1Historiador Julio Pinto LA FALACIA DE LA EXCEPCIONALIDAD CHILENA Faride Zerán Doctorado en Historia por la Universidad de Yale, EE.UU., especializado en América Latina Contemporánea, académico de la USACH y autor de varios libros de historia, Julio Pinto, 46 años, profundiza en el reiterado deseo de Chile de decir “Adiós a América Latina”, argumentando una excepcionalidad que no es tal y que esconde la ausencia de tradiciones o sustratos culturales sólidos y, pese a la arrogancia, un complejo de inferioridad. Acaba de aparecer su tercer volumen de la Historia Contemporánea de Chile: La economía: mercados, empresarios y trabajadores, editado por LOM y escrito junto a Gabriel Salazar; es coautor con Verónica Valdivia de ¿Revolución Proletaria o querida chusma?, entre otros textos, y en la introducción a la edición chilena de la Historia de América Latina y del Caribe, de José del Pozo, aborda con ironía el mito de la excepcionalidad chilena y su permanente quimera primermundista que añora otro vecindario, que niega sus raíces indígenas y apuesta a la amnesia colectiva para construir desde la nada la historia exitosa de un país sin pasado y sin identidad. Y es que la arrogancia, acota este historiador y académico, oculta no sólo la ignorancia sino una profunda desazón porque a la larga no éramos tan diferentes como creíamos. Así, de falacias y mitos alimentados por los propios historiadores, transcurre la reflexión de este joven intelectual chileno que aboga por un mayor conocimiento de la historia y la cultura latinoamericanas como pilares sobre los cuales cimentar una identidad continental. Sin duda se trata de elementos más concretos, acota, que las fantasmagorías modernizantes en torno a las cuales insistimos en construir nuestra identidad nacional. La pregunta en torno a la identidad es recurrente en nuestro país, más cuando el último informe del PNUD señala que no sabemos qué es lo que constituye el ser chileno. ¿Cómo abordas este tema? ¿A qué atribuyes esta ausencia de claves reconocibles que nos hablen de esto? En su estimulante y muy leído libro titulado precisamente Identidad chilena, Jorge Larraín afirma que la pregunta por la identidad recrudece en tiempos de crisis, cuando el debilitamiento de los proyectos y la generalización de la incertidumbre nos empujan a buscar algo en que afirmarnos. Siendo los tiempos actuales de crisis, no me extraña la obsesión por la identidad. Más interesante sin embargo me parece el vacío de respuestas que esta pregunta suscita, que es a lo que apunta el informe del PNUD: enfrentados a la auto definición, muchos chilenos ni siquiera saben dónde empezar a buscar. En eso nos distinguimos claramente de la mayoría de los otros países latinoamericanos, donde el tema de las raíces pareciera estar mucho más resuelto. Aunque se ha dicho que la fluidez de una identidad derivada de una historia mestiza, permanentemente desgarrada entre conquistadores y conquistados, sería un rasgo común a toda Latinoamérica, en Chile el desgarro parece haber sido llevado al extremo. En nuestro crónico afán de ser algo distinto de lo que somos (los “ingleses de Sudamérica”, los “jaguares de Sudamérica”, etc.), percibo una especie de vergüenza de asumirnos tal como nos percibimos. ¿Qué es ser chileno, más allá de los mitos, según Julio Pinto? Se me hace difícil proponer una definición única y unívoca de identidad. Primero, porque las identidades colectivas nunca son estáticas, sino que están siendo permanentemente modificadas y reconfiguradas. En ese sentido, ser chileno hoy no es lo mismo que ser chileno hace cincuenta años, o hace cien. Por otra parte, la noción de “chilenidad” supone la existencia de un núcleo importante de atributos comunes que se darían en todos los integrantes de esta comunidad llamada Chile. Mirando al Chile actual, o al Chile de cualquier período histórico, francamente no percibo esa comunidad de atributos, valores o intereses. Por el contrario, pienso que a lo largo de la historia es más lo que nos ha diferenciado y dividido que lo que nos ha cohesionado. ¿Cómo hablar entonces de una identidad común? Una salida a este dilema, entonces. en este momento. las banderas o los héroes. existe una presión permanente por incrementar los niveles de ingreso. en un acto litúrgico. por dejar atrás lo que hemos sido y poder compararnos dignamente con las sociedades que sí reconocemos como exitosas (¿recuerdas el iceberg de la Feria de Sevilla. sino en los proyectos compartidos. como lo fueron las guerras de independencia o la guerra contra España de 1865-66. Distinto sería si la sociedad se moviera en función de parámetros . lo que me parece más preocupante. Si no tenemos claro qué es ser chileno. Corrupción y modelo económico El tercer tomo de la Historia Contemporánea de Chile está referido a la economía. Y en los proyectos “desarrollistas” del siglo XX también hubo un latinoamericanismo bastante marcado. Y las instituciones que se consideran depositarias de esa fe actúan en consecuencia: la herejía no se discute. es la de fundar la unidad no en la homogeneidad existente. difícilmente este país podría asumirse en tanto latinoamericano. cualquier discusión a su respecto deja de ser un ejercicio racional para convertirse más bien en una profesión de fe. En nuestro primer siglo de vida independiente. ciframos nuestras esperanzas en una categoría tan resbaladiza como el éxito: quisiéramos ser reconocidos por nuestros avances. ¿Qué significa esto? Se trata de la incomodidad que nos produce el sentirnos igualados con sociedades cuya experiencia histórica está marcada por la colonización. como se señala en el texto. como lo son las efemérides. No resulta extraño. el atraso. Por último. los gestos autoritarios no son extraños y. ¿qué análisis haces de esta coyuntura donde emerge la corrupción como tema. ¿Distingues tú. suele recurrirse a ciertos símbolos que han sido creados y legitimados precisamente con ese fin. Y cuando un símbolo ha alcanzado ese nivel de arraigo. por nuestros éxitos. a aquello que nos cohesiona como parte de una comunidad simbólica. que se expresó fuertemente en el pensamiento cepalino y en iniciativas como el Pacto Andino de los años 60. la existencia de algún proyecto con esas características? Héroes y herejías ¿Esta falta de identidad es la que contribuye a que nuestros héroes patrios se transformen en intocables.2 resaltada por los estudiosos de las identidades. con el que pretendimos tomar distancia de las sociedades “cálidas” de nuestro continente?). la desigualdad y la pobreza (incomodidad que por cierto no significa que nosotros no hayamos vivido estas mismas experiencias). habría chilenidad si hubiese un “proyecto país” en el que todos nos reconociéramos y nos comprometiéramos. sólo se reprime. habitantes de un barrio más “decente” que el que nos tocó (y que igual constituye un referente de identidad mucho más real que la quimera primermundista). A propósito del modelo económico que nos pretende jaguares. En ese sentido. portadores de la modernidad y dignos de imitar por otros países “emergentes”. Ahora. cuando un país ha hecho de la autoridad un valor casi constitutivo. Y aquí entro a un punto desarrollado por ti en el lanzamiento del libro de José del Pozo. originando una arremetida autoritaria como la que se vivió a propósito de la obra de teatro sobre Arturo Prat? Ante la falta de sustentos culturales profundos en qué fundar una identidad nacional. Ante la ausencia de tradiciones o sustratos culturales de los cuales nos sintamos verdaderamente orgullosos. la propia elite liberal no estuvo ajena a un cierto sentimiento americanista que la llevó incluso a unirse a empresas bélicas de defensa continental. excepcionales. Tales símbolos pueden perfectamente validarse en la conciencia colectiva como elementos muy trascendentales. el deseo de decir “adiós a América Latina” (como se dijo explícitamente en las postrimerías de la Dictadura) atraviesa gran parte de nuestra historia. que se caiga en conductas que no reflejan otra cosa que la obsesión por aumentar las cuotas de riqueza y de poder personal. Y cualquier conducta que pudiera calificarse de atentatoria respecto de esos símbolos pasa a verse como un ataque a la identidad nacional misma. y sobre todo material. la cultura de izquierda chilena ha relevado permanentemente la solidaridad continental frente a los poderes imperiales y al capitalismo internacional. logran concitar bastante apoyo a nivel de la sociedad en general. Queremos sentirnos diferentes. En ese registro. Pero el desapego frente a lo latinoamericano no es un rasgo compartido por todos los chilenos. cuando te refieres a “la falacia de la excepcionalidad chilena” ante un país que no se siente latinoamericano. involucrando a políticos y empresarios? En la medida en que el modelo económico imperante mide a las personas en función de su éxito individual. así como los contactos personales o políticos que puedan contribuir a ese mismo propósito. sin embargo. ¿Cuántos chilenos se reconocen de verdad como herederos del pueblo mapuche. Habría que ver si este proyecto de amnesia colectiva realmente identifica y cohesiona a todos los chilenos. por mucho que ambas conductas sean merecedoras de reprobación. Desengañados de tantas pretensiones excepcionalistas. Por otra parte. el apego a cierta concepción del ser humano. ¿Cuáles son las consecuencias políticas y culturales de este desapego a América Latina? Cuando se está en una posición objetiva de debilidad y subordinación. me parece que la arrogancia oculta una profunda desazón. nunca es malo solidarizarse con quienes comparten disyuntivas similares. no pienso que un soborno referido a la concesión de plantas de revisión técnica pueda medirse con la misma vara que la violación grave a los derechos humanos fundamentales. Porque querámoslo o no. la modernización. Desde la ruptura democrática de 1973. sino esa historia cotidiana de hombres y mujeres comunes que han sobrevivido. el peligro de engendrar antipatías en los pueblos que están objetivamente más cercanos a nosotros. como ya dije antes. a una modernización más dentro de las muchas que se nos vienen ofreciendo desde el momento mismo de la independencia. por un darle la espalda a lo que hemos sido y reconocernos sólo en los éxitos que supuestamente nos depara el futuro (la globalización. Pero en nuestro caso actual. como a veces se insinúa. en actitudes pasivas o resignadas. cuando el puerto vuelve a alejarse en el horizonte. ¿Cómo así? Es un hecho concreto: durante el siglo XX. la historia que se enseña es la estrictamente nacional y la así llamada . y de reaccionar como corresponde. luchado y soñado durante siglos? ¿Cuántos los que realmente vibran más con las producciones culturales propias que con las importadas? En cada uno de estos registros. al “adiós América Latina” de los tiempos actuales hay 30 años que nos dicen que poco o nada hemos aprendido. nunca goza de mucha popularidad. Planes de estudio y rol de los historiadores En tu intervención cuando presentas el texto de Del Pozo denuncias la ausencia en los planes de estudio chilenos durante todo el siglo 20 de la historia de América Latina. A final de cuentas. que las fantasmagorías modernizantes en torno a las cuales insistimos en construir nuestra identidad nacional. y nos daría elementos concretos sobre los cuales cimentar una identidad continental. de no saber de dónde venimos y qué hemos hecho por el camino. producida por la comprobación de que a la larga no éramos tan diferentes como creíamos. de discriminar. y todos los discursos afines). lo verdaderamente importante es que ante unas y otras la sociedad tenga la capacidad de enterarse. y no caer. como ha sido el caso de Chile desde su independencia. más allá de las obvias particularidades que también nos distinguen. pienso que la resistencia a reconocernos como parte de un continente con raíces y vivencias comunes forma parte de un complejo de inferioridad que también involucra lo estrictamente propio. El matón del barrio. y con quienes tenemos contactos más frecuentes y permanentes. ¿Y qué implica asumir un Chile que se proyecta al bicentenario como si fuera una isla? Por ejemplo. no es ésta la primera vez que la desazón frente al pasado. el cultivo de lazos de sociabilidad. nos une a América Latina una historia centenaria de colonialismo y neocolonialismo que suele cobrar rasgos muy parecidos de un país a otro. En cuanto a lo cultural. Y habría que ver también qué pasa con la arrogancia ahora. Más allá de eso. No en balde se dice que no hay peor ciego que el que no quiere ver. muchos chilenos se aferran a una idea de éxito que pasa por una ruptura con la historia. Un árbol sin raíces se viene abajo con gran facilidad. nuestros vecinos latinoamericanos tienen mucho que enseñarnos.3 más programáticos o valóricos: la construcción de cierta utopía social. Pero. Más concretos. pienso que un mayor conocimiento de la historia y la cultura latinoamericanas nos haría mucho más evidentes esos puntos de contacto. desde luego. aunque sólo lo sea en sentido figurado. y las profundas grietas que dividen el presente. que es cuando la educación realmente se masifica en Chile. o de los otros pueblos originarios que habitan el actual territorio nacional? ¿Cuántos conocen y se reconocen de verdad en la historia de nuestra sociedad: no la de los héroes y las gestas. tratan de ser resultas apelando a un proyecto de futuro. produciendo un vacío de ignorancia difícil de neutralizar. y que por algún motivo nunca han terminado de llegar a puerto. ¿De dónde surge tanta arrogancia? La arrogancia suele nutrirse de la ignorancia. la informatización. que acabó con el mito de la excepcionalidad política. Eso habla mucho de los puntos de referencia que nutrieron a los diseñadores de nuestros planes de estudio. por la distribución fáctica del poder. los historiadores chilenos no han hecho nada que no hayan hecho sus colegas de otras partes del mundo. Responde Luego de leer la entrevista. Esto es curioso. De modo que hablar de “los historiadores” como un todo indiferenciado no me parece correcto. ¿De qué manera esto se puede reparar? ¿Qué rol juegan los historiadores en esta tarea? La actual reforma educacional incorpora una unidad de historia y realidad latinoamericana en cuarto medio. donde se confrontan visiones diversas. Yo hablaría más bien de un permanente debate historiográfico. Es más: la profesionalización de la disciplina histórica durante los tres últimos siglos es un proceso que va muy de la mano con la consolidación de los estados nacionales como principal modelo de organización política y social. tampoco debe perderse de vista que los historiadores han cumplido (y cumplen todavía) otra función: la de ejercer la crítica de los discursos hegemónicos. con lo que hay al menos un principio de reparación de ese injustificable silencio. Sin embargo. Nº 50.. que en el XX. Ha habido una evidente y nítida contradicción entre las concepciones curriculares a nivel universitario y del sistema educativo general. al menos a nivel educacional. Y es más curioso aun cuando se considera que en la formación universitaria de los profesores de historia. la historia latinoamericana ha estado incluida a lo menos desde la década de 1950. las gestas. que en realidad sólo considera a la tradición europeo-occidental y sus raíces en la Antigüedad mediterránea. existe una responsabilidad de los historiadores en todo esto. lo que sugiere que la noción de excepcionalidad era menos fuerte entonces. Es decir. y del tipo de identidades históricas que se quería subrayar. diciembre de 2002. Yo participé en la elaboración del marco curricular reformado para el sector de historia y ciencias sociales. los mitos fundacionales. las voces contestatarias no tengan el mismo nivel de difusión o de resonancia que las más hegemónicas. Pero hay resistencias sociales fuertes al momento de incorporar esos contenidos en el currículum. páginas 3 – 5. ¿se puede considerar al historiador Julio Pinto antichileno? ¿Por qué? ______________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ Si te preguntaran “¿qué es ser chileno?”. porque los planes de estudio del siglo XIX sí incluían al continente americano. Es sabido que en los procesos de construcción nacional la historia cumple un papel fundamental. de modo que ni siquiera estamos hablando de un objetivo inalcanzable. año VI. . Otra cosa es que. Pero claramente no es suficiente. cual es el de formular y legitimar las imágenes que nos van a identificar y cohesionar como nación: los héroes. aun en una proporción tan pequeña. y a menudo antagónicas. ¿Qué piensas de tus colegas que te precedieron? Los historiadores no son elementos neutros dentro de la sociedad. ¿cuál sería tu respuesta? ______________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ ¿A qué se debe que los chilenos queramos sentirnos diferentes? ______________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ Explica el sentido de la frase: “Un árbol sin raíces se viene abajo con gran facilidad”. Sin duda.4 “Universal”. Los profesores de enseñanza media traen una formación en historia de América Latina que los califica para hacer mucho más que eso. El mito de la excepcionalidad chilena cuenta con férreos defensores dentro del gremio de historiadores.. de lo que somos como sociedad. durante muchos años nuestros profesores han estado aprendiendo una historia continental que luego no han podido transmitir a sus alumnos. de lo que mi colega María Angélica Illanes denomina “combates por la memoria”. Entrevista publicada en revista Rocinante. En eso. y recuerdo bien las objeciones de colegas historiadores frente a la inclusión de temas que no les parecían pertinentes a nuestra realidad. 5 ______________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ ¿Qué importancia tiene la historia de América Latina dentro de nuestra cultura? ______________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ ¿Qué hacen y/o qué deben hacer los historiadores para desarrollar nuestro sentido de identidad? ______________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ ¿Por qué Julio Pinto plantea que la excepcionalidad del chileno es un mito? ______________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ .