Lafforgue, Jorge - El Cuento Policial Argentino

March 29, 2018 | Author: vic_kymeras_entusojos4442 | Category: Short Stories, G. K. Chesterton, Novels


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viernes, 28 de septiembre de 2012http://tintarojapoliciales.blogspot.com.ar/2012/09/el-cuento-policial-argentino.html El cuento policial argentino. Por Jorge Lafforgue Los primeros antecedentes de la narrativa policial en la Argentina pueden rastrearse a finales del siglo XIX, cuando aparecieron los relatos "La huella del crimen" de Luis V. Varela (1845-1911), "El candado de oro" (rebautizado "La pesquisa" en su segunda edición) de Paul Groussac (1848-1929) y "La bolsa de huesos" de Eduardo L. Holmberg (1852-1937) en 1877, 1884 y 1896 respectivamente. Ya en el siglo XX, el manejo y el conocimiento de las reglas del género están presentes en algunas narraciones de Horacio Quiroga (1878-1937) -"El triple robo de Bellamore" (1903), "El crimen del otro" (1904)- y con mayor frecuencia en la obra de Vicente Rossi (1871-1945), autor del libro de cuentos "Casos policiales" (1912). Luego, durante los años '20 y '30, escritores como Eustaquio Pellicer (1859-1937), Arístides Rabello (1886-1941), Conrado Nalé Roxlo (1898-1971), Leonardo Castellani (1899-1981) y Enrique Anderson Imbert (1910-2000), produjeron relatos policiales. Con la aparición en 1944 de la colección "El Séptimo Círculo", dirigida por Jorge Luis Borges (1899-1986) y Adolfo Bioy Casares (1914-1999), se produjo un cambio notable en el mercado editorial argentino dedicado al género policial. El éxito obtenido por la colección impulsó la producción local con concursos en los que participaban una gran cantidad de autores argentinos. Así, en 1953, Rodolfo Walsh (1927-1977) publicó "Variaciones en rojo", un libro que fue galardonado con el premio Municipal de Literatura, y, ese mismo año, seleccionó y prologó "Diez cuentos policiales argentinos", la primera antología del género dedicada exclusivamente a escritores argentinos, lo que constituyó un verdadero mojón en la historia de la narrativa policial en la Argentina. El crítico literario y periodista argentino Jorge Lafforgue (1935) ha publicado a propósito de este género múltiples trabajos, entre ellos antologías de Arthur Conan Doyle (1859-1930), Gilbert K. Chesterton (1874-1936) y otros, además de los ensayos escritos en colaboración con Jorge B. Rivera (1935-2004) reunidos en "Asesinos de papel", y el imprescindible "Cuentos policiales argentinos" aparecido en 1997, cuyo prólogo se reproduce más abajo. En él, el autor seleccionó veinticinco cuentos a los que subdividió en cuatro etapas históricas, a saber: Período formativo ("La pesquisa" de Paul Groussac, "El triple robo de Bellamore" de Horacio Quiroga, "Los vestigios de un crimen" de Vicente Rossi y "El botón del calzoncillo" de Eustaquio Pellicer); Período clásico ("El crimen casi perfecto" de Roberto Arlt, "El caso de Ada Terry" de Leonardo Castellani, "La muerte y la brújula" de Jorge Luis Borges, "Homicidio filosófico" de Conrado Nalé Roxlo, "Las noches de Goliadkin" de Adolfo Bioy Casares y J.L. Borges, "El agua del infierno" de Manuel Peyrou y "Al rompecabezas le falta una pieza" de Enrique Anderson Imbert); Período de transición ("La pesquisa de don Frutos" de Velmiro Ayala Gauna, "Cuento para tahúres" de Rodolfo Walsh, "Las señales" de Adolfo Pérez Zelaschi, "Los tiempos de Ramón Acuña" de Isaac Aisemberg, "Zorro viejo" de Norberto Firpo, "El beguén" de Angélica Gorodischer y "La cuestión de la dama en el Max Lange" de Abelardo Castillo); y Período negro ("La noche de Mantequilla" de Julio Cortázar, "La loca y el relato del crimen" de Ricardo Piglia, "Obelisco" de Juan Martini, "El náufrago de las sombras" de Carlos Dámaso Martínez, "Un error de Ludueña" de Elvio E. Gandolfo, "Frente de tormenta" de Vicente Battista y "Versión de un relato de Hammett" de Juan Sasturain). De este modo, Lafforgue permite apreciar el desarrollo de la literatura policial con el triunfo modernista y la expansión del periodismo. Carlos Olivera realiza hacia 1880 las primeras traducciones de Poe. hacía ya algunos años que este campo venía siendo abonado por varios pioneros: al jurisconsulto Luis V. se instaura el modernismo con dos libros capitales: "Prosas profanas" y "Los raros". la fuerza de un "yo instintivo y vergonzante". Holmberg publica "La bolsa de huesos y otros relatos" que se reconocen dentro del género. con el manifiesto sello de Gaboriau. en la bullente Buenos Aires. junto con cadáveres. Paul Groussac. una intuición privilegiada como condición necesaria en el instante decisivo del descubrimiento. Si nos atenemos a esa fecha. Si a estos rasgos de conducta del personaje principal agregamos el escenario sombrío -esa aislada casa quinta de la Recoleta-. el lenguaje será una pasión manifiesta. para no mencionar al prolífico Eduardo Gutiérrez. Carlos Monsalve da a conocer por entonces una producción que muestra claramente "la preocupación por lo policial" (Juan Jacobo Bajarlía). en particular de la ciudad-puerto. incluyendo sus tres cuentos policiales canónicos. vía gauchescos y saineteros. nunca soslayada. que actúa como acicate fundamental. Desde ese momento. consecuentemente. se levantan el Teatro Colón y el Plaza Hotel. se dan los primeros pasos del teatro rioplatense. Eduardo L. agrega al interés profesional por resolver el enigma la "curiosidad desinteresada". el presunto carácter novel del autor (anonimato declarado) y el mismo encuadre narrativo (relato dentro del relato) nos permiten incluso limar ciertas ingenuidades. entre la tradición folletinesca francesa y la más decantada de los Victorianos ingleses. mensajes enigmáticos. cuya estructura por lo demás corresponde a la etapa configuradora del policial en Europa. sangre. El protagonista de este cuento reivindica el buen olfato. si bien no selectivo. la fiebre del progreso ganaba las calles. ambas de 1877. con su avalancha ítalo-gallega transformaba totalmente la fisonomía del país.que sin duda fueron escritores representativos de ese momento de fuerte recomposición literaria mediante textos como "Los desterrados" o "Cosas de negros". que Rubén Darío publica en 1896. Los planes de la generación del ochenta se estaban cumpliendo: ya Roca había limpiado el "desierto" de indios molestos y el proceso inmigratorio. pero que pronto se radicarán en Misiones y en Córdoba.. 1897. los escritores tienden a profesionalizarse.en el país a lo largo de algo más de cien años. podemos convenir que los elementos configuradores del género no han sido escatimados. que no hubiese desdeñado el caballero Dupin. se multiplican las publicaciones periódicas. A comienzos del año siguiente. que dejaba atrás la imagen de "gran aldea" para convertirse en bullente "cosmópolis". reeditará su cuento "La pesquisa". él concluye la tarea al margen de su rutina policial y la desgrana años después durante un plácido crucero. pero la vuelta de tuerca final -el mero exceso de coincidencias que cuestionaría a la lógica triunfante- . en verdad. "El triple robo de Bellamore" es un cuento que corresponde a la etapa de transición de Horacio Quiroga entre su inicial modernismo y la voz narrativa plena y madura de sus textos misioneros. un testigo sospechoso. En las páginas que siguen se ha incluido a dos uruguayos -trasplantados a esta orilla del Plata. Con economía de recursos. Desde su mismo título y al escudarse su autor en el anonimato (extremo de todo seudónimo) brinda las pistas iniciales para descubrir en ese texto el "primer relato policial escrito en el país con conciencia y conocimiento del género" (Fermín Févre). A la vuelta de este siglo. Pero. Por último. un polígrafo de origen francés. cuyos folletines suelen bordearlo. falsa identidad.. se realizan las reuniones del Ateneo y la Syringa. las novedades culturales se sucedían con vértigo y orgullo: se fundan entonces la Facultad de Filosofía y Letras y el Museo de Bellas Artes. Varela se le debe un par de novelas. bien podríamos proclamar los "cien años del relato policial" en estas tierras. huellas extrañas. Hacia fines del siglo XIX Buenos Aires era un hervidero: mientras el positivismo imponía sus leyes. el narrador trasmite un ejemplo de razonamiento deductivo a cargo de Zaninski. Y en ella. para sólo mencionar autores incluidos en esta antología. el llamado "Período clásico". cuando se editan un par de novelas policiales: "El enigma de la calle Arcos" (1932) y "El crimen de la noche de bodas" (1933) y cuando se publican en diarios y revistas los cuentos policiales de Enrique Anderson Imbert. No cabe discutir ahora esa falacia o equívoco." y acerca del cual Borges ha escrito en los treinta un par de agudas inquisiciones en "Sur" (ese Chesterton que. . ambas de Hachette. Estos fenómenos son el fermento o las raíces de esa gran eclosión que tiene lugar a principio de los cuarenta con la aparición de los libros de Abel Mateo y de Castellani: "Con la guadaña al hombro" (1940) y "Las nueve muertes del padre Metri" (1942). Las reglas fijadas por los maestros de la vertiente inglesa. ese Chesterton a quien Nalé dedica un "a la manera de. Bustos Domecq. están sin duda presentes en nuestros clásicos.. fenómeno que también ha de permitir la fundación y el desarrollo de colecciones del género hoy legendarias: El Séptimo Círculo. sino deportivamente". Por su parte. Los siete relatos que integran la segunda parte de esta antología. cuyos primeros títulos publica Emecé a comienzos de 1945. con los cuentos paradigmáticos de Borges: "El jardín de senderos que se bifurcan" (1941) y "La muerte y la brújula" (1942). que hasta aparece "disfrazado" en la banda descubierta por don Isidro Parodi. junto con la formación de un público lector que ha de frecuentar obras del género. la sombra de Chesterton. Manuel Peyrou. las reflexiones de Jorge Vane. el género comienza a tomar forma. que sobrevuela las conductas o. a Erik Lonnrot "las meras circunstancias. mejor del padre Brown. cuya invalidez de todos modos prueba la breve reseña precedente). la novela detectivesca con su "fair play". la tradicional novela de enigma.. de Molino. Roberto Arlt y Leonardo Castellani. O. "La Novela Semanal".publicó en una revista porteña y recogió luego en un libro cordobés una serie de "casos" policiales que le permitieron desplegar un amplio abanico de recursos y estrategias del género. mejor. cuando se multiplican las colecciones específicas y sus consecuentes lectores. por ejemplo. parodia de los métodos holmesianos debida a Eustaquio Pellicer). a conjugar sus elementos dispersos y/o esporádicos en un cierto orden. respectivamente. el presunto suicidio le "preocupaba no policialmente. Así. el detective del primer Peyrou. la apuesta al juego de la "pura inteligencia" (para el personaje de Groussac su deseo por descubrir la verdad está "hecho de curiosidad desinteresada". integra la tríada más mentada por nuestros maestros del policial). la Serie Naranja y Evasión. entre otras). apenas le interesaban"). que cobija al estentóreo padre Metri (Eduardo Romano lo ha visto muy bien). El carácter lúdico de "Los vestigios de un crimen" no impide advertir su verosímil localización y su ceñida factura. por ejemplo. dan buena cuenta de la notable riqueza y profundidad lograda por nuestros escritores en esa etapa de neto predominio de la novela-problema. y con los "Seis problemas para don Isidro Parodi" (1942) del binomio Bioy-Borges que firma H. primero en colecciones generales (como la valiosa Biblioteca de La Nación) y luego en colecciones específicas de amplia difusión (las series de Tor. Vicente Rossi -escritor insólito e injustamente olvidado. durante los años treinta. las populares Rastros y Pistas y tantas otras (esta feliz conjunción de hechos ha llevado a muchos estudiosos a situar en ese venturoso momento el inicio del relato policial en la Argentina.brinda al cuento un toque de originalidad. "Bambalinas" y similares (de ese variado espectro se incluye "El botón del calzoncillo".. lo cierra con una nota de desolado escepticismo.. al de Arlt. entre otros cuantos textos. junto con Poe y Conan Doyle. Conviene recordar que el impulso consolidatorio que tales libros revelan se sustenta en el notable crecimiento de la industria editorial en el país durante esos años. Cumplido entonces lo que en este libro llamo "Período formativo". En las dos décadas que van del Centenario al golpe militar de 1930 podemos señalar un doble fenómeno convergente en el desarrollo del policial: la aparición esporádica de textos de autores nacionales que incursionan en el género o lo cruzan con el relato de aventuras en publicaciones periódicas de kiosco: "El Cuento Ilustrado". cuyas traducciones alimentan las colecciones populares. otros atajos serán practicados por nuestros escritores para evadirse del mero epigonismo. por eso el manifiesto propósito político -que se haga justicia. las realizaciones cinematográficas que incursionan en el género se vuelven frecuentes. hablamos de un "Período de transición". quedan abiertas hacia inéditos horizontes: o qué si no significa el tiro de gracia de Red Scharlach a ese tenaz detective que ha seguido razonadamente las señales del laberinto. a las colecciones antes mencionadas se suman otras. el ejemplo posible es Eduardo Goligorsky. Aún se escribe bajo la órbita de la tradición clásica. Más llevadera y risueña resulta la serie pergeñada con Adolfo Bioy Casares: aquellos seis casos que el peluquero recluido en una celda de la Penitenciaría Nacional va resolviendo entre mate y mate. Aunque menos arriesgados que los borgeanos. como Rastros. una investigación periodística de Walsh donde las técnicas narrativas y la organización misma del relato son deudoras del policial (para decirlo de otra manera: el policial se instala en la historia en cuanto ésta provee la base testimonial que su saber organiza.no borra el placer de la lectura.. Fundamentalmente porque los cánones del policial clásico tienden a ser abandonados por la subversión o por la sustitución. revistas de gran circulación. secundado por el oficial sumariante Luis Arzásola -contrafigura de las clásicas parejas. comisario de un polvoriento pueblo correntino. aquellas del "fair play". medios y público permite una continuidad productiva que sustenta uno de los picos más altos en la historia del género a orillas del Plata.que cumple los mandatos del buen razonar pero tomando en solfa sus oropeles y excesos. Estamos ya a mediados de los cincuenta: Walsh acaba de publicar la primera antología del género. Parodi(a) tensa con calma criolla la secuencia Dupin/el Viejo del Rincón/la Máquina Pensante/Max Carradós/lógicos puros. tanto en esta producción como en sus traducciones de Hadley Chase. aceptando sus reglas. desde Sherlock Holmes y el Dr. bajo su aparente acatamiento estos textos llegan a romper o poner en cuestión las reglas del juego. a la vez que escribe bajo seudónimo una treintena de novelas. obviamente dada la buena aceptación del público. acogen y estimulan la producción cuentística de nuestros narradores. Williams o Goodis queda claro que los modelos yanquis han desplazado a los ingleses. sin duda. Watson.De este modo. mediante la hipérbole. una cuota crítica sobre los usos del lenguaje a cargo (involuntario) de su interlocutor. "Diez cuentos policiales argentinos" (1953). si prestamos a estas adaptaciones nacionales una atención menos discipular advertiremos pronto que no todo es pleitesía. el más notable quizá sea don Frutos Gómez. Quiero decir. el ejercicio de apuntar elementos de filiación entre la corriente inglesa y los escritores argentinos podría no tener término. modificando sus ingredientes en . Con respecto a la sustitución del paradigma de la novela-problema. mucho más que una simple inversión. como "Leoplán" y "Vea y Lea". agregándole. protagonista de los cuentos de Ayala Gauna.. Estos y otros elementos contribuyen a perfilar un momento clave. no pocas veces la ironía. sin embargo. Pero. Un ejemplo claro de esa búsqueda es el desplazamiento del investigador Jorge Vane por el padrino don Pablo Laborde en los relatos de Peyrou. pues la concurrencia de escritores. Sin embargo. bonachones y algo escépticos. El más socorrido ha de ser el trabajo sobre la arquetípica figura del detective. más allá de que el "compromiso" desplace al "entretenimiento"). en algún caso. pero más al nivel de las publicaciones (la consagración llega en 1969 con la Serie Negra dirigida por Ricardo Piglia) y sus consecuentes lectores que en la propia escritura de los autores nacionales. como el Leoni de Pérez Zelaschi. En el primer caso mentaría "Operación Masacre" (1957). el humor o la articulación paródica instauran una ruptura no aleatoria. Esta tendencia irá creciendo irrefrenablemente a lo largo de los sesenta. cuyo símil nacional ellos irán dibujando a través de esos comisarios llenos de sentido común. más. el Laurenzi de Walsh o el Baliari de Firpo (Elena Braceras y Cristina Leytour han sabido estudiar la emergencia de estos personajes). El radical cuestionamiento de "La muerte y la brújula" no es la única perplejidad a la que Borges nos somete. el mismo año está datado "Obelisco". Pérez Zelaschi.permite apreciar estas tendencias no siempre compatibles). que luego formará parte de "Las brigadas celestes". hombre clave en la redacción de "Vea y Lea". se produce de manera gradual y mezclada durante esos años (fines de los cincuenta y década del sesenta). el segundo concurso de cuentos policiales realizado por "Vea y Lea". Cabe también incluir en ese grupo a Isaac Aisemberg. el segundo recayó en "El banquero. de Juan Carlos Martelli. y a Norberto Firpo. año en que asume la presidencia de la Nación el Dr. deudores de los modelos forjados por Hammett y su descendencia (los jóvenes leyeron entonces a McCoy. el ajedrez le sirve de coartada. sin embargo. tuvo un desenlace insólito. . entre otras (esta presencia femenina en el policial argentino constituye un tema de investigación aún no abordado). ambos revelaron el mismo nombre: Adolfo L.. la muerte y la luna". En 1961. a la cual. de Manuel Puig. Muy pronto otros nombres se agregan a esa lista: Rubén Tizziani.. a Goodis. Jorge Manzur. Marco Denevi y Augusto Roa Bastos. bien podría vinculárselo con los duros. a Burnett. "Los tigres de la memoria". como por ejemplo en su cuento "El piola" de 1976). por si algo faltase. Dos grandes escritores abren el fuego en el "Período negro": Ricardo Piglia y Juan Martini. "La loca y el relato del crimen" fue uno de los textos ganadores del concurso organizado por la revista "Siete Días" en 1975. pero es ya contundente en los setenta. Ese año se dan a conocer por lo menos cuatro textos fundantes de la nueva narrativa policial argentina: "Triste. "Jaque mate en dos jugadas". de Osvaldo Soriano. Por esta época comienzan a incursionar en el género varias mujeres: María Angélica Bosco (que publicó en El Séptimo Círculo). solitario y final". Guillermo Saccomanno. Seguramente este escritor ha sido uno de los representantes más notables de ese amplio y heterogéneo grupo de profesionales al que acabo de aludir.. pero sobre todo leyeron a Chandler). José Pablo Feinmann. con un jurado integrado por Borges. "The Buenos Aires affair". con un jurado integrado por Borges. Bioy Casares y Peyrou. mientras que a Abelardo Castillo. Justamente el enroque que realizo entre Castillo y Cortázar mostraría la no linealidad de ese pasaje: el autor de Rayuela en nada apreciaba a los "enanos" seguidores de Hemingway. Héctor Cámpora. de Juan Martini.un variado proceso de adaptación nacional e incluso incorporando algunos elementos del "hard-boiled". un texto de Firpo más moderno y casi secreto: "Zorro viejo"). como sucede con una carga fuerte en los relatos de Goligorsky (releer hoy los muchos textos publicados a lo largo de esos años en "Vea y Lea" -con sus tres célebres concursos. que ha tenido larga difusión (he preferido "Los tiempos de Ramón Acuña". El primer premio lo ganó "Las señales". pues bien. de factura más abierta). al abrirse los sobres con los datos identificatorios. Sergio Sinay. mientras que "La noche de Mantequilla" tiene referentes históricos y un clima que lo relacionan con la etapa posterior. Ana O'Neill y Angélica Gorodischer. a Cain. El pasaje de la novela-problema a los relatos duros. por edad y otras cercanías. "La cuestión de la dama en el Max Lange" es una apuesta al razonamiento inteligente. Olga Pinasco. "El agua en los pulmones". Sin embargo. donde se advierten muchos matices modificatorios de las reglas del policial clásico (incluso el propio Pérez Zelaschi no ha desdeñado en algunos casos incorporar elementos "duros". Tentativamente consignemos para ésta un punto de partida: 1973.. Syria Poletti.. Mempo Giardinelli. que publicó varias novelas en Rastros y un cuento en la antología de Walsh del 53. (la mayoría de los nombrados ha incursionado preferentemente en la novela). he preferido incluir. incluyendo una veintena de su propia autoría (en 1964 armó con otros cuatro escritores una antología que llevaba por título el de su cuento "Tiempo de puñales". texto de tenso clima que se reproduce en esta antología. donde promovió la publicación de relatos del género. cuento inédito que se ha preferido a sus textos de antaño. más técnico e intelectual. quien propuso "El beguén". buena muestra de resolución de un "misterio de cuarto cerrado". de ese conjunto escogí a la escritora rosarina. El cuento de Sasturain expresa de manera impecable lo que yo meramente insinúo.eljineteinsomne2. Antonio Di Benedetto. así como el clásico de Anderson Imbert "Al rompecabezas le falta una pieza". y el asesinato de Monteagudo. Piglia. por la posibilidad de que existan elementos básicos configuradores e inamovibles. pero sí hay muchos -Borges. "El náufrago de las sombras" de Carlos Dámaso Martínez.sino porque en nuestro país esa etapa sufrió un corte violento. Acotemos entonces: el policial en relatos no policiales. Bernardo Kordon. La muerte en alta mar de Moreno. o a interrogarnos por su práctica en este continente. nos llevaría al cuestionamíento de la noción misma de género. de bajos fondos. c) Esto nos llevaría a preguntarnos por los límites del género. se dejan oír más allá de sus textos estrictamente policiales. "Versión de un relato de Hammett". permitirían vislumbrar la evasiva justicia.en cuyos textos pueden detectarse elementos ciertos del género. Por último. más allá de sus notorias diferencias de escritura.dan pie a la construcción de atmósferas densas.así como el arduo trabajo de su adaptación posterior al ámbito local.com . Adolfo Bioy Casares. Porque si he llamado "Período negro" a la última etapa que cubre esta antología no ha sido sólo por razones literarias -la inscripción de estos escritores en la corriente dura o negra. están configurando un período distinto. aunque lo hayan practicado muy ocasionalmente. Dos o tres puntualizaciones que sin duda habría que desarrollar: a) En estos últimos años se han publicado varias novelas policiales que. en un caso. Martini.). juegan dentro del género.. de Juan Sasturain. un tajo oscuro y trágico.blogspot. por el contrario y desde otra perspectiva. de Vicente Battista.. por causas no muy claras. constituyen ejemplos de un atajo genérico poco practicado entre nosotros: un relato histórico construido sobre una trama policial. tal vez por encargo. con personajes marginales. dan pie a dos cuentos que trabajan con la ambigüedad y la conjetura a través de una tensa narración.El Café de los Angelitos o los cabarets mistongos de 25 de Mayo y sus aledaños -escenarios porteños hoy desaparecidos. "Frente de tormenta". hasta su total desaparición (Piglia escribió en algún lugar que "la evolución del género está basada en el desplazamiento y las transformaciones de la figura que lo funda"). o. Son textos que. apuntan a un mismo referente histórico. Fuente:http://www. a mi entender. Feinmann. los tres textos seleccionados para cerrar esta antología: "Un error de Ludueña". y el peculiar intertexto con Carroll. nuevo. 1976-1983. en el otro. Walsh. y hay otros -Roberto Arlt. Gandolfo. a la vez que rompen sus convenciones.en que las voces del policial. sus énfasis y sus tretas. b) He señalado el papel central cumplido por la figura del "detective" en los dos primeros períodos -el formativo y el clásico. muchas de cuyas heridas no han cicatrizado aún y no es fácil que cicatricen. Me explico: por estas latitudes no hay escritores que escriban en y sólo en el género. Juan José Saer. como también el cuento de Cortázar: los años de plomo. con venganzas sangrientas y resoluciones no justas (aunque el saber lingüístico. como los de Borges. pero sobre el cual no tengo elementos suficientes como para incorporarlo al precedente esquema histórico. ahora habría que agregar que la lectura de los textos de esta antología nos muestra su gradual pero rápido borramiento. negro. de Elvio E.
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