«El falso autostop» en “El libro de los amores ridículos” - Milan Kundera

April 3, 2018 | Author: Armando Lf | Category: Soul, Happiness & Self-Help, Nudity, Love, Science


Comments



Description

. El joven respondió que él no tenía motivo alguno para preocuparse porque todo lo que le sucedía estan­ i do con ella adquiría el encanto de la aventura.. pedir que la llevasen hasta la gasolinera más próxima. El joven le preguntó si los conductores que la habían llevado habían sido tan de­ sagradables como para que ella hablase de su misión como de una humillación.. l ). la aventura había sid o sólo para ella .1 :1 1 Tereera parte 1 El falso autoestop j 1 1 J [ 1 ·. porque el joven se había escondido y ella había tenido que utilizar sus encantos: hacer autoestop a algún coche. 1 La manecilla del nivel de la gasolina cayó de pron­ to a cero y el joven conductor del coupé afirmó que era ca 9reante lo que tragaba aquel coche. La chi- . pero que no había podido sacar provecho alguno por­ que iba cargada con el bidón y había tenido adem ás que despedirse de ellos antes de que le diera tiempo de nada..A ver si nos vamos a quedar otra vez sin gasoli­ na -dijo la chica (que tenía unos veintidós años) y le r ecordó al conductor unos cuantos sitios del mapa del -� pa:is en los que ya les había sucedido lo mismo. .. . volver a parar otro coche y regresar con el bidón. s1empre que se 1es nab 1a acaoaao 1a gaso- ! l lina en medio de la carretera.. Ella respondió (con pueril coquetería) que a veces habían sido muy agradables . -Miserable -le dijo el joven. .. y 1 1 ca protesto. la mavoría de las muieres a su alrededor. le parecía que era muy mayor y que en segundo lugar porque sabía que en este mundo to­ había aprendido ya todo lo que un hombre puede sa­ do es pasajero. presenta. junto al surtidor. y eso hacía que hasta la vergüenza de ber de las mujeres. como lo hada -Un minuto -respondió el hombre. Hasta había Y el joven dijo: llegado a inventarse �n sistema especial de convenci­ -Ya veremos lo que dura un minuto. de él. ¿Va a tar­ sólo de pensar que iba a darle vergüenza. Como no tenía más que con las que él se había relacionado antes de conocerla. Sabía que ella lo quería y que tenía celos ner. Al menos primer lugar porque la diferenciaban de las mujeres eso era lo que el joven creía. Sentía siempre vergüenza anticipada dijo el joven a la chica y salió del coche-. Claro que ser celoso no es una cualidad muy Hacía ya un año que la conocía y la chica aún era agradable.:. miento pedagógico: se decía que cada persona recibía Iba a volver al coche a sentarse pero vio que la chi­ al nacer uno de los millones de cuerpos que estaban ca salía por la otra puerta. si no se emplea en exceso (si va uni­ capaz de avergonzarse delante de él. despreocupada y sin angustias. además de su natural in­ ban esos instantes en los que ella sentía vergüenza. porque quería ver la cara que iba a po­ en la frente. Lo que más apreciaba de la chica su chica fuera algo preciado para él. veintiocho años. ¡quién sabe cuántas chicas le hacen ella. Con fre­ dar mucho? -le preguntó a un hombre vestído con cuencia deseaba poder sentirse libre dentro de su un mono azu1. Pero tuvo que detenerse a un lado por­ rabia cuando él le preguntaba con fingido asombro que. como si le adjudicasen una de los millo- 78 79 . gente se reía de su susceptibilidad y que la provoca­ -Vamos a tener que esperar un buen rato -le ban a propósito.en ya estaba poniendo el intermitente de la iz� frecuencia muchas horas sin parar) que se detuviese quierda y entrando en la explanada en la que estaban un momento junto a un bosquecillo. en comodidad. cuando en las que tenía que pedirle (el joven conducía con el jo. había un voluminoso camión por el motivo de la parada. y a él le encanta­ da a la humildad). autoestop en la carretera cuando conduce solo] El jo­ -¿Qué vas a hacer? -preguntó el joven intencio­ ven cogió a la chica del hombro y le dio un suave beso nadamente. que estaba sentada a su lado era precisamente aquello que hasta entonces había encontrado con menor fre- cuenGa en las mujeres: su pureza. Siempre le daba los surtidores. preparados. cierto aspecto enternecedor. En el tra­ gruesa manguera llenaba de gasolina el depósito del bajo había podido comprobar muchas veces que la surtidor. La chica apenas tuvo tiempo de afir­ A la chica realmente le desagradaban las ocasiones mar que se había quitado un peso de encima. La chica atlrmó que la miserable no era elia. Ella sabía que la vergüen­ con un gran depósito de metal que mediante una za que sentía era ridícula y pasada de moda. La manecilla ya estaba a cero cuando el joven vio a la derecha un cartel que indicaba (con un dibujo en negro de un surtidor) que la gasolinera estaba a qui­ nientos metros. sino -Voy a aprovc:char para ir a hacer una cosa -dijo precisamente él. 1 cuerpo. pero. En aquella indivisión residía su felicidad.. pero con frecuencia le pa. que era po.\. se escondió tras un arbusto y disfrutó durante todo de sentir de ese modo. pero nunca era capaz él. que aquel rretera. Se sentía a gusto. negaba algo: lo que da precisamente el amor carente de profundidad y superficial. r1HP . Era su primer día de vacaciones (ca­ 3 torce días de vacaciones en los que durante todo el año había centrado su deseo). Luego lo vio. "-i 11..n. La chica y la chica estaba llena de sospechas..6. el cielo estaba azul (to­ El joven siempre disfrutaba cuando su chica estaba do el año había estado preguntándose horrorizada si alegre.. El joven se agachó hacia la ventani­ cierto que el joven afirmaba que ya estaba harto de lla.A� .. ser ella por completo de él..A... Sufría por no saber ser... La chi- -- reoa que cuanto mas / trataJJa k arse1o de d" ¡ todo.. completamente solitaria. Dejó a su la­ ferma... señorita? rhica <=abía f1HP .. ) Elfa quería que fuese suyo por complet� y con coquetería. mas / ¡ 1e ca se sentó y el coche se puso en marcha.... A. El coche frenó y se detuvo justo al jeres..!.... Detenerla sólo es posible en los ratos bién al joven a quien había conocido hacía un año y de soledad.'\. Si la presencia gustia. aproximado a la roja torrecilla del surtidor.r_. tampoco destacaba por la do la estación de servicio que estaba al borde de la ca. en casa.. A.""' A.... lo que da el flirt. ) con el que era feliz quizá precisamente porque nunca Después salió del bosque y se dirigió hacia la ca­ separaba su cuerpo de su alma y con él podía vivir por rretera.1' JI.1<"'11"1 �p l. Con frecuencia se puso a andar carretera adelante. Jl. sonrió y preguntó: ese tipo de mujeres para el resto de su vida. -Pase. mas"' V .!./ -¿Va hacia Bystrica? -preguntó la chica y sonrió pensaba.. desde allí se veía la estación de servicio. ella.. señas.. . Ji.. el entero.Jl. adem�<= de seria. y por eso siempre lo sentía con an­ a quien se ama se siente mejor a solas.. sólo estaría presente en su cons­ Con esa misma angustia se había aproximado tarn­ tante transcurrir. se detuvo y empezó a hacerle ban) eran más seductoras y atractivas..... mirando a ratos si pensaba que las otras mujeres (las que no se angustia­ ya venia. la bajó. nes de habitaciones de un inmenso hotel... firmeza de sus nervios ni por su seguridad en sí mis- 80 81 . (Es lado de la chica. Pero esta vez no sufría ni pensaba en nada de eso...n. sólo camión cisterna ya se había ido. se le iría alguna vez con alguna de ellas. solía estar cansada. �. BV V 'I. casual e impersonal. pero la -¿Adónde va.. ligera... Se dirigió hacia otra vez.. y que el joven..E. siéntese joven abrió la puerta. '1-- PI Pra mnrh. a unos cien metros de allí (en la misma dirección una cosa prestada y hecha en serie. en un ambiente desagradable. en medio del cam­ cuerpo era. de él fuera continua. " . A su «¿qué vas a hacer?» respondió ruborizándo­ con muchas horas extras. (Es que el alma le era ajeno. su madre estaba en­ se y se alejó del coche sin decir palabra. Ella misma era excesivamente su hasta la alegría que produce la presencia del hombre: pro�io cuerpo. Aquel dualismo del cuerpo y ese tiempo de una sensación de satisfacción...JI.'\. .. no ocurría con frecuencia: tenía un trabajo el cielo estaría verdaderamente azul) y él estaba con bastante complicado.. tal corno se las hacen los autoestopistas a los co­ que no ocultaba que conocía bien a aquel tipo de mu­ ches desconocidos.II. por tanto. Lo repetía una y en la que iban) empezaba el bosque. el coche se había que tras la felicidad siempre se agazapaba la sospecha.. en distintas versiones. '�... ma. La chica le estaba agradecida al joven por cada una a una autoestopista desconocida) y lo bien que le sen­ de las zalamerías que le hacía.. V a rlPm U . aquella cara altiva estaba.l .. sino a un conductor desconocido. lla frase halagadora.Vi\. pero ya que no tenemos nada que la carretera..'\....7\lf"' .'-4. se acercó a ella. se ho­ tan guapa. de la vieja angustia. rrorizó al ver con qué coquetería la halagaba (a ella. molesta.4.'1.t'JI. Hace ya cinco años que probó que tenía exactamente el aspecto que ella se conduzco pero nunca he llevado a una autoestopista imaginaba en sus más amargas horas de celos. era víctima fácil de la angustia y el miedo. A ra'h \. porque la frase no iba dirigida a dijo: él. El joven ya se había sentido molesto algunas veces como si con un astuto truco lo hubiera obligado a por los celos de la chica. · -iEso le molesta? llena de tensión. -Con una mujer tan guapa no necesitaría pensar -¿Tengo cara de mentiroso? demasiado qué hacer -dijo el joven... me importaría -dijo la mirada habitual. ver..t. Por eso le res­ -¿No le parece que exagera? oondió sin más: El joven miró a su chica.. al hacerle decir aque­ joven le gustaba mentirles a las mujeres. Por eso le contestó en plan provocador: un rato de aquella cálida sensación y por eso le dijo: -¿Y qué iba a hacer usted conmigo? -Parece que sabe mentir muy bien. V o .j. tuvo un breve e intenso ataque de odio y fáGlmente por alto.as palabras la chica miró al joven y com­ -Hoy estoy de suerte. Y\... no me llamarla y con el que ahora pretendía acabar el juego. pasó el brazo el final de la frase iba dirigido ya al desconocido por su hombro y le susurró el nombre con que solía conductor-: Pero como a usted no le conozco. J. tenía ganas de disfrutar taba. .. dijo: -ahora se trataba de un sutil mensaje pedagógico del -Perdone señorita -y se puso a mirar fijamente joven a la chica-.. pa. Por -¿Por qué? eso era capaz de recibir cualquier manifestación de -Porque en Bystrica me bajo. familiar (de la que solía decir que 1 chica y había en ello un sutil mensaje al joven.. . sintió lástima por la chica y añoró su -Sí saliese con usted. La chica no tenía intención de entender el mensaje pedagógico subyacente y por eso se dirigió exclusiva­ mente al conductor desconocido: -¿Y qué.r . pero era infantil y sencilla). Pero la chica le apartó y dijo: . al ser rechazado. podríamos entendernos bien. lo hubiera cogido por sorpresa.. y en ese mo­ -Tiene cara de disfrutar mintiendo a las mujeres mento hablaba ya más para su chica que para la -dijo la chica y en su voz había un resto involuntario autoestoptsta..ll encuentran muchos más . pero esta vez podía pasarlos confesar. \... alegría de ella con la ternura y el cuidado de un padre -¿Y qué pasaría si yo me bajase con usted? adoptivo. sí dentro de un momento nos vamos a separar? 82 83 r· . porque creía realmente que a su Pero la chica sintió como si..._.'\. as ad .\....� defectos en su propio hombre que en los demás El joven.J. Le sonrió y dijo: Al oír est..rlAI .PrP riHP H'l --Las muieres siemnre J . sino para seducir al hombre que iba en -Perdone. no para -¡No era mi intención ofenderle! que la llevase. el sarcasmo. tera de su vida había sido diseñada con despiadada se­ pero nunca había llegado a parecer un hombre demo­ veridad: su empleo no acababa con las ocho horas de niacamente duro porque no sobresalía ni por su fuer. La carre­ mujeres de un modo más bien brusco que delicado. Y aquel deseo in­ quería que él lo notase. Al fin y al cabo era un deseo bastante ingenuo. era una seductora experimentada que domi­ Estaba enfadado con la chica por no haberle hecho naba estupendamente sus encantos. inclu­ los deseos infantiles salvan todos los obstáculos que les so le pareció un poco ridículo haber rechazado al jo­ pone el espíritu maduro y con frecuencia perduran ven sólo por la rabia que le producían los celos. Por suerte las mujeres tienen fantil aprovechó rápidamente la oportunidad de asu­ una habilidad mágica para modificar ex post el senti­ mir el papel que se le ofrecía. La De manera aueÁ volvió a ser una autoestooista � que . chica podía olvidarse de sí misma y entregarse a su acaba de rechazar a un conductor atrevido sólo para papel. pero qué se le va a hacer: sensata y sabía que sólo se trataba de un juego. En el momento en que dejó que. acto seguido. tería con la que había pretendido halagar indirecta­ mente a su chica y empezó a hacer de hombre duro que al dirigirse a las mujeres pone de relieve más bien los aspectos bastos de la masculinidad: la voluntad. el coche. do de sus actos. hacer la conquista más lenta y más excitante. trabajo diario. no más que él. era tan adecuado para el primer de ver a su lado al joven galante que trataba de sedu­ día de vacaciones. ante todo. invadía también el resto de su tiempo 84 . se com·· 1 caso y haberse negado a volver a ser ella misma cuan­ penetró con aquel estúpido personaje de novela con do tanto lo deseaba. máscara. Se volvió ¿Su papel? ¿Cuál? Era un papel de literatura bara­ hacia el joven y le dijo con voz melosa: ta. l da autoestopista que ella representaba.4 za de voluntad ni por su falta de miramientos. De modo que utilizó esta habilidad A la chica le venía muy bien el distanciamiento y decidió que no lo había rechazado porque le hubie­ sarcástico del joven: la liberaba de sí misma. por caprichoso. celos. sino para poder continuar con un juego ma era. cirla y vio su cara inaccesible. Ella mis­ ra dado rabia. y como la chica seguía con su una facilidad que a ella misma la dejó. el joven traspasó su enfado a la desconoci­ sorprendida y encantada. sus celos se acallaron. no volveré a tocarla -dijo joven. La chic. un conductor de pronto el carácter de su papel: abandonó la galan­ desconocido y una autoestopista desconocida. Se trata seguramente de rápido como la había atacado. y así descubrió Y asi iban en coche y charlaban. hasta la última vejez. tanto más había deseado Pero el dolor de los celos abandonó a la chica tan en otros tiempos parecerlo. 5 Este papel era contradictorio con las atenciones que habitualmente le dedicaba el joven a la chica. Pero si nunca lo había parecido. Es No había nada que el joven hubiera echado tanto verdad que antes de conocerla se comportaba con las en falta en su vida como la despreocupación. la confianza en sí mismo. Una autoestopista había parado un coche. de modo que. tenía la horrible sensación de que le obligaban a ir por una carretera en la que todos le veían y de la que no podía desviarse. bre libre y hago lo que quiero y lo que me da la Ya se había hecho a la idea de todo aquello pero. de antelación la habitación en los montes Tatra. cuya omnipresente alma no le per­ -Señorita.A. De pronto la vida de fic­ y de aventura. un aspecto muy agradable. lue­ cuarto de hora en aparcar el coche. -A Banska Bystrica -respondió. mité de su empresa.4. un extraño cortocircuito hizo que identificase la carretera imaginaria con la ca� 6 rretera verdadera por la que iba y eso le sugirió de pronto la idea de hacer una locura. Soy un hom­ día así la pista ni por un momento. a través de la atención -No tenga miedo.J!. El joven se alejaba severa planificación. El coche no sólo se alejaba de su objetivo imagi­ bía convertido ya un par de veces en objeto de coti­ nario en Banska Bystrica. invadía también. que De pronto el juego había adquirido un nivel supe­ . yo voy a donde quiero. la escasez de casas de veraneo en de sí mismo y de la severa ruta de la que hasta ahora nuestro país le había obligado a reservar con medio año nunca se había desviado.¿Y qué va a hacer allí? orientarse. el escasísimo tiempo de su vida privada. pañeras. � _ -Con un señor.con el aburrimiento obligado de las reuniones y del es­ -¿De verdad? ¡Se ha vuelto loco! mdio en casa. Así que le dijo a la chica: -Seguramente no se ha dado cuenta de que he -Espere -y bajó del coche. sino también del objetivo lleos y de debate público. El joven nunca había estado allí y tardó un rato en . de vez en cuando. para -¡Pero si había dicho que iba a los Pequeños Ta­ lo cual había necesitado una recornendación del Co­ tra! -se asombró la chica. el camino daba tantas portante. duciendo. hasta aquí llegaba la sombra gris de la ción atacaba a la vida sin ficción. El hotel no tenía go dobló a la derecha. el conductor disminuyó la velocidad para vueltas y tenía tantos desvíos que tardaron casi un poder leer las señales que indicaban la dirección.A. '1. aunque el hotel es­ ( '-"'-"�.. pero era el único hotel de -¿Y qué pasaría si no llegase a su cita? la ciudad y el joven ya no tenía ganas de seguir con­ -Sería culpa suya y tendría que ocuparse de mí. doblado hacia Nove Zamky. '1. gana.n 1 rias caBes en obras. empezaba a ha­ -¿Adónde dijo que quería ir? cerse de noche. Ahora mismo volvía a tener esa sensación. Cuando llegaron a Nove Zamky. Detuvo varias veces el coche para pregun­ -He quedado con una persona."-'. taba muy cerca (según afirmaban todas las personas a El coche se aproximaba a un cruce de caminos im­ las que les había preguntado). nunca permanecía en secreto y que por lo demás se ha­ nor.Ji. yo me ocuparé de usted que le prestaban sus innumerables compañeros y com­ -dijo el joven. Había va­ :rrH' r�niP. Ni siquiera las dos semanas real hacia el que había partido por la mañana: los Ta­ de vacaciones le brindaban una sensación de liberación tra y la habitación reservada. Al bajar del coche volvió naturalmente a ser él 86 87 . tar a los viandantes dónde estaba el hotel. dificó su brindis: El joven abrió la puerta del coche y condujo a la -Bien. al cabo de un rato. aque­ Había algo en el juego de la chica que empezaba Ua mujer extraña. y resultaba aún más fastidioso porque rincón. con El joven no le respondió y llamó al camarero y pi­ toda confianza. En medio del ruido. sino descubierto el modo de apoderarse de sus armas. al quedarse sola. como mu­ de cristal. extraña. la suciedad noche en un sitio completamente distinto del que ha­ y el humo. tras una puerta La chica no era muy aficionada a beber. -Vodka. las horas de su vida. una de a irritar al joven. también prescindió de -Estupendo -dijo el joven-.. nadie le había obligado y ni siquiera él mismo lo ha­ bía pretendido. Pero en cambio dió dos vodkas y. aquella imagen ahora no le produjo dolor. tal como ella ahora. otras trajo. El camarero volvió a pensar que quizá.y preguntó por la recepción. sino por 88 89 . Pero. Estaba tan entregada al joven que no dudaba Y si me emborrachara? -dijo ia chica. solomillo. estaba sentada una rubia de aspecto anti­ cho bebía vino y le gustaba el vermouth. le pare­ a cara. que había que hacían de ella otra persona diferente. ·• ii mismo. de que estaba cambiada por entero. adrede. cuando estaban sentados cara 1 aquellas de las que había tenido tantos celos. bajo esperarían al joven en su coche. La chica. Le indicaron -¿Qué aperitivo prefiere? que siguiese hasta la escalera. Espero que no se su papel. de nada de lo que él hada y dejaba en sus manos. dijo: obtener la llave de la única habitación libre. una bandeja con dos vasitos mu¡eres con las que se encontraba en sus viajes de tra­ y la puso sobre la mesa. Pero le fastidiaba encontrarse en una ciudad me emborrache. sus gestos y su mí­ darle al joven lo que hasta entonces no había sabido mica. inmoralidad e informalidad. pero al final acabó por restarle importan­ cia: la habitación de los Tatra podía esperar hasta el día siguiente y no está mal celebrar el primer día de 7 vacacwnes con a1go Inesperado. -Bueno ¿y ahora cómo se va a ocupar de mí? ruidoso. irresponsable e indecente. la única) a su Y por eso (con el vaso en la mano levantada) mo­ amado. curiosa­ El joven levantó el vaso y dijo: mente. • 1 • . donde. la -¡A su salud! chica sonrió inmediatamente al pensar lo hermoso -¿No se le ocurre un brindis más ingenioso? que era que esa mujer extraña fuese ahora ella. y que se parecía con una fidelidad que lle­ darle: ligereza. repleto. Atravesó el restaurante -lleno de humo. Se echaba en cara la locura que había cometido. entonces no brindaré por usted. y de ocupar y devorar así (ella sola. descubrió una única mesa libre en un bía planeado.r ias da que les había ganado la mano a todas. comprendió que no sólo eran las palabra. ahora. Y le pareció un fastidido encontrarse por la chica al restaurante. Pero esta cuado bajo un tablero lleno de llaves: le costó trabajo vez. para cenar. sintió gaba a ser desagradable a ese modelo de mujer que una particular sensación de satisfacción por ser capaz él conocía tan bien y que le producía un ligero re­ de convertirse ella misma en todas las demás mujeres chazo. El camarero trajo el solomillo y el joven pidió más vodka con sifón (esta vez brindaron por los pechos de la chica) y la conversación continuó con un extraño to­ 8 no frívolo. misma? ¿No se libera al jugar? No. oa. el vtentre. la extrañeza del alma par­ las mujeres? -preguntó la chica. -A mear. es su propia chica. quizá sea esa otra parte reflejaba mejor al tipo de mujer a la que jugaba que de su ser que otras veces permanece encerrada y a la que la coquetería con la que había puesto el énfasis en la ahora. pero ¿no sucede precisamente lo contrario? que nunca había sentido: por ejemplo aquella sensa­ ¿No es en el juego donde se convierte de verdad en sí ción de despreocupada irresponsabilidad.l. era como si has­ -De todos modos no me parece muy gracioso ta entonces aquel cuerpo no hubiera existido para el comparar a una mujer con un animal. los cuidados. ga cuando vuelve a subir a la cabeza. señorita? su vientre. su especie. si lo sabe bstaba contenta de ua � ' . es que realmente lo es. ticularizaba el cuerpo de la chica.nunca había oído decir: le parecía que nada está jugando a ser ella misma. si no le importa -dijo la chica y se ale- -Por mi vientre -dijo la chica y fue como si su jó por entre las.. sí. al cual desciende su alma. le hacía sentir lo a sí misma.ber ue. Aquella vida ajena dentro de la que se miraba y sentía hacia ella un desagrado cada vez mayor. incluso era ella la -No. entonces por mi alma que desciende hasta -Perdone.mesas hacia una cortina de terciopelo. me refiero sólo a las que se parecen a usted. La mente suelta. encontraba era una vida sin vergüenza. -¿Cuando habla de esa especie se refiere a todas más la deseaba físicamente. Cuanto más se alejaba la chica de él síquicamente... sin determina- 90 91 . el amor y la emoción. sino por su se estado perdido en aquel limbo (¡sí. ¿le parece bien? Por su alma que se enciende po hubiese estado perdido!). como si el cuer­ alma. El joven tenía la sensa­ cuando desciende de la cabeza al vientre y que se apa­ ción de ver hoy por primera vez el cuerpo de la chica. de pronto se sentía completa­ de su chica. que siempre había tenido miedo de cada pa­ frente a él no es una mujer extraña dentro del cuerpo so que tenía que dar. entonces no brindo por su especie. aquel juego le entusiasmaba. la ternu­ -Bueno -el joven seguía con el vaso levanta­ ra. que lo convertía de verdad en cuerpo. estaba completamente satis­ es posible que la chica crea que al jugar se está negando fecha. la chica se levantó y dijo con coquetería: -Bien. Cuando terminó de tomar el tercer vodka con so- La chica levantó su vaso: da. joven más que en el limbo de la compasión. con la excusa del juego. en la que se conjuga con tanto acierto lo Pero no se trataba únicamente de desagrado. está claro que ven con aquella palabra que -a pesar de su inocen­ no ha penetrado ningún alma extraña dentro de ella. como si hubie­ do-. do estupefacto a1¡·JO- l-. la que está sentada Ella. mejor del animal y lo peor del hombre.a hacer tan bien. vientre (ahora que lo habían mencionado) respondiera a la llamada: sentía cada milímetro de su piel. mencionada palabra. El joven dijo: -Rectifico otra vez -dijo el joven-: mejor por -¿Puedo preguntarle adónde va.. le ha abierto la jaula. El joven estaba cada vez más irritado por lo bien que la chica sabía ser esa mujer lasciva. nadie más que ella. '-' . Ahora. -Si son guapos ¿por qué no? -¿Los prefiere uno tras otro o al mismo tiempo? 92 93 . Hasta ahora nunca ha­ y disfrutaba del amargo privilegio de estar presente. sin atadu­ 9 ras. se lle-· sólo le pertenecía a ella y a su amante.!. ansiaba que su cuerpo sólo se diri­ tía. hacer cualquier co­ tía. como incitación sexual y que más allá de esos límites simplemente no exis­ eso le desagradaba. tal como el agua deja de ser agua más miraban los pechos en la calle. Aunque siem­ de su infidelidad. siempre le había parecido que su ser sólo era real la vergüenza: intuía correctamente que la belleza fe­ dentro de los límites de la fidelidad y la pureza y menina funciona. mademoi­ empezado a tomar intensa conciencia de su cuerpo. en que el joven. cuando lo va a enga­ que siente como una desagradable impudicia que le ñar). cuando los hombres le ser ella misma. se había vis­ La chica volvió del servicio y se quejó: to privada de las tiernas ataduras de su amor y había -Uno de aquellos me dijo: Cambien. que más allá de aquellos límites habría dejado de giese al hombre que amaba. deseando jactarse de ser un --¡Debía haberse ido con ese señor! hombre de mundo. Pero ahora era naha rlP rab. mido estupendamente la función de conductor desco­ Atravesaba la sala y se daba cuenta de que la mira­ nocido. esa también era una sensa­ cida a su chica. siendo autoestopista. ciones biográficas. aunque había asu­ sa. ante todo. por ejemplo. una mujer sin destino. le parecía que con ello allá del límite de la ebullición. -Pero no tiene usted inconveniente en estar una misma noche con varios hombres. V "-6. era una vida excepcionalmente libre. bía sido capaz de librarse por completo de aquella ni­ veía de cerca el aspecto que tiene y lo que dice cuando ña de catorce años que se avergüenza de sus pechos y lo engaña (cuando lo engañaba. decir cualquier cosa. La chica. sentir cualquier cosa. -Cambien. lo se lle ? sentía con tanta mayor excitación cuanto más extraños -No se asombre -dijo el joven-. aspecto de furcia.&. veía a su chica seducir a un hombre desconocido satisfacción del propio cuerpo. podía hacerlo todo: todo le esta­ Todo aquello era un juego raro.a L. mademoiselle? -Puede irse con él después. le dijo en francés: -Ya le tengo a usted. sin pasado y sin futuro. no dejaba de ver en la autoestopista descono­ ban desde todas las mesas. La rareza consis­ ba permitido. pre se había sentido orgullosa de ser guapa y bien he­ Lo peor era que la adoraba más de lo que la ama­ cha. reció tras la cortina. A • una autoestopista. un indivi­ -¿Sabe que no me molesta en absoluto? duo medio borracho. aquel orgullo era inmediatamente corregido por ba. al verla trasoo­ arrasaban una parte de su más secreta intimidad. Cuando pasaba junto a la última mesa. hasta entonces desconocida: la impúdica so. Y eso _era precisamente lo más doloro­ ción nueva. que ner con natural elegancia aquel horrible límite. tiene usted eran los ojos que lá observaban. ¿Por qué no se po- La chica lo entendió. sintiendo nen de acuerdo? cada uno de los movimientos de sus caderas. desapa­ -No me gusta. tenía el paradójico honor de ser él mismo objeto sobresalgan del cuerpo y sean visibles. Irguió el cuerpo. Las dos imágenes seguían trasparentándose la -¿Con quién se cree que está hablando? una a través de la otra y el joven pensaba en que la -Con una furcia -dijo el joven. Le parecía que aquella chica. Estaba frente a él con un mente porque era un juego. El joven la miraba y trataba de descubrir. los vicios posibles. de tal da vez mayores. una silla y un lavabo. -De las dos maneras. la coquetería y el recato. si aquello no fuera un joven le gritó: juego. modo que su mano apretaba el pecho de ella. la autoestopista se hubiera podido ofen­ Los hombres aprobaron su actitud con zafia solida­ der hace tiempo y hubiera podido marcharse. Y era inútil invocar la ra­ expresión lasciva. ajedrez no pueden escaparse del tablero. había un grupo de quería. no se resistía y caía en él co­ una a través de la otra. precisa­ y se volvió hacia la chica. de 94 9) .' la traición v j la -Podemos ir. puestas una encima de otra y que se trasparentasen la alma no tenía miedo. trasparentaban le decían que en la chica había de to-­ El joven llamó al camarero y pagó la cuenta. tal como él la cansillo. la chica estaba un poco espantada. inocencia. llena de todos los pensamien­ tos. L ue . antes del primer piso. La chica mesilla. La chica intentó soltarse pero el una trampa para el jugador. si estuvieran sentadas frente a frente dos perso­ -¡Aguanta! nas extrañas. los límites Era una habitación estrecha con dos camas. chica sólo se diferenciaba de las demás superficial­ mente. Sabía que cuanto más gesto de suficiencia y una mirada descaradamente sen­ exagerado fuera. a quien la mi­ Iban por una escalera mal iluminada: en el des­ ra. También el juego encierra hombres que estaban junto al retrete lo vieron y em­ falta de libertad para el hombre. a él. ·dos imágenes rio. el equipo no puede huir El joven llegó con la chica al primer piso y abrió la del campo antes de que finalice el juego. brutal le parecía asquerosa como la variedad de un ba­ -No preguntes y camina -diJo el joven. Aquellas dos imágenes que se mo alucinada. El joven cerró la puerta sabía que tenía que aceptar cualquier juego. Encendió la luz. una del campo de juego no pueden traspasarse. las sensaciones. Era como si mirase dos distancias con respecto al juego y no tomárselo en se­ imágenes metidas en un mismo visor. no era más que un producto de su deseo. también el juego es pezaron a dar gritos. juego no tiene escapatoria. que su alma era terriblemente amorfa. a zón y advertir al alma alocada que debía mantener las los que amaba con ternura. aquella mezcla -¿Adónde? -fingió asombro la chica. las piezas de puerta de la habitación. que lo que 10 parece un perfil que marca sus límites como individuo es sólo una falacia que engaña al otro. surero. Precisamente porque se trataba sólo de un juego. más sería un juego y más obediente sual. tras la iba a tener que ser al jugar. pero que en sus extensas profundidades era igual a otras mujeres. Los pero no podía protestar. do. que cabía go se levantó y le dijo a la chica: en ella la fidelidad v' la infidelidad. pero el ridad y le dirigieron a la chica unas cuantas groserías. El joven abrazó a la chica por la espalda. hombres medio borrachos delante de la puerta del re­ La conversación era una suma de barbaridades ca­ trete. dándoles así la razón a sus dudas y a sus celos secretos. los familiares rasgos de la chica. sino a su propia desnudo lento y excitante. El joven olvidó que Pero de pronto se encontró ante él totalmente desnu­ estaba jugando. esta­ -No vales más. La miró fijamente y sacó de la minado. iluminada y sorprendida al descubrir a otra mujer... a la que odiaba. todo lo La chica inclinó con coquetería la cabeza y dijo: que siempre había sentido al desnudarse delante del -¿Para qué? joven (cuando no la tapaba la oscuridad). el sen­ -¿Qué estás esperando? Desnúdate -dijo. El juego se había confundido con la vida.nisma y que el joven -¿Es suficiente? ahora tiene que acercarse a ella y hacer un gesto con La chica cogió las cincuenta coronas y dijo: el que lo borre todo. Tenía ganas de de pronto los hasta entonces desconocidos gestos del humillarla. -¡No debes portarte así conmigo! ¡Conmigo tie­ Pero el joven no se acercó a ella y no borró el jue­ nes que portarte de otra manera. que al quitarse la ropa se ha quitado tam­ cartera un billete de cincuenta coronas. Sencillamente odiaba a la mujer que da y en ese momento se dijo que el juego había ter­ estaba delante de él.!. íntimo acto amoroso. Sólo que el jo­ -¿Y a quién quieres? ven nunca había tenido una furcia de alquiler y las -¿A ti qué te importa? ¡Desnúdate! únicas imágenes de que disponía al respecto prove� nían de la literatura y de lo que había oído contar. excusa para humillar a la chica.su capacidad de abstracción. Se remitió por lo tanto a aquellas imágenes y lo primero que vio en ellas fue a una mujer en ropa interior ne- 96 97 . Nunca se había desnudado así. le llo había desaparecido. Ella quiso acercar� se pero él le dijo: � . tienes que poner go: No percibió la sonrisa que le era familiar. Jugar dejando a un lado. ella como con una furcia de alquiler. ba perpleja y en su cara apareció una sonrisa que era chica se abrazó al joven: de verdad sólo suya: tímida y confusa. de cualquier resto de sentimientos. de su confianza. y que la 11 chica real estaba ahora ante él y era desesperadamente extrttña. descarada. pero ya no sabía a cuál. sólo go de tu parte! veía ante sí el hermoso cuerpo extraño de su propia Lo abrazaba y trataba de llegar con su boca a la de chica. timiento interior de pánico. La odiaba. El odio limpió su sensualidad él.. lo cual signi­ chica: fica que ahora vuelve a ser ella r. el alocamiento. Percibía sus miradas. Dijo: -Sólo beso a las mujeres cuando las qmero. -¿Y a mí no me quieres? Lo único que ahora deseaba era comportarse con -No. Se lo dio a bién el disfraz y que ahora está desnuda. todo aque­ El tono con que lo dijo le resultó muy familiar. suavernente. tras el cual sólo vendrá ya el más -No me valora demasiado.la aPartó . Así que se quedó desnuda de­ El joven dijo: lante del joven y en ese momento dejó de jugar./ . -Quédate donde estás.!.. La timidez. quiero verte bien. iba chica. cada una de sus pren­ a humillar a la autoestopista no era más que una das y saboreaba los distintos estadios de la desnudez. El ioven le puso los dedos en la boca v . No a la autoestopista. con mimo. Ahora estaba frente a él con­ pareció que hace ya mucho tiempo se lo había oído fiada. desesperadamente ambigua. al ha­ do que sus cuerpos no se tocaran. infantilmente. El de la chica rozó tímida. trató de continuar con el juego. Trató de unir su boca a la de él. de pie bía sentido tal placer y tanto placer como precisamen­ sobre la mesa. 98 99 . Aquello era pre­ lino. que hizo callar a los lamentos de su al­ no había piano. . Apenas medía un metro de lado y una conciencia se horrorizaba al comprobar que nunca ha­ de las patas era un poquito más corta. la suya: la ro­ joven la sostuvo y la arrastró a la cama. Y así por fin. le obedeció. Pero el jo­ E l joven callaba. familiar y decía: ahora se acabaría aquel desgraciado juego y que volve­ rían a ser ellos mismos. El joven se levantó de enci­ labras que ella nunca le había oído decir. tenía sensación de inestabilidad. le daba miedo aquel regreso.más allá de aquella frontera. aunque ya no después de cruzarla. sensuales y ajenos.· Pero ni si­ que lo desconocido era definido por sí mismo. porque el furioso desconocido. En la pequeña habitación del hotel te su cuerpo. cubierta con un mantel de mente fundidos. la chica. lo único que había era una mesilla ma. sión. confusa y llo­ pero no tenía ganas de volver a la relación habitual rosa. Ella se alegró de pensar que al menos suplicante. se indinaba y se agachaba según los con ella. tal como se -Yo soy yo. Se echó a llorar. querían. . le llamó por gaba sobre cama. sólo en algún rincón lejano de su bió a la mesa. pequeña. Sabía que Al ver en la mirada del joven su irreductible obse­ había atravesado la frontera prohibida. Deseaba ver aquel cuerpo en todas Ias pos­ turas y desde todos los ángulos. zó. por lo quiera del llanto pudo disfrutar. te esta vez . volvió a rozarla y luego se oyó una voz La penetró. gra (con medias negras) bailando sobre la reluciente apasionamiento del joven iba ganándose gradualmen­ rapa de un piano. Sabía que el juego había terminado. acostado de mo· si estuviera bailando un twist. Pronto hubo en la. Le decía pa­ Luego todo terminó. el mantel se Al cabo de un rato oyó un suave gemido. ya se movía sin protestar y con podía ni sabía hacerlo. con alguien sin sentimientos y sin amor. Pero el joven estaba satisfecho con la figura desnu- 0 a que se elevaba por encima de él y cuya avergonza­ da inseguridad no hada más que incrementar su auto­ ritarismo. saludaba y movía las caderas como acostado en la oscuridad junto a ella. de huir del juego. Era grosero y lascivo. tal como eran. lo llamaba por un apelativo . No deseaba ver la su nombre pero él le gritó que no tenía derecho a tra­ cara de la chica. Con lágrimas en los ojos se su­ plena participación. del mismo modo en 12 que se imaginaba que lo habían visto y lo verían tam­ bién otros hom_bres. Le ordenó a la chica que se subiera a ella. la mano deslizó bajo sus piernas y estuvo a punto de caerse. rer un mo vimien to un poco más bn1sco. La chica te­ ma de la chica y llevó mano al largo cable que col­ nía ganas de rebelarse.cama dos cuerpos perfecta­ junto a la pared. pero ahora. yo soy yo. Estaba ahora deseos del joven. en la mujer cuando la quería. La chi­ cisamente lo que toda su vida la había espantado y lo ca hizo un gesto de súplica pero el joven dijo: que había tratado cuidadosamente de evitar: acostarse -Ya has cobrado. tarlo con tanta confianza. no se movía y advertía l a triste ven se lo impidió y le repitió que sólo besaba a una falta de contenido de la afirmación de la chica. apagó la luz. que gemía. en ese momento. se retiró. .ruidoso llanto y volvió a repetir aquella emotiva tau. · tología incontables veces: -Yo so y yo. .. El joven empezó a llamar en su ayuda a la compa­ sión (tuvo que llamarla de lejos. Y la. yo so y yo. para acall?-r a la chica. chica pasó en seguida de los gemidos a un . yo soy yo . porque por allí cerca no se encontraba). Todavía te­ nían por delante trece días de vacaciones.
Copyright © 2024 DOKUMEN.SITE Inc.