Eduardo Sacheri - La Vida Que Pensamos

March 25, 2018 | Author: Gabriel De Luca | Category: Josip Broz Tito


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Eduardo SacheriLa vida que pensamos Cuentos de fútbol me permití estar en desacuerdo con las perso­ nas que sostienen que el fútbol no tiene nada que ver con las cosas esenciales de la vida. Porque es una de esas expe­ riencias básicas en las que se funda nuestra niñez y. A veces siento que no tengo ninguna.Nota del autor En mi primer libro de cuentos. Esperándolo a Tito. porque me seduce y me emociona lo que hay de excepcional y de sublime en nuestras exis­ tencias ordinarias y anónimas. Otras. Es posible que esas personas sepan mucho sobre la vida. que tengo varias. Sino porque no estoy del todo seguro de tener una respuesta. Porque lo jugamos desde chicos. . Ni si­ quiera sé por qué son ésas las historias que me nace contar. Gente nacida o criada en mis horizontes suburbanos. Se trata de una pregunta incómoda. Y no por afán de discutir con quienes piensan así. por lo tanto. Personas como las que han poblado siempre mi vida. lo que somos y seremos. Pero creo que no saben nada de fútbol. Muchas veces me han preguntado por qué escribo cuentos de fútbol. Me gusta contar historias de personas comu­ nes y corrientes. Personas como yo mismo. Porque amamos a un club y a su camiseta. Tal vez. No porque sea inadecuada esa curiosi­ dad. En esas vidas habita con frecuencia el fútbol. el triunfo. la muerte. la espera. me sirve entonces como una puerta de entrada a esos mundos íntimos en los que se juegan asuntos mucho más definitivos. a los grandes temas que gobiernan nuestras vidas como seres humanos. Y sin embargo. como parte de esa vida que tene­ mos. no resul­ ta sencillo ingresar en esos temas de frente y sin atajos. la traición.10 Creo que todas las historias que contamos bus­ can acceder. la amistad. o un telón de fondo. S. Nada de eso. Ojalá a los lectores de este libro el fútbol. El fútbol. Un escenario. . de un modo u otro. El amor. la angustia. Porque en nuestras vidas esos asuntos no se presentan como abstracciones. les sirvan para eso. y estos cuentos. de las cosas esenciales que señalan y definen todas las vidas. el dolor. Se encarnan. E. viven en el entramado de lo que somos y lo que hacemos. le contesté con tono tranquilizador: «Quedate piola. y al fondo. que estaba subido al techo del camión de Gonzalito. el ruido de los camiones. mientras en puntas de pie trata­ ba de ver más allá del portón y de la ruta. pero quedó momentáneamente exhausto por el esfuerzo. tenía la desilusión pintada en el rostro. viejito?». y se alejó moviendo la cabeza. No . como imploran­ do una frase que le ordenara de nuevo el universo. En ese momento se acercó el Bebe Gra­ fo y. porque soy la única persona que cono­ ce que fue a la facultad. Para Josesito. pero la rabia y la impotencia lo lanzaron a un tartamudeo penoso. una suerte de profeta infalible con facultades místicas. Ahí se dio vuelta a mirarme. le gritó: «¡Che. Pobre. Josesito dejó de mirar la ruta y trató de contestar algo ocu­ rrente. «Y ahora qué hacemos. me lanzó. como negando. gastador como siempre. Al fin. Pero nada: solamente el camino de tierra.Esperándolo a Tito Yo lo miré a José. Jose­ sito!. yo vengo a ser algo así como un oráculo pitonístico. Tal vez. Josesito. con una sonrisa sobradora colgada en la mejilla. Más por compasión que por convencimiento. a Josesi­ to se le destrabó la bronca en un concluyente «¡andá­ laputaqueteparió!». El otro se dio vuelta. ya debe estar llegando». decime». ¿qué pasa que no viene el “maestro”? ¿Será que arrugó para evitarse el papelón. pobre. . ¿me querés decir para qué armaron semejante bardo. agregó: «Dale. le contesté de mal modo: «Y decime. El Bebe Grafo se acercó de nuevo desde el arco que ocupaban ellos: «Che. si nos falla justo ahora.. y un par haciendo jueguitos con una pelota medio ovalada. ¿no? Mirá que después del barullo que armamos. me preguntó como al pasar: «Che. alguno vendándose.12 muy satisfecho. que había terminado de atar­ se los cordones. si al final tu amiguito ni siquiera va a aportar?». Para no desmoralizar a la tropa.». Más caliente por sus verdades que por sus exageraciones. murmurando algo sobre promesas incumplidas. Bebe. me hiciste traer a los muchachos al divino botón. me puso una mano en el hombro y. Carlos. me hice el con­ vencido cuando le contesté: «Pero muchachos. no quiero que este año vuelvan a humillarnos como los últimos nueve años. mientras elonga­ ba. hablándome al oído. Pero el Bebe. Era más simple que me dijeras mirá. otro calzándose los botines. volvió a mirar la ruta. Pablo. así que mejor suspendemos el desafío». y sin demasiado preámbulo lo mandó a la mierda. querido. era seguro que venía. Estaban detrás de un arco. en Buenos Aires?». . En ese momento saltó Cañito. Menos brutos que Josesito. no le llevó el apunte y me siguió buscando a mí: «En serio. ¿en serio pensaste que nos íbamos a tragar que el punto ese iba a venirse desde Europa para jugar el desafío?». Car­ litos. Y adop­ tando un tono intimista. Aproveché entonces para alejarme y reunirme con el resto de los muchachos. Carlitos. cada vez más contento de nuestro nerviosismo. ¿no les dije que lo confirmé por teléfono con la madre de él. Carlitos. trataban de que no se les notaran los nervios. Por principio más que por convencimiento. No sabían cómo pararlo. A los dieciséis.13 Bebe. Una vuelta en mi casa. los de acá. Tito metió ocho. Eran marrones con vivos ama­ rillos y verdes. A los catorce. convocamos a un referí de la Federación: el chino Takawara (era hijo de japoneses. que era el capitán de ellos. Pero peor hubiese sido no tenerlas. Un asco. y pese a sus protestas. al toque. Habían sido arduas negociaciones. que solamente con los que viven en el barrio. cuando em­ pezaron a ponerse piernas fuertes. Entonces se nos vino la noche. ¿por qué hicieron seme­ jante quilombo para prohibirnos que lo pusiéramos?: que profesionales no sirven. bah. cuando se fue a jugar a Europa. se llenó la boca diciendo que ellos tenían un equipo in­ vencible. Lo hacíamos desde pibes. los de la placita. que vivía en el barrio de la Textil. era chino). salté ofendidísimo retrucándole que nosotros. con camisetas y todo. pero nos bastaba tirársela a Tito para que inventara algo y nos sacara del paso. mi primo Ricardo. por cierto. para mediados de octubre. Igual. El viejo de Pablo nos consiguió las camise­ tas a último momento. desde los diez años. con muchos goles). Nosotros éramos todos matungos. Ese día ganamos 12 a 7 (a los diez años. ni yo que me mudé al Centro podría haber jugado». siguió viniendo al desafío hasta los veinte. El clásico se jugaba todos los años. Sellar el desafío fue cuestión de segundos. Creo que fue el primer partido que Tito jugó por algo. Ricardo. uno no se preocupa tanto de apretar la salida y el me­ diocampo. sí teníamos un equipo de novela. Según vos. y salen partidos más abiertos. se fue a probar al club y lo ficharon ahí nomás. pero para nosotros. un año en cada barrio. nos . si no se lo tragaron. la cita siempre fue de fierro.14 acusaba de coimeros: decía que ganábamos porque el chino andaba noviando con la hermana grande del Ta­ nito. Al fi­ nal. a algunos de nosotros. . Para colmo. Perder es terrible. A mí se me ocurrió argüir que la presión de afuera hacía más du­ ros los encontronazos y exacerbaba las pasiones más bajas de los protagonistas. Bah. pero. para octubre. Des­ de la partida de Tito. hace cuatro años. Cuando Tito se fue. y tam­ bién de ellos. prohibimos de común acuerdo la presencia de mujeres en el público. Tuvimos que ser muy hombres para salir de la cancha año tras año con la canasta llena y estar siempre dis­ puestos a volver. al chino le salió un trabajo en Esquel y se fue a vivir allá (ya felizmente casado con la hermana del Tanito). Y ellos. Con árbitros menos sensibles a nuestras ne­ cesidades. nos dijeron que bueno. y sin Tito para que la mandara guardar. y perdimos otros tres consecutivos. pero perder con las minas mirando era intolerable. la cosa se puso brava. para la época en que empezamos a perder. em­ patamos una vez. éramos siempre banca. Por lo menos. con Tito. Ahí me di cuenta del verdadero valor de mis amigos. que de acuerdo. se nos ocurrió llevar a las novias a ha­ cer hinchada en los desafíos. Yo me fui a vivir a la Capital. y gracias a un incidente me­ nor entre las nuestras y las de ellos. con el agrande de sus victorias inapelables. perdimos al hilo seis años. directamente prohibimos el público. pero que al árbitro lo ponían ellos. empezamos a perder como yeguas. acordamos hacer los partidos a puertas cerradas. Algo de razón tal vez tendría. pero lo cierto es que. y que ella lo mandaba a bombear para nuestro lado. y algún otro se tomó también el buque. Para colmo. pero. me murmurara a gritos un «dejá. por supuesto. en la última reunión. Igual. tras una nueva humillación. calentón como siempre. cuando Tito me llamó para mi cumpleaños. No querían saber na­ da. que no había problema. Primero se mató de la risa de que le saliera con semejante cosa.15 y afrontamos la cuestión arbitral con un complejo sis­ tema de elección de referís por ternas rotativas según el año. pero bastó que el Tanito. son una manga de cagones». el oprobio sin límite de que los muertos esos nos empa­ taran la estadística. que aunque nos privó de ayudas interesantes. que estaba bien. nos evitó bombeos innecesarios. 10 ganados. agarró viaje y dijo que sí. No fueron muy explícitos. Me dijo que lo llamara en tres días. No quería que se armara el tole tole el mismo día del partido. para un desafío de barrio. La conclusión era evidente: uno más y el colapso. Quedamos en hacerlo de canuto. el sábado 23 a las diez . Hice bien. A mi primo Ricardo igual se lo dije. cuando le di las cifras finales de la estadística actualizada. Ahí nomás el Bebe Grafo. hasta que al final aceptaron. porque si se enteraban allá de que venía a la Argentina. 9 perdidos. Cuando volvimos a hablar me dijo que bueno. que le iba a decir a su vieja que fin­ giera un ataque al corazón para que lo dejaran venir desde Europa rapidito. se armaba la podrida. pero yo lo adiviné en sus caras. Carlos. se puso serio: 22 jugados. porque estuvimos dos semanas que sí que no. que como el año pasado. Por eso este año. seguimos perdiendo. en plena temporada. la vergüenza. El año pasado. los muchachos me pidieron que hiciera «algo». Después ultimé los detalles con doña Hilda. 3 empatados. me animé a pedirle la gauchada. La palabra estaba dada. mientras yo sonreía con cara de mo­ naguillo. que él reservaba la cancha. que en el café habíamos dicho diez y media.16 en el sindicato. Ellos llegaron al rato. y se fueron a cambiar detrás del arco que nosotros dejamos libre. se vino el Bebe por primera vez a buscar camorra. Ricardo se nos vino al humo gritando que la hora era a las diez y que nos dejáramos de joder. que como la mujer estaba empezando el trabajo de parto esa mañana se demoró entre que la llevó a la clínica y pudo convencerla de que se quedara con la vieja de ella. Cuando el resto de los nuestros se enteró de la noticia. etcétera. Pero fue inútil. que me cazó al vuelo y confirmó mi versión de los hechos. con el Ta­ nito juramos por nuestras madres y nuestros hijos. El único que se retrasó un poco fue Alber­ to. Pero cuando faltaban diez minutos para la hora acor­ dada. Por su­ puesto. el plantel enfrentó la prueba con el optimismo rotundo que yo creía extinguido para siempre. y Tito no daba señales de vida. El Bebe negó una vez y otra. y . Lo miré al Tanito. Ricar­ do trató de hacerlo callar para encontrar un resquicio que le permitiera seguir negociando. que nos iban a romper el traste como siempre. y lo llamó a Ricardo en su defensa. y el Tanito y el Bebe se ame­ nazaban mutuamente con las torturas futbolísticas más aterradoras. Por suerte. Ante la complejidad que iba adquiriendo la cosa. El sá­ bado a las nueve llegaron todos juntos en el camión de Gonzalito. y que por teléfono habíamos confirmado diez y media. el arquero. por Dios y por la Patria. que qué se creía y que no jodiera. me avivé de hacerme el ofendido: le dije que el partido era a las diez y media y no a las diez. que la hora era diez y media. de que Tito nos había fallado. El viernes les prohibí en casa que tocaran el teléfono: Tito podía llamar en cualquier momento. Código Penal). Pero Tito no aportó. comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con autorización de los titulares de propiedad intelectual. las veces que había venido Tito Queda prohibida. Había quedado en venir el viernes a la mañana. No tuve ánimo ni para calentarme. . salvo excepción prevista en la ley. En la radio comentaron que Tito se venía para Buenos Aires por problemas familiares. Ese día hablé con doña Hilda. 270 y ss. Me ganó. en cambio. cualquier forma de reproducción. así que en el club le habían pedido que se quedara. y en llamarme cuando llegara a lo de su vieja. al final se fueron de nuevo a patear al otro arco. no podía llamarlo para recordar­ le que tomara el avión del viernes. En esos años. más por matar un poco la ansiedad que por­ que pensase seriamente en que fuese a venir. Es que para esa altura yo ya estaba convencido. y también por la radio. Fue cuando lo mandé a Josesito a pararse arri­ ba del camión. esperando que se hiciera la hora. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. Después con el Tanito nos dimos ánimo mutuamente. y me dijo que ella ya no podía hacer nada: si se suponía que estaba en terapia intensiva. An­ te semejantes exhibiciones de convicción patriótico­ religiosa. me enteré de que su equipo.17 que todavía faltaba más de media hora para las diez y media. El martes marchaba todo sobre rue­ das. en la radio confir­ maron que Tito jugaba el domingo. volvía a jugar el domingo. distribución. en secreto. a ver si lo veía venir por el portón de la ruta. después del partido que jugaba el miércoles por no sé qué copa. una tristeza infinita. y que se dejaran de romper con pavadas. Pero el jueves. tratando de persuadirnos de que un par de juramentos tirados al voleo no podían ser demasiado perjudiciales para nuestras familias y nuestra salvación eterna. como había ganado. A la noche. indd 331 9 11 26 42 51 59 70 84 95 111 128 141 147 168 179 198 217 222 243 255 267 280 298 319 329 30/04/14 13:10 . mi viejo y yo Por Achával nadie daba dos mangos Jugar con una Tango es algo mucho más difícil de lo que a primera vista se podría suponer Un viejo que se pone de pie El Apocalipsis según el Chato Señor Pastoriza Los traidores El castigo Una sonrisa exactamente así Feliz cumpleaños Benito en cuatro meses La vida que pensamos Dominó Epílogo (Oración con proyecto de paraíso) La vida que pensamos.Índice Nota del autor Esperándolo a Tito De chilena El cuadro del Raulito Me van a tener que disculpar Decisiones El golpe del Hormiga La promesa Motorola Lo raro empezó después Un verano italiano Independiente.
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