MARTÍN FIERROJosé Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) 1 Atención pido al silencio y silencio a la atenciónQue voy en esta ocasión, si me ayuda la memoria, a mostrarle que a mi historia le faltaba lo mejor. Viene uno como dormido cuando vuelve del desiertoVeré si a esplicarme acierto entre gente tan bizarra, y si al sentir la guitarra de mi sueño me despierto. Siento que mi pecho tiembla, que se turbia mi razón, y de la vigüela al son imploro a la alma de un sabio que venga a mover mi labio y alentar mi corazón. Si no llego a treinta y una de fijo en treinta me plantoY en esta confianza adelanto, porque recibí en mi mismo, con el agua del bautismo la facultá para el canto. Tanto el pobre como el rico la razón me la han de dary si llegan a escuchar lo que esplicaré a mi modo, digo que no han de reir todos, algunos han de llorar. Mucho tiene que contar el que tuvo que sufrir, y empezaré por pedir no duden de cuanto digo: pues debe creerse al testigo si no pagan por mentir. Gracias le doy a la Virgen, Gracias le doy al Señor, porque entre tanto rigor y habiendo perdido tanto, no perdí mi amor al canto ni mi voz como cantor. SEGUNDA PARTE Que cante todo viviente otorgó el Eterno PadreCante todo el que le cuadre como lo hacemos los dos, pues sólo no tiene voz el ser que no tiene sangre. Canta el pueblero...y es pueta, canta el gaucho... y ¡Ay Jesús! lo miran como avestruz, su inorancia los asombra; mas siempre sirven las sombras para distinguir la luz. El campo es del inorante. El pueblo del hombre estruidoYo que en el campo he nacido digo que mis cantos son, para los unos – sonidos, y para otros – intención. Yo he conocido cantores que era un gusto el escucharmas no quieren opinar y se divierten cantando; pero yo canto opinando que es mi modo de cantar. El que va por esta senda cuanto sabe desembuchay aunque mi cencia no es mucha, esto a favor previene: yo sé el corazón que tiene el que con gusto me escucha. Lo que pinta este pincel ni el tiempo lo ha de borrarNinguno se ha de animar a corregirme la plana; no pinta quien tiene gana sinó quien sabe pintar. Y no piensen los oyentes que del saber hago alardeHe conocido aunque tarde, sin haberme arrepentido que es pecado cometido el decir ciertas verdades. Pero voy en mi camino MARTÍN FIERRO y nada me ladiará, he de decir la verdá, de naides soy adulón, aquí no hay imitación esta es pura realidá. Y el que me quiera enmendar mucho tiene que saberTiene mucho que aprender el que me sepa escucharTiene mucho que rumiar el que me quiera entender. Más que yo y cuantos me oigan más que las cosas que tratan más que lo que ellos relatan mis cantos han de durarMucho ha habido que mascar para echar esta bravata. Brotan quejas de mi pecho, brota un lamento sentido; y es tanto lo que he sufrido y males detal tamaño, que reto a todos los años a que traigan el olvido. Ya verán si me despierto cómo se compone el bailey no se sorprenda naides si mayor fuego me anima; porque quiero alzar la prima como pa tocar al aire. Y con la cuerda tirante dende que ese tono elija, yo no he de aflojar manija mientras que la voz no pierda; si no se corta la cuerda o no cede la clavija. Aunque rompí el estrumento por no volverme a tentartengo tanto que contar y cosas de tal calibre, que Dios quiera que se libre el que me enseñó a templar. De nadie sigo el ejemplo, nadie a dirigirme vieneYo digo cuanto conviene, y el que en tal güeya se planta, José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) debe cantar cuando canta con toda la voz que tiene. He visto rodar la bola y no se quiere parar, al fin de tanto rodar me he decidido a venir a ver si puedo vivir y me dejan trabajar. Sé dirigir la mansera y también echar un pialsé correr en un rodeo, trabajar en un corralMe sé sentar en un pértigo lo mesmo que en un bagual. Y empréstenmé su atención si ansí me quieren honrar, de no, tendré que callar pues el pájaro cantor jamás se para a cantar en árbol que no da flor. Hay trapitos que golpiar, y de aquí no me levanto; escúchenmé cuando canto si quieren que desembucheTengo que decirles tanto que les mando que me escuchen. Déjenmé tomar un trago, estas son otras cuarenta, mi garganta está sedienta, y de esto no me abochornopues el viejo como el horno por la boca se calienta. MARTÍN FIERRO 2 Triste suena mi guitarra y el asunto lo requiereninguno alegrías espere sinó sentidos lamentos, de aquel que en duros tormentos nace, crece, vive y muere. Es triste dejar sus pagos y largarse a tierra agena llevándose la alma llena de tormentos y doloresmas nos llevan los rigores como el Pampero a la arena. Irse a cruzar el desierto lo mesmo que un foragido, dejando aquí en el olvido, como dejamos nosotros, su mujer en brazos de otro y sus hijitos perdidos. Cuántas veces al cruzar en esa inmensa llanura, al verse en tal desventura y tan lejos de los suyos se tira uno entre los yuyos a llorar con amargura. En la orilla de un arroyo solitario lo pasabaen mil cosas cavilaba, y a una güelta repentina se me hacía ver a mi china o escuchar que me llamaba. Y las aguas serenitas bebe el pingo trago a tragomientras sin ningún halago pasa uno hasta sin comer, por pensar en su mujer, en sus hijos y en su pago. Recordarán que con Cruz para el desierto tiramosEn la pampa nos entramos, cayendo por fin del viaje a unos toldos de salvajes, los primeros que encontramos. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) La desgracia nos seguía, llegamos en mal momentoEstaban en parlamento tratando de una invasión, y el indio en tal ocasión recela hasta de su aliento. S armó un tremendo alboroto cuando nos vieron llegarNo podíamos aplacar tan peligroso hervideronos tomaron por bomberos y nos quisieron lanciar. Nos quitaron los caballos a los muy pocos minutosEstaban irresolutos, quien sabe qué pretendíanPor los ojos nos metían las lanzas aquellos brutos. Y déle en su lengüeteo hacer gestos y cabriolasUno desató las bolas y se nos vino enseguidaYa no creíamos con vida salvar ni por carambola. Allá no hay misericordia ni esperanza que tenerEl indio es de parecer que siempre matar se debepues la sangre que no bebe le gusta verla correr. Cruz se dispuso a morir peliano y me convidóAguantemos, dije yo, el fuego hasta que nos quemeMenos los peligros teme quien más veces los venció. Se debe ser más prudente cuando el peligro es mayorsiempre se salva mejor andando con alvertencia, porque no está la prudencia reñida con el valor. Vino al fin el lenguaraz como a trairnos el perdónPágina 3 con alaridos que aterran. lo amenaza cara a cara y en su juria aquel maldito acompaña con su grito el cimbrar de la tacuara. Allí estaban vigilantes cuidándonos a porfía. Se vuelve aquello un incendio más feo que la mesma guerraEntre una nube de tierra se hizo allí una mezcolanza de potros. cuando roncar parecían “Güincá” gritaba cualquiera.“Güincá” repetía. indios y lanzas.MARTÍN FIERRO Nos dijo – “La salvación se la deben a un cacique. Pero el indio es dormilón y tiene un sueño projundoes roncador sin segundo. según yo me lo imaginoEra inmenso el remolino. Pegó al fin tres alaridos y ya principia otra danzaPara mostrar su pujanza y dar pruebas de ginete dio riendas rayando el flete y revoliando la lanza. y toda la fila entera “Güincá” . frente a cada indio se para. Parece un baile de fieras. y en tal confianza es su vida que ronca a pata tendida aunque se le dé güelta el mundo. De noche formaban cerco y en el centro nos poníanpara mostrar que querían quitarnos toda esperanza ocho o diez filas de lanzas alrededor nos hacían. Volvieron al parlamento a tratar de sus alianzas. pero toda la riunión lo escuchó con atención lo menos tres horas largas. Y aquella voz de uno solo que empieza por un gruñidollega hasta ser alarido de toda la muchedumbreY ansí adquieren la costumbre de pegar esos bramidos. Página 4 . Recorre luego la fila. y conforme les detallo hicieron cerco a caballo recostándose en las lanzas. o tal vez de las matanzas. las voces aterradoras- José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Hasta que al fin de dos horas se aplacó aquel torbellino. “Les ha dicho a los demás que ustedes queden cautivospor si cain algunos vivos en poder de los cristiano. Dentra al centro un indio viejo y allí a lengüetiar se largaQuien sabe qué les encarga. rescatar a sus hermanos con estos dos fugitivos”. A cada respuesta nuestra uno hace una esclamacióny luego en continuación aquellos indios ferocescientos y cientos de voces repiten el mismo son. qué caballos y armas tienen. quiénes las mandan. dónde están. Nos averiguaron todo como aquel que se previenePorque siempre les conviene saber las juerzas que andan. me manda que les esplique que se trata de un malón”. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Pero por más que uno sufra un rigor que lo atormente no debe bajar la frente nunca – por ningún motivoEl álamo es más altivo y gime constantemente. es audaz y vengativo. porque el mal nunca se sacia si el viento de la desgracia vuela las pajas del rancho. Mas quien manda los pesares manda también el consueloLa luz que baja del cielo alumbra al más encumbrao y hasta el pelo más delgao hace su sombra en el suelo. Se endurece el corazón. no teme peligro algunoPor encontrarlo oportuno allí juramos los dos respetar tan sólo a Diosde Dios abajo a ninguno. El indio pasa la vida robando o echao de panzaLa única ley es la lanza a que se ha de someterLo que le falta en saber lo suple con desconfianza. Fuimos a esconder allí nuestra pobre situación Página 5 . le dan un trato horrorosoEs astuto y receloso. hicimos como un bendito con dos cueros de bagual. pero también da ponzoña. y pasa como el carancho. Nos retiramos con Cruz a la orilla de un pajalPor no pasarlo tan mal en el desierto infinito. Es el destino del pobre un continuo zafarrancho. Y al que le toca la herencia donde quiera halla su ruinaLo que la suerte destina no puede el hombre evitarporque el cardo ha de pinchar es que nace con espina. No hay que pedirle favor ni que aguardar toleranciaMovidos por su ignorancia y de puro desconfiaos. El mal es árbol que crece y que cortado retoñaLa gente esperta o bisoña sufre de infinitos modosLa tierra es madre de todos. nos pusieron separaos bajo sutil vigilancia.MARTÍN FIERRO 3 De ese modo nos hallamos empeñaos en la partidaNo hay que darla por perdida por dura que sea la suerteni que pensar en la muerte sinó en soportar la vida. Fuera cosa de engarzarlo a un indio caritativoEs duro con el cautivo. nos trataban como agenoscomo dos años lo menos duró esta separación. No pude tener con Cruz ninguna conversación no nos daban ocasión. Mas todo varón prudente sufre tranquilo sus malesyo siempre los hallo iguales en cualquier senda que elijoLa desgracia tiene hijos aunque ella no tiene madre. Relatar nuestras penurias fuera alargar el asuntoLes diré sobre este punto que a los dos años recién nos hizo el cacique el bien de dejarnos vivir juntos. El que vive de la caza a cualquier vicho se atreve que pluma o cáscara llevepues cuando el hambre se siente José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) el hombre le clava el diente a todo lo que se mueve. cái el pájaro que trinatodo vicho que camina va a parar al asador.MARTÍN FIERRO aliviando con la unión aquel duro cautiveriotristes como un cementerio al toque de la oración. pues en aquellas andanzas perece el que se acoquina. cuando descansa. el bajo. Pues allí a los cuatro vientos la persecución se llevanadie escapa de la leva. Cuando es manso el ternerito en cualquier vaca se priendeEl que es gaucho esto lo entiende y ha de entender si le digo que andábamos con mi amigo como pan que no se vende. ejercitando la industriay siempre como la nutria viviendo a orillas del agua. segundo. Página 6 . El alimento no abunda por más empeño que se hagaLo pasa uno como plaga. el nido y la cueva. arrumbaos como cubijas cuando calienta el verano. se mantienen de mil modosPero el hombre en su acomodo es curioso de oservar: es el que sabe llorary es el que los come a todos. Guarecidos en el toldo charlábamos mano a manoÉramos dos veteranos mansos pa las sabandijas. cuando camina. En semejante ejercicio se hace diestro el cazadorCái el piche engordador. Debe el hombre ser valiente si a rodar se determina. y dende que la alba asoma ya recorre uno la loma. primero. Y aves y vichos y pejes. que enseña a cada animal a procurarse el sustento. En las sagradas alturas está el Maestro principal. y le brinda el alimento a todo ser racional. un cuernito de venao que se amarra en el garrón. les aseguro. en los caballos en pelos se vienen medio desnudos. El indio que tiene un pingo que se llega a distinguir. Por vigilarlo no come y ni aún el sueño conciliasólo en eso no hay desidia. si en el caso se han hallao. Debe atarse bien la faja quien aguardarlo se atreva. sin que sintiéramos nada se largaban a invadir. Su señal es un humito que se eleva muy arribaY no hay quien no lo aperciba con esa vista que tienenDe todas partes se vienen a engrosar la comitiva. Odia de muerte al cristiano. de ese cuidao es esclavoSe lo alquila a otro indio bravo cuando vienen a invadir. es su espuela en el malón. y aquellos indios cerdudos siempre llenos de recelos. lo cuida hasta pa dormir. gamas. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Marcha el indio a trote largo. de noche. venaoscuanto ha podido dentrar. viene en direción segura y jamás a su caprichoNo se les escapa vicho en la noche más oscura. atropella donde quiera y de asolar no se cansaDe su pingo y de su lanza toda salvación espera. De ese modo anda liviano. paso que rinde y que dura. Para pegar el malón el mejor flete procuranY como es arma segura vienen con la lanza sola. del león la temeridáPágina 7 . después de bien afilao. y como tiene alma grande no hay plegaria que lo ablande ni dolor que lo conmueva.MARTÍN FIERRO 4 Antes de aclarar el día empieza el indio a aturdir la pampa con su rugir. Tiene la vista del águila. y varios pares de bolas atados a la cintura. Es guerra cruel la del indio porque viene como fiera. para tenerlo seguro le hace cerco la familia. es fiero de condiciónNo golpea la compasión en el pecho del infiel. hace guerra sin cuartelPara matar es sin yel. no fatiga el mancarrón. lo estrechan con gran cuidao y agarran al aclarar ñanduces. y en alguna madrugada. Ansina se van juntando. hasta hacer esas riuniones que cáin en las invasiones en número tan crecidoPara formarla han salido de los últimos rincones. Primero entierran las prendas en cuevas como peludos. Caminan entre tinieblas con un cerco bien formao. y si no lo han observao tenganló dende hoy presenteque todo pampa valiente anda siempre bien montao. Por eso habrán visto ustedes. siempre mala intención lleva. ni cuando festeja ufano el triunfo en sus correríasLa risa en sus alegrías le pertenece al cristiano.MARTÍN FIERRO En el desierto no habrá animal que él no lo entiendani fiera de que aprienda un istinto de crueldá. parece que a todos ellos los ha maldecido Dios. con repunancia me acuerdoViven lo mesmo que el cerdo en esos toldos inmundos. Naides puede imaginar una miseria mayorSu pobreza causa horrorNo sabe aquel indio bruto José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) que la tierra no da fruto si no la riega el sudor. Es tenaz en su barbarie. Página 8 . El que envenenen sus armas les mandan sus hechicerasY como ni a Dios veneran nada a los pampas contieneHasta los nombres que tienen son de animales y fieras. Y son. no esperen verlo cambiar. ¡por Cristo bendito! lo más desasíaos del mundoesos indios vagabundos. El indio nunca se ría y el pretenderlo es en vano. Se cruzan por el desierto como un animal ferozDan cada alarido atroz que hace erizar los cabellos. el deseo de mejorar en su rudeza no cabeEl bárbaro sólo sabe emborracharse y peliar. Todo el peso del trabajo lo dejan a las mujeresEl indio es indio y no quiere apiar de su condición ha nacido indio ladrón y como indio ladrón muere. porque otros indios ladrones les suelen pelar la breva. Estas cosas y otras piores las he visto muchos años. como dijo un santiagueño. Son salvajes por completo hasta pa su diversiónpues hacen una junción que naides se la imagina. en celemínCuando riunen el botín juntando toda la hacienda. ya muy pocos quedan vivos. Y cada cual con lo suyo a sus toldos enderiesaLuego la matanza empieza tan sin razón ni motivo. no muestra el indio codicia. Su pretensión es robar. Vuelven locos de contento cuando han venido a la fijaAntes que ninguno elija. lo pasa por aí tendido volviendo a su haraganiarY entra la china a cueriar con un afán desmedido. recién le toca a la china el hacer su papelón. es cantidá tan tremenda que no alcanza a verse el fin. y esos bárbaros salvajes no podrán hacer más daño. Vuelven las chinas cargadas con las prendas en montónAflige esa destruciónacomodaos en cargueros llevan negocios enteros que han saquiao en la invasión. A veces a tierra adentro alguna punta se llevanpero hay pocos que se atrevan a hacer esas incursiones. Pero pienso que los pampas deben de ser los más rudosAunque andan medio desnudos ni su conveniencia entiendenPor una vaca que venden quinientas matan al ñudo. sin malicia. pero si yo no me engaño concluyó ese bandalaje. ninguna falta cometeSólo en esto se somete a una regla de justicia. los caciques más altivos están muertos o cautivos privaos de toda esperanzaY de la chusma y de lanza. Cuanto el hombre es más salvaje trata pior a la mujerYo no sé que pueda haber sin ella dicha ni goce¡Feliz el que la conoce y logra hacerse querer! Todo el que entiende la vida busca a su lao los placeresPágina 9 . empiezan con todo empeño. Aquello es un hervidero de pampas. Las tribus están desechas. no quedar en el pantanoVienen a tierra de cristianos como furia del infierno.MARTÍN FIERRO 5 Aquel desierto se agita cuando la invasión regresaLlevan miles de cabezas de vacuno y yeguarizoPa no afligirse es preciso tener bastante firmeza. que no queda animal vivo de esos miles de cabezas. Se reparten el botín con igualdá. a hacerse la repartija. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Y satisfecho el salvaje de que su oficio ha cumplido. No se llevan al Gobierno porque no lo hallan a mano. el cerdo y el gato. reclaman sangre del hijo. aunque truene o llueva. ni hay una a quien no le guste una obra de caridá. sudando. desgreñadas y rotosas de sol a sol se lo llevanBailan. Muchas veces se les oyen a las pobres los quejidosmas son lamentos perdidosalrededor del cercao en el suelo están mamaos los indios dando alaridos. Echan la alma trabajando bajo el más duro rigorEl marido es su señor. me parece estarlas viendo más fieras que Satanás. los indios quedan ajueraDentra la china ligera como yeguada en la trilla. Es para él como juguete escupir un crucifijoPienso que Dios los maldijo y ansina el ñudo desato\ José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) él indio. cantando la mesma cosa. Mientras tiene que comer permanece sosegaoYo que en sus toldos he estao y sus costumbres observo. hambrientas. como tirano la mandaPorque el indio no se ablanda ni siquiera en el amor. Su canto es una palabra y de ai no salen jamásLlevan todas el compás Ioká-ioká repitiendo. Al trote dentro del cerco. Página 10 . Mas ya con cuentos de pampas no ocuparé su atenciónDebo pedirles perdón pues sin querer me distraje. sin que aquel círculo rompa. Es piadosa y diligente y sufreida en los trabajosTal vez su valer rebajo aunque la estimo bastanteMas los indios inorantes la tratan al estropajo. Hacen un cerco de lanzas. juriosas. No se hallará una mujer a la que esto no le cuadreYo alabo al Eterno Padre.MARTÍN FIERRO Justo es que las considere el hombre de corazónSólo los cobardes son valientes con sus mujeres. Pa servir a un desgraciao pronta la mujer estáCuando en su camino vá no hay peligro que la asuste. sino porque a todas ellas les dio corazón de madre. No tiene cariño a naides ni sabe lo que es amar¡Ni qué se puede esperar de aquellos pechos de bronce! Yo los conocí al llegar y los calé dende entonces. digo que es como aquel cuervo que no volvió del mandao. no porque las hizo bellas. A un lao están los caciques. capitanejos y el trompatocando con toda pompa como un toque de faginaAdentro muere la china. por hablar de los salvajes me olvidé de la junción. y empieza allí la cuadrilla a dar güeltas en la era. Les hacen mil heregías que el presenciarlas da horrorBrama el indio de dolor por los tormentos que pasaY untándolo todo en grasa lo ponen a hervir al sol. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Allí soporta el paciente las terribles curacionespues a golpes y estrujones son los remedios aquellosLo agarran de los cabellos y le arrancan los mechones. gritaban alborotaos Cristiano echando gualicho No quedó en los toldos vicho que no salió redotao. le pasan a veces cosas que son duras de pelar. y sus méritos no callonos regaló unos caballos y a veces nos vino a ver. y aunque de esto no disputo. Que le dieran esa muerte dispuso una china viejaPágina 11 .pero. Esas fiebres son terribles. labios le queman y dientes con un güevo bien caliente de alguna gallina bruja. ¡ah Cristo! muchas veces he deseado no nos hubiera salvado ni jamás haberlo visto.MARTÍN FIERRO 6 El tiempo sigue en su giro y nosotros solitarios de los indios sanguinarios no teníamos que esperarEl que nos salvó al llegar era el más hospitalario Mostró noble corazón. A la voluntá de Dios ni con la intención resistoÉl nos salvó. Sus remedios son secretos. Al sentir tal mortandá los indios desesperaos. los tienen las adivinasNo los conocen las chinas sinó alguna ya muy vieja. será. Y puesto allí boca rriba alrededor le hacen fuegoUna china viene luego y al oido le da de gritosHay algunos tan malditos que sanan con este juego. Conoce el indio el peligro y pierde toda esperanzaSi a escapárseles alcanza dispara como una liebreLe da delirios la fiebre y ya le cáin con la lanza. A otros les cuecen la boca aunque de dolores crujaLo agarran allí y lo estrujan. Había un gringuito cautivo que siempre hablaba del barcoy lo augaron en un charco por causante de la pesteTenía los ojos celestes como potrillito zarco. Voy dentrando poco a poco en lo triste del pasajeCuando es amargo el brabaje el corazón no se alegraDentró una virgüela negra que los diezmó a los salvajes. de tanta carne de potro como comen estos brutos. ni de saber me reputo. Quien recibe beneficios jamás los debe olvidarY al que tiene que rodar en su vida trabajosa. decíamos nosotros. y es la que los aconseja con mil embustes la indina. cristiano anelaba serLa justicia es un deber. Lo apretaba contra el pecho dominao por el dolorEra su pena mayor el morir allá entre infielesSufriendo dolores crueles entregó su alma al Criador. Fuimos a estar a su lado para ayudarlo a curarLo vinieron a buscar y hacerle como a los otrosLo defendimos nosotros. nada a mis penas igualoCruz también cayó muy malo ya para no levantar. me repetía a media voz.“Ha quedado abandonado. se renueva mi pesarMe dan ganas de llorar. Pero contra el plan mejor el destino se rebela¡La sangre se me congela! El que nos había salvado. me dijo. Todos pueden figurarse cuánto tuve que sufrirYo no hacía sinó gemir y aumentaba mi aflición José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) no saber una oración pa ayudarlo a bien morir. . al verlo en tal padecer. es inútil que resistaPonía el infeliz la vista como la pone la oveja. el fin que había de tener. Página 12 .“Vamos” . búsquemeló”. “paisano.“En el mundo éramos dos pues él ya no tiene madre: que sepa el fin de su padre y encomiende mi alma a Dios”. cayó también atacado de la fiebre y la virgüela. a su lado nos tenía cuidándolo con pacenciaPero acabó su esistencia al fin de unos pocos días. Iba creciendo la plaga y la mortandá seguía. “aquel pobrecito”. Nosotros nos alejamos para nover tanto estragoCruz se sentía con amagos de la peste que reinabay la idea nos acosaba de volver a nuestros pagos. De rodillas a su lado yo lo encomendé a JesúsFaltó a mis ojos la luztuve un terrible desmayoCaí como herido del rayo cuando lo ví muerto a Cruz. Se le pasmó la virgüela. me dijo. Ya no podíamos dudar. El recuerdo me atormenta. no lo dejamos lanciar. y el pobre estaba en un gritoMe recomendó un hijito que en su pago había dejado. a cumplir con un deber”.“Si vuelve. y Cruz que era tan humano: .MARTÍN FIERRO Y aunque se aflige y se queja. Página 13 . Cual más cual menos los criollos saben lo que es amarguraEn mi triste desventura no encontraba otro consuelo que ir a tirarme en el suelo al lao de su sepultura. yo mesmo lo sepultéA Dios por su alma rogué de dolor el pecho llenoY humedeció aquel terreno el llanto que derramé. como si el sol se parara a contemplar tanta pena. por humano y por valiente en el desierto murió. en mi pago y en mi amigo. degollar una chinita y tirársela a los perros. Y yo con mis propias manos. pues aquel es bandalaje donde no se arregla nada sinó a lanza y puñalada. Cumplí con mi obligación. ni deber de que me escuse. hombre que tanto sirvió. del lado que venía el viento oí unos tristes lamentos que llamaron mi atención. Cauteloso me acerqué a un indio que estaba al lao. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Sin saber qué hacer de mí y entregado a mi aflición. no hay falta de que me acuse. Andaba de toldo en toldo y todo me fastidiabaEl pesar me dominaba. se me hacía cada momento oir a Cruz que me llamaba. He presenciado martirios. a bolazos y a coraje. aunque de dolor sucumbaAllí se señala su tumba una cruz que yo le puse. pues ni el indio ni la china sabe lo que son piedades. y vi que tenía en la mano el rebenque ensangrentao. Privado de tantos bienes y perdido en tierra agenaparece que se encadena el tiempo y que no pasara. Allí pasaba las horas sin haber naides conmigoteniendo a Dios por testigoy mis pensamientos fijos en mi mujer y mis hijos.MARTÍN FIERRO 7 Aquel bravo compañero en mis brazos espiró. porque el pampa es desconfiao siempre de todo cristiano. estando allí una ocasión. varón que fue tan prudente. Quise curiosiar los llantos que llegaban hasta míAl punto me dirigí al lugar de ande venían¡Me horroriza todavía el cuadro que descubrí! Era una infeliz mujer que estaba de sangre llenay como una Madalena lloraba con toda ganaConocí que era cristiana y esto me dio mayor pena. he visto muchas crueldadescrímenes y atrocidades que el cristiano no imagina. No son raros los quejidos en los toldos del salvaje. No precisa juramento deben crerle a martín FierroHe visto en ese destierro a un salvaje que se irrita. y entregao al sentimiento. decía. empezó a decir un día. El indio la sacó al campo y la empezó a amenazar que le había de confesar si la brujería era cierta. los crían ansí y les achatan la cabeza por detrás. La mandaba trabajar poniendo cerca a su hijito tiritando y dando gritos por la mañana temprano. Que aquel salvaje tan cruel azotándola seguíaMás y más se enfurecía cuanto más la castigaba. En la crianza de los suyos son bárbaros por demásNo lo había visto jamás. Que le gritó muy furioso . Llora la pobre afligida. Cuando no tenían trabajo la emprestaban a otra chinaNaides. o que la iba a castigar hasta que quedara muerta.MARTÍN FIERRO 8 Más tarde supe por ella. Ansí le imponía la tarea de juntar leña y sembrar viendo a su hijito llorar.“Confechando no querés”Página 14 . Aquella china malvada que tanto la aborrecía. se lo quitan y lo venden o lo cambian por un potro. mataron a su marido y la llevaron cautiva. la china no la dejaba que le diera de mamar. se imagina. y hasta que no terminaba. pero el indio en su rigor le arrebató con furor al hijo de entre sus brazos. que sin duda la cristiana le había echado brujería. y del primer rebencazo la hizo crujir de dolor. es gala que la cabeza se les forme puntiaguda. que dentró una comitiva de pampas a su partido. Aunque esto parezca estraño ninguno lo ponga en duda: entre aquella gente ruda. Deseaba para escaparse hacer una tentativapues a la infeliz cautiva naides la va a redimir. y a súplicas nunca atienden. como de piedá no entienden. en su bárbara torpeza. Aquella china perversa dende el punto que llegó. crueldá y orgullo mostró porque el indio era valienteUsaba un collar de dientes de cristianos que él mató. ni es capaz de presumir cuánto tiene que sufrir la infeliz que está cautiva. cuando no es éste es el otro. En tan dura servidumbre hacían dos años que estabaUn hijito que llevaba a su lado no teníaLa china la aborrecía tratándola como esclava. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Si ven crecido a su hijito. y allí tiene que sufrir el tormento mientras viva. atado de pies y manos lo mesmo que un corderito. y la infeliz se atajaba los golpes como podía. porque falleció una hermana. de manera positiva. en una tabla los atan. MARTÍN FIERRO Y la dio vuelta de un revés. “Me amarró luego las manos con las tripitas de mi hijo”. y por colmar su amargura a su tierna criatura se la degolló a los pies. “Es increíble”. “Que tanta fiereza esistano habrá madre que resista. sollozando me lo dijo. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Página 15 .“Ese bárbaro inhumano”. Esos horrores tremendos no los inventa el cristiano. aquel salvaje inclemente cometió tranquilamente aquel crimen a mi vista”. me decía. A juerza de precaución muchas veces he salvado. Peligro era atropellar y era peligro el juir. no podía por descontado escaparme de de otra suerte. Toda cubierta de sangre aquella infeliz cautiva. En tamaña incertidumbre. viendo que él no se movía me fui medio de soslayo como a agarrarle el caballo a ver si se me venía. en trance tan apurado. pues otros podían venir y carniarme allí entre todos.MARTÍN FIERRO 9 De ella fueron los lamentos que en mi soledá escuchéEn cuanto al punto llegué quedé enterado de todoAl mirarla de aquel modo ni un istante tutubié. yo al indio le desconfiaba y él me desconfiaba a mí. Aunque yo iba de curioso y no por buscar contienda. y más peligro seguir esperando de este modo. Y como el tiempo pasaba y aquel asunto me urgía. Alzó los ojos al cielo en sus lágrimas bañada. al pingo le até la rienda. estaba el indio arrogante con una cara feroz: para entendernos los dos la mirada fue bastante. Ansí fue. me miraba y lo miraba. Un hombre junto con otro en valor y en juerza creceel temor desaparece. El peligro en que me hallaba al momento conocíNos mantuvimos ansí. no digo a un pampa. Yo no sé lo que pasó en mi pecho en ese istante. y me clavó una mirada como pidiéndome amparo. a la tribu si se ofrece. eché mano desde luego a éste que no yerra fuego. su tormento estaba claro. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Se debe ser precavido cuando el indio se agazapeen esa postura el tape vale por cuatro o por cincocomo el tigre es para el brinco y fácil que a uno lo atrape. sinó dando al indio muerte o quedando allí estirado. tenía dende abajo arriba la marca de los lazazosSus trapos hechos pedazos mostraban la carne viva. pues en un trance apurado es mortal cualquier descuidoSi Cruz hubiera vivido no habría tenido cuidado. Pegó un brinco como gato y me ganó la distanciaaprovechó esa ganancia como fiera cazadoradesató las boliadoras y aguardó con vigilancia. En la dentrada no más me largó un par de bolazosPágina 16 . escapa de cualquier trampaEntre dos. y se armó la tremenda. tenía las manos atadas. no aguardó más y me atropelló el salvajees preciso que se ataje quien con el indio peléeEl miedo de verse a pié aumentaba su coraje. le pegó al indioo un tirón que me lo sacó de encima. Tampoco yo le daba alce como deben suponerSe había aumentao mi quehacer para impedir que el brutazo le pegara algún bolazo de rabia a aquella mujer. Las bolas las manejaba aquel bruto con destreza. quien te puede comprender! Cuando una débil mujer le diste en esa ocasión la juerza que en un varón tal vez no pudiera haber. A la primer puñalada el pampa se hizo un ovilloera el salvaje más pillo que he visto en mis correríasy a más de las picardías arisco para el cuchillo. teniendo allí de testigo a una mujer afligida. haciéndomelas silvar arriba de la cabeza. Ni pa encomendarme a Dios tiempo el salvaje me dioCuanto en el suelo me vió me saltó con ligerezajuntito de la cabeza el bolazo retumbó. Me sucedió una desgracia en aquel percance amargo. si me da bien me lo quiebrapues las bolas son de piedra y vienen como balazo. de seguro que el indio me sacrificaY mi valor se duplica con un ejemplo tan puro. era cauteloso . En cuanto me enderecé nos volvimos a toparNo se podía descansar y me chorriaba el sudorEn un apuro mayor jamás me he vuelto a encontrar. y olvidando su aflición.MARTÍN FIERRO Uno me tocó en un brazo. Aquel indio. ¡Bendito Dios poderoso. me amenazaba con una y me largaba la otra. aquel indio no me sueltaComo persona resuelta toda mi juerza ejecuto- José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) pero debajo de aquel bruto no podía ni darme güelta. iba jugando la vida con tan terrible enemigo. Ausilio tan generoso me libertó del apuroSi no es ella.¡ay juna! Aí me valió la fortuna de que peliando se apotra. Página 17 . Ni por respeto al cuchillo dejó el indio de apretarmeAllí pretende ultimarme sin dejarme levantarY no me daba lugar ni siquiera a enderezarme. como todos. las recogía con presteza y me las volvía a largar. Aquel duelo en el desierto nunca jamás se me olvida. La bola en manos del indio es terrible y muy ligeraHace de ella lo que quiera saltando como una cabraMudos – sin decir palabra. peliábamos como fieras. De valde quiero moverme. en momentos que lo cargo y que él reculando váme enredé en el chiripá y caí tirao largo a largo. Esa infeliz tan llorosa viendo el peligro se animacomo una flecha se arrima. al fin le corté una soga y lo empecé a ventajar. pues en esa atropellada en dos partes lo corté. y al tiempo que le dí un grito y le dentro como bala. aquella pobre afligida de rodillas en el suelo. Al fin de tanto lidiar. su valor no se quebrantale salían de la garganta como una esspecie de aullidos. pisa el indio y se refala en el cuerpo del chiquito. Me hinqué también a su lado a dar gracias a mi santoEn su dolor y quebranto élla a la Madre de Dios le pide en su triste llanto que nos ampare a los dos. y el salvaje como fiera disparada del infierno. alzó sus ojos al cielo sollozando dolorida. Tres figuras imponentes formábamos aquel ternoElla en su dolor materno. Para esplicar el misterio es muy escasa mi cenciaLo castigó. Su Divina MagestáDonde no hay casualidá suele estar la Providencia. aquel indio furibundo lanzó un terrible alaridoque retumbó como un ruido si se sacudiera el mundo. Me hizo sonar las costillas de un bolazo aquel maldito. Se alzó con pausa de leona cuando acabó de implorary sin dejar de llorar envolvió en unos trapitos los pedazos de su hijito que yo le ayudé a juntar.MARTÍN FIERRO Cuanto él más se enfurecía yo más me empiezo a calmarMientras no logra matar el indio no se desfoga. En cuanto trastabilló más de firme lo cargué. Iba conociendo el indio que tocaban a degüello- José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Se le erizaba el cabello y los ojos revolvíaLos labios se le perdían cuando iba a tomar resuello. Me persiné dando gracias de haber salvado la vida. y allá recién lo largué cuando ya lo sentí muerto. En una nueva dentrada le pegué un golpe sentidoY al verse ya mal herido. Página 18 . en mi concencia. Lastimao en la cabeza la sangre lo enceguecía. Al sentirse lastimao se puso medio afligidoPero era indio decidido. yo con la lengua dejuera. y aunque de nuevo hizo pié lo perdió aquella pisada. en el cuchillo lo alcéEn peso lo levanté aquel hijo del desiertoensartado lo llevé. de otra herida le salía haciendo un charco ande estabaCon los pies la chapaliaba sin aflojar todavía. De dentrarle a un avestruz y boliar bajo el pescuezo.MARTÍN FIERRO 10 Dende ese punto era juerza abandonar el desierto. Todos se vuelven pretestos y güeltas para ensillarloDicen que es por quebrantarlo. perdonenmé esta advertencia. Ansí todo el que procure tener un pingo modelolo ha de cuidar con desvelo. era un oscuro tapaoCuando me hallo bien montao de mis casillas me salgoY era un pingo como galgo que sabía correr boliao. Lo varea en la madrugadaJamás falta a este deberLuego lo enseña a correr entre fangos y guadalesAnsina esos animales es cuanto se puede ver. y debe impedir también el que de golpes le den o tironeen en el suelo. pues me hubieran descubierto. y donde quiera que estaba en cuanto yo lo silbaba venía a refregarse en mí. mas compriende cualquier bobo. El animal yeguarizo. y si ven al chafalote que tiene trazas de malo. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Pa quitarle las cosquillas con cuidao lo manoseaHoras enteras emplea. al domarlo no le pega. A la afligida cautiva mi caballo le ofrecíEra un pingo que adquirí. En el caballo de un pampa no hay peligro de rodarJué pucha – y pa disparar es pingo que no se cansacon prolijidá lo amansa sin dejarlo corcobiar. Muchos quieren dominarlo con el rigor y el azote. Yo me le senté al del pampa. que es de miedo del corcobo y no quieren confesarlo. y al día siguiente lo dejan rienda arriba junto al toldo. Y aunque yo sobre los bastos me sé sacudir el polvoa esa costumbre me amoldocon pacencia lo manejan. hast que al fin se le entrega ya dócil el animal. lo cautiva la pacencia. es de mucha conocencia y tiene mucho sentidoEs animal consentido. y por fin solo lo deja cuando agacha las orejas y ya el potro ni cocea. Aventaja a los demás el que estas cosas entiendaPágina 19 . Para correr en el campo no hallaba ningún tropiezoLos ejercitan en eso Y los ponen como luz. porque lo trata al bagual con pacencia sin igual. da güeltas sobre de un cuero. El pampa educa al caballo como para un entreveroComo rayo es de ligero en cuanto el indio lo tocay como trompo en la boca. lo embraman en algún palo hasta que se descogote. Jamás le sacude un golpe. y aunque lo maté en pelea de fijo que me lancean por vengar al indio muerto. ganábamos un paraje en que algún abrigo hubieraa esperar que anocheciera para seguir nuestro viaje. y en las llanuras aquellas lo guían el sol. Para ocultarnos de día a la vista del salvaje. Penurias de toda clase y miserias padecimosVarias veces no comimos o comimos carne cruda.MARTÍN FIERRO Es buenoque el hombre aprienda. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) y si duerme. Es un peligro muy serio cruzar juyendo el desiertoMuchísimos de hambre han muerto. y muchos frangolladores que andan de bozal y rienda. en un pajonal había tratao de enterrarlo. Dios les dio istintos sutiles a toditos los mortalesEl hombre es uno de tales. y en otras. para llevar de ventaja lo que emplearan en hallarlo. Me vine como les digo trayendo esa compañeraMarchamos la noche entera haciendo nuestro camino sin más rumbo que el destino que nos llevara ande quiera Al muerto. Al fin la misericordia de Dios nos quiso ampararEs preciso soportar los trabajos con constanciaAlcanzamos a una estancia después de tanto penar. Página 20 . con raíces nos mantuvimos. En notando nuestra ausencia nos habían de perseguiry al decidirme a venir. la cabeza ponga para el lao que vá. Después de mucho sufrir tras peligrosa inquietúalcanzamos con salú a divisar una sierraY al fin pasamos la tierra en donde crece el ombú. Marque su rumbo de día con toda fidelidáMarche con puntualidá siguiéndolo con fijeza. pues hay pocos domadores. con todo mi corazón hice la resolución de peliar hasta morir. Solo el albitrio del hombre puede ayudarlo a salvarNo hay ausilio que esperar. pues quien se pierde perece. pues en tal desasosiego no se puede ni hacer fuego para no ser descubierto. y después de maniobrarlo lo tapé bien con las pajas. las estrellas. Todo es cielo y horizonte en inmenso campo verde ¡Pobre de quel que se pierde o que su rumbo estravea! Si alguien cruzarlo desea este consejo recuerde. sólo de Dios hay amparoEn el desierto es muy raro que uno se pueda escapar. el viento y los animales. no tengan duda. Oserve con todo esmero adonde el sol apareceSi hay ñeblina y le entorpece y no lo puede oservar. Nueva pena sintió el pecho por Cruz en aquel parajey en humilde vasallaje a la Magestá infinita besé esta tierra bendita que ya no pisa el salvaje. guárdese de caminar. MARTÍN FIERRO Ay mesmo me despedí de mi infeliz compañera. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Página 21 . prefiero el de la frontera”. ya no puedo continuarPermítanmé descansar. le dije.“Me voy”. y yo ansioso porque cuenten lo que tengan que contar. pues infierno por infierno. “ande quiera. Concluyo esta relación. están mis hijos presentes. aunque me agarre el gobierno. él mesmo vino a peliarme. y no son pocos diez años para quien ya llega a viejo. y sin darme voz de preso me amenazaron a gritos de un modo que daba miedoQue iban a arreglar mis cuentas. tratándome de matrero. y tal vez me hubiera muerto. Me aseguró el mesmo amigo que ya no había ni el recuerdo de aquel que en la pulpería lo dejé mostrando el sebo. Esa vez me defendí como estaba en mi derecho. dos como gaucho matrero. que de todo me informó. porque no me convenía revolver el avispero.MARTÍN FIERRO 11 Y mientras que tomo un trago pa refrescar el gargueroY mientras tiempla el muchacho y prepara su estrumentoles contaré de qué modo tuvo lugar el encuentroMe acerqué a algunas estancias por saber algo de cierto. Que ya no hablaban tampoco. Y los he pasado ansí. Y ese me parece a mí no es modo de hacer arreglos. porque fueron a prenderme de noche y en campo abiertoSe me acercaron con armas. yo lo confieso. A todos cuantos hablaba les preguntaba por ellos. por culpa suya he pasado diez años de sufrimiento. Me dijo a más ese amigo que anduviera sin recelo. ni con el que es inocente. y no el gefe el que hablaba sinó un cualquiera de entre ellos. y por él supe al momento que el juez que me perseguía hacía tiempo que era muerto. pero él me precipitó porque me cortó primero- José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Y a más me cortó en la cara que es un asunto muy serio. de cuando con la partida llegué a tener el encuentro. que todo estaba tranquilo. que no perseguía el gobierno. ni con el culpable menos. me lo dijo muy de cierto. Estuve un poco imprudente puede ser. y cinco allá entre los indios hacen los diez que yo cuento. pues no inorarán ustedes que en cuentas con el gobierno tarde o temprano lo llaman al pobre a hacer el arreglo. Pero al fin tuve la suerte de hallar un amigo viejo. De mis hijos he encontrado solo a dos hasta el momentoY de ese encuentro feliz le doy las gracias al cielo. si en mi cuenta no me yerro: tres años en la frontera. El de engreído me buscó yo ninguna culpa tengo. Con semejantes noticias yo me puse muy contento y me presenté ande quiera como otros pueden hacerlo. Ansí me dejaba andar haciéndome el chancho rengo. Si le tengo más confianza o soy un poco más lerdoFue suya toda la culpa porque ocasionó el suceso. mas no me daba ninguno razón de su paraderoCasualmente el otro día llegó a mi conocimiento Página 22 . que ya naides se acordaba de la muerte del morenoAunque si yo lo maté mucha culpa tuvo el negro. pero cuanto saqué en limpio fue que estábamos lo mesmo. creyendo que en tantos años esto se hubiera compuesto. yo tengo confianza en ellosno porque lleven mi sangre. Que en procura de un muchacho se fue la infeliz al pueblo. vamos a verlos correrSon cojos.. ya se entiende. Pero el hombre que compriende que todos hacen lo mesmo. y en ese abismo de males falleció al muy poco tiempo. Vamos a ver que tal lo hace. eso fuera lo de menos. De los llantos y los besos. se deja pa las mujeres como que entienden el juego. Ustedes no los conocen. muchos que ya conocían la historia de Martín Fierro. Página 23 . Lo único que me han contado es que mi mujer ha muerto. porque venía muy aindiao y me encontraban muy viejo. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Los dos son aficionadosles gusta jugar con fuego. en aquel gauchaje inmenso.. en público canta y baila abraza y llora en secreto.MARTÍN FIERRO de una carrera muy grande entre varios estancierosY fui como uno de tantos aunque no llevaba un medio. sinó porque dende chicos han vivido padeciendo. La junción de los abrazos. me parece que el muchacho ha templao y está dispuesto. No faltaban.hijos de rengo. Les juro que de esa pérdida jamás he de hallar consuelo. y allí estaban los muchachos cuidando unos parejerosCuando me oyeron nombrar se vinieron al momento. donde infinitas miserias habrá sufrido por ciero. Mas dejemos cosas tristes aunque alegrías yo no tengo. y juzgar su desempeño. muchas lágrimas me cuesta dende que supe el suceso. diciéndome quienes eran aunque no me conocieron. Que por fin a un hospital fue a parar medio muriendo. Si lo recogen lo tratan con la mayor rigidezPiensan que es mucho. Me crié. aunque es por demás sabidodende chiquito he vivido en el mayor desamparo. y el juez. y ansí los años pasabanAl ser hombre me esperaban otra clase de tormentos. mi madre. Sentiré que cuanto digo a algún oyente le cuadreNi casa tenía. si le dan un trapo viejo pa cubrir su desnudez. Y vive como los vichos buscando alguna rendijaEl güérfano es sabandija que no encuentra compasión. Recordarán que quedamos sin tener donde abrigarnosni ramada ande ganarnos ni rincón ande meternos. Lo cruza éste de un lazazo.Jamás puede hablar el hijo con la autoridá del padre”. y les diré en conclusión que trabajando de pion me encontraba en una estancia.MARTÍN FIERRO 12 EL HIJO MAYOR DE MARTÍN FIERRO La Penitenciaría Aunque el gajo se parece al árbol de donde sale. No le merman el rigor los mesmos que lo socorrenTal vez porque no se borren los decretos del destino. “. suele a veces no encontrar ni quien le arroje un soquete. Si alguna falta cometo la motiva mi inorancia. y el que anda sin dirección es guitarra sin clavija. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) y entre tanto soportar. El que manda siempre puede hacerle al pobre un calvarioA un vecino propietario un boyero le mataronY aunque a mí me lo achacaron. pues. Dichoso aquel que no sabe lo que es vivir sin amparoYo con verdá les declaro. Piensen los hombres honrados en la vergüenza y la pena de que tendría el alma llena al verme ya tan temprano igual a los que sus manos con el crimen envenenan.Amarrados como un Cristo”. ni camisa que ponernos ni poncho con qué taparnos. tal vez. me ganaba mi sustento. cuando ya muestra el pellejo. no vengo con arrogancia. ni hermanos. Pido a todos que no olviden lo que les voy a decirEn la escuela del sufrir he tomado mis lecionesY hecho muchas refleciones dende que empecé a vivir. por darlas de listo. salió cierto en el sumario. ni parentela. solía decirlo mi madre y en su razón estoy fijo: “. y todos limpian sus manos en el que vive sin padre. lo abomba aquél de un moquete. Declararon otros dos sobre el caso del dijuntoMás no se aclaró el asunto. otro le busca el cachete. de todas partes lo corren como ternero dañino. desnudo a veces y hambriento. como les digo. Página 24 . allí se vería agobiao y su corazón marchito..es como la hacen. “. Inora el preso a qué lado se inclinará la balanzaPero es tanta la tardanza. Sin perfecionar las leyes perfecionan el rigorsospecho que el inventor habrá sido algún maldito por grande que sea un delito aquella pena es mayor. que por un bautismo nuevo le llaman penitenciaría. No es en grillos ni en cadenas en lo que usté penará sino en una soledá y un silencio tan projundo. lo que es el ser presidiario no lo sabe la campaña. El porqué tiene ese nombre naides me lo dijo a mímás yo me lo esplico ansí: le dirán penitenciaría por la penitencia diaria que se sufre estando allí. cuantas quieren a un varóndiganlés que esa prisión es un infierno temidodonde no se oye más ruido que el latir del corazón.“irán todos junto”. el asunto va con pausatienen la presa segura y dejan dormir la causa.A la justicia ordinaria voy a mandar a los tres”Tenía razón aquel juez.MARTÍN FIERRO nos dijo. El más altivo varón y de cormillo gastao. Eso es para quebrantar José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) el corazón más altivoLos llaveros son pasivos. al verse entre aquellas rejas. la noche no tiene estrellasSin que le valgan querellas Página 25 . esposas. las que dirigen al hijo de sus entrañas. orddinaria. Criollo que cai en desgracia tiene que sufrir no pocoNaides lo ampara tampoco si no cuenta con recursosEl gringo es de más discurso. Nos remitió como digo a esa justicia ordinariaY fuimos con la sumaria a esa cárcel de malevos. pero más secos y duros tal vez que los mesmos muros en que uno gime cautivo. . hermanas. al encontrarse encerrao a solas con su delito. allí todos son corderos. Allí el día no tiene sol. Hijas. que yo les digo por míel hombre que dentre allí deje ajuera la esperanza. ni que les habla un falsario. ¡Ay! madres. Y digo a cuantos inoran el rigor de aquellas penasYo que sufrí las cadenas del destino y su inclemencia: que aprovechen la esperencia. no piensen que las engaña.. cuando mata se hace el loco. del mal en cabeza agena. que parece que en el mundo es el único que está. y cuantos ansí amenacen. sino amujar las orejas y sufrir callao su encierro. En esa cárcel no hay toros. No sé si el tiempo que corrió en aquella sepulturaSi de ajuera no lo apuran. lo he conocido después. no puede el más altanero. y el dolor es más projundo cuando no halla compasión. En esa estrecha prisión sin poderme conformar. empezaba a encanecer después de muy pocos mesesAllí lamenté mil veces no haber aprendido a ler. contempla con los del alma felicidades que envidia. Vierten lágrimas sus ojos pero su poema no aliviaEn esa constante lidia sin un momento de calma.MARTÍN FIERRO encerrao lo purificany sus lágrimas salpican en las paredes aquellas. Allí se amansa el más bravo. se aflige y se desespera de encontrarse allí cautivo. Página 26 . su lágrima al redamarse calcula en sus afliciones. en todo pensaba yoal hombre que allí dentró de memoria más ingratafielmente se le retrata todo cuanto ajuera vió. gime. No hay un pensamiento triste que al preso no lo atormenteBajo un dolor permanente agacha al fin la cabezaPorque siempre es la tristeza hermana de un mal presente. que cuando llegue a venir hasta se le han de sentir las pisadas a la muerte. En mi madre. no cesaba de esclamar: . aunque más duro que un perno. de tanto no mirar nada le nace y queda grabada la idea de la perfeción. Aquel que ha vivido libre de cruzar por donde quiera. contando sus pulsaciones lo que dilata en secarse. en esa tribulación gime olvidado del mundo. es un tormento muy vivo que abate la alma más fiera. Ningún consuelo penetra detrás de aquellas murallasEl varón de más agallas. en tan duro padecer. pero no hay sinó aguantar aunque sosiego no alcance¡Dichoso en tan duro trance aquel que sabe rezar! Dirige a Dios su plegaria el que sabe una oración. llora y calla. Cuenca esas horas eternas para más atormentarse. tal vez en el purgatorio las almas hagan más ruido.¡Qué diera yo por tener un caballo que montar José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) y una pampa en que correr! En un lamento constante se encuentra siempre embretaoEl castigo han inventao de encerrarlo en las tinieblasY allí está como amarrao a un fierro que no se duebla. en mis hermanos. De furor el corazón se le quiere reventar. porque lo he sufrido y créameló el aulitorio. metido en aquel infierno sufre. allí se duebla el más juerteEl silencio es de tal suerte. Adentro mesmo del hombre se hace una revoluciónMetido en esa prisión. En soledá tan terrible de su pecho oye el latidoLo sé. En tan crueles pesadumbres. privan del don principal que Dios hizo a los mortales. no le permiten cantar para aliviar su dolorY hasta el terrible rigor de no dejarlo fumar. después la melancolíaen mi angustia no tenía otro alivio ni consuelo sinó regar aquel suelo con lágrimas noche y día. El mate no se permiteNo le permiten hablar. pues no se debe irritar a quien puede castigarnos. que el preso privado está de los dones más preciosos que el justo Dios bondadoso otorgó a la humanidá. Inora uno si de allí saldrá pa la sepolturaEl que se halla en desventura busca a su lao otro ser. pues siempre es bueno tener compañeros de amargura. Jamás mi lengua podrá expresar cuánto he sufridoen ese encierro metido. mi corazón se resiste a ese tormento sin nombrePágina 27 . cerrojosSe graban tanto en los ojos que uno los ve hasta dormido. paredes. llaves. pues no existe pior martirio que esa eterna soledá.MARTÍN FIERRO Viene primero el furor. Y en las projundas tinieblas en que mi razón esiste. que le dio al hombre altanero Su Dvina Magestála palabra es el primero. somete al hombre a un suplicio el más tremendo y atroz. Y es muy severa la ley que por un crimen o un vicio. privado de un beneficio que ha recebido de Dios. Otro más sabio podrá encontrar razón mejorYo no soy rebuscador. A visitar otros presos sus familias solían irNaides me visitó a mí mientras estuve encerrado¡Quién iba a costiarse allí a ver un desampado! ¡Bendito sea el carcelero que tiene buen corazón! Yo sé que esta bendición pocos pueden alcanzarla. Yo no alcanzo a comprender por qué motivo será. en mi inorancia lo infiero. Conversamos con las rejas por sólo el gusto de hablarPero nos mandan callar y es preciso conformarnos. el segundo es la amistá. La justicia muy severa suele rayar en crueldáSufre el pobre que allí está calenturas y delirios. pues si tienen compasión su deber es ocultarla. y ésta me sirve de luz: se los dieron al Señor al clavarlo en una cruz. La soledá causa espantoEl silencio causa horrorEse continuo terror es el tormento más duroY en un presidio seguro está de más tal rigor. Pues que de todos los bienes. Sin poder decir palabra sufre en silencio sus males- José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Y uno en condiciones tales se convierte en animal. y el hablar consuela al triste. Grabenló como en la piedra cuanto he dicho en este cantoY aunque yo he sufrido tanto debo confesarlo aquíEl hombre que manda allí es poco menos que un santo. todos han de perdonarNinguno debe olvidar la historia de un desgradiadoQuien ha vivido encerrado poco tiene que contar. Y guarden en su memoria con toda puntualidá lo que con tal claridá les acabo de decirMucho tendrán que sufrir si no cren en mi verdá. Y si atienden mis palabras no habrá calabozos llenosManéjense como buenos. no olviden esto jamásAquí no hay razón de más. más bien las puse de menos.MARTÍN FIERRO Pues el hombre alegra al hombre. Y con esto me despido. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Página 28 . Y son buenos los demás a su ejemplo se manejanPero por eso no dejan las cosas de ser tremendasPiensen todos y compriendan el sentido de mis quejas. vos sos menor. Tomó un recuento de todo porque entendía su papel. pasé a poder del tutor que debía cuidar de mí. falta el cabeza primario y los hijos que él sustenta se dispersan como cuentas cuando se corta el rosario. y aunque para el frío soy guapo. El juez vino sin tardanza cuanto falleció la vieja“. es un rodeo regular José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) y dos majadas de ovejas. En tan triste desabrigo tras un mes iba otro mes. El rigor de las desdichas hemos soportao diez añospelegrinando entre estraños sin tener donde vivir. No tenía cuidado alguno ni que trabajar tampocoY como muchacho loco lo pasaba de holgazánCon razón dice el refrán que lo bueno dura poco.de los bienes que te deja” me dijo. y por los años que tienes no podés manejar bienes. y aunque la cosa es peluda haré la resoluciónEs ladino el corazón pero la lengua no ayuda. Muy pronto estuvo mi poncho lo mesmo que cernidorEl chiripá estaba pior. Yo anduve ansí como todos. con más leyes que un dotorMe dijo “.MARTÍN FIERRO 13 EL HIJO SEGUNDO DE MARTÍN FIERRO Lo que les voy a decir ninguno lo ponga en duda. voy a nombrarte un tutor”. No se decir con fijeza el tiempo que puse allíY después de andar ansí como moro sin señor. Página 29 . El que vive de ese modo de todos es tributario. y después que aquel pastel lo tuvo bien amasao. ya no me quedaba un trapo ni pa el frío ni pa el calor. En mí todo su cuidado y su cariño poníaComo a un hijo me quería con cariño verdaderoy me nombró de heredero de los bienes que tenía. hasta que al fin de sus días supo mi suerte una tía y me recogió a su ladoAllí viví sosegado y de nada carecía. puso al frente un encargao y a mí me llevó con él. y obligados a sufrir una máquina de daños. la miseria me invadíaMe acordaba de mi tía al verme en tal desnudez. “. Era hombre de mucha labia.yo he de cuidar”. guardaba silencio el juez. y le llamaban Viscacha. se lo apretó hasta el cogote sin pararse a contestar. La echaba de comedido. tabaco y trago. porque lastimé un cachorro en el rancho de unas vascasY al irse se alzó unas guascas. ¡Ay juna! dije entre mí.MARTÍN FIERRO 14 Me llevó consigo un viejo que pronto mostró la hilachaDejaba ver por la facha que era medio cimarrónMuy renegao. y allí entre el pulpero y él se entendía el certificao. dije entre mí. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Una vez me dio una soba que me hizo pedir socorro. muy ladrón. Porque maté una viscacha otra vez me reprendióSe lo vine a contar yo. me has dao esta pesadumbreYa verás cuanto vislumbre una ocasión medio güena. Una tarde halló una punta de yeguas medio vichocas. El hombre venía jurioso y nos cayó como un rayoSe descolgó del caballo revoliando el arriadory lo cruzó de un lazazo aí no más a mi tutor. que se lo vendía a un pulpero por yerba. lo viera. y no bien se lo hube dicho“. en las trasquilas.Ni me nombres ese vicho{ me dijo. ¡Ah! viejo más comerciante en mi vida lo he encontraoCon ese cuero robao él arreglaba el pastel. para eso era como zorro. y se me enojó. y de miedo del chicote. Ustedes creerán tal vez que el viejo se curaríaPágina 30 . con un empaque a lo toroAndaba siempre en un moro metido no sé en que enriedoscon las patas como loro de estribar entre los dedos. se ponía como una fiera si cortaban una oveja. y dejando allí el resago alzaba en ancas el cuero. después que voltió unas pocas las cerdiaba con eompeñoYo vide venir al dueño pero me callé la boca. Lo que el juez iba buscando sospecho y no me equivocoPero este punto no toco ni su secreto averiguomi tutor era un antiguo de los que ya quedan pocos. hasta que logró montar. pero de alzarse no deja un vellón o unas tijeras. Carniábamos noche a noche alguna res en el pago. No atinaba don viscacha a qué lado disparar. Al verlo tan irritao hallé prudente callarEste me va a castigar. si me agraviaYa ví que les tenía rabia y no las volví a nombrar. que eran todo su placerjamás dejó de tener menos de media docenaMataba vacas agenas para darles de comer. Viejo lleno de camándulas. te he de quitar la costumbre de cerdiar yeguas agenas. Andaba rodiao de perros. sin duda por su delito. el viejo. no era fácil encontrar ninguna que lo quisiera. aunque yo lo desconfíoY decía un amigo mío que de arrebatao y malo José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) mató a su mujer de un palo porque le dio un mate frío. Después de las trasnochadas allí venía a descansarYo desiaba averiguar lo que tuviera escondido. era maniarlas de día para cerdiar a la noche. Página 31 . con más cuidao dende entonces. Soñaba siempre con ella. pero nunca había podido pues no me dejaba entrar. y decía el viejo maldito el tiempo que estuvo enfermo. Cuando mozo fue casao. Tampoco tenía más bienes ni propiedá conocida que una carreta podrida y las paredes sin techo de un rancho medio deshecho que le servía de guarida. un ratero. y más chillón que un barraco. y todo aquel vecindario decía que era un perdulario insufrible de dañino. lo que hacía. Y viudo por tal motivo nunca se volvió a casar. me echaba a dormir ajuera con unas heladas crudas. Cuando el juez me lo nombró. que vivía como el chuncaco en los bañaos. todas temerían llevar la suerte de la primera. que ella dende el mesmo infierno lo estaba llamando a gritos.MARTÍN FIERRO No señores. al dármelo de tutor. Pero qué habia de aprender al lao de ese viejo paco. Yo tenía unas jergas viejas que habían sido más peludasY con mis carnes desnudas. Ese fue el hombre que estuvo encargao de mi destinoSiempre anduvo en mal camino. que era una fiera. me dijo que era un señor el que me debía cuidarenseñarme a trabajar y darme la educación. como el teroUn haragán. ” “. “. tener.El zorro que ya es corrido desde lejos la olfateaNo se apure quien desea hacer lo que le aprovecheLa vaca que más rumea es la que da mejor leche”. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Y menudiando los tragos aquel viejo como cerro“. con más espinas que un tala. “. según yo discurro. nunca me aflijo y a todito me hago el sordoEl cerdo vive tan gordo y se come hasta los hijos”. cuando veás a otro ganar a estorbarlo no te metasCada lechón en su teta es el modo de mamar”. “.El que gana su comida bueno es que en silencio comaansina.No olvidés. no le dés de qué quejarseY cuando quiera enojarse vos te debés encojer.Dejá que caliente el horno el dueño del amasijoLo que es yo. es muy triste el envidiar. hacé las que hace el ratónConserváte en el rincón en que empezó tu esistenciaVaca que cambia querencia se atrasa en la parición”.No te debés afligir aunque el mundo se desplomelo que más precisa el hombre.” “. con ninguno solía hablarSe divertía en escarbar y hacer marcas con el dedoy cuanto se ponía en pedo me empezaba aconsejar. vos ni por broma querrás llamar la atenciónNunca escapa el cimarrón si dispara por la loma”. “. aflueja andando en la mala y es blando como mantecaHasta la hacienda baguala cai al jagüel en la seca. “.El primer cuidao del hombre es defender el pellejoLleváte de mi consejo.Yo voy donde me conviene y jamás me descarrío. que el hombre no debe creer.MARTÍN FIERRO 15 Siempre andaba retobao. Me parece que lo veo con su poncho calamacodespués de echar un buen taco ansí principiaba a hablar: “. Fierro. “. hasta el más soberbio. “. “.Nunca le llevés la contra porque él manda la gavillaAllí sentao en su silla ningún güey le sale bravoA uno le dá con el clavo y a otro con la cantramilla. lleváte el ejemplo mío y llenarás la barrigaAprendé de las hormigas. “. pues siempre es güeno tener palenque ande ir a rascarse”. fijáte bien en lo que hablo: el diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo”.El hombre. me decía.A naides tengás envidia.No andés cambiando de cueva. “. es la memoria del burro que nunca olvida ande come”. en lágrimas de mujer ni en la renguera del perro”.Ansí se alimentan muchos mientras los pobres lo paganPágina 32 .Jamás llegués a parar a donde veás perros flacos”. no van a un noque vacío”.Hacéte amigo del juez. MARTÍN FIERRO Como el cordero hay quien lo haga en la puntita. Con estos consejos y otros que yo en mi memoria encierro y que aquí no desentierro. no niegoPero otros como el borrego toda entera se la tragan” “. pero nadie sabe cuándo. me solía decir. recién te apunta el cormillo mas te lo dice un toruno: no dejés que hombre ninguno te gane el lao del cuchillo”.Donde los vientos me llevan allí estoy como en mi centroCuando una tristeza encuentro tomo un trago pa alegrarme. mas fijáte en la eleción. a mí me gusta mojarme por ajuera y por adentro”. y de noche sobre todo.Vos sos un pollo. “. “.Los que no saben guardar son pobres aunque trabajenNunca por más que se atajen se librarán del cimbrónAl que nace barrigón es al ñudo que lo fajen”.” “.Las armas son necesarias. educándome seguíaHasta que al fin se dormía mesturao entre los perros.Es un vicho la mujer que yo aquí no lo destapoSiempre quiere al hombre guapo.Si buscás vivir tranquilo dedicáte a solteriarMas si te querés casar. Y gangoso con la tranca. ansina si andás pasiando. mis consejos y leciones no echés nunca en el olvido- José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) En las riñas he aprendido a no peliar sin puyones. debés llevarlo de modo que al salir salga cortando”. porque tiene el corazón como barriga de sapo”. “. con esta advertencia sea. y te convienen toditas estas razones. “. “.Potrillo. Página 33 . que es muy difícil guardar prenda que otros codisean. nos va a dar un espetáculo. Allá pasamos los dos noches terribles de inviernoÉl maldecía al Padre Eterno como a los santos benditospidiéndole al diablo a gritos que lo llevara al infierno. decía yo. cada vez más emperraoYo estaba ya acobardao y lo espiaba dende lejo.Allá va un nuevo bolazo.qué bruto. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Seguía enfermo como digo. señor. copo y se la gano en puerta: a las mujeres que curan se las llama curanderas”. de lejos se la alcanzaba en la punta de una caña. como si a un endemoniado le echaran agua bendita.“Tabernáculo. era la boca del viejo la boca de un condenao. un tubérculo dirás.MARTÍN FIERRO 16 Cuando el viejo cayó enfermo. hasta que venta la muerte y cargue con este hereje.. muchas manos en un plato. Cuando ya no pudo hablar le até en la mano un cencerroY al ver cercano su entierro. al punto dijo el cantor: “. y diré al que ese barato ha tomao de entremetido. le decía la culandrera”.” Al verse ansí interrumpido. le pediré a ese dotor que en mi inorancia me deje. dijo el cantor. pues era de mala entrañaY viendo heregía tamaña. pues siempre encuentra el que teje otro mejor tejedor.. Será mejor.No me parece ocasión de meterse los de ajuera. El de ajuera repitió dándole otro chaguarazo“. Página 34 . En cuanto lo vió me dijo: “. que no créia haber venido a hablar entre liberatos. Debe ser grande la culpa que a tal punto mortificaCuando vía una reliquia se ponía como azogao. Dice el refrán que en la tropa nunca falta un güey cornetaUno que estaba en la puerta le pegó el grito aí no más: . No es bueno. que abandonado lo dejeQue blasfeme y que se queje y que siga de esta suerte. si alguna cosa le daba. arañando las paredes espiró allí entre los perros y este servidor de ustedes. Y para seguir contando la historia de mi tutor. Nunca me le puse a tiro. tabernáculo. porque debajo del brazo le ha salido un tabernáculo”.Este no aguanta el sogazoMuy poco le doy de plazo. viendo yo que se empioraba y que esperanza no daba de mejorarse siquierale truje una culandrera a ver si lo mejoraba. y a ninguno convidaba”. se encerraba en el corral y allí galopiaba el potro”. Página 35 . “.Dios lo ampare al pobrecito”. Y ya caliente. dije entre mí “. dijo el alcalde. “De mozo fue muy ginete. cochino.MARTÍN FIERRO 17 Le tomé un miedo terrible después que lo ví al dijuntoLlamé al alcalde y. Barullo. aunque él era un perdulario. yo te he de enseñar. “Quien le quitó esa costumbre de escupir el asador. “Lo saltó por sobre el juego con el cuchillo en la mano.” “Una noche que les hizo como estaba acostumbrao. al punto.” Esto hablaban los presentesY yo que esta a su lao al oir lo que he relatao. Luego comenzó el alcalde a registrar cuanto había.Que Dios lo haiga perdonao.Ánima bendita”. como si lo viese! poco antes de que estuviese. se metió en un cicutal y allí escondico pasó esa noche sin cenar.Ansina es”. luego después lo escupía para que naides comiese”. ¡Pobre. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) “Si ensartaba algún asao. a echar saliva al asao”. “con eso empezó a poblarYo nunca podré olvidar las travesuras que hizo. no lo bajaba un bagualPa ensillar un animal sin necesitar de otro. pues al hacer el aparte sacaba la mejor parte y después venía con quejas”. quiso seguir la chacota. es todo cuanto deseoLe conocí un pastoreo de terneritos robaos”. se alzó el mulato enojao y le gritó: “. “De esa costumbre maldita dende entonces se curóA las casas no volvió. dijo un viejo medio ladiao“. y después vendía los cueros”. hasta que al fin fue preciso que le privasen carniar”. se le había erizao la mota lo que empezo la reyerta: el viejo ganó la puerta y apeló a las de gaviota”.Viejo indino. decía “y a punto”. dijo en seguida un tercero“Siempre robaba carneros. acompañado se vino de tres o cuatro vecinos a arreglar aquel asunto. ¡La pucha el pardo liviano! en la mesma atropellada le largo una puñalada que la quitó otro paisano”. “Y qué costumbre tenía cuando en el jogón estabaCon el mate se agarraba estando los piones juntos“Yo tayo”. “Se llevaba mal con todos”Era su costumbre vieja el mesturar las ovejas. “. en eso tenía destrezaenterraba las cabezas. “. fue un mulato resertor que andaba de amigo suyoUn diablo muy peliador que le llamaban Barullo.Qué rosario les están rezando al finao”. primero lo maldecía. voy a nombrar albacea uno de los circustantesLas cosas no son como antes tan enredadas y feas”. un alto de jergas viejas. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) “Luego lo haré sepultar”.MARTÍN FIERRO sacando mil chucherías y guascas y trapos viejos. cinchones. ando como un pordiosero. bolas. cansaos de tanto huroniar y de trabajar de valde“Vamonós”. y un gran manojo de argollas de cinchas que había cortao. Había tarros de sardinas. Yo estaba medio azorao de ver lo que sucedíaEntre ellos mesmos decían que unas prendas eran suyas. torzales. y me nuembran heredero de toditas estas guascas¡Quisiera saber primero lo que se han hecho mis vacas! Página 36 . frenos y estribos quebraos. he de darle parte al juezy que me venga después con que no se los persiga”. Y aunque mi padre no era el dueño de ese hormiguero. pero a mi me parecía que esas eran aleluyas. Y cuando ya no tuvieron rincón donde registrar. Había riendas de domar. dijo el alcalde. lonjas. muchas botas desparejas y una infinidá de anillos. Salieron varios cencerrosAlesnas. cuchillos. Salieron lazos. “Se ha de arreglar este asunto como es preciso que sea. unas ollas. temeridá de trebejos que para nada servían. espuelas. él allí muy cariñero me dijo con muy buen modo: “Vos serás el heredero y te harás cargo de todo”. ¡Bendito Dios! pensé yo. maneas. Decía el alcalde muy serio: “Es poco cuanto se diga. cabrestos. unas pavas. recaos. una porción de bozales y un montón de tiradores. unos cuantos coginillos. unos cueros de venaounos ponchos aujeriaosY en tan tremendo entrevero apareció hasta un tintero que se perdió en el juzgao. coyundas y maniadoresUna punta de arriadores. “Madre mía”. yo créia en el testimonio como cré siempre el que inora.......... Libre Dios a los presentes de que sufran otro tantoCon el muerto y esos llantos les juro que falta poco para que me vuelva loco en medio de tanto espanto.. ... me da pavor este asunto..................... perros y guascas.. No se calmaba mi duelo de verme tan solitarioAí le champurrié un rosario como sijuera mi padrebesando el escapulario que me había puesto mi madre.. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Aí dejé que los ratones comieran el guasqueríoY como anda a su albedrío todo el que güérfano quedaalzando lo que era mío abandoné aquella cueva.. Me saqué el escapulario.... que los vecinos de miedo no pasaban por allí. si vieras a tu hijo aquí todo lo que está sufriendo”. Página 37 .. se lo colgué al pecadorY como hay en el Señor misericordia infinita.. Supe después que esa tarde vino un pion y lo enterróNinguno lo acompañó ni lo velaron siquieraY al otro día amaneció con una mano dejuera....... Tal vez yo tuve la culpa porque de asustao me fuisupe después que volví........ Y mientras ansí clamaba sin poderme consolarlos perros para aumentar más mi miedo y mi tormentoen aquel mesmo momento se pusieron a llorar. ... “Dónde andarás padeciendoEl llanto que estoy virtiendo lo redamarías por mí... y asegurárselos puedo. Hizo del rancho guarida la sabandija más sucia. al recordarlo me aterro....... rogué por la alma bendita del que antes jué mi tutor... que la mano del dijunto se la había comido un perro. el cuerpo se despeluza y hasta la razón se alteraPasaba la noche entera chillando allí una lechuza.... Por mucho tiempo no pude saber lo que me pasabaLos trapitos con que andaba eran puras hojarascasTodas las noches soñaba con viejos.MARTÍN FIERRO 18 Se largaron como he dicho a disponer el entierroCuando me acuerdo me aterro me puse a llorar a gritos al verme allí tan solito con el finao y los perros.... Decían entonces las viejas como que eran sabedoras.. Y me ha contado además el gaucho que hizo el entierro. que los perros cuando lloran es porque ven al demonio... gritaba yo. Llora el hombre ingratitudes sin tener un jundamento. eso cura las pasiones”. y tal vez en su persona no hay ningún merecimiento. Me hice hombre de esa manera bajo el más duro rigorSufriendo tanto dolor muchas cosas aprendíy por fin víctima fui del más desdichado amor. Y con tanta medecina me parecía que sanabaPágina 38 .No tengás duda. “Yo cuidaré”. ni por eso de mis males me curé. y por ver si me curaba cuanto llevaba le dí. A la viuda en cuanto pude un trapo le manotiéBusqué la ruda y al pié puesto en cruz hice mi rezoPero. y causaban un martirio los desdenes de una viuda. diciendo “. me dijo “A todos tus conocidos. frente a una planta de ruda hiciera mis oraciones. amigo. Me recetó otra ocasión que comiera abrojo chicoEl remedio no me esplico. “De lo tu propiedátodo se conservará.me había dicho. acosa sin miramiento a la que el mal le ocasiona. “. le han hecho daño y se lo han hecho en un mate”. ansina el que te ha ofendido pronto estará descubiertoY deben ser maldecidos tanto vivos como muertos”.Por verse libre de usté lo habrán querido embrujar”Después me empezó a pasar una pluma de avestruzY me dijo: “de la Cruz recebí el don de curar”. mas por desechar el mal al ñudo en un abrojal fi a ensangrentarme el hocico.MARTÍN FIERRO 19 Anduve a mi voluntá como moro sin señorEse fue el tiempo mejor que yo he pasado tal vezDe miedo de otro tutor ni aporté por lo del juez.Hermano. anduve cruzando el aire como bola sin manija. Y aguardando que llegase el tiempo que la ley fijapobre como lagartija y sin respetar a naides. el vacuno y los rebañoshasta que cumplás 30 años en que seás mayor de edá”. De tantas alternativas esta es la parte peludaInfeliz y sin ayuda fue estremado mi delirio.Debés maldecir”. Me puse al contar mis penas más colorao que un tomatey se me añudó el gaznate cuando dijo el ermitaño“. “. Y me recetó que hincao en un trapo de la viuda. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Tuve recelos y miedos pero al fin me disolvíHice coraje y me fui donde el adivino estaba. Cuanco yo más padecía la crueldá de mi destinorogando al poder divino que del dolor me separeme hablaron de un adivino que curaba esos pesares. Página 39 . Después me contó un amigo que al juez le había dicho el cura. de esto no entendés ni jotaSin que ninguno sospeche. “Que yo era un cabeza dura y que era un mozo perdido. no triunfará esa mujer”. mi saber no ha perdido su virtú yo te daré la salú.MARTÍN FIERRO Por momentos se aliviaba un poco mi padecer.No. De andar persiguiendo viudas me he curao del deseoEn mil penurias me veoMas pienso volver tal vez. Por fin la última ocasión que por mi mal lo fui a verme dijo: “. mas si a la viuda encontraba volvía la pasión a arder. que me echaran del partido. Ansí me dejaba andar. Y me dijo estas palabras que nunca las he olvidao“. Tal vez por ese consejo y sin que más causa hubiera. Con semejante advertencia se completó mi redotaLe vi los pies a la sota. y me recetó aquel pillo que me colgase tres grillos ensartaos como rosario. que no tenía compostura”.Has de saber que el finao ordenó en su testamento que naides de casamiento le hablara en lo sucesivoY ella prestó el juramento mientras él estaba vivo”. “Y es preciso que lo cumpla porque ansí lo manda DiosEs necesario que vos José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) no la vuelvas a buscarporque si llega a faltar se condenarán los dos”. ni que otro motivo dierame agarraron redepente y en el primer contingente me echaron a la frontera. “Y tené fe en el remedio pues la cencia no es chacota. cortále a un negro tres motas y hacélas hervir en leche. a ver si sabe aquel juez lo que se ha hecho mi rodeo. Otra vez que consulté su saber extraordinario recibió bien su salario. y me alejé a la viuda más curao que con la ruda con los grillos y las motas. hasta que en una ocasión el cura me echó un sermón. para curarme sin duda.” Yo andaba ya desconfiando de la curación malditaY dije “Este no me quita la pasión que me dominaPues que viva la gallina aunque sea con la pepita”. diciendo que aquella viuda era hija de confisión. En ese mesmo momento uno que vino de ajuera. Tomó al punto la guitarra. Diez años. la gente se puso atenta y ansí cantó Picardía en cuanto templó las cuerdas.MARTÍN FIERRO 20 Martín Fierro y sus dos hijos entre tanta concurrencia siguieron con alegría celebrando aquella fiesta. Y para contar su historia a todos pide licencia. Le pidió la bendición al causaba la fiesta. pero andaba despilchao. diciéndolés que en seguida iban a saber quien era. un recadito cantor daba fe de sus pobrezas. y sin decirles su nombre les declaró con franqueza que el nombre de Picardía es el único que lleva. Era un mozo forastero de muy regular presencia. no traía una prenda buena. y hacía poco que en el pago andaba dando sus güeltas Aseguraban algunos que venía de la frontera. a tomar parte con ellos. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Página 40 . que había pelao a un pulpero en las últimas carreras. los más terribles había durado la ausenciaY al hallarse nuevamente era su alegría completa. suplicó que lo almitieran. porque no podía decir “Artículos de la Fe”. Dende el alba hasta la noche en el campo me teníaCordero que se moría mil veces me sucedió. Página 41 . Me quedé en el desamparo.MARTÍN FIERRO 21 Picardía Voy a contarles mi historia perdónenme tanta charlaY les diré al principiarla. pero las más rezadoras que he visto en toda mi vida. y no me daba tampoco siquiera unas jergas viejas. pues. De trato tan rigoroso muy pronto me acobardéEl bonete me apreté buscando mejores fines. Una vez que iba bailando. cuando por fortuna mía. Era como tentación lo que yo esperimentéY jamás olvidaré cuánto tuve que sufrir. porque estaba el calzón roto. armaron tanto alboroto que me hicieron perder pié. ansí. El pruebista principal a enseñarme me tomóy ya iba aprendiendo yo a bailar en la maroma. siendo mi madre Inocencia me llamaban Picardía. los caranchos lo comían pero lo pagaba yo. Lo que allí me aconteció siempre lo he de recordarpues me empiezo a equivocar y a cada paso refaloComo si me entrara el malo cuanto me hincaba a rezar. y con unos volantines José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) me fui para Santa Fe. y a rezar solían venir muchas de aquel vecindario. de la cuerda me largué y casi me descogoto. O por causa del servicio que tanta gente destierraO por causa de la guerra que es causa bastante seria. me acomodé ya enseguida. Ansí por ella empujado no sé las cosas que haría y aunque con vergüenza mía. Con aquella parentela. aunque es triste hacerlo así. y eran muy buenas señoras. Me llevó a su lado un hombre para cuidar las ovejasPero todo el día eran quejas y guascazos a lo loco. los hijos de la miseria son muchos en esta tierra. Con el toque de oración ya principiaba el RosarioNoche a noche un calendario tenían ellas que decir. mas me hicieron una broma y aquello me indijustó. a mi madre la perdí antes de saber llorarla. Ansí me encontré de nuevo sin saber donde metermeY ya pensaba volverme. para mí desconocida. volé como el pajarito en busca de qué comer. me salieron unas tías que quisieron recogerme. dende chiquito. y al hombre que me dio el ser no lo pude conocer. debo hacer esta advertencia. por ese modo. El recuerdo y el dolor me duraron muchos días. es por eso que yo pienso que alguno me tentaría. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) y ansí. Página 42 . Y dale siempre rosarios. mis tias me habían sacao un mechón al pedir la estirpación de todas las heregías. “. que al decir estirpaciónle acomodé entripación y me cayeron sin ruido. . trisagios y credosMe aburrí de esos enriedos y al fin me mandé mudar. y a la noche no podía ni con un trabajo inmenso. le dije San Camilucho.Resá” me dijo mi tia. Aquella parda maldita me tenía medio afligido. cuando yo acordé. aunque de corazón tierno. Esta me da con el pié aquella otra con el codo¡Ah viejas!. noche a noche y sin cesarDale siempre barajar salves. yo las mandaba al infierno con oraciones y todo. y era la parda la que me tentaba así. soñé con las heregías que andaban por estirparY pedía siempre al rezar la estirpación de mis tias. la dificultá me afligeMiré a la parda y ya dije “Artículos de Santa Fe”. al nombrar a San Camilo. Otra vez que como siempre la parda me perseguía. a la mulata miré y otra vez volví a decir “Artículos de Santa Fe”. me había sucedido. Una noche de tormenta. Sin dificultá ninguna rezaba todito el día. eran como refocilo. vi a la parda y me entró chuchoLos ojos – me asusté mucho. Me acomodó el coscorrón que estaba viendo venirYo me quise corregir.MARTÍN FIERRO Tenía al lao una mulata que era nativa de allíSe hincaba cerca de mí como el ángel de la guardaPícara. “Artículos de la Fe”Quise hablar y me atoré. les pasa infinitas veces. en un dos por tres lo pelay lo larga que no vuela porque le falta una pluma. otro más hábil lo fuma. pierden en puertas y en treses. quedan prendas y botonessiempre cain a esas riuniones sonzos con las manos llenas. Comete un error inmenso quien de la suerte presuma. porque uno muestra una carta y tiene otra prevenida. Eran duros y bastantes los años que allá pasaronCon lo que ellos me enseñaron formaba mi capitalCuando vine me enrolaron en la Guardia Nacional. al más pintao solía ponerlo en apuroPágina 43 . y más pobre que una rataCuando empecé a ganar plata se armó no sé qué barulloYo dije: a tu tierra grullo aunque sea con una pata. Al monte. y dándoles mamarán. no gana aunque ruegue a Santa RitaEn la carpeta a un mulita se le conoce al sentarseY conmigo. Con un socio que lo entiende se arman partidas muy buenas. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Deja a veces ver la boca haciendo el que se descuidajuega el otro hasta la vida y es seguro que se ensarta.MARTÍN FIERRO 22 Anduve como pelota. y la media arroba lleva quien conoce la ventaja. no podían ni a la manchita. recursos del jugadorNo cualquiera es sabedor a lo que un naipe se prestacon una cincha bien puesta se la pega uno al mejor. Hay hombres muy inocentes y que a las carpetas vanCuando asariados están. el juego era mi carrerahice alianza verdadera y arreglé una trapisonda con el dueño de una fonda que entraba en la peladera. pero nada vé el que es ciegodándole soga. Me ocupaba con esmero en floriar una barajaÉl la guardaba en la caja en paquete como nueva. era matarse. Hay muchas trampas legales. porque sé sacar del medio y sentar la de la boca. Me había ejercitao al naipe. las precauciones no han de olvidarse jamásDebe afirmarse además los dedos para el trabajoy buscar asiento bajo que le dé la luz de atrás. muy luego se deja pescar el tontoTodo chapetón cree pronto que sabe mucho en el juego. En el truco. El que no sabe. queda allí la plata agena. Pa tayar. En el nueve y otros juegos llevo ventaja y no pocaY siempre que dar me toca el mal no tiene remedio. tome la luzdé la sombra al adversarioacomódese al contrario en todo juego cartiaotener un ojo ejercitao es siempre muy necesario. El contrario abre los suyos. sé llevarlo con limpieza. y por fin de lo que esplico digo que hasta con pichicos era capaz de jugar. También por estas jugadas suele uno verse en aprietosmas yo no me comprometo porque sé hacerlo con arte. como fajadas. Y esto lo digo claramente porque he dejao de jugary les puedo asigurar como que fui del oficio- José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Más cuesta aprender un vicio que aprender a trabajar. y aunque les corra el descarte no se descubre el secreto. sé tener. Es un vicio de mal fin el de jugar no lo niegoTodo el que vive del juego anda a la pesca de un boboy es sabido que es un robo ponerse a jugarle a un ciego. seguro. como un paquete. dende que a salir empiezan no hay carta que no recuerdeSé cual se gana o se pierde en cuanto caín a la mesa. Yo sé defender mi plata y lo hago como el primeroEl que ha de jugar dinero preciso es que no se atontesi se armaba una de monte. tomaba parte el fondero. o envite. Un pastel. un cruzao para el más vivoy hasta atracarles un chivo sin dejarlos maliciar.MARTÍN FIERRO Cuando aventajar procuro. tiro a tiro el as de espadas o flor. Si me llamaban al dao nunca me solía faltar un cargado que largar. Página 44 . Cargaba bien una taba porque la sé manejarNo era manco en el billar. Cuando el caso se presiente te he de hacer tomar caliente y has de saber quien soy yo”. Se me presentó a esigir la multa en que había incurrido... que el juego estaba prohibido que iba a llevarme al cuartelTuve que partir con él todo lo que había alquirido. Una tarde que me hallaba de visita vino el ñato.. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Decían que por un delito mucho tiempo anduvo malUn amigo servicial lo compuso con el juez. cayó también en la lista sin dificultá ninguna: lo agarré a las treinta y una y le daba bola vista. La echaba de guitarrero y hasta de concertador sentao en el mostrador lo hallé una noche cantando y le dije “.. Empecé a tomarlo entre ojos por esa arbitrariedáYo había ganado es verdá con recursos. y como que se achocó aí no más me contestó“. Por causa de una mujer se enredó más la cuestiónPágina 45 . y ansí decía el vecindario. por sacarme esa ventaja. Lo hubieran visto afligido llorar por las chucherías“ . Se vino haciendo el chiquito. y a mí me seguía la pista un ñato muy enredista que era oficial de partida. mientras yo en un poncho alzaba todita su merchería. y poco tiempo después lo pusieron de oficial.to.ribia no cebe con el agua tibia”.mo. Quedó allí aliviao del peso sollozando sin consueloHabía caído en el anzuelo. en el pantano se encaja aunque robo se le hacíaLo cegó Santa Lucía y sesocupé las cajas. En recorrer el partido continuamente se empleaba ningún malevo agarraba.quiando con ganas de oir un cantor”.Ma gañao con picardía” decía el gringo y lagrimiaba. corderos que por aí recoletaba. y esa calidá de gringo no tiene santo en el Cielo. “Este ñato perdulario ha resucitao el diezmo”. Era el todo en el juzgao. Pero poco aproveché de fatura tan lucidaEl diablo no se descuida. eso sí. tal vez porque era domingo.Ña.. Y me la entendió el mulato. Me echó el ñato una mirada que me quiso devorar más no dejó de cantar y se hizo el desentendido pero ya había conocido que no lo podía pasar..MARTÍN FIERRO 23 Un nápoles mercachifle que andaba con un arpista. pero él me ganaba a mí fundao en su autoridá. pero traía en un carguero gallinas... pavos. y para darle un mal rato dije fuerte: “.co. No se debía permitir el abuso a tal estremoMes a mes hacía lo mesmo. Yo veía que aquel maldito me miraba con rencorBuscando caso mejor de poderme echar el pial. si quiere yo le arrimaré los güesos”. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Página 46 . me contestó: “. ella era mujer de ley. ni arisco que no se amanseAnsí yo. dende aquel lance no salía de algún rincónTirao como el San Ramón después que se pasa el trance.Si usté gusta arrímelos junto al horno”. y no vive más el lial que lo que quiere el traidor. La hallé una vez de amasijo.Me intereso en aliviar sus quehaceres. estaba hecha un embeleso y le dije: “.MARTÍN FIERRO Le tenía el ñato afición. moza con cuerpo de güey muy blanda de corazón. Aí se enredó la madeja y su enemistá conmigoSe declaró mi enemigo. y ansí. Estaba el ñato presente sentao como de adorno por evitar un trastorno ella al ver que se dijusta. y por aquel cumplimiento ya sólo buscó el momento de hacerme dar un castigo. señora. No hay matrero que no caiga. Injusticia tan notoria no la soporté de flojoUna venda de mis ojos vino el suceso a voltiarví que teníamos que andar como perro con tramojo. Aí no más ya me cayó a sable la polecíaAunque era una picardía me decidí a soportary no los quise peliar por no perderme ese día. me puso mal ccon el juez: hasta que al fin una vez me agarró en la eleciones.MARTÍN FIERRO 24 Me le escapé con trabajo en diversas ocasionesEra de los adulones. has de votar por la lista que ha mandao el comiqué”. y como si uno se altera ya no es fácil de que ablande. Cuando se riunió la gente vino a proclamarla el ñato diciendo con aparato “Que todo andaría muy mal si pretendía cada cual votar por un candilato”. Y quiso al punto quitarme la lista que yo llevémas yo se la mezquiné. y ya me gritó “-Anarquista. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Atravesao me agarró y se aprovechó aquel ñatoDende que sufrí ese trato no dentro dende no quepoFí a ginetiar en el cepo por cuestión de candilatos. a todo hombre soy igualRespeto al que me respeta. Me dio vergüenza de verme tratado de esa manera. Recuerdo que esa ocasión andaban listas diversasLas opiniones dispersas no se podían arreglarDecían que el juez por triunfar hacía cosas muy perversas. pero el naipe y la boleta naides me lo ha de tocar”. Dende aquellas eleciones se siguió el batiburrilloaquel se volvió un ovillo del que no había ni noticia¡Es señora la Justiciay anda en ancas del más pillo! Página 47 . “En las carpetas de juego y en la mesa eletoral. le dije: “Mande el que mande yo he de votar por quien quiera”. ” Página 48 .Dende la anterior remesa vos andás medio perdido. A otro “Dame vos tu papeleta. Yo estaba haciéndome el sonzoLe echó a cada uno un responso y lo plantó en la lista.Esta es una gente indina. Cuando vino el comentante dijeron: “Dios nos asista”llegó y les clavó la vista. no pudieron escapar.Cuadráte”. la autoridá no ha podido jamás hacerte votarCuando te mandan llamar te pasás a otro partido.¿Cuánto tiempo hace que vos andás en este partido? ¿Cuántas veces has venido a la citación del juez? No te he visto ni una vez. yo te la voy a tenerEsta queda en mi poder. pa riunir un contingente y mandarlo a la frontera. visitás otras mujeres y es preciso. un servicio es el que te hago y por eso te remito”. después la recogerásy ansí si te resertás todos te pueden prender. Decía el ñato con soberbia: “. no tenés renta ni oficio.Vos no cuidás tu familia ni le das los menesteres.” A otro “. “. le dijo a un negro. la gente está acobardadasalió la partida armada. no has hecho ningún servicio. que aprendás en la frontera a cumplir con tus deberes.” A otro “.Vos también sos trabajoso. cuando es preciso votar hay que mandarte llamar José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) y siempre andás medio alzaoSos un desubordinao y yo te voy a filiar”. calavera.Vos siempre andás de florcita. no has votao ni una vezMarchá – para que dejés de andar haciendo perjuicio”. has de ser algún perdido. Se puso arisco el gauchaje. “ A otro “. “Te estás haciendo el chiquitocuando sos el más maldito que se encuentra en todo el pago. y llevaba orden de arriar todito lo que camina”. yo los rodié a la sordina. ] A otro “.Este es otro barullero que pasa en la pulpería predicando noche y día y anarquizando a la genteIrás en el contingente por tamaña picardía.” A otro “. A otro “. tal vez por no dar espera y que alguno no se fuerahicieron citar la gente.MARTÍN FIERRO 25 Después de muy pocos días. y trujo como perdices unos cuantos infelices que entraron en la voltiada. dijo el juez. esto lo hace el comendante. sin que escapara ninguno. Muchas al juez acudieron. el les hizo una cuerpiada. a perecer de miserialas pobres si de esta feria hablan mal. yo te voy a enderezar. pues hay bastante materia para tan justa aflición.” Y a éste por este motivo. no vinistes a votar cuando hubieron elecionesNo te valdrán eseciones. o es claro que lo quiebran por el eje. Dónde irán. les dijo “. Página 49 . por salvar de la jugada. tres hijos o másUno adelante otro atrásy las maletas vacías.Yo me lavo” . “Como Pilatos los piés. fueron pasando uno a uno a juntarse en un rincón. Dentran después a empeñarse con éste o aquel vecinoY como en el masculino el que menos corre vueladeben andar con cautela las pobres. toditos. hay que callarse. Nada importa que una madre se desespere o se quejeQue un hombre a su mujer deje en el mayor desamparo. Y allí las pobres hermanas. pensaba yo. y por mostrar su inocencia. y a otro por otra razón.” José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) De ver tanto desamparo el corazón se partíaHabía madre que salía con dos.tengan pacencia pues yo no puedo hacer nada. tienen razón. me lo imagino.MARTÍN FIERRO A otro “Vos porque sos ecetuao ya te querés sulevar. en conclusión. las madres y las esposas redamaban cariñosas sus lágrimas de dolorPero gemidos de amor no remedian estas cosas.” Ante aquella autoridá permanecían suplicantesY después de hablar bastante “. se ha de conservar su historia en el corazón del hijoÉl al morir me bendijo. promesas hice a JesúsTuve por fin una luz.MARTÍN FIERRO 26 Cuando me llegó mi turno dije entre mí “ya me toca”Y aunque mi falta era poca no sé porqué me asustabales asiguro que estaba con el Jesús en la boca. Con un empeño constante mis faltas supe enmendarTodo conseguí olvidar. Me dijo que yo era un vago. Me empeñé en averiguarlo. yendo con una partida. Y hoy ruego a mi Dios piadoso que lo mantenga en su gloria. yo bendigo su memoria. pero por desgracia mía. Aquel que tiene buen nombre muchos dijustos ahorraY entre tanta mazamorra no olviden esta alvertencia: aprendí por esperencia que el mal nombre no se borra. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Yo juré tener enmienda y lo conseguí deveras. el nombre de Picardía no me lo pude quitar. luego lo había conocido. Página 50 . había jugado la vida por defender a un valiente. El que sabe ser buen hijo a los suyos se pareceY aquel que a su lado crece y a su padre no hace honor como castigo merece de la desdicha el rigor. un jugador. y yo inoraba quien era. y supe con alegría que era el autor de mis días el guapo sargento Cruz. Me dentró curiosidá al ver que de esa manera tan siguro me dijera que fue mi padre un bandido. y que él no se reformeMas naides está conforme con recebir ese trato: yo conocí que era el ñato quien le había dao los informes. Yo conocía bien su historia y la tenía muy presenteSabía que Cruz bravamente. Puede que uno tenga un vicio. puedo decir ande quiera que si faltas he tenido de todas me he corregido dende que supe quien era. un perdidoQue dende que fi al partido andaba de picaflorQue había de ser un bandido como mi ante sucesor. todo parece estudiaoVa con meses atrasaos de gente que ya no está.. por una malaquerencia de un oficial subalterno. Porque son como sentencia para buscar al ausente. o lo largan sin pagar. y el pobre que está presente que perezca en la endigencia. No repetiré las quejas de lo que se sufre alláSon cosas muy dichas ya y hasta olvidadas de viejas. o lo matan. nunca le pagan un cobre ni le dan jamás un trapo. Pues si va a hacer la revista se vuelve como una bala. Pues si usté se ensoberbece o no anda muy voluntario. lo largan como pa echarse a la mar. recao. Y esos pobres infelices Página 51 . pocho. confórmese con la tumbay sinó.MARTÍN FIERRO 27 He servido en la frontera en un cuerpo de milicia. no por razón de justicia como sirve cualesquiera. Siempre el mesmo trabajar siempre el mesmo sacrificio. Si alguna prenda le han dao se la vuelven a quitar. La bolilla me tocó de ir a pasar malos ratos por la facultá del ñato que tanto me persiguió. caballo. Y de yapa cuando va. o se resierta. les vuela a todos la ropa que parecen banderitas. Andan como pordioseros sin que un peso los alumbreporque han tomao la costumbre de deberle años enteros.. Sin sueldo y sin uniforme lo pasa uno aunque sucumba. le aplican un novenario de estacas – que lo enloquecen.no se conforme. ¡La gente vive marchita! Si viera cuando echan tropa. Siempre hablan de lo que cuesta. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Es servicio extrordinario bajo el fusil y la varaSin que sepamos qué cara le ha dao Dios al comisario. De ese modo es el pastel porque el gaucho-ya es un hecho. Pues ni adrede que lo hagan podrán hacerlo mejor. todo tiene que dejar. Siempre cubiertos de harapos siempre desnudos y pobres. cuando cai. De todos modos lo cargan. es siempre el mesmo servicio y el mesmo nunca pagar. Y sufrí en aquel infierno esa dura penitencia. cai con la paga del contingente anterior. y al cabo de tanto andarcuando lo largan. no tiene ningún derecho ni naides vuelve por él. es lo mesmo que luz mala para perderse de vista. que allá se gasta un platalPues yo no he visto ni un rial en lo que duró la fiesta. Hasta que tanto aguantar el rigor con que lo tratan. ¡Lo tratan como a un infiel! Completan su sacrificio no dándole ni un papel que acredite su servicio. que la pague y se acabó. que en aquella situación les niegan un mancurrón para volver a su casa. Página 52 . A mí me daban congojas el mirarlos de ese modoPues el más aviao de todos es un perejil sin hojas. que no tiene patriotismo quien no cuida al compatriota. Y tiene que regresar más pobre de lo que juépor supuesto a la mercé del que lo quiere agarrar. Y he de decir ansí mismo. Y digo. Mueren en alguna loma en defensa de la ley. de no dar más contiingentesi el gobierno quiere gente. o andan lo mesmo que el güey. su mujer vendió por dos – lo que vale diez. Y saco ansí en conclusión. Aura poco ha sucedido. con un invierno tan crudo largarlos a pié y desnudos pa volver a su partido.MARTÍN FIERRO al volver a su destinosalen como unos longinos sin tener con qué cubrirse. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) que aquí el nacer en estancia es como una maldición. en medio de mi inorancia. Y como están convenidos a jugarle manganeta. arando pa que otros coman. Y no averigüe después de los bienes que dejóde hambre. a reclamar no se meta porque ese es tiempo perdido. si a alguna estancia a pedir carne se arrimaal punto le cain encima con la ley de la vagancia. aunque no me cuadre decir lo que naides dijo: la provincia es una madre que no defiende a sus hijos. pienso yo. Y luego. porque de adentro me brota. Y ya es tiempo. Y tan duro es lo que pasa. y que recebía lo piorpuede ser – pues no era lerdo. déjenmé seguir mi cuento. Lo pasaba como todos este pobre penitentepero salí de asistente y mejoré en cierto modo. firmando luego el recibo. Y decían en los jogones como por chocarrería“Con La Bruja y Picardía van a andar bien las raciones. les diré lo que pasaba sobre este particular. es decir a todo amén y jugarle risa a todo. que recebir las raciones de víveres y de vicios. a cumplir su comisión. Él se daba muchos aires. y ya con él me llevó. Aunque lo pifiaban tanto jamás lo vi dijustaoTenía los ojos paraos como los ojos de un santo.” A mi no me jué tan mal pues mi oficial se arreglaba. que uno busca su acomodo siempre lo mejor que puede. De aquí comprender se debe.MARTÍN FIERRO 28 Se me va por donde quiera esta lengua del demonioVoy a darles testimonio de lo que ví en la frontera. Que a más en la cantidá pegaba otro dentellón. pues supe hacerme lugar al lado del ayudante. Pues aunque esas privaciones causen desesperación. aunque yo hable de este modo. El que no tiene colchón en cualquier parte se tiendeel gato busca el jogón y ese es mozo que lo entiende. ya se saben por el todo. o historia de las raciones. Muy delicao – dormía en cujay no sé porqué seríala gente lo aborrecía y lo llamaban “La Bruja”. pasaba siempre leyendo. Yo sé que el único modo. Pero esas murmuraciones no faltan en campamento. y que por cada ración le entregaban la mitá. Estos diablos de milicos de todo sacan partidocuando nos vían riunidos se limpiaban los hocicos. decían que estaba aprendiendo pa recebirse de flaire. siempre es mejor el jogón de aquel que carga galones. a fin de pasarlo bien. De entonces en adelante algo logré mejorar. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Jamás hizo otro servicio ni tuvo más comisiones. La Bruja las recebía como se ha dicho a su modoLas cargábamos y todo se entrega en la Mayoría. Y que esto lo hacía del modo como lo hace un hombre vivo. Sacan allí en abundancia Página 53 . Yo me pasé a su jogón al punto que me sacó. Decían que estaban de acuerdo La Bruja y el proveedor. Este le pasa al sargento aquello tan reducidoY como hombre prevenido saca siempre con aumento. Esta relación no acabo si otra menudencia ensarto el sargento llama al cabo para encargarle el reparto. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Y esplican aquel infierno en que uno está medio loco. ¡Tan poquito es lo que dan! Algunas veces. yo pienso. Página 54 . las recibe el comendante. soy inorante completo. el gaucho no es argentino sino pa hacerlo matar. Pero eso yo no lo entiendo. se limpia y compone a palos. Y es necesario aguantar el rigor de su destino. llega a sus manos. en invierno el de veranoy en el verano el de invierno. Y yo el motivo no encuentro ni la razón que esto tiene. ni a averiguarlo me meto. Y se hallan hombres tan malos. Tiene uno que soportar el tratamiento más vilA palos en lo civil. El vestuario es otro infierno. diciendo que dan tan poco porque no paga el gobierno. Él también saca primero y no se sabe turbarnaides le va a averiguar si ha sacado más o menos. si lo dan. que ya casi no hay raciones cuando llegan al soldado. todo el que viene detrás como la encuentra la deja. Araña. Van luego a la compañía.Si los han de matar pronto mejor es que estén desnudos”.MARTÍN FIERRO lo que les toca sacary es justo que han de dejar otro tanto de ganancia. no lo dudoy por eso decía un tonto: “. Ansí la cosa liviana. a sable en lo militar. Ansí ha de ser. que dicen de buena ganaEl gaucho es como la lana. ¿quién te arañó? otra araña como yó. Y sufren tanto bocado y hacen tantas estaciones. y es muy justo que lo diga. Pues esa miseria vieja no se remedia jamás. va mermada por supuestoLuego se le entrega el resto al oficial de semana. parece que el gaucho tiene algún pecao que pagar. sólo llegaban las migas que habían quedao en el lienzo. el que de un modo abundante sacaba cuanto quería. Todo es como pan bendito y sucede de ordinario tener que juntarse varios para hacer un pucherito. Dicen que las cosas van con arreglo a la ordenanza¡Puede ser! pero no alcanzan. nada olvido y nada apriendo. Y es forzoso el soportar aunque la copa se enllene. más dicen que eso ya viene arreglado dende adentro. mientras todos celebraban con placer aquel encuentro. de un modo muy altanero. entre tanta gente blanca llevó también a un moreno. Todo el mundo conoció la intención de aquel morenoEra claro el desafío dirigido a Martín Fierro.MARTÍN FIERRO 29 Esto contó Picardía y después guardó silencio. presumido de cantor y que se tenía por buenoY como quien no hace nada. o se descuida de intento. y para no dejar dudas medio se compuso el pecho. Tomó Fierro la guitarra. pues siempre se halla dispuestoy ansí cantaron los dos en medio de un gran silencio. Mas una casualidá. echó mano al estrumento y ya le pegó un rajidoEra fantástico el negro. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Página 55 . hecho con toda arrogancia. como que nunca anda lejos. pues siempre es muy conocido todo aquel que busca pleitose sentó con toda calma. Y aquellos años dichosos trataré de recordarVeré si puedo olvidar tan desgraciada mudanzaY quien se tenga confianza tiemple y vamos a cantar. Y el cantor que se presente. se lo digo sin lisonjahaga sonar una esponja o ponga cuerdas de lana. encontrándose dos juntos es deber de los cantores el cantar de contrapunto. en la ocasión. Atiendan pues los oyentes y cállense los mironesA todos pido perdones. pues tengo blancos los dientesSé vivir entre las gentes sin que me tengan en menosQuien anda en pagos agenos debe ser manso y prudente. A un cantor lo llaman bueno. Y sí alguno no se atreve a seguir la caravana o si cantando no gana. pues a la vista resalta que no está libre de falta quien no está de tentaciones. mientras encuentre el compás. haremos gemir las cuerdas José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) hasta que las velas no ardan. que tenga o no quien lo ampare. El Moreno Yo no soy señores míos sinó un pobre guitarreroPero doy gracias al cielo porrque puedo. donde quiera.MARTÍN FIERRO 30 Martín Fierro Mientras suene el encordao. cantores de fantasía. los nueve muy regularesTal vez por eso me ampare la Providencia divinaEn los güevos de gallina el décimo es el más grande. nada a su cariño iguala ni a su tierna voluntáes lo mesmo que el macá Página 56 . toparme con un cantor que esperimente a este negro. Tiemple y cantaremos juntos. Mi madre tuvo diez hijos. aunque de esto no hace gala. trasnochadas no acobardanLos concurrentes aguardany porque el tiempo no pierdan. yo no he de quedarme atrás sin defender la paradaY he jurado que jamás me la han de llevar robada. Y seguiremos si gusta hasta que se vaya el díaEra la costumbre mía cantar las noches enterasHabía entonces. El negro es muy amoroso. Cuando mozo fui cantorEs una cosa muy dichaMas la suerte se encapricha y me persigue constanteDe ese tiempo en adelante canté mis propias desdichas. El hombre debe mostrarse cuando la ocasión le llegueHace mal el que se niegue dende que lo sabe hacerY muchos suelen tener vanagloria en que los rueguen. no espera que yo dispare aunque su saber sea muchoVamos en el mesmo pucho a prenderle hasta que aclare. cuando es mejor que los pioresY sin ser de los mejores. Yo también tengo algo blanco. Yo tiro cuando me tiran. El Moreno Cuentan que de mi color Dios hizo al hombre primeromas los blancos altaneros. si puedo. señores. y al compás del estrumentohas de decirme al momento cuál es el canto del cielo. Pero yo he vivido libre y sin depender de naidesSiempre he cruzado a los aires como el pájaro sin nidoCuanto sé lo he aprendido porque me lo enseñó un flaire. Yo sé lo que hay en la tierra en llegando al mesmo centroEn dónde se encuentra el oro. no se ha de morir de antojo quien me convide a cantarPara conocer a un cojo lo mejor es verlo andar. hasta de nombrarlo olvidan y sólo lo llaman negro. si sos tan sabio no tengás ningún recelo. aunque con lenguaje toscoen leturas no conozco la jota por ser redonda. y porqué silban los vientosCosas que inoran los blancos las sabe este pobre negro. blanco lo pintaBlanca la cara o retinta no habla en contra ni a favorDe los hombres el Criador no hizo dos clases distintas. Los cielos lloran y cantan hasta en el mayor silenciolloran al cair el rocío. en dónde se encuentra el fierroy en dónde viven bramando los volcanes que echan juego. aflojo.MARTÍN FIERRO cría los hijos bajo el ala. De lo que un cantor esplica no falta qué aprovecharY se le debe escuchar aunque sea negro el que canteApriende el que es inorante. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Bajo la fuente más negra hay pensamiento y hay vidaLa gente escuche tranquila no me haga ningún reprocheTambién es negra la noche y tiene estrellas que brillan. y el negro. Estoy pues a su mandao. pido perdón en voz altapues nunca se halla una falta que no esista otra mayor. Pinta el blanco negro al diablo. Martín Fierro ¡Ah! negro. y el que es sabio. empiece a echarme la sonda si gusta que le responda. sigún mi escaso saber. Yo sé del fondo del mar donde los pejes nacieronyo sé porqué crece el árbol. pero has tragao el anzuelo. Y sé como cualquier otro el porqué retumba el truenoPor qué son las estaciones del verano y del inviernoSé también de donde salen las aguas que caín del cielo. apriende más. los mesmos que lo convidan. Y si una falta cometo en venir a esta riuniónechándolá de cantor. con claridá responder cuál es el canto del cielo. cuando me afloja. cantan al silbar los vientoslloran cuando cain las aguas Página 57 . Y después de esta advertencia que al presente viene al peloVeré. MARTÍN FIERRO cantan cuando brama el viento. Martín Fierro Dios hizo al blanco y al negro sin declararlos mejoresLes mandó iguales dolores bajo de una mesma cruz; mas también hizo la luz pa distinguir los colores. Ansí ninguno se agravie, no se trata de ofenderA todo se ha de poner el nombre con que se llamaY a naides le quita fama lo que recibió al nacer. Y ansí me gusta un cantor que no se turba ni yerraY si en tu saber se encierra el de los sabios projundosDecime cuán en el mundo es el canto de la Tierra. El Moreno Es pobre mi pensamiento, es escasa mi razónmas pa dar contestación mi inorancia no me arredraTambién da chispas la piedra si la golpea el eslabón. Y le daré una respuesta sigún mis pocos alcancesForman un canto en la Tierra el dolor de tanta madre, el gemir de los que mueren y el florar de los que nacen. Martín fierro Moreno, alvierto que trais bien dispuesta la gargantasos varón y no me espanta verte hacer esos primoresEn los pájaros cantores sólo el machoo es el que canta. Y ya que al mundo vinistes José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) con el sino de cantar, no te vayas a turbar, no te agrandes ni te achiquesEs preciso que me espliques cuál es el canto del mar. El Moreno A los pájaros cantores ninguno imitar pretendede un don que de otro depende naides se debe alabar pues la urraca apriende a hablar pero sólo la hembra apriende. Y ayúdame ingenio mío para ganar esta apuestaMucho el contestar me cuestapero debo contestar voy a decirle en respuesta cuál es el canto del mar. Cuando la tormenta brama, el mar que todo lo encierra canta de un modo que aterra como si el mundo temblaraParece que se quejara de que lo estreche la tierra. Martín Fierro Toda tu sabiduría has de mostrar esta vez ganarás sólo que estés en vaca con algún santo La noche tiene su canto y me has de decir cuál es. El Moreno No galope que hay aujeros, le dijo a un guapo un prudenteLe contesto humildemente la hoche por canto tiene esos ruidos que uno siente sin saber de donde vienen. Son los secretos misterios que las tinieblas escondenSon los ecos que responden a la voz del que dá un grito, Página 58 MARTÍN FIERRO como un lamento infinito que viene no sé de dónde. A las sombras sólo el sol las penetra y las imponeEn distintas direcciones se oyen rumores inciertosSon almas de los que han muerto que nos piden oraciones. Martín Fierro Moreno, por tus respuestas ya te aplico el cartabónpues tenés disposición y sos estruido de yapaNi las sombras se te escapan para dar esplicación. Pero cumple su deber el leal diciendo lo ciertoY por lo tanto te alvierto que hemos de cantar los dosdejando en la paz de Dios las almas de los que han muerto. Y el consuelo del prudente no hace falta en la partidaSiempre ha de ser comedida la palabra de un cantorY aura quiero que me digas de dónde nace el amor. El Moreno A pregunta tan escura trataré de responderAunque es mucho pretender de un pobre negro de estanciamas conocer su inorancia es principio del saber. Ama el pájaro en los aires que cruza por donde quieray si al finde su carrera se asienta en alguna rama, con su alegre canto llama a ssu amante compañera. La fiera ama en su guarida de la que es rey y señor- José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Allí lanza con furor esos bramidos que espantanporque las fieras no cantan, las fieras braman de amor. Ama en el fondo del mar el pez de lindo colorAma el hombre con ardor, ama todo cuanto viveDe Dios vida se recibe y donde hay vida hay amor. Martín Fierro Me gusta negro ladino lo que acabás de esplicarya te empiezo a respetar aunque al principio me reiy te quiero preguntar lo que entendés por la ley. El Moreno Hay muchas dotorerías que yo no puedo alcanzarDende que aprendí a inorar de ningún saber me asombroMas no ha de llevarme al hombro quien me convide a cantar. Yo no soy cantor ladino y mi habilidá es muy pocamas cuando cantar me toca me defiendo en el combatePorque soy como los mates: sirvo si me abren la boca. Dende que elige a su gusto lo más espinoso eligePero esto poco me aflige y le contesto a mi modoLa ley se hace para todos mas solo al pobre le rige. La ley es tela de arañaen mi inorancia lo esplico, no la tema el hombre riconunca la tema el que mandePues la ruempe el vicho grande y sólo enrieda a los chicos. Página 59 MARTÍN FIERRO Es la ley como la lluvia nunca puede ser parejael que la aguanta se queja, pero el asunto es sencilloLa ley es como el cuchillo, no ofende a quien lo maneja. Le suelen llamar espada y el nombre le viene bienLos que la gobiernan ven a donde han de dar el tajoLe cai al que se halla abajo y corta si ver a quien. Hay muchos que son dotores y de su cencia no dudomas yo soy un negro rudo, y aunque de esto poco entiendo, estoy diariamente viendo que aplican la del embudo. Martín Fierro Moreno, vuelvo a decirte, ya conozco tu medidaHas aprovechao la vida y me alegro de este encuentro ya veo que tenés adentro capital pa esta partida. Y aura te voy a decir porque en mi deber estáY hace honor a la verdá quien a la verdá se duebla, que sos por juera tinieblas y por dentro claridá. No ha de decirse jamás que abusé de tu pacenciay en justa correspondencia si algo querés preguntarpodés al punto empezar pues ya tenés mi licencia. El Moreno No te trabés lengua mía, no te vayas a turbarNadie acierta antes de errarY aunque la fama se juegaEl que por gusto navega José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) no debe temerle al mar. Voy a hacerle mis preguntas ya que a tanto me conviday vencerá en la partida si una esplicación me dásobre el tiempo y la medida, el peso y la cantidá. Suya será la vitoria si es que sabe contestarse lo debo declarar con claridá, no se asombre, pues hasta aura ningún hombre, me lo ha sabido esplicar. Quiero saber y lo inoro, pues en mis libros no está, y su respuesta vendrá a servirme de gobiernoPara qué fin el Eterno ha criado la cantidá. Martín Fierro Moreno te dejás cair como carancho en su nido; ya veo que sos prevenido mas también estoy dispuestoVeremos si te contesto y si te das por vencido. Uno es el sol – uno el mundo, sola y única es la LunaAnsí han de saber que Dios no crió cantidá ningunaEl Ser de todos los seres sólo formó la unidáLo demás lo ha criado el hombre después que aprendió a contar. El Moreno Veremos si a otra pregunta Dá una respuesta cumplidaEl Ser que ha criado la vida lo ha de tener en su archivoMas yo inoro qué motivo tuvo al formar la medida. Página 60 El Moreno De la inorancia de naides ninguno debe abusarY aunque me puede doblar todo el que tenga más arte. El Moreno Si responde a esta pregunta téngase por vencedorDoy la derecha al mejory respóndame al momentoCuándo formó Dios el tiempo y por qué lo dividió. mas no gana quien despunta. pues es fácil presumirDios no tenía que medir sinó la vida del hombre. la medida la inventó el hombre para bien suyoY la razón no te asombre. no voy a ninguna parte a dejarme machetiar.MARTÍN FIERRO Martín Fierro Escuchá con atención lo que en mi inorancia arguyo. No han visto en medio del campo al hombre que anda perdidoDando güeltas afligido Página 61 . voy a decir. He reclarao que en leturas soy redondo como jota no avergüence mi redota pues con claridá le digoNo me gusta que conmigo nadie juegue a la pelota Es buena ley que el más lerdo debe perder la carreraAnsí le pasa a cualquiera cuando en competencia se halla un cantor de media talla con otro de talla entera. dende que hay bienesy males. siempre estoy a tu mandao para sacarte de dudas. Martín Fierro Moreno. en los meses que train erre. si tenés otra pregunta o de algo te has olvidao. Ya te he dado mis respuestas. según mi saber alcanzaEl tiempo sólo es tardanzade lo que está por venirNo tuvo nunca principio ni jamás acabaráporque el tiempo es una rueda y rueda es eternidáY si el hombre lo divide José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) sólo lo hace en mi sentir por saber lo que ha vivido o le esta que vivir. fue el peso para pesar las culpas de los mortales. me has de decir lo que empriende el que del tiempo depende. Ansí prepará moreno cuanto tu saber encierrey sin que tu lengua yerre. No procedo por soberbia ni tampoco por jatancia mas no ha de faltar constancia cuando es preciso lucharY te convido a cantar sobre cosas de la estancia. y mandó que todo peso cayera siempre a la tierraY según compriendo yo. El Moreno Si no falla su saber por vencedor lo confiesoDebe aprender todo eso quien a cantar se dediqueY aura quiero que me esplique lo que sinifica el peso. Martín Fierro Dios guarda entre sus secretos el secreto que eso encierra. consisteen que es muy larga y muy triste la noche de la redota. diré como en despedida. Y aquí pues. ya empezaba a maliciar. creanmeló y al hombre que lo mató José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) nunca jamás lo encontramos.MARTÍN FIERRO sin saber donde rumbiaransí le suele pasar a un pobre cantor vencido. sinó porque tengo a más otro deber que cumplir. mas si el caso se presentaespero en Dios que esta cuenta se arregle como es debido. Martín Fierro Al fin cerrastes el pico después de tanto charlar. Y si otra ocasión payamos para que esto se complete. Y suplico a cuantos me oigan que me permitan decir. Vive ya desesperado quien no tiene que esperarA lo que no ha de durar ningún cariño se cobreLas alegrías en un pobre son anuncioss de un pesar. señores míos. por mucho que lo respete cantaremos. que no me debo meter a echarla aquí de adivino. pongo de testigo al cielo. lo que decida el destino después lo habrán de saber. Ya saben que de mi madre fueron diez los que nacieronMas ya no esiste el primero y más querido de todosmurió por injustos modos a manos de un pendenciero. al verte tan entonao. Y ya que nos conocemos basta de conversación. Y queden en paz los güesos de aquel hermano queridoa moverlos no he venido. Y este triste desengaño me durará mientras vivaAunque un consuelo reciba jamás he de alzar el vueloQuien no nace para el cielo de balde es que mire arriba. que todavía andan con vida los hermanos del dijuntoQue recuerdan este asunto y aquella muerte no olvidan. si le gustasobre las muertes injustas que algunos hombres cometen. que traías un embuchao y no lo querías largar. Yo no sé lo que vendrá. Los nueve hermanos restantes como güérfanos quedamosdende entonces lo lloramos sin consuelo. que al decidirme a venir no sólo jué por cantar. También los árboles crujen si el ventarrón los azotay si aquí mi queja brota con amargura. tampoco soy adivinoPero firme en mi camino hasta el fin he de seguirTodos tienen que cumplir Página 62 . Y es misterio tan projundo lo que está por suceder. para decir sin recelo que si mi pecho se inflama no cantaré por la fama sinó por buscar consuelo. Y dende hoy en adelante. para encontrar la ocasión no tienen que darse priesaYa conozco yo que empieza otra clase de junción. y para nuevos estrenosaura son estos morenos pa alivio de mi vejez. yo ya no busco peleas. La creía ya desollada. Mas cada uno ha de tirar en el yugo en que se vea. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Página 63 . las contiendas no me gustanPero ni sombras me asustan ni bultos que se menean. Yo he conocido a toditos los negros más peliadoresHabía algunos superiores de cuerpo y de vista . siempre dispuesta a picar.¡ay juna!Si vivo les daré una. cuando se llega a enojar suele ser de mala entrañase vuelve como la araña. historia de las mejores.. Primero fue la frontera por persecución de un juezLos indios fueron después.MARTÍN FIERRO con la ley de su destino.. lo que cualquiera no haceY tal vez de los diez pase con iguales condicionesLa mulita pare nones todos de la mesma clase. La madre echó diez al mundo. más todavía falta el raboY por lo visto no acabo de salir de esta jaranaPues esto es lo que se llama remachársele a uno el clavo. Al hombre de humilde color nunca sé facilitar. se pusieron de por medio y la cosa quedó quietaMartín Fierro y los muchachos evitando la contienda. montaron y paso a paso como el que miedo no lleva. que pa asigurarlo bien la argolla del lazo entierraaunque el atar con el lazo dá al hombre mala ideaSe duerme ansí muy tranquilo todita la noche enteraY si es lejos del camino como manda la prudencia. porque tiene muchos cuentos y muchos hijos la ausencia. y teniendo el pingo cerca. y que cada cual se juera a procurarse un refugio que aliviara su miseria. freno y rebenque a la mano. el cojinillo es blandura y con el poncho o la jerga para salvar el rocío se cubre hasta la cabezaTiene su cuchillo al lado. pues todo parece alegre cuando el corazón se alegraNo pudiendo vivir juntos por su estado de pobreza. Y antes de desparramarse para empezar vida nueva. Desensillaron los pingos y se sentaron en rueda. una noche José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) la pasa uno como quiera. y el gaucho sabe arreglarse como ninguno se arreglaEl colchón son las caronas. y es una cuja camera que no ocasiona disputas y que nadie se la niegaAdemás de eso. pues la precaución es buena. refiriéndose entre sí infinitas menudencias. Allí pasaron la noche a la luz de las estrellas. Página 64 . porque ese es un cortinao que lo halla a uno donde quiera. y las va pasando todas haciendo la mesma cuentaY luego los pajaritos al aclarar lo despiertanPorque el sueño no lo agarra a quien sin cenar se acuesta. más seguro que en su rancho uno ronca a pierna suelta. procurando los presentes que no se armara pendencia. Resolvieron separarse. el lomillo es cabecera. Pues en el suelo no hay chinches. Ansí pues aquella noche jué para ellos una fiesta. a la costa de un arroyo llegaron a echar pié en tierra.MARTÍN FIERRO 31 Y después de estas palabras que ya la intención revelan. en aquella soledá Martín Fierro con prudenciaa sus hijos y al de Cruz les habló de esta manera. Aprovecha la ocasión el hombre que es diligentePágina 65 .MARTÍN FIERRO 32 Un padre que dá consejos más que padre es un amigo. Hay hombres que de su cencia tienen la cabeza llena. salvar de cualquier abismo. pero no le pidan nada ni lo aguarden todo de élSiempre el amigo más fiel es una conduta honrada. mas digo sin ser muy duchoEs mejor que aprender mucho el aprender cosas buenas. jamás lo dejen en la estacada. por esperencia lo afirmo. con gran precaución en dos. pero sigún mi esperenciase vuelve en unos prudencia y en los otros picardía. No aprovechen los trabajos si no han de enseñarnos nadaEl hombre. disimule los agenos. El trabajar es la ley porque es preciso adquirirNo se espongan a sufrir una triste situaciónSangra mucho el corazón del que tiene que pedir. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Ni el miedo ni la codicia es bueno que a uno lo asaltenAnsí no se sobresalten por los bienes que perezcanAl rico nunca le ofrezcan y al pobre jamás le falten. Para vencer un peligro. Su esperanza no la cifren nunca en corazón algunoEn el mayor infortunio pongan su confianza en DiosDe los hombres. Bien lo pasa hasta entre Pampas el que respeta a la genteEl hombre ha de ser prudente para librarse de enojosCauteloso entre los flojos moderado entre valientes. pues la miseria en su afán de perseguir de mil modosLlama en la puerta de todos y entra en la del haragán. A ningún hombre amenacen porque naides se acobardaPoco en conocerlo tarda quien amenaza imprudenteque hay un peligro presente y otro peligro se aguarda. Yo nunca tuve otra escuela que una vida desgraciadaNo estrañen si en la jugada alguna vez me equivocoPues debe saber muy poco aquel que no aprendió nada. y es justo que les prevengaAquel que defectos tenga. de una mirada todo ha de verlo al momentoEl primer conocimiento es conocer cuando enfada. Al que es amigo. más que el sable y que la lanzasuele servir la confianza que el hombre tiene en sí mismo. Las faltas no tienen límites como tienen los terrenosSe encuentran en los más buenos. Debe trabajar el hombre para ganarse su pan. ansí como tal les digo que vivan con precauciónNadie sabe en qué rincón se oculta el que es su enemigo. Nace el hombre con la astucia que ha de servirle de guíasin élla sucumbiría. sólo en uno. hay sabios de todas menas. recuérdenló con cuidadoAAquel que ofiende embriagado merece doble castigo. el burlarse no es hazañasi andan entre gente estraña deben ser muy precavidosPues por igual es tenido quien con malos se acompaña. Muchas cosas pierde el hombre que a veces las vuelve a hallarPero les debo enseñar y es bueno que lo recuerdenSi la vergüenza se pierde jamás se vuelve a encontrar. aunque la echen en olvido vivan siempre prevenidos. Si se arma algún revolutis siempre han de ser los primerosNo se muestren altaneros aunque la razón les sobreEn la barba de los pobres aprienden pa ser barberos. si al compararla no yerroLa ocasión es como el fierro.y procuran cuidarla en su edá madura todas sus hijas pequeñasApriendan de las cigüeñas este ejemplo de ternura. se ha de machacar caliente. La sangre que se redama no se olvida hasta la muerteLa impresión es de tal suerte. Procuren. el cantar con sentimientono tiemplen el estrumento por sólo el gusto de hablary acostúmbrense a cantar en cosas de jundamento. no lo niegoCai como gotas de fuego en la alma del que la vierte. si son cantores. el trago el pior enemigoCon cariño se los digo. Respeten a los ancianos. Procuren de no perder ni el tiempo. La cigüeña cuando es vieja pierde la vista. no le hagan una partida que la ofenda a la mujerSiempre los ha de perder una mujer ofendida. ni la vergüenzaComo todo hombre que piensa procedan siempre con juicio- José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) y sepan que ningún vicio acaba donde comienza. Si les hacen una ofensa. que a mi pesar. en toda ocasión. Ave de pico encorvado le tiene al robo aficiónPero el hombre de razón no roba jamás un cobrepues no es vergüenza ser pobre y es vergüenza ser ladrón. El que obedeciendo vive nunca tiene suerte blandamas con su soberbia agranda el rigor en que padeceobedezca el que obedece y será bueno el que manda. Es siempre. Si entregan su corazón a alguna mujer querida. Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primeraTengan unión verdadera en cualquier tiempo que seaPorque si entre ellos pelean los devoran los de ajuera. pues ciertamente sucedeque hablará muy mal de ustedes aquel que los ha ofendido.MARTÍN FIERRO y tenganló bien presente. El hombre no mate al hombre ni pelee por fantasíaTiene en la desgracia mía un espejo en qué mirarseSaber el hombre guardarse es la gran sabiduría. Página 66 . José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Página 67 . Estas cosas y otras muchas medité en mis soledadessepan que no hay falsedades ni error en estos consejoses de la boca del viejo de ande salen las verdades. porque deseo dirigirlos.MARTÍN FIERRO Y les doy estos consejos que me ha costado adquirirlos. pero no alcanza mi cencia hasta darles la prudencia que precisa pa seguirlos. con codicias no me manchono se ha de llover el rancho en donde este libro esté. Mas Dios ha de permitir que esto llegue a mejorarpero se ha de recordar para hacer bien el trabajo. el zorro en la cueva agena. pues. siempre suele sucederAquel que su nombre muda tiene culpas que esconder. da los tientos para el lazo. Y en lo que esplica mi lengua todos deben tener fé. Pero diré. escuela. el tigre vive en la selva. pa calentar. En su ley está el de arriba si hace lo que le aprovecheDe sus favores sospeche hasta el mesmo que lo nombraSiempre es dañosa la sombra del árbol que tiene leche. y ansí he de seguir cortando. que el fuego. Sin ninguna intención mala lo hicieron. ansí. entiendanmé. Al pobre al menor descuido lo levantan de un sogazoPero yo compriendo el caso y esta consecuencia sacoEl gaucho es el cuero flaco. ¡Pues he trabajado tanto! En este punto me planto y a continuar me resistoEstos son treinta y tres cantos. José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Es el pobre en su orfandá de la fortuna el desechoporque naides toma a pecho el defender a su razaDebe el gaucho tener casa. Y con esto me despido sin espresar hasta cuandoSiempre corta por lo blando el que busca lo seguroMas yo corto por lo duro. Con mi deber he cumplidoY ya he salido del paso. Les advierto solamente. pa que me entiendan los criollosTodavía me quedan rollos por si se ofrece dar lazo. no tengo dudaPero es la verdá desnuda. pues muchas veces el hombre tiene que hacer de ese modoConvinieron entre todos en mudar allí de nombre. Y han de concluir algún día estos enriedos malditosLa obra no la facilito. Vive el águila en su nido. y esto a ninguno le asombre. Y guarden estas palabras que les digo al terminarPágina 68 . pos si acaso. iglesia y derechos.MARTÍN FIERRO 33 Después a los cuatro vientos los cuatro se dirijieronUna promesa se hicieron que todos debían cumplirMas no la puedo decir pues secreto prometieron. y en su destino incostante. sólo el gaucho vive errante donde la suerte lo lleva. Permitanmé descansar. que es la mesma edá de Cristo. debe ir siempre por abajo. Y ya dejo el estrumento con que he divertido a ustedesTodos conocerlo pueden que tuve constancia sumaEste es un botón de pluma que no hay quien lo desenriede. porque aumentan el fandangolos que están como el chimango sobre el cuero y dando gritos. tenganló todos por cierto. FIN DE MARTÍN FIERRO José Hernández (10/11/1834 – 21/10/1886) Página 69 . calidá muy meritoriaY aquellos que en esta historia sospechen que les doy palosepan que olvidar lo malo también es tener memoria. Mas naides se crea ofendido pues a ninguno incomodoY si canto de este modo por encontrarlo oportunoNo es para mal de niinguno sino para bien de todos. Es la memoria un gran don. Pues son mis dichas desdichas las de todos mis hermanosEllos guardarán ufanos en su corazón mi historiaMe tendrán en su memoria para siempre mis paisanos. Y si la vida me falta. si el ingenio o si la vida no me llegan a faltar. hasta en el desierto Sentirá en tal ocasiónTristeza en el corazón al saber que ya estoy muerto.MARTÍN FIERRO En mi obra he de continuar hasta dárselas concluida. que el gaucho.