¡Que Pase El Aserrador..!

April 2, 2018 | Author: elgione | Category: Morality, Short Stories


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FEB5 ¡QUE PASE EL ASERRADOR! Jesús del Corral Entre Antioquia y Sopetrán, en las orillas del río Cauca, estaba yo fundando una hacienda. Me acompañaba, en calidad de mayordomo, Simón Pérez, que era todo un hombre, pues ya tenía treinta años, y veinte de ellos los había pasado en lucha tenaz y bravía con la naturaleza, sin sufrir jamás grave derrota. Ni siquiera el paludismo había logrado hincarle el diente, a pesar de que Simón siempre anduvo entre zancudos y demás bichos agresivos. Para él no había dificultades, y cuando se le proponía que hiciera algo difícil que él no había hecho nunca, siempre contestaba con esta frase alegre y alentadora: «vamos a ver; más arriesga la pava que el que le tira, y el mico come chumbimba en tiempo de necesidad». Un sábado en la noche, después del pago de peones, nos quedamos, Simón y yo, conversando en el corredor de la casa y haciendo planes para las faenas de la semana entrante, y como yo le manifestara que necesitábamos veinte tablas para construir unas canales en la acequia y que no había aserradores en el contorno, me dijo: — Esas se las asierro ya en estos días. — ¿Cómo?, le pregunté, ¿sabe usted aserrar? —Divinamente; soy aserrador graduado, y tal vez el que ha ganado más alto jornal en ese oficio. ¿Qué dónde aprendí? Voy a contarle esa historia, que es divertida. Y me refirió esto, que es verdaderamente original: En la guerra del 85 me reclutaron y me llevaban para la Costa, por los llanos de Ayapel, cuando resolví desertar, en compañía de un indio boyacense. Una noche en que estábamos ambos de centinelas las emplumamos por una cañada, sin sin comer y con los pies heridos por las espinas de las chontas. así al tanteo. entre unas peñas. No vacilé un momento en replicar: —Ya lo sabía. en el río Nus. yo soy el encargado de la tarabita para el paso. a eso me han pagado en todas las empresas en donde he estado y.dejarle saludes al general Mateus. y siguiendo por la orilla de una quebrada que. Nada. por la mañana. pero tengo orden de no pasar a nadie. y a los quinientos palos con que los maduran antes de tiempo!. aquí le da fiebre hasta a la quinina y a la zarpoleta. preguntó. No me dio tiempo de aleccionarlo. y no lejos de allí vimos. aunque al día siguiente nos despacharan como perros vagos. ¿cómo se llama esto aquí? ¿La mina de Nus está muy lejos? — Aquí es. Efectivamente. eche la oroya para este lado. pero hace quince días murió uno de ellos. este clima es muy malo. pues íbamos rompiendo rastrojo con el cuerpo. apenas soy peón. señor Conde. con el cual tuvo este diálogo: —¿Cuánto gana usted? —¿A cómo pagan aquí? — Yo tenía dos magníficos aserradores. como vacas ladronas. les pagaba a ocho reales. Lo único que hace falta son aserradores. según me habían dicho. salimos el indio y yo a la desembocadura. Cuatro días anduvimos por entre bosques. —Pues. le grité. —¿Y el otro?. pues repitió su afirmación sin que le volvieran a hacer la pregunta. yo no trabajo a menos de doce reales. además. Yo había oído hablar de una empresa minera que estaba fundando el Conde de Nadal. al séptimo día.. pues íbamos casi muertos de hambre y era seguro que él nos daría de comer. y resolví orientarme hacia allá. en medio de una montaña donde cantaban los gurríes y maromeaban los micos. porque estaban lejos los caseríos.. Diez minutos después estaba yo en presencia del Conde. señalando a mi compañero. y por eso he venido: yo soy aserrador. de decirle que nos importaba comer a todo trance. un hombre que estaba sentado en la orilla opuesta a la que llevábamos nosotros. desembocaba en aquel río. El grandísimo majadero tampoco vaciló en contestar rápidamente: —Yo no sé de eso. no me dio tiempo ni para guiñarle el ojo. —Compadre. de mostrarle los peligros de muerte si continuaba vagando a la aventura. . después de gritar: ¡Que pase el aserrador! Me despedí del pobre indio y pasé. porque no se necesitan peones. ¡Lo que es el miedo al cepo de campaña con que acarician a los desertores. Al día siguiente ya estábamos a diez leguas de nuestro ilustre jefe. Fue grande nuestra alegría al verlo. o el peligro de la «diana de palos» si lograba salir a algún pueblo antes de un mes. No hubo remedio. y el encargado de manejar la tarabita echó el cajón para este lado del río. comiendo ciruelas pasas y ¡bendito sea Dios y el que exprimió las uvas. ¡Se me escaparon las ollas untadas de manteca. que estén bien rectos y bien gruesos para . ¡Y yo. Y les canté todas las trovas que sabía. en el monte. eso sí: yo no conocía serruchos. Me presentaron al otro aserrador para que me pusiera de acuerdo con él. que estaba por ahí cerca. a doce reales el día. porque estaba «en propiedad extranjera». para que le divirtiera los muchachos. convino en que el maestro se ganara sus doce reales de manera tan divertida. pues no sabía qué hacer con ellos los domingos. porque les había prometido llevarlos a un guayabal a coger toches.. que la señora quedó encantada y me dijo que fuera al día siguiente. Porque. y resolví pisarlo desde la entrada. le dije. vamos a ganarnos esta gente por si no resulta el aserrío. tablones o cercos? —Pues necesitamos cinco mil tablas de comino. bañándose en el río. a mí me gustan las cosas en orden. vamos con método. Total. ¡Bendito sea Dios! Me iban a dar de comer. Y el Conde. Simón. porque eran de fierro! El perro de la cocina me veía con extrañeza. Llegué echando humo y cantando la guabina. ¡Y me dio jamón y galletas y jalea de guayaba! Al otro día estaba este ilustre aserrador con los muchachos del señor Conde. maestro. que para poder hablar tenía que recostarme a la pared. Por poco me desmayo: vi trabajo para dos años y. — Entonces. pero debemos comenzar por las tablas. riéndose. como pensando: ¡Caramba con el maestro! si se queda ocho días aquí. Primeramente sepamos qué es lo que se necesita con más urgencia. de modo que me oyera el Conde. ¡Líos que tenia! Un peón me dio tabaco y me prestó un tiple. La pobre señora que vivía más aburrida que un mico recién cogido. —Maestro. — Aquí es el tiro. pues me iba de espaldas por la debilidad en que estaba! Entré a la cocina y me comí hasta las cáscaras de plátano. dije para mis adentros. para las canales de la acequia. «el mono come chumbimba en tiempo de necesidad». el cual vivía con su mujer y dos hijos pequeños. tres mil tablones para los edificios y unos diez mil cercos. bebiendo vino tinto de las mejores marcas europeas! Llegó el lunes. en trampa. di principio a mis labores. quédese y le pagaremos los doce reales. por la mañana. y los muchachos no quisieron que el «aserrador» fuera a trabajar. ¿tablas. tableros y troceros.—Bueno. Todo de comino. nos vamos a morir de hambre el gato y yo! A las siete de la noche me fui para la casa del Conde. era sábado. al día siguiente también comería de balde. el martes.. se alegró con mi canto y me suplicó que me sentara en el corredor para que la entretuviera a ella y a sus niños esa noche. bien cuidado y sin riesgo de que castigaran al desertor. Váyase a los cuarteles de peones a que le den de comer y el lunes empieza trabajos. pero en cantos bravos sí era veterano. Me tragaba las yucas con pabilo y todo. Por fin. Lo primero que debemos hacer es dedicarnos a señalar árboles de comino. por último. porque estábamos en vigilia. —Pues perdió el día. Y a poco. (Todavía me acuerdo del nombrecito con que lo bauticé: ¡Levantamuertos!) Encantados el hombre y su familia con el «maestro» Simón. traguito de brandy para el aserrador. cigarros de anillo dorado. chistes de ocasión. maestro. Quedé. no resulta la cosa. Después los tumbamos y.que den bastantes tablas y no perdamos el tiempo. fumando tabaco y lavando la ropita que me traje del cuartel del general Mateus. ¿cuántos árboles señaló? —Doscientos veinte no más. . Le conté al patrón que había notado yo ciertos despilfarros en la cocina de peones y no pocas irregularidades en el servicio de la despensa. Ocho días pasé en la montaña. se ve que usted es hombre práctico. Pero sabrá usted que como yo no conocía el comino. Por la tarde. comprendió que tenía que agachar la cabeza ante este famoso «aserrador» improvisado. y que llevara el tiple. Esta tarde nos encontramos aquí. dueño del campo. le dije a mi compañero: —No perdamos el tiempo andando juntos. necesitaba el pobre que le sostuvieran las fuerzas. o mejor dicho. ¡Le saqué tablas del espinazo al mismísimo. que les había yo prometido. que en el monte se escucha gemir Qué aserrío. Había que pisarlo en firme. admirable para todas las enfermedades de la digestión. Váyase usted por el alto. Y en la orilla de éste me pasé el día. porque me tenía cena preparada. Cuando ya teníamos marcados unos mil. que los muchachos estaban deseosísimos de oírme el cuento de Sebastián de las Gracias. de primera clase. Ah. Cuando nos íbamos a internar. empezamos a echarlos al suelo. montamos el aserrío. salimos a la montaña a señalar árboles de comino. pues. sí señor. pero muy buenos. separados. tan emocionante. monté esa noche. porque si no. en el punto citado. encontré al maestro y le pregunté: vamos a ver. Se cumplió el programa al pie de la letra. porque yo siempre. Todo con orden. que yo me voy por la cañada. le hablé de un remedio famoso para curar la renguera (inventado por mí. y yo he sido gallo para eso. pero fíjese bien para que no señale árboles torcidos. señalando árboles con mi compañero. Y salí cañada abajo. Ah. buscando el río. señor Conde! Y todo iba mezclado por si se dañaba lo del aserrío. — Así me gusta. tuve que ir primero a ver los árboles que había señalado el verdadero aserrador. Por la noche me hizo llamar la señora del Conde. cena con salmón. y guiñadas de ojo a una sirvienta buena moza que le trajo el chocolate al «maestro» y que al fin quedó de las cuatro paticas cuando oyó la canción aquella de: Como amante torcaza quejumbrosa. yo señalé trescientos cincuenta. por supuesto) y le prometí conseguirle un bejuco en la montaña. Cuentos y cantos divertidísimos. lo echaba por otro lado día al que yo escogía. y ese otro de Juan sin miedo. El otro maestro. Disponga los trabajos como lo crea conveniente. y el del Tío Conejo y el Compadre Armadillo. pues como había trabajado tanto ese día. un pobre majadero. dijo el Conde. Y todas las noches iba yo a la casa del Conde y cenaba divinamente. dos. y cuando yo iba a decir tres. y una mañana salimos camino del aserradero. y por cierto que cuando lo fabricamos hubo algunas complicaciones. con todos los diablos! Para eso está usted arriba. Se me entraba por las narices. ¡Qué la iba a remediar. Mi consejo era decisivo y no se hacía nada sin mi opinión. (Si sirve con tres. cogí el serrucho y exclamé: —Arriba pues: una. fíjese y aplome como Dios manda. porque era preciso distraer a los muchachos. señor. El pobre hombre no podía remediar la torcedura. y los trazos hechos en ella (por mi compañero. y a la sirvienta también. Yo era el sanalotodo en la mina. cómo fue aquello! El chorro de aserrín se vino sobre mí y yo corcoveaba a lado y lado..» como dice la canción. colocó el serrucho en la línea y. empleamos más de quince días. por las orejas. le grité a mi compañero: —Bájese. me gritó mi compañero. En esa tarea. y rápidamente pensé:. que es lo mandado entre buenos aserradores. por el cuello de la camisa. De manera que al enderezarme contesté: — Yo me quedo abajo. «La lámpara encendida y el velo en el altar. encarámese usted. Ya estaba todo listo: la troza sobre el andamio. por los ojos. me fui de cabeza y caí sobre mi . con los grandes serruchos al hombro... ¡Pero. Llegó el momento solemne.. empezamos a aserrar madera. se está torciendo el corte!. ¡Virgen Santa! Y yo que creía que eso de tirar de un serrucho era cosa fácil. en la cual desempeñaba yo el oficio de director. Y los domingos almorzaba y comía allá.ayudados por cinco peones. Cambiamos de puesto: yo me coloqué en el borde del andamio.. porque yo me limitaba a dar órdenes).. ¡Primera vez que yo veía un come-maderas de esos! Ya al pie del andamio... Ya estaba hecho. —Póngale tres con veinte. si yo chapaleaba como pescado colgado del anzuelo! Viendo que me ahogaba entre las nubes de aserrín. Tiró el hombre. «si me hago arriba..... me preguntó el maestro: —¿Es usted de abajo o de arriba? Para resolver tan grave asunto fingí que me rascaba una pierna. Trepó por los andamios... ¿por qué no ha de servir con veinte centímetros más?). que yo subiré a dirigir el corte. tal vez me tumba éste con el serrucho». porque el maestro me preguntó: —¿Qué alto le ponemos? —¿Cuál acostumbran ustedes por aquí? —Tres metros.. cuando un día llegó la hora terrible de montar el aserrío de madera. el andamio.. —Maestro. ¡Tal vez la célebre cortada del río Nus fracasó más tarde por alguna bestialidad que yo indiqué! Todo iba a pedir de boca. sin saber cómo defenderme. — ¡Pero hombre. Conque. pues. Y la casa que tengo en Sopetrán la compré con plata que traje de allá. porque lo hago sacar de la mina. Luego rematé con este discurso más bien atornillado que un trapiche inglés: —No diga usted una palabra de lo que ha pasado. y explíqueme cómo se maneja este mastodonte de serrucho. maestro!. ¡Y usted que tiré con tanta fuerza! Vea cómo me puso (y le mostré el ojo dañado).compañero.. cuando uno estaba arriba. ¡pero. tráguese la lengua y enséñeme a aserrar.. para las cuales resulté un Víctor Hugo.. Yo les corté el ombligo al Conde y a la señora.. clavó en el techo la mirada y añadió después: ¡Y aquel pobre indio de Boyacá se murió de hambre. dos reales. maestro! —¡Qué maestro. que para evitar las molestias del aserrín se tapaban las narices con un pañuelo.. No parecía sino que le hubiera caído al pie un aerolito. y a los muchachos los tengo de barba y cacho. exclamó. Que el cuerpo se ponía así.. con doce reales diarios. En pago de eso. le prometo darle todos los días. Y duré un año trabajando en la mina como aserrador principal. durante tres meses. Patas arriba quedamos ambos. este tabaquito (y le ofrecí uno). Y los quince bueyes que tengo aquí... —¡Pero.. —Y vea cómo me dejó usted (y me enseñó las narices). soltó una bocanada de humo. que ya me ayuda mucho en la arriería. Le conté mi historia y casi que lo hago llorar cuando le pinté los trabajos que pasé en la montaña.. del aserrío salieron. en calidad de desertor.. sin llegar a ser aserrador!. —Fúmese. de los doce que yo gano. La sorpresa del aserrador fue mayor que el golpe que le di. y de esta manera cuando estaba abajo. cuatro pamplinadas que yo aprendí en media hora. Vinieron las explicaciones indispensables. aceptó mi propuesta y empezó la clase de aserrío.. Cuando terminó Simón su relato. ni qué demonios! ¿Sabe lo que hay? Que es la primera vez que yo le cojo los cachos a un serrucho de estos. es también hijo de la sirvienta del Conde y ahijado de la Condesa. Como le hablé en plata y él ya conocía mis influencias en la casa de los patrones. cuando los peones apenas ganaban cuatro.. . marcados con un serrucho. él con las narices reventadas y yo con dos dientes menos y un ojo que parecía una berenjena. Y el hijo mío. DON JESÚS DEL CORRAL MURIÓ EN BOGOTÁ EN 1931. más arriesga la pava que el que le tira. QUE SE HA GANADO UN LUGAR EN LAS MÁS IMPORTANTES ANTOLOGÍAS DEL CUENTO COLOMBIANO Y HA SIDO REPETIDAMENTE ADAPTADA PARA LA TELEVISIÓN. FUE MINISTRO DE DON MARCO FIDEL SUÁREZ Y EJERCIÓ EL PERIODISMO. pues ya tenía treinta años. estaba yo fundando una hacienda. en las orillas del río Cauca. nos quedamos. siempre contestaba con esta frase alegre y alentadora: «vamos a ver. QUIEN HIZO DE ESTA HISTORIA UNA PELÍCULA PARA TELEANTIOQUIA. ¡Que pase el aserrador. y el mico come chumbimba en tiempo de necesidad». y como yo le manifestara que necesitábamos veinte tablas para construir unas canales en la acequia y que no había aserradores en el contorno. ENTRE ELLOS POR VÍCTOR GAVIRIA. sin sufrir jamás grave derrota. que era todo un hombre. Un sábado en la noche. COMO DIRECTOR DE LA BRISA Y EL ESCUDO. me dijo: — Esas se las asierro ya en estos días. y veinte de ellos los había pasado en lucha tenaz y bravía con la naturaleza. EN 1914 ESCRIBIÓ ¡QUE PASE EL ASERRADOR!. a pesar de que Simón siempre anduvo entre zancudos y demás bichos agresivos. Me acompañaba. después del pago de peones.. Para él no había dificultades. Ni siquiera el paludismo había logrado hincarle el diente. EN 1985. HABÍA NACIDO EN SANTAFÉ DE ANTIOQUIA EN 1871. . SU OBRA MAESTRA. Simón Pérez. y cuando se le proponía que hiciera algo difícil que él no había hecho nunca. conversando en el corredor de la casa y haciendo planes para las faenas de la semana entrante. Y ESTUDIÓ EN LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA Y EN EL ROSARIO DE BOGOTÁ.! Por Jesús del Corral FOTOS DE GUILLERMO ANGULO Entre Antioquia y Sopetrán. Simón y yo. DEL CORRAL FUE PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE AGRICULTORES Y UNO DE LOS FUNDADORES DE LA FEDERACIÓN NACIONAL DE CAFETEROS. en calidad de mayordomo. ¿Qué dónde aprendí? Voy a contarle esa historia. pero tengo orden de no pasar a nadie. y tal vez el que ha ganado más alto jornal en ese oficio. y siguiendo por la orilla de una quebrada que. así al tanteo. No me dio tiempo de aleccionarlo. y no lejos de allí vimos. pues íbamos rompiendo rastrojo con el cuerpo. Nada. un hombre que estaba sentado en la orilla opuesta a la que llevábamos nosotros. Yo había oído hablar de una empresa minera que estaba fundando el Conde de Nadal. Y me refirió esto. de decirle que nos importaba comer a todo trance. ¡Lo que es el miedo al cepo de campaña con que acarician a los desertores. Una noche en que estábamos ambos de centinelas las emplumamos por una cañada. no me dio tiempo ni para guiñarle el ojo.Al día siguiente ya estábamos a diez leguas de nuestro ilustre jefe. le grité.. y el encargado de manejar la tarabita echó el cajón para este lado del río. le pregunté. después de gritar: ¡Que pase el aserrador! Me despedí del pobre indio y pasé. Fue grande nuestra alegría al verlo. porque no se necesitan peones. en el río Nus. Diez minutos después estaba yo en presencia del Conde. desembocaba en aquel río. Efectivamente. que es verdaderamente original: En la guerra del 85 me reclutaron y me llevaban para la Costa. por los llanos de Ayapel. pues íbamos casi muertos de hambre y era seguro que él nos daría de comer. yo soy el encargado de la tarabita para el paso. sin comer y con los pies heridos por las espinas de las chontas. preguntó. con el cual tuvo este diálogo: — ¿Cuánto gana usted? —¿A cómo pagan aquí? — Yo tenía dos magníficos aserradores. apenas soy peón. entre unas peñas. en compañía de un indio boyacense. No hubo remedio.. al séptimo día. —Compadre. señalando a mi compañero.— ¿Cómo?. y a los quinientos palos con que los maduran antes de tiempo!. según me habían dicho. Cuatro días anduvimos por entre bosques. ¿sabe usted aserrar? —Divinamente. eche la oroya para este lado. sin dejarle saludes al general Mateus. . El grandísimo majadero tampoco vaciló en contestar rápidamente: —Yo no sé de eso. —¿Y el otro?. salimos el indio y yo a la desembocadura. No vacilé un momento en replicar: Ya lo sabía. de mostrarle los peligros de muerte si continuaba vagando a la aventura. en medio de una montaña donde cantaban los gurríes y maromeaban los micos. o el peligro de la «diana de palos» si lograba salir a algún pueblo antes de un mes. cuando resolví desertar. que es divertida. soy aserrador graduado. y resolví orientarme hacia allá. por la mañana. ¿cómo se llama esto aquí? ¿La mina de Nus está muy lejos? — Aquí es. aunque al día siguiente nos despacharan como perros vagos. como vacas ladronas. porque estaban lejos los caseríos. Lo único que hace falta son aserradores. y por eso he venido: yo soy aserrador. pues repitió su afirmación sin que le volvieran a hacer la pregunta. a eso me han pagado en todas las empresas en donde he estado y. un pobre majadero. bañándose en el río. Y el Conde. Y les canté todas las trovas que sabía. Después los tumbamos y. maestro. ¡Líos que tenía! Un peón me dio tabaco y me prestó un tiple.. tres mil tablones para los edificios y unos diez mil cercos. vamos con método. dije para mis adentros. y los muchachos no quisieron que el «aserrador» fuera a trabajar. y resolví pisarlo desde la entrada. ¡Y me dio jamón y galletas y jalea de guayaba! Al otro día estaba este ilustre aserrador con los muchachos del señor Conde. ¡Y yo. — Aquí es el tiro. porque les había prometido llevarlos a un guayabal a coger toches. di principio a mis labores. este clima es muy malo. le dije. nos vamos a morir de hambre el gato y yo! A las siete de la noche me fui para la casa del Conde. se alegró con mi canto y me suplicó que me sentara en el corredor para que la entretuviera a ella y a sus niños esa noche. tablones o cercos? —Pues necesitamos cinco mil tablas de comino. para que le divirtiera los muchachos. no resulta la cosa. se ve que usted es hombre práctico. que . salimos a la montaña a señalar árboles de comino.. para las canales de la acequia. a mí me gustan las cosas en orden. en trampa. ¿tablas. bien cuidado y sin riesgo de que castigaran al desertor. el martes. dijo el Conde. Váyase a los cuarteles de peones a que le den de comer y el lunes empieza trabajos. señor Conde. Cuando nos íbamos a internar. comprendió que tenía que agachar la cabeza ante este famoso «aserrador» improvisado. La pobre señora que vivía más aburrida que un mico recién cogido. —Bueno. dueño del campo. como pensando: ¡Caramba con el maestro! si se queda ocho días aquí. Todo de comino. yo no trabajo a menos de doce reales. eso sí: yo no conocía serruchos. que estaba por ahí cerca. que la señora quedó encantada y me dijo que fuera al día siguiente. Váyase usted por el alto. vamos a ganarnos esta gente por si no resulta el aserrío. «el mono come chumbimba en tiempo de necesidad».pero hace quince días murió uno de ellos. ¡Bendito sea Dios! Me iban a dar de comer. Por poco me desmayo: vi trabajo para dos años y. porque eran de fierro! El perro de la cocina me veía con extrañeza. riéndose. le dije a mi compañero: —No perdamos el tiempo andando juntos. —Maestro. el cual vivía con su mujer y dos hijos pequeños. que para poder hablar tenía que recostarme a la pared. les pagaba a ocho reales. comiendo ciruelas pasas y ¡bendito sea Dios y el que exprimió las uvas. Y a poco. que estén bien rectos y bien gruesos para que den bastantes tablas y no perdamos el tiempo. Me tragaba las yucas con pabilo y todo.Total. Por fin. El otro maestro. montamos el aserrío. Disponga los trabajos como lo crea conveniente. Todo con orden. — Así me gusta. convino en que el maestro se ganara sus doce reales de manera tan divertida. sí señor. Primeramente sepamos qué es lo que se necesita con más urgencia. porque estaba «en propiedad extranjera». Me presentaron al otro aserrador para que me pusiera de acuerdo con él. por la mañana. a doce reales el día. pues me iba de espaldas por la debilidad en que estaba! Entré a la cocina y me comí hasta las cáscaras de plátano. pues no sabía qué hacer con ellos los domingos. pero debemos comenzar por las tablas. — Entonces. Llegué echando humo y cantando la guabina. aquí le da fiebre hasta a la quinina y a la zarpoleta. Porque. bebiendo vino tinto de las mejores marcas europeas! Llegó el lunes. ¡Se me escaparon las ollas untadas de manteca. porque si no. Simón. al día siguiente también comería de balde. en el monte. —Pues. pues. Lo primero que debemos hacer es dedicarnos a señalar árboles de comino. además. quédese y le pagaremos los doce reales. tableros y troceros. Quedé. pero en cantos bravos sí era veterano. por último. maestro. de modo que me oyera el Conde. era sábado. Por la tarde. cena con salmón. o mejor dicho. Por la noche me hizo llamar la señora del Conde. encarámese usted. porque el maestro me preguntó: — ¿Qué alto le ponemos? —¿Cuál acostumbran ustedes por aquí? —Tres metros. cigarros de anillo dorado. (Si sirve con tres. buscando el río. y por cierto que cuando lo fabricamos hubo algunas complicaciones. que es lo mandado entre buenos aserradores. Y salí cañada abajo. —Póngale tres con veinte. encontré al maestro y le pregunté: vamos a ver. ¡Primera vez que yo veía un come-maderas de esos! Ya al pie del andamio. Esta tarde nos encontramos aquí. admirable para todas las enfermedades de la digestión. tan emocionante. traguito de brandy para el aserrador. porque me tenía cena preparada. tuve que ir primero a ver los árboles que había señalado el verdadero aserrador. Trepó por los andamios. En esa tarea. Mi consejo era decisivo y no se hacía nada sin mi opinión. pues como había trabajado tanto ese día. monté esa noche. fumando tabaco y lavando la ropita que me traje del cuartel del general Mateus. me preguntó el maestro: —¿Es usted de abajo o de arriba? Para resolver tan grave asunto fingí que me rascaba una pierna. ayudados por cinco peones. que los muchachos estaban deseosísimos de oírme el cuento de Sebastián de las Gracias.» como dice la canción. señor Conde! Y todo iba mezclado por si se dañaba lo del aserrío. lo echaba por otro lado día al que yo escogía. el andamio. señalando árboles con mi compañero. Ah. y el del Tío Conejo y el Compadre Armadillo. Pero sabrá usted que como yo no conocía el comino. chistes de ocasión. separados. Qué aserrío. Ocho días pasé en la montaña. Se cumplió el programa al pie de la letra. ¡Le saqué tablas del espinazo al mismísimo.. —Pues perdió el día. «La lámpara encendida y el velo en el altar. Cuentos y cantos divertidísimos. empleamos más de quince días. tal vez me tumba éste con el serrucho». que les había yo prometido. en la cual desempeñaba yo el oficio de director. yo señalé trescientos cincuenta. empezamos a echarlos al suelo. porque yo siempre. cuando un día llegó la hora terrible de montar el aserrío de madera. y a la sirvienta también. y rápidamente pensé:. Cuando ya teníamos marcados unos mil. Yo era el sanalotodo en la mina. y yo he sido gallo para eso. ¡Tal vez la célebre cortada del río Nus fracasó más tarde por alguna bestialidad que yo indiqué! Todo iba a pedir de boca. en el punto citado. y una mañana salimos camino del aserradero.. . Y los domingos almorzaba y comía allá. Y en la orilla de éste me pasé el día. pero fíjese bien para que no señale árboles torcidos. Había que pisarlo en firme. colocó el serrucho en la línea y. por supuesto) y le prometí conseguirle un bejuco en la montaña. necesitaba el pobre que le sostuvieran las fuerzas. Le conté al patrón que había notado yo ciertos despilfarros en la cocina de peones y no pocas irregularidades en el servicio de la despensa.yo me voy por la cañada. y ese otro de Juan sin miedo. ¿cuántos árboles señaló? —Doscientos veinte no más. de primera clase.. De manera que al enderezarme contesté: — Yo me quedo abajo. Ya estaba todo listo: la troza sobre el andamio. porque yo me limitaba a dar órdenes). Ya estaba hecho. porque estábamos en vigilia. y que llevara el tiple. «si me hago arriba. le hablé de un remedio famoso para curar la renguera (inventado por mí. pero muy buenos. con los grandes serruchos al hombro. porque era preciso distraer a los muchachos. (Todavía me acuerdo del nombrecito con que lo bauticé: ¡Levantamuertos!)Encantados el hombre y su familia con el «maestro» Simón. Ah. y los trazos hechos en ella (por mi compañero. que en el monte se escucha gemir.. Y todas las noches iba yo a la casa del Conde y cenaba divinamente. Llegó el momento solemne. ¿por qué no ha de servir con veinte centímetros más?). y guiñadas de ojo a una sirvienta buena moza que le trajo el chocolate al «maestro» y que al fin quedó de las cuatro paticas cuando oyó la canción aquella de: Como amante torcaza quejumbrosa. Conque.. sin llegar a ser aserrador!.. ¡Qué la iba a remediar. exclamó. “QUE PASE EL ASERRADOR” Por Jesús del Corral (1914) . para las cuales resulté un Víctor Hugo. Luego rematé con este discurso más bien atornillado que un trapiche inglés: —No diga usted una palabra de lo que ha pasado. ¡pero. señor. durante tres meses. Se me entraba por las narices. Le conté mi historia y casi que lo hago llorar cuando le pinté los trabajos que pasé en la montaña. Y los quince bueyes que tengo aquí. del aserrío salieron.... ni qué demonios! ¿Sabe lo que hay? Que es la primera vez que yo le cojo los cachos a un serrucho de estos. y a los muchachos los tengo de barba y cacho. con doce reales diarios. cuando los peones apenas ganaban cuatro. cuatro pamplinadas que yo aprendí en media hora. que yo subiré a dirigir el corte. Que el cuerpo se ponía así. por el cuello de la camisa.. sin saber cómo defenderme. y cuando yo iba a decir tres. —Fúmese. Como le hablé en plata y él ya conocía mis influencias en la casa de los patrones. le grité a mi compañero: —Bájese. este tabaquito (y le ofrecí uno). con todos los diablos! Para eso está usted arriba. clavó en el techo la mirada y añadió después: ¡Y aquel pobre indio de Boyacá se murió de hambre. fíjese y aplome como Dios manda.. —Maestro.empezamos a aserrar madera.. le prometo darle todos los días.. maestro! —¡Qué maestro. y explíqueme cómo se maneja este mastodonte de serrucho.. si yo chapaleaba como pescado colgado del anzuelo! Viendo que me ahogaba entre las nubes de aserrín.. dos reales. —Y vea cómo me dejó usted (y me enseñó las narices). Y la casa que tengo en Sopetrán la compré con plata que traje de allá.. Vinieron las explicaciones indispensables. soltó una bocanada de humo. dos. me gritó mi compañero. maestro!.. pues. Cuando terminó Simón su relato. por los ojos. cogí el serrucho y exclamé: —Arriba pues: una. Yo les corté el ombligo al Conde y a la señora. que para evitar las molestias del aserrín se tapaban las narices con un pañuelo.. me fui de cabeza y caí sobre mi compañero. porque lo hago sacar de la mina. Patas arriba quedamos ambos. La sorpresa del aserrador fue mayor que el golpe que le di. y de esta manera cuando estaba abajo. marcados con un serrucho. cómo fue aquello! El chorro de aserrín se vino sobre mí y yo corcoveaba a lado y lado. —¡Pero. Cambiamos de puesto: yo me coloqué en el borde del andamio. ¡Pero... Y duré un año trabajando en la mina como aserrador principal. cuando uno estaba arriba. ¡Y usted que tiré con tanta fuerza! Vea cómo me puso (y le mostré el ojo dañado). él con las narices reventadas y yo con dos dientes menos y un ojo que parecía una berenjena. Y el hijo mío. — ¡Pero hombre.. se está torciendo el corte!... que ya me ayuda mucho en la arriería. en calidad de desertor. Tiró el hombre. tráguese la lengua y enséñeme a aserrar.. aceptó mi propuesta y empezó la clase de aserrío. No parecía sino que le hubiera caído al pie un aerolito.. de los doce que yo gano... ¡Virgen Santa! Y yo que creía que eso de tirar de un serrucho era cosa fácil. En pago de eso.. es también hijo de la sirvienta del Conde y ahijado de la Condesa. por las orejas.. El pobre hombre no podía remediar la torcedura. Después de un largo viaje pudieron encontrar la mina. mentiras y lambonerias se gano la familia del conde y con el paso del tiempo aprendió este oficio sin que nadie sospechara sobre sus embustes. una historia interesante y lo mas chistoso es el final inesperado de la historia. el se hizo pasar porun experto aserrador y a punto de cuentos. Ver como varias páginas informe sobre la fabula "que pase el aserrador" }  Enviado por dujara  18/03/2013  865 Palabras PÁGINA 1 DE 4 INFORME DE LECTURA (EXAMINADOR) “QUE PASE EL ASERRADOR” . Como el mismo cuento lo dice.En 1914. de inmediato Simón contesto que él sabía. es que el autor nos ofrece una historia convincente. pero el indígena solo dijo la verdad. durante la guerra de 1985 fue reclutado por el ejército. se puede decir que aquí se representa el típico antioqueño ya que es caracterizado por ser recursivo. chistes. el cuidador les informo que solo se necesitaban aserradores y no peones. Sopetrán. que es un mayordomo. el señor Jesús del corral escribió el famoso cuento “que pase el aserrador” el cual es una historia costumbrista colombiana que contiene humor. atrevido. a las orillas del rio Cauca. Mientras que el indígena por ingenuo se murió de hambre sin poder llegar a ser “aserrador”. entretenida y que se aplica a nuestra realidad y a lo que sucede continuamente en nuestra sociedad. en pocas palabras podemos definirlo como. A pesar de su ignorancia y falta de experiencia que Simón tenía en este oficio. que solo era un peón. enredador y el que habla más cháchara. audaz. Mi punto de vista de este cuento. esto sucedió en el departamento de Antioquia. cierto día resolvió abandonar su puesto e irse en busca de comida y una mina de oro a las orillas del rio Nus en compañía de su amigo indígena. Narra las aventuras de un señor llamado SIMON PEREZ. Esta historia sucedió en Antioquia. El autor describe a Simón como una persona mentirosa que hizo lo primero que se le ocurrió con tal de ganarse el puesto de aserrador y luego resulto en una especie de maestro de la improvisación en situaciones desesperadas. Considero que en la actualidad le dan más importancia a la intuición que al conocimiento. Sopetrán. Una persona avispada tiene confianza en sí misma. Una situación muy real que pasa y que por experiencia lo confirmo es que desde que estamos en la escuela. Mi punto de vista de este cuento. esto sucedió en el departamento de Antioquia. mentiras y lambonerias se gano la familia del conde y con el paso del tiempo aprendió este oficio sin que nadie sospechara sobre sus embustes. El autor describe a Simón como una persona mentirosa que hizo lo primero que se le ocurrió con tal de ganarse el puesto de aserrador y luego resulto en una especie de maestro de la improvisación en situaciones desesperadas. hace negocios. que es un mayordomo. el no conversa si no que se come de cuento a la gente y una de las características que más lo define es que el antioqueño no hace empresas. fafarachero. También es cañero. a las orillas del rio Cauca. el cuidador les informo que solo se necesitaban aserradores y no peones. una historia interesante y lo mas chistoso es el final inesperado de la historia. mas a la improvisación que la planeación. es astuta y esto fluye tan naturalmente que le permite salir triunfante en todas las situaciones. audaz. Esta historia sucedió en Antioquia. entretenida y que se aplica a nuestra realidad y a lo que sucede continuamente en nuestra sociedad. en otras palabras se podría decir que de desprestigia del saber. en pocas palabras podemos definirlo como “el avispado”. Narra las aventuras de un señor llamado SIMON PEREZ. tiene mucha valentía y se lleva a todo el mundo por delante. chistes. Considero que en la actualidad le dan más antioqueño no hace empresas. hace negocios. Como el mismo cuento lo dice. atrevido.Por Jesús del Corral (1914) En 1914. pero el indígena solo dijo la verdad. es decir. durante la guerra de 1985 fue reclutado por el ejército. A pesar de su ignorancia y falta de experiencia que Simón tenía en este oficio. para el avispado no hay mayor triunfo que sacar ventaja en cada negocio. Mientras que el indígena por ingenuo se murió de hambre sin poder llegar a ser “aserrador”. fregado y ventajoso. El avispado no previene y planea las situaciones si no que las resuelve en el momento. de inmediato Simón contesto que él sabía. el señor Jesús del corral escribió el famoso cuento “que pase el aserrador” el cual es una historia costumbrista colombiana que contiene humor. se puede decir que aquí se representa el típico antioqueño ya que es caracterizado por ser recursivo. Después de un largo viaje pudieron encontrar la mina. algunos alumnos son degradados por el simple hecho de tener más conocimientos y saber más que . que solo era un peón. es que el autor nos ofrece una historia convincente. enredador y el que habla más cháchara. cierto día resolvió abandonar su puesto e irse en busca de comida y una mina de oro a las orillas del rio Nus en compañía de su amigo indígena. el se hizo pasar por un experto aserrador y a punto de cuentos. En cuanta al final del cuento me cayó de sorpresa ya que me imaginaba otro final y considero que aunque es una historia entretenedora. Yo creo que no todos los mentirosos tienen buena suerte y la moraleja del cuento es inmoral. la moraleja es tanto aplicable como inmoral. como dice el dicho “cae más rápido un mentiroso que un cojo”. Lo que podríamos aplicar de esta moraleja es que debemos ser siempre emprendedores y medírnosle a cualquier tipo de retos. Considero que esta parte no la deberíamos adoptar a nuestra vida y a nuestra sociedad. mientras que los que se identifican mas con el perfil de SIMON PEREZ en la historia. . que usan gafas y visten raro”.otros. Está bien que el paisa logra todo lo que quiere con mentiras y enredos pero yo pienso y creo que todos los mentirosos no corren con la misma suerte. El autor destaca el carácter de quien con tal de hacerse al puesto miente y se convierte luego en un héroe capaz de improvisar en situaciones desesperadas. el Presidente nombró a la pereirana Luz Stella Arango como primera ministra de la Protección Social (la ley de fusión de los ministerios no alcanzó a entrar en vigencia en vida del ministro accidentado). es que hasta son criticados por su simple forma de vestir. la manera como pensamos y la creencia que hay en la cultura antioqueña de que “el avispado es el que siempre triunfa”. el que es avispado y tiene las respuestas a todo aunque no sean lógicas o coherentes es mas aceptado y mejor tratado por la sociedad. Entonces aquí se puede evidenciar que estamos viviendo con una manera de pensar muy alejada de la que debe ser. actuando con audacia y valentía para poder sacar el mejor resultado y lo que considero inmoral es que nos da a entender que por medio de las mentiras y siendo avispados vamos a lograr todo lo que queramos para un futuro o que mediante esto podremos darle solución a cualquier tipo de problema que se nos presente en el momento. y el día que eso no nos suceda nos veremos frustrados y esto afectara todo nuestro entorno. Lo que podríamos aplicar de entendible y chistosa. Que pase el aserrador Publicado 24/02/2010 Juan Manuel Buitrago El cuento de don Jesús del Corral que titula esta nota puede resumirse así: un desertor antioqueño responde yo sí se cuando un posible empleador les pregunta a dos fugitivos en el siglo XIX si saben aserrar madera. la moraleja es tanto aplicable como inmoral. Cuando desapareció el doctor Juan Luis Londoño. entendible y chistosa. son calificados como Nerds “los inteligentes del salón. El médico Diego Palacio venía trabajando como asesor personal del Ministro y manifestó estar enterado de los presuntos planes maravillosos que tenía el doctor Londoño en la cabeza. Un día una de ellas debió ser atendida por el médico familiar. Existían cuestionamientos bien documentados acerca del funcionamiento de las EPS.que fortalecerían el régimen contributivo -como resultado de la reforma laboral que redujo las horas extras.A los pocos días de estar en el encargo y temerosa de quedarse en propiedad nuestra paisana fue muy sincera con el Presidente. El problema de la salud en el mundo es ese: los procedimientos y la alta tecnología han encarecido la atención para un pequeño número de pacientes cuya muerte hasta hace poco tiempo nos parecía natural y no hay sistema subsidiado que resista esa nueva demanda. Al morir mi abuelo.000 empleos nuevos . Lo que resta: subirle la cervecita a los pobres. sus seis hijas solteras heredaron un patrimonio suficiente de no haber sido ellas perseverantes en su soltería y longevas en exceso. El Presidente dijo entonces: que pase el aserrador. si el doctor Londoño tenía una fórmula prodigiosa. La discusión acerca de si el problema radica en subsidiar los hospitales o subsidiar los enfermos es bizantino. voy a llamar al padre para que te confiese y te voy a hacer un caldito de pollo. la financiación del régimen subsidiado estaba muy deteriorada por la corrupción y en cuanto a la creación de 300. Si el enorme presupuesto de las fuerzas armadas se dedicara a la salud o si las EPS fueran caritativas habría forma de solventar los subsidios pero esas eventualidades lucen impensables. la hermana que oficiaba como jefa del hogar fue a la farmacia y al regresar le comunicó a la enferma: el doctor dijo que te tenés que morir. El POS tiene que limitarse para que los recursos alcancen. No se si fue el caldo o la confesión pero mi tía vivió muchos años más. Con este panorama sombrío tocaba pensar en reversar la fusión y replantear las reformas partiendo otra vez de cero y llamando a consultas a la academia y a los especialistas de Senado y Cámara a menos que el doctor Uribe pudiera encontrar una persona que conociera al detalle el pensamiento del reformador fallecido. no arregla nada. Porque te recetó drogas que no tenemos con qué comprar. . Así de sencillo. El infortunado que tiene algún pariente en estado terminal y se apega a la posibilidad de un milagro científico logra aumentar con su enfermo vía tutela el número de los pacientes incosteables y el sistema colapsa. se la había llevado a la tumba. con la mitad de la población sin empleo o subempleada. Pero no es por eso que uno se muere. Para hacer una reforma que no eluda los limitantes que impone la realidad resulta fundamental excluir de su redacción a los políticos mentirosos. Amigos míos muy ricos murieron jóvenes. es por la fatalidad. es el cielo y no el gobierno quien puede darse el lujo de hacer milagros. Desgraciadamente. . Eso implica que en un país subdesarrollado. en tiempo de elecciones todos se vuelven mentirosos.Es muy duro que uno tenga que morirse por ser pobre. Debemos defender cualquier intento serio de garantizar una cobertura efectiva (no se trata de suministrar un carné para alardear en las estadísticas de la OMS sino de tener con qué costear tratamientos completos para el porcentaje mayoritario de los casos que llegan a consulta).
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