El Pecado Original

March 24, 2018 | Author: Alfred | Category: Original Sin, Divine Grace, Sin, Baptism, Christ (Title)


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INTRODUCCIÓNLa realidad del pecado es un hecho de experiencia humana, no obstante lo que digan ciertas corrientes psicológicas; donde el Concilio Vaticano II le describe como división existencial en el hombre en cuanto a su fin último y ordenación (GS 13), y se complementa con lo que la Doctrina Tradicional menciona, en cuanto a que le define como la situación pecaminosa que vive la humanidad debido a un primer pecado, el de Adán y Eva. Tal doctrina se inició con san Agustín y ha sido asumida por el Magisterio, principalmente por Trento y el CEC 386-396, aunque existen textos explícitos, tanto del AT como del Nuevo que han fundamentado esta doctrina, sin embargo se encuentran algunas cuestiones que van de acuerdo a la cuestión del pecado original, v.gr. ¿Es lícito cargar la culpa de un pecado que no cometimos?; ¿Qué valor exegético tienen los textos bíblicos que han fundamentado tal doctrina?; ¿Cómo compaginar esta doctrina con las objeciones presentadas por la hermenéutica bíblica, la paleontología humana y psicología de las profundidades?, etc. Respondiendo de esta forma:  La exégesis bíblica: Sostiene que esta doctrina tuvo su origen en san Agustín, quien la elaboró en base a dos textos fundamentales (Gen 3 y Rm 5,12ss). Sin embargo, estos textos no son los únicos textos bíblicos que hablan del pecado y su interpretación exegética se dio en circunstancias muy concretas.  La paleontología humana: Ofrece una nueva representación de los orígenes del mundo y del hombre, que frente a un mundo estático, se tiene la imagen de un mundo en génesis; frente a un hombre ya hecho, teniendo la imagen de un hombre, producto de un largo proceso de perfeccionamiento (de una subida de la vida hacia el hombre, no rectilínea, sino a través de una maraña de ramificaciones).  La psicología de las profundidades Considera las capacidades del hombre para actuar bien o mal. El hombre está condicionado por varios elementos que lo posibilitan o lo limitan para actuar bien o mal, como el grado de madurez psicológica, el grado de libertad, la influencia del mal externo, su historia personal, las fuerzas psíquicas, cuyos conflictos experimentamos, etc.  Ante estos cuestionamientos, ¿Cuál será la actitud del teólogo? Recordar que la Biblia ocupa un lugar en la Historia de la Salvación y de la revelación (es puente de diálogo con la historia) y también recordar que el dogma tiene una cierta relatividad, en el sentido que los pronunciamientos dogmáticos se dieron en un tiempo concreto, buscando responder a temas concretos y expresados en un lenguaje cultural concreto. A sí pues, se hará el siguiente ejercicio: 1. Hacer una exégesis y un juicio crítico de los textos que han fundamentado el pecado original. 2. Apoyarse del pensamiento de san Agustín en este tema. 3. Analizar el documento de Trento que se ocupa del pecado original. 4. Analizar los números del CEC que tratan este tema. 5. Presentar una síntesis de algunos pensamientos teológicos contemporáneos, v.gr. Ladaria, Rahner, Flick-Alszeghy, Henri Rondet, Schoonnenberg… Abordándose desde tres aspectos esenciales para el conocimiento del pecado original: Sagrada Escritura, Historia (Magisterio y Tradición) y Teología; ya que nunca ha sido fácil, en toda la historia de la teología de la Iglesia, la reflexión acerca de la universalidad de la condición pecadora de los hombres y su causa. 1. SAGRADA ESCRITURA 1.1. El Antiguo Testamento No existe en el Antiguo Testamento un término preciso y único para designar el pecado, por tanto se pone de relieve matices distintos que muestran la relación con Dios, la que se encuentra negativamente afectada en diversas nociones de mal, injusticia, ruptura con Dios, no ser como Dios quiere, etc. Suponiendo el pecado una previa relación de amistad, oferta libre de gracia y de amor que Dios hace al pueblo elegido y a los hombres en general. El texto clave para hablar del pecado original es Gen. 2-3, donde en el capítulo 2 se presenta el estado de paz con Dios interpretada a la luz del concepto de la alianza, y en el capítulo 3 se desarrolla la cuestión de la tentación de la serpiente, símbolo del mal y muestra la transgresión del mandato divino que habría de proporcionar al hombre y a la mujer la igualdad con Dios, por el conocimiento del bien y del mal. 1 Más, la cuestión de este capítulo, es dar a conocer una síntesis de la historia sagrada en la cual pone de manifiesto el plan de Dios que realizó en el devenir del mundo y de la humanidad; poniendo en relación una cuestión metafísica en cuanto a la experiencia espiritual, social y el origen del mundo. También se detallan las normas de vida mediante la Alianza y la Ley, en relación con el pecado original: problema del bien y del mal, la felicidad y la desgracia, la sabiduría y pecado, condición humana y muerte…2 Al mismo tiempo el relato del pecado original que se muestra en Gen. 3, resalta lo siguiente:  Pertenecen al género etiológico, en el que el autor intenta responder a problemas existenciales y en la cual se busca comunicar una teología mediante el mito, que posee una hermenéutica de símbolos y en los cuales se muestra la imaginación humana, a través ciertas realidades que escapan radicalmente a experiencias sensibles, y en cambio se pone la experiencia religiosa. 1 Cfr. LADARIA Luis F., Teología del Pecado original y de la Gracia¸ Sapientia Fidei, Ed. BAC, Madrid 1993, p.61 2 Cfr. GRELOT Pierre, El problema del Pecado Original, Ed. Herder, Barcelona 1970, p. 50  Es un texto tradicional que se ha tomado como base para la explicación de la doctrina del pecado original.  Los términos lingüísticos (la serpiente, el árbol de la vida y de la ciencia, el seréis como dioses, la mujer, etc.), manifiestan una teología: El pecado en el fruto representa la libertad; la causa no es la serpiente, sino el mal uso de la libertad, por tanto el hombre desafía a Dios El hombre vive ante una encrucijada: el bien y el mal, la vida y la muerte. El hombre, no tiene un saber absoluto. El hombre se autoengaña (seréis como dioses), dándose un pecado prototipo del pecado humano, en el cual comenzó la historia de la humanidad. Hay un prototipo como personaje epónimo (recurso literario que no afirma ni niega nada): Adán Sin embargo hay otros textos dentro del A.T. que se encuentran en conexión con la condición pecadora de todos los hombres, sin que vuelva a reaparecer explícitamente el tema de Adán y de Eva, por ejemplo los que hablan del Diluvio (Gen 6,5ss); los que hablan del pecado de la Torre de Babel (Gen 11, 1ss); los que hablan de la destrucción de Sodoma y de Gomorra (Gen 19, 1ss). Hay, además otros textos que enfatizan la realidad general del pecado. Así, Job se pregunta, ¿es justo ante Dios un mortal? (4,17); también el salmista del salmo 50: “pecador me concibió mi madre”, o el salmo 143, 2: “no entres en juicio con tu siervo, pues no es justo ante ti ningún viviente”; Eclo 25,24, reflejando una actitud machista dice: “por la mujer fue el comienzo del pecado y por causa de ella morimos todos”. En conclusión podemos decir que en el A.T. cuando se habla de la situación de pecado no siempre se pone en relación causal con el pecado de Adán, sino que se ve la universalidad del pecado y la solidaridad en el bien y en el mal, describiéndose como una solidaridad corporativa, donde el pecado de uno afecta a todos. 1.2. El Nuevo Testamento En cuanto al N.T. podemos decir que se enfoca en la cuestión de salvación y reconciliación del mundo a través del cumplimiento de toda la historia salvífica presente en la persona de Cristo. Por tanto nos enfocaremos a dos puntos claves del N.T. que se manifiestan en los sinópticos, Juan y el pensamiento paulino. 1.2.1. Sinópticos Los escritos neotestamentarios sinópticos se mueven, con gran medida, en la misma dirección en cuanto a que dan una clara afirmación del principio de la responsabilidad individual, según la cual cada uno es juzgado según conforme a sus obras, y donde se manifiesta la convicción de que el pecado humano no afecta a aquel que lo comete, sino a todos. Apareciendo el tema del pecado de los padres que hace pecar a los hijos o del que éstos con su actuación se hacen solidarios v.gr. Mt.23, 31-36: los hijos de los que matan a los profetas; Mc.12, 1-12: los viñadores homicidas. Mostrando de esta forma una solidaridad moral y comunidad de espíritu que une generaciones y contemporáneos en cuanto a cuestiones del mal y el bien, el pecado y salvación, etc. 1.2.2. Juan Concibe al pecado como una aceptación negativa, que viene a equivaler el ámbito del pecado, de la oposición a Cristo. Al mismo tiempo este pecado se encuentra presente en todo el mundo y es éste el que Cristo viene a borrar para que en sentido universal del pecado, se de una necesidad de un nuevo nacimiento; y sobre todo pone un paralelismo entre la situación del principio del pecado original y el momento presente de pecado en cuanto al influjo de Satanás. 1.2.3. Teología Paulina Afirmaciones sobre la universalidad del pecado en Pablo le observamos en los siguientes textos: “Todos pecaron y se hallan privados de la gloria de Dios…” (Rom 3, 22) y “Por un solo hombre entró el pecado en el mundo…” (Rom5, 12-21). Insistiendo al mismo tiempo en Rom7 la posibilidad de que se hable del primer pecado, en donde insiste sobre poder del mal y de la muerte que domina la vida del hombre no unido a Cristo, por tanto hace pensar que es una situación general pecaminosa, previa a decisiones de cada uno, determinando la distancia que experimenta el hombre entre lo que deberíamos hacer y lo que hacemos, y que nos lleva a cometer nuevos pecados. Al mismo tiempo presente la un paralelismo entre Adán y Cristo, aunque de signo diverso: si por Adán entra la muerte, por Cristo entra la Resurrección. Y todo esto se fundamentara en la carta a los Romanos, en donde el corpus paulino se enfoca más en referencia al primer pecado aunque manifiestan otros aspectos del pecado, en el texto clave de Rom. 5,12-21:  Afirma la existencia de un primer pecador.  Se habla de una acción pecaminosa que se derivada del pecado de uno solo.  Se afirma una conexión causal entre la acción pecaminosa de uno y la situación de pecado de todos.  Es una perícopa primariamente cristológica y derivadamente antropológica y Adamítica.  Aporta a la doctrina tradicional la fundamentado sobre el pecado original, afirmando el influjo causal del pecado de Adán en toda la humanidad  La intención de Pablo en esta perícopa es explicar la obra de Cristo, no tanto, una doctrina sobre el pecado original. Enseñando que el pecado original está subordinado al evangelio de la gracia. La     1.3. CONCLUSIONES lectura bíblica de la Biblia dentro del A.T como N.T. implica: Ver Rom 5,12 con una intención cristológica, y secundariamente un significado antropológico. Este texto elaborado como doctrina del pecado original; sin embargo, no es el único texto del NT que hable del pecado; hay, además otros textos que descubre otros aspectos del pecado. La universalidad y la dimensión social del pecado es un dato fundamental, tanto del AT como del NT. Es con san Pablo que se pone en relación pecaminosa generalizada con el pecado de Adán. La doctrina del pecado original se ha ido desarrollando hasta llegar a ser dogma. 2. HISTORIA 2.1. Patrística Los padres apostólicos no han desarrollado el tema del pecado de Adán y Eva en relación con la actual situación de la humanidad, sin embargo encuentran algunas alusiones a la entrada de la muerte en el mundo a causa del pecado de Adán y Eva en la 1 carta de Clemente y en la Epístola de Bernabé; al mismo tiempo los Apologetas tienen un interés en el texto de San Justino “el género humano que había caído desde Adán en la muerte y el error de la serpiente, seguía haciendo el mal cada uno de ellos por su propia culpa”. Para unos indica que cada quien es responsable de su pecado, pero también puede indicar que el pecado de Adán, así como la serpiente, indican que son causantes de que el hombre este bajo la muerte y el error. Por ejemplo, Teófilo de Antioquia menciona que Adán nos dejó una herencia a través de la fuerza del pecado que nos domina, siendo así una consecuencia de todos los pecados personales; aunque es a partir de Tertuliano cuando se da una referencia a Adán, en razón del bautismo de los niños, lo que hace suponer que también tienen pecado, dando una conciencia de la situación universal de pecado; también se encuentra la doctrina de Pelagio (que niega el pecado original), que dará ocasión de profundizar la doctrina, más adelante con San Agustín; otro es Irineo de Lyon con quien aparece la idea del haber pecado todos en Adán, siempre en relación con Rom 5,12 ss., y contempla en el pecado la función de la redención. Tertuliano por su parte afirma que toda alma es impura mientras este adherida a Adán y no se adhiera a Cristo (se habla de la necesidad del Bautismo). Cipriano de Cartago habla de los pecados ajenos, que se perdonan a los niños, ya que por haber nacido carnalmente según Adán han contraído el contagio de la muerte, y por último en los padres orientales se encuentra la idea del pecado de Adán como causante de la corrupción de la naturaleza3. Por tanto los Padres apostólicos y apologistas no siempre entienden los pecados personales a partir del pecado de Adán, algunos hablan solo de los pecados personales, otros sí los relacionan, etc. Pero todo esto nos a entender que no se consideraba en ese momento como un dogma el sentido del pecado original, y no será hasta que Agustín justifique su pensamiento en relación a lo que dice Pelagio acerca de la Gracia. 2.2. San Agustín San Agustín es el doctor de la gracia y también doctor del pecado original. Él creó la expresión pecado original. Pero la iglesia debe a San Agustín, más que la acuñación del término, la doctrina sistemática del pecado original. 2.2.1. Puntos centrales de la evolución de la doctrina: En la Obra De libero arbitrio el problema se centra en el mal, del cual San Agustín formula cuatro hipótesis que hacen comprensible la transmisión de una naturaleza degenerada: 1. Hipótesis traducionista: sólo fue creada el alma de Adán y de ella provienen las demás por generación. 2. Las demás almas son creadas por Dios en el momento mismo de la formación de cada individuo humano (creacionismo). 3. Las almas fueron sacadas de la nada y subsisten en el misterio de Dios, pero son enviadas a cuerpos viciados por el pecado de Adán. 4. Las almas preexistentes vienen espontáneamente a los cuerpos mortales y, por ello, son responsables del estado miserable en el que se encuentran. Partiendo de la obra De Diversis quaestionibus ad Simplicianum, escrita hacia el 396 (él mismo después la considerará un momento 3 Cfr. LADARIA Luis F., Teología del Pecado original y de la Gracia¸ Sapientia Fidei, Ed. BAC, Madrid 1993, pp. 72-104 fundamental en el desarrollo de su doctrina), aparece la idea de la massa peccati. El concepto de Massa peccati: propone que desde que nuestra naturaleza pecó en el paraíso, la divina providencia nos forma no según el tipo celestial, sino según el tipo terrenal; es decir, no según el espíritu, sino según la carne, por una generación mortal, y todos hemos sido hechos una masa de barro, lo cual es masa de pecado. 4 La repercusión del pecado de Adán sobre toda la humanidad. Todos nacemos con las consecuencias de este pecado. Aunque todavía no hallamos formulaciones del todo precisas sobre si el pecado de Adán hace a todos formalmente pecadores, toda línea de pensamiento agustiniano, sobre todo en relación con la massa damnata, apunta en esta dirección: se habla de la muerte del alma, la concupiscencia, la solidaridad con Adán, que son tres aspectos de una misma realidad que hay que afirmar conjuntamente. El pecado de Adán ha recibido también ya en esta obra el nombre de «pecado original». Se diferencia así de los pecados que cada uno de nosotros comete personalmente. De esta situación pecaminosa en que todos nos encontramos, nos libra la gracia. 5 Al mismo tiempo el pecado de Adán ha hecho a todos pecadores; en él todos somos uno, luego todos hemos pecado en él; no es un pecado cometido por voluntad propia, sino que todos hemos contraído la culpa de Adán. La doctrina de que el pecado original es un estado de culpabilidad contraída en Adán y que, en virtud de la concupiscencia, se trasmite a todos los hombres; se basa para su explicación en el hecho de que todos estábamos en Adán, no en el sentido de que estuviésemos con él con nuestra forma propia, 4 Cf. SAYES José Antonio, Antropología del hombre caído, el pecado original, BAC, Madrid 1991, p.206 5 Cfr. . LADARIA Luis F., Teología del Pecado original y de la Gracia¸ Sapientia Fidei, Ed. BAC, Madrid 1993. sino por naturaleza seminal. Hay una solidaridad en la naturaleza humana en virtud de la propagación de la especie por el semen de Adán. 2.2.2. Puntos clave de su doctrina Karl Adam define como clave de la doctrina de San Agustín en la plena comprensión del misterio de Cristo redentor. En cierta evolución de su pensamiento, San Agustín no veía la redención de Cristo en todas sus implicaciones. Sólo al momento de comprender la misión de la redención, San Agustín llega a entender y descubrir en su núcleo el dogma cristiano de la redención como dogma central. Puesto que la humanidad está dañada en lo más profundo de su naturaleza, no hay para ella otra posibilidad de redención que una nueva naturaleza, nuestra incorporación a un hombre sin mancha. Fue la lectura meditada de la carta a los Romanos lo que le condujo a la iluminación decisiva sobre la absoluta necesidad de la redención de Cristo y la impotencia del hombre para obrar el bien. 2.3. La reforma protestante Lutero tendrá a ver al hombre bajo el peso y los efectos del pecado como internamente corrompido, necesitado, desde lo más profundo de su ser, la gracia y la salvación de Cristo. Al mismo tiempo dice que el pecado es originariamente un pecado personal de Adán, pero se convierte en pecado propio de cada uno en la concupiscencia que todos experimentamos y con cual se identifica el pecado original. Malanchton contempla también el pecado como la ruptura de la relación con Dios, este es el pecado original. En cambio Calvino piensa en una corrupción de la naturaleza que no viene de la naturaleza misma, sino que ha empezado después de la creación. 2.4. Concilio de Trento El concilio de Trento se ocupó del tema del pecado original en su sesión V. Fecha: 17 de junio de 1546. Estructura: un proemio y seis cánones. El proemio expone brevemente las razones del decreto: los nuevos problemas que se han planteado en torno al pecado original. Se alude primordialmente a Lutero y a sus seguidores, pero posiblemente Erasmo, al que algunos acusaban de haber vuelto al antiguo error pelagiano de la transmisión del pecado por imitación. (Erasmo afirma que en Rom 5,12 no se hablaba del pecado original). 2.4.1. Durante el Concilio No se discuten cuestiones de escuela, ni sobre la esencia del pecado original. Asume la doctrina de los concilios anteriores, particularmente los C. de Orange (sobre justicia, santidad y, servidumbre bajo el pecado); Concilio de Cartago (que condena a quien niegue que los niños sean bautizados), y responde a errores planteados por los reformadores. Define el pecado de Adán como hecho histórico, que trae para él la pérdida del estado de justicia y santidad en el que de hecho había sido constituido, ninguna parte del alma de Adán habría quedado ilesa después del pecado.. A todos los hombres se les han transmitido no sólo las penas, sino el verdadero y propio pecado que es la muerte del alma. Este pecado se transmite por propagación y no por imitación, y se perdona sólo por los méritos de Cristo concedidos en el bautismo tanto para adulto como para niños. Toma la postura de San Agustín en la cual según él, es evidente que después del pecado todo el ser del hombre ha quedado afectado, todas las partes del alma; los Padres de Trento no quieren negar en absoluto lo anterior, pero quieren salvaguardar la relativa integridad de la «naturaleza» humana después del pecado. La transmisión del pecado original en el pensamiento de Sto. Tomás: 1. considera la concupiscencia sexual como desorden habitual, y es, en ese sentido, vehículo transmisor del pecado original. Considera que el alma es creada para el cuerpo en orden a formar con él una naturaleza humana total. La forma está proporcionada al sujeto que va a perfeccionar, de modo que es recibida en la materia según la disposición de la misma materia, puesto que lo que es recibido se conforma al recipiente. Un cuerpo sometido desde el pecado de Adán al dolor y a la concupiscencia impregna a la forma. 2.4.2. Contenido general del Concilio Los cinco primeros cánones tratan directamente del tema del pecado original, el sexto hace una salvedad respecto de la Virgen María, a la que no quiere aplicarse nada de lo que en el decreto se dice sobre los demás hombres.  Canon 2. Los efectos del pecado de Adán se transmiten a su descendencia; éstos son: La pérdida de la santidad y justicia originales, las penas corporales y en concreto la muerte, y además el pecado, «que es la muerte del alma. (La base bíblica de estas afirmaciones es para Trento Rom 5,12, citado según la Vulgata)  Canon 3. Afirmación central: La absoluta necesidad de Cristo para la salvación, y en concreto para la remisión del pecado original. Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres que nos reconcilia con Dios en su sangre. En la segunda parte se afirma que el mérito de Cristo se aplica a los hombres, adultos y párvulos, mediante el sacramento del bautismo. Se hacen tres afirmaciones importantes sobre el pecado original: a. Éste es uno en su origen, se transmite por propagación y no por imitación, está en cada uno como propio. b. La situación de pecado es, en consecuencia, algo previo a la decisión de la voluntad del hombre, y no es, por otra parte, algo simplemente «aprendido» en el transcurso de la vida por la imitación de quienes pecan ante nosotros. c. El canon termina con una fundamentación bíblica de las afirmaciones precedentes: Hech. 4,12; Jn 1,29; Gal 3,27  Canon 4. Trata principalmente del fundamento y justificación de la praxis eclesial del bautismo de los niños. Los niños, que no han podido pecar personalmente, son bautizados para la remisión de los pecados «para que en ellos se limpie por la regeneración lo que por la generación han contraído», (Jn 3,5: «el que no renazca del agua y del Espíritu Santo no puede entrar en el reino de Dios». Esta cita es una de las novedades introducidas por Trento.  Canon 5. Es el que más directamente se opone a las doctrinas de los reformadores, de Lutero en concreto. Afirma en primer lugar que la gracia que se confiere en el bautismo perdona el «reato» del pecado original; esto quiere decir ante todo que elimina cuanto es propia y verdaderamente pecado, y que éste es arrancado, no sólo no imputado o eliminado sólo en lo exterior, quedando intacta la raíz. La segunda parte del canon afirma la permanencia de la concupiscencia en los bautizados. Ésta concupiscencia que permanece ad agonem, es decir, para el combate, no puede dañar a quienes no consienten y se oponen a ella mediante la gracia de Jesucristo. 2.4.3. Lo decisivo del Concilio Trento confirma la condición pecadora (en el sentido analógico ya señalado) de todos los hombres antes de cualquier decisión personal, y, por consiguiente, la necesidad que a todos alcanza, incluso a los niños, de Cristo salvador y redentor. El Concilio ha puesto las bases de una sana antropología y de una verdadera concepción de la justificación. El hombre ha quedado dañado por el pecado original, pero no destruido, permaneciendo en él la capacidad del libre albedrío y de la libre cooperación con la gracia. Parece que el Concilio aborda los temas para dar una visión completa de la situación del hombre ante Dios, resaltando aquellos aspectos que suscitaban los mayores conflictos en aquel momento concreto histórico. Trento, habla de la inclinación al mal, del libre arbitrio debilitado en sus fuerzas y, por consiguiente, proclive al pecado. El concilio quiere excluir que la justificación sea meramente imputada y no real en el hombre. 2.4.4. Pendientes Nada se dice directamente sobre la suerte de los niños muertos sin recibir el bautismo. No se dice cómo el pecado de Adán es propio de cada uno; tampoco se precisa qué es lo que los niños que no han pecado personalmente «traen» o «contraen» del pecado de Adán; la misma concupiscencia que se dice experimentar, no se define en términos positivos. El concilio no quiso definir la «esencia» del pecado original, para no interferirse en las discusiones entre las escuelas, sino los «efectos» del mismo; ésta es la razón por la que muchas preguntas quedan sin respuesta. 3. TEOLOGÍA 3.1. CONCILIO VATICANO II En su intención de diálogo con el mundo considera el pecado original en relación con los pecados actuales. Lo considera como la incapacidad que tiene el hombre de dominar el mal. Inclinado al mal, el hombre vive una división interna; por sí mismo es incapaz de dominar el mal No habla explícitamente sobre Adán o del Paraíso como realidades históricas; habla del exordio de la historia. Concibe la transgresión como una pretensión interior. Manifiesta la inclinación del hombre al mal (que lo divide) y centra la doctrina en la redención de Cristo 3.2. GAUDIUM ET SPES (n. 13) Creado por Dios en la justicia, el hombre, sin embargo, por instigación del demonio, en el propio exordio de la historia, abusó de su libertad, levantándose contra Dios y pretendiendo alcanzar su propio fin al margen de Dios. Conocieron a Dios, pero no le glorificaron como a Dios. Obscurecieron su estúpido corazón y prefirieron servir a la criatura, no al Creador. El hombre, en efecto, cuando examina su corazón, comprueba su inclinación al mal y se siente anegado por muchos males, que no pueden tener origen en su santo Creador. Al negarse con frecuencia a reconocer a Dios como su principio, rompe el hombre la debida subordinación a su fin último, y también toda su ordenación tanto por lo que toca a su propia persona como a las relaciones con los demás y con el resto de la creación. 3.3. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA Se afirma la doctrina tradicional que considera el pecado de Adán como un hecho histórico ( abuso de la libertad), considerándolo como pecado personal: Todo hombre nace en una condición pecadora por causa de Adán, y por el pecado, la inteligencia y la voluntad humanas han quedado heridas, aunque no perdidas. El bautismo es necesario para quitar el pecado original. 396. "El árbol del conocimiento del bien y del mal" evoca simbólicamente el límite infranqueable que el hombre en cuanto criatura debe reconocer libremente y respetar con confianza. El hombre depende del Creador, está sometido a las leyes de la Creación y a las normas morales que regulan el uso de la libertad6”. 397. El hombre, tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la confianza hacia su creador (cf. Gn 3,1-11) y, abusando de su libertad, desobedeció al mandamiento de Dios. En esto consistió el primer pecado del hombre (cf. Rm 5,19). En adelante, todo pecado será una desobediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad7. 403. Siguiendo a san Pablo, la Iglesia ha enseñado siempre que la inmensa miseria que oprime a los hombres y su inclinación al mal y a la muerte no son comprensibles sin su conexión con el pecado de Adán y con el hecho de que nos ha transmitido un pecado con que todos nacemos afectados y que es "muerte del alma" (Concilio de Trento: DS 1512). Por esta certeza de fe, la Iglesia concede el Bautismo para la remisión de los pecados incluso a los niños que no han cometido pecado personal (cf. ibíd., DS 1514)8. 3.4. LuisF. Ladaria 6 Catecismo de la Iglesia Católica. p. 110 7 Ibid., p. 111 8 Ibi., p. 113 Teología del pecado original y de la Gracia.- El pecado del hombre es la negación de la oferta de amistad de parte de Dios, y por lo tanto no se puede considerar la situación del hombre que ha roto esta relación como equivalente a la condición «natural»9. No es sólo alejamiento de Dios, sino ruptura de la solidaridad entre los hombres, rompimiento de esta gracia de mediación: un obstáculo para que se realice el designio original de Dios10. En esta doctrina no se niega el pecado original originante, pero no se considera éste sin el pecado original originado. De modo que mi pecado está determinado por el pecado de los otros (y de un primero) pero también mi pecado determina otros pecados. Sólo a la luz de Cristo se puede comprender la gravedad del pecado, pues todo hombre fue creado en Cristo y para Cristo. De modo que Cristo es cabeza (origen de la humanidad. El hombre, entonces, no tiene su origen en Adán sino en Cristo). Por eso, es Cristo el que define al hombre. Lo que quiere decir que el hombre fue creado para ser divinizado (cristificado); sin embargo, por el pecado, el hombre quedó caído, herido en su libertad, incapaz de hacer el bien; luego, entonces, necesita ser salvado. Desde entonces la obra de Cristo adquiere un doble aspecto: de redención y de divinización11. La situación en la que el hombre nace es una situación carente de la mediación salvífica de Cristo. De modo que, hay una relación entre el pecado personal (pecado original originado) y el primer pecado (pecado original originante). Así, el pecado original (con el que nacemos) es la situación de imposibilidad de ser mediadores de la gracia de Cristo. Esta 9 LADARIA LUIS F., Teología del pecado original y de la Gracia, BAC, Madrid 1993. p. 6 10 Cfr. Ibid., p. 6 11 Cfr. Ibid., pp. 51 – 53 carencia de mediación se convierte en mediación negativa (de ahí que sea pecado, aunque no entendido como transgresión ni como carencia). El pecado personal, en cambio, es la inserción libremente ratificada en esta corriente de pecado que Adán ha iniciado, donde mi pecado está determinado por esta situación, y se convierte, a la vez, en causa de nuevos pecados. En razón de la dimensión social del hombre y de la dimensión social del pecado, todo hombre nace en incapacidad de mediar la gracia de Cristo; es pues incapaz de mediar para el bien e inclinado a ratificar personalmente esta situación heredada o recibida en los pecados personales12. 12 Cfr. Ibid., pp. 62 - 64
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