Fernando Trías de Bes - Relatos Absurdos

March 26, 2018 | Author: Miguel Montilla | Category: Creativity, Short Stories, Philosophical Science, Science


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PrólogoDespués de La Buena Suerte, escrito en colaboración con Álex Rovira, y de El vendedor de tiempo, mi primer libro en solitario, aparece ahora ésta mi tercera obra, titulada Relatos absurdos. Este libro es ciertamente diferente al segundo, que también fue muy distinto del primero, así que quizá resulte interesante conocer cómo se concibió. Relatos absurdos surge de la confluencia de varios factores. El primero de ellos fue mi interés por la técnica de la inversión como fórmula creativa. La técnica de la inversión consiste en tomar una idea e invertirla, diciendo lo contrario o anteponiendo un «no». Por ejemplo, la inversión de: «un locutor de radio que habla» sería «un locutor de radio que no habla» o bien «un locutor de radio que calla». Normalmente se obtiene una idea aparentemente absurda. Pero si uno es capaz de darle sentido, produce un pensamiento nuevo, sorprendente y original. La inversión permite generar infinitos estímulos y provocaciones para ejercitar la creatividad. El absurdo es la mayor de las fuentes de inspiración. 9 Sin duda. no solamente por su originalidad. La técnica de la inversión. En tercer lugar. «La medida del éxito es el éxito a tu medida» o «No es posible asegurar el futuro. Los relatos del ya fallecido guatemalteco me fascinaron. Por ejemplo: «El azar es lo que seguro que te sucede si no haces nada para evitarlo». a menudo. Isabel Monteagudo es. Este tipo de frases son una revisión de conceptos necesaria y que logran dar un giro a la anclada y. mi agente literaria. a la vez. Su genio es inigualable.El segundo factor que me inspiró en la creación de los Relatos absurdos tiene que ver con la magia que siempre han despertado en mí los aforismos que alinean conceptos opuestos. el estadio superior que se alcanza al alinear opuestos y el género del relato breve fueron los tres factores que me llevaron a proyectar estos Relatos absurdos: una serie de relatos cortos 10 . Los aforismos permiten trascender más allá del concepto y adquirir plena sabiduría sobre un hecho concreto. Ella me procuró todos los libros de Augusto Monterroso. premio Príncipe de Asturias de las letras. sino también por su increíble economía de las palabras. solamente es posible perder el presente». junto a Maru de Montserrat. haciéndolo relevante y cancelando toda su polaridad. sesgada percepción que tenemos de las cosas y los hechos. mi admiración por los relatos cortos como género literario. situándonos siempre en un estadio superior. Monterroso es y será por mucho tiempo el maestro del relato breve. Fernando Trías de Bes Diciembre de 2005 11 . mediante la técnica de la inversión. llevan a la reflexión que produce la alineación de opuestos.que. Sin duda existen otros motivos menos racionales y más ocultos que en estos momentos yo mismo ignoro. Supongo que estos relatos son también parte de una evolución como escritor e inventor de historias. . 13 . era obvio que no tenía ningún tacto. un director de orquesta sordo y un cocinero sin gusto ni olfato.Los sentidos sin sentido Érase una vez un auto en el que viajaban un director de cine ciego. y fueron hasta la puerta del autor de este relato para anunciarle que él era el quinto porque. a la vista de estas líneas. un cantante de ópera mudo. imaginadas. Pero cuando la acercaba al papel. Se sentó ante un papel en blanco y tomó su pluma. Y el escritor lloró amargamente. escritas. desde las vidas de los hombres. hasta las deudas de las almas. En cambio. si alejaba su estilográfica de la cuartilla. hasta los detalles más nimios. menos aún. desde el infinito del universo. Ésas que. un relato de unas pocas líneas.El cuento que lo abarcaría todo Érase una vez un escritor que sintió algo tan inmenso que intentó plasmarlo en un relato que lo contuviera todo: desde los sentimientos más profundos. eran siempre demasiadas. hasta el límite de la materia. 14 . su sensación se intensificaba de nuevo y tornaba a sentir todas esas maravillas. nunca parecían suficientes y que. pues nada podría abarcarlo todo y. parecía esfumarse del todo. inexplicablemente. su sentimiento se desvanecía e. Sin tiempo Érase una vez un hombre que se lamentaba constantemente de que no tenía tiempo. 15 . pues ellos hubieran jurado que duraban como los demás. lo que enojó mucho (¡pero que mucho!) a sus minutos. En cierta ocasión quiso soñar que era él mismo para comprobar cómo era ese sueño. A veces decidía soñar con volar y. 16 . otras veces. decidía ser Napoleón y en cuanto conciliaba el sueño ya dirigía las tropas en Waterloo. pedía ser un actor célebre y soñaba que ganaba un certamen internacional. ya surcaba el aire como un fénix. al dormirse.Uno mismo Érase una vez un hombre que tenía la curiosa facultad de decidir con qué soñar por las noches. Esa noche… no durmió. Pensaba en cualquier tema y su subconsciente se programaba de tal manera que. al cerrar los ojos. y así se lo pidió a su subconsciente. soñaba con lo que él hubiera decidido. Lo bueno. revisaba y rescribía hasta la saciedad. más tarde. Primero resumió su historia en cinco páginas.. en dos párrafos. dos veces bueno. Trabajó día y noche durante meses y meses eliminando lo superfluo y dejando lo fundamental. si breve. encogiendo párrafos enteros. si breve. Y así procedió con un relato de cien páginas que había escrito. la esencia de una historia. después. la perfección de la simplicidad. Y que los buenos escritores logran con siete palabras explicar lo mismo que los mediocres con veinte. finalmente. reduciendo renglones.. la máxima economía del lenguaje. al cabo de un tiempo. en una línea y. Era el cuento perfecto. Érase una vez un escritor que sabía aquello de que lo bueno. la reducción absoluta. redujo su relato a una sola palabra. eliminando palabras. 17 . en una. Por eso. pues no tenía mérito alguno. burla y disgusto. y todos le recriminaron con ferocidad que qué era eso de escribir únicamente una sola palabra. Pero solamente obtuvo desdén. su obra a los demás.Mostró. 18 . orgulloso. 19 . En su debut. mientras hacía modestas reverencias y el público lo ovacionaba con admiración. Todavía frente al atónito público. se pinchó con una espinita y exclamó: —¡Ay! —Apartó la mano. se comió unos trozos de vidrio como si fuesen mendrugos y se estiró sobre una alfombra de clavos mientras tres hombres saltaban repetidamente y sin piedad sobre su pecho y su abdomen. Al tomarlas. dejó caer el ramo sobre el escenario y se chupó el dedo. Al acabar la función. Eran rosas. el presentador le preguntó: —¿Y eso? Y el faquir respondió: —Eso… no lo esperaba. se tragó cinco espadas hasta la empuñadura. le hicieron entrega del clásico ramo de flores con que se obsequia a los artistas al finalizar su actuación.El dolor Érase una vez un faquir que se ejercitó durante meses para una importante actuación.
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