Estatutos de Vida EremíticaPor Equipo de Hesiquia blog EN LA IGLESIA DE TARRAGONA Decreto de 10 de enero de 2006 por el que se aprueban los Estatutos de la vida eremítica en el ámbito de nuestra archidiócesis Dada la necesidad de proceder a la revisión de los estatutos de la vida eremítica vigentes en nuestra archidiócesis, para adaptarlos al momento presente, todo recogiendo la experiencia de los años en que han estado vigentes, visto el nuevo proyecto de estatutos de la vida eremítica presentado por el P. Eduard Canals Casas, que tiene encomendada la atención a este ámbito de la vida diocesana, hechas las consultas pertinentes al fiscal para el estudio de estatutos y reglamentos de asociaciones, fundaciones y otras entidades u organismos eclesiales y al delegado de Vida Consagrada, por el presente decreto apruebo los adjuntos estatutos de la vida eremítica en el ámbito de nuestra archidiócesis, los cuales sustituyen a los hasta ahora vigentes. Lo decreta y firma el Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo de Tarragona. † Jaume Pujol Balcells Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado Delante de mí, Joaquim Claver Caselles Secretario general y canciller I. LA LLAMADA EN EL DESIERTO 1. El Espíritu Santo que fecunda la Iglesia con sus dones y carismas, ya en los primeros siglos suscitó entre los creyentes hombres y mujeres llamados a seguir a Jesús de Nazaret en el desierto «profundo» de la soledad, el silencio, la oración y la contemplación, imitando su estilo de vida austera y penitente durante cuarenta días y cuarenta noches, antes de empezar su vida pública itinerante para anunciar la buena nueva del reino de Dios. 2. Este estilo de vida anacorética, tan presente en la primitiva Iglesia con los Padres del desierto (Antonio, Pacomio, Pablo, Hilarión, etc.), que define muy bien el perfil propio de la vida anacorética, fiel al Jesús del evangelio orando solo en la montaña, fue la primera forma de vida consagrada reconocida por la comunidad cristiana, junto con las vírgenes dedicadas al servicio de su único Señor y de sus hermanos y hermanas del mundo. 603). alabar y bendecir al Padre de nuestro Señor Jesucristo orando por sus hermanos y hermanas del mundo y evitando posibles pseudoeremitas. humaniza el corazón contemplativo haciéndolo más fraterno. de los cuales tampoco se veía libre el eremitismo los Padres del desierto. que ha venido. siempre presente y actuante. c. empapada de oración contemplativa. sin embargo. llevado por un amor apasionado a Jesucristo. Hay que recordar que nuestra Iglesia de san Pablo y san Fructuoso fue en otro tiempo una de las vanguardias de la vida eremítica. quiere ser la continuadora de aquellos eremitas que se establecieron en nuestras montañas y ser sal y levadura del Reino en estos tiempos. de virginidad por amor al Reino y de disponibilidad evangélica. El eremita. está con nosotros y tiene que venir. Esta contemplación. porque el Espíritu que hace nuevas todas las cosas. Nunca han faltado en la Iglesia familias religiosas con una espiritualidad eremítica (la Camàldula. adorar. como en otros lugares. en el silencio contemplativo. situándose con su contemplación en el corazón mismo de la Iglesia. y también con la actual normativa canónica de la Iglesia y las orientaciones de estos Estatutos. que es obra y gracia del Padre del cielo. Y por eso. en un proceso de renovación de la vida consagrada. y después de unos años de experiencia con los estatutos aprobados ad experimentum el 29 de abril de 1986. será necesario que tenga como base un compromiso serio y público de vida cristiana y consagrada. a vivir en el desierto para dedicar «su vida a la alabanza de Dios y la salvación del mundo a través de una separación más estricta del mundo. Charles de Foucauld …). Nuestra Iglesia metropolitana y primada. y es que el Espíritu. una interpelación a nuestra sociedad del bienestar por la forma radical de vivir los valores del evangelio de las bienaventuranzas. 5. desde hace unos años. En la Iglesia de Occidente. en nuestro mundo. II. Este carisma propio del monje o monja eremita es. EL CARISMA DEL DESIERTO 6. vuelve a estar vivo este carisma de la vida eremítica. solidario y acogedor. 8. pero de manera muy original. 4. Esta recuperación de la vida anacorética. el Carmelo. es una gracia y un don del Espíritu a la Iglesia en general. la oración asidua y la penitencia »(CIC.3. tras el reconocimiento oficial de esta forma de vida consagrada por parte de la Iglesia universal (CIC. el camino personal del monje o monja eremita que. no hay duda. llevados por el amor indivisible a Él. la Cartuja. busca la alegría de amar. 7. el silencio de la soledad. de acuerdo con aquella vivencia evangélica de los Padres del desierto. sin ser del mundo. y muy cerca de Jesús. c. Para que la vida eremítica tenga el reconocimiento conveniente y su validez a nuestra Iglesia. . hoy. 603). está presente. hace que el eremita anticipe y acelere la venida del Reino en nuestro mundo. sobre todo en el Montsant y Samuntà. en el mundo de hoy. es decir. continúa llamando algunos seguidores del Jesús del evangelio. de austeridad y pobreza. no le hace sentirse extraño en la creación ni a los hermanos. de silencio y soledad. quiere reconfirmar oficialmente y a perpetuidad este estilo de vida consagrada y evangélica. Todo esto. el Señor Resucitado. con la radicalidad genuina del monaquismo más primitivo. sin intentar ahogar el Espíritu que suscita en su Iglesia nuevas formas de vida evangélica de acuerdo con las necesidades de los tiempos. Este estilo de vida monástica y eremítica tiene como espacio o lugar de realización el silencio y soledad del desierto más profundo.” Este desierto es un don del Espíritu que crea las condiciones necesarias de silencio y soledad para escuchar la Palabra. 603). ya lo sabemos suficiente. Los eremitas y las eremitas. lo es todo. 11.9. que le lleva a «la intimidad personal con Cristo» (Catecismo n. 13. Se trata de un llamamiento particular a encontrar en el desierto y en el combate espiritual la gloria del Crucificado » (Catecismo de la Iglesia católica. Este desierto al que el Espíritu lleva el eremita pide la debida estabilidad. y a pesar de que esta llamada personal sea plenamente autónoma. Queremos estar siempre abiertos y atentos a este Espíritu que hace nuevas todas las cosas. Si bien la vida supera todas las leyes. la Iglesia establece para la vida eremítica una norma de vida propia y personal. «Escondida a los ojos de los hombres. la vida del eremita es predicación silenciosa de aquel a quien ha dado su vida. gracias al Espíritu. después de hacer el debido discernimiento personal. por la profesión de los consejos evangélicos. 921).n. 14. 603 § 2). con su seguimiento del Jesús del evangelio. después del discernimiento imprescindible y la formación necesaria. c. que es su superior legítimo. III. Esta norma de vida ha de concretar el compromiso personal con la oración. ya sea en forma de voto o de promesa. pero siempre con «una separación más estricta del mundo» (CIC. pobre y disponible. 921). es una señal clara de que no es el Espíritu de Dios lo que a llevado a este cristiano al desierto. haciendo de la ciudad el propio desierto. tanto para el bien de la Iglesia diocesana como para el „eremita mismo. una vez elegido el lugar donde quiere vivir su llamamiento al desierto. fiel al sacerdocio real del bautismo. para él. y esto ya sea en la montaña o la ciudad. 15. Esta norma de vida evangélica se convierte en pública. c. que es la intimidad personal con Cristo ». El monje o monja. 10. característica propia del anacoreta. Estas normas u orientaciones generales quieren ayudar a discernir. LA NORMA DE VIDA 12. CIC. el eremita no cambiará sin hablar con el Arzobispo o con su delegado. porque. dedicándose totalmente . «muestran a cada uno este aspecto interior del misterio. de la Iglesia. El eremitismo itinerante (tombaire en el original). Por ello. hace de su vida una liturgia constante. de acuerdo con las palabras bíblicas: «Le llevaré al desierto y le hablaré al corazón. en manos del Arzobispo. virgen. garantía de autenticidad. bajo la guía del obispo diocesano (cf. lo que en nuestra Iglesia de Tarragona se entiende y se reconoce como vida eremítica o anacorética. ya que lo hace sentir en solidaridad y comunión con los hermanos y hermanas. que acogía en su corazón contemplativo la Palabra del Señor. no pueda animar la asamblea eucarística y llevar la . la madre de Jesús. n. 921). c. Con un constante discernimiento en el Espíritu. el eremita verá que estorba el verdadero silencio y rompe la soledad del desierto donde ha aceptado vivir siguiendo la llamada de este mismo Espíritu. y ello tanto en cuanto a visitas como correspondencia. ya que el desierto es. Tendrá de los acontecimientos tan sólo aquella información necesaria que le ayude a rezar más intensamente por sus hermanos y hermanas del mundo. Esta oración contemplativa y constante dará un sentido de trascendencia y esperanza cristiana en toda su vida. a la hora más adecuada. en caso de necesidad. 20. «Escondida a los ojos de los hombres. Esto no quiere decir que. Las relaciones humanas. la experiencia cristiana más característica del eremita. «La contemplación de las cosas divinas. c. ni llevará habitualmente a cabo en la parroquia ningún tipo de actividad catequética ni social organizada. familiares y sociales del eremita serán siempre fraternas. para él.a la alabanza de Dios. Y le da. un desierto donde Dios habla al corazón de la persona y donde hay que hacer silencio para escucharlo. La propia norma de vida debe marcar los límites del desierto personal o separación del mundo (cf. un sentido profundo de Iglesia. porque. CIC. 603 § 1)-relaciones familiares y sociales-. la lectio divina. sobre todo la oración litúrgica. cordiales. no formará parte de organismos pastorales. la „asidua unión con Dios en la oración deben ser el deber primero y principal de todos »(CIC. con su silencio y soledad. 663) los que consagran a Dios su vida. teléfono. lo es todo » (Catecismo de la Iglesia católica. 19. Toda su vida de fe se nutre de oración que hace crecer en el conocimiento. Le es una invitación constante la presencia sacramental y familiar del Señor en la ermita. como María. cosas que si bien son buenas. Son una ayuda a la Liturgia de las Horas. diocesanos o parroquiales. Más que dedicar un tiempo a la oración cada día. el eremita convierte todo el día en oración. el Señor. orando constantemente al Padre por la salvación del mundo. comulgando en una pausada celebración litúrgica de la Palabra. 18. haciendo que esté al acecho de la venida del Señor Jesús. 17. empapadas de sencillez y de caridad evangélica. 16. con la debida autorización. etc. viajes o salidas de la ermita. y una ayuda reconfortante la comunión diaria. y con el consentimiento habitual del Arzobispo. Así pues. el deseo y la amistad de Jesús. corresponden a otros carismas en la Iglesia. del que se ha enamorado y por quién lo ha dejado todo. la vida del ermitaño es predicación silenciosa de aquel a quien ha dado su vida. por ausencia del presbítero. Este es su carisma y esta es su misión eclesial. no por verse limitado o limitada en su libertad. espacio a aquellos imprevistos imposibles de programar que vienen exigidos por la educación o la caridad. 26. CIC. constará en la Guía del Arzobispado. fiel a la consigna monástica “ora et labora” para ganarse el pan de cada día. lo practica el eremita según el espíritu amistoso y evangélico que debe animar siempre su vida. sin embargo. c. Se le recomienda que en ciertas fiestas y tiempos litúrgicos intensifique esta compunción del corazón con vigilias de oración y días de ayuno más intenso. 25. sin compañía. Este horario puede ser diferente según la época del año. con la dirección postal de su ermita. La misma norma de vida del anacoreta determina de qué manera quiere vivir el sentido cristiano de la penitencia. están obligados por la ley divina a hacer penitencia »(cic. y más aún si es con la propia comunidad. que no son a veces una buena ayuda para su vida de silencio y soledad. como miembro que es por su consagración a la Iglesia diocesana. dando. 21. Y eso. sin comodidades. sin seguridades temporales. La acogida por unos días de alguna comunidad contemplativa conocida puede ser una buena ayuda para reafirmar su propósito de fidelidad al llamamiento personal al desierto y edificar mutuamente. sino para sentirse confirmado o confirmada en esta fidelidad al propio carisma de silencio y de desierto. El horario le ayudará a aprovechar el tiempo ya evitar la ociosidad. también. el eremita se ajustará su horario personal. en el caso de pertenecer a un instituto de vida consagrada de acuerdo con lo que hace a esta experiencia eremítica. lo hará saber al arzobispo. Esta penitencia se concreta en un estilo de vida pobre en todo. y a la plena libertad de los hijos de Dios. o a su delegado. de la penitencia. bajo la guía del que ha de vivir. Si «todos los fieles. Cuando por necesidad o caridad deba dejar la ermita durante quince días o más. según la definición eclesial de vida eremítica (cf. Con este sentido de penitencia. 22. El acogimiento. con esa prudencia que le hace huir de las visitas de curiosos y los profesionales de la información. c. 27. así como a las posibles idas a visitar a la familia para cumplir con los deberes de piedad filial o de relaciones familiares. tan propio de los Padres del desierto. cada uno a su manera. El horario dará prioridad a los espacios de oración. siempre habiendo hecho el debido discernimiento y con el consejo de su maestro espíritual. 23. Este estilo penitente va llevando el eremita en la conversión del corazón. 24. y ocasionalmente podrá ser convocado o convocada a salones adecuados. una vida necesariamente obligada a la ley del trabajo. a las horas obligadas de trabajo y al tiempo de descanso necesario. 603). para dar testimonio de su opción por el desierto. a una austeridad de pobre. que presentará a la aprobación del Arzobispo o de su delegado. ya que normalmente suele regirse por las horas de sol. 1249). un rasgo fundamental de su opción por el desierto. a una confianza total en el Padre celestial que cuida de las flores del campo y los pájaros del bosque.comunión a los enfermos de la parroquia. . pero. el eremita hace. Aunque su presencia «sea escondida a los ojos de los hombres». además de asimilar todo lo que hemos dicho del carisma del desierto. puede ser el recurso momentáneamente fácil para personas inquietas. El discernimiento. Y es que la vida eremítica es una gracia de vocación cristiana que conlleva una fuerte exigencia de oración personal. Con fidelidad a esta “norma personal de vida» bajo la guía de el Arzobispo.28. que puede ser muy bien otro u otra eremita con experiencia que le ayude en este discernimiento y formación inicial. IV. o mejor el pseudo eremitismo. como en tiempos de los primeros Padres del desierto. la experiencia ayudará a discernir si es una verdadera vocación o el radicalismo de un nuevo convertido. de silencio contemplativo. inmaduras o descontentas de todo. en primer lugar. con la guía del Arzobispo o de su delegado. el tiempo que viva como eremita en nuestra Iglesia. etc. Al hacer el discernimiento necesario hay que tener presente que el eremitismo. Esto les ayudará a ver que no es ésta. de soledad y penitencia. pero velando por las exigencias de este estilo de vida. Si se trata de una persona de la que el Arzobispo duda que sea llamada por el Señor a esta vida de desierto y de silencio. el cierre en los propios intereses y la piedad personal. inestables. según la doctrina de los Padres del desierto. comprenderá. inconstantes. La formación 33. es decir: la independencia de todo vínculo eclesial. necesita. Ayuda a este discernimiento. Catecismo de la Iglesia católica. la impermeabilidad de cara los demás prescindiendo de todos. La persona que se siente llamada a este estilo de vida evangélica tendrá su maestro del espíritu. Esta decisión debe ir acompañada de una larga reflexión y de una intensa oración para ver cuáles son los caminos de Dios. la autorización escrita del superior competente y aceptar estos Estatutos. una ascética firme y constante de fidelidad a la . La formación inicial. que. Aún así se les puede admitir a un tiempo de experiencia. impropias del auténtico eremitismo. 30. 31. instalarse en una vida fácil y mediocre manteniendo unas apariencias de pobreza y soledad que no son otra cosa que romanticismo. 921). el eremita «encontrará en el desierto y en el combate espiritual la gloria del Crucificado »(cf. la voluntad propia. EL ITINERARIO DEL DESIERTO El discernimiento 29. no hace falta decirlo. Esto exige de la persona bautizada que se cree llamada a este estilo de vida en la Iglesia. Si es miembro de una familia religiosa. el orgullo espiritual para creerse fiel a el evangelio. conocer las posibles desviaciones. que haga un serio discernimiento de esta llamada antes de tomar ninguna decisión. la llamada de Dios. durará al menos tres años. 32. debe acompañar el eremita en su opción por este estilo de vida evangélica en el seguimiento de Cristo. Pasado este tiempo de discernimiento. sobre todo. Unos y otros. por su parte. a través del Arzobispo o de su delegado. etc. 37. «antes de la profesión perpetua. el Arzobispo reconoce al eremita como consagrado a Dios en la Iglesia. si el sitio es de la Iglesia. convocadas periódicamente por el Arzobispo o por su delegado. Pueden ayudar las reuniones fraternales. a la parroquia a la que pertenece la ermita. c. de manera que el eremita se sienta vinculado a la Iglesia diocesana a través de la comunidad parroquial. según la ley de la Iglesia para las personas consagradas. antes de que experimente la vida comunitaria en algún monasterio que benévolamente lo acoja durante un tiempo discrecional. conl trabajo personal a cambio de la acogida. por tanto. la oración en común de personas que han hecho una misma y difícil opción. espirituales e históricos necesarios para iniciarse en la vida monástica eremítica.oración. queda adscrito a nuestra Iglesia diocesana. La persona que no viene de un instituto religioso. la abadía de una parroquia del mundo rural. En este estilo de vida en soledad son muy necesarios estos encuentros para tener un diálogo y contraste de experiencias y. buscará los sitios idóneos para vivir los fieles llamados por el Espíritu. según la capacidad y el nivel ya conseguido por el aspirante. discreta y edificante entre las personas que han hecho esta misma opción por el desierto. en un primer momento por un plazo de tres años. CIC. ya sea con votos o promesas y. dentro de la celebración eucarística y ante la comunidad cristiana del lugar. o en núcleo urbano. El lugar puede ser una ermita tradicional. . debe ser permanente y sin desánimo. con la estabilidad necesaria propia de este estilo de vida consagrada. la escucha de Dios. que el eremita debe vivir intensamente. Se admite también la creación de Lauras. notificandose al obispo correspondiente. se intentará que no viva sola en la ermita. tanto como sea posible. al silencio. de formación y de prueba. 34. La formación. 35. evitando posibles evasiones piadosas. 38. a la soledad. o bien con el propietario del lugar. y con un convenio escrito con el Arzobispado que concrete las condiciones de la ocupación y estancia. después de una forma definitiva. catequéticos y teológicos. sin experiencia de vida consagrada. 668 § 1). Estas reuniones generales no excluyen ni impiden la visita fraternal. Ni que decir tiene que esta formación comprenderá también los aspectos bíblicos. como pueden ser excesivas lecturas espirituales . Si es miembro profeso perpetuo de un instituto religioso. mediante la profesión pública de los tres consejos evangélicos (cf. y. La Iglesia local. 603 § 2). no hace falta decirlo. sobre todo en los tiempos fuertes de la liturgia. valdrá la misma consagración hecha y sólo hará una promesa especial que lo vincule como eremita a la Iglesia local. Si es clérigo extradiocesano. c. Esta profesión pública o promesa especial en manos del Arzobispo se hará. por la profesión perpetua. harán testamento que sea válido también según el derecho civil »(CIC. El compromiso 36. sino para discernir esta fidelidad a la pobreza evangélica. profesados de manera pública y eclesial. poniendo siempre. a las realidades temporales ni a los eventos sociales. pero con la independencia propia de cada eremita.tradicionales otros tiempos en el desierto contemplativo. 40. . aceptando las normas establecidas en estos Estatutos. Vivirá del fruto del su trabajo. hagan opción por el monaquismo eremítico. que vive «su propia norma de vida ». dará siempre un testimonio de confianza en el Padre que tenemos en el cielo y que es la fuente de toda subsistencia. aunque sin hacerse extraño a los demás. también. Sin estar nunca ocioso o ociosa. su salud física y estado de ánimo y estarán atentos a los problemas que puedan surgir de este estilo de vida evangélica. El Arzobispo o su delegado tienen el compromiso de velar por estas personas que. 41. Hay que vigilar que el trabajo no se coma el tiempo señalado para la oración y se convierta en una evasión peligrosa cuando se siente desgarradora la soledad del desierto. la confianza en la providencia del Padre que tenemos en el cielo. eliminando egoísmos y cierres estériles. etc. ya que para el monje o monja eremita la única riqueza ha de ser aquel que llena el corazón de quien lo busca. un testimonio pascual de las realidades que han de venir y que serán definitivas en ese estado de resucitados. tan propia de la vida anacorética. pero sin la inquietud que quita la paz del corazón. el mantenimiento. Compartirá con los pobres y necesitados el fruto del su trabajo. velarán por su vida espiritual. 42. Se pondrán también de acuerdo para los gastos de mantenimiento y conservación de la ermita. El Arzobispo y el eremita buscarán juntos la solución a los problemas de asistencia sanitaria y de vejez. trabajo que hará en la ermita o a su alrededor dedicando las horas laborales necesarias para sacar su abastecimiento y que le sirva también de ocio. que lo ha llamado al silencio contemplativo del desierto para “hablarle al corazón». sus gastos. 39. Al menos una vez al año revisará. Demostrará que hoy y aquí el Señor puede llenar y desbordar de amor toda una vida. Estos consejos los vivirá como expresión de amor a Jesucristo esperanza en Él. con el Arzobispo o su delegado. Compromiso del eremita es vivir con generosidad constante y renovada en el seguimiento de Cristo. «cuando los hombres no tendrán mujer ni las mujeres tendrán marido ». los viajes. La pobreza eremítica es un compromiso radical que reduce los gastos a los mínimos indispensables en cuanto a la casa. dé con alegría y esperanza un testimonio de amor total y universal al Padre ya los hermanos. teniendo presente que la presencia del eremita es una garantía de seguridad y mantenimiento para el edificio que ocupa. procurando que no sean onerosos para nadie. La virginidad por amor al reino del cielo es un compromiso de amor apasionado a Jesucristo que hace que el eremita lo busque por encima de todo. sin embargo. Será. con una vivencia fiel de los consejos evangélicos. y esto no por un afán de control. según la norma propia de vida. Si alguno o alguna eremita no cumpliera estos Estatutos y su manera de vivir no se ajustara al espíritu de la vida eremítica. Y es. Por encima de todo. y también a los consejos y orientaciones del maestro del espíritu. durante el tiempo de prueba. de ser una persona plena y contagiosa de alegría pascual. su fuerza y su esperanza. Como contemplativo o contemplativa valora su misión especial en la Iglesia. el compromiso evangélico que determinará y garantizará el auténtico monje o monja eremita. Jesús. El alejamiento del desierto 45. también. aunque parezca un contrasentido. lo acompaña con su ejemplo. Y eso lo hace sentir feliz en medio de las incomprensiones y críticas de la gente por su aparente inutilidad pastoral. después de la debida corrección fraterna. que lo ha llamado a vivir las bienaventuranzas con una fidelidad generosa y total al Espíritu. encontrando en el desierto y «en el combate espiritual la gloria del Crucificado »y Resucitado (Catecismo de la Iglesia católica. El eremita ha encontrado ese tesoro escondido. busca a aquel que es fuente de alegría y que siempre le sale al paso. quizás. puede hacer su voluntad. incomprendido y perseguido. y «lleno de alegría. Es docilidad a los rasgos característicos que acreditan una verdadera vida monástica eremítica. . fidelidad a el evangelio de Jesús. 921). Será un alejamiento definitivo del desierto.43. éste podrá hacer público mediante un decreto que la Iglesia local no lo reconoce como eremita. sin posibilidad de retorno en esta nuestra Iglesia.44). el Arzobispo podrá. 46. tras el debido discernimiento y habiendo hablado con el Arzobispo o su delegado. Esta obediencia es docilidad a las mociones del Espíritu y se concreta en una sumisión a la guía de el Arzobispo. su experiencia de desierto en cualquier momento en que crea que no es este su camino. similar al de aquel hombre que encuentra un tesoro escondido en un campo. se va a vender todo lo que tiene y compra aquel campo »(Mt 13. Buscar siempre y en todo la voluntad del Padre es una exigencia quizás más fuerte en el hombre o la mujer que vive en el desierto y que más fácilmente. La obediencia será. que decía: «Hágase en mí según tu Palabra. Una vez hechos los votos o promesas. una vida orante y fraterna escondida en Dios. si cree el profeso o la profesa que ha de abandonar este estilo de vida consagrada. El eremita tiene el compromiso. después de seria reflexión y de hablar con su maestro del espíritu expondrá por escrito al Arzobispo las causas que lo mueven a pedir la dispensa de los votos y el retorno a la vida secular. n. invitarle a dejar este estilo de vida. Y en el caso de no aceptar la amonestación del Arzobispo. se esfuerza en vivir para Él. del gozo evangélico del Reino. el primer eremita que vivió. 47. sobre todo. dentro de la libertad y autonomía propias de este estilo de vida.” 44. muy unida a su maestro y amigo. con la docilidad de María de Nazaret. El aspirante a la vida eremítica puede interrumpir. 10 de enero de 2006 Joaquim Claver Caselles Secretario general y canciller Traducido del original con Google traductor. sin embargo.48. Tarragona. Sellamos en documento original por duplicado ya un solo efecto: uno es entregado a la Delegación Diocesana para la Vida Consagrada otro es depositado en el archivo de la curia archidiocesana. Hijo y Espíritu Santo. hasta llegar a adentrarse en el misterio de la Trinidad Santa. por los que se regirá la vida eremítica en el ámbito de la archidiócesis de Tarragona. el eremita irá viendo confirmada su fidelidad en los momentos difíciles de su camino por el desierto. la Virgen fiel. en el Señor que nos salva. . a la que sea dada toda gloria por los siglos de los siglos. Confiando. Arzobispo de Tarragona de fecha de 10 de enero de 2006. Certifico que los presentes Estatutos. Padre. corregido por equipo de Hesiquía. compartiendo el pan y el vino eucarísticos y contemplando constantemente a María. atento a su Palabra. han sido aprobados por decreto del Sr.
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