EL ARTESANO EN LA CUENCA COLONIAL 1557-1670 --Diego Arteaga.pdf

June 7, 2018 | Author: mariapanero | Category: City, Spanish Empire, Knowledge, Science, Philosophical Science


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EL ARTESANO EN LA CUENCA COLONIAL ( 1557- 1670) . D IEG O ARTEAGA EL ARTESANO EN LA CUENCA COLONIAL ( 1557- 1670) CUENCA-ECUADOR 2000 IMPRESO EN EL ECUADOR Es propiedad del Núcleo del Azuay de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión” - Apartado 01-01-4907 • Cuenca Dedico este trabajo a la memoria de Herminio Arteaga, mi padre, quien con su ejemplo supo enseñarme el valor que tienen las artesanías. . María. Antonio y Diego por sus mo­ mentos de alegría. A todos ellos gracias. De igual manera mi agradecimiento a los funcionarios de los archivos locales. Juan Martínez Borrero por sus gentiles y enriquecedoras conversaciones. No debo olvidar mi reconocimiento a mis profesores y amigos universitarios. Núcleo del Azuay. Diego Jaramillo Paredes. a mis hermanos Ruth y Rafael así co­ mo a mis sobrinos Paulina. Claudio Malo González. Los errores son sólo míos. Agradezco de manera especial al Dr. Presidente de la Casa de la Cultura. . AGRADECIM IENTOS La publicación de este trabajo se la realiza gracias al apoyo ofrecido por el Dr. Finalmente quiero expresar mi gratitud a mi madre Filomena por su apoyo en mis estudios. Director Ejecutivo del CIDAP y del Arq. . a veces destructivas. su curio­ sidad se manifiesta en insistentes.EL ARTESANO EN LA CUENCA COLONIAL 1557-1670 DE DIEGO ARTEAGA E! hombre animal curioso La curiosidad es esencial a ¡a condición humana. Observar a un niño en su primera etapa de vida es constatar su enorme curio­ sidad ante el gigantesco universo que enfrenta. curiosidad que se manifiesta en su vinculación a objetos que culmina en tra­ vesuras. pues no se conforma con lo que la apariencia externa le muestra o busca nuevas experiencias. En la primera etapa de la vida se produce el fenómeno que en Antropología Cultural se denomina “ Endoculturaclón” y que consiste en la incorpora­ ción a nuestras personas de ideas. Cuando logra un razonable dominio del lenguaje. reiterativas y varias pre­ guntas que con frecuencia son inoportunas e impertinentes para . John l ocke escribió que cuando nacemos somos como un pape! en blanco que con el transcurso del tiempo se llena mediante respuestas quedamos a los interrogantes que nos plantean nuestras rela­ ciones con los entornos físico y humano. creencias! actitudes y pau­ tas de comportamiento que existen en ios entornos en los que nos desarrollamos y que conforman la cultura. Los cie n tífi­ cos incursionan en lo que oculta la corteza de la realidad y sa­ can a luz sus inmensas riquezas. a veces incursionando por espa­ cios desconocidos para descubrir o rescatar conocimientos ocultos por la espesa realidad. aparentemente anárquico o determinado por la veleidosa voluntad de las personas. El comportamiento humano. no dism i­ nuye nuestra curiosidad. jóvenes y adultos. respondiendo a las necesidades de ordenamiento que exigen las relaciones entre personas y colectividades. Equipados con los conocimientos que tenemos y con las preferencias que la vida nos ha dado. a veces de manera intrascendente que se agota en insulsa chismología. pero que carecen de -malicia en una etapa de la vida en la que el asombro ante lo desconocido — casi todo es desconocido en esa edad— es una constante. La educación formal a la que nos incorporamos. la ordena y canaliza para que el asom­ bro no se lim ite a respuestas inmediatas y dispersas y se pro­ yecte a avances organizados del conocimiento. pretendemos ir más allá de lo que los simples hechos nos muestran. ideas y a veces pensamientos como buenos o como malos. es algo que en las diferentes culturas han creado sus integrantes al establecer códigos de conducta. Las colectividades deno­ minadas culturas muestran ideas. al calificar comportamientos. Curiosidad e investigación Difícilm ente podemos permanecer impasibles ante lo des­ conocido. obe­ dece también a complicadas secuencias de causas y efectos que los investigadores desentrañan. actitudes y formas . creencias. Al interrogarse acerca de por qué los fenómenos naturales se dan de tal manera. respon­ den encontrando las leyes que garantizan las regularidades y las causas. Lo que deno­ minamos malicia no existe en la naturaleza. Cada quien según sus aptitudes y preferencias estructura su vida y satis­ face su curiosidad. Somos seres temporalizados. Los retos de Diego Arteaga Diego Arteaga es un atrapado por eí pasado. los testim onios escritos son más confiables y cercanos a la verdad. que los curiosos antropólogos las estudian para explicar su coherencia interna y conseguir su comprensión. despierten ante la curiosidad de los demás. queremos también saber lo que quienes nos antecedieron en el tiempo fueron e hicieron. en el sentido de que realiza y da rienda suelta a sus inquietudes sumergién­ dose en él para traerlo al presente. De los grandes saltos que dio el ser humano en su avance por el tiempo fue la invención y desarrollo de la escritura. lo que lo logramos mediante la interpretación de los vestigios materiales como lo hacen los arqueólogos o el análisis de la tradición oral. pero ellos están condicionados por hechos que acontecieron en el pasado y cobran pleno sentido en función de lo que esperamos locura en ei futuro. Su vocación le ha llevado a enfrentarse directa y pacientemente con los archivos para reconstruir los “ trabajos y los días” de lo que aconteció hace siglos. Se . pero la gran mayoría reposa en archivos esperando la presencia de algún investigador para que los he­ chos e ¡deas que allí duermen.de comportamiento a veces contradictorias con aquellas de la que uno forma parte. vivimos secuencias de presentes. Algunos de ellos han sido trasladados a libros. Lo que aconteció en el pasado es otra fuente satisfactoria de nuestra curiosidad. No nos con­ tentamos con saber lo que somos. Le intriga especialmente su ciudad que se conformó definitivam ente luego de la llegada de los españoles. La obra que hoy la Casa de la Cultura del Azuay y el Cen­ tro Interamericano de Artesanías y Artes Populares ponemos a consideración del público cuencano testim onia lo afirmado. Sin llegar a la precisión absoluta. Siendo el componente ocupacional un importante factor en la estratificación social. Las técnicas y herramientas respondían a las po­ sibilidades y lim itaciones de los tiempos. según el prestigio social que su práctica conllevaba. se daba también esta división fundamentada en la procedencia. Los orfebres. todo dependía de lo que la mano del hombre hacía. utensilios de cocina. . nos muestra como estaban influenciados por la heterogénea composición étnica de quienes hacían esa Cuenca en la que coexistían españoles. el status de los diferentes oficios artesa- nales implicaba niveles de prestigio. en este libro encontramos al­ gunas disposiciones municipales que prohíben que ios deshe­ chos de las curtiembres contaminen las aguas del Tomebamba. se encontraban en estamentos bastante más elevados que ios ladrilleros y tejeros. Adelantándose por siglos a las cada vez más necesarias y exigentes disposiciones para proteger el entorno físico. Diego Arteaga nos introduce en este mundo. artefactos para emprender viajes.circunscribe a ios primeros ciento trece años de distancia de la revolución industrial la manufactura para satisfacer necesi­ dades básicas y suntuarias de las personas estaba ineludible­ mente vinculada a! quehacer artesanal. el cabildo se encargaba de estable­ cer regulaciones de precios para evitar el excesivo enriqueci­ miento de unos y el excesivo gasto de otros. indios y mes­ tizos. Más allá de los oficios en sí. equipamiento de casas. nos hace un recorrido por los m últiples oficios artesanales que daban sen­ tido a la vida de sus ejecutores y a la de los que de ellos se beneficiaban. vestimenta. Al e xistir una relación entre el artesano manufacturero y el usuario de los productos. Construcción de vi­ viendas. objetos para el culto religioso. Las relaciones raciales de esos tiempos conducían a que se diera una división de lo que hemos denominado barrios de la ciudad según la procedencia de sus habitantes. por ejemplo. iluminación. adornos. En los ofi­ cios. las artesa­ nías sobreviven y se consolidan en los inicios del tercer m ile­ nio. Siendo las artesanías parte de nuestro patrimonio cultural. Cuenca y su área de nfluencia sobresale por su presencia y sus exquisitas manifestaciones. Resistiendo los embates de la industrialización. CLAUDIO MALO GONZALEZ . es especialmente importante co­ nocer como ellas se iniciaron en nuestra ciudad blanco mestiza para adentrarnos en sus más profundos significados. Solo conociendo el pasado comprenderemos mejor el pre­ sente. . incluso cuando ha destacado en su ramo. Estos trabajos son de diversa ex­ tensión y tratam iento en los cuales prácticamente no hace pre­ sencia el artífice. su situación en la sociedad así como de sus obras para algo más de un siglo (1557-1670). Nuestro presente interés es dar una visión de conjunto del artesano en cuanto a su historia interna. y es que hasta ahora no se le ha dado el de­ bido sitial en el contexto de la sociedad. . atrás únicamente de su capital Quito. espacio que permite tratar el auge y la caída de las artesanías locales. terminando en los inicios de una época en la cual se intenta reactivarlas en una ciudad que. a pesar de sus vaivenes económicos. IN TR O D U C C IO N Cuenca ha sido y es considerada como una ciudad de ar­ tesanos. la platería o la tec­ nología artesanal colonial. mantuvo el segundo lugar en im ­ portancia en la audiencia quiteña durante toda la época colo­ nial. a pesar de ello casi siempre se ha tratado únicamente de aquellos contemporáneos en sus más diversas facetas. Sin embargo desde hace solamente una década van sur­ giendo poco a poco inquietudes por el pasado colonial cuencano tanto en lo artesanal como en lo artístico con estudios sobre temas puntuales como la pintura popular. eventualmente. actividades que conducirán a obtener un mejor panorama sobre estos temas. Este trabajo es de carácter eminentemente archivístico. para ello se hace cada vez más necesaria la consulta de fuentes documentales conservadas en los archivos o de aquellas publicadas o recurrir a la arqueología. así se ha procedido a utilizar la información notarial inédita que reposa en el Archivo Nacional de Historia. . El trabajo se ha complementado con los escasos estudios disponibles en nuestras manos y que tocan marginalmente a los artesanos coloniales. Hoy en día el estudio de los artesanos coloniales y sus obras se puede abordar desde varios ángulos. se ha utilizado documenta­ ción que reposa en el Archivo de la Curia Arquidiocesana de Cuenca. Sección del Azuay y las Actas del Cabildo local. conservadas en el Archivo His­ tórico Municipal y. además se ha utilizado algunas fuentes publicadas como Crónicas y Actas municipales del siglo XVi. su antigua denominación) “ muestran” a la ciudad con algunos elementos . además. la existencia en tierra cañari del arroyo Ullaguanga (o Buzalaucay. Es un criterio generalizado que Tomebamba fue concebida como réplica de Cusco en forma de puma. sino que también debe tomarse con suma precaución (¿des­ cartarse?) tal figura en la primera. Recientes estudios y el hallazgo de nuevos datos permiten señalar no sólo que la capital de los inkas en forma de puma no puede ser aceptada. 268). grupo humano que tras una rela­ tiva resistencia pasó a integrar el imperio inkásico alrededor de 1465 (Idrovo Urigüen. CA PITU LO I Cuenca: siglos X V I-X V II El área del corregimiento cuencano corresponde práctica­ mente a la misma de la región cañari. desde las bandas de cazadores-recolectores hasta el nivel de jefatura con el pueblo denominado cañari. las actuales provincias de Azuay y Cañar. A lo largo de una dilatada historia su población atravesó por diferentes estadios de evolución social. La región fue habitada desde hace ocho mil años aproxi­ madamente. es decir. 1993. las guerras ci­ viles españolas y la fundación de Cuenca en 1557 se presenta bastante d ifícil de reconstruir. Una vez llegados a este punto cabe señalar que el período de tránsito entre la destrucción de Tomebamba. no así para la época que siguió a la erección de la urbe colonial al existir gran cantidad de in­ formación documental inédita. 115). algunos cañaris fueron trasladados. es más plausible señalar que el origen del nom­ bre de la plaza del Otorongo se debe a la presencia de un indio carpintero de homónimo apellido por 1682 en el sector. más tarde otro grupo acom­ pañará a Benalcázar hacia la conquista de Quito. De los escasos cañaris presentes en la zona. 13-13-5). Luego de su sometimiento a los inkas. sf). que a la existencia de una piedra en el sitio. En el centro de la traza debían instalarse los cen­ tros de poder político y religioso y en sus alrededores debían . sin embargo éste no es cañari. señalándose a Chaparra como el cacique cañari que contribuyó en esta em­ presa. Muchos de los que quedaron en Tomebamba terminarían masacrados por Atawalpa en la guerra por la sucesión dinástica que lo enfrentó a su her­ mano Wáskar. Como casi todas las ciudades erigidas por los españoles en América. Por otro lado. una delega­ ción salió por 1533 al encuentro de los españoles para acom­ pañarlos a la captura de Atawalpa. 2000. pues en base al estudio de Caillavet (1987. entre otros lugares. geográficos y topónimos sim ilares (a más de aquellos con Cus­ co) a los de Quito. Cuenca fue organizada según el modelo del cua­ driculado. así pues a Tomebamba hay que verla como un eslabón más en la creación de “ otros Cuscos" (Arteaga. por esta época denominado carpinterías. 1980. 291) se conoce que la etnia chaparra perte­ nece a los Paltas y más bien debemos incorporarla como otro grupo indio que colaboró en la conquista española de Quito (Arteaga. a Cusco y a las cerca­ nías de Quito (Moreno Yánez. residir los blancos que incluían a españoles. en contraposición a épocas anteriores en que las transacciones se realizaban casi siempre en solares. portugueses (casi todos comerciantes) e italianos. . Asimism o se hacen evidentes los conceptos de urbano en contraposición a lo rural. Varios signos informan del incremento poblacional alcan­ zado por la ciudad a unas décadas de finalizar el siglo XVII. por ejemplo. en tanto que en éstas un mayor desarrollo se dio en San Sebastián. “ sobras” . Ahora las casas incluso llegan a ser lindes "pared con pared” . especialmente en el sector oeste y el inicio de las parroquias de indios. La traza citadina no sobrepasó las dos cuadras a la redonda de la plaza central. de igual manera se efectuó la repartición de solares para los primeros pobladores blancos. mas en la práctica esta segregación racial no fue tan rígida. Fuera de la traza debieron ha­ bitar los aborígenes a los cuales les fueron asignados dos lu­ gares que luego se erigieron en parroquias de indios: San Se­ bastián y San Blas. En la traza la linderación de las vi­ viendas se lo hace con cercas (en ciertos casos de adobes). En esta distribución de tierras también se consideró aquellas para pastos comunales y provisión de leña en el caso de El Ejido. m ientras que El Regadío fue señalado para pastoreo de caballos. las tierras ahora se venden en pequeñas dimen­ siones. pues observamos una convivencia de indios y blancos especialmente en la primera. Las décadas que siguieron a la fundación de la urbe fueron de ocupación de los espacios que quedaban entre el lím ite de la traza. “ retazos” o superficies de pocas varas. Estos lugares también fueron sitios de distracción para los habitantes de la ciudad: en el primero se realizaban corridas de toros mientras que en el segundo se llevaban a cabo carreras de caballos. La ciudad creció en sentido E-O. Con su fundación también se procedió a la asignación de sitios para los diferentes edificios en los cuales se organizaría la vida citadina. se denominó Todos Santos. debemos hacer mención a las dos parroquias de indios. El barrio de El Vecino fue tomando cuerpo conforme se incrementó su población india en torno al Rollo (picota) (1) presente desde la primera década del siglo XVII. Tuvo sus inicios con la erección de una ermita en fecha que desconocemos. en el siglo XVIII fue su lím ite. Cuenca muestra por lo menos tres zonas de diferente grado de urbanización: La ciudad. en las parroquias de indios se lo realiza preferentemente con "cabuyos de M éxico” . A tres décadas de finalizar el siglo XVII. A estas parroquias se las menciona indistintamente como barrios desde mediados del siglo XVII. se tiene información de la presencia en el sector de un humilladero (cruz) y en las dos últimas décadas . para la segunda década de! siglo XVII existe referencias de la iglesia en construcción y. Otro barrio que surgió fuera de la traza pero que. pues este templo para final del siglo XVII ya estaba ínte­ gramente dentro de la traza y siempre se lo reconoció como un sector de blancos. originando así el barrio homónimo. En las inmediaciones de Santo Domingo adquirie­ ron sus propiedades numerosos indios. de las cuales sólo la primera se conser­ vará. no así para la de San Sebastián. para mediados. desde luego. posiblemen­ te desde el siglo XVI ya se construyó su iglesia. de su iglesia y plazuela. Antes de rem itirnos a los orígenes de otros barrios cuen canos. las parroquias de indios y más hacia el exterior los "arrabales de la ciudad” como Potosí o Cullca. sin que debamos hablar. Tuvieron un desarrollo desigual. en torno a los conventos van agrupándose las residencias. En la traza. de uno indí­ gena. años más tarde. en los 40. ya que por 1578 se tiene noticia de que ha sido levantada una ermita con las advocaciones de San Se­ bastián y San Fabián. Para la de San Blas no se dispone de información que hable de su evolución. Hacia el suroeste de la plaza Central. tratan­ tes. gateros y recatones (éstos pueden ser equiparados con los actuales “ revendones” ). Si bien a fines del siglo XVI se tiene referencias del ccatu (mercado en quechua) de Cuenca. empiezan a proüferar las mes­ tizas en hábito de india o cholas. como e! Barrial Blanco (2). los res­ tantes comerciantes los habrían expuesto en el piso. al costado norte de la iglesia de San Francisco se encontraba el mercado. no sólo se debió a un mayor o menor grado de poblamiento. a una década de su final empiezan a ser reconocidos bajo el nombre de Totoracocha. pescado y los de producción casera como el pan. legumbres. lo cual informaría de una continuidad de actividades de un mercado prehispánico. sobre todo en San Sebastián. El Regadío y La Laguna. Situación diferente a las anteriores fue aquella en la cual dos sectores. Mientras que los primeros debían ven­ der sus productos colocados en el "cajón de pulpero” . así observamos que a tres décadas del final del siglo XVII. Los productos eran de lo más variado: frutos. sino tam­ bién a la presencia de una porción de población sociocultural- mente diferenciada de la sociedad. huevos. perfectamente id entifi­ cados durante el siglo XVI y gran parte del siguiente por sepa­ rado. La configuración y caracterización de los barrios. algo menos en San Blas y unas pocas en Todos Santos. sin que exista construcción alguna de carácter civil o religioso de por medio. empieza a conocerse. En la traza también se establecieron los sitios de aprovi­ sionamiento de alimentos y objetos necesarios para la vida. En este mercado realizaban sus negocios pulperos. pero más bien de­ bemos entender que tanto el emplazamiento del mercado co­ lonial así como su actividad con el señalamiento de los días para ferias fue obra de la administración española. El área del humilladero se la identificará como el barrio de San Cristóbal desde fines del siglo XVi y para los 70 de la siguiente centuria se tiene una capilla erigida en el sector. además. Un mismo . En ellas se vendían los más variados artículos desde telas. doradores. En el plano religioso las iglesias jugaron un rol importante en la vida cotidiana de la ciudad. Los vendedores especializados en determina­ dos artículos aparecerán hacia mediados del siglo XVII con la presencia de las mindalas. indios y. entre otros artífices a los cuales se pasará a revisar. tintoreros. excepcionalmente. Las iglesias además eran los puntos de concentración de las cofradías. adornos. Cuenca. también eran lugares en donde desempeñaban sus o fi­ cios algunos indios de ganado prestigio en la ciudad. matrimonios (para salir de ellas “ casados y velados” ) y para ceremonias fúnebres. se hizo forzosa la concurrencia de individuos que desem­ peñaran los oficios necesarios para el desenvolvimiento de la ciudad. eran los lugares en donde ejercían su oficio los mercaderes. así fueron convergiendo en las profesiones blancos. calceteros. centro del corregim iento. Se encontraban situadas alrededor de la plaza Central (aunque inicialm ente se había señalado un solo sitio para “ tiendas de propios” ). En este marco y ante la escasa presencia de mano de obra india. Las tiendas. . a su vez. mestizos. albergó a gente con di­ ferentes oficios. Mas las tiendas no eran solamente sitios para ventas. albañiles e inclusive a individuos que planeaban es­ tablecer por 1599 una imprenta de naipes.vendedor ofrecía distintos artículos "a l menudeo" especialmen­ te los recatones. así tenemos: cereros. A ellas se acudía para bau­ tizos (“ sacar de p ila ” . negros. “ poner olio y crism a” ). pinturas. herrajes hasta especias. un caso de excepción lo constituye el realizado en 1675 entre el maestro herrero Andrés de Vanegas y Juan Saeteros (2). En él se consignan los interrogantes del trato. El form ulario es casi siempre el mismo. sin embargo sus pequeñas variaciones permiten señalar algunos aspectos de unos cuantos individuos de la sociedad cuencana de ese enton­ ces. por lo tanto su aprendizaje debía realizarse mediante un contrato celebrado en presencia del escribano (1). iniciativas munici­ pales para precautelar sus intereses). Estos acuerdos se ini­ cian en 1563 y se extienden hasta 1631. cuyo contenido se presenta más bien simple y no amerita detenerse en su tratamiento. el tiempo de duración y las cláusulas del compromiso para term inar con . Los contratos son señalados indistintamente como concier­ tos. Así lo efectuaron en Cuenca algunas profesiones en respuesta a la importancia que adqui rieron en la ciudad (como lo demuestra un número suficiente de individuos como para conformar gremios. cartas de aprendizaje o asientos de oficios. CA PITULO II Aprendizaje de los oficios La imposición de leyes españolas en el régimen colonial americano incluyó el ámbito de ciertos oficios. el acuerdo formal de los contrayentes mediante sus firm as o las de sus representantes (ver apéndice 1). O rdóñez E steban de M orales 3 años 1592 (9) h e rra d o r D iego de E stacios A lonso M uñoz 2 años 1593 (10) sastre M a rtín de A rte a g a Joseph Suárez 4 años 1593 (11) c u rtid o r J u a n R uiz T o m é N úñez 2 meses 1598 (12) sastre Jo a n de la P eña A ntonio Suárez 2 años 1600 (13) sastre Jo a n de la P eñ a J u a n Vélez 3 años 1600 (14) h e rre ro S ebastián de V aldés P e d ro T ru jillo 4 anos 1600 (15) h e rre ro I. G onzález de O . . H e rn án d e z de A. Pérez de C árd en as Ju sep e G allo 4 años 1600 (16) h e rre ro J u a n Pérez Sim ón M árquez 3 años 1601 (1 7 ) h e rre o D iego V a q u ero D iego Sánchez 4 años 1602 (18) sastre J o a n de la P eñ a J. Pérez de L u n a 4 años 1606 (2 0 ) p la te ro J o a n de A rroyo A lonso de V illegas 3 años 1606 (2 1 ) sastre P e d ro C hicaiza G erónim o de E n ca la d a 3 años 1607 (2 2 ) h e rra d o r F ran cisco H ern án d ez A ndrés F ernández 4 años 1607 (2 3 ) sastre Jo a n de Q u iro z A ndrés F ern án d ez 4 años 1608 (24) sastre Jo a n de la P eña A ndrés F ern án d ez 3 años 1608 (2 5 ) sastre P e d ro C h ica iza D iego de A ngulo 3 años 1608 (2 6 ) sillero F ran cisco Pérez Jo a n de N ivela 4 años 1609 (2 7 ) sastre J o a n de la P eña D iego de A ngulo 2 años 1610 (2 8 ) h e rre ro B artolom é Z am b ran o J u a n C am acho 4 años 1611 (2 9 ) h e rre ro A ndrés M a lam ch u . Cuadro 1 Contratos de aprendizaje de o ficio A ño O ficio Instructor A prendiz D uración del contrato 1563 (3) z a p a te ro Blas de M e lg ar H e rn a n d o 3 años 1565 (4) h e rre ro Blas S alguero G a rc ía de E spinoza 3 1 /2 años 1565 (5 ) sastre P e d ro de E sco b ar M a rtín 3 años 1565 (6) c u rtid o r G a sp a r L ópez D iego 2 años 1568 (7) z a p a te ro M a rtín H e rn án d e z Francisco 3 años 1592 (8) p la te ro J.m b ay ju an M uñoz M o ren o 1 año 1611 (3 0 ) sastre P e d ro C hicaiza P e d ro M uñoz M oreno 2 años 1611 (31) p la te ro P. B. Suárez de G om ide 4 años 1603 (19) sa stre Jo a n de la P e ñ a A. 4 años 1618 (3 3 ) h e rre ro B artolom é Z am b ran o M a rcia l M uñoz 2 años 1631 (3 4 ) sastre M iguel Pérez J u a n V ázquez 4 años Fuente: Archivo N acional de H istoria/C uenca. L orenzo de M elgaza 2 años 1612 (3 2 ) h e rre ro B artolom é Z am b ran o P. Entre los sastres. es casi siempre el máximo considerado necesario para la enseñanza-aprendizaje en sastres y herreros. 7Qv. a io cual se añade las Ordenanzas que llegaron desde Lima por 1564 con las consignas de que se las fije en las puertas del cabildo y se las haga promulgar en la Plaza Mayor y calles acostumbradas. LCQ. Otro común que se manifiesta con cierta frecuencia en los contra­ tos es el de herreros. teniendo el cuidado de hacer que se metan de noche para que no se substraigan” . 1573-1574. La situación quizá se deba a la gran actividad econó­ mica que se desarrollaba en la ciudad a partir de 1560 a! consti­ tuirse en el centro de operaciones de una importante actividad minera regional. El de cuatro años.). todo esto con la finalidad de que los artífices no aleguen ignorancia a! respecto. ramo que io pone como un verdadero especialista dentro de ¡a confección de indumentaria. situación que de hecho es una bastante particular en la ciudad si se la compara con lo que ocurría en grandes urbes coloniales como México o en aquellas de menores proporciones como Qui­ to. La cronología y el número de estos tratos no permiten reali­ zar comentario alguno con seguridad. mientras que como casos poco frecuentes están dos compromisos de silleros y uno firmado por un curtidor. y también para que “ las tengan (los artesanos) en las puertas de ¡os oficios. el colectivo más numeroso de ¡a ciudad. colectivo que se pre­ senta bien -diferenciado de aquel de herrador quizá debido a su tarea más vasta. en donde estuvieron presentes las especialidades en la cos­ tura (Rubín de la Borbolla. re­ conocido más bien como calcetero. en todo caso bien se puede intentarlo. (LCC XVI f. 132-133. En los contratos también se consigna el tiem po que el apren­ diz recibirá instrucción. 1974. con muy pocas varia­ ciones. 264). en otros oficios . destaca Joan de la Peña (seis conciertos en aproximadamente once años) y el indio Pedro Ghicaiza (con tres conciertos). tam­ bién es digno de relievar la presencia de Pedro de Escobar. oficio en el que destaca Bartolomé Zambra- no durante la primera década del siglo XVI!. pues no se conoce que en la ciudad se haya realizado algún examen a los aprendices ya que tan sólo se cuenta en ciertas profesiones . el tiempo oscila entre dos y cuatro años. ¿o talvez el instructor en realidad no de­ seaba enseñar el oficio para evitar competencia futura? En la ciudad algunos instructores no presentan el rango que detentaban en su oficio. en otro lado de este trabajo se abordará de manera más amplia la jerarquía de los artesanos en Cuenca. la documentación local calla al respecto. Diego de Angulo lo hizo en 1608 y 1609 con dos sastres. en to­ do caso. Luego del tiempo señalado en el contrato. También son dignas de mención aquellas ocasiones en las cuales un individuo intentaba conocer el oficio con diferentes profesionales. aunque durante el primero también hizo el propósito de apren­ der el oficio de herrador con Francisco Hernández. sólo a p artir de la segunda década del siglo XVII asoman algunos adiestradores como Pedro González de Orellana o Bartolomé Zambrano con el rango de maestro. a otros desde 1600 únicamente se los anota como oficiales. el alumno salía. en tanto que Andrés Fernández en 1607 efectuó el in­ tento con Joan de Quiroz y un año después con Joan de la Peña. pero bien se puede opinar al respecto: ¿se pretendía que ciertos artesanos no monopoli­ zaran la enseñanza?. Joan de Quiroz garantizaba que a su pupilo lo sacaría: “ maestro. como en el caso de Joan Muñoz Moreno. Los motivos de estas situaciones se desconocen. quien permanecerá sólo un año en el ta lle lr de herrería de Andrés Malamchumbay por “ ser ya un aprendiz y entender el o fic io ” . al decir del sastre Martín de Arteaga: "d ie stro en el o ficio ” . ésto en teoría. ¿se ejercía un mayor control municipal por esta época sobre los profesionales?. de manera que en el dicho o fficio de sastre lo sea y pueda ser esxaminado por officiales del dicho o ffic io ” . sino también las habilidades que poseía el aprendiz e incluso sus conocimientos previos del ra­ mo. En la capacitación no sólo habría incidido el mayor o menor grado de dificultad del oficio para realizar las piezas. por lo que resulta singular en Cuenca el caso de Pedro Quintano quien presentó al cabildo local su Carta de examen de cerero (LCC V f. El aspecto pragmático tampoco estaría lejos del pensamiento de este platero. con “ tasadores de obras” .. 264]. que el estatus social de su oficio?. Sólo de indios como Chicaiza o Malamchumbay se puede estar seguros.. 164). solamente Joan Camacho y Juan Muñoz Moreno quien por 1611 contaba incluso con una fragua y caballos. priman los criollos y los mestizos. 1573-1574. . Por los rastros que se han podido seguir de los aprendices. Nada se manifiesta si es que se contaría con él en talleres en donde la magnitud de las obras podía asegurarles un sitio de trabajo. clérigo de menores órdenes. Durante el siglo XV! los aprendices están representados en gran medida por indios no así durante la siguiente centuria en la cual. no así de blancos o de mestizos (excepción he­ cha con el mestizo Blas de Melgar). llegaron a desem­ peñar el oficio. A este respecto. ¿mestizos?) del religioso Joan Muñoz Moreno. quienes adiestraren en sus profesiones a dos de los tres hijos (¿criollos?. Otro hecho muy significativo registrado por 1565 es el deseo del platero Francisco de Espinoza que su hijo García de Espinoza aprenda el oficio de herrero: ¿acaso al padre le interesaba más que su vástago aprenda esta profesión al ser un pequeño gana­ dero. Etnicamente los instructores constituyen una gran interro­ gante. ambiente muy diferente a la situación profesional de Quito en donde por 1574 el m unicipio nombró por “ examinadores de obras” a los alcades y veedores de ciertos oficios (LCQ. al juzgar por los apellidos. seguramente obtenida en otra ciudad de las Indias. aunque es perfectamente com­ prensible que el nuevo artesano aspiraría a disponer de uno p ro p io . sastre y herrero respectivamente. el contrato calla en cuanto al futuro del alumno. sinembargo se debe resca­ tar algo: el hecho de que sean dos indios: Chicaiza y Malamchum­ bay. Cuadro 2 Grupos raciales del instructor y de! aprendiz AÑO NOM BRE Función O ficio Raza F irm a 1563 Blas de M e lg ar in stru c to r z ap a te ro m estizo si ------.P e d ro T ru jillo a p ren d iz ¿ m estizo ? no 1600 Iv á n P érez de C árd en a s in srtu cto r. h e rre ro ¿ b la n co ? no Ju sep h e G allo apren d iz ¿ in d io ? no 1601 J u a n Pérez in stru cto r h e rre ro ¿ b la n co ? si ----..A lonso M uñoz ap ren d iz ¿b la n co ? si 1593 M a rtín de A rte ag a in stru c to r sastre ¿ m estizo ? si ---.Jo sep h S uárez a p ren d iz ¿m estizo? si 1593 J o a n R uiz in stru c to r c u rtid o r ¿ b la n co ? si T o m é N ú ñ ez apren d iz ¿ m estizo ? no 1598 J o a n de la P e ñ a in stru c to r sastre ¿ b lanco ? si ------. p la te ro b lanco si .J u a n S uárez de G om ide a p ren d iz m estizo / m ontañez si 1603 J o a n de la P eña in stru cto r sastre ¿b la n co ? si — A ndrés Pérez de L u n a a p ren d iz m estizo si 1606 J u a n de A rroyo in stru c to r.A ntonio Suárez a p ren d iz ¿ in d io ? no 1600 Jo a n de la P eñ a in stru c to r sastre ¿ b la n co ? si ------. G a rc ía de E spinoza apren d iz blanco no 1565 P e d ro de E scobar in stru cto r sastre ¿ b la n co ? no ---.Sim ón M á rq u ez apren d iz ¿ in d io ? no 1601 D iego V a q u ero in stru cto r h e rre ro ¿ blanco ? si ■-----.J u a n V élez apren d iz ¿ m estizo ? no 1600 S ebastián de V aldés in stru c to r h e rre ro ¿ b la n co ? no ------. of.D iego Sánchez a p ren d iz ¿ m estizo ? si 1602 J u a n de la F eña in stru c to r sastre ¿ b la n co ? si ------.M a rtín ap ren d iz indio no 1565 G a sp a r L ópez in stru c to r c u rtid o r ¿ b lan co ? si D iego a p ren d iz indio no 1568 M a rtín H e rn án d e z in stru cto r z ap a te ro ¿ b lanco ? si F rancisco a p ren d iz indio no 1592 J o a n B a u tista O rdóñez in stru cto r p la te ro ¿ b la n co ? si . H e rn a n d o a p ren d iz indio no 1565 Blas S alguero in stru c to r h e rre ro ¿b la n co ? no ------.— ■ E steban de M orales apren d iz ¿b la n co ? si 1592 D iego de E stacios in stru c to r h e rra d o r ¿b la n co ? si ------. of. L orenzo de M elgaza apren d iz ¿ b lan co ? no 1612 B artolom é Z am b ran o in stru cto r. h e rra d o r ¿b la n co ? si A ndrés F ernández apren d iz ¿m estizo? si 1607 J o a n de Q u iro z in stru c to r sastre ¿ blanco ? si A ndrés F ern án d ez apren d iz ¿m estizo? si 1608 J o a n de la P eñ a in stru c to r sastre ¿ b la n co ? si A ndrés F ern án d ez apren d iz ¿m estizo? si 1608 P e d ro C hicaiza in stru cto r. p late ro ¿b la n co ? si ------. h e rre ro ¿ blanco ? no P e d ro H e rn án d e z de A. m. of. m. padre. A lonso de V illegas aprendiz ¿ b la n co ? si 1606 P e d ro C hicaiza in stru cto r. of. J u a n C am ach o apren d iz ¿ m estizo ? no 1611 A ndrés M alam ch u m b ay in stru cto r h e rre ro indio no Jo a n M uñoz M oreno apren d iz ¿m estizo? si 1611 P e d ro C hicaiza in stru cto r sastre indio no P e d ro M uñoz M o ren o apren d iz ¿m estizo? no 1611 P e d ro G onzález de O. Casi nunca se conocen las razones por las cuales una per­ . apren d iz ¿ b lanco ? no 1618 B artolom é Z am b ran o in stru c to r h e rre ro ¿b la n co ? no M a rcia l M uñoz apren d iz ¿m estizo? no 1631 M iguel Pérez in stru cto r sastre ¿m estizo? si J u a n V ázquez apren d iz ¿m estizo? no F u e n te: A rchivo N acio n al de H isto ria /C u e n c a 2. in stru cto r. sastre indio no Jeró n im o de E n ca la d a apren d iz ¿ m estizo ? no 1607 F rancisco H e rn án d e z in stru cto r. o de algún individuo que lo represente ante el alcalde ordinario o ante quien hacía sus veces. sastre indio no D iego de A ngulo apren d iz ¿b la n co ? no 1608 F rancisco Pérez in stru cto r sillero ¿ blanco ? si L uis de N ivela apren d iz ¿m estizo? si 1609 J o a n de la P eñ a in stru cto r sastre ¿ b lanco ? si D iego de A ngulo apren d iz ¿ b lanco ? no 1610 B artolom é Z am b ran o in stru cto r h e rre ro ¿b la n co ? no ----. curador.1 El aprendiz Al ser esta persona menor de edad (25 años) en todos los contratos era necesario que se hiciera acompañar de un tutor. of.----. en tan sólo dos meses. tal como se la consiga en algunos documentos. se presenta en lo form al. La “ ceremonia” de entrega del aprendiz al maestro se des­ cribe por 1608 en los térm inos siguientes: “ parecieron: Luis de Nibela y Jhoan de Nibela. para que posteriormente Núñez sirva catorce meses en la tenería de aquél. al dicho Francisco Péres para que se sirva del por tiempo de quatro años en todo aquello que sea lícito servir para lo qual se da y entrega y lo aparta del poderío paternal en tal manera que lo pueda quitar. se usa la expresión “ más o menos” tantos años. . Por 1590 a la india doña Isabel. y Francisco Peres lo aceptó tomando por la mano al dicho Jhoan de Nibela y io pasó a su poder” . como se verá más adelante. no así a Luis de Toledo a quien le inte­ resaba únicamente que su trabajador Tomé Núñez se perfeccio­ ne con el curtidor Juan Ruiz para “ que sepa adelgazar cueros de vacas y novillos para hacer vaquetas (es decir) que las sepa labrar y despasar con un cuchillo de un filo y labrar y afrechar y disposar” . su hijo. y dixeron que están conuenidos y concerta­ dos en tal manera quel dicho Luis de Nibela da y en­ trega por la mano al dicho Jhoan de Nibela. En la mayoría de los casos no se indica la edad exacta. Esta situación. residente en Cuenca. pues ya “ estaba om bre" y para que pueda valerse de la profesión en el “ discurso de su vida” . le movía el deseo de que su hijo aprenda el oficio de sastre. Una edad ideal para el aprendizaje oscilaba entre los diez y quince años. A veces se menciona únicamente que el aprendiz era un mozo. su hijo. mas no necesariamente pudo cumplirse en la rea­ lidad. y Francisco Péres oficial sillero. madre de Andrés Pérez de Luna.sona era conducida a aprender determinado oficio. muy ape- . en todo caso. La vida del aprendiz en el hogar de su maestro no se co­ noce. porque estando en la misma casa. a este apren­ diz no le pagaban absolutamente sino que le ocupa­ ban sus servicios gratuitamente. aprendiz del sas­ tre Pedro Chicaiza se comprometía a obedecerlo “ en todo lo que le mandare. Cabe suponer que estas obligaciones del aprendiz bien pu­ dieron transformarse en una forma de adquirir mano de obra barata en ciertos casos. Algunas personas como Gaspar López se comprometía a no despedir al indio Diego. La comida (se daba) rarísima vez. Sus obligaciones consistían en: no apartarse definitivamen­ te del lugar de aprendizaje y de su maestro. los maestros también eran en el mismo cuarto. Jerónimo de Encalada. Sus actividades no se habrían limitado a las profesionales y. llegaba la semana y no le daban nada al principio. corriendo a su cargo. al del tuto r o en defini­ tiva al del fiador (garante) las costas que se habrían originado con la acción y estaría sujeto a la imposición de sanción (no se especifica el tipo de pena). tampoco de la ciudad sin su previa autorización. por su parte el herrero Sebastián de Valdés indicaba que trataría a Pedro Trujillo “ bien y ones- tam ente” . pues debía permanecer y hacer su vida entre el ta lle r (generalmente ubicado alrededor de la Plaza Cen­ tral). son muy interesantes las experiencias de don Juan José León. el hogar del maestro y el de sus padres. caso contrario sería compe- lido a regresar. en este sentido. siendo ju sto ” . indispensable. un sastre de comienzos del siglo XX. el tiempo de su permanencia en el hogar del maestro empezaría a correr “ des­ de cero” y no recibiría paga adicional. por su lado. que bien pueden trasla­ darse a la época colonial: “ (el maestro) en cierta manera tenía (en el aprendiz) una especie de un fam iliar porque comprendía que era una cosa necesaria. al adoctrinamiento en ¡a fe católica. de ir a dejar los sacos. Que iba uno a negarse a un mandado que le digan. Pero sí cumplía los mandados (del maestro y de su fam ilia). ropa limpia y vestirlo moderadamente. cada uno de ellos. 1987. de ir a dejar todo” (Luna Tamayo. 2. de !a cual el maestro en el taller. hágame este servicio. Consistían fundamentalmente. señor. el instructor también se comprometía a la cura en en­ fermedades. las de! maestro no variaban de contrato a contrato en gran medida. Eso mismo de estar llevando y trayendo las obras por ejemplo sabía que (un) operario era un muchacho permanente de ir y venir. calzado. claro que con el comedimiento que uno hacía de vez en cuando le brindaban una taza de café. de ir a dejar las pruebas. una pobreza más o menos franciscana. 194). en el caso de este platero se indicaba que su oficial no “ a de andar vagando ni ocioso” . (el aprendiz) no se inte­ graba a la fam ilia. de autónomo entonces efectivamente. en seguida uno corría. en ocasiones el trato era atractivo en este sentido: el platero Joan Bautista Ordóñez señalaba que a Esteban de Morales se le concederá lo necesario de ve stir ‘‘mejor de lo que aora pre­ senta” . así como a enseñarle buenas costumbres..2 El maestro Al igual que las obligaciones del aprendiz.. por su lado el sastre Pedro de Escobar se comprometía a que en . más bien tenía satisfacción si le dicen a uno. mientras el alumno esté a su cargo. como eran autónomos. cualquier cosita que podía h ab e r. ñas. en dar­ le alimentos. mien­ tras tanto el herrero Francisco Hernández se comprometía a que su aprendiz Andrés “ le a de acer buen tratamyento de suerte que no tenga escusa de ausentarse por dezir que le trató mal” . absolutamente nada de eso. fulanito. especialmente de las camisas: el herrero Juan Pérez de Cárdenas entregará a su aprendiz dos de "ruán de Macas” . Durante la segunda mitad del siglo XVI el vestido entregado a los indios consistía en una manta y una camiseta. calzones y herreruelo” . Según el sastre Martín de Arteaga el vestido entero consistía en: “ un sayo. El maestro se obligaba además a la entrega de herramien­ tas del oficio al finalizar el tiempo de aprendizaje. el conjunto de las principales piezas utilizadas para cubrir el cuerpo. por su parte Pedro Chicaiza daría a Pedro Muñoz Moreno: “ unas tijeras. zapatos. trama y leznas. escepto el tablero” . el vestido estuvo confeccionado con “ paño de la tie rra ” . un jubón y dos camisas ordinarias” . pagaría cien pesos de “ buen oro” para la cámara de su Majestad. al decir de su colega Joan de la Peña. zincel y las demás he­ rramientas necesarias” . Esta costumbre cambió con el paso del tiem ­ po.caso de sacar de la ciudad a su oficial. En el caso de los zapateros. trinchetes y fie­ rros de picar. De manera general. un capote. dedal. En el tránsito de centuria el vestido que se entregaba estuvo formado de diferente manera. Blas de Melgar dará al indio Hernando: tijeras. esto es. mientras que su colega Diego Vaquero lo hará al suyo en sim ilar . botas. sobre todo durante las primeras décadas del siglo XVII. a este con­ junto a veces se le añadía el sombrero. calzones. según era la usanza aborigen. opiniones calificadas si se compara con la del herrero Sebastián de Valdés que entregaría un vestido formado por: “ sayo. valones o herrerue­ los. otras veces se ofrecía: dedal. en ocasiones se menciona la calidad de la tela. puncón. a los futuros sastres se entregaría: tijeras del oficio y dedal. La indumentaria fue considerada en algunos contratos para la dotación del aprendiz que en casi todas ellas consistía en un vestido. A ve ce s las prendas eran pocas: ropilla. Andrés Fernández recibiría de Joan de Quiroz “ tijeras y lo necesario para el dicho o fficio (de sastre). . más bien representan excepciones en Cuenca. antes que ser una práctica frecuente en la colonia. en tanto que el curtidor Gaspar López cancelaría al indio Diego cinco pesos de oro en cada año de los que consideraba el contrato. beneficiosos para el aprendiz. A veces las prendas se entregaban al salir el aprendiz “ del poder” del maestro. pues lo corriente era una situación opuesta. El compromiso del maestro también radicaba en que ense­ ñará el oficio sin ocultar nada de “ sus secretos". sin embargo. otro artesanos como Joan de Quiroz o Pedro González de Orellana entregarán tres ejemplares de “ lienzos de Macas” cada uno. generalmente años. para comienzos del siglo XX en algunos oficios incluso había que entregar una fianza en di­ nero como seguridad para un eventual daño del material del talle r (comunicación personal del señor Luis Muñoz. más bien es por perfeccionar en el oficio a Tomé Núñez. zapatero). en la cual los aprendices a través de sus representantes debían dar al maestro una paga por la ense­ ñanza del oficio. mientras que Francisco Pérez lo hará de dos piezas de “ ruán de C astilla” . Todos estos compromisos del maestro. en este sentido. número de ejemplares confeccionados con'Mienzo de la tie rra ” . el caso de Juan Ruiz quien recibirá de Luis de Toledo setenta pesos y un caballo. Sólo en dos casos se conoce que el maestro recompensará con una paga a su aprendiz: el indio herrero Andrés Malamchum- bay daría a Joan Muñoz Moreno la tercera parte de las ganancias “ por ser ya aprendiz” . en ocasiones se lo hacía una vez terminado el tiempo del trato o una vez transcurrido determinado tiempo. H c | I í ¡ •• j> j «TJ á . S N S 'rf 'íí 5 << Ü / O O ^ cG Ifi " *' tí 2 S » S i » ■? « ? iiS S ftí l vv 5S *T 3?(D -i s ' S ü ^^5^v£3 «.m i O C M C O O O O ’—< ’.S . .Cuenca. o° G .as . 3 Sh so ^ ^ S 8 c D-^JS< k r 3 Jh < 2 ' c o í ^3. ► i a 5 j§ o S -S N N N o o .í ^ .( CC Mc V Co O Uto D U D f ^ .* J 8 I * | | d g ! ! £J S 8 -g ^ K PH 2 ShC S OLh. TJ y ^ qj tn T3 l.1^. -.T3r Ph ^ T > » « T3^'P u g sH'T l3Sl d á S l 2 a x3¡ rO rO^. • Í3S n N 0) 'S o " Kj M ¡ir n r í il N 13 /rt I-h I T..pqí «T3«T3áP-i á (U <uUT < »JD s l .-T~s»-««—* _ niN .0 D C 0 C 0 O .. < L<y> <v<D ¿ j a61 Jj*3 <<22 TVi3Í)) ffi d q 5^ VJi ^ ° h s 1« S í tí-a ^ > H S F¿i ^ P-< c/i Q »—^ -<í -<i '— Ph* <i <í f i h á »ñ 4 i►4 ftn ni S k R. U ' H t N M W N C ' j N H CM W M (fl ’ H N ' .2 8 ^ -S . *§ rs ^ I— -i ►— 5 C/5 HH >— i Q Q *— >“55 t— ) •^5 Ph I—í <d >— t ^~~i Ph fe H -i < j P-I Ph PQ PQ ^ *^3 ■“ s . fl3J a(U j < voj ^ « í 2 2 EuID 3 í. 5 i n i O i O ‘O 0 < D < í ) < i 3 O o l £ c )o ( £ to ( Dto i ( £ ) i £ ! ( £ i y 3 i £ i £ ) < í > £ l ^ D (5 tC lí |5 ü -- Fuente: Archivo N acional de H istoria .-.... w £ o '3 d c3 I Ü J ! I | 2I | » O 0 I0) o I<u ítí R >..frtV sh s ? SE £1 MD 1) .2 •“ T3 U tí tí » 5 a w^ 3 jú ¡3 G G í HH J-4 y-t y-t ”~~>^ „ CU S. S3 3 0 0 « J >■ >> _i c_>tf c 3 ra S- T3 j _> j .. N£ ■s 25 a 2* s s «*(r“t r* . . § c3 ^ t/T . h h C O N N N ‘Q S .2 “ 1?^.— sf i C B « o¡ tí ü a) O) u tí tí tí :S P c« ^ s _ _ _ _ —" § o S F «í CM .-« ití l Ni ^l £3í C W _*2 n á O S «¿ ^ O C fl c c > c N 1 3 vg g í' ü ¿ N ® 2 <u nj ^ 2.) T - o c u c o a j c n o o oo o o O oo ooo o o o o o o o ^ . . Ph s2 J C -5 J O BI ^ 2 g „ ff . o 9\ £ os 'O 3 tí a rá _ ^ ^ _ _h ° tí S c ° 12 ca ^0) . . en todo caso los pobladores de la ciudad se encontraban aprovisionados por aquella cerámica lo­ cal y regional y también por aquella lujosa destinada a las clases altas de la sociedad: a título de ejemplos señalamos que por 1592 el encomendero Cristóbal Barzallo de Quiroga señalaba poseer ocho docenas de loza. en tanto que las “ culturas -madres” en los andes del Sur ecuatoriano datan de 2259 aC (Almeida. mientras que una contemporánea . siendo aquella de la cultura Valdivia [Ecuador) la que posee la referen­ cia más antigua (3000 a C.1 Alfareros y tejares La cerámica en América tuvo un origen autóctono.). Con la llegada de los ibéricos a estas tierras empiezan a convivir las tradiciones alfareras indígenas y europeas. La actividad local en alfarería durante el siglo XVI resulta harto d ifícil de reconstruirla. 1992. CA PITU LO I I I Clases de Oficios 3. La variada alfarería del área cañari tanto en forma como en calidad recibiría otro contacto al final del período prehispánico: el de la cerámica imperial inkásica. 24). a 7 kilóm etros de NE de la ciudad) en donde residía un grupo de olleros. es posible que estuvieran trabajando desde hacía mucho tiempo en el sector. y hácese respecto desto mucha loza. así de tinajas. 1991. jarros y ollas y cántaros y otras vasijas para el ser­ vicio de los españoles y naturales. pues el material utilizado en la elaboración de los objetos era de alta calidad como lo reconocieron en 1781 sus “ descubridores” (Chacón. 52-54). En Cuenca existían las denominadas "O llerías de Natura­ les” : lugar de ¿producción? o /y ¿de venta?. Cuenca también se abastecía de objetos de barro provenien­ tes de Sicay (hoy Sidcay. Es una loza muy colorada que se tiene en mucho. lugar conocido por ser de pro­ ducción alfarera.suya. Nos inclinamos a pensar que se trataba de un sitio destinado únicamente al ex­ pendio. que desde el tiem ­ . Al respecto resulta inte­ resante anotar cómo llegaban estos artículos a través de Jáco- me de Blacio. María Adames. quien por 1593 se compromete en México cance­ lar a Pedro Jusephe Carboneli. pues entre los indios moradores de este sector destacan aquellos originarios de Sigsig. ambiente nada raro si ya por 1570 algunas tiendas locales vendían “ lozas de platos y escudillas". este últim o reportado en 1582 por fray Gaspar de Gallegos en los términos siguientes: “ Hay en este pueblo muy buen barro para loza. (2) Si bien la fecha más temprana de su existencia es 1659. indicaba ser dueña de "p la tillo s de la Chi­ na” . También sitios más distantes proveían a la ciudad de tales objetos: Paute y Azogues. y así están los olle­ ros aquí de muy antiguos tiempos. vecino de Cádiz (España) quinien­ tas piezas “ de fina loza de la China: las trecientas de Cantón y las docientas de Chincheo” : Jácome de Blacio (1) terminará por re sid ir en la villa de San Antonio del Oro del Cerro de Ca- ruma por 1600 mientras Carboneli será residente en Cuenca. . 1897:176). también cuenta la presencia de cántaros. eran "echura de Lima” entre los cuales están: alcuzas. que le dan con el dicho bolarménico. 368). aunque no son tan naturales. india espe­ cializada en la fabricación de jarros que hacía su vida en San Sebastián (3). 34). Apenas se sabe por 1680 algo muy digno de destacar: la presencia de Magdalena. platillos de barro pin­ tados de azul (¿mayólica?) y aquellos provenientes de Quito: platos y chocolateros. po del Inga hay muy buenos oficiales deste oficio. objeto que constituye "un claro ejemplo de sincretism o entre lo hispano y lo aborigen” (Buys. sino traspuestos (mit- makuna) aquí por respecto del buen aparejo que hay para la dicha loza. Otros objetos. y hácese tan buena y tan pulida. Aunque se tiene constancia documental de la venta de ben­ ju í en la ciudad. platos. “ olle­ tas de barro verde” . Tiénese en mucho esta loza y es muy nombrada en todo este d is trito " (RGI III. botijas para transporte de vino y aceite. en cambio. planton- cillos. 1992. 1995. escudillas. Entre otros utensilios de barro presentes en Cuenca se cuentan: “ tinajas de hacer chicha” . tal como las que salían del convento de las clarisas en Chile (Cruz. Prácticamente nada se puede conocer referente a los al­ fareros presentes en la ciudad. que de muchas partes envían aquí por loza. medianos. Y hay mucho bolarménico con que estos indios hacen la lo­ za muy colorada con un matiz ques casi como de vi­ drio. se desconoce si es que se trabajan piezas perfumadas elaboradas con esta planta para uso de las damas. u n re c ip ie n te p a r a p re p a ra r la m asa de b a rro y u n g o lp ead o r p a r a d a r la fo r­ m a y u n h o rn o o sólo el h o g a r p a r a la cocción. C a ñ a r y L o ja ) cu b iertas p o r esta investigación. —. — a g re g a r a g u a (d u ra n te todo el p roceso de tra b a jo el b a rro debe estar su fic ie n tem en te h u m e d e c id o ). a) T rabajo sin torno: L a té c n ic a q u e reseñam os a c o n tin u a ció n m u estra la co m binación de m odelado. solam ente los m ateriales p a ra el ra ro b a rn i­ zado so n de o rig en fo ra ste ro ). u n a de las p rim e ras artesan ías p ra ctic a d as p o r el ser h u ­ m ano. . H o y e n d ía se a p lic an dos técnicas. E l tra b a jo se c ara cte riz a p o r el uso de m ate ria s p rim as de la m ism a re ­ gión ( b a rro y tie rr a p a r a p in tu ra . M a n u fa c tu ra d o de u n a olla p e q u eñ a (tiem po de tra b a jo : 30-40 m in u to s).e le v ar la p a re d (e n abom bam iento) h a sta el ho m b ro de la vasija (té c ­ n ic a de r e p u ja r ) . L as h e rra m ie n ta s usadas se re d u ce n a unos in strum entos sim ples com o un p a lo p a r a m a c h a c a r la tie rra . sin que se h a y a re p o rta d o (q u e nosotros sepam os) su presencia en o tras regiones. —. — c rib a r u n a c a n tid a d de b a rro seco. —.a h u e c a r u n a p a rte con el p u ñ o . el tra b a jo sin to rn o y con torno. — s e p a ra r la m asa e n tres p a rte s (dos iguales y u n a m ás p e q u e ñ a ). E l o rig en p re h isp án ico de la téc n ica del g olpeador está c om probado por el h a lla zg o en contextos arqueológicos locales de golpeadores de cerám ica m uy sem ejantes a los utilizados en la téc n ica a lfa re ra contem poránea. “L a c erá m ic a. tie n e u n a tra d ic ió n p ro fu n d a h a sta los tiem pos actuales en las regiones (A zuay.a m a sa r la m ezcla. a co rd e la d o y em pleo de golpeadores o h u actan as. E l in stru m e n to m ás im p o rta n te es to d a v ía la m ano. E sta té c n ic a se asem eja a la u tiliza d a en zonas a lfareras del C a ñ a r (Ja tu m p a m b a ) y L o ja (C e ra ) y su á re a de dispersión com prende exclusivam ente el á re a sur del E cu ad o r.c o n stru cc ió n de la p a rte de a rrib a sobreponiendo espirales de b a rro (té c ­ n ica de m o d ela d o de esp irales). u n a crib a p a r a se p a ra r la tie rra de las piedras. — c o lo c ar e n u n a base (p o r e je m p lo p la to p e q u e ñ o ). —■ e stre c h a r el h o m b ro y a g reg a r el espiral p a ra el cuello. E n la pro d u cció n tr a b a ja n hom bres y m ujeres. —. T om o I Azuay). L a segunda cocción en el h o rn o (cocción de te m p e ra tu ra b a ja ). con u n tra p o o con el dedo. usan el palo p a ra m ac h ac a r la tie rra. a p a rte del to rn o . m ás uniform e. u n a am asad era. florales y pocos zoom orfos. el h o rn o y sobre todo la m ano. b) Trabajo con torno: La téc n ica a v an zad a significa. al cual antes que tratarlo como una gestión individual. u n alam bre p a r a se p a ra r la pieza del torno. —• elevar el cuello y la d e a r el “ labio” (b o rd e ). Entre los diferentes oficios que trajeron los ibéricos a las Indias se cuenta el de la elaboración de tejas y ladrillos. El to rn o p e rm ite u n tra b a jo m ás rá p id o . C om o h e rra m ie n tas. más bien se lo debe hacer como uno llevado a cabo en forma grupal de acuerdo a como se presenta en la documentación. barnizados y dos veces cocidos” . eucalip to . •—• desear (según el tam a ñ o : 4-5 días) en u n lu g ar som brío. p e ro con cierta frec u e n cia co m p lem en tad a con substancias ex tra ñ as y quím icas. inevitablem ente. C o n tra ria m e n te al tra b a jo antes m en cio n ad o los p ro d u c to s frec u e n te m en ­ te son decorados p o r dibujos geom étricos. con personas especiali­ zadas en d istintas fases del tra b a jo . Las m aterias p rim as son b ásicam ente de la m ism a región. — d eco rar el b orde con im presiones de u ñ a o palito . — a p lic a r y fija r las asas (p eq u eñ as o re ja s) a can alad as y decoradas. E l tra b a jo se realiza p re fe ­ riblem ente en u n am biente fa m ilia r o de p a ren tesco . . te m p e ra tu ra b aja. curvas y líneas onduladas (m a te ria l: p a sta de tie rra r o ja ). la criba. con co­ lo ran tes n a tu ra le s y sintéticos. (M a rtín e z B orrero & E inzm ann. Si h a y leña: — u n a sola cocción (cocción c u b ie rta . así m ism o u n a p ro d u c ció n m ás cu an tio sa y casi. U san la téc n ica de cocción cu b ie rta y se q u em an cantidades de 20 a 50 ollas en c a d a ocasión. al m ism o tiem po. C om bustible: leña de sauce. La Cultura Popular en el Ecuador. el com pás. — alisar la superficie in te rio r y ex te rio rm e n te con la m an o y el golpeador. — a p lic a r la p in tu r a en el borde. etc. u n a especialización que tran sfo rm a el oficio e n u n a o cupación p rin cip al. al mismo tiempo que animan a los ve­ cinos a cubrir sus casas con tejas (LCC II. trabajo para el cual el religioso ofrece la entrega de seis indios mitayos (7). oficio en el cual mantuvieron los precios de los artículos bas­ tante altos. Diego Alon- son Márquez. y a mediados de la siguiente centuria destaca Joan de Ortega. Sin embargo. Gualaceo. la provisión de 7. estos individuos tomaron con mucho interés el oficio al punto que contaron con un tejar de su propiedad (4). forzando con ello al municipio. Por el contrario. comisario del Santo Oficio. . En este local trabajaron indios originarios de Paccha. La Corona contó con un tejar durante el siglo XVII (8). 18). y la Compañía de Jesús a partir de 1663. de los cua­ les nada se conoce respecto a su actividad. y que por 1764 dejó de funcionar. Al parecer. como en tantos otros oficios desconocidos en estas tierras. comunida­ des religiosas como las de los agustinos (5) y franciscanos (6) tanto en el siglo XVI como en el siguiente. prontamente fue monopolizado por europeos en lo que se refiere a las instalaciones. por 1565. Gente particular también fue propietaria de tejares. En efecto. Sígsig y algunos forasteros “ naturalizados” en la parroquia de San Sebastián. contaron con estos locales. En esta sesión. Rodrigo Marco de Pineda y Benito de Bendaña. el cabildo también ad­ vierte a estos indios que existen en la ciudad españoles que los darían más baratos. por 1596 se sabe que los dominicos al no disponer de estos locales se vieron forzados a encargar a tra­ vés del padre prior Pedro Vázquez. a fijarlos en ocho pesos el m illar de tejas y en cinco pesos de oro co­ rriente el de ladrillos. El fundador de Cuenca sacó de Paute a un grupo de indios para que faenaran en estos menesteres. Durante la segunda mitad del siglo XVI se cuenta al con­ quistador y encomendero Pedro Muñoz Ricos Saltos. de la cual eran feligreses olleros y tejeros.000 ladrillos al oficial albañil Diego Alonso Márquez. quienes realmente elaboraban las tejas y la­ drillos eran indios. Gualaceo. Por 1504. Hubo originarios de Paute. Sígsig.000 ladrillos en un tiempo de un año con pago de 250 pesos. Pocos son los tejeros de quienes se posee datos precisos. U n a vez que se reúne la c a n tid a d suficiente de tie rra la echan al noque (h u e c o ). 12 fanegas de trigo. 2 jamones. Pero no solamente la propiedad del local permitía su apro­ vechamiento. tratos establecidos mediante el comercio fundamentalmente de alimentos.000 tejas y 20. más 4 caballos para el acarreo de leña. . y 1 peso adicional para compra de pla­ tos. aunque también están presentes los de Paccha. un indio natural de Juncal. entre otros sitios. permi­ te conocer por 1615 a un artesano de amplios contactos con sus congéneres originarios de sitios bastante alejados del suyo. previo arrendamiento del tejar al cabildo por dos años (la ciu­ dad era propietaria de uno) (10).todos ellos gente de renombre en la ciudad por su buena si­ tuación social y económica. 6 carneros y 12 quesos. L uego con u n bald e la m o jan p a r a e n tre v e ra r bien la tie rra (la “ b a te n ” ) p o r u n tiem po de 4 a 5 horas. además de 4 mitayos y 1 adicional “ cada vez" que Pedro López hornease el ladrillo y teja. activ id ad que se la realiza con uso de caballos o de bueyes q u e dan vueltas a lre d ed o r del “ n o q u e” . c u id an d o de q u e n o se endure. más las hormas y “ demás aparejo” . Desde luego. U n a vez b a tid o el m a te ria l es conducido a galpones en donde se lo g u a r­ d a . C u a n d o la tie rra es “flo ja ” la e n tre v era n con g u a n o (heces de equi­ no o de v acu n o ) p a ra ev itar q u e se ra je n las tejas. concertó con Pedro López a que elaborara 40. Cuadro 5 Elaboración de tejas y ladrillos Tejas L a tie rra en q u e fa b ric an las tejas es de dos clases: “ la c h ag ra lp a ” y la b lanca. El tejero Andrés Tenem (11). vecino de Cuenca. don Alonso Vela (9). de a lto y p re se n ta u n a fo rm a trap ezo id al. C onsta de las siguientes p a rte s: la su p e rio r que la llam an “ asiento” o “ costados” o “ largos” con u n a dim ensión de 47 cm. L as personas q u e h ace n las teja s se denom inan “ m oldeadores” . P la n c h a .— en v e ra n o los ladrillos se secan en 15 días. T ie n e la fo rm a lig e ram e n te convexa: el extrem o su p erio r m ide 37 cm . de largo. B uscan la tie rra que te n g a a re n a y la llam an “ cascajosa” . M ulo. tiene 2 cm. p a ra p u iir la c ara e x te rio r de la te ja en el m olde. p a ra luego d esp ren d erlo y p o n erlo a secar. Secam iento. Ladrillos E l p roceso p a ra p r e p a ra r el m a te ria l es p rá c tic a m e n te el m ism o q u e p a ra las tejas. Shillidor. en el ex trem o in ferio r se e n c u e n tra sobresalido u n p e d az o de m a d e ra de 9 cm. G alápago. Sus bordes son lig e ram e n te circu lares y tie n e n u n d iám e tro de 4 cm. M oldes. con 3 cm. tiene la fo rm a c irc u la r. de a n ch o cada u n a a seg u rad as p o r clavos a los palos.— es tra b a ja d o en m a d e ra de m o n ta ñ a llam ad a “p a c a rc a r” . . de anch o a p ro x im ad am en te.— están hechos de m a d e ra p o r c arp in te ro s del lu g ar o de la ciudad. colocada en p o ­ sición lig e ram e n te in clin ad a sobre c u a tro adobes.— sirve p a ra “ a se n ta r’ el m ate ria l. de larg o que sirve p a ra su je ta rla al m o m e n to de h a c e rla “ p a ra r” en el lu g a r de secam iento. m id e unos 47 cm. E l m oldeado de la te ja se lo realiza colocando la tie rra en u n m olde (p re ­ viam ente p re p a ra d o con a rcilla cocida y m o lid a p a ra q u e n o se a d h ie ra ) lo “ p re n sa n ” h a sta o b te n e r u n a co p ia del m o d elad o .— el m olde en el cual p re n san la a rcilla es de h ierro y es confeccionado p o r h e rre ro s. M olde. Sirve p a ra tra n s p o rta r el b a rro al galpón. n o todos los m ulos son de b a rro .— consiste e n u n a tir a d e m a d e ra de unos 40 cm. U s a n m oldes de m a d e ra p a ra las diferentes clases de la d rillo q u e van a hacer. y el ex trem o in fe rio r 26om. Sirven de depósito de a g u a q u e ocu­ p a n en la elaboración de las tejas. Los h a y de d iferentes tam añ o s y m edidas.— está fo rm a d a p o r dos palos de dos m etros con sus bordes pulidos. L uego se las d e ja secar antes de m eterlas al horno. E stá fo rm ad a p o r u n b a n co de m a ­ d e ra de 60 cm. a p ro x im a ­ d a m e n te. de espesor. de u n d iám e tro de 40 cm. en cam bio en tiem po de lluvias se lo hace en el g alpón y d u ra unos dos meses. Sirve p a ra d a r la fo rm a convexa a la te ja y p a ra el fácil tra n s p o rte de la m ism a.— e stá fa b ric ad o del m ism o m a te ria l de las tejas y es cocido en el ho rn o .. de la rg o y 50 cm. de larg o y 20 cm. y de a lto 63 cm . de largo. Im plem entos que se usan para hacer las tejas C h a ca n a. sujetos en el c en tro p o r tres tablas de 40 cm. Cantón C u en ca). don Rodrigo Sinabali había emprendido no sólo el camino de la construcción sino que también era proveedor de madera preparada en vigas "cortadas y labradas” que en núme­ ro de treinta entregaría en sociedad con el cacique de Guala- ceo don Joan Tenecela al convento de San Francisco de Cuenca. Al parecer.Encendida del horno. (P esan tez de M oscoso. cortadas en menguan­ te ” . U n a vez q u e se te rm in a de q u e m a r el horno. (13) el cacique de Macas don Hernando Guillermo y don Francisco Guartaputlla. algunos de los cuales pueden ser abordados. con el español Alonso de Segura para quien realizarán un trabajo sim ilar al efectuado por don Rodrigo Sinabali y compañía.2 Carpinteros A pesar de que su presencia en la ciudad fue de mucha im­ portancia. ladrillos y adobes en la parroquia de Sinincay. un carpintero morador de Cuenca. la construcción de edificios civiles. . 3.— luego de secar las tejas y ladrillos se procede a q u em ar el h o rn o ( “ h o rn a rlo s” ) p o r tiem po de 5 a 6 horas. en lo que a la parte de madera se refiere (el conjunto de la obra se revisará en otro la­ do de este trabajo) fue de interés y objeto de labor de algunos indios nobles que la llevaron a cabo a la cabeza de sus comuni- des. Sus obras abarcan una amplia gama de as­ pectos. T e ja s. se lo d e ja e n fria r de 3 a 4 días. Agustín de Salazar (14).. La tradición de cortar madera en menguante se ratifica en el concierto establecido en 1593 entre Joan. Por 1592 el cacique Sigse don Rodrigo Sinabali (12) y sus principales don Sañay y don Juan Chunvicela se comprometen con Pedro López para realizar "horcones y estantillos de madera morocha (en los cuales) las baras an de ser de chaguarqueros (sic) o (de) madera morocha o de aliso. son muy escasos los artesanos que asoman a través de la documentación. cacique de los juncales. c u an d o se está de a p u ro le d e ja n e n fria r solam ente dos días y a q u e las tejas v a n sacando todavía calienteá. (15) quien adeuda a un oficial carpintero 21 pata­ cones por la madera utilizada en reedificar un cuarto de su casa. suerte dife­ . Otro aspecto de la carpintería fue la realización de muebles. Cuadro 6 Taller de Carpintero Taller del carpintero Joan Mango 1669 —• cepillos —• azuela —• sierra — com pás — j unt er as —• form ones — lim as ( “ de vario s tam a ñ o s” ) — sierras — b a rre n a s —• escoplos F u e n te: A rchivo N acio n al de H isto ria /C u e n c a .de su lado. Si bien no es posible contar con un inventario de todos los que existían en la colonia. excepcionalmente. trabajo que lo instala­ ría en Pilahaló (Latacunga) para el vecino de Quito Gonzalo de Saravia. se encuentran en museos. indio natural de Macas 1 patacón previamente entregado “ para que hiciese obra en (su) casa” . en tanto Pedro López debe a dos carpinteros: a Francisco. u obras más simples como las que refiere doña María de las Peñas. y al indio Esteban 3 pesos “ del resto de auatro (en) que concertó con (éste) por hacer unas puertas de sala". es factible hacerse una idea de él en base a cierta información documental y sobre todo a ejempla­ res de aquellos finos trabajos que han conseguido salvarse al ser parte de los bienes de las comunidades religiosas o de aquellos que. construía obras como “ un Ingenio de moler metales con dos cabecas y que tenga cada cabeca cinco macos y tres tinas con sus m olinillos dentro de ellas” . camas. lo cual se puede. cujas. si­ llas. Dentro de los de uso extendido en diferentes estratos so­ ciales y medios económicos se cuentan: canceles. 84). barbacoas. 1985. con estope- roles de cobre” . (AAVV. objetos que se complementarían con escabeles. 79) asuntos que muestran riqueza de gustos en los trabajos realizados. con damasco. También cuentan los sillones fraileros para hombres con­ feccionados con baqueta negra y bordados en los espaldares con pita blanca o anaranjada (y seguramente en otros colores) en variados diseños. 1979. obra de la cual es deudor cinco pesos. (muebles de sala de exclusivo uso femino). madera dura. o como aquel confeccionado “ con cuero y decorado con el motivo de un desafío — hombre a hombre— . rente como se ve de la de aquellos comunes y corrientes que por su propia naturaleza sufrieron deterioro físico y desapare­ cieron. mesas como la que encargara el indio Andrés Sipón a Cristóbal Taña. fig. para mujeres. Otros ejemplos de estos dibujos pueden observarse en Vallin (1995. 28). Tachuela de cobre. estantillos. nuestro interés radica más bien en ir adentrándonos en obras que dieron pres­ tigio a la ciudad. Aunque existen reseñas acerca de la evolución de algunos tipos de muebles coloniales (AAVV. 1985. en los hogares de la clase económicamente pudiente. 329) con un pasaje de! Quijote o una escena civil en cuero "repujado y pintado” . entre las que destacan las plegables denominadas “ de ca­ dera” y las que menciona el bachiller Antonio González Gordillo en 1633: “ de nogal. inferir de herramientas como las que fueron propiedad de Joan Mango . No faltaron escaños (bancos largos para varias personas) y estrados. clauadas espaldares y asientos. o cajas quintaleñas (sic). en primer lugar. travesanios (sic) calados (Pro­ año. Entre los de uso restringido por su alto costo están: tabu­ retes forrados con terciopelo. diseños que también se presentan policroma­ dos. que permiten señalar la realización de trabajos finos. pero bárbaramente maltra­ tado. por ejemplo. escritorios (obsérvese ejemplos en AAVV. mientras el compás es utilizado para di­ bujar y marcar circunferencias y arcos y m edir distancias. es decir. 78) y. de artesanos que como Mango y el maestro embutidor de escritorios don Joan Disca (1671) dieron fama a Cuenca como un centro importante a nivel de la audiencia de Quito cuyos clientes más importantes fueron diferentes comunidades religiosas. en efecto. bufetilíos y escribanías para guardar papeles. se puede especular que no variarían de otros muebles de esas épocas en los cuales se aplicaba: hueso.. 74). aun­ que no se cuenta con información acerca de los elementos que se utilizaban en estas obras en la ciudad. dorados o forrados con badana colorada o con baqueta. 1985. realizados en Cuen­ ca. A estos muebles se añaden aquellos pintados (algunos con imágenes de la Virgen pintadas en el interior de los cajones). para realizar diseños geom étricos.. dos bargueños (escritorios portátiles). que al decir de Proaño está realzado “ con el fro ntis taraceado con bellos diseños de madera de varios colores. con escoplos se puede llevar a cabo las más in­ trincadas filigranas. 1988. Otros clientes importantes de muebles finos lo constitu­ yeron los estratos socioeconómicos altos de Cuenca. es lo mejor que tenemos. y en segundo lugar. carey. 34). cajue­ las. El arte de la taracea fue aplicado a cofrecitos. A es­ tos objetos suntuarios se suman: bufetes (cuadrados o redon­ dos). entre otros.por 1669. concha. Tiene visagras de hierro y hermosos tiradores del mismo m aterial” (1973. mientras un armario del siglo XVII se encuentra colocado en aquella del convento de la Merced de Quito. muebles de estilo español por excelencia. herramientas que expresan el desarrollo de un quehacer que está en íntima re­ lación con una especialidad: la del embutido. caja. es depósito de cera. se conservan hoy en la sacristía del templo de San Fran­ cisco de Quito (Navarro. ciertos in­ . dividuos pudieron contar durante el siglo XVI y con seguridad en el siguiente. por su parte Joana de Esquivel mantiene continuos los envíos de asientos y espaldares de sillas que iniciara su difunto marido hacia Guayaquil. objeto decorativo que para esta época ya había perdido su inicial propósito). posi­ blemente por trabajos realizados para él ya que entre los ne­ gocios que posee se cuenta por 1644 el envío de una docena de espaldares y asientos de sillas. objetos a los cuales hay que sumar los mates pintados provenientes de México. siempre asociado con españoles de gran prestigio social y económico de la urbe cuencana. un individuo em­ prendedor en asuntos mineros (contaba con un negocio de azo­ gue y fue alcalde de minas). y las forradas con latón. caballitos de ma­ dera o instrumentos musicales. Estos artesanos también confeccionaban cajas de arcabuces como las que en número de tres fueron encomendadas por Antonio de Niveia (17) a Cristóbal Taña valoradas en tres pesos de plata cada una. las “ tacitas de palma” y “ tasas de ¡os Q uijos” . . más dos docenas únicamen­ te de asientos hacia la isla Puná. No faltaron en estos menesteres taquíes. Entre los carpinteros europeos presentes en la ciudad. Mas no eran solamente muebles finos los que en forma regular se “ exportaban” desde Cuenca. Como obra de carpinteros deben ser consideradas las ar­ tesas y bateas (de! náhuatl. con aquellas doradas importadas desde A le­ mania o con escritorios traídos desde México. destaca Francisco de Sanmiguel (circa 1560). utilizadas para amasar harina para la elaboración de pan. también se lo hacía de sus partes: don Jusephe Calderón de Saavedra (16) debe al carpintero Luis la suma de tres patacones y seis reales. mientras tanto Joan del Carpió fue un artesano comprometido en con­ feccionar cajas para frutas. objetos que los enviaba hacia Am- bato por expreso pedido. El encargo de la obra más bien puede representar un sen­ tim iento de identidad del pueblo de M olleturo para con sus "vecinos de barrio” y de solidaridad artesanal por varias razo­ nes: como carpintero. indio natural de Paute. es acreedor de cerca de cuarenta pesos (sobre todo de indios. Otro artesano. más una casa de morada con un solar. Afincado desde hacía años en la ciudad así como su fam ilia (sus padres). en los térm inos siguientes: “ me concerté con los indios de Sayausí para traba­ ja r en armar una yglecya y para en cuenta desta e rreciuido dies patacones y destos mis albaceas se les buelba a los dichos indios de Sayausí cinco pa­ tacones y los otros se lo e de llebar por mi trabajo que trabajé dos semanas en hazer y labrar madera y tejeras (sic) y umbrales y otras cosas estos sinco patacones an de pagar los dichos yndios cobrando de Luis. casado con su congénere Magdalena Sañi con quien procreó cinco hijos. el indio Cristóbal Taña (18). pues si bien cuenta con una casa de su propiedad. detenta una posición económica casi de supervivencia. casado con la india Isabel Serenchug con quien procreó tres hijos y dos de un matrimonio previo con la india Lucía. entre ellos algunos ar­ tesanos). estaría bajo vigilancia de un alcalde del . cuen­ ta entre sus bienes con cerca de una veintena de animales en­ tre yeguas y caballos. es sintom ático el hecho de que prácticamente todas sus herramientas del oficio estén empeñadas. Al parecer no fue un artesano de importancia a pesar de haber establecido un concierto con los indios de Sayausí para realizar ciertas obras para el edificio de la iglesia (cuya erección se había iniciado en la segunda década del siglo XVIi). Se ve que fue un carpintero con cierta solvencia económica si se lo compara con un colega suyo. te je ro ” . a quien se pasará a revisar: Joan Saquicarai (19). de este últim o se conoce a un fam iliar nacido en Cuenca: se trata de Mateo Palacela (1632) igualmente carpintero. Sígsig. así pues se conoce dos fam ilias de indios carpinteros: los Palacela y los Sañay: Martín. Cañaribam- ba. cargo que al parecer fue privilegio de los indios molle- turos. Joan y Esteban. La presen­ cia de estos artífices y sus descendientes se registra en la urbe en forma ininterrumpida con gente como: Felipe Bacacela (1640) o Felipe Palacela (1632). 71). éstos con cerca de medio siglo de presencia ininterrumpida en Cuenca. Aunque existieron artesanos de la madera originarios de otros sectores del corregimiento cuencano (Paute. Su desempeño al interior del hogar lo hacía un oficio de fácil transmisión a otros miembros de la familia. Un prim er paso para proveer de carpinteros a Cuenca lo dio Gil Ramírez Dávalos quien sacó de Gualaceo a un grupo de indios para que “ aprendiezen y usasen el oficio y sirviesen a los vecinos de la ciudad” (Arteaga.ramo. entre otros) destacan aquellos de M olleturo por su mayor número que ios precedentes y sobre todo por el peso que ejercieron desde los inicios de la vida de la ciudad colonial. sino como una actividad que a veces se sumaría a otras con las cuales un individuo se ganaría la vida. Los carpinteros están representados en su mayor parte por indios con excepción de los primeros de los que se tiene información en Cuenca. El oficio pudo llevarse a cabo en forma individual y no necesariamente a tiempo completo. como Mateo Gutiérrez y Francisco de . 1995-1996. A ciertos indios carpinteros es posible conocerlos única­ mente a través de sus viudas como por ejemplo a Joan de Nivela por María Zinchig (1635) (20) o a Joan Paute por intermedio de Isabel Zerenchug (1639). a esto hay que sumar que el sitio de realización de la obra es uno en donde éstos poseen tierras comunales. Sanmiguel (21) o de tipos como Joan de Rojas. por 1642 (21 bis). para los cuales se constituyó prácticamente en su tarea fundamental. actividad que atrajo por igual a gente de toda condición social y económica. labor con una gran tradición local prehispánica sostenida por la presencia de metales preciosos en el área del te rrito rio cañari.3 Plateras Entre las actividades artesanales presentes en la Cuenca colonial se cuenta la platería. la sustituye una actividad minera de plata en Sayausí entre 1630 y 1660. hasta las de Santa Bárbara (Gualaceo) trabajadas hasta 1606 y las del Espíritu Santo (Baños. Las razones esgrimidas para el descenso y extinción de la . cuando las espectativas creadas un quinquenio antes con la presencia del experto bávaro en minas Matías Carlos. de quien nada se conoce. 3. Como algo digno de destacar es la existencia de la carpin­ tera Francisca. las de Sangurima. La relación de la gente con la minería fue diferente. Tras una primera crisis minera de oro. se derrumbaron. Con la llegada del europeo a estas tierras. el trabajar en minas fue tan sólo la continuación de una de tantas actividades pre- hispánicas durante la colonia. El primero señala a breves rasgos su desarrollo desde las pri­ meras minas existentes. Los blancos participaban en forma individual o conformando com­ pañías como propietarios. Cuenca) hasta 1615. se incrementó considerablemente la explotación de estos metales. no así para otros grupos como el de los negros. La minería colonial regional ha sido tratada en diferente extensión por Paniagua Pérez (1989) y Chacón Zhapán (1989). Para los indios. objetivo prim ario de casi todos los conquistadores. objetos suntuarios. Panamá y Portobelo. Nombre de Dios o Guayaquil— con el fin de obtener mercade­ rías de Castilla o simplemente hacer llegar a los fam iliares “ I e s ganancias” que se obtenían en estas tierras. tal como es la inquietud de Chacón Zhapán (1989. cancelar o compro­ meterse al pago de deudas. resulta sumamente d ifícil acercarse a la situación de estos metales preciosos en relación a la platería local y a sus artífices. los objetos de oro y de plata. especialmente al prime­ ro. así como las ¡oyas con sus valores estéticos e intrínsecos. para su venta o intercambio con mercaderías de Castilla (vino. En efecto. fueron objeto de transacción. telas. sino más bien tra tar de abordar “ el giro que se daba al mineral extraído” . la mayor parte de información referente al oro de diferentes leyes presente en manos de gente de la ju­ risdicción de Cuenca. casi siempre en manos de mercaderes españoles. entre otros). por un lado fue práctica frecuente en Cuenca durante la década de los 60 del siglo XVI. a diferencia de finales de esta centuria en donde los compromisos en este sentido se los adquiría prácticamente sólo en numerario. Otro destino de estos metales fue su envío hacia España — previo el registro en ciudades como Cartagena de Indias. tema de nuestra investigación. sea en tejos o en polvo e incluso en azogue. hacia diferentes sitios como el Rei­ no de Tierra Firme. Es evidente que desde los primeros años de existencia de la urbe colonial. También sirvieron para incluirlos en las Dotes . 50). y con lienzos y "ropa de la tie rra ” en Sevilla del Oro. Por otro lado. entre las cua­ les se cuentan sobre todo la pobreza de los yacimientos y en menor importancia la falta de mano de obra india obtenible en la región para estos menesteres. tanto en oro de Zaruma como de Santa Bárbara. refiere su envío. Sin embargo.actividad minera en estos dos siglos son varias. No es nuestra intención adentrarnos aquí en la minería lo­ cal. Se tra ta de u n a p la n c h a con a g u je ro s de d ifere n te ta m a ñ o q u e sirve p a ra ad elg azar a la m ­ bres de p la ta y oro. E l resto de los in stru m en to s. ácido especial utilizad o en la m etalu rg ia.Borrajera: P ro b a b lem en te se t r a ta de alg o relacio n ad o con los hornos.matrimoniales o se constituyeron en elementos de pago. con la información documental disponible en la localidad. — Naveta: C a ja de metal. pu e d e ser q u e se tra te de Cerasina. -— Bitola: Se debe tr a ta r de a lg ú n tip o de m edida. A m bas in te rp reta cio n es pueden ser válidas p o r su u tilid a d en u n o b ra d o r de p latero . De momento. de fu n d ir o ro o p la ta en u n h o rn o especial. q u e se u tiliza p a r a su je ta r piezas de escaso g rosor o volum en. razón por la cual se procederá más bien a tratar a los artífices y “ v e r” qué es lo que ocurría con el desempeño del oficio. T am b ién p u ed e tra ta rs e de la p a la b ra seraje o c o n ju n to de seras. u tiliza d a p a r a el c arbón. lim as. siglos X V I -X I X ). —. incluso en transacciones de minas. del q u e desconocemos su significado. cinceles. . com pases. m artillos de d iferen tes tipos. tala d ro s. la sera era u n a especie de cesta. algunos p re sen ta n p ro b le­ m as p a r a su id en tificació n . — Entenallas: T o rn o de p e q u e ñ o tam a ñ o . (P a n ia g u a Pérez. resulta prácticamente imposible abordar la platería. G e n eralm en te se ha u ti­ lizado tra d ic io n a lm e n te p a ra m ed ir tornillos. La plata labrada en la Audiencia de Q uito (la provincia del Azuay. según el g rosor q u e éstos necesiten te n e r. balanzas y banco. D e tales in stru m en to s. son los ú tiles h a b itu ales p a r a u n p la te ro : taces. Cuadro 7 Herramientas de platero U ten silio s del m ae stro M arco s E a p tista de S a lac ar evaluados p o r el oficial p la te ro B a lta za r G onzález. estacas. — Ylera: T o d av ía se utiliza “la h ile ra ” en jo y ería y p la te ría . salvo el “ tram b lo te ” . pues su significado está v in cu la d o a la p a la b ra “rescoldo” . — Pasanasas: L o m ás p a re c id o a este térm in o que podem os d e d u c ir es “ pasana- ta s” o especie de co lad o r de la escoria q u e queda de copelar. -— Bruselas: D ebe tra ta rs e de los cepillos utilizados p a ra lim p iar y p u lir los m etales preciosos. com o p u e d e n ser: — Suaje: C aben dos posibilidades en p la te ría p a ra in te rp re ta r esta p a la b ra. es decir. situación ratificada por la deuda contraída por Joana Velázquez. cargo que aspira que se le reconozca y confirme por parte del virrey de! Perú. Además se sabe que cuenta con una te­ . quien le debe la suma de “ cinco pesos de plata” . También mantiene negocios — no se conoce de qué tipo— con Joan González de Soria y Francisco de Albadán. se sabe que tuvo intereses en minería como se desprende de va­ rias informaciones: del Poder que entregara al vecino de Cuen­ ca Antón de la Calle para que registre minas en su nombre. al igual que e! platero anterior. Anotada la presencia de plateros entre los cañaris prehis- pánicos. presente en diferentes activi­ dades de la ciudad desde la década de los 60 durante el siglo XVI. de ganadero o de prestamista. De Gaspar Crespo (24). y de la mención de su ubicación: “ en lo que llaman de Xuares” . se puede ‘‘dar un salto" en el tiempo y abordar a los españoles. posición que asimismo le favorece en sus relaciones con mineros de Nambija (23) y con gente de Paita. Entre los primeros plateros españoles presentes en la urbe colonia! de los cuales se cuenta con información están: Francisco de Espinoza (22). desarrolla su actividad económica tanto como propietario de minas de plata en Todos Santos (Baños) así como por ser una persona que entregaba este metal en sus negocios de mercader. del oro en polvo que “ sacó” de Santa Bárbara con sus socios mineros Sebastián de Hoyos y Rodrigo Alonso y de la mención de “ otras m inas” que cuenta en sociedad con Rodrigo Alonso. Quizá como resultado de esta situación socioeconómica relievante haya sido "fundidor y ensayador” de Cuenca por lo menos desde 1564. personas "que están en el Cusco” . Aunque nada lo descarta. asunto que se ¡o conoce por el Poder que entregara al escribano de Cuenca Pedro de Pineda para tal efecto. tampoco nada permite afirm ar la presencia de éstos en la región antes de la fundación de la ciudad. a quien lega un caballo y treinta pesos “ en plata marcada” . aunque pasó apreturas económicas. se co­ noce que estuvo por Chile en donde trabó relaciones con su colega Luis de Luna y. Las referencias de los nombres de plateros así como de cierta información de sus bienes y relaciones sociales. además. hace pensar que su valoración e importancia social en el tránsito del siglo XVI al siguiente fueron altas. Su postrer voluntad fechada en 1565 permite conocer ciertos as­ pectos de su vida. En ésta también man­ tuvo vínculos con plateros locales. (¿hija de Luisa Palta?) la cual “ está y se cría en su casa” . pues se cuentan diez "tiendas de plateros” luego de la fundación de la ciudad (Jurado Noboa. gente como el platero Joan Bautista Ordóñez contrajo matrimonio con la española Inés de Toro y contó con tierras en el exclusivo sector agrícola de ’Chaulla- bamba. Otro platero español presente en la ciudad por 1565 es Diego de Astorga (25). En este documento también concede gran impor­ tancia a la suerte que pueda tener su h ijo/a póstumo/a que tendría Isabel. así Francisco de Espinoza le debe diez pesos “ en plata” . por ejemplo con Francisco de Espinoza quien será uno de sus albaceas testamentarios y con Gonzalo Alvarez quien sirve de testigo cuando testa. ya que detentaba cierto poder económico y social. el ramo fue perdiendo presencia y prestigio con la caída de la minería local y regional y. su conviviente india que lo acompañó a Cuenca desde Huamanga. Su fam ilia está constituida por su hijo Luis Crespo pro­ creado con la india Luisa Palta y por Esperanza. Entre sus bienes se cuentan tanto los de uso personal así como los de su oficio. luego de su paso por la ciudad de Hua- manga (hoy Ayacucho). 1994. arriba a Cuenca. Sin embargo. artesano que permite señalar la vida andante de muchos ibéricos por estas tierras. si bien en la ciu­ dad existen plateros que se manifiestan en su oficio casi úni­ . mientras que en Cristóbal de Vergara era patente su prestigio social. 4). En efecto. nería. hacer arreglos de joyas hasta adornos metálicos de los sombreros. centro argentífero importante de la región en cuyo interior se encuen­ tra. entre otros. entre otras cosas. no estarían relegados únicamente a los centros mineros o si­ tios cercanos (Chordeleg. Miguel Cumanche. objetos con los cuales realiza trabajos pequeños desde “ aderezar” topos. 1989. “ casa de españoles pasa­ je ro s” según Gutiérrez (1993. no existe nada concreto a su trabajo. por ejemplo en los casos de Pedro González (26) o de Joan de Arroyo (27). 27) y de una tienda en la urbe en donde expende artículos de lo más variopinto. Sumamente d ifícil se torna tratar las obras que habrían . esto es. Otros artesanos como Cristóbal de Almanza (29). Estos artífices indios. si bien se desconoce si es que hubo una "prohibición tácita” referen­ te a su incorporación en el ramo (Paniagua Pérez. De lo anotado se desprende fácilm ente la importancia que adquirieron en Cuenca los plateros indios.camente a través de su enseñanza. a esta situación hay que sumar el caso de Joan Bautista Ordóñez quien se presenta por 1592 más bien como tasador de joyas. por 1628. En efecto. Algunos plateros indios presentes en Cuenca además fungían de prestamistas de dinero. de ahí que a partir de la segunda década del siglo XVII adquieren cierta importancia individuos como el tintorero Joan Fernández de Ayala (23) que a más de su oficio es propietario de un tambo. entre los cuales se cuentan a fines del siglo XVI Domingo Cóndor. por ejemplo) y no contarían sólo co*i una clientela indígena. 141) lo cierto es que su presencia como artesanos no era desco­ nocida. en cambio sin ser uno de mayor prestigio “ llevaba” su arte a cuestas a sitios mineros para lo cual señala contar con “ un cajón del officio con todas sus herramientas” en Malal. “ una Memoria en la qual están todas las personas que le deben obras que a echo” . Se trata de un artesano que entre sus bienes posee un “ cajón de platero con herramientas” y un fuelle. papagayos. entre otros. al final de sus días incluso queda el testim onio de “ sinco y media onzas de plata batida para bo­ tones” . águilas. collares. todo ello esmaltado con ynganullas (sic) con diferentes colores y con un botón de plata dorado y con un cuello” . ) con más ochenta y ocho perlas finas: ¡as veinte y ocho grandes y las demás medianas” . por 16G3 Juana Ruiz de Cabrera señala haber entregado al “ platero de oro” Joan de Valladares. cru­ ces. Entre la platería civil se cuenta: fuentes. pagándole vn patacón a cuenta de su hechura ( . saleros. entre otras. copones. . Este artesano también confeccionaba topos. se puede esperar una amplia gama de trabajos. ejecutado estos artífices en la ciudad. candeleras. y de los más diversos motivos: lagartos. platos. "un fras- quíllo con guarnición de plata” realizado para Hernán García en la suma de tres pesos. señala que posee “ plata labrada” ajena. incensarios. cucharas. De su lado Marcelo Sojo por 1689 indica que ha pagado a Agustín Asencio por la hechura de una cuchara de plata. mientras que entre la religiosa están :cálices. platillos. más bien está presente la que in­ . tembladeras. Al juzgar por la gran variedad de herramientas con que cuenta. y añade: "y asta agora no me a entíregado” . Por ejemplo Cristóbal de Almanza. canutillos (que vendía en sartas) y “ unos hierrecitos” de plata que “ parecían ser para c in tillo s ” . “ cinco pesos de oro con dos piedras cristalinas para que le hiciese vn par de sarsillos. Los plateros también habrían confeccionado objetos como el bastón de mando que entregara por 1599 la india doña Margarita Supacela (30) a su hijo don Juan Guillermo Supacela. . diademas. Tanto a los objetos metálicos civiles como a los religiosos no se los puede asignar necesariamente una realización local por falta de documentación. Las joyas propiedad de gente de Cuenca son de los más variados tipos: cintillos. (con incrus­ taciones de cristal) entre indios. En cambio. custodias. confeccionado en “ llallau. entre otros. Ilautos. forma de las compras de ejemplares religiosos efectuadas en Quito (Paniagua Pérez; 1989; 106); aunque no faltarían artesa­ nos que los confeccionaran, pues no escaseó en la ciudad oro, plata o esmeraldas traídas desde Portoviejo o desde el sector orienta! de la actúa! provincia del Azuay, tampoco faltaría cali­ dad en los artífices locales. 3.4 Pintores y escultores De lo que se conoce la ciudad de Cuenca no se caracte­ rizó, para la época en estudio, por la presencia de artesanos que se destacaran en estos menesteres por "su bien hacer” (Kennedy Troya & Ortiz Crespo; 1987; 176) como en Quito, en el ámbito de su audiencia o en Tunja (Nueva Granada), de ahí que tengamos que rem itirnos más bien a los pocos individuos que en los registros documentales asoman bajo la denominación de pintores y escultores. Una de las motivaciones que tuvieron los ibéricos para conquistar tierras americanas fue la evangelización de los abo­ rígenes, para lo cual no sólo se edificaron locales para el cuito, también se elaboraron los objetos necesarios que servirían para su práctica. Guamán Poma de Ayala señalaba: “ Que los cristianos se concierten para la hechura y semesanja (sic) de Dios. [Y ] todo el mundo acuda a ello por ser servicio de Dios y de Su Magestad y bien de las ánimas y salud del cuerpo. Pues que uiendo las santas hechuras, nos acordamos del servi­ cio de Dios” ([1613] 1980; 636). Como un hecho de suma importancia para la actividad ar­ tística de Quito y su jurisdicción, fue el arribo del flamenco fray Jodoco Ricke, quien en 1551 fundó la primera Escuela de Artes y O ficios denominada de San Juan Bautista, que luego se transformó en el Colegio de San Andrés, dando así origen a un talle r de arte encabezado por fray Pedro Gosseal de Lovaina. Prontamente empezaron a verse los resultados de esta Es­ cuela. Salía gente conocedora de escultura, pintura, dorado, etc., unos pocos destacarían como pintores: Andrés Sánchez Gallque, fray Pedro Bedón, entre otros, quienes sentarían las bases para la denominada Escuela Quiteña. ¿Mas qué hay de la actividad artística en Cuenca para esta época? Verdaderamente es poco lo que se puede decir. Nos es conocida la presencia de fray Jodoco Ricke por tiempo de seis meses en Tomebamba en la década de los 40 con el propósito de construir un monasterio con anterioridad a la fundación de la ciudad, destinado a la población que se había instalado en el sector atraída por las riquezas de metales preciosos (Arteaga; 2000a; 123). ¿Se interesó el fra ile por inculcar a gente del lugar una ac­ tividad artística?, ¿dejó personas que estarían en condiciones de realizar estas tareas artesanales? No lo sabemos. En todo caso, para 1564 la influencia del Colegio de San Andrés había “ henchido la tierra de cantores y tañaderos, desde la ciudad de Pasto hasta Cuenca” (Vargas; 1972; 9), nada raro sería que se haya incluido entre esta gente pintores y escultores. Los inicios de la actividad artística cuencana debieron ser modestos. La ciudad no contaría con grandes artistas, más bien albergaría a gente que, sin una verdadera especialización, podría llevar a cabo todo el proceso para la manufactura y acabado de una escultura o realizar una pintura. Luego de la fundación de Cuenca pasarían algunos años para que la ciudad se constituya en un verdadero centro de operaciones de una importante actividad minera regional. El año 1560 es clave para entender este hecho; en efecto, por disposición municipal los mercaderes deberán permanecer en ella con sus artículos para proveer a sus habitantes, luego podrán dirigirse al sitio de su interés comercial; así empieza a incrementarse vertiginosamente el número de tiendas alrededor de la Plaza Central, en donde se expenden los más variados artículos. Sin embargo, no es sino a partir de 1563 (31) cuando se comienza a tener constancia documental de la venta de algunos materiales utilizados en carpintería, en escultura y en pintura como: alumbre de Castilla, azafrán y albayalde. Datos sueltos y espaciados en el tiempo relacionados con las cantidades vendidas de estos materiales así como de sus compradores y ofertantes nos induce a proponer la actividad de imagineros en la ciudad. En este ambiente, Diego Martín Lozano, a más de los mencionados materiales, vendía panes de oro, de plata y bol de Armenia que los obtenía en Lima, amén de "hechuras de retablos” , durante el tránsito del siglo XVI a! siguiente. Resultaría de mucho interés tratar en el futuro a mercaderes que los comercializaban o a aquellas personas que los adquirían y sus precios, pues es posible que Cuenca haya sido un sitio importante como proveedor de estos materiales a nivel de audiencia quiteña. Sin descartar la posibilidad de que imaginería y pintura se desarrollaran paralelamente en la ciudad, artes en las cuales destacan considerablemente por su número los pintores, se pa­ sará a tratarlos. De hecho, al señalar a una persona como pintor, no se tiene la certeza de qué tipo de pintura realizaba. En efecto, pudieron tratarse de pintores de ciertos tipos de prendas de vestir. Rost- worowski de Diez Canseco en su cita a Macera señala la exis­ tencia de pintores de mantas en el Perú costeño prehispánico y que su existencia "p erm itió seguramente el surgimiento, du­ rante el virreinato, de pintores en una continuidad artística que se mantuvo presente en el arte colonial” (1988; 213). Más do­ cumentado en este sentido se presenta el estudio de Caillavet, quien señala la posibilidad de que los a¡caar¡aeos y las mantas m oroliquillas que circulaban en Otavalo a fines del siglo XV! 184]. badanas o mates. a¡ señalar a estos últim os estamos ha­ blando ya de pintores de caballete. En Cuenca las referencias a mopolicHas. asimismo lo serían los vestidos exigidos según la tasa de 1553 por el encomendero de Mulahaló a sus indios. Al señalarse a una persona como pintor asimismo puede hacerse referencia a los de muebles. quien señala: “ y si quisiere pintados los pintareis con les colores que hay en vuestra tierra para e llo ” (1980.fueran pintadas. También pudo tratarse de artífices de artesanías uti­ litarias como petacas. desde donde esta técnica probablemente tuvo su difu­ sión hacia la sierra. ¡iquillas moro mo­ ro. quizá evidencian la continuidad de una actividad artesanal pictórica prehispánica en la colonia. también se debe anotar ¡a existencia en ia ciudad de naguas. a! igua! que las mantas de diversos colores usadas por los indios de Nueva Granada “ pintadas de pincel” . La referencia más temprana que se tiene de un pintor en Cuenca es la del indio don Joan Gualamlema (1597-1613). Con cierta frecuencia cronistas coloniales refieren la pre­ sencia de prendas de vestir pintadas en la región oriental ecua­ toriana. alcaanacos y moropachas durante el siglo XVI y las dos pri­ meras décadas del siguiente. quizás referirse a aquellos que trabajan en antepuertas pinta­ das “ de pincel” o a pintores que realizaban fruteros para ser puestos en bastidores y ser mostrados en paredes o colocados en e! piso en biombos. prendas femeninas pintadas (Robledo [1545] 1992. quien fue padre de los pintores indios don Carlos Gua- . pues ¡os habían pintados con imágenes de la Virgen en el tablero o en el in terior de los cajones. opinión que se ve reforzada por la existencia de moroüiquillas cañaris por lo menos de dos tipos: las comunes y “ de ¡as finas” . primer miembro de una dinastía de artesanos nobles dedicados a este arte. técnica artística introducida por ¡os europeos en tierras americanas. y decorativas como esteras que se pintaban para ser colocadas en las paredes. 3). Le gestión económica de los pintores se lim ita a unos cuan­ tos datos: don Francisco Díaz Gualamlema tiene participación . De los indios pintores Faycán: Cristóbal (1641-1644) y Blas (1671). Cuenca y Loja. Otro "a rtis ta ” a conocer es don Diego Quinatocta Zumba- guana. lo cual posibilitó para que Pedro Quito fuese "aviado” hacia la ciudad de Quito con anterioridad a 1640 para que aprendiese el oficio. a los cuales debemos sumar otro pintor: don Francisco Díaz Gua­ lamlema (1617-1637) cuyo grado de parentesco con los prece­ dentes no se ha podido establecer aún. asimismo no se tiene relación exacta de su filiación étnica ya que según algunas personas es un “ mestizo montañez en abito de español con espada y daga” y según otras puede tratarse de un indio o un mestizo. quien por 1615 abandona la ciudad al ser requerido por sus caciques con el pro­ pósito de la reducción de su parcialidad. una " y n d i a rrica que tubo muchos dineros por auersido de las primeras mindalas que uvo en (Cuenca) teniendo ynteligencias de ventta de sal y otros géneros” . y sus hijos Gabriel de Amores y Lucas de Amores. También se presenta amplia la relación de la fam ilia del maestro pintor Luis de Amores (1617-1632). Fue uno de esos artistas coloniales intinerantes ya que vivió en las ciu­ dades de Quito. A través de un plei­ to por tierras en el cual interviene su hija María Quito (32) nos adentramos en su vida. difuntos para 1691). esposo de Isabel Guaycha. pues se conoce que vivió en ella. lamlema (1623-1630) y don Joseph Gualamlema (1631-1643). principal de Mulahaló y vecino de Cuenca. Su madre Catalina Juncal. No se dispone de in­ formación sobre su lugar de origen que posiblemente sea Quito. Su fam ilia está constituida por su esposa la india doña Joana Cullquiyaco. El pintor Pedro Quito (o Juncal) (1638-1653) es otro de los artesanos que permite conocer a su fam ilia. si es que fueron parientes únicamente se sabe sus nombres (situación sim ilar a la de sus colegas indios Lázaro y Antonio. como sabemos. lo cual nos plantea la situa­ . 1994. La continuidad pictórica prehispánica en el régimen colo­ nial español no es suficiente para explicar la presencia de pinto­ res en Cuenca. La situación favorable de acceso a la tierra se observa en Cristóbal Faycán. en el mercado de la tie rra en calidad de vendedor en dos ocasio­ nes: como albacea. Esto desde luego no implica la existencia de un gre­ mio de escultores (el número escaso de artesanos no hacía ne­ cesaria su conformación). en igual sentido se puede especular de los indios quiteños Cristóbal Faycán. Situación diferente es la de Pedro Quito que. oficial escultor” . y por su propia cuenta como comprador. La existencia de un ta lle r individual o fam ilia r de p in to r/e s­ cultor en Cuenca permite señalar que el aprendizaje del oficio en la ciudad se dio de una forma diferente de como se lo hacía en la Escuela de San Andrés o en los talleres existentes en Qui­ to en el siglo XVIII como en el caso de aquel perteneciente a Legarda (Kennedy Troya. ¿pintores?) tasadores de esculturas” y en 1671 de un "ta l. De su parte don Francisco Díaz Gualamlema se dedicaba además a la venta de caballos y de Luis de Amores únicamente se conoce que debe siete patacones a Pablo Morales. (33) Durante la segunda mitad del siglo XVII se dispone de re­ ferencias a “ oficiales (¿escultores?. don Carlos Gualamlema natural de Cuenca — quien posiblemente aprendió a pintar en Quito— ha­ bría dado origen a una de las tradiciones artísticas locales al es­ tablecer un talle r de tipo fam iliar. un barbero natural de Otavalo. mientras que en la primera se habla de Gabriel de Amores (hijo de Luis de Amores) como oficial escultor.67). don Domingo y don Francisco. don Joan Gualamlema. En efecto. aprendió el oficio en Quito. Pedro Quito y en la pin­ tora y carpintera Joana. más bien se debe entender que eran modalidades de reconocimiento a un artesano en su habilidad y tiempo de ejercicio de la profesión. quien tuvo como su aprendiz hacia 1638 a! indio don Martín Díaz Anlango. Sin que se tenga la posibilidad de conocer si las obras fueron realizadas por su di­ funto esposo. precios de materiales. una de ángel. y cuatro lienzos: uno de Nuestra Señora de los Angeles. pequeña. confería a la per­ sona una elevada consideración en la sociedad. para esta época viuda de Luis de Amores. en bulto. una de San Francisco. 242-244) y Bernardo de Legarda (Vargas’. a su vez. Vargas O. una de San Antonio. En un ta lle r cuencano no existían verdaderos especialistas. 272-278) que presentan en algunas cláusulas: bosquejos de obras. 1964. pintar. so­ bre todo para establecer comparación con los datos que ofrece el inventario de bienes de la india doña Joana Cullquiyaco.. así pues estarían en condiciones de realizar varios ti­ pos de trabajos: esculpir. el inventario da por lo menos la pauta para "v e r” . a título de ejemplo para 1630 la india Joana era pintora y carpin­ tera simultáneamente. 1980. ción de aquellos individuos como Pedro Quito que se dirigían a la capital de la audiencia para el aprendizaje del oficio. así Luis de Amores a pesar de ser reconocido corno maestro pintor no trasm itió este reconocimiento a su hijo Gabriel de Amores quien lo era como escultor. Kennedy A. Desconocemos el talle r de un escultor o de un pintor en Cuenca. dorar y quizá fungir de platero para la realización de coronas o joyas para las esculturas. Salgado M. situación de verdadero relieve s¡ se la compara con la de Francisca mujer señalada únicamente como carpintera por 1642. grande. en el sentido de que verdaderamente sólo aquellos que contaban con una situación económica holgada se veían favorecidos con el acceso a estas profesiones.. obras de sus autorías. lo cual. consistente en varias imá­ genes: una de Nuestra Señora. P. entre otros asuntos. uno de la Transfiguración de San Francisco y de Santa Gertrudis y uno del Eccehomo. más bien se podría hablar de inclinaciones o habilidades individuales del artesano. M.. en “ blanco” (¿únicamen­ te tallada?). D. en este sentido son útiles los testamentos — salvando las distancias en tiempo y categorías de los artesanos— de M i­ guel de Santiago (J. ser colo­ cadas en paredes y bastidores. importados de España. Las obras realizadas en Cuenca estarían dedicadas a clien­ tes ocasionales: iglesias. En el listado no se ha­ ce relación alguna a “ encargos” de trabajos. su taller. En términos generales no se dispone en Cuenca de contra­ tos referentes a obras pictóricas o escultóricas. también fueron utilizadas para empeñarlas en casos de apuros económ icos.33) u obras más sencillas como la realizada por don Jusephe: poner pilares dorados en un retablo. de fruteros y “ de países” . del rey Felipe II e incluso de “ emperadores turcos” . a costos de “ hechu­ ras” o a los mecanismos utilizados para la obtención de los ma­ teriales para las obras. conformar el altar fam iliar.. En forma vaga se manifiesta que Pedro Quito “ avía ganado [p la ta ] en el con­ vento de Monjas desta dicha ciudad de [Cuenca] a su oficio de pin to r” . 1996. Si bien existe en la ciudad personas propietarias de docenas de pinturas y esculturas fundamentalmente de carácter religioso. es la época durante la cual se puede conocer la instalación de varias tenerías e informarnos . incluso sirvieron para que las personas que se encaminaran para pedir limosna como en el caso de la india Agustina Díaz quien viajaba hacia Guayaquil con la imagen de Nuestra Señora de la Caridad como priosta de la Co­ fradía homónima fundada en la iglesia del Hospital de Cuenca. de “ emperadores romanos". La segunda mitad del siglo XVI. Sería muy versátil en su trabajo. 3.5 Tenerías. En otros casos únicamente se conoce el costo de un tra­ bajo que involucraría a varios artesanos — incluyendo pintores y escultores— como aquel retablo de Joan Chapa y su mujer que llegó a costar cuatrocientos patocones (Arteaga. no faltaron cuadros de don Juan de Asturia.. en tanto Bartolomé Batalla se obliga a dar lo nece­ sario para casca. el arrendamiento implicaba no sólo el instrumental. en el sitio definitivo del matadero a orillas del río Tomebamba. 76) y no se tiene constancia documental de estos locales en sus inmediaciones. En veces. La presencia del prim er matadero de la ciudad se dio por corto tiempo. quien alquilara los utensilios del oficio. por tiempo de dos años. Al final del contrato las ganancias y lo que se consiguiere durante el tiempo del convenio (materiales. El primero se compromete a la custodia del local y herramientas. sino también el local.al mismo tiempo sobre el tipo de mecanismos desarrollados para su funcionamiento. A me­ nos de una década luego de la fundación española de la ciudad se cuenta con documentación al respecto mediante el trato ce­ lebrado entre Gonzalo de las Peñas (34) y Hernando Márquez. . pues no se va más allá de 1562 (Arteaga. en 1565. badanas y cueros de venados. además de un “ neg rillo ” esclavo. El primero “ mete” en la sociedad un solar en donde se ha de establecer la tenería (en realidad. El arrendamiento también posibilitó la curtiembre de pie­ les. sólo a partir de 1563 se conoce de su existencia con la que fuera propiedad de Gon­ zalo de las Peñas. Luis de Cabrera en 1597 alquiló a Sebastián de Espejo y a Juan de Espejo una casa y la tenería y sus herramientas (36). en efecto. aunque cabe pensar que la idea de su instalación estaría presente. ésta ya existía como se desprende de otro documento) y las piedras necesarias para el efecto. Bartolomé Batalla (35). leña y el servicio de indios necesario para la empresa. herramientas. mientras que Her­ nando Márquez pone su persona y su oficio de curtidor.) se ha de d ividir en partes iguales. trabajaría conjuntamente con Tomé Muñoz por espacio de ocho meses. y a elaborar cordobanes. 1995- 1996. La constitución de compañías hizo posible su labor. etc. además de las herramientas para su funcionamiento. Cuadro 8 Herramientas de tenería T enería de Andrés M onrroy (1602) 1 p a ila y h o rn illa 1 eslabón de am o la r los cuchillos 2 cuch illo s “ de revés” 2 cuchillos “ de d e sc arn a r” 2 cuchillos de “ d a r m an o ” 1 p a ililla con que se echa a g u a c alien te en el b a ñ o 1 ro d illo de h ierro 1 ta b la de z u rra r unos tablones de a d elg az a r y d e sc arn a r 2 p ied ra s de a m o la r con u n a cigüeñuela con el d a rn az o 1 caballo de la m o lien d a del m olino 1 em budo 1 esclavón 1 e stira d e h ie rro 1 ro m a n a d e ra Fuente: Archivo N acional de H istoria/C uenca. re­ presentaba grandes inversiones económicas. la pre­ sencia de las piedras y su utilidad resulta una incógnita (¿para secar los cueros?). La instalación de un local. De la información anotada por Blas de Melgar en 1601 acerca de su asiento de tenería incluso se puede “ visualizar” la típica instalación de curtiembre: “ con piedras y hoyos” . es­ tos últimos unos para tinturado y otros para encalado. A través de la venta que realizara Joan Marcos (37) en 1600 de un pedazo de “ tierra en que abrá poco menos de un solar” a Andrés Monrroy. se tiene información que poseía en el sitio un m olino de tenería que se incluye en la transacción. previa autorización municipal. pero al mismo tiem ­ po fue una actividad que aseguraba gran rentabilidad como para . por su lado. Así pues fue desarrollada durante el siglo XVI y las dos primeras décadas del siguiente prácticamente sólo por este grupo étnico. Este individuo contó con una instalación completa de tenería incluida una calera. el portugués Bartolomé Batalla se interesó más por el comercio de mercade­ rías. Desde luego que al hablar de actividad en curtiembre no se tiene la seguridad de que sus propietarios la ejercerían. el primer alcalde ordinario de la ciudad.ser monopolizada por los blancos. Más bien eran personas que disponían de un considerable capital para compra de herramientas. estu­ vo interesado más en su función municipal y en negocios de poca monta en ganado mayor. Gon­ zalo de las Peñas. pues no descenderían socialmente al trabajar en estos menesteres. Cuadro 9 Propietarios de tenerías A ño Propietario de tenerías ubicación 1563 G onzalo de las Peñas S an S ebastián 1563 Blas de M e lg ar ¿ San Sebastián ? 1564 G a sp a r L ópez ¿ S a n S ebastián? 1570 G a sp a r C respo ¿ T odos Santos ? 1592 J o a n M arcos T odos Santos 1597 L uis de C a b re ra B a rran c a de T odos Santos 1600 J o a n de S a n jo an de Berm eo ¿ San Sebastián ? 1600 J u a n R uiz ¿ S a n S ebastián? 1602 A ndrés de M o n rro y ¿? 1613 F ran cisco D om ínguez ¿ San Sebastián ? 1620 G il R uiz de T a p ia D epósitos del In k a . Algunos propietarios no tendrían inconvenientes en ser quie­ nes con sus conocimientos enseñarían el oficio y vigilaran el proceso de adobo como al parecer lo hizo Joan Marcos. paga de operarios (indios o el costoso esclavo). mientras Joan de Sanjoan de Bermeo y Gaspar lópez estuvieron comprometidos en la crianza y venta de ganado mayor y menor a gran escala. Rica en información al respecto se ofrece la vida de don Carlos Duchigatñay. sobre todo si es que se era propietario del local. y sobre todo. la posición de una tenería por parte del capitán Gil Ruiz de Tapia. su pa­ norama se torna más simple a partir del segundo tercio del siglo XVII debido fundamentalmente a que sus propietarios fueron ca­ si todos indios. hijo de Gon­ zalo de las Peñas. Para esta época. cacique principal del pueblo de Chunchi. el ca­ pitán se lim itaría a la vigilancia de las obras. funcionario del municipio al igual que su difunto padre. moviéndose entre sus obligaciones para con su ayllo y sus fun­ ciones de cobrador de tributos. cuyo ejercicio lo realizaba a través de la delegación a sus indios y no en forma personal. Estos artesanos sí habrían ejercido el oficio en forma per­ sonal. Algunos de estos propietarios traspasaron la barrera de las centurias en estudio ya sea ellos mismos como Blas de Melgar.1621 Sim ón de C á rd en a s 1621 Jo a n P in ta San S ebastian 1637 A ndrés ¿? 1655 don C arlos D u c h ig a tñ a y D epósitos del In k a 1658 F e rn a n d o B au tista S an S ebastián Fuente: Archivo N acional de H istoria/C uenca. cargo asignado por el régimen colonial. Pasado el auge minero y la bonanza de la curtiduría. . ya sea a través de sus herederos como lo efectuó Gil Ruiz de Tapia. más bien representa un rezago de esta activi­ dad en manos de la élite social y económica de la ciudad. Estos artífices no se sentirían incómodos al desempeñar un oficio que había tenido prestigio. a que su número se reduce drásticamente. más reconocido como zapatero o Joan Marcos. mientras que el interés creciente de los indios por el ramo se expresa en el de­ seo de Fernando Bautista y su mujer Magdalena de Campoverde. por ejemplo Joan Pinta (1621) o Andrés (1637). Al lado del propietario de la tenería o de quien dependía su funcionamiento. en parte “ por su servicio que realiza en la tenería” propiedad del capitán Gil Ruiz de Tapia.'y aderecar y al acaudado de cien medias vaquetas para acer botas y capatos a contento de los contratantes” . me pareciere y cuando lo quisiere” . Más rico en este tipo de información se presenta el contra­ to en el cual Andrés López (42) y Hernando Pablos comprometen al anotado curtidor Juan Ruiz para “ acer. Luis de Toledo (40) cancelaría por el trabajo del curtidor Juan Ruiz una parte de sus deudas contraídas con diferentes personas. y se ve que no variaron en gran medida en los casos localizados en cuanto a su tiempo de duración. se encontraba la persona que en gran medida llevaba a cabo realmente obras. además ha de percibir un patacón de ocho reales cada uno semanal por concepto de alimentación. otros en cambio contrataban por uno determinado a la persona que lo ayudaría como lo hizo en 1565 Cristóbal de Sa­ las a Gaspar López. mien­ tras que otro curtidor. Dueños con Francisco Domínguez contaron con "s u s ” ayu­ dantes curtidores que pudieron ser trabajadores a tiempo com­ pleto. (41) ha de recibir del za­ patero Joan Marcos doscientos pesos de a nueve reales cada uno por su labor. pero sí en lo relacionado a sus condiciones. que el dinero que ob­ tengan de la transacción está destinado a "ree d ifica r una cur- timenta y casa que tienen arriba desta ciudad” (38). más seis pares de zapatos de cordobán y seis pares de borce­ guíes “ de lo mism o” . El concierto incluye información alusiva a .quienes por 1658 argumentan para que se les conceda Licencia para vender dieciocho cuadras de tierra. (39) Una revisión más detenida de algunos de estos convenios son provechosos a nuestro propósito. Joan de Agudo. cada cuatro meses. D ifícil resulta en este sen­ tido conocer la situación de Hernando Yungazaca quien señala haber recibido una cuadra de tierra. más cinco varas de paño “ de la tierra y de la color que [a m i. Joan de Agudo]. su hija María Hernández quien está casada con el mercader Bartolomé Coronado. 397-400).todos los cueros de [s u ] tenería” en cualquier sitio.6 Zapateros A pesar de ser un oficio introducido por europeos en tierras americanas. artesno (47) que facilita la tarea de conocer cómo uno bien encaminado podía acumular riquezas materiales en su caso ex­ presadas en la posesión de bienes inm obiliarios (tierras en Llica — sector de Challuabamba— y en El Regadío) y semovientes. Joan Marcos desde Ambato recibió en 1599 el encargo de Joan Pinos de cu rtir 143 cordobanes. 3. acerca de los precios de algunos artículos de cuero. Por su lado. así como el valor que se debía pagar por ciertos trabajos: hablamos de Blas de Melgar (LCC I. mientras Andrés López (46) y Hernando Pablos. representa a un artífice cuyo deseo es el de que "todas [sus herramientas d el] oficio no se vendan y se den a [s u ] hijo Melchor de Melgar. para que trabaje él y gane de comer” . en Cusco o en Potosí. Al mismo tiempo. Entre sus siete hijos se cuenta el clérigo presbítero Juan Matute. quien reside en Cusco. quizá aspirando a que se mantenga en su fam ilia el estatus social y económico alcanzados por él. en Ayabaca y en Huancavelica y funge de intermediario en negocios de cueros (¿elaborados por su suegro?) que eran conducidos hacia Guayaquil. el oficio se diversificó. uno de los primeros que na­ ciera en Quito fue comisionado por el cabildo cuencano para e m itir su "parecer” en 1562. establecen compañía para que doscientos medios cueros sean zurrados y luego vendidos en León de Huánuco. de ahí que surjan especialidades como zapateros y "talabarteros” . que cuenta con socios comerciales en Nambija. un zapatero mestizo. Una vez que los cueros estaban en poder del artesano se procedía a dar los más diversos usos. De acuerdo a la labor desarrollada en el ramo. por tiempo de un año. . Domingo. de este artífice se conoce de su viaje en el navio de Juan Díaz de Santana previa Licencia otorgada por Su Ma­ jestad. de otros no es posible ave­ riguar su procedencia geográfica pues un considerable número de este común lleva su propio apellido y no el patronímico. natural de Alausí (1645). tuvo por la década de los 60 del siglo XVI intereses simultáneos en minería y en actividades molineras. En efecto. Quizá como una excepción se tiene el caso del indio Joan Chapa (Arteaga. otro zapatero español. De su lado Gaspar López (49). Se puede men­ cionar a: Jerónimo. un zapatero español. es decir. la misma que es ratificada a su arribo al Reino de Tierra Firme por el gobernador local en 1560 y luego en Quito en 1563. existen colegas suyos de poco prestigio y representados únicamente por indios. todos sus negocios y. pues por un lado tiene a su cargo la hacienda de Gonzalo de las Peñas. natural de la provincia de los cañaris. Bernabé Olirna. Una vez instalado en Cuenca cumple funciones diferentes a las de su oficio. Si bien este oficio captó rápidamente el interés del indio para su aprendizaje y posterior ejercicio. resulta útil para tratar acerca del arribo de artesanos ibéricos a las Indias. sobre todo porque gran parte del siglo XVII. por otro está comprometido a la entrega de candelas (velas) y de carne a la ciudad (recuérdese la compañía establecida entre éste y el zapatero) razón por la cual también se le conoce como carnicero. obligado a ganar de comer [con su o fic io ]” . Algunos de éstos señalan su lugar de origen: Simón. . sino que también se mantiene como zapatero muy destacado y reconocido en la ciudad. son muy escasos los presentes durante el siglo XVI y sin destacar. Je­ rónimo indio criollo de Cuenca. 1996) quien precisamente traspasa no sólo la centuria. natu­ ral de Chimbo (1607). Hernando Márquez (48). natural de Quito (1632). El contenido de ella permite conocer que estas Cartas se entregaban a un artesano “ atento a ques official. entre otros. Este ramo fue encarado en gran medida en forma indivi­ dual. zapatos de dos suelas abrochados. hebillas. 393-399). Esta situación hace pensar que eran indios naturales de Cuenca o. En realidad es poco lo que se puede re fe rir sobre el de­ sempeño del oficio en la ciudad y. Un ta lle r de zapatería puede conocerse a través de ciertas herramientas mencionadas en los contratos de aprendizaje del oficio. pues no todas contaban con él entre sus artículos de expendio. El indio Joan Chapa se valía en su labor de un oficial. . pantufos chinelas. Un zapatero. El oficio de zapatería. moradores en la ciudad. utilizaba a Francisco. su ayu­ dante indio. si bien es posible hacerse una buena idea acerca de los tipos de zapatos que se elabora­ ban aquí ya por 1562: botas de dos suelas. entre otros (LCC I. Son rarísimas aquellas personas que cuentan con ayu­ dantes. a veces se complementaba con el de la curtiduría. mientras don Carlos Duchigatñay. de hombre. borceguíes. chapines. lo que sí se puede indicar son los materiales empleados en su confección: cuero de vaca. lo cual dificulta su tratamiento para señalar preferencias o modas. tal como lo hicieron los individuos arriba mencionados: Joan Marcos y don Garios Duchigatñay. no se limitaba únicamente al trabajo en calzado. sobre todo. podía (¿debía?) hacerlo sólo en ciertas tiendas locales. cordones. podía obtener el material básico para la confección del calzado di­ rectamente con los propietarios de las tenerías — aunque esta situación parece que debió estar muy restringida— pero. con el paso del tiempo va a ser menos frecuente su mención. más bien como hortelano. zapatos de una suela. botas sin cabezadas. por lo menos. botines de mujer. la­ zos y herramientas. aunque en el primero el re­ conocimiento es mayor por su labor de curtiembre. botas con cabezadas. botas de corchetes de dos suelas. al igual que cualquier artesano del cuero. al igual que otros elementos como: hilo. en algunos casos era conducido para su comercialización hacia Los Valles. 7 Silleros y Otros A más de! uso de! cuero en zapatería. El térm ino genérico talabartero ha sido utilizado para seña­ lar a aquellos artesanos confeccionadores de toda suerte de artículos de cuero. tuvo muchas otras aplicaciones en varios ámbitos. entre otros.Sirvió para adecuar a las bestias de carga y de silla. León de Huánuco y Loja. mientras el hermano Miguel. otros cordones y já­ . 3. como lo hizo Pedro de Villanueva en 1600 por encargo de Antonio Martínez de Soto. entre otras mer­ caderías. ermitaño de la orden de San Jerónimo. en tanto Joan Marcos envió a Loja con su yana Jorge 150 pares de calzado de baqueta y en otra ocasión a Zaruma 100 pares de sim ilar calidad. así lo realizó por ejemplo don Carlos Duchigatñay. 25 pares de botines. Cajamarca. En otros casos las obras fueron utilizadas como parte de pago por algún servicio prestado. anaranjadas o negras. en la suma de: 45 pares de za­ patos de baqueta. 76 pares de borceguíes. 32 pares entre botines y pantufiIlos y zapatos.de cordobán o de badana (considerado como calzado fino) sean: coloradas. riendas). El calzado era puesto a la venta en ciertas tiendas de la localidad o se entregaba directamente al cliente. por 1613 envía a Lima 2000 pares de zapatos. así como para confeccionar objetos que ser­ virían para su conducción (frenos. Silvestre Venenciano ¡o hizo hacia Yaguarzongo y Pacatnoros entre otros artículos: “ zapatos blan­ cos” y 21 pares de pantufos de mujer “ argenteados” . 165 pares de zapatos de cordobán y chinelas y medias botillas. un mercader vecino de Cuenca. quien iniciara el culto de la Virgen de Guadalupe en Baños. aunque menos conocidos pero igualmente de mucho valor para la vida diaria. En México se reconocían personas que ela­ boraban únicamente aderezos de caballos. quien a cambio del material (sesenta cordobanes desforrados) (sic) se compromete a la entrega de la obra luego de nueve meses y añade: "las sillas que hiciere de mi hechura a quatro pesos cada silla estradiota en las quales me obligo de poner los fustes reto- uados (sic) y los coxinillos. Las sillas eran confeccionadas por individuos como Antonio Fernández. u n trin c h e te . sinembargo en Cuenca. m artillos. u n sacabocado. estas especialidades se li­ mitan prácticamente sólo a los denominados silleros. cuando no las tenían debían aprovisionarse del material de igual manera como lo hacían los artesanos precedentes. Se me a de pagar por cada uno ocho reales por mi mano y trabajo. A ndrés C uzac (4 9 ) señala de su ta lle r lo siguiente: u n a azuela (v a lo ra d a en tres p a ta c o n e s). u n a tije ra g ra n d e cinco p a ta co n te s) una tije ra chica. permite profun­ . Fuente: Archivo N acional de H istoria/C uenca. u n escoplo (doce re a le s). es más. P o r 1627. entre oi:as p’ ezas. u n a tije ra chica. en la documentación notarial de la ciudad no se ha encontrado aún el uso de talabartero a lo largo del período en estudio. un “ onbre ynpedido de la abla y oydo” (51). y de la obra se me a de descontar la deuda. c u a tro aleznas. a más de los detalles del trato. Cuadro 11 Taller de sillero U n ta lle r de sillero p u e d e reco n stru irse con el concurso de dos in fo rm a­ ciones: E n 1616. hachas. una ciudad menor en actividad de curtiembre. y u n a ¿ b o la ?. Al igual que muchos zapateros. tije ras. y en caso de no term inar el trabajo en el dicho tiempo. silleros como Francisco López tuvieron sus propias instalaciones para el curtido de pie­ les. azuelas. El convenio. me obligo de os dar y pagar ocho coxinillos para las dichas sillas por dieciseys cordouanes currados” . (5 0 ) el sillero F rancisco Pérez d o n a a sus hijos n atu rales las siguientes h e rra m ie n tas que am p lían la visión de u n ta lle r: tenazas.quimas. bufetes y cajones. taha­ líes: de baqueta y badanilla en los cuales estaría presente la decoración mediante el cincelado. A los dos tipos de sillas mencionados debe añadirse la si­ lla brida. almofías. forros de . En efecto. el repujado y quizá partes bordadas. Francisco Pérez es otro sillero que en 1620 muestra algo más acerca del oficio. dos espuelas jinetas. 124) los cuales eran suminis­ trados por carpinteros y herreros respectivamente en una ac­ ción de complementariedad muy necesaria en ciertos oficios como se revisará detenidamente en otro lado de este trabajo. especialmente en estos últim os como en los que procedían de Quito (Arellano & Mayers. bolsones de baqueta. estos artesanos en prim er lugar necesitaban el casco de madera o ‘‘alma” de la silla. quitasoles (¿sombrillas?). hebi­ llas. entre otros) (Naranjo. 1992. cinchones. faltriqueras. con la particularidad de que esta vez la silla no lleva coraza. sin acicates de hierro. aunque no se descarta la existencia de otros tipos. modelos utilizados en Cuenca. decoración que también pudo darse a través de diseños pintados. pues en la ciudad se comercializa­ ban incluso artículos “ m oriscos” . dizar en los pormenores de la realización de una obra. Estos artesanos al estar familiarizados con los pormenores de la talabartería habrían de elaborar objetos como: corazas. El inventario de bienes de Blas de Melgar — curtidor y zapa­ tero— amplía aún más la imagen de una silla. una silla jineta con su coraza sin estribos y un caparazón de paño de la tierra. 118). dos sillas estradiotas bala- diegas (sic) con sus guarniciones y estribos. pues posee una silla sin estribos y un sayal para caparazón. Cabe señalar que el curtidor hacía entrega de cueros a otros artesanos para ser utilizados como pastas de libros. 1988. de sus componentes y de sus aderezos para la monta ya que posee entre ellos: un freno viejo con riendas y otro sin ellas. a más de aditamentos de fierro (aros. som­ breros de cuero y sombrereras. además de un pre­ tal de cascabeles en cuero blanco. no resulta nada difícil que se los haya incluido en la circulación de otros objetos del ramo. piezas lujosas. pisos de carretas (¿circulaban en Cuenca por esta época?) o como guascas en las construcciones de v i­ viendas. común que confeccionaba ropa tosca de pieles curtidas para gente pobre. Etnicamente es muy poco lo que se puede re ferir de los silleros. Del sebo se elaboraban velas. además se curtían pieles de lobos marinos para servir de forros de escopetas. Luego del desposte de los animales se obtenían adicional­ mente ciertos elementos que eran utilizados para confeccionar varios artículos. de los cuernos se confeccionaban tinteros. Casi todos son indios.88). Los "talabarteros” también realizaban trabajos finos como cintas o guantes de gamuza. (52) incluye entre sus herramientas una manta y un ovillo de lana en que puede “ aber una manta” . un artesano del ramo del cuero no sólo proporcionaba artículos de este material. de las cerdas botones y telas blancas y negras para cedazos e hilo para coser zapatos (los cedazos de cerda eran considerados objetos “ muy curiosos” en Argentina. para servir como asientos de sillas (sea en plancha o tejidos) o para forros de taburetes o conformar los espaldares de sillones. según Furlong. también se habrían confeccionado . es decir. Si bien se dispone de un solo caso de comercialización de artículos que salían de los talleres de los silleros hacia Los Va­ lles y Cajamarca. No debe olvidarse a los vadaneros (especializados en tra­ bajos en piel de oveja) y sobre todo a los pelliqueneros. El indio Andrés Cuzac. esto es. sino que también lo hacía de com­ plementos para las cabalgaduras. de Francisco Pérez (1620-1632) o de Antonio Fernández sólo se puede especular que fueran europeos. prendas que contrastan enormemente con los coletos de venado.cofres. previamente trabajados por "talabarteros” o servir como estoras. 1946. pues las hay de cuero. de totora e incluso de madera. 3. algunas de las cuales estuvieron decoradas con diseños pintados o repujados. Estos trabajos adicionales pudieron ser llevados a cabo por gente instalada en la misma curtiembre o por aquella que era reconocida por un trabajo en particular. En efec­ to. Algunas son mencio­ nadas como “ petacas ordinarias” .objetos sim ilares a los provenientes de las reducciones guara- níticas como: peines. material básico para la elaboración de diversos objetos hace pensar que se las con­ feccionaba con este vegetal de continua presencia en el lugar a! punto que para fines del siglo XVII se lo reconoce como el sitio de Totoracocha. de bizcocho y de correo. ac­ tividad que se habría originado a p artir de! establecimiento del prim er matadero de la ciudad. Al estar ubicados en el sector comprendido entre el antiguo matadero y La Laguna. cajas de tabaco.8 Petaqueros La presencia de los denominados petaqueros plantea algu­ nos problemas que de momento sólo se los enunciará. sitio que cuenta con totora. También pudieron ser petaqueros de aquellas piezas ela­ boradas con cuero. Para un tratamiento provisional se puede considerar los sitios en los cuales se establecieron estos artesanos. Los cedaceros aparecerán en Cuenca sólo a mediados del siglo XVIII. vasos de varias formas (ibid. concentrándose en el sector de El Ejido. En Cuenca no se cuenta con referencias a aquellas con­ . cucharas. 130). por ejemplo por botoneros. algunos de los cuales se elaboran aún en la actualidad en Cañar y Azuay sumándose a otros artículos loca­ les como cabos de hoces. no se tiene la certeza de qué tipo de material utilizaban estos artífices para la elaboración de sus petacas. y que fueron utilizadas sobre todo para el transporte de harina. la más importante de la audiencia quiteña: Andrés (56) (1592-1602) es originario de Tiquizambe. Nuestro interés está dirigido a los arte­ sanos que los fabricaban. que elaborados en diversos materia­ les. los m ateriales utilizados en el trabajo (55). igualmente botoneros. acaso se deba relacionarlas con las cajas de madera fo­ rradas con cuero presentes en la ciudad. también está presente Pedro Toma- bela (58).9 Botoneros La costura. Totalmente vaga se presenta en 1689 una deuda al indio botonero Esteban Parapi por “ sus obras” . de plata. 3. Diego Caizatama (57) es un indio sigcho (1593). como el desarrollo de un trabajo concreto como es el uso de la seda en estos ar­ tículos ¿diferente a! que habrían desarrollado los sederos? (54). de seda y de cerda. . requirió botones. de hueso. Unicamente se conoce por 1689 una deuda a un indio bo­ tonero por razón de una docena de ejemplares confeccionados con hilo de oro y seda. los Tenemaza (59): Je­ rónimo (1597-1635). los había de alquimia. entre otros muchos elementos necesarios para su labor. Dignos de relieve son aquellos miembros de una fam ilia de botoneros originarios de Tiquizambe.feccionadas de madera que refiere Escobari para Charcas (1995. Todos estos artesanos son originarios del sector serrano centro-norte. Por un lado. si bien se cuenta con el testamento de un indio botonero (53). En efecto. nada útil resulta de su lectura para abordar su labor. pues no se menciona. de oro. obras que implican tanto el conocimiento de platería para elaborarlos con filigrana. entre otros. originaron especialidades en algunos de éstos. en donde se había desarrollado una actividad obra­ jera. padre de Lorenzo (1616-1658) y de Sebastián (1616-1635). por lo menos. 357). india natural de Tiqui­ zambe. Resulta particularm ente interesante por 1602 la vida del indio Andrés quien.de una hija Magdalena y un sobrino (¿residente en Cuenca?). Entre sus bienes menciona: tres so­ lares. al parecer. no así durante la época colonial en la cual ciertos danzantes indios lo usaban en fiestas urbanas. colega de su padre. así como a gente de Riobamba. casada con Simón Parapi. Los botoneros asoman en Cuenca a una década de fin a li­ zar el siglo XV!. Pasarán algunas décadas sin que se tenga información de ellos y sólo a dos de finalizar el siglo XVII. Tiene dos matrimonios a su haber: del primero — señala— además tiene "otras hijas” : mientras que en el segundo contraído con Isabel. o quizá de todos los miembros del hogar. Mantiene vínculos con su pueblo de origen a través de tratos comerciales y de préstamos de dinero a la nobleza india de Alausí y de Tiquizambe. ¿acaso con éste participaba en alguna fiesta como personaje importante?. había tenido tan sólo el “ títu lo ” de botonero. o formarse pequeñas empresas fa- miliares'?como la del indio botonero Antonio (62. no ha procreado. pues su única actividad. está dirigida hacia la venta de caballos. Esteban y Simón. hija del oficial botonero Joan de Campo (61). yerno del indio . además. también debe destacarse que cuenta con un llanto de plata. pues en tiempos prehispánicos este objeto era considerado como uno ceremonial. Al parecer le importaron más las relaciones con indios que con blancos. Cuenta con fam ilia: su hija Guiomar y su nieta María residente en Quito. extendiendo su escasa presencia documental con cierta regularidad hasta mediados de la centuria siguiente. El oficio pudo ser ejercido en forma individual o con asis­ tencia de algunos. empiezan a resurgir algunos como los indios Lorenzo y Marcial y al finalizar la cen­ turia Joan Pilco y la fam ilia Parapi (60): Francisco. ocho yeguas»:y “ unas pocas” prendas de vestir. E! o ficio desempeñado independientemente por dos fam ilias tam ­ bién pudo crear lazos como ocurrió con la india Ana de Campo. como las celebradas en San Sebastián del Sígsig: “ haciendo con las bacanales de los Reyes."Fulano A squi” . la guitarra y la vihuela. esta asociación se conoce a co­ mienzos del siglo XVIII. tanto en la ciudad como en el sector rural. se incluían varios instrumentos: chirim ías. Entre los instrumentos musicales introducidos por los pe­ ninsulares en América se cuentan: el clavicordio. concha). Aún más. inocentes. bailes de escaramuzas. Los había de varios tipos (aerófonos. por los pagos efec­ tuados a músicos que intervenían en las fiestas. profa­ nas o cristianas. El padre José María Vargas señala que en el colegio de San Andrés. se colige que . Concomitante con esta introducción debía llevarse a cabo su enseñanza. con juegos prohibidos de chamiza. el órgano. globos. flautas. trompetas y órganos. contradanzas y danzantes" (Anónimo. membranófonos) y confeccionados en diversos materiales (madera. toros. las trompas de París. Prícipes. 3. hueso. Ahora el indio y luego el mestizo podían disponer de una música más variada para solemnizar sus fiestas civiles. a través de su programa docente para la enseñanza de música. música de chirimías. un tejedor. contaron con instrumentos mu­ sicales que los acompañaban en muchas de sus ceremonias. violines y tambores. La llegada del hombre ibérico a estas tierras conllevó un sustancial incremento en el número de estos artefactos.10 Fabricantes de instrumentos musicales Cualquiera que haya sido el nivel socioeconómico de las culturas andinas prehispánicas. flautas. sf). sa­ cabuches. pieles. cohetes hediondos. gentiles herejes. No así la guitarra — y en menor proporción la vihuela— que por muchas razones lo hacía asequible por mucha gente: material accesible para su relativamente fácil manufactura. así como por la dificultad que tenía su adquisición. desde la ciudad de Pasto hasta Cuenca” (Vargas.también participaban: cajeros. pues no era frecuente su venta en la ciudad. indio natural del pue­ blo de M olleturo de una parte y don Francisco de Cabrera Go- doy mayordomo del convento de la Concepción de Cuenca de la otra. Sin embargo. muchos de estos instrumentos no estaban al alcance de la mayoría de la gente. acu[diendo] para esto dos vezes en cada día: una por la mañana y otra por la tarde” (63). Prontamente la acción y fama de este colegio abarcaba extensas zonas geográficas. establecen un convenio mediante el cual el primero se compromete a que: “ acudirá de hordinario a enseñar y enseñará canto llano y de órgano en todo lo que saue a todas las monjas novicias y proffesas que en el ay o ouiere. al punto que para 1564 había “ henchido la tierra de cantores y tañaderos. con la con­ dición de que los cuarenta son por el salario y los diez restan­ tes “ para que se sustente con tal adiestramiento. tanto por el aprendizaje como por el elevado costo. 9). 1972. 44). pifaneros. a más de ser un instrumento muy caracte­ . Así por 1599 don Pedro Conejo. comodidad para su transporte. Mientras tanto en Cuenca existía gente formada (¿en la misma ciudad?) que ejecutaba estos nuevos instrumentos mu­ sicales. que las fallas que hicieren se descuenten y prosiga el servicio dellas” . El contrato considera el pago de cincuenta pesos de a nue­ ve reales cada uno. clarineros. chirimiado- res y trompeteros (Descalzi. pagaderos cada cuatro meses. 1980. ) .rístico de la cultura hispana y. p u en tes y se la a r ­ m a rá .1 Guitarreros Si bien se tiene referencias acerca de la presencia de gui­ tarras y vihuelas tres décadas antes de finalizar el siglo XVI. hay q u e p o n e rla a ésta a h e rv ir. ) . un indio guitarrero (Arte- aga. posiblemente igual a la de sus colegas. la p re p ara ció n de las tira s p a r a las tap a s es lo p rim e ro q u e se debe h acer. . de mestizos y de indios. T om o V II. a quienes se los identifica étnicamente como indios a excepción del penúltimo. en testamentos de blancos. (N a ra n jo .smes. se p ro c e d e rá al pegado. difunto para 1639. 1995. y por su bajo precio. luego al cepillado ( . . Tungurahua) . de quien se desconoce su categoría racial. razón por la cual se hará men­ ción a todos ellos: Joan Collaguazo. Cuadro 12 Pasos para la elaboración de una guitarra L a confección de u n a g u ita rra — en lo q u e se refiere a la p a rte de m a­ d e ra — n o v a ria ría en g ra n m ed id a de com o se la h a ce en la a ctu alid ad : “ la confección d e m a n d a u n a serie de pasos a realizarse. por tanto. con menos frecuencia. A lo largo de la época en estudio. Sebastián Montaño. U n a vez cepi­ lla d o d e b erá ser m o ld e a d a la g u ita rra y se re aliz a rá el ado rn ad o . L a Cultura Popular en el Ecuador. L a m a d e ra de las ta p a s d e b e rá ser imuy bien tr a ta d a y p a r a sacarle la g rasa de la m ad e ra. U n a b u e n a g u ita rra se hace e n uri~. . 80). no es sino a partir de 1613 en que nos enteramos de la existencia de guitarreros con ia presencia documental de Sebastián. estos artesanos no lle ­ gan a contabilizar media docena. . Sebastián. difunto para 1649 y finalmente Fabián Domínguez (1658). 3. C oncluidos todos esos pasos se p ro c e d e rá a ela b o rar los puentecillos. U n a vez concluido ese tra b a jo . a unque o tra s de m ed ia n a c alid ad en u n a -sem ana” . sea consignadas — especialmente las primeras— en cartas de venta de mercaderías y. muy difundido.10. c olocándola los aros c u an d o este tra b a jo está conclu id o se p ro c e d e rá a la la b o r del enderezado del diapasón y al e n tra stad o ( . es decir. un juego completo de seis ejempla­ res (64). de los cuales está velado por completo sus lugares de origen ¿acaso debamos pensar que eran naturales de Cuenca? Muchísimo menos se conoce de su historia interna. por 1694. Entre los cajeros se cuenta a Cristóbal Taña quien realiza­ ra dos ejemplares para el indio don Luis. cacique principal de Pi- chacay. “ se obliga” a fabricar para la cofradía del Santísimo de este beneficio un órgano con los castillos de las siguientes características: “ grande. Los guitarreros están representados únicamente por indios. no es posible conocer nada más. Entre los organeros resulta útil.2 Cajeros y organeros Con el transcurrir del tiempo colonial van haciéndose pre­ sentes fabricantes de otros instrumentos musicales. Se­ bastián (1613) y Fabián Domínguez (1658) estuvieron casados con las indias María Naranchug y María Tanizanguil respectiva­ mente y. Las cuerdas se las importaba de España y de Italia y podían obtenerse en ciertas tiendas de la localidad en paquetes deno­ minados mazos. parcialidad del pueblo de Paccha (sitios fundados por la presencia de minas de metales preciosos).10. de momento. cura beneficiado del pueblo de Gi­ rón. pues a cambio de los instrumentos don Luis le adeuda cinco cuadras de tierra en el sitio denominado Yanaguaicay. del tamaño de! órgano que declara el maes­ tro hizo para la iglesia del convento del Señor San Agustín de esta dicha ciudad [Cuenca] donde está . El alto costo de esta obra puede ser medido. el doc­ to r don Nicolás de Herrera. me­ diante un concierto celebrado con un vecino de Cuenca. En efecto. 3. el maestro del ramo don Joan de Campo de Narbáez. Como se puede colegir fácilm ente. por lo menos en el sur de la audiencia. sin embargo. de cuatro ordones (sic) flautado prinsipal octauas. 1995. el trabajo implicaba conocimientos de carpintería. como ya se ha venido tratando líneas arriba. que todas hazen dos sientos y sincuenta y dos flautas chicas y grandes acabándolo de la fecha de esta escritura en siete meses cunplidos primeros siguientes que los a de entregar armado y corriente en la iglesia de di­ cho pueblo. como los plateros. Se conoce que el tiempo necesario para construir un órgano de este tipo era de aproximadamente un año (Escobari. el artesano “ da” de limosna a la cofradía cincuenta patacones en el valor de la hechura del órgano. de fundición de metales y lógica­ mente del musical. Pero hay aún más: el tamaño del objeto habría hecho necesario para su entrega conducirlo en piezas hasta Girón y luego ensamblarlo. que quizá pudo tenerlos este maestro en su totalidad o tal vez requeriría de aquellos artesanos que com­ plementarían su oficio. el indio es un artesano que “ po­ día lle va r” (¿debía?) su trabajo a diversos lugares para asegu­ rar su calidad y con ello su reputación ganada.3 Trompeteros Ciertos artesanos del metal. al presente. debido a que su costo total asciende a quinientos patacones de a ocho reales.10. pudieron realizar trabajos afines a la rama en donde desplegarían no . poniendo todos los materiales a su cos­ ta ” . Como es obvio en el trato se menciona sus condiciones: el doctor deberá abonar al maestro 450 patacones de a ocho reales cada uno por el instrumento “ acabado y corriente” . dozenas y lleno todo de estaño. 3. es decir. 361). 15). Su presencia en la costa ecuatoriana se evidencia desde el período form ativo (3000 aC) llegando a constituir con el paso de! tiempo verdaderos “ sombreros de fantasía” en la cultura Ba­ hía 500 aC-500 d'C) (Norton. muy pocas personas podían ser trom ­ peteras durante el siglo XVI. de la meeora (paja toquilla) (Aguilar de Tamariz. por ejemplo. pues si bien nada nos asegura la buena calidad de sus instrumen­ tos. 1988. en la ecuato­ riana. 1992. tiene mucha importancia en Cuenca la pre­ sencia de! indio Miguel reconocido como trompetero y platero. 3. sino más bien sus conocimientos acerca de las dife­ rentes proporciones de cada metal que intervenía en las alea­ ciones para confeccionar trompetas. entre otras fibras.tanto sus habilidades en el delicado manejo de los metales pre­ ciosos. En este sentido. situación que pondría a Miguel en un sitio de alta estima social pues estos instrumentos sirvieron no sólo para amenizar fiestas sino también para anunciar comuni­ caciones oficiales acompañadas de tambores y clarines. pues no se alcanzaba fácilmente la pericia requerida para el efecto con la consecución de un tim ­ bre adecuado en el instrumento. En Italia. 23) cuyo hábitat óptimo para su desarrollo es la . 11 S om breares La existencia de tocados — signos de rango y de estatus social— en !as culturas prehispánicas ha sido abundantemente documentada por los estudios arqueológicos. Aunque resulta sumamente difícil establecer con seguridad ios materiales empleados en su elaboración pues por ejemplo se confeccionaban sombreros de palma y de junco en la costa pe­ ruana prehispánica. nada raro sería la utilización. la escasez de artesanos que los confeccionaban es suma­ mente notoria como se desprende del interés expresado por el municipio por conseguir artífices para hacer trompetas para las fiestas del Corpus Christi. la india Mayora de la Cueva (66). 44) para aquella originaria de la región oriental mientras dura la época prehispánica. Sin descartar la posibilidad de que al señalarse a un sombrerero lo sea también aquel que trabajaba con paja toquilla. ¿Se trataba de aquellos de paja toquilla?. mercader propietario de una funda de paia de sombrero (Arteaga. Los documentos de Cuenca no hacen relación a más datos sobre paja toquilla o a sombreros confeccionados con ella. Este inter­ cambio habría de continuar durante la época colonial. natural de San Miguel de Ibarra. 1995- 1996. La Memoria de testamento del indio Joseph Buestán (65). veintidós hormas de sombreros. No se sabe. su intercambio con productos serranos. dos fierros de fu rtir (¿por infurtir?). Con el arribo de los europeos se inicia el uso de sombre­ ros de alas. lo cual habría consolidado su uso y. se pasará a revisar a un individuo del cual se está seguro que lo era de aquellos elaborados con lana de oveja. es de gran utilidad para abordar lo que pudo haber sido un ta lle r del oficio en la segunda mitad del siglo XVII. por supuesto. Por su nuera la india Espe­ ranza Caruay se conoce que además poseía: dos tinajas para tin­ turado. y un tablero de sombrerería además de dos cántaros . aunque a decir verdad por 1603 — y con seguridad en épocas anteriores— circulaban y se comercializaban en la ciudad ciertos objetos que eran anotados como sombreros ba­ jo la denominación de baladíes “ hechos aquí [en Cuenca) del tiempo antiguo” . dos hierros. Cuen­ ta con: dos planchas. Es posible que fuesen elaborados con esta planta pues en 1607 se dispone de información de un tal Joan. una plancha (¿de metal?) y otra de piedra. tres pares de cardas: una nueva y dos raídas. 81). no así a aquellos de fie ltro . pide que se registren en su testamen­ to ciertas herramientas que amplían el ambiente de un taller: quince hormas de sombrero. Décadas antes. como lo ha señalado Bromley (1987. un sombrerero. actual provincia de Manabí. mientras que Gonzalo de las Peñas cobraba ciertas deudas en lana en sim ilar estado que la anterior. resulta sumamente penoso tratar las formas que se habrían desarrollado en Cuenca para el aprovisionamiento de lana de oveja. vecino de Riobamba. albacea testamentario de Jo- seph Buestán. a veces se completaba la propia con aquella prestada o incluso alquilada como lo señaló Sebastián Tipán. con caparrosa. por su lado Joseph Buestán señalaba haber con­ traído una deuda por arroba y media de lana de oveja con Tomás Vázquez un vecino de Cuenca de quien se desconoce si es que era negociante ocasional o regular de este material o si es que disponía de ganado ovino. conjuntamente con Latacun- ga. Un artesano de sombrerería no siempre disponía de la to­ talidad de herramientas necesarias para el oficio. prensado. Sin embargo. apenas se conoce por 1565 que vendía lana lavada en su tienda. esto es limpia y blanca. las menciones de ovillos o de madejas de lana de oveja consignados en ciertos testamentos tampoco sir­ ven como pistas para conocer si es que se la obtenía en Cuenca o en sitios fuera del área del corregimiento. (67) De esta visión de un talier. se puede deducir que el artesa­ no habría de conseguir la lana de oveja únicamente lavada. Del mercader Manuel de Modoya. Ante la escasa información documenta!. fueron regiones proveedoras de lana de oveja para los cen­ tros de producción obrajera de la audiencia quiteña (Miño Gri- jalva. hasta obtener el material apto para la elaboración del sombrero. Por otro lado. entre otros. pues Francisco Veloso. Con esto no estamos desconociendo la presencia importante de ganado ovino en el .81). luego él seguiría con los restantes pasos como: cardado. cier­ to dato apunta hacia Riobamba que. propiedad de su difunto marido el indio sombre­ rero Diego Quinatocta. 1991. infurtido. había entregado en 1644 a un individuo de Cuenca cincuenta arro­ bas de lana valoradas en cien patacones. ) Desde 1592 se empieza a conocer a ciertos sombrereros con la presencia de Joan Padilla (Arteaga. Algunos expresan su lugar de origen. en donde cuenta por sus vecinos a españoles que represen­ . Prácticamente todos son indios y sólo de unos pocos resulta difícil saber con exactitud su filiación étnica. 81). lo que deseamos señalar es la inexis­ tencia de estudios regionales al respecto. (N a ra n jo . h) “ se procede a su p e rp o n er las capas de lan a h a sta d a r el grosor deseado” . los pasos no h a b ría n v a ria d o m ucho de aquellos actuales que se conocen e n la p o blación de Ilu m á n (Im b a b u ra ) descritas p o r N a ra n jo de la siguiente fo rm a: a) o btención de la lan a . Imbabura. Cuadro 13 Pasos para la elaboración de sombreros de lana Al ju z g a r p o r las h e rra m ie n tas y m ateriales de la colonia señalados en el tex to . así pues una revisión más detenida de esta situación va a perm itir conocer a algunos de ellos de una mejor manera. Su presencia en la ciudad parece ser estable pues se cuenta con referencias de su fam ilia: su mujer Mayora de la Cueva. e) card a d o de la lan a . 1) se realiza el secado del som brero al sol y m ) se co rrig e c u alq u ier defecto del som brero. g) se p re p a ra n las “cap as” de la la n a que c o m p o n d rán el som brero. estos artesanos no llegan a ser conta­ bilizados por encima de la veintena. c) . así com o p o r los p rocedim ientos a ctu ales de elaboración de som breros de lana. 1995-1996. Diego Quinatocta asoma en la segunda década del siglo XVII como un morador en Cuenca. aunque pocos años después se lo señala como difunto. A lo largo de la época en estudio. T om o V . j ) se pone el som brero a la h o rm a. f) se m ezcla la la n a c u an d o es de colores. i) im odelado del som brero. k ) se m oldea el ala. b) lavado de la la n a en a g u a calien te ‘‘p a ra q u e bote la grasa y salga to d o el sucio y p a ra q u e se suavice” .corregimiento cuencano.secado de la lan a . además de sus bienes inmobiliarios situados “ arriba de la ciudad" y una estancia en el valle de Yo- lón. d) “ se p ro ced e a e scarm en ar la lan a a m an o ” con el re tira d o de las im- puresas. (68) india natural de Ibarra y una hija co­ mún: Gabriela Quinatocta. La cultura popular en el E cu ad o r. Loja. se conoce que había encomendado al indio García Quiguartapa. cacique de Mulabaló. cuenta con una instalación completa para el efecto cono­ cida como planta de sombrerería. Debe al español Alonso de Segarra mercader y funcionario mu­ nicipal 48 pesos. la elaboración de sombreros con la finalidad de cum plir con los compromisos adquiridos por su finado hijo. . Saraguro. especialmente con don Diego Zanypati. ¿acaso lo realizaba por comisión o por su cuenta y riesgo?. pues se encarga personalmente de la entrega de sombreros que su di­ funto hijo adeudaba a varias personas. la continuidad de relaciones étnicas y de negocios de este indio con su pueblo de origen se m anifiesta continua. de quien tiene a su cargo obras de pintura realizadas al óleo y esculturas que seguramente las pondría a la venta en Cuenca. El sombrerero Joseph Buestán que representa a un indio cuya fam ilia está involucrada plenamente en esta rama arte­ sanal. Pero el documento permite ir más allá del estricto desempeño del oficio. La magnitud del trabajo de esta fam ilia hace pensar que fue de suficiente importancia como para que Joseph Buestán personalmente se encargara de su venta no sólo en Cuenca. ya que señala que ha pagado por cien unidades a Francisca.tan en buena medida al poder económico y social de Cuenca. previa la puesta a este artesano de lana y leña. Esto desde lue­ go abre nuevas y ricas posibilidades para el conocimiento de los sombrereros (y quizá de otros artesanos) no sólo como ela- boradores de los objetos. sino también en otros lugares como Zaruma. En efecto. una vecina de Cajamarca. A través del testamento de es­ te artífice se conoce que su madre doña Elvira Buestán muestra un conocimiento cabal de los pormenores del oficio. Además. sino que también puede entenderse el térm ino sombrerero como uno que los señala únicamente como vendedores. pues doña Elvira Buestán refiere que su hijo los “ trabaja y vende". A través del testamento de su esposa amplia­ mos el panorama de su historia interna. sus tipos. La tarea artesanal no termina con la muerte de este som­ brerero. A diferencia de los estudios detallados sobre el material necesario para la elaboración de telas. 1995. 1995. 107). 304). sus colores y quizá algún modelo en particular. ya que es un indio que también ejerce este ramo. En esta última (área de producción sombre- ril) a más de interesarle los precios de los sombreros. indios naturales de Saraguro: Sebastián. menciona sola­ mente la existencia de dos obrajes de sombreros a partir de la segunda mitad del siglo XVII (1987. El tiempo empleado en la elaboración de un sombrero de lana lo testim onia Marcos Contero. Algunos obrajes producían entre la gran variedad de telas. yerno del difunto. 117). de su parte. yerno del primero. Con el fin de establecer cierta analogía entre esta produc­ ción sombreril doméstica y aquella de gran magnitud. formaría amis­ tades que en algún momento le habrían de servir en sus ne­ gocios. como aquel que fuera propiedad de don Sancho Hacho hacia 1587 (Oberem. es la fam ilia (¿ayüo?) de los Tubatama (69). para el caso de los som­ breros únicamente se sabe que en el obraje de San Ildefonso (Ambato) el consumo de lana por cada docena era de una arroba (Borchart de Moreno. otros en cambio estaban especializados en sombreros. 130-131). 1988. su hijo Agustín y Blas. 1993. pues precisamente su albacea testamentario pide que se arriende la plancha de sombrerería a Pedro Leal. quien señala que puede ha­ cer dos ejemplares diarios (Naranjo. Otro grupo a destacar en Cuenca durante la primera mitad del siglo XVI. Vargas. 189. nota 68). Al no existir datos acerca de la producción de sombreros . se tornan útiles las informaciones dispersas de lo estudiado en la región serrana centro-norte en donde los obrajes alcanzaron gran de­ sarrollo. Girón y Riobamba. sombreros cordoveces y sombreros de paja (Phelan. Andalucía) los utilizaron en Potosí marcando dife­ rencia con otros peninsulares. o "fin o s aforrados” de Inglaterra o de algunos lugares del virreinato pe­ ruano como aquellos denominados de castor (¿provenientes de Lima?). Ex­ tremadura. 1987] y que. aforrado con razo. generalmente provenientes de España. con puntas” . se sabe que los originarios de Quito llegaban a lugares distantes del virreinato peruano. debemos conformarnos sólo con breves re­ ferencias acerca de su circulación. al punto que por 1622 durante sus enfrentamientos con los vascos se los reconoció como los “ vicuñas” (M ijares & Sanz Tapia. por ejemplo de Segovia o de Castilla sean “ aforrados con toquilla común” . En efecto. 1992. con su toquilla negra. por mestizos y por indios. transportados por mercaderes (Super. otros sólo para el grupo blanco. 3. Don Francisco Guartaputlla (70) "ca ­ cique y señor principal de los juncales” menciona entre sus bienes: "quatro sombreros: tres negros aforrados en badana y el uno con su toquilla de tafetán y puntas de seda y el otro de bicuña. la utilizarían como un lugar desde donde partirían comerciantes de diferentes ar­ tículos entre los cuales incluían sombreros con destinos como Loja. Los Valles. este últim o fue utilizado por españoles. pardo. Existieron unos sólo para indios como aquellos confeccio­ nados de paño negro de Quito. A veces es posible conocer ciertos detalles de las carac­ terísticas del sombrero. 501). haciendo un alto en sus trajines en Cuenca. para la región sur.12 Sastres El corte y cosido de ropa de estilo europeo adquirió tem­ . Los originarios de ciertas regiones (Castilla. Cajamarca y León de Huánuco. Entre los diferentes tipos de sombreros que circulaban y eran usados en Cuenca están presentes aquellos destinados tanto para hombres como para mujeres. con la condición de que de las ganancias "saca­ dos costos de casa [vivienda para habitación] y tienda [lugar en donde se trabajaría] y obreros y otras cosas” . Se puede manifestar de manera bastante idealizada que el establecim iento de un talle r de sastrería no requería de ingentes inversiones económicas. Su destino final igualmente se desconoce. se han de par­ t ir en forma proporcional. junto a “ cierta ropa". pues referencias a esclavos sastres sí se dispone en la . Estas asociaciones. esto es. Precisamente uno de éstos. so­ bre todo para la población blanca y mestiza. Por 1594 el sastre Cristóbal de Montoya esperaba en Cuen­ ca a Francisco. y al cabo de tres años ya se tiene detalles a cerca de su hipoteca a Martín Sánchez (74) y. es razonable suponer que lo haría en el oficio. pranamente gran importancia en la vida citadina. Sus promoto­ res europeos lo pusieron en marcha. apenas tres meses más tarde establece otra (73). se asoció en septiembre de 1553. son mejor conocidos precisamente por sus ayudantes. Joan Díaz. otros. En la primera (72). La conformación de estas agrupacio­ nes delinean en cierta medida lo que habría de ser el ejercicio de este menester. esta vez con el sastre Diego Rodríguez y por tiempo de dos años en sim ilares condiciones que la anterior. si bien no se indica en qué menesteres lo utiliza. en cambio. con la conforma­ ción de dos compañías. permite conocer el interés que se había generado en estos artífices para la provisión de indumentaria de estilo del viejo continente. debido a que no era posible en estas épocas ejecutarla en form a individual. con Martín de Vera por tiempo de tres años. aunque los primeros que anduvieron por Cuenca como un tal Martínez. Desconocemos si se la efectivizó. Joan de Pedraza (71). personas que estaban de paso por ella. Diego Rodríguez o Pedro Muñoz. en todo caso. apenas eran simples estantes en la ciudad. sacarían adelante a la sastrería. en teoría. Ciertas personas pudieron desempe­ ñarse en el oficio en forma individual. un negro esclavo de su propiedad. de la China. hileras (pesadas en onzas). de alquimia. rico. telas. . sedas de colores .pesadas en libras): tejida o floja. aunque vía contrabando. También se abastecía de lotes denominados “ papeles de a lfile re s” y de alfileres guzmanes (¿prendedores?). de oro o de seda de diversos colores (blancos. cintas de varios colores. de plata. por 1608. trencillas. chaquiras. Ruán. entre otros artículos. tocas de lino. hilo de plata o de oro (pesado en onzas) o en madejas de: hilo azul. entre otras). ¿se trataba acaso de sus empleados?. Las herramientas de la profesión podían adquirirse en al­ gunas tiendas de la ciudad: agujas. agujas capoteras. Algo menos vaga es la condición del talle r de Joan de la Peña. sólo dos años más tarde exis­ te certeza: el sastre indio Miguel Mashca (75) lo sirve en el ofi­ cio. pasamanos de oro (pesado en onzas). Más seguros estamos de Pedro Chicaiza. dedales "de sastre” . corchetes: machos y hembras. otro artífice indio. del cual por 1616 se manifiesta que contaba ‘‘con gente” . Milán. De igual manera el sastre se aprovisionaba de m ateriales para confeccionar las prendas: botones de cristal. quien en 1598 señala que debe al capitán Antonio de Mora 120 pesos de a 9 reales cada uno: una parte por razón de mercade- derías y otra por haberla solicitado para paga de sus obreros. tijeras o “ cinceles de sastres” . vía Portugal. o del sastre mulato Pascual. ciudad. como aquel que en 1616 fue propiedad del beneficiado Francisco Canseco de Escobar: hablamos de Francisco de raza angola. pardos. cascabeles. otra buena parte de los obrajes de Quito y de Chapico y. Flandes. portugués (del fino y del común). mora­ dos. o negros). país proveedor de sedas y tafeta­ nes así como de México aunque en menor proporción e incluso de la India. Las tiendas además suministraban artículos que como com­ plemento o adorno llevarían las prendas: pita labrada. Cebe perfectamente señalar que gran parte de las telas provenían de Europa (España. (78) cura y vicario de Cuenca menciona en 1659 que tiene en poder de Rafael (¿de Arévalo?): aderezos de una sotanilla corta. . razo.y dos pares de jubones de Gante. de su lado Joseph de Acurio por 1648 señala que el indio Blas Contu "le tie ne ” cuatro hierros de plata entre­ gados para la confeción de una pretina. Una vez instalado el sastre en el ta lle r se pondría manos a la obra. mantas. jergueta y paño. por 1616. dependiendo de la pieza y /o del cliente: terciopelo. sayos. el sastre no se limitaba solamente a la con­ fección de prendas. Tampoco faltaron entre las obras los consabidos aderezos de prendas. para sastre Joan de la Peña. Desde luego. que debe a Jacinto de Narbáez por razón de un jubón de damasquillo verde de la China. por su lado Elvira de Toledo (77) indicó en 1643. como en el caso de los trabajos que había realizado Joan Fernández de Ayala. man­ tos. civiles o religiosos. En 1616 Francisco de Mendaña señaló en su testamento que debe dos patacones a Pedro Chicaiza (76) "de la echura de un áuito con el que se auía de enterrar” . dos pares de mangas nuevas de añascóte y otras viejas de damasco y dos pares de mangas “ m ás” . capas. sotanas. En ocasiones el sastre complementaba su trabajo al servir de interm ediario entre su cliente y el tintorero. documento que asimismo nos introduce en ese bastante desco­ nocido mundo de la costura colonial al señalar las diversas pren­ das que confeccionaba: vestidos. también realizaba arreglos: el licenciado Rodrigo Calderón de Saavedra. balandrines. jubones. Riquísimo en este sentido se presenta una Memoria de lo que varias personas adeudan a Pedro Chicaiza por su trabajo. perpetuán. sayas. m antelillos. Estos ejemplos informan acerca de la variedad de obras de punto que realizaban estos artífices: ropa de mujer y de varón. ropilla. igualmente en su testamento. uno de reconocido prestigio en la ciudad. herreruelos. capisayos en los más variados textiles. El ta lle r de Pedro Chicaiza presenta un cuadro bastante completo del oficio desempeñado por un indio: Licencia para realizar el aprovisionamiento de materiales. el mencionado Pedro Chicaiza. regateo que habría alcanzado a todos los miembros de la sociedad y no sólo a aquellos de extracción popular como sugiere Hamerly para Guayaquil (1978. presencia de obre­ . su congénere sastre. Desde luego no se puede saber con exactitud si es que las cifras hacen relación sólo a la confección o si los números incluyen el costo de telas. lo cual pondría en evidencia que ciertos artí­ fices indios contarían sólo con una clientela de su mismo origen étnico. Tampoco el pago se lo realizaba siempre al contado. al­ gunos sastres indican a ciertas personas como deudoras del “ resto” de tal cantidad de dinero por concepto de “ hechuras” . Los precios de las obras señalados en el documento gene­ rado por Pedro Chicaiza dan en cierta medida una ¡dea de los límites que alcanzaban. 150). dos carneros y un pedazo de terciopelo. de adornos u otros egresos. o quizá realizaban estos menesteres aquellos artesanos de poca categoría pues un colega suyo. una fanega de trigo (en cinco pesos). Estos precios deben ser considerados sin olvidar los con­ sabidos regateos entre el artesano y el cliente en razón de fija r el costo final de la obra. personas que en buena medida re­ presentan al estrato social y económico alto de la sociedad cuencana. Sumamente d ifícil resulta conocer a aquellos artesanos que trabajaban para un determinado grupo étnico. (79) señala que mantiene tratos de trabajo con más de una veintena de clientes. Existe información acerca del encargo de "hechuras" que realizara en 1622 el indio herrero Andrés Durán a Lorenzo. Pedro Chicaiza recibió de Damián de Bermeo como pago por varias piezas de vestir: un novillo (valorado en cuatro pe­ sos). El valor de un trabajo no siempre era cancelado en nume­ rario. un patacón. En este caso. además de zapatos y gorros de Milán. Joan de la Peña. Situación fam ilia r diferente es la que representan dos gru­ pos de indios sastres: los Gómez: Francisco (1650) y Joseph . estuvo reconoci­ do como tal. un indio con cimentada presencia en la ciudad. posiblemente hija de Martín Arteaga. no obstante. como los que ofrecía por 1594 el indio Lorenzo. Al parecer no le fue bien en estos tratos pues. nturida y variada clientela. y envíos de zarzaparrilla hacia Lima. Además de su labor. formas y artículos de pago. La vida de ciertos sastres puede ser abordada aunque con lim itaciones de información. el sastre proporcionaba a sus clien­ tes ciertos complementos para el atuendo como sombreros provenientes de Segovia (España). también ofrecía “ guantes de ciudad” y guantes para mujeres y hombres. ros. Nada raro resultaría la presencia de una fam ilia extendida por un vínculo artesanal común. Hacia 1632 se conoce a Magdalena de Arteaga (84). diversidad de piezas de ropa. una vez afincado definitivam ente en Cuenca en la centuria siguiente. su labor más bien la dirigió durante el siglo XVI hacia el comercio: venta de ganado y de maíz en Zaruma y /o Loja. de hecho laboraba en una tienda pública dentro de la traza. activida­ des que las compartía con el cargo de adm inistrador de las compañías de obraje de la comunidad de Indios de Alausí (80). como lo demuestra la información sobre su situación financiera muy solvente como se desprende de las Dotes que hiciera a sus hijas (Marina (82) y Joana (83) en diferentes épo­ cas. bienes que juntos suman más de tres m il pesos. un vecino de Guayaquil. evidentemente se trata de un confeccionista de élite. costos de trabajos. Otro artesano que destaca en este tránsito de centurias es Martín de Arteaga. desarrolla su arte sobre todo en su enseñanza en forma simultánea con funciones de interm ediario en la venta de mercaderías (81). india viuda del sastre indígena Lorenzo Sánchez. 13 Herreros La fundición y forja de metales dentro de la tradición y usos europeos se constata en la ciudad desde los albores coloniales en sus variadas maneras de realizarlas. adornos y comple­ mentos para los trajes. estante en Cuenca. dependiendo si era pro­ pietario o no de las herramientas del oficio. El herrero Joan Camacho se comprometía a servir en el oficio a sus colegas Bartolomé Zambrano en 1611 y a Joan Ordóñez en 1617. es­ tablecen una tienda para el expendio de artículos relacionados con la sastrería consistentes en: telas. En otros casos. Se desconocen los detalles del contrato en el prim er caso. pues cuenta con un esclavo y funge de intermediario en transacciones de mercaderías. y recibirá 35 patacones semestralmente por tiempo de un año. hilos. se establecían compañías para el trabajo. situa­ ción muy significativa en cuanto a que el oficio va tornándose un asunto fam iliar en la ciudad. Por 1563. el mercader Alonso Sánchez vecino de Cuenca esta­ blece una con el herrero Juan Jiménez. nada lo señala como un hom­ bre rico. 3. en . una de las modalidades de laborar era el con­ cierto. Finalmente debemos indicar que por 1607 el sastre Joan de Quiroz (85) y Francisco Andrés. Hacia la segunda década del siglo XVII el sastre Cristóbal de Montoya si bien presenta ciertos signos de un estatus social elevado. en el segundo. quizá como un recurso de de­ fensa ante un común muy numeroso al cual hacerle frente. Joan Camacho realizará su labor en todo lo que se le mandare y ordenare “ sin hacer fa lla s” . procedimiento mediante el cual el propietario de un talle r se hacía con los servicios de un empleado por un tiempo de­ terminado.(1653). En efecto. y los de Arévalo: Rafael (1649) y Julián (1672). moradores en Cuenca. un indio herrero. alquilarían una fragua y herramientas por el lapso de dos años y de las ganancias obtenidas se pagaría el alquiler. . se efectuaría la paga por compra de hierro y se cancelaría a los mitayos que habrían de colaborar en el taller. Hernando de Bustamante (88). por su parte. También se prevee la eventual contratación de personal adicional en caso de e xistir “ demasía de obra” .la cual el primero “ pone" una fragua con todos los aderezos del oficio para que el segundo trabaje en ella. han de ser repartidas por igual. en otras. una vez restados los gastos que se ocasionaren. quien durante el año del trato trabajaría “ sin poner más que su persona” y de los trabajos realizados se sacarían los gastos efectuados con el alquiler de la tienda. la paga del carbón y la de los mitayos. condicionando a que las ganancias obtenidas. La Instalación de un talle r de herrería resultaba costosa. así como a los que proveían el car­ bón. arrendaba en 1612 la fragua y sus herramientas a Joan Muñoz Moreno "e l mozo” y un año más tarde a Lorenzo Sánchez. La compañía la establecen por tiempo de dos años. Bartolomé González Gordillo (87) como tutor y curador de los hijos del difunto Andrés Durán. la asociación contaba con que uno de los involucrados era propietario de un taller. Pedro de Prado. las ganancias alcanzadas las tomarían en partes iguales. pues estaba de partida para la ciudad de los Reyes y consideraba que las he­ rramientas sin utilizarlas “ se perderían y no podría tener nin­ gún provecho” . En ciertas ocasiones en una compañía ninguno de los con­ trayentes disponía de fragua como en el caso líneas arriba men­ cionado. Otros artesanos encaraban en forma individual el alquiler. Martín de Sanmartín [86) y Antonio Garrionero. señalaba el alquiler de la fragua al indio Sebastián como una deferencia. ya que trabajaba en su compañía y servicio. propietario de una fragua establece una compañía con el herrero y cerrajero Joan Pérez de Cárdenas. El ta lle r que fue propiedad del indio Andrés Durán muestra la riqueza y variedad de un artesano bien provisto de herramien­ tas para el ejercicio del ramo. el caudal incluía los instrumentos del oficio cuyo stok se incrementó en 1608 con la compra de :más piezas. Cuadro 14 Taller de herrero Taller de herrero de Andrés Durán 1 p a ra d a de fuelles. con cañones de h ierro 1 alcrevis de h ierro 2 m achos de h ierro 1 b ig o rn ia de fo rja 1 big o rn ia de p ic a r lim as 1 b ig o rn ia p e q u e ñ a de c e rra je ría 1 clav era g ra n d e 2 claveras p equeñas 2 m artillos de fo rja 4 tenazas de f o rja con 3 argollones y “ unas” corsas grandes a licates chicos 4 tobillos: 2 chicos y 2 grandes 1 ta ja d e ra 2 m artillos de p e ñ a 1 espetón con su escobajo 2 entenallas 1 escariador 1 te ja d e ra 2 sufrideras: 1 g ra n d e y 1 p e q u eñ a 4 traspasadores 1 tra s p u n ta d o r en caliente 2 re p artid o re s: 1 g ra n d e y o tro pequeño . luego de ser un simple arrendatario de fragua por 1599 a Martín de Sanmartín contaría con una de su propiedad en 1600 al recibirla en Dote al contraer matrimo­ nio con Catalina Hernández.Sus propietarios irían enriqueciéndola en herramientas confor­ me transcurría el tiempo. Sebastián de Valdés. Las personas que requerían algún trabajo en particular de­ bían proveer del material al artesano al juzgar por las compras efectuadas en pequeñas cantidades de hierro.cuchillos 2 lim as “ c u ad ra d as” 2 lim atones pequeños 2 m edias cañas pequeñas 3 lim as p eq u eñ as c u ad ra d as 3 brocas 3 b ruñidores 3 m oldes de conteras 1 re p a rtid o r de estribos. de acero. El hierro proveniente de Vizcaya (España) llegaba a Lima desde donde se lo distribuía al virreinato y. peq u eñ o 4 m achos: 3 g randes y 1 p equeño 1 “ to raz a ” 2 punzones en frío (sic) 2 p u n c etas 3 anellanas 7 cinceles 5 tala d ro s Fuente: Archivo N acional de H istoria/C uenca. g ra n d e 1 m olde de pasadores 1 p la n c h a de estaño d e p ic a r lim as 1 com pás de h ierro . previo su paso por el puerto de Guayaquil o la isla Puná. 3 sierras de c o rta r m a d e ra ‘disim u lad a” 3 escofinas: 1 g ra n d e y 2 p equeñas 10 lim as grandes 2 lim atones: 1 g ra n d e y 1 pequeño 2 lim as de sierra 3 lim as “m u cas” 3 m edias cañas 3 lim as planas 2 lim atones pequeños 5 lim as . La obtención de materia prima se presenta como un pano­ rama difícil de conocerlo. de peltre . llegaba a Cuenca. La vida de ciertos herreros permite acercarse en cierta m e­ dida a ese mundo de la fundición y de la forja. para ir en su compañía por un año con una partida de ganado vacuno desde Cuenca ha­ cia la ciudad de Los Reyes “ o a la parte y lugar donde hallare venta” .o de otros metales a diferentes mercaderes o tratantes de la ciu­ dad. de hecho. sólo en ciertos casos esta situación se torna “ v isib le ” como en aquel contrato celebrado entre Martín Ortiz y Bartolomé Zambrano (89) para la confección de espuelas. Una vez instalados algunos de estos artífices en Cuenca. pues en los nuevos territo rio s era prio­ ritario el mantenimiento de las cabalgaduras y la forja de armas así como su reparación. La inclusión en las huestes conquistadoras ibéricas. Por ejemplo éste suscribió en 1593 (90) un concierto con el chapetón Francisco Santos de Sa­ las. de algunos artesanos no es nada nue­ vo. con la paga de doscientos pesos de a nueve reales cada . Opinión que se reforzaría con el testim onio del sastre Pedro Chicaiza quien señala haber entregado a Andrés Durán veintiún libras de hierro “ para hacer ciertas obras” . lo que se quiere recalcar aquí es la importancia que tuvo la presencia de herreros. pues no existía tradición indígena en estos menesteres ante la ausencia de ganado caballar y mular en América. mientras que Andrés de Valladares entregó a Joan Ordóñez cuatro libras de hierro para que realizara “ una obra” . El ejercicio del ramo no sería factible llevarlo a cabo sin ayuda. un importante ganadero de la ciudad. mantuvieron gran dinámica pero bajo otros requerimientos. He­ rreros como Hernando de Bustamante eran contratados para compañías en viajes por gente que deseaba conducir su ganado a ciertos lugares para venderlos. A veces los propietarios de fraguas contaron con ayudan­ tes sin que éstos asomen en la documentación. espa­ ñolas en su mayor parte. el negocio de meta­ les fue monopolio de unos pocos europeos afincados en la ciudad. uno. El trato considera, además, que el español “ le auía de en­ tregar caballos y sillas en que vaya ayudándole” . Por 1613 (91) establece otro convenio, esta vez con Francis­ co Fernández, vecino de Cuenca, para el avío de 1100 novillos, en prácticamente sim ilares condiciones, hacia Los Reyes. En este segundo trato los dos contrayentes ejercen el oficio de he­ rrero. En casos de mayor magnitud de trabajo se efectuaba el con­ trato de varios herreros. Por 1612 Alonso de Campoverde, (92) vecino de Cuenca, deja al crite rio del herrero Francisco Hernández conseguir gen­ te que colabore para conducir su ganado hacia Los Reyes. El herrero lleva a cabo la comisión al contratar a los españoles Francisco Pérez, Hernando de Bustamante y Pedro Reinoso, es­ tos dos últim os herreros, cuyo salario sería de 1.250 patacones de ocho reales cada uno por persona, pagaderos luego del año que fija el trato. La misión de los contratados ha de ser, en pri­ mer lugar, recojer los animales que posee el ganadero en dife­ rentes sitios aledaños de Cuenca y su posterior traslado hacia la capital virreina!. Estos convenios permiten realizar algunas consideraciones: los herreros estaban en aptitudes de dar mantenimiento a las cabalgaduras. En el caso de Hernando de Bustamante, fungir de acompañante de trajines parece haber sido su principal actividad incluso por encima de su oficio, se ve que era un hombre con una valorada experiencia en esta labor, ya que resultaba ser un conocedor de las rutas y sobre todo de los sitios de venta del ganado, mientras Pedro de Reinoso, era un individuo muy fam i­ liarizado en trajines ya que los efectuaba regularmente hacia el puerto de Bola con el acarreo de harina ya que contaba en propie­ dad con una recua de doce muías y seis caballos. Otros individuos, a pesar de ser reconocidos como herreros, realizaron actividades diferentes. Martín de Sanmartín (93) herrero que nunca es mencionado como mestizo, es uno de los hijos de Antonio de Sanmartín, igualmente herrero, conquistador español y de doña Catalina Su- rnicho (capturada como rehén a la “ entrada” de las huestes ibé­ ricas en la región de Tiquizambe) que da la pauta para conside­ rar al alto nivel que representaba desempeñar este oficio al juz­ gar por el monto de sus bienes. Es un hombre riquísimo ya que cuenta con cuatro estancias en sitios muy fértile s y de gran prestigio social: dos en Challuabamba (la una incluye un molino de trigo), una de 58 cuadras en Paccha y otra de sim ilar exten­ sión "adelante de la calera” que fuera de los frailes de San Fran­ cisco; también posee un hato de quinientas vacas en Quingeo, además de seis solares en San Sebastián junto a la ermita, cua­ tro solares “ junto a la isle ta ” de San Sebastián y “ ciertas tierras en Pumapungo” , bienes que fueron adquiridos con su trabajo. De su oficio únicamente se conoce sus tratos con otros herreros: con el indio Joan Poma, con Pedro de Prado y con Hernando de Bustamante que le son deudores en algo más de cuarenta pata­ cones, y con Sebastián de Vaidés, a quien alquilara una fragua. Su actividad más importante parece haber sido el comercio de ropa a través de su tienda, quehacer que le permite relacionarse con gente de Riobamba, Guayaquil y Zaruma. Su esposa doña Joana de Peralta, hija de españoles le confiere a este personaje gran prestigio social en la ciudad, reforzado con la posesión de un esclavo. Es digno de destacar su logro de haber conseguido de la Real Audiencia de Quito que le reconozca las tierras de las pro­ vincias de los puruháes, tiquizambes y pomallactas que le co­ rrespondían por doble vía: hijo de un conquistador y nieto de Apuchucho, señor de las mencionadas tierras al momento de la irrupción europea (ver apéndice 2). Otro herrero, Antonio Pinelo, (94) posiblemente español, estuvo vinculado, a través de su matrimonio con la india doña Joana Bautista, a la nobleza gobernante de Ayabaca que residía en Cuenca. A otro artesano barrero, Bartolomé Zambrano, por el contra­ rio !a vida no le fue generosa. Es un individuo que a pesar de ser reconocido como maestro del ramo no logró prestigio social ni buena posición económica, pues tras varios intentos de incur- sionar en agricultura mediante arrendamiento de tierras, incluso con el concurso de un socio en una ocasión, no obtuvo éxito, más bien por 1616 guardó prisión por deudas. De pocos de estos artífices es posible conocer sobre su gestión artesanal propiamente dicha. Por 1594 Pedro de Prado, vecino de Cuenca y Agustín de Prado, indio natural de los pu- ruháes son “ convenidos y concertados” para el efecto. El trabajo concreto realizado por estos artesanos se presen­ ta escaso en la documentación. Por 1637 se conoce que Pedro de Reinoso debe a Manuel de Cabrera la "hechura” de un freno de muía y la calza de tres rejas, mientras que el gobernador don Joan María de Guevara "le tie n e ” una espada en prenda hasta que se efectúe la entrega de un aderezo de silla y quinientas tachuelas que ha de realizar en su fragua; en tanto Melchor Márquez le debe por razón de dos rejas, de una chapa y de un hierro que le confeccionó para he­ rrar “ unos asientos” . Aunque relacionados con el mismo objetivo, dos conciertos de trabajo van a perm itir abordar una labor en particular así como sus costos. Por 1617 el vecino de la ciudad, Martín Ortiz, (95) encarga a otro vecino, el herrero Joan Ordóñsz, mil pares de espuelas “ he- rreruelas” hechizas con sus hebillas y doscientos frenos para muías, conviniendo el precio en setecientos patacones de ocho reales cada uno por cada par y en veinte reales cada freno, pie­ zas a entregarse en piazo de un año y medio para lo cual le da como adelanto la suma de quinientos patacones. Por 1618 lo hace a Bartolomé Zambrano, (96) esta vez por quinientos pares de espuelas, sim ilares a las precedentes, para lo cual realiza la entrega “ a razón de a libra y media [de hierro] por cada una" y por la hechura ha de cancelar a seis reales por cada par “ como fuere haciendo la obra” , a un año plazo. La visión de la metalurgia en la ciudad se amplía y se enri­ quece al abordar a otros artífices en este ramo. En teoría, todos los herreros podían realizar los más varia­ dos artículos, mas algunos se especializaron en unos pocos ob­ jetos, de los cuales algunos habrían de destacar por su destreza en el delicado forjado del hierro. Así hacen presencia cerrajeros como Joan Pérez, un vecino de Cuenca; espaderos como Pedro, indio natural de Sibambe; el esclavo criollo Domingo y Antonio de Párraga difunto para 1592; o hacheros como Andrés, un indio panzaleo; artesanos de los cuales realmente casi nada se conoce. Tanto herreros como cerrajeros podían realizar una variada gama de objetos; incluso artesanos como Joan Pérez eran reco­ nocidos indistintamente como herreros o cerrajeros. De la suma de los objetos señalada por el municipio qui­ teño y de informaciones de la documentación cuencana se puede tener en buena medida un panorama del trabajo en metales: cinceles, herraduras, clavos, herramentales (m artillo, tenaza, pujante, entre otros), goznes, grillos, picos, almacofres, bigor­ nias, cuchillos, escoplos, azuelas, barrenas, entre muchas otras piezas. Desde luego, también estarían en condición de poner cal­ ces a varios tipos de herramientas, remendar candeleros o ba­ cinillas y realizar trabajos como aquel encargado por Gabriel del Carpió en 1656 y que consistía en colocar en su escopeta “ una caja y llabe, y aliñarla” . Por su lado los espaderos bien pudieron realizar su labor de igual manera que sus colegas quiteños: espadas con sus ta­ blas, dagas y trabajos adicionales como acerarlas y “ darles filo ” (LCQ 1548-1551;172). Al interior de ciertos hogares también podían realizarse tra­ 3. aunque el convenio inicial había indicado el valor de cuatro reales por cada libra. una vez acabada. posiblemente traído por fray Jo- doco Ricke. 14 Molinos y Panaderos Entre las plantas de introducción europea se cuenta el trigo. religioso a quien la tradición lo anota como la perso­ na que lo introdujera en territo rio s que hoy constituyen el Ecua­ dor. Su cultivo. la diferencia "entrega” el artesano como limosna. El contrato actual también contempla la entrega de la campana colocada en la torre y con la condición de que si “ se arajase” antes del año. pues ciertas personas tenían moldes de balas de escopeta. Otros obreros como el oficial pailero Francisco de Anaya en cambio son conocidos por su trabajo en metal colado a través de la campana que realizara por 1G87 para la Iglesia Mayor de Cuenca. se le ha de pagar a razón de tres reales y medio por cada libra de todo lo que pesare. el maestro volverá a hacerla “ a su costa y mención sin que se le pague cosa alguna” . El contrato que se da entre el artesano y el maestro pres­ bítero Manuel Maldonado de San Joan. para lo cual el arte­ sano confiesa que ha recibido cincuenta patacones de a ocho reales cada uno por adelantado. cereal que prontamente se convirtió en uno de cultivo muy di­ fundido en tierra americanas. con el compromiso de que las demás libras o arrobas “ que le echare” y. molida y venta transformado en harina ya se ha­ .bajos menores en metales. mayordomo y adminis­ trador de las rentas de su fábrica es como sigue: el maestro fundidor se compromete a hacer una campana para la torre de la iglesia cuyo peso ha de ser de 6 quintales de bronce. En Cuenca se tiene evidencia de su presencia con anterio­ ridad a su fundación española. traspaso o alquiler. acue- la. A nivel individual se podía contar con una o varias de estas instalaciones obtenidas a través de compra. pues se tiene información de la existencia del molino de Rodrigo Núñez de Bonilla. Joan Bra­ vo (97) por 1563 vende a Francisco Gómez: "un molino de moler pan con una piedra” . Por la década de los 60 del siglo XVI. dos o tres piedras. tres argollas del rodezno.. una cruceta. Sus propietarios la realizaban en condiciones muy difíciles de conocerlas con exactitud hoy en día. La compraventa en la ciudad fue una práctica mercantil de cierta frecuencia. cuatro dados. A veces la transacción es más detallada en información. acequia y tierras ( .. solera y corredera” . donación. señalando tan sólo "un m olino” . un "herido de pan con la toma del agua. el presbítero Joseph Hernández vende a Pedro de Rojas. solera y corredera que entregará labradas para asentar” (98). una clavija. Las hermanas de Arm ijos: Mariana. individuos como Joan Bravo y Francisco Gómez se desempeñaron en funciones mu­ . desde luego sólo con el paso del tiempo se va a poder conocer diferentes maneras en que se desarrolló esta gestión molinera. con casa de adobe y teja y tres solares de tierra con sus pertre­ chos [consistentes en]: una barreta de hierro. dos piedras.) . un cinchón. pico y picadera. De los propietarios de molinos se puede conocer cortas informaciones. asimismo: dos palahierros. María y Lucía por 1628 (99) venden a Luis de Narbáez. no así Toma­ sina de Robles quien por 1642 vende a Simón de Cárdenas en los términos siguientes: "un molino de pan moliente y corriente.bía constituido en una importante actividad económica antes de ¡a fundación de ia ciudad. y el clérigo Joseph Jiménez (101). no sólo la propiedad del molino permitía tra­ bajarlo. como la que efec­ tuaron Pedro Hernández y su mujer Catalina Hernández en re­ petidas ocasiones al convento de la Limpia Concepción de Cuen­ ca a comienzos de esta centuria. en tanto que el precio por el arriendo sigue una línea de descenso desde noventa patacones por año hasta setenta. En 1627 Diego de Marmanillo (100). Sin embargo. era su principal ingreso económico. sea en propiedad o aquellos que llegaban a su control a través de hipotecas. Siete contratos en tal sentido permiten conocer algunos detalles. Estas volverán a incrementarse solamente a finales del si­ glo XVII.nicipales. Desde luego. así el tiempo de duración casi siempre es de dos años. para este último. en su caso localizadas en Santa Bárbara (Gualaceo). Los tratos presentan diferencias de acuerdo a los intereses de las personas involucradas. mientras gente como Lázaro de Puga más bien contaron con minas de oro. de igual manera lo hicieron para esta época Diego Martín Lozano y su mujer doña Agustina de Rojas. fueron españoles de considerable poder tanto económico como de decisión en el cabildo. De igual manera lo hicieron comunidades religiosas: la del Convento de Cuenca o la de la Compañía de Jesús desde la segunda mitad del siglo XVII. arrenda­ . Antonio de Peralta o Nicolás Rodríguez de la Calle Aguilar contaron con molinos. al parecer. También religiosos como Joseph Hernández. estos precios estaban relacionados con el grado de afinidad o de amistad de los involucrados o con la cantidad de herramientas señaladas en las actas. A veces también ciertas capellanías adquirían mo­ linos en calidad de hipotecas. cifras casi siempre canceladas semestralmente. también lo hacía posible el arriendo. Otros como Gonzalo de las Peñas o Diego Martín Lozano. dos clavijas. A veces el trato señala un interés particular del propietario. dos picaderas. ron. quedando a cargo delLa bajarlas al dicho molino d e[sd e] donde se labraren” . A esto se debe sumar la situación que refiere por 1622 Pedro Hernández y que tal vez . la dueña se compro­ mete a entregar “ un mitayo o yndio pagado [p o r ella] por el tiem po que durare cortar y traer la madera [a Cuenca] y labrar las piedras y no más. Elena de Puga (104) por 1629 obliga a su arrendatario el alférez Sebastián de Bustos a: primero: que la mitad de la paga lo ha de hacer a ella o en su nombre al convento de Santo Do­ mingo de Cuenca a cuenta del Censo. esto es. pero es sin­ tom ático que se lo haya hecho en las dos primeras décadas del siglo XVII cuando el comercio de harina desde Cuenca hacia varios lugares declinaba y se lo haya realizado a personas que detentaban el fuero de estantes en Cuenca. individuos con poco tiempo de presencia en la urbe. moliente y co­ rriente. Por 1627 doña Catalina Lozano de Rojas (103) compromete a su arrendatario Pedro de Castro Troya a que “ todo el trigo que la suso dicha enviare a m oler de su casa en la cantidad que fuere poca o mucha lo a de moler el suso dicho primero que de otra persona sin llevar interés ninguno ni acer descuento del que a de dar deste arrendamiento” . dos gorro­ nes. por su la­ do Luis de Narbáez (102) alquila por 1637 a este último los “ m oli­ nos de pan con dos palahierros. se entregaba también las herramientas que puedan ser útiles para el trabajo. una barreta y dos picos” . respectivamente con sólo la picadera y corredera. es decir. dos dados. que a más de las partes de la instalación. A su vez. ocho piedras y dos paradas. segundo: a ¡a molienda de ochenta fanegas de trigo en cada año de los dos en que consiste el trato y. dos rodeznos. Resulta harto d ifícil conocer las motivaciones que induje­ ron a los propietarios de molinos a arrendarlos. tercero: el alférez “ a de hacer un rodezno nuevo y acauado a su costa y labrar dos piedras: una solera y otra corredera” para el molino. aun el subarriendo permitía trabajar en mo­ linos como lo demuestra por 1615 Alonso Núñez Valdez (105) quien alquilara a Pedro Sánchez Regina un molino propiedad de Lázaro de Puga por tiempo de medio año que es el lapso que falta para completarse el contrato inicial. En ocasiones. cuando no sea posible la presencia del mitayo. a veces conver­ . De pocos propietarios se tiene información referente a la posesión de tierras destinadas al cultivo de trigo para proveer a estos locales. esta actividad habría de continuar con la gestión de su mujer Fran­ cisca Díaz por aproximadamente una década más. La actividad molinera en la ciudad fue monopolizada por europeos. mas en esta ocasión Alonso Núñez Valdez se compromete a entregar. aunque para la mayor parte de ellos en realidad este trabajo no implicaba una tarea exclusiva. Quienes en realidad trabajaban en los molinos eran indios y en menor proporción negros. Matía de A rm ijo por 1616 señala que posee una estancia de “ pan llevar” de trescientas cuadras de exten­ sión en Guncay y que cuenta con dos molinos en Cuenca. puede extenderse a la de muchos molinos de la ciudad: el hecho de haberse arruinado en lo económico “ particularmente en la sequía de los m olinos” . entre los cuales figuran gente de poderío económico y presencia notable en las decisiones políticas del municipio. En el caso de las dos mujeres viudas. un negro o un indio yana. sino que era complementaria de otras de mayor significación económica. con tal que el jornal lo cancele Pedro Sánchez Regina. Este segundo con­ venio incluye el servicio del mitayo ordinario en sim ilares con­ diciones al trato original. es evidente que la imposibilidad o dificultad de trabajar en estos menesteres las habría forzado al alquiler (¿un subterfugio para deshacerse de los molinos en una época de crisis?). No se entrará de momento en detalles acerca de la pro­ ducción de harina de diferentes calidades que. por el contrario. en todo caso. bollos y dulces para consumo propio. está el de la elaboración de pan destinado funda­ mentalmente a la población blanca y mestiza. en algunos se menciona “ hornillos” u hornos. De los utensilios empleados en estas labores debemos con­ formarnos únicamente con la mención de ciertos elementos: Pedro López señala por 1617 que cuenta con “ una tabla de ten­ der pan” y “ dos canastos de llevar pan [para vender] en la pla­ za” . en Cuenca no existían personas durante los dos prime­ ros siglos de su existencia que se identificaran como panade­ ros/as. alimentos que eran entregados al . es decir. No tenemos información referente a personas que se ha­ yan dedicado a la elaboración de pan a tiempo completo. en ocasiones los excedentes podían venderse. cedazos y “ un harnero de amasijo con sus bateas” . En el convento de las conceptas por 1626 algunas indias preparaban alfajores y rosquetas. hacia Tierra Firme y especialmente hacia el golfo de Guayaquil para servir de provisión para barcos. fue conducida sobre todo hacia las minas de Zaruma durante su auge y. luego de su decaimiento. Pedro González de Orellana y su m ujer Mariana de Vega por 1605 mencionan: dos artesas. tida en bizcocho. debido a que era tratada para su mejor conservación. entre otros. A diferencia de otras urbes coloniales del virreinato pe­ ruano. otros en cambio mencionan por sepa­ rado ciertos objetos: artesas. de ahí que tengamos que rem itirnos más bien a las es­ casas referencias de hornos al in terior de ciertos hogares. Como uno de los destinos finales de mucha importancia de la harina. palas de hornos. Hacia el último tercio del siglo XVII se torna más frecuente la presencia de cuartos destinados a la panificación especial­ mente en el sector de Todos Santos. idónea para viajes marítimos de larga duración. bajo la vigilancia de la monja doña María de Santa Lucía. debieron haberlas en la ciudad. en efecto. En estos hogares se elaboraban pan. Diez años más tarde se conoce que es­ tablece una compañía con el maestro de obrajes Martín Ortiz de Oquendo para continuar con su funcionam iento Oí darle im­ portancia a su desarrollo ya. fundador de la ciudad.15 Obrajes y actividad te xtil doméstica A diferencia de la región centro-norte de la audiencia qui­ teña. <que de . solamente a p artir de 1587. En e-sta compañía el maestro. únicamente se conoce que la instalación pasó a manos de Jorge González (LCC IV f. estuvo involucrado en la venta de telares (107). todos bajo la modalidad de aquellos pertenecientes a particulares. la de Cuenca no se caracterizó por una actividad obrajera. pues el cárcamo de aquél estaba abandonado y no se lo reutilizó. Al parecer el batán en manos de este segundo propietario empezó a desarrollar su actividad en un local que aprovecharía gran parte de la instalación anterior. se conoce una mayor información acerca de la actividad obrajera de la región. En efecto. Jorge González contó con ganado ovejuno en número apro­ ximado de seiscientos ejemplares lo cual eventualmente propor­ cionaría la materia prima necesaria para su instalación. fue propietario de un batán por lo menos hasta 1565 (106). 86). 1995-1996. además. 62v). en esta fecha se sabe que Cristóbal Barzallo de Quiroga había llegado a Cuenca desde Lima con el expreso propósito de re­ mediar “ las cosas” que ocurrían en las cajas de las comunida­ des. Nada se sabe res­ pecto a su actividad. ya que apenas se cuentan con tres intentos de instalarla en su jurisdicción durante el siglo XVI. en los trapiches y en la paga de los jo r­ nales de los indios. en los Obrajes. Sin embargo. 3. que la instalación se hallaba cons­ tituida con anterioridad. así como de gente involucrada en estos menesteres.tratante Diego Diez Franco para su comercialización (Arteaga. Gil Ramírez Dávalos. nota 53). vecino de la villa del Villardompardo. Por 1604 Andrés de Oñate (108). se compromete a que durante los dos años del trato ha de “ acudir al obraje y batán” de su socio para la elaboración de “ xerga y demás ropa de obraje” . los tres obrajeros habrían de correr con todos los gastos que implicaron sus negocios. momento reside en Cuenca. práctica que fue frecuente en los obrajes norteños de la audiencia quiteña. la obligación de Cristóbal Barzallo de Qui- roga de proporcionar lanas. de lo que se co­ noce. vende al mercader y vecino de Cuenca Joan Gómez ropa salida de su obraje. residente en Alau- sí. mientras que su socio ha de recibir la sexta parte de "todo el aprovechamiento de la ropa que se h iciere" (Arteaga. con el compromiso de que las ganancias han de ser divididas en partes iguales. >'Del primero de los nombrados. 1986. En el caso de Cristóbal Barzallo de Quiroga se observa la eventual utilización de mano de obra esclava. mil patacones para compra de “ tinta y a ñ il" en Nicaragua y luego proceder a su venta en esta villa. señala que ha recibido del espa­ ñol Alonso de Campoverde. rno implicaron asuntos obrajeros. además. su importancia en la urbe está por demás señalarla (con actividad en minas) (110) y co­ mercio de Azogues ( t i l ) ) : del segundo se debe señalar sus con­ tactos ccnrgente minera de la región. m ientras Francisco Delgado (109). A comienzos del siglo XVII en Cuenca se observa cierta actividad de gente involucrada en obrajes realizando gestiones al respecto. ya que contaba con ella en propiedad. incluso relacionándose entre sí. aunque estos lazos. Como se verá. El con­ trato indica. alcalde ordinario de Cuenca que funge de mercader. Las vidas de los tres obrajeros de Cuenca se desarrollaron en los estamentos más elevados de la sociedad local tanto en lo económico como en los puestos de decisión política. tintas y “ lo demás nece­ sario” para la elaboración de las piezas. esclavos. así como su trayectoria . al parecer no adquirieron importancia ni siquiera a nivel local. lea y en la ciu­ dad de los Reyes. (1995. fue prácticamente nula y no se dispone de mayor información sobre ella. por lo menos a nivel local. Nada se conoce referente a la producción de telas en estos obrajes. nota 34) no existe prácticamente referen­ cias de la actividad textil al interior de los hogares. (Arteaga. al punto que aparece como vecino de Cuenca y de Santiago de las Montañas simultáneamente (Artea­ ga. Las prendas realizadas por estos artesanos estarían des­ . Apenas se cuenta con datos de algunos indios: Francisco Chivato que fue propietario de un telar por 1593. Cristóbal Barzallo de Quiroga en 1593 asoma como segundo esposo de doña Estefanía de las Peñas y cinco años más tarde forma una compañía para establecer un ingenio en M olleturo. 120) durante el siglo XVI!. Desde los tejedores cañaris mencionados por Cieza de León. Sus intereses económicos también están en las minas de oro que posee en Cangasa y en la encomienda que comparte con su mujer: la de los indios guatulas. también se cuenta con la referencia de un tejedor negro de raza angola por 1600. nota 53). carilargas y andoas. Su vida transcurre en la compra de mercaderías al “ por mayor” para luego venderlo en pequeñas cantidades. Joan por 1673 y Jerónimo que se desempeñaba como bordador por 1604. 1995-1996. Tiene intereses económicos en Guadalajara (México). mucho menos se tiene de la te xtil doméstica citadina que habría adquirido suma importancia para la gente. Según Phelan. quienes a nuestro parecer más bien serían especialistas inkas. Realiza actividades públicas llegando a ser alcalde or­ dinario de Cuenca. durante el segundo tercio de esta cen­ turia? Si la actividad obrajera regional. Su presencia en la actividad pública es digna de tomarse en cuenta. Cuenca contó solamente con un obraje legal ¿se trataba de aquel ins­ talado en Cañaribamba. 1996.ganadera. 3. con algodón y con lana de oveja.16 Albañiles Los artesanos de la construcción jugaron un rol importante en la edificación de la ciudad. sumada al hecho de que el oficio de tejedor o de bordador no tenían gran presencia. aunque poco notoria. entre otras. pero sobre todo. lid ia s . Se cuenta con datos de prendas confeccionadas con pita. pa- tacüsmas listadas. a veces las piezas femeninas presentan partes tejidas y otras elaboradas con telas. especialmente las destinadas para mujeres. moroliqllas. No es posible conocer con exactitud los materiales em­ pleados en estos menesteres hogareños. sino que sería más bien una actividad comple­ mentaria de otras al interior del hogar. por ejemplo a los pechos (¿peche­ ras?). alcaanacos. Además se debe hacer mención en este apartado a ciertas partes de la indumentaria. A veces realizaban su labor en forma particular como aque­ llos que abrían tumbas en las iglesias o en el caso del indio Agus­ tín Gualaceo quien por 1599 construiría para Alonso Solano su casa tanto en lo relacionado con la carpintería como en lo de . algunos incluso bordados con hilos de colores y de oro. A tres décadas de finalizar el siglo XVII se hace más fre­ cuente la presencia — por lo menos en la documentación— de ovillos y de madejas de lana acompañadas de expresiones co­ mo: “ quatro libras de lana hilada en que abrá quinze varas de bayeta” o “ un poco de lana hilada en que abrá quinze varas de bayeta” . lo cual puede entenderse como muestras de que existía tradición artesanal textil. Algunas de estas prendas se comercializaban regularmente en ciertas tiendas de la ciudad. que empieza a consolidarse la producción de bayeta de forma ar­ tesanal.tinadas sobre todo a la población india: anacos. Esta necesidad debe entenderse como la de la obra en su conjunto hasta su finalización y no de su aparente inicio (112).albañilería: “ el zaguán. recámaras e un alto para la chimenea". cacique de Juncal. es decir. para que se le dé a conocer la necesidad de su edifica­ ción. si es que lo hubo. La construcción de la iglesia mayor de Cuenca fue preo­ cupación del cabildo. Situación diferente fue aquella en la cual los indios reali­ zaban trabajos de albañilería con sus dirigentes a la cabeza. sala. nada se conoce referente al con­ tro l de los albañiles. pues en este mismo año se conoce que Diego de Astorga se­ ñala en su testamento el deseo de ser enterrado en la Iglesia Mayor. pues conocemos que en 1565 Diego Gon­ zález del Barco le informó su trato con la Real Audiencia de Quito. la construcción . edificarían una casa para el español Alonso de Segura mientras que don Diego Sany principal de Sigse lo haría para Pedro López. La información de mayor importancia referente al trabajo de estos artesanos la encontramos al abordar el asunto de las construcciones religiosas. a cambio de que se les permita continuar sus vidas en tierras de propios. Otras personas lo hacían en grupos: los indios que se ofre­ cieron en 1601 para reparar las carnicerías. 1995-1996. En este sentido nos extenderemos al tratar aquella de la Iglesia Mayor por la especial importancia que tiene para la ciudad (Arteaga. cámaras. las casas de cabildo y las tiendas. Aparentemente estos indios no tenían jefe. 70). Si bien el municipio cuencano había señalado a personas para que vigilaran las obras de los artesanos involucrados en la construcción como Diego de Arévalo Arze para los tejeros a partir de 1579 y Mateo Gutiérrez para los de carpintería desde 1599 (Arteaga. 2000a). Los caciques de Macas don Joan y don Hernando Guillermo y don Francisco Guartaputlla. además indica: “ debo al mayordomo de la Yglecia Ma­ yor desta cibdad la limosna de bna sepultura de un niño myo que se enterró en la dicha yglecia". Años antes había pasado apuros al no poder cum plir con la construcción de una casa para Mencia de Ayala. Su actividad profesional estaba ligada a la construcción de puentes y de viviendas. en todo caso. pues se menciona tan sólo la edificación de almenas y la realización de la portada. No faltó gente que contribuiría para proseguir la obra a través de sus limosnas o de construcciones que ayudarían a su funcionamiento. lúzida y prouechosa” . natural de Pallatanga. creemos que había logrado cierto pres­ tigio en la ciudad. la obra ha de ser terminada ‘‘ bien hecha. Aunque se le señala indistintamente como pontero o albañil. además tenía un horno de cal. Se desconoce la continuación de la obra hasta el concierto realizado en 1596 entre Diego Alonso Márquez y Joan Sánchez Mejía mayordomo de la iglesia. Contaba con un tejar de su pro­ piedad hacia 1600 en el cual elaboraba tejas y ladrillos. . En base a este contrato nos resulta sumamente difícil in­ tentar señalar su verdadera envergadura. ya que son pocos los albañiles presentes en la documentación local para esta época y una jerarquía en este ramo se consolidaría sólo a mediados del siglo XVII con la pre­ sencia de maestros albañiles. En 1565 Gil Ramírez Dávalos donaba a la ‘‘Santa Iglesia Mayor de Señora Santa Ana de Cuenca” tierras que le cupo cuando ocurrió la fundación de la ciudad para que en “ las dichas tierras vivan y estén y hagan sus casas todos los yndios can­ tores que sirvieren en la dicha Yglecia e no para otra cossa” . puede tratarse de un indio o de un mestizo ya que no se señala su filiación étnica pues su madre es la india Elena.ya había echado sus cim ientos en una fecha que desconocemos y estaría edificada una parte de ella. pleito en el cual terminaría perdiendo todos los materiales de cons­ trucción que había puesto para la fallida obra. precisamente por falta de materiales y de mitayos. Su constructor. capellán del convento de Monjas de Cuenca. Este segundo trato es más rico en información. De su vida fam iliar únicamente conocemos a su madre. puesto que tam­ bién fungía de arriero. para 1616 había contratado con el curtidor Joan Marcos la entrega de quinientas fanegas de cal en un plazo de cinco meses. por “ dejación” del puesto hecha por su antecesor Luis Méndez Vázquez con el expreso encargo de que "con toda breuedad. fecha en la cual el padre M el­ chor de Rojas toma a su cargo la obra que había recibido un mes antes al constituirse en mayordomo de la Fábrica de la Iglesia Mayor. diligencia y cuydado” repare y levante las tiendas de la mencionada Fábrica. Para 1628 se lo señala como difunto. En efecto. para que en nombre de él y de la iglesia “ contradiga lo pedido e intentado por parte de los caciques e yndios deste d istrito [Cuenca] en razón de los indios que se mandan dar para la obra de la dicha iglesia y reparo della". procuradores de Causas de Quito. Al parecer el mayordomo había tomado con responsabili­ dad la reanudación de la obra. sólo así se entiende el Poder de 1614 que este re­ ligioso otorga a Lorenzo Diez Docempo. El interés por la continuidad de construcción de esta iglesia se expresa el 24 de abril de 1613. además de a Diego Valverde de A guilar y Pedro de Salazar. cura rector de la Igle­ sia Catedral de Quito y a! beneficiado Pedro de Cárdenas Mon- salve. Mas el principal obstáculo para cumplir lo señalado parece haber sido la falta de indios que trabajaran en la obra. a su hijo natural Alonso Márquez y a sus dos hermanos: Diego González y Agustín Alonso. Es precisamente el padre Melchor de Rojas quien en 1617 firm ará un contrato con Pedro Inga para la continuación de la obra. Al parecer fue un hombre m ultifacético. Del contrato anterior se infiere que para realizar alguna obra estaba bajo su responsabilidad el conseguir la gente que lo ayudaría en su trabajo así como su paga. . así. que aunque escasos en número. inició pre­ cisamente su formación como aprendiz de barbero. No podemos dejar de mencionar a gente que contribuía en las obras de albañilería como canteros y empedradores. "se hará — se indica— la dicha Yglessia de la manera que está tracada y paresce por la mues­ tra por nos [M elchor de Rojas y Pedro Inga] fecha que exsi- bimos ante el presente escribano". 2000a). informan acerca de las caracterís­ ticas de ciertas calles y casas de la ciudad durante el siglo XVII. pues su formación se obtenía al lado de un maestro. En Europa durante el siglo XVI los médicos estaban sepa­ rados social y profesionalmente de los cirujanos. La vida de Pedro Inga está menos documentada que la de Diego Alonso Márquez. A continuación se detallan las partes de la iglesia a construir: capilla mayor. 3.17 Barberos Los barberos merecen especial mención entre los artesa­ nos. Los barberos en Cuenca están representados en su mayo­ ría por indios.en él se menciona. en primera instancia. sacristía. y sobre todo por constituir los artífices de las denominadas ar­ tesanías de servicios. razón por la cual los trabajos quedan pendientes. Todo parece indicar que realizaba sus trabajos en forma individual (Arceaga. los primeros disfrutaban de una buena posición social. Gente como Francisco Mollo (1596). De momento la iglesia no cuenta con fondos para sufragar los gastos. baptisterio y el campanario “ que suba un tercio más de alto [c o n ] sus bentanajes” . la existencia de un plano de la obra a ejecutarse. Miguel Lla­ ma Condo (1630) o Joseph Neula (1638) habrían tenido gran . Se conoce que en 1598 reside en el sector de El Batán y que también fungía de arriero. Paré (primera mitad del siglo XVI) figura máxima de la cirugía europea. . llenos de nab ajas “ espejos” “ peines” p ied ras de “ a se n ta r” nueve lancetas 1 ventosa 3 descarnadores 1 c o rtin a de p a ñ o q u e sirve en la p u e rta de la tie n d a 5 sillas de se n ta r con asientos y espaldares 1 escaño p e q u eñ o 2 bufetes pequeños: el u n o con un c ajó n y otros dos “ ocupados” con un a lta r 3 lim etas de v id rio “libros de m edisinas” Fuente: Archivo N acional de H istoria/C uenca. reconocido como “ indio doc­ to r” posiblemente por su práctica de medicina tradicional.muestra en buena medida lo que habría sido la formación y la práctica del común: extracción de piezas dentarias. “ extrac­ ción de humores” . aunque por 1668 se tiene referencia de Pedro Azmal. flebotomías. Se puede destacar dos fam ilias de barberos: los Condo: Lo­ renzo y Joseph. Cuadro 15 Local de barbero Local del barbero Joan Dutansaca (1679) 4 pied ras de a m o la r con sus “ siguinuelas” 4 gatillos d e sa c ar m uelas 1 p olican 2 estuches g ran d es “ del oficio” . El local del barbero Joan Dutansaca (1679) (114) que junto a Bartolomé Criollo (1670) son reconocidos como maestros del ramo. entre otras acciones. y los Rodríguez: Joan y Francisco.importancia en una ciudad que carecía de gente especializada como lo fue Gaspar López de Agurto (113) reconocido como cirujano en la segunda mitad del siglo XVI. sirvió para confeccionar alforjas. aunque sólo en la primera mitad del siglo XVIII asomarán las personas cono­ cidas como “ maestros cueteros” . además de ojotas alpargatas.3. Entre los oficios de los cuales apenas se tiene mención se cuenta: calceteros. época en la cual el cabildo destinó doce pesos para pólvora para que los soldados disparen salvas al Santísimo. cera labrada utilizada en forma de cirios (conocidos simplemente como candelas) o como exvotos. tal como la que pagaba aquella de Cañaribamba por expresa disposición de la Real Audiencia de Quito a comienzas del siglo XVII. y también para enviarla a Tenguel para elabo­ rar jarcias. presente do­ cumentalmente en Cuenca desde la segunda década del siglo XVII. costales y talegas. damasqueros y alfombreros. las necesidades de la pobla­ ción debieron suplirse mediante el producto de otros meneste­ res. La cabuya que era proporcionada a la ciudad por algunas co­ munidades indígenas como parte de su tributo. cuyas obras se mencionan en la documentación pero de las que nada se conoce acerca de los artífices. No se puede dejar de mencionar la pirotecnia. hamacas. 18 Otros oficios A más de los oficios anotados. También se cuenta el trabajo en yeso para la realización de obras que conformaban los altares fam iliares. . Existían artículos como: esteras. . por razón de haber mucho que moler y la ganancia del dicho molino fuera para le . Así por 1557 dispuso que “ [de ­ bido a] que hay pocos vecinos que hayan de moler trigo para que se sufriera ponerlo en más bajo precio. A veces lo hacía por pro­ pia iniciativa. También se preocupó por los si­ tios que la darían vida según el estilo español. En el ramo que más interés mostró fue aquel de la molinería Su primera acción fue velar por los intereses de la población precisamente en esta actividad. Una de las facultades municipales fue la fijación de arance­ les en diferentes oficios y actividades. Luego de la erección de la urbe también se procedió a destinar un sitio para la Casa de Fundición que tendría como una de sus finalidades el control de la actividad de los plateros. pues las Instruc­ ciones entregadas a su fundador consideraban la construcción de molinos y la instalación de batanes. CAPITULO 4 Organización y jerarquía de los artesanos Una vez efectuada ia fundación de Cuenca. el municipio procedió a señalar solares para sus primeros pobladores blancos que incluían algunos artesanos: el sastre Alonso de Zamora o el herrero Antonio de Sanmartín. 283). debido a que ahora se ha cogido mucho trig o ” . Francisco Gómez. por 1565 pide “ que se fije el precio del pan. y en 1559 se seña­ laba: “ ninguna persona pueda llevar por moler una hanega de trigo más de dos tom ines” (Ibid p. entre otros. por lo cual se daba dos panes. p. 103). por lo que se fija en medio peso de oro la mo­ lida de media fanega (LCC I p. Cojitambo o en otros aledaños pertenecientes a la actual provincia del Cañar y abu­ . poder sustentar” . Gonzalo de las Peñas. al mismo tiempo recuerda que el año anterior el precio de la fanega de trigo fue de dos pesos y medio. fueron miembros del municipio y propietarios de molinos si­ multáneamente. Por su lado el procurador de la ciudad. p. 27). a p artir de ahora será solamente de un peso (Ibid. En un lapso de cinco años se pudo notar fácilm ente la evo­ lución de esta tasa. Por 1560 el cabildo man­ da: “ que de aquí en adelante las personas panaderas que masa­ ren pan para vender en esta ciudad den veintiún libras de pan cocido” por un peso (Ibid p. si bien hasta el pre­ sente el precio de la arroba de bizcocho ha sido de un peso dos tom ines. Los "señores de los m olinos” por 1586 monopolizan al ce­ real cultivado en sitios como Hatún-Cañar. 123). el molinero ha de llevar uno y medio o uno y medio tomín de oro corriente por su trabajo (Ibid. 323). pero un mes después se indica que de cada diez almudes de trigo que se moliere. 327) y al año siguiente debido a que “ ahora el trigo vale barato” se manda que. un año después se fija en un tomín las cuatro libras de pan debido a que el trigo cosechado ha sido abundante (Ibid. Pedro de Escobar. En 1557 se indica que el molinero “ no pueda llevar ni lleven por cada fanega de trigo que en el molino se mo­ liera más de tres tomines de plata marcada” . p. ante lo cual el cabildo resolvió: "que de aquí en adelante” el precio sea de un tomín por cada siete libras (LCC II p. 387). Resulta interesante anotar que por esta época gente como Joan Bravo. de su lado las panaderas y “ demás personas” señalan “ que pierden en amasarlo” debido a que los “ señores del trig o ” lo venden a un peso y medio la hanega y que en los años pasados lo hacían solamente a un peso y a diez tomines. Por el momento resulta d ifícil conocer quiénes eran los denominados “ señores del trig o ” . 530). entre otros propietarios de molinos. ante lo cual la población espera que suba aún más con el paso del tiempo. razón por la cual los ediles decidieron: “ que atento a que ai muchos molinos En esta ciudad y ques esesibo El precio que se da por la hanega de molienda mandaban e mandaron se pregone que todos los molineros y Dueños de molinos lleben por cada hanega de molineda (sic) vn rreal y no más” (LCC V p. es digno de anotar el verdadero monopolio que habían establecido estos dos grupos en la ciudad. a Lázaro Vallejo y a Pe­ dro Ordóñez. Medio año después se hace sentir con más fuerza esta situación pues “ los labradores y vezinos” suben el precio del trigo. a pesar de que el corregidor dispusiera que se venda seis panes por sólo un real y siete por un tomín. 570). También re­ sulta difícil establecer relación entre éstos y aquéllos del trigo. a Guillermo y Pedro Hernández. cualquiera sea el destino final del producto: consumo doméstico o elabo­ ración de pan (Ibid p. . razón por la cual hace falta pan en la plaza. En todo caso. pues apenas se conoce por 1616 a Matía de A rm ijo que señala poseer una estancia de trescientas cuadras en Guncay (Paccha) y contar con dos molinos en Cuenca o Elena de Puga.san en el precio de su trituración. ante esto el municipio dispuso: que habiéndose cogido bastante trigo se fija el precio de la hanega en diez tomines de plata marcada a su valor en reales de a nueve al peso. quien por 1629 indica al arrendatario de su molino el compromiso de éste en moler ochenta fanegas de trigo por año. más fácil resulta señalar a quienes habrían sido los "señores de los m olinos” pues por esta década se conoce a Diego Martín Lozano. a Martín de Arí- zaga. ... situación que se prolongaría durante gran parte de ese siglo............. y es necesario que se ponga orden en todo y haya tasa atento a la desorden y exesivos precios que se llevan por todo lo que ha­ cen” (LCC I p.... La falta de abasto de trigo y de harina continuará hasta comienzos de la siguiente centuria....... y si n o pu sieren cuero... peso y m edio . de u n co rd o b án c u rtid o y b u e n o de d a r y to m a r de que se p u e d a n fa ce r unas botas............. q uesté bien c u rtid o ...... Cuadro 16 Aranceles para zapateros Aranceles para zapateros (1562) “ P rim era m en te............ 1 peso U n o s botines de m u je r........................................ de hom bre u n peso .. 397)........... siete tom ines ....... y si fu e re n de u n a suela picadas........ lo m ism o ............................ de h e ­ c h u ra u n peso .............................. q u e no sea m o rte cin o ............ 3 pesos P o r unos borceguíes buenos de su c u ero de suyo propio.......... 1 peso 4 tom ines D e u n a h e c h u ra de unas botas de dos suelas.................... Para curtidores se pedía en 1562 fija r una tasa debido a que en Cuenca “ no se guarda orden ni arancel en los cordoba­ nes curtidos que se curten y en los cueros de suelas............. se v e n d a p o r peso y m edio y n o m ás .... situación que empeorará durante su segunda década en la cual la actividad molinera se tornará mínima debido a la “ sequía de los m olinos” con la con­ secuente escasez del producto...... m edio peso..... y b u en o y de d a r y to m a r....... Estas medidas emanadas desde el municipio también se aplicaron en otras actividades.... 3 pesos U n a b a d a n a q u e sea b u e n a c u rtid a .... po n ien d o el co rd o b án y aforros y suelas y todo ello fechas de suyo del zap a te ro .. peso y ducado y si fu e re re dondo............................ lleven dos pesos y m ed io .............. c u atro pesos........... 1 peso 7 tom ines D e h e c h u ra de u n a c u e ra p ic a d a o a cu c h illad a ... 2 pesos 3 tom ines P o r unos zapatos de dos suelas a brochados............... 1 peso 3 tom ines P o r unos zapatos de u n a suela............. ........................... de d a r y to m a r .................... c u a tro pesos.................. dos pesos . 1 peso 4 tom ines U n cuero de v a ca p a ra suelas........ de novillo o v a ca g ra n d e....... .......... de su cu ero del z ap atero .. tres tom ines..................... peso y m edio 1 peso 4 tom ines D a solar unas botas con cabezadas........ 1557-1563) Es interesante anotar que en este caso el municipio da explicaciones del porqué de la acción: la hanega de cal única­ mente vale un ducado y lo "demás es muy barato” en relación a casca y leña artículos utilizados en curtiduría..............y ducad o ........ a seis pesos (LCC IV p.... dando el tercio p elo y paño................. 2 pesos D e h e c h u ra de unos chapines de tercio p elo dándoles de corcho y terciopelo o p año. fijándose en ocho pesos el m illar de teja y el de ladrillo en cinco pesos de oro corriente (LCC II p........................... o en el caso de la teja: "atento a que los indios que hacen teja e ladrillo llevan a subidos precios por la teja e ladrillo y que hay espa­ ñoles que lo darían más barato” . peso 3 tom ines U nos p a n tu ío s chinelas......... lleven p o r los aforros y suela y lo dem ás peso y m ed io . peso 5 tom ines D e h e c h u ra de unos pan tu fo s de terciopelo o paño......................... lleven al resp eto imenos . y de allí h asta diez años... y si le dieren el corcho pesos y m edio...................... También los herradores fueron puestos en orden a través .... cinco tom ines ...... y si fu e ra n enteros....... y si fu e ra con dos suelas.................... tres tom ines .................... nueve tom ines......... 97)....... o unos zapatos de u n a suela................... 1 peso 3 tom ines D e solar unos chapines viejos. 4 pesos 4 tom ines D e h ech a r unas cabezadas a unas botas con u n a suela........ con respecto al primero............................................... . peso 5 tom ines U n as soletas o unos borceguíes.... peso y cinco tom ines ......... m edio peso ..... y si tu v ie ren m enos de los seis corchos... 1 peso 5 tom ines D e unos chapines de h a sta seis corchos de los com unes................... p o niendo el corcho y todo el oficial lleve dos pesos... 83)........................................ peso 3 tom ines D e h a ce r unos zapatos de n iño de h a sta cinco años.... c u a tro pesos y m edio . lleve de h e c h u ra peso y dos tom ines.......... aunque con menor dife­ rencia a décadas anteriores....................... 2 pesos 6 tom ines P o r unas botas de corchetes de dos suelas.. ...... situación que por 1577 era la siguiente: el m illar de tejas a siete pesos y el de ladrillo....... 1 peso 2 tom ines (L'bro primero de cabildos de Cuenca..... m edio peso y tres tom ines............... cinco tom ines .... reciben agravio” (LCC i p.de aranceles fijados para “ herar y sangrar y lo demás atento a los precios desafforados que en Este easso lleuan” . En otras el interés particular pedía fija r precios. por lo cual siempre llevaban "mucho más” . 129). Cuadro 17 Aranceles para herradores Aranceles para herradores (1588) — p o r h e ra r v n caballo de n u eu o de pies y m anos q u a tro reales — digo m edio peso — de ¡heR eherrar (sic) vn cab allo de pies y m anos tres reales -—• de sa n g ra r v n caballo dos R eales -—• de sa n g ra r y c a rg a r q u a tro tom ynes — de c astig ar vn caballo dos pesos de lab ra llo otros dos pesos de q u ita r los ta - vanos y sacar la h a v a dos R eales Y si se ofreciere a lg u n a c u ra D e nuevo se c o n cierten con las p a rte s p a ra que conform e al consierto p u e d an llevar lo que c o n sertaren y m an d a ro n se de de aran zel P a ra que les conste y no E x ced an D ello so p e n a D e D iez pesos de p la ta aplicados p o r tercias pa rte s c á m a ra D e su m ag estad Ju e z y d e n u n ciad o r c a d a vez q u e E x ced ieren D el D ich o A ranzel” (Libro sexto de Cabildos de Cuenca. Por 1559 los vecinos de Cuenca piden que se fijen aranceles debido a que "estando como están pobres y siendo la molienda del trigo que en un moli­ no que en esta ciudad hay. sastres y es­ paderos. una vez elaborados. 1587 . A veces. el cabildo se vio forzado a fija r precios en deter­ minados artículos ante el clamor del pueblo. se delegó al regidor Andrés Pérez de Luna para que los haga y. los entregue al cabildo para que de esta manera se den a conocer y se los cumpla (LCC II p. Por 1577 . En ocasiones como ocurrió en 1565 al no exis­ t ir aranceles en los oficios de zapateros. herreros. 192).1591) Puede suponerse que estos precios se fijaban por consenso entre los ediles. Pedro Santana por 1565 señala que luego de presentar Pe­ tición al cabildo “ en que dice recibe agravio de haber mandado que se den siete libras de pan por un tom ín” . Luego de señalar aranceles casi siempre se anotaban las . ante la disposición de cobrar un real la molida de cada hanega de cereal (LCC V p. A veces los artesanos en rechazo a estas decisiones opta­ ron por no trabajar. que de hoy en adelante den seis libras de pan” (LCC I p. En otros casos la respuesta fue negativa. un zapatero y curtidor. Las resoluciones del municipio no siempre fueron aceptadas por los involucrados. herreros y “ otros oficios sepan lo que han de llevar de hechura de cada obra” . se le indicaba: “ que conforme a vn aranzel ffecho por este cabildo los curtidores E curadores De cueros ansí de suelas como cordobanes no los pueden vender los Dichos corDovanes a más De a Diez pesos y los De suelas a quatro pesos E questo se lo notifique a que guarde El aranzel” (LCC IV f 164). asimismo solicitó “ que se tasen los queros De suelas E cordouanes atento que ay Desborden En que MeDiante los mitayos que se les Da y lo tienen por grangería para lo sacar fuera Desta cibdad queDando Desprovenida y bale a escesibo precio” (LCC IV f 110-110v). Algunos propietarios de molinos por 1586 se negaron a hacerlo en el triturado de trigo. Resolución que sería ratificada un mes después (Ibid f 166). De hecho el municipio se reservaba el derecho de rebajar o elevar los aranceles a su criterio. solicita “ hacer aranceles” para que sastres. A veces se obtenía una reconsideración favorable de su parte. 126). dijeron que le dieron e daban licen­ cia al dicho Pedro Santana y a las demás personas que amasan el dicho pan para vender. zapateros. la institución re­ suelve: “ atento que no se coge tanto pan como se pensó y que tienen costes en amasarlo.Joan de Sanjoan de Bermeo un curtidor rico y criador de ganado mayor de la ciudad. A Gaspar López. 531). con quitarle los indios que le fueran asignados por el Consejo. Al zapatero y curtidor Blas Criado de M elgar se le amenazó. castigo aparentemente simple (la cera en sus diferentes clases era costosa) si se lo compara con aquel que estaba dis­ puesto para los indios con el propósito de controlar el peso de lo que molieren que. se prohibía sacarla de la urbe. También la tenía en el control de calidad. En otras ocasio­ nes. señalados como personas vaga­ mundas. las obras pú­ blicas de la ciudad. con quitarles sus “ provechos” (¿cuáles?). se procedía a aplicarlo con cien azotes la primera vez y con doscientos y la privación del oficio la segunda (LCC IV p. También se conminó a los zapateros y tejeros a trabajar en sus respectivos oficios. Generalmente consistían en multas que eran repartidas entre la Cámara. El cabildo también tenía ingerencia en el control de la pro­ ducción de los artículos. el juez y el denunciador. a los prim eros se les amenaza. mientras que a los segundos. 144). en caso de no estar exacto. con los cueros era diferente: podían ser quemados o vendidos. en caso de no hacerlo. era repartido entre los pobres de la ciudad o entregado a los franciscanos para igual cometido. 400). se Ies recuerda que son “ reservados de m ita” y qus deben hacerlo para la ciudad.penas en casos de incumplimiento. A veces se regulaba la de harina de trig o que. Igual cosa ocurría con el pan. cuando se decomisaba el pan. en efecto. pues estaba comprometido a dar cueros y cordobanes a la ciudad (LCC V f 179). so pena de cuatro pesos de plata (LCC I p. que muchas veces fue escondido y no se lo vendía en la plaza. en caso de no hacerlo. A veces la pena consistía únicamente en entregar cera al San­ tísim o. . cuando era escasa. los trabajos de zapatería y corambres en general no debía elabo­ rarse en “ cueros m ortecinos” y en el caso de la molinería se pedía “ que tengan Buen abio En los Dichos molinos y hagan buena harina picando sus pieduras (sic) como era costum bre” . so pena de sanciones pecuniarias. gallinas ni puercos. A veces el Consejo precauteló los intereses de los artesa­ nos locales como se desprende de la siguiente acta: “ En este cabildo se acordó que los oficiales de sastres. El interés municipal cuencano por el control de las activi­ dades artesanales se había expresado en 1558 (LCC I p. para ello se tomó en consideración !a institución gremial existente en la península ibérica. hizo necesaria ia temprana organización de ciertos oficios luego de !a fundación de la ciudad. Algunas veces la institución podía conocer con exactitud el número de personas involucradas en determinados oficios. Otro interés suyo fue el orden que debía mantener los molinos al no perm itir en sus instalaciones polios. en ocasiones incluso deseaba estar al tanto del sentir de! artesano respecto de su deseo de ejercer o no su oficio. 13). la gestión municipal local y. si lo dañaren lo pagaran” (LCC !l p. ni tampoco lave los cueros en este río (LCC V p. este orden a conservar iba aún más allá. pues no se debía ad­ m itir a mujeres por las noches al interior de estos locales para precautelar la mora! en la ciudad. en cierta me­ dida. el parentesco social indígena bajo patrones organizativos europeos. como no sea vecino de esta ciudad. que den fianza para lo que hicie­ ren. en la persona del carpin­ tero Francisco de Sanmiguel. an­ te el peligro que representaban para la salud (LCC V f 249v). Asimism o fue parte de las decisiones del cabildo el con­ trol de las instalaciones artesanales. “ para que vea las obras que en ella se hacen. 10) m ientras que a Joan Bravo se le pedía que no cerque su m olino (LCC II p. Por 1578 se concedió Li­ cencia a Gaspar López para establecer una tenería con la con­ dición de que no eche el agua a! río Tomebamba. La falta de mano de obra india y la escasa presencia de artesanos en Cuenca. calceteros. y que las calles vayan por la orden que han de ir ” . za­ pateros y plateros que a esta ciudad vinieren y vivieren. 19). 120) al proveer a la ciudad de un aiarife. . Ignoramos si estos precios fueron si­ milares a los que se aplicaron en Cuenca. disposiciones que. Por 1562 el cabildo señala los aranceles para zapateros. también se ocuparía de mensuras. teniendo el cuidado de haser que se metan de noche. Como se puede observar de lo anotado. herradores. de peri­ tajes y de eventuales pleitos entre artesanos. en menos frecuencia. el fija r aranceles . y. 12). 1995-1996. en 1579 se lo hace en la persona de Diego de Arévalo para que vigile las obras de los indios tejeros (Arteaga. no se cumplieron en la ciudad. además de efectuar su cuidado. 397) y a los dos siguientes los de curtidores y "demás oficia­ les” . habría forzado la conformación de gremios en estos menesteres ya que entre sus artífices se contaba con un número suficiente como para integrarlos. Asim ism o es digno de anotar que cinco años más tarde llegaron desde Lima a Cuenca Ordenanzas insertas en una Real Provisión que entre otras cosas mandaba: que por ser de bien común para la ciudad se saque el texto íntegro para que ningún artesano alegue ignorancia y se fije en las puertas del cabildo “ y las tengan en las puertas de sus oficios. Pero más allá de organizar y velar por e! cumplimiento co­ rrecto de estas actividades. de lo que se sabe. 70). Otras denominaciones como la de obrero mayor que ostentara Benito de Medaña por 1587 apenas tuvieron repercusiones en la ciudad (LCC VI p. Este cargo implicaba algo más amplio que el oficio de al- bañil-carpintero. el municipio dio a conocer por 1559 las Ordenazas dispuesta desde Quito en relación a los aranceles que habían sido fijados en su jurisdicción para zapateros. serie en la cual la continua mención de tres oficios: sas­ tres. pues sólo dos años más tarde se designa a Mateo Gutiérrez para una gestión específica: trazar las obras de carpintería de la ciudad. inicio de toda una serie de tasas que para tres años más tarde abarca algunos oficios: sastres. para que no se substraigan” (LCC XVI f 70v). 174). sastres y herreros (LCC I p. herreros y zapateros y. herreros y espaderos (LCC ! p. Más acorde a la situación profesional cuencana está lo que refiere Rubín de la Borbolla al señalar que . bien pudieron haberse beneficiado tam­ bién los pequeños artesanos. no resulta de gran utilidad para estudiar un cuerpo gremial y su jerarquía en Cuenca. En teoría el gremio estuvo destinado a “ establecer. En Quito al igual que en otras ciudades americanas el artesa­ no al pertenecer a un gremio debía mantener “ un patrón de com­ portamiento jerárquico muy riguroso": aprendices. mayordomos y veedor.14). mante­ ner y proteger la producción de pequeños talleres contra las tendencias monopolistas” (Rubín de la Borbolla. ya que las actas municipales comprendidas en este lapso están extraviadas. 129]. En efecto. en otras por pedido expreso del artesano. el cuerpo gremial surgió a veces por iniciativa del Cabildo. propietarios de curtiembres o mineros y. 1974. Sus fechas de conformación se ignoran. oficiales. Por el contrario en Cuenca esta asociación parece haberse constitui­ do al calor de los enfrentamientos de grupos de artesanos que poseían un poder económico considerable al ser además gana­ deros. diputados. A lo largo de América y como se ha visto también en Cuen­ ca. tampoco se conoce el número de sus integran­ tes. acaso se deba pensar en estas acciones entre 1570 y 1574. contra otros cabildantes que de igual manera tenían el poder económico y político citadino. miembros del municipio. Aunque es de suponer que esta investigadora refiere este orden sólo para el siglo XVIII. como señala Garzón (1995. De esta defensa profesional.en una profesión no siempre conllevó su organización en un gre­ mio. esta ciudad no cuenta con información que permita reconstruir los pormenores de la gestión corporativa al no e xistir por ejem­ plo ordenanzas. exámenes a aprendices o reglamentos como en otras ciudades americanas. en Cuenca sólo de cuatro oficios se conoce que estuvieron asociados por 1577. maestros. En efecto. simultáneamen­ te. maestros mayores. la estratigrafía de un gremio la constituía maestros. se cuenta a la cofradía de carácter puramente profe­ sional. La administración colonial organizó otros oficios bajo patro­ nes ibéricos. según Gutierrez. oficiales y aprendices (1974. Como una institución importante para la organización de los artesanos. otros en cambio únicamente cuentan con oficiales como en el caso de los alfombreros. Otros oficios sin estar agrupados también presentaron ele­ mentos útiles para considerar una jerarquía. carpintería y alfarería (con sus maestros y o fi­ ciales). Algunas. En definitiva. Al parecer en Cuenca no existieron esta clase de asociaciones como la de pintores de Quito desde 1581 o la de . en este sentido. por 1630.29). para lo cual tomó en consideración la tradición artesanal indígena. funcionaron bajo la dirección de un indio alcaide del ra­ mo y subordinado a la vigilancia de europeos. 128). el gremio cuencano prácticamente no tuvo importancia durante el período en estudio. alcalde de los o lle ­ ros. 1597-1603. En efecto. un gremio en América no se debe considerar como lo hacen Paniagua Pérez y su colaboradora Truhán (1997. al igual que en otras ciudades de la época en donde los hubo. en to ­ do caso no distarían demasiado de aquellas de los alcaides de los zapateros quiteños del siglo XVI (LCQ. Ape­ nas se conoce en Cuenca a un tal Pedro Guaxa. surgieron como extensión natural de los gre­ mios (1995. difunto por 1599 y a Pedro Galán. los sombrereros sólo con maestros. sino que más bien se lo deba tom ar como una corporación que en Cuenca. adquirió características propias y. por ejemplo.69) quienes señalan que esta asociación fue “ un espejo de lo que sucedía en España” . pero diferentes a los gremiales. Se desconoce las acciones que habría desempeñado el fun­ cionario indio al interior de sus respectivas agrupaciones. alcalde de car­ pinteros. bajo la advocación de un santo patrono del oficio. 19-21). por el con­ trario. Por otro lado. Con el paso del tiempo. En otros menesteres.carpinteros y albañiles de Lima fundada en 1560 con su patrono San José (Ibid. Algunos ejemplos localizados en la documentación notarial cuencana parece indicar que esta última aseveración fue una constante en la ciudad. de maestro e incluso en calidad de maestro d® obras cuando el trabajo a ejecutarse era de sufi­ ciente envergadura. profesional y étnico. fueron europeos quienes dirigían sus obras. Ar­ tes como el de albañil fueron desempeñados únicamente por indios sea con calidad de oficial. en calidad de oficiales o de maestros. el térm ino oficial parece que no siempre infor­ ma de un orden jerárquico. los maestros debían estar representados únicamente por blancos ya que fue un oficio compatible con la hidalguía espa­ . quienes nunca detentaron categoría alguna. sino que también hace referencia a una persona que ejerce su oficio a tiempo completo. 1995. más bien eran mencionados como "o fic ia le s ” de determinado oficio. el arte fue desempeñado únicamente por indios. Desde luego estas categorías profesionales deben ser con­ sideradas dentro de un contexto legal. el de maestro de igual manera no expresa ne­ cesariamente un orden. Por un lado. Por el contrario. Una vez que hemos llegado a este punto cabe realizar algu­ nas reflexiones acerca de las dos categorías fundamentales de artesanos presentes en la ciudad y su significado. como en el de los plateros. cualidades que le serían reconocidas por la comunidad.28). sino más bien identificaría a un artífice con una dilatada trayectoria en su oficio y en el cual destaca por su habilidad. asignándola tal distinción. Otros oficios como el de zapatero o curtidor fueron desem­ peñados en los primeros tiempos de vida de ¡a ciudad colonial por europoes. sean de carácter general o aquellas especí­ ficas designadas por el municipio como en el caso de Benito de Mendaña señalado para construir un puente. es más. por 1664 el indio platero Sebastián Tipán el señalado como “ ofisial. maestro de platería" y muestra cómo ¡os criterios sociales y leyes profe­ sionales no fueron aplicados con igualdad y rigor en ciudades pequeñas como en esta urbe en donde este común perece no haber alcanzado el prestigio que sí tuvo en otras ciudades ame­ ricanas de ¡a época.ñola (Chacón.1991 .55) y no por razas quebradas como indios o negros. Pero sus colegas indios en Cuenca desa­ rrollaron su actividad en forma holgada. . pues los artífices europeos locales más bien estuvieron involucrados en otros intereses antes que en el desempeño del ramo. pues a éstas sólo se les permitía trabajar únicamente como oficiales siempre y cuando contaran con la vigilancia de un maestro español. la situación de un artesano en la ciudad debe ser abordada tanto a nivel étnico y profesional como en forma individual y grupal. civiles o religiosos. Sin embargo. el artesano como miembro de la sociedad participaba en diferentes acontecimientos de la ciudad sean po­ líticos. Esta situacón no distaría mucho de la de aquella práctica­ mente contemporánea de las Indias. Por otro lado se tiende a considerar la vida monótona europea como una característica social de los siglos previos al despegue indus­ tria l. prácticas de introducción europea en tierras americanas. . objeto de nuestro estudio. funerales (a veces con posas) y en las fiestas de tradi­ ción prehispánica por ejemplo en mingas. Desde luego. Lo hacía cualquiera sea su filia ­ ción étnica o situación económica o so cia l en matrimonios. bau­ tizos. sobre todo en aquellos patrocinados por el estamento dominante. así como en las del Corpus Christi y del Carnaval. Algunos ejemplos al respecto van a perm itir señalar ciertas peculiaridades. CA PITULO 5 Vida y estatus social del artesano Se ha manifestado que los momentos felices de las personas — entre ellas los artesanos— no han pasado a la historia. en la cual debía guardar un estricto orden de acuerdo al nivel so­ cial alcanzado por el común en la urbe. en la procesión del San­ tísim o sacramento. porque entre oficiales ay algunas diferencias sobre qua! de ¡os oficios a de yr más cercano con su pendón e danza junto a las andas e custodia de santísimo sacramento. que son ¡os oficiales de que ay numero en esta ciudad que son sastres herreros y capateros. Otros como los herreros en cambio tuvieron un enorme prestigio en los inicios de la . además. los sastres poseyeron gran prestigio social. Así por 1577 el cabildo señalaba que: ‘‘El día del Corpus X rispti. el artífice tenía. 113v). la obligación de: “ [c o n c u rrir] con todos sus oficiales al reparo con toda vijilancia poniendo los mayores adornos que se pudieren en las dichas calles y esquinas [p o r donde] a de pasar dicha procesión” (1). El artesano. en cuanto miembro de un común tomaba parte en las del Corpus Christi como integrante de la procesión. an de salir los oficiales con sus ynbenciones e dancas en servicio de nuestro señor dios e. al igual que en otras ciudades de las Indias.f. al punto que siem­ pre encabezaban estas procesiones. indistintam ente de su oficio. e visto e platicado sobre ello se acordó que en la dicha procesión vayan más cercanos ai es­ tandarte del Santísimo Sacramento el pendón de los sastres y luego el de los serrajeros y herreros y luego el de los capateros y esta orden se guarde este presente año atento a que está muy de próximo el dicho día” (LCC IV . En Cuenca. urbe colonial ya que el ramo estuvo desempeñado prácticamen­ te sólo por europeos. De igual manera. monopolio de europeos en los primeros tiempos coloniales. 1976. por ejemplo. bajo diferentes advocaciones. mestizos. no es raro encontrar a indios en la de mestizos o de blancos. condición que se mantuvo en ciertas ciudades virreinales. otras sólo para indios. con el paso del tiempo los indios tomaron la posta en el oficio. mientras en Lima las mujeres “ libres o españolas” dominaron la profesión de vendedoras de pan (Mazat. casi todos los herradores fueron indios. los cereros. negros ni mulatos (Konetzke. indias y españolas. Por ejemplo en Quito durante el siglo XVII se cuenta con panaderas negras. 514). Mé­ xico en donde se defendía que estos artesanos debían ser úni­ camente “ españoles limpios. En una situación que caracteriza a la ciudad. cualquiera sea su oficio o grupo étnico. situación que no sería una excepción en Cuenca. pues estaría desempe­ ñado únicamente por indias y negras a diferencia de algunas ciudades del virreinato peruano en donde lo ejercían diferentes grupos étnicos. Un artesano. por supuesto siempre y cuando esta pertenencia . podía ser miembro de una o de varias de estas asociaciones sim ul­ táneamente. disminuyendo con ello su prestigio e in­ fluencia en la población. A más del común el artesano contaba con otras vías para lograr destacar en la sociedad. institución destinada a fines eclesiales y benéficos pre­ sente en la ciudad. aglutinaba en su seno con cierta flexibilidad a diferentes etnias ya que si bien existían aquellas únicamente para blancos. la cofradía reli­ giosa. en Cuenca cambio de manos: de europeos a indios. a diferencia de. En la urbe cuencana el oficio de panadero parece haber sido uno de baja consideración social. 1949. Una de éstas. 86). En todo caso parece haber sido una constante el que sea el sexo femenino quien lo desempeñe. sin mácula” sin admitirse entre ellos a indios. El de prioste. persona de confianza encargada de velar por los bienes del gru­ po. tuvo como padrino a su colega Francisco Reinoso. experto en minas. lo cual les ocasionaba ruina económica total. De su lado el herrero Francisco de Rocha en la ceremonia de su matrimonio con María Pulido. como en el caso del sastre Joan de la Peña. 90). por la cual transitaron algunos artesanos. A veces al prestigio logrado por un oficio se sumaba el que procedía del estatus de! artesano como miembro de una comunidad. aunque a veces la cofradía significó un recurso de supervivencia para indigentes. la presión del grupo de cofrades forzaba a ciertos artesanos de precaria economía a participar en tales cargos. puesto de gran presigito social. . Otra vía auspiciada por la Iglesia para lograr reconocimien­ to en la sociedad. que lo podían m ostrar en algunos casos únicamente aquellas personas que disponían de una buena situación financiera. com­ partía responsabilidades por 1608 en la de la Asunción de los Montañeses. quien al lado de Alonso de Tapia. y el platero Cristóbal de Vergara. cargo que ostentaba a veces un artesano. por el contrario. práctica por cierto desconocida en tiempos prehispánicos. En esta red de relaciones socioeconómicas que entrañaba la institución. tal como en cier­ tas ocasiones ocurría a algunos cofrades de Quito (Minchom. constituyó la ceremonia del bautizo tanto para "sacar de pila” como para “ echar olio y crism a” a través de la cual el artífice establecía relaciones de parentesco ritual: el compadrazgo. Dentro de su jerarquía también estaba el síndico. De esta forma se relacionaron por ejemplo Matías Carlos. en otros. el artesano podía adquirir aún más reconocimien­ to de sus “ hermanos cofrades” al desempeñar ciertos cargos. por 1631. cargo que en ocasiones lo ocupaba un artesano. 1994. A la cabeza de la cofradía se hallaba el mayordomo. signifique ascenso social. 1774. En ciertos casos los indios artesanos lograron ascender socialmente dentro de su esfera étnica como lo consiguió el viudo Joan Chapa. El artesano también conseguía prestigio a través de una valoración tendenciosa como en el caso del maestro zapatero Sebastián Tenemaza quien por 1675. Ley xxxxiiij). ella era libre. L VI Tít. se verían involucrados en este trabajo rotativo (Ibid. quienes no servirían en mita (limitándose a pagar tributo). pues. V Ley XJ). El de los pintores debió ser alto ya que lo ejercían miem­ bros de la nobleza indígena o en el caso de Luis de Amores un individuo que se diferenciaba en gran medida del común del pueblo ya que por su indumentaria podía pasar por un mestizo montañés. XVI. pues se pasearía en las inmediaciones del Cercado de indios de El Vecino: m ientras un grupo de sus congéneres estaba restrin­ gido en sus actividades. señal inequívoca de su autovalora- ción. carpinteros. L VI Tít. caso contrario. siempre y cuando fuesen “ peritos en su arte” . como en el caso de los sastres. un prestigioso y rico zapatero. Ciertos artesanos indios obtenían beneficios ante la ley española. albañi­ les. quien en un segundo matrimonio ligó su vida a la de doña Bárbara Chuqui- . herreros y zapateros (Recopilación. sus hijos continuarán esta tradición de apellidarse Quito. En el caso de Pedro Quito es más patente el pres­ tigio de un pintor acrecentado en su persona por haberlo apren­ dido en la ciudad de Quito: él ya no se identifica como Pedro Juncal (sólo su madre lo hace) sino como lo reconoce el resto de personas: Pedro Quito.. al decir de su protector de nati*rales. era “ un ofisial primo en su o fisio ” y puntual en la entrega de las obras. a los cuales se sumaban en Cuenca por disposición munici­ pal los tejeros. Por su lado Joana a pesar de ser india podía muy bien presumir- de su posición económica y social ganada con su arte al vivir en medio de artesanos pero que mostraba independencia. El sastre Joan de la Peña por 1629 (2) debía a don Ruy López de Narbáez “ unos pesos” por lo que le condenó su colega Francisco del Pozo por tasación fraudulenta de obras.marca. que más amistad quiziera tener con salteadores que con men- tirozos. pero siendo bolontad de Dios no ay más que poner la conciencia ajustada con Dios que eso es lo que nos a de baler. residente en San Sebastián. mientras don Carlos Duchi Gatñay fue increpado por Joan de Figueroa en los términos si­ guientes: “ Señor don Carlos: Mucho me a pezado de su enfermedad. me a pezado de tener o aber tenido tratos con onbres como vuestra merced. Por su lado el sillero Diego Durán “ que por otro nombre se llama Morocho” huyó hacia Cusco por no poder cancelar una deuda de “ más de ochenta pesos” a Jorge González (4). Pero asimismo. en­ tre otras cosas. lo primero fue que me dijo las suelas que vuestra merced tenía balía a doze reales y porque yo ganase lo demás me daría a patacón. ante las acusaciones en su contra. Por 1565 el zapatero Hernando Márquez compañero de prisión de Gil Ramírez Dávalos. Vuestra merced me a hecho beinte engaños y estoy corrido [avergonzado] de que me aya hecho tantos engaños y porque no dude vuestra merced. por lo cual procedió a marcharse “ cabalgando en un caballo y unas botas calcadas y con sus es­ puelas y un sombrero y un capote de camino” (3). Mas no siempre el buen reconocimiento fue el que acom­ pañó al artesano. como de candelas” fue desterrado de Cuenca. que cada día hable y prometa lo que no es berdad. miembro de la nobleza india de Cañaribamba. de que “ daba en las carnicerías a muchas per­ sonas muchos pesos falsos ansí de carne. y la mejor suela bale siete o ocho rreales y lo otro quedó de entregarme . a veces sin justificación. de todo se ajuste bien que Dios quiere eso y le dé salud que yo deseo. El cordón y lo demás que pudiere enbiarme con el señor Pedro Moscoso y el corte de sapatos me enbíe que lo es menester. Esta situación la resumen Ugalde de Valdivieso y Cordero Iñiguez en la forma siguiente: "la relación económica [entre el artesano y el clie n te] es por obra cierta. 173). la plata o las suelas. siempre quedan conformes el artífice y el comprador” (1997. A don Carlos Gatñay (sic) que Dios guarde en su casa". porque ello está dentro de las re­ glas del juego. do­ cumento a través del cual podía señalar ciertas pautas de su prestigio logrado en vida así como aquellas que lo prolongarían . Al final. con el consiguiente regateo que fija un precio definitivo. agora dos meses y medio y no lo a hecho. Y casi siempre hay que esperar más tiempo del con­ certado. y así hay que aceptarlo. AI final de sus días el artesano contó con el testamento. No podemos dejar de señalar la proverbial falta de cum­ plim iento del artesano a la hora de entregar las obras. así es su modo de ser. un anticipo y la paga final. El artesano demora más de lo previsto. más dos pataco­ nes que le pedí me comprase un cordón. agora abiéndole rrogado al señor Juan Méndez y me envió a dezir que no me debía más de treinta medias suelas abiendo vuestra merced echa­ do otra firmada al pie del trato y firm a prinsipal por unas fajas más beinte rreales que vuestra merced me debía de rrecados de la tienda. ya que de la información de testamentarías existente son escasos aquellos otorgados por artesanos. Usan algunos de cascabeles.423). así pues nos li­ mitaremos a indicar que para esta época los artífices no se dife­ renciaban entre ellos por su indumentaria. camisetas negras llenas de plie­ gues y de cabroncillos dejan caer los encajes. . semovientes. En este postrer documento. pero desnuda la pierna. con su balona de encajes. No se pretende aquí realizar un estudio acerca de estos aspectos. ya que ésta dependía más bien de la posición social y económica. descrita por Recio en los térm inos siguientes: ‘‘ [lo s barberos] lucen y campean muy aseados. a través de sus claúsulas. aun­ que en zapatos” ([1773] 1947. así como joyas e indumentaria. se conoce la situación financiera de! testante en cuanto posesión de bienes racíces.luego de su muerte en relación directa con la salvación de su alma. situación diferente de la que presenta la centuria del dieciocho con los barberos. algunos trabajarían a! interior de los edificios destinados a las clases dirigentes. en todo caso. CA PITULO 6 Ubicación de los artesanos en la ciudad Al momento de la fundación de Cuenca prácticamente no quedaban construcciones arquitectónicas en pie. Si bien no tenemos a la mano algún estudio que indique la distribución espacial de los artesanos cusqueños que podrían servir para realizar comparaciones con la situación de los artí­ . Cieza de León se expresaba al respecto en los términos siguientes: “ los apo­ sentos eran de los sobervios y ricos que hubo en todo el Perú. estrato que si bien considera la presencia de artesanos. Y cierto ninguna cosa dicen destos aposentos los indios que no vemos que fueren más. por las reliquias de del los han quedado" [1553] 1941. nada se indica en relación a su dis­ tribución espacial. Con la presencia de la ciudad inka de Tomebamba se torna relativamente más fácil indicar. nivel organizativo que habrían alcanzado los cañaris. por lo menos.147). la ubicación de algunos menesteres. Para aproximarnos al tema de la distribución de los artesa­ nos en la región preinka de Guapondeiig debemos inferir de los estudios teóricos respecto de una jefatura. asuntos que se los va a revisar según sea el caso para cada oficio. y los de particulares como Rodrigo Marco de Pineda. Para este efecto se debe considerar varios aspectos como: la segregación racial impuesta por la administración colonial metropolitana. disponibilidad de materia prima. 1992. en cuyo interior también se encontraba un horno de ce­ rámica para proveer de "u te nsilio s personales” a la élite social (Aguirre T. Gil Ramírez Dávalos. En realidad con el surgimiento de la urbe española se puede hablar ya de ¡a ubicación de ciertos oficios. Nada se sabe acerca de la ubicación física de los artesanos aborígenes durante el lapso que media entre la destrucción fís i­ ca de Tomebamba y la fundación española de la ciudad. entre otros.fices en Tomebamba. Un sector de comercialización de alfarería (Ollerías) se en­ . ya que apenas se conoce las instalaciones denominadas Acüahuasis (con sus tejedoras) en el barrio de Pu- mapungo. los instaló en un sector en donde existían (y existen) minas de arcilla y caolín (González. Fuera de este sector existió uno frente al matadero a co­ mienzos del siglo XVII. 1989). Aquí tuvo la ciudad el suyo entre las calles de la Ronda y la de la Contraronda. 1995-1996:70).22). lo cual elevaba su precio. única­ mente se puede apreciar aún hoy los vestigios de los primeros molinos de la ciudad. quien había sacado a un grupo de in­ dios para tejeros. La concentración de tejares se dio entre San Sebastián y Sayausí. considera­ ciones de tipo práctico. de San A- gustín y de los Jesuítas. Aquí también se situaban aquellos de los conventos de San Francisco. luego de que en 1589 el municipio dispu­ siera su construcción debido a que se encontraba demasiado lejos de la urbe con la consiguiente dificultad que tenía el tras­ lado de las tejas. "arriba de los carpinteros” . propiedad de Diego Alonso Márquez.. Benito de Mendaña y de Joan de Ortega (Artea­ ga. los españoles. durante gran parte del siglo XVII. En cuanto a los plateros indios. a! igual que a los tejeros.4-5). a! estar desempeñado por españoles. muestran claramen­ te la segregación racial en la ubicación de los oficios. El oficio de platero. de pocos . sin embargo a fines de esta centuria se conoce tam­ bién el de las Ollerías de San Sebastián. si bien se presentan con cierta regularidad a lo largo de estas dos centurias. Este sector los albergó de manera continua. Por su parte Gaspar Crespo el prim er platero vecino de Cuenca residió en un bohío cerca del hospital y Francisco de Espinoza tuvo su morada en las inmediaciones de la Plaza Pú­ blica. residieron dentro de la traza (1989. Como un dato importante por 1682 es la presencia en San Sebastián de un indio carpintero de apellido Otorongo ¿se desta­ có por algún motivo como para que luego el sector sea recono­ cido como la Plaza del Otorongo?. A mediados del siglo XVII se lo conoce como las “ caserías de los carpinteros” . 1994. Desde luego existieron casos de estos artesanos que resi­ dieron al interior de la traza o en San Blas. con su consecuente de­ saparición. pues se mencionan “ unas diez tiendas de plateros” ubicadas en la parte baja del cabildo y de la casa de Fundición. como una solución práctica para el transporte de madera.contraba en la parte "baja de la ciudad” . destinó a los carpinteros un sitio para que ejercieran su oficio. Ignoramos si estas dos concentraciones existieron simultáneamente o si aquella de San Sebastián sucedió a la primera. 127). Gil Ramírez Dávalos. Nuevos datos confirman lo señalado por Paniagua Pérez en el sentido de que estos artesanos. instalán­ dolos entre el lím ite oeste de la ciudad y el lugar de asentamien­ to de los indios m olleturos a orillas del río Tomebamba. inmediatamente luego de la fundación de la ciudad (Jurado Noboa. según las exigencias legales metropolitanas. Los pintores con sus moradas y sus talleres se concentraron en San Sebastián. sector que hoy corresponde al barrio de la Suelería. Las tenerías en los primeros años de vida de la ciudad co­ lonial debieron instalarse a la entrada de la ciudad junto al mata­ dero a orillas del arroyo Buzalaucay. Miguel Gualuto y Sebas­ tián Tipán. Hemos contabilizado cerca de una docena de tenerías. Al trasladarse sus instala­ ciones a partir de 1562 al sitio de su ubicación definitiva a ori­ llas del río Tomebamba frente a Todos Santos. residieron en el Batán y. nos ente­ ramos que a partir de la tercera década del siglo XVÜ. Posiblemente debido a alguna disposición municipal o qui­ zá como el resultado de la urbanización de la ciudad. . silleros y uno que otro zapatero. al finalizar el siguiente. A l­ gunos de sus propietarios CGmo Blas criado de Melgar o Fran­ cisco Domínguez residieron dentro de la traza citadina. lo hicieron en San Sebastián. A finales del siglo XVI Domingo Cóndor. un nú­ mero cada vez mayor de indios curtidores. Estas acciones tuvieron como resultado la desaparición de las tenerías de Pumapungo. Quizá como una extensión de los pintores de este sector hacia otros podamos considerar que Pedro Juncal y Blas Faicán también residieron en San Blas o en Sontor en el caso de don Domingo y en el de Joana también junto al Cercado de El Vecino. por su parte Pedro Cam- chasigra tuvo su morada en El Vecino y Blas en San Cristóbal. a la par que funcionaban algunas tene­ rías: la del indio Andrés. En San Sebastián a orillas del río Tomebamba se instalaron otras dos tenerías entre 1621 y 1658. Miguel Cumanche y Andrés. otros como Joan Marcos por el contrario hicieron su vida en las mis­ mas instalaciones. fueron instalándose a mitad de camino entre Cuenca y los Depósitos del Inka. llevó consigo la construcción de otras. podemos señalar con certeza su residencia. la de Gil Ruiz de Tapia y la de don Carlos Duchi Gatñay. como la de Joan del Carpió en Narancay. La de San Blas era el paso obligado entre Quito y Lima. Desde el inicio del siglo XVII los sastres mantuvieron una continuidad de residencia en San Sebastián. Este artesano conjugó el trabajo en cuero con la centería (hojalatería). San Sebastián adquirió mayor importancia en este sentido. de herrerías. Fuera de la ciudad y de áreas vecinas fueron instalándose otras curtiembres a fines del siglo XVII. A pesar de que hubo zapateros en otros sectores como en la mencionada Guataná Chimanpacha. Los guitarreros se encontraban mezclados con los botone­ ros y petaqueros. con el consiguiente requerimiento de herradores y con ellos. San Sebastián nunca per­ dió hegemonía. sobre todo en San Sebastián. Las parroquias de indios jugaron un rol importante en las comunicaciones. Los sombrereros se concentraron sobre todo en la parro­ quia de San Sebastián. Los restantes herreros lo hicieron de manera continua en San . pues ponía en contacto a la ciudad con el puerto de Bola y de ahí con la costa pacífica por vía marítima. en el área comprendida entre San Blas. sitio algo distante de la urbe. No resulta extraño entonces que asomen en sus predios indios arrieros. aunque hubo una fam ilia que residió en Patamarca. A estos sitios se acudía por indios cargadores o por animales para que transportaran las mercaderías. sitio con presencia de totora y en el anejo de la parroquia de San Blas conocido como M iraflores. desde los años 90 del siglo XVI. A partir del primer tercio de esta centuria. Gente como Blas Salguero residió en el sector de El Batán. San Blas va adquiriendo cierta impor­ tancia en albergarlos. Los petaqueros se localizaron en el área de La Laguna. Los botoneros se establecieron de una manera continua “ por bajo” de la ciudad. El Regadío y el rollo de El Vecino. Al finalizar el siglo XVII estas instalaciones adauireron cada vez más importancia reconociéndolos como los "m olinos de C ullca” . Para los siglos en estudio no se dispone de datos relacio­ nados a personas que se identifiquen como panaderos. aquí tuvieron el suyo los jesuítas a partir de 1653.Sebastián. . Durante el siglo XVII el sector fue reconocido como los “ molinos de la ciudad” . segura­ mente destinadas a la venta exclusiva de pan. así pues ya po­ demos señalar a Todos Santos como un lugar reconocido por la venta de este alimento. En San Sebastián desde finales del siglo XVI fueron insta­ lándose un número cada vez mayor de molinos. cuyos vestigios se pueden observar aún en la actualidad. La actividad molinera en Cuenca estuvo presente en el sector de Todos Santos. únicamente que para inicios del siglo XVIII al s itio de concentración de molinos se lo conoce como El Vado y que sólo a partir de 1822 se denomina oficialm ente a una calle del sector como "calle de las panaderas". sin embargo. mucho menos a panaderías. a tres décadas de finalizar el siglo XVII existen referencias a cuartos destinados a hornos. El hospital y el convento de San Agustín contaron con sus propios talleres de herrería al interior de sus predios. con el molino que fuera propiedad de Rodrigo Núñez de Bonilla. aun antes de la fundación de la ciudad. Los batanes y los obrajes se establecieron en un lugar que para 1638 ya era reconocido como el “ sitio que llaman batán” . San Blas y algún indio dentro de la traza. Pero existe algo que se debe destacar: hablamos de la presencia de tiendas. con casos puntuales de presencia en Todos Santos. También hubo molinos por “ debajo” de los Depósitos del Inka. sobre todo en el sector de Todos Santos. algunos de estos instalados a orillas del arroyo Su- payhuayco. mientras que en San Sebastián no se conoce nada parecido. hicieron su aparición otros menesteres (curtidores. en lítico o en cerámica. de facto­ res como de aquellos intereses propios del artífice. como es de esperar. comunes que llegaron incluso a organizarse en gremios. pues se cuenta con información acerca de su existencia en tiempos prehispánicos a través de algunas obras elaboradas en metal. a diferencia de otros como alfarería y carpintería que estuvieron agrupados alrededor de un alcalde indio del ramo. que fueron mostrados sobre todo por los blancos. Algunas de estas profesiones — sobre todo las de intro­ ducción ibérica— fueron sujetas de contratos para su enseñanza. de las de­ . Los contratos de aprendizaje del oficio se dieron práctica­ mente sólo en aquellos que habían adquirido importancia en la urbe como sastres. otras en cambio mantuvieron su instrucción en el seno del hogar. entre otros). zapateros o herreros. tejeros. CONCLUSIONES La presencia de un oficio no fue del todo nueva en el área cañari. aunque no faltarían mestizos nacidos en otros lares a cuyo cargo también estuvo la enseñanza. herreros. Con la llegada del europeo al sector. El trabajo artesanal dependía. a! decir de Váz­ quez de Espinoza. previo su paso por Cusco (David Cook. Luego de su descenso. institución que entre sus asuntos vigilaba la producción. si bien es prácticamente imposible señalar con exactitud las repercusiones que tuvo el hecho sobre estas actividades.355). y en menor volumen artícu­ los de metal (espuelas) o muebles o sus partes hacia Guaya­ quil. León de Huánuco. 1976. Está velada la información acerca de los m óviles — a más de aquellos para exportación y de pedidos expresos— que impul­ saron a los artesanos a elaborar determinados objetos así co­ mo a fija r su magnitud. fue­ ron: Cusco. a! respecto es ilustrador el caso de un zapatero indio quien a comienzos de! siglo XViI había migrado ante la carencia de trabajo desde Guayaquil hacia Lima. En términos generales. los sitios de exportación de artículos. 43). se pueden indicar ciertas tendencias gene­ rales: . De igual forma nada se conoce acerca de la demanda de obras en la ciudad o de la falta de ella. la calidad y la distribución de bienes destinados a la ciudadanía. Aún menos se conce el ingreso que percibía un artesano por su trabajo (a parte de aquellos aranceles que fijaba el muni­ cipio y que no siempre se los habría cumplido). sobre todo los de cuero. mandas del mercado y de las regulaciones ¡mplementadas por el municipio. Tierra Firme. Más amplia se ofrece la información sobre esos temas con­ signada en las actas del municipio. las artesanías en Cuenca alcanzaron su máximo desarrollo en torno al auge minero de la región. entre otros sitios (las baquetas elaboradas en Cuenca eran. A propósito es útil la mención por 1675 (1) de seis reales por día en que con­ sistió el ingreso de Sebastián Tenemaza y doce reales “ algo más o m enos’’ por una silla (Vázquez de Espinoza [1629] 1948. Zaruma. testigo ocular de la actividad económica de la ciudad en la segunda década del siglo XVil. las “ mejores que se hazen en todo el Reyno” (Ibid. 355). los mestizos asoman muy raramente en los oficios. sin embargo. Se mantuvieron latentes aquellas que tenían que ver con las necesidades básicas de la población. mientras otras como sombrerería buscaban nuevos rumbos. 1995. 22). Como en todo el te rrito rio del virreinato peruano el hombre es quien más asoma en la información documental. por ejemplo sastrería y molinería. en agrupaciones religiosas o a través de rela­ ciones en las cuales estuvo inmerso. pues muchos de sus logros . Apenas se conoce a tres mujeres que destacaron en las artesanías: Joana como pintora y carpin­ tera. sin embargo algunos artífices alcanzaron sitios muy altos expresados median­ te la posición de bienes muebles o inmobiliarios. como señala Poloni para el caso de la mujer india. Los medios de producción artesanal fueron captados y mono­ polizados por europeos mientras que su labor fue fundamental­ mente obra de indios. como un polo a nivel del Sur de la audiencia quiteña. El estatus social del artesano estuvo condicionado en gran medida por criterios étnicos. Esta situación de anonimato bien pudo deberse a la división del trabajo en la cual se asignaba a las mujeres la producción mientras que la comercialización se lo hacía al hombre (Borchart de Moreno. sociales y legales. Mientras tanto a las solteras se las tiene que considerar dentro del arte y negocio de sus fam iliares. La pintura se mantuvo. 213). aparecen como artífices propietarios de estos medios. aunque con una presencia esporádica. aunque cuando lo hacen. que bien se lo puede ampliar al género. Carpintería y albañiiería más bien repuntaron en su gestión artesanal a nivel de la ciudad constituyéndose en acti­ vidades que se consolidaron a diferencia de otras como en la de los plateros que había decaído por completo. Magdalena corno alfarera y Francisca como carpintera. funciones en cargos públicos. ella estaría al lado de su marido "atendiendo a la clientela en la intersección entre el artesanado y el com ercio” (1992. en el sentido de suburbio que lo da Roslanouski (1984. Si bien se señalan sitios como las “ Ollerías de los naturales” o “ Caserías de los carpinteros” .63). casi como excepción el de El Vecino o de San Cristóbal. como la futura Suelería. pues no se va más allá de dos viviendas colindantes. de la calle de los zapateros o del barrio de los sastres. Desde luego no todos los artesanos corrieron con buena suerte. no podemos referirnos aún a barrios artesanales. sastres. para esta épo­ ca. ¡Cuantos artesanos habrían vivido en los límites de la supervivencia! Resulta muy interesante señalar que en Cuenca a diferen­ cia de algunas ciudades europeas del medievo (no tenemos re­ ferencias de los orígenes de los barrios artesanales de otras ciudades en América latina durante la época colonial) para el período que nos ocupa no podemos hablar. con la consecución de éxito como en efecto lo detentan unos cuantos. . El término barrio más bien debe entenderse. botone­ ros y barberos. tampoco podemos hablar de verdaderos sectores de artesanos ya que no se presentan de manera exclusiva. por ejemplo. incluso en los casos de ciertos artesanos que tienen sus hogares y sus talleres contiguos a los de sus colegas. 127) y por su seguidor González (1992. Aunque de manera poco frecuente se da el uso del término barrio desde comienzos del siglo XVII. Por 1674 (2) ante la falta de pago de tributos se encon­ traban presos algunos indios entre zapateros. 20) en el sentido de que el cabildo cuencano conminó a los ar­ tesanos a agruparse al interior de la ciudad no tiene fundamento a! no existir tal disposición.dependía de su propia gestión y realización personal. por ejemplo se menciona el barrio de San Sebastián o el de San Blas y. es durante las tres ú lti­ mas décadas en donde se lo hace más a menudo. Asim ism o es de importancia indicar que lo anotado por Paniagua Pérez (3) (1989. si bien algunos van deli­ neándose. .así quizá podamos establecer correspondencia entre las parro­ quias de indios y barrios de artesanos. No está demás in sistir en la importancia de continuar los estudios acerca del o de los orígenes de los barrios artesanales cuencanos. “ Las Herrerías” no tienen su origen durante la Colonia. pues algunos como “ Las Herrerías” . no existen durante los dos siglos en estudio. como se ha vis­ to. . m ás un vestido suyo de terciopelo m o rad o guern ecid o con pasam anos de oro con h e rre ru e lo de Belfa. 493 f 251v. 15 Ib id L 492 f 201 ( a )v . P o r 1612. 12 Ib id 493 f 251. 28 . a d e ­ m ás. A rchivo N acio n al de H isto ria. 27 Ib id L 498 f 242. debe tom arse com o relativo a barro debido a l color de la tie r r a del lu g a r y n o a barrio. 16 Ib id L 494 f 160. 22 L 496 f 241. 24 Ib id L 496 f 532. 917. 9 Ib id L 490 f 150. 7 Ib id L 4 9 8 f 5 68. 2 Ib id C a rp e ta (C ) 111. 19 Ib id L 494 f 4 96. m ás el sustento.NOTAS: C apítulo I Cuenca: siglos X V I-X V II 1 E n el rollo de E l V ecin o ta l vez fue realm en te en donde se a ju stic ia b a a los delincuentes. Jo a n de C órd o v a se asentaba con A ntonio F e rm ín “ a u to r (p o r a cto r) y m aestro de vo ltear p a r a servirle y a y u d arle en el dicho oficio y a r te ” . 25 Ib id L 496 f 646. 8 Ib id L 490 f 20v. 4 Ib id L 487 f 680. 11 Ib id L 490 f 476. Sección del A zuay N o ta ría I I I . 21 Ib id L 496 f 178v. el costo del flete y m ata lo taje . 3 Ib id L. 2 B arrial B lanco. y. 23 Ib id 496 f 366. en caso de v ia ja r a E spaña. 6 Ib id L 499 f 116. 20 Ibid L 496 f 197. com prom etiéndose el in stru cto r a la e n tre g a de doscientos pataco n es de a ocho reales c a d a uno p o r tiem po de u n a ñ o y cinco meses “m ás o m enos” . le e n tre g a rá al ay u d an te. 13 Ib id 493 f 868v. 10 Ib id L 490 f 4 67. 18 Ib id L 494 f 353. 26 Ib id L 496 f 744. Capítulo II Aprendizaje de los O ficios 1 R esu lta in te resan te co m p ro b ar com o ciertos oficios n o m anuales com o el de saltim banqui tam b ién estuvieron inm ersos en estas form alidades. pues n o se tie n e referencias de esta fu n ció n de aq u el (si es que lo hu b o ) de Ja P la za C e n tra l. L ib ro (L ) 4 9 9 folio (f) 99v. 5 Ib id L 498 f 426v. 14 Ib id L 492 f 187v. 17 Ib id L 497 f 201. 27 Ib id L 496 f 197. 46 Ib id L 491 f 20v. 23 Ib id L 487 f 9 66. 19 Ib id C 78. 61 Ib id L 532 f 387. 16 Ib id 509 f 831. 62 Ib id L 500 f 259. u n a c e n tu ria antes. 2 Ib id L 514 f 711. 7 Ibid L 491 f 583. 31 Ibid L 499 f 36v. 57 Ib id L 491 f 365. 25 Ib id L 487 f 828. 28 Ib id L 500 f 361. 56 Ib id L 490 f 117. 39 Ib id L 487 f 927. 40 Ib id L 491 f 307 ( b ) . 8 Ib id L 530 f 23.388: 20 Ib id L 530 f 217. 41 Ibid L 493 f 387v. 63 Ib id L 493 f 734v. que h a servido en g ra n m edida. 50 Ib id L 506 f 901. 54 Ib id L 526 f 713. 12 Ib id L 490 f 108. 49 Ib id L 502 f 319. 26 Ib id L 499 f 36v. 47 Ib id L 488 f 205. 36 Ib id L 491 f 800v. 11 Ib id L 492 (el do­ c u m e n to no in d ica n úm ero de fo lio ). 21 bis A rchivo (A ) de la C u ria (C ) A rquidiocesana (A ) de C u e n c a ( C ) . L ib ro 1 f 182. Sección del A zuay.L 498 f 426: p o r 1611 el h e rre ro J o a n C am acho d eb erá ir a L o ja a d e ja r a C a ta lin a “m u ch a ch a d oncella” debido a q u e su m aestro le h a b ía a d elan ta d o c ien pataco n es de a ocho reales cada u n o en ro p a p o r c u e n ta del tra b a jo que re a liz a ría en su ta lle r. 21 Ib id L 487 f 203. C a p ítu lo I I I Clases de O ficios 1 Ib id L 493 f 745v. 13 Ib id L 490 f 479v. 64 U n a vez llegados a este p u n to cabe u n a digresión. 5 Ibid L 530 f 579. 30 Ib id L 498 f 571v. 14 Ib id L 496 f 204. p a ra re a liz a r este tra b a jo . 4 Ibid L 494 f 516v. 15 Ib id L 509 f 350. 6 Ib id L 495 f 604v. 24 Ib id 491 f 6 80. 35 Ib id L 490 f 552. 59 Ib id L 501 f 368v. 32 Ib id L 499 f 116. 43 Ib id L 498 f 702v. L a d el A rchivo H istó ric o M u n ic ip a l p a rte desde 1557 con el a cta de fu n d a ció n de la c iu d a d . 17 Ib id L 509 f 375. conform e al de la L en g u a C a ste lla n a fech ad o en 1780 (E stu p iñ á n V ite ri. 53 Ibid C 112. 10 Ib id L 530 f 43v. 29 Ib id L 500 f 632. 31 L a d o cu m e n tac ió n que reposa en los archivos de C uen ca p re sen ta diferentes fecha? de inicio.573. 33 Ib id L 496 f 4 95. Jo a n D u ta n sa c a establece d iferencia e n tre estos dos instrum entos al se ñ a la r e n tre sus bienes: “v n a a rp a . 51 Ibid L 492 f 94. 48 Ib id L 487 f 1020. com ienza en 1563. 3 3 9 ). 34 Ib id L 487 f lv . 37 Ib id L 494 f 280. sin em bargo. 18 Ib id L 509 f 375. 30 Ib id C 97. D e ésta se m anifiesta: “ es u n in stru m e n to m úsico de c u erd as según C a v a rr era la lira a n tig u a p e ro hoy co m únm ente vale lo m ismo ou e G U IT A R R A ” (m ayúsculas en el o rig in a l). 58 Ib id L 499 f 137. A lgunos diccionarios señalan a la vihuela como sinónim o de g u ita rra . 42 Ib id L 491 f 20v. 60 Ib id L 527 f 845v. v n a vigüela y v n a g u ita rra ” . 1997. 52 Ib id L 502 f 399. en ta n to que la d o cum entación n o ta ria l del A rchivo N a cio n a l de H isto ria. 29 Ib id L 498 f 568.455. 44 L bid L 491 f 662. 55 Ib id L 526 f 717. 22 Ibid L 487 f 957. 38 Ib id L 514 f 566. 45 Ib id L 491 f 341v. 33 Ib id L 503 f 45v. 9 Ib id L 514 f 711. a esto d e b e a ñ ad irse la v e n ta -—al ig u al q u e de cuerdas de g u ita rra — de m azos de de c u erd as unas p a ra a rp a y otras p a r a vihuela (A rch iv o N acio n al de H isto ria m . 3 Ib id L 523 f 4 20. 4 Ib id L 488 f 86v: Conclusiones I b id C 114. L C C I I . 112 C hacón Z h ap á n (1990. 100 Ib id L 560 f 837v. b a rb ero in d io qu ien señala en tre sus bienes: “ tres de la n tera s que siruen a los danzantes: las dos carm esíes y la v n a azul d e a dos baras cad a v n a y las bandas de a tres b a ras” . Sección del A zuay L 492 f 247. 96 Ib id L 501 f 923v. El a c ta en cuestión señala al respecto: “ E n este cabildo se aco rd ó que los oficiales de sastres. que d e n fianza p a ra q u e lo que h icie re n . 80 Ib id L 491 f 510.732 fl5 v : U n a apro x im ació n a la ro p a de los danzantes lo tra e a colación Jo a n D u ta n sa ca . Se ve que no existe n in g u n a disposición en ta l sentido. 78 Ib id L 515 f 286. 67 Ib id C 114. 91 Ib id L 499 f 379. 93 Ib id L 488 f 195. 104 Ib id L 507 f 369. 2 Ib id L 500 f 1051. 20 in d ic a n que el cabildo cuencano con­ m inó a los artesanos a a g ru p arse al in te rio r de la ciudad. 74 Ib id L 493 f 128. 98 Ib id L 510 f 4 36. p. 102 Ib id L 530 f 535. 89 Ib id L 501 f 923v. 81 Ib id L 499 f 512v. 95 Ib id L 501 f 694v. 101 Ib id L 506 f 586. Capítulo V V ida y estatus social del artesano I Ib id C 108. p. 453) opina en el sentido de q u e la o b ra se h a b ría in iciad o e n tre los años 1566 y 1567. 72 Ibid L 487 f 5. 19. 106 Ib id L 487 f 993v. 107 Ib id L 488 f 81. Sección del A zuay C 94. 103 Ib id 506 f 897. cit. 79 Ib id L 500 í 281-282v. 109 Ib id L 496 f 553. 3 T a n to P a n iag u a Pérez op. . com o n o sea vecino d esta c iu d a d . 82 Ib id L 495 f 233v. 111 Ib id L 487 f 671v. 77 Ib id L 509 f 8 11. 70 Ib id L 515 f 349.de C u e n ca . 92 Ib id L 499 f 309. 76 Ib id 502 f 328v.197 f 8 .197 f 8. 114 Ib id C 94. 86 Ib id L 487 f 496v. 113 A rchivo N acional de H isto ria. 105 Ib id L 501 f 220v. si lo d a ñ are n lo p a g a re n . p. 66 Ib id L 489 f 571. y así lo m an d a ro n e firm a ro n ” . 75 Ib id L 500 f 328v. cit.679. 84 Ib id L 502 f 792. 99 Ib id L 507 f 30v. calceteros. 2 Ib id C 110. 108 Ib id L 495 f 290. 110 Ib id L 487 f 684. 97 Ibid L 487 f 214. 127 com o G onzález op. 69 Ibid L 514 f 63. 68 Ib id L 489 f 570. 73 Ib id L 487 f 542.086 f 22. 87 Ib id L 491 f 614v. 3 Ib id L 487 f 1020. 65 Ib id C 114. 83 Ib id L 517 f 334v.732 f 1 5 ). 71 Ib id L 487 f 5.197 f 3. 94 Ib id L 498 f 671. 90 Ib id L 490 f 309. 88 Ib id L 4 9 9 f 382. zapateros y platero s q u e a e sta ciu d a d vin ieren y vivieren. 85 Ib id L 496 f 273v. . 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A N H /C L 487 f 680. 29-111-1565 S epan q uantos esta C a r ta vieren com o en esta m uy noble e /m u y leal cibdad en el d ía m es y a ñ o yuso escripto a n /t e m y Luis M endez escrivano p u b li­ co y del cabildo d esta d ich a c ib d a d /p a re sc ie ro n presentes: el m aestro P edro D esce­ b a r sastre de la b n a y de o tra M a rtín y n d io /n a tu ra l del Pueblo de C a ñ arib am b a de la E nco m y en d a del Señor J u a n d e /N a rb a e s y allcalde h o rd in a rio desta dicha cib d a d estando au sen te Su M e rc e d a los testig o s/y u so escritos al dho m aestro P e d ro D escobar se c o n ce rtó e obligó de m o stra r el o ffic io /d e sastre al dicho M a r tín y ndio en tiem p o y espacio de tres años p rim e ro s/sig u ien tes q u e c o rrie n ­ do de el d ia d esta e sc rip tu ra en a d elan te de su e rte e m a n e /r a q u e acabando q u e sea el dicho tiem po d e los dichos tres años a de sa b e r/e l dho M a rtín c o rta r coser e lo dem ás deva saber el dho o ffic io / com o oficial q u e p o r ella p u e d a to m a r de com er y salga m aestro y al / cabo del dich o tiem p o de los dichos tres años el dich o m aestro P e d ro D escobar se obliga ansím esm o d e le / d a r al dicho M a rtín ynd io todas las h e rra m y en ta s concernyentes al dicho officio / de sastre de d e d al y tiseras y agujas y lo dem ás necesario al dicho o ffic io / en todo este d ich o tie m p o le a de d a r o en el le d a rá de com er o b e b er lo q u e le b a stare o fu ere necesario y ansím esm o se obliga de le d a r en el / d ich o tie m p o de los dichos tres años c a d a bn año b n bestido ques m a n ta / y c am iseta y q u e en todo este dicho tiem po destos dichos tres años si se le o fre s c ie re / al dicho m aestro P e d ro salir d esta c ib d ad y r a fu era y le p u ed a no lle v a r/n i sacar d esta d ich a cib d ad al dicho M a rtín indio so p en a de p a g a r / o q u e p a g a rá de p e n a cad a vez q u e p aresciere abello sa c ad o /cie n pesos de b u e n o ro p a ra la C á m a ra de Su M ag estad en los cuales d ix o /se d a v a e dio p o r co n d en ad o lo c o n tra rio hazien d o dicho M a rtín ynd io suso d h o se obligó L a tra n sc rip c ió n que se h a realizado es tex tu a l. V A Z Q U E Z D E E S P IN O Z A A. W ashington D . C. . . ) señalan secciones de docum entos ilegibles. . Los p u n to s suspensivos ( . dele servir o q u e le servirá e l / dicho tiem po de los dichos tres años según el dicho m aestro P ed ro sa stre /e n a p re n d e r el dicho oficio o co je r lo que le m a n d a re o c o n v y e n e /re hazérselo saber sin se ab se n ta r o que se a b s e n ta r e // de su c a m p a n y a cin térm in o de ser cum plidos los dichos tre s años d e s te / dicho tiem p o q u e lo p u e d an to rn a r a tra e r y lo e n tre g a r al dicho m aestro P e d ro e sirva o em place dicho tiem po en su com panya segund b a /d ic h o o de­ c la rad o e no p o r su causa dese de a p e rd e r el dicho o ffic io /y al dicho Señor allcalde q u e a lo suso dicho se halle p re sen te dixo q u e / consentía e consintió el dicho co n cierto y q u e yéndose y ab se n /tán d o sele dicho yndio de casa del dho m aestro P e d ro D escobar y el dicho M a r tín / ynd io de C a n a rib a n b a suso dicho c a d a bno dellos p o r lo que e s /tá obligado y de suso an p ro m etid o p a ra la g u a rd a y c um plim yento d e /llo o bligando sus personas y bienes m uebles y rayzes a b id o s / e p o r ab er e d ieron p o d e r conplido a todas e q u a le s /q u ie r juezes e ju sticias de Su M agestad y q u e todo lo suso dicho e c a d a cosa e ( . / S ignifica fin de renglón. . ) dellos e los h a g an p a g a r g u a rd a r co n p lir con ju es e s e n /te n c ia difini- tiv a de ju ez c o n p eten te a p e d ir de los suso /d ich o s o cu alq u ier dellos d a d a e pasad a en cosa ju s g a d a / e no a p e la d a / sobre lo q u a l re n u n ciaro n q u a lq u ie r apelación y su plicación a g ra v v o / e n u lid a d e todas otras leyes en su favor ( . ) / de leyes ffa no b a la en este testim onyo de lo q u a l e o to rg a ro n esta e s c rip tu r a / fe ch a e pasó en la dich a cibdad de C u e n ca en v eynte y n u e b e / dias del mes de ¡marco año del n acim y en to de N u estro S a lb a d o r/ Iju x p o (sic) de m yll e qu in y en to s e sesenta y cinco años y el dicho señor alcalde J u a n de N arb aez lo firm ó de su no n b re y p o r q u a l / dicho M a rty n e P e d ro D escobar dixo que no sabía escrebir lo firm ó / p o r él un testigo desta C a rta siendo T es­ tig o desta C a rta J u a n B rabo Francisco G óm ez y Francisco R odrigues C u e to / bezinos d esta dicha cib d ad de C u en ca a lo qual dicho o to rg an te doy fee que c o n o sc o / Jh o a n de N arbaes pasó a n te m i Luis M endes escrivano público p o r testigo P e d ro de P yneda . / / Significa fin de folio. .E l desarrollo de las a b rev iatu ra s se h a puesto en negrilla. . tiq u icam b e y p o m allatas/c o m o subcesor p o r linia rre c ta de su s /p a d re s y abuelos y bisabuelos y p o r quel dicho A /p u c h u c h o su abuelo y p a d re de la d ich a doña C a ta /lin a Sum icho su m a d re d ifu n ta n o tubo h ijo b a r ó n /q u e le subcediesse de cuya caussa al tiem p o q u e /lo s españoles e n tra ro n en estas p a rte s y p ro /v in c ia s de los p u rg u ay es h e ra ya m u e rto el dich o A p u / c h u ch o su abuelo y p a d re de la suso d ich a la q u a l avía q u e d ad o n y ñ a y com o no h a lla ro n los e sp a ñ o le s/b aró n que hubiese sucedido en el señorio m á s / que la d ic h a dona C a ta lin a p o r a se g u ra r la tie rra la /lle v a ro n en rehenes y fue e n tre g a d a al c a p itá n /T o rre s y a doña Y sabel su m u je r y a q u e la c ria se n / com o m ás b a jo c o n stará p o r las provancas q u e / sobre a q u esta rrazón se hi- z iero n y están en su p o d e r /y p o r no av er q u ed ad o suscesor b a ró n al dicho A p u c h u c h o /m á s que la d ich a doña C a ta lin a S um icho y la suso d ic h a / no a v er te n id o m ás que al dicho M a rty n de S a n m a rty n /p o r su h ijo n a tu ra l sub- cede en el D e rec h o del d ic h o / señorio y g o uierno que tuvo el dich o A p u c h u c h o / su ab u elo y com o ta l despachó la R e al A u d ie n c ia /d e San F rancisco del Q u ito p a ra q u e hazién d o sse/y n fo rm ació n de la subcesión suso d e c la ra d o /se le diese la possesión del govierno de las dichas pro v in cias al dicho M a rty n de San- m a rty n com o to d o /e llo m ás ten g o constancia p o r la d ich a R re a l Provisión y rrec a u d o s q u e te n y a en m i p o d e r y q u e / p o r descuydo suyo h a sta a gora no a to m a d o / /l a possesión del dicho govierno y p o rq u e en este D e rec h o /d ev e subceder Jo a n M a rcia l de P e ra lta su h ijo le g i/tim o y los dem ás sus subcesores c o n fo rm e /a D e rec h o d e clara v a y declaró al d ich o su h ijo p o r tal/su b c eso r legitim o en el D erec h o del dicho g o v iern o /y señorío q u e tuvo el dicho A pu- rh u c h o su abuelo y su s/an teceso res p o r vía de m ayorazgo y f a lta n d o /é l deben su b ced er los dem ás sus subcesores a / qu ien de D erec h o le p e rte n ec iere el qual e n c a rg o /p ro c u re n a d q u irir a n te la M agestad R re a l y su s /R re a le s A udiencias y G ob ern ad o res d esto s/R rey n o s y a el dich o m i h ijo y dem ás subceso/res p e rp e tu e m e n te / — y te n dixo que d e clara v a y declaró que d e m á s/d e los hijos y hijas q u e tiene nom brados e n /s u testa m en to d e c la ra q u e doña Jo a n a de P e ra lta su legitim a m u je r q u e d a p re ñ a d a y el p ó s/tu m o que nasciere lo declaró p o r su h e re d e ro / y a q u e con los dem ás e n tre n en p a r te /y h e ren c ia p o r yguales pa rte s en todos sus b ie n e s / . 20-111-1599 P rim era m en te dixo q u e p o r q u a n to doña C a ta lin a /S u m ic h o su m ad re fue h ija n a tu ra l y lig itim a de A /p u c h u c h o señor n a tu ra l que fue de las p ro v in /c ia s de los p u rg u a y es.C odicilio de T esta m en to de M a rtín de S a n m artín . A N H /C L 488 ff 203-203v. escrivano D iego de O re lla n a (h a y u n a rú b rica ) . -—otro si dixo q u e p o r rrazó n de q u e el dicho M a rty n de S a n m arty n echó y ju n tó c ie rta c a n tid a d de obejas a b rá /tie m p o de doze o treze años con Alonso V a lle jo d ifu n to dejó declarad o se diesen ciertas o b e ja s / p o r v ia de rre stitu c ió n com o de su te sta m e n to /c o n sta rá los cuales h a ta agora no sse a n /c o b ra d o m ando q u e se co b ren de los bienes d e l/d ic h o d ifu n to / asim esm o d e claro q u e C ristó b al G a rcía P u lg a rin le d e v e /c in c u e n ta pesos los tre y n ta pesos q u e quedó a p a g a r p o r/H e rn á n Sánches Z am b ran o y los v eynte rre s ta n te s /q u e le quedó a p a g a r p o r F ran cisco G a rcía y los dem ás s o b re /la c u ra de los heridos de R rie ra com o co n stará de lo s/a u to s q u e sobre ello se an hecho m an d ó se p ro ssig a /e n ellos h a sta q u e aya efecto las cobrancaas d e s ta /c a n tid a d / — assim ism o m an d ó el dicho M a rty n de San m a rty n que se d e /a u n a y n d ia llam ad a F ra n c isca am a de su h ijo M a rty n /d e S a n m arty n p o r lo av er criado u n a b a ca de b ie n tre /d e m á s del co n cierto que con ella y su m a rid o /se hizo la q u a l m an d ó se le de p o r que acabe d e /c r ia r al dicho su h ijo con m ás b o lo n tad •— y ten dixo q u e n o m b ra yesu a lb acea testa m en tario a Ju a n B autista O rd ó ñ ez vecino d esta ciu d a d y que ju n ta m e n te con los d ich o s/A n d rés R ro d ri- gues de G ra n d a y J u a n de S anm artyn. . .................5 T en e ría s ............................................................................ 31 2....... 47 3... 68 ..................................2 C a rp in te ro s ......... 34 C A P IT U L O 3 Clases de O ficios .....................1 El apren d iz ......................................................................................................................................................................................................................................... 39 3...........................2 E l m aestro ............. 54 3......................................................................................................................................................... 17 C A P IT U L O 1 C uenca: siglos X V I-X V II .......................................................................... 11 IN T R O D U C C IO N ..............................................................................4 P intores y E scultores .........................................3 P latero s ............................................... .......................................................................................D E D IC A T O R IA ...................................................................... 61 3................................................................ 7 A G R A D E C IM IE N T O S ......................................................... 25 2.................................................................................................................................................1 A lfareros y T e ja re s ........................ 9 E L A R T E S A N O E N L A C U E N C A C O L O N IA L 1557-1670 D E D IE G O A R T E A G A ............ 39 3.................................................................................................................. 19 C A P IT U L O 2 A prendizaje de los O ficios .............................................................. .......................................................................................10................................13 H e rrero s ....................................................................................................10 F a b rica n te s de instru m en to s m usicales .......................................................................... 103 3.......................................................................................... 112 3............... ................ 90 3................................................................................. ..............................14 M olinos y P an ad ero s ...................................... 37 ....... 84 3..........................2 C ajeros y O rg a n ero s ........................3...............................10............................ 26 C u a d ro 2 G rupos raciales del in stru cto r y del ap ren d iz .............................................................................................................................................. 76 3. 143 C A P IT U L O 6 U b icació n de los A rtesanos en la C iu d a d .....18 O tro s oficios ............................................................................. 79 3................................................................ 125 3..... 118 3...........................10................11 Som brereros .........................................................................................................17 B arberos .................................. 86 3.............................. 172 L IS T A D E C U A D R O S C u a d ro 1 C o n trato s de a p ren d iza je de O ficio ..................................................................................................................................15 O b raies y activ id ad tex til dom éstica ........................6 Z ap a te ro s ........................................................................................................... 97 3............................................................................................................................ 167 A P E N D IC E ............ 127 C A P IT U L O 4 O rg an izació n y J e ra rq u ía de los artesanos .....................................................................................3 T ro m p etero s ..........7 Silleros y O tro s ............................................8 P etaq u ero s ....... 157 N O T A S ................................................................................... 163 B IB L IO G R A F IA .......................................................................................................................... ....9 B otoneros ................................................................................................ 91 3..........16 A lbañiles ....................................12 Sastres .... 129 C A P IT U L O 5 V id a y estatus social del A r te s a n o .................... 83 3................ 151 C O N C L U S IO N E S ...— 89 3............................................................................................................................................... 88 3.................. 30 C u a d ro 3 R o p a e n tre g a d a a l a p ren d iz ...................................................................................... 121 3...............................................1 G u itarre ro s ....................................... ........................ 4 8 H e rram ien ta s de p la te ro ................................................................................ 94 T a lle r de h e rre ro .................................... 132 A ranceles p a ra h errad o res ............................................ 70 P ro p ietario s de tenerías ............................................... 56 H e rram ien ta s de ten e ría s .................................................................................................................. 80 Pasos p a ra la elaboración de u n a g u ita rra ................................................................................. 134 .....................T écnicas de C e rám ica ............................................... 4 2 E lab o ració n de tejas y ladrillos .................................................. 75 T a lle r de sillero ............. 126 A ranceles p a ra zap atero s ....................................................... 105 L o cal de b arb ero ................................. 45 T a lle r de c a rp in te ro ............ 88 Pasos p a ra la elaboración de som breros de lan a .................. 71 Pasos p a ra c u rtid o ................ siendo su p residente el A rq.E L A R T E S A N O E N L A C U E N C A C O L O N IA L 1557-1670. D iego Ja ra m illo Paredes.A rteaga. se term inó de im p ri­ m ir el día 5 de diciem bre del año 2000. . en los T a ­ lleres G ráficos del N úcleo del A zuay de la C asa de la C u ltu ra E c u a to ria n a. p o r D iego . * del S. © plat.ieros 6 Carmelitas JMk sombrereros í pintores 7 J e s u ita s i herreros hospital <§* guitarreros Arteaga m e rc ad o a : petaqueros r u i r . agrupaciones artesanales S. XVI ---.X V I I D ep ósitos del I n k a ( C u t í ca } El VECINO BARRIAL BLANCO a Guancay (Challuabamba) jyausi O Rollo Molinos \A San Cercado de indios Cristóbal fTÓTO RA CO CH. espan.s s de Punapur. ero 4 tenerías Cal i s p o g ¡o . XVII puente barrio mz camino Real cabildo iglesia %= botoneros 1 Matriz <s zapa teros 2 San Francisco sastres 3 Santo Domingo plat. indios 4 San Agustín 5 Conceptas * te. X V I . o El Regadío &- =c Viracochabcmba Sitio para carreros de caballos °j> ( La L a g u n a ) SANtT dOMINIGC '¡z j L T ír Buza l a“ c ^ Batán Sitio pora corrida de toros traza S. 5 no traza a fines ----. . Eg i d a p ¡E c u a d o ñ g Q E A l « ■ E l i N T R 0 ¡ I íH É R A M E RÍ C A N O | B S [P E fA R ifrE S A N I A S 5 ^ TRÍTES POPULA R E S ] Cü e ri c a y E cu a ci o r | ¡ ^ Í Í ¡ | h y P I M .
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