Sociologia de Las Identidades

March 24, 2018 | Author: Diego José Chein | Category: Karl Marx, Knowledge, Reason, Materialism, Science


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Sociología de las identidades Conceptos para el estudio de la reproducción y la transformación cultural Kaliman, Ricardo J. Sociología de las identidades: conceptos para el estudio de la reproducción y la transformación cultural. - 1a ed. - Villa María: Eduvim, 2013. 200 p.; 198x139 cm.-(Poliedros) ISBN 978-987-699-083-7 1. Identidad. 2. Cultura. I. Título CDD 306 Editor: Ingrid Salinas Rovasio Diseño de tapa y maquetación: Silvina Gribaudo Queda hecho el Depósito que establece la Ley 11.723 La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artículos, estudios y otras colaboraciones publicadas por EDUVIM incumbe exclusivamente a los autores firmantes y su publicación no necesariamente refleja los puntos de vista ni del Director Editorial, ni del Consejo Editor u otra autoridad de la UNVM. No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio electrónico, mecánico, fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo y expreso del Editor. . . Kaliman Textos elaborados por Ricardo J.Sociología de las identidades Conceptos para el estudio de la reproducción y la transformación cultural Compilador Ricardo J. Chein . Kaliman y Diego J. . según Birmingham 20 Los esencialismos 27 Las preguntas de una epistemología materialista 34 El materialismo de las subjetividades sintonizadas 38 Segunda Parte Sociología y cultura. Propuestas conceptuales en el marco de una sociología de la cultura 115 Presentación 115 Introducción 116 Una definición inicial de identidad 119 . Propuestas conceptuales para el estudio del discurso y la reproducción cultural 51 Introducción 51 Saber práctico y conciencia 54 Discurso 72 Dinámica de la reproducción y la transformación social 86 Tercera Parte Identidad.Índice Presentación 11 Primera Parte La razón transformadora. Una introducción a la sociología de las identidades 13 Introducción 13 Epistemología y epistemes 14 El materialismo. Confrontación con otros conceptos de identidad colectiva 131 El sentido amplio de identidad y las identidades socialmente relevantes 139 Multiplicidad y variedad de las identidades 145 Identidad práctica e identidad consciente 151 Discurso y experiencia en la reproducción de identidades 158 Discursos identitarios 161 Identidad concreta e identidad imaginada 164 Alteridad 169 Colofón 185 Bibliografía 197 . incorporarlas al debate permanente que constituye el trabajo académico. en aras de cierta 11 . Ambos documentos se reproducen casi exactamente en la versión originalmente publicada. la experiencia nos ha demostrado que resultan igualmente fructíferas las discusiones con quienes abrevan en fuentes diferentes. los presupuestos epistemológicos y políticos que subyacen a este emprendimiento intelectual. al mismo tiempo. El segundo (Identidad. El primero de ellos (Sociología y cultura. que pueden encontrar provechosas estas propuestas conceptuales para sus propias indagaciones y. Sin embargo. le resultarán más inmediatamente atractivas a aquellos que comparten. dentro de ese marco. Propuestas conceptuales en el marco de una sociología de la cultura) se concentra. Sólo hemos modificado levemente las mutuas referencias de uno al otro. aunque sea parcialmente. respectivamente. Se incluyen aquí dos documentos publicados originalmente en 2001 y 2006. Sus principales destinatarios son estudiosas y estudiosos de las culturas. en el concepto de identidad.Presentación En este volumen se recogen y fundamentan propuestas conceptuales instrumentales para el estudio de la reproducción y la transformación cultural que han sido generadas en discusión colectiva por un equipo de investigación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán a lo largo de poco menos de quince años. Sin duda. Propuestas conceptuales para el estudio de la reproducción y la transformación cultural) enfoca cuestiones generales de teoría sociológica y el concepto de discurso dentro de ella. en la que damos cuenta y argumentamos algunos presupuestos epistemológicos y políticos y presentamos con más detalle el contenido de los documentos. sus respectivas investigaciones de casos particulares) así como a la revisión y ajuste de los propios textos aquí ofrecidos. por una introducción escrita especialmente para esta reedición. y hemos actualizado la bibliografía. A lo largo de los años. agregando los datos de publicación de trabajos que estaban inéditos en el momento de la preparación de los documentos.consistencia editorial. de las discusiones colectivas que dieron lugar a la elaboración conceptual (y en la que se aprovecharon. Están precedidos. de entre los cuales corresponde destacar los subsidios del Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Tucumán. Al comienzo de cada una de estas tres partes. varios de los miembros del equipo son miembros de la Carrera del Investigador del Conicet y/o han sido o son beneficiarios de Becas de postgrado acordadas por ese organismo. Hemos unificado la bibliografía de las tres partes. así como los nombres de los miembros del equipo de investigación que participaron. además. Por otra parte. además. el equipo se ha beneficiado de diversos apoyos económicos. 12 . se proporciona la información sobre la responsabilidad de las respectivas redacciones. para evitar redundancias innecesarias y facilitar el manejo de este volumen. en su momento. que han sido renovados continuadamente desde 1998 en adelante. Carla Mora Augier. Julia Stella. Publicadas originalmente (en 2001 y 2006) en sendos documentos de circulación relativamente restringida. informadas desde el principio por un marco teórico común. Lisa Scanavino. Diego J. Kaliman (Director del programa y de proyecto). Chein (Director de proyecto).Primera parte La razón transformadora Una introducción a la sociología de las identidades1 Ricardo J. Mariana Carlés. Mariana Paterlini. 1 13 . Fulvio A. hemos mantenido una dinámica de trabajo en la que el desarrollo de las investigaciones individuales de los miembros del equipo. los miembros del equipo de investigación “Identidad y reproducción cultural en los Andes Centromeridionales”. Denisse Oliszewski. nos han alentado a aceptar la propuesta de esta reedición orientada hacia una difusión de   Miembros del Programa: María Eugenia Bestani. Ricardo J. precisar. cuestionar y volver a precisar ese mismo marco. Marcela Canelada. han servido al mismo tiempo para poner a prueba. Graciela Colombres Garmendia. Las reflexiones recogidas en este volumen son el resultado de esas discusiones. Josefina Doz Costa. Rivero Sierra. Kaliman Introducción Desde que comenzó a funcionar en 1998. Lorena Cabrera. el eco favorable que han tenido entre colegas investigadores y el enriquecedor intercambio que han suscitado. reunidos con el objetivo común de indagar sobre la reproducción y transformación de prácticas culturales en contextos de estructuras de poder. Paula Storni. Jorgelina Chaya. o por lo menos   Algunos pasajes han sido retomados de Kaliman. Bogotá.org/numero_doce/15Kaliman. en la medida en que a través de ella pueden avizorarse los derroteros por los que han avanzado nuestras reflexiones así como la exposición de sus resultados desarrollada a lo largo de este volumen. sugerencias y críticas de otros investigadores embarcados en inquietudes afines. No entendemos ninguna de las propuestas aquí contenidas como definitivas. pág. enero-junio. 12. por cierto. 53-272. 2010. (disponible en: http://www. A la vez que cifra algunos de nuestros postulados fundamentales dentro de la compleja gama de las alternativas vigentes en el circuito intelectual. Vol. y que una publicación como la presente no es sino un momento en esa continua trayectoria. Por eso. los avances y vacilaciones se suceden continuamente. con la expectativa de extender el diálogo y los debates implícitos hacia un contexto académico más amplio todavía. en el sentido de que se apoya en criterios de verdad y justicia consensuales dentro de la comunidad humana más amplia posible.revistatabularasa. R. sobre la base de algunos postulados en los que hace pie la producción de conocimiento. En esta introducción. Entendemos que esta dialéctica está en la naturaleza del trabajo intelectual productivamente comprometido. sino como un momento de un transcurso en el que. creemos que también aporta a la claridad de la exposición. 2 14 .mayor alcance.pdf). “La razón transformadora. Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. así como de las observaciones. preparada especialmente para esta edición. filosóficamente dudosa. alimentándose de la experiencia de la investigación propia y ajena. Revista de Humanidades. en Tabula Rasa. Reflexiones sobre la posición de saber de los estudios culturales”.2 damos cuenta de las posiciones epistemológicas y políticas que subyacen a nuestra reflexión conceptual. preferimos decir que el conocimiento que producimos aspira a ser intersubjetivamente convalidable.. Epistemología y epistemes La objetividad del conocimiento es. en el contexto, todavía bastante amplio por cierto, de la sociedad en que se articulan nuestras interacciones. El justificable énfasis en el respeto a la diferencia y la recurrentemente imprescindible relativización o incluso cuestionamiento de muchos axiomas ideológicamente sostenidos como indisputables, a veces parecen provocar un cierto olvido de este principio medular del intercambio intelectual, como en las aproximaciones que defienden un muy postmoderno, radical y general relativismo. Por eso es que nos parece importante recordar, o al menos subrayar, que, para nosotros, la producción académica de conocimiento aspira a la obtención de verdades que puedan ser legitimadas como tales por todos los miembros de la sociedad humana, y no sólo por aquellos que “ya están de acuerdo” de antemano con nosotros en lo político o en lo religioso o quizá en intereses y conveniencias menos abstractas. Ciertamente, entendemos que la búsqueda de conocimiento, sobre todo cuando se refiere a las sociedades humanas, implica tomas de posiciones y compromisos políticos, aunque más no sea en la elección de temas de estudio, pero a menudo en mucho más que eso. Por eso, no ocultamos nuestra voluntad de contribuir a la lucha de sectores discriminados, silenciados, avasallados. Sin embargo, no entendemos que este apoyo consiste en impulsar una arbitraria imposición de sus reclamos, sino en mostrar que, contra las falaces legitimaciones del poder, les asiste una razón que no se sustenta simplemente en sus intereses sectoriales, sino que se sigue, en última instancia, de los mismos principios a los que los propios sectores dominantes se supone que deberían asentir y a los que muchas veces recurren incluso, retóricamente al menos, cuando les es afín a sus conveniencias, pero que ocultan bajo complejos malabarismos argumentativos en caso contrario. La razón transformadora que nos orienta no es una razón aparte de la razón humana en general, sino esta misma razón puesta al servicio de la reparación de las injusticias que las sociedades humanas tienden a reproducir sistemáticamente. 15 Ahora bien, cuando hablamos de “razón humana”, hablamos de una propiedad de nuestra especie, que le permite, a partir de los datos de la experiencia, la abstracción y la reflexión, producir generalizaciones sobre el mundo; capturar, en la forma de hipótesis o de convicciones más o menos fundadas, regularidades a través de las cuales, incluso, orientar su conducta en función de un cierto grado de previsibilidad sobre los acontecimientos que lo rodean o que ocurren en su propio interior. Hablamos de una constante antropológica que atraviesa, y en verdad subyace, a la innumerable diversidad de formas culturales en las que se instancian sus potencialidades. La razón humana no es, o no tiene por qué ser, o por lo menos no la entendemos como, una cualidad metafísica, sino una capacidad implicada en la constitución genéticamente determinada de nuestro organismo. No estamos implicando aquí ningún juicio de valor que sobreestimara la razón por encima de otras propiedades psíquicas de la especie humana, con las que, por cierto, se entrecruza permanentemente y que incluso muchas veces enriquecen y nutren su actividad. La razón no es particularmente más importante que la emoción, que la imaginación, que el deseo. Simplemente nos interesa subrayar una de las virtudes particulares de la razón humana: que el consuno que la alienta convierte a la humanidad toda en una comunidad, dentro de la cual es posible el diálogo, el razonamiento interactivo, el acuerdo por encima de las diferencias y es, en consecuencia, lo que hace posible imaginar y soñar con sociedades que convivan en entendimiento mutuo y garantizando la dignidad de todos sus miembros. Lo que suele conocerse como pensamiento postmoderno tiende a desestimar esta valoración de la razón como un anticuado resabio emancipatorio. Abierta o implícitamente, se arguye que esta concepción de la razón no es sino un instrumento ideológico del imperialismo occidental, lo cual encierra la presuposición –que, bien mirada, no deja de ser curiosa– de que la razón es un rasgo cultural europeo y no una propiedad constitutiva de la condición humana. Una serie de paradojas se derivan de estas concepciones, 16 no la menor de ellas la de que termina abonando una cierta modalidad de racismo a través de la postulación de ciertas “epistemologías locales”, modos de conocimiento étnicamente modulados, en las que no deja de latir el mito del “buen salvaje”, cuya funcionalidad colonialista es en verdad mucho más fácil de argüir.3 ¿Cuándo fue, se pregunta Alan Sokal, que razón y revolución, que habían marchado hermanadamente hasta bien pasada la mitad del siglo xx, comenzaron a considerarse como posiciones antagónicas?4 El argumento postmoderno, en efecto, puede volverse contra sus propios autores: ¿es casual, acaso, que sus “revelaciones”, alumbradas por cierto en los mismos espacios geopolíticos, las mismas metrópolis que supuestamente estaban denunciando, hayan surgido precisamente en el momento histórico en que desde las posiciones periféricas (coloniales o ex coloniales, pero también de género, de clase, de etnia, etc.) estaba comenzando a emerger trabajo intelectual propio, desafiando así la hegemonía occidental, blanca, burguesa y patriarcal? ¿Por qué, de pronto, se propone que este debate cada vez más plural y democrático deje de apelar al arbitraje de la razón entendida como una constante antropológica? ¿No favorece eso en realidad que bajo la apariencia de una liberada dispersión de voces, la verdad acabe siendo propiedad de “quien pueda pagar mejor por ella”?5 Bajo su ilusoria crítica libertaria, de sólo aparente progresismo, el postmodernismo, con su oferta de relativismos y multiplicadas epistemologías de validez puramente local, no parece ser sino una forma sofisticada de neoliberalismo intelectual. ¿Qué es entonces, o por lo menos, qué estamos entendiendo aquí que es, la epistemología? Entendemos que el conocimiento científico, en principio, no es, o por lo menos no debería ser, sino   Cfr. en Grimson, una argumentación más desarrollada sobre estas contradicciones del pensamiento postmoderno. Grimson, A., Los límites de la cultura. Crítica de las teorías de la identidad, Buenos Aires, Siglo XXI, 2011. 4   Cfr. Sokal, A., “A Physicist Experiments With Cultural Studies”, en Lingua Franca, mayo-junio, 1996, pág. 62-64. 5   La frase es de Lyotard, J., La condición postmoderna, Madrid, Cátedra, 1era. Edición 1979, 1987. 3 17 una proyección de esta capacidad de la razón humana, aprovechada sistemáticamente y, también en principio, advertida contra los muchos otros factores de la psique humana que inciden en su puesta en acción y que afectan sus potencialidades específicas: limitaciones de la percepción, incoherencias lógicas, interpretaciones parcializadas, prejuicios, condicionamientos ideológicos, etc. Una de las funciones fundantes de la disciplina de la epistemología es, precisamente, la reflexión sobre la naturaleza de estos límites de la razón, así como de las perturbaciones que se presentan a cada paso en el intercambio dialógico de su ejercicio por distintos individuos y por distintas culturas. Hablamos, por supuesto, de aspiraciones y tendencias. Es claro que la epistemología es ella misma, como todos los ejercicios de conocimiento sobre los que echa su mirada, pasible de los mismos riesgos y limitaciones que estudia. Pero esto no es necesariamente un círculo vicioso, sino un perentorio llamado a la constante autocrítica de la propia epistemología. Es precisamente la reflexión epistemológica la que ha llegado a descubrir, por ejemplo, que las comunidades científicas (que son, por supuesto, comunidades formadas por seres humanos y que, por lo tanto, están sujetas a los mismos condicionamientos que inciden en todo proceso de reproducción y transformación social) tienden a abroquelarse en torno a ciertas convicciones, que a veces ni siquiera llegan a formularse explícitamente; que perduran en su seno durante cierto tiempo; y que se dan por sentadas en la forma de postulados o presuposiciones, a pesar de que son por lo menos discutibles desde un punto de vista rigurosamente científico. La persistencia de estos axiomas puede intentar explicarse porque los científicos entienden que por el momento no hay alternativas más convincentes, como en algunos ejemplos de los paradigmas de Kuhn; o por razones más oscuras, por ejemplo ideológicas, como el racismo que legitimara colonialismos; o derivadas de la dinámica regulatoria de las estructuras de poder, como las que Foucault denominara “epistemes”, que, según este autor, definen lo que es posible pensar en una determinada época, o para decirlo con más 18 La estructura de las revoluciones científicas. paradigmas.6 Es entonces la reflexión epistemológica. la raíz “episteme” apunta al sentido más general. ¿Es esto paradójico? No lo es. La posibilidad misma de la crítica de estas formaciones intelectuales (epistemes. 1971. Buenos Aires. En la palabra “epistemología” (nombre de una práctica cognoscitiva con un objetivo y aspiraciones específicas). alude a un conjunto de convicciones históricamente localizables en una comunidad científica dada. E.. en fin. Foucault hace epistemología. ideologías) está siempre dada por el fundamento independiente de la razón humana como propiedad de la especie.. un riesgo del que nunca estamos totalmente a salvo y por el cual se hace necesario hacer de la explicitación y la revisión de los   Kuhn. usando “episteme” en su sentido más general. Vintage Books. Said. en una determinada comunidad intelectual en un período histórico dado. T. Nueva York.precisión. y. M. a la constante antropológica de la razón humana. Las palabras y las cosas. a partir de la cual es posible canalizar una producción de conocimiento intersubjetivamente convalidable. si es que subrayamos que la raíz “episteme” se usa en cada caso en un sentido diferente. El concepto de “episteme” de Foucault. en la medida en que aceptemos que es parte de su dotación como tal. Una arqueología de las ciencias humanas.. 1979. México. naturalmente. Orientalism. atraviesa toda la historia de la especie misma. cuya aparente solidez puede ser desmantelada precisamente tomando como punto de referencia la episteme en el otro sentido. al sentar las bases para las críticas de las “epistemes” en el sentido particular que propone. realizada con un cierto grado de responsabilidad ética y política. Fondo de Cultura Económica. una propiedad que. Es siempre la referencia a ese árbitro constitutivo de la condición humana la que permite denunciar las desapercibidas arbitrariedades que en un momento dado se han consolidado como verdades ilusoriamente inconmovibles. la que permite desmontar y cuestionar las formaciones que Foucault llamara epistemes. Siglo XXI. 6 19 . 1968. Foucault. en cambio. During. con sus contemporáneos Ray  Cfr. que Hoggart. R. sirve sin duda como punto de referencia. México. El materialismo según Birmingham ¿Hay una epistemología posible. Diccionario de Estudios Culturales Latinoamericanos. Sin embargo. durante la década de los ‘60. Irwin. es igualmente usual limitarse a mencionar los temas y el enfoque político que cristalizaron en el Centro. alrededor del Centro de Estudios Culturales Contemporáneos. Siglo XXI e Instituto Mora. Stuart Hall. 1-25. A. Seguramente no son los únicos ni los primeros. no obstante. es usual.. Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Los Cultural Studies. permanente y metódica. Inglaterra. de Birmingham. 7 20 . Routledge. Cuando se traza la historia de los estudios culturales como campo de estudios. sí la hay.7 Sin embargo. pp. por supuesto. Londres. La Plata. compartía. Rara vez se incluyen asimismo las reivindicaciones epistemológicas. la referencia al Centro fundado por Richard Hoggart en 1964. M. 1993. Mattelart. S.. 9-42. con las correspondientes consecuencias políticas a la que hemos hecho referencia? A nuestro entender. 2002. y creemos que uno de los esclarecimientos más iluminadores en esa dirección fueron las propuestas intelectuales que giraron. emprendidas en un espacio tan alejado de los grandes faros del trabajo intelectual de Occidente. como todas las empresas intelectuales. E. que tome como punto de referencia a la razón humana como condición de la especie. pág. sin ser él mismo un vocero sistemático. “Introduction”. & Szurmuk..fundamentos epistemológicos una práctica regular. 2009. Hacia una domesticación del pensamiento salvaje. ni es que tampoco pueda dejar de reconocerse que. dada la amplia difusión que alcanzaron en ámbitos académicos internacionales. para dar cuenta de los fundamentos de nuestras reflexiones. & Neveu. Universidad Nacional de La Plata. intrínsecamente vinculadas a sus banderas políticas. tanto bajo la dirección de Hoggart. “Presentación”. como la de su sucesor. The Cultural Studies Reader. muchas de sus afirmaciones y derroteros son revisables. de los estudios culturales y la sociología de la cultura depende crucialmente de la puesta en relieve y la consideración detenida de algunos que fueron postulados fundacionales del Centro de Birmingham. En la historia intelectual de los estudios culturales. hoy ya incorporados como corrientes confluyentes en las descripciones clásicas de la génesis de los estudios culturales. las negociaciones. por así llamarlas. en el que por eso nos detenemos aquí. al mismo tiempo. Op. con el postestructuralismo y el marxismo althusseriano. nuestra interpretación de las consecuencias de este punto de partida no son equivalentes a la de Lenin. y por eso a menudo se tiende a vincularla más con el dirigente soviético que con sus enunciadores originales. y aun la subordinación de   Mattelart y Neveu ofrecen una detallada crónica y análisis de las principales líneas y propuestas del Centro de Estudios Culturales de Birmingham. es en razón de esta dispersión epistemológica de los estudios culturales que hemos desechado desde hace años declarar nuestra inscripción en ese campo (aunque. Cit.. En nuestra interpretación. 8 21 . Los Cultural Studies. entendiendo por tal el énfasis en un criterio básico con el que definieron esta postura filosófica Marx y Engels en La ideología alemana: la atención puesta en los seres humanos concretos y las relaciones concretas establecidas entre ellos. Como se verá un poco más abajo. la eficacia epistemológica y. es el materialismo.8 De hecho. contribuyeron a desdibujar las líneas epistemológicas de la primera generación. claro está.9 para sólo sobre esa base sustentar cualquier abstracción cognoscitivamente operativa. E. aunque el ímpetu político y hasta cierto punto el enfoque metodológico mantuvo la línea original.mond Williams y Edward Thompson. es cierto que bajo la conducción de Stuart Hall. y por eso preferimos reducir la referencia a la de Marx y Engels. Un criterio definitorio de esa aproximación. & Neveu. y por los cuales estos dos autores se asocian indisolublemente con el Centro de Birmingham. con parte del cual seguimos manteniendo importantes afinidades) y nos hemos inclinado por usar la más descriptivamente adecuada referencia a la sociología de la cultura.... 9   Esta definición de Marx y Engels fue retomada por Lenin para abonar su caracterización del materialismo histórico. Mattelart. A. política. como el Espíritu Absoluto o las categorías trascendentales. Península.cualquiera de esas propuestas conceptuales nuevamente a los seres humanos concretos en sus relaciones concretas para su desarrollo y aplicación. Williams impugnó el principio de la determinación de la superestructura por la base del marxismo ortodoxo.11 En estos casos. arbitraria incluso) de dos esferas deslindables una de otra. Marx y Engels propusieron el materialismo en oposición explícita a la práctica característica del idealismo. Marx y Engels propugnaban un ir “de la tierra al cielo”. y Thompson cuestionó el uso indiscriminado del concepto de “clase social” para interpretar cualquier época histórica. 10 22 . En lugar de ir “del cielo a la tierra”.10 Muchas veces se entiende bajo el nombre de “materialismo” mucho más que esto. puesto negro sobre blanco. Estas observaciones se vuelven relevantes porque. & Engels. 11   Williams. a partir de ellas. apriorística. Edición 1845. en la medida en que se sustenta en la presuposición (abstracta. Crítica. que partía de postular categorías abstractas. tanto Williams como Thompson encontraban propuestas supuestamente marxistas. Edición 1977. muchos parecen dispuestos a aceptar el principio materialista casi como una verdad de perogrullo   Marx. La ideología alemana. revuelta y conciencia de clase. que caían en el mismo vicio que el propio Marx había denunciado en el idealismo: la imposición intelectual de categorías abstractas sobre la realidad concreta histórica y experimentable. Thompson. como por ejemplo la determinación de la superestructura por la base o la lucha de clases como motor de la historia. Precisamente sobre la base de la adhesión a este dictado. Tradición. Barcelona. aunque. F. 1974. sin embargo. o al menos interpretadas como suyas. siguiendo esa modalidad idealista. Barcelona. Grijalbo.. 1era.. para. en particular otras propuestas teóricas y políticas de Marx. En los hechos. ya que en muchos momentos este concepto no se corresponde con ninguna realidad empíricamente distinguible.. R. interpretar o discurrir sobre la historia humana o el análisis de las relaciones sociales. es decir inspiradas en los escritos de Marx. Marxismo y literatura. 1980. K. E. 1984. Barcelona. 1era. inducidos a la adopción de signos y prácticas que permitieran un reconocimiento desde afuera en una u otra de esas categorías. cuando no ocurría que se los considerara poco interesantes como 23 . Muchísimos ejemplos podrían traerse a colación para ilustrar. provocando que pongamos énfasis o sobredimensionemos o incluso deformemos ciertos aspectos. un caso en el que se reproducen. Mientras tanto. partimos de las relaciones concretas entre los hombres y volvemos siempre a ellas al hablar sobre las sociedades humanas). estas afirmaciones. hasta no hace mucho. los vallistos encontraban obstaculizada radicalmente la posibilidad de una autoevaluación de sus propiedades y capacidades como colectivo. contradicciones como las que Williams y Thompson señalan en los propios sucesores de Marx nos resultan difíciles de notar a todos los seres humanos en nuestra propia práctica cognoscitiva. cuando no les agregamos propiedades que simplemente no están allí. los rasgos que de una manera más genuina podría decirse que surgen de sus propias prácticas y autoconcepciones aparecían teñidos de ambigüedad para quienes los miraban con la óptica de esa dicotomía excluyente. en el estudio de casos concretos. Vivimos muy fácilmente la ilusión de que estamos aplicando rigurosamente el principio materialista. Tomemos. desdeñando o silenciando otros que podrían ser más pertinentes para su comprensión. situaciones estructuralmente comparables a las de otras culturas indoamericanas. la cuestión de la identidad cultural de los habitantes del Valle Calchaquí. tanto en lo político como en lo académico. Y esto ocurría.(obviamente. a la opción entre “criollo” e “indio”. Sometidos por los discursos disponibles hegemónicamente. aunque en los hechos estemos agregando sobre lo que la experiencia concreta realmente ofrece categorías que la estructuran y la semantizan. dirán. Tales contradicciones se vuelven escurridizas porque hasta tal punto naturalizamos las categorías que bullen en nuestras subjetividades y con las que ordenamos la realidad que nos cuesta separarlas de lo propiamente percibido. en el noroeste argentino. sólo por citar uno. en buena parte de los estudios académicos sobre el tema. mutatis mutandi. a Clifford.. a la vez que alientan a sus equipos. de las contradictorias perspectivas ideológicas que bullen en su seno. En comunicación electrónica. J. Buenos Aires. amalgama de las de los grupos sociales que la han dominado y la dominan. and art.objeto de investigación precisamente por esa “indefinible” categorización.. Rivero Sierra acabó reconociendo que las expresiones del folklore andino más arquetípico con las que se los suele identificar en diversos ámbitos públicos (entre los que se cuentan algunos estudios académicos) no son sino un instrumento al que recurren precisamente en virtud del estereotipo difundido en la sociedad local. Mientras tanto. donde verdaderamente alienta una definición comunitaria de identidad boliviana e incluso la reedición de prácticas y concepciones espaciales de sus lugares de origen es en los campeonatos de fútbol. Ediciones de la Araucaria.. aunque a muchos académicos nos cueste asumir todas las consecuencias de esta relativización. Los usos políticos de la identidad. Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana. para simplemente agregar un ejemplo más. Harvard University Press. “Ser indio donde ‘no hay indios’. Chicago. conlleva sus propios valores e interpretaciones.. Facultad de Filosofía y Letras. literature. Crafting selves: Power. Isla nos sugiere remitir. en Moraña. claro. y también. Pittsburgh. 1990.12 De manera semejante. Isla. 1988 y Kondo. 2008b.) Indigenismo hacia el fin del milenio. Discursos identitarios en el noroeste argentino”. al estudiar las prácticas de consolidación identitaria de los migrantes bolivianos en Lules (a veinte minutos de la capital de Tucumán). M. 285-297. como reflexiones que apuntan en esta misma dirección.. 13   Rivero Sierra. Como tal.. R. cultura e identidad. The predicament of culture: twentieth-century ethnography. de   Sigo aquí mis propios análisis. 1998. acompañados siempre de bandas de sikuris que. “Procesos identitarios y reproducción cultural en los migrantes bolivianos del departamento de Lules – Tucumán”. realizan sus propias competencias paralelas a los partidos más importantes. Kaliman. Universidad Nacional de Tucumán.13 La academia es por supuesto también una cultura. Cambridge. Criollos. (ed. F. Homenaje a Antonio Cornejo Polar. F. Tucumán. reflejo. indígenas y Estado. A. Ver en una línea coincidente el análisis de Isla. gender. and discourses of identity in a Japanese workplace. University of Chicago Press. Estados Unidos. 2008ª publicado en Rivero Sierra. pág. Tesis de Doctorado. Discursos identitarios en el noroeste argentino”. Migración. desarrollados en “Ser indio donde ‘no hay indios’. Los bolivianos en Tucumán. 2009. D. 12 24 . eco. reorienta en efecto no sólo las hipótesis mismas de trabajo. según nos ha mostrado la experiencia. según los estudios de Lorena Cabrera (en lo cual coincide. La aplicación del principio materialista. resultaron ser. su testimonio. 2004. las interpretaciones. D. Tesis de Doctorado. no reconocibles como tales por sus propios practicantes. que se estudiaban como géneros en ciertas zonas de los Andes del norte argentino. con otros estudiosos que han desarrollado su trabajo en otras ciudades argentinas). por lo tanto.los logros obtenidos a partir de su aspiración. a un conocimiento intersubjetivamente convalidable. la observación y participación en sus prácticas. incluso de clase). eventualmente. 14 25 . por cierto. lleva constantemente a una revisión sustancial de todas las primeras aproximaciones a cualquier fenómeno cultural bajo estudio. las dicotomías y los énfasis de nuestros propios habitus profesionales (o. “Reproducción de las prácticas discursivas orales: los cuentos de animales en el Valle Calchaquí”. consideran lo que se categoriza como delitos desde el punto de vista legal y.14 Los jóvenes que delinquen. Universidad Nacional de Tucumán. usualmente porque los estudiosos llegamos munidos de los prejuicios. transitivamente. al menos en la investigación de Chein en Amaicha. Las categorías “cuentos del zorro” y “cuentos de animales”. sino a menudo el reconocimiento de qué es lo verdaderamente relevante para comprender la dinámica cultural correspondiente. en el norte de Argentina. como una opción entre muchas otras para salir adelante en un contexto de graves carencias y no como un tipo de conducta regu  Cfr. y de los ordenamientos e inquietudes dominantes en el mundo académico. que articulan esas formas textuales así categorizadas académicamente en un complejo de prácticas ligadas con una identidad altamente vulnerable a la presión de la Modernidad. La experiencia con los practicantes mismos de la cultura. cuando se realiza con un concienzudo y sistemático respeto por el principio de que la realidad manda sobre las categorías. Chein. cuando genuina.. Facultad de Filosofía y Letras. por lo menos los de las villas de Tucumán. académico. Reflexiones sobre Delito. para enaltecerlo o denigrarlo. “La enfermedad y la curación ¿qué es medicina tradicional?”. Buenos Aires. Buenos Aires.. Míguez.lar aislable de sus otras prácticas cotidianas. curanderos y pacientes: las dolencias físicas en Tilcara”. “Médicos. 16   Oliszewski. Alteridades 4 (7). 71-83. al punto que la diferencia entre ambas (y las eventuales jerarquizaciones entre ellas) es antes una muy mediada influencia de las instituciones educativas y legales que una concepción definitivamente orientadora de sus conductas.. uno de los logros inaugurales de lo que Mattelart y Neveu llaman el “giro etnográfico” de Birmingham. & Kalinsky. L. transformó sustancialmente el aná  Cabrera. Pobreza y Derechos Humanos. Universidad Nacional de Tucumán. pero podrían multiplicarse al infinito... B. del propio Hoggart. pág. Cfr. “De los trabajos a los laburos ilegales y sus estructuras de sentimiento: pensando los procesos de socialización delictiva entre los villeros. Biblos. Paidós. implicó una revisión radical de las categorías con las que se analizaban las pautas culturales de la clase obrera. G. D. 15 26 . 2008. 2012.15 Los estudios sobre el curanderismo que toman como punto de partida.). W. Facultad de Filosofía y Letras. Miño y Dávila. P. D.. serán estériles para encarar una comprensión de su dinámica social.16 Hemos escogido ejemplos de investigaciones desarrolladas en el seno de nuestro proyecto. Facultad de Filosofía y Letras UNT. 2006. Una aproximación etnográfica”. El trabajo de Brundson y Morley sobre la recepción del programa Nationwide. Sociología del delito amateur. E. como ha quedado en claro en las investigaciones de Denisse Oliszewski en Tilcara (Jujuy) y Tucumán (en consonancia con las conclusiones de otros estudiosos en otros contextos sociales). se entretejen rasgos de ambas perspectivas de maneras variadas y complejas.. 1994. Pensar Tucumán. Menéndez. The Uses of Literacy. 2009b. una supuesta y definitiva oposición contra la biomedicina hegemónica en las sociedades occidentales. Kessler. 2004. El conocimiento de una realidad intercultural. 1996. Claves antropológicas de la salud. ya que. Delito y cultura. empezando por las investigaciones de los propios miembros del Centro de Birmingham. (comps. en prensa. en las concepciones de la salud. Cabrera. “La identidad de grupos marginales: narrativa de delito en villas tucumanas”. Tucumán. en Cid Ferreira. Los códigos de la ilegalidad en la juventud marginal urbana. Arrué. Buenos Aires. Cfr. Tesis de Licenciatura. la enfermedad y la terapia de los actores sociales.. L. Tucumán: Edunt. L. y Arenas.. en Humanitas 35. Metodológicamente. British Film Institute.lisis de las audiencias televisivas.. Los esencialismos Esto no quiere decir que los propios practicantes de la cultura. Salimos a bailar para divertirnos y compartir esa diversión con amigos o hacer nuevos amigos. y en muchos casos esto es secundario para la práctica cultural misma.. son para cualquiera de nosotros cuando nos movemos como simples practicantes de la cultura. que caracterizan la búsqueda académica. es esencial no sólo para la reformulación de las hipótesis iniciales. a partir de la observación de lo que realmente ocurre en ellas. R. 1978. Las reflexiones sistemáticas. cuenten (contemos) con explicaciones coherentes y con las categorías más acertadas para comprender nuestras propias prácticas. y tenemos una imagen formada de nuestras prácticas y nuestras identidades. las diversas culturas de las que participamos. Brundson. pero no para explicarlas. la aplicación cuidadosa y alerta del principio materialista. a menudo es casi una labor especializada. & Morley. por el solo hecho de serlo. 1957. Londres. Everyday Televisión: ‘Nationwide’. Londres. 17 27 . contra la tendencia natural ya mencionada a confundir nuestras categorías e interpretaciones con la realidad misma. Todos los seres humanos primariamente vivimos nuestras culturas. C. Muy pocos. ya que sólo ocasionalmente reflexionamos sobre ellas. apta para participar en ellas. y aun debe estar presente. The Uses of Literacy. como una advertencia incorporada. Vamos a un partido de fútbol a disfrutar del juego o a cinchar por el equipo de nuestras aficiones. más bien irrelevantes. Chatto & Windus. lo hacen de manera regular. D. Asistimos a   Hoggart. sino también para la lectura crítica de muchos de los trabajos anteriores sobre el tema y sigue siendo un imperativo a todo lo largo de cualquier investigación. en la propia exposición de los resultados. con afán explicativo y argumentado.17 Tales revisiones ocurren sistemáticamente en relación con aspectos más o menos fundamentales de las culturas que se intentan comprender. pero. sugieren caminos sobre los que a ellos les parece relevante. Tales manifestaciones –inicialmente discursivas– proponen. sirven más como datos sobre esas culturas antes que como hipótesis sobre su verdadera dinámica: señalan la imagen que de sí mismos y del grupo al que se autoadscriben dan algunos de sus miembros. buena parte de esas reflexiones son en realidad parte de la práctica cultural misma. por cierto. cuyas pertinencias y silenciamientos pueden comprobarse o revisarse al contrastar con las prácticas mismas y con las perspectivas de otros miembros de la comunidad. Ciertamente. Sin embargo. ni mucho menos los condicionamientos estructurales que las hacen posibles y que explican sus derroteros y transformaciones. se suscita algún grado de reflexión entre al menos parte de los miembros de los grupos humanos involucrados. y se mueven más en dirección a consolidar la práctica. muchos podemos tener conciencia. en muchas prácticas culturales. no nos preocupan. del capital social que se pone en juego en la participación en estas prácticas. 28 . en principio (no necesitamos preocuparnos para participar de estas prácticas y hasta puede resultar contraproducente para involucrarnos efectivamente en ellas). a los fines de una investigación académica. generalizaciones relevantes sobre las prácticas culturales o sobre los grupos que se reconocen en ellas. en fin. proporcionan pistas. que a un esclarecimiento coherente y detenido de su dinámica. No obstante. Sin duda. sobre lo que a estos voceros –o al menos erigidos como tales– les interesa enfatizar sobre su grupo y sobre su propio papel dentro de ellos. en particular las que están ligadas con identidades socialmente activas y sobre todo cuando hay intereses significativos que movilizan los esfuerzos por consolidar esas identidades. otras motivaciones sociológicamente informadas que nos guían hacia y durante esas prácticas. así como el modo en que prefieren que eso sea considerado por otros. e incluso activar estrategias correspondientes. o la identidad en la que la práctica cobra sentido.un concierto para gozar de un cierto placer estético y encontrarnos con gente de gustos afines. en efecto. sino sobre la modalidad de sus apreciaciones sobre ella. M.La cultura. goza sin duda de una posición de privilegio para capturar matices ocultos e incluso variables insospechadas por un extraño. Carlés. claro está. en consecuencia. 18 29 . y las prácticas. las generalizaciones sobre los factores efectivamente activos en un nivel más profundo. a la vez.html. Si un investigador aspira a concentrarse en una práctica o un grupo humano en el que él o ella misma está involucrado. Su inscripción identitaria se ponía de manifiesto. En sus investigaciones sobre la recepción de la telenovela en Tucumán. Tucumán. 2008. cada uno de ellos caracterizado por ciertos rasgos de socialización reconocibles que convergían. para explicar sus respectivas formulaciones del mediático género. su gusto por la telenovela podía considerarse relativamente reñido con los valores supuestamente predominantes en esos grupos (en fórmulas breves. se pone de manifiesto de manera mucho más indirecta que lo que tales discursos pretenden reflejar. Revista de estudios literarios 39. y de intelectuales ilustrados de clase media. no hablaban en tanto que miembros de tales grupos y. M. con formación universitaria. La recepción de la telenovela en Tucumán”. dentro de marcos conceptuales más amplios. no por la práctica misma de la que estaban hablando.. “Lo deseado y lo vivido. La incidencia de las identidades realmente activas –y no simplemente discursivamente pretendidas– en los actores sociales. Sus entrevistados. Tesis de Licenciatura.ucm. “La telenovela en Tucumán: La incidencia de los discursos identitarios en la decodificación de productos culturales”. por un lado. un motivo que nos ha preocupado particularmente en nuestras indagaciones empíricas y conceptuales. por otro). fluye de maneras más inconscientes que conscientes. se trataba de católicos de familias tradicionales.es/info/especulo/numero39/tvtucu. Facultad de Filosofía y Letras UNT. Sin embargo. Universidad Complutense de Madrid. Disponible en http://www. 2006. en los que emerjan. Mariana Carlés logró distinguir dos tipos de espectadores (seguramente entre muchos otros). es necesario situar todos los discursos. al mismo   Carlés. subyacentes a las tensiones y contradicciones que surgen del análisis y la contrastación entre las diversas perspectivas y performances. de hecho.18 En aras de un análisis más fidedigno. en Espéculo.. que proponen generalizaciones eventualmente productivas. ya que. se acompañan del imperativo moral de la lealtad incondicional 30 . alcanza una fuerte capacidad de influencia sobre la conducta de los miembros del grupo que le asignan esa capacidad. El esencialismo es un fácil recurso de los discursos discriminadores contra la alteridad: “las mujeres son así y así”. no son menos cuestionables cuando apuntan no a alteridades. genera las condiciones de posibilidad para ese fructífero desdoblamiento. Podemos ir más lejos en las consecuencias epistemológicas y políticas de este aspecto de la aproximación materialista considerando el tópico del esencialismo. se entiende. a veces incluso ahistórica. como generalizaciones.tiempo. le es necesario una suerte de desdoblamiento que permita el reconocimiento. casi metafísica. por ejemplo. es decir a la caracterización no de los “otros”. de motivaciones menos nobles o caracterizaciones menos apologéticas y condicionamientos históricos más fuertes que los que uno tiende a reconocer para sí mismo y las comunidades de las que se siente integrante. que constituiría la fuerza subyacente a las conductas colectivas y que se expresaría en las manifestaciones de los actores sociales involucrados. usualmente. afincado. y obra en ellos mismos a pesar de esa inconsciencia. pero también en gran medida engañosas. El esencialismo. Un marco conceptual sólido. ya que los discursos esencialistas. en el principio materialista. está más allá de la conciencia de los actores. sino del propio grupo al que pertenece el autor del discurso esencialista. Entendemos por esencialistas aquellos discursos que apelan a una suerte de entidad inalcanzable a la percepción directa. insistimos una vez más. un rasgo típico de muchos discursos de auto–representación. sino a identidades. a través de esta posición. y en la medida en que se la asignan. Pero. “los bolivianos son de tal y cual manera”. otorga un cierto poder a quien alcanza a erigirse como vocero e intérprete aceptado de la “esencia” supuesta para un grupo dado. en efecto. en el sentido arriba mencionado. Esta “naturaleza espiritual” del grupo cultural. “los hinchas de Boca siempre hacen tal o cual cosa”. ante la falta de una tradición propia suficientemente añeja sobre la base de la cual organizar sus reclamos. R. Las identidades indias surgidas en territorio argentino. Chein.) Chein en La invención literaria del folklore. González y la otra modernidad reconstruye el proceso previo y que prepara el camino al criollismo del Centenario. 2ª edición.. Joaquín V. Tucumán. En el noroeste argentino.de los actores sociales a esa supuesta naturaleza que precedería y gobernaría su propia historia personal. sobre todo luego de la reforma de la Constitución de 1995 que dictaminó los derechos de las poblaciones originarias sobre las tierras de sus ancestros. Los esencialismos han sido funcionales a grupos socialmente dominantes. 2004. La invención literaria del folklore. Alhajita es tu canto. (Kaliman. desde el cual contrarrestar los discursos hegemónicos instrumentales para la sumisión de la subalternidad. signos tomados de un incario que probablemente no sólo no fueron nunca propios de las poblaciones originarias cuya herencia reclamaban. al mismo tiempo. El capital simbólico de Atahualpa Yupanqui y bibliografía allí citada. y al mismo tiempo subordinando a. por simbólico e imaginario que sea. proporcionan ejemplos de este costado relativamente positivo del esencialismo. González y la otra modernidad.19 Sin embargo. los esencialismos también son operativos en posiciones contrahegemónicas. Joaquín V. D. equiparándose con. por ejemplo para construir una supuesta unidad por encima de las diferencias de la clase y legitimar. instrumentada por intelectuales ligados a la oligarquía terrateniente en ese país a comienzos del siglo xx. sino que incluso en algunos casos habían sido interpretados por ellas como emblemas de un amenazante imperialismo. El capital simbólico de Atahualpa Yupanqui. como en el caso de la definición del gaucho como emblema de la identidad nacional argentina.. a la vez que instalan un punto de referencia. Vistos desde el lado positivo. la posición de privilegio de esos sectores. En Alhajita es tu canto. 19 31 . A pesar   Cfr. 2007. muchos de estos grupos adoptaron. sirven para abroquelar solidariamente voluntades cuyos esfuerzos de otra manera podrían dispersarse por la acción de los intereses individualistas. Comunic-Arte. los sectores populares que se venían reconociendo a sí mismos en el criollismo. Córdoba. M. su contradicción definitiva con el principio que hemos llamado materialista: se trata de una (y usualmente. 1977. es sólo un ejemplo que fue particularmente resonante de estos avasallamientos en el interior de grupos movidos. que conducían un gran congreso internacional al que había sido invitada. El caso de Domitila Chungara reclamando no sentirse representada por las intelectuales feministas de clase media y alta. como una consecuencia del vicio epistemológico de los esencialismos.de estas contradicciones.20 Estos riesgos políticos pueden interpretarse. Los esencialismos en el seno de grupos contrahegemónicos entrañan.. a pesar de haber sido víctima de un avasallamiento secular. Testimonio de Domitila. Siglo XXI. que no eran sino la consecuencia de una importante desconexión histórica provocada por la colonización y consecuente estigmatización de las culturas originarias más vulnerables. el riesgo político de todos los esencialismos: la configuración de un grupo de poder dentro del propio grupo subalterno. publicado bajo el título de Si me permiten hablar. Los debates en torno al testimonio de la dirigente minera boliviana. más de una) categoría abstracta desde la cual se interpreta la realidad de las subjetividades   Barrios de Chungara. (debates que se referían a quién y cómo fue que finalmente “le permitió” hablar a Domitila Chungara) dan cuenta de las complejas vías en que las estructuras de poder siguen afectando en el interior mismo de grupos que se alzan legítimamente en contra de la dominación. por otra parte. vehiculizado a través de la supuesta autoridad en la definición de la esencia. México. una mujer de las minas de Bolivia. en verdad. no obstante. por reivindicaciones legítimas. que en última instancia se erige como el definidor de lo que ha de ser el bien común e incluso como árbitro de los problemas que han de preocupar al colectivo y de las conductas que ha de seguir en relación con ellos. 20 32 . frente a la necesidad práctica de la consolidación de una identidad que sí está realmente vigente. en primera instancia. de sociedades occidentales. & Wiezzer. Si me permiten hablar. D. la estrategia en conjunto puede considerarse legítima desde un punto de vista político. finalidad. Selección. 21 33 .. Strategies. por encima o independientemente de lo que piensen. el dilema seguirá en pie por mucho tiempo y cada uno lo resolverá de diferentes maneras. Nueva York y Londres. un dilema que puede formularse de la siguiente manera: ¿corresponde que subordinemos nuestras prácticas de producción de conocimiento a las conveniencias de los grupos que juzgamos víctimas injustas de las estructuras de poder. defendiendo a ultranza las interpretaciones que mejor se avienen con los intereses de éstos? Sin duda. éste enfatizaba que aun si optamos por el uso estratégico de una interpretación mesiánica del determinismo. México. el Espíritu Absoluto o unas supuestas fuerzas que conducen indefectiblemente a la sociedad sin clases. Spivak ha barajado con detenimiento en varias ocasiones las complejas implicaciones de lo que ella llama precisamente el “esencialismo estratégico”. 1970. pero con la advertencia de que semejantes operaciones “compensatorias” de los vaivenes de la lucha no debían trasladarse más allá de esa única. The Postcolonial Critic. 1990. Sin entrar a considerar las múltiples variables que habrían de tenerse en cuenta en cada caso particular. en el caso de una derrota momentánea o parcial en la larga batalla por una sociedad justa. quieran y   Spivak. Siglo XXI. subrayar que cualquiera sea la opción que se tome. en diferentes circunstancias. que la historia depende de la acción o inacción de los seres humanos y no está pre-determinada por ningún factor ajeno a ellos. sea la Divina Providencia. creemos importante.humanas concretas y las concretas relaciones entre ellas. traducción y notas de Manuel Sacristán. e incluso para él no del todo convincente. Dialogues. A.21 Estas referencias muestran la larga tradición de este dilema de los estudios culturales con sensibilidad política.. sin embargo. Sus reflexiones retrotraen a las de Gramsci sobre la relativa utilidad política que ciertas interpretaciones mesiánicas de un supuesto determinismo de la historia podían tener en momentos de desaliento. eso no debe hacernos olvidar que los mesianismos son ilusorios. Completando el ejemplo citado de Gramsci. G. Routledge. la producción de conocimiento fidedigno sigue siendo la función social que nos cabe. Gramsci. Interviews. un aprendizaje particularmente interesante   Como puede apreciarse.. El esencialismo es un rasgo. P. 1972. Las preguntas de una epistemología materialista Creemos que ha quedado claro por qué entendemos que buena parte de las categorías y modelos implícitos que usamos en los estudios culturales y en sociología de la cultura tienen una historia independiente de la consideración estrictamente materialista: no han surgido como abstracciones provisorias de la consideración detenida de los seres humanos concretos y sus relaciones concretas. tienden muchas veces a usarse de maneras que cobran independencia: se cristalizan como categorías con vida propia. para que pueda darse ese proceso. Y las que sí. válido únicamente para la cultura en la que se ha difundido. de la cultura que se estudia. précedé de trois études d’ethnologie kabyle. la validez de un discurso esencialista. por lo mismo que esas esencias. aun si. Esquisse d’une theorie de la pratique. para cuya acuñación Bourdieu. como ocurre a menudo por ejemplo con categorías como habitus o capital simbólico. apeló a la observación minuciosa y detenida de muchas conductas humanas. pese a ciertos tics estructuralistas. por ejemplo. Cfr. pasible de crítica ideológica. en razón de la conveniencia de un grupo humano que consideramos víctima de una injusta desigualdad estructural. por acción u omisión. no se siguen del principio materialista. y no una categoría desde la cual analizarla en pos de un conocimiento de validez intersubjetiva. y por lo tanto allí mismo. en las argumentaciones con las que sostuvo sus primeras propuestas de estos conceptos. eso no puede hacernos olvidar que el esencialismo no es una categoría científica. 22 34 . Librairie Droz. De la misma manera. por esta razón. para aplicarse a priori sobre distintas realidades.22 De nuestra experiencia en investigación y en la docencia de sociología de la cultura. y en general. sin duda.hagan los actores sociales concretos. sino en todo caso un hecho de fe y. optamos por avalar. Bourdieu. se flexibilizan en su alcance y se vuelven imprecisas. Suiza. incluso. en todo caso. por ejemplo. Son preguntas referidas a categorías centrales para el tema que se pretende estudiar o para las hipótesis que se barajan en torno a él: ¿cómo existen en la realidad? ¿cómo hacemos para distinguir los fenómenos de la realidad concreta que son instancias de esas categorías de los que no lo son? Y la que todavía es más compleja. como la de ¿cómo podemos proceder para saber si esa proposición es verdadera o no en la realidad concreta? Es curioso que usualmente damos por sentadas las respuestas a preguntas tan básicas como éstas y. prejuicios. pero igualmente interesante: ¿qué nos hace pensar que habrá muchas instancias de aplicación de esa categoría?. sino también profundizar distintos aspectos que se van presentando a lo largo de la investigación misma. Fruto de este esfuerzo son los dos documentos de trabajo que se recogen en el presente 35 . descubrimientos que por sí solos nos permiten reorientar adecuadamente cualquier proyecto de investigación. los miembros del proyecto en el que han surgido los documentos aquí publicados. imprecisiones. sino a las proposiciones en las que éstas entran y a través de las cuales formulamos hipótesis o dejamos sentadas presuposiciones o. Pero sólo al tratar de formular explícitamente estas preguntas y dar forma lo más precisa posible a las respuestas. incluso. postulados. sólo para descubrir las dificultades que entraña el hacerlo y todo lo que queda por seguir haciendo al respecto. nos hemos esmerado por desbrozar todo el terreno conceptual y teórico en el que trabajamos. hay otras preguntas. A lo largo de los años. complementariamente. No es el menor beneficio de estas operaciones el descubrir que usamos una categoría o suponemos la verdad de una proposición sólo porque es moneda corriente en el discurso académico. equivalente a preguntarse: ¿por qué pensamos que es operativa para producir generalizaciones? Vinculadas con éstas. descubrimos complejidades.ha sido el de reconocer cierto conjunto de preguntas con las cuales no sólo comenzar las indagaciones. barómetros del grado de materialismo de nuestras aproximaciones. argumentos incontestables para seguirlas sosteniendo y aplicando. que no nos proporciona sin embargo. como puede verse. ya no referidas a las categorías. ya que parece suponerse que no puede ponerse en duda la instrumentalidad cognoscitiva de las categorías y proposiciones que “todo el mundo” acepta. en estudios culturales y en otros campos disciplinarios nutridos o no por el postestructuralismo. sólo por dar un ejemplo.volumen. el caso de la expresión “legado colonial”. Tomemos. sólo muy esporádicamente. con el imperativo materialista en mente. puede decirse que es posible reconocer sin asomo de duda cuáles son los hechos concretos a los que se está refiriendo. y muy esporádicamente. pasándose inadvertidamente de uno al otro. desde limitaciones hasta presupuestos ideológicamente sospechosos. si se las mira. Seducen más como hallazgos literarios que como categorías explicativas sustentadas en el estudio de la realidad. Es sorprendente. y sobre los cuales entonces está proponiendo generalizaciones. Cuando se hacen. cómo se usa en una cantidad de sentidos diferentes. pasando por vaguedades o usos impropios. Es demasiado común que se pase por alto la importancia de este tipo de preguntas. en las cuales corremos el riesgo de caer sin este tipo de análisis. claro. Y hay muchas otras que revelan sus falencias. claro está) ha dejado un testamento en el que otorga al período contemporáneo la propiedad de determinada práctica o determinadas relaciones sociales. muchas veces de manera imprecisa. así como el problema epistemológico que ellas plantean. Desde 2006. como cumpliendo una mera formalidad. a pesar de la importancia política y epistemológica de este concepto. Es muy común. cuyas connotaciones impropias no se explicitan y que por lo tanto pueden seguir resonando indebidamente más allá de la mera rotulación. por ejemplo. estas interrogaciones suelen despacharse con un no disimulado apuro. Está claro que no nos referimos a que el período colonial (que no es ni siquiera un sujeto. 36 . la apelación a metáforas. aun para las categorías que más nos convencen. estamos embarcados en una tarea semejante en relación con el concepto de “poder”. Sin embargo. este tipo de examen las vuelve más productivas. o por lo menos “todos los que están políticamente de acuerdo conmigo”. por lo cual parecería que si pudiéramos encontrar que a lo largo del tiempo la estructura se ha modificado en algunos aspectos. ya que por cierto no todo lo que es hoy igual que ayer es igualmente criticable. claro está. Habría que explicitar entonces cuáles son los rasgos que hacen de determinado fenómeno un “legado colonial” y cuáles. un problema con esta categoría que no es inmediatamente visible tiene que ver con el modo en que se reproducen las estructuras sociales. Pero no podemos estar seguros de que estamos todos hablando de lo mismo. y propia de la estructura social e ideológica de esa época. de una analogía: esto de hoy se parece a lo de ayer. Esto implica una serie de presuposiciones que habría que explicitar. que eso no debería haber sucedido así. ha seguido reproduciéndose hasta nuestros días. porque esas estructuras ya no corresponden a estos tiempos de descolonización. como seguramente ha ocurrido.“Legado” no se usa en el sentido literal. por ejemplo. en cambio. Entendemos. cosa que. este concepto subraya la analogía. no son relevantes para tal denominación. La metáfora del legado sugiere que hay algo que simplemente nos ha sido otorgado por el pasado (¿por quién exactamente?) sin que lo pidamos. Por otra parte. entendemos más que eso. Pero claro está. ¿Qué queremos decir entonces con esa palabra? La ausencia de explicitación (la sensación de que ni siquiera es necesario hacerla) obstaculiza cualquier discusión productiva. obviamente. básicamente. Es una metáfora. ni mucho menos de si nuestros respectivos grados de precisión y dispersión con respecto a lo que está en juego al usar la expresión coinciden o no con los de nuestros interlocutores. De modo que bastaría entonces con rechazarlo. Supongamos que queremos decir algo así como que esa práctica o esa estructura de relaciones sociales. Se trataría. Por otra parte. Pero ocurre que las estructuras sociales se reproducen de maneras mucho más complejas que las 37 . existente en el período colonial. la categoría ya no sería apropiada. Parece esperarse que cada uno se haga cargo de las connotaciones válidas y de las conclusiones o sugerencias que de ellas se derivan. no es lo que queremos. en prácticas usualmente entendidas como parte de la cultura. 1era. una de las caracterizaciones de Raymond Williams. esto no ocurre en todas las ocasiones. Lo que llamamos cultura no puede entenderse sino como un recorte operativo dentro del complejo proceso de la reproducción social. cuando sostiene que la cultura incluye los aspectos manifiestamente significantes implicados en prácticas que. Los documentos incluidos en este volumen son una contribución a ese esfuerzo. están imbricadas en otros sistemas de intercambio social. y que. El materialismo de las subjetividades sintonizadas En vez de insistir con metáforas. Barcelona. Para nosotros. complejidad que es crucial escudriñar y tratar de comprender profundamente si es que se pretende producir transformaciones sociales sustentables. está ausente en muchas de las ocasiones en que se usa el término. entonces. 1994. para el caso.23 Así.. son ese tipo de preguntas las que deberíamos poder contestar cada vez más claramente. Edición 1981. la pregunta sobre la reproducción y transformación de las estructuras sociales fue desde el principio y sigue siendo una pregunta fundamental. 23 38 . Por cierto. deberíamos tratar de contestar a preguntas tales como ésa: ¿cómo se reproducen las estructuras sociales? De hecho. y creemos que eso se debe a que tendemos a contentarnos con una metáfora y sus sugerencias y no con las preguntas cruciales sobre cómo esas rotulaciones se vinculan con la realidad experimentable. en efecto. de todos modos. Paidós. de hecho.de simplemente dar y recibir o rechazar. si aspiramos a colaborar con transformaciones efectivas y políticamente productivas en nuestras sociedades. o. Sociología de la cultura. para nosotros. como la música llamada “clásica” (indiscutiblemente “cultura” dentro de su acepción de “alta cultura”). también la música popular (que es “cultura” dentro de una com  Williams. R. Lúcida y orientadora es. sin embargo. pero sí en muchas. étnicas. Williams menciona como ejemplo el sistema monetario. 2009a.. no olvida que los aspectos significantes que la hacen “cultural” están subordinados. Resulta consistente. que no pueden dejar de considerarse en su estudio.prensión más antropológica del término). D. (Comp. Tucumán. Lo que llamamos cultura será resultado de acotaciones operativas sobre esos procesos más generales. en términos de Williams. incluso tal vez en las propias subjetividades de los actores sociales involucrados. que incluyen otros aspectos. sobre la reproducción de las prácticas sociales. muchos de los cuales. en Bulacio. entonces. sin embargo. a su vez. también resultan “culturales” los aspectos significantes de prácticas en las que se presentan en mayor grado de “disolución” dentro de otros aspectos que cobran mayor importancia. “Los aspectos significantes disueltos en las prácticas terapéuticas de los curanderos”. al estudiar el curanderismo como práctica cultural. de gé  Oliszewski. la práctica implica otros aspectos (tecnológicos. Se ha apelado muchas veces a las “esencias” (nacionales. sociales en general). no son irrelevantes para dar cuenta de los procesos que llamamos específicamente cultura. los aspectos significantes cobran un relieve sobresaliente (es una práctica. dentro del objetivo de recuperar o mantener la salud. en prensa. Oliszewski. económicos.24 Por ese motivo. C. preguntarse cómo se reproduce la cultura es –o al menos implica en un nivel más básico– preguntarse cómo se reproducen las estructuras sociales. Instituto de Estudios Antropológicos y Filosofía de la Religión de la Facultad de Filosofía y Letras.). aunque. cuyos obvios aspectos significantes quedan usualmente al margen frente a la preponderancia de su papel como instrumento de intercambio económico. “manifiestamente significante”). Siguiendo esta línea de pensamiento. las preguntas materialistas: ¿en qué realidad concreta podemos poner nuestra mirada para proponer generalizaciones? Está claro que ha habido y hay muchas respuestas a lo largo de la historia de los estudios sobre la sociedad y la cultura. por cierto. por ejemplo. 24 39 . Cruce de Saberes. que lancemos. UNT. a veces parece que se confunde con el materialismo) el que niega la materialidad (la existencia concreta) de las subjetividades. tanto los objetos como los rituales son subsidiarios de otra realidad material que es la que realmente les da el sentido cultural y que son las asociaciones entre esa realidad directamente perceptible y elementos psíquicos (significados. así como. emociones. con determinados contenidos comunitariamente compartidos. Estas reflexiones argumentan a favor de lo que nosotros consideramos el asiento material de la cultura. Sin embargo. si más fácil.). o. compartan las respectivas asociaciones. sino en el seno de una subjetividad en la cual está asociada con ciertos movimientos particulares del cuerpo. pero está claro que las dificultades no se solucionan esquivándolas y tomando un camino que. por no ser directamente accesibles a la percepción. incluso. en consecuencia.nero. etc. sobre cuya insostenibilidad material ya hemos elaborado arriba. en los que se involucran. o funcionan si se quiere. en las subjetividades de los propios practicantes. asociaciones que existen. por ejemplo. por sí misma no significa nada: sólo significa en la subjetividad que la asocia con una identidad nacional o una identidad étnica o una identidad de género. ciertamente. en el sentido amplio y no únicamente sagrado. de la reproducción cultural e. jugando papeles establecidos de maneras más o menos estandarizadas. los practicantes. Si la realidad material son las subjetividades. incluso. más ardua la empresa de conocimiento materialista. accesibles a la percepción directa. más escurridiza su localización. Una bandera. Es cierto que esa inaccesibilidad vuelve más difícil su conceptualización.). y a través de ello. y en la medida en que. Una determinada secuencia rítmica reiterada innumerablemente no expresa nada en particular como realidad física. es en realidad errado. que. los rituales. Más convincente parecería concentrarse en los objetos producidos por una cultura. valores. de la reproducción social en general: las subjetividades de los actores sociales que pueden comunicarse entre ellos en virtud de. no queda otro camino que buscar 40 . etc. Es un sentido muy restringido de “materialidad” (vinculado a lo que a menudo se conoce como gnoseología positivista. los modos. No es de extrañar. como en el baile que sigue un ritmo musical). lo que ocurre en el nivel de las subjetividades. porque éstas son la única realidad concreta en la que estos fenómenos ocurren. está dada por el grado en que los otros actores sociales involucrados compartan esas asociaciones. Notemos que lo que interesa socialmente (y. emocional o incluso motriz. Tales códigos no son sino una generalización sobre lo que realmente ocurre en un conjunto de subjetividades. en el sentido más crasamente saussuriano). si se lo mira así. con el correr del tiempo. sino las generalizaciones que podamos hacer sobre esos sucesos individuales. La posibilidad de significación. y por lo tanto no pueden explicarse sino como un epifenómeno de esa abigarrada realidad material que son la suma de las dinámicas e historias de cada una de esas subjetividades. Estas consideraciones. reflexionando a partir de lo que sí es directamente accesible a la percepción. por supuesto. de cultura. que. aunque indirectos. con leyes autónomas de funcionamiento que los actores sociales se limitarían a poner en funcionamiento. de acceder a ellas. La conside41 . Sólo esa operación idealista (y. guiadas por una aplicación indeclinable del principio materialista. de comunicación. los estructuralistas franceses fueron descubriendo que los códigos son inestables y están transformándose continuamente. no materialista) de pretender otorgarles una autonomía de funcionamiento con respecto a las subjetividades en las que realmente existen había podido crear la ilusión de que su dinámica podía caracterizarse y describirse por sí misma. culturalmente) no son los hechos individuales. De esta manera. en cualquier estudio cultural. la importancia que tienen. sino tomando conciencia de que esos soportes son signos sólo en la subjetividad de quien los asocia con contenidos psíquicos (conceptual. mina la eficacia de muchos modelos semióticos que imaginan códigos abstractos. No estamos negando. evidentemente. por lo tanto. los soportes materiales de los signos (los significantes. de alguna manera. el dictado epistemológico del materialismo nos conduce al principio general de que ninguna explicación de fenómenos culturales puede dejar de incluir. Nos gustaría. Somos conscientes de que la densidad del primer documento –y tal vez en algunos momentos del segundo– puede parecer poco usual en las aproximaciones académicas a la cultura. por eso. aunque algunas de las justificaciones están implícitas en lo que venimos argumentando. pero también muchas de las que corren bajo la denominación de estudios culturales o sociosemiótica.ración de rasgos “psicológicos” en el primero de los documentos incluidos en este volumen no aspira simplemente a dar cuenta de algunos elementos operativamente productivos para dar cuenta de la psique humana. sino a encontrar en las propiedades de esta psique aquellos factores que expliquen cómo se vuelven posibles las interacciones. Pero. en no dar por sentada ninguna afirmación por el solo hecho de que es moneda corriente en la literatura sobre el tema. y de allí. muchas aproximaciones sociológicas a la cultura. aunque parezca curioso. o es un dictum aceptado de alguno de los principales referentes teóricos. Así. estamos particularmente interesados. eso no ocurre en muchas líneas de trabajo activas. como suele ocurrir. no suelen tomar mayormente en cuenta los desarrollos teóricos de la propia disciplina de la sociología. por otro lado. generalmente las que aceptan precisamente el nombre de “sociología de la cultura”.25 Las discusiones en el primer documento. que acaba alejándose de las concepciones del consciente y el inconsciente como especies de “estratos” en comunicación mutua). su revisión minuciosa nos ha llevado incluso a adoptar versiones diferentes a las que circulan sin mayor discusión en la literatura (tal. por ejemplo. es importante destacar que. en realidad. como queda dicho. nuestra distinción entre saber práctico y conciencia.   Por cierto. En efecto. Tal aceptación incondicional (los argumentos de autoridad y de “sentido común”) iría en contra del criterio materialista. 25 42 . y a menudo. las generalizaciones relevantes para un estudio cultural. justificar un poco esta modalidad de nuestra exposición. muchas de nuestras reflexiones intentan dejar en claro los fundamentos de afirmaciones que en otros contextos se dan por sentadas. en particular las que provienen del campo de los estudios literarios. en los términos de Giddens. corrientes y hasta sentidas como necesarias. sobre todo en Williams. M. Op. en el ámbito de la sociología. Los límites de la cultura…. rutinización. nos parece que si hemos de intentar una aproximación de ambiciones explicativas. Cosas dichas.. Sin embargo. en el ámbito de los estudios culturales. Bourdieu. En realidad.) Por ejemplo. Barcelona. por ejemplo Margulis. Taurus. claro está. en estudios literarios. la densidad aparente de nuestro primer documento resulta de un cierto grado de falta de familiaridad. Sociología de la cultura. La constitución de la sociedad. A. Conceptos como los de habitus. con este tipo de discusiones. más que con los usos más laxos que se hacen del término en sus aplicaciones. precisamente cuando se la pone en diálogo con el debate propiamente sociológico. vols.. Marxismo y literatura. en efecto.26 En buena medida. Gedisa. 1995.. 26   Cfr. Cit. en cambio. Amorrortu. Biblos. su concepto de “estructuras de sentimiento” propone una notable e iluminadora articulación entre agencia y estructura.. y Habermas. (Williams. acción comunicativa. J. Bases para la teoría de la estructuración. 43 .. Sin embargo.toman posición sobre uno de los debates más significativos en el seno de ese campo disciplinario: la relación entre agente y estructura (entre interpretativismo y funcionalismo. las críticas al estructuralismo. Conceptos y problemas. 1996. saltando las barreras de los campos disciplinarios institucionalizados. Giddens. Esto implicó. por encima de la conciencia y voluntad de los actores sociales. Cit.. Madrid. un esfuerzo de familiarización con modalidades y tópicos de reflexión a los que Cfr. muchas de las discusiones de Raymond Williams apuntan en una dirección semejante. que intentaba proponer leyes de nivel general que regulan la acción social. llevaron a la búsqueda de modos de postular las evidentes restricciones que pesan sobre la conducta de los sujetos sociales (restricciones que son precisamente las que abonarían una concepción estructuralista) con modelos que al mismo tiempo incorporaran la agencia relativamente autónoma de los individuos que interactúan en la sociedad. Teoría de la acción comunicativa. Buenos Aires. Op. Durante la segunda mitad del siglo xx. P. o entre subjetivismo y objetivismo. 2009 y Grimson. 1981. no podemos dejar de aprovechar esos logros conceptuales. en los de Bourdieu). A. por ejemplo. Buenos Aires. I y II. R. esta riqueza se hace más visible. son resultado productivo y sugerente de esos esfuerzos teóricos. intentando aprehender las asociaciones que sus congéneres llevan ya incorporadas en sus subjetividades). tal vez. en tanto que estudiosos de las culturas. si se quiere. son apenas un epifenómeno de lo 44 . en una aceptación más generalizada dentro del ámbito académico. en consecuencia. de hecho. un imperativo profesional a abrirnos al diálogo y la comprensión de tradiciones distintas de las de nuestras socializaciones originales. sin embargo. Esa es la base material para las generalizaciones sociológicas. lo que puede entenderse como propiedades estructurales. pero también. Las historias de las innumerables subjetividades humanas son enormemente diversas. Entendemos que esta propiedad de las subjetividades humanas. además de que este esfuerzo se sigue de la responsabilidad intelectual propia del trabajo académico. En el contexto de este debate de la sociología. como las que recogemos bajo el nombre de “reproducción y transformación cultural”. es la que explica la posibilidad de generalizar sobre ellas y genera. también nos cabe particularmente. lo relevante es que una propiedad de esas subjetividades es que tienden a “sintonizarse”. y se articula. aunque no siempre esté expresado de la misma manera e. como ocurre en lo que se suele llamar “socialización”. incluso. nuestro postulado de que las subjetividades de los actores sociales son nuestra base material para el estudio de las culturas cobra nuevos sentidos.no estábamos acostumbrados. por lo que tales generalizaciones. al mismo tiempo. pero. Es en virtud de ese esfuerzo de las subjetividades humanas por buscar coincidencias con otras subjetividades humanas que se vuelven posibles las generalizaciones sociológicas. Claro está. generando signos (asociaciones subjetivamente vigentes) y sistemas de significación con sus congéneres (o. en el trabajo intelectual honesto y comprometido. son parte del enriquecimiento y no de la confrontación estéril. una propiedad de su funcionamiento “psicológico”. por provechosas que pueden ser como conocimiento. no siempre conlleven las mismas implicaciones que en nuestro caso. que los desacuerdos. su límite y dispersión. En nuestro caso. en el sentido de que tienden a establecer lazos con otras subjetividades. sino como sustento de la realidad misma. y a él remitimos para mayor desarrollo de lo que hemos alcanzado a dejarnos en claro al respecto. campos en los que la tradición estructuralista y postestructuralista (sin descontar. en su mayor parte. Córdoba. la mayor parte de los cuales nos habíamos formado disciplinariamente en literatura y lingüística. Por supuesto.edu. 2009.%20Ricardo. las conveniencias profesionales) habían generalizado una perspectiva que sobredimensionaba la autonomía del discurso. claro. R. Y las transformaciones y variantes. o. al punto que este podría perfectamente entenderse como su introducción teórica. de esas generalizaciones. dependen de lo que ocurre en las subjetividades.. estos procesos no son. Nos interesa particularmente adelantar aquí que estas consideraciones nos han conducido a una reformulación del concepto de discurso.ar/aledar/hosted/actas2009/panelistas/ Kaliman. o al menos de la experiencia de la realidad. aunque   Ver en “Discurso y saber práctico. Aproximación desde una sociología de la cultura” una discusión específica de nuestro concepto de discurso en contraste con otras aproximaciones al análisis del discurso. lo que invalida cualquier intento de asignarles a esos epifenómenos una dinámica autónoma que no sea ella misma explicable en términos de las subjetividades. a una distinción de diferentes acepciones de la palabra “discurso”.lenguas. y a una reevaluación de la posible operatividad del análisis del discurso como metodología de investigación.pdf 27 45 . dicho más adecuadamente. en Actas del IV Coloquio de Investigadores en Estudios del Discurso. Disponible en http://www. Asociación Latinoamericana de Estudios del Discurso (ALED). Y el grado en que lo son ni siquiera esa conciencia los “refleja” necesariamente tal cual son. De allí que estos dos documentos. Kaliman. “Discurso y saber práctico.unc. Éste es precisamente uno de los problemas que discutimos con cierto detalle en el primer documento. Aproximación desde una sociología de la cultura”.27 El segundo documento se concentra en el concepto de identidad y presupone el marco sociológico desarrollado en el primero.que realmente está ocurriendo. conscientes. Este esclarecimiento resultó particularmente productivo para los miembros del equipo. cada una señalando conceptos diferentes. a su vez. ya no sólo como idealización científica. la dinámica sociológica por excelencia. estimulaban nuestros proyectos de producción de conocimiento. directamente relevante para los estudios de la cultura. que pueden volverse particularmente relevantes en determinados contextos. cuenta entre nuestras primeras preocupaciones conceptuales. en distintas dimensiones comunitarias y en distintos ámbitos. de aquellos que. Esto no implica desconocer que existen relaciones complejas entre las realidades que cubren ambos conceptos. por definición. la de las subjetividades sintonizadas. El concepto de identidad. en particular. por sus historias personales. Sin embargo. 28 46 . en efecto. es conveniente distinguir operativamente esta identidad individual de la identidad colectiva. tanto en relación con el problema general del sentimiento de unicidad de cada uno de nosotros frente a los aspectos dispersivos que también nos constituyen o el de la vocación del afianzamiento de nuestra singularidad. dentro de los grupos humanos de los Andes Centromeridionales y. La identidad (colectiva)28 aparecía a cada paso en nuestros estudios sobre las prácticas culturales que. de identidad los que no fueron llevando por los derroteros que acabaron cobrando cuerpo en las conceptualizaciones sociológicas recién reseñadas y que ocupan el primer documento aquí incluido. conforman una unidad apropiada para ser reunidas en este libro. En la medida en que la identidad implica un sentimiento de pertenencia a un grupo. una relación entre el individuo y la comunidad en la que se socializa. rememorando genealogías. en el sentido que hemos definido al principio de esta introducción. que menoscababan su validez teórica. paradójicamente. establece. en consecuencia. más particular. en aras de defender un individualismo raigal (que. Nos resultaban inadecuadas tanto las aproximaciones esencialistas.publicados originalmente por separado. sirvió durante mucho tiempo como   La aclaración de “colectiva” resulta pertinente si se considera que existe asimismo el problema de la identidad individual. como las constructivistas. e instancia. como en la situación. Fue tal vez la búsqueda y los esfuerzos de fundamentación de una noción materialista. el noroeste argentino. que hipostasiaban esa comunidad en algún metafísico espíritu. es probable que nuestra historia conceptual haya ocurrido en el orden inverso. como en los casos de los hijos de desaparecidos apropiados por los represores durante la dictadura militar. desconocen total o parcialmente las condiciones de su origen biológico. A nuestro entender. así como cuáles son las que. en última instancia. otros se limitan a dar el nombre del problema. elegimos estudiar por motivaciones de orden político y no estrictamente sociológico. Algunos de los conceptos aquí propuestos son distinciones operativas. compartida por los miembros de ese grupo. Sobre la base de esa definición (y precisiones tales como las de que la autoadscripción no es necesariamente consciente). A. O que existe una enorme variabilidad en los individuos que se autoinscriben en un grupo en cuanto a la incidencia que tal autoadscripción tiene sobre sus cursos de conducta.29 Nuestra exposición parte de una definición de identidad como una autoadscripción a un grupo. en ese proceso. O que los colectivos a los que nos adscribimos–y nos sentimos pertenecer– vienen en distintas dimensiones. Por cierto. al mismo tiempo acaba por cubrir todo un conjunto de agrupaciones humanas que raramente llamaríamos identidad. suscita reflexiones sobre los modos diferenciados de socialización de las distintas identidades. y el papel que desempeñan la experiencia misma. en términos. algunas de las cuales pueden entrar en contradicción entre sí o pueden activarse independientemente una de otra en distintos contextos. y los discursos identitarios. algunas de las cuales intentamos profundizar a lo largo del documento. Los límites de la cultura…. 29 . a su vez. como la especie humana). por ejemplo. queda claro que conviven en nuestras subjetividades muchas identidades. lo cual..signo identitario para el mutuo reconocimiento entre ciertos intelectuales). se derivan varias consecuencias. desde un pequeño grupo de amigos hasta todo el conjunto de ciudadanos de un estado (e incluso sin duda conjuntos mucho más grandes todavía. Grimson. Op. Cit. aunque eso a   Cfr. esta definición. También nos preocupa deslindar cuáles son las identidades que pueden considerarse relevantes para una sociología de la cultura. de lealtad o indiferencia. la lúcida argumentación de Grimson en “Los límites de la cultura” contra las concepciones constructivistas de la identidad cultural. por un lado. por el otro. que proporciona una base materialista al concepto. Por ejemplo. los que tienen voluntad explicativa. distinciones. los errores del idealismo. finalmente. precisamente. surgen a cada paso matices.30 puede rastrearse hasta los propios estudiosos de la Escuela de Birmingham y es probablemente una consistencia más con el principio materialista. a riesgo de repetir. por cierto. que tratan de mantenerse leales al principio materialista como lo hemos definido arriba. 48 . de las que no cabe extraer leyes universales. fundamentarlas e ilustrarlas. los “casos” que cada uno de nosotros estudia en sus investigaciones particulares. todas las reflexiones que están detrás de esta exposición. en estos documentos. históricamente situadas y. sólo en un nivel general relativamente abstracto y orientador. que también se defiende en Grimson. otros son postulados sobre el funcionamiento de la sociedad. La diversidad de casos y de problemas que cada uno de ellos plantea tiene la virtud de prevenir la linealidad en el razonamiento conceptual. hay. han surgido a partir de la consideración colectiva de las propias investigaciones particulares de los miembros.veces ha significado precisamente desmontar esquemas tradicionalmente mantenidos que no veían el problema o creían haberlo solucionado. por lo tanto. De hecho. múltiplemente sobredeterminadas. Lo que en un momento pudo parecer una correlación necesaria se revela más inestable al considerar una situación histórica o un contexto social diferente o a veces una perspectiva de sectores sociales distinguibles dentro de una misma situación histórica o un mismo contexto social. que coadyuvan en la formulación teórica y al mismo tiempo crean un campo propicio para el señalamiento de nuevos   30 Ibídem. Esta concepción “situacional”. lo cual se revela en que a menudo recurramos a ejemplos tomados de ellas con el fin de no dejar en un nivel tan abstracto las discusiones teóricas y las propuestas conceptuales. atendiendo a nuestra concepción según la cual la explicación de dinámicas culturales concretas y localizadas. En esta dinámica. aunque. tienen una especificidad condicionada por sus propias coordenadas sociales. precisiones. en la que no hemos hecho sino tratar de ordenarlas. también se beneficia el estudio del propio caso particular. de la que. participaron Alicia Ugarte. en noviembre de 2006. por su trayectoria e intereses. Alejandra Cebrelli. organizamos sendos textos. precisamente. A riesgo de olvidar otras aportaciones valiosas. tanto de las afinidades como de las perspectivas novedosas sobre nuestras propuestas.31 A ellos. guardan nuevas preguntas. Zulma Palermo. Pero aun estas convicciones anhelan consolidación. En el segundo. En consonancia con esta dinámica. no parece que hoy en día pueda ser otra la naturaleza del trabajo intelectual responsable y comprometido. esperamos. Víctor Arancibia y Silvia Barey. Ana María Dupey. en virtud tanto de los acuerdos parciales como de los cuestionamientos. quien preparó una medulosa reseña del primer documento para la Revista de investigaciones folklóricas. con quien mantuvimos una jugosa discusión epistolar electrónica luego de que nos enviara sus comentarios sobre el segundo documento. de mucho de lo aquí propuesto estamos.   En el coloquio sobre el primer documento. Ciertamente. que es la sustancia que las hace. En realidad. 31 49 . les debemos. y Martha Blache. también en las de ellos. agregamos a esta lista sólo los nombres de Flora Losada. nos interesaba particularmente. Como insistimos al comienzo de cada uno de los documentos aquí contenidos. en los que los pusimos a consideración de estudiosos con los que teníamos vinculaciones académicas y personales y cuya opinión. apenas publicado cada uno de los documentos. Alicia Ugarte. precisión y. sabemos. el sentido de esta nueva publicación sigue persiguiendo ese doble fin: ofrecer los resultados de nuestras reflexiones por lo mismo que a nosotros nos han resultado provechosas. Alejandra Cebrelli. llevado a cabo en 2001.problemas y la inspiración para nuevas soluciones. y arrojarlas al campo del debate. muchos enrolados en tradiciones de trabajo intelectual diferente de la nuestra. Gabriela Karasik. un enriquecimiento que sigue abriendo huellas en nuestras reflexiones y. Zulma Palermo y Neil Larsen. sobre todo en muchos de los presupuestos epistemológicos y seguramente en algunos de los lineamientos generales sobre las variables relevantes para el estudio de la reproducción y la transformación social. Pedro Arturo Gómez. provechosas. Héctor Caldelari. Héctor Caldelari. Victoria Cohen Imach. al menos momentáneamente. muy convencidos. . Kaliman Introducción Las discusiones que exponemos en este documento son resultado de un esfuerzo colectivo por desarrollar instrumentos conceptuales capaces de dar cuenta de los procesos de reproducción y transformación de las identidades culturales en un marco de relaciones de poder. La presente publicación no constituye sino un movimiento más dentro de esta dialéctica. 1 51 . Chein. los cuales. Kaliman (Director). Las propuestas que ofrecemos son. por supuesto. la precisión o la revisión de los instrumentos y del modelo mismo. Fulvio A. decidida y voluntariamente provisorias. Lucía Reyes de Deu. Paula Storni. a su vez. Jorgelina Chaya. Ricardo J. tarea que hemos venido desarrollando durante tres años en el seno del proyecto “Identidad y reproducción cultural en los Andes Centromeridionales”. Rivero Sierra. son la emergencia parcial de una dialéctica inacabada (y quizá inacabable): el modelo general que estos instrumentos construyen. y en el que al mismo tiempo cobran sentido. Diego J.Segunda parte Sociología y cultura Propuestas conceptuales para el estudio del discurso y la reproducción cultural1 Ricardo J. Celina Ibazeta. ha sido y es aplicado por cada uno de los miembros del proyecto en el estudio de casos empíricos puntuales. generan cuestionamientos que han orientado y orientan el desarrollo. De hecho. Virginia Ibazeta. Leila Gómez. En la medida en que entendemos que   Miembros del Proyecto: Andrea Paola Campisi. hemos aprovechado y retomado propuestas y reflexiones de Karl Marx y Antonio Gramsci. asimismo. sino también. tácito o explícito en el campo de los estudios de las culturas o las ciencias sociales. algunos de los cuales discutimos en los momentos correspondientes de la exposición. En términos generales. lo cual a menudo. Nuestro enfoque presupone ciertas tomas de posición. Nuestra expectativa. en algunos casos. intentamos dejar sentadas estas “fuentes” en el curso de la exposición. en otro nivel de la dialéctica a la que aludíamos arriba. nuestra aproximación comparte inquietudes y algunos postulados con el materialismo cultural de Raymond Williams. desde ya.el debate que nos ocupa apunta a aspectos centrales para la conceptualización de los fenómenos culturales y sociales en general. y en el curso de la exposición. han inspirado directamente algunos de los conceptos aquí expuestos. al mismo tiempo. En la medida de lo posible. abrirlas a la consideración de otros estudiosos dedicados a problemáticas afines. podemos señalar. la adopción de determinados postulados epistemológicos y políticos. cuando tal cosa nos ha parecido pertinente en beneficio de la claridad o porque las opciones alternativas gozan de cierto reconocimiento. creemos. sin embargo. la deuda con algunas de las propuestas enmarcadas en la teoría de la estructuración de los sistemas sociales de Anthony Giddens así como con varios conceptos de la sociología de Pierre Bourdieu. no es sólo la de hacer conocer nuestras perspectivas y ofrecer nuestras aportaciones a la problemática. asimismo. podrá apreciarse que también nos hemos beneficiado del estudio de la teoría de la acción 52 . nuestras reflexiones se han servido a menudo de diversos modelos y aproximaciones teóricas que. cuya expresión “sociología de la cultura” encontramos que sugiere muy adecuadamente el contexto disciplinario al que nos adscribimos. sino. en consecuencia. pretendemos aquí no sólo exponer y fundamentar una primera parte de nuestras reflexiones. permitirá incluso hacerla más clara. aprovecharnos del diálogo con otras perspectivas y aportaciones. y sobre todo. corresponde subrayar que. en una buena medida. como el propio Williams. Al mismo tiempo. Buenos Aires. reimpresión. Cit.. Teoría de la acción comunicativa…. “El forastero”.. sin embargo. 83-100. Giddens.. Estudios sobre teoría social. B.. Sociología y cultura. Marx. Habermas. C. Manuscritos: Economía y filosofía. 1972 y Marx. Laia. Cit. P. 95-107. (comps. Marxismo y literatura. Berger. C..). Cit. Williams. y Passeron.comunicativa de Jurgen Habermas y la sociología del conocimiento inspirada en las estructuras de la lebensbelt de Alfred Schutz. nos concentramos en los conceptos de reproducción cultural y de discurso. Op. 1981. 1974. Cit. 11a. Madrid.. Cit. 1993. Antología. Bourdieu. Op. 1994. Elementos para una teoría del sistema de enseñanza. mutuamente incompatibles. J. Giddens. La construcción social de la realidad.. El capitalismo y la moderna teoría social.. Amorrortu. Buenos Aires. 1era.. A. Fondo de Cultura Económica. Edición 1867. pág. La ideología alemana.. 1968. pág. 2 53 . por su parte.. ‘El mercado lingüístico’.. Criterios y bases sociales del gusto. “Disposición estética y competencia artística”. Op.. Tomo I. Bourdieu. Teoría de la acción comunicativa. que consideramos una primera etapa dentro del objetivo general antes apuntado. Amorrortu. nos ha preocupado la explicitación de presupuestos sociológicos.. P. ni mucho menos que constituye un inimaginable híbrido que las combinara a todas. La distinción. Cit. La segunda sección. T. Labor. pág. K. A. R. 1981. Desarrollamos estas cuestiones en las secciones uno y tres. Literatura y sociedad. La constitución de la sociedad.. Las estructuras del mundo de la vida. Cosas dichas.. Bourdieu. A. en Altamirano. Buenos Aires. que no creemos que pueda decirse que el modelo implícito coincide con ninguna de estas aproximaciones en particular. Buenos Aires. La reproducción. Centro Editor de América Latina. Marx. Esquisse d’une theorie de la pratique.. Taurus. México. Bourdieu. Op. A. Schutz.. vols. Las nuevas reglas del método sociológico. y Schutz. Sociología de la cultura. México. Amorrortu. Op. Cit. Luckmann. Taurus. Habermas. Op. y Sarlo..2 En este primer documento. F. P.. Grijalbo. El Capital. Buenos Aires.... Bourdieu. K. está consagrada a la discusión de los distintos conceptos de discurso. P. y Williams.. 1990. ya que en realidad algunas de ellas son.. A. T. Crítica de la economía política. 1993. K. Alianza. J. 143-158. Cabe aclarar. en formulaciones orientadas hacia la problemática específicamente cultural. Crítica positiva de las sociologías interpretativas. R. Gramsci. Op. y Luckmann. P. P.. Barcelona. A. Madrid. I y II. 1993. Madrid. Op. & Engels. Bourdieu. Amorrortu. Cit. 1999. 1973. de hecho.. P. Madrid. En la medida en que entendemos la primera como una especificación de la reproducción social en general. J. que resulta clave precisamente para delimitar la especificidad   En este documento hacemos referencia en particular a Giddens. 54 . en parte en virtud de su propia experiencia. entendemos que no resulta operativo comprender a las identidades colectivas ni como la manifestación de una esencia atemporal ni como una artera construcción instrumental para las élites dominantes. nos parece pertinente no sólo fijar posiciones dentro de la variedad de sentidos que se le han atribuido a la palabra “discurso”. en parte como resultado de sus procesos de socialización. Por ese motivo. por lo que. Aunque el concepto de identidad constituye uno de nuestros intereses centrales. tienen la forma de “huellas mentales” de los agentes en permanente tensión hacia la sintonización mutua y se ponen de manifiesto en la materialidad de prácticas comunicativas en las que los agentes interactúan. Naturalmente. como los de cualquier práctica social. lejos de constituir un núcleo fijo y permanente. una discusión sobre este tópico supone la consideración previa de las propuestas más generales que aquí exponemos. tales como las prácticas culturales que aquí nos interesan. sino también formular una conceptualización del mismo que sea coherente con el marco sociológico presentado en el resto del documento. hemos dejado su consideración para un segundo documento. las identidades existen en las subjetividades de los agentes. por cuanto entendemos que su operatividad conceptual depende crucialmente del modelo de funcionamiento social en el cual se la articule. Saber práctico y conciencia Uno de nuestros presupuestos básicos es el de que la reproducción y transformación de las prácticas culturales.de las prácticas culturales dentro de las prácticas sociales. sino como una adscripción a distintos tipos de comunidades que los agentes sociales llevan incorporadas en sus subjetividades. sólo pueden explicarse con referencia a   3 Documento incluido como tercera parte del presente volumen. Así entendidas.3 En efecto. para el estudio de la reproducción y la transformación cultural. encontramos pertinente para el estudio de los procesos sociales en general y culturales en particular. bajo el rótulo de subjetividad. La constitución de la sociedad. cuya dinámica encerrara los factores determinantes de los procesos sociales y que de alguna manera “arrastrara” a los agentes hacia determinados cursos de acción. Aunque hemos elaborado estos conceptos a partir de los de conciencia práctica y conciencia discursiva de Giddens. págs. o. 77-80. más bien dejan abierta la pregunta sobre los tipos de relaciones que se establecen entre ambos. son precisamente aquellos elementos psíquicos que determinan esa conducta.las subjetividades de los practicantes de las culturas o agentes. No 4   Giddens.. 44-45. sino en particular porque. o en todo caso lo que aquí resulta operativo o pertinente de lo que en general pueda entenderse como tal. que asumiera que todas las variables relevantes para dar cuenta de los procesos sociales pasan necesariamente por la conciencia de los agentes. no sólo porque proponen un modo diferente de recortar y representar los contenidos psíquicos. los agentes sociales son en última instancia los que hacen o dejan de hacer lo que constituye la reproducción social. Se trata. lejos de definirse por mutua oposición. lo que desde cierto punto resulta equivalente. que desconociera los fenómenos que han motivado las aproximaciones “estructuralistas” o “sistémicas” a los procesos sociales. Op. más bien. Por este motivo.4 en realidad difieren sustancialmente de ellos. Este postulado no implica adoptar una posición “interpretativista”. Una explicación de un proceso social que no incluyera la explicación de lo que ocurre en la subjetividad así entendida estaría necesariamente apelando a alguna instancia metafísica.. A. de rechazar cualquier explicación de este tipo de fenómenos “estructurales” que pase por alto que lo que ocurre real y concretamente en los procesos sociales son acciones de seres humanos. Conscientes o no de lo que esas acciones involucran o de todas sus consecuencias. Cit. Y lo que estamos aquí entendiendo por “subjetividad”. dedicamos esta primera sección a definir los conceptos de saber práctico y conciencia porque constituyen una caracterización operativa de lo que. 55 . encontramos muy fructífera. Las preguntas sobre el saber práctico se contestan sólo en función de las acciones que suscita.obstante. la discusión comparativa de ambos pares de conceptos con fines argumentativos y de claridad expositiva. en algunos puntos. dar cuenta exhaustiva de la estructura y la dinámica del saber práctico. Dado que son las acciones (y particularmente las interacciones. independientemente de lo que el agente piense o diga con respecto a ellas. no pretendemos excluirnos a nosotros mismos del modelo que estamos presentando. Saber práctico Por saber práctico entendemos el conjunto de factores psíquicos que subyacen a cualquier acción humana y que explican el curso y la naturaleza de esa acción. que involucran recíprocamente a dos o más agentes) las que. por supuesto. sin embargo. el concepto de saber práctico define operativamente el objeto de estudio: es el componente de las subjetividades humanas cuya dinámica dará cuenta de la reproducción y la transformación de las prácticas culturales. Como insistiremos antes del fin de esta sección (al desarrollar más abajo el concepto de conciencia). Es sólo por claridad expositiva que. en particular. 5 56 . el que hablemos de un “saber” no implica que el agente sea necesariamente consciente de los constituyentes del saber práctico ni que la idea que tenga de éstos se corresponda necesariamente con lo que ellos verdaderamente son. cuando usamos la tercera persona para referirnos al agente. al articularse entre sí. podría considerarse que el objetivo general de nuestros esfuerzos es el de representar la dinámica del saber práctico de los agentes culturales. Desde este punto de vista. Sin embargo. ni. reservamos el uso de la primera persona del plural para hacer referencia a nosotros en tanto que “enunciadores” de este texto y la tercera persona para el agente social que nos representa a todos y que es el principal personaje del modelo que presentamos.5 No pretendemos. negar que el propio trabajo intelectual que realizamos en este momento de escribirlo y el que el lector realiza en el momento de leerlo son también prácticas sociales que el modelo intenta comprehender. sí es posible identificar algunas de sus propiedades. constituyen las prácticas sociales. a partir del análisis de las conductas que se supone explicamos mediante su postula  Naturalmente. tales como hacer uso de la palabra sin mediar el pedido de autorización. incluidas la de cantar. y a partir de estas funciones que hemos identificado para el saber práctico. sin duda tenía la posibilidad de no hacerla. por una parte. entonces. operativamente. Esta acción implica. Y por otra. esta decisión resulta crucial para comprender los procesos de reproducción social. Por lo pronto. dos funciones diferentes atribuibles a lo que aquí llamamos saber práctico. puesto que ésta no es sino una consecuencia de que los agentes decidan seguir realizando ciertas acciones. así como tantas otras. saltar encima de su escritorio o salir corriendo del aula. Podemos reconocer. se le atribuye al gesto de mostrar la mano en alto. Sin embargo. Por una parte. En esta misma línea de distinciones operativas. la acción tampoco hubiera ocurrido de no mediar una decisión del estudiante al respecto. a modo de ilustración. para nuestro interés teórico– encara uno de todos esos cursos de acción posibles. en ese contexto. hasta los conocimientos relacionados con el propio cuerpo y que permiten ejecutar el movimiento de tal modo que no sólo el brazo esté en alto. Por cierto. en el caso que imaginamos. una acción tan sencilla como la de un estudiante que levanta su mano ante una pregunta del docente en el curso de una clase. pasando por la significación específica que. que llamaremos los esquemas interpretativos y los esquemas de valo57 . así como de recursos de poder asignados en función de esos papeles. el estudiante –un agente social. por algún motivo. toda una serie de conocimientos. podemos atribuirle por lo menos dos tipos de informaciones. sin la cual el agente habría ejecutado otra o no hubiera hecho nada. el conocimiento: toda acción implica un saber cómo. pero contaba también con otras opciones. cuándo y con quiénes hacerla y el modo en que se la ejecute será una función de ese saber. lo cual a su vez implica una distribución de papeles en las interacciones pertinentes. Por otra parte. desde los que se refieren a la autoridad que se le atribuye al docente en la distribución del derecho a la palabra. sino que además entre dentro del alcance de la percepción y la atención del docente. Consideremos. las motivaciones: toda acción implica la decisión de ejecutarla.ción. En efecto. dan cuenta de los factores que este agente ha tenido en cuenta para decidirse por este curso de acción frente a las diversas alternativas que se le presentaban.. los esquemas de valoración explican por qué nuestro disciplinado estudiante ha encontrado conveniente levantar la mano. 7   Giddens.. un hallazgo feliz por parte del traductor. una “finalidad sin fin”. Op. la palabra monitoreo no resulta ni idiomática ni demasiado eficaz en castellano. Proponemos operativamente la categoría de “esquemas de valoración” para dar cuenta de los parámetros motivacionales. que para muchas concepciones es inmanente al objeto de arte mismo. Las estructuras del mundo de la vida. En términos más generales. por supuesto. cuya asimilación a la categoría de “conocimientos” es discutible. T. presentes en la subjetividad e involucrados indisolublemente en la acción.. A. por ejemplo.. Un caso paradigmático es. Esta operación –que llamaremos registro reflexivo7– está guiada entonces por cierto tipo de conocimientos incorporados en el saber práctico y que reunimos bajo el nombre de esquemas interpretativos. Cit. para usar la céle6 58 . “El forastero”. Op. así como la significación que se le atribuirá al movimiento de su brazo y las condiciones ambientales que harán ese movimiento perceptible para el o los agentes pertinentes para su voluntad comunicativa. pág.) para interpretar los procesos de tipificación y sedimentación del acervo de conocimientos de los agentes sociales. creemos. a su vez. de la capacidad de nuestro estudiante para reconocer los papeles que están en juego en la clase y las cuotas de poder que se distribuyen entre ellos. el valor estético. 1995:43. Cit.8   La noción de esquemas interpretativos ha sido elaborada en el marco de la sociología de Schutz (Cfr. A. Luckmann. y Schutz. Op. por ejemplo. A. y en particular sobre este punto Schutz. La constitución de la sociedad. Cit. lo cual resulta. En este caso particular. teniendo en cuenta lo que eso significará en ese contexto para los otros agentes involucrados en la situación y las consecuencias de ese gesto. 8   Muchos de los criterios de evaluación que incluiríamos aquí como parte de los esquemas de evaluación del saber práctico suelen definirse en términos totalmente ajenos a las consecuencias de determinadas acciones. se traduce en la versión española del libro de Giddens la palabra monitoring del original inglés. Los esquemas de valoración. Con este término.ración.6 Los primeros son los que darían cuenta. el gesto del estudiante es una función del análisis que realice de ciertas variables particulares de la situación concreta dentro de ciertos parámetros que reconoce como pertinentes. por ejemplo cuando predispone al agente que así ha evaluado contra su interlocutor. la estatura del hablante. Esta evaluación es relevante a menudo para comprender determinados cursos de acción. esta discusión no es del todo relevante en este punto de la exposición. 30 y ss. un agente puede evaluar que cierto dialecto que utiliza otro agente es una manifestación del “mal hablar”. Espasa-Calpe. En el procesamiento del saber práctico.. B. sólo puede tener sentido en relación con los avances de la investigación empírica. sobre el valor en general e incluso sobre la propia distinción entre esquemas interpretativos y de evaluación. se difunde sobre todo a través de la institución escolar. la escala de valores que se aplica en la evaluación no es distinguible. Contingencies of value. 59 . por ejemplo. pág. Sin embargo. Por ejemplo.101-145.). nos apoyamos en la argumentación de Herrnstein Smith en el libro Contingencies of value. Alternative perspectives for critical theory (Herrnstein Smith. que concluye que la valoración estética resulta de una acción. E. es probable que esta evaluación del “mal hablar” parezca un dato de la misma naturaleza que.En el ejemplo considerado. e implica la consideración de fines que se espera que cumpla esa acción. mientras que la distinción bre expresión de Kant (Kant. Madrid. basándose en una oposición con el “buen hablar” que. del conjunto de variables que se asignan dentro de un parámetro relevante para la interpretación. Cabe esperar que una descripción precisa de esos contenidos sea mucho más sofisticada e incluso inimaginable en su totalidad en el estado actual de los conocimientos. “Crítica del juicio estético”. En muchos casos. sin embargo.). Estados Unidos. el valor en la forma en que aquí lo hacemos. Los esquemas que aquí presentamos tienen sólo la función operativa de distinguir algunas operaciones que el saber práctico podría realizar. Desde este punto de vista.. 1977. a pesar de que ésta se calcula estrictamente a partir de propiedades de la realidad misma. sobre la que hablamos inmediatamente en el texto. en la práctica. De todos modos. estas operaciones están inextricablemente vinculadas. Crítica del juicio. la evaluación parece lógicamente posterior a la interpretación. Al caracterizar. Alternative perspectives for critical theory. Harvard University Press.. Cambridge. Lo que aquí sí nos interesa defender es que esta investigación debe hacerse en términos de lo que aquí estamos llamando saber práctico. al menos desde la perspectiva estrictamente del saber práctico. 1988. la discusión sobre el valor estético. con una fuerte connotación clasista. la apreciación y procesamiento de la experiencia que se vive con las obras de arte. pág. y actúa en consecuencia de una manera diferente a cómo lo haría con un interlocutor que “hablara bien”. No obstante.. Buenos Aires. en otros marcos epistemológicos. 11   Chein aplica las nociones de esquemas interpretativos y de valoración y destaca mediante el análisis de un caso concreto la conveniencia de distinguirlos. en cada caso la categoría “tradición” engarza con esquemas de valoración muy diferentes articulados con experiencias y posiciones sociales disímiles. 20-37. 1978. Cit. pág. Op. por el momento no parece aconsejable abandonar la pareja que hemos caracterizado operativamente arriba. sino que proviene de una asignación socialmente establecida que apunta únicamente a marcar la distinción por la distinción misma. con el que nos referimos no sólo a las ideas abstractas de espacio y tiempo que se corresponderían. Luckmann. Op. 11 Dentro de los esquemas interpretativos.9 Casos como éste (entre los que probablemente podríamos incluir también el valor estético cuando se lo entiende como una propiedad del propio objeto de arte) constituyen lo que Bourdieu y Passeron denominan “violencia simbólica”. y Schutz. “La construcción de la tradición. J. 9 10 60 . Crítica de la razón pura. así como a las más desarrolladas estructuras del mundo de la vida de Schutz. y Passeron. A. 44 y ss. una vez advertidos de esta promisoria desconstrucción. E. P.. y sobre todo. T. Las estructuras del mundo de la vida.... más allá de las profundas coincidencias que emparentan en el plano interpretativo estos usos. 12   Kant. un componente espacio-temporal. D. Cit. (Chein. a las categorías trascendentales de Kant.. Análisis de las categorías identitarias en una comunidad de Amaicha del Valle”. Bourdieu. en la medida en que permite distinguir tipos de operaciones del saber práctico. La reproducción…. Alfaguara. P. para dar una idea más clara de lo que tenemos en mente pero también por su relevancia para cualquier proceso social. C.12 sino también.   Bourdieu. pág. Madrid. en Revista de Investigaciones Folklóricas 18.entre el buen y el mal hablar no se justifica por ninguna propiedad intrínseca de los dialectos correspondientes. y problematizan la distinción tan nítida que hemos trazado entre esquemas interpretativos y esquemas de valores. podemos destacar desde ya.) Chein releva la presencia de la categoría “tradición” en el discurso de diferentes grupos y actores sociales de Amaicha del Valle. 2003. “El mercado lingüístico”. Cit. y señala cómo.10 esto es la imposición de una arbitrariedad que oculta su carácter arbitrario porque oculta su carácter impositivo. Op. al hecho de que toda acción humana está inherentemente situada dentro del continuo   Cfr. por ejemplo en relación con el últimamente recurrente debate   Chaya desarrolla en el marco de la sociolingüística una noción de lengua regional que se diferencia de otros conceptos de esta disciplinas. este año. lo cual no implica que no estén inscriptos de alguna manera en el saber práctico. Facultad de Humanidades y Artes. Formato CD. Córdoba. etc. no hay acción que se realice en un limbo atemporal. Para las prácticas culturales. Facultad de Filosofía y Letras. ciudades y estados II. como puede apreciarse en las prácticas reproductoras de la nación entre los habitantes de Tacna (Perú). Tesis de Licenciatura. la región. durante la ocupación chilena que estudia Rivero Sierra en su tesis. J.de estas dimensiones..14 Para el análisis que se realiza en el saber práctico. la nación. esta observación resulta particularmente significativa. tanto en un nivel inmediato (el aula y una cierta hora del día. o en la presión de la estructura estatal en la conformación del campo literario. Rivero Sierra. F. en suma. en el ejemplo que desarrollábamos antes) como a niveles más amplios: la escuela. Cfr. etc.). Naturalmente. en Actas de las IV Jornadas de Etnolingüística. la ciudad. Fronteras. 2000. 13 61 . pág. 2003. Teruel y Lacarrieu (comps. sino la percepción de un aquí y un ahora dentro de un amplio continuo. Alción. por ejemplo. el análisis de cualquier acción implica la consideración de la configuración del espacio y el tiempo dentro de la cual el agente la sitúa. aunque no es claro de qué manera el espacio de la nación es pertinente en las prácticas cotidianas de cualquier agente. subjetividad y fronteras en Tacna y Arica”. este mes. Perú (18831929)”. F. en Jerez. aunque más no sea en el modo de una difusa localización de todo el contexto inmediato dentro del espacio y el tiempo en general. esta semana. Rosario. 131153). hay circunstancias en las que esta configuración espacial cobra particular relevancia. 2001. “Discurso y prácticas sociales en la reproducción de las identidades nacionales. (Chaya. De este modo..) 14   Así. que Gómez 1999 considera en el caso del novelista jujeño Tizón y desde la perspectiva de la generación de poetas salteños del ‘60. Universidad Nacional de Tucumán. y que tal propiedad forma parte de la imagen de la situación que el agente considera en el registro reflexivo de sus acciones. Universidad Nacional de Rosario.. estos niveles más generales pueden no ser en absoluto pertinentes en muchas situaciones concretas. El caso de Tacna. por el hecho de que ésta se define a partir de las circunscripciones espaciales que los propios agentes ponen en juego en sus interacciones lingüísticas y no a través de un recorte “objetivo” realizado por el investigador. tales como el de dialecto. “Legitimidad y reproducción lingüística en la zona de los valles Calchaquíes”. (Rivero Sierra..13 y este día. “Identidad nacional. que reflexiona sobre la problemática de la contextualidad del saber práctico en relación con los discursos y valores acerca de la literatura que docentes y alumnos del nivel medio reproducen en contextos diferentes. encierren eventuales contradicciones mutuas. Por una parte. y hay casos puntuales que sugieren que efectivamente es así a menudo. Parece lícito generalizar a partir de esta comprobación que el conocimiento implicado en el saber práctico es capaz de reconocer entre distintos tipos de situaciones y de adecuar el comportamiento y. Facultad de Filosofía y Letras UNT. Storni. en prensa. Por ejemplo. Reproducción literaria y capital simbólico en aulas del nivel medio de la provincia de Tucumán”. 2010. 15 Esta comprobación en relación con los tipos de situaciones puede generalizarse como la presunción de que el saber práctico no es internamente consistente en todas sus partes. Revista Humanitas. por lo tanto. un concepto   Esto puede apreciarse.. “‘Y esto. se puede apreciar que los agentes no actúan de igual manera en distintas situaciones. Storni analiza estas diferentes contextualizaciones de los saberes en función de las diferentes motivaciones de los tipos de agentes en cada contexto. Hay todavía otras propiedades del saber práctico que podemos deducir del análisis de las conductas. La observación sobre la situacionalidad del análisis del saber práctico probablemente exigiría cierta precisión. propiedad que denominaremos la heterogeneidad del saber práctico. ¿es literatura?’. los esquemas de interpretación y de evaluación. 15 62 . por ejemplo. Tucumán. en el concepto de los “clásicos” literarios. por ejemplo. En este trabajo. o en nociones como las de que Shakespeare y Cervantes escribieron para toda la posteridad. Es por lo menos lógicamente posible. a esos distintos tipos de situaciones. en el trabajo de Storni. que las categorías y las convicciones que se pongan en funcionamiento en uno u otro tipo de situación.en torno a la noción de la literatura como una práctica cultural particularmente privilegiada. y de la que a menudo se habla como superando todas las distancias de tiempo y espacio. el mismo agente social que levantó la mano para pedir autorización para hablar en nuestro ejemplo anterior tal vez no lo hace cuando quiere hablar en una reunión familiar. aunque esto no quiera decir que aquí no estén igualmente implicadas ciertas distribuciones de poder. incluso. como el del aula y el extraescolar. P. A. 1999ª. en particular la contribución de Xavier Albó. Diciembre. en JILAS Journal of Iberian and Latin American Studies. 199.. en la cual muchas oposiciones que un estudioso pudiera identificar no tienen relevancia. 18   Cfr. “Un marco (no ‘global’) para el estudio de las regiones culturales”. etnicidad y nacionalismo en la danza folklórica”. “La fiesta del carnaval postcolonial en Oruro: Clase.. Horizonte. A. Cfr. Cornejo Polar. en Sobre literatura y crítica literaria latinoamericanas. diglosia. pág. Universidad Central de Venezuela.). un feligrés de la Virgen del Socavón en Oruro probablemente no distingue.. en cambio. T. Lima. transculturación. hibridez. que un historiador podría fácilmente reconocer como orígenes históricos disímiles que confluyen en la figura adorada.16 Es importante subrayar. Auckland. en Revista Andina Año 10 Nº2. que. “El indigenismo y las literaturas heterogéneas. el análisis de Abercrombie y el debate que lo acompaña. Su doble estatuto sociocultural”. “Mestizaje. en el saber práctico que orienta su conducta ritual. 1994. en el marco que estamos proponiendo. Facultad de Humanidades y Educación. no sería una heterogeneidad que se reconozca como tal “desde afuera” de los agentes involucrados. Cornejo Polar. I. Volume 5. lo que resultaría relevante para caracterizar un fenómeno cultural dado.que puede resultar de fundamental importancia a la hora de considerar todos aquellos fenómenos culturales que en el discurso crítico de los estudios literarios y culturales latinoamericanos se han tratado bajo rótulos tales como mestizaje. vol. 1982. Abercrombie. tales como las de las identidades de clase involucradas entre las distintas comparsas que participan de la procesión. sino aquella que se manifieste en su propia subjetividad. 267-270. y con vistas a la explicación de los procesos de reproduc  Para un panorama general de esta problemática. Y podría ocurrir. diciembre.. A. Caracas. y en cambio sí pueden tenerla otras que escapan a las categorizaciones culturales previas. pág. 17   Sobre este punto. y. ver la argumentación desarrollada en Kaliman.18 En nuestro marco. etc. Nº2. Memorias de JALLA Tucumán 1995. que resultaran relevantes para entender la práctica otras distinciones. Ensayo sobre la heterogeneidad socio-cultural en las literaturas andinas. entre la Ñusta precolombina y la Virgen católica. Nueva Zelandia. Cusco. transculturación. también heterogeneidad. 1992. sin embargo. 16 63 . por ejemplo.17 Así. (Ed. heterogeneidad”.. en Kaliman. Cornejo Polar. 11-21. R. págs. Ricardo J. 279-325. Centro Las Casas. por supuesto. en este punto. Escribir en el aire. un aprendizaje fundamental sin el cual le sería imposible realizar cualquier tipo de acción socialmente relevante. Desde este punto de vista. el saber práctico produce interpretaciones hipotéticas. en permanente transformación e inmerso de este modo en el flujo temporal. a partir de los resultados de esa acción. 113119. lo cual no quiere decir que no haya aspectos del saber práctico que sean más “rígidos” que otros. probablemente no podríamos concebir algo que pudiéramos llamar mínimamente “reproducción” social. En relación con esta capacidad de aprendizaje. y en principio podríamos decir que forma parte del funcionamiento psíquico permanente del agente. Como desarrollaremos más abajo.19 Por otra parte. cuya modificación requiera de experiencias particularmente impactantes. Lima. R. las heterogeneidades relevantes serán sólo aquellas que podamos detectar en el saber práctico de los agentes. es decir de modificarse en función de la información que recoge. el saber práctico tiene que concebirse dinámicamente. Perú-Hanover. puesto en determinada situación. New Hampshire: Latinoaméricana. En este sentido.ción y transformación. e incluso en el curso de la misma. págs. en Revista de Crítica Literaria Latinoamericana Año XXV Nº50. la capacidad de aprendizaje del saber práctico no se extingue en ningún momento. y no como una estructura estática en todas sus partes. 2º semestre. sin este núcleo relativamente estable. que aunque tienen toda la fuerza de una convicción en el momento de la ejecución de la acción. Al mismo tiempo. 1999b. los procesos de transformación social tampoco podrían entenderse sin involucrar los cambios que se producen en el saber práctico. 19 64 . se   Se desarrolla con más detalle y profundidad esta posición en Kaliman. Sin embargo. puede decirse que la socialización nunca termina.. sin embargo. el saber práctico tiene la capacidad de “aprendizaje”. Lo que llamamos usualmente socialización consiste fundamentalmente en la adquisición de una variedad de información que permite a cualquier agente articularse en un conjunto variado de interacciones dentro de su ambiente social. pueden reformularse para la siguiente ocasión. En principio. “Identidades heterogéneas: aciertos e ilusiones del conocimiento local”. No obstante. Conciencia En cierto sentido. al encarar el concepto de “conciencia”. en un nivel teórico aunque avalado en parte por investigaciones empíricas.revela crucial la identificación de los factores que influyen en tales cambios. por otro lado. fácilmente puede presumirse que la percepción e interpretación de los resultados de las acciones de otros agentes pueden contribuir al aprendizaje. el esclarecer la influencia de estos factores en la transformación del saber práctico atañe a la pregunta sobre la incidencia del trabajo intelectual en general sobre los procesos sociales. como veremos. Decimos que estos problemas son de particular importancia no sólo porque las interacciones lingüísticas constituyen un elemento omnipresente en todas las sociedades humanas sino también porque el propio trabajo intelectual que nosotros realizamos es un esfuerzo de reflexión sobre el saber práctico que además exponemos discursivamente y. 65 . pero. Consideraremos la primera de estas cuestiones inmediatamente. el concepto de “saber práctico” que hemos presentado quiere corresponderse con el de “conciencia práctica”. por lo tanto. las preguntas sobre las relaciones entre saber práctico. Lo que intentamos desarrollar aquí son sólo algunas observaciones que podemos ir avanzando. conciencia y discurso son más empíricas que teóricas. Resulta de particular importancia para nuestros intereses tener en cuenta la incidencia que puedan tener sobre el saber práctico. el discurso. Por ejemplo. mientras que de la cuestión del discurso hablamos en la segunda sección de este documento. en íntima relación con la reflexión. Mencionábamos recién que las consecuencias de la experiencia misma que resulta de la aplicación de determinadas hipótesis son uno de tales factores. para contribuir a tales respuestas. no podemos esperar una respuesta a priori sino indagar sobre la realidad misma para barajar y sopesar posibles respuestas. la reflexión del agente sobre su propia conducta y la de los otros y. Es decir. pero sin duda hay otros igualmente pertinentes. por un lado. 23   Giddens. Op. que tiende a reproducir. las estructuras del mundo de la vida de Schutz.. Podríamos situar los extremos en el habitus de Bourdieu.. Op.. K. como lo sugiere Bourdieu.. En los marcos sociológicos que hemos tenido en cuenta aparecen diversos modos de establecer la relación entre estos dos aspectos de la agencia. más bien parecería que los procesos conscientes pueden incidir en modificaciones del saber práctico. & Engels. Cfr Habermas y ss. Cit.. no sólo el modo en que la conciencia influya sobre el saber práctico es una pregunta empírica. La ideología alemana. Cit. por un lado. Las estructuras del mundo de la vida... A. Marx. Giddens. Grijalbo.. México. por otro lado. pág.. y Schutz. J. más allá de la voluntad y conciencia de los individuos.20 Nuestra opción por la palabra “saber” en lugar de “conciencia” apunta a poner de relieve que los agentes no tenemos necesariamente conciencia de los verdaderos esquemas interpretativos y de valor que rigen nuestra conducta. amparadas en el marco de la filosofía de la conciencia. Op. Op. Algunas observaciones sobre el concepto de conciencia aclararán más este punto. Cit. F. 44.. 22   Luckmann.. A. 161. P. que la dinámica del saber práctico es enteramente indiferente a los procesos conscientes del agente (como decíamos al final de la sección anterior. G. 80. La constitución de la sociedad. no tanto porque nos interese postular. Teoría de la acción comunicativa. A.que aparece en la tradición marxista y que retoma (y más bien reinterpreta) Giddens. Cit. 1969. 21   Bourdieu. sino que todas las relaciones que se establezcan entre estas dos esferas lo son. T. las condiciones (de clase) que originaron el habitus mismo en primer lugar21 y. Cit. sobre la filosofía de la conciencia en la propuesta de Schutz. pág. Lúkacs. aunque reconociendo al mismo tiempo que la modalidad y naturaleza exacta de esta incidencia es una pregunta abierta) sino porque en realidad encontramos que la distinción se sigue de criterios operativos diferentes porque implica acercamientos distintos sobre el funcionamiento de la psique. La definición de Giddens de “conciencia discursiva” como aquellos procesos mentales de los que el agente puede hablar23   Cfr. Op.22 La opción que adoptamos se acerca más al primer extremo. En consecuencia.. La constitución de la sociedad. 20 66 . Cit. Esquisse d’une theorie de la pratique. Habermas. Op. Historia y conciencia de clase. como veremos un poco más abajo). si es que en efecto el registro reflexi67 . Y luego de pensarlo un poco –hasta ese momento. a pesar de que a menudo hablamos de ella. en general. Podríamos proponer que se trata de una función del organismo humano. pareciera que lo mismo ocurre con cualquier otro factor que registramos en tales circunstancias. en efecto. Ahora bien. “¿Por qué levantaste la mano tan alta?”. relevante para llevar a cabo su acción de manera eficaz. porque estaba del otro lado del aula. es decir por una propiedad necesaria que nos permite reconocer de qué estamos hablando pero no por un conjunto de rasgos necesarios y suficientes que los caractericen por su propia naturaleza. Conviene notar que. no había caído en la cuenta de que había levantado la mano un poco más alto que lo usual–. cuyas propiedades se ven más claras en el registro reflexivo del ambiente. no queremos decir que necesariamente lo haya hecho concretamente ni implicamos que quienes lo escuchen interpreten exactamente lo que está intentando expresar. estas respectivas propiedades no tienen una conexión necesaria entre sí: no hay ninguna razón para pensar que un agente está en condiciones de hablar (ser “consciente”) de todos los factores psíquicos que subyacen a su conducta (su “saber práctico”). ya que. A su vez. Y. el estudiante contesta: “Para que el profesor me viera.captura lo que tenemos en mente cuando hablamos aquí de “conciencia” a secas. siempre que convengamos en que cuando decimos que el agente puede hablar de tales procesos. es difícil definir la conciencia de un modo que no sea operativo. tanto el saber práctico como la conciencia están definidos operativamente. ya que puede hablar de ella (lo cual no quiere decir que sea verdadera. sin que podamos establecer a priori ningún tipo de relación entre estos conjuntos. usualmente los agentes están en condiciones de hablar de los elementos a los que prestan atención porque les resultan relevantes para guiar sus cursos de acción. le pregunta una compañera de nuestro aplicado estudiante del ejemplo anterior. Cada una de estas definiciones recorta su propio conjunto de fenómenos psíquicos. De este modo.” Esta circunstancia. es accesible a su conciencia. y aquello de lo que tomemos conciencia en un momento u otro habría que explicarlo como una acción. o al menos parte de una acción. incluida la reflexión sobre los propios procesos mentales y motivaciones. la de que todo lo que accede a la conciencia es resultado de las operaciones del saber práctico. es decir que la conciencia de esas circunstancias proviene del hecho de que el estudiante registra reflexivamente su propio proceso psíquico como parte de la acción de contestar a la pregunta. que en todos los casos está orientada por la acción del saber práctico. como uno de los “órganos” con los que cuenta la especie humana). y por ese motivo podemos llegar a confundir aquello de lo que somos conscientes como resultado de este “registro reflexivo 68 . Al registrar reflexivamente nuestros procesos mentales. sea para un registro reflexivo “interior”. aquello de lo cual los agentes son capaces de hablar no se reduce a los elementos relevantes para sus cursos de acción. La conciencia puede ser conciencia de muchos otros tipos de procesos. La presunción que bosquejamos es. en relación con la pregunta de su compañera: es en el proceso de cooperar con esa interacción comunicativa que se produce el acto de reflexión sobre su propia conducta. como en el ejemplo señalado. hasta tanto encontremos contraargumentos que nos obliguen a revisar tal presunción. para ser precisos. Naturalmente. podemos presumir. entonces. sino más bien. o sólo podemos asegurarlo al menos. En efecto.vo está guiado por las “instrucciones” del saber práctico. orientada en última instancia por el saber práctico. Sin embargo. estamos tomando conciencia de fenómenos que ocurren en nosotros mismos. orientado hacia los propios procesos mentales. sea en relación con el registro reflexivo del ambiente exterior. la propia conciencia acabaría siendo un instrumento que cumple funciones para el adecuado curso de las acciones (metafóricamente. la posición del profesor en el aula y su relevancia para el movimiento del brazo del estudiante se vuelven conscientes en el estudiante no necesariamente en el momento de levantar la mano. exactamente como otras personas que nunca han reflexionado sobre el asunto. La autora analiza la incidencia de la conciencia en la acción social. del mismo modo las interpretaciones de lo que ocurre en los procesos psíquicos pueden ser erróneas y lo seguirán siendo mientras eso no afecte el desarrollo habitual de los cursos de acción. y es casi seguro que aunque la eficacia o ineficacia de determinadas acciones pueden jugar un papel en tal transformación. sin darnos cuenta de ello. y que. a partir de la práctica del trueque en las ferias de la puna jujeña.24 Pero no hay ninguna garantía de que este conocimiento sea menos hipotético que el que se refiere al mundo exterior.. que es el que aquí intentamos subrayar. O. sin embargo. podría ocurrir que la verdadera razón por la que levantó su mano más alto fue para destacarse. Año 2. 25   Tómese este modo de poner las cosas sólo en beneficio de la exposición.25 Puede ocurrir que. sobre los otros estudiantes. 61-76. 2005. por ejemplo en razón de la arbitrariedad que encontramos en esa asignación. en el caso de nuestro estudiante. Nº III. consideramos como un prejuicio inadmisible el estigma que se le asigna a las personas que “hablan mal”. Así como nuestros esquemas interpretativos del mundo exterior pueden estar “equivocados” con respecto a las propiedades del mundo exterior pero no se modificarán si eso no afecta de alguna manera la efectividad de su conducta (el ser humano pudo vivir y desarrollarse durante millones de años pensando que el sol giraba alrededor de la tierra). da la impresión de que el paralelo entre los fenómenos externos e internos. “La práctica social del trueque intergrupal y la Teoría de la Convención Social. se mantendría. en nuestras interacciones cotidianas.   Esta confusión esteriliza muchos modelos de funcionamiento social cuando se los intenta aplicar en el estudio de situaciones concretas. No obstante. 24 69 . Buenos Aires. no parecen ser un factor ni necesario ni suficiente de ella. en nuestra conciencia. Una aproximación dialéctica”. Como quedó señalado antes. Campisi. P. Pág. la crítica que desarrolla Campisi contra el modelo de agente con “información completa” que postulan la teoría del juego y la teoría funcionalista. nos predispongamos contra las personas que sentimos que “hablan mal”.interior” con el saber práctico mismo. sean cuales sean estos mecanismos. en afán competitivo. en Potlach. pero sin que esa motivación accediera a su conciencia. Véase por ejemplo. los mecanismos de transformación del saber práctico constituyen un objeto de investigación más que un conjunto de postulados. 26 70 .. que dan por sentado que lo inconsciente y lo consciente tienen una misma naturaleza y constituyen niveles separados por barreras más o menos franqueables o. como si éstos fueran una estructura diferente de los propios procesos psíquicos. Pero en verdad. Op. a los que de alguna manera “contendrían”).. La constitución de la sociedad. A manera de resumen. La reflexión (consciente) sobre los procesos psíquicos no es sino un intento de representar. Las relaciones que hemos identificado hasta ahora dan una idea de esa complejidad. “volverse concientes” en el agente. y.26 Desde este punto de vista. desde este punto de vista. en este último modelo existe cierta continuidad entre ambas esferas. 84. para lo que aquí nos interesa. es decir llevar cierta información a la conciencia. con los recursos propios de la conciencia. todo un conjunto de fenómenos que. es una acción. hasta el punto de que se supone que ciertos componentes de la conciencia práctica pueden eventualmente pasar a la conciencia discursiva. directamente infranqueables. En efecto. mucho más complejas que las que pueden establecerse entre dos estratos en los que pueden estar localizados los distintos contenidos psíquicos. el esquema de Giddens se asemeja a otros modelos estratificados de la psique humana. no hay razón para aceptar esta metáfora edilicia como modelo del funcionamiento psíquico (edilicia no sólo por los pisos. son fenómenos del mundo natural. Cit. en algunos casos y para ciertos contenidos. por una parte. son tan complejos como los del mundo natural.Salta aquí a la vista de qué modo la pareja saber práctico-conciencia que adoptamos en este marco se diferencia de la de conciencia práctica-conciencia discursiva de Giddens. pág. sino porque sugiere que los contenidos de conciencia “ocupan” esos pisos. de hecho. y por lo tanto se explica por la dinámica del   Giddens. Las relaciones entre saber práctico y conciencia son. 44. Y creemos que ya hay suficiente materia en la historia de las ciencias naturales para dar por sentado que los modelos que sirven para representar la naturaleza no son la naturaleza misma. en consecuencia. A. el prestar atención a ciertos elementos del ambiente o de los propios procesos psíquicos. o al menos parte de una acción. recordemos que. al estudio de las acciones visibles. el registro reflexivo “interior” resulta. la conciencia es un factor crucial por lo menos desde el punto de vista metodológico. o científicos sociales en general). más eficaz que el “aprendizaje” inconsciente que parece ser predominante en la socialización primaria y seguramente en muchos momentos de la socialización secundaria. relacionados con contenidos menos precisos o “predecibles”. pueden igualmente modificarse a través de la reflexión. Por una parte. Podríamos incluso describir nuestro trabajo como un intento de producir en la conciencia. en la medida en que es por definición lo que subyace y explica la conducta de los agentes. que. nuestro objeto de estudio es el saber práctico. la nuestra y la de 71 . Aunque. por otra parte. una condición necesaria para la posterior incorporación “refleja” de hábitos mentales y/o motores. Por otra parte. Esta capacidad se pone muy claramente de manifiesto. requerirá de al menos algunos lineamientos sobre las relaciones entre ambas esferas que permitan interpretar los datos proporcionados por los informantes. Y. de manera que cualquier estudio empírico. De alguna manera. la toma de conciencia puede ser conciencia de elementos del saber práctico.saber práctico. nosotros mismos (estudiosos de la cultura. Para decirlo más precisamente. por ejemplo. en la medida en que difícilmente podrá llegar muy lejos limitándose. Presumiblemente otros hábitos del saber práctico. cuando aprendemos a manejar un auto o a sumar y a restar: una comprensión consciente sobre las conductas implicadas en estas rutinas es. como en muchos otros aprendizajes. al modo conductista. Ahora bien. lo que cualquier agente pueda decirnos sobre su propia conducta lo dirá siempre sobre aquello de lo que es consciente. pareciera que la reflexión sobre la conducta propia y de los otros agentes puede producir modificaciones en el saber práctico. o sociólogos. para determinadas transformaciones. como decíamos arriba. por diversos motivos. en tanto agentes sociales no podemos trabajar sino con lo que tenga acceso a nuestra conciencia. esa reflexión es la operación por la cual el saber práctico opera para “aprender” sobre sí mismo y transformarse consecuentemente. con sus “espíritus abso72 . Además. ya que. una operación que. y ciertamente en absoluto no menos importante. es parte de las acciones de los agentes.todos los que nos escuchen y nos atribuyan algún tipo de conocimiento. hemos optado por presentarlo como una cuestión de principio porque. o en todo caso asumir algún modelo de sujeto (por ejemplo. la explicación del papel que el discurso juega en los procesos sociales está directamente relacionado con la conciencia. althusseriano o lacaniano) que no se ocupan siempre de explicitar (si es que es “explicitable” en verdad). a menudo parecen confiar en cierta “psicología” intuitiva del agente social. se lo utiliza socialmente para “enseñar”. modos de actuar. y sin duda una parte nada desdeñable. Y es a todas luces obvio que el discurso juega un papel destacado en la reproducción y transformación de las prácticas sociales. Por otra parte. por último. podría incluso parecer obvio a muchos. se es consciente precisamente de aquello de lo que se puede hablar. como queda dicho. representaciones de lo que ocurre en el saber práctico. por definición. esto es las prácticas culturales. por una parte. Sin embargo. con el que iniciábamos la sección anterior. Y. Por lo pronto. Discurso El postulado de que cualquier explicación de los procesos sociales necesita hacer referencia a la subjetividad de los agentes. a pesar de su centralidad. directa o indirectamente. nos parece conveniente justificar la necesidad de tomar posiciones operativas en torno al modo de conceptualizar esa subjetividad. Incluso aquellos que acuerdan en el carácter social de las prácticas culturales. Y constituye un aspecto central de las prácticas a las que en nuestro trabajo prestamos particular atención. la modalidad alternativa de análisis “trascendental” en las ciencias sociales a menudo pasa desapercibida y no sólo en el contexto del idealismo del siglo xix. la conciencia. dada nuestra formación “disciplinaria”. no es demasiado frecuente en los estudios de las culturas. los campos de fenómenos que cada uno de esos sentidos trata de capturar conceptualmente están relacionados entre sí. el campo de fenómenos que entendemos se pretende circunscribir en ese terreno para. esos usos confunden diferentes aspectos relevantes para la reproducción social. sobre todo porque en general la inclinación por una u otra de estas circunscripciones está ligada a un modelo general sobre la concepción del lenguaje mismo y de su articulación en una concepción determinada de los procesos sociales. luego de considerar la operatividad de tal circunscripción. por ejemplo en oposición 73 . sin embargo. situar ese campo de fenómenos dentro de nuestro propio marco de trabajo. muchas veces el concepto de “lenguaje” o de “discurso” llega a tomar un cariz semejante. el de discriminar las funciones que cabe asignarle al discurso. por otra parte.lutos” o “esencias nacionales”: en el marco postestructuralista. Distinguiremos cuatro usos de la palabra “discurso”. y. dentro de los procesos de reproducción social. por este motivo teórico pero también en razón de nuestra especialidad “disciplinaria” (los estudios literarios y culturales). resulta más conveniente distinguir analíticamente. trataremos de identificar la extracción teórica dentro de la cual lo encontramos. al menos desde nuestra aproximación. por una parte. lo cual equivale más bien a una toma de posición explícita en relación con la variedad de sentidos que el término ha acabado por cobrar en las prácticas intelectuales actuales. en los sentidos más influyentes en que este término se entiende hoy en día. Por todos estos motivos. en la medida en que. que. ha sido. el segundo tópico que nos parece importante esclarecer es el del concepto de discurso. de maneras no siempre claras. Discurso = acción Por una parte. precisamente. y analizaremos. Uno de nuestros esfuerzos más sostenidos. en cada caso. como una fuerza autónoma en cuya naturaleza y dinámica se apoyara todo el curso de las sociedades humanas. En efecto. está el sentido de la palabra “discurso” que apunta al nivel de la práctica verbal misma. Mientras en este último. Fondo de cultura económica. pág. al menos en su herencia en la semiótica contemporánea. Bajtin. Op. desde este punto de vista.al sistema general que hace posible esa práctica. 267270. podríamos afirmar que una buena parte de las prácticas sociales que enfocamos se define precisamente. todo un conjunto de manifestaciones empíricas que constituyen un interés central en nuestros estudios.. 1982. por el hecho de que la interacción lingüística ocupan en ellas un lugar predominante. como un equivalente del “habla” saussuriana. 1986. México.28   Bajtin.. cabe observar que profundas diferencias contrastan los respectivos marcos saussuriano. Problemas de la poética de Dostoievski. “El problema de los géneros discursivos”. M. En cierto sentido. Cit. 28   Bajtin. Son. Nuestra afinidad con la propuesta de Bajtin se hace patente cuando recordamos que en ella se asigna al conocimiento que faculta a los hablantes para reconocer y practicar los géneros discursivos propiedades muy semejantes a las que nosotros le atribuimos aquí al conocimiento del saber práctico. “El problema de los géneros discursivos”. probablemente. M. conviene concebir las reglas que entran en juego en el uso de la lengua como una interacción que supone expectativas y respuestas de los usuarios en toda la autonomía de su dinámica. precisamente.. pero también es. Aunque no se lo ha subrayado demasiado. México. M.. en Estética de la creación verbal.27 Este concepto de “discurso” captura. y bajtiniano. pág. 248-293. el nivel que para este autor constituye el objeto de la “translingüística”. prácticas discursivas. 27 74 . en consecuencia. desde este punto de vista. el mismo campo de fenómenos que está presente en el concepto de “géneros discursivos” de Bajtin y que es. Siglo XXI. como un conocimiento que se vislumbra no por la conciencia que los hablantes tengan de él sino por el hecho mismo de que los hablantes son capaces de interactuar comunicativamente con otros a partir de que comparten esos géneros discursivos. el estructuralismo saussuriano tiende a percibir este nivel del lenguaje como una derivación secundaria en relación a un supuesto sistema de signos que constituye su matriz esencial. “Discurso” se ha usado. Este es probablemente el sentido que más inmediatamente se tiene en mente cuando se habla de “análisis del discurso”. y constituye una conceptualización que cobra una dimensión particularmente central en el marco estructuralista. desgajados de los aspectos subjetivos que participan en su uso concreto. En la práctica. y es en él que esperamos se entienda el uso que venimos haciendo del término. sobre todo en el plano metodológico.En general. con el primer sentido de “discurso”29). metodología que se caracteriza. No obstante. sobre los cuales sólo podemos hacer inferencias o hipótesis a partir de esa realidad “material”. nosotros mismos preferiremos usar la palabra discurso para referir a este sentido.   Cfr. Benveniste. en algunos aspectos. en la medida en que los datos con que trabajamos a menudo se nos presentan primariamente o al menos los “conservamos” para su análisis en una realidad “material” de enunciados en sí. Problemas de lingüística general. México. en consecuencia. Discurso = texto Un segundo sentido de “discurso” es el que se refiere al resultado de la acción a la que se hace alusión en el primer sentido (el “enunciado” benvenistiano. en contraste con otras alternativas propuestas. el concepto (al que nosotros aludiremos mediante la palabra texto) tiene utilidades operativas. al texto mismo considerado en sus relaciones internas. si se interpreta que su “enunciación” se interseca. la aproximación bajtiniana aludida en el párrafo anterior intenta capturar. Siglo XXI. E. precisamente. porque incluye (e incluso interroga a los textos en busca de) los aspectos subjetivos de la acción comunicativa dentro de los cuales el texto cobra su funcionalidad real. sino en cuanto a que se trata de un modo de concebir los textos que se desentiende de los aspectos de las subjetividades que.. 29 75 . no porque éste haya sido el sentido de “discurso” preferido por los estructuralistas. sin necesidad de heredar esta postura. 1973. esto implica que lo que adoptamos aquí constituye una metodología particular dentro de las diversas opciones que se manejan bajo el nombre de “análisis del discurso”. En este contexto.” Foucault. Microfísica del poder. Madrid. aunque quizá sea el más extendido en el campo académico actual.. Naturalmente. caracterizan. hacia todos los niveles pertinentes para la explicación de los procesos sociales. en efecto. sobre todo a la hora de tratar de establecer de una manera más o menos consensual el campo de fenómenos al que refiere. aunque otorgando ahora la dimensión de variable independiente al propio discurso. un funcionamiento del discurso. se lo presenta más bien bajo la forma del postulado de que no somos nosotros los productores del discurso sino que los propios agentes sociales se construyen en y por el discurso. y estas relaciones de poder no pueden disociarse. “En una sociedad como la nuestra. una circulación. a pesar de que esa reproducción acaba favoreciendo a sólo un sector de la sociedad).30 Desde cierto punto de vista. como ocurre por ejemplo bajo la influencia del pensamiento de Foucault. este es nuestro modo de explicar el proceso. No hay ejercicio del poder posible sin una cierta economía de los discursos de verdad que funcionen en. y a partir de. las propiedades atribuidas ya en el seno del estructuralismo al “discurso” en los dos sentidos anteriores se extendieron. En el contexto postestructuralista. La Piqueta. una acumulación. por encima de la experiencia material de la existencia humana que constituye un elemento crucial en las aproximaciones marxistas. en una operación que no carece de a veces desapercibidas operaciones metafóricas. ni funcionar sin una producción. ni establecerse. 139-140.Discurso = esquemas de interpretación y valoración El sentido de “discurso” que enfocamos en tercer lugar. esta pareja. pero en el fondo en cualquier sociedad. el sentido de “discurso” parece cobrar un alcance semejante al de algunas acepciones de “ideología”. es probablemente el más difuso. Esto se debe probablemente a que deriva del carácter totalizador que el término cobró en el marco del postestructuralismo. 30 76 . en el sentido de que tiende a explicar los mismos fenómenos (las conformaciones subjetivas que dan cuenta del hecho de que las interacciones humanas contribuyan a la reproducción social. pág. en   Cfr. M. constituyen el cuerpo social. 1992. relaciones de poder múltiples atraviesan. Cuando en esta concepción se incorporan las relaciones de poder. pág. pre-interpreta  Esta discusión está más desarrollada en Kaliman. en primer lugar. por lo tanto.). entonces. se entiende que lo que entendemos por realidad es fundamentalmente una función del discurso en este sentido amplio que aquí tratamos de dilucidar. E. Naturalmente. del propio concepto de “postestructuralismo” bajo el cual intentamos delinearlo. a decir verdad. en el modo en que aproximadamente hemos intentado construirlo en el párrafo precedente.31 Partimos. es la operación ideológica fundamental de las sociedades humanas. la experiencia de cualquier agente en relación con el mundo natural y social en el que se mueve. En verdad. Pittsburgh. 31 77 . su disfraz bajo la “metafísica de la realidad”.. con referencia específica al contexto de los estudios literarios y culturales latinoamericanos. en efecto. Nos limitamos. 135-154. de acordar que. sino todo el marco epistemológico en el cual encuentra su sentido. Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana. (eds. 2000. podría decirse que en el marco del postestructuralismo. Cabe agregar que. B. & Heller. correspondería decir que lo que tratamos de hacer es tomar ciertas posiciones en el contexto de la problemática a la que apunta no sólo este concepto de “discurso”. en el artículo “Calibán vive. por otra parte. como por otra parte. Kaliman. Roberto Fernández Retamar y los estudios latinoamericanos. optamos aquí por señalar. en Sklodowska. por todos estos motivos. “Calibán vive. más que acuerdos y desacuerdos. Marxismo y postestructuralismo en los estudios de las culturas latinoamericanas”. Marxismo y postestructuralismo en los estudios de las culturas latinoamericanas”.efecto. está en una buena medida pre-formada. antes de proceder a apuntar las que entendemos son nuestras diferencias. a dejar establecidas nuestras posturas en los aspectos más significativos y bosquejar breves fundamentaciones de las mismas. En vista de las imprecisiones y la “diseminación” de este sentido de “discurso”. R. y que el ocultamiento de esta circunstancia. la discusión que sigue se ve obligada a tocar aspectos que van más allá de los referidos estrictamente al concepto de “discurso”. nos llevaría muy lejos de los objetivos específicos de ella. una discusión profunda de todas las cuestiones en juego demandaría mucho mayor espacio que el que reservamos para esta introducción teórica y. los que parecerían ser nuestros acuerdos con este marco. o al menos en los cuales preferimos. interpreta e interactúa con sus semejantes. Asimismo. Nos interesa dejar en claro. Por una parte. lo cual parece contemporizar con el relativismo cognoscitivo que sustenta importantes versiones del postestructuralismo. las conductas de los agentes serían totalmente inexplicables. “esquemas interpretativos”. a las que aquí llamaremos. Hay tres que nos parecen particularmente relevantes y en los que nos detendremos aquí: los dos primeros son de índole epistemológica general. no es sino un modo de poner este mismo postulado en términos operativos e incluso de situarlo en un punto central de la indagación sociológica. como queda dicho. es en su contexto social que él agente se encuentra con las categorías mediante las cuales analiza. sino que tenemos siempre presente que cualquiera sea esa especificación. Desde este punto de vista. Sin embargo. lo es dentro del conjunto. pre-valorada. hay otros aspectos en los que en nuestra aproximación tomamos distancia de las presunciones del postestructuralismo. que el horizonte de las generali78 . los constituyentes específicos del saber práctico de un agente dado en determinadas circunstancias concretas no pueden ser sino una función de sus interacciones en el medio particular en el que se ha socializado. aceptados estos razonamientos. aunque implica un análisis diferente de la cuestión. apunta más centralmente a situar nuestros presupuestos en contraste con la noción de “discurso” que surge en aquel contexto epistémico. de configuraciones disponibles para cualquier ser humano en virtud de las propiedades inherentes a la especie. constantes antropológicas. y un tercero. en ausencia de este postulado. El concepto antes avanzado de saber práctico. y particularmente lo que hemos llamado. en efecto. dejar fijadas ciertas posiciones. De hecho. limitado aunque sea innumerable e incluso indescriptible por lo menos para el estado actual del conocimiento.da. en cambio. dentro de ese saber práctico. tomando el feliz término de la fenomenología. parece conveniente aclarar que reconocer que las especificidades que caracterizan el saber práctico de los agentes son una función de su contexto de socialización no implica un relativismo cultural absoluto. sino también en función de la puesta a prueba. sino que además la propia adquisición durante el proceso de socialización seguramente procede de la misma manera: las categorías que los adultos o cualquier otra “autoridad” enseñan a los niños. en consecuencia. Es decir. las cuales se conforman y modifican no sólo en virtud de lo previamente adquirido.zaciones del modelo que aquí presentamos es. la dotación de la especie humana. el rechazo o la matización que constituye la experiencia de esa realidad. la experiencia de los agentes. la confirmación. Sin embargo. que quedan en consecuencia inmunes a la crítica. y no ninguna otra abstracción. rasgos y propiedades no dependen solamente de las subjetividades humanas. Es cierto que la “universalización” ha sido y es una operación típica de los procesos ideológicos. no sólo ha tenido en su origen la misma relación con la realidad. lo cual no hace sino dejar fuera de la discusión la consideración de las generalizaciones subyacentes (empezando por la propia generalización que supone ese mismo concepto de lenguaje). en razón de que se concibe al lenguaje como un sistema basado en las oposiciones y se postula que es en ese sistema en donde se construye toda la subjetividad de los agentes. se realiza en relación con objetos cuya existencia. aunque sea una función del contexto social. quienes interpretan la experiencia. Por otra parte. en el curso de la cual se van construyendo y reconstruyendo las categorías del saber práctico. el reconocimiento de esta operación ideológica no significa que no existan rasgos comunes a toda la especie humana y el esfuerzo por identificarlos rigurosamente es el mejor instrumento para evitar que se los sustituya por generalizaciones ideológicamente tendenciosas. pero nunca pue79 . Incluso lo que aquí llamamos “lo previamente adquirido”. y orientan a determinadas interpretaciones de la experiencia. en cambio. se tiende a rendir culto a la diferencia. por la cual se hace parecer como propio de toda la especie humana lo que no es sino particular de una clase o una cultura histórica. En ciertos contextos postestructuralistas. asumimos aquí que existe una realidad material independiente que condiciona la percepción de las categorías del saber práctico. Domitila Barrios de Chungara y Nosotros los humanos” analiza las instancias de producción en tres testimonios latinoamericanos. se haya llegado a cuestionar la posibilidad de reconstruir las categorías y valores de un agente que pertenezca a una cultura diferente de la del investigador.32 Sin embargo. llegándose a afirmar que la propia práctica de producción de conocimiento es una propiedad cultural de las sociedades hegemónicas. de que la realidad misma es resultado de las operaciones del discurso.den sustituirla exhaustivamente. la postura postestructuralista   Este relativismo extremo del postestructuralismo explica que. V. en ese contexto. Reconocer el relativismo social de las categorías no implica. al mismo tiempo. Ibazeta. tomar conciencia del grado en que nuestra percepción del mundo está condicionada por categorías relativas a la cultura de nuestra socialización. y sólo una reflexión sobre la naturaleza social de esas escalas de valores.. En contraposición con esta tendencia. en la medida en que. desde un punto de vista tanto epistemológico como político. puede dar una base sólida para estudiar su origen y carácter y llegar a distinguirlas de otras que presentan un fundamento independiente. “Sobre la metodología del testimonio: una aproximación a los testimonios de Rigoberta Menchú. Este cuadro de las cosas parece entrar en contradicción con el rechazo postestructuralista de la concepción de la verdad como adecuación a la realidad. No podemos dejar de reconocer lo beneficioso que resulta para el conocimiento humano. La distinción entre los parámetros interpretativos y la aplicación de una escala de valores a la que aludíamos en la sección anterior es un ejemplo claro de las ventajas que resultan de este esclarecimiento. informada entonces por la advertencia contra la objetivación de las mismas. Este razonamiento llevaría a la conclusión de que el conocimiento que se produzca sobre un grupo subalterno es automáticamente un acto de colonización. Virginia Ibazeta en el artículo “Sobre la metodología del testimonio: una aproximación a los testimonios de Rigoberta Menchú. en consecuencia. desconocer que esas categorías tienen que ser eficaces para llevar a cabo las interacciones y que esa eficacia depende crucialmente de su adecuación a la experiencia de la realidad. ya apuntado. como decíamos arriba. mostrando cómo los problemas de representatividad que puedan achacársele al género son más un problema de metodología que una cuestión de principio. en consonancia con su presupuesto. las operaciones del saber práctico tienden a confundir ambas instancias. Domitila Barrios de Chungara y Nosotros los huma32 80 . Entendemos. es el modelo del funcionamiento de lo inconsciente. Desde nuestra perspectiva. es análogo a explicar. mucho más parecido a lo que forma parte de la experiencia cotidiana (y mucho más en los grupos sociales dentro de los cuales se dice que nos”. “A Physicist Experiments With Cultural Studies”. Barcelona. Imposturas intelectuales. J. por cierto con la aclaración de que estas últimas son en gran medida inconscientes y que la manifestación lingüística se vincula con ellas. enfocamos la cuestión de la relación entre el concepto de discurso que se propone en el seno del postestructuralismo y el que. lo cual supone imaginar. 81 . Facultad de Filosofía y Letras. en efecto. y Sokal. que el postestructuralismo no distingue entre unas y otras: los conceptos a los que se hace referencia cuando se habla serían de la misma naturaleza que las categorías con las que se analiza el mundo. este modelo resulta de la proyección de la conducta que nosotros hemos definido como “discurso” en el primer sentido hacia la esfera de lo que aquí llamamos el saber práctico. que aquello que no nos es accesible directamente tiene la misma forma que aquello a lo que sí tenemos acceso. A. en cambio.. Postular que la conducta lingüística. Para una discusión de este postulado postestructuralista Bricmont. 33   Cfr. Universidad Nacional de Tucumán. nosotros aquí adoptamos. los rayos en una tormenta en términos de la imagen de un Zeus guerrero. por ejemplo. hechas estas aclaraciones en lo que se refiere a la validez de las generalizaciones y el concepto de verdad. Op.arrastra este cuestionamiento de las objetividades ilusorias hacia otro extremo igualmente inaceptable: el de la negación radical de la autonomía de la realidad. Paidós. sobre la que podemos reflexionar. a priori. de su conducta estrictamente lingüística. septiembre 2000. presentado en las Primeras Jornadas de Estudiantes de Letras. La diferencia más significativa parece radicar en la relación que existe entre las categorías que los agentes aplican en su conducta socialmente relevante y las que forman parte. a través de la mediación de operaciones como el desplazamiento y otras que proporciona el psicoanálisis. 1999. en un nivel semántico..33 Finalmente. Cit. A. que es lo que queremos explicar. a partir de la famosa parodia revelada en Sokal. por ejemplo. 82 . en verdad apunta a absorber esos dos conceptos en lo que aquí estamos llamando los esquemas de interpretación y evaluación. si no es en la medida en que podemos colegirlo como necesario para explicar las conductas que no podrían explicarse más que en virtud de su funcionamiento. A partir de este análisis. y no parece aconsejable. los cuales constituyen un factor central en los procesos culturales. confundir esos esquemas del saber práctico con los contenidos de conciencia que se expresan a través del discurso. En última instancia. inimaginables a partir de nada de lo que conocemos mediante el ejercicio corriente de nuestros sentidos. estas categorías son tan hipotéticas como las que el mismo agente usa para interpretar el ambiente exterior y su validez se mantiene sólo en la medida en que le permite seguir funcionando con cierta seguridad. no existe ninguna garantía de que las categorías a las que los agentes pretenden referir cuando hablan. aunque el concepto de “discurso” dominante en el postestructuralismo involucra de alguna manera a los dos sentidos que hemos descripto en los apartados anteriores. que consiste simplemente en no avanzar ningún modelo concreto sobre el saber práctico. para nosotros el discurso propiamente dicho. podríamos decir que. en tanto que mecanismos vigentes en el saber práctico que subyacen a la conducta de los agentes. Desde nuestra perspectiva. según nuestra argumentación del apartado anterior. es decir lo consciente. Por otra parte. Por otra parte. es conveniente distinguir estos esquemas de aquello que aparece en la actividad discursiva. correspondan verdaderamente al funcionamiento del saber práctico. por lo tanto.surgió esta imagen) que los fenómenos eléctricos. Mediante este razonamiento buscamos justificar la opción que hemos preferido aquí. es en relación con el modo en que se constituyen estos esquemas en las subjetividades de los agentes que deben analizarse los mecanismos de poder. Cit. “La ciencia y las ideologías ‘científicas‘” (Gramsci.. literarios o culturales – aunque eventualmente también en estos campos– como en los de base historiográfica o politológica. “patriarcal”. Op. Cit. pág. Cit. & Engels. “marxista”. 355-362) o “Concepto de ideología” (Gramsci. 34 35 83 ... 362-364). K. que puede incluso rastrearse hasta el Marx de La ideología alemana. Presupone cierta actividad lingüística que se manifiesta en textos.   Cfr. por lo menos hasta que empezó a cuestionarse el lazo que unía estas versiones racionalizadas y casi doctrinales de la ideología con las “ideas” que mueven a los individuos en su vida cotidiana y que constituyen el modo concreto de existencia social. parece reunir rasgos de los tres anteriores que hemos venido discutiendo.35 Este concepto de “discurso”. Op. A. Op. etc. 130-131.. se encuentra a menudo un cuarto uso de “discurso”. Cit. pero lo que circunscribe a esos textos es la exposición y defensa de una   Marx. R. sus valores. cuando Gramsci empieza a poner de relieve la importancia de este elemento psicológico en la circulación de las ideas relevantes para los procesos sociales. como cuando se habla del “discurso liberal”.. Op. Williams. La ideología alemana. Antología. por ejemplo. A.34 pero que sobre todo fue muy difundida entre pensadores marxistas –y no marxistas también– posteriores. pág. Este campo de fenómenos así circunscripto es muy cercano al de una versión del concepto de ideología. “conservador”. todavía presentan esta problemática como un cuestionamiento precisamente a ese sentido de la palabra “ideología”. con sus líneas de argumentación.. que refiere a sistemas de ideas más o menos articulados. F.. Sin embargo. Antología. de cierto modo. sus presupuestos e incluso a veces con sus motivos o imágenes característicos y que definen una posición política o social particular reconocible dentro de un espectro social. Marxismo y literatura. pág. o Raymond Williams profundiza tal discusión para fundamentar su propia interpretación del concepto de hegemonía.Discurso = explicación No tanto en los estudios lingüísticos. lo cual naturalmente llevó la discusión sobre la problemática ideológica por otros rumbos. En la práctica. dentro de cuya dinámica particular adquieren la autoridad que explica su capacidad de influencia. como expresión directa del saber práctico. sí se distingue porque circunscribe un conjunto mucho más específico de fenómenos. en nuestro sentido) de diversa índole y de diversos agentes sociales. existen autores reconocibles. se podría pensar en Marx. Usualmente. énfasis. que no dejan de ser ilustrativos pero no representan realmente el sentido más general de “discurso” en el sentido que aquí abordamos. con sus correspondientes categorizaciones. Sin embargo. como hemos visto arriba. que no pueden tomarse. sino que guardan con ellos relaciones más complejas. valores e incluso líneas de conducta que deben considerarse como las correctas en función de todo ese cuadro general. Y el rasgo que define esa circunscripción es entonces el de una explicación relativamente sistemática del funcionamiento social. que los han articulado en textos de relativa extensión y densidad y con un grado relativamente alto de difusión (lo cual implica una estructura de circulación y una posición de saber regularmente establecida) y a los que se acude como punto de referencia válido en cada contexto dado para caracterizar las notas legítimas de ese discurso. aunque se reconocen manifestaciones de estos “discursos” en expresiones (o textos. en consecuencia. los “ideólogos” con incidencia social se constituyen como tales en el seno de un contexto concreto. por lo cual los ejemplos más relevantes sólo son válidos en relación con cierto contexto específico que se esté estudiando. Desde el momento en que hablamos de concepciones que se manifiestan lingüísticamente (discursivamente). Como ejemplos generales de estos “ideólogos”. directa o indirectamente. distinguidos dentro del conjunto social.cierta concepción del mundo y. usando este término sin otro ánimo que el de subrayar la relación entre este concepto de “discurso” y el sentido de “ideología” que hemos mencionado en el párrafo anterior. Esta observación es par84 . de un cierto orden social. en nuestra perspectiva este sentido de “discurso” apunta a fenómenos de conciencia. aunque no se oponga a ninguno de esos otros sentidos. Adam Smith o Santo Tomás de Aquino. como ya lo señalábamos.ticularmente relevante tanto para los casos en que se habla de “discurso” en este sentido como para el debate en torno a la acepción de “ideología” con el que le encontramos parentesco. ha dado lugar al complejo y variado campo de actividades que llamamos ciencias sociales y en el que nuestros propios esfuerzos están incluidos. ya que en ambos casos existe la tentación de considerar a las posiciones que se sostienen y se argumentan en tales textos como representaciones transparentes de lo que en verdad mueve a los procesos sociales. por cierto. en la medida en que en ella intenta explicar y explicarse su propia conducta. sistematizado y sujeto a su propia meta-reflexión. En su forma más elemental y hasta cotidiana. Como tal. que interroga 85 . la cual. Lo que sí nos parece importante considerar en relación con el campo de fenómenos abarcado por este concepto de discurso es que representan un tipo peculiar de acción. Esta observación no es sino una reiteración de tópicos que ya hemos discutido anteriormente. sino que forma parte de la conducta de cualquier agente social. Entre este nivel. Característico de este tipo de acción es el de intentar reunir todo un conjunto de experiencias vividas y de categorías y valores previamente aceptados y convalidados (conscientemente) en un todo convincentemente coherente. Ahora bien. ni se manifiesta únicamente en los ambiciosos sistemas doctrinales o modelos teóricos que éstos se ocupan de construir y fundamentar. estamos aquí en presencia del mismo impulso que. responde a las mismas motivaciones que en general conducen a la reflexión sobre la propia conducta. esta acción debe explicarse en términos de saber práctico y. En última instancia. el impulso de explicación no es exclusivo de los ideólogos y/o científicos sociales (no siempre es fácil distinguir entre unos y otros). constituye una operación mediante la cual el saber práctico es capaz de transformarse a sí mismo. es decir articularla dentro de un sistema coherente de conductas aceptables. el de la explicación consciente de los procesos sociales y/o de los condicionamientos de la conducta de los agentes sociales. está en la respuesta que nuestro ya famoso estudiante le da a su compañera. Toda esta variedad de explicaciones constituye materia fundamental para la investigación en el marco que aquí estamos presentando. también a veces en las prácticas que llamamos académicas– se reproducen en una dinámica que poco tiene que ver con el cotejo con la experiencia directa. por ejemplo. que puede haber diferencias de relación con la realidad: se puede aventurar que a menudo los discursos de los ideólogos –y. al enfocar las cuestiones relacionadas con lo que aquí llamamos “subjetividad”. dada su posición privilegiada. En el otro extremo.directamente el propio saber práctico. Pareciera. en la medida de la autoridad que se hayan ganado en su contexto de interacción social. o a veces incluso con un mero despliegue de las posibilidades de juego que ofrece la intuición de esas mismas categorías. Dinámica de la reproducción y la transformación social Tal vez convenga aclarar que. En un extremo. sino que enfocamos la psique 86 . los textos de los ideólogos pueden ser relevantes tanto porque ellos mismos pueden ser el objeto de estudio en un caso determinado como porque. y el de las representaciones abstractas de todo un complejo social al que se alude con el concepto de discurso que estamos considerando. no sólo diferencias de grado sino también de otras calidades. el que orienten sus esfuerzos más a ser persuasivos que a conocer cómo las cosas son en realidad. no estamos pretendiendo –ni parece en realidad necesario– alcanzar un modelo exhaustivo de la psicología humana. De hecho. sino más bien con la coherencia interna de las propias categorías entre sí. “ideólogos”. es esta mecánica probablemente lo que le da sentido a llamarlos. existen. por cierto. las explicaciones que los agentes dan de su propia conducta nos ponen frente a las categorías conscientes mediante las cuales analizan su propio saber práctico y constituyen la única fuente directa para conocer esa conciencia. en las categorías a las que apele el resto de la sociedad. precisamente. por supuesto. las categorías que en ellos se esbozan pueden influir decisivamente. Casa de las Américas. con importantes e influyentes precursores. Al declarar esta voluntad contrahegemónica.. sino las condiciones en que esas historias personales se vinculan mutuamente y dan pie a generalizaciones sobre el curso histórico de colectividades humanas. no se trata de negar la posibilidad –que desde un punto de vista lógico existe. lo que aquí nos interesa es dar cuenta de las condiciones de posibilidad de esa influencia. R. Sin embargo. Fernández Retamar. Pero sí podemos advertir que. Latinoamericana. R. 1º semestre. Por cierto que es difícil a menudo establecer dónde se debe practicar este corte. no consideramos los problemas peculiares que puedan afectar a un individuo en su historia personal. 1973. nos alineamos expresamente en los principios que cobraron peso en el discurso crítico latinoamericano desde los años ‘70. no tanto para dar cuenta de esos casos de individualidades significativas sino más bien porque entendemos que los desequilibrios de poder son un componente decisivo para el destino de las prácticas culturales. y hasta puede argumentarse que se ha dado históricamente– de que los conflictos o el estilo personal de un individuo concreto lleguen a erigirse en un factor necesario para comprender el proceso histórico de todo un grupo humano más o menos grande y tal consideración será tal vez insoslayable en el estudio de tal o cual caso puntual. 1975. Lima. “Para una teoría de la literatura hispanoamericana”. La Habana. pág. 36 87 . en Revista de Crítica Literaria Latinoamericana Vol.36   Cfr. Por cierto. de qué modo la dinámica de las subjetividades de los agentes sociales se articulan para dar lugar a los procesos de reproducción y transformación social. en Casa de las Américas 80.. De hecho. en el último apartado de esta sección avanzamos conceptualizaciones que apuntan a la distribución del poder en las sociedades humanas. 1 Nº 1. Fernández Retamar. en particular cuando el estudio de éstas se interesa por la perspectiva de los sectores menos favorecidos en esa distribución. “Algunos problemas teóricos de la literatura hispanoamericana”. al intentar desarrollar.individual sólo en aquellos aspectos que resultan relevantes para comprender los procesos sociales. como haremos en esta sección. septiembre-octubre. que son de naturaleza social (dependen de las relaciones mutuas que se establecen entre los agentes). ni siquiera es posible definir los límites de una sociedad dada. Estudiar la reproducción y la transformación social quiere decir. a su vez. Palermo. los cuales. (eds. en consecuencia. Op.. a diferencia de las interacciones con elementos de la naturaleza.. “El indigenismo y las literaturas heterogéneas…”. además. a su vez. Ver historizaciones y análisis de este proceso en Cornejo Polar. si no es la de la totalidad de los seres humanos. E. Berkeley-Lima.. el paso a una nueva situación de reproducción.). La voz y su huella. 2001. Roberto Fernández Retamar y los estudios latinoamericanos. A.. Este conocimiento. Cit. Hacia una crítica cultural latinoamericana.Si entendemos que la sociedad implica un conjunto complejo y diversificado de interacciones entre agentes. no puede aspirar sino a desarrollar instrumentos que sustenten. desde un fundamento general. más bien. cualquier conjunto social más o menos amplio sobre el que se quiera concentrar la atención para un período de tiempo dado manifestará procesos de reproducción y de transformación. es una función del saber 7-38. abstraídos convincentemente de esa totalidad imaginaria y compleja. mucho menos asequible. Y lo que llamamos transformación social no es sino una modificación que se produce en ese transcurso en relación con ese mismo proceso de reproducción. concentrarse en fenómenos mucho más localizables. muy probablemente. Ahora bien. 1992. esos análisis de prácticas relativamente puntuales. no parece asequible ningún cuadro global de ninguna sociedad concreta e incluso. 2000. D’Allemand. Z. 181-198. Por cierto. pág. En los hechos. la reproducción social es el proceso mediante el cual estas interacciones se siguen realizando y se reiteran de manera idéntica a través del tiempo. B. entonces. Horizonte. y Heller. M. P. constituyen una puesta a prueba y eventualmente la generación de cuestionamientos al propio modelo. en Sklodowska. Latinoamericana Editores. Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana. según el aspecto sobre el que se ponga la mirada. Pittsburgh. Lienhard. las interacciones sociales son acciones comunicativas en el sentido de que su condición de posibilidad está dada por la sintonización de las expectativas que los participantes tienen uno del otro.. Escritura y conflicto étnico-social en América Latina 1492-1988. Lima. 88 . Un modelo del funcionamiento social. “De apropiaciones y desplazamientos: el proyecto teórico de Roberto Fernández Retamar”. las hipótesis pueden adquirir la fuerza de una convicción. “para todos los fines prácticos”. sus propiedades estructurales. hay situaciones que pueden considerarse exactamente iguales a otras. deducíamos que el saber práctico. periódicas. un componente crucial de la dinámica social. una cerradura. lo que llamamos las posiciones de saber. hasta el punto de que. constituyen el marco para el curso de las acciones correspondientes. ante cada situación nueva. En esos casos. podemos explorar este saber práctico más a fondo preguntándonos qué propiedades presenta que expliquen los procesos de reproducción y transformación social. puede decirse que toda situación es “nueva” para un agente. En consecuencia. Hasta la acción más rutinaria no es exactamente igual en ninguna de sus ocasiones. que articulan recurrentes y determinantes mecanismos de poder y constituyen. por diversas razones: por un lado. para los fines del agente. como lo hemos definido en la primera sección. desde esa perspectiva. Desde cierto punto de vista. etc. confirmando algunas 89 . Sin embargo.. que en realidad proponemos aquí como una conceptualización de la reproducción y la transformación social misma. por definición. también. y. muchas de esas diferencias resultan irrelevantes. que son el instrumento teórico para producir generalizaciones sobre cualquier conjunto social. Tomemos. a su vez. Cuando el agente abrió esa puerta por primera vez. “planificadas” en el saber práctico. su saber práctico generó todo un conjunto de hipótesis sobre el peso de la puerta. o en cualquier otro local en el que desarrolle actividades cotidianas. que incluye eventualmente un picaporte. produce hipótesis de interpretación que. por lo mismo. regulares. Este mismo análisis. sobre el mecanismo de su apertura. por ejemplo. en base a las cuales procedió a abrirla. la acción de abrir una puerta en la casa del agente o en su lugar de trabajo. cualquier otro tipo de trabas o simplemente un vaivén. nos permitirá analizar luego dos rasgos de estos procesos en los que nos hemos concentrado particularmente. por el otro lado.práctico. Las convicciones del saber práctico y la reproducción social De los argumentos ofrecidos en la primera sección. en experiencias anteriores del agente. por ejemplo. formuló sus hipótesis teniendo en cuenta los datos que recordaba de la primera ocasión..). que. y muy probablemente hubo mucho menos que corregir. sino que debe trasladarse. o los cambios de temperatura pueden modificar la resistencia de la puerta o su ajuste dentro de su marco. y que encuentra su sustento. algunas de las condiciones pueden variar y la acción deberá ajustarse de manera correspondiente: la cerradura puede malograrse. Estas convicciones no dejan de ser hipótesis. como todos seguramente sabemos. La formación de la propia categoría “puerta” ha estado ella misma guiada por su efectividad en la formulación de hipótesis que pue  Luckmann. por lo tanto. en esos casos. de modo que esta vez fueron más acertados que la primera. el agente actuará con la convicción que le proviene de sus experiencias anteriores y sólo cuando se enfrente a uno de estos problemas. págs. Las estructuras del mundo de la vida. y Schutz. 37 90 .. en la siguiente oportunidad. Con el correr de las ocasiones en que el agente volvió a abrir esa misma puerta. etc. una tendencia a dotar a las hipótesis de esta calidad de convicción. corrigiendo otras. A. Toda esta nueva información fue absorbida en el saber práctico.37 El mecanismo de aprendizaje del saber práctico manifiesta. de modo que los cursos de acción cuenten con el mayor grado de confianza posible en los resultados previstos. T. entonces. Nos referimos al hecho de que el mismo presupone. que orienta incluso la primerísima hipótesis formulada sobre esta puerta en particular. trabas. precisando los parámetros de otras. a los niveles más generales que hacen posible el proceso descrito en el párrafo precedente. por supuesto. cambiará el curso de acción. en función de la interpretación que haga de la nueva situación. No obstante. obligando a un esfuerzo mayor para abrirla. Cit. en la medida en que. Esto no es diferente.de esas hipótesis. por ejemplo. las hipótesis respectivas se fueron afinando hasta el punto de corresponderse exactamente con la realidad relevante para que la acción se realice con éxito. 29 y ss. el concepto de “puerta” con todos sus elementos concomitantes (función. Op. cerradura. y al parecer más sofisticadas. 91 . En virtud de este modo de funcionamiento del saber práctico. Esto es válido tanto para las interacciones con la naturaleza como con otros seres humanos. otra vez como una función de su capacidad para orientar cursos de acción adecuados. de modo que las hipótesis puedan vivirse en una buena medida ya no como tales. Ni es necesariamente trazada en el saber práctico. implica la incorporación de todo un conjunto de conocimientos y esquemas de valoración a través de los cuales el ambiente en el que se producen sus interacciones le resulta en buena parte familiar y la tendencia de su aprendizaje es a que sea cada vez más familiar. su constitución en el agente. ya que es más que probable que alguna distinción paralela acabe por surgir necesariamente a partir de la experiencia. ciertamente. que explican que la capacidad de desarrollar este tipo de categorías e hipótesis sean diferentes. incluso. y han sido aprendidos en el curso de la socialización y a partir de las experiencias anteriores. aunque en este nivel. los recortes de la realidad que arrojen estas distinciones en el saber práctico no coinciden necesariamente con los que la reflexión sociológica estaría más dispuesta a trazar. que la que se aprecia en otras especies. no es siempre fácil de trazar conceptualmente ni siquiera con los siglos de reflexión al respecto. Seguramente. no obstante. a lo largo del proceso de socialización. y aun puede argumentarse que tiene una valiosa utilidad analítica. una diferencia que aunque es relevante para nuestros campos disciplinarios. En cualquiera de estos niveles. el principio se mantiene: el saber práctico procede de tal manera de adquirir un conjunto de categorías y proposiciones y de procedimientos para la producción de ambas que proporcionen un cierto grado de seguridad para orientar los cursos de acción. una buena parte del procedimiento mismo de construcción de esas categorías y aun de la propia formulación de hipótesis son también aprendidos. ya es de presumir la existencia de ciertos mecanismos innatos propios de la especie humana (constantes antropológicas.dan convertirse en convicciones. en el sentido arriba caracterizado). sino como convicciones. o para ser más precisos. pág. al menos en una buena medida relativas al grupo social en que se difunden. de aquellos que se explican únicamente en términos de las particularidades de una sociedad dada en un momento dado. 87-90..40 La naturalización es también.. Ideología. Este fenómeno ha sido más de una vez observado. Crítica de la economía política. y. finalmente y sobre todo. en la medida en que la única estrategia viable contra el etnocentrismo y la universalización arbitraria de nuestras propias categorías y proposiciones la constituye el esclarecimiento de la distinción entre aquellos factores del saber práctico que responden íntegramente a propiedades de la realidad exterior de aquellos que. Terry. Op. Cit. K. pueden ser interpretadas en el mismo nivel que las convicciones que se relacionan únicamente con regularidades de la naturaleza.38 y es a lo que apuntaba Marx cuando caracterizaba a la alienación como la ilusión humana mediante la cual aparecen como fuerzas externas a su acción lo que no es sino resultado del proceso histórico de las sociedades humanas. 39   Marx.En efecto. El Capital. Manuscritos: Economía y filosofía. la fuente de uno de los obstáculos más duros de sortear para el trabajo en ciencias sociales. Pero aun si se diera el caso –probablemente utópico– de agentes cuyos saberes prácticos tuvieran incorporadas las distinciones más   Eagleton. 40   Marx. Verso. 1991. Cit. aunque no sean así. Una introducción.. Londres.39 Precisamente un ejemplo paradigmático de naturalización es lo que Marx llamó el fetichismo de la mercancía. que para Eagleton es la que se recoge en general bajo el nombre de naturalización. K. y de hecho constituye una de las operaciones más claramente caracterizables como ideología. en consecuencia. por el cual los agentes sociales en el capitalismo pueden llegar a sentir que el precio (el valor de cambio) es una propiedad inherente de los bienes y no la resultante de un conjunto no por complejo menos subjetivo de interacciones entre seres humanos. 36-47. muchas convicciones en relación con interacciones sociales y. se originan de todos modos necesariamente en la relación entre esas propiedades y ciertas constantes antropológicas. 38 92 . pág. por cierto. Op. en lugar de darla por sentado como un hecho que no necesita explicación o. su aprendizaje de las categorías y proposiciones que lo facultan para desarrollar con eficiencia las interacciones estrictamente sociales no dejaría de responder al mismo principio general por el cual el saber práctico opera para transformar las hipótesis en convicciones. De este modo. que no son sino las que conforman las prácticas del ambiente social en el que se ha criado. autónomos. según lo desarrollaremos en el próximo apartado. lo que desde un punto de vista teórico puede ser casi equivalente. los códigos y expectativas con que los agentes se manejan en las interacciones comunicativas son un factor de la realidad que debe tenerse en cuenta para decidir los cursos de acción. El hecho de que constituyan factores radicados en la subjetividad de los agentes sociales no los hace menos reales y. Como ocurre con el concepto de “rutinización” de la teoría de la estructuración de Giddens y el de “habitus” de la teoría de la práctica de Pierre Bourdieu. Pero antes 93 . lo que queremos decir es que ha incorporado un conjunto de conocimientos que le permiten desempeñarse competentemente en un buen número de interacciones sociales. En efecto. Creemos que este análisis de las propiedades y el funcionamiento del saber práctico permite dar cuenta también de los fenómenos de transformación social. que el peso de una puerta o la temperatura del fuego. Por este motivo. cuando hablamos de un agente socializado. estas prácticas persisten a través del tiempo. este cuadro de las cosas permite explicar los factores fundamentales del proceso de reproducción social en términos de la subjetividad de los agentes. opciones entre las cuales oscilan distintas versiones estrictamente funcionalistas y/o estructuralistas. desde el punto de vista relevante para orientar los cursos de acción correspondientes.precisas a este respecto. por decirlo así. y a su vez condicionados en consecuencia para repetir la práctica tal como la han aprendido. es decir se reproducen incorporando permanentemente nuevos agentes dotados de los conocimientos necesarios para actuar en ellas. entenderla como resultado de una fuerza ajena a los propios participantes del hecho social. Gramsci. pág. A. Cit. Op. en la medida en que acaban transformándose ya no en una interpretación activa de las cosas.. que podríamos entender aquí como la sensación que tiene un agente de que sabe a qué atenerse en las distintas circunstancias que debe atravesar.queremos agregar algunos conceptos relacionados con este funcionamiento del saber práctico en relación con la reproducción. constituyan el límite de su búsqueda. Gramsci menciona en uno de sus apuntes la poca capacidad persuasiva que tienen los razonamientos más sólidos y mejor construidos. 86 y ss. la tendencia a arribar a convicciones y fijar el límite de su acción en el logro de éstas conducen al afianzamiento de algunas de las categorías y proposiciones como verdades indiscutibles que difícilmente podrán luego ser modificadas.. aunque pudieran ser todavía sujetas a nuevas revisiones. La constitución de la sociedad. en la medida en que permitan al agente desarrollar sus interacciones de una manera satisfactoria dentro del horizonte de posibilidades que se avizora en la concepción de las cosas inscripta como conocimiento en el propio saber práctico. Por otra parte. sino más bien en una realidad interna que el agente vive como parte de sí mismo. A. 367-381).41 Sin entrar a considerar todas las complejidades que subyacen a este concepto. está la sugestiva propuesta de Giddens de la seguridad ontológica. que se traduciría tanto en el impulso por convertir las hipótesis en convicciones como en el hecho de que estas convicciones. Antología. así como el equilibrio de éstas en relación a lo que se concibe como posible. 41 42 94 . la dinámica del saber práctico que hemos esbozado en este apartado permite avizorar un cierto grado de inercia en lo que respecta a sus posibles modificaciones. En efecto. pág. Cit.. Op.42 En los términos   Giddens. Cit. pág. A.   Gramsci. Por una parte.. 378 (en “Relaciones entre ciencia-religión-sentido común”. Op. nos interesa señalar que luce promisorio explorarlo como un posible principio rector de la dinámica del saber práctico. si no es que el público al que se dirige está de antemano predispuesto a aceptar sus conclusiones.. Antología.. en el que por lo pronto parecen estar involucradas cuestiones como las de la identidad individual y de las necesidades del agente. esto se explicaría porque el agente en realidad es incapaz de poner en tela de juicio lo que se ha “acrisolado” en su saber práctico. ni siquiera en todo ese núcleo estable que mencionábamos arriba y que ahora podemos situar con más precisión en el conjunto de categorías y proposiciones más afianzadas por una larga experiencia y/o una profunda vinculación con la seguridad ontológica. y señalan la posibilidad de asignar grados de “modificabilidad” de las categorías y proposiciones que ha incorporado. nótese. en los que a menudo se presume. el cual. por ejemplo. esto no implica necesariamente que llegue un momento en que los saberes prácticos resulten absolutamente inmodificables. probablemente como una función de la cantidad de veces que se la ha experimentado como convicción y/o de la intensidad de esta vivencia. a su vez. que en determinadas circunstancias pueden reclamar resoluciones. la fuerza específica de la relativa inercia del saber práctico. incluso ese núcleo puede ser el escenario de contradicciones. en el momento de analizar las posibilidades y las realidades de cualquier cambio social. más allá de cualquier forma consciente. subestimemos. Vale la pena dejar aclarado que. que da lugar a distintos modos de conservadurismo. El agente siente lo mismo que si alguien tratara de convencerlo de que no le duele la muela. Por lo pronto. no es siempre necesariamente políticamente “retardatario”. que el hecho de que determinado conjunto social recibe productos culturales producidos desde los centros 95 . como veremos más adelante. casi apolípticamente. por admitir que el cambio es posible –y más bien quizá a veces desearlo–. La ausencia de la consideración de estos fenómenos de inercia surge a veces.que venimos desarrollando. mientras ese dolor se le presenta como una martirizante realidad. por cierto. Pero no parece aconsejable que. cuando se analizan los procesos conocidos como “globalización” cultural. del tipo de las que también mencionamos al hablar de la heterogeneidad del saber práctico. así como del papel que juegan en el equilibrio de la seguridad ontológica. Estas observaciones nos advierten las limitaciones de la conciencia –y del discurso– en relación con las transformaciones en el saber práctico. . también tomado de Giddens.43 Un adolescente que baila al compás de una canción de un conjunto de moda norteamericano en un boliche del valle Calchaquí no procesa ni vive necesariamente esa experiencia de la misma manera que otro que baila el mismo tema en un pub neoyorquino. no necesariamente idénticas. Op. y más bien muy probablemente bastante diferentes de las que resultan en otros contextos. 44   Giddens. un último concepto que parece atinado adelantar en este punto de la exposición es el de situación crítica. Y la cultura no es la canción misma. en efecto. Hablamos de un factor externo por cuanto estamos suponiendo que la dinámica del saber práctico tiende a manejar de algún modo las posibles contradicciones o riesgos para la seguridad ontológica que surgen de su propio funcionamiento. La constitución de la sociedad. resultado de su base innata y el proceso de aprendizaje. lo cual fuerza a modificaciones en la conducta que usualmente involucran la reflexión consciente. una discusión más desarrollada de este punto en Kaliman. una situación crítica es aquella en la que. En cambio. dando por resultado prácticas propias de esos contextos. los casos que cubre el concepto de situación crítica importan un conflicto en el cual los procedimientos usuales del saber práctico. Op.más poderosos de difusión. no son suficientes para hacerse cargo del conflicto que se presenta. Cit. resultan particularmente interesantes no sólo porque cuando se presentan como una experiencia colectiva pueden suponer modificaciones generales de un conjunto social. el agente siente amenazada su seguridad ontológica. cuando en realidad no pueden sino entrar en una dialéctica con las prácticas vigentes en esos contextos particulares. R. a causa de que un factor externo le impide dar por sentados los cursos de acción a los que está acostumbrado. estableciendo un equilibrio que es el que le permite al agente seguir adelante. “Un marco (no ‘global’) para el estudio de las regiones culturales”. 43 96 . Las situaciones críticas.44 En líneas generales. pág. Finalmente.. 95-98.. implica inmediatamente la adopción de todos los códigos y valores culturales de esos centros. Cit. sino porque pareciera que en tales   Cfr. A. sino esos procesamientos y vivencias. por algún motivo. subjetividad y fronteras en Tacna y Arica”. Aunque. como ya señalábamos. en la que cada una de las partes distinguibles (en este caso. y el curso de la interacción será una función de la medida en que estén sintonizados.).” reformula los conceptos de seguridad ontológica y situación crítica para convertirlos en instrumentos adecuados para el análisis del funcionamiento de la identidad nacional en el periodo de ocupación chilena de las ciudades de Tacna y Arica (1883-1929).. (Rivero Sierra. el carácter estructural de las prácticas sociales resulta del hecho de que los agentes han adquirido en su   Rivero Sierra en “Discurso y prácticas sociales en la reproducción de las identidades nacionales. 45 Estructura Toda interacción social es posible porque.. Según nuestro análisis. Op. Cit. los saberes prácticos de los agentes que participan en ella están sintonizados. F. “Discurso y prácticas sociales en la reproducción de las identidades nacionales…”. Sin embargo. Por este motivo. en el que los agentes se ven privados de toda relación con la nación.. Cit. F. conduce a diversas inadecuaciones. “Identidad nacional. Esta es una de las líneas de razonamiento que dan pie a las diversas aproximaciones estructuralistas o sistémicas que se han propuesto como modelos del funcionamiento sociológico. no hay ninguna garantía de que las interpretaciones conscientes correspondan a la realidad del saber práctico.. como si fuera una parte de la realidad con su lógica propia. o más precisamente en la medida en que. concebir a las estructuras como algo más que un instrumento descriptivo.ocasiones se hace necesario cierto grado de conciencia que usualmente toman forma discursiva. los agentes) cobra su sentido en términos de su relación con las otras partes. por lo cual conviene que revisemos con un poco de detalle en qué sentido puede hablarse de estructuras en relación con los procesos sociales. sin duda estos esfuerzos particulares son indicativos tanto para estudiar la reacción y la dirección de los cambios frente a esa situación particular como para intentar rastrear la lógica de la inercia de las categorías activas antes de ingresar a esa situación. 45 97 . es posible describir un conjunto de interacciones dado como una estructura. Rivero Sierra. Op.) (Cfr. el de que esas hipótesis sean lo suficientemente operativas para llevar a cabo satisfactoriamente sus cursos de acción. Concomitantemente.. llegan a presentar esta propiedad sistemática. M. como lo observaba Bajtin. El saber práctico. Ahora bien. sin embargo. por ejemplo. “El problema de los géneros discursivos”. 269. seguramente. pág. Y esto es cierto. de una gran mayoría de los géneros discursivos. Después de todo. como señalábamos arriba. el conocimiento que se pone en juego en estas interacciones.. Cit.saber práctico las competencias que les permiten participar de ellas a partir de su experiencia de esas mismas prácticas. En los hechos. 46 98 . que en principio se les presentan como algo externo a ellos. Lo que cabe esperar. pero eso no es obstáculo para que alcance el límite que le presumíamos en el apartado anterior. como puede apreciarse en cualquier intento. las reglas de las interacciones sociales son mucho menos precisas y más bien ponen de manifiesto una notoria diversidad. excepto en aquellos casos expresamente codificados. ese conocimiento toma la forma de hipótesis sobre las propiedades de esas prácticas en tanto que realidad. pero en principio cabe suponer que por lo demás funcionan de la misma manera que cualquier otra práctica social. para muchos fines prácticos al menos. es que las hipótesis que los agentes manejan en las interacciones difieren en mayor o menor medida unas de otras. acaba teniendo en cuenta esta variabilidad.46 Sólo basándonos en estos ejemplos. en mayor o menor medida en las distintas prácticas sociales. y lo que en verdad parece ocurrir. vigente en el ambiente de su socialización. está en perma  Bajtin. lo cual puede generar eventualmente la ilusión de que posee la misma y confiable regularidad que encontramos en los fenómenos de la naturaleza. como una orden militar o un semáforo. lo que Bajtin llama géneros discursivos sólo se diferencia de las otras prácticas sociales en que en ellos la acción que llamamos discurso ocupa un lugar central. si los fenómenos naturales. podemos razonablemente suponer que es el caso de la mayor parte de las interacciones sociales. de formular explícitamente las reglas que rigen la actividad literaria aun en un contexto restringido a un pequeño grupo de poetas. Op. de voluntad de aprendizaje de los códigos vigentes. bien puede ocurrir que estas diferencias de interpretación no se pongan de manifiesto. en relación con aquellos contextos en los cuales sienten amenazada esta seguridad (en el sentido de que no tienen confianza en que sabrán a qué atenerse dentro de ellos) los agentes adoptan distintas actitudes: por ejemplo. que es seguramente muy familiar el hecho de que. los participantes se limitan a confirmar que sus hipótesis funcionan y la reproducción social continúa. o éste ha actuado de una manera imprevista dentro de los parámetros del primero. de paso. si les es imposible hacerlo. J. Si esto vuelve a ocurrir así. adoptan en su transcurso una actitud de distanciamiento defensivo. Teoría de la acción comunicativa. la aceptación de la variabilidad implica precisamente que no se la visualiza como una amenaza para la seguridad ontológica. además. o bien. Sin embargo. Habermas. Esto puede producir un tipo de situación crítica. Cit.. por otro lado. por algún motivo.. En la medida en que no afecten los respectivos cursos de acción. que han confirmado la viabilidad y eficacia de los cursos de acción.. Habermas. Teoría de la acción comunicativa: complementos y estudios 47 99 . 34 y ss. por   Cfr. ajustando sus hipótesis en función de las experiencias en diversos contextos o con diversos interlocutores o tipos de interlocutores. la diferencia de interpretaciones aflora. cuando. pág. a la inversa. muchos aspectos relevantes para estas interacciones llegan a alcanzar el carácter de convicciones y. J. que podría llevar a otro tipo de interacciones en la que el intercambio se concentra en las reglas que cada uno esta presuponiendo.47 Hay. Señalemos. Por un lado.. usualmente son el resultado de experiencias anteriores. un tipo de acción considerado por Habermas un componente eventual pero muchas veces necesario para el éxito de la acción comunicativa. Op. se suscita un conflicto porque las expectativas de al menos uno de los participantes no ha sido satisfecha por al menos otro.nente transformación y aprendizaje. los evitan sistemáticamente o. Al fin de cuentas. con cada uno de los agentes interpretando las cosas a su manera. Esto no resulta contradictorio con el principio de inercia antes mencionado. por ejemplo. y generen. constantemente ajustándose y constantemente experimentando nuevas direcciones y nuevas hipótesis. estamos frente a hipótesis fallidas del saber práctico. Sea como sea. no puede presumirse que en algún momento se alcance una total sintonía entre todos los agentes sociales. en cualquiera de todas estas opciones. el curso de acción dependerá sobre todo del modo en que reaccionen los respectivos saberes prácticos de los participantes. en cuyo caso incluso él mismo puede aceptar que estaba equivocado. Por el contrario. aunque más no sea para producir una descalificación de cierto tipo de gente que “no sabe cómo actuar”. en consecuencia. Cit. sin que ninguna de ellas sea modificada. Pero en muchas prácticas sociales. a su vez. También es bastante factible que este tipo de situaciones ocurra cuando uno de los participantes está (y se admita a sí mismo como que está) en proceso de socialización. que el conflicto suscite reacciones violentas. Como estos ajustes. categoría en la que incluirá a su interlocutor. y hasta interpretarlo inmediatamente así.supuesto. No resulta inusual que los participantes no alcancen a identificar el motivo del desentendido (si la convicción es muy fuerte. pág. resulta inconcebible que alguien entienda las cosas de otra manera).. las diferencias pueden ponerse de manifiesto entre agentes que se consideran suficientemente socializados como para mantenerse firmes en sus respectivas convicciones. sin que medie aclaración explícita. 392. pueden llegar a producir modificaciones en las previos. 100 . Op. o tome un giro que se adecue a las respectivas intepretaciones. Puede ocurrir. La sintonía entre los saberes prácticos es una resultante de este tipo de esfuerzos cognoscitivos que los agentes realizan y está al mismo tiempo limitada por la dirección de estos esfuerzos. que en consecuencia deberá modificarse en alguna dirección. o sencillamente que la interacción se interrumpa. nuevas hipótesis para interpretar el problema que se les presenta que sean compatibles con esa convicción. la reproducción social se realiza sobre un permanente movimiento de los saberes prácticos. Por eso. otras posibilidades: en todo caso. por supuesto. Op. Una concepción autónoma de las estructuras. Y siempre que no se las entienda como un sistema de relaciones fijo y estable. al poner el acento en lo que es compartido por los agentes involucrados en esas prácticas. que se desentienda de que no son sino un resultado coyuntural de saberes prácticos intentando sintonizarse. sin embargo.. en ciertas circunstancias. o de que esta variedad de hipótesis puede eventualmente dar lugar a modificaciones significativas de la práctica cuando. Cit. R. la distinción entre reproducción y transformación resulta ser. En cierto modo. en Williams. al que aludimos al comienzo de este apartado. 150-158.interacciones. actúe de manera diferente. sino al contrario como un estado de cosas que ha de ser explicado a partir de la dinámica de saberes prácticos que buscan sintonizarse. Marxismo y literatura. implica entonces una abstracción de las prácticas concretas. pág. las estructuras de sentimiento son ciertos contenidos subjetivos. deja de lado las diferencias múltiples y variadas entre lo que está ocurriendo en sus respectivos saberes prácticos. una de ellas tenga cierto éxito de difusión. en general. cuando tales cambios están relacionados con las perspectivas de algún sector social particular.. tampoco son completamente emocionales o intuitivos. El concepto clásico de “estructura”. sino que se tenga permanentemente en cuenta la movilidad a la que están sujetas. 48 101 . La palabra “estructura” captura el grado en que. que las estructuras. el concepto de estructuras de sentimiento de Williams podría aplicarse para algunos fenómenos de este tipo. por ejemplo. al involucrarse en prácticas similares o relacionadas pero con diferentes participantes. Nótese la diferencia en el sentido de la palabra “estructura” en este contexto en relación con el concepto predominante en el estructuralismo francés. el mismo agente. muy relativa. por lo mismo que los factores de su organización no   Williams. que no alcanzan a ser ideas en un sentido pleno.48 No cabe duda. se vuelve impotente para dar cuenta de que. son un instrumento de generalización adecuado para las interacciones en el seno de un cierto grupo social dado. no obstante. en la que. En efecto. “sentidos”. siempre que no se las conciba como una fuerza autónoma que se impone sobre los agentes que participan de esa interacción. el agente. 49 102 . el carácter de convicción. eventualmente. ya que ésta es una presuposición de todas sus otras hipótesis sobre las propiedades de esa organización. un factor tanto en la formulación de las hipótesis como en los consecuentes cursos de acción del agente. aunque ésta implique. como los investigadores también somos agentes sociales. estas estructuras. La impresión de que las interacciones sociales tienen una estructura. tengan una relativa confirmación. Estructuras nítidas y estructuras difusas En realidad. la hipótesis inicial de sus esfuerzos es precisamente que esa organización externa existe. la ilusión de que las estructuras son estables y tienen una existencia en sí mismas encuentra un fuerte sustento en la impresión que los propios agentes pueden llegar a tener. a su vez. sino en la dinámica propia de los saberes prácticos. Desde este análisis. como mencionábamos arriba. es por supuesto objeto insoslayable en el estudio de los procesos de reproducción y transformación social. siempre dentro de un marco de principios más o menos estable. Schutz. “parecen saber lo que hacen”. o más precisamente las hipótesis particulares que manejemos en tanto que tales agentes. en consecuencia. En efecto. además. Desde este punto de vista. resulta de crucial importancia la conciencia que tengamos del   Ver las reflexiones de Schutz en “El forastero” este respecto. la de la existencia de la estructura. un grado de variabilidad más o menos amplio. en tanto que categoría del saber práctico y. Pero. al iniciar la socialización “se encuentra” con que las prácticas ya existen independientemente de él o ella y comprueba que cuentan con la participación de muchos agentes. esforzándose por entrar en mutua conexión. las reglas que rigen esas interacciones se le presentan como una organización externa sobre la cual precisamente tenderá a hacer hipótesis.. En la medida en que estas hipótesis. A.49 De hecho. la hipótesis básica. “El forastero”. se irá afianzando y puede llegar a alcanzar. Cit.están en las relaciones mismas (no se encuentran en la estructura misma). que. son el punto de partida de cualquier investigación. al menos. Op. Por cierto. a ninguna de las estructuras que ningún agente particular y concreto construye hipotéticamente en su saber práctico. cuya utilidad es meramente metodológica. sino más bien que estas diferencias. En un extremo se sitúan las estructuras nítidas. en estos casos extremos. en tanto que estudiosos. sin la cual tenderemos a confundirlas con la realidad misma. durante un determinado lapso. de tal modo que. en función de la relativa homogeneidad de las conductas de los agentes articulados en ellas. aparentemente. que ha alcanzado en muchas sociedades contemporáneas un nivel de funcionamiento lo suficientemente preciso como para generar metáforas como la de la “mano invisible”. para describir el estado. de las interacciones sociales en un conjunto social dado. que oblitera la presencia de subjetividades concretas en la reproducción de la práctica. y de hecho probablemente lo hacen en los aspectos relevantes a la práctica misma. Se da demasiado a menudo el caso 103 . Un ejemplo característico sería el del mercado capitalista. las respectivas interpretaciones de todos los agentes coinciden. lo cual no quiere en verdad decir que no haya diferencias de interpretaciones entre los agentes. por un lado. y la investigación sólo podrá avanzar en una dirección que refuerce esa convicción. es fructífero atender a las diferencias de grado entre las estructuras que podemos construir para dar cuenta de las prácticas sociales. y. Es por lo menos en este sentido que resulta tan importante distinguir entre.carácter hipotético de estas estructuras. las estructuras que podemos usar. con la que nos referimos a aquellas prácticas en las que los agentes parecen desarrollar exactamente las mismas conductas en situaciones semejantes y que consideran satisfechas sus expectativas en relación con la conducta de los otros agentes también en las mismas condiciones. no alcanzan a afectar la práctica misma. y más bien es muy improbable que represente totalmente. por otro lado. y no tiene por qué representar. aun en este tan famoso y debatido caso. puede llegar a ponerse en duda que las conductas sean en efecto tan homogéneas. las estructuras en tanto que hipótesis/convicciones en el saber práctico de los agentes. Desde este punto de vista. si tienen el dinero. puede hablarse de una cierta “nitidez”: en muchas ciudades capitalistas suficientemente grandes. entonces es posible que nos encontremos con estructuras nítidas. reclama una explicación que sin duda iluminaría a esas propias disciplinas. la misma circunstancia de que no llega a darse nunca. estamos frente a conductas que.de economistas capitalistas que cargan las culpas de los fracasos de sus predicciones o planes económicos al comportamiento “incorrecto” de los agentes. la importancia de cuya subjetividad se pone de manifiesto sólo en este punto del análisis y no en el momento de construcción del modelo mismo. sin embargo. o más bien im104 . a su vez. y luego los investigadores adopten esa convicción como postulado de influyentes disciplinas. y las que definen al “agente ideal” que el modelo económico implica. es decir las pautas condicionadas por sus saberes prácticos. En éstas. son heterogéneas entre sí y resulta difícil. muchos de los cuales. la categoría de las estructuras nítidas sirve como punto de referencia para comprender el otro extremo de la graduación que aquí estamos analizando. De todos modos. aunque articuladas dentro de una misma práctica desde la propia perspectiva de los agentes –que. podrán comprar el pan cada mañana. no deja de tener su utilidad como tal categoría teórica. aunque los agentes sociales puedan llegar a creerlo. Por otro lado. los agentes pueden contar con la convicción de que. de hecho. las estructuras difusas. una confianza que depende no sólo de su propia comprensión de las cosas. Por un lado. incluso si las estructuras nítidas no fueran sino una categoría eminentemente teórica. sino también de la de los panaderos. que no se concretaría nunca en los hechos. lo cual es una obvia señal de una discordancia entre la conducta de los agentes reales. entonces. cuecen su pan en la madrugada porque saben que por la mañana vendrán a darle dinero por él muchos vecinos y vecinas. Si el enfoque de una investigación se concentra en interacciones que funcionan de esta manera. es el mejor criterio que verdaderamente da sentido a hablar de que se trata de una misma práctica–. por otra parte. Pero hay un cierto nivel de la experiencia. en el que. las escisiones motivadas en modos diversos de comprender la práctica. sobre la base de este razonamiento. la mayor parte de las prácticas sociales son en alguna medida estructuras difusas. también a la inversa. por cierto. aunque eso no implique usualmente que puedan formular los principios de esa consistencia. como decíamos arriba. por otra parte. así como la descalificación de los agentes que entienden las cosas de otra manera que la propia. se debería desprender de un análisis del saber práctico. en un sentido estricto. parecería justificarse el escepticismo que prima y ha primado bajo diversas formas en torno a la posibilidad de producir conocimiento de base científica sobre las sociedades humanas. tanto mutuamente entre diversos grupos de poetas como de parte de los poetas “ilustrados” hacia los que ellos consideran que no lo son. Sin embargo. aunque la academia usualmente tome el lado de los ilustrados. sino solamente descripti105 . no tienen ningún carácter explicativo. Porque no se trata de producir generalizaciones sobre las estructuras difusas. el razonamiento es en sí mismo engañoso. se vuelve impracticable o al menos sumamente frágil cualquier generalización que se pretenda sobre ellas. Quizá incluso lo son todas. los agentes pueden tener la idea consciente de que la práctica tiene una consistencia generalizada entre todos los practicantes. Por cierto. Muchas veces. Pero aun sin analizar a fondo los saberes prácticos involucrados se puede detectar la naturaleza difusa de las estructuras porque. si no que. que pueden tener varios modos de resolución. La actividad poética proporciona muchos ejemplos pertinentes. como puede intuirse de lo que dijimos en relación con el mercado capitalista. esto no se refleja necesariamente en lo que los propios agentes digan. Podría razonarse que.posible. En verdad. dado que las estructuras difusas se diluyen en las diferencias de los saberes prácticos. Por supuesto. precisar las reglas y expectativas que las rigen. y son muy comunes. En ese campo. Y. es decir de lo que sean conscientes. sino que las estructuras difusas mismas son generalizaciones. los debates en torno a la comprensión del oficio son corrientes y endémicos. y. la diversidad de interpretaciones de los agentes se pone de manifiesto de diversas maneras. en cambio. ya que no existen recetas de ese tipo en ninguna empresa cognoscitiva. esto no nos da ninguna receta para producir tales generalizaciones. Por un lado.vo: cuando identificamos una estructura. para tomar un ejemplo más complejo. El provecho que podemos extraer de haber identificado el alcance de las generalizaciones se traduce en otros aspectos. las explicaciones deben buscarse en el nivel de los saberes prácticos. O. ciertos rasgos particulares. la dificultad de encontrar los rasgos comunes a todas las formas que ha adoptado el género “novela” se debe. Ciertamente. presumiblemente. es decir a la presuposición de que el hecho de que muchos agentes hayan usado la misma palabra implica que todos la entienden de la misma manera. circunstancia que da a la práctica. Este concepto subraya la analogía entre tales prácticas o relaciones y otras vigentes en períodos anteriores. nos limitamos a observar que se dan ciertas regularidades en las inte­racciones sociales o que los agentes en cierto conjunto social coinciden en reunir bajo cierta categoría un conjunto de acciones o interacciones rutinarias. La metáfora de “legado” sugiere que esta analogía se debe a que estamos en la sociedad contemporánea frente a los mismos fenómenos que encontrábamos en la sociedad colonial. según este análisis. lo cual no es particularmente llamativo. excepto en un terreno estrictamente metodológico. Según el análisis que venimos realizando. En cualquier caso. no a una propiedad intrínseca del objeto de estudio sino al modo en que se ha construido este objeto en primer lugar. son generalizaciones sobre epifenómenos de la dinámica de los saberes prácticos. invalida o al menos obliga a interpretaciones más precisas de un gran conjunto de generalizaciones que aludan a conductas o productos humanos sin referencia a las dinámicas de los saberes prácticos pertinentes. y son entonces las generalizaciones sobre los saberes prácticos las que constituyen el verdadero desafío de las ciencias sociales. Por ejemplo. consideremos la categoría de “legados coloniales” que se usa a veces para designar ciertas prácticas o relaciones sociales. caracterizados estos a su vez por un régimen colonial. en un proceso de transmisión directa que nada dice sobre 106 . P. permite situar en términos más concretos debates que a menudo se mueven en un terreno demasiado abstracto. de tal modo que sean revisables a partir del cotejo con esa realidad. frente a cierto insistente desmerecimiento de la utilidad y la validez del concepto de “clase social”. es decir.   En contraposición. la atención a los saberes prácticos y. que la identidad de clase (es decir. en la reflexión y el discurso. 50 107 . a través de las interacciones y la socialización. Estos datos son los saberes prácticos de los agentes sociales bajo estudio y su manifestación en conductas concretas. encontramos. Precisamente. en el trabajo de Celina Ibazeta sobre las prácticas de diversión en la juventud de San Miguel de Tucumán y en los Valles Calchaquíes. en los saberes prácticos. Cit.. Bourdieu. en general.el modo en que las prácticas y las relaciones sociales se reproducen realmente. De ahí la importancia que hemos concedido en secciones anteriores a las complejas relaciones que se establecen entre estas facetas de las subjetividades de los agentes sociales. La distinción. por lo tanto. a la “materialidad” de la incidencia de los procesos de las subjetividades en la reproducción social y cultural.50 El rasgo que nos parece más problemático en generalizaciones como las de “novela” o “legados coloniales” es que son categorías que se han reproducido en el ámbito académico y que. la autoadscripción de los agentes a grupos sociales determinados por el nivel económico) es un factor activo para la distribución de los agentes en distintos espacios y prácticas culturales. lo cual permite avizorar un marco explicativo que superaría las críticas al relativo estructuralismo con el que Bourdieu desarrolla su análisis de las funciones de la distinción en la distribución de los “gustos” sociales. Op. la otra consecuencia de la identificación de los saberes prácticos como el centro de las generalizaciones explicativas del trabajo en ciencias sociales es la de que permite al mismo tiempo identificar la fuente empírica de los datos en relación con los cuales cotejar las hipótesis de trabajo y todo el curso de cualquier investigación puntual. Por ejemplo. son útiles sólo como señales para dar cuenta de los saberes prácticos involucrados en ese ámbito. Este modelo pretende entonces avanzar tanto en el campo teórico como en los modos en que sus categorías teóricas puedan ser reconocibles en la realidad empírica. pero no necesariamente para los que juegan un papel específico en las prácticas mismas que se pretende estudiar. Posiciones de saber En cierto sentido, la sensación de “externidad” de la estructura que los agentes suelen percibir es menos ilusoria, paradójicamente, que la sensación de que la propia estructura existe. En efecto, aunque no es cierto que las conductas de los agentes se expliquen por una sintonía absoluta y acabada de sus respectivos saberes prácticos (i.e., no es cierto que exista una estructura fija y permanente en la que los agentes se limiten althusseraniamente51 a ocupar su posición), de todos modos, sin embargo los esfuerzos mutuos por interactuar y, concomitantemente, por sintonizarse, producen necesariamente un grado de estructuración (que es lo que permite precisamente que podamos producir generalizaciones) a la que, en consecuencia, los agentes deben amoldar sus cursos de acción y las hipótesis que les subyacen y que no dependen únicamente de su propia voluntad (i.e., es cierto que las propiedades estructurales de las prácticas sociales son en buena parte ajenas al propio agente, “externas” a él). Esto se pone particularmente de manifiesto en los procesos de socialización primaria, cuando los agentes se encuentran en la situación de aprender “desde cero” códigos y sobreentendidos que en el conjunto social ya constituyen hábitos internalizados. En otras palabras, los agentes sociales no pueden “inventar” las reglas de las prácticas en las que pretenden involucrarse, sino que las encuentran en una buena medida ya establecidas y cualquier posterior “creatividad” en relación con ellas no puede sino amoldarse a esa historia anterior impresa en las subjetividades de sus copracticantes.52   Según una característica lectura de Althusser, L., “Ideología y aparatos ideológicos del estado”, en Ideología y aparatos ideológicos del estado. Freud y Lacan, Buenos Aires, Nueva Visión, 1988. 52   Parece importante subrayar que estamos aquí intentando precisar la dialéctica entre agencia y “externidad”, concebida en términos semejantes a los que Engels formulara en carta a Bloch: “Somos nosotros mismos quienes producimos nuestra historia, aunque lo hacemos, en primera instancia, bajo condiciones y supuestos muy definidos”, (citado en Williams, R., Marxismo y literatura, Op. Cit., pág. 104) y que constituye, sin duda, un problema central de cualquier modelo sociológico. 51 108 En la medida en que perciba esta externidad, el agente está siempre dispuesto a aprender cómo manejarse dentro de una práctica social, para sintonizarse adecuadamente en ella, en función de sus motivaciones (motivaciones para involucrarse en la práctica, en general, pero también motivaciones relacionadas con el estado de cosas que quiere obtener mediante su participación en ella). La propia dinámica de la seguridad ontológica (la tendencia a saber a qué atenerse en cada circunstancia) lo empuja a ese aprendizaje que, de acuerdo a lo que hemos postulado arriba, consiste fundamentalmente en la formulación de hipótesis que tiende a convertir en convicciones. Para muchas prácticas, naturalmente, llega un momento en que el agente se considera confortablemente dueño de las pautas básicas de conducta, incluyendo variantes situacionales frente a las cuales, sin embargo, sabrá cómo proceder o, en todo caso, estará en condiciones de producir nuevas hipótesis que orienten sus cursos de acción. Ahora bien, por cierto, ningún agente está en condiciones de manejar en ese grado de destreza todo tipo de prácticas, por lo mismo que éstas se presentan en tan inusitada variedad, y a veces lo que puede considerarse a primera vista como una misma práctica se presenta en realidad en variaciones más o menos significativas en grupos humanos diferentes. Por lo tanto, todos los agentes están de hecho, no sólo en la socialización primaria sino permanentemente, encontrándose con prácticas sobre cuya “estructura” les queda algo por aprender, un saber que, sin embargo, reconocen como presente en otros agentes, de cuyas conductas (y, eventualmente, discursos) recoge, precisamente, la información necesaria para formular sus hipótesis o ponerlas a prueba. Desde cierto punto de vista, lo que acabamos de describir no es sino el mecanismo por el cual los conceptos que hemos desarrollado más arriba funcionan para dar lugar a la reproducción social. Sin embargo, al mismo tiempo permite poner de relieve que la distribución de los saberes que permiten a los agentes interactuar es desigual: para cada práctica dada, hay agentes que “saben” más que otros. Cuando se da el caso de que un agente está motivado 109 para aprender a moverse en relación con determinada práctica, su aprendizaje se realizará en función de las conductas del o los agentes con los que esté en condiciones de interactuar. Sus hipótesis particulares, en alguna medida, estarán mediadas por las hipótesis particulares de estos agentes con los que entra en contacto. Esta relatividad se manifiesta muy claramente en las estructuras que hemos llamado difusas, puesto que como en ellas la diversidad de interpretaciones es más notable, los agentes que tienen motivación para aprenderlas, lo hacen casi desde el principio en función de una cierta interpretación de esa práctica, y escogerán a sus “modelos de conducta” de entre quienes parezcan compartir esa perspectiva, si no es incluso que la misma motivación para articularse en la práctica ha sido orientada por la influencia de esos agentes en particular, y de allí proviene la definición del sentido en que interpretan la práctica. Todo este análisis permite detectar la importancia de lo que podemos llamar las posiciones de saber, y que definimos, en términos pragmáticos, como aquella a la que, en una situación comunicativa dada, los participantes le atribuyen la posesión de una verdad. En este sentido general, todos los agentes se encuentran a cada paso con posiciones de saber, desde el momento en que alguno le pregunta a otro por la parada del ómnibus hasta cuando un creyente lee un libro sagrado que considera que expresa la palabra de la propia divinidad. Esta enorme gama de posiciones de saber, que son naturalmente relativas a la actitud específica que los agentes asuman en relación con el saber de otro; sin embargo, tiene, en todos los casos, la propiedad de que el agente que así la interpreta está dispuesto a incorporar en su saber práctico la perspectiva que le propone quien ocupa la posición de saber. Muchas de estas posiciones de saber, no obstante, son más bien anecdóticas y funcionales para un curso de acción puntual y de escasa trascendencia social, pero otras, en cambio, apuntan a fundamentos generales de la comprensión del mundo y/o de los valores, y constituyen, en consecuencia, un nudo fundamental en los procesos de reproducción social. 110 Conviene notar que las posiciones de saber son un mecanismo imprescindible en cualquier sociedad. De hecho, ningún agente podría por sí mismo obtener toda la información necesaria para moverse en cualquier conjunto social, basándose pura y exclusivamente en lo que está al alcance de su experiencia. Desde los primeros pasos de la socialización, los datos que recibe del ambiente comienzan a ser mediatizados por las categorías con la que los otros agentes de su entorno los interpretan y que en gran medida entienden como la realidad misma. El agente incorpora esas categorías porque las necesita para el desarrollo de su propia conducta, confiando en que esos agentes saben lo que hacen, y en verdad, sin duda, lo saben mejor que él. Y la situación se repetirá, más allá de la socialización primaria, toda vez que se repita esa sensación de desconocimiento y se reconozcan agentes que cuentan con el conocimiento que necesita para superarla. Al mismo tiempo, sin embargo, las posiciones de saber implican un poder para ciertas perspectivas de las cosas por sobre otras, en la medida en que facilitan, o incluso en algunos casos garantizan que las perspectivas de los agentes que las ocupan son las que van a reproducirse en desmedro de otras que no alcancen esa posición. Esta propiedad no parecería particularmente significativa si todas las posiciones de saber fueran tan coyunturales como aparecen en el cuadro que venimos presentando hasta aquí. Como en una utopía liberal, podría pensarse que, en última instancia, todas las diversas perspectivas tienen iguales oportunidades de ocupar un lugar dentro del amplio espectro de posiciones de saber coyunturales y pasajeras y que de este modo todas podrían garantizar su propia reproducción en el conjunto de agentes que se socialicen en los correspondientes contextos. Esta versión “inocente” de la reproducción social desconoce los efectos del poder en el conjunto social, razón por la cual se puede llegar a creer que las perspectivas que acaban por generalizarse en una sociedad dada no son las que mejor convienen a los sectores sociales dominantes, sino las más razonables y convincentes para todos. 111 constituyen posiciones de saber cuya reproducción como tales forma parte de las generalizaciones sobre la reproducción social en general. que en nuestro marco preferimos reconceptualizar en términos de posiciones de saber. así.Sin embargo. En nuestro contexto. esto es situaciones de comunicación en las que la propia atribución de verdad a un agente forma parte de las reglas que los agentes de todo un conjunto social adquieren en el proceso de socialización. por supuesto. el conflicto que pueden presentar con otras posiciones de saber admitidas por los mismos agentes. tan ilusoria composición de lugar sólo puede mantenerse si se desconoce el hecho de que existen posiciones de saber institucionalizadas. los medios masivos de comunicación. 1977. estas posiciones de saber tienen la capacidad de influir sobre vastos conjuntos de la sociedad. con el fin de situar con precisión cuál es la exacta dimensión de su poder y de su hegemonía.53 La escuela.. por lo mismo que los propios entornos de socialización primaria son en parte responsables de su reproducción. es decir de capacidad de influencia. en el sentido original de este término. P. Anderson. a lo que en otros marcos se han denominado aparatos ideológicos. sino como un conjunto de prácticas comunicativas que se presentan como involucrando por principio posiciones de saber. Perry Anderson sobre el sentido original de la palabra “hegemonía”. la historia del saber práctico de   Cfr. no cabe entonces pensar a estos aparatos como ciegos transmisores de una concepción de las cosas que será sin más incorporado por todos los que están sujetos a su influencia. Independientemente del entorno inmediato en el que se produzca la socialización primaria. de tal modo que el control de esas posiciones otorga un privilegio a determinadas perspectivas de las cosas. El grado en que su influencia sea efectiva es en verdad una función de varios factores. esto es de inculcar el presupuesto de que quienes las ocupan son depositarios de algún modo de verdad. en New Left Review 100. 53 112 . la religión. “The Antinomies of Antonio Gramsci”. Nos referimos. entre los cuales podemos distinguir: el grado en que los agentes que participan en ella hayan internalizado esa naturaleza de posiciones de saber. XVII Nº1-2. Cit. Kaliman. como revela el análisis de cualquier caso puntual. por ejemplo. entre los que se cuentan los recursos materiales.. nuestro análisis confluye con la hipótesis general implicada en el concepto mismo de ideología.55 Al mismo tiempo. “El ‘provinciano cantor’. 169-177. Kaliman. sino que está ligado intrínsecamente a la posesión de otros recursos. Eagleton. Vol. con la cual las perspectivas que desde esas posiciones se ofrezcan entran en relación y. a veces de intereses contrapuestos entre sí.   Esto quiere decir. a su vez.esos agentes. 54 55 113 . pero al mismo tiempo señala los modos en los que esa hegemonía se ve constantemente amenazada por perspectivas contrapuestas. ya que ellas no podrán ser desatendidas por ningún agente. Definiciones del pueblo en las letras del folklore argentino moderno”. T. nunca pueden sencillamente sustituirla. en sus sentidos neomarxistas. por determinados motivos. tienen mayor capacidad de acceso a las posiciones de saber institucionalizadas. respectivamente. Una introducción. pág. Desde el momento en que las perspectivas que se difundan desde esas posiciones tienen garantizada una amplia difusión. el acceso a esas posiciones de saber institucionalizadas es. Es a través de estos mecanismos que analizamos aquí los procesos ideológicos por los cuales el conjunto de la sociedad es influido por las perspectivas de los sectores dominantes. a los modos en que la construyen distintos sectores sociales. un recurso que no está parejamente distribuido en el conjunto social. De todos modos. Francia. Centre d’études et de recherches sociocritiques.54 según la cual las ideas que subyacen a la conducta de todo un conjunto social tienden a favorecer a los sectores dominantes de esa sociedad. encuentra que las mismas constituyen el vehículo para distintas perspectivas de la colectividad nacional. Op. en la medida en que entendamos por tales sectores dominantes precisamente a aquellos que. que usualmente las posiciones de saber institucionalizadas constituyen espacios de lucha entre diferentes perspectivas. Desde este punto de vista. correspondientes. estudiando las letras de zamba en el folklore argentino.. R. Ideología. Montpellier. corresponde señalar que estas posiciones de saber institucionalizadas no agotan en absoluto la gama de in  Cfr. 2002. en Sociocriticism. si bien pueden entrar fuertemente en conflicto con ella. corren con amplia ventaja sobre perspectivas alternativas en la incidencia sobre los saberes prácticos. asimismo. por ejemplo. aunque no entiendan plenamente los presupuestos y la composición de lugar que subyace a tales cursos de acción. un “ideólogo”.edu/Publish/ hiper/num0/issue0. puede convertirse en un referente generalizado para todo un conjunto de agentes. en el que la identidad india ha cobrado cuerpo en el curso de las últimas dos décadas en estrecha relación con los reclamos por la tenencia de la tierra que los habitantes de la zona esgrimen desde varias generaciones atrás. En otros casos. en el sentido antes presentado. son proclives a seguir los cursos de acción que les sugiere.stonybrook. dada la relativa novedad de la vigencia de esta identidad.56 A menudo. cumple funciones semejantes. el caso de la comunidad de Quilmes (Tucumán). al punto que los miembros de ese grupo. “Identidad y discurso en la Comunidad India Quilmes”. como ocurre por ejemplo en muchos movimientos literarios. Considérese. un líder aceptado como tal por un grupo determinado. En el estudio de un caso concreto. sólo en virtud de la confianza que han depositado en él. son los propios dirigentes del movimiento los que ocupan posiciones de saber con respecto a la definición de la misma.. y sería un error asignarles siquiera el papel central para el estudio de cualquier caso concreto. Disponible en http://www.fluencias relevantes para la reproducción social. primavera. 56 114 . en Hiperfeira 0. L. los casos reales son a menudo más complejos. Sin embargo. cuyas indefiniciones se resuelven tomando como paradigma a una figura que se considera entonces “representativa”. en efecto. En determinada situación.sinc. las estructuras que hemos llamado difusas cuentan con una o más figuras que actúan como punto de referencia. se revela que la acción de estas instituciones se enlaza de diversas maneras con una variedad de posiciones de saber que ejercen su influencia en distintos niveles y contextos. estudiado por Lucía Reyes de Deu. Reyes de Deu.   En los hechos. mientras que el grueso de la comunidad sólo tiene una claridad muy relativa al respecto. o más particulares que lo que podemos alcanzar a sintetizar en esta presentación. 2001. Tercera parte Identidad Propuestas conceptuales en el marco de una sociología de la cultura1 Diego J. Kaliman y Diego J. del CIUNT. Mariana Carlés. Varios de los integrantes del grupo han sido beneficiados. y del programa de intercambio Linneaus-Palme. Chein) son investigadores de carrera del Conicet.2 El marco que aquí presentamos es el producto de una dinámica de trabajo desarrollada a lo largo de los años. Consejo de Investigaciones de esta misma Universidad. con becas de distintas instituciones: del Conicet. 1 115 . Ricardo J. Chein y Ricardo J. Diego J. Lisa Scanavino. a lo largo de los años. de la SECYT. Denisse Oliszewski. Andrea Paola Campisi. Jorgelina Chaya. Suecia. a través de un convenio con el Instituto Iberoamericano de la Universidad de Gotemburgo. Andrea Paola Campisi. Rivero Sierra. 2   Dos de los miembros (Ricardo J. Lorena Cabrera. Diego Chein y Fulvio A. Kaliman (Director). Mariana Carlés. mediante la cual ponemos en relación de mutua alimentación las discusiones gru  Miembros del proyecto: Lorena Cabrera. Fulvio A. Kaliman Presentación Las reflexiones y propuestas conceptuales recogidas en este artículo son el resultado del trabajo colectivo de los miembros del Proyecto de Investigación “Identidad y reproducción cultural en los Andes Centromeridionales”. Chein. Rivero Sierra. Paula Storni. que desarrolla sus actividades desde 1998 en el Instituto de Historia y Pensamiento Argentinos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán. con el apoyo de subsidios otorgados por el CIUNT. Lorena Cabrera y Denisse Oliszewski. a las Profesoras María Eugenia Bestani y Julia Stella por sus colaboraciones de distinto orden. Las investigaciones individuales se encaran en el marco de las propuestas conceptuales colectivas. radicada en Tucumán.pales y las distintas investigaciones personales de cada uno de los miembros del proyecto. lo cual permite profundizarlas. además de los miembros actuales del grupo. cuyos nombres aparecen en la contraportada de esta parte. también colaboró Paz Torcigliani. sobre los procesos de reproducción y transformación social y sobre el concepto de discurso en ese contexto. Lucía Reyes de Deu y Leila Gómez. la multiculturalidad. cuestionarlas. de manera que vuelvan a ponerse a prueba en el posterior trabajo de investigación. dentro de ese marco general. En 2001. los nacionalismos y los regionalismos o lo que a veces se da en llamar los nuevos sujetos sociales. Introducción El interés por el concepto de identidad cultural ha cundido en los últimos años tanto en el terreno político como en el de las Ciencias Sociales. Durante un año y medio. y a la vez las ponen a prueba. precisarlas. asimismo. 116 . Aunque muchas veces replantea o resucita discusiones de cierta   3 Reproducido en la segunda parte de este volumen. A lo largo de todo este proceso. alrededor de tópicos recurrentes como los de la globalización. reformularlas. así como su apoyo en las correcciones de estilo sobre una primera versión final del texto que ahora presentamos. desarrollamos el modo en que proponemos que se articula. estudiante de Antropología de la Universidad Nacional del Litoral. han contribuido otros investigadores.3 En esta nueva entrega. el concepto de identidad cultural. como fruto de esta dinámica. quienes prosiguieron sus estudios y sus carreras profesionales en Estados Unidos. Agradecemos. el proyecto produjo un primer documento en el que reseñaba propuestas conceptuales de índole más general. de entre los cuales corresponde mencionar a Celina Ibazeta. Cfr. El objetivo de la exposición que desarrollamos aquí es el de presentar los resultados de estas reflexiones. en definitiva. pregunta que. La noción de la cultura en las ciencias sociales. en la medida en que entendemos que en ese concepto se cifran las pautas de las posibles comuniones y distanciamientos a través de las cuales los actores sociales participan de la gestación y cambio de sus rutinas culturales. El concepto de identidad es una de las inquietudes básicas de la reflexión teórica del grupo de autores del presente documento. En este esfuerzo. al mismo tiempo. Cuche. sus necesidades y sus deseos. como un aporte crítico a estas generalizadas discusiones y. Buenos Aires.. interesado en el estudio de los procesos de reproducción y transformación cultural en distintos grupos humanos del noroeste argentino. dicho de otra forma. Paidós. “Identidad”. un resumen de la “prehistoria” de estos debates en Lomnitz. son las que han nutrido esas reflexiones y han puesto a prueba las propuestas conceptuales que han ido surgiendo de ellas. sino también porque la discusión en torno al concepto involucra cuestiones centrales para el esclarecimiento de la conducta de cualquier ser humano.). parece presuponerse que esta respuesta es proporcionada   Cfr. D. 2002. 129-134.. Sobre un panorama más extenso de las discusiones sobre el concepto de identidad. dar una respuesta confiable y contrastable a la pregunta sobre el modo en que la identidad existe en la realidad. Términos críticos de sociología de la cultura. que. (Dir. en Altamirano. C. no sólo porque hay procesos culturales que no pueden comprenderse sin hacer referencia a él. A menudo. C. no encontramos claramente formulada y mucho menos contestada en la literatura sobre el tema. en la medida en que se refiere a la posición que cada individuo adopta en su relación con los otros individuos con los que interactúa cotidianamente y en las que se ponen en juego sus proyectos. como una fundamentación de nuestras propias investigaciones personales. 4 117 . 2004. uno de los criterios epistemológicos que nos ha guiado ha sido el de dotar al concepto de identidad de un correlato empírico o.data. pág. Buenos Aires.4 es sin duda mucho más que una retórica de moda. Nueva Visión. aunque resulta crucial para cualquier enfoque científicamente sólido. sea porque se la conciba como una fábula urdida para manipular subjetividades. en definitiva. reconocer una serie de limitaciones en muchas de las aproximaciones al concepto de identidad. los aspectos comunes a los diversos procesos sociales en los que la identidad juega un papel significativo. en líneas generales.por el sentido común y que podemos hablar de las identidades con la misma comodidad con la que nos referimos a cualquier objeto que se encuentre al alcance directo de la percepción. incluso cuando al mismo tiempo se reconoce todo lo contrario. a su vez. Dentro de ese marco general. en la forma de cuestionamientos a los presupuestos implícitos o explícitos con los que se suele afrontar el estudio de esos fenómenos. sea porque se le atribuya cierta dimensión cuasimetafísica. Nuestra estrategia para la elaboración de ese concepto materialmente reconocible consistió en la articulación del concepto de identidad en un contexto más general. entonces. nos concentramos en los fenómenos relacionados con la identidad que específicamente nos interesan y que. a lo largo de esta exposición.5 al que remitimos a menudo a lo largo de esta presentación. que presentamos. no obstante. el de la dinámica de las subjetividades humanas en aquellos aspectos relevantes en relación con los procesos de reproducción y transformación social. El marco general al que nos referimos y en el que encuadramos estas reflexiones es un modelo de la dinámica de la reproducción y la transformación social. parece volverse más complejo a la luz de estas reflexiones. El universo de las identidades socialmente activas. como hemos intentado aquí. en cuanto fenómenos. nos ha permitido. de remitirla a ciertos conceptos básicos que permiten distinguir las variables relevantes. 118 . así como las diferencias pertinentes entre ellos. Este modo de razonamiento. Al mismo tiempo. que hemos desarrollado en el documento anterior. aunque intentamos sintetizar sus contenidos en algunos   5 Reproducido en la segunda parte de este volumen. en cierto sentido. no difieren. esta complejidad puede resultar mucho más manejable si somos capaces. las dinámicas de la reproducción y transformación. y. de los que preocupan a muchos otros estudiosos. ha sido pensado para ser leído independientemente y confiamos que la exposición podrá resultar comprensible para quien así lo haga. dejar claro que la discusión argumentada y los fundamentos del marco sociológico están en otra parte y el lector queda invitado a consultarlos si el presente texto le despierta tal inquietud. con referencia a un mismo colectivo. por lo pronto. la identidad existe en las subjetividades de estos agentes y constituye un fenómeno social en cuanto es compartida por una pluralidad de actores. Ver particularmente el apartado titulado “Identidad práctica e identidad consciente”.aspectos. entonces tenemos una identidad. una generalización sobre las subjetividades de un conjunto de agentes sociales. Este artículo. en suma. así entendida.6 Si esta autoadscripción es compartida por muchos agentes sociales. Definimos. Corresponde. pero no siempre se precisan las consecuencias que tal postulación conlleva. Eso es lo que llamamos una autoadscripción en el seno de un colectivo. aludimos a las nociones o sentimientos de pertenencia de los agentes sociales a determinados grupos o colectivos humanos. y que él o ella forma parte de ese grupo. que. Muchos estudios sobre identidad hacen referencia a esta propiedad. Un agente social dado entiende –no necesariamente de un modo consciente– que hay un grupo de agentes sociales que tienen tales y cuales rasgos comunes. sin embargo. Una definición inicial de identidad Cuando hablamos de identidad. 6 119 . como el término autoadscripción puede llegar a connotar. identidad como una autoadscripcion en el seno de un colectivo. Este modo   Las efectivas nociones o sentimientos de pertenencia que definen una identidad no implican necesariamente una elección resultante de una voluntad consciente. Una identidad es. en consecuencia. en los momentos en que nos ha parecido conveniente hacerlo para dotar a la exposición de un grado de claridad autónoma. volveremos en varios momentos a lo largo de este documento. generalizada entre los miembros de ese colectivo. entonces. Sobre la cuestión de la relación entre conciencia e identidad. Subrayemos. Esos contenidos psíquicos (modo de interpretar la realidad. Nuestra definición de identidad es coherente con este postulado. a una variada se7 120 .7   En el marco que estamos asumiendo aquí. por consiguiente. desautorizarla del todo. en principio. motivaciones para la acción) están de alguna manera dentro de lo que llamamos subjetividad de los agentes sociales. La existencia efectiva de las identidades está dada por la presencia en esas subjetividades de nociones o sentimientos de pertenencia a ciertos colectivos que subyacen. merece quizá. Cuando afirmamos que esos contenidos psíquicos son compartidos. Puede ocurrir que no todos los agentes sociales sobre los que pretendemos que se extiende la generalización comparten realmente esa imagen del grupo o la correspondiente autoadscripción. incluso si se trata de afirmaciones que aspiren a capturar propiedades estructurales de los procesos sociales. estamos proponiendo una generalización. Una identidad es. como factores psíquicos. o puede ocurrir que no compartan todos los rasgos comunes del grupo que nuestra generalización les atribuye. de las prácticas culturales en particular. las subjetividades de los agentes sociales materiales. y sólo el examen empírico puede certificar su validez. el modo en que se realiza en. Como toda generalización.de caracterizarla. orientar las precisiones que puedan hacerla más adecuada. por poco usual. en su misma formulación. incluso. Significa que cuando un investigador propone que existe cierta identidad está sosteniendo que las cosas son en el mundo de cierta manera: está proponiendo que un grupo de seres humanos comparte un modo de interpretar la realidad y de actuar conforme a esa interpretación. puede estar más o menos equivocada. que tendría una forma aproximadamente como: “En todas las subjetividades de un conjunto de agentes sociales existe la noción de que existe un grupo que comparte tales y cuales rasgos y cada uno de esos agentes sociales se considera a sí mismo miembro de ese grupo”. en la medida en que estas subjetividades constituyen la realidad material sobre la cual generalizamos cada vez que proponemos cualquier afirmación sobre un hecho social. adoptamos el postulado de que cualquier explicación de la reproducción y la transformación social en general y. en la medida en que es una generalización sobre las subjetividades de un conjunto de actores sociales. una conjetura sobre la realidad. debe necesariamente considerar la dinámica de las subjetividades humanas. o. Ninguna pretendida “ley” formulada en sociología puede tener sentido empírico si no incorpora. y a través de. una aclaración algo más detenida. como la definimos. o incluso algunos conceptos religiosos. desarrollamos el concepto de saber práctico. estadios diferentes dentro de un mismo recorte. Algunas consideraciones más específicas acerca del concepto de saber práctico son desarrolladas en esta publicación en las secciones posteriores. de ciertas conceptualizaciones sobre la dinámica de los saberes prácticos. en la definición que acabamos de avanzar hemos dejado de lado esta posible interpretación tan amplia. el de “equivalencia”. sino también porque entendemos que los conceptos de “saber práctico” y “conciencia” provienen de dos vías diferentes de acceso a los contenidos psíquicos y no. distinción derivada. expresión que ayuda a caracterizar operativamente el objeto de estudio y con la que designamos el conjunto de factores psíquicos que subyacen a cualquier acción social y que permiten explicar el curso y la naturaleza de esa acción. que convienen en delimitar grandes grupos étnicos. especialmente en la que desarrolla las categorías de identidad práctica e identidad consciente. que la emparentaría directamente con la idea misma de “generalización”. Cierto es que hay un sentido de la palabra “identidad”. En la primera sección de nuestro documento Sociología y cultura (reproducido en la segunda parte de este volumen). Optamos por la palabra “saber” para marcar la diferencia con la “conciencia”. En efecto. el sentimiento de pertenencia a ese colectivo.Conviene también enfatizar que no cualquier generalización sobre las subjetividades de los miembros de una sociedad se corresponde necesariamente con una identidad. Sin embargo. no sólo en el sentido de que el saber práctico no es necesariamente accesible a la conciencia. en el saber práctico de los agentes sociales. como se presupone en ciertos modelos psicológicos. en el marco de la Antropología o de los Estudios culturales. sino la noción de que existe un colectivo y. como en la expresión “identidad matemática”. Desde rie de acciones e interacciones concretas. y luego presuponen una identidad común en un agregado humano que sólo es pertinente en función de ese criterio externo. En esa acepción. En el contexto de los estudios sobre la identidad cultural. ya que estamos especificando que los miembros del grupo deben compartir no cualquier contenido psíquico. precisamente. La identidad. no es infrecuente el caso de investigadores. esta precisión no es trivial. además. 121 . por ejemplo sobre la base de una lengua común. habría identidad toda vez que se detectan elementos comunes o iguales en ciertas entidades por otra parte distinguibles empírica o lógicamente. existe entonces. o determinados hábitos culinarios. entonces? Un análisis empírico sólo puede hacerse sobre rasgos de alguna manera “observables”.nuestra perspectiva. La manifestación de las identidades Las identidades existen. Por cierto. como “huellas mentales” en las subjetividades. Varias de estas acotaciones exigen. es la creatividad del investigador. ¿sobre qué base es posible postular o examinar empíricamente la postulación de una identidad? Como señalamos arriba. materialmente. Presentada esta definición inicial de identidad. una vez que tiene en claro lo que está buscando. entonces. directamente perceptibles. Sin embargo. no basta con observar que los agentes sociales comparten un rasgo para inferir que hay entre ellos identidad. lo que le permitirá reconocer o proponer posibles evidencias pertinentes para formular hipótesis o contrastarlas. a cómo se ponen de manifiesto estas autoadscripciones generalizadas. por cierto. conviene adelantar algunas precisiones. Lo relevante es que además compartan el sentimiento de autoadscripción. por lo que aquí nos limitaremos a algunas observaciones introductorias. no se puede dar una respuesta única. entonces no cabe hablar de identidad. ¿Cómo se ponen de manifiesto. comentar algunas consecuencias y contestar algunos interrogantes que la misma puede suscitar. que dicen más sobre las categorías vigentes entre los estudiosos que sobre las que subyacen realmente a las conductas sociales estudiadas. Nuestro enfoque descarta las identidades reconocidas “desde afuera”. En última instancia. La pregunta sobre cómo se manifiestan las identidades se refiere. sencilla y sistemática a esta pregunta. un desarrollo más amplio. 122 . sin embargo. que nos permitirán redondear esta presentación. las cuales no son. al que destinamos precisamente el cuerpo de este documento. parece razonable adelantar algunas consideraciones generales que nos han resultado productivas y que servirán de ilustración sobre los modos de razonamiento que permiten sustentar las interpretaciones de los datos. si los propios agentes no conciben ellos mismos la existencia de un colectivo y se inscriben a sí mismos en ese colectivo. Si no es a partir de afinidades externas y observables. incluso. “Poesía vallista y poder. P. esta misma estrategia revela que subyaciendo a esta interacción se encuentra la convicción de que ejecutante y público se inscriben en colectivos diferentes. y. 8 123 . en efecto.Las identidades pueden visualizarse empíricamente. pero que puede explicarse a menudo por cierta sensación de afinidad con los habitantes de un   El concepto en el sentido de Habermas. ponen en juego códigos comunes y reconocen este conocimiento compartido. pág. la acción comunicativa. Cuando. a partir de ello. Op. por ejemplo. en las expectativas y códigos que los actores ponen en funcionamiento cuando se embarcan en acciones comunicativas. Una coplera de los Valles Calchaquíes. 68-76. Teoría de la acción comunicativa. lo hace movido por cierta simpatía aparentemente espontánea. Buenos Aires. en Revista de Investigaciones Folclóricas 16. en acciones en las que no hay ningún agente con quien interactuar. J. tanto en la subjetividad de una como en las de los otros. Así.. interacciones en las que los mismos agentes se autoadscriben –y adscriben a sus interlocutores– en una comunidad. aunque siempre pone de manifiesto una cierta identidad subyacente. Pero las identidades también se ponen de manifiesto en prácticas y conductas que no son acciones comunicativas de este tipo o.. por ejemplo. probablemente modifica en cierta medida su desempeño. 9  El ejemplo está tomado de casos analizados en Campisi. que actúa en un contexto urbano. aunque sólo sea por el simple hecho de que los interlocutores tienen códigos en común. por ejemplo. Por cierto. al mismo tiempo. un telespectador en Argentina toma partido por la selección de fútbol de un equipo africano contra la de uno europeo (o a la inversa). puesto que aquella necesariamente presupone no sólo la existencia de códigos compartidos sino también que los agentes mismos suponen que los comparten. Sin embargo. Las acciones comunicativas son.9 apuntando hasta cierto punto a algún modo de identidad. nov-dic. toda acción comunicativa involucra el supuesto de una identidad compartida. poner en juego diferencias o alteridades. Articulación de los sistemas de la copla en el Festival”. para ajustarse a las expectativas de su público.8 Existe una relación de implicación entre acción comunicativa e identidad. puede. Cit. 2001. alternativamente. no podríamos todavía hablar de una identidad. Por cierto.país del Tercer Mundo (o. un carácter amplio y abstracto. sin duda. y las clases de colectivos que delimitan pueden ser muy 124 . las identidades que un agente social dado puede asumir en diferentes contextos –e incluso en un mismo contexto– son numerosas. esta fuente no es absolutamente confiable. una variedad de conductas de distintos tipos pueden dar la pauta a un investigador de la existencia de un conjunto de autoadscripciones compartidas. Relevancia social de las identidades Nuestra definición inicial tiene. Sin embargo. Muchos otros ejemplos serían imaginables: una acción de las así llamadas colectivas. Sin embargo. Como se analizará con más detalle en la sección dedicada al carácter no limitado y múltiple de las identidades. una fuente importante de datos es lo que los propios agentes sociales pueden decir al respecto. como nos ha mostrado la experiencia. Pretende ser lo suficientemente precisa para delimitar los fenómenos identitarios sobre la base de una realidad concreta y lo suficientemente amplia para abarcar la pluralidad de formas que los mismos pueden adoptar. la hipótesis cobraría cuerpo. si este fenómeno se registra en un solo telespectador. ya que los agentes sociales no somos necesariamente conscientes de todas las identidades que pueden estar vigentes en nuestras subjetividades y aun de aquellas de las que tenemos conciencia. si notamos que se generaliza en un conjunto amplio de actores sociales. Así. La relación entre la conciencia y la identidad. de hecho. plantea una serie de problemas conceptuales y metodológicos sobre los que adelantaremos algo un poco más abajo y nos detendremos en varios momentos a lo largo de este documento. en fin. esa conciencia no es necesariamente una representación adecuada de lo que realmente está funcionando en nuestras subjetividades. de la “cultura occidental”). Claro está. el uso sistemático de ciertos signos. una concepción identitaria se pone de manifiesto en una conducta que no implica una acción comunicativa directa con otro miembro del mismo grupo. a partir de la cual aventurar la generalización de una identidad. a un grupo étnico o nacional. Entendemos. etc. así como a toda una serie de posibles colectivos cuyo carácter más difuso y menos generalizable no les resta significación social y valor explicativo para los procesos de reproducción cultural. y no sin razón– atraerán el interés de los estudiosos de los procesos sociales.heterogéneas. podrían resultar eventualmente relevantes para otros estudiosos. cuesta imaginar un contexto en el que esta concepción grupal tendrá relevancia para el estudio de conductas sociales generalizables e históricamente significativas. se trata de fenómenos que no estudiaremos porque no nos resultan interesantes. incluso puedan volverse teórica e históricamente relevantes para todos. Aunque la comprobación de este hecho podría legitimar la generalización de una identidad en el sentido en que la estamos definiendo. ¿por qué no puede pensarse que un día los usuarios de anteojos se unirán en un gran colectivo con sus propios intereses y emblemas? En ese momento. 125 . un mismo agente social puede asumir toda una serie de identidades heterogéneas. e incluso pueden llegar a tenerlo presente como motivación de su conducta en un momento dado. Por ejemplo.. Simplemente. determinados actores sociales pueden tomar en cuenta que comparten con otros el usar anteojos. sin embargo. Conviene observar. Así. a un colectivo religioso. en el que. por ejemplo. que nuestra definición no se invalida porque incluya estos casos. sin subordinarse a una jerarquía unificadora ni derivarse deductivamente de variables pretendidamente universales. En un sentido estrictamente teórico. los miembros del grupo actúen sistemática y regularmente en función de los intereses y las perspectivas de tal grupo. el criterio de una autoadscripción compartida en las subjetividades de los miembros de un grupo social puede conducirnos a llamar “identidad” a grupos sociológicamente intrascendentes. en tanto puede autoadscribirse a un grupo familiar. En efecto. sin embargo. que nuestra definición sigue incluyendo ciertos procesos sociales que rara vez –si alguna. por ejemplo. sin embargo. Piénsese que. en cambio. uno encuentra todavía en la literatura sobre el tema ciertos deslizamientos de la metáfora que interpreta a una gran masa de individuos como una unidad psicológica. con su voluntad unificada. cada uno con sus respectivas psiques. No hay ninguna evidencia de la existencia física de la “psique” de una colectividad. e incluso con una memoria común. El concepto de identidad cultural que estamos abordando aquí no se corresponde con este sentido de “identidad individual”. etc. esto es. la moda. por ejemplo. como surge de la definición antes presentada.Fantasías aparte. una metáfora. sino más bien. para no dejar esta discusión librada a los malentendidos que surgen de las aparentes obviedades. en particular al autorreconocimiento de ese sujeto como único y particular. Sí existen. apunta a una “identidad colectiva” y no. en el sentido de que un grupo humano pueda metafóricamente asimilarse a una psique individual. provocan en los sujetos conflictos de identidad. sino como una generalización de percepciones compartidas por un grupo de individuos. Identidad colectiva e identidad individual Hay un sentido de la palabra “identidad” en psicología que es diferente al que estamos asumiendo aquí: se refiere a aquellos aspectos de la psique humana que tienen que ver con la unidad y la singularidad de un sujeto individual. A veces. Se dice. al fin y al cabo. estamos llenos de contradicciones. para mostrar que. Para nosotros. dedicamos abajo un apartado a los criterios por los que entendemos que puede decirse cuáles son las identidades teórica y socialmente relevantes. los individuos. materialmente. por cierto. clara y materialmente. las identidades que nos interesan para nuestras investigaciones son bastante aproximadas a las que interesan a la mayoría de los estudiosos del tema y que la amplitud de nuestra definición no aspira a incorporar una miríada de agrupaciones triviales. sino a consolidar conceptualmente nuestras reflexiones sobre procesos en cuya importancia social concordamos con la mayor parte de los estudiosos. 126 . que ni siquiera son ellas mismas íntegramente coherentes (más bien. que la masificación. Sin embargo. que puede dar cuenta de estas conductas. Pensamos. 127 . Si un grupo actúa hoy de maneras que pueden interpretarse como heredadas de prácticas o creencias que sus antepasados sostuvieron siglos atrás. incluso si se intentara desentrañar las relaciones que se establecen entre ambos. que la identidad individual es el resultado de la sumatoria de las identidades colectivas en las que se inscribe un determinado individuo. Lo mismo cabe decir de la metáfora de la “memoria colectiva”. otra vez. la explicación de este fenómeno ha de realizarse. en términos de procesos creíbles de transmisión de esas creencias de una subjetividad a otra y no asumiendo la existencia de una especie de “alma colectiva” y atemporal que “recuerda” a través del tiempo. se han propuesto ciertas relaciones entre las identidades individuales y las colectivas. en el que los actores llegan a realizar o colaborar en acciones en las que no se hubiera embarcado sino dentro de la vorágine emocional del grupo.de las que no siempre tomamos conciencia). No entraremos en estas discusiones aquí. radicados en cada uno de los actores involucrados. se trata simplemente de dos conceptos distintos que coinciden en la denominación. ni siquiera en estos casos cabe la explicación de una especie de “psique colectiva”. corresponde preguntarse por la naturaleza de los impulsos subjetivos. Nos basta con subrayar que la propuesta que aquí estamos desarrollando apunta a la identidad colectiva. Para nosotros. Por ejemplo. más bien. en acciones tales como un linchamiento. pero que pueden perfectamente considerarse por separado. En algunos casos. Más bien. sin que eso entrañe ninguna consecuencia ni relación necesaria con los problemas relacionados con la identidad individual. No nos referimos a prácticas sociales en las que cada actor adopta un determinado papel y tiene en cuenta las expectativas que los otros actores tienen sobre su conducta y al mismo tiempo pone en juego sus propias expectativas con respecto a la conducta de los otros. Estas prácticas pueden fácilmente explicarse en términos de subjetividades individuales. Un posible contraejemplo serían ciertas situaciones en que un grupo de actores sociales actúa colectivamente como impelidos por una fuerza ciega. nuestra definición. por una parte.Socialización e identidad Esto no quiere decir. reproducido en la segunda parte de este volumen. Las identidades son al mismo tiempo subjetivas y sociales. 11   Cfr. como cualquier contenido cultural de las subjetividades humanas. son desarrolladas e incorporadas en las subjetividades de los agentes sociales en los procesos de socialización a lo largo de los cuales –procesando los datos que les llegan a través de la experiencia. que serán tratadas con un poco más de detenimiento en el cuerpo del trabajo. en particular el apartado “Las convicciones del saber práctico y la reproducción social”. De hecho. que el concepto de identidad que estamos considerando no implique consideraciones psicológicas.10 Precisamente esta tendencia del saber práctico a sintonizarse con lo que percibe como una regularidad externa y preestablecida de las interacciones sociales constituye el nudo central de los procesos de reproducción. 10  128 . que aunque más no sea en términos operativos permitan analizar la reproducción y funcionamiento de las identidades.11 La efectiva presencia de nociones identitarias relativamente homogéneas en una pluralidad de agentes es un resultado de los esfuerzos de sintonización de los Exploramos ciertas consecuencias conceptuales de este modo de incorporación de las identidades en las subjetividades en el apartado en el que trazamos la distinción operativa entre el discurso y la experiencia como factores en la reproducción de las identidades. Adelantaremos aquí algunas de esas nociones. por otra–. los actores intentan coordinar su acción con las de otros y participar de un modo aceptable en la realización de prácticas sociales ya existentes. al establecer que las subjetividades son el asiento material sobre el que predicamos la existencia de una identidad. Entenderlas como realidades subjetivas no implica definirlas como fenómenos individuales o idiosincrásicos. y del discurso. así como asumir su naturaleza social no significa concebirlas como estructuras externas o anteriores a la constitución de la subjetividad de los agentes sociales concretos. nos lleva necesariamente a tener en cuenta algunos aspectos del funcionamiento de esas subjetividades. La tercera sección del documento Sociología y cultura. Las identidades. por cierto. Arribar a una descripción plena y satisfactoria de todos estos rasgos presentes en las subjetividades de un grupo puede ser un objetivo ideal del estudio de un caso concreto.saberes prácticos y. juega un papel en la incidencia de las identidades en el proceso social. a la inversa. por los que entendemos todo tipo de texto mediante el cual se hace referencia de alguna manera a rasgos de las identidades. sino también convicciones tales como las de que el grupo existe como tal. La diferencia entre las identidades realmente activas y vigentes en las subjetividades (que aquí llamaremos identidades prácticas) y las ideas que los agentes sociales puedan hacerse de ellos (a las que denominamos identidades conscientes) ponen de relieve la importancia de lo que hemos llamado discursos identitarios. Sin embargo. Un problema recurrente es que los actores sociales pueden atribuir. El análisis de un proceso identitario no podrá avanzar demasiado lejos si no logra distinguir entre los rasgos realmente compartidos por el grupo y los que sus miembros creen compartir. cada uno de estos niveles. Las identidades sociológicamente relevantes suelen implicar no sólo que se comparte la pertenencia a un grupo. ciertos rasgos comunes pueden escapar a su conceptualización consciente. al mismo tiempo. Algunos son 129 . O. más rasgos comunes de los que los miembros del grupo realmente tienen. y es incluso característico de ciertas identidades que así lo hagan. constituye en sí misma uno de los factores cruciales para explicar los cursos y direcciones específicas que estos esfuerzos de sintonización adoptan en los agentes concretos. conscientemente. En los hechos. así como en los procesos de reproducción y transformación de las identidades mismas. que tiene intereses compartidos y que hay ciertas conductas que conviene o que se deben seguir en función de la pertenencia a él. el modo en que los miembros del grupo imaginan al grupo y el modo como los miembros realmente son. y mucho menos si toma a estos últimos como representación adecuada de la comunidad en la que se cifra la identidad. llegar a él presenta serias complicaciones y a menudo debemos conformarnos con logros más bien parciales. no siempre representan fielmente a las subjetividades. pero. los amigos. la historia de las 130 . no está de más insistir. pueden llegar a agregar una coherencia o una esencialidad allí donde en verdad no la hay. Los discursos identitarios. étnicas. Muchos de ellos no son sino el esfuerzo ideológico que ciertos sectores de la sociedad empeñan con el fin de conseguir un consenso favorable entre los otros sectores. nos ha interesado particularmente una distinción que. Estos esfuerzos pueden tener mayor o menor éxito. Las identidades concretas – la familia. En otros casos. otros se reducen a meros rótulos denominativos de un cierto colectivo. en la medida en que expresan lo que es accesible a la conciencia de los agentes sociales. en consecuencia. Entre la gran variedad de colectivos que nuestra definición de identidad comprende. A menudo los estudiosos del tema confunden los discursos identitarios con las identidades socialmente vigentes en las subjetividades pertinentes. incluso. los discursos identitarios constituyen una pieza fundamental. Se trata de la distinción entre identidades concretas –aquellas que se refieren a grupos cuyos miembros se conocen entre sí– e identidades imaginadas –que incluyen miembros que nunca se conocerán mutuamente. no representan necesariamente la naturaleza y rasgos verdaderamente activos en las subjetividades e. sí pueden influir efectivamente en las autoadscripciones de los agentes. Estos discursos identitarios. a pesar de lo cual los estudios tienden a concentrarse en las identidades imaginadas –nacionales. como insistimos a partir de nuestra definición inicial. Pero esos discursos. como queda dicho. aunque operativa. tienen una importancia teórica y metodológica que justifica que nos detengamos en algunas de sus propiedades en el contexto de la exposición.más orgánicos y explícitos. En la reproducción de las identidades imaginadas. arroja importantes consecuencias empíricas y conceptuales. Sin embargo. los compañeros de trabajo– tienen una incidencia mucho más directa en los cursos de acción cotidianos de los actores sociales. en tanto forman parte de las ofertas de su socialización. la referencia a la generalización de un colectivo puede incluso revelarse de manera más indirecta. de clase. al mismo tiempo. 12 131 . respectivamente.12 la concibe como una realidad. independiente y previa a la subjetividad y a las prácticas de los agentes sociales.4. sino la historia de las subjetividades que interactúan en ellas y se influyen mutuamente. de esta manera. en cierto sentido. pág.. La identidad como esencia metafísica Una de las nociones de identidad colectiva más antiguas y difundidas. Wilson. W. 818-835. Las respectivas limitaciones de estos conceptos nos permitirán argumentar las ventajas del que aquí presentamos. Esta noción de identidad apunta efectivamente a la pertenencia de los individuos a un grupo humano. en este sentido. Se le atribuye a la identidad. remite a la problemática de las identidades colectivas que constituye el núcleo de nuestro interés. “Herder.sociedades no es la historia de sus discursos. Hemos llamado a esas tendencias.6 No. cuyas primeras formas pueden rastrearse hasta nociones románticas como las del espíritu o el alma del pueblo. pero la adscripción identitaria se presupone más allá de lo que efectivamente exista en la conciencia y en el saber práctico de los agentes sociales concretos. como un imperativo moral que   Cfr. Confrontación con otros conceptos de identidad colectiva Un modo alternativo de introducir el concepto básico de identidad que hemos definido y caracterizado inicialmente en la sección anterior consiste en confrontarlo con dos conceptos. o más precisamente tendencias conceptuales. y. la identidad como esencia y la identidad como ficción. porque esas subjetividades son las que condicionan sus palabras y sus acciones. en Journal of Popular Culture Vol. Y estudiar las identidades es enfocar el modo en que esas subjetividades alcanzan la mutua consonancia. una realidad que trasciende a los sujetos que la componen. que podrían considerarse. de cualidades metafísicas. 1973. diametralmente opuestos entre sí. el Volksgeist herderiano. de quienes se suele decir que le deben alguna forma de lealtad. Folklore and Romantic Nationalism”. (Ed. Por ejemplo. Nunca jamás. toda vez que se presupone una unidad nacional cuyos orígenes se remontan a un pasado lejano. El Graduado. Mapa folklórico musical de la provincia de Tucumán.” (Miranda Villagra. como el olor del pan o de la madera o el cantar de un pájaro que escuchamos y no vemos. Una mirada que no nos abandona y recorre las distancias con la cercanía que da la pertenencia. etc. pág. la peruanidad. A. O en Miranda Villagra: “Folclore es la vivencia expresiva. persiste. […] Los pueblos que no valoran su tradición. ya que opera como un supuesto apriorístico no sólo no reconocido. Folklore con mayúscula.. Con biografías y danzas. Tucumán. Ricardo J. Op. incluso. J. sino. La necesidad de legitimar la unidad política de los habitantes de amplios territorios y de contrastarlas con las poblaciones vecinas impulsó recurrentemente a los intelectuales a postular raigambres espirituales y homogeneidades invisibles cifradas en abstracciones como las de la argentinidad. en Olmos: “Qué es el folklore sino el nutriente de la raíz-pueblo que se percibe aún sin verlo. muy anterior a la constitución del estado   Estos rasgos de la perspectiva esencialista pueden encontrarse hoy en día muy a menudo en el contexto del folklore moderno (en el sentido definido en Kaliman. xi). perdieron en el camino su identidad. pág.. Alhajita es tu canto…. muchas veces de un modo implícito.14 Se manifiesta. sobria y armónica de reluciente tradición. Letras de folklore. No saben amar lo suyo por mezquindad. hipostasiadas en símbolos perceptibles como las banderas y los himnos nacionales. 50) 14   En realidad. 1996. podrán hablar de un ideal. así como las formas concretas de socialización en las que se hallan involucrados los actores sociales. Es la tierra hecha paisaje que nos mira. muchas veces negado explícitamente. es sobre todo de un modo implícito que esta noción de identidad halla continuidad en estudios sociales actuales. El esencialismo identitario alcanzó una enorme difusión y alcance en correlación con el desarrollo de estas formas de nacionalidad. Basílico. Buenos Aires. que como un fruto maternal transmuta hereditariamente a nuestros congéneres.).13 Esta noción esencialista de la identidad está particularmente vinculada a las identidades nacionales en los estados modernos.acaba usualmente por constituirse en el punto de referencia desde el cual juzgar (y no simplemente comprender) los procesos de reproducción social y cultural. de la memoria de un estandarte de libertad. 1999. en numerosas aproximaciones actuales de los estudios sociales en general. que nos espera a la vuelta de nuestros involuntarios olvidos y de nuestras pasajeras distancias.).” (Olmos. por ejemplo. 13 132 . Cit. Aunque cuestionado. la mexicanidad. a la difusión social de las nociones identitarias correspondientes. R. según entendemos. dieron lugar a la formación del Estado. la perspectiva esencialista se aproxima decididamente a una concepción metafísica casi platónica. tomar en cuenta que muchos otros tipos de identidad (identidad étnica. Buenos Aires. como en el Blasón de plata de Ricardo Rojas. se usa a menudo para referirse a los habitantes del territorio que acabó quedando bajo el control del estado nacional en períodos prehispánicos. a la persistencia de una noción de identidad como una realidad metafísica que no se deriva de la comprobación de fenómenos concretos sino que la presupone antes de cualquier análisis efectivo. sin embargo. dictado por la presunción de una cierta homogeneidad esencial a lo largo del territorio nacional. y. 1era. presuponiendo el carácter metafísico de la esencia nacional. 15 133 .. por ejemplo. Es preciso. lo cual resulta en un recorte arbitrario de la dinámica histórica de esas culturas. La expresión “aborígenes argentinos”. En casos como éste. La noción de identidad nacional ha llegado a constituirse para los estudios sociales. postulando una francamente insostenible dimensión de eternidad para nociones tan evidentemente históricas como la identidad nacional. por cierto. anterior a los fenómenos y prácticas sociales concretos y comprobables.mismo.15 Esta versión sigue. identidad   Cfr. Un extremo casi ridículo de esta presunción se alcanza cuando se deja esbozar –o simplemente se siente calladamente– un cierto orgullo por el hecho de que los dinosaurios más grandes de los que se tenga noticia fueron hallados en territorio argentino. En otros casos. Este tipo de prácticas responden. tanto para las líneas que la critican como para las que la asumen como tal. que traza su conformación a partir de las distintas vertientes que. según la interpretación de este autor. Rojas. se reconoce la historicidad de la esencia. ya no eterna pero sin embargo siempre inaccesible a la percepción material y dotada de una fuerza y una dinámica independiente. 1986. sin embargo. Blasón de plata. sin embargo. Edición 1910. Hyspamérica. en una especie de paradigma de la idea de identidad esencialista. con lo cual se vuelve parte insoslayable del objeto de los estudios identitarios.) también son frecuentemente concebidos de esta manera. etc. tienen también una presencia efectiva en las subjetividades de estos agentes sociales que somos los propios investigadores. como hemos señalado ya. como lo muestran los ejemplos citados. Postular que las diferencias socialmente vigentes entre los géneros sexuales (la supuesta “intuición” femenina contra la supuesta “racionalidad” masculina o cualquier pretendida legitimación del patriarcado por imaginarias diferencias en las capacidades intelectuales entre los sexos) se derivan de sus diferencias biológicas no es sino otro modo de esencialismo. En primer lugar. podemos reproducirla en nuestro trabajo. desde el momento en que supone la incorporación de categorías cuya validez no es susceptible de discusión. tiene una presencia efectiva en las subjetividades de los agentes sociales. Desde luego. pero reales. El esencialismo es. en consecuencia. aunque se basen en falaces proyecciones desde las diferencias físicas hacia diferencias de otros órdenes. porque. en innumerables casos. Pero. Lo mismo puede decirse de los racismos en sus diversas formas. en última instancia. tanto los que denigran como los que ensalzan a ciertos grupos humanos. El valor argumentativo de cualquiera de estas pretendidas correlaciones descansa en la silenciada presuposición de que las semejanzas externas y perceptibles son el reflejo de homogeneidades internas e invisibles. oculto bajo aparentemente fundadas racionalizaciones. sino objeto de fe. lo cual anula la posibilidad de un debate que pueda extenderse más allá de cierto círculo de creyentes. la comprensión de la esencia) una capacidad de interpretación que. porque. el hecho de que esta noción de identidad sea tan cuestionable no autoriza a desconocerla. es también un procedimiento de contornos gravemente ideológicos. ya que atribuye a los productores del conocimiento. La advertencia contra el 134 . por otra parte. desde nuestro punto de vista. por su supuesto y exclusivo acceso a aquello que a los demás les está negado (es decir. quienes. científicamente inaceptable. no sirve sino para legitimar arbitrariamente un determinado orden y jerarquía.de género. Y. Nº 42. “Narrar la multiculturalidad”. pero también en estrecha consonancia con el rechazo postmoderno a toda forma de totalización. Como desarrollaremos más abajo. 1995.16 Aparentemente. difundida desde la constitución de los Estados modernos. esta postura tiende a presentar a toda identidad como una construcción ficticia. arbitraria. pero severamente debilitada por las nuevas concepciones de integración continental y la expansión globalizante del neoliberalismo. en consecuencia. que supone la revisión permanente de las identidades que proponemos y su contraste con la realidad social que estamos estudiando. la identidad nacional. Ahora bien.esencialismo resulta. una postura radicalmente crítica. 9-20. 16 135 .. en Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. entre los estudiosos académicos y otros sectores intelectuales. “entonces toda identidad lo es. “Si la identidad nacional es ficticia”. García Canclini. desde comienzos de la última década del siglo xx se fue generalizando. que pone énfasis en la denuncia de la identidad como una construcción ficticia o falsa que los sectores dominantes de una sociedad elaboran y difunden para ejercer y legitimar su dominio. Año XXI. es tomada en este contexto intelectual como paradigma de cualquier forma de identidad. las “inade  Cfr. 2° Semestre. entonces. totalizante e ideológica. La identidad como ficción En buena medida como una reacción contra los vicios epistemológicos y sobre todo contra los riesgos ideológicos del esencialismo. pág. en un criterio metodológico de suma importancia. Lima.” Dando un paso más allá. parece razonar esta crítica. N. Perú & Hanover. Estados Unidos. en cada caso particular de una identidad que se esté estudiando. La certera crítica ideológica de los supuestos esencialistas y sus funciones hegemónicas parece haber suscitado una generalizada sospecha y desconfianza en relación con toda manifestación identitaria. hasta qué punto la imagen del grupo que los agentes comparten se corresponde con los rasgos realmente presentes en todos los miembros del grupo. es cierto que resulta siempre pertinente preguntarse. ficticias. si lo parafraseamos en términos propios del modelo teórico aquí 136 . ideológicas. movidos por el imperativo moral que acompaña usualmente al esencialismo. intenten encuadrarse dentro de los parámetros fijados por la propuesta hegemónica y ocultar (y ocultarse a sí mismos) su diferencia adoptando ciertos símbolos que los acrediten dentro del supuesto “deber ser”. sino a menudo históricamente reales y muchas veces atribuibles a lo que podría entenderse como manipulación ideológica. existen grupos de seres humanos que comparten ciertos rasgos. es asimismo cierto que en aquellas identidades que se sustentan en creencias de tipo esencialista y metafísica existe una alta probabilidad de que los rasgos comunes que se les atribuyen a los miembros del grupo no se correspondan con los que efectivamente poseen. En estas situaciones. y a menudo ocurre. en la medida en que postula que existe una inexistente categoría metafísica. que éstos. como habíamos adelantado en el apartado anterior. pero es “verdadero” en el sentido de que existe en las subjetividades de los agentes y condiciona efectivamente sus conductas. en última instancia lo que estamos intentando explicar. El esencialismo mismo es ya. El concepto de “comunidad imaginada” de Benedict Anderson. el esencialismo es “falso” en el sentido de que no se corresponde con la realidad de las subjetividades de los actores sociales.cuaciones” de las representaciones que se hacen los actores sociales de las identidades realmente activas en sus subjetividades son no sólo perfectamente factibles. y las concepciones identitarias socialmente vigentes pueden hacerse eco de esta comunidad. Existe la posibilidad lógica de este tipo de circunstancias y su realización empírica no es en absoluto excepcional. Sin embargo. o al menos no con los que todos poseen. etc. Sin embargo. como queda dicho. lo cual es. una inadecuación. no hay razón para suponer que todas las formas de identidad colectiva habrían de sustentarse en creencias arbitrarias. Por la misma dinámica de la socialización. esto no impide que la perspectiva esencialista influya efectivamente en las acciones concretas de los actores sociales. Puede ocurrir. Por otra parte. puede considerarse un buen ejemplo de cómo se puede explicar el funcionamiento de una identidad nacional a partir de un conjunto de agentes que imaginan la nación como esencia. en las subjetividades de los indios. R. 108-118. 1997. no en referencia a una entidad metafísica verdaderamente existente como la del espíritu nacional. Su perspectiva identitaria esencialista los había llevado a presumir que el solo hecho de ser considerados ciudadanos peruanos garantizaba la incorporación. B. Identidad y Utopía en los Andes. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. 18   “La derrota [en la guerra del Pacífico 1879-1883] servirá para que algunos intelectuales. “Aportes a una conceptualización de ‘nación’ en los estudios culturales latinoamericanos”. Buscando un Inca. 230).17 Toda una serie de acciones sociales nada ficticias (como las de acceder voluntariamente a participar de una guerra. F. sorprendidos frente a la falta de “patriotismo” puesta de manifiesto por los indios que participaron de este conflicto. sino justamente al hecho de que los actores han incorporado en sus procesos de socialización efectivos ciertas nociones y sentimientos de pertenencia a un colectivo imaginado en términos de nación. 1994. A. Proyecto “Tucumán en los Andes”. arriesgar la vida en ella e incluso perderla) se explican. Chile venció porque tenía menos indios y más europeos que el Perú. como en el caso de los intelectuales peruanos en la guerra del Pacífico. (Ed. pág. México. de las lealtades implícitas en lo que no era sino la perspectiva de los propios dirigentes. Cfr. Comunidades imaginadas. sino también las subjetividades. al punto que en algunos casos llegan a poner el que entienden como el bien de la nación por encima del suyo propio. pág. cuestionen a una república establecida a costa de la población indígena. La derrota los puso frente a la realidad de que no sólo la fuerza de trabajo debía ser conquistada. 1993. al lastre que constituía para el desarrollo nacional. Fondo de Cultura Económica. en Kaliman. 17 137 . Lima. como Manuel González Prada.” (Flores Galindo. Rivero Sierra. Facultad de Filosofía y Letras UNT. Memorias de JALLA Tucumán 1995. Tucumán. Vol.18   Anderson.. La atribución de esencialismo a las identidades en las subjetividades de los actores sociales permite incluso explicar sus errores de apreciación. México. sin haberle reconocido a éstos una efectiva ciudadanía. Pero en muchos otros escritores el efecto fue inverso: achacaron el fracaso y la frustración a la inferioridad del indio. Horizonte..asumido. II..). En la concepción de toda identidad como ficción ingresan también ciertos presupuestos epistemológicos de los que el marco aquí asumido toma distancia. La perspectiva desde la que esa posición se formula tiende a presumir como principio indiscutido que cualquier categoría y cualquier generalización entraña una naturaleza totalizante y avasalladora de las diferencias. El rechazo al concepto de identidad, en estos casos, canaliza un cierto temor al gregarismo y, en última instancia, una defensa de cierto ilusorio individualismo extremo. En nuestro marco, en cambio, entendemos no sólo que la producción de conocimiento es producción de generalizaciones, sino que ese tipo de operaciones constituye una estrategia definitoria de la adaptación, supervivencia y la conducta del ser humano. Las identidades son un tipo particular de generalizaciones entre todas las que son imprescindibles para la vida humana. Todos los actores sociales, incluidos los intelectuales postmodernos, se imaginan siempre a sí mismos como parte de diversos grupos, sin que eso entre en contradicción, necesariamente, con la celebración de la diferencia. Sin ningún afán irónico, podría decirse que un intelectual postmoderno de estas características reconoce como miembro de su mismo grupo a otro muchas veces, precisamente, porque reconoce los signos que delatan el esfuerzo por preservar y subrayar su propia especificidad individual. En resumen, consideramos que la noción de identidad como ficción, si bien reacciona de un modo crítico y saludable en relación con la concepción esencialista de la identidad, tiende a los extremos inadecuados de concebir a todas las formas de identidad como nociones metafísicas y de subestimar profundamente la efectiva dinámica social de las mismas. No por el hecho de que ciertas formas de identidad se sustenten sobre creencias falsas éstas dejan de existir y tener visibles consecuencias. 138 El sentido amplio de identidad y las identidades socialmente relevantes La noción de identidad, como la hemos definido arriba, presenta un alcance tan amplio que puede considerarse, como corolario de esa definición, que en cualquier acción comunicativa se está manifestando alguna forma de identidad. Así, diríamos, por ejemplo, que hasta un hecho tan trivial, como el de que una persona se acerque a un desconocido en la calle y le pregunte la hora, involucra necesariamente la presunción y actualización de alguna forma de identidad. En efecto, en un caso como éste, la interacción se realiza sobre la base del supuesto por parte del agente de que el otro pertenece a una misma comunidad que él, al menos por el hecho de compartir una lengua y un sistema de medición del tiempo. La extensa amplitud de la definición que proponemos parecería restar valor analítico y explicativo a la categoría “identidad”, en tanto cubre fenómenos sociales de muy dispar significación para la explicación de los procesos sociales. En realidad, estimamos que nuestra definición permite delimitar de un modo sucinto y preciso un campo de fenómenos, una problemática, con un correlato empírico claramente definido, y, al mismo tiempo, destacar el factor que, en el marco de los principios de teoría social que asumimos, constituye la clave ineludible para una aproximación adecuada al estudio de los procesos identitarios: las nociones de pertenencia a ciertos colectivos sociales que los mismos agentes manifiestan y reproducen en sus prácticas. Entendemos que, en definitiva, es precisamente la presencia en las subjetividades de los agentes sociales de estas nociones y sentimientos de pertenencia la que determina la existencia y constituye el fundamento de la dinámica de los procesos identitarios en general, tanto en los casos cuya relevancia explicativa puede considerarse prácticamente nula (e.g., en el de la identidad involucrada en la acción de preguntar la hora) como en aquellos que subyacen a procesos sociales de una alta significación social e histórica (e.g. las identidades de clase, etc.). ¿Hasta qué punto la aparentemente excesiva amplitud de la definición consti139 tuye una desventaja, frente a las ventajas conceptuales y metodológicas que nos ofrece? Como podrá apreciarse en el desarrollo de esta publicación, hemos elaborado una serie de categorías que, tomando como punto de partida nuestra definición general, permiten articular un modelo analítico para explicar los procesos identitarios a partir de la identificación de algunas de las variables que consideramos fundamentales en su dinámica. Todas las categorías relacionadas con la identidad que aquí proponemos han sido elaboradas colectivamente en relación directa con las variadas investigaciones de caso que hemos venido desarrollando. Desde luego, tanto en la elaboración como en la aplicación de este modelo en relación con estas investigaciones concretas nos hemos enfocado en fenómenos identitarios que consideramos de cierto interés para los estudios sociales. No hemos estudiado, por cierto, ni la identidad de quienes comparten un sistema de medición del tiempo ni la de quienes usan anteojos. Lo que es preciso admitir, en este punto, es que la distinción entre fenómenos identitarios relevantes para los estudios sociales y aquellos que no lo son no se deduce mecánicamente de unos criterios nítidos ni objetivos. Podríamos afirmar, en principio, que la significación social de un cierto tipo de identidad guarda una estrecha relación con el valor explicativo que pueda tener para dar cuenta de ciertos procesos sociales. En el ejemplo que proponíamos más arriba, la detección de una identidad como la que supone el compartir un código lingüístico y unos criterios de medición temporal en esta interacción efímera resultaría escasamente relevante para los estudios sociales por el hecho de que de la misma no podrían extraerse mayores consecuencias más allá de la posibilidad de producir este tipo de interacción u otras similares. Ahora bien, el valor explicativo y, en consecuencia, la relevancia social de las múltiples identidades que podemos reconocer no se sigue de cierto tipo de propiedades inherentes que puedan establecerse en abstracto, sino que se define puntualmente en relación con el curso y las necesidades del desarrollo de una investigación concreta, y ésta, a su vez, en el contexto de una realidad especí140 fica. Por su parte, la elección de un tema y una problemática de investigación está condicionada por un posicionamiento político. En efecto, el consenso y la discusión acerca de lo que resulta interesante o relevante estudiar no es ajeno a la lógica propia de los campos disciplinares académicos y al entramado de relaciones de poder que se constituyen en su seno. Nuestra experiencia como investigadores que producen en los márgenes de los centros mundialmente reconocidos nos advierte sobre lo frecuente que resulta el hecho de que los tipos de casos y las problemáticas a abordar se determinen en relación con definiciones de lo interesante que responden más a los criterios que los modelos y diagnósticos dominantes tienden a imponer, que a las necesidades y urgencias que se derivan de las realidades que nos rodean. Creemos que un posicionamiento políticamente crítico en relación con esta lógica dominante de la definición de lo interesante puede fundamentarse al mismo tiempo desde un punto de vista epistemológico.19 En efecto, no se trata de un rechazo de los modelos dominantes generados en los centros académicos internacionales y de los parámetros que impone para la definición de lo interesante como una simple bandera política de resistencia por la resistencia misma (una especie de símbolo identitario), sino que la elección de aquellos casos que no parecen encajar de antemano con la representación de la realidad que proponen las propuestas teóricas dominantes es precisamente lo que se necesita para contribuir, no a la mera ratificación, sino a la puesta a prueba, a la modificación y la superación de los modelos conceptuales vigentes. Podemos resumir las consecuencias de toda esta argumentación diciendo que entendemos que la investigación de casos y problemáticas vinculados más directamente con las urgencias de nuestras realidades más inmediatas, y no sólo los que sirven para ilustrar los modelos dominantes, responde al mismo tiempo a tres   Cfr. Kaliman, R., “Sobre la definición de ‘lo interesante’ en los estudios culturales latinoamericanos”, en Casa de las Américas Año XL, Nº217, octubre-diciembre, La Habana, Cuba, 1999c, pág. 20-28. 19 141 motivaciones, dos que podríamos considerar de índole política y una, de naturaleza epistemológica. Desde el punto de vista político, esta elección apunta a producir conocimientos significativos para la comprensión y mejoramiento de la realidad en las sociedades de las que formamos parte, lo cual no implica desmerecer la importancia del conocimiento de la realidad de otras sociedades, pero sí subraya la importancia de articular comprometidamente el trabajo académico con los procesos sociales de los que forma parte. Al mismo tiempo, dando lugar a la segunda motivación política, el estudio de estos casos no se limita a la aplicación de categorías y modelos provenientes de los centros más influyentes en la distribución internacional de la producción de conocimientos, sino que aspira a desarticular los efectos indeseados de esa estructura de poder, revisando y reformulando constantemente esas categorías a la luz de los aspectos que puedan resultar específicos de las sociedades en las que vivimos.20 Esta misma operación nos conduce hacia la que podríamos considerar la motivación epistemológica de esta práctica. En efecto, la revisión y reformulación de las categorías y modelos no ha de interpretarse como una pretensión de una ciencia de validez meramente local, sino que pretende contribuir al avance de la producción de modelos teóricos más adecuados para la explicación de los procesos sociales, por lo menos mediante el esfuerzo de que ellos puedan dar cuenta, además de los casos en relación con los cuales se han suscitado, de realidades surgidas en otros contextos. Sobre la base de este modo de concebir la articulación entre motivaciones políticas y motivaciones epistemológicas de la investigación hemos intentado proyectar la modalidad de producción de conocimientos de caso y teórico con la que ha venido traba  Esto no implica reconocer, ni siquiera sugerir, que las categorías y modelos originados en las academias internacionalmente hegemónicas están debida y sólidamente fundados en las realidades sociales en las que se articulan. De hecho, podría decirse que una de las consecuencias –o los síntomas– de esta estructura hegemónica es precisamente la de que el trabajo intelectual en la periferia tiende a actuar bajo el supuesto de que esos marcos cuentan con un aval científico mucho más sólido de lo que en realidad es. 20 142 Op. muchas veces no reconocida como tal. un conjunto de rasgos pretendidamente objetivo. por el contrario.jando este grupo de investigación. R. los casos abordados desde las investigaciones individuales de cada uno de los miembros del proyecto colectivo no han sido elegidos en función de la aplicación de alguna tipología o modelo general de la identidad. y no de la realidad más adecuada para aplicar los modelos. los conceptos teóricos acerca de los fenómenos identitarios que aquí presentamos son el resultado del esfuerzo por adecuar la teoría en relación con las exigencias y las especificidades de las realidades concretas que estudiamos. y no a partir de criterios de definición de lo interesante que se derivan de las propuestas conceptuales dominantes. y a partir de la cual han surgido propuestas como la que presentamos en esta publicación. En este sentido. 21 143 . han llegado a imponerse desde la mirada de los investigadores en ciencias sociales como entidades cuasi-naturales. ver Kaliman. en relación con el cual no encuadra adecuadamente la mayor parte de los actuales grupos de poblaciones andinas de la región del noroeste argentino. concebimos al estudio empírico de casos puntuales y a la producción y revisión de modelos teóricos como dos aspectos inseparables del proceso de investigación. Al menos tres modos de proceder. Cit. Una breve referencia a un ejemplo tomado de nuestra experiencia concreta en estos procesos de investigación puede ilustrar y aclarar esta posición. Entendemos que una auténtica actitud científica es la que se desarrolla en la búsqueda de los modelos más adecuados para dar cuenta de la realidad. que define un paradigma. ha permitido movilizar permanentemente la reflexión dirigida hacia la producción de modelos teóricos más adecuados.21 Como muchas otras categorías que.. la categoría “indio” remite a una construcción conceptual. sino que. con una prolongada historia en el campo académico. En efecto. la elección de temas de investigación en función de las problemáticas específicas del medio social en que estamos insertos.   Para un desarrollo más detallado del análisis de esta problemática que resumimos a continuación. En este sentido. “Ser indio donde ‘no hay indios’…”. han sido corrientemente actualizados frente a este desajuste de las realidades socioculturales más inmediatas con el paradigma de lo “indio”: desestimar su estudio en relación con la problemática identitaria. también constituye un nuevo paradigma dominante acerca de las identidades. a partir del estudio de estas realidades concretas y de los contenidos específicos de las subjetividades de los agentes involucrados. y así poder dar cuenta de esa misma especificidad. resulta conveniente postular la vigencia de una identidad a la que podemos llamar “vallista”. Por ejemplo. constituyendo un fenómeno singular y no reducible a ninguno de esos factores. hemos podido llegar a reconstruir formas específicas de identidad. no sólo porque es política y socialmente relevante hacerlo. sino también porque constituyen una ocasión ideal para la revisión de las categorías y los modelos vigentes. esa identidad “vallista” articula esas ofertas de una manera peculiar. pero. no porque este rótulo sea en sí mismo más apropiado para referir a sus especificidades. En efecto. que consideramos más adecuado. por cierto. 22 144 .22 Un procedimiento alternativo.que consideramos inadecuados. de una crítica insuficiente. sino para contrastarlo con las ofertas de identidades “indias” y “criollas” que se les ofrecen desde “afuera”. a partir de la crítica de paradigmas anteriores. o celebrar la dispersión presuntamente inclasificable como meras estrategias a través las cuales los agentes manipulan y utilizan (entran y salen de) las identidades establecidas. que no pueden reducirse a los paradigmas vigentes en la academia acerca de la identidad india. Así. acentuar los rasgos que cuadran con la noción paradigmática e incluso deformar o sobreinterpretar otros para que así sea. en la zona de los Valles Calchaquíes. junto con otros elementos propios de su historia. creemos. es el de estudiarlas y atender a sus especificidades. ni que pueda tampoco representarse adecuadamente como un conjunto de estrategias a partir de las cuales los agentes se inscriben y se excluyen   Este último modo de interpretación. que se ha visto envuelta finalmente en problemas similares a los que criticaba. ya que revelan la insuficiencia de los estereotipos incluidos en ellos. Por ese motivo. Al mismo tiempo que nos sabemos ciudadanos de una nación. formamos parte de varios grupos de amigos.de esta identidad india paradigmática. tenemos compañeros de estudio. somos aficionados a determinado tipo de música y aun. profesamos cierta religión. las examinamos y desarrollamos en esta sección. nos identificamos como miembros de cierto grupo étnico y de cierta clase social. a veces expresamente. ni siquiera tenga sentido tratar de fijar. a veces sólo porque en esas aproximaciones no se ha prestado mucha atención a las cuestiones involucradas. ni siquiera puede decirse que tengan incorporada una noción de lo indio del tipo que define el paradigma dominante. muchos somos hinchas de un determinado club de fútbol. a ciertos intérpretes en particular. muy probablemente. nos reconocemos dentro de algún género sexual. o ciertas ideas políticas. Multiplicidad y variedad de las identidades De la definición que hemos avanzado de identidad. que probablemente no puede ser fijado y que. que po  En la mayor parte de los agentes sociales de muchos de estos casos. Igualmente. Cada uno de estos ejemplos. Que en un actor social están vigentes muchas identidades es un hecho que se comprueba casi inmediatamente apenas uno comienza a pensar en los grupos a los que uno mismo se adscribe y a los que se adscriben todas las personas que conocemos. Estas consecuencias pueden no saltar a la vista inmediatamente y pueden diferir de las que se derivan de otras aproximaciones al mismo concepto. o como miembros de un grupo familiar. etc. 23 145 . convivimos con nuestros vecinos en cierta área urbana o rural que puede distinguirse de otras. nos vinculamos con distintos grupos relacionados con nuestras ocupaciones laborales.23 No son sino formas particulares de identidad inscriptas en las subjetividades que no podían ser previstas antes de la investigación concreta. dentro de ella. se deriva el corolario de que en un actor social dado coexiste una gran variedad de identidades. tenemos nuestros pares generacionales. en un número que no puede fijarse previamente. Podría pensarse que esta multiplicidad de identidades es una propiedad de las sociedades modernas. seguramente. llega a dar la impresión de que se la olvida. por ejemplo. pero que no resulta nunca realizada dada la diversidad intrínseca de la especie humana y las tendencias de cada individuo a agruparse con otros en función de sus propias perspectivas y aficiones. o un grupo de individuos. en consecuencia. La posibilidad de que un individuo. sino muchas veces afirmada explícitamente. pueden entrar en colisión con los que están dictados por nuestra adscripción familiar en ciertas circunstancias. o los intereses de la empresa para la que trabajamos pueden chocar con los de la nación.dríamos multiplicar y subdividir. de maneras no siempre armónicas. etc. muchas otras agrupaciones internas que tal vez no se aprecien a simple vista pero que surgirían ante cualquier indagación mínimamente preocupada por encontrarlas. con su proliferación de variantes sociales y su acentuado incentivo a la individualización. grupos generacionales. cuando se hace alusión a culturas muy diferentes a la del investigador. por ejemplo. aun allí encontraremos por lo menos grupos generados en las divisiones sexuales. la multiplicidad de identidades en las que se inscriben los actores sociales no suele ser puesta en duda en los estudios sobre el tema. A decir verdad. Las perspectivas y cursos de acción motivados por nuestra adscripción a un grupo de amigos. Esta propiedad no sólo no es negada. en cuyo caso éste tiende a lan146 . la empresa prefiere evadir el pago de impuestos. si pensamos incluso en los miembros de un clan o una tribu fuertemente endogámica. implica el reconocimiento de un cierto grupo con determinadas afinidades al que sentimos pertenecer y muchas de nuestras conductas se siguen de esa autoadscripción y de la concepción de que los otros miembros del grupo también se autoadscriben a él. la división del trabajo. Cada ejemplo. remite a una identidad que forma parte de nuestro saber práctico y que coexiste con las otras. Sin embargo. si. Sin embargo. en la práctica. hay situaciones en las que. tengan una sola y única identidad puede considerarse una posibilidad lógica. y. por ejemplo. Eso ocurre. México. 154: “Únicamente esta teoría [la de la lucha de clases] nos permite ver los resortes ocultos que mueven todos los acontecimientos y cambios importantes que se producen en la sociedad de explotación”. pero si efectivamente así lo hacen. P. Ahora bien. R. creemos. fundamentalmente en términos de clase (Cfr. e incluso podría proponerse. encontramos que define el habitus. pág. Optamos.).zar una mirada homogeneizante sobre esas sociedades. que en otros aspectos parece más dispuesto que otros marxistas a reconocer la relevancia de otros tipos de identidades. a partir de las marcadas distancias que presentan con su propia experiencia en casi todos los aspectos de su vida social. Por ejemplo. en   Un caso muy conocido lo constituyen las grandes generalizaciones de Benedict. en Kuusinen. No es seguro que este tipo de modelos impliquen realmente la anulación o la subordinación absoluta de todas las identidades a una sola.. en lo que sigue.24 Por cierto. así como en el gran desarrollo de este concepto en Bourdieu. Grijalbo. 25   Ciertos marcos teóricos parecen proponer que esto ocurre necesariamente en todos los casos. El hombre y la cultura. esto es el conjunto de predisposiciones para la acción y la interpretación. 24 147 . Op.. En principio. No obstante. es una postulación a priori. Bourdieu. más común es manejar la posibilidad de que una de las múltiples identidades alcance tal importancia en sus subjetividades que llega a subordinar decisivamente a todas las demás. Edhasa. por argumentar sobre la base del análisis de ciertas situaciones concretas en las que podría llegar a pensarse. Manual de marxismo-leninismo. mostrar que aun en estos casos el principio de la multiplicidad de las identidades debe mantenerse. La distinción.. Barcelona. por ejemplo. et al. que en efecto esta subordinación se da.) Incluso Bourdieu.. O. en cualquier estudio que alcance alguna profundidad rara vez puede mantenerse por mucho tiempo este espejismo. Cit. por eso. algunas variedades de marxismo entienden que lo que podríamos llamar identidad de clase es el condicionante fundamental de las conductas socialmente relevantes (Cfr. por ejemplo. abona a favor de su validez y desalienta la postulación contraria. Sólo en esas condiciones puede llegar a pensarse que el ser indio. o el ser chino.25 Esto parece ocurrir.. 1960. si pocas veces nos encontraremos con posiciones que sostengan que entre los miembros de un determinado colectivo se ha configurado una identidad única. Esquisse d’une theorie de la pratique. P. 1971.. imprime su huella y da el tono a todas y cada una de las actividades que los miembros de esas comunidades llevan a cabo. este tipo de perspectivas sólo puede mantenerse mientras la mirada que echemos sobre esos otros no avance más allá de un nivel muy superficial. la subordinación de las identidades. Incluso en los aspectos más controlados. en los términos que dicta la identidad religiosa por la cual los actores sociales a los que nos referimos aceptan una tutela semejante. consecuentemente.relación con ciertas identidades religiosas. nunca es totalmente exhaustiva. o incluso la muerte. Finalmente. de manera que incluso las agrupaciones familiares. en los hechos. Sin embargo. siempre se forman grupos identitarios con índices relativos de independencia.   Este ejemplo ha sido tomado de las investigaciones realizadas por Paz Torcigliani entre comunidades tobas radicadas en Rosario de Santa Fe. la reproducción de la norma suele requerir el uso sistemático de sanciones de diverso orden para quienes la violan. los grupos de amigos.26 En ciertos estados teocráticos exacerbadamente fundamentalistas. para su tesis de Licenciatura en la Universidad Nacional del Litoral. que pudiera dar cuenta de tamaña singularidad. por otra parte. estas condiciones parecerían extenderse a toda una gran masa de población. son legisladas según su criterio y. las diversiones. 26 148 . merecería en sí misma una explicación particular. en las que los sacerdotes son ungidos con tal control sobre las subjetividades de la comunidad que se les otorga el poder de decidir por ellos en las opciones más importantes de su vida. la tendencia a la multiplicidad de identidades resulta una propiedad aparentemente tan propia de la especie humana que cualquiera de estas situaciones. hasta penas menores o meras condenas sociales. Por lo pronto. desde castigos corporales o la expulsión de la comunidad. todos casos que ponen de relieve que las subjetividades no están en verdad absolutamente conquistadas por esa identidad hegemónica. incluido el extremo hipotético de un contexto social en el que una identidad única hubiera conquistado totalmente a las restantes. una observación detenida nos acaba mostrando que estos casos no son tan monolíticos como parecen y que de ninguna manera ponen en tela de juicio la propiedad de la multiplicidad de las identidades. Uno encuentra que en muchos casos la norma así planteada se acompaña de una relativa tolerancia para una gran variedad de transgresiones y que. Las categorías más tradicionales en posturas de este tipo son la nación. por imitación o por herencia) y de ambigüedades (grupos de personas que pasan parte de su tiempo en la ciudad y en el campo como trayectorias que forman parte de su rutina regular). es voluntariamente amplia. la clase social. muchas veces parecen reducirlas a un conjunto de categorías más o menos estables. y de entrecruzamientos (rasgos de identidad campesina en habitantes citadinos. así como a otro aspecto relacionado con éste. precisamente para evitar que queden fuera de esta conceptualización una gran variedad de identidades que no podrían preverse si se insistiera en esta reduccionista y. Nuestra definición. el género. En nuestras investigaciones. el de que la variedad de esas identidades se presentan en una variedad igualmente impredecible. por ejemplo. en última instancia. en la medida en que al menos en esta categoría podemos encontrar una variedad de casos intermedios. esta ambigüedad y flexibilidad también podría aplicarse a varias. la etnia o la raza. dentro de las cuales cada actor podría clasificarse. nos hemos encontrado con identidades que giran en torno a si los actores residen habitualmente en el campo o en la ciudad. pueden admitirse otras categorías menos estandarizadas.Ahora bien. por ejemplo. en cambio. los estudios sobre cuestiones de identidad. en otros casos. en algunos casos. como si los seres humanos se agruparan en términos de un conjunto finito de clases que pudieran establecerse deductivamente. arbitraria taxonomía previa. como comentamos arriba. la generación. hay otro rasgo de las identidades que se deriva de nuestra definición inicial y que aparece en la formulación al comienzo de esta sección que no es de una aceptación tan generalizada. No parece que fuera simplemente cuestión de agregar una nueva categoría a la lista. la ocupación laboral o la religión. si no a todas las categorías tra149 . aunque reconozcan la multiplicidad. si la noción de una identidad única es más bien extraña en las aproximaciones vigentes. Y todavía. En realidad. Nos referimos a que el número de identidades a las que puede adscribirse un actor social dado es imprevisible. En efecto. A esta lista pueden agregarse. otras identidades no parecen invitar a que se agregue una nueva categoría. cuando el club de los amores juega un partido importante.) que cuestionarían cualquier pretensión de reducirla a una simple dicotomía de base biológica. sino incluso muchos actores sociales que ni siquiera pueden incluirse en ninguna agrupación desde este punto de vista. por otra parte. como puede apreciarse si se considera. dentro de la categoría de género. Por ejemplo. Aunque pueda compararse con otros tipos de prácticas de otros momentos y lugares. Conviene mencionar asimismo otras prácticas relacionadas con estas identidades.dicionales. además. la variedad de formas identitarias (gays. Por otra parte. muestran que se sienten legitimados a sobreponer su pasión futbolera a cualquier otra consideración moral y política. Finalmente. Los actos de racismo llevados a cabo por algunas hinchadas. en las que se entrecruza de maneras peculiares con otras identidades. que. En los campeonatos mundiales de fútbol. que se ponen de manifiesto en una variedad enorme de interacciones sociales de diverso orden. etc. no abarca de la misma manera a todos los miembros ni siquiera en las sociedades donde ha alcanzado mayor significación social. las identidades de los hinchas de un club de fútbol. en las cuales encontraremos no sólo muchos simpatizantes tibios. resulta difícil imaginar que un esquema universal de las categorías identitarias en las que todo actor social debería encuadrarse se decidiría a incluir la afición futbolística. la afición futbolera se entrecruza con la identidad nacional. y en que no implican necesariamente una clasificación exhaustiva de todos los miembros de una sociedad. familiar. por ejemplo. que van desde la burla en los ámbitos de trabajo hasta la suspensión de todo otro tipo de actividad. como se puede apreciar en el uso de los símbolos como la bandera o el himno. son un hecho cultural históricamente y temporalmente localizado. transexuales. en la medida en que parecen derivarse de aspectos culturales específicos de un tiempo y un espacio dado. A pesar de todo esto. por ejemplo. los casos que hemos encontrado en nuestra investigación y que con mayor fuerza contestan a las pretensiones de una 150 . laboral e incluso política. sin embargo. “Reproducción de las prácticas discursivas orales…”. puedan ser aplicables a otros contextos. sus rituales y sus símbolos y que. 27 151 . y muchas otras. Cit. estudiados por Cabrera. no encuadra en ninguna de las categorías que podríamos haber imaginado previamente. Cabrera. identidades socialmente activas... por ejemplo. constituyen apretados encasillamientos de la complejidad de la condición humana. L. 28   Cfr. como si esta fuera un territorio ya previamente cartografiado. pero que no hubiera sido previsible en un esquema general apriorístico del tipo del que estamos criticando. (Cfr. las identidades que se forman alrededor de las categorías de atraso y progreso. De manera semejante. Cit. D. Chein ha estudiado. estas identidades probablemente hubieran pasado desapercibidas si hubiéramos insistido en mirar con las anteojeras de una taxonomía previa. Op. los pibes chorros. Op. en condiciones semejantes. sin agregar taxonomías fijas que. los ac  Cfr. “La identidad de grupos marginales…”. en virtud de la influencia ideológica de la modernidad a través del aparato escolar en una zona rural de la provincia de Tucumán. en última instancia. “De los trabajos a los laburos ilegales y sus estructuras de sentimiento…”.tipología a priori de las identidades son el de aquellas identidades que ni siquiera pueden remitirnos a categoría general alguna. un principio que guía nuestra aproximación es el de que cualquier afirmación sobre el funcionamiento de las sociedades humanas debe poder explicarse en términos de la dinámica de las subjetividades de los seres humanos. Identidad práctica e identidad consciente Como venimos insistiendo. De hecho. L. adolescentes que participan de una cultura que incluye la práctica del delito. se abre únicamente si el concepto de identidad se reduce a los términos con los que lo hemos presentado. Chein. participan de una identidad que se pone claramente de manifiesto en sus valores.28 La posibilidad incluso de descubrir estas. Op.27 categorías que tal vez. Cabrera..). cuando es precisamente lo que apenas si estamos empezando a explorar para tratar de conocer. Cit. según algunas líneas de trabajo. con este postulado. ¿cuál es la relación entre la conciencia y toda esa abigarrada madeja de fenómenos inconscientes? Una imagen quizá demasiado usual tiende a dar a esa relación la forma de un edificio de dos (o. En esta sección y la siguiente. dinámicas o sistemas sociales que no puedan traducirse en términos de las subjetividades de los actores sociales reales y concretos implica postular una dimensión metafísica independiente. relativamente borrosas. Como veremos. carente de todo tipo de contrastabilidad científica. retomaremos algunos de los postulados que hemos desarrollado en la presentación de nuestro marco sociológico general. La primera sección del documento reproducido en la segunda parte de este volumen. La psique humana es.tores sociales. a pesar de que la capacidad de reflexión y aprendizaje de la especie humana es superior a la de muchas otras que pueblan este planeta. Las fronteras entre psicología y sociología se vuelven. Ahora bien. por lo menos desde el desarrollo del psicoanálisis ha quedado en claro que las explicaciones últimas de las conductas humanas se encuentran en niveles mucho más profundos de lo que podemos alcanzar a vislumbrar conscientemente.29 y revisaremos sus consecuencias y aplicaciones en relación con el concepto de identidad. Si no antes. de este examen se derivan ciertas importantes sugerencias metodológicas y conceptuales para el estudio de la identidad en el contexto de la reproducción y transformación sociales. más) pisos. en cada uno de los cuales “se encontrarían” contenidos de la misma naturaleza. de una complejidad cuyas variables y fundamentos se pierden en la inescrutabilidad. que no por operativos deben dejar de estar fundados debidamente y con la mayor cautela posible para no caer en nuevas mitologías y metafísicas.   Cfr. por supuesto. cualquier generalización en el nivel sociológico debe incluir al menos algunos postulados psicológicos básicos. Por lo menos. en la medida en que estas subjetividades son la única realidad material sobre la cual estas generalizaciones pueden estar predicando algo. 29 152 . Proponer leyes. los del piso superior. Todos estos “contenidos de conciencia” son representaciones del mundo exterior y no. mucho menos metafórica. compara la relación entre lo consciente y lo inconsciente con la relación entre la conciencia y el mundo físico. 30 153 . conduce a perspectivas erróneas. cuando distingue entre conciencia práctica y conciencia discursiva. interpretamos. una verdad perogrullesca que está cifrada en frases como “el concepto de cuchillo no corta” o “el concepto de lluvia no moja”. han inspirado la distinción entre saber práctico y conciencia que desarrollamos aquí. serían inconscientes. por supuesto. los seres humanos interpretamos los datos que llegan a nuestra conciencia desde el mundo exterior a través de los sentidos. podemos producir nuevas interpretaciones y quizá nuevas generalizaciones que pondremos eventualmente a prueba o no. Cuando decimos “representación”. Sobre esta base. los del piso inferior. Lo mismo puede decirse de cualquier generalización que manejemos en relación con el mundo físico exterior: la teoría de la relatividad o el conocimiento de que el fuego quema no existen en   Esta imagen se encuentra incluso en Giddens. La constitución de la sociedad. son de una naturaleza diferente del mundo al que se refieren. apelando para ello a categorías de análisis y relaciones entre esas categorías que hemos incorporado en aprendizajes anteriores. Op. la de “cajas” en las que se distribuyen los contenidos). A.sólo que algunos. Cit. de una manera semejante al alma platónica “recordando” lo que había visto en el topus uranus antes de encarnar en el cuerpo. La imagen que adoptamos aquí.. tales como las de que el esfuerzo cognoscitivo –o autocognoscitivo– consiste en convertir en consciente lo inconsciente. con su correlato de que “consciente” e “inconsciente” son estados diferentes de un mismo tipo de entidades. habrían pasado a la conciencia. y. conceptos que. Giddens. y tal vez ni siquiera metafórica en absoluto. estamos implicando precisamente que los conceptos con los que analizamos. y los otros. tomamos conciencia del mundo. en general. En efecto. la incorporación del mundo mismo en nuestra mente.30 Esta metáfora edilicia (o alternativamente. sin embargo. de alguna manera. de la dinámica de ese mismo saber práctico. Así como recibe y elabora los datos proporcionados por los sentidos. entre otros. Es más adecuado entender que lo que se produce en lo que llamamos conciencia es un esfuerzo por representar los fenómenos psíquicos que son. no es más consciente o inconsciente que lo que ocurre en el mundo exterior. No obstante. por supuesto. puede decirse que tiene sentido hablar de que algo inconsciente se vuelve consciente. de traer a la conciencia recuerdos de experiencias concretas que pueden haberse olvidado. Sabemos que la reflexión puede contribuir a la modificación de conductas (la función de la conciencia puede modificar el saber   Esto es distinto. No hay razón para suponer que la percepción de nuestro mundo interior funciona de otro modo. sino conceptos que resultan de dos aproximaciones diferentes a la psique humana. lo que nos interesa aquí es contrarrestar la ilusión de que la conciencia que tenemos de nuestros procesos psíquicos es más certera de la que tenemos del mundo exterior.31 En consecuencia. sino. la conciencia recibe datos sobre fenómenos que ocurren en nuestro organismo y los interpreta con las categorías con las que cuenta para hacerlo y. con esos elementos. en las subjetividades de los seres humanos. como lo que ocurre en todo nuestro organismo. en cambio. Simplemente ocurre. y lo que llamamos “consciente” son las representaciones que intentamos producir de ellos. Así. O más propiamente. produce representaciones que no son el fenómeno psíquico mismo. lo que ocurre en nuestra psique. siempre inconscientes. que se definen por oposición mutua. 31 154 . La conciencia. es impreciso y equívoco decir que lo inconsciente se vuelve consciente. en sí mismos. El saber práctico es un nombre operativo para un aspecto central de nuestro objeto de estudio: el conjunto de factores psíquicos que subyacen y explican los cursos de acción de los actores sociales.el mundo exterior. por definición. es una función psíquica: es un factor. así como el concepto de lluvia no es la lluvia misma. sólo porque ellos ocurren “dentro” de nosotros. lo que entendemos como saber práctico y lo que entendemos como conciencia no son categorías complementarias. la materialidad directamente relevante para el estudio de los procesos sociales. En ese caso. antes que un modelo sencillo y disponible antes de comenzarla. por la dinámica del propio saber práctico. al concepto de identidad. ¿De qué manera se producen estas respectivas incidencias? La respuesta no es inmediata ni sencilla. pero no necesaria. 32 155 . por su parte. la toma de conciencia de ciertos fenómenos psíquicos) es ella misma una conducta. Las simpatías y antipatías “espontáneas” que nos despiertan determinadas personas o grupos de personas y que muchas veces influyen decisivamente en nuestros cursos de acción. y constituyen una pregunta abierta a la investigación empírica.práctico). porque las relaciones entre estas dos instancias de análisis (conciencia y saber práctico) no se reducen a una mera transposición de contenidos de un piso a otro. como parte del saber práctico de los agentes. El que tengamos la posibilidad de hablar de algo no implica que lo hayamos hecho efectivamente ni que quienes nos escuchan interpreten lo que decimos exactamente de la misma forma que nosotros. lo cual equivale a decir que está involucrada.32 o. sino que son variadas y complejas. aquella identidad de la que los agentes sociales son capaces de hablar. operativamente. e incluso determinada. así como las distintas categorías en las que permanentemente estamos inscribiéndonos a nosotros mismos o a aquellos con los que nos involucramos en acciones comunicativas de diversa naturaleza obedecen a los impulsos de las identidades prácticas constituyentes de nuestra subjetividad. implicamos que nos da una propiedad suficiente. Para eso es que distinguimos entre identidad práctica e identidad consciente. Identidad práctica es la identidad que subyace a las conductas reales de los agentes y que es directamente relevante para los procesos sociales en los que participan. Identidad consciente. el modo en que los agentes comprenden (se representan) los componentes de sus subjetividades que aquí estamos capturando bajo el concepto de identidad. Podemos explorar algunas de estas relaciones llevando esta discusión general. en términos un poco menos operativos. obedecen a las identidades prácticas. pero eso no debe hacernos olvidar el hecho de que la reflexión misma (i. No podemos ha  Cuando decimos que esta es una definición operativa. es.e. válida en verdad para cualquier “contenido de conciencia”. a algunas a veces ni siquiera las hemos identificado conscientemente. sus miembros puedan hablarnos. que no las representan adecuadamente. y podemos tener incluso una idea muy equivocada y hasta internamente contradictoria sobre esas identidades prácticas. El interés sociológico apunta al reconocimiento y estudio de las identidades prácticas. por supuesto. ellas son las que explican el curso de acción de los actores sociales. esto podría expresarse diciendo que las identidades conscientes de los actores sociales no coinciden necesariamente con sus identidades prácticas. En los términos recién definidos. dado que. como queda dicho. para el caso.33 Al mismo tiempo.blar de todas ellas con la misma soltura. en consecuencia. 33 156 . Otro riesgo metodológico. Es por este motivo que la advertencia sobre el hecho de que las identidades conscientes no necesariamente constituyen una representación adecuada de las identidades prácticas alcanza particular significación metodológica. no han de confundirse con las identidades prácticas mismas. La actividad científica no es sino un modo más sistemático. intentar una representación consciente de ellas. es la influencia de las identidades conscientes –y. aun con más precisión. por definición. toda aproximación inicial a un caso concreto se topará en primer lugar con las identidades conscientes que estén en funcionamiento en el conjunto social que se intenta estudiar y sobre las cuales. regular y riguroso de practicar el mismo esfuerzo de conciencia que ejercitan todos los seres humanos. pero que. el estudio de las identidades conscientes es insoslayable aun cuando el objetivo final sean las identidades prác  En este caso. por cierto. también las identidades prácticas– que el propio estudioso trae consigo mismo y que puede confundir entonces con un dato de la realidad cuando en verdad provienen de su propia subjetividad. en consecuencia. porque. Su objetivo es. o. que suele pasar todavía más desapercibido. Al concepto de alteridades nos referimos más adelante en este mismo documento. las precauciones deben tomarse también contra la influencia de las alteridades incorporadas en la subjetividad del estudioso. La advertencia sobre las oscuridades en torno a este tipo de procesos es en realidad una advertencia contra un análisis apresurado que pretenda deducir las propiedades de las identidades prácticas de afirmaciones explícitas de los actores sociales o que suponga que la generalización y la difusión explícita de determinadas categorías puede eximirnos de la necesidad de escudriñar los fenómenos que están ocurriendo en las subjetividades a los cuales. y ya no sólo para evitar la influencia de las primeras en el intento de reconocer y caracterizar las segundas. es parte del estudio también conjeturar sobre las razones de las posibles inadecuaciones o imprecisiones de la representación. 34 157 .34 En efecto. Una perspectiva más clara de esta problemática puede obtenerse incorporando al  Ver la última parte de la primera sección del documento incluido en la segunda parte de este volumen. el acceso es mucho menos expuesto y está sujeto a un continuo proceso de hipótesis e indagación. las identidades conscientes resultan de los esfuerzos de los actores sociales por conceptualizar identidades prácticas. las identidades conscientes son también seguramente un factor en la constitución. conviene subrayarlo. sino porque además entre unas y otras existen relaciones de diversa índole. naturalmente. Por una parte. de hecho. aun cuando no se confundan con ellas. que pueden deberse a razones ideológicas o a que para un actor social es innecesario mayor refinamiento en función de sus necesidades cotidianas de comunicación e interacción. etc. Aunque metodológicamente obligado a tratar de contrastar por vías indirectas (que no sean las de su propio discurso) lo que el actor social dice de su identidad. modificación e historia de las identidades prácticas. así como la reflexión sobre la propia conducta en general tiene la capacidad de afectar y modificar el saber práctico (en maneras de las cuales. se siguen de las que se dan entre saber práctico y conciencia. son entonces una vía fundamental de acceso a las subjetividades mismas donde radican esas identidades prácticas. estamos lejos de poder dar cuenta de manera explícita y homogénea para todos los casos). que.ticas. Por otra parte. elaboran y procesan por su cuenta. en la medida en que su realidad no podrá deducirse nunca de la sola experiencia. Por un lado. tienen que encuadrar con los datos que proporciona la experiencia. la experiencia. Discurso y experiencia en la reproducción de identidades En líneas generales. las que han sido propuestas conscientemente a través del discurso. lo cual permite distinguir dinámicas diferentes en el proceso de formación y reproducción de las identidades. por otra parte. en un lugar muy destacado. El discurso sobre la identidad nacional ordena y semantiza las experiencias de la realidad.gunas consideraciones sobre la formación y reproducción de las identidades prácticas. Las identidades nacionales son un ejemplo paradigmático de un tipo de identidad que necesariamente ha de derivarse de propuestas discursivas. sino que está siempre orientada y mediada por categorías de diverso orden. la distinción resulta pertinente y útil en la medida que cada una de estas fuentes proporciona distintos tipos de datos. a través del discurso verbal o de algún otro modo de comunicación. y se sustenta en modos diferentes de vincularse con la realidad. e incluso recurre –en verdad. como de cualquier otra categoría de los saberes prácticos de los agentes sociales: la experiencia y el discurso. ya que en la práctica ninguno de los procesos actúa con total independencia del otro: las propuestas conscientes son propuestas sobre la realidad. podríamos reconocer dos tipos de fuentes en la formación de las categorías identitarias. a las que pasamos inmediatamente. están los datos que los actores sociales recogen de la experiencia directa de la realidad. y que. puramente analítica. Por otro lado. necesita recurrir– a formas plásticas (como los símbolos nacionales) que pueblen la experiencia con encarna158 . entre ellas. y siempre de alguna manera. con mayor o menor conciencia. por supuesto. están las propuestas que el entorno social les ofrece explícitamente. no es tampoco absolutamente virginal. Sin embargo. La distinción es. toda identidad consciente que podemos vislumbrar a partir del discurso de un actor social dado se ha formado y se transforma siempre por la interacción de datos tanto de la experiencia como del discurso. Podría pensarse erróneamente. las identidades que se forman en relación con un grupo familiar (e. y a las que nos referíamos al final de la sección anterior. analizar estas dos fuentes en el caso de una identidad específica nos puede dar pautas para intuir el grado de las posibles inadecuaciones de la identidad consciente con respecto a 159 . podría decirse que la categoría que se transmite discursivamente sobre la familia. acompañada o no de cualesquiera normativas particulares (“los trapos sucios se limpian en casa”. la identidad consciente está ligada exclusivamente al discurso como fuente de la identidad. experiencia y discurso juegan su papel en la formación en las subjetividades tanto de las identidades prácticas como de las identidades conscientes. Sin embargo. observemos sin embargo. sin esas “encarnaciones” y semantizaciones.). Por su misma naturaleza.ciones de la unidad sobre la que se construye. En general. Esta distinción operativa entre dos fuentes de adquisición de identidades no debe confundirse con la oposición entre identidad práctica e identidad consciente desarrollada en el apartado anterior. Por una parte. generando vivencias sensibles de la unidad grupal. En todo caso. Hecha esta aclaración.g. por ejemplo. generalmente cumple la función de darle un nombre y una cierta interpretación al grupo cuya existencia y membresía se adquieren fundamentalmente sobre la base de la vivencia cotidiana. En cambio. los que cohabitan en una misma vivienda). son un ejemplo de una identidad que se adquiere predominantemente por la experiencia. la unidad no podría deducirse solamente de los rasgos que los actores sociales recogen de su contexto. etc. que dado que se es consciente de todo aquello que decimos mediante el lenguaje. que tener en cuenta la distinción entre experiencia y discurso como fuentes de la configuración de identidades nos permite examinar con un poco más de detalle algunas de las complejas relaciones que podemos encontrar entre identidades prácticas e identidades conscientes. que de hecho usualmente se genera. no emergen en el discurso ni en la identidad consciente. por su parte. el hecho de que pueda en teoría incorporársela sin mediación discursiva. no necesariamente perfecto. los actores sociales aprenden a reproducir. esta identidad práctica nunca hubiera sido incorporada en su subjetividad. es decir una identidad consciente. incluso de buena fe. del modo en que la identidad se ha elaborado en el saber práctico mismo. y conscientes. estamos hablando de un modo en el que las identidades conscientes (que son las que se transmiten en el discurso) pueden afectar el desarrollo de las identidades prácticas (las que están efec160 . pero esas manifestaciones discursivas nunca dejarán de ser un intento de representación. de no haber mediado el discurso. El curso de acción de los actores sociales siempre dependerá del modo en que la identidad nacional se haya incorporado en el saber práctico. es bastante probable que esas formas discursivas. en consecuencia. Por otra parte. cuando ponemos de relieve que el discurso es uno de los factores que incide en la reproducción de las identidades. no niega la posibilidad de que se genere un discurso sobre ella.la identidad práctica. ciertos conceptos que se les han enseñado discursivamente sin que estos hayan llegado a incorporarse propiamente en su saber práctico. En muchos casos. Tomemos de nuevo los dos ejemplos anteriores. En todo caso. El hecho de que la identidad nacional requiera necesariamente del discurso para ser incorporada por los actores sociales no quiere decir que la identidad nacional sea sólo una identidad consciente. lo que sí puede afirmarse es que. es decir la actividad consciente en relación con esa identidad. lo cual puede llevar a contradicciones de diverso grado entre el decir y el hacer. Con respecto a la identidad familiar. por una razón u otra no tienen acceso a la conciencia y. no capturen toda una serie de rasgos que los actores han adquirido en la experiencia y que. más allá de lo que el propio actor diga o piense conscientemente al respecto. como en prácticas discursivas desde otros puntos de la sociedad que proponen marcos interpretativos de la categoría “familia”. tanto en el seno mismo del grupo familiar. No obstante. Podemos entender muchas cosas de manera consciente con las que. 161 . la insistencia con la que la misma se propone. El hecho de que nos hablen. Discursos identitarios Este parece un punto oportuno en nuestra exposición para desarrollar algunas consideraciones sobre el concepto de discurso. Sin contradecir lo expresado en el párrafo anterior. sólo una parte de los complejos procesos del saber práctico. no quiere decir que éstas estén incorporadas en nuestra conducta concreta exactamente de la forma en que las conceptualizamos conscientemente. las categorías y los hábitos previamente incorporados y el grado de consolidación que hayan alcanzado. que muchas veces se confunden entre sí. aclarar nuestra comprensión del término. tales como la posición del que propone la categoría discursiva. la relación que guarda con la experiencia vivida y con anteriores experiencias. etc. pero también con la historia anterior del saber práctico. entonces. lo cual se vuelve más complicado porque algunas de esas acepciones están a su vez acopladas a diferentes marcos epistemológicos y conceptuales.tivamente vigentes en las subjetividades de los actores sociales). El saber práctico no se modifica inmediatamente en virtud de un contenido de conciencia. un término que se ha empleado y emplea en acepciones muy variadas. sino también el modo particular en que esta se interprete. El grado y eficacia de esa incidencia no es sencillo ni directo. Los procesos que llamamos conciencia son. nuestra conducta entra en contradicción. La eficacia de la influencia depende de muchos factores. Corresponde. de determinadas identidades. sin embargo. que no ha de ser necesariamente idéntico al pretendido por el locutor. es conveniente complementarlo con la noción de que los respectivos discursos (el nacional y el familiar. como hemos visto. elementos que no sólo condicionarán la posible aceptación e incorporación de la nueva categoría. e incluso hablemos nosotros mismos. a veces sin que siquiera seamos conscientes de ello. en los ejemplos considerados) pueden afectar el curso de las respectivas identidades prácticas. . En este caso.. abstraído del contexto en que se lo produce o de las subjetividades que están poniéndose en relación en ese contexto. como cuando hablamos de un “discurso conservador” o un “discurso ambientalista”. el cual parece que sobrepasa los límites de lo estrictamente verbal para incluir virtualmente todos los fenómenos de la subjetividad humana. K. de manera consciente y explícita.) y que se difundió a lo largo de buena parte del marxismo posterior. E. Universidad Nacional de Quilmes. así como del sentido. nos referimos primariamente a la puesta en uso del lenguaje. En el curso de esta exposición. mucho más vago y general. intentos de explicación de los procesos sociales. para hacer referencia al hecho de que ciertos textos concretos son vehículo de una perspectiva política o social específica (un “discurso”). que la palabra “discurso” ha alcanzado en el seno del postestructuralismo. concepto para el cual preferimos sencillamente la palabra “texto”. Buenos Aires. 36   Cfr. en algunos casos preferimos mantener la palabra. Cit. argumentadas y de preten35 162 . F. que intentan organizar de manera consistente. Castro.37 cuyos textos no son en realidad sino un desarrollo   Ver nuestra discusión y toma de posición sobre las distintas acepciones de la palabra “discurso” en la segunda sección del documento incluido en la segunda parte de este volumen. & Engels. por ejemplo. en La ideología alemana de Marx y Engels (Marx.además de introducir un concepto que nos ha resultado muy funcional en el estudio de las identidades. cuando hablamos de “discurso”. El Vocabulario de Michel Foucault.36 Hay un cuarto sentido de la palabra “discurso” para el cual.35 Conviene distinguir esta acepción de la que interpreta al “discurso” como el texto resultante de esta práctica. sin embargo. la palabra puede usarse. conceptos y autores. 2004. Nos referimos al sentido que alude a ciertos textos que articulan. Un recorrido alfabético por sus temas. Los ejemplos más típicos de estos discursos son los que quedan de manifiesto en los textos de los que podríamos llamar “ideólogos”. Op. en plural. el de discurso identitario. 37   En uno de los sentidos en que aparece. para hacer referencia a autores de doctrinas explícitas. La ideología alemana. en la medida en que no parece que implicara concepciones del lenguaje contradictorias con la que nosotros estamos asumiendo aquí. En lugar de esforzarse por dar cuenta de las perspectivas realmente vigentes en las subjetividades de los actores sociales. 163 . Incluyen desde extensos tratados producidos por intelectuales que se erigen en voceros del grupo hasta las frases aisladas o los simples rótulos emitidos por cualquier miembro del grupo. y sobre todo cuando son pronunciados desde lugares con cierta capacidad de influencia. Es interesante notar que muchos textos producidos en tono académico. se dedican a construir una imagen más o menos coherente de una identidad que dan por sentada como vigente y válida. A menudo. según lo desarrollamos en las secciones anteriores. los actores sociales pueden llegar a adoptar y reproducir esos mismos discursiones sistemáticas que se presentan como resultado de una reflexión intelectual regular sobre la realidad social e incluso sobre órdenes más ambiciosos de la realidad. intentar explicar el curso de la subjetividad que subyace a sus cursos de acción. en efecto. Los discursos identitarios producidos por los intelectuales. expresiones de la identidad consciente. pero que sin embargo proporcionan pautas importantes para analizarla. Como hemos señalado ya. e incluso desde el ámbito académico. conscientemente o no. que no representan necesariamente con toda adecuación a la identidad práctica tal como es. esfuerzos por inducir en las subjetividades una determinada imagen del grupo al que se refieren. muchas veces “denunciando” las conductas de los actores que no son leales a los imperativos que suponen derivados de esa identidad. como en el caso ya considerado de las identidades nacionales. resultan ser discursos identitarios antes que estudios sobre la identidad. son. Ver el último apartado de la segunda sección del documento incluido en la segunda parte de este volumen.elaborado de lo que cualquier agente social puede realizar. por ejemplo si adoptan una perspectiva esencialista. el éxito de este esfuerzo depende de una variedad de factores que deberían considerarse en el análisis de cada caso concreto. Son. en esta última acepción. esto es. que hacen referencia a las autoadscripciones subjetivas a grupos. Los discursos identitarios son entonces aquellos discursos. y realiza con mayor o menor asiduidad. sobre las distancias y proximidades entre las identidades prácticas y las conscientes. entre las que hemos llamado identidades concretas. un grupo de amigos. por experiencia directa.38 Identidad concreta e identidad imaginada Presentamos en esta sección una tercera distinción que guarda cierta relación con las que venimos desarrollando (identidad práctica e identidad consciente. Crítica de la economía política.). participa más que nada del análisis de las coordenadas ideológicas en una sociedad dada. variables relevantes para el estudio de los procesos ideológicos. El Capital. Las observaciones realizadas al final de la sección anterior. etc. importa sugestivas consecuencias metodológicas y suscita interesantes reflexiones. podemos deducir cuáles son las representaciones favorecidas por las instancias de poder de una sociedad. El estudio de estos discursos identitarios.sos. los compañeros de trabajo. K. Un grupo familiar. por este motivo. por un lado. Las primeras son aquellas que se refieren a grupos con los cuales el agente interactúa directamente y a cuyos miembros conoce personalmente uno por uno. aunque tenga ciertas ideas   Aquí la palabra “ideología” se refiere ya no al sentido que le dan Marx y Engels en La ideología alemana. Trazamos esta tercera distinción. por el otro. y en el que se hace alusión al carácter social de las representaciones mentales con las que los actores sociales interpretan la realidad y que provienen tanto de su experiencia como de las propuestas interpretativas que se le han inculcado. e identidades imaginadas. constituyen. Cit. sino más bien al tipo de análisis que el propio Marx desarrolla en “El fetichismo de la mercancía”. A través de ellos. pero que no se confunde tampoco con ninguna de ellas. En cambio. sin que ello implique que han incorporado coherentemente todas sus consecuencias en el saber práctico. las mismas que intentan difundir en las subjetividades del conjunto de sus miembros.. desde este punto de vista. como veremos. constituyen ejemplos de estas identidades concretas. en el tomo I de El capital (Marx. Op. los compañeros de escuela. el agente social no conoce a todos los miembros de los grupos definidos por las identidades imaginadas. que. discurso y experiencia como fuentes de la identidad). 38 164 . Las identidades nacionales. que no se cono39 165 . son un ejemplo de identidades de este tipo. por su misma naturaleza. mientras que las identidades imaginadas requieren inevitablemente de la información proveniente del discurso. y sin duda conoce a otros individuos que son argentinos e indios y con los cuales comparte la adscripción correspondiente. esa propiedad. Pero. es incluso parte del conocimiento que tiene de esa identidad. En realidad. Es cierto que las identidades concretas.sobre los rasgos que las constituyen como grupo y. ya que. Por ejemplo. experiencia y discurso se alimentan mutuamente. un grupo musical puede formarse porque uno de sus miembros convoca a los demás. Como adelantábamos. no conocemos por experiencia propia a todos sus miembros. de modo que sólo podemos imaginar su existencia en función de lo que otras personas nos cuenten. la de que hay otros miembros del grupo a los que tal vez nunca llegue a conocer. entre el discurso y la experiencia como fuentes de la formación de las identidades. o las étnicas. esta tipología no debe confundirse con la distinción. esto sólo se refiere a grados de incidencia de las fuentes de formación: como ocurre en relación con cualquier identidad. De hecho. hasta podría postularse que la propuesta discursiva de que el grupo existe es una condición de posibilidad para que empecemos siquiera a imaginarlo. tienden a formarse a través de la experiencia directa. al mismo tiempo. o indio.39   A pesar de lo que pueda pensarse. por supuesto. por definición. sabe –imagina– que existen muchos otros individuos que también pertenecen a estos grupos aunque no los conoce personalmente y sabe –imagina– que comparten los rasgos propios de los miembros de esos grupos. también en el proceso de formación tanto de las identidades concretas como las imaginadas. Un agente social dado puede saber que es argentino. hay identidades concretas que se forman inicialmente a partir del discurso. Sin embargo. o sea que el carácter de “imaginada” que le estamos dando es parte del conocimiento incorporado en el saber práctico de los actores sociales. la idea de que existen otros miembros del grupo además de aquellos a los que conoce personalmente. por ejemplo. desarrollada en el apartado anterior. no se refiere al modo en que ellas se forman en las subjetividades de los agentes sociales. la identidad concreta ya tiene vigencia. y tanto unas como otras son objeto –o por lo menos son pasibles de ser objeto– de representaciones conscientes. se reproducen y se transforman en la experiencia cotidiana. en la medida en que funcionan. por cierto. Tanto las identidades concretas como las imaginadas existen como identidades prácticas. más o menos adecuadas a esas identidades prácticas. e incluso para fortalecerse. Por cierto. aun en estos casos. y por lo tanto. y están. sino que clasifica estas identidades en función del grado de concreción con que su membresía se define. En el momento de comenzar a funcionar. como sí lo es la que trazamos entre identidades concretas e imaginadas. cen entre sí. sino una distinción entre modos en que cada una de esas identidades es vivida en un agente social dado. Pero estos ejemplos muestran que el discurso puede jugar un papel importante en las identidades concretas. La distinción entre identidades concretas e imaginadas no debe confundirse tampoco. Es cierto que las identidades concretas. con un número restringido y establecido de miembros. suscitan usualmente mucho menos reflexión que las identidades imaginadas. y que por lo tanto. mientras que las identidades imaginadas. por lo mismo que requieren tanta actividad discursiva para formarse. pueden incluso vivirse desapercibidamente. Los compañeros de grado en una escuela o un colegio son ya una unidad. serán siempre las experiencias compartidas las que acaben dando las propiedades específicas de la identidad. en la base de los cursos de acción que siguen esos agentes. con la que trazábamos antes entre identidades prácticas e identidades conscientes. 166 . en efecto.La distinción entre identidades concretas e imaginadas. la distinción entre identidades conscientes y prácticas no es una taxonomía sobre el conjunto de las identidades vigentes en las subjetividades de los agentes sociales. institucionalmente formulada. Sin embargo. parecen requerir siempre al menos una forma consciente bastante desarrollada. estas no deben asimilarse sencillamente a la experiencia como fuente de la identidad. aun antes de que los miembros comiencen a compartir experiencias y a formar una imagen más especificada de sus características grupales. a pesar de que no ha habido experiencias compartidas entre los miembros del grupo. por lo tanto. En los hechos. ocupan un lugar central aquellos que tienen que ver con las reacciones. Es probable que muchos de ellos lleguen a conocerse entre sí. A pesar de ello. juicios e incluso cursos de acción de los individuos con los que se involucra en acciones comunicativas concretas. y eso seguramente tiene que ver con un cierto grado de indefinición en la aplicabilidad de estas categorías. a su vez.Sin duda. están permanentemente retroalimentándose de esa experiencia. sus cursos de acción están predominantemente condicionados en términos de su articulación en esos grupos. Es importante observar aquí que la incidencia de las autoadscripciones en las identidades imaginadas sobre la conducta. podemos encontrar muchos casos en los que los límites entre estas categorías de identidades concretas e imaginadas se vuelven borrosos. por ejemplo. de todos modos se actualiza siempre en las interacciones con indivi167 . pero sin duda eso sólo puede garantizarse para ciertos subgrupos. expectativas. como es el de la carrera de Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán. cuya composición y naturaleza. sobre todo porque la rutina cotidiana de los agentes sociales se desarrolla siempre y necesariamente en relación directa con los compañeros de grupo de las identidades concretas. entre los distintos factores que pueden ser pertinentes para las decisiones relacionadas con esos cursos de acción. Tomemos. y revela su carácter más operativo que explicativo. Después de todo. y en una medida mucho menor con lo que tiene que ver con aquellos individuos o grupos abstractos cuya existencia imagina. la distinción sigue siendo muy importante. por ejemplo los formados por estudiantes que ingresaron juntos y que comparten el cursado de las materias año por año. ¿es concreta o imaginada? No parece fácil responder esta pregunta. En realidad. La identidad de los estudiantes de toda la carrera. podrían postularse diversos grados de concreción entre estos dos extremos que hemos opuesto de manera tan taxativa en nuestra definición. el caso de los estudiantes de una carrera universitaria en la que ingresan anualmente entre 80 y 100 alumnos. etc. esa incidencia se concretará en términos de la relación cotidiana y directa con los miembros de los grupos más concretos y la interpretación predominante en ese grupo de la “macroidentidad” imaginada tendrá mucho más efecto que cualquier perspectiva general que pueda enunciarse en los términos globales de esa “macroidentidad”. Y. participan al mismo tiempo de la identidad de todos los estudiantes de Letras de esa Facultad. en términos generales. De hecho. de diversas maneras. esa actualización se produce precisamente a través de la mediación de una identidad concreta. en identidades mayores.duos concretos. Podríamos decir. Y muchas veces. en determinadas ocasiones los cursos de acción pueden explicarse en términos de su relación con este último “archi”-nivel identitario. por ejemplo. en última instancia. los de segundo. si quiere alcanzar un nivel aceptable de capacidad explicativa debe incluir necesariamente a las identidades concretas en las que los agentes sociales relevantes se sitúan y en función de las cuales organizan su conducta. pero en sus cursos de acción concretos pesarán más directamente las interacciones y expectativas de los miembros de la representación de ese grupo (la filial partidaria local) con los que tiene contacto directo y comparte ciertos espacios y ciertas experiencias. sin embargo. una identidad imaginada. en su ambiente cotidiano. eventualmente. En consecuencia. a veces. hasta alcanzar. esas identidades concretas se ar168 . Por cierto. que estamos en este caso en presencia de identidades concretas que se articulan. a veces esta articulación puede realizarse en diversos niveles. esta sí. definitivamente. incluso si el foco del interés del estudio apunta a las identidades imaginadas dentro de las cuales. la identidad de los estudiantes universitarios de todo el país. cada uno con un menor grado de “concreción”. el análisis y la generalización de cualquier proceso social que nos interese estudiar. y así sucesivamente. un miembro de un partido político de nivel nacional o internacional puede actuar en función de los intereses y prospectivas de ese colectivo imaginado al que pertenece. Por ejemplo. En el caso antes citado de los estudiantes universitarios. las identidades concretas de los estudiantes de primer año de Letras. imaginadas. sobre todo. en cambio. sino los hombres reales y concretos. a desatender las identidades concretas. o. Porque no son las abstracciones las que hacen la historia. tiene la virtud de poner de relieve que la reflexión teórica sobre los temas que nos preocupan debe incorporar las variables pertinentes para articular la conducta de los hombres reales y concretos en el proceso social en general. La distinción que proponemos entre identidades concretas e identidades imaginadas es. y. al discurso sobre esas identidades. por definición. Se producen así grandes generalizaciones que no sólo no garantizan su aplicabilidad en los análisis de los grupos reales y concretos. operativa. Posiblemente el hecho de que las identidades imaginadas requieren tanto esfuerzo discursivo. con la “alteridad” de esa identidad. mientras que las identidades concretas pueden pasar desapercibidas como tales (o al menos no se ponen de manifiesto en una actividad discursiva tan sostenida y profusa) contribuye a que los estudios sobre las identidades tiendan a concentrarse en las identidades imaginadas y. como vemos. y por lo tanto no son el tema que estamos aquí desarrollando. Sin embargo. Alteridad Como hemos visto. y no deducirla de grandes abstracciones previas. Sin embargo. ¿Qué pasa con el “ellos” respecto de ese “nosotros”. en 169 . sino que además es muy poco probable que. con esa perspectiva de análisis.ticulan. en todo caso. como lo reconocíamos. el concepto de identidad implica un “nosotros” en el cual se incluyen determinados actores sociales. en general. a considerarlas un fenómeno independiente. los “otros” no pertenecen al grupo articulado en una identidad. ya que. se obtengan instrumentos conceptuales para el momento en que se pretenda comprender la dinámica particular de esos grupos y los cursos de acción concretos de los actores involucrados. objeto de la dinámica de grupos antes que de la sociología general. o. no parecería estrictamente necesario que nos ocupáramos de este punto. con “los otros” respecto de esos actores sociales? En principio. Como hemos señalado en más de una ocasión a lo largo de esta publicación. pero no de la manera ni en el grado en que se presupone en muchas aproximaciones. En esta sección no nos proponemos definir y establecer un concepto propio de alteridad. entendemos que. Por otra parte. desde nuestra perspectiva. el de las construcciones imaginarias del otro. sino sencillamente plantear las reservas y distanciamientos pertinentes en relación con nociones de alteridad actualmente muy difundidas.los estudios acerca de la identidad de las últimas décadas se manifiesta una tendencia bastante generalizada a plantear la cuestión de la identidad como una problemática inseparable y hasta derivada de la cuestión de la alteridad. si entendemos la alteridad como el conjunto de las categorías mediante las 170 . sólo tendría sentido hablar de alguna forma de alteridad si con ello se hiciera referencia a alguna categoría efectivamente presente en el saber práctico de los agentes sociales. que han sido y son una sostenida preocupación política y académica y sobre todo. objeto de usualmente bien intencionada crítica ideológica. en efecto. referencias a la identidad abundan en otro terreno de estudios. la cuestión de los fenómenos a los que usualmente se hace referencia mediante el término “alteridad” se inscribiría en una problemática más general. la de la existencia de categorías en el saber práctico. En líneas generales. En este sentido. algunos aspectos de lo que suele entenderse bajo el nombre de “alteridad” son pertinentes para el estudio de las identidades. así como señalar nuestro punto de vista acerca de los aspectos que en el marco del heterogéneo y desigual campo de fenómenos que se estudian bajo el rubro de “alteridad” resultan más relevantes y significativos para la comprensión de los fenómenos identitarios. entendemos que toda afirmación válida acerca de las acciones y los procesos sociales debe fundarse en generalizaciones adecuadas acerca de los contenidos efectivos de las subjetividades de los agentes sociales concretos. En consecuencia. que constituyen la realidad empírica fundamental en los fenómenos que estamos tratando de explicar. como trataremos de mostrar. pero sólo una vez que se ha fundamentado convincentemente su adecuación empírica. Presses Universitaires de France. “Présence de l’autre”. usos muy difundidos del término “alteridad” conllevan muchas más implicaciones que éstas.40 Esta afirmación puede recibir diferentes interpretaciones. 40 171 . resultó –y todavía. Sobre la base de estos supuestos. Pero ni Saussure ni la amplia población de sus seguidores dedicaron mucho tiempo a reflexionar sobre si ése es efectivamente el modo en que funciona la mente humana. Essais de socio-sémiotique II. 1997. por ejemplo.. eventualmente. por cierto. É. En ciencias sociales. Un breve razonamiento nos permitirá argumentar que en este nivel. Paris. La simplicidad es. por cierto. al menos en lo que se refiere a las categorías de identidad y alteridad. las predicciones “semioticistas” fracasan. Landowski. el principio que propone Landowski tanto para las identidades colectivas como las individuales.cuales los agentes sociales delimitan y definen grupos a los cuales no pertenecen. una propiedad deseable de cualquier modelo científico. inspirado en las propuestas de Saussure para el estudio de la lengua y. parece haberse convertido en un punto de partida generalizado la afirmación de que la identidad se define siempre en relación con una alteridad. Este axioma. de otros sistemas semiológicos. resulta para muchos– atractivo porque promete una elegante simplicidad en los modelos que supuestamente darán cuenta de los códigos comunicativos y una autonomía disciplinaria para la Lingüística y la Semiología en general.   Tal parece ser. la contrastación empírica. la afirmación de que una identidad se establece siempre en relación de oposición con la alteridad se interpreta como que ambas se definen necesaria y simultáneamente por las relaciones internas de un sistema semiótico. pero en el marco de la tradición de pensamiento iniciada por el estructuralismo (y prolongada en buena medida por el postestructuralismo) la misma implica un modelo semiótico según el cual las categorías se definen y delimitan en relaciones de mutua oposición. En algunos estudios. los hechos desmienten estas predicciones. Por cierto. ambas operaciones coincidan: que un actor defina al mismo tiempo un grupo al que pertenece (una identidad). es probable que en algunos casos. si delimita un grupo al que no pertenece (una “alteridad”).En el modelo que proponemos. tienen conocimiento de la existencia de otros agentes que no forman parte de alguno o algunos de los mismos. son realidades del saber práctico de los agentes que se generan y definen en relación con una praxis y unos contextos específicos. en oposición a otro grupo al que no pertenece (una “alteridad”). Los otros con respecto a una identidad Algunos usos del término “alteridad” remiten al hecho de que los agentes sociales. las categorías identitarias. si un actor social concibe un grupo al que pertenece (una identidad). un tipo de identidad concreta como lo es la identidad familiar. como cualquier categoría de relevancia para el estudio social. Asimismo. En la perspectiva “semioticista”. La alteridad. sólo tienen sentido en cuanto representen contenidos efectivamente existentes en el saber práctico e involucrados contextualmente en la producción de ciertas acciones y manifestaciones discursivas concretas. tomemos. En muchos casos. e. un agente puede clasificar a otros en una categoría de grupo sin que conciba a ese grupo de “otros” en relación específica con sus propias identidades. esa “otredad” no es concebida en el saber práctico de los agentes en función de una categoría de grupo específica. al mismo tiempo debería delimitar otro grupo al que no pertenece (una “alteridad”). Para explicar lo que queremos decir. inversamente. Un agente social puede saber que otros no pertenecen a su grupo identitario sin que eso implique ninguna categoría de grupo o colectivo con la que se los clasifique. por ejemplo. automáticamente se inscribiría a sí mismo en otro al que sí pertenece (una identidad). Cuan172 . tanto como la identidad. si se aplica rigurosamente. que se autoadscriben a ciertos grupos. Sin embargo. contrariamente a lo que propone la perspectiva que hemos llamado “semioticista”. Examinaremos a continuación cada una de estas tres posibilidades. generalmente se relaciona con otros que no pertenecen a su familia. Sin embargo. Pero probablemente resultaría inadecuado interpretar estas acciones como si en ellas estuviera involucrada permanentemente una noción de alteridad en relación con la propia identidad familiar (una especie de grupo “no-mi-familia”). esto muestra que la activación de una identidad está condicionada por factores contextuales y no que la identidad familiar se ha definido en relación con una supuesta alteridad “no-mi-familia” ni mucho menos que esa alteridad “no-mi-familia” tenga alguna existencia en absoluto. el término “alteridad” para hacer referencia a este tipo de casos no puede sino remitir a un   Como señalamos en el apartado “Saber práctico” de la primera sección del documento incluido como segunda parte en este volumen. El caso que estamos analizando sería sólo un ejemplo más de esto. como un elemento efectivamente actualizado en la interacción. que efectivamente posee una identidad familiar. Es cierto que hay contextos diferentes en los cuales la exclusión cobra relieve.41 Emplear. como si el agente al interactuar estuviera activamente reconociendo esta exclusión y la actualizara en estas interacciones. cuando el mismo agente se halla involucrado en una cuestión que considera que debe ser resuelta en familia. En realidad. Por ejemplo. no tiene. tampoco tendría ninguna relevancia la postulación de una alteridad familiar para explicar las mismas. desde la perspectiva del mismo. y. desarrolla actividades como las relacionadas con el ámbito laboral. 41 173 . que las categorías que ponga en funcionamiento en un contexto dado sean contradictorias con las que pone en juego en otro contexto. y decide no hablar del tema porque se encuentra presente alguien que no pertenece a ese colectivo. el reconocimiento de la alteridad de ese otro actor con respecto a la identidad familiar resulta significativo. ninguna relevancia en relación con este ámbito de interacciones. es más adecuado interpretar sencillamente que la identidad familiar. y corriente. como una de las tantas identidades que el agente actualiza según los contextos. En ese momento. en el marco de nuestro modelo. el saber práctico es internamente heterogéneo en muchos aspectos e incluso es posible. en este sentido.do en una sociedad occidental moderna un agente. ni pertenece a ninguno de sus grupos de amigos. En estos casos.sentido bastante trivial: el conocimiento por parte del agente de la existencia de individuos que no pertenecen a su grupo identitario. en relación con las categorías de grupo que delimitan colectivos a los que el agente se autoadscribe. ni fue compañero suyo en el colegio. no existe ninguna razón para presumir que el establecimiento y la aplicación de estas categorías de grupos deban definirse y delimitarse en relación con las identidades de los agentes. como señalábamos. De hecho. Estos casos tienen particulares connotaciones sociales y políticas. Insistir en la perspectiva “semioticista” implicaría forzar la interpretación de las conductas de los actores sociales para poder encontrar que en cada interacción en la que se involucran están poniendo en juego todo un conjunto de categorías de alteridades correspondientes a todas y cada una de sus identidades. ya que incluyen aquellas 174 . las aplicaciones más corrientes del término alteridad presuponen el hecho de que los agentes sociales perciben y clasifican a otros en función de categorías que recortan colectivos sociales a los cuales ellos mismos no pertenecen. etc. Pero. podemos afirmar entonces que las identidades pueden definirse en el saber práctico sin que necesariamente sean concebidas en relación de oposición con una alteridad. la operación mediante la cual los agentes consideran efectivamente la exclusión de otros agentes en relación con estas identidades sólo tiene sentido cuando la actualización de estas identidades resulta relevante. Supondría postular que en cada caso el actor social está teniendo en cuenta que la gente con la que se relaciona no pertenece a su familia. Tomando como punto de partida la perspectiva de los agentes sociales. Los otros como grupo Por lo general. la consideración de este sentido de alteridad sólo puede tener alguna pertinencia para la explicación de la dinámica de las identidades en relación con ciertos contextos muy específicos en los que la identidad en cuestión es efectivamente relevante. ni gusta de la misma música. es decir. que uno mismo no es parte de ese grupo. Buenos Aires. Definir a un grupo al que no se pertenece implica. en otro nivel. Para comprender y explicar toda una serie de acciones discriminatorias de las que suelen ser objeto individuos de nacionalidad boliviana (o de origen boliviano) en la localidad de Lules (Tucumán. ello no implica que conciban como un rasgo de los “argentinos” el ser “limpios”.” Ponencia presentada en el Congreso Argentino de Estudios sobre Migraciones Internacionales. Ciccus. ni siquiera que se   Cfr. Catamarca. Rivero Sierra.42 Pero sería inadecuado presumir a priori que estos agentes delimitan.imágenes en las que se sustentan actitudes discriminatorias contra determinados grupos y.’ Identidad y conflictos de integración en migrantes bolivianos radicados en Lules . F. cultura e identidad. Tucumán. en efecto. definen y aplican la categoría “bolivianos” en contraste y en oposición con una identidad nacional propia. Analicemos un ejemplo.. 2006. lógicamente. (Cfr. F.). en Pizarro. 2011.. pero paralela a la que analizamos en el apartado anterior.). Migraciones internacionales contemporáneas. C. que. Pero eso sólo si se les preguntara. Políticas Migratorias y de Asilo. “Formas ‘tangibles’ e ‘intangibles’ de discriminación. pero no que se está caracterizando a su propio grupo por oposición. Buenos Aires. Los bolivianos en Tucumán. Estudios para el debate. Argentina) es necesario tomar en cuenta que los agentes discriminadores aplican una categoría mediante la cual delimitan un grupo al que son ajenos (los “bolivianos”) y al que atribuyen una serie de características negativas. “La discriminación étnica. 2002 y Rivero Sierra. a los “bolivianos” como “sucios”. puesto que la vocación discriminatoria se preocupa por definir las características del grupo estigmatizado en sí. Cuando estos agentes califican. Aportes para una formalización teórico conceptual”. 42 175 . ponencia presentada en las I Jornadas de Humanidades del noa. “‘Ser boliviano cuando no se quiere ser boliviano. UNCa. por ejemplo.. La operación es inversa. Facultad de Humanidades. F. 2008 y Rivero Sierra.Tucumán”. Rivero Sierra. ya que para ellos ese dato no es pertinente. no todos los argentinos son “limpios”. (Coord. y no en oposición necesaria a otro grupo al que ellos sí pertenecen. Migración. la de “argentinos”. Seguramente estarían incluso dispuestos a reconocer. la legitimación de políticas de conquista y dominación. F. Notas para una discusión más allá de las metáforas.. Esta relación se hace visible si consideramos. No podemos subestimar los efectos que el conocimiento y el padecimiento de estos estereotipos acerca de su grupo tienen sobre los modos en que elaboran. poco relevante) que este conjunto de casos puede tener con la problemática de las identidades.está teniendo particularmente en cuenta las propiedades del propio grupo al que sí se pertenece. Y. no puede desmerecerse la importancia social y política de su estudio. Entre las categorías que se integran en el saber práctico de los agentes sociales existen innumerables (e impredecibles) clasificaciones de los colectivos humanos. aunque no necesariamente conciban a estos colectivos en relación de exclusión o contraste con alguna identidad propia. la población de origen boliviano que habita en la localidad de Lules se reconoce como parte de un grupo minoritario de esta sociedad a partir de su origen. por ello. Lo que queremos subrayar aquí. en efecto. ya que constituyen la base a partir de la cual los agentes suelen atribuir a priori ciertas propiedades a los otros y actuar en consecuencia. En el ejemplo arriba esbozado. es que no hay una relación directa y necesaria entre esas alteridades (prácticas y conscientes) y las identidades prácticas y conscientes de los agentes involucrados. diríamos que no resulta en absoluto pertinente involucrar la problemática de la identidad nacional de los agentes discriminadores para explicar sus conductas. En efecto. Muchos estereotipos sociales. constituyen categorías de este tipo. la dinámica de las identidades de quienes son víctimas de esta discriminación. en el ejemplo propuesto. reproducen y transforman su identidad. por lo tanto. cobran una importancia fundamental para la explicación de las interacciones sociales en general. es posible señalar un tipo de relación indirecta (y no. que. además de las identidades. Como en el caso de muchas otras iden176 . sin duda. como el del caso mencionado. los agentes clasifican a los otros como miembros de diversos grupos a los cuales ellos no pertenecen. Sin embargo. y precisamente para desembarazar a ese estudio de presupuestos arbitrarios. La estigmatización y la discriminación son parte de esas conductas y. sino como algo que efectivamente se concibe así en el saber práctico) nos indica algo significativo en relación con este tipo de identidades en particular. 177 . Identidades y alteridades que sí parecen definirse mutuamente Los dos tipos de casos analizados en los apartados anteriores ponen en evidencia lo inadecuado de concebir a las identidades y las alteridades en el marco de una relación necesaria de oposición en la que ambos términos se presupondrían mutuamente. como de otras tantas en las que se intensifica la afirmación de estas identidades y/o se desarrollan acciones de resistencia. es sin duda posible que se dé esta definición mutua. aunque no necesario. En este contexto. Sería necesario indagar en las condiciones sociales específicas de emergencia y reproducción de un número significativo de este tipo de identidades para avanzar una hipótesis en relación con las supuestas características comunes del mismo. El hecho de que la identidad se defina en contraposición con una alteridad (no en un sentido lógico y abstracto. En los procesos en los cuales estos agentes de minorías conforman y transforman sus identidades es imprescindible considerar la incidencia de estos estereotipos. Examinaremos entonces aquellos casos en los que la concepción de la propia identidad se formula en contraposición con un colectivo ajeno y claramente delimitado y definido. numerosos aspectos específicos de las identidades a las que se autoadscriben no podrían explicarse adecuadamente sin tener en cuenta el hecho de que estos estereotipos existen y se reproducen en dicho contexto. Pero.tidades de grupos minoritarios. sólo señalaremos un posible camino de reflexión al respecto a partir del análisis de un ejemplo concreto. ya que no constituye un rasgo de las identidades en general y no se trata de una relación presupuesta por nuestro modelo. apriorístico. Los modos en que se saben calificados por otros y las acciones de discriminación concreta de las que son objeto pueden ser muy relevantes para explicar tanto ciertas actitudes concretas de negación u ocultamiento de esta identidad. los agentes de esta generación mayor generaron un discurso identitario en el que los rasgos que concebían como característicos de su identidad comunitaria comenzaron a ser presentados como propios en una explícita relación de oposición con los rasgos que atribuían a los más jóvenes. puede   43 Cfr. D. por la acción socializadora de las instituciones formales de educación.43 En este momento. sino simplemente como los que no pertenecían a la comunidad y eran diferentes en términos generales. podemos hablar de una alteridad entendida por los propios agentes como algo sustancialmente definido y opuesto a una identidad. Chein. cuando las generaciones más jóvenes internalizaron el “modelo identitario del progreso” y abandonaron efectivamente muchas prácticas que eran percibidas por los más viejos como parte de los rasgos de la identidad comunitaria. sino a un referente concreto representado por unos agentes (las generaciones más jóvenes y escolarizados de la comunidad) que. Desde este punto de vista. 178 . Antes de que. se difundiera en la comunidad entre las generaciones más recientes un modelo identitario ideológico que calificaba muchas de las prácticas culturales locales como “atrasadas”. Si indagamos en la transformación de las condiciones en que esta identidad comunitaria se reproducía y buscamos una relación con la efectiva emergencia de esta nueva forma de concebir y manifestar la alteridad cobra relieve un hecho significativo: la alteridad que ahora los más viejos conciben en contraposición con su identidad comunitaria no remite a una otredad general y abstracta.La alteridad en relación con la identidad comunitaria de los agentes más viejos de la comunidad de Amaicha del Valle cobró dos formas distintas en momentos históricos diferentes. la alteridad para los agentes de esta generación anterior no era concebida como un grupo de agentes identificables.. Cit. Sería este un típico caso de los examinados en el primer apartado. con ciertos rasgos definidos. también pertenecen a la misma comunidad. “La construcción de la tradición…”. Ahora bien. incluso desde su perspectiva. pero en un sentido y un alcance más amplio del que recortan en su discurso identitario. Op. La crítica de estos discursos intenta mostrar que. en verdad provocado 179 . no parece conveniente aventurarnos en una generalización demasiado ambiciosa y especulativa. la acción civilizadora de los conquistadores. denigrando al colectivo subordinado para justificar. en un sentido lógico.afirmarse que la clasificación de la que ahora derivan al mismo tiempo una identidad (el “nosotros” de los más viejos) y una alteridad (el “ellos” de las generaciones más jóvenes) se opera sobre un universo concreto que los contiene a ambos (y. como las ciencias políticas o la sociología misma. pero por supuesto también en otros ámbitos disciplinarios. nos conformamos con subrayar que un conocimiento acabado de estos fenómenos sociales no puede ignorar las relaciones e interacciones sociales concretas. positiva y activamente definida. No se trata sólo de que. a través de esas construcciones. es la denuncia de ciertas construcciones discursivas perpetradas por instancias de poder sobre grupos que domina o aspira a dominar. o para achacar el estado presente de cosas de la población dominada. Por el momento. podríamos tentarnos con la hipótesis de que la identidad y alteridad se definen mutuamente sólo cuando los dos grupos están al mismo tiempo encuadrados dentro de una identidad mayor. Ante el análisis puntual de este caso. se busca legitimar la hegemonía real o pretendida. los conflictos específicos y efectivamente vividos en los que la contraposición de una identidad y una alteridad puede arraigar. las categorías de una clasificación suponen una categoría universal que las contiene. sino fundamentalmente del hecho de que la contraposición del “nosotros” de los viejos y el “ellos” de los jóvenes es efectivamente vivida de un modo conflictivo en toda una serie de prácticas e interacciones sociales en las instituciones de la comunidad en general y de la familia en particular. en este caso. por ejemplo. Discursos “alteritarios” Una práctica muy difundida en los estudios culturales de las últimas décadas. sólo a ambos): el universo constituido por la actual población de los amaicheños. Sin embargo. o las construcciones de las poblaciones nativas del imperio inglés.44 Objetos paradigmáticos de esta crítica son los diversos discursos sobre el indio que legitimaron la conquista española.. Biblioteca Amauta. 46   Mariátegui. 1976. Alción. J. Los discursos sobre el otro no son necesariamente denigratorios. por ejemplo. en la medida en que construyen una imagen de un colectivo ajeno al del autor del texto. 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Orientalism. Cit. 45   Said. 2005.. como los discursos identitarios. hasta llegar al Ecologismo que algunos encuentran prefigurado y todavía vigente en las culturas indígenas   Un panorama general de diversas modalidades que adopta esta actitud en el discurso crítico latinoamericano y latinoamericanista puede consultarse en Palermo.46 y eso a pesar de que el intelectual peruano nunca viajó a la sierra ni contaba con estudios antropológicos serios y detenidos en los cuales fundar sus generalizaciones “etnográficas”. Op. como en Orientalismo. Z. aspiran a difundir en las subjetividades. podríamos traer a colación los textos de muchos intelectuales insatisfechos con la cultura occidental que insisten en encontrar en otras culturas las virtudes de la que la supuesta modernidad los ha privado. la imagen que Mariátegui da de los indios del Perú. siguiendo por el “primitivismo” de algunos Surrealistas. Pensamiento crítico y políticas culturales en América Latina. pero que. De la misma manera. Podríamos recordar. Córdoba. cuya organización social considera superior a la que predominaba en las sociedades capitalistas europeas. Desde la otra orilla. la cuestión merece un análisis más detenido.. de Edward Said.45 En analogía con los discursos identitarios de los que hemos hablado arriba. esa imagen del otro. para el cual conviene comenzar situando estos discursos en una perspectiva un poco más amplia. Lima. 44 180 . Sin embargo. a sus propias “limitaciones” innatas o culturales. sobre la que echan sus dardos los críticos postcoloniales. E. podríamos llamar a estos textos “discursos alteritarios”. comenzando por el bon sauvage de los Románticos. desde posiciones influyentes. luego retomados y reformulados con intenciones semejantes durante el período republicano en Hispanoamérica.por el sojuzgamiento a que han sido sometidos. la mayor parte de lo que se conoce como “postcolonialismo”. Desde este punto de vista. de todos modos. en realidad. precisamente. pueden interpretarse como formas de la alteridad a la que nos hemos referido arriba bajo el título “Los otros como grupo”. pero no desdeñable. una referencia explícita a culturas ajenas. pueden llegar a incidir. sobre todo porque son emitidos desde posiciones de poder y por lo tanto con capacidad de influencia. sino precisamente viciada por los prejuicios y los intereses propios de los productores de los textos. cuando a veces se lo distingue del análisis de los discursos colonialistas mismos. en el estudio de las identidades de los grupos a los que se refiere. lo que la crítica ideológica denuncia y busca desentrañar en ellos es. De hecho. Las categorías con las que se realiza el análisis. en particular. destinados). Esta incidencia es la materia de que se ocupa fundamentalmente. Por cierto. este funcionamiento. contenidos que encuentran el sentido dentro de su propia cultura y no en la ajena de la que supuestamente hablan.latinoamericanas. encuentran su sentido dentro de la dinámica de los grupos de poder desde los cuales se los produce (y a los que están. de distintas maneras y en distintos grados. lo cual quiere decir que eventualmente pueden tener una utilidad instrumental indirecta. El aspecto común en todos estos casos es que parece que puede defenderse de manera muy convincente que la construcción del otro no obedece tanto a una consideración detenida de los rasgos específicos de esa cultura ajena al locutor sino a una argumentación que pone en juego valores cuyo sentido se encuentra dentro de la dinámica específica de la sociedad del propio locutor. en las subjetividades de los propios miembros de los colectivos estigmatizados. y. los juicios de valor implicados en ellos. no puede desconocerse que en todos estos casos hay. sobre la base de que la construcción del otro no está interesada por ese otro. lo mismo puede decirse de los discursos alteritarios arriba mencionados. al menos en primera instancia. En efecto. en la medida en que. 181 . incluso con toda su modalidad derogatoria. Paidós. Como hemos señalado arriba. El antropólogo como autor. como cuando argumentamos que no es válido sostener que hay una identidad sólo porque se reconozcan. G. Y la misma consideración se aplica a los casos en los que los académicos hablan no de su propia cultura sino de las culturas ajenas. Londres y Nueva York. Aschcroft. tomando como inevitable la lógica que la crítica ideológica revela en los discursos “alteritarios” colonialistas. desde afuera.48 Creemos que se trata de un riesgo que. no debe menospreciarse. 1989.que quedarían encuadrados.. Un postmoderno escepticismo. The Empire Writes Back. Barcelona. esos actores sociales   Cfr. por ejemplo. A lo largo de este texto. tiende a descreer de la posibilidad de que los estudios con pretensiones científicas puedan realmente desembarazarse del lastre que supone la cultura en que han sido producidos.. C. arrastrando en consecuencia los mismos prejuicios e intereses. si se extreman los límites entre las culturas al punto de concebirlos como infranqueables. & Tiffin. 1997. H. B.. Routledge. muchos textos que se presentan como científicos no son sino discursos identitarios disfrazados con terminología científica o simplemente amparados por una posición académica institucionalmente autorizada. en consecuencia. dentro de la “crítica al colonialismo”. 47 182 . no sería siquiera imaginable la crítica ideológica de la que han sido y siguen siendo objeto los discursos “alteritarios” arriba mencionados. Sin embargo. La posibilidad de arribar a un conocimiento científico de culturas a las que no pertenecemos depende de la constante revisión de las categorías y los criterios con los que se analizan los datos que la realidad nos proporciona. además. hemos llamado la atención sobre distintos aspectos metodológicos que apuntan en esta dirección. Theory and Practice in Post-Colonial Literatures.47 Conviene en este punto detenernos un momento a notar que también son discursos sobre los otros la mayor parte de los estudios que los científicos sociales producimos sobre las culturas. 48   Argumentación que puede encontrarse esbozada por ejemplo en Geertz. efectivamente. Griffiths. rasgos comunes entre ciertos actores sociales mientras no se pruebe al mismo tiempo que. todo el trabajo de reflexión y precisión conceptual que venimos realizando y cuyos frutos estamos exponiendo a lo largo de este documento aspira a contribuir. En realidad. vale también como un modo de poner de relieve la confluencia de las dimensiones política y epistemológica a la que aspiramos en nuestro trabajo empírico y teórico. a la vez que nos permite examinar la difundida práctica del análisis de los discursos alteritarios y ponerla en relación con nuestra propuesta. afectar sus esfuerzos de representación consciente. el investigador “interno” también debe prevenirse contra los intereses afectivos que lo ligan al grupo en cuestión y que pueden. De esta manera. evidentemente. Como hemos señalado arriba. o cuando advertimos contra la incidencia que pueden tener en la interpretación de la realidad las identidades (y las alteridades) prácticas y conscientes que los propios investigadores llevamos en nuestras subjetividades. Así como el investigador “externo” debe precaverse contra sus prejuicios e intereses propios con respecto al grupo que estudia.comparten en sus subjetividades la autoadscripción a ese grupo.   En efecto. la identidad práctica no está disponible inmediatamente a la conciencia y nuestras interpretaciones y conjeturas sobre lo que ocurre en nuestra psique no son sino esfuerzos de representación que pueden ser más o menos adecuados. este apartado. en definitiva. sería ingenuo pensar que el trabajo se simplifica demasiado cuando el investigador se ocupa de una comunidad a la que él o ella misma pertenece. también sobre nosotros mismos–49 pueda producirse sin la interferencia de otros intereses que no sean los del esclarecimiento de la realidad. 49 183 . a que el conocimiento sobre el otro –y. precisamente. . por la cual se reflexiona con categorías cuyos alcances y límites empíricos no se definen con   Miembros del proyecto: Lorena Cabrera. sino también atendiendo a la más sigilosa de las formas de idealismo. 1 185 . Desde una posición muy próxima al materialismo cultural propuesto por Raymond Williams2 y. en buena medida inspirada en éste. de cualquier forma de idealismo. siempre presente en las ciencias sociales. La dialéctica permanente entre la indagación de casos empíricos concretos y la producción de conceptos teóricos representa.Colofón1 Diego Chein El conjunto de categorías que proponemos para la indagación de los fenómenos identitarios ha sido desarrollado colectivamente a partir de la discusión de los casos concretos de cada una de las investigaciones puntuales que hemos venido desarrollando. Chein. Paula Storni. Rivero Sierra. Kaliman (Director). Lisa Scanavino. Cit. Fulvio A. Nuestra percepción del carácter insuficiente de los conceptos con que contábamos para dar cuenta de los fenómenos identitarios constituyó el verdadero incentivo para la búsqueda y la formulación de nuevas categorías más precisas y adecuadas. Diego J. Mariana Carlés.. desde nuestra perspectiva. intentamos eludir el riesgo. Andrea Paola Campisi. Op. Intentamos aplicar esta precaución no sólo evitando las formas más evidentes del fetichismo intelectual de las ideas y los conceptos. 2   Williams. Jorgelina Chaya. Marxismo y literatura. un modo de llevar a la práctica de la producción de conocimientos una concepción epistemológica auténticamente materialista. Ricardo J. R. Denisse Oliszewski. 3 Por cierto. en nuestra comprensión del materialismo. Encaminados desde este posicionamiento epistemológico y teórico. y en oposición a ciertas formas de positivismo con las cuales a veces se confunde el materialismo en general. Las ventajas de la formulación de conceptos acerca de la identidad con una nítida y estricta referencia empírica no se reducen a las facilidades que. llegan a ser concebidas como parte de la realidad misma y no como lo que en realidad son. En consecuencia. incluso en aproximaciones que se proclaman como materialistas. un ordenamiento racional de la experiencia.   Parece importante señalar. También este tipo de indefiniciones. nos hemos determinado a tomar como punto de partida de nuestro razonamiento y de nuestra argumentación una delimitación precisa del modo en que las identidades existen en las subjetividades de los agentes sociales y sobre esta base se articulan en las prácticas e interacciones sociales concretas. en efecto. que. a nuestro entender. 3 186 . y en consecuencia se les atribuye una dinámica propia. pero entendemos que sólo si tenemos siempre presente la relevancia de los modos concretos en que en realidad operan socialmente las subjetividades podremos avanzar hacia la construcción de modelos teóricos más adecuados para explicar los procesos sociales en general. asimismo. en última instancia. sino que involucran también el hecho de que se ofrecen de un modo más abierto y explícito a la evaluación de su validez a través del contraste con los fenómenos empíricos y a la crítica teórica de sus alcances y limitaciones. en absoluto pretendemos contar con un modelo exhaustivo y definitivo del funcionamiento de la subjetividad del agente social. nuestra definición inicial de identidad nos proporciona un correlato empírico explícito e identificable: un componente social de las subjetividades humanas dado por la existencia comprobable en ellas de la noción o el sentimiento de pertenencia a cierto colectivo.precisión sino que se suponen fácilmente reconocibles o evidentes por sí mismos. conlleva su aplicación. no hacen sino ocultar que esas categorías. entendemos que la subjetividad humana es una realidad empírica. según nuestras indagaciones. como identidad práctica e identidad consciente. las categorías que hemos presentado a lo largo de esta publicación. tienden a orientar la mirada del investigador para dar cuenta de los mismos. la reducción de las identidades a discursos identitarios. etc. nuestras distinciones conceptuales buscan llamar la atención sobre las especificidades de las distintas formas de identidad. el marco teórico que proponemos tiende a evitar toda una serie de reduccionismos y confusiones frecuentes en los estudios de las identidades: la confusión de ciertos rótulos externos aplicados a determinados grupos con las identidades reales de esos mismos grupos.. etc. la confusión entre la comunidad de rasgos culturales en un grupo y la existencia efectiva de una identidad en tanto noción de pertenencia a dicho grupo. Más que explicar de antemano en abstracto cómo funciona siempre la identidad. también la formulación y el desarrollo de categorías analíticas más específicas. si bien no ofrecen una explicación anticipada y abstracta para aplicar a casos concretos. En este sentido. evitando los preconceptos que no hacen sino reducir y pasar por alto la diversidad real y la complejidad característica de los fenómenos identitarios. identidad imaginada e identidad concreta. el carácter desapercibido de las identidades concretas. se revelan como más pertinentes para ello. Así como la sencillez de nuestra definición de identidad busca poner en primer plano el componente crucial de la producción y reproducción de todo fenómeno social (los contenidos de las subjetividades de los agentes sociales). Asimismo. 187 . sino que pretende constituirse en una herramienta teórica capaz de echar luz sobre las dinámicas específicas de los diversos casos concretos y orientar la mirada sobre los factores que. la reducción de las identidades a ideologías o ficciones hegemónicas y totalizantes.El conjunto de categorías propuestas para dar cuenta de los fenómenos de identidad no representa un modelo que intente explicar los mismos de un modo abstracto y a priori. pretende señalar los tipos de factores que desempeñan un papel fundamental en la dinámica de las diversas formas de identidad. la existencia misma de una identidad consciente puede indicar ciertas articulaciones específicas de los procesos sociales   Desde luego. más que una clasificación de tipos de identidad. sino que se articulan con un marco más amplio de conceptos y posiciones teóricas.4 La distinción entre identidad práctica e identidad consciente. no sólo adquieren una importante significación desde un punto de vista metodológico por el hecho de ser más directamente accesibles. sino que. Mientras el concepto de identidad práctica remite a las nociones de pertenencia a colectivos directamente involucradas en la producción de las conductas de los agentes sociales. a las categorías de un saber actuar que no deben confundirse con las del discurso y la consciencia.A modo de cierre. las cuatro categorías retomadas a continuación no son las únicas que proponemos. por un lado. consideramos que son representativas de los aspectos más novedosos y nucleares de nuestro modelo acerca de las identidades. cualquier indagación que busque explicar los procesos sociales de producción y reproducción de las prácticas tendrá como objetivo central reconstruir las identidades prácticas. pero ello no quiere decir que las identidades conscientes constituyan una especie de residuo superestructural e innecesario para la investigación. en términos de nuestro modelo del agente). el de identidad consciente remite a las representaciones conscientes a través de las cuales los agentes sociales intentan dar cuenta de sus identidades prácticas. retomaremos algunas de las nociones fundamentales que hemos desarrollado en esta publicación para facilitar una visión de conjunto y para ilustrar a partir de investigaciones concretas algunas de las direcciones en que las mismas pueden orientar la búsqueda de explicación de los fenómenos identitarios. En definitiva. Por el contrario. por otro. los modos diversos en que las identidades pueden vincularse con la producción de las prácticas sociales en general. 4 188 . Sin embargo. como revela la lectura de esta publicación. constituye una herramienta analítica que permite discernir. la reflexión consciente acerca de nuestras identidades constituye uno de los factores que pueden conducir a la modificación de las identidades prácticas y. a partir de su recíproca relación con recortes diferentes de la subjetividad social humana (el saber práctico y la consciencia. dado que el surgimiento y la reproducción de una identidad consciente son en sí mismos procesos sociales. según su percepción consciente. los incluye.a partir de los cuales la misma emerge y se reproduce. Tucumán) se ha podido constatar la presencia recurrente y generalizada de ciertas representaciones conscientes acerca de lo que definiría una identidad amaicheña. En este sentido. En el marco de esta identidad consciente. no debe confundirse con una efectiva identidad práctica que. los miembros mayores de la localidad caracterizan lo propio de la comunidad como un conjunto de saberes. Podemos ilustrar el modo en que estas categorías pueden orientar la mirada del investigador con algunos ejemplos concretos. Pero este modo consciente de delimitar la identidad de la comunidad. En toda una serie de acciones concretas desarrolladas por estos agentes subyace una noción de la comunidad y de sus alcances que abarca las generaciones recientes y no se corresponde con el alcance y la caracterización de esa identidad consciente. entre los pobladores de mayor edad de la localidad de Amaicha del Valle (Valles Calchaquíes. las generaciones más jóvenes habrían tendido a abandonar. en efecto. puede afirmarse que la reflexión que hizo emerger estas representaciones identitarias conscientes ha sido motivada por la experiencia de los mayores acerca de esta crisis y se articulan con 189 . constatar su presencia nos conduce a indagar las condiciones sociales específicas que propiciaron la reflexión y la elaboración de un discurso articulado acerca de la pertenencia a cierto colectivo. esta indagación ha revelado la emergencia de un conflicto intergeneracional relativamente reciente a partir de un cambio de nociones y valores de las últimas generaciones escolarizadas que ha tendido a socavar las posiciones de saber que los más viejos solían ocupar antes en la comunidad. Pero. que excluye a las generaciones más jóvenes. En el caso que estamos refiriendo. Como ya señalamos a propósito de ejemplificar nuestros puntos de vista acerca de la alteridad. costumbres y valores que identifican como “las cosas de antes” y que. una identidad práctica generacional configurada en el marco de este conflicto intergeneracional. sino que remiten a aspectos y dinámicas diferentes de la subjetividad en relación con los cuales pueden desplegarse nociones identitarias.. una polaridad en relación con la cual podemos situar cada caso concreto. Esta apariencia sólo se puede sostener sobre la base del desconocimiento de que la afición reflexiva que estas actividades involucran está en sí misma definida y motivada socialmente. 57-67. sino incluso en aquellos casos en los que la reflexión puede parecer más espontánea y libre.5 Como decíamos más arriba.. capturar los posibles ajustes y desajustes entre estos planos y las formas específicas en qué. no sólo en los casos en que..   Para un desarrollo más exhaustivo de este caso. pág. 2001. La distinción en este caso pone de relieve rasgos contrastantes de las nociones identitarias a partir de los cuales es posible derivar modos de articulación social diferentes. Para dar cuenta de ellos adecuadamente. diciembre. la distinción entre identidad imaginada e identidad concreta sí establece una clasificación de las identidades. es necesario distinguir la dinámica de los discursos nacionales y familiares del funcionamiento en las acciones concretas de las delimitaciones efectivamente operantes.’: la tradición oral del relato de crianza en una comunidad de los Valles Calchaquíes”. a partir de sus modos diferentes de anclaje en la subjetividad. Así. “‘Y así eran las cosas de antes. La emergencia de una identidad conciente implica una actividad reflexiva cuyas motivaciones arraigan en las condiciones de la práctica social misma. como en el ejemplo referido. de una identidad nacional diremos que se trata de una identidad imaginada. o al menos. Revista de Investigaciones Folclóricas 16. D. por ejemplo. identidad práctica e identidad consciente no son categorías que clasifiquen las identidades. 5 190 . Así. Chein. Buenos Aires. tanto los fenómenos de una identidad nacional como los de una identidad familiar pueden involucrar al mismo tiempo nociones de identidades prácticas y de identidades conscientes. por ejemplo. cfr. los agentes sociales se ven enfrentados a resolver situaciones especialmente problemáticas. A diferencia de este par de categorías. Éste es sólo un ejemplo que ilustra el necesario anclaje de las identidades conscientes en las prácticas. mientras que una identidad familiar constituye un caso típico de identidad concreta. como la que es propia de la actividad intelectual. se articulan recíprocamente en el proceso social integral. Incluso. Tanto 191 . tipos y costumbres característicos del ámbito rural. No podríamos dar cuenta de esta regularidad sin considerar una identidad imaginada que se reproduce a través de ellas y que está en la base de la definición y la legitimidad social de la práctica cultural misma: la identidad nacional. la noción de un grupo en el que necesariamente imaginamos la pertenencia de otros integrantes que no conocemos ni llegaremos a conocer. cuya extensión incluye a miembros que tienen experiencia los unos de los otros por trato directo. revela una insistente y regular referencia a espacios. Ilustraremos el modo en que el concepto de identidad imaginada orienta la investigación a partir de un ejemplo real. Decimos de una identidad que es imaginada cuando el colectivo al que se adscribe rebasa los límites de la experiencia posible de cualquier agente social. operativamente. la dinámica social de una identidad concreta suele involucrar situaciones típicas en las que la experiencia del grupo mismo como totalidad es accesible. reiteradas situaciones en las que los miembros del colectivo se reúnen como tal. la misma implica la existencia de un discurso identitario cuya difusión estaría en la base de la socialización de los agentes en este tipo de identidad. La constatación de una identidad imaginada orienta nuestra indagación hacia ciertos factores específicos y pertinentes porque supone un modo particular de articulación social: dado que la noción de un colectivo de este alcance no puede adquirirse a partir de la experiencia. Sostener una identidad imaginada implica tener la noción de un colectivo que no hemos podido experimentar. cuando la extensión en el espacio y en el tiempo de la comunidad de pertenencia impide la posibilidad del conocimiento por trato directo de sus miembros. una identidad concreta es aquella que involucra la noción de pertenencia a un colectivo que resulta accesible a la experiencia de sus miembros.formas distintas de reproducción y funcionamiento social. el vinculado a los medios masivos). el estudio de las letras del folklore moderno (entendiendo por tal. En contraste con esta noción. en su mayoría elaboradas por autores de origen urbano y consumida por públicos urbanos. En nuestro país. desde la producción como desde la recepción. Op. la aparente paradoja de la identificación de sectores urbanos con lo rural a través de las letras de folklore se explica a partir del hecho de que el discurso identitario nacional ampliamente difundido e involucrado en la definición de esta práctica cultural propone una representación de la argentinidad que remite al ámbito de lo rural. no podríamos dar cuenta de las efectivas diferencias acerca de esta misma identidad nacional que dividen y/o enfrentan dentro del campo del folklore   Una discusión más detallada de este proceso está desarrollada en Kaliman.. R. su emergencia y reproducción suponen la presencia de un discurso identitario que propone la pertenencia a un colectivo que escapa a las posibilidades de la experiencia. En tanto identidad imaginada. por ejemplo. los tipos y las costumbres del campo. en el caso de las letras del folklore. Según este discurso identitario. resignificado y aplicado por diversos grupos sociales. la esencia de la Nación se hallaría en el espacio. Y en el caso del ejemplo que nos ocupa. Para explicar su dinámica social es preciso partir de la constatación e identificación del o los discursos identarios que la promueven. ¿en qué contexto social se ha generado y difundido este discurso?. la práctica misma del folklore moderno vinculado a las industrias culturales se concibe como manifestación auténtica del espíritu nacional. etc. cómo se articulan sus nociones y valores con las experiencias y las prácticas concretas de un sector de la sociedad. Cit.6 Constatar la existencia y extensión social de una identidad imaginada es sólo el punto de partida para una indagación más profunda y nos permite orientarnos en esta indagación. es necesario plantear otros interrogantes en relación con cómo este discurso es adoptado. Alhajita es tu canto…. ¿qué agentes e instituciones lo difunden?. De no tener en cuenta estas articulaciones específicas. y por ello. los discursos identitarios no constituyen el único factor que incide en ella. ya que acerca de la misma podemos preguntarnos: ¿con qué discurso o discursos identitarios se vincula esta identidad imaginada?. 6 192 . Aunque de hecho juegue un papel central y articulador de la dinámica de una identidad imaginada. y Kaliman. Tucumán). “Un gualicho mejor. por ejemplo.8 Actualmente. Buenos Aires. como las de Atahualpa Yupanqui. o la de letristas surgidos durante los 1960. en muchos casos. Cit. Cit. Alhajita es tu canto…. Op. la imagen de la vida rural no se presenta de igual manera en todos los cultores del folklore moderno. 2003.167-178. 8   Para un desarrollo más detallado de la investigación de caso que aquí citamos cfr. Pero la reciente introducción y el actual arraigo de este discurso y de la identidad imaginada que involucra operaron sobre la base de una identidad comunitaria que ya se había generado tiempo atrás. La noción y los sentimientos de pertenencia a este colectivo directamente experimentado por sus   Así. de otras extracciones ideológicas. se subraya el carácter sufrido de esa vida e incluso. los representantes de la comunidad india organizada de Quilmes expresan y difunden un discurso identitario articulado y sistemático acerca del origen indígena de la población.. Las letras de amor de la zamba argentina”. R. R. las identidades imaginadas se articulan con. Reyes de Deu. Op. Un ejemplo ilustrativo podría ser el de la reciente incorporación...moderno tanto a los distintos grupos de autores como a las audiencias. en Revista de Investigaciones Folklóricas 18. Desde tiempo atrás. la protesta contra la desigualdad social. otras voces. (capítulo III). Ver al respecto los análisis en Kaliman. en algunos casos. adaptación y reproducción de una identidad imaginada india en la localidad de Quilmes (Valles Calchaquíes. la dinámica de ciertas identidades concretas. Contra la perspectiva idílica y autosatisfecha que predomina en textos herederos del discurso criollista difundido desde la oligarquía terrateniente en las primeras décadas del siglo xx. y se reproducen o refuerzan a través de. “Identidad y discurso en la Comunidad India Quilmes”. pág. nutrido en el irigoyenismo. L. 7 193 . discurso que soporta la noción de un colectivo de pertenencia que supera en el espacio y el tiempo las posibilidades de la experiencia y que constituye un referente común en la elaboración de una reflexión consciente de los habitantes de la comunidad acerca de su identidad. la autoadscripción práctica al colectivo experimentado como el conjunto de los quilmeños constituía un factor de significativa importancia en muchas de las acciones desarrolladas individualmente y en conjunto por los habitantes de la localidad.7 Distintas investigaciones particulares han tendido a mostrar que. En efecto. La constatación de una identidad concreta indica un modo de articulación social diferente del que es característico de una identidad imaginada.9 Toda una serie de nuevos rasgos se incorporaron a su autopercepción consciente a partir de esta identidad imaginada. De allí que resulte de central importancia preguntarse por las experiencias que generan. y orienta la mirada del investigador hacia otros factores que resultan más significativos en relación con ella: la experiencia de las relaciones concretas como fuente central (aunque no excluyente) de la emergencia. La introducción del discurso identitario indio y la construcción de una identidad imaginada a partir del mismo encontraron un campo fértil en estas condiciones previas. antes de concebirse a sí mismos como indios los quilmeños reconocían en la práctica toda una serie de características como propias de la población de la localidad. en el caso de este ejemplo. la reproducción y la transformación de la identidad. Incluso más allá de la problemática del arriendo. pero   Cabe señalar que en nuestro país. los quilmeños coordinaron una estrategia de resistencia frente a esta expoliación negándose en conjunto a pagar el arriendo. la reproducción cotidiana de complejas redes de relaciones e interacciones que los vinculaban y. se han multiplicado los casos de poblaciones locales cuyo reclamo por la propiedad de la tierra se articula con la reivindicación de su origen indígena a partir de la reciente presencia de un nuevo marco legal que los contempla. La comunidad de Quilmes tal vez sea una de las pioneras en la articulación de este tipo de estrategias en la actualidad. antes de que llegaran a concebirse a sí mismos como indios. en los últimos años. la percepción de una problemática compartida y el consecuente desarrollo de estrategias colectivas hicieron emerger y fortalecer una identidad concreta referida a la comunidad. los campesinos de la localidad debieron enfrentar la expoliación del pago de un arriendo a un propietario común externo a la comunidad. Hace unas pocas décadas. transforman y reproducen la noción misma de la existencia del grupo y el modo en que se lo concibe. dado que en buena medida legitimaba y legalizaba su justo reclamo por la propiedad de las tierras.miembros constituye un caso de identidad concreta. sobre todo. La cercanía en el espacio. 9 194 . al mismo tiempo. tiene para la reproducción y el arraigo de la identidad imaginada india. una pérdida muy significativa para la explicación adecuada de los procesos de producción y reproducción social y cultural. valores y conductas en general. concretas e 195 . como entidades supraindividuales que desde alguna existencia exterior a las percepciones y acciones concretas se impone sobre ellas y las determina. lo cual equivale a concebirlos nuevamente como otra forma de exterioridad. desde nuestra perspectiva. Los colectivos de pertenencia no constituyen realidades cuya objetividad trasciende la materialidad de las acciones e interacciones humanas. conlleva. Las representaciones identitarias. Pasar por alto la existencia de las identidades concretas. Asimismo. pero tampoco constituyen meras ficciones siempre pergeñadas para recubrir y encubrir un proceso social real conflictivo. atender de un modo materialista a la dinámica social de las identidades en todas sus formas y manifestaciones abre la posibilidad de dar cuenta de muchas de las articulaciones de los procesos sociales que trascienden la perspectiva y la voluntad de los agentes individuales. La pertenencia a grupos concretos articulados a través de relaciones e interacciones directas y frecuentes y el propósito de mantener y reproducir esta pertenencia opera frecuentemente como punto central de sostén no sólo de identidades más abstractas y discursivas sino también de creencias. la de las relaciones e interacciones que constantemente conforman y confirman la existencia del grupo. prácticas y conscientes.también el discurso mismo se adaptó y recogió nuevos contenidos específicos sobre la base de la identidad concreta anterior. Difícilmente pueda sobrestimarse la importancia que la dinámica social en torno a esta identidad concreta. muchas de ellas sin un discurso articulado que las ponga de manifiesto y a veces sin una categoría discursiva que las designe. y. alejándose de antiguas nociones metafísicas como las de un espíritu esencial y colectivo. evita la apelación a modelos abstractos e idealistas como los que postulan un sistema social autorregulado que trasciende a la experiencia material y empírica. 196 . articulan la objetividad histórica de los colectivos humanos. desde dentro de la trama material de las acciones e interacciones. veraces e ideológicas. las inclusiones y exclusiones que.imaginadas. inciden directamente en la producción y reproducción las proximidades y distancias. Helen. Mijail. El conocimiento de una realidad intercultural. diciembre. Bajtin. 1977. Nueva Visión. Siglo XXI. en Estética de la creación verbal. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica. Freud y Lacan. Beatriz. 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