LA ESTRATEGIA NEOCONSERVADORA: Análisis de su trascendencia y métodoAmalín Ramos Mesa Política Internacional Contemporánea Trabajo final INTRODUCCION El Sistema Internacional, como objeto de estudio, siempre ha estado sujeto al análisis de su estructura y de sus reconfiguraciones de acuerdo a los cambios históricos sucesivos. De esta manera, “el mundo bipolar”, “el equilibrio de poderes”, “el mundo unipolar”, son términos frecuentes y de gran contenido. Sin embargo, la alteración de estas estructuras no obedece solamente a circunstancias históricas particulares y –vamos a reconocerlo– a cierto grado de azar. El rol del hombre, en primera instancia del hombre político y posteriormente del homo economicus, determinó en gran medida los giros dramáticos que permitieron interpretar y asumir el sistema desde otro punto de vista. Estos protagonistas reclamaron su lugar en la dirección del sistema de las más variadas formas. En el último siglo, los aportes teóricos de los realistas, desde su “política de la acción” y de los presupuestos liberales de paz y justicia posibles a través de la cooperación, han construido la plataforma intelectual para el posterior desarrollo de las propuestas actuales. En el escenario contemporáneo, las relaciones internacionales han sufrido –como parte de las ciencias sociales– la transformación coyuntural proveniente de los enfoques interdisciplinarios y los métodos críticos; con lo que se ha favorecido, en consecuencia, el método de análisis integral de los fenómenos, en el cual la exclusión de cualquier elemento compromete la validez del resultado. Así las cosas, es imprescindible asumir la determinante influencia de factores de tipo político, económico y cultural. El presente ensayo pretende arrojar apreciaciones sobre un fenómeno particular: la aparición de una élite intelectual que ha acaparado el protagonismo de la escena internacional en los últimos 27 años1, cuyos métodos le han permitido generar una influencia monumental, más aún si se tiene en cuenta el reducido número de sus representantes. Los neoconservadores o neocons, como han sido públicamente conocidos, obedecen a un proceso de gestación que se origina en los albores mismos del liberalismo más radical y, simultáneamente, en la actualidad se ubican en el extremo más conservador desde el punto de vista del plano moral. Tal dualidad plantea, por un lado, profundos interrogantes en la legitimidad de sus intereses, y, por el otro, reafirma la eficacia del “doble juego”, de exigir en un escenario el rigor moral totalmente ausente en el otro. 1 Contados a partir de la presidencia de Ronald Reagan hasta la actualidad. La gran mayoría de los autores coinciden en ubicar en este período el desarrollo práctico del Neoconservadurismo. La estructura del texto se dividirá en tres partes principales. En la primera se abordarán los antecedentes del neoconservadurismo y se establecerán luego diferencias con el liberalismo y el conservadurismo. La segunda se encargará de presentar las peculiares características del neoconservadurismo, haciendo especial énfasis en su método de difusión, cuya naturaleza académica ha significado la esencia de su legitimidad y la principal causa de su rápida expansión. Y la tercera tratará el tema de la política exterior para los neoconservadores, sin olvidar la aplicación concreta de sus políticas hegemónicas y las principales doctrinas en que se fundamentan. Finalmente, y utilizando lo previamente enumerado, se arrojarán conclusiones sobre el objeto de estudio y sus proyecciones a futuro. I PARTE ANTECEDENTES Al considerar el estudio de los Neoconservadores tendremos en cuenta, para empezar, los factores económicos y políticos por resultar determinantes en sus antecedentes y en la modelación de lo que constituyen hoy en día. Desde el punto de vista económico, los neoconservadores se han identificado con la posición ultraliberal del mercado como mecanismo asignador de recursos y fijador de precios, oponiéndose absolutamente a intervenciones del estado en la lógica mercantil, favoreciendo la acumulación de capital y el modelo económico que nació como oposición al keynesiano de la posguerra. En este punto, es difícil diferenciarlos de los neoliberales, para quienes figuras como Friedrich Hayeck constituyen un obligado punto de referencia. Friedrich Hayeck lideró lo que podría llamarse la contrarrevolución a las políticas del Estado de Bienestar2, aplicadas por la recomendación de John Maynard Keynes, el economista británico que abogó por una participación activa del estado en las políticas económicas de un país. Discretamente, y mientras las grandes potencias asistían a las exitosas aplicaciones de las recomendaciones macroeconómicas de Keynes, Hayeck desarrollo una élite intelectual que llegado el momento tomaría 2 Sobre cómo se lideró esta contrarrevolución, el libro de Richard Cocket Richard Cocket, Thinking the Unthinkable: Think-Tanks and the Economic Counter-Revolution, 1931-1983 (Fontana, 1995). las riendas de la conducción económica de la orbe. Así, en 1947 tuvo lugar la primera reunión de la sociedad Mont Pelerin en el lugar homónimo, Suiza. Milton Friedman, Karl Popper, Lionel Robbins, Ludwig Von Misses, Walter Eukpen, Walter Lippman, Michael Polani y Salvador de Madariaga, convocados por Hayeck, iniciaron el ciclo de reuniones bianuales que perfeccionarían la ideología del liberalismo a ultranza: ideología que, unas décadas más tarde, convertirían en la opción predominante, más aún con la crisis de 1973, cuyas causas se ubican por lo general en el supuesto agotamiento del modelo keynesiano3. Llegado este punto, el selecto grupo de intelectuales decidió poner en práctica las casi tres décadas de desarrollo académico pro-liberal, y en el mejor de los escenarios: se sentían plenamente identificados con el anticomunismo occidental reinante y también les servía como herramienta. Para los miembros de la sociedad Mont Pellerin, la desigualdad era un valor positivo, y quedaba establecido por la propiedad privada, institución que a juicio de Hayeck –su célebre manifiesto "Camino de Servidumbre" despliega una crítica encarnizada al socialismo– definió la esencia misma de la justicia: “Donde no hay propiedad, no hay justicia”. Tal afirmación tenía forma de axioma: “[refiriéndose a la anterior cita] es una proposición tan indiscutible como cualquier teorema euclidiano”. Este método de declarar sus juicios como verdades irrefutables es un rasgo característico de esta ideología y, a la vez, se transforma en su meta respecto de las masas: la aceptación de sus métodos como indiscutibles conllevará la creación de consenso alrededor del liberalismo radical. A partir de la crisis de 1973, la sociedad Mont Pellerin y sus integrantes encontraron terreno fértil para sus teorías con la “ola de derechización”4 que se experimentó en Europa y la llegada a la presidencia de los Estados Unidos por parte de Ronald Reagan en 1980. La identificación del progreso comunista como una hecatombe, hicieron de estos gobiernos los más neoliberales de la historia, quienes en defensa de la bandera sagrada de la propiedad privada izada por Hayeck, emprendieron los programas más agresivos 3 Otro ejemplo que podemos encontrar de como los neoliberales han propagado sus ideas como axiomas indiscutibles es el pluricitado “agotamiento del modelo keynesiano”, como la causa única y obvia de la crisis de 1973. No se considera, sin embargo, la influencia de la evolución del sistema de acumulación y de liberalización financiera establecida a través de los acuerdos de Bretton Woods de julio de 1944. 4 ANDERSON, Perry. “Neoliberalismo, un balance Provisorio”. “En Inglaterra fue elegido el gobierno Thatcher (…), en 1982 Kohl derrotó al régimen social-liberal de Helmunt Schmidt en Alemania, en 1983, en Dinamarca, estado modelo del bienestar escandinavo, cayó bajo el control de una coalición clara de derecha, el gobierno de Schulter. En seguida, casi todos los países del norte de Europa occidental, con excepción de Suecia y de Austria, también viraron hacia la derecha”. para desmontar el Estado de Bienestar de origen keynesiano, e implantaron protección absoluta al capital5, favoreciendo su acumulación y el nacimiento de grandes especuladores financieros. Tras la máscara de la amenaza comunista, la “nueva derecha” tuvo el pretexto perfecto para imponer sus ideas de favorecer a las élites y reservar las posiciones de poder a las mismas, quienes ya venían creando sus círculos gracias a un poderoso grupo de instituciones académicas y “think tanks”6, catapulta para que las investigaciones sociales tuvieran lugar en las políticas públicas y se trasladaran, así, del pensamiento a la acción. Retomando nuestro itinerario sobre los neoconservadores y virando un poco hacia los aspectos políticos, nos concentraremos ahora en el escenario Estadounidense que, pese a mantenerse en constante intercambio con el Europeo, gestó las particularidades de este movimiento, a través de la construcción de factores adicionales a los económicos. Del mismo modo que Hayeck legitimó a sus seguidores neoliberales y dotó a los neoconservadores de su programa económico, el filósofo norteamericano de origen judío, Leo Strauss, les proporcionó una base filosófica y pedagógica; haya sido o no esa su intención7. Su pensamiento –de claras tendencias conservadoras– y el papel que en el movimiento neoconservador han desempeñado dos de sus discípulos8, le han valido el rótulo de inspirador ideológico de dicha escuela de pensamiento. Leo Strauss se manifestó enérgicamente en contra de los logros de la Ilustración y afirmó que si hubo un siglo que mejor plasmó ese fracaso fue el siglo XIX. Aquí se identifica con Hayeck, al considerar que la conquista de la igualdad no contribuyó en absoluto al desarrollo de la humanidad y que, por el contrario, amenaza la conservación del status quo –valor importante del pensamiento de Strauss– y la 5 Idem, “Margaret Thatcher contrajo la emisión monetaria, elevó las tasas de interés, bajó drásticamente los impuestos sobre los ingresos altos, abolió los controles sobre los flujos financieros, creó niveles de desempleo masivos, aplasto huelgas, impuso una nueva legislación anti-sindical y corto los gastos sociales”. 6 El término think tank surgió de la jerga militar durante la segunda guerra mundial. Éste se utilizaba para describir al lugar seguro en el que podía discutirse planes y estrategias, fue utilizado por primera vez en los años cincuenta para describir a las organizaciones de investigación por contrato, como la RAND Corporation. 7 Hay un debate muy álgido entre los defensores y detractores de Leo Strauss, quien murió en 1973, tiempo antes del auge de los neoconservadores. Por un lado hay quienes lo pontifican como su inspiración fundamental, principalmente los representantes más conocidos de los neocons y por otro los que afirman que Strauss fue malinterpretado y utilizado para los propósitos políticos de este nuevo movimiento. Sobre esto, “Leo Strauss y los neocons, debate filosófico o polémica mediática”. Recurso electrónico disponible en www.latorredelvirrey.es/pdf/01/leo.strauss.pdf 8 Allan Bloom e Irving Kristol, discípulos directos y Richard Perle, Francis Fukuyama, Gary Schmidt y Paul Wolfowitz entre sus seguidores acérrimos. preparación de élites dirigentes de capacidades superiores9. Para Leo Strauss la religión era un medio de conservar las masas controladas y alejadas de la filosofía, cuyo estudio estaba reservado para los cultos, al mejor estilo ateniense por el que desarrolló una constante admiración, en una de sus figuras principales: Sócrates. Tal presunción, no le permitía ahorrarse críticas contra la democracia liberal, a la que consideraba paso previo de la anarquía y la irracionalidad, y lo ubicaban a favor de Estados Nacionalistas fuertes. Si bien es posible encontrar afinidades con doctrinas de pensamiento y personajes adicionales a Friedrich Hayeck y Leo Strauss, esta selección obedece a que ambos recogen en mayor grado los orígenes de los presupuestos básicos de los Neoconservadores, tal y como se observará a continuación, previa diferenciación con otras corrientes. Diferencias entre Conservadores y Neoconservadores La aplicación de las políticas macroeconómicas de los años posteriores a la crisis de 1929, no sólo accionó el botón de encendido de las élites intelectuales liberales que consideraban una verdadera amenaza la regulación de lo económico. De algún modo u otro, también generó malestar entre la población conservadora de los Estados Unidos quienes vieron al Estado interviniendo en escenarios hasta entonces reservados para las instituciones sociales como la familia, la vecindad, etc. Esta pérdida de autonomía fue percibida como una agresión para una corriente ideológica cuyos mayores valores están en la tradición, la jerarquía y la oposición al progreso. Si tuviéramos que detectar una diferencia entre los neoconservadores y los conservadores tradicionales, podríamos citar su método, mucho más activo y destinado a influir en la opinión pública, como veremos más adelante. Sin embargo, encontramos la diferencia básica en el terreno económico: los Conservadores tradicionalmente optaron por un proteccionismo económico, pero con el devenir viraron hacia el capitalismo. Podría decirse que justo en el punto máximo de desarrollo de esta tendencia es donde surgen los neoconservadores como tales, ya que pese a identificarse con las 9 Sobre este pensamiento desarrolló el concepto de “texto straussiano”, un ensayo cuya comprensión era mínima para un lector común, pero absoluta para el lector ilustrado. prescripciones axiológicas y religiosas de los conservadores, económicamente pregonan el discurso del neoliberalismo radical: libertad absoluta del mercado. Entonces podemos decir que lo que separa a los neoconservadores de los conservadores es justamente lo que los acerca a los liberales. Pero entonces, ¿qué distingue a los neoconservadores de los liberales? Diferencias entre liberales y neoconservadores La elección de una doctrina para lo económico y otra para lo moral y político, le ha costado al neoconservadurismo más de una crítica en lo que a su validez se refiere. Sus críticos reclaman que es imposible definir su posición frente al valor de la libertad, ya que mientras lo exigen para el escenario económico, está proscrito para la libre expresión de las minorías, por ejemplo, de los homosexuales o los grupos de apoyo al aborto. Sus defensores, por el contrario, dicen que ellos –los neocons– corrigen el hecho de que “el liberalismo tiene problemas a la hora de 'elaborar un modelo ético consistente con la vida moral'” y supera del mismo modo su “relativismo moral”10. En conclusión, sus objeciones apuntan a que es el liberalismo moral –con su afirmación de no intervención en las cuestiones morales– el que ha perjudicado a la sociedad despojándola de valores primordiales, como la familia, la prudencia y la pureza. Así, el neoconservadurismo reivindica las libertades económicas pero limita las individuales, en pos de valores superiores como la nación y la familia. 10 MARCO, José María “Conservadores, liberales y neoconservadores. Fundamentos morales de una sociedad libre.” Recurso electrónico disponible en http://documentos.fundacionfaes.info/document_file/filename/403/00061-07_conservadores__liberales_y_neoconservadores.pdf. II PARTE CARACTERISTICAS DE LOS NEOCONSERVADORES Es menester precisar que las siguientes características tienen un carácter general y que por tratarse de un movimiento relativamente nuevo y estar fundamentado por personajes de distintas conformaciones políticas y académicas, son susceptibles de discusión. Sin embargo, estas abarcan las percepciones más arraigadas de esta tendencia. Los neoconservadores se presentan como una alternativa al liberalismo democrático, al que critican por sus excesos y su falta de resultados; se pronuncian en contra del individualismo fundamentalista, no obstante, están de acuerdo con que no existe un mejor método de dirigir la economía que el libre mercado, y que la intervención del Estado debe encaminarse a la protección de instituciones como la familia y la religión. Más que por interés auténtico, las protegen en tanto que mecanismo de control social11. Atacan a la contracultura de los años sesenta y se autoproclaman defensores de una renovación axiológica, necesaria para una “América en decadencia”, y como preparación para la reconquista de su poderío menoscabado por la tendencia al multilateralismo prescrito por los liberales. Para los neoconservadores la importancia de los partidos políticos pasa a un segundo plano –de ahí la amalgama entre principios liberales y conservadores–, y el lugar protagónico es ocupado por el factor cultural, a través del cual pretenden generar un nuevo consenso menos participativo y, por ende, menos democrático alegando argumentos como el de la ingobernabilidad12. El concepto de “ingobernabilidad” consiste en que el esquema político liberal puede tornarse fácilmente incontrolable, y que esto puede perjudicar la estabilidad del sistema productivo. “La efervescencia de las 11 12 En la obra de Leo Strauss este concepto se podría identificar como una “religión libre de irracionalidad”. “Los neoconservadores se proponen una revolución cultural que destrone el actual régimen de partidos y deje atrás a los referentes sociales de la izquierda democrática. La lucha se dará en el campo cultural y de massmedias para un tiempo de reordenamiento de mercado donde desaparezcan las variables de izquierda y derecha como paradigmas de orientación social, en pos de limitar a las demandas democráticas y a los Estados de corte social. Se ofrece, como sustitución, un liberal conservadurismo y un liberal modernismo, que más allá de sus divergencias coincidan en la voluntad de imponer una nueva repartición de la riqueza, disciplinar a la mano de obra, descalificar toda política que se resista a este disciplinamiento y establecer una nueva forma de consenso. Es una amplia operación de reestructuración cultural de gobernabilidad para correr a la sociedad en su conjunto hacia la derecha, a través de un Partido del Orden Democrático. Es una nueva sociedad de la información para un nuevo tiempo moral”. DOMMERGUES, Pierre. Citado por Nicolás Casullo, en “Empecemos a discutir la derecha”, publicado en el diario Página/12 del 27 de mayo de 2008. movilizaciones sociales, las demandas y los intentos reformistas eran interpretados por los neoconservadores –entre ellos Huntington– no sólo como una crisis de los valores y los instrumentos de autoridad del sistema, sino también de la propia democracia liberal”. Los neoconservadores sostienen entonces que “la pasión participativa”, genera una situación de sobrecarga, que vuelve “ingobernable” el sistema político.13 Esta ingobernabilidad se presenta en parte por una excesiva participación del Estado en la economía de mercado que se da como respuesta a las pretensiones de la población en relación con medidas de carácter social, lo generando déficits presupuestarios que finalmente ocasionan un desequilibrio macroeconómico. El origen de este término puede remontarse a Hayeck pero recientemente ha sido renovado por Samuel Huntington, en particular a la crisis de la autoridad gubernamental que la anterior situación produce.14 Como ejemplo arquetípico y prueba de su desconfianza por los sistemas democráticos como terreno fértil para la implementación de sus políticas, traemos a colación el caso de Chile, que fue el primer país donde se experimentó de lleno con las ideas neoconservadoras. Dicho experimento surgió producto del acercamiento entre el general Augusto Pinochet, quien gobernaba Chile luego de derrocar al presidente Salvador Allende en septiembre de 1973, y los líderes del ala económica del neoconservadurismo. Este pensamiento económico se ha nutrido principalmente de la popular “Escuela de Chicago” fundada por Milton Friedman, quien desde la teoría criticó el modelo keynesiano y popularizó el uso de términos como la “eficiencia” a modo de meta social, las “externalidades”, “los costes de transacción” y el análisis económico de todas las disciplinas desde el derecho hasta los complejos vínculos de las relaciones sociales. El hombre fue reemplazado por un “homo economicus”, cuya racionalidad estaba orientada a la única meta de “maximizar utilidades”, arquetipo pragmático que coincidía perfectamente con el modelo de hombre que requería el neoconservadurismo para llevar a cabo su plan de despliegue de poder. 13 CONTRERAS, Rodrigo “Los principios del modelo neoconservador de gobernabilidad aplicado a América Latina durante los 90”, Revista Nueva Sociedad. Págs. 23-29. 14 “The expansion of governmental activities produced doubts about the economic solvency of government; the decrease in governmental authority produced doubts about the political solvency of government. The impulse of democracy is to make government less powerful and more active, to increase its functions, and to decrease its authority”. HUNGTINGTON, Samuel P. “The United States”. En Michel J. Crozier, Samuel P. Huntington y Joji Watanuki, The Crisis of Democracy. Report on the governability of democracies to the Trilateral Commission, New York University Press, 1975. En materia de política exterior adhieren a los postulados realistas del escenario internacional anárquico y de la acepción de poder, y se distancian de las soluciones cooperativistas y negociadoras de los liberales. Desde este punto de vista se explican sus doctrinas unipolares que se trataran más adelante y su amplia injerencia en asuntos internacionales, retomando las políticas de la pax americana y reclamando para sí la dirigencia del sistema internacional. Nadie posee las capacidades materiales, ni el acervo de “valores” que los Estados Unidos detenta, por lo tanto sólo a ellos corresponde decidir la distribución estratégica de los recursos mundiales y el método indicado para acceder a ellos. Si hay una característica que haya hecho de los neoconservadores un movimiento de tal magnitud, ha sido el método utilizado para propagar sus ideas. La proyección desde ambientes académicos de gran prestigio ha contribuido a legitimar sus planteamientos, a través de un halo de interés exclusivamente investigativo y –según la mayoría de ellos– sin ningún carácter político. Centros de investigación adheridos a las Universidades, programas especiales, publicaciones, fundaciones sin ánimo de lucro, iglesias de diversos credos cristianos han tomado parte del discreto atril desde donde los neocons estratégicamente eligieron actuar. Llama la atención su baja participación directa en política, por el contrario, muchos de ellos han preferido mantenerse en el círculo de asesores del Partido Republicano. Dicho partido, vale la pena aclararlo, es el que ha capitalizado con creces el éxito neoconservador, al menos en las últimos tres gobiernos presidenciales en los Estados Unidos15. Teniendo en cuenta que, además, el neoconservadurismo –siguiendo las prescripciones de Hayeck y del mismo Leo Strauss– no ha sido un movimiento de multitudes sino de un selecto grupo, en su gran mayoría intelectuales de notable renombre, profundizaremos un poco más sobre su estructura, a través del acercamiento a algunos de sus representantes. Irving Kristol, nacido en 1920 en Nueva York en el seno de una familia judía ortodoxa, es considerado con frecuencia el fundador del neoconservadurismo como tal, no sólo por su fértil producción bibliográfica en torno al tema16, sino por la dirección de una de las más influyentes publicaciones 15 El partido republicano ganó las elecciones legislativas por primera vez después de varias décadas en 1994 y ejerció una influencia decisiva que permeó al segundo gobierno de Bill Clinton, quien tuvo que acceder a las presiones del Congreso, donde el partido republicano tuvo mayoría hasta las elecciones de noviembre de 2006. 16 Neoconservatism: The Autobiography of an Idea, On the Democratic Idea in America, The American Revolution as a successful revolution 1973, son algunas de las publicaciones donde puede captarse con facilidad el ideal neoconservador y cuya lectura es obligada para quienes deseen adherirse a él. académicas de los Estados Unidos “The Public Interest”, desde donde el pensamiento neoconservador ha encontrado un espacio para la expresión de sus ideas. Su influencia ha trascendido hasta su hijo William Kristol, fundador de la también académica publicación “The Weekly Standard” y columnista habitual de “The New York Times”, quien hoy es parte de la nueva generación de neoconservadores. Del otro lado del Atlántico, en Inglaterra, es imprescindible la mención de Anthony Fischer, quien asesoró la estrategia thatcherista y fundó el “Institut of Economics Affairs” “AEI”, al lado de Friedrich Hayeck. Este think tank fue, a su vez, el inspirador de las célebres “Heritage Foundation” y del “Adam Smith Institute” en Estados Unidos, los que siguieron este proceso de creación de otras escuelas y centros de investigación. Con “Atlas Economic Research Foundation”, Fisher inició un proceso que tejió una red de thinks tanks que abarca varios lugares del mundo: el “Fraser Institute” de Canadá fundado en 1974, el Centro Internacional de Estudios para Política Económica en Nueva York en 1977, en 1979 fundó el Instituto del Pacífico para la Política Pública en San Francisco. Inclusive en Australia, participó en el desarrollo del Centro de Estudios Internacionales. Se dice que a través del “Atlas Economic Research Foundation” Fischer colaboró con la fundación de más de 150 think tanks, en 51 países alrededor del mundo. Los intelectuales de Mont Pellerin siempre supieron que desde el escenario de las ideas se generaban más conquistas que desde la arena política, hecho detectado del mismo modo por sus discípulos, quienes nunca ahorraron esfuerzos en la difusión académica de su pensamiento. Muchas de estas fundaciones orgánicas se encuentran vinculadas estrechamente con el Partido Republicano Estadounidense, por ejemplo el “American Enterprise Institute”, del que han hecho parte Richard Cheney y Richard Perle, la "Heritage Foundation", "el Cato Institute" , la "John M. Olin Foundation" y la "Hoover Institution", entre cuyos representantes se destacan Condoleezza Rice y Donald Rumsfeld17. En 1987, Allan Bloom, filósofo de la Universidad de Chicago, publica “The Closing of the American Mind”, y realiza allí una dura crítica en contra de la sociedad estadounidense. Más tarde se convertiría en 17 MARTINEZ Montes, Luis Francisco. “Realistas vs Neoconservadores” Revista CIDOB d’Afers Internacionals, núm. 69, p. 7-20. Este instituto publicó en los años 90 dos polémicas obras: “The Bell Curve”, de Richard Murray, y “The End of Racism” de Dinesh D’Souza, ambas de un exacerbado racismo contra la población afrodescendiente. mentor de Paul Wolfowitz, el secretario de defensa de George W. Bush. Bloom ha trabajado para todas las administraciones desde Reagan hasta ahora, exceptuando la de Clinton y se lo ha señalado como uno de los creadores de la política en Irak. Autor de “Defense Policy Guidelines” "DPG"18. En 1997 se constituye el “Project for the New American Century”19, que quizá es hoy el think tank más influyente de la ideología neoconservadora y desde donde se publicó en 2000 "Rebuilding America's Defenses: Strategy, Forces and Resources For a New Century”, reconocido informe neoconservador. En materia de publicaciones, “The Weekly Standard”, referenciada anteriormente, es reconocida por haber publicado el 5 de diciembre de 2005 el artículo de Charles Krauthammer “The abolition of Torture?”, en el que se sostenía que la tortura estaba justificada excepcionalmente: ésta no es sólo la posibilidad que autoriza la moral, sino un deber moral para salvar vidas20. Otra de las revistas de importancia en este medio es “Commentary”, publicada por el Comité Judío Americano21, con amplia influencia de Norman Podhoretz, autor también del libro "World War IV: the Long Struggle against Islamofascism", desde donde despotrican frecuentemente contra el Islam como amenaza inminente contra occidente. Es factible hallar elementos comunes con “Crash of Civilizations” de Samuel Hungtinton y el popular “End of the History and the last man” de Francis Fukuyama, 18 “Lo que pedían los DPG en su versión filtrada era que los EEUU mantuviesen su preeminencia militar sobre Eurasia, impidiendo la ascensión de cualquier otro rival, y el fomento de una política de ataques preventivos contra estados sospechosos de estar desarrollando armas de destrucción masiva (ya se mencionó entonces la posibilidad de una nueva campaña contra Irak). Predecía, también, un mundo en el que las intervenciones norteamericanas en el extranjero, unilaterales o en coalición, serían constantes. Ni siquiera mencionaba a la ONU apenas un año después de que la Guerra del Golfo se hubiese ejecutado bajo mandato de su Consejo de Seguridad. Diez años después, en 2002, el National Security Strategy of the United States, documento que establece las líneas estratégicas oficiales norteamericanas, hacía suyo los conceptos de un 'internacionalismo distintamente americano' de ataques preventivos y de un gasto militar imbatible, aunque también mostrara una predisposición favorable a trabajar bajo el mandato de la ONU.” MANGLANO, Percival. “Los Neoconservadores”, Documentos del Grupo de Estudios Estratégicos. Colaboraciones n. 18. Septiembre 10 de 2003. Recurso electrónico disponible en http://www.gees.org/articulo/130/. 19 Es el principal documento del programa de George W. Bush “Su carta de intenciones defiende la idea de 'moldear un nuevo siglo favorable a los principios e intereses norteamericanos' mientras establece cuatro objetivos principales: aumentar considerablemente el gasto militar; fortalecer los lazos con los aliados democráticos y retar a los regímenes opuestos a sus intereses y valores; promover en el extranjero la causa de la libertad política y económica; y aceptar la responsabilidad del papel único de los EEUU para promover un orden afín a sus principios” Ídem. 20 Recurso electrónico disponible en http://www.voltairenet.org/article132100.html 21 Otro elemento de análisis dentro del neoconservadurismo es el predominante origen judío de sus principales exponentes y la participación de poderosísimas asociaciones y Think tanks israelíes asociados frecuentemente con sionismo radical. publicados ambos por primera vez en la revista “Foreing Affairs”, donde los neoconservadores también encuentran un espacio de expresión22. Los diarios “The New York Times” y “The Washington Post” han cedido espacios para la proyección de sus ideas en varias oportunidades. Sería imposible plasmar en estas líneas todos los centros de estudios, publicaciones y personajes que han sido vinculados total o parcialmente con el neoconservadurismo, pero nombres como Donald Rumsfeld, Dick Cheney, John Bolton, Stephen Hadley, Robert Kagan, Midge Decter, Richard Perle, George F. Will, William Safire, Michael Ledeen, Zalmay Khalilzad, no escapan a estos vínculos y muchos de ellos se adscriben públicamente a sus filas. Todos ellos y algunos más han contribuido a la construcción de una nueva política norteamericana desde las aulas y los medios de comunicación, herramientas valiosas que han sabido utilizar. III PARTE POLITICA EXTERIOR Si existe una materia donde los neoconservadores hayan enfatizado su producción intelectual y correspondiente activismo, ha sido en el rol de Estados Unidos frente al mundo y en el análisis del nuevo escenario internacional. Desplazado el imperio británico y derrotado el comunismo, E.E.U.U. no tenía contenientes a la vista. Esta vez el equilibrio estaba dado por el imperio de un solo Estado, y ante esta situación era necesario determinar cuáles eran las pautas para consolidar ese poder, para asegurarse los recursos más valiosos en el largo plazo y, sobre todo, para negarse a ser el líder únicamente del hemisferio Occidental –reconociéndose amenazado por China y la Unión Europea–, en un programa dirigido a la conquista del Oriente a cualquier precio. Con esta labor de construcción de una ideología clara, unas metas definidas, un procedimiento estratégico, un sistema de “valores” y la selección de los medios, fue que los neoconservadores ocuparon su lugar en la historia. Si bien algunas de sus doctrinas han sido aplicadas desde la era Reagan, estudiaremos su impacto y trascendencia en la actual era Bush donde han sido directamente percibidas y empleadas sin cuestionamientos previos23. 22 El debate posterior a Hungtinton y Fukuyama dentro de los neoconservadores, está planteado por el libro de Robert Kagan “ Of Paradise and Power: America and Europe in the New World Order”, Knopf Publishers, 2003. 23 DAALDER, Ivo H. y LINDSAY, James. “America Unbound: The Bush Revolution in Foreign Policy”. Washington D.C: Brookings Institution Press, 2003. Para llevar a cabo tales designios había entonces que asegurar la superioridad de E.E.U.U. desde la esfera más incontrovertible: la Industria militar. En el documento “Rebuilding America’s Defenses: Strategy, Forces and Resources for a New Century” que fue aplicado desde septiembre de 2000, se manifiesta abiertamente la intención de reforzar el posicionamiento militar en las bases norteamericanas del Sur de Europa, del Sureste de Asia y del Oriente Medio, de modernizar las Fuerzas Armadas incrementando su capacidad bélica, desarrollar una plataforma mundial de defensa misilística incluyendo el espacio extraterrestre y, por lo tanto, elevar el presupuesto de Defensa. Este plan fue concebido y puesto en práctica eficientemente si se tiene en cuenta que Estados Unidos, por sí solo, representó en año 2007, el 45 por ciento del gasto militar en todo el mundo, muy por encima de países como Reino Unido, China, Francia y Japón, de acuerdo al Informe anual de 2008 del Instituto Internacional de Investigación para la Paz (SIPRI), con sede en Estocolmo. Para el 2008 Estados Unidos habría hecho el mayor incremento en el gasto en defensa desde la administración de Ronald Reagan. Tal tendencia en alza constante ha sido estrictamente programada a partir de este documento. El fortalecimiento militar constituía el primer paso en el camino a tomar posesión de las regiones sobre las que no se tenía un control absoluto y que eran de importancia estratégica –qué otra cosa se podía deducir de semejante gasto en defensa en épocas de relativa paz. Esta plataforma de acción se vio favorecida, además, por los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. A partir de ese momento se encontró una excusa más para invertir en la guerra contra Oriente y se proyectó con éxito el siguiente paso: el elemento ideológico de la “La Guerra contra el Terrorismo”. Sin entrar en detalles, los atentados del 11 de septiembre fueron utilizados como justificación de la gran mayoría de las doctrinas posteriores, este ataque al “corazón del orgullo estadounidense” justificaba la posibilidad de acceder al recurso de la fuerza sin dilaciones, de detentar un poder ejecutivo omnipotente y, sobre todo, de reclamar para sí el papel mesiánico de implementador de los valores de occidente “libertad y democracia”, hasta el último rincón del planeta. La “Unitary Executive Theory” es una teoría de interpretación constitucional que sostiene que el Congreso no puede crear agencias independientes que ejerzan el poder ejecutivo, el cual está investido únicamente en el Presidente de la Nación, y que se fundamenta en la vesting clause del articulo II. John Yoo24, uno de los principales asesores legales de George W. Bush, ha adaptado esta teoría a las aspiraciones del Gobierno Bush, concluyendo que el presidente es el líder único de la rama ejecutiva y que, como tal, ni la rama judicial ni la legislativa pueden coartar su actividad. Con este fundamento, el presidente Bush empezó a adjuntar a la firma de las leyes que promulga reservas sobre la aplicación de éstas. Uno de los ejemplos más conocidos lo constituye la firma de la ley McCain que prohíbe el uso de la tortura, allí se indicó que dicha ley no podía restringir las acciones emprendidas por el ejecutivo para hacer frente al terrorismo. Este apoyo a la ampliación de los poderes del ejecutivo no proviene únicamente de su departamento legal, sino también de la escuela economicista, para quienes el derecho internacional es un simple instrumento del Estado y una limitación de sus propios intereses. Para estos estudiosos el “interés del Estado” es unitario y ese liderazgo político debe estar en cabeza del presidente, quien debe detentar un poder sin controles y autónomo. La Soberanía es reinterpretada por supuesto desde su visión más amplia. Eric Posner, discípulo directo de la Escuela de Chicago publicó en 2005 “The limits of International Law”, que recoge algunas de estas ideas. John Bolton, reconocido neoconservador –miembro de todos los think tanks neoconsevadores desde el American Entreprise Institute y el Jewish Institute for National Security Affairs (JINSA), hasta el National Rifle Asociation– y embajador de Estados Unidos ante la ONU entre el 2005 y 2006, publicó en el Chicago Journal of International Law en 2000, un artículo titulado “Should we take Global Gobernance seriously?” en el que afirma, refiriéndose al cumplimiento de las normas internacionales, que: “Los costos para los Estados Unidos –la autonomía constitucional reducida, la soberanía popular afectada, reducción de nuestro poder internacional y las limitaciones a nuestra política interna y exterior– son demasiado grandes, y la actual comprensión de estos costos es demasiado limitada para ser aceptada”25. 24 Autor del –tristemente– célebre “memorando para la tortura” publicado en marzo de 2003 y miembro activo del American Enterprise Institute. 25 Traducción de la autora. Texto original: “The costs to the United States--reduced constitutional autonomy, impaired popular sovereignty, reduction of our international power, and limitations on our domestic and foreign policy options and solutions--are far too great, and the current understanding of these costs far too limited to be acceptable". De manera que tanto el derecho internacional como la Organización de las Naciones Unidas, no deben ser óbice para la política externa estadounidense, la cual no debe someterse a ningún otro interés que no sea “el interés nacional”, y mucho menos el sometimiento a la jurisdicción de la Corte Penal Internacional, la que para este autor “(…) es una broma y nuestra no participación en ella, no plantea ningún problema material para nosotros en la conducción de nuestros asuntos”26. La doctrina va perfeccionándose: unilateralismo en reemplazo del multilateralismo, desautorización de la Organización de Naciones Unidas, desconfianza ante la regulación internacional, ampliación del poder del ejecutivo y, lo que sigue: ataques preventivos. Sin extendernos demasiado en un tema de connotada disputa, otra de las doctrinas utilizadas por el gobierno de George W. Bush es –como dijimos– la de los ataques preventivos: a partir de una acción condenable –por ejemplo, la “supuesta existencia de armas de destrucción masiva”– se despliega otra acción por lo general mucho mayor, con el objetivo de generar ventajas estratégicas. Ésta nunca ha sido una teoría bien recibida en el seno de las Naciones Unidas, que contempla que la única justificación de autodefensa, es la respuesta a un ataque armado, no a una “amenaza” y mucho menos a lo que los gobiernos de turno consideren “amenaza”. La invasión a Irak de 2003 es el mejor ejemplo de la aplicación de ésta y de las demás teorías acuñadas por los neoconservadores. La doctrina del “caos constructor”, cuyo origen se puede remontar a la obra de Leo Strauss, afirma que el verdadero poder no se ejerce en una situación de inmovilidad sino, por el contrario, mediante la destrucción de toda forma de resistencia. Sólo arrojando las masas al caos pueden aspirar las élites a la estabilidad de su propia posición27. La preocupación neoconservadora de fundamentar sus acciones en ideas claras, ha sido bastante fructífera, más aún si se analiza la cabida que estas y otras teorías han tenido en el pensamiento internacional. A pesar de resultar polémicas y agresivas para un sector, para la gran mayoría, sin 26 Traducción de la autora. Texto original: “The ICJ is a joke and our nonparticipation in it doesn’t pose any material problems for us in the conduct of our affairs”. 27 MEYSSAN, Thierry. “Los neoconservadores y la política del «caos constructor»”, recurso electrónico disponible en http://www.voltairenet.org/article142563.html embargo, contribuyen a la “manufacturación de consenso” de Noam Chomsky o al “Soft Power” de Joseph Nye28; este éxito no se les puede negar. CONCLUSION Podrían escribirse muchas páginas aún sobre los fundamentos del neoconservadurismo, sobre la discusión de si son más realistas que liberales o viceversa, sobre la influencia del pensamiento radical israelí, inclusive sobre su proyección a futuro una vez finalizado el impopular gobierno de George W. Bush. Sin embargo, resulta más valioso detenerse a observar qué puede interpretarse de su irrupción en el escenario internacional. Los neoconservadores nutrieron su pensamiento de los postulados más fuertes de la corriente realista como la prevalencia del poder militar y la naturaleza humana conflictiva. De los Liberales, no dudaron en adherir a las oportunidades económicas que planteaba el capitalismo y el mercado libre de regulaciones. Y, el que es a mi juicio el elemento creativo de este movimiento, no desatendieron los aportes constructivistas de los últimos años en el desarrollo de las ciencias sociales, retomando la importancia de los valores, la cultura y la identidad. Lo lamentable es que estos aportes fueron enfocados desde y para el interés exclusivo del mantenimiento de una hegemonía en el sentido gramsciano del término. Las propagación de las redes sociales, la globalización, el surgimiento de grupos de resistencia, la escisión Oriente-Occidente, el protagonismo de iglesias cristianas y judío-ortodoxas, todos estos son elementos que consideran los valores, la cultura y la identidad, vistos como meros instrumentos y no como finalidad. El actual escenario de posible recesión mundial, que provocó la fragmentación del principal postulado del neoliberalismo –la no intervención del Estado en la economía–, permite percibir que el modelo económico neoliberal no es la panacea que estos think tanks han pregonado y que tarde o temprano los 28 El poder blando es una expresión que nace como oposición al hard power (poderío económico y militar), y consiste en que el Estado debe concentrarse en desarrollar un método para inducir a terceros a adherirse a su voluntad, a través de la aceptación progresiva de los valores deseados, eliminando las resistencias y adquiriendo legitimidad. Joseph Nye fue asistente del Secretario de Defensa para asuntos externos del gobierno Clinton, y actualmente critica al gobierno Bush por la falta de atención al “soft power”. Sobre esto el articulo “The Decline of America’s Soft Power” publicado por la revista Foreing Affairs, edición mayo/junio de 2004. desequilibrios –naturales o provocados– exigen cambios radicales. La orientación de estos cambios estará fijada indefectiblemente por el hombre político, para el que será imprescindible un circulo intelectual poderoso. Ése es justamente el lugar en el que los neoconservadores han planteado una estrategia eficaz. Allí los neoconservadores no han pasado mucho por alto: son una fuerza ideológica que se transformó en una fuerza política a través de medios económicos y culturales, en un acertado plan de Ingeniería política. No se les pasó nada, excepto las buenas intenciones.
Report "LA ESTRATEGIA NEOCONSERVADORA: Análisis de su trascendencia y método"