Jesús y las mujeres/María Gloria Ladislao.1 Mirando el Templo El Templo de Jerusalén era el lugar donde los israelitas acudían en peregrinación tres veces al año. Los discípulos y discípulas de Jesús eran, en su gran mayoría, gente sencilla de la zona rural del país. Para ellos, había mucho para ver en cada viaje a la gran ciudad de Jerusalén y al Templo. diversa. no tiene solidez. Su mirada se alzaba para fijarse en la fastuosidad de las grandes construcciones: 2 Uno de sus discípulos le dijo: – ¡Maestro. los mosacios de colores. los utensilios de bronce y las columnas de mármol. hacían lucir al Templo en el centro de la ciudad. que ascendía hasta . Un día se caerá. Pero. había mucho para ver en el Templo y la gran ciudad. se calcula que la ciudad tenía una población estable de sesenta mil habitantes. las placas de oro como adorno. de todas las clases sociales. venidos de todos los rincones del país. En tiempos de Jesús. Una sólida construcción. Ver y ser visto Para el pequeño grupo venido de las aldeas del interior del país. para Jesús. También mucha gente. No sólo los grandes edificios.1-2) Este discípulo estaba impresionado por la grandiosidad y el lujo del Templo: la piedra blanca de los muros. mira qué piedras y qué construcción! Jesús le respondió: – ¿Ves esa gran construcción? De todo esto no quedará piedra sobre piedra… (Mc 13. y también los judíos devotos residentes en el extranjero que llegaban a Jerusalén para las fiestas. El Templo en días de peregrinación era un buen lugar para ver y ser visto. días en los que andaba mucha gente. no lo vayas pregonando delante de ti. ¿Cómo haría alguien para destacarse en medio de la multitud? El exhibicionismo estaba a la orden del día. Eran días de bullicio y amontonamiento. Allí se podía simular devoción rezando a la vista de todos. o hacer alarde de generosidad con las limosnas. 3 Cuando des limosna. como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles.2) .doscientos mil con la llegada de los peregrinos en los días de fiesta. para ser honrados por los hombres. (Mt 6. en cambio. ella. todo lo que tenía para vivir. ha echado de lo que necesitaba.41-44) . les dijo: – En verdad les digo que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del tesoro. Y sabe dónde detenerse. todo cuanto poseía.Jesús tiene una mirada diáfana que puede ver las cosas tal cual son. Entonces. Porque todos han echado de los que les sobraba. (Mc 12. Muchos ricos echaban mucho. Mirando mujeres 4 Jesús se sentó frente al arca del tesoro del Templo y miraba cómo la gente echaba monedas en el tesoro. llamando a sus discípulos. Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas. Que seguramente pasaría inadvertida.Parece que Jesús deliberadamente se sentó a observar lo que ocurría en el sitio donde se dejaban las limosnas. Dos moneditas que no deslumbran como las joyas del templo ni pesan fuerte como las monedas de los ricos. Hay que tener una fe muy grande en la Providencia de Dios para animarse a dar de lo necesario. Sus moneditas. Impresionados por las construcciones. inquietos por participar de los rituales. aturdidos por la gente que iba y venía. . Hay que tener una compasión muy grande con la necesidad del prójimo para animarse a compartir los bienes indispensables para la vida. Miradas distraídas Jesús. no podían ver. diáfana y serena en la contemplación de la gente. del bullicio. puede ver más allá. Y las palabras de Jesús no van a destacar ni el fulgor de las piedras ni los grandes números de la recaudación. todavía es capaz de dar. En medio de la aglomeración. no podían detener la mirada en algo tan insignificante como una vieja pobre y silenciosa. La mirada de Jesús. en medio de tantas personas llamativas y deslumbrantes. con dos moneditas. de las piedras rutilantes de los muros y del sonido de las grandes monedas cayendo en el tesoro. sentado y mirando. La escena sería repetida y habitual en los días de fiesta en el Templo. 5 Los discípulos tenían la mirada puesta en otras cosas. Una viuda pobre en medio de la multitud. “Muchos ricos echaban mucho”. hasta captar lo que hay en el corazón. Jesús mira a una mujer. ella y su acción. van a hablar de la mujer que. en su estrechez y pobreza. es conmovido por la acción pequeña de esta mujer pobre. porque la mirada de ellos estaba perdida en otras cosas. ni siquiera habrán sonado cuando cayeron en el tesoro… 6 Entonces.de tan livianas. . expresamente. llamando a los discípulos. Jesús tiene que hacer que los discípulos vean esto. La gran lección sobre el compartir los bienes y la confianza en Dios providente la da Jesús contemplando a esta mujer. Tiene que convocarlos. les dijo.
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