˝ndicePalabras preliminares .............................................. Edenor 11 13 19 47 79 Introducción ............................................................ Jorge Dubatti La napa .................................................................... José Montero - Primer Premio Levántate y anda (o Blanche, el conejo blanco) ....... Diego Reig - Segundo Premio Antígona… con amor ............................................. Hebe Campanella - Mención Sangre en la jaula de los monos............................... 131 Cristina Fasulino - Mención El ensayo.................................................................. 159 Fernando Nelson - Mención Palabras preliminares Nada puede ser más reconfortante para quien propone una idea o un proyecto que la respuesta positiva que le brinda la comunidad. Y esa respuesta positiva se pudo sentir en el Concurso de Obras de Teatro Breve, al que convocó Edenor para escritores noveles, con un agregado muy destacado: se logró una cifra sin precedentes de 183 obras presentadas, lo cual llenó de orgullo a los organizadores y colmó de trabajo a los miembros del Jurado. Este hecho se dio, además, en un contexto muy especial: se trató del décimo Concurso que auspicia Edenor, una empresa que acaba de cumplir igual cantidad de años de existencia, lo que demuestra que la continuidad en la tarea de apoyo a las manifestaciones culturales rinde año tras año mayores frutos. La calidad de las nueve ediciones anteriores y la transparencia y seriedad con que se eligen las mejores obras motivan a mujeres y hombres argentinos a presentar sus trabajos, algunos realizados por el simple placer de escribir y otros en el inicio de una carrera literaria para la cual la edad cronológica carece de importancia. El Teatro no es sólo entretenimiento y placer. Es, antes que nada, comunicación. Y esa comunicación se da (se debe dar) entre el creador (el autor) y el receptor (el público o el lector), las más de las veces con la inestimable y decisiva participación de los intermediarios (actores). 11 También es cultura. Durante siglos el teatro fue utilizado por diferentes sociedades para elevar el nivel educativo de sus miembros, y para transmitir tradiciones y costumbres, que forman parte del acervo cultural. El poder que tiene una obra de teatro no escapó tampoco a la atención de gobiernos y gobernantes poco democráticos, quienes tratan de influir en la letra y el contenido a través de la acción o la censura. Esta primera incursión de Edenor para apoyar a los escritores de obras de teatro tendrá un complemento novedoso: como parte de la recompensa, las obras que recibieron el primero y el segundo premio, y que integran esta edición, serán leídas por actores profesionales en una sesión a realizarse en el teatro de Argentores. Edenor, que —pese a las dificultades de la coyuntura— sigue empeñada en brindar apoyo a actividades educativas y culturales, agradece a todos las personas que participaron en este concurso, y muy especialmente a los miembros del Jurado: las señoras María Naim, de la Sociedad Argentina de Escritores; Beatriz Mosquera, de Argentores, y Poly Balestrini, de la Fundación El Libro; el crítico teatral Jorge Dubatti, y el gerente de Relaciones Institucionales de nuestra Empresa, Carlos Serrano. Como es tradición ya, la entrega de los premios a los ganadores se concretó en el marco de la 29 Exposición Feria Internacional de Buenos Aires, El Libro del Autor al Lector, de 2003. Edenor Introducci n El Premio Edenor se distingue de otros concursos de dramaturgia por dos rasgos principales: propicia el formato del teatro breve (textos cuya representación no excedería el límite de una hora), e incluye en su convocatoria sólo a autores inéditos, es decir, a aquellos dramaturgos que nunca han publicado sus textos dramáticos. Cada uno de estos aspectos merece consideración. Contra lo que suele creerse, el teatro breve es una especie dramatúrgica singularmente compleja y valiosa. Con acierto, el estudioso español Eduardo Pérez-Rasilla ha observado que la pieza corta posee características específicas que la diferencian de otras prácticas dramáticas y escénicas, y la vuelven única. El catedrático señala como elementos distintivos del teatro breve: 1) la composición y la estructura; 2) el uso del espacio y el tiempo; 3) la tipología de los personajes; 4) la diversidad de estilos, motivos y temas; 5) cierta confusión terminológica en cuanto a la denominación o el subtítulo de este tipo de obras; 6) la valoración de su calidad teatral y literaria. “Un difundido concepto —escribe Pérez-Rasilla—, que confunde extensión con calidad, tiende a considerar a este teatro como un teatro menor, también en el plano estético. El estudio de las piezas breves nos lleva a la conclusión contra13 12 sugerimos la consulta de su prólogo a Antología del teatro breve español (1898-1940). El dato numérico expresa la fuerza que posee la tradición de la escritura dramática en el presente y promete la aparición en un futuro inmediato de muchos autores hoy desconocidos. En cuanto al carácter inédito que se exige a los aspirantes. 1997. resulta relativamente fácil y rápido para un escritor de teatro pasar de inédito a publicado. El canon del teatro argentino actual se caracteriza por la atomización. cuya deliberada promoción de la pieza corta se sostiene en la creencia de que este subgénero teatral es expresión artística ardua y sobresaliente. ¿Por qué entonces la obligación de ser inédito? Inferimos que el Premio Edenor elige dar oportunidad a aquellos dramaturgos de valor que. la reacción frente a la puesta en crisis del principio de verdad y el imperio del “giro lingüístico”. proponemos leer la introducción y los ensayos de AAVV. y afectan directa o indirectamente el régimen de producción y recepción del teatro argentino actual son: la crisis de la izquierda y la hegemonía del capitalismo autoritario. redes ópticas. Se trata de un teatro que expresa y reelabora en sus poéticas las nuevas condiciones culturales que atraviesan la sociedad argentina. Estas condiciones reglamentarias garantizan casi absolutamente el carácter de “revelación” de los autores finalmente elegidos. Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación. el pasaje de lo socioespacial a lo sociocomunicacional por el auge de las telecomunicaciones. responden a las manifestaciones del llamado “teatro de la postdictadura” (1983-2003). peñas. círculos. el auge de lo microsocial y lo micropolítico. especialmente pp. algunas de las variables significativas que condicionan en este contexto el nuevo régimen de experiencia y su consecuente visión cultural. por diferentes razones. conexiones en el ciberespacio. no han tendido redes de agrupamiento con sus colegas ni conexiones con teatristas o editores. comiencen a vincularse de otra manera con el campo teatral y editorial. Madrid. la pauperización y fragilización de la calidad de existencia. ya sea a través de la inclusión en una antología. A nuestro juicio. la asunción del horror histórico de la dictadura y la construcción de una memoria del dolor. las tensiones entre globalización y localización. El nuevo teatro de Buenos Aires en la postdictadura (1983-2001). 53-56. Es importante señalar que. El hecho de tener un solo texto teatral publicado inhibe a los autores de presentarse. a pesar de la restricción que marca el carácter inédito de los autores. 2002. genera una férrea delimitación que circunscribe reducidamente la convocatoria. Considerados en su conjunto.ria”1. Dichas condiciones se sintetizan en un nuevo fundamento de valor. la diversidad y 2 1 Quienes quieran conocer en extensión las reflexiones de Pérez-Rasilla. la espectacularización de lo social o la cultura del espectáculo2. a partir de ahora. por extensión. y les ofrece la posibilidad de que. en una revista o gracias a la edición de un pequeño tomo. Para ampliar la imagen del teatro argentino actual y la inserción en dicho marco de los textos incluidos en este volumen. Buenos Aires. Biblioteca Nueva. Dramaturgos consagrados o relativamente conocidos quedan desde el inicio excluidos. inédito en la historia de la cultura nacional. clubes y otras formaciones—. la heterogeneidad cultural. la multitemporalidad. los 183 textos presentan en escala las características del teatro argentino actual y. en el certamen 2003 del Premio Edenor se presentaron 183 originales. 14 15 . Estas palabras sintetizan el espíritu que anima al Premio Edenor. Debido al auge actual de las colecciones de dramaturgia en diversos sellos editoriales y al fenómeno de agrupamiento de los autores —en asociaciones. Licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Es docente en las universidades de Buenos Aires y de Lomas de Zamora. profuso embajador y. En los textos presentados al Premio Edenor 2003 se advierte una coexistencia de tiempos estéticos y una paradójica relación con el valor de lo nuevo. incontables) y de coexistencia de modelos y autoridades de referencia. Bastará al lector una primera lectura para reconocer las diferencias de estos cinco mundos. Desde 2001 dirige la Escuela de Espectadores. de proliferación de mundos. Como manifestación de resistencia frente a la homogeneización cultural de la globalización y como consecuencia de la desaparición de las representaciones ideológicas y discursos totalizadores alternativos. la fábula maravillosa o la metáfora oscura y profética para registrar el vértigo del mundo actual en sus detalles veristas.la coexistencia pacífica. La multiplicidad queda nítidamente expresada cuando se considera en su conjunto las poéticas de los textos reunidos en este libro. Las diversas poéticas —espacio de articulación de las relaciones entre teatro y subjetividad— se resisten a la homogeneización y la abstracción en una estructura común. obtuvo el Premio de la Academia Argentina de Letras al mejor egresado de 1989. que cumple una función cultural desalienadora. por lo que elegimos llamarlo el “canon de la multiplicidad”. del que es actualmente asesor. Ha concluido su tesis doctoral sobre “El teatro de Eduardo Pavlovsky: poéticas y política”. el registro testimonial. es importante señalar que en muchos de los 183 textos leídos se advirtió una marcada tendencia al realismo. se observa en el teatro argentino actual un fenómeno de destotalización. 2003). Si en algo se parecen es en la libertad de trabajar sin las presiones de modelos y autoridades. hoy relativizado. Ha publicado unos trienta volúmenes. crítico y docente universitario especializado en teatro. 16 Sin embargo. Es historiador. deshomogeneizadora y otorga especial valor al lugar de la “diferencia”. Conduce el programa País Cultura (Radio Nacional). otorgue a los dramaturgos la alegría de ver sus textos en escenarios de distintos puntos del país y más allá de las fronteras nacionales. Jorge Dubatti JORGE DUBATTI nació en Buenos Aires. que es difícil soñar el futuro y que uno de los caminos más productivos para la poesía consiste en la atenta y reveladora observación del acontecimiento social. prontamente. así como unos trescientos artículos y reseñas en libros y revistas especializadas del extranjero. sólo excepcionalmente beligerante. Implica la idea de multicentralidad (no hay “un” centro sino muchos. 17 . Escribe los guiones del programa televisivo “El Oficio Teatral” (Canal á. La destotalización determina un paisaje desdelimitado. en la búsqueda de la poética deseada y modelada por los mandatos de cada subjetividad. Una dramaturgia que elige ir a la saga de la realidad. el apunte costumbrista y la visión directa del presente inmediato. que Josefina Ludmer —refiriéndose a la literatura— sintetiza en el refrán “Cada loco con su tema”. de “micropoéticas” y microconcepciones estéticas. Se trata de una verdadera conquista de la diversidad. como si muchos de los autores aceptaran que el complejo presente supera toda posible ficción. El teatro como cámara fotográfica que resigna la imaginación mítica. en 1963. Felicitamos a los autores distinguidos y esperamos que el libro se convierta en su generoso. Se desempeñó como curador (1998-1999) del Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires. La destotalización es consecuencia de la quiebra del pensamiento binario en la cultura argentina y sus expresiones son la atomización y la diversidad/multiplicidad. Las poéticas de los 183 textos presentados y de los cinco aquí recogidos responden a dicha multiplicidad. Es director de Estudios en la Escuela del Relato (dirigida por Ana María Bovo). en la UBA. . a Lara y a Milena. A mamá y papá.LA NAPA Autor: José Montero A Cristina. Al país sumergido. España y Estados Unidos. en el diario La Razón y en el programa de televisión Puntodoc. vestida también de entrecasa.). Como periodista. de la Secretaría de Cultura de la Nación. monterojose@yahoo. estrenada en la calle Corrientes en 2001 y presentada luego en Chile. lo observa desde abajo. COCA: El tema es que aguante. COCA: Ya sé que no está prendida. etc. no me apures. COCA: Dale. Coca. Es autor de la obra de teatro Confesiones del pene. En enero de 2003 estrenó Historias clasificadas. apurate que está por venir el comprador. porque la mancha reaparece enseguida. obra ganadora del concurso de piezas breves “Teatro por la vida”. Si querés sacarme bueno. entre otros países. Si es un tarado… COCA: ¿Y la bomba de achique? COCO: (En off. ojotas y musculosa. se desempeñó en la agencia de noticias DyN. guardá la escalera. el lavadero. Coco. un cuarentón vestido de short. organizado por la Secretaría de Cultura de la Nación y la Secretaría de Prevención de la Drogadicción. entre otras. pero ¿cuánto tiempo va a estar el yanqui éste? ¿Cinco minutos. COCO: (Bajando de la escalera. A un costado. en el Teatro Empire. COCO: (Saliendo con la escalera. COCO: Bueno.) La otra vez no se dio cuenta de nada. El templo del morbo y Puticlub. También es autor de Gran Buenos Aires. Cómo no lo voy a saber si me taladra el cerebro día y noche. COCA: Ya está. dada a conocer en octubre de 2002 con el auspicio de Amnesty International. Coca. su mujer. No tiene que sospechar que recién pintaste. COCA: Lo que sea. diez minutos? Ya vino a ver y le gustó. “La idea fija”. Coco.) ¿Y? ¿Cómo quedó? Ni se nota. Paraguay. Asimismo. es realizador audiovisual.com La cocina de una casa suburbana. También es autor de numerosos guiones inéditos para cine y televisión (“La pura mentira”. Hace tres años que no me deja dormir. está subido a una escalera de madera. Publicó dos novelas policiales (Los chantajistas y Robos y hurtos) y cuatro libros de cuentos para chicos.José Montero nació en Buenos Aires en 1968. Dale.) Ya la apagué. 21 . Esto es una segunda visita para cerrar la operación. No le des más vueltas. En diciembre de 2002 presentó en el Teatro Cervantes 40 fósforos de madera. COCO: Esperá. eh. dirigió cortometrajes y un documental para la televisión abierta dentro del ciclo Documento Nacional de Identidad. Entre su producción teatral aún no representada se cuentan Creer o reventar. Con un pincel da los últimos retoques de pintura en lo alto de una pared. Cinco años hace que se cayó y todavía está dando vueltas por el galpón. Ya conoce la casa. Los yanquis se rigen por la numeración. Es más práctico. qué boludo. COCA: Ahora ya no hay tiempo. Ahora hace silencio. Escucha algo que la sobresalta y la hace incorporarse de inmediato. Todas las casas del barrio están igual o peor que la nuestra. COCO: Me asomo a la puerta. Tapala. Viene con el número anotado en un papelito y listo. Esta luz disimula mucho. COCA: ¡Te digo que subió! ¡Yo oí el ruido! COCO: Pero si hace apenas dos horas que apagué la bomba. El comprador no tiene por qué acordarse de cómo es el frente de la casa.COCO: (Volviendo. Putea por lo bajo. COCO: No se va a dar cuenta. porque ésta es la última oportunidad que tenemos. COCO: ¿Humedad? Una laguna tenemos. Se queda inmóvil y mira hacia la mesa. ¿Le habrá pasado algo? COCO: Tendría que haber llegado.) Mirá… Ahí está apareciendo otra vez. no la vas a escuchar más. Se acerca sigilosamente.) No te preocupes. ¿estamos? COCO: (Volviendo. sobre la alfombra. porque el comprador es muy puntual.) La puta que lo parió. a ver si el comprador anda perdido. Mamita querida.) Listo. le decimos al comprador que es ropa sucia. Tengo que irme. si nos vamos a ir a la mierda? Coca se queda sola y mira la pared que había pintado Coco. COCA: Dios te oiga.) ¿Y ahora para qué querés el cartelito en la puerta. Tapala con una frazada. COCA: (Ignorando la reprimenda. y después gana toda la pared. justo hoy? 23 . Se pone de rodillas y se inclina hasta apoyar una oreja en el suelo. humedad en las paredes. no dejarla en el pasillo! COCO: (Saliendo. Y vos seguís diciéndoles a los vecinos que tenemos un problemita de humedad. COCO: ¿En qué quedamos? ¿Vos no querías que la escondiera con tiempo? COCA: Pero no tanto tiempo. Capaz que el tren viene con demora. COCO: (Saliendo. Se pone amarillito y después se oscurece. imposible. COCA: ¡Ya subió! COCO: No.) Y yo acá con el reuma… No quiero saber lo que debe ser llegar a vieja con los huesos así. mira hacia el espacio debajo de la mesa. Humedad en el techo. COCO: Bueno. humedad debajo del piso. Mirá… (Descubriendo horrorizada algo fuera de lugar en el espacio off. COCA: (Mirando hacia el lugar donde Coco había pintado. COCA: Qué desgracia vivir en esta casa. Cualquier cosa. ¿qué culpa tengo de que el comprador llegue tarde hoy.) ¡Mirá! ¡Mirá dónde pusiste la bomba! ¡La tenías que guardar en el galpón. No se le entiende. y salen los hongos. Además. COCO: (Volviendo. donde hay una alfombra de bastante mal gusto. pero como es tan boludo… 22 COCA: Te dije mil veces que había que pegar el cartelito con el número. COCA: ¿Dos horas? Tenía que estar prendida hasta último momento. COCA: (Levantándose. Tenemos que irnos. Concretamente. golpeando la cabeza contra la mesa. COCA: Si viniera ahora mismo… Qué raro.) Uh.) Ni noticias del comprador. Pero ¿vos te creés que la gente es pelotuda? Si estamos todos en la misma. la próxima vez me lo decís con minutos y segundos. Si nos llega a salir mal… No sé… No sé lo que soy capaz de hacer. Borramos el sótano de la escritura. el agua no puede subir en dos horas. COCA: Justamente. COCA: No.) Eran unos chicos que estaban jodiendo. 24 COCO: (Asomando la cabeza dentro del sótano. Primero la napa se contaminó con el pozo ciego. ¡Porque en una casa siempre se juntan cachivaches y hay que tener lugar para guardarlos! El galpón no alcanza. Es como cargar con un peso muerto. pero entonces la napa empezó a subir. que el comprador está al caer. COCA: No. te dije. COCO: (Poniendo otra vez la trampa. Después la napa se secó. COCO: Me cago en el día que te hice caso. ahora dejo todo como está. sí. Ya tenemos todo encaminado para vender la casa. dejá de lamentarte. Levanto la tapa y me asomo.) Uuuuh. hasta aflora en el pastito en esos días pesados. Va a sentir la humedad que le sube por los huesos. COCO: Ayyyy… Fastidiado. COCO: Bueno. lo separamos de la vivienda y lo donamos al Hospital de Niños. Coco. Coco levanta la mesa y la corre. Suena el timbre. COCO: ¿Y qué querés que haga? ¿Que me la tome? COCA: Siempre fue el agua. ¿Y qué logramos? Tuvimos agua corriente. qué lo parió. No puedo salvar a los dos. COCA: ¿Ah. Coco la levanta con esfuerzo. y ahora nos inunda los sótanos. Coco pone la alfombra y la mesa otra vez en su lugar. ¿Estamos? El sótano no existe más. En los papeles. ahora quiero ver. y entonces hubo que perforar más abajo. Coco repite la operación de sacar la mesa y la alfombra. Coca. porque ya nadie la usa. No existe más. Que haga lo que quiera. Pero esto se termina acá. Coca sale a atender. Ella se queda. COCA: Te dije. no? Yo la escuché. COCO: Pará. COCA: (Volviendo. COCA: Te dije. no hubo perforación que alcanzara. ¿Para qué querías una casa con sótano? Sirve nada más para criar ratas y cucarachas y para llenarlo de porquerías. COCA: Vas a ver que justo toca el timbre ahora. las cocheras. Suena el timbre. COCO: Esta mina me tiene los huevos por el piso. COCO: Es un segundo. Y así queda al descubierto una puerta-trampa en el piso. la alfombra y la mesa. calmate. Efecto de sonido: agua estancada en un lugar cerrado. El problema es el agua. COCO: Hagamos una cosa. El agua sube cada vez más rápido. COCO: ¡Sí que alcanza! ¡Si ahora tenés todo amontonado en el galpón! COCA: El problema no es el sótano. Luego empieza a correr la alfombra. Todos en el barrio aceptamos la coima. de humedad espantosa. El tipo se va a avivar. 25 .) Bueno. Yo me voy solo. y ahí pagamos “el arreglo” para que nos conectaran a la red. Nos vamos a meter la casa en el culo.COCA: Ahora se va a dar cuenta. COCA: El problema es el agua. desde los pies. Nos tapó el agua. COCO: Haga de cuenta que ésta ya es su casa. COCO: El míster quiere ir directo al point. 27 Coca está parada en el centro de la cocina. gracias. A Coca la conoció el otro día… WATERS: Sí. COCO: Very typical en Argentina. sí. Peronistas. Imposible. WATERS: Oh. ¡los muchachos peronistas! COCO: Bueno. COCO: Que nos metieron el dedo hasta el fondo y después el puño. adelante. COCO: Lo escuchamos. WATERS: No hay problema. radicales… Cuando están arriba no hay diferencia. WATERS: ¿No corre. COCA: No vaya a creer. WATERS: Bueno. Coco y Coca lo imitan. ¿no quiere un cafecito? WATERS: No. se lo tenía que haber ofrecido antes. mientras Coco hace pasar a míster Waters. no run? COCA: Quiere decir que las cosas cambiaron.COCO: Ahora sí. y quedamo’ a mano”. qué desconsiderada. COCA: ¿Qué le pasó que se demoró tanto. COCA: Ay. WATERS: Ah. of course. 26 . gracias. vos me das. COCO: Lo podemos conversar. ¿Por qué no se sienta. thanks. Se sienta. WATERS: ¿Hundidos? COCA: Es una forma de decir. WATERS: Estuve analizando los precios de los bienes raíces en la zona y llegué a la conclusión de que su casa es muy cara. un hombre corpulento de unos 50 años. míster Waters? ¿Algún inconveniente? WATERS: Había paro de trenes. Coca-Cola. WATERS: El gusto es mío. Waters se quita el sombrero y lo deja en el respaldo de una silla. mi amigo. Gracias. no… Eso ya no corre más. míster. Habla español bastante bien. WATERS: La operación no puede hacerse en los términos que usted pretende: “yo te doy. aunque a Coco el chiste no le causa demasiada gracia. Los tres ríen. Y los de abajo también somos iguales. vestido con sombrero y botas texanas. COCO: Y duele de una forma… WATERS: ¿What? COCA: Cosas del lunfardo. COCO: Que nos jodieron. Es el comprador. qué alegría volver a verlo. A veces se le escapan algunas palabras en inglés. ¿no more peronistas? COCO: Ahora son todos iguales. Coca le da un disimulado codazo a su marido. COCA: Míster Waters. nerviosa. WATERS: Thank you. WATERS: Right. míster Waters? WATERS: Oh. COCO: Pase. COCA: Perdón. Estamos todos hundidos. Que estamos en la lona. WATERS: No comprende. Apagón. pero con acento norteamericano. del slang nuestro. COCA: Que la situación es difícil para las clases populares. vayamos directo al grano. WATERS: Seguimos sin resolver el punto. O sea. más vale. COCO: Bueno… mil quinientos. WATERS: No way. COCO: Mil seiscientos. míster. COCO: Sí. tiene que haber una forma de que esto se solucione. COCO: (Tragando bronca. Y también tenemos otras ofertas para permutar nuestra casa por otra allá. COCA: ¡Dos mil. podemos hacer treinta y uno. míster. ¿entendés? WATERS: Loquita no. WATERS: Trato hecho. Tres generaciones de buena gente. Johnny? WATERS: I’m not Johnny. lo más difícil está. míster Waters. míster Waters. sí. yes.) No. ¿vio? WATERS: (Parándose.) Ja. un dólar. COCO: Mire. I love your wife. ¡Ja. sos nieto de… del viejo Waters. dos mil! WATERS: Oh. COCO: Mil ochocientos.COCA: Ay… Pero… no entiendo. COCO: ¿Cuánto más? WATERS: Exactamente dos mil ciento sesenta y siete dólares.) Yo te doy mi casa. claro. podemos seguir negociando. COCO: La Coca no es ninguna loquita. COCO: No. Y… ¿sabe qué? Usted me cae simpático.) Tengo otros interesados. COCO: Mil setecientos. Muy divertido. very good reputation. eso. COCO: Sí. WATERS: Treinta y uno no. (A Coco. WATERS: ¿Conoce a mi familia? COCO: No. Ustedes tenían dólares. A ver.) Su forma de agarrar el toro por las astas. Coca silba ante la sorpresa. Vos no sos hijo de.) Fue un placer conocerlos. ja! 28 COCA: (Condescendiente. Es una mujer brillante. ¿cómo serían nuestros números? COCO: Nosotros la visa de trabajo ya la tenemos. COCA: (Reteniéndolo. vos me das la tuya… ¡y dos lucas verdes encima! 29 . reputation. ¿Acaso existen otros dólares? WATERS: Sí. WATERS: Mi pequeño trailer y los cuarenta acres de tierra que poseo en el desierto de Nevada valen más que su encantadora vivienda. por favor. Brilliant. American dollars. COCO: No te sarpés… WATERS: Quiero decir… Me gusta su manera de hacer negocios. COCO: ¡Mil ochocientos! ¿Qué más querés. Dos mil ciento sesenta y siete dólares. existen. ja. WATERS: Oh. WATERS: (Otra vez poniéndose de pie. Seguramente es muy reputada. sí. COCO: Pero también es cierto que cuanto antes compremos una vivienda más rápido podremos obtener la radicación definitiva. ¿verdad? Un peso. gracias. pero son bull shit. sí.) No se habla más. the third. No vaya a creer que estamos desesperados por cerrar con usted.) Ja. WATERS: Not enough. pero es como si la conociera. WATERS: Imposible. Coco se toma un tiempo para pensar. míster Waters. COCA: Coco. Coco. Ahora es Coco quien lo ataja para que vuelva a su silla. qué ocurrente. My name is William Waters the third. (Con gesto casi obsceno. Y habiendo llegado hasta acá… Es una picardía… Ya hicimos treinta. COCA: Ay. WATERS: (Otra vez parándose. ni un centavo más. yo hasta mil dólares me puedo estirar… como un gesto de buena voluntad para que la operación no fracase. WATERS: Ya pensaré en algo. no. 30 COCA: Yo lo traje de la casa de cambio adentro del corpiño. COCO: ¿Me estás cargando? WATERS: Para los bancos. COCO: Que haga como quiera. COCA: Nosotros le preparamos los dólares. teníamos la plata en el banco y se la quedaron ellos. Waters sale. sí.) Ay.) Alguna vez se nos tenía que dar. 31 . COCA: Ah. WATERS: ¿No? ¿Y dónde guardan el dinero? ¿Debajo del colchón? ¿No tienen miedo de que les roben? COCO: Bueno. ya veo. COCA: Ah. Y al final. COCO: Sí. pero no es mi caso. WATERS: ¿Excuse me? COCO: En green. vamos a la escribanía y hacemos la transferencia. Qué rápido que sos. WATERS: Hasta luego. Coca. WATERS: ¿Entraron ladrones? COCO: No. de a puchitos. See you. pero… no tenemos cheques. COCO: Vos fuiste la que aceptó esa cifra. COCA: (Abrazando y besando al marido. para volver a dólares. COCA: Lo esperamos pronto. You and I… sign the papers. Y la única forma de sacarlos fue abriendo un montón de cuentas. COCA: Y vos ya habías aflojado hasta mil ochocientos.) Aquí tengo el título de propiedad de mi trailer y mis cuarenta acres en el desierto de Nevada. pesificando al cambio de un peso. voy a la escribanía. en dólares. míster. ya nos pasó una vez. COCO: Cuando vivas un tiempito acá vas a entender. Me da no sé qué preguntarle al míster. COCA: Coco… ¿cuánto son cuarenta acres? COCO: No tengo la más puta idea.COCO: Aprendés enseguida. así que no hay mucha diferencia. COCA: En billetes. WATERS: No comprende. COCO: (Rehusando el contacto. qué cagada. COCO: Sí. COCA: Pasó que teníamos los ahorros en el banco. tuvimos que recomprar a más de tres pesos. lléveselo al escribano para que certifique que está todo en regla. (Blandiendo una carpeta. COCO: Sí. Los pasajes ya están pagos y no hay marcha atrás. Coco. WATERS: Entonces… ¿cómo va a darme los dos mil dollars? COCO: En verdes. míster. cuando se acredite. COCA: Bueno… ¿cerramos la operación? WATERS: Ustedes me dan el cheque por el equivalente a dos mil dólares y. pero sin que Coca lo note. WATERS: ¿Dos mil dólares en billetes? Nunca vi tanto dinero en efectivo junto. WATERS: Se hace lo que se puede. COCO: Ahora nos quedan apenas cuatrocientos o quinientos dólares para los primeros días allá. WATERS: Qué buen negocio. vamos a empezar nuestra vida en Estados Unidos con dos mil dólares menos de lo que pensábamos. sí. COCA: Ay. Coca. y después a uno cuarenta. WATERS: Bueno. COCO: Ponételo en la media. no puedo creer que estemos tan cerca. ¡Qué peligro! No sé si me animo a salir a la calle así. Dólares billetes. ellos siempre la hacen bien. Mientras tanto. COCA: Puede usar el calzoncillo. ubicar el falso enchufe. Y más de eso no creo que te haga falta. COCO: Vos me contaste que aguantabas más de dos minutos debajo del agua.) “Es más seguro. sí. COCA: Callate. COCO: Así me gusta. meter la llave. COCO: Nunca subió tan alto. COCA: No. remendadas y vueltas a remendar.” COCA: Conectemos la bomba de achique.) Ni tan rápido. Coco mete la mano y podemos oír que revuelve el agua. 33 . De pronto.) ¡Coca. Se lanzan desesperados sobre la mesa y la corren. COCA: Hubieras dejado de fumar cuando te dije. Son prendas de dos juegos distintos. COCA: ¡No! COCO: ¿Cómo que no? ¿Y las medallas. acá tenés la llave. COCO: La bomba tarda cinco horas en desagotar toda esta agua.COCA: Lo que sea. petrificados. Coca no responde. COCO: Es bajar. COCO: Son tres metros hasta la pared. debajo del agua! COCA: ¡Yo te dije que no había que empotrarla tan abajo! COCO: Si la caja simula ser un enchufe. Coca! ¡Los dólares! Los dos miran. sin el agua que sube y hace que se pudra todo! COCO: Bueno. tampoco vayas a creer… COCA: Prefiero mil veces vivir en la zona más árida de allá que en la región más rica de acá. COCA: ¿Tanto tiempo? COCO: Más vale. COCO: Es muy fácil. y los trofeos? COCA: Fui. Ni llega a tres metros. ¿Rica en qué? Rica en mierda. 32 COCO: Vos fuiste federada en natación. Es sólo una vuelta de llave. COCA: Ni en pedo. COCO: Pero necesitamos los dólares ahora mismo. es más seguro. COCO: Yo no tengo capacidad en los pulmones. COCO: Por más que estés fuera de práctica. con la cabeza asomando dentro del sótano. empieza a desvestirse y se queda en bombacha y corpiño. COCO: ¡Y los dólares quedaron en la caja fuerte. ¿a qué altura querías que la pusiera? Además. Y la caja no tiene combinación. en podredumbre. Toma la llave y hace ejercicios de respiración. COCA: Eso fue hace mucho. Pero ahora le tengo miedo al agua. COCA: No. COCO: (Dándose cuenta de algo terrible. Y el míster va a venir en cualquier momento. COCA: (En la misma posición que Coco. COCO: Coca… ¿querés que nos quedemos a vivir acá para siempre? Coca hace un largo silencio. Más. fui federada. COCA: Coco… COCO: Coca… COCA: Ni se te ocurra. Menos. aguantarás un minuto tranquila. Luego corren la alfombra y levantan la puerta-trampa. en basura. COCA: Y no tiene que ver esto. el espacio debajo de la mesa. abrir la caja. Seis horas tarda. ¡Vos insististe con ponerla en el sótano! (Haciendo burla. Para vos es una pavada. ¡Y es tierra seca.) Tomá. es lo que nos garantiza la permanencia legal en Norteamérica. la culpa es tuya. Acostado boca abajo en el piso. sacar los dólares y salir. (Yendo a buscar algo al primer cajón de la cocina. ) ¡No! Vas a poder respirar. La prueba. para sí. Coca sale chorreando agua. Vuelve al borde de la entrada al sótano con una plancha para cocinar churrascos.Coco va al lavadero y busca algo. Ayudame a salir. COCA: (Saliendo del foso. COCO: Esta linterna es de cuando iba a pescar.) ¿Qué hacés con la plancha? ¿Justo ahora se te antoja comerte un bife? COCO: No… Es para… para hacer contrapeso. Ahora Coco espera que Coca salga del agua. Coco mira cómo desaparece bajo la superficie. Ahora practica movimientos. La espera dura varios segundos. Coquita. ensaya con lentitud el brutal movimiento que haría para partirle la plancha en la cabeza a Coca. sí? ¿Un metro y medio debajo del agua? Yo tendré cara de pescado. Coco le trae un toallón viejo que hay en el lavadero. con las piernas colgando hacia el sótano. me quedé con un pedazo en la mano. COCO: ¿Se partió? Pero ¿cómo hiciste tanta fuerza? 34 COCA: Qué fuerza ni fuerza. Coquita. ¿Qué se te ocurre? ¿Llamar a un cerrajero? Que sea de la Prefectura. 35 . Vas a poder respirar. detrás del cuerpo. Tiene pilas. ¿Ves? Así puedo balancearme y salís mejor. COCA: Vas a tener que bajar vos. COCO: (En voz baja. que estaba de más… Mirá cómo me anticipé a los hechos. con ruido de agua. Coca toma la linterna y se sienta en el borde del piso. Mirá. Y luego hace la mímica de poner la tapa del sótano y clavarla con clavos y un martillo. COCO: ¿Ah. Es una linterna. Dámelos así te agarrás mejor. Ahora si riego me inundo.) Dame los dólares. Funciona aun debajo del agua. Dámelos así te agarrás mejor. Espera unos segundos y se dirige al mueble bajo mesada. Al final lo encuentra. En realidad es para buceo. bah. retiene el aire y se deja caer dentro de la trampa. COCO: Yo no aguanto. COCO: Dame los dólares. Por fin. COCA: (Terminante. Cuando la compré me dijiste ¿para qué?. Coco le tiende la mano libre. con la mano vacía extendida y la mano con la plancha oculta. Dicho esto. Coca emerge del agua y asoma la cabeza. COCO: Probá con una barreta. COCA: Ma’ qué dólares. COCA: Con la manguera… ¡La manguera que uso para regar el pastito! Que usaba. COCA: Y yo no tengo fuerza ni me doy maña para forzar la caja fuerte. Se ve que la cerradura está oxidada. Extiende la mano vacía hacia la puertatrampa y esconde la plancha en la otra mano. La llave se partió.) ¡No puedo! ¡Bajá vos! COCO: Menos voy a aguantar si me agito. Se introduce uno de los extremos en la boca. Hace una última gran inhalación. pero no soy un pescado. Coca va al lavadero y trae una manguera de varios metros que estaba colgada en la pared. Yo te enseño. si tengo que maniobrar mucho. COCA: (Prendiéndosele la lamparita. ) Y yo en paños menores. Lo único que en vez de ser una caña es una manguera. viviendo en el desierto… WATERS: Oh. Mucho frío. Habla frente a él. no. Se coloca un cinturón de trabajo y cuelga de él un martillo. a la izquierda. Yo no vivo en Nevada. Coco toma un extremo de la manguera y se lo introduce en la boca.) ¡Síííí! De pronto entra Waters. no quise embarazarla. WATERS: Permiso… COCA: (Muy sorprendida. quiero decir.) Está bien. COCA: Apurate. desde abajo. ¿what’s this? COCA: No es lo que parece. por favor. Arriba de todo. COCA: ¿Me entendiste? COCO: (En off. con fastidio. COCA: A la Argentina. míster Waters! WATERS: Perdón. (Descubriendo el sótano inundado. Entonces no hablemos más. Se-a-ttle. COCA: ¿Eh? WATERS: Digo… No quise ponerla en una situación embarazosa. WATERS: ¿Una swimming pool? ¿Un hidromasaje? COCA: Hum… WATERS: ¡Great! ¡Me encanta mojar el bizcocho! ¿Dije bien? ¿Se dice así cuando a uno le gusta nadar? COCA: Más o menos. Ésa es una propiedad que tengo. ¿me oís? COCO: (En off. querrá decir. a través de la manguera. COCA: Al menos hacé la prueba. pero si hablo trago agua. la puerta estaba abierta y… COCA: (Tapándose con el toallón. con ruido de burbujas. como si fuera un micrófono. Una de tantas… Yo vivo en Seattle. En el mapa de United States. Por eso me vengo aquí. míster Waters.) ¡Ah. WATERS: Lo siento. COCA: Aaah… WATERS: A mí me gusta el clima húmedo. pero no el frío. Luego baja al agua del sótano. pero estamos cerca.COCA: Como en las películas. Coco va al lavadero y enciende un tubo fluorescente que ilumina un pequeño tablero de herramientas. ¿En serio no tiene problema con el agua? WATERS: No problema.) Oh. COCA: ¿Sí? WATERS: Seattle. a Brazil. COCA: Coco. COCO: Dame la linterna. 37 36 . Coca despliega bien la manguera para que su marido reciba el aire sin problemas. desde bajo el agua. dos cortafierros y una barreta. COCA: Coco. COCA: Ah. Llega hasta el extremo libre de la manguera y se lo acerca a la boca. COCA: Claro. una maza. Yo ya hice mi parte. ¿me escuchás? Silencio. COCO: (Tras una pausa. WATERS: Ah. bueno. COCO: No va a andar. I love water. ¿Buenos Aires no es Brazil? COCA: No. Silencio. COCA: ¿Podés respirar bien? COCO: Sí.) Te escucho en mi boca. Mucha lluvia. WATERS: Anyway… Aquí hay humedad y hace calor. No importa. señora Pepsi.) ¿Escuchaste a Waters? COCO: ¿Estuvo acá? COCA: Sí. COCA: (Decepcionada por lo último que dijo Coco.) Vender las alianzas… Lo último que nos queda de lo que queríamos ser… Bue… Al fin y al cabo. míster Waters. no. COCA: Vaya. Time is money. Don’t tell me. Se fueron pa’l fondo.) Gracias. Estaban en la caja. Es un simple batón. y me dejó los dólares.) Espero. WATERS: Vuelvo en cinco minutos. el escribano lo designaron ustedes. COCA: Está bien. Te las afanan. mata.) ¡Sí. WATERS: Ah… Habrá ido a buscar el money. COCA: Y… sí. Lo digo por el escribano. digo Coca. Vaya. 39 . Coca se quita el toallón con el que se había cubierto delante de Waters y se pone un batón floreado. le gustó. porque todavía les podemos sacar unos mangos. No me diga dónde lo tenía guardado. salí. para lo que sirven… Ni salir a la calle con ellas se puede. WATERS: Permiso… COCA: míster Waters… WATERS: Qué bien le queda ese vestido floreado.) Mejor… ¿por qué no espera un ratito más y se los pide a él? WATERS: Como usted quiera. Coco vuelve a sumergirse con la manguera en la boca. ¿te acordás? COCA: ¡Cierto! COCO: Se me cayeron. cool! ¿Adónde fue su marido? COCA: Bajó. WATERS: Qué bien. COCA: (Ruborizándose. para corroborar que sean auténticos. Así los llevo ya mismo a la escribanía.) ¿Volvió su marido? COCA: Sí. COCA: Bueno. COCO: ¡Acá están los dólares! COCA: (Agarrando el dinero. COCA: Vuelve en cualquier momento. WATERS: Bueno. Yo decía… para ir ganando tiempo. COCO: ¿No te dije que es un flor de boludo? ¿Para qué me calenté tanto por la bomba? ¡Y por pintar! 38 COCA: Bueno. COCA: Qué desconfiado. COCO: No. O se lo llevan volando. WATERS: Dígale que el escribano certificó mi título de propiedad. ¿Y qué dijo cuando vio este desastre? ¿Se echó atrás? COCA: No. Coco emerge del agua. míster Waters. En Estados Unidos vamos a empezar de nuevo. (Pausa. WATERS: Pero también dígale que el escribano necesita ver los dólares antes. Lo que mata es la humedad. faltan nuestras alianzas y la cadenita que era de tu abuela.) ¿Las vas a poder encontrar? COCO: (Pragmático. el tiempo es dinero… y se pasa volando. Al menos acá. Piensa que es una pileta de natación. Quiero decir… salió. COCA: (Recelosa. COCA: Sí. Yo sólo le digo lo que él me dice. entonces tendrá razón. WATERS: Señora… COCA: No lo digo por usted. WATERS: Adoro su sencillez. ¿No lo oíste por la manguera? COCO: No. WATERS: (Levantando los pulgares. Entra Waters. COCA: (Esperanzada. 41 . Ahora. WATERS: (Todavía enganchado en su drama. usted me ofende. COCA: ¿Cómo? WATERS: Mi trailer y mis cuarenta acres son un fraude. WATERS: Es mi corazón el que habla. hagamos la transferencia y que él se vaya. COCA: Me sorprende. COCA: Es que yo estaba muy ilusionada con irme a vivir a Estados Unidos. Coca. ¿Sabe lo que pasa? Venimos muy golpeados. quiero comprarla. COCA: (Reponiéndose del avance. y entonces desconfiamos de todo el mundo. COCA: No lo tome a mal. Puedo hacer que me la envíen a cualquier lugar del mundo. Todavía hay radiación. COCA: Entonces… WATERS: Los estoy estafando. nuestra casa también tiene sus cositas. míster Waters. míster Waters. tenía que decírselo. COCA: No va a permitir que yo me quede acá. pero tengo que sacarme ese nail. le manosea los pechos y la cola. porque si lo hace va a morir! ¡Y yo a usted la amo! COCA: Míster Waters… WATERS: Perdón.) Esto nunca me había pasado. COCA: ¡Está bien! Pero ¿qué hago con Coco? WATERS: Eso lo vas a tener que resolver vos misma. Le pido perdón. WATERS: No pienses en tu esposo.WATERS: Señora Coca. Porque… a decir verdad… yo los estoy engañando. COCA: ¿Y por qué me cuenta esto? ¿Acaso no va a comprar nuestra casa? WATERS: Oh. por mi cuenta? WATERS: ¿Quién más? Coca. sí. Waters abraza a Coca y la besa con pasión. sí. WATERS: Bueno. de paseo. COCA: Qué confianzudo. la comprendo. sí. COCA: ¿Acá? ¡Pero si lo que quiero es rajar! WATERS: Yo cobro una pensión muy importante. Te prometo que vamos a ser muy felices. Ésa no es la solución. Nosotros nos quedamos acá. no es por usted. pero están en un lugar donde se hicieron experimentos atómicos hace cincuenta años. Buenos Aires es una ciudad hermosa para vivir. Incluso al culo del mundo. COCA: Tengo que seguir a mi marido. WATERS: Algún día puedo llevarte a Disney. y definitiva. además. WATERS: Pensá en vos. Nadie vive allí. 40 Sin previo aviso.) Me vendieron un mail box. ¡Pero no quiero que usted vaya a vivir a mi God damned property. señora Coca. WATERS: ¡Pero yo soy un ciudadano americano! COCA: Comprendamé. ese clavo de encima. COCA: Teniendo plata. WATERS: Dejalo que se vaya solo. WATERS: Dale. ¿allá también se dice buzón? WATERS: Eso es igual en todas partes. no te vayas al desierto. ¿Quién le dio permiso para tutearme? Waters la besa de nuevo. no se preocupe. COCA: ¿Yo. WATERS: Por favor. Coca. COCA: ¿No existen? WATERS: Existen. Quedate acá conmigo. La solución tiene que ser otra. COCA: Él no va a dejarme así nomás. COCA: Ah. Fui un tonto al comprar terrenos por catálogo. ¿qué me respondés? COCA: Mi marido no va a querer irse solo. COCA: Bueno. Es por la situación general. Es como cargar con un peso muerto. De pronto. sin saber qué hacer. en efecto. Yo te voy a cuidar y te voy a atender como nadie lo hizo. COCO: ¿Y el míster? COCA: Vino y se fue. como temiendo despertar a Coca del estupor en que ha caído. COCO: Pero ¿sos tarada? ¿Me querés matar? COCA: (Retirando el corcho de la manguera con gran disimulo. Más ruido de burbujas. COCO: Casi me quedo ahí abajo. COCO: Se ve que ése era oro bueno. Las burbujas cesan. WATERS: Vos te vas a quedar con la casa y con los dólares. Y conmigo. y se los entrega a Waters. Ayudame. sí! Disculpame. Silencio. Coca le alcanza al marido el mismo toallón que había usado ella. va hacia el primer cajón de la cocina. COCO: ¿Qué dijo? COCA: Nada. El nuestro resultó medio berreta. WATERS: Chau. WATERS: Coquita… los dólares. Coco. Lo levanta con una mano y con la otra introduce el corcho de tal manera que corta el suministro de aire para su marido. pero dame los dólares antes de que cierre la escribanía. Coco emerge del agua. como si estuviera viendo un fantasma. Con la mirada sigue el recorrido de la manguera. Se dirige hacia él. De él saca un corcho. COCA: Pero… Los anillos se pusieron verdes.) ¡Uy. COCO: ¿Otra vez? COCA: Sí. Coca. COCO: (Recuperándose. WATERS: Esos dólares van a quedar para nosotros. tiene un pie sobre la manguera. buscando desesperadamente el aire. Por fin encuentra el extremo libre. Le di los dólares. Antes las cosas duraban más. Piensa. sin decir una palabra. Coca. tomá.) Coca. Coca pega un salto hacia atrás.) No me di cuenta. Silencio. Coquita. COCA: No puedo salvar a los dos.) ¿Encontraste las alianzas y la cadenita? COCO: Sí. Ruido de burbujas en el agua del sótano. Coca se acerca al borde de la puerta-trampa.WATERS: Lo que quieras. Silencio. que había quedado abierto. Un grueso corcho de sidra o champán. enseguida vuelvo. Ahora vuelve al primer cajón de la cocina. donde previamente había guardado los dólares. ¡la puta que te parió! ¡Te paraste encima de la manguera! COCA: (Viendo que. Silencio. COCO: ¿Y el escribano trajo los papeles? 43 42 . Coca se queda en medio de la cocina. Waters los toma y se desliza hacia la salida con sigilo. ¿qué esperás? COCA: (Ayudándolo a salir. La cadena de la abuela no. Coco pone la puerta-trampa. Coco y Coca. están sin noticias de él… Bien. Coco y Coca descartan la idea asesina. Luego acomoda la alfombra y por último la mesa. Silencio. Lentamente. Coco corta la comunicación. Coca deja caer las alianzas y la cadenita en el agua del sótano. Se sienta. COCO: Mañana lo pongo. no? Y… ¿ustedes le pidieron que llevara un… dinero?… No. toma la manguera como si fuera una soga. Coco enrolla la manguera y la guarda en el lavadero. sin que el otro se entere. Y Coco. Se lo entrega a su marido. también con lentitud.COCA: No. hasta luego. no. Coca va hacia la mesada. Busca el número en una agenda vieja y disca. la operación con un señor de Estados Unidos… Una pregunta. Coca sale. si me dijo que iba a volver… (Comprendiendo la realidad. COCO: ¿Quién dijo eso? COCA: El escribano. Coco observa el cartel un instante. Coca pone la plancha en el mueble bajo la mesada. gracias. pero nos queda la casa.) ¿Escribanía? Sí. COCA: Al menos nos queda la casa. Primero míster Waters tenía que llevar los dólares para que el escribano certificara que no fueran falsos. Coco no comprende el gesto. COCO: ¿El escribano te lo dijo a vos? COCA: No. El hombre este. Coco se lanza sobre el teléfono. por nada… Por nada. Deja de lado la fingida “normalidad” de la charla telefónica y se derrumba. abollado y con un poco de óxido. FIN 45 . ¿pasó hoy por ahí? ¿Ah. Cualquier cosita vuelvo a llamar. El número no llega a verse bien. COCO: (Al teléfono. donde Coco había dejado la plancha de los churrascos. COCO: Pero. Hecha mierda. 44 Al final. pero no protesta. Luego lo arroja sobre la mesa con desinterés. Entonces. Coca. Coca… ¡¿sos boluda?! ¡Seguro que el Johnny se rajó y no le vemos más la cara! COCA: No. La postura de Coca también es de abatimiento. sopesan seriamente la alternativa de eliminar a su pareja con el elemento que antes había pretendido utilizar el otro. acá… por la permuta de la casa del pasaje… Exacto. Se dan la espalda. Está viejo.) Llamá al escribano. a la escribanía vamos ahora. a mí me lo dijo míster Waters. Coca vuelve con el cartel de la numeración de la casa. sincronizadamente. En simultáneo. No se miran. Mañana. EL CONEJO BLANCO) Autor: Diego Reig A Martina Zolezzi Volpi. .LEV`NTATE Y ANDA (O BLANCHE. aunque situado frente a un televisor. con una mesa y dos sillas. PRIMER ACTO Al correrse el telón. 49 . Baobab y Nueva Humanidad. bien vestido. Junto a él hay una lámpara de pie. y. Embarazada.“El estigma de la Cruz”. y su pantalla un acetato azul que esconde la luz que eventualmente iluminará el tercer acto como única fuente. hombre mayor. se observan dos ámbitos bien iluminados —los cuales se mantendrán a lo largo de toda la obra—. el ámbito del living. segundo término. CHARLY: vecino. a saber: izquierda. hacia la derecha. Empresario. primer término. BETTY: mujer de Charly. entre ellos “Magia subterránea”. seguidamente un sofá que. también una señora mayor. esposa de Gustavo.ar PERSONAJES ESTELA: poco menos de 30 años. GUSTAVO: algo mayor que Estela. jefe de familia. jubilado de clase alta.Diego Reig nació en Buenos Aires en 1976. “Sueño final”. la mujer allí acomodada. de manera que puede verse el vientre abultado del avanzado embarazo de Estela. “El perro de Freud”. En este momento está apagado y carece de importancia. dr@fibertel. El televisor es en verdad una caja negra de cartón. vestida con jardinero rojo. Cuento y Ensayo 2002 de Ediciones Pegaso (nombrado “Escritor honorífico” por la calidad de las obras presentadas en dicho certamen). Por su obra ha recibido los siguientes reconocimientos: “Mención de Honor” (género cuento) en el Concurso Internacional de Poesía. se halla por ahora vuelto de costado.com. Es guionista y autor de cuentos. y menciones honoríficas en el género cuento en los concursos organizados por las editoriales La Quimera. una porción de la cocina donde sólo es importante el mueble de la pileta. (Coge otro bulto del suelo para desenvolverlo. y ya está viviendo en un enorme barrio privado! Mirá cómo sufre. y se lo ve agitado. es arisco. dejados allí de manera provisoria. El sonido sobresalta tanto a Estela como a Gustavo. llega hasta la puerta y toca un timbre prolongado. GUSTAVO: (Al entrar desde foro derecha deposita una última caja de cartón sobre el montón. y del lado de adentro. y. algunas tazas. pero fue otra batalla perdida en esta larga guerra matrimonial. no… (Apoya ambas manos en la mesa y deja caer la cabeza para simular hartazgo. (Con una mano se acaricia muy lentamente la panza. quiere entrar con desesperación. que el labrador de sus sueños está en el jardín y es todo para usted.) Como si los gatos no hicieran pis en cada rincón. Estela? ¿Sigue en el jardín? ESTELA: Sí… Pobre. Gustavo. pero las gatas no.) ¡Ni llegó a acostumbrarse a la humildad de la otra casa. ¡si tiene terror! Es un cachorro todavía. (Hace una pausa. sobre todo en una casa nueva… GUSTAVO: Los gatos puede ser (dirige la mirada a su esposa a través del hueco invisible de la puerta de la cocina). que. peligroso. Su camisa lleva varios botones sueltos. a fin de mejorar la interacción. y desaparecerá por completo cuando éste comienza a hablar.) ESTELA: Creéme lo que te digo. además. que lo deja sobre la mesa junto con los demás objetos. La pared del fondo es de tela delgada. (Termina de desenvolver el pimentero y se lo entrega a Gustavo. sugiriendo que contienen más adornos y elementos de la casa.) No me atosigue otra vez con sus conocimientos. para dar a entender que es de día. existe un par de cajas de cartón.) Los animales son los que más sufren el cambio de hábitat. o lo puse en el jardín porque orinó todo ni bien entró a la casa? (Se dirige a la cocina para refrescarse el rostro. de hecho. sobre esta pared las ventanas de la cocina y del living están recortadas. sobre la mesa se dispersan bollos de papel producto de objetos recién desenvueltos. Junto a esta puerta.) Uy. licenciada. A sus pies. y ambos permanecen observándose a los ojos con 51 . Este sonido se desvanecerá gradualmente al entrar Gustavo por la puerta principal. En efecto. ESTELA: ¡Claro! (Entrando en el juego. con ánimo de discutir en broma.) ¿Y vos cómo sabés. a los fines de permitir vislumbrar a los actores cuando se desplacen por el “jardín”. escurridizo.Estela se encarga de quitar la envoltura de papel de diario de un objeto que. un jarrón. ESTELA: (Riendo. social… GUSTAVO: (Interrumpiéndola. Ella sonríe con aire triunfal. varios bultos envueltos también en diario aguardan su turno. etc. habiendo un pequeño espacio en último término que servirá para el desenvolvimiento de ciertos momentos de la obra. se trata de un pimentero. El perro enriquece enormemente el desarrollo psicológico. Gustavo: un gato no es un animal doméstico. que la casa se ubica en un barrio de abundantes jardines y árboles. luego agrega en tono acusador.) ¿Y el perro. pobre perrito. (Vuelve de la cocina secándose las manos en el pantalón.) A un gato le hubiera dado igual esta casa o la otra. descubriéndose en los primeros segundos de la obra.) 50 ESTELA: Y bueno.) GUSTAVO: ¿Lo dejé encerrado. A la derecha cierra el ambiente una pared transversal donde se sitúa la puerta principal que da a la “calle”. La mudanza lo tiene hiperexcitado. Colma la sala el sonido de pájaros.) Un niño tiene que crecer junto a un perro. algunos elementos ya pueden verse por completo. emocional. y se detiene junto a la mesa para observar a Estela. como recipientes de especias. y vos lo dejás encerrado. a paso presuroso y visiblemente agitado. apiladas una sobre otra. si nunca tuviste un gato? GUSTAVO: ¡Por eso! Yo quería tener uno. y. GUSTAVO: ¿Los que más sufren…? (Echa una risita socarrona mientras comienza a lavarse las manos. pero entonces surge de foro derecha Charly. (Uniendo sus palmas a modo de rezo. el perro cachorro juguetea con ella e intenta con saltos llegar a morder aquello que Betty sostiene. ya lo sé.extrañeza. dos pitidos cortos y uno largo. Estela. haciendo explícita su disculpa e incomprensión. ESTELA: ¿Visitas…? ¿Ya? Gustavo llega hasta la puerta y la abre. Charly gira para echar un vistazo preocupado a la calle. siguiéndolo con la mirada. da un paso rápido alejándose de la puerta. GUSTAVO: Perdóneme. sin darle tiempo a nada. 52 GUSTAVO: ¡Pero…! (Boquiabierto e intentando comprender aquel relampagazo de imagen. Gustavo? GUSTAVO: Nada (va hacia la ventana del comedor para observar hacia el jardín). Se detienen junto a la entrada.) ¡Se escapó a la calle. Carga en sus brazos un bulto blanco que.) ¡Fíjese. debe tener más cuidado con sus animales. 53 .) ESTELA: (Se alza con dificultad debido al embarazo. intenta ver algo a través de la puerta. inclinando el cuello hacia un lado y hacia otro. salvo que tu perro se cruzó al jardín de al lado. y lo devolví al jardín por encima del cercado.) La verdad… No sé cómo se escapó. por el amor de Dios! ESTELA: (Soltando el objeto que tenía entre las manos y mirando hacia la puerta. pero por el rostro trastornado de la mujer y el tamaño del objeto que lleva. no puede discernirse qué es.) ¡El perro. CHARLY: ¡Claro que no! Es esa alambrada de red plástica que no sirve para nada. al dar ella unos giros y pasos bruscos.) CHARLY: ¡Agárrelo pronto! (Sigue sus pasos. Al cabo se encoge de hombros. Evidentemente. manteniéndose de pie con una mano sobre el respaldo del sofá. que. entró a la casa y persiguió a la vecina. que lo parió! (Y de pronto corre y desaparece por la derecha. luego vuelve a girar y toca de nuevo el timbre. comienza a exclamar: CHARLY: ¡Su perro…! ¡Su perro. BETTY: ¡Ay! ¡Ay! Desaparece por donde vino.) ¿Cómo…? (Y aferrándose a los costados del sofá:) ¿Qué pasó? CHARLY: (Señalando hacia foro derecha. si todos los animales andan sueltos… Aguarde un momento… Aguarde un momento. y por ello la mujer le escapa. enseguida. y. Gustavo? Se suceden unos segundos. ESTELA: ¿Qué pasó. no! CHARLY: ¡Nada de eso. se lleva las manos a la cabeza. Charly sale por la derecha y Gustavo permanece estático. señor! ¡Haga algo! Un segundo después aparece brevemente desde el foro derecha Betty. observando hacia la puerta. va girando gradualmente la cabeza hacia el fondo. Al cabo reaparecen Gustavo y Charly andando lento. encontrándose frente a frente con Charly. exclama:) ¿Qué pasa. entra y cierra la puerta.) Oiga. por favor. señor! GUSTAVO: ¿Pero qué…? (Su rostro se transforma al comprender la gravedad del asunto. por Dios! (Lo toma del brazo para arrastrarlo afuera. ESTELA: ¿Lo agarraste? GUSTAVO: Sí.) ¿Lo pisó un auto? ESTELA: ¡Ay. da la idea de estar protegiendo a un bebé. CHARLY: (Terminante. Si yo hubiera visto que tenía el perro. Sé que usted está ocupado ordenando sus cosas y no pudo prestarle atención al animal.) Quizá sea mi turno de pedirle disculpas… No tuve 54 tiempo de presentarme. ya habría ido a avisarle desde temprano que la cerca es endeble y los animales se escapan por debajo. como se habrá dado cuenta. entrando de nuevo por la cocina para reunirse con Estela.) Mejor examino de cerca esa alambrada.ESTELA: (Se aproxima a la ventana y mira también hacia fuera. que. GUSTAVO: Pase. GUSTAVO: (Apoyándose en la mesa. frunce el ceño y. anheloso por llegar al grano.) ¡Otra vez! Gustavo echa a andar hacia la puerta y la abre. dado que hoy es un día muy especial para usted. no… Permítame que le explique rápidamente. CHARLY: Fíjese que. Gustavo deja escapar una risita.) La cerca no está rota.) ¿Qué tal. GUSTAVO: No sé.) No. ESTELA: ¿Y? ¿Rompió la alambrada? Se oye la voz de Gustavo gritando desde el jardín. con el animalito bajo el brazo.) Soy Charly… Su vecino. no parece estar rota. Gustavo llega a la cocina y desaparece por foro izquierda. A continua55 . CHARLY: (Inclinando la cabeza a un lado para observar a Estela. la verdad. GUSTAVO: Gustavo. ya tranquilo y ceremonioso. vuelve a acomodarse en el sofá para continuar desenvolviendo objetos. pero este episodio. Transcurren unos segundos. y tuvo que tocar timbre tras timbre. Mucho gusto. pero está algo floja. es comprensible. Estela se lleva una mano a la espalda y otra a la panza. unos días atrás. así que el perro debe de haberse escurrido por debajo. aparece junto a la puerta Charly. ESTELA: (Mirando hacia la puerta. Mientras. un niño encontró una tortuga en la puerta de su casa. he visto que se mudaban hoy. toca el timbre de nuevo. y no quiero molestarles más de la cuenta… GUSTAVO: Por lo del perro… CHARLY: (Interrumpiéndolo con un ademán. Al cabo se lo ve pasar a través de la ventana de la cocina. acto seguido. como venía haciendo desde el comienzo. Mientras. hasta dar con el dueño. por favor… CHARLY: No.) ¿Pero cómo hizo eso? GUSTAVO: Eso es lo que me pregunto yo… (Da media vuelta y con rapidez se dirige a la cocina. Se lo ve regresar a través de las ventanas. de ninguna manera. pero Charly no se inmuta. CHARLY: (Tendiendo una mano amistosa y con una sonrisa en el rostro. cómo está? Estela alza una mano y sonríe sin ánimo. llevándose las manos a los bolsillos. el tiempo que Gustavo evidentemente se encuentra en el jardín verificando el cerco que limita el parque. Estela permanece observando con curiosidad a través de la ventana. me agarró desprevenido. (Gustavo estrecha su mano con una media sonrisa. ) Si le pasara algo. pues lo ha escuchado. pero.) ¡Si usted viera cómo lo queremos. GUSTAVO: (Entristeciendo su expresión. A raíz de esta particularidad. GUSTAVO: ¡Ah! Me alegro mucho por usted. ella misma estaría ante esta puerta pidiéndole disculpas. Estela inclina la cabeza como intentando observarlo a través de la puerta. CHARLY: Betty.) Usted no tiene hijos. baja la voz. Pero usted. tras pensarlo bastante. esta vez con mayor atención): Blanche.) Mi mujer ahora se recostó para tranquilizarse. Entenderá que tenemos que hacer algo al respecto… GUSTAVO: Por supuesto. al menos usted mantenga a su perro atado. (Ríe de buena gana y con felicidad. y su tono se vuelve algo misterioso. afligida como estaba. caso contrario. y Estela dirige una vez más la mirada hacia la puerta.) No. usted no sabe… ¿Cómo era su nombre? Ah. CHARLY: Quiero aclararle lo siguiente: ocurre que lo que usted observó hace unos instantes no fue otra cosa que la preocupación de dos padres. Dios mío. algo sorprendido. es una porquería. pero Gustavo. 57 .) Claro que… No es un bebé como usted se imagina… (Hace otra pausa. GUSTAVO: Ah. sí. ¡No lo habría! Y mi mujer… ¡Qué sé yo! ¡Ni quiero pensarlo! Por eso nos pusimos así cuando vimos que el perro la perseguía en el jardín… ¡Imagínese! Estela baja la cabeza para volver a sus paquetes. ¡lo siento muchísimo! CHARLY: (Repitiendo el gesto anterior para frenarlo. Estela echa una mirada hacia la puerta. GUSTAVO: ¡Pero claro! (Algo impaciente ya. GUSTAVO: Sí que lo entiendo. (Emocionado. como habrá visto. decidimos adoptar un bebé (en la pausa sonríe radiante. quita sus manos de los bolsillos para apoyarse en el marco de la puerta. aunque apenas interesada. usted lo dijo. no sabe bien cómo reaccionar.) ¡Ahora somos muy felices! Muy felices porque. Gustavo… Le digo que no habría consuelo para nosotros.) GUSTAVO: ¡Un conejito! CHARLY: Nuestro bebé. y a poco prosigue con sus paquetes. no todavía. Apenas puede contener su risa. perdió dos embarazos. mi señora. sonriendo divertida. no… No hay nada que sentir. casi interrumpiéndolo. pero eso es tiempo pasado… (El rostro se le ilumina. ensimismado en su propia revelación. Si hay un bebé bien cuidado. CHARLY: Por eso le pido que mientras el cerco perdure en estas condiciones. CHARLY: (Sin haberlo escuchado. que todavía no tiene hijos. (Nueva pausa. (Hace una pausa para observar a Gustavo con intención.) Uy.) CHARLY: ¡Mi mujer salió disparada! GUSTAVO: Esa alambrada de plástico… Qué cosa. ése es el nuestro. CHARLY: Es una porquería (asintiendo con la cabeza). No pudimos tener hijos. como aguardando que el efecto de sus palabras terminaran de hacer mella en el entendimiento de Gustavo. si le pasara algo a Blanche… (Se muerde un puño y cierra los ojos. pero mire usted. ¿verdad? GUSTAVO: (Sonríe. CHARLY: (De nuevo no lo escucha. si en un mes más voy a ser padre.) Bueno. CHARLY: ¡Pero claro! Si mi mujer es otra ahora… Suerte que no la conoció antes… Tener un bebé ha llenado nuestra casa de alegría. es difícil que lo entienda. qué bien lo cuidamos…! Hasta le compramos un 56 moisés para dormir. mi mujer está embarazada.) Le traería a Blanche ahora mismo si no fuera porque mi mujer se acostó con ella.) Es un conejo. lo felicito.ción. Estela se lleva una mano a la boca. GUSTAVO: Olvídese del asunto, Charly. Ya mismo voy a buscar una cuerda. CHARLY: Es lo mejor… Si su perro vuelve a pasar a nuestro terreno, y no estamos para proteger a Blanche, sólo Dios sabe lo que podría pasar… GUSTAVO: Déjelo en mis manos, Charly. No se preocupe. CHARLY: Me preocupo, me preocupo… Jubilado como estoy, no tengo hoy día otra preocupación más que ésta. GUSTAVO: Lo entiendo perfectamente. CHARLY: (Tendiéndole la mano.) Es un placer tener de vecino a gente considerada como usted. GUSTAVO: (Estrechándole la mano con ganas.) Lo mismo digo, Charly. CHARLY: (Ya alejándose hacia la derecha para salir del escenario.) Y disculpe de nuevo… todas estas molestias. ¿Sabe?, no faltará oportunidad para que conozcan a nuestra hija. Ya verá lo dulce y tierna que es… (Desaparece.) Gustavo lo observa unos segundos, luego entra y cierra la puerta sonriéndole a Estela, que a su vez lo mira divertida y, dejando un adorno recién desenvuelto sobre su regazo, se lleva otra vez las manos a la boca y se destornilla de risa. Gustavo ríe con ella, con el mismo fervor. Telón. biertos y una botella de vino. En la cocina, sobre la mesada y junto a la pileta, hay una fuente con comida. Estela se encuentra allí encendiendo una vela que colocará en el centro de la mesa, segundos antes de que Gustavo entre por la puerta principal, vestido de oficina y cargando una maleta. ESTELA: ¡Gustavo! Deposita la vela rápidamente, excitada y divertida. Gustavo cierra la puerta tras de sí y, en clara actitud cansina, arroja la maleta a un lado. Se hace claro en este gesto que no fue un buen día. Sin embargo, pasando por alto este mal humor, Estela se le abalanza, lo abraza y le da un sonoro beso. ESTELA: ¡Qué tarde, amor! ¡No veía el momento de que llegaras! Tengo una anécdota especial para la cena, ahora vas a ver. GUSTAVO: (Desabrochándose la corbata.) ¿Qué pasó? ESTELA: (Sonríe con un aire de malicia.) Es una indiscreción, pero vale la pena… ¡No vas a poder creerlo! GUSTAVO: A ver… (Hace a un lado a Estela para dejar la corbata sobre el respaldo del sofá.) ESTELA: (Va hacia la cocina a buscar la fuente con la comida.) ¿Te sentás a comer? GUSTAVO: Me siento a comer. (Lo hace, suspirando agotado.) ESTELA: (Vuelve con la comida.) ¿Estás listo? GUSTAVO: Ajá. ESTELA: Bueno. (Se sienta y toma el plato que le tiende Gustavo. Comienza a servir con entusiasmo.) Hoy estaba limpiando el baño de arriba, y en el silencio de la tarde, a través de la ventana abierta, y con viento a favor, empecé a oír una voz. (Entrega el plato a Gustavo.) GUSTAVO: Ajá. (Devolviendo el plato a su lugar y colocándose la servilleta en la falda.) 59 SEGUNDO ACTO Se oye el canto de los grillos, que irá disminuyendo hasta desaparecer con las primeras voces. El telón descubre la misma escena del primer acto, salvo que la luz es más tenue y azulada, simulando la noche, y el lugar está ordenado. Las cajas, los bultos y los bollos de papel han sido retirados. El sofá está vuelto contra el televisor. Sobre la mesa están dispuestas dos copas, dos platos, dos servilletas, los cu58 ESTELA: (Comenzando a servir su plato.) Al principio no le presté atención, porque di por sentado que hablaba con el marido, y creéme que en ese caso no hubiera hecho ningún esfuerzo por escuchar. (A continuación arrastra las palabras.) Pero sin embargo… (Echa una risita, incapaz de contenerse.) Capto en el tono de voz una pronunciación dulce, entre suave y melosa… ¿Y qué era? ¡Que le estaba hablando al conejo! (Exclama tan fuerte que Gustavo le chista. Ella deja el plato para poder taparse la boca y reír a gusto.) “Ahora nos secamos con esta toalla tibia… Así, ¿ves, querida?”, le decía, y después “ahora nos ponemos perfumito del que nos gusta tanto, ¿no es cierto, mi bebota?”. (Nueva risita.) Y de golpe (poniendo un rostro serio, simulando el que, imagina, portaba Betty): “¡Epa! Quédese quietita, pórtese bien mientras mamá la frota bien”. (Más risa.) ¡Gustavo, hasta oí que le cortaba las uñas! GUSTAVO: (Congelando el gesto del tenedor a la boca, pues recién esto último logra provocar la atención que buscaba Estela.) ¡No puede ser! ESTELA: ¡Tal cual te lo estoy contando! (Comienza a comer.) Gustavo, están completamente locos. GUSTAVO: Cada loco con su tema. (Restando importancia al asunto y volviendo a ocuparse en comer.) ESTELA: (Entre bocado y bocado, observa a Gustavo detenidamente. Éste no se da por enterado, pues su vista continúa fija en el plato. Pasan varios segundos, hasta que finalmente Estela se decide a hablar, aún sonriendo a medias.) No te pareció muy divertida la anécdota… Algo te pasa. Yo te conozco. GUSTAVO: Mh. (Con la boca llena; traga antes de responder.) Algo. ESTELA: ¿Qué? GUSTAVO: No van a comprarnos la empresa. ESTELA: ¿Qué? (Poniéndose seria y dejando de comer.) GUSTAVO: No van a comprarnos la empresa. 60 ESTELA: ¡No puede ser! (Todavía con los cubiertos entre los dedos, desploma las manos sobre la mesa.) GUSTAVO: Eso es lo mismo que dije hoy por teléfono: (parodiando) “¡Pero no puede ser, pero no puede ser!”… (Continúa comiendo, aún sin enfrentar la mirada de Estela.) ESTELA: ¿Qué estás diciendo, Gustavo? (Subiendo el tono de voz.) ¿Cómo puede pasar una cosa así? GUSTAVO: Me engañaron, me hicieron un juego sucio. ESTELA: ¿Te engañaron…? (Atolondrada.) ¡Dejá de comer, Gustavo! ¿Pero cómo te engañaron…? GUSTAVO: (La mira por primera vez.) Esas cosas pasan, Estela. Era demasiado bueno para ser verdad. ESTELA: Pero, ¡hijos de puta! (Golpea la mesa.) No entiendo… ¡Si mañana firmaban el contrato! GUSTAVO: Me dijeron, así nomás, que habían encontrado errores graves en los informes… Una estupidez, una excusa cualquiera. El tema es que se hicieron con mis balances y con mis clientes, evidentemente para competir conmigo en mi propio mercado… ESTELA: (Sin entender nada.) ¿Y ahora qué vamos a hacer? ¡Nosotros contábamos con esa plata, Gustavo! ¡Nos mudamos a un barrio cerrado porque íbamos a tener la plata! GUSTAVO: Decí algo que no sepa, Estela. ESTELA: (Asustada y con un dejo de histeria.) ¿Y ahora…? ¿Cómo vamos a pagar las deudas? GUSTAVO: Hay que ajustarse el cinturón. ESTELA: (Sin escucharlo.) ¡Con el bebé! Y las cuotas que faltan de la casa… GUSTAVO: No nos queda más remedio que pedir dinero prestado, supongo. ESTELA: ¡Prestado! ¿Prestado a quién? GUSTAVO: Habrá que ver… A nuestros padres, supongo. ESTELA: (Reforzando su tono de voz y angustia.) ¿A nuestros pa61 dres? (Inclinándose sobre la mesa para acercarse a él.) ¿Te volviste loco, Gustavo? No me casé para eso… ¿Y cómo podés seguir comiendo? ¿Cómo estás tan tranquilo, Gustavo? GUSTAVO: (Mirándola fijamente a los ojos.) ¿Qué querés que haga, a ver? Decime… ESTELA: (Dejando caer la cabeza sobre el pecho y tomándose de la nuca.) ¡Pero! ¡Entonces todo esto fue un error! Un gran error… GUSTAVO: (De manera lenta, deja los cubiertos y se limpia la boca con la servilleta, observando a su mujer con una mezcla de cansancio e indiferencia.) ¿Ahora pensás que fue un error? Un par de meses atrás te dije que era conveniente esperar a la firma del contrato, y vos, ¿qué me contestaste? ¿Te acordás de lo que me contestaste? Me dijiste “si no nos arriesgamos ahora, no nos arriesgamos nunca”. Y yo, como un idiota —porque claro está que soy un idiota—, te hice caso. ESTELA: (Alzando la cabeza bruscamente.) ¿Me hiciste caso? ¿Cómo podés decir eso, caradura? No me vengas con esa salida simplista e infantil. ¡La decisión la tomamos juntos, y vos lo sabés muy bien! GUSTAVO: Pero me insististe a lo largo de quince días, Estela, llenándome la cabeza con tus argumentos: que el cuarto del bebé, que el aire fresco de provincia, que el silencio de los barrios privados, que el jardín para el perro… ESTELA: (Terminante.) O sea que la culpa de que te hayan engañado la tengo yo. GUSTAVO: Yo no dije eso. ESTELA: (Furiosa.) ¿Y entonces qué estás diciendo? GUSTAVO: Nada. ESTELA: ¿Nada? Yo escuché que sos un idiota por haberme hecho caso… ¿Eso es lo que le vas a decir a nuestros padres cuando les pidas plata? GUSTAVO: No, para ese caso voy a pensar algo mejor. (Se le escapa una risita corta y pobre, coge los cubiertos y sigue comiendo.) 62 ESTELA: (Golpeando la mesa.) ¿Y seguís comiendo, Gustavo? (Incapaz de creerlo.) ¿Seguís comiendo? ¡Mirate! Tenés razón: sos un idiota, sos un… El llanto la detiene, por lo que se levanta rápido de la mesa y, atravesando la cocina, desaparece por foro izquierda. Gustavo mantiene la vista en el plato, durante unos segundos ingiere unos bocados más, luego quita el corcho a la botella y se sirve vino. Ceremoniosamente, y con la vista perdida en algún punto de la cocina, toma la copa entre los dedos, bebe un sorbo, mantiene el borde de la copa contra su mentón. Al cabo, en tono de ensueño y muy lentamente, dice: GUSTAVO: Pensar que existe un conejo apodado Blanche al que le cortan las uñas y le ponen perfume… (Echa un bufido y sigue bebiendo, la vista aún perdida en el mismo rincón.) Telón. TERCER ACTO Además del repetido sonido de grillos que acompaña el descorrimiento del telón —que desaparecerá antes de que Estela comience a hablar—, puede oírse el bajo murmullo del televisor, que se mantendrá en escena hasta que se indique lo contrario. La luz es tenue, azul, porque proviene del televisor encendido, recortando así la figura de Gustavo, que, acomodado en el sofá, enfrenta el aparato dando la espalda al público. Estela se halla sentada a la mesa bebiendo algo de una taza, observando de a ratos a su marido y el televisor, evidenciando una actitud culposa y reconciliadora. Sobre la mesa no hay nada, pero encima de la mesada de la cocina (en sombras) hay una palangana de plástico, unos guantes plásticos, de esos que se utilizan para lavar los platos, y un ta63 Gustavo. Gustavo! (Gustavo camina hacia la izquierda y se detiene en la cocina. al cabo.) ¡El perro. entonces yo también… ESTELA: Bueno.) ESTELA: Decime que es un gato. ESTELA: (Pausa. animal? ESTELA: No… (Se lleva una mano a la boca. tragabas como un chanchito burgués. segundos después.) Mirá que no me molesta prepararte algo… GUSTAVO: (Igual de rápido. ahí. ¿no lo ves? GUSTAVO: Pero… ¡Se soltó! ESTELA: (Comenzando a desesperarse. iluminándose aquel sector con un foco amarillo pero de luz más bien tenue.) ¿Qué trae en la boca.) ¿Eso significa que no? GUSTAVO: (Pausa. Estela. abruptamente tierna. Gustavo… (Se hace una pausa. amor. Estela. luego sigue el curso de su mirada. no sé vos. primer término. no querés comer nada… GUSTAVO: (Le chista.) No. GUSTAVO: Mh. para festejar nuestro primer fin de semana en la casa.) ¡El perro! (Gustavo la ignora.) ¡Encendé una luz. decime que es un gato. Por favor. ¿no? GUSTAVO: No. más allá de la cocina. podemos hacer vagancia juntos. vos. ESTELA: (Pausa. Lleva sus manos a los hombros de Gustavo para frotarlos suavemente. y. cuando me contaste que se suspendía el contrato. buscando en esto la atención y el compañerismo de Gustavo. ya está… No podemos seguir deprimidos. ESTELA: ¿Seguro que no querés comer nada. se levanta y se sitúa casi detrás de él. a su marido.) Qué lindo.) La otra noche. tras esto. observa a intervalos el televisor. siempre con la vista en el televisor. Y después te voy a preparar algo especial. mientras.) No. Gus? GUSTAVO: (Tardando un rato en responder. Gustavo! GUSTAVO: ¿Cómo? (Alza la vista.rro de detergente. Estela.) Me dijiste que tampoco querías un té. Gustavo? GUSTAVO: ¿Cómo puedo saberlo? ESTELA: (Apremiante. echa una risita. (Se agacha para observar mejor. distraídamente. y detiene los masajes de golpe.) ¿Dónde? ESTELA: Está entrando por la puerta del fondo. mira a Estela. ESTELA: (Tras una pausa.) O sea que no. (Gustavo no contesta. ambos manteniéndose con la mirada fija hacia el foro izquierda. pero yo me pienso quedar en la cama todo el día. 65 . ESTELA: (Tras otra pausa de igual longitud. y a su alrededor. en cuanto termine esta película me voy a dormir.) ¿Es un gato. GUSTAVO: Si tenés ganas de festejar. Pasado un tiempo. y ahora que te tranquilizaste un poco comés igual que un pajarito… Todo al revés de una persona normal. ESTELA: (Enseguida.) ¿Querés que te haga unos masajes? GUSTAVO: Mh… 64 ESTELA: Te hago unos masajes.) GUSTAVO: ¿Qué trajo? ESTELA: ¡Andá a fijarte. Gus.) Trae algo en la boca. fija su mirada hacia la izquierda.) Mh-mh. ESTELA: (Con tono de alarma. Gustavo devuelve la mirada hacia la izquierda.) Sí. Gustavo! Gustavo se incorpora y enciende la lámpara de pie junto al televisor. y mañana sábado. ESTELA: (Pausa. dice con sorpresa: GUSTAVO: ¿Qué trajiste. entonces… Vas a ver que hoy vas a dormir muy bien. Comienza a hacerle unos masajes. Gustavo? GUSTAVO: No me doy cuenta. La corbata que había en el sofá en la escena anterior ha sido retirada. por lo que Estela deja la taza. se agacha y observa. coge algo del suelo. fijate bien! GUSTAVO: Te digo que es un conejo… ESTELA: ¿Cómo sabés? GUSTAVO: (Incorporándose y volviéndose a ella. se tapa de inmediato la boca en actitud disparatada. Gustavo! Quizás esté vivo. ESTELA: (Insegura. GUSTAVO: ¡No digas idioteces. en la que permanecen escudriñándose el uno al otro.) Sí. ESTELA: (Frenética. GUSTAVO: (Señalando con un dedo. GUSTAVO: ¿Qu… conejo qué? ESTELA: ¡Bajá la voz.GUSTAVO: Es un conejo. Gustavo? GUSTAVO: (Continúa observando.) Éste es el hocico… Éstas. ESTELA: (Sobresaltada.) ¡Te digo en serio. y al regresar a la claridad del comedor deposita el cuerpo del conejo sobre el suelo. Gustavo! Quedate acá… GUSTAVO: ¿Por qué? ESTELA: ¡Te pueden ver! GUSTAVO: ¿Y qué con eso? Nueva pausa. Estela! El perro lo debe de haber matado al primer tarascón… ESTELA: ¡Pero…! (Da la espalda al conejo y se aleja unos pasos rumbo al comedor. Gustavo extiende una mano hacia foro izquierda.) ¿Por qué no venís a mirarlo vos? ESTELA: No puedo… No hay luz ahí… Con delicadeza. Gustavo zapatea en el suelo a modo de impaciencia. Estela? ¿Qué clase de idiota…? ESTELA: (Clama. ESTELA: ¡Por favor. no blanco… Un conejo café no se llama Blanche. casi pegadas una con otra… Las patas no se ven porque están flexionadas… ESTELA: ¿Está muerto? (En la pausa que sigue. Gustavo! ¿Cómo podés estar seguro de que ese animal es Blanche? ¡En este barrio todos tienen animales! ¿Qué pasa si les tocamos el timbre a Charly y Betty.) ¿Estás seguro. y después del terrible disgusto resulta que no es Blanche? GUSTAVO: Estás siendo ridícula.) ¿Adónde vas? GUSTAVO: (Deteniéndose y volviéndose para responderle. al cabo.) ¿Qué? ¿Cómo no voy a saber que “blanche” es “blanco”. Estela se lleva un dedo a la boca para morderse la uña. repite en un susurro:) ¡No lo puedo creer! GUSTAVO: (Observando el cuerpo. gesticulando y aferrándose la cara. Gustavo le dirige una mirada dura.) ¡Lo digo porque no tiene sangre.) No me doy cuenta. ESTELA: ¡No! GUSTAVO: Es un conejo y la puta que lo parió. Estela… ESTELA: ¡El ridículo sos vos! ¿Sabés lo que significa “blanche”? GUSTAVO: (Con creciente enfado.) Pobre animalito.) ¡No lo puedo creer! (Se aferra la cabeza con ambas manos. Gustavo! 67 66 . ¿qué otra cosa? ESTELA: ¡No salgas. empleando un tono sarcástico. ESTELA: ¡Un momento! ¿Cómo podemos saber que éste es el conejo del vecino? (Gustavo niega con la cabeza. en un gesto que desecha la idea y expresa a la vez su ridiculez.) Voy a atar de nuevo al perro. haciendo notar que está pensando una respuesta. GUSTAVO: Ahí lo tenés. ¿te das cuenta?: largas y puntiagudas.) ¡Pará! (A raíz del grito. Permanecen mirando al suelo sin decir palabra.) ¡No lo puedo creer! (Da otro giro. les decimos que el perro mató al conejo.) Ese conejo es color café con leche. las orejas. Gustavo da unos pasos en dirección a la cocina. ) Eso no es tierra. Observa unos segundos. Estela! ¡Por eso está sucio! ESTELA: Es café con leche.GUSTAVO: ¡No es color café con leche. Gustavo? GUSTAVO: Claro que no. roñoso y en medio de un charco de agua? GUSTAVO: (Mirando fijamente a Estela. no podía alzarlo del todo y lo arrastró todo el camino hasta acá. o… (Se queda pensando. porque me da la sensación de que estás un poco borracha… ESTELA: ¡No me faltes el respeto y fijate bien! Ni un solo mechón es color blanco. GUSTAVO: Abrí los ojos. el curso natural de los hechos va a plantarlos frente a nuestra puerta… GUSTAVO: Sí. Gustavo.) ESTELA: Como vos recién dijiste.) ESTELA: ¿Y qué consuelo es ése. GUSTAVO: ¿Ah.) Oh… GUSTAVO: ¿Todavía pensás que éste no es el conejo de al lado? ESTELA: ¿Tenías que hacer eso. que habría que limpiarle la tierra del todo. mujer! A ver si te despabilás un poco… ¿Quién otro tendría un conejo en el jardín más que los enfermos seniles de nuestros vecinos? ESTELA: ¡Yo qué sé! Pero estoy segura de que el conejo de Betty y Charly es blanco.) ¿Qué opinás de eso? ESTELA: (Clava la vista en el animal. ESTELA: (En tono defensivo.) Estela. transforma su rostro en una mueca de preocupación.) Los conejos mueren fácilmente de paros cardíacos. está claro que no podemos entregar al conejo en esas condiciones… Menos que menos mojado como está ahora. dando a entender que se le va ocurriendo una idea.) El coche no está estacionado. y luego secarlo… GUSTAVO: Bien. GUSTAVO: ¿Cómo que no? (Estela niega con la cabeza todo el tiempo que dura esta línea de diálogo. para no quitar su mirada desconfiada de Estela. de nuevo mordiéndose una uña.) ¡El perro lo revolcó por el suelo! ¡Como es cachorro todavía. y encontrarse con que su conejo está en el suelo de nuestro living. ESTELA: ¿Qué… hiciste? GUSTAVO: (Aguijoneándola. Segundos después dice:) ¿Sabés una cosa? (Lentamente. GUSTAVO: (Lentamente. Nuestro perro se soltó —lo que de por sí es más grave por el hecho de que ya nos habían llamado 69 . seria y dubitativa. y luego se dirige rápidamente hacia la ventana. Gustavo se dirige a zancadas hacia la cocina.) ESTELA: Que se me acaba de ocurrir algo. Al cabo alza la vista y la fija en un punto por encima del público. ¿Y entonces? ESTELA: Entonces. GUSTAVO: Bien. había té o whisky?. ESTELA: (Camina hasta la mesa y vuelve a medida que habla.) ¡Aunque lo fuera.) ¿Es “blanche” o no es “blanche”? ESTELA: (Observando al conejo y llevándose una mano lentamente a la boca. Gustavo? Tarde o temprano. pero por lo menos tenemos algo de tiempo para envolver al conejo en un buen trapo. fuiste vos la que me forzó. ¿en esa taza que estabas tomando.) Pero. antes de que Estela comprenda lo que está por hacer. GUSTAVO: (Harto. sí? ¿Y se puede saber qué? (Se sienta en el sofá pero de costado. así que por ahora… (Se vuelve para observar a Estela. Estela! ¡El conejo está lleno de tierra! ESTELA: ¿Tierra? (Mirando al conejo otra vez. llevar al conejo en las mejores condiciones no nos redime de la culpa. Este conejo es marrón. regresa rápidamente al comedor y. así y todo. vacía el líquido sobre el cuerpo del conejo. GUSTAVO: ¿Qué? (Se aproxima a ella para apoyarse contra el sofá. se procura un vaso de agua.) ¿Yo te forcé a semejante cosa? ¿Te das cuenta de que los vecinos pueden tocarnos el timbre en 68 cualquier momento. y vos ya te excediste unos cuantos pasos.) ¿Comprendés lo que quiero decir? No mató un conejo. querida. Mi paciencia tiene un límite.) Estela… ESTELA: Estela nada. ESTELA: (Con tono de superación. vos mismo saltás la cerca y dejás al bicho sentado en el jardín del frente. de la clase de padres que son. Estela.) ¿Y entonces? ESTELA: Entonces. mucho menos revelar que lo mató el perro.) ¡Te van a fusilar. Gustavo! Está intacto. ni siquiera llevando un conejo de repuesto saldríamos ilesos de este accidente.) GUSTAVO: (Con tono de cansancio. GUSTAVO: (Casi en tono de pregunta. GUSTAVO: ¿Y qué sugiere la sabelotodo de la familia? (Permanece cruzado de brazos. y dejarlo como nuevo. como si estuviera dormido. Gustavo? ¿Miraste bien al animal. pero yo no voy a hacer nada de lo que dijiste. me parece a mí. se soltó y mató a Blanche… ¿Entendés esto…? (Detiene su andar para observar a Gustavo. de cómo lo amaban. se lleva un dedo a la panza y la presiona repetidas veces.la atención en ese punto—. quitarle toda la tierra. ¿Vos estabas ahí cuando el perro cruzó al otro lado? ¿Vos viste lo que ocurrió realmente? GUSTAVO: (Tranquilamente. sus ojos empequeñecidos. GUSTAVO: (Enfureciéndose. si toda tu vida fuiste un cobarde. secarlo bien… Peinarlo con un cepillo. pero el conejo así no lo podemos entregar. lo que digo es perfectamente cuerdo. Luego. incorporándose.) ¿De qué pistas me estás hablando. Vos escuchaste tanto como yo lo que Charly contó. o en qué te fijaste cuando te agachaste a inspeccionarlo? GUSTAVO: ¿Cómo que en qué me fijé? ESTELA: (Recita. Gustavo. la hija de Charly y Betty… (Para ser más explícita. alzando una ceja. Gustavo! GUSTAVO: Eso ya lo sé… ESTELA: Van a querer echarte del barrio… Del bonito y costoso barrio por el que tanto pagaste y nos endeudaste. no obstan71 . que por nada del mundo tienen que enterarse de que nosotros somos los culpables. Gustavo. del moisés y bla bla bla… GUSTAVO: (Se vuelve hacia ella pero no la observa.) Te conviene terminarla. GUSTAVO: Eso es imposible. pero nadie más en todo el barrio. poniéndose de espaldas y cruzando las manos sobre el pecho.) ¿Y vos sos psicóloga? ¡Dios mío! Pobres tus pacientes… ESTELA: Mis pacientes son los que nos van a dar de comer de ahora en adelante. El perro apenas debió tocarlo… ¡Hasta puedo creer que verdaderamente el conejo murió de un infarto ni bien el perro se le tiró encima! GUSTAVO: (Asustado.) ESTELA: Que hay que hacer un trabajo fino. GUSTAVO: (Señalándola con el dedo de manera amenazante. Gustavo permanece observándola fijamente. para que lo vean al llegar… GUSTAVO: (Tomándose el estómago y con una mueca de asco. ESTELA: La termino. ESTELA: No me extrañaría. 70 ESTELA: Eso lo vimos nosotros. mató a Blanche.) Un trabajo fino… ESTELA: Sí: bañarlo. ¿Preferís quedarte con esa versión? ¿Te es más cómodo esperar a que Charly y Betty lleguen. si vos misma lo dijiste recién: las pistas tarde o temprano los van a conducir ante nuestra puerta.) ¡Estás loca! ESTELA: No. y aparecer en la puerta con una bolsa y una sonrisa en los labios? (Exclama. las facciones petrificadas en una expresión de bronca que. si es necesario. se frota los músculos de los brazos.) Que así sea.) El perro entró con el conejo en la boca.) ¡No-hay-san-gre. hablando en un tono más fuerte. ) ¿Qué estoy haciendo de mi vida? (Se le oye decir a modo de lamento. Yo lo dejo en la puerta y Sanseacabó. toma al conejo de la mesada y se dirige a la izquierda. (Sin aguardar más. 73 . ¿qué estoy haciendo de mi vida? ESTELA: (Casi murmura.) Por las dudas (grita hacia el living). (Lo deja sobre la mesada.” (Riendo con soltura. apremiante. que le voy a poner unas gotas. ¿eh? GUSTAVO: Dame al conejo. aunque con tono de sorpresa.) Sos gracioso cuando querés. Coloca al conejo sobre la mesada y enciende el secador. traeme el perfume del baño.) ¿Qué te creés. ESTELA: “Sanseacabó.) ¿Qué? ESTELA: Que me traigas el perfume… GUSTAVO: (Interrumpiéndola.te. mirando hacia un lado y hacia otro mientras cruza el escenario —“parque”— de izquierda a derecha. GUSTAVO: (Volviendo a la puerta invisible de la cocina. Estela? (Haciendo gestos con los dedos.) Pobre Blanche… ESTELA: (Desde la cocina. Allí. ¿no es cierto. ESTELA: (Quitándose los guantes. va hasta la cocina. bebota?” (Ríe torpemente.) ¡Uau. Estela… (Extiende los brazos. así que tocar a éste no puede ser la gran cosa.) Pobre Blanche. cambiando de tono. Se agacha para dejar la palangana en el suelo junto al conejo. para que todo parezca normal. hablando de mal modo. echa agua y detergente dentro de la palangana. (Gira alrededor del sofá. y vuelve al 72 living para observar a través de la ventana. Se lo ve sumamente inquieto.) Dale. sí que era blanco! GUSTAVO: (Yendo hacia la ventana para mirar hacia fuera. luego. y comienza a lavar al conejo metódicamente.) Por Dios. Comienza a secar al conejo frenéticamente. Se enciende una luz tenue azul por detrás de la pared posterior. antes de salir por el foro:) Vos encargate de atar al perro. siendo evidente que intenta cubrir con humor el patetismo de la situación. ESTELA: Alguna vez hice estofado de conejo. desapareciendo por foro derecha.) GUSTAVO: (Menea la cabeza para sí en señal de protesta. Estela. y a la vez procurar que quede perfectamente seco. sin aguardar un momento más. se coloca el par de guantes plásticos que están sobre la mesada. así… Ahora nos cortamos las uñitas.) ¿Querés los guantes? GUSTAVO: ¿Para qué? El conejo no podría estar más limpio. el hombre reprime. aclarando.) Como si el conejo lo estuviera lavando él… GUSTAVO: (Regresando con un secador de pelo.) ¿Qué es una obra de arte la que estás haciendo? ¿Cómo le vas a poner perfume? ESTELA: ¿Estás tonto? El conejo ya huele mal. quitando momentáneamente las manos de la palangana para observar.) Acá lo tenés. toma la palangana y regresa junto a Gustavo.) Terminemos con esto. supera la cocina sin mirar hacia Estela. de nuevo sin mirar la palangana. (Enseguida toma el bulto y lo deposita en la palangana para llevarlo a la pileta de la cocina. siempre a paso rápido y reflejando su terminante decisión. Estela. y en pocas horas va a oler peor… ¿Qué pasa si atrae a algún animal antes de que lleguen ellos? Este barrio está lleno de ratas… GUSTAVO: ¿Ya huele mal? (Piensa un segundo.) ¿Cómo vamos a secarlo? ¿Traigo unas toallas? ESTELA: No… Hay que hacerlo lo más rápido posible.) Me importa un pepino.) “Primero nos secamos con esta toalla tibia. desaparece por foro izquierda. así que se me ocurrió utilizar el secador de pelo… ¿Podrías alcanzármelo? GUSTAVO: (A paso rápido se dirige hacia la izquierda. que no sabemos cuánto tiempo nos queda. (Observa brevemente antes de volverse hacia la cocina. dejando el recipiente en el piso. de espaldas al público. lo que permite ver la figura de Gustavo andando sigilosa con el conejo en las manos.) ESTELA: (Vacía el agua sucia de la palangana en la pileta. (Vuelve a la cocina mirando hacia todos los lados. Se extiende un silencio de suspenso. regresa enseguida arrastrando a Estela del brazo.) Gustavo vuelve corriendo desde foro derecha a izquierda. pero se lo oye en el colmo de la exasperación. con la vista aún clavada en las ventanas.) Dejé el conejo donde me dijiste vos.) ¿No me digas? ESTELA: ¡Me agarró miedo. los relaja. pero éste la rechaza. te digo.) ¿Dónde se metió el perro? (Se dirige al comedor. ESTELA: ¿Y ahora qué hacemos? GUSTAVO: Esperar. GUSTAVO: ¡Estela! ESTELA: (Se oye su voz desde foro izquierda. Estela se aprieta contra Gustavo. Pasan varios segundos. Gustavo! GUSTAVO: (Mirando también hacia las ventanas. mira a un lado y hacia otro. se oye un grito espantoso. simulando los faroles de un auto.) ¡Tenés razón: son ellos. observando la pared y de espaldas al público.) ¡Es el auto de Charly. que ya no podemos hacer nada… Lo hecho. BETTY: (No se la ve. a través de la pared del fondo. da unos chiflidos. porque yo no.) ¿Qué pasa? ¿Dejaste al conejo? GUSTAVO: ¡Vení adentro! ESTELA: Pero… Recién encontré al perro… Se había dormido en nuestra habitación.) ¡AHHH! CHARLY: (Tampoco se lo ve. mira debajo de la mesa. Gustavo! GUSTAVO: Tranquilizate y quedate callada. ¿qué otra cosa? ESTELA: ¿Acá? ¿A oscuras…? GUSTAVO: (Girando el cuello para observarla.ESTELA: (Está buscando al perro. Estela se aprieta contra Gustavo. por el amor de Dios! BETTY: ¡Me muero. pasados unos segundos. Mientras siga escuchando 75 . Charly rogándole que se tranquilice. Betty gimiendo y pronunciando el nombre de Blanche con frecuencia. mientras ambos permanecen estáticos y observando hacia las ventanas. Estela! ¡Ayudame a apagar todo! ESTELA: Pero… No me diste tiempo a atar al perro… GUSTAVO: (Yendo hacia el living con Estela del brazo.) Perro… No me hagas esto ahora. El foco amarillo que simulaba esta luz se apaga y el escenario queda iluminado únicamente por la claridad azul que proviene del “jardín”. De pronto. que permanecerá encendida hasta que se indique lo contrario. hablando en un tono suave pero igualmente histérico. en los que únicamente se oye un barullo lejano y poco inteligible: son Betty y Charly que hablan entre ellos. luego sale por foro izquierda. el sonido de éste desaparece. Charly…! ¡Me muero! Estela abraza a Gustavo y esconde su cabeza en los hombros del otro. Habla en susurros pero frenético y apremiante. 74 Un miedo repentino la subyuga.) ¿Vos tenés ánimos de meterte en la cama?. dos focos gemelos que recorren la tela-pared de derecha a izquierda. cambia el peso del cuerpo de un pie a otro.) ¡Blanche! ¡Hijita. ESTELA: ¿Y si…? GUSTAVO: ¡Shh! (Siempre susurrando. ESTELA: Ya apagaste todo vos… (Se ve.) ¿Sos idiota? (La suelta para apagar el televisor. Gustavo ya no lleva el conejo. hecho está. por detrás de la casa y viéndoselo gracias a la misma luz azul tenue.) ¿Me escuchaste decir que llegó un auto? Apagá todas las luces. cierra los puños. GUSTAVO: (Sale disparado hacia el foro izquierda. junto a la puerta de entrada. quiero oír lo que pasa cuando lo vean.) ¿Yo no te di tiempo? (Se agacha para apagar la lámpara de pie. y pensá lo siguiente. GUSTAVO: ¡Charly! (Se acerca a él. Yo antes confié en tu… artimaña. (Se acerca a la puerta de entrada y sale. pero pensalo bien: ¿acaso no es 76 más sospechoso que ninguno de los dos asome el hocico para averiguar la razón de todos esos gritos y llantos? ¿Qué clase de vecino es aquel que permanece en la cama mientras la casa de al lado se prende fuego? ESTELA: No es fuego. ¿Sabés cómo empezaría el diálogo con Charly mañana por la mañana? “¿No oyeron los gritos de anoche?”… ¿Eso no te parece sospechoso? ESTELA: (Con espanto.) GUSTAVO: (Se zafa con fuerza y da la vuelta alrededor del sofá. Estela.) CHARLY: (Surge desde el foro derecha.) Escuchá. GUSTAVO: No te hagas la tonta. Gustavo… GUSTAVO: ¡Dígame. ESTELA: ¡Vamos a la cama.) Oh… GUSTAVO: Voy a tocarles el timbre ahora. Charly…! ¿Su mujer está bien? 77 . con el rostro marcado por la aflicción.) Tranquilizate. escabulléndose de ella. no te preocupes. Estela. ESTELA: ¡Gustavo! (Lo toma de los brazos para impedirle el movimiento. Estela.) ¡Gustavo! En el interior de la casa. Charly! Oímos los gritos… CHARLY: Dios mío. GUSTAVO: (Señalando hacia la ventana.) No puedo… Tengo terror de que la mujer se descomponga. ESTELA: ¡Qué decís. entendés a lo que me refiero. que lo persigue. (Exige enfurecido. ¿Cómo querés que duerma después de lo que hicimos? ¡Y mirá si la mujer muere por nuestra culpa! ESTELA: ¡Gustavo! GUSTAVO: ¡Tengo que hacer algo! No puedo seguir soportando esto… ESTELA: ¿Hacer qué…? GUSTAVO: (Tras una pausa. Gustavo! ¡No podés hacer eso! GUSTAVO: (En un tono suave y sedoso. Estela se cubre el rostro con las manos.) GUSTAVO: Soltame. yo sé lo que te digo… Voy a hacer lo correcto. GUSTAVO: Esto es peor de lo que pensé… Realmente amaban a ese conejo. oí lo que te voy a decir. no voy a poder pegar un ojo. avergonzada. Gustavo! Betty continúa lamentándose. Estela… ESTELA: ¡Estás loco. te juro que tengo los pelos de punta… Y habrá que ver si no golpean a la puerta de un momento a otro… ESTELA: (Implorando.) ¡Escuchá cómo grita esa mujer! Si no termina dentro de un ataúd.) Con tu lógica experta de mujer. Ahora te toca a vos confiar en mí.que esa pobre mujer llora. sollozando por lo bajo. Gustavo! Hagamos de cuenta que no pasó nada. ESTELA: ¡No seas tonto! (Apretándolo más fuerte. Es lógico lo que estoy diciendo. a paso lento y apesadumbrado. ESTELA: ¡No quiero! GUSTAVO: (Gesticulando lentamente para sosegarla. Este último término del escenario se ilumina tenuemente. la encierran en un manicomio.) ¡No. y haya que pedir una ambulancia.) Quedate acá. Gustavo! ¡No! Vuelve a oírse el largo lamento de Betty.) ¡Qué pasó. GUSTAVO: (Muy afligido. Realmente.) Tengo que ir a hablarles. Estela. CHARLY: Sí. y luce despeinada igual que si se hubiera acabado de despertar. Se congelan los personajes. ANT˝GONA CON AMOR Autora: Hebe Campanella A tantas víctimas inocentes del autoritarismo y de las ideologías mesiánicas. (Se aprieta el cuello acalorado. lo mismo hace Estela en el sofá. y en su actitud se entiende que la mujer se ha entregado plenamente al desenlace de los acontecimientos. Telón. lo que usted teme: murió. Gustavo se agarra la cabeza con brusquedad. GUSTAVO: Pero… ¿cómo? CHARLY: No sabemos. a paso lento y con aire enloquecido.) Pero ha ocurrido la peor tragedia: Blanche… Mi pobre Blanche… GUSTAVO: ¿Qué le pasó a Blanche. Betty. Betty y Charly se abrazan mutuamente. seguramente. Se tambalea.Estela toma asiento en el sofá. Pero eso no es lo peor… Y entonces surge desde el foro derecha para reunirse con él. BETTY: Lo peor… Lo peor es que la habíamos enterrado ayer. Charly? No me diga que… CHARLY: Sí. mi mujer… (Devastado. y las luces van apagándose gradualmente. FIN 78 . su rostro empapado en lágrimas.) De un infarto. GABRIELA VALVERDE: 22 años. “El hoy y el aquí en el teatro argentino de los últimos veinte años”. materia y forma del esperpento (publicado en 1980.Hebe Campanella. LA CHACHA: 70 años. instituido por el PEN Club Internacional. Becaria de la Fundación “Pedro de Mendoza” y el Instituto de Cultura Hispánica. 24 años. mesa alta con televisor. mesa para dibujar. un sofá y. televisivas. Colabora en revistas del país y del extranjero y ha publicado numerosos ensayos. 50 años. se doctoró en la Universidad de Buenos Aires. NARRADOR VOCES: radiales. con telones que caerán en el momento oportuno. como catedrática de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). El centro del escenario debe quedar libre de mobiliario. una mesita baja con una lámpara. al lado. MANUEL UN OFICIAL UN GUARDIA JOVEN MILITANTE NIÑO: Fernandito. AGUSTÍN VALVERDE: tío de Antígona. Última obra publicada: Enrique Larreta: el hombre y el escritor. mereció el tercer premio Municipal de Ensayo. filial argentina. y la Pluma de Plata de dicha asociación por su libro La generación del 80. entre ellos: “Presencia y palabra de Juan Ramón Jiménez en la Argentina”. Ha ejercido la docencia secundaria. a fin de poder representar allí escenas callejeras. bienio 1980-1981). superior y universitaria. corales ESCENA 1 La acción transcurre en el “living” de un departamento. premio “Marco Victoria”. 7 años. PERSONAJES ANTÍGONA VALVERDE: 24 años. Ha recibido los siguientes premios: Ensayo Fondo Nacional de las Artes (1976) por su trabajo Valle Inclán. 81 . graduada en Letras en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata. al lado. Hacia el lateral derecho. “Generación del 37-38”. con taburete alto delante de ella. se especializó en Filología Románica en la Universidad de Madrid. segundo premio Municipal “Ricardo Rojas” (bienio 1982-1983). Hacia el lateral izquierdo del escenario. RAMIRO VALVERDE: hijo de Agustín. y primer premio en el concurso de ensayo inédito “Eduardo Mallea” del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (bienio 1997-1999). ) Ramiro y Fernando están metidos en grupos antagónicos. sí.) Pero. en ningún momento pensé que lo hacía para no venir a casa. Inspector Valverde. acercándose. pregunta si está Fernando. se escucha en off la voz de un locutor —o dos— proveniente de una radio portátil. Pero… GABRIELA: (Se pone de pie. GABRIELA: (Deja de leer. como vos los llamás. Los oí discutir ayer. ANTÍGONA: (Pensativa. también por lateral izquierdo. consejos de circunscripción y cuarteles y unidades de base. pero creeme. presidida por el Ministro. Todos esgrimen las mismas consignas. Antígona. locura. si sé si vendrá o no… qué sé yo… me fastidia todo esto.) Con seguridad que no te has perdido ninguna de las asambleas estudiantiles de estos días. cuando se encontraron por casualidad.Cuando se inicia la acción. que Ramiro no viene a verte si sospecha que Fernando está en casa? Vamos. La voz aumentará de volumen cuando se haga presente Gabriela. consejos provinciales. sentada en el taburete). con los matones. ¿Acaso tu Ramiro no dice que lucha por lo mismo? Y está del otro lado. no te hagás la mosquita muerta. decí más bien. bajo la consigna: todos al Aeropuerto Internacional a recibir al Comandante. ANTÍGONA: Sabés que tenemos prácticos de la mañana a la noche. se sienta en el sofá y abre el libro). como vos no estás nunca. (Pausa. es verdad. Gabriela. según Fernando. (Gabriela cierra el receptor. consejos de distrito. ¿pero cómo podés estar tan ciega? ¿No notaste que ya no estudiaban juntos. Más de tres mil personas se congregaron en el lugar para escuchar la palabra de varios oradores (Antígona deja de dibujar y escucha atentamente). llama a todos los cuerpos orgánicos (entra Antígona por lateral izquierdo y se dirige a la mesa de diseño. que sé muy bien que Ramiro te lleva a su departamento casi todos los días. inseparables desde chicos… hasta con la misma carrera para seguir estudiando juntos… GABRIELA: Ay. para no encontrarse con Fernando. VOZ DE LOCUTORA: Esta mañana se realizó un acto central en homenaje a los caídos en el último movimiento revolucionario. Antígona? ¿No te parece suficiente con las preocupaciones que nos provoca Fernando? ANTÍGONA: (La mira con cierto enojo. Comienza a dibujar. ¿qué pasó en esa discusión? 83 .) Por Dios. tal vez lograrías contagiarte de su entusiasmo… GABRIELA: (Interrumpiéndola vivamente. al estado de movilización general (la voz va adquiriendo volumen y entra Gabriela. Se sienta en el sofá. pero violentos incidentes que dejaron como saldo un muerto y algunos heridos —cuya lista daremos a conocer en breves minutos— obligaron a suspender la reunión. ANTÍGONA: (Alarmada.) Sí. Si alguna vez te me82 tieras un poco en esos grupos de parásitos. y no te lo oculto.) ¿Cuándo dijo eso Fernando? Siempre tan amigos. desde hace un par de meses se anuncia por teléfono. ANTÍGONA: Bueno. con una radio portátil y un libro en las manos. pero santa locura la que reivindica la libertad y la justicia.) De su locura. ¿Por qué sos tan obcecada. Antígona.) Ramiro. GABRIELA: (Rotunda. VOZ DE LOCUTOR: La Comisión Pro Movilización. a mí con retóricas no. Claro.) ANTÍGONA: Es difícil concentrarse en el trabajo cuando se escuchan noticias tan desgraciadas… Creo que se avecinan momentos decisivos para la vida del país.) Por favor. Luz plena. GABRIELA: (Con sorna. ¿hasta cuándo seguirás temiéndole a todo? A veces lamento no ser varón para participar más activamente. ANTÍGONA: Sí. que venía aquí todas las veces que se le antojaba. hace tiempo que no se queda a comer con nosotros. querida hermana… GABRIELA: Tal vez. El televisor está funcionando cuando se encienden las luces. de veras. ANTÍGONA: (Se sienta. hijo de puta. Pero no importa. la tranquilidad. (Se apagan la voz y las luces. yo sólo quiero la paz.) No sé. que no se dejara manosear por los que sólo aspiran a sembrar el caos y la violencia. se lo decía casi llorando… ANTÍGONA: (Se pone de pie. ANTÍGONA: ¡Oh. con desesperación. Gabriela.) Pero. VOZ DEL LOCUTOR: …y cuarteles y unidades de base. yo voy a luchar por mi felicidad. qué sé yo… Después sólo oí un portazo. Sólo le dijo. (Pausa. él no se defendió. no tienen ningún derecho. cada vez más pegada. se insultaron. no atinaba sino a quedarme pegada detrás de la puerta. Preferí olvidar la discusión. los insultos. No.) ESCENA 2 El mismo decorado anterior. que no se dejara envolver. (Pausa.) Vos lo querías a Ramiro. Antígona. no me he dado cuenta de nada.) Por eso me ganaste en el amor de Ramiro. hermana. fuiste también su compañera de juegos… Cómo podés atacarlo así… GABRIELA: Pero es así.) GABRIELA: Lo llamó renegado.) ¿Y Fernando? (Se pasea nerviosa. que se cuidara. ANTÍGONA: La paz de las tumbas. para saber más. Pero no quería que me vieran. se escuchan algunas palabras del locutor. para oír.) No. La vida no puede quitarnos también esto… Primero a nuestros padres. Y me duele mucho. y Antígona se halla dibujando. y en la vida hay que tener el coraje de luchar por lo que se quiere… GABRIELA: (Con pena.) Tal vez lo único sólido que teníamos… ANTÍGONA: (Más fuerte que la hermana aunque conmovida también. GABRIELA: Por eso no quise preguntar. Enciende otra vez el receptor y mientras Antígona va nuevamente hacia su tablero de dibujo y se sienta para trabajar. ¿cómo no me contaste nada? ¿Cómo no entraste y les preguntaste qué pasaba? GABRIELA: (Se sienta también. al estado de movilización general bajo la consigna: todos al Aeropuerto Internacional a recibir al Comandante. Por ésta desfilan imágenes de multitudes que portan car85 . No. Sentía vergüenza… por ellos. Ha transcurrido una semana. tu Ramiro debe de estar trabajando para la Doble S o algo así. pero no ha de ser tan grave.) Vos vivís huyendo siempre. (Se pone de pie. porque estaban destrozando una amistad tan vieja y tan linda… (Con mucho dolor. esto tiene que aclararse. De tanto en tanto. por la nuestra. Dios! ¡Mi Ramiro. ANTÍGONA: Y yo enceguecida por el amor. no.) Sí. ahora a nuestros hermanos. las grandes palabras de siempre. levanta la vista de su trabajo y mira la pantalla. Fernando le dijo que era un matón a sueldo.GABRIELA: Discutieron. En fin. como si la casa se sacudiera. se le acerca y le pasa el brazo por los hombros. matón! GABRIELA: (Con cierta ironía. como si no hubiera pasado nada. Antígona. ANTÍGONA: (Con desesperación. Cuando Fernando lo llamó matón parapolicial. siempre muy nerviosa. pero lo voy a enfrentar al primero que encuentre! No. envuelta además en todo este torbellino de asambleas y concentraciones. porque Ramiro y Fernando han sido casi como 84 hermanos. No nos pueden hacer esto ahora. traidor. Gabriela.) ¡Ah. no puede ser.) Bueno. temblaba. pero eso sí. alguien se adelantó.teles. Y ahí estaban también Fernando y otros dos de su grupo revolucionario. (Ante el llanto convulsivo de Antígona. Después no sé. ANTÍGONA: (Alarmada.) Yo no quería dejarlo. querido! (Intenta sostenerlo. Antígona mía! (Oculta 86 la cara en el pecho de ella. ANTÍGONA: (Con un grito. Antígona… y me baleó desde el suelo.) Ramiro. Se la vendé con un trozo de mi camisa.) Por favor. hablá. ¡¿Fernando?! (Lo sacude. ANTÍGONA: (Interrumpiéndolo y a los gritos. El primero de los tiroteos se inició con una ráfaga de metralleta alrededor de las 15. profunda. que Antígona besa.) Pero no estaba muerto. Antígona apaga el televisor y corre hacia la puerta de foro. malherido. Antígona. lo sostuve durante todo el viaje (balbuceante) y él me miraba con una mirada larga. con Manuel también en el suelo. ya investigadas.) ¡Por Dios. en un camión.) Las versiones sobre desde qué bando se abrió el fuego son contradictorias e imposibles de verificar. (Se sugiere un montaje de fotografías periodísticas. no.) Y no sé más.) ¿Qué le hiciste? ¡Lo mataste! RAMIRO: (Mueve con desesperación la cabeza. Ramiro se tambalea y se apoya en Antígona. ¡¿vivía?! RAMIRO: Sí. de donde volverá con una pequeña palangana y una toalla.) Ahora… ahora no sé. Dios mío. lo besa repetidas veces en el rostro. como agradecido.) Y cuando desperté estaba tirado atrás. Trae la camisa deshecha. Ramiro. A mí me obligaron a bajar a varios metros de aquí. Apenas he podido llegar hasta acá. (Con cansada resignación.) Yo no fui. Ramiro recuesta su cabeza contra el respaldo del sofá. conmovida..) ¡Ramiro.) ¡¿Fernando?! No. me acarició.) Pero. etc. siempre en off.) ¿Y ahora? RAMIRO: (Hace una pausa como dudando de proseguir. 87 . Mientras tanto. la sacude para hacerla reaccionar. parecía desangrarse.) No. corrí y ya lo encontré en el suelo.) ¿Qué te ha pasado? (Avanzan hacia el sofá. al producirse los incidentes que sembraron el pánico (Antígona se pone de pie) y la confusión en la muchedumbre. (Antígona levanta la cabeza y lo mira extática.) ¡Fue todo tan horrible. Los momentos más dramáticos se vivieron cerca del palco.) La voz del comentarista de los sucesos. VOZ TELEVISIVA: (En off. Ramiro cae en él. Es sólo un rasguño. un joven con barba y sin bigotes. lo abracé llorando. no te preocupés. debés creerme. que luchan. algunos con metralletas. los pantalones sucios y un vendaje improvisado en una de las manos. algo tremendo debe de estar pasando en el Aeropuerto! Se escucha el timbre de la calle. ocuparon posiciones cerca del palco oficial. Cuando me indicaron que los liquidara. ANTÍGONA: ¡Cuánto horror!… ¡y qué cansancio!… (Comienza a lavarle la cara y las manos con gran ternura.) ¡¿Qué ha sucedido?! RAMIRO: No.) Las últimas noticias llegadas del Aeropuerto consignan que cerca de mil hombres armados. me desmayé. mi querido. Antígona reacciona y corre hacia el interior. (Antígona deja su trabajo y observa atentamente la pantalla. Abre y aparece Ramiro. ¿sabés?… y me acarició la mejilla. (Le muestra la mano. negando. ANTÍGONA: (Desesperada. yo no fui.) ANTÍGONA: (Solícita y alarmada. Tenía un balazo en la cabeza. ¡¿Qué les ha pasado?! RAMIRO: (Conmovido. le toma el rostro entre las manos y le habla casi sollozante. ANTÍGONA: (Se libera de sus brazos y entre sollozos. Sí. pero me desprendieron y casi me tiraron a la calle. pero en ellas no deben individualizarse inscripciones ni personas. (Con desesperación. mientras el resto queda en sombras. cuando corríamos por el patio.) Aquí no hay nadie con ese nombre. te lo juro. quedarán en total oscuridad. nunca más.) Pero si es el quinto hospital al que acudo.) Y vos me ayudarás. Ramiro. podrá subrayar los desordenados movimientos de los personajes. ANTÍGONA: ¡No es posible. Ramiro. Una luz casi espectral alumbra a la pareja. seguirá los pasos de 88 89 . No insista. Fernando Valverde. allá en el pueblo.) ¡Dios mío. ulular de sirenas. y la luz la seguirá. La mesa de dibujo y los otros objetos del lateral derecho podrán quedar en el escenario. porque yo te quiero y quiero seguir queriéndote. enternecida. que sigue descansando. ANTÍGONA: Ahora comienza la verdadera lucha. semiocultos por los telones. Es de noche. con sus gestos. como en un calco.) ¡Fernando…! ¡Hermano querido! ¡Fernando!… ¡¿Qué te han hecho?! Se acerca a la fachada de un edificio donde se leerá “Hospital Municipal”. ANTÍGONA: Busco a mi hermano. desconcierto. Luego todo se oscurece. La banda sonora dará preferencia a los sonidos nocturnos de una gran ciudad: bocinazos intermitentes. éste siempre detrás de aquélla y sin ser visto por ella. señorita.) Todavía le quedan dos o tres. VOZ EN OFF: (Con cierto tono de sorna. señorita. ANTÍGONA: (Deberá transmitir. Siga buscando. sus actitudes. Vos vas a ser el secretario del detective. enfermera! Por favor. en semipenumbra. en la casa grande… Pero vos no vas a ser el policía. que. Y lo vamos a encontrar. Antígona. alucinación. VOZ EN OFF: (Femenina. ANTÍGONA: (Va hacia el centro de la calle. agresiva. La luz tiene papel importante y deberá crear un clima de angustia y desgarrante impotencia. ¿te acordás?. frenadas.) Tenemos que recobrar a nuestro hermano. ANTÍGONA: (Exhausta. Ramiro. estridente. ¿adónde te han llevado?! ESCENA 3 Calles de una gran ciudad. Por nuestro amor. querido. no. Una luz rojiza seguirá los movimientos y gestos de Antígona. que casi apagan las voces. Acerca su cabeza a la de Ramiro. mire con más detenimiento. donde se jugará la escena con Antígona y Ramiro. casi onírico. (Se arrodilla y lo acaricia otra vez. Y vos que creías que sólo les pasaban estas cosas a los otros… Ahora también yo he perdido a un hermano y saldré a buscarlo.) Ya le he dicho que acá no se ha registrado a ningún herido de bala. Fernando. su novia y casi repetirá. aturdimiento. una banda de música rock.Lo besa con gran cariño. Aumenta el volumen de los ruidos. como antes. (Mirando a Ramiro. Tenés que ayudarme a buscarlo… (como alucinada) para volver a jugar a los policías y los ladrones. Golpea la puerta con fuerza. Telones con siluetas de importantes edificios ocultarán la puerta de foro de las escenas anteriores y el lateral izquierdo —sofá y mesita—. VOZ EN OFF: (Con cierta impaciencia. Antígona lo recuesta contra el brazo del sofá y deja la palangana en el suelo. herido de bala esta tarde. Ramiro. Y yo voy a ser el detective. se adormece. Por momentos. Se yergue. Ramiro cierra los ojos. ¿verdad? ANTÍGONA: Sí. A recibir al Comandante. ANTÍGONA: (Con desesperación. señorita. Acá no vienen heridos.) ¿Ha indagado usted en los centros hospitalarios? ANTÍGONA: Ya lo he hecho. pero lo mejor es… déjenos ya todos los datos para iniciar antes la búsqueda: su nombre. Fernando Valverde. en ese desgraciado suceso. Gracias. No. ANTÍGONA: (Desconfiada. señorita. el de sus padres y hermanos.) Creo que se ha equivocado de oficina. no figura aquí ningún Valverde. Tal vez se encuentra detenido. Nuevos bocinazos y frenadas. en cada comisaría… Veamos. Antígona corre hacia una oficina militar. Ustedes deben de saber lo que pasó en el Aeropuerto y dónde están los heridos… y quizás los muertos… VOZ EN OFF: Las fuerzas militares no han intervenido. Mi madre murió en un trágico suceso y mi padre quedó ciego.) Entonces. Había ido con un grupo de amigos. VOZ EN OFF: ¿Y dice usted que estuvo en el Aeropuerto? ANTÍGONA: Sí.) 91 90 . Busco a mi hermano. señor. se alejan los estribillos y Antígona se acerca a otro edificio.) ¡Ajá! ¿Y cómo sabe de esa herida? ANTÍGONA: Por amigos. déjenme pasar. ando buscando a mi hermano. golpea.) Es que… no. pero… VOZ EN OFF: (Interrumpiéndola. donde se lee “Departamento Nacional de Policía”. regresaré con los datos. no. VOZ EN OFF: (Con astuta diplomacia. VOZ EN OFF: (Tono autoritario. ahora como si se viera envuelta en una manifestación: bombos y estribillos la aturden y parece arrastrada por un tumulto. lo indicado es que acuda a él.) He recorrido media ciudad. Todo lo ha manejado el Ministro Jefe Agustín Valverde… A propósito. Algunos tiros. ellos no saben nada más.) Sí. Comienza a oírse el teclear de una máquina de escribir. señor. VOZ EN OFF: Tenemos el registro de todos los detenidos durante el día y comienzos de la noche. quizás el número de chapa… Eso puede ayudarnos mucho. Los levantaron en un camión y a algunos los dejaron por ahí. Vive en el interior… (Pausa. herido de bala. ANTÍGONA: Antígona Valverde. La luz irá adquiriendo los tintes del amanecer.) Bueno. señor. VOZ EN OFF: (Masculina. actividades. quizá sea su pariente… porque me dijo Valverde. y fue herido de bala en la cabeza.Siguen los gestos de desesperación.) Bueno. herido de bala ayer por la tarde. si usted me diera los nombres de esos amigos quizá podríamos citarlos y averiguar más detalles… ANTÍGONA: (Vacilante. veamos… No. es mi único hermano. y no hay hospitales ni comisarías que lo tengan registrado. ANTÍGONA: Por favor. Escapa hacia el centro de la calle. gracias. el Ministro Valverde es nuestro tío. VOZ EN OFF: Pero sabrán el color del camión. señor. ANTÍGONA: Por favor. me dijo. Fernando Valverde. VOZ EN OFF: ¿Entonces estaba también usted allí? ANTÍGONA: No. VOZ EN OFF: (Con simulada displicencia. ¿verdad? ANTÍGONA: (Con ansiedad. que seguirá mientras Antígona va dando sus datos. dirección. ANTÍGONA: ¡¿Qué es este maldito barullo?! Cesan los bombos. ) ANTÍGONA: (Lo acaricia a través de las rejas. Yo voy a graduarme de arquitecta en estos días y ellos son también estudiantes universitarios… (Nueva pausa. Antígona. la música rock violenta y agresiva. No debiste salir de casa todavía. Ramiro.” 93 ESCENA 4 Se han levantado los telones que indicaban una escena callejera y han caído otros que simulan un alto paredón carcelario. Ramiro se quita los anteojos y pone sus manos sobre los barrotes. Antígona. escapar.” ¿Recordás los versos de Mihály Babits? RAMIRO: (Recita. (Le acerca las manos. ANTÍGONA: Lo era… RAMIRO: Sólo tenés que ser un poco más dócil. La escena queda en sombras. Sé de muchos que han logrado irse. 92 . no hablés así.) VOZ EN OFF: Adelante… ANTÍGONA: Vivimos con una vieja criada en la calle… La voz y el tableteo de las teclas se van apagando. (Recita. Ahora que se avecinan tiempos de locura y de muerte es cuando tenemos que sentirnos más fuertes y seguros de nuestras convicciones. querido. conducida por un guardia. ANTÍGONA: (Reconociéndolo. querida. y están tan desesperados como nosotros.) Pero ¿sos vos? (Le acaricia el rostro a través de los barrotes. Ambos se sientan a cada lado de la reja. Ramiro. Hoy voy a conversar con papá claramente: tiene que sacarte de aquí. y dos banquetas a ambos lados de la reja. y nadie olvida que soy el hijo del Ministro Inspector. RAMIRO: Vamos. ANTÍGONA: No debiste exponerte. ANTÍGONA: ¿También Manuel? ¿También Ernesto? RAMIRO: No. comprendamos / a todo el mundo. RAMIRO: ¿Cuáles. Todos somos ahora sospechosos. no te pongás así. que él besa con pasión.VOZ EN OFF: Siga. Cuando Antígona llega a la reja.) ¿Cómo pudiste llegar? ¿Qué te has hecho? RAMIRO: Mi padre me dio una orden con un nombre falso y debí cambiar un poco mi aspecto. / plantemos flores. sos su sobrina. La guerra entre hermanos no es abono fértil para que florezca la justicia. Del otro lado de la reja un joven sin barba. / amemos. Volverás pronto a tu casa. hacia el centro.) Ramiro.) No. Gabriela Valverde. Ésta es una guerra muy sucia. ocultando el mobiliario del departamento. Antígona? Yo no sé quién tiene razón. mientras aumenta el volumen del tráfago callejero o. Una reja. su sobrina preferida. ANTÍGONA: Pero nosotros tenemos un arma poderosa: nuestro amor. si se prefiere. por favor. hasta Gaby… Tenés que cuidarla. Cuando se va iluminando la escena —nunca será luz plena— se ve a Antígona que se acerca desde lateral derecho. de ellos tampoco se sabe nada. Desconfían de mí. el guardia la suelta y se aleja un par de metros. Los extremos laterales permanecerán siempre a oscuras. querida. Ramiro. / otra parte a enterrar. con bigote y enormes anteojos negros aguarda: Ramiro. Probablemente Fernando ya esté fuera del país.) “Una parte a trabajar. ANTÍGONA: Mi hermano es Fernando Valverde y mi hermana. Algunos quisieron darme con la puerta en las narices. Si me reconocen me detendrán también a mí. He visitado a sus familias por las noches.) “No preguntemos quién es el culpable. (Actitud dolorida. porque la Chacha ya está vieja. Sólo he visto violencia de mi lado… Pero también del otro. no. ESCENA 5 La acción transcurre en el despacho del Ministro Inspector Valverde. Tengo miedo por vos y por mí. Ramiro. quisiste saber qué leía. sólo les queda un minuto. Igual decorado —la reja puede quedar—. Antígona. amor. Ramiro. Se van apagando las luces. Ramiro. RAMIRO: Como vos. y estaba leyendo.) Sólo me sirvieron para darme de golpes contra todo. qué sé yo.) Es que eso era lo que yo quería… ¡Cómo odiaba a las chicas que te buscaban. Hablaré. / vino para olvidar!” ANTÍGONA: Los leíamos juntos. terminamos recitando los últimos versos.) ¡Tonto! ¡Mil veces tonto! Con lo que yo llevaba esperando que te decidieras… Soñando con que dejaras de verme como la amiguita de la infancia. ya es hora de volver a la celda. ANTÍGONA: No. Del lateral derecho se habrán retirado la mesa de dibujo y el taburete —podrá quedar el televisor—. Quién va a luchar por él. 95 .) Bueno. No. Te amo y te quiero viva. muchos muertos enterrados en fosas comunes.) ¿Y si estuviera muerto? ANTÍGONA: Que me entreguen el cadáver para darle sepultura cristiana. ahora sólo podrás salir de acá si te olvidás de tu hermano y de sus ideales. no me pidás eso. y cómo te odiaba cuando te pavoneabas con ellas! GUARDIA: Muchachos. a mi regreso del Congreso de Hungría. Te acercaste. un renegado. Y fue la revelación: me atreví entonces a hacer algo que desde hacía tiempo imaginaba… ¡Pero qué difícil me parecía!… ¡qué inalcanzable te sentía! ANTÍGONA: (Sonriendo. como ahora. yo te quiero. y quiero que me ayudés a buscar a Fernando. ANTÍGONA: (Riendo. RAMIRO: ¡Todo eso me parece tan lejano! Y apenas hace un año… ANTÍGONA: Yo tenía un número de la revista Nyugat. no puedo abandonarlo a su suerte. si no lo hago yo. que me había regalado una profesora húngara. (Con desesperación.) ¿No te das cuenta? Quizás esté padeciendo hambre o torturas en este momento. Debo ocultarme de la Doble S. (Pausa. RAMIRO: Vos soñás como siempre. ¡es tan débil la pobre! Mientras Antígona se aleja conducida por el guardia —se da vuelta una vez—.(Se agrega la voz de Antígona y recitan juntos. ANTÍGONA: No. Los jóvenes se ponen de pie y siguen con las manos unidas. suplicaré si es necesario. RAMIRO: Antígona. el poema de Babits. Es un infierno… no te condenés vos misma… GUARDIA: (Acercándose. Antígona. la sabia consejera. justamente. desaparecidos. He visto mucho dolor en estos meses. Antígona. Antígona! (Ríe. “Antes de Pascua”. RAMIRO: Volvamos a tierra. la confidente de penas. con naturalidad. mientras los demás huyen de miedo o golpean. te dije. RAMIRO: Y juntos. Desper94 tá. enfermos de odio y de revancha.) “¡Que Dios nos dé vino y trigo. al que si encuentran matarán como a un perro y… tremenda paradoja… mis amigos de siempre me rechazan precisamente porque trabajé con ellos. porque para ella soy un traidor. no te hagás ver… y cuidá a Gabriela. RAMIRO: ¡Al diablo con tus consejos. ANTÍGONA: Cuidate. estás loca. querida. un poema combativo pero lleno de humanidad. Ramiro se queda mirándola con tierno dolor. Te lo prometo. RAMIRO: No te dejés llevar por la cólera ni por un obcecado orgullo. En su lugar, un escritorio con carpetas y teléfonos. Dos sillas. Cuando se ilumina la escena —menos el lateral izquierdo— aparecen, desde la derecha, conversando, Agustín Valverde y su hijo. RAMIRO: Siempre te he obedecido, papá; he seguido fielmente tus consejos. (Ambos permanecen a un lado y a otro del escritorio.) Por seguirte he perdido amigos, la estima y el cariño de Fernando… y ahora querés arrebatarme también a Antígona. Siempre te he concedido el derecho a la razón y nunca imaginé que también otros, que no pensaban como vos, podían tener el mismo derecho a la verdad que yo te adjudicaba. AGUSTÍN: (Se sienta.) Y bien, has hecho lo debido: todo debe quedar detrás de la voluntad del padre, Ramiro. (Éste se sienta.) No hay peor mal que la desobediencia: ésta sólo lleva a la anarquía, que aniquila las vidas humanas y hunde las ciudades en el caos… ¿Qué te ha hecho cambiar ahora? RAMIRO: Amo a Antígona, papá, y vos no te oponías a esta unión. ¿Por qué de pronto parecés aborrecerla? AGUSTÍN: No, yo no aborrezco a Antígona, sólo quiero terminar con su estúpido orgullo, con su obcecada ceguera frente a una realidad muy distinta de la de sus sueños. Si dejo que entre los míos —Fernando, primero; ahora Antígona— cunda el desacato, ¿cómo podré ser obedecido por los extraños? ¿Te olvidás que de mí, de la sabiduría de mis órdenes y de mi lealtad al sistema, depende la supervivencia de ésta? Comienzan a escucharse voces que llegan desde la calle y entonan, en forma coral, el siguiente estribillo: VOZ EN OFF: Valverde, Valverde, cuidado con lo que pierdes si a Antígona no devuelves. Se reitera un par de veces, entre golpes de bombos. Agustín se crispa, cargado de rabia. Cuando las voces se van apagando, continúa. AGUSTÍN: Ahí tenés a tu amada Antígona, convertida en bandera de los sediciosos. RAMIRO: Para mí, tu propia felicidad es mi mayor tesoro, papá, ¿por qué te encerrás en tu única opinión creyendo que sólo están bien tus ideas? (Con creciente angustia se pone de pie y se pasea nervioso.) ¿Por qué no escuchás una vez a los otros, papá? AGUSTÍN: Pero, ¿acaso pretendés que mantenga el orden soportando la loca insubordinación de un pueblo joven, que desde hace años no ha sabido vivir sino bajo el imperio del autoritarismo o la disciplina militar? No está maduro aún este país para la democracia. RAMIRO: No parece ser ésa la opinión de la mayoría… AGUSTÍN: (Despectivo.) La mayoría… Un grupo de anárquicos que sólo buscan la caída del régimen para instaurar una nueva dictadura. RAMIRO: ¿Es que vos nunca has vacilado, nunca te has permitido pensar que ningún hombre posee la verdad absoluta; que es más sabio el hombre cuanto más atento vive a lo que otros piensan y dicen? AGUSTÍN: Yo, a mi edad, ¿tendré que aprender de un mocoso como vos? (Se oye —por dos veces— el estribillo anterior.) ¿O de una mujer como Antígona?… ¿O de todos esos que gritan porque no tienen nada mejor que hacer? ¿Yo tendré que aprender de ellos (las voces se apagan) lo que necesita un país para no sucumbir? RAMIRO: (Se sienta con violencia.) “Y entonces me hago de un plumazo / Dueño del mundo / Hombre ilimitado”, como dicen los versos de Albert-Birot. AGUSTÍN: (Despectivo.) Bah, bah, estupideces. Vos leés versos mientras el país arde. 97 96 RAMIRO: Antes te gustaba la poesía. (Rememorando con melancolía.) Nos sentábamos en la arena, frente al mar y me decías, parafraseando a Milozs: “Todas esas constelaciones son tuyas, están en vos; no tienen realidad fuera de tu amor”. Y agregabas (mientras su hijo rememora, hay cierta temblorosa vacilación en el padre): “El mundo parece terrible a quien no se conoce a sí mismo. Tenés que conocerte para amar el mundo y a los otros”. Vuelve el estribillo una vez más y se escuchan dos o tres tiros. Entonces el Ministro sale de su turbación. AGUSTÍN: (Con energía.) Terminemos con esta charla tonta, Ramiro. Ahí está una parte de ese mundo, y no me negarás que es oscura y mala. RAMIRO: Por lo visto, vos no has llegado a conocerte y por eso el mundo te parece oscuro, sucio, malo, papá. Siento pena por vos… AGUSTÍN: (Da un golpe de puño sobre el escritorio y se pone de pie.) Basta, Ramiro. (Éste se pone de pie también.) O convencés a Antígona de deponer su actitud y encerrarse en su casa a cumplir con sus deberes de novia y futura esposa, o terminará como los otros. RAMIRO: ¡¿Muerta o desaparecida?! AGUSTÍN: No matamos porque sí. No, si son razonables… RAMIRO: Yo diría que sos vos quien no razona, papá. Estás sordo y ciego a todo lo que no sea tu maldito sistema. Al fin terminarás siendo su esclavo. AGUSTÍN: (Burlándose con ira.) Y me dice esto quien sólo sabe ser el esclavo de una mujer. RAMIRO: No, papá, en todo caso el esclavo del amor, que es mucho mejor que ser el esclavo del odio. Adiós, Ministro Inspector Valverde. (Se retira violentamente.) 98 AGUSTÍN: (Se sienta abatido y, después de una ligera pausa y de algunas vacilaciones en que toma el auricular y lo vuelve a dejar, definitivamente marca un número y llama por teléfono.) Oficial Britos, habla el Ministro Inspector Valverde… Las luces se han ido apagando durante las últimas palabras, y el escenario queda en semipenumbra. ESCENA 6 La acción nuevamente en el “living” de la casa de departamentos que ocupan los hermanos Valverde. Se habrán retirado los telones que indicaban el paredón de la cárcel, e iluminado casi totalmente el escenario, con la sola excepción del lateral derecho, donde el escritorio del Ministro permanecerá a oscuras o en una pronunciada semipenumbra. En escena, Gabriela se pasea nerviosa, escuchando noticias de un receptor portátil que tiene entre manos. VOZ RADIAL: Un grupo guerrillero, después de haber copado una emisora, difundió una proclama. La organización no acepta la tregua social propuesta por el Estado, pero manifiesta que no atacará en tanto éste no ataque al pueblo. Gabriela deja la radio sobre la mesita y enciende un cigarrillo. Se sienta en el sofá y toma un libro, lo abre. Mientras tanto la radio sigue emitiendo noticias. VOZ RADIAL: Insiste en afirmar en ese documento que no puede haber pacificación mientras haya explotados y explotadores, y concluye: No debemos dejar de luchar. GABRIELA: Manifiestos, marchas, represión. (Apaga la radio y cierra el libro.) ¿Es que no sucede nada bueno en este país?, ¿só99 lo caos y confusión por todos lados? ¡Quién puede estudiar en este clima! Y Antígona que se empecina en su actitud heroica de hermana que reclama justicia… Tres días ya que se la llevaron… (Agotada.) ¡Qué sola me estoy quedando, Dios mío! Aparece una vieja criada, la Chacha, de tipo muy acriollado. Viene con un sillón que coloca a cierta distancia del sofá. Gabriela va hacia ella. GABRIELA: Chacha, ¿qué decís vos, Chacha, de todo esto? CHACHA: (La toma entre sus brazos.) Mi querida niña, no hay que desesperarse. El Niño Jesús y la Virgen Santísima no van a abandonarnos, mi niña. GABRIELA: (Muy dolorida.) Pero a Fernando se lo ha tragado la tierra, y a sus amigos también. ¿Qué se ha hecho de Manuel, de Víctor, de Ernesto? Y ahora Antígona detenida, sin que podamos verla. (Pausa. Se desprende de los brazos de la Chacha.) ¡Qué sola está la casa, Chacha! ¿No te pesa este vacío? CHACHA: (Sigue los pasos de Gabriela con preocupación.) Ya verá que ahorita nomás viene el niño Ramiro y la trae a la niña Antígona. Siéntese que le voy a servir un tecito de tilo para que se tranquilice. (Se retira.) GABRIELA: (Se sienta en el sofá, recoge las piernas sobre él y empieza a leer nuevamente, sin dejar de fumar. Después de una breve pausa, cierra el libro.) No, es imposible… imposible. A Heidegger no lograré entenderlo nunca. Y menos si me quedo encerrada, impotente, rumiando a solas mis pensamientos. (Se sienta en el borde.) ¿Pero, qué puedo hacer yo, Chacha? (Se dirige a ésta, que acaba de entrar con una taza de té.) Decime, Chacha, yo debería salir a la calle y preguntar, preguntar, por Fernando, pero, ¿a quién?… CHACHA: Cálmese, niña Gaby, que se me va a enfermar. (Ofreciéndole el té.) Tómese este tecito. No se me enferme, mi ni100 ña. (Se pone en cuclillas, con dificultad por sus años, e intenta hacerle beber unos sorbos.) No se me enferme, mi niña. Piense en la Chacha, que tanto la necesita. GABRIELA: Sí, Chachita, nos hemos quedado solas… (Pausa. Bebe algunos sorbos.) Pero quizá debería meterme en algún grupo terrorista. Ellos deben saber adónde se los llevan, o dónde se esconden… (Deja la taza sobre la mesita.) CHACHA: (Se pone de pie con dificultad.) Pero ya anda el niño Ramiro averiguando; y su papá debe saberlo, y verá que se los trae a los dos prontito. GABRIELA: No, Chacha, el tío Agustín no va a ceder, ni siquiera con su hijo. Además Ramiro tiene que cuidarse, que permanecer oculto. Si la Doble S lo descubre, ni el tío lo va a salvar. ¡Ay, Chachita! Tengo mucho miedo. Si le pasara algo a Ramiro creo que me volvería loca. (Se recuesta en el sofá y deja caer la cabeza sobre uno de los brazos. Cierra los ojos.) CHACHA: (Se acerca, se arrodilla, la acaricia y le canta una canción, suavemente. Gabriela se adormece.) Duerma mi niña / duerma corazón / que la luna vela, vela / con todo su albor… Suena el timbre, la Chacha se levanta con dificultad, abre la puerta de foro y entra Ramiro. La Chacha le hace un signo de silencio y le señala a Gabriela que dormita. Ramiro se acerca a ella, la acaricia y luego se sienta en el sillón, abatido. Durante todo este tiempo, la Chacha lo mira ansiosa y, finalmente, se decide a hablarle. CHACHA: ¿Y, niño Ramiro? ¿La vio a la niña Antígona? ¿Supo algo del niño Fernando, habló con su papá? Por favor, dígame algo, ¿cuándo vienen? RAMIRO: (Levanta la cabeza y la mira con cariño.) Ay, Chacha… Esto se está poniendo muy difícil. Mi padre no acepta razones, ni repara en sentimientos. Sólo da órdenes… y no son las más suaves, creéme. De Fernando dice que no sabe nada, y 101 algo se podrá hacer. que tiene una carrera. hojeando carpetas. Pero yo se lo previne a Fernando. se da vuelta y finaliza el parlamento con tono entre indignado y angustiante. casi arrastrada. en cada alarido de la fiera. no sé… CHACHA: ¡Faltaba más! (Da media vuelta y desaparece por lateral.) No sé. ¿qué noticias traés? RAMIRO: (Levanta la cabeza que tenía entre las manos y mira a Gabriela. me asusta su fragilidad.) Pero qué clase de padre tiene usted. Agustín Valverde se halla sentado frente a su escritorio. Hay mucha gente llorando a los suyos… de ambos lados. ¿cómo se va a perder la felicidad de vivir juntos muchos años.) Ramiro. Ramiro. reja y mobiliario de la escena 5. Se debilita la luz y queda en penumbras. un amor. Antígona te adora.) CHACHA: (Entrando por lateral izquierdo. que le saca a su primo… a su novia… Pero si no se escucha por radio y televisión más que (con exagerado énfasis) el Ministro Agustín Valverde ha dispuesto. Chacha.no me extraña… Ya llevo vistas otras situaciones parecidas.) RAMIRO: Sí. Al encenderse las luces. y un hogar próximo. la misma ingenuidad e intrepidez… y eso me asusta y me atrae a la vez.) Ah. (Se levanta. aun el más trivial y cotidiano. (Recoge la taza de té y continúa con indignación:) ¡Cómo no va a saber adónde lo llevaron al niño Fernando! Si él toca un timbre o llama por teléfono enseguidita se lo traen. seguramente lleno de risas y de besos? RAMIRO: ¡Cómo quisiera creerte. ESCENA 7 Vuelven el decorado.) Ánimo. sólo que… nunca pensé que nos tocaría a nosotros. poco de bueno. donde el amor se respire en cada brizna. GABRIELA: Pero si ella es una mujer. en cada gesto humano. 103 .) GABRIELA: (Se despierta y ve a Ramiro agobiado. descansá un poco y mañana emprenderás la lucha de nuevo. (Pausa. ¿cuándo la manda para acá? RAMIRO: (La mira con desesperación. ella cree en un mundo mejor.) Bueno.) Y la niña Antígona.) ¡Ramiro! ¡¿Qué decís?! RAMIRO: Perdoname. el Ministro Agustín Valverde ha resuelto (con tono natural) y siempre lo mismo. pero si llegás a rozarlo aunque sea levemente. ya ni sé lo que digo. GABRIELA: (Se levanta. te inflama y te enciende como una llamarada. Chacha. pero al mismo tiempo la siento como una fuerza viva que te llena de luz y de calor. se lo previne. a mí también. Ramiro. ¡qué diablos! ¡¿Es que ya no le importa nada de su familia?! (Antes de abandonar la habitación. niño Ramiro. Gabriela. con tu cabeza apoyada así. contra su 102 vientre… (De pronto reacciona y cambia de actitud y de tono.) Bueno. mis niños. magulladuras. en cada hoja que mueve el viento. De ese lateral entra Antígona conducida. al que con un golpe apenas podés apagar. ¿por qué ha de quererlo Antígona. se acerca a Ramiro y le revuelve los cabellos. etcétera. Antígona está esposada y muestra un gran deterioro físico: cansancio.) Si yo no quiero morir. Se incorpora. GABRIELA: (Aterrada. Pero la lista de desaparecidos —un eufemismo muy nuestro— aumenta todos los días. Gabriela! (Ésta baja la cabeza algo apenada. vamos. por un guardia. ¡qué puede hacer frente a la fuerza y el poderío de los hombres! (Se sienta. ¡La quiero tanto. de darte un hijo… de envejecer los dos cada día un poquito… pero uno al lado del otro. la comida está lista y a la Chacha no hay que hacerla esperar. Papá no cede ante la actitud obstinada de Antígona de seguir luchando por rescatar a Fernando de la prisión… o de la tumba. Gaby! Pero Antígona es distinta a vos. Antígona es como un tizón. CHACHA: (Indignada.) Está hecha de la pasta de los héroes: igual arrebato. Gabriela. una vez ¡al fin! a escucharme con calma? (Se sienta. son ahora la tarea cotidiana del hombre civilizado? AGUSTÍN: ¿Por qué no dejás tu tonito irónico y te disponés. Jefe. Era necesario saber quiénes integraban la célula. adónde se reunían… ¡maldita célula! ¡Qué sé yo de todo eso! Yo sólo quiero saber qué le han hecho a Fernando (con creciente angustia). AGUSTÍN: Está bien. ¿no vas a sentarte? ANTÍGONA: (Con sorna.) ¿No me ha oído? GUARDIA: Está bien.) Bien.) Pero es suya la responsabilidad de lo que esta fierecilla haga… AGUSTÍN: Déjenos solos ahora.) ¿Pero qué decís. con su permiso. ¿O te está fallando la memoria? Pero supongo que la vista la tenés buena todavía. ANTÍGONA: ¿Y es como tío o como Jefe Inspector que me has hecho torturar? AGUSTÍN: (Alarmado. Antígona. las torturas… los asesinatos. GUARDIA: (Se cuadra. y no era sobre asuntos académicos que ahí se conversaba. ANTÍGONA: Será la costumbre. AGUSTÍN: ¿Más hermoso que el amor de una mujer hacia un hombre como Ramiro? ANTÍGONA: ¿Es que puede florecer el amor donde se ahoga la libertad? El miedo no es buen limo para el amor. AGUSTÍN: ¿No sabías. Jefe. Verdaderamente es un demonio. a cada rato. tío.) ¿Podré sentarme delante del Jefe? AGUSTÍN: Aún no he dejado de ser tu tío también. y vos y 105 .) Debés sentirte satisfecho de tu personal. Hablemos como seres civilizados. Antígona.) ANTÍGONA: (Se sienta con resignación. pero me reservo el derecho de replicar todas las veces que quieras imponerme tu condenado autoritarismo. 104 AGUSTÍN: Por favor.) ¿Vos te creés todavía un ser civilizado? ¿Los secuestros. ANTÍGONA: En ninguna de ellas se habló de levantamiento contra el Estado. AGUSTÍN: (Ofreciéndole una silla a Antígona.) Aquí tiene usted a la condenada.) ¿Que le quite las esposas? ¿Y le deje las manos libres? AGUSTÍN: (Irritado. tío Agustín… Perdón. y me gustaba desobedecer esas disposiciones. (Valverde se pone de pie.) Y bien. lo sabía. (Mientras le saca las esposas. tío? ¿Acaso no tenés el deber de decírmelo? AGUSTÍN: Estaba atentando contra la autoridad y vos lo sabías. Jefe. Antígona? ¿Cuándo. que están prohibidas las manifestaciones y asambleas? ANTÍGONA: Sí. No lo negués: te han visto en muchas marchas y asambleas estudiantiles. te escucho. quizá. Antígona. AGUSTÍN: ¿Me creerás si te juro que en ningún momento he dado órdenes para que te torturaran? ANTÍGONA: Claro. Los buenos empleados no necesitan que se les recuerde lo que deben hacer.) ¿Pensás que me las hice yo en un acto de masoquismo? AGUSTÍN: (Continúa alarmado. (Con sorna. (Le muestra algunas marcas de tortura.) Está bien. Ministro Valverde. ANTÍGONA: (Sarcástica. quién te ha torturado? ANTÍGONA: Eso debería preguntártelo yo a vos. He tenido casi que arrastrarla para hacerla comparecer. Antígona se suelta violentamente del guardia. porque nada me parece más hermoso sobre la tierra que luchar por la libertad.GUARDIA: Señor Jefe. tío.) ¡Pero quién se ha atrevido! Yo no he indicado nada de esto. acaso. tío. supongo que se adelantaron. GUARDIA: (Azorado. Quítele las esposas. dónde lo enterraron o dónde lo tiraron… ¿Acaso no tengo el derecho de saberlo. que ya no se trabaja con fervor. y vos debés de tener muchos amigos. yo te quería. no se respetan las leyes. aunque sea la propia familia la que está en juego. tío? AGUSTÍN: No. Pero tengo el derecho a elegir y elijo morir luchando contra tu maldito sistema. estúpida jovencita! Es la guerra y en la guerra —aunque sea entre hermanos— el que gana tiene todos los derechos. ANTÍGONA: ¿Nunca pensaste que la verdad del otro podía ser tan valiosa como la tuya? AGUSTÍN: (Conmovido. Yo sólo tengo deberes. Cuando se es demasiado poderoso. cada amigo es un enemigo en potencia. ANTÍGONA: En cambio yo soy libre. ¿no.) Jamás una vacilación. señor Ministro Inspector? AGUSTÍN: (Enérgico. ¿no te das cuenta de que el país está desmoronándose. Antígona. AGUSTÍN: (Negando con la cabeza y en tono convincente. ANTÍGONA: Y ahora querrás hacerme creer que sólo sos un esclavo de tu deber… AGUSTÍN: (Casi en sordina. Si me retiro a casa y dejo que mi hermano se pudra en una gusanera de éstas (señala la cárcel) o en algún escondite de los que únicamente ustedes tienen la llave. todos los adulones del poder. puedo. desde que mamá murió y papá quedó mutilado. yo sólo soy el ejecutor de ella.) ¿Cuántos crímenes lleva cometidos en bien de la patria. cómo lo están asfixiando con tantos decretos y prohibiciones. tío? AGUSTÍN: A mí no se me permite el derecho de la duda.tu régimen sólo inspiran miedo. 106 ANTÍGONA: ¡Cuidado. Sólo Dios sabe cuánto me cuesta. y puedo elegir morir. La vida se ha convertido en algo duro de 107 . desconfianza. con el mismo cariño con que debíamos cuidar las hojas de un libro! Porque cada cosa tiene un duendecillo. la misma escuela… ANTÍGONA: La que vos nos inculcaste desde chico. ¡todos los que te sirven y te envidian! AGUSTÍN: Sí. A mí me ha tocado la peor parte. Para eso lo hemos hecho venir. el que debe cuidar de que se la respete.) Ninguno que la seguridad del Estado no me haya impuesto. Pero ¡qué lejanos me parecen aquellos días en que nos enseñabas a cuidar cada flor del jardín como si fuera la única. Y quiero a Ramiro y quiero que sean felices. Pobrecito el amor. prohibiendo determinadas películas. Pero. matando ideas? AGUSTÍN: Sí.) ¡Qué extraño! Las mismas palabras con que ayer me enfrentó Ramiro. Claro. no se acata el orden? ¡Qué será de las instituciones si no se impone el respeto a la ley! ANTÍGONA: Y vos sos la ley. No me veo obligada a matar. ANTÍGONA: Sí. AGUSTÍN: Pero no podés elegir vivir. ésa es la permanente tortura de quien tiene en sus manos la vida y los bienes de sus ciudadanos. buscando por encima de sus necesidades particulares el bien de la patria. ANTÍGONA: (Con ironía. ¿verdad. no se estudia con ahínco. AGUSTÍN: Pero. El que debe cuidar de que el Comandante pueda cumplir su mandato.) Más o menos. nunca una duda cuando se trata de cumplir con el deber. ¡Dios mío! ¡Tratá de comprender. Antígona.) No. ¿Es que ahora ese duendecillo se ha convertido en un ser maléfico al que hay que destruir de cualquier manera: quemando ciertos libros. y debo asumirla con lealtad y coraje. recelo. la del cancerbero. si dejo de estorbar. ANTÍGONA: (Irónicamente. Sólo lamento que esto te hará feliz. que sufre si la rompemos o rasgamos. decías. Debo decidir por ellos cada día. tío! No te sientas tan seguro de la victoria. en salud y tranquilidad. que hace agua por todos lados. no tengo mi conciencia aherrojada por ningún sistema. sino límites. la vida no tendrá nunca la vastedad de tus sueños. tan vasto… como papá! ¡Qué ridículo se me antoja ahora tu destino! ¿Te acordás cuando nos decías que el hombre es un ser vasto. siempre joven y soñador! (Ríe.) Pero vos tenés toda la vida por delante y podés ser feliz. dominarlo. lo único que te da placer. y lo que es peor. Esa pulcra.) ¡Ah. ni la esperanza. sí. bah. Yo no soy más que una pieza de este fatal mecanismo de poder. tío. tío. yo no quiero vivir en tu mundo feliz. pavadas. O abandonás tu orgullo y tus locas ansias de un amor 109 .) ¡No. a pesar de todo. lo amo. No quiero un robot a mi lado. AGUSTÍN: (Reaccionando. y quienes ocupamos la cumbre de esa pirámide poderosa somos. Y debe pagar su error. No es lo que yo les enseñé: al mundo hay que tomarlo hoy por asalto. ANTÍGONA: ¡Qué pequeño te veo. a la postre. Baudelaire: la inmensidad viene a tomar conciencia de ella misma en el hombre… ANTÍGONA: Pero para vos ya no hay inmensidad. El poder siempre corrompe. pero se equivocó y le tocó la peor parte en el resultado. tío! ¡No seas tan cruel! AGUSTÍN: El tiempo te lo va a ir destruyendo. Todos tus razonamientos sólo pretenden defender tu posición. pues. Fernando quiso hacerlo. la de los corazones libremente solidarios. Eligió y perdió.) Baudelaire. los chivos expiatorios. Antígona. sobrina. pero lo amo fuerte y exigente. la que procura el amor compartido en libertad. esto ya concluye. no hay perdón para el traidor. no me interesa. aunque las arrugas del alma se vayan haciendo aún más hondas que las de la cara… ANTÍGONA: (Arrebatada. ni nada que agite el alma y la levante más allá de tu limitado horizonte. tu embriaguez de poder. estúpida soñadora. ya te lo dije. Pero Ramiro y yo creemos en otra felicidad. a ese Ramiro no lo quiero! ¡No.) ¡Ja. pero tan corruptos como el jefe. AGUSTÍN: Pero ¿no amás a Ramiro? ANTÍGONA: Sí. los que cargamos con las manchas de quienes están un poco más abajo. No creás que el festín no tiene su cuota de veneno. En esta guerra.roer. ANTÍGONA: No. son los que imponen la ambición y el odio. tío! ¡Y pensar que antes me parecías tan grande. Que pague. con ironía. casi de prestado. Antígona. pero también lleno de fe y de esperanza. un engranaje de un sistema. perderá la esperanza y aceptará órdenes y cerrará los ojos a muchas cosas feas —como también vos deberás hacerlo— para sonreír complacido por estar aún sobre la tierra. lisa felicidad. sobre todo para quienes tenemos la responsabilidad de conducirla. Yo quiero la vastedad. ANTÍGONA: Deberías enjuagarte la boca antes de hablar de mi padre… AGUSTÍN: Tal vez esto mismo se lo estarías diciendo a él si todavía estuviera arriba. ANTÍGONA: ¡La felicidad! La que vos me ofrecés. No. ni para quien lo encubra. Como lo fue tu padre. a… 108 AGUSTÍN: (Interrumpiéndola. donde no entran la duda. lleno de dudas. AGUSTÍN: Bah. Ramiro es sólo un hombre y envejecerá como todos. y se le acabarán los sueños. no destruyás a mi verdadero Ramiro. Quiero a un hombre inmenso. la de cerrar los ojos a todo lo grande y bello. y a la vez vacilante. Bueno. porque su destino es ser el espejo de la inmensidad? AGUSTÍN: (Continuando el pensamiento de Antígona. (Pausa. sólo que él no tuvo la suficiente habilidad para adaptarse a él y disfrutarlo el poco tiempo que la sociedad le otorgó su manejo. Antígona! No.) La realidad no es lo que vos y Ramiro creen. para contentarnos sólo con un pedacito de sol. recortado a tu medida pequeña. ja! ¡Qué miedo le tenés al paso de los años. de veras no lo sé todavía. diversos días.) Un grupo de jóvenes manifestó su desaprobación ante el proyecto de ley que pretende reformar los Tribunales de Justicia. (El guardia toma del brazo a Antígona. Antígona se pone de pie algo abatida. Pero si lo supiera. Las imágenes que pasarán por las pantallas de TV se adecuarán a los hechos referidos por el locutor —siempre en off—. GUARDIA: (Entrando. y a cierta altura —bien visibles desde la platea—. que se yergue altiva. LOCUTOR DE TV: (Voz en off. esté vivo… o muerto. (Ahora con voz autoritaria. dijiste. AGUSTÍN: (Acercándose a Antígona y en voz baja. juega papel importante la iluminación. una de cuyas barras vemos en esta imagen. no se lo diría. querida sobrina. y sobre la figura de un joven con camisa diversa (podrán ser tres jóvenes diferentes). para expresar un clima delirante. Ministro. Los aplausos. De todos modos. En breve ampliaremos esta información. indicará cambios de sitio —podrá variar su ubicación dentro de la escenografía señalada— y. Ministro Inspector. ANTÍGONA: No sé nada de su grupo. Columnas organizadas marcharon hacia el Palacio de Gobierno. 110 111 . sobre todo.) Lleve a la acusada a su celda. enfáticos. Antígona. como en la escena tercera. Jefe. ANTÍGONA: ¿Qué se supone que debo hacer? AGUSTÍN: Decirnos todo lo que sabés sobre el grupo revolucionario de Fernando. LOCUTORA: (En off. pero se evitarán aquellas demasiado pormenorizadas. ¿Vivo o muerto? (Ante el silencio de Valverde. insiste.) ANTÍGONA: Mi respuesta es no. renunciar a los sueños es también morir… Mientras Antígona se retira conducida por el guardia. La escena se juega en el centro.) ¿Vivo o muerto? AGUSTÍN: No sé.) Sí. al guardia. LOCUTOR: (En off.) Guardia… Entra el guardia. me queda el derecho de asumir su nombre y su lucha.) Con mucho entusiasmo se festejó el triunfo del equipo nacional de fútbol. Esta sucesión de jóvenes o de un mismo joven con camisa distinta en cada intervención. tu libertad a cambio de Fernando y su grupo. ANTÍGONA: Cuerpo.justiciero —que casi siempre es el disfraz de una necesidad egoísta de encontrarse en el otro— o no me responsabilizo de tu suerte de aquí en adelante. el sonar de bombos y el corear de estribillos siempre en off.) Comunicado de último momento: atacaron con bombas a dos diarios del interior. Se oscurece la escena. Aquí. de frente al público. iluminada sólo por focos de luz tenuemente rojiza que caen directamente y en forma alternada sobre dos grandes pantallas de televisión.) Pensalo. por favor. (En voz bien alta y de pie. Las alocuciones estarán subrayadas por gestos ampulosos. Y mientras no me lo entregue usted vivo o muerto. Pero no debés erigirte en bandera de su causa perdida. en ocasiones rayanos en el delirio. ESCENA 8 Caen nuevamente los telones que presentan un decorado con calles de gran urbe. Quedan los laterales en sombra. AGUSTÍN: No será por mucho tiempo. no sé cómo trabajaban ni qué se proponían. y dejar de clamar por su cuerpo. en que puedan localizarse personas particulares o grupos específicos (se sugiere un montaje de fotos periodísticas investigadas). serás nuestra bandera”. serás nuestra bandera”. La muerte ha comenzado a recorrer las cárceles. bombos y voces corales que dicen: “¡Justicia! ¡Queremos justicia!”. Para ello tenemos desde hoy una bandera: Antígona Valverde. que se encienden. que no los hubo. JOVEN: ¡Compañeros. delirantes. Retorna la voz del joven. y para ello cualquier método nos justificará. Las palabras son interrumpidas por aplausos. 113 112 . JOVEN: Yo pregunto a todos mis camaradas: ¿hasta cuándo vamos a seguir tolerando la mentira y el abuso del poder? Estas tribunas deben ser desde hoy teas encendidas para terminar con la ignominia y la injusticia. terminemos. en efecto. Sin embargo. Nuevamente aplausos. “Hay que destruir el sistema”. Estribillos y bombos se escuchan en las calles con el mismo entusiasmo de siempre. JOVEN: Con su nombre nuestra lucha adquirirá un sentido piadoso: recuperar a nuestros hermanos es la consigna. Nuevos aplausos y coro: “Abajo la dictadura”… “Hay que destruir el sistema”. en camisa roja. sobre su figura. que arenga a una multitud —ésta en off—. JOVEN: El silencio. bombos y las voces corales que se van apagando al mismo tiempo que la luz abandona la figura del joven y va hacia las pantallas de TV. Se apagan los televisores y se ve a un joven que. entre sonar de bombos: “Antígona. desde una improvisada tarima. que tanto luchamos por su bienestar y su gloria. porque la justicia parece haber desaparecido de nuestro querido país. no faltaron los descontentos que lograron sembrar el pánico en un pequeño sector. pero el sistema nos está llevando fatalmente a la destrucción. El coro grita.) Una multitud acompañó pacíficamente los actos del día y fueron adoptadas medidas de seguridad para prevenir incidentes. JOVEN: Amigos. los vándalos. La luz cae. perseguidos y encarcelados. LOCUTOR: (En off. amigos! Nos hemos congregado en esta plaza para hacer oír nuestra voz y nuestros reclamos a todo el que tenga oídos atentos a la justicia en esta tierra. ahora. Debemos declarar la guerra y no cejar hasta recuperar a nuestros muertos. Aplausos. es cómplice. Quien tiene ahora el poder en sus manos no admite que éste sea rechazado y hace uso y abuso de él. desde ahora. “Antígona. pues. al arrojar cuatro bombas incendiarias. JOVEN: Hemos sido expulsados. Gestos ampulosos. aun contra la vida y tranquilidad de sus hermanos.Se apagan las pantallas y se ilumina la figura de un joven con camisa blanca. nosotros. sonar de bombos y un coro de voces en off: “Abajo la dictadura”. con el silencio cómplice de muchos ciudadanos. y no acepta nada que se oponga a su omnímoda voluntad. arenga en actitud declamatoria. compañeros. Ayer éramos los justicieros. lívida. lo ha erigido. Un hombre. No sé si esto es un drama o una tragedia. con el silencio y que nuestros gritos suban por las paredes de las cárceles para alentar a quienes allí sufren el horror de la tortura. ) Todavía hay tiempo. hacia el centro de la escena. ESCENA 9 Se levantan los telones que muestran edificios de la ciudad y cae nuevamente el que dibuja el paredón de la cárcel. ANTÍGONA: ¿Cómo está la Chacha. y en uno resultó dañada la casa de un dirigente sindical. por Dios. querido? RAMIRO: Y siempre por tus malditos celos… ANTÍGONA: (Interrumpiéndolo. Te aprovechás de mi complejo de chica feúcha. amor mío… reflexioná… Tenemos toda una vida de cariño. JOVEN: Antígona va a morir.) Se completa la normalización de las universidades. Los últimos rectores designados han asumido sus cargos. Sabés que te amo y que cada minuto que estoy con vos es como si cientos de luces se encendieran en mi cuerpo… Y siento que mi carne arde casi divinamente… ANTÍGONA: Y yo siento que florezco en miles de campanillas azules y blancas… y que suenan para mi gozo las voces 115 . “Cortemos la cabeza de la Hydra”. y el destino quiere que seamos nosotros los que la rescatemos del enemigo. 114 Nuevos aplausos y el coro de voces: ”Cortemos la cabeza de la Hydra”. Una tremenda desgracia ha caído sobre la patria. ANTÍGONA: Bueno. JOVEN: Y bien. LOCUTORA: (En off. cuyo rostro nos es bien conocido. Dos de ellos se produjeron en la madrugada de hoy.) Lamentablemente nuevos atentados se han sumado a la creciente ola terrorista.) Que vos sabés provocar muy bien. Se apaga la luz. JOVEN: Ya nada nos detendrá hasta cortar la cabeza de la Hydra. o al mismo. Se ve la reja de escenas anteriores. Ramiro? ¿Y Gaby? RAMIRO: ¿Cómo querés que estén? Se la pasan llorando una en brazos de la otra. Pero su sacrificio no será estéril: su fuerza y su gesto de amor fraternal se multiplicará en cada uno de nosotros e inflamará nuestros corazones con el santo odio magnicida. Nuevamente se escucha el coro de voces. RAMIRO: No. Antígona. cómo podés hablar de despedida y no sentirte morir! (Pausa. Interrupciones con aplausos. que entre bombos clama: “Aniquilación y muerte”.) ¡Oh. RAMIRO: (La abraza. ahora con camisa negra.Se apaga la voz y la luz va a las pantallas. a plena luz interior.) Y por qué no de disputas… ¿Cuántas veces nos hemos peleado este año. eso no es cierto. de comprensión por delante… ANTÍGONA: (Sonriendo. Se apagan las pantallas de TV y se ilumina a un tercer joven. pero ahora Antígona y Ramiro están sentados juntos en un banco. El tirano lo ha dispuesto así. compañeros. camaradas en el dolor y la lucha. haciéndome reproches porque no consigo nada de papá. LOCUTOR: (En off. No queda otra alternativa que la lucha por cualquier medio. bombos y estribillos coreados: “Aniquilación y muerte al enemigo”. Ya no hay opción: ellos o nosotros. por lo menos nos ha permitido esta despedida. tres? Sólo conseguiríamos postergar esta agonía. RAMIRO: Mi pequeña. querido. ANTÍGONA: No. amor? Si así fuera entonces sí que lo habría defendido como una leona. no del miedo y la prisión… No lo quiero para el mundo cruel de Agustín Valverde… Perdoname. Siempre quería intervenir en tus juegos. Quiero a un hijo de la luz y la alegría. mi adorada Antígona. no. te quedabas rígida.) ¿Te acordás cuando allá. Pero yo creo que ya lo hacía por cariño… no sé si a los pobres tordos… o a vos.) No. y ya no nos queda tiempo para la siembra… RAMIRO: (Con energía. ahora tenés que escucharme.) ¡Cómo lo hubiéramos apretado contra nuestros pechos!.) (Con ensoñación. (La besa repetidas veces. se iban con Fernando a cazar tordos. Vos. cuando quizá lo llevás adentro (le acaricia el vientre) protegido todavía del sol inclemente y de las lluvias impiadosas. Antígona.) Voy a mentirle a papá. Ramiro. Le daríamos un motivo más de censura y quizás de abominación. RAMIRO: Sí.) RAMIRO: (Contagiado.) Y yo siempre elegía aquellos juegos en los que podía destacarme ante vos. tu padre no debe saber de nuestros encuentros secretos. Le diré que esperamos un hijo. ANTÍGONA: ¡Fernando!… Me conocía mucho mejor que vos. si no ante la ley. Ramiro. Ramiro.) Pero no tenemos ningún niño. Antígona. Gaby siempre se ponía a llorar y nos gritaba que tuviéramos cuidado. Sólo que me tiré tan bruscamente al suelo que casi me desmayo de veras. con toda esta tortura…? ANTÍGONA: (Interrumpiéndolo. en cambio. Ramiro? (Esconde la cabeza en el pecho de Ramiro. de los déspotas y los violentos… ANTÍGONA: (Reaccionando se suelta de sus brazos. abonado con toda esta pena. eso fue lo más fácil. de la de su nieto? ANTÍGONA: Pero no es así.) RAMIRO: ¡Y vamos a perdernos tanta dicha por tu estúpido orgullo. de mis intemperancias… RAMIRO: (Le tapa suavemente la boca. RAMIRO: ¿Por qué? ¿No creés que nuestro amor. Los veíamos salir a la carrera y Gaby y yo nos quedábamos temblando.) Sí. Sabía que estaba simulando. sobre todo. ante nuestra conciencia de amantes sinceros y seguros de nuestro amor. (Pausa. Y lo hacías con mucha más audacia que Fernando. ¿Y si fuéramos a ser padres? ¿Creés que papá seguiría negándote la libertad y exigiendo el sacrificio de tu vida. RAMIRO: No si le decimos que tendrá un nieto. como desafiándonos. RAMIRO: ¿Y el desmayo también fue simulado? ANTÍGONA: Claro. Vos sos mi mujer. RAMIRO: ¡Y cómo lograste asustarme. pero. (Pausa. ANTÍGONA: Pero. Mi vientre está vacío. ¿verdad? Lo hubiéramos adorado. no digas más y escuchame con atención. con nuestras lágrimas. ANTÍGONA: Montar era tu locura. Ramiro. 116 ANTÍGONA: Y ¿por cuánto tiempo podríamos engañarlo? ¿Un mes. mi pequeño diablo! Yo gritaba como un loco… y hasta quise pegarle a Fernando porque se iba silbando sin hacer nada. ¿Qué estás fantaseando. Ramiro… RAMIRO: No. 117 . dos. en la casa grande. contra todo el que quisiera arrebatármelo. con nuestra angustia.de todos los pájaros que en bandadas recorren mi piel. no.) Y tenemos que defenderlo desde ahora. para que no se fueran. compartido casi diariamente. (Se besan. Antígona! ANTÍGONA: Al menos te librarás de mis rabietas. Ramiro… Soy mala con vos… desde chica. ¿no es cierto. cómo me ponía rabiosa y trataba de detenerlos con cualquier pretexto?… Y hasta una vez simulé sentirme enferma. quizá podríamos gestar un cuerpecito tibio y rosado… pero no. abrazame fuerte. (Antígona obedece. RAMIRO: Te amo. la joven se da vuelta y lo mira con cariño. Desprendiéndose de Ramiro. y me parecía que volaba afuera. Ministro Inspector. mi Jefe. (De pie. ESCENA 10 El mismo decorado anterior. vos me lo reprochabas… pero al fin te sentabas a mi lado y comenzabas a leer. igual que. que cuidarás de Gabriela y la Chacha… (Desesperada.) Por favor. sentate. Antígona… Da un paso hacia Antígona que es conducida hacia el interior por el guardia. Ramiro.) AGUSTÍN: (Dirigiéndose a Antígona. ANTÍGONA: Ramiro. (Pausa. también azul. (Valverde se pone de pie.ANTÍGONA: (Riendo. ANTÍGONA: No vine aquí por propia voluntad. Éste sale como enloquecido. El susto me apretaba el estómago.) No. mi tierna hechicera? ANTÍGONA: (Muy enternecida. Antígona desaparece con el guardia y se va apagando la luz. Como si vos no hubieras podido hacerlo. amor. más adelante. cuando ya nada escuche. (Se retira.) ¡Oh. a divertirte con los amigos? RAMIRO: ¿Por qué había de ser? ¿No lo sabe. esto ya termina. hasta el cielo. ¿O se olvida usted.) Tuve que traerla a empujones. por favor.) Pero después tenía que correr al baño. a abrir cuanto ca119 118 . RAMIRO: (Rememorando nostálgico. dispuestos a darla vuelta.) Con su permiso. ANTÍGONA: Si me querés. tenía a sus esbirros en mi casa. o si era tu voz… pero cerraba los ojos y me sentía sin peso. AGUSTÍN: Está bien. para vestirme con el calor de tu piel y la ternura de tus manos. Antígona. RAMIRO: (Desesperado. mi adorada bruja. a la puerta. ahora retírese y espere. ni nada vea… GUARDIA: Muchachos. Antígona (la besa en los ojos) y no dejaré que te hagan más daño. andate. GUARDIA: (Entra arrastrando a Antígona. Y yo te escuchaba estremecida: no sé si eran los versos los que ponían alas azules en mi cuerpo. continúa.) Sí. mi llamado.) Retendré tu aliento hasta mi último suspiro. ahora en el escritorio del Ministro Inspector Valverde. no hagás más difícil todo esto. pero quiero oírtelo decir muchas veces.) Y aquella vez que te quebraste la pierna y tuviste que estar un mes en cama… ¡Qué tierna te pusiste! Me hacías pasar horas leyéndote a Baudelaire y a Milozs. cada vez que rendía examen. es la última vez que hablaremos. si no has decidido cambiar tu obstinada actitud de heroína. Ramiro. la condenada no quería venir. quien permanece de pie. ANTÍGONA: Ramiro.) ¿Por qué te quedabas. Les queda un minuto. ahora tenés que prometerme que seguirás buscando a Fernando. Para que no se me olvide cuando te vayas… Para que tus palabras suenen en mi corazón todavía. GUARDIA: (Cuadrándose. Ante el grito de Ramiro. cuando se ilumina la escena. ANTÍGONA: Sí.) Jefe. se abrazan y se besan. en lugar de irte por ahí.) Bien. que a las cuarenta y ocho horas de los desgraciados sucesos del Aeropuerto. revisando expedientes. Éste se halla sentado ante su escritorio. Ramiro se detiene agobiado por la pena. ¡Qué ridículas e inútiles me parecen hoy! Pero éramos jóvenes. AGUSTÍN: Es el papel que les ha tocado en suerte. Te llamás Antígona por un loco capricho de tu padre… ANTÍGONA: (Interrumpiéndolo. es la sociedad la que nos impone el deber de acatarlas. cuidarlo cuando está herido. o darle sepultura si lo han matado? Yo necesito creer en algo más noble y más digno que lo que los hombres como vos —los que defienden el sistema. para encontrar las huellas de un delito que usted mismo fabricó. No están aquí en juego las leyes divinas. No vacilés. sino las leyes humanas. Te lo aseguro. AGUSTÍN: Tampoco te lo he pedido. Pero ya no es tiempo de dioses.) Estoy muy cansada. libre y soberana. Grandes frases. también podríamos decir que son los vindicadores de un nuevo orden social.) Pero sí tus sayones. no respeta al hombre. AGUSTÍN: (Refiriéndose a quienes gritan. Es el que más necesita ser salvado… AGUSTÍN: Decididamente te estás creyendo un nuevo Mesías. sino tus propias faltas de estudiante confundida por falsas ideologías. Vayamos a los hechos. como vos lo llamás— ofrecen. Antígona. Teníamos entonces veleidades actorales. Aunque. Se escuchan voces corales que llegan desde la calle: “Aniquilación y muerte al enemigo”.) Por favor. que tu loca fantasía quiere convertir en realidad.) Sí. que yo quiero que respetés. Antígona. (Pausa. pequeña tonta.) En fin. según de dónde lo mirés. AGUSTÍN: Quizá contribuí a fomentarla. amábamos el teatro… (Reaccionando. La función debe continuar hasta el final. tío. Pero nunca seré Judas. ¿el que clama por la aniquilación y la muerte? ANTÍGONA: Sí. 121 . el ser humano que ese Estado poderoso abomina y pisotea. nada más. tío. y a mí querés hacerme jugar el más vil y detestable. yo me resisto a cumplirlo y vos podés eliminarme de esta compañía. ANTÍGONA: ¿Pero de qué sociedad me hablás. Me has adjudicado un papel. ¿No pensás que te queda demasiado grande ese papel? ANTÍGONA: Sos vos el que distribuye los papeles. que lo haga el vecino.) Locura que vos compartiste. tío.) Y vos has venido a rescatar al hombre de su servidumbre. tío? ¿La que ustedes han fabricado. a destrozar libros y papeles. tío. y vas a hacerlo como ciudadana sumisa y respetuosa. “Cortemos la cabeza de la Hydra”.jón había. tío. Esta conversación es ociosa. no tenés ninguna culpa anterior que pagar. pero ante el menor sacrificio. AGUSTÍN: ¿Y qué habrás conseguido. sobrina? ANTÍGONA: Cumplir con mi papel hasta el final… pero (con énfasis) el que yo me he adjudicado. ¿Te has preguntado en algún momento si 120 el hombre quiere ser rescatado? Porque esa libertad que estás defendiendo implica grandes responsabilidades. porque tu Estado. como fabricó mi papel de heroína? AGUSTÍN: Eso es justamente: un papel. AGUSTÍN: ¿Es que hay algo superior a una sociedad organizada bajo la conducción de un Estado poderoso? ANTÍGONA: (Furiosa. mil veces sí. ANTÍGONA: (Abatida. muchas tribunas.) ¿Es ése el hombre al que pretende salvar la pequeña Antígona?. y dudo mucho de que ustedes estén dispuestos a asumirlas. a ése sobre todo. ANTÍGONA: Para demostrarte lo contrario estoy aquí. tan injusta como para imponerles a sus miembros la denuncia y la traición del hermano? ¿Una sociedad que no me permite siquiera buscar a mi hermano. que tus antepasados no son héroes ni semidioses. tío. Antígona. ANTÍGONA: (Vivamente. AGUSTÍN: (Con sorna. ) Pero no podés hacerme esto. ella lo quiere así. hasta la muerte? No. RAMIRO: (Irrumpe desesperado. su sonrisa… y su fuerza. AGUSTÍN: Ramiro. ¿cuándo aprenderás a ser un hombre. dejame elegir mi muerte. ANTÍGONA: (Amargamente. tío. La fatalidad… Hablaste de la fatalidad del poder.) Sí. (Se desploma en una silla. AGUSTÍN: Llévese a la acusada. RAMIRO: No. No pienso cambiarlo… aunque tengo mucho miedo… (Se retira llevada por el guardia. ¿o le temés al juicio de la historia? ¿No es esto acaso una comedia? AGUSTÍN: Que vos estás empeñada en transformar en tragedia. Antígona: hasta el último minuto tenés derecho al papel que te asigné. al hermano. Tenés la cabeza llena de poesía. cuando ella es la que quiere morir? RAMIRO: (Toma a su padre de ambos brazos y lo sacude nerviosamente. Vamos. señor Ministro Inspector. Ramiro? ¿Con qué derecho estás juzgando los actos de tu padre? ¿Es que tu amor te ha cegado y ya no sos mi hijo? RAMIRO: ¡Cómo quisiera no serlo. AGUSTÍN: Además. deciden. de inmediato y sin vacilaciones. habla el Ministro Valver122 de. por un estúpido y sensiblero acto de caridad? AGUSTÍN: ¡Es que esto me parece tan absurdo.) ¿Te has vuelto loco.) Papá. medita y. papá. sobrina. 123 . RAMIRO: Bueno. AGUSTÍN: Sí. (Se pone de pie. Ramiro? RAMIRO: Duro y cruel como vos. Yo elegí el mío y es mucho más noble. voy a ser duro y cruel yo también. Tuya es la culpa si insistís en infringirlo. tío. papá! Y quizá no lo soy. Ya no te admiro. sincero. (Antígona se pone de pie y el guardia la toma de un brazo. tío.) Oficial. Antígona! Sería todo tan sencillo si dejaras tus pretensiones… Y aceptaras volver a casa… ANTÍGONA: Aceptar… siempre aceptar… Pero ¿quién creó las reglas de este juego infernal. AGUSTÍN: (Se suelta bruscamente. sus sueños.) AGUSTÍN: Pero. No me quités también el derecho a reivindicar mi acto de amor. ¿Eso es ser un hombre? AGUSTÍN: Quizá sí. Proceda de acuerdo con lo convenido… de inmediato. Corre hacia la salida lateral. ANTÍGONA: Lo dijiste vos.) ¡Guardia! GUARDIA: (Entra y se planta con rigidez. ¿qué pretendés? ¿Que yo salve a Antígona. ¿adónde llevaron a Antígona? Quiero verla. sin su bondad.) Son dañinos para tu mundo de hoy. lo son. toma el teléfono y marca un número. porque no te reconozco. AGUSTÍN: Rainer María Rilke. Ramiro. papá. Amor a la familia. ya que no puedo vivir mi vida. y vos querés aplastarlo como a una cucaracha sólo porque se resiste a cometer un acto indigno.) AGUSTÍN: (Queda vacilante un momento.AGUSTÍN: El orgullo. (Pausa. papá. disponen y otros deben acatar y así. Antígona es un ser limpio. en estos tiempos. (Con ironía. y no te voy a permitir ninguna crítica a mis órdenes! Ramiro va y viene desesperado durante una breve pausa. donde unos mandan. AGUSTÍN: ¿Es que todos los papeles se han cambiado aquí? ¿Cómo te atrevés a dudar de la validez de mis decisiones? ¡Soy tu padre. papá. de sueños. señor Jefe.) Y no lo olvidés. por fin. ANTÍGONA: Aplastalos de una vez.) Sí. Suena en ese momento una descarga de artillería y Ramiro comprende que Antígona ha sido ejecutada. Yo no podré vivir sin ella. con marcados signos de agitación. siempre el orgullo. por favor. al amigo. ANTÍGONA: Ya lo he hecho. de la necesidad de un Estado fuerte… ¿Vas a rebelarte ahora contra tu papel de Jefe Supremo.) Y un poco de amor. ) GUARDIA: (Decidido.) Y se descerrajó un tiro ahí nomás. de Tchaikovsky —primer movimiento— o de la sinfonía Nº 5. La música aumenta su volumen. se acerca a su escritorio. EPÍLOGO Se han levantado los telones de fondo que indicaban una cárcel y. Jefe. AGUSTÍN: Acá quien juzga los hechos soy yo.) Al ver el cadáver. 124 OFICIAL: Pero… pero… Señor Ministro. se deja conducir. y… entonces lo hizo… AGUSTÍN: (Reaccionado. cesa la música y se adelanta al proscenio. lo sabíamos. Comienzan a oírse los acordes de la Sinfonía Nº 6. Epílogo que también podría ser el prólogo de una nueva historia…. guardia. Éste toma de un brazo al oficial que. seguido por un haz de luz. hijo! Se apagan totalmente las luces. muy conmovido. se abrazó a él sollozando. AGUSTÍN: (Después de una brevísima pausa de abatimiento. éste con signos evidentes de desorden en su ropa y sin el revólver en su cartuchera. se sienta y hunde la cabeza entre las manos. se colocarán un sillón y una mesita con florero y rosas—. La silla que queda lucirá un almohadón coqueto. La función está pronta a terminar. Pero no pude impedirlo. Jefe.) ¡¿Qué hizo. cuando han transcurrido diez años desde el ajusticiamiento de Antígona y el suicidio de Ramiro. además de la lámpara. oficial?! OFICIAL: (Siempre muy excitado. Valverde se sienta otra vez y. reacciona. Sale gritando “¡Antígona! ¡Antígona!”. se correrá el sofá un poco hacia el centro y se le colocará una funda. GUARDIA: Cayó muerto.) ¡Ramiro! ¿Adónde vas. atravesado sobre el cuerpo de esa muchacha. un personaje narrador que anunciará al público un epílogo. abatido. pero a no asustarse. Yo me acerqué. 125 . AGUSTÍN: ¡Era mi hijo! ¡Era mi hijo! OFICIAL: Sí. Hacia el lateral derecho —del que se habrá retirado el escritorio y una de las sillas. se verán dos portarretratos (uno con la foto de Antígona. (Valverde lo mira como alucinado. Están muy agitados. para desprenderlo nomás.) Me empezó a dar puñetazos y me arrebató el arma y… (Valverde se pone de pie. ahora verán el epílogo de los sucesos aquí desarrollados. se inclina sollozante sobre el escritorio. Nuevo Mundo. de Dvórak —cuarto movimiento. No lo olvide nunca. Se reubicará la mesita sobre la que. OFICIAL: (Muy nervioso. mientras el Narrador habla. esto es injusto. señor Ministro. no vamos a recomenzar. el otro con la de Ramiro). Valverde. entran el guardia y un oficial. Patética. NARRADOR: Estimados amigos. oficial. AGUSTÍN: ¡Dios es testigo de que yo no te había asignado ese papel. Observan a Valverde y habla el oficial y cesa la música. señor Ministro. mientras la música vuelve nuevamente a hacerse oír. Después de una breve pausa en la acción. créame. oficial. para cambiar levemente el decorado del departamento anterior. Lléveselo.) No pude impedirlo. hijo? Se mueve nervioso y sobre el fondo musical se escucha un disparo.) Queda usted arrestado. AGUSTÍN: (Corre hacia la salida lateral y grita.RAMIRO: Y creo que tampoco te quiero. conmovida. querido. NIÑO: Pero dice papá que la novia era tía Antígona. Fernandito. se fue a buscarla al cielo. pura. como el tío Fernando. recuerda. El niño se ha sentado en la silla y se ha sacado un zapato. pero como algo muy lejano.) ¿Quién te ha contado esas historias? NIÑO: En la escuela: mis compañeros dicen que luchó por la libertad. que todavía hoy puede despertar mis celos. GABRIELA: Sí. Luce un traje de media estación. señalando las fotos. ¿verdad? GABRIELA: No. No sé. sólo dos minutos para tomarme una aspirina.) Mamá.Saluda y se retira.) NIÑO: El tío Ramiro era buen mozo. Se escuchan las voces en off de Gabriela y Manuel. que queda sola un segundo. tenés más de veinte.) Se querían mucho… tanto que el tío Ramiro cuando Antígona murió. y de tu mujercita. y hemos edificado este hogar sobre el llanto y la muerte de 127 . (Lo besa con ternura. apenas comenzaba a vivir… Pero ustedes.) Sí. las fotos. la tía Antígona era muy valiente… y nos quería mucho a todos. GABRIELA: (Se yergue y va hacia Manuel. que sigue mirando las fotos.) Sí… tu mamá lo quería mucho. MANUEL: (La acaricia. la mataron. y por eso la mataron. ¡Tanto he cambiado. Manuel!… Aunque sigo siendo la misma chica pusilánime de entonces. a veces. y la pasarás muy bien.) ¿Por qué todos los amigos de Fernando estaban un poquito enamorados de Antígona? MANUEL: No sé. mamá? GABRIELA: (Nostálgica. (En actitud mimosa para con Manuel. quizá porque ella encarnaba nuestros ideales.) No tardo.) Y tanto. Gabriela entra en escena con su pequeño hijo. MANUEL: (Entrando. Nosotros estamos listos. pero no muchos más. con camisa. El niño se ha puesto el zapato y va hacia ellos. mi pequeño inquisidor. de la que todos soñábamos a esa edad: alegre. era el símbolo de la vida misma. lleva cartera. llena de luz y de calor… Era tierna y fuerte a la vez. querido.) Tenés que apurarte. y no regresó nunca… NIÑO: La tía Antígona no murió. mirando el retrato de Ramiro? GABRIELA: (Se acerca al retrato y lo mira. como papá. ¿qué? MANUEL: Que la adoro cada día más (la besa tiernamente) y que también estoy un poco celoso. y su hijo viste vaquero y camisa. GABRIELA: Bueno. por estos años maravillosos que me has dado.) Gracias. GABRIELA: (Se acuclilla y.) También nosotros la queríamos. ¿no? GABRIELA: (Acercándose al niño. NIÑO: Vos. ¿O creés que no he visto cómo te quedás. GABRIELA: (En off. GABRIELA: Te vas a divertir. NIÑO: (Se ha acercado a los portarretratos.) No me acuerdo.) Sí. NIÑO: Y son muchos.) Los dos venimos de mucho dolor. protegida… (Vuelve hacia Manuel. que sólo ansía ser amada. lo miro. Gaby. MANUEL: (En off. 126 GABRIELA: (Con asombro. ¿cuántos años tenía la tía Antígona en esta foto? GABRIELA: (Se da vuelta y mira desde la distancia. Manuel. estaban aquí y ahora no las encuentro. tienen siempre un afán cruel por querer saber la edad de los mayores. por esta paz y este cariño de hogar. mamá. querido. mientras se ilumina plenamente la escena. Manuel. de un pasado que yo no sé si fue mío. creo que alrededor de veinte. ¿verdad. Hay un chico de tu misma edad. los chicos. que ciertos signos escénicos hacen bastante transparentes. nuestra querida Antígona no se sacrificó para expiar culpas ajenas. “Una parte a trabajar. Se escuchan dos veces la bocina de un auto. el sentido general de la acción permite también. GABRIELA: ¿Y te parece poca responsabilidad? Además. sin duda. GABRIELA: Sí.) GABRIELA: (Reaccionando. (El niño la arroja al suelo. NOTA: Se han utilizado las formas del voseo. GABRIELA: Sí. para hacer de nuestros nuevos actos algo sólido y constructivo. Ahora es tiempo de construir. eso invalidaría el sacrificio de Antígona. Ella es un símbolo de rescate de una sociedad a través del amor y el sacrificio. un olvido razonable. Coloca su brazo sobre los hombros de su mujer y marchan hacia la puerta de foro. ¡Pero qué difícil es eso! (Se sienta en el sofá. Gaby. qué maravillosa fue aquella decisión de la diosa Atenea de fundar por vez pri128 mera un senado de jueces en el Areópago? Así Orestes quedó liberado de las culpas de su linaje. sentado en la silla. / vino para olvidar!” MANUEL: Olvidar en la medida en que el dolor pueda paralizarnos.hermanos y amigos muy queridos. que quizá no las tenía. el manejo de un diálogo lingüísticamente menos localizado y. y desde entonces sólo somos responsables de nuestras propias culpas. GABRIELA: Al menos a ella y a Ramiro pudimos enterrarlos. tampoco las propias.) MANUEL: (Se levanta también.) 129 . demasiado violentos… El niño se ha ido al interior y vuelve con una pelota. GABRIELA: Sí. de una violencia exterminadora. directamente.) “¡Que Dios nos dé vino y trigo. Sobre todo cuando nos veía muy agresivos. No es. Pero a Fernando… MANUEL: Fernando… Ernesto… y tantos otros. Gaby. lo mismo que el hombre… Pero hay hechos y personas que merecen recordarse… a otras es mejor olvidarlas porque se vuelven aplastantes. como las pesadillas. Fernandito. impulso lúcido. GABRIELA: Ahí están. por favor. razonado.) MANUEL: Un pueblo sin memoria es un pueblo sin historia. Antígona nos los decía muy a menudo. en virtud de la particular inserción histórica de la acción. / otra parte a…” GABRIELA: (Interrumpiéndolo. MANUEL: No. Dejá esa pelota. (Pausa. Se sienta en el sillón mientras el niño. ¡Qué gran institución la Justicia! ¿Te das cuenta. la utilización de las formas verbales que acompañan al “tú”. No obstante. Gaby. pero no cuando ese mismo dolor es acicate.) Vamos. creo. MANUEL: Ya se ha encargado de él la Justicia. (Esto requeriría modificar algunos signos en el diseño del personaje La Chacha. con la que juega. ése fue el sentido del homenaje que le tributó nuestro pueblo. (Se levanta y toma al niño de la mano. en consecuencia.) “… a enterrar. hace picar la pelota en el suelo. Cae el telón. El tío Agustín… por ejemplo. sino para liberarnos a unos y a otros de nuestra ceguera. no hagamos esperar a nuestros amigos.” ¿Cómo conocés estos versos? ¿Acaso Antígona…? MANUEL: Sí.) Vamos a pasar una buena tarde entre amigos. seguramente. sólo tenemos que expiar nuestros errores. a mi familia y amigos.SANGRE EN LA JAULA DE LOS MONOS Autora: Cristina Fasulino A Casandra. . Rotterdam. en 2001. emitido por Canal 9. Junto a la cama hay un banquito de madera y una mesa de luz. Lugones y J. cuyo guión le pertenece. a dirigirse por Alejandro Doria. Trabajó en el ciclo semanal Mi mamá me ama. la trapera. MARY: No.) ¿Cómo está afuera? ¿Sigue nublado? Mary se sienta en el banquito.Ministère de Affaires Étrangeres de Francia. M. del Festival de Rotterdam.Cristina Fasulino nació en Buenos Aires en 1965. Se abre la puerta y entra Mary (45). En 1993 comenzó su carrera de guionista para televisión. La habitación está en penumbras. En 1995 fue coguionista de la adaptación para cine de Alta en el cielo. Mercader. En off se escucha sonido de monos. Bioy Casares. Rio de Janeiro. Carga un bolsón de tela estampada. La Esposa enciende la luz del velador. (Señala el banquito ubicado junto a la cama. Hong Kong. Siria. Por fin vamos a tener un fin de semana con sol… ¿Quiere que le corra las cortinas? ESPOSA: (Terminante. respectivamente. Miami Beach. junto a Alejandro Doria. descalza. Los muebles son estilo Luis XV. del Festival de Rotterdam. emitido por Telefé y Canal 13. y obtuvo el premio Hubert Bals Fund. señora… Se puso lindo.) No quiero ver a los monos… 133 . ha cursado estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. adaptación de la novela de Jorge Asís. viste un deshabillé de seda. ESPOSA: Entre. El sur de una pasión. por el guión del largometraje El tajo del Dr. Golpean la puerta. L. ESPOSA: Pase. obra de teatro de Nelly Fernández Tiscornia.ar ESCENA 1: LA PEREZA La Esposa (40) está recostada en una gran cama matrimonial abrazada a una almohada con expresión somnolienta. el guión de largometraje Sandra.) No. Fue jurado en el Festival Internacional de Damasco. vestida con ropa humilde. Los autores elegidos fueron: H. y el Premio Fonds Sud Cinema para la posproducción del Ministère de la Culture et de la Communication . Londres. R. Cortázar. Arlt. Vidal. en la especialidad de Dirección con el rodaje de Comida para buitres. Bratislava y Cretéil.com. En el 2001 obtuvo un premio Hubert Bals Fund. En 2000 terminó su primer largometraje. mandragora_prod@ciudad. En 1989 egresó del Centro de Experimentación y Realización Cinematográfica del Instituto Nacional de Cinematografía. Despeinada. Mary… Siéntese acá. (Pausa. Huelva. En 1996 y 1998 realizó las adaptaciones de cuentos argentinos para el ciclo televisivo Espectaculares de Alejandro Doria. En el 2001 escribió. morocha. Thessaloniki. Además. Quiroga. Su ópera prima ha sido invitada a participar en los festivales internacionales de Nantes. antigua. A. ) Sí. Mary se coloca a sus pies y despliega una serie de cremas y lociones que saca del bolsón. infierno grande. mirando la televisión… MARY: ¿No le gustaría hacer algún curso de ésos tan lindos que hay? Porcelana fría. cocina para microondas… (La Esposa niega cada propuesta.) Parece la casona de Lo que el viento se llevó… ESPOSA: Y no sabe lo que es adentro… MARY: Me imagino… Y también me la imagino a usted bajando esas escaleras como Olivia de Havilland… (De pronto cambia su expresión como si hubiera recordado algo desagradable. 135 . están encadenados… (Irritada. cómoda. pero ahora no puedo… No aguanto… Hay noches que ni siquiera viene a dormir… MARY: ¿Y no se aburre solita? ESPOSA: Para nada… A mí me gusta estar tranquila. Pero mi marido dice que si los monos no están. ESPOSA: (Autoritaria. arruina un poco la vista… Yo le dije a mi marido que le ofrezca unos pesos al dueño y así tiramos todo eso abajo y ampliamos el parque… Mary asiente sin dejar de atenderla. Yo antes lo esperaba despierta. qué peligro…! ESPOSA: Hay gente que no tolera que los demás progresen… 134 MARY: ¡Y qué bien le está yendo a su marido con la política…! ESPOSA: Sí.La Esposa se incorpora apenas y saca las piernas fuera de la cama. Está en su mejor momento. sin prestarle atención. tuve que agarrar un trabajo de medio día en un restaurante… ESPOSA: (Impaciente.) ¡Dios mío. no veo la hora de que se los lleven… Cada vez que me asomo se están haciendo la paja… MARY: (Desconcertada. no inaugura… Para él son símbolo de buena suerte.) ¿Cuándo es la inauguración? ESPOSA: Mañana a la noche. MARY: (Mientras comienza a masajearle los pies.) Bueno. ¿ya puede decirme qué ve…? Mary observa sus pies mientras los acaricia. tarjetas españolas.) Lástima la cabaña esa que quedó a medio terminar en el terreno de al lado… ESPOSA: (Frunciendo la nariz. ESPOSA: Pero parece que el tipo es un lunático que no quiere saber nada y hasta lo amenazó con una escopeta… MARY: (Temerosa.) Hábleme de la inauguración. MARY: Sus pies son perfectos. Levanta el pie derecho y lo coloca frente a su rostro. no tienen huellas… Nunca vi pies que tuvieran tan poco desgaste… La Esposa percibe en sus palabras una mezcla de atracción y rechazo. ESPOSA: Mi marido los trajo como una atracción para el hotel… Pero todavía no les terminaron la jaula… MARY: (Inquieta. la chica se metió en el convento y el muchacho quedó ciego en un accidente… Ayer tuvieron un encuentro y él no puede entender por qué ella no quiere darle una prueba de amor… MARY: ¡Qué romántico…! (Entristecida.) Ayer pasé por la puerta del hotel… (Maravillada. muy bien… Pero también hay que reconocer que trabaja mucho… Se la pasa metido en su oficina.) ¿Qué hace todo el día? ESPOSA: Sigo la telenovela nueva Pueblo chico.) ¿Los tiene sueltos en el jardín? ESPOSA: No.) Lástima que no puedo verla… Con mi marido desocupado.) Escúchelos… Son horribles. MARY: Hay un hombre enamorado de esa mujer que estará dispuesto a hacer muchos sacrificios para conquistar su amor. La Esposa se queda pensando unos instantes con expresión desconfiada. bonita. hasta mi propia habitación. arrogante… ESPOSA: ¿Me va a dejar por ella? Mary mira el pie largamente. Luego se pone los anteojos y mira la planta del pie derecho.) ¿Qué más ve? Mary vuelve a examinar los pies. ella terminará quedándose con él y dejará a su esposo en paz… La Esposa baja el pie mientras suspira aliviada. mi familia. Mary…! Mary sonríe apenas y la mira con expresión melancólica. ESPOSA: Lo siento. señora… (La mujer la mira sorprendida. ESPOSA: Tiene hongos. Mary.) Yo también quiero viajar… MARY: No le conviene… Él va a tener que soportar fuertes enfrentamientos políticos… Va a ser casi como una guerra entre la Capital y el Interior… (La Esposa la mira temerosa. Luego se encoge de hombros.) Estoy buscando un trabajo mejor… Si pudiera entrar al hotel… Soy buena cocinera y también puedo ocuparme de la limpieza. ESPOSA: ¡Qué inspirada está hoy. MARY: Su marido va a tener que viajar a la Capital por trabajo y usted va a quedarse mucho tiempo sola… ESPOSA: (Caprichosa. Al final. ESPOSA: Los invitados fueron especialmente seleccionados entre mi marido y yo. Probó toda clase de productos pero el mal olor no se le va por nada del mundo… Hay días que se siente hasta con los zapatos puestos. Mary permanece unos instantes con la mirada fija en un punto lejano.) Mejor evitemos problemas… Dejemos cada cosa en su lugar. MARY: El incendio de una enorme casa no me deja ver claramente… 136 La Esposa le ofrece el otro pie desesperada por obtener más información. Mary comienza a examinarlo con atención. pero no me gusta mezclar las cosas… Usted conoce mi casa. (Cambiando bruscamente de tema.Mary baja la vista unos instantes como si tuviera un conflicto con eso. (Ansiosa. no va a haber problemas… (Curiosa. y no es “apropiado”… Los empleados del hotel son gente chismosa que se muere por averiguar cosas íntimas de sus patrones… MARY: Pero yo soy prudente.) Necesito pedirle un favor.) También veo una mujer que envidia su felicidad… Es joven. MARY: Va a ser un éxito si elige bien a sus invitados… La Esposa se queda pensativa. sabe que no diría nada que la pueda perjudicar… ESPOSA: (Categórica. Luego niega con la cabeza.) ¿Y él?. señora… Usted me conoce bien. ¿va a ser reelecto diputado? MARY: (Evasiva.) Hoy 137 . MARY: (Tímida.) No estoy segura… Lo más conveniente sería mirar sus pies. En ese sentido. Él resopla dándose cuenta de por dónde viene el reclamo. El deseo de ella ha desaparecido totalmente. En off se escucha el Ave María. AMANTE: (Nerviosa. en cambio. parece muy excitado por los obstáculos que encuentra para lograr su objetivo. Ella está vestida con el hábito de monja que pertenece al personaje que representa en la grabación de la tira. Ella trata de desprenderse pero el Político le besa el cuello indiferente a lo que sucede afuera. Ella se resiste sin mucha convicción. Es evidente que ella está incómoda y tensa. AMANTE: (Entre besos.) Dejá a tu mujer… Mudate conmigo… OFF HOMBRE: “¡A grabar…! ¿Dónde están las monjas?”. La mujer no puede creer que continúe a pesar de todo.) ¿“Diosito” te va a castigar…? 138 139 . Él. excitada. AMANTE: (Intentando zafar. AMANTE: Así no puedo… POLÍTICO: ¿Por qué? (Cínico. en silencio. Luego se masajea el cuero cabelludo.) Dejame… ESCENA 2: LA LUJURIA El Político (45) y la Amante (25) están encerrados en un confesionario intentando tener una relación sexual. obviamente… No vaya a ser que salga en las fotos y la prensa sospeche… El Político la abraza conciliador.tengo que ir al cirujano para programar una lipoaspiración… Me da fiaca hacer gimnasia y no tengo otra forma de sacarme unos rollos que me salieron acá… La mujer señala su vientre.) El sábado tengo la inauguración del Hotel… AMANTE: (Entre irónica y enojada. POLÍTICO: (Se excusa. ESPOSA: ¿Qué dice mi pie? ¿Es un buen día para ir? Mary asiente mecánicamente. él comienza a besarla apasionadamente. Se apagan las luces lentamente. AMANTE: El fin de semana va a estar lindo… ¿Me llevás a algún lado? Silencio.) Y yo no estoy invitada. Ella se interrumpe sobresaltada. Ella finalmente lo separa de un empujón.) Tengo que irme… La Amante se queda pensativa y no responde. POLÍTICO: Dejé de asistir a dos reuniones para estar con vos… Ayer falté inclusive a la sesión del Congreso… Y todos los días llego tan tarde a mi casa que encuentro a mi familia siempre dormida. Él la mira enojado. AMANTE: (Desconfiada.) ¿Todo eso por mí? Como toda respuesta. Se quita la cofia y el manto. En off se escuchan unos pasos alrededor. Mary la mira inexpresiva. Él vuelve a colocar sus manos debajo del hábito y logra finalmente bajarle la ropa interior. carajo? Hay que entregar la Iglesia en quince minutos…”.) Con semejante hotel. litros de champán. nadie va a querer entrar a su hostería… HUGO: (Indignado. mi “vida” por unos pesos miserables… SALOMÓN: (Asiente compadeciéndolo. sentado a la mesa de un bar. Su aspecto es humilde y descuidado. SALOMÓN: ¡Pero qué bien se lo ve.) Parece mentira que en estas épocas haya gente que despilfarre tanto dinero en unos bichos tan ordinarios… HUGO: No crea… Parece que son adiestrados… Saben hacer piruetas porque pertenecían a un circo… (Con admiración. SALOMÓN: A mi mujer le dieron este billete de propina y me parece que es falso… Es tan estúpida que no se da cuenta de nada… HUGO: (Minimizando.) ¡Cómo les gusta derrochar dinero a nuestros políticos!… HUGO: (Envenenado. habla para sí. no se desanime… ¿Qué le dijo el médico? HUGO: Que es nervioso. De pronto entra Hugo (55) de aspecto enfermizo: pálido.) Parece que va a ser con “bombos y platillos”… Hoy mi mujer estuvo atendiendo a la esposa y se enteró de todos los detalles… Cien invitados. De pronto ella vuelve a mirarlo con expresión dura. y el muy cretino se trajo unos monos que para colmo son comiquísimos… SALOMÓN: Sí. Se apagan las luces lentamente. Hay un largo silencio. Hugo asiente aunque no muy convencido.) ¿Sabe que mañana es la inauguración? (Hugo reprime un gesto de dolor. SALOMÓN: Vamos. caviar. don Hugo…! Hugo lo mira desconfiado y se le acerca. Ella lo mira sin poder ocultar su odio. abre la puerta y sale dejándolo solo. no voy a seguir… No puedo. vi la jaula que les está construyendo… Es más grande que mi casa… (Resentido. sino que después quiso comprar mis terrenos. ¿por dónde va a empezar? HUGO: No.) Juegan con pelotas. Salomón le hace una seña para que tome asiento a su lado.OFF HOMBRE: “¿Será posible. Salomón… SALOMÓN: Con dos pesos puedo jugar a la quiniela y ganar una fortuna… 140 . El otro obedece.) A costa de los demás… (Pausa. ostras… (Sonríe mientras menea la cabeza. aros y hasta cuchillos… 141 ESCENA 3: LA AVARICIA Salomón (50) está mirando un billete a contraluz.) Son dos pesos. Mis males van a desaparecer cuando termine la causa de mi problema… SALOMÓN: (“Metiendo el dedo en la llaga”. Él eyacula finalmente y respira agotado. muy flaco.) Pero el olor a sexo todo lo tapa… Ella se acomoda la ropa. AMANTE: Tenés olor a queso podrido… (Él sonríe aunque es evidente que sus palabras le molestan. ojeroso. El Político parece más excitado que nunca y la fuerza para llegar a su orgasmo. Lo único que hay sobre la mesa es un vaso de agua. SALOMÓN: Ahora que ya está mejor puede empezar a trabajar otra vez… Cuénteme.) Después se me ocurrió comprar una cabra y un burrito como atracción.) No sólo el muy hijo de puta me robó la idea. todo el proyecto.) Es nauseabundo… POLÍTICO: (Cínico. ) Si en vez de un burro tuviera un perro policía… Entonces sí me lo quedaría para protegerme de los ladrones… La escena funde a negro. Salomón lo mira preocupado. Salomón vuelve a mirar el billete de dos pesos y habla para sí.SALOMÓN: (Mientras saca una libreta del saco.) ¿Y por qué no le cuenta? Es su mujer… Salomón resopla malhumorado como si tuviera que explicar algo obvio. SALOMÓN: Bueno. HUGO: (Ingenuo.) Yo le prometo que el lunes le pago mi deuda… SALOMÓN: ¿Cómo va a hacer…? (Hugo no responde. dinero. cash… Salomón agarra el vaso y se toma lo que queda de agua de un solo trago. hombre… No vaya a ser que le agarre un ataque justo ahora… HUGO: (Entre ahogos. pero eso sí. Salomón… No pude juntar la plata… (Salomón lo mira desencajado. tengo que sumar intereses.) Uno tiene que ser reservado y estar siempre alerta… (Salomón mira hacia todos lados en actitud paranoica.) Está bien.) En estas épocas hay que desconfiar hasta de la propia familia… Por dinero. HUGO: (Seguro.) Ya se me va a pasar… SALOMÓN: Levante el brazo derecho… (Hugo obedece pero no logra calmar su tos. venda los bichos y tráigame la plata… (Hugo se incorpora y sale.) Tome un poco de agua… Hugo agarra el vaso y se dispone a beber toda el agua cuando el otro lo interrumpe. amigo… Tampoco se acabe todo… Yo también necesito tener la boca húmeda para contar el dinero que me trajo… Hugo deja el vaso por la mitad y respira aliviado.) Bueno. dejemos vivir a los políticos con sus monos y ocupémonos de su deuda… Hugo comienza a toser. cualquiera puede convertirse en traidor y enemigo… Hugo se queda pensativo unos instantes. HUGO: (Insiste.) Tengo pensado vender el burro y la cabra… Pero si usted prefiere. a mí eso no me importa… El lunes lo voy a estar esperando acá mismo. Ahora vaya.) Ella no sabe que yo hago negocios con el dinero de nuestros ahorros… Se miran en silencio unos instantes. efectivo. SALOMÓN: Cálmese. confidencial.) Yo quiero la plata. le entrego directamente los animales… SALOMÓN: No.) Pero mire que los animales son sanos y están bien alimentados… 142 SALOMÓN: (Impaciente. de ninguna manera… (Fuera de sí. SALOMÓN: ¡Mire lo que le pasó a usted por andar contando sus proyectos a diestra y siniestra…! No hay que ser tan “generoso” con las palabras… (Hugo asiente de acuerdo con él. 143 . Luego lo mira con expresión culposa. HUGO: Necesito un poco más de tiempo.) Usted no entiende… ¿Qué le invento a mi mujer si me aparezco con esos bichos en la casa? ¿Cómo le explico…? (De pronto. Saca un cigarrillo de la cartera y se dispone a encenderlo cuando percibe la mirada fija de la mujer. Enciende el cigarrillo y fuma ansiosa. ESPOSA: (Alentándola. Lo único que hay en escena son dos sillas blancas y una mesa ratona llena de revistas. AMANTE: Odio ese papel. ESPOSA: Pueblo chico. “¿No ves que son todas boludeces…”. Luego pronuncia seria.) Pero al final el muchacho se queda con usted. ESPOSA: Mi marido se enoja porque durante el poco tiempo que pasa conmigo yo estoy viendo la telenovela. La Esposa del político está sentada en una sala de espera hojeando una revista de actualidad. la cornuda… La Esposa percibe una pesada carga en sus palabras. La Amante continúa desarrollando su teoría. es a usted a quien le entrega su pasión… Y esa escena de amor es lo que todas esperamos. La iluminación es intensa. ESPOSA: Me encanta su personaje. La mira fijamente.) La más “cretina” es la que la pasa bomba… Vive bien.) ¿El de “heroína”? AMANTE: (Con énfasis. hijos… ESPOSA: (Insiste. sacada. lo que envidiamos… La Amante sonríe y arroja el cigarrillo al suelo.) Es sólo una telenovela… AMANTE: (Interrumpiéndola. descarnada.) No me pierdo un capítulo por nada del mundo… La Amante sonríe contenta de ser reconocida. AMANTE: La pasión no dura mucho tiempo… ¿Por qué cree que las telenovelas terminan siempre en el encuentro de la pareja y no muestran nada más…? La Esposa se queda pensativa.) Sí. AMANTE: El “muchacho” desea con toda su alma y su cuerpo unirse a su gran pasión… (Agrega decepcionada. vestida con un tailleur rojo intenso y se sienta a su lado.ESCENA 4: LA ENVIDIA La Esposa la mira sorprendida por su respuesta. no sufre. la que renuncia. La Amante no puede disimular un gesto de fastidio. infierno grande… (Con admiración. “Apagá ese culebrón”. ESPOSA: (Ingenua. AMANTE: (Repite.) Piense que después de tantos desencuentros.) Soy la que soporta.) El de pelotuda. No hay un espacio de sombra para esconder nada. Entra en escena la Amante con anteojos negros. su dinero. contener el deseo… Yo creo que no debería resignarse a perder a su hombre… Como monja. me dice. su salud. BIEN al final… Cuando ya dio lo mejor de sí a la otra. pero lástima que sea tan sufrido… No sé cómo hace para aguantarse todo.) Pero ella no le sirve como mujer… Él prefiere casarse con una cretina que lo usa. nada le quita el sueño… Me gustaría estar en ese lugar. le está dejando el camino libre a cualquier tilinga… La Amante se queda pensativa unos instantes. 144 AMANTE: (Resentida. ESPOSA: (Restándole importancia. lo maneja y lo engaña… ESPOSA: No entiendo… 145 . sonríe feliz.) ¿Por qué está acá? Es joven. Los monos en off chillan enloquecidos. no necesita operarse… AMANTE: Lloro mucho por mi trabajo… (Se acaricia el rostro preocupada. De pronto. no cuente conmigo… Se miran largamente. Aceptar que sólo le toca verlo unos días a la semana y en las condiciones que él imponga… Maquillada. y luego usted comenzaría a recorrer cada ambiente para bendecir… Primero el lobby.) Si el dinero es “mal habido”.) Hoy justamente alguien me dijo que tenía que elegir muy bien a mis invitados y este encuentro es como una confirmación… Me encantaría recibirla como mi invitada personal… 146 La Amante asiente complacida. van a empezar las críticas.AMANTE: Él acepta todo eso a cambio de que ella no le estorbe.) No.) ¿Tiene juegos? POLÍTICO: Una ruleta. ESPOSA: (Intrigada.) Él no quiere resignar su libertad sexual.) Cuando los periodistas quieran averiguar el costo del proyecto.) Ya es bastante “sospechoso” que un Sacerdote esté bendiciendo el negocio particular de un político… POLÍTICO: Es muy importante para mí tener el apoyo de la Iglesia… (Confidencial. AMANTE: Y si la amante no quiere perderlo. unas palabras del Intendente. esperándolo con la mejor sonrisa. Se estremece. ESPOSA: ¿No le gustaría venir a una reunión que organizamos mañana a la noche con mi marido? (Entusiasmada. ella va a lavarla en silencio como si no hubiera pasado nada… Y eso no sucedería si está con su verdadero amor… (Afirma convencida.) Se me están marcando arrugas en la cara… La Esposa asiente compadeciéndola. 147 . POLÍTICO: Después de mi discurso de bienvenida. a cuestionar el origen del dinero… SACERDOTE: (Advirtiéndole. también tiene que soportar la situación en silencio. máquinas tragamonedas… SACERDOTE: (Niega terminante. si el marido aparece con una mancha de rouge en la camisa. Permanecen en silencio unos instantes. ESCENA 5: LA GULA El Sacerdote (55) está sentado frente a una mesa servida con abundante comida. La Amante desvía la mirada y observa el sórdido lugar. Frente a él está sentado el Político. Me van a difamar. En off se escuchan los monos. en cambio. si no hace planteos puede dormir tranquila con la certeza de que él siempre va a volver a la casa a pagar sus cuentas… La Esposa asiente identificándose en ese rol que no parece gustarle. Porque hay un pacto tácito entre ellos. está programado el brindis. ahí no corresponde la bendición de Dios… (El Sacerdote se sirve una porción de pavo y ensalada. el salón de juegos… SACERDOTE: (Sorprendido. no toca la comida y lo mira preocupado. El Político. Se apagan las luces lentamente. La cretina paga así el costo de vivir a costa de él. El Sacerdote hace ruido al comer. depilada. dispuesta a aceptar otro pacto. después el comedor. ) Si al menos hubiese mandado a construir simultáneamente un comedor infantil o una salita de primeros auxilios… (Reprochándole. El Político asiente conforme con el acuerdo.) Deliciosa… (Sin interrumpir su comida. Bebe un sorbo de vino. todo lo que quiera pero NO el salón de juegos.) Son tan parecidos a los humanos que uno no puede dejar de mirarlos… En los zoológicos.) Voy a bendecir el lobby. Cuando vuelve a apoyarla sobre la mesa tira sin querer el salero. la única jaula que siempre está rodeada de gente es la de los monos… No falla. mierda…! El Sacerdote lo mira con desaprobación por sus malos modales. El Sacerdote asiente llevándole la corriente. SACERDOTE: (Sorprendido. El Político se sirve un trozo de pavo con salsa.) En “La Cena” de Leonardo da Vinci. POLÍTICO: (Cínico. POLÍTICO: Si hay algo que no tolero es que no cuiden a los animales… (El Político regresa a su lugar en la mesa y toma asiento. cocineros.) Usted. etc.) No puedo creer que sea supersticioso… POLÍTICO: (Irónico. como representante de la Iglesia. echa un puñado sobre la mano y lo arroja sobre su hombro.. prestigio para el pueblo. POLÍTICO: Buen provecho. me comprometo a que nunca le falte nada… SACERDOTE: (Desconcertado. difunde todo lo positivo que ofrece la instalación de mi hotel. fomento para el turismo. El Político sostiene su mirada impasible.POLÍTICO: Parece que ellos también están hambrientos… (Se incorpora y grita de pronto hacia fuera del escenario. prueba un bocado. y yo.) ¿Sabe una cosa? La mayoría de los sacerdotes que conocí en mi vida eran panzones como usted… El Sacerdote interrumpe su comida y se limpia la boca con la servilleta. SACERDOTE: (Negociando. Rápidamente lo toma. desde mi puesto.) ¿A qué se refiere? El Político lo mira fijamente. Se escuchan a los monos en off.) Todos tenemos necesidad de creer en algo… (Pausa. el parque. Lo mira ofendido. desafiante. POLÍTICO: La comida que hay en esta mesa está garantizada por pactos… Vuelven a quedarse en silencio unos instantes.. POLÍTICO: ¿Le gusta la salsa…? SACERDOTE: (Asiente complacido. el comedor. 148 149 . fuente de trabajo para mucamas. POLÍTICO: ¿Qué le parece si hacemos un pacto?… (El Sacerdote lo mira intrigado. etc.) Pero usted también… Ya ni siquiera se molesta en disimular un poco… El Político toma la botella de vino y sirve ambas copas.) ¡Que alguien alimente a los monos. se ve a Judas volcando un salero… El Sacerdote bebe un trago de vino y no agrega palabra. Las luces se apagan lentamente. Se incorpora como para salir.) ¿Quién no lo es? (Se encoge de hombros. Padre.) ¿Le gustan los monos? (El sacerdote no responde. mujer… Es lo que siempre hiciste.) Voy a encargar tarjetas… Y mañana mismo vamos al trueque para conseguir algunas pilchas mejores que ésas… Tenés que cambiar tu imagen para lucir como una profesional… Hoy es el comienzo de una nueva vida. SALOMÓN: Es ella… Andá.) El otro día no sabía qué inventarle y le conté sobre los personajes de Lo que el viento se llevó… El marido que se va a la guerra. va a querer llamar a la policía… En ese momento comienza a sonar el teléfono. Ella no interrumpe su tarea.) Algo malo le pasó. casualmente.) ¿Qué oportunidad? SALOMÓN: La mujer confía en vos plenamente y te puede pagar una fortuna… Sólo quiere que le mires los pies para que le digas qué fue de su marido.) Adivinaste sin querer… Salomón comienza a reír. pastelitos y vos salís a venderlos… SALOMÓN: (Descalificándola. fuera de sí. apareció la amante en la fiesta y ella se creyó cada palabra… SALOMÓN: (Sorprendido. MARY: Voy a tomar el turno completo en el restaurante. ir a ver a esa mujer y decirle que su marido se asustó cuando ella y su amante se en150 contraron en la inauguración y por eso se escapó… Decile que se fue para el sur… No. mejor sudoeste. SALOMÓN: Tampoco es bueno que la asustes… En vez de llamarte a vos.) Después. la mujer que lo desea… (Sonríe.) ¿Justo ahora? ¿Por qué?.) Lo que vos tenés que hacer es dejar el bollo de pizza.) Ahora entiendo… (La mira de pronto con expresión exaltada. un poco ambiguo como para cubrirte… MARY: (Negando con la cabeza.) Un tipo tan inescrupuloso no escaparía por un escándalo de polleras… (Pausa. Llamó tres veces… (Ansioso. ¿qué te agarró? No responde y amasa en silencio unos instantes. Descarga mucha energía en esta acción.) Con esa plata podemos empezar un negocio de comida acá en casa… Yo preparo empanadas. atendela… Mary no se mueve de su lugar. Salomón mira a su mujer fijamente. su marido. 151 . El teléfono deja de sonar.) Es una pérdida de tiempo y dinero… No vale la pena… (Autoritario.ESCENA 6: EL ORGULLO Mary está amasando un bollo de pizza. MARY: Tenemos nuestros ahorros… (Salomón se queda petrificado. SALOMÓN: ¿Estás loca? ¿Qué te pasa? (Ella no responde. MARY: No quiero hacerlo más. MARY: Yo no sé nada… SALOMÓN: Inventá algo. MARY: (Divertida. SALOMÓN: ¿Ni siquiera la vas a atender? (Ella niega sin dejar de amasar. SALOMÓN: Por fin se nos dio después de tantos años… (Entusiasmado. Algo impreciso.) ¿No te das cuenta de que estás perdiendo una gran oportunidad? MARY: (Inexpresiva. Mary? Al final cambió nuestra racha… (Se frota las manos nervioso.) ¿Viste. De pronto entra Salomón.) En ese boliche te pagan una miseria… No podemos vivir de eso.) Pero esa mujer está desesperada. Ella continúa amasando sin percibir su reacción. SALOMÓN: (Furioso. se llena de basura.) Es una mala mujer.) Si no limpiás tu casa. y te va a venir a buscar enloquecida… MARY: No.) Tu orgullo está basado en su fantasía. No quiso ayudarme. 152 . “años”. SACERDOTE: A Dios tienes que prometérselo. Ahora. Hugo continúa afligido. sola… SALOMÓN: Ya se siente así… Ahora tenés que aprovechar que todavía no se dio cuenta del engaño… (Salomón la mira extrañado.) ¿Años…? (Pausa.) No. ¿no es cierto?… Bueno. una nueva vida… (Lo mira seria. como si la desconociera. eso no… (Sonríe y agrega irónica. HUGO: Padre. se siente “liviano”… Yo limpio mi alma todas las semanas para que no se acumule porquería… Vos debés hacer lo mismo. Se mete uno en la boca. contento. HUGO: Todo empezó hace unos años cuando me echaron de mi trabajo… No pude jubilarme y a mi edad no conseguía otra cosa… Con la indemnización que cobré mucho tiempo después se me ocurrió la idea de construir una hostería en unos lotes que había heredado de mi padre… Al Sacerdote se le cae un bizcochito y cuando se agacha a recogerlo descubre debajo de su asiento una bombacha. cuéntame… El Sacerdote vuelve a abrir el paquete y se mete otro bizcochito en la boca. te va a odiar. HUGO: No va a volver a suceder.) Pero no sé por dónde empezar… SACERDOTE: (Mecánicamente.) En ese sentido no tengo nada que temer… Ella nunca se tomaría semejante molestia… Las luces se apagan lentamente. está cómodo.) ¿Qué decís? MARY: Estoy cansada… SALOMÓN: Te lo pido por favor… Atendé a la Esposa del político y después te prometo que se acabó. porque si dejás pasar tanto tiempo. 153 ESCENA 7: LA CÓLERA/IRA Hugo se arrodilla en el escalón de un confesionario. ¿Cuándo fue tu última confesión? HUGO: (Vacila. Recita con poca expresividad un texto aprendido para estas situaciones. Mary. hijo. Mary… Es absurdo que te comportes así… Cuando ella se avive. Está desesperado.) Se acabaron las mentiras… SALOMÓN: (Fuera de sí. Salomón… Quiero que ella se dé cuenta de que todo su dinero y todo su poder no le van a alcanzar para conseguir nada de mí… Quiero que se sienta desamparada.MARY: Sí. Padre. lo mismo pasa con el alma… La confesión es como limpiar el alma. la basura crece y te puedes convertir en un asesino… Hugo escucha sus palabras con respeto y atención. SALOMÓN: Pero. Adentro está el Sacerdote con un paquete de bizcochitos de grasa.) Por el principio. nunca más mirar los pies de nadie… MARY: (Negando. Se lo prometo. La levanta con dos dedos y la observa sorprendido.) Hace años… SACERDOTE: (Exagerado. quiero confesarme… (El Sacerdote traga un pedazo rápidamente. no podés ser tan orgullosa… Necesitamos dinero y esa mujer te necesita… Pensá que es el momento que te da Dios para vengarte: vas y le cobrás bien caro tu servicio… MARY: (Terminante. hijo… Cuando uno tiene la casa limpia. me quebró. Invertí todo mi dinero. HUGO: Resulta que un político se enteró de mi proyecto y se compró el terreno de al lado. y sea exitoso… (Animándolo. lo haga mejor. hijo… Tal vez Dios quiere que cambies de lugar. también lo pensé… (Pausa. Padre… SACERDOTE: ¿Qué nos enseña Jesús? Debes poner tu otra mejilla. yo fui a espiar la fiesta desde el parque. Padre.) Tu punto de vista es demasiado dramático. saqué presupuestos… (Se interrumpe y agrega furioso:) ¡Qué hijo de puta…! SACERDOTE: (Ofendido.) No es manera de hablar en la casa de Dios… HUGO: Perdóneme. inexplorado. En seis meses construyó un hotel tres veces más grande que mi hostería… (El sacerdote se mueve incómodo al darse cuenta de quién está hablando. Padre… Pero es que me acuerdo y me empieza a picar la cabeza… El pelo se me puso blanco de los nervios. HUGO: Pero es que el tipo no se conformó con lo que me hizo… Además movió sus contactos para asfaltar la calle hasta la entrada de su hotel y mi terreno quedó con calle de tierra… Lo mismo hizo con la luz y el agua… Y después promovió aumentar los impuestos del barrio por ser zona residencial… (Pausa. gane más dinero. lo pensé… Y tiene razón.) No pude contener mi cólera y lo ataqué… El sacerdote se ahoga con el bizcochito y comienza a toser. 155 .) Al contrario. me endeudé inclusive… SACERDOTE: Entonces no tiene que importarte que venga otro y te robe la idea. envejecí diez años en menos de uno… Pausa.HUGO: Era un campo virgen. Mi deseo de hacerlo siempre fue muy firme. respira profundamente como quien se quita un peso de encima. sino que además me quiere borrar de la faz de la tierra… SACERDOTE: (Mientras se mete otro bizcochito grasoso. Padre… Ahora que “limpié” mi espíritu me siento más liviano… Se me fue por completo la bronca que sentía… ¿No es un milagro? Las luces se apagan lentamente. debes estar contento por154 que has superado la primera prueba y ahora tienes que superar la segunda y más importante: perdonar a tu enemigo y rezar por él. que a nadie nunca le interesó… Contraté a un arquitecto. Hugo mientras tanto respira profundamente y sigue contando. el tipo salió furtivamente hacia donde estaba yo y aproveché para acercarme y ofrecerle vender mis tierras… Pero me dijo que no. HUGO: Hace una semana quiso comprarme las tierras por dos mangos para demoler mi hostería… ¿Entiende lo que eso significa? No sólo me arruinó el negocio. Padre… Mi furia era tan intensa que me enfermé y hasta estuve internado… El médico me dijo que todo era nervioso. ahora no las quería… (Pausa. Finalmente la deja en el mismo lugar donde la encontró. de trabajo y empieces una vida nueva… HUGO: Sí. Hugo.) El día de la inauguración. HUGO: Tenía razón.) Me terminó de fundir. El Sacerdote no sabe qué hacer con la bombacha.) Lo odié con todas mis fuerzas… Hasta tuve fantasías de prenderle fuego… SACERDOTE: ¿Sabés que la cólera es uno de los siete pecados capitales? HUGO: Sí. SACERDOTE: ¿No has pensado que tal vez Dios quiso ponerte a prueba? Confirmar si la fe en tu proyecto era lo suficientemente firme como para luchar contra viento y marea… HUGO: Sí. en cambio. Cuando se encontraron la Esposa y la Amante del Político. me humilló. Apagón final. ambos saben que sus palabras suenan falsas. que cierra los ojos mientras suspira profundamente. ESPOSA: ¿Sabe algo de mi esposo? SACERDOTE: Hay sangre en la jaula de los monos. De pronto. Salomón los mira y comienza a ma156 sajearlos suavemente en silencio. Sin embargo. Golpean la puerta. tensa. Se encoge de hombros despreocupada.) ¿Qué dicen mis pies? Con delicadeza toma los pies de la Esposa del Político y los apoya sobre sus rodillas. Salomón se acerca al banquito y toma asiento. Esta acción le provoca un gran placer a la mujer. Los tres se miran largamente. 157 . Ella se deja hacer. En off se escucha sonido de monos. SALOMÓN: ¿Por qué chillan así? ESPOSA: No sé… Parecen rabiosos… No los soporto más… ¡Lléveselos…! SALOMÓN: Pero son de su marido… ESPOSA: Se los hubiese llevado con él… (Pausa. Ella lo mira extrañada. SALOMÓN: (Titubea.) Yo puedo atenderla… Ella lo mira desconfiada. ESPOSA: ¿Me trae un mensaje? Salomón observa con avidez el lujo que hay alrededor. Salomón la suelta y se incorpora con expresión culposa. aparece el Sacerdote exaltado y los sorprende en esa situación.EPÍLOGO La Esposa del Político está recostada en un sillón mullido y cómodo con los pies apoyados sobre un banquito. SALOMÓN: Mary no va a poder venir… Yo soy su esposo. Escucha chillar a los monos. SALOMÓN: Todo va a salir bien… Su marido necesita tiempo para pensar pero va a volver con usted. Se queda mirándolos unos instantes probablemente deduciendo algo indebido. Como única decoración hay una máquina tragamonedas apagada.) Cuando vuelva le digo que se escaparon… (Pausa. Entra Salomón. Ella se incorpora apenas y baja los pies. vacías. Ella asiente como si le creyera. El lugar está en penumbras. .EL ENSAYO Autor: Ernesto Nelson A la memoria de Marina González Parsons. Estudió Ciencias Exactas en la Universidad Nacional del Litoral. A los diez años se trasladó con su familia a Rawson (Chubut). desempeñándose como profesor de matemáticas en Rawson. dueño de casa. MARCELO: joven que llega de visita. un cuadro no figurativo en to161 .com PERSONAJES RODOLFO LAGOS: joven viudo. casi sobre el sillón. de modo que. e integrado varias antologías nacionales. Premio Fondo Editorial del Chubut (1983) por su novela La leyenda de Guagueren. pues se trata de la hora del ocaso. donde se desempeña como fotógrafo profesional y dirige su propio taller literario. “Cuentos de nuestra tierra”. ha recibido los siguientes premios: Primer Premio en la Universidad Nacional del Sur (1980). un atado de cigarrillos. rodeada de tres sillas. como la del Consejo Federal de Inversiones Letras 83. jaunel@hotmail. Ha comenzado el otoño. VERÓNICA: esposa de Rodolfo. apoyado sobre la misma pared. y la 1ª Convergencia Nacional de Cuentos de Junín. Sobre la pared derecha. un sillón de un cuerpo.Fernando Nelson nació en San Miguel de Tucumán en 1950. una ventana deja pasar la luz del exterior. GRISELDA MARCOS: madre de Verónica. Después de la ventana. Hay una mesa circular mediana casi en el centro de la habitación. Ha publicado los volúmenes de cuentos El retorno y Cuentos epistolares. Sobre ese lado hay una avenida. en la del Sur. e irá disminuyendo y tornándose cálida a la vez. sede Trelew. narrativa y teatro. hasta que se inicien los diálogos se oirán ruidos del tránsito callejero. un vaso. y en la de la Patagonia. Se inicia la escena en el living. en primer lugar. Primer Premio Nacional de Cuento de San Genaro (1993) por “La noche de las alimañas”. que al comienzo es blanca y de cierta intensidad. PRIMER ACTO ESCENA 1 La historia se desarrolla en un departamento pequeño. Nos encontramos en la década del ochenta. un cenicero. Autor de poesía. Actualmente reside en la localidad de Puán (provincia de Buenos Aires). Sobre la mesa se alcanza a ver una botella de whisky. Su personalidad no llega. por todo esto. Desde el primer momento vemos a Rodolfo sentado detrás de la mesa. casi en el proscenio. algo confundido). Viste ropa deportiva de color azul. Sobre la misma pared. Rodolfo apaga el aparato de sonido. Viste ropa clásica. Debajo de él. ordena: 162 RODOLFO: ¡Adelante! ESCENA 2 La puerta se abre con lentitud. al estilo de quien practica un deporte rudo. Golpean a la puerta. se halla la puerta de entrada.nos pastel. marrones y vivaces. Es el rostro de Verónica. El saco le calza ajustado. Ya en el foro. Mientras los jóvenes se observan. Trata de ocultar la frustración de un idealismo político que lo acompaña desde sus años de la secundaria. MARCELO: Buenas tardes. que está apagado. Aparece Marcelo. Busco a la señora Griselda Marcos (mirando a su alrededor. De pronto. a un abogado o un escribano recién recibido. siempre sobre el foro. Mientras se halla en esto. que pasa algo inadvertido. algo desplazado hacia la derecha. y después un televisor chico sobre una mesita. con voz firme. y se halla enfrentado al sillón. Su cuerpo es sólido. que usa de a ratos. pero… tal vez me equivoqué… RODOLFO: (Sin contestar el saludo. a mostrarse en plenitud. Tiene el pelo oscuro y corto. se escuchan unos compases de “Postal de guerra”. sumado a su drama actual (que ya conoceremos). un aparador modular de dos cajones. Señala una silla con la mano y sigue leyendo. que se queda sorprendido mirando al hombre sentado. de María Elena Walsh. pero sin exagerar. Tiene mayor estatura que Rodolfo. otra puerta interior. Sobre la camisa blanca resalta una corbata oscura y angosta. Sobre la pared izquierda. y que al comienzo de la escena está funcionando. es prolijo. Del lado opuesto. tratando de no llamar la atención. que permanecerá cerrada en todo momento. El recién llegado se sienta y mira con curiosidad a un lado y a otro. hay colgado un cuadro que muestra un retrato en primerísimo plano de una mujer joven. pero las experiencias que ha vivido le han enseñado a contenerse. y sus ademanes son finos. y su expresión es la de una persona habitualmente tensionada. claros. sin levantar los ojos del libro. leyendo un libro. Sobre la mesa hay un pequeño radiograbador. Su aspecto general. salvo en situaciones excepcionales. Tiene una pierna extendida a causa de estar enyesada. Un bastón está junto a él. algunos libros. Se advierte que alguien transcurre todo el día en ese lugar. Hay apoyada en la mesa una muleta. la iluminación indirecta. El que acaba de entrar es un joven de 26 años. motiva una conducta de humores cambiantes y de indecisiones. Rodolfo. resaltan en ese rostro de piel blanca. entreabierta. el mimbre. Puede esperarla. Este hecho. En la decoración se ha evitado casi por completo el metal y el vidrio. Su nariz es fina. cuyo uso continuo ya alcanza a notarse: se trata de un sencillo traje oscuro con botamangas delgadas más cortas que lo usual. Calza gastados zapatos acordonados negros. cuando se ve forzado a ello. para levantarse.) La señora Griselda no va a tardar en venir. 163 . hacia atrás. Es temperamental y expresivo. y sus ojos. que no alcanza a contar por ahora más que con unos magros ingresos. como sus labios. El que escucha tiene 34 años y una estatura próxima al metro setenta. a primera vista. Sus ojos. La madera. que no es brillante. la puerta del dormitorio del dueño de casa. El pelo es castaño y corto. casi en el centro. cercana a la pared derecha. que usará rara vez. y nos remite. un cambiador o biombo de dos piezas. foro. apoyado en su pierna casi rígida. Rodolfo lo observa por encima del libro. los cuadros y otros detalles dan el aspecto de un sitio desordenado y cálido. RODOLFO: Usted debe ser Marcelo. no sabía que también vivían ustedes. y dice. como si no hubiera prestado demasiada atención a sus palabras. Mirando a los ojos al otro. vuelve y le sirve al visitante.El aludido empalidece y comienza a titubear. reanimado. tomar el radiograbador y girar el dial buscando alguna emisora. Verónica me lo había mostrado cierta vez que llegó carta de su parte. Le hace una seña y dice:) Es whisky.) Desde el comienzo advertí que Verónica tenía un cariño especial por ustedes.) Sí. MARCELO: Yo en realidad pensé que aquí vivía sola doña Griselda. mueve el vaso para agitar el hielo. señalándolo: RODOLFO: Usted no ha cambiado. la ruta apenas se veía. Se produce un silencio pesado mientras el que habla bebe un trago lento. pero el otro parece no reparar en él. (Hace una pausa para beber. lo sé. Había mucha niebla. es decir. ella mantuvo correspondencia con usted y con una tal señorita Marta. MARCELO: Entonces usted debe suponer que yo venía… RODOLFO: (Enigmáticamente. acá el que no se equivoca soy yo.) Sí.) Vine… apenas me resultó posible. por eso no pregunté por usted al llegar. mientras asume una actitud pensativa. De pronto.) Tengo entendido que ustedes estuvieron separados durante todo ese tiempo… si no me equivoco.) Fue una tragedia. de alguna que otra cosa de usted. pero no bebe. soy yo. Habrá sido más aliviado para ustedes suponer que nos habíamos separado. Rodolfo también lo mira con fijeza a los ojos. Marcelo no le ha quitado los ojos de encima.) Era de noche y yo venía manejando. al punto de sentarse. y así me he enterado. Rodolfo Lagos. Marcelo. MARCELO: ¿Cómo? RODOLFO: Sí. por supuesto. Se ha quedado contemplando al otro. toma otro vaso. (Hace otra pausa. Verónica y usted. repite). MARCELO: (Sin atreverse a mirarlo.) Pero estábamos distanciados por nuestras ideas políticas. añade:) Ella murió en el acto. De modo que mi esposa. es cierto. Se queda observando significativamente a su interlocutor. (Se detiene pensativo unos segundos frente al modular. se incorpora y toma el bastón. por error. Por eso (nervioso. y el otro vehículo traía un faro descompuesto. RODOLFO: (Con voz firme. agrega:) Mi querida esposa tenía a veces la amabilidad de leerme un párrafo de alguna de sus cartas. acaso dijo que es165 164 . (Agrega. (Pausa. que extiende con lentitud. Por fin. y se aleja despacio. RODOLFO: (Lo interrumpe. (Turbado. pero jamás supe si ella no me mentía respecto a la verdadera relación que tuvieron mientras yo estuve exiliado. El hombre en la silla hace que no ve la mano del otro. RODOLFO: No. mientras se pone de pie e intenta un tímido saludo con la mano. con expresión adusta. Con voz grave. (Se pone de pie. sé que también debo manifestarle mi desconsuelo por lo ocurrido. pero. usted no ha cambiado. (Pausa. Marcelo se acerca a la mesa y toma el vaso.) He visto un retrato suyo. al pasar. las que en mi caso me impedían permanecer en el país. MARCELO: Entonces usted debe ser Rodolfo. se da vuelta. Durante todo el recorrido del dueño de casa. que se había sentado cerca de él. Desde que nos casamos. Lo mira casi con intranquilidad. que no sabe qué contestar. abultada. Pero no vaya a pensar que no he encontrado indicios. con noticias circunstanciales. El otro no tiene más remedio que seguirlo con la mirada para saber de qué se trata. durante el cual. inmóvil.) No lo culpo.) MARCELO: (Con firmeza. sobre todo ahora que el conocimiento de la verdad depende sólo de usted. en caso de que desistiera de enviársela. lo cual ya estaría dando la razón a mis sospechas… MARCELO: (Que había estado escuchando con expresión grave. luego de dejar el vaso sobre la mesa. cuando está frente al otro. y es que… MARCELO: (Se pone de pie. sobre todo ahora que sabe que ella nunca me dijo nada. de manera que… (se acomoda el saco como quien va a despedirse) puesto que la señora no aparece… RODOLFO: (Que lo había estado escuchando.tábamos separados. MARCELO: (Con inocultable preocupación. y esa situación pudo ser aprovechada por alguien. RODOLFO: Pues yo se lo recordaré. digamos. muy breve. joven.) Si me permite. Siempre una sola hoja. MARCELO: (Inflexible. No quiere empañar la imagen de su amiga muerta. Acaso yo en su lugar haría lo mismo. debo pensar que es mía. De pronto: RODOLFO: (Levantándose. de escasa importancia… pero el matasellos. RODOLFO: Está bien. claro. pues bien. (Pausa. y se ha quedado mirando al otro. Se hace un silencio. RODOLFO: No piensa agregar nada. y añade:) ¡Lista para ser enviada! Si viviera Verónica.) Se trata de algo que lo involucra a usted en forma directa. caramba! Estaba olvidando algo que puede ser de gran ayuda para el conocimiento de la verdad. mientras se dirige hacia el modular. ambos beben y se observan. yo no vine a esta casa para que se me utilice en el descubrimiento de una supuesta gran verdad. MARCELO: (Manteniendo. con alternancia. MARCELO: No lo recuerdo.) Pues yo no tengo nada que decir.) Pues… indicios.” (Da vuelta la carta. lee el remitente en silencio. pero Verónica ya no vive. a cuyo texto jamás pude yo acceder. como le digo. sino varias.) ¡Oh. RODOLFO: “Señor Marcelo Miranda. con ironía. Pero usted bien sabe que las cartas que Verónica le enviaba y las que recibía eran sin duda más extensas.) ¿Indicios… de qué? RODOLFO: (Dando a entender que sabe algo. le conviene guardar silencio. lo interrumpe a su vez. ya por entonces quedaba una hoja solitaria. pone el sobre delante de sus propios ojos. (Ha puesto énfasis en la última palabra. a una carta. procurando esconder el gran ner167 166 . o bien a ella. que como usted verá (le muestra el sobre) no parece contener una única hoja.) Mi intención es más simple: quería presentar mis condolencias a la señora Marcos. cuando Verónica me mostraba lo que había recibido. desanda el recorrido y. y ya que lo encontré a usted. (Marcando las palabras. su postura inicial. Debo reconocer que es un caballero.) No pienso agregar nada a lo que Verónica le haya dicho sobre mí. ya le di el correspondiente pésame. se siente obligado a decir algo. porque.) Ya le dije que no lo recuerdo. Y puesto que esta carta no llegó a ser enviada. de manera que todas sus cosas han pasado a mi propiedad. y lee en voz alta y con afectación.) Supongo que no me dirá cuántas hojas acostumbraban escribirse por carta. esta carta le pertenecería a usted. pese a todo. Rodolfo toma un sobre de un cajón. RODOLFO: (Inquiriéndolo. de modo que no hay ningún inconveniente en que la abra ahora mismo y observe su contenido. el matasellos indicaba siempre un franqueo que correspondía a una carta de varias hojas. Marcelo lo mira inexpresivamente. que es el destinatario. viosismo que ha hecho presa de él. ¿Cómo sabemos si ella no presintió su muerte? De ser así.) ¡Caramba!. No deberíamos menospreciar la intuición de mi esposa. es verdad. dice. considero mi deber guardarla así como ella la ha dejado. señor Lagos.) ¿Y qué es más importante? MARCELO: (Esperanzado. aunque no por los motivos que sugiere. Se queda con la mano extendida. allí figuraría su nombre y no el mío. No parece coherente que se comporte usted (tratando de no herirlo demasiado) igual que aquellos a quienes deplora. y luego camina unos pasos por la habitación. y sin embargo es la última que ella redactó. pero sólo para quien va dirigida. (Hace un ademán con el sobre. al advertir que el otro está en sus manos. ya sea que yo ejecute ese acto. esta carta tendría un sentido distinto del que podría esperarse. La voz de Marcelo ha sonado solemne. Acaso aquí diga cosas que en otras ocasiones (marcando la frase)… que en otras ocasiones hubiera preferido omitir… (Amaga que va a abrirla.) No… no lo creo. Se detiene frente a 168 Rodolfo.) ¡Oh. ¿efectivamente Verónica ha dejado esa carta para mí? RODOLFO: Así parece.) Perdone que insista. pero entiendo que usted aborrece la injusticia y la prepotencia.) ¡La voluntad de Verónica! RODOLFO: (Pensativo. no es como usted supone. puesto que el otro ha vuelto a ocultar el sobre. con respetuoso celo. MARCELO: Abrir esa carta sería un acto lindante con la profanación.) Al menos yo comprenderé de una buena vez por qué Verónica se ponía tan alterada cuando recibía carta suya. deberá reconocer que esta carta me pertenece. y sin embargo conserva esa carta por el derecho que le concede la fuerza.) Buen título para un drama. que cuanto ha dejado escrito Verónica en esas páginas no es actual. y pronuncia con énfasis:) ¡Es decir que con esto podríamos saber quiénes mienten y quiénes no mienten! (Se queda mirando al otro. MARCELO: En ese caso. (Mirando al visitante. Me atrevo a decir.) Si es justo. quiero decir. Su valor. usted debería alegrarse de que no queden flotando… sombras de duda. ya que está ignorando la voluntad de los interesados… Bueno. (Tomando aire. RODOLFO: (Mirando hacia arriba. pero su nombre fi169 . como para sí. en todo caso. La carta está en mi poder.) RODOLFO: (Escondiendo tras de sí la carta. dice para terminar.) ¿Es verdad lo que me dice? Quiero decir. en un último esfuerzo por convencerlo. por primera vez. intuición que siempre fue notable. No me parece que valga la pena… (Se acerca en actitud de tomar la carta. ¿verdad? Acaba de decir que esta carta carece de interés. con tono conciliador. o por qué se aislaba tres o cuatro horas para concentrarse en una respuesta… a no ser que la empleada doméstica me haya mentido. le agradeceré me la entregue sin más ni más. y por tal motivo. Esa carta tiene mucho valor. tratando de reprimir una sonrisa de triunfo.) MARCELO: (Con apuro. Por fin:) Me parece que tiene razón. insiste en querer tomarla. aun cuando está en su poder. sí. Verónica no puede confirmar lo que digo. y creyendo haberlo convencido. pero es evidente que si hubiera sido para usted (señala la carta). ya sea que la abra usted mismo. pero firme. RODOLFO: (Dudando. (Ha remarcado estas tres palabras. ya no es significativo. con fingida indiferencia.) MARCELO: (Tratando de que no se note su preocupada ansiedad. con suavidad). está en mi casa. incluso. lo mira un buen rato.) La carta póstuma de Verónica. señor Lagos. consiste en que se trata de su carta póstuma (mientras dice esto. tal vez valdría la pena! (Lo mira. ¿no le parece una suerte? Si realmente no hay motivos de sospecha. recita. Él no habla ni escucha. despreocupadamente. me parecía! SRA. (Marcelo. Rodolfo se sienta con lentitud en su silla. A continuación guarda el sobre entre sus ropas. MARCOS: (Indignada. pero mira a Marcelo y se contiene. (Ninguno de los otros contesta. abatido. sobre todo cuando sus maridos se ausentan por cuestiones políticas. se queda como petrificada.) ¡Ah. sentados alrededor de la mesa. dice. RODOLFO: No sé de qué habla. Es la misma jornada. querida suegra! Supongo que ya se conocerán.) Creo que todo está claro. por la que ya no ingresa luz. repite:) ¡Ausentarse por cuestiones políticas! ¡Será mejor que yo no hable! RODOLFO: ¿Es que tiene algo que decir? SRA. ESCENA 2 Entra. como toda hija lo hace con su madre. (Lee y confirma lo que está diciendo. RODOLFO: Me parece que está hablando de más.) ¡Adelante. RODOLFO: ¿Debería preocuparme? No creo que le haya dicho nada importante. RODOLFO: (Hiriente.gura en el anverso. RODOLFO: (Satisfecho. adelante. Apenas ve a los dos hombres. Marcelo bebe con lentitud.) Y a mí me parece que se olvida que ella era hija mía.) Siempre tuve presente que usted era mi suegra. hace un gesto con las manos. (Le extiende el sobre. Todo está como en la anterior escena.) Pues no lo sé. RODOLFO: No se preocupe. MARCOS: (Mirando para otro lado. SEGUNDO ACTO ESCENA 1 Poco a poco se ilumina la habitación. que está presenciando con atención el áspero diálogo. 170 SRA. mientras acomoda su abrigo sobre una silla. Agrega. con sonrisa irónica:) El señor brinda compañía a mujeres solas (mirando al otro). MARCOS: (Clavándole los ojos. mientras se pone de pie: RODOLFO: (Con fingida jovialidad. SRA. Todos los matrimonios discuten a veces… por eso yo no me entrometí jamás… Aunque ahora pienso que alguna vez debí intervenir. RODOLFO: (Con ironía. es verdad! (Levanta la voz. Digo que ella solía hacerme confidencias. que ha estado observándola. sólo que ambos están relajados. Rodolfo.) Usted debería saber de qué hablo. lo que se evidencia en la ventana. 171 . algo más tarde. MARCOS: No. no me refiero a eso. MARCOS: No.) MARCELO: (Lo toma con rapidez y musita. MARCOS: Pues se equivoca. Las luces comienzan a bajar hasta quedar la habitación a oscuras. ni se miran entre ellos. SRA.) ¡De qué serviría hablar ahora! RODOLFO: Si se refiere a alguna discusión o malentendido que pudimos haber tenido su hija y yo… SRA. la carta le pertenece. Ha llegado la noche. la señora Marcos.) Gracias. La señora Marcos va a hablar. y muy distinta habría sido la situación si ella me hubiera escuchado. en voz baja:) ¡Maldición. Me guste o no. sonríe con disimulo. casi con odio. Señala a Marcelo y dice.) SRA. MARCOS: Muy gentil. MARCOS: (Firme. SRA. De todos modos. (Mira el cuadro de su hija. ni los miles de desaparecidos… Nada. con expresión tensionada. pobres… ésos no alcanzaron a comprender el peligro que estaban corriendo. (Seria.) Aún tengo esperanzas de que usted y sus amigos hayan sido inocentes.) “Aunque algunos parecían sinceros. MARCOS: Entre sus amigos había de todo. MARCOS: No sé.) ¿Qué quiere decir? SRA. fue inevitable. usted le pegaba! (Se produce un denso mutismo. RODOLFO: No irá a decir que mis amigos merecían lo que les sucedió. al menos lo reconoce. señor. RODOLFO: ¡Que no es la forma! (Hace un gesto ampuloso con ambas manos. Siempre es inevitable.) ¿Qué le hace pensar que yo ejercí la violencia? ¿Acaso vio algo? SRA. MARCOS: ¡Sí. sino. SRA. RODOLFO: Sí. RODOLFO: (Con agria sonrisa.) Sí.) Es que… ella tenía un carácter difícil… MARCELO: (Sorprendido. MARCOS: Yo siempre supe que usted le pegaba. SRA. pero luego se calma. MARCOS: Lo que pasó fue gracias a gente como usted. daba la impresión de que ustedes se lo estaban buscando. extraño no. Si no hubieran andado secuestrando y poniendo bombas (alterada) no los habrían perseguido… MARCELO: (Interviene por segunda vez. MARCOS: Ya conozco esa palabra.) Me he preguntado siempre si usted militaba por algún sano idealismo.SRA. Sólo que me parece que no es la forma. Yo no vi nada.) ¡Usted debió estar en mi lugar! 173 . aun cuando estaban advertidos. SRA. Pero el único que alcanzó a escapar fue Rodolfo… ¡Justo él!” (Dice. como ustedes (los señala). SRA. Nadie vio nada.) RODOLFO: (Con ofuscación.) En este país nadie vio nada. ni las torturas.) ¿Equivocados? Nosotros sabíamos lo que estaba pasando. o si era un gusto por la violencia… RODOLFO: (La interrumpe. pero hay mujeres que quieren tener siempre no sólo la razón. MARCOS: Bueno. MARCOS: ¡Que ciertas desgracias pudieron haberse evitado! (Acompaña estas palabras con otra rápida mirada al cuadro. ¡Nadie vio absolutamente nada! (Pausa.) ¡Miren quién se pone a opinar! (Pausa.) Por supuesto que no.) MARCELO: No.) RODOLFO: (Sentándose lentamente. que no puede disimular. y no podíamos tolerarlo. (Levantan la voz al unísono. más daño hizo usted con esos dichosos ideales de una sociedad justa y perfecta… RODOLFO: Bueno. colaboraron con esa atrocidad.) SRA. Lo imaginé. RODOLFO: (Sobre sus palabras. además. Si nosotros hubiéramos triunfado. hoy todo sería muy diferente. poniendo bombas. pero conste que no era mi intención.) De todos modos. 172 RODOLFO: Usted no puede juzgar por las apariencias. la última palabra. (Elevando la voz. MARCOS: Sé que muchos provocaron a los otros. pienso que equivocaron el camino. Y los que no hicieron nada.) RODOLFO: (Que la ha observado. ¿O es que van a negarlo? SRA.) ¡Entonces es verdad! (Rodolfo lo mira como para fulminarlo.) RODOLFO: Yo le advertía que conmigo no debía discutir. SRA. Ni los secuestros.) ¡Poniendo bombas! RODOLFO: (Mirándolo con rencor. ¿le parece extraño? (Se incorpora y empieza a caminar nervioso de un lado para el otro. Ella me sacaba de las casillas a veces… pero yo nunca quise pegarle. marca bien las palabras. MARCOS: Sea como fuere. SRA. MARCOS: De todos modos. MARCOS: (Piensa. Pero tuvimos que soportar una persecución y un exterminio que ninguno había imaginado.) RODOLFO: ¡Yo nunca le pegué! SRA. ésa ya es otra cuestión. como usted. ) El destino de Verónica era morir aquel día. que lo esquiva. Pero de eso usted no puede sacar ninguna conclusión. RODOLFO: ¿Ha dicho usted que muy poco? MARCELO: Bueno… sí.) No sé bien… RODOLFO: A esta altura. diga algo! ¿O es que tampoco cree en el destino? (Marcelo calla. RODOLFO: Si ella no me mencionaba.) Ahora me doy cuenta… no lo he visto llorar ni una sola vez… RODOLFO: (Señalándola. yo ya había viajado al norte. pero siempre he tenido la impresión de que usted era uno más entre ellos. (Mientras dice esto.) Creo que cometí un error entregándole esa bendita carta. (Se produce un silencio. Adiós. La abre. (Sollozando.) Mi pobre hija estaría todavía viva. MARCELO: (Pretende no entender. Sin pronunciar palabra. como reflexionando acerca de todo lo que se acaba de conversar.) Yo… yo no fui más que una torpe herramienta… (Lo mira a Marcelo. SRA.) Y usted debió quedarse en el extranjero.) Un nombre más en la larga lista de correspondencia que debía responder por hábito. MARCOS: Usted ya puede valerse por sí mismo. ¿de qué hablaban entonces? (Como para sí. porque no puede saber qué hay en el corazón de cada uno. No puedo evitar ahora que me carcoma la duda.) RODOLFO: Imagino que habrá tenido una imagen idealizada de Verónica. Pero en cambio… ¿qué tenemos ahora? La vida ha perdido por completo el sentido para mí… (confusa) que tenía aún tanto para brindar… (Pausa.) Yo… yo sabía que usted había tenido que abandonar el país por un tiempo… RODOLFO: (Secamente y con dignidad. ya no vale la pena… Deja la frase inconclusa y va hacia la puerta interior de la izquierda. (La señora Marcos sale.) Y no me verá llorar. observa la reacción de su interlocutor.) SRA. y luego de unos segundos sale con una maleta en una de sus manos. 175 ESCENA 3 Los dos hombres se han quedado en silencio.) De todos modos. sospechoso. con dureza.) ¿Y acaso las cosas son diferentes para usted? (Con algo de enojo. la distancia y el tiempo acaso crearon falsas expectativas en usted. y recién entonces se da vuelta. cuanto menos. Así transcurre un momento. (Cabizbajo. MARCELO: (Apresurado. MARCELO: ¿Sospechoso? No veo por qué. RODOLFO: Quiero decir. sólo unas pocas cosas. Por fin: 174 . me siento obligado a decirle la verdad: Verónica mantenía amistad con varios ex compañeros de la Escuela de Arte. por eso no alcanzamos a conocernos. Mira a Rodolfo. MARCOS: (Agobiada. ¿Sabe lo que eso significa? (Emocionada. MARCOS: (Acongojada. probablemente.) ¿Es que no la extraña? (Amenazante. RODOLFO: Eso es. o como regaba las plantas cada tarde. y cuando usted regresó.) ¡Verónica viva! Y entonces todas las cosas… todas las cosas (gesticula con las manos) tendrían sentido. camina hacia la silla donde dejó su abrigo. Marcelo hace ademán de no comprender. (Silencio profundo. lo levanta.) RODOLFO: ¿Qué alcanzó a contarle Verónica de mí? MARCELO: Muy poco.SRA. como cargaba nafta en el vehículo. MARCELO: Algo así.) Exiliado político. No lo tome a mal. ingresa.) ¡Usted. de manera que no me necesita. Usted es como la mayoría. RODOLFO: (Mirando para otro lado. MARCELO: Algo tiene que haber pasado. Luego. (Apenas lo dice. es de qué lado estaba uno. RODOLFO: ¿Insinúa que ella salió para ese seminario. no perdió a nadie… y entonces se comporta como si no hubiera pasado nada. como al pasar:) Hasta había pensado suspender toda la correspondencia. en todo caso. Hay una pausa. se arrepiente. Decía que no sacaba nada positivo de ella… MARCELO: (Sin poder disimular. y se expresa lentamente. (Toma otra vez la radio y mueve el dial mientras añade. Rodolfo guarda silencio. éste se va calmando. habla. pues bien. Yo le digo lo que pensaba. y siempre pensé que estaban pasando para seguridad de la gente.) Entre otras cosas.) ¿Escaparse? MARCELO: Como lo oye. RODOLFO: ¿La última semana? MARCELO: La última semana de marzo. No es casual que se hubiera fijado en mí. MARCELO: Ahora creo comprender. ya le dije que yo fui exiliado político. Y si defendía esa posición.) RODOLFO: Yo no sé lo que le diría ella. Además. vi pocas cosas. MARCELO: (Procurando disimular su alteración.) En efecto. Lo que importa. MARCELO: No es lo que podía inferirse de lo que decía en sus líneas. ¿no le parece? MARCELO: No obstante. Verónica admiraba a las personas que tuvieran un ideal y supieran defenderlo. RODOLFO: No le entiendo. Verónica trajo una gran carpeta con papeles… con conclusio177 . como decían las noticias.) No veo por qué yo deba tomarlo a mal. RODOLFO: (Como si estuviera recordando. RODOLFO: (Incrédulo. a fines de marzo. usted reconoció que se habían distanciado por no coincidir en ese tipo de convicciones… RODOLFO: Cuestión de formas. RODOLFO: (Hace memoria. yo tampoco vi nada.) Si mal no recuerdo. Cada persona es dueña de tener cuantos amigos crea conveniente. y que realmente no fue? MARCELO: (Se incorpora. la versión que escondía el genocidio que se estaba cometiendo… (Pausa. RODOLFO: (Sorprendido. Es lógico que Verónica a veces haya querido escaparse. la que tuvo confundida a la gente. responde con voz quebrada. MARCELO: Usted debe pensar que soy un cobarde. o en todo caso. Lo leí después en los diarios.) Así es. así es.) Sin embargo.) ¡Nada positivo! RODOLFO: Así es. RODOLFO: ¡En los diarios! ¡Qué bien! En los diarios se publicaba la otra versión. Usted hiere con las palabras con una facilidad pasmosa. por entonces hubo un seminario de perfeccionamiento. con gesto triunfal. RODOLFO: (Piensa: “Parece que di en la tecla”.) ¿Y qué más pensaba ella.) ¿Para seguridad? ¿Es que a usted no le ha faltado ningún pariente o amigo? 176 MARCELO: No. No le pasó nada. MARCELO: (Que no puede contener una sonrisa. y se justifica: MARCELO: Yo no tuve militancia porque no alcancé a comprender lo que estaba ocurriendo en aquellos años.) Pero bueno… ahora ya es tarde para lamentar. durante la cual Marcelo lo mira con intensidad. MARCELO: La última vez. si se puede saber? RODOLFO: Bueno. RODOLFO: Ahora entiendo.) Ése fue el pretexto.MARCELO: (Tocado. ha sido más que ambas cosas. ella no ha muerto. Nos olvidamos del mundo que debíamos soportar el resto del año. RODOLFO: (Interrumpiendo. angustiado… dónde habita Verónica… quiero decir… (Mira el retrato. por qué no.) Verónica no está acá para desmentirlo. decía.) ¿Su esposa? ¿Ha dicho usted su esposa? ¡Por cierto que lo fue! Pero dejó de serlo el día del accidente. MARCELO: Yo me encargué de conseguir los papeles. lo que venía de antes y seguirá por siempre. Mi caso no es ése. Breve pausa. con lo cual 179 . porque al fin de cuentas deberá admitir.) ¡De modo que mi esposa prefabricó un viaje a un seminario.) Ahí tenemos su rostro. con sorpresa.) ¿Qué dice? MARCELO: (Como que no ha escuchado. ha sido la rela178 ción de ella conmigo. luego se serena.) Hasta me contó lo tediosas que habían resultado las charlas. ¡Qué ilusión! A lo sumo habrá que admitir que una parte de su ser ha ingresado a un ámbito donde no podemos verla… (Se detiene. digo. es sólo cuestión de tiempo. RODOLFO: (Lo mira con odio al principio. y habla despacio. de manera que usted puede decir lo que desee. RODOLFO: (Apoya la muleta con violencia en el piso. y con el tiempo. pero ella jamás pudo saber si fueron tediosas. pero que sigue en lo que estaba. RODOLFO: (Ofuscado. (Exaltado. conturbado. sigue sin prestar oídos a la interrupción.) ¡Una cabaña junto al mar! MARCELO: (Que responde automáticamente.nes… (Se entusiasma. Yo no soy tal. y en cambio se fue a pasar unos días con un cobarde! ¡Un cobarde que prefirió escabullirse para pasar inadvertido antes de dar la cara contra todo lo que estaba pasando! MARCELO: Está bien. Pronto acaso usted descuelgue ese cuadro. (Se frena. Pero no hubo. pero le advierto que sus palabras no me merecen confianza. tema de exilio o de cobardía. Ocurrió que al fin podíamos concretar nuestros postergados sueños. conmigo. que sin ser estrictamente la de amigos o amantes. toma asiento. nadie lo hubiera sospechado antes. queme las cartas. Mira a Rodolfo. empezará a olvidarla. pero ¿no vemos a diario cómo se forman parejas donde alguno de ellos es viudo? Y sin embargo. Por lo visto.) ¡Pero qué dice! ¿Cree que yo podría olvidar tan fácilmente a mi mujer? ¡Estoy de vuelta del sepelio y usted sugiere esa sarta de cosas descabelladas! ¡Verónica no se sustituye por ninguna otra mujer! (Enojado. y agrega.) ¡¿Cierto compromiso?! ¡Ella era mi esposa! MARCELO: (Arrebatado. Y no debiera tomar lo que digo como un reproche o una venganza. Yo soy la parte encarnada y visible de la relación de Verónica conmigo. y nos limitamos a compartir aquellos atardeceres rojizos frente al mar… los momentos en que deteníamos el tiempo en aquella cabaña solitaria y cálida. el cobarde compartió aquella luminosa semana con Verónica.) Lo ciertamente profundo.) Usted cree que exagero. Lo tolero a usted aquí y tolero su indiscreción solamente en honor a ella. si es sincero. Hasta es posible que encuentre a alguien que ocupe su lugar. y ella en ningún momento sacó el tema de la cobardía o de lo que estaba ocurriendo. y se incorpora.) En efecto. como si recién advirtiera que el otro ha hablado. como si de pronto sus pensamientos hubieran tropezado con un escollo. porque no estuvo allí. aun cuando ella guardaba cierto compromiso con usted cuando llegué a conocerla… RODOLFO: (Interrumpe.) …la relación. en voz baja:) Claro que… yo mismo me he preguntado muchas veces. (Mira el cuadro y levanta el vaso. que usted no ha sido en su vida más que un accidente.) Ella late en mi voz y ella respira a mi lado. Si debo decir la verdad.) ¡Qué va! ¡Estoy pensando que usted ni siquiera la conocía! MARCELO: (Que lo estuvo escuchando con atención. Si usted lo ve de ese modo. y ella se quedará por fin con quien ha negado su muerte. su cuerpo yace en el campo santo. Por otro lado. guarda aún su perfume. en esa expresión. pero ¿qué puedo hacer si lo que le estoy diciendo es ni más ni menos lo que siento y lo que pienso? RODOLFO: (Concentrado. todo esto por momentos me desespera. joven. si alguien termina encontrando a Verónica. ella… (Abre las manos y dice. porque ese instante quedó atrapado para siempre en esas formas. pensando tal vez que yo he perdido por completo la razón. MARCELO: Usted me mira con lástima.) Le aseguro que a esta altura yo no pongo en tela de juicio lo que usted me está diciendo. digo. por ejemplo. en todas las posibilidades de encontrarla… hasta he hablado con gente que tiene poderes.) MARCELO: Yo he pensado.) Este pañuelo. emocionado:) ¡Usted lo dice! ¡La casa está impregnada de ella! MARCELO: …decía que todas estas cosas que ella tocó con sus manos que son reales. y que me he convertido en un ser irrecuperable. 181 . y la carta mantiene inalterables los rasgos de su letra… y cada cosa de esta casa guarda sin duda las marcas. poderes en la mente y en el espíritu. de que todo esto lo ha afectado a usted de una manera terrible. día tras día. no está en ninguna parte. (El otro sigue. como si no escuchara. En ese momento tal vez yo sentiré lástima por usted. con quien no ha podido ni ha querido considerar siquiera su ausencia. (Agotado por el esfuerzo. se sienta y se queda mirando a Rodolfo. le repito. y entonces esta incertidumbre y esta angustia insoportable habrán tenido su razón de ser. hay (señala a su alrededor) tantas cosas de ella… RODOLFO: (Que ha seguido con su mirada los ademanes del otro. ese alguien seré yo. porque las cosas serán como siempre debieron ser.) RODOLFO: (Que lo estaba escuchando con profunda atención.) RODOLFO: Si no lo toma a mal. que me escucha con verdadera paciencia. pero yo no les creo. MARCELO: (Que lo mira sin ver. pero todos han fraca180 sado.ella. usando la forma que usted tiene para hablar. Le confieso que me resulta imposible vivir así. se quedará. porque al fin y al cabo. Créame. su alma. mientras se lo muestra a Rodolfo. MARCELO: (Recuperándose. mientras se miran. (Ha dicho esto como si fuera con su último aliento. sin duda le causo a usted lástima. porque tengo a veces la sensación de que ya no la tendremos más. su esencia.) Creo que su consejo es atinado. pero ¿es que no ha ocurrido algo suficientemente grave? En este mismo momento lo envidio a usted. Sea como fuere. ellos terminaron diciéndome que debo resignarme. Lo huele. agrega. en cierto modo. está en forma permanente aquí. que no habrá forma de comunicarse con ella. en fin… se ha ido de veras. en actitud del que espera una respuesta. aunque mi actitud parezca la de un ser alucinado. (Se dirige hasta un mueble y levanta un pañuelo de mujer. y es lógico que me mire así. resignado:) Ella. Quiero decir. y que tendremos que resignarnos a su ausencia total… RODOLFO: Bueno.) Creo que no puede saber dónde está Verónica por una razón muy simple: ella no está en ninguna parte. las huellas de sus ojos que las miraron y de sus manos que las tocaron… ¿O es que las huellas de sus pies ya se borraron de las baldosas? (Se agacha y toca el piso.) ¿Cree usted de verdad que su sombra se ha borrado para siempre? RODOLFO: Me convenzo. pero no me avergüenzo por ello. veo que comenzamos a coincidir. que permanece en silencio.) Sí. que son rosadas y de carne y hueso. Pausa. pero ella. que ella. O. le recomiendo que trate de distraerse un poco. amigo. para… para… (Se detiene. pero voy a insistir (en tono confidencial): ella está aquí. su discurso hubiera sido magnífico. agradezco que haya tenido tanta paciencia conmigo. Hasta mañana.) RODOLFO: Antes de que se marche… usted mencionó un sitio cerca del mar. (Hace una pausa. Rodolfo. Verónica tenía una especial intuición. lo único comparable. usted mirando a los demás según se hayan o no se hayan jugado. (Se marcha. que se tendrá que resignar. y es posible que sonría al ver que las cosas son como fueron siempre. Veamos: Verónica no fue a ese famoso seminario porque le llegó a tiempo la noticia de su postergación. después de lo cual comienza a ponerse lentamente de pie. porque. (Como terminando. pero sin otro aliento que no sea para adorarla a ella. de juncos.MARCELO: (Confundido. ¡Ah!. ¿Le parece bien a las seis? MARCELO: Por supuesto. al cabo del cual comienza a aplaudir. con todos los secretos y con todas las preguntas con que nos dejan pendientes los muertos. pero yo hubiera asegurado la existencia de la carta que me entregó. Desde siempre la única actitud lógica ante la muerte ha sido la resignación. Marcelo. más para cortar el discurso del otro. de manera que se quedó 183 . le repito. debería considerarse un increíble acto de magia.) ESCENA 4 Rodolfo se ha quedado solo. no? ¿Por qué no termina de decir lo que quiere decir? RODOLFO: (Convencido de lo que dice. junto a nosotros.) No… no le entiendo. contagiado. que a lo sumo Verónica ha ingresado a un ámbito donde no podemos verla. Era lógico entonces que me dejara un mensaje para que pudiéramos seguir encontrándonos. y piensa: RODOLFO: Podría decirse que este hombre delira. que volverla a la vida tan sólo porque no quiere aceptar la realidad. y una escollera al fondo. si no entendí mal. y debió haber presentido algo tan grave como el accidente. no se atreve a interrumpirlo. Y así sea que yo trate de resignarme a mi triste destino. y no puede ser tomado en serio. hace un gesto con una mano. RODOLFO: Ha dicho. y de este lado yo.) Me temo. emocionado. MARCELO: (Algo más calmo. Rodolfo. y tal vez cobarde. entre ambos. MARCELO: Adiós. MARCELO: ¿Ah. pese a que sin duda me lo merezco… (Amaga irse. vale decir. joven. que lo conmueve:) Creo que ha perdido la razón. ya sea que usted dé rienda suelta a su idealismo alocado. más débil. como usted bien dijo. MARCELO: (Lo mira fijamente un instante. RODOLFO: (Con gravedad.) 182 RODOLFO: (Luego de un momento. y me parece que está convencido de que es posible traerla aquí.) Creo que dos sombrillas fijas. lo ha dicho usted mismo al pasar. mira hacia un costado y dice. RODOLFO: Adiós. es cierto. excede todo cuanto conocemos aquí. para pronunciar su nombre mil veces durante la vigilia y en la larga noche. como si hubiese llegado al límite de sus fuerzas. y que no me guarde rencor. ¿Recuerda qué había en la playa? MARCELO: (Sin darle importancia al asunto. porque nuestro amor. MARCELO: Así es. para buscar sus ojos con ansiedad desesperada.) Antes de irme. las cosas no cambian: la realidad es que ella está muerta como todos los muertos. hace un momento: no podemos saber dónde está. me aceptará que mañana compartamos el té aquí mismo.) Gracias.) Lo único cierto.) ¡Bravo! ¡Qué bien! Si estuviéramos hablando de una difunta. RODOLFO: Me temo. Eso fue lo que dije.) Es posible. MARCELO: No. y que usted. RODOLFO: ¿A qué se dedica.) Telón lento. RODOLFO: Pero no vive de eso. pese a alguna que otra discusión que hemos tenido usted y yo.) Sí. al punto de que tuve celos de él varias veces. Al levantarse el telón. ¡qué va! Pero con la otra persona no se puede hablar. y ahora que he revisado sus papeles. con la cual puedo hablar o discutir acerca de ella. TERCER ACTO ESCENA 1 La acción se desarrolla en el mismo ambiente. (Pausa. yo también valoro el hecho de que usted. es la única persona. En todo caso. levanta un poco su taza. sin embargo. MARCELO: Sí. MARCELO: Se refiere a la señora Marcos. y luego dice:) Si yo debo serle sincero. Pero debo reconocer que este joven fue para Verónica algo especial. aunque de un modo estrafalario. RODOLFO: ¿Algo que yo conozca? MARCELO: Se trata de un actor fracasado que no se resigna a haber perdido a su amante. los dos mencionan las sombrillas de juncos y la escollera al fondo… como si de verdad ese encuentro se hubiera llevado a cabo. sin embargo. tendré que decir que. Está claro que ella no se ausentó. MARCELO: La señora Marcos no me parece mala persona. Rodolfo. aquí! MARCELO: (Sirviéndose.) Le queda bien esa ropa. al otro día. me siento más a gusto que aquí.) Sabe… cuando dieron las seis y cuarto pensé que no venía. Me demoró el tránsito. No diré que usted sea el único. Frente a él. y lo más curioso. me simpatice o no. El encuentro fue imaginario. en la última semana de marzo. por la tarde. los atardeceres rojizos frente al mar. (Se queda pensando. 184 RODOLFO: Lo que imaginaba: un burgués. sí. hasta ahora. aunque por ratos me dan ganas de abalanzarme y retorcerle el pescuezo. MARCELO: Sí. aquí me siento (sonríe y abre los brazos) a mis anchas. Me refiero a mi suegra. como una autómata. joven. A derecha se ve a Marcelo de perfil. en su departamento. los dos hombres ya están sentados a la mesa con el té servido. RODOLFO: (Que no logra entenderlo. no me desagrada del todo su compañía. RODOLFO: Sí. que es el escenario. ha colgado su saco en el respaldo de la silla. aun sin conocerlo. No olvide que éste es el ámbito de Verónica. 185 . Verónica estuvo como ausente.) ¡A sus anchas. pero… ¡qué extraño! Coincide con cuanto ha dicho este joven delirante: los mismos días. la playa. pero está claro también que por esos días. pero no pensaba faltar. me permite también a mí hablar sobre Verónica. (Levanta la taza y añade:) ¡Salud! RODOLFO: (Que no sabe qué contestar a lo que acaba de oír. Me atrevería a decir que ni en mi propio lugar de trabajo. sin duda. en casa. la cálida cabaña. Le puedo asegurar que. se queda pensativo un instante. es para representar uno de mis papeles. leo que ella escribió en su diario un encuentro furtivo con un joven por aquellos días. Marcelo? MARCELO: Actor de teatro.ese tiempo aquí. como si todo estuviera en orden. Doy clases de Literatura. lo recuerdo muy bien. Papeles de segunda en obras de segunda. por desgracia. RODOLFO: ¡Ah! (Pausa. MARCELO: ¿Cómo? RODOLFO: Nada. ) Lo que acaba de decirme es terrible. Sin que en apariencia los hombres la perciban. a sangre… a muerte! (Está temblando. agotado. etcétera. Su voz se hace más grave y más pausada. Pero es como si algo. como si nada hubiera pasado. que ella murió en el acto. joven (hace gestos ampulosos). Lo que me resulta extraño es que se comporte como si la realidad 186 fuera otra.) Porque debe saber. Usted ha aceptado la supuesta tragedia y permanece resignado. que se hallaba aquí. Me pregunto qué hará el día que se resigne por fin a la dolorosa verdad. 187 . A continuación. RODOLFO: A eso quería llegar: creo que usted no quiere resignarse por un proceso de autodefensa. queriendo evitar un choque que se veía inevitable. no podría tolerar siquiera la idea de su muerte. (Baja la cabeza. Usted se expresa como si el accidente. agrega. (Luego.) Anoche pensaba en lo que estuvimos hablando. que cree que ella puede aparecer de pronto. Marcelo. MARCELO: No es dolorosa. RODOLFO: Bueno. señor. en silencio de muerte. RODOLFO: (Mientras sirve té. entre nosotros.) Es verdad. mientras se sirve. y también: “Ahora que ella no está”. Incluso fue más lejos y aseguró que ella no había muerto. Tan terrible. toma la tetera y le sirve en la taza. a goma quemada. porque no es verdad.RODOLFO: ¡No! (Arrastra la o. es verdad. por un costado se ve aparecer a Verónica. se incorpora apoyándose en la muleta. sin poder contener el vehículo que se iba como en una pesadilla.) MARCELO: (Lo mira unos instantes en silencio. MARCELO: (Convencido. Marcelo. que queda oculto. que viste una sobria túnica blanca ajustada a la cintura con un cordón. de alguna manera.) ¡Por favor! Pero cambiemos de tema. desde detrás del biombo se ve aparecer una mano de mujer que se alza y descuelga el cuadro. de haber estado en mi lugar. Ha dicho ayer: “He venido por lo ocurrido a Verónica”. yo creí que ambos teníamos motivos para no desear ver al otro. RODOLFO: (Algo exasperado. y poniéndose una mano en el pecho. impasible. (Se sirve tranquilamente un bizcocho. A pesar de todo.) Ella no puede estar muerta. después de cuanto nos dijimos ayer. con los dientes apretados y las manos inútiles aferradas al volante. rodeando aquella trampa de hierros retorcidos. (Va a traer otra taza y la coloca en el medio de ambos. y dice:) ¡Y qué hubiera dicho. lo cual es lógico. o alguien (mira el retrato) hubiera influido para que volviéramos a encontrarnos. y está descalza. ¡qué esperanza! ESCENA 2 En ese momento. creo. aquella tarde fatídica. de olor a humo. se pone el saco. como para culminar el tema:) Yo mismo sentí que debía venir. (Se desliza en su asiento. Tiene el pelo suelto. Yo.) Pues sí. No a Verónica. antes bien. en cambio. mirándolos con alternancia. lo diré de otro modo: usted parece no admitir que a Verónica el accidente le costó la vida. MARCELO: (Que se ha quedado observando el retrato. con lo cual no hace más que confirmar aquello que deplora. Todo esto me hace pensar. arrastrado para cualquier parte. y se pueda sentar entre nosotros a tomar una taza de té.) El accidente ocurrió. Yo mismo ayudé a sacarla. de vidrios rotos. que confirma lo que ya dije: eso no puede haber ocurrido. va derecho a la silla que hay entre ambos y se sienta.) Yo mismo la vi. se acomoda en su sitio y continúa:) Ésa es la gran diferencia entre usted y yo. queriendo escapar de cualquier forma de aquel ruido infernal (se ofusca). no hubiera ocurrido… MARCELO: (Con naturalidad. de aquel estallido violento que de pronto se convirtió en silencio. mirando de frente a su interlocutor. de vez en cuando levanta la vista. aunque la idea no sea atractiva. VERÓNICA: (Sorprendida. Se las ingenió bien para que yo no la leyera.) ¿Es cierto que no la leíste? MARCELO: (Con solemnidad.) ¡Un chasco! MARCELO: (A ambos. (Sigue en lo suyo.) ¿Por qué? ¿No te interesó lo que podía decirte allí? MARCELO: Sí. le increpa. VERÓNICA: ¿Y cómo sabés que él está equivocado? MARCELO: Porque… porque no es posible que me faltes. No sé cómo tomarlo. que. RODOLFO: (Mientras se entretiene con la radio. VERÓNICA: (Incrédula. gracias.) Es té nacional. del bueno. ensimismada. se miran con una sonrisa cómplice. MARCELO: ¡Ese día me mataré! RODOLFO: ¿Cómo ha dicho? MARCELO: Que… que no veo mucho sentido en eso de hablar de música o de cine.) Tal vez se ha enfriado un poco. VERÓNICA: (Inclinándose sobre Marcelo. Dijo algo así como: “Tengo derecho a abrirla para salir de dudas”.) Él siempre fue bastante realista. (Se queda mirándolo. mientras Verónica está entre nosotros. en nada. MARCELO: Se hubiera llevado un chasco. Tuve miedo de que fuera cierto lo que él dice. por lo que veo. Verónica lo aprendió de una mujer galesa.) ¡Oh! Recordaba lo de la carta.) Así es. se dirige a Marcelo. VERÓNICA: (Prueba el té. se suelta. sonriente:) Está bien así. y preparado con estilo. por eso mismo.) El pobre cree que de veras estás muerta. RODOLFO: (Interrumpiendo. Ella se queda mirándolo mientras lo escucha. Tal vez debieras escucharlo. o de cine? MARCELO: ¡Hablar de música o de cine! RODOLFO: ¿Y por qué no? VERÓNICA: (Refiriéndose a Rodolfo.) RODOLFO: (A Marcelo. RODOLFO: Su tenacidad me asombra. algún día deberé morir.) Eso de chasco es un poco ambiguo. dando por terminado el tema. y dice. y le increpa:) ¿No le he dicho a usted que para mí es insoportable su teoría de que Verónica ha muerto? (Ambos se quedan callados.) 188 VERÓNICA: (Tomando del brazo a Marcelo. Ambos lo miran mientras Rodolfo toma el té sin advertir nada. VERÓNICA: (A Marcelo. cosa que jamás 189 .) La carta. además. RODOLFO: (A Marcelo. MARCELO: (Por lo bajo. también a usted lo afecta mucho.) Eso dije: un chasco. ¿Qué le parece si hablamos un poco de música. y apenas Marcelo termina la frase. mirando a Rodolfo. pero bueno… ¡ya está! Ella decía que usted era un hombre de talento.) Joven… creo que usted está obsesionado con este asunto. seria y enigmática. habla a la mujer acerca de Rodolfo.) ¡Un chasco! RODOLFO: (Sobre sus palabras. con la cabeza apoyada en una mano.) RODOLFO: (Comprensivo.) Es verdad.) ¿Ha dicho usted algo? MARCELO: (Sorprendido. supongo.MARCELO: (A Verónica. (De pronto dirige una mirada a Rodolfo. (Señala a Rodolfo.) VERÓNICA: ¿Acerca de qué? MARCELO: Él… él asegura (casi desfalleciendo) que vos perdiste la vida en el accidente.) Entonces no la leíste. Me parece que tenemos que ayudarnos mutuamente a soportar la situación. sí. y me lo enseñó. MARCELO: Me puso en apuros con la carta que me dejaste. pero en ningún momento se percata de la presencia de Verónica. no es posible que un amor como el nuestro se convierta en polvo. se ubica frente a Verónica.) ¿Y se puede saber qué ganaría con eso? RODOLFO: ¿Me lo pregunta en serio? MARCELO: Claro.) ¿Cómo? MARCELO: (Soltando las manos de Verónica. no responde en absoluto. debí preparar más té. Rodolfo.) ¿Qué pasó? RODOLFO: Creo que era una mosca. se da vuelta hacia Marcelo. Pero supongamos que. (Pausa. eso es verdad. por esa suerte de catarsis que sufren o tienen los artistas cuando están creando. la mira fijamente y dice:) ¡Conque ésas tenemos! (Levanta los brazos y golpea las manos. Lo mira. (Lo deja escribiendo. Yo no me opondré. Ahora. ocupado en esa tarea. permítame terminar. mientras a Marcelo se le escapa un “No”. temeroso de lo que pudiera pasar. y se da vuelta hacia la joven. usted pone a Verónica en el sitial que cree que debe tener. ¿Le parece? MARCELO: (Que lo mira con curiosidad. que le daré una mano. ¿por qué no elabora la sinfonía más prodigiosa.) MARCELO: (A la joven. para que no se ponga celoso. Los otros dos se acercan y miran lo que escribe. le apoya su mano en un brazo. la escultura más sentida y espectacular que pueda construir? ¿Por qué no emprende la redacción de una novela sobre la vida de Verónica. que se había asustado por un momento. digamos.) Porque usted está convencido de eso. regresa a su asiento. pero… VERÓNICA: ¡Qué amable. muchas gracias! (Le acaricia el pelo.) El pobre también ha quedado mal. en efecto. (A Rodolfo. De ser así.) Decía que todo está bien. mientras los otros se levantan y se alejan un poco para conversar tranquilos.) Por un lado usted deja constancia ante la humanidad de que Verónica era algo único y especial.) RODOLFO: (Que ha escuchado algo. la pintura más descarnada. MARCELO: (Sobre sus palabras. ¿verdad? MARCELO: En efecto. Se dirige a Rodolfo y hace lo mismo.) VERÓNICA: ¿Y por qué teatro? (Rodolfo. aunque sea algún talento. (Sigue escribiendo. y le pregunta:) ¿Y vos. Por un lado. mientras Verónica. RODOLFO: (Se entusiasma otra vez.) ¡Listo! (Se vuelve a sentar. puede ir tomando contacto con la realidad y dominando sus emociones por esa suerte de… MARCELO: De catarsis.) Bien. (Se toman de las manos.yo hubiera imaginado. y Rodolfo se pone a escribir algo.) Y ahora. Usted puede inventar alguna de esas cosas que me ha contado. Marcelo le alcanza papel y lápiz.) ¡Es una escena de teatro! RODOLFO: Es solamente un borrador. por favor. 191 . y por el otro. RODOLFO: Sí. exclama: RODOLFO: ¡Ajá! (Se levanta. alcánceme papel y lápiz. VERÓNICA: Es una escena de teatro. A ver. RODOLFO: Sí.) VERÓNICA: (Que se había quedado mirando con curiosidad a Rodolfo.) Lo escucho.) MARCELO: ¿Y se puede saber por qué está redactando una obra de teatro? RODOLFO: ¿No me dijo usted que era actor? MARCELO: ¡Ah! Sí. 190 RODOLFO: Bien. como si hubiera percibido la caricia. no hay problema. una novela que supere en todo sentido a cualquier otra novela que se haya escrito…? (Se queda ensimismado.) MARCELO: (Preocupado. que no la escucha. Sigue en lo suyo. Ahora estoy bien. usted tiene. cómo estás? MARCELO: (Mirándola con ternura a los ojos. es necesario que no dejemos cosas sin hablar.) Joven. hubiéramos tenido la valentía de 193 . Nos decimos “Hasta mañana” y eso no es más 192 que una expresión de cortesía. Es una persona normal. (En este punto va y acaricia de nuevo la cabeza de Rodolfo con suavidad. Verónica toma las manos de Marcelo y vuelve a alejarlo unos metros de Rodolfo. o puede modificarlo. Por ese tiempo mi relación con él fue confusa: las pocas veces que hablamos por teléfono terminamos discutiendo por cuestiones políticas. ¿Qué podemos asegurar acerca de mañana? ¿Nos volveremos a ver? ¡Cuántas cosas pueden ocurrir para que finalmente no podamos encontrarnos! La vida es más complicada de lo que crees. No sabemos si mañana estaremos. de modo que ambos sabíamos que el otro era incapaz de engañarlo. Pero quiero que sepas que hice lo imposible para que este instante ocurriera. MARCELO: ¿Cómo lo sabés? VERÓNICA: Porque entre él y yo. MARCELO: (Abatido. la de las cosas que lo rodean.) No lo mires así. VERÓNICA: El destino modifica todo.VERÓNICA: (A Marcelo.) Yo hubiera deseado que ambos. Por supuesto que fue necesaria tu tozudez. VERÓNICA: (Que se ha quedado triste. VERÓNICA: De eso podés estar seguro. MARCELO: Gracias. pero fuiste un poco lejos. y al llegar el médico. estábamos siempre dispuestos a conversarlo. cuando él se exilió y me dejó sola en el país. pese al distanciamiento de los últimos tiempos. sin duda habría preparado una torta negra.) Eres demasiado pesimista. si Verónica estuviera entre nosotros. Él actuó como hubiera actuado cualquier otro en su lugar: aceptó la realidad cotidiana. pese a que teníamos problemas de convivencia. MARCELO: (Luego de meditar un instante. MARCELO: No se preocupe. se sueltan las manos. ¡Y te puedo asegurar que estuve escuchando todo lo que le dijiste! MARCELO: (Señalándolo. VERÓNICA: Está bien.) RODOLFO: (Levanta la cabeza para decir algo. se convenció de que me había perdido. MARCELO: ¿Por qué no habríamos de tenerla? VERÓNICA: El destino es demasiado complicado. Cuando se detienen. Si algo serio se interponía entre nosotros. me había celado como cualquier marido. y cuando el accidente. MARCELO: El destino no puede modificar nuestros hábitos de vida. Me había querido sin estridencias. vos y yo. pensando.) Pero… ¿y lo nuestro? VERÓNICA: Vos recordarás que lo nuestro se dio varios años antes del accidente. VERÓNICA: Sí. ¿Por qué no habríamos de vernos mañana? VERÓNICA: Porque pueden ocurrir muchas cosas.) Le mentí para moderar su soberbia. Los bizcochos están sabrosos. me parece que él no creyó lo que le dije. quedó conmocionado al verme ensangrentada entre los hierros. Que no nos pase como antes. como si temiera que éste pueda escuchar. Tu aparición en mi vida entonces fue para mí como un bálsamo. MARCELO: No lo creo así. Es preferible escuchar cosas que duelan. MARCELO: De todos modos. No soportaba que se presentara a sí mismo como el salvador del mundo. le escuchó decir que ya no podía hacerse nada. VERÓNICA: Ahora que pudimos encontrarnos. y ella retira prudentemente la mano. y habiéndose resignado. pero que sean la verdad. manteníamos una relación casi de amistad. No podemos saber si tendremos otra oportunidad. explicándole. a arreglar no sé qué cosa.) Entonces no tenías tiempo suficiente. recién advertiste hasta qué punto yo te hacía falta. el problema de usted.) Yo también te quiero. Yo estaba convencida de que no podía contar con vos para planificar mi futuro. (Se abrazan. Hasta es posible que su obsesión empiece a curarse. te escucho! VERÓNICA: Durante mucho tiempo estuve mortificada tratando de averiguar qué hay en mí que te impidió jugarte para que formáramos una pareja normal. porque tenía miedo de que algo ocurriera. Cuando us195 . yo me había enterado de eso. (Se levanta y se acerca a ella. VERÓNICA: (Su mirada se vuelve dura. me dejaste libre y sola. pero me ha dado siempre vueltas en la cabeza… MARCELO: (Que le ha tomado las manos. como si el que habla los hubiera sorprendido. y por otro lado. Apenas están un momento así cuando interrumpe Rodolfo. Lamenté incluir a mi suegra. Verónica. usted! (Los otros se sueltan. Pero no me culpes. MARCELO: Sí. es verdad.) RODOLFO: ¡Eh. pero de otro modo las cosas serían incompletas. en cierto sentido tomará otro cariz. Ella queda mirándolo. aún cuando sos muy expresivo a la hora de manifestarme tu amor (con amargura). MARCELO: ¿Lo sabías? Es verdad.) Ahora podés odiarme con todas tus fuerzas. luego. no te puedo culpar. pero… ¡Cuánto lo hubiera deseado! Se produce un denso mutis. ¿Cuántas veces me dijiste “después. Pero vos. permite que los personajes vivan por sí mismos.) ¡Por favor. cuando quería compartir más tus cosas? (Se pasea de un lado para el otro. Como abatido. Perdoname que no tuve fuerzas para decírtelo entonces. Sí. pero yo te quería tanto… Perdoname.) Me parecía que siempre habría tiempo para todo. y era natural que con el tiempo yo volviera con él. sí. nunca me propusiste nada en concreto. en vez de iniciar una novela.decidir una vida en común. pero… (Lo mira a Rodolfo. que debíamos amarnos en ese momento en que estábamos juntos. recién comprendiste cuáles eran tus sentimientos. de que algo nos separara… y vos te reíste. Marcelo suelta las manos de ella. cuando te enteraste del accidente.) No. RODOLFO: Muy simple. (La mira. Siempre estuve a punto de separarme. (Ha reforzado la expresión “te quiero tanto” mientras le toma las manos y la mira con profundidad a los ojos. Le clava los ojos y le increpa. ella se fue en la primera ocasión que pudo. yo estaba casado. yo te quiero tanto.) La culpa no era tuya.) ¿Le dije por qué elegí la forma del teatro para hacer este borrador. VERÓNICA: (Acercándose. su problema.) Perdón que te lo diga.) Claro. y busca una silla.) Aquí están delineados los tres actos. Es… (vacila) es algo que no quería decirlo. y luego te fuiste lejos. entusiasmada de haber encontrado la oportunidad de decirle cuatro verdades. (Se toma la cabeza. yo no me daba cuenta. no me lo dijo. o algo parecido? MARCELO: No.) VERÓNICA: (Maternal. pensando tal vez que te hablaba en broma.) Él tiene razón: ¡soy un cobarde! ¡Un cobarde! ¿Y de qué me sirvió? Al tiempo que dejé de verte. (Entusiasmado. MARCELO: (Nervioso. fui un insensato.) ¿Qué le parece? (Le extiende el papel. te pedí que me besaras con todas tus fuerzas. acaso no lo merecía. Usted sabe que el teatro se adapta mejor que otros géneros a las acciones dramáticas. Una vez que el personaje de Verónica comience a actuar. mañana”? Una vez te contesté que acaso no habría un mañana. pero yo… por aquel tiempo estaba casado. pero… ¿y cuando yo te 194 necesité? ¿Y cuando yo quería estar más tiempo a tu lado. y sabía también que tu matrimonio había resultado un fracaso. Hasta luego. Verónica se ha acercado a Rodolfo. Cuando sale Verónica del biombo.) Pero… tal vez me equivoqué… RODOLFO: (Sin contestar el saludo. mientras se escuchan los compases de la primera escena. como despedida. ordena: RODOLFO: ¡Adelante! La puerta se abre y aparece Marcelo.) Ahora debo irme. Mientras se halla en esto. algo confundido. y acto continuo. (Consulta su reloj. lo mira con ternura. busco a la señora Griselda Marcos… (Mirando a su alrededor. sorprendido. Antes de sentarse repara en el cuadro. toma el papel. mientras. empalidece. haremos eso.ted crea que la ha aprendido… (Abre los brazos. El recién llegado se sienta y mira con curiosidad de un lado para el otro. le da un leve beso en la mejilla. como demora en volver. Parece sorprenderse al ver a Rodolfo. Se une con naturalidad a Marcelo. Telón rápido. viste ropa de calle. Apenas transcurren unos segundos. Lo descuelga. y se queda en silencio mirándolo. 196 197 . lo mira. y salen tomados del brazo. va detrás del cambiador y coloca el retrato en su lugar. Señala una silla con la mano y sigue leyendo. Verónica y Marcelo dan media vuelta y se dirigen a la puerta de salida. Se ve sólo el marco.) La señora Griselda no va a tardar en venir. que sin apuro va dejando el ambiente como en el primer acto. Puede esperarla. Ella observa el punto donde estaba colgado el cuadro. que el otro no advierte. Marcelo. bien. Cuando está satisfecho. y como si hubiera recordado algo. MARCELO: Buenas tardes. sin levantar los ojos del libro. De pronto. Marcelo se intranquiliza y va a buscarla. como al principio. pero en ese momento se ve la mano de ella que se eleva para colgar el cuadro en su lugar. golpean. aunque ahora falta la fotografía. Observa controlando que hasta en los menores detalles las cosas vuelvan a su lugar. se separa de Marcelo para ir detrás del biombo. se sienta y comienza a leer un libro. Mientras los dos se observan.) ¡No tenemos más que representarla! MARCELO: (Se acerca. Rodolfo. con voz firme: RODOLFO: Usted debe ser Marcelo. Le da la mano. Queda Rodolfo solo. Rodolfo apaga el aparato de sonido. Rodolfo lo mira por encima del libro. el dueño de casa se incorpora y empieza a guardar los utensilios del té.) Bien. tratando de no llamar la atención. con timidez. Nos veremos pronto. lo dobla y lo guarda en un bolsillo del saco.