Diálogos_con_el_marxismo

March 28, 2018 | Author: Gaborio Samsa | Category: Karl Marx, Marxism, Friedrich Engels, Capitalism, Society


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Historia, presente y utopía: diálogos con el marxismo Historia, presente y utopía: diálogos con el marxismo Cultura, Trabajo y Democracia, A. C. Colectivo ULR-Reflexión en la Acción, Unión Campesina Democrática (UCD) Primera edición: 2005 Diseño de portada: Efraín Herrera Diseño de interiores: Dulce María Reséndiz García Karina Saldaña Espinosa © Cultura, Trabajo y Democracia, A. C. Impreso en México/ Printed in Mexico Índice Prólogo ........................................................................7 DIÁLOGOS CON EL MARXISMO Semblanza de Marx ...............................................17 El hombre emancipado… o de las humanas motivaciones de Marx ...........................................25 Miguel Ángel Vargas Reza Acerca de la concepción marxista de las clases sociales y la lucha de clases ......................29 Arturo Ramos Pérez Vigencia del marxismo. Trabajo enajenado, identidades y emancipación de todos .................39 Héctor Mora Zebadúa Economía y actualidad de la teoría marxista ....................................................................53 Víctor H. Palacio Muñoz La vigencia de la crítica de la economía política de Carlos Marx ........................................57 Miguel Ángel Lara Sánchez La concepción materialista de la historia ...........65 Benito Méndez Castro La vigencia del marxismo. Acerca de las claves sobre el socialismo en la obra de Marx ..............71 Armando Martínez Verdugo Hacia un nuevo uso del marxismo ......................79 María Teresa Lechuga Trejo SEMBLANZA DE NUESTROS CAMARADAS EN EL CAMINO DE LA CONSTRUCCIÓN COMUNISTA OJALÁ ESTUVIERAS AQUÍ. Semblanza biográfica de “El Willy” (Guillermo González Guardado) .................................................................89 DEL CAMPO A LA CIUDAD Y DE LA CIUDAD AL CAMPO ¿CUÁNDO NOS REUNIMOS? Semblanza biográfica de “El Pariente” (Manuel Ortega González) ...................................95 …EN LA LUCHA POR LA LIBERACIÓN DE LOS CAMPESINOS… Semblanza biográfica de Rosendo Alonso Hernández .........................103 Datos de los autores ..........................................109 7 Prólogo En el principio está nuestra insatisfacción o inconformidad con la sociedad actual o con algunos aspectos de ella, nuestra decisión de luchar por una sociedad mejor; en el principio está nuestra toma de partido por los pobres y por los débiles, y nuestro compromiso con el cambio social. En el camino encontramos con quienes llevar a cabo esos afanes, ellos nos enseñaron a ponerle nombre a nuestros fines y objetivos, nos dijeron cuales eran las for mas de alcanzarlos, así nos hicimos revolucionarios, socialistas, comunistas, marxistas y leninistas. Participamos en los más importantes movimientos sociales acontecidos en nuestro país desde los años sesenta hasta esta primera década del siglo XXI, desde el movimiento estudiantil popular del 68 hasta la lucha contra el desafuero de AMLO, pasando por la insurgencia obrera y campesina de los años setenta, los movimientos urbano populares, las luchas electorales del neocardenismo, la resistencia indígena neozapatista, las huelgas universitarias y los movimientos ciudadanos. 8 Transitamos del marxismo-leninismo y de la construcción del partido proletario de nuevo tipo, a la izquierda revolucionaria y de aquí a la búsqueda de un partido de izquierda de masas, en algún momento vimos que el PRD podría concretar ese partido; hoy, sin retirarnos, tomamos distancia. En este tránsito asumimos la inviabilidad (para no llamarle fracaso) de nuestro proyecto político inicial, si no definitiva, cuando menos inviable para el momento histórico. El derrumbe del bloque socialista, nuestro fracaso en la construcción de un partido proletario y el alejamiento de la realización de la revolución socialista en nuestro país, nos llamó al ajuste de cuentas; hoy que la revolución socialista parece cada vez más distante la revisión crítica de lo que fuimos, de lo que hicimos y de lo que creímos se vuelve una necesidad imperiosa. Si se trata de una revisión profunda hay que poner en cuestionamiento las ideas fundantes: ¿es posible un mundo mejor?, ¿es posible una sociedad mejor?, ¿la especie del homo sapiens puede realmente humanizarse?; aquí la respuesta parece ser necesariamente positiva, si no queremos quedar atrapados entre el cinismo y el suicidio. ¿Se podrá hacer una fundamentación científica y racional acerca de esta elección para que no quede en una simple preferencia ideológica o declaración de fe? 9 Al formularnos estas preguntas caemos en cuenta que son preguntas propias de una época histórica, la época moderna; en el mundo medieval podíamos haber nos pre guntado si tales o cuales comportamientos nos permitirían entrar al reino de dios, pero si los seres humanos pueden construir por sí mismos una sociedad mejor es una cuestión propia de una época antropocéntrica. El reconocimiento de la capacidad del hombre de transformar el mundo a su conveniencia tiene que ver con el reconocimiento de su capacidad racional; el ser humano puede conocer, mediante su razón, el mundo, y a partir de este conocimiento transformarlo. El conocimiento que sustenta la acción transformadora de los seres humanos es también de una naturaleza nueva: objetivo, verificable y legal, esto es, se enuncia en leyes que regulan los fenómenos del universo y son independientes de los sujetos, es el conocimiento científico. Finalmente, este conocimiento aplicado a la transformación del mundo genera tecnología e industrialización, éstas se convierten, junto con el conocimiento científico, en las palancas del progreso humano. Los elementos arriba señalados (antropocentrismo, racionalismo, cientificismo, industrialismo, etcétera) son plenamente compartidos por el marxismo; desde esta perspectiva éste se nos aparece como una corriente de pensamiento propio 10 de la modernidad, que comparte una misma matriz con otras teorías y propuestas intelectuales, como el positivismo. Por tanto no podemos hacer una revisión crítica del marxismo sin hacer una revisión de esa matriz que constituye el pensamiento de la modernidad, sobre todo el estatuto de cientificidad del conocimiento, en particular en el caso del conocimiento de lo social, ya que el marxismo se reivindica como un conocimiento científico y, en el campo de lo social, el único verdaderamente científico. Quizá no estemos frente a la crisis del marxismo, sino frente a la crisis del pensamiento moderno, del pensamiento racional y científico. Si esto es así, no es sólo la utopía socialista-comunista la que está en cuestión, sino sobre todo la utopía moderna, la utopía de una sociedad libre, justa, igualitaria, democrática y humana; la utopía de un ser humano racional. Para arribar a ella se nos ofrecieron fundamentalmente dos caminos: el capitalismo y el socialismo (el anarquismo fue una tercera vía que floreció durante el siglo XIX y principios del XX), el fracaso histórico de ambos caminos es lo que pone en cuestión hoy al pensamiento moderno. 11 Repensar el marxismo desde la perspectiva del pensamiento moderno nos permitiría criticar algunas tesis fundantes dentro de las cuales me parece importante señalar las siguientes: la existencia de una objetividad independiente del sujeto, los determinismos materialista y económico; la existencia de leyes del desarrollo social, y con ella la idea de la inevitabilidad del socialismo y del comunismo (o del progreso); el concepto de revolución, el papel histórico de la clase obrera, el estado de clase y la dictadura del proletariado, la democracia de clase; en particular el tema de la democracia es necesario discutirlo mas allá de las determinaciones de clase, visión que a la izquierda marxista le ha cerrado alternativas de acción, y analizarlo desde la perspectiva de las diferentes formas de ejercicio del poder. En la historia de la humanidad y de los seres humanos en particular encontramos actos despreciables y acciones sublimes, crímenes horrendos y heroísmos sin límite, conductas egoístas y también solidarias, corrupción y honestidad, traición y lealtad, pero en su conjunto y en retrospectiva histórica no podemos dejar de ver cómo el homo sapiens se ha ido humanizando; bástenos una sola prueba, hace dos mil años la esclavitud era aceptada, moral y legalmente, y hoy en día es absoluta y universalmente rechazada; sobre evidencias como la anterior sustentamos 12 nuestra creencia en la posibilidad histórica de que algún día la “moderna esclavitud asalariada” sea abolida. En las potencialidades de los seres humanos de conocer el mundo, de amar a sus semejantes y de respetar a la naturaleza, sustentamos nuestro compromiso con la utopía moderna de que una sociedad libre, justa, igualitaria y democrática es posible. A esta utopía no podemos renunciar, los caminos para llegar a ella habrá que reinventarlos, la contribución que desde el pensamiento marxista se haga en este sentido nos parece indispensable. Los textos que integran este folleto son las reflexiones de militantes del movimiento revolucionario marxista de nuestro país, con décadas de experiencia; en estos breves textos repiensan el marco teórico que sustentó su práctica, ratifican concepciones, matizan tesis, sugieren correcciones; nos ofrecen su visión del marxismo desde las formaciones profesionales que han adquirido: economistas, sociólogos, historiadores, politólogos, pedagogos, diseñadores, etcétera. Tienen una coincidencia fundamental, el marxismo tiene posibilidades de contribuir al desarrollo de una teoría social que sustente el planteamiento de que un mundo alternativo al capitalismo es posible. 13 Por otro lado, la publicación de estos materiales son, al mismo tiempo, un homenaje a camaradas que hoy no están con nosotros, por eso se acompañan estos textos con la semblanza de nuestros compañeros ausentes: Guillermo González Guardado, Manuel Ortega y Rosendo Alonso, luchadores sociales todos ellos que murieron prematuramente o simplemente algunos fueron asesinados. En su memoria ratificamos el compromiso de luchar por construir, en cualquier espacio en que nos encontremos, relaciones sociales cada vez más humanas. Carlos Sifuentes Martínez 15 DIÁLOGOS CON EL MARXISMO 17 SEMBLANZA DE CARLOS MARX* Nace el 5 de mayo de 1818 y el 14 de marzo de 1883 se duerme dulcemente. Es decir, hace 187 años nació hace 122 años murió. Su lugar de origen es la ciudad de Tréveris en la Prusia renana; su padre era un abogado judío convertido al protestantismo en 1824; su familia era acomodada y culta. Cursa en Tréveris los estudios de bachillerato y se matricula en la Universidad, primero en la de Bonn y luego en la de Berlín; siguiendo la carrera de Derecho, estudia sobre todo Historia y Filosofía. Terminados sus estudios universitarios en 1841 presentó una tesis sobre la filosofía de Epicuro. Sus ideas eran las de un idealista hegeliano. ________________________________________________________ *Reseña desarrollada con base en el escrito de Vladimir Ilich Ulianov (Lenin). Breve esbozo biográfico con una exposición del Marxismo. 18 En Berlín se acercó al círculo de los "hegelianos de izquierda" (Bruno Bauer y otros), que intentaban sacar de la filosofía de Hegel conclusiones ateas y revolucionarias. Después de cursar sus estudios universitarios, se trasladó a Bonn, con la intención de hacerse profesor, pero la política reaccionaria de un gobierno que en 1832 había despojado de la cátedra a Ludwig Feuerbach, negándole nuevamente la entrada en las aulas en 1836, y que en 1841 retiró al joven profesor Bruno Bauer el derecho a enseñar desde la cátedra de Bonn, obligó a Marx a renunciar a la carrera académica. En esta época, las ideas de los hegelianos de izquierda hacían rápidos progresos en Alemania. Fue Ludwig Feuerbach quien, sobre todo a partir de 1836, se entregó a la crítica de la teología, comenzando a orientarse hacia el materialismo; en 184I La esencia del cristianismo triunfa resueltamente y en 1836 ven la luz sus Principios de la filosofía del porvenir. "Hay que haber vivido la influencia liberadora" de estos libros, escribe Engels años más tarde refiriéndose a esas obras. "Nosotros" (es decir, los hegelianos de izquierda, entre ellos Marx) "nos hicimos al momento feuerbachianos". Por aquel entonces, los burgueses radicales renanos, que tenían ciertos puntos de contacto con los hegelianos de izquierda, fundaron en Colonia un periódico de oposición: la Gaceta del Rin (que comenzó a publicarse el 1º de enero de 1842). 19 Sus principales colaboradores eran Marx y Bauer; en octubre de 1842, Marx fue nombrado redactor jefe del periódico y se trasladó de Bonn a Colonia. Bajo la dirección de Marx, la tendencia democrática revolucionaria del periódico fue acentuándose y el gobierno lo sometió, primero a una doble y luego a una triple censura, para acabar ordenando su total supresión a partir del 1º de enero de 1843. Marx se vio obligado a abandonar antes de esa fecha su puesto de redactor en jefe, pero la separación no logró tampoco salvar el periódico, que dejó de publicarse en marzo de ese año. Entre los artículos más importantes publicados por Marx en la Gaceta del Rin, Engels menciona el que se refiere a la situación de los campesinos viticultores del valle del Mosela. Como las actividades periodísticas le habían revelado que no disponía de los necesarios conocimientos de economía política, se aplicó ardorosamente al estudio de esta ciencia. En 1843, Marx se casó en Kreuznach con Jenny von Westphalen, amiga suya de la infancia, con quien se había prometido ya de estudiante. Su mujer pertenecía a una reaccionaria y aristocrática familia prusiana. Su hermano mayor fue ministro de Gobernación en Prusia durante una de las épocas más reaccionarias, de 1850 a 1858. En el otoño de 1843, Marx se trasladó a París con el propósito de editar allí, desde el extranjero, una 20 revista de tipo radical en colaboración con Arnoldo Ruge. De esta revista, titulada Anales francoalemanes, sólo llegó a ver la luz el primer cuaderno. La publicación hubo de interrumpirse a consecuencia de las dificultades con que tropezaba su difusión clandestina en Alemania y de las discrepancias de criterio surgidas entre Marx y Ruge. Los artículos de Marx en los Anales nos muestran ya al revolucionario que proclamaba la "crítica despiadada de todo lo existente", apelando a las masas y al proletariado. En septiembre de 1844 Federico Engels pasó unos días en París y a partir de ese momento será el amigo más íntimo de Marx. Ambos tomaron conjuntamente parte activa en la vida, febril por aquel entonces, de los grupos revolucionarios de París (especial importancia revestía la doctrina de Proudhon, a la que Marx sometió a una crítica demoledora en su obra Miseria de la Filosofía, publicada en 1847) y, en lucha enérgica contra las diversas doctrinas del socialismo pequeñoburgués, construyeron la teoría y la táctica del socialismo proletario revolucionario o comunismo. A petición del gobierno prusiano, Marx fue expulsado de París como revolucionario peligroso, y fijó su residencia en Bruselas. En la primavera de 1847, Marx y Engels se afiliaron a una sociedad secreta: la "Liga de los Comunistas" 21 y tomaron parte destacada en el II Congreso de esta organización (celebrado en Londres, en noviembre de 1847), donde se les confió la redacción del famoso Manifiesto del Partido Comunista, que vio la luz en febrero de 1848. Al estallar la revolución de febrero de 1848, Marx fue expulsado de Bélgica y se trasladó nuevamente a París, desde donde, después de la revolución de marzo, pasó a Alemania, estableciéndose en Colonia. Del 1 de junio de 1848 al 19 de mayo de 1849 se publicó en esta ciudad la Nueva Gaceta del Rin, que tenía a Marx de redactor en jefe. El curso de los acontecimientos revolucionarios de 1848 y 1849 vino a confirmar de un modo brillante la nueva teoría. Triunfante la contrarrevolución, Marx hubo de comparecer ante los tribunales y, si bien resultó absuelto, posteriormente fue expulsado de Alemania (16 de mayo de 1848). Vivió en París durante algún tiempo, pero, expulsado nuevamente de esta capital después de la manifestación de 13 de junio de 1849, fue a instalarse a Londres, donde pasó ya el resto de su vida. Las condiciones de vida en la emigración eran extraordinariamente penosas. La miseria llegó a pesar de un modo verdaderamente asfixiante sobre Marx y su familia; a no ser por la constante y 22 altruista ayuda económica de Engels, Marx no habría podido llevar a término El Capital. Además, las doctrinas y corrientes del socialismo pequeñoburgués y del socialismo no proletario en general, predominantes en aquella época, obligaban a Marx a mantener una lucha incesante y a veces a defenderse contra los ataques personales más rabiosos y más absurdos. Apartándose de los círculos de emigrados y concentrando sus fuerzas en el estudio de la economía política, Marx desarrolló su teoría materialista en una serie de trabajos históricos, como son sus obras Contribución a la crítica de la economía política (1859) y El Capital (t. I, 1867). La época de intensificación de los movimientos democráticos, a fines de la década del 50 y en la década del 60, llamó de nuevo a Marx al trabajo práctico. El 28 de septiembre de 1864 se fundó en Londres la famosa I Internacional, la "Asociación Internacional de los Trabajadores". Alma de esta organización era Marx, que fue el autor de su primer Manifiesto y de un gran número de acuerdos, declaraciones y llamamientos. Con sus esfuerzos por unificar al movimiento obrero de los diferentes países y por traer a los cauces de una actuación común a las diversas formas del socialismocomunismo premarxista (Mazzini, Proudhon, Bakunin, el tradeunionismo liberal inglés, etcétera), Marx, a la par que combatía las teorías de todas 23 estas corrientes y escuelas, fue forjando la táctica común de la lucha proletaria de la clase obrera en los distintos países. Después de la caída de la Comuna de Paris (1871), que Marx, en La guerra civil en Francia (1871), analizó con gran espíritu práctico y revolucionario, y al producirse la escisión provocada por los bakuninistas, la Internacional no podía subsistir en Europa. Después del Congreso de La Haya (1872), Marx consiguió que el Consejo General de la Internacional se trasladase a Nueva York. La Internacional había cumplido su misión histórica y cedió el campo a una época de desarrollo incomparablemente más amplio del movimiento obrero en todos los países del mundo, época en que e s t e m ov i m i e n t o h ab í a d e d e s p l e ga r s e extensivamente, engendrando partidos obreros socialistas de masas dentro de cada Estado nacional. Su intensa labor en la Internacional y sus estudios teóricos, todavía más intensos, quebrantaron definitivamente la salud de Marx. Este prosiguió su obra de transformación de la economía política y se consagró a terminar El Capital, reuniendo con este propósito una infinidad de nuevos documentos y poniéndose a estudiar varios idiomas (entre ellos el ruso), pero la enfermedad le impidió dar cima a su principal y más importante obra: El Capital. 24 El 14 de marzo de 1883, Marx se dormía dulcemente para siempre en su sillón. Yace enterrado, junto a su esposa, quien falleció el 2 de diciembre de 1881, en el cementerio de Highgate de Londres. Varios hijos de Marx murieron en la infancia, en Londres, cuando la familia atravesaba extraordinarias dificultades económicas. Tres de sus hijas contrajeron matrimonio con socialistas de Inglaterra y Francia: Eleonora Aveling, Laura Lafargue y Jenny Longuet. Ángel Jesús Fuentes Martínez 25 EL HOMBRE EMANCIPADO … O DE LAS HUMANAS MOTIVACIONES DE MARX* Miguel Ángel Vargas Reza La naturaleza no es eterna, terminará algún día. La naturaleza es el pan nuestro de todos los días, es la fortaleza del espíritu del universo, es la fuerza de todo lo que transpira. La naturaleza, está en el corazón, en el cerebro, en las manos, en los pies, en la risa y en el llanto, en la angustia y en el encanto. La naturaleza está en la fuerza de los vientos, de los mares, de los bosques, está en el instinto de cuanto nos rodea. Está… en la esencia de los hombres. La naturaleza es sabia, inconmensurable, ávida de paz solemne. Ha tolerado centurias de tiempos solos, millones de seres todos, millones de generaciones grandes, perdidas por siempre todas, sucumbidas, indolentes en los fríos, en fuegos y tempestades. La naturaleza ha sido indiferente, sin _________________________________________ *Reflexiones con base en el libro de Erich Fromm, Marx y su concepto del hombre. 26 inmutarse nunca ante el dolor enorme y sangrante de tantas y tantas mentes incapaces de salvar, presas de pavor, de miedo, presas de no saber, presas de no pensar, presas de no perder, de no vivir, de intuir el final. La naturaleza ha resistido el dolor natural que siente de las formas y los tratos, de los golpes y martirios. Se ha ofrendado completa y ha recibido hastío. Ella sabe cuanto espera, ella sabe cuando llega el tiempo de hacer justicia y es testigo inminente de lo que será su tierra. El Hombre como especie, el Hombre como talento, el Hombre universal, el ser más capaz, el ser más total, el ser que ante el espejo se ha tratado de mirar convencido de la vida y de la forma de pensar; decirse lo que está bien, pensarse que no está mal, creerse que va mejor. Querer por siempre la obra, la forma de producir, el estilo de acrecentar, las talegas cual la pena de vivir. No se mira. Si disfruta del placer de parabienes cuantiosos, logrados como persona viril, como benefactor de cercanos y no lejanos que le significan más, baste saber decir lo que guarda en el baúl, todo aquello que le dice: tengo más, tengo lo que necesito, tengo, más por mí, por nadie más, tengo harto y bastante, no me importa destruir, no me importan los demás, cada cuales su propio problema y cada quien no me interesa, sólo yo estoy aquí. 27 Ese ser individual, tan olvidado de todo, tan ciego de no mirarse, ha encontrado su perdición, ha logrado hacer fenecer tantas buenas voluntades, ha cambiado los jardines de flores inmensas y bellas por tierra de roca estéril, vana, inútil de tallar. Ha conquistado victorias, triunfos impresionantes ha logrado sacrificar por uno a más de mil y en el fango han de quedar aquellos a quienes les tocó no saber lo que es vivir, no saber que en la tierra hay que cavar más profundo si no se sabe ganar. A esos miles subterráneos no se les deja la luz. ¿A dónde vamos a parar? ¿En dónde terminaremos? Siglos y siglos pasan, cuántos sabemos que han sido, cuántos veremos pasar ¿Uno puede más que mil?, ¿eso es lo que sabemos?, ¿eso es lo que podemos vivir? Es la esencia de ese Hombre que se ha perdido, es la esencia de ese Hombre que se sabe sometido, es de ese Hombre que sabe que ha abusado, del que en medio de lujuria se murió, se ha terminado. Nada alcanza a la sociedad, tarde llegan montones de necesitados, convertidos en piltrafa de hombres que comen hombre y que están hartos de mirar; es el momento esperado por tantos y tantos hombres, por tantas y tantas mujeres, por las familias todas, 28 por hordas descomunales, heridas, hambrientas siempre, olvidadas por el mundo. Hay tanto que rescatar, hay tanto que construir. ¿Cómo podemos ser diferentes? ¿Cómo podemos decir que es posible seguir, para pensar en momentos, con cierta dificultad, que los hijos de los hijos ya no verán el mar? ¿Cómo debemos actuar para recuperar la vida que nos hemos quitado todos y que dejamos pasar? ¿Qué es lo que tenemos que hacer para poder entender que no soy yo, ni es aquél, el que tiene que decir, el que tiene que escuchar, el que tiene que gritar? Somos muchos y más allá de ésta tierra, somos muchos y más allá de la niebla los que tenemos que hablar, los que tenemos que ver, los que tenemos que actuar. Bibliografía Fromm, Erich, Marx y su concepto del hombre, F. C. E., México 29 ACERCA DE LA CONCEPCIÓN MARXISTA DE LAS CLASES SOCIALES Y LA LUCHA DE CLASES Arturo Ramos Pérez Introducción Como sabemos, existe una polémica extendida a lo largo del siglo XX acerca del verdadero significado de los conceptos, las categorías y las explicaciones del marxismo y de su vigencia en el análisis de la realidad social actual, lo cual nos obliga a establecer un principio general cuando intentamos evaluar dicha vigencia: la emulación de la actitud crítica del propio Marx frente al conocimiento y frente al movimiento de la realidad. De esta manera, el punto de partida que reivindica el espíritu crítico del marxismo radica en la necesidad de resignificar dicho instrumental teórico a la luz de los problemas concretos de hoy, resignificarlo en el análisis de los procesos sociales que se despliegan en el mundo actual. Al mismo tiempo, la mirada crítica con la que identificamos la vigencia y pertinencia 30 del pensamiento marxista no puede evadir el reconocimiento de la existencia de otros discursos, explicaciones y propuestas prácticas que, sin vincularse o corresponderse con el marxismo, aportan por su lado elementos críticos valiosos para la comprensión y transformación de la realidad social. Así, en el caso de los conceptos de clase social y de lucha de clases, podemos indicar que si bien es cierto que, como el mismo Marx señaló, dichos conceptos no tienen su origen en el marxismo clásico, (Marx 1976: 542) sin embargo, es en este sistema de pensamiento donde adquieren su significado más reconocido y su más importante fuerza interpretativa. Razón por la cual nos es posible intentar su actualización desde un sentido crítico. Hacia una visión dinámica e histórica del concepto de clase social Ya Marx asentó que al referirse a las clases sociales lo hacía en el entendimiento de la necesidad de ubicarlas siempre dentro de un modo de producción determinado, (Ibidem) que en su caso y en el nuestro no es sino el capitalismo. Además planteó una diferenciación de los agregados sociales aspirantes a su reconocimiento como clase social en 31 términos de su carácter fundamental dentro del modo de producción capitalista. En consecuencia, Marx advirtió que en este sistema había dos clases fundamentales: la burguesía y el proletariado, así como algunas otras no fundamentales con diferentes formas y niveles de inserción en las relaciones sociales capitalistas. (Marx y Engels 1975) A pesar de recurrentes interpretaciones estáticas y deterministas, en la auténtica lógica del pensamiento de Marx las clases sociales, y en primer lugar la burguesía y el proletariado, no podían dejar de tener un carácter dinámico, de estar sujetas al influjo del proceso histórico, por lo cual en buena medida eran concebidas por Marx como clases en potencia, como clases en formación. Esto queda claro, por ejemplo, cuando se refiere al paso de la clase “en sí” a la clase “para sí”, donde la constitución de los trabajadores como clase es vivida como un proceso constante. De esta manera, resulta obvio que todas las clases sociales presentes en el desarrollo capitalista sufren los efectos del paso de la historia, experimentan cambios y alteraciones de diversa índole. Así, hoy podemos afirmar que en el contexto de la globalización, en tanto nueva fase del desarrollo capitalista, (Ramos 2004) la polarización inherente al capitalismo ha conducido a la simplificación de las 32 fundamentales: el mundo del capital, la nueva burguesía, y el mundo del trabajo, el nuevo proletariado. Esto indicaría que otras clases o semiclases presentes en el capitalismo del siglo XIX, que al mismo Marx se le dificultaba caracterizar como tales, como podrían ser el campesinado, los sectores de la pequeña burguesía u otros, habrían perdido en el curso del tiempo su perfil autónomo en un sentido clasista y llegado a ser claramente, hacia fines del siglo XX y principios del XXI, expresiones particulares del mundo del trabajo; lo mismo se podría afirmar en el caso de los terratenientes, ya sea que hayan desparecido o bien que hayan mutado hacia una forma particular del mundo del capital contemporáneo. Clases y sujetos sociales en Marx Con frecuencia se ha querido leer en Marx una categorización estricta de las clases sociales, sin embargo, lo cierto es que el uso que hace del concepto a veces tiene un carácter bastante laxo, inclusive en obras fundamentales como el Manifiesto, donde habla, por ejemplo, de maestros y oficiales. (Marx y Engels 1975: 32) Por otro lado, Marx y Engels nunca olvidan advertir acerca de la complejidad y mutidimensionalidad de la condición humana y de la vida social, por ejemplo, cuando proyectan en la lucha política en Francia hacia la mitad del siglo la particularidad de los actores 33 políticos y de sus intereses más allá de la mera determinación clasista, o bien cuando analizan los elementos científicos y tecnológicos o la diplomacia, y no se diga cuando descomponen el marco de las relaciones sociales capitalistas y ven la situación de las mujeres, de los marginados, o de aquellas identidades que emergen en el conflicto colonial por el desarrollo o la imposición del modo de producción capitalista fuera de Europa. Cuando nos esforzamos por integrar en una lectura crítica y holística de la obra y del pensamiento de Marx su propia historicidad y subjetividad personales, podemos darnos cuenta de la riqueza del concepto de sujeto que nos ofrece, lo cual nos auxilia para desprender la figura de los sujetos sociales como complemento y enriquecimiento del concepto de clase. Por lo tanto, creemos que sería legítimo decir que existe una gran fidelidad al espíritu crítico del marxismo cuando reconocemos que en el capitalismo actual esa polarización, que ha reducido el número de las clases sociales al mundo del capital y al mundo del trabajo, ha traído consigo la expansión de identidades y sujetos sociales diversos en el interior de cada campo clasista, exigiendo entonces de nosotros una ampliación del marco interpretativo del marxismo, para articular el análisis y la proyección política del sentido de clase con la incorporación de conceptos como los de las identidades, los sujetos sociales y la complejidad del 34 individuo y de la sociedad actuales. (Ramos 2004: 150) Clase, sujetos sociales e individuo No pocas veces se ha simplificado la interpretación clásica del marxismo sobre las clases sociales anulando o contraponiendo a ellas la noción de individuo, y su traducción en la práctica política y en la proyección del socialismo ha tenido un costo enorme para las expectativas de transformación social. Sin embargo, no hay reducto alguno en la obra de Marx que justifique la negación de la individualidad en su análisis social, por el contrario, el individuo aparece una y otra vez como elemento fundamental del mismo. Por supuesto que siempre aparece como individuo social, como individuo constituido en y por la sociedad, hecho en la relación con los otros. Por ello hoy resulta indispensable reivindicar la articulación de los conceptos de clase, de sujetos sociales y de individuo como parte nodal de un marxismo vivo y potenciador. Así, en la lógica del pensamiento marxista (enriquecido, por ejemplo, con aportes provenientes del psicoanálisis y la psicología social, de los enfoques de la larga duración, de la sociología y la pedagogía críticas, o de los estudios de la complejidad) la construcción de la persona como sujeto y de la sociedad toda, pasa necesariamente 35 por procesos integrales y complejos que necesitamos reconocer para formular alternativas reales al capitalismo que vivimos y, sobre todo, para desarrollar estrategias incluyentes que potencien a los seres humanos que componen el mundo del t r ab a j o. D e e s t a f o r m a , u n m a r x i s m o verdaderamente crítico advierte que el concepto de clase social si bien sigue siendo indispensable no es suficiente, y que la existencia de dichas clases no coarta la presencia de otras identidades con las cuáles se constituyen sujetos sociales específicos (como las mujeres, los grupos étnicos, los jóvenes, los homosexuales, los ecologistas, etcétera), y en el mismo sentido, ambas realidades no solamente no suprimen ni subsumen al individuo, sino que, en oposición a esto, lo erigen en el elemento de raíz que las origina, entendiéndolo siempre como un individuo social. No podemos, por lo tanto, soslayar la importancia que asignamos a esta articulación en el proceso de construcción de una conciencia crítica y de una organización autónoma y sólida de los trabajadores (siempre en la creencia de que nos mantenemos bajo una óptica marxista genuina y en búsqueda de una transformación social producida por la gente real que constituye el mundo del trabajo en este siglo XXI), al referirnos por un lado al paso de una clase “en sí” a una clase “para sí”, a una clase en el pleno sentido de la palabra, y por otro a la constitución 36 del individuo en verdadero sujeto al asumirse como actor de su propia historia. Esto quiere decir que la transformación del capitalismo en ese otro mundo posible al que algunos concebimos como un socialismo verdadero (sin olvidar que para Marx esa nueva sociedad implicará la desaparición de las clases sociales), requiere, antes que cualquier otra cosa, del asenso de los trabajadores a su condición de sujetos políticos hacedores de la realidad, tanto en términos colectivos como individuales; esto es, edificarse como una clase consciente y activa, conformada por individuos plenos y responsables de sí mismos y de los otros, todo ello sin que dejen de expresarse en las variadas formas de identidad y de sujetos sociales en los cuáles encuentra camino la infinita potencialidad y multidimensionalidad del ser humano en que habita todo trabajador. Actualidad del concepto de lucha de clases Nunca fue pretensión de Marx reducir la conflictividad social y política al enfrentamiento único entre clases, sino más bien identificar el marco general y el sentido esencial dentro del cual se adscribían los innumerables conflictos que una sociedad basada en la explotación y la opresión genera. No obstante una historia larga de intentos por clarificar este asunto, aún sigue siendo difícil el reconocimiento del vínculo que enlaza los distintos 37 antagonismos y confrontaciones sociales con la centralidad de la lucha entre las clases fundamentales del capitalismo. Tratando de superar este obstáculo en el horizonte de un nuevo milenio, sin duda alguna tenemos que abandonar cualquier tentación de carácter dogmático, lo mismo que cualquier reduccionismo o rigidez que pretenda forzar la comprensión de los procesos reales en los que, los hombres y las mujeres que formamos parte del mundo del trabajo, llevamos a cabo la resistencia contra la dominación y la hegemonía del capital. Pero sí podemos, en este momento, dejar asentado que hay una lógica sutil y eficaz que articula, en el marco de la lucha de clases, múltiples experiencias de antagonismo y conflicto como la negociación de la venta de la fuerza de trabajo, la lucha salarial y laboral, la resistencia contra las políticas neoliberales, la defensa de los derechos de los ciudadanos, de las mujeres, de los excluidos, la reivindicación de las libertades y las preferencias sexuales, la protección del medio ambiente y de la sustentabilidad del desarrollo, la recuperación histórica y política de las identidades y comunidades étnicas, etcétera. Por lo tanto, bajo este marco de interpretación de las clases y de los sujetos sociales, así como de las identidades y de los individuos, la lucha de clases más que reducir amplifica y diversifica los 38 antagonismos y la conflictividad social y política del mundo de hoy, y al mismo tiempo nos permite (al reconocer la legitimidad de toda oposición de los humanos concretos contra aquello que mengüe su libertad, su dignidad o su derecho a la vida) actualizar el pensamiento crítico y la práctica transformadora, ennobleciendo, sin dogmas ni cultos pero sí amorosamente, el papel que en ello tiene un marxismo crítico y vivificante. En esto reside la vigencia de un sueño tan humano y de una utopía tan elevada que nos ha hecho crecer en siglo y medio; en ello radica la actualidad del pensamiento legado por el Prometeo de Tréveris que hoy hemos convertido en patrimonio histórico de la humanidad. Bibliografía -Marx, Carlos, 1976, “Marx a Joseph Weydemeyer” en Marx, C. y F. Engels, Obras escogidas, tomo I, Progreso, URSS. -Marx, C. y F. Engels, 1975, Manifiesto del Partido Comunista, Ediciones en lenguas extranjeras, República Popular China. -Ramos, Arturo, 2004, Globalización y neoliberalismo. Ejes de la reestructuración del capitalismo mundial y del Estado en e fin del siglo XX, 2ª. reimpresión, Plaza y Valdés/ UACH, México. 39 VIGENCIA DEL MARXISMO. TRABAJO ENAJENADO, IDENTIDADES Y EMANCIPACIÓN DE TODOS Héctor Mora Zebadúa Una historia de enajenación y realización Marx considera al trabajo como la forma primordial en que el hombre se relaciona con la naturaleza, para transformarla y para transformarse a sí mismo de animal en ser humano. Pero en la medida en que el trabajo se divide entre los miembros de la sociedad y surge la propiedad privada, el hombre pierde progresivamente el control sobre su trabajo, sobre su obra, el producto de su trabajo, y sobre las relaciones que establece con otros hombres en el proceso de producción. De manera que las relaciones, el producto del trabajo y el trabajo mismo se alejan o distancian del individuo, es decir, se enajenan cada vez más. Así, a lo largo de su historia el hombre se humaniza (se realiza) y a la vez se enajena en el trabajo. La enajenación es la negación de la esencia del 40 hombre, es decir, la negación de su identidad, de su voluntad, de su conciencia y de su obra creadora de la naturaleza y de su propia especie. En la enajenación el hombre se percibe ajeno a su obra; no se reconoce como autor de la formación de su mundo (social, cultural, político y natural), se percibe como víctima de la naturaleza y de sus propias creaciones (objetos y relaciones). Al enajenarse de su obra, objetos y relaciones, como en la idolatría, el hombre fetichiza dichos objetos y relaciones y se postra ante ellos, atribuyéndoles (transfiriéndoles) sus propias cualidades y potencialidades. Puede decirse que la fetichización de los objetos y relaciones es la forma en que el hombre busca dar sentido y legitimidad a la obra o creación humana, que se vuelve contra él por estar fuera de su control, pues al dotarlas de cualidades humanas y poderes sobre-humanos se explica que aparezcan ante sus ojos como entes autónomos y superiores a él que lo dominan. El trabajo enajenado Para Marx “el trabajo está enajenado porque ha dejado de ser parte de la naturaleza del trabajador, por lo que no se realiza en él, por el contrario se niega y no desarrolla con libertad sus energías mentales y físicas, quedando físicamente exhausto y mentalmente abatido”. El trabajo está enajenado 41 porque no satisface una necesidad específica del trabajador, es externo, forzoso, es sólo un medio para satisfacer otras necesidades distintas al trabajo mismo. Además, no es su propio trabajo pues es realizado para otros. En el trabajo enajenado la vida misma aparece sólo como un medio de vida, situación que dio origen a la gran crisis existencial y de identidad en el hombre del siglo XX y del actual. El trabajador “no distingue a la actividad de sí mismo, es su actividad y ésta se convierte en su medio de vida”, por ello, la vida misma queda reducida a un medio de vida, pues el trabajo se reduce a un medio para obtener un salario. Por tanto, ni el mejor de los salario, ni una mejor distribución de la riqueza, “devuelve al trabajo o al trabajador su significado y su valor humanos”. El desempleo, la más profunda enajenación El trabajador se enajena (se separa de sí mismo) en el modo de producción capitalista porque su obra deja de pertenecerle y el producto de su trabajo (objeto, valor, capital) se vuelve contra él, dominándolo. Ya adelantamos que el trabajador se percibe a sí mismo como su actividad (mecánico, operario, electricista, etcétera) y que esta se convierte en su vida y en su medio de vida. Puesto que el trabajador es como resultado de su actividad o profesión, cuando su profesión se desarticula, por una nueva organización y división del trabajo o caduca, pierde su ser, 42 se anula la identidad que con respecto a su profesión ha creado, su bote salvavidas estalla en mil pedazos; el naufragio es total. A la angustia y desasosiego cotidianos inducidos por el trabajo enajenado se suman la pérdida de identidad y la crisis existencial, pues en la nueva situación el trabajador se encuentra aún más impedido para realizarse en su trabajo, para reconocer su acción y percibir “su obra” como el resultado o producto de su propio trabajo. En “El capital” Marx sostiene que el trabajador existe para el proceso de producción y no éste para el trabajador. Y no podría ser de otra forma en un régimen de producción en el que el obrero existe para las necesidades de los valores ya creados, en lugar de que las riquezas existan para el desarrollo del trabajador. Peor aún cuando el trabajador no sólo se enajena o pierde a sí mismo en su relación con la naturaleza mediante el trabajo enajenado, pierde, además, esa relación al caer en el desempleo. En tal situación el trabajador pierde su lugar, su ser en la sociedad, por no participar en la actividad humana de transformación de la naturaleza, el trabajo. Cuando el trabajador queda desempleado padece un grado mayor de enajenación o separación de sí mismo, pues no sólo pierde su obra y es víctima de ella, sino que pierde la capacidad de relacionarse con la naturaleza, la posibilidad de desarrollar la actividad más elevada del hombre la que lo transforma de bestia en humano: el trabajo. 43 El desempleado crónico o permanente es un ser excluido de la sociedad, carente de función en ella, incluso en la familia, pues no contribuye a su sostenimiento. El desempleado es el expulsado del salvavidas de la identidad gremial, de la convivencia y los rituales sociales, de la participación política. Es el no ser, el negado por su especie cuando esta transforma la naturaleza, creando su mundo y a sí misma mediante el trabajo. Vale la pena distinguir entre la pertenencia transitoria al ejército industrial de reserva (el paro forzado), que hacía competir a los trabajadores por el empleo y reducía el precio de la fuerza de trabajo, y el desempleo crónico, que se prolonga por años o por el resto de la vida, que genera un sobreexcedente de potenciales trabajadores, que no sólo abate los salarios muy por debajo del valor de la fuerza de trabajo, sino que prácticamente anula toda posibilidad de negociación y bilateralidad en el proceso productivo entre los trabajadores y sus patrones, inutilizando y convirtiendo en obsoletos a los sindicatos. La democracia, resultado de la emancipación del hombre En la democracia actual, con su aparato legal, el ciudadano enajena su voluntad al elegir representantes y gobierno y luego quedar indefenso 44 ante ellos, ante su fuerza, que se revierte contra él. Las relaciones políticas creadas por el hombre se vuelven contra él sometiéndolo. Las relaciones políticas son producto de las relaciones sociales y éstas parten de las formas de producción. Por ello, no es esperable un sistema político plenamente democrático en tanto la producción esta organizada de manera que la mayoría de los humanos son objetos (no sujetos) y obedecen, mientras unos cuantos toman las decisiones. Puesto que en el mundo del trabajo enajenado se fetichizan los objetos (mercancías, dinero, empresas) y las relaciones (capital, Estado), postrando al hombre a sus designios, la necesidad de apertura de espacios democráticos en el medio productivo y más generalmente en el mundo del trabajo, no es una demanda propia de sindicalistas sino una necesidad social apremiante, condición sine qua non es alcanzable la democracia y la recuperación de la voluntad del hombre. Pero el desarrollo pleno de la democracia está indisolublemente unido a la des-enajenación del trabajo, a la liberación del hombre, porque en esa medida se percibirá a sí mismo como autor de su vida y de su historia y estará en condiciones de establecer relaciones políticas entre iguales, conscientes y democráticas. 45 El trabajo enajenado daña la salud La aparición de la depresión como síndrome clínico y su creciente incidencia, sobre todo en el llamado mundo desarrollado, es una más de las consecuencias del trabajo enajenado sobre la calidad de vida de las personas. La insatisfacción, la fatiga y el desasosiego crónicos producidos por la perdida de control sobre la propia vida, por la imposibilidad de satisfacer necesidades artificiales lo mismo que el problema existencial de no ser sino en la forma de objeto de la explotación, de la victimización ante los productos del trabajo, terminan por somatizarse o materializarse, por dañar (enfermar) la psique y el cuerpo de los individuos sin perspectivas de redención, todos. Asimismo, en todas las sociedades, la enajenación del trabajo se complementa o profundiza cada vez con mayor frecuencia y profundidad con el uso de sustancias que deprimen o estimulan funciones del sistema nervioso central, que permiten disfrazar la realidad, más precisamente, alterar la percepción que de ella se tiene o, de plano, evadirla. Son excepción de ello de las culturas en las que el complemento de la enajenación del trabajo es el fundamentalismo religioso, en el que el hombre se postra ante dioses a los que cede toda su voluntad para reducirse a mero instrumento de los mismos. 46 Falsas necesidades: la condena a la insatisfacción permanente En sus “Manuscritos económico-filosóficos”, Marx sostiene que en el capitalismo todos los hombres especulan con la creación de una nueva necesidad en otro hombre para atraerlo a un nuevo tipo de placer, a una nueva dependencia y esclavizarlo, para imponerle un poder ajeno para satisfacer su propia necesidad. Y que al aumentar la masa de objetos, crece el conjunto de entes ajenos a los que está sometido; cada uno de ellos es un potencial engaño de satisfacción de una falsa necesidad. El individuo se empobrece como hombre pero crece su necesidad de dinero para poder poseer esos objetos en los que deposita una supuesta satisfacción de una falsa necesidad, pero que no la puede saciar porque es la sublimación de la necesidad real de recuperarse a sí mismo, de recuperar su identidad como especie y como individuo. Los nuevos objetos, productos o mercancías son creados para atraer la esencia de otras personas, es decir, en el mundo del trabajo enajenado, su dinero. Marx anticipó el nacimiento de mercados como el de la música, el de la moda, el de la pornografía y el del narcotráfico: “El empresario accede a las fantasías más depravadas de su prójimo, desempeña el papel de alcahuete entre él y sus necesidades, le despierta apetitos insanos y esta en espera de cualquier debilidad para, después, reclamar la remuneración 47 por esta obra de amor”. No se trata de un reclamo moralista sino de la denuncia de un proceso de creación de necesidades insuperables para tratar de saciar otras necesidades igualmente insatisfechas del capitalista. Todos atrapados en la insatisfacción de necesidades fantasmales, inhumanas. Marx previó esta obsesión interminable por esclavizar a los demás hace 161 años, antes de que fuera evidente para todos la manipulación publicitaria y el consumismo, propios del siglo XX. En último análisis no es sorprendente, siguiendo a Marx, que el consumismo se haya convertido en un patrón de comportamiento del hombre en el capitalismo del siglo XX, pues el hombre convertido en mercancía sólo puede relacionarse con el mundo poseyéndolo y consumiéndolo. Pero también advirtió: “a medida que seas menos, que expreses menos tu propia vida, tendrás más; más enajenada estará tu vida y más economizarás de tu propio ser enajenado”. Finalmente, en su estudio de los Manuscritos económico-filosóficos de Marx, Erich Fromm agrega que los trabajadores del sector servicios están, ahora, aún más enajenados que los obreros. En especial los que manipulan los símbolos y las personas en vez de las máquinas, porque venden al patrón su personalidad, su sonrisa, sus opiniones, su belleza física. Su trabajo no depende de alguna 48 destreza sino de su personalidad y de la manipulación que de ella se haga y, en consecuencia, están más enajenados (separados) de su esencia humana, convertidos en objetos; no como los obreros, adosados a una máquina, sino simplemente en calidad de máquinas, sin voluntad o identidad propias. La liberación de todos y las identidades compartidas En la sociedad el hombre es su papel en la producción, porque en ella es sólo si produce, existe en tanto trabajador o capitalista. Así, en el desempleo o la quiebra el hombre deja de existir socialmente como tal. Por ello, es vigente la preocupación humanista de Marx por la existencia del hombre, no sólo en términos de distribución del ingreso, sino de su realización como ser humano, y por la forma en que un modo de producción esclaviza al hombre a su obra, a los objetos que produce y a las relaciones por él creadas. Más allá, incluso, del papel del individuo en el proceso, Marx se preocupaba por la enajenación del hombre, de todos, no sólo del perteneciente a determinada clase social. El capitalismo enajena también al poseedor del capital, que es tan esclavo como el proletario; su vida social y espiritual, su existencia, es igual de 49 miserable que la del obrero, aunque su capacidad de posesión de objetos y de disfrute de servicios es infinitamente superior; hecho que, por cierto, no establece una diferencia esencial. El problema es más el modo de producción que enajena y esclaviza al hombre a las cosas, que la distribución de las riquezas. Este aspecto del problema es muy vigente y cada día más evidente. El capital, en tanto relación, producto de un modo de producción y en última instancia del trabajo, se enajena (se separa) del hombre, de su poseedor, y su materialización, la empresa, se enajena, adquiere poder propio y ocupa el lugar y la voluntad del capitalista, del burgués. Ahora ella manda, controla y decide, no sus accionistas, que se encuentran atrapados y trabajan para ella. El poder de la megaempresa flexible (que cambia de forma, tamaño y orientación), de sus accionistas, arrebata la dirección del trabajo al capitalista mismo, pues le impone sus propias e ineludibles necesidades, surgidas en la competencia por el mercado. Así, el capitalista cada vez tiene menos control del proceso de trabajo y de su orientación, pues debe obedecer los mandatos del mercado so pena de ir a la quiebra y dejar de ser. En principio el trabajador está más enajenado, porque no dirige el trabajo, es empleado y cada vez más un accesorio del instrumento de trabajo, que pasa de la herramienta, extensión del hombre, a la 50 máquina, de la que el hombre es extensión. Por ello, en principio, la liberación del trabajador, libera al desempleado y al capitalista, es decir, a toda la humanidad del yugo de la enajenación o separación de sí, de su esencia. El marxismo es por tanto una herramienta para diseñar un proyecto de emancipación de toda la humanidad y no sólo de una clase social, porque el modo de producción capitalista profundiza y extrema la esclavitud histórica a la que está sometida toda la humanidad a los productos (objetos y relaciones) de su propia obra. La identidad del trabajador debe buscarse y encontrarse en la naturaleza (como parte de la biosfera), en el homo sapiens (como especie biológica), luego en la historia, después en su modo de producción y luego en su clase social, nación, etnia, etcétera. Por tanto, toda acción orientada a la emancipación del trabajador como protagonista (no único) del cambio, debe reconocer todos estos niveles de identidad en los que el hombre comparte necesidades, y hacerse cargo de la tarea de convencer a los demás de la necesidad, más allá de lo económico, de la des-enajenación del trabajo, de sus productos y de las relaciones resultantes, no sólo para liberar al hombre, sino para hacer viable (sustentable) su existencia, al recuperar su relación armónica con el resto de la naturaleza. 51 Fe, esperanza y Marxismo Es importante reiterar que para Marx el problema central es la existencia del hombre real, no uno ahistórico o ideal, y por tanto su obra es profundamente humanista más que económica. La filosofía de Marx es una critica y protesta ante la historia y la acción del hombre, pero está llena de fe (o confianza razonada, como prefiera verse) en dicho hombre, pues considera que por su esencia y potencialidad puede humanizarse y construir conscientemente su destino. No obstante, a muchos poseídos por el espíritu contemporáneo de resignación y derrota, y fortalecido por los triunfos políticos, económicos, ideológicos y militares del neolieralismo, el marxismo les parece utópico, pero para otros es fuente fundada y legitima de esperanza. En este sentido, el propósito del marxismo es, debe ser, la emancipación espiritual del hombre, la recuperación de sí mismo, de su esencia, su liberación del determinismo económico, para restituirle su plenitud humana, en reencuentro con la colectividad de su especie y con la naturaleza. En otras palabras, liberarlo de la esclavitud a los objetos y las relaciones por él mismo establecidas a partir de sus modos de producción, que son, en última instancia, la forma humana de relacionarse con la naturaleza. 52 La filosofía marxista supone que la ganancia y la satisfacción de una supuesta necesidad económica no son el motor del hombre, sino que, por el contrario, lo es su realización, su desarrollo pleno y la superación de la enajenación a la que se encuentra atado. La ganancia y la satisfacción de necesidades económicas existen sólo en el mundo del trabajo enajenado, por tanto no son parte de la esencia humana; emanan de ciertos modos de producción, son producto de la historia y por tanto transitorios y mutables 53 ECONOMÍA Y ACTUALIDAD DE LA TEORÍA MARXISTA Víctor H. Palacio Muñoz 1) Decía Lenin que “el marxismo no es un dogma, sino una guía para la acción”. Parto de esta afirmación ya que me parece que en los momentos por los que atraviesa la humanidad en general, y nuestro país en lo específico, se requiere de un sustento teórico que permita develar la esencia de los fenómenos que ocurren y posibilite desentrañar la estructura de los mismos. 2) A fines del siglo XIX e inicios del XX el marxismo estaba en auge. Las revoluciones obreras se manifestaban en varias partes del mundo y con la triunfante Revolución Rusa y los acontecimientos posteriores a la Segunda Guerra Mundial, más de la tercera parte de la población mundial comenzó a vivir en forma distinta, en lo que se conoció como socialismo real. Evidentemente había una teoría que le daba fuerza y aval a estos procesos: el marxismo. 54 3) Con la caída del Muro, y con todas las secuelas que trajo consigo, se avizoró una derrota mundial de la clase obrera, se constató que esa nueva forma de vivir no era tal y los demonios del pesimismo y del desencanto político se apoderaron de partidos, teóricos y simpatizantes del marxismo, dejando paso a una larga y tortuosa noche de pérdidas y de búsqueda de alternativas sin encontrarlas. 4) Hoy día, con el ascenso de los partidos laboristas y socialdemócratas al poder en Europa, con los balbuceos políticos de los comunistas en los otrora países socialistas y con la implantación política de la izquierda en los países más importantes de América Latina, así como con la crisis de todo ello, se viene dando un proceso de regresar a las fuentes teóricas en las que podemos abrevar para comprender y transformar nuestras sociedades. 5) Cabe señalar que durante todos estos años aciagos y plenos de orfandad teórica, tanto en la academia como en algunos grupos políticos, en el mundo se continuó la tradición de seguir tomando como eje analítico al marxismo y, de manera particular, a su Economía Política. Curiosamente, este fenómeno fue más claramente perceptible en los países desarrollados (Estados Unidos, Europa), llegándose a un alto grado de sofisticación, en donde se han hecho propuestas teóricas acompañadas de un bagaje matemático importante y realizando 55 articulaciones teóricas eclécticas, en donde la economía marxista es el eje rector. 6) En nuestro país, pese a las derrotas y autoderrotas de la izquierda nacional, y no obstante de los esfuerzos denodados de las instituciones gubernamentales por no apoyar proyectos de investigación con características críticas, se llevan a cabo trabajos con elementos marxistas en distintas partes del país. 7) No es fácil realizar análisis económico marxista. Se tiene todo en contra: estadísticas, apoyos, gente que sepa, lecturas y apreciaciones equivocadas de Marx, etcétera. Sin embargo, hay que emprender la tarea. 8) A mi modo de ver, para ir desbrozando el camino, se necesita leer y releer la obra económica de Marx (desde sus textos de Juventud hasta El Capital); buscar y construir las mediaciones entre la teoría y la información empírica, conocer cabalmente las posiciones teóricas del pensamiento económico convencional con la finalidad de criticarlo y así poder hacer una propuesta con más sustento, hacer una aplicación no mecánica sino creativa que permita arribar a interpretar los fenómenos económicos de manera adecuada, dar a conocer los resultados de lo investigado a trabajadores, estudiantes, pueblo en general. 56 9) Asimismo, es imperativo retomar las propuestas teóricas y metodológicas de autores marxistas de distintas épocas con la finalidad de enriquecer nuestros estudios. Esto debe ir acompañado, necesariamente, de la asimilación de las posturas keynesianas y postkeynesianas sobre todo en materia de política económica, ya que de lo contrario no estaremos en condiciones de ofrecer alternativas a los grandes problemas nacionales. Para el caso latinoamericano es imprescindible abrevar de la vieja y nueva CEPAL, de los teóricos de la dependencia, etcétera. 10) En fin, sigo creyendo que “el marxismo es una guía para la acción”. Pero para la acción teórica y política. La ambigüedad en estos casos lleva al desánimo y, en el peor de los escenarios, a la derrota política. El horizonte es vasto, amplio y promisorio. Depende de nosotros el uso que le demos a la teoría marxista para llegar a buen puerto. 57 LA VIGENCIA DE LA CRÍTICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA DE CARLOS MARX Miguel Ángel Lara Sánchez El derrumbe de la URSS y en general la crisis del movimiento socialista de fines de la década de los 80 del siglo XX, provocaron una contraofensiva ideológica de todas las fracciones de la burguesía, la desmoralización del pensamiento revolucionario y, en particular, el abandono de la concepción del mundo de Marx y Engels entre muchos de quienes habían guiado su vida en torno a esta manera de apreciar la realidad. Así como años antes de dicha crisis declararse marxista se había convertido en una prestigiosa moda entre el mundo intelectual y político, de la misma manera a partir de los 90s renegar de él y distanciarse lo más lejos posible se hizo algo común. Y sucedió así tanto en la visión de conjunto como en cada una de sus partes componentes. No se diga en el terreno de su Crítica de la Economía Política, una 58 de las bases esenciales de la construcción del pensamiento marxista. Unos sostienen que lo escrito por Marx y Engels en su Economía fue refutado por el fracaso del socialismo que se construyó en el siglo pasado, sobre todo el ruso y el europeo, mientras que otros, más moderados en su descalificación, plantean que lo rescatable es su método. ¿Por qué estudiar la Economía Política? Nos dice Marx en su célebre Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política que, analizando las relaciones jurídicas y las formas de Estado como expresiones de las condiciones materiales vida de los hombres y no como fenómenos que tienen explicación por sí mismos o por alguna forma idealista de pensamiento, encontró que el conjunto de esas determinadas condiciones materiales, bautizadas por Hegel bajo el concepto de sociedad civil, tienen su explicación en la Economía Política: “la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la Economía Política”.1 Por ello, al explicar el objeto de estudio de su obra El Capital, nos dice que se propone investigar “el régimen capitalista de producción y las relaciones de producción y circulación que a él corresponden.” Su _____________________________________________________________ 1.Marx, Carlos. Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política. 59 preocupación radica justamente en el estudio de las condiciones materiales de vida de la sociedad burguesa, el análisis de su origen, evolución y decadencia. Pero no el grado de desarrollo que han alcanzado las contradicciones que brotan de las leyes que regulan su funcionamiento, sino las leyes en sí, y en particular el estudio de “la ley económica que preside el movimiento de la sociedad moderna”2, es decir el mecanismo mediante el cual se produce la plusvalía y la reproducción del capital, que es la base del sistema. Pero la investigación de Marx no se detiene aquí, sino que además se propone estudiar las tendencias que se derivan de dichas leyes. Así pues, si se cuestiona la Crítica de la Economía Política de Marx y Engels, en realidad se está cuestionando la validez científica del estudio del régimen capitalista de producción y de las leyes a él inherentes. Y si esto fuera así, ¿qué explicación ofrecen estos detractores sobre la dinámica capitalista? ¿cuál es su propuesta sobre las leyes que determinan su funcionamiento? ¿qué explicación dan a la relación esencial que explica el metabolismo global del sistema? Si no es la obtención de plusvalía mediante la explotación del trabajo asalariado, ¿cuál es su motor principal? De esto no dicen absolutamente nada. Pero quizás la crítica está en eso que Marx añade inmediatamente después de indicarnos que se _________________________________________ 2.Marx, Carlos. El Capital. Crítica de la Economía Política. Prólogo 60 propone estudiar las leyes en sí, es decir, las “tendencias, que actúan y se imponen con férrea necesidad”, pues justamente entre tales tendencias se encuentra la disolución misma de la relación de capital, lo que nos hace creer que el capitalismo es eterno, tal y como desde la edad temprana del régimen capitalista de producción vienen coreando sus ideólogos, economistas y defensores a sueldo. Decir que falló Marx en el análisis de las tendencias plasmadas en la Crítica de la Economía Política porque colapsó el socialismo europeo y la antigua URSS, lo que revela es que quienes así piensan no han comprendido, aún, que lo que cayó fue una forma de sociedad que con el tiempo se fue alejando de las bases fundamentales económico-sociales para la construcción del socialismo, pero no así el proceso mediante el cual la relación de capital va perdiendo fuerza hasta colapsar, a partir del desarrollo de sus propias contradicciones. Tampoco comprenden la solución que toman dichas contradicciones bajo la forma de una sociedad donde se anula la propiedad privada de los medios de producción mediante la propiedad social de los mismos. Todo lo contrario: esas tendencias expuestas magistralmente en El Capital, en las Teorías sobre la Plusvalía, en los Manuscritos de 1844 y sobre todo en los Borradores (Grûndrisse), hoy vemos que no 61 sólo siguen presentándose, sino que además se han agudizado y se siguen imponiendo con esa férrea necesidad, como lo planteara Marx. Nada más véase, a título de ejemplo, el proceso de expulsión del trabajo humano del proceso laboral para convertirse en “pastor de máquinas”, como se demuestra en la última obra citada, realidad que ya estamos viviendo desde hace poco más de diez años en las ramas industriales más automatizadas, o bien, la gran magnitud que ha alcanzado el ejército de desempleados a nivel planetario o los grandes volúmenes de capital parasitario que fluyen a lo largo del sistema. La Crítica de la Economía Política de Marx y Engels no es un recetario ni un credo. El potente desarrollo de las fuerzas productivas del capital produce nuevas relaciones y formas, tales como la multiplicación de las formas que asume la ganancia y el enorme peso del capital parasitario; fenómenos que tienen que descubrirse y estudiarse sistemáticamente. Sin embargo, estas nuevas determinaciones no anulan la presencia de las leyes fundamentales de la relación de capital y mucho menos su desarrollo hasta entrar en conflicto con las relaciones de producción. Concebir, por otra parte, que lo vigente es su Método, equivale a escurrir vergonzantemente que se niega la validez científica y la rigurosidad del 62 análisis de las leyes de desarrollo del régimen capitalista de producción así como de sus tendencias. El Método de la Economía Política que propone Marx no son la exposición sistemática de las leyes en sí, ni tampoco la ley fundamental que anima la reproducción del capital, sino una manera de estudiar las relaciones económico-sociales. Estudiarlas a partir de las determinaciones más simples y abstractas como la mercancía, el valor o el trabajo, hasta las más concretas, hasta la reproducción de lo concreto representado como síntesis de múltiples determinaciones, tales como el Estado, la población o las clases sociales, es el camino adecuado. Implica, pues, partir de lo simple a lo complejo, del análisis a la síntesis en la construcción lógica del conjunto de categorías, relaciones, juicios y conceptos para explicarnos la realidad. Parte importante y esencial del Método de la Economía Política de Marx es la correspondencia que tiene dicha construcción lógica con la conexión y demostración históricas, es decir, que el proceso del pensamiento que va construyendo las categorías que nos ayudan a explicarnos el mundo real debe ser coherente con la trayectoria histórica real de los fenómenos estudiados. Este es el único método científico en la Economía Política. 63 Pero reducir la validez del análisis económico-social de Marx únicamente a su método, equivale a aceptar la veracidad del procedimiento, pero rechazar los resultados, esto es, a negar el carácter científico del estudio de las leyes de desarrollo del capitalismo, a negar también la ley fundamental que lo anima y por consiguiente a rechazar el carácter revolucionario del proletariado como la clase destinada a suprimir la relación del capital. Quienes bajo el influjo del surgimiento de variados movimientos y sujetos sociales en los últimos 20 años y del repliegue del proletariado, debido a la fuerte ofensiva del brazo neoliberal del gran capital, afirman que ya no es la clase obrera la clase verdaderamente revolucionaria, caen en el error de descalificar una de las tendencias fundamentales históricas que son inmanentes al curso mismo de las leyes de desarrollo de la sociedad burguesa, debido a la sobrevaloración y absolutización de la confrontación de clases en una de sus coyunturas. 65 LA CONCEPCIÓN MATERIALISTA DE LA HISTORIA Benito Méndez Castro “La burguesía convierte todo en mercancía, y por ende también la escritura de la historia. Forma parte de su ser, de su condición para la existencia, falsificar todos los bienes: falsificar todos los bienes: también falsificó la escritura de la historia. Y la historiografía mejor pagada es la mejor falsificada para los propósitos de la Burguesía”. Engels, Federico Materiales para la Historia de Irlanda Interpretar las complejidades del mundo actual para transformarlo hacia la construcción de un mundo mejor, hacia una sociedad nueva, hacia el socialismo, es una tarea a realizar. Aún después del fracaso del Estado Soviético y estados del Este europeo que lo acompañaron en su versión de “socialismo real”, versión que tiene que ser analizada a profundidad, el marxismo como 66 proyecto crítico del sistema capitalista sigue vigente porque la teoría de Marx nos proporciona aún los elementos para imaginar otro tipo de sociedad. A Marx se le critica por no haber dado una descripción minuciosa de su utopía y a los marxistas por tener pocos estudios en el vasto y fundamental terreno de las ciencias naturales y la tecnología. Sin embargo, el pensamiento de Marx ésta ahí. ¿Tiene validez?, ¿a quién le interesa ignorarlo y descalificarlo? La teoría de Marx, en su conjunto, proporciona una guía esencial para cambiar el mundo y relanzar al marxismo más allá del terreno político, ¿hacia dónde?, hacia las esferas académicas y culturales en general. Para transformar el mundo es necesario conocer la vida de los hombres en el tiempo, conocimiento que se basará en un instrumental teórico y un esquema de trabajo científico. Es decir, contando con la concepción materialista de la historia, la cual es fruto común de los trabajos y esfuerzos de Marx y Engels en diferentes etapas de sus vidas. Dicha concepción es reconocida como el segundo eje principal, después de la primera columna vertebral de sus estudios: el proyecto de crítica de la economía política. 67 La concepción materialista de la historia es la exposición teórica de un conjunto de principios generales, una conclusión de densos trabajos de investigación histórica y una guía para el estudio de esta disciplina, un hilo conductor de la investigación social. Así lo refieren Marx y Engels. “El resultado general que obtuve y que, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor de mis estudios…”, nos dice Marx al reseñar sus estudios críticos de juventud y como introducción a su conocida exposición sintética de la concepción materialista de la historia, incluida en el Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política de 1859. Igualmente Engels expresa en su carta a Conrad Schmidt del 5 de agosto de 1890: “Pero nuestra concepción de la historia es, sobre todo, una guía para el estudio, y no una palanca para construir a la manera de los hegelianos. Es necesario reestudiar toda la historia, deben examinarse en cada caso las condiciones de existencia de las diversas formaciones sociales antes de tratar de deducir de ellas los conceptos políticos, jurídicos, estéticos, filosóficos, religiosos, etcétera, que les corresponden. A este respecto sólo muy poco se ha hecho hasta ahora, porque pocas 3 personas se han dedicado a ello seriamente”. ________________________________________________________ 3.Citado en Aguirre Rojas, Carlos Antonio, “El problema de la historia en la concepción de Marx y Engels” en Revista Mexicana de Sociología, No. 4, Octubre-Diciembre 1983, México, p. 1084. 68 Marx elabora la primera formulación de la concepción materialista de la historia en el capítulo primero de La Ideología Alemana. En este texto Marx nos dice que existe sólo una ciencia: la ciencia de la historia; ciencia que desde sus dos ángulos posibles se presenta como historia de la naturaleza y como historia de los hombres. La concepción materialista de la historia es una guía de estudio, un esquema de trabajo teórico abierto, dispuesto a la comprobación, a su desarrollo y a su perfeccionamiento. En la época actual, para desarrollar y enriquecer la concepción materialista de la historia requerimos reestudiar y reexaminar las obras elaboradas por Marx y Engels en el campo de la ciencia de la historia. Rescatar el proyecto crítico de Marx y conocer a los teóricos que se han inspirado en dicho proyecto, por ejemplo, la Escuela de Frankfurt, el austromarxismo, los historiadores de la actual escuela socialista británica, la historiografía crítica del análisis del sistema-mundo y los trabajos históricos de las escuelas marxistas polaca, alemana, italiana y latinoamericana. Necesitamos estudiar la ciencia de la historia dentro de un proyecto científico que abarque todos los territorios de las ciencias sociales. Dotarnos de un 69 aparato conceptual, organizado a través de modelos y teorías de orden general, que busque los acontecimientos históricos para unirlos dentro de explicaciones científicas que definan tendencias de comportamiento de los procesos sociales. Es conveniente realizar un análisis acerca de las formas en que se aplicó el marxismo en las sociedades del llamado “socialismo real” para tener una visión crítica hacia la construcción de una sociedad nueva. Concebir a la historia profundamente social. Estudiar a las clases sociales mayoritarias, a las diversas formas de la cultura popular, a la lucha de clases, a los movimientos sociales, a las creencias colectivas. Incluir los diversos contextos sociales, políticos, intelectuales, económicos, civilizatorios. En esta recuperación de la dimensión materialista de la historia, es indispensable considerar las condiciones materiales para explicar los procesos culturales, las formas de conciencia, los elementos del imaginario social y las figuras de la sensibilidad colectiva. Estudiar también la centralidad de los hechos y de las estructuras económicas. Conocer la evolución y naturaleza de los procesos sociales globales. Habrá que observar y explicar los fenómenos investigados de manera integral. Descubrir las 70 conexiones que existen entre un fenómeno y las sucesivas realidades que lo enmarcan, así como los diferentes modos que lo condicionan y hasta lo sobredeterminan. Reconstruir los elementos que conectan el fenómeno estudiado con las diferentes realidades. Preguntarse por qué un fenómeno aconteció en un determinado contexto y no en otro. Tomar en cuenta los contextos geográficos, económicos, tecnológicos, étnicos, sociales, políticos, culturales, artísticos, psicológicos, etcétera. Se requiere interpretar los fenómenos de la historia desde una perspectiva dialéctica, ya que los hechos históricos son realidades vivas y en devenir. Los resultados de la investigación histórica siempre están abiertos a partir de sus contradicciones esenciales. Construir una historia profundamente crítica. Rescatar los pasados de los vencidos. Mostrar explicaciones multicasuales. Construir un discurso crítico historiográfico que recupere el pensamiento crítico de Marx. Esa es la tarea hoy. Bibliografía Aguirre Rojas, Carlos Antonio, 2002, Antimanual del mal historiador, Ediciones La Vasija, México. Aguirre Rojas, Carlos Antonio, “El problema de la historia en la concepción de Marx y Engels” en Revista Mexicana de Sociología, No. 4, Octubre-Diciembre 1983, México, Pág. 1084. 71 LA VIGENCIA DEL MARXISMO. ACERCA DE LAS CLAVES SOBRE EL SOCIALISMO EN LA OBRA DE MARX Armando Martínez Verdugo La vigencia del marxismo preocupa hondamente a muchos revolucionarios, sobre todo cuando la burguesía ha profundizado sus embestidas contra la idea de revolución y de sociedad alternativa al capitalismo. Con la muerte “de las ideologías”, “del sujeto” y “de la revolución”, varios ideólogos burgueses han organizado honras fúnebres al pensamiento de Marx. A estos embates, muchos marxistas han respondido de una manera que, en definitiva, poco ayuda a ubicar correctamente el significado histórico de la obra del autor de El Capital; han reivindicado los principios del marxismo y enfilado sus contraataques, defendiendo la pureza y el carácter imperecedero de la obra de Marx. El marxismo, suelen decir, sigue imperando. A todo esto, entonces, le llaman vigencia del marxismo, lo cual constituye una generalidad indeterminada. 72 En estas notas nos vamos a referir a esa cuestión, es decir, a la pregunta sobre el mantenimiento, la actualidad y la efectividad de la obra producida por Carlos Marx, no por sus discípulos y continuadores. La pregunta sobre la vigencia del marxismo, al igual que los debates sobre su justeza, veracidad o apego a la ciencia -¿a cuál justicia, a cuál verdad, a cuál ciencia?-, es una pregunta antimarxista. Sobre ninguna reflexión en torno a la realidad, menos aún del alcance de las que llevaron a cabo Platón o Aristóteles, Santo Tomás de Aquino o San Agustín, Marx o Kropotkin o Bakunin, Hegel o Schopenhauer, por ejemplo, debe plantearse el problema de su actualidad o caducidad, de su efectividad o ineficacia, de estar en boga o ser obsoleto. Antes que nada, porque no puede pretenderse que el momento histórico en el que se produjo esa reflexión sea uno e inmutable. Pero, sobre todo, porque ninguno de esos pensamientos es un receptáculo de soluciones a los distintos y variables problemas sociales. Son, simplemente, conocimiento que enriquece el patrimonio cognoscitivo de la humanidad y que, en un momento histórico determinado, puede proporcionar claves que para el investigador-transformador le ayuden a enfrentar con cabeza propia sus problemas propios. Profundamente dialéctico, el autor del 18 Brumario fue enemigo de considerar que un pensamiento, 73 incluido el suyo, constituye un sistema invariable y establecido, cuya razón de ser sería dotar eter namente de respuestas. Esto, independientemente de las pretensiones de uno y otro autor. El marxismo, como obra de Marx, implica la crítica despiadada de todo lo existente, incluso de sí mismo, sin retroceder ante sus propios resultados y sin temor a entrar en conflicto con los poderes establecidos, incluyendo el intento de erigir en un nuevo poder establecido a las ideas marxistas. No es casual, por ello, que algún día Marx declarara que él no era marxista. Tampoco es fortuito que quienes se declaran más fieles y consecuentes al marxismo, realmente procedan como devotos, congregantes y feligreses. En alguna ocasión Santiago Kovadloff señaló que ser y durar nunca serán lo mismo. Puede durar lo que no cambia. Pero sólo puede ser lo que se transforma. Si de alguna consecuencia respecto del marxismo puede hablarse, ella obliga a no situarle en su durabilidad sino en su ser, como un complejo abrevadero multifactorial de claves fundamentales, con ayuda de las cuales un revolucionario puede aprehender, explicar, interpretar y transformar la realidad capitalista, pero haciéndose cargo, él 74 mismo, de llevar a cabo estas transformaciones revolucionarias. El marxismo, como la obra de Carlos Marx, es un pensamiento sumamente complejo. Cuando de él se habla, debe precisarse de cuál de sus dimensiones se está pensando. De su enorme riqueza, en esta ocasión vamos a poner el acento en dos grandes aspectos que constituyen, junto con otros, a su ser. En primer lugar, el marxismo es un conjunto de teorías, de usos del conocimiento con ayuda del cual construyó explicaciones de realidades históricas. Por ejemplo, las teorías de la revolución proletaria, del socialismo como primera fase del comunismo, de la enajenación, del proletariado como la clase de vanguardia, etcétera. O bien el marxismo es un uso analítico del conocimiento (como guiado por la lógico causa-efecto: “el proletariado ocupa este lugar en el sistema de producción históricamente determinado, por lo cual está llamado a ser la vanguardia”) para indagar la realidad capitalista, esto es: una captación de las situaciones contextualizadoras, medioambientales, de un problema, que le causan; son explicaciones (no interpretaciones, en lo fundamental) en la medida en que se construyen mediante los análisis de las condiciones que parecerían ser tejido y trama del problema en cuestión. Aunque es evidente que en Marx no existe en absoluto el afuera y el adentro de un problema, en sus indagaciones y construcciones 75 hacía abstracción de este carácter holístico y llevaba a cabo estudios de las condiciones de existencia, como realidades que contienen y causan al problema. Pero el marxismo es también un paradigma y por ello, en tercer lugar, es una obra que cabe ver como epistemología. El marxismo es un paradigma como Concepción Materialista de la Historia, es decir, como la gran generalización que llevó a cabo Marx y que le permitió proponer un componente de la realidad social como el dínamo y el dispositivo pulsional determinante en las acciones, conductas, obras y concepciones de los seres humanos. No es la conciencia social, dice Marx, la que determina al ser social, sino a la inversa; con lo cual el marxismo no se expresa como teoría sino con una honda raigambre paradigmática. Como Concepción Materialista de la Historia, el marxismo no explica la construcción cognitiva de la realidad para transformarla, sino que da d i r e cci on al i d ad , e s tr ate gi a y r u m b o al revolucionario en su proceso de conocimiento militante-transformador del capitalismo. En sus estudios sobre el Estado, Marx sostuvo que éste no era el causante de la explotación, antes bien era una de tantas manifestaciones de aquélla, con lo cual no 76 intentaba e xplicar al Estado, sino que proporcionaba un hilo conductor que debía guiar al revolucionario para organizar su investigación sobre el Estado. El marxismo, por ejemplo con el 18 Brumario, es también un conjunto de claves epistemológicas que permiten o, más bien, ayudan a que el revolucionario aprehenda, o sea, desconstruya la realidad y se haga aparecer ante sí toda la complejidad de relaciones y de instituciones que constituyen un problema; ello permite llevar a cabo disecciones de la realidad problematizada para construir su radiografía, su composición o el campo problemático. Q u e r e m o s d e c i r, c o n e s t e c ú m u l o d e consideraciones, que no puede hablarse del marxismo como de una obra con una sustancialidad única y un significado unívoco. Preguntarse por la vigencia del marxismo es, en segundo lugar, entonces, una generalidad indeterminada, si no se cuestiona concretamente por el marxismo como teorías, por el marxismo como paradigma y por el marxismo como epistemología. ¿Qué claves puede proporcionar la teoría de Marx sobre el socialismo?, es la pregunta correcta. No ¿qué vigencia tiene el marxismo? que es una cuestión de generalización indeterminada. 77 El segundo gran aspecto en el que hoy queremos poner el acento es nuestra tesis de que en Marx no aparece un único sujeto de la revolución, sino que, según la perspectiva que prepondera o resalta, la escena principal la ocupa la clase (el proletariado), por ejemplo en los Grundrisse, en El Capital, en el Manifiesto; o bien lo ocupa el pueblo (sobre todo en sus reflexiones sobre Rusia, en su correspondencia con Vera Zazulich y Danielson) o, en un tercer momento, el ser humano, en el mismo El Capital, pero sobre todo en los Manuscritos EconómicoFilosóficos de 1844. La idea de que Marx sólo pensó en la clase obrera como el sujeto principal y el eje de los contenidos programáticos de la revolución es, cuando menos, reduccionista, fundada en una lectura superficial de Marx. Y, por ello mismo, si alguien sostiene que el marxismo sigue teniendo vigor (que eso es en esencia una vigencia) dicho así, sin especificaciones, está sosteniendo una generalidad indeterminada. Para nosotros, la obra de Marx es uno de los abrevaderos fundamentales de claves para aprehender, explicar, interpretar y transformar revolucionariamente la realidad capitalista. Pero, en ese sentido, la obra de Marx, y con mayor razón la que en nuestro país suele llamarse marxismo, no alcanza por sí sola para dar claves (menos todavía si lo que se pretende es encontrar en ella explicaciones 78 plenas de nuestros problemas) que nos permitan dar cuenta de la compleja realidad que vivimos. Como siempre, hay que buscar claves también en otros pensamientos con una perspectiva de complejidad y, cuando menos, de transdisciplinariedad. Hay teorías en Marx que sólo dan claves en negativo, teorías que deben ser cuestionadas de una manera radical. 79 HACIA UN NUEVO USO DEL MARXISMO María Teresa Lechuga Trejo Comenzaré por defender, como punto de partida, que el marxismo como teoría crítica es vigente, para exponer, entonces, que es precisamente por dicha virtud que le adjetiva que se valida su presencia atemporal y por ello actual. A decir de algunos estudiosos de los procesos de construcción del conocimiento4, las teorías con las que se intenta ofrecer una explicación de los recortes que de la realidad se hacen como posibles acercamientos a la misma, son vigentes en tanto se haga un uso crítico de ellas. Así pues, lo que en las subsecuentes líneas se presentará será un conjunto de reflexiones acerca de la presencia continua e incluso necesaria de la teoría marxista, con base en la propuesta de un nuevo uso, de un uso crítico de la propia teoría, que en sí misma se erige sobre la crítica tanto en su corpus filosófico como en su metodología. ________________________________________________________ 4.V. Zemelman, Hugo, Uso crítico de la teoría. En torno a las funciones analíticas de la totalidad. 80 Considero que el pensamiento marxista es atemporal debido a que algunos de sus postulados, en tanto que contextualización, son epocales, es decir, se ajustan a los cambios que la realidad bosqueja en su constante dinámica. Bien se conoce una de las aportaciones centrales del marxismo: enfrentarse con valentía, a través de una admirable 5 labor de exégesis, a lo “dado dándose” , escudriñar el presente continuo en recuperación de una memoria histórica y apuntando hacia un futuro a través de la construcción de la utopía. Todo lo cual se posibilita desde una propuesta metodológica dialéctica e, incluso, dialógica. Hoy en día, por ejemplo, en el ámbito de la construcción del pensamiento se discute mucho pero se dialoga poco o nada, no hay análisis dialéctico de la realidad y mucho menos proposición constructiva; es por ello que proponemos la recuperación del marxismo como instrumento de análisis de la realidad potenciador de nuevos pensamientos. Al respecto es menester aclarar que nuevas propuestas teóricas, filosóficas y metodológicas, cuyo punto de origen sea el marxismo, no tendrían que añadir en su nomenclatura el prefijo post, indicando con ello una superación que anula la propia génesis; es decir, no se trata de hablar de un posmarxismo cuando lo que se requiere es un nuevo uso del marxismo, un uso crítico. _________________________________________ 5.Ibidem. 81 En la época de Marx, detrás de los planteamientos teóricos, había una esencia prefigurada; por ejemplo, para los economistas clásicos detrás de la economía estaba la mano invisible del mercado, así como para la filosofía hegeliana estaba “el espíritu”; con estas herramientas aquel pensador emprendió la labor epistemológica y ontológica para arribar a la propuesta del materialismo dialéctico. Es en ese 6 origen en donde algunos autores han encontrado el posible pecado del marxismo: ser esencialista y, por lo tanto, idealista; acusando al idealismo de conllevar la reductibilidad de lo real al concepto y negando a la vez la posibilidad de la contingencia, ya que el idealismo tiende a la arrogancia del control racional y mental de la realidad. Mi apreciación al respecto es que el marxismo supera dicho idealismo en tanto que propone una nueva relación sujetoobjeto y rebasa también la idea de que la materia irradia el ser del objeto, es decir, el marxismo no afirma que de la materia se deriva el ser de las cosas, y sí propone en cambio una mediación, por lo que no habla de un materialismo sin adjetivos, sino de un materialismo dialéctico, es decir, reconoce la mediación y dicha mediación es la materia. Ahora bien, esto último no lo hace esencialista en el sentido de considerar que la esencia última de las cosas para el marxismo está en la materia, ello es apenas parte _________________________________________ 6.V. Laclau, Ernesto, “Posmarxismo sin pedido de disculpas (con Chantal Mouffe)” 82 de las herramientas intelectuales de las que Marx hace uso para tejer su discurso explicativo de la realidad que él estaba analizando. Ahora bien, lo que sí se debe cuestionar críticamente es que no obstante que el materialismo histórico movió los principios de la ciencia, es lamentable que muchos estudios que se hicieron posteriormente en ciencias sociales y políticas con inspiración marxista (durante varias décadas del siglo XX y que hoy en día algunas organizaciones y sujetos reivindican), no lograron reflejar una verdadera crítica ni una problematización dialéctica de la realidad, sino que se convirtieron incluso en dogmas hasta llegar a parecerse más a la tradición escolástica que al marxismo; es decir, no se hizo un uso crítico de la teoría marxista, lo que provocó que en un momento dado, desde el punto de vista ontológico, su interpretación se volviera, entonces sí, esencialista, idealista, y hasta ideologicista y cerrada como otras teorías. Del nivel crítico que ocupaban las categorías marxistas, sus usuarios descendieron hasta el subsuelo de los manuales, ya no había conceptos que se repensaran, se resignificaran e incluso se criticaran, sino que se elaboraron esquemáticamente recetas para aplicar. Algo digno de destacar es que Marx hizo una importante reflexión histórica y ontológica acerca de las posibilidades reales del socialismo como una 83 forma de sociedad más justa y humana que el capitalismo imperante, además pudo establecer científicamente que sería el proletariado quien encabezaría el movimiento que conduciría a ello. Sin embargo, algunos de sus 'intérpretes' hicieron de su reflexión histórica y ontológica un esencialismo, entendido éste en el sentido de dogmatismo. La consecuencia de esto fue no sólo llevar el proceso hacia un sistema autoritario en detrimento de la construcción democrática, libre y plural de las formas de ser y de pensar de la gente, sino también convertir un pensamiento tan rico y una visión tan crítica como el marxismo en supuestas e inútiles verdades únicas. ¿Qué habría dicho Marx de este uso acrítico de su teoría crítica? En ese sentido, por un uso nuevo del marxismo, por un uso crítico de dicha teoría, no entenderemos la anulación de la misma sino la no dogmatización de los principios que la componen. ¿Y cómo se lograría no dogmatizar?, quizá con la praxis, es decir, no sólo moviéndonos en el terreno de la teoría sino en el campo de lo concreto, de la práctica. Aquello por lo que más resalta la vigencia de la teoría marxista, es porque los humanos que hemos conformado generaciones posteriores a las de Marx no hemos sabido, la mayoría de las veces, llevar a la práctica esa teoría; hasta el momento sólo ha habido una serie de ilusionismos: el llamado “socialismo real” que no fue en realidad socialismo, así lo demostró; es decir, 84 la vigencia del marxismo radica en que la tarea está pendiente: hacer realidad vivida la realidad pensada por Marx, y hacerlo de la única forma posible: por amor a la humanidad y en defensa del sueño de que los sujetos podemos ser históricos y construir nuestra propia realidad. Como sabemos, Marx no llegó de inmediato a la raíz de su filosofía crítica sino hasta sus “Manuscritos económico filosóficos de 1844”, como un primer paso que después seguiría por la “Ideología alemana” y llegaría hasta “El capital”, así se presenta una perspectiva que muestra cómo su pensamiento va pasando del accidente a la contingencia, del titubeo a la crítica, de la reflexión superficial y engañosa a la ontológica profunda; pensamiento que además concretavalor añadido a la herencia que deja a la humanidad con su teoría- en una dialéctica posible a través de la reflexión epistemológica. He aquí, entonces, que no es simplista el recorrido concreto abstracto-concreto pensado que logra. Por último, si buscara un calificativo para definir al Marx pensador, tratando de salir de los muchos que recibe convencionalmente tanto a favor como en contra, diría que fue un hacedor de horizontes, mismos que hoy requerimos otear para resignificar la posibilidad de construir un socialismo si en ello creemos, pero que no será factible sin un nuevo uso de la teoría, un uso crítico, sin una nueva forma de 85 asomarse a reivindicarse democracia pensamiento misma. la misma, que hoy sólo puede en una contundente defensa de la como proyecto político y del libre y crítico como sustento de la Bibiografía De la Garza, Enrique. El método del concreto-abstracto-concreto. Ensayos de metodología marxista, UNAM/ Porrúa, México, 1983. Laclau, Ernesto. “Posmarxismo sin pedido de disculpas (con Chantal Mouffe)” en Laclau, Nuevas reflexiones sobre las revoluciones de nuestro tiempo, Nueva visión, Buenos Aires, 1994. Marx, Carlos. Manuscritos económico filosóficos de 1844, Ediciones de Cultura Popular, México, 1979. Marx, Carlos y F. Engels. La ideología alemana/ Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana/ Tesis sobre Feuerbach, Ediciones de Cultura Popular, México, 1978. Zemelman, Hugo. Uso crítico de la teoría. En torno a las funciones analíticas de la totalidad, UNU/ Colegio de México, México, 1987. 87 SEMBLANZA DE NUESTROS CAMARADAS EN EL CAMINO DE LA CONSTRUCCIÓN COMUNISTA 89 OJALÁ ESTUVIERAS AQUÍ Semblanza biográfica de "EL WILLY" (Guillermo González Guardado) Héctor Mora Zebadúa Llovió cuatro años, once meses y dos días García Márquez, Gabriel. Cien años de soledad El Willy llegó al D.F. desde Mexicali como predestinado para luchar por el socialismo. Se inició en el extraño camino de los que pretenden cambiar el mundo apenas incorporado al Instituto Politécnico Nacional (IPN). Apoyó la primera gran oleada del movimiento ferrocarrilero a mediados de los 50 y participó activamente en la huelga estudiantil del IPN en 1956. Al mismo tiempo se integró como militante al Partido Comunista Mexicano (PCM), del que se separó al frente de otros 59 compañeros en 1966, inconformes con la línea política y con las prácticas internas de ese partido. 90 Estudió la carrera de Administrador de Empresas en la Escuela Superior de Comercio y Administración (ESCA), en la que fue dirigente estudiantil, y posteriormente inició una segunda licenciatura en la Escuela Superior de Economía (ESE), ambas del IPN, que dejó inconclusa por la represión al movimiento estudiantil de 1968 y por la persecución política posterior. En esos años logró generar una importante fuerza estudiantil en el Politécnico, que formó parte de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED), a través de la cual tuvo un destacado papel en la derrota de la organización porril Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET) en 1967 y que lo convirtió, en las jornadas del 68, en uno de los tres dirigentes más influyentes del IPN en el Consejo Nacional de Huelga (CNH). En esos meses de lucha organizó brigadas hacia los centros fabriles en busca del apoyo obrero para la causa estudiantil; de manera especial promovió la alianza con ferrocarrileros, petroleros y electricistas. Perteneció a la llamada "línea dura" del CNH; participó en la organización de la defensa del Casco de Santo Tomás el 23 de Septiembre del '68 y, quizá por alguna filtración de información al respecto, fue acusado por agentes del gobierno de encabezar las "columnas armadas" del CNH, razón por la que el ejército y todas las policías lo buscaron afanosamente durante años. 91 El 2 de Octubre de 1968, Guillermo González Guardado no fue capturado por el Batallón Olimpia en la Plaza de las Tres Culturas y debió permanecer oculto varias semanas en casas de diversos compañeros solidarios, hasta que logró salir de la ciudad de México. Así, vivió años en la clandestinidad, no por posición política sino como condición indispensable para conservar la libertad. Puesto que nunca estuvo preso, no alcanzó el beneficio de las primeras amnistías echeverristas y hasta 1978 recuperó su derecho a la participación política abierta sin grave peligro. No obstante, durante toda la década de los 70 organizó grupos de obreros para luchar por salarios, por democracia sindical y por el socialismo, logrando, junto a sus compañeros de lucha, tener importante presencia en el movimiento sindical del Valle de México. Al mismo tiempo promovió y participó en la constitución de diversas organizaciones políticas revolucionarias de ideología Marxista-Leninista, la mayoría obligadas a la clandestinidad o a la semiclandestinidad por la represión y la persecución ejercidas por el gobierno contra todas las oposiciones políticas a lo largo del periodo conocido como de la “guerra sucia”. En la primera mitad de los setenta participó en la constitución de la Organización Socialismo Obrero (OSO). Fue promotor, como muchos otros, de las coordinadoras de masas: Coordinadora Nacional 92 Sindical (COSINA), Frente Nacional Contra la Represión (FNCR), Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y de intentos de coordinación superior del movimiento social como el Frente Nacional en Defensa del Salario y Contra la Carestía (FNDSCAC), la Asamblea Nacional Obrero Campesino y Popular (ANOCP); instancias que organizaron los Paros Cívicos Nacionales en 1983 y 1984. Durante el cambio de década, en 1981, al escindirse de la Corriente Socialista (CS), fundó, con compañeros estudiantes, obreros y maestros, la Tendencia Marxista Leninista (TML) y posteriormente la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR), desde la cual fue decidido promotor del Frente Político de la Izquierda Revolucionada (FPIR), con organizaciones como el Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), la Organización Revolucionaria Punto Crítico (ORPC), la Asociación Cívica Nacional Revolucionada (ACNR), la Organización de Izquierda Revolucionaria-Línea de Masas (OIR-LM), etcétera. A fines de 1985 el FPIR apareció públicamente con el nombre de Unión Nacional de la Izquierda Revolucionaría (UNIR), misma que se diluyó en 1988 durante la campaña presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas, a la que se sumó en la recta final la ULR. 93 Comunista democrático, González Guardado siempre fue amigo y compañero de las Comunidades Eclesiales de Base, de filiación católica, y de las organizaciones centroamericanas Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), de Nicaragua y Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), de El Salvador. El Willy González se integró, como miembro fundador, al PRD en 1989 y desde entonces hasta su muerte, el 27 de mayo de 1995, no paró un sólo día de trabajar en su construcción; siempre haciendo esfuerzos en favor de la coordinación de las corrientes de la izquierda social dentro de ese partido. En el PRD fue miembro de la Comisión Nacional Organizadora, después integrante del Consejo Nacional, posteriormente del Comité Ejecutivo Nacional y por último Diputado Federal. Sus compañeros en la ULR lo tratamos como camarada y amigo los últimos 20 ó 25 años de su intensa y fructífera vida. Fue un optimista obstinado y contagioso y, por raro que parezca, no era un soñador, era un Revolucionario. Recordamos que lo único que a veces lo deprimía un poco era pensar en morir sin ver el triunfo de la Revolución Socialista en México, triunfo del que siempre estuvo seguro y en el que nos ayudó a creer, incluso ahora. ¡HASTA SIEMPRE CAMARADA! 95 DEL CAMPO A LA CIUDAD Y DE LA CIUDAD AL CAMPO ¿CUÁNDO NOS REUNIMOS? Semblanza biográfica de “EL PARIENTE” (Manuel Ortega González) Benito Méndez Castro Los años de formación Después del movimiento estudiantil popular de 1968 que se llevó a cabo en diferentes partes del mundo, en México vivimos un proceso político de formación de nuevas organizaciones de izquierda que tuvieron como eje de trabajo la formación del Partido Proletario de Nuevo Tipo para la realización de la revolución socialista, la toma del poder político del proletariado y la construcción del socialismo. Corría el año de 1974 cuando el anterior planteamiento se difundía sistemáticamente en las escuelas vocacionales y superiores del IPN, difundido por la revista Marcha Hacia el Socialismo y por el periódico Socialismo Obrero. En la vocacional no. 6 el Comité de Lucha realizaba propaganda sobre las experiencias del 96 movimiento estudiantil del 68 y el 71. Apenas en 1973 se había iniciado una crisis general del sistema capitalista. En la vocacional luchábamos por mejores condiciones de estudio, becas para los estudiantes de escasos recursos y buscábamos las formas más efectivas para combatir a los grupos porriles financiados por el PRI-gobierno de esa época. En este ambiente, una tarde de ese año 74, Manuel Ortega González, “El Pariente”, se integró a uno de los círculos de estudio del Comité de Lucha, iniciando así una primera formación política con el estudio del Manifiesto del Partido Comunista, Trabajo asalariado y capital, Salario, Precio y Ganancia y el Qué Hacer de V.I. Lenin. Desde esos círculos de estudio en la vocacional 6, en la Escuela Superior de Medicina y en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, se contribuía a la reorganización del movimiento estudiantil y a la edición de varios periódicos: El Vir us Revolucionario, Luchemos en Conjunto y Unión de Lucha Estudiantil. El Pariente, como sus camaradas le llamábamos, se preocupaba por la situación de la Casa de Estudiantes de Zacatecas y por los problemas del campo en su estado. En los círculos de estudio se inicio la coordinación de su participación en el 97 Consejo Nacional de Casas de Estudiantes de Provincia y el apoyo al movimiento estudiantil de la Preparatoria Popular Tacuba. Junto al trabajo en las casas de estudiantes se integran otros compañeros como Alfonso Ramírez Cuellar y Juan José Quirino Salas, con quiénes se prepara un periódico mural con noticias de Zacatecas y se organizan varios círculos de estudio. “El movimiento estudiantil debe apoyar al movimiento obrero”, con esta idea los compañeros de la Casa de Estudiantes de Zacatecas apoyaban la distribución del periódico “La Matraca” a los obreros de General Motora. Durante los años de 1975-80, El Pariente es parte de la dirección del Consejo Nacional de Casas de Estudiantes de Provincia. Su participación en el Movimiento Obrero El Pariente venía participando en la Alianza Marxista Revolucionaria, organización que se integró al Frente Marxista de donde surgieron: la Organización Marxista para la Emancipación del Proletariado, la Corriente Socialista y la Unión de Lucha Revolucionaria. A principios de los años ochenta se integra a la coordinación del trabajo político de los electricistas, telefonistas, trabajadores de la energía nuclear, de la reforma agraria, liga de soldadores y a la difusión 98 de la experiencia vietnamita. Participa en actividades de asesoría con los compañeros del Comité Ejecutivo del Sindicato de General Motors. Ingresa a trabajar asalariadamente en el Instituto de Energía Nuclear y forma parte del Sindicato Único de Trabajadores de la Energía Nuclear (SUTIN). Participa en la organización de las huelgas de junio. El Pariente es despedido por su actividad sindical y emigra hacia otros frentes de lucha. Reflexión, estudio y despliegue Hacia 1985 El Pariente regresa al IPN, a la Escuela Superior de Economía, donde realiza estudios de licenciatura. Las condiciones materiales de existencia de la vida estudiantil lo llevan en 1987, después del movimiento del CEU en la UNAM, a participar en la Coordinadora Estudiantil Politécnica, donde Manuel destaca en la derrota del porrismo y en el apoyo a la candidatura de Cuauhtemoc Cárdenas en 1988. Su preocupación por el desarrollo de los movimientos sociales y de la situación del campo mexicano, sumada a su nobleza y desinterés personal, lo llevaron hacia su estado natal en donde fue asesor de proyectos productivos con grupos campesinos durante los años de 1990 y 1992. 99 Es el tiempo de implantación del proyecto salinista en el campo, los embargos, remates, adjudicaciones y desalojos se hicieron parte cotidiana de los productores del campo. Ante el desmantelamiento del campo en México surgen protestas en Chihuahua, Sonora, El Bajío y Zacatecas. En Zacatecas con la experiencia e iniciativa de Manuel Ortega González, Juan José Quirino Salas y Alfonso Ramírez Cuellar, se asienta el núcleo más sólido de dichas protestas espontáneas. Manuel Ortega y Juan José Quirino son encarcelados. De este movimiento nació El Barzón en el campo mexicano, como un movimiento social que se ha opuesto a la política de despojo implementada por el capital financiero y especulativo. El Pariente fue fundador de El Barzón Zacatecano en octubre de 1993, presidente del mismo en 1995, miembro de su Comité Ejecutivo Nacional y Secretario de Acción Política. En julio de 1996 El Barzón y el EZLN firman un pacto político de reconocimiento de sus fuerzas y de posibles apoyos mutuos. El Pariente participa en la dirección de la Cabalgata por la Dignificación del Campo Mexicano de octubre a diciembre de 1999 siguiendo una ruta parecida a la seguida por el Centauro del Norte en la revolución de 1910. Fue también fundador y dirigente del Frente Nacional 100 en Defensa de la Agricultura Mexicana en el año 2000. Manuel Ortega venía desde el movimiento estudiantil, se integró al movimiento obrero y después al trabajo político en el campo mexicano, como un dirigente muy destacado. Su olfato político le permitió estar con nuevos actores sociales dispuestos a organizarse y a luchar por sus propios proyectos. Su militancia en el PRD El Partido Proletario de Nuevo tipo no se formó, la realidad social y el pueblo se expresaron por un cambio por la vía electoral en 1988. Se creó el PRD con la integración de la Corriente Democrática del PRI, representante del nacionalismo revolucionario, y con los partidos y organizaciones del campo de la izquierda, en este proceso encontramos a Manuel Ortega; su experiencia acumulada desde 1974 y su participación en los movimientos sociales, crearon las condiciones para que lograra la presidencia del Comité Municipal del PRD en el Municipio de Gral. Francisco R. Murguía, Zacatecas, en los años de 1992-1995. Fue integrante del Comité Ejecutivo Estatal del PRD en Zacatecas de 1993 a 1996. Formó parte del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, ocupando la cartera de asuntos agropecuarios de 1996 a 1999. 101 El Pariente participó en los cuatro consejos nacionales del PRD, de 1989 a 2000. Posteriormente se integró al gobierno perredista estatal de Zacatecas como Subsecretario de Gobierno, en donde atendía un conflicto agrario en Durango. Una noche de fines de marzo de 2003, al regresar a su domicilio, fue acribillado por los esbirros de la destrucción sin que hasta el momento se haya esclarecido su muerte. Físicamente perdimos al Pariente, a un militante noble, justo y desinteresado, forjado en la lucha cotidiana y gris de los años setenta en el Distrito Federal. Un cuadro político que ante la adversidad decía que el ánimo y la moral no deberían decaer, era alegre y antisolemne. Hoy, Manuel, tratamos de recuperar tu trayectoria y no olvidamos aquella tarde del 74 en el Comité de Lucha cuando nos dijiste: “Pariente. ¿Cuándo nos reunimos?” Por eso hoy decimos: que el ánimo no decaiga, la lucha siga por la construcción de una nueva sociedad en nuestro país. 103 …EN LA LUCHA POR LA LIBERACIÓN DE LOS CAMPESINOS MEXICANOS… Semblanza biográfica de Rosendo Alonso Hernández José Durán Vera Rosendo Alonso Hernández, disfrutó 47 años de existencia. Hijo de campesinos guerrerenses, nació en el Ejido de Escuchapa, Municipio de Huitzuco, Guerrero el 1° de Marzo de 1958. Estudio su educación básica de 1964 a 1973 en la Escuela Primaria Francisco Figueroa de Escuchapa y en la Secundaria Manuel Sáenz del Municipio de Huitzuco. Como los hijos de los campesinos con visión de futuro, a partir de 1974 logró trasladarse a la Ciudad de México y estudiar el bachillerato en la Escuela Vocacional número 5, Plantel Jacarandas, del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Logró su meta académica como Licenciado en Economía graduándose en 1983 en la Escuela Superior de Economía del IPN. 104 La conjunción de una identidad rebelde con la formación académica de vanguardia en el IPN, propició el inicio de su extraordinaria vocación de luchador social; desde su etapa de estudiante de educación media superior se incorporó al movimiento estudiantil de forma espontánea, pero valiente y decidida, la única posible siete años después de la masacre de 1968, en una etapa en que el mundo y México en particular padecían gobiernos siervos de la burguesía cuyo dominio se mantenía reprimiendo cualquier manifestación social contraria a su modelo político económico, por lo que despertar a la lucha estudiantil después del 1968 exigía juventud y valentía. Su rápido acercamiento a la teoría marxistaleninista de aquella época le impuso como modelo de vida la aspiración de convertirse en cuadro revolucionario, aprendió como muchos a hablar y a volantear en los camiones urbanos, en los salones de clase, en las asambleas estudiantiles. Se inició como organizador en la estructura de la Organización Nacional de Estudiantes (ONE) y consolidó sus cualidades propagandistas con el proyecto de la instauración del socialismo que propugnaban las organizaciones clandestinas en las que participó. Por cierto se pronunció, junto a muchos otros por la participación pública, abierta y legal que llevó a la conformación de la Corriente Socialista y posteriormente fue un extraordinario militante 105 de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR). Para la década de los noventa era, sin lugar a dudas, un luchador social convertido por estas experiencias en dirigente de la izquierda revolucionaria. Asumió sin dudar su incorporación al movimiento Cardenista de 1988, convencido de la alianza que la izquierda revolucionaria asumía con una vertiente de la burguesía nacionalista, con el claro objetivo de la transición a la democracia. Su experiencia política y profesional lo ponían muy por encima de muchos compañeros en el proceso de constitución del Partido de la Revolución Democrática, no obstante, aceptó con humildad acompañar como suplente al diputado federal Salomón Jara Cruz en la LXII legislatura del Congreso de la Unión. Después de su graduación se incorporó rápidamente a la actividad magisterial como profesor de Secundaria, pero, con la misma rapidez, encontró en el movimiento campesino su verdadera vocación de luchador social, sin duda su origen campesino peso más que su formación académica y, desde 1992, se incorporó a la construcción y consolidación de la Unión Campesina Democrática. En la UCD, paralelamente al proceso de maduración de este proyecto, sus cualidades humanas y de liderazgo se definieron. Fue siempre aquí el contralor político, el compañero al que siempre 106 había que pedir consejo, sabiendo que se encontraría a un dirigente honesto, incansable, capaz de privilegiar las demandas de la gente por encima de sus intereses personales, calificado, sin lugar a dudas, para no perder el rumbo en las tareas de la lucha gremial y de la transformación política del país, incapaz de sacar provecho personal de ningún movimiento, disfrutando siempre del placer de asestar pequeñas derrotas al capitalismo. Rosendo Alonso no fue uno más, fue un dirigente real que contribuyó personalmente al avance democrático del país, siempre desde de la trinchera de la organización social y aspirando a un mejor nivel de vida para nuestros compañeros, influyendo directamente en la formación política de cientos de dirigentes naturales y aportando su esfuerzo en la lucha político electoral. Así, en 1990 fue el primer candidato del PRD a Presidente Municipal en la tierra de uno de los caciques más sangrientos de Guerrero, Rubén Figueroa. Y en la campaña del 2004-2005 organizó y potenció el apoyo de la Unión Campesina Democrática en Guerrero en favor de Seferino Torreblanca, actual Gober nador Constitucional del Estado de Guerrero. Siempre con optimismo, siempre superando su propia vulnerabilidad como ser humano, sobreponiéndose a enfermedades como la histoplasmosis que diezmó su salud en el año de 1999. 107 Rosendo fue además, por encima de todo, un verdadero ejemplo de hijo, de hermano, de esposo, de padre. Una de las cualidades que más admirábamos en él era su profunda sensibilidad ante los problemas de nosotros, sus amigos. Desde el 22 de Marzo de 2005, su pérdida es irreparable, pero para quienes lo quisimos y hoy lo extrañamos, Rosendo es y seguirá siendo de los camaradas que continúan, en nuestra memoria, guiando la lucha por la liberación de los campesinos mexicanos y por la conquista de un futuro socialista para todos. 109 DATOS DE LOS AUTORES Miguel Ángel Vargas Reza (49 años) Comunicador Gráfico, egresado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, de la UNAM. Docente en Artes Plásticas en nivel básico y de Diseño Gráfico y Expresión Gráfica en nivel medio superior. Ha presentado obra plástica en la Universidad Autónoma Chapingo, en el Centro de Actualización Docente de la SEP y en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Arturo Ramos Pérez (48 años) Profesor-investigador en la Universidad Autónoma Chapingo y profesor definitivo en la UNAM. Sociólogo con estudios de maestría y doctorado en Educación Superior y Pedagogía. Entre sus publicaciones más recientes están los libros Globalización y neoliberalismo. Ejes de la reestructuración del capitalismo mundial y del Estado en el fin del siglo XX, 2ª reimpresión, Plaza y Valdés/ UACH, 2004 y, en coautoría, Enfoques metodológicos críticos e investigación en ciencias sociales, Plaza y Valdés/ UACH, 2004. Ha sido Secretario General del Sindicato de Trabajadores Académicos de la UACH, miembro del STUNAM e integrante de la Coalición Trinacional en Defensa de la Educación Pública. Fue militante de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR). Héctor Mora Zebadúa (42 años) Profesor de la UNAM. Activista sindical y político participante en organizaciones como la ANT y la ORT y delegado de a sección académica en el STUNAM por el CCH Vallejo. Fue integrante de la CNTE durante 10 años. Editor y articulista en publicaciones como Los de Abajo y Al Filo. Entre sus publicaciones más recientes está el folleto En busca de la identidad perdida, y el libro en coautoría La perversión del capital y el sentido del cambio (en prensa). Fue militante de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR). 110 Víctor .H. Palacio Muñoz (51 años) Profesor-investigador en la Universidad Autónoma Chapingo. Economista con estudios de maestría y doctorado en Urbanismo, y de doctorado en Economía Internacional. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Actualmente se desempeña como Coordinador del posgrado de alto nivel del Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agroindustria y la Agricultura Mundial CIESTAAM de la UACH. Entre sus publicaciones más recientes están los libros Teoría de la renta y recursos naturales, UACH, 2003, Ensayos de economía mexicana: una visión no convencional, UACH, 2003 y en coautoría La perversión del capital y el sentido del cambio (en prensa). Fue militante de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR). Miguel Ángel Lara Sánchez (47años) Profesor de la UNAM en la FES Aragón. Economista con estudios de maestría y doctorado en la misma área. Activista sindical y político, miembro del Sindicato de Telefonsitas de la República Mexicana (STRM), donde ha ocupado cargos de representación y participado en numerosas negociaciones laborales. Editor y articulista en medios sindicales, como el periódico Fibra Telefonsita y otras publicaciones como la revista Al Filo. Algunos de sus trabajos publicados son los ensayos Proceso de trabajo y automatismo y Productividad y trabajo, el caso de TELMEX, así como el artículo La situación mundial de las telecomunicaciones (Revista de Economía Internacional de la Universidad Autónoma de Puebla). Fue militante de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR). Benito Méndez.Castro (48 años) Con estudios de Historia en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Activista sindical y político y miembro del Sindicato de Telefonsitas de la República Mexicana (STRM), donde ha ocupado cargos de representación. Editor y articulista en publicaciones sindicales, como el periódico Fibra Telefonsita. Fue militante de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR). Armando Martínez Verdugo (64 años) Profesor-investigador en la Universidad Autónoma Chapingo y en la UAM-A. Abogado con estudios de maestría y doctorado en Sociología. Activista político. Entre sus publicaciones están los libros Poder, política y sociedad, UACH, 2003; Los métodos. Nuevas lecturas de viejos conceptos, Jitanjáfora, 2002; y La crisis, Ediciones Autodeterminación, 1983. Editor y articulista. Fue militante del Partido Comunista Mexicano y de la organización Rumbo Proletario. 111 María Teresa Lechuga Trejo (29 años) Profesora de la UNAM en la FES Acatlán. Pedagoga con estudios de maestría en la misma área. Articulista. Miembro del STUNAM e integrante de la Coalición Trinacional en Defensa de la Educación Pública. Carlos Sifuentes Martínez (54 años) Profesor-investigador en la Universidad Autónoma Chapingo. Economista, con estudios de maestría en Educación con especialidad en Planeación Educativa. Ha sido activista político y sindical en diversas organizaciones. Miembro del Movimiento Democrático Nuevo Sindicalismo, en la sección XXXVI, donde ha participado en diversas comisiones. Fue militante de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD). José Durán Vera (47 años) Dirigente y fundador de la Unión Campesina Democrática (UCD). Ingeniero Agrónomo con especialidad en Sociología Rural. Activista político y promotor de organizaciones campesinas. Miembro del Congreso Agrario Permanente (CAP) y Consejero Nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Fue militante de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR). Angel Fuentes Martínez (52 años) Activista político y sindical, vinculado en diferentes épocas con sindicatos como el Sindicato de Trabajadores de la UNAM, el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM), y el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social. Fue militante de la organización Rumbo Proletario y responsable de la Coordinadora Proletaria (COPROL) y del Frente de Izquierda Revolucionaria (FIR) y actualmente participa en la Promotora Nacional contra el Neoliberalismo. Todos los autores son miembros de la Asociación Civil “Cultura, trabajo y democracia” y de los Colectivos ULR y Reflexión en la Acción, que como tales participan en la Asamblea Nacional de la Izquierdas Socialistas y en el Diálogo Nacional. Si bien José Durán no forma parte de estas organizaciones, ha promovido una estrecha relación de la UCD con ellas en diferentes actividades. Correo electrónico y página WEB de Cultura, trabajo y democracia, A. C. [email protected] [email protected] http://mx.geocities.com/cutradem
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