La masculinización de la histeria - Ricardo Moreno

March 17, 2018 | Author: Fredy ricardo | Category: Neurosis, Sigmund Freud, Epilepsy, Psychoanalysis, Hysteria


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La masculinización de la histeria: ambigüedades etiológicas y sexuales de una patologíaFredy Ricardo Moreno Chía1 [email protected] Tel: 00+57+3147535045 Resumen: Este artículo sitúa históricamente el surgimiento de la histeria masculina en el discurso médico, e intenta mostrar que Freud, siguiendo a otros autores, introduce una resexualización de la histeria en dos perspectivas distintas: su feminización en el plano descriptivo y su masculinización en el plano etiológico. Palabras clave: Histeria, histeria masculina, útero, hipocondría, etiología, trauma, herencia, síntomas histéricos. Introducción ¿Existe una psicopatología exclusivamente masculina? Nuestra pregunta sugiere como contrapartida la histeria, comprendida por siglos, como una afección radicalmente femenina. ¿Habría acaso algún equivalente patológico para el hombre? La hipótesis que intentamos ordenar considera que hubo por siglos un reparto sexual de la patología con relación a dos trastornos, la histeria (mujer) y la hipocondría (hombre) que fue reordenándose en función de la razón etiológica, hasta llegar a constituirse la histeria masculina. Freud hace parte de esta historia, realiza un gesto subversivo, no tanto por seguir la idea que considera la existencia de la histeria masculina, sino por plantear una etiología sexual de este padecimiento, en un plano distinto al de la genitalidad2. El propósito de este artículo, es situar históricamente el complejo debate en relación con la histeria masculina, el cual nos representamos del siguiente modo: el posicionamiento de la histeria masculina es concomitante en el orden médico de un proceso “en apariencia” de desfeminización y de-sexualización de la histeria que —iniciado en el siglo XVII, alcanza su pináculo en el siglo XIX con Charcot— responde a un desplazamiento orgánico de la etiología que va de una parte del aparato genital femenino (útero u ovario) al cerebro. La entrada de 1 Psicólogo. Psicoanalista. Magister en Investigación psicoanalítica. Profesor de cátedra del Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de Antioquia. Profesor del programa de psicología de Uniminuto. Miembro activo del grupo de investigación de Estudios sobre Juventud de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia. 2 Nuestros avances en este artículo se detienen en el momento histórico en el que Freud es influenciado por Charcot, momento en apariencia “de-sexualizante” de la histeria. Sabemos que desde allí Freud comienza la elaboración de sus propios puntos de vista acerca de la histeria, y con ellos, de una noción particular de sexualidad distinta de la genitalidad, encausados en particular por su propio trabajo clínico, su trabajo con Josef Breuer y sus discusiones con Wilhelm Fliess. Freud en este debate se producirá en un momento charcotiano particular. Por paradójico 3 que parezca, es el momento de una especie de re-sexualización de la histeria en dos perspectivas distintas: por una parte la feminización de la histeria en el plano descriptivo y por otra, la masculinización de la histeria en el plano etiológico que llevará, en contra de lo que suele decirse, al establecimiento de la histeria viril como “paradigma” de toda histeria. Nuestro desarrollo comprenderá tres momentos: en primer lugar una exposición del reparto sexual de los trastornos (la histeria y la hipocondría), para en un segundo momento arribar al establecimiento de la histeria masculina en la historia de la medicina y luego, concluir haciendo referencia al proceso de re-sexualización en los dos planos que ya enunciamos. Histeria e hipocondría: el reparto sexual de la enfermedad Desde el siglo III a.C. y hasta el siglo XVII C. —sin suponer un reemplazo absoluto de concepciones— la histeria fue comprendida como una enfermedad femenina, en la medida en que se concibió, etiológicamente, como efecto de desórdenes uterinos. El útero, según Pitágoras, poseía las cualidades propias de los animales, esto es, movimiento espontáneo y sensibilidad. Deseoso de satisfacer sus deseos genitales, esta móvil pieza anatómica asediaba a su portadora migrando en el interior de su cuerpo. Las funestas consecuencias de ese peregrinaje uterino las encontramos referidas en El Timeo de Platón, en los siguientes términos: “(…) la matriz y la vulva no se parecen menos a un animal ansioso de procrear; de manera, que si permanece sin producir frutos mucho tiempo después de pasada la sazón conveniente, se irrita y se encoleriza; anda errante por todo el cuerpo, cierra el paso al aire, impide la respiración, pone al cuerpo en peligros extremos, y engendra mil enfermedades (…)” (Platón, 1983, p.262). Lo que este texto refiere, concierne a la sintomatología de la histeria, cuya forma más completa corresponde a la gran crisis que, dicho en un lenguaje más moderno, se caracteriza por paroxismos, sensaciones de ahogo, vómitos, palpitaciones, disnea, cefalea, pesadez, somnolencia, hasta llegar a producir convulsiones epileptoides con o sin pérdida de la conciencia. Esta sintomatología fue explicada después de Platón, sin grandes diferencias, como producto de la ascensión de la matriz, una bola “globus hystericus” que se desplaza desde el vientre hasta la cabeza pasando por el epigastrio, el tórax y el cuello. Una concepción que determinó por mucho tiempo los tratamientos de la afección histérica, que consistían, en gran parte, en amaestrar a esa bestia indócil con fragancias, sahumerios y fricciones vaginales y que, como llamados afectivos, buscaban hacer retornar al brioso animal a su apacible lugar (Chauvelot, 2001). Llamaremos pues, “uterocéntrica”, a esta perspectiva explicativa de la histeria que por su fundamento anatómico niega la existencia de la histeria masculina. En otras palabras, desde esta perspectiva la histeria masculina es una imposibilidad lógico-anatómica. Antes de pasar a examinar la transformación operada sobre esta clásica concepción de la histeria y sus relaciones con la hipocondría, es necesario entender de manera general el estatuto clásico de este segundo trastorno. Los antiguos griegos llamaron hipocondría al conjunto de síntomas provenientes de dolencias digestivas combinados con melancolía, a los que consideraban provenientes del hipocondrio —región abdominal lateral, a cada lado de la región epigástrica, situada debajo de las falsas costillas. Pensaban que el desorden afectaba exclusivamente a los hombres; no obstante esta exclusividad no puede atribuirse, como el caso de la histeria, a una condición lógico-anatómica. La causa de esta dolencia era más bien humoral. Galeno concebía 3 Este hecho paradójico, es decir esta “re-sexualización” de la histeria no se corrobora en el plano general de lo manifestado elocuentemente por las fuentes, la hemos decantado a partir de seguir un método particular, el de fijarnos en pequeños detalles, como veremos más adelante. Una nueva concepción acerca de la histeria y la hipocondría surgió sólo hasta el siglo XVII en la persona de Thomas Sydenham. en la medida en que corresponden a aquellas partes de la sangre más “ligeras y sutiles” logran pasar del corazón al cerebro por la “gran arteria”. etc. salen otros por los poros que hay en su sustancia. 131-132). que situaron la causa de la hipocondría en la “bilis negra”. a la matriz. especialmente en el apartado dedicado al estudio de los procesos físicos relacionados con el sistema nervioso. al útero. Un cuarto grupo de autores (Aétius. del uterismo en el que estuvo recluida por veinte siglos. quien por una parte estableció con firmeza la existencia de la histeria masculina y además postuló que histeria e hipocondría son dos nombres de una misma enfermedad que ha experimentado un doble bautizo según el sexo del enfermo. por el desarreglo de órganos como el útero. Willis introduce la histeria y la hipocondría en la categoría de las llamadas “enfermedades convulsivas”. la embriología y la anatomía patológica. pues presenta la morfología nerviosa usando la anatomía comparada. como las partes de la llama que sale de la antorcha de modo que no se detienen en parte alguna. que se puede leer en la siguiente afirmación: “Los síntomas histéricos casi todos comunes a los hombres y a las mujeres. 1965. y de allí a los músculos (…)” (Descartes. 1994. La doble revolución de Sydenham En el año 1618 Charles Le Pois (1563-1633) consideró la histeria como una enfermedad cerebral primitiva (Bercherie. proseguido por Thomas Sydenham (1624-1689) y Robert Whytt (1714-1766) lleva a considerar la enfermedad nerviosa como efecto de los desarreglos nerviosos y no ya. aunque sólo parcialmente. encontramos que estos tienen un origen vascular. Separada. Paul d’Egine. apud Veith. 4 Teoría reconocida desde Galeno y Paracelso y que es particularmente referida por Descartes en su Tratado del hombre. pp: 88-89). En primer lugar los “humoristas puros” entre ellos Galeno. sensitivas. constituye una gran contribución a la anatomía descriptiva. Sin embargo esta teoría que se impuso hasta el siglo XVII tuvo variaciones que Jean Brachet (1844) ha ordenado según cuatro grupos de “humoristas”. la histeria masculina fue asimilada como la prueba directa que confirmaba y reforzaba la doctrina neurocéntrica de las neurosis. Desde entonces y aún en el esplendor charcotiano.) quienes consideraron que la corrupción de los humores sucede por una corrupción digestiva. Syegward y otros) que hicieron jugar un papel importante a la vena porta y a la sangre más o menos viscosa que ella conduce. En el Tratado de las pasiones en el apartado dedicado a pensar Cómo se producen en el cerebro los espíritus animales. 1983) próxima a la epilepsia y ante todo “común a los dos sexos”. Sin embargo la idea que exponía Le Pois no tuvo mucho reconocimiento en su momento y sólo vino a reconsiderarse un siglo después con autores como Willis y Sydenham. provocando el movimiento y las sensaciones. siguen otras ramificaciones que irrigan el resto del cuerpo. Fue el primer gesto de destitución del útero dentro del problema médico de la histeria. que no tienen otra propiedad que la de ser cuerpos muy pequeños y la de moverse muy deprisa.la hipocondría como efecto de la bilis y la sangre viscosa. Thomas Willis (1621-1675) es el autor de Cerebri anatome (1664). Las partes menos sutiles de la sangre. motoras y vegetativas. del quilo y la sangre. y que a medida que entran unos en las cavidades del cerebro.. el de los “médicos quimistas” (Lower y otros) quienes reemplazaron la causalidad de la “bilis negra” por la acumulación de sales gruesas. etc. Marcucius. la histeria comenzó un periplo que la llevó a ser descrita en manifestaciones sintomáticas bien individualizadas y reconocidas: afecciones sensoriales. Ellos provienen todos de la cabeza” (Le Pois. Un tercer grupo (Sthal. Descartes llega definirlos del siguiente modo: “Porque lo que yo llamó aquí “espíritus” no son sino cuerpos. . lo cuales los conducen a los nervios. Para comprender las propuestas de Sydenham debe observarse que son la continuación de una línea de pensamiento médico iniciado en el siglo XVI. Esta obra. El neurocentrismo inaugurado por Willis. al estómago o a otras vísceras. ellos son atribuidos por falsas razones. pp. Descartes señala que hay una especie de corpúsculos materiales por los cuales el cerebro puede sentir los cambios del mundo físico y promover el movimiento de las distintas partes del cuerpo a los que da en nombre de “espíritus animales”. Un segundo grupo. Seguidor de la “teoría de los espíritus animales” 4 que se forman en el cerebro a partir de destilación de la sangre arterial y que pueden descender a través de los nervios a distintos órganos. produciendo los espasmos en toda la extensión que ellos recorren. las ideas tristes y la creencia en que toda suerte de males les persiguen. Sin embargo. reconoce la preponderancia de los elementos psicológicos comprometidos en la enfermedad y. Estos postulados presentados por Sydenham. en la historia de estos trastornos nerviosos. a las pasiones violentas. a los “espíritus animales”: “un desorden o movimiento irregular de los espíritus animales los cuales se comportan impetuosamente. tendrán tantos adeptos como críticos.65). a las que trata como una misma enfermedad: hipocondría para los hombres –afecta a aquellos que se entregan al estudio y llevan una vida sedentaria-. Christoph W. p. ellos lo son aún más del pensamiento” (Sydenham. quien en su tratado de Nosologia Metódica (1763). las cuales no tienen más que echarse con mucha impetuosidad sobre las partes situadas debajo de la cavidad del corazón. De este modo no se trata de un órgano particular. Por otra parte. a la sospecha. p. p. p. una misma entidad para la mujer y para el hombre. a los celos. y causan las contracciones espasmódicas” (Sydenham. muestra de que la postura neurocéntrica. es decir.77-80). y trastornan las funciones de los órganos tanto aquellos que abandonan como aquellos en que se asientan (…) [Por el desorden de estos espíritus animales devienen estas “agitaciones del alma” propias de “las mujeres histéricas y los hombres hipocondriacos”]. expresaba que tanto la histeria como la hipocondría se presentan en ambos sexos y que su asociación es poco frecuente. hay que señalar que el modelo etiológico postulado por Sydenham conserva la condición migratoria del modelo antiguo. continuará este punto de vista al considerar que la histeria y la hipocondría constituían “dos formas de una misma enfermedad” cuya “causa . “como un camaleón que varía sin fin sus colores”. Como la más frecuente de las enfermedades crónicas. a la histeria y a la hipocondría. pero haciendo participar a un agente distinto al útero. Sydenham encontraba “una gran semejanza entre ambas enfermedades” (Sydenham. Una consecuencia importante de los hallazgos de Le Pois: ya no serán las migraciones del útero “uteri prœfoctioni” las que provoquen la complejidad sintomática de la histeria.74]. y que sin embargo no es otra cosa que un efecto de la convulsión de las fibras. apud Bercherie. la histeria se presenta bajo formas distintas.24). “ …(…)… los espíritus que se encuentran acumulados en el vientre. pues a la vez que realiza la ruptura señalada. Este reparto se continúa hasta la obra de Boissier de Sauvages (1706 – 1767). Acuña así. La desesperanza. de prácticas cotidianas. Al cotejar los componentes sintomáticos de la histeria y la hipocondría. en el que agrupa. y causan en el vientre una hinchazón que parece una gran bola. y en más grande cantidad sobre tal o cual parte.1681.Sin embargo. dolor. que afectan el sistema nervioso. una especie de doble identidad sexual de la misma enfermedad. Su innovación es doble. con lo innovadora que pudiera ser. efectúa la síntesis entre histeria e hipocondría. sino de hábitos. sin seguir alguna regla. afirma que la histérica como el hipocondríaco aunque “extremadamente enfermos del cuerpo. 1816. En adelante se hace intervenir una nueva etiología para los dos trastornos. 1983. Hufeland (1762-1836) uno de los principales representantes del vitalismo alemán. e histeria para la mujer –de la que sólo están exentas “aquellas acostumbradas a una vida dura y laboriosa” (Sydenham. 1816. Entre sus seguidores se encuentra Robert Whytt quien acuña el concepto de “trastornos nerviosos”. al auto-tormento y la aflicción. el autor mayormente reconocido en la tarea de romper el “error de superposición” entre histeria y mujer es Thomas Sydenham —apodado el “Hipócrates inglés”. distingue el estado de estos enfermos entregados a la cólera. y causan los espasmos…. siguiendo a Willis y a Sydenham. sin desconocer los corporales. esto es. e imita a otras enfermedades afectando cualquier parte del cuerpo. se lanzan sobre los músculos de la faringe y la laringe. a diferencia de otros autores. no había puesto fin a la clásica postura uterocéntrica. según dice Freud. Los contradictores de Sydenham La oposición a las ideas Sydenham se puede clasificar según su doble innovación. ideas obsesivas de carácter lascivo. ¿Cómo podría ser histérico un varón?” (Freud. se establecen en parte. Como puede notarse la exclusividad femenina de esta neurosis es ratificada en una clasificación (nosografía) más sofisticada.15). este es el caso de Villermay.27-28). un viejo cirujano. sofocación de matriz. en cambio. histeralgia. Pero no sólo es el uterocentrismo lingüístico. “y de una suerte de bola que parecía rodar desde el epigastrio hasta el cuello”. en segundo lugar. Freud comenta que: “Uno de esos médicos. afección ésta. fiebre ligera. Los puntos de crítica son en parte lingüísticos. con palpitaciones del corazón.próxima” es “un aumento y una anomalía patogénica de la sensibilidad en el sistema nervioso. la “debilidad de los nervios” y la “irritación” (Hufeland. sobre este prejuicio etimológico. el orden “vesanias”. entre aquellos que deseaban perpetuar la explicación uterocéntrica y aquellos que apelaban por una separación de la hipocondría de la histeria o por una mixtura de ambas.65-66). 1842. En el Tratado de las enfermedades nerviosas o vapores escrito por este autor en 1816. común a ambos sexos. . colega. violentas erecciones en contra de la propia voluntad. vapores histéricos. espasmos horribles que se extiende desde la región del pubis hasta la espalda. en 1775 acuñó el concepto de “neurosis” para designar todas las enfermedades “de los sentidos y la moción” sin fiebre y sin lesión localizada. 1816. Así.constituye el momento en que la histeria es asignada a categorías distintas. el hecho de que “su causa [fuese] extraña al dominio de los órganos reproductores” (Villermay. Es el caso de un adolescente de 16 años con una sintomatología muy variada: dolores en el nivel inguinal. me espetó directamente: “Pero. él mismo no dudó en diferenciar la histeria de la hipocondría y en reprocharle a Sydenham el haberla confundido e identificado con la hipocondría y la melancolía. lo que Villermay emplea como fundamento de su crítica. que “no dependen de una lesión tópica de los órganos” y que se desprenden de una disfunción más general del sistema nervioso (Cullen. histericismo. quien como se sabe. De este modo. nos ofrece dos argumentos para negar el diagnóstico de histeria: en primer lugar el hecho de que esta bola no se desplazara desde la región hipogástrica sino desde el estómago hasta el cuello y. La aparición de la nosografía médica apoyada en las consideraciones taxonómicas de Linneo (1707-1778) –quien por su parte creó una clasificación de las plantas tomando como principio una base sexual. y no a los dos sexos 5. p. bien diferenciada de la hipocondría. ascensión de la matriz” (Villermay. p. 2006f. Un argumento que ciertamente reclama una relación directa entre los órganos sexuales y la sintomatología y que se hace más evidente en la respuesta que este autor expresa ante otro caso de aparente histeria masculina. 1802. estrangulamiento del útero. histericia. y sus causas “remotas”. La segunda alternativa se refleja particularmente en la posición de William Cullen. cerebral. sino también descriptivo de los síntomas. idiopática. afección simpática producida por una lesión genital femenina. tras la exposición de un caso de aparente histeria masculina en el cual el paciente. Este autor. 5 Las críticas a Freud y a su idea acerca de la existencia de histeria femenina. después de un estado convulsivo se queja de náuseas. puede verse la adhesión al uterocentrismo en los sinónimos que da de la histeria: “Histertia. dolor de estómago. que opone la histeria y la hipocondría como dos neurosis. Sin embargo la clasificación no hace más que perpetuar las viejas nociones. retoma respecto a la histeria la teoría uterina. Una vez retado por su maestro Meynert a presentar un caso de histeria masculina. mal de madre. ya que la palabra “histeria” guarda en sí misma una referencia exclusiva a la mujer. Por otra parte.8). afección uterina. el género de las “neurosis de la generación” y en la especie “neurosis genitales de la mujer”. p. en contra de Sydenham. que expuso (tal como veremos más adelante) tras su regreso de París en 1886. 1816: 1). p. pasión y afección histéricas. quien se opone radicalmente a Sydenham y clasifica a la histeria entre la clase “neurosis”. ¿cómo puede usted decir tales disparates? "Hysteron" (¡sic!) significa "útero". se esfuerza en reintegrar la relación entre histeria y útero haciéndola una neurosis de carácter convulsiva. depresión. Pero ¿cómo era comprendida esta correlación etiológica entre el aparato digestivo y el cerebro? El concepto base de la explicación es el de irritación de los órganos. dificultades en la respiración. muy otras serán las explicaciones a la hipocondría. caso Brachet. interrogan la sangre y los otros humores y justifican un poco el antiguo humorismo” (1844. que por otra parte y de una manera radical. como por ejemplo la gastroenteritis (Broussais. desencadenada por una enfermedad gástrica. En el politemático Nouveau Dictionnaire de Medicine. y llama la atención por el descuido psicológico de este trastorno de “la alteración funcional del encéfalo” que implica la “perversión de la imaginación”: “las lesiones de las facultades intelectuales. en un país extranjero.indispensables de esta enfermedad. Con estos métodos. Sin embargo. escrito por Béclard y otros en 1826.. una irritación intestinal. puede leerse la complejidad etiología de esta enfermedad. En realidad el humorismo parece un recurso auxiliar frente a los límites del método de anatomía patológica. Es comúnmente . p. y como todas las enfermedades de este órgano. De otra parte. sin embargo responde tajante y negativamente. Chimie. para hacerla una enfermedad de carácter nervioso. p. desvincula a esta enfermedad del campo de los fenómenos digestivos que antes la caracterizaban. ella no puede ser observada más que en mujeres. las revoluciones de los estados. Así. Villermay es menos prolífico con respecto a la hipocondría. etc. movimientos convulsivos de las articulaciones. y es que el ser hombre se considera como una especie de base predisponente para la hipocondría. y así como se hace depender la histeria del aparato genital. No obstante existe un dato que hace pareja con la característica femenina de la histeria. 1828). Ante este caso Villermay se pregunta: “¿Esta observación es una verdadera histeria?” Y aunque los síntomas que comprometen los órganos sexuales pueden corroborar este diagnóstico. 1816. Chirurgie. Este autor crítica haber centrado la fuente de la hipocondría en las partes del bajo vientre y de las vísceras allí concentradas. de la verga y la próstata” (Villermay. etc.11). 1816. la razón de todo aquello que desean saber. Y es que con la hipocondría se produce un traslado de la etiología. Existe una especie de modelo correlativo de la irritación de los sistemas. son tantas causas predisponentes generales de esta afección. la irritación de las vísceras tiene un efecto en el cerebro.9) En otras palabras. se hace depender la hipocondría de una predisposición a la irritación cerebral. síncopes. adormilamiento.203). sin llegar a afirmar que las teorías humoristas referidas más arriba desaparezcan. pero además su relación directa con la condición masculina: “Las causas de la hipocondría son en gran parte las mismas que las de otras neurosis: la vivienda en las grandes ciudades. Histoire Naturelle. Pharmacie. Sin ella no hay ni puede haber hipocondría”.estrechamiento de la garganta. el hecho de relacionar las afecciones gástricas con una predisposición a la irritación cerebral. Physique. Por la misma razón sólo el hombre está expuesto a las afecciones especiales del testículo. p. en la medida en que: “(…) no pueden depender de la irritación de un órgano que no existe en el hombre (…) La histeria es una afección del útero. y al igual que JeanLouis Brachet (1789-1858) ubica la causa en el sistema nervioso que inerva el sistema digestivo. las calamidades públicas. no son idénticos. son –dice Brachet. Brachet comenta que “Los anatomo-patologistas (sic) más ardientes. Como puede verse la variedad de propuestas etiológicas para la hipocondría no es menos compleja que para la histeria. no pueden encontrar en las alteraciones de los órganos. tienden a centrar con exclusividad la fuente de la hipocondría en el sistema nervioso. en los climas templados o calientes. Nosotros consideramos que esta perspectiva. que al mismo tiempo posee una predisposición a la irritabilidad. ¡“puesto que la matriz no existe en el hombre”! (Villermay. motivado por los descubrimientos posibilitados por el método anatomo-patológico y fisiológico. si bien los síntomas pueden ser análogos a los de la histeria femenina. la temporada del otoño. que continúa la de Sydenham en lo atinente a la hipocondría. no convence a aquellos autores. los excesos en el estudio. Si nos fijamos bien. por ejemplo. dirá Villermay. 221). En la misma línea de Villermay. Dice en su Traité complet de l'hypochondrie: “Es de esta manera que se puede explicar cómo Sydenham ha podido confundir las dos enfermedades” (Brachet. Esta cualidad “nerviosa” propia de la mujer labrada por la moral es la que la inclina a la histeria y no entonces la posesión de un útero. considera que la hipocondría es mucho más recurrente en el hombre. p. p.71 Subrayado nuestro). 227). movilidad expansiva en la mujer. la condición masculina es relacionada con la posibilidad etiológica de este padecimiento. sino aquel sensible: “(…) el hombre de letras. ni por alguna regla”. y sobre todo aquel medio de personas dotadas de la imaginación más ardiente o la más viva sensibilidad (…)” (Villermay. sobre todo después de la comida. Pero vemos que sus comentarios toman una argumentación distinta cuando hacen intervenir elementos culturales para explicar la frecuencia superior de la hipocondría en el hombre. contrario a ello el hombre está más dispuesto a tareas de pensamiento. y por otra parte.397). El estado de “mayor sensibilidad nerviosa y de mayor impresionabilidad” se desarrolla en ella y constituye su vida entera (Brachet. el sexo masculino. Así. Cuando piensa en las causas por las cuales una mujer está más propensa a la histeria que a la hipocondría. o en todo caso no el útero en sí mismo. p. La mujer. de que la histeria es una enfermedad que “no está gobernada por ninguna ley. sino moral. Son importantes en todo este debate. ni anatómica. carece de esta predisposición. 1826. Como una especie de consenso parcial entre tanta disidencia en relación con la hipocondría. El temperamento nervioso. Hasta el mismo Villermay que como vimos. predisponen a esta enfermedad: un cambio súbito en el género de vida. una ociosidad inacostumbrada. Paul Briquet: un esfuerzo más por desexualizar la histeria En nuestro acercamiento a los planteamientos de Charcot encontramos de gran valor las consideraciones de Paul Briquet en relación con la cuestión de la histeria en general y de la masculina en particular. los ciudadanos entregados a los asiduos trabajos de consultorio. 1844.de treinta a cuarenta años que comienza a desarrollarse. una profesión sedentaria. 1944. afecciones morales profundas.173). lo que impide que ella sea particularmente propensa a la hipocondría. 1816. le sean endosadas al hombre hipocondríaco. sin que se explique por qué la mujer estaría libre de una predisposición que parece ser parte de su “naturaleza”. por su “organización delicada” ella no está dispuesta a la hipocondría. sorprende saber que no se trata de una particularidad fisiológica. una mala salud acostumbrada. 1816. que no la hacen propicia para trabajos que “demandan mucha aplicación y razonamientos abstractos”. los literatos más distinguidos. critica de modo vehemente a Sydenham. Su carácter intelectual se desarrolla acorde a estas características. incluso sostenida por Sydenham. son tantas las causas que a menudo la producen” (Béclard et all. Es esta especie de dilación del pensamiento. lo que en uno es predisponente en la otra es profiláctico. los artistas. resulta curioso y paradójico que estas cualidades propias de la histérica arquetípica –que encarna una Madame Bovary. en todo caso “(…) esta enfermedad afecta con más frecuencia a los hombres [cabe decir sensibles] que las mujeres [sensibles por naturaleza]” (Villermay. y no en cualquiera. en la medida en que se oponen a la idea. con sus rasgos de fantaseadora y sensibilidad extremas–. p. los poetas. p. Brachet considera que la histeria y la hipocondría suelen presentarse aparejadas. complicándose una a otra. que impone sobre la mujer una particularidad nerviosa que le impide permanecer entregada a un mismo objeto de razonamiento y la hace presa de las sensaciones. sigue a Sydenham al afirmar que “la histeria es una neurosis del encéfalo en la cual los fenómenos aparentes consisten . 1859. cefalea. ni tampoco en la parte formal de la sintomatología. rigidez de los miembros. pérdida del habla. la tendencia o disposición orgánica a sufrir ciertas enfermedades. esto es. y causas determinantes. vómitos. pero también espasmódicas. no obstante. le aporta a Briquet el material para escribir su Tratado clínico y terapéutico de la histeria. puede notarse esta presencia del carácter sexual: “Rosès. reaparecían sobre todo en la noche” (apud Briquet. Su método anatomo-patológico lo lleva a considerar que la repetición de estas manifestaciones produce lesiones ya sea dinámicas o materiales sobre los órganos comprometidos.4). con el tiempo. por la confluencia de estas dos causas. una aceleración de la respiración. En el siguiente caso citado por Briquet y descrito originalmente por M. la dependencia etiológica de la histeria a la genitalidad es recusada fuertemente por Briquet. después llega la tumefacción del abdomen. provocando directamente la histeria. librado a la masturbación en la infancia y más tarde a grandes excesos con las mujeres. 1859.. delgado y débil. contracciones continuas. Bonneau en 1817. El tratamiento de 430 casos de histeria atendidos durante 10 años. En otras palabras. con malestar general. pueda deducirse una regla general puesto que la sexualidad es comprendida como un factor apenas contingente. las afecciones y las pasiones tristes o violentas” (Briquet. 1859. Briquet reprocha a los seguidores del uterismo (Villermay.[que]. refiere una serie de casos de histeria masculina presentados por otros médicos. Una definición así tiene por consecuencia. alguna crisis y algunos suspiros. parece no ser tan efectivo como quisiera. pérdida de conciencia. hombre pequeño.15).principalmente en la perturbación de los actos vitales que sirven a la manifestación de sensaciones afectivas y de pasiones” (Briquet. p. insistimos. la sola predisposición no es suficiente. el ascenso de una bola que en su desplazamiento desde el epigastrio hasta la garganta. en distintos miembros. movimientos involuntarios de los miembros. ello no implicaba para el autor en cuestión. y al final una sensación voluptuosa como aquella del coito. la sexualidad. con permanentes retornos. En él distingue entre causas predisponentes. como tampoco lo son las causas determinantes –que son de carácter eventual o si se quiere accidental. Ahora bien. pero por otro lado. los síntomas histéricos son la repetición más o menos trastornada de aquellos actos por los cuales “se manifiestan las sensaciones penosas. Dubois de A’miens. sensación de ahogo. (…) El mínimo frotamiento de la camisa contra el pene provocaba los ataques . parálisis. Un esquema etiológico que será retomado por Charcot. Monneret entre otros). lleva a su de-sexualización desde un punto de vista genital. anestesias. el esfuerzo de este autor por apartarse de cualquier incidencia de carácter sexual (en sentido genital).. Landouzy. haber tomado al útero como la única causa de esta enfermedad. hiperestesias. la universalización de la histeria. p. un sentimiento de abatimiento general al final del acceso. puede convertirse en una causa determinante. Por su parte a modo de refutación al uterocentrismo. Aunque hoy juzguemos esta referencia como una prueba evidente de la relación entre la sexualidad y la sintomatología. Aunque no se la ubique como una fuente causal primaria. edad de cuarenta y siete años. se impone de un modo al menos subterráneo. Para ser más contundentes. una relación general con la sexualidad ni en lo etiológico. sensación de cuerpo extraño en la faringe. aun cuando aclara que una causa predisponente. no hay esperanzas de que bajo la perspectiva del método anatomo-clínico. una constricción en la garganta. en la verga. La histeria se explicaría así. p. es decir. por lo que aceptar la histeria en el hombre implicaría “la ruina completa de su[s] teoría[s]”. De hecho. Para él. no habría por qué ceder al ímpetu sexualizante freudiano y creer que en aquel momento la sexualidad llegaría a ser . náuseas. ataques convulsivos. en el orden etiológico de la histeria masculina. por un lado.3). De estos casos queremos destacar que son descritos tomando como referencia la sintomatología femenina. ocasiona una serie de fenómenos: constricción del epigastrio. una bola que sube y desciende varias veces en algunos minutos del vientre al epigastrio. sufre desde hace un año de pequeños ataques que comienzan con picor en los miembros. pero es imposible referirles la enfermedad entera” (p. Una posición que le es constante en relación con siete casos de histeria masculina (1859. son conservados. Briquet muestra casos en los que ciertas mujeres han desarrollado histeria en ausencia de útero. aun cuando se discuta la etiología de la histeria. y aquí la reducción es mayor. y que ella le es completamente independiente” (1859. entre aquellos que piensan que existe la histeria masculina se encuentra el consenso de una escasez de esta histeria en comparación con la femenina. como se constata en este caso y también en aquel referido por M. Para romper esta relación de la genitalidad con la histeria. Y luego concluye que esto no implica que los órganos sexuales hayan tenido un papel etiológico importante: “Es posible que en él los órganos genitales hayan jugado un cierto papel en la producción de la enfermedad. p. en otros momentos raya en lo absurdo. En este sentido no es raro encontrar aseveraciones directas que ponen en duda la relación constante entre genitalidad e histeria. Briquet se ve compelido a aceptar alguna relación al menos parcial. Ni la anatomía. comenta que: “(…) la neurosis aparece también con todos sus signos distintivos en el sexo masculino. el paciente de 18 años sufrió su primer ataque justo después de un coito. no se ha constatado durante el curso de la enfermedad algún accidente o trastorno que pueda ser asociado a estos órganos” (1859. esta obstinada negación. Esto sucede también al comentar otro caso de histeria permanente en el cual el paciente.56). p. pues esto sucederá sólo siete décadas después. excepto las procreativas. existen ciertos acercamientos entre sexualidad e histeria que a la vez que negados. como él mismo ha podido apreciarlo. padecía una sintomatología que afectaba particularmente la parte genital. Allí nos dice Briquet: “La piel del escroto y aquella de la parte derecha del pene son insensibles. y que. como el glande. p. del poder causal de la sexualidad. en comparación con el hombre 6: “La causa por la cual la histeria afecta de preferencia a las mujeres no reside en el 6 Para el caso de la histeria y su frecuencia según los sexos. Bonneau. la histeria en el hombre no tiene ninguna relación con el sentido genital. p.19). pp.reconocida abiertamente como un fuerte factor etiológico de la histeria y de las neurosis en general. de su sensibilidad normal” (1859. 26.23. No obstante. que parecen más bien un acto de negación frente a la evidencia. p. Esta reducción.21). un tal Emile Laroche. No obstante. 29. Por ejemplo después de describir los ataques sufridos por un hombre histérico.18). ni la fisiología genital son pues las que puedan explicar la mayor presencia de la histeria en la mujer. la falta de útero no se traduce en ausencia de mujer. además. en la medida en que. 32) en los que desestima cualquier influencia etiológica de los genitales y de los que concluye rotundamente: que “(…) se puede sostener que en la gran mayoría de casos. p. al comparar la frecuencia de la histeria en el hombre en relación con su presencia en la mujer. En otro caso. como hemos dicho. de histeria simple con ataque. Briquet comenta que: “Se señalará sin duda que los dos ataques se produjeron cada uno bajo la influencia de causas en las cuales los órganos genitales no han jugado ningún papel. a los dieciséis años y medio. Para Briquet este coito no fue. son tímidamente sugeridos por estos autores. pues todos los rasgos y funciones. sólo que es muchísimo más rara en este (1:20)” (Freud. Freud en su artículo “Histeria” de 1888. Briquet considera que la relación de las mujeres afectadas en comparación con el hombre es de 20:1. 35). 14) por su parte considera que no es tan rara como estas cifras lo muestran y cita el trabajo de A. 2006c. Charcot (1887. sino “la ocasión de manifestación de una enfermedad (una gastralgia) que existía antes”. Y para cortar cualquier idea sexualizante de la enfermedad. . advierte que “así. Más aún.20). debe observársela [la enfermedad] como siendo independiente de los órganos genitales” (1859. La expresión “sin duda” parece negar cualquier relación con la sexualidad. muestra que la equivalencia mujer = útero –manifiesta en definiciones como la de Hipócrates según las cuales “Mulier propter uterum condita est”– es errónea. de 29 años de edad y de profesión cocinero. ya sea en el orden del acto o de la anatomía. Klein en el que se reportan 80 casos de histeria masculina. o más bien. pero esta insensibilidad se detiene en el prepucio que goza. Total.50). y he encontrado de la manera más evidente que estos sujetos se impresionan exactamente a la manera de las mujeres. 1859. la sensación de la bola histérica. de separación de la teoría milenaria. una anotación determinante: no era la . no hacen más que seguir una supuesta tipología. aquellos hombres que llegan a padecer histeria. con este autor se produce una especie de intento. como veremos más adelante. el periodo de mayor producción en este sentido se presenta entre 1887 y 1892. 1859. En conclusión. o lo que es igual. “por un efecto de la naturaleza desviante”. mediante un proceso de dessexualización.46). Este autor opera como de punto bisagra entre el pensamiento antiguo y el pensamiento moderno. Ahora bien. p. como en el de Briquet. está hecho para actuar”. no logrado. incluida la histeria en el hombre. en los importantes trabajos de Briquet llega a reconocerse una crítica al uterocentrismo. y que ellas las sienten más vivamente” (Briquet. De alguna manera en el pensamiento de Charcot.aparato genital.20). de la histeria femenina a la masculina. tanto que en esos accesos se les tomaría por mujeres. de la milenaria histeria femenina. Jean-Martín Charcot (1825-1893) marcó un destino distinto del pensamiento en torno a la histeria. decía Joseph Raulin en su Tratado de las afecciones vaporosas del sexo (1758). Por nuestra parte consideramos que más que una desfeminización concomitante a una generalización de la histeria. la equiparación histeria-mujer estará presente en un segundo plano. al contrario. vía la transformación de la histeria “neurológica”. 45). En este sentido. Esta referencia es importante porque muestra el tema de interés científico que marcará en parte los derroteros del pensamiento freudiano. 1859. la insistencia de un paradigma femenino y nervioso de la histeria. De la histeria heredada a la histeria traumática. durante las emociones. Esta mayor frecuencia de la histeria femenina. Desde 1877 Charcot se aplicó al estudio sistemático de la histeria. reside en el hecho de que “las mujeres reciben más fácilmente que los hombres. que la histeria femenina resulta de una susceptibilidad nerviosa exacerbada. p. y en ese mismo sentido un esfuerzo de des-genitalización (desexualizacion) de la enfermedad. 2000. la regla sería que la histeria puede ser masculina en la medida en que el hombre sea afeminado en algún grado. psicológico. propia de la mujer. aunque ya desde 1865 tenía cierto interés por el tema. es decir. ellos sufrieron. a la moderna histeria psíquica “des-feminizada” puesto [que es] generalizada” (Gauchet et Swain. moral. idea cuestionada por Charcot. es racional buscarla en otras partes del organismo y especialmente en el conjunto del sistema nervioso” (Briquet. como una especie de fantasma que ronda las descripciones sintomatológicas. y el tema que atraviesa el encuentro (en 1885) de maestro (Charcot) y alumno (Freud). la estrangulación en la garganta. p. las impresiones venidas de afuera. de la compresión y del dolor en el epigastrio. p. propia de la mujer: “He estudiado el estado moral de los hombres devenidos histéricos. la sofocación. Según Briquet “La mujer está hecha para sentir (…) y el hombre. emocional y somática. en relación con la histeria. En el tomo III de Leçons sur les maladies du système nerveux se encuentran recopiladas buena parte de las clases dictadas entre 1882 y 1887. Sin embargo. a la vez que puede notarse en el trasfondo. e incluso freudiano. Idea que por lo demás no es exclusiva de Briquet: estos hombres a veces tan poco dotados de la sensibilidad propia de la mujer llegan a sufrir como ellas. las palpitaciones y la agitación en los miembros” (Briquet. está “en el corazón de la gran transformación que verá el pasaje. Si una susceptibilidad así aparece en el hombre no es más que por una suerte de feminización. y que antes de ser atendidos de la histeria. 1888c. 7 Sulloway (1981) y Rabain (1998) han puesto de presente el contexto en el que se produce esta discusión en Europa acerca de la separación o no. “la histeria traumática era prácticamente sinónimo de histeria masculina” (apud Rabain. el ovario. p. surgirá el concepto de zona histerógena. durante este periodo de reinado charcotiano. de la histeria en relación con la neurosis traumática. p. Estas posturas beneficiaban. en lo cual concuerdan autores norteamericanos cuya autoridad en esta materia es indiscutible” (Freud. el recurso a la diátesis. Los intereses económicos de las empresas ferroviarias resultan importantes en esta discusión. . es luego reducido a una zona histerógena como otras y el dolor ovárico.84). esa especie de disposición general a la enfermedad. Con la idea de que la “compresión” de una zona como el ovario puede provocar el ataque histérico tanto como detenerlo. La histeria ovárica tenderá a perder importancia. es decir el posicionamiento de un paradigma masculino de la histeria en el orden etiológico. zonas cuya estimulación ocasionan la epilepsia espinal –descubiertas por Edouard Brown-Séquard en experimentos con conejos.histeria en general. 2000. que en un principio tuvo cierto privilegio explicativo del desencadenamiento del ataque histérico. conocidos como «railway spine» y «railway brain»” son concebidos por Charcot como histeria. Ahora bien. en la medida en que el aumento de accidentes registrados en la construcción de ferrocarriles y las indemnizaciones por este motivo. 56). se consideraban distintas y separadas 7.440). De este modo la equiparación lleva a que el diagnóstico de histeria viril. profería que la histeria era más común en los hombres adultos. con todos los prejuicios (entre ellos la simulación) que tenía este trastorno. una lesión no lesional si se quiere. p. 1998. En este sentido. ya sea a las empresas ferroviarias. de naturaleza histérica.76). a un signo local de la histeria como cualquier otro. Una confirmación de la postura de Charcot la encontramos en el mismo Freud quien en su artículo titulado “Histeria” afirma que “Los estados provocados por traumas generales graves (accidentes ferroviarios y similares). en el vocabulario de la Salpêtrière. Charcot aproxima dos entidades (histeria y neurosis traumática) que en otras latitudes. 2000. “La “diátesis” es una suerte de lesión no localizable. o a los trabajadores ferroviarios como el caso de los psiquiatras alemanes. es tomado por Charcot para explicar el carácter orgánico de la histeria a la vez que la ausencia de lesión. Así la acción del trauma pone de manifiesto una enfermedad que se encontraba latente. sino la histeria traumática “el verdadero núcleo de los intereses de Charcot en su madurez” (Gauchet et Swain. sino también por la aparición de la histeria traumática. adquirido hereditariamente (diátesis) y otro desencadenante. un evento (el trauma) que cae sobre esa diátesis para develar la enfermedad. Este anterior modelo tiene importantes consecuencias para lo que intentamos argumentar. comprende dos elementos: uno de predisposición. continuando a otros autores. Para Charcot el “estado mental” provocado durante un accidente. no dejaron de influir en este debate. una teoría traumática del origen de la histeria que desplazó al modelo ovárico y epiléptico. En Francia. como afirma Trillat. El primer elemento a tener en cuenta es la comparación de la histeria con la epilepsia (que le sirve de modelo) a partir del concepto de zonas epileptógenas. Otros en cambio se oponían a ello: los alemanes como Robert Thomsen y sobre todo Hermann Oppenheim. como esencialmente psicológico. ahora se extienda a hombres afectados de trastornos postraumáticos. En realidad. En contra de Briquet. es equivalente al “estado cerebral” de los pacientes histéricos “que determina la práctica de la hipnosis”. reservado para los casos en que en un hombre se reproducía la sintomatología clásica de la histeria. así pensada por Charcot –siguiendo a Briquet-. “constitucional” pero no localizada. consideraban el “railway spine” como una neurosis traumática claramente distinta de la histeria de la que debía ser separada. Charcot despojará a la histeria masculina del “afeminamiento” del que había sido investida. es decir. Sin embargo. no sólo por la aparición de otras zonas llamadas histerógenas con estos mismos poderes de desencadenamiento. como es el caso de los ingleses. particularmente ingleses. una “tendencia general” del organismo” (Gauchet et Swain. cada una a su modo. un estado general. p. que se puede resumir del siguiente modo: el síndrome de ferrocarril “railway spine” era considerado por algunos. en Alemania por ejemplo. La estructura completa de la histeria traumática. En los años 80 Charcot construyó. movimiento logrado en relación con la etiología pero fallido en cuanto a la descripción sintomatológica. p. ni pertenecientes a una élite intelectual: “[son] –decía. p. Charcot efectúa una expansión sobre la noción de histeria.115). En este momento en lugar de hablar de lesiones anatómicas como proponía el modelo anatomo-patológico. Pero no se puede pensar en una psiquización separada del cuerpo. Charcot propondrá una forma de lesión inédita: una “lesión de representación” o una “lesión de idea” que dará lugar a un modelo psíquico de la histeria y que Freud desarrollará profundamente. histeria mayor. La teoría traumática que comenzó a posicionarse en el pensamiento de Charcot luego de 1880. en la medida en que entiende lo psíquico como el conjunto de funciones cerebrales más elevadas. el papel determinante del elemento ideativo en el traumatismo. para Charcot. Charcot no sólo reproducía los síntomas por sugestión. De este modo. el prototipo sintomático de la histeria femenina. se manifiesta de la misma forma.hombres robustos. esto es. Es un modelo que como hemos señalado. sino también. de militares. un traumatismo generalizado. Así por ejemplo Charcot comenta que. en el hombre se tiene la irritación testicular. En cuanto a la sintomatología. hecha sobre la base de los rudos consultantes de la Salpêtrière.115). de artesanos casados y padres de familia. De este modo. así como las fases del gran ataque histero-epiléptico. pues está apoyada en la fisiología. accidentes en general) es lo determinante del traumatismo. Momento de experimentación que lo lleva a reconocer. y quizá lo más importante. Así.que no suelen tener rasgos femeninos. . [que] presentan todos los atributos del sexo masculino. esencialmente masculino. Síntomas como la hemianestesia sensorial y sensitiva. Para decirlo en otras palabras. Pero a esta feminización de la sintomatología le coexiste la masculinización etiológica de la histeria. la representación (interna) inducida por el choque externo (una caída. de hombres en una palabra (…)” (1887. a falta de ovario y de síntomas asentados en estos órganos (como las ovaralgias). Meynert y la obsesión anatomo-patológica. e imprime el primer movimiento para sacar a la histeria del paradigma femenino. Lo que lleva a pensar que el cuerpo femenino opera como modelo para la lectura de la sintomatología y como cartografía de la patología que afecta también al hombre. 1998). Rabain. pero nunca a profundizar ─eso le estará reservado a Freud─. esto es. a la manera de un tipo discreto. 1887. ha de encontrase una sintomatología que se acerque a la femenina: “A falta de ovario –dirá Charcot. gran histeria” (Charcot.115). 2000. El modelo de la sintomatología lo establece pues. establecía que el modelo etiológico de la histeria en general. con el hipnotismo como forma experimental de reproducción de la histeria. coincide en este sentido. “bajo la forma frustrada. precipita la excitabilidad del sistema nervioso. el cuerpo femenino. p. Este periodo de Charcot es el que algunos autores han dado en llamar de “psiquización de la histeria” (Gauchet et Swain. desplaza al modelo ovárico que él mismo había profesado. son comunes a los dos sexos. según la ecuación que describíamos anteriormente. en cualquiera de los sexos. es traumático. los puntos histerógenos con sus mismos caracteres que en la mujer” (Charcot. reproducía el mecanismo propio del traumatismo por “autosugestión”. como veremos. por cuanto en realidad en ella domina implícitamente. no localizado.nosotros encontramos en el hombre. que Freud tuvo la osadía de aprovechar. No obstante queremos resaltar lo siguiente: esta especie de comunidad sintomática de los sexos es sólo aparente. En este periodo. y (…) puede presentarse en él [hombre] dotada de todos los atributos que responden al cuadro de histeroepilepsia. Allí es por donde Charcot abre toda una veta de indagaciones. 1887. la histeria (masculina o femenina). Veremos que Freud en sus descripciones sintomatológicas. cortical y psíquico son equivalentes. dando lugar a la histeria. un golpe. ni son poetas. ya que para Charcot. publiqué varios estudios casuísticos sobre enfermedades orgánicas del sistema nervioso. luego en 1883 como asistente en la clínica psiquiátrica dirigida por éste. es preciso considerar el ambiente psiquiátrico de Viena y en particular el pensamiento de uno de los maestros de Freud en aquella ciudad.11). pudo ser practicado por la psiquiatría francesa a inicios del siglo XIX y su uso se extendió hasta los años setenta del mismo. Planteó el funcionamiento cerebral como un conjunto general de asociaciones de los lóbulos que realiza una integración total de las zonas corticales. como lo prueba el hecho de que en el momento en que elaboró su currículo para aspirar al puesto de profesor en 1887. se produce en un contexto caracterizado por el dominio de la corriente anatomo-patológica en Europa. tomado para pensar las “enfermedades” denominadas “funcionales”. me las ingenié para localizar un foco en la medulla oblongata con exactitud tal que el especialista en anatomía patológica nada tenía que agregar. sus explicaciones tenían como base alteraciones vasculares (isquemia cortical e hiperemia subcortical) que llevan a la necrosis arterial y de allí a los trastornos funcionales como las neurosis. p. En la medida en que la histeria hace parte de aquellas enfermedades para las cuales no existe una localización de lesión. entre ellas las neurosis. y otros trabajos sobre la cocaína y la histología en las anguilas. y entre 1883 y 1885 en su laboratorio. le permitía realizar el vínculo entre síntomas y lesiones anatómicas. p. junto con hallazgos de autopsia. contaba en su lista de trabajos de investigación con 15 productos. Si bien representantes tan sobresalientes como Pinel o Esquirol no seguían esta perspectiva médica. la obsesión anatomopatológica de Meynert lo llevó a considerar que las enfermedades “siempre” implicaban cambios estructurales (Levin. 1985. me atrajo la demanda de unos médicos norteamericanos. y fui el primero en Viena en enviar a la autopsia un caso con el diagnóstico de polineuritis aguda.38). 2006f. ante quienes leí. Las ideas de Meynert establecían que las actividades cerebrales se llevaban a cabo en zonas localizadas del cerebro. hacía de lo “funcional” una categoría que agrupaba aquellos cambios del sistema nervioso producidos sin modificación en la estructura anatómica. al orientarlo hacia la problemática de la histeria. Este fundamento asociacionista. meses después de haber regresado de París. de los cuales 9 muestran sus intereses neuroanatómicos. Así. neuropatólogo. Freud recibió la influencia de Meynert. el esfuerzo de Meynert tendió a plantear una orientación distinta. El método anatomo-clínico –que implicaba el seguimiento del paciente hasta su deceso con la intención de descubrir en la disección del cadáver la relación de los síntomas con las lesiones anatómicas– que se impuso en varias ramas de la medicina. que intentaba descubrir la lesión anatómica en los trastornos psiquiátricos. anatomista del cerebro y profesor de Freud en Viena. en una suerte de pidgin-English.Para comprender la influencia que Charcot ejerció sobre Freud. La fama de mis diagnósticos. otros 3 corresponden a reseñas de pacientes afectados por lesiones del sistema nervioso. no así sus discípulos. . Morel y Magnan. Poco a poco me familiaricé con este campo. En otras latitudes. como Falret. la correlación entre funciones y localización cortical. corroborados por la autopsia. Freud había tenido contacto con Meynert en un principio en calidad de estudiante de medicina. A pesar de esta perspectiva. La incidencia de este pensamiento anatomo-patológico puede evidenciarse en la pluma del propio Freud: “(…) prestando servicios como médico interno. sumando al modelo anatomo-patológico un modelo de integración de funciones. este mismo método se impuso gracias a hombres como Teodore Meynert. El encuentro de Freud con Charcot en Francia en 1886. un curso sobre los pacientes de mi departamento” (Freud. Fuera de esto la verdadera relación de los cambios cerebrales y las anomalías psíquicas sigue siendo un misterio total para nosotros y los descubrimientos por disección. aun autoridades mayores que yo solían diagnosticar la neurastenia como tumor cerebral (Freud. Y en este contexto el mayor responsable y promotor del estudio de la histeria. orientarían las indagaciones de Freud hacia un horizonte particular. como profesor de anatomía y patología. 2006f. dejando a un lado sus “deseos” de “resolver el enigma de la estructura del cerebro”. por otra parte. Las críticas de Kraepelin están dirigidas a Meynert. No obstante estas críticas.160). Este exceso de laboratorio y esta precariedad clínica. p. su futura esposa: “Estoy convencido de que la anatomía del cerebro es la única rival legítima que tienes o que tendrás jamás” (Freud. Charcot poseía los elementos propios del juez ideal de la anatomo-patología. deseos que en su momento eran tan imperiosos que llegó a ponerlos al mismo nivel de sus deseos por Marta Bernays. Freud asumió una posición neuroanatómica de manera manifiesta hasta su encuentro con Charcot. En 1882.49).12). encuentro que a su vez marcó el distanciamiento con su maestro Meynert. era desconocedor del mundo de las neurosis como puede leerse en el mismo texto autobiográfico: Acerca de las neurosis. con justificada indignación crítica.Y a la vez que cultivaba su espíritu anatomo-patológico. todos ellos se apartaron de mí. aún en series de las formas más desarrolladas de demencia. sugería su relación con lesiones en los cordones laterales de la médula espinal y. yo no sabía nada. sería Charcot. también en el nivel de la observación. en efecto la intensidad y la extensión de los trastornos parecen mostrar cierta dependencia general para con la lesión anatómica -sin embargo. Nótese en mi descargo que en ese tiempo. pero además el hecho de que la anatomo-patología tuviera críticos de alto renombre. 1963. su relación con Charcot lo lanzaría por la senda impensada de las neurosis. De hecho. son psiquiatras de la talla de Kraepelin los que se oponen a aquel método: “Ciertamente –dice Kraepelin. esto no entraña ninguna ventaja definida por la cual la psiquiatría debería estar en deuda con la anatomía patológica. p. quien en 1885 se hallaba en la más viva controversia en torno a la patología anatómica.conocemos cambios determinados en el sistema nervioso que constituyen la base de los fenómenos nerviosos. y así tocó a su fin esa mi prematura actividad docente. venidas de muy buena fuente. fecha de su primera publicación de un caso de histeria. no pusieron límite a esas obsesiones anatómicas. Cierta vez que presenté ante mi auditorio a un neurótico que padecía de dolor de cabeza permanente como un caso de meningitis crónica circunscrita.Ebing enfatizaría esto mismo cuando concluía que la psiquiatría era una “ciencia descriptiva” y no “explicativa”. Como puede verse. 1985. en particular las parálisis. son los principales puntos de crítica a esta perspectiva anatomo-patológica. Krafft. Entre 1860 y 1870 había demostrado la existencia de lesiones anatómicas en distintos trastornos. desde 1872 se había desempeñado en este campo. en Viena. Aunque la intención de Freud al ir a París era desarrollar sus investigaciones anatómicas. Sin embargo la relación con un hombre de las impresionantes cualidades de Charcot. incluso en 1865. p. aunque .por desgracia. fueron las neurosis mismas las que pusieron de presente las limitaciones de aquel método. Un profundo conocimiento sobre esta materia lo acreditaba como un crítico con sólidos fundamentos. nos deja aún totalmente a oscuras” (Kraepelin apud Levin. que acompañan a formas particulares de locura. Esta pasión anatómica en la que basaba sus éxitos de juventud nos hacen inscribir a Freud en una corriente anatomopatológica propia de su tiempo. la más irrigada y misteriosa de la neurosis. a quien califica de especular a partir de una “base precaria de hechos” clínicos. Redujo a su correcta medida la relación de la histeria con el sistema genital. no se presentan al espíritu del médico con aquella apariencia de solidez. p. y que ahora le tocaba el turno a las neurosis. El dominio de la escuela parisina se puede constatar en el hecho de que hasta 1880 se habían publicado 36 libros acerca de la histeria en toda Europa. 1963.10). al de su maestro Meynert. y cómo se sirve de ellos para construir una noción particular de la histeria. Freud escribió un informe de sus estudios.137). 1887. Todos los casos con los que Charcot intentará revelar la parte psíquica del traumatismo en 1885. destruyendo mis objetivos y opiniones… Después de estar con él se me quita todo deseo de trabajar en mis tonterías” (Freud. de preferencia. Allí. La influencia de Charcot sobre Freud fue la de una inspiración al mismo tiempo que de una aplanadora sobre las ideas previas del joven: “Charcot –dirá Freud en carta dirigida a su novia–. y la doctrina de las afecciones orgánicas del sistema nervioso está. La asistencia de Freud a las presentaciones de Charcot ocurre en este periodo de esplendor charcotiano y a la vez de la histeria. entre otras cosas y de manera resumida. 2000. según hemos visto. Charcot se había dedicado. Estas combinaciones sintomáticas. Freud no fue ajeno a este influjo como tampoco. otra era su concepción de este método frente a la histeria: “Por lo que se ha dicho se comprenderá la importancia que debemos otorgar en nuestros estudios a la investigación anatomo-patológica. acabada. Levin muestra el modo como el pensamiento de Charcot incidió en un sinnúmero de publicaciones europeas en torno a la histeria. Es lícito considerar esta sentencia como mera expresión del cambio sobrevenido en su propia actividad. Pasaremos a ver de qué modo Freud responde a estos variados influjos. desde el segundo semestre de 1885. asistió a las conferencias de Charcot en aquel lugar.14). pp:204-205). los aportes de Charcot a la histeria: 1. son casos de histeria masculina (Gauchet et Swain.reconocía la importancia del método pato-anatómico de investigación. p. la que resulta gravemente cuestionada por esta afirmación de Charcot. desprovistas de un sustrato anatómico. pues ella se había convertido en un fenómeno seriamente estudiable. ha consumado su obra. Su trabajo desde hace años apunta casi exclusivamente a las neurosis y. Pero ustedes no ignoran. 2006a. al punto de reducirla a una simple “tontería”. que tuvo ocasión de estudiar también en varones luego de inaugurados el consultorio ambulatorio y la clínica” (Freud. por así decir. y que no dejan en el cadáver ningún rastro material apreciable. en el que expresa. En su regreso e incorporación a las actividades de la universidad de Viena. En su trabajo Freud y su primera psicología de las neurosis. que es uno de los más grandes médicos… está simplemente. cuya fuente se encuentra evidentemente en el sistema nervioso. Freud y la histeria masculina: muerte y nacimiento de una pasión Como se sabe. el viaje de Freud a Paris fue posible con el otorgamiento de una beca de jubileo proferida por el Colegio de Profesores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Viena en 1885. p. caballeros. que resisten a las más penetrantes investigaciones anatómicas. Las “tonterías” a las que se refiere se deducen de la siguiente descripción: “Solía decir Charcot que la anatomía. que existen actualmente un gran número de estados mórbidos. Los propósitos de Freud no eran otros que continuar sus estudios en neuropatología en la Salpêtrière. a la histeria. a trabajar la histeria viril o la histeria traumática. de los cuales 26 habían tenido lugar en Paris. Desde octubre de 1885 hasta febrero de 1886. al . Es la pasión anatómica del joven Freud. [Enfermedades como la histeria] se nos presentan como otras tantas Esfinges. de objetividad que suele caracterizar las funciones relacionadas con una lesión orgánica apreciable” (Charcot. en líneas generales. que en Viena ya era conocida” (2006. el propio Meynert no sólo no negaba este tipo de histeria. hacen notar la aceptación general de la histeria masculina. sino también una uniformidad clínica para ambos sexos. p. De otra parte Heinrich von Banberger presidente de la reunión señala que “Todo aquello que ha sido dicho [por Freud] era conocido hace tiempo” (apud Sulloway. que ya no era la histeria en general. en cuanto a la histeria masculina.estudiar la histeria masculina y en particular la histeria traumática. las que coinciden en señalar sobre todo tres puntos sobre los cuales hizo énfasis el expositor. quien aconseja prudencia en lo que concierne a la asimilación entre “traumatismo ferroviario e histeria” (Rabain. Sin embargo es muy curioso que el título enfatice en el último de ellos. Reconoció la sintomatología histérica “como real y objetiva” alejándola del prejuicio de simulación al que se la había reducido. y que son. . no parece ser más que la ilusión fundada en su nueva pasión. “volvió corrompido del maligno París” (Freud. sino que además. La histeria es una enfermedad bien definida con síntomas predecibles. El Dr. días después (15 de octubre de 1886) de la terminación de este informe (22 de abril de 1886). Moritz Rosental. En la histeria la simulación no desempeña un papel destacado. cercano a Charcot. p. “le atribuyó al maestro de la Salpêtrière la paternidad de la noción de histeria masculina. había apoyado un mes antes la publicación de un caso clásico de este trastorno. había escrito veinte años atrás un trabajo sobre la histeria masculina a la que definía en relación con trastornos sexuales (libidinales) de la infancia. En esta monografía. El propósito. según Liliane Fainsilber. neurólogo.706). y quien le diera una carta de recomendación para que presentara cuando llegara a la Salpêtrière. así pudo establecer una ley y un orden en esa sintomatología proteiforme. 3. comenta que la histeria masculina aunque menos frecuente que la femenina es un síndrome conocido. Este informe de estudios es en sí mismo una especie de manifiesto de la mutación que se ha presentado en Freud. 1981. 1. encargado de abrir la discusión. ¿Ignoraba acaso que. Las críticas estarán dirigidas realmente a otro punto en particular. la equiparación a la que había llegado Charcot. Pero un hecho de gran interés es referido por Roudinesco y Plon: Freud en aquella presentación. de un hombre caído de lo alto de un andamio. Una corrupción del pensamiento que le dejó el ánimo y el convencimiento de ser el portador de una primicia. 2006d. era mostrar que la histeria. posee dentro de su proteiformidad no sólo una ley. el joven creía llevar consigo la buena nueva de la histeria masculina revelada por su maestro Charcot. 2. p. Al parecer. como por las reacciones causadas en el público asistente. ¿desconocía Freud que el neurólogo Moritz Benedickt. después de lo cual padeció la parálisis de un brazo. a grandes rasgos. por uno de sus alumnos (Luzemberger) en su propio servicio de psiquiatría? O acaso. es decir. que tras su contacto con Charcot. La explicación no es difícil colegirla. hacen claridad sobre el hecho de que la histeria masculina no es ninguna novedad en el territorio vienés. 1998. p. sino la histeria masculina en particular. planteamientos charcotianos. tanto por los planteamientos charcotianos acerca de la histeria viril o traumática. a leer ante la Sociedad Médica de Viena una monografía titulada: Sobre la histeria en el hombre. entre histeria e histeria traumática. Freud presentó un caso de histeria traumática que había seguido en la Salpêtrière. Estableció el diagnóstico de histeria sobre la base de signos positivos. línea a línea. y añade que él mismo había publicado dos casos seis años atrás. entusiasmado. 2. Los comentarios pues. Las discusiones suscitadas después de la presentación de la monografía (reportadas en diferentes revistas médicas de Viena). 3. La histeria en los varones presenta los mismos síntomas que la histeria en las mujeres.104). La monografía en realidad profundizaba más en el primer punto que en los dos últimos. El entusiasmo de Freud por estas revelaciones charcotianas. Prueba de ello es la recomendación de otro asistente. desde un punto de vista clínico. el profesor Leidesdorf. De este escrito que se ha perdido para la posteridad sólo quedan algunas reseñas en revistas médicas. en el de la histeria masculina.34).442). lo llevaron. que hacían vulnerable al sistema nervioso? Este aparente desconocimiento. entre ellos Meynert. madre tuberculosa muerta a los 46 años. En su temprano artículo titulado Histeria. uno parece ser histérico y los otros dos murieron tempranamente. . En principio Freud se refiere al oficio del paciente. al menos para el caso de la histeria masculina. al momento de definir esta enfermedad: “La histeria es una neurosis en el sentido más estricto del término. parece tomar la histeria en un sentido en el que no se distinguen particularidades de lo femenino y lo masculino. aislado. de carácter hereditario.Queda claro que en Viena no se desconocía la histeria masculina. aun cuando parece reconocer que una concepción funcional y psicológica de la histeria no está completamente corroborada. La histeria descansa por completo en modificaciones fisiológicas del sistema nervioso. de los cambios dinámicos del sistema nervioso en la explicación de la histeria. intentaba defender. En este caso. además. de 29 años de edad y cincelador de profesión ─nada de afeminamientos─. 2006b) se llevó a cabo.45). desertor del servicio militar. 33). quien retó a Freud a que presentara un caso con estas condiciones. tras sortear algunas dificultades. al interés de demostrar la etiología traumática de la histeria masculina le resultaron varios oponentes. caracterizada cada una por su ímpetu organicista. clásica. y su esencia debería expresarse mediante una fórmula que diera razón de las relaciones de excitabilidad entre las diversas partes de dicho sistema. Este segundo sector de informaciones son consecuentes con la idea expresada por Charcot y que Freud resume al decir que “los histéricos están siempre dispuestos por herencia a unas perturbaciones de la actividad nerviosa”. entretanto. adhirió al modelo profesado por Charcot. produce la histeria. y Freud aplica sobre el paciente las pruebas que Charcot ejercía sobre los propios. de gran relevancia en la medida en que muestra cierto modo de concebir la histeria masculina: Freud toma el cuerpo femenino como modelo de la localización y distribución de los síntomas histéricos en el hombre. hasta el lugar que en las mujeres tan a menudo es la sede de las «ovaralgias»” (Freud. se veía tremendamente afectada por la etiología traumática y psicológica que Freud. por el conjunto de los síntomas que en ella aparecen (…)” (Freud. Ahora bien. 2006c. 5 hermanos de los cuales el mayor murió de una infección cefálica luética. un mes después. y luego señala algunos antecedentes médicos familiares: padre muerto a los 48 años. otro. ni siquiera cabe esperar que algún futuro refinamiento de las técnicas anatómicas pudiera comprobarlas. La aceptación de la etiología hereditaria de la histeria en la escuela vienesa y alemana. en estas descripciones podemos notar un hecho. indiciario. y. las anestesias y las zonas histerógenas de este paciente. Lo que hacía mella entre los mayores representantes de la psiquiatría vienesa era la idea etiológica de Charcot acerca de un origen traumático de la histeria. el accidente está referido a la amenaza de muerte tres años atrás. 2006b. La presentación del caso está estructurada según algunas tesis de Charcot. relacionada con el trauma. La sintomatología es descrita como un conjunto variado. venida de un hermano y el posterior intento de acuchillarlo. puede leerse esa perspectiva. Pero esa fórmula fisiopatológica no se ha hallado todavía. Un empeoramiento de la enfermedad a raíz de la acusación de hurto hecha por una mujer. Se trata de la diátesis que. Luego describe las parálisis. será preciso conformarse con definir la neurosis en términos puramente nosográficos. Esto puede constatarse particularmente cuando afirma del caso descrito lo siguiente: “(…) el cordón espermático izquierdo es muy sensible al dolor. Ahora bien. vale decir que no se han hallado para esta enfermedad alteraciones {anatómicas} perceptibles del sistema nervioso. En general la presentación del caso además de reproducir en vivo la histeria al estilo de Charcot. y esta zona se continúa. La presentación de ese caso (Freud. p. siguiendo la trayectoria del cordón espermático. dentro de la cavidad abdominal. Asume esta postura. Lo que muestran las reseñas médicas es que Freud en la explicación del caso. August P. p. la histeria parece continuar la exclusividad femenina reclamada por los defensores del uterismo. Desde el punto de vista de la descripción de los síntomas. p. el cuerpo masculino parece estar perdido para la histeria. 2006c. Allí afirma que estas corresponden a: “(…) lugares hipersensibles del cuerpo cuya estimulación leve desencadena un ataque (…) Estos lugares pueden tener su sede en la piel. que hay implícita no sólo una de-sexualización fracasada de la histeria (sexualidad en un sentido anatómico). en las partes profundas. Ciertamente el ovario no sólo sostiene de alguna manera el privilegio de ser el prototipo del comportamiento de las demás zonas histerógenas. que siguiendo a Charcot. sino que además. como Bourneville (1880). un lugar de la pared abdominal correspondiente a los ovarios en mujeres (y aun en hombres). ahora en el cuerpo del hombre. sino en el paradigma de toda histeria. se evidencia que la histeria tiende a seguir los parámetros anatómicos de la mujer. El interés de generalización de la etiología que una vez fue exclusiva de la histeria masculina. pero en él la presión del testículo provoca o detiene el ataque”. En este sentido. mucosas. no sólo el paradigma de su teoría del trauma psíquico. sino un intento no logrado de desfeminizarla. un síntoma de la histeria femenina falta en el hombre. ya hay madura una teoría psicológica de la etiología de la histeria. ignorando la diferencia anatómica de los sexos. Freud es heredero directo de ese intento de desvincular a la histeria del uterismo y de considerar la histeria masculina.47 El subrayado es nuestro) Ese “aún en hombres” marca bien el hecho que queremos señalar: esa tendencia feminoide de la histeria. sin agregar nada por ahora. Sin embargo lo que queremos señalar. Aquí. huesos. la región situada bajo el pecho. Hace de estos casos charcotianos de histeria masculina o traumática. cuando seis años después de su permanencia en París intente establecer un esbozo de la “comunicación preliminar” para un trabajo sobre la histeria. En otras palabras. parcialmente. en el apartado dedicado a definir y describir las “zonas histerógenas”. en ella se repite una sintomatología estructurada según la conformación del cuerpo femenino. lo que conduce a afirmar que la ley de distribución sintomática de la histeria en el hombre parece seguir la anatomía femenina. Charcot está inserto en esta misma idea de la corporeidad femenina en el hombre. aunque no de manera radical. que sin embargo. cuando escribe en 1882 que “La ovaritis. las ideas de autores que. puede observarse en Freud. y en los hombres los testículos y el cordón espermático” (Freud. De otra parte un movimiento de generalización etiológica del modelo de la histeria masculina. claro está. Esta intuición la vemos corroborada en otros pasajes de los comienzos de la obra de Freud. surca el cuerpo del varón imprimiéndole una feminización sintomatológica. parece que existe histeria masculina. entre la histeria y la mujer.Dicho así. Sin duda. en la medida en que. masculina y femenina. es que toma como base de este hecho “los casos clásicos de histeria traumática que Charcot demostró en varones”. y hasta en los órganos de los sentidos. no le impide ver la histeria masculina. ese “hasta el lugar que en las mujeres tan a menudo es la sede de las ‘ovaralgias’ ” parece indicar la localización de la afección en una zona inexistente en el cuerpo del hombre. Allí afirma que el recuerdo que forma parte del contenido del ataque histérico constituye un retorno de la vivencia traumática. pero prolonga. al precio de imprimir en el cuerpo masculino la anatomía femenina. no es un hecho que queramos sugerir. no dudan en describir en sus casos de histeria masculina una zona histerógena iliaca análoga a los puntos ováricos de la mujer. es Freud quien sostiene explícitamente que estos casos . Lo que nos lleva a decir. Freud de alguna manera prolonga. Esto llevaría a concluir. cierta relación inextricable. por ejemplo en el artículo titulado “Histeria” ya citado. desde esta perspectiva. la coronilla. casos en los que un hombre adquiere histeria después de haber sufrido “un golpe de gran terror”. son más frecuentes en el tronco que en las extremidades y muestran ciertas predilecciones: por ejemplo. en ambos sexos. desengaño)” (Freud. p. o. el proyecto “re-sexualizante” freudiano.M. Charcot. mortificación. chirurgie. (1994).. Nichols E. directamente son paradigmáticos respecto de ella”. En general. cuando hablamos de “resexualización” de las neurosis. sustraído en determinado momento. Cloquet. email=fricardomoreno@gmail. se presenta un movimiento de feminización en las descripciones sintomáticas junto con una masculinización de la etiología. R. Por lo demás hemos mostrado que siempre estuvo presente aunque algunos autores se empeñaran en desestimarlo. Traité complet de l'hypochondrie. y Orfila. 2006e.07. uno se ve movido a conceder una extensión mayor al concepto de histeria traumática” (Freud. M. Duyckinck. p. Así. el gran trauma único es sustituido aquí [en la histeria femenina] por una serie de traumas más pequeños que forman un todo coherente”. Descartes. ou. sino a las neurosis en general. no es en el sentido de que con Freud le fuera reintegrado a la noción de neurosis el elemento sexual. pharmacie. Tratado de las pasiones. P. una noción distinta de masculinidad.11 16:55:14 -05'00' . Oeuvres completes de J. histoire naturelle. (1887).188). Lecons sur les maladies du systeme nerveux. Brachet. (1844). physique. Vol. Con el término “re-sexualización” queremos indicar que Freud hizo de la sexualidad un elemento ordenador del psiquismo. J. Briquet. se tropieza con vivencias que de algún modo son aptas. Como puede verse la histeria traumática. Bercherie. paradigma de la histeria masculina. Nouveau dictionnaire de medecine. que implicará su verdadero aporte a la histeria y del cual partirá. W. Cloquet. si se explora en la histeria femenina “el contenido de los ataques por el camino indicado. c=CO Date : 2011. Charcot. Francia: Baillière. BIBLIOGRAFÍA Béclard. Concebimos que a partir de esto Freud da origen a una noción de sexualidad distinta y original. se convierte con este movimiento.189). Para captar su reapertura debe tenerse en cuenta. Génesis de los conceptos freudianos. (1805) First lines of the practice of physic. Traite clinique de thérapeutique de l'hystérie. Las diferencias no serán ya más que de orden cuantitativo: “Por regla general. pero a la par. (1988). Chomel. J.com. Buenos Aires: Paidós. 206e. Aclaremos que. Ricardo Moreno Signature numérique de Ricardo Moreno DN : cn=Ricardo Moreno. según hipotetizamos. Se cumple así la tarea de masculinización de la histeria desde el punto de vista etiológico. un elemento traumático a partir del cual se origina el “conflicto psíquico”. J. relativo no sólo a la histeria. P. con el nombre de histeria traumática. M. Francia: Adrien Delahaye. H. etc.. sino que.. (1826).clásicos de histeria traumática “no divergen de la histeria femenina común. en paradigma de toda histeria. P. Barcelona: RBA. Francia: Baillière. 3. para producir el efecto de un trauma (terror. *** Con este recorrido vemos producirse históricamente una aparente de-sexualización de la histeria al romperse todo vínculo de este padecimiento con la genitalidad. y por eso decimos “aparente”. alcanzada la generalización es preciso concluir que “Debido a este hecho. Cullen. por su naturaleza. Esta noción de masculinidad en sentido freudiano que puede establecerse a partir de un estudio de la obra de Freud que considere a la vez estos antecedentes. chimie. Paris : Gabon et Compagnie Libraires. Dicha ambigüedad sella provisionalmente el destino de la histeria en el ámbito sexual. (1859). New York: L. S. S. Vol 1. Freud.. G. Buenos Aires: Paidós. Veith. París: Fayard. Revue Française de Psychanalyse. S. Villermay. (1965). 20. (pp. (1758). T. Buenos Aires: Nueva visión. Vol 1. (1985). S. M. Madrid: Librería de los Sres. Obras Completas. Hufeland. (2006f). Autobiografía. Buenos Aires: Amorrortu. J. Obras Completas. Freud. Freud. 766). Rabain. Observación de un caso severo de hemianestesia en un varón histérico. Oeuvres de medecine: pratique de Thomas Sydenham. 99-110).. É. (pp. et particulièrement de l’hystérie et de l’hypochondrie. Buenos Aires: Amorrortu. S. (2006b). (2006c). (1681). Buenos Aires: Amorrortu. Biblioteca Nueva: Buenos Aires. (1981). (2006a). (pp. París: Seghers. Reseña de August Forel. Freud. Obra completa. (2006). B. Buenos Aires: Amorrortu. Bosquejos de la comunicación preliminar – Sobre la teoría del ataque histérico. Vol. (2001). 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