Universidad Autónoma de Chihuahua Facultad de Filosofía y Letras Licenciatura en Letras Españolas Lingüística Teórica Mario Agustín Flores RenteríaEstructuralismo Norteaméricano Gabriela Sinahí Félix Correa (259442) El Estructuralismo Norteaméricano. El relativismo lingüístico Nacido en Alemania en el seno de una familia judía, igual que su maestro Boas, Edward Sapir (1884–1939) se educó en la Universidad de Columbia, en los EE.UU. Si bien se lo suele considerar uno de los padres de la antropología, era lingüista por formación. Trabajó en diversas universidades de EE.UU. y Canadá (Alberta, Chicago, Yale, Ottawa, California, Pennsylvania) y se dedicó a estudiar un número enorme de lenguas en peligro, correspondientes a las diversas familias lingüísticas originarias del actual territorio de EE.UU. y Canadá: esquimo-aleutiana (esquimal), wakashana (nootka), siouan (catawba), hokano (hopi, yana), penutia (wascowishram, chinook), uto-azteca (paiute del Sur, ute) y atabascana (sarcee, kato, navajo, hupa, kutchin, ingalik, takelma, chasta costa). Produjo numerosas gramáticas y diccionarios de esas lenguas, junto con observaciones etnológicas sobre los pueblos que las hablaban. Paralelamente a sus estudios etnológicos y lingüísticos, escribía poesía y crítica literaria y componía música. En 1921 apareció El lenguaje: introducción al estudio del habla [Language: An Introduction to the Study of Speech], el único libro que Sapir publicó en vida (la mayor parte de su obra fue editada luego de su muerte). En él se tratan tópicos tales como los universales lingüísticos, la tipología lingüística y el cambio lingüístico, que serán luego la fuente de una serie de trabajos tipológicos como Universales lingüísticos [Universals of Language] de Joseph Greenberg (1963) o, más recientemente, Universales del lenguaje y tipología lingüística [Language Universals and Linguistic Typology], de Bernard Comrie (1981). La escuela del relativismo lingüístico representada por Franz Boas, Edward Sapir y Benjamin Whorf se ha destacado por el trabajo de campo, ya que inaugura la recolección sistemática de datos directos de lenguas “exóticas”, minoritarias, no indoeuropeas y no escritas. Además de utilizar esa metodología, esos autores han reivindicado un valor científico idéntico para todas las lenguas, al contrario de ciertas desviaciones del comparatismo europeo del siglo XIX. En contraste con aquellos lingüistas del siglo XIX que se apoyaban en las ideas de Darwin para justificar la supremacía de ciertos pueblos y lenguas en una “evolución” paralela a la selección natural (cfr., por ejemplo, Schleicher en “El comparatismo”, dentro de La lingüística del siglo XIX), Boas acentúa el valor idéntico de cada tipo de lengua, con independencia de la raza y el nivel cultural del pueblo asociado. Sostiene, además, que no existen verdaderas “razas puras” y que ninguna raza es innatamente superior a otra. Desde el punto de vista lingüístico, y bajo la influencia de los grandes lingüistas alemanes del siglo XIX, como Herder o Humboldt, Boas argumenta que cada lengua representa una clasificación implícita de la experiencia y que esas clasificaciones son diferentes de acuerdo con las lenguas, pero que eso no tiene ningún efecto en el “nivel” del pensamiento o de la cultura. El interés central de Sapir en El lenguaje... no está puesto en la forma lingüística en sí (por ejemplo, si una lengua usa o no flexión), ni en el significado lingüístico como tal (por ejemplo, si una lengua puede expresar o no cierto referente), sino más bien en la organización formal del significado que es propia de una lengua particular, es decir, el modo en que los significados son sistematizados o gramaticalizados (por ejemplo, en las categorías gramaticales o en los patrones de composición). Las investigaciones de Sapir acerca del rol del significado en la forma gramatical y la importancia de esta en el uso del lenguaje y en la formulación y transmisión de ideas contribuyeron a lo que se conoce como la hipótesis de Sapir y Whorf (o hipótesis del relativismo lingüístico). En realidad, la hipótesis fue desarrollada después de la muerte de Sapir por su discípulo Benjamin Lee Whorf (1897-1941), un lingüista sin formación académica sistemática. Whorf afirma que cada lengua permite procesar una variedad infinita de experiencias por medio de un conjunto finito de categorías formales (léxicas y gramaticales) y que las experiencias se clasifican por medio de un procedimiento de analogía. Las lenguas varían considerablemente no sólo en las distinciones básicas que reconocen, sino también en el modo en que las agrupan en un sistema coherente. Ello supone que el sistema de categorías que cada lengua presenta a sus hablantes no es universal, sino particular. Un punto central de la hipótesis enunciada por Whorf es que las categorías lingüísticas son utilizadas como guías en el pensamiento habitual. De este modo, si los hablantes logran interpretar una experiencia en términos de una categoría particular disponible en su lengua, automáticamente agruparán por analogía otros significados en esa categoría. Estas categorías, a su vez, se “naturalizan”: los hablantes tienden a concebir las experiencias en relación intrínseca con las categorías que utilizan, aun cuando estas sean resultado de un proceso de analogía lingüística. El Descriptivismo. Leonard Bloomfield (1887-1949) fue colega de Sapir en la Universidad de Yale, luego de haber trabajado en Ohio y Chicago; ambos se ubicaron en posiciones teóricas opuestas, dado que Bloomfield, como veremos, rechazaba la posibilidad de que la lingüística analice el significado, mientras que para Sapir la semántica es parte esencial de los estudios sobre el lenguaje y las lenguas. La obra principal de Bloomfield es, reconocidamente, El lenguaje [Language] (1933), en la que expone su versión de la lingüística estructuralista. Bloomfield afirma que su obra se nutre de las tres tradiciones principales en el estudio del lenguaje: la histórica-comparativa, la filosófica-descriptiva y la empírica-descriptiva. Pese a esa triple tradición, Bloomfield impulsó sobre todo los estudios de campo descriptivos. Ese descriptivismo tiene sus límites en el hecho de que, como él mismo admitió, las comunidades de habla suelen no ser homogéneas, una observación que lo ha ubicado como antecedente obligado de todos los estudios socio y etnolingüísticos de la actualidad (ver más adelante el apartado “Sociolingüística”). Una de las mayores preocupaciones de Bloomfield es otorgar a la lingüística un carácter análogo al de las ciencias naturales, a las que considera explícitamente un modelo epistemológico. Para ello, Bloomfield propone eliminar todo estudio “mentalista” o “psicológico” del lenguaje (refutando, así, buena parte de la concepción saussureana del signo), centrándose en sus aspectos materiales o mecánicos; esto es, el lenguaje es concebido por Bloomfield como una de las conductas humanas visibles. Las conductas se describen en términos de pares de estímulo y reacción en situaciones típicas y es por ello que se considera a Bloomfield un representante del conductismo, que ha tenido expresiones en diversas ciencias sociales y humanas. El conductismo obliga a Bloomfield a reformular el lugar que ocupa la semántica dentro de la lingüística, puesto que en esa concepción del lenguaje no habría lugar para ningún tipo de concepto o imagen mental (cfr. la definición de significado de Saussure): lo único que puede constatarse es un conjunto de estímulos y reacciones que se producen en determinadas situaciones. Bloomfield acepta la premisa saussureana de que estudiar el lenguaje implica estudiar la correlación entre sonidos y significados; sin embargo, técnicamente, el significado es demasiado difícil de “observar”, por lo que debería quedar fuera de los alcances de la lingüística. Para Bloomfield, entonces, la lingüística “empieza” por la fonética y la fonología. Bloomfield postula que hay dos componentes en los que debería centrarse el estudio de la correlación entre sonidos y significados: el léxico y la gramática. Mientras que el léxico es el inventario total de los morfemas de una lengua, la gramática es la combinación de los morfemas dentro de cualquier “forma compleja”. Esto es, el significado de un enunciado se desprende de la suma del significado de los ítems léxicos más “otra cosa”, que es el significado proporcionado por la gramática. La gramática incluye tanto la sintaxis (i.e., la construcción de frases) como la morfología (i.e., la construcción de palabras). Cada morfema individual de una lengua constituye una “irregularidad”, en la medida que supone una relación arbitraria entre una forma y un significado que debe ser memorizada. De este modo, el léxico se define como “una lista de irregularidades básicas”, una noción que ha sido recuperada en diversas teorías lingüísticas. El esquema general acerca de la lengua planteado por Bloomfield ha sido retomado con cambios menores por otros dos autores relevantes dentro del estructuralismo norteamericano: Charles Hockett (cfr. Curso de lingüística moderna [Course in modern linguistics], de 1958) y Zellig Harris (cfr. Métodos en lingüística estructural [Methods in Structural Linguistics], de 1951). Estílistica Estructural. Roman Jakobson y André Martinet se pueden considerar los dos herederos más importantes de la Escuela de Praga en el pensamiento lingüístico internacional. Martinet insiste explícitamente en la calificación de “funcional” para referirse a sus posiciones. Pero también en la obra de Jakobson la atención a las funciones lingüísticas (que es característica de la escuela de Praga) está siempre presente: no sólo a las funciones de los elementos lingüísticos particulares, sino también a las funciones de la actividad lingüística en sus diversos aspectos. Recientemente, Jakobson ha distinguido seis puntos de vista, desde los canales se puede considerar el acto lingüístico; el del Hablante, el del Oyente, el del Mensaje, el del Contexto (al que se frefiere), el del Contacto (es decir, el del canal físico y la conexión psicológica, a través de los canales dos interlocutores se comunican) y el del Código. Entre los abundantes estudios centrados en el estructuralismo, destaca la postura de Roman Jakobson, debido a su interés en la función poética y por un tipo de análisis estructural muy seguido y muy criticado a la vez. Jakobson ubica la función poética en el cuadro general de las seis funciones del lenguaje que se corresponden con cada uno de los factores que intervienen en la comunicación lingüística (Modelo de Jakobson): TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN Para Bühler el lenguaje tiene tres funciones: 1. Apelativa o de llamada. 2. 3. Expresiva (el hablante manifiesta su estado físico). Representativa (para transmitir un contenido; es la función del "ello"). Para Jakobson el lenguaje tiene 6 funciones en relación a los factores que intervienen en la comunicación: 1. Hablante ==> expresiva [Emotiva: o expresiva, de presentación, centrada en el hablante (representada en su forma más típica por las interjecciones)] 2. Oyente ==> impresiva o conativa [Conotativa: o de llamada, centrada en el oyente (representada en su forma más típica por el vocativo y el imperativo)] 3. Tema ==> declarativa o representativa [Denotativa: referencial o de representación, centrada en el contexto (representada por las declaraciones factuales)] 4. Lengua ==> metalingüística [metalenguaje, que habla del lenguaje mismo. (Cuando el destinador y / o el destinatario quieren confirmar que están usando el mismo código) Ej., “No acabo de entender, ¿qué quieres decir?”] 5. Mensaje ==> poética [La orientación (Einstellung) hacia el MENSAJE como tal, el mensaje por el mensaje, es la función POÉTICA del lenguaje. (La función poética no es la única función del arte verbal, sino sólo su función dominante, determinante, mientras que en todas las demás actividades verbales actúa como constitutivo subsidiario, accesorio. Esta función, al promocionar la patentización de los signos, profundiza la dicotomía fundamental de signos y objetos.] 6. Contacto ==> fática [Fática: centrada en el canal de comunicación (representada, por ejemplo, por „sí…‟ o por „mm…‟ pronunciados en una conversación telefónica sólo para hacer comprender que se está escuchando, que se está todavía allí). Son mensajes que sirven sobre todo para establecer, prolongar o interrumpir la comunicación, para cerciorarse de que el canal de comunicación funciona; para llamar la atención del interlocutor o confirmar si su atención se mantiene]. Aspectos de la teoría de la comunicación El concepto de comunicación: Se entiende por comunicación toda transferencia de información. La comunicación es el paso de información de un emisor a un receptor: puede ser tanto la Biónica (comunicación entres eres vivos) como la Cibernética (comunicación entre máquinas), como el lenguaje humano. Elementos de la comunicación: • • • • • Emisor o fuente: punto de origen del mensaje. Mensaje: serie de símbolos seleccionados por el emisor. Receptor: el ser viviente o mecanismo al que va dirigido el mensaje. Canal: medio físico a través del cual se transmite la señal. Código: Conjunto o sistema de equivalencias que convencionalmente establecen el transmisor y el receptor. • Contexto: todo lo que rodea al acto de comunicación (del mensaje en sí o del acto de comunicación en general). El aporte que realiza Roman Jakobson, desde la lingüística y las funciones del lenguaje que desarrolla, es el poner de manifiesto la riqueza comunicativa del lenguaje en sí mismo. Cualquier discurso dice muchas más cosas de las que parece enunciar en primera instancia. Con el lenguaje persuadimos, establecemos lazos sociales, construimos nuestras propias realidades, etc. Su enfoque da cuenta de las coincidencias y convergencias entre las más recientes etapas de la metodología del análisis lingüístico y la forma en que se considera el lenguaje en la Teoría Matemática de la Información a partir del análisis de una serie de conceptos compartidos: Redundancia (es toda insistencia para comprobar la efectividad del mensaje), Información, Código, Ruido Semántico (es cualquier interferencia en la comunicación). Sin embargo, a pesar de esta mutua colaboración, el estudio de la comunicación desde la lingüística tiene además otros objetivos entre los cuales está el considerar a la lengua como fundamento de la cultura y como instrumento de comunicación. La contribución de Jakobson a los modelos de la comunicación se concreta en su conocido artículo “Linguistics and Poetics”, en donde la definición de la función poética, realizada por él mismo desde sus tiempos de la Escuela de Praga dentro del artículo mencionado, que fue publicado en el congreso de la Universidad de Indiana (Bloomington, 1958), constituye un hito y un punto de referencia en la teoría moderna del lenguaje literario. Allí Jakobson se plantea investigar las funciones del lenguaje y el primer paso antes de establecerlas es concretar un modelo de la comunicación y por eso lo llama “Sobre los Factores de Comunicación y las Funciones del Lenguaje”: el emisor transmite un mensaje al destinatario. Este mensaje tiene un contexto de referencia, un refe-rente que el destinatario puede captar. También es necesario que emisor y destinatario posean un código común, mediante el cual el primero codifica y el segundo decodifica el mensaje. El último elemento es el contacto, que para Jakobson es un canal físico y una conexión psicológica entre el emisor y el destinatario, que permite tanto al uno como al otro establecer y mantener una comunicación. La importancia del modelo de Jakobson está, a pesar de la influencia de la teoría matemática de la comunicación, en que el mensaje ya no se considera como una mera transmisión de información. Jakobson ofrece ejemplos de análisis de reiteraciones textuales en sus comentarios de poemas concretos, como el comentario a un soneto de Baudelaire, Los gatos, que Jakobson hizo en colaboración con C. Lévi-Strauss, en 1962, y que se convirtió en ejemplo del análisis textual estructuralista. Retomando el tema del énfasis que Jakobson le prodiga a la función poética, podemos definirla como la que nos orienta hacia el mensaje como tal, al mensaje por el mensaje (Jakobson, Lingüística y Poética. 1958). El rasgo lingüístico indispensable en cualquier fragmento poético o la función poética “proyecta el principio de la equivalencia del eje de selección al eje de combinación” (Jakobson, Lingüística y Poética. 1958) [Teniendo en cuenta que, en la terminología de Jakobson, el eje de selección lo constituyen las unidades in absentia que podrían ocupar un mismo punto de la cadena hablada; y el eje de la combinación es el de las unidades presentes en el texto y el de las relaciones que se establecen entre ellas]. De una manera simplista, se puede decir que la función poética equivale a todo tipo de paralelismos y reiteraciones, y, como dice el propio Jakobson, “cualquier tentativa de reducir la esfera de la función poética a la poesía o de confinar la poesía a la función poética, sería una tremenda simplificación engañosa”. (Jakobson, Lingüística y Poética. 1958) CHOMSKY Y LA GRAMÁTICA GENERATIVA Uno de los lingüistas de mayor relieve en la actualidad es el profesor norteamericano Noam Chomsky, fundador de la gramática generativa y transformacional, es decir, del a corriente que hoy día predomina en los EE.UU. y tiene mucha influencia en otros países. Al lado de la lingüística se dedicó también a la historia, filosofía, sociología y política. A finales de los años sesenta era conocido no sólo como un destacado lingüista, sino también como uno de los más rigurosos críticos de la vida social y política de su país. A finales de los años cincuenta publicó su libro “Estructuras sintácticas”, allí propuso una concepción nueva de la lengua, que suele considerarse como la primera variante de su gramática, que suele denominarse “generativa” o “transformacional”. La escuela de Copenhage propone un método de descripción lingüística analítico y especificador (frente al tradicional sintético, generalizador e inductivo) que partiendo de textos considerados como una clase, se divide en segmentos y estos en otros elementos más pequeños hasta agotar las posibilidades con el fin de definir la totalidad que no es más que el conjunto de las relaciones estructurales. Está posición minimaliza lo estralingüístico y, por tanto, inclute sus límites en la Fonética y la Semántica, organizándose la Glosemática como método deductivo. Ante el estatismo de la descripción estructuralista, el generativismo o transformacionalismo supone una dinamización de las perspectivas y de los métodos deductivos sobre la lengua. Para Chomsky la lengua es un proceso productor vivo más que un instrumento en letargo (crítica al estructuralismo que no repercute en el uso de sus métodos para la construcción de referentes documentales). El generativismo no se basa en elementos de la lengua, sino en reglas de funcionamiento: a partir de un determinado número de normas definibles se pueden generar infinitos enunciados. En concreto, el término generativa significa que se trata de una gramática que concibe la lengua como un proceso creativo en que las oraciones particulares se generan (es decir, se crean) de acuerdo con ciertas reglas anteriormente dadas. El conjunto de dichas reglas es, según Chomsky, la gramática de la lengua respectiva. En la lengua hay un conjunto limitado tanto de reglas como de unidades léxicas que, sin embargo, hacen posible generar (crear) el número ilimitado de oraciones que corresponden a las necesidades de los hablantes. Intentó simplificar lo más posible la descripción de la gramática, utilizando símbolos. Introdujo el concepto de “oraciones nucleares”, es decir, pocas oraciones simples de las cuales se derivaban todas las demás con ayuda de las reglas de transformación. Siguiendo las tradiciones americanas, Chomsky quiso evitar los problemas del contenido léxico, por ello se vio criticado y a mediados de los años setenta reelaboró su teoría de la sintaxis, introdujo un componente léxico y también un componente fonético. ESTRUCTURA PROFUNDA Y SUPERFICIAL Es posible encontrar frases iguales en forma pero con diferente significado: Pedro dijo a Pablo que lo había encontrado. (¿quién encuentra a quién?) Y también frases de distinta forma con igual significado: Lo lamento, pero ayer no tenía tiempo. Me da pena, pero ayer no tenía tiempo. Para aclarar esta diferencia entre el contenido de la oración y su forma introduce dos conceptos: -Estructura profunda (contenido) -Estructura superficial (forma) De aquí se deduce la necesidad del componente transformacional, que sirve para transformar la estructura profunda en superficial. COMPETENCIA Y ACTUACIÓN COMPETENCIA: Cada hombre tiene la capacidad innata de dominar la gramática de cualquier lengua. Esta capacidad se basa en la posibilidad de crear en el cerebro ciertas uniones y relaciones. La competencia es esa capacidad ilimitada de crear nuevas oraciones en la lengua respectiva. (Muchos lingüistas decían que los niños sólo repetían las frases que escuchaban, Chomsky pensaba que el niño es como un ordenador, que oye las frases pero escoge un sistema gramatical) La ACTUACIÓN es la manifestación lingüística real y concreta del hablante. Depende de la competencia, pero está expuesta también a influencias extralingüísticas (memoria, distracción del hablante, etc.), es decir, lo que tiene que ver con la psicología, la sociología, la fisiología, etc. (En realidad esto se parece a la diferencia lengua/habla de Saussure. La única diferencia es que para Saussure la lengua es el sistema común, mientras que para Chomsky la competencia se refiere siempre a un hablante en particular. Aunque Chomsky ha hablado también de la competencia ideal, que no toma en cuenta las divergencias individuales; esto sería igual a la langue de Saussure). Cabe mencionar que el generativismo Chomskiano no ofrece una descripción compleja de la lengua, sobre todo de su parte semántica y, parcialmente, de la fonológica. Para recapitular, queda claro que el estructuralismo conforma una perspectiva teórica fundamental en el plano estático/pragmático de los instrumentos y dispositivos referentes, mientras que el generativismo contribuye con su aportación al plano dinámico, tanto en nivel léxico como en el operativo/analítico. Pero no hay que ignorar que ambas perspectivas teóricas son aprovechables e imprescindibles. Referencias: Boas, Franz (1911), The Mind of Primitive Man, Nueva York, MacMillan. Editado en español como: La mentalidad del hombre primitivo, Buenos Aires, Editorial Alma gesto, 1992. Boas, Franz (1940), Race, Language, and Culture, Nueva York, MacMillan. Comrie, Bernard (1981), Language Universals and Linguistic Typology. Chicago: The Chicago University Press. Editado en español como: Universales del lenguaje y tipología lingüística, Madrid, Gredos, 1988. Greenberg, J. (1963), Universals of language, Cambridge, MIT Press. Sapir, Edward (1921), Language: An Introduction to the Study of Speech, Nueva York: Harcourt, Brace. Editado en español como: El lenguaje. Introducción al estudio del habla, México, Fondo de Cultura Económica, 1954. Whorf, Benjamin (1956), Language, thought, and reality. Selected writings, Cambridge, Massachusetts Institute of Technology Press. Editado en español como: Lenguaje, pensamiento y realidad, Barcelona, Barral, 1971. Bloomfield, Leonard (1933), Language, Nueva York, Henry Holt and Co. Editado en español como: El lenguaje, México, Universidad Autónoma de México, 1968. Harris, Zellig (1951), Methods in Structural Linguistics, Chicago, The Chicago University Press. Hockett, Charles (1958), Course in modern linguistics, Nueva York, McMillan. Editado en español como: Curso de lingüística moderna, Buenos Aires, Eudeba, 1964. http://www.franciscoacuyo.com/2010/10/roman-jakobson-sobre-linguistica-y.html http://www.comunicologos.com/teorias.php?id=150 Roman Jakobson. Lingüística y Poética. Aguilar Alconchel, Miguel Ángel. Chomsky y la gramática Generativa. Revista número 7, volumen 3. Marzo 2004 Álvarez Camacho, Alberto. Gramática Generativa.Universidad de Tolima. García Gutiérrez, Antonio Luis. Estructura lingüística de la documentación: teoría y métodos.