La Familia Guacatela

May 16, 2018 | Author: Pamela Andrea Vargas Arios | Category: Nature


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DESDE O A�OSLa familia Gu�cateia Mauricio Paredes ilustraciones de Romina Carvajal �Has comido salchichas con pur�? S�, por supuesto. Pero la receta de Toxina Gu�cateia es muy especial:�salchichas de basura con pur� de orejas! Toxi prepara "deliciosos" platos para su adorado marido, Ro�oso Gu�cateia. Los dos se aman y son igual de cochinos. Ro�o nunca se ha echado desodorante, ni ha cambiado sus calcetines, ni menos se ha lavado el pelo; de hecho, una feroz mascota vive en su melena. Sus vecinos ya no soportan la hediondez, pero nadie puede expulsarlos, porque sus salchichas guardianas los protegen. Todo marcha a la perfecci�n para este feliz matrimonio, hasta que reciben un misterioso e-mail... www. h ab i aot ravez. com ALE INFANTIL ALFAGUARA INFANTIL La familia Gu�cateia Mauricio Paredes Ilustraciones de Romina Carvajal Aqu� vienen Toxi y Ro�o ^ �S�, aqu� llega la familia Gu�cateia! �Fanfarria, emoci�n, que comience la di- versi�n! Los Cu�catela son un feliz e insa- no m a t r i m o n i o y quiz�s te puedan pare- cer un poco asquerosos. Bueno, en realidad lo son, pero al conocer su histo- ria descubrir�s que la verdad no es sola- mente aquello que se puede ver... u oler. Ella es do�a Toxina de la Ponzo�a Icorosa, se�ora de Gu�cateia. Viene de una rancia y flem�tica familia. Es un po- co pretenciosa. Se arregla a su gusto. El problema es que "su gusto" es el peor que te puedas imagi- nar. Piensa en las tres comidas m�s malas que hayas probado. Ahora m�zclalas en un solo plato. Eso te dar� una idea de lo que significa "su gusto". �l es S�rdido Ro�oso Cu�catela. Prefiere usar su segundo nombre, Ro�oso; "Ro�o" pa- ra los amigos. �Por qu�? Porque cuan- do dec�a que se lla- maba S�rdido, la gente cre�a que ten�a alg�n problema para escuchar y comenzaba a gritarle, y �l siempre ha tenido buen o�do, a pesar de que nunca en su vida se ha lavado las orejas. Un buen d�a, los Gu�cateia iban caminando por la avenida Reino de las Moneras, en donde se acababa de cons- truir un moderno c o n d o m i n i o , llamado Lo Barato, que quedaba ubicado en los faldeos de la cuesta Caro. Reci�n se ha- b�a vendido la primera casa. Esta fue comprada por la preciosa familia Cardi- nal, con la intenci�n de escapar del ruido 10 y de la contaminaci�n de la ciudad. Po- bres, no sab�an lo que les esperaba. Los Gu�cateia, en vez de pagar por una vivienda, decidieron instalarse sin permiso en la casa piloto, que es la que el due�o del c o n d o m i n i o , d o n Destala Pla- ta, exhib�a como muestra. Por eso ya te- n�a todos los muebles necesarios: camas, sillones, una mesa, un refrigerador y has- ta un televisor con muchas pulgadas. Por suerte, la casa era de dos pisos, porque al poco tiempo, los Gu�cateia llenaron de basura la planta baja, y en- trar o salir por la puerta pas� a ser i m p o - sible. Ingeniosamente, pusieron una escala por fuera que llegaba a la ventana de su d o r m i t o r i o , y as� solucionaron el inconveniente. En resumen, Toxi y Ro�o Cu�ca- tela son sucios, flojos y aprovechado res. Hasta podr�an parecerte unos cretinos, pero no... ellos son m u y diferentes. ll m Una experiencia e�ec trizante - � T o x i , m i querida Toxi! - l l a m � cantando el se�or Cu�catela a su m u - j e r - . �Ya va a comenzar tu programa fa- vorito! Ella lleg� corriendo con sus panta- lones de aer�bica apretados y se tir� de un salto sobre la cama; no quer�a perder- se un segundo del infomercia� que la trastornaba, -�Llame, llame, I L m e y adelgace YA! -dec�a el presentador con acento extranjero -. �Sin sacrificio, sin ejercicio, sin siquiera conocer a Mauricio! -efec- tivamente nunca supimos qui�n era M a u r i c i o , pero rimaba -. �S�lo aj�stese el fant�stico c i n t u r � n A b - D o m i n a c i � n , presione el b o t � n rojo y autom�ticamen- te comenzar� a recibir el efecto de la electroterapia! �Usted no tiene que hacer los abdominales, A b - D o m i n a c i � n los hace por usted! -�Ay, Ro�o! - d i j o la se�ora Cu�catela -. �C�mprame A b - D o m i n a - ci�n, por favor! -y acarici� a su marido. - P o r supuesto, mi Toxi adorada. No tenemos c�mo pagarlo, pero no i m - porta -y marc� el n�mero que aparec�a en pantalla justo cuando el animador, que se llamaba M a r r u l l e r o Camandule- ro, dijo "�YA!". As� consiguieron ser los primeros en comunicarse y recibieron de regalo un a�o gratis de cloro. Estaban tan contentos que se dieron un fuerte abrazo, tanto que a Toxina se le escap� un enorme eructo. A la ma�ana siguiente lleg� el ca- m i � n con la ansiada caja plateada, igual de brillante que el traje de Marrullero. Tambi�n ven�an los doce bidones de clo- ro, hechos de vidrio grueso y con capaci- dad para veinte litros cada uno. �Oh, qu� alegre estaba Toxina de la Ponzo�a Icorosa, se�ora de Cu�catela, aquel d�a! A b r i � eJ paquete con desespe- 15 raci�n y de adentro sac� la flamante co- rrea el�ctrica. R�pidamente se la puso al- rededor de la cintura, presion� el b o t � n rojo y... nada, no pas� absolutamente nada. Entonces do�a Toxina ley� con di- ficultad las instrucciones, porque esta- ban escritas con letra m u y peque�a y adem�s ella ten�a muchas l�ga�as acu- muladas en los ojos. Dec�a: " N O SE I N - C L U Y E N LAS PILAS". - � Q u � piltrafa! �Qu� injusticia! �Es una estafa! �Llamar� a la polic�a! - g r i t � la se�ora Gu�cateia. Ro�oso la consol�: -No t e preocupes, T o x i linda. En vez de usar pilas, puedes conectar A b - D o m i n a c i � n al enchufe de la pared, yo tengo un par de alambres guardados abajo. Ella estuvo de acuerdo y se sent� en una silla al lado de la muralla. Pronto apareci� Ro�oso con los cables y los en- chuf� a la corriente. -�Sientes algo? 16 -Apenas unas cosquillas en la panza. Creo que va a ser necesario tomar medidas m�s dr�sticas. -�Cu�les? - p r e g u n t � extra�ado el.se�or Gu�cateia. - Y a ver�s. Sig�eme. Toxina se levant� de la silla y baj� por la escala que daba al jard�n, donde el pasto estaba un poco largo, pero a�n se- gu�a siendo verde y adem�s ten�a �rboles, arbustos, plantas y flores. Su marido la sigui�. Cruzaron la reja y se quedaron parados en la vereda, justo al lado del poste de la luz. -Entonces, �cu�l es tu idea? - d i - jo Ro�oso, con cara de susto. - S � l o observa -respondi� m u y segura. T o m � los cables y los hizo girar igual que boleadoras. Una, dos, tres vueltas y los lanz� hacia arriba. Queda- ron perfectamente enganchados a los del farol. Entonces la electricidad baj� por ellos, con toda su potencia, hasta la ba- rriga de la se�ora Cu�catela. 17 �T-lle-lle-llee�! -sonaba el cuerpo de Toxina al ser electrocutado. Ella vi- braba mientras de su pelo sal�an chispas y rayos azules con blanco fulgurante. -�A-a-a-pa-a-ga-a e-e-el bo-o-to- �n ro-o-jo-o, po-o-or fa-a-a-vo-or! - l e suplic� a su marido. - M e da miedo -respondi� �l, mir�ndola espantado. -�E-en-to-o-on-ce-es co-o-or-ta lo-o-os a-a-la-a-mb re-e-es, si-i fue-e-ra- a-as ta-an a-a-ma-a-ble! - d i j o do�a To- xina, sacudiendo los brazos y las piernas, como bailando tecno. - � A h , bien pensado, mi Toxi ra- diante! - d i j o Ro�o y se fue a buscar entre los escombros, donde encontr� una enorme tijera, con la cual tronch� los cables. - � C � m o te sientes? -Mejor que antes -respondi� ella, a�n humeante. -Pero, �mira! - e l se�or Gu�cate- ia indic� hacia los abdominales de su se- �ora -. �Tienes calugas! 19 Y era cierto. Toxina de Gu�cateia luc�a ahora unos impresionantes m�scu- los en la zona estomacal, dignos de un f�- sico-culturista. �Y qu� contenta se puso! -�Quieres usarlo t� ahora, mi Ro�o melenudo? - M m m . . . quiz�s otro d�a, porque estoy con el est�mago vac�o y me pareci� leer en el manual que no era lo m�s apro- piado -respondi� mirando para otro la- do, mientras a ella todav�a le segu�an dando los �ltimos tiritones. 20 Salchichas domesticadas El suceso el�ctrico tuvo algunas otras consecuencias. El pelo de Toxina qued� tieso para siempre, una mezcla entre pinchos de puerco esp�n y v i r u t i l l a para ollas. Adem�s ocurri� algo no tan c o m � n que digamos: toda su piel qued� magnetizada. -�Quedar�s a�n m�s bonita! - l e dijo su m a r i d o - . Te pondremos los adornos del refrigerador, esos que tienen im�n. Tambi�n ser� m u y �til: te compra- r� una libreta con tapa met�lica, as� po- dr�s anotar las cosas que tienes que hacer, o empezar un diario de vida, �o apuntar los horarios de los infomerciales! -Gracias, mi Ro�o regal�n; co- mo siempre, tienes toda la raz�n. En agradecimiento, te preparar� una comi- da especial, algo sin igual. - N o hay por qu�, Toxi luminosa, para eso estoy Entonces Ro�oso fue a preparar la cama para ver televisi�n mientras co- m�an, y su se�ora se dirigi� a la cocina en busca de las salchichas que hab�a dejado en el refrigerador. - � Q u � raro! �D�nde estar�n estas salchichas? -se preguntaba rasc�ndose su pelo r�gido. Examinando el interior del frigor�fico descubri� que las cecinas hab�an trepado por s� solas y estaban pe- gadas al techo del aparato, ondulando le- las de un lado para otro. C o n gran dificultad logr� poner las desobedientes salchichas en el plato del se�or Gu�cate- ia y en el de ella. C o m o acompa�amien- to agreg� la tortilla que ten�a en la sart�n, una m i t a d para cada uno. Mientras, en el d o r m i t o r i o , Ro�o- so ya ten�a su barba lista para comer. �Su barba lista para comer? No te preocupes, lo comprender�s m�s adelante. - � M m m ! �Qu� aroma tan delicio- so! �Qu� banquete me has cocinado? 22 - S e trata de una receta novedo- sa: salchichas movedizas con tortilla misteriosa. - E h m , qu� rico - d i j o el enma- ra�ado marido, y se acerc� a pinchar uno de los tubos. - � N o ! �No nos com�is! - g r i t a - ron las salchichas, sent�ndose en el pla- t o - . �Por favor, no nos perfor�is, ni nos acuchill�is, ni menos nos mastiqu�is o engull�is! -�Pero qu� comida m�s mal edu- cada! -les grit� T o x i n a - . �Acaso no les ense�aron que no se debe gritar en la mesa? -Perdonad - d i j e r o n al mismo tiempo las tres salchichas del plato de Toxina j u n t o con las otras tres del plato de S�rdido Ro�oso. - M i amorcito -susurr� e l se�or Gu�cateia -, ahora que las veo tan acu- rrucadas en el borde de mi plato, me da pena com�rmelas... y f�jate qu� lindo co- mo hablan. -�S�, s�, escuchadlo, que tiene toda 23 la raz�n! �No nos zamp�is! . ' t emas, es- tamos vencidas! La se�ora Gu�catcui �.,i m i r � con ojos de ternura y final nn m rend�: -Est� bien, no las d aararemos. Ai contrario, desde ahora ��n de nues- tra familia. ;Quieren q j . 1 os? -�S�, s�, s�! -respondieron a coro. - M u y bien. Ahora vayan a jugar al jard�n. -�Gracias! �Seremos vuestras guar- dianas! �Haremos turnos a fin de prote- geros! Felices y agradecidas bajaron a sal- tos por los pelda�os de la escala hasta el patio. Ro�oso medit� qu deber�an bau- tizarlas pronto. Despu�s tambi�n pens� que segu�a con la panza hueca y que te- n�a hambruna. - B u e n o , a comer esta rica t o r t i - lla, supongamos que no querr� quedar- se a v i v i r en la casa tambi�n -y se e m b u c h � un buen t r o z o - - � M m m ! �Sa- brosa! �De qu� es? - p r e g u n t � con la boca llena. 25 - Es un platillo sencillo: se pre- para con un q u i l o de bolo alimenticio, una base de pur� de orejas, espinillas de p u n t o negro y de las de color colorado tambi�n. Los ojos del se�or Gu�cateia se pu- sieron saltones y su cara t o m � un leve to- no verdoso. - M m g g h . . . -atragantado -, es una preparaci�n, �c�mo decirte? M u y "elaborada". -Gracias, Ro�i, sab�a que lo apre- ciar�as. Llevo un mes j u n t a n d o los ingre- dientes; revienta que revienta en la ma�ana, escarba que escarba en la tarde. Lo que no us� lo dej� guardado en fras- cos con etiquetas, as� que cuando t� quieras te puedo volver a preparar esta misma tortilla. - E h , qu� rico.., gracias. - S i quieres, ma�ana mismo - p r o - puso entusiasmada. - M m m , no, mi Toxi salsera, de- j�mosla para alguna ocasi�n especial; como dicen, en la variedad est� el gusto 26 -y se trag� el � l t i m o pedazo con los ojos cerrados. Luego pregunt�: - T o x i querida, �qu� hay de pos- tre? �Podr� ser algo as� como pastel, ga- lletas o helado? - M e j o r a�n: mousse de pus es- polvoreado con estafilococo rallado. i 27 m El plan secreto de Ro�oso Aquella noche, el se�or Gu�cateia se conect� a Internet para divertirse con juegos virulentos, y la se�ora Gu�cateia abri� el primer barril de cloro para lavar- se el pelo y cepillarse los dientes. - A s � nunca m�s tendr� que asear- me -cantaba desde el ba�o. - B u e n o , nunca lo hemos hecho, mi Toxi clor�tica - l e respondi� su ma- rido, echado frente a la pantalla del com- putador. Bajo la luna llena, S�rdido Ro�oso Gu�cateia ide� un plan para enga�ar a las personas ingenuas. Invent� un correo electr�nico falso a nombre de "Lucy" y escribi� la siguiente carta: Hola, soy Lucy, una ni�a muy, muy enferma, con muchas enfermedades diferentes, todas i n c u r a b l e s . Vivo en el pa�s m�s sub,desarrollado d e l nundo; no e x i s t e nada. Mis padres son muy buenos y han conseguido que las m�s grandes corporaciones de alimentos y tambi�n de computaci�n donen un peso por cada m i l pesos que ustedes env�en. As� podremos pagar l o s medicamentos, t r a t a m i e n t o s , ope- raciones y transfusiones que necesi- to para sanar. Que l e s quede c l a r o : si no me mandan s u f i c i e n t e plata, m o r i r � . Y ser� por culpa suya. Adem�s, l a s grandes corporacio- nes de alimentos y tambi�n de compu- t a c i � n se enfadar�n con mis pap�s y l e s embargar�n todo lo que t i e n e n , que, como ya l e s d i j e , es nada. Tambi�n l a s grandes corpora- ciones se enojar�n con ustedes por taca�os. En venganza, l a s empresas de comida l e s pondr�n bichos a l a s galletas, chocolates y caramelos. Pi�nsenlo bien (2 veces) porque si no, la pr�xima ocasi�n en que mas- quen un c h o c o l a t � n con almendras 30 puede que no sean almendras, sino cucarachas negras y c r o c a n t e s . Por si a q u e l l o fuese poco, l a s compa��as de computaci�n crear�n un v i r u s que atacar� s i n piedad sus com- putadores. Cada vez que necesiten en- tregar un t r a b a j o importante, primero la impresora f a l l a r � y despu�s toda la informaci�n se borrar� para siem- pre. Si esto ya l e s ha pasado alguna vez, es porque no han colaborado. As� que ya l e s digo, por su propio bien: ayuden o pagar�n l a s consecuencias. Depositen todos los miles o m i l l o n e s de pesos que tengan en la cuenta bancaria a nombre de la fa- m i l i a Gu�cateia o env�enlos por co- rreo a: Avenida Reino de las Moneras, Casa P i l o t o , Condominio Lo Barato, Cuesta Caro. No manden cheques, solamente billetes, porque nos da f l o j e r a , perd�n, d i g o , estoy muy d � b i l y mis bondadosos padres deben atenderme 31 todo el tiempo. Por eso no puedan ir al banco, no porque l e s d� pe- reza, nada que v e r , �ya? Bueno, queridos amigos, me des- pido con un t i e r n o beso y un abra- zo muy c a r i � o s o . Manden esta c a r t a a tod�s l a s personas que conocen, de lo c o n t r a - rio... mejor n i les digo, pero s e podr�n imaginar l a s a t r o c i d a d e s que sufrir�n. Atentamente, Lucy, la ni�a muy, muy enferma. - Q u � buena me qued� -se feli- cit� a s� mismo el se�or Cu�catela. En ese instante, la se�ora Gu�cate- ia sali� del ba�o llevando puesta una ba- ta roja. -�Qu� tanto tecleas, mi Ro�o mangonero? - E s una idea que se me ocurri� para � A H H H ! - g r i t � al darse vuelta y ver que el pelo de su mujer, adem�s de estar tieso, se hab�a puesto color verde intenso, debido a la acci�n del cloro. 33 - � Q u � pasa, Ro�o? �Te torciste? �Te (^chuecaste? -�Te friiraste en el espejo? - l e p�fegunt�, a�n perplejo. -�Cu�l^espejo,, si no tenemos? Ro�osc^fezo una mueca como chu- pando un l i m � n m u y �cido. - M i amorcito... t u cabello... - � Q u � ocurre? �Algo malo? -�Nada! -contest� con voz tem- blorosa -. Es bello, �muy bello! 34 La Mascota: una bestia al acecho Tenemos pendiente la explicaci�n de la barba y melena de Ro�oso. C o m o las promesas deben cumplirse, ahora lo sabr�s. Resulta que el se�or Gu�cateia es lampi�o, es decir, tiene pelo en la cabe- za, pero no tiene barba ni vellos en el cuerpo. Por eso su sue�o siempre fue ser peludo. Un d�a decidi� no cortarse las patillas, las cuales crecieron cada vez m�s, y m�s, y m�s, hasta transformarse en una mara�a barbuda que se enred�, tap�ndole casi toda la cara y que actual- mente le llega hasta la cintura. Por fortu- na para �l, tambi�n le salen pelos desde dentro de la nariz, los que ahora est�n convertidos en unos gruesos mostachos. Por ser chasc�n y no ba�arse, pronto le salieron piojos. �Pobre Ro�oso! �C�mo se rascaba todo el d�a! De pr 1- to, sin previo aviso, la picaz�n desapare- ci�. Fueron las garrapatas, que vinieron y se comieron a los piojos en un segundo. As� estuvo un tiempo, pero las ga- rrapatas se incrustaron en su cr�neo y co- menzaron a chuparle la sangre. Era tanto lo que succionaban, que se le olvidaban las cosas, andaba p�lido y se sent�a m u y can- sado todo el d�a. Por suerte aparecieron las ara�as, que agarraron a las garrapatas con sus patas gordas y se las tragaron. El se�or Gu�cateia recuper� la memoria, pero la flojera 110 se le quit� nunca. Las ara�as tambi�n resultaron ser un fastidio, por su man�a de tejer y tejer. Eran tantas las telas que S�rdido, per- d�n, Ro�oso ten�a en su cabellera, que parec�a como si se hubiese puesto total- mente canoso. Ese detalle poco le i m p o r - taba; lo que s� le molestaba era que despu�s de dormir, o de ver televisi�n unas cuantas horas, le costaba mucho le- vantarse, porque las costureras de ocho patas ya lo hab�an pegado a la cama. 37 -�Insectos laboriosos, ab�rranse de trabajar! - � N o somos insectos, ignorante! -�Y qu� son, entonces? -les pre- gunt� con inocente curiosidad. -�Somos ar�cnidos, que no es lo mismo! - B u e n o , perd�n, no lo sab�a. -�Aprende, entonces! �Estudia! - l o retaban -. �S�, estudia, holgaz�n! -y se re�an de �l. Teniendo d o m i n a d o al se�or Gu�- cateia, las invasoras se sintieron victorio- sas. Eso fue hasta que lleg� quien finalmente pondr�a las cosas en su lugar: la Mascota. La Mascota es la criatura m�s feroz jam�s descubierta. No se sabe qu� es ni de d�nde vino, pero lo cierto es que arra- s� despiadadamente con las ara�as. Las extermin�. Las f u l m i n � . Ni una sola lo- gr� escapar. Se las comi� como si fuesen canap�s. Desde entonces, se hospeda en la chasca de Ro�oso, desplaz�ndose en 38 silencio de un lugar para otro. V i g i l a n d o , siempre vigilando. Si alguna mosca des- pistada pasa volando cerca, la Mascota aparece de un salto y la caza. Luego, de- saparece con l e n t i t u d entre la maleza ca- pilar para engullir a su v�ctima y esperar la siguiente. De aspecto se parece a una t o r t u - ga, pero a�n m�s terrible y sanguinaria. Es cierto que a las moscas no les hace as- co, pero sus presas favoritas son las poli- llas. Ro�oso sabe m u y bien esto, porque cada vez que tritura alguna, emite unos tiernos chillidos de placer. D u r a n t e las noches de verano, el se�or Gu�cateia se pone las luces del �rbol de Pascua alrededor del pelo y se sienta al lado de la ventana. Pronto aparecen cientos de ingenuas po- lillas y la Mascota se da jugosos festines. U n a vez, incluso, un murci�lago cay� en una de las telas que hab�an quedado co- mo recuerdo de las ara�as. Era demasia- do gordo para ella, as� que lo comparti� a medias con su amo. � 39 �V�yanse, hediondos! C o m o te explic�bamos al princi- pio del cuento, los �nicos vecinos de los Gu�cateia eran los Cardinales. A pap� Cardinal le dec�an Punto porque no era m u y alto. M a m � Cardinal se llamaba 1 * Virtud. Punto Cardinal j u n t o a Virtud Cardinal eran padres de siete hijas en to- tal: primero tuvieron cuatro, y les pusie- ron Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza; despu�s nacieron tres m�s, y las llamaron Fe, Esperanza, y Caridad a la m�s chiquita. La familia Cardinal no estaba con- tenta con sus mugrosos vecinos. Intenta- ron muchas formas para esquivar el mal olor que emanaba de la casa de Toxina y Ro�oso. Nada les dio resultado. Un d�a no soportaron m�s y llamaron por tel�fono a don Destala Plata para solicitarle una soluci�n. - � Q u i e r o , quiero, m u c h o dinero! -contest� cantando d o n Destala. -�Al�? �Se�or Plata? - p r e g u n t � Punto. - C o n el mismo, es decir, c o n m i - go, o sea, 70. El padre y/o apoderado de la fami- lia Cardinal le hizo entender que ya no aguantaban m�s el aroma a podrido de los Gu�cateia. - � Q u � ! �Mis preciados dominios! � M i precioso D I N E R O ! �Hablar� con los carabineros! Colgaron y d o n Destala llam� a la comisar�a para acusar a los Gu�cateia por hediondos. Los carabineros, a su vez, se comunicaron con el Especialista en Sa- l u d Ambiental, con el fin de comprobar cu�n f�tidos eran Toxi y Ro�o. Ese mismo d�a, antes de la hora de almuerzo, t i p � n once, exactamente a las 11:23 horas, llegaron al lugar de los he- chos d o n Destala Plata, los carabineros, 42 el Especialista en Salud Ambiental, V i r - t u d Cardinal y su marido, Punto, acom- pa�ados por sus hijas: Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza. Tambi�n fueron Fe, Esperanza y, por supuesto, Caridad. -�Es aquella la casa habitaci�n en cuesti�n? - p r e g u n t a r o n los carabineros. - Z � -contestaron los Cardina- les, todos al m i s m o tiempo y con voz gangosa, porque se hab�an puesto pinzas para la ropa en la nariz. -�Pero si �sa es la casa piloto! - g r i - t� con rabia don Destala. - Z � -nuevamente respondieron al un�sono. -Con raz�n nadie m�s hab�a querido comprar -se dijo a s� mismo el se�or Plata. -Con �az�n -afirmaron los Cardinales. Los polic�as se acercaron a la vi- vienda de los Cu�catela. El aire era tan espeso que no pod�an respirar y adem�s les picaban los ojos. Se pusieron sus 44 mascarillas contra gases y guantes \ co- tectores. As� lograron llegar hasta el fren- te de la casa y tocaron la puerta. Nadie les abri�. Entonces gritaron: -�Si hay alguien viviendo en este d o m i c i l i o piloto, que salga inmediata- mente, o nos veremos en la obligaci�n de entrar por la fuerza! Silencio absoluto. Los carabineros dieron unos pasos hacia atr�s para tomar vuelo, luego corrie- ron y chocaron contra la puerta, la cual apenas se abri� un poco, porque como bien sabemos, adentro estaba lleno de ba- sura acumulada. As� y todo, esa delgada rendija bast� para que desde las entra�as de la casa saliese un vapor tan radiactivo, azumagado y repugnante, que las masca- rillas se les derritieron, los guantes se les deshicieron y a final de cuentas fueron ellos, y no los Cu�catela, quienes se vie- ron en la obligaci�n de salir arrancando. -�Imposible verificar! - d i j e r o n cuando lograron llegar donde los otros. 45 Estaban exhaustos, respirando apurados, con la lengua afuera, agachados apoyan- do sus manos en las rodillas, y enteros verdes de las n�useas que sent�an. El Especialista en Salud A m b i e n t a l levant� su brazo, indic� hacia arriba y sentenci�; - � H a b i e n d o constatado la pesti- lencia del medio ambiente, declaro esta zona como "Altamente Contaminada"! -y despu�s agreg� -: �Es imposible la existencia de vida humana! �Decreto su inmediata evacuaci�n, y punto! -�Z�? -'�pregunt� Punto Cardinal. - N o , pap� - l e dijo Prudencia -, lo que �ize el ze�or ez que �oz tenemoz que ir. - � � o ! �Pod qu�? - E s por su propia salud -res- pondieron los carabineros -. Les reco- mendamos que busquen un nuevo c o n d o m i n i o para vivir. - � N o z o t r o z zabemoz que ah� vive un m a t r i m o � o mugriento! -se quej� Virtud. 46 - A d e m � z ya le pagamoz la p r i - mera cuota al ze�or Plata, ahora z�lo �oz faltan �ovezientaz �oventa y �ueve -agreg� Punto. -Vegdad - d i j o V i r t u d . - A d e m � z �oz guzta aqu�, ez l i n - do - d i j o Esperanza. - � Z � ! -estuvo de acuerdo Forta- leza -. Ez coza de acoztumbrarze. El Especialista se ve�a particular- mente enojado. - � N o , no, y no! -reclam� saltan- do sobre la calle -. �No pueden quedar- se! Ellos deben estar aislados, de lo contrario no podr� estudiarlos apropia- damente. -�Qui�nes son "ellos"? - i n q u i - rieron los polic�as -. �Qu� es eso de "es- tudiarlos"? Ahora el Especialista se ve�a parti- cularmente nervioso. Se tirone� los pelos de su simp�tica barba puntuda. - E h , nada, nada. A q u � no existe ninguna forma de vida - d i o unos dis- cretos pasos hacia atr�s. 47 -�Y �ozotros, qu� zomos enton- ches? - r e c l a m � Punto. El Especialista, con disimulo, dio otro par de pasos para escabullirse y con una falsa sonrisa agreg�: - B u e n o , aparte de la familia O r - dinal, por supuesto. -�Cadi�al! - r e f u n f u � � V i r t u d . - E s o , eso, Cardinal. Si ustedes quieren quedarse, h�ganlo. Pero asuman las consecuencias. Les aseguro que nadie m�s querr� vivir en este c o n d o m i n i o . En ese momento d o n Destala Plata se dio cuenta que no podr�a vender nin- guna casa m�s y se tir� al suelo a llorar. -�Buaaa! �Quiero mi dinero! �Sin dinero, me muero! Los carabineros lo ayudaron a le- vantarse y se lo llevaron abrazado, d�n- dole consuelo. Los Cardinales tuvieron una linda conversaci�n familiar, decidieron que- darse y volvieron a su hogar. Mientras todo esto ocurr�a, las seis salchichas, a�n sin nombre, estuvieron 48 escondidas detr�s de unas matas... lis *s para atacar cuando fuese necesario. En el segundo piso de la maloliente casa, los Cu�catela se tapaban la boca para que no se escucharan sus risas. Hab�an observa- do toda la escena desde la ventana, arro- dillados en posici�n secreta. -�Con que no se quieren ir? - d i j o sonriendo el se�or Cu�catela. -�Ay, Ro�o maloso! �Qu� idea mal�fica se le ha ocurrido a esa peluda cabeza tuya? - T e va a encantar, mi Toxi curio- sa -respondi� moviendo las cejas de abajo para arriba. Luego hizo una pausa y pregunt� con cara de p i l l o - : �Qu� hay de comida? �Algo m u y condimenta- do? �Algo que nos caer� como una "bomba"? -y le cerr� un ojo, que se le anduvo pegando por las l�ga�as. 49 �Qui�n quiere conocer a los Gu�catela? Mientras la se�ora Gu�catela prepa- raba la comilona que formar�a parte del plan para eciiar a los Cardinales del con- dominio, Ro�oso se conect� a Internet, tal como lo hac�a todas las noches. Prime- ro, revis� su cuenta bancaria y descubri� que mucha gente hab�a depositado plata. -�Excelente! - d i j o m i r a n d o la cifra en la pantalla. Despu�s inspeccion� el falso co- rreo a nombre de "Lucy", la ni�a muy, m u y enferma. J -"Te queremos, Lucy" - r e m e - daba haciendo una mueca de burla cuan- do le�a los t�tulos de los mensajes -. "Quiero ser tu amiga", "Vend� mi televi- sor para enviarte dinero". Sin siquiera leerlos, borr� la lista completa. -�o�os -dijo. Finalmente le ech� una mirada a su verdadero correo, y cu�l fue su sorpre- sa al ver que hab�a un mensaje dirigido a ellos Estimados Sr. y 5ra. Gu�catela: Soy un p e r i o d i s t a , i n v e n t o no- ticias para el diario Post�n y ciertamente me g u s t a r � a entrevis- t a r l o s para nuestra secci�n "Formas de v i d a i n s � l i t a s " . Tengo todas l a s caracter�sticas de un p e r i o d i s t a : uso un impermeable gris; me pongo c o r b a t a , pero siempre l a t r a i g o de- sarreglada; me desabrocho el bot�n de a r r i b a de la camisa; tomo dema- siado caf� y tengo una f i n a barba g r i s puntuda. Me despido esperando su p r o n - t a respuesta. Atentamente, T e r g i Verso, e l p e r i o d i s t a . - N o conozco a ning�n periodista que se llame Tergi Verso... �Quien ser�? -pens� rasc�ndose su par:Ua/barba--. �Toxi! -llam� a su mujer para que tambi�n leyera aquel misterioso correo electr�nico. Despu�s conversaron y tomaron una decisi�n en conjunto. Esta fue la contestaci�n que le dieron al entrometido reportero: Desestimado Sr. Verso: Ni se le ocurra acercarse a nuestra casa. No nos i n t e r e s a s a l i r en su d i a r i o , no lo leemos. De he- cho, no leemos ning�n d i a r i o . Si se atreve a v e n i r , nuestras t e r r i b l e s salchichas guardianas se l a n z a r � n encima de usted y se lo tragar�n con impermeable y t o d o . Nos despedimos esperando nun- ca m�s saber de u s t e d . Desatentamente, Los Gu�catela. - � Q u � linda te qued�, Ro�o lite- rato! - l o felicit� Toxina. -Gracias, mi Toxi hiperb�lica, no la podt�a haber hecho sin ti. * - B u e n o , basta de jugar a la com- putaci�n por hoy. Vamos a comer. 54 -�Cocinaste algo poderoso? Acu r- date del plan que tramamos. En la cara de Toxina se dibuj� una sonrisa, luego dijo: -Potente. 55 Poder explosivo La velada fue golosa, glamorosa y glotona. A la luz de las velas artesanales que la se�ora Gu�catela hac�a con su ce- ra de depilaci�n usada, este fue el men� que degustaron: Aperitivo: Potingue de moco ten- dido y pringue. Entrada: Salmonella a la Tifosi (la original receta italiana, con el ali�o que se obtiene hurgueteando el ombligo). Plato de fondo: Callos Julio C�sar con salsa de callampas. -�Delicioso! �D�nde conseguiste las callampas? - p r e g u n t � Ro�oso. Craso error. -Las saqu� de los dedos de cus pies mientras dorm�as, igual que los ca- llos -respondi� su se�ora, sonriendo. -Eh, oh, m m m . . . �Mmm! Te felicito, est� todo m u y rico, mi Toxi aprovechado ra. Y de postre: Calzones rotos, ba�a- dos en sebo, con exquisitos chips de caspa. - M e j o r ni te pregunto de d�nde sacaste los calzones rotos, mi amorcito - c o m e n t � Ro�o. -�Fue m u y f�cil! Simplemente - i b a a explicar, cuando Ro�oso estir� su brazo y le tap� la boca. - E h . . . mejor no me lo cuentes. As� guardas el secreto de esta inolvidable golosina. -�Uy, m� Ro�o adulador, qu� enigm�tico que est�s! - d i j o ella m u y coqueta. El efecto de semejante alimenta- ci�n no se hizo esperar: los est�magos de los Gu�catela comenzaron a retumbar y gorgotear como volcanes en erupci�n. - Y a estoy lista - a n u n c i � Toxina. - � A g u a n t a un poco m�s, mi To- xi prendida! �Ahora voy a buscar el arm� secreta! Ro�oso baj� a la pieza de los c. chureos, que como sabemos era todo el primer piso, y trajo un artefacto que ha-" b�a fabricado especialmente para alguna situaci�n que lo mereciera. Y esta situa- ci�n... lo merec�a. Consist�a en dos sopa- pos, de los que se usan para destapar el escusado. Pero Ro�oso les hab�a quitado el palo y en ru lugar puso dos mangue- ras, que en la primera parte iban separa- das, pero despu�s estaban unidas con cinta adhesiva, es decir, semejantes a la forma de la letra Y. Cuando la se�ora Gu�catela se pu- so la ventosa en el trasero, hizo un soni- do de chup�n, como cuando uno aprieta los labios y luego los despega repentina- mente. Mientras tanto, Ro�oso baj� la escala y camin� por el patio escondido en la oscuridad hasta la casa de los Car- dinales. A l l � se trep� hasta la ventana del d o r m i t o r i o donde pl�cidamente so�a- ban V i r t u d , Punto Cardinal y sus siete hijas, cuyos nombres ya sabemos. Calla- damente la abri�, apenad un poco, lo 59 suficiente como para embutir las di puntas de las mangueras, o como dir�a �l, el ca��n del arma secreta. Volvi� corriendo a su propia pie- za y salt� a la cama, donde Toxi lo espe- raba para comenzar el bombardeo. Se peg� el sopapo entre las nalgas, igual que su se�ora, produciendo el m i s m o ruido. Entonces vino el revent�n. Los Gu�catela descargaron todo el gas que ten�an en sus panzas infladas de un solo estallido. La detonaci�n avanz� hinchando las mangueras hasta llegar al d o r m i t o r i o de sus vecinos. Tan gigantes- co fue el zambombazo, que los Cardina- les saltaron hasta el techo con la onda expansiva. De hecho, Templanza qued� estampada en el techo, pero por suerte despu�s volvi� a caer. Toxina y Ro�oso .se asomaron a su ventana y pronto vieron salir a t a familia Cardinal a la calle. Ten�an la cara p�lida, los ojos saltones,- iban tambale�ndose y diciendo palabras locas. r 61 -�Abreviatura! - q u e es una pala- bra m u y larga, imploraba Caridad. - � T o d o junto! - q u e se escribe separado, clamaba Justicia. -�Separado! - q u e se escribe to- do j u n t o , respond�a Fe. J1 Ya parece cuento -�Equis! -dec�a Punto, y eso que "equis" no lleva la letra X por nin- g�n lado. Siguieron as� toda la noche. Se to- maban la cabeza y caminaban para cual- quier parte: hacia el Norte, el Sur, el Este e incluso hacia el Oeste, pero no tanto. Al verlos dando vueltas por la ciudad, la gente se asust� y llamaron a la ambulan- cia, que se los llev� al hospital psiqui�tri- co "Por Lo Menos Cuerpo Sano". A l l � se bajaron sin protestar, y se quedaron tran- quilos por un tiempo. 62 -Ahhh... -bostez� Ro�oso al despertarse-. Tengo un poco de ham- bre, ;es hora ya de tomar desayuno? - M m m . . . -respondi� la se�ora . Cu�catela y abri� un ojo para mirar su reloj -. Reci�n son las dos de la tarde. - O h . Est� bien. Y siguieron d u r m i e n d o hasta las cinco. -Ahhh... -bostez� Ro�oso al despertarse de nuevo -. Ahora s� que tengo hambre, me comer�a de desayuno un le�n. - M u y bien. Te dar� yeyuno e �leon. -�Y eso qu� es? - E s m u y digestivo, te vas a retor- cer de gusto - d i j o y se enderez� como un aplauso, gracias a sus forzudos abdo- minales, quedando sentada en la cama. -Estupendo, Voy a ver c�mo va nuestro negocio en Internet. Entonces, como siempre, el se�or Gu�catela se ech� frente al computador, observ� que su cuenta bancaria hab�a au- mentado al doble con las donaciones, borr� los saludos y mensajes de apoyo para Lucy y finalmente revis� su correo real, donde nuevamente hab�a una enig- m�tica correspondencia. Queridos Ro�oso y Toxina: Soy un a r t i s t a , no un p e r i o - dista; de hecho, no tengo ninguna de l a s c a r a c t e r � s t i c a s de un p e r i o - d i s t a . En cambio s� tengo todas l a s cualidades de un a r t i s t a : nunca me ba�o y, tal como ustedes, jam�s me lavo los dientes. Compro ropa nue- va y c a r a , pero la ensucio y la r a - jo para que se vea v i e j a y gastada. Soy f l o j o y desordenado, nunca ha- go experimentos, y tengo una f i n a barba m u l t i c o l o r puntuda. Me g u s t a - r � a r e t r a t a r l o s e n una p i n t u r a , i n - v e n t a r poemas y canciones acerca de 6- i ustedes y / - c i e r t a m e n t e , e s c r i b i r un l i b r o para i n m o r t a l i z a r l o s . Afectuosamente, C�ndido Mameluco, a r t i s t a . Posdata: Los p e r r o s s a l c h i c h a no me i n s p i r a n miedo. -�Toxi! �Ven a ver esto! Ella apareci� corriendo desde la pieza de al lado, que era la que usaban como cocina. -�Pero qu� insolencia! �Decir que no me cepillo los dientes! �Si us� cloro! - � Y tratar de perros a nuestras sal- chichas! �C�mo se atreve! �M�s encima justo ahora que ya las bautizamos! -Es verdad, mi Ro�o denominador com�n, les diste nombres encantadores. Las salchichas escucharon que se hablaba acerca de ellas y subieron hasta la ventana desde el patio, que ahora pa- rec�a un desierto apocal�ptico. Despu�s de leer el mensaje del se�or Mameluco estaban furiosas. -�Descaro! �Groser�a! �Verduler�a! - g r i t a r o n indignadas. 66 - L e responder� de inmediato r este mentecato. Cargante C�ndido: Para tu i n f o r m a c i � n , nuestras mascotas son s a l c h i c h a s espa�olas, no canes, C�ndido. E l l a s son p a r t e de nuestra f a m i l i a y hasta l a s bau- tizamos, Se llaman: Infecci�n, Quiste, Peste, Achaque, Imp�tigo y Fur�nculo el m�s c h i q u i t � n , que es un p r i m o r . Est�n sumamente enojadas contigo por confundirlas, as� que si te aproximas a n u e s t r o r e f u g i o , te cortar�n en p e d a c i t o s y har�n a n t i c u c h o s c o n t i g o , C�ndido. Es de- cir, no te a s e s i n a r � n , s i n o que te acecinar�n. Si no conoces la pala- b r a , b�scala en el d i c c i o n a r i o . Por si f u e r a poco, tenemos o t r a masco- ta, la Mascota. Ella te masticar� como m a l v a v i s c o , Mameluco. Odiosamente, Toxi y Ro�o. Posdata: Mi T o x i d e s i n f e c t a d a q u i e r e que sepas que e l l a ya se es- 67 c o b i l l � l o s d i e n t e s una vez, con el c l o r o que se gan� por comprar Ab- Dominaci�n. -�Les parece que me qued� bien escrita? - p r e g u n t � Ro�oso. -�Magn�fica! -contestaron las salchichas. -�Magn�tica! -agreg� Toxina. - M u c h a s gracias, lo hago para defenderlas, porque las quiero. Especial- mente a ti, mi Toxi electrizante. Ella se sonroj� de emoci�n. -�Ay, Ro�i embelecador! �Pareces salido de un cuento! Ro�oso tambi�n enrojeci�, y las salchichas los miraron tiernamente. Fue un momento bello. A prop�sito de cuento, a la se�ora Gu�catela lo de salir en un libro o ser di- bujada no le parec�a tan mal; recordemos que es algo vanidosa. -�Y si lo convid�ramos? - p r e - gunt�. -Tengo que pensarlo -respon- di� Ro�oso rasc�ndose la cabeza. 68 -�S�, s�! - g r i t a r o n las salchi- chas -. �Dejadlo que .venga! �Lo desme- nuzaremos entre todas! �Dejadlo! Saltaban alegres sobre el marco de la ventana, abraz�ndose o por lo menos intent�ndolo. En niedio de tanta ce- lebraci�n se descuidaron y Fur�nculo tropez�. Antes que cayera al suelo, apa- reci� la Mascota y lo mordi�. -�Mascota! �No! �No te tragues a tu hermano menor! - l a ret� el se�or Gu�catela. La Mascota obedeci� y solt� a Fu- r�nculo, comi�ndole s�lo un trozo. - ; M u v bien! - l a felicit� v le en- i / j treg� una polilla de las que guardaba en el bolsillo para darle como premio cuan- do hac�a caso. Aterrorizadas, las seis salchichas se zambulleron en clavado de vuelta al pa- tio. Fur�nculo, que ya era el m�s peque- �o, qued� m�s chico a�n. 70 El colmo de los colmillos Habiendo expulsado a los Cardina- les, los Gu�catela se quedaron solos en su h�bitat. Que el Especialista en Salud A m - biental declarase la zona como Extrema- damente Contaminada fue lo mejor que Ies pudo pasar, ya que a los pies de la cues- ta Caro, es decir, a pasos de donde ellos viv�an, se instal� una planta procesadora de desechos t�xicos llamada "Pata de Ca- bra" y un basural con el mismo nombre. Las empresas que no sab�an d�nde esconder su basura, la mandaban a la planta. Al llegar, los camiones descarga- ban los desperdicios sobre una correa transportadora en la entrada. Estos es- combros inmundos avanzaban autom�- ticamente y, despu�s de dar la vuelta completa al edificio, simplemente eran arrojados al vertedero por la salida. �Ahora los Gu�catela ten�an una fuente inagotable de ingredientes para sus comidas! Result� ser un fabuloso supermer- cado. Toxi sub�a y bajaba las monta�as de basura, cantando feliz, echando de un cuanto hay en su propio carro de com- pras. Del basural t a m b i � n obten�an utensilios, herramientas y piezas que Ro- �oso usaba para confeccionar sus arma- tostes y artilugios. Todo marchaba a la perfecci�n en sus vidas... hasta que un d�a ocurri� una calamidad. Algo realmente horrible le sucedi� a do�a Toxina. El se�or Gu�ca- tela decidi� solucionar la tragedia al ins- tante. Parti� en busca de un art�culo que no era un utensilio, ni una herramienta, ni siquiera una pieza. �Qu� cosa? Dientes, S�, exactamente, tal como lo lees: dientes. �Por qu�? Te contaremos: Ya te hab�amos mencionado un par de veces que do�a Toxina de la Pon- zo�a Icorosa, se�ora de Gu�catela, es un 73 poco presumida. Bueno, el p u n t o es que a ella le doli� su orgullo femenino con el comentario de C � n d i d o Ma- meluco, el artista, acerca de que no se lavaba los dientes, cuando la verdad es que s� se los hab�a l i m p i a d o aquella vez con cloro. Entonces, para tener unos dientes relucientes, decidi� enjuagarse todos los d�as utilizando el m i s m o clo- ro, aquel que ven�a de regalo con su cin- tur�n Ab-Dominaci�n. Al principio, los dientes efectiva- mente resplandec�an, y ella se re�a todo el d�a. El problema fue que pronto se di- solvieron, hasta desaparecer por comple- to. Ella se puso m u y triste, porque ya no pod�a morder, ni masticar, ni mascar, y m u c h o menos triturar. Por eso fue que su marido decidi� bajar a conseguirle una dentadura nueva- Ro�oso explor� la tarde entera en- tre las porquer�as del basural, pero no pudo hallar una sola muela, o un incisi- vo, ni siquiera un premolar, y eso que la Mascota lo ayud� a buscar. 74 Ya estaba desilusionado, agotado transpirado cuando, de pronto, divis� lo que parec�a una dentadura postiza. -�Albricias! �Naca �aca! - d i j o euf�rico -. �Con esos dientes, mi Toxi podr� comerse hasta una vaca! Luego que la Mascota se montara de vuelta en su pelo, el se�or Gu�catela corri� hasta el lugar del hallazgo, Al to- marlos y analizarlos de cerca, se percat� que no eran precisamente del tipo que �l esperaba. - S o n dientes de vampiro - d i j o . En efecto, eran dientes para jugar a disfrazarse. Ro�oso se sent� sobre unos cachivaches, con el sol implacable sobre sus mechones desordenados, Al cabo de unos minutos dijo: -Se ver� extraordinaria, �no te parece, Mascota? La Mascota dijo que s� moviendo su cabeza de arriba para abajo. Ro�oso se sinti� feliz. Quer�a que fuese un regalo sorpresa, Esper� a que To- xina se durmiera y comenzara a roncar. 75 Entre ronquido y ronquido le fue escu- rriendo pegamento N - g r u d o Extra Pego- te en las enc�as y despu�s le embuti� los dientes de vampiro. Finalmente se qued� mir�ndola a la luz de la luna. -�Ay, mi T o x i colmilluda! �Ya quiero ver la cara de impresi�n que vas a poner ma�ana! -susurr� y se acost� a dormir. Los deseos del se�or Gu�catela pronto se hicieron realidad. En cuanto despertaron, le dijo a su mujer: -�Buenos d�as, Toxi esmaltada! �Reg�lame una linda sonrisa! Ella lo m i r � a�n adormilada y esti- r� la boca hacia arriba, pero sin abrirla. -�Qu� linda! �Ahora una risa mostrando los D I E N T E S ! - p i d i � un poco impaciente. La se�ora Gu�catela trat�, pero no pudo, porque sus labios se hab�an sella- do con el N - g r u d o Extra Pegote. E n t o n - ces estir� de nuevo la boca, pero hacia abajo, en se�al de alarma. Luego elev� sus cejas mientras intentaba con todas 76 sus fuerzas separar sus mand�bulas, mismo tiempo que daba saltos de deses- peraci�n por toda la pieza. - � M m m ! � M m m ! - a l g o quer�a chillar, probablemente "�Auxilio!" o qui- z�s algo as� como "�Br�ndame asistencia, mi Ro�o resoluto!". El se�or Gu�catela actu� raudo y tom� un cuchillo que hac�a d�as se hab�a adherido magn�ticamente al cuerpo de Toxina. C o n el filo fue cortando m�s o menos por donde �l cre�a que iba la boca. -�Est�s bien, mi Toxi contorsio- nada? -�Ay, s�, qu� susto m�s grande! �Gracias, mi Ro�o machetero! -�Sientes algo distinto? - S � , en mi boca... �tengo dientes! - Y o te los puse. La Mascota me ayud� a encontrarlos - -dijo, y la Masco- ta asinti� desde entre el enredo de pelos. -�Ay, mi Ro�o consentidor! � le quiero tanto! - l o abraz� -. Ahora quie- ro verme. �Podr�as traer un espejo del Ba- sura-Mercado? - p i d i � entusiasmada. 77 - E m m . . . m u y bien - d i j o el se- �or Gu�catela mirando para los lados, pensando, i n v e n t a n d o - . �Sabes? Creo que falta el toque final para que quede perfecto, as� que voy a traer un par de co- sas m�s. . -Est� bien, mi Ro�o estilista, t� mandas, Ro�oso baj� corriendo con �mpe- tu y recolect� los. materiales que necesi- taba: un espejo borroso, aerosol rojo, una cartulina y unas tijeras. La se�ora Gu�catela se sent� j u n t o a la ventana para quedar iluminada y pa- ra que las salchichas pudiesen mirar y opinar acerca de su nueva apariencia. El se�or Gu�catela demostr� ser un ocurrente maquillados pleg� la car- tulina en dos y luego recort� con las tije- ras el borde doblado, siguiendo una curva, de m o d o que al volver a abrir la hoja qued� una hechura similar al con- torno de unos labios. Le puso la cartulina sobre la cara a su se�ora, ubicando la perforaci�n justo 79 encima de la boca y luego le aplic� una buena cantidad de aerosol colorado. Fi- nalmente retir� el papel revelando su obra. -�Bravo! �Viva! �Enhorabuena, maestro! -aplaud�an las salchichas es- trell�ndose unas con otras. Toxina se contempl� en el turbio espejo y declar�: - � Q u � proeza acentuar mi belleza con estos labios color cereza! - l odo por ti, m i T o x i rub�. Vine., vi y venc�. 80 Llega otro correo sospechoso Mis Toxi y Ro�o adorados: No soy un p e r i o d i s t a , tampoco un a r t i s t a ; de hecho, no tengo n i n - guna de l a s caracter�sticas de un periodista y menos l a s cualidades de un a r t i s t a . Soy un famoso anima- dor de i n f o m e r c i a l e s televisivos. �S�, lo descubrieron! �Soy Marru- llero Camandulero! �Yo fui quien l e s vendi� su Ab-Dominaci�n y ade- m�s l e s r e g a l � el c l o r o por un a�o! Q u i s i e r a t e n e r l o s como i n v i t a - dos en mi programa por ser mis me- jores clientes. Llevar� puesto mi c e n t e l l e a n t e t r a j e y una f i n a b a r - ba plateada y puntuda que me dej� c r e c e r . Es el � l t i m o g r i t o de la mo- da, algo as� como �AAARRHHHGGGHHH! Nunca se me ha pasado s i q u i e r a por 'La mente tener un labo con probetas, pipetas, desmai. . - lizadores de p a r t � c u l a s ni reacto- res energ�ticos. Les confieso un secreto: soy un poco lampi�o, pero eso no me acompleja. Es m�s, jam�s, jam�s se me o c u r r i r � a molestar a a l - guien con poco p e l o . Tampoco confun- dir�a una salchicha guardiana, que son muy escasas y p e c u l i a r e s , con un perro salchicha com�n y s i l v e s t r e , i Nos d i v e r t i r e m o s a mares! Calurosamente, Marrullero Camandulero, Rey de l o s I n f o m e r c i a l e s . C"uando terminaron de leer el mensaje del animador de televisi�n, los Gu�catela se miraron confundidos y es- tuvieron a punto de caer en la tentaci�n de aceptar la invitaci�n. �Pero no! Respondieron: T�, M a r r u l l e r o adornado: Gracias por el c l o r o de regalo, nos ha s e r v i d o mucho. Vemos siempre tu programa. Apreciamos tu respeto 83 hacia la gente capilarmente desa- f i a d a y te elogiamos por ser un co- nocedor de l a s cecinas amaestradas. Puedes ahogarte en tu diver- si�n, porque nosotros no iremos ni por si acaso a tu e s p e c t � c u l o . Y si q u i e r e s v e n i r a buscarnos, nuestras s a l c h i c h a s y la Mascota te c o c i n a - r�n a l a s brasas y har�n i n s t r u m e n - t o s musicales con t u s huesos. * .Frescamente, Los Gu�catela, Emperadores de la Inmundicia. \ Despu�s de escribir la carta/se rie- ron a carcajadas, tanto que los colmillos de Toxina se clavaron en sus labios infe- riores. t> * 8 4 J* Toxi y su olfato para los negocios Desde que desalojaran a los Cardi- nales, la se�ora Gu�catela hab�a estado reflexionando acerca de lo maravilloso que era el poder de sus punes. Se imagi- n� que tambi�n servir�an para ahuyentar a Tergi Verso, el periodista; a C�ndido Mameluco, el artista; y hasta a Marrulle- ro Camandulero, el Rey de los Infomer- ciales. Pensando y pensando se le ocurri� una idea sobresaliente: �venderlos! A partir de ese momento, cada no- che realiz� el siguiente ritual: le pon�a el sopapo en el trasero a Ro�oso y tambi�n se lo pegaba ella. En el extremo de las mangueras enchufaba un bid�n vac�o, de aquellos hechos de vidrio grueso y con capacidad para veinte litros que hab�a ganado por la compra de A b - D o mi na- ci�n. All� quedaban envasadas las vento- sici�des nocturnas. Por la ma�ana desco- nectaba el recipiente y r�pidamente lo tapaba para que no se fugase ni una mo- l�cula de gas. Repet�a este procedimien- to hasta que el frasco estuviese repleto de elixir, a p u n t o de reventar. Luego lo eti- quetaba anotando la fecha, por ejemplo: Su intenci�n era ofrecer el producto como Repelente Enlatado para Latosos. Acumul� varios botellones que guard� en- tre los escombros del primer piso. Una noche de luna nueva, es decir, cuando es invisible por estar enteramente sombr�a, Ro�oso le pregunt� a Toxina: -�Qu� tanto alboroto siento que has hecho estos d�as en el primer piso, mi Toxi estrepitosa? - S i quieres puedes bajar a ver por ti mismo. -Pero me da susto la oscuridad. - B u e n o , puedes llevar una de mis 86 velas. H a y varias nuevas en el velador, porque ayer me depil� -sugiri�. -�Eso es justo lo que necesito! �Gracias, mi Toxi lumbrera! Baj� por los escalones, i l u m i n a n - do el camino con la flama. Se abri� pa- so excavando hasta hallar el r i n c � n donde se encontraban almacenados los bidones. Se asom� y se asombr� al ver que ten�an luz propia, una especie de n�cleo fosforescente morado, que pare- c�a palpitar y emit�a un m u r m u l l o como de electricidad. - Q u � lindo -susurr�. Se acerc� al m�s fulgurante de todos y tir� con fuerza del tap�n de corcho. C o n el entusiasmo, hab�a olvidado apa- gar la vela. ��BUM� Retumb� la explosi�n que destru- y� por completo la planta baja, y cuando decimos "destruy� por completo" nos referimos a que desapareci�, no qued� 87 nada. La parte superior estuvo suspendi- da en el aire un par de segundos v luego se desplom�. De este m o d o la casa que- d� de un solo piso. Ro�oso estaba todo negro, tiznado y un poco achicharrado, pero todav�a de pie y .con la vela encendida en la mano. Hab�a atravesado el suelo del d o r m i t o r i o donde estaba recostada Toxina, instant�- neamente se encontraron en la misma pieza. -�Qu� fue eso? - p r e g u n t � ate- rrorizado el se�or Cu�catela. - A h , eh, fue una idea que se me ocurri� para redecorar nuestra vivienda. Hac�a falta algo m�s moderno, �no crees tu, mi Ro�o chamuscado? Ahora ya no necesitamos usar m�s la escala, y adem�s aprovechamos de despejar el primer piso. -�Despejarlo? Pero si ya no existe, -�Exactamente, mi Ro�o perspicaz! 89 No pueden creer lo que sus ojos ven * Lo que ocurri� la ma�ana siguien- te fue un acontecimiento que los Cu�ca- tela no ten�an presupuestado. Esta vez se sentaron los dos frente al computador a revisar sus jugosas ga- nancias, a eliminar los mensajes dirigi- dos a Lucy la ni�a muy, m u y enferma, y a leer su propia correspondencia. No pudieron creer lo que sus ojos ve�an. - � N o puedo creer lo que mis ojos ven! -exclam� Ro�oso. -�Yo menos, porque no veo nada! - g r i t � Toxina. - A y , Toxi, Toxi. Es por tu con- juntivitis, d�jame despegar tus p�rpados. H u r g � en su cabeza hasta que en- contr� a la Mascota y la acerc� a los ojos de su se�ora. - L i m p � e l e la cara a la mam�. La peque�a bestia sac� su lengua y lami� todo el rostro de la se�ora Cu�ca- tela, igual que un cachorro regal�n con su amo. - � A h o r a s�! �Oh, ahora tampoco puedo creer lo que mis ojos ven! Se asustaron tanto con lo que de- c�a el mensaje, que lo tuvieron que leer abrazados y en voz alta, los dos al mismo tiempo. Este es el escalofriante correo que les hab�a llegado: Hola, soy Lucy, una ni�a que antes estaba muy, muy enferma, y t e - n�a muchas enfermedades d i f e r e n t e s , todas i n c u r a b l e s . Gracias a la mara- v i l l o s a campa�a s o l i d a r i a realizada por ustedes y a l a s grandes corpora- ciones transnacionales de alimentos y tambi�n de computaci�n, es que ahora puedo c o n t a r l e s que l o s docto- res me operaron de todo y estoy com- pletamente sana y r e h a b i l i t a d a . Ma�ana en la t a r d e VOY a ir a 92 su casa p i l o t o en avenida Reino de l a s Moneras, condominio Lo Barato, cuesta Caro, a expresarles mi agra- decimiento y c a r i � o por haber sido l o s autores de esta f a n t � s t i c a obra, s i n la cual ya e s t a r � a muy muerta hace r a t o . Ciertamente aprovechar� de recoger la f o r t u n a que se j u n t � con l o s aportes de todos l o s cr�du- l o s que cooperaron, cada uno con su "humilde granito de arena". No es que quiera usar esos m i l l o n e s para construir el l a b o r a t o r i o de experi- mentaci�n cient�fica m�s avanzado del mundo porque he d e s c u b i e r t o una nueva fuente de energ�a. No, nada que v e r . Les a v i s o que i r � v e s t i d a con ropa de ni�a nacida en el pa�s m�s s u b d e s a r r o l l a d o del mundo y me pon- dr� una peluca, perd�n, me har� chapes. No se asusten cuando vean que tengo una fina barba puntuda d e s c o l o r i d a ; era una de mis enferme- dades, pero me pareci� tan elegante 93 y o r i g i n a l que l e s ped� a l o s doc- t o r e s que me la d e j a r a n . Mete�ricamente, Lucy, la e x - n i � a muy, muy en- ferma , Los Gu�catela estaban paralizados, paralogizados y paralelos. -�Pero c�mo pudo pasar esto, mi Ro�o embaucador? �Acaso no eres t� quien escribe las cartas a nombre de Lucy? - S � , eso cre�a yo. No entiendo. �Qu� vamos a hacer? -Supongo que decirle a nuestras mascotas: "�Mascotas! �Ataquen!". -Pero, mi Toxi b�rbara, �y qu� pasa si despu�s vienen las grandes com- pa��as de alimentos y tambi�n de com- putaci�n? - � Q u � importa! �Acaso no obte- nemos todos nuestros grupos alimenti- cios del vertedero? -Verdadero. -Y con respecto a tu computa- dor, si recuerdo bien, todos los programas que tienes instalados son virus, �cierto? 94 -Certero. -Entonces no tenemos nada de qu� preocuparnos. -Tienes raz�n, mi Toxi tautol�gi- ca. En todo caso, ya se me ocurri� un plan para enfrentar a esta ni�a ma�osa. Los Gu�catela pasaron una noche sobresaltada. Saltada sobre la cama espe- c�ficamente, ya que Toxina se despert� bruscamente varias veces por lo nerviosa que estaba, y como ten�a calugas forta- chonas, hac�a piruetas y volteretas por los aires. 95 I Sorprendidos por la ciencia-ficci�n * Las condiciones ambientales de la tarde eran las �ptimas para que se produ- jera el fen�meno. Y, a ciencia cierta, fue fenomenal. - � H e llegado! �Soy Lucy, la ni�a que antes estaba muy, m u y enferma! �Salgan a recibirme! �Quiero verlos! Quien reci�n hab�a hablado se qued� de pie en medio de la calle solita- ria esperando. Lentamente, con cautela, emergieron los Gu�catela. - H o l a , Lucy, ni�a que antes esta- bas muy, m u y enferma - l e dio la bien- 4 venida Ro�oso. / Toxina no abri� la boca, pero salu- d� agachando la cabeza. - � Q U � ! �Qu� les pas�! �Por qu� est�n as�! -�As� c�mo? - p r e g u n t � descon- certado el se�or Gu�catela y mir� a su se- �ora. Ella lo mir� de vuelta. Se miraron de arriba a abajo, sin encontrar nada raro -. Nos vemos de lo m�s normal -agreg�. -�Ciertamente! �Est�n normales! ;Por qu�? En efecto, durante la ma�ana, los Gu�catela se hab�an duchado, peinado y virutillado. Incluso lavaron su ropa y lus- traron sus zapatos. Toxina amarr� su ca- bello con alambre de p�as y lo ri�� con petr�leo que trajo del Basura-Mercado, as� consigui� un brillante y seboso negro azabache. Ro�oso se afeit� la barba, me- jor dicho se rasur� las patillas. Tambi�n se cort� la melena y se sac� los pelos de la nariz con un alicate. -Pero qu� ni�a tan ordinaria - d i - jo la se�ora Gu�catela, evitando que se le asomasen los colmillos. - S � , y tan gritona. - E s una irrespetuosa. -Y su barba puntuda no es tan fi- na que digamos. Ese � l t i m o comentario enfureci� a 99 la visita y en un solo m o v i m i e n t o se qui- t� el disfraz de Lucy, la ni�a que nunca estuvo muy, m u y enferma porque nunca fue real. - � M i r e n ! �No soy una ni�a! �Soy un cient�fico! - E n verdad eras un poco grande y fea para ser ni�a, pero no te lo hab�amos querido decir para no hacerte sentir mal. -�S�panlo, familia Gu�catela: mi nombre es Bacilo H i p o t � t i c o Sofista! �Yo soy quien me hice pasar por Especialista en Salud A m b i e n t a l para echar a los Car- dinales! �Yo autoric� la construcci�n de la planta proce'sadora de desechos t�xi- cos Pata de Cabra y del basural! �Yo les escrib�, con tanto esfuerzo, las cartas a nombre de Tergi Verso, el periodista; de C�ndido iVL neluco, el artista; tambi�n de Marrullero Camandulero, Rey de los Infomerciales; y por supuesto la de Lucy, la ni�a supuestamente muy, m u y enfer- ma, que �ue la que mejor me qued�! - L a de Lucy me la copiaste -acla- r� Ro�o. 100 - � A h h h ! - g r i t � el cient�fico y se puso a patalear y zapatear. - T r a n q u i l o , Bacilo. No te exaltes. Te ves m u y mal haciendo un berrinche - d i j o Toxina. El pobre intelectual se sinti� m u y deprimido. Le dieron ganas de llorar. - � Y ciertamente mi barba es la m�s fina y puntuda de toda la c o m u n i - dad cient�fica! En ese m o m e n t o aparecieron un m o n t � n de otros cient�ficos, de atr�s de los pocos �rboles que sobreviv�an en el condominio Lo Barato, lodos ten�an puesto delantal blanco y luc�an barbas puntudas en mejor estado que la de] pro- fesor Hipot�tico Sofista. -�Y para esto nos hizo venir? - i n - creparon a Bacilo -. �Qu� verg�enza! �Es un esc�ndalo, un enga�o y una cabeza de pescado! Usted nos prometi� extrava- gantes espec�menes, �y mire, son simple- mente un feliz m a t r i m o n i o ! D i c h o esto, se fueron indignados. - M i r a , tus amigos se est�n yendo. 101 - � N o son mis amigos! �No tengo amigos! -revent� en l l a n t o - . Yo lo �nico que quer�a era demostrarles que ustedes exist�an, y adem�s probar que el poder de sus gases puede utilizarse como fuente de energ�a inagotable. Ser�a la so- luci�n para el m u n d o entero. �Y ahora nadie me creer�! �Y eso que le puse tanto empe�o! �Me disfrac� de periodista, de artista, de animador de televisi�n y hasta de ni�a muy, m u y enferma! �Y lo peor de todo: pintarraje� tanto mi fina barba puntuda, que ahora est� roda maltrata- da, fea y con las puntas partidas! Los Gu�catela se quedaron calla- dos y se miraron con esa mirada tan ro- m�ntica que los caracterizaba. Luego conversaron sobre el asunto: -En realidad, este genio loco huele bastante mal - d i j o Ro�oso. - E s porque trabajo con produc- tos qu�micos pestilentes, -S�, y se nota que usa placa den- tal -agreg� Toxina, -Ciertamente eso es porque estoy 103 d�a y noche haciendo experimentos, no tengo tiempo para lavarme los dientes. Nuevamente los Gu�catela se m i - raron entre ellos. -�Qu� dices t�, mi Ro�o huma- nitario? �Qu� es lo que debemos hacer? -�Qu� digo yo? Bueno, la verdad no es s�lo aquello que se puede ver u oler. 104 �Y q u � p a s � al final? Ahora que ya conocistc la historia de Toxina de la Ponzo�a Icorosa, se�ora de Gu�catela, y de S�rdido Ro�oso Gu�- catela, podr�s formarte tu propia opi- ni�n. �Eran buenos, malos? �Tramposos, solidarios? Eso lo decides t�, pero te po- demos contar que desde que adoptaron al cient�fico, la forma de vida de este fe- liz e insano m a t r i m o n i o ha evolucionado satisfactoriamente. C o n el platal de Lucy se compra- ron la planta de desechos t�xicos Pata de Cabra y el basural, y los rebautizaron con el nombre de Conglomerado Basu- ral Segunda Patita. El profesor Hipot�tico Sofista tras- lad� su laboratorio a su nuevo hogar. Ensambl� las mangueras del arma secreta a una m�quina construida especialmente por �l mismo. All� se acumulaban los pu- nes, es decir, era una especie de pila a gas. C o n ella se abastecieron de energ�a para siempre. Cada atardecer. Bacilo pasea a las salchichas y les da de comer. Incluso la Mascota le t o m � cari�o y hasta ahora no se lo ha comido. En agradecimiento por haberlo aco- gido, les dio un regalo a cada uno de los Cu�catela, A Ro�oso ie obsequi� una po- mada para hacer crecer pelo. El se�or Cu�catela se la aplic� en todo el cuerpo y en unos pocos minutos parec�a un oso de peluche. Para Toxina �abric� un aparato que succionaba los nutrientes directamen- te del Basura-Mercado, luego recorr�an una larga tuber�a, para aJ fin salir en la co- cina de la casa en forma de... �salchichas! D o n Destala Plata perdi� toda su fortuna y se puso a pedir limosna en una esquina, en donde conoci� al verdadero Marrullero Camandulero, que ya no era famoso y tambi�n quer�a mendigar. Se les i 06 ocurri� dedicarse al monta�ismo y recorrer juntos la Cordillera de los Andes desde el norte hasta el extremo sur. Una decisi�n extra�a, pero cada cual con lo suyo. En fin, podemos decir que los Gu�catela y su nuevo protegido vivieron felices comiendo lombrices y otras co- chinadas. Se entreten�an de muchas for- mas, pero lo que m�s les gustaba era ver televisi�n en familia. -�Baci! �Ap�rate porque ya va a empezar el nuevo infomercial! - E s t o y tan contento con ustedes - d i j o el hombre de ciencia acurruc�n- dose entre Toxina y Ro�oso. - N o s o t r o s tambi�n, nuestro Baci catedr�tico -se miraron y luego le dije- r o n - : Baci, hay algo que queremos re- velarte. -Ciertamente, los escucho. Era tan importante lo que le iban a contar, que hasta le bajaron el volumen al televisor. - B a c i acad�mico, te�rico y expe- rimental; tu fina barba puntuda siempre 107 nos ha parecido sensacional. Es la m�s linda de toda la comunidad cient�fica, ral como t� lo dices... hijo. A Bacilo se le llenaron los ojos de l�grimas. --�Gracias! �Gracias, mam�! �Gra- cias, pap�! Justo entonces comenz� el info- mercial que reemplazaba al de A b - D o m i - naci�n. Subieron el sonido al m�ximo y escucharon alegremente la canci�n: �Este es sa nuevo infomercial! �Se trata de algo sensacional! �Usarlo siempre es fundamental! �Lo presenta una pandilla genial! � Venimos saliendo del hospital! ;Qui�nes seremos, en este estado mental? �Por supuestoy la familia Cardinal! �Este\ oeste, sur o norte! �Llama ya y danos tu aporte! �Volvemos luego de este corte! Y bailando se fueron a comercia- les. Los Gu�catela y Bacilo quedaron pasmados. La Mascota, mansa. Las sal- 109 chichas, lelas. - E s el mejor infomercial que he visto en toda mi vida - d i j o Ro�oso. -Estoy de acuerdo, mi Ro�o Ro- �oso. Me encantar�a tener ele vecinos a esa familia tan simp�tica -a�adi� Toxina. H u b o un largo silencio. De pron- to Fur�nculo, la salchicha m�^ peque�a, comenz� a re�rse. Lo siguieron las dem�s cecinas. A todos se les contagi� la risa y pronto estaban revolc�ndose a carcaja- das. Tanta risa y tanto revuelco provoc� que se les escaparan algunos gases poste- riores, y eso les hizo m�s gracia a�n, por lo que decidieron jugar n x L la noche a la guerra de punes. Gu�catela. liste l i b i o se t e r m i n o de i m p r i m i r en el mes de agosto de 2 0 0 5 , en los talleres de Quebecor W o r l d C h i l e S A ubicados en Pajaritos 6 9 2 0 , Santiago de Chile. 110
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