FRATERNIDAD DE CRISTO SACERDOTE Y SANTA MARÍA REINAE A XPOSICIÓN DE RODILLAS El sacerdote revestido expone el Santísimo Sacramento como de costumbre. CCIÓN DE GRACIAS Jesús es el rostro de la verdad, es el rostro de Dios. Jesús es esto: la Verdad, la cual, en la plenitud de los tiempos, "se hizo carne" (Jn. 1,1.14), que vino entre nosotros para que la conociéramos. La verdad no se aferra como una cosa, la verdad se encuentra. No es una posesión, es un encuentro con una Persona. Pero, ¿quién nos hace reconocer que Jesús es la Palabra de la verdad, el Hijo unigénito de Dios Padre? San Pablo enseña que «nadie puede decir: “Jesús es el Señor”, si no está impulsado por el Espíritu Santo» (1 Cor. 12,3). Es solo el Espíritu Santo, el don de Cristo Resucitado, quien nos hace reconocer la verdad. Jesús lo define el "Paráclito", que significa "el que viene en nuestra ayuda", el que está a nuestro lado para sostenernos en este camino de conocimiento; y, en la Última Cena, Jesús asegura a sus discípulos que el Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, recordándoles sus palabras (cf. Jn. 14,26).? (S.S. Francisco, 15 de mayo de 2013) En esta noche, hemos venido a la presencia del Señor Jesús, hecho carne y hecho eucaristía para nosotros. Seguros de que él es la Verdad, queremos adorarlo y darle gracias, alabarle y pedirle perdón, pedirle su Espíritu Santo pues estamos necesitados de su luz, queremos que renueve nuestras vidas. (breve silencio) (breve silencio) Un solista recita despacio la siguiente acción de gracias a Jesucristo por su Madre, mientras se intercala alguna antífona, como por ejemplo Magnificat. (Cfr. CEC 721-726) 1. Gracias, Jesús, presente en la Eucaristía, por María, tu Madre, la siempre Virgen, obra maestra del Espíritu Santo. En ella, el Padre ha encontrado la Morada para que tú y el Espíritu Santo podáis habitar entre los hombres. 2. Gracias, Jesús, presente en la Eucaristía, por manifestar en María, tu Madre, las "maravillas de Dios", por medio del Espíritu. Nos unimos a su cántico al Padre, en el Espíritu Santo, que es acción de gracias de todo el pueblo de Dios y, por tanto, de la Iglesia. 3. Gracias, Jesús, presente en la Eucaristía, por tu Madre María en la que el Espíritu Santo realiza el designio benevolente del Padre concibiéndote a ti el Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo. 4. Gracias, Jesús, presente en la Eucaristía, por tu Madre María, que llena del Espíritu Santo, te presenta a ti, el Verbo en la humildad de su carne dándolo a conocer a los pobres y a las primicias de las naciones; porque por medio de ella has entrado en comunión con los hombres "objeto del amor benevolente de Dios", y los humildes son siempre los primeros en recibirle: los pastores, los magos, Simeón y Ana, los esposos de Caná y los primeros discípulos. 5. Gracias, Jesús, presente en la Eucaristía, por tu Madre María que por medio del Espíritu Santo como nueva Eva se convierte en madre de los vivientes y madre de la Iglesia siendo la unión de los apóstoles que perseveraban con ella en la oración. 6. Gracias, Jesús, presente en la Eucaristía, que por el sí de María a tu Encarnación, el Espíritu Santo pudo formar tu cuerpo santísimo que hoy adoramos en este sacramento. Ella nos enseña a ofrecernos también nosotros junto contigo al Padre. T IEMPO DE MEDITACIÓN SENTADOS ectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 12-14. 2, 1-13 Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que está próximo a Jerusalén, la distancia de un camino sabático. Y cuando llegaron, subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro y Juan; Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago el de Alfeo, Simón el Zelota y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, y de María la madre de Jesús, y de sus hermanos. Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos con un mismo objetivo. De repente vino del cielo un ruido como una impetuosa ráfaga de viento, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; se llenaron todos de Espíritu Santo y se pusieron a hablar en diversas lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. TEXTO PARA LA MEDITACIÓN. Catequesis de S.S. Francisco, 15 de mayo de 2013) (a desarrollar por el director, en este momento se pueden intercalar cantos o antífonas apropiadas) El Espíritu Santo recuerda e imprime en los corazones de los creyentes las palabras que Jesús dijo, y precisamente a través de estas palabras, la ley de Dios, se inscribe en nuestros corazones y en nosotros se convierte en un principio de valoración de las decisiones y de orientación de las acciones cotidianas; se convierte en un principio de vida: (…) es el corazón el que debe convertirse a Dios, y el Espíritu Santo lo transforma si nosotros nos abrimos a Él. El Espíritu Santo, entonces, como promete Jesús, nos guía "en toda la verdad"; (…) nos hace entrar en una comunión siempre más profunda con Jesús, dándonos la inteligencia de las cosas de Dios. Probemos a preguntarnos: ¿estoy abierto a la acción del Espíritu Santo, le pido para que me ilumine, y me haga más sensible a las cosas de Dios? Esta es una oración que tenemos que rezar todos los días: Espíritu Santo, haz que mi corazón esté abierto a la Palabra de Dios, que mi corazón esté abierto al bien, que mi corazón esté abierto a la belleza de Dios, todos los días. ¿Cuántos de ustedes rezan cada día al Espíritu Santo? Pensemos en María que «conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón " (Lc. 2,19.51). La recepción de las palabras y las verdades de fe, para que se conviertan en vida, se realiza y crece bajo la acción del Espíritu Santo. En este sentido, debemos aprender de María, reviviendo su "sí", su total disponibilidad para recibir al Hijo de Dios en su vida, que desde ese momento la transformó. A través del Espíritu Santo, el Padre y el Hijo establecen su morada en nosotros: nosotros vivimos en Dios y para Dios. ¿Pero nuestra vida está verdaderamente animada por Dios? ¿Cuántas cosas interpongo antes que Dios? P RECES POR LOS SACERDOTES El pasado 15 de mayo el Papa Francisco, invitó a todos los fieles a rezar por los pastores de la Iglesia. Nosotros tenemos necesidad de sus oraciones, porque también el obispo y el sacerdote pueden ser tentados. Los obispos y los sacerdotes deben rezar tanto, anunciar a Jesucristo Resucitado y predicar con valor el mensaje de salvación. Pero también nosotros somos hombres y somos pecadores; y somos tentados. Recen por nosotros para que seamos pobres, para que seamos humildes, mansos, al servicio del pueblo. A nuestro Santísimo Padre el Papa, R/. Dale, Señor, tu corazón de Buen Pastor. A los Obispos, R/. Dales la plenitud de tu Espíritu y hazlos fieles a tu Evangelio. A los Sacerdotes, R/. Dales amor a su sacerdocio y fidelidad hasta la muerte. A los Párrocos, R/. Concédeles ejercer su ministerio con amor, humildad y actitud de servicio. A los confesores y directores espirituales, R/. Infúndeles tu Espíritu y dales tu celo ardiente por la salvación de los hombres. A los misioneros, R/. Que lleven tu palabra a los que no te conocen y su vida sea el mejor testimonio de lo que predican. A los que trabajan con los pobres y los jóvenes, con los presos y los enfermos, R/. Asístelos en su apostolado y dales fortaleza y constancia. A los sacerdotes pobres, R/. Llénalos de Ti, Señor. A los sacerdotes en crisis, R/. Sostenlos en la lucha y muéstrales tu camino. A los sacerdotes calumniados y perseguidos, R/. Dales mansedumbre y un corazón capaz de perdonar. A los sacerdotes enfermos y ancianos, R/. Ilumina su vida con tu presencia y dales tu paz. A los Sacerdotes que sienten el peso de su soledad, R/. Déjalos en el corazón de tu Madre, Señor. A todos tus sacerdotes, R/. Infúndeles tu Espíritu para que se transformen en Ti. OREMOS. Corazón de Jesús, Corazón lleno de celo por la gloria del Padre, te rogamos por todos los Sacerdotes, llénalos de fe, de celo y de amor. Amén. B ENDICIÓN Y RESERVA
Report "HORA SANTA EUCARÍSTICA-MARIANA EN PENTECOSTÉS"