Laraña La construcción de los movimientos sociales Cap 1

March 27, 2018 | Author: tropipunk | Category: Sociology, Society, Behavior, Theory, Politics


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CIENCIAS SOCIALESENSAYO ENRIQUE LARAÑA LA CONSTRUCCIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EL LIBRO UNIVERSITARIO Alianza Editorial CAPÍTULO LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS Y LAS TEORÍAS DEL COMPORTAMIENTO COLECTIVO Las teorías cMsicas La primera cuestión que se plantea en este trabajo consiste en precisar qué entendemos por una teoría «clásica» en sociología. Una difundida acepción del término es temporal y alude a aque­ llos supuestos de interpretación que se establecieron en un perío­ do anterior en la historia de las sociedades. Lo clásico tiende a contraponerse a lo «moderno» y esa distinción suele llevar consi­ go un juicio de valor sobre su adecuación a la realidad social: mientras que lo segundo es aplicable al presente, lo primero per­ tenece al pasado y ha quedado obsoleto. En el campo de los mo­ vimientos sociales hay varios modelos teóricos, como los de la privación relativa y la frustración-agresión, para los cuales se re­ clama el estatuto de clásicos porque han precedido en el tiempo a las teorías más difundidas actualmente. Esa acepción de lo clásico se articula en una concepción de la modernidad que ha prevalecido en las ciencias sociales y que se caracteriza por la identidad que tiende a establecer entre los pro­ cesos de modernización y el progreso de la sociedad occidental (Bury, 1971; Touraine, 1993, 1995). No está claro hasta qué 29 modelos científicos o movimientos sociales y culturales. bajo dicha denominación encontramos dos enfoques claramente diferenciados en sus supuestos de interpre­ tación y su concepción del orden social: el que surge dentro de la tradición funcionalista. en lugar de basarse en su contraposición a lo moderno. que. Como se expone más adelante. Bell. de su fusión con lo moderno y del legado que éste recibe de lo clásico. hace incapié en la continuidad y recíproca influencia entre obras de arte. cuando aquí se hace referencia a la teoría del «comportamiento co­ lectivo». Por regla general. Un obra clásica no es la que ha perdido vigencia y validez. Esta imagen de las relaciones entre lo clásico y lo moderno es ca­ racterística de la postmodernidad. 1994). Si el primero es el más conocido en España. 1990.LA PERSPECTIVA DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS punto esa concepción ha calado en la culcura de estas sociedades. Park y Burgess. sin otra especificación. como el que parte del contraste entre comunidad y sociedad. 1993. 1972). 1992. las dos suelen considerarse teorías clásicas según la acepción his­ toricista del término antes citada. la concepción historicista de la modernidad tiene uno de sus pilares en la cen­ tralidad de algunos supuestos teóricos de las ciencias sociales. 1996). Un ejemplo de obra clásica en el cine es la producida por directores como John Ford o Alfred Hitchcock porque sus pelí­ culas siguen siendo objeto de especial atención y estudio por afi­ cionados y profesionales en ese arte contemporáneo y porque su influencia persiste en los estilos narrativos y supuestos de trabajo de los segundos. y el vinculado al interaccionismo simbólico. La relación entre lo clásico y lo moderno con fre­ cuencia se plantea con unas tensiones y una ambivalencia que la convierten en un proceso dialéctico: para construir nuevos signi­ ficados y formas de reflejar la realidad. mi argumento es que el enfoque interaccionista es el que sigue siendo un clásico para el estudio de los movimientos sociales en el sentido que acabo de exponer. que ya fue introducida por la críti­ ca de la sociedad de masas (Gusfield. 1924) y la Escuela de Chicago. Giddens. Pero parece más correcto pensar que. destacan dos que parecen reunir las características de las clásicas y responden a la denominación común de «teoría del comportamiento colecti­ vo». 1995. sino aquella que conserva estos atributos porque algunos de sus supuestos siguen siendo aplica­ bles a la realidad social e iluminan el camino para su investiga­ ción. o de la crítica de la moderni­ dad para aquellos que evitan la primera expresión. 1977). El interés por las teorías clásicas en las que se centra este capí­ tulo responde a una concepción diferente. lo mismo sucede respecto a la vigencia de esos conceptos empleados en el análisis de los movimientos sociales. lo moderno se apoya en lo clásico tiempo que lo cuestiona. Entre las teorías sobre movimientos sociales. Dado que fueron desarrolladas hace décadas. . que también ha sido empleada en la literatura sociológica. Beck. La cues­ tión estaría mejor planteada si se centrase en los grupos sociales en los que eso haya podido tener lugar. Lo clásico adquiere así un significado distinto. la utilidad de esas teorías clásicas es con­ secuencia de su síntesis con supuestos procedentes de otras re­ cientes. en lugar de deber su difusión al hecho de estar arrai­ gada en la cultura de las sociedades occidentales. que tiene su origen en Robert Park (1939. si bien la distancia que suele haber entre los postulados de la cien­ cia y los marcos interpretativos que configuran el sentido común de las personas induce a desconfiar de que haya sido así. 1972. se alude al enfoque inceraccionista. 1962. cuyos más destacados representantes son Smelser (1963). Parsons (1962) y Eisenstadt (1956. Esa dinámica de atracción-re- pulsión ha sido considerada como la fuente del impulso creador de los movimientos modernistas en las artes (Paz. La contraposición entre ambas formaciones sociales ha sido uno de los ejes básicos para explicar los procesos de modernización social (Lamo de Espinosa. 1967. pero sólo la interaccionista conserva parte de su vigencia en la actualidad y su influencia per­ siste en la literatura contemporánea sobre movimientos sociales 1 • 30 31 1 Por esta razón. La necesidad de revisar ese plantea­ miento para interpretar correctamente lo que acontece en la fase de modernización reflexiva en que se encuentran las sociedades occidentales es un supuesto central en algunos trabajos contem­ poráneos sobre esta cuestión. Sin embargo. en otro lugar he intentado mostrar que ese proceso de convergencia teórica también se está produciendo en las orientaciones europea y norteamericana de la construcción social (Laraña. sino exponer las ra­ zones en que se funda la afirmación anterior y señalar el camino que considero más adecuado para la investigación de los movi­ mientos sociales. que en la actualidad informa parte de la investigación de los movimientos (Tarrow. el reconocimiento de esa influencia sólo es explícito en el actual enfoque de los marcos de acción colectiva (Snow y otros. 1959). como los que hacen referencia a la continuidad de los movimientos que he analizado en otro lugar (Laraña. 1994b). 1994. Los sociólogos que siguen estos enfoques clásicos y contem­ poráneos comparten supuestos afines sobre la naturaleza de los movimientos sociales y un énfasis común en los procesos de defi­ nición colectiva de las situaciones y problemas sociales que los motivan. que fue desarrollada desde la orientación conocida como «crítica democrática de la sociedad . Ese modelo plu­ ralista se basa en una imagen de la sociedad moderna corno un sistema de organización claramente diferenciado del existente en las sociedades totalitaria y de masas. 1988. no podría haberse desarrollado sin la base teórica que le ha brindado lo que aquí se designa corno tradición interaccionista para aludir de forma genérica a las orientaciones teóricas del interaccionisrno simbólico y la sociología cognitiva. 1972. Esos supuestos comunes de los enfoques citados han facilita­ do un proceso de convergencia teórica cuyo resultado es una perspectiva de singular interés para el estudio de los movimientos sociales. Ello está relacionado con los vínculos institu­ cionales que subyacen en los supuestos teóricos empleados por las distintas escuelas sociológicas y con la distancia. Dicha revisión no cuestionaría su condición de modelo clásico y es congruente con la evolución que ha seguido esta aproximación en los últimos años. 1924). Las raíces teóricas de esos supuestos convergentes se en­ cuentran en la tradición del interaccionisrno simbólico. Sin embargo. Dicha diferenciación tiene sus raíces en las formas de participación de los ciudadanos en la vida social analizadas en la teoría del cambio social inicialmente formulada por Durkheim (1985). Snow y Benford. Benford 1977). Este argumento es congruente con el principio de relati­ vismo científico que cuestiona la posibilidad de que un modelo contenga el enfoque definitivo para la investigación en este campo (Gusfield. Park y Burgess. 1994a). 1992) y permanece latente en el centrado en los procesos de construcción de las iden­ tidades colectivas. Soy de los que creen que la construcción teórica en este campo hoy no puede realizarse sin reconocer la influencia de los clásicos y que ello enriquece los modelos contemporáneos porque contribuye al conocimiento de sus orígenes. 1986. McAdam. que ha existido entre estos dos enfoques constructivistas. tanto física como entre sus respectivas tradiciones teóricas. 1982). 1995. mi objetivo no sólo es defender la vi­ gencia de ciertos autores y supuestos clásicos. Parte de su vigencia actual se deriva de la capacidad de este modelo para revisar sus supuestos iniciales y adaptarlos a los cambios que se están produciendo en la sociedad occidental y en los movimientos que surgen en ella. Herbert Blurner (1971) y Erving Goffrnan (1986 [1974]. lo cual se ha considerado un requisito general para todo desarrollo científico (Cicourel. 1982).LA PERSPECTfVA DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS Ello significa que sólo la segunda es una teoría clásica en el senti­ do del término que acabo de exponer. McCarthy y Zald. 1994). 32 33 La sociedad de masas El enfoque del comportamiento colectivo responde a una con­ cepción pluralisra de la sociedad en la que se asume que hay una distribución uniforme del poder y codos los grupos tienen posibi­ lidad de canalizar sus expectativas y demandas a través de las ins­ tituciones políticas existentes (McAdam. y espe­ cialmente en la obra de Roben Park (1939. y que ese reconocimiento no choca con otro: la necesidad de revisar algunos de los supues­ tos de esta teoría. Al destacar aquí la continuidad entre esas perspectivas y la del comportamiento colectivo. El enfoque de los marcos de acción colectiva. en gran parte debido al papel decisi­ vo que desempeñaron estos movimientos en el estallido de la guerra más destructiva de la historia (Hobsbawn. C. 1973). Arendt. El esfuerzo por encontrar res­ puestas a esa cuestión ha contribuido mucho al desarrollo de la investigación en este campo. Kornhauser (1969) formuló una influyente interpretación sociológica de algo incomprensible para la opinión pública durante los años cincuenta: el surgimien­ to de los movimientos totalitarios en países avanzados de Europa durante la primera mitad del siglo. En una de la obras que más han influido en el desarrollo de esta perspectiva. esas características de las masas están asociadas a su comportamiento divergente respec­ to a las normas y procesos de integración social. 1969. y también la influencia de las circunstancias históricas en las que viven los sociólogos en los modelos que emplean para interpretar los hechos. Estas relaciones ejercen una influencia decisiva en su receptividad o resistencia a ideas o movimientos que tienden a socavar el siste­ ma de libertades de una sociedad moderna. la escasa interacción entre ellos y la difusa organización de las masas (1939: 242). y sirve para designar a gran­ des cantidades de personas no integradas en una forma de agru­ pamiento social. Para ambos autores. Veinte años antes. La preservación de los valores en que se funda ese sistema depende de la fuerza y pre­ sencia de unos grupos que actúan como baluartes de dichos valo­ res. Erich Fromm. Una idea central desde esa perspecnva consiste en que las so­ ciedades modernas contienen en su seno tendencias contrarias al orden democrático. La preocupación por los procesos de desidentificación que trae con­ sigo la transformación de la sociedad tradicional es un tema cen­ tral en la teoría de la sociedad de masas que desarrollaron sociólogos como Hanna Arendt. 1995). Las teorías del comportamiento colectivo y la sociedad de masas siguen supuestos afines. En este punto se bifurcan dos enfoques diferentes que parten de esos supuestos comunes: para la tradición aristocrática. Roben Nisbet y David Selznick. La distinción fundamental se establece entre tendencias o fuerzas de masas y pluralistas. estos grupos son élites que deben ser protegidas contra la dominación 34 35 . Karl Mannheim. su carácter anóni­ mo. Melucci (1989) ha conceptualizado estas relaciones entre hechos y teorías al referirse al carácter «históricamente construido» de las teorías sociológicas. La diferencia decisiva se establece entre el comportamiento de las personas que forman parte de una masa y el de aquellas que participan en grupos independientes. Ello ilustra la relación que suele existir entre los hechos y las teorías explicativas de los movimientos sociales. El concepto de masa se contrapone al de clase social. La política en la sociedad de masas. Park habría contribuido a esa definición al destacar la procedencia de cualquier estrato social de los individuos que forman parte de una masa. y la premisa central de este enfoque es que el vigor de las instituciones democráticas depende de la configuración de la estructura social de cada país. que se manifiestan en la predisposición a de­ sarrollar características de la sociedad de masas a no ser que coe­ xistan con fuerces tendencias opuestas (Kornhauser [1959]. La pérdida del significado que antes tenían estructuras sociales como la familia. Ese tema sigue vigente y tiene singular interés para algunos soció­ logos contemporáneos que estudian los movimientos sociales y las consecuencias negativas de la modernización. la clase social y la comunidad local en las sociedades de masas constituyó una anticipación de dicho problema. y en los cambios que suelen producirse en sus relaciones con los demás y con otros grupos. Wright Milis. La sociedad plura­ lista se diferencia de la de masas en la proliferación y el vigor de unos grupos secundarios cuya principal misión consiste en cana­ lizar la participación social y hacerla más eficaz. 1969).LA PERSPECT!VA DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL LA ACTUALIDAD DE LO�LÁSIC� _ ___ _ _ de masas» (Kornhauser. Ese fenómeno se consideraba entonces consecuencia de un proceso de transforma­ ción de estas sociedades cuyos rasgos principales son la desapari­ ción o la creciente inoperancia de los grupos que median entre el individuo y el Estado y la emergencia de masas amorfas como principal forma de agrupamiento y de p�rricipa�ión en la vida so­ cial. algunos de los cuales conservan su utilidad para aproximarse a los movimientos contemporáneos debido a su énfasis en unas características de las sociedades mo­ dernas que hoy siguen siendo importantes para su estudio. William Kornhauser. y los movimientos de masas en Europa atrajeron a una variedad de individuos de gran cultura (Arendt. como los que hoy centran parte de la atención de las perspectivas constructivistas. Enrre sus más destacados representan­ tes están Ortega y Gasset. 1986). Es mucho más probable que esto suceda en una sociedad caracterizada por la atomización y centralización de las relaciones sociales. 1939: 227). Desde dicha perspectiva clásica. Puesto que ese objeto se sitúa fuera de las culturas y los grupos locales. «los símbolos abstractos y todo aquello que se conoce sólo a través de los medios de comunicación de masas» (Kornhauser. la sociedad moderna no necesita élites para defender su sistema de libertades. Esa situación tiene efecros de ca­ rácter cognitivo. posiciones respecto a los acontecimientos o decisiones que tienen interés colectivo (Kornhauser. sentido de la realidad y responsabilidad que se atri­ buye a la que se sitúa en objetos próximos. aspecto que hemos tratado en un trabajo reciente sobre los nuevos movimien­ tos sociales (J ohnston. sino que se desplaza a 36 37 . y se fija en objetos distantes como conflictos o hechos de ámbito nacional e interna­ cional.LA PERSPECT!YA DE LA CONSTRUCCIÓN SOCI__ AL _ _ 2 de las masas. en la que los individuos están vinculados entre sí sólo por su relación con una auroridad común. En este punto se pone de relieve la conexión de esta teoría con la del comportamiento colectivo. 1973). los amigos o el sindicato. Esta última pers­ pectiva establece una relación entre la lejanía del objeto de aten­ ción de las personas que participan en ellas y el carácter no regu­ lado y espontáneo del comportamiento colectivo. sin marcos de referencia para tomar LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS ' Los críticos aristocráticos de la sociedad de masas expresaron un fuerte pesimismo respecto a las consecuencias de los cambios que se producen en la sociedad moderna y la creciente participación de las masas en las decisiones más importantes. ya que deja a los individuos sin recursos para si­ tuar los acontecimientos. y para la teoría democrática (Kornhauser. Me refiero a la importancia que la primera teoría confiere al lugar donde se sitúa el foco de atención de las personas y su relación con la vida cotidiana. El sentido de realidad y responsabilidad de las personas disminuye a medida que su objeto de preocupación se distancia de sus vidas cotidia­ nas. como la familia. Laraña y Gusfield. El comportamiento de masa se da tanto en individuos con estatus social alto como en clases bajas. 1969). para la cual la capacidad de sugestión individual y la irritabilidad son características de situa­ ciones de malestar social en que surgen las distintas formas de comportamiento colectivo (Park. La debilidad o au­ sencia de esos grupos es el rasgo estructural que distingue a la so­ ciedad de masas de la pluralista. institucionalizada en el Estado. La principal característica de la sociedad de masas no es la brutalidad o la torpeza de éstas. Según esta última. sino grupos independien­ tes fuertes. En esos casos aumenta la posibilidad de ser sugestionadas por líderes y discursos demagógicos que apelan a esos objetos re­ motos y de ser movilizadas por los primeros. Le Bon y Mannheim. La teoría de la sociedad de masas tiene un observable empírico fundamental en el concepta de comportamiento de masa. La pérdida de las bases morales que anres sustentaban las élites suscita la posibilidad de caer en la tiranía política o en la de­ cadencia cultural. Para este enfoque. in­ dependencia. Por el contrario. una de cuyas primeras características se refiere a algunos aspecros cognitivos de la acción colectiva (La­ raña. Esca aproxi­ mación representó una reacción ante los cambios revolucionarios que se estaban pro­ duciendo en la sociedad europea durante el siglo XIX y se ha centrado en la defensa in­ telectual de los valores sustentados por las élites. 1994). el problema fundamental estriba en la posibilidad de surgimiento de otras élites que sigan el modelo nazi o bolchevique. ese foco de atención en la sociedad de masas está muy alejado de la experiencia personal. no puede definirse o explicarse desde los marcos de significados y las nor­ mas sociales que operan en estos grupos. Esa clase de preocupación suele carecer de la precisión. en una sociedad pluralista los individuos se relacionan entre sí a través de una variedad de grupos independientes que tienen suficiente fuerza como para actuar de eslabones entre el individuo y los grupos primarios y el Estado. 1969) se trata de grupos independientes en los que se articula la organiza­ ción social. 1969). La crítica democrática a la sociedad de masas surge como reacción a los movimientos totalitarios que se están produciendo en Europa durante el siglo XX anre las desastrosas consecuencias de los conflictos bélicos que éstos desencadenan. las transacciones comerciales. sino el aislamiento de los in­ dividuos en los grupos primarios y la naturaleza de las relaciones sociales que establecen entre sí. 1962. El individuo siente que forma parte de algo sólo cuando participa en movimiento de masas. debido a la impor­ tancia que adquieren las cuestiones de identidad en sus formas de acción colectiva. lo cual puede contribuir a explicar algunos movimien­ tos violentos como el tratado en el capítulo 8. los cuales se antici­ paron a ideas recientes de las teorías construcciviscas sobre los nuevos movimientos sociales. Pero esa tenden­ cia no es exclusiva de dichos movimientos. ese supuesto ha sido especialmente aplicado a los movimientos fascistas debido a su frecuente empleo de la vio­ lencia contra grupos rivales (Duverger. En la sociedad de masas. Una de las razones que explican el interés que mantiene esta teoría en la actualidad radica en el significado que atribuye a la participación en la vida social. Esa aproximación fue ampliada por el enfoque interaccionis­ ta en algunos trabajos publicados en los años sesenta. como los de Orrin Klapp (1968) y Ralph Turner (1969). Ese marco define la relación entre los medios y los fines que ha caracterizado a los movimientos totalitarios. el segundo destacó el surgimiento de esas cuestiones en la formación de los movimientos de la Nueva Izquierda en los años sesenta. que se manifies­ tan individualmente como desorganización personal y tendencia al comportamiento de masa. Para explicar esos sentimientos. 1951. Ello implica la disponibilidad de los individuos para ser movilizados por programas totalitarios y se­ guir pautas extremistas que persiguen la abrogación de los proce­ dimientos democráticos mediante la violencia (Gusfield. sino sólo cuando se traduce en reac­ ciones directas y activistas. de los valores y sentimientos de la población. Esta expansión del significado de los procesos de participa­ ción social a aspectos subjetivos de la conducta y la personalidad individuales mantiene su vigencia y milidad para interpretar lo que acontece en las sociedades occidentales. que ex­ plicó como resulcado de una nueva utopía existencial. a consecuencia del empobrecimiento de la interacción social que generan los procesos de racionalización de la sociedad y la formación de una sociedad de masas. 1972). Kornhauser. La crisis de unas estructuras esenciales para articular la participación en la vida social genera problemas psicológicos a las personas que viven en la sociedad de masas. 1969. Un análisis convergente con estos supuestos ha sido formulado en la teoría de la «desdiferenciación de la esfera 38 39 . al igual que de sus for­ mas de acción colectiva. ya que está vincula­ da a un marco de acción más amplio que incluye a los de ideo­ logía comunista (Arendt. Furet. Pero no toda preocupación por objetos remotos genera comportamiento de masa. La teoría de la sociedad de masas no sólo analiza la incidencia de los cambios estructurales en la formación de la opinión públi­ ca y el surgimiento de grupos que carecen de otras fuentes de in­ formación que no sean los mass media. El primero analizó la importancia de los problemas de identidad individual en la formación de los movimientos sociales. las cuales se manifiestan en la tendencia a la adhesión in­ condicional y fanática a líderes que formulan discursos demagó­ gicos sobre la forma de recuperar una mítica comunidad tradicio­ nal. También extiende ese aná­ lisis al de los sentimientos de la población: en una sociedad de masas predominan los de alienación y ansiedad como consecuen­ cia de la forma en que se estructura la sociedad. 1995).LA PERSPECTIVA _QI LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL LA ACTUALIDAD DE LO� CLÁSICOS un «universo más amplio» que no es cubierto o definido por esos significados. esta teoría sigue la lógica de interpretación prevale­ ciente en sociología: las transformaciones estructurales se consi­ deran la causa de los cambios que se producen en la cultura. Otra característica del comporta­ miento de masa es la tendencia a recurrir a la fuerza para resol­ ver conflictos. La participación en movi­ mientos totalitarios y de masas genera sentimientos de identidad colectiva. según la cual la realización de los se­ gundos justifica cualquier medio (aspecto que vuelve a plan­ tearse en el capítulo 8). 1951). esos cambios generan serios problemas de integración social. el cual se fundamenta en un con­ cepto ampliado de la misma que incluye aspectos de carácter es­ tructural y cultural. Esca perspectiva hace hincapié en las implica­ ciones psicosociológicas de la participación en la vida social y no se limita a aplicar la teoría de los grupos secundarios desde una perspectiva exclusivamente centrada en sus dimensiones políti­ cas. Arendc. ya que se produce después de un periodo histó­ rico en el que habían surgido las mayores amenazas a esa socie­ dad. La tendencia de la teoría de la sociedad de masas a establecer una clara distinción entre la es­ tructura de la sociedad pluralista y la de masas. La respuesta de la teoría pluralista consiste en negar a los seguidores de estos gru­ pos el estatus de actores racionales que buscan su propio interés. Hobsbawn (1995) ha designado como la Era de las Catástrofes al periodo que media entre las dos guerras mundiales y que ha estado marcado por ellas3.. que forma parte de un influyente trabajo sobre las con­ secuencias no previstas de la modernización social (Beck. pero la recurrencia de los mismos hace difícil sostener esa idea (McAdam. cada per­ sona se integra en la política con arreglo a su capacidad como miembro de un segmento de la sociedad -trabajador o empresa­ rio. en la que cada individuo participa eficazmente en la vida social. Si eso fuese cierto.. inmigrante o autóctono. 1982: 6). cit. como resultado de las influencias desin­ tegradoras de la sociedad de masas «en los sentimientos de lealtad a determinados grupos que caracterizaban la estructura social de los países democráticos en períodos históricos anteriores» (Gus­ field.: 30). 40 LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS Este énfasis en defensa de la sociedad pluralista y democrática es otra muestra del carácter históricamente construido de las teo­ rías sociológicas. 1962: 20). Parte de la contribución de las teorías del comportamiento colec­ tivo y la sociedad de masas consistió en trascender las fronteras simbólicas que tienden a establecerse entre la sociología y la psi­ cología. Ese modelo de poder so­ cial implica que el sistema políúco está abierto a la participación de todos los grupos y que ninguno puede impedir el acceso a otros4 aunque tenga especial influencia política.-----política». 1982: 5). y está resurgiendo en el estudio de los movimientos sociales durante esta década. 4 La teoría de Roberr Dahl ( J 967) es el mejor exponente de ese modelo: todo grupo que se considere afectado por una política concreta tiene amplias oporrunidades para exponer su caso y negociar una solución al problema. «En la concepción pluralista del ciudadano. lo cual impide que se produzcan dichos procesos de identificación y conduce a la alienación política («el desapego de las personas respecto de sus instituciones políticas»). sino también su capacidad de responder a las demandas que genera. residente en el campo o la ciudad. La teoría pluralista del poder Los primeros trabajos en esta dirección se formulan en unos tér­ minos que difieren de los empleados hoy por las teorías construc­ tivistas sobre la acción colectiva. «siempre presente aun en los momentos en que no se escuchaba el sonido de las armas y las explosiones de las bom­ bas» (op. 41 . El modelo pluralista describe una sociedad en la que el poder «está ampliamente distribuido entre la variedad de grupos que compiten por él y no se concentra en manos de ningún segmen­ to de la sociedad» (McAdam. y mostrar que la integración de los individuos en la vida comunitaria o local trasciende el ámbito de la política y es fuente de identidad personal. De ese modelo pluralista no sólo se piensa que garantiza la apertura y justicia del sistema. El problema radicaba en la debilidad o inexistencia de los grupos secundarios. el cual no puede concebirse disociado de ella. La psicología social influyó con fuerza en la tradición interaccionista. Ese supuesto simplificaba de tal modo la realidad de los movi3 Sin embargo. 1992).LA PERSPECTIVA DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL . blanco o negro» (Gusfield. la guerra es un hecho que para este historiador define todo el si­ glo XX. y la importancia que se atribuye a las causas estructurales de la política de masas se fundaban en una visión demasiado optimista de la sociedad de­ mocrática. 1962: 20). la cuestión que se plantea es: ¿por qué sur­ gen movimientos sociales que siguen cauces de acción no institu­ cionalizados? Una posible respuesta consiste en que éstos «repre­ sentan poco más que un error estratégico que vienen cometiendo innumerables grupos sociales». después de un período de declive durante las dos anteriores (Gamson. 1992). Ello también parece relacionado con un aspecto de esta teoría que plantea serias dificultades para el estudio de los movi­ mientos sociales y ha sido cuestionado en las tres últimas déca­ das. Debido a sus dramáticas consecuencias. LA PERSPECTIVA DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS miemos contemporáneos que se convirtió en objeto de fuertes críticas para los analistas de los movimientos en los años sesenta y setenta. al igual que los pro­ blemas de integración social y los recurrentes conflictos étnicos en las sociedades occidentales. En segundo lugar. Tam- Participación social y diferenciación de la política Si se intenta profundizar en el vínculo existente entre los problemas relativos a la participación social y los de identidad que afectan al conjunto de la sociedad. estos últimos son los que mejor permiten ca­ nalizar las inquietudes y las fuerzas políticas hacia esa esfera. Entre la va­ riedad de medios que sirven para articular las demandas políticas (grupos de intereses. la cual se considera resultado del proceso de racionalización de toda la sociedad que es la esencia de los procesos de cambio social en Oc­ cidente. que son canalizadas a través de los partidos políticos y controladas por aquellos que pertenecen a la clase política5• Ese modelo cen­ tral en la sociología weberiana plantea la necesidad de que la po­ lítica se convierta en una esfera diferenciada (separada) de la vida social y los partidos actúen como los cauces para ello. ciología. 1967. y que están vinculados a la teoría de la modernización más difundida en so- 42 5 Esca última está formada por profesionales de la política (hombres de partido y fun­ cionarios) y es el segmento de la sociedad que «ocupa el Esrado y ejerce su domina­ ción sobre el resto de la sociedad» (Pérez Díaz. y por la proliferación de conflictos sociales en estas socie­ dades. Es la teoría de Weber. 43 . y su tesis sobre la burocracia como nuevo sistema de dominación al que nada ni nadie escapa en las sociedades modernas ( 1944. Los enfoques tradicionales a los movimientos sociales se fun­ dan en esta teoría de la diferenciación de la esfera política. 6 Ello se debe a dos razones. 1988. como planteamos hace algunos años en relación con los de estudiantes en la década de los sesenta (Flacks. además de cuestionar la validez del modelo al­ ternativo (marxista) en la explicación de esos movimientos. 1967). los acontecimientos que están teniendo lugar desde hace treinta años en sociedades que se sitúan a la ca­ beza de los procesos de modernización contrastan con los supues­ tos de ese modelo. La concepción pluralista del poder presenta limitaciones im­ portantes y da por supuesta una situación idílica que no se ajusta a la realidad ni en Estados Unidos ni en el resto de las sociedades occidentales. en el que ya se produce una expan­ sión de ese concepto medular en el estudio de los movimientos sociales. los partidos permiten traducir esos propósitos conforme a criterios racionales que se plantean en sus definiciones de los objetivos y los medios para alcanzarlos (Pérez-Agore. 1989. 1987: 19). que tradicio­ nalmente se venían adscribiendo al orden político. 1993). Ese planteamiento está implícito en el enfoque inceraccionista del comportamiento colectivo. que afectan a muchos grupos. Esa teoría es cuestionada por la existencia de meca­ nismos de exclusión de la esfera política. Ello conduce a cuestionar algunos de los supuestos que han prevalecido en la explicación de estos hechos. Sin embargo. 1972: 33). así como los objetivos difusos de los movimientos sociales6. Laraña. Melucci. Desde ese modelo pluralista es di­ fícil explicar la difundida crisis de confianza en las instituciones políticas tradicionales que se registra en estos países ya desde los años sesenta y constituye uno de los fenómenos más importantes para la formación de movimientos sociales. que surgen y se dirimen al margen de los cauces estableci­ dos e impugnan los supuestos sobre la apertura y capacidad de respuesta de las instituciones políticas existentes (Fancasia. los partidos permiten la inclusión de los intereses e inquierndes de ciertos grupos en un programa en que se combinan con otros más generales «que pueden tener alguna atracción sobre un público más am­ plio» (Eisenstadr. Laraña. es necesario ir más allá de las implicacio­ nes políticas de aquélla y del ámbito de la sociología política. movimientos sociales y partidos políticos). 1987: 85). opinión pública. y dio un fuerte impulso al desarrollo de la teorías que parten del principio opuesto al subrayar la racionalidad de los ac­ tores individuales y colectivos. En primer lugar. 1982). según la cual la racionalización de la vida social implica la constitución de una esfera política separa­ da del resto de la sociedad. La racionalización de la vida política implica el progresivo alejamiento de los ciudadanos de las esferas donde se toman las decisiones más importantes. todo sentimiento y acto es contagioso hasta el punto de que el individuo sacrifica muy fácilmente su interés personal al colectivo». En su introducción a la edición en español. La contraposición entre comportamiento colectivo y organi­ zación social tiene su origen en la investigación de estos fenóme­ nos al final del siglo pasado. las cuales nos conducen al «comunismo primitivo que ca­ racterizó a los grupos humanos antes de civilizarse» (1986: 19-22). hecho que inaugura una nueva era en la que desaparecen los atributos de la civilización (normas fijas. «un sentimiento de potencia invencible» que es fruto de la condición anónima de los individuos en masa y de su integración en un grupo numeroso. Ello les permite ceder a sus instintos y abando­ nar todo sentimiento de responsabilidad. 19 39). y al margen de sus diferencias en estilos de vida.: 31). trabajo o inteligencia. fluencia que tuvo la Psicología de las masas de Le Bon (1986)7. son consecuencia del ajuste de las con­ ductas sociales al conjunto de normas y convenciones sociales. Las causas de esa transformación son dos: en primer lugar. todos ellos son inaccesibles a las masas.LA PERSPECTIVA DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS bién en este aspecto los nuevos movimientos sociales plantean un fenómeno de reflexividad social: el cumplimiento de la profecía weberiana sobre la imparable difusión de la burocracia y la racio­ nalización de la vida social produce efectos perversos. 1924). Sean cuales fueren los individuos que las componen. los procesos por los que las sociedades se desintegran en sus elementos consti­ tutivos y aquellos a través de los cuales esos elementos se reagru­ pan nuevamente a través de nuevas relaciones para formar nuevas organizaciones y nuevas sociedades» (Park y Burgess. racionalidad. Ese orden social es des­ truido por la irrupción de las masas. ya que cuestionan esas normas y se apartan de ellas: constituyen formas de «comporta­ miento social elemental» en la medida en que prescinden de los procesos de socialización a través de los cuales los individuos in­ teriorizan las normas sociales (Park. cuya expresión más contundente es la fa­ mosa ley de la unidad mental de las masas. op. una dinámica de sugestibilidad y contagio social que caracteriza a estas situaciones de grupo («en una masa. que se ma­ nifiestan en una creciente desconfianza hacia las formas de orga­ nización política que son fruto y motor de esos procesos de mo­ dernización y en una difundida crisis de credibilidad de las instituciones políticas. 45 . En ella. La irrupción de las masas no es consecuencia del sufragio univer­ sal. de la forma más obvia y elemental. Para Le Bon. previsión del futuro y un alto grado de cultura). Gus­ field. y singularmente en la poderosa in- 44 7 . Le Bon subraya la relación entre los cambios cognitivos y los fenómenos de grupo. Los movimientos se consideraban formas de comportamiento desviado porque se apartan de las prevalecientes en sociedad (McAdam. 1982. Jiménez Burillo destaca que se ha tradu­ cido a dieciséis idiomas y se han realizado cerca de cincuenta ediciones del libro. disciplina. las masas se convierten en la agencia de cambio social por ex­ celencia. cit. «el simple hecho de trans­ formarse en masa les dota de una especie de alma colectiva» que les hace «pensar. ya que su surgimiento e importancia van a generar la li­ quidación de las civilizaciones envejecidas. esta teoría trata de «aquellos fenómenos que ponen de manifiesto. 1994). Los fenómenos de comportamiento colectivo son conceptualiza­ dos como fisuras en dicha organización. sino de la difusión de unas ideas y de la progresiva asociación de los individuos que lleva a la realización de éstas. Se trata de una obra básica en la teoría elitista de la sociedad: las civilizaciones fueron «creadas y guiadas por una reducida aristocracia intelectual» que constituía su armazón y su fuerza moral. En segundo lugar. Estas últimas se consideran fruto de la existencia de una organización social. En su formulación más extrema. actuar y sentir de modo completamente distinto de la forma en que lo haría cada uno por separado» (1986: 29). Comportamiento colectivo y organización social La teoría del comportamiento colectivo partía de un supuesto sobre la naturaleza de los movimientos que estaba en la raíz de sus problemas para interpretarlos y definió el estatuto de este concepto durante los años cincuenta y sesenta. cit. De ahí proviene la confusión que inicialmente introdujo el uso del concepto en dos sentidos. esa orientación amplia puede haber generado un problema de demarcación del campo de estudio del comporta- 47 . y ello «marca la actividad del grupo. como «una forma de acercar­ se al estudio del orden social más que un campo específico de in­ vestigación». Aunque Park aceptó la descripción básica de Le Bon sobre el comportamiento de las masas. la personalidad consciente del individuo es sustituida por la inconsciente y actúa como si estuviese hipnoti­ zado (op. a la que me refiero más ade­ lante (Gusfield. que se halla bajo la influencia de la costumbre. amplio y restringido. Sin embargo. 1994. en la obra de Park y Burgess. que para Le Bon los hace explica­ bles desde los supuestos psicológicos y conductisras. Al principio de su obra Park sigue una concepción muy am­ plia del comportamiento colectivo. que desarrolla las primeras prácticas de terapia individual basadas en la hipnosis. El concepto de comportamiento colectivo equivale a grupo en acción y su definición se puede aplicar a una amplia gama de fenómenos sociales: «es el comportamiento de indivi­ duos bajo la influencia de un impulso que es común y colectivo. Por consiguiente.importa­ miento colectivo y el de la organización social. El concepto abarca desde los fenómenos de pá­ nico colectivo y los comportamientos de masas en general hasta los de opinión pública y las modas. 1967). concibió de otra forma la relación que mantienen con el orden social (Turner. incluyendo la conducta regulada por normas que deri­ van de la división del trabajo y la existencia de roles sociales.LA PERSPECTIVA DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL El argumento central consiste en afirmar que. Más que plantear un pro­ blema conceptual. 1967: XLI). Esca obra influye mucho en la de Park y en la crítica demo­ crática de la sociedad de masas. mientras que los prime­ ros no caen en esa generalización y limitan el ámbito de esos su­ puestos a situaciones o colectivos específicos. 1967: XLII). Arendt (1951) lo hace en el caso de los movimientos totalitarios para explicar la forma en que eliminan a sus propios miembros y se fundan en la delación de los compañeros. lo cual exige analizar la aparición de nuevas formas de comportamiento colectivo (Park. En ello se funda la concepción de estos comportamien­ tos como fundamentalmente irracionales y sujetos a un alto grado de sugestibilidad externa. Las bases de ese comportamiento se en­ cuentran en el hecho de que la conducta de las personas es orien­ tada por expectativas compartidas. «El problema central del comportamiento colectivo consiste en identificar el proceso a través del cual se constituye y reconstituye la sociedad» (Turner. sufren un bloqueo en sus estructuras cog­ nitivas y se convierten en autómatas manejados por la inercia de la masa. o las reglas instituciona­ les» (Park. Park anticipó una orientación que se desarrolla posterior­ mente dentro de su propia tradición. Esa definición borra los límites entre el estudio del q. «prácticamente toda la actividad de grupo puede abordarse como comportamiento co­ lectivo». 1981: 3). las convenciones y normas sociales. la tradi­ ción. en las que posteriormente se inspira Freud para elaborar su mérodo de psicoanálisis. 46 LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS_ es decir: un impulso que es fruto de la interacción social» (Tur­ ner. 1939: 222). los individuos «descienden varios peldaños en la es­ cala de la civilización». La teoría interaccionista del com­ portamiento colectivo la restringe a situaciones de emergencia. pero una diferencia básica entre estos dos enfoques y el de Le Bon estriba en que este último apli­ ca su ley a cualquier situación de masas. el concepto amplio no hace más que aplicar un supuesto muy difundido en la actualidad sobre el estudio del cambio social: la necesidad de es­ tudiar conjuntamente esos aspectos y los del orden social (Lara­ ña. 1984). Turner. su objeto de estu­ dio radica en entender cómo surge un nuevo orden social. y los que existen entre esa clase de comportamiento y el que se atiene a las normas sociales. 1967).: 32)8. pánico. alarma y malestar social (Gusfield. 1970). 1939: 223). que sienta las bases de esca tradición al publicarse en 1921 (Turner. pasando por revoluciones y movimientos sociales. Al concebir el comportamiento colectiv� como una forma normal de conducta que genera procesos de cambio y orden so­ _ cial. 8 No por casualidad fue discípulo de Charcot. Al estar in­ merso en una masa. al formar parce de una masa. cit. el estudio del pri­ mero pasa a centrarse en una forma de comportamiento que se distingue por su carácter elemental. al dirigirse otra vez a dicho individuo.LA PERSPECTIVA DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL miento colectivo. y se presenta asociado a una clase de in­ teracción entre las personas que difiere drásticamente de la habi­ tual en sociedad (1939: 224). 1939: 225). Con ello. pensamientos y comportamiento de la gente como consecuencia de cambios sig­ nificativos en sus formas de vida» (Park. Son formas elementales de comporta­ miento. Esas conductas surgen en condiciones de malestar social en las que las personas «sienten una urgencia de actuar pero se ven imposibilitadas para hacerlo». Para Park. hay un amplio sector del mismo que no entra en esa cate­ goría» (Park. El malestar social es una situación colectiva de ansiedad (rest­ lessness) y «grave perturbación en las sensaciones. Esta forma de interac­ ción se denomina «circular» porque la acción de un individuo tiene un efecto reflejo sobre él. que acompañan a las formas habituales de com­ portamiento colectivo. 1939: 226). sin que sea determinada por otros elementos de carácter simbólico o cultural. pero ese tipo de reacción también suele caracterizar a las situaciones de malestar social como las que im­ pulsan a participar en los movimientos sociales. una situación de pánico colectivo o un estado de histeria generalizado. agresividad o irrita­ ción. De esta capacidad para combinar supuestos teóricos proce­ dentes de distintas tradiciones científico-sociales proviene buena parte de la fuerza que sigue teniendo el enfoque interaccionista del comportamiento colectivo. y es la «principal forma de estímulo en las formas elementales y espontáneas de comportamiento colectivo» (Park. «Mientras que la mayor parte del comportamiento colectivo se produce bajo la forma de actividades reguladas por los grupos so­ ciales. Park combina el énfasis de Le Bon en los cambios en el medio ambiente de las personas que actúan de forma colectiva con la psicología de las masas elaborada por Freud y las tesis de Mead sobre la interacción social (Turner. El énfasis de las dos primeras en el carácter irracional de la conducta colectiva y en los sentimientos de frustración-agresión es equilibrado por el que pone Mead (1972) en la naturaleza reflexiva de la interacción en sociedad y en el papel de los símbolos que el actor interpone entre sus pulsiones primanas para controlarlas y adaptarse al 48 LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS medio social. ya que no se atiene a las nor­ mas y expectativas sociales. alarma e his­ teria colectiva. 1939: 227). que se habría resuelto posteriormente recurrien­ do a la acepción restringida de este concepto. de­ seos o disposiciones que no se pueden satisfacer» en el marco de las instituciones sociales. en conductas que surgen de forma es­ pontánea y no a partir de acuerdos o tradiciones preestablecidos. un rasgo clave del comportamiento co­ lectivo es la presencia de una forma de interacción que designa como reacción circular: «un tipo de interestimulación de la con­ ducta en la que la respuesta de un individuo reproduce el estímu­ lo que le llega de otro y. la interacción interpretativa se sitúa en el ex­ tremo opuesto a la anterior y tiene lugar cuando estos mecanis­ mos de estímulo y respuesta son mediados por la capacidad de simbolización y autocontrol del individuo. Los supuestos que enfatizan la na­ turaleza irracional del comportamiento colectivo son contrapesa- 49 .: 228). Esta última es muy común entre los seres humanos. «las más simples y antiguas de interacción entre las per­ sonas para actuar conjuntamente. Según esa acepción restringida. 1988). como contrapuesto al de orden social. y al hacerlo retornan a él intensificados. Es el mismo argu­ mento con que Mead (1972) ilustra las diferencias entre la con­ ducta social y la animal. que habitualmente conducen a otras más complicadas» (op. Donde más clara­ mente puede observarse es en situaciones de pánico. Cada individuo refle­ ja sobre el otro sus sentimientos de pánico. Mientras que la interacción interpretati­ va puede asemejarse a un partido de tenis y tiende a diferenciar a los individuos. Por el contrario. la reacción circular tiende a hacerles iguales. re­ fuerza el estímulo anterior» (1939: 224). Ese estado de ánimo suele producirse «cuando la gente tiene impulsos. Park sitúa en la interacción cara a cara el argumento tradicional sobre el comportamiento colectivo (el bloqueo de la capacidad racional individual) y refuerza su contenido sociológico al aplicar un su­ puesto central del conductismo social. como las que se producen cuando hay un tumulto. ___!:_A PERSPECTIVA DE__l:A CONSTRUCCIÓN SOClAL dos por los que destacan las funciones simbólicas de la conducta. Park. 1981. la perspectiva interaccionista los consi­ dera fuente de nuevas ideas y organizaciones sociales. 1939: 279). que aplica con mayor rigidez. Esa concepción del cambio social se apoya en el supuesto según el cual las formas elementales de comportamiento da� lugar a las socializadas. la Escuela de Chicago se acercó a él como un semillero de nuevas instituciones sociales (Gusfield. En sus primeros estadios.Y el colectivo. relacionados con su teoría de la moderniza- 51 . De ahí la condición de clásico que sin duda merece. comunidad y sociedad (Gusfield. que fue potenciada por la irrupción de los mo­ vimientos totalitarios en Europa durante la Era de las Catástrofes (Hobsbawn. La aproximación funcionalista al comportamiento colectivo se funda asimismo en este supuesto sobre la transición entre comuni­ dad y sociedad. que parte de la contraposicion entre las catego­ rías empleadas en su interpretación. Tomando esa teoría como punto de partida. ciegos y salvajes. 50 � ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS __ r 1971). P�k Y Burgess (1924) establecen una jerarquía entre el comportamien­ to social -que lo es en la medida en que el individuo es influido por la acción de cada uno de aquellos con los que interactúa. El enfoque interaccionista Las diferencias entre las aproximaciones funcionalista e interac­ cionista al comportamiento colectivo no radican en las premisas a partir de las cuales inician su estudio de los movimientos (pues­ to que para ambas son considerados fenómenos divergentes de las normas sociales). A1 estudiar el comportamiento colectivo nos ocupamos de los pro­ _ cesos de construcción de un orden social. Pero lo interesante es que esa jerarquía no les impide recono­ cer el potencial del comportamiento elemental en la constitución o transformación del orden social. En lugar de considerar el comportamiento colectivo como un fenómeno de desviación social. 1939: 223). tales como tradición y mo­ dernidad. El enfoque inicial re­ cibe la influencia de la teoría de la modernización más difundida en la sociología. esa amplitud de miras para captar la ambivalen­ cia y la complejidad sociales permite a Park esquivar los agujeros negros de las explicaciones reduccionistas y sentar las bases del enfoque interaccionista contemporáneo. En lugar de partir de una concepción de los movimientos sociales como masas integradas por actores irra­ cionales. Habermas. Un aspecto importante en este sen­ tido se refiere al mantenimiento de la ortodoxia que había senta­ do la escuela de Le Bon. En sus formas elementales y primarias. el comportamiento colectivo se encuentra poco definido y organiza­ do. La teoría de Mead reequilibra la influencia de los modelos bioló­ gicos procedentes de Freud y Le Bon en el campo de los movi­ mientos sociales. 1994: 103). 1939). Este enfoque parte de ideas más simples sobre la naturaleza e implicaciones del com­ portamiento colectivo. 1995). lo cual encaja mal con una concepción simplificada de aquél como simplemente desviado. 1986). aunque posteriormente el concepto queda restringido a las conductas elementales y espontáneas que no se ajustan a las normas y expectativas sociales. y platafor­ mas para el desarrollo de nuevas normas sociales (Turner y Ki­ llian. 1965. uno encuentra los meca­ nismos primarios de la asociación (Park. en el que no se dan esas circunstancias (Turner. Al igual que su­ cede con Weber. Esa aproximación tiene su origen en la amplia concepción inicial del comportamiento colectivo desarrollada en la obra de Roben Park. Esa idea se funda en otra sobre la ineludible transición de las formas de asociación propias de la sociedad tradicional (en la que surgen las formas elementales del comportamiento colectivo) a las que se dan en la sociedad moderna (en la que adquieren su estructura organizada). marginal y basado en la subjetividad individual. el cual lo aplica a la mayoría de los fenómenos que estudia la sociología. sino en el significado que les atribuyen en la constitución del orden social. y el principal interés del estudio de las pn ­ meras consiste en explorar ese proceso (Park. Esa aproximación tiene su origen en la amplia concepción inicial del comportamiento colectivo desarrollada en la obra de Roben Park. En sus primeros estadios. el cual lo aplica a la mayoría de los fenómenos que estudia la sociología. El enfoque inicial re­ cibe la influencia de la teoría de la modernización más difundida en la sociología. aunque posteriormente el concepto queda restringido a las conductas elementales y espontáneas que no se ajustan a las normas y expectativas sociales. Esa idea se funda en otra sobre la ineludible transición de las formas de asociación propias de la sociedad tradicional (en la que surgen las formas elementales del comportamiento colectivo) a las que se dan en la sociedad moderna (en la que adquieren su estructura organizada). 1939). el comportamiento colectivo se encuentra poco definido y organiza­ do. que fue potenciada por la irrupción de los mo­ vimientos totalitarios en Europa durante la Era de las Catástrofes (Hobsbawn.y el colectivo. la Escuela de Chicago se acercó a él como un semillero de nuevas instituciones sociales (Gusfield. Un aspecto importante en este sen­ tido se refiere al mantenimiento de la ortodoxia que había senta­ do la escuela de Le Bon. y el principal interés del estudio de las pri­ meras consiste en explorar ese proceso (Park. la perspectiva interaccionista los consi­ dera fuente de nuevas ideas y organizaciones sociales. El enfoque interaccionista Las diferencias entre las aproximaciones funcionalista e interac­ cionista al comportamiento colectivo no radican en las premisas a partir de las cuales inician su estudio de los movimientos (pues­ to que para ambas son considerados fenómenos divergentes de las normas sociales). ciegos y salvajes. comunidad y sociedad (Gusfield. 1995). 50 LA ACTUALIDAD DE LOS � CLÁSICOS -- 1971). Pero lo interesante es que esa jerarquía no les impide recono­ cer el potencial del comportamiento elemental en la constitución o transformación del orden social. sino en el significado que les atribuyen en la constitución del orden social. En lugar de considerar el comportamiento colectivo como un fenómeno de desviación social. En lugar de partir de una concepción de los movimientos sociales como masas integradas por actores irra­ cionales. uno encuentra los meca­ nismos primarios de la asociación (Park. 1965. En sus formas elementales y primarias. relacionados con su teoría de la moderniza- 51 . 1994: 103). De ahí la condición de clásico que sin duda merece. Al igual que su­ cede con Weber. Esa concepción del cambio social se apoya en el supuesto según el cual las formas elementales de comportamiento dan lugar a las socializadas. Habermas. 1939: 223). que aplica con mayor rigidez. La aproximación funcionalista al comportamiento colectivo se funda asimismo en este supuesto sobre la transición entre comuni­ dad y sociedad. Al estudiar el comportamiento colectivo nos ocupamos de los pro­ cesos de construcción de un orden social. esa amplitud de miras para captar la ambivalen­ cia y la complejidad sociales permite a Park esquivar los agujeros negros de las explicaciones reduccionistas y sentar las bases del enfoque interaccionista contemporáneo.�----LA PERSPECTIVA DE LA CONSTRUCCIÓN SO-'C =IA=L� dos por los que destacan las funciones simbólicas de la conducta. Este enfoque parte de ideas más simples sobre la naturaleza e implicaciones del com­ portamiento colectivo. 1939: 279). que parte de la contraposicion entre las catego­ rías empleadas en su interpretación. lo cual encaja mal con una concepción simplificada de aquél como simplemente desviado. Tomando esa teoría como punto de partida. Park. 1981. marginal y basado en la subjetividad individual. y platafor­ mas para el desarrollo de nuevas normas sociales (Turner y Ki­ llian. tales como tradición y mo­ dernidad. Park y Burgess (1924) establecen una jerarquía entre el comportamien­ to social -que lo es en la medida en que el individuo es influido por la acción de cada uno de aquellos con los que interactúa. en el que no se dan esas circunstancias (Turner. La teoría de Mead reequilibra la influencia de los modelos bioló­ gicos procedentes de Freud y Le Bon en el campo de los movi­ mientos sociales. 1986). Turner extiende este elemento a rodas las formas de com­ portamiento colectivo. En el estudio de éste. Larafi. 1987). 1970. ya que sus acciones «están revestidas de un poderoso sentido norma­ tivo» 0996: 1). 1982). Este planteamiento se encuentra implícito en la obra de Park y es desarrollado por los sociólogos que trabajan con el enfoque interaccionista posteriormente (Turner. En el caso de los movimientos juveniles. la función de estos grupos consiste en asegurar la reproducción del orden social existente. 1982: 10. 1996).lapp). 1981. para la tradición interaccionista los movi­ mientos sociales se convierten en un objeto fundamental de la in­ vestigación sociológica debido a su capacidad de promover cam­ bios en el orden social (Gusfield. trabajos recientes destacan la interrelación que existe entre los procesos de orden y cambio social y subrayan la im­ portancia de la capacidad de crear nuevas normas como un aspec­ to básico de los movimientos (Turner. 1973. La teoría centrada en explicar el surgimiento de las normas sociales (emergent norm theory) se ocupa de esa tarea. Sin embargo. La diferencia entre ambos enfoques es sustantiva: mientras que para el interaccionista las raíces del orden social se encuen­ tran en las formas elementales de comportamiento colectivo. Los analistas de estos fenómenos deben centrarse en la forma en que surgen unas acciones elementales y desorgani­ zadas que. 1994. uno de los rasgos básicos del comportamiento colectivo. esos cambios producen una discontinuidad entre los valores de las familias y los de la esfera ocupacional que se manifiesta en el bloqueo del funcionamiento de agencias básicas de socialización. 1963). desarrolla el proceso cognitivo que da lugar a dicho elemento se convierte en una tarea importante en una teoría comprensiva de los movimientos sociales (Turner. . La perspectiva interaccionista parte de una visión de los mo­ vimientos centrada en su complejidad. como fenómeno sociológico que debe ser estudiado en sí mismo (Turner. 1981: 3). y más especí­ ficamente de encontrar respuestas a acciones con las cuales los in­ dividuos deciden transcender o subvertir el orden social. 1956). Turner. los movimientos son agencias de cambio social. Por consiguien­ te. para el interaccionista. 1981. El significado real de los movimientos no radica en su contenido po­ lítico o en sus propuestas de cambio institucional. explicar cómo se. Eisenstadt. La distancia entre ambos enfoques se pone de manifiesto en la relación que establecen entre movimiento y cambio social: para el funcionalista. 1970. 1956) y de una reac­ ción individual a esas tensiones estructurales (Smelser.edad normativa que caracteriza a esas situaciones de cambio social (McAdam. las causas de los movimientos juveniles son explicadas por las tensiones estructura­ les asociadas al proceso de industrialización. Gusfield. 1996). Los movimientos so­ ciales se consideran resultado de un contexto social caracterizado por la desorganización social como consecuencia de ese proceso de modernización (Parsons. y ello forma parce de su naturale­ za.a. desde las modas y las movilizaciones de masas hasta los movi­ �ienros sociales. 1994). sin embargo. En los movimientos sociales este elemento normativo en formación (emergent normati­ ve component) consiste en la «redefinición colectiva de una condi­ ción que en un tiempo fue considerada como una desgracia y pasa a percibirse como una injusticia» (Turner y Killian. y hace de ello su objeto fundamental de estudio. para el funcionalista lo que hay en ellas son perturbaciones psicoló­ gicas de carácter individual como consecuencia de los cambios que se están produciendo en los procesos de modernización. Ese aspecto está relacionado con la intolerancia de las masas en acción ante cualquier forma de discrepancia. Para la aproximación funcionalista. K. el primero sólo es una reacción al segundo y tiene sus raíces en las perturbaciones psicológicas y las tensiones sociales generadas por él. Por el contrario. no en contribuir a su transformación. Parte de las funciones de la familia pasan a ser desempeñadas por grupos y movimientos juve­ niles que permiten establecer el puente entre los valores operativos en ese ámbito y el del trabajo (Eisenstadt. Flacks. dicha teoría fue elaborada como una alternativa a la de la reacción circular y el contagio emocional planteadas por las pri- 52 53 9 En un trabajo reciente. sino en que re­ presentan una especie de terapia contra la ansiedad generada por la ambigü.LA PERSPECTIVA DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS ción social. 1987: 237)9. anticipando así un supuesto básico en las perspectivas constructivistas contemporá­ neas. tienen una singular capacidad para di­ fundir nuevos marcos de significados en la sociedad (Gusfield. Por ello. Para este autor. 1973. que informa la teoría inicial del compor­ tamiento colectivo. 1975). lo cual «parecía ser un caso de central importancia para co­ nocer los procesos de formación de las normas sociales» (Tumer. 1959. y «el control social y la su­ bordinación mutua entre sus miembros tienen su origen en el conflicto». 1996: 2). que aparecían estrechamente unidos en la obra de Park 11• En un trabajo reciente. Collins. Esta aproximación al comportamiento colectivo tam­ bién anticipa algunas de las ideas que se difundieron en Francia durante los años setenta. propias de la orientación conocida como «análisis institucional». Lapassade. Si un supuesto inicial de esta aproximación clásica es que las for­ mas elementales de comportamiento colectivo tienden a conver­ tirse en formas crecientemente organizadas. que destaca el papel central de éste en el análisis de la sociedad (Dahrendorf.] Precisamente. En una obra básica de la que se han hecho tres ree­ diciones. Un argumento contrario fue formulado por Tumer y Killian ([1972] 1987).. la cual informa su aproximación a los movi­ _ rruentos sociales.LA PERSPECTrVA DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL meras aproximaciones al comportamiento colectivo de Park (1939) y Blumer (Tumer.. Se puede establecer un paralelismo entre los supuestos de la aproximación interaccionista y los de la sociología del conflicto. 54 55 Comunidad y sociedad 11 . --'-A C'----' TUALIDAD DE LOS CLÁSI_C_O_S___ _ -'--' visar sus premisas se manifiesta en su desarrollo teórico desde los años sesenta. [ . en este punto es donde la teoría del comportamiento colectivo necesita una revisión. del «malestar social» (lo que hoy po­ dría llamarse alienación). en el método de «investigación-acción participativa» (Rodríguez Villasanre) y está muy próximo al empleado por Alberto Melucci ( 1982) y Alain Touraine (1982) en sus in­ vestigaciones de los movimientos sociales en Italia y Polonia. Reproduzco a continuación este argumento porque sitúa en el ámbito de estudio de los movimientos sociales el deba­ te que se viene produciendo entre las concepciones normativas e interpretativas de la organización social. Esa distinción hace referencia a la concepción del analista sobre la relación existen­ te entre el orden y el conflicto social. debe ser revisado porque no se ajusta a cam­ bios sustanciales que están teniendo lugar en la sociedad occiden­ tal contemporánea (como el aumento generalizado de la renta y del tiempo libre o el desarrollo de la tecnología de las comunica­ ciones y de los transportes). Los movimientos surgían como re­ sultado de la desorganización. su esencia radica en la transformación que se produce cuando una situación que era considerada como una desgracia. Turner y Killian (1987) enfatizan la necesidad de sepa­ rar los conceptos de comportamiento colectivo y de control so­ cial. Estos cambios afectan a amplias par­ celas de la vida que están abiertas a la elección y en las que el orden interactivo de la vida cotidiana opera con un creciente margen de libertad frente a las constricciones de la organización institucional. respectivamenre. esa clase de explicación se ha convertido en un elemento central de las aproximaciones interaccionistas y constructivistas contemporáneas a los movimientos sociales. el orden natural de una comunidad social es resultado de la competencia entre los individuos. Gusfield (1994) sitúa lo anterior en un deba­ te teórico central en la actualidad. El contraste entre unas formas de acción basadas en la rutina y lo normal y otras con capacidad de construir nuevos significa­ dos e instituciones no es adecuado para comprender las sociedades con- 'º Este método ha sido aplicado al estudio de los movimientos sociales en España.. 1977) 10 • ___ __ _ _ LA =-c. Para Park y Burgess (1924). que enfatiza el papel de los movi­ mientos sociales como analizadores de los procesos sociales y como fuente de innovación y creatividad en las instituciones so­ ciales (Lapassade. pasa a definirse como una injusticia.. Los movimientos y la aparición de nuevas construcciones de la realidad presentaban grandes contrastes con la vida social organizada. al señalar que el contraste entre comunidad y sociedad. cotidiana y recurrente. 1990. su capacidad para re- La imagen de sociedad que los analistas del comportamiento colec­ tivo compartieron con otros sociólogos provenía de la concepción clásica sobre el contraste que existe entre la comunidad integrada y la sociedad institucionalizada. que entraña una cuestión moral. Lourau y otros. 1996). sin ninguna implicación moral. El énfasis de este enfoque en la capacidad de los movimi entos para crear nuevas normas y significados sociales responde a una concepción dinámica del orden social. decirse que cada movimiento re resenta una «cruzada moral» (Tumer y Killian. de forma que aquello que hoy se considera nor­ mal puede pas�r a ser visto como injusto.y adaptarlos a las cambiantes situaciones de nuestra socie­ dad.. vos estan r�la�10nados con el componente normativo emergente de �os mov1m1entos (su capacidad para producir orden y cambio sociales). [ . ideologías y estrategias. 1987: 237. Esta d:finición normativa de la realidad transforma en Lucha por una causa . Los 1:1ovimientos sociales se hallan inextricablemente unidos a plan­ teamientos écicos que hacen que aquello que ant�s podía haber sido aceptado con�o una desgracia ahora se considere intolerable. Los valores y significados en los que se articula la legitimidad de las normas sociales son cambiantes por natura­ l eza. Por una parte. 1994: 104. el conflicco y los nuevos valores son aspeccos permanentes en las sociedades humanas (Gusfield. un autor vinculado a la tradición interaccionista. la !' cursiva es mía). 57 . Ambas cosas nos ayu�an a entender las razones que motivaron el surgimiento y _ _ dec�1ve de los mov1m 1entos estudiantiles en España y Estados Unidos.LA PERSPECTIVA -DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL - temporáneas. en los que Gusfield (1994) centra su análisis de la refle­ xividad de los primeros.. Por ello. De ahí la posición es­ tratégica del enfoque interaccionista para el estudio de la con­ ducta divergente y la delincuencia (en la que es manifiesto ese proceso de cambio normativo) y de los movimientos sociales (que inicialmente se asocian con la primera pero desde una pers­ pectiva diferente) 12• De ahí también que uno de los modelos más difundidos hoy en la investigación de los movimientos so­ ciales. sino que también son fruto de una construcción so­ cial dentro de los movimientos e implican cambios en las defini­ ciones de la situación que orientan el comportamiento de perso­ nas y grupos. Esos aspectos cogniti­ . la cursiva es mía). [. y no existen principios axiológicos inmutables en ninguna sociedad que hagan posible la persistencia de su estructura nor­ mativa al margen de esos cambios sociales. Ello ha per12 En ese campo se han producido algunas conrribuiciones de sing ular influencia. como se expone en los capítulos 4 y 5. provenga de lrving Goffman (1987. ] Los movimiencos sociales. La posición estratégica de esta última para inter­ pretar las formas de comportamiento colectivo proviene de la in­ fluencia de la fenomenología. 1987. 1989).. el análisis de los marcos de acción colectiva. que están continuamente en transformación a través de dos procesos paralelos (Turner y Killian. 56 LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS mitido a este enfoque revisar sus supuestos iniciales -como los antes expuestos sobre la reacción circular y el contagio emocio­ nal.. Lamo de Espinosa. sino que forma parte de la vida moderna.usta aquello que de otro modo hubiera sido simplemente política · · puede · -' y en este sentido de grupos de mte1es. que aporta una perspectiva flexi­ ble y centrada en aspectos procesales de la realidad. 1987: 237). cambios en la evolución y estructura internas de los movi­ mientos. una situación recurrente en la formación de los movimientos sociales consiste en modificar esas definicio­ nes colectivas. EL com­ portamiento colectivo no es un aspecto anómalo de la vida social. la heterogeneidad y la proliferación de alternativas y opciones posibles son elementos ca­ racterísticos de la vida contemporánea en la misma medida en que la caracteriza la difusión de sistemas de organización social. en sus relaciones con las autoridades institucionales y con sus seguidores. esos cambios no sólo tienen lugar en el contexto social en que surgen. En lugar de aproximarse al orden social como una estructura normativa principalmente caracterizada por la estabilidad y persistencia. el enfoque inte­ raccionista lo concibe como un proceso abierto a su continua transformación. por otra. inicialm ente e laborados por Goffman ( 1961) (Laraña. como es la teoría del estigma y el análisis de las instituciones torales (e n canto que crí­ tica a otra forma de desviación q ue se prod uce respecto de los medios y los fines de esas instituciones). Esos cambios afectan de dos modos a los movimientos so­ ciales. en sus metas.] El cambio. También ilustran la convergencia entre aquella aproximación clásica y la de Melucci a los movimi entos sociales como un proceso en gestación (1996). 1974). que _ hay algo degmm o en el sistema y esa injusticia debe rectificarse. la influencia de los mass media en los movimientos sociales ha sido. Este análisis es congruente con el énfasis que ponen las P_erspectivas del comportamiento colectivo y la construcción so­ cial en los procesos de definición colectiva de las situaciones en las organizaciones y redes de los movimientos sociales. Dicha influencia no sólo se manifiesta en la identidad individual sino también en la colectiva. 1 • 58 LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS --- público (un conjunto de personas que comparten la misma opi­ nión sobre una cuestión controvertida). una preocupación central en el análisis de la socie­ dad de masas fue el declive o la ausencia de esas instancias intermedias. los mass media no sólo sitúan los hechos cual protagonizan los movimientos en un marco de referen­ _ cia desde el que son percibidos por la opinión pública y se estable­ cen conexiones entre ellos. 1942). Snow y otros. la cual suele estar más «estandari­ zada y homogeneizada que las clases. 1994: 20). la frecuencia y trascendencia de la interac­ ción parasocial confiere validez a la imagen de la sociedad como 1 Como hemos vism al principio. 1980. el socialismo racional no hubiera sido posible» (Weber. Debido a la importancia que adquieren los medios de co­ municación en la formación de opinión pública. la organización econó­ mica aparece como la responsable de esas crisis y. pero no se ha estudiado en pro­ fundidad su incidencia en los procesos de creación de marcos cognitivos e identidades colectivas sin los cuales es difícil explicar la participación en aquéllos. que se refiere al mantenimiento de su utilidad para el conoci­ miento de lo que acontece en las sociedades occidentales. Desde hace algunos años. Para Gusfield. que sigue siendo útil para designar a las audiencias de los medios de comunicación. Los dos conceptos arriba citados y algunos supuestos procedentes de la teoría del comportamiento colectivo pueden ser útiles para ello. También desempeñan un papel central 59 . el concepto hace referencia a la interacción a través de los medios de comunicación. Laraña y Gusfield. 1986. lo cual va a tener una repercusión direc­ ta en los conflictos sociales. Lo mismo sucede con el con­ cepto de masa. Pero la secularización de la sociedad moderna produce un cambio en los marcos cognitivos desde los que se in­ terpretaban estos hechos. se trata de dos conceptos clásicos en el sentido descrito al principio de este traba­ jo. si la obra del hombre está en su origen. el estatus y la etnia» (1994: 114). siempre ha habido hambre y desocupación crónicas. destaca una basada en la creciente importan­ cia de la interacción parasocial (1994: 114). debido a la que ejercen tanto los medios de comuni­ cación como personas que no participan en el movimiento y las definiciones que de él hacen organismos estatales y contramovi­ mienros. La reflexividad de los movimientos sociales Entre las razones señaladas por Gusfield para afirmar que la teoría de )a sociedad de masas sigue siendo útil en la actualidad. en la que no intervienen los grupos y asociaciones que desempeñan las funciones básicas de interacción y mediación de la participación en una sociedad plu­ ralista 13. a pesar de sus limitaciones. como la divinidad. que está implícita en los estudios sobre la sociedad de masas.LA PERSPECTIVA DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL Ese argumento central para el enfoque interaccionista del com­ portamiento colectivo fue anticipado por Weber (1942) en su análisis de las crisis cíclicas del capitalismo moderno desde sus orígenes en el siglo pasado. Actualmente. bastante analizada en la literatu­ ra especializada en este can1po (Girlin. tanm en cuan­ to a sus implicaciones culrnrales (en las formas de percibir los acontecimienms) como político-sociales (en el sistema de libertades de la sociedad moderna y en la forma de articular las demandas sociales). Siempre ha habido crisis en todos los tiempos y lugares. A diferencia de la que se produce cara a cara. 1987). o a la propia naturaleza. que no era favorable a la economía agraria. Como ha señalado Gusfield. pero la diferencia es que en anteriores contextos socio­ históricos sus causas se atribuían a factores sobrenaturales. Gamson y Modigliani. la consecuencia lógica consiste en afir­ mar que lo que hay que hacer es cambiar esa obra: «Sin las crisis económicas. Lo mismo sucede con el concepto de identidad pública que propusimos en un trabajo an­ terior para designar la influencia de personas ajenas a un movi­ miento social en la forma en que sus seguidores se ven a sí mis­ mos (Johnston. 000 millones de pesetas.--- _LA __A_C_T_UA _ LIDAD DE LOS CLÁSICOS en la dramatización de esos hechos .: 112). En los movimientos sociales. Un ejemplo de ello tuvo lugar en las acciones protagonizadas por la organización Greenpeace para boicotear las pruebas nucleares del ejército francés en el Pacífico durante el mes de septiembre de 1995. en gran parte como consecuencia de la acción de algunos movimientos que lo han trasladado a primer plano de la actualidad en las sociedades complejas (Epstein. el Rainbow \%rrior. En ello se fundamenta la concepción dramatúrgica de los movimientos. Gus­ field (1994) destaca la conexión entre la dimensión teatral de los movimientos sociales y la naturaleza reflexiva de la sociedad en que surgen. y la importancia del análisis de aquél en la investigación de éstos que vuelve a exponerse en el capítulo 4. 61 . la estrategia de Greenpeace se ha caracterizado por una hábil combinación de trabajo técnico y acciones espectaculares.000 y que cuenta con más de mil empleados permanentes. de dramatizar el cambio en unas concepciones de las que ahora se es consciente (Gusfield. 60 16 Esa crisis fue destacada en ti rulares por el diario El País (24-9-1995). Ese componente teatral también puede presentar otro fenómeno diferente de reflexividad social y generar consecuencias no inten­ cionadas. Según el diario español. 14 El concepto «dramatización» ocupa un lugar central en la teoría de Goffman (1959. esos mismos medios (un heli­ cóptero desde el que se filmaban las persecuciones de los barcos de Greenpeace en sus incursiones en aguas territoriales francesas) permitieron difundir las imágenes de la captura de su principal barco. cit. La cobertura de estas acciones con los sofisticados medios de que hoy dispone esa organización es congruente con su estra­ tegia de impacto en los mass media. con fre­ cuencia combinada con elementos lúdicos que las han caracteri- 14 La insistencia de muchas mujeres en introducir cambios en el len­ guaje convencional con la finalidad de borrar el predominio de las imágenes masculinas es una forma efectiva de teatro. McTaggart acusó a Greenpeace de haber generado una poderosa burocracia que viaja Y se hospeda en hoteles de lujo y tiende a castigar con sus campañas a los países donde su organización es menos poderosa.: 108). 15 Este aspecto ilustra la relación entre el lenguaje y la eficacia simbólica de los movi­ mientos. puesto que su componente tea­ tral «constituye un procedimiento fundamental para la difusión de los significados de los que son portadores» (op. D. cit. cuyas re­ servas sobrepasan los 10. lo cual ilustra la imbricación existente entre estructura social y acción colectiva. el cual citaba las declaraciones de uno de sus líderes históricos que reforzaban una imagen negativa de la organización ya descrita por la revista Stern en 1993. Todo ello parece haber tenido un impacto ne­ gativo en la imagen de una organización que confiere tanta im­ portancia a esa dimensión y en parte se sostiene gracias a ella. se ha convertido en una «multina­ cional verde» cuyo presupuesto anual supera los 15. 1995). 1961) sobre la importancia de los aspectos expresivos de la conducta en las de­ finiciones de la situación en función de las cuales se organizan las relaciones sociales. cuyo objetivo consiste en producir cambios en los comportamien­ tos cotidianos antes que en las normas por las que se rigen las insti­ tuciones sociales.SOCIAL LA PERSPECTIVA DE LA CONSTRUCCIÓN . Esta dimensión se manifestaría especialmente en los movimientosfluidos. ese aspecto se manifies­ ta en la incidencia que en ellos tienen las interpretaciones de los ob­ servadores y en las acciones de los movimientos organizados en rela­ ción con esas interpretaciones. Se trata de un viejo supuesto de la sociolingüística que está aso­ ciado a la actual difusión del concepto «políticamente correcto». que. y parece haber suscitado problemas internos 16• Desde su fuerte difusión a mediados de los ochenta en Espa­ ña. El creci­ miento de la afiliación parece relacionado con una percepción pública de la eficacia de sus campañas en la que la espectaculari­ dad de ese tipo de acciones ha tenido especial influencia. al igual que con su estructu­ ra organizativa. 1994: 112) 15. afirmaba. sino que también existe como objeto de observación y reflexión» (op. basa­ das en el viejo principio anarquista de la acción directa. Sin embargo. que se ha convertido en un símbolo de la organización. Esta última no sólo es «el resultado de la interacción directa entre las personas o de las normas institucionalmente organizadas. La difusión de esta categoría parece relacionada con los cambios en las formas de estratificación en estas sociedades y la creciente importancia de aquellas basadas en factores étnicos y raciales. y a veces contrarias a la estrategia de los movimientos y a la imagen que intentan proyectar en la opinión pública. en la atribución del liderazgo de los movimientos a ciertas personas y en la intensificación de la imagen de conflicto con las instituciones sociales (1994: 109). La cuestión planteada se refiere al significado del lenguaje en el análisis de las relaciones sociales y la forma en que éste reproduce la estructura subyacente de poder. El reportaje asociaba esa situación con el rápido c�ecimiento de esta organización. aspecto que caracteriza a los movimientos lineales. que se diferencia de la habitual en los nuevos mo­ vimientos sociales. 1997b. Conclusiones 17 En la investigacion que realizo actualmente sobre movimientos ecologistas para la D. lo cual otorga el carácter de noticia a los hechos que protagoniza la organización ecologista. que «algo está pa­ sando» (Gusfield. parece haber contribuido a un cambio en su imagen pública entre los es­ tudiantes que apoyaron las siguientes movilizaciones contra el aumento de los derechos de matrí�ula en la universidad (Laraña. La propia existencia y percepción del movimiento implica que el cambio ahora es posible. ya que sólo es una especie de «multinacional de la ecología» (Laraña. ese proceso se pone de manifiesto e !1 la concepción de los movimientos sociales como «agencias de significación colectiva» desarrollada por los sociólogos estadouni- 62 63 . en prensa b). Xll de la Comunidad Europea he obtenido información adicional sobre los efectos perversos de esa estrategia. Como señala Gusfield (1994). 1981: 326). Esas imágenes impulsan cambios en las de­ finiciones colectivas de las situaciones que motivan la acción de los movimientos. y lo que se daba por hecho se ha convertido en una cuestión en controversia pública.LA PERSPECTfVA DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL zado y han potenciado su imagen pública. Los movimien­ tos no sólo inducen cambios en las instituciones sociales como consecuencia del reconocimiento de sus reivindicaciones por parte de éstas. 1994: 113). La preo­ cupación del Sindicato de Estudiantes por la resonancia de sus acciones en los mass media parece relacionada con un cambio en su imagen pública desde que esa asociación lideró las moviliza­ ciones contra la política educativa del Gobierno en 1987. Esca percepción forma parte de una monitorización de la sociedad en la que participan observa­ dores. El incre­ mento de los recursos del Sindicato. a cuyo impacto en la opinión se atribuye mucha más importancia que a los informes técnicos sobre los problemas ambiencales 17 • En mi estudio de las movilizaciones estudiantiles que se pro­ dujeron en Madrid en 1993 pude apreciar un fenómeno similar en contraste con las que tuvieron lugar seis años antes. Las razones de ese cambio en la identidad pública de una organización estudiantil también ilustran el anterior argumento sobre los aspectos de reflexividad en la estrategia de los movimientos y sobre la influencia de las agencias gubernamentales en su identidad colectiva. espectadores y audiencias. En este sentido. de manera que lo que anees era normal ahora está sujeto a cambio. gracias a las subvenciones que recibe del Gobierno desde aquellas movilizaciones. 1981: 326). sino que también son objeto de percepción y aten- _�_LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS ción por parte de la· sociedad y los públicos: su propia existencia indica que se está produciendo una transformación. El principio de la ac­ ción directa suele suscitar una confrontación con las autoridades. que algunas cosas de su interés son susceptibles de cambio. La relevancia del componente teatral en los movimientos so­ ciales está relacionada con su naturaleza reflexiva. lo cual ilustra el carácter clási­ co de la teoría inceraccionista del comportamiento colectivo. uno de sus miembros al que tuve ocasión de entrevistar afirmó que la meta de escas ac­ ciones anee codo es llamar la atención de los mass media. El movimiento les aporca la perspectiva del otro generalizado al suscitar una serie de cuestiones que ahora son materia de conflicto y cambio. en codo ello desempeña un papel importante el carácter colectivo de estos procesos simbólicos: la acción de los movimientos puede mostrar que «aquello que en principio parecían ideas y accio­ nes individuales en realidad son compartidos y realizados por otros» (Gusfield. Mi argumento es que hay una clara convergencia entre estos su­ puestos sobre el significado simbólico de los movimientos socia­ les Y los que se han planteado en los últimos años desde las pers­ pectivas de la construcción social. G. 1994b). En las sensaciones e imágenes que los movimientos susci­ tan en el público y en sus potenciales seguidores radica gran parte de su eficacia simbólica y su capacidad de promover cam­ bios en la sociedad. junco con la Coordinadora de Estudiantes. Aquello que antes era impensable ahora lo es (Gusfield. A algunas de las personas entrevistadas ello les in­ duce a dudar que Greenpeace sea un movimiento social. los sociólogos que hoy siguen este enfoque han cuestionado las descripciones de los movimientos o de las accio­ nes de sus seguidores que los etiquetan como racionales o irracio­ nales. º �1sra del comportamiento colectivo y las teorías de la moviliza­ . y en su argumento sobre la imposibilidad de reducir su in­ terpretación al logro de sus reivindicaciones a corto plazo en tér­ minos de éxito o fracaso. Ese cambio se manifestó en la difusión de un marco de pronóstico (sobre la igualdad entre las razas) en abierta contra­ dicción con el prevaleciente en los Estados Unidos durante ml}cho tiempo y en el que sólo había subordinación a prácticas de· discriminación que implicaban el reconocimiento de la infe­ rioridad de los negros (Goffman. 1994). cion de recursos y el proceso político. se produjo dentro del enfoque sobre el comportamiento colectivo en sus primeras investigacio­ nes. del cual de­ . Destacar la importancia que tienen los elementos emocionales para motivar la participación en los movimientos no implica cuestionar el papel que desempeñan los de carácter racio­ nal. 1987: 237).�n de la cognici?n. la tendencia a considerar que hay una antítesis entre cognición y racionalidad es «uno de los errores más difundidos en el pensamiento popular y. Como ha señalado Turner. �urner destaca que esa contraposición. 1996. 1996). 1996). J 987: 236). conduce a separar la ac­ c'. La difusión del marco contarrio por el movimiento de los derechos civiles ha impulsado un profundo proceso de cambio social en aquel país que se ex­ tiende a los movimientos en defensa de las minorías de codo tipo y a las políticas de «acción afirmativa» que se aplican en la actua­ lidad. ya que lo reduce a una dicotomía basada en la evaluación del analis­ ta de su éxito o fracaso (Turner. Un análisis de los movimientos en estos términos. 65 (facus). También se manifiesta en la aproximación a los movimientos como mensajes simbólicos que ha propuesto Melucci (1989. sino que produjo un cambio de los estereotipos sociales sobre sus relaciones con los blancos (Gus­ field. Finalmente. Laraña. en prensa b). en buena parte de la lireratura en las ciencias sociales» (1996: 4). entre las razones de la persistente influencia de la aproximación interaccionista a los movimientos sociales hay que destacar las siguientes: el énfasis en su naturaleza de proceso cam­ biante. 1989. Melucci. 1959). como sucede cuando se excluye a la percep­ c10� Y a la creencia del campo de lo normativo y se ignora la ca­ pacidad normativa de los movimientos sociales. basado en daros cuantitativos para estimar su grado de éxito. la importancia que atribuye a las nuevas ideas y significa­ dos que plantean los movimientos en la transformación de l orden social (sus reivindicaciones para mejorar las condicio nes 64 qu e han sido definidas como intolerables o injustas) 18. dicha perspectiva clásica marca sus distancias tanro respecto de sus orígenes como de la aproximación funcio­ . una apro­ ximación a los problemas sociales centrada en los procesos de su definición colectiva.LA ACTUALIDAD DE LOS CLÁSICOS LA PERSPECTIVA DE LA__Q)NSTRUCCIÓN SOCIAL denses que trabajan con los supuestos del análisis de marcos. De esta forma. se ha señalado que la eficacia simbólica del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos no se li­ mitó al reconocimiento de facto de unos derechos de la pobla­ ción negra ya establecidos por la Constitución que eran concul­ cados en los Estados del Sur. En síntesis. a pesar de que la inversión emocional con frecuencia suministra un impulso fundamental a las formas de acción racional y colectiva (Turner. que han prevalecido en este 18 Las reivindicaciones del movimienro le suministran su objeto pende su unidad y orientación (Turner y Killian. que inicia Blumer (1971). o de situar la continuidad de un movi­ miento exclusivamente en sus efectos visibles. y fue criticado como un empobrecimiento del modelo. 1993. En este sentido. Esa contraposición parece reflejar nuevamente la existente en al­ gunas categorías centrales (como comunidad y sociedad) que ha caracterizado a estas ciencias en la modernidad (Touraine. 1981). Esa desconfianza se funda en un supuesto según el cual «el comportamiento irracional no es más frecuente en los movimien­ tos que en contextos institucionalizados» (Turner y Killian. y la concepción del movimiento como los objetos de estudio en sí mismo. desgraciadamente. Estos supuestos adquieren especial importancia para las perspectivas contemporáneas de la construcción social. al igual que el centra­ do en la racionalidad del comportamiento colectivo fue una reac­ ción a esa atribución de irracionalidad que había prevalecido du­ rante los años cincuenta y sesenta (Turner. a los seguidores del Gurú Majarashi. Como se indicó en la introducción a este libro. 1982). 1988: 321). La falta de una definición precisa de este concepto no nos permite diferenciar los movimientos socia­ les de otros fenómenos colectivos y frena el desarrollo de un campo que es cada día más importante. un problema inicial radica en el carácter polisémico de este concepto. El aumento del interés por los movimientos sociales que surgen en las tres últimas décadas ha re­ forzado los intentos de acotar el extenso campo de fenómenos a los que suele designarse mediante la expresión movimiento social. Nuestra rarea consistía en descubrir ese punto de vista. es frecuente que se designe como segui­ d. Cicourel. que ha sido claramente expre­ sado por Ralph Turner: Me acuerdo muy bien de cómo nos apremiaba Evererr Hughes para que fuésemos capaces de percibir roda clase de comportamiento como algo que es básicamente comprensible desde el punto de vista del actor. a los votantes de un 66 67 . 1991. CAPÍTULO 2 LA RECONSTRUCCIÓN DEL CONCEPTO DEL MOVIMIENTO SOCIAL Hacia una acotación del campo de estudio de los movimientos sociales Este capítulo se ocupa de un problema epistemológico que se plan­ tea en el estudio de los movimientos sociales al igual que en otros campos de la sociología general. que se viene em­ pleando para designar fenómenos colectivos tan distintos como modas. De este modo. El análisis de los comportamientos colectivos en términos de su racionali­ dad o irracionalidad choca con un principio esencial para la Es­ cuela de Chicago y los enfoques interaccionistas en general (Winkin. orientaciones culturales de carácter artístico o popular u organizaciones políticas Y sindicales. que reconoceríamos cuando sus acciones fuesen comprensibles (1988: 321). movilizaciones sociales de cierta duración.ores de un movimiento a los que participan en una escuela de pintu�·a.LA PERSPECTIVA DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL campo. El énfasis en la irracionalidad llegó a este enfoque por la influencia que ha tenido la obra de Freud.
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