. Aunque eso signifique a veces nomadismo, clasismo, anonimato. Pero en todo caso está lejos de los medios de comunicación tradicionales, tales como la televisión, donde la unidireccionalidad informativa es más que obvia, la interlocución o la sensibilidad hacia la recepción más que superflua, y cada vez más se decanta hacia lo espectacular, el servilismo comercial, en aras de un consumismo a ultranza que indirectamente resta espacios a la libertad y su función de servicio público. El uso del Internet se observó ampliamente en tiempos de la contingencia sanitaria, donde los espacios cibernéticos informaban o desinformaban, pero en todo caso daban la posibilidad de expresión de todo mundo –claro, de quien tuviera acceso a los mismos. Para darnos una idea se puede afirmar que: La gripe porcina también es una pandemia que se ha extendido y apoderado de internet en pocos días. Cuando uno buscaba influenza en Google el 28 de abril, encontraba 117 millones de páginas y más de 27 mil noticias publicadas. Esta misma búsqueda, el día 29 ofrecía ya 281 millones de resultados y más de 100 mil noticias. Cuando alguien busca gripe porcina, un término relativamente nuevo surgido a raíz de esta epidemia, el día 28 se encontraban 658 mil páginas y el 29, un millón 820 mil [Moreno 2009:10]. 17 Los rumores que más circularon por internet 18 –algunos avalados por supuestos conocedores de secretos o autorizados por su condición de médicos o expertos en la materia que suscribían la información– 19 fueron sobre los 17 Cuando realizamos revisiones posteriores a dicha afirmación, la cifra se incrementó. 18 Aquí ofrecemos la información tal cual se escuchó y se leyó en internet, no por ello la suscribimos. 19 Desde médicos hasta banqueros, pasando por quien se escudaba en la aparente neutralidad: “Hola, hoy en la mañana me mandaron este e-mail, se los remito porque me pareció interesante, no digo que sea totalmente cierto pero tampoco creo que sea falso del todo, Uds. juzguen” [http://quenosediga.wordpress.com], 2009. 320 L O S T I E M P O S intereses económicos de la industria farmacéutica internacional. Rumores con sus variaciones: que se encuentra en problemas económicos, en especial se acusaba a la estadounidense Golead Sciences –de la cual es accionista Rumsfeld, secretario de defensa de Bush y artífice de la guerra contra Irak–, y a la francesa Roché que elabora el Tamiflú, también Sanofi Aventi y Glaxo. Las visitas de Sarkozy y Obama días antes y sus reuniones y conversaciones supuestamente secretas con el presidente Calderón apoyaban la hipótesis. Así también los negocios hechos por estas empresas con la SAR o gripe china y la gripe aviar asiática que fue, según esto, una cortina de humo para la crisis económica de Asia en su momento. Y la idea sería difundir el nuevo virus en México, país turístico, para que pronto éste se diseminara en otros lugares del planeta. 20 Hay quien añadía que funcionarios mexicanos compraron acciones en la industria farmacéutica. O que los laboratorios lanzaron el virus con objeto de vender productos ya cercenada la fecha de caducidad. Más allá de las versiones, parece claro que el mensaje central es que se trató de un virus creado o diseminado por la gigantesca y poderosa industria farmacéutica internacional, o en todo caso se inventó o exageró para su beneficio. Este rumor nos remite al de los “sacaojos” peruanos en plena crisis política y económica en la década de 1980, que provocó incluso la persecución de médicos y extranjeros al ser creído por la gente desesperada ante tantos problemas. Desconfianza ante la modernidad, violencia, miedo-ansiedad- incertidumbre, y poner bajo sospecha aquí a la institución médica (Fernández, 2002), como en el caso que nos ocupa, la industria farmacéutica, también en época de crisis económica, narcotráfico, delincuencia y contingencia sanitaria. Para el caso peruano un análisis concluyó: En verdad las historias de los sacaojos implicaban una suerte de reconocimiento/ desconocimiento de lo que sucedía en realidad. El rumor reforzaba un miedo que existía desde antes y creaba, además, la atmósfera emocional donde toda 20 Uno de los rumores más completo dice al lector/a que imagine las risas de quien realizó la conspiración viendo a la gente con cubrebocas. Pero podemos hacer el mismo ejercicio e imaginar las risas del creador del rumor ante la propagación del mismo tanto en internet como de forma oral, como me ha tocado oírlo. Confieso que ese fue un primer rumor que llegó a mi computadora vía e-mail y en automático lo borré como suelo hacer con las cadenas, hasta que días más tarde empezó a interesarme como fenómeno social que conjugaba emociones y cultura, rumores y necesidades, como una interesante fuente de investigación y estudio. 321 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S clase de historias descabelladas pueden ser creídas. Explicaciones ilusorias de sentimientos reales. El rumor reconocía las emociones pero ocultaba las causas. De hecho la gente se sentía ansiosa y desesperada pero atribuyó su estado a la amenaza de los sacaojos y no a la coyuntura que vivía. Estaban siendo agredidos, cierto; pero no por esas figuras fantásticas sino por las circunstancias muy concretas [Portocarrero, 1989:20]. 21 La comparación con los tiempos de la influenza es más que oportuna: rumores que reconocían/desconocían la incertidumbre y el problema de salud; intentaban evitar el contacto con el miedo, no obstante y también por las historias creadas llegaban a reforzarlo; sentimientos reales proyectados en fantasmas irreales; se hace eco de las emociones pero se oculta su causa; así, la angustia por la situación epidemiológica se traspasa a la angustia ante la vulnerabilidad e impotencia por la manipulación perversa de las farmacéuticas; la agresión de un virus desconocido e invisible además de la angustia por la crisis económica y la crisis social y de seguridad, se traslapa al miedo ante el poder fantasmagórico de las industrias y laboratorios que creen y producen medicamentos que a la postre son todopoderosos y pueden curar la enfermedad que se enfrenta. En una frase, y lo miremos desde donde lo miremos, el grito silenciado en el rumor es: “estamos en sus manos”. Como señala Vega-Centeno: El imaginario colectivo, como parte de la estructura cognitiva, está marcado por las estructuras afectivas que surgen de la génesis histórica y social del grupo que la produce; imaginario colectivo, estructuras cognitivas y afectividad, se expresan –todos juntos– mediante una estructura discursiva, por ello la importancia de la fuente oral y de su análisis [1992:71]. Y añadiremos hoy a lo oral la nueva fuerza, inusitada y pujante para el mundo de los rumores que es la internet. También corrió el rumor que era para distraer la atención del acuerdo secreto de nuestro presidente con el del país vecino del norte, que permitía la intromisión de tropas estadounidense del comando norte en territorio 21 En otra época el rumor fue sobre los “nakaqs” para sacar el resentimiento colonial a partir de una metáfora explicativa y adaptativa de la desestructuralización del mundo andino (Flores, 1988; Morote, 1988; Fernández, 2002). 322 L O S T I E M P O S mexicano o incorporaba el ejército mexicano al pentágono. Así se apoderarían del territorio de los pozos petroleros etcétera, “como en época de Santa Anna”. 22 Resentimiento histórico reciclado, etnocentrismo y exacerbación nacionalista, lo cual apunta a la unión ante un supuesto enemigo extranjero y malvado, no, no nos referimos al virus, sino a Estados Unidos. Siempre poner afuera los sentimientos, en otra cosa o en otra persona, así como la responsabilidad de los mismos, y contra más lejos mejor, y si tenemos a mano un enemigo común histórico, con una vieja tradición de enfrentamiento y le guardamos rancio rencor, pues mejor. En el caso peruano que ya citamos, los “sacaojos” solían ser médicos gringos blancos acompañados por ayudantes negros que secuestraban niños y les quitaban ojos u otros órganos para llevárselos del país (Fernández, 2002). Esto produce, a veces, indignación y enojo, más que miedo. Así, cubrimos la angustia con enojo, rabia o furia. Así se esconde el terror a un enemigo no identificable: un virus y la sensación de que algo grave pasa o puede pasar. Así, de paso se culpa al gobierno de cohabitación con el enemigo extranjero, y la desgastante ansiedad y angustia descienden, y sube el energetizante enojo. Ante situaciones límite, más o menos reales y fantasías catastróficas del todo irreales, se echa mano del catálogo de emociones sustitutas y relatos fantásticos. La sociedad del riesgo (Beck, 2002), con mucho miedo (Bauman, 2007b), decide ante la sensación de agresividad de la vida retroceder a viejas cuentas pendientes –asuntos inconcluso o experiencias obsoletas (Muñoz, 2006)– como defensa –enojo– y protección –miedo. Así, se articulan la desconfianza hacia el gobierno y los poderes públicos –como señalan las encuestas de cultura política del país (Segob, 2009)–, con el resentimiento nacionalista hacia los otros –los gringos– y se atrincheran en una rumorología fantasiosa que no deja de tener su parte cierta: el poder económico y de conocimientos médicos de las trasnacionales farmacéuticas y el poder político e influencia de Estados Unidos hacia México. Otra versión era que se trataba de un experimento o simulacro biológico por parte de Estados Unidos, o que haciendo pruebas se les había escapado. De hecho, un investigador australiano en algún momento declaró que se trataba efectivamente de un virus que salió de un laboratorio. O que era 22 Otras versiones encaminaban el sentido de la epidemia como forma de acabar con la población migrante de mexicanos en Estados Unidos. 323 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S un virus creado por los narcos. O que los muertos eran resultado de los enfrentamientos contra narcotraficantes. O que son narcos amnistiados que recibirán una nueva identidad. O que el paro de labores y el cierre de tiendas y restaurantes convenían al sector empresarial para pagar menos a sus empleados. Todo desde una posición quizás victimista frente a un mundo que se teme: narcotraficantes y empresarios. Incluso se habló de algún científico que lo había creado y diseminado, quien tenía la vacuna y, con ello, pretendía enriquecerse al venderla a algún laboratorio. Y había quien decía que se trataba de un virus extraterrestre. O que era una estrategia de grandes potencias mundiales con objeto de crear un gobierno único. Historias, como vemos, para todos los gustos. Pero también se especuló que se trataba de una conspiración para matar a Obama, no sólo por la muerte del director del Museo de Antropología, quien lo recibió en la cena de honor, sino porque el gobierno de México tenía noticias de la influenza y la ocultó para poder recibir al presidente de los Estados Unidos; de hecho, un miembro de su comitiva resultó contagiado. Otros relatos eran más caseros. Por ejemplo, que se trataba de un invento del gobierno para crear miedo, o distraernos de la crisis económica, o de la aprobación de la legalización de ciertas cantidades de drogas para el consumo por parte del Senado y la Cámara de Diputados, o de la aprobación de la facultad de los cuerpos policiacos encubiertos para entrar en las casas e intervenir llamadas telefónicas, o para evitar se conozca el mayor endeudamiento al aprobarse un crédito por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) al país, o para posicionarse ante las próximas elecciones, o para evitar la supuesta multitudinaria y violenta manifestación de los trabajadores el primero de mayo en tiempos de crisis y contra el gobierno. Y es que, como dicen algunos expertos en rumorología (Kapferer, 1989), no hay política sin rumores. Y sobre el tema tenemos una vieja y larga tradición histórica en el país (Zires, 2005; Yarza, 2008), o los recientes casos en torno a la vida y obra de Vicente Fox y Martha Sahagún, por no nombrar toda la miríada de relatos en torno a Carlos Salinas de Gortari, y el último caso sonado: el accidente aéreo en 2008 en el que pierde la vida el entonces secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño. Todo es un complot, como afirmaron públicamente en los primeros días algunas personas. Y el gobierno oculta información, opinó el común de los desconfiados y aficionados a intrigas y conspiraciones nacionales e 324 L O S T I E M P O S internacionales. Claro que hubo quien dijo que todo era muy grave y el gobierno ocultaba los muertos, y quien se decantó por pensar que todo era mentira o en todo caso una gran exageración. Una y otra visión, siempre con fines de manipulación de la opinión pública y las conductas de la ciudadanía por parte del gobierno, según estas historias. Mismas que si las vemos con distancia sólo son un modo de comunicación como hay otros (Rouquette, 1977) o una oposición al poder oficial (Kapferer, 1989), y parte de una dimensión política y cultural (Morin, 1969). No por ello desconocemos la intencionalidad negativa de algunas de ellas, y la manipulación quizás en su creación. Pero tampoco olvidamos la funcionalidad simbólica y afectiva en su creencia y reproducción. Para finalizar este apartado ¿qué tal la doctrina del shock? Documentada con artículos y videos, multicitando a la periodista Naomi Klein y al cineasta Alfonso Cuarón [http://www.naomiklein.org/shock-doctrine/materiales- espanol] (2009). Se trata de provocar una situación que deje a la población en shock para implantar cambios importantes en la sociedad sin encontrar resistencia alguna. Así, algunos añadían la legalización de las drogas para el autoconsumo o el desconvocar las manifestaciones del día del trabajador (1 de mayo). En todo caso, prohibir o recomendar no salir a la calle y juntarse, según varios de estos rumores, persigue evitar que las personas lo comenten, se intercambie información y se insubordinen, así no habrá marchas ni protestas, desaparece toda posibilidad de resistencia. 23 Cada uno veía la utilización para diversos fines. Pero vamos a dejar aquí la exposición de los rumores. Curiosos fueron los intercambios de opinión y las discusiones, a veces irónicas y simpáticas, otras sesudas y descalificadoras, en los blogs donde todo mundo “posteaba” y daba su visión, mostraba su percepción, compartía sus emociones, las vivía, bloqueaba o evadía, en todo caso y seguramente, descargaba tensión. La maraña de pensamientos y sentimientos, de conductas y palabras, una diversidad a veces divertida y otra realmente agresiva, que iba 23 Se puede leer en un blog: “Por cierto, es bastante curioso el que la ciudad más afectada y que se ha prestado a seguirle el juego al dizque complot del gobierno sea precisamente la ciudad más vigilada y controlada por el partido de oposición. Y de paso, es interesante ver cómo el Gobierno Legítimo no ha dicho mucho al respecto. Hubiera sido devastador para la versión oficial ver al presidente legítimo sin tapabocas saludando de mano y beso a todos y pasando la lengua por el pasamanos el metro para demostrar que el mentado virus es una farsa”. Chanate [www.blog.com.mx/animales/influenza-la-mentira-del año/], 2009. 325 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S fácilmente del miedo al enojo, de la risa a la histeria, de la psicosis a la paranoia, atravesada casi siempre por cierto grado de incertidumbre y vulnerabilidad. Así, hay quien afirma que la influenza fue la mentira del año o quien considera que la desinformación fue la epidemia real. Juegos de palabras que se utilizaban, como los tapabocas que llegaron para quedarse por lo menos en los chistes y cartones sobre la campaña electoral del 2009, y que ya son símbolo de por lo menos la Ciudad de México, destronado el megabeso por razones de causa mayor. Y como el cubrebocas, los rumores los utilizamos sin saber para qué sirven o si acaso sirven. 24 Y hubo hasta quien ante tanta rumorología de los que caracterizaron como “conspiranoicos” se enojaron y lo mostraron: “Esto es una epidemia, si fuera un complot y terrorismo de Estado, seguro que él 25 sería el último en enterarse” (Chanete, 2009) [www.blog.com.mx/animales/influenza-la- mentira-del-ano/]. Si bien también se afirma que: En un país donde cada tragedia es utilizada por la clase política y sus amigos para sacar ventaja, difícilmente se creen las noticias: ¡Seguramente quieren tapar la guerra del narco!, decían algunos; otros se referían a los convenientes despidos masivos que la palabra crisis económica había legitimado, algunos más hablaban de la reserva de dólares que el Banco de México había subastado [Mariana, 2009:1]. Y es que México es un país de rumores, gestión de incertidumbre o manipulación política: México ha vivido eternamente en la cultura del rumor. Es esta tradición mexicana, el gobierno subestima la capacidad del ciudadano de “manejar” la información, por lo tanto, la oculta o la maquilla. En reciprocidad, la autoridad recibe desconfianza que corresponde a quien, día a día, tiene algo que esconder. El cálculo vicioso queda pues diariamente alimentado: me ocultas porque desconfías, te desconfío porque me ocultas [Ciudadano, 2000:5]. 24 Gran polémica al respecto dejó al descubierto que el consejo de portar tapabocas, más que nada, era por cuestiones psicológicas, para que la gente se sintiera protegida, y no tenían un efecto real en la protección del contagio. 25 Refiriéndose al creador de un e-mail en cadena sobre una supuesta conspiración gubernamental. 326 L O S T I E M P O S Sobre estos rumores, mismos que no comparto, considero que no todos son bulos 26 sino percepciones e interpretaciones que la gente hace y son dignos de estudio. Muestran la desconfianza en el gobierno y en el sistema político, demuestran también, más que imaginación, que hay un gran poder de reproducción y necesidad de expresarse, así como de transitar los miedos o tristezas, el desconcierto o el aburrimiento, el aislamiento o el enojo. Se trata de narrativas populares virtuales, no oficiales pero sí libres. ¿Qué es o dónde está la verdad? Cada quien puede tener la suya y es legítima y respetable, inundada de imaginación, cultura y emotividad. Hay mucha energía y creatividad ilimitada vertida en rumores, anécdotas, chistes o historia varias en torno a la influenza: Mejores civilizaciones que la nuestra han perecido, nada nos dice que en nuestro afán por acumular y poseer todo, incluso la naturaleza y sus dioses, perezcamos. En nuestra soberbia llegamos a pensar, en este siglo, que podíamos cambiar el clima del planeta, nunca pensamos que sucumbiríamos ante un estornudo [Mariana, 2009:2]. 27 Rumores, emociones y realidad Dice una cibernauta algo que seguramente mucha gente compartía en su momento: Conservo mi salud, al igual que mi familia cercana [...] pero estoy sumida en una serie de preguntas sin que repuestas que van de sorpresa, incredulidad, molestia, coraje, preocupación [www.13t.org/descondicionamiento/forum], 2009. Consideramos que las personas que confiaron en la información oficial y vertida por los medios de comunicación –que la retransmitieron puntual, intensa e insistentemente–, como aquellas que se decantaron por el rumor ya fuese de boca a oído, oral, ya se propagara por la red de redes, tuvieron 26 Se dice que son algo así como engaños masivos por medio de internet. 27 Y es que, y al parecer, es difícil para las personas pensar y asumir la responsabilidad de lo que todos nosotros/as le estamos haciendo al planeta. Lo cual en este caso puede causar también enojo. Pero no vamos a profundizar aquí sobre esta cuestión en particular. 327 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S movimiento de emociones, turbulencias y desasosiegos. Unos y otros desarrollaron miedo, tristeza y enojo básicamente, más quizás el primero que los otros, sin embargo, también estuvieron presentes. 28 También queremos hacer notar los problemas de confianza que existen en la población mexicana en general, desde la interpersonal hasta lo público y muy especialmente con el ámbito de la política, como todas las encuestas de cultura política señalan desde hace tiempo. Solamente con objeto de probar dicha afirmación traemos a estas páginas los datos de la última Encup realizada en 2008. Sobre la confianza hacia el presidente de la República: 23% dice que mucha, 36% que algo, 26% que poca y 11% que nada. En cuanto a la misma cuestión con relación al gobernador de su estado: 22% mucha, 34% algo, 27% poca y 14% nada. En lo referente a los medios de comunicación: 17% mucha, 37% algo, 30% poca y 10% nada (Segob, 2009). En concreto y sobre estos últimos, a la mitad de la población le merecen confianza, algo más la radio que la televisión y los diarios. Por ejemplo, se entera de la política 88% de la población del país a través de la televisión, y la frecuencia con que así lo hace a través de este medio es “siempre” (46%) y “casi siempre” (28%). Por los periódicos se informa 43%, y respecto de la frecuencia, “siempre” (24%) y “casi siempre” (34%). Por la radio dicen seguir las noticias 50% de las y los consultados, por las revistas 13%, y 7% por internet, 29 según las encuestas recientes de cultura política y participación ciudadana de 2008 (Segob, 2009). Y respecto de la confianza en cada medio: 48% confía en la televisión, 53% en la radio y 42% en los periódicos (México en el Latinobarómetro, 2008). Y es en el contexto de esta desconfianza en general, y en especial la dirigida hacia la clase política y en particular al gobierno, que surgen con más fuerza rumores que desacreditan la información oficial, y especialmente mucha gente que los reproduce. Ya se ha dicho en varias ocasiones que México es país de 28 En conversaciones informales y entrevistas periodísticas descubrimos o constatamos que las tres emociones –miedo, enojo, tristeza– se dieron en diversas personas, eso sí, con diferentes grados de intensidad, evitación o contacto. 29 La pregunta de esta encuesta era sobre noticias políticas; sin embargo, y ante la emergencia, se trató de declaraciones del presidente y de ruedas de prensa de diferentes órganos y niveles del gobierno, por lo que podríamos pensar que de alguna manera y en alguna medida las cifras podrían ser similares. 328 L O S T I E M P O S rumores por excelencia, donde al parecer todo lo que diga el gobierno debe ponerse en duda o ser mentira. También el vacío no tanto de información que la hubo, pero sí la confusión y la insistencia, el desconcierto de las cifras, el ser una situación nueva y desconocida contribuyó en buena medida. Pero y también, ante las emociones con cierta intensidad, los rumores fungen como ventanas de escape con objeto de intentar regular el organismo. Así, la cultura política mayoritariamente desconfiada, una información confusa y la coyuntura emotiva dan lugar a estas narraciones; mejor dicho, contribuyen a su expansión mediante el rumor y la oralidad popular, y también por medio de nuevos canales, ya que últimamente cobra fuerza como medio de su difusión la internet. En una situación de no poder besarse ni tocarse ni salir a trabajar o pasear, el acercamiento tiene lugar mediante la voz y la mirada –internet, la radio y la televisión, o el teléfono. Ante la imposibilidad de llorar en brazos de una amiga o amigo logramos elucubrar fantásticas historias, compartirlas y en ellas sacar nuestros gritos de terror despojados ya del sentimiento de fondo, sumido en la fantasía ficticia e imaginaria que transita por los intestinos del inconsciente o en el simulacro cultural (Baudrillard, 1995) y llegamos en esos momentos a preguntarnos ¿qué es la realidad? (Watzlawick, 2003). En medio de todos los acontecimientos que tienen lugar, entran las emociones como fuente informativa y evaluativa, entre otras cosas: Los sentimientos son un balance consciente de nuestra situación. Son una amalgama subjetiva y objetiva, un resumen de urgencia [...] una puerta de acceso a nuestra intimidad no consciente [Marina, 2006:27, 31]. Y de la mano, las narraciones del imaginario social, tales como –en este caso– los rumores: Los rumores son ventana a un mundo poco reconocido, a las preocupaciones de la gente; son los intersticios por donde se cuelan los deseos, los miedos de la población, el lugar donde se vislumbran otras concepciones sobre la gestión política y otros mundos posibles. A partir de su estudio se puede recuperar la voz anónima ante los acontecimientos actuales, se pueden captar las múltiples maneras de pensar de los diferentes grupos sociales [Zires, 2005:11]. 329 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S Así, entre puertas y ventanas observamos cómo se configuran sentimientos y rumores, cómo se relacionan y entretejen distintas cuestiones de muy diversa índole. Desconfianza, miedo y enojo hacia el gobierno. Miedo y rabia contra la industria farmacéutica. Miedo y furia contra las instituciones financieras internacionales. Enojo y temor hacia Estados Unidos, su presidente, sus empresas, su ejército, sus laboratorios farmacéuticos. Incomprensión del mundo, riesgo social, incertidumbre total. 30 Rumores como estrategias de evitación de la emoción y de la realidad, producto del miedo hacia la enfermedad o el virus, o como estrategia de enfrentamiento político, producto del descontento y enojo ante el gobierno. Maniobras distorsionistas con objeto de espantar los espantos. Maniobras políticas con objeto de resucitar odios y venganzas, desconfianzas y furias. Creatividad intelectual ingeniosa, actualización psicológica y afectiva, a veces perversidad, en otras ocasiones adaptación. En todo caso también el rumor permite contactar no con la emoción “real”, pues la suele ocultar, pero sí con las personas y con el mundo, y en el contacto se relaja la emoción. Confusiones hubo, no sólo en las cifras y en la explicación del proceso de la enfermedad. También paradojas como los mensajes que enfatizaban demostrar amor; sin embargo, esto parecía que tenía que ser bajo la consigna del no besar ni dar la mano, además de distanciarse y evitar convivir, con objeto de evitar el posible contagio. Se insistía en la oportunidad de compartir con la familia, y a la fuerza se hizo, pero mientras disminuían las denuncias por la delincuencia, aumentaron 30% las de maltrato intrafamiliar, 31 de tanta convivencia suponemos. Y ante la confusión se fue en busca de causas y motivos para sosegar la sensación de incertidumbre, fueran dichas explicaciones “reales” o “imaginarias”, ahí surgieron en su máxima expresión la rápida propagación de los rumores, a partir de conexiones imaginarias, y la gente se aferró a la primera explicación concreta que encontró. Rumores tan intangibles como las emociones que evitaban, sosegaban o canalizaban. 30 “¿Hasta qué punto es real lo que ingenuamente y sin el menor reparo solemos llamar la realidad? [...] creer que la propia visión es la realidad misma, es una peligrosa visión. Pero se hace aún más peligrosa si se la vincula a la misión mesiánica de sentirse en la obligación de explicar y organizar el mundo de acuerdo con ella, sin que importe que el mundo lo quiera o no” (Watzlawick, 2003:8-9). 31 Se mencionó en un programa radiofónico –”Parejas disparejas y la familia”, en radio red–, días después de la contingencia sanitaria. 330 L O S T I E M P O S Emociones que fueron desoídas y no vistas, traslapadas entre búsquedas explicativas y sucedáneos a su vivencia. Ambos, emociones y rumores reales aunque intangibles e incomprensibles, inaprensibles, parecían vivirse y sentirse como parte de la vida misma. Desinformación también existió, o falta de la misma, y sin experiencias precedentes sobre la enfermedad, se echó mano también a la inventiva o a lo que se encontró, la búsqueda de un orden sobre cualquier premisa posible, con una narrativa con cierta lógica y una conexión aparentemente verosímil entre los hechos, nuevamente desembocando a veces en los rumores como fuente de comunicación y respuesta emocional: Estas reflexiones nos llevan ya a aquellos fenómenos de comunicación de vasto alcance que constituyen la base de los rumores incontrolados y de las psicosis de masas [Watzlawick, 2003:87]. 32 Todo lo cual provoca inseguridad y riesgo. Estas cuestiones son obvias y con ellas se convive en una era de la angustia y miedo como la nuestra (Beck, 2002; Bauman, 2007a), pero pueden profundizarse en caso de contingencias específicas, tales como la vivida. Como sociedad en general y en nuestros días, no parece fácil la conciencia con los fenómenos de la impermanencia y la inseguridad. Se trata de algo que, por otra parte, es intrínseco a la humanidad, aunque haya quien afirme que hay sabiduría en ese estado de ánimo (Watts, 2007), en general causa angustia –miedo específicamente. Además en nuestra sociedad luchamos contra el dolor y el rápido paso del tiempo y, por supuesto, contra la inseguridad, en aras de búsqueda de seguridades no importa qué tan reales o ficticias sean, llegamos de nuevo a los rumores como un discurso que nos da una explicación, apacigua o exalta la emoción, pero también nos ayuda a sobrellevarla y transitarla, o a taparla y ocultarla. Tal vez los rumores son eso, una forma de exorcizar los miedos actuales, compartirlos, enfrentarlos, internalizarlos, liberarlos –psicológicamente hablando. Esto es, a través de miedos ancestrales e imaginarios se ventilan los más físicos y mentales actuales –la inseguridad y delincuencia y sobre todo el miedo a la epidemia de influenza. Los rumores son también una necesidad 32 Watzlawick lo ejemplifica con el rumor de los parabrisas picados en Seattle o el rumor de Orléans que estudiara Morin (1969). 331 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S de dar cierto orden y sentido a una experiencia nueva y difícil de asumir. Así, un rumor es una forma de huir de la realidad o una forma de sacar una emoción de forma proyectiva. Puede también pensarse que –como las antiguas y tradicionales leyendas mexicanas, o las modernas leyendas urbanas y contemporáneas más internacionales– los rumores tienen la función de: [...] administrar el terror preventivo a determinados peligros de la vida moderna (abandonar a los niños a merced de un canguro; exponerse a tener un disgusto en una autopista, o ponen a raya a los demonios más tradicionales cierta negligencia de los deberes maternos; la falta de respeto a los muertos, como la conocida narración de la apuesta de ir de noche a un cementerio; la pérdida del miedo a los ladrones o bien la confianza excesiva) [Pujol, 1986:17-18]. En este caso a la vulnerabilidad ante una enfermedad, nueva, desconocida, una mutación viral imprevisible, ante la fragilidad e impermanencia de la vida, ante los riesgos cotidianos y los temores ancestrales a la muerte. Y es que el rumor demuestra “que todas las certezas son sociales: es verdad lo que considera verdad el grupo al que pertenecemos. El saber social está sostenido por la fe, no por las demostraciones” (Kapferer, 1989:275). Bibliografía Allport, Gordon W. y Postman, L. (1953), Psicología del rumor, Psique, Buenos Aires. Balandier, Geroges (1994), El poder de las escenas. De la representación del poder al poder de la representación, Paidós, Barcelona. Baudrillard, Jean (2005), Cultura y simulacro, Kairós, Barcelona. Bauman, Zygmunt (2007a), Miedo líquido. La sociedad contemporánea y sus temores, Paidós, Barcelona. —— (2007b), Vida de consumo, FCE, Madrid. Beck, Ulrich (2002), La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad, Paidós, Barcelona. Ciudadano, Juan (2000),“La cultura del rumor”, Reforma,13 de noviembre, México, p. 5. Damasio, Antonio (2006), El error de Descartes, Crítica, Barcelona. 332 L O S T I E M P O S —— (2007), En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y los sentimientos, Crítica, Barcelona. Fernández Poncela, Anna M. (2002), “Imaginería popular andina: terrores coloniales y crisis social”, La Palabra y el Hombre, núm. 121, enero-marzo, Universidad Veracruzana, Xalapa. Fernández, Itziar; Carlos Martín Beristain y Páez (s/f ), “Emociones y conductas colectivas en catástrofes: ansiedad y rumor, miedo y conductas de pánico”, Informe, Universidad País Vasco y Universidad de Deusto, Bilbao. Flores Galindo, Alberto (1988), “Demonios y degolladores: el discurso de los colonizados”, ponencia, Universidad de Barcelona. Filliozat, Isabelle (2007), El corazón tiene sus razones. Conocer el lenguaje de las emociones, Urano, Barcelona. García Canclini, Néstor (2009), “Preguntas culturales respondidas por la epidemia”, Comunicación ante la influenza, blog de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información [http:mediosantelainfluenza.wordpress.com], 5 de mayo de 2009. Geertz, Clifford (1995), La interpretación de las culturas, Gedisa, Barcelona. Greenberg, Leslie S. y Sandra C. Paivio (2007), Trabajar con las emociones en psicoterapia, Paidós, Barcelona. Kapferer, Jean-Nöel (1989) Rumores. El medio de difusión más antiguo del mundo, Plaza y Janés, Barcelona. Knapp, R. (1944), “Psicology of Rumor”, Public Opinion Quarterly, vol. 8, núm. 1. Mariana, Zyanya (2009), “Rumores, influenza y sistema productivo” [http:// educacion.vivenicaragua.com], 29 de abril de 2009. Marina, José Antonio (2006), El laberinto sentimental, Anagrama, Barcelona. —— y Marisa López Penas (2007), Diccionario de los sentimientos, Anagrama, Barcelona. Moreno, Alejandro (2009), “Influenza, el virus que llegó a internet”, El Universal, 30 de abril, México, p. 10. Morin, Edgar (1969), El rumor de Orléans, Ediciones de Seuil, París. —— (1999), Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, UNESCO, París. Morote West, Efraín (1988), Aldeas sumergidas: cultura popular y sociedad en los Andes, Centro de Estudios Andinos “Bartolomé de las Casas”, Cusco. Muñoz Polit, Myriam (2006), “Las necesidades desde el punto de vista de la psicología gestalt”, Psicología Humanista, vol. 2, IHPG, México. —— (2008) “Las emociones y los sentimientos (2ª parte)” (documento mecano- grafiado), IHPG, México. Perales, Alejandro (s/f ), “El rumor en los medios de comunicación: una práctica contra los derechos de los receptores”, Documentos AUC (Asociación de Usuarios de la Comunicación), Madrid. 333 I N F L U E N Z A , M E D I O S , R U M O R E S Y E M O C I O N E S Portocarrero, Gonzalo (1989), “Crisis social y fantasmas coloniales: los sacaojos”, manuscrito mecanografiado, Lima. Pujol, Josep Maria (1986), “Històries extraordinàries, llegendes urbanes”, Perspectiva Escolar, núm. 102, febrero, Publicaciones de “Rosa Sensat”, Barcelona. Ramos Palacios, René (2009), “Comunicación y televisión en tiempos de la influenza”, Comunicación ante la influenza, blog de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información [http:mediosantelainfluenza.wordpress.com], 11 de mayo de 2009. Rouquette, Michel (1977), Los rumores, El ateneo, Buenos Aires. Sánchez, Antulio (2008), “Jóvenes y ciberesp@cio”, Topodrilo, núm. 8, noviembre/ diciembre, UAM/Iztapalapa, México. Santagada, Miguel (2007), “El juego cooperativo que proponen las noticias no confirmadas”, Papeles de Nombre Falso, Anuario 2006/2007, Buenos Aires. Sosa Plata, Gabriel (2009), “Influenza porcina y medios”, Comunicación ante la influenza, blog de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información [http: mediosantelainfluenza.wordpress.com], 1 de mayo de 2009. Stelter, Brian (2008), “Para jóvenes, la política es social”, The New York Times, en Reforma, 5 de abril, p. 1, México. Thompson, John B. (1993), Ideología y cultura moderna, UAM-Xochimilco, México. Trejo Delarbre, Raúl (2009), “Eficacia mediática”, Comunicación ante la influenza, blog de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información [http:mediosantelainfluenza. wordpress.com], 1 de mayo de 2009. Vega-Centeno, Imelda (1992), “Doña Carolina. Tradición oral, imaginario femenino y política”, Espejos y travesías. Antropología y mujer en los años 90, ISIS Internacional, Santiago de Chile. Watts, Alan (2007), La sabiduría de la inseguridad. Mensaje para una era de ansiedad, Kairós, Barcelona. Watzlawick, Paul (2003), ¿Qué es la realidad? Confusión, desinformación y comunicación, Herder, Barcelona. Yarza, Marcelo (2008), 101 Rumores y secretos en la historia de México, Grijalbo, México. Zires Roldán, Margarita (2001), Voz, texto e imagen en interacción. El rumor de los pitufos, UAM/Miguel Ángel Porrúa, México. —— (2005), Del rumor al tejido cultural y saber político, UAM, México. 334 L O S T I E M P O S Fuentes consultadas Cosulta Mitofsky (2009), Encuesta telefónica nacional, 28 de abril, México. Chanete [www.blog.com.mx/animales/influenza-la-mentira-del-ano/], 2009. Demotecnia (2009), Encuesta nacional telefónica, 29 de abril, México. Excélsior (2009), Encuesta BGC-Excélsior, 27 y 29 de abril, México. Naomi K. (2009) [http://www.naomiklein.org/shock-doctrine/materiales-espanol]. Latinobarómetro (2008), Informe, [www.latinobarometro.org], 2009. Parametría (2009), Encuesta nacional telefónica, 7 de mayo, México. Prospecta Cousulting (2009), Encuesta cara a cara para programa televisivo Encuentros y Desencuentros, 2 al 5 de mayo, México. Segob (2009), Informe [www.gobernacion.gob.mx], 2009. Secretaría de Salud (2006), Plan Nacional de Preparación y Respuesta ante una Pandemia de Influenza (versión 2006) [www.dgepi.salud.gob.mx], 2009. Terra [www.mx.terra], 2009. Univisión [www.univisión.com], 2009. Recibido el 6 de mayo de 2009 Aceptado el 15 de noviembre de 2009 LEV SEMIÓNOVICH VIGOTSKY nació en Bielorusia el 17 de noviembre de 1896 en el seno de una familia judía de clase media. Cursó estudios de medicina y de leyes en la Universidad de Moscú y fue uno de los destacados teóricos de la psicología científica. “El Mozart de la psicología” fue el apodo con que Stephen Toulmin lo caracterizara debido a su prolífica obra, desarrollada a lo largo de una década hasta su temprano fallecimiento en 1934, causado por una grave enfermedad. Sus ideas tienen un lugar importante no sólo en la psicología, sino también en el campo de la pedagogía. Sin embargo, el contexto político de la Unión Soviética en su momento le fue desfavorable, ya que sus textos eran considerados “antimarxistas” por el stalinismo, con lo que fueron objeto de censura hacia 1936. Paradójicamente, en la producción del autor se advierte un claro esfuerzo por emplear los principios del marxismo en el abordaje de las diferentes problemáticas psicológicas. Incluso suele decirse que su teoría es, en gran medida, una aplicación del materialismo histórico y dialéctico al sistema pedagógico. También el contexto académico le era hasta cierto punto hostil. La psicología como ciencia celebraba una victoria ante las concepciones idealistas Florencia Paéz** VERSIÓN 24 • UAM-X • MÉXICO • 2010 • PP. 337-342 Notas sobre un clásico: Teoría de las emociones, Lev Vigotsky* * Lev Vigotsky, Teoría de las emociones. Estudio histórico-psicológico, Madrid, Akal Colección Universitaria, 2004 (traducción: Judith Viaplana). ** Universidad de Córdoba, Argentina. 338 L O S M A T E R I A L E S de la disciplina. Los enfoques dominantes eran el fisiológico y el reflexológico, cuyo principal nodo de estudio era la conducta: cualquier mención de la psique o de la conciencia era considerado, en este sentido, una desviación. Vigotsky, a pesar de esto, fue un defensor de la psicología como ciencia de la psiquis y de la conciencia. El lenguaje, el pensamiento, la sociedad, la conciencia, el desarrollo y la cultura fueron temáticas pilares en su producción. Frente a estos temas, Vigotsky asumía una posición en la que fundía el enfoque de los estudios históricos sobre la mente y el de los estudios observacionales y experimentales sobre el funcionamiento mental. La guerra fría mantuvo invisible a Lev Vigotsky en occidente. Recién en los últimos treinta años la psicología occidental ha descubierto su obra. El libro Teoría de las emociones. Estudio histórico-psicológico constituye una obra que, como indica el autor entre sus páginas, es el resultado de una investigación que abarcó procesos de experimentación directa y numerosas reflexiones que procuraron –a la par de generar una crítica profunda a la esencia de la teoría organicista de las emociones– crear “las bases primeras de una teoría psicológica de los afectos que sea plenamente consciente de su naturaleza filosófica, que no tema hacer las generalizaciones más elevadas, adecuadas a la naturaleza psicológica de las pasiones, y que sea digna de convertirse en uno de los capítulos de la psicología humana” (2004:58). Vigotsky socaba la teoría organicista de las emociones El diagnóstico que hacía Vigotsky en torno al estado de los estudios de las emociones en la psicología, consistía en que, a pesar de las numerosas críticas que a lo largo de decenios se acumularon en torno a la teoría organicista de las emociones de C.G. Lange y W. James, ésta no sólo continuó existiendo sino que se afirmó aún más en su importancia y vitalidad. Sus críticos, menciona Vigotsky, no lograron desnudar ni destruir las bases patológicas sobre las que aquella teoría había sido construida, no supieron generalizar ni oponerle otra teoría con mayores armas, quedando así prisioneros del antiguo error, fenómeno que dejó paralizado y desorientado el desarrollo del estudio de las emociones. 339 N O T A S S O B R E U N C L Á S I C O En los primeros nueve capítulos del libro, su autor se dedica a recapitular la esencia de la teoría organicista de las emociones de James y de Lange (considerando que más allá de aspectos secundarios sus pensamientos constituyen una sola teoría), y la polémica que tuvo lugar por décadas en torno a ella en el ambiente de la psicología. El núcleo central de esta teoría, expresa nuestro autor, es que no hay emoción sin la manifestación fisiológica de la misma, y cita directamente la famosa tesis de Lange: “Haced desaparecer en un hombre asustado todos los síntomas físicos del miedo [...] ¿qué quedará entonces de su miedo?” (1896). El autor ruso propone la evidencia que proveen diversas investigaciones, como las de Sherrington y las de Cannon, cuyos resultados contradicen las teorías de James y de Lange sobre la naturaleza de las emociones, y los lleva a considerar necesario volver a la hipótesis de que la manifestación visceral de las emociones es secundaria y lo primordial es la actividad de los hemisferios cerebrales y el estado psíquico correspondiente (Vigotsky, 2004:32). Asimismo, con los descubrimientos de la teoría talámica de las emociones, la tesis de James que proclama que no existen en el cerebro centros especiales para las emociones, queda refutada claramente. Esta nueva teoría evidencia que las emociones tienen su base real en la interacción entre los centros corticales y subcorticales, acercándose a la idea de hacer posible la explicación de toda la complejidad de las relaciones reales entre el afecto y la conciencia, relaciones que constituyen un hecho psicológico indiscutible. La intención central de Lev Vigotsky en Teoría de las emociones aparenta haber sido la de descubrir el pensamiento filosófico que dominó a los antiguos y a los actuales naturalistas en sus teorías respecto de la vida afectiva, porque considera que los problemas filosóficos son fermentos del desarrollo de las principales teorías psicológicas, cuestión que advierte oculta en las indagaciones de las emociones. Lo sintetiza del siguiente modo: “creemos que la única manera de sacar a la teoría moderna de las pasiones de su atolladero histórico es con ayuda de una gran idea filosófica” (2004:59). El capítulo décimo del libro se aboca a esta tarea a través del análisis de la teoría de las pasiones de Spinoza. James y Lange consideraban que sus ideas tenían como antecedente al pensamiento spinoziano; en torno a ello, la intención de Vigotski es verificar en qué medida esta opinión concuerda con la realidad. Adelantando indirectamente su idea, el autor iniciará el capítulo con las siguientes preguntas: “¿quizás lo que las une no es un signo de 340 L O S M A T E R I A L E S identidad, sino de oposición?, ¿quizás no es tanto la herencia histórica como las alternativas ondulatorias de tesis y antítesis, necesarias e inevitables en la historia del pensamiento, lo que las une?” (2004:83). Según nuestro autor, las ideas de James y de Lange, lejos de estar vinculadas a Spinoza, lo están con el pensamiento de Descartes. Aduce a esta confusión “la negligencia filosófica del propio Lange, y en particular la de James, quienes se preocupaban poco por la naturaleza filosófica de la teoría que habían creado” (2004:83). A su vez, el hecho de que este error hubiera pasado desapercibido para la comunidad intelectual en general, es consecuencia de otra confusión más generalizada: aquella sobre la que se considera que existe una herencia histórica entre las ideas de Descartes y las de Spinoza. Hecho que será refutado por Vigotsky con amplia argumentación en su libro. Para el autor, la diferencia entre ambos filósofos es esencial, en especial cuando Spinoza niega la libertad de la voluntad y cuando examina la naturaleza psicofísica de las pasiones y sus relaciones con el conocimiento y la voluntad. Si, en Descartes, el problema de las pasiones es ante todo un problema fisiológico, según Vigotsky, en Spinoza, en cambio, ese mismo problema es, desde el principio, el de la relación existente entre el pensamiento y el afecto, el concepto y la pasión. El autor de Teoría de las emociones señala que la polarización entre las ideas de los dos filósofos constituye el contenido fundamental de la disputa actual de las corrientes psicológicas, entre las perspectivas naturalistas y las antinaturalistas en la teoría de las pasiones. En la segunda parte del libro, Vigotsky desarrolla minuciosamente los puntos de vinculación entre la teoría organicista o periférica de las emociones, con el pensamiento de Descartes. Considera que especialmente ambas produc- ciones comparten los mismos errores e incongruencias, entre los que menciona con especial atención la esterilidad factual que tienen para describir y explicar realmente las pasiones con el método de investigación mecanicista, dando prueba de una “impotencia absoluta, completamente idéntica cuando hay que promover el conocimiento científico concreto de las pasiones humanas y enriquecerlo en el plano factual” (Vigotsky, 2004:117). De aquí se desprende uno de los nodos cruciales en el libro: el problema de la psicología explicativa y descriptiva de los sentimientos. Por un lado, Vigotsky deja al descubierto las limitaciones y contradicciones del intento 341 N O T A S S O B R E U N C L Á S I C O de teorías como la organicista y como la cartesiana de explicar causalmente las emociones, y lo hace ayudado por los argumentos de Dilthey. Por otra parte, también se enfrentará a las premisas de este último, manifestando que la idea que defiende de una psicología puramente descriptiva, carente de toda explicación causal, está llena de precariedad e inconsistencia. Una de las primeras inconsistencias que descubre Vigotsky es que los partidarios de esta última corriente descriptiva, en el fondo, no se alejan demasiado del enfoque explicativo, por el contrario, comparten y aceptan algunas de sus premisas fundamentales. Esto evidencia, según el autor, la demarcación de esferas de influencia y el ámbito de cooperación recíproca de las psicologías causal y teleológica, explicativa y descriptiva. Reafirma Vigotsky: “ambas proceden de la misma raíz: la filosofía de Descartes” (2004:124). La solución dualista del problema de las pasiones humanas en la teoría cartesiana, el carácter insoluble, desde el punto de vista de dicha teoría del problema del desarrollo, de la cuestión del hombre y de su existencia, contiene implícita, dirá Vigotsky, la descomposición de la psicología de las emociones contemporánea en una teoría del sentimiento humano, explicativa y descriptiva. Con las proposiciones de James y Lange, como instancia explicativa, recurre a las leyes de la mecánica fisiológica. Con las de Scheler, lo hace a la metafísica de los nexos intencionales teleológicos. Un marco explicativo para las pasiones Vigotsky avanza, llegando al final de su libro, en formular un interrogante que, aduce, está presente a lo largo de los distintos debates entre las corrientes psicológicas mencionadas: es la cuestión de los nexos, de las dependencias y las relaciones entre las pasiones y el resto de la vida corporal y espiritual del hombre, y que resume del siguiente modo: ¿cómo es posible el análisis causal de los hechos de la vida emocional? Esta pregunta es coherente con su concepción de que al verdadero conocimiento científico sólo se accede de manera causal. Es ante este interrogante donde Vigotsky asegura el fracaso de la psicología de las emociones contemporánea, descompuesta en dos partes que se ignoran mutuamente, lo que la lleva a renunciar a la expectativa de comprender científicamente al hombre y a su vida interna. 342 L O S M A T E R I A L E S El rechazo de toda explicación causal por parte de la psicología descriptiva, y el intento de sortear el problema basándose en el análisis teleológico no sólo no hace progresar la búsqueda respecto de la psicología explicativa del sentimiento (con todas sus claras imperfecciones), sino que, según Vigotsky, además generan un retroceso, trasladando a la disciplina a la época del pensamiento filosófico anterior a Spinoza. Es precisamente él, afirma Vigotsky, “quien luchó por una explicación causal, determinista, natural y materialista de las pasiones”, fundando desde la filosofía la posibilidad de “una psicología explicativa del ser humano como ciencia en el verdadero sentido del término” (2004:232). De este modo, Spinoza aparece, en las palabras del autor de Teoría de las emociones, como “adversario intransigente” de la psicología descriptiva contemporánea. En este punto, y sólo en este punto, aseverará Vigotsky, es que el pensamiento spinoziano se acerca a perspectivas como las de James, que consideran que la descripción y la clasificación son los niveles más bajos de la ciencia, y que por ello admiten la elucidación del nexo causal como una investigación más profunda y necesaria. Por otra parte, la psicología descriptiva, al poner como prioridad la cuestión del sentido y el significado vital de los sentimientos humanos, aborda los problemas fundamentales de la ética de Spinoza. Sin embargo, lo importante para Vigotsky es que el núcleo más profundo de la teoría spinoziana es lo que no se encuentra representado en ninguna de las dos teorías piscológicas contemporáneas: la unidad de la explicación causal y del problema del significado vital de las pasiones humanas, la unidad de las psicologías descriptivas y explicativas del sentimiento. La división de la disciplina en dos corrientes inconciliables, es la evidencia del destino histórico, no del pensamiento de Spinoza, sino del de Descartes, de su concepción de la posibilidad de un examen dual de las emociones. La sustitución de la posición dualista en la psicología de las emociones, por una unitaria (como la que concebía Spinoza), es –según el autor de Teoría de la emociones– una probable salida al estancamiento en que se encuentra el desarrollo de la indagación en la cuestión de las pasiones. Recibido el 27 de noviembre de 2009 Aceptado el 10 de diciembre de 2009