DE LA REGIÓN VACCEA A LAARQUEOLOGÍAVACCEA

March 29, 2018 | Author: edgenba | Category: Hannibal, Historiography, Archaeology, Ancient Carthage, Roman Empire


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DE LA REGIÓN VACCEAA LA ARQUEOLOGÍA VACCEA Fernando Romero Carnicero Carlos Sanz Mínguez (editores) DE LA REGIÓN VACCEA A LA ARQUEOLOGÍA VACCEA Vaccea Monografías, 4 Fernando Romero Carnicero Carlos Sanz Mínguez editores De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea Valladolid, 2010 Esta publicación ha contado con el apoyo financiero del Ministerio de Ciencia e Innovación a través de la Acción Complementaria para Proyectos de Investigación Fundamental no orientada (HAR2009-07138-E) De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea. editores © De los textos: los autores respectivos Edita: Centro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg” de la Universidad de Valladolid Colabora: Ministerio de Ciencia e Innovación Maquetación y diseño: Centro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg” de la Universidad de Valladolid y Eva Laguna Escudero Impresión: Ochoa Impresores Impreso en España . del Ministerio de Educación y Ciencia.Varios trabajos incluidos en el presente volumen se han desarrollado en el marco del Proyecto de Investigación de I+D+i (2004-2007) Vacceos: identidad y arqueología de una etnia prerromana en el valle del Duero (HUM2006-06527/HIST). © De la presente edición: Centro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg” de la Universidad de Valladolid © Fernando Romero Carnicero y Carlos Sanz Mínguez.Printed in Spain ISBN: 978-84-7359-666-4 Depósito Legal: VA-9060/2010 . C. desde un punto de vista geográfico-histórico.LOS VACCEOS A TRAVÉS DE LAS FUENTES: UNA PERSPECTIVA ACTUAL* EDUARDO SÁNCHEZ-MORENO Universidad Autónoma de Madrid “Las conclusiones deducidas del estudio de las fuentes en relación a la cronología absoluta de los espacios. A través de este encaje de hechos. horizontalmente considerados. nos señalan la presencia de un pueblo que desde los finales del siglo IV a. 1959: 180) “Los vacceos sobresalieron entre todos por sus tradiciones comunitarias. en orden a la fijación de poblaciones y a su distribución. Queda en pie una cuestión trascendente. las derivadas de la estratigrafía. aunque no son * Este trabajo se enmarca en el Proyecto de Investigación HAR2008-02612 financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. En suma. el fondo étnico y la difusión del llamado celtiberismo. 65 . las deducidas del estudio del hábitat y comarca. podrá explicarse en un futuro el valor de la romanidad vaccea”. (Wattenberg. aparece definido en la que llamamos.. en relación a su tipología y cronología relativa. así como la gran demografía que superó la de todas las etapas anteriores estableciendo la denominación de los lugares (…). la distribución peninsular de estas tipologías y su cronología inicial para cada lugar. la región vaccea. No sabemos bien sus hábitos internos. de esta suerte. III. 7-8). remontables siglos atrás. 240) “Esta es la imagen que los textos clásicos nos revelan de los vacceos. entonces ya no cabe duda que los vacceos conocieron profundamente las estructuras de las gentilitates. o más aun con las descripciones en nada inocuas de los pueblos más norteños (Estrabón. Si la vida gentilicia tiene que ver con las costumbres comunales. Esto es ya un punto a su favor. III. los vacceos se asoman en las fuentes con un singular sistema de explotación agrícola y con un dilatado mosaico poblacional de ciudades afianzadas. solidario y fraterno con los numantinos en su guerra contra Roma y. respetuoso u organizado. sorprende en primera instancia pero alcanzamos a comprender después. pero sí hay testimonios suficientes de su forma de trabajo productivo que ha venido distinguiéndose entre los demás por su comunitariedad.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea difíciles de adivinar. que las fuentes desprenden de estas gentes. entre los que hay que incluir interacciones diplomáticas y prácticas comerciales. (…) Poseen una estructura social de raigambre gentilicia y ejercen un tipo de economía tan singular que les lleva a sobresalir por encima de otros grupos del centro. (…) Los vacceos constituyen un pueblo original dentro de la meseta. 4. azotado por los romanos con campañas destructivas para sus ciudades y campos de cereal. pasando la oración a pasiva. Además de estimando a sus guerreros hasta hacer de su muerte un rito expositorio. meta de expediciones de fuerza cartaginesa. (…) la larga tradición de contactos culturales. La de un pueblo sobre un terreno abierto y transitable. 16) y todo lo que ello lleva implícito. Por ello mismo. Su cultura es tan desarrollada como para crear urbes de importancia histórica”. que los vacceos históricos establecen con otros ámbitos meseteños y extra-meseteños. (González-Cobos. la escasísima atención que les presta Estrabón –compárese con la anécdota burlesca que el de Amasia dedica a los vetones (Estrabón. Resultan muy indicativas las calificaciones de culto. 3. Su dedicación al trabajo provoca que los pobladores de las inmediaciones y los ejércitos que se mueven por la región miren con cierta codicia sus campos. modelan la personalidad 66 . 1989: 87-88. Su forma de vida y de sociedad les hace fuertes para establecer pactos continuos con sus vecinos y con los romanos. urbano. en fin. o al menos una parte de ellas. acaban drásticamente con la imagen de un mundo bárbaro. sí debe valorarse en sus justos términos en relación con algunos inveterados parámetros. Se hace difícil ya seguir a determinados autores —pensamos ante todo en Estrabón— que ante estas demostraciones de capacidad organizativa por parte de algunas comunidades. (Gómez Fraile. rompen drásticamente con la imagen de primitivismo que normalmente se venía manteniendo para estas regiones. desde luego. las gentes del Soto. urdir llanas simplezas relativas a algunas costumbres ofensivas al delicado gusto grecolatino aplicadas a sus pobladores. Ha quedado plenamente demostrada la peligrosidad que representa la literal reproducción de ciertos pasos proporcionados por los autores clásicos. por más que. tampoco es su cometido— de aproximarnos bases firmes para la reconstrucción de algunas importantes facetas culturales del pasado de estos pueblos. se limitan a reflejar la contraposición entre las ‘civilizadas’regiones mediterráneas y la ‘embrutecida’Meseta y septentrión. (Sánchez-Moreno. pues no siempre están en condiciones —y. no serían sino los ancestros directos de los vacceos. como los que acaban de consignarse.Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual de un pueblo que a la luz de los textos clásicos se nos presenta. aunque en absoluto pretendemos equiparar a otros sectores hispanos de mayor tradición politana. 1998: 67) “Unos rasgos de poblamiento y organización urbanísticas [en el área vaccea]. exponer discutibles opiniones acerca del escaso margen de influencia que las civitates llegaron a alcanzar en estos medios agrestes o. el más desarrollado en nuestra opinión de cuantos estudiamos y con una organización urbanística que. muestren ciertas diferencias materiales y culturales entre sí. además de con personalidad y brío. con un considerable desarrollo”. 2001a: 150-151) “Vistas así las cosas. desde el punto de vista arqueológico. como lo es entre ellas el poblamiento. sabemos que los poblado- 67 . (…) Las demostraciones de su poblamiento. depauperado y tribalizado”. 2007: 41) Historiografía y metodología Cual mojones de un camino. ese grupo étnico al que los escritores antiguos llaman vacceos. el historiador y sus fuentes. hacer una valoración o puesta al día de los vacceos a partir de uno de sus registros de información.I. con diversos métodos y ópticas científicas. y esto segundo parece sin duda más pernicioso. Por cierto. exige tener en cuenta. Sirva este excurso para subrayar que historiografía y metodología -contextuales. paleoambiental o meramente historiográfica de los datos) y la hermenéutica sobre ellos ejercida por quienes. y. con sus inquietudes y técnicas. Finley (1986). el del historiador y su tiempo. son el resultado del diálogo intelectual establecido entre. parafraseando a M. arqueológica. iconográfica. la lectura del pasado se hace irrenunciablemente desde el presente.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea res del Duero medio son. Pero en ocasiones. abriéndose así camino a la maniquea instrumentalización de la historia. como igualmente las dudas que persisten y empero suscitan el avance de la ciencia. pero la Arqueología nos enseña también que son las mismas gentes que encontramos en la Región desde. como mínimo. Lo que hoy sabemos del territorio. no está de más recordarlo.C. las fuentes clásicas. adaptativas y cambiantes. (Romero y Sanz. los pobladores de la cuenca central del Duero en la Edad del Hierro y bajo dominio romano. lo que inevitablemente perfila la aproximación al objeto de estudio. analizan el pasado. amén de la exégesis de los testi- 68 . Y que lo que ahora nos ocupa. Esto es.C. desde Heródoto a la globalización de Internet.. desde mucho antes. con bastante probabilidad”. los pasajes anteriores dan selectiva muestra de los enfoques y las deducciones que el avance de la investigación en los últimos cincuenta años ha ido deparando en el estudio de los vacceos. como se desprende de lo dicho.van de la mano en el proceso investigador de la humanidad. desde finales del siglo III a. finales del siglo V a. la interacción entre los registros de información disponibles (sin menoscabo de su carácter primario o secundario y de la naturaleza literaria. la historia o las formas de vida de los antiguos vacceos. la interpretación del pasado no sólo se fragua desde el presente sino también para el presente. a pesar del exiguo conocimiento de esta última. el encuadre. las aportaciones de los autores modernos. Con base en 69 . Sanz y Romero. por lo tanto. 1959: 5). Wattenberg ve la luz la monografía de A. tímidamente. exactamente tres décadas después de la publicación de La región vaccea de F. Wattenberg. Son los marcos que ciñen al retratista y su retrato. Los vacceos. Cuenca. 1959). 1997. el correr de los años trae o mantiene otras tendencias. renovando el camino otros. 2007a). Así. la originalidad de su planteamiento resida en la atención al medio físico como escenario histórico. todos han contribuido al avance de la investigación. 1995. de la fotografía. 1999: 199-200). Vicens Vives (Aguirre Rojas. En el caso de F. González-Cobos. Abriendo surco unos. un campo arqueológico organizado” (Wattenberg. Delibes. sino también el bagaje intelectual y técnico. 1995. En sus propias palabras. cuya seminal obra cumple ahora medio siglo (Wattenberg.M. Se entreven en esta aproximación los principios de la Geografía regional que la escuela de Annales llevaba aplicando al análisis histórico. 1995. en el caso de la arqueología de los vacceos. Romero y Morales.Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual monios primarios. F. escrutando sendas complementarias los más intrépidos. “este estudio horizontal [en el sentido de geográfico] ha permitido mostrar con seguridad lo que en otras partes de la Península es conocido y que aquí no se hallaba: una distribución del hábitat y una correspondencia del mismo con las fuentes literarias. 1993. Sacristán. Una corriente que desde Francia. Se inauguraba así una aproximación espacial y poblacional a las culturas protohistóricas que. en definitiva. la innovación era si cabe mayor al llevar el análisis del territorio al ámbito de la Prehistoria e Historia Antigua para integrarlo con la información literaria y arqueológica. Sanz y Escudero. Se entenderá así que. no ha hecho sino continuarse y consolidarse especialmente en las dos últimas décadas (Romero. Estudio sobre los pobladores del valle medio del Duero durante la penetración romana. fijándonos en las citas que prologan este trabajo y empezando por el pionero prospector de la región vaccea. titulada. Wattenberg. No olvidemos que como dinámica diacrónica. la teoría y el material de sus entornos. Sacristán et alii. De ella no sólo forma parte el poso crítico de cada autor. Mientras tanto. la investigación alcanza su pleno resultado cuando atiende la totalidad del proceso historiográfico que lleva a la formulación de sucesivas hipótesis. empezaban a calar en jóvenes investigadores españoles de la posguerra como J. 1999: 117-140. 1994. en las transformaciones socioeconómicas derivadas de la presencia romana en el corazón duriense (González-Cobos. 2004). 35-42). 213-222. La autora mantiene estas premisas en un trabajo que. 1986-1987. 2000a. 1991). González-Cobos. en último lugar. Esto último había dado lugar a 70 . En primer lugar.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea las fuentes clásicas y epigráficas. el enfoque interdisciplinar que toma en consideración la suma de evidencias disponibles (literario-epigráficas. las propuestas entre otros de J. Lomas. arqueométricas.M. Knapp. Para el ámbito indoeuropeo o céltico en el que se integran las tierras meseteñas. Mañanes. 1989b. Es esta orientación revisionista. la revisión desde finales de los años noventa de la tradición literaria sobre los pueblos prerromanos y su contraste con el registro arqueológico de poblados y necrópolis. Salinas. 1988. Laurence. 1990. 1979. 1989: 17-18. si bien trabajos precedentes habían planteado ya la conexión entre arqueología y fuentes en el acercamiento a los vacceos (Domínguez. Principal leitmotiv de dicho debate será la gradual disolución del ordenamiento gentilicio (y en el caso vacceo. 1986: 37-43. Salinas. En ella tres aspectos resultan esenciales. Sánchez-Moreno (1998. la autora refrenda el paradigma gentilicio que. Schulten. del sistema colectivista de la propiedad al que aludiría Diodoro de Sicilia) por efecto de la romanización. Sin desligarse de la caracterización primitivista y tribal de los pueblos hispanos heredada de A. 1989: 180-194. 1989a. adolece de crítica en el tratamiento de las fuentes clásicas (González-Cobos. servía aún para definir las sociedades prerromanas desde el campo de la Historia Antigua más filológica. 1980. en efecto. Gómez Fraile (2001a. aferrado a planteamientos ya algo obsoletos en el momento en que ve la luz (González-Cobos. Como deducirá el lector del segundo de los pasajes arriba extractado. avanzados los años ochenta del pasado siglo. ha propiciado una renovación en la aproximación a las comunidades de la Edad del Hierro. desde el punto de vista metodológico. Precisamente. Vigil y sus discípulos habían introducido en el debate de las sociedades antiguas peninsulares años antes (Vigil. cfr. la obra se centra. 1998. 2001b) y E. integradora y crítica la que consideramos hoy más adecuada para abordar el estudio de los pueblos prerromanos. explícitamente. paleoambientales…) y no sólo las de un determinado registro. González-Cobos asume los postulados del materialismo histórico que M. 1993-1994). a pesar del no siempre fácil diálogo entre Historia Antigua y Arqueología (Finley. 1963. 2008a) señalan un punto de inflexión en este sentido. 1990). 1989). cfr. en suma y para que resulte gráfico. integradamente. El hecho de que el devenir azaroso de los tiempos haya convertido estos testimonios en fuente histórica. Muy al contrario. es indispensable la disección de los estereotipos sobre los bárbaros hispanos presentes en el discurso historiográfico grecolatino. Ello exige una aproximación analítica a los espacios materiales y sus asociaciones. a pesar de las dudas que aún persisten sobre su funcionamiento real (Hill. Es así como. En los planes de estudio universitarios el mejor ejemplo de este divorcio era y aún sigue siendo la distinta —y distante— caracterización de las sociedades protohistóricas según se aborden en programas de asignaturas de Prehistoria (al final de los mismos: la Edad del Hierro) o de Historia Antigua de la Península Ibérica (al principio de los mismos: sustrato indígena). permite advertir la complejidad inherente a las sociedades de la Edad del Hierro (Hill y Cumberpatch. Detrás de ello subyace. un esquematismo docente y académico que encaja mal con la transversalidad y el dinamismo de la Protohistoria. 1993. además del peso de distintas tradiciones investigadoras. En efecto. Elegir. 1993: 168-169). entre Estrabón o los ajuares funerarios. 2002: 335-336). 2006). se obtiene una imagen más matizada y cabal de las gen- 71 . no significa que sean incuestionables o absolutos. en el que como veremos tienen su razón de ser y cabida en tanto productos culturales de un determinado tiempo. lo que conjugado con otros registros y sirviéndonos de modelos teóricos y analogías. en tanto percepciones o verbalizaciones de una forma concreta de entender la ecúmene y sus protagonistas (Plácido. Un esquematismo. ni que transmitan la historicidad de los hechos en estado puro. Wells. como entendían los historiadores positivistas. el legado literario antiguo está necesitado de un ejercicio de decodificación. de un análisis hermenéutico que extraiga su significado como fuente. entre las inscripciones latinas de tradición indígena o la arquitectura de los castros. negando puentes entre ellas. cultural y tecnológico correspondientes. Y en tercer lugar y en paralelo al ejercicio de descontaminación de los textos clásicos. pasando ahora a los aspectos analíticos. para una correcta valoración del tiempo protohistórico es indispensable contemplar los marcos medioambiental. En segundo lugar. duele reconocerlo. volveremos sobre este particular más adelante. aún no del todo resuelto.Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual una dualidad discordante y empobrecedora cual era tener que optar entre la tentativa arqueológica o la tentativa filológica para estudiar los pueblos prerromanos de la Península Ibérica. 1994. producciones alfareras singulares como las cajitas tetrápodas o las sonajas (Wattenberg.C. Martín Valls y Romero. económico y sociopolítico que caracteriza a las gentes de la cuenca central del Duero en vísperas de su encuentro con Roma (Romero y Sanz. tal y como inciden las citas de E. 1995. 1965. La identificación de un patrón de asentamiento nuclearizado y distintivo –con los vacíos vacceos como yermos dispuestos fronterizamente entre los oppida(Sacristán. Sánchez-Moreno y J. que ha focalizado su actuación en el área arqueológica de la antigua ciudad de Pintia. 2008: 683-702). 1998: 155-162. Es de justicia reconocer que la revalorización de los vacceos. o más propiamente de la cultura vaccea. el puñal del tipo Monte 72 . 1995). Sanz y Romero. Gómez Fraile recogidas al principio. 2003a.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea tes prerromanas. Sánchez-Moreno. 2001a: 139-151. el ordenamiento urbano que denotan los hábitats de mayor categoría (del Olmo y San Miguel. un ritual funerario cada vez más significado según pone de manifiesto la paradigmática necrópolis de Las Ruedas (Sanz. Sanz y Velasco. 1989. y así lo compendia la última cita que sirve de preámbulo. se apoya y posibilita en los resultados de las investigaciones arqueológicas promovidas en los últimos veinticinco años tanto por el Servicio de Arqueología de la Junta de Castilla y León. esta relectura muestra a las claras el desarrollo urbano. Sanz y Martín Valls. 1998: 314-336). Romero et alii. por el Centro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg” de dicha universidad. 1997. Gómez Fraile. Entre ellas deben señalarse las cerámicas elaboradas a mano que mezclan motivos peinados e impresos (Sanz. correspondiente al conjunto de yacimientos de Las Quintanas. Centeno et alii. 1997. Las Ruedas y Carralaceña entre Padilla y Pesquera de Duero (Valladolid) (Sanz et alii. (Delibes et alii. se trata de un conjunto cultural con señas de identidad reconocidas en una serie de manufacturas y decoraciones tenidas ya por típicamente vacceas. 1995: 59-88. 2007: 26-41). 1998: 245-272. 2003. Y desde su creación en 2001. Sanz y Romero. 1998. En el caso de los vacceos.M. 1960-1961. San Miguel. 2007. 1995. 2003: 145-247) o la etnogénesis de continuidad entre la cultura Soto del Hierro Antiguo y el mundo vacceo que eclosiona en el siglo IV a. son algunos de los patrones que mejor definen hoy la arqueología vaccea. 2001. Romero y Sanz. Sacristán. Sacristán et alii. Fernández-Posee. 1980. 1998-1999. 2005). 2002. como por el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Valladolid. 1999). 1993. 1993. Arranz y Gómez. Sanz. San Miguel. 2007b: 59-67). Por lo demás. La Región Vaccea. Fig. 1959). 1993). 1997. o la iconografía zoomorfa cenital representada en diversos soportes (Romero y Sanz. Pero vayamos por partes y tornemos a la obra del maestro que aquí recordamos. Celtiberismo y romanización en la cuenca media del Duero (Madrid. Portada del libro de F. 1992. 1990. 1. 1998: 427-440).Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual Bernorio (Sanz. 73 . joyas de manifiesta personalidad como son torques funiculares y brazaletes espiraliformes (Delibes et alii. Wattenberg. Sanz. Blanco. qué duda cabe que los vacceos gozan de buena salud arqueológicamente hablando. En fin. 1998: 440-444). y la propiamente histórica. 1933-1934. fig.C. Si en lo pragmático destaca su atención al medio físico. definida por la fijación de los primeros hábitats y un celtiberismo cultural. 179-180). el suelo y la etnia. 1959: 177-178. 74 . se configura poblacionalmente en la cuenca central del Duero (Wattenberg. 181.C. derivada de la presencia romana y en la que florecen las ciudades y vías de comunicación adscritas por las fuentes al territorio vacceo. en lo interpretativo el discurso de F. La contempla. Ello alcanza su cenit en las conclusiones del estudio.C.). 2009). los repertorios arqueológicos y las escasas estratigrafías disponibles (como la del Soto de Medinilla. determinantes a la postre del primer poblamiento estable reconocible en el territorio articulado por el eje Duero-Pisuerga (Wattenberg. Estrechamente emparentados con los arévacos hasta el punto de hablar de una “cultura vacceo-arévaca”. que son quienes articulan la “historia vaccea” (Wattenberg. establecen el horizonte de romanización de los yacimientos vacceos.). considera a los vacceos un pueblo de origen danubiano e influencia véneto-iliria que a finales del siglo IV a.C. la célebre expedición de Aníbal contra las ciudades de Helmántica y Arbucala (220 a. En ellas. Wattenberg condensa el desarrollo de los vacceos en dos etapas: la indígena. Wattenberg la enunciación de la “región vaccea” como sujeto historiográfico de la Hispania antigua.) asolando el campo vacceo para bloquear el suministro a los numantinos. o las campañas iniciales de Augusto contra cántabros y astures (29-25 a. Así. el manejo cartográfico y toponímico y una incipiente labor de prospección arqueológica y sistematización de yacimientos y materiales de la Edad del Hierro. cfr. 27-31. debemos a F. Deudor de las corrientes invasionistas celtas omnipresentes en su época. Wattenberg está sometido al dictado de las fuentes clásicas. que empieza a excavarse en 1956 aunque se trata de un yacimiento conocido desde antes: Barrientos.C. 1959: 18.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea Federico Wattenberg y el bautismo de la Región vaccea Como ya se ha dicho.C. 1959: 31-47). 1959: 9. la acción de Metelo contra un grupo de vacceos y celtíberos sublevados (56 a. como una unidad geohistórica definida por dos variables. marcan la pauta en la clasificación cronológica de los materiales cerámicos de finales de la II Edad del Hierro. Romero y Sanz. en el trabajo que supuso su tesis doctoral. 1958) se supeditan a la cronología absoluta de los episodios de la conquista romana consignados en las fuentes (Wattenberg. Mientras que posteriormente. Palol. F.).) y Escipión Emiliano (134 a.15). o las de Lúculo (151 a. las monedas acuñadas por Augusto o la inscripción que demuestre que estamos en la antigua Intercatia. Snodgrass. es fácil observarlo. cfr. Crawford y A. el rastro de los incendios de Escipión. Snodgrass denuncian como falacia positivista. Es como si. 75 . el recurso automático de buscar en las fuentes históricas una legitimación del dato arqueológico (Crawford. no de fuente o expresión cultural— hasta el punto de someter el registro arqueológico al discurso cronohistórico de las fuentes. según F. Consiste éste. en primar o sobrevalorar la tradición historiográfica grecolatina —que juega el papel de hilo histórico. hiperbolizando los ejemplos. los yacimientos vacceos interesaran sólo si constatan el marfil de los elefantes de Aníbal.Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual Esta lectura —indudablemente forzada— de la cultura material desde el prisma de las fuentes clásicas es lo que M. 2. Se trata de un vicio de la llamada arqueología filológica latente hasta no hace mucho en la investigación española. 1991: 16). los graneros colectivistas. verdadero desencuentro entre textos y arqueología. La clave para dilucidar este entuerto. 1990: 50-53. el nivel de destrucción causado por Lúculo. 1986: 142-146. Esquema cronológico de la II Edad del Hierro en la región vaccea con base en las campañas militares romanas. estriba en reconocer que cada fuente dispone de su pro- Fig. Domínguez. Wattenberg (1959: 181). el dato arqueológico no es hábil ni estimable si no tiene corroboración en las fuentes. a saber. Con otras palabras. cuando no manipular. incrementándose el número de yacimientos soteños y profundizándose en la secuencia cultural y definición arqueológica del grupo aún llamado “arévaco-vacceo” o “duriense” (Palol y Wattenberg. Y que el imperioso empeño en casar evidencias de distinta naturaleza.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea pia lógica. sobre todo si se compara con semblanzas más nutridas desde la perspectiva de la contribución de F. 1983. Wattenberg. Martín Valls y Esparza. Martín Valls. Al margen de estos defectos metodológicos deducidos como tal muchos años después de su formulación. 1986a. 1989. Así. Mañanes. por un lado. De la narración a la definición de los vacceos o la inevitable secesión entre textos y arqueología Es cierto que en las cuatro décadas que van desde la publicación de La región vaccea a finales de los años noventa. Así lo reconoce la moderna investigación arqueológica. Su prematura muerte (a los 44 años) acaba con un potencial investigador que no encuentra reflejo en las escuetas líneas que le dedica el reciente Diccionario histórico de la arqueología en España (Díaz-Andreu et alii. Sacristán. como si de unir parejas se tratara. o sus excavaciones en yacimientos de la enjundia de Soto de Medinilla. 1979. Wattenberg García. pese a que algunas de sus opiniones —sobre todo las que atañen a los modelos invasionistas o a su encorsetado esquema cronológico vinculado a las campañas militares romanas— hayan sido expresamente rechazadas u olvidadas (Sanz. es incuestionable la deuda contraída con F. 76 . 1992. Romero. 1992). 2008. los estudios sobre los vacceos han seguido caminos divergentes en función de sus planteamientos de partida y de los materiales empleados en su análisis. 1986b. 1985. 1993. por no hablar de la supeditación de un dato o tipo de aproximación frente a otros. a partir sobre todo de los años ochenta se avanza notablemente en el conocimiento de la Edad del Hierro del valle del Duero. la interpretación del registro. Delibes y Romero. 1998: 11). su visión integral y continuista del pasado. de su propio lenguaje interno como enseguida veremos. 1985. Wattenberg al patrimonio arqueológico y museístico castellano. 1986-1987. para quien el conocimiento sobre el pueblo vacceo sienta sus bases todavía hoy sobre buena parte de los presupuestos wattenbergianos. 2004: 194-196. Romero y Sanz. 2009: 705-706). 2009). no hacen si no sesgar. 1974. Simancas o Numancia (Delibes. 1988. que descubre la cognatio Magilanicum (Albertos. 2) la pervivencia de estructuras sociales indígenas reconocidas epigráficamente. 2006). enriqueciendo con ello cualitativamente el panorama interpretativo (Romero. Delibes. 1997. 1981. esta trayectoria se acrecienta en y desde los años noventa sobre la base de proyectos de investigación más ambiciosos e interdisciplinares. se centran en el amplio apartado de “indigenismo y romanización” en la región del Duero. más inmovilistas debido acaso a las reducidas posibilidades de aumentar el caudal de materiales primarios. 2007. 1995. González y Santos. TIR K-30: passim). Solana y Sagredo. Se forja así la arqueología vaccea del siglo XXI. 1976. inscripciones latinas aparte. la exégesis de los vacceos se ha venido haciendo conforme a dos patrones. 1994-1995. González. 1997). 1985. cfr. 1993. Bien literariamente. 1995. 1994. Sanz y Escudero. El mismo se aborda frecuentemente desde una acotación provincial o autonómica que no deja de implicar cierto sesgo al tratarse de demarcaciones administrativas difícilmente ajustables a la territorialidad antigua. Sacristán et alii. 1995. 2002. 1994. arqueofaunísticos y de residuos orgánicos. González-Cobos. Salinas. 1988. Solana. Salinas. 1986. 1998. 1986-1987. con base en la información de las fuentes (Plinio. Las tres temáticas siguen siendo objeto de atención hoy en día (Hernández Guerra y Sagredo. una de las más pujantes en la reciente investigación de la Edad del Hierro. 1994. Teniendo en cuenta la diversificación existente entre la Arqueología protohistórica y la Historia Antigua. 1986.Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual Como ya se ha indicado. Balil y Martín Valls. 1995). Hernández Guerra. González-Cobos. Romero y Morales. 1975. Además de ampliarse las secuencias estratigráficas de algunos yacimientos emblemáticos y de perfilarse las dinámicas de un poblamiento vacceo cada día mejor definido (Sacristán. Dentro del apartado de “indigenismo y romanización” adquieren protagonismo tres subtemáticas: 1) el proceso de conquista y la administración romana. los nuevos proyectos integran en sus conclusiones análisis antropológicos. 1995. esto es. los itinerarios y la epigrafía miliaria (Mañanes y Solana. con hallazgos tan interesantes como la tabula hospitalis de Montealegre de Campos. 2007a). Sanz y Romero. 1989. Roldán. en esas mismas décadas los trabajos de Historia Antigua. arqueobotánicos. 2004. Tolomeo). siguiendo una dilatada tradición historiográfica (Mangas y Solana. 1985. 77 . y 3) el estudio de la red viaria y las ciudades hispanorromanas en territorio castellano-leonés. Mientras tanto. 1995-1996). Curchin. necrópolis. Ello ha convertido a la Protohistoria en una suerte de hiato unas veces. lo habitual son los análisis de yacimientos y comarcas. 2004: 13-17). habitualmente –aunque no siempre. ello se debe en buena parte al peso de las diversas tradiciones y a la falta de diálogo entre disciplinas académicas. ninguna de las cuales brinda a nuestro juicio solución. Bien arqueológicamente. prima el discurso de las historias militar y político-administrativa o los debates de corte socioeconómico (la disolución del ordenamiento gentilicio y el colectivismo agrario como temas recurrentes). La Prehistoria por un lado. de los pueblos prerromanos en suma. transformación e integración de las comunidades locales en el Imperio romano: lo correspondiente al estadio de los vacceos “históricos”. Así pues.subordinando la arqueología al discurso de las fuentes clásicas. vacceos narrados frente a vacceos fosilizados. indígenas o de la Edad del Hierro. pocas veces se ha abordado el estudio de los vacceos. y la investigación ha seguido tradicionalmente. repertorios ergológicos y análisis paleoambientales: lo aplicado en esencia a los vacceos prerromanos. la arqueológica. 1) La jerarquización o imposición de un registro informativo sobre otro. cuando en realidad se trata de un período crucial en la progresión interna e interacción de las primeras comunidades estatales (Gracia y Munilla. en contacto con Roma o romanizados. Si en la primera tendencia. Como decíamos líneas atrás. tres modus operandi u orientaciones en el estudio de los pueblos prerromanos. adscribiéndose a una u otra según se opte por una aproximación más filológica o más material. la literaria. de comodín historiográfico otras. las tipologías de materiales (cerámicas. armas y objetos de adorno) o la formación del sustrato.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea desde el relato del avance militar romano en el territorio y el consiguiente impacto. Gentes sobre el papel (representadas desde la óptica de los autores griegos y romanos) frente a huellas de gentes (que aproximan cómo vivían y morían quienes las dejaron tras de sí). la Historia Antigua (entendida fundamentalmente como Antigüedad romana) por otro. bien representado en la lectura histori- 78 . en la segunda. O cuando se ha hecho los resultados no siempre son óptimos. Se trata del esquema o falacia positivista a la que ya nos hemos referido. De este estado de cosas resultan. Sin embargo. Y la Protohistoria de por medio. desde la integración de diversos registros y enfoques. así pues desde la caracterización de sus formas de vida a partir de la información deducida de hábitats. De ellos sólo una parte contienen datos que hoy calificaríamos de historiográficos. tratándose por lo demás (salvo la Geografía de Estrabón. precepto que no por repetido deja de ser cierto. Si el legado literario antiguo es en general exiguo. preguntas e inferencias Y a las fuentes hemos llegado. si se me permite el guiño nerudiano. según lo corriente en su época. la arqueológica por otro. 2) La definitiva ruptura o disyunción de tendencias metodológicas. Wattenberg. hoy está plenamente asumido que las fuentes escritas no son la historia sino una expresión de la misma. Se siguen así caminos separados y en ocasiones excluyentes en la particular travesía del desierto que en tal sentido representan las décadas 19601990. lo que las fuentes proyectan no es una visión aséptica. Historiando a los pueblos prerromanos: códigos. que se conserva íntegra) de fragmentos o interpolaciones contenidas en la obra de autores posteriores. No hay dudas de que la parquedad documental es el primer problema al que debe enfrentarse el historiador de la antigüedad. Reconducir la arraigada secesión entre textos y arqueología es una tarea que requiere buenas dosis de perspectiva. como tampoco una imagen mecánica de la realidad que contemplan. A pesar del nostálgico neopositivismo constatable aún en algunos pocos autores. constituyen percepciones de lugares. de percepciones que responden y son producto de las coordenadas tempo- 79 . Más bien se trata.Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual cista que F. Es decir. hace de la secuencia arqueológica vaccea. Casi de veinte poemas de amor y una canción desesperada. Se trata de trabajos que. yuxtaponiéndose o cruzándose los datos pero rara vez engranándose críticamente en el relato de los hechos históricos o en el análisis de los procesos culturales. como ya se ha dicho. reflexión y voluntad. 3) Más excepción que norma. hechos y gentes transmitidas por observadores o analistas cuyas obras han llegado hasta nosotros. aun meritorios. muy pocos son los textos que conservamos sobre la Península Ibérica en la Antigüedad. la histórico-filológica por un lado. Pero. anteponen lo descriptivo-recopilatorio (“las fuentes dicen”) a lo analítico-interpretativo (“de las fuentes se infiere”). la exposición colateral de evidencias materiales y literarias. regresando a lo que nos ocupa. estamos obligados a contextualizar la información de las fuentes para extraer su pleno rendimiento. no tenemos relatos sobre los vacceos. los más. ni pueden ni tienen que ser las mismas que formularan los historiadores de la Antigüedad. sino descripciones –ralas menciones la mayoría de veces— debidas a autores griegos o romanos que visitaron la Península Ibérica. la fuente 80 . vetones o lusitanos generados por ellos mismos. cronistas o epitomistas…. Finley. temporal y sobre todo conceptual. filósofos o eruditos. aspecto éste en el que ha profundizado agudamente P. caprichoso horizonte en el que convergen sociedades literarias y no literarias. y en el que las primeras alumbran a las segundas desde sus particulares códigos narrativos. Trátese de geógrafos o historiadores. por su experiencia. 2002: 361-362). y recurrimos de nuevo a M. 2007: 21-26). los perfiles habituales de los escritores antiguos. la información y desinformación de nuestros clásicos (Grant. que sin desplazarse hasta Iberia escribieron sobre sus territorios y pobladores haciendo acopio de información ajena. Es el caso de Estrabón. colonizadores y colonizados. rigor y fiabilidad. Si la comprensión de los contextos es siempre necesaria. como historiadores del siglo XXI. sino para valorarlos como herencia historiográfica. En otras palabras. ante una particular forma de mirar. Ahora bien. O debidas a aquellos otros. Es lo aplicable a los pueblos de la Hispania antigua.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea rales. aún más lo es en los casos en que existe una considerable distancia entre el sujeto narrador y los objetos narrados. por sus tópicos y silencios. por los prejuicios de la época que hayan podido quedar reflejados en su obra (Morley.I. Affairs de la Protohistoria. por lo que esperaban de él sus lectores… En fin. Wells (2001: 15-32. en su mayor parte ágrafos hasta que se generaliza la escritura latina avanzado el Imperio romano.S. Y sólo así podremos calibrar. Entendiendo por tanto que estamos ante productos culturales de un determinado tempus. Por lo que hemos de admitir que nuestras preguntas. 1986: 30). en suma. 2003). Sánchez-Moreno y Gómez-Pantoja. Sólo así estaremos en situación de discernir los elementos contaminantes del relato: no para desecharlos. militares o estadistas. partimos de una falsa premisa si asumimos que griegos y romanos concebían el estudio y el escribir de la historia esencialmente como nosotros (Finley. Este posicionamiento crítico debe llevar a preguntarnos por los objetivos e intereses que mueven al autor antiguo. Una distancia espacial. intelectuales y políticas que envuelven a quienes expresan tales testimonios. 1999. Pérez y Vallejo. Pallantia). se ejemplifica en los pueblos hispanos que van siendo integrados en el orbe romano (Gómez Espelosín. Intercatia. Muchas de las noticias sobre los pobladores peninsulares se generan al hilo del avance romano. En el primer caso la voz del imperialismo transmutado en principio de civilización.C. Aunque conservamos sólo una mínima parte de los libros que componían sus Historias. mientras que la segunda. historiador griego y hombre de armas que acompañó a Escipión Emiliano en Hispania y que en tierras de la Meseta pudo presenciar y participar de hitos como la caída de Numancia en 133 a. Diodoro. de Polibio derivan muchos de los datos sobre las tierras y gentes de la Céltica hispana manejados después en sus obras por Posidonio. Cabe entender de lo anterior que los tópicos sobre la rudeza. Clarke. Tito Livio o Apiano. 1999. Así. como para el de celtíberos y lusitanos. 1999). Estrabón.C. y más precisamente en el marco de desarrollo de las guerras celtíbero-lusitanas (154-133 a. La primera representada por Roma como potencia hegemónica. Debe tenerse en cuenta además. Este horizonte henchido de tensiones significó también un proceso mutuo de observación y estudio para ambos protagonistas. 2006). la barbarie. o durante la llamada pax augusta (Estrabón. cfr. 2007). explica que sus proyecciones respondan en mayor o menor medida al discurso de la alteridad civilización versus barbarie (Plácido. 2002). a lo largo del siglo II a.C. sean lugares comunes en la obra de los historiadores grecolatinos. Posidonio…). Obvia decir que la explícita circunstancia de que buena parte de estos autores escriban en tiempos de la expansión romana por el Mediterráneo occidental (Polibio. 1999. en el segundo la voz de los sin voz. Por eso cobran especial valor testimonios como el de Polibio.). un factor pragmático o coyuntural de primer orden. o su riqueza cerealística y el peculiar sistema agrícola relacio- 81 . primeras noticias sobre los vacceos y el asedio romano a sus ciudades (Cauca.. Se trata de un momento sumamente interesante al producirse una intensa interacción militar y diplomática entre las fuerzas romanas y las estructuras de poder indígenas (García Riaza.Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual más nutricia para acercarnos literariamente a los pueblos prerromanos (Cruz. y como veremos ello es especialmente significativo para el caso de los vacceos. 1995: 48-72). Gómez Espelosín. Salinas. Diodoro de Sicilia…). romanos y celtíberos. 1987-1988. belicosidad y anarquía de los pueblos del interior de Iberia –tanto más bárbaros cuanto más alejados estén geográfica y culturalmente de los valores de la romanitas-. (Dobson. C. Estrabón. se ha utilizado alternativamente la información de Polibio. la etnografía o la organización socioeconómica de determinados pueblos sin reparar en dos hiatos cronológicos. Dado que Polibio escribe a mediados del siglo II a. 3. al servirnos de las fuentes no sólo debemos tener en cuentan su código interno. parecen tener una génesis polibiana. como observador directo. también su adecuación y evolución temporal. Así.. Plinio o Tolomeo. Ahora bien. sobre todo cuando el debate científico se plantea en términos de la Edad del Hierro. Domínguez.. según P.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea Fig. Santos y Torregaray. fig. Plinio en época flavia y Tolomeo en el siglo II d. los datos que transmiten sobre la Península Ibérica (sean de su propia cosecha o bebidos de fuentes) no revelan la misma situación ni tienen igual concreción (Sánchez-Moreno y . 2008: 371. Imagen de Iberia en Polibio (mediados del siglo II a. Por ello. Polibio es fuente capital para el conocimiento de Hispania (Pelegrín. 82 nado con el auxilio a los numantinos. 2005. Moret (modificado. Estrabón en el cambio de era.) y ubicación aproximada de los vacceos.C. y por otro la diacronía entre las propias fuentes. 2005).C. Este es un aspecto sensible en la tradición historiográfica de los pueblos prerromanos. para apoyar datos sobre el territorio. Por un lado la distancia existente entre estos autores (de época romana) y las sociedades a las que se refieren.3). casi como cromos intercambiables. las fuentes no son comodines ocasionales ni acordeones extensibles a conveniencia del investigador. y relacionado con ello la especialización agropecuaria. asimismo detectables arqueológicamente (Sacristán. 1996. 2000. Pero antes. para concluir este punto. Es lo que intentaremos esbozar seguidamente a propósito de los vacceos. 1987. Por ello se hace inevitable combatir su silencio con interrogantes e hipótesis de trabajo surgidas de nuestra propia reflexión y apoyadas en otros registros de información. tomadas aisladamente. 2006). Un ejemplo ilustrativo son las diferentes acepciones de Celtiberia y celtíberos en los autores grecolatinos. el impulso de la producción alfarera o la dinamización comercial. Gómez Fraile. Y es que. En definitiva. estas biopsias resultan insuficientes para restituir a los vacceos en su propia dimensión temporal y espacial. Sopeña y Ramón. Como ya hemos visto. Escudero y 83 . El afianzamiento urbano que comprueban los hábitats vacceos desde el siglo IV a. sin reparar en la propia cronología y naturaleza de la información. conceptos que se reelaboran en paralelo al avance de la presencia romana en Iberia (Capalvo. 2001a: 39-62. También sobre los textos clásicos se ha cometido la falacia -en este caso arqueologista— de colacionarlos sólo cuando son pertinentes al discurso arqueológico.Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual Gómez-Pantoja. lo acabamos de ver. Diodoro o Apiano? La respuesta es automática: la de su caracterización literaria a partir del análisis histórico-filológico de cada autor/obra. Las fuentes escritas. Salinas. dediquemos siquiera unas líneas a las preguntas e inferencias. para inferir más sobre la realidad de nuestros protagonistas particularmente útil se nos muestra la arqueología dado el volumen cuantitativo y cualitativo de sus datos. de Hoz. 1993. Alonso-Núñez. Burillo. 2007: 26-39). Sin embargo. 1983. 2004. Para el caso de la Hispania prerromana tristemente poco.. 1996. un correcto manejo de las fuentes escritas exige atender el tiempo y el contexto de cada testimonio para insertarlo convenientemente en la perspectiva diacrónica del relato histórico. en contra de lo que el proceder de algunos haría pensar. ¿qué imagen obtenemos de los vacceos si acudimos sólo a Estrabón. Pongamos un ejemplo de las posibilidades que abre el empleo interdisciplinar de herramientas y fuentes.C. No está de más recordar en este punto que. cuentan lo que quieren y como quieren contarlo. Así se ha hecho y con ello se ha contribuido positivamente al conocimiento de la mecánica funcional de la historiografía antigua (Sancho. 1998: 13-64). para conjugarlas críticamente.C. Mejor aún. colateral al de la etnicidad. 2002). 1997. San Miguel. Jones. 2005). Wells. es ineludible que inquietudes de nuestros días se proyecten en nuestras miradas al pasado. Dado que los testimonios literarios han sido recopilados y comentados por varios autores (Wattenberg. 1996. 1998. 1995. entre otros. nos limitaremos a hacer un rápido repaso de noticias siguiendo un desarrollo cronológico que arranca en el último cuarto del siglo III a. Sánchez-Moreno. Sánchez-Moreno. Díaz-Andreu et alii.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea Sanz. 1959: 31-47. aparecen ci84 . 2001. Solana. 1989: 98-103. Sopeña sobre los ritos funerarios y la ética guerrera de la que participan. convenientemente articuladas. 2005). Sastre. 1993. las cuestiones identitarias se plantean hoy con fuerza en el debate de los pueblos prerromanos peninsulares (Cruz y Mora. Elefantes en Tierra de Campos: un alumbramiento en vísperas de la guerra de Aníbal Los vacceos (o ×"kk"4oLl en las fuentes griegas. 2002-2003). celtíberos y vacceos (Sopeña. Plácido. Entre ellos uno de los más candentes es el de la construcción de las identidades antiguas. 2009). 2004. deben llevar a replantearnos el modelo socioeconómico vacceo reflejado en las fuentes escritas. otro historiográfico. 1995. Una exitosa aplicación en este sentido representan los trabajos de G. Tovar. no siempre compatibles o intercambiables). puede redundar en una mejor comprensión de los esquemas mentales de nuestros prerromanos. lo que justifica el interés de determinados temas. el concurso de disciplinas como la antropología cultural o la etnografía. Patentadas en particular por la historiografía arqueológica anglosajona (Graves-Brown. vaccaei o vaccaeis en las latinas). Asimismo. 2004. uno material. Apuntes sobre los vacceos en el discurso historiográfico antiguo Llegados a este punto es hora de que nos ocupemos de la información sobre los vacceos transmitida por las fuentes. Por lo demás. No para primar un tipo de evidencia sobre otra (recuérdese que cada registro dispone de su lenguaje. en concreto algunas de sus ciudades. 1998. 2004. A releerlo a la luz de nuevos focos. sino para enfrentar las evidencias. que disponía de arrabales extramuros. Helmantica (la actual Salamanca) y Arbucala (en El Viso de Bamba..5.1-17). asegurando Aníbal de forma expeditiva las cosechas del feraz campo vacceo. Mul.13. Los móviles de esta campaña contra los vacceos. según se piensa hoy. en efecto. Zamora). 2008: 368-369). si bien el relato originario procedería de alguno de los historiadores griegos que acompañaron a Aníbal. cuyas obras. Helmantica. 2000b: 117-121). La estrategia de Aníbal parece responder. olcades y vacceos huidos. 2000b. Pero entre las metas también contarían el reclutamiento de mercenarios o la conclusión de alianzas con poderes locales. en concreto las ocupadas por oretanos. susceptibles de garantizar una retaguardia interior a los púnicos.Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual tados por primera en relación con la campaña que Aníbal Barca dirige a la Meseta norte en 220 a. Estos cronistas de la órbita greco-púnica son los primeros en tener conocimiento directo de las tierras entre el Guadiana y el Duero franqueadas por Aníbal. Parece factible también la suma de contingente vacceo al ejército cartaginés teniendo en cuenta que celtíberos. Sánchez-Moreno. hoy perdidas. de una ya perentoria guerra con Roma (Domínguez. Los lances del episodio se conservan en Polibio (3. carpetanos. al cruzar el Tajo. Aníbal tiene que hacer frente a un potente ejército integrado por carpetanos. a la preparación en 220 a. a los que acaba venciendo gracias a la caballería y a los cuarenta elefantes de guerra que llevaba consigo. Polieno. acción que como es bien sabido desencadena la Segunda Guerra Púnica. como Sileno de Caleacte o Sósilo de Lacedemonia. 1986. A su regreso. 7. Virt. Tiene lugar un año después del ataque del cartaginés a los olcades y un año antes de la toma de Sagunto. sabemos que éste asedia no sin dificultad dos de sus ciudades. cuyas posiciones en el interfluvio Tormes-Duero advertirían algún tipo de interés para los púnicos. consultaría Polibio.C. carpetanos y lusitanos participaron activamente como mercenarios de los pú85 . vetones y vacceos (Sánchez-Moreno. 248e. Y eso hace especialmente lamentable que no conservemos sus relatos. y siguiéndole de cerca en Livio (21.5-14). pues debieron ser prolijos en detalles etnográficos sobre estos pueblos de la periferia céltica (Domínguez.C. Volviendo a la campaña que lleva a Aníbal hasta la región vaccea. 2008b). estarían en relación con el suministro de víveres para el ejército.48). es calificada de “gran ciudad de Iberia” (Plutarco. Del contexto de las noticias sobre la Segunda Guerra Púnica y sus preliminares poco se colige más allá del potencial poblacional y económico de las ciudades vacceas. Ávido de gloria y fortuna como nos hace saber Apiano (Iber.C. 40. Lorrio. Historiador alejandrino del siglo II d. 1983. Seguidamente. quien no duda en pasar a cuchillo a sus habitantes (Apiano. Así. 1990. En cualquier caso. en coalición con vetones y celtíberos y dirigidos por un régulo llamado Hilerno. Salinas. Problemáticos vecinos y sin embargo amigos: el bellum numantinum o cómo una tierra de auxilio (celtibérico) se convierte en tierra de castigo (romano) El grueso de las noticias sobre los vacceos se circunscriben al tiempo de las guerras celtibéricas (154-133 a.C. A pesar de cumplir con los tributos exigidos por el pretor (la entrega de rehenes.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea nicos. los vacceos. junto a la ciudad de Toletum (Livio. cfr. 1989: 159-166.C. Solana. Apiano refiere con relativo detalle las campañas romanas contra los vacceos. 1998. Mientras que en 179 a. gobernador de la Citerior en 151 a. 51-52).C. 51-55). 35. la ciudad sufre la perfidia de Lúculo. Gómez Espelosín. que persiguen contrarrestar el apoyo económico y militar brindado a los numantinos.. el impacto cartaginés debió alterar la cotidianidad de aquellas gentes en un grado no constatado por las fuentes. luchan contra el pretor de la Ulterior. Lúculo se dirige contra la ciudad de Cauca (la segoviana Coca) acusando a los vacceos de no respetar a los carpetanos. 1983). 1993a: 7-34. escribe una Historia Romana en clave militar entre cuyos volúmenes se conserva el consagrado a las guerras hispanas (Iberiké en el original griego) (Sancho. en 193 a.C. (Solana. 1959: 33-39. 2009). El autor de referencia es ahora Apiano. Existen no obstante algunos pasajes anteriores que los citan. además de aceptar una guarnición romana). 100 talentos de plata y la caballería. 1993b. 1986. Fulvio Nobilior.7.). Iber. tras 86 . González-Cobos. En cualquier caso. Pérez Vilatela. La primera de las expediciones de castigo es la protagonizada por Lúculo. Richardson. Bebiendo de Polibio y Livio entre otros. aliados de Roma. el general romano Albino cruzaría desde Lusitania el territorio vacceo para reunirse con Sempronio Graco en Celtiberia (Livio. 1988. 1973.47. 2000). es en el horizonte del conflicto celtibérico en el que los vacceos adquieren carta de presentación en las fuentes de conquista (Wattenberg.1). drásticamente en el caso de las comunidades directamente afectadas por la acción militar de Aníbal. 1983.8). que es perseguido hasta la línea del Duero (Apiano. el romano asumía también como código de honor. (Apiano. acepta el reto de enfrentarse a un joven intercatiense en combate singular del que resulta vencedor (Apiano. Fig. La ciudad resiste hasta aceptar la entrega de un cuantioso botín del que forman parte 10. 55). Livio. Escipión.4). Recorrido de las campañas militares romanas sobre la región vaccea en la segunda mitad del siglo II a. 83). Lúculo lleva a cabo un tercer asalto en esta ocasión contra la ciudad de Pallantia (probablemente Palenzuela. llegado el caso. reses y 50 rehenes. a orillas del río Arlanza). Entre otros episodios que acontecen entonces. una intentona que concluye en sonado fracaso para los romanos. Iber.Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual atravesar una extensión de territorio deshabitado —aludiría Apiano al yermo de los vacíos vacceos—. Per. 53-54. El hostigamiento de la potente caballería palentina y la escasez de víveres propician la retirada de Lúculo. fig. Antes de abandonar el país vacceo. Wattenberg (1959: 34. Este hecho revela el apremio de los valores competitivos entre los vacceos que.C. 87 . según F. 4.C. una plaza cuya localización se sigue discutiendo. el futuro sitiador de Numancia. Iber..000 sagos de lana. Iber. Los vacceos y sus ciudades no vuelven a ser mencionados hasta la campaña de Emilio Lépido contra Pallantia en 137 a. Lúculo intenta el asedio de Intercatia. lleva a cabo una incursión contra Pallantia en 135 a. 1959: 13. 38). reiterado en otras ocasiones. contabilizando numerosas pérdidas.C. 2003: 194.C. dinero y tropas. Escipión Emiliano llega de nuevo a tierras vacceas reviviendo el recorrido que años atrás hiciera con Lúculo. la resistencia de la ciudad y la falta de alimentos provocan que el ejército romano huya precipitadamente.10). que le ofrece un parco botín. Livio. dibujo de L. Per. en lugar de atacar Numancia repite el malogrado plan de Lúculo y Lépido.C. En esta ocasión la prolongación del asedio. 83). 56. Orosio. Iber. el nuevo responsable de la lucha contra los celtíberos. 88 80-82. en sonado revés. fig. Sin embargo Lépido desoye el aviso y el sitio de Pallantia -una segunda Numancia por su capacidad defensiva y estratégica (Wattenberg. es el de aprovisionarse de trigo llevando la guerra “hasta las tierras de .concluye. Calpurnio Pisón. de triste recuerdo por la derrota de Lúculo de 151 a. El fin. Para justificar su acometida. tras lo cual se retira a Carpetania (Apiano.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea Fig. 5. acusa a lo vacceos -según Apiano injustamentede haber auxiliado a los numantinos con víveres. de nuevo. Sólo un año después.5.. 5. Recreación del combate singular entre Escipión Emiliano y un guerrero intercatiense en 151 a. cónsul a la sazón. descrito por las fuentes. El Senado romano envía embajadores al cónsul con la orden de no actuar contra Pallantia. Pascual (Sanz y Velasco. No mucho después.13). Así. Lépido. al particular sistema agrícola empleado por los vacceos para mejorar la producción y garantizar la provisión de cosechas en tiempo de crisis. No hay más noticias de las gentes o la geografía vacceas en la secuencia final de la guerra celtibérica. anuncia a sus habitantes que podían regresar sin peligro a sus hogares (Apiano. 1998: 57-58). Camino de Numancia. en una llanura cercana a Pallantia por nombre Coplanio. Calpurnio Pisón). Acaso estas circunstancias son las que dan eco. Tras costosa huida. segando todo y recogiendo para su propio abastecimiento lo útil. Así. éste consigue regresar a Numancia con el objetivo cumplido de haber agotado los suministros vacceos sin desgastar en demasía a las legiones. Iber. no estuvo exento de adversidades. Lépido. donde los numantinos compraban los alimentos. consistente en ejercitar a sus tropas bloqueando la vía de solidaridad y abastecimiento que para los numantinos representaba el país vacceo. 87). la caída de Numancia tras el férreo cerco impuesto por Escipión. el caso es que el vacceo es un campo ambicionado por su agricultura excedentaria y comercializable. Escipión alcanza Cauca y. que es auxiliado por Escipión (Apiano. por ello. Iber. Pero hay más datos que pueden tener cabida aquí. sin ser generadores del conflicto ni pertenecer étnicamente al conglomerado celtibérico. El sagaz plan de Escipión. De tal guisa. Iber. y ello precipita el ataque a sus ciudades.Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual los vacceos. otras por formar parte en maniobras de desgaste y aislamiento. 98). los vacceos se ven implicados y sufren severamente la embestida romana. siendo la comunidad política la encargada de gestionar la titularidad y el trabajo de las tierras. penando además duramente a los infractores. 89 . 89). Unas veces por la avaricia o el afán de riqueza de algunos generales (Lúculo. amontonando en cambio lo desechable y prendiéndole fuego” (Apiano. lejos de destruirla. en la historiografía grecolatina de la guerra numantina el país de los vacceos es una tierra de auxilio y. observado directamente por Polibio y transmitido después por Posidonio y Diodoro. Consistiría en una suerte de prestación laboral a la que estaría sujeta el conjunto de la población de cada civitas. merecedor de un triunfo en Roma y del epíteto Numantino que llevará desde entonces (Apiano. una tierra de castigo (Sánchez-Moreno. como hace Escipión ahogando a los numantinos en las llanuras durienses. muchos palentinos se ocultan para preparar una emboscada en la que cae el tribuno Rutilio Rufo. representada por. 88). De estas noticias se desprende que. Iber. El campo vacceo constituye la despensa de Numancia. Se trata de un indicador más de la ética agonística congénita a las sociedades hispanoceltas. la experiencia de la guerra celtibérica permitió a los observadores clásicos advertir costumbres indígenas que llamaron su atención. la invocación de los caucenses a los dioses protectores de los pactos cuando sufren en carne propia la felonía de Lúculo en 151 a.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea Pero poco sabemos sobre el funcionamiento real del llamado colectivismo agrario vacceo.34. ganado. Así. An. (Apiano. 2002). Costa (Domínguez. Notoriamente con los celtíberos. a propósito de la campaña de Lépido de 137 a. sobre todo. Wattenberg (1959: 24. 1989a. Iber. Sopeña (1995: 210-262. Sería el caso. la interrupción de la lucha que deciden los palentinos turbados ante un eclipse lunar que tienen por señal divina (Apiano. donde la muerte y el viaje al más allá (de por medio de las psicopompas aves) cerraban un ciclo heroico de plenitud guerrera. 38-39). por ejemplo. hierro.C. las comunidades vacceas muestran en las fuentes de conquista una actitud solidaria e interactiva con sus vecinos meseteños. Iber. 10. o años después. Sin embargo estas relaciones se extenderían a otros pueblos como vetones. topos historiográfico donde los haya. incorporándose desde entonces a la tradición literaria. las fuentes también reparan en algunos datos de la cosmovisión religiosa de los vacceos.340-343) y Eliano (De Nat. de la exposición de guerreros caídos en combate para ser devorados por los buitres. 2001a: 181-186. 1999: 199-200. 1998-1999. No obstante. Gómez Fraile. 82). sal…) entre ambas esferas. 1988. Pero. tal y como ha sabido develarlo G. pues éste está sólo alumbrado en un contaminado pasaje de la Biblioteca Histórica de Diodoro de Sicilia (5. Asimismo.3). Salinas. 52). Sopeña y Ramón.. astures. son refrendos de una panteón de creencias complejo y articulado.C. Sánchez-Moreno. autrigones. Este proceso culmina a finales de la Edad del Hierro con la eclosión de mercados urbanos desde los que se difunden productos agropecuarios y manufacturas (cerámicas. Detrás de ello subyace una larga tradición de contactos culturales en la definición del mundo vacceo. 2004. 2004. como prueba la conexión arévaco-vaccea que esconde una intensa circulación de productos (trigo. berones o cántabros. cfr. 1990. un ritual descarnatorio practicado por celtíberos y vacceos según señalan Silio Itálico (Pun. como sugiriera F.22). la cita y a partir de la misma la discusión sobre el régimen agrícola vacceo han dado lugar a una profusa bibliografía que arranca con los ensayos de J. 2003b). turmogos. Y aunque sea desde una observación externa y por ende sesgada. cfr. Sanz et alii. 3. 90 . De nuevo una colaboración. Cneo Pompeyo dirige contra Cauca. tras sus pasos.. En cualquier caso. Blanco. el ataque que.3. en las que operan órganos institucionales (consejos. asambleas. Iber. Romero et alii. o la liberación de Pallantia por Sertorio al ser sitiada por los pompeyanos en 74 a. Por lo demás. Valerio Máximo. la aventura sertoriana (80-72 a. Exiliado en Hispania y tras su paso por Lusitania.C. este horizonte casa bien con un panorama de ciudades-estado densamente pobladas y bien guarnecidas. pero ha de abandonar la empresa ante la llegada de un contingente liderado por vacceos y del que participan otros populi (Amela.11. postrera ahora.2). Bell. Reprimida la resistencia sertoriana.C.Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual armas. el progresivo control de un espacio en retaguardia Es poco lo consignado sobre las gentes meseteñas en el período que va de la caída de Numancia a la irrupción de Quinto Sertorio.C.54). por lo que debieron ser frecuentes los levantamientos indígenas (García Moreno. tal y como refiere Dión Casio (39. Sertorio penetra en la Meseta y hace baluartes de su causa a importantes ciudades del valle del Duero y la Celtiberia interior (García Morá. como cabe entrever del registro arqueológico (Sánchez-Moreno. Sin embargo. 2. 2005. 2002. Entre Sertorio y Augusto. en el 56 a. 99-100). 10-14. 1991: 307-337). (Apiano. Así. 3. magistraturas) y elites sociopolíticas (los equites. (Apiano. definidas por una capital urbana y un amplio territorio. Sert. los vacceos son aludidos esporádicamente al hilo de algún levantamiento ocasional. Que los vacceos —o una parte de ellos— apoyaron al popular rebelde se deduce de datos como la solicitud de caballería vaccea que hace Sertorio (Livio. Per. lo que vislumbra que el sometimiento a la política pompeyana no era total. recurriendo a engaños para introducir sus tropas en la ciudad (Frontino. Metelo Nepote ataca la arévaca Clunia.) trae de nuevo a colación las ciudades vacceas. 2002).C. objetos de adorno. Civ. 1. 91). 1987) y asimismo campañas de castigo como la que Didio lleva a los confines arévaco-vacceos en 97 a.112). 2008: 696-697).6). el control romano de las tierras durienses parece más teórico que real. del tándem 91 . donde obtiene el apoyo de una población que le reclama como líder (Plutarco. probablemente también textiles) por buena parte de la Meseta. la iuventus guerrera) tal y como dibujan las fuentes. 1989-1999. con innegable anacronismo. a pesar de haberse utilizado frecuentemente para proyectar. 51. Sin embargo. las estribaciones cantábricas al norte. como vacceos. los montes Torozos y las campiñas sureñas del Duero.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea arévaco-vacceo. en el preámbulo de la guerra astur-cántabra. con capital en Clunia (Coruña del Conde. grosso modo. en la misma frontera arévaco-vaccea (García Merino. eran ya aliados de Roma.46-47). Indicador del carácter aproximativo y hasta cierto punto artificial de las viejas regiones étnicas en la administración romana es el hecho de consignarse en relación a ele- 92 . quienes ofrecen un esbozo de las comunidades urbanas y étnicas integradas en las provincias hispanas (Pérez Vilatela. 1959: 4446). en este epílogo a la conquista militar de Hispania (Wattenberg. la razón que lleva a Augusto a declarar la guerra a los cántabros en 29 a. la región vaccea forma parte de la provincia Citerior o Tarraconense.20. fue la hostilidad de los montañeses hacia pueblos que. epitomista de Livio. Gómez Fraile. turmogos y autrigones. el espacio de los vacceos se enclava en la línea del Duero medio lindada por la Celtiberia al este.33.2). Con tal propósito es con el que hay que leer las reseñas geográficas de Estrabón.C. según Floro (2. Un territorio coincidente. Plinio y más tarde Tolomeo. geógrafos y funcionarios del Imperio se ocupan de redefinir y caracterizar los territorios que articularán en adelante las demarcaciones provinciales. cántabros y astures (Dión Casio. el valle del Cerrato. con la reorganización administrativa impulsada por Augusto. Cartografía imperial de un sector de la Tarraconense: ciudades y vías en la cuenca central del Duero De nuevos tiempos resultan nuevos horizontes. En nuestro caso. Así. Años más tarde. La distribución de los antiguos territoria en las fuentes altoimperiales tiene un valor sólo relativo. 1975. A pesar del silencio de las fuentes. adscribiéndose sus ciudades al conventus iuridicus cluniensis. la Asturia cismontana al noroeste y la Vettonia y los montes carpetanos al sur. Burgos). en el desarrollo de la contienda cántabra la región vaccea debió jugar un papel relevante como zona de paso y retaguardia para las legiones romanas. 2006). Ozcáriz. con la Tierra de Campos. 2007). De tal guisa. 1997a. los límites de la territorialidad indígena. 1997b. el general romano Estatilio Tauro sofoca una subversión inicial de vacceos. 2008: 135. es más preciso al dar la cifra de diecisiete civitates vacceas en el convento jurídico cluniense. se señalan datos generales sobre su localización y adscripción étnica. Así mientras que.13). fig.) con la ubicación aproximada de los vacceos. Imagen de Iberia en Estrabón (fines del siglo I a.88) conviene que la Pallantia de los vacceos es una de las ciudades más florecientes del interior. 3. Así. 6.112). se nos apunta que “después de los oretanos. citando un par de ejemplos. o que “el río Duero. hacia el norte están los carpetanos y más lejos los vetones y los vacceos. por entre los que corre el río Duero” (Estrabón. por ejemplo. uno de los mayores de Hispania. Cipres (SánchezMoreno. si bien sólo cita Fig. y tras servir de límite entre los astures y vetones y entre Lusitania y los galaicos.4. pero no sobre su estatus jurídico. a partir de los cuales Roma traza sus fronteras.3. de las que se nombran.34). Estrabón se limita a apuntar que Segisama e Intercatia son localidades de vacceos y celtíberos sin concretar la jurisdicción de cada una (Estrabón. por su parte.2). según P.H. N. va también a separar a los túrdulos de los brácaros” (Plinio. Pomponio Mela (2. basándose en Polibio. Las ciudades tampoco escapan a esta imprecisión y. nace junto a los pelendones y pasa cerca de Numancia. 93 . luego por entre los arévacos y los vacceos. 3.Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual mentos estructurales del paisaje como son ríos y cadenas montañosas. Plinio.C. 4. Cougium. Gómez Fraile. . 94 cuatro de ellas. Cauca (en Coca. En este sentido.49). computando unas 600 ciudades sólo en Hispania (García Alonso. Segisama Iulia. cuantitativamente importante es la relación de ciudades aportada por Tolomeo a mediados del siglo II d. Lacobriga. Territorio vacceo y ubicación de los principales núcleos urbanos (Sanz y Velasco. En el territorio de los vacceos enumera veinte: Albocella. Pella. Avia. con sus respectivas coordenadas —hasta el momento invertibles espacialmente—. El dato en cualquier caso subraya el tejido urbano del territorium vacceo. 2005). 7. Porta Augusta. 2002. 3.26). Segovia). Rauda. 2003: 49. en una serie de tablas organizadas por adscripciones étnicas y provincias de todo el Imperio. 2. Zamora). Sarabis. Sentice. 2). Lacobriga y Cauca (Plinio.H.6. N. Intercatia. Octodurum. Con la salvedad de Albocella (reducible en el paraje de El Alba en Villalazán. fig.C. Bargiacis. Antraca. Sepontia Paramica y Viminatium (Tolomeo. Pintia (en Las Quintanas en Padilla de Duero. Pallantia. Pallantia. Eldana. Pintia. Intercatia.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea Fig. Las compila. Cauca. Asturica con Salmantica. que pasa por restituir al testimonio literario su incuestionable valor como documento histórico. Mañanes y Solana. 1985. 1986-1988. De estas vías. las que enlazaban Asturica con Clunia y Caesaraugusta. Septimanca con Titulcia y Toletum. Una reivindicación. eran mansiones en los recorridos que atravesaban longitudinal y transversalmente la cuenca sedimentaria del Duero. 175. si se nos permite. gracias al Itinerario de Antonino y al Ravenate sabemos que Amallobriga. 1989: 348-349. 95 . Tovar. contrastarse y contrarrestarse con otras evidencias y análisis. Hernández Guerra. 1959: 64-77. nolens volens. ni conmemorar los cincuenta años de su opera prima historiográfica. Tela. 2002-2003: 21. 2007. TIR K-30). 2002-2003: 64-73. Oceloduri. Pintia.Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual Valladolid) y Rauda (en Roa de Duero. el discurso de la arqueología protohistórica se hace indispensable en la escenificación de los pueblos prerromanos. Lacobriga. Burgos). Nivaria. Brigaceo. Y aquí concluye la audición de los vacceos en el concierto (y desconcierto) de las fuentes escritas. no podríamos estar hablando hoy y aquí de vacceos. 4573. Solana y Sagredo. y Oceloduri con Segouia. El mapa del sector de la Tarraconense ocupado antaño por los vacceos se completa con un buen elenco de núcleos viarios reconocidos en la itineraria romana. Así. Salmantica. TIR K-30). Arbucala. revisitando viejos debates. al menos nominalmente. 2006. del resto se desconoce y sigue discutiendo su exacta localización (Wattenberg. eran principales arterias de la Hispania Citerior con paso por el territorio vacceo (Mañanes y Solana. Sentice. Cauca. Pallantia. Particularmente. Solana. Sibarim. Intercatia. Solana. Rauda. Pero sin el testimonio de las fuentes. Vico Aquario y Viminatium. queriendo haber trascendido en estas páginas algo de su eco historiográfico. No como el sino como un registro de información que ha de cuestionarse. Formulando nuevas preguntas. 1994-1995. 1985. Septimanca. CLARKE. 397-470. B.C. pp. (ed. Almagro Gorbea y G. Un estudio de fuentes literarias antiguas. CRUZ ANDREOTTI. 2007] CAPALVO LIESA. (1975): Organizaciones suprafamiliares en la Hispania Antigua.C. 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Indice 7 Cincuenta años de arqueología vaccea Fernando Romero Carnicero y Carlos Sanz Mínguez 19 Semblanza de Federico Wattenberg Eloisa Wattenberg García 37 Arqueología del proceso de etnogénesis en la Meseta prerromana: los vacceos Gonzalo Ruiz Zapatero 65 Los vacceos a través de las fuentes: una perspectiva actual Eduardo Sánchez-Moreno 105 El colectivismo de los vacceos. entre el mito y la realidad histórica Manuel Salinas de Frías 123 El poblamiento y el urbanismo vacceos José David Sacristán de Lama 163 ‘La Ciudad’ de Paredes de Nava y el problema de la identificación de la Intercatia vaccea Fancisco Javier Abarquero Moras y Fancisco Javier Pérez Rodríguez 193 Un vacío vacceo historiográfico: sus necrópolis Carlos Sanz Mínguez 231 Rituales de vino y banquete en la necrópolis de Las Ruedas de Pintia Cristina Górriz Gañán 257 La cerámica vaccea Juan Francisco Blanco García 575 . Germán Delibes de Castro y Ángel Esparza Arroyo 437 Réplicas en barro de la orfebrería vaccea Fernando Romero Carnicero y Carlos Sanz Mínguez 467 Las representaciones zoomorfas en perspectiva cenital.De la Región Vaccea a la Arqueología Vaccea 293 La cerámica con decoración a peine: de “fósil guía” a indicador de etnicidad Jesús Álvarez-Sanchís 319 El armamento vacceo Carlos Sanz Mínguez 363 Los puñales de filos curvos en el Duero Medio y Alto Ebro. Un estado de la cuestión Fernando Romero Carnicero 547 Iconografía vaccea: una aproximación a las imágenes del territorio vacceo Silvia Alfayé Villa 576 . A propósito de los llamados tipo La Osera y Villanueva de Teba Roberto De Pablo Martínez 397 ¿Existe una joyería vaccea? José Fabián Cuesta Gómez. . UniversidaddeValladolid Centro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg” .
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