Ho y no ma ta ro n a na d ie.pdf
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HOY NO M ATARON A NADIE José M iguel Jiménez M artín I edición – agosto 2015 © José M iguel Jiménez M artín Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos. INDICE Hoy no mataron a nadie Operación conejo Dispositivo anti atracos Operación Atocha Mujer policía PRIMERA PARTE HOY NO MATARON A NADIE vale. ―Ni pero ni hostias. según rezaba en el cartel de hierro forjado colocado a uno de los lados de la puerta. Esto parece una ratonera. Unos minutos después. ―Pero esto parece una cárcel. A pesar del ruido realizado para doblar la valla que rodeaba completamente la parcela ningún vecino de la urbanización parecía haberse percatado de la presencia de los tres intrusos. El coche se queda aquí. Tras encender unas linternas le alcanzaron y los tres individuos comenzaron a dar una vuelta alrededor del recinto. ábrete. ese perro es un acojonado y no ladra ni a los gatos. ―¿Y ahora qué? ―el legionario. se acercó a su colega mientras se alejaba el tipo que les había llevado hasta allí. con lo que se. Colocada sobre una rampa para el acceso de los vehículos a la finca. cómo describiría al día siguiente una vecina a un periodista de sucesos desplazado hasta la vivienda. No pasa nada. era un perro educado para recibir visitas. hay una caseta ―uno de los asaltantes apuntó con la linterna al pasar al lado de un merendero de mimbre. un gran danés. ―Pues créetelo. A pesar de firmar la colaboración con un apretón de manos. Antes de llegar a la retaguardia del enorme edificio de hormigón blanco atravesaron un campo repleto de corpulentas encinas y un pequeño cenador rodeado de rosales. En caso de que el modelo no tenga la ventana siempre quedar la opción de romper a las bravas el cristal de la parte del conductor. Después de unos segundos de deliberación los dos tipos siguieron al que parecía ser el jefe de la banda. El que no lo tenga claro que se dé la vuelta ―añadió mientras abría la puerta―. Sentados en los taburetes de la barra de un bar de uno de los barrios de la periferia madrileña el tipo les convenció entre botellín y botellín de los beneficios que obtendrían en la operación. ―¿Cómo lo sabes? ―el conductor del vehículo tocó el pedal del freno. ambos se encontraban atados y ninguno pareció percatarse de la llegada de los inesperados invitados a la parte trasera de la vivienda. La Urbanización M onte Príncipe se encontraba en absoluto silencio y comenzaba a refrescar suavemente. ―Vale. haciendo palanca. Espero que no sea una trampa. ―No sé. Ya os dije que no podíamos esperar a que vuestro colega saliese del talego. lograban doblar una valla metálica de más de dos metros de altura situada en la parte trasera de la extensa finca. ―Están terminando de instalar el circuito de vigilancia ―el tipo que iba sentado en el asiento trasero le volvió a contestar tras confirmar de un vistazo que la caseta del guarda tenía las luces apagadas―. ni ladraba ni mordía. Dormía plácidamente y ni se inmutó ante la presencia de los asaltantes. tío. ―No me creo que en este pedazo de casa no dispongan de alarma ―el legionario trató de medir con la vista la altura del chalet/fortaleza al que el terceto trataba de acceder. Romper el bloqueo del volante. ―¿Estás seguro?―se incorporó el ocupante del asiento del copiloto que hasta ese momento no se había percatado de la existencia del puesto de guarda que daba paso a la urbanización―. parte la horquilla. parecemos novatos! Los tres tipos se plantaron cargados con un par de bolsas frente al amplio portalón de acceso al recinto donde se ubicaba la villa de los M artus. acción previa al arranque del motor. todavía con las llaves del 1500 en la mano. no me fío de ese pez gordo que dices que conoces ―insistió tras volver a recostarse en el asiento del copiloto―. ―M ira.. la puerta estaba cercada a cada lado por un par de muros de mampostería circulares unidos por un travesaño también de mampostería blanca que rodeaba completamente la puerta. ―No pasa nada. ―Es aquí. el vehículo se pone en marcha. ―Ya veremos si no tenemos que salir por patas ―proclamó el legionario antes de llegar a lo que parecía una puerta trasera para uso del personal de servicio. como es abrir la cerradura de la puerta con una llave de abrelatas y poner en marcha el vehículo buscando el punto con el mismo instrumento. El tipo que iba en el asiento de atrás miró su reloj: pasaban cinco minutos de las doce de la noche. ―¡Que sí. Algunos . A pesar de que una semana después. poder divisar a través de las copas de unos árboles la parte alta de los muros exteriores de la lujosa villa que a unos setenta metros de distancia sobresalía por encima de la puerta de entrada a la finca. ―Entraremos por la parte de atrás ―respondió mientras giraba la cabeza para cerciorarse de que nadie les había seguido. corresponde al motor de arranque para evitar que éste se queme. en la travesía de los Rosales. y en ese momento separan el hilo que. De todas formas. una jodida ratonera ―se quejó de nuevo el conductor del vehículo al ver los altos muros que cercaban la puerta de entrada a la finca mientras mantenía encendido el motor con la primera marcha metida. El legionario ya había expresado sus dudas justo una semana antes cuando se citó junto a su colega con un tipo que se les había presentado como un experto ladrón que había participado como cabeza pensante en alguno de los golpes más espectaculares que se habían dado hasta ahora. ―Joder.. al legionario le seguían asaltando las dudas de la viabilidad real del proyecto. claro. ―¡Vamos! ―el que parecía llevar la voz cantante comenzó a caminar rodeando la valla que cercaba la finca. ya te he dicho que la información me la ha dado alguien que la conoce perfectamente ―respondió el jefe de la banda mientras comprobaba que en la otra caseta el segundo animal dormía plácidamente. el legionario seguía creyendo que una cosa era dar un palo rápido a una farmacia o a una gasolinera a las afueras de la ciudad con un simple bardeo o una recortada y otra bien distinta asaltar un chalet dentro de una urbanización que debía contar con un eficiente servicio de seguridad privado. tampoco presenta especiales molestias: basta con forzar el giro de un fuerte volantazo. La familia disponía de un segundo sabueso pero. debido a que cada marca tiene un color determinado para los diversos cables. Tras unas dudas resueltas sobre un pequeño croquis dibujado en una hoja giró hacía la calle de los Tilos. legionario. forzando la vista. están desconectadas. Es al final de la tercera calle. ―Deja de quejarte y tú sigue. o abrirlo con un destornillador. Andando. como el primero. El can. ―¡Joder. me tienes hasta los cojones con tantas preguntas ―respondió bruscamente mientras bajo sus pies sacaba una pistola que llevaba dentro de una bolsa―. sólo unos pocos utilizan métodos que requieren maña. si no te atreves. joder. Con el motor al ralentí el vehículo se detuvo al final de la travesía frente a un portalón en el que se divisaba un letrero de hierro forjado. y una vez dentro se arrancan los hilos debajo de la ranura de la llave de contacto. La vivienda continuaba en completo silencio. No es difícil la maniobra.I ―No te preocupes. el penúltimo día del mes de mayo del ´79. la operación daba comienzo sólo unas horas antes cuando el legionario y su colega hacían un puente en los cables del motor de arranque de un SEAT 1500 tras aplicar el manual de procedimiento: romper de un golpe el cortavientos. Entre los "robacoches". ―Pero. no secuestradores. Entraremos todos y ya está ―medió el tercer hombre desde el asiento del copiloto mientras apagaba un cigarrillo. El vehículo cruzó la entrada de la urbanización y avanzó lentamente a través de los árboles centenarios de la avenida de los Almendros. Al menos eso les había parecido. aprovechando una zona alejada del resto de viviendas. El legionario y sus compañeros tuvieron que alejarse un poco para. hasta la semana que viene no lo tendrán conectado. Unidos todos los cables. que me lo ha asegurado gente de dentro! ―el del asiento de atrás levantó la voz ante la insistencia de los compañeros de viaje―. ―¿Estás seguro? ―el conductor volvió a manifestar sus dudas. un grupo ultraderechista allana un local de abogados laboralistas en la calle Atocha y mata a 5 de ellos a sangre fría. Los dos hombres. 28/01. ―Ir descolgando los cuadros y meterlos en las bolsas… ―ordenó el jefe del comando a los otros dos asaltantes―. ―Están cerrados con llave ―señaló el legionario tras forcejear con un armario de la habitación del matrimonio. no parecía haber nadie. ―¡Joder! ¿Y éste es el que dices que fue paracaidista en la Legión? ―el jefe de la banda cabeceó hacía los lados auto inculpándose de haberle aceptado en el proyecto mientras sacaba una pequeña palanqueta de una bolsa de mano. presentadora de televisión y esposa de un reconocido cantante. El secuestro de Natacha. Pero lo que más pesaba sobre todos los españoles era que un atentado de esa magnitud pudiese repetir la concatenación de trágicos acontecimientos de aquellos famosos 7 días de finales de enero del ´77 {también conocidos como l a Semana Negra: 23/01. A primera vista. que acababa de acostarse. Lo mejor había quedado para el final: Estados Unidos. Atemorizada. hiriendo a dos más} que sembraron el terror y casi se llevan por delante lo que comenzaba a conocerse como el proceso modélico de la Transición. Tras unos segundos. La mujer. Al final nos van a trincar con tanta cháchara. puesto que no queda totalmente roto el bloqueo. por la mañana se da a conocer que el Grapo ha secuestrado al teniente general Villaescusa. sorprendidos por la falta del marido de Natacha. las acusaciones mutuas de formaciones colocadas a ambos extremos de la reinstauración de la democracia y las esperadas represalias por el brutal atentado de la cafetería California de la calle Goya estaban nuevamente en boca de todos. ―¡Abrid la puerta y callaros de una puta vez! ―medió el tercer asaltante mientras se ponía una media sobre la cabeza―. La vivienda se encontraba completamente a oscuras y sólo se filtraba levemente el reflejo de la luna en el salón principal a través de una ventana que permanecía con las persianas levantadas. durante la manifestación de protesta por el asesinato del día anterior otra estudiante fallece tras recibir en la cabeza un impacto de una bomba de humo lanzada por la policía que trataba de disolver (a palos) la manifestación. como en el caso de Oriol y Villaescusa. El promotor del proyecto ya les había avisado que otro modelo de la casa. hija de un marqués. un exclusivo club social y zonas comerciales en parcelas individuales de más de 4000 metros cuadrados. que le acompañaron en parte de las galas. ya les había llevado casi una media hora desde que dejaron aparcado el 1500 frente a los muros de la puerta que daba acceso al recinto. y en cualquier giro puede quedar fijo el volante. 26/01.000 trabajadores realizan un paro total reclamando la amnistía y la fuerza pública da muerte a un trabajador durante una manifestación en Pamplona. el jefe de la banda levantó la mano de su boca al comprobar que la señora había entendido plenamente sus palabras. ―¿Y por qué no echaste también una cizalla? ―el legionario volvió a la carga―. ―No abra la boca y no le pasará nada. Su última gira había comenzado con seis semanas en la isla de Puerto Rico seguida de toda Centroamérica para continuar con más de doscientos recitales en tres largos meses en tierras mexicanas. En unos casos para inyectar su dinero en la tesorería. El señor. si es eso lo que buscan. por la noche. gente gritando. clínicas. armados con sendas linternas. no debían ser asiduos a la cobertura que desde el papel cuché daban a sus recitales. Los atracadores. dos horas intensas en las que cabían los estrenos y las viejas melodías acogidas con las consabidas ovaciones de reconocimiento nada más comenzar sus primeros acordes… El cantante llevaba más de año y medio sin actuar en España. A su lado izquierdo. para forzar algún cambio de cromos. la Triple A anuncia que si Oriol (presidente del Consejo de Estado y secuestrado el 11 de diciembre del año anterior) y Villaescusa son asesinados por el Grapo pondrán en marcha la anunciada noche de los cuchillos largos. La puerta de servicio debía ser el último de los impedimentos para acceder al interior de la vivienda de los M artus. si es eso lo que la preocupa ―le aclaró el compañero del legionario mientras la seguía apuntando con una pistola sobre su cabeza―. la señora de la casa. El único punto débil que debía contar aquella vivienda desde la que sus ocupantes podrían haberse defendido hábilmente de un asedio colocando arqueros en las terrazas y ventanas estrechas y verticales que rodeaban los muros exteriores. sobrina de conde. ―No tenga miedo. ―¿Dónde están las llaves? ―En la mesilla ―respondió Natacha mientras los dos hombres seguían apuntándole con las linternas. en represalia. ―No tengo alhajas. El show debía continuar. Los tres individuos no tardaron en forzar una puerta trasera que debía ser utilizada habitualmente por los sirvientes. quédese boca abajo ―dos de los asaltantes llegaron al dormitorio principal de la vivienda y rodearon la cama de matrimonio. obedeció y se giró lentamente hacia su lado derecho. ―No se preocupe señora ―interrumpió el legionario que acababa de entrar en la habitación tras dar una pequeña vuelta por el resto de la casa ―. como rezaba en la publicidad a toda página que los promotores de la urbanización insertaban periódicamente en la prensa. si sigue nuestras instrucciones no le pasará nada. que no se rocen. La Eta y el Grapo habían realizado varios secuestros sonados a personas con posiciones económicas más que acomodadas. ponga las manos sobre la nuca y dese la vuelta. El país todavía seguía sobresaltado tras el atentado sufrido el sábado anterior en la cafetería California en el que una bolsa con cinco kilos de goma-2 había acabado con la vida de ocho personas. acababan de regresar del tour tras hacer escala en M éxico. con una de sus manos―. pudieron comprobar la cara de sobresalto de Natacha. 24/01. a un coronel de la Guardia Civil. como el 1430 o el 124 de gran aceptación entre el gremio de la delincuencia por su potente cilindrada. ―Quédese quieta. ―No somos terroristas. Chicago y otro montón de ciudades para terminar en el Carnagie Hall de Nueva York. Con él ruido que hemos hecho doblando la valla nos han tenido que oír hasta en M adrid. muere tiroteado por la espalda un estudiante a manos de elementos fascistas durante una manifestación pro amnistía. sólo queremos el oro ―le susurró al oído el que llevaba la voz cantante tras taparle la boca suavemente. Esta posibilidad había provocado varios accidentes de delincuentes con coches robados. sólo díganos donde tienen las joyas y nos marcharemos en seguida. en el País Vasco 150. la familia Figueroa cumplía sobradamente con todos los parámetros exigibles por las cúpulas de las dos bandas terroristas para poder hacer frente a un rescate millonario con el que seguir financiando sus actividades. hubiese dado demasiado el cante al atravesar las calles interiores de aquel complejo residencial de las afueras de M adrid en el que se prometían todo tipo de comodidades a los futuros compradores: colegios. “Un espectáculo a lo grande”. La señora y los niños. En el extranjero. ―¿Y la señora? ―preguntó el legionario apuntándola con la linterna. El asunto. Enseguida habían funcionado los paralelismos con el atentado que cinco años antes se había llevado por delante en otra brutal explosión la cafetería Rolando en la calle Correo frente al edificio de la Dirección General de Seguridad. el Paladium de Los Ángeles en Hollywood. Teatros abarrotados. . desde Buenos Aires hasta M ar del Plata pasando por Córdoba y Rosario. Los contratos estaban para cumplirlos. pero con firmeza. un conocido cantante.delincuentes tienen problemas con esta operación en determinadas marcas de coches. ¿Hay más gente en la casa? ¿Dónde está su marido? ―Fuera ―contestó Natacha tratando de identificar la voz de los dos hombres que con la cara cubierta con medias de mujer le acosaban desde ambos lados de la cama―. con cuidado. escritora. estaba de gira en Latinoamérica cómo habían publicitado ampliamente la televisión y las revistas del corazón. el Grapo consigue matar a 3 policías. En otros. el Grapo intenta matar. se agarró con fuerza a la almohada. Sólo díganos dónde tiene el colorao. 25/01. ―No hagan daño a mis hijos ―acertó a decir Natacha con voz entrecortada. Hasta allí se había desplazado su familia para celebrar el bautizo del pequeño de la casa. se convertiría en un nuevo martillazo sobre la todavía endeble entente que se había creado tras el final del régimen anterior. Como entonces. entre unas cosas y otras. M iami. Las fechas previstas continuarían por tierras uruguayas y argentinas donde tenía firmadas galas para un mes completo. A pesar de que. ―¿Órdenes… pero de quién? ―Natacha trató de aprovecharse del arrebato de sinceridad del jefe de los asaltantes. llevaba la cara tapada con una media. se dirigió a la habitación de los tres hijos menores de edad del matrimonio bajo la atenta mirada del hombre que la apuntaba con la linterna y una pistola del 9 largo. ante los reiterativos pretextos esgrimidos por los secuestradores para justificar su violenta acción. por otra parte). ―Usted vístase ―la ordenó mientras regresaba a la puerta de la habitación tras encender una lamparita junto a la cama―. Los colegas. El atraco había comenzado a las siete de la tarde y hasta bien entrada la noche no regresó el señor de la casa junto al mayordomo. se quedaron alucinados al ver como ésta continuaba tranquilamente preparando la cena en la cocina mientras los asaltantes esperaban al ex procurador en el salón. Natacha. continuaban desvalijando los cuadros. Pero el que está por encima de mí y nos ha mandado hacer esto… En fin. advirtiéndole. Procure no mirarnos nunca a la cara. se atrevió incluso a aclararles algunos conceptos políticos que en su opinión no parecían tener del todo claro. la envidia entre las estrellas más rutilantes y la lucha soterrada por los mejores contratos no parecía suficiente para llegar al extremo de planificar un secuestro o el allanamiento de una vivienda. Cuando pensaban que su llegada les facilitaría una buena suma de dinero. En el ´43 se atrevió a firmar un escrito junto a otros 26 procuradores reclamando a Franco que devolviese la jefatura del Estado a la Corona tal como había prometido. eres una persona a la que admiro y por la que tengo gran simpatía pero esto lo hacemos por tu marido. ―La chequera está a nombre de mi marido y de mi padre ―contestó Natacha sin dejar de mirar hacia el cabecero de la cama―. Los cuatro encapuchados (uno de ellos detrás de unas gafas negras y un pañuelo de color verde) seguían sin salir de su asombro. la familia Valdecasas había sufrido un secuestro en su propia vivienda en términos parecidos que se saldó. el catedrático y ex procurador en Cortes se negó a firmarles ningún cheque ante la incredulidad de los asaltantes que acabaron desistiendo cuando ya amanecía. en la planta baja. pueden coger lo que quieran. respetuoso. No disponemos de ninguna caja de seguridad ni nada parecido. Abajo. sólo un poco de resentimiento. eso sí. aquello no fue más que un vulgar atraco a mano armada que se demoró más de lo previsto por los secuestradores que trataron en vano de convencer a Valdecasas para que les firmase un talón por valor de tres millones de pesetas. esperó de medio lado junto a la puerta mientras la señora se ponía una bata. El menor de ellos contaba sólo con cinco meses de vida. tras casi nueve horas de tira y afloja de los asaltantes con el propietario de la vivienda. ¡Vamos. De todas formas. Si algo quedaba claro de su extensa biografía es que nunca se había plegado a intereses que no considerase honestos y que cuatro encapuchados no iban a sacarle ni un solo céntimo de su cuenta corriente por muchas amenazas que recibiese. personalmente. ―¿Y el talonario? ―el jefe de la banda pareció reaccionar tras unos segundos de ofuscación al comprobar que no había rastro de ningún tipo de caja fuerte en el dormitorio―. con mi firma no es suficiente para sacar el dinero. Como el marido se demoraba. nada. los compinches comenzaron a emplearse a fondo descolgando los cuadros y los discos de oro que poblaban las paredes de un amplio salón. en una urbanización contigua. ―De tres ―Natacha se sentó en un sillón de terciopelo marrón tratando de repasar una imaginaria lista de enemigos de su marido. una vez vestida. Esta vez fue detenido y confinado en Alcañiz. Valdecasas estaba preparado para eso y mucho más: diputado en las primeras Cortes Constituyentes de la Republica (llegó a ser el secretario de la comisión redactora de la Constitución) y participante en la creación de la Falange del llamado acto fundacional del Teatro de la Comedía (aunque quince días después abandonó el partido de Primo de Rivera al conocer cuáles eran sus ideas). Valdecasas. La señora respondió poniéndose a coser. hay muchas cosas de gran valor. No me ha dado esa llave de los armarios. La pareja regresó al dormitorio principal de la vivienda. Bueno. Tras allanar la vivienda que estaba habitada únicamente en esos momentos por la señora Valdecasas. Natacha se colocó en el borde la cama mirando hacia el cabecero mientras el jefe de la banda registraba todos los armarios a la búsqueda de la ansiada caja de caudales seguramente empotrada tras alguno de los muebles de la habitación. ―Ya… ¿y la caja fuerte? ―No tenemos. Lo normal es que se encontrasen en alguna de sus páginas. que tras sacarlos de los marcos. En el mundo de los artistas eran conocidos los codazos y las zancadillas que se llegaban a poner para alcanzar el estrellato. con el robo de las alhajas y todo el dinero que los cuatro encapuchados pudieron arramblar antes de que saliese el sol. Cuando se descubriese el pastel los primeros en llegar serían los peritos de la policía a la búsqueda de huellas o cualquier pista que les pudiese llevar hasta los autores materiales e inmateriales del asalto. Con las luces apagadas y sólo iluminados por las linternas. A la señora de la casa le enseñarían el libro de fichados para que pudiese señalar a los tres tipos que habían abordado su dormitorio. mientras Natacha terminaba de ponerse la bata. ―¿De cuántos teléfonos disponen? ―el jefe de la banda no contestó a la pregunta. ―¿Cómo? ―el secuestrador se paró bruscamente antes de volver a la habitación del matrimonio―. ―¡Abajo! ―respondió enfadado―. las instrucciones eran evitar cualquier tipo de detalle que pudiese servir en una identificación posterior. los iban enrollando dentro del par de bolsas de deportes que habían traído consigo. M e parece que las cosas se van a complicar. como sus colegas. De todas maneras. la instaron a entregarle todas las joyas y el dinero en metálico que hubiese en la vivienda para poderse marchar cuanto antes. que en lo sucesivo extremase la atención en cuanto a la inobservancia y cumplimiento de las normas. ―En casa no tenemos costumbre de guardar demasiado dinero ―Natacha salió del cuarto de los niños y comenzó a avanzar tímidamente por el pasillo tratando de alejarle de aquella habitación―. Lo siento por ti ―le anunció antes de entrar en el salón donde los compinches habían comenzado a desarmar la vivienda―. No me diga que tampoco disponen de cuenta corriente. Aunque los secuestradores comenzaron arguyendo razones políticas para justificar sus acciones bajo pretextos tan peregrinos como el de “despojar de sus joyas a los aristócratas para acabar con el fascismo antidemocrático”. Natacha tendría pocas posibilidades de acertar en un álbum en el que todos parecían cortados por el mismo patrón. El jefe de la banda. impulsó un nuevo documento junto a más de 50 catedráticos afirmando que el Conde de Barcelona era la única persona que podía reconciliar a todos los españoles. ¿Lo ha entendido? Natacha asintió con un gesto con la cabeza. A pesar de tener una pistola sobre su sien durante toda la noche. Dos años antes. ―¿Dónde está el dinero? ―el jefe de la banda le preguntó desde la puerta de la habitación de los peques mientras Natacha comprobaba como los dos niños y el bebe permanecían dormidos. Valdecasas no pareció asustarse ante el apercibimiento recibido y al año siguiente. cuanto menos tiempo pasasen en la casa menor serían los riesgos de ser descubiertos. ―Espere ―la sujetó por el brazo―. Tras entregarle la llave que guardaba en la mesilla. convencido de que el dictador debía cumplir su palabra. ―¿Pero que tenéis contra él? ―Yo. no intente tomar el pelo a una persona que va armada! ―Es la verdad ―Natacha comenzó a bajar los primeros escalones que llevaban hasta un salón poblado de estanterías llenas de libros―. . Sin trucos. llegó a ser subsecretario de Educación Nacional en el primer gobierno franquista.―Eso es cosa mía ―el jefe les hizo una seña con la linterna para que saliesen de la habitación―. yo sólo cumplo órdenes. Los cuatro asaltantes no salieron de su asombro. Vosotros encargaros de los cuadros. este se negó a firmar ningún talón a pesar de que los cuatro encapuchados le estuvieron apuntando con sus armas hasta el amanecer. El Caudillo le cesó de todos sus cargos buscando más la corrección de la falta que la sanción de la misma. salvo que fuesen extranjeros y alguien los hubiese contratado expresamente para el golpe o no contasen con antecedentes penales o policiales (cosa rara. Lo cierto es que la familia Valdecasas demostró ser de armas tomar. ―Le digo que no tenemos ningún Rembrandt. será mejor que nos acompañe. Con el cambio de planes propuesto se acababa de dar cuenta que sería mejor ir racionándolos. Otro fallo en el debe de la banda. ―Súbelas a la planta de arriba ―el jefe del comando señaló de nuevo al legionario con la linterna. estoy segura de que ni siquiera está convencido de lo que está haciendo. Ni siquiera la mayoría de las personas que conozco. La doncella se desperezó. no va a pasar nada ―Natacha trató de calmar a la doncella al ver su aterrorizada cara. ¡Venga. Tras sentarse en uno de los sofás se subió la media para encenderse el primer cigarrillo de la noche y echar un trago al refresco que había cogido de la nevera. ¿Dónde está el Rembrandt? ―se giró hacia la señora tras comprobar el contenido de las bolsas. el Rembrandt. comenzaban a acumularse los marcos vacíos y otros objetos que habían sido descartados por su menor valor o gran tamaño. ―¡Arriba las dos! ―el jefe de la banda entró en la habitación. trató de incorporarse y encendió de manera automática la lamparita de la mesilla. entiendo sus dudas ―la voz de Natacha se mostraba cada vez más convincente―. El reloj de pared del salón marcaba las dos de la mañana. El cuarto de la chica estaba situado justo al final de una de las alas de la planta baja y ninguno de los tres asaltantes se había molestado en darse una vuelta completa por la vivienda abriendo las puertas de las numerosas habitaciones que la poblaban. ―Entre y procure que no se asuste ―el jefe de la banda le ordenó al llegar al cuarto de la chica―. ―¿Dónde lo guarda? ―la interrogó tras cerrar la puerta. ―¿Es la primera vez? ―insistió Natacha―. ¿Intenta sonsacarme? ¿Es que cree que le voy a decir quién nos ha contratado? ¿Sabe que lleva preparándolo desde hace más de año y medio? ―metió la mano en el interior del frigorífico y sacó un refresco. Natacha se agachó y le susurró unas palabras al oído tratando de no sobresaltarla. Es más. Había algo personal. ¿Por qué no habría de hacerlo? No se quién le habrá dado esa información… ―¿Qué hace? ―el secuestrador abrió la nevera―. A pesar de la invasión que estaba sufriendo la villa de los M artus la doncella dormía plácidamente ajena al jaleo armado en la biblioteca. ―Ese hombre no es amigo mío. no somos ni anarquistas ―el legionario hizo ademán de sentarse junto a Natacha. Agarrar las huchas de los pequeños de la casa hubiese sido demasiado miserable e indigno para un golpe del nivel que se suponía se estaba llevando a cabo. Ni siquiera una cajita metálica con el dinero en efectivo. ―¿Qué? ―respondió el legionario. ¿lo han entendido? ―No se preocupe ―le respondió Natacha sin soltar la mano temblorosa de la doncella. ―Ya le he dicho que no somos políticos.―Acompáñala y desconéctalos todos ―el jefe de la banda le dio la orden al legionario. Abajo continuaba el registro exhaustivo de la vivienda: desde las cajoneras de todos los armarios hasta las vitrinas llenas de recuerdos y de objetos de valor obtenidos en las giras del señor por todo el mundo eran sacados con violencia. ―Tranquila. ni siquiera hemos visto ningún cuadro como el que nos dijiste. ―¡El servicio. . ―¿Cómo? ―Necesitamos pasta y la señora dice que no tiene firma en el banco ―el jefe de la banda hizo un corrillo con los otros dos asaltantes―. Ni rastro de la ansiada caja de caudales. sólo iluminado por las linternas de los asaltantes y la luz tenue con el reflejo de la luna que entraba por una de las ventanas. El jefe de la banda les acusó de no asegurarse de que no estaban solos. Cogemos las joyas y los cuadros y nos largamos cuanto antes. Por cierto. podrían adquirir uno. Los atracadores. tío. ―Cambio de planes ―el jefe del comando anunció a sus compañeros la buena nueva tras comprobar que la casa estaba completamente incomunicada. pertrechados con un par de bolsas. no se trataba sólo de dinero. ―¡No me jodas! ―saltó como un resorte el legionario―. ¡M enuda mierda de información te han dado! ―Tú calla y espera aquí. ―¡No me mire a la cara! ―el legionario apuntó a Natacha con la linterna para que se levantase nuevamente. ―Sepa que me he pasado la mitad de mi vida con un arma en la mano ―respondió el legionario. ―No me estará engañando. Sobre el suelo del salón. Llamaremos a su viejo para que nos firme un talón ―Natacha permanecía atónita ante la improvisada reunión de los tres encapuchados en el medio de la biblioteca de su vivienda. por no ser. La cara de preocupación de Natacha iba en aumento. pero un Rembrandt no es cualquier cosa. la caja fuerte y las joyas. y ya se imagina quienes son. ―¡Vamos. M ejor armarse de paciencia. Los otros de no haberles dado la información. ¿de qué coño hablas? Ese no es el plan previsto ―el legionario no pareció convencido del cambio de tercio propuesto por el jefe de la banda―. ―Su amigo está todavía más nervioso ―añadió Natacha que no dejaba de pensar en la posibilidad de que sus hijos se despertasen cuando escuchó claramente maldiciendo a uno de los asaltantes tras caérsele al suelo una vajilla que les habían regalado por su boda. a la cocina! ―el jefe de la banda ordenó a Natacha que caminase delante de él. Natacha volvió a sentarse a los pies de la cama de su habitación mirando hacia el cabecero mientras el legionario no dejaba de apuntarla con su arma. sólo… ―No estamos solos ―el jefe del comando subió corriendo a la habitación del matrimonio interrumpiendo la conversación del legionario con Natacha. ―No tenemos ningún Rembrandt ―Natacha se excusó mientras los tres la apuntaban con la linterna al unísono―. ―M ire. Le juro que si… ―Le estoy diciendo la verdad ―respondió señalando la pistola con la que le apuntaba―. Natacha entró lentamente en la habitación tratando de no asustar a la chica que la echaba una mano con las tareas de la casa y los niños. Habían ido directamente a por el matrimonio. Sólo tenemos algunos iconos rusos y obras de otras escuelas pictóricas. Llévala arriba ―le indicó a uno de sus hombres al volver al salón. ―Cállese ―respondió el legionario sin poder mantener el pulso de la linterna con la que la iluminaba. ―Pero. joder! ―le contestó el jefe mientras se sacudía unos trozos de cristal de los pantalones―. ―Pues no lo parece ―Natacha siguió presionando―. El jefe de la banda regresó al salón sorteando los objetos que se acumulaban en el suelo. habían ido guardando enrollados los lienzos y los discos bañados en oro y platino que poblaban las paredes del salón y de la biblioteca mientras el jefe de la banda registraba el dormitorio familiar. ―Está bien ―el jefe de la banda volvió a abrir la puerta de la cocina con el refresco en la mano―. Su jefe me ha dicho que lo hacen por encargo de una tercera persona. creo que le han informado mal. ―Parece usted más nervioso que yo ―Natacha se dirigió al legionario. La casa era enorme. Usted mismo puede comprobarlo. en silencio y no se le ocurra mirarnos de frente! ―el legionario se acercó hasta la mesilla y apagó la lamparita―. Con mucha suerte podrían abandonar la casa cuando ya hubiese amanecido. estaremos en la puerta vigilando ―le advirtió justo antes de apagar las linternas. Vamos ―cogió del brazo a Natacha―. ―¿Qué? ―el jefe se acercó a las bolsas donde acumulaban los lienzos―. De momento sólo habían conseguido unos iconos rusos y unos discos (bañados) en oro. ―¿Alguien tiene una idea mejor? ―el tercer secuestrador cerró el debate mientras volvía a subir a la habitación―. el chofer y su esposa habían sido atados de pies y manos. Cinco minutos después. A pesar del ruido los niños seguían durmiendo como angelitos. Yo me encargo de convencerle.―M ira tío ―el jefe de la banda se dirigió al tercer asaltante que revisaba de mala gana uno de los cajones de un armario del salón con la linterna―. En cuanto abran el banco lo cobramos. ni de ningún Zurbarán. necesitaremos dinero en efectivo para poder mantenernos a flote hasta que podamos cobrar. ―No lo sé. nos estamos liando ―el legionario se lío otro canuto tras llenar una de las maletas con diversos objetos de valor. viajar. también se encontraba rota a pedazos sobre la mesa del comedor. la doncella. ―Vamos ―el jefe de la banda bajó la pistola y. esto no era lo hablado. ni de nada que realmente tenga valor. no! En cuanto amanezca la señora le llamará y le dirá que el niño está enfermo y que necesita que venga para llevarle al hospital. ―¿A estas horas? ―el reloj del salón ya marcaba las tres de la mañana. Esto no era lo previsto. ―Está bien. sin trucos. tras unos minutos de fuerte discusión con los atracadores. ¿qué quieres. algo nada recomendable en función de los riesgos que hemos adquirido. yo ya estaba en Sidi Ifni mientras que tú todavía te meabas en los pantalones en el colegio de monjas! ―respondió por fin a las provocaciones. ¿es que no te das cuenta. y cada segundo que pasa aquí dentro corremos el riesgo de que haya saltado la alarma o de que cualquier vecino se haya despertado y ya haya llamado a la policía. El legionario agradeció el relevo ejercido por su colega para subirse la media y poderse fumar un canuto en el amplio salón de la vivienda mientras escuchaba las modificaciones realizadas por el jefe de la banda sobre el plan previo. No queremos hacer daño a nadie ―el jefe de la banda apuntó con la linterna hacía la habitación de los pequeños de la casa. ―Los señores también disponen de chofer y señora. creo que deberías contárselo. Aunque le haya traído yo. ―Bien. M e parece que esto deberíamos decidirlo entre todos ―señaló hacía la planta de arriba dónde aguardaba el legionario junto a la señora y la doncella. joder. a la que parecía que no habían encontrado valor los asaltantes. Sólo lo hago por vosotros tío. tendremos que hacer gestiones. ―¿No pensaba contárnoslo? ―el jefe de la banda apuntó a poca distancia a Natacha. Los libros y los trozos de un jarrón roto se amontaban bajo las librerías que acondicionaban las paredes del salón. llámale y quédate tú con ellas. ―Tú no te preocupes por el plan. No hay rastro de ese Rembrandt. alguien tendrá que quedarse vigilando hasta que nos paguen el talón. Tras amordazarles les tumbaron en la cama de la habitación del matrimonio. En una zona apartada del salón. legionario ―el jefe de la banda comenzó a levantar la voz―. Si ni siquiera sabéis volver. volvemos a recogerle y ya está. Además. ―Por esa ―Natacha señaló hacía la izquierda del pasillo. La señora y la doncella de la casa permanecían sentadas al borde de la cama con las manos atadas a la espalda tal como las había dejado el tercer atracador. ―¿Y si no viene sólo o se mosquea y llama a la policía? ―Estoy harto de tus paranoias. eh. me tiene harto ―respondió el jefe de la banda―. ―No hace falta que me hables como si estuviésemos en la maldita Bolsa. Lo tengo todo calculado. ―Tú no te preocupes por eso. M ira. . ¿Pero qué coño le está pasando a este país? Te recuerdo que he sido yo el que os ha traído hasta aquí. tras desatarla. Esto es una chapuza. si tantas ganas tienes? ―M ira tío. Asunto concluido. Le trincamos. Los guardeses también dormían en la vivienda. ―De tu amigo el legionario ya hablaremos. ―Hay dos escaleras ―señaló el legionario apuntando hacia el final del pasillo. ―Y entonces que hacemos. la volvió a coger por el brazo repitiendo la operación llevada a cabo hacia unos minutos―. consiguió que la mantuviesen desatada por sí alguno de los niños se despertaba. ¿lo entiendes? Y ahora no me voy a ir con las manos vacías ―se levantó repentinamente del sofá y se dirigió a la planta de arriba dónde permanecían la señora y el servicio sin dar más explicaciones. y ¿la caja fuerte…? No decías que disponían de una. ¿entiendes? ―Pero. Salvo que queramos malvender la mercancía. las he atado las manos. ―No me jodas que a ti también te ha entrado la vena democrática. joder. este tipo de trabajos requieren paciencia si realmente se pretende hacer dinero. creo que seguimos sin estar solos. eso es cosa mía. ¿O es que crees que los vamos a poder vender en el Rastro? M ira. Los tres secuestradores subieron corriendo al dormitorio. ¿Seguro que has sido paracaidista? Pensaba que en la Legión sólo cogían a gente con cojones. Simplemente llevo un año y medio esperando para dar este golpe. ―¡Joooder! ―se carcajeó el jefe de la banda―. ―¿Es que crees que a mí me gusta estar aquí sentado? ―respondió el jefe de la banda mientras terminaba de llenar la segunda maleta―. Sobre el suelo parecía como si hubiese pasado un huracán esparciendo todo tipo de objetos que horas antes poblaban las estanterías. ―De acuerdo. llamará a su padre y nos firmará un talón. vale! ―el tercer atracador bajo de repente cuando parecía que iban acabar la conversación con las manos―. No me gustan las improvisaciones. El legionario se quedará vigilando mientras vamos a cobrar el cheque. ―¡No me jodas! Vamos para arriba ―el jefe de la banda empujó al legionario al tratar de llegar hasta las escaleras. este no era el plan que nos contaste al legionario y a mí. Por cierto. Si lo sé llamo a otros. En el reloj del salón ya casi marcaban las cuatro de la mañana. ―¿Pero qué haces? ¿Por qué las has dejado solas? ―Están acojonadas. llevas toda la noche deseando que nos marchemos. sacarnos unos pasaportes. Otro nuevo error. ―No me gusta nada. Te lo dije. uno de los atracadores se quedó vigilando mientras los otros dos continuaban la razzia apoyados con dos maletas de Natacha que también habían tomado prestadas. ―Joder. ahora va a volver a bajar usted sola y le va a decir al chofer que uno de los niños está enfermo y que necesita que suba a verle. ―¡M ira capullo. ―¿Cómo? ―el que llevaba la voz cantante se levantó como un resorte del sofá donde descansaba. Natacha. capullos ―se paró a medio camino―. ¿por cuál subirán? ―preguntó el jefe de la banda sin dejar de soltar el brazo de Natacha. ―¡No. De milagro no se habían despertado con el ruido que los asaltantes habían hecho descolgando los cuadros y topándose con los jarrones y la vajilla de las estanterías. ―Bueno. ¿es que no quieres la pasta o qué? ―Sabes que no es eso pero al menos cuéntaselo al de arriba. como sigamos dando voces se van a levantar todos los vecinos de la urbanización. ―Ah. ¿esperar a que se haga de día? ―se preguntó el legionario. te estoy hablando de que tendremos que sacar las joyas y los cuadros al extranjero. claro como no se lo habíamos preguntado ―añadió el legionario mientras Natacha permanecía callada. Como había ocurrido hasta ese momento. Ya se ha hecho otras veces y siempre ha funcionado. una chapuza ―cerró repentinamente un cajón y se giró apuntándole con la linterna―. ―Ya lo veo. Una vajilla. Lo único que veo es que la información que te han pasado es mala. ―¡Vale. Desde luego. necesitaremos varios meses para rentabilizar la inversión. joder? ¿Por qué no te piras. Además. quedarte con todo o qué? ―No es eso. No creo que se separen ni un centímetro de la cama. Recuerde que la estaremos esperando en la habitación. nos firma el cheque y nos largamos. conéctalo de una puta vez! ―Ahora ―Natacha confirmó que ya había tono y comenzó a marcar el número de la casa de sus padres. tu padre dice que no hay tiempo que perder. ―Ya le dije que no podía firmarlos ―comentó Natacha al ver que dejaba el talonario sobre la mesilla. El jefe de la banda por fin había cedido. a duras penas. ¡Tú ―señaló al tercer asaltante con cara de pocos amigos―. Es una tía mía. Sólo necesitamos quinientas mil pesetas y nos marcharemos ahora mismo. A Natacha se le cambió la cara al colgar el teléfono. realizada por una hermana de su padre. que no se mueva ni Dios!. El nuevo plan era. Dice que lo lleve directamente al hospital. sí. ―¡Abajo! ―le ordenó mientras volvía a apagar la luz. El reloj comenzaba a correr en su contra. ya queda menos ―el jefe de la banda se recostó en un sofá―. ¿dónde guarda la chequera? ―el jefe de la banda entró súbitamente en la habitación de Natacha encendiendo la luz. ―No va a venir ―Natacha tras unos largos segundos de tenso silencio se dirigió al jefe de la banda confirmando lo que ya se imaginaban―. Natacha consiguió. El exsoldado. Tendrían que dejar lo de la chequera para una mejor ocasión. ¿entiende? ―Lo que usted diga―respondió Natacha de mala gana. Está casada con un médico. No es necesario que siga con eso. mi marido no vuelve hasta el lunes. habían decidido llamar a parte de la familia mientras se dirigían directamente al hospital. encenderse el cigarrillo con un mechero que le había prestado el legionario. un experto en puentes y en la lucha cuerpo a cuerpo como había aprendido los últimos veinte años en el Sahara y en la selva centroafricana. El legionario aplastó la colilla del porro en un cenicero y agarró por el brazo a la señora de la casa. Todos respiraron. ¿lo ha comprendido? ―Sí. En la parte inferior de la derecha de los cheques aparecía únicamente el nombre del señor de la casa como le había repetido varias veces aquella noche Natacha. Tarde o temprano alguno de aquellos asaltantes podría perder los nervios definitivamente y atentar contra su vida o la de sus hijos. ―Es mejor que lo lleves directamente al Hospital de la Cruz Roja ―se escuchó la voz de un familiar al otro lado del hilo telefónico. ―¡Pero tía! Pero… ―Ni pero ni nada. Cuando llegaron abajo se encontraron con el legionario tumbado en el sofá junto a una botella de coñac que había tomado prestada de un mini bar mientras apuraba el tercer porro de la noche. Su padre era un hombre de temperamento y encontrarse con tres encapuchados apuntando a la cabeza de su hija en el salón de su casa podría provocarle una reacción inesperada. ―El bebé. ―No hay línea. En cuanto acabe. Nadie dirá nada. Instantes después sonó el teléfono. Aquello era impredecible en opinión del legionario y su colega descontentos con el cambio de tercio ordenado por el jefe de la banda. . ―¡Deja de tocarme…! ―¿Qué es eso? ―los asaltantes miraron hacía la planta de arriba al oír un ruido que había logrado interrumpir el comienzo de una gran bronca. Su pasado como presentadora de programas de televisión quizás la había ayudado a mantener la calma en una noche que empezaba a resultar interminable para todos los ocupantes de la casa incluidos los propios secuestradores. El legionario no lo había vuelto a desconectar y todos se quedaron petrificados sin saber muy bien que hacer. Natacha cogió un plato y una cuchara y comenzó a preparar la papilla para el pequeño de sus hijos mientras el legionario la vigilaba apoyado sobre el quicio de la puerta. ¿le importa? ―Natacha cogió uno de los cigarrillos sueltos que había sobre la mesa. Su padre debía tener una autorización especial para disponer de los fondos. ―Ya está ―colgó a los pocos segundos mientras los dos hombres seguían apuntándola con la pistola sobre su cabeza―. ―¡Vamos. ―Puede comprobarlo usted mismo ―Natacha señaló hacía una de las mesillas del dormitorio―.El legionario permaneció sentado mientras recordaba de nuevo como una semana antes del asalto el jefe de la banda entraba en un bar del extrarradio de M adrid dónde se había citado con uno de sus amigos que acababa de salir de Carabanchel con la condicional. La inesperada llamada. Natacha y los asaltantes se sobresaltaron como si se hubiese disparado la sirena de la mismísima policía dentro de la casa. ¿está claro? ―No podemos esperar a que venga tu marido ―el jefe de los asaltantes bajo el tono mientras llegaban al salón―. Ambos se dirigieron a la cocina. arriesgado. que allí nos vemos ―la tía de Natacha colgó rápidamente sin permitir que tratase de convencerla. no sea roñosa! ―se plantó a escasos centímetros con la pistola en alto―. Sustituto de última hora del tercer miembro de la banda al que le habían denegado el tercer grado los de Instituciones Penitenciarias comenzaba a maldecir en qué hora había aceptado el encargo de aquel tipo que les había prometido un próspero y limpio negocio con amplios beneficios. ―¡Joder ―el jefe de la banda señaló al legionario con la linterna―. Va a amanecer. ―Bueno. Volverían a llamar a la casa de los M artus preocupados por la incomparecencia de su hija y su nieto y todo el pastel se descubriría. ―Eso espero. No quedarían opciones. Comenzaba a amanecer y el jefe de la banda seguía sacando conejos de la chistera ante la incredulidad de Natacha y de sus propios compañeros de asalto que dudaban de las verdaderas intenciones de aquel tipo que se había presentado como un experto en reventar cajas de seguridad que había participado en sonados golpes en medio mundo. En un rato podremos irnos y aquí no habrá pasado nada. nos vamos. como la mayoría de las mujeres del país. ―Bien. Abrió el cajón de la mesilla de un fuerte tirón y tras apartar una serie de documentos cogió el libro de cheques. no podía siquiera disponer de una cuenta corriente propia o de firma para poder sacar dinero sin la autorización expresa de su marido. Tras recibir un pequeño toque en el hombro se volvió a bajar la media mientras hacia un gesto de desaprobación con la cabeza. Natacha. A la Cruz Roja. Dile que uno de tus hijos está enfermo y que necesitas que venga inmediatamente. El jefe de la banda estaba convencido que les firmaría el talón como un corderito. ―Ni usted ni su padre nos reconocerá ante la policía. ―Ya le dije que no tengo firma ―contestó Natacha visiblemente cansada. De ti depende que nos marchemos cuanto antes. A pesar de que aquellos hombres llevaban una eternidad en su casa Natacha trataba por todos los medios de controlar sus nervios y de que los niños no se enterasen de nada de lo que estaba pasando. se lo aseguro. Trata de ser convincente. escuchaba intrigado un plan para realizar una serie de asaltos de alto standing que les proporcionaría el dinero suficiente para retirarse o montar un negocio legal. Los marqueses de Santo Floro se personarían tarde o temprano en el hospital y descubrirían el engaño. así que ahora mismo vas a llamar a tu padre. Que no merece la pena perder más tiempo a que venga mi padre… ―¡Ya te dije que no era buena idea! ―el legionario se dirigió al jefe de la banda. hermana de mi padre. cuando menos. puso al descubierto las debilidades del plan para hacerse con la firma en la chequera familiar. ―¿Vendrá? ―el jefe de la banda bajó el arma. ―Acompáñala ―el jefe de la banda señaló al legionario―. Debe tener hambre ―Natacha señaló al reloj del salón que ya marcaba las seis de la mañana―. Sus padres asustados. ―¿Sí? ―tras unos segundos de dudas el jefe de la banda ordenó a Natacha que cogiese la llamada mientras mantenía la pistola nuevamente sobre su sien. La doncella o el hijo de los guardeses. ―¿Quién es ese tío? ―el conductor del Fiesta señaló a un coche que se acercaba a la vivienda justo cuando acababan de atravesar el portalón que daba a la calle―. Venga. ―M i tía está un poco enferma. ―No se preocupe. Hay dos coches. ―Ni lo sueñes ―el legionario agarró una de las maletas repleta de lienzos y pieles preciosas y se encaminó hacia la puerta trasera por la que habían accedido a la vivienda―. Cargar las bolsas y las maletas en los coches ―el jefe de la banda les entregó las llaves del coche de Natacha y del chofer de la familia―. ―Está bien ―por fin habló el jefe de la banda―. En la casa. El legionario cogió las llaves del 131 del guardés y metió una de las bolsas en el maletero. Natacha rompió el silencio que se había producido en el vehículo desde el momento que abandonaron la urbanización. apuntaba con su arma a Natacha mientras su compañero arrancaba el vehículo. los dos vehículos salieron del garaje atravesando un camino que llegaba hasta la puerta principal de la finca. les seguía a cierta a distancia. A pesar de lo rocambolesco de la idea y de que la operación llevaba seis horas más de lo inicialmente previsto. El legítimo propietario del 1500 quizás ya lo hubiese echado en falta y era mejor no arriesgarse a ser parados por la policía en cualquier control rutinario. ―¡Joder. dos de los asaltantes (el jefe y el colega del legionario) se montaron junto a Natacha en un Fiesta de su propiedad. Ahora era de él del que tenían que defenderse otros. Todos los miembros del comando se habían desecho ya de las molestas medias con las que ocultaron el rostro cuando entraron en la vivienda. el guardés y su mujer. cogemos la pasta y nos piramos. ―Pero… ¿de qué tía hablas? ―añadió aún más sorprendido el legionario. El legionario. yo tampoco tengo ningún interés en que vayamos juntos ―agarró nuevamente a Natacha y la empujó hacía el garaje de la casa―. sólo cogeremos el dinero y nos marcharemos ―trató de calmarla el jefe de la banda. . M ientras la desataban la recordaron que no debía intentar nada ya que uno de ellos se quedaría en la planta baja hasta que volviesen con la señora. El operativo que se sostenía a duras penas llevaba casi siete horas de duración y el tabaco y los canutos comenzaban a escasear. Natacha respiró.―¡Estoy harto de esto! ―el legionario se quitó repentinamente la media mientras Natacha continuaba preparado una papilla de cereales. ―¿Y los sirvientes y los niños? ―el legionario tiró al suelo una cajetilla de tabaco tras comprobar que estaba tiesa. la experiencia no debió servirle de mucho. se negó en redondo a seguir en la casa ni un solo minuto más y abandonó la vivienda en el 131 propiedad de los guardeses con el maletero repleto de los objetos de valor desvalijados en la vivienda. En la habitación del matrimonio continuaban retenidos de pies y manos la chica de la casa. los secuestradores habían accedido a desatar a la doncella para que cuidase de los niños. tú te quedaras aquí hasta que te llamemos. El régimen se había encargado de silenciar el resultado de la guerra marroquí para evitar la desmoralización de los ciudadanos ante la pérdida de la última colonia de aquel imperio donde. Se había pasado media vida defendiendo un trozo de tierra o cubriendo las espaldas a alguien. ―¡Vas a arriar la bandera! ―le gritó el jefe de la banda antes de que llegase hasta la puerta por la que se accedía al jardín. ―Nos llevaremos a la señora ―el jefe de la banda respondió al legionario entusiasmado con su nuevo plan―. ―Nos vamos a casa de su tía ―el jefe de la banda anunció su nueva idea tras unírseles Natacha y el legionario en el salón―. ―Yo con ese no me vuelvo a montar ―el legionario relajó los músculos de la cara y acabó bajando el arma mientras Natacha permanecía pegada a una de las paredes del salón ante la marimorena que había estado a punto de montarse. M ientras el legionario impartía a Natacha la lección de la lucha de clases. No merece la pena. La suerte del legionario pareció cambiar al ser contratado como guardaespaldas de aquel libertador centroafricano necesitado de manos expertas en el arte de la guerra. No creo que sea buena idea ir a verla ―al llegar a la M -30. yo creo que nos ha visto! ―repitió el asaltante que iba al volante al pasar frente al vehículo. sigue ―le ordenó el jefe de la banda mientras bajaba la pistola con la que. no sería con sus dos acompañantes. ―Eso mismo me dijo cuando entró en mi habitación anoche ―contestó Natacha sin dejar de mirar a la carretera de acceso a la ciudad. tío ―el colega del legionario se acercó lentamente tratando de calmarle ante el dramático momento que se estaba viviendo―. ―Vamos ―subieron a la habitación de los niños. que allí sí que hay joyas. yo me abro ahora mismo. ―Yo tampoco creo que sea buena idea ir a ver nadie ―añadió el conductor tras adelantar a un Land Rover de la guardia civil que permanecía en el arcén de la salida de la M -30 hacia Sinesio Delgado―. con el que se había cruzado al salir de la finca. desde el asiento de atrás. elegido democráticamente por sus dos colegas para que se quedase de imaginaria en la casa mientras iban a visitar a la tía de Natacha. apuntaba a Natacha. sólo gente que busca una oportunidad para salir adelante. Cotizados mercenarios procedentes de todos los ejércitos del planeta aterrizaban en África diariamente a la caza de un buen sueldo. en tiempos. Entramos. ―¿Cómo? ―preguntó extrañada Natacha. aligera! Los riesgos tomados por los atracadores cada vez eran mayores y las posibilidades de fracasar progresaban según pasaban las horas. el tercer secuestrador había bajado al salón para volver a discutir el golpe de guion que había sufrido el plan original. ¿no? ―Tú cállate. Lo siento ―se disculpó al pasar al lado del legionario. ―Imaginaciones tuyas ―contestó el jefe de la banda mientras Natacha permanecía callada en el asiento del copiloto―. De vuelta a España. ―Para usted la vida es muy fácil pero no todo el mundo puede dar de comer a sus hijos todos los días ―continuó el legionario a cara descubierta mientras Natacha comenzaba a darle al bebé la papilla―. el legionario. usted no lo puede comprender pero hay mucha gente a la que se le ha negado todo en esta vida. Venga tíos. ―Tú no te preocupes. La retirada de las tropas en el ´69 rompiendo los mástiles de las banderas había sido la respuesta de muchos soldados ante la rendición ordenada por unos mandos militares que comenzaban a dar signos de estar exhaustos. no tardarían en dar el aviso a la policía. tío. El trabajo le reportó mucho dinero y otras cosas… La experiencia adquirida en la guerra que nunca existió le había dado una buena reputación dentro del floreciente mercado de los servicios de seguridad privada que se alimentaban con los conflictos derivados de la descolonización africana. nos vamos todos y ya está. Yo sé de lo que hablo. ―Si nos identifica. Las palabras de aquel tipo que había conocido una semana antes poniendo en duda su pasado en el asedio sahariano le hizo recordar la larga campaña militar que había terminado con un sabor agridulce a pesar de no haber perdido una sola batalla. El 1500 se queda aquí. El legionario y la señora de la casa volvieron a bajar al salón tras comprobar que los otros dos menores de la casa también dormían. Nosotros no somos políticos. ―Ya está ―Natacha le enseñó el plato al legionario. El jefe de la banda. Natacha dio por hecho que de volver. Al filo de las nueve de la mañana. ¿Por qué coño nos está mirando? ―Da igual. El jefe de la banda y el segundo asaltante no dejaban de darle vueltas al asunto del dinero mientras Natacha terminaba de darle la papilla al bebe al son reivindicativo del legionario. ¡Tú qué coño sabrás de banderas! ¡Si ni siquiera has pegado un tiro en tu puta vida! ―Tranquilo. no llegó a ponerse nunca el sol. volveremos y la mataremos ―añadió al ver como la señora se fijaba de refilón en su cara. Coge el otro. que se nos echa el tiempo encima. M e parece que ya hemos tenido bastante por hoy. ¡Vamos. desde el asiento de atrás del Ford. En la prensa ni siquiera se había comentado el final de una guerra que ya nadie conseguía recordar cómo había comenzado. El bebé se durmió plácidamente con la última cucharada. ni siquiera anarquistas. Sin embargo. tras los ruegos de Natacha. La concesión ficticia de unas medallas y unas pensiones que nunca llegaron a ser percibidas por los paracaidistas de la Legión (que no podían permitirse abonar los costes de la concesión). en el 131. ―¡No lo vuelvas a decir en tu vida! ―el legionario soltó la bolsa bruscamente y con los ojos llenos de ira apuntó al jefe de la banda con su arma―. marcaron el patético final de aquella escaramuza en aquellos desiertos donde el dictador se había forjado antes de asaltar el trono del país. Un éxito de los medios de comunicación. M ientras tanto. Natacha no era una cualquiera. en su precipitada huida. guarden las armas ―Natacha les suplicó antes de llamar a la puerta de la vivienda―. allí no tenían conocimiento de que hubiese ingresado ningún niño en las últimas horas por lo que decidieron volver a llamar a su hija. ―Esto no me gusta nada. El tipo subió al dormitorio de la propietaria de la vivienda escoltando a Natacha y la doncella. Los que se habían llevado a su hija en realidad le querían a él. no dejaba de llorar. Algunas obras de arte. M ientras los atracadores llegaban al chalet de la tía de Natacha en Puerta del Hierro. De otra persona. Natacha. ―Pues cállate y entra de una puta vez. los padres de Natacha habían llegado al hospital de la Cruz Roja alarmados ante la repentina enfermedad de uno de sus nietos. se les había pasado dejarlos nuevamente desconectados. lacónica pero contundente. dónde se había desatado el primer acto de la obra. Todo el aparato del Estado caería sobre ellos si le pasaba algo. ―¿Ya viene al hospital? ―No. Un maratón de delitos. Las fuerzas de la Guardia Civil custodiaban el lujoso chalet de la Urbanización M onte Príncipe mientras continuaban las especulaciones acerca del contenido político del secuestro. La avaricia no era buena consejera. ―M ejor aquí ―Natacha respondió sin dejar de agarrar la mano de su tía que permanecía tumbada en la cama. ―Espere media hora y luego llame a quién quiera ―se despidió el jefe de la banda tras cerrar de nuevo la puerta de la habitación. pensó. M ientras vigilaba la puerta de la finca de los Romanones por su cabeza rondaba de nuevo la idea de salir corriendo y meterse en la primera boca de metro que encontrase a su paso. Los medios de comunicación habían tardado pocos minutos en conocer la información personándose casi al mismo tiempo que la propia policía en el chalet de los M artus. ―Necesito ver a mi tía ―Natacha señaló hacia unas escaleras que subían a la segunda planta de la vivienda―. ―No pueden pasar ―respondió la doncella al ver a aquellos dos tipos mal encarados que acompañaban a la sobrina de la dueña de la casa que a duras penas mostraba una sonrisa―. a pesar del rebote que se había cogido tras llevar toda la noche aguantando los comentarios despectivos del jefe de la banda. A pesar de ello el segundo atracador comenzó a descolgar apresuradamente unos cuadros y otros objetos de valor tratando de acabar el trabajo cuanto antes. En la residencia de los M artus. ―Sólo un momento ―el jefe de la banda se relamió al comprobar la gran cantidad de obras de arte y otros objetos de valor que poblaban la casa. Encima. que incomprensiblemente se había dejado llevar por la idea de obtener un mayor botín a pesar de lo que llevaban encima. ―Dígame ―la doncella de la villa de los M artus cogió el teléfono. dejémosla aquí y vámonos ya ―insistió el segundo atracador. Sin embargo. ahora. De ahí la llamada a medianoche. M ientras tanto. la Guardia Civil ya rodeaba la finca tras la llamada recibida desde el hospital por parte del padre de Natacha y los rumores sobre la petición de un millonario rescate ya se habían extendido a través de algunas emisoras de radio a las que les había llegado el chivatazo. ―Pero… ―¡No se mueva! ―el otro asaltante apuntó directamente a la cara de la doncella mientras Natacha la hacía un gesto para que les obedeciese. a su lado. ―Somos médicos. decidió acompañar a sus dos compañeros de asalto hasta el último momento. las dejó dentro. la señora todavía no está levantada. llegaban a la urbanización de Puerta de Hierro. Aquella era una de las más exclusivas de la ciudad. no pensará que va a subir usted sola. se quedó a la entrada de la urbanización junto a buena parte del botín obtenido en la casa de los M artus. Las penas por el secuestro de Natacha les harían envejecer en el talego. El chaval que se había cruzado con los dos vehículos al entrar en la urbanización le contó todo lo que había ocurrido durante la larga noche. volvían a entrar por la fuerza en otra vivienda. Ni enfermedad grave ni nada. era por su colega. Llevaban la cara descubierta y más de veinticuatro horas despiertos.. joyas y algo de dinero guardado en una cómoda. A los asaltantes. De haberlo hecho quizás se hubiesen dado la vuelta inmediatamente conformándose con lo ya arramplado en la vivienda de los M artus. sólo quiero que terminen de una vez ―Natacha asintió con la cabeza apoyando sus palabras.. ―Si no quieres entrar quédate aquí vigilando ―el jefe de la banda pulsó el timbre de la entrada. ―Pero. La casa de la tía de Natacha. los acontecimientos continuaban su curso. ―Podrían guardar eso… ―suplicó Natalia señalando las dos pistolas. El padre de Natacha avisó a la policía desde el mismo hospital. todavía más importante. que había seguido al Fiesta a cierta distancia. ―Espere ―añadió el jefe de la banda al ver como Natacha comenzaba a subir las escaleras―. la condesa viuda del conde de Romanones. Después de revisar la estancia. La noticia. ―Ni lo sueñe ―respondió le jefe de la banda a punto de bostezar. Con cara de cansancio. ajenos a lo que se avecinaba y no sin dar antes una gran cantidad de rodeos. . Los niños estaban bien. M e imagino que tampoco querrá dar ningún tipo de publicidad al asunto. lleva un marcapasos. Si seguía allí. Los secuestradores. ―Joder. Aquello era una locura de última hora. ―¿Qué prefieres. el caso es que. Tampoco parecía extraño. ha salido ―respondió la doncella tartamudeando. ―¿Está nuestra hija? ―No. Ninguno de los dos secuestradores parecía conocer la zona. A pesar de que el cansancio comenzaba a hacer mella en los dos sujetos. El legionario. no es eso. la doncella. su tía… Demasiados riesgos. mi tía está muy enferma y padece del corazón. Quizás Natacha sólo fuese el cebo para hacerse con él. La ciudad se despertaría bajo la noticia del secuestro. No pusieron la radio. que te dejemos aquí o que te llevemos a tu casa? ―después de una hora. El hijo de los guardeses se puso al teléfono tras desatar a sus padres. creo que será mejor que me vea a mi primero. La doncella. estaba flanqueada por un hermoso jardín que atravesaron los dos atracadores acompañados con Natacha a punta de pistola sin reparar en las primaverales flores que lo adornaban. Plena luz del día. Un error de principiantes. El conductor del 131. ―¡Apártese ahora mismo! ―el jefe de la banda enseñó el arma a la doncella mientras la metía a empujones en la vivienda. ―No. el resto del país recibía la noticia entre sorprendida y consternada. ¿qué es lo que está pasando? ¿Explíquese de una vez? ―el padre de Natacha levantó la voz ante las respuestas poco claras que le estaban dando. cerró con llave la habitación y se apresuró a ayudar a su colega con el segundo desvalijamiento. ―No hace falta que le diga que lo mejor para todos es que no volvamos a vernos ―el segundo atracador la enseñó la pistola―. y a pesar de sus insistentes preguntas. ―trató de responder la doncella. ―Por favor. el jefe de la banda entró de nuevo en el dormitorio donde había encerrado a Natacha junto a la doncella y a su tía. se afanaron en llenar otro par de bolsas con los objetos de mayor valor que encontraron a su paso haciendo un hatillo con un par de sabanas que también habían tomado prestadas de la casa. había corrido como la pólvora: “Natacha ha sido secuestrada”.Natacha tuvo que indicarles el camino hasta la Dehesa de la Villa. bueno. La señora había sido raptada por tres hombres armados y encapuchados tras permanecer retenidos toda la noche en el interior de la vivienda. Los acusarían de terrorismo o algo así. ahora ves la caja fuerte/ahora ya no la ves. ―Tú qué coño sabrás ―el jefe de la banda abrió el maletero y comenzó a trasladar el botín obtenido en Puerta de Hierro a una furgoneta aparcada frente a la entrada de un pequeño rancho de chabolas. ―¡Iros a tomar por culo! ―el jefe de la banda cerró de un portazo las puertas traseras de la furgoneta y les hizo un corte de mangas. repartimos y hasta nunca. ―Seguro que estaba fingiendo. eres un inocente. el numerito del hospital. . ―¿Y ahora qué hacemos con los cuadros? ―el legionario tras bajarse del 131 comenzó a cargar en la furgoneta las maletas llenas de cuadros y discos bañados en oro que habían descolgado al comienzo de la noche. ―¿Qué…? ―sonrió ampliamente―. ¿está claro? ―Clarísimo. los niveles de adrenalina que les habían hecho permanecer despiertos más de veinticuatro horas comenzaban a disminuir. ―Ya te dije que no era buena idea ir a la casa de la vieja ―el colega del legionario se bajó del Fiesta tras dar un portazo. y como alguno se vaya de la boca me lo cargo. casi la da un infarto delante de nuestras narices. El legionario había permanecido pacientemente a la entrada de la vivienda cubriéndoles las espaldas. Inspectores de policía. M ientras el dispositivo policial comenzaba a desarrollarse en las salidas de la ciudad. Aún no se había hecho pública ninguna nota oficial por parte de las autoridades. Los guardeses habían echado en falta su vehículo y el de la señora. ―Bueno. escaleras abajo. No nos han cogido de milagro. En el Fiesta. ―¡Tú y tu colega me tenéis harto con tantas gilipolleces! Cuando me paguen los cuadros. también personados en el chalet. ―Joder. la próxima vez que vayáis a Galerías Preciados no será para mangar… ―No te pases.. Cuando llegaron a la altura de un pequeño descampado en una de las salidas de la carretera que pasaba al lado del aeropuerto volvieron a reproducirse las diferencias en el seno de la banda. la chequera de marras. procedían al peritaje de lo sucedido buscando huellas que les pudiesen conducir hasta los causantes del asalto. Ni siquiera sabías quién estaba dentro. tú encárgate de que a tu jefe no se le olvide nuestra parte. Las matrículas de ambos ya estaban en poder de la policía.. ―¡No te olvides de nuestra parte! ―le gritaron antes de que arrancase la furgoneta levantando una enorme polvareda frente a sus narices. ¿Es que no estáis conformes con nada o qué? ¿Qué os había dicho? ¿Es que no he cumplido lo que os había prometido? No me digáis que tenéis queja… ―¿De qué? ―el legionario le cortó bruscamente―. eso es cosa mía y de mi socio. ajenos a las repercusiones que había tenido la noticia del secuestro. El Fiesta y el 131 se adentraron de nuevo en la M 30 en dirección al aeropuerto de Barajas cuando comenzaban a desplegarse unidades de la Guardia Civil por los alrededores de la urbanización.Unos segundos después los dos atracadores salían corriendo de la vivienda al tiempo que daban un pequeño golpe en el capó del 131 que esperaba junto a la salida de la finca. ―Empiezo a dudar de que exista dicho socio ―intervino el colega del legionario tras meter la última bolsa en el interior de la furgoneta―.…? ―Ya debe estar medio M adrid buscándonos―añadió el colega del legionario al escuchar a lo lejos una sirena. ¿vale? ―levantó la voz―. como son gente famosa. ―Tú no te preocupes ―el jefe de la banda encendió el último cigarro que le quedaba―. ¿De que llevas toda la noche haciendo el número de la cabra: escaleras arriba. en la radio continuaban alimentando la posibilidad de que ya se hubiese solicitado una cantidad millonaria a los familiares más cercanos. ―¿Ah sí? ¿Y cómo crees que sabía dónde estaba la casa y lo de las cámaras de vigilancia…? ―Seguro que lo habías visto en la tele o en alguna revista. no os quejareis ―el jefe la banda buscó un tono mucho más amigable al ver el contenido de la furgoneta―. Daba la impresión de que habían querido llevárselo todo. ―Sólo son rumores ―respondió el inspector mientras uno de sus compañeros se acercó a su lado y le susurró unas palabras al oído―. Hasta allí habían llegado los primeros periodistas en personarse tras darse a conocer el suceso. Uno de los miembros de la Guardia Civil confirmó la información: Natacha había sido liberada por sus captores hacía pocos minutos. ―Entraron por la puerta de servicio ―respondió el inspector cogiendo la indirecta del reportero―. En las emisoras de radio continuaban especulando con el móvil del secuestro. Ni un cajón se libró de ser registrado. todos los periodistas comenzaron a desfilar hacia la salida de la finca. no secuestradores. había trabajado como periodista hasta contraer matrimonio con un famoso cantante. Todavía no se tenían noticias de la señora de la casa. ¿cómo iba yo a pensar que le acompañaban dos secuestradores? ―No lo sé… ―Iba en su coche. Patas arriba. Ahora está prestando declaración y parece ser que luego irá a descansar a casa de sus padres. ―No parece sencillo penetrar en una vivienda así ―el periodista se levantó para echar un nuevo vistazo a la fachada de la vivienda―. desde esas ventanas podría sostenerse ventajosamente un tiroteo. ―Está bien. ―¿Casualidad? ―No lo sé. M e debe una. económico o ambas cosas. osadía o lo sabían a ciencia cierta. donde se iban acumulando los periodistas custodiados por fuerzas de la Guardia Civil. ―Dicen que han pedido diez millones por el rescate. Parece ser que hasta la semana que viene no tenían previsto ponerla en marcha. Diez millones parecía una cantidad ridícula para tamaña presa pero fáciles de recopilar y entregar en . Incluso los discos de oro ganados por el famoso cantante pensando que estaban fabricados por el preciado metal y no con una simple imitación para dar el pego. SE PROHIBE EL PASO A TODA PERSONA AJENA A LA URBANIZACIÓN ―Adelante ―un reportero de la sección de sucesos de un joven diario madrileño atravesó la puerta de acceso al recinto de la villa asaltada junto a otra colega de profesión y un cámara de televisión. ―Ni ladradores ni mordedores. Sólo faltó que rebuscasen en los botes del Cola-cao. Siempre hay un hueco por el que colarse. la extrema derecha… ―Un trabajo chupado ―el reportero de sucesos se encontró con el inspector sentado en uno de los soportales que daba a un jardín rodeado por unas columnatas. La noticia ya estaba sobre la mesa de todos los medios de comunicación y en cuanto llegasen al colegio les darían la noticia. Osados o afortunados. La doncella no paraba de llorar. Habría que llevarles al cole como cualquier otro día pero mejor darles el día libre. Se montó un poco de lio a la entrada de la finca. ―¿Usted cree? ―Pertierra continuó disfrutando de las vistas. Tenían mucho por hacer tal como había quedado la casa tras la razzia. Simplemente no estaba puesta en funcionamiento. Tendrá que pasar por comisaría para repasar el libro de posibles sospechosos. Fortuna. En el interior de la casa se había comenzado a evaluar los daños producidos y a entrevistarse con el servicio presente en el momento de la irrupción de los secuestradores de Natacha. escondían dictáfonos que debían sintonizar con los walkietalkies de los guardianes en el caso de haber estado conectados en el momento que los tres secuestradores penetraron en el seno de la urbanización con el 1500 que acababan de hacerse con el correspondiente puente. Las especulaciones sólo habían hecho que comenzar: la ETA. menos de un compañero de profesión ávido de exclusivas. Delincuentes comunes o un comando terrorista. Unos se fueron siguiendo a otros hasta la vivienda situada en el número 3 de la calle de Castellón de la Plaza. siguieron calle adelante hasta su objetivo sin que nadie se percatase de su presencia. ―Dicen que han pedido diez millones de pesetas por el rescate ―comentó el que llevaba la cámara de televisión al hombro. Nadie se fiaba de nadie. ―¿Y los perros? ―el periodista señaló hacia un par de casetas situadas en la parte trasera de la vivienda. Los inspectores de la brigada judicial madrileña peritaban los daños producidos buscando huellas que pudiesen conducir a la identificación de los delincuentes que habían secuestrado a Natacha en su propia casa. no creo que sean tan profesionales. Le creyeron. No sólo la cámara de televisión estaba sin activar. A la vista de las nuevas informaciones. se cruzó con los secuestradores justo a la entrada de la casa? ―Natacha me saludó con la mano ―se justificó el hijo de los guardeses de la finca de los M artus―. ―¿Los secuestradores? ―No. Los tienen educados para recibir visitas. ―Sólo tiene que pedirle al vigilante la cinta de grabación de la cámara de circuito cerrado que hay a la entrada de la urbanización ―el periodista se sentó a su lado. ―Está desconectada ―respondió el inspector mientras sacaba un par de cigarrillos. en su parte delantera. Pocos sabían dónde vivían los marqueses de Santo Floro. ―Poco me parece ―le contestó el compañero mientras el reportero de sucesos se desviaba hacía su derecha para tener una vista completa de la vivienda. Los dos pequeños cuerpos de latón color naranja. El hijo de los guardeses de la casa de los M artus se levantó del sofá de la biblioteca y se dirigió hacia la cocina donde sus padres trataban de recoger unos vasos utilizados por los secuestradores para refrescarse durante la larga noche. Creo que alguno de tus colegas ya está en camino ―Pertierra señaló hacía otro compañero de profesión del periodista que salía apresuradamente de la villa de los M artus―. dispuestos a ambos lados de la entrada de la urbanización. los marqueses de Santo Floro. Todavía es pronto para poder saber quién es el responsable. el GRAPO. ―¿Conducía ella? ―No.II ―¿Entonces. Tampoco me dio tiempo a pensar en nada más. Varios números de la Guardia Civil controlaban la puerta principal de la vivienda. Así había quedado la vivienda. Los niños ya se habían despertado. hija de marqueses y nietas de conde. El inspector Pertierra volvió su vista hacia el exterior de la lujosa villa. La secuestrada. A esas horas de la mañana se manejaban todas las opciones. Un éxito de los medios de comunicación. un palacete enclavado en el centro de la ciudad. Quizás tuviesen información de dentro. ―¿Entonces? ―Ha sido puesta en libertad ―respondió Pertierra señalando al compañero que acababa de hacerle la confidencia―. El periodista le saludó agradeciéndole la confidencia y cogió camino de la vivienda de los padres de Natacha. Político. Iba en el asiento del copiloto. El teléfono de la residencia de los marqueses de Santo Floro volvió a sonar. pero chiflada por los personajes famosos. ―Con voz imperiosa me gritaron: “¡Quédese quieta. ―¿Crees que los ladrones te conocían personalmente? ―Tal vez. Pero los rumores se desmentían como siempre: «sólo somos buenos amigos». Uno de ellos. mientras varios miembros de la Guardia Civil llegaban a la residencia de los M artus. Otro éxito de la prensa. comenzó a relatar lo sucedido la noche anterior―. al fenómeno único. Entonces se dedicaron a observar los cuadros con la luz de las linternas. desde el mismo hospital de la Cruz Roja donde había acudido a esperar la llegada de su nieto supuestamente enfermo avisase a la policía. Las preguntas todavía no tenían respuestas: ¿Por qué pasar toda la noche en la vivienda de los M artus? ¿Para qué fueron a la vivienda de su tía? ¿Por qué no la cogieron directamente y salieron pitando de la casa? Sus hijos. Desconectamos todos los teléfonos y cuando nos encontrábamos en el salón me preguntaron de improvisto por el Rembrandt. Oro y cobre. los titulares y ríos de tinta. había comenzado a correr a través de los diferentes medios de comunicación: Natacha ha sido secuestrada. Natacha entraba en uno de los salones de la vivienda de sus padres esbozando una sonrisa forzada. quédese boca abajo! ―respondió con voz temblorosa―. Natacha. Los ojos. pues eres una persona a la que admiro y por la . que no les mirara a la cara y que no tuviera miedo ya que no iban a hacerme nada. Aristocracia y pueblo. una boda romántica. la criada. El momento más tenso se produjo cuando tomaron la decisión de trasladar a Natacha hasta la vivienda de una de sus tías. Una larga noche llena de sobresaltos resumida en unos quince minutos en los que cronológicamente recordó como una operación relativamente sencilla fue complicándose hasta ser trasladada a la residencia de una de sus tías mientras dejaba atrás a sus hijos. La boda misteriosa. ―No. Él era un experto en criminalista y en colarse en los despachos de la Brigada de Investigación Criminal y de las comisarías de barrio. acababa de acostarme cuando de repente aparecieron en mi dormitorio tres hombres que tenían el rostro cubierto con medias y que llevaban en las manos pistolas y linternas. Camisa rosa de manga larga y tejanos azules desgastados. le había sido arrebatada a un comandante del ejército durante el transcurso de otro atraco perpetrado en una sauna. Por si acaso. visiblemente emocionada. ―¿No tenías algún sistema de alarma instalado en tu casa? ―inició el turno de preguntas uno de los periodistas. El noviazgo desmentido. En nuestra casa sólo tenemos iconos rusos y alguna que otra obra de determinada escuela. verdad? ―No. Una peligrosa banda de atracadores se había apoderado del mismo para dar un palo a una sucursal de la caja de ahorros en Velilla de San Antonio. Natacha y los secuestradores acertaban con la residencia de su tía Blanca en la urbanización de Puerta de Hierro. y un buen día la pareja citó a sus amigos en Barajas con el pasaporte en la mano y dispuestos a un viaje desconocido a «algún lugar de Europa». el personaje de lujo de una televisión que necesitaba vender imágenes folklóricas de un país oprimido. Seguidamente me pidieron que les dijera dónde tenía la caja fuerte y las joyas. Diez largas horas habían pasado los secuestradores en su compañía. El destino era Venecia. dada la diferencia horaria existente con el continente americano. secreta. sabrían desconectarlo. Avellaneda sacó una libreta y un bolígrafo mientras echaba un vistazo por encima de las primeras notas escritas por otro de los compañeros que había aprovechado el tiempo de espera para ir adelantando la crónica: “El idilio que acabó en boda. me dijo en algún momento de la noche: “Lo siento mucho por ti. Un tipo siempre pegado a la noticia de los que iba puerta por puerta para perseguir una noticia. Sólo faltaba el padre de familia. aunque llegaron hasta mi dormitorio pienso que no tenían ni la menor idea de la distribución de la casa. ―Entonces me preguntaron cuántas personas había en la casa. en unos segundos estará con todos ustedes. Nadie podría imaginárselo. Después el escándalo. un acto íntimo. ―Pero. En esos momentos. Leo y Tauro. probablemente todavía en la cama. La opción política se iba esfumando poco a poco ante la temprana liberación de la secuestrada. de otro mundo. Razones estrictamente materiales. “Para combatir el crimen es necesario conocerlo”. Los periodistas volvieron a enfocar sus cámaras recogiendo la esperada instantánea del reencuentro de Natacha con sus hijos. Avellaneda fue elegido como jefe de la sección por unanimidad. Ahí me di cuenta que ni conocían la casa ni sabían lo que se encontraba en ella. secreta y sonada. Al principio estuvimos tentados de colocarlos pero luego desistimos pensando que los ladrones.” Demasiado rosa para un cronista de los bajos fondos como era Avellaneda. Algún imbécil había comentado que el secuestro de Natacha era una represalia contra su marido por el contenido hortera de sus canciones… ―No se impacienten ―uno de los amigos de la familia entró en el salón donde esperaban los periodistas―. Él era el niño mimado del régimen. Una anécdota para corroborarlo: unos meses antes del secuestro de Natacha cuatro hombres le arrebataban su turismo a punta de pistola en el estacionamiento de la plaza del Carmen. enrojecidos tras las más de veinticuatro dramáticas horas vividas tras el asalto de su vivienda y su posterior traslado a punta de pistola hasta la casa de una de sus tías que también sufrió el desvalijamiento de los tres hombres que habían irrumpido en la casa de los M artus al filo de la medianoche.un tiempo record facilitando la salida ordenada del secuestro para todos: secuestrada y secuestradores. siempre con buenos modales. Las bromas tampoco se habían hecho esperar. Cuando llegaba al final del relato de su odisea sus dos hijos mayores entraron corriendo en el salón para fundirse en un abrazo con su madre. una Astra del calibre del 7. El arma. De haber querido llevársela no hubiesen esperado a que se hiciese de día. M e obligaron a levantarme para que les acompañara a desconectar los teléfonos. sereno y culto. Sin embargo. lacónica pero contundente. Ella confesó que quería conocer al ídolo de las jovencitas. sin embargo. al personaje controvertido. y el desespero de los fans que quieren morirse: se han casado. el que conducía el coche con el que me llevaron a casa de mi casa. Saludó uno a uno a los periodistas y amigos concentrados en el salón se sentó en un mullido sofá color tabaco mientras los reporteros gráficos recogían las primeras instantáneas. La unión fue posible. sí estaba mi marido. A los pocos minutos de que el marqués. ―¿No escuchó ningún ruido? ―interrumpió uno de los periodistas que tomaba notas junto a Avellaneda sobre una mesa repleta de ceniceros. La imagen más esperada. como era el cantante en aquel momento. Al menos pudo preparar la papilla al bebe de la casa. el chofer y su esposa también habían pasado buena parte de la noche encerrados en la planta alta de la vivienda. De repente uno de ellos volvió a preguntarme por el oro… Natacha continuó con el relato acompañada de expresivos gestos que parecían resumir gráficamente el pánico sentido durante el tiempo que había permanecido bajo la amenaza de las pistolas de sus secuestradores. tenéis dos perros… ―Así es. Fuego y tierra. No obstante. en caso de que quisieran robarnos. Había sido fichado para la sección de local hasta que el periódico se decidió a crear una sección específica para cubrir los sucesos. Un segundo acto inesperado. La banda fue detenida pocos días después tras asesinar a una joven que les increpó durante el atraco al mesón San Isidro en la Costanilla de San Andrés en pleno corazón del M adrid de los Austrias. Ella era el personaje casi anónimo. En realidad no había dejado de hacerlo desde el momento en que la noticia. pidiéndome. Una de sus cuñadas había ido a recogerla a casa de su tía. ―Hacía la una de la madrugada me levanté sobresaltada ―Natacha. Avellaneda lo había tenido frente a sus narices. A renglón seguido. «Quiero conocerlo». Poco después el R-18 aparecía abandonado. nunca lo hemos tenido. los ataron y ni siquiera ladraron. El idilio continuó y continuó. ―¿No tienen ningún Rembrandt. toda España vibraba entre sorprendida y consternada ante las informaciones que desde diferentes emisoras de radio especulaban con los posibles móviles del secuestro de la aristócrata y periodista por unos sujetos fuertemente armados. Poetisa y cantante. cerca de la una y cuarto de la tarde. Un gesto que honraba a los secuestradores pero que no impedía pensar que la sensación de impunidad era infinita para aquellos que habían decidido adentrarse en la vivienda de los M artus y mantenerse allí durante toda la noche apuntando con sus armas a la señora de la casa. aireado y sensacionalizado. Lo mejor estaba por llegar. silenciosa. Otro riesgo innecesario.65. dónde dormían los niños ―continuó atropelladamente Natacha―. El pelo recogido en una larga coleta. El botín les había sabido a poco y dos de los tres secuestradores se dedicaban a desvalijar la vivienda de la tía de Natacha en Puerta de Hierro a plena luz del día mientras la Guardia Civil acordonaba la urbanización de M onte Príncipe tratando de buscar pistas que les llevasen hasta ellos. Yo les dije que no teníamos alhajas ni caja fuerte pero ellos no me creyeron. La banda estaba acusada de llevar a cabo 17 asaltos solamente en el mes anterior a su detención. era una de las máximas profesionales del periodista. Enseguida rumores de noviazgo. también perteneciente a la aristocracia española. Sus hijos no se despegaban de su madre. Se conocieron y cenaron juntos más de una vez. A pesar de ello. Las especulaciones se habían disparado de forma inmediata. sobre todo. . AAA. Entiendo que su hija pueda estar asustada después de todo lo que ha pasado pero si no colabora con nosotros sólo va a conseguir que el caso quede empolvado en un cajón de la comisaría… ―Ustedes hagan su trabajo pero dejen a mi hija en paz ―cerró la conversación el padre de Natacha―. ―¿Te faltaron al respeto. estrés. ―¿Temiste alguna vez por tu vida? ―En todo momento aunque nunca me amenazaron de muerte. el GRAPO. ―Así no vamos a conseguir dar con ellos y recuperar los objetos robados ―contestó el inspector Pertierra―. finalmente se excusó diciendo que el sólo cumplía órdenes. Si no les importa. Iban buscando algo que no encontraron y acabaron pegándole un susto de muerte a esa anciana. Una cosa así no se olvidaba fácilmente. Comprenderán que necesita descansar. Para muchas víctimas de secuestros estos efectos no llegaban a mitigarse en su totalidad a pesar de que algunos decían que el paso del tiempo lo llegaba a curar todo. ―Creo que fue hace tres años ―respondió el periodista mientras le ofrecía un cigarrillo a Pertierra en un pequeño jardín a la entrada de la casa―. Al menos. resentimiento o bloqueo emocional. Este tipo de gente odia la publicidad. Ninguna de sus caras me resultó familiar. ese día no habían matado a nadie. Las primeras voces señalaban a algún comando de la banda terrorista destacado en la capital de España. Hubiese sido un buen golpe de efecto que ese mismo día alguna de las bandas terroristas que desde diferentes extremos operaban en el país (ETA. ―¿Hicieron algún comentario extraño? ―Varios. Sin embargo. para Natacha y sus hijos aquella interminable noche no sería fácil de olvidar. ―¿Por su marido? ―Entonces yo me atreví a preguntarle que qué era lo que tenían contra él y me contestó que sólo tenía un poco de resentimiento pero que el que estaba por encima de él les había mandado hacer esto… ―¿Le dijo quién les mandaba? ¿Quién lo había organizado? ―No. pero hubo uno que me llamó la atención. Batallón Vasco Español. El rapto de Natacha en su bunker era un salto cualitativo. me trataron muy educadamente. Los secuestradores la han amenazado de muerte si llega a identificar a alguno. La noticia pasó de puntillas en la prensa a pesar de la importancia del sujeto. Creo recordar que en aquel caso. inseguridad ciudadana. No quiere saber nada de este tema ―el periodista. Los periodistas se levantaron agradeciendo a Natacha la atención prestada y las declaraciones realizadas de primera mano cuando ni siquiera habían pasado tres horas del desenlace feliz del secuestrado sufrido la noche anterior en su propio dormitorio. La noticia del secuestro había conmocionado al país. La banda se había especializado en la financiación de sus actividades mediante el secuestro de empresarios (o alguno de sus hijos) vascos que se negaban a abonar el conocido como impuesto revolucionario.…) hubiesen cometido un secuestro en una de las urbanizaciones más lujosas del país aprovechando la comparecencia de Suárez en el parlamente. ira. Un asunto de máxima actualidad del que se habían hecho eco todos los medios de comunicación de manera inmediata. Terra Lliure. simplemente se les fue de las manos. ―Natacha no va a reconocer a nadie de entre las fotografías que le pueda mostrar la policía. una tasa que todos los industriales debían pagar para sufragar la existencia de la banda terrorista. ―Sólo estaba echando un vistazo ―se excusó el periodista―. todo apuntaba a que sólo se trataba de una banda de chorizos al que el asunto se les había ido un poco de las manos. M iedo. creo que por hoy mi hija ha tenido bastante. ―Quizá sólo fuese un truco para despistar a la policía… ―intervino el padre de Natacha que acababa de hacer acto de presencia en el salón―. No hace falta que le diga lo importante que es para nosotros que todas las investigaciones se lleven con la máxima discreción… El marqués de Santo Floro señaló el teléfono que descansaba sobre una mesita auxiliar. ―“Te mataremos si nos identificas” ―Avellaneda pulsó las primeras teclas de la máquina de escribir que tenía asignada en la redacción del periódico. Nunca dijeron ningún nombre y hablaban perfectamente castellano ―repitió una de las respuestas que acababa de dar a los inspectores de la brigada judicial madrileña momentos antes de la improvisada rueda de prensa. la temprana resolución del caso con la liberación de Natacha sana y salva había rebajado la tensión informativa más centrada en la intervención que el presidente del Gobierno tenía previsto realizar en el hemiciclo sobre el terrorismo. ―No se extrañe. Atentados terroristas. amenazas golpistas… La transición del antiguo régimen a la nueva democracia todavía se encontraba en pañales. El propio rey don Juan Carlos se había puesto en contacto con el marqués para conocer de primera mano el estado de salud de su hija. Estrés post-traumático. se detuvieron a beber tres o cuatro naranjadas. El país pasaba por unas circunstancias parecidas.que tengo gran simpatía”. ¿Sabe qué hace unos años también desvalijaron a los marqueses? ―¿Cómo? ―el periodista y el inspector salieron de la vivienda ante la atenta mirada del marqués. Creo que jamás las había visto antes. Los marqueses tienen una residencia de verano en Biarritz. Pertierra había sido testigo privilegiado de la conversación que el padre de Natacha había tenido con la máxima autoridad del país. porque insistieron varias veces que no les mirase a la cara. sin embargo. Pasar tantas horas secuestrada en tu propia casa y con tus hijos… ―Yo no creo que se tratase de ningún secuestro ―respondió Avellaneda mientras seguía escribiendo la crónica―. ―¿Pudiste ver el rostro de alguno de ellos? ―Los de los dos que vinieron conmigo en el coche hasta la casa de mi tía. Ambos tendrían unos cuarenta y tantos años. Unos a otros se llamaban “tío”. La verdad es que no pararon. antes de salir de la vivienda paterna de Natacha. ―¿No va a presentar denuncia? ―uno de los compañeros que paseaba al lado del periodista se fijó en las primeras líneas escritas por Avellaneda. los asaltantes no sólo se limitaron a coger lo que se quisieron sino que también se dedicaron a destrozar muebles y otros objetos. ni los ricos. Luego añadió: “Esto lo hacemos por tu marido”. Secuelas crónicas si no se recibía el tratamiento adecuado. Dijeron: “No conocemos esto porque no somos de M adrid”. Suárez hacia equilibrios para mantener en pie la nación. rabia. pegó la oreja a una puerta entreabierta donde mantenían una conversación dos hombres―. ―¿Qué cree. ni… ―¿No sabía que siguiese por aquí? ―Pertierra se sorprendió al toparse con Avellaneda al salir de la estancia donde había mantenido un encuentro privado con el padre de Natacha. usted es el policía ―respondió Avellaneda tras apagar la colilla contra el suelo―. qué puede tener relación con el caso? ―No lo sé. y mi hija no está dispuesta a nuevos disgustos. Los años del plomo. ansiedad. Yo pensaba que en cualquier momento me podrían disparar un tiro por la espalda. a lo más. El periodista abandonó la vivienda familiar de los marqueses camino de la redacción del periódico donde estaban ansiosos por recibir la crónica que ocuparía las paginas principales de la edición del día siguiente. Daba la impresión de que querían llevárselo todo. El susto morrocotudo había pasado. pero ahora estamos en paz. Ni los poderosos. física o verbalmente? ―En absoluto. La noticia del secuestro de Natacha había conmocionado de nuevo al país. ―¿Esperabas otra cosa? ―En el fondo es comprensible. ―¿Se hablaban por sus nombres? ―Jamás. Aquello me pareció que lo decía de manera sincera. no todos los días se puede acceder a una vivienda así. Nadie parecía estar a salvo. Parece que tenían algo personal contra ellos… ―No lo recordaba. ―¿Qué pasa. Los dirigentes de la Asociación Profesional de Funcionarios del Cuerpo Superior de Policía. Caso aparte era el de la tía de Natacha. El propósito evidente de los terroristas. no? ―Por supuesto ―los dos inspectores cerraron la puerta del despacho. Ni siquiera el hecho de que Cabrerizo hubiese puesto su cargo a disposición como signo de protesta había hecho mover ni un solo centímetro la postura de la patronal policial. impidió hábilmente que los abogados del partido defendiesen a los detenidos acusados de colaboración con la banda etarra. El saldo de víctimas produjo tan profundo rechazo en todos los sectores políticos del país que los dirigentes de la Eta tardaron más de un mes en pronunciarse sobre lo ocurrido. se había visto afectada sobremanera por la inesperada visita de su sobrina acompañada por dos de los asaltantes del comando que la habían tenido retenida durante toda la noche. vino precedida de un nuevo encuentro Salazar/Cabrerizo. habían decidido no convocar la largamente anunciada huelga de celo con la que durante varias semanas habían estado amenazando a Salazar. te invito a una caña. ―¡Adonde va a ser! ―M artel le miró asombrado―. su vida no corría peligro. Un brutal atentado por el que se llegó a ofrecer una recompensa de un millón de pesetas por la localización de un presunto terrorista supuestamente implicado en el golpe. el presidente de la Asociación. No era la primera vez que Cabrerizo realizaba un estratégico amago de dimisión para recibir posteriormente una calurosa confirmación en su cargo por parte de la asamblea de afiliados de la asociación. era frecuentada habitualmente por numerosos policías y funcionarios adscritos a dicha Dirección. a las dos y media de la tarde del 13 de septiembre del ´74. creo que han colgado un comunicado ―M artel señaló hacia un tablón de anuncios colocado en uno de los pasillos que daba acceso al patio central del viejo edificio policial de Gobernación. mientras la noticia de liberación de Natacha ya era conocida en todo el país. etc…) que no había llegado siquiera a celebrarse. más bien un horror. habrán pactado el desencuentro. ―Parece que se ha roto definitivamente la mesa de negociación y ya no hay excusa para aplazar el homenaje. Simplemente lo hicieron cuando el jefe de la banda se quedó satisfecho con el botín obtenido. El Gobierno en pleno asistió a los funerales de la victimas mientras el país horrorizado se preguntaba quién había sido el responsable. Cabrerizo perdió el pulso. aduanas. fue el acabar con el mayor número posible de agentes de un solo golpe aun con el riesgo de que hubiera que contar con la muerte de algún civil que también se encontrase en esos momentos tomándose algo. Se trataba del primer ataque ciego e indiscriminado que la organización terrorista vasca llevaba a cabo contra la población civil. la sirvienta había llamado a un médico de urgencia en cuanto el comando abandonó la vivienda de Puerta de Hierro. De todas maneras algunos ya estaban acostumbrados a este tipo de maniobras de cara a la galería. El restaurante-cafetería situado en una de las calles que daban acceso hacia la popular Puerta del Sol había sufrido una profunda reforma. El resultado fue el mismo. La cafetería. También podían haber sido acusados de homicidio involuntario al allanar su vivienda. La segunda fecha señalada para comenzar la huelga de celo. La propia Eta sufrió . se pospuso sólo unas horas antes de su comienzo tras llamar a capitulo y con carácter de urgencia a Cabrerizo. al borde de la cama de un hospital.La anciana condesa. El primer envite propuesto por la Asociación. que nadie quiso creer. que tratasen de no circular ante la puerta principal y que no frecuentasen la cafetería sita en la calle Correos) no hubiera prácticamente ningún miembro de las Fuerzas de la Seguridad del Estado dentro del local. Por suerte para todos. por el atentado del almirante Carrero. miembros de la Eta. sólo un año antes. Dos pájaros de un tiro. próxima a la Dirección General de Seguridad. tía de Natacha. Algunos volvieron a proclamar el ya famoso no hay mal que por bien no venga (esta vez en sentido totalmente contrario al utilizado tras el asesinato de Carrero). doce personas morían y ochenta resultaban gravemente heridas por la explosión de una bomba colocada bajo una de las mesas de la entonces conocida como cafetería Rolando. Su débil corazón se apoyaba en un marcapasos. Un paso atrás en la esperada apertura política de inesperadas consecuencias. ―M ira. A la cena de Pacheco. Una vieja nota pegada al lado del anuncio de última hora publicado por la asociación recordaba en mayúsculas cuales eran las históricas reivindicaciones de los funcionarios policiales: UN NUEVO REGLAM ENTO INTERNO/JORNADA LABORAL DIGNA/FIJACION DE LAS COM PETENCIAS DEL CUERPO/INCREM ENTO DE LOS COM PLEM ENTOS POR INCOM PATIBILIDAD/APLICACIÓN DEL NUEVO PLAN DE ESTUDIOS/PERFECCIÓN DEL GRADO/NEGOCIACION YA! En otra pequeña nota también colgada en el tablón se podían leer las instrucciones de obligado cumplimiento para llevar a cabo la tan cacareada huelga de celo (básicamente negarse a hacer funciones impropias del Cuerpo y cumplir escrupulosamente lo oficialmente dispuesto en cuestión de trámites. Salazar demostró saber manejar los tiempos. ¿tenemos tiempo. Todas las victimas iniciales de la matanza fueron civiles. Cinco años antes. de los primeros heridos que con la cara totalmente abrasada habían conseguido articular palabra. Las imágenes emitidas por televisión desescombrando lo que quedaba del local se entremezclaban con las primeras reacciones. Carrillo.” ―Aquí la pueden esperar sentados ―remachó M artel. (…) la democracia sigue pasando de largo para la policía. ―M ira. ―Bueno. que vio en riesgo la futura legalización del partido. ni siquiera se atrevieron a asumir su responsabilidad e intentaron escurrir el bulto señalando a fuerzas de la ultraderecha. el Director de la Seguridad del Estado. ―¿Adónde? ―el inspector Pertierra apuraba el folio del atestado sobre el caso del secuestro de Natacha. ―“(…) El anuncio de las últimas medidas de apoyo a esas reivindicaciones fue contestado por el Ministerio del Interior con unas instrucciones a las diversas jefaturas que suponen un desconocimiento de la legislación vigente y de los derechos sindicales de los funcionarios (…) ―Pertierra leyó en voz alta algunas de las líneas de la última circular que la Asociación Profesional de Policías había publicado entre sus afiliados―. ya hay luz verde? ―Pertierra dejó la máquina de escribir y metió la mano en uno de los cajones de la mesa sacándose una pistola para colocar en la sobaquera. Venga ―Pertierra se puso la chaqueta y se apretó el nudo de la corbata―. Su corazón había aguantado el envite. tres jornadas consecutivas de protesta previstas para comenzar el miércoles 27. se nos ha adelantado ―los dos inspectores destinados en atracos salieron por un lateral del viejo caserón de la Puerta del Sol y entraron en una animada cafetería situada en el número 4 de la calle de Correos. y que había recibido un gran susto que había hecho temer por su vida. La versión. La casualidad quiso que en aquel preciso instante (aunque posteriormente un semanario publicó que días antes del atentado se habían dictado normas a los funcionarios policiales en el sentido de que se abstuviesen de pararse junto a las fachadas del edificio de la DGS. Poco se tardó en atar cabos. Cabrerizo consiguió que su Junta Directiva le avalase posteriormente el aplazamiento de tres días pactado con Salazar tras informar del tête à tête que había mantenido con el mando policial. el inspector M artel entraba en uno de los despachos que ocupaba la sección anti atracos de la recién creada brigada judicial madrileña en las dependencias de la Puerta del Sol. Salazar le dobló de nuevo al brazo. ―Bueno. Un delito de robo con violencia e intimidación que se veía agravado por la privación de libertad de la víctima aunque tampoco podía tipificarse de secuestro ya que en momento alguno se había solicitado rescate ni condiciones para poner en libertad a Natacha. a la que estaban afiliados de forma casi mayoritaria los inspectores de la brigada judicial madrileña. el sábado 30. Cuando lo hicieron. se vino abajo tras las primeras detenciones de personas relacionadas directa o indirectamente con el atentado en las que se descubrieron diversos zulos o cárceles del pueblo camuflados tras falsos muros destinados a esconder armas o personas. ¿vas o venir o qué? ―varias horas después del suceso. La Junta presidida por Cabrerizo decidió estudiar otras medidas de presión desechando la anunciada huelga de celo a pesar de ver denegadas todas y cada una de las reivindicaciones que habían incluido en la plataforma sindical presentada ante el M inisterio del Interior. La relación de algunos de los detenidos como antiguos miembros del Partido Comunista bastó para que la versión policial se dirigiese directamente hacia el partido de Carrillo. enferma del corazón. La imagen recordaba la conmoción causada. Las consecuencias del brutal atentado no se hicieron esperar: la pequeña apertura prevista por Arias Navarro mediante la promulgación de la nueva ley de asociaciones políticas se paralizó bajo las presiones de la ultraderecha que clamaba venganza. A pesar del mal trago pasado. Los compañeros de Pacheco respondieron con el típico silencio administrativo con el que obsequiaban todas las andanadas que recibían de una parte de la prensa que sospechaba de los vínculos todavía existentes entre ciertos grupúsculos asociados al antiguo régimen y buena parte del aparato policial. La cafetería. se interrumpía la programación de Televisión Española para ofrecer una información de alcance. ofreció un cigarrillo a sus compañeros mientras subían con casi treinta grados de temperatura por la calle de Carretas hacía la Plaza del Ángel. saben que como Pacheco hay pocos. ―¡No te gires. En cuanto un detenido salía a la calle decía que había sido torturado por él y en realidad ni siquiera le conocía. ―¿Te refieres a los comunistas? ―Y también a los socialistas. ―Ya sabes ―complementó Aguilera―. ―No lo creo ―contestó Pertierra mientras hacía una seña con los dedos al dueño del bar para que le sirviese un par de cañas―. El carrete no llegó a ser revelado. estúpido! ¡Cómo te vuelva a ver por aquí la próxima vez te lo meteré por el culo! ¡Lárgate ahora mismo! ―los inspectores rompieron a reír al ver como el chaval al que M artel apuntaba con el dedo sobre la espalda casi caía el suelo al arrancar el coche sobre el que se apoyaba. solo hacía su trabajo. ni siquiera los que estábamos en la Social teníamos acceso directo a los operativos principales. ―Pero entonces. A la gente le sigue sonando el nombre de Pacheco de cuando la dictadura y todo el mundo lo utiliza ahora para atacar a la policía. Algunos rumores incluso situaban al inspector en Venezuela. ¿por qué le atacan? ―Bueno. ―Tú que crees ―Aguilera apuró la cerveza y se despidió del grupo de funcionarios―. La policía del régimen. Además. pero parece ser que a Pacheco alguna vez se le fue de las manos ―intervino M artel―. La protesta del gremio de periodistas a las autoridades no se hizo esperar.la más grave escisión de su historia entre los partidarios y los contrarios (los poli milis) a este tipo de medidas. que también había iniciado su carrera policial a principios de los setenta en la Social. ―Ya. popularmente conocido como Billy el Niño tras su paso por la BPS. la Social. hay mucha gente a la qué no se le ha olvidado su cara. Lo único que nadie dudaba era que. La primera intentona se había zanjado con la detención de un teniente coronel de la Guardia Civil y un capitán de Infantería que habían comenzado una conspiración alrededor de unas tazas de café organizadas en la cafetería Galaxia. ―¿También va Ballesteros? ―preguntó uno de los funcionarios que acompañaba a los inspectores. ―Joder. ―A Pacheco le endosan de todo ―justificó Pertierra―. Todo el mundo sabe que se les protegía para ahogar a los comunistas. Según declaró el fotógrafo a sus colegas de profesión. Un fotógrafo de un diario de tirada nacional aseguraba haber captado la preciada instantánea de la llegada de Pacheco a los juzgados de la Plaza de Castilla para realizar una primera declaración acerca de las presuntas relaciones que mantenía con los ultraderechistas procesados por el atentado de los abogados laboralistas de Atocha. Pacheco y alguno más. si quieren acabar con los atentados no se desprenderán de gente como él. A las siete y veinte de la tarde. ―Dicen que lo de Pacheco es una cena de despedida ―el inspector Aguilera (también conocido como el Faenas) conversaba apoyado en la barra de la cafetería junto a un grupo de funcionarios de la DGS―. Aquello no le sentó bien a algunos que se sintieron traicionados por la decisión de Suárez y comenzaron a mover los hilos para restaurar un régimen como el que había gobernado el país durante los últimos cuarenta años. La inhibición judicial del famoso inspector había sido respaldada hasta ahora por la conocida formula de estar de servicio. Creo que Pacheco pasó una temporada en la universidad estudiando ―los agentes se echaron a reír ante el comentario de Aguilera―. Los periodistas también han intentado fotografiarle varias veces y nunca han podido. La presencia de Pacheco en los juzgados con motivo de la vista oral por el caso de los abogados de Atocha se había convertido en una auténtica sorpresa tras haber rechazado todas las citaciones recibidas hasta la fecha. con los socialistas se hacía la vista gorda ―respondió Pertierra―. ―¿Lo conoces? ―preguntó M artel mientras se fijaba en unos tipos que a la salida de un parking parecían estar trapicheando desde el interior de un coche con un chaval que se apoyaba en la puerta del conductor. En tan sólo tres años habían pasado de la ilegalidad a obtener 121 escaños (la segunda opción más votada tras el Unión de Centro Democrático de Suárez) arrebatándole la hegemonía de la izquierda al PCE de Carrillo que se tuvo que conformar con unos exiguos 23 diputados a pesar de las enormes expectativas de crecimiento creadas tras la famosa legalización del Sábado Santo del ´77 aprobada por Suárez aprovechando el largo puente festivo. Un acto íntimo y corporativo. ya sabes. ―No. Del Congreso de Suresnes a las primeras elecciones generales. Una vez mató un perro y ahora le llaman… ―¿Qué pasa? ¿Es que no pensáis ir a la cena? ―el inspector Jiménez entró en el bar saludando a los compañeros de la brigada anti atracos. Los tres inspectores de la recién creada brigada judicial madrileña (anteriormente conocida como Brigada de Investigación Criminal) se dirigieron a pie hasta un céntrico hotel donde estaba previsto celebrar la cena-homenaje al inspector Pacheco. Creo que en el M inisterio de la Gobernación le dieron matrícula de honor. De las cuestiones principales sólo se enteraban Conesa. El apodo. se lo había ganado a pulso gracias a la imagen de extra de película americana del Oeste con la que se paseaba por el paraninfo de la Complutense durante los últimos años de la represión franquista ejerciendo labores de control sobre las células rojas que trataban de abrirse paso entre los jóvenes estudiantes de la universidad. M uchos de los legalizados habían conocido los viejos pasillos y los calabozos de la planta baja del edificio de Gobernación donde ahora residía la brigada judicial madrileña. esta cena homenaje se va a celebrar en desagravio por los ataques de que viene siendo objeto nuestro compañero en diversos medios informativos. Parece ser que le ha fichado un banco como jefe de seguridad. Como ya saben. mientras tanto. Al resto nos mandaban a hacer las pesquisas sin ni siquiera saber el conjunto de la operación. Un triunfo para la democracia y la reconciliación titulaba el M undo Obrero. trataba de reponerse del golpe. sólo de vista. ―¿Pero cómo coño pueden pensar que Pacheco sabía lo que iba a pasar con esos abogados? ―Aguilera. a la entrada del salón reservado para el homenaje. pero que sufren la incomprensión y la inquina ―Cabrerizo. ―Vamos. Seguro que preside la mesa. realizaba unas declaraciones a la agencia Efe mientras iba dando la bienvenida al casi centenar de inspectores del Cuerpo Superior afiliados al sindicato policial que habían acudido a la cena―. como viene de la Social ―Pertierra saboreó la caña repleta de espuma―. tú ya me entiendes. de una manera o de otra. además de por su baja estatura y su cara aniñada. En realidad casi nadie le conoce ―Aguilera hizo una seña a sus compañeros para que se acercasen sigilosamente hasta el vehículo―. el espectáculo ha terminado ―Pertierra señaló la entrada del lujoso hotel Victoria mientras el tipo que trataba de comprar unos gramos de hachís corría a toda velocidad calle abajo. La última cuando fue a declarar por lo de los abogados de Atocha y tampoco pudieron ni acercársele. al paparazzi que se había atrevido a fotografiarle le habría caído alguna hostia que otra. No hay nada más que ver los resultados. ―Pues yo creo que sí ―sonrió M artel mientras colocaba su dedo índice sobre la espalda del tipo que se apoyaba en la ventanilla del vehículo. El fotógrafo nunca podría demostrarlo. La asociación de inspectores del Cuerpo Superior de Policía no había querido dar publicidad al convite salvo a la agencia de . dónde habría sido contratado como jefe de seguridad de una importante empresa privada tratando de olvidarse de su polémico paso por la policía política del régimen. Todo eran especulaciones alrededor de Pacheco hasta que le vieron entrar en el juzgado para responder a las preguntas del juez encargado del caso Atocha. ―La asociación está para solidarizarse con los compañeros que actúan abnegadamente. los compañeros de la Brigada Especial Operativa (más conocida como la brigada antiterrorista) que arropaban a Pacheco se lo confiscaron amenazándole con enchironarle si se le ocurría volver a acercarse a menos de cien metros de su compañero. nos hemos reunido en desagravio a los continuos ataques de que uno de nuestros más brillantes compañeros está siendo objeto por parte de algunos medios de comunicación… ―Creo que a Cabrerizo no le han hecho ni puto caso con lo de las reivindicaciones. Los que trataban de defender la gestión del brazo derecho de Conesa también esgrimían sus argumentos: A pesar del enorme número de denuncias presentadas por los detenidos o interrogados que habían pasado por sus manos sólo había tenido que hacer frente a al pago de una pequeña multa en un juicio de faltas en toda su carrera policial y a una condena de un día de arresto y mil pesetas por una falta de malos tratos y coacciones a un detenido. ciertas o no. Es imposible que se deshagan de él. por el Gobierno al Congreso durante el presente mes de julio. atendiendo a las voces que le jaleaban se levantó y entre vítores y alabanzas dirigió unas palabras ante la insistencia de los presentes que coreaban insistentemente su nombre mientras Ballesteros aprovechaba que el foco de atención se centraba en el policía estrella para levantarse sigilosamente y salir rápidamente por una de las puertas traseras del salón―. De inmediato el Gabinete de Asuntos Legales de la Dirección de la Seguridad del Estado había amenazado con presentar una querella criminal por la publicación del reportaje que llevaba los titulares: “Así es el policía más famoso del país”. terror de progres. Cabrerizo aprovechó la presencia de muchos de los afiliados de la asociación para recordar a todos los presentes que Salazar le había informado personalmente de la imposibilidad de aumentar los complementos por incompatibilidad durante el presente año. en este caso el Interviú. melenudo. eficiente según otros… No tiene amigos. Otro semanario. es un lobo solitario y sus técnicas no las ha aprendido en los libros –siempre ha sido rematadamente un mal estudiante-. por cierto. aquí no dimite ni Dios. No hay muchas personas que le conozcan: hoy es rubio y mañana moreno. ―Pues no. que sería remitida. En el caso de Pacheco. Además. el que está con Ballesteros ―contestó Aguilera mientras ocupaban una de las mesas redondas del fondo del típico salón de bodas. Desde diferentes medios se había especulado con la relación más o menos amistosa que podía mantener Pacheco con los asesinos de los abogados de Atocha. ―Como todos sabéis ―Cabrerizo tras despachar al reportero de la agencia Efe se sentó en el centro de la mesa principal y con la copa en la mano comenzó a emitir un breve discurso mientras el comisario Ballesteros. sólo eran habladurías de la prensa. ―Ese tío es un experto en hacer cantar a los terroristas ―apuntilló Aguilera―. de hacer lo más posible para que no estén en la calle los delincuentes. ―Será un farol ―contestó Aguilera mientras Cabrerizo continuaba el discurso―. torturador según unos. se tuvo que conformar con la de plata. su labor principal se había centrado en desarticular al PCEreconstituido. Cabrerizo sólo había recibido buenas palabras por parte del M inisterio a la hora de negociar el convenio. Las tensiones en el seno de la Junta de la Asociación al ver rechazadas su reivindicaciones se habían visto incrementadas por la presión que ejercía la presencia de un segundo sindicato policial. el comisario general de Información que había sustituido recientemente al supercomisario Conesa al frente de la lucha antiterrorista. la Unión Sindical de Policías (USP). La descripción periodística realizada por los redactores del Cambio16 no ahorraba adjetivos: “Canijo. Con la llegada de la democracia los objetivos habían cambiado. el Grapo.prensa fundada tras la guerra civil. Sus cabellos relucen por la brillantina y sus trajes resultan un poco horteras”. Conesa acabó de un plumazo con las críticas vertidas sobre su regreso al mando policial con la liberación de los dos secuestrados por los ultraizquierdistas del grapo. parece que piensa dimitir ―señaló M artel recordando las hojas sindicales con la que la asociación de inspectores había empapelado la sede de la brigada. escuchaba atentamente a uno de sus subordinados que le susurraba al oído―. ―Sí. a veces puede llevar unas Ray Ban. ―(…) sólo quiero aclararos a todos que no pienso dimitir por mucho que me lo pidan los periodistas ―Pacheco continuó el improvisado discurso tras recibir una gran ovación―. había solicitado un careo del agente secreto con dos de los procesados para aclarar su supuesta amistad y los posibles contactos mantenidos en la propia Dirección General de Seguridad con los asesinos de los abogados de Comisiones Obreras. aunque últimamente también se le ve con unas gafas de miope. así como la también imposible probabilidad de aprobar un nuevo reglamento policial antes de que las Cortes debatiesen y aprobasen la ley orgánica de la policía. el superagente Conesa. pese a quién le pese. no? ―Pertierra señaló hacia una de las mesas del centro del comedor principal del hotel de los toreros en la que destacaba la figura de Ballesteros. El juez. cien mil pesetas y mil puntos en el escalafón policial. ―Ya te digo ―asintió Pertierra sin dejar de mirar la silla vacía de Ballesteros. una cosa estaba clara: El nombre de Pacheco estaba asociado a numerosas denuncias. Pacheco. Sin embargo. Un semanario le había dedicado las páginas centrales de su última edición bajo el impactante titular: El policía secreto más secreto de España. Lo quisiese o no. también galardonado por su brillante acción. ―Dicen que es el que mejor conoce a los Grapo ―comentó M artel mientras continuaban los aplausos tras la intervención del homenajeado―. presidente del Consejo de Estado. tras su primera comparecencia. es un tipo fiable. ―No siento otra preocupación que ser un buen policía y la obligación ―Pacheco. barbilampiño. aunque ha tenido un buen maestro. ¿no? ―comentó Pertierra en voz baja después del primer brindis ofrecido por el presidente de la asociación de inspectores. que acababa de conseguir que la Audiencia Nacional resolviese un recurso a su favor por el que declaraba incompetente a la Dirección de Seguridad del Estado para reconocer o no la legalidad de un nuevo sindicato en el seno de la policía que hiciese sombra a la omnipresente Asociación de Cabrerizo. El currículo de Pacheco tenia marcada una fecha: La de la liberación de Oriol. Serían los jueces los que dirimirían la cuestión. el asunto de los abogados laboralistas del caso Atocha le había tocado de lleno. Cosas de la cadena de mando. No estaba nada mal para un tipo que se había encargado de mantener a raya a las hordas rojas que trataban de derribar el régimen. por malos tratos (los afectados hablaban de torturas) recibidas en las dependencias de la Dirección General de Seguridad. Sin embargo. ―Joder. al menos para aquellos que habían visto legalizada su situación. los que han pasado por sus manos saben desde el principio quién es el poli bueno y el poli malo ―los inspectores volvieron a reírse mientras comenzaban los cuchicheos en otras mesas cercanas ante la repentina . El resto de posibles procesos fueron sobreseídos tras la aplicación de la ley de Amnistía del ´77. ―¿Es aquel. las mismas que el año anterior. M ás de cuarenta años al servicio de la policía del régimen conmemorados con la democrática medalla de oro al mérito policial gracias a la infiltración de su mejor discípulo en el comando secuestrador. había logrado hacerse con una fotografía del policía secreto más secreto. su jefe al frente de la Brigada Político-Social que había sido recuperado para resolver el doble secuestro cuando ya se hallaba prejubilado. más conocido por su brazo armado. ese tío es un crío ―comentó M artel en voz baja mientras Pacheco continuaba agradeciendo la invitación a los convocantes del acto. o algunos abogados que se dedican a atacarme o injuriarme (…) ―Te lo dije ―Aguilera señaló al Pertierra―. terroristas y asesinos (…). Era un personaje odiado y querido por unos y por otros. Entre las reivindicaciones del programa de la asociación policial presidida por Cabrerizo destacaban la exigencia de cambios profundos como la desaparición de las viejas estructuras de la Junta de Seguridad y otros más acordes con un sindicato de toda la vida: la exigencia de una jornada de trabajo razonable. y los provenientes de la Social habían ido pasando a formar parte de brigadas que bajo diferentes nombres a los usados hasta ahora formaban parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. y del teniente general Villaescusa. secuestrados ambos por los Grapos (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre). Pacheco estaba de moda. eso sí. ―(…) pienso dejarme la última gota de sudor para mantener las calles limpias ―cerró la intervención recordando en tono irónico las declaraciones realizadas por los abogados del sumario Atocha que señalaban que el día que prestó declaración ante el juez tenía el traje lleno de sudor―. presidente del Consejo de Justicia M ilitar. que hizo entrar al inspector de ojos saltones en la zona caliente de la popularidad y de paso puso un broche de oro a la brillante carrera de Conesa. La prensa le buscaba. a su lado. una adecuada distribución territorial de los efectivos policiales y la remuneración de los complementos por incompatibilidad. Uno de los periodistas se quedó con la boca abierta cuando se dio cuenta que Pacheco era el que repartía las acreditaciones… ―Y acuérdate de lo de Oriol y Villaescusa. El clima era de . En el momento de su ingreso. ―…en el momento en el que se dio cuenta de que iba a ser objeto de una agresión ―Suárez continuó con la confidencia tras aceptar con un gesto la inesperada presencia de Avellaneda―. No habían querido realizar declaraciones. El presidente del Gobierno salió de la pequeña sala dirigiéndose de nuevo a la zona privada del hospital en la que se hallaban reunidas todas las personalidades del Gobierno y algunos miembros de la oposición que también se habían acercado a conocer de primera mano el estado de uno de los miembros de la Comisión Constitucional. verdad? ―Parece ser que algunos testigos aseguran que en el momento de la huida se les escuchó gritar “Gora Euzkadi” pero está sin confirmar. La vuelta de Pacheco a la actividad policial estaba más que justificada: quedaba mucho trabajo por hacer. El Gobierno en pleno se había desplazado hasta la clínica: Pertierra M ellado. En la revisión completa de la cavidad abdominal se apreció hematoma retroperineal de mediana intensidad. el herido está superando el shock traumático. bastantes esperanzas. ―¿Ha terminado la operación? Pérez-Llorca respondió afirmativamente con la cabeza. había llegado hasta una pequeña sala donde se mantenía una conversación. con respuesta favorable. Pronóstico gravísimo. Calvo Sotelo. ―¿Te lo ha contado el presidente? El periodista sonrió ante la última pregunta de Avellaneda. Pasó al servicio de reanimación. permitió una laparotomía exploradora. va bien ―una y cuarto de la madrugada.» ―¿Hay algún órgano vital que se haya visto afectado? ―Avellaneda lanzó la primera pregunta. ―No ―respondió el director de la clínica―. casualmente en las cercanías donde a primeros de año un comando terrorista de la Eta militar también había asesinado al gobernador militar de M adrid siguiendo un plan para provocar a las fuerzas armadas aprovechando el vacío político desde la promulgación de la Constitución hasta la celebración de las elecciones generales. ―¿Conocen la identidad de los posibles autores del atentado? ―se atrevió a preguntar Avellaneda a pesar de la cara de pocos amigos del de seguridad. Los antidisturbios controlaban el interior de la cárcel tras el agrupamiento de los presos que se encontraban en huelga de hambre. M ientras despachaban el primero plato. El foco de la cena seguía puesto sobre el superagente cuando algunos comenzaron a señalar la silla que permanecía vacía desde hacía un rato. Cuando Avellaneda y el privilegiado compañero que había recibido las primeras palabras de Suárez regresaron a la sala de espera. Cuando el país todavía se recuperaba del susto producido por el secuestro de Natacha una nueva noticia ponía el corazón de la ciudadanía en un puño. Probablemente buscasen presionar con el tema del Estatuto y con lo de la cárcel de Soria. Está fuera de peligro. ―Va bien. M antenía un semblante sereno a pesar de las circunstancias. es un compañero de profesión. confirmándose en el transcurso de la misma varias perforaciones del intestino delgado y grueso que obligaron a resección amplia intestinal y sutura de las restantes perforaciones y desgarros de mesos. Sánchez Terán… Suárez había sido de los primeros en llegar justo después de Rosón. Las primeras informaciones recibidas señalaban que el congresista había recibido un disparo tras zafarse de un comando terrorista etarra que trataba de introducirle por la fuerza en el maletero de un coche. ―Dicen que el estado es desesperado ―le respondieron los reporteros. Una sensación de alivio fue apoderándose de la sala. ―¿Qué? ―Pertierra se giró ante uno de los inspectores que se apoyó sobre su hombro mientras le susurraba al oído. Creo que fue M artín Villa personalmente el que le pidió a él y a Conesa que se hiciesen cargo de la investigación ―Aguilera continuó describiendo los méritos del homenajeado―. ―¿Ha sido la ETA. ―Siempre ha sido una persona de gran valor e inteligencia… ―Avellaneda. el gobernador civil de la ciudad. ―Creo que era el que convocaba a los corresponsales españoles en París cuando los del Grapo querían dar una rueda de prensa ―comentó uno de los agentes que compartía mesa con los inspectores―. El propio ayuntamiento soriano había solicitado el regreso de los presos a sus cárceles de origen. el M inistro de la Presidencia abandonaba la zona reservada de la clínica para enfrentarse con los numerosos periodistas desplazados hasta Ciudad Sanitaria Francisco Franco. en unos momentos se hará público el parte médico. uno de los diputados de la cámara alta. ―Te ruego discreción ―el periodista le susurró a Avellaneda mientras regresaban a la sala de espera repleta de compañeros de profesión―. Todo apuntaba a un comando poli mili destinado a presionar en la negociación del futuro estatuto vasco que se encontraba encima de la mesa de negociación del Gobierno. ―«A las 23 horas del día 3 de julio ingresó en el servicio de urgencia de esta ciudad sanitaria provincial Gabriel Cisneros Laborda. se tiró al suelo y consiguió esquivar así otras balas. La precipitada salida de Ballesteros (el máximo responsable de la lucha antiterrorista) en medio del brindis a Pacheco no había pasado inadvertida para casi nadie. Avellaneda se fijó como uno de los compañeros de la prensa se dirigía hacía uno de los pasillos interiores de la clínica siguiendo a un tipo ataviado con gafas oscuras. siguiendo a cierta distancia al compañero. Ibañez Freire. Sometido a medidas de reanimación inmediata. El director de la clínica esgrimió un papel ante la atenta mirada de los periodistas. ―Sí. La noticia comenzó a correr por las mesas del salón: Cisneros. ―¿Dicen que no se descarta la opción del secuestro? ―Eso quizás le haya salvado la vida. ―No se preocupe ―el periodista frenó al encargado de la seguridad del presidente del Gobierno que se dirigía a sacar de la sala a Avellaneda―. que presentaba herida por arma de fuego con orificio de entrada en región inguinal derecha y orificio de salida en región lumbar izquierda. Arias Salgado. ―Aún es pronto para saberlo ―respondió Suárez dando por concluido el encuentro.espantada de Ballesteros durante el vibrante discurso de Pacheco. el herido se encontraba en un gravísimo cuadro de shock traumático. El atentado había tenido lugar ante el portal de la finca situada en el 55 de la calle de Lope de Rueda. dicen que fue el que se infiltró entre los del Frap en Londres cuando los desarticularon. los compañeros de profesión se arremolinaban ante un hombre vestido con una bata blanca. Parece ser que se arrojó al suelo nada más producirse la primera detonación. Conesa ya estaba prejubilado tomando el sol en la playa y a los del M inisterio no les quedó más remedio que volver a llamarle. Cabe abrigar esperanzas. en unos minutos darán el parte oficial. había sufrido un atentado a las puertas de su casa que había estado a punto de costarle la vida. Calvo Ortega. De haberle querido asesinar no hubiese tenido margen de reacción. Eso fue lo que le salvó la vida. uno de los vehículos oficiales conducía al responsable de la lucha antiterrorista a la Ciudad Sanitaria Francisco Franco. El segundo intento de secuestro en una semana. La gran proximidad entre el lugar de los hechos y el centro hospitalario jugó a su favor. ―No se preocupen ―el ministro intentó zafarse de los periodistas―. Rodríguez Sahagún. Abril. La dura situación de los presos vascos destinados en la prisión soriana había provocado la protesta de la rama política de la banda. . ―¿Y usted? ―Estábamos en la cena de Pacheco ―Pertierra señaló hacía varios compañeros de la judicial que le habían acompañado―. Los dirigentes desplazados hasta la clínica comenzaron a desfilar sin querer hacer declaraciones. ―¿No duerme nunca? ―el inspector Pertierra se cruzó con Avellaneda cuando se dirigía hacia el aparcamiento del hospital a recoger su coche. Un parlamentario. Cómo si no tuviésemos bastante con los chorizos y los terroristas. Los periodistas tomaron conciencia de que en las redacciones esperaban las crónicas como agua de M ayo. ―Uno de tus colegas ―respondió el inspector tocándose la cara―. al cruzarse con los periodistas. ―Veremos ―el inspector se despidió del periodista montándose en la parte trasera del vehículo donde había sido introducido el “fotógrafo” ―. ―¿Pacheco? ¿Ha anunciado su retirada? ―De eso nada. Se había salvado el round pero el listón terrorista cada vez estaba más alto. cuando nos enteramos de la noticia y decidimos venir a ver qué pasaba. estamos ya en todas las listas”. comentó en voz alta: “Esto es una hecatombe. Otro signo de que la cosa se había estabilizado. Hay mucho trabajo que hacer. ¿No lo conocerá por casualidad? ―No le he visto en mi vida ―respondió Avellaneda mientras se encendía un cigarrillo―. El desarrollo democrático iniciado tras la muerte del dictador no parecía haber calmado las ansías de los terroristas cada vez más activos y sanguinarios. ―¿Y ese? ―el periodista señaló a un tipo que en bata blanca era introducido de malas maneras por un par de compañeros de Pertierra en uno de los vehículos camuflados de la brigada. También comenzaron a desfilar hacía la calle. ―¿Cómo? ―Creo que es un fotógrafo chileno que se ha hecho pasar por el ayudante de un cirujano para colarse en la UVI e intentar sacar la exclusiva de Cisneros entubado. probablemente ni siquiera este acreditado. Los rumores habían corrido intensamente durante las más de dos horas que había durado la operación quirúrgica.tensa e irritada expectación ante la falta de noticias. Cisneros había recibido la transfusión de varios litros de sangre nada más ser ingresado. que le ha echado mucho morro al asunto. que historia nos cuenta. A este tipo de servicios especiales de recuperación de deudas recurrían algunas entidades financieras que externalizaban las tareas menos administrativas del servicio de recuperaciones cuando el sistema interno de recobro se daba por vencido. Del Rembrandt mejor ni recordarlo. Las revistas del corazón también habían dedicado reportajes a todo color repletos de detalles. había hecho florecer este tipo de servicios de asesoría empresarial. En estos momentos no puedo ofrecerles nada. ―Trabajaremos como si la hubiese ―respondió el comisario Garrido. Uno de los pocos que funcionaban en época de crisis. según rezaba en las escrituras inscritas en el Registro M ercantil. Ni siquiera sabemos si eran tres o más los secuestradores. ―¿Tienen cita? ―la secretaria. La lentitud de los contenciosos económico-administrativos y la posibilidad de perder los juicios. aunque reconocida por todos. máximo responsable de la recién creada Brigada Judicial madrileña. Esos atracadores no eran muy profesionales precisamente y ahora estarán buscando dar salida a los cuadros robados. estamos pensando . que vigilaban la vivienda desde el exterior. ―No ―se excusó el inspector Pertierra. Todos los periódicos habían dedicado páginas completas al suceso del día. La economía sumergida. que deseaban ―una señora de mediana edad abrió la puerta de un amplio piso utilizado como despacho por la firma de recobros. unas siluetas más bien. tenía difícil acceso a la justicia cuando a alguien se le olvidaba pagar. De todas maneras. ―¿Una copa? ―los agentes no se atrevieron esta vez a contradecir nuevamente a su anfitrión―. Se mostraron embarullados y aterrados. ―¿Y en la vivienda de su tía? ―Una de sus hijas dice que no se llevaron ni un alfiler pero Natacha les contó a los periodistas que a su tía le robaron unas ciento setenta y tantas mil pesetas en metálico y algunas joyas. Sólo unas sombras que parecían moverse en el jardín controlando la vivienda desde el exterior. La rueda de prensa de Natacha había sido sumamente esclarecedora y descartaba muchas hipótesis a pesar de las múltiples posibilidades que se seguían manejando en el edificio policial de la Dirección General de Seguridad. Otro de los datos aportados por Natacha en el salón de sus padres frente a un nutrido grupo de periodistas. En todo caso. pero no se pueden ni imaginar la cantidad de gente que viene por aquí a pedir trabajo. que parecía no haber escuchado a los inspectores. Se habían torcido desde el principio. Presentar ante el juez como prueba de una relación mercantil cuatro garabatos y dos firmas sobre una servilleta de papel no era. si quieren dejarme un teléfono… ―No hemos venido a entregar ningún currículo ―M artel torció el gesto ante aquel hombre que no les había dejado meter baza desde que habían entrado en el despacho. ―¿Fuman? ―el titular del despacho les acercó el paquete de rubio americano que acababa de abrir. Otra de las reflexiones realizada por Natacha ante la prensa personada en la vivienda de sus padres: En todo momento se comportaron como auténticos principiantes. ―No. siéntense por favor ―tras unos minutos. Se culpaban unos a otros de que los planes no les hubiesen salido bien. Los comerciantes y empresarios también se agarraban a esta clase de sociedades como un clavo ardiendo cuando las habituales vías legales para recuperar una deuda no habían dado su fruto. era la gestión activa en el recobro prejudicial de morosos. pero este es un asunto de gran importancia y nunca está demás dedicarle algo de tiempo. el inspector Pertierra señalaba un pequeño rotulo dorado. ORCOINS A ORGANIZACIÓN DE COBROS INTERNACIONALES . Ni caja fuerte. ni alhajas ni cheques que firmar. ―La Guardia Civil está al mando de las investigaciones… ―Lo sé ―respondió el comisario―. Tiraron por la calle de enmedio y se presentaron a plena luz del día en la vivienda de la tía de Natacha para ampliar el botín obtenido. ―M enudo susto le has dado ―comentó M artel mientras los dos inspectores subían las escaleras hasta el primer piso del edificio de oficinas situado en una de las calles que desembocaban en el Paseo de la Castellana. ―Perdónenme. ―Perdón ―el portero de la finca situada en el número 24 de la calle de Sor Ángela de la Cruz salió de su garita y se dirigió hacia los dos inspectores que revisaban los buzones del rellano de entrada a la finca―. parecen existir algunas dudas ―respondió Pertierra. preguntó de manera rutinaria. como decían los abogados. Quizás nos lleve hasta alguna mafia dedicada a las obras de arte o algo así. el corazón financiero de la ciudad. Quizás sólo fuese fruto de la tensión vivida en el interior de la casa. M enudo ridículo hizo el jefe de la banda rebuscando entre los lienzos que sus dos colegas ya habían guardado en un par de bolsas. por favor ―la secretaria les señaló un sofá situado en un pequeño hall tras comprobar la credencial del inspector M artel. quizás todo había estado perfectamente planeado desde el principio… ―¿Algo más que deba saber? ―Parece ser que a uno de los secuestradores le llamaban “el legionario” pero tampoco estamos seguros de ello. Debe ser de las pocas cosas que no se ha enterado la prensa antes que nosotros. sólo es una visita de cortesía ―respondió Pertierra mientras M artel le enseñaba discretamente la placa. ―Adelante. ―Policía.III ―En cuanto a los objetos robados. Nunca se sabe cuándo va a cambiar el ciclo. Orcoinsa garantizaba métodos para recordarlo. ―¿Por dónde quiere que empecemos? ―Por los peristas. El negocio del recobro iba viento en popa. una prueba demasiado concluyente para certificar la existencia de una deuda. ―Esperen un momento. No hacía falta leer el atestado policial para conocer qué había pasado en el interior de la vivienda de los M artus. S OCIEDAD ANONIMA servicios de asesoría fiscal y contable a pequeños y medianos empresarios ―Aquí es ―un par de horas después de salir del despacho del comisario Garrido. Los asaltantes también parecían tener los nervios de punta. tampoco creo que pongan ninguna denuncia. éste le insultaba y no hacía más que repetir: "Recuerda que recibimos órdenes y hay que cumplirlas bien". M e ha dicho mi secretaria que son inspectores de policía. Aunque nunca se sabe. Cuando uno cometía lo que otro consideraba un error. quizás sólo estuviesen fingiendo para despistar a la policía. Quizás no fuesen tan poco profesionales. Con esto de la crisis se ha incrementado notablemente nuestra facturación pero tampoco me gusta dejarme llevar por un exceso de confianza. Una maniobra peligrosa que podía haberles costado caro. La actividad principal de la sociedad. ¿Puedo ayudarles en algo? ―Buenos días ―Pertierra le plantó en la cara al bedel la placa identificativa del cuerpo. La verdad es que es todo muy confuso. ―Buenos días. la secretaria hizo pasar a los dos inspectores a un despacho en el que un hombre perfectamente trajeado tras una mesa llena de documentos se encendía un cigarrillo tras colgar el teléfono. Tampoco estaba segura de ello. sobre todo si las ventas no se habían soportado en facturas o contratos debidamente perfeccionados. En un momento de la noche le pareció ver a un par de hombres. La información no parecía ser demasiado buena. ―Bueno. Por cincuenta mil pesetas de entrada. ―Lo comprendo. no tengo nada que ver en esos asuntos políticos. expertos en artes marciales o exboxeadores que se encargaban de mantener el orden a base de hostias en cuanto alguien intentaba pasarse de la raya. Verdaderos profesionales en el hábito de los impagos sin ningún tipo de escrúpulos que requerían el programa especial de recobro por parte de agentes comerciales con similar nivel de remordimientos. Las sociedades de recobro solían servirse de personal a tiempo parcial para hacer los seguimientos sobre los morosos. Hay mucho golfo escondido entre los que se declaran insolventes. Bajo acuerdos verbales y garantías de cobro al finalizar cada jornada (acababa de aprobarse la ley de incompatibilidades). En el ´66. sus abogados les pueden informar debidamente. Tampoco tengo que dar explicaciones acerca de lo que hayan hecho todas las personas con las que me he encontrado en algún momento de mi vida y menos ese hombre que acogí una vez en mi empresa y me traicionó queriendo cargarme con esos delitos de los que yo nunca he tenido parte. Como ya dije en su momento. rezaba en el folleto publicitario situado sobre la mesa. y los que trataban de vivir del trabajo de los demás. ―M uy bien ―echó una enorme calada―. ¿qué les trae por aquí? ―Sólo queríamos cierta información ―intervino Pertierra. todavía hay un par de sumarios abiertos por secuestro en la Plaza de Castilla que buscan culpable. Los salarios percibidos por la policía no eran nada del otro mundo. tenía en el 75 de la calle de Claudio Coello. pero no es ese el caso que nos interesa. El servicio de cobros beneficia a empresas cuyo objeto social no es el recobro de impagados y que en Orcoinsa podrán encontrar una solución económicamente ventajosa. En cuanto escarbas entre sus familiares y amigos más cercanos descubres que no son más que meros testaferros que esconden el dinero a los ojos de los acreedores. A nosotros también se nos acumula trabajo con el tema de la crisis ―respondió M artel―. Las facilidades para el pago y los enormes carteles publicitarios colocados sobre unos amplios terrenos por dónde se suponía que iba a crecer la parte noble de la ciudad hicieron el resto. Un año después y a la vista de que los pisos no se entregaban (ni siquiera habían comenzado a ser levantados). ya sabemos lo que nos van a contar ―respondió M artel tras echar un trago al vaso de whisky―. disfrazado bajo eufemismos como el de ejercer funciones de relaciones públicas. ¿Qué tipo de información necesitan? ―Es sobre un secuestro… ―Reconozco que nuestros métodos de cobro a veces puedan resultar un poco extremos. ―Ni siquiera conozco sus nombres ―el titular del despacho se encendió un nuevo cigarrillo. Ex-guardias civiles o policías pluriempleados que en el tiempo que estaban fuera de servicio pretendían sacarse un sobresueldo eran uno de los perfiles más solicitados para hacer este tipo de trabajos. ―M artel y Pertierra ―respondió M artel. lo recuerda ¿verdad? ―No sé lo que dicen por ahí ni tampoco de qué me hablan ―el titular del despacho miró el reloj que llevaba en su muñeca izquierda―. era otro de los sectores que servían para equilibrar la economía familiar de muchos agentes a los que el sueldo no les permitía vivir con suficiente holgura. esta no es una visita oficial ―añadió Pertierra mientras ojeaba un pequeño folleto publicitario de la sociedad―. en la sala de al lado. ―Si la información que buscan trata de algo relacionado con algún caso pendiente de alguno de mis ex compañeros de partido ―la respuesta del titular del despacho trató de tomar suficiente distancia con la palabra secuestro―. Tenían que haber visto lo que son capaces de ofrecer con tal de quedarse con el dinero ajeno. ―Ese ex socio suyo es experto en organizar secuestros de fin de semana. La mano izquierda para tratar al público era una de las cualidades más valoradas en aquellas discotecas o clubs privados en los que se hacía una selección previa del público a la puerta frente a otro tipo de garitos en los que predominaban a sus puertas o en su interior asiduos a gimnasios. ―¿Creo que estudiaron juntos en Suiza. sin sobrepasar la ley por supuesto. ―Bueno. Desde otros sectores también comenzaban a alzarse voces exigiendo el cumplimiento de la reciente ley de incompatibilidades que teóricamente impedía a las fuerzas de seguridad ejercer determinadas profesiones cuando terminaban su jornada laboral. en este tipo de locales de espectáculos se especializaban en mostrar de manera educada la salida a aquellos que se tomaban una copa de más y les daba por armar un poco de barullo.en diversificar la actividad en nuevos servicios de asesoría legal y mercantil. Desde luego más afín a su formación que conducir sin licencia un taxi toda la noche como empezaba a extenderse entre alguno de los miembros del cuerpo a los que el sueldo no les llegaba a fin de mes. El caso de los M artus tiene ciertos paralelismos con los sumarios que siguen abiertos en la Plaza de Castilla por el secuestro de un joyero y un industrial hace un par de años ―M artel volvió a percutir sobre el mismo tema―. es especialista… ―Ex socio ―se apresuró a matizar el titular del despacho―. Aquí mismo. Ellos ni siquiera sabían que la otra parte también estaba a escasos metros. En un momento dado me pidió ayuda y yo le permití participar en el 25 por ciento del capital de una sociedad que cerré hace tiempo.000 pesetas de entrada sino que muchos de ellos habían firmado numerosas letras de veinte a treinta mil pesetas que ya habían . Sus contactos en el M inisterio de la Vivienda le habían garantizado que las autoridades respaldarían las nuevas zonas residenciales con todo tipo de servicios: colegios. y las bajadas del taxímetro servían para complementar mensualmente la nómina de cientos de agentes como denunciaban las asociaciones de taxistas profesionales. El servicio de orden de las discotecas y salas de fiestas. Entonces se le acusó a usted de estar detrás de esos secuestros. según aseguraba personalmente a todos los interesados que se acercaban a la lujosa oficina de ventas que la Inmobiliaria Puig S. si pueden pagarla. Las adecuaciones de deuda en cómodos plazos. logró vender varios centenares de pisos sobre plano en los emergentes barrios del Pilar. cuyo costo total era de unas 550. ambulatorios y la ansiada ampliación del M etro.L. ―También nos han comentado que llegó a ser socio de su sociedad ―remató Pertierra volviendo a dejar sobre la mesa el folleto de la sociedad. especialmente en las grandes ciudades. será mejor que hablen directamente con sus abogados. Precisamente de eso veníamos a verle. el secuestro de los M artus es un caso que está llevando directamente la Guardia Civil. era el producto estrella que llevaban en la cartera los cobradores/detectives dedicados a este tipo de negocio. la promotora de viviendas ofrecía pisos de tres habitaciones. Hace poco tuvimos a dos partes enfrentadas en un litigio por unos terrenos que iban a ser recalificados.000 pesetas. están en el sitio más adecuado. ya que los futuros compradores no sólo abonaban las 50. Nosotros sólo queremos que nos cuente que sabe de la posible implicación de un tipo apellidado Puig. la Brigada de Investigación Criminal decidió centralizar todas las gestiones en la propia DGS. no? ―añadió M artel tras echar un nuevo trago al vaso de whisky. algunos solicitantes comenzaron a reclamar el dinero (que no les fue devuelto). Aunque a veces dan ganas. La noticia comenzó a circular rápidamente entre los posibles afectados multiplicándose las denuncias por supuesta insolvencia o incluso estafa. el principal encartado en los sumarios 63/78 y 83/78 por un par de secuestros que se tramitaban en los juzgados de instrucción números 5 y 16 de M adrid. Puig no tardó en ser detenido (a pesar de que se había refugiado en un lujoso hotel alicantino) tras comprobarse que los contratos de arras firmados por él estaban hechos a nombres distintos y difiriendo las firmas de los mismos. Para muchos empresarios del sector de la hostelería los agentes fuera de servicio cumplían una misión para la que estaban perfectamente dotados. Los primeros cálculos hablaban de un entorno de cuatrocientas personas estafadas y de un importe de entre veinte y treinta millones de pesetas. claro ―se echó a reír tratando de que los inspectores le siguiesen la broma―. Ya les digo. díganme ―preparó tres vasos con el whisky con hielo que utilizaba para agasajar a futuros clientes―. soluciones extrajudiciales del tipo “si no pagas por las buenas quizás pagues por las malas”. que solían ser los menos. ―M ire. a través de una sociedad familiar de la que era el principal accionista junto a su madre. en fin. ―No. En la sociedad financiera se clasificaban a los morosos entre dos tipos: los que no pagaban por diferencias en el cumplimiento de lo pactado en los contratos. M antienen esa imagen externa tan pulcra y decente… ―No se lo tome a broma ―contestó M artel―. Yo no hacía otra cosa que salir y entrar en los dos despachos. Puig. era un individuo que contaba con un amplio historial en el ramo de las estafas inmobiliarias. Los mandos policiales solían ponerse de perfil ante las acusaciones de intrusismo que recibían desde el gremio del taxi. San M iguel y Aluche con la promesa de que las viviendas se revalorizarían exponencialmente tras su construcción. ¿Y qué supone qué es lo que esperan que les cuente? ―Dicen por ahí que ese socio suyo. pero de momento no ha hecho falta ponerse en ese plan ―el titular del despacho volvió a reírse―. Ante el aluvión de denuncias. Puig. quinientas diez penas de tres años de prisión menor y doscientas setenta y una de tres meses de arresto mayor. en el mejor de los casos. Esta vez no creo que le salve ningún indulto. En los teléfonos de los despachos de los políticos se escuchaba la voz de los banqueros. En menos de seis meses se habían multiplicado por tres las incursiones con recortadas a los patios de operaciones de las sucursales de la capital. En total: (9 x 11) + (500 x 1) + (276 x 3/12) + 1/12 = 668 años de prisión y 1 mes de arresto. la treintena. Hasta el momento de su detención a Puig el tema inmobiliario le había ido sobre ruedas: un M ercedes. Los tirones. en total: 18. ―Podemos apretarle las tuercas a alguno de sus socios y ver que nos cuentan ―M artel alcanzó la revista en cuya portada aparecía Natacha junto a dos de sus hijos relatando las casi diez horas que había pasado secuestrada―. Los viejos atracadores de bancos estaban todos en la cárcel o medio muertos. la ambición comercial de algunos promotores e incluso el ánimo doloso seguían alimentándolos. Los casos Pazos y Batlló.. sigue en la cárcel. M iedo a salir de noche.vencido. La razzia bancaria les había pillado a todos por sorpresa. La noticia de la liberación llegó cuando todavía no se había hecho siquiera una nota pública de lo sucedido. No pensarán que desde Carabanchel haya sido capaz de organizar un asalto de esas dimensiones ―respondió el titular del despacho―. más otro año de presidio por cada uno de los quinientos delitos de estafa también cometidos y por doscientos setenta y seis delitos (igualmente de estafa) a otros tres meses de presidio por cada uno de ellos más otros treinta días de arresto por una falta también de estafa. en el ´71. En el Real Club de Regatas alicantino todos se mostraron muy sorprendidos cuando vieron de nuevo el nombre de uno de sus socios más insignes en las páginas de sucesos de los diarios de la época junto a dos chorizos de poca monta que le acompañaban en sus fechorías. si se acuerda de algo más no dude en llamarnos. Las sirlas a viandantes también se habían multiplicado por dos. el marinero encargado del mantenimiento del yate aseguró que Puig le había dejado a deber ocho mil pesetas en salarios más el importe de unas reparaciones realizadas a su cargo y hasta un toca-discos que había prestado a su patrón y este no se había molestado en devolverle. estos pasaban la pelota a la policía. Ante la proliferación de estafas en la construcción de viviendas. ―¿Es que no lee la prensa? ―continuó M artel señalando hacía un ejemplar del ¡Hola! que había sobre una mesa auxiliar del despacho―. La imagen más tierna se produjo cuando sus hijos se reencontraron con su madre. la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de M adrid condenaba a su director por once delitos de estafa y maquinación para la alteración del precio de las cosas a más de nueve años de presidio por cada uno (el fiscal llegó a solicitar para Puig y otros tres encausados. ―El quizás no haya podido mover los hilos desde Carabanchel pero usted recobró la libertad hace unos meses… ―M artel soltó el ejemplar del ¡Hola! sobre la mesa del despacho―. ¿No tendrá a algún ex legionario en nómina? ―No tengo nada más que comentar. Un análisis del miedo colectivo en una gran ciudad. ―Si colabora le vendría muy bien para los juicios pendientes por lo del joyero y el industrial ―Pertierra consiguió meter baza entre el duelo que mantenía el titular del despacho y su compañero―. La vida de los artistas. un Dodge-Dart y un yate valorado en un millón setecientas mil pesetas (Titoska. Once años después. Las fuerzas de la Guardia Civil custodiaban con sus cetmes la finca mientras inspectores de la brigada judicial madrileña procedían al peritaje de lo sucedido a fin de descubrir huellas que pudiesen conducir a la identificación de los delincuentes que en aquellos momentos retenían a la propietaria de la vivienda. No creo que la Guardia Civil no tenga pistas. parece que en el caso del asalto a la casa de los M artus la Guardia Civil no ha avanzado demasiado en las investigaciones y su colaboración sería muy bienvenida en la Puerta del Sol. que yo sepa. Barcelona y M adrid. El show debía continuar. Puig volvía a ser detenido tras ser acusado de estar detrás de una banda que había llevado a cabo el secuestro de un industrial joyero y un exportador de cervezas alemanas. Hacía semanas que se había colgado el cartel de no hay billetes.. tras pasar una larga temporada entre rejas (desde el ´67 hasta el ´75). once penas de nueve años de prisión mayor. Se trataba de una nueva remesa de asaltantes que no superaba. acababa de ser informado. Casi ochocientas familias que religiosamente habían ido entregando sus ahorros al joven abogado experto en Derecho Internacional metido a negocios inmobiliarios no volverían a ver las cincuenta mil pesetas (de media. Los periodistas llenaron de flashes el salón de los padres de Natacha. Los inspectores regresaron al edificio de la brigada judicial madrileña de la Puerta del Sol. Periodistas y fotógrafos rodeaban materialmente a Natacha que. Cerca de la una de la tarde (tras pasar casi treinta horas sin dormir). Buscaría la manera de encontrarse con su familia en el menor tiempo posible. Las quejas se recibían en cascada. Sin embargo. también podía llevar su firma. ―Se perfectamente lo que dice la prensa rosa. relató los hechos con una notable entereza. De ser un hecho residual había pasado a liderar el ranking por incremento de delitos. Cuatro años después de la quiebra de la Inmobiliaria Puig. a los aristócratas nos tienen en alta estima. ―Puig. ―Para nada. las cantidades oscilaban de las mil a las cincuenta mil pesetas) de la entrada de unas viviendas que nunca fueron construidas o que realmente pertenecían a solares de la inmobiliaria de José Banús. desde la cárcel. Un macro juicio para la época. en la calle no se habla de otra cosa que de ese secuestro. En mi modesta opinión debe tratarse de algún grupo ultra que se dedica a financiarse con el asalto a gente de la alta sociedad. en el M inisterio del Interior se recibían llamadas de dichos políticos. Sin embargo. a pesar de las más de diez horas de angustia pasadas. Pago mis impuestos religiosamente. Una cosa era verse implicado en un fallido negocio inmobiliario y otra bien distinta era ponerse un pasamontañas para sacar el dinero a un par de industriales como los que compartía el aperitivo en la sociedad de regatas. NATACHA RELATA PARA “¡HOLA!” LA HISTORIA DE SU SECUESTRO Una nube fotógrafos y reporteros se desplazaba a los pocos minutos de conocerse la noticia del secuestro de la popular periodista y presentadora de televisión hasta el chalet de la urbanización donde había sido sacada a punto de pistola por tres individuos que habían ocupado la vivienda durante toda la noche. La masa de periodistas no tardó en desplazarse hasta la vivienda paterna de la secuestrada donde tenía previsto encontrarse con sus hijos una vez hubiese prestado declaración policial. Ese hombre está acabado. un famoso promotor que había hecho fortuna en la transformación de la costa marbellí. No creo que haya ninguna ley que convierta en sospechoso a una persona por el simple hecho de haberse sentado en el pupitre de al lado de un futuro delincuente. así que si me disculpan tengo mucho trabajo que hacer… ―Ya sabe dónde encontrarnos ―contestó Pertierra mientras cerraba la puerta del despacho―.710 años y 8 meses de prisión). con nueve horas de diferencia horaria. El caso de los M artus. Ocho jornadas consecutivas en las que comparecieron como testigos los 766 presuntamente estafados. Los rumores no tardaron en expandirse. con los ojos enrojecidos y la voz todavía temblorosa relataba a los periodistas la historia de su breve pero intenso secuestro. o no. con José Sacristán y Antonio Ferrandis. así que si no tienen más que decir ―el titular del despacho se levantó con los brazos en jarra mirando hacia la puerta de salida―. no creo que tuviesen problema en alcanzar cualquier tipo de acuerdo para rebajar la probable condena que les va a caer por esos dos secuestros pendientes de juzgar. había llegado a promulgarse una Ley por la que se reglamentaban los derechos del comprador frente a las inmobiliarias que exigían pagos por adelantado. pero lo que no sé es por qué han venido a verme a mí ―volvió a mirar el reloj―. los robos a comercios. Como anécdota. Los palanquetazos en las casas. La presión de la demanda de viviendas. La mayoría sólo estaban fichados por pequeños hurtos o robos de radio cassettes y provenían singularmente del extrarradio de las dos grandes ciudades. En los despachos de los jefes no se hablaba de otra cosa que no fuese el incremento de los atracos a mano armada a entidades financieras. Se lo aseguro. los casos como el de la Inmobiliaria Puig siguieron produciéndose. En el cine se anunciaba el rodaje de la próxima película del director Eloy de la Iglesia. Tantos son los peligros que comienzan cuando cae la oscuridad . El marido. el tercero que había tenido) formaban parte de la flota de vehículos por la que se desplazaba desde la lujosa habitación de un céntrico hotel madrileño hasta un apartamento en la playa de la Albufereta desde donde divisaba el yate. Simplemente no quieren dar publicidad al asunto o que otros se les adelanten… ―¿Ha hablado con él? ―¿Con quién? ―Con Puig. aquellos secuestros ya llevaban el sello de profesionalidad y preparación con lo que Puig realizaba todas las cosas. ―¿Lleva muchos años en la casa? ―Casi diez. Sólo una cosa más ―añadió la criada cuando estaba a punto de levantarse. ¿no? ―No ―respondió sorprendida―. ―Ya sabes que no me gusta que esperen dentro ―Pertierra le pasó la mano por el hombro―. .797. Al poco rato se debieron dar por satisfechos y se marcharon después de amenazarnos si se lo contábamos a la policía. M e acerqué extrañada ya que los señores habían salido hacía poco a cenar fuera y no tenían previsto volver hasta más tarde. la verdad es que tenían el pelo largo ―respondió la sirvienta―. avanzaba la película. ¿Es importante para la investigación? ―No. tarde o temprano. ―Está bien ―Pertierra cerró la libreta―. ¿No llevaban la cara tapada. Con absoluta precisión. pero lo cierto es que entreabrí la puerta. movimiento del personal. defensor a ultranza de la obsoleta Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social promulgada durante la II República. Desde luego no parecían vecinos. los protagonistas de los asaltos eran grupos organizados de anarquistas o de extrema derecha que financiaban sus actividades seudopolíticas extorsionando a viejecitos a los que obligaban a firmar talones con la hoja de un cuchillo sobre el cuello. ―¿Qué coche? Quiero decir. Trae una carta. Garrido. ―No.que todos podemos tener miedo a salir de noche…. ¿qué marca? ―Pertierra volvió a coger la libreta. como no trajeron suficientes aparatos de aire acondicionado tuvimos que hacer un sorteo. pero a mí no me parece que sea Navidad. provista por un abanico que no dejaba de mover. el método se había perfeccionado hasta tal punto de llegar a colocar una bomba de relojería casera sobre el pecho de la víctima por si le quedaba alguna duda acerca de las verdaderas intenciones de los asaltantes. M e asome a la mirilla y vi a unos chicos. la verdad es que no ―la sirvienta trataba de contener los nervios―. ―¿El señor…? ―Pedrosa ―la doncella. De todas maneras. usted ya me entiende. ―M uy bien ―Pertierra dejó la carta sobre la mesa tras echarla un breve vistazo―. ―Serían sobre las nueve y media de la noche cuando sonó el timbre de la puerta. Después de casi tres meses de investigación no se había localizado a ninguno de los cinco hombres que habían perpetrado el asalto ni se tenían noticias de donde podía encontrarse el dinero sustraído. la acumulación de dinero había sido excepcional. En otros. El señor Pedrosa es abogado y además es asesor del M inisterio de Trabajo. ―¿Tenían malas pintas? ¿Es que no sabe lo que está pasando últimamente? En los últimos meses se habían intensificado los asaltos domiciliarios a personas que gozaban de una posición económica desahogada. vamos. Horarios. ―Pero usted lo ha hecho. a pesar de que la figura de los procuradores en Cortes había sido sustituida por la de los diputados electos con la llegada de la democracia y las primeras elecciones en más de cuatro décadas. parecían muy nerviosos. Pensé que podrían ser los señores y me asusté muchísimo. Todo un síntoma. Como no abrían. el mecanismo había llegado incluso a fallar. ―Sí. Los bulos no dejaban de correr por el edificio y todos se acusaban (en voz baja) de ser el topo que había proporcionado la información a los asaltantes. ¿no? ―Pertierra se pasó la mano por la frente y se aflojó el nudo de la corbata. Hechas las presentaciones. el otro se dedicó a revolver toda la casa. En el fondo sí que me extrañó un poco. se levantó al ver entrar al inspector―. ¿No le resultaron sospechosos? ―Dijeron que traían una especie de cesta de empresa. Prosiga. ―Ya. ―Siéntese por favor ―la sirvienta. La brigada judicial madrileña había destinado un grupo de investigadores para resolver la mayoría de estos asaltos que de otra manera. dígame. ―¿Qué paso después? ―Querían quedarse a esperar a los señores pero después de lo del portero dudaron. Entré a servir con dieciocho años. Ha tenido mala suerte ―Pertierra encendió un pequeño ventilador colocado al fondo del despacho―. ¿qué paso después? ―M e preguntaron por los señores pero les dije que no estaban en casa. quedarían olvidados y archivados por falta de avance en las investigaciones. ―Cuando se marcharon nos asomamos el portero y yo por la ventana. ―¿Por qué les abrió la puerta? ―el inspector se adelantó al relato―. No es la primera vez que vienen con cestas a casa. despeinado. por nada. le enseñaremos unas fotos de posibles sospechosos. ―¿Un procurador? ―Un pez gordo. Resultó ser el portero de la finca. Iban cargados con un paquete. era el elegido para recuperar el orden público y la tranquilidad de los ciudadanos que de manera extraordinariamente casual se había deteriorado desde mediados de la década. verdad? ―No. ―Hay una persona esperándote ―señaló uno de los funcionarios de la inspección de guardia al inspector Pertierra cuando entraba en la brigada tras la visita realizada al despacho de recobro de morosos del aristócrata emparentado familiarmente con Natacha―. ¿De quién se trata esta vez? ―Creo que es la criada de un procurador. En algunos casos eran simples chorizos que merodeaban por barrios como Retiro o Salamanca. sacó un pequeño sobre del bolso que sujetaba sobre las piernas. Pertierra recordó que. mientras que uno nos apuntaba. Le he dicho que esperase dentro. el asunto que se llevaba la palma la brigada era el del millonario atraco a la sede de Correos. Parecían mozos de alguna tienda cercana. La seguridad ciudadana comenzaba a ser una asignatura pendiente. Las hipótesis que se barajaban eran incontables. ¿por qué? ―No. ―No. Verdades eternas e indiscutibles según el slogan acuñado por los ideólogos del gobierno franquista que tras la muerte de Franco se habían hecho el harakiri para dar paso a una verdadera democracia. Continúe. Empujaron al portero y le golpearon con el arma. ―M e envía el señor. No me pareció extraño que alguien les hubiese enviado un paquete de agradecimiento. más del doble de lo habitual. Cuando me quise dar cuenta estaban en la entrada apuntándome con una pistola. accesos… El día del asalto. tras sentarse de nuevo frente a la mesa del inspector. En Barcelona. simple curiosidad ―la sirvienta trató de ver que notas tomaba el inspector en una pequeña libreta―. ―¿No los había visto nunca? ―Pertierra la pasó un pañuelo para que se secase las lágrimas. sistemas de seguridad. Parece ser que al verlos subir le habían resultado sospechosos. Había dos hombres esperándoles en un coche y se marcharon todos juntos. Sólo las altas jerarquías de Correos conocían esa información. nunca. Algo había que hacer para detener la ofensiva.767 pesetas en sacas procedentes de giros no pagados del sábado anterior y del abono de las pensiones de los jubilados de la Renfe. La verdad es que no sé por qué lo hice ―añadió justo antes de arrancar a llorar. cuénteme que pasó exactamente anoche. teniendo que lamentar una desgracia. empezaron a golpear la puerta. En algún caso. En la mañana del 30 de abril cinco hombres lograban entrar en el Palacio de Correos y Telecomunicaciones y sacar limpiamente 101. ―El señor dice que es necesario ―guardó la carta en el bolso. Los dos atracadores… ―¿Cómo eran? ¿Tenían acento? ―Jóvenes. Lo único que estaba claro era el conocimiento que los atracadores tenían del funcionamiento interno del edificio postal. ―Sí. La Dirección General de la Policía había dejado la dirección de la nueva Brigada Regional de la Policía Judicial madrileña en manos de un comisario con treinta y cinco años de servicio que estaba considerado como uno de los mayores expertos en delincuencia juvenil para tratar de parar la hemorragia que llegaba pisando fuerte. ―Pero no se marcharon inmediatamente. los prebostes del antiguo régimen todavía poseían un enorme poder derivado de los casi cuarenta años en los que habían dictado la política de la dictadura. ―De repente volvió a sonar el timbre. Libertad o libertinaje. Dijeron que les estaba mintiendo y me empujaron de malas maneras. Tampoco soy una experta. no podría asegurárselo. pero parecía uno de esos coches grandes. ―¿Un 1500? ―Puede ser. pero ya le digo. . Quizás el portero sí que lo sepa. sólo fue un segundo.―No le sé decir. mantas. una enfermería con 26 plazas.. ―Joder. como si tenéis que peinar todas las chabolas de la ribera del M anzanares. cívica y cultural con los que se potenciase el sentimiento de responsabilidad del interno. relataba como el presunto asesino no había acudido a la boda de unos familiares cercanos en despecho por no haber invitado estos a su novia. era uno de los pocos miembros de la mediática banda del Gasolina que había alcanzado la mayoría de edad cuando los medios de comunicación madrileños los pusieron de moda. Lo mismo nos llevamos una sorpresa. El agente había quedado ingresado en la Ciudad Sanitaria 1º de Octubre tras recibir sendos disparos en la nalga y en una pierna. la banda del Gasolina había ocupado el vacío dejado por el famoso delincuente (sobre el que ya se había proyectado realizar una película autobiográfica) alcanzado la cima mediática de la delincuencia juvenil madrileña. al menos. ―Ese Bustillo se merece una lección que no se le olvide. mecánica y zapatería) con los que aprender un oficio. robos. ―Pues con un poco de suerte va a estrenar el nuevo talego para chavales. El chaval se vio implicado hace un año en el asesinato de una anciana. ya ves. el 6 de junio. Hacía dos meses que el director de Instituciones Penitenciarias había inaugurado el Centro de Detención de Jóvenes de M adrid aprovechando el antiguo edificio en el que se ubicaba el reformatorio de Carabanchel.000 volúmenes. ―La descripción de uno de los sospechosos del atraco a la oficina de Usera coincide con la de este chaval ―Pertierra le enseñó la fotografía del Picota Pequeño―. Su hermano mayor. Tirones. ―No creo que esté allí ―apuntó M artel―. huyeron en un Simca 1200 en el que les esperaba otro hombre. un amplio salón de actos con capacidad para 300 personas. No en vano. quien sabe. ¿Qué es esto. Allí serían enviados chavales de dieciséis a veintiún años de edad en situación de prisión preventiva (la mayoría de ellos detenidos por primera vez o reincidentes en pequeño grado) que de esta forma serían separados de las malas compañías que suponían los presos adultos de la cárcel madrileña. otro de sus famosos miembros. el Fitipaldi y el propio líder. En esta. Sólo un par de meses antes. el ahijado. pero si es menor de edad ―la noticia del periódico sólo facilitaba las iniciales del sospechoso. acompañado de dos de los colegas del barrio. dos cafeterías. ―¿Qué hemos encontrado? ―Garrido. La noticia. su carrera delictiva había comenzado amenazando con simples sirlas a ancianas hasta terminar empuñando recortadas en entidades financieras. Según las fuentes consultadas. La comisaría del distrito de Usera. Ahora ya tiene dieciséis. tres asaltantes armados con una pistola y una escopeta de cañones recortados penetraban en el banco intimidando a los cuatro empleados y el cliente que se hallaban en su interior.. pero esto tiene máxima prioridad! ―el jefe de inspectores soltó sobre . no sobrepasaban los catorce años cuando ya habían dejado sus huellas en todos los distritos madrileños. ―¿Con que el Picota Pequeño? ―M artel leyó los antecedentes de aquel delincuente infantil―. estaba conceptuado como un peligroso atracador al que se le hacía responsable de buena parte de los asaltos a bancos sufridos durante todo el verano en la capital madrileña. colchones. El Butano.000 pesetas fruto del atraco que acababan de pegar. durante un atraco a una joyería del barrio de San Fermín donde también resultó herido el propietario. minutos antes del atraco. En un R-12 blanco consiguieron darse a fuga mientras los compañeros trasladaban a un cliente herido (resultó ser un agente de la propia comisaria) y al director de la oficina hasta el hospital más cercano. entró en la casa de su madrina para sisarle unos billetes que guardaba en una pequeña caja de caudales. carpintería. Bustillo había pasado ocho años en prisión y no tenía intención de volver a entrar en una larga temporada. Un tipo de gatillo fácil que no dudaba en abrirse paso a tiros para huir de la policía como había demostrado en numerosas ocasiones y que probablemente estaba detrás del asalto a la sucursal de la caja de ahorros de la calle de Juan Español. sin embargo. el pandillero más famoso de la zona norte de la ciudad. El Picota Pequeño era uno de los acusados de ser uno de los dos acompañantes de aquel chaval que. se los encontraron saliendo con una bolsa con 300. y que estuvo implicado en el asesinato de esa anciana. el control en la vieja cárcel madrileña era mucho menor que en el cómodo nuevo centro de detención para jóvenes. ―Perdona. ―No estoy seguro. Lo era. Tras la muerte del Jaro. no pensaba que tuviese relación con lo de ese atraco al banco. Tras conseguir un millón de pesetas. se había cargado a su madrina tras arrebatarle veinte mil pesetas. el flamante nuevo responsable de la brigada judicial madrileña entró en el despacho ocupado por el inspector Pertierra. Un proyecto piloto para evitar que Carabanchel siguiese siendo la facultad de la delincuencia donde se salía con una titulación en criminalista a poco que uno se interesase en el asunto. Seguro que duerme en algún coche o en alguna chabola. el Gasolina. La primera medida para conseguir la reeducación de estos jóvenes consistía en tratar de evitar a toda costa la ociosidad de los internos inculcando en ellos hábitos de trabajo y convivencia. El optimismo del director del nuevo centro para jóvenes duró una semana. ―No. Celdas individuales. dos comedores. Las fugas continuas de los reformatorios cada vez que eran detenidos habían terminado con el encierro de los chavales en la cárcel de Zamora tras la muerte del Sevillano. seis patios. ―¡M e da igual. más propia de la España profunda de otras épocas que de los sucesos de las grandes urbes. Bustillo. El motivo del motín fue lo que causó mayor estupor: los jóvenes amotinados promovieron la bronca para volver a ser trasladados a la prisión para adultos de Carabanchel desde donde acababan de ser trasladados. Actividades de formación profesional.IV ACLARADO EL CRIM EN DE UNA ANCIANA EN VILLAVERDE ALTO La mató su ahijado en unión de otros amigos para robarle veinte mil pesetas. En aquella ocasión no se tuvieron que lamentar heridos. donde podía leerse todo tipo de publicaciones excepto las pornográficas y las que incitasen a la violencia. atracos. una saga de choros o qué? ―Las tradiciones familiares ―sonriendo Pertierra―. 21 locutorios y una biblioteca con más de 2. La sucursal era una de las preferidas por los amigos de lo ajeno. escuela. ―M e parece que este chaval ―Pertierra señaló de nuevo la fotografía―. Justo el tiempo que los cadetes tardaron en amotinarse incendiando buena parte de las instalaciones con todo el material inflamable que encontraron a su paso: armarios. Un inspector destinado en la comisaría de Usera y el director de la oficina de la Caja de Ahorros situada en el 54 de la calle de Juan Español habían resultado gravemente heridos en el transcurso de un atraco el día anterior. Cuando los invitados a la boda regresaron de medianoche se la encontraron tirada en el suelo del comedor sobre un charco de sangre. Los daños causados sobrepasaron los cuatro millones de pesetas. El centro contaba con cuatro talleres (imprenta y artes gráficas. por las buenas. ha sido el último fichaje del Judas. sí. había recibido una llamada dando cuenta de que unos sospechosos merodeaban con un coche por la zona en la que se situaba el banco. pero la descripción de los empleados de la caja de ahorros coincide con la de este chaval que detuvimos el año pasado ―le enseñó una foto perteneciente al archivo de uno de los colegas del asesino de su madrina―. Cuando los inspectores del comisario M aroto llegaron a la puerta de la sucursal. Entonces todavía era menor de edad… ―Ir a ver a sus padres ―le interrumpió Garrido―. La policía ha logrado esclarecer el asesinato de la anciana de ochenta y tres años… ―¿Siempre lees cosas tan agradables? ―M artel entró en uno de los despachos de la brigada judicial madrileña. hurtos. Apoyados en guías telefónicas para poder llegar a los pedales de los 1430 y 127 que robaban para cometer los delitos. la Chinorri. Aprovechando la ausencia de todos los familiares que habían ido al convite. no es bueno traicionarlas. enfadado porque no habían invitado a su novia a una boda familiar. el Picota. más conocido por el apodo del Judas. ―Sólo cuando casi matan a un compañero ―le respondió el inspector Pertierra mientras dejaba el recorte del diario sobre la mesa. cristales y hasta los altavoces del hilo musical. alertados por el ulular de las sirenas y las pasadas del helicóptero. ―Joder. ―La verdad es que dicen que fue espectacular ―intervino M artel tras recoger el periódico.la mesa un diario de esa misma mañana―. Usera. ―Nada. Si ese chaval está detrás de esto. ―Precisamente por eso hemos venido ―Pertierra le enseñó sin rodeos la foto del sospechoso―. El distrito policial dirigido por M aroto abarcaba los barrios de la Ciudad de los Ángeles. ―¿Alguna novedad de nuestro amigo el marqués? ―M artel y Pertierra se montaron en uno de los vehículos de la brigada camino de la carretera de Andalucía. el Judas―. La mañana del día anterior había sido dura. M ientras tanto. Los inspectores subieron las escaleras hasta la planta superior donde se ubicaba el despacho del comisario M aroto y los dos grupos de la policía judicial que disponía la comisaría. el tercer asaltante. ese agente es uno de mis mejores hombres. puede ser el jefe de la banda de atracadores que asaltaron la caja de ahorros. Numerosas colonias de realojo y poblados chabolistas afincados en descampados rodeaban las zonas residenciales (bloques-colmena) situadas entre el M anzanares y la . Los vecinos. ―Adelante ―M aroto. Los dos tipos se bajaron del taxi abriéndose paso a tiros hacia un edificio de viviendas. Los vecinos de la casa. El titular del periódico se apoyaba en la foto de los dos empleados (todavía con el susto en el cuerpo) del Banco Comercial Occidental de la Dehesa de la Villa que habían sido tomados como rehenes durante uno de los cuatro atracos bancarios que se habían llevado a cabo el día anterior. ―Creemos que este otro ―Pertierra le pasó la foto de Bustillo.893. Esto no puede seguir así. Saben. Creemos que este chaval es uno de los que atracaron la caja de ahorros. le echaron con cajas destempladas perdiéndose su rastro. Lo que quedaba del taxi era observado con una mezcla de preocupación y curiosidad por un nacional con los brazos en jarra en primer plano rodeado de curiosos transeúntes. ―¿Tú crees? ―insistió M artel―. El ruido de las obras me pone de los nervios. ¿Por qué? ―Vengan. Necesitamos dar respuesta a esto ya. el taxi se detuvo en la urbanización de Saconia tras ver como los disparos dejaban las ruedas traseras del vehículo en las lonas. las dos Villaverdes y San Fermín. cuatro atracos en M adrid GRAVE AUM ENTO DE LA INSEGURIDAD CIUDADANA Persecuciones a tiros. ―¿Viste la cara que puso cuando le solté lo del legionario? ―No creo que tengo nada que ver con el asunto del secuestro. ―No dan abasto. ―No fueron por casualidad. Cuanto antes. es por las obras ―respondió uno de los funcionarios pertenecientes al servicio del Documento Nacional de Identidad―.93 pesetas en una bolsa tras encañonar a los empleados y clientes con una pistola y una escopeta de cañones recortados. Con las fotos de las fichas policiales del Judas y el Picota Pequeño bajo el brazo. con una sangre fría a prueba de fuego. El que portaba la bolsa salió corriendo mientras los otros dos asaltantes regresaban a la sucursal antes de ser atrapados. Inaugurada tres años antes. tres jóvenes lograban salir de la sucursal del Comercial Occidental de la calle del Alcalde M artín de Alzaga con 1. vamos a dar una vuelta por el barrio ―el comisario cogió las llaves de uno de los dos coches camuflados que disponía la comisaría―. sus instalaciones ya se habían quedado obsoletas para atender a los más de trescientos mil habitantes que poblaban los barrios adyacentes a la carretera de Andalucía. el comisario jefe del distrito de Usera. Tenían sus motivos y alguien les encargó hacerlo. el secuestro de dos empleados. Los últimos datos del atraco a la sucursal de Juan Español apuntaban a la presencia circunstancial de un inspector destinado en la comisaría de Usera. Varios coches patrulla emprendieron la persecución del taxi siendo monitorizados por un helicóptero que iba dando instrucciones a los Z. A mí no me parece ninguna casualidad que las cámaras de televisión todavía no estuviesen conectadas… La conversación finalizó al llegar bloque número 103 de la Ciudad de los Ángeles. Uno de los agentes que participaba en la persecución resultó herido en una mano tras los disparos efectuados por los atracadores desde el taxi. Orcasitas. ―¿Tienen prisa? ―respondió M aroto tras recoger las dos fotografías. todos parecen iguales. ―Y luego le pusieron en libertad… ―Con cargos. comenzaron a asomarse a los balcones de los edificios y a formar corrillos en las calles adyacentes a la zona de Francos Rodríguez. Natacha le contó a la prensa que uno de los asaltantes la dijo que la persona que les había encargado el trabajo tenía algo personal contra su marido. los inspectores se dirigieron a la comisaría del distrito de Usera desde donde el comisario M aroto trataba de controlar el lado sur de la ciudad. ―Bien mirado ―el comisario observó la foto de la ficha policial del Picota Pequeño―. Una persecución de película. ―Eso no significa nada o puede significar mil cosas. volvieron a salir escudándose en el cajero y uno de los auxiliares del banco. no había noticias de ninguno de los tres asaltantes. trataba de refugiarse en una vivienda a la que había accedido tras entrar a través de la terraza de la planta baja. La policía detuvo en un primer momento a dos chavales sospechosos que luego fueron soltados al no tener nada que ver con el atraco. Sin rumbo fijo. ―Bueno. De inmediato. Ayer. Sus colegas están en la planta de arriba ―añadió al ver la placa del inspector. ―No somos los únicos que no descansan ―sobre la mesa del comisario se encontraba el mismo ejemplar del diario ABC con la foto del taxi acribillado a balazos y los dos empleados que habían sido utilizados por los atracadores para poder salir del banco―. Calleja había intentado detener a los atracadores mientras esperaba en la fila para hacer unas gestiones con la libreta de ahorros en la mano. dos agentes heridos y una detención era el balance final de los cuatro atracos perpetrados en la mañana del día anterior en la capital madrileña. A los atracos al Comercial Occidental de la Dehesa de la Villa y la Caja de Ahorros de Usera. les hizo pasar al despacho. Una dotación de un coche policial les dio el alto nada más salir de la oficina. ―El comisario M aroto os está esperando ―respondió Garrido―. A media mañana. Ese hombre está procesado por dos secuestros y tú mismo le detuviste por ello. A pesar de la enorme cantidad de testigos que habían disfrutado de la persecución.521. No me extrañaría que supiese algo más de lo que nos ha contado. había que sumar un tercer asalto en la madrileña localidad de Getafe (un Banco Hispano Americano del que tres individuos con pasamontañas se habían llevado tres millones de pesetas tras meter un culatazo al cajero) y un cuarto atraco en un Central de la calle Génova. La foto que ocupaba el pie del periódico era aún más elocuente: un taxi con todas las lunas rotas tras ser acribillado a balazos por la policía fruto de la persecución que se había llevado a cabo tras los atracadores que lo habían tomado a punta de pistola al salir del banco. vaya lio ¿no? ―comentó M artel al entrar en la comisaría. muy cerca de allí. el que se había quedado con el botín. hay que encontrarlo. ―No ―los inspectores se miraron al unísono―. El siguiente movimiento consistió en interceptar un taxi a punta de pistola haciendo descender al pasajero y montándose con los dos empleados del banco. San Cristóbal. montañas de chatarra y carromatos. en un local del ayuntamiento cedido al efecto. y esa noche. Si quieres obtener algo de placer tienes que aumentar la dosis. ―Hace un año desarticulamos la banda del Gasolina. Bajo los techados de uralita sobrevivían los que no habían sido realojados en alguno de los planes del Ayuntamiento. “Lo peor es el sueño. pero a los cuatro días ya estaban todos fuera otra vez. ―Joder con los críos. Pero este placer dura poco. Por la mañana te hacen un atraco aquí y por la tarde cometen otro en Valladolid. pero no se emocionen. speedball… ―M enudo supermercado. después de dar muchas vueltas conseguimos que. Cargaban las cajas de caudales de las cajas de ahorro y de las empresas en furgonetas y luego las reventaban en los poblados. ―Lo recuerdo. Después de llevarse una buena paliza. ―El Rancho del Cordobés ―contestó el comisario mientras esperaba a que el semáforo se pusiese en verde―. esos tíos tenían unos cochazos y se jugaban una pasta al giley y al cané. No puedes dormirte de ninguna forma. si ni siquiera tenemos calabozos ―los inspectores se miraron sorprendidos―. Vas andando por la calle y parece que vas montado a caballo. ―¿Tan chungo es? ―Peor. no entraría ni con el ejército. ―Continúe. del Joselín… El consumo masivo de drogas ya era un hecho consumado. . maderas. Ya saben que los de las comisarías de barrio somos una especie de empleados de segunda. ni acostado. Tienes un insomnio que se junta con el agotamiento físico y no estás bien ni sentado. el mismo día que cumplía catorce años. A Pertierra le vino a la cabeza otra de las principales reivindicaciones de los agentes destinados en las comisarías del extrarradio: las gratificaciones. claro. el músico o el que simplemente las escucha hasta llegar al escolar que la fuma en los lavabos del colegio. Antes de que estuviésemos a menos de cincuenta metros de la primera chabola ya lo habrían tirado todo por el río ―el comisario señaló a unos niños que les observaban con los ojos bien abiertos―. Por cierto. Un mercado muy extendido y extremadamente rentable en el que algunas organizaciones comenzaban a introducir drogas cada vez más duras como el caballo o la nieve y cada vez en mayores cantidades. El panorama seguía siendo desolador: descampados plagados de infraviviendas. pero al final. ―Quinquis. Necesitas el pinchazo para recuperar el equilibrio (…)”. a la vista de su historial. Sería considerado como un traidor y expulsado del gueto. cartones y plásticos se adivinaba una serie de viviendas prefabricadas y varias chabolas. Unos niños que jugaban a la pelota junto a una fuente humanizaban mínimamente la escena. esos gitanos serán analfabetos pero tenían hasta carnets de conducir. quincalleros. En las comisarías de las afueras las felicitaciones no pasaban de una calurosa palmada en la espalda y un apretón de manos. Controlamos las entradas y las salidas. pero todo el mundo sabe que puedes encontrar todo el caballo que necesites: blanco. Conozco a algunos que con el negocio de la droga se han comprado pisos de hasta diez millones de pesetas. ―Y las crías.carretera de Toledo. Esos chavales son tremendos. Esta zona está plagada de ratas más grandes que mi brazo. ―La pandilla pernoctaba en una furgoneta en el barrio de San Fermín ―el comisario continuó con su relato mientras señalaba hacía una zona de viviendas en la orilla derecha de la carretera―. según los casos. ¿los detenemos? ―Para qué. En una semana llegaron a realizar cuarenta y siete atracos. ¿no? ―Exacto. ―Eso es Torregrosa ―continuó el comisario señalando hacia otro poblado chabolista junto al M anzanares―. ―No lo dudo. Con un poco de suerte se acordarían de ti por si hubiese que cubrir alguna vacante en las unidades centrales que por otra parte solían estar copadas por los enchufados. La comisaria vivía de prestado. Luego tienes que inyectarte simplemente para estar normal. El drogadicto como el malo de la película o la víctima. Los calabozos actuales se encontraban a tres o cuatro kilómetros. Y cada vez es un poco más (…)”. Fue un caso famoso. ―¿Quinaores? ―preguntó intrigado el inspector Pertierra. Tienen una movilidad pasmosa. ―¿Eso qué coño es? ―señaló M artel hacia un poblado de chabolas en el lado izquierdo de la carretera. ni de pie. M is hombres sólo patrullan por los alrededores. Lo raro sería que alguno de por aquí no los tuviese. en una de esas chabolas detuvieron al Lute en el ´72 después de fugarse del Puerto de Santa M aría. burros y algún que otro caballo frente a varios coches totalmente desguazados. Una. El mono trabajaba a favor de obra: “La primera vez que te inyectas sientes una gran relajación. rocas de luna. Los del local del Documento Nacional de Identidad les habían prestado la mayor parte del espacio del edificio destinado a trámites administrativos hasta que se terminase de construir la nueva comisaría en el edificio de al lado. se dieron cuenta de que no tenían cigarrillos. ―Entonces. El comisario giró hacia la derecha en el cruce con la carretera de San M artín de la Vega. La comisaria de M aroto era la única que no tenía calabozos propios. ―¿Quiere que intervengamos? Seguro que tienen antecedentes. Sientes la mente liberada. ¿no? ―Sí. Consumidores que se convierten en vendedores de una parte de lo comprado. el camionero. Ni siquiera el camión de recogida de basuras paraba en la entrada del poblado. ―Esos tíos están… ―Limpiando las jeringuillas ―terminó la frase el comisario mientras continuaba la visita guiada en dirección al camino de Perales―. algunos de ellos fueran recluidos en la prisión de Zamora. Esos tíos se han integrado. se acercó por la noche a un bar de aquí al lado con una pistola en mano y amenazó a cuantos se encontraban allí simplemente para llevarse unos paquetes de tabaco. ―Aunque se suponía que vivían de la venta ambulante. oficialmente se dedican al cartón y la chatarra. un muchacho de catorce años que vivía por aquí ―M aroto se incorporó a la carretera de Andalucía―. Todavía me acuerdo de aquella banda de quinaores que detuvimos una vez aquí mismo. La actual se les había quedado pequeña en menos de tres años. Las Brigadas centrales y la mayoría de los funcionarios policiales recibían complementos por la resolución de los principales delitos. Conocen hasta los turnos de los controles policiales nocturnos. del Regañao. llegó a salir la prensa. ya sabes ―continuó el comisario M aroto―. El presupuesto había tardado en aprobarse. Han cambiado la tartana por la DKW o el M ercedes. de pronto. Dentro de su locura están bien organizados. marrón. declaraba a la prensa un yonki en uno de los primeros artículos periodísticos dedicados a tratar el asunto. Además. en la sociedad. a su manera. Un tipo les falsificaba los libros de familia y así conseguían los DNIs y los permisos de conducir. ¿Ni siquiera les quitó el dinero? ―¿Para qué? Si no piensan pagar… ―le respondió M artel. continúe ―le animó M artel. ―¿Sólo? ―preguntó Pertierra―. nadie hablaría con un madero ahí dentro. eran todos unos críos. aunque también hay algún feriante ―señaló a un par de ponys y varias cabras esqueléticas probablemente dedicadas a protagonizar el famoso número de la escalera―. Así de sencillo. El ejecutivo. La aparición de unas vallas publicitarias de fondo blanco con letras negras (como si fuese una esquela) con el slogan “LA DROGA M ATA” en algunas ciudades certificaban que el asunto se había ido de las manos. pero no les mandaría entrar por nada del mundo. Detrás de una empalizada hecha con chapas. Tenían un montón de nombres. todo el mundo los conocía como el hijo de la M artina. Los jóvenes eran. Otros estudios relacionaban variables como el número de miembros de una familia o la ausencia de uno de ambos padres con la falta de atención. la rutina de siempre ―el comisario se bajó del vehículo y se dirigió a un hombre vestido totalmente de negro que se apoyaba en un bastón mientras fumaba un cigarrillo hecho a mano. verdad? La colonia calé había sido implantada cinco años antes por desahuciados de una zona cercana donde se había construido un polígono industrial. radio y télex conectado con la Dirección General de Seguridad. un 15. tienen sus propios intereses. un 14. ¿Recuerdan la familia de Los Lateros? ―Pertierra asintió con la cabeza―. cinco señoritas para los trabajos auxiliares y burocráticos y doce miembros de la Policía Nacional (un sargento. Una forma de vida que chocaba frontalmente con los intereses de los comerciantes de toda la vida que presionaban a las autoridades públicas ante el grave . Son chavales que no quieren ir a la escuela. ―Joder.46% de las familias de los menores encerrados en el reformatorio se encontraban en situaciones económicas desfavorables. un momento ―el comisario detuvo el coche frente a un par de gitanas que vendían fruta en una vieja furgoneta―.45% contaba que sus padres tenían disputas continuas y. Por mil pesetas se puede comprar un “talego”. Los delitos contra la propiedad habían experimentado un aumento del 87. al darse cuenta de que resultaban sospechosos a los policías. el paro. los más afectados por el desempleo y los más desencantados con el sistema. cartones y plásticos. para finalizar. cola. pintura ―respondió el comisario fríamente―. La comisaria se encontraba desbordada. ―¿Qué pasa? ―Nada. bien carentes de empleo o bien en condiciones económicas totalmente adversas. ―Esos chavales deberían estar en un reformatorio. pero en el fondo la mayoría son así porque no quieren ser de otra manera. ―No lo dude inspector ―asintió el comisario―. El mantra que repetían en todas las reuniones policiales: “las brigadas centrales disponen de mejores medios. arrancaron a toda velocidad sin esperar el verde. Del pasotismo a la delincuencia. siempre se llevan los casos importantes. etc…”. ―Bueno ―asintió Pertierra―. la baja clase social de pertenencia de la mayoría de estos delincuentes. Se nos olvidan los problemas y por un corto espacio de tiempo podemos ser nosotros mismos”. son sus propios padres los que están deseando deshacerse de ellos. Jóvenes sin trabajo que viven en un entorno social desintegrado y en un sistema que ellos consideran que no se les tiene demasiado en cuenta. ―Da igual. dos pockets (radiotransmisores de bolsillo) y las pistolas y metralletas correspondientes. no es que guarden los cadáveres en los armarios. un maestro que trabajaba con los menores allí aparcados realizaba un estudio sobre la relación entre la familia y la delincuencia juvenil. de lo primero que se les viene a la cabeza.1% de los padres de los chavales tenían deficiente o nula cultura. ―Estos delincuentes tan jóvenes ―continuó Pertierra―. huele fatal. la marginación social o el deseo de consumir aquello que veían a otros grupos sociales más acomodados. ―Pegamento. cualquier cosa con la que se puedan colocar. Iban seis y. Fumar un porro es como tomarse un whisky (y hace menos daño). que no quieren trabajar o que no encuentran trabajo. ―Hace poco coincidieron paralelos junto a un coche patrulla ante un semáforo en rojo. En cierto modo. Los primeros datos eran estremecedores: un 92. sí. ciertos contextos urbanos. ―Imposible. las pobres interacciones afectivas o la inadecuada supervisión que desembocaban en la conducta delictiva de los hijos. ―No se preocupen. es decir. por otro lado. los burros y las mulas completaban el paisaje de unos poblados que recordaban en cierta forma a las reservas de los sioux. Veinticinco funcionarios del Cuerpo Superior de Policía (un comisario jefe. habían decidido buscarse la vida para poner remedio a la precaria situación en la que había quedado el medio rural. En el reformatorio de Carabanchel. aunque. etc.5% con respecto al año anterior. La ubicación de este tipo de viviendas tampoco se dejaba al albur. Déjenme la fotografía de ese chaval. un 95. La venta ambulante suponía el modo de vida habitual para la mayoría de la población gitana que ocupaba los poblados chabolistas surgidos en el extrarradio de la ciudad. Alrededor de las casas se encontraban numerosos montones de chatarra y de coches medio desguazados y oxidados que también dificultaban el paso de los coches de la policía. son capaces de cualquier cosa. a veces es el propio juez el que considera que sus padres los controlan mejor. y escasos medios. Los factores. De los pequeños robos se han pasado a los estupefacientes y a los atracos. uno de ellos. Rara es la familia que no ha perdido alguno de sus hijos en alguno. ―Esperen. de pronto.y veintiún inspectores). habitante de una gran ciudad y que ha vivido generalmente en situaciones de desprotección social y educativa o en situaciones francamente marginales. Recordó otra de las viejas quejas de los comisarios de barrio: la colaboración con las brigadas. un comisario segundo jefe. los chicos doblaron bruscamente por una calle perpendicular e hicieron que el coche patrulla que los seguía de cerca se estrellara contra una pared y varios policías resultaron heridos. para probar una escopeta. no cree que deberíamos probar? ―insistió M artel. En cuanto a medios materiales: teléfono. una locura fuera de lo normal. Pertierra sonreía ante la ironía con la que el comisario contestaba las preguntas de M artel. No volvimos a coger vivo a ninguno… ¿No dirán que no está siendo instructiva la visita. luego se pasaron a atracar bancos. a veces. ―Vamos.―¿Y a pesar de ello. un arrojo. La primera vez que les cogimos eran unos simples timadores. Las chabolas levantadas con las calidades ya conocidas en este tipo de urbanizaciones: tablas. Habitualmente a las zonas de chabolas sólo se tenía acceso a través de empinados caminos que estaban totalmente embarrados por las lluvias y la falta de canalizaciones. Las gallinas. El otro día. un cabo y diez policías). Simplemente es la depuradora de la China ―el comisario se adentró en una zona de viviendas bajas que rodeaban un edificio tipo colmena frente a un colegio. Ciudades como M adrid y Barcelona se habían convertido en el punto de atracción de ciudadanos que. Antes ibas a una chabola o a un piso y no necesitabas ni mandamiento judicial para entrar ni decir siquiera que eras policía. que son rebeldes porque el mundo los ha hecho así ―M artel tarareó la conocida canción. se justificaba un chaval de 14 años entrevistado por el diario El Alcázar. Fueron unos pioneros. disparó sobre un gato en la calle y lo destrozó. solo buscan su gloria personal. Sólo por sustracciones de vehículos se recibían entre quince y veinte denuncias al día. coches de apariencia normal). Sabemos que algunos maestros han llegado a darles dinero para que se queden en su casa y no contaminen a los demás. Ahora han cambiado su forma de actuar. estaban separados y otro 22. varios: la depresión económica de la segunda mitad de los años setenta. etc. Un “talego” viene a costar mil pesetas.47 % de estos. Un cóctel explosivo que hacían predecible una relación de ocurrencia entre conductas delictivas y el consumo de drogas con las que evadirse de la realidad. tienen una osadía. Otro titular: La droga invade los colegios. dos subcomisarios -uno de los cuales hace función de secretario. Con esa cantidad tienes para prepararte casi 20 porros. En la persecución. con lo que te viene a durar casi una semana. ―¿Es que no van al colegio? ―A veces. se escapan en cuanto llegan. habían tenido que ser reconstruidas varias veces tras numerosos incendios que regularmente devoraban el material altamente combustible. ―¿Qué llevan en esas bolsas? ―M artel señaló a unos chavales que no pasarían de diez años. Las cosas han cambiado radicalmente ―respondió el comisario―. los apaches o los pies negros. “Bajo los efectos del porro todo se ve diferente y maravilloso. 42 personas para cubrir el servicio. Los centros de menores no tienen ningún tipo de seguridad. precisamente por la inconsciencia que produce su edad. permanente de las veinticuatro horas diarias. Un mínimo análisis de la composición de los grupos delictivos ponía en evidencia que el retrato-robot del delincuente común era una persona joven. Simplemente bastaba decir que ibas de parte del patriarca para que te abriesen la puerta.23% de los chavales aseguraba que sus padres habían estado en la cárcel. dos coches del tipo K (camuflados. más de 3. eran todo el plantel destinado por las autoridades para combatir la delincuencia común madrileña. Era el cuarto atraco a una entidad financiera madrileña en el día. ―La verdad es que los asuntos acaban resolviéndose ―continuó Pertierra mientras les servían otra tanda de botellines―. ―Todo muy artesanal. ya a pie. tres jefes de sección. pero se dotan con personal de las ya existentes. Un cliente del banco asaltado se había tomado la molestia de seguir al atracador en otro taxi tras avisar a la policía. ―Todo son muy buenas palabras ―añadió M artel―.peligro que suponía la venta sin control de alimentos para la salud pública y para la de sus cuentas de resultados. que no digo que no hagan falta. ―Es lo que hay. El espectáculo de las carreras de los agentes municipales tras los vendedores ambulantes ya formaba parte de lo habitual. por otro lado. como una tortuga. En una televisión colocada sobre un pequeño soporte informaban ampliamente del último atraco bancario: la sucursal del Comercial Occidental ubicada en el barrio de Valdezarza había sido el punto de arranque de una espectacular persecución que comenzó cuando los cuatro atracadores que salían con dos millones de pesetas bajo el brazo volvieron a entrar en la misma tras toparse con un coche patrulla que pasaba por allí. De no ser porque llegamos justo a tiempo esos justicieros populares hubiesen molido a palos a un par de chavales a los que habían pillado fumándose un porro en un parque. No se podía levantar por culpa del chaleco. La batalla por la venta ambulante se libraba diariamente en la calle por la Policía M unicipal que iba levantando los puestos en una zona mientras volvían a montarse a renglón seguido en otra. claro ―el comisario continuó la improvisada tabla de reivindicaciones y quejas tras echar otro trago al botellín―. Hace poco se corrió el bulo de que a una joven de la colonia de San Cristóbal la habían cortado los pechos tras violarla a punta de navaja. incluidos el jefe y el segundo jefe de la brigada. se quedó boca arriba. Se crean nuevas comisarías por toda España. ―Además de tener que hacer cosas que resultan impropias de un Cuerpo Superior de Policía. en resumen.. es que de los casi dos mil inspectores que hay en M adrid sólo cuatrocientos nos dedicamos a dar la cara en la calle. El gremio de detallistas de frutas y verduras era el más activo para que se erradicase lo que ellos consideraban una competencia desleal. ―Su trabajo. administrativos y auxiliares. ―Yo creo que las autoridades todavía no se han dado cuenta que la seguridad ciudadana comienza a ser un problema de primer orden―sentenció Pertierra. El juego del gato y el ratón. dieciséis hombres menos. . apuraban las penas. apuesto y bien vestido. en la televisión continuaban con el parte de atracos del día anterior. En este barrio sólo hay dos leyes: la del más fuerte y la del silencio. Los malditos recortes presupuestarios. ataron una soga en un palo hace unas semanas… M ientras los inspectores. La mala noticia la dieron después: los inspectores saldrían de los grupos ya existentes. Aquí al lado ―señaló hacía una de las calles que desembocaba en una plazoleta de arena―. ―¿Siempre es así? ―M artel echó una mirada a una de las mesas del local donde cuatro hombres jugaban a las cartas con un montón de billetes de mil y cinco mil sobre el centro de la misma. Ahora sólo dispongo de cuarenta para cubrir las veinticuatro horas del día. por un poquito de suerte. ¿no? ―M aroto se sorprendió por la falta de medios de la teórica elite policial. Ni siquiera existe un equipo fotográfico para poder hacer vigilancias.000 vendedores ambulantes operaban ilegalmente en la ciudad sin que nadie hiciese nada por controlarlo. se lo aseguro. los asaltantes se desperdigaron por las calles adyacentes haciendo imposible su detención. Sobre el atraco a la caja de ahorros de Juan Español se seguía sin tener datos fiables sobre el paradero de los atracadores. Los mandos policiales habían decidido incrementar los grupos operativos destinados a la nueva brigada judicial de nueve a doce para hacer frente a los crecientes índices de delincuencia. Ante las dudas del material proporcionado por el Estado.. ―El delincuente ha evolucionado en medios y nosotros hemos retrocedido en todo ―respondió M artel―. ―¿El qué? ―el comisario hizo una seña al dueño del bar para que les sirviese unos botellines. En el segundo intento. que si hay un disgusto en una comunidad de vecinos porque a una vecina se le ha inundado la cocina. Un atracador solitario. Según sus cálculos. había llegado a reclamar la legalización de la actividad basándose en su tradición nómada. en fin. Lo que más dolía (además del precio) era el abono del impuesto de lujo por disfrute que la Hacienda Pública cargaba sobre el precio de la pieza. La persecución finalizó cuando. ―Lo peor de todo ―añadió M artel tras apurar la cerveza―. Si quieres uno de verdad gástate de tu bolsillo las treinta o sesenta mil pesetas que cuesta uno de fibra moderno. Incluso llegaron a aceptar el pago de algún tipo de tasas en función de las ventas para dar más credibilidad a su reivindicación. bajo el parapeto de dos empleados. ―¿Cómo? ―En muchos barrios se están organizando piquetes para tomarse la justicia por su mano. ―M ás de una vez hemos tenido que disolver a vecinos armados con estacas a la caza de gamberros ―continuó M aroto―. Una asociación calé. ―¿Entonces por qué se ha molestado en preguntarle? ―Quería ver qué cara ponía cuando le enseñase la foto ―el comisario se volvió para comprobar que el patriarca se dirigía a una de las vendedoras para cuchichearle algo al oído―. El proyecto de ordenanza municipal para regular este tipo de comercio levantaba ampollas entre los comerciantes de toda la vida que no estaban dispuestos a tragar con la concesión de licencias prometida por las autoridades municipales a ciertos tenderos que se concentrasen en mercadillos del extrarradio. según los testigos presenciales. En el único en el que se había logrado detener a alguien. No era lo único que los inspectores se costeaban de su bolsillo. El arma reglamentaria entregada al salir de la Escuela de Policía no parecía ofrecer las garantías necesarias a tenor de cómo se estaban poniendo las cosas en la calle. Ni siquiera un helicóptero pudo dar con los asaltantes a pesar de que los transeúntes aseguraron haberles visto montarse en un ocho y medio robado al efecto. inspectores de calle. Tenemos que hacer de recaderos: avisar a un señor que le ha sido impuesta una multa. Imagínate. Durante una semana del mes de mayo (del 13 al 18) habían protagonizado una huelga que había puesto en serio peligro el abastecimiento de la capital de España. averiguar de quién es el perro que ha mordido a un niño. Pertierra no salía de su casa sin su Smith and Wesson pegada con una cartuchera en una de sus piernas. Hace poco un compañero le pegó una patada a una puerta para abrirla y con la inercia acabó cayendo hacia atrás. Aunque ahora estamos bastante peor. pero seguimos con los archivos manuales y las fichas de papel. Encima esas burócratas cobran el doble por muchas menos horas. ―¿Y le ha creído? ―En absoluto. Los inspectores se bajaron del coche y entraron en una cervecería con una larga barra en forma de u. entre botellín y botellín. Su chaval no está lejos de aquí. El otro camuflado que tenemos siempre está en el taller. Parecemos a Don Quijote con la armadura. Una plantilla de 123 agentes. Los equipos de seguimiento o de escuchas sofisticados los conocemos por los folletos que nos mandan algunas revistas especializadas. ―M enudo panorama ―Pertierra apuró la cerveza―. Hace un par de años tenía dieciséis hombres más. Aunque en la brigada tampoco es que estemos mucho mejor. mucha voluntad de trabajo y todas las horas del mundo… ―Lo que más me preocupa es que los huecos que dejamos empiezan a ser ocupados por la gente ―añadió el comisario M aroto. Por no hablar de los coches. Sólo hay que ver los chalecos antibalas del año de la pera que todavía llevamos. consiguieron huir tras asaltar a punto de pistola un taxi que terminó con las cuatro ruedas en la lona (y todas las lunas acribilladas) tras recibir los disparos a corta distancia del coche patrulla. había sido detenido tras llenar un lujoso maletín con dos millones de pesetas en un Central de la calle Génova y volver a montarse en el taxi que le esperaba a la puerta de la oficina con la bandera bajada. la mayoría de inspectores acababan adquiriendo sus propias herramientas con cargo a su sueldo. ―Dice que no lo conoce ―el comisario regresó y se asomó a la ventanilla de Pertierra. ―De cualquier forma. ―Preguntaré por ahí. Si el Picota Pequeño realmente está por aquí. la aristócrata. De vez en cuando también nos da tiempo para hacer de policías. Creemos que puede tener algo que ver con el secuestro de Natacha. tarde o temprano aparecerá.―Pues lo llevamos claro ―remató M artel. ―¿No tendrá entre sus clientes habituales a alguno que se le conozca como el legionario? ―M artel cambió de tercio de manera sorpresiva. . ―¿El legionario? ―Estamos buscando a un tipo de unos cuarenta y pocos años al que se le conoce como el legionario ―intervino Pertierra―. no se preocupen demasiado por ese chaval ―respondió M aroto tras pedir la última ronda―. Les aseguro que todos mis hombres están deseando echar el guante a esos choros. El batacazo recibido en las primeras elecciones generales había provocado un terremoto en el seno del partido destinado a movilizar a la extrema derecha contraria a los numerosos cambios que se estaban llevando a cabo tras la muerte del dictador. sin embargo. O no estaban fichados o las fotografías mostradas no habían convencido a ninguno de los afectados por el secuestro. El Judas había conseguido la libertad a principios de año tras cumplir una pena de ocho años por diversos atracos a entidades financieras. Además. Puede marcharse. ―Además. Dos de sus colegas acabaron acribillados en un barranco. según un comunicado distribuido por el colectivo de presos de Carabanchel tras las revueltas del ´77. Hace unos meses estuvo implicado en un tiroteo en un pueblo de Toledo ―Pertierra recordó la nota policial de la 112 Comandancia de la Guardia Civil toledana―. testigos de los hechos o a las propias víctimas que acudían a denunciar o a reconocer a los sospechosos. el Tito. ―Ese cabrón se tragó el mango de una cuchara durante el motín―respondió Pertierra―.V ―Ni siquiera un pincho de tortilla… ―respondió el hijo de los guardeses ante la enésima pregunta de uno de los sargentos de la Guardia Civil. una sala de reuniones propia o un vestuario provisto de duchas. a pesar de la opinión del abogado que aseguraba que la relación con el atracador podía considerarse circunstancial. ―¿Y sus padres? ―Apolíticos. gasolineras y farmacias logrando una importante recaudación. sólo doce horas después de que reventasen el cierre metálico de la joyería Suiza (situada en una de las paralelas a la calle de M arcelo Usera) y se llevasen tres saquitos llenos de alhajas por valor de millón y medio de pesetas. Garrido había incluido en su carta a los reyes magos un mínimo de dependencias para el confort y mantenimiento de los inspectores como un gimnasio. el líder de la nueva banda. Sólo un año antes. regresó a M adrid en cuanto el juez le puso en libertad provisional poniendo tierra de por medio. El asunto del secuestro de Natacha parecía encontrarse en punto muerto. Han localizado a uno de los sospechosos del atraco a la caja de ahorros de Usera. En cuestión de saneamientos. ―¿Entonces. disponían únicamente de dos urinarios de pared y dos tazas para toda la Brigada. ―M ira. muchos terminaban echando unas monedas en alguna de las cabinas telefónicas de la Puerta del Sol para realizar las llamadas más urgentes. Las dependencias de la brigada judicial tampoco estaban para tirar cohetes. El Picota Pequeño. Desde el tiroteo de la oficina de la Caja de Ahorros de la calle Juan Español. ―Acaba de llamar M aroto ―Pertierra entró súbitamente en el despacho del grupo anti atracos―. ―Este Polo tampoco está manco. Un nido de enfermedades en potencia que llevaba a los inspectores a utilizar masivamente los servicios de los bares cercanos. ―¿Tres días antes? Claro como todavía no tienen calabozos donde encerrarlos ―M artel recordó las obras de acondicionamiento que se estaban realizando en los bajos de la comisaría dirigida por M aroto. El hijo de los guardeses volvió a negar con un movimiento de su cabeza. Sólo doce horas después del robo los inspectores de M aroto rodeaban la casa del Cabezón donde también se escondía Polo. Ninguno de los testigos parecía haber reconocido a ninguno de los secuestradores. Parece que ese Polo no ha aprendido la lección. fue detenido por la policía barcelonesa a mediados de Junio acusado de encubrir al atracador de un bar de camareras en Sant Boi de Llobregat. una escisión de Fuerza Nueva se había creado en M adrid. que casualidad. 3) un habitáculo destinado específicamente a reconocimientos visuales o de voz que supliese al pequeño ventanuco situado entre dos despachos que hacía las veces de espejo. Polo y Bustillo (el famoso Judas). ―De derechas. Junto a su hermano Félix. una galería de tiro. Todo el mundo daba por hecho que tarde o temprano Bustillo y sus colegas caerían en manos de la policía. El tour de verano del grupo había dado varios recitales sin grandes contratiempos en entidades financieras. ¿matar a alguien? . A principios de año los inspectores de la comisaría de Usera detenían en una accidentada persecución a Polo y al Cabezón . 2) un lugar para custodiar a los detenidos que se agolpaban en los pasillos junto a sus familiares. ―¿Cómo? ―Déjelo ―el sargento abrió la puerta del cuarto destinado a interrogatorios―. ¿no? ―M artel continuaba revisando los expedientes. parece que sus hombres ya le detuvieron por conducción peligrosa tres días antes del atraco. El tío no la expulsó hasta que le trasladaron al penal de Cartagena. Un cadenazo en toda regla frente al colaboracionismo de los supuestos herederos del partido franquista. los nacionales de servicio. uno de los navajeros más prometedores del barrio. los empleados de la caja de ahorros han identificado a los cuatro sospechosos del atraco―Pertierra le entregó a M artel una carpeta con los historiales de los sospechosos. fugado de prisión tras un permiso de fin de semana. Los hombres de M aroto tuvieron que recorrer saltando varios tejados antes de que Polo y el Cabezón se entregasen. 4) un calabozo de menores para no tener que mezclarlos con sus mayores como exigía la legislación vigente y 5) la vieja reivindicación del incremento del número de líneas telefónicas a disposición de la brigada. ―¿Ese Judas no fue uno de los que montaron el lío de Carabanchel? ―M artel repasaba las fichas policiales mientras se dirigían a la comisaría del distrito de Usera por la avenida de Andalucía. La lista de peticiones entregada por Garrido a los mandos policiales que le habían puesto al frente de la brigada judicial madrileña era kilométrica: 1) cuartos de interrogatorios apropiados para evitar las autolesiones con las que algunos detenidos compraban un salvoconducto al hospital a las primeras de cambio. Los dos atracadores no se dieron por vencidos. El Judas. la gira había sido cancelada de manera abrupta para disgusto de sus más acérrimos fans de la brigada judicial que seguían los pasos del cuarteto a corta distancia. Con el cuerpo inflamado y sin asistencia médica. La alegría le duro poco. ―¿Y del M C? ―¿M C…? ―M ovimiento Comunista. ―Ese tipo tiene varias órdenes de búsqueda pendientes. ―Lo que no entiendo es qué coño tienen que hacer para que estos tíos los metan en la cárcel de una puta vez. nuestro amigo M aroto ya detuvo a este otro tronco en Enero ―M artel se detuvo sobre el expediente de otro tipo conocido como el Cabezón. las visitas y los propios detenidos.… no los ha visto en su vida? ―No conozco a nadie del Frente de Juventud ni a nadie de la Falange. Con sólo dos líneas para los doce grupos operativos. Un tipo familiar. Las obras de arte descolgadas de la vivienda de los M artus sólo podrían venderse en el mercado negro internacional. Es una mala compañía. Al Tito se le acumulaban los problemas. nosotros sólo queremos a ese cabrón pero si no nos lo entregas te pondremos en su puesto.… Desde ese momento eres tú y lo que te inyectas. ―Le tenemos en el sótano ―M aroto les acompañó sorteando ladrillos y sacos de cemento hasta la planta baja donde le custodiaban dos nacionales. En el talego tienen especial predilección por los morenazos como tú. Ese tío no te conviene. ya se lo he dicho al comisario ―el sospechoso contestó de mala gana sin mirar a Pertierra. M ira. en Carabanchel les importa una mierda tu condición sexual ―respondió sonriendo M artel―. comenzó a elevar el tono de su voz a menos de un metro de distancia―. Hasta ahora no te han tratado mal en este chabolo… ―M ira chaval ―M artel se acercó y le susurró al oído―. ―¿M e soltarán? ―el detenido respondió repentinamente. ―¿No ha cantado? ―Dice que no sabe nada de ningún Judas. ―No se preocupe. aquí al lado. Están escondidos en una casa. Pero creo que dice la verdad. dile al comisario que nos llevamos a nuestro a amigo a la DGS. ―Yo no he hecho nada. primor? ―Pertierra continuó disparando. ―Parece que no pudo aguantar más con el mono y trató de buscarse la vida ―añadió M artel―. pero si estás tiritando. ―No te preocupes. Según el historial policial. aquí no hay nada que hacer ―Pertierra hizo una seña a su compañero para que saliese del sótano―. ¿Quieres que le digamos al juez que fuiste tú el que disparaste al director del Banco y a nuestro compañero? Seguro que tu colega no tendría ningún remordimiento. el Borondo y el Pepín. a ver. Tú verás. Déjelo en nuestras manos ―M aroto hizo una seña con la cabeza a los dos agentes de la Policía Nacional para que abriesen la puerta a los dos inspectores. ni a ti ni a tus colegas. pupilas dilatadas. tras echar la correspondiente instancia. Dejaré a uno de mis hombres para que le . La amenaza de una visita guiada por los calabozos de la Puerta del Sol hizo que el Tito recuperase repentinamente la memoria. como en la Caja de Ahorros de la calle de Juan Español o en otros bancos donde habían actuado sin ningún tipo de incidencias hasta encontrarse con un cliente respondón. lo mismo se ha vuelto ya a Barcelona ―el comisario recogió su chaqueta―. músculos crispados… ¿No me digas que también te duele la espalda? ¿Has tenido escalofríos? ¿Quieres un metasedín? Sudores fríos y tiriteras. ―¡No me jodas!. sin dejar de mirarle a la cara. que resultó ser uno de los inspectores de la comisaría de Usera que trataba de poner la cartilla al día cuando los hombres de Bustillo entraron pegando tiros en el patio de operaciones. no? ―Pertierra se levantó de un saltó y se alejó dando voces. ―¡No! ― el detenido contestó repentinamente al ver como M artel abría la puerta―. al que parecía haberle tocado esta vez el papel de poli bueno―. parece ser que se mantienen toda la puta vida… ―Joder. pero si nuestro amigo empieza a echar de menos algo ―M artel le subió la manga de la camisa para ver si tenía marcas de pinchazos―. con un pavo inmenso. ¿No ves que os está utilizando? ―¿Sabes lo que les pasa a los que intentar matar a uno de los nuestros? ―el detenido permanecía en silencio mientras Pertierra continuaba con su parte―. El síndrome de abstinencia se vive plenamente. sabemos que tú no disparaste ―respondió M artel. Segundos después ampliaba la información: en un sanqui para realojados se atrincheraba desde hacía casi una semana con el Picota Pequeño y otros dos colegas del barrio. Desde ese momento tomas consciencia de lo que te sucederá si decides dejarlo y ello te induce a continuar una y otra vez. ―¿Y de las cuatrocientas mil pesetas del atraco? ―Tampoco. Dolores de riñones. Los primeros síntomas de la falta de material. mientras esperaban que se calmasen las aguas tras el tiroteo de la caja de ahorros. minuto a minuto. ―¿Estas sudando? ¡Coño. ―Que pasa que te ha comido la lengua un gato ―Pertierra se sentó frente al sospechoso que descansaba en un pequeño banco con las manos esposadas por delante. M aroto confiaba en que los calabozos estuviesen listos antes de acabar el año. ―M ira Tito. El compañero sigue gravemente herido. De los psíquicos. Las historias que se contaban acerca de aquel lugar no daban pie a visitarlo por las buenas. Así funcionan las cosas. esto se pone feo. Si nos dices donde se esconde te soltarán como han hecho otras veces ―le guiñó el ojo tirando de método. ¿comprendes. ―Puede ser. ¿me entiendes? ―Dicen que el Judas se tragó un mango de una cuchara para que le sacasen de la cárcel… ―Pertierra no dejó de apretar el acelerador―. chaval! ¿No nos iras a pegar la gripe. ―Le diremos al juez que eres un buen chico ―M artel se encendió un cigarro y se lo ofreció. pero yo creo que no fue por la boca precisamente por dónde se lo metieron. El contenedor de escombros estaba casi lleno. realizaban las pruebas in situ. Nosotros sólo tenemos que cubrir el expediente. Vivir en función de un “pico”.―El otro día casi lo consiguen. Uf. hipertenso. ―Ese capullo dice que no tiene ni idea de donde está el Judas ―Pertierra subió al despacho de M aroto. ―Yo no soy maricón ―el Tito respondió en voz baja tras la batería de acusaciones lanzada por los inspectores. el sospechoso ya había sido detenido en no menos de cinco ocasiones por pequeños hurtos y robos en comercios del barrio. A ver. La larga de cola personas que esperaban para renovar el carnet de identidad en la comisaria llegaba hasta la calle. de armas y hasta para las milicias universitarias. en otra típica maniobra de manual―. El Judas había conseguido elevar la posición en el ranking de aquellos chavales que hasta entonces se dedicaban a negocios menores y que con su llegada se habían pasado a los atracos bancarios. vómitos. con retortijones en las tripas. ―M aricón y yonki ―sentenció M artel―. Tito. Al menos nos ha dicho donde se esconde el Picota Pequeño y otros dos colegas más. sudando. Esto es cosa del Judas. En el edificio se tramitaba todo tipo de permisos: certificados de penales. Los delfines del Judas. ¿cómo no me había dado cuenta antes? ―Pertierra se acercó de nuevo al detenido y le levantó la cara―. ―¿Es que crees que si el que estuviese aquí fuese el Judas no os traicionaría? ―Pertierra. ―Bueno Peque. Sólo tienes que decirnos dónde está el Judas y le diremos al comisario que eres un buen chico. angustiado. Los inspectores llegaron al bloque 103 de la Ciudad de los Ángeles. o colaboras o te vienes con nosotros a la Puerta del Sol. El Judas llevaba tiempo ojeando las categorías inferiores deseosas de dar el salto a la Primera División. Si te quieres pagar un pico tendrás que poner el culo como todos. espasmos intestinales. Aún recordaba la primera vez que sintió que realmente estaba enganchado. en el talego no vas a durar ni dos asaltos. Sólo eran algunos de los pensamientos más comunes de los yonkies. extrema debilidad. Los antecedentes del Tito no diferían de los del resto de la banda que había organizado el Judas desde su precipitado regreso de Barcelona. El tiempo adquiere una terrible pesadez. El sospechoso por fin claudicó. de buena conducta. El Tito lo llevaba sufriendo varios días. La mayoría de los chavales reclutados por el Judas sólo podían presumir de pequeños delitos hasta su llegada. de permanencia para extranjeros. El Judas no es de por aquí. ―M e han dicho que te gustan los coches ―M artel cerró la puerta del pequeño sótano lleno de humedades.… Un insoportable moqueo delataba también al que experimenta el síndrome de abstinencia. No queremos ensuciarle el despacho. ¿Cuantos días llevas sin ponerte? ¿Dos? ¿Tres? ¿Una semana? Dicen que después de cinco días se pasan los efectos físicos del mono. ―Están en la colmena ―M aroto señaló al salir de la vivienda hacia un edificio cuadrangular de pisos altos que sobresalía sobre el resto de casas bajas que lo rodeaban. Están vivos de puro milagro. Los ilusos tenderos sólo adivinaban el truco cuando el mago se montaba en el coche que le esperaba a la puerta de las tiendas. Una pequeña ráfaga de disparos al techo disipó las posibles dudas acerca de las intenciones de los agentes. ―¡Fuera. El Judas había tenido en jaque continuo a la jefatura de policía durante todo el verano. los sospechosos no opusieron gran resistencia. El Corte Inglés de San Fermín. Uno de sus principales proveedores eran los especialistas en el conocido método de la mecha. que había notado la presencia de un automóvil sospechoso (…)”. Todos los hombres disponibles comandados por M aroto salieron disparados hacía la ribera del M anzanares. se alejaban los chavales. ―¡Alto policía!!! ―los inspectores entraron a gritos tras derribar a patadas la segunda puerta del día en menos de media hora. su lugarteniente. La primera de ellas era la versión madrileña de los “monos azules" (la versión barcelonesa había llegado a ser desarticulada por la Guardia Civil tras realizar una veintena atracos en la ciudad condal y la comarca del Bajo Llobregat con más de cuarenta millones de botín). comenzó a arremolinarse un grupo de gente cada vez más numeroso. Se mantuvieron en un segundo plano. los cinco detenidos (el Picota Pequeño. Los compañeros del inspector que estaba ingresado en el 12 de octubre no creyeron necesario hacer el viejo truco del poli bueno y del poli malo. rápido!!! ―M aroto entró en la casa aullando. ―No está nada mal ―M artel repasó el arsenal requisado a la banda del Judas. La operación duró apenas unos breves segundos. ―¡No te muevas!!! ―Pertierra gritó al llegar al pasillo del piso de arriba (el décimo) y ver como un tipo agitaba una bolsa frente a una de las ventanas del patio interior. donde confluían una decena de portales del edificio. Una de las que más había perfeccionado el método era el famoso Clan de los Lateros afincado entre M óstoles y Orcasitas. Un brillante servicio a pesar del millón de pesetas largo que se había escapado por una de las ventanas que daban al interior de la colmena plagado de furiosos vecinos descontentos con la intervención que había desarticulado a uno de los peristas más famosos del barrio. como el mejor de los prestidigitadores. Los inspectores. Su especialidad consistía en asear los escaparates de las joyerías por dentro y por fuera. el Borondo. ―No suele dejarse balas en el cargador ―añadió Pertierra mirando a varios niños que jugaban a las cartas a pocos metros de la vivienda ocupada por los sospechosos―. Los agentes tuvieron que abrirse paso realizando varios disparos al aire al ver como los vecinos casi conseguían poner patas arriba los vehículos policiales. fuera! ―M artel quitó el seguro al arma mientras hacía una seña con la cabeza a los niños para que se marchasen a jugar a otra parte. ―Pero… ―M aroto se asomó a una de las ventanas de la escalera del edificio que daban al patio interior mientras los inspectores registraban la vivienda. El artificio ya se había convertido en un género en sí mismo por la cantidad de asaltos que se cometían a lo largo de todo el país por tipos que entraban a trabajar en las oficinas bancarias disfrazados con grasientos monos de trabajo. M aroto dio la orden de derribar la puerta al ver cómo. ―¿Dónde está el Judas? ¡Pero ya!!! ―uno de los agentes comenzó a gritar mientras mantenía el arma sujeta con las dos manos. ―”La policía madrileña ha detenido a los cuatro individuos que el pasado 28 de enero perpetraron un atraco a la sucursal de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid. El mechero. Con el cañón de una pistola tocándole la nuca. Los inspectores subieron rápidamente en uno de los ascensores hasta el noveno piso de uno los portales del bloque de viviendas conocido como la Colmena. Tumbados sobre un par de literas parecía que estaban esperando la llegada de los agentes. Esta vez M artel y Pertierra no trataron de conversar con los detenidos. En aquella ocasión mantuvieron un tiroteo con dos funcionarios de la Policía que habían acudido a la llamada del director de la entidad. M edia hora después. también había dejado su tarjeta de visita en varios establecimientos del gremio joyero de la ciudad. ―Aquí es ―el comisario señaló una de las puertas del noveno piso mientras en el enorme patio interior. el Picota Pequeño señaló un piso cercano dónde creía que se refugiaban el Judas y Polo. Sus cuatro ramas principales habían dejado de lado las viejas tradiciones familiares de los calderos y las sartenes para forjarse en otros materiales más modernos que les habían convertido en uno de los principales objetivos del grupo de la brigada madrileña especializado en quinquis. a regañadientes. Sus movimientos en el tablero de la delincuencia habían compartido protagonismo mediático en las páginas de sucesos junto a otras dos peligrosas bandas que también habían dejado sus huellas en varios establecimientos. Nunca se sabe cuándo le has sacado todo el jugo. ―¡Arriba. ―¡Que hijos de puta! ―M aroto se asomó de nuevo a la ventana para comprobar como el público abucheaba al ver que escampaba la lluvia de billetes verdes. La puerta de cartón piedra cayó al primer envite. uno de sus miembros disfrazado con una bata blanca embadurnaba el exterior de las cristaleras con espuma de jabón mientras el resto de los integrantes de la banda limpiaba tranquilamente las vitrinas repletas de joyas en el interior de los establecimientos. Desde el patio de la colmena comenzaban a escucharse las típicas voces en contra de la policía mientras un centenar de personas de todas las edades se agachaban para recoger lo que parecían billetes de mil pesetas lloviendo del cielo. ―En el Corte Inglés ―añadió uno de los hombres de M aroto. introducía las prendas más caras a través de una trampilla oculta en una caja con la apariencia de estar totalmente cerrada con un lazo. tras sortear a duras penas a una muchedumbre rabiosa que les increpaba mientras zarandeaba a un par de zetas que habían acudido a reforzar a los inspectores. ―Creemos que en algunos de esos pisos se dedican a dar salida a mercancía robada ―M aroto aclaró el comentario de su subordinado ante las miradas de extrañeza que se cruzaron M artel y Pertierra―. A pesar de las precauciones tomadas por los inspectores. ―Ese Judas es un tipo peligroso ―el comisario M aroto previno a sus agentes mientras tomaban posiciones frente a una fila de casas bajas en la colonia de San Fermín. de la calle Juan Español. tal como les había indicado el Picota Pequeño.siga apretando un poquito más. Una pistola Derringer (probablemente la misma con la que el Judas había vaciado los ocho proyectiles del cargador en los cuerpos del director de la Caja de . En este tipo de viviendas se revendía prendas robadas o hurtadas en grandes almacenes de confección. No me extrañaría que estuviesen dando cobijo a esos delincuentes. ajenos a la millonaria lluvia. esos cabrones se conocen de memoria el coche. corrieron escaleras arriba siempre bajo la atenta mirada de las mirillas de los vecinos de la sucursal del Corte Inglés. ―Iremos andando ―continuó el comisario―. 54 ―Pertierra encendió la radio del despacho de la brigada anti atracos pocos minutos después de que la Jefatura Superior de Policía emitiese una nota para los medios de comunicación―. Amantes de la discreción y siempre a resguardo de las miradas indiscretas de los transeúntes. Toda gran ciudad contaba con su propia versión. ―¡Qué no te muevas!!! ―el inspector le apuntó directamente a la cabeza mientras los últimos billetes salidos de la bolsa planeaban sobre el gentío que gritaba más y más ante la inesperada lluvia de papeles. el Pepín. a su compañero y al director del banco les metió ocho tiros. La banda del “spray”. Polo y el Judas) eran enviados a los calabozos de la Puerta del Sol donde ya les esperaba el Tito. ―¿Cómo? ―Creen que podría ser una célula para financiar actividades ultras. En aquella ocasión. Comenzaba a hablarse de las conexiones con otros grupos terroristas europeos o con organizaciones del próximo oriente desde donde recibían formación y cobertura económica. El golpe de la cafetería Rolando terminó con las dudas de los que creían que eran cuatro y el de la guitarra jugando a las pistolas en los caseríos vascos. tres días antes de su último atraco y el Picota Pequeño. El día había sido lo suficientemente largo para merecer un tentempié. Este último ya fue detenido en febrero del pasado año por la muerte de una anciana de ochenta y tres años. pero si sigue así la escalada terrorista no sé dónde vamos a parar. ―Y que no falte ―apuntó M artel. aunque no participaron en el referido atraco.000 pesetas de multa y su expulsión (la segunda) del territorio nacional había sido la sentencia exprés dictada por el gobernador civil. ―”(…) Como miembros de la misma banda.Ahorros y del agente de la comisaría de Usera) y un revólver British Bulldog. Las voces pidiendo la intervención de las provincias vascongadas cada vez se escuchaban más. de nacionalidad española. dada su condición de menor (tenía catorce años). la culpa es de la sociedad. tratando de fotografiar a Cisneros. ―Bueno. Otro fotógrafo. resultó ser un vulgar chorizo. tras abandonar el recinto penitenciario. han sido detenidos también el Borondo. ―¿Tienen alguna pista sobre lo del secuestro de Natacha? ―el periodista cambió de tercio. ―Sí ―añadió M artel―. ―¿Qué colega? ―Él que detuvimos en el hospital intentando colarse en la UVI ―respondió Pertierra―. ―Tampoco se pase. pero parece claro que era alguien cercano a la familia pudo haberles dado la información. 220. autor de numerosos delitos y agresiones. procesado por fugarse con una menor en 1973 tras ser acusado de abusos deshonestos. 500. ya que sabían que se encontraba sola en la vivienda. la propia Natacha aseguró que uno de los asaltantes la dijo que era un trabajo por encargo.000 pesetas. Al principio nadie les tomo en serio. mientras guardaba la nota de prensa que acababan de entregarle en la Dirección General de Seguridad. los jefes dicen que los índices de eficacia policial están aumentando… ―terció Pertierra―. sí? ¿Y de quién? ―Ese es su trabajo. Acción. ―No tienen idea ―respondió Pertierra. Lo último que necesitamos es que la gente salga con miedo a la calle. La cosa iba en serio. y el Pepín. tu colega ―entrecomilló el inspector―. de veintinueve años. de veintiséis años. que cuenta con un amplio historial delictivo. y ante los gritos de la mujer intentaron hacerla callar tapándola la boca. también había sido multado con medio millón de pesetas por llevar al chileno hasta el hospital y esperarle a la salida. a la que la policía considera como el jefe de la banda en cuyo historial figura una gran cantidad de delitos contra la propiedad. ―A propósito. Junto con el ahijado de la víctima y otro joven penetraron en casa de la anciana con la intención de robarla. fue recluido en la prisión de Zamora y un año después (el 11 de febrero pasado). Provocación. reacción. expulsado en el 1975 por indeseable y advertido este mismo año dada su situación irregular. el 25 de agosto. ―”(…) Se trata de Bustillo. . Luego vino lo de Carrero y la cosa cambió. de veinticuatro. ―¿Ah. el Tito. ya había cometido numerosos robos en viviendas (…)”. ―¿Usted cree? ―Sólo eran unos vulgares chorizos. ―Ninguna… ―respondió M artel―. Lo de Cisneros ha sido un paso más y gracias a Dios que no acabaron con su vida que si no se vuelve a formar una buena… Los funerales por los militares asesinados por la banda terrorista se habían convertido en actos de protesta en los que se pedía a voz en grito la dimisión del ministro de Defensa acusado de traicionar a las fuerzas armadas. dos pares de guantes. Los inspectores cerraron la puerta del despacho. la última. tres pasamontañas. de treinta. Algo había que hacer para acabar con la impunidad con la que se movía la banda de pistoleros vasca. también de veintinueve años. ―Cada vez tenemos más trabajo ―respondió Avellaneda. De todas maneras. los hechos no se desarrollaron como habían planeado. no el mío ―se defendió el periodista―. de dieciséis ―en la radio continuaban dando detalles de la operación policial―. de la provocación. La estrategia de la tensión. ―Es una familia amplia. Ni siquiera con la caída del régimen y la recuperación de la democracia parlamentaria habían cesado sus acciones cada vez más violentas. Polo. siendo arrestado sucesivamente cinco veces en un corto espacio de tiempo. si bien parece un especialista en atraco a bancos. ¿y usted? ―He oído que la Guardia Civil está buscando entre los del Frente de Juventud. detenido por dar un tirón al año siguiente. Justo lo que andaba buscando la banda terrorista vasca. Otros se ocuparían de los interrogatorios a los detenidos. lo que le produjo una asfixia que acabó con su vida. ―Pero no parece que fuesen allí motu propio ―disintió Avellaneda―. este país ya no es el de hace unos años. Sin embargo. ―M uy amplia. 211 dólares y 2. M ano dura. ―…aunque una fotografía nunca ha matado a nadie ―remató Avellaneda mientras abandonaba la cafetería. alías el Judas. ―¿No descansa? ―Pertierra y M artel se sentaron en una de las mesas de la cafetería de la calle del Correo. Las charlas de café de la cafetería Galaxia. Varios cargadores. ―Desde luego ―asintió el periodista mientras el camarero servía un par de cañas a los inspectores―. ―Se lo dije… El chileno ataviado con una bata blanca detenido en la UVI de la clínica in fraganti resultó estar cargado de antecedentes desfavorables: encartado por el Tribunal de M enores en 1971. inspector. ambos con antecedentes y considerados como delincuentes comunes”.200 bolívares. la brigada tendría la deferencia de señalar la falta de antecedentes previos y las alegaciones expresadas por el detenido antes de ser bajado a los calabozos. ―Yo no quería ―se le escuchó al individuo de forma lastimosa―. a los que se señalaba en los artículos de prensa por el nombre y sus dos apellidos junto al apodo en el caso de que así fuesen conocidos. que abandonaron los cuadros y demás objetos al ser sorprendidos cuando circulaban en las inmediaciones del Parque del Oeste) y la recuperación de veintidós cuadros robados (entre . en el juicio público se valoraba enormemente el destino de los fondos. ―¿Qué? ¿Cuándo? ―Anoche. otros seis de cerámica. Todas las tardes. ―M enudo susto nos has dado ―uno de los agentes trató de levantarle de la silla. resultando herido uno de los ocupantes de la furgoneta. ubicado en la localidad madrileña de Villaviciosa de Odón y propiedad del cantante. Al tipo le agarraron en una calle cercana: el artefacto explosivo resulto ser un par de paquetes de tabaco envueltos en cinta aislante negra. fecha en la que también fue secuestrada durante unas horas la esposa del cantante. El interés periodístico solía centrarse. en los motivos que llevaban a cometer los delitos. está aquí. tal y como había adelantado Natacha al preguntarle por la edad de las personas que la habían secuestrado en su propia casa. Posteriormente los disparos volvieron a producirse en la calle del General Pardiñas. en el último momento decidía llevarse como rehén al director de la oficina bajo amenaza de matarle si a alguien se le ocurría avisar a la policía antes de una hora. ―¿La Guardia Civil? ¿Pero cómo se han enterado? ¿Pero si no tenían ninguna pista fiable? Han debido de darles un soplo ―Pertierra respondió sus propias preguntas ante la cara de incomprensión del funcionario que comenzó a leer la noticia. Era uno de los clásicos. por dos personas. Parece ser que los llevaban en una furgoneta. ―La crisis. los empleados no dudaron un segundo en avisar inmediatamente a la policía montándose un dispositivo de control sobre las calles cercanas. Ahora le van a tratar como a un terrorista ―señaló al hombre esposado que bajaba la cabeza antes los comentarios. pudo darse a la fuga”. 35 piezas de cerámica. Natacha. A la altura de la calle de Maldonado con la de Castelló la Benemérita efectuó disparos de intimidación que fueron contestados por otros de los desconocidos. han sido recuperados por fuerzas de la Guardia Civil en el transcurso de una operación en la que se registró un tiroteo. Aunque la pena en el Código fuese la misma. algún redactor llamaba a la sede policial para recibir el parte diario de detenciones con el que rellenar las páginas de sucesos del día siguiente. o eso dicen ―el funcionario le entregó un periódico. El único detenido. iconos y otros objetos artísticos que según la primera declaración realizada por la propietaria de la vivienda de los M artus casaban bastante con lo desvalijado en su casa. ―Han detenido a un tío con los cuadros robados en la casa de los M artus. ―Si hombre. El inspector hizo una pequeña anotación en un papel y se la devolvió al funcionario junto a la ficha policial. ―¿De dónde? ―Pertierra se mostró sorprendido. resultando herida una persona. figuraba como pintor de profesión. ―A estos cabrones ahora les da por poner bombas ―añadió el compañero mientras seguían bajando las escaleras hacia los sótanos de la brigada. ―Está bien ―Pertierra hizo una seña a los agentes para que bajasen a los calabozos al detenido tras comprobar la nueva ficha policial que se le había abierto―. Su compañero. Tacharemos la casilla de la mala situación macroeconómica. que se cree que también pudo haber sido alcanzado por algún proyectil. que investigaban el mencionado delito. ―Eh Perti. del Sidi Ifni. a la hora del cierre de los periódicos. ―M i familia no tiene ni para comer. ¿ya te has enterado? ―mientras los agentes rellenaban el libro de registros de entrada de los detenidos. DURANTE EL SECUESTRO DE SU ESPOSA EL 29 DE M AYO PASADO RECUPERADOS LOS CUADROS ROBADOS EN LA CASA DEL CANTANTE El servicio fue realizado por la Guardia Civil de M adrid. ―Dice que es la primera vez ―respondió uno de los agentes. recibían el castigo paralelo de la opinión pública y los vecinos.000 pesetas. al menos. A primera hora de la mañana el individuo al que escoltaban los dos agentes de la nacional entraba en una oficina bancaria de Cea Bermúdez provisto de una bolsa que decía contener una bomba de fabricación casera. ―¿Los llevaban? ¿Cuántos eran? ―Dos o tres. cómo se nota que tú no habías nacido todavía ―el agente le dejó el periódico sobre la pequeña mesa en la que se registraban los detenidos. que fue detenido. también firmados por el pintor. Aquel tipo era el primero de la mañana que pisaba los pasillos de la Dirección General de Seguridad con las manos esposadas camino de los calabozos. pero dicen que la Guardia Civil solo ha podido coger a uno ―le volvió a coger el periódico―. Como se recordará los cuadros fueron sustraídos el pasado 29 de mayo. se podía haber ahorrado lo de la bomba ―se quejó uno de los agentes mientras trasladaban al detenido a los calabozos―. sospecharon de los dos ocupantes de la furgoneta M-7518-BM y les dieron el alto. según dice la prensa los iban a sacar por la frontera. un ex legionario. inspector… ―el detenido siguió justificándose. La recuperación de los cuadros robados en la casa del conocido cantante suponían el tercer éxito consecutivo de la Guardia Civil madrileña que también había esclarecido un robo llevado a cabo a primeros de Junio en el M useo Zuloaga de Segovia (Veintidós cuadros de Zuloaga. El caso del tipo llevaría probablemente un titular del tipo: Detenido cuando acababa de atracar un banco provisto con una bomba de fabricación casera. “A medianoche del miércoles al jueves se registró un tiroteo por diversas calles del barrio de Salamanca cuando fuerzas de la Guardia Civil de paisano. paso previo a los juzgados de la Plaza de Castilla. uno de los veteranos de la brigada que subía de los calabozos se dirigió al inspector.VI ―¿Es este el de la bomba? ―Pertierra se dirigió a un par de agentes de una patrulla que sentaban a un hombre de mediana edad frente a su mesa. de cuarenta y cuatro años. A pesar de conseguir que los cajeros le entregasen más de 350. ya se sabe ―añadió el compañero mientras el detenido permanecía en silencio con la mirada pérdida. En la furgoneta fueron hallados un gran número de cuadros. ―Dicen que el sospechoso es un excombatiente del Sahara. dos pistolas antiguas y diversas etiquetas recuperados de forma casual cuando eran transportados en una furgoneta ocupada. tras perseguir a tiros a los ocupantes de una furgoneta. Sólo quería un poco de dinero para salir del paso. ―No está fichado ―se acercó uno de los funcionarios que se encargaba de la toma de huellas y fotografías de todos los que visitaban el viejo caserón de la Puerta del Sol. A pesar de las advertencias. a Bélgica u Holanda. Los detenidos. además. ―¿De qué? ―respondió malhumorado el inspector mientras se secaba el sudor. en las páginas de sucesos. ―Al menos. Cuadros y objetos de arte robados del chalé Los M artus. En el caso del hombre que acababan de sentar frente al inspector Pertierra. el ejército sólo las concedía contra reembolso. A pesar de los méritos adquiridos en el frente. Después. un Zurbarán y varios Juan de Toledo) que seguían extraviados hasta la fecha.ellos. La Dirección General del Patrimonio Artístico. . muchos fueron agraciados con una medalla que ni siquiera se podían costear. algunos con la firma de Benlliure) en diferentes asaltos a domicilios como el sucedido en un domicilio particular a mediados del mes de M ayo en el que. habían sido sustraídos oleos por valor de más de mil millones de pesetas (entre ellos. ―A los voluntarios les lanzaban en paracaídas sobre El Aaiún nada más jurar bandera ―el funcionario continuó su improvisado relato mientras Pertierra seguía dándole vueltas a la noticia publicada por el periódico―. dos Goyas. ―Siempre ha habido clases. ―Sorprendente. Archivos y M useos también habían emitido una nota expresando su satisfacción por la recuperación de los cuadros y agradeciendo el brillante servicio prestado nuevamente por la Benemérita madrileña. según su propietario. ―¿Que opina de los que piensan que se está librando una batalla. complementaban su jornada laboral afanando carteras en el M etro a la hora punta en la que cerraban los establecimientos. se les expulsa del país y vuelven a los pocos días con otro pasaporte falso. Los 19 cuadros y los cuatro iconos rusos. la verdadera razón es que no tienen miedo a la policía. La Brigada Judicial había destinado siete inspectores a la creación de un nuevo grupo especializado en la persecución de la baja delincuencia sudamericana. Entre otras cosas. su antecesor en el cargo. ―Los índices de criminalidad están creciendo. ―Un simple pintor de cuarenta y cuatro años ―respondió Avellaneda―. señalaba la revista Semana en su portada encabezada con la imagen del cantante reunido en el salón de su casa con toda su familia tras regresar de M éxico. El tiroteo llevado a cabo a través de diversas calles del barrio de Salamanca había despertado a numerosos vecinos que desde los balcones de las calles M aldonado. uno en la Brigada de Espectáculos y veintiuno en la Brigada M adrileña a la que regresaba por la puerta grande tras haber prestado servicio cuatro meses como comisario en la comisaria de la localidad madrileña de Leganés. idioma y costumbres. eso es evidente. ―Con la recuperación de los cuadros todo el mundo se da por satisfecho. El Grupo XII se encargaba de tratar de parar la vía de agua que llegaba principalmente desde Colombia. ―¿Los ha reconocido? ―Sin ninguna duda. la Policía es blanda con el delincuente. nada más terminar su último concierto contratado en tierras mexicanas. El famoso cantante había regresado de su residencia en Puerto Vallarta. El colectivo se regía por un horario muy definido en función de los diferentes objetivos marcados: al mediodía y los fines de semana. El balance presentado por el comisario alcanzaba la cifra de más de ciento treinta millones recuperados en dinero. . Doce años en la comisaria de Buenavista. en Europa. ―La mayoría de las operaciones realizadas gira alrededor del triángulo mágico que ustedes ya conocen: dinero/joyas/drogas ―Garrido comenzó con una breve introducción cuando todavía llegaba algún periodista rezagado. Pronóstico leve. por la tarde. Revestido con su traje oscuro y el foulard encorbatado acabó semidescamisado recibiendo un interminable número de aplausos y chillidos respetables de entusiasmo. les es más fácil pasar desapercibidos y no encuentran problemas para adaptarse. parece ser que estaba en el paro. ―¿Y el otro? ―La Guardia Civil dice que también pudo ser alcanzado por un proyectil durante la fuga pero que han perdido el rastro. El legionario había resultado herido en el hombre derecho y en una ceja. Garrido. ―¿Y qué medidas han tomado? ―el periodista trató de profundizar tras la escueta respuesta del comisario. una verdadera guerra civil entre una ciudad legal y una parásita que trata de vivir a costa del trabajo de la primera a tiro limpio? ―los periodistas comenzaron a disparar preguntas. según el argot policial. Su verdadero miedo no es hacer frente a la justicia española que les premia con un billete de vuelta a su país sino la organización criminal en la que puedan encontrarse inmersos. La Jefatura Policial había convocado una rueda de prensa para informar de una serie de detenciones que se habían llevado a cabo en la última semana. Según las últimas estimaciones policiales. ―Las que están en nuestra mano ―respondió secamente el comisario―. Garrido acababa de cumplir tres meses en el cargo desde su nombramiento como comisario jefe de la de la Brigada Regional de la Policía Judicial de M adrid tras la jubilación de Rosado. Bélgica o Italia. Castelló o General Pardiñas. ―Cuando les detienes ―añadió el jefe del grupo encargado de este tipo de delincuentes―. la costa del Pacífico. ―Creo que va a comenzar ―señaló el periodista. aprovechaban los descansos de los porteros de las fincas para reventar varios pisos en la misma visita. ―Buenos días ―el comisario Garrido llamó la atención de los presentes. ―La mayor parte de los que vienen ―continuó Garrido―. El famoso cantante había reconocido como suyos los objetos recuperados por la Guardia Civil en la operación en la que se había detenido al legionario. En las dependencias de los servicios fiscales de la Benemérita. “Esa noche presentí que algo malo iba a ocurrir en mi casa”. joyas y droga solamente en la última semana en la que se había logrado detener a varias bandas de atracadores y camellos. Cada vez pasa menos tiempo desde que se comete un delito hasta que los culpables son detenidos ―el comisario recordó a los periodistas como una banda de butroneros responsables del asalto a una joyería en la calle Embajadores habían sido detenidos por agentes de la brigada haciéndose pasar por compradores de oro. El efecto llamada de los pioneros que primero habían aterrizado en España había tenido consecuencias brutales. Dicen que. prácticamente la totalidad de lo robado en la vivienda de los M artus. Un nuevo tipo de delincuencia total o redonda. te responden con el mayor cinismo que los españoles cuando descubrimos América nos trajimos su oro y ahora vienen a cobrárselo. para denominar a sujetos preparados para cometer todo tipo un abanico de delitos. el cantante había acudido a la llamada con la esperanza de volver a ver las obras de arte que tres furtivos habían desvalijado en su vivienda en presencia de toda su familia. Natacha se encontraba fuera de la ciudad. Los críticos que tenían afiladas sus plumas se las tuvieron que envainar. se encargaba de detallar los pormenores de las últimas actuaciones policiales ante un grupo de periodistas. La vuelta a los escenarios hispanos había dejado un par de shows inolvidables. religión. pero también la eficacia policial. los recién llegados ya monopolizaban el mercado de los robos a domicilio con tasas cercanas al 95% de los casos denunciados. el responsable de la brigada judicial acompañado para la ocasión por sus doce jefes de grupo. por lo que hemos vigilado especialmente a aquellas personas que cumpliendo este perfil mantenían una vida irregular o frecuentes cambios de domicilio. Este tipo de droga suele ser suministrada por súbditos colombianos que se aprovechan de la laxitud de las leyes penales españolas. Garrido había ingresado en el cuerpo en 1945 con apenas veinte años. ―¿Qué puede decirnos del incremento en el consumo de cocaína? ―Se ha constatado un aumento gradual de la entrada de coca en la ciudad. La última gran operación contra este tipo de delincuencia se había saldado con la detención de cinco súbditos colombianos dedicados a la falsificación y tráfico de divisas así como la compra de joyas robadas que tras ser desguazadas y fundidas en un crisol eran enviadas cada veinte días a Bogotá vía Barajas. ―Ha tenido que haber un soplo… ―respondió el inspector Pertierra.VII ―De allí vengo ―respondió el periodista. Entremedias un par de conciertos en el madrileño Florida Park tras más de tres años sin pisar los escenarios de nuestro país. volverían a sus paredes en breves días. En M éxico dejaba teatros abarrotados y gente suplicándole que no se marchase nunca. Algunos habían profetizado que tras su exilio en América jamás volvería a actuar en España. tienen antecedentes en Francia. Los detenemos. El caso parece estar cerrado. vienen a España porque por raza. ―¿Cerrado…? Pero si eran tres los secuestradores y además iban contratados por alguien. donde finalmente se detuvo la furgoneta. Las revistas de papel couché también habían aprovechado la fugaz visita para dedicarle extensos reportajes al recuentro del showman con su familia tras el asalto sufrido a finales del mes M ayo. pero la verdadera razón no es esa. pudieron observar como un individuo lograba zafarse de las fuerzas de la Benemérita tras bajarse de la furgoneta y salir huyendo antes de que llegasen a detenerle. Todo un acontecimiento. El cinco veces ganador del certamen de belleza fue atrapado cuando trataba de introducir en España cientos de billetes aéreos robados y unos diez mil dólares falsos. el cabecilla de una organización multidisciplinar. las primeras tras la detención. no. participación en rifas fraudulentas. revise la hemeroteca de su diario! ―¿Qué opina de las modificaciones en la asistencia letrada al detenido? ―cambió de tercio otro de los reporteros tras unos segundos de tenso silencio. ―¿Podemos decir. a veces podemos ser los buenos o los malos. le responderé. Son extremadamente escurridizos. ya me contará si no es profesional. Allí. Aquí cuando un niño llora le decimos cállate que si no se te lleva aquel guardia y el niño desde pequeño teme y odia a la policía porque así se lo inculcamos. como ellos las llaman. no sucede en Inglaterra ―terció Garrido―. M ientras tanto. En España el guardia de uniforme es el señor del saco. se encuentra Cifuentes. Algunas de las detenciones de las que se han llegado a realizar han sido gracias a las diferencias surgidas entre ellos a la hora del reparto de la astilla ―reconoció el comisario. El problema surge por la mala praxis de algunos letrados. entre ellos. Esto. Seguramente son problemas de rodaje. en la cartilla donde aprende a leer el niño le dicen que el Bobby es su amigo y cuando le ocurra algo acuda a él. las ollas. Aunque si se nos proporcionasen más medios económicos y humanos estaríamos más preparados. No podemos pedir gollerías porque el país no puede permitírselo. además de los responsables del butrón de la joyería Luyfel como ya les he comentado. en sí mismo. Ahora. llegan tarde y nos hacen perder ocho preciosas horas en la investigación. pues eso. no podía hacer gestos ni decir palabras durante el interrogatorio. pero. Hace poco ―continuó atizando el comisario tras sacar un papel de una carpeta―. las multas que les ponen son tan ridículas. Si te presentas en una pensión o en un hotel. ¡Si todavía tiene dudas. ―¿Qué puede decir a los que opinan que nuestra policía no está profesionalizada? ―Eso es una barbaridad ―respondió Garrido tras sujetar a otro de los jefes de grupo que quería lanzarse al cuello del periodista―. Por ejemplo. localizar una persona en M adrid es una labor de chinos. el Gerard. La caída de popularidad del playboy con el paso de los años se compensaba con su creciente aureola en los ambientes policiales a ambos lados del charco: entrega de cheques sin fondos. Aquí la Policía es el coco. además. pero como dicen todos mis compañeros ―Garrido miró hacía sus jefes de grupo buscando el asentimiento―. Nada más cometer el robo. el hecho de que estén presentes en las ruedas de reconocimiento acompañando a las víctimas o a los testigos puede amedrentar a estos. Aunque no se puede decir que sea exactamente así. que llegan a Barajas con la maleta llena de coca y que se vuelven a montar en el avión de regreso con la maleta llena de joyas robadas? ―M uy ingenioso por su parte ―respondió el comisario Garrido―. Además la declaración la firma el detenido y su abogado. ya me dirá. que lo siguen haciendo. ―¿Y que nos puede decir de las críticas que reciben por el retraso del gabinete de huellas? ―intervino otro de los periodistas acreditados―. tampoco se pueden desorbitar las cosas. por otro lado. eran algunos de los apodos con los que se movían los responsables de más de cien robos en domicilios particulares y apartamentos de las zonas residenciales de Chamartín o Puerta de Hierro. ¿Es cierto que tardan tres meses en ir a un establecimiento donde se ha producido un delito? ―Nunca más de tres y cuatro días. entonces. un atracador al que detuvimos hace unos días con más de veinte millones de pesetas en joyas robadas. el Negro. Permítanme darles unos datos. ―M ire ―intervino otro de los jefes de grupo―. ―¿Cree que la policía está politizada? ―Aunque no viene a cuento ―volvió a intervenir Pertierra―. Ya nadie nos va a decir que torturamos en los interrogatorios. la Policía no detiene por sistema. ―¿Parece ser que se le detuvo camino del aeropuerto? ―insistió el periodista. El abogado. a veces. Silencio. pensando en Policía. por ejemplo. ―¿No cree que están exagerando con el tema de los hispanoamericanos? ―Ahí están las estadísticas oficiales ―contestó el jefe de grupo dedicado a los oriundos lanzando un expediente hacia el periodista―. se ha levantado la veda. La Policía detiene al que debe detener. es cierto que en las últimas semanas han sido detenidos varios atracadores de nacionalidad colombiana. provocó la caída de numerosos miembros de su banda. La policía respeta y defiende la legislación vigente. Como ya le digo ―volvió a tomar la palabra el comisario Garrido―. Para la gente. No está mal considerando que en esta ciudad se cometen más de doscientos delitos al día. estamos más tranquilos. y cuando aún no hemos agotado el caso. Utilizan. puede servir para poner sobre aviso a sus familiares o a sus cómplices para que se deshagan de pruebas vitales para la investigación. a la mayor parte de los clientes no los tienen registrados para evitarse pagar impuestos a Hacienda. viviendo en Policía…. así. oiga. Lo que a veces no está a la altura son los medios. contrabando de esmeraldas. Si denuncias a los establecimientos. Si a eso le unes que hay un montón de disposiciones que no se cumplen. Sin ir más lejos. he leído que un medio de comunicación nos acusaba de que deteníamos poco. ―Los abogados. Cualquiera se atreve a insultar a un guardia en la calle y eso es quitar el principio de autoridad necesario para mantener el orden. el M ono o el Rubio. a la que también se acusaba de practicar la prostitución. las dimensiones de esta ciudad dificultan mucho nuestro trabajo. dan salida a las joyas hacia su país o las despiezan y funden el oro en una cocina casera utilizando una sartén. ―El simple hecho ―añadió otro de los jefes de grupo―. el Pelaito. En Inglaterra. está dirigida por un señor que lleva treinta y cuatro años trabajando para la Policía. La Policía no está en la calle para . ―La mayoría de los delincuentes expulsados vuelven a España para delinquir. Ya veo que buscan titulares. ―¿Pero hay quién piensa que en esas horas tan críticas. Después de la última reforma del Código Penal los detenidos estaban facultados para avisar a sus familiares y a un abogado privado o de oficio. Entre el 20 de junio y el 2 de agosto han sido detenidos 50 atracadores que se han confesado responsables de 45 atracos y entre el 3 de agosto y el 4 de septiembre. falsificación de cupones contables… El guapo oficial había entrado de lleno en una rueda delictiva que le había permitido viajar por numerosos países como quedaba reflejado en los diferentes pasaportes con los que se movía siempre en compañía de una amiga. la policía no podía interrogar al detenido. pero al menos sí podemos decir que se le encontró un billete de vuelta para su país en el momento de la detención ―intervino otro de los jefes de grupo de la Brigada que acompañaba al comisario Garrido. El registro de apartamentos tampoco funciona por lo que es imposible controlar a los delincuentes que los alquilan. de que el delincuente pueda hacer una llamada telefónica a un familiar nada más ser detenido. a mujeres de la organización como correos entre España y su país. que debía acudir antes de ocho horas. ¿está claro? ―Aquí hay un concepto erróneo de la Policía que. ―Ya sabe que no tenemos por costumbre detallar algunas cuestiones. además. no es malo. Continuamente están cambiando de pensiones y apartamentos. que no se puede. Yo no puedo pedir que doten de helicópteros a todas las unidades o que nos den coches con laboratorios incorporados porque todo eso lo tenemos que pagar los contribuyentes y en este momento…. 43 atracadores implicados en otros 47 golpes. La detención de Cifuentes. El Richard. La que dicta el Gobierno de turno. pero le aseguro que somos muy profesionales. ―Está Brigada ―añadió el inspector Pertierra―.―No podemos menospreciar a esta gente ―continuó Garrido―. la sensación de impunidad que tienen los delincuentes hispanoamericanos en España produce un efecto llamada en sus países de origen. su presencia puede perjudicar al resto de la investigación? ―Está claro que los delincuentes se han ido reforzando en sus derechos. ¿Técnica? Nuestra técnica está a la altura de la cualquier otra Policía. para darle salida a lo robado y recibir dinero de allí. Entre las detenciones más sonadas por el nuevo grupo de la brigada estaba el caso de míster Colombia. de verás. sin coacción. La firma del Estatuto Vasco acordado por el Gobierno no había sido de su agrado y decidieron celebrarlo llenando de bombas la capital de España. ―Joder. ―No me hice policía para atender a la jodida prensa. solo buscan las noticias polémicas. más bien) los papeles en el transcurso de la rueda de prensa. a un compañero le meten dos tiros por evitar un atraco y encima tenemos que aguantar a esta banda de gilipollas. no tenemos costumbre comentar operaciones que siguen en marcha. La ETA culpó al Gobierno por no desalojar a las posibles víctimas a pesar de sus avisos. ¿tras la detención practicada hace unos días tienen alguna pista sobre el resto de secuestradores de Natacha? ―Como comprenderá ―respondió Garrido―. no somos uno de los poderes del Estado. no creo que hablen de otra cosa que no sea lo del aeropuerto de Barajas. los jefes de grupo se acercaron a la cafetería de la calle Correos para comentar las mejores jugadas. que no lo creo ―respondió el inspector―.ser el coco ni para dar una falsa impresión de seguridad a la ciudadanía. ―No puedes perder los papeles de esa manera ―M artel se dirigió al compañero que había lanzado un expediente a uno de los reporteros. que se acaba resolviendo todo por la posición de una colilla. ―Acostúmbrate a los periodistas. ―Estos tíos se piensan que nuestro trabajo es como en esas novelas policiacas ―los jefes de grupos se dirigieron a la cafetería de la planta baja del edificio―. no se sí te has enterado. Garrido tras comprometerse a recibir a los periodistas que quisiesen realizarle una entrevista personal les convenció para que no reseñasen el incidente del jefe de grupo que había perdido (lanzado. De todas maneras. M i obligación es detener chorizos y no dar ruedas de prensa. Al finalizar la comparecencia el comisario se manifestó muy satisfecho con el trabajo llevado a cabo por sus agentes. ¿A quién iban a entregar los cuadros? ¿O es que ahora los chorizos se dedican a la venta ambulante de cuadros robados por los barrios del centro de M adrid…? ―Buena pregunta ―el periodista se despidió camino de la redacción del periódico. ―Una última pregunta ―Avellaneda pidió la palabra por primera vez―. Ese día estallaron tres bombas de la ETA en menos de quince minutos en el aeropuerto de Barajas y en las estaciones de Chamartín y Atocha matando a seis personas e hiriendo a más de cien. sino para preservar el orden público y para hacer que se cumplan las leyes. El aeropuerto estaba prácticamente militarizado desde el 31 de julio. Es evidente que el Estado necesita a la Policía. ―¿Y qué hacían en ese barrio? ―contraatacó Pertierra―. . ―Quizás les pareció sospechosa. Ese mismo día un individuo había iniciado un tiroteo al serle descubierto el arma que portaba por el detector de metales del control de pasajeros. M ientras los reporteros recibían una fotografía de los seis miembros de la banda del Judas detenidos para adjuntar a sus comunicados. Una de las personas que regresaba de un vuelo de las Islas Canarias falleció a causa del intenso fuego cruzado del homicida y la Guardia Civil. ―O han tenido mucha chamba. ―¿Cree. Los nervios estaban a flor de piel en los agentes tras la oleada veraniega de atracos y robos que había sufrido la ciudad. La Guardia Civil no se dedica a ir parando furgonetas de reparto en pleno barrio de Salamanca. ―Ni yo tampoco ―comentó Pertierra mientras se levantaba―. sobre todo los que no habían tenido ni un día de vacaciones. o alguien les ha dado el soplo. La Policía no dicta las leyes. Pero las cosas han cambiado. Porque esa es otra. pues no puede imponerse. porque el Estado tiene que ejercer el imperio de la ley y la autoridad y la autoridad. sin fuerza. que alguien le ha proporcionado la información a la Guardia Civil? ―Avellaneda y el inspector Pertierra volvieron a encontrarse a las puertas de la Dirección General de Seguridad. SEGUNDA PARTE OPERACIÓN CONEJO . ―No se preocupen. ―¿No les vistes la cara? ―Sólo un instante. todos nos echamos al suelo. salieron tranquilamente con unas bolsas repletas de pulseras. Alguien de dentro pudo haber dado el soplo ―añadió tras empujar la puerta de la vieja Artes. Al filo de las seis menos cuarto de la tarde. No pudieran reaccionar. También falta uno de los soldadores ―añadió tras repasar la libreta. ―Uno nunca está preparado para esto ―se quejó el jefe del taller―. En otro atraco a un taller joyero realizado sólo unos meses antes uno de los atracadores había llegado a ofrecer tabaco a los trabajadores tras unos primeros momentos de tensión en los que les había amenazado constantemente con un revolver. que al parecer llevaba gafas y gorro. Todas las operaciones tenían el denominador común de la limpieza y rapidez de ejecución con la que los asaltantes de origen sudamericano (al menos en los dos últimos golpes) se habían hecho con un póker de talleres solo en cuatro meses. intenten recordar todo lo que vieron si quieren recuperar las joyas. Hoy ya no merece la pena seguir trabajando. mientras ellos desvalijaban el almacén». relojes. a que permaneciésemos boca abajo en el suelo. El atracador que vigilaba nos conminaba continuamente a que no les mirásemos. cualquier cosa… ―No. Desde la llegada del verano. un golpe en la frente. Entre cuarenta y cincuenta millones de pesetas. aprovecharon la entrada de los trabajadores al turno de tarde para franquear la puerta del local con varias pistolas como tarjeta de visita. todo fue muy rápido aunque creo que dos tenían acento. Crear una joya es un trabajo artesano único. ―¿Cómo? ―se extrañó el jefe del taller―. ―Por cierto. Pertierra volvió a repasar sus notas. No actuaban con la cara cubierta y tenían acento suramericano. en menos de quince minutos limpiaban los talleres sin que ninguno de los testigos fuese capaz de recordar nada significativo que pudiese ser usado por la policía para su posterior identificación salvo la anécdota del cigarrillo que había dado nombre a la banda para distinguirlas de otras de la misma calaña. No es sólo el dinero que supone el robo… ―Lo entiendo ―Pertierra le pasó la mano por el hombro―. otro golpe a un almacén distribuidor se había saldado con un botín de más de sesenta millones en relojes. Nuestro trabajo consiste en interpretar los sentimientos del cliente que quiere un objeto único. ―Bien. Permanecimos boca abajo en el suelo todo el tiempo mientras ellos desvalijaban el almacén ―contestó mientras reparaba en lo grasiento que estaba el piso del taller. de origen sudamericano. Debió de levantar la cabeza y uno de los atracadores le gritó: “Tú. en cuanto terminemos el inventario nos acercaremos ―asintió el jefe del taller―. taller joyero de la calle del Juanelo (23/05). taller joyero de la calle del Sol (12/06)―. Una empleada rezagada llamó a la puerta. El valor puede ser mayor o menor pero lo que si le aseguro es que se han llevado el trabajo de más veinte de años. Los cuatro sudamericanos. una bolsa. pendientes. Casualmente la tenían abierta. ―¿Podría describirlos? ―Ya le digo ―resopló tras mirar hacia la puerta por la que habían salido los atracadores―. pero ahora lo que necesitamos es que sean capaces de recordar cualquier detalle que nos permita detener a los atracadores antes de que fundan al oro. Con la llamada recibida en el despacho de la brigada antiatracos habían vuelto a renacer las esperanzas de resolver varios casos pendientes relacionados con el mundo de la joyería negra. ―¿Tu qué crees? ―Pertierra se acercó a otro de sus compañeros que en una dependencia trasera del taller revisaba la caja fuerte mientras al jefe del taller parecía caérsele una lágrima. anillos y relojes (muchos de ellos montados en brillantes y esmeraldas). cuatro hombres penetraban en el almacén aprovechando el regreso de uno de los empleados que había salido momentos antes para hacer un pequeño recado. y el compañero recibió. ―¿No han encontrado nada que no les pertenezca? ―intervino uno de los compañeros de Pertierra. tendrán que ir a la comisaría a poner la correspondiente denuncia ―Pertierra se volvió a dirigir al jefe del taller tras comprobar en una libreta unos datos: taller de joyería de la calle Nanclares (12/05). los atracos a talleres joyeros habían remitido pero ni los más optimistas dejaban de pensar que los cacos simplemente se habían tomado unas merecidas vacaciones para disfrutar del botín obtenido. ―Sabían muy bien dónde venían ―respondió el compañero de Pertierra mientras echaba un vistazo a las baldas vacías de una pequeña caja fuerte de poco más de metro y medio de altura―. Un empleado levemente herido tras ser golpeado con la culata de una pistola para que no se hiciese líos. broches. Justo un mes antes. ―Padece del corazón ―añadió otro de los empleados del taller―. . Iban a cara descubierta pero el que nos vigilaba nos conminaba continuamente a que no les mirásemos. «Un hombre. una hora antes de la llegada del inspector Pertierra y de dos de sus compañeros de la brigada judicial madrileña al taller de la calle de Ortega y Gasset. Veinticinco minutos a lo sumo. ―Creo que eran cuatro ―respondió el jefe del taller mientras se apoyaba en una mesa de trabajo sobre la que descansaba atornillada una pulidora de joyas todavía caliente―. Se les echaron encima mientras amenazaban a gritos con matar al empleado esgrimiendo una de sus armas. (22/08) Asalto a un taller joyero de la plaza de los Herradores en las inmediaciones de la Puerta del Sol. ―Uno de los empleados ha sufrido un shock ―le indicó el compañero. te vas a enterar”. nada ―el jefe del taller respondió negativamente con la cabeza. La verdad es que no lo sé. no sé. El jefe del taller de joyería Relobert situado en el barrio de Salamanca y la decena de empleados que trabajaban en él continuaban en estado de shock. una prenda. Les enseñarán unas fotos. en un momento que no puedo precisar. Los asaltantes. se han dejado oro sin pulir ―señaló hacia uno de los cajones entreabierto de un armario. aunque todo fue tan rápido que no sabría que decirle. Entonces. Enmascarados con pasamontañas. ¿a cuánto cree que puede alcanzar lo robado? ―Es imposible saberlo aún. pulseras. ―¿Extranjeros? ¿De dónde? ―insistió Pertierra. a consecuencia del cual ha tenido que recibir varios puntos de sutura. A la banda del cigarrillo se le achacaban varias operaciones relámpago en talleres joyeros de la ciudad llevadas a cabo antes del verano en los que se habían apoderado de más de cincuenta millones de pesetas de material a precio de coste. Esto es un desastre. broches y anillos de todo tipo. Se vivieron momentos de gran tensión. Emboscados en el descansillo de las escaleras del edificio y portando una serie de armas en perfecto funcionamiento salieron a la luz justo cuando le abrían la puerta al compañero.I ―¿Cuantos eran? ―Pertierra se dirigió a un hombre que se presentó ante el inspector como jefe de taller. esperaban una gran cantidad de mantas con alhajas de todo tipo. tras casi treinta minutos de saqueo. ―Creo que se trata de un trabajo por encargo ―Pertierra se dirigió a uno de sus compañeros que también interrogaba a otro de los empleados―. El resto de los empleados del taller Jofima (al ver el culatazo) bajaron los brazos y se echaron al suelo para que la banda de asaltantes pudiese trabajar tranquilamente. La invitaron a pasar y segundos después acompañaba a sus compañeros en el suelo con la boca tapada y las manos atadas a la espalda. oro y piedras preciosas. uno de los chicos del taller cree que eran argentinos. mira. Detrás del mostrador del taller. ¿Qué quiere decir? ―Algo que se hayan podido dejar olvidado los atracadores. mientras. irrumpió violentamente en el establecimiento y nos ordenó que nos echásemos al suelo. ―Se han llevado hasta las limas ―el joven empleado se acercó tras ser llamado por el jefe del taller―. ―Sudamericanos ―el jefe del taller apuntó hacía un chaval que tomaba notas en una libreta frente a un armario con todos los cajones abiertos―. Agruparon a los trabajadores del taller y les amordazaron y maniataron con unas amplias tiras de esparadrapo. pendientes. la forja o el limado de las joyas… ―Lo entiendo pero no se les olvide pasar por comisaría ―Pertierra y sus compañeros salieron del taller mientras los empleados seguían haciendo el inventario. Los empleados del establecimiento afirman estar convencidos de que cualquiera de. El valor del botín en Madrid supera los sesenta y cinco millones de pesetas. por supuesto. ¿no? ―Acabamos de llegar. iban directamente hacia los depósitos de joyas y eligieron solamente las que tenían un valor significativo. Durante el hecho dijeron pocas palabras. ―¿Está seguro? ―Pertierra insistió. tienen acento sudamericano. seguro que no va a ser fácil dar con ellos ―señalo el inspector M artel―. habría que mandar fotos a todas las comisarías. ―¿El Torete? ¿Ese quién coño es? ―¿No has visto la película? ―respondió sorprendido―. Son de plena confianza si es eso lo que pregunta. Para los funcionarios del control de aduanas del aeropuerto de Barajas. Tejero. ninguna escopeta recortada. ―El Nichi. estamos hablando de más de ciento setenta y cinco millones en joyas a precio de mercado. Después de este golpe se podrán retirar. Un quinto sujeto. ¿no? ―Es mucho material ―respondió M artel―. ¿cómo coño voy a saber si existe alguna conexión? ―Pertierra respondió de mala gana ante la insistencia del compañero. hizo una seña a Pertierra―. Sólo fue un instante pero no se me olvida una cara así. el Cachorro. ―Pero no parece que sea casualidad ―le siguió el compañero―. En esta Jefatura se han recibido hoy informes sobre tres atracos más de similares características en las últimas horas. Algunos penalistas creían que el delito sólo era una forma de reacción frente a la injusticia y la marginación política y económica que sufrían las clases más desfavorecidas. ¿no? ―Pertierra asintió con la cabeza mientras el empleado salía del despacho. el Pibe y otro argentino. Probablemente los mismos que asaltaron el taller joyero de la plaza de Herradores. ¿por qué tenían la caja fuerte abierta? ―Cada vez que se termina una pieza la guardamos en la caja. los otros no bajan de los treinta. El valor final de las joyas una vez puestas a la venta podría triplicarse. Son muy profesionales: la rapidez en la ejecución del delito indica que había sido concienzudamente preparado. ―¿Quiénes son los sospechosos? ―preguntó M artel. con antecedentes y todo. los cuatro habría disparado a la menor sospecha. Les tratan como héroes. podríais ir a ver a alguno de vuestros confidentes ―el comisario Garrido. Los mandos policiales estaban especialmente hartos de que la pena frente a estos fichajes oriundos fuese un billete de ida a su país con cargo a los presupuestos del Estado que en pocas semanas se convertía de vuelta ante la falta de rigor en el control de las fronteras y aeropuertos de origen. que acababa de entrar en la sala. El viajante logro zafarse de los atracadores manteniendo a salvo los maletines cargados de joyas aunque fue alcanzado por un balazo en una de sus manos. ―¿Crees que han sido los mismos que intentaron atracar al representante? ―Ni idea ―contestó Pertierra mientras regresaba a la dependencia principal del taller. Se instruyen las diligencias oportunas. En mi barrio todos los chavales quieren ser como el Torete o el Vaquilla. ―Perdone ―Pertierra volvió a dirigirse al jefe del taller que seguía inmóvil sobre una de las mesas de trabajo comprobando uno de los bocetos en los que había dibujado un anillo de compromiso―. En la brigada se estaba analizando la creación de un grupo dedicado específicamente a este tipo de delincuentes llegados desde el continente americano. Las dictaduras del otro lado del charco. comenzó a redactar un informe:«Robo a mano armada. respondía uno de los primeros trabajadores del taller que se habían acercado al finalizar la funesta jornada laboral por los despachos de la brigada en la Puerta del Sol. según los testigos. Dar salida a tal cantidad de oro sólo estaba en manos de peristas de primer orden que pudiesen hacerse cargo de tal volumen de joyas. esperaba en la calle con un vehículo robado. aunque no necesariamente muy alto: los efectos robados son de oro y pedrería. . ―Completamente. ―Este me suena ―unas horas después. Dicen que los actores son delincuentes de verdad. Todos ellos se mostraron muy resueltos. ―¿Y los peristas? ―No sé. un tal Costa. Así nos va en este país. ―Son sudacas. si encima les darán un premio.―¿Un trabajador? ―O un viajante. ―No. Aunque el jefe de taller no había querido aventurar ninguna cifra a los inspectores. pero. El revuelo montado a su alrededor obligó a los asaltantes a salir zumbando con las manos vacías. Un golpe limpio con el agravante de que la caja fuerte se encontraba casualmente abierta. En plena calle. La inmigración sin control que llegaba desde el campo hasta los aledaños de las grandes capitales se hacinaba en infraviviendas y la falta de salidas laborales para un núcleo de población sin ningún tipo de capacitación profesional eran otras de las razones que se añadían desde el campo de la sociología. ―Esos tipos no son vulgares manguis. Una presa fácil para cualquiera con el suficiente arrojo como para arriesgarse por un preciado botín. con total probabilidad. ¿Han tenido cambios últimamente entre los empleados? Quiero decir. Sobre los atracos a los talleres joyeros siempre planeaba la sombra de que se tratasen de robos por encargo. la verdad es que la plantilla no ha variado en los últimos años. A veces cuando los despiden deciden vengarse chivándose a algún chorizo de su barrio. Acabábamos de engarzar unas esmeraldas cuando se presentaron por sorpresa. los primeros cálculos del valor de lo robado realizados por los empleados alcanzaban a más de 65 millones de pesetas a precio de coste. Unos días antes. tras despedir al primero de los trabajadores del taller Relobert que había acudido a declarar. especialmente a las del norte de M adrid. Aquí seguimos utilizando métodos tradicionales como el laminado. Algunos directores de renombre comenzaban a sumarse a proyectos cuyo principal argumento era reflejar las vivencias de jóvenes que se lanzaban a tumba abierta por las nuevas autopistas: sexo/drogas/delincuencia. Los asaltantes se habían ahorrado tiempo y los empleados alguna hostia que otra en el caso de que se negasen a entregarles la combinación de la misma. Todo parece indicar que son bandas internacionales que mantienen alguna conexión. todo esto parece que está conectado. todos ellos perpetrados en la Costa del Sol. M e juego el cuello a que estos no están escondidos en una chabola de Vallecas o de Villaverde precisamente ―remató el inspector recordando la visita efectuada a un sanqui de San Fermín cuando detuvieron a la banda del Judas. un representante de un taller de joyería situado en la calle Carranza también había sufrido un intento de atraco por parte de unos tipos que trataron de arrebatarle varios muestrarios de alhajas valorados en casi cien millones de pesetas. Ni así soltó los maletines. A este paso vamos a tener que pedir perdón por detenerlos. el quebrantamiento de las órdenes de expulsión era el menor de sus problemas. ¿se ha despedido a alguien? ―No. El éxito de algunas películas de bajo presupuesto que narraban con toda crudeza la vida de los perros callejeros había cogido por sorpresa a una industria cinematográfica acostumbrada a otros géneros menos explícitos y que siempre habían tratado la delincuencia en tono de comedia.» ―Hay prioridad absoluta ―Pertierra se dirigió a un grupo de inspectores reunidos en uno de los despachos de la brigada tras dejar la máquina de escribir―. creo que tenemos en nómina a un antiguo joyero que podría ayudarnos. El plus de peligrosidad cada vez tenía más peso en las nóminas de este tipo de comerciales que iban cargados por toda la ciudad de joyería en joyería con varios millones de pesetas durante toda su jornada laboral. no ponían ningún tipo de reparos a la exportación de sus principales estrellas en el campo de la delincuencia. Cuatro individuos provistos de armas cortas. ―Está bien ―el inspector escribió un par de nombres en una pequeña libreta. ―Por cierto ―Pertierra se volvió a girar justo antes de salir―. Hay que tocar todas las teclas. la principal vía de entrada de cocaína y heroína a Europa procedente de Sudamérica y del sudeste asiático. El inspector Pertierra. en la barra de un bar. calcada a la utilizada posteriormente en el taller de joyería Relobert de la calle de Ortega y Gasset. ya sabe. tenían un claro acento sudamericano. el jefe de la banda. ―Casi setenta millones en relojes y todo tipo de joyas ―respondió Pertierra―. Un trabajo efectuado con total limpieza. Si todos nos conformásemos con tener un trabajo de 8 a 3 este país no saldría a flote. es cierto que tuvo un taller joyero.…). (12/07) Flores y Guarín. ―Al final voy a pensar que. ―Pero todo el mundo opina que el oro es un valor seguro… ―En economía a veces se dan por ciertas cosas que en realidad no tienen ninguna base científica. Como en el asalto al taller joyero Relobert.El asalto al taller Relobert era el quinto sufrido por la industria almacenista madrileña en los últimos cuatro meses: Calle Nanclares (12/05): Veinte millones de pesetas en alhajas perfectamente pulidas y engastadas. inspector. la colaboración policial era una especie de salvoconducto que les permitía ciertas licencias no escritas en el contrato de colaboración. a cuyo volante aguardaba un cuarto individuo. el brillo del oro es cegador ―el marqués pareció relajarse tras el mitin que le había metido a M artel―. Viene en todos los libros de negocios. broches. comenzaba a sentirse a gusto en su nuevo papel de confidente de la policía. (22/09) Un carterista colombiano detenido en el hotel donde se hospedaba junto a numerosas joyas procedentes de robos a domicilios particulares en Santander. Desde el inicio de la epidemia solo se había logrado detener a una persona implicada directamente en este tipo de asaltos durante el atraco a un fabricante en un taller almacenista de la Avenida de América. En los tres casos anteriores nadie apreció ningún acento. Los emprendedores. Seguro que usted conoce a algunas personas que todavía creen que el oro sigue siendo un buen negocio. No es fácil dejarlo. Suben el precio de la mercancía por ignorancia. eso no es ningún delito. Los 165 millones (a precio de mercado) era una cifra que batiría records y supondría una batería de felicitaciones a los premiados por la resolución del caso. ―Ahora que lo menciona ―el marqués se giró para abrir uno de los armarios dónde reservaba una botella de whisky escocés―. el número de individuos y las expresiones utilizadas durante los asaltos se presuponía que podría tratarse del mismo grupo de delincuentes que había participado en los dos asaltos anteriores. Ahora el precio del oro está por las nubes por culpa de la crisis y es mejor retirarse antes de que estalle la burbuja. Todos ellos naturales de Bogotá. 90. acusados de robar varios efectos en una vivienda de la calle de M aría de Guzmán. Huyeron en un Seat 131 rojo. ―Qué yo sepa. (25/07) Seis delincuentes sudamericanos y un italiano detenidos tras el fallido atraco a una oficina de la Banca López Quesada en las inmediaciones de la Avenida del M editerráneo. creo que traspasé el negocio con todos los impuestos perfectamente liquidados o eso me dijo mi asesor personal. ¿de cuánto estamos hablando? El marqués. en el fondo. Aunque nunca te puedes fiar de esa gente que te cobra por mover papeles. claro. La forma de operar. ―¿Dónde ha oído eso? ―bromeo Pertierra tratando de quitar hierro al asunto. usted ya me entiende ―les ofreció un cigarrillo―. simplemente queremos información sobre la posible salida de un material robado hace unos días. ―Gracias por esperarnos ―Pertierra se percató que era casi medianoche cuando entraba junto a M artel en la sede de la empresa dedicada al recobro de morosos. eso es lo que hace que una persona y un país crezcan. anillos. Calle del Sol. si estudiamos el precio del oro efectivamente podemos comprobar que desde el año 1972 el precio se ha cuadriplicado aunque esto tiene mucho que ver con el tema del petróleo. Los expertos dejan la última peseta para otro… ―Usted sólo es un especulador ―M artel echó un trago al whisky. que actuaron a rostro descubierto. ¿Por qué la cerró? ¿No le iba bien? ―Política de empresa. La ambición. sin embargo. Plaza de los Herradores (22/08): Cincuenta millones en joyas con la máxima blancura (pulseras. pendientes. La Coruña y Gijón. se dedican a acusar a su jefe de mala persona por que gana más que ellos y porque se queda con los beneficios mientras ellos. les gusta venir a verme ―el marqués no mostró ninguna sorpresa al ver entrar de nuevo a los inspectores de la brigada judicial madrileña en su despacho de la calle de Sor Ángela de la Cruz. pero dejémonos de rodeos. ―Sólo trataba de diversificar las actividades de mis empresas ―el aristócrata agarró un par de pequeños vasos de chupito―. Un caso que ocuparía titulares en el caso de ser resulto de manera favorable. ¿verdad. relojes montados en brillantes y esmeraldas. Básicamente no son profesionales. los trabajadores del taller. ponerse en las manos de estos topos era una especie de pacto con el diablo en el que habitualmente se hacía la vista gorda en delitos menores a cambio de recibir información precisa para la resolución de casos de especial relevancia mediática muy conveniente para el discurrir de la carrera profesional. Por el modus operandi. también conocidos como confites. Para los soplones. Todo apuntaba a los mismos actores que acababan de vaciar el taller de la calle de Ortega y Gasset. otro libanés y el último. ―Pero… ―Está bien ―Pertierra interrumpió a su compañero tratando de reconducir la conversación al motivo que les había hecho desplazarse hasta aquella oficina dedicada al recobro de morosos―. detenidos tras el asesinato en un ajuste de cuentas de Reyes. dos súbditos colombianos de diecisiete y dieciocho años respectivamente. Para contarlo todo. A precio de coste. Los autores. (12/09) Siete individuos (cinco de ellos colombianos. español) detenidos como autores de una serie de robos de joyas por valor de más de diez millones de pesetas. Tampoco se molestaron en abrir la caja fuerte. Agruparon a sus víctimas.… estaría encantado de colaborar con ustedes. Cajas de relojes del mismo metal preparados para contar y maquinaria para los mismos. M ire. ―Nos han dicho que hasta hace bien poco tuvo una empresa dedicada al ramo de la joyería ―M artel fue directamente al grano. los sufridos trabajadores.000 pesetas. los maniataron y les obligaron a arrojarse boca abajo en el suelo mientras recogían el botín depositado en diferentes muebles y estancias del establecimiento. Para los agentes. nadie recordaba haber visto a los delincuentes en su huida y si alguien los vio. solo reciben migajas. Los países exportadores comenzaron a acumular muchos dólares y en un momento dado decidieron buscarse una garantía real contra una posible devaluación de la moneda americana… pero esta tendencia no puede mantenerse per se. la diferencia entre un buen negocio y uno malo sólo depende del momento en que se hagan o deshagan las inversiones ―el aristócrata llenó los vasos―. Hay un montón de gente que quiere entrar en el negocio al calor de las ganancias obtenidas hasta ahora pero que no tiene ni remota idea de cómo realmente se mueven las cosas en el mercado. son los que hacemos mover a este país. probablemente les confundiese con un grupo de turistas. Calle del Juanelo (23/05): Diez kilos de oro en bruto. A nadie se le escapaba que la resolución del golpe al taller joyero de la calle Ortega y Gasset podría convertirse en uno de esos casos trampolín que sería tenido en cuenta a la hora de las siguientes promociones. La especulación sólo es un eufemismo despectivo utilizado por aquellos que no saben hacer negocios y que se limitan a recibir órdenes de un superior ―el marqués fue gradualmente subiendo el tono―. 5 (12/06): Tres atracadores enmascarados amenazaron a doce empleados y huyeron con diez millones de pesetas entre pedrería y el precioso metal. su esposa y un colega. inspectores? ―Entonces ―insistió M artel―. he visto a mucha gente volverse loca al ver como pasaba por sus manos. En fin. Los inspectores de la brigada ni siquiera se pudieron apuntar el tanto. un tipo encantado de conocerse. sí que se habían producido numerosas detenciones de sujetos (sudamericanos o no) acusados de participar en diferentes robos relacionados con la joyería: (23/06) Rojas. ―Sí. Uno de los atracadores llegó a ofrecer tabaco a sus víctimas. . ―No lo dudo ―continuó M artel―. El atracador fue retenido en la calle por un transeúnte que se había percatado del robo al verle salir corriendo del edificio con una bolsa de la que sobresalían algunas alhajas. ―Todos lo somos. Se conforman con cobrar una mala nómina y después de salir de la oficina o de la fábrica. Es demasiado oro para pasarlo por Barajas. Todo el mundo trata de cubrir sus apuestas. ―Aunque sea fruto de un encargo. farmacias. la mayoría de esos talleres trabajan en creaciones originales. ―¿También? ―Parece ser que el otro día le vieron salir de uno de los despachos de los jefes. En fin. locales comerciales. No vayan tan deprisa. ―No es tan fácil ―el marqués trató de esconder las cartas―. Aunque no lo crean. pero tiene que ser alguien con muchos contactos y que no levante sospechas en su posterior colocación. no hay demasiadas personas que puedan financiar este tipo de operaciones. Poco después del mediodía. Probablemente sea un encargo de alguien de aquí. empresas. El Viso.―¿Setenta millones…? Difícil de colocar ―el marqués les encendió los cigarrillos con un mechero dorado―. Puerta de Hierro y La Estrella. el otro 40. Lo de las herramientas no es baladí. Tampoco les quedaba otra. ―Y tú votándole ―el inspector M artel se bajó del vehículo. . joyerías y armerías. Es una pena. una ruleta? ―protestó M artel. La mitad de los atracos quedaban aparentemente impunes. Una de las novedades para poder mejorar estas estadísticas consistía en la publicidad que se daba al depósito de joyas robadas que se ponían a disposición de las víctimas en las dependencias de la brigada judicial madrileña de la Puerta del Sol. Soy un ciudadano modelo. Ahora mismo deben estar desengarzando el oro para poderlo fundir. ―¿Entonces? ―Haré todo lo que esté en mis manos ―el marqués levantó su vaso para bendecir el pacto―. propietarios de vehículos.. ―Desarmadas son más fáciles de colocar en el mercado negro ―el aristócrata volvió a rellenar los vasos de whisky―. entre entidades bancarias. ―Ya veo que a ti también te ha convencido. ―¿Apuestas? ¿Qué es esto. Hace falta mucho dinero en efectivo y la mayoría de las personas que conozco con capacidad para ello están colocando sus capitales en el exterior. había tenido una gran acogida. con armas blancas. De todas formas. además de atracos a taxistas. Esperaremos sus noticias ―los inspectores salieron del despacho del aristócrata. salvo que se funda en lingotes. La última. ―Se llevaron hasta las herramientas del taller artesano ―apuntó M artel. En los últimos doce meses (según datos aportados por la propia Jefatura Superior de Policía) se habían cometido en M adrid alrededor de 4. ―Cubriéndose ante próximas devaluaciones ―respondió sonriendo el marqués―.000 atracos. ¿Cuándo fue el robo? ―Esta misma tarde ―respondió Pertierra sujetando con su mano a M artel que hizo el ademán de levantarse―. El tipo de cambio es uno de los principales riesgos de nuestra economía. En un 60%. ¿no te saludó? ―Hay que reconocer que el marqués es un tipo persuasivo ―Pertierra obvió la pregunta mientras detenía el coche bajo la vivienda de M artel―.. ―¿Cómo? ―Debió pasar delante de nuestras mismas narices. ¿no creen? ―Está bien. ―Ese tío sabe moverse en cualquier medio ―respondió Pertierra mientras se montaban en el coche―. transeúntes y otras personas. Los empleados del taller de joyería ya han reconocido a alguno de los chorizos pero todavía no los hemos localizado. ―¿Diversificando? ―respondió M artel irónicamente. las primeras horas son vitales si se quiere recuperar la mercancía. no me extrañaría que acabase dirigiendo algún partido político. la correspondiente a una remesa valorada en 20 millones de pesetas producto de robos ejecutados en los distritos de Chamartín. no creo que se hayan desecho de la mercancía todavía ―el marqués se recostó sobre el sillón haciéndolo girar―. apoyados en armas de fuego. Es el tipo de gente que necesitamos. gasolineras. La carrera de un inspector es directamente proporcional a la calidad de sus confidentes. Esperarán a que se enfríe el caso para colocar ese volumen de joyas. una vez que las desmonten perderemos la pista definitivamente. ―Díganos nombres ―intervino Pertierra al ver que la conversación volvería a la lucha de clases. ―¿Algo por dónde empezar? ―Creemos que son argentinos ―continuó Pertierra―. Con lo del asalto al chalet de los M artus no nos aportó nada. ―¿De verdad crees que sirve de algo ir a ver a ese tipo? ―M artel siguió con sus dudas nada más salir del despacho del aristócrata―. Después de contactar con la comisaria decidieron cambiar de objetivo. un Banco de Bilbao y uno de Vizcaya) en el que el global de lo sustraído ascendía a más de siete millones de pesetas. No contentos con el botín obtenido. mientras tanto. recibía en su propio domicilio de la calle de Reina Victoria a un hombre vestido de cartero que le imperaba a abrir la puerta para entregarle un telegrama urgente: ARRIBA LAS M ANOS ESTO ES UN ATRACO. A veinticinco millones alcanzaba el valor aproximado de las alhajas montadas con brillantes que le limpiaron tras utilizar el teléfono de su propio domicilio. Era el segundo gran golpe que recibía la joyería madrileña. el sucedido en un taller de joyería ubicado en el 14 de la calle Carretas. ―Lo siento. Esa misma mañana. Hay dos que todavía no han aparecido. M artel ojeaba la página de sucesos de un periódico de la semana anterior que narraba una mañana prodiga en sucesos y atracos: Seis entidades bancarias y dos establecimientos joyeros habían sido visitados por los maleantes. justo cuando vencía el plazo de entrada en vigor para la aplicación de las nuevas normas de seguridad aprobadas un año antes para joyerías y platerías. la captura de dos jóvenes atracadores (de catorce años cada uno) y el intento de asalto a un policía nacional de servicio en el Ayuntamiento de M óstoles al que cinco chavales trataron de arrebatarle el arma completaban la relación de sucesos ocurridos en M adrid en esa mañana. Dos de cuatro. un saldo de treinta y dos millones en metálico y diamantes y un total de veinte atracadores que consiguieron huir en todos los casos sin que se registrase oposición alguna. la verdad es que esa gente tiene bastante ingenio. Como siempre. BOTIN DE OCHO ATRACOS El más espectacular se registró en un piso madrileño. El inspector agarró la emisora y minutos después recibió el visto bueno de uno de los inspectores jefe de la Puerta del Sol. uno de los agentes de la comisaría que acababa de intercambiar las fotografías con los inspectores cruzó la calle y se acercó discretamente a la ventanilla de M artel. dos. O entramos ya o cuando queramos darnos cuenta ya habrán fundido todas las joyas. a primera hora de la mañana.II JORNADA INTENSIVA DE LA DELINCUENCIA M ADRILEÑA TREINTA Y SEIS M ILLONES. El asalto al taller de joyería todavía no había trascendido a la prensa. el tercer miembro de la banda que había atracado el taller joyero Relobert―. cumplía con su papel abriendo la puerta del establecimiento a un tercer hombre (este ya con peor presencia) que amenazaba a la dependienta obligándola a subir a la planta de arriba donde les esperaba el hombre maduro encañonando a su jefe. ―No está nada mal ―M artel y Pertierra sentados en el coche frente a un edificio de apartamentos en las cercanías de la Dehesa de la Villa comentaban la noticia―. en donde uno de los asaltantes logro engañar a sus víctimas vestido de cartero. ya? ―preguntó uno de los agentes. una banda de delincuentes se apoderaba de un millón en alhajas en un establecimiento de la calle de Narváez. En menos de cuatro minutos y aplicando el manual: una mujer joven y un hombre de edad madura (ambos con buena presencia) entraban en la tienda solicitando que les mostrasen relojes de señora. el cartero y otros dos hombres que le acompañaban se abalanzaban sobre el propietario del taller joyero amenazándole con una pistola para que les diese la combinación de la caja fuerte. El segundo esperaba en el taller donde ya habían reducido a los empleados más madrugadores. el hombre subía a la planta alta de la tienda y encañonaba con una pistola al propietario. Esos tíos están haciendo las maletas. sí. El más importante. es éste. Sin comentarios. Segurísimo ―el agente de la comisaría del distrito les enseñó una fotografía de Acosta. El envío de las fotografías de los sospechosos del atraco al taller joyero Relobert a las comisarías de distrito empezaba a dar resultados. parecía haber sonado la flauta. como señalaba el titular del periódico. El comisario del distrito había sugerido en el transcurso de la reunión operativa que los atracadores podrían tener varias ollas (viviendas alquiladas) en la ciudad y se hacía razonable esperar al menos unos días hasta asegurarse que el apartamento era el centro de operaciones de la banda. Tras varias horas de espera otro de los sospechosos del asalto al taller joyero bajó a comprar comida a una tienda cercana. ―Con seguridad. obligaron al propietario a bajar al sótano donde se ubicaba la caja fuerte para limpiarla completamente. ―Dicen que sólo han reconocido a dos ―M artel volvió a dirigirse a Pertierra mientras el camuflado de los agentes de la comisaría de Tetuán regresaba a una calle adyacente. ―¿Dos? Tendríamos que entrar ya. En este caso. Tres de cuatro. M ientras la dependienta se dirigía a cumplir el encargo pensando en el posible braguetazo que había pegado la chavala. se dedicaron a embolsarse la mercancía que más les interesó de escaparates. En el caso de que abandonasen el edificio de apartamentos donde se escondían sólo tendrían que seguirles hasta que les llevasen hasta el resto de la banda o a los posibles compradores de las joyas robadas en el taller. Un camuflado siguió al sospechoso del atraco al taller joyero Relobert hasta el cercano barrio de Saconia junto a un edificio de apartamentos. ―¿Entramos. estanterías y cajones. Suficiente para . ―¿Cuantos pueden estar dentro? ―M artel bajó la ventanilla y se dirigió al vehículo ocupado por dos hombres que había estacionado a su lado. El hecho de que solo se hubiese visto a dos de ellos no garantizaba que las joyas estuviesen en la vivienda. En una reunión mantenida esa misma mañana entre los inspectores de la brigada del comisario Garrido y el responsable de la comisaría de Tetuán se había decidido posponer las detenciones hasta estar completamente seguros de que los cuatro sospechosos se encontraban en el apartamento. Una jornada intensiva. dos Hispanos Americanos en las sucursales de Generalísimo y San Cipriano. En cuanto le franqueó la puerta. pero tendréis que seguir unas horas más ―contestó M artel mientras recogía las fotos de los dos sospechosos―. Unos agentes de la comisaría de Tetuán que seguían de cerca los pasos de un conocido estafador experto en falsificaciones de cheques y letras de cambio recién salido de la M odelo barcelonesa habían identificado casualmente a uno de los sospechosos en el asalto al taller de joyería Relobert en una cafetería de la zona de Puerta de Hierro mientras los dos hombres (el estafador y el sospechoso del atraco al taller joyero) intercambiaban un pequeño paquete por debajo de la mesa. ―Acaba de llegar otro ―repentinamente. Después de varios días de búsqueda parecía que por fin se había dado con el piso franco de los atracadores. ―¿Seguro? ―Sí. El Nichi y el Cachorro ―señalo uno de los agentes de la comisaría del distrito de Tetuán enseñándoles las fotos de los sospechosos que habían sido enviadas desde la Dirección General de Seguridad―. pero ya! ―respondió Pertierra―. ―Ahí están ―señaló Pertierra al ver a un coche que se acercaba a la altura del vehículo ocupado por los dos inspectores. el personal de la joyería declaró creer que uno de los atracadores había visitado la tienda en otras ocasiones haciéndose pasar por cliente. Una vez resuelto el problema de los empleados. El sigilo de la policía y de los empleados de taller había permitido que los sospechosos no se sintiesen vigilados en ningún momento a pesar de que dos K habían estado casi tres días de troncha frente al portal del edificio de apartamentos controlando sus entradas y salidas tras el casual descubrimiento realizado por los agentes de la comisaría de Tetuán. ―Las órdenes son esperar ―cerró el asunto M artel. Un intento de violación. Las joyas no estaban aseguradas. de alguna manera. los otros dos no se han dejado ver por ahora. La joven. El propietario del mismo. La operación estaba formada por dos comandos. ―¡Hay que llamar. La pródiga sección de sucesos del diario continuaba con los seis asaltos a entidades financieras (dos Cajas de Ahorros en las calles de Betancourt y Fermín Donaire. Llevamos tres días esperando y no ha pasado nada. En total. Un golpe de suerte. Ni treinta segundos duró la balacera. ―¿Cómo? ―Garrido se incorporó del sillón de repente. tienen que llevarme a un hospital. Los argentinos dicen que hay gente importante detrás. ―¿Y la pistola con la que hirieron a Jiménez? ―La Star pertenece a un guardia civil jubilado. Sólo hay una salida ―respondió M artel mientras se recostaba en el asiento―. no te jode ―Pertierra también se echó a reír. Creo que es una cuestión de clases. Parece ser que alguien le limpió recientemente la vivienda. Pero.activar la operación. Ni siquiera sabemos si tienen más de un piso alquilado. ―De todas maneras. pero ni siquiera se pasó a saludarnos. Habrá que comprobar el cambio. ¿Dónde está el Pibe? ―M artel se puso de cuclillas frente al Nichi que. que tienes planes para esta noche? ―¿Tú no? ―los dos inspectores se echaron a reír. ―Luz verde. ese cabrón le ha metido un tiro a Jiménez! ―gritó Pertierra tras cesar los disparos. ―No sé por qué tenemos que esperar. apoyaba la espalda a duras penas contra el quicio de una puerta―. ―¡Llamar a una ambulancia y que se lo lleven! ―respondió M artel mientras recogía la Star del 9 corto con la que se había iniciado el tiroteo―. ¿Dónde está tu colega? ―Estoy herido―acertó a responder el Nichi―. lo que sí que es cierto es que todos hablan de un abogado que podría ser el que les habría puesto en contacto con los peristas. ―Hijos de puta. el contacto en España de los argentinos. ―Tranquilo. El cuarto atracador del taller de joyería Relobert. M ientras que los peristas les deban pasta no los van a querer delatar. A él solo. . es superficial ―respondió el inspector mientras se echaba mano al vientre. ―Sólo ha sido un comentario de uno de ellos ―respondió Pertierra―. Pues empieza a cantar si quieres volver a oír uno. Acosta y Berrocal. ―Eran robadas ―respondió Pertierra―. Quizás sólo quieran enmierdar el tema. ¿de qué despacho dices que le vieron salir? ―insistió Pertierra en la supuesta visita del marqués a la sede policial de la Puerta del Sol. Probablemente la compraron en el mercado negro. sigan presionando a esos choros. Antes de que la ambulancia del Nichi llegase a la clínica de Puerta de Hierro. ―¿Te gustan los tangos? ―Pertierra le apartó la ensangrentada mano con la que se sujetaba el vientre mientras los otros dos detenidos. ―No te preocupes. El cuarto atracador no tardaría en caer. el Pibe (un chaval de 20 años nacido en Badajoz) ya había sido detenido por agentes de la comisaría del distrito de Tetuán. La suerte estaba echada. Esos tíos se están repartiendo el dinero delante de nuestras narices. Al menos disponían de dos pisos francos. Uno de los atracadores llevaba una Star del 9 corto encima e instintivamente desenfundó el arma provocando un tiroteo que terminó tras ser alcanzado al recibir varios disparos por parte de los agentes. Probablemente estén fuertemente armados. Seguro que si les apretamos un poquito las tuercas terminan cantando. no sé… algo vampírico. El resto de los ocupantes de la vivienda se quedaron paralizados con el ruido de las balas y se entregaron sin ofrecer resistencia. Los inspectores entraron rápidamente en el edificio ante la cara de asombro del portero de la finca que volvía de la calle tras sacar las bolsas de basura depositadas en las escaleras por los propietarios. se escondía desde hacía más de una semana en una vivienda familiar situada en una paralela a la comisaría. ―M ejor. Es en el tercero. ―¡Joder. la puerta de la derecha ―uno de los agentes de la comisaría del distrito de Tetuán interrumpió la animada conversación de los inspectores mientras señalaba al edificio de apartamentos―. ―Oye. En un falso techo del apartamento hemos encontrado una Beretta sobre la que pesaba una denuncia por robo en el interior de un coche en Valencia desde hace más de un año y también una pistola del 6.. ―¿Y usted que cree? ―Creo que sólo tratan de ganar tiempo ―añadió M artel desde la puerta―. Dicen que dividieron las joyas y que cada uno se ha buscado la vida por su cuenta. eran conducidos a los calabozos de la Puerta del Sol―. Ya sabe que son unos charlatanes de cuidado. Creemos que podrían provenir de la venta de parte de las alhajas robadas en el taller y en algún domicilio particular como el de ese guardia civil. Está sangrando mucho. también conocido como el Cachorro. Esos tipos están siendo extremadamente colaboradores. ―¿Y éste? ―Pertierra señaló a uno de los atracadores visiblemente herido―. ¿Seguro que ese marqués no es conde? ―añadió M artel riéndose. ―Está bien. Los agentes de la comisaría sólo tuvieron que cruzar la calle para detenerle. Segundos después echaban la puerta abajo del tercero derecha con gran estruendo. sentado sobre el suelo. Así cantara antes.. ¿De los peristas que sabemos? ―La investigación sigue abierta pero quizás ya tengamos una pista. ―Sí. antiguos policías y funcionarios del estado. Varios inspectores del grupo de M artel y Pertierra se sumaron al dispositivo con la orden de esperar a que anocheciese para iniciar el asalto definitivo al apartamento o de detener a cualquiera de los sospechosos en el caso de que abandonasen el edificio de apartamentos en el que se refugiaban. por cierto. ―¿El dinero? ―Hemos localizado en torno a 6 millones de pesetas en el interior de un colchón. ―¿Se sabe el origen de las armas encontradas en la vivienda? ―al filo de la medianoche M artel y Pertierra entraban en el despacho de Garrido. Estamos investigando la posible conexión de parte de los detenidos en varios atracos realizados en localidades valencianas en los últimos meses.35. ―No lo sé. ¿Qué pasa. el príncipe de las tinieblas. ¿no? En el fondo ese tipo tiene un aire tenebroso. casi todo estaba en moneda extranjera. Sólo faltaba saber qué tipo de resistencia opondrían al verse rodeados. sólo pedimos que se incluya en el nuevo Código Penal. ―Existen varias maneras pero una de las primeras sería controlar la cantidad de dinero con la que piensan pasar su temporada de vacaciones. son todas las robadas en el almacén? ―Creemos que el perista ha recibido mercancía por valor de ochenta millones a precio de mercado. Las armas habían sido escondidas en un falso techo. numerosos extranjeros regresan a nuestro país para volver a organizarse. éstas dieron su fruto en la noche del miércoles. La medida propuesta a las autoridades es que el incumplimiento de la orden de expulsión suponga un quebrantamiento de condena con las consiguientes penas previstas en nuestro Código Penal. unos seis millones de pesetas. al igual como se hace en países como Inglaterra. Si esta es insuficiente de acuerdo a nuestro nivel de vida o al tiempo de estancia previsto. el quebrantamiento de expulsión como delito. ―Al Nichi se le intervino una pistola Star modelo 1919 del nueve corto que había sido robada del domicilio de un brigada de la Guardia Civil jubilado. estos delincuentes acceden fácilmente a nuestro país empleando la categoría de “turista” por lo que hemos presentado a diversos estamentos gubernamentales un estudio sobre el impacto y la situación creada por la delincuencia de origen latino y norteafricano. Uno de ellos intentó eludir su captura e hizo frente a tiros a los inspectores. y Acosta. Asimismo. Los periodistas tomaron buena nota de la solicitud del jefe superior de la policía madrileña. el jefe superior de Policía tomó la palabra―. ―Básicamente ―continuó Garrido―. Nosotros realizamos un esfuerzo ímprobo por detener a delincuentes que luego vuelven a la calle en menos de quince días. En el apartamento hallamos las joyas así como varios millones de pesetas que se presume de la venta a un perista de alguna de las alhajas. principalmente relojes de oro. habría que concienciar del tema a las autoridades pertinentes para que tomen drásticas medidas a este respecto. Durante los tres meses de verano habían sido detenidos por los distintos grupos de la Brigada Judicial M adrileña 221 súbditos extranjeros. Seguidamente huyeron. natural de Gualigua. ―Como ya hemos contado en anteriores ocasiones ―Garrido tomó el relevo―. Expulsión de indeseables. ―Para más inri ―añadió uno de los inspectores presentes en la rueda de prensa―. por lo tanto. Los hechos ocurrieron cuando un grupo de delincuentes armados con pistolas amenazaron a los empleados y seguidamente se llevaron cuantas alhajas había. por cierto. que actualmente está en estudio. ―¿Las joyas que han recuperado. y una pistola del calibre del 6. en el registro de la vivienda. Hasta ahora un extranjero expulsado de nuestro país no está sometido a ningún tipo de pena judicial. por la mañana. ―La primera vez podría funcionar… ―Otro punto a tener en consideración es el continuo incumplimiento de que hacen gala estos delincuentes de las medidas de expulsión. Por ello. Argentina. Este dinero. Aunque quizás sólo se hubiesen trasladado a otras zonas más turísticas aprovechando el verano. El sumario (91/1979) por el atraco al taller joyero Relobert había recaído en el Juzgado de Instrucción número 6 donde se tramitaban las primeras diligencias en las que se incluían las declaraciones prestadas por los cuatro detenidos en las dependencias de la Dirección General de Seguridad. sabemos que los reclusos iberoamericanos internados en Carabanchel están creando un grave problema de convivencia en la prisión que puede desembocar en algo imprevisible. tiene que ser expulsado de nuevo. que fue identificado como el Nichi. de treinta y seis años. ―El pasado 21 de septiembre. se encontraba escondido en el interior de un colchón. atentado (seis meses y un día de prisión menor con iguales accesorias) y tenencia ilícita de armas (dos años de prisión menor con iguales accesorias). ―Esta es una de las razones ―el jefe superior de Policía complementó la respuesta que acababa de dar el comisario Garrido―. En numerosas ocasiones vuelven a ser capturados por estancia ilegal. Las posibles condenas: delito de robo con intimidación y empleo de arma peligrosa (cinco años de prisión menor con las acciones accesorias de suspensión de todo cargo público y del derecho de sufragio durante el tiempo de la condena).35. se encontraron más armas: una escopeta automática Beretta. sería que las autoridades aduaneras pudiesen impedir la entrada de cualquier extranjero que no ofrezca suficientes garantías de solvencia. estamos pidiendo que se tipifique estas conductas como un menoscabo de la actividad jurisdiccional y que se proteja la efectividad de los pronunciamientos de la autoridad judicial. Una de las primeras medidas. hiriendo a uno de nuestros agentes en el vientre. M ontadas las pertinentes esperas. por las que. sin que se conozca el medio utilizado para ello. de veintitrés años.III ―Vamos a comenzar ―uno de los funcionarios de la Dirección General de Seguridad llamó la atención de los presentes. ―¿Cómo creen que debería medirse la solvencia de esos turistas? ―incidió Avellaneda. provistos de nueva documentación. ¿Los argentinos también poseían antecedentes en nuestro país? ―Así es ―por primera. Una vez más nos vemos obligados a poner de manifiesto el tema de los delincuentes extranjeros que vienen a nuestro país a robar y que muchas veces son expulsados del territorio nacional. pero aunque sean de nuevo expulsados. al que le robaron unas alhajas en el transcurso de un allanamiento de su vivienda ―continuó Garrido mientras los periodistas observaban las fotografías de los cuatro sospechosos―. ―¿Qué valoración se hace de lo sustraído? ―En la denuncia realizada por el propietario del taller se hace constar que lo sustraído ha sido valorado en unos sesenta y cinco millones a precio de coste por lo que podemos pensar que teniendo en cuenta la cotización del oro el valor a precio de mercado al público superaría los 165 millones de pesetas ―respondió el comisario―. siendo detenidos en la operación tres individuos. por lo que si regresa no puede ser acusado de quebrantamiento de condena y. ―Nosotros no tenemos un arma legal para servirnos. Alemania o Bélgica. Uno de los funcionarios de la brigada aprovechó para repartir las fotografías tamaño carnet de los cuatro detenidos por vaciar el taller joyero Relobert. estos individuos quebrantan la orden de expulsión del territorio a las primeras de cambio y sin ningún control regresan a nuestra patria para continuar cometiendo acciones delictivas. Los cuatro detenidos. Las embajadas de estos países no prestan el apoyo necesario para agilizar la tramitación de la documentación de los reclusos para que puedan ser expulsados y regresar a su país. Esta agresión fue repelida hiriendo al autor de los disparos. poseen amplios antecedentes delictivos. ―¿De qué tipo? ―Avellaneda tomó la palabra―. Del asunto se encargaron inspectores de los grupos tercero y decimo de la brigada que localizaron un apartamento en la zona de Puerta de Hierro donde se suponía que vivían algunos delincuentes. Las ollas madrileñas habían sido abandonadas por muchos de estos delincuentes buscando refugio en otras zonas del país ante la ofensiva de los inspectores dirigidos por el comisario Garrido. regresan a España una y otra vez. 113 de ellos de nacionalidad colombiana. fue asaltado un almacén de joyería situado en el número 65 de la calle de Ortega y Gasset ―el comisario Garrido se dirigió al grupo de periodistas que había acudido a la rueda informativa convocada la tarde anterior―. sustraída del interior de un turismo hace un año en Valencia. Aún quedaba la segunda parte de la operación: los peristas e . ―¿Las joyas que han localizado. de treinta y tres. el presunto “turista” podría ser puesto de nuevo en el avión de regreso o en una línea fronteriza. ―No me extraña… ―se escuchó de fondo a uno de los periodistas. El cuento de nunca acabar. lo fueron en el apartamento de Puerta de Hierro? ―Así es. si bien se cree que algún cómplice podría estar esperando en la calle al volante de algún turismo. Sin embargo. algunos de ellos montados en piedras preciosas. Los otros dos detenidos en la vivienda de Puerta de Hierro son el Cachorro. Dos horas después. de por sí. total. no parecía inteligente arriesgarse ante una queja oficial del colegio profesional de abogados (de corte conservador pero corporativo) que no ponía pegas cuando se transgredían los plazos oficiales a determinados individuos u organizaciones.intermediarios que tratarían de poner el oro de nuevo en circulación. En otros casos el plazo podía estirarse con diversos trucos legales. te lo aseguro. Esto es inconcebible. Los . Pero no creo que este tipo sea tan tonto de guardar nada de valor en su propio despacho. los inspectores se dirigieron al despacho del abogado penalista esperando encontrar las joyas del atraco al taller Relobert que aún quedaban por recuperar. receptador de joyas robadas. Siguiendo el modo de actuar dictado por los superiores. M ientras Ruiz se iba acomodando en una de las celdas de la planta baja.000 pesetas con arresto sustitutorio de veinte días en el caso de impago. este tío está limpio ―los inspectores salieron del piso con las manos en los bolsillos. No es lo mismo ver los calabozos desde fuera que desde dentro. se lo están inventando. Ruiz. La realidad es que los abogados veían como su presencia no pasaba de ser un mero convidado de piedra al no poder intervenir en los interrogatorios de sus defendidos. a pesar de revolver todo el despacho del abogado. ―No tienen nada contra mí. Ni siquiera había dinero en efectivo y la caja fuerte que se encontraba adherida a la pared sólo guardaba papeleo de juicios pendientes y el contrato del alquiler del piso. Las siglas de la Dirección General de Seguridad. Ruiz no había tenido inconveniente en pronunciar la combinación de apertura. ―Esperemos que esos sudacas no nos hayan tomado el pelo pero me da la sensación que aquí no vamos a encontrar nada ―Pertierra revisaba una biblioteca llena de códigos―. seguían siendo amenazadoras. esto es una venganza por haber defendido a alguno de mis clientes. impertinentes ni poder dirigirse a él hasta que el interrogatorio hubiese sido dado por terminado. Como había vaticinado el aristócrata a los inspectores. Poco. ―De momento ya le hemos metido el miedo en el cuerpo. ―Hoy es su día de suerte ―M artel bajó directamente a la celda donde se retenía al abogado para darle las buenas noticias―. Ahora decía comprender a algunos de sus clientes cuando se quejaban de la optimización de la eficacia de la actuación policial. Nadie se había preocupado de asignarle letrado. ―M enudo capullo ―comentó M artel mientras revisaba el escritorio. Ruiz fue montado en un vehículo camino del juzgado de instrucción número 6 de la Plaza de Castilla. no había aparecido ni una sola alhaja u objeto de valor reseñable. ―Llama al despacho y que alguien le haga cantar la combinación. del decreto antiterrorista que ampliaba el plazo a un máximo de 10 días con completa incomunicación). ―Todo eso es mentira. a pesar de sus quejas. meros notarios. había desaparecido tras la apertura democrática siendo reubicados sus principales miembros entre los agentes destinados en la Brigada antiterrorista que cada vez tenía más trabajo con la ofensiva lanzada por la Eta y el Grapo en la capital madrileña. ―Cállese de una puta vez o le volvemos a meter preso ―M artel le seguía de cerca―. ―¿Ruiz? ―Pertierra abordó a un hombre que revestido con una toga leía las páginas de sucesos de varios periódicos en uno de los bancos de los pasillos de los juzgados madrileños de la Plaza de Castilla mientras en la Puerta del Sol los periodistas regresaban a sus redacciones para realizar la crónica de la recuperación de uno de los más valiosos botines en alhajas procedentes de un atraco cometido en un taller joyero del selecto barrio de Salamanca. muchos detenidos renunciaban expresamente a ser asistidos. Vamos. ―Seguro. Las comisarias interpretaban que su presencia debía limitarse a oír. ―Le he dicho que hoy es su día de suerte ―M artel abrió la celda―. a pesar de la llegada de la democracia. la social. M ás que abogados. ¿qué hacemos con él? ―Lo que dice la norma ―respondió Pertierra―. ¿que deseaban? ―respondió el abogado mientras cerraba el periódico. ver y callar: no interrumpir un interrogatorio policial aunque las preguntas realizadas al detenido fuesen. La policía política. El centro de reclusión de la policía política del régimen había pasado a formar parte de las dependencias de la Brigada Judicial M adrileña. Asociación de maleantes. ―Nada. La falta de concreción en el texto legal y la imprecisión de las atribuciones del abogado favorecían que a los letrados inscritos en el turno de asistencia se les siguiese tomando como el pito del sereno. Seguro que dispone de una caja de seguridad en algún banco. Bingo. espera ―M artel apartó un cuadro de una de las paredes―. Exijo la presencia de un compañero del turno de asistencia… La Constitución establecía que todo detenido tenía derecho a la asistencia de letrado desde el mismo momento en que se veía privado de libertad. ―Sí. en su opinión. La ley impedía retener a un sospechoso más de 72 horas sin ponerlo a disposición judicial (a salvo. Tenemos mucho de qué hablar. De vuelta a la Plaza Castilla. mosqueados. ―Espera. pero a lo mejor mañana no lo es. le cortaremos la lengua a trocitos y se la daremos a los perros. Estos podían enfrentarse a una condena de dos años de prisión menor y multa de 100. ¿No se lo ha comentado alguno de sus clientes…? ―Son peor que los delincuentes ―el abogado se quitó de encima al inspector y comenzó a subir las escaleras que daban a la planta de calle―. en el caso de llegar a tiempo del interrogatorio. Dos días después del arresto de los autores materiales del atraco el caso prácticamente no había avanzado. Si se le ocurre ir al juez con ese cuento de los malos tratos ―M artel le hizo el nudo de la corbata―. ―Entonces. Ponerle en manos del juez. ―M e las pagarán ―el abogado siguió protestando hasta la misma puerta de salida del edificio policial. a pesar de ser una pieza fundamental en el engranaje. no sé de qué me hablan ―respondió atropelladamente el abogado mientras era esposado―. ya se sabría de memoria el código. pero tratándose de un abogado que no había aportado nada a la investigación hasta el momento. ¿Tienen alguna acusación formal contra mí? ―De casi nada. además. ¿sabe?. fue conducido por un coche patrulla hasta los calabozos de Puerta del Sol. ―¿De qué va esto? ―replicó el abogado al ver cómo M artel y Pertierra le sujetaban por el brazo con ademán de levantarle del banco donde estaba sentado―. ―No sé si queda algún delito en el código penal ―remató M artel mientras le levantaba del asiento. En la práctica se impedía que el letrado pudiese aconsejar al detenido sobre la conveniencia o no de efectuar declaración. algún día alguien les parara los pies. claro. ―Ustedes no tienen nada contra mí. Seguro que encontramos a algún choro que le tenga ganas. creo que nos vamos a ir con las manos vacías. ni siquiera tienen una orden. La asistencia letrada al detenido había generado un amplio debate en términos tan teóricos como estériles. además. Pienso denunciarles por malos tratos. el agente encargado de las diligencias habitualmente advertía al abogado de turno antes de que subiesen de los calabozos al detenido de que no podía hablar con él hasta que efectuase la declaración pidiéndole. que se abstuviese de hacerle cualquier sugerencia ni ofrecerle ningún consejo bajo pena de obstrucción en la aclaración de un posible delito. no todos los días los damos de comer. tráfico de armas y cerebro del atraco a un taller de joyería… ―replicó con una sonrisa Pertierra―. Con Ruiz sería distinto. A esto se sumaba que la policía nunca llamaba a los letrados y que. un mero formalismo. Los letrados del turno de asistencia estaban. se creen por encima del bien y del mal. ―¿Conoce a algún abogado o prefiere que se le asigne uno de oficio? ―respondió socarronamente M artel mirando hacia un grupo de compañeros de profesión que debatían a la espera de ser llamados por el oficial de uno de los juzgados. el tiempo corría en contra. Se vuelven menos gallitos. Se van a enterar… ―amenazó el abogado mientras era conducido a un coche patrulla que esperaba a la puerta del edificio―. ―Acompáñenos ―le indicó M artel tras enseñarle la placa policial―. sin embargo. Los rumores sobre las visitas del marqués a algunos despachos de la sede de la Puerta del Sol empezaban a ser vox populi. Dicen que tiene que ver con la lucha antiterrorista y que es una fuente de absoluta fiabilidad que garantiza resultados positivos ―Pertierra bajo la voz al oír cómo se abría la puerta de la oficina del marqués―. ¿Si tiene un nombre porque no nos lo ha dado por teléfono? ¿No decía que no había tiempo que perder? ―Dice que es algo muy. Según las malas lenguas. ―¿Y…? ―Ya sé que eres un poco descreído con ese hombre ―Pertierra le sujeto por el brazo―. En uno de los números de la revista Interviú. ya sabe. Fraga exigía la dimisión de Suárez mientras Susana Estrada desde la portada nos invitaba a ver el resto de los reportajes. los servicios del aristócrata dedicado al recobro de morosos no les habían aportado nada (al menos a ellos) en la investigación ni del asalto al chalet de los M artus ni en el caso del atraco al taller de joyería Relobert. el abogado supuestamente implicado en el caso Relobert―. tenemos cierta prisa ―contesto M artel haciendo ademán de levantarse―. ―Simplemente no me gusta ese tono fabulador con el que nos trata ―M artel comenzó a escribir una nota para el juzgado con los pormenores de la detención de Ruiz. Dice que a través de una de sus fuentes ha llegado a sus oídos que hay cierta mercancía que alguien necesita fundir. muy confidencial ―respondió convencido el inspector Pertierra. ―¿Cómo? ―pregunto sorprendido Pertierra. El marqués ha llamado esta mañana. ―¿Con el servicio secreto? ―Exacto. destacaban el mundial de rallyes y presentaban el nuevo Citroën GSA 1. Por otros casos. esta vez se van a ganar una buena gratificación por sus servicios. ―M enuda pérdida de tiempo ―respondió el inspector M artel mientras entraba en uno de los despachos de la brigada con cara de pocos amigos―. La mayoría de las joyas seguía sin aparecer y la pista del abogado había resultado infructuosa. siempre podían hacerlo al término de la práctica de la diligencia en que hubiera intervenido el detenido. ante las críticas del cuerpo de abogados. ―Por nosotros no se preocupe. ―Ya te dije que este tío nos está haciendo perder el tiempo ―los inspectores habían llegado al despacho del marqués en la calle de Sor Ángela de la Cruz a primera hora de la tarde. que si los letrados pudiesen decirle a los detenidos que no declarasen ninguno lo harían. No ha querido revelar más detalles por teléfono. el caso del atraco al taller Relobert parecía en una vía muerta a pesar de haber detenido a los responsables materiales del atraco. y en M otociclismo. ―¿Y nos lo va a dar o va a seguir haciéndose el interesante? ―Eres un descreído ―repitió Pertierra. pero no sé si es verdad o es solo otro de los bulos que corren a su alrededor. ―¿No les han servido nada? El marqués presentó la mejor de sus sonrisas al ver la cara de cansancio de los inspectores. Ya no quedaban revistas por hojear. Otros aseguraban que el aristócrata se había introducido en un grupúsculo de los rescoldos del Grapo que intentaba integrarse dentro de la banda terrorista vasca haciendo saltar por los aires los intentos de fusión en una operación que había sido coordinada por el Seced (el servicio secreto español) con el propio M inisterio del Interior. el marqués se retrasaba―. ―¡Peque! ―Pertierra abordó a M artel cuando regresaba al despacho de la brigada tras dejar al abogado en el furgón policial camino de la Plaza de Castilla―. ―No sea tan impaciente ―el marqués le pasó la mano por el hombro al inspector M artel invitándoles a pasar a su despacho―. según dictaba el 520. Un pronóstico claro. ―No se hagan el tonto conmigo ―el marqués se sentó en la mesa de su despacho y sacó un par de vasos y una pequeña botella de whisky de malta de uno de los cajones―. Escuchen atentamente… . En Autopista.130 c. Aunque parece que debo ser el único al que le molesta. Fuese como fuese. A ver qué historia se inventa ahora. ¿Qué coño quiere ahora? ―Parece ser que tiene el nombre de un posible perista que estaría interesado en las joyas del atraco al taller joyero. ―M enuda jilipollez. conozco perfectamente el sistema de incentivos policiales.6 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. pero creo que deberíamos ir a verle. ―Alguien me ha dicho que cree que el marqués colabora con el Seced y que participó activamente en una operación en Biarritz. Pero como recordaba M artel. Andrews estrenaba la Ossa TR-80.agentes argumentaban. Casi dos horas llevaban los inspectores en la sala de espera del despacho de la empresa de recobros. hasta la fecha. Además.c. los jefes corrían a ponerse al teléfono cada vez que llamaba. ―M e parece que voy a tener que cambiar de secretaria ―añadió el aristócrata. Un caso más para añadir a las estadísticas policiales que subían como la espuma a pesar del conocido maquillaje que se promovía desde las altas instancias policiales. ―Un funcionario de la Audiencia Nacional ―respondió Pertierra. quedaron silenciados repentinamente con el estruendo de los seis disparos que provenían del interior de la joyería. La catalogación de muchos robos como simples hurtos o el mero hecho de no denunciar ante la evidencia de que no iba a servir para nada permitían que las cifras oficiales mostrasen una eficacia virtual que no era compartida en modo alguno en la calle. Somos la policía. ―¿Pero qué clase de policías somos? ―uno de los inspectores jefes subió el tono―. ―Bueno. . es que se siga discretamente a ese abogado y cuando cojamos a los peristas. pero me tengo que joder con lo que tengo. que habían conseguido atraer las curiosas miradas de todos los peatones. ¿Qué coño pasa mañana para que estéis tan contentos? ―Nuestro amigo. ―Y si hace falta sacar el arma. La joyería Gregory. Según la persona que había llamado al 091 tres individuos armados habían dado un palo. pero alguna mente privilegiada pensó que lo mismo tendría que ver con el atraco al taller joyero del otro día ―los inspectores continuaron la conversación mientras un par de clientes también terminaban sus copas y salían apresuradamente del pub. que con solo preguntarle educadamente y revisar los ficheros era suficiente para que cantase? ¿Cómo coño pensáis que cobran los abogados de los chorizos? ¿Es que creéis que van a ir al banco a hacerles una transferencia? ―M irar ―les enseñó una de las editoriales de un diario de tirada nacional―. ―Y encima mañana a currar. el aristócrata. Sorpréndeme. Segundos después dos hombres en estampida se subían en marcha al coche ante la cara de sorpresa de los transeúntes. Nosotros sólo somos la excusa perfecta para que a los políticos no les afecte lo del paro. Aunque no se lo crea. se saca. A la joyería habían entrado dos de los chorizos mientras el tercero esperaba a la salida dentro de un coche con el motor en marcha. no una hermanita de la caridad. Si no sabéis como se hace. ¿entendido? ―los inspectores asintieron con la cabeza y se levantaron. ¿Sabéis lo que dice la gente? ¿Para qué sirve vivir en democracia si cada vez es más peligroso salir a la calle? ―La culpa la tiene la prensa que dedica demasiadas páginas a los atracos con tal de no hablar de la crisis económica ―se exculpó Ferrándiz―. tan mal les pagan. Los choros se pasan los nombres de los abogados. preguntar a los más veteranos ―los inspectores volvieron a bajar la cabeza mientras la reprimenda volvía a ir subir de tono―. Tampoco tiene antecedentes y es lógico que los argentinos conociesen su nombre siendo abogado ―Ferrándiz defendía la actuación de sus compañeros―. ―¿No os lo ha contado el jefe? ―Pues no. ―En el despacho de ese abogado no se ha encontrado nada. ―¿Nuestro amigo? ―Ferrándiz pusieron cara de póker―. ―Sí. en la calle se ha instalado una sensación de inseguridad ciudadana y cada vez más se pide más mano dura a los políticos con los delincuentes. no quiero más cagadas. ―¿Qué? ―contestó Ferrándiz tras apurar la jarra de un par de tragos. nada menos. ―No jodas. ―A mí eso me da igual. ¿Qué estamos pensando. dice que ya sabe quién es el perista del atraco al taller joyero ―intervino Aguilera―. ―Pues entonces no va a tener que hacer cola para ir a llevarle el bocadillo al nene. ―No se preocupe ―respondió Ferrándiz. Los pitidos. no me da ―corrigió uno de los inspectores jefes ante la mirada atónita de los agentes de la brigada―. no es tan fácil encontrar un buen abogado cuando se necesita. en el 92 de la calle Serrano. ¿entendido? Ferrándiz y un par de compañeros salieron del despacho de uno de los jefes de la brigada. ―Estos cabrones no tienen otra cosa que dar un palo un viernes por la tarde ―contestó Ferrándiz a sus compañeros mientras pedía un par de jarras de cerveza. es que también tenemos que hacerle el trabajo a los de las comisarías? ―uno de los inspectores lanzó la pregunta al aire lleno de humo del garito mientras un tipo situado al final de la barra tiraba un canuto al suelo tras escuchar la conversación de los agentes.IV ―¿Ha estado tres días aquí y no le hemos sacado nada? ―una improvisada reunión tenía lugar en uno de los despachos de la planta noble del edificio policial de la Puerta del Sol. ¿entendéis? ―Lo que quiero ―el inspector jefe bajó el tono―. ―Parece ser que ese tipo lleva un tren de vida bastante sospechoso ―añadió M artel. ya pensábamos que no veníais ―media hora después de salir de la joyería de la calle Serrano Ferrándiz bajaba las escaleras de madera de un coqueto antro en el bajo de una bocacalle de Arenal con la Plaza de las Descalzas especializado en música negra. De prisiones. simplemente me he tenido que comer la bronca por lo de ese abogado que tuvimos que soltar. ―Lo mejor de todo es que su padre también es funcionario ―continuó Pertierra―. El tercer hombre comenzó a tocar el claxon del vehículo al ver como una pareja de la Policía Nacional se acercaba caminando sospechosamente hacia las inmediaciones de la joyería. no te lo vas a creer. Un nuevo aviso había llegado al edificio policial de la Puerta del Sol. Bueno. ―¿Pero qué coño pasa ahora. ―Ya te digo ―continuaron las risas mientras el local iba vaciándose poco a poco. ―Tu amigo. el hombre encargado de fundir las joyas del taller Relobert según la información filtrada por el aristócrata. Si se dan prisa podrán cogerlos con las manos en la masa ―respondió atropelladamente el marqués mientras devolvía las llaves del vehículo al inspector―. ―¿Pesa. M ientras se alejaba pudo ver por el retrovisor como la caravana de inspectores adscrita a los Grupos III.V ―Nos vamos de acampada ―anunció Crosas. lo recuperado en el apartamento de Puerta de Hierro sólo era un aperitivo de lo que los cuatro asaltantes se habían llevado del taller de joyería. Según las mismas fuentes. tiene varios patios. M enudo fichaje habéis hecho tú y el Perti ―le respondió Crosas―. Un par de horas después la caravana de vehículos policiales formada por tres grupos de la brigada judicial madrileña llegaba al cruce de la Toba con San Andrés del Congosto en la provincia de Guadalajara. ―Procure no parecer más policía que nosotros mismos ―Ferrándiz le entregó las llaves del vehículo. Está sobre una ladera. Lleva casi un año sin usarse. seguía plagada de vehículos policiales con las luces apagadas a la espera del regreso del aristócrata para comenzar la ansiada intervención. La ocasión lo merecía. en la provincia de Guadalajara. ―Vamos ―apareció otro de los inspectores en el patio de la brigada―. ―Pensábamos que ya no volveríamos a verle ―M artel salió a su paso nada más bajarse del Land Rover. ―Al llegar a la plaza del pueblo ―continuó el marqués mientras se arremolinaban a su alrededor los inspectores―. me aseguraré de que las joyas están en la finca ―el marqués le respondió mientras le daba una pequeña palmada en la espalda. pensó. Tienen que subir una pequeña cuesta hasta llegar a la parte más alta. M ientras estábamos descargando la chocolatera ha llegado un tipo para fundir joyas. IV y X aceleraba hacia el criadero de conejos a través del polvoriento camino. El marqués reanudó la marcha hacia M adrid en su M ercedes. Creo que nuestro hombre ha sido uno de sus mejores proveedores. 20 inspectores y tres grupos de la brigada judicial madrileña esperaban en el patio interior del edificio gubernamental de la Puerta del Sol. Un viejo conocido. ―No estaría mal que ese tipo la probase ―intervino el inspector M artel―. ―Problemas de espacio ―sonrió Ferrándiz tras cerrar la puerta trasera del Land Rover. el marqués regresaba al punto de encuentro donde le esperaban impacientemente los inspectores de la brigada comandados por Crosas. ―No se preocupe. verdad? ―Casi 200 kilos ―respondió Ferrándiz mientras aupaban la fundidora. Tú ya me entiendes… M artel se sentó en el asiento del copiloto del Land Rover. ―¿De qué va esto? ―preguntó M artel mientras se dirigían a la parte trasera del edificio de la Puerta del Sol dónde les esperaba un Land Rover para cargar la chocolatera. Los inspectores estaban gratamente sorprendidos de la participación activa del aristócrata en un operativo que sobrepasaba con creces lo que se esperaba de un simple confidente. La noche se había echado encima y los ocupantes de . El muy ladino le ha dicho al perista que necesitaba que le guardase el horno por un tiempo. ―Este tipo parece diferente ―Ferrándiz se dirigió a M artel mientras el vehículo dejaba una pequeña polvareda camino del criadero de conejos―. ―¿En cierto modo ya somos colegas? ¿No? ―el aristócrata les guiñó un ojo mientras se subía al Land Rover. El caballo estaba en su sitio. Ha sido idea suya. no lo que enseñaban. El caballo de Troya ideado por el marqués para comprobar un soplo que le había llegado de un viejo socio dedicado al gremio de la joyería que señalaba la conejera como el sitio a donde habían ido a parar buena parte de las joyas robadas en el taller de joyería Relobert y en otros establecimientos parecidos. allí es donde habían ido a parar las joyas robadas en el taller Relobert para ser fundidas antes de ser vueltas a poner en el mercado como lingotes. de distancia. La Cruz de los Alcores. el marqués… ―respondió otro de los inspectores que ayudaban con la fundidora―. ―Parece ser que el marqués conoce muy bien al sospechoso ―Ferrándiz se puso al volante del vehículo―. El marqués se marchó lentamente por el camino que desembocaba en la finca de la Cruz de los Alcores. dependencias para los animales y una gran piscina en forma de ocho. Valdaliso. cerca de la medianoche. Será mejor que no os acerquéis hasta que vuelva. Allí les esperaba el aristócrata en su vehículo particular. M isión cumplida. una de las miles que poblaban los cruces de caminos tratando de espantar los malos augurios y las epidemias. ―¿Seguro que ese tipo no ha sospechado nada? ―M artel se sacudió las manos tras soltar los casi doscientos kilos de la fundidora en la parte trasera del vehículo. al menos tiene el valor de entrar en una ratonera llena delincuentes. hay una pequeña fuente redonda. ―Y por él. Para muchos confites. Necesito que me echéis una mano. Una finca a las afueras de la localidad supuestamente dedicada a la cría de conejos era el lugar indicado para entregar la máquina para fundir metales. ―Yo no estoy tan seguro de que ese hombre se haya dado la vuelta de repente. no creo que sea la primera vez que sube por esa cuesta. una especie de 007 en una peligrosa misión al servicio de su majestad la brigada anti atracos madrileña. Troya estaba a punto de caer. Tengo por costumbre no fiarme de los conversos que reconocen la luz después de pasar una temporada por Carabanchel. Cuando le entregue la máquina ya será todo vuestro. ―Buen trabajo ―le agradeció Pertierra. como las encuestas. pero ahora lo hace por nosotros. Dentro de sus múltiples facetas empresariales también figura la de haber estado al frente de un negocio de joyería. El coche de Valdaliso y el del hombre que acaba de llegar están aparcados frente a la puerta principal. ―Que va. ―El criadero está a unos cinco kilómetros de aquí ―el marqués se dirigió a los inspectores en una improvisada reunión frente a una pequeña cruz en el cruce de caminos―. ―Desde luego ―Ferrándiz se giró para comprobar que el vehículo seguía su curso―. ―No hay tiempo que perder. Se sentía como un agente secreto. ―M enuda sorpresa se va a llevar ese tipo ―Ferrándiz y un grupo de inspectores se acercaron hasta un pequeño cuarto donde les esperaba una pesada máquina para fundir metales. Según una información recibida (de manera totalmente confidencial). La policía solía desconfiar de aquellas liebres que levantaban algunos soplones más interesados en quitarse de encima a contrincantes en oscuros negocios sin que les salpicase las manchas que pudiesen dejar las detenciones que en colaborar desinteresadamente con la justicia. Es el edificio más grande. el primero ―respondió M artel. Según el aristócrata. ese marqués es todo un artista. inspector. Casi dos horas después. De todas maneras ―M artel se encendió un cigarrillo mientras señalaba el camino―. uno de los jefes de grupo a los más de veinte inspectores que habían sido convocados de urgencia la tarde anterior. Tiene otro horno que lleva varias horas funcionando. lo importante solía ser lo que escondían. el oro robado en el taller de joyería Relobert se estaba fundiendo a marchas forzadas en un criadero de conejos a unos 110 kms. Pertierra iba en uno de los vehículos camuflados junto a varios compañeros de la brigada. no te jode. No hay nada ilegal en ello. Para hacer unas meras comprobaciones. ―No es mía ―respondió secamente Valdaliso. había llegado hasta allí para fundir unas alhajas. ―¿Ah. desde luego no parece un chorizo ―insistió el inspector. ―M enuda chocolatera. ―¡Alto. no le importará darnos la relación de amigos que le han visitado últimamente. M artel y Ferrándiz se despidieron de sus compañeros y se sentaron en unas sillas de mimbre frente al detenido que permanecía en el suelo con las manos atadas a la espalda. tienes el kit completo. En menos de diez minutos una veintena de inspectores pertenecientes a la brigada madrileña salían del criadero de conejos con varios kilos de alhajas. Pidieron explicaciones. Sólo se la estoy guardando. Valdaliso estaría junto al crisol (donde le había dejado el aristócrata) fundiendo buena parte de las joyas del asalto al taller Relobert. es muy tarde. ¿no? ―el inspector señaló una serie de frascos colocados sobre una repisa de madera―. policía!!! ¡Alto. seguro que si me pongo a rebuscar encuentro algún soplete. Las dos de la mañana exactamente. El jefe de la función también se encontraba esposado junto al asustado hombre que trataba de explicarse con lágrimas en los ojos. está llorando como una magdalena. ¿de acuerdo? ―¿Y este? ―Déjanoslo de nuestra cuenta ―M artel entró en la pequeña dependencia dirigiéndose hacia Valdaliso―. ¿Y esto? ¿También es para hacer favores? ―le enseñó la piedra de toque para aquilatar la pureza del oro. ―Pero que buen samaritano ―contestó M artel―.la granja no les verían hasta que estuviesen metidos dentro de la mismísima finca. ya sabe. Todos fueron levantados por los agentes que iban repartiéndose estratégicamente por las estancias de la vivienda. yo sólo le he hecho un favor ―Valdaliso trató de defenderse. sí? ¿Y por qué está aquí? ―M artel se levantó para echar un vistazo a la habitación―. ¿no? ―los inspectores señalaron el regalito que un par de horas antes le había dejado el marqués. Con las manos en la masa. Según decía. El asalto al criadero de conejos fue realizado en un tiempo record. ―Claro. los familiares de Valdaliso y un sospechoso detenido junto a una pequeña máquina para fundir metales. ―Como no te esfuerces un poco más… ―Sólo le he hecho un favor a ese pobre hombre que se acaban de llevar detenido. Se las darían en la brigada. como no nos digas a quien has colocado las joyas que robaron los argentinos en el taller se te va a hacer la noche muy larga pero que muy larga… . En menos de diez minutos más de veinte agentes tendrían cercada la finca copando todas las salidas posibles de la conejera. Vosotros marcharos. chaval? M ira. ¿De adorno? ―M e la trajo un viejo amigo. ¿es que te crees que somos jilipollas? ―comenzó a levantar la voz―. ―Bueno. ―¡Vale! ¡Joder. no te va a contar que las ha robado ― Ferrándiz le contestó sonriendo mientras se dirigía hacia Valdaliso. no te jode. policía!!!―se escuchó en repetidas ocasiones mientras los agentes se desplegaban por toda la propiedad echando abajo las puertas de las diferentes estancias de la finca. Que se lo lleven junto a los demás a la comisaría ya y le tomen declaración. ―Ese tío está totalmente acojonado. Con que sólo un favor. ―Ese hombre sólo quería saber por cuanto podría vender el oro. claro ―remató Ferrándiz―. Parece ser que está pasando una mala racha y necesitaba hacer dinero ―uno de los inspectores que había pillado in fraganti a Valdaliso (el hermano del propietario de la finca) señaló hacia un pequeño hombre que estaba esposado junto al crisol―. A mí no me parece que esté mintiendo. Como había indicado el marqués a los inspectores. ―Sólo para hacer favores. ―Ya le he dicho… ―Si es así ―le interrumpió M artel―. Parte de las joyas que había traído todavía se encontraban dentro de un bolso. eres un sensiblero! ―respondió Ferrándiz mientras se centraba en Valdaliso―. Nuestro amigo es una especie de Caritas andante. ―Yo sólo… ―M ira ―Ferrándiz se cansó dela cháchara y agarró a Valdaliso por la pechera levantándole de un tirón―. ―Ese tipo dice que sólo son unas joyas de su familia. Pero ¿es que tú te crees de verdad que somos tontos. Un amigo común se lo había recomendado. Un amigo me dijo que estaba atravesando problemas económicos… ―Debería tener más cuidado con los amigos de sus amigos ―M artel cogió una pequeña piedra que se hallaba junto a la fundidora de metales―. que llamen a la central a ver si está fichado ―Ferrándiz se puso de cuclillas para mirar a la cara al sospechoso que estaba sentado en el suelo. ―Si es un chorizo desde luego sabe disimular muy bien ―respondió el inspector mientras le ayudaba a levantase. el perista se encontraba entretenido en un establo de la finca junto a un crisol donde se recogía el metal fundido todavía caliente. En la finca dormían varios familiares del funcionario metido a fundidor. Esto también es para hacer favores a tus colegas del barrio. ―Vamos ―Pertierra le agarró por el brazo con fuerza para que soltase la bolsa. ―Peristas ―se decidió al fin Pertierra―. para seguir los pasos de Pertierra.VI ―Es ese ―Pertierra señaló una fotografía que guardaba entre sus manos. ―No me extraña. conocida por policías y periodistas como “la Criminal”. en uno de los pasillos de la Dirección General de Seguridad mientras acompañaban a uno de los despachos a Chacón y a su mujer. peristas o cualquiera que desease sus servicios de fundición. Los tres inspectores. ya le llegará su turno. Bajos salarios. jornadas interminables y una falta de reconocimiento frente a los compañeros que ocupaban su jornada sin salir de su despacho mientras ellos hacían la calle jugándose la cara frente a los delincuentes. El hombre echó un paso atrás al ver el arma del inspector. Se conoce que los que le echaron tuvieron buena vista. Doce grupos operativos con un total de 123 miembros entre jefes y segundos jefes de brigada. El país estaba en pleno proceso de cambio. ―¿Le tratan bien? ―Pertierra se topó con el periodista tras dejar a los detenidos con unos compañeros. . A plena luz del día. A la gente cada vez le interesan más los sucesos y en el periódico apuestan por crear una sección fija dedicada al asunto. Un vecino del barrio había tratado de interponerse entre ellos y los inspectores creyendo que se trataba de un intento de secuestro efectuado por la banda terrorista. En plena calle. Los amigos del funcionario e hijo de funcionario. La falta de medios estaba en boca de todos los entrevistados. no se había hecho esperar. Una extensa relación. La detención de Valdaliso había puesto sobre la mesa de los inspectores un buen número de individuos que de alguna u otra forma habían pasado por el criadero de conejos de San Andrés del Congosto. los inspectores rodearon al tipo que acompañado de una mujer llevaba bien asida una bolsa. al menos. La gente que transitaba por la calle se quedó petrificada. ―¿No nos ira a montar un numerito? ―añadió M artel al ver como el hombre trataba de volver al portal del edificio del que acababa de salir. lo que es peor. El vehículo no llevaba ningún distintivo policial y los agentes llevaban americana y corbata. A este paso no va a haber cárceles suficientes para tanto chorizo. administrativos y auxiliares para combatir a la creciente delincuencia madrileña. un inspector del grupo X. ―No todos tienen que parecer perros callejeros. Las primeras entrevistas practicadas por Avellaneda. ―El delincuente se ha ido reforzando en sus derechos… ―Pertierra y M artel se cruzaron con Avellaneda. además de para contar diversas anécdotas. No me extrañaría que llamasen a la prensa cuando todo esto haya acabado. Las autoridades gubernamentales también estaban muy interesadas en que la prensa reflejase el día a día de la nueva policía y los entresijos de su trabajo. esa es la idea. Pertierra charlaba tranquilamente con el espontaneo que no dejaba de disculparse―. a seguir manteniendo el mercado negro de las joyas robadas. Si en vez de encontrarse con nosotros llega a ser con una banda de delincuentes o. Una escena de película. ―Lo sé ―respondió Avellaneda―. Los primeros efectos de la operación desarrollada en la conejera en la que Valdaliso trataba las joyas que atracadores. Chacón y su esposa (ya acomodados en los asientos traseros del vehículo) no daban crédito. al unísono. ―No lo vuelva a intentar ni en broma ―segundos después. ―¡Policía!!! ―le gritó Pertierra mientras sacaba su arma reglamentaria. El periódico le había encargado a Avellaneda un reportaje en profundidad sobre la recién creada Brigada Regional de Policía Judicial. también habían servido como reivindicación de las (malas) condiciones con la que los inspectores de la judicial tenían que combatir la delincuencia. Deje que seamos los profesionales los que nos encarguemos de nuestro trabajo. es un caso muy gordo que estamos cerrando con un buen número de detenciones. ―¿Seguro? ―Si ―Pertierra. ―¡Terroristas!!! ―un espontaneo se abalanzó sobre los inspectores tratando de evitar que metiesen a la pareja en el coche. M artel y Ferrándiz salieron del coche en cuanto se cerró la puerta del edificio del que acababa de salir una pareja rondando la cincuentena. ―¿Piensa hablar con todo el edificio? ―Grupo por grupo ―respondió Avellaneda―. presenciaban la escena. con terroristas… ―Pero yo creía… ―Ojala todos fuesen como usted ―le reconfortó Pertierra―. jefes de sección. ―Ni lo intenté ―al instante. Al héroe se le quedó una cara de tonto para enmarcar. el periodista. la policía democrática que había venido a sustituir a la tradicional Brigada de Investigación Criminal (BIC). El lavado de cara tenía que ser percibido por la ciudadanía. apuntaban a un viandante que no sabía muy bien a qué carta quedarse. hasta ahora. M ejor nos iría. ―No se preocupe. M artel sacó la placa y la paseó por delante de todos los que. En la bolsa llevaba casi tres millones de pesetas que según las declaraciones llevadas a cabo tras la detención de Valdaliso y los autores materiales del atraco al taller joyero Relobert. sólo digo que no tienen el perfil habitual. ―¿Y esos dos? No parecen los típicos delincuentes. Chacón también era un tipo respetable en su barrio. Ahora había unas fuerzas de seguridad más cercanas cuyo único objetivo era ayudar y prevenir el delito. Se acabó aquella imagen del coco. inspectores. Chacón era uno de los que más sorpresa había causado: capitán de la Policía Armada (hasta su expulsión del cuerpo). ―¿Tan grande es? ―M uchos millones ―Pertierra se despidió guiñando un ojo al periodista. ―Un momento ―Avellaneda dejó durante unos instantes a su interlocutor. ―Pero no vuelva a intentarlo ―señaló M artel―. provenían o iban a ser destinadas. ―¡Haga que se calle! ―la mujer de Chacón comenzó a gritar al ver que también era introducida en el vehículo de los inspectores. Así estaban las cosas. El hombre asintió entre lágrimas mientras Chacón y su mujer esperaban desde el coche de los inspectores con cara de pocos amigos. estupefactos. El Pituca (cuarenta y cinco años. ―¿Cómo llegaron hasta el resto de peristas? ―Tras la liberación de Ruiz dirigimos las investigaciones hacia el señor Chacón y el señor Valdaliso. ―Desde el momento de la detención de los autores materiales del asalto. Valdaliso (cincuenta y un años. podríamos deducir que no eran simples peristas sino que probablemente encargaban los atracos y suministraban las armas a los asaltantes. Los inspectores llegaron justo a tiempo para evitar que numerosas joyas fuesen fundidas. están acusados como presuntos encubridores y receptadores de las joyas sustraídas en el taller joyero Relobert. ¿fue el juez el que decretó su libertad? ―En efecto. Las primeras sospechas se centraron en ese abogado que podría tener relación con los detenidos pero como usted bien sabe. ―Como recordaran ―continuó uno de los jefes de grupo de la brigada situado en uno de los laterales de la mesa―. un troquel con la inscripción del Banco de España. los agentes penetraron en el edificio donde hallaron un gran crisol eléctrico encendido y junto a él dos kilogramos de joyas desguazadas y dispuestas para su fundición. Sea como fuere. ―En el transcurso de aquella rueda informativa ya les dimos cuenta de que el pasado 21 de septiembre fue asaltado un taller de joyería en el número 65 de la calle Ortega y Gasset donde un grupo de delincuentes armados con pistolas amenazaron a los empleados y se llevaron alhajas valoradas en unos 65 millones de pesetas―continuó Garrido―. siete escopetas y ciento setenta y cinco cartuchos de diferentes calibres. siete escopetas. calificado como maleante) Tauste (cincuenta y siete años. Las primeras alertas saltaron entre los propios compañeros del M inisterio donde trabaja el señor Valdaliso ante el elevado tren de vida que llevaba poco acorde con su sueldo. dos carabinas. Ruiz (veintinueve años. Todo el material requisado tras la detención de los cuatro autores materiales del atraco al taller joyero Relobert y que había desatado la redada posterior en la Cruz de los Alcores. También se encontró ―señaló hacia uno de los objetos expuestos sobre la mesa―. como consecuencia de la vigilancia efectuada en la finca familiar de los Valdaliso ―continuó Garrido―. ―El señor Chacón fue expulsado del cuerpo hace ya diecisiete años. tres millones cien mil pesetas. Para una vez que alguien se decide a plantar cara… En un registro posterior de la vivienda de los Chacón se localizaron más alhajas desmontadas procedentes del atraco al taller joyero Relobert. Chacón (cincuenta y un años. perdón. cómo usted comprenderá destacar este detalle del pasado con el oficio actual de este individuo no tiene ningún sentido ―intervino por primera vez Pastor. conocido estafador). Un ciudadano creyó entender que un comando terrorista estaba tratando de secuestrar al matrimonio Chacón y la cosa casi acaba en tragedia. Los ahora detenidos ―uno de los inspectores comenzó a entregar la relación de los nuevos sospechosos en un movimiento perfectamente calculado para evitar que los periodistas se despistasen lanzándose a leer los curriculums de los detenidos―. Como recordarán ―Garrido dio comienzo a la comparecencia una vez que el último de los periodistas convocados por la Jefatura Superior de Policía de M adrid accedió a una pequeña sala del edificio de la Puerta del Sol―. la orden de detención es por un tiempo limitado. la máquina para fundir metales a pleno rendimiento. hace menos de un mes les convocamos para informarles de la detención de cuatro atracadores que habían participado en el robo de unas joyas valoradas en más de 65 millones en un taller joyero. Acto seguido. La operación conejo había dejado un gran saldo: Dos kilos de joyas de oro. propietario este último de una finca familiar dedicada a la cría de conejos en San Andrés del Congosto. ―¿Cree que estamos ante profesionales o simples aficionados? ―Dada la cantidad de pistolas. el cual ofreció una leve resistencia. El sospechoso había estado viviendo muy por encima de sus posibilidades lo que había llamado la atención de mucha gente. dos pistolas. ―Entonces.VII ―Buenos días a todos. donde se suponía que estaba escondido el crisol para fundir el oro. ―¿Parece que les pillaron con las manos en la masa? ―Efectivamente. . el Jefe Superior de Policía madrileña―. dos carabinas. Aquel hombre tan educado y de tan buenos modales. un troquel con la inscripción del Banco de España. Entre los vecinos no salían de su asombro. Tras detener a los atracadores en el apartamento fueron hallados algunas joyas y varios millones de pesetas en el interior de un colchón. sin antecedentes). Hoy podemos confirmarles que las investigaciones en el caso del atraco al taller de joyería Relobert han vuelto a dar resultados positivos y que el caso se encuentra totalmente cerrado tras la detención de diversos peristas e intermediarios que habrían participado en la adquisición de las joyas sustraídas por los atracadores. se consiguió su detención. Guadalajara. es el juez el que debe considerar si un sospechoso continua detenido o si por el contrario se le concede la libertad ―se excusó Garrido. sin antecedentes). que insisto es muy limitado. también ha sido detenida aunque no se ha podido comprobar que el metal fundido procediera del mismo delito. a partir de ese tiempo. dirigimos las investigaciones en torno al paradero del resto de lo sustraído. carabinas e incluso un subfusil requisados a algunos de los imputados. el lugar al que acudían desde hacía varios meses los chorizos de la ciudad a fundir el oro. Chacón había sido detenido en plena vía pública junto a su mujer cuando trasladaba en una bolsa de la compra más de tres millones de pesetas en efectivo. ahora parece que han vuelto a detenerle. a pesar de la existencia de pruebas que le incriminaban junto a los asaltantes de la joyería? ―se inició el turno de preguntas por parte de los periodistas acreditados. sin antecedentes). este dato sólo demuestra que entre las filas de las Fuerzas Armadas no se mantiene a personas que estén vinculadas con delitos. funcionario del estado. sólo 72 horas. dinero en efectivo y algunas de las armas aprehendidas en la brillante operación llevada a cabo en la conejera de la Cruz de los Alcores . Nadie podía creer que tras el respetable matrimonio Chacón se encontrase un delincuente con un pasado en la Policía Armada que prefería esconder. Encima de la mesa presidida por varios mandos policiales cargados de insignias prendidas a sus trajes oficiales se encontraban expuestas diversas joyas. ―¿Entre los detenidos también se encuentra un ex capitán de la Policía Armada? ―intervino otro de los periodistas. En todo caso. el señor Ruiz fue puesto en libertad. En un primer momento se localizó un apartamento en la zona de Puerta de Hierro en donde se suponía se escondían algunos de los participantes en el atraco. un subfusil naranjero y 175 cartuchos de diferentes calibres. ―¿Puede explicarnos porque se ha puesto en libertad al abogado Ruiz. los agentes se encontraron en el momento de detener al principal sospechoso con la chocolatera. ―¿Cree que su puesto en la Audiencia Provincial le habría facilitado los contactos con el resto de delincuentes detenidos? ―Lo desconozco ―Garrido se encogió de hombros ante la pregunta―. del asunto se encargaron inspectores de los grupo tercero y decimo de nuestra Brigada. un revólver. de profesión abogado. una máquina para fundir metales. un revolver. ―Los detalles de la operación están a disposición judicial ―contestó uno de los inspectores jefes visiblemente enfadado ante la insistencia del periodista. La persona que se hallaba en aquellos instantes con el señor Valdaliso. Pertierra y M artel no daban crédito. ―Pero. En otro lugar de la finca se encontró un auténtico arsenal formado por dos pistolas. ―Ni idea. lo que no son cuentas son cuentos… y aquí las cuentas están claras. Es el cuento de nunca acabar pero es algo que a nosotros no nos compete. ―Todavía no se ha comprobado que las joyas que portaba formen parte del atraco a la joyería Relobert o de otro delito similar. Nuestra obligación es detener al sospechoso y ponerlo a disposición judicial. Casi diez millones de pesetas de los más de sesenta y cinco (a precio de almacén) que le habían sido sustraídos por el Pibe y su banda a lo que habría que sumar los destrozos causados sobre el material terminado que debía ser reparado para volver a poner a disposición de los muestrarios de los comerciales del taller. ese tío no descansa ni en el talego. ―Ese tío es un simple falsificador de cheques. El Capo. ―Algo había oído ―contestó M artel―. ―La única medida que se adopta actualmente contra el delincuente extranjero que ha sido expulsado con anterioridad es expulsarle nuevamente. allí mismo. no se trata de ninguna cuestión ideológica. ya lo he comentado. ―¿Pero nos han dicho hace un momento que le pillaron con las manos en la masa. Un ladrón de guante blanco con probadas conexiones con la mafia italiana. como el Pituca. Recubierto por una serie de operaciones financieras de apariencia legal iba tejiendo un entramado de transacciones que mediante diversas falsificaciones había conseguido colocar a una decena de bancos más de cien millones de pesetas en cheques y letras de cambio sin fondos que se descontaban dentro del circuito interbancario como papel pelota que botaba sin parar de un lado para otro. estamos frente a una verdadera joya de coleccionista. Probablemente llevé operando varios meses en M adrid y quizás en otras provincias. M ientras se desarrollaba la rueda de prensa en uno de los salones de la DGS. El sospechoso carece. ―Pues habéis hecho línea y bingo ―le contestó el veterano funcionario de la DGS―. Que se disparaba solo. ―Dicen que tenía muy mala fama ―entró uno de los funcionarios más veteranos de la DGS―. El túnel no era para fugarse… ―¿Ah. El Pituca cumplía condena en la M odelo tras ser acusado de ser el cerebro que se hallaba detrás de una banda internacional de estafadores de carácter mafioso cuyos tentáculos se extendían por diversos países europeos. La reiteración de este tipo de delitos por los mismos tipos que detenemos una y otra vez está más que cuantificada. como también era conocido el Pituca entre sus colaboradores. ―¿Entiendo que esa es la máquina utilizada para fundir el oro? ―señaló otro de los reporteros hacia la mesa donde sobresalía la chocolatera requisada en la Cruz de los Alcores. No está claro que la persona detenida junto al crisol forme parte de la banda de peristas detenida ni que tenga algo que ver con el atraco al taller Relobert. se haya visto obligada a vender las joyas de la familia para poder pagar sus facturas. ―Hace un año estando preso en la M odelo de Barcelona organizó la construcción de un túnel desde fuera hacia dentro. Si es uno de los que se fabricaron en Alberique. un tío con mucha clase. deberían ser cambiadas las leyes. ―No me digas que no sabéis a quién habéis trincado ―el funcionario dejó el naranjero sobre la mesa. Desde luego el golpe recibido por la delincuencia ha sido contundente. Eso es algo que todavía forma parte de las investigaciones. Una pieza de colección que se negaba a acabar en un museo. . y sí necesitó fundirlas ya sé dónde preguntar ―respondió riéndose M artel. que ni el M OPU funciona tan bien. Sin embargo. sí? ¿Y para qué sino? ―respondió M artel. ―¿El Pituca? ―respondió extrañado M artel. Puede que sea simplemente una persona. El tipo había contratado a dos ex compañeros de celda. en el criadero de conejos también se encontró otra máquina fundidora de metales de gran tamaño que nos lleva a pensar que se trataba de una banda criminal organizada a gran escala que gira su principal actividad en torno al robo de joyerías y su posterior fundición en lingotes ―Gallego volvió a señalar el troquel con el emblema del Banco España para acuñar en los lingotes―. Se les expulsa ―insistió Pastor―. además. y vuelven a entrar cuando les da la gana. Vamos. ―Un colega de la brigada de Barcelona me contó que esa fue la versión que trascendió a la prensa ―continuó su relato el funcionario―. En poder del Pituca se habían hallado más de 45 kilos en joyas por las que dijo haber pagado unos 10 millones de pesetas (aproximadamente una décima parte de su valor de mercado). ―Sí. ―Eso es lo mejor de todo ―siguió con entusiasmo el funcionario―. vamos que os van a poner un montón de medallas. ―Sí. la verdad es que al Pituca le falló el estudio de topografía: el túnel se inundó al atravesar una zona de aguas subterráneas y el magnífico plan ideado por el mafioso se vino abajo enfangado por el barro a pocos metros del muro de la M odelo. Eso es algo que forma parte del sumario. ―El muy cabrón quería construir una autopista de peaje para los presos y les pensaba cobrar un pastón por usarlo mientras él cumplía tranquilamente lo que le quedaba de condena llenándose los bolsillos con la concesión. su única seguridad consiste en el retén de la palanca de montar. En perfecto estado de conservación. de antecedentes penales. ―Pero usted está convencido de que debería ser así. desde luego. el Juzgado de Instrucción nº 6 se ha hecho cargo del caso. ―Dicen que se detuvo a una persona que había ido precisamente a fundir un alijo de joyas. a la vista de la reincidencia de estos sujetos. no lo había oído en mi vida ―contestó M artel. que habían logrado la libertad unos meses antes. ―¿Cree que se hace necesario tomar algún tipo de medida legal contra los delincuentes extranjeros? ―intervino otro de los periodistas. ―Como decía mi abuela ―añadió uno de los jefes de grupo que habían participado en la operación―. No sé porque se molestó tanto en intentar escaparse cuando estaba a punto de salir ―añadió Ferrándiz tras revisar el expediente policial del Pituca que le había traído el funcionario. Una ruina. Una vez acerrojado ya está listo para disparar. un italiano y un marroquí. ¿no? ―Exacto. ―Y que se supone que le hace merecedor de tanto elogio ―Ferrándiz cogió los documentos que había dejado el funcionario sobre la mesa del despacho. En todo caso. ―Ese tipo es un genio. Oficialmente los del grupo anti atracos de la brigada barcelonesa les estaban siguiendo la pista desde que salieron de la cárcel. La policía barcelonesa los cogió cuando estaban a punto de llegar al mismo centro de la cárcel. El subfusil era uno de los dos mil ejemplares que la República había fabricado en los talleres valencianos de Alberique durante la Guerra Civil. para que excavasen un túnel desde un antiguo colegio de monjas hasta las galerías de la prisión. ―No ―el funcionario cogió el arma tras dejar unos documentos sobre la mesa―. los inspectores M artel y Ferrándiz revisaban en uno de los despachos de la brigada el naranjero que había sido encontrado en la finca de la Cruz de los Alcores. que fruto de la crisis económica que todos padecemos. La detención del cuarto sospechoso de la operación conejo tras un forcejeo con los agentes que le localizaron en unos lujosos apartamentos de Pozuelo de Alarcón había supuesto una grata sorpresa para los jefes de la Brigada Regional. había patentado un complicado sistema para estafar a entidades financieras.El propietario del taller había identificado la mayoría de las joyas encontradas en la finca de la Cruz de los Alcores y en el resto de detenciones realizadas. pero al final creo que los cogieron. ―Son los datos los que dan o quitan razón. ―Una de ellas ―matizó Gallego―. Son las autoridades las que tienen que analizar si. ―Lo que no tiene es seguro ―respondió Ferrándiz. no? ―insistió el periodista. El Pituca. se tramitaba el sumario por el atraco a la joyería Relobert. La querella le había caído en suerte al número 5 de los Juzgados de Instrucción. los del criadero de conejos ―aclaró el agente―. según su denuncia. también abogado de profesión y acusado igualmente de ser el intermediario de los delincuentes detenidos en el apartamento de la calle Valderauey. pero esta vez la prensa se ha hecho eco y creo que cuentan con todo lujo de detalles como hicisteis cantar al perista en la conejera. por cierto. Tras la publicación de las denuncias en varios diarios de tirada nacional se habían recibido numerosas llamadas en la Dirección General de Seguridad. Normalmente los medios de comunicación se tomaban las denuncias de las supuestas torturas a delincuentes como la típica excusa de estos para negar ante el juez las declaraciones inculpatorias realizadas tras la detención. el caso tenía una arista inesperada. ―Y que pensaban. sus defendidos habían sido conducidos al Juzgado de Guardia en un estado francamente deplorable. Siempre los había tachado de envidiosos. Una vergüenza para la familia. golpeado y torturado? ―M artel comenzó a leer el escrito que el abogado de Valdaliso había presentado ante el juez―. ¿que Valdaliso nos iba a dar los nombres y apellidos de todos sus clientes por las buenas? ¿Pero en qué país vivimos? ―De todas maneras Garrido quiere verte ―M artel frenó en seco. ―Es por los abogados. un gran trabajo que ha resuelto el caso y que ha permitido que cuatro peligrosos delincuentes ahora estén en la cárcel. Nosotros sólo hicimos lo que teníamos que hacer. han presentado querellas en el Juzgado de Instrucción número 5 de M adrid contra los funcionarios del Cuerpo Superior de Policía que «resulten responsables de las torturas y amenazas que han sufrido sus familiares». también sostenía que su patrocinado había sido sometido al mismo método de la moto. Esos cabrones que cogisteis la semana pasada por el atraco al taller de joyería. ―No tienes por qué justificarte ―le cortó Crosas que también estaba presente en la reunión―. A las nueve de la mañana del mismo día 30 de octubre presentan al infeliz Valdaliso en las dependencias de la Dirección General de la Seguridad. solo os he convocado para deciros que vamos a redactar una nota aclaratoria para el M inisterio comunicándole la falsedad de las afirmaciones hechas por los abogados de los detenidos a la prensa. Solo hicisteis vuestro trabajo. ―¿Por qué? ¿Qué tripa se les ha roto ahora? ―¿No te has enterado? No se habla de otra cosa en la brigada. El abogado defensor de Ruiz. Es lo primero que les dicen los abogados en cuanto se enteran de que han cantado. una novela? ―Ferrándiz le quitó el escrito a M artel―. ―No os preocupéis ―intervino Garrido―. el 6. ―Pasar. ¿qué pasa ahora? Todos los detenidos en la operación desencadenada tras el raid del criadero de la Cruz de los Alcores habían pasado a disposición judicial. El hecho de que las querellas presentadas por parte de las esposas de cuatro de los detenidos hubiesen tenido eco en la prensa era toda una novedad para los funcionarios de la DGS. donde. dolor que todavía podía aumentarse más aún si cabe apretando las pantorrillas contra los muslos) para después tumbarle en una mesa. c) doblar las rodillas al máximo. En el de al lado. el máximo responsable de la brigada judicial había convocado en una sala a los más de veinte inspectores pertenecientes a los grupos III. No hace falta que os recuerde que aquí no se ha torturado nunca a nadie. DENUNCIAN SUPUESTAS TORTURAS A CUATRO DELINCUENTES COM UNES Las esposas de cuatro detenidos recientemente por la policía madrileña. d) levantar las piernas del sospechoso para colocarlas sobre otras dos sillas puestas a ambos lados provocando un dolor intenso en las rodillas. desembucha. Un militante de Euzkadiko Ezkerra detenido por la Guardia Civil que tras ser puesto en libertad había convocado el día anterior una rueda de prensa en M adrid ante medio centenar de periodistas para denunciar los malos tratos físicos y psicológicos a los que había sido objeto durante su paso por la Comandancia de San Sebastián. le introdujeron agua por las fosas nasales. ―Pues no. El quinto. . Chacón y el Pituca también se habían sumado a la querella al considerar que también habían sido maltratados. Las voces en alguno de los despachos se habían oído en todo el edificio. ―Bueno. La policía da por terminada su actuación a la media hora. no os quedéis en la puerta ―Garrido. acusados de un supuesto delito de receptación. Han transcurrido más de siete horas. era el principal inculpado de haber fundido y distribuido las joyas procedentes del asalto al taller Relobert entre varios de sus mejores clientes que se encargaban de financiar su alto nivel de vida no en consonancia con su sueldo de funcionario como ya señalaban algunos de sus compañeros de trabajo. siempre se excusan ante el juez para poder negar la confesión ―M artel trato de quitarle importancia al asunto y continuó andando hacía la enorme puerta del caserón de la Puerta del Sol―. Éxito de crítica y público. nos han denunciado. El asunto era la comidilla en el M inisterio. esposando sus manos tras el respaldo. IV y X que habían participado en la detención de los peristas del atraco al taller de joyería Relobert. desde la detención de Valdaliso hasta que lo presentan en la Dirección General de la Seguridad. Viene en todos los manuales del buen choro. ¿ha quedado suficientemente claro? Valdaliso le había contado a su abogado que los policías que se presentaron en el chalet familiar de la Cruz de los Alcores primero le hicieron la moto (procedimiento para hacer cantar a los detenidos que consiste en: a) sentarlos en una silla. sin embargo. Sin embargo. el asunto había coincidido temporalmente con otra denuncia del mismo talante: el llamado caso Amilibia. Al menos para cuatro ellos se tenían suficientes pruebas como para que fuesen condenados por el delito de receptación de objetos robados. ―¿Maniatado. ―Ya. Simplemente estaba en el sitio equivocado en el momento equivocado. La prensa detallaba las diferentes técnicas empleadas en la conejera para hacer cantar al principal perista con todo lujo de detalles. Para la Brigada Judicial madrileña la operación conejo había supuesto un brillante cierre para el caso del atraco al taller joyero Relobert que sería reconocido por la prensa y sus superiores. Según estos.VIII ―Creo que los jefes está indignados ―uno de los inspectores de la brigada abordó a M artel cuando se disponía a salir de la brigada. ―¿Si? ¿Y qué coño tienen que denunciar? ―Dicen que han sufrido malos tratos. ¿Qué ha ocurrido en tan largo tiempo? ―¿Qué es esto. Las mujeres de los cuatro detenidos acusados como peristas y receptadores de las joyas robadas en el taller de joyería Relobert y los abogados de estos se habían encargado de airear los pormenores de los interrogatorios llevados a cabo por los inspectores de la brigada judicial madrileña. b) colocar las piernas a los lados del asiento. vivimos en un estado democrático y no vamos a permitir que nadie ponga en tela de juicio la actuación de nuestros agentes. Sin embargo. Valdaliso. el tipo que había ido la noche de la redada a fundir unas joyas no parecía formar parte de ninguna red de peristas. salió corriendo de la nave. en el sentido de que tales detenidos han sido "torturados" por la policía. nuestra rotunda afirmación de que estas imputaciones son falsas. 2. 3.IX ―¿Has leído el periódico? ―No ―M artel entró en la cafetería de la planta baja del edificio de la Dirección General de Seguridad―. en ese sentido.º La Jefatura Superior de Policía lamenta profundamente que estos medios de difusión se hagan eco de falsas acusaciones que desprestigian a una policía que viene dando tantas pruebas de servicio a la sociedad con el riesgo. Con decir que todo es mentira tendría que ser suficiente. Sólo unos días antes finalizaba la misión organizada por Amnistía Internacional que. Ruiz. para comprobar si había algo de cierto en dichas denuncias. dado que las manifestaciones de estas personas han rebasado la esfera de los tribunales para saltar a los medios de difusión. Por poco no habían coincidido con los denunciantes del caso de la Cruz de los Alcores para poder examinar en caliente las presuntas torturas y maltratos que les habían infligido los inspectores de la Brigada Judicial M adrileña. durante más de tres semanas. esta Jefatura Superior. nada infrecuente. Cuantas más explicaciones se den más parece que estemos negando lo evidente. La presunción de inocencia. No todos los días se caza a peces gordos. naturalmente. 5. parece que tenemos que justificarnos por hacer bien nuestro trabajo.º No obstante. Se están labrando ustedes una buena fama dentro del gremio. ―M e han dicho que ayer os vieron con un pico y una pala ―uno de los funcionarios de la DGS ajeno a la conversación entró en la cafetería cuando los ánimos comenzaban a calmarse―. tropezando con unas escaleras. de su propia vida. bajo el título Denuncian supuestas torturas a cuatro delincuentes comunes. quedamos pendientes de lo que decida. ―Toma ―Pertierra le pasó el periódico. En relación con la noticia publicada. ¡Aquí no se ha maltratado a nadie! ―se dirigió a varios agentes que desde las mesas cercanas no dejaban de mirarle―. la Jefatura Superior de Policía colaborará con las instancias judiciales en el total esclarecimiento de estos hechos. ya he oído hablar de sus hazañas.º Según el mismo artículo. por lo que. tratando de huir. un intérprete. ―Es sobre uno de los peristas que detuvieron en la redada del taller. fundición y venta de objetos de oro procedentes de robo con intimidación por valor de muchos millones de pesetas). ―¿De cuál de ellos? ¿El de los policías o el de los chorizos? ―pregunto con sorna M artel. Según la nota policial. 4.» ―¿Qué pasa? ¿Es que no estás conforme? ―Pues no ―M artel volvió a dejar el periódico a Pertierra―. que algo queda". Si no lo entiendes ―se giró de nuevo hacía el inspector―. ¿es que alguien cree que unos delincuentes se van a declarar culpables de algo? Si no les acojonas un poco se acaban riendo de ti. Le llaman por varios apodos ―Pertierra se incorporó a la conversación―. esta Jefatura se reserva el derecho de actuar con el máximo rigor. motivo de las lesiones que padece y de las que fue atendido por los inspectores actuantes en la citada finca y en la medida de lo posible". Chacón y Chueca (que pasaron a disposición judicial por su participación en la compra. estúdiate la nota que tanto te gusta. Es más. y un investigador de la organización habían sido comisionados por el movimiento de defensa de los derechos humanos. son totalmente falsas y calumniosas. ―Joder. se había entrevistado por toda la geografía española con ex presos que hubiesen presentado denuncias por torturas durante su detención. cayendo y golpeándose en la cara y diversas partes del cuerpo. con todos los medios a su alcance. sino que atacaba directamente a los medios de comunicación que las habían publicado dotándolas de una veracidad que según los mandos policiales carecían. de fecha 9 de los corrientes. ―Pues a mí me ha gustado mucho ―intervino uno de los agentes que habían estado presente durante la redada llevada a cabo en la Cruz de los Alcores―. amigo. eh. ―Por cierto. ―Uno de los colombianos estaba reclamado por la Interpol ―contesto sonriendo M artel mientras se dirigía a una de las mesas del fondo de la cafetería. premiado con el Nobel de la Paz sólo dos años antes. Además. Dos médicos daneses. uno de ellos es el Capo. de todos conocidos. afirma que "cuando se apercibió de la presencia policial. en el M inisterio nos apoyan. con tanto detalle lías a la gente. ―M enuda sorpresa ―M artel saludó a un hombre elegantemente vestido con un traje azul marino que llegó justo cuando se estaba sentando. las falsas acusaciones eran un intento de desprestigiar a unos profesionales que habitualmente ponían en riesgo su propia vida frente a delincuentes que cada vez se mostraban más violentos en sus acciones tanto para con sus víctimas como para los propios agentes que trataban de detenerlos. Los dos apartamenteros habían enterrado más de 1300 piezas de oro y piedras preciosas en diferentes fosas en la Casa de Campo y en los jardines Sabatini. Después de todo. pero ya me han dicho que han publicado la nota. ―No te entiendo. ha sido presentada querella ante el Juzgado de Instrucción número 5 de Madrid. la autoridad judicial. por acusación y denuncia falsa o por calumnia. ―Si tú lo dices ―contesto con desgana el inspector M artel mientras apuraba un café. quiere puntualizar: 1. el prestigio perdido no se vuelve a recuperar totalmente. Sin embargo. si así ha sido. ―De ambos. Un día antes los inspectores de la Brigada habían detenido a dos colombianos que se dedicaban a desvalijar viviendas con el conocido método del palanquetazo. ―Explíquese ―añadió con incredulidad el inspector. . ―¿Qué le trae por aquí? ―Sólo mi deber como ciudadano ―M artel comenzó a reírse mientras veía como Pertierra se acercaba a la mesa. un abogado de la República Federal de Alemania. aunque antes le conocían como el Pituca. El propio Valdaliso. de ambos.º Una vez que contemos con el refrendo de una decisión judicial. Como se deduce de aquel dicho. "calumnia. aun cuando se pruebe la inocencia de los inspectores que intervinieron en este servicio. en su declaración. presa del pánico y nerviosismo que le embargaba. ―Sí. lo de que ese tío se cayó por unas escaleras no se lo va a creer nadie. el asunto estaba de máxima actualidad. contra los autores de estas imputaciones. como asesor jurídico. La nota emitida por la Jefatura Superior de Policía no solamente denunciaba la falsedad de las denuncias que hablaban de las brutales torturas supuestamente ejercidas a los detenidos. con los instrumentos legales de que disponga. ¿de verdad le tirasteis a la piscina con las manos atadas? ―¡Es que no has oído a los jefes! ―levanto la voz repentinamente el inspector. M artel.º Las manifestaciones hechas por los abogados de Valdaliso. ―Bueno. en uso del derecho que le confieren las disposiciones vigentes en materia de prensa. solo quería ver donde toman café mis amigos ―respondió el marqués―. las letras tienen que ser muy buenas. El Pituca es un viejo amigo de ese estafador. ―¿Qué es lo que quiere de nosotros? ―M artel apuntó directamente al marqués. ―Ese tipo tiene un socio alemán. Después de esperarle durante varios horas y de tratar infructuosamente de localizarle se había confirmado la funesta noticia. ―La verdad es que el Pituca ha dicho que el dinero para comprar las joyas se lo proporcionó un tal Almansa ―Pertierra echó un capote al marqués. Las siguientes. creo que esos estafadores ya han logrado sacar unos doscientos millones de pesetas tras descontar cuatro letras en el Banco de Crédito Corporativo. Todos los agentes que estén disponibles que suban a recibir instrucciones… . que ya había causado estragos en diversas entidades madrileñas y valencianas. Estoy seguro de que estaría dispuesto a buscar un pacto ventajoso para sus intereses… ―¿Qué pasa? ―M artel se fijó en varios compañeros que formaban un corrillo a la puerta de la cafetería. el comprador desaparece para siempre. Allí los acreedores se encuentran (la estafa se suele realizar con varios proveedores a la vez) con la dura realidad. La más grande. Rupérez no contaba con protección ni con escoltas. parecía sencillo. los timadores habían pasado de adquirir transistores y máquinas de afeitar eléctricas a plazos (mediante letras que siempre eran devueltas) con el dinero que la adelantaban una serie de aprovechados compradores para abonar el primer plazo a poner en serio riesgo la seguridad del sistema interbancario español. En la City le temen más que a una bancarrota del mercado de derivados. un austriaco conocido como Walter que ha estado detrás de las grandes estafas bancarias de la última década. ―Puede ser. Según había declarado a su familia desde el extranjero se tenía una mejor perspectiva del tsunami financiero que habían provocado sus generosas inversiones.―Pues no son nada comparadas con las de su socio. Según las primeras denuncias realizadas ante la brigada de Barcelona ―Ferrándiz recordó algunos detalles que le había contado uno de los inspectores de la brigada dedicada a los delitos de guante blanco―. impagados o directamente falsificados. El propio banco emisor suizo habría dado el visto bueno a las letras cuando se las reenviaron desde la central del Crédito Corporativo para su comprobación. que se celebraba en un hotel madrileño. Una vez puesta a disposición la mercancía. Bueno. Sin embargo. Las malas lenguas dicen que de muy joven ya trabajó para los nazis cuando quisieron tumbar la libra al final de la segunda guerra mundial. Almansa. ―El Pituca tampoco se queda atrás ―contestó sonriendo M artel―. La prensa catalana ya la denominaba como la estafa del siglo. ―M ire ―el marqués se acercó a los inspectores―. pero lo que sí que es cierto es que de alguna manera esos dos tipos se hicieron con la documentación de unas letras de cambio aceptadas por el Credit Suisse de una filial española y el austriaco ha logrado una falsificación perfecta de los originales. En quince años. Los cheques (sobra decirlo). su especialidad era la estafa y la apropiación indebida a través del conocido timo del nazareno. El político debía acudir a la cumbre de partidos centristas iberoamericanos. Sin embargo. 500 millones en letras de cambio vacías de contenido que botaban de banco en banco. M ayo del ´78). Una primera compra de una pequeña partida en efectivo y por adelantado. ―Creo que deberían volver a hablar con ese tipo ―el marqués volvió a tomar la palabra―. ―¿Qué socio? ―se interesó Pertierra. La mayor parte de los apuntes policiales provenían por la falsificación de órdenes de disposición de fondos en general y de cheques en particular. Un caso extraño. ganada la confianza del proveedor. ―Es un viejo conocido del grupo de estafas. intereses del 30% para sostener la estafa piramidal en pagarés colocados a familiares y amigos de la alta aristocracia catalana y la consiguiente fuga para poner las cosas en orden. todavía no estaban preparados para el gran salto a los mercados internacionales. ¿No sé si están interesados pero sus socios del grupo de estafas seguro que estarían encantados de echar el guante al responsable de la estafa al Credit Suisse? ¿No me digan que no han oído hablar del tema? ―¿De quién se trata? ―Almansa. se realiza un gran pedido que dado el volumen no puede ser abonado en el momento. La reacción de los proveedores: acudir en procesión a la sede social del comprador (normalmente una nave alquilada en un polígono industrial) a reclamar el pago de las deudas. El del nazareno era un delito perfectamente alambicado cuyos beneficios se obtenían a largo plazo y en el que se requería mucha paciencia y una gran infraestructura legal para hacerse pasar por intermediario en la compraventa de productos (especialmente los relacionados con el área alimenticia o con el sector de los electrodomésticos) a crédito. En el momento de la última detención (Brigada Criminal barcelonesa. Tenían las falsas delante de sus narices y las volvieron a aceptar sin reparo. Ambos contrataron al mejor falsificador europeo ―continuó el marqués mientras Ferrándiz se sumaba a la mesa con cara de sorpresa ante la presencia del aristócrata en la cafetería reservada a los empleados de la DGS―. el saldo de su primera alianza para llevar a cabo una estafa a gran escala cuya principal víctima había sido el Banco Exterior superaba los ciento diez millones de pesetas. ―Nuestro amigo cree que parte del dinero proveniente de la estafa ―Pertierra puso a Ferrándiz al día del inicio de la conversación―. un tal Arno. ―Se van a montar controles por toda la ciudad ―añadió otro de los inspectores―. La caída del mercado inmobiliario le había pillado con el paso cambiado y la tasación de los terrenos baldíos no cubría ni el 5% de los compromisos adquiridos por la sociedad del hijo del conde. ese tipo pensaba financiar su participación en el negocio de las letras con los lingotes de oro acuñados en el Banco del Criadero de Conejos. La preparación del camelo era primordial y estaba reservada a tipos con gran experiencia en el trato con potenciales primos que no parecía que fuesen a dejarse embaucar a la primera. La mercancía ya ha sido revendida en el mercado negro (fundamentalmente en mercadillos ambulantes) y es imposible seguirle el rastro para recuperarla. ―Dicen que han secuestrado a un diputado de la UCD ―respondió uno de los inspectores. Rupérez. Almansa era un maestro del timo que contaba con un as bajo la manga: El Pituca. La envergadura de la misma solo era comparable al affaire financiero del hijo del conde Reus. El año pasado ya les detuvieron por hacer un negocio parecido con un par de atracadores italianos. Ellos fueron los que detuvieron el año pasado al Pituca y a Almansa. ha sido empleado para comprar una remesa de las joyas robadas en el taller de joyería de la calle Relobert. cuando esa militancia era clandestina y penalmente perseguible. había un dato mucho más importante. ―Ya veo que está perfectamente informado del funcionamiento interno de nuestra brigada… ―respondió M artel. creo que están trabajando en colaboración con los de la Judicial de Barcelona. un tipo de casi sesenta años con una extensa carrera laboral. había contrapesado muchas veces la orientación conservadora de la diplomacia del Gobierno con iniciativas tan notables como los contactos iniciales con el Frente Polisario y la cumbre de organizaciones políticas iberoamericanas. Por lo que se ve. Se ve que las joyas robadas también atraen a ese tipo. había estrenado la ficha policial quince años atrás (aunque se tenían referencia anteriores de juzgados madrileños por reclamaciones de cantidad en las que había llegado a ser subastada una vivienda de su propiedad para hacer frente a deudas contraídas). sólo son habladurías. El punto de inflexión (su elección es clave en el resultado final) llega cuando. ―El caso de la estafa al Credit Suisse está en manos de los Grupo IX ―apuntó Ferrándiz―. La primera red de estafas bancarias puesta en marcha por la compañía Almansa & Pituca saltó por los aires cuando intentaron extender los métodos practicados en el Exterior a una sucursal del Banco Central en París descontando pagares falsificados por valor de 290. para ir vinculando al proveedor. también efectivo y por pequeñas cantidades.000 francos. El método en sí. difiriendo el pago con un pagare o una letra de cambio avalada por algún banco. Su aventura financiera contenía todos los ingredientes: plusvalías millonarias en compraventa de terrenos. creo que le tienen muy cerca de aquí. Si hay alguien que pueda llevarnos hasta esas letras de cambio ―se levantó―. el socio de ese perista que tienen detenido no es un delincuente cualquiera y en este momento se le busca por la estafa bancaria más grande que se ha hecho en este país. El emprendedor barcelonés había dejado en concurso de acreedores a 18 bancos y a los socios más pudientes del Club de Polo barcelonés. otro experto en redes financieras y en la alteración de firmas de las personas habilitadas para realizar transferencias o traspasos. Fundador de Cuadernos para el Diálogo y miembro de Izquierda Democrática. Desde luego. que se encargaba de la parte internacional de la estafa. . ―Quién sabe ―contestó M artel―. ―Usted sabe que eso solo le preocupa a los jefes ―replicó M artel antes de que siguiese leyendo―. Inspectores de la Brigada Judicial Madrileña han logrado abortar (…)”. manda ―añadió M artel. No era la primera vez que visitaba un centro de cumplimiento. A la celebración asistieron. ―Lo que usted diga ―los inspectores observaban como el anfitrión se movía en el restaurante del hotel como un pez en el agua. Con la llegada de la democracia tienen miedo a que les muevan la silla en la próxima reestructuración y necesitan de continuos éxitos policiales con los que dar de comer a los políticos que les avalan. Almansa ni se inmutó cuando le volvieron a detener. no hay pena. pagándolo a la quinta parte de su precio oficial ―Creo que todos estaremos de acuerdo que un Rioja es un valor seguro. varios embajadores hispanoamericanos por parte de su nueva familia política. La aristocracia compartía sus estancias con el Palace. pero seguro que habrá incentivos. dinero en efectivo y un BM W para redondear la brillante operación. La policía catalana. Los inspectores del grupo IX de la brigada judicial madrileña le abordaron cuando se dirigía a una oficina bancaria para depositar dos letras con papel timbrado por valor de cinco millones como garantía en prenda de la adquisición de una finca. no todos los días resuelve la estafa del siglo ―respondió Pertierra―. pero hay empleados que no entenderán nunca lo que significa ocupar un puesto que requiere especial dedicación y confianza. Los responsables de la estafa del Credit Suisse no habían sabido retirarse a tiempo. El sumun de la estafa perfecta. hacía una seña a uno de los camareros indicándole una de las mesas del fondo del restaurante―. otra operación fraudulenta por valor de sesenta millones de pesetas ―el marqués comenzó a leer uno de los párrafos de la noticia que acaparaba todas las páginas de sucesos de la prensa―. un lujoso hotel propiedad de la famosa cadena internacional construido a principios de siglo por expreso deseo del monarca. un pequeño contratiempo de última hora ―el marqués invitó a los inspectores a entrar en el hall del hotel tras pagar al taxista―. Se pasan todo el día más pendientes de lo que dice la radio o los periódicos que de escuchar a sus propios inspectores. en un primer momento. ―”(…) Almansa estaba a punto de realizar. cargar la responsabilidad a uno de los afectados de la misma. los dos piruleros volvían a ver la calle a comienzos del año siguiente con las manos libres para seguir poniendo en jaque la seguridad del sistema financiero. Si no hay violencia. son una de las especialidades de la casa. ―¿Cómo? ―No se preocupe ―el marqués contestó al inspector mientras. a veces es imposible delegarlo todo. El inesperado segundo acto protagonizado por Almansa. La operación policial desatada tras el asalto al taller joyero del barrio de Salamanca se había cerrado con la detención de todos los personajes principales de la obra. Un negocio redondo para el banco dados los tipos de interés leoninos que se cobraban por . Tras colocar las cuatro primeras letras al Crédito Corporativo barcelonés por valor de doscientos millones de pesetas Almansa había seguido dándole a la máquina. Además había comprado cuarenta y cinco kilos de oro procedente de joyas robadas. ―Perdón. ―No se preocupe inspector ―el aristócrata hizo una seña al camarero―. ―¿Algo grave? ―Pertierra se mostró preocupado.X ―¿Y ahora qué hacemos? ―Esperar a que venga ―contestó Pertierra mientras miraba repetidamente el reloj. en unión de su hijo. ―Bueno. La sopa de letras terminó por desatar las sospechas de los suizos que se pusieron en contacto con los propietarios de los originales quedando al descubierto la operación. El enlace de un aristócrata de rancio abolengo y de la hija de un diplomático venezolano había sido bendecido por todos. también había tenido un final feliz. POR INSPECTORES DE LA BRIGADA JUDICIAL DE M ADRID DETENIDO EL CEREBRO DE LA ESTAFA DEL CREDIT SUISSE Almansa estaba a punto de realizar. ―M e parece que no ―Pertierra señaló a un taxi que acababa de estacionar frente a la puerta de la entrada del hotel. Su último plan consistía. Otras tres letras de 50 millones (cada una) habían sido endosadas a un industrial zaragozano a cambio de varias fincas rústicas parceladas en el M irador de Sitges y la capital zaragozana. Las cosas no podían ir mejor. ―Es lo que tienen los ladrones de guante blanco ―el marqués levantó la copa de champán para realizar un brindis―. ―El que paga. ―Espere a probar las ensaladas ―el marqués cogió una de las cartas mientras los inspectores se sentaban―. La cumbre aristocrático/diplomática que había reunido a personalidades de ambos lados del charco había sido ampliamente comentada en los ecos de sociedad. Los datos eran irrefutables. ―Ya veo que aquí le tratan muy bien ―M artel sonrió al ver que en la mesa reservada por el aristócrata había preparada una botella de champán en una cubitera llena de hielos. ¿no? ―insistió Ferrándiz. colaborador habitual del Pituca. con la mano. era un lugar de encuentro para grandes celebraciones y mejores negocios. ¿no les parece? ―señaló el marqués mientras buscaba la página de sucesos del diario. A pesar de los más de cien millones estafados al Banco Exterior de España y otras entidades en M adrid y Valencia. En sus salones había celebrado el coctel de su boda el último fin de semana de Enero del ´70. ―Los postres tampoco están nada mal ―el aristócrata dejó la carta para abrir un periódico que llevaba guardado en el abrigo mientras uno de los camareros descorchaba la botella de champán tras dejar unos canapés sobre la mesa. La estrecha relación del marqués con el gran hotel venía de largo. No todos los días se cogen peces tan gordos. también capturado. en adquirir una finca en la localidad sevillana de Carmona mediante el descuento de las correspondientes letras (sin fondos) y las escrituras de la propia finca. No creo que nos la haya jugado. la próxima vez seguro que son ustedes o sus jefes los que estarán encantados de invitar. Se agotaban los adjetivos mientras las dos familias brindaban por el acuerdo matrimonial. además de numerosos nobles de las principales casas españolas. otra operación fraudulenta por valor de sesenta millones de pesetas. ¿no? ―replicó el marqués. El Ritz. en unión de su hijo. porque no creo ese Almansa vaya a estar más de seis meses en el trullo. como se jactó en detallar en las dependencias de la Puerta del Sol. ―Ya. también capturado. Almansa sólo había tardado tres meses antes de ejecutar su última estafa desde su última visita relámpago a la cárcel en M ayo del ´78 en compañía del Pituca. el valor de los activos cedidos por el empresario zaragozano superaba los ciento cincuenta millones menos los intereses bancarias. Las felicitaciones se acumulaban en la mesa de los desposados. llegó a detener al industrial maño creyendo que era el falsificador de las letras. con tantos negocios que atender quizás se haya olvidado de nosotros. Al menos de lo que llevamos de siglo. En total. La unión consolidaba las relaciones entre dos países hermanos. ―La reserva está hecha a su nombre. ―No ―el marqués se dirigió directamente al restaurante del hotel―. a veces es bueno renovar al personal. el otro gran hotel de la ciudad situado frente al Congreso de los Diputados. La detención tuvo su punto tragicómico. Las autoridades bancarias desconocían el grado de insolvencia de las letras y pagarés que ya se habían endosado. y segundo por la brillante ayuda que nos ha prestado estos meses. Sin usted no hubiese sido posible detener a esos delincuentes. Los asistentes respondieron afirmativamente a la invitación. todavía estaba caliente. siguiendo la tradición familiar. cuando llegase el vencimiento de todas las letras que podían estar en circulación. Primero por la cena ―Pertierra también alzó la copa para brindar mientras todos se reían al compás de la última gracia del aristócrata―. estuvo a punto de disparar contra los agentes (no uniformados) al creer que se trataba de un nuevo intento de secuestro de la ETA. El rapto de Rupérez. La circular interna del Banco de España. de un Chrysler 150 en el que viajaba con su mujer. aunque había servido para detener a toda la banda de falsificadores. como les había adelantado. Dentro de poco se abre la veda y me gustaría invitarles a mi finca. Campo Alto era un lugar ideal para monterías en las que se podían desatascar tratos y terminar de convencer a futuros clientes de las bondades del negocio del recobro. Las ensaladas. El marqués había heredado junto a sus hermanos una extensa finca en la provincia de Córdoba. Junto a todos ellos. llegó demasiado tarde. ―Estaremos encantados ―Pertierra se adelantó a sus compañeros. ―Sólo cumplo con mi deber de ciudadano. el diputado de UCD. El hijo del matrimonio Almansa. El montante total de la estafa del Credit Suisse no se podría determinar hasta meses después. a punta de pistola. . Las primeras estimaciones del regulador bancario rondaban los 900 millones de pesetas. en Abril del año siguiente. que les gustara la caza. también había caído su socio germano. Otros doce millones divididos en cinco letras para añadir a la cuenta total. resultaron del gusto de todos los comensales. Un militar. ―Quiero darle las gracias. había caído previamente con más papel pelota avalado por su propio padre en otra argucia bancaria tras suplantar la identidad del verdadero propietario de las letras.el descuento de las letras. Parece que últimamente a la gente se le ha olvidado el valor de la colaboración ciudadana. Günter trató de emular la misma operación (aunque a pequeña escala) en un banco madrileño que ya estaba sobre aviso tras la última circular interna emitida por el Banco de España. que pasaba por allí. A Almansa le sacaron. El socio alemán de Almansa & Pituca fue retenido en el despacho del director del banco hasta la llegada de los inspectores cuando pretendía entregar diez letras para avalar la compra de un chalet. M e imagino ―continuo el marqués con el ambiente festivo que dominaba la celebración―. TERCERA PARTE DISPOSITIVO ANTI ATRACOS . no les hubiese hecho perder su precioso tiempo. Se enviaba la relación y a ir confeccionando la del día siguiente. el problema del aumento de los atracos es un proceso que se está produciendo a escala mundial. Aquellas detenciones dirigidas por Pastor supusieron una prueba de fuego superada in extremis por el Gobierno de Suárez cuando algunos ya vaticinaban el abrupto final del proceso democrático iniciado sólo un par de años antes. En la mente de todos los presentes estaba un dato que comenzaba a adquirir tintes dramáticos: Todos los días eran atracadas entre dos y tres oficinas de bancos y cajas. con los datos que disponemos hasta ahora. etc… Unas veces le sale bien y otras veces le sale mal pero van adquiriendo experiencia para acabar en la tierra ideal. los atracos han aumentado en un 93. hoy les hemos llamado para darles a conocer la puesta en marcha de un novedoso sistema anti atracos hasta ahora nunca utilizado en nuestro país. cuando todo el mundo pensaba que se irían de rositas. les hace ser más violentos en el momento de la acción. El denominador común de las entrevistas realizadas a inspectores y jefes de grupo por Avellaneda había sido la queja continua por la falta de medios materiales y humanos. Ahora los papeles se han invertido. Por otro lado. doce años destinado en la comisaria de Buenavista. y así se lo dicen al Grupo XII de la Brigada de Investigación Criminal. “LOS DELINCUENTES COLOM BIANOS VIENEN A POR EL ORO DE LOS CONQUISTADORES” Los delincuentes colombianos que actúan en M adrid están dispuestos a recuperar “el oro que se trajeron los conquistadores españoles cuando descubrieron en América”. tras comprobar la hora en su reloj. Hemos comprobado que la mayor parte de los atracadores actúan drogados. Una larga y ejemplar carrera coronada con la detención en un tiempo record. los Cármenes o Tetuán. Las vacaciones navideñas habían concluido. Los detalles ya se obviaban. Entre 1978 y 1979. Primero empiezan con atracos en plena calle. El adicto a la droga necesita dinero. Telegráficamente. submostradores con sistemas de apertura retardada. se sentó al final de en la alargada mesa repleta de inspectores y comisarios de distritos como los de Usera. ―Lo primero que me gustaría es darles las gracias a todos por su presencia. que no era inmune a las críticas (internas y externas). jauja. simplemente se dedicaba a tareas burocráticas lejos de los delincuentes. Desde hace algún tiempo hemos observado como los atracos han ido sobrepasando a los robos. se lo aseguro. Los atracos bajo el síndrome son ahora nuestro principal problema. En Barcelona están bastante peor. térmicos y mecánicos y los correspondientes cursillos de seguridad para formar a los empleados. No hace falta que me recuerden la enorme carga de trabajo que tienen en sus distritos. de colaboración ciudadana.98 por ciento. Pastor era otro de los pesos pesados en las Fuerzas de Seguridad del Estado. La nueva brigada judicial madrileña heredera de la conocida históricamente como la BIC (Brigada de Investigación Criminal) había sido pasada revista grupo por grupo por un diario de tirada nacional en un serial que durante un par de semanas coincidiendo con el periodo navideño había detallado los entresijos de la nueva policía madrileña bajo el titular LA BRIGADA DE INVESTIGACION M ADRILEÑA. me gustaría recordarles a todos que llevamos varios meses trabajando estrechamente con el M inisterio del Interior y con la Asociación Española de la Banca con el firme propósito de implantar medidas que pongan freno a la escalada de atracos que todos estamos sufriendo. A EXAM EN . ―De eso precisamente se trata ―intervino por primera vez Pastor como si lo tuviese todo ensayado―. Sólo llevaba seis meses en el cargo. Eso. era el reivindicativo titular con el que el diario había arrancado el especial tras la primera entrevista (en este caso al grupo primero) realizada por Avellaneda a los agentes de la Brigada Judicial M adrileña. los había convocado personalmente. pero como les es insuficiente comienzan a atreverse a entidades todavía de menor cuantía. además. de reconocimiento de su labor por los políticos de turno. De cada cinco policías. cristales blindados antibala en la ventanilla de caja. Treinta mil millones de pesetas. sólo uno en la calle. según datos ofrecidos por la patronal bancaria. aunque sobre todos ellos está el de la delincuencia juvenil y el problema de las drogas. Sin embargo.I ―Hay algunos compañeros que las han pegado en las paredes ―Ferrándiz abrió la página numero diecinueve del último ejemplar de un diario que durante el periodo navideño se había convertido en el favorito de los inspectores de la brigada. veintiuno en la BIC y los últimos cuatro meses como máximo responsable de la comisaria de Leganés. etc… ―Creo que podemos empezar ―el jefe de la brigada judicial madrileña.8 por ciento mientras que los robos solo lo han hecho en un 13. ―Además de anunciarles la implantación de nuevas circulares de obligado cumplimiento para los empleados de las sucursales de los bancos ―Gallego entregó a uno de los inspectores una carpeta para que fuese repartiendo las hojas entre los asistentes―. un comercio. En busca de la mejora continua de la seguridad de las oficinas bancarias se va a implantar un nuevo sistema de alarma homologado internacionalmente que garantizará el aviso inmediato a la sala del 091 a fin de que podamos . Gallego. los suficientes para comprobar el deterioro de la seguridad de los ciudadanos ―Aunque ya conocen el motivo de la reunión ―continuó Gallego en un tono solemne mientras Pastor se incorporaba a la reunión―. ―El proceso es una cadena. en el último capítulo de la serie “La Brigada de Investigación Criminal. ―Los atracos son nuestro principal problema ―añadió Gallego―. ―Algunos se creen que la droga les infunde el valor que no tienen ―intervino uno de los comisarios de distrito convocados a la reunión. Pastor. que no parecían haber sido capaces siquiera de frenar la escalada de atracos bancarios que se denunciaban diariamente y que comenzaban a formar parte natural de las notas de prensa que se reproducían en los periódicos de la mañana siguiente. un año en la Brigada de Espectáculos. Antes había como mucho un atraco cada dos o tres días y en cambio durante ese periodo de tiempo se denunciaban varios robos a escaparates o pequeños hurtos. M ás de treinta y cinco años de hoja de servicio sobre la que destacaban la medalla de plata al M érito Policial y la cruz de esta misma Orden con distintivo rojo. El 80% restante de los funcionarios policiales no pisaba la calle. el banco. La solución/queja: robarle tiempo al sueño y a la familia en un escenario en el que la delincuencia parecía estar comiéndose por las patas a la seguridad ciudadana. el máximo responsable de la jefatura policial madrileña. había decidido tomar cartas en el asunto. Si no fuese importante ―añadió Gallego al ver algunas de las caras largas que ponían algunos de los presentes―. a examen”. digamos que la ciudad condal podría pasar a llamarse como la capital del atraco bancario. una oficina. de los pistoleros ultraderechistas responsable de los asesinatos del despacho de abogados laboralistas de la calle de Atocha. la pescadilla que se muerde la cola ―se animó otro de los comisarios―. Gallego estaba considerado por sus superiores como un brillante criminalista que se había ganado el respeto de inspectores y comisarios con los que había a lo largo de su dilatada carrera: 35 años en el cuerpo (ingresó en el Cuerpo Superior de Policía en el ´45). el lugar donde está el dinero. aunque no es un problema exclusivamente nuestro. la inversión realizada por los bancos para fortificar las oficinas a la vanguardia de las últimas novedades puestas en marcha al otro lado del charco por sus homólogos norteamericanos no parecía surtir ningún efecto en los amigos de lo ajeno. así que se droga para obtener ese dinero y poder comprar otra dosis y poder sentirse eufórico otra vez. cajas fuertes protegidas contra ataques químicos. El nombre de la entidad asaltada. La presencia de vigilantes de seguridad o incluso de parejas de la Guardias Civil con el cetme colgado del hombro no lograba disuadir al cada vez mayor número de bandas de atracadores que se lanzaban al asalto de un suculento botín rápido y en metálico. Esto se debe a múltiples factores. la dirección de la oficina y el botín estimado. de condiciones económicas y sociales. asaltos a personas. Cerraduras de seguridad en todas las puertas. Reincidencia. pero de nada sirve detener a un presunto delincuente si luego el juez lo va a poner en la calle de nuevo. Con no contestar bastaba. no. ―El poder judicial está haciendo lo que puede ―terció Gallego―. IM PARABLE (Blanco y Negro 09-1-1980) “El robar es un trabajo como otro cualquiera…”. que aunque date de los tiempos de la República. De todas maneras. pero si un juez pone en libertad a alguien es porque no puede ni debe ingresar en prisión de acuerdo con la ley. una vez liberado de los billetes. La cosa tenía su gracia. todos esos coches que se van a necesitar para cubrir las oficinas… ―se quejó uno de los comisarios más veteranos del Cuerpo. no se rendían ni por esas. La delincuencia juvenil (a partir de los dieciséis años entran en la edad penal) caía dentro de la jurisdicción del Tribunal Tutelar de M enores y los reformatorios. Los propios atracadores avisando a la policía de que estaban cometiendo un delito. ―Ni en el paro ―añadió otro de los compañeros de Ferrándiz. se va a incorporar un sistema adicional que consistirá en una serie de billetes depositados en las ventanillas de caja y en la propia caja fuerte que harán saltar la alarma en el mismo momento que los atracadores los retiren. Hemos utilizado un método estadístico para seleccionar las oficinas que más atracos han sufrido en los últimos años y será en ellas en la que se realizarán las pruebas. Otro de los artilugios exportado desde América. Otra frase para enmarcar. Todos los avisos se recibirán en la nueva central receptora de alarma que luego les mostraremos. recurrir las multas impuestas (importe que había que añadir al importe de lo robado por los atracadores a la hora de formular las cuentas de pérdidas y ganancias del Banco) por los Gobernadores Civiles ante el M inisterio del Interior. ―Todo esto está muy bien ―intervino uno de los comisarios de distrito más veteranos tras recibir la carpeta―. Cuando termine la reunión les harán entrega de la relación de oficinas en las que se dispondrá el nuevo sistema anti atracos. M ezcla explosiva. La prueba irrefutable para incriminarlos ante del juez y. El sensor. ya sé que sus recursos también son limitados ―intervino de nuevo Gallego cerrando las intervenciones―. No se van a escatimar medios por nuestra parte. Conclusiones: A la vista está que el problema de la delincuencia juvenil no tiene solución a corto plazo. ―Es una prueba piloto. Consumo de drogas. Las páginas de sucesos se multiplicaban en los periódicos. según los juristas. Lo que no puede hacer el poder judicial es crear leyes. Status jurídico insuficiente. “Hay muchos modos de ganarse la vida y éste (robar) es uno de ellos. “No trae a cuenta trabajar: en un golpe se saca mucho más dinero”. Nosotros detenemos al presunto delincuente y lo ponemos a su disposición. ―Los resultados están asegurados ―añadió Pastor mientras repartía personalmente una serie de carpetas entre los presentes con una cierta dosis de euforia hasta el momento no compartida por los responsables de las comisarías que debían aportar sus recursos al nuevo proyecto.000 pesetas contantes y sonantes) por la madre para poder entrevistar al muchacho le había echado para atrás (amén de lo poco deontológico que suponía pagar a un delincuente por exponer sus andanzas). entraría en funcionamiento enviando una señal de alarma a la central. Impunidad. no digo que la sensación pueda ser esa. En todo caso ―dirigió la mirada hacia el grupo de inspectores capitaneado por Ferrándiz―. Lo que puede y más. Circulo vicioso. La reclamación debía meterse en un cajón y a correr. Un caso de largo recorrido. Ni siquiera hacía falta aducir motivos para el rechazo. a veces no es sencillo poder poner en funcionamiento la alarma cuando se está sometido a una amenaza flagrante ―rompió una lanza otro de los presentes―. Curioso sistema ante una reclamación: se daba por hecho que la no contestación en el plazo indicado a una petición o a un recurso implicaba la desestimación tácita. salvo el meramente recaudatorio. Necesitaremos. ―De nada servirá si los empleados del banco siguen sin dar la alarma o si los atracadores no pican con esas pinzas… ―objetó uno de los presentes. Es un problema a escala mundial. que por algo lo eran. Por un lado.llegar en el menor tiempo posible a detener a los atracadores. No se trata de interpretar. otros lo hacen con corbata y no pasa nada”. mantenerlos alejados una buena temporada de los patios de operaciones de las sucursales. pero les aseguro que el nuevo sistema va a ser un completo éxito. ―Sí. ―¿Se han colocado dispositivos en todas las oficinas? ― el jefe de la comisaría del barrio de la Estrella abrió el turno de preguntas desde el fondo de la mesa. liberarían un impulso eléctrico al retirarse del sensor en el que habían sido encajados. rematar las medidas de seguridad activa y pasiva llevadas a cabo hasta la fecha implantando cámaras de circuito cerrado para identificar a los atracadores. Existe mucha demagogia a este respecto. La opinión pública pedía a gritos: a) reformar las . al menos. pero lo primero que debemos asegurarnos es que todos los mecanismos de seguridad exigibles funcionan y luego ya hablaremos de existe dolo o culpa en los empleados por no accionarlos. ―No. que tengan sus coches patrullando durante el horario de atención al público de los bancos por las zonas que les hemos marcado en el informe. ―Es cierto ―respondió Pastor―. hay que presentar las pruebas…. ―La gente que se dedica a pegar atracos no ha cogido una llana en su vida. Una persona con verdaderas necesidades podría cometer un robo. La mayoría de los canteranos dedicados a los tirones y los puentes acababan atracando bancos al cumplir la mayoría de edad. El periodista se había tenido que conformar con hablar con la madre del artista. ―Además de los pulsadores ―Gallego y Pastor se simultaneaban en las explicaciones―. Ni siquiera estoy de acuerdo en aquellos que dicen que todo esto se debe a un cambio político. por lo que terminaban interponiendo el correspondiente recurso contencioso-administrativo al tribunal correspondiente. LA DELINCUENCIA JUVENIL. Para no quedársete cara de tonto. Los billetes. nosotros pondremos todos nuestros recursos a disposición del nuevo plan. los empleados podrán accionar el botón de alarma de manera discreta sin ser vistos por los atracadores. ―Una vez se vayan incorporando otras entidades al nuevo sistema anti atracos ―Pastor mostró una pequeña carpeta con los logos de algunas de las entidades financieras más importantes―. Con esta lapidaria frase comenzaba el especial que la revista Blanco y Negro le dedicaba a uno de los problemas más graves a los que tenía que enfrentarse la sociedad en general y las fuerzas policiales y los tribunales en particular. La política de multas y advertencias administrativas a los bancos ante la falta de seguridad mostrada en sus oficinas no había surtido ningún efecto. unidos en forma de pinza. La mayoría de las oficinas elegidas están en sus distritos. el M inisterio (del que dependían jerárquicamente los Gobernadores) desestimaba los recursos de alzada mediante el odioso silencio administrativo. ―Pero conceden demasiadas libertades provisionales… ―continuó el debate otro de los comisarios convocados a la reunión. ―De este modo ―prosiguió la exposición Gallego―. Fugas. por eso les hemos llamado. la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. El caché exigido (250. Una pequeña trampa en la que caerían fácilmente los atracadores. Ellos tienen que aplicar las leyes que existen y punto. Es una Ley. además no implica necesariamente penas ni supone antecedentes pero estoy convencido que podría ayudarnos a solucionar determinados problemas de seguridad. Ni siquiera con la edad. La frase la pronunciaba la madre de un chaval de dieciséis años que bajo el sobrenombre del Colega se había hecho tristemente famoso por sus actividades delictivas. la aplica un juez. Por ejemplo. incluso un robo con intimidación pero siempre iría buscando paliar sus necesidades o las de su familia ―el inspector Ferrándiz abrió una revista que acababa de pasarle el compañero―. Las grandes corporaciones bancarias hartas del saqueo diario que sufrían y del pellizco de las multas recibidas habían decidido fortalecer sus oficinas en todos los sentidos. Los pulsadores de aviso de atraco se van a colocar adheridos justo debajo de los mostradores de las ventanillas de caja y en algunas de las mesas de atención al público que se encuentran fuera de los bunkers. Las primeras sucursales en las que se implantará el nuevo dispositivo anti atracos serán las del Banco de Bilbao. pero se aplica muy poco ―matizó Gallego―. ―Bueno. ―¿Pero no estaba derogada? ―preguntó uno de los inspectores más jóvenes de la brigada. y es ahí donde entran ustedes. La alarma por el incremento de las cifras de atracos se había disparado en los últimos meses. Se lo aseguro. ―El problema no está en la seguridad ni en los jueces ―señaló uno de los comisarios. como nosotros. les iremos enviando la relación de oficinas en las que vayan a disponer de los nuevos dispositivos. esa no es su labor. En todo caso lo que si puede ocurrir es que necesitemos leyes más duras. hablar de conducta negligente o cómoda por no tocar la alarma cuando se tiene una pistola delante… ―De todas maneras. Ingenioso. Los bancos. tiene todas las garantías procesales porque el procedimiento es judicial. Será una ley dura pero sigue siendo necesaria. ―Los jueces ponen en libertad a quien deben poner de acuerdo con las leyes ―volvió a contestar Gallego―. y nunca se atrevería a cometer un atraco. Por otro lado. se acercó al inspector Ferrándiz. la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. ―Hemos sido elegidos para formar parte del Congreso organizado por Antón ―Gallego. El Congreso llegaba en el momento justo. tras dar por acabada la reunión. ―No se preocupe ―Pastor se sumó a la conversación tras despedir a los asistentes a la reunión de trabajo―. en la memoria elevada al Gobierno con motivo de la apertura de los Tribunales había dedicado uno de sus apartados más extensos a lo que denominaba como una dramática nube que ensombrece nuestro futuro. Todo el mundo se atreve a teorizar sobre la delincuencia pero la mayoría de esos expertos jamás ha empuñado un arma ni por supuesto se ha tenido que enfrentar a nadie que le amenazase con una. el Tribunal Tutelar de M enores y la Dirección de Educación Especial. Habrá muchos ponentes pero yo quiero que se escuche la voz de alguien que está al pie de la calle. . Los datos eran escalofriantes: Los delitos contra la propiedad habían experimentado un aumento con respecto al anterior en un 87. ―A mí no se me da muy bien hablar en público.59%. El comisario Gallego estará en todo momento a su lado.leyes penales. la Dirección General de la Juventud. El Fiscal General del Estado. b) infligir penas más graves y c) incrementar las facultades. los efectivos y los presupuestos de la policía. ―No se trata de dar ninguna conferencia ―le tranquilizó Gallego―. Lo peor de todo es que se destacaba tristemente la participación de jóvenes y menores en la comisión de estos hechos delictivos que destacaban tanto por su número como por su agresividad. sabemos que lo va a hacer muy bien. jueces y funcionarios. La publicación del especial del Blanco y Negro coincidía con el anuncio de la inminente celebración del primer Congreso Nacional sobre «Fenomenología de la delincuencia juvenil» organizado por diferentes instituciones como el Instituto de Estudios de la Policía. 22 de enero: audiencia a una comisión de directores. 6 de enero: visita relámpago a Palma de M allorca (un par de horas en los que pudo pasar revista a las reparaciones realizadas sobre el yate real Fortuna) para proseguir viaje hasta Barcelona y reunirse de nuevo. Durante cuatro días estaba previsto celebrar en los salones del M eliá Castilla de la calle del Capitán Haya el I Congreso Nacional sobre el Fenómeno de la Delincuencia Juvenil. 5 de enero: celebración de su onomástica en el Palacio de la Zarzuela de M adrid. Lo más parecido a un hombre del Renacimiento. no podremos pensar en acabar con la ola de delincuencia juvenil que azota a nuestra sociedad. las Direcciones Generales de Instituciones Penitenciarias. y adjunto al presidente. de la Seguridad del Estado y de Educación Especial eran parte de los organizadores que según el folleto que se había repartido a la prensa debían ser capaces de encontrar soluciones a la inadaptación y la conflictividad de una juventud que necesitaba ser ayudada y tratada desde todos los campos del saber para no caer en las garras de las delincuencia. agencias de viaje. 7 de enero: recepción en audiencia oficial del canciller de la República Federal de Alemania. Basta con salir a la calle para deleitarse con las andanzas de esos chavales ―Ferrándiz se dirigió al comisario Gallego que. etcétera. acompañados por el nuevo ministro de Cultura. pero siempre desde un punto de vista particular. El principal problema con que nos encontramos a la hora de acabar con la delincuencia juvenil es que desde que apareció el fenómeno ha sido estudiado por todo tipo de gente. doctor cum laude en Psicología. Traductores. Alfonso XIII. psicólogos. ―¿Con que grado de optimismo ve el resultado del Congreso? ―la pregunta fue lanzada por Avellaneda mientras miraba de reojo a los dos miembros de la brigada judicial madrileña. el Director de la Seguridad del Estado. tras identificarse frente a una pequeña mesa en la que recibieron las correspondientes acreditaciones. Quizás hayan sido muy ambiciosos al tratar de buscar el respaldo al Congreso con la presencia del propio rey pero te aseguro que esto puede funcionar. Turquía e islas Seychelles. como casi siempre. Según parece. respectivamente. 15 de enero: recepción. expondrían durante el evento sus opiniones libremente a la búsqueda de soluciones para tratar de cortar de raíz el problema de la ola delictiva que sacudía el mundo occidental. ―Problemas de agenda ―respondió Gallego mientras entraban en el hall del M eliá-Castilla. Su empeño personal le había permitido organizar todo aquello además de compatibilizar sus estudios sobre el terreno de la delincuencia para los cuales había estado conviviendo con un grupo de cresteros (delincuentes juveniles) de una localidad del sur madrileño a los que había conocido tras su paso por el Centro de Tratamiento de Difíciles de Carabanchel.Cerca de doscientos especialistas. a la delegación parlamentaria de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. entre otras audiencias. en las causas y luego en las soluciones. criminólogos. secretarías. a la junta directiva del Club de los Cien de la Comunicación Social. ―Hasta ahora hay una gran cantidad de estudios parciales que en ningún momento han ofrecido una visión global del problema ―Antón siguió respondiendo a los periodistas mientras iba recibiendo a los primeros congresistas que llegaban hasta la sede―. historiador y Comisario del Cuerpo Superior de Policía. en el último momento. 8/10 de enero: visita oficial de tres días a las provincias de Jaén y Granada. Ese es nuestro reto. ―Forma parte del sistema de trabajo ―respondió Gallego―. etcétera. ―M al empezamos. 18 de enero: presidencia del acto de juramento de los nuevos ministros de Cultura. Italia. Helmut Schmidt. con su familia en Baqueira Beret. ―Una excusa de manual. Arias-Salgado. Filósofo. Antón me ha asegurado que lo más importante es la participación y las dinámicas de grupo. el trabajo de reprografía (kilos y kilos de papel con las ponencias y los sesudos datos estadísticos que debían ser estudiados por los ponentes)… Su despacho había estado echando humo durante los meses previos al anuncio de la convocatoria del Congreso. sociólogos. M ás de 200 especialistas llegados de Francia. Antón no era ningún desconocido. 19 de enero: presidencia del funeral por su abuelo. en el Palacio de Oriente. la inauguración corría a cargo de Salazar. los Reyes han excusado su presencia. ―Tenemos completa libertad para decir lo que opinemos ―continuó Gallego mientras se dirigían a la entrada de un hotel ubicado en el corazón financiera de la ciudad―. La Obra de Protección de M enores. en el palacio de la Zarzuela. primero. Las carreras de última hora. así como a los niños afectados por el accidente de M uñoz (Salamanca). ―M ientras no unifiquemos criterios ―un grupo de periodistas rodeaba al promotor del Congreso mientras iban llegando los primeros invitados a la inauguración―. tenía previsto ser presidido por los propios Reyes de España a los que había sido ofrecida la presidencia de honor . hay países muy ricos que tienen el mismo problema que nosotros. ahí está Antón. El primero que se llevaba a cabo en el mundo con la participación directa de las instituciones del Estado. ―Lo malo siempre es lo primero que se pega ―respondió Ferrándiz. 21 de enero: recepción al cuerpo diplomático acreditado en M adrid en el Palacio Real con motivo del nuevo año. para mayor renombre. 23 de enero: presentación de credenciales por parte de los nuevos embajadores de Argelia. se bajó del vehículo. Según el folleto de actividades. ―¿Qué opina sobre la elaboración de leyes como la del Divorcio o la Reforma del Código Civil que de alguna forma pueden ayudar a acabar con el problema? ―continuó otro de los compañeros de la prensa. Quién sabe. Haití. los imprevistos. contando con la participación de profesionales españoles y extranjeros versados en la materia. Por cierto. hicieron su entrada en el salón principal de reuniones que el lujoso hotel madrileño había puesto a disposición del Congreso. así como a la comisión española de ayuda al refugiado. El promotor del Congreso llevaba meses trabajando duramente para organizar un acto de ese nivel. . tras anudarse la corbata mirando en el espejo retrovisor del interior del coche. Todo el mundo tiene mucho interés en que esto salga bien. Los hilos que había tenido que mover para convocar a tal pléyade de autoridades en la materia eran incalculables. todo parecía haberse solucionado. Su currículo también le había ayudado a convencer a los numerosos especialistas que formarían parte del Congreso: desde su primera etapa como docente de instituto en su Ceuta natal había llegado a formar al propio príncipe Felipe. el sucesor del rey. Los dos funcionarios de la Brigada Judicial madrileña. de la Juventud. Gran Bretaña o Portugal tratarían de hallar junto a sus homólogos españoles las soluciones precisas para que desapareciese la actual ola delictiva que según las estadísticas no sólo afectaba a nuestro país sino a todo el mundo occidental. horas después. Desde el miércoles 23 hasta el sábado 26. de la Cierva. El Congreso. Lo cierto es que durante lo que llevaban de mes Don Juan Carlos no había parado: Hasta el 4 de enero: vacaciones de invierno en la estación de Baqueira Beret. Esto no va de eso de que el problema se debe al paro o a las drogas o que la culpa es de la sociedad. Alemania. Los especialistas deben ponerse de acuerdo. etcétera. en la basílica del monasterio de El Escorial. al consejo rector del Cuerpo de Técnicos de Información y Turismo del Estado. ―M ira.II ―La verdad es que creo que no necesitamos ver ninguna película. ―No seas mal pensado. profesores y alumnos de las aulas de la tercera edad. De la Loma. una vez que Antón logró que todos los invitados se sentasen. una voz en off daba paso a unas infraviviendas del extrarradio de la ciudad en el que habitan una serie de jóvenes en un ambiente apocalíptico: (…) miles de coches robados y estrellados. las que cualquier turista podría encontrarse al visitar una gran ciudad como Barcelona. Antón despidió a los periodistas invitándoles a pasarse a la finalización de la sesión de la mañana. catorce años. los ejemplos que siguen. quizás sea la primera vez que esos chavales sientan que alguien se molesta en explicarles porque unas cosas están bien y otras están mal.000 casos. comenzaremos con el visionado de un film que parece retratar fielmente lo que está hoy día en nuestras calles. ubicado junto al reformatorio y la comisaría del distrito. ―¿De verdad es necesario ver una película? ―Ferrándiz y Gallego se acomodaron para el visionado de la película tras el breve discurso realizado por Salazar. una . “fueron los chavales los que se acercaron hasta mí para pedirme un librillo de papel y un mechero”. Ni siquiera son capaces de acordarse del número de atracos realizados. Antón. asaltos a tiendas. se había encargado de facilitar a todos los invitados las cifras con las que iban a comenzar los trabajos de los congresistas. según la mecánica original con la que iba a desarrollarse el congreso. La cuarta. El problema existe. Aunque no se lo crea. ―A continuación y para que se les haga más ameno ―Salazar dio la palabra a Antón tras recibir una serie de aplausos―. al que se le intervinieron once barras de hachís envueltas en papel de plata. Las ordenes se razonan y no se busca ningún sermón como el que están acostumbrados a recibir. con cierto disimulo. HABLAN SU PROPIA JERGA Y EN SUS PROPIAS VOCES. Un día prueban tímidamente con la nariz y acaban con el pico. Había que separarlos del resto. está ahí y no podemos volverle la espalda. era el visionado del film Perros Callejeros. El Centro de menores es el último intento para poder acercarles de nuevo a la vida normal y alejarles de los ambientes donde la navaja es la que manda. son siempre los mayores de edad que les rodean. ALGUNOS DE SUS PROTAGONISTAS TAMBIÉN FUERON LOS AUTORES DE LOS HECHOS QUE SE REPRESENTAN. La tercera fase. Estoy convencido que los propios chavales acabaran agradeciéndolo. ―La rapidez con que en nuestro país se han producido los cambios sociales ―Salazar. todavía nos permiten atisbar esperanzas de ayudar al joven marginado para que no se vea inmerso en ella. trece años. Los siguientes en entrar lo tirarían a la papelera en cuanto llegasen. Los líderes de la manada. ―Sumamente positiva. el broche perfecto. sin duda. estaba llevando a cabo una venta a unos chavales que acababan de salir del colegio. El tipo. sus anchas avenidas. gasolineras. luego. con cifras que. Los chavales ven que otros chicos que lo hacen les invitan y que parece que les sienta bien. Pepe el Majara. un psiquiatra) compartirán la vida diaria con todos los chavales que estoy seguro acabaran agradeciendo un lugar en el que se les trate como personas y se les razone en vez de que se les ordene. la Sagrada Familia. No es que diga que no tienen ninguna responsabilidad pero en su justa medida. “TODO LO QUE SE CUENTA EN ESTA PELÍCULA SUCEDIÓ EN LA REALIDAD. la de reeducación. Cuando le detuvieron. ERA EL ÚNICO MODO DE HACER POSIBLE ESTA PELÍCULA. No obstante. ―¿Cree que realmente tendrá éxito? ―Creo en el método. En sólo cinco años (1974-1978) los delitos cometidos por los jóvenes delincuentes habían pasado de incrementos del 1 por ciento hasta el veinte experimentado en el último año. tras el recorrido turístico. La segunda fase también era bastante novedosa: el código de comportamiento estaría elaborado (bajo supervisión) por los propios chavales allí internos. (…) Un crecimiento acelerado y sin control de nuestras ciudades. El plato fuerte previsto del día. sus edificios señoriales… Como si de un documental se tratase. atracos a parkings. un psicólogo. Los educadores (dos funcionarios de servicio permanente. A pesar del novedoso método pedagógico. robos de armas. La intensidad suele ir en aumento: primero. ―Eso parece ―respondió en voz baja Gallego mientras se apagaban las luces de la sala. Los referentes. muerto al estrellarse el coche robado que conducía su hermano (…). Las proyecciones para este año alcanzaban los 250. Antón era el encargado de coordinar un innovador tratamiento pedagógico de rehabilitación social para los que eran desahuciados del resto de centros de menores que no habían podido hacerse con ellos. panaderías o tiendas para acabar en bancos y joyerías. incluso a bancos. ―¿Cómo calificaría la experiencia que va a ser llevada a cabo en el nuevo centro de menores de Carabanchel? El centro. secretario general del Congreso y director el Instituto de Estudios de la Policía. Le pillaron con las manos en la masa. la readaptación buscándoles una salida laboral que pudiese justificarles cuando volviesen a oír los cantos de sirena de los colegas al volver al barrio. barrotes de hierro en las ventanas y cerraduras en todas las puertas. Necesitamos tiempo para corregir la situación aunque no por eso debemos quedarnos quietos. una asistenta social. muerto de un tiro durante una fuga por coche robado. ―Ninguno de los educadores llevará armas y se les enseñará a manejarse sin violencia. llevaba varios días bajo vigilancia tras haber sido visto merodeando los colegios de la zona. era la más complicada: sustitución de valores erróneos y distinción de lo que se puede hacer o no dentro de un comportamiento social. hace que este fenómeno que hoy nos preocupa se haga visible de una forma muy nítida. ―Suele surgir en paralelo al abandono del hogar familiar y a la entrada en el mundo de la delincuencia. no tiene miedo que se produzcan las mismas fugas que en el resto de centros de menores ―insistió Avellaneda. La necesidad económica les hace iniciarse en pequeños hurtos y acaban robando en todas partes. debía servir para alojar a los considerados como cabecillas de las principales bandas que operaban en la ciudad. Eliminando a la cabeza caía toda la banda. ―¿Cree que la afición a la heroína influye en los altos niveles de delincuencia entre los chavales? ―continuaron los periodistas con las preguntas a Antón mientras seguían llegando los ponentes.” Las primeras imágenes. muerto al ser sorprendido robando un coche. Lo mejor fue la excusa. Él lo único que había hecho es cubrir una demanda ya existente. La organización de este Congreso es precisamente una de las medidas que consideraremos absolutamente necesaria para poder actuar de la mejor forma posible. ―¿Cree que el principal responsable de la delincuencia juvenil es la propia sociedad? ―Los chavales solo son un reflejo de dicha sociedad y de los mayores que la componen. aunque ya podrían ser calificadas de alarmantes. después terminarían acatándolo y hasta defendiéndolo ante los nuevos fichajes. la consolidación de estas transformaciones y de la nueva sociedad española contribuirá de forma decisiva a la rectificación de estas conductas juveniles. La inauguración del Congreso había coincidido casualmente con la noticia de la detención de un hombre que vendía hachís a niños cerca de dos centros de enseñanza infantil en las inmediaciones de la calle Toledo. El Loquillo.… Una escalada impresionante que ha producido un triste balance: el Pacorro. El Maito. quince años. ―Pero. EL AUTOR SE HA LIMITADO A HILVANAR LOS HECHOS HASTA CONSTRUIR LA HISTORIA. tampoco se hacían líos. el centro estaría equipado con cristales blindados. Un código de conducta del que se sintiesen orgullosos solo por el mero hecho de haber participado en su confección. quince años. comenzó el discurso de inauguración―. La institucionalización de las pandillas y las bandas habían sustituido a los delincuentes solitarios que ahora preferían arroparse alrededor de nuevos líderes callejeros que se caracterizaban por su arrojo y por su poco miedo a la muerte.―Lo importante es que el Congreso se va a celebrar en un momento en el que la delincuencia es todavía un fenómeno naciente en España ―Antón se salió por la tangente―. Salazar hizo su entrada. el director. era uno de los muchos invitados a la mesa de debate de la Asamblea General donde se aceptarían o rechazarían las conclusiones obtenidas a lo largo de los cuatro días de reuniones. La primera fase tenía que quedar clara: este no era un reformatorio del que se pudiesen escapar. muerto al asaltar un parking. sólo coches. Si hay que tratar a alguien en los centros rehabilitadores es a estos líderes de la manada. De la Loma estaba considerado por la crítica como un cineasta de acción. Sexta lección: encuentro con la Guardia Civil. ―Ya está ―señaló al ver como el congresista parecía volver en sí―. Algunas instituciones se verían especialmente molestas con ciertas escenas. La cara b de la transición. De lado. ―A lo largo de las conversaciones que he mantenido con delincuentes juveniles para poder realizar la película ―prosiguió De la Loma―. El hombre salió de la sala acompañado por un chofer del hotel y el propio Antón mientras las luces se volvían a apagar para continuar con la proyección a pesar de las protestas. superficial. Tercera lección: tirón de bolso tras elegir a la primera presa. De todas maneras. agresivos e insalubres son factores que influyen en la inadaptación social de estos jóvenes.sociedad lanzada por la pendiente de la vida fácil. “Que vida más arrastrada llevan los monos”. Sólo es cuestión de segundos. El hombre comenzó a convulsionar. primero hay que protegerle la cabeza! ―Sujétensela ―el hombre se quitó la chaqueta y se la colocó a modo de almohada tras doblarla convenientemente―. El hombre fue colocado con sumo cuidado en una de las sillas mientras los congresistas parecían. de manual. ―Tampoco es para tanto ―respondió en voz baja Gallego segundos antes de que el hombre que buscaba la salida cayese al suelo a plomo golpeándose. ni psiquiatras aptos para . vamos a ponerle de lado. a su vez. muchos compañeros (y reputados) de profesión se habían subido al carro comandado por De la Loma. se hacen con una loca (un Seat 124) tras romper de una patada la ventanilla del conductor. ―Está bien. Vamos a ponerle en una silla. La muerte de uno de los nuestros. Todas las fuerzas de seguridad se pondrían en marcha para cazar al culpable… ―Como bien dice la película. Una sociedad que parecía encogerse de hombros ante un problema para el que las instituciones parecían totalmente anticuadas e insuficientes. Por algo sería. Imposible contentar a todo el mundo. Ahora avisaremos al servicio del hotel para que le lleven al hospital. El éxito en la taquilla se castiga así. en voz baja. el paro o la marginación social a los que debía sumarse que en la mayoría de los casos los chavales carecían de las mínimas habilidades sociales de interacción para comportarse en ambientes no delictivos. efectista. la marginación social y racial. no ―gritó un hombre que parecía saber que hacer―. la baja clase social. el paro. nadie debe sentirse aludido por lo que se relata en la ella pero todos estamos implicados en el problema y en el fondo todos somos culpables ―De la Loma. ni psicólogos. 12 sacos (12 billetes de mil) y pasta americana (dólares). Segunda lección: forzar el volante hasta desbloquearlo y hacer el puente de los cables de arranque. ―¡No. Todo su cuerpo parecía moverse con sacudidas ininterrumpidas. Un ataque epiléptico. El chabolismo. ―¿No cree que deberíamos llevarle a un hospital? ―se alzó la voz de uno de los congresistas mientras el hombre que había sufrido el ataque epiléptico parecía reaccionar. ―¿Está mejor? ―el ponente que había controlado la situación se dirigió hacia el hombre que comenzaba a restablecerse. uno que ya se ha debido de cansar de la película. ―Siempre de costado para evitar que la saliva pueda obstruir las vías respiratorias ―continuó el hombre con la clase práctica en la que se había convertido los primeros auxilios practicados a uno de los congresistas que parecía no haber digerido bien el lenguaje explícito de la película de De la Loma―. la práctica. Segundos después continuaba la película. El film estaba repleto de carreras. había generado una segunda parte (Perros Callejeros II) y una tercera. el hacinamiento. ambientada en un barrio obrero de la ciudad condal. del lujo y del exhibicionismo”. y a todos nos toca a hacer algo por remediarlo. Colección de derrapes hasta despistarlos y encontrar un lugar seguro junto a unas vías para repartir el botín. comandados por el principal protagonista. persecuciones y tiros por todos los lados. Con la justicia pero también con la caridad y con las posibilidades de la redención de esos muchachos que hemos visto fielmente reflejados en la película. convertidos en muchas ocasiones en héroes para el resto de la juventud. ni se la permite un ocio que les satisfaga ni se le encuentra una salida laboral que desemboca en una conflictividad y en una falta de integración que son el caldo de cultivo de los nuevos focos de delincuencia. La cosa se ponía fea. he apreciado la importancia que han adquirido los líderes de las pandillas. bajo el nombre de Los últimos golpes del Torete. el director del film. comenzó el debate una vez finalizado el pase―. Échenme una mano. La primera escena. Una vez expresada la teoría. orfandad. ambientes nocivos. abandono. pues de lo contrario no se detendrá la proliferación que venimos observando en este tipo de delitos. El éxito de la película. lanzadas por alguno de los congresistas descontento con la proyección del film. el tema tratado era toda una novedad. Ciudades como M adrid o Barcelona que habían sufrido una importante concentración de población como consecuencia del paso de una sociedad eminentemente rural a una industrial. ni se la educa. una motocicleta de la policía perseguía un 124 conducido por un trio de quinquis a toda velocidad mientras uno de ellos con una pipa trataba de acertar al motorista asomado desde una de las ventanillas de la loca. además. lo primero que hace falta es una reforma integral del Sistema de Protección de M enores. ―M ira ―Ferrándiz le dio con el codo a Gallego cuando se llevaban unos treinta minutos transcurridos de la proyección y uno de los ponentes se puso en pie y comenzó a mirar hacia los lados de la sala con intención de buscar la salida ―. Cuarta lección: conducción deportiva siempre necesaria para poder darse a la fuga de la madera o de algún espontáneo defensor de la ley. que todavía se encontraba en fase de realización. La Sociología Criminal defendía que en los delitos existían toda una serie de factores aunque era evidente que la creciente delincuencia juvenil venía avalada por la depresión económica. Barrios sin urbanizar en los que las condiciones de convivencia se hacen casi imposible. micrófono en mano. lleno de tópicos y carente de verosimilitud en su moralismo en el caso de que la historia que contase De La Loma tuviese tal fin. M ucho mejor. Lección de tiro y persecución a toda velocidad por carreteras secundarias y caminos polvorientos que termina con un trompo que consigue hacer encallar a la policía mientras el Torete y sus colegas se escapan definitivamente ante la impotencia de la policía. Los congresistas se levantaron mientras alguien encendía la luz de la sala. El film hacia recaer la responsabilidad de la delincuencia juvenil sobre la propia sociedad. El agente fallecía por el impacto de una bala poco después mientras los quinquilleros se repartían el botín tras ponerse a salvo. Los reformatorios no tienen ni maestros. ―¡Ayuda! ¡Un médico! ―uno de los congresistas que se encontraba cercano al golpe dio la voz de alarma. digerir el susto. exclamó con falsa pena uno de los quinquis al ver como el motorista perdía el control de la motocicleta a la altura de M ontjuic y caía al suelo. Sin embargo. donde no se responde a las necesidades de la juventud. De la Loma sabía que no podía ser de otra forma. Una realidad cotidiana. la falta de escolaridad. ―Sí. La proyección de la película había despertado fuertes controversias durante su exhibición en las pantallas comerciales. Quinta lección: nuevo tirón de bolso (está vez en la modalidad de coche en marcha asomándose por una de las ventanillas). el Torete. contra una silla. No es la primera vez. Séptima lección: encuentro con un camuflado de la brigada anti atracos. La inspiración de las calles y un buen olfato para encontrar una historia que enganchase al espectador le había supuesto un espectacular golpe en las salas de proyección y las consiguiente pegas procedentes de la crítica especializada: oportunista. Los más cercanos trataron de levantar al hombre que se sacudía en el suelo. Dos chavales. habían atraído no sólo un crecimiento descontrolado sino la aparición también de numerosos suburbios de inmigrantes convertidos en guettos que contraponían su entramado cultural frente a una cultura ciudadana mucho más desarrollada. Para ello. tratar a tales muchachos. El tipo de terapia que se lleva a cabo en estos centros es mala, muy mala… ―De la Loma hizo una pequeña pausa al escuchar murmullos que llegaban desde el fondo de la sala―, el sistema judicial utiliza los reformatorios como alternativas a la cárcel simplemente para mantener recluidos a estos jóvenes y que no puedan cometer delitos mientras están dentro pero la realidad es que en cuento el muchacho sale a la calle y vuelve a encontrarse sin alicientes, sin nada que le haga acatar las normas establecidas por la sociedad… El Congreso organizado por Antón había tratado de huir de los sistemas tradicionales de conferencias de santones que echaban la charla a una audiencia que se limitaba a preguntar una vez finalizada la clase maestra. La mecánica del Congreso estaba basada en dos tipos de sesiones. La primera (rampa) debía servir para realizar una primera ordenación del material a debatir. Una vez pasada esta fase, comenzaba la segunda (rolde) a modo de coloquios cuyas conclusiones una vez elaboradas debían ser aceptadas o rechazadas por la Asamblea General de los Congresistas. Antón había querido romper el posible tedio en el que podían caer las discusiones mediante la emisión de una película cuya crudeza había causado una gran polémica que como casi siempre solo había servido para alimentar el posterior éxito en la taquilla. ―No basta con reeducarlos ―intervino el inspector Ferrándiz―. La sociedad también debe defenderse de los delincuentes. Cuando no quieren ser rehabilitados hay que adoptar medidas para que, al menos, no sigan actuando contra sus conciudadanos. ―Desde luego ―respondió De la Loma―, pero eso tampoco les parará. Otra de las conclusiones que he obtenido al tratar con ellos es su poco apego por la vida, propia o ajena. La mayoría de ellos no cree que llegue a los veinte. Intuyen, y los datos también lo demuestran, que su vida puede acabar de forma trágica en poco tiempo, por lo que nunca piensan en el futuro e intentan vivir intensamente el presente. Y está es una de las claves de nuestra situación actual. No hay futuro o al menos, ellos no lo ven. ―Nuestra sociedad vive una crisis de valores ―medió Antón que acababa de regresar a la sala tras asegurarse del buen estado del congresista que se había desmayado minutos antes―, eso es innegable. Esta crisis ha favorecido la aparición de una serie de valores totalmente opuestos a la convivencia pacífica. La agresividad, la desobediencia, la no sujeción a unas normas mínimas de convivencia se están generalizando progresivamente entre los jóvenes. ―Son impulsivos y tienen un gran afán de protagonismo ―reincidió De la Loma―. El fracaso escolar, las familias desestructuradas, la falta de afectividad… El delincuente juvenil es una persona con un gran conjunto de deficiencias que trata de suplir con esa vida al margen de la ley. ―No lo dudo. Los datos están ahí. Las detenciones, en el año pasado ―volvió a intervenir Ferrándiz―, se incrementaron en un 21%. Se detuvo a más de diez mil jóvenes menores por consumo o tráfico de drogas. Pese al esfuerzo y mayor eficacia policial demostrada, no se ha logrado impedir el incremento de la delincuencia común en nuestro país. Sólo el 44% de los detenidos en 1979 ingresaron en prisión y sólo un 30% permanecía en ella un mes después de ingresar. Hay muchas voces que se plantean a que tratamiento debe ser sometido el joven que sólo desea verse en libertad para realizar actos delictivos. Libertad provisional vs Preventiva. Régimen cerrado vs Régimen abierto. Centros institucionales de reeducación frente a cárceles. Rebaja de la edad penal. Perspectiva sociológica o psicológica de la rehabilitación. El análisis de la situación estaba bastante claro. Las disensiones comenzaban a la hora de abordar el problema. Los cuatro días en los que estaba previsto desarrollarse el Congreso se presentaban intensos. No faltaría la polémica. Otra idea para debatir: La cárcel = Universidad de la Delincuencia. ―El creciente aumento de un tipo de delincuencia que ―el comisario Gallego tomó la palabra―, sin ser de extrema gravedad, intranquiliza seriamente a los ciudadanos, como son los delitos de robo con violencia e intimidación de las personas, los robos con fuerza en las cosas, las amenazas o coacciones, las lesiones, los robos y hurtos de vehículos a motor, etc…, especialmente si se cometen por grupos o pandillas, exigen una serie de medidas eficaces para contrarrestar sus efectos nocivos y desmoralizantes. Por otro lado, la frecuencia con que tales delitos se cometen produce la consiguiente alarma social, a la que debe darse una respuesta inmediata y adecuada a través de las reformas legislativas que sean necesarias… ―Solamente en M adrid se cometen más de 50 atracos mensuales a entidades bancarias ―Ferrándiz apoyó con datos la intervención de Gallego―, y lo que es peor, va en aumento día a día. Antes los delincuentes entraban armados con pistolas simuladas, pero ahora ya no juegan a buenos y malos… ―hizo una pausa―, ahora llevan las mejores armas que hay en el mercado, unos porque las roban de pisos y otros porque las traen del extranjero. Sea como fuere, como se dice en la calle, la basca se está armando hasta los dientes. ―Nadie sale mejor que entra ―un hombre con la voz ronca y la nariz levemente hundida respondió a las intervenciones previas desde el final de la sala―. Hay que estar dentro para saber lo que es y lo que representa. Yo entré a los diecisiete por algo sin importancia y me pusieron en una galería con auténticos profesionales de la delincuencia. Durante cuatro meses me tuvieron en una celda de cuatro metros de largo por dos de ancho, lo que me creó una situación realmente terrible. Todos los presentes se giraron. Dum-Dum Pacheco. El tipo que pegaba como si le debiesen dinero. Había salido del cascarón en la banda de los Ojos Negros. Una especie de mafia juvenil. Los dueños de M adrid. Especialmente en las discotecas. Si no hacían lo que queríamos, armábamos tres broncas y a hacer puñetas la discoteca,… Pacheco recordaba en su libro de memorias (titulado gráficamente M ear Sangre) aquella época que le mandó al talego por cambiar las cosas de sitio, coches, motos, la montesa, la bultaco,... Entró en el talego con dieciséis con una pena de seis meses pero se tiró tres años por mala conducta. ―Estuve cuatro meses en una celda de castigo ―continuó el boxeador―, dos metros de largo por 1,5 de ancho, en un sótano incomunicado, una mazmorra en toda regla. Sólo había un catecismo y cientos de cucarachas. Aprendí a rezar. Jugaba al triángulo con migas de pan y con las cucarachas. En verano te dejaban un cubo de agua para todo el día. Las chinches caían dentro. Como no había luz, metías el hocico para beber agua y sentías a las chinches en la garganta. Te las tragabas. Era obligatorio estar de pie. Cuando entraban y me encontraban sentado, se liaban a palos con una porra hasta dejarme sin conocimiento. El relato dejó estremecido a casi todos los presentes. Pacheco vio la luz al final del túnel en forma de las cuatro cuerdas del ring al salir de Carabanchel y alistarse en el Tercio de la Legión de Ceuta. El puño del Tercio, le llamaban en el cuartel. Un hombre hecho a sí mismo. Una vida de película como la de Rocky Graziano llevada al cine en M arcado por el odio. El apodo de Dum-Dum (en recuerdo a la población hindú cercana a Calcuta donde el ejército inglés creo un famoso proyectil de munición expansiva a finales del siglo pasado) se lo había puesto un periodista en su primera pelea como profesional tras un paso fulgurante como amateur en el que había comenzado a practicar la costumbre de retirar a sus contrincantes antes de llegar al recuento de los puntos. Su histórica pelea con otro histórico fajador, Ortiz, había quedado fijada en los anales de la década gloriosa vivida por el boxeo español. Las bolsas por subirse al ring llegaron a superar el millón y medio de pesetas. DumDum era el nombre de las balas estriadas que te penetran y cuando salen te rompen. El hombre que había sabido vencer a su pasado como delincuente. Pacheco siempre ganaba por K.O., lo de los puntos era para otros. ―En las cárceles españolas no tenemos el clima adecuado para garantizar la reeducación de los reclusos ni la seguridad de las propias prisiones ―reconoció un responsable de Instituciones Penitenciarias―. Los presos están hacinados, los centros son viejos e inservibles, los funcionarios no son suficientes y los medios económicos de que disponemos no bastan. La acción rehabilitadora no debe desarrollarse desde el punto de vista psicológico, como pretenden algunos, sino desde una perspectiva sociológica pues es la sociedad la mayor generadora de delincuentes. Sin embargo, examinando fríamente la situación es posible que el problema no tenga solución. ―A pesar de las cifras y de las tesis que puedan apuntar en sentido contrario ―tras unos segundos, Bossard, el secretario general de Interpol, tomó la palabra tratando de levantar la visión pesimista presentada por el funcionario de prisiones―, España no es un país donde el incremento de la delincuencia juvenil sea más importante que en el resto de Europa Occidental. Los problemas que la producen son similares y la Policía Española está equipada prácticamente igual que el resto de las asociadas a Interpol, por lo que nada hace que el fenómeno se presente aquí con más fuerza que en el resto de Europa. ―M enos mal que en algo convergemos ―Ferrándiz le susurró al oído a Gallego mientras Antón tomaba la palabra para dar por terminada la sesión matutina del Congreso. III ―¿De verdad cree que ha servido para algo? ―Ferrándiz dejo sobre la mesa del comisario Gallego un periódico. SE PRECISA UNA POLICIA ESPECIALIZADA CONTRA LA DELINCUENCIA JUVENIL Una de las conclusiones del Congreso que ha estudiado su fenomenología ha sido la de aconsejar que se creen centros cerrados para menores agresivos y reincidentes. A mediodía de ayer, el M inistro del Interior, Ibañez Freire, clausuraba el I Congreso sobre Fenomenología de la Delincuencia Juvenil, que desde el pasado día 23 ha venido celebrándose en un hotel madrileño. A pesar de tratarse de unas jornadas organizadas por organismos oficiales, en ningún momento ha faltado la crítica, que, en ocasiones, ha sido verdaderamente dura. El Congreso sobre Delincuencia Juvenil organizado por Antón había mostrado bien a las claras las diferencias existentes para tratar el problema de fondo. La escasa diferencia de votos existente a la hora de aprobar las conclusiones del Congreso había puesto de manifiesto las dos grandes corrientes (conservadora y progresista) que habían tratado de imponer sus posturas a lo largo de los debates desarrollados durante los cuatro días en los que habían participadofuncionarios de cinco instituciones: Dirección de la Seguridad del Estado, Dirección General de Instituciones Penitenciarias, Dirección General de Educación Especial, Dirección General de la Juventud y Obra Tutelar de M enores. ―No se enfade ―respondió Gallego tras dejar sobre la mesa del despacho un informe que estaba leyendo en esos momentos―. Sólo buscan un titular sensacionalista. En el Congreso quedó claro que no sólo hace falta especialistas en la policía sino en el resto de ámbitos: psicólogos, pedagogos, internistas, asistentes sociales… Los datos que tenía Gallego encima de su mesa eran irrefutables: durante 1979 se habían producido 1.116 atracos a entidades bancarias en todo el país, casi cuatro al día. Un botín total de más mil seiscientos millones de pesetas. Sólo era una parte de un extenso informe cuyos datos no podían siquiera tratar de ser maquillados. La estadística de la violencia: 1.389 personas detenidas por su vinculación a organizaciones terroristas que habían causado un total de 1.045 víctimas. 68 comandos de ETA desarticulados. 337 personas detenidas por estar relaciones en mayor o menor grado con el Grapo. El terrorismo de ultraderecha. El denominado Ejército de Liberación Español. Los grupos armados de presos en lucha. Grupos anarquistas. El informe reservaba un apartado a otro problema esencial: La droga. 483 detenidos por tráfico de drogas durante el año 1979. En sólo mes y pico del año en curso llevaban casi 500. Otro dato significativo: El de la reincidencia de los detenidos por narcotráfico. Se había llegado a comprobar que una misma persona había sido detenida por menudeo más de veinte veces en un solo año. Entraban por una puerta y salían por otra. ―¿Y de sus padres? ¿Pero quién les educa cuando están en su casa? ¿Pero quién les dice desde pequeños lo que está bien y lo que está mal? O sea, ¿el problema de la delincuencia juvenil es que los policías no tenemos el título de psicosociología? ¿Ese es el verdadero problema? ―No le dé más vueltas, si… ―Se ha recibido un mensaje del servicio de seguridad del Banco de Bilbao ―uno de los funcionarios entró precipitadamente en el despacho del jefe de la brigada interrumpiendo la conversación. ―Déjeme verlo ―contestó Gallego. ―Avisen de inmediato a la comisaría de los Cármenes ―Gallego, tras unos segundos, entregó el papel a Ferrándiz mientras descolgaba el teléfono―. Quiero un k enfrente de esa oficina ya. Es una orden directa, ¿está claro? Gallego estaba considerado por sus superiores como un tipo minucioso pero con el suficiente olfato para poder tomar decisiones sobre la marcha. Uno de los funcionarios encargados del servicio del 091 había recibido un canutazo de una de las oficinas incluidas en el proyecto piloto del recién creado dispositivo anti atracos. La presencia de unos merodeadores frente a una oficina del Bilbao en el barrio de Aluche había despertado las sospechas de uno de los empleados que al salir a tomar café a un bar cercano se los había cruzado cuando se disponían a entrar en el banco. ―Quizás sólo sea fruto de los nervios ―Ferrándiz se puso de inmediato en contacto con el comisario del distrito en el que estaba ubicada la sucursal del Bilbao. ―Ahora mismo pongo un coche en marcha. Hablamos. ―M anda a todos los que tengas disponibles ―insistió Ferrándiz. El comisario no puso reparos. La orden venía desde arriba. El aviso era el primero que se recibía tras la puesta en marcha del dispositivo anti atracos. Quizás fuese una falsa alarma. Quizás sólo fue un empleado que ya hubiese sufrido varios atracos y todo fuese fruto de la psicosis que se vivía en las oficinas bancarias ante la presencia de cualquier desconocido que se acerque a su puerta. ―La sucursal no se encuentra dentro de los estándares ―paralelamente a la conversación de Ferrándiz con el responsable de la comisaria de los Cármenes, Gallego contactaba con su inmediato superior. ―No se preocupe ―se escuchó la voz de Pastor al otro lado del hilo telefónico―, yo hubiese hecho lo mismo. ―¡Hay una señal de atraco en el Bilbao de la calle M aqueda!!! ―mientras los mandos policiales conversaban se escuchó gritar a uno de los responsables del control del dispositivo de mensajes de la Dirección General de Seguridad. ―¡Avisa al jefe. Corre! ―todos los funcionarios de la sala del 091 se giraron hacia la señal luminosa. Cuando Pastor recibió el mensaje uno de los coches radio-patrulla de la comisaría de los Cármenes, siguiendo las instrucciones previas de Ferrándiz, ya se encontraba de camino a la oficina del barrio de Aluche. Las sospechas del empleado no tardaron en confirmarse. Por suerte el segundo mensaje de confirmación de que estaba produciéndose un atraco le llego al Z cuando divisaba la entrada del banco. ―Hay un coche de camino ―uno de los funcionarios del 091 informó a Gallego nada más abrir la puerta de la sala de recepción de avisos. ―Perfecto ―el comisario se sentó en una de las sillas de la sala en la que reinaba una gran expectación. ―Van a enviar refuerzos ―confirmó Ferrándiz tras colgar de nuevo con la comisaria de los Cármenes. Como había anunciado Pastor en la reunión de responsables de comisarías, desde la implantación del programa anti atracos se había dado máxima prioridad a M ás de media hora desde la recepción del segundo aviso. se dirigió a todos los presentes en la sala tras contactar con el comisario de los Cármenes―. ―Ha sido un completo éxito ―Ferrándiz. ―Desde hace treinta minutos ―confirmó Gallego tras comprobar su reloj. dirigiéndose al comisario Gallego. . El funcionario comunicó la orden al radio patrulla. ―Dígales que esperen refuerzos ―Gallego cogió una de las líneas internas que comunicaba con la planta noble del edificio policial. ―Se lo dije ―Pastor. Cuestión de dividendos. Todos los ojos estaban puestos sobre los teléfonos. Los treinta mil millones de pesetas invertidos en seguridad por las entidades bancarias exigían resultados ante las odiosas juntas de accionistas que exigían el desglose de las cuentas de gastos. ―¿No han vuelto a llamar? ―Pastor. esto solo es el principio. Los encargados del control de mensajes no dejaban de mirar la emisora a la espera de noticias. ―¿Todavía están dentro? ―Creemos que sí. que no había resistido en su despacho. puesto en pie. Fue el último mensaje. Creen que podría haber un cuarto vigilando el exterior de la oficina desde algún coche preparado para la fuga. ―Dicen que al menos son tres ―informó uno de los funcionarios que mantenía el contacto con la patrulla parapetada frente a la oficina―. Gallego aguardaba impaciente junto al inspector Ferrándiz y el resto de empleados destinados en el 091. Los agentes de la comisaría de los Cármenes desplazados a la oficina del Bilbao permanecían en silencio. Una espera interminable. Gallego comenzó a mirar su reloj repetidas veces. Hemos detenido a los cuatro atracadores y el dinero ha sido completamente recuperado. De repente sonó una de las líneas internas. se levantó de la silla para volver a su despacho a reportar noticias mientras los funcionarios cerraban con una gran ovación―. se incorporó a la sala de avisos.todo lo relativo a la seguridad de las entidades bancarias. Estas ejercían una gran presión sobre las autoridades para que se actuase de forma más decidida a la hora de atajar el creciente número de atracos a sus sucursales. Los minutos comenzaron a pasar lentamente sin que se percibiese nada. en el madrileño barrio de Aluche. uno de ellos herido. dos revólveres y más de 500 cartuchos para las armas (en un registro domiciliario posterior se encontró. Los últimos billetes sacados de la caja fuerte habían disparado el mecanismo de aviso en la central del banco. ―No estaría mal otro titular como este. Estancamiento económico e inflación. ―Debe estar esperando en el hall. los agentes recuperaron bigotes postizos. Tres pistolas. ―A propósito ―cambió de tercio el comisario Gallego―. que resultó herido durante la refriega a las puertas del Bilbao) y Cantero (de diecisiete). hasta que se lo aprendan ―respondió escéptico Ferrándiz―. Gallego ya había solicitado refuerzos: tres grupos más con los que llegar a los quince. sucedía simultáneamente en la guipuzcoana localidad de Tolosa. ―Pero eso es imposible con los medios que tenemos a nuestro alcance―añadió Ferrándiz al ver la cara de felicidad del comisario―. se vio sorprendida por tres individuos enmascarados a la hora del cierre. lo de esas pinzas parece que funciona. además.IV ―No está mal. ―Sí. La fiebre compradora de los mercados internacionales marcaba records históricos al calor de los desfavorables datos económicos. Por no hablar de los de las compañías de seguros que cada vez ponían más pegas para no hacerse cargo de los siniestros. Entre los atracos de los que se les acusaba destacaban tres sucursales de la Caja de Ahorros. ―Pronto. Otros factores señalaban a la subida de precios del crudo ordenada por el gobierno libio (35 dólares el barril) o el establecimiento de impuestos extraordinarios sobre las operaciones de compra venta de oro por parte de la República Federal Alemana. un Latino y un Banco de Valencia. Las protestas del gremio de joyeros acerca de la falta de vigilancia gubernamental y del deterioro del orden público no se habían hecho esperar. . alertada por un sistema electrónico «antiatracos». ―¿Un periodista? ¿Quién? ―Creo que es el mismo que hizo un reportaje de la brigada las pasadas Navidades ―Gallego sacó una acreditación de uno de los cajones de su mesa―. Ocho empleados y cinco clientes permanecían tumbados en el suelo con las manos sobre la cabeza cuando los atracadores salieron apresuradamente hacía la calle. La pelota ya estaba en otro tejado. La coyuntura. El periódico de Avellaneda se ha tomado mucho interés en el funcionamiento del nuevo sistema anti atracos. inspector? ―Desde luego ―sonrió Ferrándiz mientras hojeaba la página de sucesos de uno de los diarios de tirada nacional que se encontraban sobre la mesa del despacho del comisario Gallego. El pago de siniestros se había disparado en todos los sectores. que ha funcionado con pleno éxito por primera vez. pero que habían sido sorprendidos con las manos en la masa por varios vehículos policiales que se habían ido sumando al primer radio patrulla convirtiendo la puerta de la oficina bancaria en un callejón sin salida. Una de las peores noticias para la económica. Otro atraco similar. Creo que habló uno por uno con todos los grupos de la brigada. ¿verdad? ―Ferrándiz cogió otro de los periódicos del día. no era favorable. A cada paso que damos ellos dan tres. cocaína y las llaves de los automóviles robados que usaban para cometer los hechos delictivos) conformaban el arsenal utilizado por los atracadores. quiero decir que ahora mismo es imposible cubrir todos los bancos y cajas que hay en la ciudad. La prensa destacaba en grandes titulares el grado de coordinación alcanzado entre los servicios de seguridad del banco de Bilbao y el dispositivo anti atracos recientemente implementado por la policía madrileña en el marco de una ofensiva global para cambiar la tendencia que había llevado a multiplicar por tres los atracos a entidades financieras con respecto al año anterior. ¿no. Zapata (mallorquín. Tocaba poner pies en pared. EFICACIA DEL SISTEM A ANTI ATRACOS EN M ADRID Cuatro atracadores que acababan de robar dos millones de pesetas en un banco del barrio madrileño de Aluche fueron detenidos a la puerta de la sucursal por la policía. ¿no? ―Gallego señaló la imagen de los choros paseándose por el patio de operaciones con varias bolsas bajo el brazo. de veintisiete). Llévele a la sala del 091 para que vea cómo funciona todo. Sea como fuere. Llamen a la comisaría ahora mismo. Entréguele la credencial para que se pueda mover con libertad. Del resto ya se había encargado de ensalzarlo la prensa. interesadamente o no. La cámara de filmación comenzó a grabar automáticamente sobre el patio de operaciones. resultó herido CAPTURAN A LOS DELINCUENTES Y RECUPERAN TODO EL BOTIN Cuatro atracadores. cayeron ayer en manos de la Policía momentos después de que acabaran de perpetrar un asalto a la agencia que el Banco de Bilbao posee en la calle de M aqueda. Lombardo (madrileño. Una joven madre de familia. otros bancos nos pedirán sumarse al nuevo sistema ―Gallego dejó el periódico que había traído Ferrándiz sobre la mesa―. Uno de los cuatro asaltantes a un Banco. pelucas y varias medias de mujer con las que se pertrechaban antes de entrar a trabajar. Pastor tenía razón. los capitales se volcaban en el preciado metal y muchos temían que no fuesen los únicos que lo hiciesen. Una pequeña herida en una de las piernas de los atracadores era la única anécdota reseñable de la brillante operación llevada a cabo a las puertas del Bilbao del barrio de Aluche. ―Tengo la impresión que el joyero no va a ser el único sector que nos va a pedir la conexión directa con la central ―asintió Ferrándiz. Desde comienzos de año existía un absoluto descontrol de los precios del oro. que se enfrentaron a tiros a la policía madrileña. Según los datos oficiales. Avellaneda había sido el encargado de realizar el serial periodístico en el que se pasaba revista a los doce grupos de la nueva Brigada Judicial M adrileña dirigida por el comisario Gallego. Los cuatro detenidos en el Bilbao de la calle M aqueda estaban considerados como cuatro profesionales. especialmente en el ramo de la joyería que cada vez encontraba más dificultades para asegurar sus vitrinas. 30. A pesar del magnífico titular todo había quedado arrinconado en una sola columna ante el luctuoso suceso que ese mismo día había ocurrido en una joyería de Logroño. aunque esta vez sin víctimas mortales. No tenemos los medios suficientes. Lamentablemente sólo se toman algunas decisiones como respuesta a hechos como éste ―señaló el periódico donde se subrayaba la muerte ocurrida en la joyería de Logroño. ni vehículos ni agentes que los conduzcan… ―Esa es una decisión que supera nuestro ámbito ―Gallego recordó las presiones de la patronal bancaria para implantar el nuevo sistema―. hija de los propietarios de una joyería del barrio viejo. La ocupación soviética de Afganistán. de veintidós. ―Está bien pero… ―¿Cómo? ―Gallego descolgó el teléfono antes de que el inspector Ferrándiz pudiese terminar la frase―. En las bolsas que llevaban los delincuentes. Los mil seiscientos millones de pérdidas contabilizados por los bancos y cajas de ahorros incluían otro daño colateral: el precio de las pólizas de seguros de las aseguradoras. Estanflación. M adrid y Barcelona acaparaban el 85% de los delitos que se cometían en el país. además de los dos millones de pesetas requisados al banco. de la misma edad y considerado como desertor por haber abandonado el regimiento donde prestaba el servicio militar). Seguro que le conoce. dos del Central. hay un periodista interesado en el funcionamiento del nuevo sistema anti atracos. un Banesto. también era señalada como una de las causantes de la tendencia alcista de los precios. En las diligencias posteriores se detuvo a otros dos tipos en lo que se suponía que era la desarticulación completa de una banda compuesta por Garrido (valenciano. nada de aficionados o heroinómanos. de veinte años). ―Entonces. además. ―¿Con libertad? ―Los mandos están muy interesados en la imagen que podamos transmitir en los medios de comunicación. Velayos (almeriense. La segunda en un plazo de veinticuatro horas.600 pesetas del dinero sustraído (faltaban 25. La centralita madrileña del 091 recibía alrededor de 400 llamadas diarias (sin tener en cuento los intentos en los que comunicaba. se propagaban diariamente por los pasillos del viejo caserón de la Puerta del Sol. ―Quizás no les haya dado tiempo en llegar o estén procediendo a… ―especuló el periodista mientras los agentes destinados en la sala del 091 no dejaban de observar la pantalla de avisos cuando sonó el teléfono de uno de ellos. Justo cuando iba a buscarle se recibía la señal eléctrica de alarma desde el banco afectado. Sin embargo. La joyería había sufrido tres atracos desde el pasado 31 de diciembre. Sólo era una broma. Al salir a la calle de nuevo a la calle todos se quedaron estupefactos frente al escaparate de una joyería cercana en el que rezaba un curioso letrero escrito con pintura negra sobre una sábana blanca: "¡Esta casa no tiene ningún género de oro!". Allí mismo fue detenido. ¿verdad? ―Sí. Las especulaciones sobre su futuro sucesor cada vez eran más intensas y menos soterradas. la instalación de rejas en todos los huecos que diesen a patios y pasillos junto con la obligatoriedad de poner una puerta blindada en todos los accesos interiores al establecimiento. Las intervenciones policiales no suelen radiarse como los partidos de fútbol. Probablemente hayan picado como los de ayer. ―¿Tu qué crees? Total. le ha pedido más medios? ―respondió el inspector Pertierra. Unos monosílabos y una seña fueron suficientes para que se extendiese la buena noticia. uno de los coches radio-patrulla de la comisaría de Ventas que vigilaba de cerca la zona había salido disparado tratando de abortar el atraco. ―Otro aviso. En esta ocasión no se había obtenido el pleno. ―Aún es pronto ―respondió Ferrándiz―. estaba cubierto por cuatro emisoras para atender a los coches radio patrullas. sensores volumétricos detectores de alarma y acristalamientos especiales en todos los escaparates y ventanas completaban la serie de medidas preventivas y de obligado cumplimiento que debían implantarse en todos los establecimientos dedicados a la joyería y platería. la había llegado a asaltar llevándose dos millones y medio de pesetas. Los rumores. El tipo llevaba encima un revolver y un cuchillo de monte cuando fue reducido. Ya no había salida. Ferrándiz y el periodista se quedaron callados mirando al agente que atendía la llamada. Viejos favores. va a poder vivir en vivo y en directo como funciona el nuevo sistema. ―Parece que tardan… ―No se preocupe. El sospechoso continuó por uno de los pisos hasta pasar a otra casa alcanzando el descansillo del último piso. . M añana vuelven a tener otro brillante titular. se hacían con un millón seiscientas mil pesetas aproximadamente más una serie de cheques de viaje. el número de felicitaciones. ―Sí. todo servía a la hora de confeccionar las quinielas acerca de la persona que fuese a ocupar la jefatura superior madrileña. La fiebre del oro. los agentes no se habían dado por vencidos y comenzaron a rastrear la zona. En una calle cercana vieron al portador de una bolsa y se dirigieron hacia él. intervenciones en riñas y altercados. un comando del Grapo (autor de varios atentados mortales). Especial mención recibían los viajantes o comerciales que se dedicaban a la promoción de muestrarios entre los establecimientos joyeros. ―Está de suerte ―el inspector Ferrándiz estrechó la mano del periodista que esperaba en el hall de entrada del edificio de la Dirección General de Seguridad observando el continuó tráfico de personas―. “Nuevo éxito del sistema anti atracos”. según el decreto. ―Si se refiere a las pinzas. Parece como si lo hubiesen hecho a propósito. la decisión tendría consecuencias colaterales con el nombramiento. ―¿Y qué. ya nos hemos enterado ―intervino M artel―. que según los afectados. Tras el aviso recibido en la central de comunicaciones y tal y como estaba previsto en el nuevo protocolo anti atracos. Sólo unos días antes.000 pesetas. ―Se está aficionando a venir a vernos ―Pertierra saludó al periodista que acompañado de Ferrándiz se incorporó a la mesa donde desayunaban los inspectores. El servicio del 091. hombre. Pastor tenía previsto jubilarse en el próximo mes de abril. eran la mayoría). Los agentes no se lo pensaron y le siguieron tras echarle el alto. Un dispositivo de alarma acústica de cara al exterior del establecimiento. que se encontraba en la bolsa. los cuales. la solicitud de medicamentos. ocupándose en su poder 338. la antigüedad. Los atracadores habían conseguido escapar justo cuando llegaba el coche radio patrulla. ―No se quejarán de la cobertura que les damos ―respondió el periodista―. para lo que le queda en el convento. sobre las 13 horas del 29 de enero. El puesto de la capital era uno de los más deseados por el resto de titulares de jefaturas superiores del país. Una nueva señal parpadeaba en la central de alarmas del 091. ―¿Cómo? ¿No pensará…? ―No. Acabamos de recibir un aviso de un posible atraco. tres delincuentes. Se preveía toda una serie cambios en cascada a raíz de la sustitución de Pastor. Incluso. la que han recibido ahora es por el atraco a un banco ―le interrumpió Avellaneda―. La oficina del Bilbao de la calle de Emilio Ferrari esquina a Vital Aza (barrio de Quintana) estaba en la parte más alta del ranking. Hay un coche radio patrulla que estaba por la zona. Bingo. Esperemos que llegue a tiempo para cogerlos. En el momento que se tira de ellos se activa un mecanismo eléctrico que da la señal de aviso. incluidos los fabricantes y exhibidores. En la sala del 091 podrá ver cómo funciona el nuevo sistema ―respondió Ferrándiz mientras el periodista se apresuraba a recoger un libro de notas sobre el que estaba escribiendo. El tipo salió corriendo introduciéndose en un portal de una finca. provistos de una escopeta de cañones recortados y un cuchillo amedrentando a los empleados apoderándose de 575.―¿Qué ha pasado? ―preguntó intrigado Ferrándiz antes de salir del despacho. ―¿Se sabe algo más? ―preguntó Avellaneda nada más sentarse al final de la sala junto al inspector. Además. la instalación obligatoria de una caja fuerte o cámara acorazada de apertura automática retardada y con dispositivo de bloqueo desde la hora de cierre hasta la de apertura. La del Bilbao era una de las favoritas de los atracadores. Esta es la sala ―Ferrándiz abrió la puerta que daba acceso a la centralita policial. La más evidente. Las estadísticas acertaban de nuevo. ―Las llamadas más frecuentes son aquellas que piden ayuda para atender el traslado de enfermos ―Ferrándiz comenzó a desgranar las interioridades del servicio mientras se dirigían a las del 091―.250 según los datos aportados por el Banco posteriormente). en septiembre pasado. ―Veo que son ustedes un poco escépticos. podían ser ustedes un poco más originales. hojas de servicios. Es la normal. se trata de unos billetes que se colocan en el mostrador de caja a modo de pinza. En el último Consejo de M inistros del año anterior se había aprobado un decreto (3062/1979 de 29 de diciembre y firmado por el Rey desde Baqueira Beret) por el que se obligaban a imponer fuertes medidas de seguridad en las joyerías y platerías para paliar los efectos de los actos delictivos que sufrían este tipo de establecimientos. debían reducir el contenido de los muestrarios al mínimo imprescindible o al transporte de reproducciones del original. En Emilio Ferrari. ―Dicen que ha llamado el propio ministro para felicitar personalmente a Pastor por lo del nuevo sistema anti atracos ―comentó el inspector M artel a varios agentes que almorzaban en la cafetería tras extenderse la noticia por todo el edificio policial. con acento sudamericano. tres hombres penetraban en una sucursal próxima de la Caja de Ahorros y M onte de Piedad de M adrid. no. La última vez. ―¿Ahora mismo? ―Sí. ―Dicen que el nuevo sistema de alarma implantado en los bancos es muy efectivo. con las que se dieron a la fuga. también conocido como de Seguridad Ciudadana. los vehículos k (camuflados) y los diversos sectores en los que se encontraba dividida la ciudad. intencionados o no. M inutos más tarde se confirmaba en el despacho del máximo responsable de la brigada en presencia del periodista. en fin… ―Pero. les aseguro que no es así ―se levantó Avellaneda tras mirar su reloj. además. ―Preferiríamos que no fuese así ―respondió Pertierra―. los estancos. los artículos que escribió sobre nosotros fueron muy bien acogidos. Es imposible tener un coche radio patrulla a la puerta de cada oficina bancaria.―Lo de hoy sólo ha sido una gota en el mar ―respondió Ferrándiz―. en lo que concierne a nuestro periódico. Los joyeros. . no es que estemos descontentos con usted ni con su periódico ―respondió Ferrándiz―. la promoción profesional no existe. ―Pero a ustedes se les concede mucho protagonismo ―insistió el periodista. ―Pero la realidad no ha cambiado ―intervino M artel―. ―Algunos los han colgado en las paredes de los despachos como si fuesen posters ―añadió Pertierra.… ―En cuanto se aprendan lo de las pinzas ―añadió M artel―. los incentivos tampoco. ―Bueno. ―Conozco sus reivindicaciones y así las hice llegar… ―No se equivoque. las farmacias. el resto del comercio también nos solicitara las mismas medidas. Esta es una de las profesiones que más riesgos se asumen y aun así parece que nadie agradece lo que hacemos. al fin y al cabo esto sólo beneficia a los mandos policiales que son los que se cargan de medallas y felicitaciones. las gasolineras. se volverán inservibles. El problema no es policial aunque algunos quieran verlo así. A la banda se la acusaba de estar detrás de catorce atracos a entidades bancarias realizados desde Julio del 79: Cuatro del Central. Según nos informa el propio cajero ―continuó el locutor de Rne―. si es tan buena la información del marqués. 120 coches Z patrullaban la ciudad a la espera de que se iluminase el dispositivo del 091. el asalto había terminado con la detención de tres de los cuatro asaltantes y con un navajazo en el muslo del cajero. Ni se imaginaban el desenlace. los cerebros de la estafa al Credit Suisse (la enésima estafa del siglo) que habían destinado parte de lo desfalcado en la adquisición de un paquete de joyas proveniente del atraco al taller joyero. el primer intento serio de Instituciones Penitenciarias por sacar las trenas de los grandes núcleos poblacionales (aún más beneficioso) como reclamaban las asociaciones vecinales que circundaban los penales de ciudades como M adrid o Barcelona. cuatro del Hispano. M i secretaria tiene la costumbre de poner la radio para todo el vecindario. ya se lo habrían fundido en drogas duras para las que empleaban entre cuarenta y setenta mil pesetas diarias según las primeras declaraciones realizadas a los agentes que les habían detenido. a más de doscientos kilómetros de la capital. te lo aseguro ―aseguró Pertierra mientras se levantaba de uno de los sillones al ver como se abría la puerta del despacho del marqués. el intento de atraco a una sucursal en el 52 de la calle Toledo. El último asalto abortado por la policía había tenido su punto de heroísmo. ―Yo siempre he pensado que eso del brazo armado de los presos no es más que un camelo ―respondió M artel―. Los delincuentes son incapaces de formar parte de nada y menos de repartir el dinero para una causa común. herido con una punzada sangrando en su pierna..50%. uno de los atracadores intentó hacerse fuerte girando sobre sus pasos hacia la propia oficina. Antes de que pudiese tomar ningún rehén los agentes le aplastaron contra el suelo de la oficina arrebatándole el arma. Un elevado interés y un corto plazo de amortización: 4 años. Los hechos comenzaron a las diez menos diez de la mañana cuando tres jóvenes (…)” ―Parece que los jefes ya tenían escrita la nota de prensa. El total de lo robado en los catorce atracos ascendía a más de veinticinco millones de pesetas que no habían podido ser recuperados porque. ―No te preocupes. ―¿Cuatro choros de mierda aliados con la ETA y ese grupo terrorista francés? ―M artel. Ahora que están en la calle han formado un comando armado de apoyo a la coordinadora de presos o es que tampoco les suena lo de la GAPEL. El circuito de la joyería negra exigía cada vez más contactos: el Pituca (colega de Almansa en la estafa bancaria del Credit Suisse) había decidido reinvertir (y multiplicar) sus beneficios mediante la compra de las joyas robadas en el taller joyero de la calle de Ortega y Gasset. La policía mató varios pájaros de un solo tiro. que ellos denominan bunker. Según nos informan fuentes de nuestra redacción. El cajero. un Banesto. una de la Banca López Quesada. un Latino y una oficina de la Banca Jover. El objeto social de la empresa se había ampliado a la prestación de servicios de arbitraje y mediación en conflictos empresariales.V Boletín de Radio Nacional: “Por tercera vez en lo que va de mes volvió a funcionar el sistema anti atracos. daremos que hablar. esta mañana la coordinación entre las nuevas medidas de seguridad adoptadas por la Policía y los Bancos ha facilitado la captura de otros tres asaltantes. ―Ese grupo de chorizos fueron capaces de reventar Carabanchel hace unos años o.000 pesetas cada uno (libre de gastos para el suscriptor). había incluso más dinero que el que lograron sacar los atracadores de la caja fuerte y que luego ha sido recuperado totalmente por la policía”. la ubicación de la nueva prisión garantizaba el máximo aislamiento de los presos y el consecuente apagón informativo frente a los focos que insistentemente apuntaban . “(…) al habla el cajero de la sucursal asaltada: Si nosotros no hubiésemos estado entreteniendo a los atracadores es posible que la Policía que se presentó a los cinco minutos de la primera alarma. Las Instituciones Penitenciarias también habían llegado a la conclusión que la mejor inversión para el país era la construcción de nuevas prisiones. Como suponían los inspectores. se conoce que a algunos les alimentaba más. Escondida en la meseta castellana. ―Adelante ―el marqués invitó a su despacho a los dos inspectores tras despedir a un hombre perfectamente trajeado con un gran maletín bajo el brazo. La 17ª emisión realizada por el Banco del Desarrollo Económico Español estaba compuesta por títulos con un valor nominal de 10. el Bandesco! ―señalando uno de los periódicos que tenía junto a su mesa. tras escuchar durante varios minutos al marqués. ―No ha pasado ni una hora desde lo de ese atraco y ya lo están diciendo la radio ―M artel corroboró las palabras de su compañero―.. ¿es que ya no se acuerdan? ―el marqués subió el tono ante la cara de incredulidad que ponían los inspectores―.800. La intervención del marqués en la desarticulación de los peristas de la Cruz de los Alcores no había pasado desapercibida en las plantas nobles del edificio policial de la Puerta del Sol. ¡Pero si hasta han iniciado una campaña de recogida de fondos para los compañeros de Herrera de la M ancha mediante la emisión de bonos! ¡Pero que se han creído. la resolución de tres atracos consecutivos a oficinas del Banco de Bilbao en menos de diez días seguía acaparando las páginas de sucesos de todos los periódicos. siempre queda algún pequeño recuadro por rellenar en la hoja de sucesos. ―Seguro ―Pertierra dejó un periódico sobre la mesa auxiliar del hall del despacho del aristócrata metido al negocio del recobro. Al recobro de deudas provenientes de diferencias surgidas en el cumplimiento de contratos de obra y servicios o compraventa de bienes se sumaban otro tipo de operaciones mercantiles en las que se transmitían la propiedad mediante la venta de acciones. Toda una ganga. ―Siento el retraso aunque me imagino que al menos no habrán estado desinformados ―continuó el aristócrata sonriendo―. La coordinación entre los modernos sistemas de seguridad de los bancos y las fuerzas de seguridad seguía dando los frutos apetecidos. probablemente. La prensa le había dedicado al asunto varias páginas (aunque la colaboración del marqués no se había hecho pública) más el plus inesperado de la detención posterior de Almansa y el Pituca. La prisión de máxima seguridad manchega suponía. M ejor inversión imposible. ―¿A dedicarnos…? Seguro que ni nos nombran. hubiera llegado tarde. El resultado seguía siendo una jugosa comisión por tratar de poner de acuerdo a ambas partes hasta en el reparto de la carga de la factura emitida por el despacho del marqués. Todo se hallaba conectado. participaciones empresariales. no pudo remediar hacer el comentario. ―¿No se lo cree? ―insistió el aristócrata―. Una cámara oculta tras un falso espejo filmaba la acción ante la pasividad de los atracadores que esperaban a que terminase el plazo de apertura retardada con que contaba la cámara ignifuga. además. Un beneficio doble: puestos de trabajo para la realización de las infraestructuras y mayor seguridad para el ciudadano. En el último caso. La delgada línea que separaba el color del guante con el que se realizaba un delito cada vez estaba más difuminada. M añana los periódicos volverán a dedicarnos una hoja entera. había logrado accionar uno de los pulsadores adheridos bajo el mostrador a la vez que separaba los billetes pinzados para enviar un segundo aviso por si fallaba el primero. una sucursal de la Caja de Ahorros. El bocado había sido sustituido por el pinchazo. Al 12.000 pesetas) y más de ciento cincuenta mil pesetas en monedas no fue el Ford Fiesta del colega que debía esperarles lo que se encontraron frente a ellos: varios miembros de la Policía Nacional les aguardaban apostados tras los coches apuntándoles con metralletas. Los rumores acerca de su colaboración con los servicios secretos dedicados a labores antiterroristas se habían disparado tras el relato de su participación en la operación en la que se había desarticulado a los peristas del atraco al taller joyero Relobert. Atracadores/peristas/estafadores. etc. Cuando salieron cargados con las bolsas llenas de fajos de billetes (2. Todo un empujón para la recién nacida Brigada Judicial M adrileña en un momento en el que parecía que la situación todavía se podía controlar. ―Bueno. en una pequeña caja. un Bilbao. A pesar de ello. En estos contactos ya estuvo presente un tipo conocido como el Gato. ―Bien mirado. En eso estamos de acuerdo. ―M ire. Sólo se trataba de una colaboración para que un grupo terrorista chileno afín al régimen castrista les guardase una serie de obras de arte que habían sacado de España. uno de los protegidos más fieles del propio Piñeiro y que era el encargado de logística del M IR. Todos esos grupos están conectados entre sí y se prestan asistencia mutua. Prisiones de régimen cerrado. Sistemas modulares. ¿Qué quiere decir? ―Es una parte que no sé si estoy autorizado a contarles ―respondió el marqués bajando el tono de su voz―. ―Desde hace muchos años existen contactos entre esos etarras y terroristas sudamericanos. Lo primero que se necesita es hacer un seguimiento cercano y continuo en el tiempo del objetivo. Hasta el propio Pinochet llegó a enviar a Francia a un grupo de sicarios para acabar con él. si es que tienen alguna idea. ―Bueno. no es que comparten las mismas ideas políticas. Gente con capacidad para pagar rescates multimillonarios ―los inspectores volvieron a asentir―. ¿a dónde quiere llegar? ―Esa es una parte que no les compete ya que está en manos del servicio secreto español pero esa célula chilena puede estar encargándose de otros seguimientos o simplemente de comprobar si esos choros están haciendo bien su trabajo. No estamos hablando sólo de atentados. hasta diez. ―¿Qué quiere decir? ―preguntó intrigado Pertierra. Ordenes son órdenes. la reforma penitenciaria pasaba sí o sí por Herrera de la M ancha.. el propio jefe de los servicios secretos cubanos fue el interlocutor de la reunión. La cosa sigue estando muy fría. ―M e fio lo mismo de los bancos que de esos choros ―comentó cargado de sorna M artel―. ―¿El M ir? ―El M ovimiento de Izquierda Revolucionaria (con mayúsculas). Esta vez en Paris. Bien. Sus caras están expuestas en todas las comisarias así que no les queda más remedio que utilizar intermediarios para realizar las primeras vigilancias. Toda la fase de información previa la subcontratan con bandas de atracadores sudamericanos que como se imaginaran han sido expulsados de su país y tratan de ganarse la vida de la única manera que saben. Sólo digo que no me creo que exista ningún grupo terrorista con dos dedos de frente interesado en asociarse con esos delincuentes comunes de medio pelo. ¿verdad? ―Exacto. ―A esos etarras les gusta cubrir sus apuestas pero eso es otra historia. incluidos los etarras. Con motivo o sin él. Están deseando hacer daño a las instituciones democráticas. las protestas. aunque si me garantizan que van a sellar sus bocas… ―Garantizado ―respondió Pertierra por él y por su compañero. Aunque sólo cumplían las órdenes que les daban estoy seguro que algo se les quedó en la cabeza. no es tarea sencilla. ―Pues sus jefes sí ―el marqués señaló una carpeta que tenía sobre la mesa―.… Todo se acabaría con las nuevas prisiones. ―No se estará poniendo del lado de esos delincuentes. todo estos tíos ―el marqués señaló una serie de fotografías plastificadas que guardaba en la carpeta―. Última tecnología. no lo dudo ―respondió poco convencido M artel―. incluido la ETA. pero eso de que esos delincuentes de poca monta se relacionen con ese grupo terrorista francés y con la ETA. ―¿Qué historia? ―preguntó molesto M artel―. pero les une un objetivo común: la pasta. inspector ―respondió el aristócrata―. Se de lo que hablo. el responsable de Instituciones Penitenciarias lo había dejado bien claro. Llevar a cabo un secuestro de este tipo de personas. Rara vez se mezclan con los demás pero… ―Lo sabe por experiencia ―le interrumpió M artel. con los alemanes de la Baader M einhof y con los palestinos de Septiembre Negro. no me extraña… ―ironizó M artel. mi mujer es venezolana y tengo mis propios informantes. Pero esos tipos han liderado todos los motines de Carabanchel y han participado en todas las negociaciones con el resto de presos. aunque. Probablemente hayan alquilado algún que otro piso para retener al secuestrado en un primer momento o para alojar a los encargados de realizar la fase operativa del secuestro. pero para eso están son los sindicatos policiales ¿no? ―respondió el marqués. ―Pero dos de los que nos ha nombrado ya estuvieron implicados hace unos años en un par de secuestros ―recordó M artel―. Algo así como una alianza que funciona a ambos lados del charco. . ―Acción Directa. que tenía previsto inaugurar el gobierno en los siguientes meses. La Asociación Profesional de Policías había iniciado una huelga de celo para presionar de nuevo al M inisterio en sus reivindicaciones de mejoras del servicio. son anarquistas reconocidos. Después de ese primer contacto volvieron a tener más. Los presos de la coordinadora sólo son delincuentes comunes sin oficio ni beneficio que no saben hacer otra cosa que no sea robar. inspector? ―No sé qué pensar ―respondió M artel―. espere ―le espetó M artel―. etc. las asambleas. Piñeiro. La cosa finalmente no cuajó pero quedaron para la siguiente… ―Avance ―le indicó M artel―. el grupo chileno del que hablamos. ni siquiera para esos terroristas. los terroristas no tienen infraestructura en M adrid y necesitan a alguien que les haga el trabajo previo de información. por lo que se puede imaginar que los de arriba no se toman a broma este asunto. inspector ―respondió al borde de la desesperación el marqués―. ―De ninguno modo. ¿no? ―los dos inspectores asintieron con la cabeza―. Los etarras cuando están en prisión no suelen moverse más allá de su propio grupo. recuerden lo de Rupérez y lo de Cisneros. que queda mucho más a mano y no hay que coger aviones ni pasar aduanas. El primer contacto importante tuvo lugar en la Habana. ―Ya. Además. ―No hace falta que me lo recuerde. El Gato es la pieza clave de los contactos de Piñeiro con los grupos terroristas europeos.. Galavís. mire. Sólo son los peones aunque también podrían estar preparando la infraestructura para llevar a cabo el secuestro. La mayoría de los secuestros sólo son llevados a cabo por los terroristas en su parte final. a nosotros tampoco nos pagan como debieran ―añadió Pertierra. ―Espere. Esos chorizos están intentando ahora crear una auténtica organización de tipo mafioso al estilo del GRAPO pero contando con la experiencia de formadores internacionales. Ese grupo francés tiene conexiones directas con el IRA. Seguro que intentan corromper a algunos funcionarios para que hagan la vista gorda. Estamos hablando de secuestros de gente importante.hacia prisiones foco de incidentes como la M odelo o Carabanchel. Los choros tienen la ventaja de que son españoles y no van a dar el cante en ningún sitio pero los etarras saben que no cuentan con la experiencia necesaria en estos temas. Todo parece muy rocambolesco. eso no se discutía. Con el dinero de los secuestros piensan pagar las fianzas de otros colegas que están en la cárcel para que se sumen a su causa. entre sus más inmediatos proyectos se encuentra secuestrar a altas personalidades de la Administración de Justicia ―añadió el aristócrata al ver el poco convencimiento que seguía expresando la cara de los inspectores―. ―Yo sigo sin verlo ―insistió M artel―.. ¿lo entiende ahora. La Dirección General de Seguridad había contraatacado amenazando con abrir miles de expedientes disciplinarios a todos los funcionarios que desobedeciesen a un superior o se saltasen la cadena de mando. Las tareas de recopilación de información pueden demorarse varios meses y no hay nadie mejor que gente conocida con la que hayan compartido algo… ―Carabanchel ―respondió Pertierra. en el ´70. ―A ver si entiende esto: La Eta tiene una serie de objetivos en M adrid. todo eso de las conexiones internacionales de esa banda de sirleros muertos de hambre no se lo va a creer nadie ―M artel volvió al centro de la conversación. pisos franco. Aunque puede que no sean los únicos. ―Exacto. Esos choros. que suele llevar escolta. las fugas. Seguimiento de objetivos. cómo traído por los pelos. Los túneles. ―Vea si esto le calienta. Todos esos grupos tienen una finalidad política. en una cosa estoy de acuerdo con ellos: a algunos les interesa desprestigiar el movimiento de esa coordinadora presentándola como peligrosa ante la opinión pública. ―Con lo que ganan. ¿También son deducibles esos bonos del Banco de Carabanchel? ―Y exentos en el impuesto de sucesiones… ―respondió el aristócrata volviendo a señalar el periódico―. El experimento Herrera.. ¿no? ―Total ―M artel pareció resignarse―. ―Tranquilo ―Pertierra lanzó una mirada a su compañero para que dejase de poner pegas―. Trincamos a los malos y punto. Usted díganos donde podemos pillar a esos tíos de la COPEL y ya se encargaran otros de dar las explicaciones oportunas. a nosotros no nos pagan por pensar. ―a M artel se le vino a la mente lo de los famosos expedientes disciplinarios al escuchar la amenaza del aristócrata.. ¿no es eso lo que quieren? .―Si prefiere que sus jefes piensen que ustedes no quieren colaborar.. . El juicio fue suspendido sine die. Nada de nada. No están nada mal. colocó una pequeña cantidad del aceite en el trapo de algodón y comenzó a limpiar el marco donde se apoyaba el cilindro. abría el portal al grupo de inspectores. ―Avisaré a los demás ―Pertierra se acercó al jefe de grupo. por lo tanto. En una semiesquina de la todavía desierta avenida de José Antonio. Encima. Ahí es nada. cogió un pequeño de frasco de aceite para limpiar pistolas que también se encontraba dentro de la caja junto a un trapo de algodón. se atrincheraba/dormía el comando dirigido por un tipo conocido como Pont. M artel fue cogiendo cada uno de ellos y metiéndolos suavemente en el tambor de aquel ejemplar fabricado en las forjas de Porto Alegre como se podía leer grabado sobre uno de los lados del cañón. ―¿De dónde los habéis sacado? ―M artel le obligó a reconocer los tres revólveres con el conocido sello Taurus 38 Special de fabricación brasileña cuidadosamente colocados dentro de la caja de zapatos. ―¡Espera! ―M artel le puso las esposas tras empujarle contra una pared de la habitación. Lentamente fue limpiando el barril y los seis agujeros del cilindro hasta que quedaron de su gusto. con cara de pocos amigos y con el pijama sobresaliendo por encima de una bata. La operación para desarticular a una de las bandas de miembros de la Copel (se suponía que estaba formada por varios grupúsculos que compartían objetivos) estaba a punto de comenzar. ―Todas las armas de fuego deben mantenerse fuera del alcance de los niños ―respondió el inspector M artel siguiéndole el juego mientras cerraba el cilindro del cargador tras introducir el último de los seis proyectiles―. Segundos después los agentes echaban abajo la puerta de un pequeño apartamento situado en el 12 de la calle de las Tres Cruces con vistas a la avenida de José Antonio. ―Ya se lo explicaras al juez ―Pertierra le empujó hacía la puerta. Pont estaba considerado por Instituciones Penitenciarias como uno de los miembros fundadores de la Coordinadora de Presos nacida a partir de los motines carcelarios de finales del ´76 llevados a cabo por un grupo de sociales de Carabanchel. ser puestos en libertad de manera inmediata. Varios agentes de la policía nacional se bajaron de un furgón y se colocaron al lado de los inspectores de la brigada judicial madrileña. pero que nada mal. La redacción del acta fundacional de la Coordinadora de Presos había corrido a cargo. cuando llegues a la DGS lo preguntas. La noticia corrió como la pólvora por los juzgados de la Plaza de Castilla provocando un nuevo motín en cuanto la noticia llegó a las galerías del viejo penal madrileño. una decena de agentes de la brigada judicial esperaban metidos en los coches la orden de entrada a un edificio de apartamentos donde según todos los indicios se refugiaba un grupo de delincuentes comunes pertenecientes a la GAPEL (Grupos Armados de Presos En Lucha).VI ―Es aquí ―M artel se frotó las manos tras apagar un cigarro en una de las jardineras que flanqueaba un pequeño portal en una de las calles que desembocaba en la avenida de José Antonio. ―No los había visto en mi vida ―respondió el Torres sin prestar demasiada atención. Pont se había hecho un nombre entre los anónimos reclusos del penal madrileño el día que se cortó las venas en sede judicial durante la celebración de un proceso por el atraco a una entidad bancaria al grito de “¡¡¡no a las leyes fascistas!!!”. ―¡Tú! ―M artel se dirigió a un tipo con una barba de varias semanas que trataba de ponerse un jersey sentado sobre la cama mientras dos nacionales le apuntaban sobre la cabeza―. ¿Otra vez de la Gandula? ―Ese no es mi problema ―Pertierra le pasó con el pie un par de zapatillas para que se calzase mientras el resto de los agentes comenzaban a distribuirse por el resto de las estancias del apartamento―. ―No perdamos más tiempo ―respondió el jefe de grupo tras frotarse las manos para combatir el frio reinante. Los otros dos procesados que estaban sentados en el banquillo de los acusados replicaron el movimiento de Pont tras sacar las correspondientes cuchillas. le recordó al inspector la advertencia de seguridad con la que comenzaban todos los manuales de funcionamiento de armas de fuego. ¿le suena? ―Ya le digo ―asintió el Torres sin perder la calma―. No tenéis nada contra nosotros. Además de protagonizar el sonado acto de protesta ante un juez cortándose las venas y de ser el impulsor de la primera huelga de hambre pacífica seguida masivamente en todos los penales nacionales. Lo que nos faltaba. provocar motines y liberar a sus compañeros de Herrera de la M ancha” según los informes con los que contaba la policía. Un poco sucios. A estos objetivos principales se les sumaba la acusación de realizar colaboraciones puntuales para la banda terrorista ETA en la preparación de secuestros y otros menesteres. Lo importante para Pont no eran las adhesiones a sus ideas sino las soluciones: los delincuentes comunes debían formar parte de la amnistía lograda por los políticos y. Un minuto después el portero de la finca. según las mismas fuentes carcelarias. Los termómetros marcaban dos grados bajo cero cuando todavía quedaban un par de horas para que amaneciese. Tras dejarlo reluciente cogió un pequeño cepillo que también formaba parte del kit de aseo. Los objetivos del Grupo creado alrededor de la Coordinadora de Presos pasaban por “alterar el funcionamiento de las cárceles. Una visión particular poco compartida por los herederos democráticos del régimen. ―M antenga siempre la boca del cañón apuntando en una dirección segura ―el Torres. ¿no? M artel se sentó sobre la cama y tras dejar la caja de las armas a su lado. todos los delitos cometidos durante el anterior régimen debían considerarse como parte de la lucha que se había llevado para su derrocamiento. los que la sufrían de primera mano. ―Seguro ―M artel cogió uno de los tres ejemplares y empujó el deslizador de la parte derecha situado frente al cilindro hacia adelante―. Pont y sus dos compañeros fueron recibidos como héroes tras pasar unas horas por el hospital anexo al penal. no las había visto en mi vida. o de personas que no estén autorizadas para utilizarlas. ―¿De qué se nos acusa ahora? ―Pont trató de ponerse unos vaqueros ante la atenta mirada de varias armas reglamentarias que le instaban a levantarse―. El jefe del grupo dio el pistoletazo de salida. Bajo la atenta mirada de los dos nacionales y del Torres. En la misma caja había una cajita con seis proyectiles (también del calibre 38) con la punta hueca. En su opinión. ―Ya estamos todos. frente al edificio de la Telefónica. En sus 55 metros cuadrados. sonriendo. como bien sabían los inspectores. ¿Dónde están las armas? ¿Dónde las guardas? ―No sé de qué me habla ―el Torres se levantó y se dirigió hacía el pasillo sin inmutarse a pesar de que varias pistolas le apuntaban directamente a la cabeza. Pont también estaba considerado por Instituciones Penitenciarias como uno de los ideólogos del primer M anifiesto Reivindicativo de los Presos Sociales de Carabanchel en el que se denunciaba la explotación laboral que se ejercía en las cárceles y la falta de sanidad e higiene de las mismas. de otro preso común vinculado a la cuadrilla de Pont y que contaba con el honor de ser hijo y sobrino de generales del más alto grado militar de la aviación española. exigiendo derechos. ―Aquí están ―un agente de la nacional abrió una caja de zapatos escondida bajo la cama. ―Esto es una represalia de alguien ―se quejó Pont mientras el inspector Pertierra le esposaba tras haberse calzado―. Los trece folios de aquel manifiesto constituían toda una ponencia reformista de la vida carcelaria elaborada por parte de aquellos a los que nunca se preguntaba cuando alguien se planteaba reformar el sistema penitenciario. Debajo. Tu estuviste en el lío ese de los secuestros a joyeros. se hizo con un botín de más de dos millones de pesetas. ―No te cortes ―le animó uno de los inspectores que miraba por una de las ventanillas de la parte de atrás del furgón―. volvía a pisar sus patios tras ser detenido en una operación policial llevada a cabo por la Brigada de Investigación Criminal tras ser acusado de perpetrar un atraco a un Hispano Americano en el número 63 de la calle Andrés M ellado en el que el Torres. no? ―M artel empujó al Torres hacia el pasillo. creo que es un excombatiente del Sahara o algo así nos contó cuando nos enseñó la casa. El único apoyo (residual) que les quedaba era alguna mención por parte del sindicato anarquista que poco a poco había ido perdiendo fuelle ante la fuerza de los sindicatos mayoritarios y los profesionales. fascista y reaccionario para justificar la exigencia del rescate. Como era tradición. con los que se redondeaba el titular de rigor: “Brillante servicio de la policía madrileña”. Un hecho sin precedentes. con este atasco tenemos todo el tiempo del mundo. La noche anterior había estado repasando la ficha del sujeto.M artel sonrió. Cuestión de disciplina. se podía reconocer entre los cinco detenidos al Vázquez (el primero) y al Torres (el tercero). El Torres estaba convencido que su padre se había encargado personalmente de que le aplicasen el máximo castigo por aquella chiquillada. representante en España de una conocida marca de cerveza alemana y de diversas bebidas alcohólicas internacionales.65 y una Star del 9 corto) junto a sus correspondientes cargadores y un revolver sin marca. ―¡Qué coño me voy a equivocar! ―M artel levantó la voz ante el tono de displicencia del detenido y le señaló con el dedo―. para completar el mosaico. Un año después. Tampoco tuvo demasiado tiempo en recapacitar. colocaron los pasamontañas. a los que acusaban de todo tipo de tropelías cometidas en el interior de las cárceles. No sé nada de secuestros. Los jefazos de la policía. a sus veintinueve años el Torres se había pasado casi la mitad de su vida entre rejas. No se molestó en volver a casa. ex presos políticos. una Iraola Salaverría del 7. En ambos trabajos Puig había tratado de despistar a la policía entregando a los familiares de los secuestrados distintas misivas de ETA V y VI Asamblea (caso Batlló) y de una supuesta franquicia hispana de las Brigadas Rojas Internacionales (caso Pazos) solicitando el abono del impuesto revolucionario. ―Tu eres el Vázquez. de joyeros o de mariquitas. En abril del ´74. y fuerzas y cuerpos de seguridad. Un delito menor. Pregúntenle a él. Claro que me acuerdo. la coordinadora se había granjeado todo tipo de enemigos: funcionarios de prisiones. Nadie supo cómo esos privilegiados sellos habían llegado a manos de Puig. en un grado de perfección que sorprendió a los propios peritos de la brigada antiterrorista. el que parecía llevar la voz cantante y que disimulaba su figura bajo una peluca. Deben ser del propietario de la vivienda. Nosotros somos simples estudiantes. Una de sus mayores aportaciones a la pasarela de la delincuencia madrileña había sido la del perfeccionamiento de los secuestros exprés que ya hacían furor en el exterior. ¿Quién os los ha dado? ―Ni idea ―el Torres se encogió de hombros―. Se pasó ocho años recluido por hacerse un coche cuando aún no tenía ni carnet. Batlló no se mostró únicamente sorprendido por la cuidada imagen del jefe de los secuestradores. claro que me acuerdo ―insistió M artel sentándose frente a él―. de arriba abajo. A los dieciséis ya había abandonado el hogar familiar para disgusto de su padre (aunque el Torres manejaba una versión completamente distinta). Seguro que los guarda de recuerdo. tras un nuevo y breve espacio de libertad. En el pasillo del apartamento Pont y el Torres coincidieron con otros dos inquilinos que también salían esposados de una habitación contigua: El Pulpo y Vázquez. hasta tal punto de saber que iba a realizar un viaje de negocios a Canarias al día siguiente. a la firma de Puig sólo se le había podido vincular en dos casos muy sonados: el del industrial catalán Batlló (07/12/1977). habían sido selladas utilizando los logos habituales de las bandas terroristas para dar mayor verosimilitud si cabe al asunto. ―Vamos ―M artel comenzó a acariciar el gatillo apuntando hacia un cuadro colgado en la pared―. a los que acusaban de la práctica sistemática de malos tratos en comisarías y cuartelillos. El Torres (17-05-50) era otro de los popes más reconocibles de la Coordinadora de Presos nacida en la prisión de Carabanchel a mediados de la década anterior. . Los delincuentes habían adoptado así un método hasta ahora sólo utilizado como medio de financiación por parte de bandas terroristas o ejércitos populares. frente a una mesa repleta de 25 fajos de billetes perfectamente doblados. obtenía la libertad provisional. sobresalían una metralleta CM H Parabellum ABL-53. era un verdadero gentleman tanto por su forma de vestir como por su apostura (con toda seguridad. los guantes. La noticia de la detención del comando ocupó todas las páginas de sucesos de los periódicos de la época tras la convocatoria de una rueda de prensa en la Dirección General de Seguridad en la que intervino el propio Jefe Superior de Policía arropado por el comisario jefe de la BIC. pisaba de nuevo la cárcel madrileña tras haber sido acusado de participar en el secuestro de dos industriales (un joyero y un importador de cerveza alemana) y del consiguiente cobro de unos rescates multimillonarios que no habían llegado a ser recuperados por parte de la policía. A la izquierda de la página. ―¿Ni idea. ―No sé de qué me habla. En mayo del ´78. Batlló. ―Yo a ti te conozco ―M artel señaló a uno de los cuatro detenidos mientras eran introducidos en uno de los furgones marrones de la nacional estacionados frente al edificio de la Telefónica. ―Pues no sé de qué ―el detenido contestó con desgana mientras trataba de acurrucarse en uno de los bancos del vehículo pegado a la cabina―. viaje que. a los que echaban en cara no haberles apoyado en sus reclamaciones una vez que ellos habían abandonado la cárcel fruto de la amnistía política. Las tesis ácratas cada vez tenían menos peso en los trabajadores que no veían claro eso de la revolución una vez que había caído el régimen franquista y se caminaba hacia un régimen puramente capitalista en el que las centrales sindicales centraban sus reivindicaciones en las mejoras salariales y la reducción de jornada. En Barcelona se había añadido como complemento a este tipo de delitos la utilización de una bomba adosada al pecho del secuestrado. ¡Tú estabas a sueldo en la banda de Puig. y el de Pazos (17/03/1978). julio del ´79. eso no te lo crees ni tú. la documentación falsa (tres pasaportes. Otros dos ex convictos que también estaban catalogados como integrantes del núcleo duro del movimiento de presos comunes que había liderado una serie de violentos motines exigiendo a las autoridades la extensión de la famosa amnistía concedida únicamente a los presos políticos. No tengo costumbre de juntarme con maderos. El ABC (24/03/74) reservó una página completa de su sección Actualidad Gráfica a la cobertura del suceso. La policía le acusó entonces de ser el encargado de facilitar la fuga de sus compañeros tras sustraer un Citroën Tiburón con el que se trasladaron hasta un apartamento en el 67 de la calle Lagasca utilizado como piso franco para el reparto del botín. Seguro que se equivoca inspector―respondió el Vázquez tratando de mirar para otro lado―. junto a otros cuatro atracadores. Cuando recobró la libertad estaba a punto de cumplir los veinticuatro años. un carnet de identidad preparado para cambiar su fotografía y una carta de identidad belga) utilizada por los atracadores y dos pastillas de grifa que también les habían sido aprehendidas durante la operación policial. Nosotros acabamos de instalarnos. Puig). A pesar de su corta existencia. no había anunciado a nadie. a los pocos meses de salir del talego. A pesar de su reconocida fama. En resumen. Tras tener que soportar la típica filípica demagógica sobre la lucha que los asaltantes mantenían contra el capitalismo burgués. tres pistolas (una Remington del calibre 45. encarados y engomados. M enudo cabrón el maricón ese que nos hizo perseguir un motocarro por medio M adrid! Puig estaba considerado como uno de los más finos diseñadores del panorama delictivo. La foto del Citroën Tiburón ocupaba la parte derecha de la parte alta de la hoja. tras ser liberado por sus captores (previa expedición de dos talones por valor de diez millones de pesetas) declaró a la policía que de los tres hombres que se presentaron en su casa. Las cartas. ¿Cómo se llamaba ese mariquita que os dirigía? Vázquez era uno de los integrantes de la banda que junto al Torres atracó el Hispano Americano de la calle Andrés M ellado en el ´74. ―Aquí hay otra ―otro agente entró en la habitación con una nueva caja de zapatos con una Star 9 mm parabellum en su interior y su correspondiente cargador. En Carabanchel se hizo un nombre al ser uno de los miembros fundadores de la coordinadora de presos sobre la que los reclusos comenzaron a reivindicar mejoras en el trato recibido y la ampliación de la concesión de la amnistía aplicada a los presos políticos. lo que más sorprendió al industrial fue el alto nivel de conocimiento que tenían los secuestradores de su vida pública y privada. el comisario de servicios de la misma brigada y los jefes de los dos grupos operativos (el octavo y el noveno) que habían llevado a cabo la operación policial. es la primera vez que los veo. según Batlló. las fotografías de las fichas policiales de los detenidos junto a sus datos de filiación complementaban la noticia. el maestro joyero del taller de la calle Carranza. Sólo tenían que dejar el dinero en el motocarro. simplemente os despistasteis con el tráfico y le perdisteis la pista. El caso es que la empresa de recobros sólo era una pantalla para poder acercarse lo suficiente a las cuentas de sus clientes. fue detenido en el número 10 de la calle de Pedro Teixeira. además. a sus muchachos sólo les faltaba estar dados de alta en la Seguridad Social y la retención fiscal correspondiente para cumplir estrictamente con la legalidad vigente en materia laboral. ―A mitad de camino. Puig pareció conformarse con los quince millones y dictó a la mujer de Pazos las instrucciones para el pago. En cuanto la doncella les franqueó la puerta se pusieron los pasamontañas y sacaron las pistolas y dijeron que formaban parte de un comando de las Brigadas Rojas. ¿no? ―comentó otro de los agentes que acompañaba a los detenidos en el furgón. Nosotros íbamos detrás de él en un Simca 1200. por supuesto. Los hombres de Puig. Lo tenía todo bien atado. El plan era perfecto. Tras cargar unos pequeños muebles. no era un vulgar chorizo. ―Y les cogisteis con las manos en la masa. Después de darle varias vueltas por la M -30 le encerraron en un piso franco que tenían en Puerta de Hierro. ese tío se toma sus molestias. El marquesito fue detenido en primera instancia y puesto en libertad casi inmediatamente hasta que tuvieron que volver a llamar a su puerta tras ser implicado por los autores materiales de los secuestros acusándole de ser el cerebro de las dos operaciones. un tipo que acababa de salir de Carabanchel tras haber formado parte de la coordinadora de presos (COPEL) que había provocado una serie de motines en la prisión madrileña de Carabanchel solicitando la amnistía de los presos comunes detenidos durante la dictadura franquista. Pazos era liberado en un lugar próximo a la carretera de la Coruña. Un mes después del secuestro reconocía a uno de los tipos que le habían secuestrado. como había declarado Batlló tras su liberación. Puig. Como el asunto no le había ido nada mal. le metieron en el maletero de un coche y estuvieron toda la noche dándole vueltas por la M -30 para que el tipo creyese que se le llevaban lejos de M adrid. no sabía que iba a ser utilizado como cebo por si aparecíamos en el momento del pago. se pusieron en contacto con la policía. con largos antecedentes penales por una estafa inmobiliaria que le había mantenido 7 años en Carabanchel y otra estafa en grado de tentativa a la empresa catalana Gallina Blanca por la que había conocido durante cuatro meses la M odelo de Barcelona. Un cabronazo de cuidado. Puig cometió el primer error al confiar en la familia de Pazos. ―El tío del motocarro no cambió ningún recorrido ―inesperadamente Vázquez tomó la palabra ante la sorpresa de los agentes que le custodiaban―. Todos recibían su nómina mensualmente (sin retrasos) y con el detalle del reparto del botín correspondiente a cada secuestro en el reverso del documento de pago. a la pareja con la que convivía Puig acusándole de ser colaborador del secuestrador pero prefirió omitir a la prensa su nombre dada la posición económica mantenida por su familia y su relación con los más importantes medios financieros del país. Sus empleados. Lo primero que tengo que reconocer es que ese Puig es un peliculero de primera. no llegamos a detenerlo a tiempo. Sin embargo. intentó despistarnos haciéndose pasar por un comando etarra. En un semáforo recogimos la maleta y nos marchamos tranquilamente. al que habían contratado en la zona de Ventas. Licenciado en Derecho por la Universidad de Lausana. El plan b ideado por el abogado consistió en vendar los ojos al maestro joyero y meterle en un coche para presionar a la familia a reunir el rescate en el menor tiempo posible. A la mañana siguiente volvieron a llamar y la señora de Pazos les convenció de que tan sólo habían podido reunir quince de los veinte millones exigidos. y allí estábamos esperándolos cuando vimos la llegada del motocarro. Creo que incluso nos comentó cuando le detuvimos que la sociedad iba a recibir encargos de otra sociedad financiera que dirigía un antiguo subdirector general del Banco Central. Se conoce que no les había convencido del todo su papel de capo terrorista ligado a las tramas negras italianas de las brigadas rojas. al del motocarro le esperaban Puig y este colega aquí presente para quitarle la maleta en un semáforo ―continuó M artel señalando a Vázquez mientras crecía la expectación entre los inspectores presentes en el furgón policial―. Ni se imaginaba que le estaban utilizando para recoger una maleta con los quince millones del rescate. para recoger unos muebles y llevarlos a otro piso en el 108 del Paseo de la Castellana donde supuestamente debía descargarlos. Acompañado por algunos de sus familiares todavía tuvo fuerzas para acercarse antes de que acabase el día al edificio policial de la Puerta del Sol donde fue recibido personalmente por el jefe superior de la policía madrileña. M ientras esto sucedía.―Vale. ―M enudo pájaro ese Puig ―se escuchó al fondo del furgón―. Puig. ―Joder. ―La familia nos tenía avisados de la forma de pago solicitada por Puig ―continuó M artel ante la atenta mirada de sus compañeros―. El del motocarro. Un pequeño escandalo a evitar para su honorable familia. En el primer caso. además. Ni os enterasteis. El cabrón les había dicho que estaban federados en las Brigadas Rojas Internacionales y luego. El reparto del bonus adicional o sobresueldo sólo dependía del importe final del rescate. Según declaró Puig cuando fue llevado ante el juez. Vázquez y el Torres. la familia tiró la maleta discretamente dentro del motocarro tal como habían quedado con Puig. Puig lo tenía todo estudiado. decidió repetirlo con el propietario de un taller joyero que se había dirigido a la sociedad de recobros con unos pagares que le habían devuelto. vale ―aceptó de buen grado M artel mientras el furgón arrancaba hacia la Puerta del Sol―. ―¿Y el tío no sospechó nada? ―preguntó uno de los inspectores. El tío del motocarro. ¿no? ―preguntó otro de los inspectores deseoso de llegar al final feliz. chavales jóvenes que acababan de salir de la cárcel tras sus primeros delitos. Un vendedor ambulante que disponía de un motocarro para hacer mudanzas pasaría por debajo de la casa de los Pazos a lo largo de la tarde. La policía detuvo. ―Todo esto no es nada comparado con la que montó con lo del cobro del rescate del joyero ―continuó M artel mientras los detenidos no parecían prestar atención al relato del inspector―. tenía que pasar cerca de la casa del joyero. creo que por Hilarión Eslava. ―Nada de nada. El tipo había llegado a montar una sociedad para el cobro de morosos sólo para poder acceder a información detallada de sus futuras víctimas. Al final les cogimos a todos en el piso de la Castellana donde guardaban las armas ―respondió satisfecho M artel. una perpendicular al paseo de la Castellana. percibían un sobre mensual con una parte fija y otra variable en función de los resultados obtenidos en cada secuestro. intento hacerse pasar por policía. Después de secuestrarle en su propia casa. el abogado aplicaba los conocimientos adquiridos en el colegio helvético para organizar una banda de secuestradores como si de una empresa mercantil se tratase. Las negociaciones. para rizar el rizo. que habían logrado acceder a la vivienda tras hacerse pasar por agentes de la policía fiscal. Tenía todos los cabos bien atados. La familia nos avisó y nos personamos en el domicilio. El tipo del motocarro cambió el recorrido previsto para hacer otro porte que también tenía entre medias y a estos dos ―señaló al Torres y a Vázquez―. En cuanto salió del piso del joyero. En las agendas personales de Pazos y Batlló coincidía el nombre de un aristócrata de largos títulos nobiliarios dedicado a la asesoría empresarial y socio de una empresa de recobros en la que también figuraba Puig como socio accionarial. Alucinante. incluso. Los primeros problemas de la nueva operación surgieron cuando el joyero madrileño Pazos les convenció de que en la cuenta corriente no disponía de los fondos que solicitaban los secuestradores haciendo saltar por los aires el plan original. Puig no tardó en dar los nombres del grupo de asaltantes que le habían acompañado en el secuestro de Pazos: Cordova. ―¡Qué va! ―M artel se encendió un cigarrillo antes de llegar al clímax de la película―. Puig trató de repetir con Pazos el éxito obtenido en la operación Batlló en la que obtuvo más de diez millones de pesetas tras cobrar un talón firmado por el industrial en el Banco del Norte mientras sus compañeros de banda le retenían a punta de pistola en su vivienda. La siguiente detención ya no pudo esconderse. La operación motocarro coincidió en el tiempo con el secuestro y posterior asesinato del político italiano Aldo M oro. se sellaron finalmente en quince millones tras un tenso tira y afloja en los que Puig sacó a relucir todas las dotes diplomáticas que había aprendido en las clases de Derecho Internacional de la Universidad de Lausana. Para acceder al domicilio del joyero se hicieron pasar por agentes de la policía fiscal. Puig lo tenía todo perfectamente preparado. más o menos por la Plaza del General Álvarez de Castro. mientras dos de los hombres de Puig giraban por el anillo de la M -30 con el secuestrado. se bloquearon hasta la llegada del jefe de la banda que se mantenía en la retaguardia. . Creo que un viernes por la noche y ya de madrugada llamaron a la familia para exigir el pago de veinte o veinticinco millones de pesetas que debían de tener disponibles para el mediodía siguiente. cuando el motocarro llegase a la Castellana no habría ni piso donde descargar los muebles ni rastro de la maleta con el dinero del rescate y todos se habrían evaporado. llegó hasta su propio domicilio donde les esperaba su familia y un retén de inspectores de la brigada madrileña. el de un representante de cervezas alemanas. Por sus propios medios. y a su colega el abogado suizo les dejó colgados de la brocha sin saber dónde se había metido su maleta. Veinticinco millones entre lo soltado por Batlló y la familia de Pazos. por su parte. que hacían continuos viajes por la zona norte del país y por Francia ―el inspector Pertierra. El furgón se detuvo al llegar al edificio policial de la Puerta del Sol. El marqués hacía y deshacía desde su despacho. ―“(…) A primeros de enero se detectó una entrevista mantenida en Hendaya entre Pont y Hellegouarch ―continuó el inspector Pertierra redactando el atestado―. la que acababa de contar M artel. Yo tampoco me acuerdo muy bien de lo que pasó realmente esa tarde. se producía una nueva detención relacionada con el caso. Pertierra había encontrado en las agendas de ambos el nombre de un marqués dedicado a la asesoría legal de empresarios a través de una sociedad radicada en la calle Sor Ángela de la Cruz. algunos de los cuales han sido identificados como miembros de comandos autónomos de ETA (…). se colocó detrás de la máquina de escribir para redactar el atestado de la detención de los cuatro sospechosos localizados en el apartamento de la calle de las Tres Cruces mientras recordaba la conversación entre M artel y uno de los detenidos en el furgón policial―. El dinero se evaporó hasta el paraíso suizo. el jefe de la brigada regional de investigación convocaba a toda la prensa para dar a conocer que inspectores del Grupo III. Blanco y en botella. un joven de dieciocho años. Las cifras sobre evasión de capitales del último lustro aportadas por los informes del Banco de España tampoco desmentían a Puig. Según los datos de la autoridad monetaria. inspector? Pertierra miró hacia otro lado. ―”A finales del pasado mes de noviembre. El marqués puso en funcionamiento todos sus contactos y tras interponer el correspondiente recurso fue puesto en libertad condicional de inmediato. ―¡Te he dicho que es mentira ―insistió M artel mientras el conductor del furgón frenaba en seco al escuchar las voces que provenían del interior del vehículo―. habían resuelto los casos por secuestro del industrial Batlló y el joyero Pazos tras capturar en M adrid a tres especialistas en secuestros. es que el maletín desapareció antes de que el motocarro llegase a la Castellana. comprobaron también que los delincuentes vigilados celebraban diversas reuniones y entrevistas con jóvenes vascos. Según los datos aportados por los componentes del grupo de Puig. Puig era muy listo. gracias a los desvelos de su madre que se gastó varios millones de pesetas en abogados y en mover influencias (según las malas lenguas). el tercero de la Brigada de Investigación Criminal. la versión ofrecida por Puig ante el juez cuando le preguntó por el destino de los fondos. establecimientos que tenían sometidos a vigilancia. adujó ante el juez que enviando el botín a Suiza sólo trataba de cubrirse financieramente ante la inminente depreciación de la peseta como hacían la mayoría de los empresarios españoles bien informados que eran injustificadamente acusados de un delito de evasión de capitales cuando sólo trataban de cubrirse ante el riesgo de cambio. Otro indicio más: Puig participaba en el accionariado de una sociedad en la que la presidencia recaía sobre el aristócrata. Puig. ―¡Es la puta verdad! ¡A nosotros nos cogisteis mucho después y de puro milagro pero no pillasteis ni un duro del dinero! ―Vázquez logró responder antes de que un inspector le tapase la boca con sus manos. al parecer.―¡Eso es mentira! ―respondió ofendido M artel. Un marqués. Puig era su mano derecha. recuperarlos. El mismo grupo de Pertierra. Siete meses después de la delación y de encontrar su nombre en las agendas de Batlló y Pazos. La policía detuvo posteriormente a un aristócrata acusándole de haber sido el ideólogo de los secuestros y de haber proporcionado la información y las armas necesarias al grupo reunido por Puig para poder realizar las dos acciones. La alegría le duró poco. propietario de la firma de cosméticos L'Oreal (…)”. Pero lo que sí que es cierto ―miró directamente al inspector Pertierra que hasta ese momento parecía no haber prestado atención al relato de su compañero―. identificado como Hellegouarch. Pont entregó a cambio un envoltorio que contenía heroína. incluso. en las que tenían planeado introducir armas para provocar motines y fugas. De eso no tengo ninguna duda. conocido del industrial y del joyero secuestrado. el jefe de la I Brigada de Investigación Criminal. Herranz. coincidía con la que la policía había hecho trascender a los medios de comunicación de la época en la nota policial de marras. A todo ello hay que añadir futuros proyectos de secuestros de altas personalidades de la Administración de justicia. a una joyería y a una entidad bancaria. que también había caído) le reconocieron aportando datos concretos de su actividad tapadera para llevar a cabo la preparación de los secuestros. así que cállate o todavía te meto una hostia antes de encerrarte en el calabozo! A pesar de los gritos del inspector. comisionados en San Sebastián. El titular del juzgado revocó la orden en cuanto el resto de presuntos implicados (incluido el Torres. Así se llegó a concretar que. a raíz de tenerse noticias de la preparación de atracos y secuestros por parte de bandas armadas. ―(…) En esta misma ciudad preparaban dos atracos. las grandes fortunas sorteaban el riesgo de cambio con los famosos maletines que con varias decenas de millones de pesetas aterrizaban diariamente en los diferentes aeropuertos suizos procedentes de Barajas y el Prat. el marqués era el organizador del grupo encargándose de facilitar las armas a los secuestradores y la información acerca de datos y costumbres de las potenciales víctimas. El joven inspector había sido uno de los que había participado en los servicios de detención en los que habían caído tres de los cuatro autores materiales de los secuestros: Puig. durante varios meses se sometió a vigilancia a los sospechosos. Los inspectores de la Brigada de Policía Judicial. Esa fue. en colaboración con agentes de la comisaría de La Latina y las policías de Castellón y Badalona. al menos. La última pregunta del Torres quedó en el aire. Habían llegado. el aristócrata lograba abandonar la cárcel de Carabanchel. a tomar fotografías para llevar a cabo con más exactitud la operación. Pertierra recibió una felicitación por el cierre del caso. en connivencia con un delincuente francés. La desarticulación del comando secuestrador de Puig tuvo lugar un par de meses después de la desaparición de la maleta con los quince millones aportados por la familia Pazos. La imagen del típico hombre de traje marrón oscuro escondido tras unas gafas graduadas de montura negra que como cualquier ejecutivo medio español llegaba a salidas internacionales del aeropuerto de Barajas agarrando con fuerza un maletín de los de doble fondo con un montón de millones de pesetas en su interior ya formaba parte de los mitos del imaginario común de los españolitos que tan bien había quedado retratado en la famosa película de principios de los ´70 de Leblanc. donde mantenían en estrecha observación a un furgón blindado que transporta los fondos y nóminas de la residencia sanitaria Valdecilla. la versión de Vázquez era la correcta. ―Déjalo ―el Torres trató de apaciguar los ánimos de Vázquez ante el cariz violento que estaba tomando el asunto―. La cuenta número 163426 del Banco Cantonal de Suiza. Los suficientes para que el equipo de Puig que había alquilado el Simca 1200 ese mismo día en el aeropuerto de Barajas (bajo un nombre falso y con un permiso de conducir que había sido sustraído en una Jefatura Provincial de Tráfico) cogiese la maleta con los quince millones de pesetas del motocarro aprovechando que se había detenido en un semáforo. con el consiguiente peligro para la seguridad ciudadana. El secreto bancario suizo hacía prácticamente imposible el rastreo y la recuperación del botín. La oficial. se procedió a la detención de todos ellos (…)― Pertierra saco el folio de la máquina de escribir y se lo pasó a M artel. Dos días después de la rueda de prensa en la que se había dado a conocer la desarticulación del comando de secuestradores dirigidos por Puig. Aquel recogió de manos de éste una bolsa con los tres revólveres y la pistola intervenidos en el momento de la detención. con la intención de alterar gravemente el normal funcionamiento de las prisiones. apoyados en la experiencia del Cuerpo Técnico de Aduanas. El que se lo llevó no está en este furgón precisamente. . tras bajar a los detenidos a los calabozos del edificio policial de la Puerta del Sol. El secreto bancario impedía verificar su versión y. El dinero tiene miedo. era conducido por el inspector Pertierra hasta el calabozo de las Salesas mientras el juzgado de instrucción número 5 instruía las diligencias oportunas. Otro tanto ocurría en Santander. El 5 de mayo del 78. El Torres cayó poco después. detenía al presunto cerebro de la banda. ya adelantó en la comparecencia ante la prensa que las detenciones sólo suponían la conclusión parcial del servicio ya que quedaban dos secuestradores por detener. ¿no. y ante la inminencia de los golpes que iban a perpetrar. por supuesto. La cruda realidad fue que los agentes que seguían al motocarro se perdieron durante unos minutos por culpa del típico atasco madrileño. Una vez recopilados todos estos datos. Vázquez y Córdoba. preparaban el secuestro de un industrial parisiense. ya no existía la presunción de inocencia. de veintinueve. número 12. al que pertenecían por derecho propio Pont. Durante la operación fue preciso reducir por la fuerza a los cuatro. borrachos. el Torres. de 31 años de edad. proxenetas. . la convivencia social y el respeto eran los pilares que debían ser sostenidos frente a esta panda de indocumentados. Torres. Las buenas costumbres. Echaniz . Un lavado de cara. El Titulo Primero de la norma dedicaba un par de artículos adicionales para ampliar el espectro de los estados de peligrosidad que quedaban sometidos a las prescripciones de la ley: enfermos y deficientes mentales que. Sus componentes disponían de tres revólveres de la marca Taurus. alias el Pulpo. homosexuales. una pistola Star del calibre 9 milímetros parabellum y numerosos cartuchos “. Para este último grupo. toxicómanos. jóvenes rebeldes. y Vázquez. calibre 38 especial. ―Creo que les van a aplicar la Ley de Peligrosidad Social ―comentó M artel mientras leía el extenso atestado redactado por Pertierra. Los objetivos seguían siendo los mismos: vagos y mendigos habituales. prostitutas. el Pulpo y Vázquez. significasen un riesgo para la comunidad y los ya condenados por tres o más delitos en quienes fuese presumible la habitualidad criminal. por su abandono o por la carencia de tratamiento adecuado. de veintiséis. pandilleros. rufianes. de veintisiete―Pertierra introdujo un nuevo folio en la máquina de escribir―. de fabricación brasileña. Promulgada el 4 de agosto de 1970 venía a corregir los defectos observados en la antigua Ley de Vagos y M aleantes (conocida popularmente como la Gandula) comenzando por la modernización del propio título normativo. traficantes y consumidores de drogas.―(…)El grupo armado estaba constituido por cuatro personas: Pont. pervertidos o personas con inclinaciones delictivas. que estaban refugiados en un apartamento de la calle de Tres Cruces. para apoyar la incomunicación en la que se había mantenido al grupo. Su entrada en Carabanchel se había producido por la puerta grande tras formar parte de la banda que el 28 de diciembre del ´72 trató de atracar la famosa joyería Girod en el 38 de la Avenida de José Antonio a plena luz del día. M ira lo que dicen en la prensa. Tras firmar el armisticio. O se han democratizado. Los delincuentes. o es que todo esto no es más que una pantomima. Ni siquiera sé porque nos han detenido. Sin comida. En un solo día podían entrar hasta setecientos asuntos en el juzgado de guardia encargado de la distribución hacia el resto de jurisdicciones: los casos de responsabilidad penal a los de instrucción. ―Os han tenido diez días… ¿para nada? ―Para jodernos. Una vez descargados los furgones comenzaba la distribución de los detenidos a través de la alargada galería de calabozos del edificio de la Plaza de Castilla. La policía. Era la segunda vez que le detenían. sacó una serie de documentos de su cartera. A ambos lados de la galería se encontraban las celdas del sótano (unos pequeños habitáculos con unos bancos de piedra con capacidad para veinte o treinta personas) en las que eran depositados a la espera de que llegase la llamada del juez de turno. la Ley de Vagos y M aleantes fue reformada por la dictadura franquista para incluir a los homosexuales entre los que ofendían la sana moral del país. intentaban comunicarse con ellos tumbados a ras de suelo para poder darles el último aliento (o un par de cigarrillos y un mechero) antes de ser enviados a Carabanchel. ―Pues prepárate. pretendían alterar el funcionamiento de las cárceles. secretarios. se le podía aplicar a cualquiera que no tuviese oficio ni beneficio. en canguros. pero tampoco te creas que se han tomado demasiadas molestias en averiguar nada. Contaba con el dudoso honor de ser el preso que más tiempo había permanecido en prisión preventiva a la espera de juicio (casi siete años). ―También dicen que estabais preparando varios atracos ―continuó el abogado mientras sacaba un paquete de cigarrillos y le encendía uno a Pont―. Según las autoridades policiales. auxiliares. los detenidos formaban parte de un grupo anarquista organizado para cometer delitos a gran escala. Ni una sola hostia. togas… El ajetreo también continuaba en el exterior donde se acumulaban algunos familiares y amigos de los detenidos que. La artería comercial estaba repleta de curiosos que se concentraban en las compras navideñas. se sentó en el banco de uno de los pasillos de la sede judicial madrileña junto a un detenido de espesa barba que acababa de ser subido desde los calabozos al hall―. de los grupos armados de la COPEL (Coordinadora de Presos en Lucha). que fueron detenidos por la Brigada de la Policía Judicial. Tras apurar al máximo el límite legal de incomunicación. ―Sí. sacando el agua de las cisternas para poder beber y soportando las altas temperaturas del verano. rufianes y proxenetas. los de naturaleza civil al de primera instancia. Ni siquiera nos han atizado como de costumbre. fichas. A lo largo del día los funcionarios iban subiendo y bajando los detenidos que pasaban a declarar ante los diferentes juzgados que tramitaban las diligencias iniciales. que va a ser que no.000 pesetas) a los de distrito… Una media constante de mil visitantes (familiares. Veintidós juzgados de instrucción y diecinueve de primera instancia. M ontañas de expedientes. forenses. La reforma añadía. amigos. Aprobada en el ´33 por la II República para controlar a mendigos. y el secuestro de industriales y altos funcionarios de justicia. se había encargado de airear la pertenencia de los detenidos a la Coordinadora de Presos en Lucha (COPEL) que había encabezado el famoso motín de Carabanchel del 18 de julio del ´77 en el que los presos permanecieron tres días encaramados en los tejados de la prisión resistiendo el asedio de las fuerzas de seguridad. los de inferior cuantía (menos de 50. El edificio contaba con 9 plantas en las que trabajaban más de quinientos funcionarios. demandantes. ¿qué pasa. Pont acababa de obtener otra marca histórica: El primer delincuente común al que la policía aplicaba la ley antiterrorista. ―Vamos. A Pont y a sus colegas les atribuyeron formar parte de la GAPEL (brazo armado de la COPEL) para poder justificar la concesión de la prórroga. el joven penalista que formaba parte del colectivo de abogados progresistas de M adrid. claro. a todos aquellos que traicionando el tradicional acervo de las buenas costumbres de la sociedad española perturbasen con su conducta la paz social o la tranquilidad pública. ―No sé de qué me hablas ―Pont miró con recelo a los dos guardias civiles que les vigilaban tras echar la primera calada―. que no me han puesto la mano encima ―insistió Pont―. testigos. Con dieciséis años le aplicaron la Gandula (más conocida como Ley de Vagos y M aleantes) con una condena de tres años sin derecho a reducción o indulto por unos pequeños hurtos y otros dos más de reclusión por la de Peligrosidad y Rehabilitación Social. es que no te han interrogado o qué? ―Bremond repasó entre sus papeles los cargos por los que había sido acusado Pont y sus colegas de la calle de las Tres Cruces. a través de las rejillas de unos pequeños ventanucos de los calabozos que daban a la altura de la acera de la calle Bravo M urillo. provocar motines en las cárceles para liberar a «sus compañeros de Herrera de la M ancha».VII ―La policía le ha contado a la prensa que estabais en contacto con la ETA y que habíais recibido armas de una organización terrorista francesa ―un joven abogado. que tenían frecuentes contactos con miembros de los comandos autónomos de ETA. como eran conocidos los furgones policiales en la jerga carcelaria. La inocentada le supuso una portada a toda página en los diarios de la época y casi seis años entre rejas tras una espectacular persecución a tiros que acabó en el parking de Galerías Preciados y que se saldó con un policía municipal y varios transeúntes heridos en una interminable carrera que finalizó cuando Pont se tuvo que rendir ante dos inspectores de la Brigada Criminal que habían logrado acorralarle. con un esparadrapo en la boca y de cuarenta en cuarenta. además. ―Todo eso es mentira ―Pont echó una mirada a un par de guardias civiles que le custodiaban a una distancia prudencial mientras esperaba la llamada del juez. DETENIDO EL "CEREBRO" DE LA COPEL Y DIEZ M IEM BROS M ÁS Delincuentes comunes colaboraban con comandos de ETA Once miembros. agentes judiciales. La nueva ley penal ampliaba las 72 horas estándar de reclusión máxima en dependencias policiales hasta los diez días de completa incomunicación en caso de ser considerado miembro de una banda armada. Todas las mañanas los funcionarios de Instituciones Penitenciarias se encargaban de ir introduciendo en los calabozos de la planta baja a los individuos que esposados y con caras de pocos amigos eran descargados en el garaje de los juzgados por los furgones policiales (también conocidos como canguros) que los habían ido cargando en las diferentes comisarías de la ciudad o en la propia Dirección General de Seguridad entre los detenidos del día anterior que debían pasar a disposición judicial. Pont y sus colegas de Carabanchel con los que compartía alquiler en el piso de las Tres Cruces fueron puestos a disposición judicial. jueces… Ellos se encargaban de tener bien engrasada la maquinaria judicial madrileña. letrados. sólo es el principio ―Bremond. Oficiales. carpetas. ―¿Cómo? ¿Qué quieres decir? Pont conocía bien el paño. La reforma franquista iba más allá incluyendo la posibilidad de que los detenidos pudiesen ser internados en establecimientos de trabajo o colonias agrícolas para cumplir las penas dictadas por los jueces franquistas y de paso ayudasen a levantar el país. ―Pero. Por los pasillos de los juzgados de instrucción de la Plaza de Castilla desfilaban más de cien detenidos al día. etc…) también se paseaba a diario por diversos motivos por las instalaciones del edificio que albergaba los juzgados de M adrid. con media melena. la resistencia de los presos que como Pont se habían encaramado al techo de la prisión terminó tras el intenso bombardeo de objetos realizado desde helicópteros militares que sobrevolaban sobre sus cabezas soltando todo tipo de objetos. los amotinados fueron dispersados por penales de todo el país tras ser aseados con zotal en el patio . proyectaban secuestrar a altas personalidades de la Administración de Justicia. Básicamente. de ser el cerebro del brazo armado de la coordinadora de presos ―el joven abogado continuó informando a su cliente de la relación de cargos con la que el atestado policial había justificado su detención―. Las cuchillas de afeitar fueron el detonante de una huelga general de talleres que tuvo un seguimiento masivo en todas las cárceles del país. Los años pasados en varias prisiones junto al Cantábrico le habían dejado huellas imborrables en su hígado. ya sabes cuál es mi opinión. continuaba la política represiva contra los que habían participado activamente en el conflicto. A Pont le enviaron directamente a una celda de aislamiento del Puerto de Santa M aría en la que estuvo encerrado veintitrés horas al día (la otra hora se la pasaba paseando por uno de los patios en completa soledad para que no pudiese comunicarse con nadie). La sabana con las palabras Amnistía y Libertad había dado la vuelta en los Telediarios de medio mundo que vigilaban con curiosidad aquello que se empezaba a conocer como la Transición. Con la tunda que nos dieron entonces no creo que le quede ganas a nadie de volver a hablar de la coordinadora… ―Ah. Cómo le verían. el Dueso no es el mejor sitio para reinsertarse. Aquello les sentó como un tiro a los de Instituciones Penitenciarias. Después de aquello todo quedó desactivado. ―Serán panfletos viejos ―respondió Pont―. coincidiendo con la campaña electoral. Lo de los bonos para la campaña de apoyo a los de Herrera fue el último intento de autogestión. se cambia de acera. es una cortina de humo para aplicarnos la ley antiterrorista y tenernos . Para evitar una nueva sangría entre los presos en reacción a los primeros traslados. ―Te acusan. un rechazado de la sociedad como la mayoría de los reclusos que formaban parte del electorado (sólo los preventivos podían votar) y que no tenían ninguna intención de apoyar a los partidos que se habían fabricado a medida una amnistía que les había dejado a ellos con cara de tontos. ―No existe ningún brazo armado ni nada parecido ―Pont sonrió amargamente al ver cómo salía del despacho del juez un sudamericano que juraba no saber nada de cierta cantidad de heroína que había aparecido en sus bolsillos al llegar al aeropuerto de Barajas―. los que no habían sido expulsados a otras prisiones fueron puestos en cuarentena en la rotonda de la sexta galería para evitar que contagiasen al resto de presos y provocasen un nuevo motín. sin mesa y sin silla. ―Entonces. el Comando de Apoyo a la Copel y los Grupos Libertarios que trataban de mantener la tensión informativa en el exterior a la espera del indulto masivo tantas veces rumoreado en los patios de los cárceles. El GRAPO le ametralló frente a su casa cuando se disponía a ir trabajar. El asesinato de Haddad coincidió con la explosión de varios artefactos contra las cocheras del metro de M adrid y Barcelona en las que se inutilizaron varias unidades y por las que también se acusó a la GAPEL y por ende a la Coordinadora de Presos. tuvo que ser trasladado directamente al Hospital General Penitenciario por una recaída de una dolencia hepática. Pont no se volvió loco como algunos esperaban. al menos para las autoridades penitenciarias. La estrategia de desgaste para alcanzar la deseada amnistía de presos comunes continuó con la presentación de constantes denuncias y solicitudes de libertades con las que empapelaban a los funcionarios de instituciones penitenciarias. En Carabanchel. Lo último en que pensaba Pont era en los diferentes programas electorales. ―M ira ―Pont volvió a echar una calada al cigarro―. que no tardó en salir al paso negando cualquier relación y acusando a la policía y a la prensa de manipulación. ―El Torres participó en todas las movidas de Carabanchel y el Pulpo fue el primero que dio la cara en el Dueso cuando lo trasladaron desde M artutene ―continuó Pont―. El Pulpo había sido el primero de los cuatro detenidos en la redada de las Tres Cruces en salir de la Dirección General de Seguridad. entre el escepticismo y el voto de izquierdas – (2) Los minusválidos desconfían y la mayoría de los gitanos optan por la abstención – (3) Los presos sociales y los “pasotas” se pronuncian abiertamente por la abstención. Dicen que han intervenido en su casa mucha propaganda de la coordinadora y de los grupos de apoyo a los presos. A él también se la tienen jurada desde entonces. el Director General de Instituciones Penitenciarias. El mal ya estaba hecho. atrofia la sensibilidad de cualquier ser humano. Pont había sido uno de los que más había atizado el fuego de las revueltas de los comunes. justo ahora que había conseguido la libertad―. Las asambleas espontáneas y el éxito inicial de la autogestión dentro de las galerías acabaron con la paciencia de las autoridades que respondieron con la apertura masiva de expedientes disciplinarios y de sanciones en las celdas de castigo. El asesinato de Haddad había acabado con las pocas posibilidades de alcanzar una solución negociada. hace tiempo que la coordinadora está completamente desactivada. en unas condiciones bastante penosas. Los trasladados de Carabanchel se cortaban las venas ante los Directores de las prisiones que salían a darles la bienvenida. El talego no rehabilita a nadie. Alrededor de la coordinadora de presos comunes se aglutinaban diferentes organizaciones creadas por familiares y amigos: la Unión Democrática de Prisiones. Por cierto. En cuanto alguien se entera que has estado en prisión. A pesar de no poder dar ni tres pasos seguidos en la celda y de no tener ni una mesa ni una silla donde sentarse. además. Los presos acabaron cediendo. En toda la prensa han destacado vuestra pertenencia a la COPEL. El reportaje “Los marginados. una periodista vino al Puerto de Santa M aría a hacerme una entrevista. todos sabemos que eso de la reinserción es una patraña progresista. La hemorragia se extendió por todas las prisiones del país. mientras tanto. Una bandera desplegada con el mapa enrejado de España y una leyenda con el nombre de la coordinadora fue ondeada por los presos como parte del movimiento fundacional de la coordinadora que un año después hizo tambalear a los responsables de instituciones penitenciarias en el motín del 18 de julio del ´78. No ha sido casualidad que la policía haya venido a por nosotros. Para siempre. claro. Haddad. y produce un estado de ansiedad angustioso». también os acusan de estar tejiendo una red para introducir armas en las cárceles que faciliten fugas masivas. Pont y la mayoría de los presos de la coordinadora no tardaron en darse cuenta que la brutal acción terrorista había enterrado definitivamente las posibilidades de concesión de un indulto general para los presos comunes. Hace un año. ¿qué es lo que quieren? ―Vengarse por habernos dedicado a denunciar el vergonzoso estado de las cárceles ―respondió por fin Pont―. fue asesinado semanas después de los famosos motines de Carabanchel y la M odelo del ´78. aunque oficialmente seguía en la clandestinidad tras una orden gubernativa de la Dirección General de Seguridad franquista dictada en 1974. ofreció sus servicios gratuitamente a los presos en un pulso con los colegios tradicionales del gremio que solían delimitar sus servicios hasta que sus clientes entraban en prisión abandonándolos a su suerte a partir de ese momento. también han detenido a tu amiga Fátima. Tres meses después del bautizo de sangre de la coordinadora. Pont volvía a poner contra las cuerdas al sistema al cortarse las venas tras leer un manifiesto de protesta durante una vista judicial (26/05/1977) junto a otros dos compañeros.de la prisión y pasados por una peluquería de campaña montada in situ. ―Lo sé. un sector conflictivo e incómodo para los partidos políticos” (02/79) firmado por Prades para El País constaba de tres artículos: (1) Los homosexuales y las mujeres. ―Todo esto no es más que un montaje de la policía ―Pont ya no dudaba de que algunos de los enemigos que se había granjeado durante su estancia en Carabanchel le estuvieran pasando la factura. ―Desde luego ―asintió Bremond―. Por desgracia. Eso de la GAPEL como lo del Frente para la Destrucción de las Cárceles fue un invento de instituciones penitenciarias para intentar cargarnos lo de Haddad. La política de dispersión produjo un efecto contrario al deseado. sólo sirve para apartar a los delincuentes del resto de la sociedad. Daba igual. Tras nueve días de completa incomunicación (uno menos del máximo legal) en las dependencias de la Puerta del Sol. Fátima es una sentimental. La joven periodista entrecomilló las palabras de Pont para recoger la absoluta indiferencia con la que la población reclusa se tomaba el asunto de las urnas: «el estar encerrado tantas horas al día en una celda donde sólo puedo dar tres pasos. Su abogado consiguió que unos cuantos senadores visitasen el penal y toda aquella letrina con muros saliese a la luz pública. Pont revivió la famosa imagen de los primeros nueve presos de Carabanchel subidos a las terrazas del hospital penitenciario de la prisión con pancartas reivindicativas (21/02/1977). El colectivo de abogados jóvenes de M adrid. Él era un marginado. se me olvidaba ―el abogado repasó un bloc de notas antes de entrar en el despacho del magistrado―. No lo entiendo. espera ―el abogado trató de recomponer la situación mientras la secretaria judicial volvió a salir al pasillo para avisarles que el juez les esperaba desde hacía rato―. Su entrada en España supuso su última acción conocida hasta la fecha (30/11/67): el fallido atraco al Banco Aragón de General M ola. nos acercamos a Hendaya. El mosqueo de sus abogados continuó cuando los familiares de los trasladados a Herrera de la M ancha recibieron un escueto telegrama con el texto: “Estoy bien. ―¡Espera! ―el abogado le sujeto al brazo antes de entrar en el despacho del juez―. para mayor abundamiento. junto a Dupont. Hematomas. digamos. nada. El punto álgido llegó cuando en el Juzgado de Instrucción de M anzanares (Ciudad Real) se recibió una comunicación de dos de los presos testigos de la paliza recibida por Rueda. el preso anarquista fallecido en Carabanchel. más del necesario. Antes había dejado su huella en el Banco General del Comercio y la Industria barcelonés. ―Ya. ―No. ante las preguntas del juez. Entre los trasladados a Herrera. un tipo inquieto. Increíble. La policía gala le consideraba el cerebro de una banda de delincuentes de gatillo fácil que había realizado una serie de atracos antes de esconderse en Suiza. fue la excusa esgrimida por todos los sospechosos. pero para qué. llegasen a afirmar. después de las denuncias de Herrera ahora todo el mundo está muy suave. esto quizás si lo entiendas ―Pont se acercó lo suficiente para poder susurrar a Bremond―. hay gente que no aguanta y se acaba enganchando a cualquier cosa con tal de que el tiempo pase más deprisa. en la que aseguraban retractarse de todo lo dicho anteriormente a pesar de que se habían ratificado en todas las declaraciones efectuadas hasta ese momento. perdona pero a veces me pierdo un poco. En todas las galerías se escuchó el altavoz de la rotonda llamando a seis presos a capitulo. Tienes demasiado tiempo para pensar. Además. Hellegouarch era un histórico. Lo de que nos hemos juntado con él no es más que una excusa para meternos la antiterrorista y tenernos incomunicados. que le hacía imposible pasar desapercibido. Los funcionarios de la prisión madrileña habían encontrado la noche anterior un túnel de más de cuarenta metros excavado en el comedor de la séptima. M ás de diez guardias descamisados. ¿no? ¡Que cabrones! Vienen a por nosotros por lo de Herrera! ―Pont se sorprendió al ver como se sulfuraba el joven abogado. con delitos de sangre. incluso. Tras la inauguración en plena meseta castellana del primer centro de máxima seguridad del país. ¿Qué es eso de los juicios? ―Cuando lo del atentado a los abogados de Atocha hicimos una colecta para comprar una corona de flores entre todos los presos de Carabanchel ―recordó Pont―. seguro. vergajazos. hay gente a la que no le gusta mancharse las manos. ―Pont ―el abogado llamó la atención del detenido tras un largo silencio. Los muy cabrones apalizaron a los que se encargaron de recoger el dinero. El colectivo de Abogados Jóvenes de M adrid reaccionó con una visita al penal manchego que confirmó todas las sospechas. cuando estuvimos en San Sebastián. ―Además todo esto es una venganza adicional por nuestra intervención en los juicios de los abogados laboralistas de Atocha ―insistió Pont mientras se levantaba. El “efecto Herrera” les había ablandado lo suficiente como para que. ―¿Los funcionarios? ―preguntó enojado el abogado.… ―Pont pareció volver a estar en trance―. Las ratas. Esos maderos de la Puerta del Sol se han tirado todo el tiempo intentando que les diese una lista de abogados. ―¿Eh? ―Pont pareció despertar―. le respondieron a uno de los que quiso poner una denuncia. se retractasen de sus denuncias. ya sabes. La demanda venía precedida por otro hito en la historia penitenciaria: un grupo de funcionarios de la prisión manchega había denunciado que en el penal se aplicaba de manera sistemática la tortura a los presos por parte de un reducido grupo de compañeros. Tras ser sofocado apareció escrita en las paredes de las galerías la palabra COPEL. una especie de nube. Los bajaron a la perra chica en los sótanos abovedados de la primera donde todavía se conservaba el garrote vil. ―Bueno. lo de las represalias por la corona de flores a los abogados de Atocha. En el talego el tiempo pasa muy despacio. Un Consejo de Guerra le condenó a la pena capital. Fruto de un chivatazo. normal. etc…). «Habrás cogido humedad mientras has estado excavando el túnel». ―Pues la policía también dice que pensabais secuestrar a un conocido empresario francés. Instituciones Penitenciarias había seleccionado. ―Bueno. El tour terminó en M álaga donde fue detenido tras ser identificado sin ningún tipo de dudas: un defecto en el ojo izquierdo. para imaginar. para eso utilizaron a sus chivatos. uno de sus colegas que también le había seguido desde Suiza. Todos recordaban las porras de goma encima de la mesa. De los pocos que tras ser condenado por el régimen a la última pena había logrado sobrevivir para contarlo. Os quieren meter el marrón por apoyarnos. Un grupo de hombres con la toga se giraron ante las voces de su colega. . ―Lo único que sé es que el francés tuvo la oportunidad de fugarse y no la desaprovechó. ¿cómo vamos a saber si son etarras? Vamos. Lo de Herrera había tenido unos comienzos. No vengáis a verme. Una treintena de abogados madrileños acababa de firmar una demanda conjunta en la Audiencia Nacional por las continuas torturas a presos que se producían en el nuevo penal de máxima seguridad inaugurado en Herrera de la M ancha. Los chivatos hicieron el trabajo sucio. El Pulpo le tenía en aprecio y hace un mes. Joder. para soñar.… ¿decías? ―No. los primeros presos en ser enviados no habían sido ni los más peligrosos (multirreincidentes. De eso se trataba. sales a los bares a tomar copas y hablas con mucha gente pero. Somos parte de un experimento. El caso Rueda (14/03/78). Aunque no te lo creas los boqueras tienen más miedo que los propios presos. contusiones. La muerte del joven anarquista provocó el consiguiente motín. El traslado de los dirigentes de la coordinadora a otros centros para disolver el poder que estaban adquiriendo sobre el resto de reclusos volvió a tener el efecto contrario al deseado: las protestas se extendieron por todas las cárceles del país. ¿no? ―continuó Pont―. Pero lo de la ETA y lo de las armas es mentira. sospechosos. ―No me jodas. fuguistas. a algunos especialistas en quebrar voluntades que después de aplicar viejas recetas conseguían que presos que les habían denunciado por malos tratos o por corrupciones dentro de la prisión. Según decían. Los presos habían utilizado su propia sangre como tinta. Valdés. No necesito abogado”. se contaba con los testigos del apaleamiento que había sufrido Rueda antes de morir abandonado en una celda de la enfermería de la prisión madrileña.incomunicados. Dicen que es una de las secuelas de haber pasado tanto tiempo en la cárcel. los abogados estabais detrás de lo de la coordinadora y de esos secuestros que dices que nos achacan. En realidad yo sólo le conozco de oídas. decidió que sus chabolos fuesen inaugurados por presos comunes que aparte de pequeños delitos contra la propiedad contaban para Instituciones Penitenciarias como los más reivindicativos y que más activamente habían participado en la reclamación de la amnistía a los presos comunes. ―Espera. Cinco balazos sobre una pared en la que se apoyaba el cajero del banco habían dejado perfectamente marcada su silueta. ¿Qué me puedes decir del francés? ―Jean Pierre era un kie del penal de Burgos. ―No se me olvidará en la vida. Hemos sido utilizados como cobayas para probar la aplicación de las leyes antiterroristas a presos comunes. El juicio por la muerte en Carabanchel del preso anarquista todavía no se había celebrado y la testifical de los compañeros del preso fallecido se consideraba vital para el resultado de la vista. «Del túnel ese yo no sé nada». sin duda. el responsable de Instituciones Penitenciarias. A mí después de las protestas me mandaron al Puerto de Santa M aría ―le aclaró Pont―. ni siquiera los terroristas de los diferentes grupos de extrema izquierda o derecha que poblaban los presidios de toda la geografía nacional. ―Será ahora porque acuérdate lo que pasó con Rueda. que los etarras no van por la vida identificándose y menos frente a unos desconocidos que acaban de salir de la cárcel. dentro del colectivo de funcionarios de prisiones. Te lo aseguro ―Pont volvió a revivir aquellos tensos días de finales del invierno del ´78 en el penal madrileño. simplemente alguien se encargó de dejar abiertas unas cuantas celdas… ―contestó resignado ante las pocas posibilidades de que aquel caso fuese alguna vez juzgado―. que la muerte del preso anarquista debía ser obra de los propios reclusos por algún tipo de rencilla o venganza. Los interrogatorios judiciales se eternizaban y algunos días se llegaba a la medianoche antes de que todos los detenidos fuesen enviados a Carabanchel.. La nota de prensa facilitada por la Jefatura Superior de Policía también mencionaba que la banda de Pont preparaba dos atracos a una joyería y una entidad bancaria de San Sebastián. La movilidad de la banda era sorprendente. imaginación no les falta―respondió Pont tras echar una ojeada a la nota policial que habían enviado a la prensa. el grupo de Pont había establecido una cabeza de puente en el País Vasco francés bajo el cobijo de refugiados que hacían labores de logística para la banda terrorista ETA y los comandos autónomos.. Hace tiempo les metieron en Carabanchel por dejarse engatusar por un abogado suizo y un aristócrata que se dedicaban a secuestrar a joyeros. Yo estoy fuera de toda esta mierda. Aunque todo eso ―señaló la nota policial―. . probablemente de oficio. Yo no trabajo ese género. entiendes. Nada de nada. Era su turno. ―¿Cómo? La secretaria judicial salió de nuevo para avisar al abogado de Pont con una pequeña seña sobre el reloj de su muñeca. las armas no eran para mí. tienen la cabeza llena de pájaros. ―Desde luego. ―¿Entonces para quién eran? ―Estos ―señaló con la cabeza hacia otro de los bancos situado al comienzo del pasillo donde se encontraban custodiados el Torres y Vázquez por un par de agentes ―. presumen de tener ciertas amistades burguesas que a mí no me gustan nada. Pero de ahí a pensar que son capaces de llevar a cabo cualquiera de las cosas que pone en esa nota. En el pasillo se arremolinaban gran cantidad de letrados. La extensa nota policial también les acusaba de mantener una estrecha vigilancia sobre un furgón de blindados que trasportaba los fondos y las nóminas de los empleados de la santanderina residencia sanitaria de Valdecilla. ―M ira ―Pont se levantó ante la mirada de la secretaria judicial que esperaba con la puerta entreabierta con cara de pocos amigos―. Además. Según la misma nota policial distribuida a todos los medios. estos colegas ―señaló con la cabeza al banco donde esperaban su turno el Torres y Vázquez―. sólo ha podido salir de una mente calenturienta o de un lector de novela de espías. ―¿Y lo de las armas que dicen que os dio el francés en Hendaya? ¿Dicen que le pagaste con un paquete de heroína? ―¿Caballo? Ni de broma.El presidente de la corporación cosmética L´Oreal. que esperaban pacientemente a que les subiesen a sus defendidos. estoy limpio y no pienso volver a cagarla. ―¡Están girando! ―gritó M artel al ver como el sexteto de manera compacta comenzaba a caminar. Los atracadores no lo comprobaron hasta que salieron de la entidad y se tropezaron con una operación montada por inspectores de la Comisaría de la Estrella que a su vez habían sido auxiliados por varios vehículos radio patrulla. ―Está bien ―intervino M artel―. En los casos anteriores. Calle de Emilio Ferrari (07/02). por su aspecto. agrupado por la acera y con la espalda pegada a la pared. ―Está bien ―M artel se dirigió hacia el coche mientras los curiosos comenzaban a acercarse al cerco policial montado frente a la oficina del Santander. mucho más compleja que las anteriores: que los atracadores se encerrasen con rehenes en el banco. Hacia media hora que se había recibido una llamada anónima en el 091. en la que tres jóvenes provistos con armas de fuego cortas penetraban en la sucursal del Bilbao apoderándose de 1. Entre los agentes asignados al servicio de Seguridad Ciudadana del 091 se buscaban expertos en detectar falsos avisos de alarma o verdaderos psicólogos que en muchas ocasiones simplemente tenían que cargarse de paciencia para atender a personas con evidentes síntomas de depresión necesitadas de alguien que simplemente les escuchase. hacia su izquierda. El tipo que parecía llevar la voz cantante hizo una seña a sus compañeros con la cabeza para que le siguiesen. una mujer había logrado indicar que en esos precisos instantes unos hombres armados acababan de entrar en una oficina bancaria en el 43 de la calle del General Yagüe. La persona que ha llamado no ha dado más explicaciones. Volvieron a discutir entre ellos y finalmente accedieron. aunque posteriormente también fueron detenidos interviniéndoles.65 y 6. La prioridad: salvar al rehén mientras se vigila discretamente al atracador o atracadores.VIII ―¿Cuántos son? ―M artel se bajó del coche y se dirigió a uno de los agentes radio patrulla que trataba de acordonar la zona.800 pesetas. Tres individuos provistos de armas de fuego cortas entraban en la oficina intimidando a los empleados y a los clientes e invitándoles a arrojarse contra el suelo y a no levantar la cabeza. Quedaba una cuarta. todavía no ha sido capaz de articular palabra. ―Nosotros estábamos tirados en el suelo y de repente escuchamos como volvían a entrar ―respondió el cliente tras volver a tomar aire―. somos rehenes!!! ―gritó al salir el primero de los hombres que. La esperanza: que los atracadores acabasen deshaciéndose de ellos por serle de estorbo. ―¡Ahí salen! ―de repente aulló uno de los numerosos agentes apostados frente al 43 de la calle del General Yagüe. La procesión de atracadores y empleados del banco giró lentamente a la altura de la calle Lérida. un hombre de avanzada de edad. El nuevo “dispositivo anti atracos” implantado solo hacía un mes por la Jefatura Superior de Policía llevaba 4 de 4. No se lo esperaban. fugarse tras interceptar un taxi a punta de pistola. del 38. Justo detrás del empleado del banco que mantenía las manos en alto un hombre le apuntaba directamente sobre la sien a cañón tocante con lo que parecía un Colt del 38. Como mandan los cánones. Es cierto que un atraco tiene un tiempo mínimo de ejecución por muy bien que esté planteado. Era una de las elegidas para montar el novedoso sistema.013. Calle de M aqueda (06/02). La tercera. M artel regresó corriendo a la primera línea de vehículos situada a escasos metros de la salida del banco. En menos de cinco minutos es prácticamente imposible que se cometa aunque también se contaba con la ventaja de que la ciudad no destacaba por la fluidez de su tráfico lo que solía impedir la llegada a tiempo de la policía. y la más habitual. En los casos anteriores. además del dinero robado. Se apoderaron de cerca de un millón de pesetas depositado en la ventanilla de caja y tras guardar los billetes y las armas en una bolsa de plástico se dispusieron a salir de la oficina con total tranquilidad. es que los atracadores intentasen huir con el dinero. Los otros lograron. El jefe de sala comprobó inmediatamente en un tablón anexo el número y la entidad que estaba siendo atracada. Esta entrañaba más dificultades. acorralados ante la primera lluvia de impactos (en el caso de que intentasen escabullirse). Empezaron a discutir entre ellos y a insultar a la policía. La acera de la izquierda se encontraba despejada. Cuando abrí la puerta llegué a pensar que quizás hubiese sido mejor quedarme dentro. En este caso no había sido así. Calle de Toledo (16/02) y la ultima en la Avenida del M editerráneo (22/02). Uno de ellos resultó herido en una de sus piernas. En las terrazas de los edificios la gente también se asomaba . ―Probablemente tres. parecía ser el director de la oficina. Era dos de las tres posibilidades que manejaba la policía a la hora de la verdad. ―No somos tan tontos ―se quejó uno de los agentes―. La Dirección General de Seguridad afirmaba tener previsto un operativo especial con personal altamente cualificado para tratar este tipo de situaciones. El atraco se desarrolló con absoluta normalidad. comenzó a respirar: Todo había comenzado sobre las diez y media de la mañana. ―¿Y el viejo? ―Está al borde de un infarto ―el agente señaló a un hombre sentado dentro de uno de los vehículos policiales situados en la retaguardia―. puede marcharse. en primera instancia.35 respectivamente) y un revolver M arx. ―¡No disparen. Cuando los asaltantes abrieron la puerta de la oficina se dieron inmediatamente la vuelta al comprobar la recepción que les esperaba dispensar varios coches radio patrulla que habían aparcado en doble fila frente a la puerta de la oficina. Las instrucciones: los coches radio patrulla van dando la situación del vehículo (probablemente también robado) en cada momento mientras se suman nuevas unidades cortándole las posibles salidas hasta que quede totalmente encerrado. ―Le han liberado hace unos minutos ―le indicó uno de los agentes que se apoyaba en una de las puertas del vehículo―. les dije que estaba enfermo. La primera. Con estos datos y un gran plano que señalaba la situación de los coches radio patrulla más cercanos al lugar del sucesos se dio el aviso por la radio. En esta ocasión no parecía así. Los asaltantes no obedecieron la voz de alto. En la prensa volvió a utilizarse el titular de marras: OTRA VEZ FUNCIONÓ EL SISTEM A ANTI ATRACOS. En cinco segundos se encendió una luz roja en un panel numerado de la sala del 091. El cliente. como para confundirle con un atracador de bancos. El dispositivo anti atracos había vuelto a ponerse en marcha. Alguien había pulsado uno de los botones estratégicamente colocados bajo los mostradores de atención al cliente para activar la alarma. Después de que se calmasen. en el ´58. Casi susurrando. Técnicos norteamericanos se habían desplazado hasta la capital de España para impartir unos cursillos específicos sobre el asunto. ―¿Qué hacemos? ―uno de los agentes se dirigió a M artel. era la más delicada: que los atracadores saliesen con rehenes tomados en la entidad bancaria. dos pistolas (una Steyr y una Star del calibre 7. Bingo. Pensaron que tendrían una oportunidad. M e parece que esto va para largo. sin embargo. ―Esperar instrucciones ―respondió el inspector sin dejar de mirar la fachada del banco. el 091 recibía las llamadas urgentes de ciudadanos alarmados por cualquier tipo de motivo. No pudo decir más. Se cortó la comunicación tras escucharse unas voces de fondo. El que apuntaba al director miró hacia ambos lados de la calle. se entregaban recuperándose el botín en su totalidad. La segunda. los atracadores no se habían percatado de la presencia policial hasta dejar la puerta de la sucursal cerrada a su espalda. La cosa estaba muy tensa. Desde su implantación. Alguien los había puesto sobre aviso. El cordón policial había separado a las decenas de curiosos que se apostaban al otro la de la calzada como si de la filmación de una película se tratase. Esta vez les había dado tiempo a volver a meterse dentro de la oficina. Los clientes y los empleados seguían con la cara pegada contra el suelo. Otros dos empleados también amenazados por sendos atracadores armados con pistolas completaban el cuadro sobre la puerta de la oficina. Ahora se comprobaría si la formación había servido para algo. que fuesen capaces de alcanzar un vehículo antes de ser atrapados. les pedí que me dejasen salir. ―¡Hay un herido! ―gritó un agente de la nacional tras subir a la furgoneta en busca del empleado del banco―. ―¿Estás bien? ―Pertierra también entró en el despacho. sé que han hecho todo lo que han podido para evitarlo. no tardaron en darse cuenta que les iban a freír a tiros y se rindieron suplicando el alto el fuego a gritos. Otro de los atracadores abrió las puertas traseras. Lo que quedaba de la trasera también se abrió. ―¿Qué sabemos del conductor? ―varias horas después del atraco al Santander de la calle del General Yagüe. Todos se apuntaban preparándose para el duelo final mientras el conductor accedía a empujones a arrancar la furgoneta. La peor parte había sido para el interventor de la oficina. Sólo pudo avanzar una decena de metros. El asustado conductor. corra! ―gritó uno de los inspectores al segundo rehén que había logrado escabullirse mientras el conductor trataba de arrancar la furgoneta. ―¡Alto el fuego. histéricos. Creo que deberías ver esto ―uno de los compañeros de la brigada que se había quedado en la retaguardia conmino al inspector a que se acercase hasta un coche estacionado frente a la sucursal. La gente. alto el fuego!!! ―gritó M artel a varios agentes que comenzaron a realizar disparos al aire al ver como los secuestradores aceleraban el paso al acercarse a las inmediaciones del mercado de San Enrique. De repente. pistola en mano. comenzó a disolverse. de color amarillo. La furgoneta por fin arrancó. El cuarto hombre. Varias decenas de curiosos que también perseguían a atracadores y agentes desde la acera de enfrente se habían puesto de cuclillas o tirado directamente al suelo tras oír los impactos. El grupo atravesó la calzada a la altura de la calle de San Enrique justo en la esquina en la que se encontraba el mercado del mismo nombre. Estaba ensangrentado. Las posibles salidas de las calles adyacentes estaban totalmente bloqueadas por numerosos coches policiales y una docena de agentes les seguía a escasos metros por el centro de la calzada apuntándoles con sus armas. mientras los espectadores se resistían a marcharse. Estábamos nosotros y los nacionales. Tiene antecedentes por robo y hurto. ―La verdad es que la escena fue dantesca ―M artel trató de poner en orden los escasos tres minutos que había durado el intento de fuga de los tres atracadores―. al suelo! ―M artel empujó al empleado del banco para que agachase la cabeza y se pusiese a cubierto tras los inspectores. Uno de los secuestradores se puso nervioso y pegó dos tiros hacia un coche donde se hallaba un agente apostado a menos de cinco metros de distancia. Los tipos iban agarrados con una mano a la chaqueta del empleado que le había tocado en suerte y con la otra les apuntaban sobre la cabeza. ―¡Apártese! ―M artel trató de romper el cordón de curiosos mientras los nacionales trataban de inmovilizar a los asaltantes que pedían a gritos una ambulancia. varios agentes sacaron al interventor de la furgoneta y le montaron en uno de sus coches radio patrulla. Desde la acera.para ver lo que estaba pasando. pisó el freno antes de comérselo. Varios de los testigos aseguraban haber visto a un hombre salir del mismo al desplegarse el dispositivo policial en la zona. el jefe de la brigada judicial madrileña―. no dejaban de gritarles que no se moviesen. El espectáculo había merecido la pena. Los atracadores. Los tipos fueron empujados contra el suelo por varios agentes que. A pesar de las voces que surgían desde el interior del vehículo el fuego sólo cesó cuando los agentes vieron como los asaltantes se deshacían de las armas lanzándolas a través de la acribillada ventanilla trasera de la Sava. ―¿Quién estaba al mando? ―la pregunta de M artel se perdió en un mar de gritos y sirenas que trataban de llegar a la furgoneta sorteando el corro de testigos privilegiados que se agolpaban rodeando a agentes y asaltantes. Una multitud de curiosos que se agolpaba frente al banco observando la escena también comenzó a moverse en el mismo sentido. Uno de los atracadores (el que había perdido al rehén) se dirigió. a un conductor de una empresa de reparto que se encontraba junto a una furgoneta (rotulada con el nombre de la empresa Cavosa) frente a una administración de lotería situada en los bajos del mercado de alimentación. ¡Está grave! ―¿Pero quién coño ha dado la orden de disparar? ―M artel cogió por la pechera a uno de los agentes que se encogía de hombros mientras los atracadores eran esposados contra el suelo. A toda velocidad. Los tres atracadores fueron sacados en volandas de la furgoneta. Un radio patrulla se cruzó delante de la furgoneta cerrándole el paso. ―No se preocupe M artel ―intervino el comisario Gallego. Los inspectores hicieron un cordón a su alrededor para cubrirle mientras lanzaban varios tiros al aire. a regañadientes. ―¡Al suelo. que había conseguido a duras penas arrancar el vehículo segundos antes del tiroteo. Los atracadores intentaron responder con sus armas desde el interior de la furgoneta mientras el vehículo trataba de ganar la calle de Bravo M urillo con dos de sus ruedas pinchadas y bajo una lluvia de balas. Contra el suelo. Los asaltantes iban dando los pasos completamente pegados a la pared de las viviendas de los números pares sirviéndose de los empleados como escudo. a voz en grito. Ni la mejor película de acción podría mejorarlo. En semanas no se hablaría de otra cosa en el distrito de Tetuán. ―¡Están cruzando! ―gritó M artel mientras giraba la cabeza haciendo una seña a uno de los agentes para que tratase de mantener a los curiosos a una distancia de seguridad razonable. joder. ―¡Se os va a caer el pelo! ―M artel se acuclilló y agarró de los pelos a uno de los atracadores levantándole la cabeza. Frente a la sucursal se había encontrado un 124 ranchera. un hombre de avanzada edad. Sólo diez pasos les separaban. Los cuatro ocupantes de la furgoneta presentaban heridas de bala de diferente consideración. seguía paralizado con la cabeza metida bajo el volante cuando M artel llegó a su altura y abrió la puerta. En un abrir y cerrar de ojos los tres atracadores y uno de los empleados saltaban al anterior de la furgoneta mientras los agentes les apuntaban con sus armas. La refriega había sido aprovechada por uno de los empleados para zafarse del secuestrador y lanzarse detrás de un coche. M artel trataba de explicar lo ocurrido en uno de los despachos de los jefes de la brigada. ―Déjalo. acorralados. En la central ya habían confirmado que el vehículo contaba con una denuncia por robo de esa misma mañana. ―¡Aquí. con las puertas sin los seguros echados y un pasamontañas en la guantera. el único . Los inspectores comenzaron a acercarse a los secuestradores según iban girando. No iban solos. A pesar de ello nadie parecía recordar su cara o la ropa que llevaba encima. los atracadores habían vuelto a amenazar con matar a los rehenes allí mismo (ya solo les quedaban dos) ante los disparos intimidatorios realizados por los agentes. ―¡Deténganse! ―M artel trató de retener a los inspectores mientras el grupo de tres atracadores y dos empleados cruzaba a toda velocidad la calle Lérida hacia la otra acera. No sé cómo no ha terminado siendo una carnicería. los agentes les terminaron de esposar mientras les pisaban la cabeza ante la atenta mirada de los curiosos que abarrotaban la calle. ―Es un tal Benito ―contestó Ferrándiz tras subir de uno de los calabozos―. El coche salió zumbando en dirección al hospital más cercano. El conductor. ―¡Alto policía. se pegaron un susto de cuidado. alto policía! ―se escuchó varias veces a los agentes que se encontraban en primera línea de fuego momentos antes de que una ráfaga de balas inutilizase dos ruedas de la Sava en la que se habían introducido los tres atracadores junto al interventor del banco. Los inspectores estaban a menos de cuatro metros de distancia. No había un mando claro y encima teníamos un montón de curiosos pegados a nuestras espaldas. ―Luego nos vemos ―M artel soltó el pelo del atracador y su nariz chocó contra el suelo. “el cadáver de la víctima presenta una herida de bala en el cuello. El botín obtenido en el atraco. un Colt del 38 Special y otro revolver marca ACC al que le faltaban unos proyectiles por haber sido disparados durante la primera refriega que sirvió para que uno de los empleados del banco se soltase de los atracadores antes de llegar al mercado de San Enrique. Junto a los detalles habituales de las detenciones. sólo habían sufrido pequeñas heridas en las articulaciones (uno en un hombro y otro en una mano). arrasa. . todo es igualmente placentero. No pierdes la conciencia de nada. El interventor de la sucursal de la calle del General Yagüe. las notas de la policía empezaban a incluir el importe del consumo diario (estimado) de heroína y otras drogas al que dedicaban los atracadores los botines. se contabilizaron 1. con la heroína es indiferente orinar. El Snoopy. Yo he llegado a ponerme hasta seis gramos en un solo día. beber o vomitar.200 pesetas.rehén del banco que quedaba en su interior. Las armas utilizadas por los atracadores: una pistola Jo-Jo Ar del 9 largo con seis proyectiles en el cargador. La operación limpieza diseñada por los altos mandos policiales trataba de contrarrestar el último informe apocalíptico de la Dirección General de Juventud. El proyectil penetró por el lado derecho y salió por el izquierdo. en cambio. pero con efectos parecidos a otras drogas. simplemente. En el talego tienen que estar haciendo la vista gorda porque si no ya habría estallado una revolución. De corta duración. acababa de salir de la cárcel. ―Sea como sea ―Gallego recogió el informe―..» ―M ire ―insistió M artel antes de salir del despacho―. componente de la mayoría de las colas y pegamentos. ―Sin duda. Al Snoopy le detuvimos en Enero tras atracar una Caja de Ahorros ―respondió Pertierra―. En sus páginas se aseguraba que más del 60 por ciento de los atracos se realizaban para comprar heroína y más de la mitad de los chavales de M adrid había probado o eran consumidores de algún tipo de droga. ninguna farmacia española denunció haber sido asaltada). uno de los tres atracadores detenidos tras el intento de atraco al Santander de la calle del General Yagüe. La coca. yo lo he visto con mis propios ojos y nadie se escandaliza ni trata de evitarlo. La furgoneta había quedado completamente agujereada. La lámpara de la habitación y la ventana siguen estando en sus sitios. que falleció momentos después del tiroteo al llegar en un vehículo policial a la Residencia de la Paz. durante el transcurso de un atraco a una oficina del Bilbao en la Avenida de la Virgen de M ontserrat de la ciudad condal. Los atracadores habían sido recibidos por tres dotaciones de la policía que habían recibido el aviso del atraco minutos antes. ―Léase las notas. Creemos que murió casi instantáneamente”. El informe de la Dirección General de Juventud incluía las declaraciones de algunos expertos en la materia: “La heroína es más absoluta que ninguna otra droga. Un juez volvió a ponerle en la calle tras abonar las 25. No produce efectos alucinógenos. todo te da igual. a pesar de que la furgoneta había sido ametrallada de lado a lado. Sólo había pasado 5 semanas en Carabanchel. El propio Cuerpo policial se había adaptado a la nueva realidad. ―Estoy harto de tanta campañita y tanta notita para los medios ―M artel se levantó de la silla y cogió su chaqueta para marcharse―. entre muchos chavales en edad escolar se está imponiendo la moda de inhalar pegamento para lograr efectos alucinógenos. pero te lo lleva todo y te exige cada vez más: te envía flashes y al cabo de un cuarto de hora te devuelve otra vez abajo. lo dicen los de arriba. ―Tampoco te pases. No hace falta que me lo cuente ningún informe de ninguna comisión creada al efecto. ―¿Toxicómanos? ―Gallego repasaba las fichas policiales de los tres detenidos. En su trayectoria seccionó parte de los vasos vitales de la zona.900 asaltos (en 1974. jefe. ―¡Que hay gente que se gasta más de ochenta mil pesetas al día en caballo! ―M artel no pudo evitar pegar una voz―. Esa misma tarde. Este problema ya no es policial. era el causante de los famosos viajes descritos por los consumidores habituales de estas drogas de uso industrial y escolar. Las ráfagas de disparos también se habían incrustado bajo el letrero luminoso de la administración de Lotería situada junto al mercado de San Enrique. ―¿Qué quieres decir? ―preguntó Gallego. El tolueno. El resultado final del día había terminado en empate. En un día puedes llegar a pincharte cincuenta veces y a invertir 40. su reducido precio y la imposibilidad de la prohibición de su venta al público hacía imposible cualquier mínimo control. Dos bajas más en una guerra que sólo acababa de empezar. Es muy posesiva. Una bala le seccionó varios vasos sanguíneos a la altura del cuello. Esos viajes sólo llevan a una parte y son el principio de todo. Entran por una puerta y salen por otra. fue recuperado en su totalidad.. El 9 de Enero había sido detenido después de robar una sucursal de la Caja de Ahorros. No lo digo yo. Dos meses después un juez le puso en libertad bajo de fianza de veinticinco mil pesetas. concretamente a comienzos del mes pasado. M uchos chicos ya llegan a la jeringuilla sin pasar por el humo. esto no puede volver a pasar. M ás datos: Sólo contra las farmacias.000 pesetas de la fianza. sólo hay dos salidas: traficar incansablemente o robar. en el año anterior. Según el doctor. había sido uno de los daños colaterales del síndrome de abstinencia que castigaba a los enganchados a la heroína. Los miembros de la banda del Snoopy. un atracador había resultado muerto a manos de un agente de la policía nacional de paisano que trató de repeler la agresión de los atracadores a la salida del banco. muy viciosa. ―Acaban de enviar el resultado de la autopsia ―uno de los inspectores interrumpió la reunión con un adelanto del informe―. Tampoco alucina. Sólo es el primer paso. Como un colador. La media no bajaba de las cuarenta mil pesetas diarias. 936. un chaval con veintitrés años recién cumplidos. Versión oficial: Por el momento se desconoce las circunstancias concretas de la muerte del empleado del banco y no se sabe si fue alcanzado por las ráfagas de metralleta efectuadas por los agentes para detener el vehículo o porque los atracadores le dispararán. Para cubrir gastos.000 pesetas diarias en conseguirla. CUARTA PARTE OPERACIÓN ATOCHA . Tenemos la intuición de que los paquetes no llegan a sus destinatarios.700. se abalanzaron sobre ellos. cortas o largas. Los disparos de los agentes les convencieron de ello siendo arrestados finalmente en los aledaños de la estación de Chamartín. Por lo que hemos podido comprobar. que contaban con la ventaja. Volvieron a demostrar su buena puntería. Los otros dos aprovecharon el incidente para subirse a un 124. pero ésta ―cogió una Astra del 22―.700. Nos hemos puesto en contacto con las principales fábricas vascas y se han comprometido a adoptar medidas para que no se repitan estos sucesos pero mientras eso sucede debemos cortar de raíz la vía de escape. el Transatlántico. ―No me lo puedo creer ―comentó Pertierra desde el fondo de la sala. sin ir más lejos. además. Estas dos últimas. apoyado en una de las paredes de la sala―. Las empresas fabricantes puedan enviar sin custodia y por el sistema de paquete postal hasta 25 armas. de reciente fabricación. que habían robado previamente. la mayoría de los modelos son de fabricantes o importadores vascos que las envían habitualmente en trenes mercancía a armerías de toda España por el mismo conducto por el que se puede enviar un paquete de embutidos o de mantecados. en este caso. La seguridad en el proceso de distribución. M illón y medio largo de pesetas. como era habitual. Cuando llegan a su destino…. Los envíos de armas destinados a armerías o particulares con la correspondiente licencia no llegan directamente a sus nuevos propietarios. revólveres y algún rifle―. “Tírense todos al suelo”. además. de fogueo. De precios sensiblemente inferiores a los revólveres o las pistolas tenían la ventaja añadida de que cualquier tornero habilidoso las podía adaptar para uso real. ninguno. Se entregó inmediatamente. ―Es cierto. tenemos indicios suficientes para pensar que muchas no estén llegando a su destino. a primera hora de la mañana en una entidad financiera madrileña. Los tres detenidos llevaban un revolver simulado.000 PESETAS Un atracador fue herido de bala por la policía y detenido tras un atraco llevado a cabo a las 9. ―Creo que ahora también se compran por catálogo ―comentó otro de los inspectores presentes en la reunión. Aunque en raras ocasiones sus disparos resultaban mortales. fue esta vez el grito de guerra empleado por uno de ellos mientras otro sacaba del despacho al Director y al Interventor encañonándolos con una pistola camino de la caja fuerte. Revólveres o pistolas de gran calidad que se encuentran prácticamente sin estrenar. para llamar a la policía. Uno de los motivos por el que se asaltaban numerosos chalets y casas de campo. Las recortadas. Lo normal. A primera vista. que a su vez debe entregar al comprador una vez comprobada la mercancía. Es decir. No se dieron por vencidos. matrícula de M adrid. Una de las primeras consideraciones que el informe remitido por Gallego al nuevo jefe superior de policía tras la puesta en marcha del dispositivo anti atracos a entidades financieras hacía referencia a la enorme cantidad de revólveres y pistolas que pululaban sin control por la ciudad. Se desfondaron enseguida. Dos cómplices del herido fueron arrestados posteriormente. desde luego. Todo un arsenal si se extrapolaban las armas que habían sido requisadas a los atracadores detenidos en los últimos meses. ―El vigente Reglamento de Armas y Explosivos lo permite ―contestó Ferrándiz tras revisar un pequeño informe―. Junto a las armas. compañeros del grupo VI detuvieron a tres atracadores con armas de reciente fabricación ―Gallego abrió uno de los periódicos que se había hecho eco del nuevo éxito del dispositivo anti atracos puesto en funcionamiento por la policía madrileña―. tras tirarla al suelo. como ya he comentado. La industria de la producción a gran escala de pistolas y revólveres estaba controlada por el oligopolio formado por “Astra Unceta y Cía” desde Guernica. era la posibilidad de encontrar armas. como se quejaba el responsable de la brigada. era el uso de las recortadas en la mayoría de los atracos. una Star del 9 corto y una Astra del Calibre 22. ―Así es ―respondió Ferrándiz―. La confianza en el sistema de distribución era tal que los envíos se realizaban en cajas en las que venía perfectamente identificado el contenido y el nombre del destinatario. un atraco más salvo por la valentía de un transeúnte que tras observar a través de la cristalera la conocida escena se metió en el banco de al lado. Otro atraco de película resuelto eficazmente por la policía madrileña. especialmente escopetas.000 pesetas en billetes. esquina a Doctor Fleming. Nada más ganar la calle. pero no nos estamos refiriendo a pistolas de fogueo ―aclaró Ferrándiz.20 de la mañana en la sucursal del Banco Comercial Español situada en la calle de Alberto Alcocer. Las armas detonadoras. La compra venta de armas de segunda mano conllevaba un riesgo adicional al típico encasquillamiento en el momento menos oportuno: algunos delincuentes se deshacían de armas manchadas de sangre endosándoselas a cualquier primo sin informarle previamente del expediente acumulado del cacharro. Uno de los vehículos policiales logró ponerse a rueda de los asaltantes que se habían lanzado hacía la Avenida del Generalísimo a la altura de la Plaza de Castilla. El botín. ―¿Pero no las tiene que controlar la Guardia Civil? ―se escuchó un comentario espontáneo de otro de los inspectores. cada vez más nos estamos encontrando con armas de calibre corto.I ―Como todos sabéis ―el inspector Ferrándiz comenzó su exposición frente a una mesa repleta de pistolas. ―Conozco a un tipo que es capaz de convertir cualquier pistola de fogueo en cacharros de primera ―insistió el inspector. las armas se roban de infinidad de lugares y en múltiples circunstancias. El 091 reorientó rápidamente a cuatro radio patrullas del Servicio de Seguridad Ciudadana que ocuparon posiciones ventajosas en la calle a la espera de la salida de los asaltantes. Sin embargo ―continúo Ferrándiz la clase magistral ante la atenta mirada de los inspectores reunidos en una de las salas del viejo caserón de la Puerta del Sol―. Uno de los nacionales le acertó a la primera en la parte superior de una pierna. al menos hasta hace unos meses ―Ferrándiz cogió una de las chatas que tenía a su derecha―. a armerías o unidades de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. escopetas de caza a las que se achataban los cañones a fin de que pasasen más desapercibidas. de gas y de aire comprimido se anunciaban en numerosas revistas. ―Hemos requisado suficientes armas nuevas para pensar que están desapareciendo en algún lugar antes de llegar a su destino ―Ferrándiz continuó con la alocución―. El resto de empleados y clientes esperaban tumbados en el suelo. sí que provocaban lesiones y. intimidaban como una de fuego real. ―Y con él mismo control ―añadió el comisario Gallego. tras una larga persecución en coche y a pie. Los atracadores se bajaron reemprendiendo la fuga a pie. La conocida estrategia funcionó de nuevo. En las estafetas de Correos deben ser recogidos previamente por la correspondiente intervención de armas de la Guardia Civil. además de los suculentos botines económicos y del hecho que solo estuviesen habitadas los fines de semana y el periodo de vacaciones. El que llevaba la bolsa. la eibarresa “Star Bonifacio Echeverría” y la vitoriana “Llama Gabilondo y Cía”. Tres encapuchados entraban. Un atraco frustrado gracias a la siguiente solicitada colaboración ciudadana. . Desde las ventanillas del zeta acertaron en una de las ruedas del 124 reventando el neumático. cerca de la estación de Chamartín. pudo ser recuperado íntegramente. adelantó la pistola para cubrir la fuga. en el Comercial de Alberto Alcocer. ―Con cierta frecuencia detenemos a chorizos que cantan que en tal piso encontraron un arma y luego descubrimos que el propietario no había denunciado su desaparición porque ni siquiera tenía el correspondiente permiso. Uno de ellos fue alcanzado de un disparo en una pierna LA POLICÍA DETIENE A TRES ATRACADORES QUE HUÍAN CON 1. de 1. de no estar marcadas por no haber estado implicadas en anteriores delitos. eran hasta entonces el arma favorita de los pandilleros. era la misma que la del envío de una caja de mantecados. aunque siempre en pequeñas cantidades. no llegó nunca. Se pierden por el camino. ―Aunque no tenemos constancia de ninguna denuncia por parte de las fábricas o de las armerías a las que se destinan ―añadió Gallego mientras repasaba una copia del informe realizado por Ferrándiz―. iban sus correspondientes cajas de munición que ni siquiera se enviaban por separado. La tenencia ilícita de armas era un marrón menor comparado con el de ser acusado de un asesinato por el simple de hecho de ser colocado con un arma ya marcada. ―Ayer. el dinero electrónico. ―Todavía no. hagámoslo sin más demora y a ver qué nos cuenta ese tal Carlos. Las armas sólo eran una de las muchas mercancías que llegaban a España desde suelo francés. ―Con este último ―añadió Cepeda―. 5) Preparación de dos atracos. los aparcamientos y garajes. llegaban a través de los Pirineos. el automóvil. forma parte de una serie iniciada con el de “Autoprotección de personalidades” y el de “Protección en grandes almacenes”. Te lo aseguro. “no poner el nombre ni la dirección en las llaves de la vivienda”. cercos de calidad. los jóvenes. los ancianos. los viajantes de comercio. El mercado de segunda mano se surtía principalmente a través de la conexión portuguesa: antiguos miembros de la policía política lusa y ex colonos de Angola y M ozambique se deshacían de centenares de armas acumuladas durante las décadas del régimen salazarista. las mujeres. ―No te preocupes ―sonrió Pertierra―.000 ejemplares. ―Así es este trabajo ―respondió el periodista―. se dirigió a los medios informativos que habían sido convocados por la Dirección de la Seguridad del Estado―.―Los tres detenidos han declarado que los cacharros se los habían comprado a un tal Carlos ―recordó el inspector Pertierra. ―Ya les han soltado ―M artel se acercó a Pertierra cuando salían de la reunión. eh? ―Pertierra y M artel se cruzaron con Avellaneda. se vino abajo ante la falta de pruebas aportadas en la investigación de las supuestas conexiones terroristas de los detenidos. entonces… ¿dónde queda el papel de la policía? ―La misión policial hay que entenderla en tanto en cuanto nos referimos a las tareas de represión o de respuesta adecuada al delincuente cuando la situación presenta ya unos claros matices de riesgo sin embargo. ―¿No cree que puede tener un efecto contrario? ―preguntó uno de los periodistas mientras los compañeros comenzaban a hojear las primeras páginas del folleto. ―Ni a los periodistas de sucesos… ―respondió M artel despidiéndose del periodista. dispositivos de alarma”. “colaborar con los vecinos en la vigilancia de los domicilios”. las drogas. el destino de los preventivos. Algunas de las recomendaciones básicas: “No tener dinero en abundancia en casa”. No saben hacer otra cosa. ha despertado gran interés y demanda en el extranjero. No tener dinero en abundancia es el arma más segura para disuadir a los delincuentes. sienta miedo y viva todo el día preocupado. La calle. “utilizar la disuasión como el arma más segura y racional contra el delito”. más seguimientos realizados a un furgón blindado encargado de transportar la nómina de los empleados de una Residencia Sanitaria. 6) Provocar el caos en las prisiones españolas introduciendo armamento en las mismas… ―¿No se pierde una. que muchas veces son atracadas en sus oficinas los días de pago. Las novedades. especialmente de fabricación francesa y belga. Pequeños contrabandistas se encargaban de introducir las armas junto a fardos de tabaco a través de las permeables fronteras de Salamanca o Pontevedra. “colocar rejas en ventanas y balcones. ―Está bien ―señaló Ferrándiz dando por terminada la reunión―. los colegios. El acto corría a cargo de Cepeda. comisario general de Seguridad Ciudadana. Un joven abogado consiguió el rápido sobreseimiento del caso y las autoridades policiales terminaron retirando todos los cargos ante la imposibilidad de probar una sola de las acusaciones con las que los inspectores de la Brigada Judicial madrileña habían rellenado la nota policial entregada a la prensa. cuando ha sido seguido a rajatabla. tras comprobar su reloj. el trabajo. 2) Pertenencia al grupo armado GAPEL. esto no es óbice para que se tomen medidas tan sencillas como exigir que los haberes o sueldos se abonen en la cuenta corriente o la cartilla de ahorro. ―La próxima vez no le quedará duda al juez ―respondió Pertierra―. En algunos talleres se habían especializado en el acondicionamiento de los maleteros con doble fondo libres de impuestos en los que se introducía todo tipo de novedades que no se podían adquirir en el mercado interno. ―¿Carlos? ¿Le tenemos localizado? ―Gallego se colocó junto a Ferrándiz tras dejar el informe junto a la pequeña exposición de armas preparada por el inspector para la ocasión. los viajes. ―¿A quiénes? ―A nuestros amigos los terroristas ―respondió M artel con cara de ya te lo había dicho yo. las nóminas y tarjetas de crédito. a la presentación de un manual elaborado por el M inisterio del Interior titulado “Autoprotección del ciudadano”. y el primero. los parques y jardines. Espero que la próxima vez que hagamos caso a tu amigo el aristócrata no nos deje colgados de la brocha. ha servido para evitar más de un incidente. Avellaneda había acudido a una de las plantas nobles del edificio gubernamental de la Puerta del Sol tras recibir una llamada en la que se le invitaba. ―No se trata de que el ciudadano se alarme y piense que todo está muy mal. ―Pero. En muchos países europeos regía una legislación sumamente benévola para la adquisición legal de armas por la que cualquier ciudadano sobre el que no pesasen antecedentes penales podía hacerse con una pistola o un revolver de gran calidad. el redactor de sucesos. los timos y los fraudes. puertas blindadas. Aunque por los datos que disponemos creemos que en un par de días le habremos detenido. 4) Tráfico de drogas al intercambiar un paquete de heroína por las armas decomisadas en la vivienda de la calle de las Tres Cruces (además. Se trata de entender la seguridad como una cuestión colectiva y colaborar todos a su solución. Este último. Pero aunque detengamos a esos nuevos distribuidores tampoco pensemos que podemos cantar victoria todavía.… A pesar de ser el tema principal. Consejos básicos para evitar que le roben en su piso. “no abrir nunca la puerta a desconocidos”. en el domicilio del Pulpo se habían encontrado 6 kilos de hachís y documentación falsa). ―Lo primero que quiero es agradecer su presencia ―Cepeda. No creo que tarden en volver a las andadas. El combo detenido en el apartamento de la calle de las Tres Cruces formado por Pont/Torres/el Pulpo/Vázquez había sido enviado directamente al penal de Herrera de la M ancha a pesar de que la prisión manchega estaba destinada únicamente a acoger a presos condenados en sentencia firme. con lo cual creemos que se puede bajar bastante el índice de delincuencia existente en España. ―Ya te lo dije ―insistió M artel―. el vandalismo o la familia eran los ámbitos elegidos por Comisaria General de la Seguridad Ciudadana para orientar al ciudadano en el conocimiento de la delincuencia y de los medios para defenderse de ella. como al resto del gremio. como siempre. porque no he de decirlo. Todos los detenidos en la redada habían sido puestos en libertad a pesar de la enorme cantidad de cargos iniciales atribuidos al grupo de Pont y el Torres: 1) Colaboración con la banda etarra. También hemos podido comprobar que se han incrementado notablemente las armas que llegan desde el exterior. El debate continuó mientras los inspectores se dirigían a una de las salas nobles del edificio de la Dirección General de Seguridad. los menores. podría ser el antetítulo del manual de orientaciones editado por el M inisterio del Interior. a una joyería y a una entidad bancaria. La triquiñuela de Instituciones Penitenciarias para enviar al penal de alta seguridad a algunos de los dirigentes de la Coordinadora de Presos saltándose el paso previo por Carabanchel. sino tener una idea clara de la operativa del delincuente y de otros riesgos contra la seguridad personal. no todo el manual estaba referido a la . esperamos que el ciudadano se mentalice y lo ponga en práctica. 22 fascículos con una tirada inicial de 25. Incluso para las empresas. El inicio de un trabajo ambicioso. la prostitución. la evacuación de edificios. El manual de orientaciones o de ayuda al ciudadano ―continuó Cepeda mientras uno de los inspectores del grupo XII de la Brigada Judicial M adrileña comenzaba a repartir un ejemplar de color amarillo a todos los presentes―. 3) Secuestro en grado de tentativa a altas personalidades de la Administración de Justicia . los transportes públicos. ¿También vienen a la presentación del manual? Dicen que aprendiéndoselo de pe a pa ya no va a hacer falta ni llamar a la policía ―añadió con sorna Avellaneda. M ala decisión. El atracador ingresó cadáver en la Ciudad Sanitaria Provincial. ―¿Cuándo puedo hablar con él? ―No lo sé. claro. El luminoso del 091 se encendió. ―Aquí está ―Pertierra sacó de un cajón un número de teléfono aportado por uno de los últimos detenidos. quiero señalarles que el ciudadano podrá dirigirse a las inspecciones de guardia de las comisarlas de Policía ―añadió Cepeda―. Uno de los asaltantes se colocó junto a la puerta para ir recibiendo a los empleados rezagados mientras otro controlaba el patio de operaciones y el tercero se dirigía junto al cajero (con la pistola apoyada en su nuca) a la cámara acorazada. ―Seguro que usted tiene más información que nosotros ―respondió M artel―. ―¿Sigue pensando que no vamos a hacer falta? ―Pertierra y M artel volvieron a cruzarse con Avellaneda al finalizar la presentación del manual. Los agentes se dispusieron a acompañarle hasta la puerta para salir de dudas. tanto empleados como clientes como para el propio vigilante. fachadas. Los agentes se retiraron para evitar males mayores siendo aprovechado el ínterin por los tres atracadores para salir de naja con los cinco millones largos de pesetas que habían cogido en el banco. u otras medidas similares. Al mediodía y durante los fines de semana. golpes. la palanqueta. ―Pero muchos bancos siguen manteniendo los vigilantes jurados. Algunas caras ya eran sumamente conocidas. claro. ―Existe un compromiso por parte de la policía para no entrar en las entidades donde se produzca un atraco después de que haya sonado la alarma.delincuencia. Otra lección práctica. todo un arte. Los funcionarios de servicios pondrán al ciudadano en contacto con los expertos de un equipo que ya está en formación para este cometido. Los atracadores habían madrugado. c) Palquistas: con aptitudes acrobáticas para subir hasta las terrazas. ―Por decisión propia ―cerró Cepeda el debate―. La mayor parte de los empleados de la oficina ni siquiera había llegado. primero. por diversas razones… Pero eso se va a acabar. tejados o azoteas escalando por las tuberías. La cosa siguió con el correspondiente intercambio de disparos mientras los atracadores trataban de dispersarse. Por último. una Star del 9 corto y un revolver del 38. Los inspectores somos los últimos en enterarnos de lo que pasa aquí… Los dos inspectores regresaron al despacho tras saludar a sus compañeros del grupo XII de la brigada. peligros domésticos previsibles. La situación estaba controlada. por alguna circunstancia. especialmente la importada desde Colombia. se parapetó detrás de un chaval de quince años que se dirigía a una academia profesional destinada a preparar las oposiciones de acceso a la banca. de manera similar a como se realiza en Inglaterra. ―¿Carlos? ―Pertierra hizo un guiño a M artel tras descolgar el teléfono. Desde hace poco tiempo las entidades bancarias y de crédito empiezan a utilizar la alarma en el momento de ser atracadas. En todo caso.. Nosotros venimos a recuperarlo…”. 26 y 18 años respectivamente penetraban en una sucursal bancaria de la calle Alcalá escondidos tras una gafas de sol y armados con una Astra del 9 largo. primeros auxilios y.. así como a llevar a cabo un control anual de los mismos ― Cepeda dio por cerrada la comparecencia. Según las estadísticas policiales. ¿Quién es? ―contestó una voz femenina. aproximadamente. pero en algún caso. . Por eso. son actuaciones necesarias. b) Espadistas: siguiente nivel. El XII estaba especializado en la “baja delincuencia sudamericana”. Duda resuelta. La mayor parte con antecedentes en países vecinos como Francia. casos de incendio y emergencias en los que no se pueda abandonar la casa. que había participado en la redacción del folleto presentado por Cepeda. como la acción de la dotación del coche-patrulla. Sin duda. el 95% de estos delitos eran cometidos por súbditos llegados desde este país. ―Se rumorea que a Astilleros le van a nombrar Jefe Superior de Policía… ―respondió Avellaneda. Yo acabo de llegar”. Las noticias (sobre todo las malas) vuelan. d) Descuideros: la última categoría. La zona ya estaba tomada por un montón de agentes que habían llegado en esos momentos. ―Soy un amigo del Sapo. Los colombianos acaparaban el mercado del robo a domicilio. la expulsión y el posterior regreso con otro pasaporte falsificado. Quién sabe. ―¿Qué puede avanzarnos del atraco ocurrido esta mañana en una sucursal del Banco Central? ―Avellaneda tomó la palabra por primera vez. Fueron recibidos a tiros por los dos asaltantes que se encontraban en el patio de operaciones. si el resto del trabajo en la Comisaría General lo permite. ―Sí. También quiero señalarles que en cuanto al control de calidad de los artículos de seguridad que actualmente se pueden encontrar en el mercado. ―Como verán tanto el nivel preventivo del folleto ―Cepeda continuó con su libro a pesar de la pregunta de Avellaneda―. ―Carlos no está en estos momentos ―la mujer respondió tras unos segundos de duda. Afortunadamente. la Dirección de la Seguridad del Estado ha empezado a homologar algunos productos a través del Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales (INTA). acorralado. a fin de asesorarse sobre las medidas de seguridad más idóneas de instalar en su vivienda. ―Se pretende una periodicidad de quince días.. Su herramienta preferida. en general. especialistas en la ganzúa para manipular las cerraduras. cosa que no sucedía antes por regla general. El manual dedicaba sus esfuerzos en aquellos especializados en el acceso a las viviendas: a) Topistas: especializados en el uso de la palanqueta para hacer saltar las cerraduras o los marcos de puertas y bisagras. Uno de ellos. siempre que no sea con ánimo de lucro. Dos horas después del suceso la sucursal volvía a abrir por orden expresa del banco. Si me dejas un teléfono. Lección práctica. ―¿Pero no cree que existe un riesgo claro sobre los empleados o clientes del banco? ¿No cree que con las medidas puestas en marcha se busque más la protección del dinero que la vida de las personas? ―insistió Avellaneda. Los agentes del primer “Z” en llegar a la oficina situada frente a la boca del metro del Carmen preguntaron a uno de los últimos empleados que se disponía a entrar en la oficina: “¿Qué es lo que pasa ahí dentro?” “Ni idea. Los otros dos atracadores también fueron derribados en las inmediaciones del cine Canciller pudiéndose recuperar todo el botín sustraído. En el folleto también se podían leer consejos referidos a peligros del hogar como intoxicaciones. Eran las 8:05 de la mañana cuando tres atracadores de 29. caídas y quemaduras. no había motivo para no seguir trabajando y atendiendo al público. tal disposición les ha sido eximida al comprobar el resultado poco eficaz de estos vigilantes y el riesgo que supone para las personas. Eficacia y rapidez. árboles o cualquier cosa que les sirva. Especializados en aprovecharse delos descuidos de los demás como dejarse puertas o ventanas abiertas aunque también se hacen pasar por empleados de empresas de servicios para acceder a las viviendas y coger lo primero que encuentran a mano. aprovechando los descansos de los porteros de las fincas. la Dirección de la Seguridad del Estado va a autorizar la publicación parcial o total del mismo. Uno de ellos respondió sin cortarse en un interrogatorio: “Los conquistadores españoles se trajeron nuestro oro cuando descubrieron América. entre la publicación de los siguientes a este primero de la vivienda. es posible que no se haya actuado así ―respondió Cepeda―. Tras su detención. Una vez resueltas. Alguien pulsó alguno de los botones de alarma o el sistema se activó tras recoger el paquete de billetes pinzado eléctricamente a la central. el chaval sólo resultó herido a pesar de tener alojada una bala entre dos músculos cercanos al corazón. La cosa todavía no había quedado aclarada. tengo entendido que la dotación policial que ha intervenido en la operación de esta mañana. Bélgica o Italia. Los atracos bancarios se habían convertido en simples incidencias. dio oportunidad a los atracadores para que se entregasen y luego esperó a que los delincuentes disparasen antes de repeler el fuego.. Respecto a la obligatoriedad que en un principio se impuso a estas empresas para autodotarse de vigilantes ―recordó Cepeda adelantándose a la siguiente flecha―. Este completamente seguro que este manual interesa a millones de personas. Los dos cayeron al suelo. Son muchas las multas que se han puesto por este motivo a pesar de que ya son mayoría las oficinas bancarias que tienen instalados los sistemas de seguridad que legalmente se les exige. ―Ha dicho que este sólo es el primero de una serie ―continuó la ronda de preguntas otro de los periodistas. La distribución del folleto se hará principalmente a través de las comisarías aunque no descartamos la posibilidad de contar con los ayuntamientos y otras entidades o empresas. ―Está bien. Toma nota. Varios minutos después sonaba el teléfono en el despacho de los inspectores. El supuesto proveedor de armas era un tipo que se tomaba muchas precauciones. Pegado a la persona que había contestado la llamada, con una seña la había dado el visto bueno al oír el nombre del Sapo. Evidentemente la pareja de vendedores de armas desconocía que el Sapo y toda su banda llevaban más de un mes entre rejas tras ser detenidos en un servicio conjunto realizado por las brigadas anti atracos de M adrid, Barcelona y Alicante. En varios pisos francos se había localizado todo un arsenal de novedades en revólveres, pistolas, subfusiles y rifles que habían sido estrenados por el Sapo en diversos atracos a bancos, farmacias, agencias de viajes, tiendas de ropa y peluquerías. Algo que había llamado la atención a los inspectores. ―De acuerdo. Allí nos veremos ―Pertierra colgó el teléfono sonriendo. ―Cuarenta mil pesetas por cacharro ―Pertierra cogió su chaqueta. ―No está mal ―M artel calculó mentalmente los beneficios por arma vendida. ―Y eso que dice que me ha hecho un precio especial por ser amigo del Sapo ―Pertierra y M artel salieron riendo camino del despacho donde Ferrándiz recogía los trastos que habían servido para ilustrar la charla. II ―Ese periodista tenía razón ―M artel regresó al coche donde le esperaba Pertierra tras comprar un periódico en un kiosco cercano. La prensa se hacía eco, según fuentes oficiosas del M inisterio del Interior, del próximo nombramiento de Astilleros como nuevo Jefe Superior de Policía de la capital de España. Sin embargo, la portada del periódico venía ilustrada por una gran fotografía en la que se podían ver los impactos de bala (hasta ocho) que se habían incrustado en la cristalera exterior de la oficina del Banco Central de la calle de Alcalá en la que había fallecido un atracador. UN M UERTO Y DOS HERIDOS EN UN ATRACO En la fotografía se podía observar la cara de susto que todavía tenían varios empleados del banco al observar los impactos de bala fruto del tiroteo mantenido por los subfusiles de los agentes y las pistolas de los atracadores. ―Los últimos en enterarnos ―respondió Pertierra tras echar una ojeada al diario―. Creo que es la hora. El inspector dejó a su compañero en el vehículo policial y se dirigió a la entrada de un pequeño parque en el distrito de M anoteras. Allí debía esperarle un tipo conocido como Carlos que, según las declaraciones de algunos de los atracadores recientemente detenidos por la brigada, era el encargado de proveer de armas a medio M adrid. Armas de primera, nuevas y con su correspondiente caja de proyectiles. Garantía de dos años como mínimo. El precio: 40.000 pesetas por cacharro. Barato, dada la calidad y la limpieza de las armas. ―¿Carlos? ―Pertierra se detuvo al ver a un tipo que se levantaba de un banco al verle pasar con el periódico del día bajo el brazo. ―Vamos a dar un paseo ―respondió el tipo tras echar un último vistazo a ambos lados. ―Te tomas muchas precauciones… ―En este negocio no puedes fiarte de nadie ―respondió Carlos sin dejar de caminar―. ¿Has traído el dinero? ―Sí, mira… ―Aquí no, joder. ―Vale, vale ―respondió Pertierra volviendo a guardar los billetes en el bolsillo de unos vaqueros con los que se había preparado su disfraz de choro. Carlos y el inspector Pertierra continuaron caminando por el parque situado a las afueras de M anoteras. El tipo no tenía mala pinta. Jersey de cuello alto, chaqueta, un buen corte de pelo con la raya en medio, bien afeitado… Según las informaciones sacadas a varios delincuentes detenidos por atracos a mano armada en las últimas semanas, el tal “Carlos” era el suministrador oficial de las mismas. Todas limpias y con una antigüedad inferior a seis meses. Todas procedentes de fabricantes vascos. Todas destinadas a la venta a través de armerías del Sur de España. Ninguna había llegado a su destino según las primeras indagaciones realizada por Ferrándiz. Un misterio que estaba a punto de desvelarse. ―Espérame aquí ―le conmino Carlos tras llegar a uno de los laterales del parque junto a una casa semiderruida. ―Aquí está ―al momento regresó con un paquete. ―Necesito verla ―respondió Pertierra antes de soltar la pasta. ―¿No te fías? ―En este negocio no puedes fiarte de nadie ―respondió sonriendo el inspector. ―Está bien ―Carlos abrió el paquete. ―No está mal ―señaló Pertierra al ver la Star del 9 corto que le tenía preparada el vendedor de armas. ―Es la preferida por los expertos. ―Lo sé ―respondió Pertierra mientras sacaba 8 billetes de 5.000 pesetas de uno de sus bolsillos―. Necesitaría más. ―Tendría que mirarlo ―Carlos se puso a contar el dinero―. Ahora mismo tampoco es que tenga… ―Por el dinero no te preocupes, tengo más ―respondió Pertierra al ver la cara que ponía Carlos mientras contaba los billetes que acababa de entregarle―. Tengo previsto pegar un palo a una joyería que está llena de colorao. Tengo más dinero ―sacó otro fajo de billetes de cinco y mil pesetas. Carlos cogió aire. Pertierra llevaba más de cien mil pesetas encima. El amigo del Sapo no era un cualquiera. M anejaba pasta. Un negocio redondo. El salario mínimo interprofesional no llegaba a las veintitrés mil pesetas. Uno de los más bajos de entre los países industrializados según un estudio realizado por la Unión de Bancos Suizos. ―Tengo en casa unos revólveres ―resolvió por fin Carlos―. Son de fuego más lento pero nunca se encasquillan. ―¿Nuevos? ―Sin estrenar. ―Vamos a verlos. Los dos hombres se dirigieron caminando a través de un descampado con escasos arboles hacía un poblado de casas bajas conocido como el barrio del Querol. M artel les siguió al ver que pasaban a su lado. A cierta distancia. El pájaro estaba a punto de enseñar el nido y todos los huevos. M ás inspectores de la brigada estaban sobre aviso. En unos minutos llegarían. Otro paso más de la operación limpieza. Pertierra sólo tenía que entretener al tal Carlos el tiempo necesario para que pudiesen abordarle en su vivienda con las manos en la masa. ―Aquí están ―Carlos dispuso sobre una mesa baja de cristal tres ejemplares del 38 procedentes de una de las fábricas españolas más conocidas mientras la que parecía ser su pareja dejaba un par de botellines al lado de los revólveres. ―También tengo del 9 largo ―añadió Carlos mientras Pertierra revisaba el estado de las armas que acababa de entregarle. ―No tengo tanto dinero ―respondió Pertierra tras echar un trago al botellín―, pero no me importaría verlas. Si este negocio sale bien probablemente venga a por más. ―M ira. Es alucinante ―Carlos regresó con una Astra del 9 largo―. Este pistolón telescópico de verdad que mete miedo nada más verlo. ―Ya te digo. Bueno, creo que es hora de pagar ―respondió Pertierra al escuchar unos pasos en el exterior de la vivienda. ―Como quieras ―Carlos recogió el 9 largo mientras comenzaba a contar los billetes que Pertierra acababa de dejarle sobre la mesa de cristal. ―M e voy. Hay gente esperándome. ―Espera. Aquí sólo hay ciento cinco mil… ―Esto no es lo convenido ―apareció repentinamente la novia de Carlos. ―Treinta y cinco mil por cabeza ―respondió Pertierra a los dos―, y cuarenta por la pistola. El Sapo me dijo que me haríais un descuento si os compraba varias. Creo que es lo justo, ¿no? ―Vale, pero no te olvides del 9 largo ―le recordó Carlos mientras le abría la puerta de la casa―. Si vienes a por más te hare un descuento especial. Pertierra le ofreció una sonrisa socarrona. Carlos no lo captó en ese momento, estaba demasiado entusiasmado con la venta que acababa de realizar, aunque tampoco tuvo mucho tiempo para pensar. Al instante, un grupo de inspectores dirigidos por M artel se abalanzaban sobre el traficante mientras Pertierra salía de la casa sin mirar atrás. En la vivienda se encontraron más armas. Todas sin estrenar. El penúltimo eslabón de la cadena acababa de caer. El proveedor debió bajar la guardia al ver el fajo de billetes de 1. logró sacárselas finalmente con una rebaja sustancial al garantizarle la compra regular de una decena de armas al mes si le aplicaba un descuento por volumen de pedido. ―Nada de nada. ―Tenías que haber visto la cara que se lo quedó cuando entramos en su casa ―comentó M artel al ver como el vendedor de armas se adentraba en el pequeño parque del distrito a la búsqueda de uno de sus proveedores―. pero si tratas de jodernos le diremos al juez que tú vendiste el arma con la que mataron el otro día al interventor del banco de Santander. Después de un largo regateo en el que el proveedor se negaba a enseñar la mercancía hasta que se ajustase el precio por el paquete completo. Anda. . verdad? ―el vendedor volvió a mostrar sus dotes negociadoras ―Depende ―Pertierra le encendió un pitillo―. te has metido en un buen lio con eso del negocio de traficante de armas. Pertierra se dio cuenta de que aquel tipo no sólo le estaba tratando de cobrar la tarifa estándar por las cuatro armas que le había pedido sino que además pretendía que se fuese convencido de que le estaba haciendo un precio especial por ser un colega del Sapo. Pertierra se despidió de Carlos y su amiga mientras todavía recontaban en el salón las ciento cuarenta y cinco mil pesetas que les había entregado por tres revólveres del 38 y una pistola del 9 corto. En el mismo parque de Hortaleza donde se había concertado la cita y tras un breve pero efectivo interrogatorio. Al inspector se le olvidó cerrar la puerta. Después de dos días en los calabozos de la Puerta del Sol el detenido había admitido que adquiría las armas a un tal Garvín en un parque del barrio de Hortaleza a razón de treinta mil pesetas la unidad. ―Están discutiendo ―Pertierra indicó hacía el banco donde uno de los dos tipos hacía aspavientos con las manos mientras se levantaba. Pertierra insistió en comprar tres pistolas más a razón de treinta y cinco mil pesetas cada una tras comprobar que el ejemplar que le había mostrado era una de las últimas series fabricadas por la eibarresa Star que había desaparecido tras su envío vía postal. empleado de la RENFE. ¿no? ―No hace falta que me vacile. Pertierra. Carlos y su novia ni se percataron y se lanzaron a abrazar el dinero que el amigo del Sapo acababa de entregarles. ―M ira tío. todavía no he rellenado el atestado. Por cada escalón se incrementaba el precio inicial. Tenía que tener visión de negocio. Le he dicho que le pasaría una comisión pero que necesitaba un gran pedido y que no podía esperar. Diez mil por cada pieza. verdad? ―Depende de cómo te portes. que ese colega tuyo puede empezar a sospechar. ―¿No la habrás dicho nada a tu colega? ―insistió M artel. Carlos salió del vehículo de los inspectores en dirección a un parque ubicado en el distrito de Hortaleza. Carlos tendría que llevarles al menos hasta el siguiente eslabón y de paso. No sé si me ha creído o se ha acojonado pero el caso es que me ha dado los datos del tío que le pasa las armas. Ahora lo confirmaremos. Carlos se había mostrado como un duro negociador que sólo había cedido antes los inspectores tras asegurársele por parte de uno de los jefes de la brigada que el juez sería expresamente informado de la colaboración prestada en la desarticulación de una importante red de traficantes de armas. ―¿Pero qué estás diciendo? ―M artel volvió a ponerle las esposas―.III ―Actúa como siempre ―Pertierra se giró hacía el asiento de atrás dirigiéndose a su nuevo amigo Carlos―. Creo que he cumplido. Si no les conoces ―respondió Pertierra―. Ahí viene el cebo. Pertierra (el amigo del Sapo) concertaba una cita nocturna con él en un parque a las afueras del distrito de M anoteras para adquirir una pistola tal como habían quedado por teléfono. La operación para atrapar al vendedor de armas se cerró tras unas tensas negociaciones. ―Tranquilo. La benevolencia estaba garantizada si se destruía la cadena. Ese era el margen con el que trabajaba el proveedor de armas. Dos días antes. El hilo de la madeja empezaba a desenmarañarse poco a poco. que se encargaba en la estación de Atocha de sisar las pistolas enviadas a las armerías del sur de la Península. Garvín le había dado a Carlos el nombre de un chaval. ¿Lo del juez sigue en pie. sólo está bajo de existencias. ―¿Qué ha pasado? ¿Por qué se ha ido? ―M artel se dirigió al vendedor de armas mientras se volvía a sentar en la parte de atrás del vehículo. ¡Cómo vuelvas a decirlo te comes el marrón tu solo! ―¡Pero eso es mentira! ¡No conozco de nada a esa gente de ese atraco! ―M e da igual. Seguían creyendo que habían hecho un negocio redondo cuando un grupo de inspectores de la Brigada Judicial M adrileña irrumpió en el salón de la casa pegando voces y empuñando sus armas reglamentarias. sal del coche ya ―M artel le quitó las esposas dándole el pistoletazo de salida―. le convenció el inspector. ―Pues no parece que haya picado nada ―M artel volvió a recostarse en el asiento. Tú ya sabes cómo se hace. visión a largo plazo. ―Parece que tardan. Vete recordando a todos esos macarras a los que les has vendido las armas si quieres tener opciones ante el juez. La operación Atocha iba viento en popa. conocerás a otros. ¿qué es lo que tienes? ―Sólo la dirección del tipo que le provee las armas. pero tienes que conseguir que te lleve a su casa.000 y 5. entregarles todos los nombres de los atracadores que había proveído desde que entró en el negocio. ―¡Espera! ―Pertierra le sujeto por el brazo―. El origen que lo explicaba todo. ¿No te habrás rajado? ―¿Lo del juez sigue en pie. tú verás cómo sales de él. en una actuación que había sido largamente comentada en la cafetería de la planta baja del edificio policial de la Puerta del Sol. Hablaremos con el juez. En el mismo parque se llevó a cabo la primera transacción. ―Está bien ―Pertierra contestó mientras M artel asentía con la cabeza―.000 que portaba el agente y se decidió a llevarle a su casa donde guardaba un pequeño lote de armas para su venta. ―¡Pero si fue la policía! ―¿Qué? ―M artel le agarro por la pechera―. Un grupo de inspectores esperaban impacientes pegados a la puerta de una casa baja a las afueras de la localidad madrileña mientras Pertierra trataba de cerrar el precio definitivo de la adquisición de un pack de tres revólveres y una pistola. La chavala ya estaba poniendo el champán a enfriar… ―Probablemente sólo sea un mero intermediario ―Pertierra señaló hacía un banco del parque donde el hombre que acababa de bajarse del coche de los inspectores conversaba con otro tipo―. ―¡Ese cabrón todavía pretende seguir regateando! ―M artel hizo ademán de abrir la puerta del coche. ruega por nosotros. comenzando por la organizada por CCOO y UGT aprovechando la conmemoración del día del Trabajo bajo un claro signo de reivindicación social y de profundización de la democracia. Realmente no estaban claros los motivos que habían llevado al espontaneo a tratar de enfrentarse a alguno de los manifestantes pero si no llega a ser rescatado por las Fuerzas del Orden Público se hubiese llevado una buena tunda cuando no linchado allí mismo. Quiero dejar claro que el comercio de Vallecas no será responsable de cualquier incidente que puedan protagonizar personas ajenas a estas agrupaciones aprovechando la tristeza y la angustia existentes”. justicia!!! ―gritó repentinamente uno de los vecinos del barrio de Vallecas expresando el sentir general. el penúltimo. ―¿Quiere que le llamemos? ―No. Sindicales. conminaban a la empleada a que les entregase el resultado de la caja del día y como. la FNT. La manifestación. Ustedes dirán. Nosotros iremos a buscarle. ―Cualquiera sabe ―respondió Pertierra mientras observaba como un grupo cada vez más numeroso de personas subían en riguroso silencio desde la Glorieta de Atocha rodeando la entrada del hospital que estaba tomada por numerosos furgones de la Policía Nacional. a la hora del cierre. Las caras de tristeza y rabia eran el denominador común de todos los presentes. ―Necesitamos hablar con uno de sus empleados ―Pertierra enseñó la placa al responsable del personal de la estación. ―“Aquí ya no podemos hacer más… ―uno de los presidentes de la asociación de comerciantes de Vallecas cogió prestado el megáfono de uno de los nacionales dirigiéndose a los vecinos―. ―¡Pilar.. Madre de Dios. El coche fúnebre tenía previsto partir a las dos de la tarde hasta el cementerio de la Almudena donde serían inhumados los restos mortales de la empleada del estanco. Según había confesado en su propio domicilio. De todo.creo que ha quedado alto y claro nuestro rechazo a la lacra que nos sacude. La Asociación de Expendedores de Tabaco de M adrid había solicitado el cierre en señal de duelo de todos los establecimientos del gremio como forma de expresar su solidaridad con la empleada del estanco recientemente asesinada cuando se disponía. El horno no estaba para bollos. ―Adelante. M artel y Pertierra regresaban al domicilio particular del traficante del distrito de Hortaleza. la Financiación de la Enseñanza y la Autonomía Universitaria. ―“Padre Nuestro que estás en los cielos (…) ―uno de los hombres que se había adelantado a la manifestación comenzó a rezar un padrenuestro que fue seguido a coro por el resto de manifestantes. además. M artel y Pertierra.. Un tal Hernández. El desarrollo del atraco había quedado grabado a través de la línea telefónica por la operadora encargada de anotar los pedidos que había escuchado impotente como los atracadores. ―M ira ―señaló M artel hacía un par de hombres que. ―¿Hernández? ―respondió extrañado el funcionario al ver el nombre de uno de los trabajadores de la estación. De género. ―Es un peligroso terrorista ―contestó socarronamente M artel. Sólo por citar algunas.IV ―¿Otra manifestación? ―¿Y ahora qué es lo que piden? ―M artel detuvo el coche a la altura del hospital de San Carlos. Las más importantes estaban previstas para el mes de M ayo. M ientras a Carlos le aplicaban la Ley Antiterrorista. de la cadena de distribución de las armas hurtadas en la estación madrileña. pecadores. aparentemente. Como respuesta. ―Seguramente ―corroboró Pertierra―. primero. Amén” ―el improvisado homenaje a la empleada del estanco ofrecido por todos los presentes finalizó con el Ave M aría. No más. La dotación policial que detuvo (salvó) al joven del machete tuvo que sortear a cientos de manifestantes que se abalanzaron sobre el vehículo policial. ya sin incidentes que reseñar. la descerrajaban tres tiros sin venir. fue creciendo a medida que avanzaba por la Avenida de la Ciudad de Barcelona camino del Anatómico Forense para dar el último adiós a Pilar. dos jóvenes estudiantes fallecían tras recibir una serie de disparos procedentes de un jeep de la Policía Nacional que se encontraba acorralado por un grupo de manifestantes a la altura de la ronda de Valencia). la morgue madrileña. hoy estaban cerrados todos los estancos. la creación de una Fuerza Nacional Agraria y la inspiración sindical en la doctrina de la Iglesia católica apostólica y romana. Su relación profesional había comenzado en Octubre . Un acto mucho más íntimo al que los vecinos prefirieron dejar a los familiares más cercanos. La Falange tenía preavisada. a cuento. ¿En que está metido? Parece un chico tan formal. ―Saben que no pueden pasar ―el responsable del contingente de la Policía Nacional se dirigió a los presidentes de las asociaciones de comerciantes de Vallecas que encabezaban el acto de protesta. Estudiantiles. las armas las adquiría a quince mil pesetas la pieza a una persona que decía trabajar en la estación de Atocha.. ―Cómo máximo dos personas. ―Exacto. también como consecuencia de los proyectos de ley sobre el Estatuto de Centros Escolares. Los datos eran ciertos. tras unos diez minutos adicionales en los que se tardó en restablecer el tráfico. el sindicato afín a la extrema derecha. provistos de sendas coronas de flores. no te olvidamos!!! ―se escuchó otra voz desde el interior de los manifestantes mientras los más adelantados trataban de acceder al interior del Instituto Anatómico Forense. a realizar el pedido diario a la Tabacalera. Sólo era otro eslabón.. A favor y en contra. se aproximaban hasta la entrada del Instituto Anatómico Forense situado en la fachada posterior del hospital. Poco a poco los manifestantes cogieron camino de regreso al distrito vallecano. después. Sólo pedimos tolerancia cero a las autoridades y a las fuerzas del orden público para los delincuentes que día a día atacan nuestros comercios y nuestra convivencia. ―(…) Santa María. como las realizadas contra el proyecto de ley de Estatuto de los Trabajadores que se debatía en el Pleno del Congreso y que ya habían tenido un trágico balance (a finales del año anterior.. La noche anterior se había procedido a la detención de Garvín. El chaval resultó ser uno de los inquilinos del hospital psiquiátrico Alonso Vega del que se había fugado recientemente. como las derivadas del proyecto de ley del divorcio elaborado por el Gobierno. para el día 3 otra por la unidad de España y contra las autonomías. ¿Está ahora? ―Está destinado desde hace unos meses en carga y descarga ―contestó el funcionario tras revisar en unos archivos y realizar una breve llamada―. El reciente atraco a un estanco/administración de quinielas y loterías había puesto en pie a todo el barrio de Vallecas y a toda la ciudadanía. M ás de cinco mil vecinos (la policía les cifraba en mil quinientos) llegados desde diferentes puntos del Puente de Vallecas habían caminado en un vibrante silencio solamente roto por un estúpido que ataviado con una chilaba y un cuchillo en la mano amenazó a varios de los vecinos justo al comienzo de la manifestación. A Garvín le pillaron unas cuantas armas más guardadas dentro de un armario ropero. Sólo indíquenos donde está. ―Creo que es por lo de la estanquera que mataron el lunes ―señaló M artel mientras el resto de la comitiva se sumaba a la oración. ―¡Fuerzas de la policía. ―Sólo queremos hacer entrega de las coronas de flores ―respondió uno de los participantes. tenía previsto organizar un acto alternativo en la Plaza de Toros de las Ventas para dar cuenta de las resoluciones adoptadas en su primer Congreso entre las que destacan su no rotundo a la huelga. lograron llegar hasta la estación de ferrocarril de Atocha. ahora y en la ahora de nuestra muerte. el tipo del parque de Hortaleza. Según los datos aportados por las fábricas de armas tras la investigación iniciada por la Brigada Judicial M adrileña. ―¿Hernández? ―Pertierra se dirigió a uno de los operarios que almorzaba un bocadillo sentado sobre un vagón de un tren de mercancías en los andenes de carga y descarga. las reclamaciones de las armerías habían comenzado a producirse a finales del mes de octubre del año anterior. Por fin se daba una respuesta adecuada al incremento notable de delitos en las calles de la capital. ―¿Hernández? ―respondió uno de los empleados que estaba limpiando el vagón―. Casi una decena de armas de fuego fueron encontradas en el domicilio. A Hernández le había entrado el flato. Ya sabe a lo que venimos. Los inspectores se dirigieron al final de la vía donde varios empleados realizaban labores de limpieza. El Julián tenía sus propios clientes. ―¡Vamos! ―M artel comenzó a correr tras comprobar que el chaval no se giraba a pesar del requerimiento del compañero. No había escape posible. ―Ha sido el Julián. ―¿Cuantas te has llevado? ―Unas treinta. ¿quién es? No hubo respuesta al otro lado del teléfono. cargador de trenes con acceso al almacén donde se guardaban las mercancías. Inmediatez. el operario que les acababa de indicar la ubicación de Hernández dejaba el bocadillo a medias sobre el vagón y se largaba a espaldas de los inspectores. ―¿Tienen los datos de su domicilio? ―le interrumpió Pertierra. Hernández. veintitrés años. que te la estás jugando. se excusó Hernández. Te vas a caer con todo el equipo.del año anterior. Desde que vinieron ustedes esta mañana ese chaval no ha vuelto. Dijo que no se encontraba bien y se marchó. Él sólo hacía lo que veía hacer a los demás: sisar. aquí trabaja mucha gente. Se las vendí a un amigo que me dijo que se las llevaría al extranjero. Tras una breve llamada a la DGS para informar de la situación. La hora del bocadillo era el momento propicio para esconder los paquetes postales entre la maleza existente al final de una vía muerta. Apoyado sobre una de las paredes interiores del vagón confesó enseguida que llevaba varios meses sustrayendo paquetes remitidos a armerías del Sur de España.. Camino de la brigada reconoció que el Julián era el que le había enchufado en el trabajo y el que le había enseñado la manera de sacarse el sobresueldo. Dos presuntos traficantes de hachís aprovechándose de su amistad habían incluido la compra-venta de armas robadas en la estación dentro de su catálogo comercial. un compañero ―cedió por fin Hernández―. Es aquel. Con una de ellas mataron a esa estanquera de Vallecas. Nadie se había preocupado o molestado en ponerlo en conocimiento de la policía. ―Joder. ya sabe ―respondió esbozando una media sonrisa a pesar de tener a los dos agentes a escasos centímetros―. Sabemos que faltan más de sesenta armas.. A su espalda. ―¿Dónde está el resto de las armas? ―insistió Pertierra. El Julián. Esperen un momento. ―Déjame a mí ―M artel introdujo unas monedas en la cabina telefónica. Sin embargo. Alguien debería asumir las responsabilidades dada la naturaleza del asunto. vaya cara ―los inspectores entraron con el Julián en el despacho de la brigada―. ¿dónde está el resto? ―Bueno. ―Vamos ―M artel le puso las esposas antes de sacarle del vagón. ―¿Julián? ―Sí. en realidad formaba parte de los extras de la persona que le había recomendado aquel trabajo. ni que se hubiese muerto alguien. No habían sido denunciadas. Él fue el que me metió en esto. Pregúntenle a él. Dos minutos más tarde los dos agentes aporreaban la puerta del trabajador del área de carga y descarga de mercancías de la estación de Atocha que se suponía que había iniciado el proceso de distracción de armas de fuego que tarde o temprano (con un espectacular incremento de precio) acababan en manos de buena parte de la delincuencia madrileña. ―¿De qué? ―preguntó al inspector Pertierra cuando se disponía a iniciar el atestado con el informe de la detención. Segundos después Hernández entraba en un vagón escoltado por los dos inspectores. Una dirección proporcionada por el Departamento de Personal de la estación de Atocha. brillantemente cerrada. ―Espera ―Pertierra se fijó en una cabina telefónica situada en una pequeña plaza de arena junto a un kiosco de prensa―. ―No me mientas ―M artel cerró de un portazo la puerta corredera del vagón―. M artel y Pertierra se dirigieron a la casa del sospechoso sin más demora. ―¿No os habéis enterado? ―respondió Ferrándiz. la llegada de los agentes a la DGS junto al pequeño escaqueador de armas de los envíos postales tuvo un inesperado sabor agridulce. . La operación. ―¿Diga? ―una voz masculina respondió a la llamada. Los inspectores le alcanzaron enseguida. El Gobierno Civil lo haría público a través de los medios de comunicación. ―Es aquel ―el operario señaló hacia el final de la vía donde se encontraba otro vagón a unos quinientos metros de distancia.000 pesetas la pieza a Garvin. yo solo he cogido unas treinta ―respondió Hernández mientras M artel cerraba la puerta lateral del vagón dejándolo prácticamente a oscuras ―. Cuando acababa la jornada laboral volvía aprovechando la oscuridad para recoger las cajas que luego vendía por 15. ―¿Dónde está? ―respondió M artel―. El domicilio que figuraba pertenecía al municipio de Alcalá de Henares. Un negocio con un 100% de margen cada vez que cerraba un trato. Haremos una pequeña comprobación.… Resultados. Según los cálculos realizados por la brigada. los inspectores regresaron a la estación en busca de aquel tipo que se estaba comiendo un bocadillo aprovechando el descanso reglamentario. Escondía los paquetes de armas entre la maleza al final de las vías. la operación limpieza. que allí era más fácil venderlas… ―¿Te crees que somos tontos? ¿Dónde está el resto? Canta. más de 46 armas habían sido sustraídas en los muelles por este procedimiento. la operación Atocha. Eficacia policial. ―Ustedes de nuevo por aquí ―tras dejar a Hernández en la brigada. Así se lo vendieron. ―Se lo juro. El tipo que había metido a Hernández en el curro. ―M e lo imaginaba. Allí debería estar su ficha. No respetaron ni el periodo de prueba. ―Espere. Ambos habían entrado a trabajar en el servicio de carga y descarga de la estación sólo tres semanas antes de que comenzasen a desaparecer los paquetes de armas. Una valla de más de dos metros cortaba todas las salidas laterales a salvo de que Hernández estuviese preparado para correr varios kilómetros a través de las vías. ¡Explícate ya! La pérdida de pequeños paquetes era algo habitual en todas las estaciones. No tenía ningún sentido seguir corriendo. ―¿Qué quieres decir? ―M artel le cogió por la pechera―. El dispositivo anti atracos. Las mercancías debían estar aseguradas por lo que no creía que estuviese haciendo el mal a nadie. buscaremos en los archivos ―el gerente de personal de la estación descolgó el teléfono―. ¡Hernández! ―el empleado gritó a un joven que caminaba a paso ligero por una de las salidas de emergencia de la estación. para tratar de localizar a los autores de la muerte del sastre de Vallecas. Estaría cansado de sufrir la misma pesadilla y se atrevió a hacer frente a los últimos en interesarse en su recaudación. No tardó en cantar. ―¿Ves lo que pasa con esos juguetes con los que traficas? ―M artel le metió al Julián un empujón de cojones contra una de las paredes del despacho de la brigada que hizo que comenzase a sangrar por la nariz. ―¿Y el que no lleve el carnet encima? ―Se le arresta y luego ya veremos qué pasa ―respondió Gallego―. tampoco tuvo reparos en dar la lista completa de compradores a los que había surtido en las últimas semanas. el comisario Gallego reunía a los jefes de grupos de la brigada judicial madrileña―. el intermediario principal del Julián. Las investigaciones sobre la red de traficantes de armas de fuego procedentes de robos en paquetes-express de la estación de Atocha se prolongarían con nuevas detenciones de usuarios finales de las pistolas que probablemente habían sido utilizadas en diversos atracos bancarios que quedarían resueltos. No había pasado ni el tiempo de luto necesario tras el asesinato de la empleada del estanco cuando un nuevo comerciante caía. Era el atraco número quince que sufría en los últimos doce meses. Los autores del atraco con homicidio de la estanquera seguían en la calle y una nueva muerta violenta atizaba a la barriada madrileña que trataba de sacudirse el sambenito de barrio conflictivo. El hombre fallecía tras recibir dos disparos cuando trataba de defenderse de unos atracadores con una vara métrica de madera. M ejor no volver a probar la dureza de las paredes del edificio de la Puerta del Sol. El ya exempleado de la estación de Atocha tenía su propio comprador (además de los dos vendedores de costo).―Se han cargado a otro comerciante en Vallecas. La cosa va en serio… . En este caso. el sastre propietario de una tienda de confección en la Avenida de San Diego. La segunda víctima en pocos días. ―Se va a organizar una operación de rastreo en toda la ciudad ―mientras el Julián era conducido a los calabozos del edificio gubernamental de la Puerta del Sol. Solana. Se van a instalar controles en toda la ciudad para comprobar las identidades de todos aquellos que puedan resultar sospechosos. en el depósito de cadáveres se organizaban para asistir al entierro del sastre. tras recoger la hoja policial. Avellaneda. Como en aquella. M ientras Avellaneda recibía la hoja policial relatando la desarticulación de una red de traficantes de armas que tenía su origen en la estación de ferrocarril de Atocha. La mayoría ya han sido detenidos en numerosas ocasiones pero al día siguiente vuelven a estar en la calle. ―¿Cómo? ―respondió el periodista. A los atracadores debió de parecerles poco dinero y comenzaron a zarandearle pidiéndole más. El principal sospechoso del asesinato del sastre tenía un historial de más de diez arrestos. la policía se había incautado de ocho jeringas. El tendero tenía razón. ―Lo peor de todo es que no ha habido ninguna denuncia hasta ahora ―señaló Pertierra―. en parte. La policía. Era el último acto en solidaridad con el asesinado. ―Es normal que tratase de defenderse… ―se animó otro de los vecinos que acompañaban a Avellaneda―.000 manifestantes (unos 6. Así es imposible. ―Ahora mismo. ―Todo el comercio del Puente de Vallecas ha quedado paralizado ―Avellaneda comenzó a caminar por la avenida de M onte Igueldo junto a varios miles de vecinos que se habían incorporado a la nueva manifestación en señal de protesta por el último robo con homicidio producido en el barrio―. Se dieron a la fuga. los hechos ocurrieron sobre las ocho de la tarde cuando se hallaban en la tienda de confecciones Durán su propietario. ―Antonio no tuvo la culpa ―disintió uno de los que parecía conocer a la víctima más estrechamente―. la masiva utilización de armas de fuego por parte de delincuentes. que Antonio trató de defenderse con una vara métrica. La asociación de comerciantes del distrito de Vallecas había colocado el cartel tras una asamblea convocada con motivo de urgencia para tomar acciones contra este tipo de delitos. incluidos algunos bancos y tiendas de alimentación. según los datos aportados a la prensa por la policía tras las declaraciones realizadas por el empleado de Durán y uno de los clientes que habían servido para la identificación de los dos delincuentes. VILM ENTE ASESINADO EN DEFENSA DE SU TRABAJO. con motivo de las investigaciones efectuadas tras recientes atracos a mano armada. llegó a la conclusión de que algunas de las armas empleadas habían sido vendidas a los delincuentes por un tal “Carlos”. En ese momento penetraron en el establecimiento dos jóvenes. Un dispositivo extraordinario de control en toda la ciudad para el que se había llamado a todas las fuerzas de seguridad madrileñas. pero lo que no dicen es que ahora los asaltantes prefieren cada vez más asaltar pequeños comercios donde hay dinero fresco y el riesgo de que sean detenidos es reducido. Un dolor íntimo. había anunciado una operación de rastreo para cazar a los asesinos del sastre. La respuesta de los vecinos había sido ejemplar: más de 12. además. El resultado de esta operación explica. ―La policía saca pecho con los éxitos del dispositivo anti atracos que han instalado en los bancos ―añadió otro de los manifestantes―. Antonio. ―¿Cómo usted por aquí? ―Avellaneda. Los atracadores contraatacaron con la pistola que llevaban entre manos. ―Dicen que sólo en el último año le habían atracado catorce veces ―añadió otro de los vecinos mientras la comitiva se acercaba al cruce con la Avenida de la Albufera. también en el madrileño barrio de Vallecas. ―La policía asegura ―intervino por primera vez el periodista―.V “QUE SIRVA DE EJEM PLO LA M UERTE DE ANTONIO. Los atracadores exigieron la entrega de la recaudación. se dirigió a la cafetería situada en la planta de la Dirección General de Seguridad. todas las sastrerías de la ciudad se habían unido al cierre patronal. se despidió al llegar a la entrada del Instituto Anatómico Forense. Según el informe policial. La mañana había comenzado con una misa funeral oficiada por el obispo auxiliar de la diócesis de Vallecas en la parroquia de San Diego. Los agentes se encontraron un disparo en el techo de la tienda y dos en la víctima. Ya estaba harto. unas dieciséis mil pesetas. En tan sólo 48 horas se logró la identificación y detención de… ―Tenemos identificados a cinco individuos que han comprado armas ―añadió uno de los jefes de grupo de la brigada que acompañaba al portavoz policial―. Seguro que eran drogadictos. Cada día se cometen de tres a cuatro atracos. se sumó a la manifestación vecinal que había comenzado frente a la pequeña tienda del sastre asesinado por un par de delincuentes tras el enésimo atraco sufrido en la sastrería Durán. En el automóvil que usaron en esa ocasión. NOTA DEL GOBIERNO CIVIL "La policía. muy cerca del corazón. . el periodista destinado en la sección de sucesos de uno de los diarios de la ciudad. la única forma de oponerse a la delincuencia es la contundencia de la policía pero si lo que realmente se quiere es reducirla donde realmente hay que trabajar es en la revitalización económica y social de las ciudades para impedir que sean el caldo de cultivo de la delincuencia ―Avellaneda. El esfuerzo fue en vano. El Ayuntamiento había puesto a disposición de los vecinos una flota de autobuses de la Empresa M unicipal de Transportes para poder trasladarlos sin coste alguno hasta el cementerio de Nuestra Señora de la Almudena donde tenía previsto realizarse una sencilla ceremonia a pesar de la alta concurrencia. El doble de lo registrado en la anterior. les persiguió hasta la calle desplomándose sobre la acera. También se les acusaba de estar detrás del atraco al Banco Comercial Occidental de la calle de M artínez de la Riva. Lo que aún no sabemos es sí estos conservan aún las armas o si se han deshecho de ellas. un dependiente y un cliente. Los de Renfe. ―Ya ven ―les enseñó la nota policial. el sastre ingresó ya cadáver. a pesar de los dos impactos. un silencio abrumador había sido el vehículo utilizado para expresar la indignación y la rabia del barrio. un Seat 131. tres destornilladores y una cierta cantidad de dinero. ―Aquí tienes ―uno de los portavoces del Gobierno Civil hizo entrega al periodista de una nota oficial al llegar al edificio gubernamental de la Puerta del Sol―. Además de los comercios del barrio. La noticia corrió como la pólvora por el barrio que ya estaba indignado por el asesinato reciente de una empleada de un estanco. tras caminar más de media hora con los vecinos de Vallecas.000 según fuentes de la Policía M unicipal). uno de los cuales le alcanzó en la región supra mamaria izquierda. en mi opinión. que había preferido no hacer acto de presencia en esta ocasión. un sobre de cocaína. no se enteran. En un coche particular fue trasladado a toda velocidad hasta la Ciudad Sanitaria Provincial. ―Los comerciantes estamos hartos de los robos y de la impunidad con la que se mueven esos delincuentes ―respondió otro de las participantes en la manifestación mientras en un corrillo cercano unos jóvenes planeaban en voz baja como tomarse la justicia por su mano―. que actuando a rostro descubierto empuñaban una pistola. Los sospechosos del atraco al estanco “La Presilla” habían sido arrestados sólo tres días antes del asesinato de la estanquera acusados del robo a una farmacia. REACCIONEM OS”. Algunos vecinos habían dejado claveles rojos a través de la reja metálica del establecimiento que permanecía cerrado a cal y canto. ―Las tiendas de ropa y los estancos son un blanco fácil para los delincuentes ―se alzó otra voz mientras la manifestación de duelo continuaba―. que algo se traía entre manos. ―Recibía frecuentes visitas ―desde la misma puerta. Aquí. por aquí han pasado unos cuantos chavales. en una decisión sin precedentes (salvo ante acciones terroristas como la llevada a cabo el día de la aprobación del texto constitucional en el Congreso). aunque a escasa distancia del poblado del Querol. ―Los destinatarios de las armas tampoco habían interpuesto denuncia alguna ―finalizó Pertierra―. ―Pero. sí que poseía antecedentes por tráfico de drogas en una ocasión en la que fue detenido. ―Dicen que ha sido requisado por la policía a la espera de ser retirado ―señalaron las vecinas que ya formaban un corrillo―. ―A nosotros nos parecía una persona absolutamente normal ―comentó una de las vecinas que había reparado en la presencia del periodista―. de un hombre de edad madura que llegaba en un coche blanco frente a su domicilio. aunque no era el único. ―Es esa ―un par de horas después. Ahora todo el mundo parece conocer la vida y milagros de ese tío… ―Yo ya te dije que no me gustaba nada ―apuró el sol y sombra―. al considerar que podrían haber sido visitados por uno de los miembro del comando herido. Yo le dije que no tenía ni idea de ese tal Lejía pero al momento entró por la puerta y se pusieron a charlar en voz baja… ―¿Le escucharon alguna conversación sospechosa? ―La verdad es que no. tras dejar su coche aparcado a cierta distancia. A pesar de ello nadie quería/parecía reconocer las actividades ilícitas del propietario de una de las casas del vecindario. clínicas públicas y privadas. ―¿Se citaba aquí con sus clientes? ―Sí. no como otros… ―Está bien ―se despidió el periodista tras abonar la cerveza. verdad? ―Avellaneda señaló un R-8 de color naranja con la capota negra. La noticia de la detención de Carlos había corrido como la pólvora. creo que es de los pocos sitios donde le conocían. pero está claro que algo tramaba. como todas las mañanas. Espero que sepa tratarla con la discreción que merece. A pesar de la información recibida por los vecinos de la calle Beethoven donde vivía el traficante. al Cuartel General del Ejército.―Algunas de las armas desaparecieron a finales del año pasado ―continuó M artel―. Puede preguntar en el bar M anolo. De todas maneras el envío de las armas a través de la estación de Atocha está controlado por la Guardia Civil. Las visitas se realizaban por la noche. ―¿Este es su coche. ―¿Le conocía usted? ―La verdad es que no pero puede preguntar a la vecina de al lado ―señaló con el dedo―. uno de ellos me preguntó por el Lejía… ―¿El Lejía? ―Sí. La intervención policial no había pasado desapercibida en el poblado. ―Pagaba las consumiciones religiosamente ―el dueño del bar recogió la copa de anís y coñac―. tras el rifirrafe que se había montado entre el propietario y de uno de los habituales. Ella es la Gaceta del barrio. ―Era un chaval correcto y cordial ―comentó el propietario del bar M anolo mientras le servía una caña al periodista. ―Cuénteme. toda la zona norte de la capital madrileña fue ampliamente peinada en la busca de los asesinos de dos jefes militares que fueron cazados cuando se dirigían. desde luego. La Jefatura Superior de Policía. todo el poblado del Querol.… ¿no les infundió nunca sospechas? ―En ningún momento ―se sumó otra mujer venía cargada con el carro de la compra―. según el sobrenombre que le había colocado uno de los primeros hombres con los que el periodista se había encontrado nada más aparcar su vehículo. sólo venia de noche. comenzó a desgranar las relaciones del traficante―. farmacias y centros asistenciales de todo tipo en un radio de acción no distante del sitio donde los asesinos de los militares abandonaron el Seat 124 utilizado en la fuga (un polígono industrial en Alcobendas). ―Ya le digo. Como mucho. tampoco es que fuese de los de toda la vida. El espectacular despliegue se extendió entonces a los pueblos de la zona norte de la provincia aunque la mayor parte de las operaciones policiales se centraron en torno a centros médicos. ―Yo ya sospechaba que ese chaval estaba metido en algún asunto ―intervino desde el final de la barra uno de los parroquianos del bar M anolo tras echar un trago al sol y sombra―. ―Tampoco es que saliese mucho a la calle ―añadió otra de las vecinas. Carlos. Los vecinos no habían necesitado conocer la nota policial. ―O que no sepamos… ―el propietario del bar comenzó a pasar el trapo por la barra―. Otra exclusiva. El periodista se había peinado. ―¿Venía sólo o en compañía de alguien? ―Sólo. ―Es hora de irnos ―entró en la cafetería uno de los compañeros de la brigada. había movilizado un dispositivo extraordinario de control en toda la ciudad. Ellos hacían su vida de forma muy particular y nadie se inmiscuía en los asuntos de los demás. Se podían haber evitado muchas muertes. de conducta intachable. casa por casa. Avellaneda regresó a la vivienda de Carlos. Avellaneda se dirigió caminando a la vivienda del traficante de armas que había sido detenido como cabeza de una pequeña red que comenzaba en los muelles de carga y descarga de la estación de ferrocarril de Atocha. quedaba el plato fuerte. . un hombre mayor señalaba hacía una vivienda baja del barrio del Querol. ―En la nota del Gobierno Civil no pone nada de esto… ―Es una exclusiva ―respondió Ferrándiz―. y se marchaban juntos. Han pasado más de seis meses. aunque no estaba conceptuado como delincuente habitual. En aquella ocasión. alias el Lejía. no realizó ningún negocio. probablemente se impongan multas. la Gaceta. jamás podríamos suponer que andaba metido en un lío de armas. El bar se encontraba en los bloques del barrio de M anoteras. ―Ninguno que sepamos ―insistió el tipo del sol y sombra―. la vecina más cercana a la vivienda de Carlos. Una vez. pero pensaba que se trataba de algún rollo de drogas o algo así. Aparecía alguien. por lo menos en apariencia. ―La operación rastreo ―señaló Pertierra al periodista mientras los inspectores se disponían a salir del despacho―. se tomaba la consumición ―matizó el propietario del bar―. hasta que uno de los vecinos le señaló una serie de viviendas en una calle interior en las que se suponía se había llevado a cabo el mayor tráfico de armas de la ciudad. ―Podemos decir que esa persona buscaba pasar inadvertido ―volvió a preguntar el periodista imaginándose a la curiosa vecina espiando desde la ventana del comedor. De todas maneras. llevaba un año viviendo en la vecindad. ―Es una clara negligencia por parte de las fabricas suministradoras de las armas ―añadió Ferrándiz―. ―¿Un coche blanco? ¿Sabe de qué marca? ―Yo de eso no entiendo pero era uno de esos coches grandes y caros que sólo se ven en las películas… ―¿Un Rolls? ―No sabría decirle. dispensarios. venía con otra persona. Pertierra devolvía el carnet de identidad a un chaval que regresaba a su casa tras finalizar el turno de tarde en un polígono industrial cercano. no dejaba pasar una. la banda de M anoteras. Luego. Probablemente los mismos chavales con los que el traficante se citaba en el bar M anolo. de diecisiete años. ―Acaban de detener a otro ―Pertierra recibió la noticia de M artel al regresar al coche donde realizaban la espera. según la opinión mayoritaria. Agente herido en la calle de Castillo de la M ota” ―se escuchó nuevamente por la emisora policial. El tal Carlos. ―¿Vio usted como le detenían? ―Era ya de noche pero escuché como abría la puerta. ―Puede continuar ―después de varias horas de cerco policial. ―Yo sabía que se dedicaba a algo… ―la vecina continuó disfrutando de la charla con el periodista―. Las primeras estimaciones hablaban de más de trescientos arrestos (la mayoría de ellos devueltos a la calle en cuanto había sido verificada su identidad). . cuando vino la policía a por él ya no me quedó dudas. sólo pasaban una vez y no se les volvía a ver por el barrio. uno más con el que atacar a un Gobierno que sufría los ataques desde ambos lados del hemiciclo.―Además de las visitas del hombre del coche blanco ―respondió entusiasmada la vecina del tal Carlos―. Las páginas de sucesos cada vez ocupaban más espacio en los diarios. Horas después del comienzo de la operación rastreo de los asaltantes de la sastrería Durán. Un tipo que había logrado pasar desapercibido a pesar de mover una cantidad ingente de armas con las que se habían realizado numerosos delitos en los últimos meses. era detenido uno de los dos sospechosos del atraco que había sido reconocido por el empleado de Durán tras revisar el correspondiente libro de detenidos en la Dirección General de Seguridad. en cierto modo. La policía insistía en que la “operación limpieza” había menguado el número de bandas de atracadores que pululaban por la ciudad a pesar de que los asaltos seguían incrementándose. reconoció su participación (aunque no la autoría de los disparos) mientras era interrogado en la comisaría de Vallecas. La oposición. El asunto de la inseguridad ciudadana se estaba convirtiendo en un arma arrojadiza dentro del arco parlamentario compartiendo protagonismo con el omnipresente terrorismo. El ministro del ramo insistía en la implementación de medidas excepcionales. buscada por perpetrar diversos atracos a entidades bancarias en la zona de Chamartín. ―“Agente herido en el barrio de San Blas. mientras se desarrollaba la manifestación silenciosa camino del Instituto Anatómico Forense. al cabo de un rato. recibía las visitas de jóvenes que estos. trucada: esa misma mañana. eso sí. Pertierra y M artel apoyaban un control en una de las salidas de la ciudad. El chaval. escuché como llegaban varios hombres en un coche y se colocaban en mi fachada como esperando hasta que comenzaron a escucharse las voces y todo el mundo se puso a mirar por las ventanas para ver qué pasaba… Carlos era el hombre clave. Las muertes de varios tenderos en los últimos días y los incesantes atracos a entidades bancarias que acababan a tiroteos o persecuciones a toda velocidad por las calles madrileñas empezaban a formar parte del panorama cotidiano. La operación rastreo había salido. La ciudad estaba especialmente sensible. era una persona poco comunicativa. ―¿El que disparó al sastre? ―No lo han dicho ―respondió M artel señalando a la emisora de radio―. inmersa en la estrategia de las mociones de censura para erosionar el gobierno de Suarez. Está aquí al lado. No sé hablaba de otra cosa. Se había casado apenas un año antes y vivía junto a su mujer y una hija de corta de edad. Daba igual. La policía asociaba las armas vendidas por Carlos con la avalancha de asaltos a entidades financieras y otros establecimientos que los últimos meses habían dejado varios fallecidos a ambos lados de los mostradores. la condena estaba asegurada. ―Vamos ―M artel arrancó el coche―. pero probablemente sea el que les esperaba en el coche. La sensación de inseguridad era uno de los argumentos principales de la crítica. el último eslabón de la cadena. ya de madrugada. A todas las unidades que se encuentren en la zona. A pesar de su colaboración tras su detención y la más que probable detención de varias bandas de delincuentes a las que había provisto de los mejores ejemplares del mercado. Una de las más conocidas. Avellaneda dio por concluida la visita al barrio del Querol. M arbella. de treinta años. (12/03) El interventor de una sucursal bancaria de la calle del General Yagüe muerto por el fuego cruzado entre atracadores y la policía. asesinado por los disparos de dos jóvenes que. Según informaba el diario. de 59 años. joder! ―los dos jóvenes. Agarró una lata de conservas de detrás del mostrador y se la lanzó con todas sus fuerzas. El viejo tendero no se lo pensó dos veces. ―¡Vamos. Badajoz. ―¡Abran paso! ―minutos después de la llamada a la central de avisos madrileña. ¿Pueden darme un poco de agua? Aquí hace mucho calor y llevo… ―Es que te has creído que esto es un hotel ―respondió uno de los dos agentes que le habían retenido frente a una pequeña tienda de la Alameda de Osuna que acababa de intentar atracar junto a un par de colegas de San Blas―. El perseguido por la justicia. El último. ¡Pero qué jilipollas! Haberte metido a vender cupones… ―O papelinas de caballo que siempre tocan ―añadió entre carcajadas Pertierra mientras le hacía una seña a sus dos compañeros para que saliesen del despacho―. Valencia. ―¡Deprisa. El del abrecartas. Había sido amordazado y atado de pies y manos. en Vallecas. las habían escondido enterradas en el monte de El Pardo y en un descampado del barrio de M onte Carmelo. El cierre de la operación Atocha había tenido las derivadas esperadas: pocos días después de desmantelar la red de tráfico de armas eran detenidos dos de los clientes habituales (Castellanos y Pizarro) como presuntos autores de trece asaltos a bancos con las armas que habían adquirido a razón de cuarenta mil pesetas la pieza al tal Carlos. (30/04) Dos empleados de una fábrica de confección de prendas deportivas de San Sebastián de los Reyes mortalmente heridos por cuatro atracadores que se llevaron un botín de unas 800. sumamente nerviosos. ¡Atraás! ―insistió al ver que el viejo tendero no se movía. había terminado al ser derribado por el dueño de un pequeño establecimiento de alimentación tras lanzarle una lata de conservas y acertarle en la cabeza mientras otro de sus colegas se largaba sin mirar atrás con las veintitrés mil pesetas que acababan de recoger de la caja registradora. Viaje por España. los dos tipos echaron a correr. de 41 años. es que hay que buscarse la vida ―respondió el tipo sentado en una silla con las manos atadas a la espalda―. Cazalegas. Según la información policial. (03/06) El hijo del dueño de una joyería de la calle del General Ricardos. habían comentado nada hasta que la detención de una banda de atracadores a la puerta de un banco había colocado a los inspectores sobre la pista del menudeo de armas que se llevaba a cabo desde la estación de Atocha. que cojeaba de una de sus piernas. Traed un poco de agua a mi socio.000 pesetas diarias para suministrarse ocho dosis por vía intravenosa. seguía sin saberse nada. a empujones. Un tráfico de armas descubierto por casualidad. Talavera de la Reina. un par de agentes destinados en la comisaría de Ventas hacía acto de presencia en la tienda de alimentación de la Alameda de Osuna. probablemente ciego de nieve. Varios tipos le vigilaban con cara de pocos amigos. entró en uno de los despachos de la brigada donde le esperaban dos inspectores de la comisaria de Ventas que escoltaban a un tipo con cara de cansancio. se sumaba el intento de agresión a tres delincuentes que acababan de asaltar una estafeta de correos en la calle de Diego de León. a sabiendas de que podían andar buscándoles tras la detención del Lejía. no hizo ademán de levantarse. el proveedor del barrio del Querol. no dejaban de amenazarle. aparece muerto en su domicilio de la calle de Valdebernardo. Fuengirola. Alicante.VI ―¿Qué querías? ―un tendero de un pequeño establecimiento de la Alameda de Osuna se dirigió a un chaval que trasteaba en una de las baldas de la fruta. La justicia popular. durante su larga y movida fuga.000 pesetas. El cojo cayó a plomo. Barcelona y nuevamente M adrid. ni se enteró del melocotonazo que se había llevado su compañero de asalto. el tendero que le había acertado con una lata de tomate. El colega de la pistola. le pisaba el cuello mientras comunicaba con el 091 ante la atenta mirada de varios transeúntes que se habían acercado al comercio al escuchar las voces de auxilio del tendero. no sin antes asegurarse que uno de los choros que acababa de visitar su tienda permanecía inmovilizado en el suelo. hizo lo que pudo. Es un decir. en cuyo consumo invertía unas 15. Varios clientes rodeaban al asaltante que se mantenía en el suelo con el pie del tendero sobre su cuello. El tendero le había echado muchos huevos. ni las fábricas de armas. Del misterioso personaje que visitaba al tal Carlos. (21/04) La empleada de una expendeduría de lotería de Vallecas. . con estancias que en la mayoría de los casos no superaban las veinticuatro horas. (10/02) Un cliente de una cafetería de la calle de Ricardo Ortiz recibe un disparo en el pecho al preguntar qué ocurría cuando dos individuos realizaban un atraco al establecimiento. tras rayar varios vehículos estacionados en la calle con un machete. muerto por los disparos de unos atracadores que se llevaron 16. M adrid. deprisa! ―el tendero sacó los pocos billetes y monedas que tenía guardados en la caja registradora mientras los dos tipos. ¿Para qué esperar si los van a volver a poner en la calle dentro de cuatro días? Piquetes de autodefensa ciudadana. que iba por delante.000 pesetas. El Cojo. Por si acaso. Los atracadores. Torremolinos. A pesar de la aparente falta de movilidad de la parte derecha del cuerpo el Cojo había demostrado ser todo un valiente para participar activamente en diversos atracos. El juego de Educa que ayudaba al mejor conocimiento de las ciudades españolas y de los lugares de interés turístico. ya se habían dado varios casos recientes de intentos de linchamientos a supuestos delincuentes por parte de masas enfurecidas. en la zona de Embajadores. amenazó a varios vecinos mientras discurría la manifestación) y que provocó que la policía tuviese que desenfundar sus armas reglamentarias para poder introducirle en un vehículo y sacarle con vida de allí. DETENIDO EL PRESUNTO HOM ICIDA DE UN SASTRE DE VALLECAS Pertierra dejó sobre la mesa uno de los periódicos del día. Ni la Renfe. el principal sospechoso (sus dos colegas fueron detenidos en los días posteriores al suceso tras la puesta en marcha de una operación rastreo en todas las salidas de la ciudad) había estado deambulando por toda la geografía española. M álaga. Sevilla. llevaron al propietario del establecimiento hasta detrás del mostrador. ―¡Obedece! ―el tendero escuchó una segunda voz a su espalda mientras sentía como un objeto se apoyaba en su espalda. en el que parecía haber acabado su carrera delictiva. Córdoba. ―Jefe. Nada más recoger el dinero. tras despertarse. (31/05) El encargado de una boutique situada en la calle del Ancora. Cuando el Cojo se quiso incorporar. de 46 años. No le debían quedar sitios donde picarse. Al ya conocido caso del joven fugado del psiquiátrico que apareció en medio de la procesión de duelo por el asesinato de una estanquera en Vallecas (el chaval. en el mes transcurrido desde el homicidio. ¿Por qué debemos mantenernos de brazos cruzados mientras nos asaltan impunemente? ―Hay que estar loco o medio tonto para meterse a chorizo siendo cojo ―Pertierra. sin embargo. como le conocían los colegas del barrio después de aquel accidente en el que se fracturó una pierna cuando. ni la Guardia Civil (que se había excusado con el alto coste que supondría controlar los pequeños envíos postales de armas). es asesinada por tres individuos cuando trataban de atracar el establecimiento. (28/03) Un vendedor de lotería. muerto por los disparos de dos jóvenes que intentaron atracar su establecimiento. (17/05) El dueño de una sastrería de la avenida de San Diego. Acertó de pleno. Albacete. M ejor no tentar a la suerte. después de realizar el atraco. Los datos eran estremecedores: Nueve muertos en los últimos cuatro meses como consecuencia de atracos en M adrid. a media tarde. ―¿Policía? ―el tendero logró comunicar con el 091. Le dolía la cabeza. se estrelló con una motocicleta recién comprada contra un autobús que bajaba por la Cuesta de las Perdices. ―¡Atrás! ―le conminó de improviso el chaval tras colocarle un abrecartas afilado sobre el cuello―. El melocotonazo le había acertado en la sien. había subsistido dedicándose a prestar prácticas homosexuales y merced a numerosos atracos callejeros. el detenido era adicto a la cocaína y a la heroína. se volvieron contra él y le dispararon a bocajarro. El coscorrón le había dejado seco. ―Se lo juro. sin embargo. ya había sido atracado en más de veinticinco ocasiones solamente en el último semestre. Unos días antes de su detención se había registrado otra denuncia similar en la misma comisaria de San Blas por un atraco a un supermercado cercano a la tienda de la Alameda de Osuna en el que. M e han dicho los de la comisaría de San Blas que tú fuiste el que te hiciste con el dinero de las cajas. al frente de un grupo de chavales conocidos en su barrios como los Grillos tuvo el primer encontronazo con la policía de la época. Desde entonces no había vuelto a tener ninguna anotación en los más de nueve años que habían pasado desde la primera. Al inspector no le hizo falta sumar dos y dos para saber que el tipo que tenía enfrente era el mismo que había atracado esa misma semana el Supermercado M erka en el número 9 de la calle Bristol. el goteo o la obstrucción nasal eran otras señales del catarro estival. ―Pensaba que tenías sed ―Pertierra miró el reloj de su muñeca y se pasó repetidamente la mano por la boca. que se quedó finalmente en agua de borrajas. el que conducía el coche o el que llevaba el revólver? ¿El Nani o el Campana? En ese atraco erais tres. Unos minutos después Pertierra repasaba los antecedentes policiales en el archivo mientras el Cojo apuraba el tercer vaso de agua antes de ser puesto a disposición de los jueces de la Plaza de Castilla. Pertierra sacó una pequeña libreta que llevaba en uno de los bolsillos mientras al detenido se le hacia la boca agua. ―No lo sé. en unión a dos tarados. Los huesos soldaron mal y acabó con una pierna más larga que la otra. ―Lo han vuelto a hacer ―un compañero interrumpió la conversación de los inspectores. espera ―el Cojo respondió mientras comenzaban a caerle unas gotas de sudor por la cara―. Yo no tengo nada que ver con ese asunto. ¡Ahora mismo me vas a decir donde viven tus colegas o te buscas la ruina! ―Pertierra se abalanzó sobre el detenido que estuvo a punto de caer hacía atrás tras el envite del inspector. ―A mi amigo ―Pertierra devolvió el vaso a su compañero―. recogía lentamente las 35. ¿El Nani? ¿Quién es. les esperaba con el motor en marcha. ―No te lo crees ni tú ―el compañero de Pertierra echó otro trago al vaso de agua―. Hay más de veinte testigos que no tendrán ningún problema en reconocerte. Nosotros venimos con otras ideas democráticas. ese es otro que tal baila ―volvió a responder riendo Pertierra―. ―Es un pobre diablo ―respondió Pertierra mientras seguía revisando fichas―. No me pueden cargar con otro marrón. Otro de los síntomas. El picor de ojos. somos gente joven que nos gusta enrollarnos con los que la vida os ha tratado tan mal pero a los más veteranos no les gusta templar gaitas. ―¡Venga hombre. ―¿Qué atraco? Yo no sé nada de ningún atraco.000 pesetas que se hallaban en las cajas registradoras. Están perdiendo el tiempo conmigo. ―No te hagas el tonto ahora. Dentro de un par de horas acaba mi turno. El del lunes no difirió demasiado de los del resto: un chaval desenfundaba un revolver desde la zona dedicada a aparcar los carros de la compra barriendo todo el local con el cañón del arma mientras otro. No lo sé ―repitió el Cojo―. ¡Aclárate de una vez! ―¡Cómo me tenga que quitar la zapatilla! ―se escuchó de fondo a uno de los inspectores de la comisaría de San Blas. lo de ese tendero no tiene demasiada importancia pero lo del atraco al Supermercado M erka… ―Le juro que… ―Todo esto es por tu bien… ―le interrumpió Pertierra mientras se acercaba a su lado y le susurraba unas palabras. el Cojo. Con sólo diecisiete años. ¿no sé si me entiendes? ―el detenido hizo un gesto afirmativo con la cabeza―. según las cajeras y los clientes que se encontraban en el interior de la tienda. un autoservicio con más de veinte estanterías y seis líneas de cajas situado en el parque de las Avenidas. jugando el fútbol de pequeño. generalmente poco dispuesta al dialogo. no te pensarás echar atrás ahora! ―Pertierra pegó un puñetazo en la mesa tirando el vaso al suelo―. El de ayer y el del lunes. ―Yo no sé nada de eso. el del revólver. a la salida. por lo que estuvo varias horas más buscando en el fondo del archivo. ¿quién iba con tu colega? ¿El Campana o el rubio del revolver? ―M ira ―volvió a intervenir Pertierra―. El detenido estornudó. El Campana tenía varias anotaciones y ya había pasado cortas temporadas por Carabanchel. Ese tendero me quiso engañar con la carne. Como el Cojo. Un tal Nani. seguro que me han confundido con el José M aría. El Nani. Hoy la guardia me ha tocado a mí y te aseguro que soy de los más conciliadores en el cuerpo. que José M aría? ―No sé cómo se apellida ―el Cojo no dejaba de mirar el vaso―. Un tipo que realizaba su primer atraco. no le ha gustado lo que ha pedido. tras veintiséis años sin ningún antecedente salvo un pelea de barrio cuando todavía no tenía ni la mayoría de edad no entraba dentro de los cánones. Sabemos que es el mismo con el que entraste ayer en la tienda de alimentación de ese pobre hombre al que habéis intentado joder. el supermercado estaba lleno. Sólo quería darme gato por liebre. que le acusó escuetamente de resistirse a la autoridad tras recibir una denuncia por una pelea con un grupo de niños bien a los que los colegas del Nani les habían levantado unas chavalas del barrio. pero si no colaboras te lo vas comer entero. La primavera floral había llegado con un mes de retraso pero ya hacía estragos entre los alérgicos a la conocida como fiebre del heno. en este caso. pero lo de su colega no me cuadra. según el mismo registro. ―No te preocupes tanto por nosotros ―Pertierra volvió a alejar el vaso―. Pertierra se quedó un poco extrañado del espacio en blanco que existía desde la última anotación. pero yo no sé nada de esa gente ni de ningún atraco. El atraco del supermercado M erka. ―Y como dices que se llama tu colega ―Pertierra empujó suavemente el vaso hacía el detenido pero sin levantarlo de la mesa―. ―¿Cómo te ha ido con ese cojo? ―M artel bajó hasta los archivos buscando a su compañero. lo que llamó aún más la atención del inspector. Si te portas bien hablaremos con el juez para decirle que un tarado como tu tiene difícil encontrar un trabajo digno y todo eso de que la culpa es de la sociedad que no permite integrarte ―Pertierra hizo una pausa para echar un trago al vaso―. ―Espera. se había roto la pierna en un accidente. Lo único que necesito es que me digas como se llama el otro qué iba contigo. solamente estaba fichado en el registro de vagos y maleantes desde su época de líder juvenil de la típica banda de barrio. volvía a ser cacheado por una patrulla de su barrio acusado de estar involucrado en algo. tú verás si quieres conocer a uno de esos que vienen de la Social… Uno de los compañeros de Pertierra entró en el despacho y dejó un vaso de agua encima de la mesa. la conjuntivitis. Si tú no estabas en el atraco del lunes. Los dos cojos iban acompañados de un tipo sin antecedentes ni nada digno de señalar. El lunes yo no me moví de casa. Un año después. en el ´72. El detenido hizo un gesto con la cabeza para que Pertierra le acercase el vaso a la boca. M ediados de junio. . Un coche. ―Creo que el Campana se mueve con un tal Nani… ―el Cojo respondió sin dejar de mirar el vaso que se encontraba ya semivacío―. pero todos le conocen en el barrio como el Campana. dos chavales (uno que cojeaba ostensiblemente con un abrecartas en la mano y un joven de pelo rubio que le acompañaba con una pistola) habían conseguido treinta y cuatro mil pesetas tras amenazarles con una pistola y el abrecartas. Tú también estabas allí ―Pertierra comenzó a reírse―. ―No soy ningún chota ―el Cojo respondió sin dejar de mirar el vaso.―Estas de suerte ―añadió Pertierra tras quedarse a solas frente al detenido―. ―¿José M aría. ya sabes. Tiene la balanza trucada. Cuando se lo dije me tiró el bote a la cabeza y después llamó a la policía para que no le pudiese denunciar por trilero ―el Cojo trató de defenderse al ver que el inspector no cedía. Yo no sé nada de ese atraco ni de ningún supermercado. ―¿El otro cojo? ―No. ―¿El Campana? ¿Te lo acabas de inventar? ¡Cuenta todo lo que sabes del atraco del lunes si quieres probar el agua antes de que te meta en Carabanchel!― Pertierra volvió a dejar el vaso sobre la mesa. ―M ás de lo que crees ―Pertierra volvió a echar otro sorbito de agua―. El supermercado M erka. sin más especificaciones. qué también es cojo. ―¿Tres en una semana? ―respondió M artel―.―¿Qué? ―M artel y Pertierra respondieron al unísono. M enos mal que ese chaval no tenía antecedentes. ―Acaban de llamar de la comisaría de San Blas. Creo que los colegas del tullido se han hecho una pastelería en Arturo Soria. . La multa de más de trescientas mil pesetas provocó que Corella volviese a sentarse en el parque con varios colegas del barrio (sin oficio ni beneficio) para acabar asociándose con un par de ellos (tullidos) para dar palos en pequeños establecimientos con los que ir tirando. no había tardado en pasar de ser el típico bar de cañas y chatos del montón a uno de cubalibres y medios de ginebra abierto hasta altas horas de la madrugada en el que se podía conseguir de todo. ―No me fio ―Pertierra salió del vehículo tratando de dar el alto al sospechoso que acababa de bajarse del vehículo―.000 pesetas de multa que le impusieron tras una exhaustiva inspección de todo el papeleo y tuvo que cerrar su primera aventura empresarial tras haberse dedicado desde muy pequeño a multitud de empleos en los comercios del barrio. el único que no poseía una tara física conocida. Closed on Sundays. había pasado su juventud en diversos oficios desde el seminal trabajo de aprendiz en un taller de joyería hasta el intento de independizarse laboralmente hablando al regentar un bar de copas en Canillas en la plaza de Eurípides. al menos durante varias semanas. con un revolver que después se descubrió que era de juguete. Al chaval le iba de perlas. su primera visita seria la enfermería de la prisión. logró escapar tras ver como los perseguidores concentraban todas sus fuerzas en su compañero de atracos. ―Sólo ha sido el golpe ―Pertierra se subió la pernera derecha del pantalón enseñando un moratón justo por encima de la cartuchera adicional que llevaba escondida en la pierna. Corella. Como era de esperar. Cinco días después se hacían una tienda de alimentación en el número 70 de la avenida de la Alameda de Osuna. Lo mismo tiene un lio y no volvemos a verle hasta mañana. se hacían con las 6. paso previo a la prisión de preventivos de Carabanchel. From 9pm. encargado hasta ahora del coche para facilitar la huida. el único que seguía en libertad. policía! ―Corella. dos varones entraban sobre las dos y media de la tarde en La Criolla. A pesar del golpe. con los brazos en alto (uno de ellos sangrando tras recibir un impacto). pero la reacción de empleados y clientes permitió el arresto del segundo. Seguro que alguno le denunció. Cuando llegó la policía. incluida una canita al aire en la parte de atrás del local. ―¿Tan mal le fue para asociarse con dos chorizos de poca monta? ―Al contrario ―respondió Pertierra―. Ahí se deshizo la alianza. tal como habían declarado las cajeras de un supermercado y un tendero que habían recibido la visita de los cacos esa misma semana. el Campana. Con el Cojo camino de Carabanchel. ―¿Qué tal estás? ―M artel regresó de los calabozos mientras Pertierra sacaba el folio de la máquina de escribir. y el segundo. armado con un abrecartas afilado.VII ―Creo que es ese ―Pertierra señaló a un chaval que acababa de montarse en un Seat 124 blanco cuando ya comenzaba a anochecer. lo peor de Carabanchel para los recién llegados era el periodo de aclimatación necesario al nuevo ecosistema. Corella se libró por los pelos de ser emplumado. ―Diligencias 5277-2: El primero de ellos fue aprehendido gracias a la intervención de varias personas tras asaltar un autoservicio en la Alameda de Osuna. que también cojeaba de una de sus piernas tras una lesión de gravedad cuando jugaba al futbol de pequeño. más conocido como el Nani. Después de esposarle por la espalda fue introducido en la parte de atrás del coche de los agentes con un nuevo meneo dándose otro golpe contra uno de los ceniceros de la puerta. La noche que entraron los inspectores. como todos los primerizos. el Campana sangraba ostensiblemente tras recibir una lluvia de patadas y puñetazos por parte de sus perseguidores. salió del vehículo y recibió un sonoro empujón a modo de bienvenida que hizo que su cara se estrellase directamente contra el capó.000 pesetas. todavía con las llaves del coche en la mano. ―¡Alto. el local estaba extrañamente vacío y sólo pudieron abrirle un expediente administrativo por no sé qué problema con la licencia de apertura y unos cartones de tabaco rubio de contrabando. Pertierra. a pesar del fuerte golpe recibido en la rótula finalizó el atestado policial mientras el tercer detenido del grupo de los tullidos que había saqueado varios establecimientos de la zona este de M adrid era enviado en un furgón policial camino de Plaza Castilla. Los tres habían comenzado su alianza atracando el M erka. Para Corella. El Eurípides. Dicen que con cada copa te ponía una rayita de coca de aperitivo. Corella. tras ser atrapado por el valiente tendero que le había derribado tras lanzarle una salva de latas de tomates sobre su cabeza. A pesar de las sabrosas recaudaciones obtenidas desde la apertura del local. Al día siguiente se produjo un atraco similar en una pastelería de la calle Arturo Soria. La carrera de emprendedor finalizó repentinamente con el cierre del local tras haber sufrido varias sanciones por consumo de drogas en su interior. las suficientes para iniciar un dispositivo de rastreo en la zona por la que se movía el tercer sospechoso. había pasado a ocupar el puesto vacante. fue apresado al salir de la pastelería por un grupo de clientes y vecinos indignados que comenzaron a perseguirle al ver que tiraba el revólver (de juguete) en una maceta. En el fondo le habían hecho un favor. Los rumores acerca de la libertad con la que se movía la cocaína por el garito atrajeron a los inspectores de la comisaría del distrito de San Blas. Creo que los de los bares de alrededor estaban que trinaban con la nueva competencia. El garito había alcanzado una gran notoriedad en la zona de Canillejas en pocos meses.30pm. ―Espera. Sin embargo. Corella mantenía la ficción de que sólo serían los suficientes para abonar las multas administrativas y poder reanudar su carrera empresarial en el mundo de la noche. ―No creo que vaya muy lejos ―los inspectores arrancaron su vehículo y comenzaron a seguir a cierta distancia al tercer sospechoso de la serie de atracos a pequeños comercios consecutivos que habían comenzado el lunes anterior con el asalto a un supermercado del Parque de las Avenidas. Las suficientes para que se soldase la escayola que le acababan de colocar en el brazo fruto de la refriega durante la detención. todavía dolorido por el golpe recibido en la pierna no dejó de apuntarle con el arma en el corto trayecto hasta el edificio policial de la Puerta del Sol. el destino previsto era la quinta galería. Las investigaciones realizadas determinaron que en los dos casos anteriores había logrado escapar un individuo. En la enfermería podría irse . ―Los novatos son los peores ―el inspector Ferrándiz entró en el despacho acompañado de un viejo conocido de la brigada. El primero de ellos. El Campana terminó de dar en la brigada judicial madrileña las últimas pinceladas a los datos avanzados por el Cojo. volvió rápidamente sobre sus pasos y se montó en el 124 tratando de arrancarlo a pesar de ver como el inspector sacaba su arma reglamentaria para tratar de detenerle. Con una potente cadena musical y el apoyo de un grupo de clientes llegados de la base militar de Torrejón de Ardoz. la permisividad policial duró poco.000 pesetas de la caja registradora ante la cara de sorpresa de empleados y clientes. ―Los de la comisaría del distrito dicen que ese tipo tenía un bar de copas hasta hace bien poco ―Pertierra fue detallando a su compañero los avances realizados en la investigación mientras ambos vehículos descendían por la calle de Alcalá dirección centro. El cartel de la puerta estaba traducido al inglés: Schedule. El Campana. quién fue capturado tras establecerse un servicio de vigilancia en la calle Fundadores ―Pertierra. Uno de los atracadores cojeaba ostensiblemente de una de las piernas. Corella no pudo hacer frente a las 300. una pastelería situada en los bajos de unos pisos caros en el 301 de la calle de Arturo Soria. Segundos después el parachoques del vehículo de Corella impactaba sobre la pierna de derecha de Pertierra mientras M artel realizaba una serie de disparos intimidatorios contra las ruedas del 124. Pertierra consiguió abrir la puerta del coche mientras su compañero apuntaba con el arma al sospechoso. Corella. a to 2. No creo que tarde en volver ―M artel detuvo el coche justo detrás del 124 al llegar a la altura de la calle Fundadores. un supermercado en el Parque de las Avenidas del que se llevaron 35. Era el enésimo atraco a un comercio de la zona que se llevaba a cabo siguiendo el modus operandi habitual en este tipo de palos salvo por un pequeño detalle que no había pasado inadvertido a los testigos. Tres días antes. el Supermercado Ana. Al Cojo le acertó el propietario del establecimiento con un bote de conservas de tomate que le alcanzó la cara haciéndole perder el sentido el tiempo suficiente para ser retenido y entregado a la policía. el domingo. Demasiado peligroso desde la implantación del nuevo dispositivo anti atracos. el de sus suegros. Entonces le enviaron durante un año a la prisión de Zamora para ver si se le enfriaban los ánimos. El atraco a la sucursal de la Caja de Ahorros de la calle de Juan Español en el distrito de Usera (08/79) le había lanzado a la fama. lo llevaba en los calcetines ―respondió Ferrándiz. Todos con sus correspondientes apodos: el Sevillano. El caso es que es el Loco se encontraba en paradero desaparecido. el Besugo. provocándola la asfixia y posterior muerte. El último homicidio a un tendero. el colega. ―Dicen que ese tío está mal de la cabeza ―M artel recordó el comentario que le habían hecho algunos de los troncos del Loco al ser interrogados en la brigada tras el atraco. Sólo unos días antes. en Alcorcón. ―Aquí. sin embargo. ―Tú pórtate bien y verás como no tenemos que volver a verte la cara por aquí ―Pertierra le pasó la ficha de detenciones a M artel. el M anitas de Plata.acostumbrando a sus nuevos compañeros y a las reglas (no escritas) del interior del recinto. Una medida que había causado una gran polémica. Su foto. el de su ultimo conocido. con tan sólo catorce. en este caso. Un grupo de inspectores había reparado en dos chavales que trasladándose en un ciclomotor entraban y salían de varias oficinas bancarias de la zona de Atocha sin realizar ningún tipo de gestión (bancaria) aparente. Tienes cara de no haber roto un plato en tu vida. había formado parte de la conocida banda del Gasolina. Dos años antes (02/78). Pena de prisión mayor en el caso de considerarse que los sobrecitos de coca estaban destinados a su posterior venta. Por sus galerías ya habían pasado otras figuras tempranas que ya apuntaban maneras como el Vaquilla. ―Por cierto ―continuó Ferrándiz tras levantar al Picota Pequeño de la silla―. a pesar de permanecer sólo un año en la prisión zamorana. ―Cada dos tres me detienen porque no les gusta mi cara ―respondió el chaval. estos mismos inspectores habían desarticulado una red de distribución de cocaína al intervenir a un boliviano y a una filipina 850 gramos de esta sustancia caracterizados por su gran pureza. ―¿Es que no te hemos dicho que con estas cosas no se juega? ―Ferrándiz dejó sobre una mesa siete sobrecitos de cocaína. Una medida más efectista que efectiva según la opinión de algunos. M ala suerte. Su cara era una de las más conocidas entre los defensores de la ley. ya había sido detenido junto a un par de amigos por participar en el robo y posterior homicidio en el domicilio de una octogenaria a la que intentaron tapar la boca para que no gritase. ―M enudo pringao. ―Seguro ―respondió Pertierra mientras repasaba sus antecedentes―. España había sido una de las pioneras al organizar el primer congreso sobre la delincuencia juvenil. A la tercera. ―Yo no he hecho nada ―negó el chaval con la cabeza―. El grupo de inspectores de la brigada judicial madrileña le seguía sus pasos y los de su esposa. Este no tiene remedio. Navajeros. abordaron al Picota Pequeño. seguían a años luz de los propósitos. Al Picota Pequeño. el Colega… Sus andanzas habían hecho correr ríos de tinta acerca de la educación de los jóvenes y de lo desfasada que se encontraba la sociedad para hacer frente a un nuevo tipo de delincuencia hasta ahora desconocida. ―¿A qué coño huele esto? ―M artel cogió uno de los sobres de cocaína. la Chinorri. le tocó vivir intensos momentos en los que coincidió con un contingente beligerante de presos comunes integrantes de la famosa COPEL procedentes de la madrileña cárcel de Carabanchel a los que se sumaron otros internos expulsados de la prisión de M álaga tras otro motín para terminar con la llegada desde Soria de los miembros del Grapo. A pesar de reconocer sus intenciones sin ningún tipo de pudor. ―Lástima que a todos los locos les dé por lo mismo… . que también había desaparecido junto al hijo de ambos tras conocerse que su marido estaba en búsqueda y captura. Cuando los inspectores del Grupo XI de la brigada judicial madrileña le cachearon a la salida del banco se encontraron con una sorpresa. el responsable del asesinato parecía haberse esfumado a pesar de las esperas realizadas en todos los domicilios donde podría haberse escondido (el de su madre. junto al resto de miembros de la banda del Judas. el objetivo no era el banco. Las autoridades habían decretado su búsqueda y captura solicitando la colaboración ciudadana a través de los medios de comunicación a las pocas horas del asesinato del hijo del joyero. El Picota Pequeño. Esta vez. la Tere. Dicen que se ha cortado el pelo y se ha hecho unas fotografías tipo carnet. el Fitipaldi. uno de los lideres generacionales de la denominada delincuencia juvenil. El Loco. En Enero. Una versión menor pero más sencilla: asaltar en el momento propicio a algún cliente que hubiese retirado una importante cantidad de dinero. El tercero que visitaba en esa mañana. el Butano. Los resultados. se había publicado en todos los periódicos. en Abril y en M ayo. no era apreciable. no tenían nada con lo que retenerle. el hijo del propietario de una de las joyerías más veteranas del barrio de Carabanchel. No tardó en cantar. mientras el colega (que se había quedado fuera con el motor en marcha y debió apercibirse de la maniobra de los inspectores) se largaba con el ciclomotor. ―¿Y ahora que ha hecho? ―preguntó Pertierra. tenemos una pista sobre el Loco. el M osqui. ―Yo no soy ningún novato ―se envalentonó el pequeño de los Picota. lo que pasa es que la policía me tiene manía. ―Parece ser que alguien le ha visto en Valdepeñas ―respondió Ferrándiz antes de salir del despacho camino de los calabozos―. La cantidad intervenida al Picota Pequeño. el Picota. que se estrenaron con una sonora huelga de hambre. Probablemente trate de comprar un carnet o un pasaporte falsificado para salir del país. de todas formas. ―¿Le han localizado? ―preguntaron al unísono M artel y Pertierra. ―El tonto ―respondió Ferrándiz mientras sentaba al chaval en una silla―. el Rizos. Esta vez (la cuarta sólo en los últimos seis meses) el Picota Pequeño había sido arrestado a la salida de un banco. Todavía no había cumplido los diecisiete. Su hermano mayor. y finalmente en la localidad cercana de M óstoles) hasta su cambio de look en una localidad manchega. el Guille o el Jaro. Las gestiones se habían extendido a la propia Interpol tras conocerse que el Loco estaba intentando modificar su imagen y probablemente ya llevase encima documentación falsa para avalar su nueva identidad. Probablemente sólo se tratase del tentempié del día. pensó el pequeño de los Picota. QUINTA PARTE LA MUJER POLICIA . donde había sido inventado. ―¿Tú has jugado alguna vez? ―No. esto es lo más alucinante del juego. claro. Los que habían traído el invento. en algún lugar tiene que estar el truco. ―Yo tengo un contacto que podría buscarnos una cita con gente importante ―Pertierra volvió a fijarse en los dos tipos que observaban el escaparate del Banco de Bilbao de la calle de Alberto Alcocer―. Todos los que han llegado a la cúspide de la pirámide se han reenganchado a otra. ―No lo entiendo. aseguraban que nada impedía que un grupo de amigos quisiese pasar un rato agradable (el primer jugador solía poner la casa y las copas con las que se agasajaba al resto de jugadores) y además conseguir un dinerito extra (y libre de incomodos impuestos). hombre. gente famosa. 20/06/80 Detenido el autor material de la muerte del sastre de Vallecas por parte de inspectores de la Comisaría de Entrevías que le detectaron en un descampado próximo a la estación de Vicálvaro. cada uno de los jugadores traiga a los dos siguientes… ―Entonces. E. ―¿Qué pasa. G) ―Pertierra acompañaba las explicaciones rodeando las letras―. Así sucesivamente hasta llegar a un número total de 31 jugadores. ¿qué es? ―repitió el compañero de Pertierra tras estudiar la hoja por todos los ángulos posibles. bueno… ―respondió intrigado el compañero de Pertierra. B y C traen a otros cuatro (D. la cosa funciona así. el Rubio y otros conocidos del barrio se les acusaba de estar detrás de seis atracos a diferentes entidades bancarias de la zona. ―Ya. en un papel? ―No. un acertijo? ―La pirámide ―Pertierra le entregó la hoja sobre la que había dibujado un montón de números. por ejemplo. flechas y letras―. no. a repartidores de productos lácteos y a conductores particulares. ejecutivos. caía en manos de los inspectores de la comisaría de Chamartín a las pocas semanas de la detención del tal Carlos. Parece ser que los primeros que comenzaron ya se han salido con 800. pero necesitaríamos ir otro más. de los que salen en las revistas del corazón y todo eso. capitaneada por el Pichu. Yo no quiero tener problemas. igualan la puja por lo que A duplica su inversión inicial. El juego. alegal. siempre y cuando. ―Pero no puede ser. es el que comienza la pirámide. ¿No lo conoces? ―No lo había oído en mi vida. ―Pero. tras una espectacular persecución entre Vicálvaro y Vallecas. Después. 05/06/80 El Grupo de Investigación Criminal de la Comisaría de San Sebastián de los Reyes detiene al Gabi. no es fácil entrar en esos círculos. en realidad hay muy poca gente que lo conozca. ¿es un juego seguro? ―Ahora mismo. un nuevo crucigrama? ―Cosas mías ―respondió Pertierra mientras echaba números sobre una hoja de papel.I ―¿Qué es.000 pesetas y que han vuelto a reinvertir para ganar un millón seiscientas mil… ―¿Pero estas seguro que es legal? ―volvió a preguntar el compañero de Pertierra―. porque no te mueves en ciertos ambientes… ―¿De qué me hablas? ―Gente con pasta. 17/06/80 La policía madrileña. El Derecho de Reunión está en nuestra Constitución y todo el mundo entra en el juego libremente… M ás que legal. 25/06/80 La banda de M anoteras. por supuesto. escucha: A inicia el juego poniendo cien mil pesetas. ―Pues no había oído nada. ―Bueno. ya que no había nada legislado sobre el juego. ―Es un juego por el que puedes forrarte. El primer verano de la década había pasado. La operación Atocha había puesto un brillante colofón a la operación limpieza iniciada por la policía madrileña dejando un reguero de detenciones antes del periodo veraniego: 27/05/80 Cae definitivamente una banda de atracadores de bancos radicada en el barrio de Comillas (distrito de Carabanchel). ya te diré algo. nobles… ―Pertierra hizo una pausa tras fijarse como dos tipos se bajaban de un Chrysler 150―. ¿qué es. 18/06/80 El Picota Pequeño cae a la puerta de un banco mientras buscaba víctimas entre los clientes que dispusiesen cantidades importantes de efectivo. digamos que le llamaremos A ―señaló hacía la cúspide del triángulo―. ―La verdad es que tiene su gracia. aprovechando las vacaciones veraniegas. Dicen que es un ambiente fantástico. B y C. ―¿Y nadie pierde? ―No. artistas. F. A se lleva la mitad y B y C. en los Estados Unidos. es completamente legal pero se suele realizar en las viviendas particulares de gente importante que exige completa discreción. . ya estaba perseguido por las Leyes federales. Cuando se llega a 31 jugadores. el proveedor oficial de armas madrileño. ―Déjame verlo ―insistió el compañero―. forman dos nuevas pirámides a las que tienen que añadirse dieciséis jugadores a cada una de ellas y así sucesivamente. el juego funciona siempre y cuando lleves dos personas contigo. Este. que nadie pierde. ¿Conoces lo de los productos de cosmética que venden algunas mujeres? ―Sí. acusado de diversos asaltos domiciliarios. es bien sencillo. ―No lo sé ―respondió el compañero de Pertierra mientras este le entregaba de nuevo el papel para que selo estudiase―. ―Aquí no. ya me entiendes. ―Completamente. ―M ira ―Pertierra volvió a coger la hoja sobre la que había estado echando los números―. acusado del doble asesinato de dos empleados de la empresa Confecciones Deportivas Navarra durante el transcurso de un atraco donde junto a otro colega se apoderó de los sobres de las nóminas del mes de abril. ―¿Todos ponen la misma cantidad? ―Exacto. los dos siguientes. no llegas a fin de mes? ―Con lo que nos pagan… ―respondió Pertierra mientras parecía calcular mentalmente la solución a una ecuación. ―No hay trucos. ―¿Un juego? ¿Aquí. detiene al Sebas y al Kubala. Al Canito. dónde hacía furor. desde Puerto Rico. Tú te sabes el Código Penal como yo. Hay gente que se está llevando una pasta gansa. De estas. el que la inició se retira del juego y los dos siguientes. ―Pues esto es lo mismo pero sin tener que vender nada. Sin embargo. ―Pensaba que se construían desde la base. A su vez. B y C. ¿no? ―le animó Pertierra mientras un tercer hombre se juntaba con los primeros que se habían quedado observando la puerta de entrada del Banco de Bilbao―. medio M adrid está jugando. que también ponen cien mil pesetas. la otra mitad. ―Venga, vámonos ―Pertierra arrancó el coche tras comprobar que los tres hombres situados frente a la puerta del Bilbao se despedían―, que ya es muy tarde y mañana tenemos mucho trabajo. II ― III ―Acaban de entrar. ―¿Los del Chrysler? ―un tipo resguardado tras unas gafas de sol de espejo señaló hacía un 150 rojo que acababa de estacionar enfrente, justo a la altura de la confluencia con la calle Abtao. ―Exacto. Ni siquiera se han molestado en coger otro. El legítimo propietario del 150 había denunciado su desaparición desde hacía una semana. Desde ese día el Talbot había pasado a tener la consideración de ser un coche chungo, fichado, probablemente abandonado en algún descampado el mismo día del hurto tras prestar sus servicios en algún palo o servir de divertimento para unos chavales aficionados a los trompos. Sin embargo, una semana después de la denuncia, tres hombres lo acababan de estacionar frente a la oficina del Banco de Bilbao en la Avenida del M editerráneo ajenos a los dos tipos trajeados que los observaban con gran expectación desde la entrada del supermercado Alfaro. Una privilegiada posición desde la que se divisaba perfectamente la amplia cristalera del número 24 donde se situaba haciendo chaflán una de las primeras oficinas incluidas en el dispositivo anti atracos implementado por los servicios de seguridad del Banco y el 091 a comienzos de año. El día había amanecido con el cielo completamente despejado y el tráfico habitual de entrada a la ciudad procedente de la carretera de Valencia era bastante fluido hasta ese momento. derecho. ―Túmbate ―un joven cliente que acababa de traspasar la puerta de entrada de la oficina con la libreta de ahorros en la mano escuchó un susurro a su lado ―Túmbate tú ―respondió sin percatarse de que a su otro lado un encapuchado le encañonaba a la altura de los riñones. ―¡Obedece! ―el segundo aviso sonó mucho más claro. 09:22 de la mañana. El cliente se arrodilló primero para terminar recostándose boca abajo. Frente a él, justo antes de tumbarse, le dio tiempo a divisar a una decena de clientes y empleados que permanecían en posición horizontal aproximadamente desde un par de minutos antes. Pasando por encima de ellos uno de los tres atracadores tocado con un turbante trataba de llegar a la zona de caja. El ritual del atraco. Los atracadores actuaban generalmente en grupos de tres o de cuatro. Uno de ellos, el mejor conductor, era el encargado de esperar en la calle, en el interior del vehículo, cerca de una esquina, después de estudiar la mejor salida y la posibilidad de hacer una maniobra ultrarrápida. De los dos o tres que entraban, el jefe solía situarse en el lugar del vestíbulo desde donde se abarcase un mayor campo de visibilidad y cerca de la puerta; desde allí daba la conocida voz de alarma (¡Esto es un atraco!) y permanecía vigilante con miradas constantes hacia el exterior del banco. El segundo atracador era quien se encargaba de la recogida material del dinero, para lo cual recorría a toda la velocidad las cajas y, si las circunstancias lo permitían, la caja fuerte. Un atraco bien llevado solía durar entre dos y tres minutos, máximo cinco, sino se querían tener problemas. ―¡No os pongáis nerviosos ―se escuchó nítidamente la voz en el patio de operaciones del que controlaba la puerta―, la caja, mirad en la caja! ―indicó a continuación a sus dos compinches. ―¡Qué te sacudo, eh! ―uno de los dos compinches, que llevaba un pasamontañas, se acercó a uno de los empleados que giró la cabeza al verle pasar camino de la caja fuerte. ―¡Tranquilos! ―volvió a escucharse desde la puerta la voz del que parecía llevar el control de la situación. El Banco de Bilbao era uno de los pioneros en la implantación del novedoso sistema anti atracos exportado desde los Estados Unidos. La entidad vizcaína contaba ya con numerosas oficinas comunicadas directamente con la sala de avisos del 091 de la Puerta del Sol. Desde su implantación habían logrado ser abortados cinco de los diecinueve atracos a los que se había visto sometido el banco bilbaíno. No era un mal porcentaje dadas las circunstancias. Los tres atracadores que mantenían en vilo a la decena de empleados y clientes no parecía que fuesen asiduos de la prensa escrita. De haberlo sido, habrían sabido que la urbana número 27 del Bilbao ya había sido atracada a finales de febrero (el día 22 exactamente) resultando detenidos los asaltantes cuando se disponían a salir a la calle con el botín en las manos. En aquella ocasión, uno de los atracadores resultó herido a escasos metros de la oficina y los otros dos fueron detenidos horas después tras una intensa persecución. La noticia había acaparado todas las páginas de sucesos de los diarios alabando la bondad del nuevo sistema anti atraco implantado por la policía madrileña. Lo dicho. No eran asiduos a la prensa escrita. ―¡M étase usted dentro de la tienda y no se mueva! ―en la calle, mientras tanto, una persona que iba a pasar delante de la oficina escuchó los gritos procedentes de un portal adyacente. ―¡Están atracando el banco y es posible que haya un tiroteo! ―le insistieron al ver como se quedaba paralizado frente a la sucursal sin saber qué hacer. El transeúnte miró hacía su espalda y se sorprendió al ver la amplia avenida repentinamente desierta. Parecía como si se hubiese detenido el tiempo instantáneamente y fuese la única persona sobre la tierra. En ambos sentidos ya no circulaba ningún vehículo. Las amplias aceras se habían quedado vacías. Ni siquiera se escuchaba un leve ruido. Silencio absoluto antes de la traca final. El panorama debía ser parecido al que se hubiese producido de haberse decretado un temido toque de queda. ―¡Adentro! ―un hombre le agarró definitivamente por el brazo y empujó al transeúnte hacia un portal repletó de agentes de paisano que mantenían el arma reglamentaria fuera de la funda. El ya conocido dispositivo anti atracos puesto en marcha a primeros de año había vuelto a funcionar. En el interior de la oficina dos de los tres atracadores terminaban de cerrar una bolsa de plástico verde con los más de dos millones de pesetas que había ido echando en su interior el responsable de la ventanilla de cobros y pagos. El tercero, vestido con un pantalón y una americana de color claro sin corbata, vigilaba a ambos lados de la puerta sin percatarse en ningún momento de la ausencia repentina de movimientos en una de las avenidas más populares de la ciudad. M ejor así, debió pensar. ―¡Aquí, venga, aquí! ―junto a un árbol situado a escasos metros de la entrada se volvió a escuchar una voz que se dirigía a dos individuos en traje y corbata que parecían dirigirse hacia la entrada de la sucursal. ―Pero… ¿qué hacen? ―los dos hombres fueron empujados rápidamente hacia una ferretería anexa a la sucursal en la que más agentes empuñaban sus armas reglamentarias a la espera de la inminente salida de los atracadores. El director de la oficina y uno de sus mejores clientes del segmento de alta renta no necesitaron explicaciones adicionales para comprender lo que estaba sucediendo mientras ellos desayunaban en una cafetería cercana. El factor sorpresa era de tal magnitud que ni siquiera el responsable de la sucursal se imaginaba lo que iba a suceder esa mañana en su propia oficina. Nadie le había puesto sobre aviso. En el interior, los tres atracadores acababan de anunciar que se llevarían al Director de la Oficina como rehén para que nadie tuviese la mala idea de avisar a la Policía hasta que pasasen los treinta minutos de rigor. La primera sorpresa de la mañana se la encontraron al abrir la puerta de su despacho y descubrir que había salido a tomar café con uno de los clientes. El Director, colocado tras los agentes y junto a uno de los mejores clientes de su cartera en un portal anexo a la entrada del banco, esperaba al desenlace junto a varios transeúntes que se agolpaban en el interior de los comercios cercanos. ―Ya salen ―desde la acera de enfrente los dos hombres situados bajo el rotulo de los supermercados Alfaro señalaron hacia la puerta del banco que comenzaba a abrirse lentamente. para la policía. había sido detenido por última vez en septiembre del ´79 tras atracar una sucursal de la Caja de Ahorros en el barrio de Usera. ―Sólo es un rasguño ―uno de los dos tipos observó como la hemorragia causada por la bala que la había atravesado el muslo de la mujer no dejaba de manar―. policía! ―la inspectora agarrando con las dos manos su arma reglamentaria y con las piernas bien abiertas se plantó frente a la ventanilla del 150 que trataba de volver a arrancar ante la falta de noticias de sus compinches. El mayor fue enviado a La Paz. la policía le había pillado in fraganti de madrugada cuando salía cargado de electrodomésticos junto a otros tres colegas de Villaverde con los que acababa de desvalijar un comercio de Aluche. el periodista. . Junto a otro par de colegas se había especializado en el asalto a pagadores y cobradores de empresa. la noticia del atraco había corrido como la espuma―. ―No se preocupe ―trató de levantarle la cabeza para que pudiese coger aire. aunque permítame que no quiera precisar más datos. El anonimato es lo que favorece la eficacia policial. ―¡Trate de respirar! ―los dos testigos privilegiados que habían observado el tiroteo desde la acera de enfrente del banco sujetaron a una mujer que parecía haber sido alcanzada por una bala perdida. En menos de diez segundos los cargadores se vaciaron. sus compañeros de fechorías. siempre actúa de la misma forma: con una entrega total. Un año antes. Gallardo (el numero 1). ―Se lo garantizo ―respondió Avellaneda mientras hacía un gesto a un compañero levantando el pulgar de su mano―. El tercer atracador. ―¡Corre! ―Pertierra gritó a una inspectora situada entre un par de vehículos aparcados en la acera al ver como el último de los tres atracadores intentaba llegar hasta el 150 del que se habían bajado los tres asaltantes minutos antes. ―Actuó como un policía más ―horas después. ―La Policía ―respondió Gallego en tono solemne―. De lo por hecho. Demostró la buena preparación recibida en la Escuela y actuó con el mismo valor y la misma decisión que el resto de compañeros. ―¡Ya vienen! ―otro de los transeúntes que se había resguardado en el supermercado señaló hacia un helicóptero que tras unas espectaculares pasadas por la zona inició las maniobras de aterrizaje en la misma calzada de la amplia avenida. que había conseguido milagrosamente sortear la lluvia de proyectiles que acababa de caer a su lado. ―¡Tranquila! ―Pertierra llegó justo a tiempo para abrazar a su compañera que parecía presa de un ataque de ansiedad tras comprobar como la cabeza del conductor se apoyaba en el volante manando abundante sangre. En el clamor de los disparos parecía que el más joven de los asaltantes había logrado escabullirse entre algunos despistados peatones que trataban de ocultarse tras los coches aparcados en la acera y en los portales más cercanos. el máximo responsable de la Brigada Judicial M adrileña―. El hermano pequeño de Gallardo (el numero 3). ―Lo entiendo ―Avellaneda. ―¡Eh! ―el último atracador se giró justo al salir tras escuchar el chasquido del cerrojo de la pesada puerta de la sucursal cerrándose a sus espaldas. el Pepín. Segundos después era trasladada urgentemente a la Ciudad Sanitaria Provincial junto al Pepín y el pequeño de los Gallardo. El Pepín (el numero 2). no hay ningún problema. con más de una decena de detenciones en su haber. El conductor parecía haber doblado la servilleta. Alguien había ayudado a que la puerta se cerrase con mayor rapidez. ―Está bien. con sólo dieciocho años acumulaba ocho detenciones y acababa de participar en otro atraco a una sucursal bancaria junto a otros colegas días antes de recibir el balazo de manos de la inspectora que le había perforado la mandíbula. ¿Entonces. giró la cara al escuchar el ensordecedor ruido de las hélices del helicóptero. La carrera desesperada del segundo atracador. al menos. La última vez que había sido visto con la cara descubierta salía a toda velocidad de la imprenta del diario AS y de la revista SEM ANA con una bolsa con más de seis millones de pesetas procedentes del pago de las nóminas de los trabajadores. A Gallardo no le dio tiempo a decir nada más. el nombre y los datos físicos deben quedar en el más estricto anonimato para que su difusión no interfiera en su profesión. Los cuerpos de su hermano y su compinche atraían a los agentes que a su alrededor comprobaban la evidente falta de pulso. M ontados en un 600 trataron de burlar fallidamente la persecución de un coche policial que patrullaba por los alrededores. verdad? ―Siempre y cuando me garantice el total anonimato de mi agente ―le advirtió el comisario Gallego―. A pesar de empotrar el 1430 utilizado en la fuga contra un autobús urbano Gallardo consiguió huir del cerco policial montado al efecto. la verdad es que estarán contentos. tomaba notas desde la redacción del diario al otro lado del teléfono―. El hombre que había estado dando las órdenes del atraco en el interior de la oficina yacía frente a los escalones de la puerta de entrada sobre un enorme charco de sangre. Gallardo se les escapó de entre los dedos a los inspectores de la Brigada al ver como los sacaban del piso franco esposados por la espalda. Su hermano. El pequeño de los Gallardo dudó en seguir o esperar a su hermano y a su colega. La respuesta recibida a la orden fue un precipitado disparo que no pareció llegar a su objetivo. Lo que pasa es que a veces unos asuntos salen bien y otros veces. lo de la entrevista. ahora mismo llega la ambulancia. arrancó el vehículo en dirección a la carretera de Valencia. y esta Brigada en particular. La mujer. de parecidos antecedentes. El contraataque de la agente pareció acertar en el mentón del chaval que acababa de estrenar la mayoría de edad sumándose a la banda de uno de sus hermanos que yacía a escasos metros frente a la oficina del Bilbao con el cuerpo agujereado de balas. El aguacero se calmó durante unos instantes y el ocupante del 150 se detuvo repentinamente al llegar a la altura de una cafetería de la plaza del Conde de Casal para echar una mirada atrás en busca de sus compañeros. también terminaba frente a un descampado cercano en el que había intentado refugiarse. ―¡Alto. ―¿Lleva mucho en el cuerpo? ―Pertenece a la primera promoción ―respondió Gallego. El Quinqui y el Piloto. a pesar del dolor. que acababa de dejar a su hijo en un colegio próximo. fueron detenidos un año después del atraco junto a varios monos de trabajo de color azul y pelucas postizas con las que se adornaban para pasar desapercibidos durante las esperas. Inmediatamente se escucharon los primeros disparos. Sus compañeros de atraco eran viejos conocidos de la policía madrileña con una nutrida hoja de servicios. entrenada en la lucha contra delincuentes.―M enuda cara se les va a quedar ―añadió uno de ellos al ver como los tres atracadores salían a la calle tranquilamente. llevaba casi dos años en paradero desconocido. mal. Cinco agujeros de bala acababan de atravesar su cuerpo. El sector femenino había tenido que esperar hasta mediados del ´79. la verdad es que soy una asidua lectora de periódicos pero no quiero que nada interrumpa mi trabajo ―respondió tras mirar de reojo el ejemplar que Avellaneda había dejado sobre la mesa―. Entre por pura y simple vocación. ha cumplido veinte horas de servicio como el primero. El dibujante del Diario16 había ilustrado la noticia con una viñeta en la que se veía a una mujer con tacones de aguja y el imprescindible bolso colgado del brazo cacheando al pequeño de los Gallardo (todavía con el revolver en la mano) contra el 150 utilizado en el intento de atraco.… su padre. Primero hice unos disparos al aire y luego grite: ¡Alto Policía! Espere a ver si el atracador disparaba. momento en el que 29 mujeres estrenaban la primera cosecha de mujeres policías tras realizar el correspondiente curso académico en M adrid y jurar el cargo.III ―Entré en el Cuerpo Superior de Policía por pura vocación. Como si los inspectores de policía imitasen a los actores de televisión y no al revés. Lo único que exijo es que se me trate con un policía más. Él se bajó del coche y puso las manos sobre la carrocería. ni la Farraw Fawcett de la exitosa serie “Los Ángeles de Charlie” que mantenía a los espectadores pegados a la tele la tarde de los sábados como habían señalado en algunas editoriales de los principales diarios del país. Comparaciones odiosas. ―¿No sintió miedo en algún momento? ―Lo normal. no dude en intentarlo. hay algunas cosas que se han dicho que no son verdad. Llevaba una pistola del nueve corto. algún hermano? ―La verdad es que no. Isabel. Ni siquiera tienes tiempo de pensarlo. ―Alguno de sus compañeros me ha contado que desconfía de los periodistas. Estaba preocupada por cumplir lo mejor posible. Detuvo al atracador superviviente EL HEROÍSM O DE LA M UJER POLICÍA La impresionante operación policial en la que había participado hasta un helicóptero había levantado un enorme interés adicional motivado por la decisiva intervención de una mujer policía. Tres ideas fuerzas para rebajar el tono con el que el día anterior se había tratado su figura por parte de todos los medios de comunicación entusiasmados con su actuación durante el transcurso del atraco al Bilbao de la Avenida del M editerráneo. ―Desde que me incorporé a la Brigada he sido una más y ese es el trato que quiero de mis compañeros. firmaba la orden por la que la agente obtenía su número de placa. ―¿Ah. Entonces le detecté y le intercepté. Las fotografías de las fichas policiales de los dos fallecidos (el Pepín y Gallardo) también habían sido incorporadas a la noticia junto a las tres pistolas (incluidos sus cargadores y las balas que había en ellos) y un revolver decomisados a los atracadores. Estaba haciendo tercero de Derecho en la Universidad cuando me interesé por la criminología y pregunté qué posibilidades había de entrar en la policía. Yo estaba de vigilancia con un chofer y recibí un comunicado de un compañero de que el asaltante escapaba y la orden de que lo interceptase. Cuando toca noche. y al ver que no lo hacía. señalaban en otro diario. máximo responsable de la Dirección de la Seguridad del Estado. . equilibrada y con muchas narices. a espaldas de la inspectora respetando su identidad. aunque en este tipo de asuntos no te da tiempo a tener miedo. Cumplo toda clase de servicios. El 30 de junio de ese año Salazar. Elena. ―Para mí ―respondió la agente mientras el fotógrafo del diario tomaba una serie de instantáneas del encuentro. le ordené que bajara del coche. en una postura hace tiempo popularizada por los protagonistas de la serie televisa Starsky y Hutch”. brazos estirados y a la altura del rostro. Hasta cinco vehículos habían recibido impactos procedentes del tiroteo. Un símbolo para la igualdad entre hombres y mujeres que debía servir como ejemplo para romper de una voz por todas con la imagen de la fémina con la pata quebrada y agarbanzada junto a la lumbre. Entonces me dijeron que era imposible pero en cuanto ha sido posible. como mis compañeros. ―En algunos periódicos se cuenta que yo herí al asaltante pero no fue así. Josefina. Otros buscaban similitudes con otra serie de éxito: “Starsky y Hutch”. quizás. sí? ¿Cómo cuáles? ―Cómo con la detención de ese muchacho. ―Sus compañeros también me han dicho que cuando ha tocado ―la inspectora se sorprendió de las confesiones realizadas por sus colegas―. pues noche. aparecían por primera vez publicados en el BOE en la relación de nombramientos de los nuevos Inspectores del Cuerpo Superior de Policía. ―Pero usted tiene un hijo pequeño ―inquirió Avellaneda tras observar un retrato familiar situado sobre una cómoda. Susana o M aría. Una noticia que parecía haber pasado desapercibida hasta que un año después la primera inspectora destinada a servicios de calle había detenido la huida del pequeño de los Gallardo. Además. ―¿Tiene familiares. La inspectora que se había enfrentado al pequeño de los Gallardo dejó bien claras las cosas nada más recibir a Avellaneda y al fotógrafo que le acompañaba. No tengo antecedentes en mi familia. tal como habían pactado―. ―No es verdad. ―Pero todo el mundo dice que fue usted la que le detuvo. Ni la Angie Dickinson de “M ujer policía”. La banda de atracadores había sido sorprendida por la Policía cuando abandonaba una sucursal de la Avenida del M editerráneo en la que se habían apoderado de dos millones y medio de pesetas. Como en las películas: “La joven mantenía su revolver empuñado con las dos manos. Titulares como “El heroísmo de la mujer policía” ―M i labor no tiene nada que ver con las chicas policía de “Los ángeles de Charlie” ―añadió la inspectora más famosa del momento mientras el periodista dejaba un ejemplar del periódico sobre la mesa del salón. La noticia venía acompañada de una amplia imagen en la que un par de jubilados observaban estupefactos como había quedado el parabrisas de uno de los coches aparcados frente al banco. Nombres como Ana. ―Veo que es usted una persona de carácter ―Avellaneda y la inspectora se sentaron en el salón de la vivienda de la agente. no es que no me gusten. ―¿No le habrá molestado las comparaciones? ―Las comparaciones son odiosas. Otra aclaración más ante la avalancha mediática del día anterior. la palabra de honor es sagrada. Las editoriales de los periódicos encumbraban a la primera y única agente de campo de la policía madrileña. ―¿Cuándo decidió hacerse policía? ―Hace varios años. ―¿Y que más le han dicho? ―Que es una mujer templada. nada más. Soy un policía y hago el mismo trabajo que mis compañeros. Aquello no fue ningún problema. papeles que se miran por todos los lados o aquel comisario que llegó a llamar al portero de la finca de una de las aspirantes para pedirle opinión sobre la idoneidad de la solicitud de aquella pionera. . no existe diferencias entre nosotros. las de toda la vida. y sabrá usted que ha hablado con ellos. Retrasos injustificados. Qué se lo digan a las primeras que habían sido contratadas como vigilantes jurados por la empresa de seguridad Candi ese mismo año. Tenemos poco tiempo para ver a nuestros familiares y para estar con ellos. Lo habitual de no ser por el gran revuelo formado al formalizar las solicitudes. Una profesión a la que parecían estar vedadas hasta ahora. la licencia de armas y los cursillos de formación para poder obtener el correspondiente título de vigilante jurado para poder ser contratada. La inspectora hizo un gesto que el periodista cogió a la primera. La entrevista había terminado. Como verá. el juramento en el Gobierno Civil. secretarias o telefonistas. Aunque hay que reconocer que hasta ahora siempre ha sido un mundo de hombres.La incorporación de la mujer al mundo laboral. En mi casa tengo los mismos problemas que cualquier agente casado. El diario le había garantizado a los responsables de la brigada las páginas centrales para el reportaje a las que sumaban las ya obtenidas el día anterior con la brillante operación en la que se había evitado un nuevo atraco a una entidad bancaria gracias a la implantación del dispositivo anti atracos. Profesoras. Probablemente sería su marido que había salido a dar un paseo al crio. M is problemas son los mismos que los de cualquier compañero de la Brigada. ―Así es. a ambos lados de la ley… Sonó la puerta. Esas eran las más habituales. Las primeras empleadas contratadas en el sector de la seguridad privada habían tenido que sortear toda clase de dificultades. Tampoco había estado tan mal. ―Nació cuando aún estaba en la escuela. Todo un reguero de trámites: la solicitud de los inevitables certificados de antecedentes penales y policiales. sus socios me han indicado. ―¿No me habrá echado agua del grifo? ―el aristócrata se dirigió al camarero que acababa de dejarle un vaso de manzanilla. Sobre la mesa. ―Nos falta la confirmación de nuestro socio principal ―señaló con la cabeza hacia otro hombre que no dejaba de mirar hacia la puerta de entrada al restaurante―. ―M ira. “El Director de la oficina. La ya secretaria de la sociedad de recobros del marqués salió de la cafetería ciertamente abrumada por los personajes que acababa de conocer. sepa que me han dado muy buenas referencias de usted ―terminó el marqués con cierto aire de misterio―. principalmente) que provocaba la aparición de una colimetría positiva (un numero de bacterias por encima de las cantidades habituales) y las correspondientes gastroenteritis en toda la ciudad. ―Perfecto ―el socio del marqués avisó a su hermano con un pequeño gesto con la mano para que se acercase con la aspirante a secretaría. ¿verdad? Justo antes de despedirse de la nueva secretaria de la empresa de recobros. Un hombre sentado en la mesa del restaurante de uno de los hoteles más exclusivos del corazón financiero de la ciudad repasaba un documento mientras una joven. ―No se preocupe ―el marqués la interrumpió tras dar otro sorbo a la manzanilla―. ―Es lo mejor para el ardor de estómago… ―el marqués echó un sorbo antes de que se marchase el camarero. el marqués hizo acto de presencia en la cafetería del Eurobuilding 2 junto a un acompañante. ―Carmen ―la aspirante trató de presentarse ante el que parecía tener la última palabra de su futuro laboral―. a su lado. el Ayuntamiento y el M inisterio de Sanidad se tiraban los trastos a la cabeza desde hacía varios días a cuenta de la contaminación o no del agua que manaba por los grifos. Será uno acorde a su función.. como guardia civil. de evidente parecido físico al primero. Va a poder conocer de primera mano a nuestro principal socio. Espero que no me defraude. para hablar en plata. No se habían quedado ahí. ―De ningún modo ―respondió el camarero. Charlie es como si fuese de la familia. ―Eso está muy bien Carmen. Estoy seguro de que estará encantado de poder practicar el idioma. que no tenía ni idea de lo que estaba pasando ―continuó entusiasmado el aristócrata―. cifraba en más de sesenta mil botellas vendidas solamente en las tres horas siguientes a darse a conocer la noticia por los informativos de las radios. Él está al corriente de todo. mierda. ―Completamente entendido. ―Fíjese que suerte ―los dos hombres y la aspirante a secretaria se levantaron dirigiéndose hacia la mesa que acaban de ocupar el marqués y su acompañante―. ―M uchas gracias. El aristócrata había decidido prescindir de su anterior secretaria. Su nombre cada suena más fuerte para dirigir algún grupo. El Canal. ―De primera ―respondió Cabrerizo―. trataba de responder a una serie de preguntas. La ciudad vivía bajo el síndrome del agua. En resumen. La agente había aprovechado para puntualizar algunas versiones sensacionalistas del atraco publicadas el día anterior en algunos periódicos. un ejemplar abierto de un periódico que dedicaba como no.A (la sociedad para la que iba a ser contratada) ostentaba un reconocido título nobiliario y descendía de una importante familia de la aristocracia. ―No te preocupes ―respondió el aristócrata mirando a su acompañante―. conozco su currículo. aquí dicen que fue de película ―el marqués abrió las páginas de sucesos de uno de los diarios de la mañana―. lo importante es tener trabajo. Él es el responsable del despacho. ―M enudo espectáculo lo del atraco del otro día ―tras despedirse de sus socios el marqués sacó un par de cigarrillos de rubio americano que se había traído directamente desde M éxico. ―No se preocupe. Un repaso completo por su vida profesional y privada. Desde su reconocimiento a la falta de capacidad en la cocina hasta la buena puntería demostrada en las pruebas de tiro. Tras varios intentos fallidos. nitratos y amoniaco. el primer híper instalado en la ciudad. Los dos hermanos con los que había realizado la entrevista de acceso al nuevo puesto de trabajo se habían presentado uno.IV ―Y dice usted que tiene conocimientos en mecanografía y taquigrafía. los hermanos no se resistieron en informarla de la identidad del acompañante de su nuevo jefe: Charlie era el responsable de uno de los grupos de la Brigada Central de Información que investigaba los movimientos involucionistas de la extrema derecha y además ostentaba el honor de haber sido el primer presidente de la Asociación Profesional de Policías. Tras una breve conversación con uno de los camareros que les entregó una serie de periódicos el aristócrata y su acompañante ocuparon una mesa cercana a la que se estaba llevando la entrevista de trabajo. No hace falta que la diga que toda la información a la que tenemos acceso es completamente confidencial. Ese inspector tiene futuro. Otro hombre. el socio principal de Ormeco. nuestra sociedad se dedica a realizar informes mercantiles y aportamos soluciones empresariales en la gestión del cobro de deudas de nuestros clientes. M ientras terminaba la frase. sus socios estaban convencidos de haber localizado por fin a la persona con el perfil indicado. además también contabilidad y buen nivel de inglés y francés. A nuestro socio le va a encantar ―añadió el que tomaba unas notas en el propio currículo―. ―¿Qué le ha parecido? ―los dos hermanos la acompañaron hasta la puerta del hotel. He estado una temporada llevando a cabo una serie de negocios en M éxico y necesito ponerme al día en una serie de asuntos por lo que mañana mismo empezará a trabajar. pensó que le estaban secuestrando cuando los inspectores le metieron en una ferretería que .. ―No sé si tienes un minuto… ―el que llevaba el currículo de Carmen (la aspirante a secretaria) en la mano se adelantó para señalar al aristócrata la presencia en la cafetería del hotel de la futura ayudante de dirección que llevaban semanas buscando. Con el tema de la crisis. la discreción es la principal virtud que valoran nuestros clientes. señor. Jumbo. Los casos de colitis y trastornos intestinales llevaban varios barruntando que algo iba mal. El caso es que los análisis realizados reflejaban un sensible aumento en el agua de materia orgánica (nitritos. El mal olor y sabor del agua no había pasado desapercibido a la población. atendía también la entrevista de trabajo sin dejar de mirar hacia la puerta de entrada del restaurante. Además. que el agua estaba contaminada con aguas fecales. entonces… ¿me van a contratar? ―preguntó la aspirante a secretaria que había contestado a un pequeño anuncio insertado en la prensa. Sepa que nuestro jefe ha vivido durante varios años en Biarritz y Lausana. ―Si. Como ya la habrán informado mis socios. y el otro. pero déjelo en nuestras manos. ―No lo dudaba ni por un instante. el sindicato mayoritario en el Cuerpo Superior de Policía. S. La noticia de su contaminación había acabado con las existencias de agua mineral. Avellaneda se había apuntado un gran tanto periodístico. Como se imaginará. una página completa al atraco sucedido en la avenida del M editerráneo. como detective colaborador de la policía que ahora dedicaban su vida al recobro de morosos y a la asesoría empresarial. Una entrevista en profundidad y en exclusiva con la agente que había intervenido decisivamente en el tiroteo de la Avenida del M editerráneo. ―No hemos hablado del sueldo… ―Carmen respondió tímidamente antes de salir a la calle. ―La verdad es que es una pena ―el inspector se metió las manos en los bolsillos―. por inmigrantes portorriqueños afincados en Nueva York durante el crack del 29. La gente adora el juego y el dinero. ―Hay una persona esperándole a la entrada… ―Perdóname ―el aristócrata se dirigió a su acompañante―. A pesar de ello. El aristócrata y el inspector de la brigada judicial madrileña se despidieron con un fuerte abrazo. ―Pertierra tiene todo lo que hace falta para triunfar: inteligencia. Sólo se trata de saber cuándo hay que entrar y cuando hay que salirse de un negocio. Durante un par de días no habían parado de ver desfilar periodistas por los despachos de la brigada. los piramidalistas habían terminado su relación con el juego como el rosario de la aurora incluida alguna muerte violenta. El dispositivo se había apuntado un tanto fabuloso. las estadísticas mostraban que los atracos a entidades financieras y todo tipo de establecimientos seguían in crescendo. ―Así lo espero. ―Pero… ―Permítame una sugerencia de amigo: no entre en ninguna bajo ningún concepto si no quiere pillarse los dedos. ―Ya veo que tiene muy buenos amigos en la policía ―el inspector señaló hacía Cabrerizo nada más acercarse el aristócrata a la puerta de entrada del restaurante. El juego de la pirámide había pasado por España como un torbellino. También dicen que todo indica que hubo un soplo… ―Quién sabe ―respondió sonriendo el aristócrata mientras el camarero se acercaba de nuevo a la mesa. si lo que quiere es hacerse millonario. El relevo generacional estaba garantizado en el mundo de la delincuencia. conozco a un promotor de boîtes de Barcelona que se ha salido de siete pirámides con unas ganancias de casi seis millones de pesetas pero. ya lo he leído ―recordó el acompañante del marqués―. ―Pero usted mismo me dijo… ―Y así era. Están quemadas. ―Sí. sólo es un instante. Aunque lo importante es el concepto. continuamente surgían versiones más alambicas como apuntaba el aristócrata. surgían tres más según las cuentas que se echaban los más veteranos de la brigada que no habían visto una cosa así en su vida. Si no quiere sentirse mal por estafar a sus amigos será mejor que lo deje pasar. ―No se preocupe. En cuanto se restañen las heridas vendrá otra oportunidad. ¿Usted cree que volverá a ponerse de moda? ―¿Las pirámides? No. Uno de las más novedosas se centraba en la venta de productos cosméticos puerta por puerta. cada vez es más difícil conseguir nuevos socios que quieran entrar. Tengo varios compañeros que se han animado a participar. Uno de los agentes que habían participado en el dispositivo anti atracos montado frente a la sucursal del Bilbao de la Avenida del M editerráneo. ―Dicen que es uno de los agentes de la brigada con mayor progresión ―Cabrerizo no pudo evitar fijarse en el hombre con el que había estado charlando el aristócrata. como en Francia.ahí al lado del banco”. Sin embargo. el jueguecito había ido viajando por diferentes países dejando un rastro sombrío. La mayoría ya se han derrumbado. destreza. en otros. Desde su invención. ya tenía varios compañeros decididos a participar. ―¿Las pirámides? Llega usted un poco tarde. Cada vez más jóvenes. en unos hablaban que los participantes habían tenido sus más y sus menos al ver que podían perder la cantidad que habían colocado. Ahora quedaba por tasar las consecuencias. Sólo quería ver cómo podía entrar en ese juego del que me habló. El inspector Pertierra.… . ambición. ―¿Está celoso? ―No. como era de esperar. A cada uno que se detenía. yo le mostraré el camino. Hoy son las pirámides y mañana será otra cosa. ―Te juro que nadie pudo tocar la alarma ―el paciente trató de incorporarse―. No quiso dejarlos tirados. El director ni siquiera estaba en el despacho. el Pepín. apoyado en una garrota. Ella. que habían ido a visitarle. La agente le interceptó tras efectuar una serie de salvas al aire para que el atracador se bajase del vehículo y apoyase las manos sobre la carrocería. postrado en una cama de un hospital. comenzaron a sonar los disparos. Sólo una mujer que transitaba por la calle ajena a lo que estaba a punto de desencadenarse recibió un impacto en el muslo cayendo cerca de la vendedora de la lotería y de dos hombres que se encontraban estratégicamente colocados a la puerta del supermercado Alfaro. Al mediodía ya estaban en la morgue. EXCLUSIVA: HABLA LA M UJER POLICIA NO M E PAREZCO EN NADA A LAS CHICAS POLICIA DE LA TELEVISION “Todavía no he tenido que vestirme de monja o de lagarterana para cumplir con mi trabajo” El diario para el que trabajaba Avellaneda le dedicaba sus dos páginas centrales a la entrevista en exclusiva con la agente que había detenido al único atracador que había salido vivo del tiroteo de la Avenida del M editerráneo. no porque los disparos intimidatorios le hiciesen desistir de su fuga. Los atracadores estaban tranquilos y parecían saber lo que hacían. a pesar de las buenas intenciones. ―La verdad es que no sé cómo pudieron llegar tan rápido ―reconoció el acompañante―. Fue el único de los tres que logró subirse al 150 con el que se habían desplazado desde la barriada de Villaverde Bajo hasta la Avenida del M editerráneo. El pie de un agente situado en el pasillo impidió que la puerta de la habitación se cerrase. En cuanto salimos y sonó el clic de la puerta comenzaron a sonar los disparos. ―Da igual. ¡Joder. ―Si ―respondió malhumorado el visitante recordando el adjetivo con el que uno de los periódicos del día siguiente había titulado la noticia―. Ni siquiera tuvimos que amenazarlos. ―Ya lo sé ―el pequeño de los Gallardo volvió a recostarse en la cama desde donde hacía más de un mes que trataba de reestablecerse de las heridas sufridas―. Cuando trataba de arrancar nuevamente el coche al ver que ni su hermano ni el colega de éste lograban regresar se encontró con la mujer policía. El viajecito se lo podían haber ahorrado en ambos casos. Un agente había acertado con el mentón de su cara. Eso no va a hacer revivir a tu hermano. ya iba herido. se lo certificaron en cuanto pisó en la Residencia Sanitaria Provincial (antes Hospital Francisco Franco). Nada más oírse el clic de la puerta. La fístula anal con la que había sido ingresado el recluso de la prisión valenciana (un tipo conocido familiarmente como el Nani) no le impidió disparar hasta diez veces contra los policías que le custodiaban y huir semidesnudo por los pasillos atestados de pacientes. lograron pasarle una pistola oculta bajo la ropa. El disparo recibido en el mentón había impedido al paciente acudir a los entierros de su hermano y de su colega. Aquel no tuvo nada de especial. Los empleados ya los habían visto de todos los colores. Les teníamos totalmente controlados.400. fue trasladado en helicóptero a la Residencia Sanitaria de la Paz para que certificasen su muerte. habían logrado llegar a tiempo y rápidamente se camuflaron en los parapetos naturales de la calle. Por suerte para él. Ni siquiera nos entretuvimos en quitarles los carnets… ―Creo que han puesto unos nuevos pulsadores que están conectados directamente con el 091. lo tenían todo planeado! ―Gallardo terminó dando un pequeño puñetazo contra la cama. En la puerta del banco. había recibido un impacto de bala en la cara. una vez pasada la euforia inicial. En realidad. Nos tenían totalmente rodeados. lanzó un periódico contra el suelo. entre ellos uno femenino. se sentó junto a la cama de una de las habitaciones del Hospital Provincial de M adrid. Es imposible que tocasen la alarma. El atracador que se subió a la pala falleció al instante y el que se escondió tras el 600. Como para no estarlo. Los dos agentes custodiaban la puerta de la habitación de aquel hospital. Unos 2. Las primeras informaciones aventuraron que el impacto recibido en la cara por Gallardo había salido del arma reglamentaria de la nueva estrella mediática. Sólo unos días antes un detenido había logrado fugarse del Hospital Provincial valenciano. Su esposa y su madre. también. con cinco impactos de bala en su cuerpo. un taxi para desaparecer del mapa. que el cobrador fue llenando de billetes. los propios inspectores habían reconocido que cuando Gallardo detuvo el Talbot en la Plaza del Conde de Casal ya iba herido fruto del aguacero de balas que se había descargado a la salida del Banco. Si hasta tenían preparado un helicóptero. Pero. Los nuevos disparos (realizados al aire) le convencieron y se venció sobre el volante. Le cogieron. El golpe parecía haber terminado con éxito. Pero por algún motivo nos estaban esperando para cazarnos como conejos. se asomaron a ver qué pasaba. Sin embargo. Soy un policía y hago el mismo trabajo que mis compañeros”.000 empleados asistían a la Ciudad Sanitaria Provincial diariamente. que ostentaba el record de ser el más grande de Europa. Los disparos de la mujer policía no le hirieron. Pero ya te he dicho que ya no nos va a servir de nada. Aunque hubiesen tocado esos pulsadores nada más vernos ―el pequeño de los Gallardo se colocó el almohadón―. de película. Ahora ya no es como antes ―el hombre trató de entornar la puerta con su cayada―. ni siquiera el conductor del bulldozer al que se había subido el Pepín. le detuvo cumpliendo su obligación. . simplemente (aunque con gran coraje). ―Eso no va a hacer revivir a tu hermano ―un hombre. también derrumbado sobre un gran charco de sangre en un descampado cercano al que consiguió llegar arrastrándose. El mayor de los Gallardo. ¿a quién dices que vistes enfrente del banco? ―No estoy seguro pero creo que era un abogado. Uno de ellos trató de parapetarse tras un 600 aparcado frente al banco.000 de pesetas en billetes de banco. Al Pepín. Los tres atracadores salieron disparados. El que estaba sobre la cama. Exijo que se me trate como uno más en la Brigada. ahora es mucho más difícil hacerse un banco. Entré el Cuerpo Superior de Policía por pura vocación. no les hubiese dado tiempo a mandar al ejército que nos estaba esperando apostado a la salida. Uno de los atracadores portaba una bolsa de plástico verde. también fue trasladado al Hospital Provincial. Se paró al llegar a la Glorieta del Conde de Casal con la esperanza de que sus dos compañeros de atraco hubiesen podido sortear la ensalada de tiros y pudiesen subirse al coche. ni nada… fue lo declarado por uno de los empleados del banco de Bilbao de la Avenida del M editerráneo a los inspectores de la brigada madrileña. Ambas habían dejado sus bolsos en la entrada pero no fueron cacheadas al no disponer la policía de agentes femeninos en todo el recinto hospitalario de la capital del Turia. La compañera de Pertierra había querido acabar de un plumazo con la imagen de heroína trasladada por algunos medios de comunicación tras su brillante intervención en la detención del pequeño de los Gallardo (el único de los tres atracadores que había logrado salvar la vida tras la balacera del Bilbao de la Avenida del M editerráneo): “No soy ningún Ángel de Charlie. los policías. la mujer policía. a punta de pistola. otro se subió a la pala de un bulldozer que pasaba por allí. M ilagrosamente ningún policía resultó herido. ninguno de los impactos recibidos fue mortal.V ―Todo esto es mentira ―un chaval. Otro desmentido de lo publicado el día anterior: cuando el pequeño de los Gallardo llegó a la plaza del Conde de Casal. En la radio dijeron no sé qué de un nuevo sistema anti atracos que ya había funcionado otras veces… Por cierto. familiares y personal hospitalario antes de coger. 4. mientras huía. El cuarto estaba vigilado las veinticuatro horas. ni histerismos. Es imposible que… Ni amenazas. la presencia de agentes femeninos en los diferentes Cuerpos de Seguridad del Estado seguía siendo anecdótica. Una pareja de la Policía Nacional se relevaba por turnos para mantener la debida custodia del único asaltante que había sobrevivido tras el fallido intento de atraco al Bilbao de la Avenida del M editerráneo. por segunda vez en pocos meses. El pequeño de los Gallardo se quedó sin fuerzas y aparcó su cara sobre el volante. añadió otro de los empleados que contaba con más de cinco atracos a sus espaldas.250 camas y más de 5. Es como si lo hubiesen estado ensayando antes. Todo ello en medio de un tiroteo infernal. ―Al Pepín. si ni siquiera era verdad eso de que tenían cuarenta millones en la caja fuerte. ―¿A quién? ―el paciente trató de incorporarse de nuevo girando la cabeza hacia la silla de la habitación desde donde le hablaba uno de sus familiares más cercanos. pero acuérdate que el Pepín ―levantó el tono de voz ante las dudas del paciente―. Ese abogado se presentó con un Rolls Royce gris plateado. será mejor que no le digas a nadie lo que me has contado de ese socio de tu hermano que dices que vistes al entrar en el banco. ¿qué crees… que os delató alguien? ―Seguro. ¿Pero qué dices? ¿De qué me hablas? Pero si mi hermano pondría la mano en el fuego por él. ―¿Ves? Te lo dije ―el pequeño de los Gallardo se revolvió en la cama―.―¿Un abogado? ¿Qué abogado? ―Bueno. M e dijo que era un abogado que había conocido en un bar de la estación de Villaverde. Tu hermano nunca me había hablado de ello. pero la policía no olvida cuando tocan a uno de los suyos. Creo que los tres iban a hacerse otro banco. ―Sí. ya sabes. ―¿Qué gente? ―Ese abogado que te he dicho. Todavía le quedaban varios días antes de abandonar la habitación del hospital camino de Carabanchel. que estos portaban tres pistolas del calibre 9 corto. La policía había matizado. Ya hemos tenido bastante con perder a uno de la familia. En la saca verde encontrada junto al cuerpo caído del mayor de los Gallardo en las escaleras de acceso a la oficina sólo había dos millones cuatrocientas mil pesetas. “Nadie en la sucursal sabía que en la calle un fuerte contingente policial –montado por el grupo XI de la Policía Judicial. ―¿Qué tío? ―Un amigo de mi hermano. el Conchillo. ―Entonces. yo que sé que pensar… ―el pequeño de los Gallardo ―. M i hermano tenía que haberse alejado de esa gente. Los mayores encajes estaban reservados a las oficinas principales de cada Banco y las cabeceras de comarca que solían estar dotadas de vigilantes de seguridad provistos de su correspondiente arma. que decían algo de un soplo sobre la hora y el lugar donde ibais a pegar el atraco. Él porqué la Policía se encontraba allí es algo que deberán explicar en su momento las autoridades aunque. según parece. según nuestros informes todo indica que se había recibido un soplo sobre la hora y el lugar donde iba a actuar la banda. Todo el mundo se quedó con la boca abierta. Es el que nos dijo que en el banco tenían todo ese dinero guardado. A ese colega suyo le tenían muchas ganas. Esta hipótesis se avala por el hecho de que en el Banco. cuando anduvo con la banda del Judas casi se cargan a un inspector en un atraco a una Caja de Ahorros de Usera. La transeúnte herida por una bala perdida en el intenso tiroteo de la Avenida del M editerráneo ya había sido dada de alta. Un importe situado en las medias de los encajes habituales de las sucursales. ―Ni falta que hace ya. FIN . espera. Lo mismo vi a otra persona que se le parecía. ―¿En la estación? ―el acompañante se mesó la espesa barba tratando de hacer memoria―. ―¿Y qué coño hacía ese abogado frente al banco? ―De todas maneras sólo fue un segundo antes de entrar en ese maldito banco. ―¿Al Pepín? ―volvió a recostarse tras hacer un mal gesto―.había tomado posiciones para evitar que los delincuentes consiguieran su propósito. El pequeño de los Gallardo volvió a recostarse. ―De todas maneras ―el acompañante trató de calmarle―. Es mejor dejar las cosas como están. Por si acaso. La verdad es que no sé qué coño hacía frente al banco. de un revolver adicional y de abundante munición que se había quedado casi en la reserva tras ser vaciada durante el tiroteo. El atraco lo iban a pegar con un tío que le presentó a ese abogado. Íbamos chivados. Alguien traicionó a mi hermano y al Pepín. mi hermano no me había contado nada. Luego. aunque creo que ya lo he había visto antes en un bar de la Ciudad de los Ángeles. ―Lo cierto es que leí en el periódico ―respondió el hombre de la cayada mientras sacaba del bolsillo dela chaqueta un recorte de periódico―. Ese tío acabó rajándose y me llamaron a mí. El hombre de la cayada salió de la habitación con cara de pocos amigos ante los dos agentes de la nacional que entraron en la habitación para comprobar que el paciente seguía recuperándose sin contratiempos. nadie. el Conchillo se rajó y me llamaron a mí. uno de esos contactos de las que tanto presumía mi hermano. nunca me gustaron los amigos de tu hermano. Lo del atraco a esa sucursal de Usera fue hace más de un año ―le cogió de la mano mientras uno de los agentes de la Policía Nacional se asomaba por la puerta tocándose repetidamente el reloj de su muñeca―. ante la ensalada de tiros con la que habían recibido a los delincuentes. llegó a pulsar el timbre de alarma conectado con la Policía”. ¿Es que ya no te acuerdas? Desde entonces le tenían ganas pero que muchas ganas… Lo mismo le estaban siguiendo. ―No lo digo por eso. creo que lo tengo por aquí. ―Joder. Todo ha ido mal desde el principio. mientras se desarrolló el asalto. Disponían de más cargadores y balas en sus bolsillos. insistió la policía ante la presencia de los primeros periodistas que se desplazaron al lugar de los hechos. Bajo ese manto subyace una realidad en la que nadie se ha parado a pensar: el déficit democrático ha conllevado un brutal deterioro económico y social del país. El modelo ya estaba preparado para funcionar pero son muchas las fuerzas contrapuestas que tratan de sacar partido al proceso de cambios. A pasos agigantados pero inseguros y no sin sobresaltos. El harakiri de los procuradores. las huelgas. la sociedad se va transformando. Tres hombres se adentran de madrugada en una urbanización de lujo a las afueras de la ciudad. La aprobación de la ansiada Constitución. El país se halla inmerso en lo que se conocería posteriormente como proceso modélico de la Transición. la presión independentista… La política lo ocupa todo. las manifestaciones. Los atentados terroristas. Los casi cuarenta años de régimen han creado una placa tectónica que puede romperse en mil pedazos sino se toman las medidas oportunas. La celebración de las primeras elecciones democráticas tras la guerra civil. la amenaza permanente de los golpistas.Primavera del ´79. En la calle el Torete y el Vaquilla son los héroes para una buena parte de la juventud que no aspira a otra cosa que no sea repetir las hazañas de las películas de los alegres bandoleros. . Mal vamos. unos recuperando la ventaja perdida durante décadas y otros tratando de retener el máximo poder que les sea posible.
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