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FACULTAD DE EDUCACIÓNPrograma Académico de Maestría Educación para Docentes la Región Callao. TRASTORNOS DE INICIO DEL COMPORTAMIENTO DISRUPTIVO EN ESTUDIANTES DE 8 A 11 AÑOS DE UNA INSTITUCIÓN EDUCATIVA – CALLAO Tesis para optar el grado académico de Maestro en educación Mención en Psicopedagogía de la Infancia BACHILLER FLORA BACA PACHECO LIMA – PERÚ 2012 I TRASTORNOS DE INICIO DEL COMPORTAMIENTO DISRUPTIVO EN ESTUDIANTES DE 8 A 11 AÑOS DE UNA INSTITUCIÓN EDUCATIVA – CALLAO II JURADOS DE TESIS Presidente : Dr. Aníbal Meza Borja. Vocal : Dra. Esther Velarde Consoli. Secretario : Dr. José Muñoz Salazar Dra. Esther Velarde Consoli. ASESORA III Índice de Contenidos INTRODUCCIÓN 1 Problema de investigación 3 Planteamiento 3 Formulación. 4 Justificación. 4 Marco referencial 5 Antecedentes. 5 Marco teórico. 11 Definición de trastornos. 12 Definición de conducta. 12 Las conductas disruptivas. 12 El comportamiento. 13 Los trastornos del comportamiento disruptivo. 13 Causas del trastorno 14 Evolución de los trastornos del comportamiento disruptivo. 15 Categorías de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo. 16 Trastornos de inatención - impulsividad - hiperactividad (IIH). 16 Inatención o distracción. 17 Impulsividad. 18 Hiperactividad. 19 Trastorno pre-disocial (TPD). 19 Trastorno disocial (TD). 20 Trastorno oposicionismo desafiante (T.O.D). 21 Objetivos 23 Objetivo general. 23 Objetivos específicos. 23 MÉTODO 24 Tipo y diseño de investigación 24 Variable 24 IV Definición conceptual. 24 Definición operacional. 25 Operacionalización de las variables. 25 Participantes 26 Antecedentes familiares. 26 Instrumento de investigación 26 Ficha técnica del instrumento de investigación. 26 Confiabilidad del instrumento. 28 Procedimientos 28 RESULTADOS 29 Discusión, conclusiones y sugerencias 31 Discusión 31 Conclusiones 35 Sugerencias 36 REFERENCIAS 38 ANEXOS Ficha técnica Validez por juicio de expertos Matriz del instrumento Instrumento validado. Manual del instrumento Cronograma de actividades V Índice de tablas Tabla 1. Participantes según edad y género. 27 Tabla 2. Niveles de riesgo de los trastornos de inicio del comportamiento Disruptivo de la muestra evaluada. 29 Tabla 3. Puntuaciones de los factores del trastorno de inicio del Comportamiento disruptivo según edad. 30 VI Índice de figuras Figura 1. Niveles de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo. 29 VII Resumen El objetivo de esta investigación descriptiva simple fue determinar los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo en estudiantes de 8 a 11 años de edad, de una Institución Educativa del Callao. Se contó con una muestra disponible de 100 estudiantes comprendidos en el rango de edad ya indicado. Se utilizó el Cuestionario para la detección de los trastornos del comportamiento en niños y adolescentes “ESPERI” de Parellada, San Sebastián y Martínez (2009). Los resultados señalaron un nivel grave en los trastornos de: inatención- impulsividad e hiperactividad, oposicionismo desafiante, predisocial y el trastorno disocial. Obtuvieron puntuaciones superiores a los 77%. Se concluye que los estudiantes de 8, 9, 10 Y 11 años de edad de una institución educativa pública del nivel primario del Callao, presentan niveles graves de trastornos del comportamiento. Palabras clave: Trastornos de inicio del comportamiento disruptivo: trastorno de inatención- impulsividad e hiperactividad, trastorno oposicionismo desafiante, trastorno predisocial y trastorno disocia. Abstract This descriptive simple research aimed to determined the beginning of disruptive behavior disorders in the students aged 8-11 years of a public school in Callao. The samples were 100 students aged 8-11 years. The questionnaire for detection of behavior disorders in children and adolescents “ESPERI” of Parellada, San Sebastian and Martinez, (2002) was used. The results showed a severe (serious) level of inattention, impulsivity and hyperactivity, oppositional defiant disorder, pre-disocial personality disorder and disocial disorder, all of which rated over 77%. It is concluded that the 8,9,10 and 11-year-old primary students of a public school in Callao have serious levels of beginning of disruptive behavior disorders. VIII IX 1 Introducción Los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo que presentan los estudiantes de 8 a 11 años de edad en los centros escolares han estado y están continuamente presentes como problemas manifestados por los niños y adolescentes en su interacción en distintos contextos, entorno escolar, de pares e incluso entorno familiar, esta situación se ha convertido en una preocupación permanente para los padres de familia, los profesores y psicólogos debido a las consecuencias que implican en la vida diaria de los niños. Situación que sucede en todo el mundo. “La violencia en la escuela es reflejo de la sociedad, especialmente en el mundo no desarrollado”. (Monclus, 2005. p.13) (Tomada de la revista Iberoamericana de Educación) la preocupación del Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Con esta versión podemos reafirmar que los estudiantes solo demuestran en la escuela lo que sucede en sus casas. Situación similar sucede en nuestro país, durante estos últimos años se ha observado y escuchado por los diversos medios de comunicación, el afloramiento de estos trastornos que presentan los estudiantes en el ámbito de educación primaria. Así lo confirma el diario Perú 21.pe (2010) en un documento publicado por el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (MIMDES), donde da a conocer que los tipos de amenazas más recurrentes entre los estudiantes, son el empleo de apodos ofensivos, los golpes, la discriminación, el chantaje, las agresiones físicas y verbales y lo más alarmante es la utilización de armas como navajas o pistolas. Esta situación en las escuelas se está acrecentando, debido a la ausencia de la figura paterna y materna en casa, a los modelos de crianza demasiados permisibles o rígidos de los padres, a la carencia de reglas en el hogar, a la existencia de violencia física y verbal que existe en sus hogares. Sus padres los maltratan y ellos se vuelven más agresivos. Es una cadena que no tiene fin. Febres (tomado del diario Perú 21.com 2010). En este sentido, dentro del contexto escolar, una de las grandes dificultades de todos los maestros que laboramos en Instituciones públicas es no contar con psicólogos, con docentes capacitados en estos temas, no recibir capacitaciones o actualizaciones en estos temas, no desarrollar programas de modificación de conductas mucho menos saber 2 detectar los trastornos del comportamiento disruptivo que presentan nuestros estudiantes Etc. Trastornos que interfieren con frecuencia el normal desarrollo de las actividades técnicas pedagógicos; por lo tanto no se logra desarrollar con satisfacción con la programación y planificación anual de grado Y por consecuencia el bajo rendimiento escolar de los estudiantes. De acuerdo al informe publicado por el Ministerio de Educación en la página de Educaciónenred.com (31 de marzo, 2012) donde dan a conocer los resultados de la “Evaluación Censal de Estudiantes” (ECE 2011-MINEDU) tan sólo el 29.8% de alumnos alcanzó el nivel esperado para el grado en comprensión lectora, mientras que el 13.2% logró en matemáticas. Estos resultados solo reflejan la situación actual en el que se encuentran los estudiantes de colegios públicos y privados del Perú. Teniendo en cuenta estos aspectos, surge el propósito del estudio, determinar el nivel de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo en los estudiantes de 8 a 11 años de edad de una Institución Educativa del Callao, con la finalidad de contribuir con un aporte científico a la Institución educativa y a los docentes, aportes que permitan reformular, adecuar el diseño curricular de la institución educativa a la realidad de los estudiantes, y a los padres de familia brindarles un diagnóstico preliminar sobre el tipo de trastornos de inicio del comportamiento disruptivo que padecen sus hijos para que estos reciban inmediatamente apoyo de especialistas y al mismo tiempo elaborar y desarrollar talles de escuela de padres para orientarles y enseñarles, sobre cómo tratar y educar a sus hijos, estudiantes que presentan estos trastornos, desarrollar a nivel de aula programas de modificación de conductas. Pues existen antecedentes donde a los niños se les aplica un programa de intervención psicológico oportuno, adecuado, bien estructurado y utilizando recursos y estrategias variadas de acuerdo al trastorno que padecen estos niños y bajo la dirección y ejecución de un especialista. Los resultados obtenidos son óptimos, siempre y cuando son detectados en su etapa inicial. Los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo son los “diagnósticos más recurrentes”, con una “prevalencia que está en aumento en las últimas décadas de forma alarmante debido a los cambios sociales” que estamos experimentando hoy en día (Javaloyes & Redondo, 2010. p. 27.) 3 Problema de investigación Planteamiento. En nuestro país existe un grave problema con los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo de niños y niñas, así como muestra el estudio realizado por (Parellada, San Sebastián y Martínez, 2009:p.9) quienes confirman que, “Las conductas agresivas se presentan desde el nido y afecta entre 7% y 10% de escolares”. El Comercio.pe (Abril, 14 del 2012), da a conocer el estudio realizado por Oliveros donde destaca que, en colegios de la costa, sierra y selva entre los años 2007 y 2010 las agresiones entre compañeros se basan en “Los apodos, las patadas, robos y amenazas, son, en ese orden, las principales formas de expresión del acoso entre estudiantes, que no distingue clase social ni sexo.” Del mismo modo estos trastornos de inicio del comportamiento disruptivo que presentan los estudiantes influyen en el desarrollo de sus aprendizajes, pues con frecuencia son interrumpidas la secuencia de aprendizaje con conductas de indisciplina y agresión, recortando así el tiempo del desarrollo de las actividades pedagógicas y lo más importante cortando la ilación de los temas que se están tratando. Estas constantes interrupciones perjudican al estudiante en su normal desenvolvimiento como persona y como estudiante dentro de la sociedad. Es importante destacar situaciones cotidianas que suceden en la Provincia Constitucional del Callao, específicamente en la institución educativa donde se llevó a cabo la presente investigación, se observa a diario en las aulas, en los recesos y a la hora de la salida a niños y niñas que presentan conductas de indisciplina, agresiones físicas y verbales, falta de atención, concentración, impulsividad, uso de adjetivos inadecuados al momento de entablar conversaciones, no respetan las normas de convivencia, demuestran baja autoestima y otros, corrobora esta afirmación lo manifestado por la titular de la Dirección de Tutoría y Orientación Escolar (Ditoe) informe del diario El Comercio.pe (Abril,14 del 2012) quien manifiesta textualmente, “actúan así porque desde pequeños observaron cómo sus padres se agredían e insultaban” modelos 4 que ellos imitan en su entorno social y hacen que cada día vaya progresando estos trastornos. Por estas razones la presente investigación pretende dar respuestas al siguiente problema general: Formulación. ¿Cuál es el nivel de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo en estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao? A continuación los siguientes problemas específicos: ¿Cuál es el nivel de los trastorno de inatención – impulsividad - hiperactividad (IIH) en estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao? ¿Cuál es el nivel del trastorno oposicionismo desafiante (OD) en estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao? ¿Cuál es el nivel del trastorno predisocial (PD) en estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao? ¿Cuál es el nivel del trastorno disocial (DI) en estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao? Justificación. A partir de los resultados obtenidos se determinara el nivel de riesgo de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo en estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa estatal del nivel primario del Callao. Resultados que permitirán a los docentes identificar con mayor precisión estos trastornos. Desde el punto de vista teórico esta investigación contribuirá a profundizar los conceptos relacionados con los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo y sus respectivos factores, que permitirán un mejor soporte al tema. 5 Desde el punto de vista pedagógico permitirá identificar los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo, las características de sus manifestaciones y entender de mejor manera la realidad de los estudiantes, a partir de ello reformular el programa curricular de la institución educativa y aplicar estrategias de enseñanza acordes a las características reales de los estudiantes y así prevenir las consecuencias que traen estos problemas. Desde el punto de vista metodológico el presente estudio nos permitirá desarrollar programas de modificación de conductas, pautas para desarrollar talleres con padres de familia donde se les pueda orientar sobre cómo tratar a niños que presentan estos trastornos y lo más importante, identificar a estudiantes con niveles severos, moderados de trastornos de inicio del comportamiento disruptivo e inmediata intervención psicológica para su tratamiento correspondientes a temprana edad. Marco referencial Antecedentes. Los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo por ser muy poco utilizado en las investigaciones con esa denominación y no habiendo un instrumento adecuado y específico para la evaluación de los trastornos que lo conforman, no se pudo hallar antecedentes de éste tipo, pues la mayoría de las investigaciones realizadas fueron utilizando otros términos para denominar estas mismas conductas que presentan los estudiantes en las aulas y que impiden el normal desarrollo de la sesión de clase o el proceso de enseñanza-aprendizaje. Específicamente en el Perú no existen investigaciones sobre estos temas y si existen generalmente son para diagnosticar a los adultos y no así a niños. Pero si existen programas de control de conductas. Por tal motivo, para la presente investigación se presentan antecedentes internacionales y algunas nacionales con temas similares. Entre estos estudios se pueden señalar los antecedentes: Hernández (1988) realizó un estudio sobre la relación entre las actitudes parentales y la conducta agresiva de los preescolares. Estudió a 180 niños de ambos 6 sexos de 3 a 6 años de edad que presentaron conductas agresivas cuyas historias clínicas fueron revisadas sistemáticamente. Los resultados mostraron que existe relación estadística significativa entre las actitudes parentales y la conducta agresiva de los preescolares; más no existe asociación estadística con la variable sexo; así mismo se observó que existe mayor proporción de niños agresivos en relación a las niñas y que la agresividad se incrementa con la edad. Los resultados del estudio revelan también que la forma de conducirse de los padres, su trato para con sus hijos y la forma de disciplinar y educar a estos influye en las manifestaciones agresivas que presentan. Bordallo, Zagalaz y Arenas (1995) realizaron una investigación sobre los trastornos de conducta infantiles en medios socioeconómicos diferentes. Con el objetivo de identificar la prevalencia del trastorno disocial y las causas que provocan en la sociedad. Con una muestra constituida por un total de 262 participantes, de ambos sexos, con edades comprendidas entre los 11 y los 15 años. Comprendió 163 colegios privados y 99 de colegio público. Se aplicó un cuestionario sobre esas conductas. Para lo cual se utilizó el método descriptivo comparativo. Se obtuvo los siguientes resultados: del total de la muestra 13.7% presentaban frecuentes conductas disruptivas, frente al 86,3% cuya frecuencia es escasa a nivel de colegios, en ambas instituciones existe un claro predominio de las conductas disruptivas en los varones. En un estudio realizado por Capa, Bercedo, Redondo y Gonzales, (2000), con el propósito de conocer la prevalencia de las alteraciones de los trastornos del comportamiento disruptivo en niños, para tal investigación utilizaron el cuestionario de Eyberg y su posible influencia por las variables (edad y sexo), mediante el método de estudio transversal en una población de 796 niños y niñas de 2 a 13 años que procedían de las consultas pediátricas. Obteniendo el siguiente resultado: Un 17,2 % de los niños presentan, Trastornos de comportamientos disruptivos, siendo similar por grupos de edad y sexo, excepto en las niñas mayores (10-13 años) que son las que menos trastornos de comportamientos disruptivos manifiestan. La prevalencia de los trastornos del comportamiento disruptivo encontradas en la población hacen necesaria la utilización del cuestionario de Eyberg en los controles de salud que realiza el pediatra de atención a menores. 7 Así mismo, Buela y Del Carpio (2001) en una investigación realizada con el propósito de identificar, en el ámbito escolar, a aquellos sujetos que se encuentran en situación de riesgo de desarrollar un patrón de conducta antisocial. Con una muestra de 526 estudiantes que oscilan entre los 10 y los 17 años de ambos sexos. Para tal efecto se utilizó la Escala de conducta antisocial ASB, adaptada. Con un método descriptivo correlacional. Donde los resultados demuestran que los estudiantes presentan moderado riesgo de desarrollar patrones de riesgo antisocial y se demostró que existen diferencias significativas en las manifestaciones de la conducta en función de género. En una investigación realizada por León (2001) con el propósito de determinar los efectos de un programa de intervención con técnicas conductuales cognitivas en los problemas de conducta de desobediencia y agresión, trastornos que constituyen un tema de gran relevancia social. Con tal propósito se aplicó un diseño experimental de tipo multielemento de sujeto único a un niño de 6 años y una niña de 7 años. Los resultados reflejan que las técnicas de economía de fichas, manejo de contingencia, juego de roles, autoinstrucciones y generalizaciones de la conducta que constituyeron elementos del programa de intervención. Fueron efectivos en la reducción de la conducta de desobediencia y agresión. En un estudio realizado por Noroño, Cruz, Cadalso, y Fernández (2002) realizaron un estudio descriptivo sobre la influencia del medio familiar en niños de 9 a 11 años, con conductas agresivas, evaluados y diagnosticados en un departamento psicológico. La muestra estuvo conformada, además, por los padres de familia de estos niños. A todos ellos se les aplicó una serie de técnicas con el objetivo principal de describir las características del medio familiar y su influencia en las conductas agresivas de los infantes. Se concluyó que predominaron las familias disfuncionales incompletas, con manifestaciones de agresividad, alcoholismo, mala integración social y familiar, rechazo hacia los hijos e irresponsabilidad en su cuidado y atención. Fiáscunari (2004) en un estudio realizado con el propósito de relacionar los niveles de depresión materna y los problemas conductuales en una muestra de 139 niños preescolares de ambos sexos, entre los 3 y 5 años de edad de un centro educativo particular de la ciudad del Cusco; aplicándose el Inventario de Depresión de Beck para 8 evaluar la depresión materna y el Inventario de problemas conductuales y socioemocionales de Rodríguez, Lira, Arancibia y Bralic para niños de 3 a 5 años Los resultados indicaron que existe una relación directa entre la depresión materna y los problemas personales de las madres que son variables predictores de problemas de comportamiento. La prevalencia de los problemas de comportamiento fue de 24. 7% en los niños y de 24% en las niñas no existiendo diferencias estadísticamente significativas en cuanto a sexo o edad de los niños evaluados. Ramírez (2005) en un estudio realizado sobre las diferencias por género en problemas de conducta. En una muestra de 200 estudiantes (niñas y niños) entre 5 y 18 años de Granada (España). El instrumento utilizado para evaluar los problemas de conducta de los sujetos ha sido la escala de Desórdenes de Conducta Child Behavior Checklist (CBCL). Los resultados concluyen que los niños tienen más problemas de conducta delictiva que las niñas. Cuando existen conflictos familiares y prácticas de crianza negativas, los niños tienen problemas externos que las niñas. Martínez, Tovar, Rojas y Duque (2008) el propósito de la investigación la agresividad crónica de los niños después de que inicia su permanencia en la escuela es la condición que más se relaciona con delincuencia en la adolescencia, la juventud y la vida adulta. Los niños persistentemente agresivos después de los 10 años de edad están asociados a condiciones de vida difícil, deserción escolar, precocidad en el inicio de la vida sexual, mayor número de parejas, consumo de alcohol y mayor dificultad para graduarse de la universidad. Utilizando el método descriptivo. A través del test denominado COPRAG, que evalúa los comportamientos agresivos y prosociales con una muestra disponible, compuesto por todos los alumnos matriculados al primero y segundo de secundaria de una escuela pública. Los resultados demuestran que existe relación entre el comportamiento no agresivo del niño y poseer habilidades personales para resolución de conflictos por parte del cuidador. También fue relevante la asociación entre el patrón de crianza violento del cuidador y el niño altamente agresivo. Igualmente, se evidencia una asociación límite entre las normas de control policivo del cuidador y el comportamiento agresivo de los niños. 9 Así, Parellada, Et al. (2009) en un estudio realizado con el propósito de detectar los trastornos del comportamiento en las aulas de colegios públicos y privados. Con una muestra de 1126 estudiantes de 8 a 11 años de educación primaria del Norte, Centro y Este de España. De ellos, el 51,3 % fueron varones y 48.7% mujeres. Se utilizó el método descriptivo comparativo. Para lo cual se aplicó el cuestionario para la detección de los trastornos del comportamiento para niños y adolescentes (ESPERI), administrándose en forma colectiva en las diferentes aulas y secciones. Los resultados obtenidos fueron: los estudiantes de 8 a 11 años de edad se encuentran entre los niveles de moderado a grave en todos los trastorno, excepto en el trastorno inatención, impulsividad e hiperactividad va de grave a moderado en los niños de 11 años. En una investigación realizada por López, Castro, Alcántara, Fernández y López (2009) sobre las prevalencia y características de los síndromes empíricos de tipo externalizante, así como su prevalencia en una muestra clínica pediátrica. Se utilizó como instrumento el inventario clínico infantil (ICI), que evalúa comportamientos y emociones. Prueba que se aplicó a 300 niños y niñas de 6 a 12 años de edad, de la unidad de Psicología Clínica del Hospital Universitario de Murcia. Mediante la realización de un análisis factorial se han obtenido tres síndromes empíricos equivalentes a los tres trastornos del comportamiento perturbador: Disocial, oposicionismo-desafiante y déficit de atención con hiperactividad. Se han obtenido diferentes prevalencias estimadas a partir de puntuaciones propias de la muestra (18,1%, 18,5% y 14,5%, respectivamente); y de las correspondientes al percentil 98 del CBCL (44%, 28,3% y 40,6%). No hay diferencias entre niños y niñas en Problemas de Conducta (Disocial), mientras que es superior en niños en oposicionismo-desafiante. En déficit de atención e hiperactividad los niños presentan una prevalencia más alta que las niñas según corrección CBCL (49,3% y 34,3%), mientras que más niñas presentan este problema mediante el síndrome empírico hallado en la muestra clínica (19,8% frente a 12,2% niños). En un estudio realizado por Rodríguez, López, Garrido, Sacristán, Martínez y Ruiz (2009) con el objetivo de determinar la tasa de prevalencia y comorbilidad del trastorno por déficit de atención con y sin hiperactividad en escolares de 6 a 16 años de Castilla y León(España). Con una población de 212.567 alumnos de primaria y secundaria. Con un diseño de muestra polietápico estratificado proporcional y por conglomerados. Utilizando 10 para ello los criterio psicométrico del ADHD (Déficit de atención e hiperactividad) RS-IV. Los casos de TDAH, según la lista denominada Entrevista diagnóstica para niños de acuerdo al Instituto Nacional de Salud Mental. Los resultados indican una tasa global de prevalencia del 6,66% de los cuales el 1% fueron del tipo hiperactivo, el 1,27% de tipo inatento y el 4.38% del sub tipo combinado. La prevalencia en varones es significativamente superior al de las mujeres, con similares resultados en primaria y secundaria. Ozdemir (2010) con el propósito de comparar perfiles de problemas de comportamiento en niños turcos con Déficit de Atención /Déficit de Hiperactividad (DA/DH) y aquellos que no lo sufren. Con una muestra total de 49 niños con y sin DA/DH participaron en este estudio. Los problemas de comportamiento de los niños fueron evaluados mediante la versión en turco de la Child Behavior Checklist (CBCL). El análisis de los resultados del CBCL refleja que los niños turcos con DA/DH se situaban en los rangos clínicos en comparación con los niños sin DA/DH. Los padres de los niños con los trastornos señalaron tasas altas de comportamiento agresivo, problemas de atención y problemas con el cumplimiento de normas. Jiménez, Pérez, Medina y Rivera (2010) el presente estudio es una revisión que trata de analizar las causas y la evolución de los trastornos del comportamiento perturbador en la infancia y la adolescencia, así como su repercusión en el desarrollo de un posible trastorno por abuso de sustancias. La metodología utilizada fue la búsqueda bibliográfica, utilizando los descriptores MESH, “Los trastornos de conducta y trastornos de abuso de sustancias”. Con esta metodología, se seleccionaron un total de 35 estudios, por su especial relevancia y relación con el tema objeto de esta revisión. El análisis y lectura crítica de los estudios revisados nos llevan a concluir que: a) existe una relación de causalidad entre los trastornos del comportamiento perturbador y el desarrollo de un trastorno por abuso de sustancias; b) la gran influencia que en esta evolución tiene el entorno familiar y comunitario requiere que la prevención y el tratamiento deban centrarse en la familia (agente socializador más importante); también son necesarias actuaciones en el ámbito escolar, social (grupo de iguales) y comunitario. 11 Del mismo modo Emberley y Pelegrina (2011) en un estudio realizado con el objetivo de averiguar la evolución epidemiológica del Trastorno Negativista Desafiante (TND) entre los adolescentes. Con una muestra constituida por estudiantes en el rango entre 12 y 16 años. Se realizaron dos evaluaciones, la primera constituido por 2 310 estudiantes tomados en los períodos 2001-2002, el segundo grupo por 2 351 estudiantes, en el periodo del 2006-2007. Utilizando para ello una metodología comparativo-selectiva. El instrumento utilizado fue un cuestionario realizado de acuerdo a los criterios especificados para la detección del trastorno negativista desafiante propuesto por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV). Los resultados de la comparación resultaron ser consistentes con una prevalencia de entre un 3,77% y un 3,83%, manteniéndose la sintomatología predominante. En cuanto a la frecuencia del trastorno negativista desafiante (TND) según el sexo en la primer estudio, la relación entre niños y niñas fue de 3.51%, en el segundo estudio el número de niños cuadruplico a la de niñas. Espinoza y Laverde (2011) elaboraron un programa de intervención en niños con trastorno disocial de la personalidad, con el propósito de evaluar dicho programa de intervención secundaria. Se presenta la información a través de un diseño experimental de caso único con replicaciones, con mediciones pre-post. El estudio contó con una muestra de 18 niños de 8 a 10 años, 11 maestros y 9 familias, seleccionados a través de la lista de chequeo infantil de Achenback y Edelbrock acompañadas de entrevistas semiestructuradas. Uno de los principales resultados confirma la alta proporción de problemas de hiperactividad con y sin problemas de atención, así como altos índices de trastorno disocial, en cuanto a la proporción entre niños y niñas, se confirma que es mayor la proporción de niños respecto a niñas con rangos de severidad del trastorno disocial. Marco Teórico. El contexto teórico considerado en esta investigación se desarrollará teniendo en cuenta como referencia la terminología de los factores que intervienen en los trastornos de comportamientos. Definición de trastorno. 12 La Real Academia Española de la lengua (1988) lo define como la acción y el efecto de trastornar, esto es inquietar, desordenar, perturbar y causar disturbios. (p.1407) .Según Parellada, et al. (2009) señala que La Organización Mundial de la Salud (1992) el término “trastorno” se utiliza para señalar la presencia de comportamientos o síntomas que producen malestar e interfieren con la actividad del individuo. (p.5) De igual modo indica el “trastorno” como la manera general de la alteración o perturbación de una función física o psíquica. (Navarro, 2009: p. 45). Definición de conducta. Según la definición del diccionario de la Real Academia Española. (2000). La conducta es el conjunto de comportamientos visibles que originamos las personas; las acciones y reacciones a través de las cuales interactuamos con los demás y con el medio ambiente que nos rodea. (p.410) Díaz (2010) La conducta por su relevancia en el ámbito educativo y su carácter modulador de las funciones cerebrales, del procesamiento de la información y de las experiencias, se detecta en factores como: Habilidades y destrezas adquiridas, valores, normas y actitudes. Estas siempre ocurren en un contexto. (p.1). Según Watson tomado de Muñoz (2010) afirma que la conducta siempre se compone de movimientos musculares y secreciones glandulares, es decir, que puede interpretarse como un conjunto de procesos físico-químicos. A todo estimulo le sigue una respuesta de modo que entre ambos pueden establecerse relaciones. (p.5). Las conductas disruptivas. “Son aquellas que influyen negativamente en el proceso docente y/o supone un grave trastorno para el normal desarrollo de la vida escolar”. Entonces podemos definir como aquella conducta que genera conflictos en el aula de un centro de estudios o un grupo de niños o adolescentes que se encuentran bajo la dirección de un tutor. (García, 2008:P.37). 13 El comportamiento. Para Greciano (diciembre, 2001) menciona lo dicho por Watson (1924), según la cual “la conducta es lo que el organismo hace o dice tanto interna como externamente”. (p.2). Entonces se puede mencionar que Watson no reducía el comportamiento únicamente a la actividad motora, sino que admitía la existencia de otros tipos de actividad del organismo como la emocional. Así mismo el comportamiento es definido como “parte de la actividad total de un cuerpo, es lo que él hace, es el movimiento de un cuerpo o de sus partes dirigido hacia un punto de referencia dado por el organismo o por objetos externos diferentes.” (Angulo, Fernández, García, Giménez, Ongallo, Prieto y Rueda, 2008. p.7) entonces, podemos decir que son las reacciones del cuerpo ante estímulos del mundo exterior. Del mismo modo Skinner señala que “los comportamientos podían ser reforzados en su frecuencia de aparición o bien castigados disminuyendo así su frecuencia de aparición”. Tomado de (Greciano, diciembre, 2001.p. 2). Los trastornos del comportamiento disruptivos. Parellada, et al. (2009) señalan, de acuerdo a las clasificaciones psiquiátricas. Los trastornos del comportamiento disruptivo se caracterizan por “un patrón repetitivo de comportamiento antisocial, agresivo, y desafiante que implica violaciones importantes de normas apropiadas a su edad.” Se da en niños y adolescentes (p.5). En cambio para Muñoz (2010). El trastorno del comportamiento disruptivo es un “término diagnóstico de inicio habitual en la infancia”. En grado extremo puede llegar a violaciones de las normas y leyes, excesivas para el carácter y la edad de la persona. Generalmente estas conductas impiden o reducen las posibilidades de adaptación al medio social, así como el desarrollo y aprendizaje de nuevas conductas escolares, académicas y sociales (p. 1). 14 Para Rodríguez (2008) considera los “trastornos del comportamiento como un conjunto de ciertas conductas que afectan a la relación del sujeto con su entorno” o interfieren negativamente en su desarrollo. “El carácter patológico”, viene dado por su exageración, déficit o persistencia más allá de su papel adaptativo. (p.949). Por tanto para Pedreira (2004) refiere que estos trastornos van más allá de la simple travesura infantil o rebeldía adolescente y al momento de evaluar los comportamientos de un niño es importante tener en cuenta la edad y el nivel de desarrollo que presente el individuo, pues la mayoría de las conductas disociales pueden ser normales en una determinada edad o situación y lo que es patológico puede ser la edad en que aparecen.(p 10). Los trastornos del comportamiento disruptivo, son el problema más frecuente de demanda de atención en los centros de salud mental de niños y adolescentes. También son objeto de atención por parte de las instituciones educativas, el retraso de un diagnóstico y el inicio de una intervención terapéutica son factores que condicionan una deficiente evolución del problema, con mayor posibilidad de cronificación. (Hidalgo, 2006: 78). Así mismo algunos investigadores sugieren a profesores y psicopedagogos que conozcan las características básicas del trastorno del comportamiento, para poder detectar de forma apropiada desde el contexto escolar, y de esta forma poder adaptar el proceso enseñanza- aprendizaje a las características de este estudiante, por lo que se requiere aplicar pruebas y estimaciones comportamentales para su evaluación precoz. (Rodríguez, 2008.p. 956). Según Rodríguez (2008) señala que hasta un 40% de los niños con trastornos del comportamiento pueden evolucionar en adultos con trastornos antisociales de la personalidad y que es la variante de personalidad más perniciosa socialmente, así mismo , los trastornos de comportamiento en la infancia presentan una prevalencia superior al 5%. Se diagnostican con más frecuencia en el sexo masculino. (p. 951). Causas del trastorno 15 De acuerdo a los estudios realizados por Ramón (2010) la causa del trastorno del comportamiento disruptivo en sí es desconocida. La prueba conocida del trastorno del comportamiento disruptivo indica que es de base “genética”. “Causa neurobiológica (del cerebro); ya que se encuentran unos niveles bajos de dopamina y noradrenalina (neurotransmisores). Se observa que esta disfunción dopaminérgica afecta a las zonas del cerebro encargadas de la atención y las tareas ejecutivas que repercuten en los procesos que participan del juicio social (gracias a la capacidad de inhibición y autocontrol), así como al movimiento. Aunque esta base neurobiológica genera una predisposición orgánica, siendo las condiciones del contexto en el que se desenvuelve el sujeto el que determina tanto la manifestación del problema, pero sobre todo su evolución”. (p.2). Evolución de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo. La trayectoria del trastorno de inicio del comportamiento disruptivo es variable y depende de variados factores. En general, se desarrolla de forma gradual y va agravándose con los años. Al ser trastornos de gran repercusión en el entorno, las respuestas del mismo determinan mucho la evolución. Las formas leves tienden a mejorar a lo largo del tiempo, de hecho, muchos trastornos del comportamiento disruptivo se perciben en la edad adulta. Sin embargo, las formas graves pueden seguir un curso crónico que en algunos casos puede incluso desembocar en un trastorno antisocial de la personalidad. (Rodríguez, 2008.p. 950). Según Rodríguez (2008) señalan que los trastornos del comportamiento disruptivo pueden evolucionar a trastornos de la personalidad, si no se detectan a tiempo, estas conductas observables pueden ser identificadas: “De inicio: especialmente aquellos que fueron diagnosticados como trastorno disocial y trastorno oposicionista desafiante” conductas, típicas de niños menores de 10 años, que presentan diagnósticos; De comportamientos antisociales simples y graves; de gran variedad de síntomas, que aparecen con mucha frecuencia en diversas situaciones y lugares; De conductas que provocan desorganización y conflicto intrafamiliar; De psicopatologías en los padres, sobre todo antisocial y alcoholismo. Algunas estadísticas indican que un 40% de niños 16 con trastorno de conducta grave se convierten en delincuentes de adultos y un 90% de los jóvenes delincuentes han sido niños con conductas disociales. (p. 951) Del mismo modo Parellada, Et al. (2009) explican que el bajo rendimiento escolar, la deserción temprana de la escuela, el bajo autoestima y el aislamiento de su grupo social, representan algunos de los efectos de estos trastornos. En la mayoría de los casos, los trastornos del comportamiento disruptivo, se asocia con ambientes de crianzas desfavorables, familias desintegradas, aspectos que son necesarios tener en cuenta para un abordaje integral y adecuado de los problemas del menor. (p.8). Categorías de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo. Parellada, et al. (2009) menciona en su libro las clasificaciones realizadas por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM_IV), Asociación Americana de Psiquiatría, (APA 1994), Clasificación Internacional de las Enfermedades ( CIE–10) y el Organismo Mundial de la Salud, (OMS 1992) contemplan tres tipos de trastornos del comportamiento: El trastorno inatención-impulsividad e hiperactividad (IIH), el trastorno negativista desafiante (TND), El trastorno disocia o trastorno de conducta (TD). De acuerdo a la (OMS 1992) El trastorno predisocial se incluye en este grupo con el propósito de detectar el trastorno del comportamiento disruptivo encubierto especialmente en niñas (p.11). Trastornos de inatención - impulsividad - hiperactividad (IIH). Para la asociación Americana de Psiquiatría, tomada de Díaz (2011) son conductas que se presentan con una frecuencia e intensidad mayor que lo observado en niños en igualdad de condiciones de edad y sexo. Trastornos predictivos del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) son trastornos que afecta aproximadamente de 3 a 5% de los niños en edad prescolar y escolar, lo que quiere decir que en una clase de 25 a 30 niños, hay probabilidad que uno tenga trastorno por déficit de atención e hiperactividad. De acuerdo a las clasificaciones del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos mentales (DSM-IV), Asociación Americana de Psiquiatría (APA 1994), Clasificación 17 Internacional de las Enfermedades (CIE 10) y el Organismo Mundial de la Salud (OMS 1992). (p.1). De acuerdo a las clasificaciones internacionales de los trastornos mentales tomada de Rodríguez (2008). Los trastornos de inatención impulsividad e hiperactividad se puede identificar por medio de las siguientes conductas: Niños de 6 a 12 años: Frecuentemente realizan actividades peligrosas sin considerar las consecuencias; Son muy inquietos, se suben y bajan sin descanso en las sillas y constantemente se levantan en el salón de clases. Se distraen con mucha facilidad y no terminan lo que se les pide; Tienen problemas para seguir instrucciones; Juegan de forma agresiva; Hablan en el momento inapropiado y responden abruptamente a las preguntas que se les hacen; Tienen dificultad para esperar su turno en juegos o en actividades de grupo; Son desorganizados y constantemente pierden las cosas, son "descuidados" tanto en la escuela como en la casa; Tienen un desempeño inconsistente en la escuela, son socialmente inmaduros, con pocos amigos; Los maestros los identifican como "faltos de motivación" "perezosos", "que se duermen de día" o "con problemas de comportamiento.(p.951). Inatención o distracción. Según la definición de la real Academia Española dice: “Falta de atención”. (p. 853). La inatención “es una atención inestable, dispersa y fatigable, que les impide centrar y mantener la atención, comparar la información, no atender a información relevante y seleccionarla, mientras que atienden a estímulos poco importantes, dificultando así la adaptación a la realidad y entorpeciendo el aprendizaje” .(Bengoechea, p:183) De acuerdo a la definición del Manual diagnóstico y estadístico de las enfermedades mentales - IV, Pichot, López, y Valdés, (1995) las deficiencias de la atención pueden manifestarse en situaciones académicas, laborales o sociales; Los niños que presentan este trastorno pueden no prestar atención suficiente a los detalles o cometer errores por descuido en las tareas escolares o en otros; El trabajo suele ser 18 presentado sucio y descuidado y elaborado sin previa reflexión; Los niños suelen presentar dificultades para mantener la atención en actividades académicas o lúdicas, resultándoles difícil mantenerse en una tarea hasta finalizarla. (p. 82-83) Los problemas de inatención o distracción implican “fallos en los mecanismos de funcionamiento de la atención que producen una falta de adaptación a las exigencias del ambiente, o a las propias exigencias” esta definición nos refiere a la extensión atencional, es decir , la cantidad de información que el niño puede procesar al mismo tiempo y con la misma intensidad atencional, es decir a la capacidad de mantener la información sobre lo que debe aprender de acuerdo a sus demandas.(Mateu y Galván, 2001: 63). La inatención en situaciones de interrelación social puede expresarse por cambios frecuentes en la conversación, no escuchar a los demás, no atender a las conversaciones, no seguir los detalles o normas de juego o actividades e interferir constantemente la conversación con opiniones no coherentes. (Díaz, 2010: 5). Esta conducta es considerada como “disfunción en el control de la atención sostenida,” dificultad para la organización y planificación del trabajo (Rodríguez, 2008:p. 950) aclara que éste suele aparecer en la infancia y tiende a disminuir con la edad y que los síntomas aparece en diferentes ámbitos. (Muñoz, 2010: p. 5). Impulsividad La impulsividad se manifiesta por la impaciencia, incapacidad para esperar a dar respuestas, precipitadas, dificultad para esperar el turno o interrumpir o inferir a otros hasta el punto de tener problemas en los ámbitos escolares, social o familiar, dan comentarios impertinentes y dificultad para mantener una conversación. Además de la inadecuación social, la impulsividad facilita la aparición de accidentes o la realización de actividades potencialmente peligrosas sin considerar sus posibles consecuencias. (Matéu y Galván, 2001.p.68). De acuerdo a las especificaciones del Manual diagnóstico estadístico de los trastornos mentales DSM-IV-TR propuesto por Parellada, Et al. (2009) Los sujetos con 19 este trastorno usualmente requieren de una atención o un esfuerzo mental sostenidos o que carecen de novedad o atractivo específico. Cuando existe excesivo control externo, ante situaciones nuevas o especialmente interesantes, en una relación personal cara a cara o gratificaciones frecuentes por el buen comportamiento, los signos del trastorno pueden ser mínimos. Los síntomas suelen ser más severo en situaciones de grupo. (p.36) Hiperactividad. La hiperactividad se define como un exceso de actividad inoportuna, de manera que los niños no paran de moverse, son inquietos, nerviosos, incapaces de permanecer sentados, dan golpecitos, molestan a otros. (Félix, 2008: 66) El trastorno de hiperactividad es una perturbación que se presenta con una incidencia de 3-6% en la población pre-escolar y escolar. Según la definición de American Psychiatric Association (APA) (2002), mencionado por Parellada, et al. (2009) se trata de un trastorno fundamentalmente crónico, presentando mayor incidencia en los niños que en niñas de 10-1. (p. 36) Así mismo Díaz (2010) menciona las explicaciones del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IV-TR (2002) plantea subtipos neuropsicológicos para poder diagnosticas la hiperactividad, cuando demuestra conductas como: Mueve en exceso manos y pies; Abandona su asiento en la clase; Corre o da saltos en situaciones inapropiadas; Tiene dificultad para realizar actividades tranquilas; Habla en exceso; Actúa como si estuviese impulsado “por un motor. (p. 3). Trastorno pre-disocial (PD). Según Parellada (2006) definen lo expuesto por la Organismo mundial de la Salud (OMS) al trastorno predisocial “como conjunto de conductas de agresión y exclusión hacia otras personas”. Este factor incluye conductas y maneras de actuar, las primeras, observables, las segundas, más encubiertas, que pueden estar ocultos a un trastorno disocial o evolucionar hacia él. Situaciones como: “Humillo a otras personas”, Dejo en ridículo a otros” , “He hecho sufrir a mi compañero en la escuela”, ”No suelen formar parte de los 20 criterios diagnóstico de los trastornos del comportamiento, sin embargo determinan de forma muy clara a las conductas disociales de algunos individuos, y en particular del sexo femenino , que sin embargo, pueden tener menos conductas explícitamente agresivas, y pueden pasar sin diagnosticar cuando los criterios que se utilizan ponen demasiado peso en las conductas agresivas o violentas.(p. 15). Trastorno disocial (DI). El trastorno disocial en niños de 8 a 11 años de edad se caracteriza por “un patrón de comportamiento persistente y repetitivo en el que se violan los derechos básicos de los otros importantes normas sociales adecuadas a la edad del sujeto”. Se trata de un conjunto de conductas que van más allá de una simple travesura de un niño o la “rebeldía de un adolescente”. Por lo general, involucra la participación consciente del niño o adolescente dentro de una institución educativa o grupo social o familiar en donde existen reglas de conducta Angulo, Fernández, García, Giménez, Ongallo, Prieto y Rueda, 2008. p. 15) De la Peña (2003) señala que los trastornos disóciales de acuerdo con el Diagnóstico Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV), según Asociación Psiquiátrica Americana (APA); como en la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS); los trastornos disociales en la CIE 10 incluye un conjunto de síntomas que pueden ir desde la mentira hasta el herir a otro con un arma, lo que convierte a este grupo en uno muy heterogéneo. Demostrándose así lo expuesto por investigadores,” a menor edad de inicio, mayor severidad del padecimiento, mayor agresividad, y mayor padecimiento en la edad adulta” es así que el 80% de los jóvenes detenidos por infracciones o delitos violentos cursan con este trastorno. (De la Peña, 2003.p. 125). Muñoz (2010) manifiesta que estos comportamientos en algunos casos pueden presentarse en niños con desarrollo normal y que además provocan un deterioro significativo en el funcionamiento cotidiano dentro de medio social en el que se desenvuelve. Con frecuencia son considerados como inmanejables por personas responsables de la educación y formación de estos sujetos. (p. 13). 21 López y Valdés(2008) da a conocer las especificaciones del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IVTR) revisado de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA), la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE 10) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos disóciales, abarca las siguientes categorías diagnósticas (F91): Trastorno disocial limitado al contexto familiar; Trastorno disocial en niños no socializados; Trastorno disocial en niños socializados; Trastorno disocial desafiante y oposicionista y otros trastornos disóciales sin especificaciones. Este trastorno puede ser identificado por la presencia de tres o más de los siguientes criterios durante los últimos 12 meses y por lo menos de un criterio durante los últimos seis meses. Agresión a personas y animales. Las conductas observables que permiten un diagnóstico de este trastorno son: A menudo fanfarronea, amenaza o intimida a otros; A menudo inicia peleas físicas; Ha utilizado un arma que puede causar un daño físico grave a otras personas (palo, botella, navaja, pistola); Ha manifestado crueldad física con personas; Ha manifestado crueldad física con animales; Ha robado enfrentándose a la víctima; Ha forzado a alguien a una actividad sexual; Destrucción de la propiedad; Ha provocado deliberadamente incendios con la intención de causar daños graves; Ha destruido deliberadamente propiedades de otras personas (distinto de provocar incendios); Fraudulencia y robo; Ha violentado el hogar, la casa o el automóvil de otra persona; A menudo miente para obtener beneficios, favores o evitar obligaciones; Ha robado objetos de cierto valor sin enfrentar a la víctima; Violaciones graves de normas; A menudo permanece fuera de casa de noche a pesar de las prohibiciones paternas, iniciando este comportamiento antes de los 13 años de edad; Se ha escapado de casa por la noche por lo menos en dos ocasiones (o sólo una vez si tarda mucho en regresar);Suele hacer chacota o irse sin permiso de la escuela, e inicia esta práctica antes de los 13 años. (p. 30). Trastorno oposicionismo desafiante (T.O.D.). López y Valdés (2008). (DSM-IVTR) y la (CIE 10) Los trastornos de oposicionismo negativismo desafiante, incluye un grupo de comportamientos desafiantes y desobedientes que exceden los límites de la normalidad, tanto por su excesiva frecuencia como por la mayor gravedad de las conductas exhibidas. Sus aspectos esenciales son negativismo, hostilidad desobediencia, encolerizarse, hacer cosas que 22 molestan a otros, etc. Tienden a observarse estas conductas en niños menores de 9 ó 10 años. (p.98). Ortiz, Giraldo y Palacios (2007) señalan que, los niños que presentan este trastorno, tienden frecuentemente a oponerse a las reglas de los adultos y a molestar deliberadamente a otras personas. Suelen sentirse enojados, resentidos y fácilmente irritados por aquellas personas que les culpan por sus propios errores o dificultades. Usualmente tienen una baja tolerancia a la frustración y pierden el control fácilmente. Este tipo de comportamiento suele ser más evidente en el contacto con los adultos o compañeros que el niño conoce bien. (p.4). El trastorno oposicionismo desafiante tiene una concurrencia clínica importante por lo general entre los 4 y 8 años de edad y con frecuencia en niños que en niñas. Se estima que su prevalencia es alta sobre todo en estos últimos años oscila entre 2 a 16% y que este trastorno se desarrolla en forma explícita o encubierta. Las intervenciones son complejas e implican siempre a distintos profesionales, y para ser efectivas deben centrarse en intervenciones preventivas y tempranas y deben extenderse durante largos períodos de tiempo. En estas intervenciones han de implicarse tanto atención primaria como servicios especializados, servicios sociales y educación. Cumpliéndose a cabalidad estas recomendaciones podría existir una mejora en el pronóstico de estos. (Rigau, García y Arteaga, 2006. p.83). Así mismo Pichot, López y Valdés (1995) de acuerdo al (DSM-IV) señala que la mayoría de los síntomas observados en estudiantes que padecen el trastorno negativista desafiante, surgen, en niños y niñas hasta la adolescencia. Muchos de ellos, cuando están cansados, con hambre o disgustados, tienden a desobedecer, discutir con sus padres, profesores, compañeros y hermanos y desafiar la autoridad. Según el (DSM-IV- TR, 2002) propuso una serie de criterios para poder llevar a cabo un diagnóstico para el trastorno oposicionismo desafiante, destacando estas conductas: A menudo, se encoleriza e incurre en pataletas; A menudo, discute con adultos; A menudo, desafía activamente a los adultos o rehúsa cumplir sus obligaciones; A menudo, acusa de sus errores a otros; A menudo es colérico; A menudo es rencoroso y vengativo. (p. 98). 23 Objetivos Objetivo General. Determinar el nivel de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo en estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao. Objetivos Específicos: Determinar el nivel del trastorno de inatención - impulsividad - hiperactividad (IIH) en estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao. Determinar el nivel del trastorno oposicionista desafiante (OD) en estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao. Determinar el nivel del trastorno predisocial (PD) en estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao. Determinar el nivel del trastorno disocial (DI) en estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao. 24 Método Tipo y diseño de investigación Se trata de una investigación de tipo descriptivo, ya que especifica detalladamente el objeto a investigar las características de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo en un grupo de estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao. (Sánchez y Reyes, 1981.p.13). El diseño de la presente investigación es descriptiva simple que permite la búsqueda y recolección de información con respecto a los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo según (Sánchez y Reyes, 1981.p. 61). Diagramado como: M O Dónde: M: Representan los 100 estudiantes de 8 a 11 años de edad de una Institución Educativa del nivel primario del Callao. O: Representa los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo, evaluado a través del cuestionario para la detección de los trastornos de comportamiento en niños y adolescentes de 8 a 11 años. (ESPERI), de Parellada, San Sebastián y Martínez, (2009). Variable Trastornos de inicio del comportamiento disruptivo. Definición conceptual. El trastorno de inicio del comportamiento disruptivo es un “término diagnóstico de inicio habitual en la infancia”. En grado extremo puede llegar a violaciones de las normas y 25 leyes, excesivas para el carácter y la edad de la persona. Generalmente estas conductas impiden o reducen las posibilidades de adaptación al medio social, así como el desarrollo y aprendizaje de nuevas conductas escolares, académicas y sociales (Muñoz, 2010: p. 1). Definición operacional. La evidencia se obtendrá a partir de la aplicación del cuestionario para la detección de los trastornos del comportamiento en niños de 8 a 11 años de edad ESPERI de Parellada, et al. (2009). Operacionalización de las variables. Variables Dimensiones Indicadores Trastorno  Responde a preguntas sobre su capacidad de Inatención – atención y concentración durante el desarrollo Impulsividad- de sus actividades diarias. Hiperactividad (TIIH).  Responde a preguntas sobre la manera cómo Trastornos de inicio actúa frente a preguntas y diálogos. del comportamiento  Responde a preguntas sobre su dominio disruptivo. corporal y temperamental. Trastorno  Responde a preguntas sobre su conducta Predisocial (TPD). delictiva y agresiva no percibidas por los demás en sus relaciones con sus pares. Trastorno  Responde a preguntas sobre su conducta Disocial delictiva y agresiva en sus relaciones (TPD) sociales. Trastorno  Responde a preguntas sobre sus reacciones Oposicionista Desafiante frente a personas adultas u autoridades. (TOD). 26 Participantes La muestra que se utilizó en la presente investigación fue, una muestra disponible, conformada por todos los niños y niñas de 8 a 11 años de edad, que cursan el segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto grados, matriculados en el período 2011 en la institución educativa público del nivel primario del Callao. Institución situada en una zona denominada de alto riesgo, con altos índices de desintegración social, estudiantes que en un 53% provienen de hogares monoparentales, niños que viven solo con la madre o padre, familias de escasos recursos económicos. Tabla 1 Participantes según edad y género. Femenino Masculino Total Edades f % f % f % 8 12 55 10 45 22 22 9 9 33 18 67 27 27 10 13 43 17 57 30 30 11 6 29 15 71 21 21 Total 40 40 60 60 100 100 En el cuadro 1 se observa que, la muestra está conformada por 100 participantes, 40 niñas y 60 niños de 8 a 11 años de edad. Instrumento de investigación Ficha técnica del instrumento de investigación. Nombre Cuestionario para la Detección de los Trastornos del Comportamiento en los Niños y Adolescentes “ESPERI” Autores Ma. José Parellada Javier San Sebastián Rosario Martínez Arias 27 Procedencia Fundación O ‘Belén, Madrid. Propósito Determinar el nivel de trastornos de inicio del comportamiento disruptivo en estudiantes de 8 a 11 años. Mes y año Noviembre del 2004. de elaboración Adaptado por: Flora Baca Pacheco. Investigadora. Duración de 15 minutos aproximadamente. la prueba Factores que mide Factor 1 Inatención-Impulsividad-Hiperactividad. (IIH) Factor 2 Disocial (OD) Factor 3 Predisocial (PS) Factor 4 Oposicionismo desafiante(DS) Grado de aplicación Estudiantes de 8; 9; 10 y 11 años de edad. Validez De contenido, por criterio de expertos, con la técnica del coeficiente de validez por V de Aiken con una puntuación de 1,0. Confiabilidad Por consistencia interna (interrelación de reactivos) probada con el coeficiente alfa de Cronbach, obteniendo una puntuación de 0,84. Aplicación La aplicación del cuestionario se realizó en forma individual y colectiva. Categorías Las categorías son: Nunca 1 Muy pocas veces 2 Algunas veces 3 Bastantes veces 4 Siempre 5. Niveles Normal Leve Moderado Grave 28 Confiabilidad del instrumento. En tal sentido se presentó el estudio piloto con 45 estudiante de 8; 9; 10 y 11 años de una institución educativa pública del nivel primario del Callao, colegio con similares características, a la institución educativa en el que se realizó la investigación, la aplicación del cuestionario para la detección de los trastornos del comportamiento en niños de 8 a 11 año (ESPERI). Para probar la confiabilidad de dicho instrumento a la realidad del Callao, se utilizó el programa SPSS en su versión 15 para Windows y luego de realizar los análisis estadísticos de fiabilidad, aplicando el Alfa de Cronbach, se obtuvo una puntuación de:0,84de 47 elementos, lo que indica el valor certero que tiene el cuestionario. Procedimientos Luego de estudiar el marco teórico y la fundamentación del instrumento de evaluación, se efectuaron las coordinaciones con la dirección de la institución educativa en el cual se realizó la investigación, un documento solicitando permiso, apoyo y autorización para la ejecución del trabajo de investigación. Acabado el trámite administrativo se cumplió con la aplicación del cuestionario. El cuestionario para la detección de los trastornos del comportamiento de niños de 8 a 11 años de edad ESPERI, se aplicó de forma colectiva e individual los cuestionarios, en aulas tranquilas con sesiones y sin tiempo determinado, bajo la responsabilidad de mi persona, Esta se inició con una explicación sencilla, clara y comprensiva de las instrucciones a los participantes, despejando y aclarando las dudas que se presenten en el transcurso del llenado del instrumento. Finalizada la aplicación del cuestionario, se realizó el análisis estadístico con el paquete SPSS para Windows, en la versión 15. Se realizaron tablas de contingencia para hallar los porcentajes, la media aritmética y la desviación estándar y del mismo modo se registraron los datos los gráficos de barras, para luego utilizarla en la redacción de las conclusiones. 29 Resultados A continuación se presenta los resultados de la investigación que han sido procesados a través del programa estadístico SPSS. 0.15. Tabla 2 Niveles de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo de la muestra evaluada. Inatención- Oposicionismo Impulsividad- Hiperactividad. Desafiante Predisocial Disocial. Niveles f % f % f % f % Leve 3 3 3 3 1 1 1 1 Moderado 8 18 20 20 4 4 3 3 Grave 79 79 77 77 95 95 96 96 En la tabla 1 se aprecia que los cuatro factores del trastorno del comportamiento ocupan niveles altos de gravedad con porcentajes superiores al 77%. Figura. 1 Nivel de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo. El grafico nos muestra el nivel grave en el que se encuentran los participantes, en los cuatro factores con un máximo del 96% en el trastorno disocial. 30 Tabla 3 Puntuaciones de los factores del trastorno de inicio del comportamiento disruptivo, según edad. Edad 8 años 9 años 10 años 11 años DE M DE M DE M DE M Factores Inatención-Impulsividad- hiperactividad 50.17 6.70 47.92 44.70 9.47 8.99 40.14 6.62 Oposicionismo desafiante 35.13 6.98 36.81 7.82 31.67 7.03 30.67 7.31 Predisocial 27.22 6.48 29.92 7.46 36.10 6.04 26.05 8.74 Disocial 31.17 7.14 33.15 8.74 30.47 8.12 29.14 7.44 En la presente tabla, se aprecia a los estudiantes de 8 años de edad con un promedio superior en el trastorno Inatención- Impulsividad e hiperactividad seguido del trastorno oposicionismo desafiante, el trastorno disocial y en el cuarto lugar el trastorno predisocial. Los estudiantes de 9 ,10 y 11 años según el orden nombrado presentan de la misma manera el mismo panorama que el de los estudiantes de 8 años. 31 Discusión, conclusiones y sugerencias Discusión En concordancia con el objetivo general de la presente investigación se ha conseguido determinar el nivel de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo en estudiantes de 8 a 11 años. Los resultados obtenidos son realmente preocupantes, tal como se observa en la tabla N ° 2, donde se demuestra que los estudiantes de 8 a 11 años presentan un nivel grave de trastornos del comportamiento; en otras palabras los estudiantes evaluados con mucha frecuencia manifiestan conductas agresivas, desafiantes, impulsivas y poco solidarias. Teniendo en cuenta que si estos niños no son atendidos oportunamente, es posible que evolucionen a adultos con trastornos de conductas antisociales. Así lo sostienen Parellada, Et al. (2009). Esta situación puede ocurrir por muchas razones: Puede ser; por, el medio social de donde provienen los estudiantes, por lo general zonas urbano marginales de alto riesgo y por último y no menos importante el desinterés y la negligencia por parte de los padres de familia de la conducta que sus hijos presentan en la escuela. Estos hallazgos se corroboran con los estudios realizados por Capa, Bercedo, Redondo yGonzales, (2000) en donde hallaron, en niños y niñas de 2 a 13 años, puntuaciones medias altas de trastornos de comportamientos disruptivos, similares por grupos de edad y sexo, excepto en las niñas mayores (10-13 años) que son las que menos trastornos de comportamiento disruptivos manifiesta. Fiáscunari (2004) refiere que, los niños de 3 a 5 años de edad presentan prevalencia en los problemas de conductas en un 24. 7% en los niños y de 24% en las niñas, a causa de la depresión materna, no existiendo así diferencias estadísticamente significativas en cuanto a sexo o edad de los niños evaluados Refiriéndonos al trastorno Inatención- Impulsividad e Hiperactividad (TIIH) esta se ubica en el nivel grave, con una frecuencia del 79% frente a los demás factores del trastorno de inicio del comportamiento disruptivo y con una tendencia mayor en los estudiantes de 8 años obteniendo un promedio de 50.17% y una desviación estándar de 6.70, seguido de los estudiantes de 9, 10 y 11 años, en el orden señalado. Demostrándose lo mencionado por la asociación Americana de Psiquiatría, tomada de Díaz, (2011) como trastornos que afectan aproximadamente de 3 a 5% de los niños de 32 preescolar y escolar. Este trastorno se manifiesta a través de las siguientes conductas: Realiza con frecuencia actividades peligrosas sin considerar las consecuencias, son muy inquietos, se levantan constantemente de la silla, corren en el salón de clases , se distraen con mucha facilidad, no concluye con actividades que se proponen o se les propone, tienen problemas para seguir instrucciones, juegan de forma agresiva, tienen reacciones intempestivas, responden abruptamente a preguntas, tienen dificultad para esperar su turno en juegos o en actividades de grupo, son desorganizados, constantemente pierden sus cosas, son descuidados, tienen un desempeño inconsistente en la escuela, son socialmente inmaduros. Se presume, que, las razones por las cuales se presenta este trastorno, podría ser: La desintegración familiar, promiscuidad, falta de hábitos de estudio y otros. Estos resultados coinciden con los estudios realizados por Parellada, Et al. (2009) quienes demuestran que los niños de 8 años se ubican en los grupos de moderado a grave en inatención, impulsividad e hiperactividad, del mimo modoRodríguez, López, Garrido, Sacristán, Martínez y Ruiz (2009) señalan que existe una tasa global de prevalencia del 6,66%. en varones superior al de las mujeres, con similares resultados en primaria y secundaria., así mismo Ozdemir (2010) menciona que los niños turcos con DA/DH se situaban en los rangos clínicos superiores. Los padres de los niños con los trastornos señalaron tasas altas de comportamiento agresivo, problemas de atención y problemas con el cumplimiento de normas. Otro factor que causa estos trastornos es la contaminación por plomo que tiene efectos nocivos en el organismo, especialmente en el de los niños, donde los daños son mayores. Los efectos más comunes son: daño al sistema nervioso, al cerebro y a otros órganos importantes, según el (OMS) un niño presenta intoxicación con plomo a partir de los 10 mg/dl en la sangre. Esto nos permite dar a conocer la realidad en la que se encuentran los estudiantes de esta institución educativa. El año 2007 se realizó una campaña de análisis de sangre a niños menores de 6 años, en esa oportunidad los niños presentaron en un rango de 3mg hasta 16mg/dl de sangre, hoy en día estos niños analizados tienen aproximadamente entre los 9, 10 y 11 años. Referente al trastorno oposicionismo desafiante, el resultado de la investigación nos demuestra un nivel grave, reflejado por el 77%, con tendencia en los estudiantes de 9 años con promedio de 36.81 y una desviación estándar de 7.82 frente a los estudiantes de 8, 10 y 11 años. Niños que con frecuencia demuestran conductas como: 33 se encolerizan con frecuencia por cualquier situación; discuten y los desafían a sus padres, profesores o alguna persona adulta; infringen las normas de convivencia del aula; son renuentes para cumplir sus obligaciones; acusan por sus errores a otros; es rencoroso y vengativo… estos resultados coinciden con los hallazgos de Parellada, Et al.(2009) quienes demuestran que el trastorno oposicionismo desafiante en estudiantes de 8 años se encuentran en los grupos de moderado a grave mientras que los niños de 9 y 10 años en los grupos de grave a moderado y el grupo de 11 años se ubica en el grupo de grave. Así mismo con los resultados obtenidos por Ortiz, Giraldo y Palacios (2007) y Rigau, García y Arteaga (2006) quienes dan a conocer que en los últimos años la prevalencia del trastorno oposicionismo desafiante ha aumentado, debido a los cambios sociales que experimentamos a diario, no solo en zonas urbano marginales sino también en adolescentes de clase media alta. Cabe destacar que, así como va en aumento la evolución del trastorno oposicionismo desafiante en niños y adolescentes, también existen alternativas de solución, precisamente lo mencionan Javaloyes y Redondo (2010) donde señalan que un diagnóstico de prevención a inicio de la evolución del trastorno, tratado con especialistas, siguiendo un programa adecuado a la edad, sexo y circunstancias del medio social y familiar con mucha responsabilidad, esta puede lograr cambios positivos y reinsertarse a la sociedad sin problemas, De lo contrario es muy difícil y tedioso el tratamiento. Corrobora esta tesis León (2001) en la que sugiere que, la aplicación de técnicas de economía de fichas, manejo de contingencia, juego de roles, auto instrucciones y generalizaciones de la conducta que constituyen elementos del programa de intervención. Son efectivos en la reducción de la conducta de desobediencia y agresión. Referido al trastorno predisocial, este presenta un nivel grave, reflejado con un 95%, con tendencia en los estudiantes de 9 años, seguido de los estudiantes de 8, 10 y 11 años. Este trastorno por presentar conductas encubiertas dentro del trastorno disocial, no se diferencia con claridad, así lo mencionan Parellada, Sebastián y Martínez (2009) quienes sugirieren a los docentes identificar estas características en situaciones en las que se presenta el trastorno predisocial como: por ejemplo: Humillo a otras personas, dejo en ridículo a otros, he hecho sufrir a mi compañero en la escuela. Etc. Por consiguiente los resultados obtenidos por Parellada, Et al. (2009) coinciden. 34 Los resultados de las puntuaciones obtenidas del factor disocial presenta un nivel grave reflejado por el 96%, con puntuaciones altas en los estudiantes de 9 años, con un promedio de 33.15 y una desviación estándar de 8.74, seguido de los estudiantes de 8, 10 y 11 años. Estos niños con frecuencia presentan conductas como: Inicia peleas; utiliza objetos(palo, botella, lápices) para causar daño físico al compañero; manifiesta crueldad a los animales; coge sin permiso los útiles escolares de sus compañeros; hace pintas, rompe los bienes de la institución e incluso sus propios materiales; toma objetos ajenos sin permiso; miente para obtener beneficios, favores o evitar obligaciones; no cumple con las normas de convivencia del aula; permanece fuera de casa durante las tardes y hasta altas horas de la noche a pesar de las prohibiciones de su madre o abuelos; se escapa del colegio sin permiso; hace chacota en clase por cualquier motivo. Etc. Los resultados obtenidos en esta investigación coinciden con la investigación hechos por Parellada. Et al. (2009) El trastorno disocial en las edades de 8 a 11 años se ubica en el nivel grave. Así mismo López, Castro, Alcántara, Fernández y López (2009) señalan en los resultados de la investigación, que no existe diferencias entre niños y niñas en el trastorno disocial; del mismo modo Espinoza y Laverde (2011) demuestran que existe rangos de severidad de Trastorno disocial en niños que en niñas. En cambio los estudios realizados por Bordallo, Zagalaz y Arenas (1995) demuestran lo contrario, señalan que no existen diferencias importantes en cuanto a la prevalencia de trastornos de conducta en la infancia en medios socioeconómicos diferentes. Aunque en ambos niveles son los varones los que presentan estas conductas. Frente a esta realidad presumo que, en los años 90 la presencia de los trastornos no se evidenciaban tanto ya que en casa casi siempre se encontraba la madre presente o una persona adulta que se preocupaba de educar a los hijos en valores y con el buen ejemplo, hoy en día, ambos padres trabajan y los hijos se quedan solos en casa al libre albedrío, transfiriendo el papel de la educación de sus hijos al internet y a la televisión. Los estudiantes que viven en el cercado del Callao, lugar donde se realizó la investigación son provenientes de familias de estratos socioeconómico pobre y de extrema pobreza. De acuerdo a los informes del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) (2007) a través de la página web presenta los resultados de los Censos Nacionales 2007: XI de población y VI de Vivienda. Datos que nos permitan visualizar y entender de mejor manera la realidad de la población del distrito del Callao, as, podemos observar a nivel del distrito del Callao; de un total de 176 640 habitantes entre hombres y mujeres mayores de 14 años de edad, 7 932 representa 35 a habitantes “desocupados”, así mismo, la población económicamente activa (PEA), en el rubro señalado como trabajadores no calificados; que brindan servicios de peón, vendedor ambulante y afines ocupa el 19.8%, porcentaje alto a nivel de distritos de la provincia, frente al 0.2 % del grupo de la (PEA) de trabajadores que ocupan cargos de directivos, administrativos, empleados públicos y empresarios. De acuerdo a una encuesta realizada a estudiantes de un aula, matriculados en el periodo 2012 y a sus respectivos tutores o padres de familia encargados de la protección de estos niños(as) de la institución educativa donde se realizó la presente investigación, con la finalidad de recolectar datos para la elaboración de un diagnóstico de aula sobre los antecedentes familiares, en la cual se obtuvo el siguiente resultado: de un total de 15 estudiantes matriculados en 4° grado, el 53% de los estudiantes provienen de un hogar monoparental o familia disfuncional, (niños que viven solo con la madre), el 33% proviene de hogares nucleares (niños que viven con mamá y papá) y el 13.3% de los niños son huérfanos o abandonados por ambos padres, niños que viven con los abuelos o algún otro pariente o vecino por tiempos determinados. Los tutores o tutoras encargados de la protección y educación de estos niños, el 80% no concluyeron sus estudios secundarios y el 13.3% no concluyó sus estudios de educación primaria; de estos, el 66.6% alguna vez ingreso a prisión por diversos motivos. Situación que se ve reflejado en la conducta de cada uno de los niños y niñas de esta institución educativa. Conclusiones Los estudiantes de 8 a 11 años de la institución educativa pública del nivel primario del Callao presentan un nivel grave de trastornos de inicio del comportamiento disruptivo. Los estudiantes de 8 a 11 años de la institución educativa pública del Callao presentan un nivel grave en el trastorno inatención, impulsividad e hiperactividad. Los estudiantes de 8 a 11 años de la institución educativa pública del Callao presentan un nivel grave en el trastorno oposicionista desafiante. 36 Los estudiantes de 8 a 11 años de la institución educativa pública del Callao presentan un nivel grave en el trastorno predisocial. Los estudiantes de 8 a 11 años de la institución educativa pública del Callao presentan un nivel grave en el trastorno disocial. Sugerencias Al término de la presente investigación se sugiere lo siguiente: Solicitar al Ministerio de Educación la presencia permanente de psicólogos en las instituciones educativas públicas de zonas urbanas marginales. Dar a conocer a la comunidad educativa los resultados obtenidos de la investigación para enriquecer el diagnóstico institucional y adaptar el diseño curricular de la institución educativa de acuerdo a las demandas y necesidades de los estudiantes con trastornos de inicio del comportamientos disruptivo. Realizar futuras investigaciones acerca de los ritmos y formas de aprendizaje de estudiantes con niveles graves de trastornos de inicio del comportamiento disruptivo. Siendo conocedores de la gran importancia de la detección precoz de los trastornos del comportamiento disruptivos en estudiantes de educación inicial, primaria y secundaria de colegios públicos y privados, sería necesario proveer de capacitaciones a los docentes en el manejo de instrumentos y desarrollo de programas de modificación de conductas con orientación y acompañamiento permanente de un especialista. Replicar en instituciones públicas el cuestionario para la detección de los trastornos del comportamiento para niños y adolescentes ESPERI. Desarrollar en las aulas programas específicos de modificación de conductas a partir de los resultados obtenidos de la detección de trastornos de inicio del comportamiento disruptivo u otros que atañen a los educandos. 37 Concientizar a los padres de familia a través de talleres de escuela de padres sobre: Los estilos de crianza y las consecuencias que provoca en el futuro un trastorno de comportamiento crónico en un niño, pues se sabe que los trastornos de inicio del comportamiento disruptivos son los trastornos predictores de los trastornos antisociales. 38 Referencias Angulo, M. del C., Fernández, C., García, J., Giménez, A.M., Ongallo, C., Prieto, I. &Rueda,S. (2008). Manual de atención al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo derivadas de trastornos graves de conducta. Junta de Andalucía. http://es.scribd.com/doc/32174136/Manual-de-atencion-educativa-a-alumnos-con- Trastornos-Graves-de-Conducta Bengoechea, P. (1999). 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Parámetros prácticos para el asesoramiento, tratamiento y valuación en el tratamiento de niños y adolescentes con trastornos desafiante negativista.Revista de la academia de niños y adolescentes en psiquiatría. Oct. 36 (Supl 10). ANEXOS Ficha técnica Nombre: Cuestionario para la detección de los trastornos del comportamiento en niños y adolescentes. Autores: María José Parellada Redondo, Javier San Sebastián, Rosario Martínez Arias Javier Martín. Factores que mide: son: Factor 1 Inatención-Impulsividad-Hiperactividad. Factor 2 Disocial Factor 3 Predisocial Factor 4 Oposicionismo desafiante. Adaptación: Investigadora: Flora Baca Pacheco del Programa Académico de Maestría Educación para docentes de la región Callao en la Mención de Psicopedagogía de la infancia. Validez: 1.00 V de Alken. Confiabilidad: 0,84 Aplicación: La aplicación del cuestionario se realizó en forma Individual y colectiva Tiempo de aplicación: 10minutos Ámbito de aplicación: Niños de 8 a 11 años Categorías Las categorías son: Nunca 1, Muy pocas veces 2, Algunas veces 3, Bastantes veces 4, Siempre 5 Validez por juicio de expertos Ítems 1 2 3 4 5 V 1 1 1 1 1 1 1.00 2 1 1 1 1 1 1.00 3 1 1 1 1 1 1.00 4 1 1 1 1 1 1.00 5 1 1 1 1 1 1.00 6 1 1 1 1 1 1.00 7 1 1 1 1 1 1.00 8 1 1 1 1 1 1.00 9 1 1 1 1 1 1.00 10 1 1 1 1 1 1.00 11 1 1 1 1 1 1.00 12 1 1 1 1 1 1.00 13 1 1 1 1 1 1.00 14 1 1 1 1 1 1.00 15 1 1 1 1 1 1.00 16 1 1 1 1 1 1.00 17 1 1 1 1 1 1.00 18 1 1 1 1 1 1.00 19 1 1 1 1 1 1.00 20 1 1 1 1 1 1.00 21 1 1 1 1 1 1.00 22 1 1 1 1 1 1.00 23 1 1 1 1 1 1.00 24 1 1 1 1 1 1.00 25 1 1 1 1 1 1.00 26 1 1 1 1 1 1.00 27 1 1 1 1 1 1.00 28 1 1 1 1 1 1.00 29 1 1 1 1 1 1.00 30 1 1 1 1 1 1.00 31 1 1 1 1 1 1.00 32 1 1 1 1 1 1.00 33 1 1 1 1 1 1.00 34 1 1 1 1 1 1.00 35 1 1 1 1 1 1.00 36 1 1 1 1 1 1.00 37 1 1 1 1 1 1.00 38 1 1 1 1 1 1.00 39 1 1 1 1 1 1.00 40 1 1 1 1 1 1.00 41 1 1 1 1 1 1.00 42 1 1 1 1 1 1.00 43 1 1 1 1 1 1.00 44 1 1 1 1 1 1.00 45 1 1 1 1 1 1.00 46 1 1 1 1 1 1.00 47 1 1 1 1 1 1.00 Procedimiento. El presente trabajo de investigación se desarrolló en una institución educativa pública del nivel primario de la provincia Constitucional del Callao, previa autorización de la autoridad competente para que brinde las facilidades del caso y así poder efectuar las evaluaciones correspondientes. Para dicho efecto se aplicó el cuestionario ESPERI. Matriz del Instrumento. Varia Dimensiones Indicadores Ítems bles  Responde a 1. Me cuesta concentrarme, me distraigo. Conducta preguntas sobre su 2. Pierdo cosas. Inatención capacidad de 3. Me tropiezo con las cosas. Impulsividad atención y 4. Soy desordenado(a). Hiperactividad. concentración durante 5. Me canso enseguida de hacer lo mismo. el desarrollo de sus actividades diarias. 6. Me dicen que no escucho.  Responde a 7. Me cuesta esperar en las filas. preguntas sobre la 8. Me muevo mucho, soy revoltoso(a). manera cómo actúa 9. Interrumpo cuando hablan otras personas. frente a preguntas y 10. Me cuesta esperar. diálogos. 11. Hago las cosas sin pensar.  Responde a 12. Me levanto de la carpeta cuando debería estar sentado. preguntas sobre su dominio corporal y 13. pierdo el control y grito. temperamental.  Responde a 1. Falto a clases o me escapo del aula sin permiso. Conducta preguntas sobre su 2. Amenazo a otro niño /as. Disocial (PD). comportamiento en 3. Me gusta prender fuego a las cosas. sus relaciones con 4. Invento cosas de otras personas para hacerles daño. Trastorno del comportamiento sus pares y sociales. 5. Me gusta molestar a otros/ a. 6. Utilizo mi fuerza para pegar a otros niños /a. 7. Algunos compañeros/as son débiles y hay que molestarles. 8. He hecho daño a otro niño/a o animales. 9. Hago bromas pesadas con mi grupo. 10. Me burlo de los problemas de los demás.  Responde a 1 He robado cosas en el colegio u otro lugar. Conducta preguntas sobre su 2 Insulto a mis padres y profesores/as. Predisocial conducta delictiva y 3 Hago trampas y miento. (PD) agresiva en sus 4 Me gusta decir palabrotas o lisuras. relaciones sociales. 5 He obligado a algún otro niño/a a hacer cosas que no quería. 6 Hablo con los compañeros y juego durante las clases. 7 Me burlo de los problemas de los demás. 8 Mis amigos /as son los que peor se portan de la clase. 9 Rompo juguetes o materiales escolares.  Responde a 1. Soy desobediente. Conducta preguntas sobre sus 2. Soy peleandero/a. Oposicionista reacciones frente a 3. Me gusta llevar la contraria. Desafiante personas adultas u 4. Me enfado cuando no me dejan hacer algo. (OD). autoridades. 5. Me cuesta cumplir las reglas. 6. Los demás tienen la culpa de mis problemas. 7. Me peleo con otros niños /as. 8. Me enfado. 9. Estoy de mal humor. 10. Contesto mal a mis padres o profesores. MANUAL DEL INSTRUMENTO Cuestionario para la detección de los trastornos del comportamiento en niños de 8 a 11 años ESPERI. Autores:  María José Parellada  Javier San Sebastián  Rosario Martínez Arias. JUSTIFICACIÓN TEORICA. 1.- De los problemas de comportamiento a los trastornos de conducta La conducta antinormativa es frecuente en el desarrollo evolutivo de los niños y es importante intentar delimitar cuando constituye un problema de importancia clínica y cuando constituye un paso más en la trayectoria evolutiva normal de los niños y adolescentes. Es decir, no todo comportamiento antisocial justifica una consideración psicopatológica o un tratamiento psiquiátrico. A partir de esta consideración se constituye de una importancia clara la evaluación de los problemas de comportamiento y su especificación como problemas aislados, comportamientos de riesgo o conjunto de síntomas que configuran un trastorno como tal. Delincuencia es un término legal, comportamiento antisocial se refiere a comportamiento que viola los principios sociales, normas o leyes de una sociedad, y trastorno del comportamiento es un término psiquiátrico, diagnóstico, que se refiere que incluye lo anterior y son considerados desde el punto de vista de la psicopatología. En este sentido diagnóstico, los trastornos del comportamiento se caracterizan por un patrón repetitivo de comportamiento disocial, provocador o agresivo (CIE-10, Clasificación Internacional de las Enfermedades, de la OMS). En grado extremo, puede llegar a violaciones de las normas y leyes, excesivas para el carácter y edad del individuo. Por tanto, son comportamientos que van más allá de la simple travesura o rebeldía adolescente. Como previamente apuntaba, los actos criminales no son en sí mismos suficientes para el diagnóstico. A veces los trastornos de conducta son secundarios a otros trastornos psiquiátricos, o a trastornos neurológicos, cuya presencia conviene determinar en la evaluación de los niños, para darles una atención apropiada es fundamental tener en cuenta su edad y su nivel de desarrollo. Cuando se evalúan los comportamientos de un niño es fundamental tener en cuenta su edad y su nivel de desarrollo, pues la mayoría de las conductas de los niños disociales pueden ser normales en una determinada edad o situación, y lo que es patológico puede ser la edad en la que aparecen, el contexto y la frecuencia. Por ejemplo, un niño de tres años con una “rabieta” en una situación frustración no podría ser catalogado como patológico excepto que la violencia desplegada fuese extraordinaria o la frecuencia de las rabietas en un adolescente, acompañado de rotura de objetos, agresividad hacia personas y pataleos, difícilmente podría considerarse normal. Los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo son el problema más frecuente de demanda de atención en los centros de salud mental de niños y adolescentes (Gosde, Kramp, Gabrielsen y Sestoft, 2003; Pineda, Lopera Palacio, Ramírez, y Henao, 2003), pero son objeto también de atención por pate de instituciones educativas, judiciales y sociales. El origen suele ser multifactorial, igual que lo es el tratamiento. Por un lado, no conviene “psiquiatrizar” excesivamente los trastornos, en casos en que el componente educativo o socio familiar en el origen de la problemática sea esencial. Por otro lado el retraso del diagnóstico, y el consecuente retraso en el inicio de una intervención del problema, con mayor posibilidad de cronificación. No hay que olvidar que hasta un 40% de los niños con trastornos del comportamiento pueden evolucionar en adulyos con trastorno antisocial de ola personalidad (Cichetti y Cohen, 1997), que es la variante de personalidad más perniciosa socialmente. Las conductas transgresoras varian en distintas etapas de la vida, no solo por cuestiones de acumulación o cumplicaciónes de conductas anteriores, sino por razones puramente evolutivas. Así, el momento álgido de inicio de oposicionismo hacia los padres es la infancia temprana a media, mientras que las formas agresivas de violencia tienen su edad de aparición en la adolescencia, aunque son mucho menos frecuentes que las formas de conducta disocial anteriores. La evolución de los trastornos del comportamiento es muy variable. Se sabe que en muchos casos el problema desaparece al llegar a la madurez de la vida adulta. Sin embargo, un porcentaje de casos evolucionan hacia trastornos crónicos que continúan en la vida adulta. Desde el punto de vista psiquiátrico, la evolución puede ser hacia la continuidad de los trastornos, hacia el desarrollo de trastornos de la personalidad, el abuso de alcohol u otras sustancias o hacia trastornos afectivos u otros trastornos psiquiátricos. Una de las evoluciones más graves es hacia el trastorno antisocial de la personalidad, que consiste en una manera de ser fría, con comportamientos con frecuencia agresivos, sin preocupación o empatía alguna hacia los demás. Entre los problemas asociados se encuentra el consumo de sustancias (Abranes,Brown y Tomlinson,2003; Berkley, Fischer, Smallsh y Fletcher, 2004; Flory, MIlian, Lynam,Lenkefed y Clayton 2003), rendimiento académico y abandono temprano de la escuela (Du Paul et al., 2004); Trementine et al., 2001), asi como el desarrollo de conductas antisociales y problemas con la ley. Con la mayoría de los casos , los trastornos de conducta se asocian con ambientes de crianza desfavorables, fracaso escolar, familias desestructuradas, aspectos que es necesario tener en cuenta para un abordaje integral y adecuado de los problemas del menor. 2.- Antecedentes infantiles de los trastornos de conducta Existen muchas revisiones en la literatura que dan cuenta de la gran estabilidad de los comportamientos disruptivos de la infancia a la edad adulta 8Loeber y Coie, 2001), y existen multiples factores que hacen que esto sea así. Entre ellos, hay factores genéticos, neuroquímicos, ambientales y neuropsicopatológicos que sustentan esa continuidad de comportamientos antinormativos a lo largo de la vida. Aun así, no todas las formas de conductas perturbadoras se mantienen igual en el tiempo, sino que existen factores que permiten predecir en mayor o menor medida la continuidad de los problemas conductuales. Uno de los ejemplos más claros esta en la edad de inicio de los trastornos. Se ha comprobado repetidamente, que los trastornos comportamiento de inicio más temprano tienden a persistir más que los de inicio tardío, y que los trastornos de los jóvenes en que hay mayor variedad y mayor frecuencia de conductas antisociales también se asocian con mayor persistencia en la edad adulta (Loeber, 1982). Una cuestión aun objeto de investigación es que conductas transgresoras de los niños, si es que existen, constituyen elementos fundamentales o eslabones necesarios para llegar a constituir un trastorno de conducta. Se sabe que hay distintas trayectorias evolutivas que pueden desembocar en un trastorno de conducta. Las dos más evidentes y estudiadas serían aquellas que va del trastorno negativista- desafiante (TND) de la infancia al trastorno de conducta, y la que transcurre desde el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) al trastorno de conducta. En este sentido es también fundamental la detección precoz de indicadores de trastorno antisocial de la personalidad, que sería el trastorno de peor pronóstico en la vida adulta como evolución de un trastorno de conducta. La secuencia de problemas más comúnmente hipotetizada transcurre desde el trastorno negativista –desafiante, pasando al trastorno de conducta para llegar al trastorno antisocial de la personalidad (American Psychiatric Association, 1994). También se ha demostrado la secuencia TDAH a trastorno de conducta (Gittelman, Mannuzza, Shenker y Bonagura, 1985), pero dado que el TND y el TDAH con frecuencia aparecen en comorbilidad se han hecho intentos de diferenciar si es el componente de hiperactividad o el de oposicionismo el más relevante en la predicción del trastorno del trastorno de conduct. Los estudios apuntan a que el TND predice mejor el trastorno de conducta y que el TDAH predice la precocidad en su aparición (Loeber, Green, Keennan y Lahey, 1995). 3.- Importancia de la detección precoz y diagnóstico de los trastornos de conducta Alguno de los predictores más importantes de la conducta disruptiva y la delincuencia están en el propio individuo, como es el caso de la impulsividad o el comportamiento oposicionista. Otros predictores están en la familia y en el ambiente social (escuela , barrio, grupo de iguales, etc.), pero en general hay bastante consenso en que la acumulación de factores de riesgo aumenta de forma sustancial y exponencial la posibilidad de aparición de rastornos de comportamiento duraderos. También se ha demostrado que hay distintos factores de riesgo asociados a distintas edades, de manera que un meta- análisis muy (Lipsey y Derzon, 1998) se recogen como factores predictores más importantes en la edad 6 a 11 la comisión de actos delictivos no graves, la agresividad, el uso de sustancias, el bajo nivel socio económico familiar y padres antisociales. Se entienda como se entienda la continuidad de la conducta antisocial, en el sentido de considerar distintos pesos de la influencia personal y la presencia de factores de riesgos ambientales, lo que parece ya gozar de un claro consenso es que los individuos tienen diferente propensión a transgredir y delinquir, que esa propensión tiene una cierta continuidad a lo largo del tiempo y que además, la posibilidad de la transgresión deriva de la distinta exposición de los individuos a factores de riesgo ambiental. Hasta las predicciones más pesimistas en cuanto a la continuidad de las conductas disociales dejan un margen a la no continuidad de las conductas disociales dejan un margen a la continuidad, es decir, a la presencia de un porcentaje de jóvenes con conductas antinormativas que no derivan en adultos antisociales. Por tanto, entender de una manera lo más clara posible los elementos que subyacen en esa ruptura de la continuidad es esencial. También es la detección lo más temprana posible de aquellas conductas, que sin configurar un trastorno disocial, suponen elementos de riesgo, pues una vez consolidadas las conductas antinormativas en una constelación sintomática lo suficientemente grave como para merecer un diagnóstico de trastorno disocial, las posibilidades de revertir ese trastorno se reducen enormemente. Un aspecto muy importante a la hora de considerar la evolución de las formas tempranas de conductas transgresoras a conductas disociales más tardías, es que la continuidad de estas no solo homotípica ( es decir , una conducta, poe ejemplo agresividad, se mantiene en el tiempo), sino que es también una continuidad heterótipica (una conducta disocial con el tiempo se convierte, o se asocia a otro tipo de conducta disocial). De hecho, se ha demostrado que la mayoría de las comportamientos transgresores se correlacionan entre sí. A pesar de ello, los análisis factoriales suelen mostrar que se pueden diferenciar algunos factores, como el comportamiento oposicionista , la conducta disocial abierta y la conducta disocial encubierta. Un aspecto poco estudiado en la investigación en psiquiatría infantil y juvenil es la presencia de indicadores de psicopatía, características psicológicas , más que comportamentales, que se pueden resumir como frialdad emocional, falta de empatía y desconsideración e incluso disfrute con el sufrimiento de los demás en los niños y su relación con el trastorno antisocial en la edad adulta. Los pocos estudios que existen revelan la posibilidad de diferenciar mediante analisis factorial un factor que podemos determinar psicopatía (Lahey et at., 1995) y la correlación de las características psicopáticas en los niños con mayor gravedad de sintomatología antisocial en la adolescencia. 4.- Diagnóstico CIE-10 y DSM-IV/DSM-IVR Teniendo en cuenta lo anterior, una evaluación adecuada es un factor importante para un adecuado diseño de intervención terapéutica. Para que una intervención sea efectiva, debe ser exquisitamente coordinada, y específica para los problemas prioritarios del menor en cada momento, para evitar la cronificación y complicación de la problemática. El diagnóstico final, psiquiátrico, multifactorial, de un niño o adolescente como trastorno de conducta, lo debe hacer siempre un clínico. El diagnóstico se basa en principio, en el cumplimiento de una serie de conductas perturbadoras, durante un determinado tiempo y con un impacto en el funcionamiento normal. Pero para hacer el diagnóstico es necesario también realizar un diagnóstico diferencial, es decir, descartar otras patologías (psiquiátricas u orgánicas) que puedan justificar, acompañar o aumentar, las conductas alteradas. Jerarquicamene, el trastorno del comportamiento es inferior a otros trastornos psiquiátricos, al menos en las Clasificaciones europeas (CIE-10). Es decir, si un adolescente tiene comportamiento agresivo pero padece de un trastorno psicótico (por ejemplo, una esquizofrenia) en principio no se le puede diagnosticar de trastorno de conducta. Es verdad que con frecuencia el trastorno de conducta se solapa con otros trastornos de conducta se solapa con otros trastornos (se habla entonces de comorbilidad), lo cual es importante determinar pues tiene importantes implicaciones para el tratamiento. Por ejemplo un adolescente con un trastorno disocial depresivo(trastorno de conducta añadido a trastorno depresivo) es más susceptible de un tratamiento con una psicoterapia más introspectiva, mientras que un adolescente con un trastorno disocial puro, muy agresivo, es más susceptible de mejorar con terapia cognitivo conductual y quizás con fármacos que atemperan la agresividad hasta que la psicopatía pueda hacer efecto. 5.- Tipos de trastornos de conducta Tradicionalmente se han visto los trastornos de conducta desde dos perspectivas básicas. Una que consideraba la presencia de un déficit interno como nuclear en el trastorno, y otras en que una adaptación ecológica a circunstancias extraordinarias y adversas era el eje fundamental de la patología. La primera perspectiva se nutre fundamentalmente del estudio de adultos con defectos graves en la formación del carácter (“psicópatas”). La segunda perspectiva se nutre fundamentalmente del estudio de los jóvenes delincuentes, criados en ambientes “psico-socialmente tóxicos” . Además de estas dos perspectivas básicas se han considerado muchas otras, incluyendo explicaciones que tienen en cuenta explicaciones inconscientes a las conductas antisociales en algunos individuos. Según los clasificadores internacionales DSM-IV (American Psychiatric Association, 1994) y CIE -10 (OMS, 1992), se contemplan tres tipos de trastornos del comportamiento: el trastorno disocial o trastorno de conducta, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, y el trastorno oposicionismo desafiante, Además, la DSM-IV considera dos especificaciones para hacer en todos los casos diagnosticados de trastorno de conducta, por considerar que tienen importantes implicaciones pronosticas y terapéuticas. La primera la edad de inicio, considerando el inicio anterior (inicio infantil) o posterior a los 10 años (inicio adolescente). La otra especificación es la severidad, marcando como leves aquellos casos con un número de criterio escasamente superior al necesario para el diagnóstico y con escaza repercusión dañina hacia otras personas, como graves aquellos con importante daño para otros y como moderados aquellos entre los dos sub grupos anteriores. Muchas otras especificidades de distintos trastornos del comportamiento se conocen desde hace tiempo, pero no tienen su reflejo en las clasificaciones ni instrumentos de evaluación actuales, a pesar de que en muchos casos se conocen los tipos de mejor o peor pronóstico y los distintos abordajes terapéuticos adecuados para ellos. Como diremos más adelante, ésta es una de las carencias de los actuales instrumentos de evaluación que queremos subsanar con el desarrollo del cuestionario “ESPERI”. Algunas características estudiadas se comentarán a continuación. El género es una de las principales. Se sabe que en preadolescentes, los trastornos de comportamiento son 5 veces más frecuentes en niños que en niñas y que en adolescentes, los porcentajes se igualan. Una de las explicaciones a tal diferencia es que quizás los instrumentos de medida tienen más en cuenta síntomas más característicos de los niños, como la agresividad explícita, qu modos de actuar antisociales, más típicamente femeninos, como la agresividad encubierta (rumorear, lanzar falsos testimonios, hacer el vacío, humillar), podrían estar infra-representados entre los criterios de diagnóstico, llevando a una falsa apreciación del trastorno es muchísimo más frecuente en niños. Otro aspecto es la presencia de hiperactividad y déficit de atención (TDAH). Además de que ya todas las clasificaciones lo consideren un subtipo nosológico con entidad propia, la existencia de un componente de TDAH 3n todo trastorno de comportamiento, tiene importancia pronostica y condiciona el tratamiento. Un aspecto con importantes implicaciones para el manejo del caso es el tipo cognitivo en cuanto a la capacidad empática y de preocupación por los demás, la disfunción la interpretación de situaciones sociales ambiguas, la capacidad de arrepentimiento y la autoestima. Una combinación de déficits psicológicos en estas áreas caracteriza a los llamados por Cleckley (1976) “psicópatas” (término que se ha utilizado para muchas otras acepciones), que tienen una evolución peor porque resulta especialmente complicado establece una mínima alianza terapéutica o vínculo desde el cual trabajar psicoterapéuticamente hacia el cambio. La diferenciación entre individuos con un trastorno de comportamiento socializado o no socializado se mantiene en la CIE-10 pero ha desaparecido en la última versión de la clasificación americana (estaba presente en el DSM-III-R y no en el DSM-IV) y sigue siendo debatida en cuanto a su relevancia. “Screening” o cribaje diagnóstico. El concepto “Screening” hace referencia a una primera evaluación de un sujeto en busca de indicadores de probabilidad de que padezca un determinado trastorno. Las técnicas de evaluación son más sencillas que para el diagnóstico, la necesidad de formación de la persona que las aplica es menor y se pueden administrar de forma colectiva (no como el diagnóstico, que es un proceso más individualizado, tedioso y con requerimientos de más tiempo y de mayor especialización en la persona que lo realiza). Los cuestionarios de screening se aplican desde un momento anterior al diagnóstico, y sirven para una evaluación primera, para una medida de la importancia del problema y para un seguimiento de los síntomas a lo largo del tiempo. Las herramientas de screening son distintas de las de diagnóstico. Sus características técnicas fundamentales para valorar su calidad son la validez, la especificidad y la sensibilidad. La validez se refiere a la capacidad de la prueba para establecer inferencias a partir de las puntuaciones del test sobre los diferentes constructos que el test evalúa, la especificidad se refiere a la capacidad de la prueba para detectar como “sanos” a los sujetos que en realidad no tienen el trastorno (verdaderos negativos) y la sensibilidad se refiere a la capacidad del instrumento para detectar el mayor número de casos posibles de los que tiene el trastorno (verdaderos positivos, aún a costa de que incluya como casos algunos falsos positivos). En el caso de los niños, y especialmente en el de los trastornos de comportamiento en los niños es imprescindible para la evaluación la información aportada por más de un informante (niño, padres o profesores). Las personas con trastornos de conducta tienden a mentir o a ocultar los comportamientos socialmente reprobables, y los niños tiene a veces dificultades para ubicar temporalmente sus conductas, así como reconocer o asimilar ciertas conductas con determinadas formulaciones de las mismas (preguntas). Por ello, el que la información se recoja de más de un informador es un valor añadido, casi fundamental, para validar dicha información. Uno de los instrumentos para evaluar los trastornos de comportamiento más utilizados desde su desarrollo son las escalas de Conners, con varias versiones por edades, para padres y profesores (Conners Parent- Teacher Rating Scales; Conners, 2000), y las escalas de Achenbach (Child Behaviour Checklist; Achenbach, 1991),que se ha utilizado de referencia para validar el cuestionario ESPERI. Antecedentes de los instrumentos de evaluación de los trastornos de comportamiento. Ya se ha señalado que las clasificaciones psiquiátricas al uso (DSM-IV y CIE-10) recogen tres tipos de trastornos del comportamiento.  Trastorno disocial o de conducta.  Trastorno oposicionismo desafiante o negativista desafiante.(TND)  Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) Además, se recogen como subtipos/ especificidades relevantes:  Edad de inicio (DSM-IV y CIE-10)  Socializado / no socializado (CIE-10)  Restringido al ambiente familiar (CIE-10)  Severidad (DSM-IV) 5.- Necesidad de una herramienta nueva para el screening de los trastornos de comportamiento. En reuniónes de un grupo de expertos de psiquiatría del Niño y del adolescentes, se estudiaron estas clasificaciones diagnósticas y los instrumentos básicos de screening: Child Behaviour Checkelist (CBCL, Achenbach, 1991), Conners’ Parent- teacher Rating Scales(CPTRS,Conners, 2000), Strengths and difficulties Questionnaire (SDQ, Goodman, 1997, 1999) y hare Psychopathy Checklist (Hare 1991). Las carencias fundamentales que se encontraron , teniendo en como referencia básico la experiencia clínica de evaluar y tratar chicos y chicas con trastornos de comportamiento fueron: 1. Falta de un diagnóstico donde la impulsividad sea el núcleo fundamental problemático. 2. Falta de la consideración de un tipo “psicopático” según la definición de Cleckley (capacidad empática). 3. Falta de consideración, tanto en los criterios diagnósticos, como en los instrumentos de screening, de los comportamientos antisociales encubiertos. 4. Falta de diferenciación en los diagnósticos de un tipo pre-delictivo o pre- conductual. 5. Falta de criterios adecuados de severidad. A continuación se explican brevemente las razones de las carencias mencionadas: 1. La importancia de detectar en la infancia y adolescencia el componente impulsivo está por un lado en que el tratamiento se debe centrar en muchas ocasiones en este síntoma. Existen intervenciones psicológicas específicas para el tratamiento de la impulsividad (intervenciones cognitivo-conductuales centradas en el control de la rabia e impulsividad), intervenciones farmacológicas específicas (inhibidores de la receptación de la serotonina, fármacos anticonvulsivantes), por otro lado hay un importante grado de consenso en que un alto nivel de impulsividad orienta hacia tratamientos poco introspectivos, al menos hasta la resolución parcial de la misma. 2. La presencia de componentes psicopáticos de la personalidad en el sentido de falta de empatía, incapacidad para sentir culpa o arrepentimiento, frialdad afectiva, orienta hacai un desarrollo moral muy carencial, y dificulta de manera importante las intervenciones psicoterapéuticas, por el riesgo alto de ineficacia y por la posibilidad de instrumentalización o perversión de las mismas. 3. Los comportamientos antisociales encubiertos, que como hemos señalado anteriormente caracterizan a una parte de las conductas disociales femeninas, se han olvidado en gran medida en los instrumentos de screening y en los criterios diagnósticos, lo que lleva al infra-diagnóstico de casos de trastornos de comportamiento en niñas no acompañados de agresividad explícita. 4. Los capítulos de trastorno disocial del DSM-IV, y menos de la CIE-10, consisten en un listado de comportamientos antinormativos con escaso énfasis en las características psicológicas del sujeto. El listado discrimina poco entre casos de mal pronóstico, por la ubicuidad, frecuencia y cantidad de distintos comportamientos patológicos y otros que están en una fase inicial de comportamientos antinormativos, más fácilmente reversibles. 5. Los criterios que incluye el DSM-IV de severidad se limitan a la cantidad de síntomas presentesy el daño a otras personas, no estableciendo otras diferencias cualitativas entre los mismos, permitiendo una muy escasa diferenciación entre casos de mejor o peor pronóstico. 6.- Desarrollo de las especificaciones. Para asegurar una adecuada validez de contenido, el diseño inicial de los cuestionarios comenzó con el desarrollo de la matriz de especificaciones de los trastornos de comportamiento en la infancia y en la adolescencia, tal como aparecen presentados en el DSM-IV (American Psychiatric Association, 1994) y en la CIE-1 (OMS,1992). Un equipo de profesionales expertos en psiquiatría infanto-juvenil, desarrollaron las especificaciones, que fueron las mismas para los cuatro cuestionarios. A partir de la matriz se redactó un conjunto extenso de elementos (aproximadamente 90 para cada uno de los cuestionarios) dirigidos a la medida de los diferentes conjuntos de síntomas. Básicamente, los elementos fueron los mismos, excepto por algunas diferencias relativas a la edad de los sujetos, que desaconsejaron la inclusión de determinadas conductas, según la edad de los sujetos. 7.- Perfiles psicopatológicos del Cuestionario ESPERI. En la segunda parte del Manual (Justificación estadística) se presentan con detalle los factores resultantes del análisis de las respuestas de los cuestionarios ESPERI y que permiten elaborar los perfiles en términos de los factores del cuestionario y no de trastornos. Los factores descritos no coinciden exactamente con los trastornos de la infancia y la adolescencia descritos en el DSM-IV. Puntuaciones altas ponen de relieve una mayor probabilidad de trastornos, como se ha explicado anteriormente y los sujetos detectados con estas puntuaciones deberán ser objeto de diagnóstico posterior. Existen algunas diferencias en los factores de primer orden derivados de los cuestionarios entre el de 8-11 años y el de 12-17, seguramente debidas a la edad de los sujetos. Los factores obtenidos como factores de 2º orden, obtenidos a partir de las correlaciones entre las puntuaciones en los factores de primer orden, son básicamente los mismos: Conducta antisocial y hiperactividad/ inatención/ impulsividad. Los factores derivados de los cuestionarios (básicamente coincidentes con los de la Escala del Profesor) son los siguientes: Los factores del Cuestionario ESPERI para niños de 8-11 años. En el cuestionario de 8 a 11 años, puede obtenerse el perfil de los sujetos por medio de cuatro factores de primero orden ( aunque el oposicionismo-negativismo no surge directamente del análisis factorial, pero se consideró de interés en esta edad) y dos macrofactores de segundo orden. Los factores de primer orden son los siguientes: - Factor 1 Inatención-Impulsividad- Hiperactividad . Integra los distintos componentes predictivos del TDAH, que en el cuestionario de 12-17 años se dividan en dos factores. Sus componentes se definen por medio de conductas similares a las ya presentadas. - Factor 2 Disocial. Al igual que en 12-17 años está formado por conductas exernalizadoras y transgresoras, aunque algo diferentes de las mostradas en edades superiores. Los sujetos con elevadas puntuaciones pueden evolucionar hacia el trastorno disocial. - - Factor 3. Predisocial. En general, son conductas también observables, que representan transgresiones algo más leves que las del anterior. Ambos factores incluyen algunas de las conductas que aparecen como descriptoras de la Psicopatía. - - Factor 4. Oposicionismo-Negativismo-Desafiante. Este factor incluye un grupo de comportamientos desafiantes y desobedientes que exceden los límites de la normalidad, tanto por su excesiva frecuencia como por la mayor gravedad de las conductas exhibidas. Sus aspectos esenciales son negativismo, hostilidad, desobediencia, encolerizarse, hacer cosa que molestan a otros, etc. Aunque comparte aspectos con el factor disocial, éste último implica mayor gravedad, ya que supone una violación de los derechos de los demás. En general, suele mostrar elevadas correlaciones con los otros trastornos. El análisis factorial de las puntuaciones en los cuatro factores de primer orden, dio lugar a dos macrofactores de 2º orden, con una interpretación similar: 1. Factor Inatención / Hiperactividad / Impulsividad con Oposicionismo, que incluye los factores 1 y 4 anteriores. 2. Factor Disocial o Conducta antisocial, que incluye los factores de primer orden Disocial y Predisocial, dentro de los que aparecían algunos de los ítems de psicopatía. Como se verá más adelante en la justificación estadística, las puntuaciones derivadas de los macrofactores en ambos cuestionarios (8-11 y 12-17 años) muestran elevadas correlaciones, como es habitual en los trastornos que suelen mostrar importante comorbilidad (Van Lier, Verhulst, Van der Ende y Crijnen, 2003). 8.- Validez del instrumento. Estudio piloto: Para la validación del cuestionario ESPERI se procedió en primer lugar a un estudio piloto con muestra de sujetos de 8- 11 años de educación primaria con una muestra de 262 estudiantes de centros educativos públicos. A partir de los resultados de este estudio, se llevó a cabo en todos los casos un análisis de conjunto de elementos iniciales, encontrando que el número de factores se adecuaba, en general a las matrices de especificaciones desarrolladas por los expertos: impulsividad, inatención, conducta Disocial, conducta Predisocial y psicopatía, no apareciendo como factor claro el Oposicionismo desafiante. El análisis de elementos y de la fiabilidad de las escalas permitieron una reducción del número de ítems a entre 60 y 47 elementos para la medida de los factores objetivo en los cuestionarios, según la versión del cuestionario. Incluyéndose además algunos elementos que evalúan aspectos de la conducta positivos, que no se utilizan en la puntuación. Procedimiento: El cuestionario ESPERI se aplicó de forma colectiva en las diferentes aulas seleccionadas. La presencia de del equipo en las aplicaciones permitió controlar el proceso de recogida, cuidándose la clara comprensión de las instrucciones y que los sujetos respondieran adecuadamente. Propiedades psicométricas de los cuestionarios. Un test es un instrumento o procedimiento de evaluación en el que se obtiene una muestra de la conducta de los sujetos en un dominio especificado. Posteriormente, esta muestra de conducta, representada en las respuestas es puntuada por medio de un procedimiento estandarizados, común para todos los sujetos. Los test deben tener una serie de propiedades que garantizan su adecuación. Estas normas están recogidas en las estandarizadas normas para las pruebas educativas y psicológicas. (AERA, APA, NCME, 1999). Las principales propiedades se resumen bajo las evidencias de validez, Fiabilidad, Análisis de Elementos y Normas de Interpretación. En la construcción del cuestionario ESPERI se ha seguido dicha normativa. Para el análisis de la fiabilidad y de los elementos se tomó como referencia la teoría clásica de los test (Martínez Arias, 1995), evaluando la fiabilidad, como consistencia interna, por medio del coeficiente Alpha y utilizando en el análisis de elementos su media y varianza y los índices de discriminación calculados, como la correlación corregida de la puntuación del ítem con la de la escala o factor. Como evidencias de validez se utilizaron dos aproximaciones, la evidencia de estructura interna, por medio de procedimientos de análisis factorial exploratorio, y relaciones con variables externas, en este caso con los factores similares del CBCL ( Achenbach, 1991), muy utilizados internacionalmente para el diagnóstico de los problemas objetivos evaluados. Participantes. El estudio de validación fue de 1126. De ellos, el 51,3% fueron varones y el 48,7% mujeres. Los participantes procedían de varias Comunidades Autónomas del Norte, Centro y Este de España, de centros educativos públicos y privados. La edad media de los participantes fue de 9 años, con una desviación típica de 1,19 y un rango de 8-11 años, de educación primaria. 9.- Dimensionalidad y evidencias de validación como estructura interna. Se llevaron a cabo varios análisis factoriales por el procedimiento de ejes principales con rotación oblicua (Promax), dada la hipotética correlación esperada entre los factores. Los estadísticos previos basados en las matrices de correlaciones entre los elementos pusieron de relieve la adecuación de los datos para llevar a cabo una reducción de las dimensionalidad mediante el análisis factorial. El valor del índice de adecuación muestral de Kaiser- Meyer- Olkin fue de 0,952 (máximo 1) y la prueba de esfericidad de Bartlett proporcionó un estadístico de 11666,75 (p<.001). Se examinaron soluciones con 2, 3,4, y 5 factores. El test apoyaba una solución de tres factores. De entre las soluciones exploradas, es también la de tres factores la que mejor se adecuaba a las dimensiones hipotetizadas, explicando un 34% de la varianza total. Un examen de esta solución mostraba claras evidencias de los factores siguientes:  Factor 1 : Inatención –Impulsividad- hiperactividad (13 items)  Factor2: predisocial (exclusión- agresión) (10 items)  Factor 3: Disocial (8items). El problema se encontró con el oposicionismo desafiante, cuyos ítems no mostraron un factor claro claro, sino que se repartían a lo largo de los restantes factores. Dada la importancia del trastorno para el diagnóstico en este nivel de edad, se procedió a mantener sus elementos fuera del análisis factorial y mantenerlos como una escala separada, tal como se hace en muchos cuestionarios utilizados para el diagnóstico clínico. Se examinaron las correlaciones entre estos elementos, así como su consistencia interna, para determinar si se podía establecer como una subescala separada, útil en el diagnóstico. Todas las correlaciones fueron positivas y estadísticamente significativas, con valores en general superiores a 0,25. Las correlaciones elementos –total fueron todas superiores a 0,35 y la consistencia interna fue de 0,73. Todos estos indicadores apuntan a la posibilidad de mantener esta subescala como una escala separada, válida para el diagnóstico. Los análisis factoriales realizados con los mismos métodos de extracción y de rotación ya señalados, con los restantes elementos, apuntan ahora a una solución con los mismos tres factores señalados anteriormente: Inatención- Hiperactivida-Impulsividad, Predisocial y Disocial, que juntamente representan el 45% de la varianza total. Estadística de fiabilidad y análisis de elementos Escala Número Coef. IC 95% Mediana Índices Correl. Error típico de items Alpha Discrim. Media items de medida Predisocial 10 0,75 0,72- 0,77 0,44 0,23 1,88 Disocial 8 0,75 0,72- 0,77 0,44 0,27 1,63 Posicionismo 9 0,79 0,72- 0,81 0,48 0,30 1,21 Inatención – 13 0,81 0,80- 0,83 0,46 0,26 3,43 Hiperactividad Puntuación total 40 0,92 0,91- 0,93 0,47 0,22 5,04 En esta Ten la presente tabla se presenta de forma resumida las principales características relacionadas con el coeficiente de fiabilidad y análisis de ítems. Los coeficientes de fiabilidad fueron obtenidos con el Coheficiente Alpha de cronbach. En la tabla se presentan los resultados para los cuatro factores, los tres procedentes del análisis factorial y el de Oposicionismo, así como para la puntuación total. Como puede observarse en la tabla los coeficientes de fiabilidad son muy elevados, tanto para los factores simples como para la puntuación total, encontrándose todo ellos por encima de los niveles mínimos recomendados. Los valores de los índices de discriminación de los ítems son en general muy elevados, superando en todos los casos el límite convencional de 0,30. En la tabla se presenta un resumen, que es la mediana de los índices de discriminación del conjunto de los ítems que componen cada factor. Establecimiento de niveles de gravedad mediante análisis de conglomerados. Para el establecimiento de los niveles de gravedad en este grupo de edad se realizaron análisis de conglomerados de K-medias y posteriormente con el análisis de conglomerado en dos fases, encontrándose una solución más adecuada. Los resultados que se presentan a continuación son los procedentes de esta última técnica. Dadas las diferencias encontradas, se establecieron tipologías para los grupos de 8, 9-10 y 11 años. Tipología para el grupo de 8 años. Inatención- Oposicionismo Predisocial Disocial Hiperactividad G Media Desv. Media Desv. Media Desv. Media Desv. Típica Típica Típica típica Media 1 33,62 7,45 23,22 3,65 15,40 3,08 12,56 1,95 2 39,92 7,63 27,13 6,54 22,53 5,37 17,77 5.07 3 29,14 4,83 18,58 2,72 12,92 1,91 9,42 1,45 4 20,55 3,93 13,53 2,41 10,92 1,14 8,55 0,97 En esta tabla se presentan los centroides de los grupos y las desviaciones típicas de cada uno de los conglomerados establecidos por el procedimiento de conglomerados en dos fases. Puede observarse que los grupos difieren en sus niveles medios en los cuatro factores. Los grupos podrían clasificarse como: Grupo 4. Bajo (n=173) Grupo 3. Leve (n=90) Grupo 2. Severo (n=13) Grupo 1. Moderado (n=55) Se encontraron diferencias estadísticamente significativas (p<01) entre todos los grupos en los factores Predisocial y Disoscial, no mostrandosé estas diferencias entre los grupos Moderado y Severo en Inatención –Impulsividad e Hiperactividad y Oposicionismo. Tipología para los grupos de 9 -10 años. Inatención Oposicionismo predisocial Disocial Impulsividad- Hiperactividad Grupo Media Desv. Media Desv. Media Desv. Media Desv. típica Tipica Tipica Tipica 1 19,69 3,48 12,95 2,13 10,92 1,01 8,33 0,59 2 28,05 4,87 18,41 2,66 12,60 1,75 9,66 1,57 3 39,85 7,78 29,96 5,03 23,35 5,29 19,04 3,87 4 36,02 6,19 23,30 3,45 16,07 2,70 12,57 2,17 En la presente tabla se presentan los centroides de los grupos y las desviaciones típicas de cada uno de los conglomerados establecidos por el procedimiento de conglomerados en los dos fases. Puede observarse que los grupos difieren en sus niveles medios en los cuatro factores. Los grupos podrían clasificarse como: Grupo 1. Bajo (n=135) Grupo 2. Leve (n=272) Grupo 4. Moderado (n=110) Grupo 3. Severo (n=34). Se mostraron diferencias estadísticamente significativas entre los cuatro grupos de severidad en todos los factores, exepto en Inatención- Hiperactividad entre los grupos Moderados (4) y Severo (3). Tipología para el grupo de 11 años. Inatencion Oposicionismo Predisocial Disocial Hiperactividad G Media Desv. Media Desv. Media Desv. Media Desv. Típica Típica Típica Típica 1 37,08 6,28 27,43 4,27 22,67 3,71 20,52 3,48 2 37,43 4,84 24,06 2,50 17,22 2,89 14,19 -1,89 3 30,84 4,71 20,17 2,45 14,61 2,38 10,43 1,60 4 22,29 3,75 15,12 2,25 12,09 1,76 9,07 1,16 En esta tabla se presentan los centroides de los grupos y las desviaciones típicas de cada uno de los conglomerados establecidos por los procedimientos de conglomerados en dos fases. Puede observarse que los grupos difieren en sus niveles medios en los cuatro factores. Los grupos podrían clasificarse como: Grupo 4. Bajo (n=94). Grupo 3.Leve (n=75). Grupo 2, Moderado (n=37). Grupo 1.Severado (n=20). En esta se encontraron diferencias estadísticamente significativas (p<01) entre todos los grupos en la mayor parte de los factores, excepto en intención /Impulsividad/ Hiperactividad entre los grupos severos y moderado. 10.- Normas de Corrección Del total de los elementos del cuestionario, solamente 40 intervienen en la obtención de las puntuaciones en los factores y en las puntuaciones total. A partir de estos cuarenta elementos pueden obtenerse puntuaciones en cada uno de los tres factores derivados del análisis factorial y del factor de Oposicionismo. Además puede obtenerse una puntuación total. La justificación del uso de la puntuación que el sujeto ha dado (del 1 al 5) en cada uno de los ítems que los componen, tal como se indica a continuación. Inatención- Impulsividad- Hiperactividad (IIH) (13 elementos) La puntuación directa total se obtiene sumando las puntuaciones de los 13 elementos que componen la escala: 4+ 6 + 9 + 13 + 14 + 16 + 19 + 22 +25 + 28 + 32 + 34 +44. Oposicionismo Desafiante (OD) (10elementos). La puntuación directa total se obtiene sumando las puntuaciones de los 10 elementos que como en la escala: 1 + 3 + 7 + 15 + 18 + 20 + 23 + 31 + 36 + 37 Predisocial (PD) (9 elementos) La puntuación directa total se obtiene sumando las puntuaciones de los 9 elementos que componen la escala: 2 + 17 + 33 + 38 + 39 +41 +42 + 43 + 45 Disocial (DI) (10 elementos) La puntuación directa total se obtiene sumando las puntuaciones de los 10 ítems que componen la escala: 5 + 10 + 11 + 12 + 26 +27 + 29 + 30 +35 + 40 Puntuación total: Puede calcularse una puntuación total sumando las respuestas de los 42 elementos anteriores o más fácilmente sumando las puntuaciones totales de los 4 factores: Inatención /Impulsividad/ Hiperactividad + Oposicionismo + Predisocial + Disocial. 11- Normas de interpretación Para la interpretación de las puntuaciones deben consultarse las tablas de rangos percentiles, que se presentan al final de este apartado. Se presentan tablas con dichos rangos para los 4 factores primarios y para la puntuación total. Como se ha señalado en la metodología, las tipologías explicadas anteriormente que clasifican a los sujetos por niveles de gravedad, nos llevaron a establecer una clasificaciones tentativas de los sujetos basadas en la puntuación total con la que se establecen unos puntos de corte. Pueden consultarse en la obra mencionada. A continuación se presentan los rangos percentiles para los diferentes niveles de edad, agrupando los sujetos de 9- 10 años por no mostrar entre ellos diferencias estadísticamente significativas en ninguno de los factores. En cada una de las edades se presentan las tablas por separado para niños y niñas, dada la presencia de diferencias estadísticamente significativas. Es conveniente considerar como casos en riesgo de los trastornos a los sujetos que se encuentran por encima del Percentil 85 en los diversos factores, especialmente en la puntuación total. Instrumento validado. FACULTAD DE EDUCACIÓN Programa Académico de Maestría Educación para Docentes la Región Callao. ESPERI CUESTIONARIO PARA LA DETECCIÓN DE LOS TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO EN NIÑO DE 8-11 AÑOS. APELLIDOS NOMBRES I.E. N° Edad Hombre Sexo Mujer INSTRUCCIONES GENERALES PARA LA APLICACIÓN DE LA PRUEBA A continuación vas a encontrar una serie de afirmaciones que debes valorar según el siguiente criterio: 1 2 3 4 5 nunca Muy pocas Algunas veces Bastantes veces siempre veces  Salvo la última pregunta que se valora de 0 a 10.  Las respuestas no hay que pensarlas demasiado.  Para realizar esta prueba no hay un tiempo determinado. Autora de la validación del instrumento en el Callao-Perú. Prof. Flora Baca Pacheco. 1 2 3 4 5 Recuerda que: nunca Muy pocas Algunas Bastantes siempre veces veces veces 1 Soy desobediente. 2 He robado cosas en el colegio o en algún otro lugar. 3 Soy peleandero/a. 4 Me muevo mucho, soy revoltoso/a. 5 Utilizo mi fuerza para pegar a otros niños/as. 6 Hago las cosas sin pensar antes. 7 Me gusta llevar lo contrario. 8 Tengo amigos/as que me ayudan. 9 Me canso enseguida de hacer lo mismo. 10 Me burlo de otras personas. 11 Invento cosas de otras personas para hacerles daño. 12 He hecho daño a otros niños/as o animales. 13 Interrumpo cuando hablan otras personas. 14 Me tropiezo con las cosas. 15 Me enfado cuando no me dejan hacer algo. 16 Me cuesta esperar en las filas. 17 Rompo juguetes o material escolar. 18 Me cuesta cumplir las reglas. 19 Me levanto de la carpeta cuando debería estar sentado. 20 Los demás tienen la culpa de mis problemas. 21 Caigo bien a los compañeros/as. 22 Me dicen que no escucho. 23 Me peleo con otros niños /as. 24 Me siento incómodo cuando hago algo mal. 25 Pierdo el control y grito. 26 Hago bromas pesadas con mi grupo. 27 Me gusta molestar a los otros niños/as. 28 Pierdo cosas. 29 Amenazo a otros niños/as. 30 Me gusta prender fuego a las cosas. 31 Me enfado. 32 Me cuesta concentrarme, me distraigo. 33 Me burlo de los problemas de los demás. 34 Me cuesta esperar. 35 Falto a clases o me escapo del aula sin permiso. 36 Estoy de mal humor. 37 Contesto mal a mis padres o profesores. 38 Hablo con los compañeros/as. Y juego durante las clases. 39 Me gusta decir palabrotas o lisuras. 40 Algunos compañeros/as son débiles y hay que molestarles. 41 Insulto a mis padres o profesores/as. 42 Mis amigos/as son los que peor se portan de la clase. 43 Hago trampas y miento. 44 Soy desordenado/a. 45 He obligado a algún otro niño/a a hacer cosas que no quería. 46 Me siento mal si alguien llora por mi culpa. 47 Ayudo a los compañeros /as. 0=NADASINCERO y 10= MUY SINCERO 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 48. He respondido a estas preguntas sinceramente Gracias por tu colaboración.
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