UNIVERSIDAD PERUANA LOS ANDESNOMBRE: XIMENA TÁVARA B ARBA KAREN BAJONERO SINCHE LUIS, ALFARO LOPEZ PROFESORA: ELVA SEGOVIA JIMENEZ ASIGNATURA: SENSACIÓN, PERCEPCIÓN Y MEMORIA FACULTAD: CIENCIAS DE LA SALUD CARRERA PROFESIONAL: PSICOLOGÍA SECC: 401 GRUPO: MAÑANA 2014 INTRODUCCIÓN En esta monografía tocaremos el tema de la neurociencia pero para eso necesitamos ver el tema de la memoria. ¿Cómo se almacenan y se recuperan las memorias? Esta pregunta sigue siendo uno de los desafíos científicos más importantes para este siglo. En los últimos 20 años, la investigación en la Neurociencia de la Memoria y el aprendizaje ha progresado sistemáticamente, en gran parte debido a su impacto en la educación. Podemos hablar de un “nuevo cerebro” que nos revela sus funciones con las nuevas técnicas de imagenología como RNM,PET, entre otras que son verdaderas ventanas para la Neurociencia, que nos permite estudiarlo en tiempo real, mientras pensamos, Hacemos un test de inteligencia, practicando una actividad manual, escuchando diferentes tipos de música; conocer la función cerebral según el estado de ánimo que presentemos, según estemos alerta, concentrados en tal o cual actividad, la memoria, experiencias emocionales y afectivas y muchas otras funciones. Ramón y Cajal descubre y describe las neuronas con la tinción de Camilo Golgi (1887). Describe la neurona tal como la conocemos con su cuerpo neuronal, sus prolongaciones dendríticas y axones, afirmando que las dendritas estaban en contigüidad y no en continuidad, a lo que llamó “Doctrina de la neurona”. Scherrington define Sinapsis como unión funcional y ya afirmaba que había dos tipos de neuronas: exitatorias e inhibitorias y recién con el advenimiento del microscopio electrónico se observan las hendiduras sináptica. I. DEFINICIÓN DE NEUROCIENCIAS: Las neurociencias son un conjunto de disciplinas científicas que estudian la estructura y la función del cerebro, el desarrollo de la bioquímica, la farmacología, y la patología del sistema nervioso y de cómo sus diferentes elementos interactúan, dando lugar a las bases de la cognición y de la conducta. El estudio biológico del cerebro abarca muchos niveles, desde el molecular, el nivel celular (neuronas) y sus conexiones, con las pequeñas y grandes redes neuronales incluyendo sistemas como la corteza cerebral, el cerebelo, los ganglios basales y las vías de conexión. En el nivel más alto, las neurociencias se combinan con la psicología para crear la neurociencia cognitiva. Las neurociencias cognitivas estudian los procesos de la memoria y sus alteraciones, el lenguaje y las afasias, la percepción y el reconocimiento y sus defectos las agnosias y los trastornos semánticos, los sistemas de control atencional y los problemas de concentración, el sistema ejecutivo y sus fallas y la cognición social. La cognición puede verse afectada en forma focal como pueden suceder en patología cerebro vascular como: traumatismos de cráneo, patología tumoral, enfermedades degenerativas de inicio focal como las afasias progresivas y/o Difusa como en la Enfermedad de Alzheimer, la degeneración lobar fronto temporal, la enfermedad de Parkinson. Muchas de estas patologías, además de afectar a los pacientes que las padecen, impactan negativamente en el entorno familiar y social, generando sobrecarga, estrés y en muchas ocasiones depresión. Los nuevos descubrimientos de las neurociencias, han comenzado a generar grandes cambios con respecto a la concepción actual que existe acerca de los procesos mentales implicados en la cognición, en el comportamiento y sus bases biológicas. Los circuitos neurales de la memoria, la conducta, el lenguaje y la atención involucran amplias zonas del cerebro. Algunos ejemplos de enfermedades que alteran la cognición y el equilibrio son: Parálasis supranuclear progresiva, Esclerosis múltiple, Enfermedad de Parkinson, Hidrocefalia, enfermedad vascular cerebral Alzheimer, el equilibrio se verá afectado más tardíamente, con el paso del tiempo. A. NEUROCIENCIA EN EL TRANSCURSO DE LOS AÑOS Las razones por las que las neurociencias no avanzan al mismo ritmo que la cardiología (es un decir) se encuentran no tanto en la complejidad del tema que estudian sino en los instrumentos que utilizamos para reflexionar sobre nuestras disciplinas: las ciencias de la mente se encuentran efectivamente empantanadas históricamente de Descartes para acá. Suele echársele toda la culpa a Descartes de las dificultades que encontramos en el estudio de la mente. Es instructivo leerse el libro de Antonio Damasiosobre el tema (El error de Descartes) para caer en la cuenta de que en la versión académica y oficial la culpa de todo la tiene aquel señor que vivió en el siglo XVII que fue el inventor de esa herejía que conocemos con el nombre de dualismo mente-cuerpo (o dualismo cartesiano). En realidad Descartes no hizo nada malo sino asegurarse de que la Iglesia no iba a quemarlo vivo en la plaza del pueblo cuando aseguró que “lo que a nosotros los científicos nos interesa es el cuerpo mientras que el alma es cosa de los teólogos”. Hay que entender que en aquel tiempo alma y mente (de hecho la mente aun no existía) eran la misma cosa y lo que hizo Descartes fue desentenderse del alma (e hizo bien) para darle un impulso a la ciencia. Y tenía razón: si contemplamos históricamente el proceso de acumulación de saber veremos que gracias a la artimaña de Descartes las ciencias progresaron una barbaridad con la única excepción de eso que llamamos “ciencias de la mente”. ¿Por qué la mente no es hoy algo tan bien conocido como el corazón, el hígado o la telefonía móvil? ¿A qué se debe que sigamos siendo casi analfabetos en esta cuestión? Para responder a esta pregunta hay que irse un poco hacia atrás y recorrer el itinerario que la filosofía y el pensamiento occidental recorrieron en su búsqueda de paradigmas acerca de lo mental para terminar en el momento actual en que existe un consenso universal acerca de lo siguiente: el dualismo cartesiano es falso. Lo que quiere decir que no hay dos principios (mente y cerebro) sino uno. ¿Adivinan a cual han castrado los neurocientíficos? Una afirmación que al mismo tiempo no trasciende aquello que pretende sepultar para siempre. Dicho de otra manera los neurocientíficos actuales reniegan del dualismo científico pero caen en el mismo error que Husserl pero del lado contrario: reniegan de lo mental para alinearse del lado de lo corporal. El dualismo cartesiano pues sigue vigente en el modo de pensar de nuestros hombres de ciencia. Husserl había sido discípulo de Franz Brentano que ha pasado a la historia de la neurofilosofía porque intuyó que los hechos mentales poseían una intencionalidad y eran al mismo tiempo representacionales (algo que ya había dicho Shopenhauer por cierto). Cualquier hecho mental, cognición, sueños, juicios, emociones, etc, son de y acerca de algo, poseen una dirección: constituirse en elementos intencionales. Pocos neurocientíficos hoy se pondrían en contra de esa idea, algunos de ellos como Dennet -desde una posición cibernética- siguen postulando y definiendo a la mente como una “maquina intencional“, desde la conocida metáfora del ordenador. Husserl trató de explicarse mejor en que consistía esa “intencionalidad” e introdujo un método que llamóepoché, algo asi como poner entre paréntesis los juicios vulgares acerca del mundo (el realismo ingenuo), la epoché era una especie de suspensión del juicio que nos permitía mirar objetivamente al mundo sensible, inaugurando así la fenomenología: el estudio de los fenómenos observables pero abstrayendo la cuestión del objeto observado, algo así como un método para que la mente se observe a si misma. Desde entonces ciencia y experiencia se encuentran en un pleito casi continuo y no ha habido manera de romper ese divorcio entre ambas fuentes de información igualmente preciadas. La fenomenología murió por un exceso de abstracción en proporción con la carencia de un método para que la mente se observe a si misma y por eso dió paso a dos nuevos movimientos: el existencialismo que fue letal para la ciencias de la mente y el psicoanálisis que si bien nunca fue a favor de la corriente neurocientífica de su tiempo, al menos rescató partes de la subjetividad humanas ya bien definidas por la experiencia huserliana. Ya nunca más se podría obviar esta parte de lo humano: su narrativa, aunque es cierto que el psicoanálisis tampoco logró hacer mella en la reflexión científica de nuestro tiempo y terminó igual que la fenomenología empantanado en su propia conceptualización de lo psíquico. Hay dos enseñanzas del psicoanálisis -no obstante- que considero dignas de ser rescatadas: la idea del inconsciente (que hoy no niega nadie por más que el inconsciente freudiano no es el mismo inconsciente en el que creen los neurobiólogos o los cognitivistas) y la idea de escucha. Efectivamente escuchar a los pacientes es una idea del psicoanálisis, nunca nadie antes habia escuchado a los locos puesto que se pensaba que en la locura no podia haber ningún saber, ninguna verdad, se trataba solo de despropósitos causados por desarreglos cerebrales. Fueron los psicoanalistas los primeros en sentarse a escuchar las historias que contaban sus pacientes y a concederles crédito o al menos algun tipo de saber relacionado con su enfermedad. Para ser justos hay que admitir al psicoanálisis ese hito sin el cual no podríamos hablar de conflictos entre ciencia y experiencia, entre reflexión y subjetividad. El problema del psicoanálisis como antes ya había sucedido con Husserl es que terminó tomando posición del lado de la experiencia pero añadiendo una novedad: la escucha del psicoanálisis no es una escucha cualquiera sino una escucha que se hace desde dentro de un nivel contextual de escucha que trata de encajar el discurso del paciente con la propia teoría psicoanalítica. Este es precisamente su error pues cualquier discurso puede encajarse en un contexto predeterminado y lo que hace que el psicoanálisis no haya resuelto tampoco el tema de la disociación entre observador/observado, el eterno conflicto de la mente. ¿Desde dónde observa el observador? Pues naturalmente desde su prejuicio conceptual. Y así fue hasta que llegó Merleau-Ponty otro fenomenólogo reciclado por Heidegger que introdujo una nueva vuelta de tuerca a la idea de la experiencia husserliana: la novedad que introdujo el filosofo francés fue la idea de lacorporalidad, una idea que también había aparecido ya en Shopenhauer. Para Merleau-Ponty hay dos clases de cuerpo: el biológico y el fenomenológico, el cuerpo vivido. Se trata de un concepto fundamental sin el que no podríamos hoy comprender la experiencia perceptiva de las anoréxicas y sus distorsiones del esquema corporal tal y como hoy llamamos al cuerpo fenomenológico de Merleau- Ponty. Pero este filósofo además de esta conceptualización acerca del cuerpo aportó una novedad sobre el proceso cognitivo que debe seguir la mente para saber algo de sí misma. Ningún conocimiento acerca de la mente puede prescindir de la corporalidad, de la corporalidad vivida o experiencial. Este fue el diagnóstico de Merleau-Ponty a los problemas que abruman a nuestros neurocientíficos y una solución apuntada al eterno conflicto mente- cuerpo. Efectivamente el problema mente-cuerpo es sólo un problema teórico que planteado en abstracto parece insoluble y da lugar a teorías, experimentos y discursos, como este post que siguen siendo -no obstante- abstracciones, en realidad mente y cuerpo o mente y cerebro no representan ningún problema real en la vida sensible de los humanos que seguimos llorando por aquello que nos hace llorar y emocionándonos por aquello que nos hace emocionarnos con independencia de problemas mente-cerebro. De manera que siguiendo el principio antrópico de Hawking, podriamos responder a la pregunta que titula este post de la manera siguiente: la mente es aquello que es necesario para preguntarse qué es la mente. No se trata de una broma sino de la esencia de la cuestión: si podemos preguntarnos acerca de qué cosa es una mente es porque disponemos de una mente que puede plantearse ese tipo de preguntas. O dicho de otra manera no lograremos nunca saber qué es la mente desde fuera de la experiencia humana. ¿Pero entonces dónde encontrar la tecnología necesaria para aproximarnos a esa respuesta? No hay más remedio -mal que les pese a algunos- que buscar esa tecnología en las llamadas tecnologías espirituales orientales, en el budismo, pues fueron ellos los primeros que intentaron dar una respuesta a esta cuestión. Nosotros hemos occidentalizado algunas de esas tecnologías y conceptos y les llamamos mindfullness, es precisamente esta conceptualización la única tecnologia conocida capaz de proporcionar esa herramienta tan necesaria para que ciencia y experiencia vuelvan a estar casadas y en buena armonía. La Neurociencia ha experimentado un enorme desarrollo en las cuatro últimas décadas, que la ha convertido en una de las disciplinas biomédicas de mayor relevancia en la actualidad. Ha contribuido a ello, junto con otros factores, el creciente impacto de las enfermedades del sistema nervioso en las sociedades occidentales. El incremento de pacientes que sufren accidentes cerebrovasculares, procesos neurodegenerativos —como la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Parkinson—, o trastornos psiquiátricos —como la depresión o la esquizofrenia—, han llevado a las autoridades sanitarias a multiplicar los medios materiales dedicados a la investigación del cerebro y de sus alteraciones. Desde su origen, la Neurociencia se ha caracterizado por un marcado enfoque sintético e integrador de todas aquellas ciencias dedicadas al estudio del sistema nervioso normal y patológico. Esta interdisciplinariedad, con la que se intentó aunar el trabajo de científicos básicos y clínicos, se puso especialmente de manifiesto en la década de los años sesenta y principios de los setenta con iniciativas como la fundación de la International Brain Research Organization (IBRO), la implantación del programa docente de esta disciplina Neuroscience Research Program en el Massachusetts Institute of Technology en Cambridge (Massachusetts, Estados Unidos) o la creación de la Society for Neuroscience,también en los Estados Unidos 1. La inspiración común de estos proyectos era la convicción de que la cooperación de los diversos puntos de vista científicos podía empujar el progreso en el conocimiento biológico y médico de una estructura tan compleja como el sistema nervioso. El impresionante crecimiento experimentado por la investigación neurobiológica en estos últimos cuarenta años ha demostrado que, como estrategia global para resolver un problema científico de grandes dimensiones, este planteamiento es muy útil y, probablemente, el mejor posible. Los novedosos métodos de la Neurociencia moderna y la relevancia de sus resultados, además de manifestar con claridad lo mucho que nos queda por saber acerca del funcionamiento del cerebro, han supuesto un impulso decisivo para volver a plantear el clásico problema de las relaciones entre la mente y el cerebro. Quizá lo más característico de la nueva situación es que el problema parece haber dejado de ser un monopolio de la Filosofía, y se ha convertido en ineludible para la misma ciencia. En este planteamiento, se entiende por cerebro el centro biológico que recibe los estímulos del medio interno y externo al individuo, los integra entre sí y con la experiencia cognitiva, emocional y de motivación acumulada, y, finalmente, da lugar a la respuesta o respuestas correspondientes dentro o fuera del organismo, cuyo funcionamiento puede ser abordado mediante los métodos de la ciencia experimental; y por mente, el conjunto de actividades y procesos psíquicos conscientes e inconscientes, especialmente de carácter cognitivo o afectivo, tal como comparecen en la experiencia subjetiva o en la medida en que se encuentran referidos a ella. Se denomina «problema» mente-cerebro porque —al menos tal como se plantea ante nosotros mismos— por un lado poseemos experiencias subjetivas y por otro somos capaces de examinar científicamente los órganos materiales implicados en ellas, sin que la unidad de ambas perspectivas sea fácil de encontrar En este terreno se plantean preguntas de gran calado desde el punto de vista filosófico y neurocientífico: ¿Son las actividades mentales distintas o idénticas a los procesos cerebrales? Para los que piensan que ambos son lo mismo, la pregunta que surge espontánea es: ¿a qué se debe en ese caso la ilusión de que nos parezcan diferentes? Por su parte, quienes consideran que la explicación de la mente debe encontrarse en la actividad del cerebro deberían preguntarse, en cambio, cómo los procesos cerebrales producen los procesos mentales. Y, para aquellos para los que la mente tiene una cierta independencia respecto del cerebro, resulta obligado plantearse si se puede o no separarlos nítidamente y cómo se relacionan entre sí De entre las preguntas particulares que se abren en este estudio de las relaciones mente-cerebro, resultan especialmente interesantes las que se refieren a la conciencia. Y esto por varios motivos. Por una parte, porque, como ha definido recientemente la revista Science en un número especial por su 125 aniversario, el estudio de la conciencia es uno de los retos científicos más importantes para los próximos años 14. Y, por otra, porque este estudio ocupa a filósofos de diversas tradiciones intelectuales. Esto explica que el también llamado «problema de la conciencia» sea uno de los que más peso han tenido en la rehabilitación del diálogo interdisciplinar entre la Neurociencia y la Filosofía. De todos modos, la misma apertura del diálogo ha servido ante todo para poner de manifiesto las dificultades que entraña. Y es que, aunque la conciencia parezca un fenómeno claro y patente, no resulta tan fácil definirla y acotarla, teniendo en cuenta especialmente los condicionamientos que imponen las diferentes tradiciones científicas o intelectuales a las que se pertenece —no siempre fáciles de armonizar— o, más aún, los que derivan de la ignorancia de dichas tradiciones, que suele llevar a las simplificaciones y los malentendidos. Esto explica que este diálogo reclame una especial honestidad y un gran rigor intelectual. B. CAMPOS DE LA NEUROCIENCIAS: la operación de neurotransmisores en la sinapsis; los mecanismos biológicos responsables del aprendizaje; el control genético del desarrollo neuronal desde la concepción; la operación de redes neuronales; la estructura y funcionamiento de redes complejas involucradas en la memoria, la percepción y el habla Entre las áreas relacionadas con la neurociencia se encuentran: el neurodesarrollo la neuroanatomía la neurociencia aplicada la neurociencia cognitiva la neurociencia computacional la neuroeconomía la neurofisiología la neurolingüística la neurología la neuropsicología la neuropsiquiatría la neurotecnología la psicofarmacología la neurogenética la neurocirugía C. RELACIÓN EXISTENTE ENTRE NEUROCIENCIAS Y PSICOLOGÍA La Psicología es el estudio científico del comportamiento, tanto de los aspectos manifiestos, como de los procesos internos que subyacen al mismo (memoria, Atención, motivación). Las Neurociencias son disciplinas científicas que estudian el sistema nervioso, cuya función dentro del organismo es controlar el comportamiento. Según algunos investigadores, existe un consenso, en el cual se afirma que la neurociencia no pude avanzar sin apoyarse en teorías psicológicas explicitas y sólidas y la psicología, al pretender explicar la conducta, no puede dejar de lado métodos y teorías provenientes de la investigación biológica y neurocientífica. Por tanto, para que un sujeto manifieste un determinado comportamiento es necesario un organismo con unas estructuras biológicas, pero la explicación de su comportamiento no puede delimitarse a sus componentes biológicos. El análisis del comportamiento debe ser genuinamente psicológico, el cual no ignora los componentes biológicos, pero no son tratados como elementos causales de los comportamientos sino como componentes facilitadores o interferidores de determinadas interacciones comporta mentales. La Neurociencia y la Psicología se unen en la Neuropsicología, que es la ciencia que estudia el basamento nervioso de los procesos psíquicos, es decir, la relación entre sistema nervioso central y los procesos psicológicos como la memoria, la atención, el pensamiento, las emociones o los trastornos psicológicos como la esquizofrenia o el trastorno bipolar. La Neurociencia brinda la base para comprender la relación entre cerebro y comportamiento. II. DEFINICIÓN DE LA MEMORIA Cuando nos preguntamos sobre la memoria y su definición vemos que es familiar encontrarse con palabas como: almacenar, recordar, retener, evocar, entre otras. Su definición de diccionario: “Facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado”, esta definición aunque no aporte mucha complejidad es muy clara, analizándola podemos encontrarnos que se explica desde una concepción psíquica, acá tendríamos que preguntarnos si es una atribución psíquica con soporte cerebral o se plantea como un facultad psíquica sin estructuras cerebrales que la soporten, como vemos, aunque es una definición muy amplia y acertada al llevarnos al proceso de recordar y retener información pasada, también puede llevarse a múltiples interpretaciones al incluir la palabra psiquismo en su definición ya que esta categoría puede ser definida de múltiples maneras. Se debe recordar el papel histórico y científico que cumplió Gall en el estudio de la memoria, este autor nos plantearía que: “La memoria sería un atributo de diferentes facultades y no una facultad en sí misma”6, de acá parte para observar como pacientes con traumatismos o lesiones cerebrales pierden recuerdos o algunas capacidades cognitivas, por lo tanto Gall se preocupa por buscar un sitio especifico de la memoria, después de estas investigaciones Gall llega a concluir que “la configuración del cráneo podía reflejar el grado de desarrollo de las diferentes facultades”, siendo esta propuesta considerada por la comunidad científica como errónea. La memoria la podemos entender en la actualidad como un proceso cognitivo mediante el cual las neuronas hacen sinapsis para dar como resultado el almacenamiento de información que podrá ser luego evocada, es decir permitir traer eventos del pasado al presente; “los mecanismos relacionados con la búsqueda de información almacenada gracias a la educación formal e informal y la experiencia acumulada a lo largo de la vida constituyen la memoria”, por lo tanto la memoria es de una manera general: “la capacidad de recuperar informaciones adquiridos”, pero como estamos en búsqueda de una definición que cumpla con los requisitos neuropsicológicos, se considera que esta puede ser una definición válida y acertada para este momento: “La memoria es el proceso neurocognitivo que permite registrar, codificar, consolidar, almacenar, acceder y recuperar la información constituye un proceso básico para la adaptación del ser humano al mundo que lo rodea”. Cuando se habla de memoria –coloquialmente- se hace una referencia en singular, como si se tratara de un sistema único de depósito de recuerdos y experiencias, pero las investigaciones en animales y la investigación clínica en pacientes con lesiones ha demostrado que hablar de memoria en singular es un error y el término correcto es “memorias”. En la memoria a corto plazo interviene la “zona dorsolateral y se involucraron otras estructuras según la modalidad (visual, auditiva, etc.) de la información que se desee recordar; así como los atributos de la misma”, en la memoria a largo plazo se involucran “estructuras límbico-diencefálicas y corticales que incluyen estructuras temporales mediales (hipocampo, giro dentado, subiculum y cortex entorrinal), zona prefrontal y zonas corticales asociativas posteriores al neocortex”, desde acá se empieza a conceptualizar la memoria como sobre la base de tres parámetros básicos: “el temporal…secuencial…dominio de la memoria”, el primero obedece al tiempo que permanezca la información almacenada, el segundo divide el proceso desde la entrada de la información hasta la evocación del recuerdo y el tercero “el contenido que distingue como puede ser recuperada y evocada la información”. La memoria a corto plazo es aquella que mantiene alguna información por segundos y se ha denominado también memoria inmediata, “el proceso neurocognitivo que subyace a la memoria a corto plazo es el conocido como memoria de trabajo o memoria funcional”, este tipo de memoria se considera la forma de operar de la memoria a corto plazo, la memoria a corto plazo es un sistema ejecutivo con funciones como: comprender el lenguaje, hacer cálculos, razonar solucionar problemas entre otras. La memoria a largo plazo es la encargada de mantener información por horas, días, meses y años hasta toda la vida, se puede subdividir en memoria a mediano plazo, siendo ésta la que puede conservar información al menos minutos a horas o días, en la memoria reciente se ha observado que actúa la mitad inferior del lóbulo temporal, es importante reconocer que “la información de la memoria a largo plazo ocurre en distintas partes de la corteza”, es decir, si la información es sensorial se utilizará en la corteza asociativa adyacente a la corteza receptiva correspondiente, si nos encontramos que la información es compleja, la consolidación se realizará en las áreas de asociación multimodal, esto fue demostrado en las observaciones de Pendfield. Es importante resaltar acá la evidencia encontrada con el paciente H.M. en donde se puede reflejar que la memoria a corto plazo y largo plazo tienen sistemas diferentes, “H.M. tiene memoria a corto plazo normal, como lo ejemplifica su retención de dígitos por arriba del promedio. Su retención a largo plazo de nueva información es bastante deficiente”, por esto queda comprobado en la evidencia lo propuesto por William James al separar la memoria a corto y largo plazo. También es importante nombrar la memoria reciente, siendo ésta la encargada de los actos diarios y cotidianos, engloba a su vez dos tipos de memoria que permiten vivir en sociedad: la retrospectiva y la prospectiva (Pérez García, Godoy García, 1998), la memoria retrospectiva se utiliza para las actividades cotidianas y nos indica qué se hace, dónde se hace, cómo se hace, cuándo se hace etc., la memoria prospectiva funciona para tareas que serán futuras, por ejemplo recordar alguna cita, tomar un medicamento, etc. El parámetro secuencial de la memoria conceptúa la memoria en fases sucesivas: “fase de recepción y registro de la información (memoria sensorial), fase de codificación de la misma para reforzar la adquisición, fase de modificación… fase de recuperación de la información… y fase de evocación”, en este punto es importante recalcar que la recuperación de la información es uno de los aspectos más importantes de la conciencia, pero “poco se conoce sobre los mecanismos neurobiológicos de la evocación, aunque parece que en ella intervienen también estructuras del sistema límbico, sobre todo las diencefálicas como los cuerpos mamilares”. Acá es importante retomar el concepto de memoria sensorial ya que esta “permite mantener la información durante milisengundos y se distinguen de ella según la modalidad sensorial de que se trate (visual, auditiva, etc.)”, este tipo de memorias involucra recetores periféricos y tiene gran influencia en los procesos atencionales. La categorización de la memoria en términos de lo que es recordado es dividida en memoria episódica y semántica, esta diferencia fue propuesta por Endel Tulving (1972), el autor define la memoria episódica como “la memoria de experiencias personales específicas” como el cumpleaños, la fiesta de graduación o un acontecimiento específico relevante para la persona; en esta memoria nos encontramos con características y funciones como: la organización espacial y temporal, la referencia autobiográfica, tiene gran interferencia y olvido, retiene información aprendida, sin capacidad interferencial y retiene eventos; por otra parte nos encontramos con la memoria semántica, esta es la “memoria de información general que no está unida de manera consciente a una experiencia personal particular”, en esta podemos encontrar los nombres de los países y sus capitales por ejemplo, “mucho del conocimiento del mundo tiene un gusto impersonal. Es solo algo que se conoce, sin estar ligado a eventos específicos de la vida”, la memoria semántica de manera resumida tiene las siguientes funciones y características: organización conceptual, referencia cognitiva, escasa interferencia, recupera información que no ha sido necesariamente aprendida, tiene capacidad interferencial y retiene conocimientos. En la categorización de la memoria nos encontramos con la memoria explícita e implícita, la memoria explícita se refiere a la representación consciente (colección) de eventos pasados, en contraste con la memoria implícita, la cual se refiere a la representación no consciente de eventos pasados (Graf y Shacter, 1985), para la memoria explicita “el efecto de la experiencia pasada toma la forma de colecciones de experiencias personales (memoria episódica) o memoria consiente para conocimiento interpersonal de los hechos y conceptos (memoria semántica)”, en la memoria implícita el efecto se ve más en la conducta que en la conciencia, se han clasificado varios tipos de memoria implícita que se manifiestan en: habilidades motoras, habilidades perceptuales y habilidades cognitivas, “el aprendizaje no asociativo y con condicionamiento clásico” también hacen parte de la memoria implícita. La memoria declarativa y de procedimiento o no declarativa se les ha denominado también explicita e implícita, aunque existen autores que hacen diferencias entre estas. En el parámetro de dominio en las memorias nos encontramos con que la información que sea declarada intencionalmente (coloquialmente se dice “lo aprendí de memoria”) se denomina memoria explícita o declarativa, pero cuando la recuperación se da por medio de un procedimiento o habilidad se denomina memoria implícita o no declarativa. En la memoria explícita se encuentra la memoria episódica y la semántica, ya mencionadas anteriormente. A. EVOLUCIÓN Y MEMORIA Un cierto número de estudios recientes muestran que imaginar el futuro se basa en los mismos mecanismos neuronales que se usan para recordar el pasado. Estos hallazgos conducen a un concepto denominado como “el cerebro prospectivo”: la idea de que una función crucial del cerebro es utilizar información almacenada para imaginar, simular y predecir posibles eventos futuros. El estudio de la memoria se ha centrado tradicionalmente en el pasado y se han identificado las estructuras, especialmente el hipocampo, que son el sustrato de esta capacidad. Pero hay una función de la memoria que se ha pasado por alto que es su papel para permitirnos imaginar eventos futuros. Cada vez hay más datos de que la memoria - especialmente la memoria episódica- está implicada en imaginar eventos que no existen y en simular futuros acontecimientos. De esta nueva visión de la memoria es de lo que voy a hablar en este post , así como de su posible relevancia para ayudarnos a pensar sobre la conciencia. El primer artículo en aparecer sobre este tema es uno de 1985 de D.H.Ingvar “Memory for the future” del que he tomado el título para esta entrada. Por la misma época E. Tulving plantea que la memoria episódica, definida tradicionalmente como el sistema de memoria que permite recordar experiencias personales, permite a los individuos dedicarse a “viajar mentalmente en el tiempo”, tanto hacia el pasado como hacia el futuro. También decía Tulving que la capacidad de viajar mentalmente en el tiempo es exclusivamente humana, cuestión que está en entredicho porque se ha observado en arrendajos que guardan comida de forma planificada, y no como las ardillas u otros animales que lo hacen automática e instintivamente. También se ha comprobado que en el desarrollo de los niños la memoria episódica y el pensamiento acerca del futuro aparecen a la vez, entre los 3 y los 5 años de edad. En pacientes con lesiones cerebrales, como la amnesia de Korsakoff se ha visto que muestran deficiencia no solo en la memoria sino también en la planificación personal, y esto mismo se ha comprobado en otros pacientes amnésicos. También se afecta la capacidad de recordar el pasado e imaginar el futuro en pacientes psiquiátricos. Se ha observado en depresivos, y los pacientes esquizofrénicos también recuerdan menos eventos pasados que un grupo de sujetos control, pero muestran todavía déficits más marcados para imaginar eventos futuros. Curiosamente este déficit se relaciona con la presencia de síntomas positivos ( alucinaciones y delirios) y no con los síntomas negativos ( afecto aplanado...). Un patrón similar se ha informado en sujetos de edad, en los que tanto los sucesos pasados como los sucesos imaginados en el futuro contenían una información episódica más escasa. Los estudios de neuroimagen muestran un solapamiento en la actividad cerebral asociada con recordar y la de imaginar el futuro, localizándose en regiones prefrontales y temporales mediales( incluyendo el hipocampo y el giro parahipocámpico). Por ello, se ha propuesto que el sistema cerebral formado por esas regiones sirve tanto para recordar como para planificar el futuro y se ha propuesto la llamada “hipótesis de simulación episódica constructiva”. Según esta hipótesis, la simulación de episodios futuros requiere un sistema que sea capaz de combinar de forma flexible detalles de sucesos pasados. Si yo quiero imaginar unas vacaciones en las Barbados necesito un sistema que tome trozos del pasado (imágenes de playas, de mi pareja en bañador, de mis hijos nadando, de mi experiencia en vacaciones anteriores en lugares cálidos...) y las una para crear algo nuevo, algo que todavía no ha ocurrido. Esta idea se propuso como un intento de entender por qué la memoria implica un proceso constructivo de apilar conjuntamente trozos de información, en lugar de hacer una repetición literal del pasado, como una grabación completa. Según esta idea, los pensamientos de sucesos pasados y futuros se basan en información muy similar almacenada en la memoria episódica y en los mismos procesos. La memoria episódica realizaría la construcción de eventos futuros extrayendo y recombinando información almacenada y dando lugar así a una simulación de un nuevo suceso. Pero vamos a adentrarnos un poco por este camino y vais a ver la posible relación de todo esto con la conciencia. Se ha propuesto que este sistema cerebral de memoria- futuro se usa en realidad para tareas que requieren simulación mental de perspectivas alternativas. Es decir, que lo fundamental de este sistema no sería viajar al pasado ni al futuro, sino ofrecer perspectivas alternativas del presente...perspectivas alternativas de uno mismo. La función esencial de este sistema sería “construir escenas”. Resumo lo que llevamos descubierto hasta ahora: nosotros lo que hacemos es grabar trozos de información que son como fotogramas de una película, por poner un analogía. Y utilizo esos fotogramas para imaginar el futuro. Pero... desde el momento que tengo memoria ¡tengo ya dos realidades!: una realidad que es el mundo exterior y otra realidad virtual, que son esos fotogramas, esa película interior dentro de mi cabeza. Es lógico pensar -y a partir de aquí estoy especulando- que el cerebro marque subjetivamente de forma diferente el estar en cada uno de esos mundos, es decir, que yo sienta de forma diferente cuando estoy atendiendo a la realidad exterior, o cuando estoy atendiendo o proyectando una película interior. Probablemente pasa lo mismo con los sueños. Los perros y otros animales tienen ensoñaciones (sueñan, tienen sueño REM ) y es lógico pensar, aunque no podemos saberlo con certeza porque no hablan, que de alguna manera sabrán que un sueño no es la realidad. De la misma manera cuando vean un gato acudirán a su imaginación fotogramas y escenas de sucesos pasados con gatos, lo que les permite predecir la conducta de ese gato o lo que es esperable que suceda. Y es razonable pensar que sabrá diferenciar al gato que están viendo actualmente de los recuerdos que le está proyectando la memoria. Pero también me permite la memoria comparar ese mundo virtual interior con el mundo exterior, puedo mirar al mundo exterior desde el mundo interior y ver que mi abuela se murió ( tengo el fotograma en mi memoria), y mi abuelo se murió ( tengo el fotograma en mi memoria también) y el vecino Pedro también se murió...y puedo combinar esos fotogramas de la muerte de otra gente en el pasado con un fotograma mío actual y llegar a la conclusión de que a mí también me puede pasar lo mismo...Igual estoy llevando las cosas demasiado lejos pero creo que esa doble realidad que permite la memoria, esa aparición de un mundo virtual al lado del mundo físico real, permite ya un conato de conciencia. El simulador virtual que supone la memoria nos pone irremediablemente rumbo a la conciencia. ESTRUCTURAS DE LA MEMORIA 1. EL FUNCIONAMIENTO DE LA MEMORIA: CUESTIONES CARDINALES La memoria puede ser estudiana desde el punto de vista neurobiológico (estructuras corticales asociadas a la memoria), o desde el psicológico (memoria como estructura o proceso mental). Dentro de este último, están los modelos mentalistas (paradigma cognitivo) y los no mentalistas (tradición asociacionista de E-R o estímulo-respuesta). Ambos modelos no son necesariamente reducibles entre sí, y aquí estudiaremos el enfoque cognitivo, y más concretamente los problemas de como se adquiere la información, de la naturaleza unitaria o múltiple de la memoria, de como se organiza la información, de como se recupera dicha información, de como se olvida, y los problemas de la memoria implicita (relación memoria-conciencia) y de la memoria autobiográfica. 2. CUANTAS MEMORIAS HAY EN LA MENTE? 2.1 Las intuiciones de Ebbinghaus y James H. Ebbinghaus (1885) y W. James (en 1890) intuyeron la existencia de varias memorias en la mente. Ebbinghaus distinguía 3 formas: voluntarias (lo recordado voluntariamente), involuntarias (recuerdos espontáneos), y recuerdos no concientes ni reconocibles como propios que afectan y se expresan en el curso actual del pensar o la conducta (Claparede cita el caso de la mujer que no saluda con la mano por acción de un recuerdo no conciente de haber sufrido una pinchadura en la mano). James distinguió una memoria primaria (transitoria) y una secundaria (permanente). con lo cual fue precursor del modelo multialmacén de la memoria: la primera será la memoria a corto plazo y la última la memoria a largo plazo. La memoria primaria retiene por corto tiempo las experiencias sensoriales y las experiencias pasadas que se re-actualizan aquí y ahora, configurando ambas el 'presente psicológico'. La memoria secundaria almacena más duraderamente las experiencias y saberes adquiridos en la vida. Investigaciones ulteriores fueron conductistas y antimentalistas y se centraron sobre todo en experimentos sobre la memoria verbal (adquirir, retener y recordar palabras). No se exploró la arquitectura mental de la memoria. 2.2 La aproximación cognitiva En la década del 50, la propuesta de la 'metáfora del ordenador' cambió 180 grados las investigaciones hacia un enfoque más mentalista, y la memoria fue entendida como una estructura que almacena información y la recupera cuando es necesario (concepción estructural). Por ejemplo, los modelos de filtro y el modelo modal (o modelo Multi-almacén), de 1968. Luego de los estructurales, surgieron los modelos funcionales, como por ejemplo la memoria operativa de Baddeley y Hitch (década del 70). Y por último, surgieron los modelos neuropsicológicos a partir del estudio del priming en amnésicos, que buscaban las estructuras corticales que posibilitaban la memoria, como el enfoque dual y el enfoque múltiple. Luego también surgieron otros enfoques que en vez de postular estructuras cerrbales diferenciadas, hablaronde procesos mentales diferenciados (enfoques procesales), de 1989 en adelante. 3. EL MODELO MULTI-ALMACEN Antecedentes.- Las ideas de James sobre la memoria y las de Broadbent sobre la atención sirvieron de antecedente para el Modelo Multi-almacén de Atkinson y Shiffrin (1968). Antes de explicar este modelo, veamos cuales son las tres clases de fenómenos que lo inspiraron. 1) El 'fenómeno' Sperling.- O fenómeno de la persistencia sensorial, conocidos desde hace mucho, que consiste en que luego del estímulo por ejemplo visual, seguimos 'viendo' dicho estímulo por muy breve tiempo luego de desaparecido. Sperling (1960) estudió estos fenómenos para saber cuanta información puede captar la mente en exposiciones muy breves del estímulo. Para ello diseñó un experimento llamado Paradigma del Informe parcial vs. Informe Global, para averiguar si el recuerdo deficiente obedece a un problema de memoria (aunque perciban bien) o bien a un problema de percepción (ya que el estímulo percibido es muy breve, y entonces recuerdan poco porque perciben poco). Luego de mostrarles durante 50 milisegundos una serie de letras y números, a los sujetos se les pedía que recordaran algunos (informe parcial) o todos (informe global) los elementos mostrados. Sperling vio que los recuerdos eran mejores en informes parciales, lo cual demostraba que la memoria captaba toda la información (tenía una gran capacidad), pero luego a la hora de recordar, no podía recordar todo sino una parte (los recuerdos se evaporaban de ese gran almacén mnémico). En definitiva, Sperling concluyó que la memoria tenía tres características:1) Capacidad ilimitada: registra fielmente todo lo que aparece en el campo visual; 2) Escasísima persistencia: las huellas de memoria aquí almacenadas duran aproximadamente 250 milisegundos; y 3) Precategorialidad: la información se registra sólo a nivel de características físicas (por ejemplo la forma de la letra o el número, no su categoría, o sea si es letra o número). 2) La distracción como factor precipitante del olvido.- El Paradigma de Brown-Peterson (1958) estudió el olvido causado por una momentánea distracción, y demostró que cuanto más tiempo pasa desde el estímulo, menos se lo recuerda cuando en el intervalo el sujeto fue sometido a estímulos distractivos. La razón dada por Peterson fue que las huellas mnémicas que permiten el recuerdo se desvanecen rápidamente con el tiempo (teoría del decaimiento o desvanecimiento automático de la huella). Esta teoría se opuso a la anterior teoría de la interferencia, según la cual el olvido no se debe a desvanecimiento de huellas sino al hecho de que dichas huellas no pueden discriminarse fácilmente porque están interferidas por la nueva información que ingresa. La importancia de la teoría del decaimiento automático es que sirvió para reflotar la vieja teoría de James sobre la existencia de una memoria dual. 3) El efecto de posición serial.- Cuando un sujeto debe recordar una serie de ítems (números, letras, etc.) tiende a recordar mejor los primeros ítems (efecto de primacía) y los últimos (efecto de recencia). Según el modelo modal de Atkinson y Shiffrin, el efecto de primacía ocurre porque los sujetos tienden a repetir mentalmente los primeros y los últimos ítems, sabedores que luego les pedirán que recuerden la serie. A mayor número de repeticiones, mayor será su permanencia en la memoria primaria y mayores sus posibildiades de transferencia a la memoria secundaria. Asimismo, el efecto de recencia ocurre porque los últimos ítems permanecen en la memoria primaria y entonces serían más accesibles al recuerdo posterior. Postulados básicos.- Ahora podemos describir el modelo multi-almacén de Atkinson y Shiffrin, que básicamente propone que el procesamiento de la información ocurre de una manera secuencial a lo largo de tres estructuras: a) el almacén sensorial, b) el almacén a corto plazo (ACP o MCP), y c) el almacén a largo plazo (ALP). a) Almacén sensorial.- La información ingresa primeramente a los registros o almacences sensoriales, de los cuales hay varios tipos según el estímulo recibido: almacén visual o memoria icónica, almacén auditivo o memoria ecoica, etc. (son distintos 'modos' de registro, y por ello se lo llama modelo modal). Desde Sperling, este almacén sensorial tiene 1) capacidad ilimitada, 2) escasa persistencia temporal, 3) Formato: registro precategorial, y 4) Función: tiene la función que almacenar rápidamente toda la información posible en bruto para que esté disponible para su procesamiento posterior. Lo que no queda en el almacén sensorial, se pierde irremediablemente. b) Almacén a corto plazo (ACP o MCP).- Una fracción de la información pasa del almacén sensorial a esta nueva estructura llamada Almacén a corto plazo, donde se evalúa si la información es pertinente y si vale la pena enviarla al almacén más permanente (largo plazo). La memoria a corto plazo tiene, según el modelo modal, las siguientes características: 1) capacidad limitada: solo puede guardar hasta 7 unidades de información o chunks (7 letras, 7 palabras, etc.); 2) Duración limitada: Peterson ha establecido unos 18 segundos el tiempo que dura la información en la memoria a corto plazo, y otros hablaron de 2-4 sg., pero siempre es un tiempo mayor al del almacén sensorial; 3) Formato codificado: en este almacén a corto plazo, la información se estructura o formatea mediante procesos diversos de codificación que pueden ser verbales, visuales, semánticos, etc., es decir, implica categorialidad; y 4) Funciones: el ACP tiene como funciones la retención y el procesamiento de la información. Con respecto al punto 2, se propusieron diversas teorías para explicar por qué el ACP tiene una duración limitada: la teoría del deterioro temporal (con el tiempo las huellas se evaporan), la teoría de la interferencia proactiva (los recuerdos anteriores o viejos interfieren o entorpecen la recuperación de los recuerdos nuevos), y la teoría de la discriminación temporal (que asume a la vez que las huellas mnémicas sufren un decaimiento espontáneo y que la recuperación de un ítem -recuerdo- comporta algún tipo de discriminación). c) Almacén a largo plazo (ALP).- Es una gran base de datos permanente donde estaría almacenada toda la información sobre el mundo y nosotros mismos. Toda esta información ingresó al ALP a través de la memoria a corto plazo. Presentaría las siguientes características, siempre según el modelo multi- almacén: 1) Capacidad (cuasi) ilimitada: a los efectos prácticos, la capacidad es ilimitada o, al menos, enorme; 2) Persistencia temporal indefinida: la información se guarda indefinidamente; 3) Formato: aunque el ALP almacena las propiedades semánticas de los estímulos, preserva también otro tipo de información (visual, musical, motora, etc.); y 4) Función: básicamente retentiva y práctica, puesto que guarda información que nos es útil siempre. Para explicar el punto 2, se propusieron diversas teorías que explican por qué la información tiende a persistir y porqué se la olvida: la teoría del desuso de Ebbinghaus (la información se olvida porque no se usa, y persiste porque se usa), la teoría de la interferencia (el olvido se produce porque otros recuerdos interfieren en la recuperación de los recuerdos más nuevos (interferencia proactiva) o de los más viejos (interferencia retroactiva), y la teoría de las claves de recuperación (el olvido se produce porque la huella se debilitó o destruyó por la irrupción en el ALP de nuevos recuerdos). PC Síntesis de características de los 3 almacenes del modelo multi-almacén: Almacén sensorial Almacén a corto plazo Almacén a largo plazo Capacidad Capacidad ilimitada Capacidad limitada Capacidad (cuasi) ilimitada Persistenc ia temporal Escasa persistenci a temporal Duración limitada Persistenc ia temporal indefinida Formato Precategori al Formato codificado Codificado : propiedad es semántica s y otros tipos de informació n Función Almacenar rápidament e toda la informació n posible Retención y el procesamien to de la información. Retentiva y práctica. PROCESO DE LA MEMORIA En 1885 Golgi identifica a los astrocitos, que constituyen el soporte neuronal y pueden servir como aisladoreseléctricos que impiden que las terminaciones axonales influyan en las neuronas vecinas y no relacionadas. Incluso pueden formar barreras para la diseminación de sustancias neurotransmisoras liberadas en las sinapsis. Se ha demostrado que los astrocitos absorben el ácido gammaaminobutírico (GABA) y el ácido glutámico secretado por las terminaciones nerviosas y limitan de este modo la influencia de estos neurotransmisores. Los astrocitos parecen capaces de captar el exceso de los iones potasio del espacio extracelular, de modo que pueden cumplir una función importante durante la descarga repetitiva de una neurona. Almacenan glucógeno dentro de su citoplasma, el cual puede ser degradado a glucosa y ser liberado hacia las neuronas circundantes en respuesta a la noradrenalina. Los astrocitos pueden servir como fagocitos al captar las terminaciones axonales sinápticas en degeneración. Luego de la muerte neuronal por causa patológica, proliferan y llenan los espacios antes ocupados por las neuronas, proceso denominado gliosis de reemplazo. Además pueden servir como una vía para el pasaje de metabolitos o materias primas desde los capilares sanguíneos hasta las neuronas a través de sus pies perivasculares. Nuestro cerebro cuenta con 100 mil millones de neuronas y cada una de ellas se contacta a través de 1.000 a 10.000 sinapsis con otras neuronas constituyendo una vasta red neuronal (redes hebbianas) en constante modificación (neuroplasticidad) e interconexión con impulsos eléctricos de 120 metros/seg. ( 432 Km/hr). Actualmente se está cartografiando estas conexiones interneuronales, diagramas de conexiones de zonas del cerebro con una función particular y se denomina CONECTÓMICA, según Tom Mrsic-Flogel. La memoria ha tenido a lo largo de la historia múltiples intentos de definiciones y ubicaciones diferentes en nuestro cerebro. Platón afirmaba que era una huella, mientras que para Aristóteles era la conservación del movimiento. Williams James nos dice que es conocimiento de un estado mental previo, en cambio para Vigotsky es una forma social consciente de la actividad psíquica y en el año 2000 para Dale Purves es retención o almacenaje de información localizada en regiones específicas del cerebro. Diferentes autores la han ubicado en distintas regiones cerebrales: Willis la ubicó en la corteza cerebral, Penfield en el tronco cerebral, Hebb la ubica en la sinapsis y más recientemente Sconville y Milner la ubican en hipocampo. La podemos definir como la capacidad de procesar, codificar, almacenar y evocar información así como reconocer eventos de nuestro pasado psíquico. Se realizan varios pasos: codificación y registro de información, los que están relacionados con la capacidad atencional para que se dé el proceso de aprendizaje y cada uno de estos pasos se relaciona con un área neuroanatómica, la visual y la auditiva; el segundo proceso es el almacenamiento: Análisis de la información según el estímulo y se lo vincula al hipocampo, centro integrador de información así como con la corteza; y un tercer proceso, la evocación: capacidad de utilizar la información, vinculada con corteza prefrontal. El proceso de la memoria se divide en 3 procesos que son secuenciales: registro- codificación, almacenamiento-mantenimiento y recuperación; el registro es definido como “hecho en que un estímulo debe tener cierto impacto sobre un sistema nervioso para que en dicho sistema se forme una representación del mismo”43, la codificación se forma como la información está representada en nuestro sistema nervioso y la codificación “toma formas diferentes que dependen de las características de estímulo que le sirven como base”44, después de darse el registro y la codificación la representación se almacena si ha sido emocionalmente para el sistema y debe permanecer guardada en alguna parte y es acá donde se da el almacenamiento y mantenimiento para entrar en el último proceso llamado recuperación, esto se da cuando se puede evocar por algún evento relacionado en el momento de guardar la información o simplemente evocarse rápidamente al ser algo muy importante emocionalmente para la persona. Las razones por las que las neurociencias no avanzan al mismo ritmo que la cardiología (es un decir) se encuentran no tanto en la complejidad del tema que estudian sino en los instrumentos que utilizamos para reflexionar sobre nuestras disciplinas: las ciencias de la mente se encuentran efectivamente empantanadas históricamente de Descartes para acá. Suele echársele toda la culpa a Descartes de las dificultades que encontramos en el estudio de la mente. Es instructivo leerse el libro de Antonio Damasiosobre el tema (El error de Descartes) para caer en la cuenta de que en la versión académica y oficial la culpa de todo la tiene aquel señor que vivió en el siglo XVII que fue el inventor de esa herejía que conocemos con el nombre de dualismo mente-cuerpo (o dualismo cartesiano). En realidad Descartes no hizo nada malo sino asegurarse de que la Iglesia no iba a quemarlo vivo en la plaza del pueblo cuando aseguró que “lo que a nosotros los científicos nos interesa es el cuerpo mientras que el alma es cosa de los teólogos”. Hay que entender que en aquel tiempo alma y mente (de hecho la mente aun no existía) eran la misma cosa y lo que hizo Descartes fue desentenderse del alma (e hizo bien) para darle un impulso a la ciencia. Y tenía razón: si contemplamos históricamente el proceso de acumulación de saber veremos que gracias a la artimaña de Descartes las ciencias progresaron una barbaridad con la única excepción de eso que llamamos “ciencias de la mente”. ¿Por qué la mente no es hoy algo tan bien conocido como el corazón, el higado o la telefonía móvil? ¿A qué se debe que sigamos siendo casi analfabetos en esta cuestión? Para responder a esta pregunta hay que irse un poco hacia atrás y recorrer el itinerario que la filosofía y el pensamiento occidental recorrieron en su búsqueda de paradigmas acerca de lo mental para terminar en el momento actual en que existe un consenso universal acerca de lo siguiente: el dualismo cartesiano es falso. Lo que quiere decir que no hay dos principios (mente y cerebro) sino uno. ¿Adivinan a cual han castrado los neurocientíficos? Una afirmación que al mismo tiempo no trasciende aquello que pretende sepultar para siempre. Dicho de otra manera los neurocientíficos actuales reniegan del dualismo científico pero caen en el mismo error que Husserl pero del lado contrario: reniegan de lo mental para alinearse del lado de lo corporal. El dualismo cartesiano pues sigue vigente en el modo de pensar de nuestros hombres de ciencia. Husserl había sido discípulo de Franz Brentano que ha pasado a la historia de la neurofilosofía porque intuyó que los hechos mentales poseían una intencionalidad y eran al mismo tiempo representacionales (algo que ya había dicho Shopenhauer por cierto). Cualquier hecho mental, cognición, sueños, juicios, emociones, etc, son de y acerca de algo, poseen una dirección: constituirse en elementos intencionales. Pocos neurocientíficos hoy se pondrían en contra de esa idea, algunos de ellos como Dennet -desde una posición cibernética- siguen postulando y definiendo a la mente como una “maquina intencional“, desde la conocida metáfora del ordenador. Husserl trató de explicarse mejor en que consistía esa “intencionalidad” e introdujo un método que llamóepoché, algo asi como poner entre paréntesis los juicios vulgares acerca del mundo (el realismo ingenuo), la epoché era una especie de suspensión del juicio que nos permitía mirar objetivamente al mundo sensible, inaugurando así la fenomenología: el estudio de los fenómenos observables pero abstrayendo la cuestión del objeto observado, algo así como un método para que la mente se observe a si misma. Desde entonces ciencia y experiencia se encuentran en un pleito casi continuo y no ha habido manera de romper ese divorcio entre ambas fuentes de información igualmente preciadas. La fenomenología murió por un exceso de abstracción en proporción con la carencia de un método para que la mente se observe a si misma y por eso dió paso a dos nuevos movimientos: el existencialismo que fue letal para la ciencias de la mente y el psicoanálisis que si bien nunca fue a favor de la corriente neurocientífica de su tiempo, al menos rescató partes de la subjetividad humanas ya bien definidas por la experiencia huserliana. Ya nunca más se podría obviar esta parte de lo humano: su narrativa, aunque es cierto que el psicoanálisis tampoco logró hacer mella en la reflexión científica de nuestro tiempo y terminó igual que la fenomenología empantanado en su propia conceptualización de lo psíquico. Hay dos enseñanzas del psicoanálisis -no obstante- que considero dignas de ser rescatadas: la idea del inconsciente (que hoy no niega nadie por más que el inconsciente freudiano no es el mismo inconsciente en el que creen los neurobiólogos o los cognitivistas) y la idea de escucha. Efectivamente escuchar a los pacientes es una idea del psicoanálisis, nunca nadie antes habia escuchado a los locos puesto que se pensaba que en la locura no podia haber ningún saber, ninguna verdad, se trataba solo de despropósitos causados por desarreglos cerebrales. Fueron los psicoanalistas los primeros en sentarse a escuchar las historias que contaban sus pacientes y a concederles crédito o al menos algun tipo de saber relacionado con su enfermedad. Para ser justos hay que admitir al psicoanálisis ese hito sin el cual no podríamos hablar de conflictos entre ciencia y experiencia, entre reflexión y subjetividad. El problema del psicoanálisis como antes ya había sucedido con Husserl es que terminó tomando posición del lado de la experiencia pero añadiendo una novedad: la escucha del psicoanálisis no es una escucha cualquiera sino una escucha que se hace desde dentro de un nivel contextual de escucha que trata de encajar el discurso del paciente con la propia teoría psicoanalítica. Este es precisamente su error pues cualquier discurso puede encajarse en un contexto predeterminado y lo que hace que el psicoanálisis no haya resuelto tampoco el tema de la disociación entre observador/observado, el eterno conflicto de la mente. ¿Desde dónde observa el observador? Pues naturalmente desde su prejuicio conceptual. Y así fue hasta que llegó Merleau-Ponty otro fenomenólogo reciclado por Heidegger que introdujo una nueva vuelta de tuerca a la idea de la experiencia husserliana: la novedad que introdujo el filosofo francés fue la idea de lacorporalidad, una idea que también había aparecido ya en Shopenhauer. Para Merleau-Ponty hay dos clases de cuerpo: el biológico y el fenomenológico, el cuerpo vivido. Se trata de un concepto fundamental sin el que no podríamos hoy comprender la experiencia perceptiva de las anoréxicas y sus distorsiones del esquema corporal tal y como hoy llamamos al cuerpo fenomenológico de Merleau- Ponty. Pero este filósofo además de esta conceptualización acerca del cuerpo aportó una novedad sobre el proceso cognitivo que debe seguir la mente para saber algo de sí misma. Ningún conocimiento acerca de la mente puede prescindir de la corporalidad, de la corporalidad vivida o experiencial. Este fue el diagnóstico de Merleau-Ponty a los problemas que abruman a nuestros neurocientíficos y una solución apuntada al eterno conflicto mente-cuerpo. Efectivamente el problema mente-cuerpo es sólo un problema teórico que planteado en abstracto parece insoluble y da lugar a teorías, experimentos y discursos, como este post que siguen siendo -no obstante- abstracciones, en realidad mente y cuerpo o mente y cerebro no representan ningún problema real en la vida sensible de los humanos que seguimos llorando por aquello que nos hace llorar y emocionándonos por aquello que nos hace emocionarnos con independencia de problemas mente- cerebro. De manera que siguiendo el principio antrópico de Hawking, podriamos responder a la pregunta que titula este post de la manera siguiente: la mente es aquello que es necesario para preguntarse qué es la mente. No se trata de una broma sino de la esencia de la cuestión: si podemos preguntarnos acerca de qué cosa es una mente es porque disponemos de una mente que puede plantearse ese tipo de preguntas. O dicho de otra manera no lograremos nunca saber qué es la mente desde fuera de la experiencia humana. ¿Pero entonces dónde encontrar la tecnología necesaria para aproximarnos a esa respuesta? No hay más remedio -mal que les pese a algunos- que buscar esa tecnología en las llamadas tecnologías espirituales orientales, en el budismo, pues fueron ellos los primeros que intentaron dar una respuesta a esta cuestión. Nosotros hemos occidentalizado algunas de esas tecnologías y conceptos y les llamamos mindfullness, es precisamente esta conceptualización la única tecnologia conocida capaz de proporcionar esa herramienta tan necesaria para que ciencia y experiencia vuelvan a estar casadas y en buena armonía. B. TIPOS DE MEMORIA: Sensorial o inmediata, según Tapia y Wingfield: limitada a lo que puede recordarse mientras se mantiene la atención sobre lo percibido, almacenamiento inicial y momentáneo de la información que nos llega a través de los sentidos, registros sensoriales, como un trueno, un relámpago, una clase dictada por un profesor y que presenta figuras y esquemas muy brevemente. Registra y almacena en una duración de milisegundos los estímulos sensoriales visuales, auditivos y kinéticos. A corto plazo, de trabajo o primaria, según Wingfield: es más duradera que la anterior pudiendo extenderse por pocos minutos, permite mantener activa la información actual que hace a la resolución de la situación conjuntamente con otra que guardamos en bancos de memoria, o puede desaparecer si es interrumpida y por ser limitada en el tiempo no puede retenerse más que 7 dígitos (7+/- 2, unidades de atención, según George Miller). Se ubica principalmente en LPF. Intermedia: entre memoria a corto y largo plazo, estudiar para un examen, si no se repite se pierde. A largo plazo o secundaria: su duración es de meses a años, produciendo cambios estructurales en el cerebro y entre la que tenemos: según Anderson en 1976, declarativa o explícita, contiene información evocada, tiene que ver con conocimientos de idiomas, ubicación de cosas en el espacio, consiste en la información que está explícitamente almacenada y recuperada. En ésta coexisten dos sistemas diferentes de almacenamiento: episódica y semántica; la primera registra, recuerda hechos y datos personales, estado mental del momento en que ocurrieron estos hechos y la segunda (semántica) es un archivo de conocimientos conceptuales. La segunda, a largo plazo es la implícita o procedimental, que es una memoria de aprendizaje, de habilidades motoras o de acción, guarda esquemas implicados en procedimientos que se realizan automáticamente sin intervenir la conciencia. La neurociencia cognitiva Las neurociencias cognitivas estudian los procesos de la memoria y sus alteraciones, el lenguaje y las afasias, la percepción y el reconocimiento y sus defectos las agnosias y los trastornos semánticos, los sistemas de control atencional y los problemas de concentración, el sistema ejecutivo y sus fallas y la cognición social. La cognición puede verse afectada en forma focal (como sucede en patología cerebrovascular como ACV, traumatismos de cráneo, patología tumoral, enfermedades degenerativas de inicio focal como las afasias progresivas) y/o difusa (como puede verse en la Enfermedad de Alzheimer, la degeneración lobar frontotemporal, la enfermedad de Parkinson, entre otras). Muchas de estas patologías, además de afectar a los pacientes que las padecen, impactan negativamente en el entorno familiar y social, generando sobrecarga, estrés y en muchas ocasiones depresión. La perspectiva y la orientación implementadas en la neurociencia cognitiva no son únicamente el resultado de la adición de ambas disciplinas, sino que van más allá. En los últimos años, los avances tecnológicos han posibilitado contar con diferentes técnicas –como la neuroimagen y las técnicas de estimulación cerebral no invasiva, entre otras– que han permitido profundizar en la comprensión de las funciones mentales y en su vinculación con los sistemas neurales subyacentes. La relación entre cerebro y mente es una de las cuestiones de gran calado filosófico que se han planteado a lo largo de la adquisición del conocimiento humano, constituyéndose como uno de los retos de mayor envergadura y trascendencia. ¿Cómo es posible que de un conjunto ordenado de células con determinadas propiedades electrofisiológicas e inmersas en complejos procesos de comunicación química pueda emerger un estado mental? La neurociencia cognitiva, utilizando el método científico, está intentando contribuir a la comprensión de dicha relación. Para ello, este nuevo campo científico se centra en el estudio del funcionamiento cerebral desde una perspectiva dilatada y abierta, abordando diferentes planos de análisis, desde los aspectos moleculares y celulares hasta la comprensión de funciones mentales superiores como el lenguaje o la memoria, entre otras. Al respecto, la revolución de la neurociencia cognitiva se inició cuando la comunidad científica se dio cuenta de que para discernir el funcionamiento del cerebro necesitaba un posicionamiento multidisciplinar, lo que requería conocimientos sobre infinidad de hechos, desde la estructura de una molécula de acetilcolina hasta la razón por la que el perro de Pavlov segregaba saliva cuando sonaba la campana. Por este motivo, incidiendo en dichos planos de análisis, hoy en día la neurociencia cognitiva intenta dar una respuesta a cómo el cerebro recibe, integra y procesa la información y envía diferentes señales para regular múltiples funciones en el organismo, desde la puesta en marcha de la propia conducta hasta la regulación de distintos mecanismos homeostáticos y de los sistemas endocrino e inmunitario. Asimismo, atendiendo a los niveles más complejos de análisis, se intenta explicar cómo el sistema nervioso no sólo establece un puente de unión entre la información proveniente del medio y la respuesta que el organismo realiza para adecuarse a las demandas cambiantes del entorno, sino que convierte a los seres humanos en lo que son, subyace a sus emociones, a la resolución de problemas, a la inteligencia, al pensamiento, y a capacidades tan humanas como el lenguaje, la atención, o los mecanismos de aprendizaje y memoria. CONCLUSION La Neurociencia ha experimentado un enorme desarrollo en las cuatro últimas décadas, que la ha convertido en una de las disciplinas biomédicas de mayor relevancia en la actualidad. Ha contribuido a ello, junto con otros factores, el creciente impacto de las enfermedades del sistema nervioso en las sociedades occidentales. El incremento de pacientes que sufren accidentes cerebrovasculares, procesos neurodegenerativos —como la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Parkinson—, o trastornos psiquiátricos —como la depresión o la esquizofrenia—, han llevado a las autoridades sanitarias a multiplicar los medios materiales dedicados a la investigación del cerebro y de sus alteraciones. Desde su origen, la Neurociencia se ha caracterizado por un marcado enfoque sintético e integrador de todas aquellas ciencias dedicadas al estudio del sistema nervioso normal y patológico. Esta interdisciplinariedad, con la que se intentó aunar el trabajo de científicos básicos y clínicos, se puso especialmente de manifiesto en la década de los años sesenta y principios de los setenta con iniciativas como la fundación de la International Brain Research Organization (IBRO), la implantación del programa docente de esta disciplina Neuroscience Research Program en el Massachusetts Institute of Technology en Cambridge (Massachusetts, Estados Unidos) o la creación de la Society for Neuroscience,también en los Estados Unidos 1. La inspiración común de estos proyectos era la convicción de que la cooperación de los diversos puntos de vista científicos podía empujar el progreso en el conocimiento biológico y médico de una estructura tan compleja como el sistema nervioso. El impresionante crecimiento experimentado por la investigación neurobiológica en estos últimos cuarenta años ha demostrado que, como estrategia global para resolver un problema científico de grandes dimensiones, este planteamiento es muy útil y, probablemente, el mejor posible. Los novedosos métodos de la Neurociencia moderna y la relevancia de sus resultados, además de manifestar con claridad lo mucho que nos queda por saber acerca del funcionamiento del cerebro, han supuesto un impulso decisivo para volver a plantear el clásico problema de las relaciones entre la mente y el cerebro. Quizá lo más característico de la nueva situación es que el problema parece haber dejado de ser un monopolio de la Filosofía, y se ha convertido en ineludible para la misma ciencia. En este planteamiento, se entiende por cerebro el centro biológico que recibe los estímulos del medio interno y externo al individuo, los integra entre sí y con la experiencia cognitiva, emocional y de motivación acumulada, y, finalmente, da lugar a la respuesta o respuestas correspondientes dentro o fuera del organismo, cuyo funcionamiento puede ser abordado mediante los métodos de la ciencia experimental; y por mente, el conjunto de actividades y procesos psíquicos conscientes e inconscientes, especialmente de carácter cognitivo o afectivo, tal como comparecen en la experiencia subjetiva o en la medida en que se encuentran referidos a ella. Se denomina «problema» mente-cerebro porque —al menos tal como se plantea ante nosotros mismos— por un lado poseemos experiencias subjetivas y por otro somos capaces de examinar científicamente los órganos materiales implicados en ellas, sin que la unidad de ambas perspectivas sea fácil de encontrar En este terreno se plantean preguntas de gran calado desde el punto de vista filosófico y neurocientífico: ¿son las actividades mentales distintas o idénticas a los procesos cerebrales? Para los que piensan que ambos son lo mismo, la pregunta que surge espontánea es: ¿a qué se debe en ese caso la ilusión de que nos parezcan diferentes? Por su parte, quienes consideran que la explicación de la mente debe encontrarse en la actividad del cerebro deberían preguntarse, en cambio, cómo los procesos cerebrales producen los procesos mentales. Y, para aquellos para los que la mente tiene una cierta independencia respecto del cerebro, resulta obligado plantearse si se puede o no separarlos nítidamente y cómo se relacionan entre sí De entre las preguntas particulares que se abren en este estudio de las relaciones mente-cerebro, resultan especialmente interesantes las que se refieren a la conciencia. Y esto por varios motivos. Por una parte, porque, como ha definido recientemente la revista Science en un número especial por su 125 aniversario, el estudio de la conciencia es uno de los retos científicos más importantes para los próximos años 14. Y, por otra, porque este estudio ocupa a filósofos de diversas tradiciones intelectuales. Esto explica que el también llamado «problema de la conciencia» sea uno de los que más peso han tenido en la rehabilitación del diálogo interdisciplinar entre la Neurociencia y la Filosofía. De todos modos, la misma apertura del diálogo ha servido ante todo para poner de manifiesto las dificultades que entraña. Y es que, aunque la conciencia parezca un fenómeno claro y patente, no resulta tan fácil definirla y acotarla, teniendo en cuenta especialmente los condicionamientos que imponen las diferentes tradiciones científicas o intelectuales a las que se pertenece — no siempre fáciles de armonizar— o, más aún, los que derivan de la ignorancia de dichas tradiciones, que suele llevar a las simplificaciones y los malentendidos. Esto explica que este diálogo reclame una especial honestidad y un gran rigor intelectual. BIBLIOGRAFÍA Eric R. Kandel, En busca de la memoria. Katz Editores. ISBN 978-987-1283-40-8. Polanco, R. (2007). El objeto de la mente: Revisión histórica sobre el abordaje de la mente. Revista de Psicología U. Valparaíso, 4, dic. Santos Salvaggio, Premios Nobel. Ramón Sopena. ISBN 84-303-0790-7. Principios de neurociencias para psicólogos” de M.A. Álvarez González y M. Trápaga Ortega – Editorial Paidós SAICF http://www.apoyopsicologico.es/ver.php?id=315 http://es.wikipedia.org/wiki/Neurociencia http://neurocienciasdelamemoriayelequilibrio.blogspot.com/ http://evolucionyneurociencias.blogspot.com/2013/02/memoria-para-el- futuro.html http://www.dfpd.edu.uy/cerp/cerp_norte/informacion/201309matjorn/NEUR OCIENCIA%20(1).pdf