El Neotomismo o Neoescólastica

April 2, 2018 | Author: Mila Almanza | Category: Philosophical Movements, Philosophical Theories, Epistemology, Western Philosophy, Metaphysics


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El Neotomismo o Neoescólastica.Corriente filosófica que busca reivindicar el pensamiento de santo Tomás de Aquino en el Siglo XIX; tiene como objetivo el resolver problemas contemporáneos. Es una de las corrientes más importantes de la filosofía cristiana actual, con consecuencias políticas y sociales relevantes, en la que se plantea la comprensión de la Filosofía tomista en las circunstancias presentes. El neotomismo es la forma teológica del idealismo objetivo moderno. En la base de la sociología neotomista figura la utópica y reaccionaria idea de una tercera sociedad, mas progresiva y más justa que el capitalismo y que el socialismo, una sociedad en la cual la Iglesia estará en el poder. Según Octavio Nicolás Derisi el neotomismo es:“Comprensión honda y fidelidad a los principios perennes de la doctrina del Aquinante, por una parte, y discernimiento e incorporación asimilativa de toda verdad contenida en los aportes de la Cultura moderna, por otra". Contenido [ocultar]  1 Orígenes  2 Principios  3 Clases o 3.1 Neotomista española del siglo XVI o 3.2 Neotomista de los siglos XIX y XX  4 Ética  5 Corrientes  6 Teólogos y filósofos Neotomistas  7 Fuente Orígenes Comenzó con la ruptura de la tradición escolástica en el siglo XIV con Guillermo de Ockham que se agravó durante la época de la Ilustración debido a la tendencia a la secularización del pensamiento y a la expansión de la denominada religión natural. En el siglo XIX se producen tentativas en diversos países para reanudar la tradición escolástica. Las primeras ideas del Neotomismo surgieron en el colegio Alberoni, en Piacenza, Italia, en la segunda mitad del siglo XVIII. Este movimiemto se fue afirmando poco a poco con la fundación de la revistaCiviltá Católica, publicada en Nápoles a partir del años 1850 y posteriormente también en Roma. Dentro de este grupo destacan Matteo Liberatore y Gaetano Sanseverino. La consagración del Neotomismo vino con la Encíclica Aeternis Patris del Papa León XIII llamado el papa social, escrita en 1879. En este documento se denuncia la ideología de hombres blasfemos, soberbios, seductores, que se equivocan e inducen a otros al error. Donde se destacan, entre otras, el racionalismo, el materialismo, el idealismo y el positivismo. Aconseja seguir el ejemplo de los filósofos que intentaron en estos últimos tiempos restaurar la filosofía, renovar la preclara doctrina de santo Tomás de Aquino y devolverla a su antiguo esplendor. No se trataba de una reconstrucción arqueológica del tomismo, sino de un resurgimiento vital de un sistema siempre actual. El movimiento doctrinal se reforzó con la creación de centros de estudio de orientación escolástica. Instituciones que tienen su origen en la exhortación de la encíclica Aeterni Patris. Principios Para el Neotomismo toda la filosofía a partir de Descartes era errada, lo que traía como consecuencia la crisis por la que pasa en mundo moderno. Es un Sistema de principios que por estar nutrido de la realidad eterna del ser, han de proyectarse y esclarecerse en él todos los hechos y problemas nuevos que la ciencia y la vida le deparan al hombre; está a la vez abierto a todas las manifestaciones nuevas de la realidad. Nada del ser o, lo que es lo mismo, de la verdad, le es indiferente, sea cual fuere la fuente inmediata. El Neotomismo más que ser un sistema acabado de verdad total, es una visión objetiva de la realidad desde sus principios supremos, con la cual podamos adentraros sin cesar más y más en las entrañas del ser, para iluminarlas en su esencia íntima. Se entrega como un instrumento de indagación y penetración a la realidad del ser, como el instrumento por excelencia. Los principios del Neotomismo más que proporcionar una posesión estética de la verdad, sirven para colocar al ser humano en un contacto fecundo con el ser, del que constantemente se nutren sin acabarlo nunca de agotar. Clases Neotomista española del siglo XVI Es habitual también utilizar el término neoescolástica para calificar a la escuela de Salamanca del siglo XVI; una corriente de pensamiento de gran influencia en la historia de la teología, la filosofía, elderecho y la economía, así como decisiva para entender buena parte de la cultura española posterior. Al frente de esta clase se encuentran Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Luis de Molina, Francisco Suárez, etc. Neotomista de los siglos XIX y XX Es necesario distinguir dos sentidos del término neoescolástica: los intentos de revitalizar la tradición de la escolástica medieval y sus conceptos fundamentales; y, por otra parte, una corriente de pensamiento adscrita a la Iglesia católica que se proponía realizar una nueva síntesis de la fe cristiana y de la racionalidad moderna. En este sentido, el papa León XIII, en su encíclica Aeterni Patris, afirmó que la doctrina tomista, desarrollada por Tomás de Aquino debía ser la base de toda filosofía que se tuviera por cristiana. Con ella, el Papa dio el apoyo incondicional de la Iglesia Católica al neotomismo, promoviendo la aparición de la neoescolástica. Esta encíclica formó parte del impulso realizado por el Vaticano con el fin de que la Iglesia Católica se aproximara a los problemas de su tiempo en multitud de ámbitos. Se planteaba, entonces, la necesidad de construir una nueva filosofía cristiana, para lo cual se requería retomar la antigua filosofía escolástica. De esta manera, la neoescolástica pretendió rescatar el valor de la objetividad frente al relativismo, destacar el valor del realismo frente al idealismo y promover el valor del personalismo. Ética La tarea del hombre es disponer justamente de la libertad donada; desarrollar en sí el principio divino y ver en Dios el medio, el sentido del ser, el modelo moral elevado. Así la ética neotomista llega a la argumentación de un determinado ideal moral, a la formulación de las virtudes morales o virtudes teológicas como son: la fe en dios, la confianza en dios, el amor a dios. Corrientes Se divide en tres corrientes:  Paleotomismo: Conserva intangible la doctrina de Tomás de Aquino.  Neotomismo propiamente dicho: Desarrolla la tesis de Santo Tomás, tomando algunas ideas de la filosofía de la edad media.  Corriente tradicional: Los representantes de esta corriente no tienen como objetivo enriquecer la doctrina tomista, sino mostrar lo que hay de eternamente durable en materia de metafísica. Así, adoptan una actitud defensiva y desafiante frente a los errores de la modernidad, contra la cual erigen el tomismo como un bastión infalible. Teólogos y filósofos Neotomistas  Marie Dominique Chenu  Jacques Maritain  Étienne Gilson  Désiré Félicien  Joseph Mercier  Josef Pieper  Yves Congar  Reginaldo Garrigou-Lagrange  Ángel González Álvarez  Antonio Millán-Puelles  Osvaldo Lira  Leonardo Castellani  Julio Meinvielle  Mariano Artigas  Miguel Ayuso  Rafael Gambra Ciudad  Alberto Caturelli  Tomás D. Casares  Santiago Ramírez  Oswaldo Robles  Auguste Comte  Leonel Franca Neoescolástica El triunfo de Santo Tomás de Aquino, pintura de Benozzo Gozzoli, conservada en el Museo del Louvre. La neoescolástica es el renacimiento y desarrollo de la filosofía escolástica de la Edad Media que tuvo lugar desde la segunda mitad del siglo XIX. No se trata solamente de la resurreción de una filosofía extinta desde tiempo atrás, sino más bien de una regeneración de la philosophia perennis ometafísica que surgió en la Grecia Antigua y nunca habría dejado de existir. Algunas veces, la neoescolástica ha sido denominada neotomismo, en parte porque fue Tomás de Aquino quien dio forma final a la escolástica en el siglo XIII y, en parte, porque tomó fuerza la idea de que solamente eltomismo podía infundir vitalidad a una escolástica del siglo XX. En la primera mitad del siglo XX, se crearon importantes escuelas neotomistas, entre las cuales destacan las de Lovaina (Bélgica), Laval (Canadá) y Washington (Estados Unidos). Índice [ocultar]  1 Neoescolástica española del siglo XVI  2 Neoescolástica de los siglos XIX y XX o 2.1 Corriente tradicional o 2.2 Corriente progresista  2.2.1 Escuela histórica  2.2.2 Escuela progresista  2.2.3 Escuela crítica o 2.3 Elementos tradicionales o 2.4 Visiones externas o 2.5 Teólogos y filósofos neoescolásticos  3 Véase también  4 Referencias Neoescolástica española del siglo XVI[editar · editar código] Es habitual también utilizar el término «neoescolástica» para calificar a la escuela de Salamanca del siglo XVI (Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Luis de Molina, Francisco Suárez, etc.); 1 una corriente de pensamiento de gran influencia en la historia de la teología, la filosofía, el derecho y la economía (arbitrismo), así como decisiva para entender buena parte de la cultura españolaposterior. 2 Neoescolástica de los siglos XIX y XX[editar · editar código] Es necesario distinguir dos sentidos del término «neoescolástica»: los intentos de revitalizar la tradición de la escolástica medieval y sus conceptos fundamentales; y, por otra parte, una corriente de pensamiento adscrita a la Iglesia católica que se proponía realizar una nueva síntesis de la fe cristiana y de la racionalidad moderna. En este sentido, el papa León XIII, en su encíclica Aeterni Patris (1879), afirmó que la doctrina tomista, desarrollada por Tomás de Aquino debía ser la base de toda filosofía que se tuviera por cristiana. Con ella, el Papa dio el apoyo incondicional de la Iglesia Católica al neotomismo, promoviendo la aparición de la neoescolástica. Esta encíclica formó parte del impulso realizado por el Vaticano con el fin de que la Iglesia Católica se aproximara a los problemas de su tiempo en multitud de ámbitos. Se planteaba, entonces, la necesidad de construir una nueva filosofía cristiana, para lo cual se requería retomar la antigua filosofía escolástica. De esta manera, la neoescolástica pretendió rescatar el valor de la objetividad frente al relativismo, destacar el valor del realismo frente al idealismo y promover el valor del personalismo. Corriente tradicional[editar · editar código] Los representantes de esta corriente no tienen como objetivo enriquecer la doctrina tomista, sino mostrar (o demostrar) lo que hay de eternamente durable en materia de metafísica. Así, adoptan una actitud defensiva y desafiante frente a los «errores» de la modernidad, contra la cual erigen el tomismo como un bastión infalible. La mayor parte de las obras de esta corriente están escritas en latín, como es el caso de:  Tommaso Maria Zigliara (1833-1893), autor italiano de una Summa philosophica en 3 volúmenes. El papa León XIII lo nombró cardenal y presidente de la Academia de Santo Tomás.  Albert Farges, autor de Estudios filosóficos en 9 volúmenes y de un Curso de filosofía, adoptada como manual por muchos seminarios.  Reginaldo Garrigou-Lagrange (1877-1964), autor de una Síntesis tomista y de Dios.  El cardenal Luis Billot, cuyo retorno a Santo Tomás manifiesta su independencia de cara a Francisco Suárez (quien tiene gran influencia en los neoescolásticos alemanes. Corriente progresista[editar · editar código] Esta corriente no se contenta con restaurar las antiguas doctrinas tomistas, sino que intenta incorporar todo lo que el pensamiento moderno ha podido descubrir de bueno. Tiene como objetivo enriquecer el tomismo mostrándose severa frente a los «errores» del pensamiento moderno. Una figura central en esta corriente es el cardenal Désiré Félicien- François-Joseph Mercier. Muchas escuelas reclaman pertenecer a esta corriente progresista. Escuela histórica[editar · editar código] La escuela histórica aplica al estudio del tomismo y de la filosofía medieval que contribuye a redescubrir utilizando los métodos de la crítica moderna.  En Bélgica: Maurice De Wulf  En Alemania: Martin Grabmann  En France: Pierre Mandonnet, fundador de la Bibliothèque thomiste, Étienne Gilson y Marie-Dominique Chenu  En España: Miguel Asín Palacios, autor de estudios comparativos sobre las espiritualidades musulmana y cristiana. Escuela progresista[editar · editar código] La escuela progresista pretende enriquecer y renovar el tomismo. La reflexión escolástica se expande en todos los campos, de la política a la metafísica, de la moral a la epistemología. El principal representante francés de esta corriente, además de Antonin Sertillanges, es Jacques Maritain. Asimismo, destaca el cardenal Désiré Félicien- François-Joseph Mercier, fundador del Instituto superior de Filosofía de la Universidad Católica de Lovaina, donde enseñó Joseph Maréchal. Finalmente, la neoescolástica italiana de la Escuela de Milán, fundada por Agostino Gemelli, fundador de la Revue de philosophie scolastique. Combaten el positivismo científico y el idealismo hegeliano de Benedetto Croce y Giovanni Gentile. Actualmente, los trabajos de esta escuela se centran en torno a los vínculos entre el tomismo y las corrientes actuales, tales como la Fenomenología, en especial por los trabajos de Emmanuel Falque. Escuela crítica[editar · editar código] La escuela crítica tiende a subrayar las debilidades del tomismo y considera algunas de las 24 tesis solo como probables. Por ejemplo, Pedro Descoqs criticó el hilemorfismo y discutió la distinción entre esencia y existencia. Elementos tradicionales[editar · editar código] La neoescolástica busca restaurar las doctrinas orgánicas fundamentales encarnadas en la escolástica del siglo XIII. Sostiene que la filosofía no varía con cada fase de la historia y que si los grandes pensadores medievales (Tomás de Aquino, Buenaventura de Fidanza y Juan Duns Scoto) lograron construir un sistema filosófico sólido sobre la información proveída por los griegos, especialmente por Aristóteles, entonces debía ser posible reunir el espíritu de la verdad que contenía la especulación de la Edad Media. Visiones externas[editar · editar código] Émile Boutroux pensaba que el sistema aristotélico podía servir como una compensación al kantismo. 3 Friedrich Paulsen 4 y Rudolf Christoph Eucken 5 declararon a la neoescolástica como la rival del kantismo y al conflicto entre ellos en el "choque de dos mundos". Adolf von Harnack, 6 Seeberg 7 y otros autores argumentan en contra de la subestimación del valor de la doctrina escolástica. A finales del siglo XIX, la neoescolástica ganó espacio entre los católicos contra otras visiones, tales como el ontologismo, el tradicionalismo, el dualismo de Anton Günther y el pensamientocartesiano. Fue aprobado en cuatro congresos católicos: París (1891), Bruselas (1895), Friburgo (1897) y Múnich (1900). Teólogos y filósofos neoescolásticos[editar · editar código]  Marie Dominique Chenu  Jacques Maritain  Étienne Gilson  Désiré Félicien-François-Joseph Mercier  Josef Pieper  Yves Congar  Reginaldo Garrigou-Lagrange  Ángel González Álvarez  Antonio Millán-Puelles  Osvaldo Lira  Leonardo Castellani  Julio Meinvielle  Mariano Artigas  Miguel Ayuso  Rafael Gambra Ciudad  Alberto Caturelli  Tomás D. Casares  Santiago Ramírez También otros grandes representantes son: J. Maréchal E. Gilson. Duns Scotus Matteo Liberatore Gaetano Sanseverino San Anselmo de Canterbury Étienne Gilson ndice 1. Introducción 2. El Neotomismo 3. Maritain, Jacques 4. Conclusiones 1. Introducción La filosofía escolástica alcanzó su culminación con la obra del pensador más importante de toda la edad media: santo Tomás de Aquino. Por primera vez la razón parecía librarse de su servicio al dogma cristiano y alcanzaba de forma neutral el problema del ser, el universo o el conocimiento humano. El pensamiento de St. Tomás partía de la superioridad de las verdades de la fe sobre el raciocinio. Sin embargo, ello no le impidió presentar a la filosofía como un modo de conocimiento plenamente autónomo capaz de , por un lado concordar armónicamente con la teología, y, por el otro, de tratar de formar independiente los más diversos aspectos de la realidad. Vías para la demostración de la existencia de Dios según Santo Tomás Ex Motu La movibilidad de todo lo existente exige un primer motor móvil. Ex Causa La sucesión de las causas en el tiempo implica una causa primera e incausada. Ex Contingentia La naturaleza contingente de todos los seres comporta un creador necesario por sí. Ex Gradu La existencia de categorías adjetivas tales como lo bueno, lo bello, lo justo, etc., implican un criterio supremo de realización ideal de las mismas. Ex Fine El ordenamiento de los fenómenos naturales requiere la existencia de una mente ordenadora. A partir del S. XIV, una profunda crisis social empezó a socavar el orden social y político anterior Durante un largo período –mas o menos hasta el s. XIX- la tradición filosófica de la escolástica aparece como soterrada y recluida en medios eclesiásticos aparentemente de escasa influencia sobre lo que podría llamarse la filosofía vigente. A principios de nuestro siglo esta situación cambia radicalmente de signo. La Escolástica católica -bajo los nombres de Neotomismo o de Neoescolástica- sale de su confinamiento para convertirse, si no en la filosofía dominante de antaño, sí en una de las escuelas más importantes y prestigiosas de la época. Su rigor, profundidad y enriquecimiento multisecular la constituyen en uno de los cauces más fecundos del pensamiento filosófico contemporáneo. Pueden reconocerse como origen de este resurgimiento de la filosofía católica en nuestro siglo dos factores principales: es el primero la encíclica de León XIII Aeterni Patris (1879), que recomienda el Tomismo y el cultivo de la filosofía y la teología según el ejemplo del doctor Angélico frente a los fideísmos entonces dominantes y frente a las corrientes del llamado «modernismo». El fideísmo (Gioberti, Rosmini, Gratry) propendía a negar a la razón todo poder de acceso al absoluto -particularmente al orden religioso- para otorgarlo sólo a la fe. Del modernismo se hará después una más extensa referencia. La contundente recomendación del Papa León XIII no supuso, naturalmente, una polarización de la filosofía católica hacia el Tomismo, ni mucho menos una afirmación de la veracidad o necesidad de esta filosofía -lo que hubiera sido ajeno por completo al magisterio eclesiástico-, sino un estímulo a los pensadores católicos para enfrentarse según el espíritu tomista con los grandes temas de la teología y la filosofía. El segundo de esos factores para la renovación de la escolástica católica fue la necesidad universalmente sentida de rigor filosófico ante el marasmo de sistemas criticistas e idealistas de la época, tan faltos de vigor como de arraigo en una tradición fecunda de pensamiento. La tradición escolástica, al salir así de su enclaustramiento, se revela, ante todo, como fuente de inspiración de movimientos renovadores del pensar filosófico -especialmente de la metafísica- que van a sacarlo de la postración y del escepticismo positivista en que se veía sumido. Francisco Brentano, por ejemplo -pensador formado en el aristotelismo escolástico-, exhuma la olvidada doctrina aristotélica de la intencionalidad (o carácter referencial a una realidad exterior) de los fenómenos psíquicos, teoría que opuso al idealismo dominante en la época y que contribuyó en gran medida a restaurar el cultivo de la metafísica. De él derivan muy directamente la fenomenología de Husserl y aspectos del pensamiento de Heidegger. Max Scheler, por su parte -fuertemente influido por preocupaciones religiosas y filosóficas católicas-, es promotor de laaxiología o teoría de los valores, esencialmente hostil al positivismo antimetafísico del siglo XIX. Lo mismo podría decirse del pensamiento -tan sugestivo en su día- de Bergson, y de corrientes religiosas del existencialismo (Gabriel Marcel, especialmente), fuertemente influidos por la renacida filosofía católica. Se trata en los casos citados de autores originaria o tendencialmente católicos que, sobre el elenco temático de la filosofía tradicional, realizan renovaciones diversas del pensamiento moderno, parciales y a menudo encontradas, pero que contribuyen a sacarlo del impaso positivista o antimetafísico. Este amplio movimiento neoescolástico -al igual que la escolástica de todas las épocas- ha contenido dentro de sí diversidad de corrientes o escuelas filosófico-teológicas. Por más que el movimiento principal y determinante de este renacer fue el Tomismo, de raíz aristotélica, todas las otras escuelas de la antigua escolástica tienen aquí su papel y representación. Cabe así señalar un agustinismo de tendencia incuicionista y aún pragmatista (Hessen, Peter Wust, etc.); un escotismo que cultivan principalmente los franciscanos; el suarecianismo (Descoqs) y el molinismo; un tomismo conciliador con corrientes modernas (Marechal, Geyser, Mandonnet), y, en fin, el que podríamos llamar tomismo estricto. En éste deben destacarse en una primera generación los nombres de Mercier, Gardiel y Gredt, y en la generación que ahora concluye los de Garrigou Lagrange, Maritain, Sertillanges, Gilson (franceses); Marcel de Corte (belga); Hellín, Ramírez (españoles); Manser, Mausbach, Grabmann (alemanes), entre otros muchos. Cabe, por último, mencionar autores independientes como Amor Ruibal (sistema correlacionista). Todas estas corrientes, dentro siempre de la ortodoxia católica, se complementan entre sí en la diversidad de sus temas preferentes y en sus tendencias, rivalizan en casos, pero forman entre todas un importantísimo elenco filosófico, valioso en sí y valioso en su influencia sobre el pensamiento contemporáneo, al que ha deparado rigor conceptual y liberado de los prejuicios positivistas e idealistas. 2. El Neotomismo Es una corriente filosófica que busca reivindicar el pensamiento de santo Tomás de Aquino; tiene como objetivo el resolver problemas contemporáneos. Esta surge en el S. XIIX Para el Neotomismo toda la filosofía a partir de Descartes era errada, lo que traía como consecuencia la crisis por la que pasa en mundo moderno. Entendida, dicha crisis, como un desvío metafísico y espiritual, solo podía ser superada con un retorno al Tomismo. Las primeras ideas del Neotomismo surgieron en el colegio Alberoni, en Piacenza, Italia, en la segunda mitad del siglo XVIII. Este movimiemto se fue afirmando poco a poco con la fundación de la revista "Civiltá Católica", publicada en Nápoles a partir del años 1850 y posteriormente también en Roma. Dentro de este grupo destacan Matteo Liberatore y Gaetano Sanseverino. La consagración del Neotomismo vino con la Encíclica Aeternis Patris del Papa León XIII (1879). No se trataba de una reconstrucción arqueológica del tomismo, sino de un resurgimiento vital de un sistema siempre actual. Según Octavio Nicolás Derisi el Neotomismo es: " Comprensión honda y fidelidad a los principios perennes de la doctrina del Aquinante, por una parte, y discernimiento e incorporación asimilativa de toda verdad contenida en los aportes de la cultura moderna, por otra". Es un sistema de principios que por estar nutrido de la realidad eterna del ser, han de proyectarse y esclarecerse en él todos los hechos y problemas nuevos que la ciencia y la vida nos deparan; está a la vez abierto a todas las manifestaciones nuevas de la realidad. Nada del ser o, lo que es lo mismo, de la verdad, le es indiferente, sea cual fuere la fuente inmediata. El Neotomismo más que ser un sistema acabado de verdad total, es una visión objetiva de la realidad desde sus principios supremos, con la cual podamos adentraros sin cesar más y más en las entrañas del ser, para iluminarlas en su esencia íntima. El Neotomismo se nos da como un instrumento de indagación y penetración a la realidad del ser, pero, eso sí, como el instrumento por excelencia. Los principios del Neotomismo más que darnos una posesión estética de la verdad, sirven para ponernos en un contacto fecundo con el ser, del que constantemente se nutren sin acabarlo nunca de agotar. Uno de los nombres que más se asocian con el resurgimiento del neotomismo el Jacques Maritain. Filósofo teórico, se ocupó más en exponer el Neotomismo como una filosofía autónoma capaz de entrar en diálogo con atrás filosofías sin apelar a la revelación y cuyos principios son válidos para solucionar los problemas modernos. A continuación hago mención de la vida, obras y pensamiento filosóficos del mencionado filósofo. 3. Maritain, Jacques Jacques Maritain nació en París en 1882. Al comenzar sus estudios esperaba en la ciencia la solución de todos los problemas pero fue liberado del ciencismo por la influencia de Bergson. En 1904 se casó con Raissa Oumansoff y en 1906 se convirtieron ambos al catolicismo por la influencia de León Bloy (escritor católico francés que se opuso al aburguesamiento de la religión). En 1907-1908 estudio biología y a continuación se dedicó a estudiar las obras de Santo Tomás de Aquino y se convirtió en ferviente discípulo suyo. En 1913 pronunció una serie de conferencias sobre la filosofía de Bergson y en 1914 recibió el encargo de explicar filosofía moderna en el Instituto Católico de París. Enseñó también en el Instituto Pontificio de Estudios Medievales de Toronto, en la Universidad de Columbia y en Notre Dame, donde se instituyó en 1958 un centro de promoción de estudios siguiendo las directrices de su pensamiento. Terminada la Segunda Guerra Mundial, Maritain fue embajador de Francia ante la Santa Sede de 1945 a 1948, y después enseñó en al Universidad de Princeton. Posteriormente vivió retirado en Francia. Murió en 1973. Maritain no trata de probar a priori que el conocimiento es posible. Y ve con claridad que, si nos encerramos en el círculo de nuestras ideas, nos quedamos ahí sin poder salir. Es realista, ya ha insistido siempre en que: cuando yo conozco a Juan, lo que conozco es a Juan mismo, al Juan de la realidad, y no a mi idea de Juan. Evidentemente se puede hacer objeciones a esto; pero Maritain se aferra con tenacidad a la opinión de que, si bien desde un punto de vista psicológico las ideas son modificaciones de la mente, el objeto intencional, considerado en cuanto tal, no difiere del objeto intencionado. Maritain tambien admite el problema crítico, entendido por este la reflexión de la mente sobre su conocimiento pre- reflexivo como miras a responder a la pregunta ¿qué es el conocimiento?. Esta pregunta sugiere que haya una sola especie de conocimiento, mientras que Maritain se ha preguntado si son discernibles diferentes modos de conocer la realidad. Sobre este campo ha escrito mucho pero su obra más destacada es : Distinguer pour unir, ou Les dégres du savoir (primera edición, 1932). Una de sus preocupaciones planteadas en este libro es la de interpretar el conocimiento de tal forma que se dé cuenta de él como conocimiento del mundo que no solo permite sino que también requiere la filosofía de la naturaleza en particular y la metafísica en general. En Los grados del saber , Maritain expresa que su interés por la explicación causal, no es ajeno a la ciencia; pero sostiene que el carácter matemático de la física moderna ha dado por resultado la construcción de un mundo que dista del mundo de la experiencia ordinaria. Maritain opina de la matematización de la física: "Ser experimental (en su materia) y deductiva (en su forma, pero sobre todo respecto a las leyes que rigen las variaciones de las cantidades implicadas) es el ideal propio de la ciencia moderna.". Pero dice que de este encuentro de la "ley de la causalidad" con la concepción natural de la naturaleza se obtiene como resultado la construcción en la física teórica de universos cada vez más geometrizados. La física teórica proporciona conocimiento científico porque nos capacita para predecir y dominar los elementos de la naturaleza. Pero las funciones de sus hipótesis son pragmáticas ya que no suministran un conocimiento cierto del ser de las cosas. En la obra El alcance de la razón Maritain aprueba las opiniones del Círculo de Viena acerca de la ciencia, aunque rechaza la opinión de que todo lo que no tiene sentido para el hombre de ciencia no tiene sentido en modo alguno. Maritain es un convencido de que la ciencia está inspirada por un deseo de conocer la realidad, y que la ciencia misma da origen a "problemas que van más allá del análisis matemático de los fenómenos sensibles". La física teórica se torna, entonces, en algo así como el cruce la ciencia puramente observacional, por un lado, con la matemática pura, por el otro. Es una "matematización de lo sensible". El objeto de la filosofía de la naturaleza es "la esencia del ser móvil en cuanto a tal y los principios ontológicos que dan razón de su mutabilidad". Sin embargo, el objeto de la metafísica no es el ser móvil en cuanto ser móvil sino el ser en cuanto a ser. De esta manera su campo es más amplio, profundiza más. Todo esto está enmarcado en una teoría de los grados e abstracción basada en Aristóteles y en St. Tomás. Maritain pone en la cumbre de las ciencias a la teología cristiana, que se basa en premisas reveladas; aparte de la teología, menciona que la metafísica es la suprema de las ciencias, siendo concebida la ciencia como conocimiento de las cosas por sus causas (modo aristotélico). Admite, también, que la metafísica es inútil en el sentido de que es contemplativa, no experimental, y de que desde el punto de quien desee hacer descubrimientos o aumentar nuestro dominio de la Naturaleza, las metafísica juega un rol muy pobre frente a las ciencias específicas. Pero insiste en que la metafísica es un fin y no un medio; ésta revela al hombre los valores auténticos y su jerarquía, proporciona un centro a la ética y nos introduce a lo eterno y absoluto. Recalca Maritain que si él retoma los principios de Aristóteles y St. Tomás es porque éstos son verdaderos. Maritain no es un hombre que desdeñe las "esencias", que él piense que se captan como contenidas en el existente, aunque la mente las considera en abstracción. Más que tratar de resumir la metafísica tomista, es preferible tener en cuenta estos dos puntos: 1. Maritain nunca desprecia la actividad de la razón discursiva, siempre ha estado dispuesto a admitir otros modos de conocer distintos a los ejemplificados en las ciencias. Sostiene que puede haber un conocimiento no conceptual, pre-reflexivo. Puede, así, haber un conocimiento implícito de Dios que no sea reconocido como tal por quien no lo tiene. Maritain ha descrito una suerte de "conocimiento por connaturalidad" que es el que se da conjuntamente con la naturaleza del propio ser ; se da, por ejemplo, en el misticismo religioso y desempeña un papel en nuestro conocimiento de las personas. Otra modalidad es el "conocimiento poético" el cual se produce por una instrumentalidad de la emoción, que, recibida en la vida preconciente del entendimiento, se hace intencional e intuitiva. El conocimiento por connaturalidad se da también mucho en la experiencia moral; pues, aunque la filosofía moral pertenece al uso racional, conceptual y discursivo de la razón, en modo alguno se sigue de ello que el hombre adquiere así, por este camino de lo racional, sus convicciones morales. Al contrario, la filosofía moral presupone juicios morales que expresan un conocimiento por connaturalidad, una conformidad entra la razón práctica y las inclinaciones esenciales de la naturaleza humana. 2. Maritain ha intentado desarrollar la filosofía tomista social y política, aplicando sus principios a los problemas modernos. Al plantear una base filosófica para el cumplimiento de tal tarea, Maritain recurre a la distinción entre "individuo" y "persona" (encontramos la misma distinción en Mounier). Describe al individuo como "aquello que excluye de uno mismo a todos los demás hombres" y como "la menesterosidad del ego, incesantemente amenazado y siempre dispuesto a acaparar para sí". La personalidad es la subsistencia del alma espiritual en cuanto comunicada al compuesto del ser humano y se caracteriza por el autodonarse en la libertad y en el amor. En el ser humano concreto la individualidad y la personalidad están naturalmente combinadas, siendo el hombre como es una unidad. El "realismo moderado" de St. Tomás hallaría su expresión, dentro del campo sociopolítico, en una sociedad de personas que satisficiese las necesidades de los seres humanos como individuos biológicos pero estuviesen a la vez fundada en el respeto de la persona humana en cuanto que ésta trasciende el nivel biológico y la sociedad temporal. " El hombre no es en modo alguno para el Estado. El Estado es para el hombre". Maritain se declaró a favor de la República durante la Guerra Civil Española; políticamente era más bien izquierdista que de derechas. Otra de las obras que desarrollaré a continuación e los "Cuatro Ensayos sobre el Espíritu" (1939). En esta obra Maritain nos ofrece la visión panorámica de la concepción filosófica-tomista frente a los grandes problemas de la época. Los cuatro ensayos reunidos en este libro, a pesar de su diversidad temática, se sitúan en una misma perspectiva filosófica: se considera en ellos el estado y el funcionamiento del espíritu, precisamente en cuanto su unión con el cuero afecta de un modo intrínseco su manera de ser y de obrar. La unidad está asegurada por la unidad objetiva de la raíz donde surgen tanto los problemas planteados como la solución tomista dada: la condición de encarnación de nuestro espíritu, la condición de nuestra alma espiritual substancialmente unida a un cuerpo. El Primer Ensayo se refiere al freudismo y al psicoanálisis; la investigación psicoanalítica de lo inconsciente hace singularmente manifiesta la condición carnal del espíritu del hombre. Con la comprobación del fracaso de las tentativas de una filosofía equivocada, injertada sobre el psicoanálisis, para disolver la personalidad humana en el mundo del instinto, del sexo y del ensueño; se comprueba también que la persona será conducida a una purificación espiritual y a una conciencia mejor de su propio universo por una inteligencia correcta de los descubrimientos de Freud. El segundo ensayo nos lleva al Signo y al Símbolo, a su naturaleza, especialmente en el estado de la magia delos primitivos en oposición al de nuestra cultura evolucionada. El tercer ensayo se refiere a la experiencia mística natural y al Vacío. El problema de la condición carnal del espíritu se plantea allí en una manera completamente eminente, ya que se trata de saber definitivamente, si es posible que el espíritu humano, por la disciplina del vacío y yendo voluntariamente contra la naturaleza, triunfe de algún modo, imperfecto pero real, de los obstáculos que esa condición carnal implica para el conocimiento de uno mismo por uno mismo. El cuarto y último ensayo pertenece al orden epistemológico; en él se precisan su posición sobre las relaciones de la ciencia con la filosofía. La condición carnal del espíritu interviene aquí de una doble manera. Por un lado, la diversificación de los tipos específicos de ciencia, que depende del procedimiento abstractivo propio del entendimiento humano, proviene en último término de la unión substancial del alma espiritual con el cuerpo. Por otro las mismas desviaciones de la epistemología, particularmente el desconocimiento positivista del poder intuitivo de la inteligencia, y el abandono marxista de los problemas relativos con la naturaleza del saber en beneficio de una ilusoria explicación histórica en la que las condiciones materiales del devenir ocupan el papel principal. Me gustaría terminar esta pequeña explicación de la vida y filosofía de Maritain haciendo mención a un texto dicha por él en el prólogo del libro previamente comentado, y que considero un resumen de la razón por la que él adopta esta filosofía: " El estado de Europa en los años presentes provoca pos todas partes una ansiedad profunda sobre el porvenir de la civilización. Hemos creído que en semejantes circunstancias convenía a nuestra labor de filósofo, y de filósofo cristiano, intervenir muchas veces y con numerosas publicaciones en el dominio social y práctico..." 22 de febrero de 1939 4. Conclusiones  Las reflexiones del Aquinate, a lo largo de la historia, han tenido simpatizantes y enemigos; ha habido épocas en que se ha difundido y épocas en que se lo ha menospreciado. Hacia el s. XVIII, frente a los embates de la ilustración, el tomismo se volvió anticuado, pero no fue olvidado. Al contrario, a finales de ese mismo siglo se fue redescubriendo a Santo Tomás, con lo que se inició el llamado Neotomismo.  Me parece que entre los logros del neotomismo figuran sus aportes a la epistemología y la metafísica. En primer término, su defensa del realismo metafísico (hay cosas que no dependen de la mente humana) y epistemológico (las podemos conocer como son).  En el siglo xix el neotomismo empezó a tomar auge en virtud del surgimiento de movimientos antiteologicos como «el racionalismo, el liberalismo, el socialismo, la crítica de la religión». Así fue como el Papa León XIII, en su encíclica Eterni patris, del 4 de agosto de 1879, invitó a los teólogos del siglo a seguir el método del Aquinate; y el Código de Derecho Canónico de 1917, «elevó la amonestación [de León XIII] a la categoría de ley obligatoria en la Iglesia> En el s. xx el neotomismo mantiene diálogos permanentes con otras filosofías, todo lo cual. claro está, lo enriquece. Uno de los ejemplos de la apertura del tomismo hacia otras filosofías, podemos encontrarlo en la bioética, con sus estudios profundos del ser de la persona, su dignidad, sus derechos inalienables, que no permiten la eutanasia, el aborto, etc. Leer más: http://www.monografias.com/trabajos10/fies/fies.shtml#ixzz2g95ziBQ9 acques Maritain (18/11/1882 - 28/04/1973) Jacques Maritain Filósofo francés Nació el 18 de noviembre de 1882 en París. Cursó estudios en la Sorbona y en la Universidad de Heidelberg. Fue en la Soborna donde conoció aRaissa Oumançoff, judía de origen ruso con quien se casó el 26 de noviembre de 1904. Se convirtió a la religión católica en 1906. Trató los problemas filosóficos teniendo en cuenta la antropología, la sociología y la psicología. Sus logros más destacados los obtuvo en epistemología, donde analizó los diferentes grados de conocimiento y sus interrelaciones, así como en filosofía política. Entre sus obras destacan: Arte y escolástica (1920), Los grados del saber (1932), Del régimen temporal y de la libertad (1933), La poesía y el arte (1935), Cristianismo y Democracia (1943), De la existencia y lo existente (1947) y Filosofía moral (1960). Es profesor en el Instituto católico de París de 1914 a 1933, en el Instituto de Estudios Medievales deToronto (1933-1945) y en la Universidad de Princeton (1948-1952). En 1928 Jacques Maritain conoce aEmmanuel Mournier y lo invita a participar en la revista L'Esprit, órgano de difusión del personalismo. En Canadá, donde fue ministro, enseñó desde 1932 en el Instituto de Estudios Medievales, año en que se separa formalmente de Mournier al alejarse el personalismo del tomismo. Durante la II Guerra Mundialenseñó en la Universidad de Princeton de 1941 a 1942 y en la de Columbia (Nueva York). De 1945 a 1948 fue embajador de Francia ante el Vaticano. En 1951 Jacques Maritain recibió la Aquinas Medal de la American Catholic Philosophical Association. Miembro de la Pontificia Academia Romana de Santo Tomás de Aquino, cuarta generación. En 1960 falleció su esposa y entra en el convento de los Hermanos Pequeños de Jesús en Toulouse, dedicándose a la vida contemplativa. Se le otorgó el Premio Nacional de Literatura de Francia en 1963. Hizo su profesión religiosa en 1971, siendo ya nonagenario. Jacques Maritain falleció en Toulouse, Francia, el 28 de abril de 1973. Obras La philosophie bergsonienne, 1914 Eléments de philosophie, 1920/23 Art et scolastique, 1920 Théonas ou les entretiens d’un sage et de deux philosophes sur diverses matières inégalement actuelles, 1921 Antimoderne, 1922 Réflexions sur l’intelligence et sur sa vie propre, 1924 Trois réformateurs : Luther, Descartes, Rousseau, avec six portraits, 1925 Réponse à Jean Cocteau, 1926 Tomismo Santo Tomás de Aquino. Tomismo es la escuela filosófica que surgió como un legado de la obra y el pensamiento de Santo Tomás de Aquino, filósofo, santo y Doctor de la Iglesia. La palabra viene del nombre de su autor, cuya Summa Theologiae fue uno de los documentos más influyentes en la filosofía medieval y sigue siendo estudiada hoy en día en las clases de filosofía. En la encíclica Angelici Doctoris, del Papa Pío X, advirtió que las enseñanzas de la Iglesia no pueden ser entendidas científicamente sin los fundamentos filosóficos básicos de la tesis principal de Tomás: "La tesis capital en la filosofía de Santo Tomás no se va a colocar en la categoría de opiniones que puedan ser objeto de debate de una manera u otra, sino que deben ser consideradas como los cimientos sobre los que se basa toda la ciencia de las cosas naturales y divinas, si estas opiniones son una vez suprimidas o alteradas en modo alguno, que necesariamente deban seguir los estudiantes de las ciencias sagradas en última instancia, no se percibirán tanto como el significado de las palabras en el que los dogmas de la revelación divina son propuestos por la magistratura de la Iglesia. 1 " El Concilio Vaticano II describe el sistema de Tomás como la "filosofía perenne". 2 Índice [ocultar]  1 La filosofía tomista o 1.1 General o 1.2 Ontología  2 Neotomismo  3 Referencias La filosofía tomista[editar · editar código] General[editar · editar código] Tomás de Aquino creía que la verdad es posible donde quiera que se encuentre, y por lo tanto consultados griegos, romanos, judíos, musulmanes y filósofos. En concreto, fue un realista (es decir, que creía que el mundo se puede conocer como es, a diferencia de los escépticos). Él siguió en gran medida la terminología aristotélica y la metafísica, y escribió compresivoscomentarios sobre Aristóteles, a menudo afirmando opiniones de Aristóteles con argumentos independientes. Tomás respetuosamente se refierió a Aristóteles simplemente como "el Filósofo." También se adhirió a algunos principios neoplatónica, por ejemplo, que "es absolutamente cierto que hay algo primero que es esencialmente el ser y esencialmente bueno, que llamamos Dios... (y que) todo lo que puede ser llamado bueno y un ser, en la medida en que participa en ella por medio de una cierta asimilación...." Poco antes de que Tomás falleciera, su amigo Reginaldo de Piperno le imploró que terminara sus obras. Tomás respondió: "No puedo, porque todo lo que he escrito parece como paja para mí." El apologista Peggy Frye de Catholic Answers comenta que "la visión de Aquino pudo haber sido una visión del cielo, en comparación a que todo lo demás, no importa cuán glorioso, parece sin valor." Con el decreto Postquam sanctissimus del 27 de julio de 1914, el Papa Pío X declaró que las 24 tesis formuladas por "profesores de diversas instituciones ... contengan claramente los principios y pensamientos más importante" de Santo Tomás. Ontología[editar · editar código] Artículo principal: Ontología.  Potencia y acto se dividen de tal manera que todo lo que es, o es acto puro, ni por necesidad, se compone de potencia y acto como principios fundamentales e intrínsecos.  Siendo que el acto es la perfección, no se limita, sino por una potencia que es en sí una capacidad de perfección. Por lo tanto en el orden en que un acto es acto puro, sólo existe, en ese orden, como un acto único e ilimitado. Pero cada vez que es finito y múltiple, es que ha entrado en una verdadera composición con la potencia.  Consecuentemente, el Dios único y simple, subsiste solo en el ser absoluto. Todas las otras cosas que participan en el ser tienen una naturaleza por el que su ser se limita, sino que se constituyen de la esencia y el ser, como principios realmente distintos.  A lo que se llama un ser a causa de "esse". Dios y la criatura no se llaman seres unívoca ni equívocamente en su totalidad, pero por analogía, por tanto una analogía de atribución y de proporcionalidad.  En toda criatura también hay una composición real del sujeto subsistente y agregó formas secundarias, es decir, formas accidentales. Tal composición no se puede entender a menos que el ser es recibido realmente en una esencia distinta de ella.  A pesar de los accidentes absolutos, existe también el accidente relativo, relación. Aunque debido a su relación con personalidad propia no significa nada inherente en otro, no obstante, a menudo tiene una causa en las cosas, y por lo tanto una entidad real distinta del sujeto.  Una criatura espiritual es totalmente simple en su esencia. Sin embargo, todavía hay una composición doble de la criatura espiritual, a saber, el de la esencia de ser, y que de la sustancia en caso de accidente.  Sin embargo, la criatura corporal está compuesto de acto y potencia, incluso en su propia esencia. Estos actos y potencias están en el orden de la esencia, son designadas por la forma y la materia, respectivamente, los nombres. La doctrina tomista acerca del hombre difiere de la agustiniana. En este sentido, también la concepción del hombre en Santo Tomás está basada en la concepción aristotélica. Pero, al igual que ocurre con los otros aspectos de su pensamiento, ha de ser conciliada con las creencias básicas del cristianismo: la inmortalidad del alma y la creación: En línea con el hilemorfismo, afirma que el hombre está compuesto de materia y forma. La unión entre alma y cuerpo no es accidental, sino sustancial. El hombre es un compuesto sustancial de alma y cuerpo, representando el alma la forma del cuerpo. El cuerpo constituye el principio de individuación; el alma le da al hombre su condición en cuanto tal. Frente a la afirmación de algunos de sus predecesores de que existen en el hombre varias formas sustanciales, como la vegetativa y la sensitiva, Sto. Tomás afirma la unidad hilemórfica del hombre: el ser humano constituye una unidad en la que existe una única forma sustancial, el alma racional, que informa inmediata y directamente a la materia prima constituyendo el compuesto "hombre". Desaparecen el alma vegetativa y sensitiva, pero no la racional, que tiene ser en sí misma. Así, del mismo modo que Aristóteles había concebido la existencia de una sola alma en el hombre que engloba las funciones vegetativa y sensitiva, santo Tomás afirma que esa única alma es la que regula todas las funciones del hombre y determina su corporeidad. Las facultades o potencias del alma pueden ser clasificadas en tres grupos jerárquicamente relacionados: las facultades o potencias vegetativas, las sensitivas y en las racionales. Tenemos, pues, una clasificación similar a la aristotélica. No se trata de tres tipos de alma, sino de tres facultades o potencias de la misma alma racional. En sus funciones vegetativas el alma se ocupa de todo lo relacionado con la nutrición y el crecimiento. En sus funciones sensitivas, el alma regula todo lo relacionado con el funcionamiento de los sentidos externos, así como la imaginación y la memoria. En sus funciones racionales santo Tomás distingue como facultades propias del alma el entendimiento (agente y paciente) y la voluntad, con la que trata de explicar el deseo intelectual, quedando el sensitivo explicado por las funciones sensitivas del alma. La relación del alma y el cuerpo es una relación natural e implica una unión substancial. No se trata de una unión accidental, El tomismo y su concepción del hombre o de una situación forzada y antinatural, según la cual estaría el alma en el cuerpo como el prisionero en la celda. No se puede interpretar la interdependencia entre alma y cuerpo como un castigo para el alma, en contra de lo que los neoplatónicos afirmaban, y que dio pie al desarrollo de algunas herejías basadas o inspiradas en el gnosticismo, como la de los cátaros. Pese a la unión sustancial, el alma constituye una forma subsistente. De esta manera, Tomás de Aquino considera que, al separarse del cuerpo, el alma humana sigue ejerciendo sus funciones propias. Esta realidad hace que el alma sea inmortal. Para Aristóteles, dada la imposibilidad de existencia de formas separadas, la inmortalidad del alma queda descartada, en contra de lo que afirmaba Platón. No obstante, dada la necesidad de explicar la inmortalidad del alma, santo Tomás afirmará que en ella existen ciertas facultades que le pertenecen como tal, y que no dependen para nada de su relación con el cuerpo. El alma humana, aunque esencialmente vinculada al cuerpo, puede existir con independencia de éste, ya que sus funciones superiores (entender y querer) no se limitan a lo sensible, sino que conocen realidades inmateriales, mediante la abstracción, y son capaces de tender hacia bienes no sensibles. Así, la intelección es una facultad que le pertenece al alma incluso en su estado de separación del cuerpo, en cuanto tiene como objeto de conocimiento no los cuerpos, sino el ser. Por consiguiente, Santo Tomás defenderá la inmortalidad del alma apoyándose en su inmaterialidad: el alma es inmaterial y, por tanto, simple: no tiene partes sensibles o materiales. La muerte es corrupción. La corrupción supone la disgregación de un todo en sus partes. Sólo puede morir, corromperse o disgregarse aquello que es material y está compuesto de partes. Luego, el alma es inmortal.  3. Características generales de la Neoescolástica decimonónica. Se ha aludido, al comienzo, al carácter fundamentalmente tomista de la renovación filosófico-teológica en el s. XIX. No es que faltaran por completo los intentos de restauración del escotismo, suarismo, etc.; pero es el pensamiento tomista el objetivo central de la restauración, primero por vía privada y luego por vía eclesiástica oficial. En esa línea se mueve precisamente la acción decisiva de León XIII (v.), particularmente a través de su famosa enc. Aeterni Patris, publicada el 4 ag. 1879, un año después de su acceso al solio pontificio. Tras la publicación de la encíclica, el Papa promovió una pequeña revolución en la Univ. Gregoriana, cuya resistencia a la reintroducción de la Escolástica venía siendo fuerte; quedaron cesantes los PP. Palmieri (discípulo de Tongiorgi) y Vavetti (cartesiano), y fue nombrado profesor Cornoldi. Zigliara empezó a enseñar en la Minerva, Lovenzelli y Satolli en Propaganda, y Salvador Talamo (discípulo de Sanseverino) en el Apolinar. El 15 oct. 1879, León XIII creaba la Academia Romana de Santo Tomás de Aquino, y manifestaba su propósito de patrocinar una nueva edición, a la altura del tiempo, de las obras del Doctor Angélico y de sus mejores comentaristas. En 1880, S. Tomás era declarado patrono de todas las escuelas: católicas. Ya antes otros pontífices habían alabado y recomendado repetidas veces sus obras (v. TOMISMO; TOMÁS DE AQUINO, SAN). Otra característica importante de la Neoescolástica es la actitud reactiva y defensiva que está en su origen y que la condiciona durante algún tiempo. El alejamiento progresivo de muchos filósofos modernos respecto a la concepción cristiana del mundo, la crítica de la Revelación realizada por el iluminismo dieciochesco (v. ILUSTRACIÓN) y más intensamente aún por la izquierda hegeliana (v.), la extremosidad de carácter panteísta en que culmina el racionalismo (v.) y el idealismo (v.), la actitud antirreligiosa -y en particular, anticatólica- del liberalismo (v.) político, la insuficiencia de los esfuerzos de ciertos pensadores católicos, por su tradicionalismo y fideísmo (v.) o su ontologismo (v.), para fundar una sana filosofía, etc., provocan desencanto respecto a la posibilidad real de «bautizar» esas diversas direcciones de pensamiento, así como un grave temor ante sus Consecuencias deletéreas. En vista de todo ello, se busca empalmar con el pensamiento medieval, al que se llama cristiano por oposición al moderno. Ello origina un peculiar tratamiento polémico y apologético de la problemática filosófica y teológica. A pesar del enfrentamiento con esas corrientes modernas, su presencia y su influjo resultan insolayables. De ahí otra de las características importantes de la Neoescolástica, que se presenta inicialmente como un movimiento primordialmente filosófico, a diferencia de la primacía teológica típica de la Escolástica anterior. No es que la Neoescolástica excluya la temática teológica, sino sólo que el tratamiento de las cuestiones filosóficas se presenta menos vinculado en su exposición al de las cuestiones teológicas, y que una parte notable de los neoescolásticos se limita al estudio y exposición de la problemática filosófica, aunque permanezcan latentes las preocupaciones teológicas y aun conduzcan a veces soterráneamente la especulación. La separación, no sólo teórica sino fáctica, entre Filosofía y Teología obligará a una reestructuración de la temática en los manuales y tratados, que ya no serán por lo común comentarios a diversas obras de Aristóteles, sino exposiciones sistemáticas de las cuestiones filosóficas; este desgajamiento de los problemas filosóficos de su antiguo engarce con los razonamientos teológicos tendrá particular repercusión en los casos de la Metafísica y la Ética, que precisamente por ello habrán de ser construidas de forma diferente a las sistematizaciones de los grandes maestros medievales. Aparecerán numerosas obras de Filosofía ad mentem Divi Thomae, pero serán acusadas años después por Étienne Gilson de ser tratados de filosofía más bien ad menteni Cartesii, puesto que Descartes fue el primero, en el mundo cristiano, que desligó de la problemática teológica el tratamiento de las cuestiones filosóficas y que intentó estructurar éstas sin apelar a aquélla. Pero no es sólo en este punto donde se pone de manifiesto el influjo de ciertos pensadores modernos en la Neoescolástica. Santo Tomás (v.) representa, en el s. XIII, ante el problema de la racionalización progresiva del pensamiento cristiano, una actitud de equilibrio entre el teologismo y voluntarismo de la escuela franciscana y el racionalismo naturalista de los seguidores «latinos» de Averroes (v.). Esta posición del Doctor Angélico sufrió un rudo embate de Duns Escoto (v.), que consideraba a' S. Tomás un tanto inficionado del necesarismo grecoárabe. La defensa del Aquinate frente a Escoto, protagonizada fundamentalmente por Cayetano (v.), llevó a una acentuación dialéctica del racionalismo y naturalismo, aunque por supuesto sin llegar al extremismo de Siger de Brabante (v.). Los dominicos y jesuitas de los s. XVI y XVII continuaron esta trayectoria cayetanista, y prepararon el ambiente que en parte hizo factible el racionalismo moderno. Nada puede extrañar, por ello, que el renacimiento escolástico del s. XIX aceptara como clásicos del pensamiento cristiano determinados planteamientos y soluciones de la sistemática racionalista de Wolff (V. MODERNA, EDAD III, 4-5). De ahí el innegable matiz racionalista que domina en la Neoescolástica del XIX. La primacía de la problemática gnoseológica, impuesta a partir de Descartes, llevará además a una profundización en la teoría de la abstracción (v.). La polémica contra lo que ha llamado Maritain «angelismo cartesiano», contra el sensismo (v.), contra el apriorismo kantiano, etc., obligó a precisar las características psicológicas y gnoseológicas del acceso de la mente humana a la realidad física, con lo que la teoría de la abstracción llegó a constituirse en cuestión central de la epistemología. Las cuestiones gnoseológicas habían entrado en una época de confusión, con el desarrollo de los métodos experimentales, que se puede decir llevaba a unos a querer trasformar las ciencias de la naturaleza en filosofía (V. EMPIRISMO; POSITIVISMO; NEOPOSITIVISTAS) y a otros a trasformar las ciencias filosóficas en ciencias naturales (V. RACIONALISMO; IDEALISMO). Sólo lentamente, el trabajo de los neotomistas, cada vez mejores conocedores de la ciencia natural moderna, irá clarificando las cuestiones, las mezclas y trasposiciones de métodos (v.) propias del empirismo inglés (v. LOCKE; HUME), del positivismo francés (v. COMTE), y del racionalismo franco-alemán (V. DESCARTES; LEIBNIZ; KANT). Hemos aludido antes a las decisiones de León XIII en pro de la restauración tomista. Sin desconocer la existencia y la importancia de las acciones ejercidas por la Santa Sede en orden a promover la filosofía y la teología tomistas -acciones de resultados ambivalentes, pues aunque han contribuido al amplio desarrollo adquirido porel movimiento restaurador, al mismo tiempo han podido contribuir a un cierto amaneramiento escolar de muchas de sus realizaciones-, parece, sin embargo, conveniente recordar algunos detalles, que sitúan la actuación jerárquica en su verdadero lugar. Ya hemos visto cómo la renovación filosófico-teológica se inicia a principios del s. xix. Una carta de Buzzetti a Pío VII en 1814, pidiéndole «reponer en el trono de las ciencias aquellos antiguos principios de filosofía tan venerados por los Padres y Doctores de la antigua Iglesia», no obtuvo respuesta. El silencio pontificio se prorrogó durante más de cuarenta años, sin que ello fuera obstáculo, antes al contrario, para que diversos obispos y superiores religiosos se manifestaran opuestos a las «extrañas antiguallas». Los promotores de la renovación se vieron obligados a actuar con prudencia, para evitar la alarma y «un incendio que lo arruinaría todo» (carta de Liberatore a Cure¡ en 1852). En 1857, Pío IX incluye en el índice de libros prohibidos las obras de Günther (v.), y en el documento de condena hace la primera alabanza pública de la restauración. No faltarían luego los estímulos, pero hasta el pontificado de León XIII no empezó en verdad la promoción sistemática y continuada de la «vuelta al tomismo». NEOTOMISMO O NEOESCOLÁSTICA La Neoescolástica es el renacimiento y desarrollo de la filosofía escolástica de la Edad Media que tuvo lugar desde la segunda mitad del siglo XIX. No se trata solamente de la resurrección de una filosofía extinta desde tiempo atrás, sino más bien de una regeneración de la “philosophia perennis” o metafísica que surgió en la Grecia Antigua y nunca habría dejado de existir. Algunas veces, la neoescolástica ha sido denominada neotomismo, en parte porque fue Tomás de Aquino quien dio forma final a la escolástica en el siglo XIII y, en parte, porque tomó fuerza la idea de que solamente el tomismo podía infundir vitalidad a una escolástica del siglo XX. Es necesario distinguir dos sentidos del término "neoescolástica": los intentos de revitalizar la tradición de la escolástica medieval y sus conceptos fundamentales; y, por otra parte, una corriente de pensamiento adscrita a la Iglesia católica que se proponía realizar una nueva síntesis de la fe cristiana y de la racionalidad moderna. En este sentido, el papa León XIII, en su encíclica “Aeterni Patris” (1879), afirmó que la doctrina tomista, desarrollada por Tomás de Aquino debía ser la base de toda filosofía que se tuviera por cristiana. Con ella, el Papa dio el apoyo incondicional de la Iglesia Católica al neotomismo, promoviendo la aparición de la neoescolástica. Esta encíclica formó parte del impulso realizado por el Vaticano con el fin de que la Iglesia Católica se aproximara a los problemas de su tiempo en multitud de ámbitos. Se planteaba, entonces, la necesidad de construir una nueva filosofía cristiana, para lo cual se requería retomar la antigua filosofía escolástica. De esta manera, la neoescolástica pretendió rescatar el valor de la objetividad frente al relativismo, destacar el valor del realismo frente al idealismo y promover el valor del personalismo. Los representantes de esta corriente no tienen como objetivo enriquecer la doctrina tomista, sino mostrar lo que hay de eternamente durable en materia de metafísica. Así, adoptan una actitud defensiva y desafiante frente a los "errores" de la modernidad, contra la cual erigen el tomismo como un bastión infalible. La primera fase de la neoescolástica heredó la visión histórica antimoderna del romanticismo católico (De Maistre, Bonald): se veía la edad moderna como una profunda crisis de la unidad espiritual de Europa, que había comenzado con el nominalismo de la Escolástica tardía y había proseguido con el psicologismo de Lutero. En el plano filosófico se rechazaba el planteamiento cartesiano con sus desarrollos tanto en sentido lógico- racionalista como religioso: de aquí la infravaloración del ontologismo cristiano que se había desarrollado desde Malebranche hasta Rosmini y Gioberti, con quien polemizó M. Liberatore y “La Civilta Cattolica”.
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