Osy La Mutria

March 28, 2018 | Author: IGolhar Ap | Category: Beaver, Otter, Lake, Fish, River


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Kenneth C. Crawford ASOCIACIÓN CASA EDITORA SUDAMERICANA Av. San M artín 4555, B1604CDG Florida Oeste Buenos Aires, República Argentina 723. Título. Buenos Aires). 62 p . La edición en castellano se publica con permiso de los dueños del Copyright. II.Osy.3. Osy. Claudia. Assn. Jerez. B1604CDG Florida Oeste.. CDD 813.. Traducido por: Claudia Blath ISBN 978-987-567-961-0 1. 21 x 14 cm. Kenneth C. © 2012 Asociación Casa Editora Sudamericana. Literatura infantil y juvenil estadounidense. la nutria Kenneth C.5M Es propiedad. Crawford Título del original: Ossie the otter. Todos los derechos reservados. I.. Copyright de la edición original en inglés © 2009 Review and Herald Publ. 2012. . Hagerstown. 2009. ISBN 978-987-567-961-0 /Crawford. . trad. Assn. Dirección: Jael Jerez Traducción: Claudia Blath Diseño: Romina Genski Ilustraciones: Shutterstock Libro de edición argentina IMPRESO EN LA ARGENTINA . Jael. E. Blath.U. la nutria / Kenneth C. MD.Printed in Argentina Primera edición MMXII . San Martín 4555. dir. Autum n House Publishing division de Review and Her­ ald Publ. III.. ¡I.1a ed.928 2 v_________________________________________________y -\ Se terminó de imprimir el 31 de agosto de 20-12 en talleres propios (Av. Crawford / Dirigido por Jael Jerez.Florida: Asociación Casa Editora Sudamericana. .A. Queda hecho el depósito que marca la ley 11. A veces. porque simboliza las generaciones anteriores a mí. que también disfrutaban de la naturaleza. un coro entonaba himnos en la radio. las viejas vías del ferrocarril al oeste. Vivíamos en un pe­ queño pueblo al borde de un gran lago rodeado de tierra vir­ gen. haciéndome un sándwich de manteca de maní y miel. pero es­ tarás bien mientras te mantengas dentro de esos límites. Estaré ansioso por saber lo que aprendiste hoy. tal vez te sientas perdido. Yo estaba parado al lado de mi papá. Verdaderamente. y nuestra casa está al sur. tienes el lago del lado sur. y mi padre les había enseñado a sus hijos que el bosque no entrañaba ningún temor. .El sonido de la soledad. ve y disfrútalo. . de una receta de muchas generaciones de an­ tigüedad. te lo dio nuestro Creador. el arroyito New­ castle al este. El bosque es tuyo. de fondo. y yo tenía diez años. una dedicatoria H mañana de domingo estival. hijo -m e dijo con su acostumbrada tranquilidad-.Ahora recuerda. M i pa- M i mol no recuerdo. era la primera hora de una gloriosa w dre estaba en la cocina de leña preparando panqueques de trigo negro. como parte de mi preparación para un día de andar solo por el bosque. Dedico este libro a ese recuerdo de mi padre. es la se­ gunda carta de amor de parte de Dios. solo expectativa. ...............13 Capiculo dos /olo en el paraí/o.......................... 25 Capiculo cuacro Arra/trado por la corriente 29 ................ 19 Capiculo eres Ni un /olo pe/cado..........Indice Prólogo Capiculo uno ¡Bebé/ recién nacido/!.. ............................. 57 ............ 51 Capítulo nueve ¡Al fin en ca#a!...................... 39 Capítulo siete El malhumorado alce entre la# proviñonei................... 45 Capítulo ocho /alvado por lo# pelo#....................Capítulo cinco Problema doble............... 33 Capítulo seis Traveiura# #ubacuática#....... . Esta parte del interior de Alaska es un vasto territorio virgen. los álamos majestuosos retiraban la savia hacia sus raíces. contem plando la tierra hacia abajo com o un rey en su trono. El águila miraba hacia su com pañera. que surcaba las co­ rrientes de aire por encim a. junto a un lago trémulo. un polluelo había salido del cascarón de un huevo. En lo alto de un acantilado un águila adulto se enca­ ramaba cerca de su nido vacío. donde la presen­ cia del hom bre es tan rara que pasan las estaciones. y los animales viven y mueren por generaciones sin presenciar ninguna huella hum ana ni el sonido de un hacha. Pero el m acho descansaba. las interminables laderas se habían vuelto carmesí. Los m a­ jestuosos alerces. un llamativo contraste con el rojo intenso de las praderas alpinas superiores. Debajo del nuevo límite de las nieves perpetuas. y el olor penetrante del otoño se sentía en el aíre. en los valles inferiores se habían vuelto de un dorado brillante. Al girar su cabeza regia. en prepa­ ración para un largo y frío invierno. en este nido. y la cría debía practicar sus habilidades de vuelo para fortalecer sus alas. divisó el . Pronto partirían en un lar­ go viaje hacia la costa sudeste. por las hojas y los frutos de los elevados arbustos de arándanos. Hacía poco.Prólogo E l breve verano alaskeño había pasado. En las laderas inferiores. donde los animales iban a beber. como si una mano invisible las hubiese arrojado allí. En ese día en especial. algunas más grandes que una casa. En el extrem o oeste. salvo por un leve tinte verde en la zona alta. En la base de la m ontaña. un rem oto y estrecho espejo de agua de unos 16 kilóm etros de largo y 1.5 kilómetros de ancho. La mayoría de estas pendientes del sur estaban despojadas de árboles por las avalanchas primaverales que bajaban deprisa por sus frentes cada año. donde un arroyo an­ cho desem bocaba en el lago. El aire estaba más frío que el agua. despo­ jando de sus frutos a los arbustos de zarzamoras. del otro lado. una enorm e colum na de va­ por subía del lago Kurupa. Grandes masas de árboles arrancados de raíz estaban tendidos en el agua. Rocas tremendas. de modo que los lagos y los arroyos continuarían evaporándose hasta congelarse. a la distan­ cia. una enorm e muralla vertical escalaba la im ponente Cadena M ontañosa Brooks donde las águilas tenían su nido. desgarrados a lo largo de la 10 . el lago desem ­ bocaba en un río ancho y lento. yacían en montones formados al azar a lo largo de la costa sur del lago. La orilla norte del lago Kurupa descendía suavemente hasta las amplias playas de gravilla.m ovim iento ondulante de un pelaje castaño. El agua del lago era cristalina. Pero. O sos pardos gigantes vagaban por las laderas. alim entado por un inm en­ so glaciar en la distancia. Una gran laguna cer­ ca del lago también desem bocaba en el río. los agudos ojos del águila también captaron las consecuencias de una avalancha reciente de barro y rocas. una familia de castores había fabricado la laguna construyendo un enorm e dique a lo ancho de un arroyito cerca del lago. Y más allá de la maraña de rocas y árboles caídos desparra­ mados por el borde de la playa.montaña por el movimiento repentino de la tierra mojada. el águila espiaba una peque­ ña criatura que nadaba sola en las aguas claras del lago. u . . para sus necesidades. se acurrucó en la cam a a esperar el m om ento del nacimiento. Kayla estaba preñada.' \> N. y luego cavó la madriguera en sí por encim a del nivel del agua. justo de­ bajo de la superficie de la tierra. y las extendió en el piso de la madriguera. y com o madre primeriza esta­ ba preocupada por su madriguera. recogió pasto y ho­ jas suaves a lo largo de la orilla. y descubrió un gran tú­ nel subacuático debajo de un banco de arena que so­ bresalía en la laguna de los castores. llevando barro y materiales mientras trabajaba. afanada por am pliar el antiguo túnel. For­ mó una curva ascendente en la entrada. al final de la primavera. había dejado a su com pañero. se despertaba con el sonido de los ratones que correteaban por sus túneles. Kayla. Cuando la term inó a su gusto. y luego regre­ saban a construir sus propios nidos. quitándole pequeños pedacitos de pasto de su cama. Iba y venía por el túnel. for­ mando una cam a suave y perfum ando el aire con el olor a m oho del pasto en descom posición.h yb'^ 5 1 ¡Bebé# recién nacido#! V arios meses anees. Kayla trabajaba enérgicamente. una nutria de río estadounidense. Con el tiem po se secarán un poco. Karga. Una vez que la madriguera estuvo terminada. Durante la noche 13 . A veces. M ientras grandes bandadas de gansos y cisnes salvajes llegaban a la laguna y chapoteaban. regresaba nadando al túnel subterráneo y subía a la acogedora ma­ driguera a estar con sus crías. lejos de la entrada de su madriguera. la nutria hubo un gimoteo diferente. Su pe­ laje era gris. y son inde­ fensas al nacer. Osy fue el primogénito. muy parecido a un "diente de león”. como todas 11 . Como primogénito. con su pancita llena y con su reabastecim iento de leche. Kayla se iba sigilosamente para encontrar alim ento para ella. La mayor parte del tiem po llevaba su com ida hasta la orilla. pero igual de hambriento. De tanto en tanto. y luego la de­ voraba rápidamente mientras permanecía parcialmente en la laguna. era más pequeño. Era una experta caza­ dora. A los dos meses.5 centíme­ tros desde la punta del hocico negro hasta el arranque de la cola. pero. Todos los cachorros de nutria nacen ciegos y sin dientes. y podía atrapar las truchas barrigonas de la laguna. Osy y Tig tenían alrededor de un mes cuando sus ojos celestes finalmente se despegaron y pudieron espiar a su mamá y el nuevo mundo. y gimen como un bebito cuando tienen hambre. se lo llama perro cachorro. Kayla se pasaba la mayor parte del tiempo acu­ rrucada alrededor de sus nuevas crías. cuando O sy y Tig estaban llenos de leche y dorm ían contentos. a fin de que pudieran hocicar en su suave pelaje para encontrar su fuente de leche y así mantener el calor.Oiy. Siempre estaba atenta a cualquier sonido de peligro para sus pequeñuelos. Tig fue el segundo en nacer. y midió 12. Entonces. Las nutrias bebés se llaman crías o cachorros. y Kayla giró la cabeza para lamer a los dos cachorros de nutria recién nacidos que estaban junto a ella. y suave como la seda. los cachorros estaban listos para dejar la madriguera. Cuando en el bosque se encuentra un lugar espacioso como este. Solo les gustaba presionar con sus patas el estómago suave y tibio de su m am á y tom ar la rica leche calentita que les daba. ambos cachorros lo seguían a todas partes. había un gran espacio cubierto de pasto donde ellos podían jugar seguros. los lle­ vaba a explorar a lo largo de la orilla de la laguna. Des­ pués de tratar sin éxito de persuadirlos a entrar en el agua. Se había ausentado durante el nacim ien­ to y mientras las crías eran m uy pequeñas. C uando Osy y Tig fueron llevados por primera vez has­ ta la orilla de la laguna. Pero Kayla era paciente. y les encan­ ta explorar el espacio fuera de la madriguera. N unca se quedaba con ellos en la madriguera. A medida que los cachorros maduraban. no les gustaba el agua. tenían miedo de meterse en el agua. Al principio le tenían miedo. Kayla finalmente cavó un hoyo hacia arriba a través del te­ cho de la madriguera y subió a sus bebés hasta tierra fírme. Karga. sino que se quedaba a dorm ir solo. pero rápidam ente se ganó su confianza jugando con ellos frente a la madriguera. Pronto. Lo había planificado bien. Al poco tiempo. casi seguro que hay una madriguera de nutrias cerca. en algún lugar junto al lago. Era su padre. se dejaba atrapar y jugaban a la lucha. Los bebés de nutrias crecen con rapidez. apareció otra nutria adulta. ni siquiera los peces ni las otras cosas que Kayla y Karga les traían para comer. y cuando sacó a Osy y a Tig fuera de la madriguera. Les charlaba y los perseguía. y hasta se aventuraban entre la maleza. pero había regresado para ayudar a criar a las dos nutrias jóvenes.¡Bebé* recién nacido#! las crías de nutria. y cada 15 . cuando O sy y Tig eran bastante grandes para corretear por el pasto. Los cachorros a m enudo jugaban cerca de la guarida. para sostenerlos y hacer­ los sentir seguros.Oiy. Cada uno de los padres permitía que un cachorro se subiera sobre su lomo. el adulto salía de debajo del cacho­ rro. y ahora les encantaba estar en el agua más que jugar en tierra firme. todavía tenían miedo al agua. Antes de no m ucho. pesa entre 16 . Al comienzo. Cuando pasaron los meses de verano. en promedio. un pedazo de pescado m edio m asticado o las sobras de un sapo. Las nutrias son padres dedicados. y aprendieron a chapotear por sí solos. y la mamá o el papá volvían a ponerse debajo. la nutria día traía algo interesante para los cachorros. y luego lo llevaba a nadar por la laguna. Pronto los herm anos se peleaban en broma. que pacientem ente les enseñan a sus crías a nadar y a cazar para conseguir alimento. y su actividad preferida era empujarse uno al otro al agua profunda. Pero. y destrozaban los pedazos y se perseguían jugando al "no te acerques” con los pedacitos de carne. pesaban unos tres kilos. Cuando O sy y Tig tenían tres meses. llegaron a amar el olor del pescado o de cual­ quier otra criatura pequeña de la laguna. así que Kayla y Karga hacían que lentam ente los cachorros de nutria se acostum braran a la sensación de frío. Una nutria adulta. sobre una roca próxima a la laguna. los cachorros se convirtieron en exitosos nada­ dores. Pronto O sy y Tig flotaban libremente. los cachorros de nutria batían el agua frenéticam ente para mantenerse a flote. y con el tiem po adquirieron el gusto por los deliciosos bocados. Cuando el cachorro se sentía cóm odo m ontado sobre el lomo de su progenitor. Los tres habían acabado con una com ida de pescado que ella había atrapado. A fines de agosto.¡Bebé* recién nacido*! siete y once kilos. una brisa fuerte encres­ paba las olas en la costa sur del lago. De repente su m undo explotó. Es posible que en otros cinco o seis meses las jóvenes nutrias se cuiden solas. A medida que pasaba el verano. Kayla decidió llevar a los cachorros en una excursión exploradora por el lago: fue el prim er viaje im portante de los cachorros lejos de la laguna donde nacieron. casi cinco meses después del nacim iento de los cachorros. atrapaban truchas y jugaban en gigantes avalan­ chas de lodo. en un cam po de juegos extenso y silvestre. permanecen juntas hasta el nacim iento de una nueva camada. aunque em ocionante para los tres: exploraban arroyos. Unas enorm es olas subacuáticas hundieron a la pequeña nutria en las frías y oscuras profundidades del lago. nadando cada vez más profundo en el agua. y los cacho­ rros jugaban despreocupadam ente. pero las fam i­ lias de nutrias. Osy y Tig jugaban en el agua junto a una gran pila de rocas. Una cálida noche de verano. al año siguiente. dejan el hogar cuando tienen entre doce y trece meses. por lo general. Era una cam inata sin prisa. el viaje tenía un propósito. Karga dejó a la familia para ponerse a buscar un lugar donde pasar el invierno. O sy se zam bulló de cabeza en las aguas profundas lejos de la orilla rocosa. Sin embargo. generalmente. Kayla y Karga sacaban a pasear a los cachorros cada vez más lejos de su casa. Osy 17 . Com o pensaba que Tig lo perseguía. luchando y per­ siguiéndose entre sí mientras Kayla los observaba desde una roca en la orilla. puesto que Kyla quería enseñar a Osy y a Tig a pescar y a cuidarse solos. Las nutrias jóvenes. en la superficie picada del agua. Nadó hasta que quedó exhausto. Fuertes lluvias habían caído durante varios días. todo su m undo había cambiado.. y entonces des­ cansó.. mientras una ola tras otra lo em pujaba despiadadamente hacia el centro del lago. Llamó a su mamá y a su hermano. . confundido y desamparado. estrellándose contra el lugar donde Osy había estado con su familia. y las rocas enormes se desprendían y se desplomaban por la m onta­ ña. gran­ des olas de agua barrosa corrían por el lago. Aunque chapoteaba en la superficie. 1« nutria luchaba para nadar hasta la superficie.O/y. y solo. arañándolo mientras se alejaba de la montaña y del peligro que allí había. Estaba perdido. ablan­ dando el terreno del lado de la montaña. El viento había iniciado una enorme avalancha de lodo y rocas. pero no hubo respuesta. retorciendo el cuerpo por el agua com o una serpiente.Solo en el paraíso E ra un raro y perfecto día alaskeño. luego reaparecía cuando la criatura volvía a la superficie y continuaba na­ dando lentamente a lo largo de la orilla del agua. dejando tras de sí una estela delatora. Una explo­ ro cie del lago. En silencio y muy deprisa. y estaba pendiente de las diminutas ondas formadas por las truchas en la superfi­ amplia no lejos de la costa donde había rocas esparcidas. Una criaturita nadaba lentamente en la superficie. presionando sus patitas cortas y regordetas contra el cuerpo. La ondulación era causada por Osy. la magnífica águila vigilaba la costa sur. el bebé nutria se deslizaba por el agua tan sua­ vem ente que casi no parecía que se estuviese moviendo. se habría zambullido desde su puntal y habría sacado al animalito del agua por la fuerza. Observó una onda en forma de V cada vez más . el cachorro se zam bulló. Si hubie­ se tenido hambre. pero no se movía de su lugar. y el cielo azul y los árboles de la montaña se reflejaban perfectamente en la superficie del lago. La onda desaparecía cuando el animalito se zambullía debajo del agua. Desde su posición privilegiada por encima del lago. el aíre estaba en calma y la superficie del lago resplandecía como un espejo. El águila observaba fijamente. Ni una sola onda rompía la quietud de estas aguas generalmente agitadas. Entonces. pero no hubo ninguna respuesta. No podía ver m uy lejos porque las nutrias son cortas de vista cuando 20 . A unque sus ojos se adaptaban fácilm ente entre la visión subacuática y de la superficie. que corría con fuerza. Sus gruesos m echones ondulaban con gracia debajo del agua. los únicos sonidos que escuchó fueron el suave graznido de los gansos y el profundo croar de las ranas.Ofy. y llamó en un silbido chillón y estridente. Cerca de la desem bocadura. navegando a una velocidad m áxim a de casi diez kilóm etros por hora. Levantó la vista por sobre el lago. O sy continuó nadando hasta que llegó al extrem o occidental del lago. porque con apenas cinco meses. desgastaba la parte inferior de las márgenes aquí. respiró y volvió a zambullirse. Escuchó atentam ente. form ando un buen escondite para los peces. es­ tar solo en el gran lago. un inm enso árbol yacía parcialmente en el agua. solo buscaba a su familia. Allí. Osy era demasiado joven para vivir solito. Era extraño. Los bosques de Alaska son un lugar peligroso para cualquier nutria que esté sola. Al quebrar la superficie del agua con el hocico. para el pequeño cachorro de nutria. Osy se subió al viejo árbol y fue corriendo hasta el final. y el lago desaguaba en una extensa desem bocadura. Pero. sea adulta o joven. la corriente fluía más rápido a través de los llanos pantanosos. donde cayó con su enorm e tronco sumergido a medias. El agua. Osy no se daba cuenta de la belleza de sus alrededores. la nutria sión repentina de burbujas escapó de su boca cuando abruptam ente cam bió de dirección con un rápido em ­ pujón de sus patas posteriores palmeadas. y el pasto que colgaba formaba una cortina en las orillas. pero no a su madre ni a su herm ano mellizo. se fueron volando. El cachorro de nutria limpió y acicaló meticulosamente su 21 . todavía estaba allí. Incluso después de que el sol se pusiera y los brillantes rayos de la luz de la luna enviaran su luz plateada. Osy to­ davía no había atrapado ni un pescado sin la ayuda de alguien. y Osy se despertó. m oviendo sus largos bigotes y su gruesa cola de acá para allá. así que usaba su agudo sentido del olfato y del tacto. que solo los m iem ­ bros de su familia conocían../olo en el p ir a n o no están en el agua. A la mañana siguiente. así que no había sobras ese día. Estaba tratando de descubrir un aroma determ inado entre los olores del barro mojado. que danzaba sobre el lago. Pero. N unca antes se había separado de su familia. Los demás animales del lugar no advirtieron que Osy estaba acostado quedam ente en el árbol caído. Cada pocos m inutos levantaba la cabe/a para olfatear el aire. Osy estuvo allí. Podía oler m uchas cosas en ese momento. Decepcionados. inmóvil. a buscar com ida en alguna otra parte. así que esperaba que regresaran a su casa en el tronco favorito. así que era muy raro que O sy se quedara solo en el mismo lugar durante todo el día. Dos cuervos volaron hasta un árbol cercano. con la esperanza de com er las sobras de pescado que la familia de nutrias generalmente dejaba de lado. el pasto y las hojas en descom ­ posición. Las nutrias son criaturas sociales y les encanta divertirse.. recostado sobre el tronco bajo los cáli­ dos rayos del sol. por largo tiempo. Cada uno de ellos tenía un olor inconfundible. la tenue luz dorada del sol naciente emitió sus rayos sobre el inmenso tronco. Las nutrias tienen dos ca­ pas de pelo. Durante la noche. Lloriqueó de ansiedad. Osy trepó por la entrada acuosa hasta la oscuridad. y Osy era minucioso en seguir su ejemplo. Esta capa ex­ terna protege la capa interna de la humedad. y luego cayó en un sueño intermitente cargado de ilusiones. Había grandes truchas oscuras que nadaban por todas partes -p eces que podían atraparse fácilm ente-. Giró con una rápida torsión de la cola y se tiró de cabeza en un agu­ jero subacuático oculto de la orilla. Se sum er­ gió en el agua tranquila y clara. aunque Osy tenía m ucha hambre. construida en la orilla por encima del nivel del agua. Finalmente. persistía el olor de su familia y de la leche de su mamá. de la amplia madriguera aireada. antes de formar una curva e ingresar en la larga y angosta entrada de la madriguera fa­ miliar. para explorar la parte socavada de la margen. pero. negra com o el carbón. La mamá de Osy había enseñado a sus hijos a mantener limpia la capa externa. para nadar en lo hondo. En el suave nido cubierto de pasto. el hambre despertó al cachorro ex­ hausto.Oiy. El túnel hacía un reco­ do y cambiaba de dirección. la capa interna está compuesta de pelo suave y lanudo. Salió a toda prisa has­ ta la orilla cubierta de hierba. se deslizó del tronco y nadó de un lado al otro de la desem bocadura del río. y debe mante­ nerse aplastada contra el cuerpo cuando la nutria nada. pero era reacio a abandonar su cama calentita. En silencio. salió a la superficie y volvió a zambullirse. mientras que la capa externa es de pelo largo y áspero. U nutria brillante y espeso pelaje externo. y cam inó a través del pasto alto hasta una gran laguna no lejos del lago. que debe mantenerse lacio y limpio. la pequeña nutria iba en busca de su familia. Fi22 . I liia gai .i laguna. parada en una pata en la p aiic playa.i va hablan convertido el cielo en un vivido rosado.alió de la madriguera y nadó hasta la superlii ir (Ir l. m azul y gordinflona.iliik ’MIi■mi |>.nu ita gruñona lo hizo regresara la laguna. gia/nó en protesta cuando la cara peluda de ( Ky allí m i a su lado y perturbó su sueño profundo.ni.ni.Solo en el paraíro ii. los débiles rayos del sol de la primera m.ii ii li i '. I'.ii. 23 .i i u. . Se desplazó lentam ente a lo largo de la orilla barro­ sa. pececitos. en busca de algo para comer. A cada rato salía a la superficie. Estos bigotes hasta les permiten percibir pequeñas criaturas ocultas en el barro. Habían pasado varios días desde que com ió por última vez. Osy se estaba debilitando. pero necesitaba la proteína que solo los peces podían brindarle. estos no eran suficientes para mantener su activo cuerpo. El hambre lo había sacado de la seguridad de la madriguera familiar. porque había centra­ do todo su interés en encontrar a su familia. porque allí siempre había abundancia de cria­ turas acuáticas que pasaban su corta vida en el agua es­ tancada de la laguna creada por los castores. pero. Las nutrias tienen bi­ gotes m uy sensibles en el hocico y los codos que les ayudan a encontrar com ida en el agua turbia.^W >? X • >p 3 Ni un rolo pe/cado O sy olfateaba el borde sumergido bajo el agua. El instinto lo llevó por la margen pantanosa. las nutrias com en caracoles. parecía entender que de­ bía conseguir comida. olfateando los curiosos gusanos zigzagueantes de la laguna o las dim inutas sanguijuelas. y hasta insectos. Podía subsis­ tir con las ranas y las serpientes que vivían en la laguna. serpientes. Si están m uy hambrientas. y aunque todavía era muy joven. tortugas. ranas. aspirando aire 25 . El gran pez se escabulló a gran velocidad. hubiese podido atrapar a este pez rápida y 26 . y se apodera de él mientras este. la nutria y dando ese peculiar silbidico gorjeador. tan cerca que casi podía tocarle la cola con el hocico. y que hagan cosas solo por diversión. que tengan un am or por la vida tan en­ tusiasta. De repente percibió que tenía una enorm e trucha precisamente frente a él. aparte de ellas. Zigzagueando a tra­ vés de la laguna. hay pocas criaturas.O/y. En po­ cos meses más. Una nutria adulta puede atrapar una trucha de hasta 75 centím etros de largo. Con un repentino estallido de energía se lanzó tras la enorm e trucha. y su alim ento preferido es una linda trucha gorda. Al levantar la vista. la búsqueda de com ida lo llevó cada vez más cerca del gran dique de los castores. Desde el borde de la laguna. el pez trató de eludir a la ham brienta nutria mientras desesperadamente buscaba un refugio. A las nutrias les encanta cazar. moviéndose furtivam ente hasta a 45 centím etros de la confiada trucha. Las nutrias muchas veces tratan de atrapar truchas en un rincón donde los peces no pueden escapar. el agua se volvió turbia por el barro que estaba agitando. Una nutria adulta rara vez falla. M ientras na­ daba en el fondo de la laguna. Las nutrias son increíblemente veloces. Arquea el lomo y lanza su cuerpo en dirección al pez. al final de la laguna. pero O sy todavía era un cachorro. vio las dim inutas patas palmeadas y los cuerpos regordetes de los patitos que flotaban en la superficie. sor­ prendido. trata de alejarse nadando. así que Osy continuó llevando a la trucha a lo largo de la orilla. pero O sy iba tras ella. y las patas larguiruchas de la garza azul que pescaba cerca de la orilla. vivir y jugar juntas. exhausto. regresó a la madriguera. Esto mejoró sus habilidades de caza. 27 . forzando las aletas para afuera a fin de detenerse rápidamente. el predador y la presa llegaron al fondo de la laguna donde había una enorme casa de castores. y así sus cachorros pudieran perseguirlo y atraparlo. debilitando aún más su cuerpo. pero su madre todavía había estado enseñan­ do a sus cachorros a cazar cuando ocurrió la avalancha de lodo. Finalmente. sino también había usado una enorm e cantidad de energía en la per­ secución. pero este estaba a salvo. a pocos centímetros fuera de su alcance. Ella atrapaba un pez y lo mordía lo suficiente como para que perdiera velocidad. O sy exploró la costa en busca de otra cosa para comer. Alejándose lentamente. Con un golpecito de cola. Osy arañaba los palos para llegar hasta el pez. Dio contra los palos por un rato. Si su madre hubiese estado allí. pasó nadando frente al dique de los casto­ res hacia el extrem o poco profundo de la laguna. la trucha se zambulló en el laberinto. Al acercarse a la madriguera. pero finalm ente se quedó sin aire y nadó hasta la superficie para respirar. La gran casa de barro y troncos había sido construida y me­ jorada por muchas generaciones de familias de castores. percibió el conocido olor de su familia y aceleró el paso. mientras aprendían a sobrevivir por sí solos. tratando de encon­ trar la forma de llegar a su com ida a través de ellos. En lugar de eso. No solo estaba desanimado.Ni un rolo pe/cado fácilmente. Lloriqueando y llamando. Los palos torcidos que sobresalían del barro al azar forma­ ban un escondite natural para los peces. él habría estado com iendo pescado fresco en ese m om ento. Atrapó algunas sanguijuelas y algunos gusanos más y luego. . ignorando el gran peligro que se avecinaba. así que se durm ió plácidamente. la nidria nadó hasta la entrada y corrió por el túnel hasta el nido cóm odo y calentito. La madriguera de la familia. era un refugio seguro para Osy. escon­ dida bajo las raíces de un álamo de Virginia gigante que estaba muerto.0»y. 'i *iyv 3 % ) \i 4. La pequeña nutria serpenteaba en el agua. y el árbol gigante ya no era una fortaleza poderosa. M uchas generacio­ nes de castores. transformando la pequeña madriguera en escombros llenos de barro. estaban co­ menzando a desarraigarse. Pero. En ese mismo instante. el agua de la laguna había debili­ tado sus raíces. las raíces protectoras del poderoso árbol. Osy no tenía ¡dea de cuánto había dormido. dentro de su oscura ma­ driguera. Los dim i­ nutos ratones de monte chillaban aterrorizados y corrían de un lado a otro com o locos. y había capeado incontables y fuertes torm entas in­ vernales durante m uchos años. que contenían la madriguera con tanta seguridad. Osy sintió que toda la madriguera se retorcía y se sacudía. para escapar de las ramas que caían mientras 29 . Se abrió paso frenéticamente hasta la entrada. ratas almizcleras y nutrias habían vivid en esta madriguera bajo la seguridad de sus raíces. con el paso del tiempo. y se zambulló en la seguridad de las aguas profundas. pero se despertó por los movimientos extraños que percibió en el interior de la madriguera y en sus alrededores.1 Arrastrado por la corriente E l enorme álamo se elevaba solitario junto a la laguna. el inmenso árbol se descuajó y se estrelló contra el suelo. de repente fue arrastrado por la poderosa corriente de agua que salía a raudales por el enorme agujero del dique. por el lodo revuelto del fondo de la laguna. Pero. Kayla y sus cachorros habrían permanecido escondidos en la ma­ driguera durante las tormentas peligrosas. El enorme álamo que protegía su madriguera había caído durante la tempestad y había abier­ to un enorme agujero en el dique de los castores. la preciosa agua corría a través del hueco. se acercó nadando hasta donde había estado el dique. Ahora. pero la espuma era marrón. Cuando observó por sobre la superficie picada. Instintivamente. Los patos. Osy vio bancos de lodo expuestos a lo largo de la orilla de la laguna mientras el agua fluía. los gansos y hasta la garza azul habían abandonado la segu­ ridad del lago. por poco quedaba aplastado. Pero la corriente era demasia­ do . le pereció que su m undo se había vuelto loco. Se volvió a zambullir. la nutria nadaba por el fondo de la laguna enturbiada. pero él estaba demasiado asustado como para atrapar a una de ellas y comérsela. Finalmente. los cisnes. Aturdido y confundido. cuando Osy se acercó al viejo árbol. nadó hasta su madrigue­ ra para evaluar la escena. con cresta blanca de espuma. en el centro de la laguna. su­ bió a la superficie para respirar en la seguridad del agua más profunda. Las pequeñas cria­ turas de la laguna nadaban apabulladas a su alrededor. Había salido de la entrada del túnel segundos antes de que las enormes ramas surcaran el agua y se hincaran en el fondo blando y barroso. Una terrible torm enta del norte estaba azotando la superficie de la laguna y formaba olas. tratando de volver nadando has­ ta el centro de la laguna. Mientras nadaba lentamente en círculos tratando de orientarse.Ofy. Normalmente. Las ramas parecían extenderse para aferrarlo al ser arrastrado. Estaba demasiado cansado com o para salir a la orilla. que fluía tranquilamente. Rebotando de rama en rama. e instint iv . lu r chupado río abajo hacia la abertura irregular 11 inm cnu > árbol caído estaba tumbado a lo ancho del hueco en el dique. sumergido y sintiéndose impotente para luchar contra la corriente.A rrastrado por la corriente do fuerte. M ientras la enfurecida corriente desagotaba en el río que fluía desde el extrem o bajo del lago. retorciendo todo su largo cuerpo hasta que finalmente se soltó. Osy nadaba inútilmente. Allí. lo depositó en un remolino sereno y protegido de una zona estancada. el cachorro de nu­ tria flotaba sobre su lomo en la superficie silenciosa. el 31 . fue arrastrado rápidamente a través del enorme agujero. reteniéndolo debajo del agua. pero estaba demasiado débil Al im poder nhacer nada en el agua que fluía ve lo /n ieiiir. Magullado y agotado. así que se quedó echado tranquilamente sobre la suave estela del agua. con su cuerpecito maltratado. A unque los vientos todavía rugían por encim a de él. Pero. con una necesidad imperiosa de descanso. Osy forcejeó para liberarse. finalm en­ te. La corriente rápida lo alejó del torrente que todavía se precipitaba por el centro del dique hasta la ex­ pansión del ancho río. Percibió el peligro. la co­ rriente lo llevó lentamente río abajo hasta que. y una rama nudosa lo cazó. trató de atravesar el resto del barroso laberinto. i i m n i« in d o «mi fuerza hacia la derecha para cruzar la c o m n iic v ali an/ai el agua más calma. y sus ramas creaban un laberinto enmarañado y peligroso. junto con las ramas quebradas y otros restos que saturaban el río. bajo el pasto que sobresalía junto a una de las orillas por el resto de la noche torm entosa. sirviéndose del banquete de com ida fue desprendido de la laguna y arrastrado hasta su pequeño refugio. la nutria agua protegida estaba tranquila.O/y. la joven nutria nadó lentam ente y m uy do­ lorido a lo largo de la orilla. pálida y nublada. . así que O sy dejó que su cuerpo adolorido flotara lentam ente en el agua. Al despuntar la mañana. La joven nutria se pasaba los días durm ien­ do apaciblemente en una depresión protegida y cubierta de hierba que había hallado en la orilla del ancho río. Solitario en m edio de la naturaleza. la belleza y el descanso en este lugar desconocido se parecía m ucho a una nota discordante tocada en un piano de cola duran­ te una hermosa canción. la nieve caía en forma abundante y fuerte. y las noches en que buscaba algunas sobras de comida podía escarbar en el agua junto a la orilla. Al comienzo. su an­ siedad interior cedió.1 ex­ plorar el río principal.5 Problema doble A medida que pasaban los interminables días oto­ ñales y se desdibujaban uno en el otro. A veces. Estaba sobreviviendo. O sy se dispuso . pero a tan corta edad. y esto le causaba un constante sentim iento de agitación. O sy pasa­ ba el tiem po descansando y alim entándose de la fiesta de com ida que era arrastrada río abajo del enorm e dique de los castores. hasta que incluso la tierra de las alturas inferiores se volvía blanca. y la nieve de las cumbres de las montañas había descendido hasta los pra­ dos alpinos. Echaba de menos a su familia. sin su familia. Cuando recuperó fuerzas. Una tarde tranquila y soleada. pero aún no había gozo. se apegaba cunte » . El otoño ahora estaba m uy avanzado. había pocas esperanzas de que pu diera sobrevivir a los estragos de un invierno ártico. a lo largo de la orilla. Y O sy sintió que le aflojaba sus ga­ rras cuando agitó las alas. levantó la cabeza para oler el aire y ver si todo estaba bien. ahora luchaba por su vida. tratando de tirarse al agua para escapar de las garras que lo tenían tan fuertem ente agarrado. totalm ente empapada. en un intento desesperado por salir del agua. Las enérgicas garras se clavaron en su carne mientras se retorcía desesperadamente por últim a vez y se zam bullía en el agua. arrastrando con él al ave empapada. la nutria losamence al borde del río. m ientras permitía que la suave corriente lo arrastrara. Allí. Las podero­ sas alas del ave cayeron sobre ambos lados de su cuerpo. arrastrando a la po­ derosa águila con él. M antenía la cabeza bajo el agua la mayor parte del tiempo. El débil sol que le entibiaba el lomo era agradable. Finalmente se libró. se revol­ vía. la corriente fuerte los estaba llevando rápida­ mente río abajo. Trabados en un abrazo mortal. Osy volvió a zambullirse. de m odo que dejó que la corriente lenta lo llevara cada vez más lejos río abajo. y huyó rápida­ 34 . G ritando y retorciéndose de susto y de dolor. y com o percibiendo el peligro. Las enorm es alas de un águila lo subían aún cuando él forcejeaba para nadar y ponerse a salvo. De repente. Con un giro desesperado del cuerpo y una gran bocanada de aire. y Osy sintió que lo levantaban del agua. por encim a se le apareció una enorm e sombra.0 #y. unas garras filosas le apuñalaron el lomo y quedaron atrapadas en su carne. aguardando pececitos o cualquier otra fuente de com ida que pudiera descubrir. El ave. En ese m om ento. águila y nutria de repente se dieron cuenta de que habían sido arrastrados al medio del río. Sobresaltado. cerró los ojos y cayó en un sueño agitado. debajo de un te­ rraplén que sobresalía. lleno de rocas m aci­ zas. Salió de allí abajo cansado. y se dejó caer sobre una piedra cubierta de algas. M ientras era barrido río abajo. Le salía sangre del lomo desgarrado y sus patas estaban demasiado débiles para continuar luchando contra la corriente. que rozaban el agua y se reflejaban sobre la roca donde estaba acostado durm iendo. con el cuerpo adolorido y sus sueños llenos de amenazas. finalm ente. Herido y asustado. Osy luchaba para perm anecer cerca de la superficie para poder respi­ rar. El río enfurecido lanzó al cacho­ rro de nutria por un cañón angosto. M ientras iba a la deriva sobre la superficie serena de un remanso. El bramido ensordecedor del agua ahogaba todos los dem ás sonidos. Con el cuerpo 55 . inm ediatam ente tuvo que luchar contra otra fuerza poderosa. Vencido por el cansancio.Problema doble mente. se despertó cuando la luna poniente enviaba sus brillan­ tes rayos. Finalmente. perdió el sentido de peligro. pero estaba dem asiado débil com o para resistir la corriente. nadando con desespeación río abajo para escapar de la terrible batalla. y el río crecido acarreó a Osy hasta un lugar desconocido. y la corriente rápida lo llevó a través de su locura hasta que. el río se volvió más lento y pudo flotar en un espacio abierto. Durm ió de a ratos durante la noche. oyó el estruendo ensordecedor de los rápidos que venían más adelante. Al dar vueltas y vueltas en el agua sucia. El pálido sol de la primera mañana se asomaba por las m ontañas del este. fue llevado por la co­ rriente hasta una inmensa roca plana. así que dejó que el río lo llevara donde fuere. El agua fría reconfortó sus m úsculos doloridos y lo energizó. Al cuarto día después de haber sido llevado río aba­ jo por entre los rápidos. su necesidad de refugio era tan fuerte que se lanzó bajo el agua y nadó cautelosam ente hasta el túnel. en 16 . que norm al­ mente era ágil. Las moscas zumbaban alrededor de la san­ gre seca que cubría las heridas en su lomo. m uerto de hambre. y rápidamente encontró m ultitudes de insectos y sanguijuelas que eran barridos río abajo por la inunda­ ción. así que permanecía cerca de la orilla en el agua tranquila. engullía todo lo que podía alcanzar.Oiy. Al sentirse un poco mejor. esta vez por el calor del sol que caía sobre su pelaje apelm azado. Los días siguientes fueron cálidos y soleados. y se le ha­ cía difícil avanzar con rapidez o nadar a todos lados. El cachorrito. Estaba escondida en medio de algunos sauces que sobresalían por encim a de la ori­ lla. Intuyó que el otro animal estaba allí. así que se deslizó desde la roca hasta la corriente apacible. y aunque captó el olor almizcleño de otro animal. volvió a despertar­ se. trató en vano de levantarse y estirarse. volvió a acostarse y se durm ió otra vez. flotó a lo largo de la corriente mansa. y el piso estaba cubierto de pasto seco. El largo túnel term inaba en una gran madriguera revestida de cortezas de árbol sacadas de los sauces. Al final de la tarde. todavía estaba m uy adolorido. Pero. así que O sy exploró el lugar y com ió de la abundante provisión de com ida que flotaba en el río. todavía exhausto. la nutria entum ecido y dolorido. atento a cualquier cosa que pudiera lastimarlo. Su cuerpo. se percató de la entrada a una madriguera mientras nadaba lentamente a lo largo de la orilla cubierta de hierba. y se quedó dorm ido. pero se acurrucó lo más que pudo en un rincón. J7 .Problema doble la madriguera. Nadó río abajo cada vez más. por entre las rocas. en forma de serpentinas. Cuando las aguas cálidas del manantial caliente se unían al río. lo que significa que ge­ neralmente duermen durante el día y están más activos de noche. divisó un enorme cardumen de truchas que se arremolinaba en la ensenada rocosa. Con un giro de su cola. en la corriente. el agua fluía dentro de una ensenada rocosa y se filtraba. en el aire helado. La pequeña nutria dedicó los días siguientes a explo­ rar a lo largo de la costa. Entonces. la nutria Los castores son nocturnos. Las truchas se juntaban aquí a fin de esperar que los insectos y otros alimentos se filtraran por entre las rocas hacia el río. Osy se sumergió para atrapar una de ellas. O sy ya había dorm ido y estaba listo para com enzar su día. cuan­ do Osy estaba investigando la zona.O/y. Así que. hasta el atar­ decer. se zambulló hasta el fondo para sentir la suave corriente subterránea junto a las hendiduras de la orilla. Un día frío y de viento fuerte. hasta que el agua helada de repente se volvió tibia. cuando Sage regresó a la madriguera al amanecer. El agua tibia era tan reconfortante para sus heridas que permane­ ció m ucho tiempo en la ensenada rocosa.había aguas termales que bullían de la tierra y se elevaban grandes columnas de vapor. Al salir a la superficie. Bastan­ te río a rrib a . y a encontrar más sanguijuelas y ranas para comer. pero todavía no tenía suficiente fuerza ni velocidad 40 . cuando se deslizó sobre el borde para regresar al río. miró a su alrededor y descubrió que había un pequeño arroyito que desembocaba en el río. Osy subió a duras penas sobre las rocas y chapaleó en las cálidas aguas termales del pequeño estanque. Traveiurai mbacuática* para atrapar esos peces gordos. Decepcionado, volvió nadando a su madriguera y subió por la entrada. Sage había dorm ido todo el día, y cuando Osy la olfateó, se despertó y le gruñó. Parecía contenta de que él hubiese regresado, pero pronto abandonó la cueva para pasar la noche buscando comida para sus propias necesidades. Esto rápidamente se convirtió en una rutina diaria. Osy se despertaba cada mañana al escuchar a Sage cuando entraba en la madriguera, y ella, generalmente, lo acariciaba con la nariz antes de echarse a dormir. A veces, si él se despertaba temprano, esperaba que ella entrara an­ tes de salir de la madriguera. Los dos huerfanitos habían formado una amistad inverosímil, pero estrecha. Osy se pasaba casi todos los días en el manantial ca­ liente, alimentándose junto a la orilla y tratando de ha­ cer lo mejor de su parte para atrapar las truchas veloces que frecuentaban la ensenada rocosa. Parecía intuir que el agua termal ayudaba a sanar sus heridas. Pero, aunque el agua estaba sanando las heridas físicas, no podía llegar hasta los anhelos más íntimos de su corazón. Extrañaba a su madre y a su hermano; extrañaba la compañía de la familia. Instintivamente, supo que debía comenzar su viaje de regreso; aunque el mismo instinto le decía que debía esperar hasta recobrar fuerzas. No obstante, los días otoñales se estaban volviendo cada vez más fríos, y cada vez más cortos, también. El sol, que se iba debilitando, había perdido gran parte de su tibieza y estaba cada vez más abajo en el horizonte meridional, cada día que pasaba. El cam po de nieve esti­ val y el agua de deshielo proveniente del glaciar que ali­ m entaba el lago disminuyeron, y el nivel del agua del río 41 O/y, la nutria com enzó a descender. La nieve fresca, provocada por el frío del invierno que se aproxim aba, cubría las superficies sucias de las m ontañas y los glaciares, cubiertas de polvo marrón, com o una m anta limpia y blanca. Las familias de cisnes habían estado practicando sus vuelos de form ación día tras día, y sus llamados de aliento a los cisnes jóvenes resonaban desde las colinas; en­ tonces, un día partieron. Era com o si el Creador hubiese dado una señal oculta a todos los cisnes sim ultáneam en­ te. En una fanfarria bulliciosa de llamados sonoros y alas que se agitaban, despegaron del río y se alejaron volando hasta algún destino que solo ellos conocen. Pocos días después, los patos com enzaron a llegar del norte, de la tundra ártica. El río, el hogar veraniego de un sinnúmero de aves exóticas hasta hacía poco, se convirtió en el lugar de descanso de miles más, que migraban hacia el sur. Los zarapitos playeros y los chorlitos dorados acudían al río, y los agujas colipintas se detenían para un últim o des­ canso antes de su viaje sin paradas de doce mil kilóme­ tros, desde el ártico hasta las costas de Nueva Zelanda. Una mañana, cuando O sy salió de la madriguera, Sage estaba ocupada preparando una provisión de comida bajo el agua para cuando el río se congelara. El industrio­ so castor había arrastrado ramas de álam o hasta el agua, y las estaba enterrando en el barro del fondo. El próximo verano ella trataría de extender un dique desde la orilla, para apuntalar el agua que avanzaba lentam ente. O sy se estaba sintiendo m ucho m ejor por ahora, y se había despertado con ganas de jugar, así que se zam­ bulló en el agua poco profunda y nadó debajo del agua hasta donde estaba Sage. A las nutrias les encanta jugar a 12 Travc/ura» mbacuática/ la lucha, así que O sy pensó que pelearía con Sage com o solía hacerlo con su hermano, Tlg. Sin previo aviso, Osy aferró la ancha cola de Sage con sus dientes incisivos, y esperó. La pobre Sage estaba tan asustada que saltó ha­ cia adelante y se lanzó al agua para ponerse a salvo, y al m ism o tiem po trató de dar un coletazo sobre el agua. Pero, al levantar su potente cola, O sy voló por el aire por sobre la cabeza de ella, y chapoteó en el agua frente a ella justo cuando ella se sumergió. Sage chocó de cabeza contra él, por supuesto, y lo dejó sin aire. En su prisa, el castorcito nunca se detuvo para ver quién era su atacan­ te: solo nadó con todas sus fuerzas hasta la parte más profunda del río. Cuando por fin O sy recuperó el aliento, miró al otro lado del río, solo para ver que Sage lo miraba echando fuego por los ojos, com o si dijera: "¿Qué clase de truco tonto fue ese? ¡Casi me salgo de mi propia piel del susto que me pegaste!”. 4S . y el com pañe­ rismo de ella haría que los meses fríos sean llevaderos. Era una serreta. Estaba cansado de vivir de las dim inutas criaturas que encon­ traba aquí y allá. nadó a lo largo del fondo rocoso hasta el centro del río. en el río. en la penum bra que se filtraba a través del agua. y Osy quería estar de re­ greso en el lago cuando llegara. Karga. hambrien 45 . Sin embargo. Un día otoñal frío y nevoso Osy exploró su casa acuosa un poco más allá de la orilla de lo acostum brado. su padre. La madrigue­ ra que compartía con Sage era acogedora. durante el invierno. lo que significaba que los peces también permanecerían en el río durante el invierno. O sy vigilaba. algo dentro de él añoraba regresar a su hogar. Allí. que había otra cria tura nadando debajo del agua. Tem prano en la noche. y parte de él tenía terror a pasar el invierno sin ellos. regresaría a la madriguera para pasar el invierno con su familia. No podía deshacerse total­ mente el anhelo interior por la compañía de la familia.7 El malhumorado alce entre la* proviiione/ E l instinto le dijo a Osy que podía quedarse aquí. en el lago donde había nacido. en busca de peces. pero percibió. y ansiaba una trucha gorda y sabrosa. probablemente. El agua tibia correría libre­ mente. no vio. un pato zambullidor. y después alrededor de los bancos de la otra orilla. a fin de sobrevivir al invierno. y volvió a pescar para su nidada. Sorprendido. el pato salió disparando del agua com o co­ hete. Osy se lanzó detrás de él y apretujó la panza gorda del pato con el hocico justo cuando este llegaba a la superficie. despegando desde el río para hacer largas expedi­ ciones alrededor de la cadena montañosa. lejos de la orilla. y el llamado inquietante de los gansos canadienses que migraban resonaba a través del agua. y aunque el aire estaba fresco y crispado con las primeras ráfagas del frío del invierno. sentía que su cuerpo se esta­ ba sanando. y a veces sus siluetas podían verse a la luz de la luna. tenía que estar suficientem ente fuerte para atrapar pe­ 16 . O sy se apoderó de la trucha y descendió rápidamente a las profundida­ des del río. el hielo invernal se espesó junto a las márgenes del río. perdiendo el control de la trucha. Nadando lo más rápido posible. emer­ gió. Sin embargo. O sy todavía se quedaba rem o­ jándose en la piscina termal. La serreta dejó escapar un graznido m alhum orado. Sin pensarlo. pasaba varias horas inmerso en el agua caliente. Con cierta dificultad. y recuperaba fuerzas. Sin embargo. Los gansos llega­ ron para descansar después de que los cisnes se marcha­ ron. Pronto. entonces. Los colim bos alzaban vuelo hacia lugares desconoci­ dos del sur.Oiy. Cada día. avanzó a lo largo de la orilla hasta una roca plana y. Cada mañana la familia de serretas emprendía vuelo. y además for­ talecer las alas de los pichones. sacó arrastrando su com ida robada y com enzó a despedazarla con satisfacción. la nutria to mientras el pescador experto tom ó una trucha gorda y se volvió a deslizar hasta la superficie. mientras flotaban con toda seguridad en el agua. Esta simulación de lucha ayudaba al alce a evaluar la fortaleza y la extensión de sus cuernos. Sage estaba bastante contenta con su nuevo hogar. dio un viraje hacia un lado. se deslizaba por la ensenada rocosa y trataba de atrapar alguna trucha escurridiza que m ero­ deaba alrededor de la desem bocadura del agua tem pla­ da.El malhumorado alce entre la/ provi/ione/ ces. A medida que pasaban los días.. en preparación para la batalla. mientras el alce desmantelaba árboles enormes y los hacía pedazos. De noche. y a veces tanto la nutria como el castor miraban con inquietud desde la seguridad del agua. El gran alce parecía tener mal genio. Una noche. se las arreglaba para atrapar al menos un pez. y el alce pasaba mucho tiempo revolcán­ dose en las ramas de los árboles caídos para limpiar y forta­ lecer sus enormes astas. sus bramidos resonaban a través del valle. y se mantenía ocupada al preparar un depósito de comida para el invierno talando varios álamos. Era temporada de apareamiento. en uno de sus destrozos. y su hábito de pisotear con fuerza sobre la madriguera hacían que Sage y Osy se pusieran nerviosos. Todos los días. Un día. que decidió establecerse en la despensa natural de Sage. Sage se ponía cada vez más nerviosa. ansiosa por 41 . persiguiendo sin tregua a uno de los peces gordinflones. aparentemen­ te enloquecido. Todos los días. Osy nadó con cautela a lo largo de la orilla del río. pero Sage. Los árboles caídos atrajeron la atención de un enorme alce adulto. después de esto. y le daba práctica para las próximas batallas por una hembra. ahora podría sobrevivir el invierno por su cuenta. a tiem po para atraparlo. porque el alce había delimitado su territorio justo en el centro de su alameda. ella y Osy estaban en el río observando a su vecino. Había roído la mayor parte del tronco durante las noches en que el alce no estaba. parecía que ella no se daba cuenta de eso. El alce todavía estaba dando pisotones en la arboleda. Él volvió a embestir con las orejas pegadas a la cabeza y el pelo de punta en la parte posterior del cogote. pero Sage salió com o disparada justo a tiempo. y el árbol estaba casi listo para caerse. Su plan era derribar el árbol en el agua y luego usarlo para sostener las otras ramas debajo del agua. notó que la presencia de Sage parecía hacer enojar al alce. Justo cuando parecía que no había escapatoria para su furia. Cuando el inmenso árbol crujió. El alce se en­ cabritó sobre sus patas traseras. el álamo se vino abajo. se añrmó con su cola fuerte y plana y comenzó a roer la base. los castores tienen la habili­ dad de intuir cóm o caerá un árbol y ajustar la dirección de la caída con sus dientes. Bordeando el ñlo del claro para permanecer alejada del alce. Sage retrocedió del árbol para ver cóm o caía. Increíblemente. y term inó su trabajo de m ordisquear el tronco del árbol. y así tener com ida duran­ te el invierno. pensó escuchar a un alce rival que entraba en su territo­ rio.Ofy. salió del agua a rastras y se fue hasta el grupo de árboles donde había estado trabajando. y estaba parada en el claro cuando el alce la atacó. En su furia. dejándose caer sobre sus patas delanteras y enterrando las pezuñas. M ientras O sy nadaba cerca de la orilla para observar. el alce atacó al castorcito cuando el árbol com enzó a inclinarse en dirección al agua. y ella no quería desencadenar uno de sus arrebatos de mal genio. se acercó en puntillas hasta un álamo en el que había estado trabajando durante varias noches. enojado. la nutria ponerse a trabajar. Las ramas 45 . el alce. Sin embargo. retorciéndole el cuello para un lado e inmovilizán­ dolo en el piso del claro.El malhumorado alce entre la# proviiione# del árbol atraparon las astas macizas del alce y lo arrojaron al piso. por un m om en­ to y luego comenzó a sacudirse para todos lados deses­ peradamente. En apenas unos segundos. Sus patas se hundieron en la tierra hasta las rodillas. el enérgico alce destruyó el hogar de ellos y trató de salir del agujero que había hecho en la tierra. mientras buscaba a la criatura que le había acarreado tanta miseria. El confundido alce se quedó allí. lleno de furia. finalmente. tirado. Rápidamente. Se volvió a parar sobre sus patas traseras y golpeó el suelo con sus pezuñas delanteras. Sage pasó cerca del alce para ponerse a salvo en el río y pegó con fuerza con su cola contra el agua al zambullirse. se libró del enredo de las ramas y pro­ cedió a desahogar su rabia contra el árbol. Finalmente. peló las ramas con sus astas y luego las pisoteó con fuerza contra el piso. 49 . se liberó y salió a las estampidas. en un intento por salir de debajo del árbol. lo que lo hizo enojar aún más. El alce. pero el suelo cedió y las patas se abrieron paso hasta la madriguera de Sage y Osy. . Al final del día. sobre las rápidas corrientes de aire. Una sensación de ur­ gencia dirigía sus esfuerzos mientras cavaba su nuevo túnel. Los gansos canadienses reunieron a sus crías y levantaron vuelo en medio de los vientos bo­ rrascosos. y por el resto de la noche él y Sage se quedaron en el agua. lejos de su madriguera arruinada. com ió su cena en el río. para atrapar truchas y meditar sobre su futuro. el frío viento otoñal trajo nubes grises y oscuras que ocultaron el sol: estaba descendiendo otra tormenta sobre el río. Osy había ob­ servado el berrinche con fascinación. ahora no tenía ningún hogar que lo protegiera de los elementos. Pero. Al en­ contrarla completamente destruida. comenzó a trabajar en otra madriguera no muy lejos de allí. y graznaban una despedida final a su lugar de descanso en la naturaleza. Hicieron una formación en V irregular en di­ rección al sur. A la mañana siguiente. Pero Osy volvió a nadar hasta la piscina termal. tenía poco tiempo. mientras sus voces resonaban a través del valle. Se quedó cerca de la pileta caliente del manantial hasta que atrapó otra trucha gorda y la llevó hasta una enorme roca plana. Osy los vio partir y sintió que el invierno llegaría pronto. Sage regresó a la madriguera a fin de evaluar los daños. Comenzaron a caer 51 .Salvado por loi pelo# D esde la seguridad del agua profunda. Com o todavía sentía miedo de aventurarse a salir del agua. hasta su piscina caliente. m uerta de cansancio. la nutria grandes copos de nieve. se metió debajo y se durm ió. pero el llamado del hogar era tan fuerte que. la pequeña nutria. nadó río arriba dejando atrás la madri­ guera que había com partido con Sage. Al seguir la curva del río. hasta que descubrió un hueco debajo de un arbusto de aliso colgante. pero siguió nadando hasta que la co­ rriente se hizo demasiado fuerte. el río parecía haberse vuelto en su contra. Hasta la tierra era blanca y extraña. pero el instinto lo animaba a seguir siempre adelante. O l­ fateó en la nieve. pero no encontró nada. que todavía seguía arre­ m olinándose m ientras O sy se despertaba y se estiraba lentam ente. salió del agua para descansar. el m undo pare­ cía pálido. Ahora. El sol brillaba débilm ente a través de la nieve. Cuando finalm ente llegó la luz del día. Pronto la tierra se cubrió con un blanco manto de nieve. No recordaba esta parte del río porque había quedado muy lastimado el día que fue barrido por los rápidos. frío y con cara de pocos amigos. luchó contra la corriente hasta que quedó exhausto. Al encontrar un terraplén con hierba. así que lentamente nadó río arriba y luego dio marcha atrás. Cayó la noche. No quería dejar este lugar familiar. probó el agua en busca de olores familiares. que se arre­ molinaban y giraban en el viento. esperando y 52 . Se quedó quieto por largo tiempo. así que quedó allí adonde estaba. y aunque su cuerpecito no podía com petir con el torrente de agua de los rápidos. Parecía entender que no podría volver a nadar en contra de su fuerza im ­ placable.O/y. Osy nunca antes había visto nieve. finalmente. suaves y esponjosos. co ntem ­ plando el agua que caía sobre las rocas. decidió continuar su viaje. Luego. No obstante.Salvado por loi pelo» descansando. se despertó por el sonido de un animal que roía algo. exhausto. cerró los ojos y se quedó dormido. y 5J . don­ de los pececillos recorrían el agua clara a gran velocidad. vio a un gran conejo que pelaba la corteza de las raíces del árbol bajo el cual él se escondía. la inundación había dejado una serie de charcas. viajó por varias horas antes de llegar a un bosquecillo de álamos de Virginia y descender por una colina empinada hasta un banco de grava en el río. proyectaba débiles rayos de luz delante de la pequeña nutria mientras continuaba corriendo a lo largo de la margen del río. Aquí. porque era vulnerable a los predadores cuando no permanecía en el agua. Finalmente. tra­ tando de permanecer lo suficientemente cerca como para oír el bramido del agua. no se quedó por mucho tiempo. Pensando en su amiga. así que dejó su lugar de descanso y correteó a lo largo de la margen empi­ nada y cubierta de nieve. El pelaje del conejo tenía manchas marrones y blancas porque estaba cam biando de color: del marrón del verano al blanco del invierno. Sa­ lió disparado tras ellos. El sol poniente. Corriendo a grandes zancadas con sus partas cortas y anchas. se acurrucó debajo de la raíz de un gran árbol y se quedó contem plando este extraño m undo nevado. es­ cuchó en silencio. aunque le prestó poca atención. Algún tiem po después. Pero actuaba com o nervioso. detrás de las distantes m onta­ ñas del sur. Por el rabillo del ojo. El cone­ jo parecía darse cuenta de la presencia de Osy. pálido. La siguió lo mejor que pudo. Sage. y atrapó suficientes para detener los gruñidos de su estómago vacío. Por fin. el conejo salió a los saltos com o una flecha de abajo de las raíces del árbol. Los carcayúes no ven bien. 54 . M ien­ tras el carcayú se acercaba. y siguió el rastro de O sy hasta el árbol. y comenzó a golpear. pero este divisó a la nutria que huía y corrió tras ella. De repente Osy sintió un extraño olor a humedad. De la oscu­ ridad. se erguía y golpeaba los pies contra el suelo.O/y. pero cuando alcan­ zó a percibir de nuevo el fuerte olor del carcayú. esperando no ser descubierto. y tenía intenciones de que Osy fuese su próxima comida. Los carcayúes son primos de las nutrias. supo que estaba en peligro. Osy salió a las disparadas com o una flecha de debajo del árbol. y luego perdió el interés. y ahora rápidamente se acercó a su presa. Osy se había quedado perfectamente quieto hasta en­ tonces. y entonces se detuvo abrupta­ mente para olfatear el terreno. con el carcayú pisándole los talones. El conejo también lo notó. Hasta los osos pardos evitan a los carcayúes adultos. Los conejos pueden dejar atrás a la mayoría de los predado­ res. pero son animales malos. histérico. Com o no quería ser el bocadillo nocturno del carcayú. de tamaño más grande. pero solo por un corto período. que se hacía cada vez más fuerte. apareció un gran carcayú glotón. El carcayú todavía sentía hambre. Regresó tran­ quilamente hasta el árbol. que matan y comen casi de todo. Corrió a toda prisa hasta el árbol con el hocico pegado al piso. Este carca­ yú en particular había estado siguiendo el rastro al conejo con su agudo sentido del olfato. U nutria cada pocos m inutos. El carcayú persiguió al conejo por un rato. y corrió por su vida. las patas traseras. más pesado. se arrojó de panza com o por un tobogán por el borde de la colina. Al pie de la colina había un remanso barroso form a­ do por las inundaciones. O sy iba tan rápido cuando llegó al pie de la colina que pasó com o un silbido por el hielo. Osy no tenía idea de dónde terminaría la colina. pero continuó bajando a zancadas la abrupta inclinación. Osy divisó justo ade­ lante una colina empinada cubierta de hierba y de una fina capa de nieve. El carcayú se abrió paso tras él. Era un nadador excelente y. pasó al otro lado y com enzó a moverse agitadamente para todos lados. y rápidamente la distancia entre ellos se iba acortando. pero su cuerpo. buscando desesperadamente a su presa. Perdió de vista a Osy por un instante. Finalmente. finalm ente. y m ucho más rápido que el cachorro de nutria. porque la nieve se pulverizaba en sus ojos mientras se deslizaba. Solo sabía que debía escapar. El carcayú se estrelló contra el hielo. 55 . Osy esquivaba árboles y evadía arbus­ tos mientras corría. pero no pudo continuar cuando Osy des­ cendió por la colina com o un rayo. El carcayú era grande y fuerte. Osy vio que los dien­ tes blancos del carcayú relucían mientras lo perseguía. y se sumergió en el agua helada. con las garras escondidas para poder deslizarse más rápido. siguiendo la ondulación del sendero en la nieve.Salvado por lo/ pelo/ Al mirar por encima del hombro. zanjó el resto del hielo hasta el lugar donde O sy había desaparecido. tras la nutria que huía. sin aliento y sin poder continuar más con esta carrera loca. Se había form ado una delgada capa de hielo junto a la orilla y se extendía por varios m e­ tros sobre el agua. Desesperado. El carcayú corría tras él. pero el carcayú estaba empeñado en atrapar esta comida. Nadó en círculos. O/y. pegado al fondo. antes de que finalmente volviera a subirse al hielo y huyera en busca de otra presa. Osy sabía que no debía salir de inmediato.. . Los latidos de su corazoncito disminuyeron. Nadó bajo el agua. Mojado y enojado. U nutria esperando que su presa saliera a la superficie. Pero. el carcayú chapoteó en el río un largo rato. con cautela sacó el hocico a la superficie para tomar aire y volvió a zambullirse. En un terraplén donde circu­ laba agua y no había hielo en la orilla. hasta que sus pulmones es­ tuvieron a punto de explotar.. Se hundió en el fondo y esperó. había varias truchas gordas que lo esperaban. volvió a zambullirse en el agua y continuó su viaje largo y extenuante.¡Al fin en cafa! O sy perm aneció en el agua lo más que pudo. Ya habían pasado dos días desde que hubo encontrado algo para comer. Osy intuyó que ha­ bía truchas en esta charca. y su pancita gruñona hizo que nuevamente se acercara a la orilla del río. así que se zambulló. y recordando la salvaje carrera que había hecho por estos rápidos. donde pudo acurrucarse com o un ovillo y dormir. De hecho. A unque el río era más rápido aquí. Finalmente. volvió a deslizarse dentro del agua y continuó nadando río arriba. El terreno ha­ bía cam biado durante su huida del carcayú. Cuando cayó la noche. andaba con mucho cuidado por la orilla. la asustada nutria corrió con cautela a lo largo de la margen opuesta del río y ale­ jada del peligro. Exhausto. No lejos de los rápidos. y la tierra se había vuelto escabrosa y accidentada. y luego salió corriendo hacia la otra orilla del río. Antes de despuntar el alba. era más fácil nadar contra la corrien­ te que correr sobre tierra firme. Después de un rato. La mayor parte del día. salió del agua y encontró un lugar hundido en el pasto. el río se estrechó y se volvió tan rápido que ya no pudo continuar nadando río arriba. así que atra­ 57 . había una charca tranquila don­ de el agua formaba remolinos lentos. Cierta vez. Las nutrias se sienten más a gusto en el agua que en tierra firme. tratando de perm anecer lo más cerca posible del agua.Oiy. llamado turbera. la nutria pó una. Bien en lo alto. Tienen tendencia a correr con una joroba en el lomo. y solo algunos copos de nieve se am ontonaban perezosamente en el aire gélido. Osy corría en paralelo con el estruendo de los rápidos. El viento finalm ente se calmó. Al flotar sobre el alm ohadón suave y delicado del agua. y se cansan m uy rápido. la luna proyectaba sombras a lo ancho del terreno blanco y nevado. y a veces hasta resbalaba por el terreno barroso. No pudo encontrar un lugar para esconderse y descansar. que cualquier predador po­ dría seguir: solam ente continuó su viaje de regreso. y solo logró salir mitad nadando y m itad corriendo. El sol brillaba débilmente sobre él para cuando finalmente se zambulló en el río. Osy dejó que su cansado cuerpo se relajara. la com ió con deleite y luego volvió a la ribera. por sus patas cortas. pero impulsado por el miedo a lo desconocido solo pensaba en llegar a la se­ guridad y la com odidad del agua tranquila. Aún sa . para llegar a casa. hasta que el m onótono am anecer proyectaba grises rayos de luz congelados a través de los árboles casi sin frutos. Osy estaba com pletam ente agotado. Sin parar corrió durante la noche. cayó en un extraño pantano lleno de hierba. La experiencia le había enseñado a perm anecer alejado del agua torrentosa hasta haber pasado los rápidos. así que siguió adelante hasta que por últim o pudo ver la luz tenue del río a la distancia. Corría hora tras hora. y el instinto le decía en qué dirección viajar. No le im portaba dejar un rastro sinuoso en la nieve. a una distancia segura más allá de los rápidos. se deslizó en la laguna. 59 . M ientras divagaba. pero no se encontraba ningún pez. Corriendo a toda prisa a lo largo del dique. Agotado por el largo viaje. se aven­ turó a salir de debajo de la roca y nadó a lo largo de la orilla. la fam ilia de castores había construido un nuevo dique. abajo. se acurrucó y cayó en un sueño profundo. y encontró una vieja m adri­ guera almizclera abandonada. ¡Era maravilloso estar de vuelta en su lagu­ na! M uy feliz exploró la orilla. y lo siguió todo el tiem po hasta donde había vertido sus aguas a través del enorm e agu­ jero en el dique de los castores. se arrastró para entrar. Una vez más el hambre lo im pulsó a bus­ car com ida. encontró refugio debajo de una roca baja que sobresalía. pero se sentía aliviado de estar otra vez en el agua.¡Al fin en cafa! no estaba a salvo. finalm ente. pero a O sy no le im portó: estaba contento de volver a ver su antiguo hogar. y las ramas sobre el agua ondulaban con la brisa. Pronto llegó hasta la desem ­ bocadura del arroyo que desaguaba en el río desde el dique de los castores. Este nue­ vo dique había elevado el nivel del agua de la laguna a una altura m ayor de la que tenía originalm ente. El enorm e álam o de Virginia todavía estaba atrave­ sado de un lado al otro en la abertura irregular. Exploró el borde del río y com ió todas las criaturitas que pudo encontrar. en dirección al lago. así que se acurrucó allí. junto a la orilla. Los colores vividos del herm oso atardecer alaskeño perduraban en el horizonte cuando. Usando el árbol caído com o un ancla sólida. aunque el olor de las alm iz­ cleras todavía era m uy fuerte. más fuerte. y durm ió el resto del día. Cada mañana. Patinando a través del tram o final del hielo de la orilla. se reúnen en un arroyo torrento­ so durante el invierno. pati­ nó y se deslizó a través de la orilla congelada. la capa de hielo se extendía un poco más lejos de la ribera. O sy se quedó allí. El calor del pálido sol acariciaba su pelaje mojado. 60 . era más fuerte y más sabio que cuando había sido arrastrado an­ teriormente. La tem peratura continuaba decayendo. y el frío glacial del invierno pronto congelaría la laguna y la cerraría com o una tram pa. para tener aguas abiertas donde atrapar peces. pero. por varios días más. y se escu­ rrió a través del trecho de tierra que separaba la laguna del lago. Al salir de la madriguera de las ratas almizcleras. A O sy no le im portó. porque no se dio cuenta de que no podría abrir un agujero en el hielo para entrar y salir del agua. Un frío día. la nutria A la mañana siguiente. y continuó descansando y pescando en las profundidades de la laguna. y las ranas se enterraban en el barro para invernar. se había form ado una capa de hielo en el borde de la laguna. Tenía más edad. las voces del pantano se silenciaban. estaba en gran peligro. se zam bulló en el agua fría y clara del lago. y se quedó dorm ido.Oiy. y se acostó. descansando y pescan­ do. durante el otoño. generalmente. a O sy le dieron ganas de explorar el viejo tronco donde su familia había pasado tanto tiem po ju n ­ ta. redu­ ciendo el área de agua abierta en el centro. A medida que el invierno descendía sobre la laguna. Pero. esto dem ostraba su falta de expe­ riencia. Las nutrias. Estaba contento de pasar el invierno aquí. Corrió depri­ sa hasta el final del árbol. y nadó hasta el lugar donde el inmenso tronco del árbol m uerto todavía sobresalía en la superficie del agua. Osy observó atentamente. mientras la criatura que causaba la onda. Era una hermosa vista. La criatu­ ra se sumergió de repente y fue directam ente hacia él. de repente levantó la cabeza y se quedó observando algo en el lago. Su corazoncito estaba embargado de una gran añoranza por su familia.¡Al fin en can! Cuando despertó. pudo ver claram ente la form a que estaba encim a de él. en vez de salir disparando. Ha­ bía estado sobreviviendo en solitario por casi dos meses. pero pálido. De repente O sy se lanzó de un salto del viejo tronco. M ientras estaba allí. se zam bulló en lo profundo y nadó en dirección hacia ella. corrió por el hielo y se sumergió en el agua helada. con un interés cada vez mayor. bordeando el hielo a lo largo de la orilla. finalm ente. y volvió a aparecer un poco más cerca. Su danza exuberante form aba espum a en el agua en círculos concéntricos cuando. trabaron sus patas delanteras y ju ntos giraron en rem olinos bajo el agua. M irándola desde abajo. lentamente. 61 . irrum pieron en la superficie. Una ondita en forma de V avanzaba en dirección a él desde la desembocadura del lago. el sol poniente proyectaba suaves rayos de luz a través del lago en calma. La onda des­ apareció por un momento. el cielo era de un color carmesí pro­ fundo. contem plando a través de las aguas tranquilas. C uando se encontraron. acostado en el extremo del tronco. M ás allá de las montañas hacia el su­ doeste. En vez de alejarse nadando para escapar de la criatura que venía hacia él. le trajo marcados recuerdos del primer día en que había llegado aquí solo. y de compañerismo. O sy co ntinuó nadando en dirección hacia ella. en un espiral apretado. se acercaba cada vez más. Pero. en dirección a la cabecera del lago en busca del resto de su pequeña familia. pa­ dre e hijo. que había venido a casa a pasar el invierno con su familia. Los últim os rayos del sol. brilla­ ban sobre el lago mientras dos ondas en forma de V avanzaban lentam ente junto a la orilla. Dos nutrias.Oiy. la nutria La otra criatura era una grande y hermosa nutria adul­ ta. 62 . largo y peligroso. su padre. se dirigían hacia el este a lo largo de la orilla. con la esperanza de tener una espléndi­ da reunión con la madre y el herm ano mellizo. Era Karga. apenas perceptibles. había terminado. O sy estaba a salvo y su viaje. difícilmente lo notó: se encon­ traba en una misión. al mismo tiempo. comenzaron su ministerio en Alaska como misioneros entre los esquima­ les. y se enamoraron del Ártico y de los amables esquimales.Alafka E ra un raro y perfecto día alaskeño. Sigue de cerca a Osy en sus aven­ turas acuáticas mientras se encuentra con el río agitado y desbordado. lucha con un águila hambrienta y se hace amigo de un castor llamado Sage. Él y su esposa. y. Ken Crawford se crió en una fa­ milia de naturalistas. Colleen. un bebé de nutria de río. donde cultivó su profundo amor y fascinación por los lugares vírgenes y los animales que viven allí. la nutria . aprende a sobrevivir en la naturaleza alaskeña. el aire estaba en calma y la super­ ficie del lago resplandecía com o un espejo. Pero Osy.
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