Enrique Congrains Martín.doc

March 30, 2018 | Author: kindesito | Category: Novels, Lima, Peru, Literary Realism, Short Stories


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Enrique Congrains Martín(1932- ) 1. Biografía Enrique Congrains Martín, narrador peruano, nacido en Lima, perteneciente a la llamada generación del 50, cuya obra se caracteriza por el tratamiento realista de temas urbanos. Es autor de cuentos y novelas, y se le considera el iniciador del realismo urbano en el Perú, centrándose por primera vez un narrador de este país en esta temática. La suciedad, la tristeza, el hambre y la protesta son una constante en sus primeras obras, en los años 1950. Su estilo ha evolucionado en obras más recientes, tras varios años sin publicar, hacia uno más libre en la técnica y con temáticas con interés por lo fantástico y lo futurista. Cuando se inició literariamente encontró grandes dificultades para publicar en el reducido medio editorial limeño, por lo que, animado por un espíritu a la vez aventurero y práctico, se encargó personalmente de todos los aspectos del mercado del libro: impresión, edición, distribución y venta a domicilio, primero en su país y luego en otros lugares de América. Esta experiencia le dio un conocimiento directo de la vida social peruana, que se refleja en su obra y que lo llevó a crear empresas culturales y a explorar otros campos comerciales, donde tuvo grandes éxitos y fracasos. Con un estilo despojado y directo, cuyo lirismo surge de la observación precisa y la identificación con la vida marginal de las barriadas limeñas, reveló a los lectores una Lima poco conocida, atroz, violenta y bullente de vida. La lucha de los desplazados para sobrevivir cada día a su propia miseria es el gran tema de Congrains, como puede verse en sus libros de cuentos Lima, hora cero (1954), Kikuyo (1955) y, sobre todo, en su novela No una, sino muchas muertes (1957), que es un desgarrador testimonio del trabajo clandestino que convierte a enfermos mentales casi en esclavos y en la que se basó la película Maruja en el infierno (1983), del director peruano Francisco Lombardi. Tras cinco décadas de silencio literario, etapa en la que Enrique Congrains residió en Venezuela y Bolivia, en 2008, publicó El narrador de historias, una novela futurista cuya trama se desarrolla en el año 2075 en Sudamérica. 2. Obra literaria En la década de 1990, el proyecto más ambicioso de Congrains fue el Multidic, un diccionario de diccionarios. Fue el director de orquesta de un grupo de gente especializada, que llegó a componer 108 diccionarios especializados, que englobaban todas las actividades del quehacer humano, incluido uno dedicado a los personajes de ficción. La expansión tecnológica de esos lamentablemente, la iniciativa de Congrains. años frenó, "Mientras estaba haciendo el Multidic, Bill Gates lanzaba Encarta (1996). Si el Multidic lo hubiese hecho en la década de 1970 o 1980, habría sido importante. Ya estaba entrando el diccionario electrónico, que, además, se puede comprar pirateado. Además, mi impresor, por razones estructurales de la propia empresa, quebró". Desde Cochabamba (Bolivia), Congrains comenzó a planear su retorno a la literatura. La primera novedad, es un libroobjeto: Gallinita portahuevos, al que denomina "juguete literario", a manera de los juguetes teatrales."Es la historia de dos estudiantes de La Cantuta, hombre y mujer, a quienes les doy el encargo de que me preparen un libro de 56 manualidades", dice. "Dicho libro existe: es el Libro de oro de las manualidades. Le inventé una historia que acompañaba los testimonios alternados de ambos muchachos. Es una historia de amor porque son estudiantes humildes, muy pobres ambos, y poco a Chile ocupa la provincia de Mendoza. El plazo para escribir el artículo es de un año. Para mí. También contiene elementos eróticos. Se hace llamar a sí misma Nave Editora. quiero hacer novela de temática universal". El continente sudamericano ha alterado su equilibrio geopolítico. algo presente en todos mis libros. Un narrador oral se involucra en una conspiración internacional. "Se trata de una novela divertida. a la que podrán acceder si describen su mundo y su civilización en un texto de 999 palabras. Los capítulos de El narrador de historias son titulares periodísticos". El narrador de historias se ambienta en un futuro posible. "En vez de escribir novela peruana. Dicho encargo origina una serie de discusiones en todos los países. La ONU instala un protectorado en la zona de conflicto.. en 2075. Asimismo. La novela versa sobre nuestra imposibilidad para ponernos de acuerdo sobre el contenido del texto. le voy mucho a la cuestión periodística. significó cambiar completamente hacia un ritmo denso. Perú. Una nave espacial es descubierta en el desierto de Nasca. idiomas y culturas. En ediciones no venales se encuentran sus siguientes libros: El narrador de historias y 999 palabras para el planeta Tierra.. neutral.poco se van enamorando hasta que terminan conviviendo como pareja". ¿Podrán los seres humanos ponerse de acuerdo alguna vez en algo? . En "999 palabras. Dos novelas singulares por la trama y porque no recaen en los motivos convencionales de nuestra literatura. debido a que Brasil anexiona a Paraguay. y Argentina hace lo mismo con Bolivia. viene de un planeta donde se producen libros y tiene un encargo especial para los terráqueos: formar parte de la Gran Enciclopedia Intergaláctica.". En represalia. reflexivo. Estados Unidos le regalará al Perú un submarino nuclear.. en "999 palabras. Por eso. quizás la más productiva y la más entusiástica en cuanto a la propia vitalidad literaria de Congrains se refiere. el absurdo y los futuros posibles caracterizan esta nueva etapa.que no se trata de una novela propiamente de ciencia ficción.. Aquí funciona esa idea tan absurda de los estadounidenses para trasladar la nave a una base secreta. El embajador norteamericano se entrevista con el presidente peruano y le dice que se quieren llevar la nave espacial a Estados Unidos. Esta nave espacial no tripulada llega al norte de Nazca para invitarnos justamente a participar en la enciclopedia.Aunque Congrains sostiene – en una entrevists que nosotros para efecto de nuestra A´rea de Comunicación VII. transcribimos. Los norteamericanos la localizan con satélites. ¿Cuál es el sentido de la aparición en nuestro planeta de la nave editora? Parto de una cosa lógica. En compensación. El presidente peruano rechaza totalmente la propuesta. con la intención de desarmarla y de extraerle toda su tecnología (aunque esto no lo dice). Si se ha desarrollado vida inteligente. pero sobre todo a partir de la búsqueda de inteligencia extraterrestre. es lógico que alguna inteligencia superior inicie el proyecto de una enciclopedia intergaláctica que incluya a los planetas con vida inteligente. . desarmarla y extraerle sus secretos tecnológicos. Estamos frente a un escritor aparentemente distinto del iniciador de la temática urbana en la narrativa peruana contemporánea. 999 palabras… plantea la posibilidad de vida en otros planetas. El humor." se mantienen la alegoría y la ironía propias de este género especulativo. la novela comienza cuando encuentren planetas con esta característica y lo inviten a poner su página en la gran enciclopedia intergaláctica. Al comienzo de la novela hay algo como una pugna en la que se mete Estados Unidos. desprenderse o apoyarse en ella para pegar un salto e ir mucho más lejos. Españoles pobrísimos que en realidad se habían metido en la hermandad para huir un poco del hambre de la guerra civil española. yo estudié en los maristas de San Isidro y era consciente de que los hermanos eran gente que no sabía dónde estaba parada. O sea. económicos. que es la cuota para todos los planetas y que se ha escrito en absoluto consenso. El hijo tiene que romper un poco con la familia. mi madre ultracatólica me traumatizó cuando me dijo que uno de sus ideales era que yo fuera miembro de la Acción Católica. etcétera… Lo que estás mencionando se puede interpretar como que la diversidad cultural humana es básicamente conflictiva… Por supuesto. A lo que me refiero es que 999 palabras… es una sátira porque hasta los homosexuales quiere que se mencione en el artículo una pequeña nota a favor de ellos diciendo que el placer erótico se obtiene tanto por vía heterosexual como por vía homosexual.Sin embargo. porque el hijo que se deje llevar por el padre de la mano se jode. Además. En mi caso. las mujeres arman una cadena en Internet exigiendo que el artículo sea redactado tanto por hombres y mujeres. porque la nave espacial nos pone como condición que tenga 999 palabras. que no sea escrito desde el punto de vista occidental u oriental. Siempre vamos a estar en permanente desacuerdo… Hay desacuerdos entre padres e hijos. por ejemplo. que guste a palestinos y judíos (risas). cualquier intento de haber atacado a la nave espacial hubiera podido crear —esto no se dice en la novela— la destrucción del planeta. la más imposible de alcanzar. étnicos y culturales quizá sea la utopía absoluta del hombre. los gitanos reclaman que se les reconozca como nacionalidad. sino que sea desde el punto de vista que guste a toda a la humanidad. es una de las premisas que fluye de la novela. Creo que si esto se diera en la realidad. También podemos plantear otra lectura: hasta tratar de resolver los antagonismos sociales. Pero eran unos ignorantes. seríamos incapaces de escribir el artículo. Me acuerdo . Ahora. que no aparece en Lima hora cero. el cuento “oficializado”. habérselos dado a un hermano y éste. pero me parece que esa forma de enfocarla es muy válida y que para mí es todo un descubrimiento. pero no creo que yo tenga que llevarme todo el mérito. “El niño de junto al cielo” es el descubrimiento del caos y el engaño de la ciudad… Lo que me llama la atención es que estableces una secuencialidad en Lima hora cero . ¿Qué tan fuerte ha sido influjo del neorrealismo en estos primeros libros? Evidentemente fui marcado por dos autores: John Steinbeck (Las viñas de la ira) y Erskine Caldwell (El camino del tabaco). . está repartido con Julio Ramón Ribeyro (Los gallinazos sin plumas). Por ejemplo. lo cual no le quita el mérito a Ribeyro. porque para mí no es el mejor cuento. “Los Palominos”. ¿Usted comparte esta afirmación? Sí. trata sobre la excursión de una familia de una casa. que de hecho no tuve intención de buscar. No había visto esta secuencia. eso me parece pura pereza mental de los antologadores. en cuanto a “El niño de junto al cielo”. sino en una antología del cuento hispanoamericano. Todos los críticos coinciden en que con Lima hora cero se funda la narrativa urbana en el Perú. siempre como cuatro cuentos bastante independientes en el universo de Lima… Ahora. Jamás fue idea mía. Este libro se publicó 2 ó 3 años antes. en el cuento “Lima hora cero”. Es la primera vez que la ciudad entra en la literatura peruana. me dijo que les faltaba la moraleja final (risas). tan cretino. se describe la manera en que el migrante ocupa un terreno.haber escrito cuentos en secundaria. yo soy ateo. en el sentido de que aparece en todas las antologías. Mi mejor cuento es “Domingo en la jaula de cera”. El siguiente. por lo menos en mi caso. Eran revistas en los antípodas de Etiqueta Negra o Gatopardo. publicaciones de crítica social muy avanzada. De hecho. de Rachel Carson. Cuando yo lo escribí. El cuento “Lima hora cero” está inspirado en una nota que sale en Ya acerca de una invasión junto al Rímac. Toda mi obra narrativa constituye en el fondo un rechazo al mundo de clase media de donde yo provengo. encuentra que “Kikuyo” —no el libro sino el cuento— trata sobre el reino vegetal en pugna con el mundo humano. Otra figura capital. dice que es una novela muy fuerte. antes de publicar No una. Como anécdota. hasta naturalista. Ellos me sugirieron que no lo publicase porque les pareció una novela demasiado chocante. En el prólogo que hace Mario Vargas Llosa. Él y Juan Mejía Baca me apoyaron mucho para promover mi obra. que se portó muy generosamente conmigo. el primer libro que se escribe en el mundo sobre esta problemática se titula Primavera silenciosa. fue Sebastián Salazar Bondy. Él creó dos revistas muy importantes que. pero en el caso de esta novela. Sin embargo. esta vez de tipo ecológico. Ambos vendían tus libros… . Un gran amigo mío. tuvieron un impacto determinante: una se llamaba Ya y la otra Pan. porque veo en éstos esa mirada neorrealista. Gregorio Martínez. el papel de Maruja tiene algo que ver con las mujeres líderes en los asentamientos humanos. sino muchas muertes se la di a leer a mi madre y a mi hermano. la idea de ecología no existía.También veía cine italiano. Ha pasado mucho tiempo. creo que más fuerte era la realidad de Lima en esos años. para revelar la miseria moral de la gente. También hay otro elemento de premonición. No creo que ello sea así. ¿Pero hubo alguna suerte de influencia o aspecto que despertó ese interés en la vida de los migrantes? No hubiera escrito estos libros si no fuera por la tremenda influencia que yo recibí: la figura periodística de Alfonso Tealdo. mirando hacia el parque Universitario. Mejía Baca. sin embargo. pero estoy hablando de él como promotor cultural. Sociológicamente reflejan el abandono del campo y el crecimiento desordenado de los grandes centros de población de todo el mundo. entre ellos yo. “La sequía” de José Bonilla Amado (1927). Pepe Bonilla. te ibas a hacer tertulia… Nunca he sido bohemio. “Los gallinazos sin plumas” de Julio Ramón Ribeyro (1929). Cuando llega Borges a Lima. Siempre llevaba una vida muy metódica y sana gracias al asma. “El niño de Junto al Cielo” de Enrique Congrains Martín (1932) y “Arreglo de cuentas” de Mario Vargas Llosa (1936). Los autores. En esa época todavía estaban los del grupo Narración: Eduardo Gonzales Viaña. en los jirones Azángaro con Cusco. y nos reunimos con Borges en la cafetería que quedaba en la esquina de la librería de Juan Mejia Baca. todos penetran en el mundo cruel en que se crían los niños pobres de una gran ciudad. que son literatos profesionales —algunos se han doctorado en literatura— no se . el trago me hace mucho daño. en el bar Palermo he conocido y he estado con Alejandro Romualdo. Soy asmático. Carlos Eduardo Zavaleta. ¿Y todo ese movimiento era en el Centro de Lima? Sí. reúne a un grupo de escritores. en una iniciativa inconcebible para un librero de esa época. por razones de salud. Zavaleta (1928). ANTOLOGÍA COMENTARIO La nueva promoción de cuentistas peruanos parece haberse puesto de acuerdo sobre una temática: las barriadas de Lima.Mejía Baca sí. Juan Morillo… En el momento de la escritura eras metódico o tenías también tu momento de relajo. “El muñeco” de Carlos E. sino para darle al cuento trazas de la literatura infantil.olvidan de su oficio y saben destacar los dramas personales que resultan de los problemas sociológicos. que él asocia con sus propios diez años. en contraste con el nombre del barrio. un niño para quien la vida es una serie de casualidades incomprensibles. pero en este cuento. resignada. es tan fortuito como la revelación del descubrimiento a Pedro. los toques fantásticos sirven para reforzar el realismo del mundo infantil del protagonista. Junto al Cielo. EL NIÑO DE JUNTO AL CIELO Por alguna desconocida razón. Pedro se hace amigo de Esteban sin malicia alguna. el autor emplea las preguntas retóricas y la repetición para captar la manera de hablar de un niño y para que toda la narración parezca surgir del interior del protagonista. Pero ¿no sería más bien. Desde el principio. Ahí está uno de los aciertos del cuento. el descubrimiento del billete. El encuentro de los diez soles. que . Éste es antes que todo. precisamente al único lugar. se hace no tanto para producir un efecto artístico. sólo después de que éste le cuenta... La incredulidad de Esteban frente a la primera (?) traición de un prójimo se vuelve certidumbre desolada. Esteban había llegado al lugar exacto. En efecto.. El momento en que Esteban se da cuenta de la traición de Pedro coincide con el movimiento vertiginoso de la bestia que quiere tragárselo. La insistencia en la imagen de la ciudad como la bestia con un millón de cabezas. por impulso propio. El mordisquear la galleta es una reacción tan amarga. el tiempo rápido e inmóvil a la vez en la contemplación del juego y en la espera del regreso de Pedro no proviene tanto de la experimentación cubista como de la inconsciencia infantil del paso del tiempo. comienza Pedro a planear el robo. La resistencia inmóvil del niño puede indicar la fuerza inquebrantable del indio estoico. y universal como la del desquite de Puruco en “Campeones” contra la injusticia irracional del mundo.. De la misma manera. el autor no insiste en el carácter indio de Esteban. Aunque la combinación de la fantasía y la realidad en “El niño de Junto al Cielo” hace pensar en el realismo mágico. no hay ninguna duda sobre la realidad del argumento ni sobre la existencia de los dos protagonistas. Vacilante. diez. llegó a una calle y desde allí divisó el famoso mercado. ¿Por qué. un billete que contenía muchísimas pesetas. Sí. Lima. se agachó y lo tomó entre sus manos. diez. del que tanto había oído hablar.“aquello” había venido hacia él? Bajó la vista y volvió a mirar. Recordó: su tío le había dicho que Lima era una ciudad grande. por otra parte. pero después le advirtió que tuviera cuidado con los carros y con las gentes. junto a su vida.. innumerables reales. se detenía y sacaba el billete del bolsillo para comprobar su indispensable presencia. incrédulo. La palabra le sonaba a hueco. el mayorista. ¿Eso era Lima. Había descendido desde el cerro hasta la carretera y. Lima?. . por qué él? Su madre se había encogido de hombros al pedirle él autorización para conocer la ciudad. divisó “aquello” junto al sendero que corría paralelamente a la pista. Diez. tan grande que en ella vivían un millón de personas. le bastaba con saber que se trataba de un papel anaranjado que decía “diez” por sus dos lados. a los pocos pasos. ¿Había venido el billete hacia él —se preguntaba— o era él el que había ido hacia el billete? Cruzó la pista y se internó en un terreno salpicado de basuras. cuántos medios exactamente? Los conocimientos de Esteban no abarcaban tales complejidades y. junto a sus pies.. desperdicios de albañilería y excrementos. ¿Cuántos reales. ¿La bestia con un millón de cabezas? Esteban había soñado hacía unos días. ahí seguía el billete anaranjado. Esteban caminaba unos metros. era un billete de diez soles. Siguió por el sendero. rumbo a los edificios que se veían más allá de ese otro cerro cubierto de casas. Parecía..antes del viaje. otros en otra. Unos muchachos de su edad jugaban en la vereda. hasta que llegue a sentirse parte de ella. Esteban. que también en la ciudad había seres humanos. quizá si cuando llegara a los quince. miró y meditó: la ciudad. desgraciadamente no. El billete llevaba el “diez” por ambos lados y en eso se parecía a Esteban. ahora. en eso: una bestia con un millón de cabezas. Esteban se detuvo a unos metros de ellos y quedó observando el ir y venir de las bolas. unos iban en una dirección. la meta. cuando comenzaba a tener noción de las cosas y de los hechos. quieto. atisbando dentro de la bestia. La gente se movía. los autos. Antes. la infinidad de gentes —algunas como él. otras no como él— y el billete anaranjado. Quizá ahora mismo. por lo visto. pero sólo hasta cierto punto. gente que no se movía incesantemente de un lado a otro. una más. con el billete anaranjado. con la ayuda del billete anaranjado. los edificios de tres y cuatro pisos. ¿Y ahora? No.. jugaban dos y el resto hacía ruedo. Él también llevaba el “diez” en su rostro y en su conciencia. Y ahora él. Diez años no era todo. El “diez años” lo hacía sentirse seguro y confiado. Esteban se sentía incompleto aún. ¿Cuánto tiempo estuvo contemplándolos? ¿Un cuarto de hora? ¿Media hora? . Quizá si cuando tuviera doce. el horizonte había sido fijado en los diez años. con cada paso que daba. quedaba siempre en el centro de todo. el mercado mayorista. había andado unas cuadras y por fin encontraba seres como él. se agitaba. y él. dócil en el bolsillo de su pantalón. Estuvo dando vueltas. Se detuvo. Bueno. iba internándose dentro de la bestia. en el ombligo mismo. Un millón de cabezas y. ¡Lima!. que había lugares muy bonitos. tiendas enormes. —De allá.¿Una hora. pero que ahora pertenecía a esa categoría de colores vagos e indefinibles. —Sí. ah? —volvió a preguntar. este. del cerro —y Esteban señaló en la dirección en que había venido. hombre! —Hola. —¡Hola. calles larguísimas. —se aturdió y no supo cómo explicar que vivía en el cerro y que estaba de viaje de exploración a través de la bestia de un millón de cabezas. todos menos uno. Ése era el nombre y ahora lo recordaba. Era más alto y sus ojos. Fue así como supo que Lima era muy grande.. El chico era más o menos de su misma edad y vestía pantalón y camisa de un mismo tono. acaso dos? Todos los chicos se habían ido. mientras su mano dentro del bolsillo acariciaba el billete. —¿Eres de por acá? —le preguntó a Esteban. —¿San Cosme? Esteban meneó la cabeza negativamente. le había preguntado a su . algo que debió ser caqui en otros tiempos. Esteban quedó mirándolo.. demasiado grande tal vez. susurrando casi. de ahí! —exclamó sonriendo. —¿Del Agustino? —¡Sí. ¿De dónde. cuando se enteró de la decisión de su tío de venir a radicarse a Lima. Una casa.. venía averiguando cosas de la ciudad... le recorrían de arriba abajo—... ah? —se había acercado y estaba frente a Esteban. inquietos. —¿De dónde.. Desde hacía meses. Su tío había salido dos meses antes que ellos con el propósito de conseguir casa. “¿En qué sitio será?”. que había un sitio que se llamaba Callao y que ahí llegaban buques de otros países. —respondió Esteban. . —amistoso y sonriente. ¡Diez soles. no tengo! —¿Dónde vives. cerca del cerro —explicó Esteban. entonces? —se animó a inquirir Esteban... pasaron hombres y mujeres junto a ellos. Las bolsas al bolsillo y los pies sobre el cemento gris de la acera. Te juego. Pasaron los minutos. Dieron algunas vueltas. la frotó en su mano y luego respondió: —En el mercado. siguieron pasando los minutos. —dijo el chico. —Yo me llamo Pedro —tiró la bola al aire y la recibió en la palma de su mano—. cuido la fruta. —¡Mira lo que me encontré! —lo tenía entre sus dedos y el viento lo hacía oscilar levemente. Y el billete anaranjado seguía en el bolsillo. Tiró una bola contra la tierra y exclamó—: ¡Caray. Más y más autos en las calles. Y Esteban era el único que lo sabía. pasaron autos por la calle. persiguiéndose mutuamente. —Yo no tengo casa. Ese lugar tenía otro nombre. ¿El cerro del Agustino. Más y más gentes. Esteban? Las bolas rodaron sobre la tierra. . La choza que su tío había levantado quedaba en el barrio de Junto al Cielo. caray! ¿Dónde lo encontraste? —Junto a la pista. después de un rato.. duermo a ratos. Más y más edificios. Ella tampoco sabía. Los días corrieron y después de muchas semanas llegó la carta que ordenaba partir.. Esteban? Pero él no lo llamaba así. Esteban se sentía más a gusto en compañía de Pedro que estando solo.madre. Esteban lo recordó. examinándolo al detalle—. —¡Caray! —exclamó Pedro y lo tomó. El juego había terminado. ¿ya.. ¡Lima!. ¿Adónde ahora? Empezaron a caminar juntos. puso una mano sobre el hombro de Esteban y le preguntó—: ¿Cómo te llamas tú? —Esteban. Esteban no tenía nada que hacer junto a la habilidad de Pedro. El chico recogió la bola... yo con una libra haría negocios.. ah? —¡Cualquier clase. claro. muchísimas cosas. Nada de eso en sus diez años. que rodó desde la vereda hasta la pista. palabra que sí! —¿Cómo? Pedro hizo un gesto impreciso que podía revelar. Habían dejado atrás el mercado y estaban junto a la carretera.. salvo lo de ese día. asombrándose. ¿De Tarma.. —¿Qué clase de negocios. de Tarma.. a un mismo tiempo. observándolo fugazmente—. Esteban no comprendió.Pedro le devolvió el billete y se concentró un rato. soy de Tarma. palabra que sí. A medio kilómetro de distancia se alzaba el cerro del Agustino. casi inmediatamente pasó un ómnibus que la aplastó contra el pavimento—. —y sonrió tímidamente. Su gesto podía interpretarse como una total despreocupación por el asunto —los negocios— o como una gran abundancia de posibilidades y perspectivas. hombre! —pateó una cáscara de naranja. guardarlo. —¿Una libra más? —preguntó Esteban. no? —Sí. —¡Ah! —exclamó Pedro. claro que sí!. seguro. ni jugando sobre el cemento áspero e indiferente.. —No. no soy de acá. Esteban? —No sé. —¡Pero. Luego preguntó: —¿Qué piensas hacer. él no había crecido al pie de las paredes grises. llegué ayer. Negocios hay de sobra.. se había preguntado: “¿Iremos a vivir a .. —volvió a examinar a Esteban y le preguntó—: ¿Tú eres de Lima? Esteban se ruborizó. Y en unos dos días cada uno de nosotros podría tener otra libra en el bolsillo. en Tarma. No. según Esteban. Antes del viaje. —¡Caray.. el barrio de Junto al Cielo. esperando respuesta. cosa curiosa. —¿Qué clase de negocios se puede. pero. La “cosa” se extendía y se desparramaba. casas en mitad del cerro. ah? —preguntó Esteban. —Oye. y una vez arriba. La mano de Esteban acarició el billete y pensó que podría tener otro billete más.. El auto los dejó al pie de un cerro. Entonces el “diez años” sería esa meta que siempre había soñado. Todas diferentes. Esteban. techos. Entonces Esteban había levantado los ojos y se había sentido tan encima de todo —o tan abajo quizá—. cubriendo la tierra de casas. Muchísimos billetes más. Habían subido. Tomaron un auto y cruzaron calles y más calles. al Callao. que había pensado que estaba en el barrio de Junto al Cielo. preguntó—: ¿Qué clase de negocio? ¿Tendría otro billete mañana? —¡Claro que sí. a Chorrillos: en cuál de esos barrios quedará la casa de mi tío?” Habían tomado el ómnibus y después de varias horas de pesado y fatigante viaje arribaban a Lima. a San Isidro.. por supuesto! —afirmó resueltamente. “Debe ser algún barrio nuevo”. pensó. casas en la cumbre del cerro. Esteban contempló a la bestia con un millón de cabezas. Pedro se sonrió y explicó: . ¿Miraflores? ¿La Victoria? ¿San Isidro? ¿Callao? ¿Adónde. adónde? Su tío había mencionado el lugar y era la primera vez que Esteban lo oía nombrar. junto a la choza que había levantado su tío. —¿Yo?. y otro más y muchos más. —titubeando. edificios. ¿quisieras entrar en algún negocio conmigo? —Pedro se había detenido y lo contemplaba. Casas junto al cerro. más allá de lo que su vista podía alcanzar. todas parecidas también.Miraflores. seguramente. calles. Las ponemos en cualquier sitio. pues en su trabajo le daban de comer gratis. compramos diez soles de revistas y las vendemos ahora mismo. —¿Quince soles? —¡Claro. y tenemos quince soles. ¡Ya vas a ver qué bueno es hacer negocios!. Al poco rato apareció Pedro y empezaron a caminar juntos... convinieron en que Esteban no diría nada.. en la mañana. entusiasmándose—: Mira. Podríamos comprar periódicos y venderlos por Lima. como había recalcado al explicar su situación. y así vienen más rápido. —¿Queda muy lejos el sitio? —preguntó Esteban. convinieron en que venderían revistas y que de la libra de Esteban saldrían muchísimas cosas. quince soles! ¡Dos cincuenta para ti y dos cincuenta para mí! ¿Qué te parece. Esteban había almorzado apresuradamente y le había vuelto a pedir permiso a su madre para bajar a la ciudad. ah? Convinieron en reunirse al pie del cerro dentro de una hora. —Vas a ver qué fácil es vender revistas. internándose dentro de la bestia de un millón de cabezas. la gente las ve y. completamente gratis. saltó la acequia y se detuvo al borde de la carretera. en la tarde. el billete de diez soles.. podríamos comprar revistas. chistes.. Su tío no almorzaba con ellos. ni a su madre ni a su tío. listo. Esteban bajó por el sendero ondulante. Esteban. justamente en el mismo lugar en que había encontrado. palabra. Y si queremos nos ponemos a gritar en la calle el nombre de las revistas. las compra para sus hijos. Luego dijo..—Negocios hay muchos. al ver que las calles seguían ... —hizo una pausa y escupió con vehemencia. aquí o allá. Más y más cuadras. Más y más cuadras. qué lejos había quedado todo lo que hasta hace unos días había sido habitual para él. —¿Cuánto cuesta el tranvía? —¡Nada. —No. cruzaron en dos saltos la pista y se encaramaron al estribo. en el ombligo mismo de la bestia. pasaban veloces. ¿qué esperas? —¿Aquí es? . algunos viejos. El tranvía comenzaba a ponerse en marcha. Parecía que el tranvía se había detenido definitivamente esta vez. Ahora estamos cerca del tranvía y nos vamos gorreando hasta el centro. Todo el mundo se había levantado de sus asientos y Pedro lo estaba empujando. Y los autos. se miraron sonrientes. —¡Corre! —le gritó Pedro. ya no. —¿Adónde va toda esa gente en auto? Pedro sonrió y observó a Esteban.alargándose casi hasta el infinito. otros increíblemente nuevos y flamantes. Qué lejos había quedado Tarma. —Vamos. hombre! —y se rió de buena gana—. Al fin terminó la calle y llegaron a una especie de parque. Una vez arriba. La bestia de un millón de cabezas no era tan espantosa como había soñado. de súbito. ¿adónde iban realmente? Pedro no halló ninguna respuesta satisfactoria y se limitó a mover la cabeza de un lado a otro. rumbo sabe Dios dónde. Lo tomamos no más y le decimos al conductor que nos deje ir hasta la Plaza de San Martín. Corrieron. en el centro mismo. y ya no le importaba estar allí siempre. Esteban empezó a perder el temor y llegó a la conclusión de que seguía siendo el centro de todo. Pero. después de una serie de paradas. dos mujeres y un hombre seleccionaban sus compras. qué tal te trata? —Bien.. suaves. y que la libra se convirtiera en varias más. entristecido... Estaban adentro. El sitio era lo de menos.. baja... entra —le ordenó Pedro. Las contó y volvió a revisarlas. caray!. Desde el piso hasta el techo había revistas. él vive con mi mamá. Esteban veía más gente y la veía marchar —sabe Dios dónde— con más prisa que antes. —Bueno —asintió Esteban. —¿Tú tampoco tienes papá? —le preguntó Pedro. se dijo. Pedro se dirigió a uno de los estantes y fue acumulando revistas bajo el brazo. . Después inquirió descuidadamente—. —Ven. Descendieron y otra vez a rodar sobre la piel de cemento de la bestia.. Tras un portón se veía un patio más o menos grande. y algunos chicos como ellos. ni papá ni mamá —Pedro se encogió de hombros y apresuró el paso. —y bajó la cabeza. mientras doblaban hacia una calle por la que pasaban los rieles del tranvía. como la gente de Tarma? —Después volvemos y por estos mismos sitios vamos a vender las revistas.—Claro.. ¿Y al que le dices “tío”? —Ah. —No.. no tengo. ventanas y dos letreros que anunciaban revistas al por mayor. con gusto. no se mete conmigo para nada. lo importante era vender las revistas. Esteban preguntó—: ¿Y tú? —Tampoco. —calló. ¿Y tu “tío”. Luego de un momento.. —¡Ah. ¿Por qué no caminaban tranquilos. Eso era lo importante. —¡Ah! Habían llegado al lugar. ha venido a Lima de chofer. puertas. pero en seguida dijo—: Mi papá murió cuando yo era chico. al bolsillo de Pedro. —¿Es justo una libra? —Sí. Se instalaron en la Plaza San Martín y alinearon las diez revistas en uno de los muros que circundan el jardín. señora. sonriendo con orgullo. no habría de quedar ninguna.. Esteban vaciló un momento. —Paga —repitió Pedro.. está bueno. justo. La mano del hombre quedó indecisa sobre dos revistas. de seguir así las cosas. Diez revistas a un sol cada una. —Revistas. tintineantes. Quedaban seis revistas y pronto. pero al fin terminó por extraerlo del bolsillo. ¿Cuál. cuál llevará? Al fin se decidió. —Cóbrese. —Está bueno. revistas. Oprimió el billete con desesperación. ah? —preguntó Pedro. Esteban suspiraba aliviado. “Revistas. revistas. Desprenderse del billete anaranjado era más desagradable de lo que había supuesto. revistas. Y las monedas cayeron. no más. —Vamos —dijo. Se estaba bien teniéndolo en el bolsillo y pudiendo acariciarlo cuantas veces fuera necesario.” Cada vez que una de las revistas desaparecía con un comprador. revistas. señor. Esteban se limitaba a .. —y se sintió enormemente agradecido a su amigo y socio. jalándolo. mostrándole las revistas a un hombre gordo que controlaba la venta. revistas.. revistas. —¿Cuánto? —Un sol cincuenta.—Paga. Pedro se lo quitó rápidamente de la mano y lo entregó al hombre. —¿Qué te parece. señor? El hombre se detuvo y examinó las carátulas. ¿no quiere un chiste. . y otra era estar en Lima. no he almorzado.” Listo. —¿Ves ese cine? —preguntó Pedro. con el tiempo. —¿No has almorzado? —No. absorbiendo y paladeando con fruición la vida. revistas. “Revistas. se acostumbraría. exclamaba el comprador. señalando a uno que quedaba en esquina. no he almorzado!. —observó a posibles compradores entre las personas que pasaban y después sugirió—: ¿Me podrías ir a comprar un pan o un bizcocho? —Bueno —aceptó Esteban inmediatamente. “¿Adónde van. Pedro sacó un sol del bolsillo y explicó: —Esto es de los dos cincuenta de mi ganancia. en el centro mismo del universo. ya no quedaba más que una revista y Pedro anunció que eran las cuatro y media. Bueno. chistes. rápidamente. —prorrumpió luego. ¿ya? —Sí... meditaba y sacaba sus conclusiones: una cosa era soñar. me muero de hambre. aunque algo difícil de comprender. y otra revista más que desaparecía en manos impacientes. “Revistas. —¡Caray. allá en Tarma. Dos nada más y ocho desparramándose por desconocidos e ignorados rincones de la bestia. seguramente.observar. Era una magnífica bestia que estaba permitiendo que el billete de diez soles se multiplicara.. Él era el socio capitalista y el negocio marchaba estupendamente bien. pensaba Esteban.. “¡Apúrate con el vuelto”. Eso no importaba. la bestia era una bestia bondadosa. con una bestia de un millón de cabezas. bueno. Ahora ya no quedaban más que dos revistas sobre el muro. . ya sé. amigable. revistas”.. gritaba el socio industrial. Y todo el mundo caminaba aprisa. que se apuran tanto?”. chistes a sol cincuenta. Entró. Entonces. cuando regresara a Junto al Cielo. ni quince soles. Esteban? —Ya. Recibió el sol.. ¿Habría vendido Pedro la revista que le quedaba ? Más tarde. Sí. cualquier cosa. ahí estaba la tienda. lo envolvió en un papel y se lo entregó.. luego. Bueno. El papel era amarillo con letras rojas y negras. cruzó la pista. Esteban puso la moneda sobre el mostrador. Anda y cómprame un pan con jamón o tráeme un plátano y galletas. Llegó al sitio preciso y nada. en el jardín de atrás seguía la envoltura de un chocolate. esperó que pasaran unos automóviles y llegó a la vereda. sigues por esa calle y a mitad de cuadra hay una tiendecita de japoneses. absolutamente feliz. —Déme un pan con jamón —pidió a la muchacha que atendía. ni..Esteban asintió—. ni Pedro ni revista. apresuró el paso.. ¿ya. ¿O se había confundido? Porque ya Pedro no estaba en ese lugar ni en ninguno otro. Sacó un pan de la vitrina. Pensó en ello. —devolvió el pan y quedó indeciso un instante. Veinte o treinta metros más allá había quedado Pedro. ¿no se había . y él lo había notado cuando se instalaron. Miró a su gusto y. Sí. Luego se decidió—: Dame un sol de galletas entonces. —Vale un sol veinte —advirtió la muchacha. prosiguió caminando. hacía más de dos horas. lo haría feliz. atravesó la calle. ¿Cómo había podido perderse o desorientarse? Pero ¿no era ahí donde habían estado vendiendo las revistas? ¿Era o no era? Miró a su alrededor. Pasó junto al cine y se detuvo a contemplar los atrayentes avisos. pasó por entre dos autos estacionados y tomó la calle que le había indicado Pedro. Tenía el paquete de galletas en la mano y andaba lentamente. —¡Un sol veinte!. y diez años no eran ni ocho ni nueve. ¿Y Pedro. en qué lugar de la bestia con un millón de cabezas estaban?. no era necesario asustarse”. Y la gente caminaba más aprisa ahora. ¿Entonces?. ¿Ni Pedro. más... ¿ya Pedro no iba a regresar?... Rápido. Comprendió que. —¿Tiene hora. ¿tiene hora? —le preguntó a un joven que pasaba. Letreros luminosos que se apagaban y se volvían a encender. y los quince soles. rápido. . apúrense. Desgraciadamente no lo sabía y sólo quedaba la posibilidad de esperar y seguir esperando. ni los quince soles.. Decenas de letreros luminosos se habían encendido. Más y más minutos fueron quedando a sus espaldas. y los quince soles. y prefirió no pensar. presurosa. y más y más gente sobre la piel de la bestia. más rápido aún.... y la revista? “Bueno.. Pasaron los minutos. señor? —Un cuarto para las siete. No. hay que apurarse muchísimo más. hundiéndola en la piel de la bestia. de hacerlo.. más. —Gracias. Eso tenía que haber sucedido obligadamente.confundido? ¿Y Pedro. No. ni la revista iban a regresar entonces ?. —Sí... —Señor. las cinco en punto. Él ya tenía diez años. Entonces. señorita? —Sí —sonrió y dijo con una voz linda—: Las seis y diez —y se alejó.. ¡Eran diez años! —¿Tiene hora.. terminaría llorando y eso no podía ser. ¿Entonces?.. Pedro no había ido a buscar sencillo: ya estaría de regreso de ser así. Esteban bajó la vista. pensó. y la revista?. Tal vez había ido con un comprador a conseguir cambio. Pedro no había ido a buscarlo: ya estaría de regreso de ser así. Seguramente se había demorado y Pedro lo estaba buscando. ¿Dónde estaban.. Dejó el muro.. Entonces. la bestia con un millón de cabezas la causa de todo?. Inmóvil. mordisqueó una galleta y... Sí y no. dominándose para no terminar en pleno llanto.....apúrense más. Y Esteban permanecía inmóvil.. su amigo. Pero ya nada importaba.. con el paquete de galletas en la mano y con las esperanzas en el bolsillo de Pedro. desolado.. ¿Pedro lo había engañado?.. se dirigió a tomar el tranvía. ¿Pedro. . ¿O no sería. Y ¿acaso no era Pedro parte integrante de la bestia ?. le había robado el billete anaranjado?. más bien. recostado en el muro..
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