Mbembe, Achille - Necropolítica.pdf

March 25, 2018 | Author: lucasdcm_rc | Category: State (Polity), Slavery, Truth, Marxism, Communism


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NecropolíticaAchille Mbembe1 Wa syo’ lukasa pebwe Umwime wa pita [Él dejó su huella sobre la piedra Él mismo pasó por encima] Proverbio Lamba, Zambia Este ensayo asume que la más acabada expresión de soberan a reside, en un alto !rado, en el poder y la capacidad para dictar qui"n puede vivir y qui"n debe morir#$ En consecuencia, el matar o el permitir vivir constituyen los l mites de la soberan a, sus atributos %undamentales# E&ercer la soberan a es e&ercer control sobre la mortalidad y de%inir la vida como el desplie!ue y la mani%estación del poder# 'no podr a resumir en los anteriores t"rminos lo que Michel (oucault quiso expresar con biopoder) aquel dominio de la vida sobre el cual el poder ha tomado el control#* +Pero ba&o qu" condiciones prácticas es el derecho a matar, a permitir vivir o a exponer a la muerte e&ercido, +-ui"n es el su&eto de este derecho, +-u" nos dice la implementación de un tal derecho sobre la persona que es de este modo situada ante la muerte y acerca de la relación de enemistad que sit.a a esa persona en contra de su asesino o asesina, +Es la noción de biopoder su%iciente para dar cuenta de los modos contemporáneos en que lo pol tico, ba&o la !uisa de la !uerra, de la resistencia, de la lucha contra el terror, hace del asesinato del enemi!o su primario y absoluto ob&etivo, La !uerra, despu"s de todo, es lo mismo un medio para conquistar soberan a como una manera de e&ercer el derecho a matar# /ma!inando la pol tica como una %orma de !uerra debemos pre!untar) +qu" lu!ar le es concedido a la vida, a la muerte y al cuerpo 0en especial al cuerpo herido o asesinado1,, +cómo son inscritos en el orden del poder, 1 Este ensayo es el resultado de conversaciones sostenidas con Ar&un Appadurai, 2arol 3rec4enrid!e y (rancois 5er!6s# Al!unos pasa&es %ueron presentados en seminarios y talleres en Evanston, 2hica!o, 7e8 9or4, 7e8 :aven y ;ohannesbur!# <tiles cr ticas %ueron reali=adas por Pual >ilroy, ?ilip Paramesh8ar >aon4ar, 3eth Povinelli, 3en Lee, 2harles @aylor, 2ra8%ord 9oun!, Abdoumaliq Aimona, Luc Aind&oun, Aouleymanne 3achir ?ia!ne, 2arlos (orment, Ato -uayson, 'lri4e Bistner, ?avid @heo >oldber! y ?eborah Posel# 2omentarios adicionales y aproximaciones, as como respaldo cr tico y apoyo %ueron o%recidos por Cehana EbrD5ally y Aarah 7uttall# Este ensayo está dedicado a @shi4ala Bayembe 3iaya# o @raducido a partir de la traducción al in!l"s de Lobby Meint&es por (ernando 7orie!a ? a=# $ El ensayo se aparta de las posturas tradicionales sobre soberan a encontradas en la disciplina de la ciencia pol tica y en la subdisciplina de las relaciones internacionales# En su mayor parte, estas posturas locali=an a la soberan a al interior de los l mites del EstadoD7ación, al interior de instituciones apoderadas por el estado o al interior de instituciones y redes de traba&o supranacionales# 5"ase, por e&emplo, Sovereignity at the illenium, n.mero especial, !olitical Studies EF 01GGG1# Mi propia aproximación construye sobre la cr tica de Michel (oucault acerca de la noción de soberan a y su relación con la !uerra y el biopoder en "l #aut de#ender la soci$t$% &ours au 'oll(ge de )rance, 1GFHD1GFI 0Paris)Aenil, 1GGF1, *FDHH, FHD1JJ, 1$HDEK, $1*DEE# 5"ase tambi"n >ior!io A!amben, *omo sacer+ ,e pouvoir souverain et la vie neu 0Paris) Aenil, 1GGF1, $*DKJ# * (oucault, "l d$#endre la soci$t$- $1E L *E# Política, el trabajo de la muerte y el “volverse sujeto” 2on miras a contestar estas pre!untas, este ensayo versa sobre el concepto del biopoder y explora su relación con las nociones de soberan a 0imperium1 y del estado de excepción#E @al análisis suscita cierto n.mero de cuestiones emp ricas y %ilosó%icas que quisiera examinar brevemente# 2omo es bien sabido, el concepto del estado de excepción ha sido %recuentemente discutido en relación con el 7a=ismo, el totalitarismo y los campos de concentración y exterminio# Los campos de exterminio en particular han sido recurrentemente interpretados como la metá%ora central de la soberan a y la violencia destructiva, as como el más consumado si!no del poder de lo ne!ativo# :annah Arendt dice) M7o hay paralelos para la vida en los campos de concentración# Au horror nunca puede ser cabalmente ceNido por la ima!inación, por la mera ra=ón de que se ubica %uera de la vida y de la muerte#O H Puesto que sus habitantes son despo&ados de su estatuto pol tico y reducidos al somero vivir, el campo es, para >ior!io A!amben, Mel lu!ar en el que la más absoluta conditio inhumana &amás aparecida se hi=o realidad#OI En la estructura pol ticoD&ur dica del campo, aNade, el estado de excepción cesa de darse como una suspensión temporal del estado de ley# ?e acuerdo con A!amben, adquiere un ordenamiento espacial permanente que persiste continuamente al exterior del estado normal de la ley# El propósito de este ensayo no es debatir la sin!ularidad de la exterminación de los &ud os o de validarla por la v a del e&emplo#F Parte de la idea de que la modernidad se hallaba ya en el ori!en de m.ltiples conceptos de soberan a y, por ello, de lo biopol tico# ?esatendiendo a esta multiplicidad, el tard o criticismo pol tico moderno ha privile!iado, desa%ortunadamente, teor as normativas de la democracia, y ha hecho del concepto de ra=ón uno de los más importantes elementos tanto del proyecto de la modernidad como del topos de la soberan a#K ?esde esta perspectiva, la más alta expresión de soberan a es la producción de normas !enerales por un cuerpo 0el demos1 constituido por hombres y mu&eres libres e i!uales# Estos hombres y mu&eres son estimados como su&etos completos, capaces de comprensión, conciencia y representación propias# La pol tica, por lo mismo, es de%inida doblemente) un proyecto de autonom a y de asecución del acuerdo entre una colectividad a trav"s de la comunicación y el reconocimiento# Esto, se nos dice, es lo que la distin!ue de la !uerra#G En otras palabras, es sobre la base de la distinción entre ra=ón y sinra=ón 0pasión, %antas a1 que el tard o criticismo moderno ha sido capa= de articular una cierta idea de lo pol tico, de la comunidad, del su&eto o, más %undamentalmente, de lo que la buena vida se trata, de cómo conse!uirla y, en el proceso, de convertirse en un a!ente nte!ramente moral# Al interior de este paradi!ma, la ra=ón es la verdad del su&eto y la pol tica es el e&ercicio de la ra=ón en la es%era p.blica# El e&ercicio de la ra=ón es equivalente al e&ercicio de la libertad, un elemento clave para la autonom a individual# El romance de la E Aobre el estado de excepción, v"ase 2arl Achmitt, ,a dictaure, trad# Mira BPller y ?ominique A"!lard 0Par s) Aeuil, $JJJ1, $1J L $K, $*H L *I, $HJ L H1, $HH L HIQ ,a notion de politi.ue- &heorie du partisantrad# MarieDLouise Ateinhauser 0Par s ) (lammarion, 1GG$1# H :annah Arendt, &he /rigins o# &otalitarism 07e8 9or4) :arvest, 1GII1, EEE# I >iori!io A!amben, ohines sans #ins- 0otes sur la politi.ue 0Par s) Payot R Civa!es, 1GGH1 HJ L H1# F Aobre estos debates, v"ase Aaul (riedlander, ed#, !robing the ,imits o# 1epresentation% 0a2ism and the 3)inal Solution4 02ambrid!e) :arvard 'niversity Press, 1GG$1Q y, más recientemente, 3ertrand S!ilvie, M2omparer lTincomparableO, ultitudes, no# F 0$JJ11) 1*J L II# K 5"ase ;ames 3ohman y Uilliam Ce!h, eds#, 5eliberative 5emocracy% 6ssays on 1eason and !olitics 02ambrid!e) M/@ Press, 1GGF1Q ;Vr!en :abermas, 7etween )acts and 0orms 02ambrid!e) M/@ Press, 1GGI1# G ;ames Achmitt, ed#, What is 6nlightenment8 6ighteenth9'entury :nswersand &wentieth9'entury ;uestions 03er4eley) 'niversity o% 2ali%ornia Press, 1GGI1# soberan a, en este caso, descansa sobre la creencia en que el su&eto es el amo y potentado autor de su propio desi!nio# La Aoberan a es de este modo de%inida como un doble proceso de autoDinstitución y de autoDlimitación 0%i&ando los propios l mites para uno mismo1# El e&ercicio de la soberan a, a su ve=, consiste en la capacidad de la sociedad para la autoDcreación recurriendo a instituciones inspiradas por espec %icas si!ni%icaciones sociales e ima!inarias#1J Esta lectura ri!urosamente normativa de la soberan a ha sido ob&eto de numerosas cr ticas, mismas que no ensayar" aqu #11 Mi inquietud son aquellas %i!uras de la soberan a cuyo proyecto central es no la querella por la autonom a, sino la generali2ada instrumentali2ación de la e<istencia humana y la destrucción material de los cuerpos y las poblaciones# ?ichas %i!uras de soberan a se hallan le&os de comportar una pie=a de prodi!iosa insania o la expresión de una ruptura entre los impulsos e intereses del cuerpo y los de la mente# Ain duda "stas, como los campos de exterminio, son lo que constituye el nomos del espacio pol tico en que aun vivimos# Más a.n, las experiencias contemporáneas de destrucción humana su!ieren que es posible desarrollar una lectura de la pol tica, de la soberan a y del su&eto, diversa de aquella heredada del discurso %ilosó%ico de la modernidad# En ve= de considerar a la ra=ón como la verdad del su&eto, podemos voltear hacia otras cate!or as %undacionales menos abstractas y más tan!ibles, tales como la vida y la muerte# Es para dicho proyecto si!ni%icativa la discusión de :e!el sobre la relación entre la muerte y el Mvolverse su&etoO# La posición de :e!el respecto de la muerte se centra en un concepto bipartida de ne!atividad# Primero, el humano nie!a a la naturale=a 0una ne!ación exteriori=ada a trav"s del es%uer=o humano por reducir a la naturale=a a sus propias necesidades1Q y se!undo, trans%orma el elemento ne!ado mediante el traba&o y la lucha# Al trans%ormar la naturale=a, el ser humano crea un mundoQ pero, en el proceso, tambi"n se encuentra expuesto a su propia ne!atividad# ?entro del paradi!ma he!eliano, la muerte humana es esencialmente voluntaria# Es la consecuencia de los ries!os concientemente asumidos por el su&eto# Acordando con :e!el, el animal que constituye el ser natural del su&eto humano es derrotado en estos ries!os# En otras palabras, el ser humano se vuelve un sujeto verdaderamente Westo es, separado del animalW en la lucha y el traba&o a trav"s del cual se con%ronta con la muerte 0entendida como la violencia de la ne!atividad1# Es a trav"s de esta con%rontación con la muerte que se proyecta en el incesante movimiento de la historia# 5olverse su&eto, por ende, supone acopiar el traba&o de la muerte# Acopiar el traba&o de la muerte es precisamente como :e!el de%ine la vida del Esp ritu# La vida del Esp ritu, dice, no es aquella vida atemori=ada por la muerte y que se reserva la destrucción, sino aquella vida que asume la muerte y vive con ella# El Esp ritu alcan=a su verdad .nicamente al hallarse a s mismo en absoluto desmembramiento#1$ La pol tica es, por ello, muerte que vive una vida humana# @al es, tambi"n, la de%inición del conocimiento absoluto y de la soberan a) arries!ar la entere=a de la propia vida# @ambi"n >eor!es 3ataille o%rece perspectivas cr ticas respecto de cómo la muerte da estructura a la idea de soberan a, a lo pol tico y al su&eto# 3ataille despla=a la 1J 2ornelius 2astoriadis, ,’institution imaginaire de la soci$t$ 0Par s ) Aeuil, 1GFH1 y )igures du pensable 0Par s ) Aeuil, 1GGG1# 11 5"ase, en particular, Paul >ilroy, &he 7lack :tlantic% odernity and 5ouble 'onciousness 02ambrid!e) :arvard 'niversity Press, 1GG*1, especialmente cap tulo $# 1$ >#U#(# :e!el, !henomenologie de l’espirit, trad# ;#P# Le%ebvre 0Par s ) Aubier, 1GG11# 5"ase tambi"n la cr tica de Alexande Bo&6ve, "ntroduction = la lecture de *egel 0Par s) >allimard, 1GEF1, especialmente el Ap"ndice //, MLTid"e de la mort dans la philosophie de :e!elOQ y >eor!es 3ataille, /uvres compl(tes >"" 0Par s ) >allimard, 1GKK1, especialmente X :e!el, la mort et le sacri%ice Y, *$I L EK# y X :e!el, lThomme et lThistorie Y, *EG DIG# concepción de :e!el sobre las vinculaciones entre la muerte, la soberan a y el su&eto en al menos tres maneras# Primero, interpreta a la muerte y a la soberan a como el paroxismo del intercambio y la superabundancia, o bien, para usar su propia terminolo! a, como e<ceso# Para 3ataille, la vida es carente tan sólo cuando la muerte ha tomado a su reh"n# La vida misma sólo existe en arrebatos y en intercambio con la muerte# 1* Ar!uye que la muerte es la putre%acción de la vida, la %etide= que es a un tiempo la %uente y la repulsiva condición de la vida# ?e este modo, aunque destruye lo que hab a de ser, oblitera lo que se supon a continuar comen=ando y reduce a la nada al individuo que lo tomaQ la muerte no se asienta en la pura aniquilación del ser# Más bien, esencialmente es autoDconcienteQ más incluso, es la más lu&uriosa %orma de vida, esto es, de e%usión y exhuberancia) un poder de proli%eración# @odav a más radicalmente, 3ataille extirpa a la muerte del hori=onte del si!ni%icado# Esto se da en contraste con :e!el, para quien nada está de%initivamente perdido con la muerteQ sin duda, la muerte as vista posee una !ran si!ni%icación como una v a hacia la verdad# En se!undo lu!ar, 3ataille ancla %irmemente a la muerte en el dominio del consumo absoluto 0la otra caracter stica de la soberan a1, en tanto que :e!el intenta mantener a la muerte dentro de la econom a del conocimiento y si!ni%icado absolutos# La vida más allá de la utilidad, dice 3ataille, es el dominio de la soberan a# Aiendo este el caso, la muerte es en consecuencia el punto en que la destrucción, la supresión y el sacri%icio constituyen un tan irreversible y radical consumo Wun consumo sin reservaW que no pueden ser más determinados como ne!atividad# La muerte es por ello el principio mismo del exceso, una anti9econom?a# As , la metá%ora de la lu&uria y del lujurioso car@cter de la muerte# En tercer lu!ar, 3ataille establece una correlación entre la muerte, la soberan a y la sexualidad# La sexualidad está inextricablemente vinculada a la violencia y a la disolución de las %ronteras del cuerpo y del s mismo por v a de los impulsos or!iásticos y excrementicios# 2omo tal, la sexualidad ataNe a dos %ormas de impulsos humanos polari=ados Wexcreción y apropiaciónW lo mismo que al r"!imen de los tab.es que los rodean#1E La verdad del sexo y de sus mortales atributos reside en la experiencia de la p"rdida de las %ronteras que separan a la realidad, a los acontecimientos y a los ob&etos %antaseados# Para 3ataille, la soberan a tiene pues muchas %ormas# Pero, ultimadamente, es el recha=o a aceptar los l mites que el temor a la muerte hubiera de hacer concernir al su&eto# El mundo soberano, ar!uye 3ataille, Mes el mundo en el que el l mite de la muerte ya se halla depuesto# La muerte se halla presente en "l, su presencia de%ine el mundo de la violencia, pero en tanto la muerte se presenta en "l está siempre all sólo para ser ne!ada, nunca para otra cosa# El soberano WconcluyeW es aquel que es como si la muerte no %ueraZ 7o tiene mayor consideración por los l mites de la identidad de la que tiene por los l mites de la muerte, o más bien ambos l mites son los mismosQ "l es la tras!resión de todos los tales l mites#O Puesto que el dominio natural de las prohibiciones incluye a la muerte, entre otras 0v#!#) sexualidad, obscenidad, excremento1, la soberan a requiere Mla %uer=a para violar la prohibición del asesinato, no obstante que esto ha de ser ba&o condiciones que las costumbres de%inan#O 9 contrariamente a la subordinación que se halla siempre enrai=ada en la necesidad y en la ar!Vida b.squeda por evadir a la muerte, la soberan a clama de%initivamente por el ries!o de esta misma#1H 1* 5"ase ;ean 3audrillard, MMuerte en 3atailleO, en 7ataille % : critical 1eader, ed# (red 3ottin! y Acott Uilson 0Sx%ord ) 3lac48ell, 1GGK1, especialmente 1*G L E1# 1E >eor!es 3ataille, Aisions o# 6<ceso% Selected Writings- BCDE F BCGC, trad# A Atoe4l 0Mineapolis) 'niversity o% Minnesota Press1, GE L GH# 1H (red 3ottin! y Acott Uilson, eds#, &he 7ataille 1eader 0Sx%ord) 3lac48ell, 1GGF1, *1K L 1G# 5"ase tambi"n >eor!es 3ataille, &he :ccursed Share% :n 6ssay on Heneral 6conomy, vol# 1, 'onsumption, trad# Mediante el tratamiento de la soberan a como la violación de las prohibiciones, 3ataille reabre la interro!ante sobre los l mites de lo pol tico# La pol tica, en este caso, no es el pro!resivo movimiento dial"ctico de la ra=ón# La pol tica sólo puede ser tra=ada como una trans!resión espiral, como esa di%erencia que desorienta la idea misma de l mite# Más espec %icamente, la pol tica es la di%erencia puesta en &ue!o mediante la violación del tab.#1I Biopoder y la relación de enemistad :abiendo presentado una lectura de la pol tica como el obrar de la muerte, paso ahora a la soberan a, expresada predominantemente como el derecho a matar# Para el propósito de mi ar!umento, relaciono la noción de (oucault de biopoder con otros dos conceptos) el estado de excepción y el estado de sitio#1F Examino aquellas trayectorias por las cuales el estado de excepción y la relación de enemistad se han convertido en la base normativa del derecho a matar# En tales instancias, el poder 0y no necesariamente el poder del Estado1 se re%iere continuamente y apela a la excepción, a la emer!encia y a la %iccionali=ada noción del enemi!o, para producir a los cuales "l mismo labora# En otras palabras, la pre!unta es) +2uál es la relación entre la pol tica y la muerte en aquellos sistemas que tan sólo pueden %uncionar en un estado de emer!encia, En la %ormulación de (oucault sobre el biopoder, "ste resulta %uncionar mediante la división de la !ente en aquellos que deben vivir y aquellos que deben morir# Sperando sobre la base de una escisión entre los vivos y los muertos, un poder tal se de%ine a s mismo en relación con un campo bioló!ico, del cual toma control y que se con%iere a s mismo# Este control presupone la distribución de la especie humana en !rupos, la subdivisión de la población en sub!rupos y el establecimiento de una cesura bioló!ica entre los unos y los otros# Es esto lo que (oucault etiqueta con el t"rmino 0a primera vista %amiliar1 de racismo#1K -ue la ra2a 0o para la cuestión, racismo1 %i!ure tan prominentemente en el cálculo del biopoder es enteramente &usti%icable# ?espu"s de todo, más aun que el pensamiento de clase 0la ideolo! a que de%ine a la historia como una lucha económica de clases1, la ra=a ha sido la sombra siempre presente en el pensamiento y en la práctica pol tica de Sccidente, especialmente cuando viene a ilustrar la inhumanidad con, o dominio sobre, la !ente %oránea# Ce%iri"ndose tanto a esta persistente presencia como al %antasmal mundo de la ra=a en !eneral, Arendt locali=a las ra ces de ambos en la pasmosa experiencia de la otredad y su!iere que la pol tica de la ra=a se encuentra en .ltima instancia vinculada con la pol tica de la muerte#1G /ndudablemente, en t"rminos de (oucault, el racismo atraviesa toda una tecnolo! a destinada a la permisión del e&ercicio del biopoder, Mese anti!uo y soberano derecho de muerte#O$J En la econom a del biopoder, la %unción del racismo es la de re!ular la distribución de la muerte y hacer posibles las %unciones asesinas del Estado# Es, se!.n dice, Mla condición para la aceptabilidad del disponer para la muerte#O$1 (ocault establece claramente que el derecho soberano de matar 0droit de glaive1 y los mecanismos del biopoder se encuentran inscritos en el modo como todos los Estados Cobert :urley 07e8 9or4) Zone 1GKK1 y 6rotism% 5eath and Sensuality, trad# Mary ?al8ood 0Aan (rancisco) 2ity Li!hts, 1GKI1# 1I 3ataille, :ccursed Share, vol# $, &he *istory o# 6roticismQ vol# * Sovereignity# 1F Aobre el estado de sitio, v"ase Achmitt, ,a dictature, cap tulo I# 1K 5"ase (oucault, "l #aut d$#endre la soci$t$, HF L FED 1G MLa ra=a es, pol ticamente hablando, no el principio de la humanidad, sino su t"rminoZ, no el natural nacimiento del hombre, sino su arti%icial de%unción#O Arendt, /rogins o# &otalitarism, 1HF# $J (oucault, "l #aut d$#endre la soci$t$, $1E# $1 (oucault, "l #aut d$#endre la soci$t$, $$K# modernos operanQ$$ sin duda, pueden ser vistos como elementos constitutivos del poder del Estado en la modernidad# ?e acuerdo con (oucault, el estado 7a=i %ue el más cabal e&emplo de un Estado e&erciendo el derecho a matar# El Estado, ale!a, hi=o a la administración, protección y cultivo de la vida coextensivos con el derecho soberano a matar# Por extrapolación bioló!ica sobre el tema del enemi!o pol tico, al or!ani=ar la !uerra en contra de sus adversarios y, al mismo tiempo, exponer a sus propios ciudadanos a la !uerra, el Estado 7a=i resulta verse como aquel que sentó el camino para una %ormidable consolidación del derecho a matar, que culminó con el proyecto de la Msolución %inal#O Al hacer esto, se convirtió en el arquetipo de una %ormación de poder que combinó las caracter sticas del Estado racista, el Estado asesino y el Estado suicida# Ae ha ar!umentado que el completo amal!amamiento de la !uerra y la pol tica 0y el racismo, el homicidio y el suicidio1, hasta que "stas resultan indistin!uibles la una de la otra, le es exclusivo al Estado 7a=i# La percepción de la existencia del Stro como una tentativa en mi vida, como una mortal treta o un peli!ro absoluto cuya eliminación bio% sica %ortalecer a mi potencial para vivir y mi se!uridad, esto, su!iero, es uno de los muchos ima!inarios de la soberan a que le son caracter sticos tanto a la temprana como a la tard a modernidad misma# El reconocimiento de esta percepción, en !ran medida, subyace a las más de las cr ticas tradicionales de la modernidad, ya traten con el nihilismo y su proclama de la voluntad de poder como la esencia del ser, ya con la rei%icación entendida como el volverse9sujeto del ser humano, o ya con la subordinación de todo a la ló!ica impersonal y al reino de la calculabilidad y la racionalidad instrumental#$* Ain duda, desde una perspectiva antropoló!ica, lo que estas cr ticas impl citamente impu!nan es una de%inición de la pol tica como una relación b"lica por excelencia# Asimismo desa% an a la idea de que, por necesidad, el cálculo de la vida pasa a trav"s de la muerte del Stro, o de que la soberan a consiste en la voluntad y en la capacidad para matar en orden a vivir# @omando una perspectiva histórica, cierto n.mero de analistas han ar!Vido que las premisas materiales de la exterminación na=i han de ser halladas en el imperialismo colonial, por un lado y, por el otro, en la seriali=ación de los mecanismos t"cnicos para disponer a la !ente para la muerte Lmecanismos desarrollados entre la Cevolución /ndustrial y la Primera >uerra Mundial# Ae!.n En=o @raverso, las cámaras de !as y los hornos %ueron la culminación de un lar!o proceso de deshumani=ación e industriali=ación de la muerte, uno de los ras!os ori!inales por los que hab a de inte!rarse la racionalidad instrumental a la racionalidad productiva y administrativa del Mundo Sccidental Moderno 0la %ábrica, la burocracia, la prisión, la milicia1# :abi"ndose mecani=ado, la e&ecución seriali=ada se trans%ormó en un procedimiento puramente t"cnico, impersonal, silencioso y rápido# Este desarrollo %ue asistido en parte por los estereotipos y por el %lorecimiento de un racismo basado en clases que, al trasladar los con%lictos sociales del mundo industrial a t"rminos raciales, terminó comparando a las clases obreras y a la M!ente apátridaO del mundo industrial con los Msalva&esO del mundo colonial#$E En realidad, los v nculos entre la modernidad y el terror brotan de m.ltiples %uentes# Al!unos pueden hallarse en las prácticas pol ticas del anti!uo r"!imen# ?esde esta perspectiva, la tensión entre la pasión del p.blico por la san!re y las nociones de &usticia y de ven!an=a es cr tica# (oucault muestra en Aigilar y 'astigar 0Surveiller et punir, 1GFH1 cómo la e&ecución del aspirante a re!icida ?amián se prolon!ó cuatro horas, en !ran medida para satis%acción de la multitud#$H 3ien conocida es la lar!a procesión de $$ $* (oucault, "l #aut d$#endre la soci$t$, $$F L *$# 5"ase ;Vr!en :aberlas, &he !hilosophical 5iscourse o# odernity% &welve ,ectures, trad# (riedric4 ># La8rence 02ambrid!e) M/@ Press, 1GKF1, especialmente caps# *, H, I# $E En=o @raverso, ,a violence na2ie% Une g$n$alogie europ$ene 0Paris ) La (abrique Editions, $JJ$1# $H Michel (oucault, 5iscipline and !un?s% &he 7irth o# the !rision 07e8 9or4) Pantheon, 1GFF1# los condenados a trav"s de las calles previamente a su e&ecución, la %usti!ación de las partes del cuerpo Wun ritual que se convirtió en ras!o estándar de la violencia popularW y la %inal la exhibición de una cabe=a masacrada montada en una estaca# En (rancia, el advenimiento de la !uillotina marca una nueva %ase en la Mdemocrati=aciónO de los medios para disponer de los enemi!os del Estado# /ndudablemente, esta %orma de e&ecución que una ve= %uera prerro!ativa de la noble=a es as extendida a todos los ciudadanos# En un contexto en el que la decapitación es considerada menos de!radante que la horca, las innovaciones en la tecnolo! a del asesinato se orientan no sólo hacia la Mcivili=aciónO de los modos de matar# @ambi"n aspiran a disponer de un !ran n.mero de v ctimas en un relativamente breve lapso# Al mismo tiempo, emer!e una nueva sensibilidad cultural en la que asesinar al enemi!o del Estado es una prolon!ación l.dica# 'na más ntima, más l.brica, y exi!uamente aparecen nuevas %ormas de crueldad# Pero en nin!una parte resulta tan mani%iesto el amal!amamiento de ra=ón y terror como en la Cevolución (rancesa#$I ?urante la Cevolución (rancesa, el terror es interpretado como una parte casi necesaria de la pol tica# Ae proclama la existencia de una transparencia absoluta entre el Estado y el Pueblo# 2omo cate!or a pol tica, Mel PuebloO es !radualmente despla=ado de realidad concreta a %i!ura retórica# 2omo ha mostrado ?avid 3ates, los teóricos del terror creen posible distin!uir entre las expresiones de aut"ntica soberan a y las acciones enemi!as# @ambi"n creen posible distin!uir entre el MerrorO del ciudadano y el McrimenO del contrarrevolucionario en la es%era pol tica# El terror, as , se torna un modo de seNalar aberración en el cuerpo pol tico, y la pol tica se lee lo mismo como la %uer=a móvil de la ra=ón y como la errante tentativa de crear un espacio en que el MerrorO pueda reducirse, la verdad exaltarse y el enemi!o pol tico ponerse a disposición de#$F (inalmente, el terror no se encuentra vinculado tan sólo a la utópica creencia en el irrestricto poder la ra=ón humana# @ambi"n está claramente relacionado con diversas narrativas de dominio y emancipación, las más de las cuales se hallan sostenidas por disquisiciones ilustradas de la verdad y del error, de lo MrealO y lo simbólico# Marx, por e&emplo, acopla a la labor$K 0el interminable ciclo de producción y consumo requerido para la manutención de la vida humana1 con el traba&o 0la creación de arte%actos perdurables que se aNaden al mundo de las cosas1# La labor es vista como el veh culo para la autoDcreación de la humanidad# La autoDcreación histórica de la humanidad misma es un con%licto de vida y muerte, esto es, un con%licto sobre qu" sendas debieran conducir a la verdad de la historia) el advenimiento del capitalismo y de la %orma de la materia prima y las contradicciones con ambas cosas asociadas# ?e acuerdo con Marx, con el arribo del comunismo y la abolición de las relaciones de intercambio, las cosas han de aparecer como son realmenteQ lo MrealO se presentará como es en s mismo de hecho, y las distinciones entre su&eto y ob&eto o ser y conciencia serán trascendidas# $G Pero al hacer depender la emancipación humana de la abolición de la producción de la materia prima, Marx desdibu&a las ante todo importantes divisiones entre el reino de la libertad humanamente labrada, el reino naturalmente determinado de la necesidad y lo contin!ente en la historia# $I 5"ase Cobert Uol4er, M2ontextuali=in! :e!elTs Phenomenolo!y o% the (rench Cevolution and the @errorO, !olitical &heory $I 01GGK1 ** L HH# $F ?avid U# 3ates, 6nlightenment :berrations% 6rror and 1evolution in )rance 0/thaca, 7#9#) 2ornell 'niversity Press, $JJ$1 cap# I# $K En este contexto, por labor se entiende el e&ercicio de la mano de obra, es decir, la actividad de los sectores operantes en la producciónQ este mismo sentido tendrá la expresión en lo que viene del texto# 07# del @#1 $G Bart Marx, 'apital% : 'riti.ue o# !olitical 6conomy, vol# * 0London) La8rence R Uishart, 1GKE1, K1F# 5"ase tambi"n 'apital, vol# 1, trad# 3en (o84es 0:armonds8orth, En!land) Pen!uin, 1GKI1, 1F$# La dedicación a la abolición de la producción de la materia prima y el sueNo del acceso directo y sin mediación a lo MrealO hace de estos procesos Wel cumplimiento de la as llamada ló!ica de la historia y la %abricación del !"nero humanoW procesos casi necesariamente violentos# 2omo enseNa Atephen Lou8, los principios básicos del marxismo clásico no de&an más alternativa que Mintentar introducir el comunismo por %iat*J administrativo, mismo que, en la práctica, si!ni%ica que las relaciones sociales deben ser %or=osamente deDcomerciali=adas [decommodi#ied\#O*1 :istóricamente, estos intentos han adquirido %ormas tales como la militari=ación laboral, el colapso de la distinción entre Estado y Aociedad, as como el terror revolucionario#*$ Podr a ar!Virse que pu!naban por la erradicación de la condición humana básica de la pluralidad# Ain duda, el advenimiento de la división de clases, el marchitamiento del Estado y el %lorecimiento de una voluntad verdaderamente !eneral presuponen una perspectiva de la pluralidad humana como el obstáculo superior para la %inal reali=ación de un predeterminado telos** de la :istoria# En otras palabras, el su&eto de la modernidad marxista es, %undamentalmente, un su&eto resuelto a probar su soberan a a trav"s del monta&e de una pelea a muerte# @al como con :e!el, la narrativa del dominio y la emancipación se encuentra aqu claramente vinculada a la narrativa de la verdad y la muerte# El terror y el asesinato se convierten en medios para la reali=ación del ya consabido telos de la historia# 2ualquier explicación histórica del sur!imiento del terror moderno necesita re%erir la esclavitud, que podr a ser considerada una de las primeras instancias de experimentación biopol tica# En muchos aspectos, la mera estructura del sistema de plantación y sus secuelas mani%iestan la emblemática y paradó&ica %i!ura del estado de excepción#*E Esta %i!ura es aqu paradó&ica por dos ra=ones# Primero, en el contexto de la plantación aparece la humanidad del esclavo como la per%ecta %i!ura de una sombra# /ndudablemente, la condición esclava resulta de una triple p"rdida) la p"rdida de un Mho!arO, la p"rdida de los derechos sobre su cuerpo y la p"rdida de su estatuto pol tico# Esta triple p"rdida se identi%ica con la absoluta dominación, la alienación natal y la muerte social 0en con&unto, expulsión de la humanidad1# Por cierto, como estructura pol ticoD&ur dica, la plantación es un espacio en que el esclavo pertenece al amo# 7o es una comunidad sino por la sola de%iniciónQ una comunidad implica el e&ercicio del poder del discurso y del pensamiento# 2omo dice Paul >ilroy, Mlos patrones extremos de la comunicación de%inidos por la institución de la esclavitud de la plantación dictan que recono=camos a las rami%icaciones antiDdiscursivas y extraDlin!V sticas del poder operante al modelarse los actos comunicativos# Puede no haber, despu"s de todo, reciprocidad en la plantación más allá de las posibilidades de rebelión y suicidio, de la hu da y del silencioso duelo, y ciertamente no hay unidad !ramatical de discurso para mediar la ra=ón *J Es decir, por un %allo autoritativo o decreto %or=oso que no cuenta necesariamente con sustento le! timo# 07# del @#1 *1 Atephen Lou8, M/n the Ahado8 o% the Pharaos) @he Militari=ation Labour ?ebate and 2lassical Marxist @heory,O 6conomy and Society 0$G1 $JJJQ $EJ# *$ Aobre la labor de militari=ación y la transición hacia el comunismo, v"ase 7i4olai 3u4harin, &he politics and 6conomics o# the &ransition !eriod, trad# Sliver (ield 0London) Coutled!e R Be!an Paul, 1GFG1Q y Leon @rots4y, &errorism and 'ommunism% : 1eply to Iart Iautsky 0Ann Arbor) 'niversity o% Michi!an Press, 1GI11# Aobre el colapso de la distinction entre Estado y Aociedad, v"ase Bart Marx, &he 'ivil War in )rance 0Mosco8) Pro!ress, 1GF$1Q y 5ladimir /lTich Lenin, Selected Works in &hree Aolumes, vol# $ 0Mosco8) Pro!ress, 1GFF1# Para una cr tica del Mterror revolucionarioO v"ase Maurice MerleauDPonty, *umanism and &error% :n 6ssa on the 'ommunist !roblem, trad# ;ohn ST 7eill 03oston) 3acon, 1GIG1# Para un más reciente e&emplo de Mterror revolucionarioO v"ase Ateve ;#Atern, ed#, Shining and /ther !aths% War and Society in !eru- BCJK9BCCL 0?irham, 7#2#)?u4e 'niversity Press, 1GGK1# ** ?el vocablo !rie!o telos, es decir, meta .ltima# 07# del @#1 *E 5"ase Aaidiya 5# :artman, Scenes o# Subjection% &error- Slavery and Sel#9 aking in 0ineteenth9'entury :merica 0Sx%ord) Sx%ord 'niversity Press, 1GGF1Q y Manuel Moreno (ra!inals, &he Sugarmill% &he Socioeconomic 'omple< o# Sugar in 'uba, BEMK9BJMK 07e8 9or4) Monthly Cevie8 Press, 1GFI1# comunicativa# En muchos sentidos, los habitantes de la plantación viven asincrónicamente#O*H 2omo instrumento laboral, el esclavo tiene un precio# 2omo propiedad, "l o ella tienen un valor# Au labor es requerida y usada# El esclavo es, en consecuencia, mantenido vivo pero en un estado de injuria, en un %antasmal mundo de horrores y de intensas crueldad y pro%anidad# El tenor violento de la vida del esclavo es mani%estado a trav"s de la disposición del capata= para comportarse cruel e intemperantemente, en el espectáculo de la a!on a in%li!ida al cuerpo del esclavo#*I La violencia, aqu , se convierte en un elemento en los modales,*F como el apalear o el arrebatar la vida misma del esclavo) un acto de capricho y de destrucción pura destinado a inducir terror#*K La vida esclava, en muchos casos, es una %orma de muerte en vida# 2omo Ausan 3uc4DMorss ha su!erido, la condición esclava produce una contradicción entre la libertad de propiedad [#reedom o# property\ y la libertad personal [#reedom o# person\# 'na relación desi!ual es establecida con la inequidad del poder sobre la vida# Este poder sobre la vida de otro adquiere la %orma del comercio) la humanidad de una persona es disuelta hasta el punto en que se vuelve posible decir que la vida del esclavo es pose da por el amo#*G Puesto que la vida del esclavo es como una McosaO pose da por otra persona, la existencia del esclavo resulta ser la per%ecta %i!ura de una sombra# A pesar del terror y del encadenamiento simbólico del esclavo, "l 0o ella1 mantiene perspectivas alternativas %rente al tiempo, al traba&o y al s mismo# Este es el se!undo elemento paradó&ico del mundo de la plantación como mani%estación del estado de excepción# Aiendo tratado como si no existiera ya más que como una somera herramienta y un instrumento de producción, el esclavo es capa=, sin embar!o, de acarrear casi cualquier ob&eto, instrumento, len!ua&e o !esto hacia un desempeNo y entonces estili=arlo# Al romper con el desarrai!o y el puro mundo de cosas del que tan sólo comporta un %ra!mento, el esclavo es capa= de demostrar las capacidades proteanasEJ del v nculo humano a trav"s de la m.sica y el cuerpo mismo que supon a ser pose do por otro#E1 Ai la relación entre la vida y la muerte, la pol tica de la crueldad y la simbólica de la pro%anidad son desdibu&adas en el sistema de plantación, es notable que en la colonia y ba&o el r"!imen de apartheidE$ resulte !estarse como una %ormación peculiar de terror sobre la que volver" ahora#E* La más ori!inal caracter stica de esta %ormación de terror es *H *I >ilroy, 7lack :tlantic, HF# 5"ase (rederic4 ?ou!lass, 0arrative o# the ,i#e o# )rederick 5ouglass- an :merican Slave- ed#, :ouston A# 3a4er 07e8 9or4) Pen!uin, 1GKI1# *F El t"rmino modales es utili=ado aqu para denotar los v nculos entre la cortes a social y el control social# ?e acuerdo con 7orbert Elias, los modales personi%ican lo que es Mconsiderado comportamiento socialmente aceptable,O los Mpreceptos de conducta,O y el marco com.n para la Mconvivencia#O &he *istory o# anners, vol# 1, &he 'ivili2ing !rocess, trad# Edmund ;ephcott 07e8 9or4) Panteón, 1GFK1, cap# $# *K M2uanto más %uerte !ritaba ella, más severamente la a=otaba "l, y en donde más rápido corriera la san!re, lo más lar!amente a=otaba all , dice ?ou!lass en su narración sobre el a=otamiento de su t a por parte de Mr# Plumier# ]l habr a de a=otarla para hacerla !ritar, a=otarla para hacerla clamar, y hasta no lle!ar a la %ati!a no habr a de cesar de blandir le láti!o ensan!rentadoZ Era un espectáculo de lo más cruento#O ?ou!lass, 0arrative o# the ,i#e, H1# Aobre el asesinato de esclavos por sorteo, v"ase IF L IK# *G Ausan 3ac4DMorss, M:e!el and :aitiO, 'ritical "n.uiry $I 0$JJJ1Q K$1 L II# EJ Celativas a Proteo, del mito !rie!o de los or !enes de la condición humana y animal# 07# del @#1 E1 Co!er ?# Abrahams, Singing the aster% the 6mergente o# :#rican :merican 'ulture in the !lantation South 07e8 9or4) Pantheon, 1GG$1# E$ Es decir, r"!imen de se!re!ación racial# 07# del @#1 E* En lo que si!ue, estoy al tanto del hecho de que las %ormas coloniales de soberan a %ueron siempre %ra!mentarias# Eran comple&as, Mmenos interesadas en la le!itimación su propia presencia y más excesivamente violentas que las %ormas Europeas#O /!ual de importante, Mlos Estado Europeos nunca tuvieron la intensión de !obernar los territorios con las mismas uni%ormidad e intensidad que aplicaban a sus propias poblaciones#O @# 3# :ansen y (inn Atepputat, M2uerpos Aoberanos) Mi!rantes y Estados en el la concatenación del biopoder, el estado de excepción y el estado de sitio# 2rucial para esta concatenación es, una ve= más, la ra=a#EE ?e hecho, las más de las veces la selección de ra=as, la prohibición de los matrimonios mixtos, la esterili=ación %or=ada o aun la exterminación de los pueblos vencidos tienen ocasión de probarse por ve= primera en el mundo colonial# Aqu vemos la primera s ntesis entre la masacre y la burocracia, encarnación de la racionalidad Sccidental#EH Arendt desarrolla la tesis de que existe un v nculo entre el nacionalDsocialismo y el imperialismo tradicional# ?e acuerdo con ella, la conquista colonial reveló un potencial para la violencia previamente desconocido# Lo que uno atesti!ua en la Ae!unda >uerra Mundial es la extensión de los m"todos previamente reservados para los Msalva&esO a los pueblos Mcivili=ados#O -ue las tecnolo! as que terminaron por producir el 7a=ismo pudieron haberse ori!inado en la plantación o en la colonia o que, por el contrario Wuna tesis de (oucault W, el 7a=ismo y el Estalinismo no hicieron más que ampli%icar una serie de mecanismos que ya exist an en las %ormaciones pol ticas y sociales de Europa Sccidental 0la subyu!ación del cuerpo, las re!ulaciones de salud, el ?ar8inismo social, la Eu!enesia, las teor as m"dicoDle!ales de la herencia, la de!eneración y la ra=a1 es, al %inal, irrelevante# 'n hecho prevalece sin embar!o) en el pensamiento %ilosó%ico moderno y en la práctica pol tica Europea y su ima!inario, la colonia representa el sitio en que la soberan a consiste %undamentalmente en el e&ercicio del poder %uera de la ley 0ab le!ibus solutus1 y en que la Mpa=O resulta propensa a adoptar el rostro de una M!uerra sin t"rmino#O Ain duda, a una perspectiva as corresponde la de%inición de soberan a de 2arl Achmitt al comien=o del si!lo veinte, a saber, el poder de decidir en el estado de excepción# Para evaluar propiamente la e%icacia de la colonia como una %ormación de terror, necesitamos dar un rodeo por el ima!inario Europeo mismo en cuanto se relaciona al asunto cr tico de la domesticación de la !uerra y la creación de un orden &ur dico Europeo 0Nus publicum 6uropaeum1# En la base de este orden se encontraban dos principios clave# El primero postulaba la i!ualdad &ur dica de todos los Estados# Esta i!ualdad se encontraba notablemente aplicada al derecho de emprender la guerra 0de tomar la vida1# El derecho a la !uerra si!ni%icaba dos cosas# Por un lado, matar o concluir la pa= se reconoc an como %unciones preeminentes de cualquier Estado# Esto iba de la mano del reconocimiento del hecho de que nin!.n Estado podr a e%ectuar proclama al!una %uera de sus %ronteras# Pero, a la inversa, el Estado no pod a reconocer autoridad que lo excediera al interior de sus propios l mites# Por el otro lado, el Estado, por su parte, se dio a la tarea de Mcivili=arO las maneras de matar y de atribuir ob&etivos racionales a este mismo acto# El se!undo principio está relacionado con la territoriali=ación del Estado soberano, esto es, con la determinación de sus %ronteras en el contexto de un recientemente impuesto orden !lobal# En este contexto, el Nus publicum asume rápidamente la %orma de una distinción entre, de un lado, aquellas partes del !lobo que se hallan disponibles para la apropiación colonial y, del otro, Europa misma 0en donde el Nus Mundo PostcolonialO ^0paper, $JJ$1# EE En &he 1acial State 0Malden, Mass) 3lac48ell, $JJ$1, ?avid @heo >oldber! aduce que a partir del si!lo diecinueve hay al menos dos tradiciones históricas en competencia de la racionali=ación racial) el naturismo 0basado en la proclama de una in%erioridad1 e historicismo 0basado en la proclama de una Minmadure=O histórica Wy en consecuencia MeducabilidadOW de los nativos1# En una conversación privada 0$* de A!osto del $JJ$1 adu&o que estas dos tradiciones se comportaban di%erente cuando hab an de versar sobre la soberan a, los estados de excepción y las %ormas del necropoder# Ae!.n su perspectiva el necropoder puede adquirir m.ltiples %ormas) el terror de la muerte de %actoQ o una %orma más MbenevolenteO, resultado de la cual es la destrucción de una cultura en orden a Msalvar a la !enteO de s misma# EH Arendt, /rigins o# &otalitarianism- 1KH L $$1# publicum hab a de e&ercer el dominio1#EI Esta distinción, como veremos, es crucial en t"rminos de evaluar la e%icacia de la colonia como una %ormación de terror# 3a&o el Nus publicum, una !uerra le! tima es, en !ran medida, una !uerra conducida por un Estado en contra de otro o, más precisamente, una !uerra entre Estados Mcivili=adosO# La centralidad del Estado en el cálculo de la !uerra deriva del hecho de que el Estado es el modelo de la unidad pol tica, un principio de or!ani=ación racional, la personi%icación de la idea de lo universal, as como un si!no moral# En el mismo contexto, las colonias resultan similares a las %ronteras# Ae hallan habitadas por Msalva&es#O Las colonias no se encuentran or!ani=adas en la %orma de un EstadoQ tampoco han creado un mundo humano# Aus e&"rcitos no %orman una entidad distinta, y sus !uerras no se e%ect.an entre e&"rcitos re!ulares# ]stos no implican la movili=ación de su&etos soberanos 0ciudadanos1 que se respetan entre s como enemi!os# 7o establecen una distinción entre los combatientes y los no combatientes o, nuevamente, entre Menemi!oO y criminal#OEF Es as posible concluir la pa= con ellos# En suma, las colonias son =onas en las que la !uerra y el desorden, las %i!uras internas y externas de lo pol tico, se sit.an lado con lado o alternan rec procamente# 2omo tales, las colonias son por excelencia la locación en que los controles y !arant as del orden &udicial pueden suspenderse Lla =ona en que la violencia del estado de excepción es dispuesta para operar en servicio de la Mcivili=ación#O -ue las colonias han de ser !obernadas en absoluta ile!alidad proviene de la radical dene!ación de un la=o com.n entre el conquistador y el nativo# A los o&os del conquistador, la vida salvaje es tan sólo otra %orma de vida animal, una hórrida experiencia, al!o a&eno más allá de la ima!inación o la comprensión# ?e hecho, de acuerdo con Arendt, lo que hace a los salva&es di%erentes del resto de los humanos es menos el color de su piel que el miedo que in%unde el que se comporten como una parte de la naturale=a, el que traten a la naturale=a como su indisputable patrono# La naturale=a permanece as , en toda su ma&estad, como una irre%renable realidad comparados con la cual %i!uran cuales espectros, irreales, %antasmales# Los salva&es son, por as decir, seres humanos MnaturalesO que carecen del carácter espec %icamente humano, de la realidad espec %icamente humana, Mde %orma que cuando los Europeos los masacraron no estaban al tanto, de cierto modo, de que comet an asesinato#OEK Por todas las ra=ones anteriores, el derecho soberano a matar no se halla su&eto a re!la al!una en las colonias# En las colonias, el soberano ha de matar en cualquier momento y de cualquier manera# La !uerra colonial no se halla su&eta a re!las le!ales e institucionales# En cambio, el terror colonial se entrela=a con %antas as y %icciones de salva&ismo y muerte colonialmente !eneradas para crear el e%ecto de lo real#EG La pa= no es necesariamente el producto de una !uerra colonial# ?e hecho, la distinción entre !uerra y pa= es inoperante# Las !uerras coloniales son concebidas como la expresión de una hostilidad absoluta que sit.a al conquistador en contra de un enemi!o absoluto# HJ @oda mani%estación de !uerra y hostilidad que ha sido mar!inada por un ima!inario le!al Europeo encuentra lu!ar para resur!ir en las colonias# Aqu , la %icción de una distinción entre los M%ines de la !uerraO y los Mmedios de la !uerraO colapsaQ asimismo la %icción de que la !uerra %unciona como un combate re!lamentariamente !obernado, en oposición a EI Etienne 3alibar, X Prol"!om6nes _ la souveranit" ) la %ronti6re, lTEtat, le peuple Y, ,es temps modernesI1J 0$JJJ1 ) HE L HH# EF Eu!ene 5ictor Ualter, &error and 1esistance% : Study o# !olitical Aiolence with 'ase Studies o# Some !rimitive :#rican 'ommunities 0Sx%ord) Sx%ord 'niversity Press, 1GIG1# EK Arendt, /rigins od &otalitarianism, 1G$# EG Para una consistente interpretación de este proceso, v"ase Michael @aussi!, Shamanism- 'olonialism and the Wild an% : Study in &error and *ealing 02hica!o) 'niversity o% 2hica!o Press, 1GKF1# HJ Aobre el Menemi!oO, v"ase ,’ ennemi, n.mero especial, 1aisons politi.ues, no# H 0$JJ$1# una mera carnicer a sin ries!o o &usti%icación instrumental# Ae vuelve %.til, en consecuencia, intentar resolver una de las intratables parado&as de !uerra que bien captó Alexandre Bo&6ve en su reinterpretación de la )enomenolog?a del 6sp?ritu) sus simultáneos idealismo y aparente inhumanidad#H1 Necropoder y la Tardía Ocupación Colonial Moderna Podrá pensarse que las ideas desarrolladas antes se relacionan con un pasado distante# En el pasado, indudablemente, las !uerras imperiales ten an de cierto el ob&etivo de destruir poderes locales, de instalar tropas y de instituir nuevos modelos de control militar sobre poblaciones civiles# 'n !rupo de auxiliares locales pod a asistir la administración de los territorios conquistados que se anexaban al imperio# Al interior del imperio, las poblaciones vencidas eran dotadas de un estatuto que consa!raba su ultra&e# ?entro de estas con%i!uraciones, la violencia constitu a la %orma ori!inal del derecho, y la excepción prove a la estructura de la soberan a# 2ada estadio del imperialismo envolv a tambi"n ciertas tecnolo! as clave 0la lancha caNonera, la quinina, las l neas del barco de vapor, los cables del tel"!ra%o submarino y las %errov as coloniales1#H$ La Scupación 2olonial misma %ue un asunto de requisa, de delimitación y de a%irmación de control sobre un área % sicoD!eo!rá%ica, una cuestión de tra=ar sobre el suelo un nuevo &ue!o de relaciones sociales y espaciales# La escritura de nuevas relaciones espaciales 0territoriali=ación1 %ue, al %in y al cabo, equivalente a la producción de %ronteras y de &erarqu as, de =onas y enclavesQ de la subversión de arre!los de propiedad existentesQ de la clasi%icación de la !ente de acuerdo con di%erentes cate!or asQ de la extracción de recursosQ %inalmente, de la manu%actura de una lar!a reserva de ima!inarios culturales# Estos ima!inarios dieron si!ni%icación a la promul!ación de derechos di%erenciales para di%erenciar cate!or as de !ente por di%erentes motivos al interior de un mismo espacioQ en resumen, el e&ercicio de la soberan a# El espacio era, de este modo, la materia prima de la soberan a y de la violencia que car!aba consi!o# Aoberan a si!ni%icaba ocupación, y ocupación si!ni%icaba rele!ar al coloni=ado a una tercera =ona entre sub&etualidad [subjecthood\ y ob&etualidad [objecthood\#H* @al %ue el caso del r"!imen de apartheid en Audá%rica# All , la municipalidad [township\HE %ue la %orma estructural y las tierras nativas [home lands\ se convirtieron en reservas 0bases rurales1 en que el %lu&o de la labor mi!ratoria pod a ser re!ulado y la urbani=ación A%ricana sometida a vi!ilancia#HH 2omo ha mostrado 3elinda 3o==oli, el municipio en particular era un sitio en que Mseveras opresión y pobre=a eran experimentadas sobre una base radical y de clase#OHI (ormación sociopol tica, cultural y económica, el municipio era una peculiar institución espacial cient %icamente planeada H1 H$ Bo&6ve, "ntroduction = la lectura de *egel# 5"ase ?aniel C# :eadric4, &he &ools o# the 6mpire% &echnology and 6uropean "mperialism in the 0ineteenth 'entury 07e8 9or4) Sx%ord 'niversity Press, 1GK11# H* Ae re%iere esto, pues, al carácter de ser un su&eto Wcorrespondiente en su más acabada expresión al conquistadorW en contraste con el de ser un ob&eto Wcorrespondiente al salva&eW, no siendo mero ob&eto el .ltimo por tener uso de moción propia y participación lin!V stica Llo que, empero, no menciona el autor del texto# 07# del @#1 HE En `%rica, los municipios o ayuntamientos a los que aqu se hace re%erencia ten an la estructura de distritos se!re!adosQ obs"rvese que la re%erencia a la MmunicipalidadO no está vinculada con los sistemas municipales de la especie del sistema de car!os, etc#, sino a localidades subordinadas y bloqueadas !obernadas por autoridades coloniales# 07# del @#1 HH Aobre municipalidad [township\, v"ase ># ># Maasdorp y A# A# 3# :umphreys, eds#, )rom Shantytown to township% :n 6conomic Study o# :#rican !overty in a South :#rican 'ity 02ape @o8n) /uta, 1GFH1# HI 3elinda 3o==oli, 3Why Were the BCJK’s O illenarian’8 Style- 1epertoire- Space and :uthority in South :#rica 7lack 'ities4- Nournal o# *istorical Sociology 1* 0$JJJ1) FG# para propósitos de control#HF El %uncionamiento de las tierras nativas y de los municipios conllevaba severas restricciones de producción para el mercado de ne!ros en áreas blancas, el acabóse de la propiedad territorial por parte de ne!ros salvo por áreas de reserva, la ile!ali=ación de la residencia de ne!ros en !ran&as de blancos 0salvo como siervos ba&o el empleo de "stos1, el control del in%lu&o humano y, más tarde, la dene!ación de la ciudadan a a A%ricanos#HK (rant= (anon describe la espaciali=ación de la ocupación colonial en v vidos t"rminos# Para "l, la ocupación colonial acarrea, primero y principalmente, una división del espacio en compartimientos# /nvolucra el establecimiento de l mites y de %ronteras internas personi%icadas por barracones y estaciones de polic aQ se encuentra re!ulada por el len!ua&e de la pura %uer=a, la inmediata presencia y la %recuente y directa acciónQ está establecida sobre el principio de le exclusividad rec proca#HG Pero lo más importante, es la manera misma en que el necropoder opera) MEl pueblo perteneciente a la !ente coloni=adaZ es un sitio de mala %ama, poblado por hombres de inicua reputación# Es all donde nacen sin importar dónde o cómoQ es all donde mueren sin que importe dónde o cómo# Es un mundo sin espacialidadQ los hombres viven ah el uno encima del otro# El pueblo nativo es un pueblo hambriento, privado de pan, de carne, de =apatos, de carbón, de lu=# El pueblo nativo es una aldea acuclillada, un pueblo sobre sus rodillas#O IJ En este caso, la soberan a si!ni%ica la capacidad de de%inir qui"n importa y qui"n no, quien se encuentra disponible y qui"n no# La tard aDmoderna ocupación colonial di%iere en muchos modos de la ocupación tempranaDmoderna, particularmente por lo que respecta a su combinación de lo disciplinario, lo biopol tico y lo necropol tico# La %orma me&or consumada de necropoder es la ocupación colonial de Palestina# Aqu , el Estado colonial deriva su principal proclama de soberan a y le!itimidad de la autoridad de su propia y particular narrativa de la historia y de la identidad# Esta narrativa se encuentra ella misma sustentada por la idea de que el Estado tiene un derecho divino a existirQ tal narrativa compite con otra por el mismo sa!rado lu!ar# Puesto que las dos narrativas son incompatibles y las dos poblaciones se encuentran inextricablemente entrela=adas, cualquier demarcación del territorio sobre la base de la pura identidad es casi imposible# 5iolencia y soberan a, en este caso, pre!onan una %undación divina) la pertenencia !rupal misma [peoplehood\ es %or&ada por el culto a una deidad, y la identidad nacional es ima!inada como una identidad en contra del Stro, de otras deidades#I1 La historia, la !eo!ra% a, la carto!ra% a y la arqueolo! a son supuestas para la sustentación de estas proclamas, li!ando casi, de este modo, a la identidad y a la topo!ra% a# 2omo consecuencia, violencia y ocupación coloniales se encuentran pro%undamente a%ian=adas por el sa!rado terror de la verdad y la exclusividad 0expulsión de masas, reacomodo de MapátridasO en campos de re%u!iados, establecimiento de nuevas colonias1# Al pie del terror de lo sa!rado están la constante excavación de huesos extraviadosQ la permanente remembran=a de un cuerpo des!arrado, exhumado en un millar de pie=as sin ser el mismoQ los l mites o, me&or, la imposibilidad de representarse uno al!.n Mcrimen ori!inalO, una inenarrable muerte) el terror del :olocausto#I$ HF HK 3o==oli, 3Why Were the BCJK’s O illenarian’84 5"ase :erman >iliomee, ed#, Up against the )ences% !asses and privileges in South :#rica 02ape @o8n) ?avid Philip, 1GKH1Q (rancis Uilson, igrant ,abour in South :#rica 0;ohannesbur!) 2hristian /nsitute o% Aouth A%rica, 1GF$1# HG (rant= (anon, &he Wretched o# the 6arth, trad# 2# (arrin!ton 07e8 9or4) >rove Ueiden%eld, 1GG11, *G# IJ (rant= (anon, &he Wretched o# the 6arth, *F L *G# I1 5"ase Ce!ina M# Ach8art=, &he 'urse o# 'ain% &he Aiolent ,egacy o# onotheism 02hica!o) 'niversity o% 2hica!o Press, 1GGF1# Para re!resar a la lectura espacial de (anon sobre la ocupación colonial, la tard aD moderna ocupación colonial en >a=a y el Uest 3an4 presenta tres caracter sticas principales en relación con la producción de la espec %ica %ormación de terror que he denominado necropoder# Lo primero es la dinámica de la %ra!mentación territorial, el acordonamiento y la expansión de los establecimientos# El ob&etivo de este proceso es doble) volver cualquier movimiento imposible e implementar separación a lo lar!o del modelo de Estado de apartheid# Los territorios ocupados son, merced a esto, divididos en una intrincada red de l mites internos y de diversas celdas aisladas# ?e acuerdo con Eyal Uei=mann, partiendo de la división planarI* de un territorio que abarca un principio de creación de %ronteras tridimensionales que atraviese los asentamientos soberanos, esta dispersión y se!mentación claramente rede%ine la relación entre la soberan a y el espacio#IE Para Uei=mann, estas acciones constituyen Mla pol tica de la verticalidad#O La %orma de soberan a resultante puede as ser llamada Msoberan a vertical#O 3a&o el r"!imen de una soberan a vertical, la ocupación colonial opera por medio de esquemas de sobreD y subDtránsito, una separación del espacio a"reo y del suelo# El suelo a su ve= es dividido en la corte=a y lo subterráneo# La ocupación colonial tambi"n ha sido dictaminada por la pura naturale=a del terreno y sus variaciones topo!rá%icas 0crestas y valles, montaNas y asentamientos de a!ua1# As , el terreno elevado o%rece venta&as estrat"!icas que no se hallan en los valles 0e%ectividad de la vista, autoDprotección, %orti%icación panóptica que !enera miras para diversos ob&etivos1# ?ice Uei=mann) MLos empla=amientos podr an ser vistos como dispositivos ópticos urbanos de vi!ilancia y de e&ercicio del poder#O 3a&o las condiciones de la tard aDmoderna ocupación colonial, la vi!ilancia se orienta tanto hacia el interior como hacia el exterior, el o&o act.a como un arma y viceversa# En ve= de la conclusiva división entre dos naciones al otro lado de una l nea %ronteri=a, Mla or!ani=ación del terreno particular del Uest 3an4 ha creado m.ltiples separaciones, %ronteras provisionales, que se relacionan entre s mediante la vi!ilancia y el control,O de acuerdo con Uei=mann# En estas circunstancias, la ocupación colonial no es tan sólo seme&an=a de control, vi!ilancia y separación, sino al par tanto como aislamiento# Es una ocupación cism@tica- pare&a a las l neas del urbanismo cismático caracter stico de la modernidad tard a 0enclaves suburbanos o comunidades cercadas1#IH ?esde un punto de vista in%raestructural, una %orma cismática de la ocupación colonial está caracteri=ada por una red de traba&o de v as de paso rápidas, as como t.neles que serpentean encima y por deba&o el uno del otro en orden a mantener el Mprincipio de exclusividad rec procaO (anoniano# ?e acuerdo con Uie=mann, Mlas v as de paso intentan separar las redes de traba&o israelitas de las de Palestina, pre%erentemente sin permitirles en modo al!uno cru=arse# En%ati=an, por ende, la superposición de dos !eo!ra% as separadas que habitan un mismo paisa&e# En los sitios en que estas redes de hecho se cru=an, una separación es creada de improviso# ?e lo más %recuente resulta que se caven pequeNas cal=adas de tierra para permitir a los palestinos pasar por deba&o de las I$ 5"ase Lydia (lem, ,’:rt et la m$moire des camps % 1epr$senter e<terminer, ed# ;eanDLuc 7ancy 0Par s ) Aeuil, $JJ11# I* En la teor a de !rá%icas, una !rá%ica planar es una tal que puede ser tra=ada sobre el plano de modo que no interseque arista al!una, esto es, que pueda ser MembebidoO en un plano# Ae le denomina tambi"n !ra%o plano# 07# del @#1 IE 5"ase Eyal Uei=man, M@he Politics o% 5erticalityO, open5emocracy 0Publicación en Ueb en 888#open?emocracy#net1, $H de Abril de $JJ$# IH 5"ase Atephen >raham# y Aimon Marvin, Splintering Urbanism% 0etworked "n#rastructures&echnological obility and the Urban 'ondition 0London) Coutled!e, $JJ11# rápidas, amplias carreteras sobre las que se apresuran camionetas israel es y veh culos militares entre los empla=amientos#OII 3a&o las condiciones de la soberan a vertical y la ocupación colonial cismática, las comunidades están separadas en un e&eDy# Esto conduce a una proli%eración de los %ocos de violencia# Los campos de batalla no se locali=an tan sólo sobre la super%icie de la tierra# Lo subterráneo, cono tambi"n el espacio a"reo, son trans%ormados en =onas de con%licto# 7o hay continuidad entre el suelo y el cielo# Aun, las %ronteras en el espacio a"reo se encuentran divididas en estratos superiores e in%eriores# Por todas partes se ve reiterada la simbólica de la cima 0qui"n está en la cima1# La ocupación de los cielos, por lo mismo, adquiere una importancia cr tica, dado que la mayor parte de la vi!ilancia se reali=a desde el aire# 5arias otras tecnolo! as son movili=adas para estos e%ectos) sensores a bordo de veh culos a"reos no tripulados 0'A5, unmaned air vehicles1, &ets de reconocimiento a"reo, tempranos aviones de alerta :a84eye, helicópteros de asalto, un sat"lite de observación terrestre, t"cnicas de Mholo!ramati=ación#O Matar se vuelve al!o diri!ido con precisión# @al precisión se combina con las tácticas medievales de sitio de !uerra adaptadas a la extensión descontrolada de los campos de re%u!iados# 'n orquestado y sistemático sabota&e de la in%raestructura social y urbana de las redes enemi!as complementa la apropiación de la tierra, del a!ua y de los recursos a"reos# 2r tica tambi"n para estas t"cnicas de inhabilitación del enemi!o es la demolición) derrumbe de casas y ciudadesQ tumba de árboles de olivoQ contaminación de tanques de a!ua con balasQ bombardeo e inter%erencia de las comunicaciones electrónicasQ excavación de v asQ destrucción de trans%ormadores el"ctricosQ desdibu&o de las pistas de los aeropuertosQ inhabilitación de transmisores de radio y televisiónQ despeNamiento de computadorasQ pilla&e de s mbolos pol ticoDburocráticos del Estado protoDPalestinoQ saqueo de equipo m"dico# En otras palabras, guerra in#raestructural#IF Mientras que el helicóptero de combate Apache se utili=a para patrullar el aire y matar desde las alturas, el demoledor armado 0el 2atrpillar ?DG1 es utlili=ado sobre el suelo como arma de !uerra e intimidación# En contraste con la tempranaDmoderna ocupación colonial, estas dos armas establecen la superioridad de las herramientas de alta tecnolo! a para el terror tard oDmoderno#IK 2omo resulta ilustrar el caso palestino, la tard aDmoderna ocupación colonial es una concatenación de m.ltiples poderes) el disciplinario, el biopol tico y el necropol tico# La combinación de los tres asi!na al poder colonial una dominación absoluta sobre los habitantes del territorio ocupado# El mismo estado de sitio es una institución militar# Permite la modalidad del asesinato que no distin!ue entre enemi!o interno y enemi!o externo# Poblaciones enteras son el ob&etivo del soberano# Los pueblos y villas sitiados son acordonados y extirpados del mundo# La vida diaria es militari=ada# La libertad le es dada a comandantes militares locales para usar su discreción respecto de cuándo y a qui"n disparar# El movimiento entre las celdas territoriales requiere permisos %ormales# Las instituciones locales son sistemáticamente destruidas# La población asediada es privada de sus medios de in!reso# El asesinato invisible se adhiere a las e&ecuciones mani%iestas# M !uinas de "uerra y #eteronomía II IF Uei=man, MPolitics o% 5erticality#O 5"ase Atephen >raham, Ma2lean @erritoryT) 'rbicide in the Uest 3an4,O open5emocracy 0publicación en la Ced en 888#open?emocracy#net1, F de A!osto de $JJ$# IK 2ompárese con la variedad de nuevas bombas que utili=ó E#'# durante la >uerra del >ol%o y en la >uerra de Bosovo, diri!idas espacialmente a hacer diluviar cristales de !ra%ito para deshabilitar del todo las estaciones de poder el"ctrico y distribución# ?espu"s de haber anali=ado las obras del necropoder ba&o las condiciones de la tard aDmoderna ocupación colonial, me !ustar a volver ahora sobra las !uerras contemporáneas# Les !uerras contemporáneas corresponden a un nuevo momento y di% cilmente pueden ser entendidas a trav"s de teor as pasadas de Mviolencia contractualO o tipolo! as de !uerra M&ustaO e Min&ustaO o aun del instrumentalismoIG de 2arl von 2lause8it=# ?e acuerdo con Zy!munt 3auman, las !uerras de la era de la !lobali=ación no incluyen la conquista, la adquisición y la toma del poder sobre un territorio entre sus ob&etivos# /dealmente, son asuntos de asesto y huida# El creciente intervalo entre los medios de alta y ba&a tecnolo! a de !uerra nunca %ue tan evidente como lo %ue en la >uerra del >ol%o y en la campaNa de Bosovo# En ambos casos, la doctrina de una Mirreprimible o decisiva %uer=aO %ue implementada en su totalidad !racias a la revolución tecnoló!icoDmilitar que ha multiplicado la capacidad para la destrucción en %ormas sin precedentes#FJ La !uerra a"rea, en lo que respecta a la altitud, a la artiller a, a la visibilidad y a la planeación es uno de los casos aqu seNalados# ?urante la >uerra del >ol%o, el uso combinado de bombas inteli!entes y de bombas revestidas con uranio empobrecido 0?', depleted uranium1, armas de alta tecnolo! a y lar!o alcance, sensores electrónicos, misiles !uiados por láser, bombas de municiones y de as%ixiamiento, modalidades de noDdetección,F1 veh culos a"reos autoDdiri!idos y cyberD inteli!encia hi=o mermar rápidamente las capacidades enemi!as# En Bosovo, la Mde!radaciónO de las capacidades serbias adoptó el carácter de una !uerra in%raestructural que seNali=ó y destruyó puentes, v as %"rreas, carreteras, redes de comunicación, depósitos de petróleo, plantas de cale%acción, estaciones de poder y sistemas de tratamiento hidráulico# 2omo podrá con&eturarse, la e&ecución de tal estrate!ia militar, especialmente combinada con la imposición de sanciones, resuelve en una parali=ación del sistema de manutención de la vida del enemi!o# El a.n perseverante daNo a la vida civil es particularmente e&emplar al respecto# Por e&emplo la destrucción del comple&o petroqu mico de Pancevo, a las a%ueras de 3el!rado, durante la campaNa de Bosovo, que Mde&ó las cercan as tan intoxicadas de cloruro de vinillo, de amonio, mercurio, na%ta y dioxina, que las mu&eres embara=adas %ueron impelidas a e%ectuar abortos y se advirtió a las mu&eres locales que deb an evadir el embara=o por dos aNos#OF$ Las !uerras de la era de la !lobali=ación, as , aspiran a %or=ar al enemi!o a la sumisión sin importar las consecuencias inmediatas, los e%ectos adyacentes y los MdaNos colateralesO de las acciones militares# En este sentido, las !uerras contemporáneas !uardan más seme&an=a con la estrate!ia de !uerra de los nómadas que con la de las naciones sedentarias o con las !uerras territoriales de la modernidad de Mconquista y anexión#O En palabras de 3auman) M:acen estribar su superioridad sobre la población coloni=ada en la velocidad de su propio movimientoQ su propia habilidad para descender de la nada sin ser detectados y volver a desvanecerse sin previo aviso, su capacidad para via&ar li!ero y no v"rselas con la clase de pertenencias que obstruyen la movilidad y el potencial de maniobra de la !ente sedentaria#OF* IG 5"ase Michael Ualter, Nust and Unjust War% : oral :rgument with *istorical "llustrations 07e8 9or4) 3asic boo4s, 1GFF1# FJ 3en&am n Ederin!ton y Michael ;# Ma=an, eds#, &urning !oint% &he World War and U+S+ ilitary Strategy 03oulder, 2olo#) Uestvie8, 1GGE1# F1 Ae re%iere a la capacidad de los aviones de combate o veh culos de !uerra que pueden pasar inadvertidos por los radares# El t"rmino en in!les es Mstealth capability#O 07# del @#1 F$ @homas U# Amith, M@he La8 o% Uar) Le!itimi=in! :iD@ech and /n%rastructural 5iolence,O "nternational Studies ;uarterly EI 0$JJ$1) *IF# Aobre /ra4, v"ase ># L# Aimons, &he Scourging o# "ra.% Sanctions- ,aw and 0atural Nustice, $b ed# 07e8 9or4) At# MartinTs, 1GGK1Q v"ase tambi"n A# Ahehabaldin y U# M# Lau!hlin ;r#, MEconomic Aanctions a!ainst /raq) :uman and economic 2osts,O "nternational Nournal o# *uman 1ights *, no# E 0$JJJ1) 1 L 1K# Este nuevo momento es uno de movilidad !lobal# 'na caracter stica importante de la era de la movilidad !lobal es que las operaciones militares y el e&ercicio del derecho a matar no son más el solo monopolio de los Estados, y que el Me&"rcito re!ularO no es más la .nica modalidad para llevar a e%ecto estas %unciones# La proclama de suprema o .ltima autoridad en un espacio pol tico particular no tiene lu!ar %ácilmente# En ve= de esto, un remiendo de incompletos y traslapados derechos a !obernar emer!e, inextricablemente superpuesto y enmaraNado, en que di%erentes instancias de %acto &ur dicas son !eo!rá%icamente entrete&idas y en que las %iliaciones plurales, su=eran asFE asim"tricas y los enclaves abundan#FH En esta or!ani=ación heterónoma de derechos y proclamas territoriales, tiene poco sentido insistir sobre la distinción entre los dominios pol ticos MinternoO y MexternoO, separados claramente por %ronteras demarcadas# @omemos a `%rica como e&emplo# Aqu , la econom a pol tica, ya ba&o la condición de Estado [statehood\, cambió dramáticamente en el .ltimo cuarto del Ai!lo 5einte# Muchos Estados A%ricanos no pueden más proclamar un monopolio sobre la violencia y sobre las medidas de coerción al interior de su territorio, ni aun más sobre sus con%ines territoriales# La coerción misma se ha vuelto una mercader a# El poder militar humano es comprado y vendido en un mercado en que la identidad de los proveedores y los consumidores si!ni%ica básicamente nada# Las milicias urbanas, los e&"rcitos privados, los e&"rcitos de patrones locales, las %irmas privadas de se!uridad y los e&"rcitos de Estado proclaman, todos ellos, el derecho a e&ercer la violencia o a matar# Los Estados colindantes o los movimientos rebeldes alquilan e&"rcitos a los Estados pobres# Los e&ecutores de la violencia, carentes de Estado, aportan dos recursos coactivos cr ticos) mano de obra y minerales# 2ada ve= más, la mayor a de los e&"rcitos se hallan compuestos por soldados civiles, por niNos soldados, mercenarios y corsarios [privateers\#FI Al lado de los e&"rcitos ha emer!ido en consecuencia lo que, si!uiendo a ?eleu=e y a >uatari, podr amos denominar [email protected] de guerra#FF Las máquinas de !uerra se componen de se!mentos de hombres armados que se separan o se %usionan dependiendo de las tareas a desempeNar y de las circunstancias# Polimor%as y di%usas or!ani=acionesQ las máquinas de !uerra se caracteri=an por su capacidad para la metamor%osis# Au relación con el espacio es móvil# A veces, !o=an de comple&os v nculos con las %ormas de Estado 0desde la autonom a hasta la incorporación1# El Estado debe, por sus propios medios, F* Zy!munt 3auman, MUars o% the >lobali=ation Era,O 6uropean Nournal o# Social &heory E, no# 1 0$JJ11) 1H# MCemotos como se encuentran de sus aob&etivosT, alar!ándose por sobre aquellos a quienes !olpean demasiado rápido para atesti!uar la devastación que causan y la san!re que derraman, los pilotos convertidos en operadores de computadora di% cilmente tienen oportunidad de mirar a sus v ctimas de %rente y de sondear la miseria humana que han sembrado,O adhiere 3auman# MLos militares pro%esionales de nuestro tiempo no miran cadáveres ni heridas# :an de dormir bienQ sin car!os de conciencia que los manten!an despiertosO 0$F1# 5"ase tambi"n MPenser la !uerre au&ourdThui,O 'ahiers de la Ailla Hillet no# 1I 0$JJ$1 ) FH L 1H$# FE MAu=eraintyO, su=eran a es un vocablo que re%iere la situación pol tica de una re!ión o sociedad que rinde tributo a una entidad más poderosa, misma que, mientras le permite a su tributante una restrin!ida autoridad dom"stica, domina sin embar!o los asuntos internacionales de este .ltimo# Proviene del anti!uo %ranc"s suserain, que se compondr a de sus, desde aba&o, y souverain, soberano) mirar a un soberano desde aba&o, probablemente# 07# del @#1 FH Achille Mbembe, MAt the Ed!e o% the Uorld) 3oundaries, @erritoriality, and Aoverei!nity in A%rica,O !ublic 'ulture 1$ 0$JJJ1) $HG L KE# FI En la ley internacional, los McorsariosO [privateers\ son de%inidos como Membarcaciones pertenecientes a dueNos privados que nave!an ba&o una comisión de !uerra que otor!a poderes a los mismos para llevar a cabo acciones de hostilidad permisibles en el mar por los usos de la !uerra#O 9o utili=o el t"rmino aqu para re%erirme a las %ormaciones armadas que act.an independientemente de cualquier or!ani=ación pol tica o sociedad, en la b.squeda de intereses privados, sea esto ba&o la máscara del Estado o no# 5"ase ;anice @homson, ercenaries- !irates- and Sovereigns, 0Princeton, 7# ;#) Princeton 'niversity, 1GGF1# FF Pilles ?eleu=e y (elix >uatari, 'apitalismo et schi2ophrenie 0Par s ) Editions de minuit, 1GKJ1, E*E L H$F# trans%ormarse en una máquina de !uerra# ?ebe, más aun, apropiarse de una máquina de !uerra existente o colaborar en la creación de una# Las máquinas de !uerra %uncionan tomando prestado de los e&"rcitos re!ulares y al par incorporando nuevos elementos bien adaptados al principio de se!mentación y desterritoriali=ación# Los e&"rcitos re!ulares, en cambio, deben asimismo apropiarse de al!unas de las caracter sticas de las máquinas de !uerra# 'na máquina de !uerra combina una pluralidad de %unciones# Posee las particularidades de una or!ani=ación pol tica y una compaN a mercantil# Spera a trav"s de la captura y la depredación y puede incluso acuNar su propia moneda# En orden a impulsar la extracción y la exportación de recursos naturales locali=ados en el territorio que controlan, las máquinas de !uerra %or&an conexiones directas con redes trasnacionales# Las máquinas de !uerra emer!ieron en `%rica durante el .ltimo cuarto del Ai!lo 5einte en directa relación con la erosión de la capacidad del Estado postcolonial para construir los cimientos económicos de la autoridad pol tica y del orden# Esta capacidad involucra elevar los in!resos y comandar y re!ular el acceso a los recursos naturales al interior de un territorio bien de%inido# A mediados de la d"cada de 1GFJ, cuando la habilidad del Estado para mantener esta capacidad comen=ó a erosionarse, emer!ió all un bien de%inido v nculo entre la inestabilidad monetaria y la %ra!mentación espacial# En la d"cada de 1GKJ, la brutal experiencia de la p"rdida espontánea del valor del dinero se volvió más un lu!ar com.n, yendo varios pa ses a parar en ciclos de hiperin%lación 0la cual involucraba maniobras tales como el reempla=o de una divisa1# ?urante las .ltimas d"cadas del Ai!lo 5einte, la circulación monetaria tuvo su in%lu&o sobre el Estado y la sociedad en al menos dos maneras di%erentes# Primero, hemos visto !eneralmente un a!otamiento de los activos disponibles y su !radual concentración a lo lar!o de ciertos canales, estando el acceso a los mismos su&eto a condiciones crecientemente draconianas# 2omo resultado, el n.mero de individuos provistos de los medios materiales para controlar subordinados mediante la creación de deudas ha decrecido abruptamente# :istóricamente, capturar y su&etar subordinados a trav"s del mecanismo del endeudamiento han sido siempre un aspecto central tanto de la producción del pueblo como de la constitución del la=o pol tico#FK @ales la=os %ueron cruciales en la determinación del valor de las personas y en la estimación de su utilidad# 2uando su valor y utilidad no resultaban probados, pod an entonces ser despachados como esclavos, peones o clientes# Ae!undo, la a%luencia controlada y la su&eción de los movimientos monetarios alrededor de las =onas en que ciertos recursos espec %icos son extra dos ha hecho posible la %ormación de econom?as de enclave y ha virado el vie&o cálculo entre la !ente y las cosas# La concentración de actividades, conectada con la extracción de recursos valiosos alrededor de estos enclaves, ha tornado a los enclaves, a su ve=, en espacios privile!iados de !uerra y muerte# La !uerra misma es alimentada por las ventas crecientes de los productos extra dos#FG 7uevas vinculaciones, en consecuencia, han emer!ido entre el acometimiento de la !uerra, las máquinas de !uerra y la extracción de recursos#KJ Las máquinas de !uerra están implicadas en la constitución de econom as locales o re!ionales FK ;oseph 2# Millar, Way o# 5eath% erchant capitalism and the :ngolan Slave &rade, BEGK F BJGK 0Madison) 'niversity o% Uisconsin Press, 1GKK1, especialmente caps# $ y E# FG 5"ase ;a44ie 2illiers y 2hristian ?ietrich, eds#, :ngola’s War 6conomy% &he 1ole o# /il and 5iamonds 0Pretoria) /nstitute %or Aecurity Atudies, $JJJ1# KJ 5"ase, por e&emplo, X Capport du >roupe dTexperts sur lTexploitation ill"!ale des ressources naturelles et autres richesses de la C"publique d"mocratique du 2on!o, Y Ceporte de las 7aciones 'nidas no# $c$JJ1c*HF, presentado por el Aecretario >eneral al 2onse&o de Ae!uridad, 1$ de Abril de $JJ1# 5"ase tambi"n Cichard Anyder, M?oes Lootable Uealth 3reed ?isorder, Atates, Ce!imes and the Political Economy o% ExtractionO 0art culo1# en !ran medida trasnacionales# En los más de los lu!ares, el colapso de las instituciones pol ticas %ormales ba&o la constricción de la violencia tiende a encaminar a la %ormación de econom as b"licas# Las máquinas de !uerra 0en el caso de milicias o movimientos rebeldes1 se convierten rápidamente en mecanismos de depredación altamente or!ani=ados, imponiendo impuesto a los territorios y a la población que ocupan y discurriendo sobre un ran!o de redes trasnacionales y diásporas que las proveen tanto del sustento material como %inanciero# Celacionada con la nueva !eo!ra% a de la extracción está la emer!encia de una %orma de !obierno nunca vista, que consiste en la administración de las multitudes# La extracción y el saqueo de los recursos naturales por parte de las máquinas de !uerra marcha de la mano de brutales intentos por inmovili=ar y su&etar espacialmente cate!or as enteras de !ente o, paradó&icamente, de desencadenarlas para %or=arlas a dispersarse sobre amplias re!iones a las que no contienen más los l mites territoriales del Estado# 2omo cate!or a pol tica, las poblaciones son desa!re!adas en rebeldes, niNos soldados, v ctimas o re%u!iados o civiles incapacitados por mutilaciones o simplemente masacrados ba&o el modelo de los anti!uos sacri%icios, mientras que los MsupervivientesO, despu"s de un hórrido "xodo, son con%inados a campos y a =onas de excepción#K1 Esta %orma de mentalidad !ubernamental es di%erente del precepto colonial#K$ Las t"cnicas de patrulla&e y disciplina, as como la elección entre obediencia y simulación que caracteri=aban al potentado colonial y postcolonial, están siendo !radualmente reempla=adas por una alternativa que es más trá!ica, puesto que es más extrema# Las tecnolo! as de la destrucción se han vuelto más táctiles, más anatómicas y sensoriales, en un contexto en que la elección versa sobre la vida y la muerte#K* Ai el poder consiste a.n en el r !ido control sobre los cuerpos 0o en su concentración en campos1, las nuevas tecnolo! as de la destrucción se ocupan menos de inscribir a los cuerpos en aparatos disciplinarios que de inscribirlos, lle!ado su tiempo, en el orden de la máxima econom a, ahora representada por la Mmasacre#O Aucesivamente, la !enerali=ación de la inse!uridad ha pro%undi=ado la distinción social entre aquellos que portan armas y aquellos que no 0lot de repatition des armes1# 2recientemente la !uerra no se acomete más entre e&"rcitos de dos naciones soberanas# Es acometida por !rupos armados que act.an tras la máscara del Estado en contra de !rupos armados que no tienen Estado pero que controlan territorios muy distintosQ ambas partes tienen por ob&etivo principal a las poblaciones civiles desarmadas u or!ani=adas en milicias# En los casos en que los disidentes armados no han tomado por completo el poder estatal, han provocado particiones territoriales y han triun%ado en controlar re!iones enteras que administran ba&o el modelo de %eudos, especialmente en donde existen depósitos de minerales#KE Las maneras de matar no var an mucho como tales# En el caso de las masacres en particular, los cuerpos ya sin vida son rápidamente reducidos al estatuto de esqueletos# Au mor%olo! a, de all en adelante, los inscribe en un re!istro de !eneralidad indi%erenciada) simples reliquias de una a!on a insepulta, vac as e insi!ni%icantes corporalidades, extraNos sedimentos sumer!idos en cruel estupor# En el caso del !enocidio de C8anda W K1 5"ase Loren 3# Landau, M@he :umanitarian :an!over) @ransnationali=ation o% >overnmental Practice in tan=aniaTs Ce%u!eeDPopulated Areas,O 1e#ugee Survey ;uarterly $1, no# 1 0$JJ$1) $IJ L GG, y especialmente $K1 L KF# K$ Aobre el precepto [commandement\ v"ase Achille Mbembe, /n the !ostcolony 03er4eley) 'niversity o% 2ali%ornia Press, $JJ11, caps# 1 L *# K* 5"ase Leisel @alley, Paul 3# Apie!el y Moha >ir!is, MAn /nvesti!ation o% /ncreasin! Mortality amon! 2on!olese Ce%u!ees in Lu!u%u 2amp, @an=ania, MayD;une 1GGG,O Nournal o# 1e#ugee Studies 1E, no# E 0$JJ11) E1$ L $F# KE 5"ase @ony :od!er, :ngola% )rom :#ro9Stalinism to !etro95iamond 'apitalism 0Sx%ord) ;ames 2urrey, $JJ11, cap# FQ Atephen Ellis, &he ask o# :narchy% &he 5estruction o# ,iberia and the 1eligious 5imension o# an :#rican 'ivil War 0London) :urst R 2ompany, 1GGG1# en el que diversos esqueletos %ueron cuando menos preservados en un estado visible, cuando no exhumadosW, lo que resulta alarmante es la tensión entre la petri%icación de los huesos y su extraNa %rialdad, por un lado, as como su pertina= voluntad de expresar, de si!ni%icar al!o, por el otro# En estos impávidos %ra!mentos de hueso parece no haber atara<ia) nada más que la ilusoria repu!na de una muerte que ya ha ocurrido# En otros casos en los que la amputación % sica reempla=a la muerte inmediata, la mutilación de los miembros abre la v a para el desarrollo de t"cnicas de incisión, ablación y extirpación que tienen tambi"n a los huesos como su ob&etivo# Las tra=as de esta ciru! a demi.r!ica persiste por lar!o tiempo en la %orma de %i!uras humanas que están vivas, eso es se!uro, pero cuya inte!ridad corporal ha sido suplantada por pie=as, %ra!mentos, plie!ues, aun hondas heridas que resultan di% ciles de cerrar# Au %unción es mantener, %rente a los o&os de la v ctima Wy de la !ente alrededor de ellaW, el mórbido escenario del suplicio# $obre Moción y Metal 5olvamos al e&emplo de Palestina, en donde dos ló!icas aparentemente irreconciliables se con%rontan entre s ) la lógica del martirio y la lógica de la supervivencia# Examinando estas ló!icas me !ustar a re%lexionar sobre los asuntos !emelos de la muerte y el terror, por un lado, y el terror y la libertad, por el otro# En la con%rontación de estas dos ló!icas no están el terror de un lado y la muerte del otro# @error y muerte se encuentran en el cora=ón de cada uno# 2omo nos hace recordar El as 2anetti, el sobreviviente es aquel que, habiendo pisado el sendero de la muerte, sabiendo de muchas muertes y hallándose en medio de los ca dos, está todav a vivo# S más precisamente, el sobreviviente es aquel que se ha en%rentado a un cuerpo entero de enemi!os y se las ha arre!lado no solamente para salir con vida, sino para matar a sus atacantes# Es por esto que, en !ran medida, la más ba&a manera de la supervivencia es el matar# 2anetti seNala que en la ló!ica de la supervivencia Mcada hombre es enemi!o de cualquiera otro#O @odav a más radicalmente, en la ló!ica de la supervivencia el horror del uno se convierte, ante la expectación de la muerte, en la satis%acción de que es otro el que está muerto# Es la muerte del otro, su presencia % sica en tanto cadáver, lo que hace al superviviente sentirse .nico# 9 cada enemi!o muerto hace al superviviente sentirse más se!uro#KH La ló!ica del martirio procede por dos l neas di%erentes# Es tipi%icada por la %i!ura del Mhombre bombaO, mismo que hace sur!ir cierto n.mero de pre!untas# +-u" di%erencia intr nseca existe entre matar con un helicóptero de misiles o un tanque y matar con el propio cuerpo, +Puede la distinción entre las armas para in%li!ir la muerte impedir el establecimiento de un sistema de intercambio !eneral entre la manera de matar y la manera de morir, El Mhombre bombaO no viste el uni%orme ordinario de un soldado y no exhibe arma al!una# El candidato para el martirio asedia a sus blancos) el enemi!o es una presa para la cual hay tendida una trampa# A este respecto resulta si!ni%icativa la locali=ación en que es tendida la emboscada) la parada del camión, la ca%eter a, la discoteca, el mercado, la caseta, la calle Len suma, los espacios de la vida diaria# El apresamiento del cuerpo es aNadido a la ubicación de la emboscada# El candidato a mártir trans%orma su cuerpo en una máscara que esconde el arma que está pronta a ser detonada# A di%erencia del tanque o del misil, que son claramente visibles, el arma que se porta ba&o la %i!ura del cuerpo resulta invisible# ?e este modo disimulada, KH 5"ase Elias 2anetti, 'rowds and !ower, trad# 2# Ate8art 07e8 9or4) (arrar Atras >iroux, 1GKE1, $$F L KJ# %orma parte del cuerpo# Es tan ntimamente una parte del cuerpo que en el momento de la detonación aniquila el cuerpo de su portador, que car!a con el cuerpo de otro cuando no los reduce a peda=os# El cuerpo no simplemente disimula un arma# El cuerpo es trans%ormado en un arma, no en un sentido meta%órico sino en uno verdaderamente bal stico# En esta situación va mi cuerpo de la mano con la muerte del Stro# El homicidio y el suicidio son acometidos en un mismo acto# 9 en un sentido amplio, resistencia y autoD destrucción son sinónimas# En consecuencia, impartir muerte es reducir al otro y reducirse a s mismo al estatuto de pie=as de inerte carne, esparcidas por doquiera y compiladas con di%icultad tras el enterramiento# En este caso, la !uerra es la !uerra del cuerpo a cuerpo 0guerre au corps9=9corps1# Para matar ha uno de acercarse lo más posible al cuerpo del enemi!o# ?etonar una bomba exi!e la resolución de una cuestión de distancia por medio de la obra de la proximidad y el disimulo# +2ómo habemos de interpretar esta manera de derramar san!re en la que la muerte no es simplemente aquella que es la m?a, sino que va siempre de la mano de la muerte del otro,,KI +en qu" se distin!ue la muerte in%li!ida por un tanque o un misil en un contexto en el que el precio de mi supervivencia se calcula en t"rminos de mi capacidad y disposición para matar a al!uien más, En la ló!ica del MmartirioO, la voluntad de morir está %usionada con la disposición para acarrear al enemi!o conti!o, esto es, con el cerrar la puerta a la posibilidad de la vida para cada uno# Esta ló!ica parece contraria a cierta otra que consiste en el deseo de la imposición de la muerte a los demás mientras que se preserva la propia vida# 2anetti describe este momento de supervivencia como un momento de poder# En un caso tal, el triun%o se desarrolla precisamente a partir de la posibilidad de estar ah cuando los otros 0en este caso el enemi!o1 no lo están más# @al es la ló!ica del hero smo como se entiende clásicamente) e&ecutar a los otros mientras se preserva la propia muerte a cierta distancia# En la ló!ica del martirio, una nueva semiosis del asesinato emer!e# ]sta no está basada necesariamente en la relación entre materia y %orma# 2omo ya he indicado, el cuerpo se convierte en el uni%orme mismo del mártir# Pero el cuerpo como tal no es solamente un ob&eto a prote!er ante el peli!ro y la muerte# El cuerpo en s mismo no tiene poder o valor al!unos# El poder y el valor del cuerpo provienen de un proceso de abstracción basado en el deseo de eternidad# En ese sentido, el mártir, habiendo establecido un momento de supremac a en que el su&eto se impone a su propia mortalidad, puede ser visto como laborando ba&o el presa!io del %uturo# En otras palabras, en la muerte resulta el %uturo colapsarse en el presente# En su deseo de eternidad, el cuerpo asediado pasa a trav"s de dos estadios# Primero, es trans%ormado en una mera cosa, en materia maleable# Ae!undo, la manera en que es dispuesto para la muerte Wel suicidioW alcan=a su más acabada si!ni%icación# La materia del cuerpo, o más bien la materia que es el cuerpo, es investida de las propiedades que no pueden ser deducidas de su carácter de cosa, sino tan sólo de un nomos trascendental %uera de "l# El cuerpo asediado se convierte en una pie=a de metal cuya %unción es, a trav"s del sacri%icio, traer a la vida eterna hacia el ser# EL cuerpo se duplica a s mismo y, en la muerte, "ste escapa literalmente al estado de sitio y ocupación# ?"&eseme explorar, como conclusión, la relación entre el terror, la libertad y el sacri%icio# Martin :eide!!er aduce que el MserDparaDlaDmuerteO del hombre es la condición decisiva de toda verdadera libertad humana#KF En otras palabras, uno es libre de vivir la propia vida tan sólo porque uno es libre de morir su propia muerte# En tanto que :eide!!er concede un estatuto existencial al MserDparaDlaDmuerteO y lo considera un acto KI KF Martin :eide!!er, 6tre et temps 0Par s ) >allimard, 1GKI1, $KG L *$$# :eide!!er, 6tre et temps# de libertad, 3ataille su!iere que Mel sacri%icio en realidad revela la nada#O 7o es simplemente la mani%estación absoluta de la ne!atividad# @ambi"n es comedia# Para 3ataille, la muerte revela el lado animal del su&eto, mismo que se re%iere además como el Mser naturalO del su&eto# MPara revelarse el hombre a s mismo en el %inal tiene que morir, pero tendrá que hacer esto mientras a.n vive, mirándose a s mismo cesar de existirO, adhiere# En otros t"rminos, el su&eto humano tiene que estar completamente vivo en el momento mismo de morir para apercibirse de su muerte, para vivir la impresión de estar muri"ndose de hecho# MEn un sentido es esto lo que sucede 0lo que al menos está en punto de acontecer, o lo que acontece de una manera elusiva y %u!itiva1, por medio de un subter%u!io, en el sacri%icio# En el sacri%icio, el sacri%icado se identi%ica con el animal que está a punto de la muerte# As , muere vi"ndose morir y, aun en cierto sentido, a trav"s de su propia voluntad de morir y al un sono con el arma del sacri%icio# dPero as va el &ue!oeO 9 para 3ataille, el &ue!o es más o menos el medio a trav"s del cual el su&eto humano Mvoluntariamente se en!aNa a s mismo#OKK +2ómo se relacionan las nociones de &ue!o y en!aNo con el Mhombre bombaO, 7o existe duda al!una de que en el caso de este suicida, el sacri%icio consiste en un espectacular disponer para la muerte del s mismo, de convertirse en su propia v ctima 0autoDsacri%icio1# El autoDsacri%icado procede a hacer toma de poder sobre su muerte y a abordarla de %rente# Este poder podr a derivarse de la creencia en que la destrucción del propio cuerpo no a%ecta la continuidad del ser# La idea es que el ser reside %uera de nosotros# El autoDsacri%icio consiste, aqu , en la abolición de una prohibición bipartida) aquella de la autoDinmolación 0suicidio1 y aquella del asesinato# A di%erencia de los sacri%icios primitivos, sin embar!o, no hay animal que sirva como sustituto de la v ctima# La muerte adquiere aqu el carácter de una tras!resión# Pero a di%erencia de la cruci%ixión, no tiene una dimensión expiatoria# 7o está relacionada con los paradi!mas he!elianos del presti!io y el reconocimiento# /ndudablemente una persona muerta no puede reconocer a su asesino o asesina, quien tambi"n habr a muerto# +/mplica esto que la muerte ocurre aqu como una pura aniquilación y una nader a, como exceso y escándalo, Ae lea desde la perspectiva del esclavismo o de la ocupación colonial, la muerte y la libertad se encuentran inextricablemente entrela=adas# 2omo hemos visto, el terror es una caracter stica de%initoria tanto del r"!imen esclavista como del tard oDmoderno colonial# Ambos re! menes son tambi"n instancias espec %icas y experiencias de carencia de libertad [un#reedom\# 5ivir ba&o la ocupación tard oDmoderna es experimentar una condición permanente de Mestar en a!on aOQ estructuras %orti%icadas, plantones militares y controles por todos ladosQ edi%icios que hacen resemblan=a de dolorosos recuerdos de humillación, interro!atorio y apaleamientoQ toques de queda que aprisionan a cientos, a miles en sus entumecidos ho!ares cada noche desde el crep.sculo hasta el albaQ soldados orinando en cercos, disparando a los tanques de a!ua por somera diversión, canturreando al viento consi!nas o%ensivas, aporreando %rá!iles puertas de lata para amedrentar a los niNos, con%iscando papeles o desperdi!ando basura a la mitad de las vecindades y residenciasQ !uardias %ronteri=os pateando puestos de verduras o clausurando áreas a caprichoQ huesos rotosQ disparos y %atalidades Luna cierta especie de demencia#KG En tales circunstancias, la disciplina de la vida y las necesidades de la penuria 0&uicio por muerte1 están marcadas por el exceso# Lo que conecta al terror, a la muerte y a la libertad es una noción e<t@tica de la temporalidad y la pol tica# El %uturo, aqu , puede aut"nticamente anticiparse, pero no en el presente# El presente mismo no es sino un momento de clarividencia Lclarividencia de una libertad que a.n no viene# La muerte en KK KG 3ataille, /uvres compl(tes, **I# Para lo que precede, v"ase Amira :ass, 5rinking the Sea at 'a2a% 5ays and 0ights in a ,and :nder Siege 07e8 9or4) :enry :olt, 1GGI1# el presente es la mediadora de la redención# Le&os de ser el encuentro con un l mite, de una %rontera o un t"rmino, es experimentada como Muna liberación del terror y el encadenamiento#OGJ 2omo hace notar >ilroy, esta pre%erencia de la muerte sobre la servidumbre continuada es una anotación sobre la naturale=a misma de la libertad 0o de su carencia1# Ai esta carencia es la naturale=a misma de lo que si!ni%ica para un esclavo o un conquistado el existir, la misma carencia es tambi"n precisamente la manera en que "l o ella da cuenta de su mortalidad# Ce%iri"ndose a la práctica de del suicidio individual o colectivo por parte de esclavos arrinconados por los mismos atracadores, >ilroy su!iere que la muerte, en este caso, puede ser representada como a!encia# G1 Pues la muerte es precisamente aquello de lo que y sobre lo que ten!o poder# Pero es tambi"n aquel espacio en que la libertad y la ne!ación operan# Conclusión En este ensayo he aducido que las %ormas contemporáneas de subyu!ación de la vida al poder y a la muerte 0necropol tica1 recon%i!ura pro%undamente las relaciones entre la resistencia, el sacri%icio y el terror# :e demostrado que la noción de biopoder es insu%iciente para dar cuenta de las %ormas contemporáneas de subyu!ación de la vida al poder de la muerte# Más a.n, he adelantado la noción de necropol tica y de necropoder para dar cuenta de las var as v as por las que, en nuestro mundo contemporáneo, las armas son utili=adas con miras a la máxima destrucción de personas y a la creación de mundos9 muertos, nuevas y .nicas %ormas de existencia social en que !randes poblaciones son su&etadas a condiciones de vida que les con%ieren el estatuto de muertos vivientes# Este ensayo tambi"n ha subrayado al!unas de las reprimidas topo!ra% as de la crueldad 0la plantación y la colonia en particular1 y ha su!erido que, ba&o las condiciones del necropoder, las l neas entre la resistencia y el suicidio, el sacri%icio y la redención, el martirio y la libertad, se desdibu&an# Achille Membe es investi!ador em"rito del /nstituto de /nvesti!aciones Aociales y Económicas en la 'niversidad de Uit8atersrand# Cecientes publicaciones incluyen Sobre la !ostcolonia 0$JJ11 y MModos A%ricanos de AutoDEscrituraO, 'ultura !Pblica 0/nvierno de $JJ$1# GJ G1 >ilroy, 7lack :tlantic, I*# Esto es, en tanto que participación activa, en contraste con la pura paciencia o receptividad# 07 del @#1
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