LOS POLIRRITMOS DE JUAN PARRA DEL RIEGOManuel Vergara Céspedes Montevideo, capital de la Republica del Uruguay, tacita de plata, rinconcito de bellezas, voz marinada encantada, también es la ciudad del fútbol, no solo por ser cuna de campeones, sino porque a través de su historia, sus barrios alientan los colores que mantienen viva la llama del deporte rey. No creo que haya otro lugar en el mundo donde se respire más fútbol por sus cuatro costados que en esta señorial ciudad, donde en cada cuadra, en cada esquina y en cada pedacito de calle hay escrita una bella historia por la pelota, una novela de amor por la redonda y versos del alma recitados al balompié, contados por familias enteras que han tenido, de generación en generación, un hijo, un tío, un padre o un abuelo futbolista. En esta acogedora urbe, donde la casi totalidad de su millón y medio de habitantes se apasiona, se divide y se mantiene fiel a sus dos eternos amores: Peñarol y Nacional, vivió los mejores años de su corta existencia, el gran poeta peruano Juan Parra del Riego. El reconocido bardo, inspirado en la ciudad que lo declaró su hijo predilecto, creó una dimensión desconocida en el ámbito de la poesía, cuando gracias a su inagotable talento e inspiración, le dio nacimiento a sus versos dinámicos y palpitantes ‘‘ebrios de color y armonía’’ en una actividad como el deporte, a través de sus polirritmos. Juan Parra del Riego nació un 20 de diciembre de 1894 en la incontrastable ciudad de Huancayo, una hermosa y apacible villa del centro peruano; sin embargo, es casi un ilustre desconocido en el país de los incas – tal como lo apunta el colega Manuel Doria -, puesto que en el Perú no hay siquiera una calle que lleve su nombre. Los datos íntimos del trovador andino son vagos e imprecisos, ya que del rapsoda no se conservan fotografías, apenas un antiguo Uruguay y varios países de Europa. Y usted se preguntará: ¿Quién fue ese Isabelino Gradín? Pues bien. pero gracias a la prolífica pluma del extraordinario periodista uruguayo – leyenda de ‘‘El Gráfico’’ argentino – don Ricardo Lorenzo ‘‘Borocotó’’. con ese color del que no toma sol. Pero presumo que recurrió a las expresiones comunes. un culturista físico en todo el sentido de la palabra. con el soneto titulado ‘‘Canto a Barranco’’ y seis años después. abandonó el Perú ‘‘porque no podía soportar el ambiente paupérrimo en que se debatían los escritores’’ pasando por Chile. quien conoció de cerca al vate. es decir. Campeón sudamericano con la gloriosa celeste y el atleta más velóz de sudamérica en los 200 y 400 metros planos. Notable futbolista de Peñarol. escribió alguna vez: ‘‘Era delgado. a quien le escribió el mejor de sus polirritmos. Desde allí miraba a una hermana mía menor que yo. porque cambiaste un poeta por un boxeador’’. y alguna vez que se encontró con ella por la calle le dijo algún piropo. Era blanco. Argentina. El primer jugador de color de la selección del Uruguay. quien siempre se vestía de oscuro. donde contrajo nupcias con la poetisa uruguaya Blanca Luz Brum y se deslumbró con el juego de fútbol del famoso Isabelino Gradín. con apenas 18 años conoció el camino de la fama en los Juegos Florales del distrito de Barranco (1917). Y ahora que es abuela y cuando presume de intelectualismo le decimos: ‘‘Tú callate. Pero el romancero huancaíno. pero algo aceitunado. ya que eran vecinos y hasta estuvo a punto de ser cuñado de Parra del Riego. del que vive de noche. mirando hacia el mar. Solía estar en la azotea de su casa. acaso la muchachita no le entendiera. Porque mi hermana me contó que una vez le dijo: ‘‘Es espantoso amar sin ser correspondido’’. Esa hermana mía con el tiempo se casó con un boxeador. continente donde un ataque de hemotisis lo postró en un hospital y gracias a la solidaridad de un diplomático argentino pudo regresar en barco a su querido Montevideo. . Gradín fue uno de los deportistas uruguayos más completos en las dos primeras décadas del siglo XX. pues si decía algo poético.dibujo. . aducían que les correspondía pedir los puntos en vista que Uruguay había inscrito equivocadamente a ‘‘dos africanos’’ en alusión al gran Isabelino Gradín y al volante Juan Delgado. ante la sorpresa e incredulidad de los jugadores millonarios. quienes dolidos por los cuatro latigazos recibidos. al recordar el sorpresivo gol que desde lejos marcó Isabelino. quien además de vertiginoso. quien enfrentó en diferentes oportunidades al uruguayo que lo conocían como ‘‘Flecha Negra’’. Al final no prosperó el reclamo virginal de la delegación chilena de 1916. quizás cuando una tarde vió al Atlético Peñarol que perdía 4 a 0 en el Parque de los Aliados y el jugador de ébano condujo el balón desde su línea de halves. viejo. Era un rayo…’’ – confesaba el half argentino Matozzi. emprendiendo una de sus más electrizanes y zigzagueantes corridas para inflar las mallas del arco rival.La verdad es que nunca se supo desde cuando Parra del Riego se hizo hincha del negro Gradín. que pagó caro su noviciado y tuvo que retornar a su país con un costal de goles. que lo ganaron los celestes. llamado extraordinario en ese entonces y jugado en Buenos Aires. ‘‘¡ Qué sabía yo que iba a tirar Gradín ¡’’ dijo contrariado el arquero riverplatence Carlos Isola. Quenes lo enfrentaron coincidían que el atacante de Peñarol era imparable. Y sino que lo digan los chilenos que recibieron cuatro goles de la selección uruguaya en el primer Campeonato Sudamericano de 1916 – nuestra Copa América-. Lamentablemente los europeos no pudieron admirar a este gran atleta en los Juegos Olímpicos de 1924. había que darle en los tobillos para detenerlo. también de color. y que motivó la airada protesta de la delegación de la estrella solitaria. debido al cisma del fútbol uruguayo que desafilió a Peñarol y Central en 1922 y dejó de lado a sus grandes estrellas. en tanto que los uruguayos se coronaban campeones sudamericanos de la mano de Gradín que levantó la primera copa continental para su país. – ‘‘Y. tenía una zurda mágica y era un jugador diabolicamente técnico. como un trompo musical en el espacio. repentino. una poesía con dinámica deportiva que nadie a podido igualar. que escuchaba a la maravillosa recitadora. eléctrico. ante un público entusiasta y expectante. alado. se me puso a dar mil vueltas en el pecho de repente. mi alma estaba oscura y torpe como un secreto sollozante. y las oes y las zetas del primer fugaz encaje de la aguja de colores de tu cuerpo en el paisaje. decantar los vibrantes versos que estremecían su alma. . cada vez menos despacio. Esta creación del bardo peruano fue estrenada una noche fría de julio de 1922 por la famosa declamadora argentina Berta Singerman. así: Palpitante y jubiloso como el grito que se lanza de repente a un aviador todo así claro y nervioso yo te canto ¡oh jugador maravilloso! que hoy has puesto el pecho mío como un trémulo tambor Agil. trémula de emoción. fulminante yo te ví en la tarde olímpica jugar. delicado. fino.Creo que no faltan argumentos para entender porque el poeta peruano Juan Parra del Riego consideró al citado deportista como a uno de sus más grandes ídolos y le dedicó el ‘‘Polirritmo a Gradín’’. en el viejo Teatro Solís de Montevideo. otro nuevo corazón de proa ardiente. pero cuando rasgó el pito emocionante y te ví correr…saltar… y fue el ¡hurra! Y la explosión de camisetas tras el loco volantín de la pelota. globo que se va! Billarista de esa súbita y vibrante carambola que se rompe en las cabezas y se enfila más allá… Y díscóbolo volante. Gradín. regresa. cruza con su eléctrico temblor. campana. Gradín. zigzagueante espadachín del golquiper cazador. Tú. bala azul y verde! ¡Gradín. tres…cuatro… siete jugadores… La pelota hierve en ruido seco y sordo de metralla se revuelca en una epilepsia de colores. Flecha. arquea. róbale al relámpago de tu cuerpo incandescente otra azul velocidad para mi frente. émbolo. que cuando vas llevando la pelota nadie cree que así juegas: todos creen que patinas y en tu baile vas haciendo líneas griegas que te siguen dando vueltas con sus vagas serpentinas. de ese pájaro violento que le silva la pelota por el viento y se va. y ya estás frente a la valla. dos. el pié… Y es el tiro que en la tarde azul estalla como un cálido balazo que se lleva la pelota hasta la red. música. con el pecho. bronce vivo de la múltiple actitud. trompo. banderola! ¡Gradín. ¡Gradín. el alma. ¡Pez acróbata que al ímpetu del ataque más violento se escabulle. pasas uno. tirabuzón! (¡Yo ví a tres mujeres de esas con caderas como altares palpitar estremecidas de emoción!). vívora. flota. ¡Palomares! ¡Palomares! De los cálidos aplausos populares.Y te ví. . bisturí. ante un público puesto de pié. donde el bardo murió en vísperas de cumplir 31 años con una flor azul entre las manos. ya en los últimos años de su carrera como futbolista. vencido por la fuerza de aquel poema. a la declamadora se le vió visiblemente agotada. que sin poder pararse ante la abrumadora ovación del respetable. que le tributó una ensordecedora ovación y con inusitada euforia comenzó a corear el ¡Gradín! ¡Gradín! ¡Gradín! La verdad es que fue indescriptible lo que se vivió en el Teatro Solís. literatos. Poetas. un 25 de noviembre de 1925 Juan Parra del Riego fue sorprendido por la muerte. todos se hacen coheteros de una salva luminosa de sombreros que se van hasta la luna a gritar allá ¡Gradín! ¡Gradín! ¡Gradín! Cuando terminó su brillante intervención. saltan pechos. . casi extenuada. al ver alinear en la selección de los once ángeles celestiales al gran Isabelino Gradín. repentino deceso que causó un fuerte dolor no solo en los círculos literarios. Todos grítanle: ¡Gradín! ¡Gradín! ¡Gradín! Y en el ronco oleaje negro que se quiere desbordar. que insospechadamente encontró entre uno de sus ilustres asistentes al mismísimo personaje de ébano. No dudamos que nuestro recordado Juan Parra del Riego seguirá escribiendo sus inspirados polirritmos desde el cielo. vuelan brazos y hasta el fín. amigos y gente que apreciaba sus obras acompañaron sus restos al viejo Cementerio del Buceo. se cubría el rostro con sus morenas y grandes manos y lloraba desconsoladamente como un niño… Desgraciadamente. constituyéndose su entierro un acontecimiento multitudinario. pero como un submarino sale más allá con la pelota… Y es entonces cuando suena la tribuna como un mar.no lo ve nadie en un momento. sino entre la intelectualidad uruguaya. porque la fuerza del polirritmo la obligó a realizar un esfuerzo sobrehumano.