Funcionalismo de La Arquitectura

March 28, 2018 | Author: Segundo Arana Yoplac | Category: Architectural Design, Design, Aesthetics, Art Media, Science (General)


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Funcionalismo (arquitectura) La torre del Estadio Olímpico de Helsinki (Y. Lindegren & T. Jäntti), construida en 1934-38. Bellavista Klampenborg Denmark. Arne Jacobsen 1934. Bellavista Klampenborg Denmark. Arne Jacobsen 1934. Funcionalismo, en arquitectura, es el principio por el cual el arquitecto que diseña un edificio debería hacerlo basado en el propósito que va a tener ese edificio. Esta declaración es menos evidente de lo que parece en principio, y es motivo de confusión y controversia dentro de la profesión, particularmente a la vista de la arquitectura moderna. No debe confundirse con el funcionalismo como corriente teórica en las ciencias sociales (sociología y antropología). Los orígenes del funcionalismo arquitectónico se pueden remontar a la tríada del arquitecto romano Vitruvio, donde la utilitas (traducida también como comodidad o utilidad) va de la mano de venustas (belleza) y de firmitas (solidez) como una de las tres metas clásicas de la arquitectura y su influencia fue particularmente notable en los Paises Bajos, la Unión Soviética, Alemania y Checoslovaquia.1 En los primeros años del siglo XX, el arquitecto de la Escuela de Chicago Louis Sullivan popularizó el lema la forma sigue siempre a la funciónpara recoger su creencia de que el tamaño de un edificio, la masa, la distribución del espacio y otras características deben decidirse solamente por la función de este. Esto implica que si se satisfacen los aspectos funcionales, la belleza arquitectónica surgirá de forma natural. Sin embargo, el credo de Sullivan se ve a menudo como irónico a la luz del extensivo uso que hace de intrincados ornamentos, en contra de la creencia común entre los arquitectos funcionalistas de que los ornamentos no tienen ninguna función. El credo tampoco aclara a que funciones se refiere. El arquitecto de un edificio de viviendas, por ejemplo, puede fácilmente estar en desacuerdo con los propietarios de las mismas sobre lo que el edificio debería parecer, y ambos también en desacuerdo con futuros arrendatarios. Sin embargo, el concepto de que “la forma sigue a la función” expresa una idea significativa y duradera. Las raíces de la arquitectura moderna se basan en el trabajo del arquitecto suizo Le Corbusier y el alemán Mies van der Rohe. Ambos fueronfuncionalistas por lo menos en el punto de que sus edificios fueron simplificaciones radicales de estilos anteriores. En 1923 Mies van der Rohe trabajaba en la Escuela de la Bauhaus (Weimar, Alemania), y había comenzado su carrera de producir estructuras de simplificaciones radicales y, animadas por un amor al detalle, alcanzaron la meta de Sullivan de la belleza arquitectónica inherente. Es famoso el dicho de Corbusier “la casa es la máquina en qué vivir” en su libro Vers une architecture publicado en 1923. Este libro fue, y todavía lo es, muy influyente, y los primeros trabajos que hizo, como la “Villa Savoye” en Poissy, Francia son tenidos como prototipos de funcionalismo. A mediados de los treintas, el funcionalismo comenzó a discutirse como un acercamiento estético, más que como una cuestión de integridad de diseño. La idea del funcionalismo se combinó con la carencia de ornamentación, que es una cuestión muy distinta. Se convirtió en un término peyorativo asociado a las formas más baldías y más brutales de cubrir un espacio, como formas baratas y comerciales de hacer edificios, usados finalmente, por ejemplo, en el crítico academicismo de las cúpulas geodésicas de Buckminster Fuller, simplemente como sinónimo de «gauche». En los setentas, el preeminente e influyente arquitecto estadounidense Philip Johnson sostenía que la profesión no tiene ninguna responsabilidad funcional de ningún modo, y ésta es una de las opiniones que prevalecen hoy en día. Johnson dijo «No sé de dónde vienen las formas, pero no tienen nada que hacer con los aspectos funcionales o sociológicos de nuestra arquitectura». La postura del arquitecto «posmoderno» Peter Eisenman se basa en un teórico usuario hostil y es incluso más extrema «No hago la función». Los arquitectos más conocidos en occidente, como Frank Gehry, Steven Holl, Richard Meier y Ieoh Ming Pei, se ven a sí mismos sobre todo como artistas, con una cierta responsabilidad secundaria de hacer sus edificios funcionales para los clientes o los usuarios. El funcionalismo y la estética se enmarcan a menudo como opciones mutuamente excluyentes, cuando de hecho hay arquitectos, como Will Bruder, James Polshek y Ken Yeang que procuran satisfacer las tres metas de Vitruvio. F. La función de la arquitectura Le Corbusier decía que la arquitectura tiene que conmover, pero también tiene que servir. Si el hombre ha encontrado una obra de arte entre sus manos, es porque se puso a fabricar una pieza útil para su vida. El concepto de utilidad, sin embargo, no es inmutable y abarca un sentido muy amplio: la arquitectura es útil cuando nos protege de la intemperie, pero lo ha sido también cuando ha dado albergue a un dios, cuando ha expresado el poder de un estado, o cuando ha transmitido el sentimiento melancólico de la muerte. La misma posibilidad de conmover es una de las caras de la utilidad. Al tratar de la función de la arquitectura, debe olvidarse el juicio de condena hacia todo lo que exceda la pura necesidad: sin exceso no hubiera existido arquitectura. Sin embargo, la arquitectura no sólo ha excedido la necesidad, sino que ha derrochado la energía de los hombres; pero cuando lo ha hecho, casi siempre ha creído en la utilidad de su esfuerzo, y solamente el tiempo revela la desmesura cometida. Egipto construyó pirámides que ahora permanecen ociosas y abandonadas, pero cada gramo de su enorme masa fue en otra época útil por la creencia de que así se obstaculizaba la dispersión, tras la muerte, del cuerpo y el alma. La construcción de catedrales no sólo era necesaria, sino urgente; más tarde, cuando la religión cristiana cambió el concepto de sus ofrendas a Dios, dejó de tener sentido tanta altura. Pero, cuando la fe desapareció, el afán de sus construcciones dejó tras de sí una importante experiencia arquitectónica y constructiva. Lo mismo ocurrió tras la caída de poderes inmensos que construyeron el marco perfecto donde ser aclamados: vanalidad, puro lujo y grandilocuencia, son los extremos contrarios a la sencilla función de cobijo, pero constituyen formas de utilización de la arquitectura. La necesidad de expresar poder o fe religiosa está fundida y entrelazada con la función arquitectónica en casi todos los momentos de la historia. La voz de los arquitectos que encabezaron la revolución formal de la arquitectura moderna deja oír la palabra función en un sentido que también es moderno: la defensa del hombre y de su derecho a una vida feliz, sea cual fuere su nivel económico; la denuncia del sacrificio inútil que, tras la Revolución industrial, piden las ciudades inhabitables para muchos, y la proposición como modelo de la ingeniería moderna, que sirve a la vida sin pedírsela a cambio y que también sabe construir obras bellas. La arquitectura moderna proclama el cumplimiento de la función como el primer requisito que debe ser atendido y se encara con el problema de la vivienda, considerada la pieza más elemental y necesaria de la vida. Frank Lloyd Wright, nacido en 1889, es el arquitecto de la casa-, es también el arquitecto que produjo Norteamérica sin la interferencia de Europa. La cultura americana magnificaba la idea de la comodidad de la vivienda: la opinión pública se levantó contra Mies cuando la propietaria de la Farnsworth, la casa de cristal, protestó porque no podía vivir en ella, porque sentía vulnerada su intimidad y porque el sol y el frío se adueñaban de su casa. América protestaba así de la arquitectura europea que anteponía el sentido estético al bienestar y el servicio del hombre. Pero Europa y América se aliaron para determinar las vías de desarrollo y de solución del problema de la ciudad moderna. Les empujó la profunda conciencia de la necesidad de la reforma urbana y de calidad de vida, la necesidad de domesticar la fascinante pero dura metrópoli. La teoría alcanzó a conocer los problemas y a prefigurar un futuro mejor. Pero todavía la arquitectura de la ciudad espera el día en que estas leyes, funcionales y estéticas al mismo tiempo, y no las económicas, determinen su forma. Charles Édouard Jeanneret-Gris, llamado Le Corbusier (6 de octubre de1887 - 27 de agosto de 1965) fue arquitecto, urbanista, teórico de laarquitectura, diseñador y pintor.
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