A mis hermanos Istrneños- A mis hijos: * I11g. Guillermo Altamirano Gutierrez * 1ng.- Delia Altamirano Gutierrez A mis nietos: Nalleli Altamirano Garza Itzél Altamirano Garza Dalia RincCln Altamirano Nicté Altamirano Garza Guillernlo T. Rincón Altamirano Todos merecedores de mi infinito amor. En, 1919 aparece en la escena revolucionaria del lstrno un antiguo cazador de iguanas. Helio- doro Charis Castro, que se levantó e n armas debid0.a las arbitrariedades que cometía un jefe de regimiento carrancistn contra los juchitecos, ncusandolos de sediciosos. Este joven de humilde- origen, junto con un puñado de hombres, ganó los montes al sur del pueblo, desde donde Izosti- oabn a los federales rriedinnte sorpresivos ataques o n ln plaza. "Guca purá Camilo Flores, purti má ceda Liodoro Chare " (Apúrate Camilo Flores, porque ya viene Heliodoro Charis) Javier Meneses de Gyves ... la Sandunpa tocad, si no despierto al quejoso rumor de esa armonía, iDejúdrne descansar que estaré muerto! Rodulfo Figueroa Arroja a un lado esa piedra que llevas en la mano. Toma un libro, lee. (Bisubi quie nasa nouca Gucuaa ti guichi blinda) Gatriel López Chiñas ... no hay centenferio en la República, que no contenga los.restos de un soldado Juchiteco, muerto en defensa de la Revolución. Gral. Alvaro Obregón ERES Eres Zaírdzrnga, el regalo del Dios que nunca muere a la drilce Oaxaca; eres el szieño nostálgico que iguala el himno gemelo de mi herrnano mixteco Ulises Casab Rueda BICHE ISTMEÑA s~rie. . . soñk q LM hurnbr.iento me comía, u besos tus ojos color. gulle f a ,\.laría. Roberto Zulaica ADVERTENCIA Querido lector: Este trabajo que tienes en tus manos, no tiene pretenciones didácticas, tampoco literarias; no es ui ~a biografk- ni uii coinpendio histói-ico; es sólo la recopilación de una serie de hechos, andanzas y dichos de un hoinbre, cuya deslum- brante y magnética personalidad, acción política y social, dejaron una profunda huella histórica en el Istino de Tehuantepec: EI General Welis- doro Charis Castro. Los oaxaqueños nos sentimos orgullosos de que hoinbi-es como nuestro personaje, destaquen y den relevancia y prestigio a nuestro Estado, pues con sus hechos, ratifican y exaltan aljurias de las vii-tudes que nos honran: el innato aIun de superación, el orgullo por nuestros orígenes y costumbres, el amor a nuestra tierra, y a nuestros semejantes. Cometemos un elemental acto de justicia al hablar de los méritos y las vii-tudes de este hoin- bre, cuyos hechos provocan aún encendidas polémicas, que sólo el tiempo habrá de serenar y juzgar. Nosotros, adelantándonos a dicho juicio, aportamos nuestra modesta colaboración al veredicto favorable, justo e imparcial, que estamos seguros, la Historia le dictará. En lo personal, no siendo istmeño, pero si oaxaqueño (de la región de la Cañada), y con un profundo y entrañable amor por todo lo re- . lacionado con Oaxaca, reconozco y estoy orgu- -- lloso de los Iiechos que adornan la figura de nuestro personaje. Es nuestro deseo, que al terminar de leer este trabajo, se grabe en tu ánimo el sentimiento de GRAL. HELIODORO CHARIS CASTRO que el hombre del que aquí hablamos, supo honrar a Oaxaca, a su tierra y a sus paisanos. Que la lectura te sea breve y amena. , Allá por el Istmo de Tehuantepec, donde el Pacífico y el Goifo conforman la cintura de riues- tra República; donde el amor, la pasió~t y el sentimentalisino florecen en cada poro de sus habitantes; donde la marimba y la pequeña murga hacen suspirar con sus notas lleiins de melancolía, a quienes nostálgicos escuclinn y bailan garbosa y ríhnicarnente al son de: ''La llorona", "Ln Marti~ziana", "La Sandungn". Al l á por esa región exuberante, sensrinl, de hombres recios, poéticos, soñndores; donde ln inu- jer es la razórz de la esistencin y el ceritiao del universo htit~iano. Tierra de mujeres de nizdar II cadencioso, altivo, que caminan en zlerso': grandotas, ojonas, ii~usical el ta!le, los ojos "biches"; la cabeza erguida, y el orgullo [le su raza envolviendo su garbosa estampa. En esa región volup hiosa, cálida, hermosa, nació tino de los hombres cuyos hechos y l eyendas corren de boca en boca por todo el territorio oarnqueño. v i - a ' 8 N e - r m a r y u ' - + 4 X S E X m & ' m 1 x 0 a O t t c h . N m e u < m S - 3 m r J . S ' y a a,' E 2 2 U S E r y 2 - c ; o a - ' S E o ' 5 S % f E m 2 G ' Q . v 2 g 8 * a " r y E - e , S 8 3 X ' V " 3 . - 4 i S ' O e , > N G ." a - . o - 0 X U ; u < r y G e , . N v i - o 2 G 2 - 0 U G Charis Castro agarró su destino, escribiendo . , para honra de los juchitecos, una de las páginas más hemosas de la Revolución Mexicana. A la fecha son muchos los cuentos, las anécdo- tas, las hazañas que narran los hechos de este famoso General, que con el iiempo llegó a ser para los juchi tecos: "El hombre má s i gnorant e que m á s hi z o por su pueblo". En la sabrosa plática, en changarros, en canti- nas, en toda tertulia se hnbla siempre del General C h i s . De 1.90 ~ I Z . de estatura, complexión de foro, siempre vestido a la usnízza istrneña. Diclmra- chero, enamoradizo, ca~ztador, romántico, bo- hemio, isfmeño ptles; hacía permanente darde de m nahrral inteligencia E/ simpa& eiz su can f ai no lenguaje zapoteco. Tono clísico al Iusblar, lo mismo soltaba la leperada simpbtica o el intencional "cua- tro", que provocnba la carcajada espontánea. Hijo auténtico de la tierra istnzeña, legítimo zapoteco, nunca pudo ni quiso janiás olvidar stis orígenes; su apariencia era parte y prolongación del Jtcchitán de sus amores. 14 Aprendi ó poco el i di oma español, pero aprendió. Al maestro Andres Henestrosa debe, en parte, haber nzedio conocido el lenguaje cas- tellano. Solía conzeíztarle al maestro, cuando aprendía las primeras letras "del castilla": - Si jiintarnos, Andrés, l o que t i ene t u cabeza y mi s calzones, conqui st amos eso que tú l l amas mundo. Heredero de una tradición que da testiííionio del carácter festivo, gracioso, irónico, pronto al chiste y a la carcajada, el General Charis, en todos sus actos, dejaba amplio testimonio de esta especial característica de las genies istmeñas. Aparen tabn ig~zorancia pero era endiablnda- mente inteligente. Conocía y valoraba a priiiieia vista a los hombres, sus intenciones y sus iizéri- tos. Sagaz político, tenía siempre n flor de lnbio la palabra exacta para criticar, halagar u orde- nar. Sus actos reflejaban destellos de caudillo, Lie guía, de dirigente de hombres. Nadie cono~í a I i mejor que él a sus pueblos y paisanos, sus an- i I gustias, sus necesidades, sus aspiraciones; por -- I I ello, y por su elevado espíritu de servicio llegó a ser durante niircizo tieiiiy70 cnsi su patriarca. Es innegable que tiiuo errores, como humatzo, y mi s como juclziteco. Pero el saldo le favorece. Su nctuacióiz coino i~evol~rcionario esta fuero de discirsión. Lirchó poi. el bienestnr de sus he]*- ilianos. Se j i ~gó ln iiiiin eri actos heroicos pie quedaron plnsirindos eiz sir historial militar. €17 todos sus lreclros de ariiins, dejó testirrronio de SU arrojo, de szr zolentía 11de su patriotisnzo. Pzrso sieirry iz. su r~iiln n disposiciórz de SLLS ideales. Ei i novit.irrbre de 1911, en la batalla de ~uchifriii,se iiicurporó nl nzouimiento revolucioizn- rio coiiro solili?do del pueblo. Al ocurrir el c~~rt l rl nzo al P7-csiderzte Madero en 1913 volteó las contrn Victoriniio Huerta y, en 1919 se rebelrl ("Plan Snn Vicer i te'? en contra de lns air to- 1idirrics nzilih~i-es de Jicrcliitrín ... "Cuyo jefe a b o - pel1al-m siit cesar, l a libertad de mi pueblo". Su ~~r e b l o , slr gente, le dan el grado de coronel. 1920 se adhiere al Plan Sonorense de I I Agii(7 Prieto", y ya con el grado de Geneml 16 encabeza el 13" Batallón, integrado, en su mayo- rín, por soidndos juchitecos. En Febrero de 1924, toma participación activa y directa eri la sangrienta. batalla de Ocotlán, ]d., donde las fuerzas juchitecas a su mando se cubren de glorin. En esta famosa batalla, que ilnrrn la liistorin y canta el corric!~, el General Cliaris resulta grnvemente herido y, en el hospi- tnl, al visitarlo su jefe, el General Alvaro Obregón, orde~zn su traslado inmediato, en el tren presidencinl,'ul hospital militar de la Ciudad de México. El General Clzaris en actitud que lo pinta de cuerpo eiltero, le replica: - Mi Geirernl, el jiiramento me asdena ~rrorir a szr lado. El geninl "Mnrzco de Celaya", al ver n Charis debatirse entre ln vida y la muerte, expresa estas ynlnbras: - No cnbedrrda que donde h a y un sol dado jzrchiteco, hay Patria. Atestiguan esta drrimática escena, los Genera- les loaquín Amaro y ]osé Arnarill~s. 17 Corrido il i LA TOA4.A DE OCOTLAN JAL. i Yf i i e el Trece Bnfnllóii Poiignii nfeiicihi scfiores i lo que pnsó eri Ocotllíií el que no teriiió la horiditra 1 doiil-Ic 1in friiiiifrilfo cl gobierno nurlqiie le costó la vida I 6 coi1 tropns de Jitiliítlíii nl slibtenie?ite Segitrn. l El [firz i i i i c ~c ílej!llrero Adiós qiierido Segiirn c'nrrro 11 1171; [~irc.c l f ~ ~ l dín, hr destilio ese era, salicirorr los jircliifccos 1~ue.s iiioriste corl lioiior cori ~iii¿~cción n 117 m". dc$ririicrillo hi Boridern. Onlcilu el Geilci.al Awiaro Y le tocó n Víctor Moro n qrirfi~r nrtilleríti. ik$e?idia por doilde qiliern. 1 I I L Cill7~iiflJ clfir~?b"o co11lcllzó Í Qiie uiunri los jilcliitecos L Clinril; ilin ndcli7iifc gritnbnri eii Ocotlríii I iiroiifrilin cil sii I ~I : L' I I cnbnllo sc snlic qiie son elnlierites Cori fotios sirs n!jrrrfarites. iincidos cri Jiicliitriiz. ! O~.~Iciirz c1 Geirei.r-il Cliaris Jucllithii desde rrnrís nlites 1 qiie pr?scrl rriis oficiales, teiiín fanin de unlieiite nllí-fiic doizde az!yrí llerido' piies siis liijos son fati hrnuos I 1 el cnpifniz Cleto Gorizrilez. coiiio el Pntróil Snii Viceiite; I i piies siis liijos soii tan brnuos Yf i i c irria bnLi crlrrriign coiiio el Pndre San Viceiite. i I de ~~qrrcl fninoso río Lerina, frie la qrie le liri.ió de 1111 brazo le nfrauesó uila piernn. i Autor: Miguel Jíménez t El General Charis, convaleciente de Ias heridas recrhdnc dlimnte el cornbate & Ocofllín, Jal. Lo acornpariaiz algunos de stis aytihl?tes . +-+a lloraron sinceramente su muertefue el General -Dile a nii Gefleral Amaro, agradezco nom- r Y.,. Heliodoro Charis Castro. ) bra>niento, yero izo acepto de t l act i ach. De esos I animalitos en Izrchitán tenenios muchos, ay Otro gran amigo de Charis fue el General 1 loaquín Amaro, famoso y gran soldado, creador ! luego les retilito zriro. del actual Ejército Mexicano. Por cierto, cuando Y se salió runzinndo: **¿De t l acuaché. . .? este General era Ministro de la Guerra, ofreció n . . .i Chnvis de tlncuaché. . .?" Clmris, dado el aprecio que le tenía, uii puesto irn portan te, no especificríndole cual era éste, rogándole únicamente esperara recibir aviso para. ocuparlo. Al poco tiempo, Charis recibió comunicación de presentarse en la Secretaria de Guerra, donde ! se le comunicó que el Ministro estaba nusente, pero el secretario !e explicó: -Mi Geizeral, tengo órdenes del señor Minis- tro, de comuizicarle que ha sido designado usted, * Attache: Agregado militar. . . Attaclze mi l i t ar (*), en nuestra Embajada de Guatemala. Clrans de inmediato, compreizdió cual era la . i I iiiaiziobra política (sacarlo del país) de sir amigo i el General Amaro y, corrio quien no entiende el 1 nzensafi maiioso contestó: 76 Y a , 3 Siendo Jefe del a Zonn Milítar, en uno de los Estados de la República, recibió el General Charis de la Secretaria de Guerra y Mnrina, zin telegranza urgeizte que decía: " SE RUMORA PRESENCIA REBELDES ES A Z O N A PUNTO CONFI RME INFOR- MACIÓN PUNTO" . . Cuando el General CItaris escuclzó el testo del telegrama, que su asistente le leí4 colizentó: - Coizozco Cerru P~i et o, co~zozco Cen-u Ve- nado, conozco Ceru Iguana, pero Cerní Mora, IZO COnozCO. 1 3 i 4 EL GENERAL QUERIA LECHE 9 Cuando el General Charis andaba comba- ' tiendo cristeros con su 23" Batallón de Juchite- I cos, un día cayó con su tropa de valientes sobre u n pac$co y hermoso pueblo de la costa del Pacífico. Famoso este pueblo por sus frutos tropicales, sus iiiujeres liermosas y por producir el mejor café del rumbo ( y según dicen ... del mundo). En toda la región, mucho se habla de la guapura de las niujeres de este pueblo, súmele: Espigadas, cuerpos de palmera, cin t u d a s sobre pan, piel de cncno, ojos picaros enmiela~los. Ale- gres, entrenas, querendonas, como todas las costeñas. Este pebl o, casi el paraiso, está metido allá donde los loros y las guacamayas escandali- zan cuando bajan a hartarse de frutos. Llegó Charis con sus soldados arrasando con todo. Tomó de inmediato posesión de la Presi- dencia Municpal, a cuyas autoridades ordenó le trajeran de inmediato la cena. 81 a . A ' Z o " i = g " t i 3 = ' Y Q * L A . P , H e . N . E b g . 2 - = e u u ' E U . w O c s S 2 : a , E : X X L m O a a , : s r y O P , $ a " e e g x m - e 0 2 ' S : - - e & z e x " u 2 - l 6 Z & e , - e , X O u - n r ; = E S - o ' a a n ) S 3 o " t i f a f : h u u X . H G AJEDREZ DUDOSA. . .? Entretenidísimo estaba el General Cliaris ju- gando una partida de ajedrez, en una de sus famosas tertulias arnigueras, cuando nervioso se presenta su asistente, quién cuadrhndose le con?tl ~zicn: jMi General! jMi General!, le acaba de llegar un telegrama urgente. Charis, perisatiuo 11 ~elzetido en la jugnda que se proponía realizar, apenas si volteo de reojo a ver a su nngustindo ayudante, contestando: - Urgente será para el qtre lo vianda, no para mi. Y sigtrió coricentrndo eelz e! 'ytrego ciencia': El General Heliodoro Charis Castro, además de su fama como valiente soldado que combatió en la Revolución con su célebre 13" Batallón de Juchitécos; de su leyenda como politico y, porqué no decirlo, de str -venombre como Pahiarca dz todo d Istmo de Tehuantepéc; como buen mexi- cano ( y además Juchiteco), era famoso tambiéti, por sus muchos nmorios que hacían crecer su yn bien ganada popularidad,, pués, se decia, que tenía tantas mujeres como deseos y caprichos. Fueron ruidosas sus conquistas nmorosas en los lugares donde acnmpnba, y era sabido que en sil selección, no reparaba en tarnalio, color y pelaje. Se hablaba de qtre tenia señoras de todos colores y sabores. A las fiestas, siempre acostumbraba llegar acompaiindo de dos o tres da~rias, irn- portándole muy poco los corneiztarios, sobre szr estado fisico y el de sus acornpniiantes. Siendo Senador de la República, !o invitaro~i a una fiesta de esas llamadas "pópis': en la que 93 2 había que ir vestido: los hombres de etiqueta y + reptrtación'; son 'auténticas, pues efecti- "C las mujeres "de largo". Pero sucede, .que mi + vamente son pimjas. General llegó a! dicho fes tejo, en un estado fisico no muy corzveniente; vestido con su clásica gtlayabera, y abrazando a dos acompnñantes del seso femenino, quienes a simple vista dejaban ver sil alegre oficio. Co~no Clzaris era General de División y Senador de la Repzíblica, nndie se atrevía a criti- cnrle nada; pero, como a la media hora de su llegada, se-le acerca su asistente y discretamente le dice al oido: -Mi General, es usted el centro de todas wriradas y conze~ztarios de esta fiesta. -iP;res qué traen est os catrincitos ... ? Pregtin tó Clzaris. -Mi Getteral, de usted no dicen nada, pero de las mrrcliaclzas qrre lo aconzpañan, dicen qzre so12 de "dzrdosa reputación". Regocijrrnte, irónico, respondió Clznrís: -Pues diles a toda esa bola de apretados, qrre estas ~nzrchachas no son de "dudosa 94 ORDENA "Oueso de Puerco al limón" bi - O El General Charis sorprendido comenta: Una mu y especial atracción tenia el General - Mejor vámonos, porque en este chan- Clzaris para hacer amigos. Todo rnlindo se le g a m ordeñan a las marranas* acercaba con e1 fin de escuchar sus ingeniosos y - sabrosos comentarios, fieran estos refeentes a la Revolución, a szi querido Juchitín, a la política o sobre las damas. Era una de las razones por la que siempre lo seguía una legión de aniigos y admiradores, akeniás de lcs imprescindibles 'korritas': que buscaban su protección I/ el in- vi f e de los tragos, claro, a cuenta del General. En una de sus múltiples terttllias se comentd que: u11 dia llegó el General a un famoso re- st n~i rant e acompañado de u n distinguido grupo de amigos, entre los cuales iba su ayudante, el Prof. Mariano Escobar Barrien tos. Se sientan a la mesa y el General ordenn a su ayudante: -Véme diciendo que hay de comer aqui .... El Prof. Escobcr empieza a leerle el "menú", - que de entrada dice: 96 ACROSTICO DEL GRAL. HEEIODORO C W S CASTRO i Heclzos imy en la vida del hombre Esns lides rri estrofas senn cantadas Libi-erliei- te, y 4 2 ~ ~ se escriban esos notribres lg1~07*mzl!o fendelzcins o doctrinns O ngóniilis i i i t ~i gns infiltidadns Debeilzos los actunles cniizaradns Oi.giillosos estar de gestns de renombre, Rt.col,dnj zcio en ~ ~ ~ n ~ i n n n s cantnri~zns Oto~*gnuiio eiz 1001- ~n i l fi.nses Cervnntiiins. Coi? rzrrrsti-a lira yobre, ijn sin ecos H~b I n r n/ yensaniierzto se quisiel-a, A t o~i os pregononar esta quimera: Rogar* o los preserztes juchitecos IriiiteIiio': nl llonilwe, y qiie no triuera Si i ideni2io de bien, que persiguiera. l C~iiioi les ~ : i fi~siles uoluewmos n esgrinzi~: A;)r*estni-los I ZO es deber de la juventud ncfual; S610 el sai7es triuir fnri en el vendava: T I - ~ S ln 1-11 ti? de nnliror del yorvenii-. Ritzda así lzonor la Secundaria Federal Ostentni~ri~i el digno nombrede usted, mi Geizeral. Prof Celedonio Visairo González 98 . i MEJORMENTO PERSONAL Durante su larga etapa como servidor público (Presiden te Muni ci pal , Diputado, Senador, etc.), t uvo el General Clinris, como es l ~gi s o, -7iiutkos enemigos politicos que lo atncnron coii pasión y hasta con saña. Uno de éstos era Gu - ~nRn López Trtrjillo, con el que siertipre tztao nzarcadas diferencias. Los dos se atncabnn n través de enfrrntamieii- t os verbales directos e i ndi rect os. Chal-is lznciendo siempre alarde de su folclórico l enpt o je y mañoso ingenio, y Germáii López Trujillo tratando de confuizdirlo con pnlabrns y frnses re buscadas, como aquel las que proiii~ncinhn c~t nndo se dirigía al público, diciendo repetiti- z~nmente y sin venir nl caso, que él siemyir b~rscaba para todos: el ''mejoranzie~~to per- sona 2". Así, en sus actos políticos, López Tnijillo t u - minaba siempre sus discursos con lo que pareck 99 su firma: "yo solo busco el mejoramiento per- sonal de todos". A Clzaris ya lo tenía hasta el copete con aquello del "mejoramiento personal': h s t a que u n día, molesto ya el General, en u n acto público con- festó a str rizal, dicimdo en str Gscurso: 40 que Gemán López Trujillo anda bus- cando, no es el mejoramiento personal del plie blo, sirlo su "mujeramiento personal". t : jPIDO LA PALABRA. . .! Como Senador de la República, allá por el año de 1938, el General Heliodoro Cizaris Castro participó, dentro de strs capacidades, en los asuntos que en ese recinto Legislativo se dis- cutían. Dada la fama y pop~llaridnd del General, por su historial revolucionario, por su recia per- sonalid~d, carisrna, matrapeado y simpático vo- cabulario, cada vez que sitbía a la tribuna, su presencia causaba expectación. Se discutía, precisamente, uno de los Regla- mentos de la reciente Ley de la Expropiación Petrolera. El teina era delicndo, espifioso, tnnfo que el Presidente de la H. Cámara lo sometió a consideración de los señores Senadores. Se izizo u n silencio sepulcral. Nadie se atrevía a expresar su opinión en tema tan esc~broso. De pronto, el General Charis levanfando ln mano, pidió lmblar. Au tomáticarnetz te todas las miradas se clrrvaron en su persona. 101 L u I C - r X . N O U 2 Y u g P u S r - N 3 2 u t > L u - L 1 P Y T 0 ' A . N X 4 g - 3 m 5 \ E . v ) J ' a u . N - S r - ; a Y - X 5 % m 0 ' o g 1 - Sí, " amor platónico", porque me l a r qui ero echar a l pl at o. Estando en la ciudad de Oaxaca, recibió el General Charis invitación para asistir a un homenaje en honor del "Benemérito do las . -- Americas": Don Benito Jurirez. Se vi sf i ó el General con sus mejores galas y, seguido de SLL asistente se presentó en el sitio donde se rendirían hovzores a tan iltrstre rízexi- cano. Colocaron al General eíz el sitio de honor del presidiunz. Dio inició la ceremonia. El primer orador y el siguiente hnblaroiz del Beneiilérito, de sus vir- t~rdes, de SLL patriótica obra, de sus orí'geizes de ser el forjador de la nación mexicana, de su lucha coiztra el l~liperio de Mnxinziliano etc. etc.. Pero sieinpre en srts palabras, los orndores al referirse a Bekt o JuRrez, lo identijicnban como: "El Pa- tricio". Qtre " El Patricio" por acá. Que "El Patricio" por allri. Que el "El Patricio" lo otro ... e tc. etc. 107 l El General Charis escuchaba con atención los - l . l discursos, aunqxe se notaba un tanto desconcer- I fado, pues inquieto volteaba constantemente para todos lados. De pronto, discretamente llama a su asistente, y casi en susurro, le dice al óído: -Oyeme jíjo ... porqué me trajiste aquí, a mi invitaron ceremonia honor Benito y no Patricio. Se presentó el General Charis en la Oficina del Ferrocarril de su querido Juchitán interrogando al Jefe de la Estación: - Oye tu Jefe-iA que hrra llega tren "ist- rnenó" ... ? Rápidamente el interpelado puso a funcionar el telégrafo. A los pocos instantes le dió contesta- ción: - Mi General, e2 tren viene demorado. Charis molesto replicó: - Te estoy preguntarldo qué horas llega, no que color viene. TELEFONO Desde que en Juchitán se inauguró el semicio telefónico, al General Charis le encan taba usarlo para comunicarse con sus amigos de las ciudades de México y Oaxaca. Horas se pasaba pegado al auricular, razón por lo que empezó el chisnzerio - - n fabncar historietas, todas relacionadas con Chans y el teléfono. A la fecha, allá por el Istmo de Tehuantepec y sur de Veracruz, se cuentan anécdotas sobre las llamadas telefónicas que hacia el Geiieral. Hay una que relatan y dice que en cierfn ocasión, el General Chans Iiablaba por teléfono con u n desconocido, delante de unos amigos. Cuando terminó de hablar, uno de éstos lo quiso brornear diciéndole: -No sabes General que con quien hablabas por teléfono está tuberculoso?.Ahora, para no con- tagiarte, necesitas lavarte las manos con alcohol. Rápido reviró Charis: -Que no sabes tú, que electricidad mata microbio.. ? LA CABEZONA Durante la llamndn guerrn Cristera, en la que el Genernl Charis f i ~ngi ó cowzo jefe de Zona Mi l i t ar e n al gunos de los Estados de la República, las ordenes que recibía eran termi- nan tes, sitt margen mínimo de inz~estigar origen, an fecedentes o justeza. Con base en estas reglas, fi~efnnzosa su cnrn- paña militar en el hoy Estado de Colimn, donde había un i ~nport nnf e nMcleo de soldndos cris- tercs. Acatando órdenes del Gobierízo, Clznris no se detuvo ante nada para responder n los ataques violeiztos de los eizgañados cowtbntzentes cris- tevos. Él recibía ordenes y, como soldndo, tenía que cumplirlas y hacerlas curnpl ir. S u lema como militar fue siempre: "Las órdenes se acatan no se discuten". Así f ue como etz ln ciudad de Querétaro, estando encargado de la Plaza Militar, recibió órdenes terminantes & no dejar bajar la tropa que venía en un tren 113 P i E U = , 0 - Y 9 ' a , h > & . h > C A . O E : - - E E E : E E X 5 2 a , E . U + h R primeras luclzas contra los soldados carrancis-. tas. Testigos también f i e mn sus de su valentia, de sir astucia, y de su lidernzgo como conductor de lto~ttbres. También lo vieron ves- tido de caizón blanco y huaracl~es, mando sus segzridores, sirs paisanos, le pzrsieron el águila de ylobz en el ~~l i !groso soi~zbrero "pnnza de birrro" . Clmris, desprrés de andar combatiendo guer- rilleros en toda ln república, regresa triunfal a su agorado Juchitáit portaizdo orgulloso el aguilotn, pero ahora si de oro, no en el sontbr~ro sino en el kepis militar. Polninns lustrosas en lugar de los htraraclies. Ln cnrizisa y el calzón blanco de lnnnta, sustituidos por el elegante uni f or~ne de fino paño con bvto~znduras doradas. Las jiorni- tilras acharolndos, y eizfiizdada al-cinto la 45, ntreuecita. Llego n szr pueblo, a sir barrio, a szr cnsa, enuzrelto eir uizn nube de abrazos y felici- taciones de sus ~rirrcltos a r i a r e s y amigos. - 1 I r la sabrosa sombra del árbol que frondoso preside - el amplio patio, para las orejas y con dij5cultad se levanta. Se estira cuan largo, y moviendo la cola en señal de subordinado saludo, lentamente se iicerca a su antiguo amo al que o'fatea e identijca mns por el olor que por el unifalme. Y se le unta en las piernas. Charis, el valiente soldado, el rudo Geiieral de División, se i ~c l i na amoroso a acariciarlo, y sus lagrimas bañan los chinguiiiosos ojos de su fiel perro. Se pregunta el maestro Andrés Henestrosa: i N O ES EL HOMBRE IGUAL EN TODAS PARTES Y EN TODOS LOS TI EMPOS? Sorprendidos strs perros lo ven llegar. Dos conrlz a recibirlo con ladridos mas de alegná que de enemistnd. El tercero, el mas viejo, echado en 116 117 Lo rriisirio participaba en la "regada'de fnctas " (cn~.éclie ci~a?inlznski), en el convite, que en el festejo do~irfe al sori de ln "Sandunga" y la "Lln- ~ o I I ( ~ ' : lzollibres 11rr~z~jeres, bailan y conviven. Como es de todos sabido, el General C h i s era de carácter al eg~e, festivo, simpático, con gran afición poi- las fiestas donde siempre se convertía Alií mezclado ori sus pnisanos y paisarias, las que nlardeí~iz y pi-rsunzeri en su andar altivo t/ gai-boso si,~s elegnirtes y r1istosos trajes, y ellos, de l ~i i ~~r adi es , guayabera, ;7antalón oscuro, soiii- brer.0 chnrt-o: "pnirza de burro", y el orgullo I zapoteca rei>entlítzlíole los poros. Alli en ese am- bieri fe purnrnen te istineno, ident$cado fetal- 118 1 l ! l I 7 * mente con su gente, su musica, SUS tradiciones d en e! centro de atención por su inuata simpa tia y buen hiliiior. Le gt~staba cantar y bailar y no se perdía un fan~ínngo especialmente en las in- terrzacionnbiiente famosas "Velas" que se renli- zan en el nies de Mnyo en lucriitlín, si* amado pt~eblo. i e idionza, Chans disfrutaba plenamente como llijo auténtico de esta hermosa región. Cierta ocasión, Charis invitó a estas fiestas a 1 z~n gmpo de amistades, las que alegres di@- - tnban tos sones istmeños cuando el GeiLrrnl les ofieció cervezas. Una sefiora se lo agradeció diciendo: -No, gracias Getzeral. Usted ya sabe lo diu- rético que es la cerveza. -Déje l o di urét i co señora -contesto Charis-, sino las ganas que dan de mear: BIBLIOGRAFIA 1. BustiHos Bemal, Angel. "La Revolución Mexicana en el Istmo de Tehuan- tepec". Editora Mexicana de Periódi- cos, Libros y Revistas, S.A. hléxico D.F., 1968. 11 Corridos del Istmo. Publicación del H. Ayuntamiento Popular de Jucliitán, Oax., 1983. 111. García V, Rubén. "Anécdotas v Suce- f didos de la Revolución". Editorial B. Costa-Amic. 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