Rubor y organización social

March 22, 2018 | Author: Carlos Prieto | Category: Society, Behavior, Morality, Conflict (Process), Evidence


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Rubor y organización social* Erving Goffman En: DÍAZ, Félix (ed.), Sociologías de la situación. Madrid, La Piqueta, 2000, pp. 39-58; traducción de Félix Díaz. RESUMEN: El rubor, una posibilidad en todo encuentro cara a cara, muestra algunas propiedades genéricas de la interacción. El rubor se manifiesta siempre que se siente que un individuo ha proyectado definiciones incompatibles de sí mismo ante los presentes. Estas proyecciones no suceden aleatoriamente o por razones psicológicas, sino en ciertos lugares, en entornos sociales en los que prevalecen principios de organización social incompatibles. El rubor tiene como función social poner de relieve que existen conflictos entre estos principios. Un individuo puede reconocer un rubor extremo en otros, e incluso en sí mismo, a través de los signos objetivos de alteración emocional: sonrojo, balbuceos, tartamudeos, un tono de voz inusualmente alto o bajo, habla temblorosa o quiebra de la voz, sudar, palidecer, parpadear, temblor en las manos, movimientos de duda o vacilación, despistes y despropósitos. Como señaló Mark Baldwin en relación con la timidez, se puede "bajar los ojos, inclinar la cabeza, poner las manos a la espalda, toquetear la ropa nerviosamente o retorcer los dedos, y tartamudear, todo ello bañado de algo de incoherencia en las ideas expresadas en el habla"[1].También hay síntomas de tipo subjetivo: constricción del diafragma, sentimiento de vacilación, conciencia de gestos forzados y poco naturales, una sensación de ofuscación, sequedad en la boca y tensión en los músculos. Si la frustración es menor, estas inquietudes visibles e invisibles suceden pero de un modo menos perceptible. En la perspectiva popular, lo natural es estar cómodo durante la interacción, siendo el rubor una lamentable desviación del estado normal. De hecho, el individuo podría decir que se sintió "natural" o "antinatural" en la situación, significando que se sintió cómodo o ruborizado en la interacción. Si alguien se siente ruborizado frecuentemente en presencia de otros, se considera que sufre un sentido de inferioridad injustificado y estúpido, o que necesita terapia[2]. Para utilizar el síndrome de tensión en el análisis del rubor, primero hay que distinguir entre los dos tipos de circunstancias en que ocurre. En primer lugar, el individuo puede llegar a inquietarse al realizar una tarea que en sí misma no tiene especial valor para él, sólo que sus intereses a nivel general requieren que la haga con seguridad, competencia o prontitud, y teme no realizarla adecuadamente. Se sentirá con incomodidad en la situación, pero en cierto sentido no por ella; de hecho, a menudo el individuo no será capaz de enfrentarse a ella porque estará ansiosamente absorbido por las eventualidades que conlleva. Así, el individuo puede "aturullarse" aunque no haya otros presentes. Este artículo no se interesará por estas ocasiones de mortificación instrumental, sino más bien por las que se dan en clara relación con la presencia real o imaginada de otros. Al margen de todo lo demás, el rubor tiene que ver con la ilustración que el individuo hace de sí mismo ante otros que se consideran presentes en ese momento[3].El interés crucial es la impresión que uno deja en otros en el presenté; al margen de la base a largo plazo o inconsciente de este interés. Esta configuración fluctuante de los presentes es un grupo de referencia importantísimo. ¿Quién causa el incidente embarazoso? ¿A quién le ruboriza? ¿Por quién se siente este rubor? Los participantes no siempre sienten rubor por los apuros de un individuo. puede ser por pares de participantes que están pasando dificultades juntos o incluso por el encuentro como tal. Sin duda. estando todas las fases incluidas en el mismo encuentro. Está presente con ellos. empezando cuando empieza la interacción y durando hasta que el encuentro se termina. Buscando esta disonancia. un mal momento estropea una situación que de otra manera habría sido eufórica. no puede ofrecer a los que le rodean una respuesta que les permita continuar suavemente con la conversación. nos apoyamos en imágenes de la mecánica: se puede perder el autocontrol. aunque le vendría bien. el sociólogo puede hacer generalizaciones sobre las formas en que la interacción se puede desencaminar y. A la vez. cernirse como una sombra de incomodidad sostenida sobre los participantes. si bien aquí sólo se considerarán los encuentros conversacionales. por ello mismo. Algunas ocasiones de rubor parecen tener un carácter abrupto y orgásmico. la introducción repentina de un acontecimiento molesto es seguida por un techo inmediato en la experiencia de rubor y después por un lento retorno a la tranquilidad precedente. Cuando un individuo se encuentra en una situación que le debería sonrojar. y. no de un incidente embarazoso. etc. obviamente hay encuentros en los que no se pronuncia ni una palabra. Los encuentros se distinguen unos de otros en su propósito. el que se siente turbado por él. dando lugar a lo que a veces se llama un incidente o paso en falso. función social. En cualquier caso. se abandona el tema de . Al hacernos una idea del individuo turbado. para una o más de las partes todo el encuentro se convierte en un incidente que provoca rubor. Los otros pueden ser forzados a parar y volver su atención hacia el impedimento. Y aun así. por implicación. Él y sus acciones inquietas bloquean la línea de actividad que los otros han estado persiguiendo. transformando todo el encuentro en un incidente por sí mismo. entorno físico. tipo y número de participantes. el rubor repentino puede ser intenso.Vocabulario del rubor Un encuentro social es una ocasión de interacción cara a cara. que empieza cuando los individuos reconocen que han entrado en la presencia inmediata uno del otro y que termina con una retirada señalada de la participación mutua. Además. obtiene una evidencia firme de que todos los encuentros son elementos de una sola clase natural. pero no está "jugando". consistiendo en alteraciones apenas notables. sobre las condiciones necesarias para que la interacción vaya bien. lo normal es que otros presentes se sonrojen con y por él. es muy posible que éste no sea el caso típico. A menudo. Las palabras "rubor". susceptibles de un solo esquema de análisis. si el individuo por el que se siente rubor resulta que es percibido como representante responsable de alguna facción o subgrupo (como suele ser el caso en la interacción entre tres o más personas). parece no haber encuentro social que no pueda hacerse embarazoso para uno o más de sus participantes. y aquél por quien se siente rubor. Pero. al menos en nuestra sociedad anglo-americana. Un encuentro que probablemente ocasione un rubor repentino puede. entonces es probable que los miembros de esta facción se sientan turbados por sí mismos. En el otro extremo encontramos que algunas ocasiones de rubor se mantienen al mismo nivel a lo largo del encuentro.. "desconcierto" e "incomodidad" se usan aquí en un continuo de significado. Así. aunque él pueda no tener suficiente sentido de la vergüenza o de apreciación de las circunstancias como para sonrojarse por sí mismo. En ese caso. por supuesto. mientras que la incomodidad sostenida suele ser más bien suave. el carácter físico de la tensión evoca en parte estas imágenes. se puede acabar con el equilibrio. ya que en estos asuntos las fronteras del ego parecen ser especialmente débiles. si bien una metedura de pata puede significar que un sólo individuo es a la vez la causa del incidente. Los participantes hablan de una situación incómoda o difícil. un individuo completamente tenso no puede de momento movilizar sus recursos musculares e intelectuales para la tarea que le ocupa. los acontecimientos que conducen al rubor. menos de lo otro. Cuando el desconcierto brota de cualquiera de estas fuentes. otros hacen girar sus sombreros. la mirada hacia abajo que oculta la expresión de los ojos. puede conseguir controlar su voz y dar una impresión de soltura. y probablemente le hagan más fácil recuperar la serenidad o al menos mantener . cada modo de conducta puede iluminar las características del otro. dado el entorno y su habilidad para manejarse. el individuo puede parecer equilibrado según algunos signos obvios y aun así resultar turbado según signos menos aparentes. Por lo tanto. es comprensible que el individuo inquieto haga algún esfuerzo para ocultar su estado a los otros presentes. en resumen. El placer o displacer que un encuentro social proporciona a un individuo. Y. al menos en nuestra sociedad. Algunos se llevan los dedos a la nariz. pueden estar relacionados en más de una manera con su serenidad o su carencia de ella. trucos que después se convierten en habituales. y los métodos para evitarlo y disiparlo. y tan desconcertados que no saben lo que hacen. la tensión amenaza al propio encuentro al corromper la suave transmisión y recepción que sustenta los encuentros. Dado el deseo del individuo por ocultar su rubor. bajo estatus. y ensayan mil trucos para mantenerse serenos. las personas cuidadosas evitarán colocarle en esa posición. aunque en todo momento el individuo se sienta sereno y en pleno control de sí mismo. de manera que. y la afección u hostilidad que siente hacia los participantes.conversación y las energías se dirigen a la tarea de restablecer al individuo tenso. En términos generales.pero las circunstancias que lo generan pueden tener consecuencias agradables inmediatas para el que está desconcertado. culpa moral. pueden aportar un marco transcultural de análisis sociológico. a menudo simularán no saber que ha perdido la serenidad o que tiene razones para perderla. . Además. o de apartarse de su presencia. El propio sentimiento de desconcierto siempre parece desagradable. parecer inquieto. Así. inferioridad. derrota y otros atributos nada envidiables. Más importante aún. Como dice Lord Chesterfield: "En compañía están avergonzados. Pueden intentar suprimir cualquier signo de haber reconocido su estado o encubrirlo tras el mismo tipo de gesto que él emplearía. y una acalorada discusión se puede provocar y mantener. como hemos sugerido previamente. Así protegen su imagen pública y sus sentimientos. Una felicitación. pero los que se sientan a su lado en la tarima pueden ver que tiemblan sus manos o que algunos tics faciales están traicionando su serena presentación. de ignorarle calculadamente. la risa nerviosa y falsa. Estos gestos ofrecen al individuo pantallas tras las cuales ocultarse mientras intenta recuperar el ritmo de sus sentimientos y reubicarse en el juego. se considera una evidencia de debilidad. La sonrisa de postín. hay un tipo de agrado que parece ser una propiedad formal de la situación y que tiene que ver con la coherencia y la decisión con que el individuo asume un papel bien integrado y persigue objetivos incidentales que no tienen nada que ver con el propio contenido de las acciones. mientras que pronuncia un discurso público. todo cuerpo desgarbado y grosero tiene sus trucos"[4]. las manos ocupadas. han adquirido fama como signos de intentar ocultar el rubor. cuanto más de lo uno. Conducir el propio yo cómodamente en la interacción se opone directamente a estar inquieto. a través del contraste. aclamación o recompensa inesperada pueden llevar al receptor a un estado de alegre confusión. Puesto que al individuo no le gusta sentirse o parecer turbado. A pesar de esta relación variable entre el displacer y el desconcierto. otros se rascan la cabeza. La interacción cara a cara en cualquier cultura parece requerir precisamente esas capacidades cuya destrucción parece garantizar la tensión. sin duda. se espera que los jugadores mantengan el autocontrol o el "estilo" a pesar de la tensión. "sangre fría" y "aplomo". referidos a la capacidad para mantener la propia serenidad. pero se sale un poco de ese esquema para encontrar situaciones que no sean embarazosas y para pasar de largo por aquellas que lo sean. sino que continuarán recibiendo y transmitiendo comunicaciones disciplinadas cuando estén uno en presencia del otro. Su ronda diaria de encuentros sociales está determinada en buena medida. Parece haber un momento crítico en el que el individuo inquieto deja de intentar encubrir o rebajar su incomodidad: estalla en lágrimas o en paroxismos de risa. en el cricket. Causas del rubor El rubor tiene que ver con expectativas no satisfechas. el momento de la crisis está determinado socialmente: el punto de ruptura del individuo es el del grupo a cuyos criterios afectivos se adhiere. por sus obligaciones sociales principales. En toda esta danza entre el encubridor y los engañados. y apenas puede dar siquiera una ligera impresión de estar a tono con los otros en la interacción. deben distinguirse de lo que se llama "gracia". tal vez incluso exagerando su defecto. En otras palabras. El tartamudo es un doloroso ejemplo de esto que nos muestra el precio que el individuo puede estar dispuesto a pagar por su vida social[6]. se retiran o intentan rápidamente asumir una nueva serie de roles. y aun así ese conocimiento puede aumentar su desconcierto en vez de disminuirlo. característicos de una profunda experiencia emocional. abdica de su papel como alguien que participa en un encuentro. Cuando se llega a este punto. El equilibrio juega un importante papel en la comunicación. . Responde a una nueva serie de ritmos. se desmaya. el rubor presenta el mismo problema y se maneja de las mismas formas que cualquier otro atentado contra la propiedad.Tampoco debería sorprender que muchos de nuestros juegos y deportes conmemoren los temas de la serenidad y el rubor: en el póker. Una irrupción completamente inesperada de ingeniería social puede salvar una situación si. en cuyo caso todos notarán que el rubor ha sido visto y que esa visibilidad se estaba ocultando. "tacto" o "habilidad social". Es poco común que todos los participantes en un encuentro pasen de este punto y no consigan mantener juntos siquiera algo parecido a una interacción común. siempre busca acortarlos o evitarlos directamente. asustado ante todos los encuentros. Sin embargo. Por supuesto. asciende a una ira ciega. El pequeño sistema social que crearon en interacción se derrumba. Dadas las identidades sociales y el entorno. Los términos "equilibrio". Un individuo puede esperar firmemente que ciertos otros le pongan en dificultad. Es probable que el individuo sepa que ciertas situaciones especiales siempre le incomodarán y que tiene ciertas relaciones "problemáticas" que siempre le producen intranquilidad. por mucho que puedan echar en falta que ocurra realmente. sale corriendo por la puerta más cercana o se queda rígidamente inmóvil como en un ataque de pánico. se lucha específicamente por el mantenimiento o la pérdida de la serenidad. pero no de tipo estadístico. los que perciben su incomodidad pueden no tener éxito en el intento de ocultar que se dan cuenta de ella. es decir. Con razón el juego de las provocaciones es una prueba por la que pasa toda persona joven hasta que desarrolla una capacidad para mantener la serenidad[5]. Después de eso le es muy difícil recuperar la serenidad. la capacidad para evitar causar rubor a uno mismo o a otros. un farol puede significar dinero para el jugador que sepa presentarlo calmadamente. de una manera mucho más efectiva al poder ser anticipada. ya que garantiza que los presentes no dejarán de tomar parte en la interacción. Un individuo que crea firmemente que tiene poco equilibrio. en el judo. al igual que el individuo tenso puede no lograr encubrir su rubor. los participantes percibirán qué tipo de conductadebería mantenerse como la apropiada. la participación normal en la interacción puede alcanzar un doloroso final. será vergonzoso y tímido.la que todavía conserve. le da un ataque de mal humor. significa adquirir un yo que otros individuos no admitirán plenamente por su apego persistente al antiguo yo. como sabe cualquiera que haya aparecido por casualidad en una reunión familiar a la que no estaba invitado. A la vez. o que haya tenido que participar en una "conversación de circunstancias" con alguien de demasiada altura o bajeza o demasiado extraño como para ser tan solo un hermano. no por qué van bien. que a veces llevan a un participante a proyectar. Hay muchas circunstancias clásicas en las que el yo que proyecta un individuo puede desacreditarse. y en la confirmación de afirmaciones similares por parte de los otros. un préstamo de dinero o una mano en matrimonio es proyectar una imagen del yo como valioso. Es por esto que el rubor parece ser contagioso. según los criterios del pequeño sistema social que se mantiene a lo largo de la interacción. el desacreditador es tan culpable como la persona a quien desacredita. Las contribuciones de todos se orientan hacia estas afirmaciones y se construyen sobre ellas. Más bien. Incidir en el estilo de las virtudes ocupacionales o sociales de uno es hacer afirmaciones que bien pueden ser desacreditadas por la propia falta de familiaridad con el rol. pero el rubor no emerge de la ruptura de cualquier expectativa moral. Según los criterios de la sociedad en general. A través de las implicaciones expresivas de este flujo de conducta. En esos momentos. el problema no termina con la pareja culpable o con aquellos que se han identificado empáticamente con ellos. tomados en su conjunto. Por supuesto. Y esta responsabilidad compartida es así de real. Pedir un empleo. a través de la propia participación. si va a haber . ya que algunas infracciones dan lugar a una resuelta indignación moral sin ninguna incomodidad en absoluto. bajo condiciones en las que aquel que puede desacreditar esa imagen puede tener buenas razones para ello. hay que reconstruir la interacción. una vez que empieza. La cercanía física suele implicar cercanía social. tal vez sólo debería sentirse avergonzado el individuo desacreditado. causándole vergüenza y rubor por lo que ha hecho o parece haber hecho contra sí mismo y contra la interacción. De manera que los elementos de un encuentro social consisten en afirmaciones de un yo aceptable efectivamente proyectadas. la de alguien que lleva a cabo encuentros sociales. el individuo está obligado a mantenerse sereno. Y las cosas van bien o mal por lo que se percibe sobre las identidades sociales de los presentes. deberíamos observar las obligaciones morales que rodean al individuo sólo en una de sus capacidades. debe aceptar y respetar los yoes proyectados por los otros participantes. el encuentro queda atrapado en supuestos que ya no se sostienen. al destruir la imagen del otro destruye la propia. el individuo proyecta efectivamente este yo aceptable en la interacción. pero esto nos dice que las cosas van bien. aunque puede no ser consciente de ello. Cuando un acontecimiento arroja duda o descrédito sobre estas afirmaciones. el individuo cuyo yo ha sido amenazado (el individuopor quien se siente rubor) y el individuo que le amenazó pueden sentirse avergonzados de lo que han producido juntos. pues. Experimentar un cambio repentino de estatus. De manera similar. afirmaciones de sí mismo que son falsas y embarazosas. contra su voluntad. compartiendo este sentimiento justo cuando tienen una razón para sentirse separados. La propia estructura física de un encuentro suele tener asignadas ciertas implicaciones simbólicas.De manera que las expectativas relevantes para el rubor son morales. los otros se encuentran desarreglados y desconcertados. encajen con un yo que sea a la vez coherentemente unificado y apropiado a la ocasión. Sin tener un objeto establecido y legítimo sobre el cual conjugar su propia unidad. por supuesto. pero. y los otros pueden no ser conscientes de haber interpretado su conducta en este sentido. extendiéndose. capacidades e información que. Pero. Las respuestas que las partes han preparado están ahora fuera de lugar y deben reprimirse. Durante la interacción se espera que el individuo posea ciertos atributos. si ha estado manteniendo el equilibrio como un hombre de tacto. a través del matrimonio o la promoción por ejemplo. a veces más. en ondas expansivas de desconcierto. En todos estos entornos sucede el mismo fenómeno fundamental: los hechos expresivos en curso amenazan o desacreditan los supuestos que un participante cree haber proyectado sobre su identidad[7]. Comprometida en cada encuentro en el que participe. permitiéndole ser una persona distinta en cada papel sin desacreditar ninguno de los dos. cuando el individuo se siente incómodo no porque personalmente esté desadaptado sino más bien porque no lo está. el rubor nos lleva a la cuestión de la "segregación de roles". el primer objetivo sería saber qué categorías de personas se turban y en qué situaciones recurrentes. Cada individuo desempeña más de un rol. alimentarla y terminarla. especialmente el más ligero. normalmente. pero se libera del dilema de rol por la "segregación de la audiencia". La persona que se quede corta puede encontrarse en todo lugar inadvertidamente atrapada en la situación de realizar afirmaciones implícitas de identidad que no puede satisfacer. La realidad inhabitable se encoge hasta que todos se sienten "pequeños" o fuera de lugar. si bien es válido en otros contextos. Hay precedentes en los antropólogos sociales y en sus análisis de las bromas y la evitación. cualquiera en su posición de estatus se comportaría igual. aquellos ante quienes juega uno de sus roles no serán los individuos ante los cuales juega el otro. mental y fisionómico. En un estudio empírico de un sistema social concreto. el individuo que se aísle más de los contactos sociales será el menos aislado de las exigencias de la sociedad. Hay que añadir una complicación. hospitales. .conversación. los presentes encuentran que no pueden deshacerse de los supuestos ni basar sus propias respuestas en ellos. Y. demuestra claramente estar localizado no en el individuo sino en el sistema social en el que desempeña sus diversos yoes. en todo sistema social hay momentos y lugares en los que la segregación de la audiencia suele romperse y en los que los individuos se enfrentan mutuamente con yoes que son incompatibles con los que manejan en otras ocasiones. Uno supone que el rubor es una parte normal de la vida social normal. en puestos de prensa. al decidir si las razones de la timidez de un individuo son reales o imaginarias. en los ascensores. Entonces. verdaderamente lleva la campana del leproso. barras de bar y entradas. todos los miembros suelen estar formalmente en una orientación mutua igual aunque distante[8]. y estos actos pueden sugerir embarazosamente estratificaciones y relaciones de poder que no son acordes con los hechos. el rubor. pero a la luz de ese atributo su retirada del contacto es razonable. uno no debería buscar descalificaciones "justificables" sino la mucho más amplia variedad de características que de hecho turban los encuentros. etc. presumiblemente.A partir de ahí. ya que. En cualquier caso. Y el segundo objetivo sería descubrir qué sucedería con el sistema social y el entramado de obligaciones si el rubor no hubiera llegado a estar incorporado sistemáticamente a él. hemos llegado por etapas a un punto de vista sociológico estructural. Diversos tipos de encuentros recurrentes en una sociedad dada pueden compartir el supuesto de que los participantes han obtenido cierto nivel moral. máquinas expendedoras. Sin embargo. vestíbulos y cafeterías. Dominio del rubor Tras empezar con consideraciones psicológicas. si sólo imagina que posee un atributo descalificador. Podemos encontrar una ilustración en la vida social en los espacios de las grandes instituciones sociales: oficinas. su juicio sobre sí mismo puede ser erróneo. no puede sostenerse aquí en armonía con el primero. alguien debe iniciarla. En esos momentos. escuelas. Entonces. Aquí. Es frecuente que surjan ocasiones cotidianas de rubor importantes cuando el yo proyectado se confronta de alguna manera con otro yo que. el individuo deja abierta la posibilidad de que en el futuro pueda ser una de las dos con efectividad[10]. si se niegan. Ninguna inquietud ni esfuerzo realizado para ocultar haberlos visto obstruye el suave fluir del encuentro. puede suprimir con equilibrio todo signo de vergüenza y rubor. se expresa el situs. surge rubor: el individuo se ve desestabilizado. determina el estatus. y podrá mostrarse como valioso en otra ocasión. las horas de trabajo distribuidas.En palabras de Benoit-Smullyan. y no sólo el hecho de trabajar. sino que forma parte de esta misma conducta organizada. en muchos sentidos. que surgen en equipos de trabajo cuyos miembros están jerarquizados debido al prestigio y la autoridad. al menos está molesto por el hecho. la orientación democrática de algunos de nuestros establecimientos más recientes tiende a agrupar a miembros del mismo equipo de trabajo pero de distintas posiciones en lugares como la cafetería. provocándoles incomodidad. un problema que. si bien no puede presentar en esta ocasión un yo estable y coherente. el individuo puede encontrar que se le requiere a la vez que esté presente y que no esté presente en ciertas ocasiones. Sin embargo. hay un principio organizativo: todos los miembros de la organización son iguales en ciertas formas en tanto que miembros. por supuesto. los participantes pueden continuar como si no hubiera ocurrido ningún incidente. e incluso el propio encuentro. para algunos se resuelve con los ascensores especiales para ejecutivos. cuando se salvan las situaciones.Atravesando estas relaciones de igualdad y distancia hay otra serie de relaciones. Tras la demanda del especialista que pide un reconocimiento monetario adecuado está el principio de que el tipo de trabajo. La oscilación de su yo corresponde con la oscilación de su comportamiento. Bajo un conflicto de identidad subyace un conflicto más fundamental. Su rol en la interacción en curso puede ser sacrificado. Sin embargo. un conflicto de principios organizativos. No tienen manera de actuar de forma que no perturbe una de las dos series de relaciones básicas en las que se enfrentan unos a otros. De manera que el rubor está construido ecológicamente en la institución. Las tensiones son un ejemplo extremo de ese importante tipo de actos que suelen ser bastante espontáneos y sin embargo no son menos requeridos y obligatorios que los que se efectúan con autoconciencia. no el status ni el locus[9]. Al mostrar rubor cuando no puede ser ninguna de las dos personas. le dan a uno el derecho a sentirse adecuadamente indigno. el rubor no es un impulso irracional que desgarre la conducta socialmente prescrita. En muchos grandes establecimientos. se puede perder algo importante. pero él demuestra que. y sin embargo están unidos por una empresa común y por el conocimiento personal que tienen unos de otros. En este sentido. Por poseer múltiples yoes. Los . ya que el yo. por muy suavemente que suceda esto. las cafeterías segregadas y otras regulaciones similares ayudan a asegurar que los que están jerarquizados y cercanos en una serie de relaciones no tengan que encontrarse en situaciones físicamente íntimas en las que se vean obligados a mantener igualdad y distancia. Estas dificultades ocurrirán con especial frecuencia en los ascensores. ya que ahí varios individuos que no están del todo en condiciones de charlar juntos tienen que permanecer juntos durante un tiempo demasiado largo como para ignorar la posibilidad de una conversación casual. Función social del rubor Cuando el yo proyectado de un individuo es amenazado durante la interacción. Como consecuencia. Uno construye su identidad a base de afirmaciones que. consiste sencillamente en la aplicación de principios organizativos legítimos a uno mismo. Tras la reivindicación de un aprendiz por compartir plenamente el uso de ciertas facilidades. Dutton & Co. esp. 1-19. 3-25. Gerhart Piers y Milton Singer. Journal of Abnormal and Social Psychology.: Charles C. Journal of the American Psychoanalytical Association. 212. 80. previniendo así una fricción directa entre ellos. incluso aunque ninguno de los presentes haya percibido las fases tempranas de su inadecuación.P. Puede quedarse plantado entre supuestos opuestos. 1902). [4]Letters of Lord Chesterfield to His Son (Everyman´s ed. Thomas. International Journal of Psychoanalysis. 315-16. Journal of Social Psychology. el individuo se ubica entre los principios opuestos. sentirá que tiene razones para turbarse por su rubor. 1929). Pero hay que hacer una salvedad. Nueva York: E. "The Psychology of Poise". especialmente en la sociedad negra de las clases bajas. 1950). En lugar de permitir que se exprese el conflicto en un encuentro. [2]Una versión sofisticada es la opinión psicoanalítica de que la incomodidad en la interacción social es el resultado de expectativas de atención imposibles basadas en expectativas no resueltas en relación con el apoyo paterno.. de manera que unos principios que se relacionan poco el uno con el otro pueden operar juntos. XVIII (1955). véase S. y a veces incluso el encuentro. Heltman. consiste en "jugar a las docenas" (véase John Dollard. Sperling. "Playing the Dozens". 1953). HJ. "Dialectic of Insult".. Se supone que uno de los objetivos de la terapia es llevar al individuo a ver sus síntomas a la luz verdadera de la psicodinámica. pp.J. 1939. el individuo sólo pierde la serenidad. Sandor Ferenczi. Notas [*](Publicado originalmente en 1956 por la Universidad de Chicago en American Journal of Sociology) [1]James Mark Baldwin. 213-31. R. XXXV (1954). IX (1938). Entonces. ha desacreditado su afirmación implícita de ser equilibrado. [5]Una forma interesante en la que se ha institucionalizado esta prueba en América. Leo Rangell.Human Relations. en Further Contributions to the Theory and Technique of Psychoanalysis (Londres: Hogarth Press. p. 1947. 1 (1953). p. bajo el supuesto de que tal vez de ahí en adelante no los necesite (véase Paul Schilder. Shame and Guilt: A Psychoanalytical and a Cultural Study(Springfield. Cuando un individuo que recibe un cumplido se sonroja de modestia. 120-21). Monografía N° 2. American Imago. I. 1956). 79-96. Y The Presentation of Self in Everyday Life (Universidad de Edimburgo. X (1957). puede perder su .B.F. "Psycho-social Phenomena of Stuttering and Their Etiological and Therapeutic Implications". Berdie. Los principios de organización de cualquier sistema social pueden entrar en conflicto en ciertos momentos.balbuceos del aprendiz y el especialista cuando llegan a la vez a la máquina de Coca Cola expresan una incompatibilidad de principios organizativos[11] . Social Sciences Research Centre. pero se preservan los principios. o puede ser prácticamente destruido. 313-32. [3]Los asuntos desarrollados en este artículo son extensiones de estos otros trabajos del autor: "On Face-Work". XLII. Sobre las provocaciones en general. Ill. 458-83. La estructura social gana elasticidad. p. [6]Cf. Edimburgo. "The Social Neurosis". "Alienation from Interaction". Psychoanalylitical Review. 26. Sacrifica su identidad por un momento. [7]Además de sus otros problemas. Social and Ethical Interpretations in Mental Development (Londres. "Embarrassed Hands". XXV (1938). Psychiatry. "On the Psychodynamics of Teasing". la timidez. su rubor no le llevará a turbarse. Y. [10]Samuel Johnson presentó un argumento similar en su trabajo "Of Bashfulness". El efecto es acentuar el situs y la igualdad. . La exageración. donde esto se logra excluyendo expresamente a los extraños y mezclando a los internos al margen de su rango. quien no se ruborice puede parecer insensible y por lo tanto ruborizarse por su apariencia. 151-61. IX (1944). deben suprimirse. Sintiendo que su disgusto no es nada de lo que avergonzarse. Por lo tanto. no se puede incluir adecuadamente entre nuestros infortunios". pero confirmar una más importante. Así. resulta natural encontrar al rubor y al humor juntos. el insulto de broma. N° 139: "Suele suceder que la seguridad se mantiene a un ritmo igual que la habilidad. [9]Émile Benoit-Smullyan. esto es lo que hace el rubor de otra manera. que dificulta nuestros primeros intentos. esa breve y temporal vergüenza que nos protege del peligro de los reproches duraderos. ya que ambos ayudan a negar la misma realidad. los demás principios. Pero en muchos casos este tipo de burla es una manera de decir que lo que ahora sucede no es serio o real. En cierto modo la afirmación de igual pertenencia institucional se refuerza con la regulación en nuestra sociedad de que los varones deban mostrar ciertas pequeñas cortesías a las mujeres. Por otra parte.reputación como equilibrado. American Sociological Review. que previene la desgracia. "Status. la de modesto... cuando el rubor se espera claramente como una respuesta razonable. [8]Esta pertenencia igual y conjunta a una gran organización se suele celebrar anualmente en la fiesta de la oficina y en parodias dramáticas de aficionados. las afirmaciones en broma. y el miedo al error. Se dice que es una manera de relajar la tensión causada ya sea por el rubor o por lo que causó el rubor. [11]En esos momentos a veces se hacen "gracias". and Status Interrelations". por supuesto. como las distinciones entre grupos raciales y categorías ocupacionales. The Rambler (1751). se disipa gradualmente a medida que nuestra capacidad avanza hacia la certeza del éxito. todas ellas reducen la seriedad del conflicto al negar a la situación su estatus real. Status Types.
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