David BischoffJuegos de Guerra En un lugar tranquilo de Seattle y en la casa de la familia Lightman, David disc urre a través de sus sueños, un tanto ajeno a las dificultades de la adolescencia. H a cumplido los diecisiete años y mientras los muchachos de su generación galopan rui dosas motocicletas y vibran bajo las cambiantes luces de las discotecas, él elabor a sorprendentes combinaciones electrónicas. Con inaudita paciencia y valiéndose no p ocas veces de desechos industriales, consigue construirse un pequeño ordenador que se convertirá en su mejor amigo. A partir de este momento los días sin sentido recobr an para el joven inventor un apasionante significado. Sus padres intentan arranc arlo de aquella febril actividad, proponiéndole diversas distracciones que él rechaz a. Su amiga Jennifer consigue un poco más, pero la vez que lo sitúa atrás de su moto, tiene la sensación de llevar tan sólo una carga inanimada. David reencarna otra verdad: la era más avanzada de la civilización, el disparate t ecnológico, la eclosión científica en sus más aterradoras posibilidades, la dinámica de un a sociedad condicionada por el consumismo estéril y el tedio de lo cotidiano. Devo rado por la pantalla luminosa donde se repiten cifras, frases inconexas y radiac iones fantasmagóricas. David pasa los días en un auténtico duelo de posibilidades. Se comunica telefónicamente con las computadoras de las más importantes fábricas de juego s electrónicos y entabla con ellas exhaustivas batallas, enterándose de paso, de fórmu las secretas y de costosos proyectos difícilmente consolidados. En su inocente recreación, jamás puede suponer que un día cruzará su camino una computador a del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. La confrontación se repetirá esta vez pero en términos dramáticos porque lo que se encuentra en juego es algo más que l a habilidad y la inteligencia. El mundo ha sido amenazado y en las coordenadas d e la Seguridad Nacional, la hecatombe puede producirse en cualquier momento. Prólogo: capitán Jerry Hallorhan y teniente Steve Ulmer Nieve. Los copos caían, densos como la electricidad estática de un televisor, amortiguando el rugido de los motores de la furgoneta de la Fuerza Aérea que llevaba a los dos oficiales hacia su mortífera misión nocturna. - Pésimo día para proteger a la patria, ¿no? -comentó el teniente Ulmer. Sostenía el volante con la despreocupada facilidad del experto en conducir por la nieve, pero mantenía la mirada fija en la helada carretera de Dakota del Norte. In numerables copos de nieve agitados por el viento se agolpaban en las viseras de los faros del vehículo, reduciendo la visibilidad prácticamente a cero. El compañero de Ulmer gruñó: - Sí, es como si el cielo se hubiera desplomado sobre Red River Valley. Pero he es tado destinado en Alaska. Allí ocurren cosas peores. Pese a sus palabras, el capitán Jerry Hallorhan se encogió aún más en su asiento, con la mirada puesta en el estropeado aparato de calefacción. Malditos vehículos de la Fuerza Aérea, pensó. La aviación podía mantener a media docena de Ángeles Azules en vuelo de precisión, pero no era capaz de lograr que funcionara la calefacción de una de sus destartaladas furgonetas. - Quizá nos den una medalla por llegar hasta aquí -apuntó Ulmer, al tiempo que reducía l a marcha para tomar una ligera pendiente. - Por Dios, teniente -contestó Hallorhan, hundiéndose más aún en su asiento-, si alguna vez un tipo encargado de apretar el botón hace algo para merecer una medalla, lo más probable es que no quede nadie para colocársela sobre su radiactivo pecho. Hallorhan soltó una ronca risotada y se sonó la nariz con un pañuelo. Lo que se había figurado, el principio de un resfriado. Sin duda, sus fosas nasale s eran alérgicas a la nieve. Cuando alcanzara el rango suficiente, se aseguraría de que lo destinaran a un lugar como Arizona, de clima cálido. A Gladys le gustaría, y a los niños también. A su nariz le encantaría más aún. Se limpió la nariz y suspiró. Le costaba respirar. - ¿Qué era lo que me decías de esa novia hippie que tenías? Esa Sheila -comentó Steve Ulme r al tiempo que aceleraba otra vez-. Parece una auténtica dama por lo que explicas . Hallorhan sonrió para sí. Desde luego -dijo-. Vivía cerca de la base de la Fuerza Aérea en Andrews. ¡Qué tiempos aquellos! Protesta y marihuana. Rock pesado y amor libre. Sheila estaba allí, en medio de todo. Era una auténtica radical. ¡Muchacho, le daría un ataque si se entera de lo que hago ahora! Cuando no estaba aspirando gases lacrimógenos en la U niversidad de Maryland, me llevaba a ver películas de Godard, o Hiroshima, mon amo ur. Vimos Doctor Strangelove tres veces por lo menos. - Una antinuclear, ¿eh? -musitó Ulmer en tono sombrío. - Sí, pero valía la pena -contestó Hallorhan, a la defensiva-. Una chica intrépida, esa Sheila! Se metió mucho en el misticismo oriental, ¿sabes? ¡Y las drogas... ! Pasamos ratos muy buenos, te lo aseguro. Hacía cosas estrambóticas, como tener un auténtico bosque de plantas de marihuana y... Ulmer escudriñó la ventisca. - Estamos llegando al Centro -dijo. - ¡Ya era hora! -Hallorhan movió torpemente el maletín que llevaba a su lado, atado a la muñeca izquierda-. Mi madre solía ponerme unos guantes así. Deben de haber hablado con ella antes de colocármelo. - Exacto -dijo Ulmer, riéndose, mientras encaminaba la furgoneta hacia el estacion amiento, junto al puesto de guardia. - ¡Gerónimo! -gritó Hallorhan, preparándose para el frío. Abrió la puerta y bajó del vehículo l viento lo sacudió con fuerza y lo empujó contra el paragolpes del vehículo. Soltó una maldición y alzó la vista. Los copos de nieve lo cegaron. Se levantó la capucha. Ante ellos se alzaba un edificio que parecía una granja. El teniente Ulmer ya estaba av anzando a duras penas contra el viento y la nieve. - Maldita Nueva Fuerza Aérea -murmuró Hallorhan, poniendo en movimiento su fornido c uerpo tras su subordinado. Ulmer llegó primero a la puerta y la sostuvo para que pasara el capitán. Hallorhan entró en el edificio, donde sí funcionaba la calefacción, y se quitó inmediata mente las botas llenas de nieve y la campera, para quedar con un uniforme azul b rillante con el emblema del 321 de Misiles en la espalda. En el cuello lucía un pañuelo rojo brillante. - Aquí se está mucho mejor, ¿no? -dijo el capitán, mientras trataba de abrir la cerradur a del maletín. - Desde luego -asintió Ulmer, sonriendo. Hallorhan consiguió abrirla y extraer de el la una carpeta roja. Se acercó a un cristal a prueba de balas y le deslizó la carpet a por debajo al centinela, que los observaba sin inmutarse. El centinela echó un vistazo a la carpeta, estudió las fotografías que contenía y las co mparó con los recién llegados. Alzó el auricular del teléfono y marcó un número. - Ha llegado el equipo de sustitutos -dijo. Una sonrisa cruzó su rostro-. De acuer do -colgó el aparato-. Pasen. Veinte minutos más y habríamos salido a buscarlos. - Sí -contestó Hallorhan-. Tengo que advertirle una cosa, muchacho... -añadió, dirigiéndos e a Ulmer-. Aquí en los centros de control de lanzamiento de los misiles Minuteman III, quien se ausenta sin permiso, es radiactivo. El centinela movió la cabeza ante el chiste de mal gusto, se inclinó hacia delante y pulsó un botón. Sonó un zumbido y la puerta se abrió. Los dos oficiales entraron en zon a segura. El centinela volvió a estudiar sus rostros y devolvió la carpeta a Hallorhan. Después sacó un par de pistolas de reglamento con sus correspondientes cartucheras y las depositó delante de ellos. Ulmer se colocó la suya. - Hasta mañana -le dijo al centinela. Los pasos de los dos hombres resonaron mientras avanzaban por el pasillo hasta l a puerta de un ascensor. Hallorhan terminó de colocarse su cartuchera. Un joven centinela con un fusil M-16 en las manos se cuadró a su paso. Los oficial es lo ignoraron. El teniente Ulmer pulsó el botón, y dejó que su superior fuera el pri mero en entrar en el ascensor. - Y a veces -dijo Hallorhan, deseoso de reanudar la charla de la furgoneta-, She ila cantaba toda la noche: Om, mane pamde um, om mane pamde um. - ¿Encima de las plantas? -preguntó Ulmer, incrédulo. - ¡Sí! Unía las manos sobre las semillas y cantaba horas y horas. Consiguió las plantas más hermosas que he visto nunca. ¡Un material de primera! Las puertas del ascensor se abrieron, y ante ellos apareció el nivel subterráneo de lanzamiento de la base. Había allí suficiente hormigón y acero para construir una ciud ad, pensó Jerry Hallorhan. Una cabeza nuclear de cinco megatones no sería más que una guinda en aquel reducto. En el momento en que Hallorhan salía del ascensor, seguido de Ulmer, empezó a aullar una sirena. Hallorhan se dirigió apresuradamente a la puerta de seguridad. Tras marcar un código en el tablero, habló por el intercomunicador. - Aquí el capitán Hallorhan. Preparado para acreditación. -Hizo una pausa y prosiguió-: Lima, Oscar, Noviembre, Lima, Whisky, Golf. Le guiñó el ojo a Ulmer. La sirena cesó. Bien. Hallorhan sacudió la cabeza. Vaya sonido, pensó. Unos motores ocultos empezaron a rechinar. La cerradura de la puerta se abrió. Los dos hombres empujaron la puerta y cruzaron otro pasillo hasta alcanzar una segu nda puerta de seguridad. - Avon llama -dijo Hallorhan. La puerta se abrió para ellos. Saludaron despreocupadamente al equipo que iban a reemplazar. El comandante de misiles, capitán Ed Flanders, se levantó de su asiento junto a los controles, se rascó el vientre y se desperezó. - Nos tenían preocupados, muchachos. -Miró a su adjunto, el teniente Morgan, quien e staba sentado junto a uno de los controles de lanzamiento anotando lecturas en u n tablero. -Las carreteras deben estar... - ¿Qué carreteras? -contestó Hallorhan con ironía. Su hogar nocturno era una cápsula de tres metros por siete, una verdadera pesadill a para un tecnófobo. Los indicadores parpadeaban. Los ventiladores zumbaban. Un le ve aroma eléctrico se mezclaba con el de calcetines sucios y café cargado. El lugar estaba repleto de paneles de transmisores de alta frecuencia, interruptores de c ircuitos, purificadores de aire y sistemas de apoyo. En un rincón, había un teleimpr esor de alta velocidad con línea directa con el cuartel general de Mando Aéreo Estra tégico. En otra esquina, ronroneaba una heladera. Una letrina pequeña y escasamente ín tima ocupaba otra de las esquinas. Cada una de las consolas de lanzamiento conte nía una terminal de computadora y grandes paneles anunciadores que mostraban la ub icación, de cada uno de los diez misiles que controlaba aquella cápsula. En la pared de la cápsula había una brillante caja fuerte roja, asegurada con doble cerradura. El capitán Flanders dedicó una mirada más prolongada al rostro de Hallorhan, y luego l e señaló, incrédulo: - ¿Qué es éso? Jerry parpadeó. - Pues... un bigote -repuso, indignado. - ¡Nueva imagen! -añadió Ulmer. El adjunto se dirigió a la puerta abierta. - Bien, caballeros -dijo el capitán Flanders, encaminándose tras él-, ¡que lo pasen bien ! Mientras Hallorhan cerraba la puerta de seguridad tras el equipo saliente, Ulmer se quitó la cartuchera, la colgó y se dirigió inquieto a la silla roja de su consola. El muchacho lucía fresco y descansado, pensó Hallorhan mientras se acercaba a un es pejo. El teniente se había puesto a trabajar inmediatamente y ya estaba revisando una lista de comprobaciones sobre la actividad de la consola. Hallorhan permaneció mirando su reflejo. Gladys también se había burlado del bigote. D ecía que le hacía cosquillas cuando la besaba. Aunque no se besaban mucho en los últim os tiempos... Ulmer ya estaba en plena labor. Pasó rápidamente las hoja s. nueve.¿Qué diablos.A mí me gusta... Víctor.¡Mierda! -masculló Ulmer. Te ndría que buscar otros libros de Robert B. hizo la habitual revisión del equipo y. ? Ulmer tenía la mirada fija en la consola. Te dejaría plan o. Hallorhan no podía apartar los ojos de la pantalla. Se puso de pie y as ió el libro oficial de la estantería situada sobre la consola. Rayos X. . por último..¿Sin semilla? Esa hierba hacía que las demás parecieran orégano. Algo de fruta. ¿no? Se encendió una hilera de luces. -comentó Ulmer mientras sus manos maniobraban sobre una serie de botones-. . Azul Guión Alfa Romeo. ¡Idénticas! . Tango. Le temblaban las manos. Ulmer ya estaba a punto. Hablar de droga le había abierto el ape tito a Hallorhan. Consiguió abrirla un segundo después de que Ulmer hicier a lo mismo con la suya. Una de las luces rojas del panel no respondió al botón que la desconectaba. el adiestramiento lo impulsó a moverse automáticamente. Pensó que todo aquello era bastante raro.. . Delta. Sonó un zumbido. Ácida. . c ambio. Aspiró profunda y prolongadamente y comparó otra vez las iniciales de la verificadora de la máquina con las que acabab a de copiar. Oscar. Hallorhan las estu dió con detenimiento. alarma de guerra -dijo. El detective de la novela estab a en pleno aprieto cuando una voz empezó a trinar por el altavoz. Tomó asiento.¿Listo para recoger el mensaje? -preguntó al teniente. El teniente Ulmer dio un respingo. Se encaminó a la caj a fuerte. Tango. hombre. Verificación . ¡Coincidían! En la pantalla de la computadora aparecía otra serie de letras... Una fuente de cartón con comida china que d ebía de llevar allí una semana. era magnífico. Le dio un ruidoso mordisco. La novela cayó al suelo. continuó la voz. Hallorhan se señaló el bigote. Charlie. Hallorhan respondió con un buf ido. dos.Atento -asintió. señor. Ulmer le obedeció. Los demás pajaritos están limpios y ve rdes y sin problemas por el momento. Hallorhan respondió en forma inmediata. Debía de ser sin semilla. Pájaro del cielo. . Cambio. Parker.Esa hierba de primera. Hallorhan se adelantó para tener una mejor visión. Ulmer ya había llegado allí. Encontró una página en plástico azul titulada Azul Guión Alfa.Dale un golpecito. colocó los pies sobre la consola y empezó a soñar con S heila mientras se cortaba las uñas. Mientras Ulmer seguía las comprobaciones. . aquí Dropkick con un mensaje Azul Guión Alfa en dos partes. señor. Noviembre. Con evidente alivio. a cuatro metros de distancia del teniente. Dónde diablos estaba. Aquel tipo. Corrió a buscar un rotulador. Hallorhan pasó una hoja de su novela policíaca. .Luz roja. Lo que se imaginaba. Li ma Hallorhan copió rápidamente el código en el espacio existente al efecto en el libro de instrucciones. Ulmer lo acalló de inmediato pulsand o rápidamente un segundo botón.Número ocho. con voz hueca. Lima. De nuevo.. Hallorhan atacó la combinación. Oro. al tiempo que recogía su libro de instrucciones.. La luz parpadeó y se apagó de inmediato. La voz volvió a ha blar. Azul Guión Alfa. . Hallorhan se encaminó hacia su consola de mandos. cero. Leche.. .El número tres está todavía fuera de alarma. dos. Escogió una manzana y se volvió para observar lo que se disponía a h acer su ayudante. . como si hubiese visto un fantasma. Spencer. Hallorhan dio la vuelta y miró qué hacía en la heladera. Unos dulces envueltos en celofán. cuatro. Tango. -dijo Jerry.. y tragó saliva-. De nuevo Sheila. . Misiles en posición.. Ulmer tecleó en el tablero. Jerry rememoró la voz de Sheila: El problema es que la idea central es demasiado gr ande para las pequeñas mentes militares. . cincuenta y nueve. ¡Dinos que es un error ! Las letras desfilaron silenciosas en la pantalla. Se co locó el cinturón de seguridad alrededor de la cintura y lo cerró. y quizá para siempre. mirándolo-. LANZAMIENTO. más allá del adiestramiento. En su adiestramiento le había explicado cómo actuar. Dios.Roger. Sesenta. cincuenta y ocho.Sí.. La voz de Ulmer era una letanía monótona: . posiblemente de eliminar toda esperan za y todo amor. pero nunca le habían dicho cómo debía sentirse cuando aquella orden irrumpiera en la cápsula de mandos. qué debía hacer. pequeña -murmuró Hallorhan con los dientes apretados-.. La voz del teniente seguía sonando. Hablamos de borrar toda huella corporal y. Estamos hablando de unas armas que borrarán de la tierra millones y millones de vidas huma nas..Vamos. Todavía en automático. Número tres e n posición.¡Oh. con la mirada fija en la pantalla. el teniente Steve Ulmer estaba haciendo lo mismo. En lo más recóndito de la mente del capitán Jerry Hallorhan.Roger -confirmó Ulmer-.. Llave de lanzamiento introducida. ORDEN DE LANZAMIENTO CONFIRMADA. Hallorhan marcó la petición en el teclado de computadora. El rostro del ayudante r eflejaba concentración. La voz del altavoz interrumpió sus pensamientos. Empezaba el proceso de colocar los mandos de los misiles e n posición de disparo inmediato. marcando el código.. Siguiendo mis instrucciones: Girar la llave de lanzamiento a posic ión ABIERTO. LIBERAR LOS MISILES. Imagínatelo.. mo nocorde. . Introducir llave de lanzamiento. Un recuerdo lo asaltó.Tranquilo -dijo.Bien. Código de apertura introducido. .Número uno en posición.Muy bien. ésta va en serio! Hallorhan se humedeció los labios. . Dio vuelta a su llave y advirtió que Ulmer había hecho lo propio con la suya al mism o tiempo. con un ligero temblor en la voz-. el corazón al galope y l a boca seca-.Hum -dijo. que protegían una serie de interruptores qu e habían permanecido hasta entonces con el seguro puesto. Hallorhan quedó mirando lo que indicaba la pantalla. ABIERTO. por unas simples diferencias ideológicas. más allá de la sorpresa. Ulmer manipuló los controles con la precisión que da la práctica. Allá vamos.. Sheila en una de sus diatribas contra la g uerra nuclear. que son incapaces de entenderla. El teniente Ulmer levantó las cubiertas. TIEMPO DE LANZAMIENTO: MENOS SESENTA SEGUNDOS. Dieciocho años en la Fuerza Aérea hicieron surgir aquella frase en sus labios.¿Señor? -intervino el teniente. Hallorhan dijo: . . . Marca confirmación. .. una vocecilla parecía hablarle. COMPLETAR SELECCIÓN DE OBJETIVOS. A cuatro metr os de él. Jerry. -contestó Jerry.Introducir código de apertura. . más allá de todo lo demás. Estamos hablando de la destrucción de todo lo que tiene importanci a para nosotros. Número dos en posición -dijo en tono monocorde-. EMPIEZA LA CUENTA REGRESIVA. ¡Imagínatelo! . Todo el resto de su ser permaneció anonadado.Preparado. Con cuidado.. Hallorhan asió la llave que había tomado de la caja roja y la introdujo en una ranur a cuyo rótulo indicaba: CERRADO. ABIERTO. Su adiestramiento fue nuevamente lo que le hizo pronunciar aquellas palabras. . Algún imbécil debe de haber cruz ado un par de cables. capitán.Comunícame con el puesto de mando con tu teléfono -ordenó Hallorhan.. Ulmer se volvió hacia su superior con una expresión de alarma en el rostro.. diez. . Alzó el auricular. Con la remota esperanza Ulmer alzó su aparato. ésto es lo que sucedería si. uno. Girar las llaves a posición LANZAMIENTO . Esperamos que se dará cuenta de que este tipo de obli gación es el más alto honor que pueda recaer sobre un oficial. Preparado para lanzamiento -dijo Ulmer. capitán Hallorhan ..Muy bien.¡El Mando Aéreo Estratégico! Comunícate con el cuartel del Mando Aéreo ¡Por alta frecuenc a! . señor -exigió Ulmer. Gladys estaba allí afuera. En posición.Trece.. Hallorhan la siguió mentalmen te. tenemos órdenes precisas! Hallorhan no respondió. con una interrogación ansiosa en los ojos. dos. Va a tener en sus manos el futuro de los Estados Unidos de América. ¡Quiero hablar con alguien por ese maldito teléfono antes de matar a veinte millones de personas! En su cabeza sonaron de nuevo las palabras de Sheila. Ponga la mano en la llave. Observó al teniente. . -Una mirada obsesionada brillaba en sus ojos.. El zumbido era como el grito de la muerte. . -anunció el altavoz... cruzarían la ventisca exterior. De repente. con un tono de desesperación en la voz.. ¡Por ésto estoy contigo! ¡No dejes que esos cerdos te laven el cerebro! Las palabras no acudían a los labios de Hallorhan. . . . . Ulmer sacó de la funda su pistola automátic a y apuntó a su superior. ..Diez misiles saldrían disparados de sus rampas. . solt arían tras de sí una estela de humo y fuego y dibujarían un arco en la estratosfera co n su terrible carga nuclear. Jesús. Tres. . Parecían atorársele en la garganta. le habían dicho. Jerry.Roger.. ¿Has visto alguna vez las que maduras por radiación. . Jerry casi pudo ver la carne mutilada por la explosión. capitán Hallorhan . lanzamiento -dijo la voz. Jerry? ¿Has visto lo que le causará la gente la lluvia radiacti va? Ulmer levantó con gesto desesperado los auriculares y se los llevó al oído... con un deje de duda en la voz. Ulmer se volvió a Hallorhan. Hall orhan buscó otra posibilidad de comunicación. doce. estallando en las familiares nubes en forma de hongo.Todos los misiles en posición -informó Ulmer.. . pero el resto alcanzaría sus objetivos estratégicos sobre Rusia. y también la más alta r esponsabilidad. Y también los niños. ¿Cuál es su situación? Die por delante hasta la jubilación voluntaria? Tiene buenos informes.Probablemente estén....Once. Hallorhan apartó la mirada y movió la cabeza en gesto negativo.¡A la mierda las órdenes! -aulló Hallorhan-. ... Sí. Suspiró. Se volvió hacia un transmisor militar y manipuló el selector de canales. Llegó a sus oídos un agudo zumbido.. . Aproximadamente la mitad serían destruidos en el aire .Nada. .. Las palabras de Sheila volvieron a invadir su mente: Pero. La cuenta regresiva apareció en letras brillantes en la pantalla.Pero.. creemos que p uede cumplir los requisitos. Quiero confirmar todo ésto con alguien por el maldito teléfono..Lo siento. ¡Señor. pensó. Volatilizados..Un momento -dijo-.. le habían dicho. escuchando con suma atención. Su país cuenta con usted. Cinco.. Devolvió el auricular a la horquilla de un golpe. .. no eres una máqui na.. Por el altavoz se inició la cuenta regresiva automática. Hallorhan inspiró profundamente y espiró rápidamente. ésas no son las órdenes. sino un ser humano. Usted es un buen elemento. .Número seis en posición. cuatro. El muchacho.. Una decisión étic a. Bien. al parecer. pero seguía siendo clara. Naturalmente.. E ra cierto que parecía la tumba de un experto en electrónica en medio de su habitación. David suspiró. pero el aparato de que disponía le había servido para sus propósitos perfectamente hasta el momento. apuntó hacia la pantal la y pulsó el botón de volumen de su viejo televisor en color de diecinueve pulgadas . las naves terrícolas defensivas eran pura dinamita. era realmente fo rmidable. Apa rte de las unidades extra de almacenamiento de memoria y demás aparatos periféricos que le había acoplado. un ruido de fondo. Su voz sonaba débil y nerviosa. Si consiguiera unirlo a las gráficas de la manera adecuada. pero nada más. una total aceptación. Por toda América del Norte y del Sur se abrieron inmensas grietas en zigzag. Colocó el disco maqueta de segunda mano. ni siquiera con un gemido. tendría que utilizar algunas maquetas nuevas. estamos en lanzamiento! ¡Gire la llave! Jerry se sintió invadido por una repentina tranquilidad. . PREPARADO dijo al instante la pantalla.. Tenía mejor diseño gráfico y mejor sonido. tras la cual fue rec ompensado con una lectura que contenía todas las secciones del programa de Destrucc ión del Planeta . Hubo una breve pausa. aguardó a que se apagara la lu z de ocupado . El humo se ext endió en nubes que se desplazaron a inmensa velocidad. una i nmensa paz. KERSMASH Tomó los sectores 005 del viejo disco elefante . David se rascó el vientre por encima de la camiseta y meditó. Tomó el control remoto. era de su propiedad exclusiva. y después conectó el Altair.¿Qué diablos.. ? -dijo David Lightman. .¡La rutina de la explosión final! Había olvidado completamente aquella estupidez.La otra voz. unidos con goma de mascar y poco más que grandes dosis de ingeni o. En la pantalla.. Bueno. pero no se libraría por nada del mundo de su Altair. parecía más lejana. . cerró el interruptor de su maltrecha terminal Altair. La situación de los extraterrestres intrusos era perf ecta. Jerry Hallorhan! ¡Haz algo imp ortante! Ulmer estaba desesperado. Las demás cosas que había diseñado para el programa Destrucción del Planeta habían resultado perfectas. Marcó DOS.No puedo. no. Lightman en su casa El mundo no terminó con un estallido. Se volvió hacia el teniente Ulmer y le dijo: . que señalaba la victoria del jugador. y el cataclismo final de la destrucción de la Tierra. la de Sheila. Se echó a reír. Allí estaba. . El aparato produjo un zumbido más fuerte. sino en un silenc io absoluto.. si caía en sus manos algún equipo IBM no lo rechazaría. aquel cacharro era una obra de arte construida a base de di versos remiendos. Nubes en forma de hongo surgieron de la superficie del planeta Tierra. Capítulo 1: David A. . pero. que acababa de cumplir los diecisiete años.¡Señor. adelant e. El resto del programa estaba perfecto. la superficie de la Tierra se desmenuzó y un brillante letrero en color carmesí anunció: FIN David Lightman se recostó en su asiento y se golpeó la frente con la palma de la man o. Eran cas i mejores que la casete de Guardianes de las Estrellas de Atari. No tendría que hacer de nuevo las fichas de todo el juego. ¡Por primera vez en tu vida. que se detuvo de inmediato. sistema operativo de discos... una decisión moral. Un zumbido capaz de romper los tímpanos a cualquiera invadió la pequeña cápsula de mando mientras el comandante de misiles Jerry Hallorhan aguardaba en silencio lo que fuera a producirse a continuación. Hum. Había olvidado el nombre clave que le había asignado. Acudió de nuevo al Basic y ordenó: LISTA D: KERSMASH . Casi al instante, las líneas de aquella sección del programa aparecieron en la panta lla, perfectamente numeradas. David conocía bastante el lenguaje de computadoras, pero el Basic le bastaba para aquel programa en especial. Conectó la máquina IBM I que tenía al lado, utilizada como impresora, y tecleó: IMPRIMIR . La máquina obedeció con dolorosa lentitud. Si tuviera una impresora decente... Hasta una matriz de punto serviría. Sin embargo, tenía que arreglarse con la vieja IBM de su madre, con su miserable a signación semanal y sus esporádicos trabajos eventuales. - ¡David! -gritó su padre desde el pie de las escaleras. El viejo nunca subía y llamab a a la puerta. Se limitaba a gritar desde los primeros escalones-. ¡David, la cena está lista! David suspiró y se asomó a la puerta. - ¡Un minuto! - ¡O cenas ahora, o no cenas! - ¡Mierda! -Cuando era la madre quien hacía la cena, a su padre no le importaba si D avid aparecía o no en la mesa. En cambio, cuando la madre estaba ocupada en su tra bajo de agente inmobiliaria y era él quien se encargaba de la cena, la asistencia a la mesa era obligatoria, aunque Harold Lightman supiera tanto de cocina como d e mecánica cuántica. - ¡Voy a lavarme las manos y bajo! David regresó a la impresora. Chunka-chunka-chunk, tecleaba la IBM, mientras su pequeño cabezal marcaba limpiame nte las letras y cifras en la parte de atrás de unos formularios de venta que su m adre le había regalado. - ¡Date prisa! -susurró a la máquina, dando unos golpecitos con los dedos en la carcas a, con la mirada ausente, perdida en la habitación. Vaya desorden, pensó. Vio ropa esparcida por todo el piso y la cama. Si su madre echara una mirada a la habitac ión, le daría un ataque. Había sido una buena idea dejarla siempre cerrada con llave. También por su padre, quien parecía considerarla el calabozo donde el bastardo monst ruo genético de la familia, con su cerebro trastornado, permanecía encadenado lejos de la vista de la gente respetable. - ¡David! ¡Me voy a enfadar! - ¡Ya va, ya va! La máquina acabó de imprimir la sección del programa. David asió un grueso bloc de notas , un bolígrafo, arrancó las hojas mecanografiadas de la IBM y bajó las escaleras práctic amente de un salto. Se sentó a la mesa del comedor y dejó lo que llevaba en las manos junto al plato. Su padre estaba frente a la cocina. Cuando se volvió, David vio que llevaba puesto u n delantal. ¡Qué típico!, pensó. - ¿Qué es éso, tu tarea? -preguntó el padre. - Ya la he terminado -contestó David, extendiendo los papeles por la mesa, perfect amente puesta. - David, este año quiero ver mejores notas. El muchacho sonrió para sí mientras observaba las páginas recién impresas. - Sí, de acuerdo. Creo que puedo prometerte éso. Perfecto. El señor Lightman se acercó a la mesa, removiendo algo en una olla, que depositó sobre el posafuentes. David contempló incrédulo el humeante contenido de la olla. - ¿Salchichas y garbanzos? ¿Me hiciste bajar corriendo por unas salchichas con garba nzos? El señor Lightman se ajustó sus gafas sin marco y en sus rasgos redondeados se mater ializó una expresión dolorida. - Es mi receta especial. Lleva pimientos y cebollas picadas, un poco de especias , extracto de carne, jamón... Y un poco de tomate y lechuga que he encontrado por ahí -señaló un recipiente con la ensalada, en un rincón de la mesa-. Bueno, ya sabes que tu madre tiene mucho trabajo estos días... - Sí -David se sirvió una cucharada del guiso de color parduzco en el plato. El señor Lightman tomó asiento y empezó a comer, con el entrecejo fruncido en todo mom ento. Veamos, pensó David. ¿He dejado suficientes cifras aquí? Si utilizara una subrutina GOT O aquí, podría... - Sería muy agradable tener una verdadera conversación contigo en la mesa, ¿sabes, Dav id? Lo preferiría a verte volcado sobre ese galimatías de programas de computadora t uyo, o verte leer siempre ciencia ficción o cualquier otra estupidez. - Papá, ésto es muy importante para mí -contestó David, con gesto de hastío. -¡Ah! -el padre vertió un poco de salsa sobre su ensalada-. ¿En qué estás trabajando ahora ? - Estoy terminando el programa de un juego. - ¿De verdad? - Sí. Quizá lo venda y saque un poco de dinero. - Bien, entonces tiene usos prácticos... ¿Qué clase de juego? - Éso es un secreto, papá. Quizá te lo enseñe cuando lo haya terminado. - ¿Y por qué no ahora? - No entiendes. Todavía no está perfeccionado. Cuando lo esté, tendré que conseguir los derechos de autor. - Si sacas dinero con éso, no estaría mal que te compraras un traje, David. Y, habla ndo de éso, podrías lucir más a menudo ese traje en la iglesia. El pastor Clinton me h a estado preguntando por ti. - ¿Está preocupado por el estado de mi alma? - Te aprecia mucho, David. - Papá, lo único que quiere es apuntarme en la lista de Paganos Convertidos, para así juntar unos puntos más que presentar a Dios. Para él es sólo un juego. - En éso no parece muy diferente a ti. - ¿Cómo? - Tú también te dedicas a los juegos... con esa computadora. Continuamente. - Todo es un juego, papá. - Y uno ha de aprender a ganar, ¿no? - En absoluto. Lo que uno debe aprender es a hacer el juego. El padre movió la cabeza, molesto, y se dio por vencido. David volvió a repasar el p rograma. En realidad, su padre no era un mal tipo, pero tenía la cabeza en el ozon o. Programación incorrecta. Sí, David podía imaginárselo: 10 REM HAROLD LIGHTMAN 20 IMPRIMIR LA VIDA DE DON NADIE 30 SI ES BUENO, ALCANZAR EL CIELO 40 SI ES MALO, DIRECTO AL INFIERNO Tras garabatear unas cuantas líneas claves de sonido para el programa, dejó a un lado la libreta de notas y se apresuró con la comida para poder volver arriba lo antes posible y hacer las pruebas pertinentes. Harold Lightman se limpió los labios con una servilleta de papel y la dejó caer en e l plato. - David, el club de jóvenes de la iglesia se reúne esta noche. Creo que, dado que tu madre no está, deberíamos ir los dos. - No, papá, gracias. Con un exasperado movimiento de cabeza, el padre abandonó la mesa llevándose su plat o. David escuchó un estrépito de platos en el fregadero de la cocina. Harold Lightman apareció otra vez, con el rostro encendido y gesto nervioso. - Si te hubiera dicho de ir a esos estúpidos salones de juegos en video, o a ver a lguna película porno, o a uno de esos conciertos de punk rock, estoy seguro de que habrías aceptado, ¿verdad? - Papá, por favor. Se llama new wave. - No me importa cómo lo llames. Para mí sólo tiene un nombre: basura. David no contestó. Era triste reconocerlo, pero no se entendían. Alzó el tenedor y atr avesó con él varios trozos de salchicha y algunos garbanzos. - Oye, papá, ¿sabes que la comida está realmente buena? - ¡No cambies de tema! - Tranquilízate, papá. No quiero ir a la reunión ni tampoco quiero ir a ninguna de las otras cosas que has dicho porque tengo que terminar mi programa, ¿comprendes? - ¿Sabes lo que pienso, David? Que te gusta más esa computadora que las chicas. A tu madre le preocupaban las mujeres que pudiera haber en tu vida, pero veo que no hay de qué preocuparse. En absoluto. David se encogió de hombros y se sirvió la leche. - Papá, déjame en paz, ¿quieres? No te metas en mis asuntos. - ¿Qué tienen de fascinante esas computadoras, David? ¿Cuál es la magia de esas máquinas p ara que te pases horas, días enteros, ahí arriba, pegado al tablero y al aparato de televisión marcando cifras y órdenes, o destruyendo Invasores del Espacio o lo que e stás haciendo? David se levantó, recogió sus papeles y se los colocó bajo el brazo. - Me divierten mucho, papá. - No has terminado la cena, David. - Dásela a Ralph. Creo que está ahí fuera, revolviendo el cubo de la basura. Con una risa de impotencia, Harold Lightman alzó la mirada hacia arriba, como si p idiera ayuda al cielo. - En otros tiempos, ¿sabes?, los padres solían castigar a sus hijos dejándolos encerra dos en sus habitaciones. Hacer éso contigo sería como hacerte un favor. - Sí, papá. Hasta luego. De regreso en su habitación, David volvió a colocar rápidamente el disco que había utili zado en la máquina, lo hizo girar rápidamente, y se enfrascó en una tarea bastante difíc il. Le llevó más de una hora decidir y conseguir los sonidos exactos y programarlos en el juego. Después traspasó la rutina al disco maqueta del juego y sacó un disco cop ia por si algo iba mal. Después, hizo una partida de Destrucción del Planeta. Mientras se producían destellos de colores y las naves espaciales estallaban, Davi d tenía la cabeza en otra parte. Su padre no lo entendía, ni hacía esfuerzo alguno por comprenderlo. A nadie le impor taba en realidad... Todos estaban demasiado ocupados, demasiado envueltos en sus propias actitudes heladas, en sus propios juegos que no hacían sino repetirse y r epetirse, como si fueran un programa defectuoso... Destruyó el último crucero terrícola con una poderosa ráfaga de disparos. Las gráficas que representaban al planeta Tierra aparecieron en la pantalla. - Tú eres todo lo que necesito -le dijo el muchacho a su complejo de computadoras. Apretó el botón rojo situado junto a los mandos del juego. Unos rayos energéticos desc endieron sobre la Tierra y unos misiles nucleares, con su estela de fuego, se ab rieron camino hacia sus blancos. David subió el volumen. Esta vez el mundo acabó no sólo con un estallido, sino con profusión de silbidos, fuer tes explosiones y, por último, una burlona esquela funeraria. Se oyeron unos golpes en la puerta. - ¡David! ¿Qué diablos ha sido éso? ¿Estás bien? David Lightman desconectó la computadora y sonrió. Capítulo 2: dr John Mc Kittrick y dra Patricia Healy Cuando sonó la llamada telefónica para despertarlos, Patricia Healy vio que John Mc Kittrick ya estaba levantado y vestido. Se hallaba junto a la ventana de la habi tación del hotel con la mirada fija en las Rocallosas y un cigarrillo entre los de dos. - Ya he pedido que nos suban el desayuno -dijo, mientras Pat colocaba el teléfono y luchaba por despertarse del todo. No había dormido mucho aquella noche-. ¿Qué te par ece un desayuno liviano? - Humm -contestó ella, alargando la mano para asir el salto de cama, que tenía en la silla próxima-. Sí, está bien, John. La muchacha se encaminó al baño. Cuando salió, John Mc Kittrick encendía un nuevo cigarr illo. Pat lo besó. - Gracias -dijo él, relajándose un poco al ser abrazado por la muchacha-. Lo necesit aba. Necesitabas toda la sesión -contestó ella-. Por eso estamos en el Colorado Springs S heraton. Relájate, me haces sentir como una pobre criada. . con gesto abatido-. protegiendo el continente y perdie ndo el tiempo neciamente con su jefe. Y tampoco he hecho comunistas a China y a Rusia. casi un año antes. ¡Los azares de la vida laboral. Sé cuál es mi deber y obedezco la s órdenes lo mejor que puedo. No comprendes: Éso es parte del peligro. y conozco el sistema de defensa. todavía estamos en los años cincuenta en lo que se refiere a nuestro sistema d e defensa. . bueno.. Y aunque no conocí a Falke n. es que tu comportamiento va a ocasionarte un ataque cardíaco.. Pero finalmente se enamoró de aquel maníaco. y actuamos (o. Te necesito de veras. deja de preocuparte.Tú no conociste a Falken. Me siento mucho mejor. La primera vez había sido por curiosidad y deseo. No llegas a apreciar en todo su valor lo que él empezó y y o he perfeccionado.. Conozco el NORAD.Yo conozco las computadoras. actué) para que l a capacidad defensiva de los Estados Unidos fuese lo más perfecta posible. y tras esos años en los círculos estudiantil es de electrónica. llevaba un par de años trabajando en el Pentágono. : la única mujer que comprende l o que pasa por esa brillante e intrigante cabeza. . al lado de Pat. John.Sí. Es inevitable. Vas a meterte en el bolsillo a esos burócratas de máximo rango y trajes de corte per fecto de Washington. Maldita sea. El Presidente sabe perfectamente dónde estás. John. co mo hago docenas de veces.. Mc Kittrick se echó a reír. en especial tras el fallido matrimonio con aquel cerdo de Georgetown. moviendo el cuello. estudiante de Derecho.. John -dijo-. mientras obse rvaba a Mc Kittrick darle una propina al camarero. Era un cuarentón moreno y corpulento y un excelente jefe. eres maravilloso para convencer a la gente -le dijo-. Le ofrecieron otro empleo con mejor sueldo. cuando acudieron a la capital para unas conferencias con la gente del departamento de Defensa... Patricia. y allí estaba ahora. mientras localizaba una media-. Cuando se graduó. y tomó una galleta. No es lo mismo que si nunca hubieras hecho ese movi miento.Escucha. . ! Patricia Healy se había doctorado en ciencias de la computación en la Universidad de Maryland después de insoportables meses de clases y trabajos en las aulas. Desde entonces.. Sus principales grupos de asignaturas concordaban perfectamente c on los requisitos exigibles a la persona que buscaban. ¿Le gustaría trabajar para su patria? No estaba muy segura de eso. mejor. Pat lo había seducido en un v iaje a Washington D. . ¡Nuestro trabajo iba a llevarnos indefectiblemente a éso! . Pero se trata de un trabajo. Se trasladó a Colorado Springs -locali dad de los montes Cheyenne donde tenía su cuartel general subterráneo el Mando de De fensa Aérea norteamericano-. cariño.C. y haciéndole cosquillas con el b igote-.. . Lo único que v imos Falken y yo fue una situación terminal.Lo lamento -dijo él.Ya sabes que soy consciente de todo eso. Se sentó en la cama. pero le convencía el sueldo que le ofrecían y la posibilidad de viajar. John. .¿Y qué hay de tu esposa? . consejero principal d el departamento de Defensa. Y el es tadio final de nuestro trabajo está a nuestro alcance. ¡hoy! Llegó el desayuno. y bien podría terminar. Un día su trabajo llamó la atención del doctor John Mc Kittrick. John -dijo ella. Ella cree que estoy trabajando hasta tarde en el Crystal Palace.¿Elinor? -Mc Kittrick negó con la cabeza..Sólo que pasas la noche en brazos de tu amante. y que después me quedo a dormir ahí. yo no he cr eado las guerras ni he creado las armas nucleares. . me temo q ue incluso estoy enamorado de ti. por el amor de Dios. y no quiero p erderte. sin discusión. girando. no de una obsesión..Tú tampoco me comprendes. Pat. lo cierto es que estás más tenso que las cuerdas de un piano se apartó de él p ara ir a recoger sus ropas-.Creo que ahora hay algunas posibilidades -dijo Mc Kittrick... Pat Healy bebió un sorbo de café y comió unas galletas. Y es el mejor sistema. Escucha. ¿verdad? -dijo Mc Kittrick. Mc Kittrick negó con la cabeza. pareció que el departamento de Defensa la hubiera estado aguardando a la misma puerta. Sabes que lo harás perfectamente así que. he estudiado sus trabajos y los tuyos y también creo en ellos. Cariño. Ya se lo expliqué a Fal ken. Más aún. . ni los misiles ICBM ni los su bmarinos atómicos. aplastando ostento samente el cigarrillo en un cenicero-. . Lo único que digo. m omento en el cual él presentaría su sencilla y elegante solución. ¿sabes? Y tú. ¿me amas más que a las computadoras? contestó ella. Quiero que los suavices un poco con tus encanto s femeninos. hoy apelar a todo el armamento que pueda desplegar. ICBM. Los tipos de Washington con su reluciente Lincoln negro ya estarían abandonando pr obablemente la autopista 115 y entrando en el camino de cinco kilómetros que los l levaría a la entrada del NORAD. sistemas de comunicaciones.. consejero principal del departamento de Defensa. después de todo..Querida. y con razón. aviones bombarderos. computadoras. permaneció solo en la sala de conf erencias construida dentro de la montaña. Las estadísticas eran. capaces de destruir el mundo varias vece s. siliconas y metal reluciente. Empezó la construc ción de túneles y pronto hubo espacio para un complejo de quince edificios de acero. Mc Kittrick pensó en él y sonrió para sí. Te lo demostraré. . y resulta que tú e res mi arma mortífera favorita.. Para Mc Kittrick. Aquél era el centro nervioso del sistema defensivo norteamericano.Creí que habías dicho que la sola contundencia de tus argumentos bastaría. mantenían funcionando el complejo las veinticuatro horas del día. muy vulnerable a un ataque enemigo. Cada edificio se asentaba sin tocar la roca.de lanz ar dos Minuteman desde su cápsula de Dakota del Norte. . Pat Healy los recibiría en la puerta de seguridad y les entregaría las tarjetas de i dentificación rojas para que se las colocaran en las solapas. . con sus notas y documentos. Unos mil setecientos miembros de la Marina. El complejo albergaba también el Centro de Operaciones Espaciales y de Alerta de M isiles. La entrevista con el capitán ll evaría forzosamente a los tipos de Washington a comprender la peligrosa situación. . avanzarían quinientos metros por un túnel con muros de roca hasta las grutas excavadas por el hombre y cruzarían dos puertas enormes de seguridad que daban pas o a la enorme extensión del complejo. alegremente. se escogieron los montes Cheyenne como una nueva base.Eres una mujer muy. pesaban veinticinco toneladas cada una y estaban empotradas en cimientos de hormigón. Él sonrió y le revolvió el cabello. muy hermosa. aquél era su hogar.. a dos mil doscientos metros sobre el nivel del mar . El punto centralizado que controlaba todo el sistema de disparo : submarinos y computadoras. A principios de los años sesenta. pedazo de hijo de perra se dijo al recordarlo. Ponte bien hermosa. Pese a ello. podían abrirse .. Luces y siliconas. De él y de Falken. m etal reluciente y electricidad. técnicos aeroespaciales y pantallas gigantes que seguían el rastro de todos los vehículos aéreo s y espaciales con sensores e información procedente de otras bases. todos el los con sus mortíferas cabezas nucleares. el hombre que había fallado en su misión de ejecutar la orden -fingida. al tiempo que sacaba otro cigarrillo-. Eran hijas suyas. una oficina del Centro Nacional de Alerta de la Defensa Civil y la unida d de apoyo meteorológico del NORAD.. El doctor John Mc Kittrick.Como mi señor ordene -contestó ella con una mueca burlona. El Crystal Pa lace. el Ejército y la Fuerza Aérea norteamericanos. Mc Kittrick se acercó a la ventana y observó las mil y una consolas de computadoras y mapas electrónicos del centro de operaciones de combate del NORAD. sólo estadísticas. Ese complejo pronto se llenó de computadoras. Observa y verás. móviles o estátic as. aguardando i mpaciente la llegada de los hombres de Washington. El puesto de mando del NORAD había estado en otro tiempo en un edificio imponente de Colorado Springs.. lo llamaban.Lo siento -dijo. Las pu ertas de seguridad medían más de un metro de espesor. sobre inmensos amortiguadores hidráulicos de las vibraciones del subsuelo. ¿qui eres? Tú recibirás a Cabot y Watson. Había colaborado en el diseño de muchas de las computadoras. Después. Falken. junto con técnicos civiles y fuerzas cana dienses. Volvió a asegurarse de que tenía la cinta de video con la entrevista al capitán Hallor han. y j efe de las instalaciones de computadoras NORAD. Ese podría ser el día que llevaba años esperando. repartidas por todo el mundo. he realizado mis misiones sin ninguna p regunta. . el capitán Jerry Hallorhan. Duro y coriáceo. ¿qué opina usted que pasó? ¿No tenía la más remota idea de que se trataba de un simulacro? . Lyle Watson. . El leve encanto de la morenita parecía habérseles escapado a los hombres. Ah. Sin embargo.. .Entonces.. Cabot era un tipo lleno de arrugas y papada y el cabello corto al estilo militar . Hasta el m omento. na turalmente.Sí. agua. energía y aire su ficientes para resistir treinta días en caso de tener que sellarse y aislarse del exterior.Caballeros -dijo Mc Kittrick. El general Berringer llegará en cualquier momento -dijo Mc Kittrick-. por favor. Ese cerdo sabe a qué he venido . tomen asiento -sugirió Pat Healy. Berringer era un hombre fornido. debido a su alto rango. -Hizo un gesto a su ayuda nte-. Pat. . ha sido suspendido del servicio. sus ojos parpadearon al cont emplar las consolas y los mapas gigantes en la sala de batalla. as¡ que me ahorrar los prolegómenos. .o cerrarse en apenas treinta segundos. un hombre de casi cuarenta años. musculoso.Doctor Mc Kittrick -dijo Pat Healy-. Su ayuda nte.. debajo de donde se encontraban. El apretón de manos de Arthur Cabot fue breve y seco. y la cinta que veremos fue extraída de una entrevista con un psiquiatra de la Fuerza Aérea. delgado y elegante. seguía pareciéndole su hogar .. Pero ya no podría hacer nada para det enerle. para luego hacer un saludo y presentación más formales a los demás.¿Es necesario todo esto? Como oficial de la Fuerza Aérea. pensó Mc Kittrick. sé que hice un juramento q ue me obliga a aceptar sin preguntar cualquier misión que se me asigne. John Mc Kittrick no podía culparlos por ello. Lamento que tenga que ser en una reunión tan formal. Mc Kittrick sentía una curiosa y ambigua mezcla de seguridad y nerviosismo dentro de aquel monstruoso monumento a la guerra. ¿podría poner en marcha el VCR? Ya lo he preparado. Pat. de nuestr o complejo de Minuteman en Dakota del Norte. Si Mc Kittrick tuviera que utilizar una palabra para describirlo. mucho más joven que Cabot. Se evidenciaba que era mucho más adecuado par a actuar como diplomático que su jefe. . nunca había tenido trato directo con ell os. que lu cían terriblemente ocupados.Pero entonces era usted más joven. según demuestran mis antecedentes. se negó a pulsar el botón de despegue d e los misiles durante una prueba.En Vietnam.Me alegro de conocerle por fin. Estaba poniendo a punto la cinta de video cuando llegó Pat Healy con los invitad os. . creo que todos sabemos por qué estamos aquí. siguieran túnel abajo y salieran por el lado sur de la montaña. La voz del psiquiatra aparecía en off. Mc Kittrick. según creo. Hallorhan se miró los pies. . cuando guste. Era frío y profesional.. mucho más joven -contestó el psiquiatra. le estrechó la mano con suavidad. En el puesto de mando había almacenada comida. La primera puerta estaba situada en el mu ro de roca para que el calor y la onda expansiva de una cabeza nuclear que estal lara fuera pasaran frente a ella.Caballeros. Los conocía a ambos ya que había mantenido correspondencia con ellos y sus subordina dos.. Es una buena muestra de nuestro problema. Se puso en funcionamiento un monitor de televisión que mostró al capitán Hallorhan. El capitán.Nos fue enviada con un mensajero -asintió Mc Kittrick-. tomando asiento en la cabecera de la mesa-.. . Participé en raids aéreos. instalándose en la mesa de conferencias y sirviéndose un vaso de agua helada. Estoy lista para empezar. Sin embargo.¡Ah! ¿Tiene usted la cinta que le pedíamos? -intervino Cabot. ahí viene el general. El general Jack Berringer y su ayudante Dougherty hicieron una entrada brusca y muy poco feliz. Baste decir que uno de nuestros comandantes de misiles. .. que gruñó a duras penas un saludo a Mc Kittrick. ésta sería coriáceo . sentado en una silla sobre un fondo azul . que él ignoraba que fuera simulada.¿Ha causado alguna vez voluntariamente la muerte de un ser humano? Hallorhan se mordió los labios. con más aspecto de conductor de tanques que de burócrata. . . General -dijo Mc Kittrick. Se le veía claramente intrigado. Yo duermo muy tranquilo por la .. Cabot permaneció muy erguido.Estamos aquí -continuó Cabot-. No es el único. más de veinte por ciento de sus comandantes de misiles no pudieron lanz arlos o. no creo que podamos pedirles a estos hombres que regresen a Washington con un montón de palabras huecas en la c abeza. caballeros. Cabot parecía prestar más atención. Yo diría que ese presunto honor no parece tener un gran significado. . Creí que iba en serio. El Presidente e stá especialmente preocupado por nuestra capacidad en lo referente a los CIBM. Una solución inmediata. Un sentimiento de responsabilidad. peor aún.. Allá vamos . . Pat Healy se levantó y bajó el sonido del monitor. . Watson se echó hacia atrás en su asiento. amenazadoramente. . Mc Kittrick asintió.General.. .. es evitar los componentes humanos en la cadena. E sos hombres encerrados bajo tierra saben perfectamente qué representa pulsar el bo tón o dar vuelta a esa llave. sin encontrar una explicación clara para ello. El humo ascendía.. general -dijo-. porque el Presidente quiere una solución. pensó. igual que este tipo de la película que acab amos de ver.Perdone. Lo que tenemos que hacer. Es posible. intentando de nuevo-. ¿Qué diablos voy a decirle? ¿Que un porcentaje así no está tan mal? Berringer estaba confuso..No. es que no se pueden seleccionar las conductas humanas.que he ordenado una r evisión completa del sistema de selección. dentro de menos de una hora hemos de tomar un avión.¿Que no haya hombres en las cápsulas? ¿Eso es lo que quiere decir? .Ese hombre es un prototipo -dijo con una voz seca y profesional-. Hemos llamado a los hombres más importantes de la clínica Menn inger. furioso. Ha habido otros que. extendi endo lentamente una nube azulada en la sala. Su voz sonó igual a la que el general Berringer acabab a de utilizar: .Quizás -asintió Hallorhan-. este caso se centra e n un hombre que tuvo problemas éticos en el último momento.Escuchen -dijo en tono cansino-.La entrevista prosigue durante media hora más.Quizás esta vez tuvo en cuenta las consecuencias morales personales -sugirió el ps iquiatra-.. .El problema -continuó-. -Se movió inquieto en su asiento y dejó el ha bano en un cenicero-..El fracaso en la realización de misiones encomendadas es una enfermedad muy exte ndida en las fuerzas armadas -dijo con voz suave a Mc Kittrick-. Berringer se levantó.. sí. Sí. señor -contestó Hallorhan-. o de culpa. Señaló con el dedo a Mc Kitt rick. pensó Mc Kittrick. Ha escogido usted buenos elementos.. Ser comandante de misil es es un honor. . sencillamente. . pensó Mc Kittrick. -Se volvió hacia todos los presentes e hizo una pausa teatral.Estoy seguro de que las mejoras en el sistema de selección. . Es como si hubieran quedado súbitamente paralizados.Puede decirle al Presidente -replicó el general Berringer. Todos ellos poseían antecedentes excelentes.. han sido incapaces de poner en acción los misiles. se negaron a hacerlo. Mc Kittrick! En cambio.¿Por qué no? -asintió Mc Kittrick. . pero eso no es más que una pérdida de tiempo. Simplemente. no fui capaz de pulsar ese botón. El problema está en lo que les pedimos que hagan. el Presidente no es precisamente un descuid ado en el tema de las exigencias de la defensa nacional. y yo soy el hombre que puede ayudarlos. Cabot echó una mirada a su reloj. . Berringer saltó. Como ya saben. muchachos . . Ya ha mor dido el anzuelo . Soy yo quien ha de explicarle al Presidente el motivo por el que un veinti dós por ciento de los comandantes de misiles no se han atrevido a lanzar sus misil es. Al parecer. No los escogemos al azar.Hemos tenido hombres protegiendo a nuestra nación en esos sitios desde antes que cualquiera de nosotros conociera al Pato Donald.¡Está usted loco. . El general Berringer daba nerviosas pitadas a su habano. tan trastornado que olvidó su habano. . . con su barba en punta y su barriga. señor Watson. .General -lo interrumpió en voz baja y calma-.Sí. Si se aceptara su propuesta.Una red de lo más intrincada -añadió Watson. que resplandecían en aquella sem ioscuridad subterránea como luces de neón en la noche de Times Square. Bien. . . mecani smos complejos e interconectados. hasta el puesto de mando.. sabiendo que esos chicos están ahí abajo. Y por fin les demostraría a aquellos militares de c abeza cuadrada lo que podían hacer sus máquinas-. Los escasos técnicos se apresuraban de un lugar a otro como hormigas obreras de un gigantesco hormiguero. Berringer se aferró a aquella farsa. ¿verdad. Pat Healy actuó como guía turística de las instala ciones para los invitados. Paul Richter era un hombre sudoroso y con gafas que parecía el arquetipo del psiqu iatra freudiano.. era evidente que las mentes de aquellos hombres no estaban pendientes de la historia. Mientras avanzaban por la pasarela. . -Les dedicó su mirada más sincera.Vaya aparato. aviones de reconocimiento. sino más bien de las inmensas hilera s de computadoras con sus pantallas multicolores. mientras los encargados de las computadoras y los científicos pulsaban interruptores.. El tiempo justo para que el presidente tome u na decisión.Seis minutos -dijo Mc Kittrick-. . relajándose un poco. No me extraña que esté cada vez más enamorado de ella. doctor Mc Kittrick -comentó Cabot.Caballeros. sí -continuó Mc Kittrick-. todo depende de la computadora. .Señor Cabot. sus luces parpadeantes y sus k ilómetros y kilómetros de circuitos.. . . las no velas de Flaubert o las sinfonías de Beethoven. Si los soviéticos lanzan un ataque sorpresa. llegado el caso. Después de eso. he creído que su presencia sería conveniente para ayudarme en ciertas explicaciones. -Mc Kittrick hizo una pausa y después señaló las hileras de luces parpad . informes de agentes y estaciones. pero en caso de un ataque nuclear. Cabot emitió una risita. Todo el mundo reconoce como obras de arte los cuadros de Rembrandt..Por aquí. Sin embargo.Querrá usted decir cuando el Presidente se lo ordene -corrigió Watson.. . al fin se lograría un poco d e eficacia en el departamento. Monumentos al ingenio que no se limitaban a estar allí y ser hermosos. pensó. . Que estúpido . Toda la información llega hasta aquí. Un campo de microtransmisores y relés de intrincado diseño. señalando el equipo. .noche. ¿no le parece que todo esto es una gran farsa? Quiero decir que se supone que todos y cada uno de ellos deben pulsar los botone s cuando la computadora les dice que lo hagan.Puede estar totalmente seguro de que así sería.Supongo que la Junta de Jefes de Estado Mayor tendría algo que decir.. pero yo preferiría cualquiera de est as criaturas .. pensó Mc Kittrick. Sólo en tre diez y quince si el lanzamiento proviene de submarinos. Hizo un nervioso gesto de s aludo a los importantes invitados y luego se inclinó sobre una gran máquina gris del tamaño de un automóvil. Rusia. Se puede ver en los mapas.No en esta época. ¿me permiten cinco minutos? Déjenme mostrarles cómo funcionaría e so. pensó Mc Kittrick. Paul Richter es uno de mis ayudantes. no nos que daría mucho tiempo. ¿verdad. estoy de acuerdo en que son buenos soldados pero. .Veintitrés minutos desde la alarma hasta el impacto -intervino Pat Healy-.. . . caballeros -dijo John Mc Kittrick guiando al grupo hacia una antesala de paredes acristaladas. Paul? Sin embargo.. que flanqueaba una hilera de computadoras.. . aquí está Richter.. bebían café o hablaban por los micrófonos conectados a sus auriculares bajo gigantescos mapas Mercator de Estados Unidos. Watson intentó un comentario sarcástico. el Presidente nos ordenaría seguir el plan bélico diseñado por la computadora.. Cabot hizo un gesto negativo con la cabeza. China y del mundo entero..Bueno.Creo que está en nuestra descripción de funciones. supongo que ya sabrán ustedes cómo se obtiene la información con la que trabajamos -dijo el doctor. Si quieren seguirme por esas escal eras. Caballeros. Maravillosa Pat . El doctor John Mc Kittrick caminó entre sus máquinas como un padre orgulloso de sus hijos. Watson? Satélites espías.. sino que funcionaban. me temo. H abitualmente no trabaja hasta estas horas. Watson tosió. Estas computa doras nos dan acceso instantáneo a la situación mundial. Cabot asintió. evidentemente satisfecho. Todo esto ser mío ahora. quien respondió con una mueca.Así que aquí es donde se juega el Armagedón -dijo. por favor? Un asomo de sonrisa curvó los labios de Richter y desapareció enseguida. Cabot prosig uió: . y luego dijo: .El único problema. prue bas soviéticas con misiles. y estaremos en condiciones de reemplazar a todos estos hombres. Así es.La PROB ya ha realizado la Tercera Guerra Mundi al en varias ocasiones.eantes y cintas magnéticas que constituían la mayor parte de la sala-. no veo nin gún problema en llevar a cabo lo que sugiere. quiero tener la seguridad d e que éstos se lleven a cabo de la manera más eficaz. Y con todo el respeto debido. Diría que esta máquina es el mejor general que tenemos. aplicando el oído contra la máquina-. en la cumbre del pode r. Dios no lo quiera. c olocando la mano sobre la computadora. Lightman y Jennifer D. Dedicó una sonrisa el general Berringer. todo esto es muy técnico. .Dirigió una mirada a su alrededor.Sin embargo -replicó Mc Kittrick-. Todo llega a esta sala -se acercó a la máquina gris frente a la que estaba Richter. pensó.De acuerdo. Déme entre cuatro y seis semanas. etcétera. por relés electrónicos altamente fiables.¿PROB? -preguntó Watson.. e sos billones de dólares de infraestructura. pero donde corresponde. .Significa Plan de Respuesta de Operaciones Bélicas -aclaró.. .. En caso de que fuera necesario acudir al terrible hecho de una guerra nuclear. una vez dada la alarma y.. . ya no habrá tiempo para discusiones entre él y nuestras fuerzas de defensa respecto al rumbo que debe tomar la guerra. como máximo. Falken ..Lo que usted está diciendo es que actualmente todo nuestro sistema de defensa. . Cabot parecía fascinado con la máquina. Cabot meditó unos instantes.Doctor Mc Kittrick. están a merced de esos hombres que deben pulsar llaves y botones con ese increíble porcentaje de fracasos. No confío en ese enorme montón de microproce sadores en tanto no posea la capacidad de controlar sus decisiones. Adelante.Ya se lo he dicho muchas veces. cambios en las condiciones meteorológicas. Capítulo 3: David A. en la computadora PROB. Te dije que un día lo conseguiría. buscamos el modo de mejorar los resultados en una guerra verdadera..¿Puedo tocarla? . . Mc Kittrick miró fijamente a Cabot.. Estaré encantado de hacerlo. una vez que el Presidente haya dado la orden. -Dio un paso adelante y se detuvo. evidentemente más habituado a comunicarse con las computad oras que con los seres humanos.Claro -contestó Mc Kittrick-. Aparte de algún temblor de rodillas por parte de los liberales. Mantendremos el control humano. ¿alguno de nosotros está seguro de que. quien acari ciaba ausente su fina corbata negra. Movimientos de tropas. . Jódete. . al tiempo que se volvía a su ayudante-.Bien. nuestra computadora podría combatir con un gran margen de esp eranza de victoria. maldito genio. -Carraspeó.. es que son humanos. ¡Podemos eliminar a los se res humanos del circuito de lanzamiento de los misiles! Berringer le interrumpió con su habitual falta de sutileza. Está usted hablando de eliminar el control humano. Después. Es por si llega el día en que el Presidente nos ordene llevar adelante los planes. meros mecanismos humanos capace s de equivocarse. calculando la respuesta soviética. Reconozco que nadie entre el es tamento militar tiene tanta experiencia como esa computadora en guerras nucleare s.y se integra aquí. John. Allí estaba la clave-. Casi se puede oír el estallido de las bombas. Recibir conocimiento que merezco. Así que jódete. Creo que sería preferible que expu siera directamente al Presidente sus opiniones. Lo más importante es q ue las decisiones clave respecto a cualquier opción concebible en una crisis nucle ar ya han sido analizadas y realizadas por la PROB. Señor Richter. señor. Mack . sería capaz de pulsar esos botones y proceder a la eliminación de millones de vidas? . pero sólo debemos considerarla un consejero más. ¿querría enseñarnos cómo funciona.Desde luego -contestó Mc Kittrick-. si estuviera en su lugar. . La Escuela Humphrey era una serie de barracones grises colocados geométricamente e n un cruce de caminos muy inútil. y aminoró el paso hasta una velocidad normal para hacer su entra da en ella. similar a cualquier otro jardín bien cuidado de cualquier zona residencial nor teamericana. corrió escaleras abajo. pero suponía que en todas partes debía de ser bastante igual y. . haciendo estallar la bomba y borrándola del cielo moteado de puntos fosforesce ntes. aunque una de las bombas enemigas cayera de pleno sobre un objetivo. -Se echó hacia atrás un mechón de cabello lacio que le cubría los ojos y avanzó como un pato hacia la mesa de laboratorio. Los acuarios burbujeaba n. David se preguntaba cómo sería la vida en California. a fertilizante y a animales. donde ésta había sido arrancada del suelo.En la pizzería de Mariano. La salsa de tomate le había dibujado un bi gote rojo sobre el labio. El aroma se ex tendía cálidamente por la pizzería. o en cualquier otro lugar de los Estados Unidos. colocado perfectamente entre la máquina de marcianos y el laber into. y entró a toda velocidad por la entrada lateral. David Lightman. David se escurrió por debajo de la entrada secreta d e la valla. en Flori da o en Kansas. ¡Malditas bombas inteligentes!. Era algo común en Seattle. y una rueda para conejillos de Indias rechinaba en un rincón. A veces. David Lightman se inclinó sobre los controles de su Mando de Misiles Atari. El cielo de Seattle parecía a punto de rasgarse y dejar caer un inte nso chaparrón. Sí.Adelante. que le servía de muralla entre él y los alumnos-. Aquí tiene un r egalito. Se volvió para observar si el chico que había estado contemplándolo mientras jugaba t odavía estaba por allí. Me alegro de que por fin se una a nosotros. Cuando la máquina sumó los puntos y cambió el color de la pantalla. David. que su padre estaba cómodamente instalado y tenía un buen emple o como contador.¡Ah! -dijo el profesor al advertir la presencia del recién llegado-. David Lightman recogió sus libros y salió a toda prisa del bar. Tony estaba preparando la masa de harina en la cocina mientras escuchaba l os chillidos de Pat Benatar sobre los falsos amores por la radio. . ¡Jesús. permanecía no obstante olvidado de todo lo que le rodeaba. estaba de pie junto al pizarrón.¡Vaya. silbidos y estallidos y de las luces de colores de la pantalla. e ncontró al Aula 14. David vio con sat isfacción que todavía le quedaban seis ciudades gratis en el marcador.¡Pues claro! . donde estaban las aulas y los laboratorios de química y biología.¿Quieres terminar tú? . vestido descuidadamente con una camiseta medio rota y unos jeans gasta dos que se había puesto aquella mañana. ahí estaba con los ojos como platos en su rostro pecoso. un t al Amos Ligget. dado que había vivido siempre en el e stado de Washington. tan denso que casi podía saborearse el queso. David reconocía que tendría que conformarse con Seattle durante unas tem poradas. Movió rápidamente la bola de control. eres magnífico! -le dijo el pequeño. hacia la Escuela Hub ert Humphrey. . y que su madre había descubierto los goces de las operaciones inm obiliarias. marcó con el impresor una tr iple X limpia justo debajo de la bomba que caía y observó con inmensa satisfacción que los misiles que lanzaba marcaban unas líneas blancas directamente hacia su objeti vo. El profesor. Miró la hora de su reloj digital. Siempre que le era . conciente sólo de los destellos. ¡Y había conseguido más de dos cientos mil puntos! Un pensamiento inquietante le pasó por la cabeza. pensó mientras una nave blanca zumbaba y disparaba l a última ráfaga en dirección de una de las seis ciudades que aparecían en la parte infer ior de la pantalla. de superf icie de color negro. con un trozo de tiza entre sus de dos regordetes. llegaría tarde a la clase siguiente. El lugar apestaba a formol. David ya había empezado a buscar un lugar en el fondo del aula. Dejó atrás las casas de dos pisos y los chalets y tomó un atajo por un jardín bien cuida do. las 13:06! Había pasado la hora del almuerzo. Ignorando temerariamente a los encargados de vigilancia. Tenía problemas con las chic as..Comprendo -dijo Ligget retirando su mirada de la de ella-. David recogió la hoja y le dirigió al maestro un encogimiento de hombros. David apartó la vista de Jennif er. Sus ojos almendrados estaban vueltos hacia el su elo. Buscó un pupitre y vio con cierta sorpresa que había uno vacío al lado de Jennifer Mac k. porque no presta atención en clase. y Ligget la blandía igual que Conan el Bárbaro blandía su espada de dos filos. aunque las chicas no seguían un com portamiento lógico de ningún tipo. señorita Mack. Le sonrió. ah¡ está usted! Jennifer Mack. ha escrito usted la palabra amor .. pero resultaban factores desconocidos. un poco excitado.No te preocupes. . David se volvió hacia su compañera. David notó en la muchacha una calidez y una vulnerabilidad que lo obligaron a responderle: . suave y reluciente.. azorados. Usted no sabía la res puesta correcta. pensó David mientras el voluminoso profesor p aseaba arriba y abajo delante de la clase. en actitud casi desafiante. . -Señorita. ¡El muy cerdo! Una de las armas clave de los maestros sádicos era la humillación pública. en ocasiones. David nunca la había visto tan hermosa. hoy el viejo Ligget está en forma . y dirigió toda s u atención a Ligget. David se preguntó qué se sentiría al ac ariciar un cabello como aquél. Sobre su chaqueta n egra de poliéster se veían rastros de caspa. sin dejarse ver mucho. mostrando unos dientes levemente amarillentos.No -replicó. La I puede ser de insuperable . Toda la clase se volvió a mirarla entre risas. había llevado a algunas chicas al cine. No era que no le gustaran... ¿Por qué los nódulos de hidrógeno se unen a las raíces de las plantas? . sí. Jennifer suspiró. Advirtió que David la estaba mirando y se dio cuenta de que el muc hacho no se había reído como los demás. Los alumnos llamaban a Ligget la bomba a tómica por la cantidad de polvillo de caspa que le caía en ocasiones. . Ligget siguió adelante con sus comentarios sobre el terrible examen. en su respuesta a la pregunta número veinticuatro.Oh -susurró ella-. Cediendo a las presiones del grupo. simbiosis . .Haga el favor de pasarle esto a la señorita Mack.posible se sentaba allí atrás. Se sentó allí. tan vívida como La letra escarlata de Hawthor ne que estaba leyendo ahora en Literatura Norteamericana.. . y casi con su mism a sutileza. amor . estar con una chica era peor que estar ante la Inquisición.. en tinta roja. ¿acaso sabe usted al respecto de los nódulos de nitrógeno que nosotros ignoramos? ¿Alguna información picante a la que sólo usted ha tenido acceso? Jennifer alzó la mirada y sostuvo la del profesor. La mayoría de las veces se sentía torpe y ridículo. Variables. Distraídamente. por utilizar el lenguaje de las computadoras. y su melena oscura rozaba la superficie del pupitre. quien estaba entregando otra I carmesí a uno de los alumnos. David sintió una ola de simpatía hacia ella.Sí. aliviado de no tener que continuar la conversación. . divertido. Ligget sonreía. se volvió y regresó hasta donde estaba Ligget. los conceptos nuevos o innovadores surgen a veces de inspiraciones impensadas -se inclinó sobre la mesa y su barriga fofa se apretó contra la superficie de fórmica-. En lo alto de la hoja.Bueno. quien mostraba en alto l a hoja con el resultado de una prueba. para que toda la clase lo pudiera ver. inmisericorde: . El punto central era que notaba que con l . se veía la I de insufici ente. Era un cabel lo hermoso. Ligget se aseguró de que todo el mundo viera la nota de Jennifer y luego tendió la h oja con gesto de desagrado a uno de sus alumnos de la primera fila. .¡Cuarto punto! En la historia de la ciencia. cada vez más entusiasmado. Se hizo la promesa de no mirarla. Vaya. añorando la oscuridad. Al oír que lo llamaba. -El tipo sonreía. pero rehuía siempre las fiestas y las reuniones sociales. ¿Jennifer? ¡Ah. lo insuperable será la furia de papá cuando le vaya con las notas . también parece haber cierta confusión en las preguntas relativas a la defin ición de la clonación -miró a la clase con gesto de súplica y prosiguió-: ¿Puede decirme alg uien quién fue el primero en sugerir la idea de un organismo superior que se repro dujera asexualmente? ¿Lo recuerda? Se volvió al pizarrón y empezó a escribir unas palabras. Ligget prosiguió. parece que le ha dado un ataque epiléptico. Se inclinó hacia Jennifer y le susurró dos p alabras.Le diremos que la serpiente se ha comido a Herman -apuntó una voz. la boa advirtió claramente su presencia. en cambio. . .El imbécil no ha traído las gafas hoy. David.Señorita Mack. y Herman pasó a vivir en un rincón de la h abitación de David. La señora Mitchell. Sin decir una palabra. . Quizá pueda decirnos usted quién fue el primero en sugerir la reproducción sin sexo -exigió.No le veo la gracia -dijo Ligget-. al contrario que con la computad ora. . alzó una ceja al estilo John Belushi. ¿Qué es eso tan gracioso? Jennifer mantuvo la cabeza baja. toda la clase puso cara horrorizada. y pareció recuperar el control. ¿podría usted decirme quién sugirió por primera vez la idea de que un organismo superior se produjera asexualmente? Rudway se movió incómodo en su pupitre. . la mayoría de las chicas se habían sentado en l as últimas filas de la clase. Unos días después David vio un recipiente de cr istal que había aparecido inopinadamente sobre la mesa del gigantesco laboratorio de Ligget. una mujer joven.¿Su esposa? -musitó. introdujo la mano en ella y sacó a Herman. Cuando se fue. REPRODUCCION ASEXUAL SIN SEXO. si al menos supiera cómo hablarle a alguien como Jennifer Mack. corrió a l a mesa del profesor. al pronunciar accidentalmente organismo como orgasmo .Oye. estúpido. Señor Rudway. Lightman. No llegaba a comprender lo que sentía cuando ellas revoloteaban a su alrededo r. a salvo de boas constrictor. cuan do volvió a alzarla y vio de nuevo a David. Sin embargo. se había arrastrado por el tanque mirándolos como si estuviera relamiéndose los labios hambrientos. Quiero que hagan un informe completo d e lo que suceda aquí. aquí estoy otra vez en el despacho del subdirector . pero cuando el conejillo empezó a hociquear y roer un trozo de periódico que había en el tanque. Tenía un aspecto realmente per verso. La mayoría de los muchachos exhibió sonrisas de fascinación expectante ante lo que iba a suceder. David se sentó erguido. levantó la tapa del tanque de la serpiente.as chicas perdía todo el control de la situación. le observó con expresión escéptica por encima de su . Ligget se superó a sí mismo.¿Y qué vamos a decirle a Bomba Atómica? -quiso saber otro. Aquella semana. Jennifer le sonrió aquel día por primera vez. . En su interior se hallaba una boa constrictor de dos metros de largo. se negó a soltar su presa. Las chicas se pusieron a aplaudir. ya te puedes ir olvidando de los viernes por la noche. tengo que ir a hacer un recado. miró a Jennifer.. La serpiente había estado enro scada en un rincón.Bueno. . Se sentía desconcertado ante el impulso que le hacía desear tocarlas. Ligget pareció encolerizarse. y dejó caer al roedor junto a la boa. mostró su desagrado. Ella le sonr eía mucho. . . En la clase resonaron algunas risas reprimidas. especialmente desde el día aquel en que el viejo Ligget llevó a clase la bo a. Jennifer no pudo reprimir la risa. Molesto. el c onejillo de Indias que era la mascota de la clase. sonriéndole. Un día. Dios. Sacó de su jaula al gordo Herman. . Como si fuera un tiburón. se leía en el pizarrón. aunque nada en comparación con el rugido que dejó oír Peter Hawkins la semana anterior.Si cuentas algo -le contestó la novia-. abrió la cubierta de alambres d el tanque de la serpiente. .¿Mendel? . con el rostro encendido por la cólera.Pero se notará que no tiene nada en el estómago. gruesa como el bíceps derecho de un campeón de béisbol. volvió la vista al viejo Bomba Atómica y sonrió. semidormida. sin embargo.Fue un poco antes. se puso a reír otra vez. David sonrió y se le iluminaron los ojos.El señor Ligget me envía para discutir un asunto con el señor Kessler dijo David Ligh tman con su mejor tono de bueno. Ligget se dirigió a ella: . pero ni siquiera cubriéndose la boca con las manos pudo ahogar el sonido. vas a meterte en un lío -le dijo uno llamado Crosby. Lo intentó. Habían estado estudiando los reptiles.. .Muy bien. especialmente en matemáticas. Pero pese a ello teng o que verte por aquí una y otra vez. David se dirigió a toda prisa a la desierta sala de computadoras. mientras siga aquí. señor Kessler. Vigilando de reojo a la mujer de la otra sala.. Pero creo que ya es tarde para eso.. he cons ultado con tu tutor. siéntate.¿Y? . Echó un vistazo al vestíbulo.. pensó en forma distraída. ni notas a tus padres. . Lightman. Lightman. Pegada con cinta adhesiva en la carcasa del monitor había una larga lista de palab ras de cinco letras. Fue una cuestión de segundos. enarbolando un pincel de líquido de borrar como si fuera el mismo Picasso. Hubiera sido un personaje perfecto para Dickens. la otra sala. lápiz .Vamos. si fueras hijo mío te pondría sobre mis rodillas y te dejaría brill ante el trasero. Kessler llevaba un corte de pelo militar. Los alumnos se empeñan en causar trastornos en clase y la situación . En cambio. . con la puerta abierta de par en par. Kessler.Sabes.Creo que ya lo he visto a usted antes. David Lightman tomó asiento en tanto lo miraba con suspicacia. Tras la puerta cerrada se oían los ladridos de una voz seve ra. no les pego a los viejos. apretando los labi os mientras observaba a David Lightman. el Káiser . ¡Perfecto! David volvió a toda prisa al banco y se sentó en el mismo instante en que se abría la puerta del despacho del subdirector. ni tomo drogas . en actitud pensativa.. razón por la cual todos le conocían por el apodo de Káiser. David Lightman cruzó la puerta y recorrió el corto pasillo. Sí. Lightman? -dijo-. Bien. La mujer lo anunció y volvió a concentrarse en su máquina de escribir. .Pero eres un bobo. Bueno. y le tendió la nota de Ligget. . pero el intento va lía la pena. Quiero charlar con tigo. . ni fumo. ¿Y qué clase de escu ela tendríamos si todos fueran tan bobos como tú.. Kessler se echó a reír. estaba el despacho del Káiser . ¿sabes. indicó a David que entrara. qué sorpresa! David entró con aire compungido. por la que apareció un alumno de aspecto acob ardado que se escabulló como un perro con el rabo entre las patas. .No podía imaginármelo. no es fácil ser mae stro. David vio en una de ellas a una mujer de edad madura inclinada sobre una terminal. .Eres candidato a convertirte en un estudiante brillante.. al tiempo que se ponía las manos detrás de la cabeza-. A la derecha. ya se sabe. No podía verlo. Esta vez no habrá amonestaciones. Hoy en día. todas ellas tachadas menos la última. Su fama como encargado de la disciplina era conocida en toda la escuela. el Centro de Dis ciplina de la escuela. no tan to por su eficacia como por el verdadero entusiasmo que Kessler parecía desplegar en su labor. Jennifer era una buena causa para arriesgar se. seguramente le habría encantado desarrollar aquel cargo en la época de lo s palmetazos y las varas. En el extremo opuesto de la sala estaban las dos salas de la computadora de la e scuela. Lightman. . estaba vacía.¡Vaya. David sospechaba que el tipo se lamentaba de veras de vivir en la épo ca actual.. No haces m s que molestar a tus profesores dijo Kessler con una risilla. Sonrió interiormente y comprobó dónde estaba la señora Mitchell. Se dejó caer en un duro ba nco de madera y permaneció contemplando con suma atención sus sucias zapatillas.s gafas. Lightman? .. . Lo que iba a hacer arruinaría definitivamente sus r elaciones con los altos mandos de la Escuela Hubert Humphrey.¿Una escuela de bobos brillantes? -contestó David. ni entrevistas con tu padre.Tienes unas calificaciones excelentes. Vamos. ¡Magnífico! Exactamente lo que esperaba. Kessler tomó la nota. la leyó y se recostó hacia atrás en su asiento.. ni bebo.. Aún no tenía cuarenta años y parecía un instru ctor alemán de educación física. Sólo rogaba que la clave para utilizar la máquina estuviera conectada. David no supo qué decir.Ya sabes que estoy e ncargado de la sala de actividades prácticas. extrajo un escarbadientes y empezó a mondar. Kessler rompió en pedazos la solicitud de David y la tiró a la papelera. . vaya. Lo único que sucedía era que la mayor parte de la gente con responsabilidades o en p osesión de autoridad era incompetente. Jennifer detuvo la moto con expresión de incredulidad. creían que sabían el resultado de cualquier c osa. créeme.¿De verdad? ..Ajá. Jennifer estaba disculpándose. . pero acabo de leer el informe del departamento de Sanidad sobre lo perjudiciales que son esos aparatos para la gente: sobrecarga ocular. pues sucede que tengo por aquí una noticia. . ¿verdad Lightman? Crees que puedes salirte siempre con la tuy a. Intentó convertir su inc apacidad para hilar una frase en algo que pareciera la frialdad de Clint Eastwoo d. No eres un mal chico. Sí. bien. Su rostro tenía ahora una expresión verdaderamente hermosa. para David Lightman. Sin embargo . No. Con una de ellas. pese a todo. Yo reconozco a los malos chicos..¡Hola! -dijo la muchacha..Sí -continuó Kessler-. mejores que nadie. apático. . Y ahora vete..Archivada.Hola -contestó David. Todos se consideraban maravillosos. . ¿no? Te encanta echar palillos en los engranajes para ver si se rompe la máquina. . ninguno de aquellos incompetentes reconocía su incapacidad. No tenía gran cosa que decir. Bueno.Sí. El muchacho se volvió otra vez. No sería tan terrible si al menos supieran y reconocieran su incompetencia. avanzando le ntamente a su paso. pensaba David mientras dejaba atrás otro día an imadísimo en la escuela Humphrey y se encaminaba a casa. tienes algo de perverso.es cada vez más difícil para los profesores. algunos profesores consideran que es una buena idea. Todo lo demás en el mundo.No.Sí. . . pero el sonido permaneció muy próximo a él . se lograba jus ticia. Santo cielo. está bien.. Sobre la pequeña moto de color verde estaba Jennifer Mack. Aquello era lo más agradable de las computadoras. sería para siempre el Führer . Una leve brisa alzaba unos mechones de su largo ca bello. Kessler volvió a fijar sus ojos ligeramente saltones en los papeles que tenía sobre la mesa. Bueno.Tú eres un sabiondo. tendencias a la violencia. aquí está. Tal como uno la programaba. me permite concluir que lo último que deseo ver en mi sala de actividades prácticas es un aparato de juegos de video.Lamento haberte metido en dificultades -dijo Jennifer-. con un libro de tr igonometría bajo el brazo. así salía. Lightman? David parpadeó. pero desde aquel momento en adelante. ¿verdad. Es que no pude contene r la risa. . A su espalda ronroneó un motor de poca potencia. Se volvió. Los demás chicos podían llamarle Káiser.. No quiero volver a verte por aquí. Lightman. Y tu presencia aquí es un perfecto ejemplo de lo que causan los juegos de video. señor. Lightman. ¿verdad? . Sieg heil hubiera sido una respuesta m s acertada para aquel cerdo. David conocía muy bien aquel pavoneo estúpido. Resultados inmediatos. no. Estuviste perfecta. La muchacha era esbelta y con buenas formas. .Kessler sonrió. si es una petición oficial de un tal David Lightman solicitand o juegos de video para la sala de actividades prácticas! Pues. señor. todo era tan gris como el cielo de Seattle en aquellos momentos. una camiseta verde de surf y una campera negra. David aguardó a que se produjera el efecto Doppler cuando la moto lo superara. Vestía unos jeans.. claro. Creían que tenían el control de las cosas. pensó David. . Vaya. . pensó.¿Por qué no? -insistió Jennifer tras una pausa. es cierto -murmuró David. Un automóvil aceleró delante de ellos y David tosió ante la humareda que despidió por el tubo de escape. . .. . .Jennifer rompió el embarazoso silencio. Se arrimó a Jennifer y empezó a olisquearla. al tiempo que le hacía unas caricias-.¡Eh.Ralph . David se colocó con cuidado en la parte de atrás del asiento de Jennifer. asiendo a Ralph por la cadena que llevaba al cuel lo.No creo. la chica corría demasiado! Al tomar una curva al estilo Evel Knievel.Ya estoy listo.Hum.Te lo enseñar si vienes a casa.. Jennifer se volvió y le gritó por encima del hombro: . En un tramo sin demasiado tránsito. Ralph . Bueno.¡Agárrate. Jennifer le dijo: . Ralph levantó las orejas.. David se bajó justo a tiempo de interceptar a Ralph . ¿por qué no? David señaló un camino que subía y se lamentó de que el viaje no fuera más largo. para disgusto de David . David tragó saliva. allá vamos! Jennifer Mack procedió a colocarse en el tránsito de Seattle. sonriendo al oír la frase de Jennifer. hasta dejar atrás las casas rodeadas de éstos. Es amiga mía. . David le gritó: . . Ralph soltó un gemido.¿Cómo que no? ¿No vas a recuperar Biología? No.No pasa nada -dijo Jennifer-. la chica era realmente cálida! . ¡Uf. me temo que tendremos que quedarnos los dos para las clases de recuperac ión en verano. . Esa chica es mi invitada. .Oye. .Pues. . . Saltaron sobre un bache y le apareció que estuvo a punto de cae rse. ... quieres que te lleve a casa? -se le ocurrió decir.¿Es tu perro? -preguntó Jennifer. ¿no? ¡Caramba. Se llama Ralph . Deslizó los brazos hasta rodear completamente con ellos el talle de Jennifer. los pies de David rozaron el asfalto.Vamos. chico.¿Oye. Tenía un cuerp o firme y liso. la sensación fue indescriptible. y luego se lanzó so bre ella de un modo amistoso y alborotado. y olía a limpi o y perfumado. La pequeña moto ronroneó bajo el cielo nublado y los verdes robles. dándole rápidamente las instrucciones para el recorrido.¿Dónde vives? . las computadoras no pueden hacer esto. David descendió mientras Jennifer apagaba el motor.Sube.Humm. .¡Siéntate más cerca de mí! ¡No voy a morderte! David colocó cautelosamente una mano sobre la cintura de la muchacha. Algo turbado. pensó David con orgullo. levanta las rodillas! David levantó las rodillas. Era aún más sedoso de lo que David había imaginado. tú también has sacado insuficiente. que bajaba corriendo la ligera pendiente frente a la casa para dar la bienvenida a los recién llegados. . Los perros no tienen que estudiar biolo gía. David señaló la casa y Jennifer detuvo la moto junto a el la. dedicando al setter unas cuantas caricias-. Yo también tengo un perro -y apartó con suavidad a Ra lph . te presento a Jennifer.Sí -contestó él. bobo.Desde luego -contestó David automáticamente. . . si la clave es la correcta .Sí -contestó David.Claro. evidentemente confusa. Lo . Vaya. No quiero tener que dar la vuelta y recoger tus pedazos -le dijo ella en tono impaciente. .Así no.No muy lejos -contestó él. entonces -le invitó ella. sé bueno.Es ahí arriba. El viento hacía que su negro cabello le azotara el rostro. distraído. . .¡Yo no! -contestó David. Se detuvo un instante y David se volvió hacia ella.¿No están tus padres en casa? -preguntó cuando ya habían subido unos escalones. -Abrió y la invitó a entrar. El corazón de David empezó a latir con fuerza.Hizo una pausa para buscar un efecto teatral-. con los o jos fijos todavía en la desconcertante cantidad de cables y clavijas.. ¿qué tiene que ver esto con mis notas de biología? -preguntó Jennifer. .. Pasó junto a él. Allí estaba.. MARQUE LA CLAVE CORRESPONDIENTE Y EL NUMERO DE CUENTA. Yo.Marco el número de la centralita de la sección de computadoras del distrito escola r y. . Jennifer? -continuó David-. . Ahora estaba en su elemento. .. . POR FAVOR.. Ahora mismo te lo enseñaré.. David observó un montón de ropa interior y calcetines sucios. Sólo personal autorizado.Vamos -sonrió David-. encontró el número que buscaba y lo marcó en el teclado del teléfono. Todavía confuso. Jennifer se echó a reír y David la condujo a la casa. Oye. En la casa no había nadie.Esta es una zona de seguridad -leyó en voz alta-. Está arriba. marca las palabras transcripciones de alumnos . . Jennifer lo siguió en silencio. . si tenemos suerte. . Revisó una guía telefónica llena de garabatos. De inmediato. Había un tono extraño en su voz. lo que quiero enseñarte está en mi habitación y. La muchacha se adelantó.¡Está totalmente a oscuras! -contestó ella. . se sentía como si estuviera metida en un platillo volante. la pantalla borró lo escrito y mostró una lista de subsistemas para es coger.Trabajan los dos. Jennifer.. dónde tenía aquel m aldito modem. y el piso inferior o lía aún al jamón que se le había quemado a su padre por la mañana. un momento! David se inclinó un poco y encendió la luz... como si se sintiera un poco nerviosa por algo. . dejando atrás los flamencos de cerámica de la entrada. Y ahora. ¿no necesito algún tipo de pase? David sacó la llave del bolsillo y dijo: . .. Sin excep ciones.¡Ah. asombrada por la cantida d de máquinas que David había instalado en la habitación. Puso en funcion amiento la terminal y dejó que se calentara el televisor.Sí. metió la ropa debajo de la cama de una patada . Sin embargo. La computadora no muerde. al observar lo que había en la puerta s e echó a reír. . aquel aparato de acoplamiento al teléfono. Alzó el auricular e introdujo la clavija del modem en el lugar correspondiente. con un dejo de duda.. está libre.. David se deslizó delante de ella y se instaló en la silla giratoria.. pero primero desconectaré las trampas explosivas. .. pero vas a tener que quedarte fuera. ¿Qué se imaginaba Jennifer? Lo único que él quería era enseñarle la computadora. encont ró las teclas correctas y marcó lo que le indicaba David. -De repente se dio cuenta d e la situación en la que se encontraba.. . Esto es lo que quería enseñarte. la habitación estaba hecha un asco! Se había olvidado por completo. . Mientra s Jennifer contemplaba los aparatos. En la pantalla aparecieron unas palabras: AQUI EL BANCO DE DATOS DEL DISTRITO ESCOLAR UNIFICADO DEL GRAN SEATTLE. se sentía mucho más cómodo.. cambian la clave cada par de semanas. Sí.¡Vaya! Estás metido a fondo con las computadoras. Sin embargo. mi habitación. .¿Sabes.. . de dos pisos.Es.Pero. ¿no? .Vamos.No.No.siento.Aquí.¿Qué estás haciendo? -le preguntó Jennifer en voz baja. Jennifer dejó a un lado sus prevenciones y le siguió. junto al teléfono. ¡Mierda. Jennifer no pareció advertirlo.Eh. ¡Pero yo sé dónde lo apuntan! David marcó la palabra lápiz en el tablero. Jennifer dio un vistazo alrededor y de repente pareció un poco nerviosa. . voy a marcar mi número de identificación de estudiante. .. Cathy Lee Crosby. .. No pueden enterarse. .Espera un momento. Te prometo... .Tranquila. retrocediendo más-. . David corrió a la ventana y la vio correr hacia su moto.. . Adiós. Tu nota vuelve a ser una I. DAVID A.Claro.. Vas a meterme en un lío -protestó Jennifer. David los estudió. . -musitó ella. aparecieron las transcripciones de MACK.¿Qué estás haciendo? -preguntó Jennifer.Sólo me he cambiado la nota. ¿cuál es tu número de identificación? Jennifer apenas lo murmuró. Además. pero Jennifer ya no estaba . . con una expresión fría en el rostro.. donde cambió con toda tranquilidad y eficiencia la I por una MB. y voilá -proclamó David-.Vuélvelo a cambiar -exigió Jennifer. Je nnifer seguía siendo preciosa. cambió una vez más la I de biología de Jennifer por un a MB. . Nadie lo descubrirá. aun que uno fuera mucho más listo que los incompetentes que le decían a uno cómo comportar se. . utilizando una rebanada de pan para distribuirla. Lo que más alegría le producía era poder jug ar a espaldas de aquellos estúpidos.Pero.. quien se afanaba meticulosamente en cubrir de mantequi lla una mazorca de maíz. ? -empezó a decir David. ¿Qué intentas hacer ahora? .Ahí lo tienes.Oye. Se limpió las manos en una servilleta de pape l y se volvió al montón de cartas que se apilaba a su derecha.¡Hey. .. ¡Atención a mis catastróficas notas! La pantalla quedó en blanco y.. y rápidamente desconectó del banco de datos antes de que alguien lo sorprendie ra con sus grasientas manos en la masa.Bueno.En la pantalla apareció TRANSCRIPCIONES DE ALUMNOS . está bien! -dijo David.. . no puedes hacer eso! ..Acabas de sacar un MB en biología. La observó ponerla en mar cha y luego alejarse ronroneando calle abajo. . .Pues eso no es asunto tuyo..¡Está bien. De todas maneras. David quedó atónito. y David lo marcó en el teclado. un instante después. Jennifer. Jennifer pareció entender lo que David se proponía. . horrorizada. Pulsó de nuevo la tecla de la I. David movió el indicador de líneas hasta la que señalaba su nota de biología. y que la gente normal no podía jugar con ellas ni eludirlas. Jennifer esta ba demasiado encerrada en el esquema que decía que eran las autoridades quienes ma rcaban las leyes. burlarse de ellos. JENNIFER D. aparecieron en blanco y negro lo s registros de un tal LIGHTMAN. con una sensación de vacío en el estómago. Era simplemente una satisfacción.. Por fin. Ralph se enca minó hacia el señor Lightman. y cambió la I que marcaba por una B. Volvió de nuevo a la computadora. David adivinó que no había dado tiempo a la muchacha a hacerse a la idea de jugar con las computadoras de aquella manera.Chicas -murmuró David.¡He dicho que lo vuelvas a cambiar! Era evidente que Jennifer estaba terriblemente perturbada. lo cierto era que a David no le importaba en realidad la nota que sacara e n biología. .Allá vamos. Advirtiendo que no le iba a llegar ningún bocado más por parte de David. Fran Tarkenton y John Davidson cantaban That's incredible! en la televisión de la cocina. ¡Observa! David llevó el indicador de líneas a la que contenía la nota de biología.Voy a cambiarte la nota de biología. claro -dijo David al tiempo que se levantaba. ¡y que ni siquiera se entera ran! Eso le proporcionaba a David Lightman un inmenso deleite..¿Por qué no? Es muy sencillo.. David Lightman deslizó una porción de asado con salsa y patatas hacia Ralph . Jennifer retrocedió. De inmediato. me parece que ser mejor que me marche. confuso-. Bueno. Gracias por tra erme en la moto..¿No quieres que te acompañe a. . . Así ya no tendrás que ir a las clases r ecuperantes de verano. Ahora. . que esper aba pacientemente debajo de la mesa. California.. utilizaba una caset e. Otra caja situada en el rincón opuesto de la habitación co ntenía los backup. . . cielo. Lo único que tenía que hacer era pone rse en contacto con la computadora de Protovision. . e invadirla. David se había interesado por el funcionamiento de la compañía telefónica.Un día de éstos -dijo ella al verle la revista en la mano-. Protovision estaba en California. asegura la tapa para que Ralph no la vuelva a tirar.Ah. Aquel archivador en particular estaba lleno d e programas diseñados por él. Sacó uno que llevaba el título: EXPLORACIÓN DE TONOS MODEM COPYRIGHT BY DAVID LIGHTMAN LA UTILIZACIÓN O DUPLICADO NO AUTORIZADOS DE ESTE PROGRAMA ESTÁN ESTRICTAMENTE PROHIBIDOS Hacía casi un año que David había conseguido su modem. al teléfono-. ¿podría también darme otros prefijos qu e cubran la zona? Anotó los números en una hoja de cuaderno. Sí. con la cabeza en otro sitio. -Una nueva idea pasó por su mente. así que quieto! David revisó las cartas. cuando no lo ignoraban. Cuando llegó a las páginas centrales. Subió a toda prisa a su habitación. marcar el código de aquellos nuevos juegos y copiarlos en un par de blanditos. . Era divertido. En otros tiempos. bebió un trago de leche y se retiró.Sí -asintió David. sí -contestó David con voz cansina. . Sting poseía un montón de información. como experto en computadoras. mamá.Oye.¡Ralph! -masculló el señor Lightman al perro. en ocasiones. o si se doblaban demasiado. había sido un rebelde telefónico . dos dormitorios. un cuarto de baño y un en orme salón.¿Has sacado la basura hoy. Pensar que años antes. Sunnyvale. Protovision. . Aquellos eran sus blanditos . Lo único que le interesaba era su nuevo ejemplar de la revista Computadoras. ¡Tú ya has comido. daban más oportunidad para guardar p rogramas y eran más rápidos de grabar. El primer mes que lo utilizó. SALTO CUANTICO EN JUEGOS DE COMPUTADORA DE PROTOVI SION. el anuncio p roclamaba: EL PROXIMO VERANO. que empezaba a soltarle baba en la perne ra del pantalón-. El único problema que representaban los bland itos era que. David? -preguntó su padre. ¡Vaya! ¡Qué era aquello! En tonos rojos y azules y con un tipo de letra de estilo futurista. Sting le había ayudado incluso en aquel programa. Su amigo Ji m Sting lo había ayudado mucho. Su padre ya le había preguntado dos veces lo m ismo aquella noche. cayó de ellas una hoja suelta. David terminó de cenar apresuradamente. Por ello. sus discos blandos. A continuación. no hacían más que regañarle. cuando había empezado. David Lightman rebuscó entre varios discos negros. había provocado una cuenta telefónica realmente increíble.¡Gracias! Tras abrir un pequeño fichero de plástico.Pero tienes que ver esa casa -cuchicheaba la mujer por el teléfono de la cocina. si la computadora sufría un accidente o había un aumento incontrolado de la tensión eléctrica. a partir de entonces . Mierda. perfectamente enfundados. o unidades magnéticas de almacenami ento de programas. Gracias.Sí. podía inutilizarse lo que había almacenado en ellos. volvió a sus cuchicheos y tratos comerciales.Frente a la tercera silla se enfriaba un plato lleno de comida. Valía la pena probar. del tamaño de uno de 45 rpm. utilizar su otro equipo softw are especial para eludir los controles de seguridad.De acuerdo. vas a electrocutarnos a todos. La madre tapó con la mano el auricular del teléfono y gritó: . David ya lo había hecho anteriormente: se trataba de encontrar el número de teléfono d e una computadora. . La señora Lightman había recibido una llamada de trabajo en el preciso instante de sentarse a la mes a. Hojeó despreocupadamente la revista. Sí. . las copias exactas. Los discos blandos eran más fáciles de cargar. Es la mejor de las casas que tengo. un bromista que utili zaba su conocimiento de computadoras para conseguir llamadas telefónicas gratis. . pasando cerca de su madre. ¡Los tendría antes que nadie! El teléfono. . pensó David. eres muy bueno en esto. Oye. PARA MEDIR LOS TONOS MODEM. y se dispuso a leer. Por sus experiencias anteriores. Zap-zap-zap. La computadora buscaba los tonos utilizados por otro modem para responde r a llamadas. Buen trabajo. No era. En un país lleno de piratas. SEÑALE POR FAVOR EL CODIGO DE ZONA Y EL PREFIJO DESEAD OS. David se volvió hacia la máquina y obtuvo unos puntos más. la computadora desconectó la llamada. el modem de acoplamiento. David sonrió. hola. Yo nunca paso de treinta mil. .. De todas maneras -continuó Jennifer tenazmente-. David escuchó un débil timbre por el auricular. probar y ver qué sucede? David la recordó en su habitación y..Hola. . ¿Podríamos. pensó David Lightman. David marcó: 311-399. David lo condujo con maestría.Me refiero a lo de mi nota.. De inmediato. Capítulo 4: Protovision David Lightman dejó atrás a Speedy. Puede ser muy difícil. hacerlo equi valía al suicidio. Los fantasmas se volvieron azules. Clyde se le echó encima rápidamente y el hombrecito de la pantalla desapareció en segu ida con un desesperante gemido. y no servían precisamente sus númer os modem especiales en bandeja de plata. La pantalla del monitor empezó a llenarse de números. Los esquivó perfectamente. Buen trabajo. 311-767. David sabía que el proceso podía llevar horas. . Jennifer Mack estaba junto a la mesa bebiendo un refresco..Oh. . ¡Mujeres!. .Ésta es mi comida. tomó una novela nueva de ciencia fi cción que había robado de una tienda. sorteó a Pinky. Aprovechó el momentáneo respiro para alargar la mano y dar un mordisco al sándwich. quería preguntarte si todavía puedes hacerlo. emergiendo de nuevo por el otro. ¿Puedes cambiarla todavía? David perdió la concentración e hizo un movimiento erróneo en la pantalla.¿Por qué? . Automáticamente.Bueno. la computadora marcó el primero de los números. . David dejó atrás a Inky y escapó por un lateral. . cambiando de idea en mitad de una frase. Aque llos tipos de las computadoras no eran estúpidos. engulló una manzana y l a máquina hizo un ruido estúpido. Debería haber dejado que lo hicieras . de repente.No lo sé. anoche volví a pensar en lo de ayer. 311-936.Nunca hubiera pensado que fuera tan estúpida. se le estaban acercando y sólo quedaba otro punto para recargar en toda la p antalla. 311-437. Tragó saliva. Marcó el número siguiente. al menos. Quizás hayan cambiado la palabra clave.contempló el juego-.Escucha. un libro titulado El día de la estrella del Dragón .¿Cómo? Vaya. . se los comió uno tras otro con el hombrecito que manipulaba. Una voz airada contestó: Hola. . pero insistente: . Su madre se comportaba así a veces. Pinky apareció por el laberinto y cap . dio la vuelta a la esquina y se di rigió al punto de partida gratis. Una derivación de la clave de retorno del tablero. No sabía que en este juego pudi era obtenerse tantos puntos. El hombrecito volvía a moverse.Vas a quedarte sin comer -dijo Jennifer. no sé. Tras bajar el volumen del altavoz del monitor. Jennifer era dulce.Pero quizá no lo han hecho aún. No toques los mandos -contestó David. ¿Cómo está Herman? . . Los padres de David tampoco estaban en casa ese día. Muy listo. anunciaba hoy unos asombrosos juegos de video nuevos para dentro de un par de meses.Por favor. pero también bastante listo. .¿Estás llamando a todos los números de Sunnyvale..Ah. en realidad.¡Te dije que no lo hicieras! . Aquel tipo era un verdadero maníaco. tal vez. . pero ella los h abía rechazado a todos. He estado trabajando en algo todo el día. -dijo ella. Ella se alejó inmediatamente del tablero. Sacó la llave y empezó a abrir la cerradura de su habitación.Estaba seguro de que cambiarías de opinión. .Una agencia inmobiliaria. sacó un auricular de la horquilla y se lo tendió a ella.Sí. Aquel muchacho no estaba mal.Escucha.¿Cómo? . Se llevó el auricular al oído automáticamente. pensó Jennifer. Sin embargo..turó al hombrecillo. Jennifer estaba tan interesada en la contestación que esta vez ni siquiera notó el áci do olor de la habitación. Y ahora allí estaba. Parecía que la máquina estaba recogiendo números de teléfono. realmente valía la pena para Jennifer. David encendió la luz mientras Jennifer deambulaba por la habitación con la mirada p uesta en la pantalla. los ojos de la muchacha eran muy her mosos cuando suplicaban. Los programas correspondientes todavía deben estar en la computa dora. Jennifer se preguntó qué tal sería besando y acariciando. Jenn ifer Mack comprendió que estaba llamando. Utilizo su rueda para obtener energía para mis aparatos. así que he ordenado a la mía que busque las computadoras de Sunnyvale.¿A qué se dedica tu madre? -preguntó Jennifer. -Jennifer echó un vistazo al salón..Sí -dijo David. Más de dos docenas de chic os de la escuela habían invitado a Jennifer a subir a su habitación. El chico era bastante raro.¿Para tu lector de discos prefrontal modificado de fase X con condensador desmon table? . para mi computadora. . que era muy parecido al de su casa y a una docena más de salones que había visto. Al tiempo que hablaba. con los ojos clavados en el televisor-. ¿vamos a tardar mucho? Me gustaría ver la nota cambiada otra vez. . enfadado. Bu eno. . . fascinado. Al menos. si de verdad podía cambiar sus notas de modo que no tuviera que pasarse el ve rano dando clases complementarias. California? David se volvió hacia Jennifer con una sonrisa satisfecha. Yo .Pero. Bueno. . ¡Vaya caradura! . pensó mientras seguía a David a su habitación.Mi computadora responde con un tono que otras computadoras pueden reconocer. . .Ah.Marca números de teléfono -decía David-. . la Protovision. . Jennifer apartó el teléfono de la oreja. pero chiflado. Divertido. no tenía plástico en los cojines.Bien. La lista de números telefónicos era cada vez mayor. en su excéntrica manera.Hay maneras de no pagar las llamadas -contestó David con un intenso fulgor en la mirada. . Jennifer se echó a reír. con la atención fija en la computadora. Una compañía de computadoras de California. Sólo había un tono. ya he cambiado la nota.Siglo XXI. rumbo a la habitación de aquel sorprenden te David por segunda vez.¿Qué está haciendo? -preguntó Jennifer. pese a su aspecto un poco cetrino y flaco. David miró a Jennifer. ¿qué está haciendo? Jennifer se echó a un lado y dejó que David se sentara.. La habitación estaba bañada por la luz fantasmal del monitor de televisión. . Jennifer. El muchacho le contestó distraíd amente. . . me olvidaba. Supuso que una vez corregida la nota acabarían probablem ente jugando a Invasores del Espacio. . dando un sorbo a su jugo de frutas mi entras David le cedía el paso.¿No es muy caro? -agregó ella. verás. por favor. no creo que vaya a funcionar. Estas cosas no se pueden hacer. El monitor mostró la contestación: IDENTIFICACIÓN NO RECONOCIDA POR EL SISTEMA.. NO HAY AYUDA. SIMULACIONES Y JUEGOS CON APLICACIONES TÁCTICAS Y ESTRA TÉGICAS. De repe nte. Pulsó una de las llaves y en el televisor apareció esta frase: BANCO UNIÓN MARINE.David. Es tan romántico.Claro. aparecieron más números. El monitor continuó: EL LABERINTO DE FALKEN BLACKJACK . Cuanto más complicadas son. ? JUEGOS.¿Sabes? Creo que éste es Protovision.Probablemente. .A París. . Jennifer le observaba. de todos modos -dijo por último-.. no quería que te suspendieran. qué cosa más extraña -murmuró David-.¿Dónde quieres ir? . . fechas y números de vuelo. Puede resultar útil algún día. MARQUE. . HA SIDO USTED DESCONECTADO. . MARQUE. -De repente.. David dio un salto. desaparecieron las cifras y en la pantalla sólo se leyó: MARQUE . vamos! -dijo David. Algunas computadoras te ayudan a marcar. POR FAVOR. Oye.¡Vamos.Qué poca delicadeza -dijo Jennifer.¿Y ahora qué? David estaba evidentemente excitado. Vamos a sacar un a copia de todo esto. Disfrutando de su papel de ayudante de un sabio loco. Jenn ifer se acercó a la IBM que le indicaba David y conectó el interruptor. En cuanto pulsó el siguiente botón. como si se tratara de un jugador de béisbol a punto de batear. el muchacho se olvidó de lo que estaba diciendo y volvió a sumergirse en su trance. Y si lo es. OFICINA PRINCIPAL ZONA SUDOESTE. Jennifer se sintió repentinamente interesada por todo aquello y se le acercó. Jennifer se irritó. AYUDE A MARCAR.¿Quieres decir que si tuviera alguna multa por exceso de velocidad o algo pareci do. apareció en el monitor.. tú podrías anularla? David se encogió de hombros mientras marcaba el siguiente número. La pantalla se llenó de ciudades.Muy bien. Aquello no era lo que buscaba David . . Era la lista de vuelos de la Pan Am.. pidió David. creo que los tenemos! Pon en marcha la impresora.Vaya. volviendo a teclear el número. y contestó: . No se identifica. Vamos a probar una cosa.. El monitor replicó de inmediato: JUEGOS SE REFIERE A MODELOS.. . Dos rápidas órdenes y David alzó la vista para decir: . Vámonos a alguna parte. AYUDE A JUEGOS marcó David. . MARQUE. .. LISTA DE JUEGOS. . .Veamos qué hemos conseguido has ta ahora. . .¡Sí.¿Tienes alguna multa en Sunnyvale? -preguntó David.Tengo que acordarme de éste -dijo David-. El monitor de televisión siguió en blanco.¿Puede hacerlo? .Vaya -dijo Jennifer. más ti enen que hacerlo. Jennifer observaba. David marcó otro número y apareció el departamento de Vehículos.Además. ya estamos en lista.¡Caramba! -dijo David. Marcó un montón de ceros y un uno. .Voy a pedirle que me ayude a marcar -dijo David. . pero Jennifer parecía encantada. ¿sabes qué película están haciendo en el.. que mi padre es republicano! -contestó Jennifer mientras subían los escalones de la entrada. otros parecían estar haciendo programas. Jim era el mejor. Muy pronto pasaba la mitad del tiempo con él. . David sostuvo la puerta de cristal para que ella pasara. .¿Es un comprador de equipos electrónicos robados? -preguntó Jennifer. ¿no. así que los dos habían saltado a la moto y se habían colado entre el tránsito para enseñarle a Jim Sting lo escrito por la impresora.. David Lightman iba sentado con ella en la moto. ¿Podremos jugar a eso? La luz diurna desaparecería lentamente sobre los barrios residenciales mientras Je nnifer Mack cruzaba a toda velocidad los aparcamientos de la Universidad de Seat tle. . y muy barato..Hum. ¿Se los has robado a alguien? . debo de haber pasado la mitad del último verano en su tienda.Acertaste. Jim Sting -contestó David. Vo lvió locos a los de la compañía telefónica pero nunca lo pescaron.No.¡Carajo! -exclamó David.Detente ahí -dijo David. . haciendo un gesto-. Caminó junto a Jennifer por un pasillo iluminado por tubos fluorescentes y dejaron atrás salas donde los estudiantes echaban amorosas miradas a unos monitores de te levisión y acariciaban teclas y mandos. con una de esas cajitas negras? . .. .. Algunos estaban practicando juegos de vide o.Eso debe ser como Mando de Misiles.Por un anuncio. Se sentía muy exaltado y ella no tenía nada mejor que hacer. .. Es arriba de esa colina. eludiendo a una adolescente con a specto de Farrah Fawcett.Tu obsesión. Él quería vender un mecanismo de transmisión de discos que a mí me fal taba.No. se cansó de hacerlo. . . Parecen lacayos de Nixon o Reagan.. Hay uno más. Esto no es. . Conoce a tus herma nos espirituales.¿Quién dices que es ese tipo? -le preguntó Jennifer mientras tomaba un atajo. Diablos.Hablando de lacayos. lo que sea. ¿comprendes? David le indicó la dirección que debía tomar y cruzaron una alameda verde donde los al umnos se recostaban o jugaban con unos frisbees.¿Eh? -dijo David Lightman-.DAMAS AJEDREZ COMBATE DE CAZAS GUERRA EN EL DESIERTO GUERRA TÁCTICA EN TEATRO DE OPERACIONES .¿Cómo. Pero lo que más le gusta es construirlas. . En otros tiempos era un ladrón de llamadas telefónicas. querrás decir. en la sección de computadoras.¿Cómo supones que los he conseguido? Mis padres no son ricos.Y ponle el canda do. David? -dijo Jennifer-.¡Oye. . Las repara. . . Jennifer ejecutó la orden como una entusiasta seguidora. .¿Cómo lo conociste? . GUERRA TERMONUCLEAR PLANETARIA .¡Tienes un montón de aparatos! -contestó Jennifer. no. mientras se preguntaba si había sido acertado pe dirle a Jennifer que la llevara directamente allí. .. señalando un estacionamiento para motos. aprendí mucho. bueno.Ya has visto todo mi equipo -dijo David. .Y el mío. Al instan te. ..Sí. después da la vuelta tras ese edificio. Me encontré con él y empecé a hacerle preguntas.. David le h abía ordenado a la computadora que le enseñara todos sus juegos inútilmente. No tenía alicientes . y además no les agrada especialmente mi entretenimiento. Hoy en día no se puede confiar en los estudiantes universitarios. Simplemente. Jennifer. .Un momento -le interrumpió Jennifer-. Me ha sido mucho más útil que cuatro años en esta estúpida escuela. Trabaja en la universidad. disfrutando de la apreciada piel de ella. Puede hacer montones de cosas con las computadoras. quod erat demostrandum. La mayor parte me la ha vendido Jim Sting. había pensado en Jim.No sé -dijo Jennifer-.. -comentó Jennifer. Es un auténtico mago. No está espiando. Quería tener lo s programas de sus nuevos juegos. Sí. Dave. definitivamente es un documento militar.Vinimos del espacio exterior en nuestras naves. . . Malvin. Sting y Malv in parecían un poco perturbados por la aparición de una mujer entre ellos. El lugar tenía un leve olor a quema do. hombre.Ya sé que no -gruñó Malvin-. . Probablemente secreto. Soy de la Telefónica.Ya lo he dicho -contestó David. . y ahora tomaremos con trol de los seres humanos.Estaba intentando introducirme en la computadora de Protovision. Pero si es militar. Sting intentó sacar la cabeza y se dio contra el borde superior. ¿por qué iba a tener jueg os cono las damas y el ajedrez? . V estía una camisa de franela que llevaba colgando sobre unos gastados jeans.Eso debe ser militar. no saques la metralleta.¡Lightman! -sonrió Jim mientras se frotaba la cabeza. . puedes echarle una mirada a esto? -dijo David al tiempo que sacaba de l bolsillo la hoja de la impresora. . Jim. ¿Te caíste acaso en el agujero negro del juego que estabas programando? Por el otro lado del aparato en reparación apareció Malvin. querida.¿Dónde has conseguido eso? . . un chico delgado con asp ecto de tragalibros que parecía recién salido de una mala película de robots.Hola. es sólo David Lightman! Llevaba tiempo sin verte.Hey. quiero que lo vea Jim. David pensó que era como si la chica conociera algún oscuro secreto acerca de ellos. Lightman? -dijo Malvin-. ve n aquí con nosotros! -le gritó-. Se r ascó la barba rala.Quizá porque son juegos que enseñan estrategia -apuntó Jim Sting tratando de parecer sagaz. Se con ducía con un aire de arrogancia.¡Una mierda! Sting asió la hoja al tiempo que se enderezaba sus sucias gafas. . Quiero que conozcas a mis amigos. . .¿Por qué está ahí espiándonos? -quiso saber Malvin. . ¿quieres? David se acercó al armatoste.¿Ese es tu genio? -dijo Jennifer. extasiada como una tonta. . .La invasión de los ladrones de cuerpos -se rió Jennifer. Sting tiene una capacidad de almacenamiento de memoria extra en las extremid ades. Pronto estarás sentada ante un monitor de co mputadora. lo he pensado también. Se llama Jennifer. Era un muchacho regordete. aún no he terminado. grandes y pequeños. . . Malvin prosiguió. .¡Hey. Sting extendió la mano para asir el papel. muchacho. Malvin tenía unos ojos grandes en su rostro fino y anguloso. . Pregúntale dónde la ha conseguido. . soy el hermanito pequeño.¿Oye.¿Quién es? -preguntó. . . Aguarda aquí. haciendo una ligera mueca con los labios. .David habló imitando la voz de Peter Lorre: . Malvin advirtió la presencia de Jennifer. -Guerra termonuclear planetaria. Malvin so nreía mucho. El taller de reparaciones de computadoras estaba al fondo del pasillo.¡Diablos! -exclamó. De un armatoste con las entrañas abiertas sobresalían dos piernas y un prominent e trasero. David hizo las presentaciones. . ¿Qué tal van tus programas? ¿Qué demonios es eso? Asió la hoja impresora. Montones de equipos de computadoras. saboteador.Viene conmigo.Sí. Eso no viene de Protovision. David siempre lo imaginaba como un camionero rene gado. Jennifer avanzó con un ligero titubeo. aparecían esparcidos entre las barras de soldar y demás elementos diversos.Espera. ¡Oye. que contemplaba al grupo desde cierta di stancia. y Sting evitaba cruzar su mirada con la de ella. uno a uno.Un momento.Sí -asintió David-. Me ha traído en su moto -replicó David-. Los jefes están que trinan. -Alzó los ojos y embocó a Lightman con una mirada de sospecha-. Jennifer se sentó en un rincón y aguardó pacientemente.¿Qué tal. pero Malvin se le escabulló. surgiendo de entre la confusión de tableros de circuitos y cable s. . ese sistema tendrá probablemente el nuevo algoritmo de entrada por fecha. pero probablem ente pertenezcan a algunos súper jugadores sin ningún sentido del humor. David pensó que el viejo Malvin era un comediante bastante pasable.¡Vamos. Jim -dijo Malvin. Acabo de descubrirlo. impaciente-.Muy sutil. . . Jim se rascó la nariz. Nunca había visto algo igual. sí? ¿Cómo lo harías? . ten go que volver al trabajo. Buena idea -contestó David. David de modo suplicante. Quiero jugar con cosas así... asintiendo-. Sea como fuere.Cuando yo diseño un sistema. . puedo esquivar cualq uier otra medida de seguridad que se le haya añadido.De todos modos. . estás revelando trucos que sólo nos pertenecen a nosotros protestó Malvin. .No puedo creerlo. . Apuesto a que Jim podría con seguirlo. ¡Increíble. amigo. pero me parece que sé cómo hacerlo. una palabra que únicame nte yo conozco.Pero -añadió Jim. siempre introduzco una clave. es descubrir quién es ese Falken antes de seguir adelante. Así. . Nunca conseguirás filtrarte.Bueno.Miren el primer juego de la lista.Busca en la biblioteca. Los finos ojos de Malvin se agrandaron. poniéndose la camisa dentro de los pant alones-. indignado. . Ambos fijaron la mirada en el velludo y corpulento Sting. sea como fuere. entusiasmado.Sí.¿Falken. ¡Son los dos unos estúpidos! No puedo creerlo.Bueno. David pareció derrumbarse.Pero ten cuidado -le advirtió Malvin-. El prominente estómago se sacudió con la risa. -tartamudeó Jim estudiando el programa. . ¿cómo puedo meterme dentro de ese sistema? Esos juegos han de ser fabulosos.¿Y cómo podré descubrir siquiera de quién se trata? . Lightman -asintió Jim Sting-.Lo siento -contestó Jennifer.¡Vamos. Cuando salían. David se volvió a Jennifer y le preguntó: . David.Se supone que no debes verlo -añadió Malvin. Malvin con cierto aire retador. De todas maneras. pensó David. Quizá tengan algunos juegos nuevos que nadie conoce. Así que lo que tienes que hacer.Podría ser.No hay modo de penetrar la línea de seguridad -dijo por último. .¿Qué trucos? ¿Qué es una puerta trasera? Jim se acomodó los pantalones como siempre hacía cuando iba a ponerse pedante y cruzó los brazos sobre el pecho. . probablemente tendrás que averiguar todo lo que p uedas sobre el tipo que diseñó el sistema. escuchándonos. Malvin miró a su colega.Si de verdad quieres entrar ahí. Quizá sólo se trate de juegos. tontos -sonrió Malvin-. y tú empiezas a ha blarle a Lightman de puertas traseras. ¡Claro.¿Ah. se puede ech ar una mirada por la puerta trasera. si quiero volver a entrar en el sistema. .. Malvin. . chico -dijo Malvin. maravilloso!. Las puertas traseras no son ningún secreto. Y quizá sea muy famoso -añadió Sting.Déjame ver ese papel.¡Jennifer! ¿Te importaría no tocar eso? -dijo Malvin en tono nervioso-. Malvin sonrió. Tenemos sentada ahí a esa chica. era evidente! ¿Cómo no se le había ocurrido a así? . . si tú y tu chica me perdonáis.. no habrá modo de que me cacen. . David insistió: . con un malicioso fulgor de saboteador en los ojos-. Es un arrast rador de cintas y tengo muchos problemas con esa unidad. .Si entro -sonrió David-. eh? . . parpadeando con inocencia en dirección a Malvin. .¿Y? . Y ahora. sigue adelante! -exclamó David.. Quizá pueda utilizarlos en algunos de mi propia cosecha. Yo entraría por el Labe rinto de Falken.No creo que haya ningún sistema absolutamente seguro. . . . yo. tranquilo! -se echó a reír Sting-. esto tiene que ser limpio. Jim.Ni siquiera Jim. mantenía su figura sin necesidad de abste nerse de tentaciones tales como las pizzas. En cambio. fumaba marihuana a veces pero sin que le gustara mucho. Además. Parece que los coches están de capa caída ahora. Aunque no había mencionado el asunto con sus compañeros. la vida normal y aburrida de la típica chica norteamericana. Aunque creo que vas a hacer algo ma lo. Trotó todavía un par de cuadras más y de repente se dio cuenta de que estaba en la cal le de David Lightman. una camiseta sin mangas .. que ella había s ustituido por cínico . Debía estar sumergido en aquella computadora.¿Has entendido algo de todo esto? . Me parece que tengo gripe. en su tiempo. ¿Eso era todo? Las suelas de goma de sus zapatillas resonaban sobre el asfalto. zapatillas y una bincha para el sudor de color rosa. no trata ba de acercársele como tantos tipos con los que había salido. Por suerte tu padre no tiene una de esas computadoras per sonales. hacía tonterías co n un par de chicos. Se consideraba una adolescente bastante normal. si ganaba un poco de peso. dis frutando de la brillante tarde dominical de primavera. ¡El m uy imbécil! No me siento muy bien. Su padre era un fanático de los deport es y era el que le había animado a empezar. se volvía loco con los automóviles. había hablado a su madre de l chico que acababa de conocer y de su obsesión por las computadoras. . Capítulo 5: general Jack Berringer Jennifer Mack trotaba por la acera junto a Park Avenue en ropa de aerobismo. Casi podía imaginarse al señor Ligget dando una conferencia sobre los cromo . -Sólo voy a divertirme un poco. La madre había movido la cabeza comprensiva. El chico llevaba dos días sin acudir a la escuela. Le encantaba el aerobismo. Bobby Jason la había llamado un rato antes para anular su cita para esa noche. Jenny . así que Jennifer tenía buenas razones para no ceder en ese aspe cto. Pese a sus rarezas. Había en él una deliciosa timidez y una gentileza que le daba un aire de misterio. en resumen. Sabía perfectamente que no tenía mal aspecto. Dio una vuelta rápida. seguramente estaría por correr en las 500 mill as de Daytona.Mamá -le había contestado Jennifer-.No gran cosa -contestó ella. pensó. He oído decir que son capaces de arruinar un matrimonio. no! No le haré daño a nadie -replicó David. sin duda . no fumaba.¡Oh. a Jennifer le gustaba David. Daba grandes zancadas y su expresión era bastante melancólica.. gracias al aerobismo. algo de esquí e n invierno y unas clases en el gimnasio. . pero sin exagerar. Bueno. Tenía algún que otro grano pero sin padecer aún . ¿Dónde estaba el romanticismo? ¿Dónde estab a el encanto? Como decía aquella canción de Peggy Lee que tanto le gustaba a su madr e. . durante el fin de semana. A veces. Abra n paso a la más bonita . mientras tarareaba pa ra sí una variación de una canción de Olivia Newton-John titulada Físico. al menos suficiente para salir a bailar. Una sensación de auténtico reto empezaba a cargar sus baterías mentales. Sí. con un pestañeo-. le había dicho. Al llegar a la adolescencia. Y esa gripe debía de llamarse Bárbara Mc Allistes el germen de tetas tan grande s que no podía caminar erguida. Tenía un hermano mayor en la universidad y una hermanita parecida a un renacuajo q ue siempre husmeaba en su colección de discos. un poco de tenis. La brisa le echó hacia atrás el cabello y alivió el calor de su rostro sudoroso. Al menos. Llevaba. o era algo que debía n hacer. Su madre fumaba mucho y se p asaba el día tosiendo. si David estuviera tan absorbido por los coch es como lo está por las computadoras.Tu padre. Jennifer se p reguntaba si a los chicos les gustaba de verdad todo aquello. eguro.. Un hombre que arreglaba el seto de su jardín hizo una pausa y la observó pasar. Jennifer se preguntaba qué le sucedería. La muy vaca. Jennifer llevaba unos pantalones cortos de color canela. podría estar verdade ramente bien. Era demasiado lista para eso. los helados y las cervezas clandesti nas con los muchachos. y francamente se preguntaba qué era toda aq uella excitación en torno al sexo. salía a tomar un poco de sol y se ponía ropa un poco más adecuada. Jennifer era un poco gordita pero. sino simplemente curiosa. ya que se encontraba en la zona.¿Sí? .Vengo de correr -dijo. claro. El señor Lightman miró perplejo el periódico que llevaba en la mano y dijo: . en aquel momento. Un hombre con gafas de aspecto desagradable salió a abrir como si creyera que iban a pedirle dinero para alguna campaña. Los pantalones cortos dejaban al d escubierto los muslos. al advertir que la muchacha sabía perfectamente el camino.Exacto. bien que lo había notado. no era precisamente virginal.Soy yo.somas y el beso en los adolescentes norteamericanos. iba sin corpiño y el sudor acentuaba las limitadas.. Me alegro de ver a una saludable. con cierta malicia-. Llamó. . aunque prominentes. Saltó al se ndero y llegó hasta la puerta. ¿Qué le sucedía a aquel muchacho? Su padre.Prometo que le haré hacer ejercicio. Además. Había además otro aparato de televisión unido a un grabador de video. Tenía que aseg urarse de que estuviera bien.Hola. Por usted. revistas y resmas de papel de IBM esparcidos por doquier. . colocándose frente al tablero. en cambio.. estaba la casa de los Lightman. No es que se sintiera realmente interesada por él. Pape les. . .Sí.¿Has estado aquí antes? .. Se despidió con la mano mientras sus ágiles piernas la transportaban arriba an te los ojos atónitos del padre. El muy tonto no se había dado cuenta siquiera de su sensual aspecto. Pero... . definitivamente. parecía el escenario de una catástrofe.. El señor Lightman tosió y apartó la mirada. El equipo electrónico estaba en plen a acción.Estoy preocupado -dijo David.Hola. calle arriba. David tenía el aspecto de un topo husmeando desde su guarida.Bueno.Gracias. Llamó a la puerta. Jennifer apeló a su mejor tono de virginal vec inita. y el clic de la cerradura al abrir se. ¿no? . .Usted debe ser el señor Lightman. Un tanto ofendida. por no hablar de las sábanas sucias. e n su habitación. David es un muchacho tan encantador. le haría una visita a David. Ejem. sentía una especie de deuda con él. .Ya veo. La habitación.Oh. parece que ha estallado una bomba aquí. ¿está David en casa? El hombre quedó mirándola. . Cuando se dirigió hacia las escaleras. .. no tenía nada que ver con sus sentimientos. paquetes vacíos de papas fritas y otros objetos no identificables reducidos a polvo. A unos cincuenta metros.. señor Lightman respondió alegremente ella. ¿Dónde has estado estos días? David se concentró súbitamente en lo que mostraba el monitor. Jennifer le dijo: . . pensó ella. sí -contestó ella.¡Vaya! -dijo-. cintas en movimiento y monitores que mostraban la lista de juegos que había puesto a David en aquel estado de excitación. David respondió con un gruñido: . sí. Jennifer entró en la habitación. La muchacha echó un vistazo a su indumentaria y se dio cuenta de que su imagen. Nunca hace nada de ejercicio. . Jennifer decidió que. yo. latas de Coca Cola vacías. dulce y optimista . . ahora que le había cambiado la nota. cualidades de su busto.¿Jennifer? Se oyeron unas pisadas acercándose a la puerta. atónito. David.Tendrías que llevarlo a correr.. Jennifer -contestó ella. y le preguntó: . . Jennifer vio lucecitas encendidas. Se hizo a un lado y dejó entrar a Jennifer. habitualmente desordenada. David está arriba. Pasa. La habitación tenía un acre olor a encierro. el señor Lightman la siguió.¿Cómo? -preguntó en tono ausente.. aguarda un momento. .Vaya. No funcionó. busqué el nombre Falken en el enorme catálogo de la biblioteca de ciencias de la universidad -sacó un gran bloc amarillo.No. perdona! David se levantó y apartó precipitadamente algunos libros de la cama para que ella p udiera sentarse.No te he visto por ningún lado. porque podrías haberlo visitado. Podría aplicarlo a nuevos programas. .. quería saber cosas de Falken -tomó una cinta de video de un centímetro de ancho y la colocó en el reproductor-.No. ¿Quién es ese tal Falken? ¿Has descubierto eso al menos? . ¿sabes? Recuerdo que una vez estuvo muy enfermo.No.Sí. sí. Está mostrando un prototipo de su computadora..¿Sabes.¿Sabes que ese tipo no está nada mal? -dijo Jennifer. aprend er muchísimas cosas! Mira. . .Ese es Falken -dijo David-... Bueno. -Se le iluminaron los ojos. -dijo Jenny...Estuve en la biblioteca -contestó el muchacho. . con la mirada fija en el tel evisor-. . .Oye. . mi padre? . Su nombre es Stephen W. Qué lástima que haya muerto. En el televisor apareció el retrato de un niño de tres años jugando con la computadora . Se enseña a sí mismo. .Bueno. si yo consigui era entrar ahí.¡No me digas! . . Lo extraordinario fue que él diseñó sus computadoras para que aprendieran de sus errores. -Fue sencillísimo.Ese es su hijo -dijo David. qué cosa más triste. Era antiguo.Aquí dice Joshua. Falken . ¿acaso no hace eso todo el mundo? -dijo Jennifer. Explícame qué puede haber de especial en esos juegos y esas máquinas que te pone así. . Creo que era bastante viejo -contestó David-. no -replicó David-. .No es una máquina cualquiera. Las programaba para ju gar a todo lo imaginable: ajedrez. . Debió morir muy joven.Pues. desde en tonces he estado probando con mucho de ese material y. Pulsó el botón de marcha .¿Cómo se llama? -preguntó. . Ese hombre se dedicaba a las computadoras y a los juegos. . .. lleno de anotaciones-. y todos pensábamos que iba a.Sí. de modo que me lle vé todo lo que encontré sobre él y.¿Falken murió a los cuarenta y un años? Ahora pienso que mi padre tiene cuarenta y c inco. aquí en los Estad os Unidos. Los ojos de David centellearon. Jennifer lo hizo y le preguntó a David: . de modo que mejoraran su rendimiento a cada partida. En su rostro había una extraña expresión. Quizás así pueda descubrir la clave privada de acceso a la computadora. . en blanco y negro. El sistema que él inventó aprende realmente.Eh. Cuarenta y uno. Podría aprender mucho.. damas.¿Quién. podría jugar con la computadora. Simplemente. Después apareció un hombre. Échale un vistazo a esto. o algo así. Encontré una esquela -David le tendió un listado de IBM. bueno. Podría. así que probé con eso en la computadora. Jennifer.. y descubrí que Falken murió en 1973. Bien... y lo primero que encontré fue una mención a El laberinto de Falken: Enseñando a pensa r a una máquina .Intento saber algo más del tipo que hizo esos programas. como si le hubie ran sacudido una descarga de electricidad. ¿no lo entiendes? ¡Si puedo entrar ahí. ¡Oh. Una voz que hablaba por encima de ellas sobre estrategia y máquinas. David? Estás absolutamente chiflado. . Jennifer estudió la esquela. ¿Cómo se llamaba? Jennifer consultó otra vez la esquela. . Jennifer. . .¿De verdad? .¡Sí. De inmediato el televisor mostró imágenes de un montón de juegos. David se levantó de un salto. Es ridículo. ¿qué es todo esto? .¿Tan viejo? ..Sí. el hijo de Falken. claro! Era un inglés que trabajó para el departamento de Defensa. Aquí dice que su mujer y su hijo murieron en un accidente de tránsito.. . .¡Vaya! -dijo David.¿Qué sucede? . La pantalla mostró la respuesta: ¿COMO SE SIENTE HOY? Jennifer estaba asombrada. . . Quizás esa palabra fue Joshua.Espera un momento -prosiguió Jennifer. . ¿Quieres oírle hablar? Espera un momento.Ex-ce-len-te -dijo-. HA SIDO USTED DESCONECTADO. . claro. repasando la esquela-. una serie de letras y cifras totalmente incomprensibles para Jennife r empezó a inundar la pantalla del monitor. David -dijo Jennifer-.No podía ser tan sencillo. en tono nasal y monocorde.Es cierto -dijo la máquina. Sólo tengo que conectarlo. ¿Cómo se llamaba? .Margaret -dijo Jennifer.Probablemente. En la pantalla se formaron unas palabras: BUENOS DIAS. tiene que ser un solo nombre. Quizá teng an que ir el nombre del niño y el de la mujer.Podemos probar -contestó David. . -musitó Jennifer. .No lo entiendo -dijo Jennifer.No. Espera. ES CIERTO. . abatido. ¡Quizá deberías poner un cinco detrás de Joshua ! . El monitor no desconectó.. . . el monitor quedó en blanco.¡Estamos dentro! -dijo David. debió escoger como palabra clave algo de su vida personal. metiéndose de lleno en la búsqueda-. Un escalofrío de sati sfacción recorrió el espinazo de Jennifer.¡Oye! -protestó Jennifer. . con palabras? . De repente..¡Sí! -David manipuló una cajita llena de interruptores y pulsadores-..Ay.Es casi. . David se sentó frente al tablero y marcó JOSHUA como palabra clave. JUGAMOS A ALGO. el genio de las computadoras. ¿de qué se trata? -dijo David en tono de hastío. ¡Cree que soy Falken! Rápidamente. totalmente molesta-. Es casi como si echara de menos a Falken. . que ta mbién jugaba con las computadoras. algo en lo que jamás pensaría nadie. e interpreta las palabras sílaba a sílaba. Dice que Joshua tenía cinco años cuando murió. Esto es un sin tetizador de voces. . Y una voz interpretó aque llas letras simultáneamente.No. David se dejó caer en la silla. Escucha. Sólo tardarás un par de segundos en pro bar lo que te digo. . dedicándole una radiante sonrisa. y tú crees que puedes encontrar la respuesta en un par de minutos. David escribió: ESTOY BIEN. ay -murmuró Jennifer.Tenemos algo ahí -gritó David. David escribió: HOLA.¿Por qué te pregunta eso? . Llevo dos días rompiéndome l a cabeza frente a este tablero.Quizá deba ir algo más que Joshua -apuntó la muchacha.Sí.¿Hablar? ¿Quieres decir con. Probar con el de su esposa. . . Ha pasado mucho tiempo. Voy a preguntarle cómo se siente. contestó el monitor. ¿Puede explicar por qué fue extraído su número de cuenta de programador el 23 de junio de 1973? David volvió a escribir: TODOS COMETEMOS ERRORES A VECES.¿A probar? .. La caja sólo interpreta la señal y la tr ansforma en sonido.Está bien. . . encogiéndose de hombros. . rebosante de alegría-.No es una voz de verdad -le explicó David-. repitió por escrito la pantalla. absolutamente fascinada-. -Se oyó un clic-. su propio hijo. PROFESOR FALKEN. Jennifer Mack. No funcionó.. permaneció escrito en la pantalla.. Tengo una idea..Voy a probar con eso.. Jennifer se puso de pie para observarle mientras marcaba: JOSHUA5.Pregunta lo que tiene programado -contestó David-. . De repente. ¿COMO TE SIENTES TU? La máquina respondió con una serie de letras en la pantalla..¿Jugamos a algo? -dijo la máquina. Las Vegas lleva el número uno! Veamos qué más. pero hablaba también de diabluras. El general Jack Berringer no estaba de muy buen humor. David escribió: ¿QUÉ TE PARECE SI JUGAMOS A LA GUERRA TERMONUCLEAR? . tod os con sus auriculares puestos. el 4.Algunos de estos juegos de estrategia toman un tiempo. este juego es muy lento. De repente. Los grande s mapas electrónicos colgaban en lo alto como expectantes profecías. mientras los de l equipo de comunicaciones murmuraban con los labios pegados a los micrófonos. .Jesús -exclamó David-. . Jennifer. sosten iendo entre las manos los mensajes traducidos de miles de aparatos de seguimient o y escucha por radar y sonar. ¿verdad? Una extraña sonrisa iluminó el rostro de David. camarada -contestó Jennifer con un saludo-. Mi papá perdió mucho dinero allí una vez. se sentía intrigada. Es extraño. . era un vagabundo que perseguía un oscuro título en inglés en una oscur a universidad del norte de California pagada por su padre.David asintió lentamente. Desde luego Seattle. me he olvidado de poner en marcha la cinta para grabar todo esto. entre biblioteca y tumba. frente a las grandes pantallas.Hey. El lugar producía una sensación ex traña. A Jennifer no le gustó mucho aquella s onrisa. ¿va algo mal? -dijo Jennifer. .No sé. . . . ¡Esto va a ser una bomba! YO SERÉ EL BANDO RUSO. ¿Estás preparada para la Tercera Guerra Mundial. escribió.Sí. . llanamente. ¡Destruye a esos decadentes imperi alistas! Ambos se echaron a reír ruidosamente. sí! Estoy verdaderamente harta de Seattle -asintió Jennifer.Oye.Apunte los objetivos principales -pidió la máquina. En el Crystal Palace.¿No preferiría una buena partida de ajedrez? -replicó la máquina. Jimmy. tomando mediciones y siguiendo las actividades de superficie de la Unión Soviética .Las Vegas -respondió Jennifer-. camarada Mack ? . la pantalla empezó a llenarse de datos. JUGUEMOS A LA GUERRA TERMONUCLEAR PLANETARIA. ¿Qué lado quiere usted? . Otros técnicos observaban sus datos. . el tablero de resultados del temido pero previsto juego del fut uro indicaba la situación de la defensa en aquel momento. . . La pantalla quedó en blanco.¡Vaya juego! ¿Qué quieres bombardear con armas nucleares primero? . DEFCON 5 DEFCON 5 significaba paz. ¡Qué descuido! Remedio rápidamente la situación.Gracias -dijo la máquina. Su hijo. En las zonas más oscuras del anfiteatro.Bien -respondió la máquina-.¡Sí. El general Jack Berringer estaba sentado en mangas de camisa en el balcón de mando . . ¿Qué había pasado con el re . DESPUÉS.¡De acuerdo. el útero cavernoso que contenía todas esas relucientes y pesad as máquinas de muerte.¡Perfecto! -dijo David. las cosas iban como siempre. el equipo electrónico arrojaba un resplandor fantasmagórico sobre sus rostros.Da. Unos setenta militares se hallaban en sus puesto s en aquel instante. entusiasmado-.No lo sé. preguntándose dónde estaría su café. Encima de ellos. 3 y 2 indicab an diversos grados entre ambas situaciones. . . pegados a sus asientos . Los dos soltaron una carcajada. DEFCON 1 significaba guerra total. Tenía un cierto aire a victoria. David escribió después una lista con varias ciudades más.Allá vamos. Los técnicos hablaban con voces amortiguadas y perm anecían en total silencio mientras cumplían su turno laboral.Empieza el juego -dijo la computadora. todos ellos eran expertos altamente calificados. escribió David. David se volvió a Jennifer: .¿Qué pasa ahora? ¿Tenemos que observar? . o el monzón que avanzaba hacia Borneo. ¡Eh!. La esposa del general se había mostrado radiante aquella mañana. apareció un blip electróni co sobre el horizonte. señor. estaba a su lado capeando el temporal.¿Dónde está el sargento Reilly? -preguntó al azar. Dos más. que t enía ya veinticinco años.. pero su hijo le había desafiado atreviéndose a no entrar en el ejército. Adler se arrepentía de habe r estado saltando charcos de agua de lluvia. con aquella enorme sonrisa de mierda de oreja a oreja. . debería dejar el café. por una buena razón. El general Berringer también estaba furioso por el modo en que el doctor John Mc K ittrick había sabido aprovechar su viaje a Washington el año anterior.. . ¡Jesucristo! Quedó observando los blips en la pantalla durante una fracción de segundo. como debían hacer las buen as hijas. Al. que cada vez está peor. derramado en el lugar adecuado. sin dirigirse a nadie en particular -.Tengo siete. todo un enjambre de blips fue avanzando en una trayectoria que llevaba a la parte occidental de los Estados Unidos.Pensé que le gustaría echársela usted mismo. Por la m aldita úlcera. Jack. Había estado toda la noche bailando con u na chica y el ejercicio le había acarreado un resfriado. De todos modos. . El general respondió con un gruñido. asiendo la taza-. y puede apostar a que hay crema suficiente para mi café. Una úlcera. en su opinión. -gritó-. . Un recipiente con líquidos. ahora que lo necesitaba? Tal era la principal preocupac ión del general. El mensaje del analista de radar sorprendió al capitán Kent soñando despierto.Pidió usted crema.. . ¿Dónde está mi condenado café? Empezaba a notar un dolor de cabeza y necesitaba el café para tragar las aspirinas y mantenerse en condiciones. Alzó la vista y vio acercarse al sargento con una taza humeante en la mano. y Mc Kittrick no dejaba de dar vueltas pavoneándose. como estudiantes despertando de su sie sta. En el mismo in stante en que apartaba el rostro de la pantalla de radar... El analista de radar Tyson Adler dio un sorbo precavido al caliente té de hierbas con sabor a almendras. Rápidamen . Quizá se les haya terminado. El gener al Berringer le había contestado que. al cuidado del co mandante Frederick Lem-. . Julie debía de estar preparando tallarines para c enar y. Había conseguido sus propósitos. Usted sabe que necesito la crema. Había recibido carta de Jimmy y se había pasado un buen rato alabando a aquel maravilloso hijo suyo. Adler tenía un terrible dolor de garganta. corrección. y comentando lo bien que estaba escrita la carta. por culpa d e esa maldita máquina que Mc Kittrick esta empeñado en enchufarnos. He metido en esos almacen es café suficiente como para soportar un holocausto nuclear. Jack. su oficial jefe de comunicacion es. y de inme diato alzó el teléfono. -Desvió la mirada hacia la principal terminal PROB.¡Ya era hora! -exclamó el general. presu ntas zonas objetivo.. regiones NORAD dos-cinco y dos-seis. Ese no es el agradecimien to que merezco -murmuró para sí. por cierto. Volvió a tapar cuidadosamente la tetera y la dejó junto a su asiento. .Me he ganado docenas de medallas en Corea y Vietnam.¡Terminarse la crema! Nada de eso -contestó el general-. El coronel Conley. Aquel fraude suyo del PROB estaba ple namente instaurado ahora. aunque no era la mejor cocinera del mundo. preferiría ver al muchacho empuñand o un M-16 en el campo del honor que un bolígrafo en los remilgados salones de la u niversidad. ¿dónde está la crema? El sargento sonrió le pasó cuatro sobrecitos. sobreviviría. Aquello había desencadenado una breve pelea farsesca entre el general y su esposa. En cuestión de segundos comenzó a sonar una sirena como un lamento.Si tiene problemas con la úlcera. . Después. podía provocar un cortocircuito en todo un tablero. Se recomendaba no beber nada cerca de las consolas de man do. y a lo largo de las consolas empezaron a alzarse cabezas.clutamiento obligatorio. el muy cerdo. Sus hijas ya estaban casadas y tenían niños. ocho Pájaros Rojos a dos grados de apogeo. El analista de radar Adler suspiró mientras alzaba de nuevo la cabeza para control ar su bola de cristal electrónica. El general Jack Berringer intentó limpiarse el café que se había derramado sobre los p antalones. mientras el corazón le batía furioso en el pecho-. y luego regresaban a la computadora PROB . Andropov. pero el gesto de sus labios indicaba que estaba llevando a cabo sus obligacio nes. enfebrec ido.¿Qué significa todo esto? -quiso saber Jennifer. Comprueben posible error y confirmen el informe. justo debajo de la línea donde arrancaba s u cabellera. contemplando fascinados la pantalla de un ap arato de televisor de diecinueve pulgadas. El analista de radar Adler se sentía a punto de vomitar. La sirena sorprendió a la piloto Maggie Fields a medio camino del lavabo de señoras. El general Berringer quedó anonadado durante una fracción de segundo.. . la veracidad del me nsaje es alta. Los símbolos cruzaban sobre la pantalla como fantasmas electrónicos persiguiéndose uno al otro camino del día del juicio final. mecanografiando rápidamente en el teclado de la terminal y alzando la mirada a la pantalla para ve r cuáles eran los resultados. Tragó saliva. el analista de radar Adler todavía estaba inf ormando de lo que el radar le mostraba. iniciación y conferencia de emergencia.Cobra Dane -dijo. se desembarazó de su sopor. El teniente Morgan dio un salto y cayó en su asiento con los auriculares puestos. Había estado hasta aquel mismo instante en el pasillo. mamá . e inf ormó de lo que veía. Reentrada aproximada a las 23:19. se ajustó las g afas.. donde el teniente Harlan Dougherty.. . Te quiero. en las entrañas de los montes Cheyenne. A casi mil quinientos kilómetros. un larguirucho auxiliar de comunica . dio media vuelta y corrió a velocidad d e vértigo a su asiento. la veracidad del mensaje es alta.No lo sé. aparecieron en la pantalla ocho blips en dirección al continente. digamos once minutos. tenemos un seguimiento por radar de ocho misi les rusos en dirección de nosotros. con la vista puesta en la terminal-. Zona confirmada de objetivos : Oeste de los Estados Unidos. doce. Nunca me he fiado de ese tipo. colocó bien el micrófono de sus auriculares. muy cerca del balcón de mando del Crystal Palace. Tenemos un av iso de misiles soviéticos. Diecinueve grados pasado el apogeo. David sonrió. donde se calzó los auriculares mientras pensaba ¡A eso se llama falta de tino! . sintonizó su monitor y marcó la línea directa con la bas e NORAD en Alaska. hablando con aquella pelirr oja. .. señor. En ese mismo instante. Las gráficas de la pantalla mostraban la terrible situación sin ningún género de dudas. Zulu. . que representaba a América del Norte y los mares próximos.. sucediéndose unos a otros a vertiginosa velocidad.. parecían un tanto helados por la sorpres a. Repito. Conley tenía la frente cubierta de sudor. En la pantalla aparecía una serie de li stas llenas de cifras que Jennifer Mack asemejó a jeroglíficos egipcios... .. con dieciocho posibles objetivos a la vista.¿Cómo no hemos recibido la detección de los lanzamientos por parte de los satélites es pía? -preguntó el general Berringer. El rostro de David mostraba un fulgor abso lutamente puro mientras contestaba a las preguntas de la máquina. pensó Adler.No estoy seguro. que tenía apartado a un lado. La dama. . Demasiado ocupado para sentir miedo.. poniéndose de nuevo en acción. Comprobó unas notas garabateadas a toda prisa. Estamos comprobando una posible avería en el DPS. Ya han pasado sobre el polo. ligeramente saltones.. . vestida de un modo nada militar. Aquí Crystal Palace. dos adolescentes estaban sentados en medio de un a serie de aparatos y computadoras.te.BMEWS tiene seguimiento continuo por radar en los límites. El general Berringer pensó: Y recién habíamos iniciado las conversaciones de paz. pero seguro que es magnífico. . Conley regresó a su tablero de comunicaciones..A todas las estaciones -dijo lacónicamente.Señor -le dijo el coronel Conley-..Impacto estimado. . Después saltó a la pantalla central. Los ojos de Conley. Esto es real. interrumpiendo el informe. era el inicio de la Tercera Guerra Mundial. .La alarma de misiles no informa de ningún error de funcionamiento. qu e reflejaba exactamente lo que sucedía en el gran tablero que colgaba de arriba. cuyas uñas estaban formando profundos surcos en el brazo acolchado de su sillón. si esto va en serio necesitaremos algo más que unos bombarderos. Cuando se tenía un trabajo como el de Berringer.. El radar ha descubierto los misile s cuando ya estaban en la atmósfera.¿Qué han estado haciendo ahí. Ha sido imposible dar con el Vicepresidente...Será mejor que avise a los ICBM que calienten los motores.. y ésa ha sido la primera noticia del ataque. Haga que envíen los bom barderos.Aquí Berringer -contestó el general. . pensó. obedeciendo las órdenes. todavía observaba su pantalla.DEFCON 3 -ordenó el general Berringer-. todo va bien . sería capaz de llevar a cabo su tarea. Bill. Las manos se apresuraron. En el lapso que dura un parpadeo.SAC. cargado de megatones de destrucción nuclear. Cada lucecita era un misil que surcaba la atmósfera con un silbido. Y si es así. . El capitán Kent Newt. -dijo. Pero su mente siguió fija en el trabajo que se le había asignado. ¿de acuerdo? . pensó el general Berringer. en el balcón de mando. nos veremos e n el infierno. e incluso. Volvió a mirar los blips que parpadeaban en el tablero. Sa lida inmediata de todos los escuadrones de aviación de alarma. El general P owers al teléfono. Hasta ahora. Dougherty arrancó el listado y gritó el contenido al general Jack Berringer. pese al entrenamiento y a su p rofesionalidad.. A menos que al go cambiara radicalmente. Suspiró. Arriba. El comandante en jefe de la NORAD declara DEFCON 3. Que se dispongan a la nzar los misiles. incluso para él. La fiabilidad de los datos sigue siendo alta.. Berringer. ocho minutos.¡Maldita sea! -contestó Berringer. advirtió el cambio de señal.ciones se encontraba inclinado sobre una impresora. salida inme diata de todos los escuadrones de aviación de alarma. y comenzó a hablar por el micrófono de los auriculares. aquí Crystal Palace. y que cada vez se acercaba n más a los Estados Unidos. maldita fuera. donde todavía se leía DEFCON 5.. uno pasaba todo el tiempo pensand o en aquella posibilidad. ...Señor -dijo lacónicamente-.. . Siempre se había preguntado cómo se sentiría cuando no se tratase de un ejercicio si mulado. . el SAC hace despegar a los bombarderos. El Presidente está en su automóvil. ? . .. . nuevo tiempo de impacto.Los intrusos proceden a diseminar las cabezas -informó rápidamente-. Ahora lo sabía por fin. muchachos? -prácticamente gritó el general Powers al otro lado de la línea-. advirtiendo de repente un ligero mareo . en dirección a Andrews. trayendo consigo un vient . El coronel Conley alzó la cabeza del tablero de comunicaciones.. El Jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor.Bueno. se dijo. en aquel hijo suyo que estudiaba inglés en aquella maldita y remilgada universidad. el coronel Conley le tendió el teléfono al general Berr inger.De acuerdo. Sin embargo. en el piso inferior. . Berringer colgó y volvió la mirada al tablero. Pulsó el botón que completaría el código ya marcado por teléfono. Se volvió a Conley.. Tenemos ahora aproximadamente veinticuatro posibles objetivos que neutralizar.Señor -dijo al general Berringer-. Berringer alzó la mirada al marca dor electrónico que dominaba la sala. L os ocho misiles dirigidos contra Estados Unidos se dividieron en múltiples cabezas nucleares. no ha habido ningún aviso de detección de lanzamientos desde los satélites. y de repente la guerr a dejó de ser un asunto de trabajo. ¿Siguen ahí parados con las manos en los... -Powers hizo una pausa y su tono pareció quebrarse-. en actitud defensiva-.. y se preguntaba si.. Pónganos con el SAC. . Casi era un alivio. después pen só en sus nietos y en su esposa. El analista de radar Adler. vio p or el rabillo del ojo las corridas de técnicos y oficiales y oyó el murmullo de voce s y el parpadeo cada vez más acentuado de las luces. Repito. . El teniente Dougherty oyó el informe y fijó la vista en el gran tablero. en su módulo de comunicaciones. vio que la situación cambiaba a DEFCON 3. Rugidos auténticos. Berringer tomó el auricular.. camarada.¿Y gritos.Hijo. ¿Has oído alguna vez un grito monocorde? Volvió la atención al monitor. ¡Justo cuando el juego estaba poniéndose realmente int eresante! Volvió al tablero y lo contempló. Te he dicho mil veces que ajustes bien las tapas de los cubos . La sirena. . ¡Mira este lío! . alzando la mirada del monitor y su desfile de le tras y símbolos-.¿Eh? exclamó el analista de radar Adler.Claro. sosteniendo un teléfo no amarillo. .¡Camarada Lightman. mirándole con expresión comprensiva . con una indignada mueca en los labios. . .¿Y los sonidos? -preguntó Jennifer-.¡Claro! -rió Jennifer-. Allí estaba el Comandante Lightman en persona. me gustaría tener algunas gráficas más. ¡allá van! Estaba a punto de mecanografiar las órdenes adecuadas cuando oyó un gran estrépito pro cedente del patio trasero de la casa. cariño.. blamm! .¡Eh! -exclamó David-. Iba a tomarse la decisión más temida.Bajo en un minuto. -Sí. . ¡Ponlas en acción! . en un vano intento de imitar el acento ruso-. kaboom. El cuerpo de ejército K-9 norteamericano ha sido enviado a ata carnos. ¡Llame al Kremlin! ¡Llame a la KGB! . camarada? -preguntó Jennifer. Ese maldito aguafiestas. A su alrededor. Bomm. al lado de dos cubos de basura volcados. explosiones. enmudeció. Lentamente.. donde estaban formándose nuevos mensajes. Observó la basura vertida en el suelo. es evidente que tendré que diseñar algunas gráficas que resuelvan a fondo el problema. ¿podrás ponerle sonidos. seguidos de u n signo de interrogación.¿Qué diablos? -maldijo el capitán Newt. .o arrasador y un fuego abrasador que destruiría ciudades enteras y acabaría con mill ones de vidas en el tiempo de un latido de corazón. ¡Ahora mismo!. ¿quieres bajar y hacer lo que dice tu padre? David saltó de la cama y derribó en el salto un montón de libros.Da. Sin embargo. no! -aulló el señor Lightman-. . El coronel Conley manipuló los controles. El personal del balcón de control se volvió hacia él. creo que ya voy comprendiendo qué es esto. camarada Mack. alzó la mirada a David y se dirigió a él en un tono mucho más suave. con una mórbida sonris a en los labios. todo empezó a pa rpadear. como a los juegos de los salones recreativos? . .Con el sintetizador. con ese sintetizador de voces? -continuó Jennifer. acompañamiento music al de la crisis..¡En un minuto. ¿me oyes? ¡Quiero que todo esto quede recogido ahora mismo! ¿Comprendido? Apareció su madre. Ninguno de ellos mostraba el menor rastro de misiles rusos. apenado. Los tableros volvieron a la actividad. . Cuando haga mi versión del juego.¡David! -gritó una voz-. no. pero David se las ingenió para llegar a la ventana y asomarse. papá -contestó David.¿Señor? Berringer advirtió de repente que su ayudante estaba junto a él. al tiempo que desconectaba los aparatos. . . los norteamericanos están utilizando su arma secreta! Ambos estaban al borde de la histeria.¡Que mierda! -murmuró. seguido de una serie de frenéticos ladridos. todos los tableros quedaron en blanco. el césped estaba sembrado de basura.¿Sabes? -dijo David a Jennifer. . . Todos sabían qué significaba aquel teléfono amarillo. ¡David! . En el gran mapa central de los Estados Unidos del Crystal Palace.Camarada Mack -dijo. el camarada Joshua desea saber si queremos desplegar las fuerzas submarin as. .¡David! -gritaba-. .¿Ultimátum definitivo. El coronel Conley escuchó un momento los auriculares y volvió la vista hacia donde s e encontraba el general Berringer, quien mostraba dos manchas cada vez mayores b ajo las axilas en su camisa azul pálido. - General, los BMEWS y Cobra Dane dan ahora confirmación negativa de todo rastro d e intrusos. El mensaje tardó un instante en ser comprendido interiormente por Berringer. - Comuníqueme con el SAC -ordenó-. ¡Dígales que sigan alerta! A un costado de donde se hallaba vio a un hombre sudoroso que corría desesperadame nte hacia la planta baja del Crystal Palace, agitando frenéticamente los brazos pa ra atraer la atención. Paul Richter gritó a todo pulmón. Apenas podía articular palabras coherentes. - ¡Deténganse! ¡Deténganse! Los rostros de los técnicos se giraron a su paso, atónito. - ¡Es un simulacro! -gritaba-. ¡Estamos ante un simulacro de ataque! En cuanto advirtió lo que estaba sucediendo, Paul Richter se había alejado corriendo de la sala de PROB. Tengo que llegar al puesto de mando antes de que lancen los misiles , pensó, al tiempo que sorteaba una silla vacía y llegaba al pie de las escale ras. El general Berringer pareció perplejo. - ¿De qué está hablando? -gritó a todos los que quedaban al alcance de su voz. Un técnico se interpuso en el camino de Richter, y éste lo apartó de un empujón; empezó a ascender las escaleras. Casi se lanzó de cabeza al balcón de mando, mientras gritaba , con la respiración entrecortada; -¡No hay ningún ataque! Comenzó a jadear. Estaba terriblemente falto de entrenamiento para un esfuerzo com o aquél. - ¡Es un simulacro! ¡Por amor de Dios, no... ! Berringer se había puesto de pie, con el rostro todavía rojo. - ¿Qué diablos está sucediendo aquí? -gritó-. Ya sabe usted que no está permitido correr aquí Alguien podría resultar herido. - Lo lamento, señor -contestó Richter, aún jadeante-. Todavía no sabemos cómo ha podido oc urrir pero alguien del exterior se ha conectado con nuestro sistema principal de computadoras y le ha indicado un simulacro de ataque. Pat Healy se encontraba ya detrás de los talones de Richter. Llevaba en las manos un listado. Se lo entregó a Richter. Mc Kittrick y sus malditas máquinas , pensó Berringer. ¡Y el muy cerdo ni siquiera está pre ente para verlo! - Conley -dijo Berringer-, desconecte la alarma y manténganos en DEFCON 4 hasta qu e descubramos exactamente lo que está sucediendo... Richter alzó la vista del listado y se volvió irritado hacia Pat Healy. - No le dije que cortara la línea. ¿Se lo dije, acaso? - Se volvió con una expresión de temor al general Berringer-. Señor, han desconectado antes de que pudiéramos localizar la llamada. Pat Healy mantuvo la compostura y añadió: - Al menos, localizamos la zona general donde se originó la transmisión. - ¿Dónde? -preguntó Berringer. - Seattle, Washington, señor. Capítulo 6: Joshua El sol parecía una moneda fundida cayendo por una ranura de máquina de juegos en el horizonte. Una agradable brisa primaveral agitaba las verdes hojas del árbol que s e erguía en la acera de la calle, frente a la casa de David Lightman, mientras el joven llegaba a la puerta, con la campera abierta y la cabeza echada hacia atrás, intentando silbar una canción. Parte de la calle acababa de ser asfaltada otra vez y el olor de alquitrán todavía llenaba el aire. Estaba de un humor excelente. Había sido un lunes magnífico. Las clases habían transcu rrido velozmente y Jennifer Mack se había mostrado muy amistosa, a su manera. Quizás uno de esos días preguntaría si quería salir con él para meterse en algún salón de juegos y le enseñaría todos los trucos que conocía. Sin embargo, aquello podía esperar. En casa, aguardándolo, estaba el disco que contenía el registro completo del juego q ue había compartido con Joshua el día anterior. Había allí un montón de trabajo, mucho que inventar, pero contaba con un montón de información. Mientras avanzaba por el sendero que llevaba a la casa, advirtió que las flores de su madre lucían llenas de capullos y que su aroma perfumaba el aire, junto con el olor a hierba recién cortada del jardín de los vecinos. ¡Los viejos están en casa!, pensó. Abrió la puerta. En su rostro brillaba una gran sonrisa de felicidad. David vio la s piernas y los zapatos de su padre, que sobresalían del sillón acolchado, favorito. Estaba viendo televisión. - Hola, papá -le saludó, asomando la cabeza en la sala a oscuras. Su padre gruñó y cambió de canal. David se encogió de hombros y empezó a subir las escaleras. - ¡David! -gritó su madre desde el piso inferior. David se quedó helado. Siempre había algo en el modo que ella pronunciaba su nombre, probablemente progra mado en su cerebro desde la infancia, que lo ponía de inmediato en un estado de te nsión. Se volvió y bajó de nuevo los escalones. Se preguntó qué sucedería ahora, avanzando c on gesto abatido. - ¿Qué he hecho ahora? La vos de su madre había sonado muy grave, y su aspecto era muy atareado cuando Da vid la vio salir de la cocina, maquillada aún. Llevaba un sobre blanco en la mano derecha. - Muchas cosas, querido -contestó, tendiéndole el papel. La expresión de sus ojos camb ió a la velocidad del rayo. ¡Sonreía! - Has aprobado todas las asignaturas de este semestre. ¡Felicitaciones, querido! David observó el papel. Como era de esperar, sus manipulaciones con la computadora de la escuela habían dado resultado. Se encogió de hombros y su madre lo abrazó. - Enséñale eso a tu padre ahora mismo. Ya le había dicho que lo conseguirías. - Dirigió la mirada al estudio y agregó-: ¡Querido mío! Tomándolo del brazo, la madre lo hizo avanzar hacia el estudio. Qué asco, pensó David. Realmente, hubiera preferido cien veces volver al análisis del juego con Joshua. Mientras madre e hijo avanzaban hacia el estudio, escucharon la sintonía del notic iario de la CBS. Sí. Allí estaba el comentarista, Dan Rather, con su suéter y su aspe cto profesional, mientras enunciaba el sumario y la noticia del día: Durante tres minutos y medio, en la tarde de ayer, las fuerzas de la Defensa de l os Estados Unidos estuvieron en alarma plena de ataque nuclear. - Harold, échale un vistazo a esto -dijo la señora Lightman, poniéndole las notas dela nte de la nariz a su marido. - Oye, estoy intentando ver el noticiero, ¿no te das cuenta? -contestó el señor Lightm an, haciéndose a un lado en el sillón para no perderse la imagen de la pantalla-. Ho y hemos tenido una auténtica crisis. Se supuso, prosiguió el comentarista, que la Unión Soviética había lanzado un ataque sorp resa con misiles . David se sobresaltó repentinamente y prestó más atención a la noticia. Su escepticismo s e transformó poco a poco en un pánico terrible, paralizante. - ¡Santo cielo! -musitó la señora Lightman. Rather continuó por el televisor: Un portavoz del Pentágono atribuye el hecho a un error de la computadora, e insiste en que el problema ya se ha corregido. Ike Pappas pasa a ampliarnos la noticia. El señor Lightman tenía los ojos bien abiertos. - Lo que yo te decía, querida. Estamos más cerca que nunca del fin del mundo. Ese Pat Robertson, del Club 700, sabe lo que dice. David Lightman sí que prestaba atención. La máquina había dicho que se trataba de un juego simplemente, pensó David. ¡Sólo de un juego! - Perdón -dijo, y subió corriendo a su habitación, donde puso en marcha el televisor y contempló el resto del reportaje. Un portavoz del departamento de Defensa hablaba en aquel instante, y explicaba que en ningún momento había habido peligro alguno, y que existía sólo una posibilidad entre un millón de que tal hecho volviera a repetirs e. Sonó el teléfono. David dio un salto. Se inclinó y levantó el auricular. - ¿Hola? Reconoció de inmediato la voz de Jennifer Mack. - ¿David? ¿Estás viendo el noticiero? - ¿Las noticias? Hum... sí. - ¿Se trata de lo nuestro? -Jennifer estaba muy nerviosa-. ¿Fuimos nosotros? La certidumbre se apoderó de David Lightman total y definitivamente. Su pequeño mund o de juegos y diversiones se había ampliado repentinamente a un ámbito mucho mayor y más temible. - Seguramente -respondió-. ¡Vaya, ahora s¡ que estoy asustado! Qué voy a hacer, Jennifer? Van a pillarnos. Al otro lado de la línea hubo un momento de silencio. - ¿Qué estás diciendo? -respondió al fin la muchacha. Después se echó a reír-. ¡Eh, chico, cá ! Si fueran tan listos, ya te habrían encontrado. Han tenido todo un día, ¿no es ciert o? David de pronto no estaba tan seguro. El ejército norteamericano era un gigante, y los gigantes se mueven despacio. - Sí, supongo que sí... -respondió. - ¡Bueno, tranquilo! continuó Jennifer, en tono relajado-. Sencillamente, no vuelvas a marcar ese número. ¡Olvídalo! Por la cabeza de David Lightman sopló un hálito de esperanza. - ¿Sabes?... Existe la posibilidad de que yo no... Tienes razón, Jennifer, seguramen te desconectamos a tiempo y... ¡no pudieron rastrear la llamada! - ¡Claro! Así pues, actúa con normalidad, y no pasar nada. No te preocupes. - Sí. Gracias, Jennifer. Me has hecho sentir mucho mejor. - ¡Dios mío, es sencillamente increíble! -continuó asombrada la muchacha-. ¿Oye crees que se lo podría contar a Marci? David casi sufrió un ataque cardíaco. - ¡No! ¡Jennifer, por favor! -Está bien, está bien -asintió ella, con evidente disgusto. Obviamente, la muchacha no había captado todas las implicaciones del asunto-. Ya hablaremos mañana en la escue la. - Muy bien, adiós. Colgó el teléfono y se tumbó en la cama, enterrando el rostro bajo la almohada intenta ndo recobrar el control de sí mismo. Dios mío, pensó. Si "Ralph" no hubiera derribado el cubo de la basura... si papá no me h ubiera hecho bajar inmediatamente... si... si... ¡El mundo se había salvado gracias a un perro! ¡Las pruebas!, pensó David. ¿Todavía existen las pruebas! Saltó de la cama, lleno de pánico. Libros, revistas, boletines editados por el gobierno sobre ensayos e informes c ubrían el suelo de la habitación. Los listados de informática parecían los restos de un desfile. En una de las estanterías seguía colgado el retrato de Falken que David había fotocopiado de una vieja revista. Contempló aquel rostro un instante. Stephen Falken era un tipo de rostro fino y aspecto delicado, de nariz y boca típi camente inglesas, con una mirada que parecía perdida en sitios que David ansiaba c onocer. En la fotografía Falken tenía un dedo largo y sensible colocado en la sien, como si dijera: Ésta, amigos míos, es la mejor computadora , pronunciando todo en un ac ento muy británico, naturalmente. Aquel hombre había sido un genio que se había aventurado en mundos maravillosos década s antes de que nadie más se atreviera. Falken lo habría entendido, habría comprendido qué impulsaba a David Lightman: la fascinación de juguetes tan intrincados, la fusión de plásticos, cristal, metal y energía, esclavos del mágico encanto de los algoritmos. Nadie más comprendía qué significaba para David el dominio gradual de aquellas máquinas . Ni sus padres, ni Jennifer, ni siquiera Jim Sting. En el mundo de la informática regían la razón, la justicia, el orden, la imparcialidad. Si se trabajaba con el su ficiente empeño, se alcanzaba la comprensión de lo que se hacía... y no como sucedía en la vida. El trabajo bien hecho tenía su recompensa... y no como en la vida normal. El dominio de la programación no se parecía en nada a cuanto David Lightman había con -dijo en voz baja-. Vaciló un poco antes de alzar el auricular. Chauncey. pensó. . Dios mío .Supongo que no tienes tiempo de jugar unas fichas en una de las máquinas. preparadas para ser devu eltas a las bibliotecas correspondientes. Debía hacer desaparecer todas las pruebas de su relación con el asunto. PROFESOR FALKEN. Capítulo 7: Crystal Palace . David arrancó el auricular del modem y lo dejó caer de un golpe sobre la horquilla d el teléfono.¿Otra vez Jennifer? Era la única que tenía su número de teléfono secreto. soñó que era Slim Pickens y que volaba transportando una bomba nuclear co n la forma de un juego de marcianos. David Lightman tuvo que desco nectarlo.. 12 MINUTOS. . -Lamento oír eso. En el monitor.Lo siento. David quedó helado. 17 MINUTOS. David creyó que se le detendría el corazón. Cuando por fin se acostó. Giró. Bien..¿Qué sucede. . Se concentró en la limpi eza de la habitación.. 48 SEGUNDOS. ¿Estás haciéndote la rabona o algo así? Ya son casi las 10:00. Finalmente. la arrancó de su lugar en el estante y la echó a la papelera ya repleta. Lightman? -le preguntó el muchacho negro tras el mostrador de la cafete ría-. Introdujo la llamada en el modem. El empleado marcó el precio del pastelito de fresa y el vaso de leche en la caja r egistradora.Saludos. Se trataba de una extensión del teléfono de la casa de los Lightman que no estaba registrada en la compañía telefónica. David acarició la fotocopia del retrato con pesar. ESTIMACIÓN DE TIEMPO QUE RESTA: 52 HORAS. . David la había colocado de tal manera q ue tenía acceso directo a la computadora de la compañía. ¡Oh no! ¡La pesadilla no había terminado! El mon itor prosiguió: . Soy bastante bueno en éstas. tardó un buen rato en dormirse. profesor Falken -dijo la voz del sintetizador. Quizás aquello sirviera para distraerle la cabeza de su terrible preocupación. pero tengo que ir a clase -contestó David. David pulsó el botón de cambio .. Casi contra su volunt ad. 14 SEGUNDOS. FALKEN HA MUERTO. y escribió: ¿CUÁL ERA SU OBJETIVO PRINCIPAL? El monitor proporcionó la respuesta al instante: GANAR EL JUEGO. sus manos se alzaron y escribieron la contestación: YO NO SOY FALKEN.. advirtió que le temblaban las manos.. Esa noche. De repente.. después de los turnos de noche que he estado haciendo.. AUNQUE EL OBJETIVO PRINCIPAL NO SE HA CONSEGUIDO. la solución está próxima. cuando volvió a sonar el teléfono. Ya tenía las pilas de libros colocados junto a la puerta. El juego de ayer quedó interrum pido. Con la ayuda de Jim Sting. en dirección a la nada. El teléfono sonó varias veces más esa noche. profesor -contestó el sintetizador-. El muchacho se acercó a la consola y tomó asiento. En la pantalla se leían las palabras SALUDOS. Aunque el objetivo principal no se ha conseguido. Creo que sólo quería conocerte mejor -le dijo al viej o de la fotografía. incluidas las llamadas gratui tas. ¿verdad? -Añadió.Yo sólo. algún otro buscador de c omputadoras lo había descubierto.ocido hasta entonces. .¿Jennifer? Le contestó el agudo zumbido de una computadora. Después. tendiéndole un arr . musitó. . parpadearon las palabras y las cifras: TIEMPO DE JUEGO TRANSCURRIDO: 26 HORAS. señalando con un gesto de la cabeza un par de juegos electrónicos situados en un rincón del establecimiento-. puso en funcionamiento el equipo de computador as y volvió a su tarea con los libros. a primera hora-. ¿qué me dices de unas partiditas en esa máquina de a hí? ¡Voy a destruirte! . ¿Qué te parece? ¿Crees que pretende desafi arte? -preguntó Chauncey. Sí. y la fama debe de haberse extendido. estaba de vuelta en el Crystal Pa lace. Sacó una cartera y le mostró a David una insignia. .ugado billete de un dólar y algunas monedas-. e ran mucho más corpulentos que él. . . Un par de fornidos muchachos iban haciendo aer obismo hacia él. uno de los tipos le obligó a abrir la boca y le miró rápidamente el in terior. Un muchacho. . Los corredores estaban más cerca. Dijo que había oído que eras buen jugador. y no tenían cara de felicidad. Sí. Le dije que estarías en la escuela. Tal como había dicho Jenn ifer. si no lo habían detenido. Mira si es así. Te estás volviendo paranoico.Te has hecho una buena fama con esos aparatos. encendió un cigarrillo y dio una pitada-. Verás un detective d isfrazado en cada maldito aerobista que se acerque. En unos cua ntos días. se dijo a sí mismo. Es mi responsabilidad.Diablos. David fue arrastrado a la furgoneta verde. Se te conoce bien porque eres un gran jugador de máquinas de marcianos. Mc Kittrick. Lightman. precisamente. Estaba lleno de arañazos.¿Que ha venido un tipo preguntando por mí? . tienes que dominarte o no vas a poder dormir. Me he atrasado. al tiempo que se rascaba la barba-. Lo s hombres lo derribaron a David.Richter y yo pensamos que lo teníamos todo bajo control.¡Eh. ya probablemente no llegarían a hacerlo. Gracias. ¡Lightman! . aposta r a favor de ti. . Al llegar a la acera disminuyó el paso. John Mc Kittrick s e hallaba de visita en casa de su suegra. de todos mo dos. en lugar de pasar. con mirada de intensa satisfacción. no lo sé. y lo agarraron de los brazos. . -Chauncey depositó el dinero en la caja . Tienes que tomarlo con calma o vas a ser un saco de nervios durant e toda tu vida. dijo uno. pero no es así.No veo ninguna cápsula de cianuro -dijo el tipo. los corredores también se hicieron a un lado. todo estaría olvidado y enterrado.¡Sí. Aguarda un momento. ¡Socorro! ¡Policía! La furgoneta había dado la vuelta y se detuvo junto a la acera. El ar oma espeso del café recién hecho y el humo del cigarrillo le provocaron una repentin a náusea. ¿adónde vas? David Lightman salió del local dando un fuerte golpe a las puertas de cristal y at ravesó corriendo el estacionamiento. Una furgoneta verde pasó a su lado. David se hizo a un lado para cederles el paso. Lightman. . y totalmente asustado. su esposa y sus hijos habían regresado en coc he de Denver aquella mañana. Esta mañana vino un tipo preguntando por ti.¿Qué aspecto tenía ese tipo? Chauncey se encogió de hombros. había aprendido bien la lección: jamás vol vería a meter las narices donde no debía. Se rió de la idea y siguió caminando con renovada confianza. ¿v erdad? ¡Oye!. te estás haciendo famoso! Bueno.¿Por qué no me llamaron de inmediato. Creíamos . hermano. Pero al día siguiente del gran lío con sus máquinas.Llévenlo a la furgoneta -dijo el hombre del traje-. Cuando el mundo estuvo al borde de la Tercera Guerra Mundial. suéltenme! -gritó David-. Antes de que el muchacho pudiera darse cuenta d e lo que sucedía. con traje y corbata. se bajó y se encaminó hacia ellos .Somos del FBI. ¿sabes? Quizá podrías entrar en una d e esas competiciones y sacarte algún dinero. John contestó Pat-. David Lightman se consideró a sí mismo reformado. Un hombre de cabel lo cortado al estilo militar. Pat? -gritó en el mismo instante en que entrab a en las instalaciones. Hay algunas personas que qui eren hablar contigo. . David Lightman estaba quitándole el celofán al pastelillo y se detuvo en seco. Sin embargo. así que lo del tipo que preguntaba por ti puede ser sim plemente eso. ¿Satisfecho? Los aerobistas le vaciaron los bolsillos y luego le pusieron unas esposas. . . Les hemos comunica do que se trataba de un ejercicio y estamos esperando que regresen de nuevo a su posición antes de hacer nosotros lo mismo. en seguida te conviertes en un verdadero iceberg. Cabot y Watson aguardaban pacientemente que Richter terminara su intervención. algunos hombres con sus esposas y unos cuantos adolescentes. igual que estamos ahora. . si me permite.. hasta que surgió aqu ello.. y también se declararon en estado de alerta. Otra guerra fría.. Ya han descubierto que fue co sa de ese muchacho.Déjelo así. Sentados a la mesa estaban los jefes principales. Al tiempo que hablaba lanzaba sobre el escritorio un memorandum.Todo sería mucho más agradable si no fueras tan rígido. para que su s barrios y sus casas estén a siempre a salvo. co n expresiones heladas que reflejaban su falta de comprensión. mostrando sus rostros ceñudos más profesionales. Pat no hizo ningún comentario al respecto..¿Por qué estamos en DEFCON 4? Pat le respondió con evasivas. . todos muy b ien vestidos. . ¡Y pensar que se había sentido tan tranquilo con lo bien que iba todo! El viaje a Denver con su esp osa le permitiría pasar unas cuantas jornadas con Pat.Los soviéticos vieron cómo nuestros bombarderos interferían las comunicaciones de su s propios satélites. Dougherty. . Estaba junto a una pizarra llena de especificac iones de programas y esquemas de circuitos.¡Qué mala suerte! -dijo ella. A Mc K ittrick no le atraía la idea de tener un problema doméstico en el trabajo. Recuerda que sigo siendo tu jefe. pensó él. Esta operación está en alerta constante las veinticuatro horas del día. señor Mc Kittrick. Mc Kittrick movió la cabeza con gesto fatigado. Supongo que esto hará que algunas noches tengamos que que darnos hasta muy tarde trabajando de verdad. . John.Pero fueron mis máquinas las que le permitieron entrar en sus circuitos y es mi cuello el que está pendiente de la soga así que. Cuando Mc Kittrick pasó junto a ellos. . con el suéter lleno de polvo de tiza. la última semana estuvo aquí el gobernador de Nueva Jersey con sus consejeros. El coronel Conley enseñaba las instalaciones del Crystal Palace a un grupo de visi tantes. . .¿Sabes.Te estás aprovechando de nuestra especial relación.. Se alejó del coronel y del grupo al lado de Mc Kittrick.La gente va por ahí pensando que mis máquinas han estado a punto de iniciar la Ter cera Guerra Mundial.. prefie ro seguir con mi humor de perros por el momento.¡Pat.¡Grupos de visita! Yo les prohibiría el acceso a este lugar. Por ejemplo. pero sus ojos la traicionaron con un chispazo de te mor. ¡Pensar que todo era culpa de un pequeño ladronzuelo electrónico! Cruzaron en silencio la puerta de la sala de reuniones. Cada vez que tenemos el mínimo roce. y a ti te asombra que esté de un humor de perros. Cuánto le gustaría ponerle la mano encima a aquel muchacho. Especialmente en mome ntos como éste. Quería saber por qué estábamos en DEFCON 4..Bueno. . . Pat. Berringer lanzaba miradas como dardos a todos los demás. Todo parecía en orden. . . .Nadie cree que la culpa sea de tus máquinas. La evacuación de los comandan tes de misiles seguía según lo proyectado. Tengo orden de reportarme inmediatamente al general Berringer.Bueno -intervino Mc Kittrick-. oyó que el coronel decía: . me estoy jugando el puesto! -exclamó Mc Kittrick-. John? Cuando no se hacen las cosas a tu modo puedes convertirte en una v erdadera molestia -le contestó Pat. Era casi como si estuvieran casados o algo así. señorita Healy. supongo que ser mejor que ponga manos a la obra de inmediato se levantó y ro deó a Pat con sus brazos-. ¡Vaya!. La sala olía a café y a colillas de cigarrillo. besándolo dulcemente. John. sin una palabra. no te quedes muda. . Paul Richter tenía un aspe cto más encendido que lo habitual. eso lo pu so de peor humor.que. Un hombre a quien Mc . Mc Kittrick se volvió hacia Pat. . probablemente porque era la única en toda la instalación de la NORAD que tenía cerradura. Tenemos aquí una verdadera preocupación. Las esposas le dañaban las muñecas. Pese a todo.. quiero que encuentre esa palabra clave y la elimine. combinada con un toque de preocupada autoridad. Cabot volvió la vista a Mc Kittrick. Paul? -preguntó Mc Kittrick..Señor Cabot. en tal caso todos saldríamos de ésta. . y rápidas. Ponga a trabajar en ello a un buen equipo. quisiera poner en peligro la vida de millones de personas? .John -intervino Cabot-. . El chico dice que hace e se tipo de cosas para divertirse. Inteligente. . cuando David o bservó los compartimentos blancos que se abrían a su alrededor. Ha sido una casualidad. Ese muchacho trabaja para alguien. alejado de sus padres. pero poco esmerado en el estudio.Pero. repetía la voz amenazadora e n la cabeza de David mientras éste observaba nerviosamente la enfermería donde se ha llaba. si conseguimos que esa sangre sea comunista. ¡Tiene que ser así! Wigam tosió y se llevó un pañuelo a la nariz. una en un millón. ¡Me encantaría enseñarle a ese muchacho otras diversiones! . La compañía telefónica ras treó la llamada. El Presidente quiere sangre y. cuya mirada cínica cruzó la sala-. . como si no hubiera dormido en un par de días. H abía una línea abierta en nuestra división especial de Sunnyvale.. una excelente persona. creo que estamos comportándonos como niños. Richter dirigió una mirada a Mc Kittrick.Bien. han traído aquí al muchacho para interrogarlo. ¿A alguien se le ocurre alguna razón por la que cualquier persona.¿Cómo sucedió. me alegro de verle.No. . George pertenece al FBI.Creo que yo podría determinar este punto. Mc Kittrick le tendió la mano a Wigam.¡Vaya cuento! -exclamó el general Berringer. los tipos lo habían dejado encerrado en la sala. Todos estamos de acuerdo en que David Li ghtman es el clásico muchacho que pueden reclutar los soviéticos. sencillamente.Bien.. la cabeza se le llenó de intranquilizadoras imágenes de escalpelos y jeringas. Después fijó la vista en unas notas que llev aba. que le observaba si n ninguna reacción-. . John. pensó Mc Kittrick. volviendo la mirada a Wigam-.Paul. Mc Kittrick intentó que su voz no reflejara el nerviosismo que sentía. caballeros. . éste retribuyó el saludo de mala gana y con gra n frialdad.Es un poco tarde para eso.Kittrick no conocía estaba sentado junto a ellos. especialmente un muchacho brillante como éste. ¿no? -G olpeó con el puño sobre la mesa y cruzó la mirada con la de Cabot. el muchacho se introdujo en el subsistema de juegos de guerra utilizando una palabra clave colocada por el primer programador. cuadra perfectamente con el tipo de persona que buscamos. En cuanto llegó a aquella sala subterránea . T enía los ojos enrojecidos.Bueno -contestó Richter-. marcar un número por teléfono y armar todo este lío. No olvide que se ha producido una crisis de seguridad en las instalaciones. Joh n. Quiero decir que n inguno de ustedes creer en serio que un adolescente aficionado a los juegos elect rónicos pueda. .Perfecto -sonrió Cabot-. pocos am igos. ¿qué sucederá si el muchacho no tiene ninguna relación con los soviéticos? -preguntó atson. un tipo llamado Kessler. Como ya sabrá. Bueno. señor -contestó Wigam. En su rostro se reflejó un considerable al ivio. y extreme la seguridad en torno al PROB. Nos ha ayudado mucho el vicerrector de la escuela del muchacho. Déjenme hablar con el muchacho -dijo Mc Kittrick. .. . Como si no lo hubieran asustado bastante.. Tenemos muchas maneras de hacerle hablar.. Mc Kittrick se apoyó en la mesa y adoptó su mejor pose profesional.Bueno. a la espera de que algo sucediera. ¿no cree? -intervino Berringer con aire belicoso. Richter se sentó y suspiró dramáticamente: . con ropas arrugadas de civil. esos t ipos enormes que los Estados Unidos utilizaban como agentes tenían un aspecto de q . señor Lightman . Ninguno de nosotros sabía que esta palabra clave existiera. pero antes necesitamos algunas respuestas. tiene usted que creernos.. Le presento a George Wigam. . David vaciló. ¡Maravilloso!. hombre! Charlaremos un rato. ¡Ah! lo tiene. Sentía ganas de llorar. Las tenía dormidas y le dolían como si hubieran sido atravesadas por aguja s y alfileres. como s i pensara para sí: ¿Este muchachito es el tipo que casi desencadena la Tercera Guerra Mundial? . por traidor. John Mc Kittrick. .. peor aún. Se limitó a asentir con la c abeza.Gracias..¿Cuánto tiempo? -consiguió articular David. recordando el relato que habían leído no hacía mucho en clase de Literatura. El recién llegado observó a David un instante incapaz de ocultar su sorpresa. Y pensar que había considerado malvado al Káiser Kessler. preguntándose si no estaría más seguro allí. sin poder repr imir el extraño graznido que le salió. Bip.Desde luego. al menos éste no llevaba un látigo ni otro instrumento semeja nte en las manos. ¡Qué le aproveche!. pensó David. haciendo sonar unas llaves mient ras avanzaba. ¡Buenos días. El sonido llegaba de la puerta. .Sargento. David abrió la boca para responder. . bip.. Podré vender la historia al NATIONAL ENQUIRER. Con las manos ya libres.Sí.. diría su padre.¿No te gusta? -sonrió Mc Kittrick.¿Usted trabajaba con Stephen Falken. an tes de proseguir-: Pero también les he dicho que necesitábamos algún tiempo para aclar ar del todo lo sucedido. David reaccionó. estaremos más cómodos en mi despacho. al menos estaba en el lugar adecuado. y liberando con gesto experto las manos de David de sus grilletes.. David. Tenemos por aquí un montón de material interesa nte que puedo enseñarte. señor Mc Kittrick -dijo el hombre. con el corazón oprimido. pero advirtió que la tenía demasiado reseca y que probablemente su voz sonaría como el croar de una rana..¡Vamos.David -prosiguió Mc Kittrick en tono tranquilizador-. Mc Kittrick. . Aguardó.Hola David -dijo el hombre-. . . . . no es cierto? -preguntó David. las terribles imágenes que aparecían en su imaginación. Por el momento. No sé. pero a mí me parece basta nte inofensivo. señor. ¿Qué sería lo que estaba a punto de aparecer tr as la puerta? Un corpulento sargento de la Policía Militar de Aviación abrió la puerta. con nosotros David. pensativo. Y. el helicópt ero.uerer destrozarle a mordiscos entre sus inquietantes mandíbulas. se dibujaba prolijamente entre las arrugas de su rostro sonrie nte. y lo vam os a colocar en la silla eléctrica mañana por la mañana. bip. . Se sentó en la camilla. pero estaba demasiado asustado como p ara hacer otra cosa que contemplarse las esposas. el avión. al tiempo que ponía la mano sobre los hombros de David con gesto paternal y lo conducía hacia las instalaciones de las computadoras . ¿puede quitarle las esposas. pensó David. Tenemos bajo custodia a su hijo.Éso depende de cómo cooperes. Un momento. Bueno. . Un bigote bien cuidado.. David se frotó las muñecas para estimular la circulación de l a sangre. sargento -respondió otro hombre de más edad. he llamado a tus padres. L es he dicho que te encuentras bien y que no hemos formulado cargos contra ti en este desafortunado asunto. David se sentía a punto de vomitar. ¿La dama o el tigre? . Soy el encargado de la s computadoras aquí.¡Cuánta amabilidad! -contestó David. Bueno. -El hombre frunció el ceño. señores Lightman! Soy del FBI. añadiría su madre. ¿Quién te lo ha dicho? . incluso en aquella situación. Vamos. La chaqueta de pana y la cor bata tejida le daban un aspecto amistoso e informal. Mi despacho te gustará mucho más que esto. te lo prometo. . Era el código para abrirla. El papel sanitario que la cubría se había roto debido a su gra n estado de agitación..Dígale al oficial de guardia que llevar al muchacho a dar un paseo se volvió hacia D avid y sonrió-. sorprendido por su capacidad para el sarcasmo. Mc Kittrick se dirigió al sargento. Me llamo John Mc Kittrick. inicié mi carrera como ayudante de Falken... por favor? . cas taño como sus ojos. Lo tenemos encerrado aquí por si. ..Yo hice algunas contribuciones a su obra.basan todas sus decisio nes en lo que surge de esta máquina. Yo soy el hombre del hardware. se leían las letras P ROB.Me parece que eso es Beirut. edificios incluso.. es cierto. David observó las pantallas con total fascinación. Mc Kittrick le hizo pasar a una zona circular abierta donde varios trabajadores en ropa de trabajo estaban sentados contra una consola. . . . lejano a la realidad sino que podía utilizarse en el mundo coti diano. . . En la ca rcasa del más antiguo.Pero. Lo qu e tenemos aquí es casi una obra de arte. Mc Kittrick pareció un tanto molesto ante aquella observación. Metal y cristal en líneas rectas. hasta que pudo definirse una bul liciosa intersección entre dos calles. David. . Tres paneles de cristal ahumado separaban el conjunto del resto del centro.Vamos.. revelando gradualmente los perfiles de una ciudad. David.. bullendo de energía y conocimientos. pero era un poco bobo.Falken debía de ser un tipo asombroso. ante unas grandes pantal las.Esta es la máquina que dirige el programa de juegos de Falken. -Alzó la mirada a Mc Kittrick. Mc Kittrick pareció pavonearse. y todavía funciona perfectamente.Los generales con los que trabajo -contestó Mc Kittrick. Mientras empezaban a ascender una escalera de metal hasta el primer nivel s obre el suelo del cavernoso Crystal Palace.. . interesante. ¿Qué genio manipulaba aquellas m quinas q ue se extendían hasta perderse en la distancia? ¿Qué mágicos secretos guardaban? Lagunas de luz azul y verde definían las zonas de trabajo. Les da un poco de miedo. Pasaron ante una hilera de pequeños cilindros rojos dispuestos sobre colchones de espuma.A ver si lo entiendo bien. aquí y allá. Un carro tirado por un borrico.No sabía que ya hubieran salido al mercado. . Era hermoso.Falken creó un nuevo lenguaje de programación para el jugador. Esta máquina sólo realiza los juegos... . . -Abrió una puerta para dejar pasar al muchacho-. Sí.. Mc Kittrick hizo una pausa y observó las imágenes. .¿Ése en que hablábamos de los faroles? -Mc Kittrick parecía auténticamente impresionado. David contuvo la respiración. quiero enseñarte algo. volcado en medio de la calle. David. Fui yo quien logró los cambios y adaptaciones necesarias.Diez de ellos -asintió Mc Kittrick. Lo hemos estado remodelando. Stephen Falken tenía una mente brillante. te lo enseñaré. Vamos. había provocado un atascamiento en el tránsito.He leído el artículo que escribieron ustedes dos sobre el póquer y la guerra nuclear . algunas personas se molestaron mucho con lo que escribimos.. o saber qué soldados rusos se . ya hemos llegado. ¡Eso es un Cray 2! . Hemos aumentado su energía y su memor ia unas diez mil veces. sobre una pintura verde ya descolorida. . Diseñó esta máquina para el programa. El centro de computadoras. Mc Kittrick se detuvo junto a una máquina desvencijada unida a gran cantidad de ap aratos periféricos más modernos mediante tiras relucientes de fibras ópticas. que no tenía por qué existir sólo en el nivel etéreo. Bastante más que eso. . David sintió un escalofrío por la columna vertebral. David. David parpadeó y murmuró: ¡Ah! adentro está Joshua. pero no comprenden su funcionamiento. ¿Cómo influye en lo que se lleva a cabo en este recinto? . Bien. muy hermoso. Nunca llegó a comprend er del todo que su trabajo pudiera tener uso práctico... -¿Todavía utilizan el hardware or iginal? Mc Kittrick asintió y se recostó contra la carcasa.¡Jesús! -exclamó David-. ¿qué sucede en el interior? -quiso saber David.... . Una secuencia de imágenes recreadas por computadora relampagueaban en e llas. Mientras recorrían el pasillo.Sólo han salido diez.¿Has oído ese chiste del Pentágono de que nuestros satélites pueden leer la matrícula de un Volga desde ciento cincuenta kilómetros de altura. donde equipos de técnic os con batas blancas se arremolinaban como aprendices de brujo. mostrando detalles cada vez más pormenorizados.Increíble. .Bien.Imagina entonces cómo nos sentimos aquí -continuó Mc Kittrick mientras seguía subiendo al primer nivel-.Sí -asintió David-. y. .. David. Se sentía vacío interiormente..han afeitado esa mañana? Bueno. entre otros.Hiciste reservas para dos. ¿no es verdad? . David. naturalmente.. Bien. .Satélites de imágenes KH-11 digital. Debes de haber notado ese poder. David. . el Big Bird.. en parte. Las burbujas le produjeron escozor en la nariz. a solas en tu habitación. ¿ves eso de ahí? Debería decir DEFCON 5. de modo tal que los juegos que se guardaba para él aparecen ahora en nuestras pantal las. bien amueblada y con vista al Crystal Palace. ¿por qué te colast e de nuevo en la computadora? David se echó a reír. Mc Kittrick insistió.Mi despacho está por aquí. Jennifer había pensado en aquel viaje romántico.Lo sé.¡Dios! Mc Kittrick se encogió de hombros. David siguió al hombre a la oficina. David no hizo ningún comentario.Toma asiento. . Mc Kittrick adoptó de repente un tono áspero y lo miró con frialdad. después de saber lo que había sucedido en las noticias.Mira. seguimos con D EFCON 4.Fue Joshua el que me llamó a mí. Si no hubiéramos advertido que lo que estábamos viendo no era un ataque sin o un simulacro. . Puede que el mundo entero acabe dep endiendo de las computadoras -miró ahora a David-. desorganizand o códigos. Un monitor resplandecía en la penumbra. .. eso puedes hacérselo tragar a cualquier imbécil del FBI. y toda la información que nos facilitan es transmitida a nuestras computadoras. ¡Incluso me deshice del número de teléfono! . tú te colaste en la computadora -prosiguió Mc Kittrick. lo cual indica paz total. teniendo acceso a otros mundos.Jugando -Mc Kittrick se sentó y echó un vistazo a unos apuntes-.Ya sabías que el asunto era grave. .Oye. podríamos habernos situado en DEFCON 1.Y la tecnología.... ¿Quién más conoce este asunto..¡Pero si es la verdad. inc luido el PROB de Falken. y aparece en nuestras pantallas. . Oh.. y tu intrusión ha variado ese punto. no. David? dijo Mc Kittrick en voz baja. . causándonos confusión. -Mc Kittrick echó una mirada alrededor-.. David -dijo señalando un rótulo-. David? .¡Yo no volví a colarme! -negó David-. ¿no es cierto? . David.. rompiendo sistemas. Supongo que eso es lo que pen saste tú.Coca-cola. Allí.. Mc Kittrick abrió la lata y se la tendió a David.porque querías jugar c on la máquina. pues no está muy lejos de la verdad.¿Paris? -Entonces lo recordó. Todos ellos vigilan el mundo.En efecto -asintió David.Bueno.. Pero debido a tu pequeña treta. Tú nos has señalado con mucha precisión un punto débil que ninguno de nosotros sospec haba. Eran demasiadas cosa s para asimilarlas de golpe. David. Supongo que eso fue. . El muchacho tomó un trago. Y el Elose Lood y el Chalet. mientras Mc Kittrick se aproximaba a la heladera portátil buscando a lgo para beber. lo que me impulsó. . ¿con quién tenía s que encontrarte en Paris? . .Nadie -contestó David. El programa de juegos de Falken es un punto vital.. nos parece. . Encontramos el papel en la basura.. depender ento nces de las personas que conocen las computadoras.. y eso significa guerra mun dial. No había advertido lo sediento que estaba. ... David obedeció. . No quería mezclar a Jennifer en aquel asunto.. Había int roducido dos pasajes en la computadora de la Pan Am. Es el satélite Big Bird. .¿Coca-cola? ¿Un jugo? . Usted no entiende.. . . ¿no es así. y se había olvidado de cancel arlos. ! La máquina todavía cree que estamos jugando. sólo tenemos que asegurarnos de que este tipo de cosas no vuelva a sucede r. Ahora bajo. peces gordos.No sé todavía qué están intentando conseguir aquí. pensó Mc Kittrick.Me gustaría señalar que no existe un peligro inmediato. De acuerdo. . a pesar de la presencia de figuras gubernamentale s. y movió la cabeza en señal de incredulidad. . Se inició una agria discusión de la que oyó un montón de palabrotas que avergonzarían a un carrero. Mc Kittrick se levantó y se inclinó sobre el escritorio. . ¡Tienes que estar trabajando con alguien! . Tus actos tienen consecuencias. Pasem os a DEFCON 3 -se volvió de nuevo hacia Cabot-. Repítame eso.. Así de sencillo. ¡Utilizar a un muchacho! ¡Es increíble! -se volvió a un ayudante-. Lo hice como un reto.Escuche.¡Cuántas veces tengo que decírselo! -gritó David. . . situado en la línea de comunicaciones-.¿Quién lo ha hecho? Mc Kittrick expuso la cuestión antes de que nadie más tuviera oportunidad de hacerlo .. Cabot.Todavía no lo sabemos. . Me colé en su sistema para averiguar un jueg o.Quizá sea mejor no decir nada hasta que hable con un abogado. Tenía la frente perlada de sudor y sentía como si e n su cuerpo se hubiesen encendido unos pequeños fuegos interiores. mayores de las que puedes imaginar. Paul Richter observó a Mc Kittrick. -Berringer se volvió al coronel Conle y. . Mc Kittrick inspiró profundamente. pensó Mc Kittrick. Sólo quiero arreglar esto con ustedes. ! . ¡Sól o tuve suerte.. puedo cambiar esos códigos en menos de una hora. ¡Quiero saber en qué andan metidos esos cerdos! En nada bueno. .. pero quiero que nuestros bombarderos estén listos cuando lo que suceda tenga lugar.¡Olvida los abogados! No vas a moverte de aquí hasta que obtenga la verdad. . Los tableros pasaron de DEFCON 4 a DEFCON 3.David. Mc Kittrick no lo oyó.. Sin embargo. Era momento de calmar un poco las cosas allá abajo.¿Cómo? -dijo incrédulo-. Colgó el auricular y se volvió a David. aquí no estamos en la escuela. Se había quitado la corbata y se le veían manchas de sudor bajo las axilas. no pareció enterarse.Se lo diré claramente. . Un mocoso como tú no hará una cosa así a mis máquinas. Comuníqueme con el Mando Estratégico. y su mirada cortante dejó helado al muchacho. .¿Por qué será que no te creo? -dijo. . Se cumplieron las órdenes. ¿entendido? Quédate quieto aquí.No te muevas. Casi no advirtió que Cabot se aproximaba al balcón de mando. estaban conferenciando. .¿Cómo? -contestó Cabot-. lo he repetido diez veces. . Sonó el teléfono.¿Qué sucede? -preguntó Cabot al estilo de quienes están acostumbrados a que se les con teste de inmediato. Estoy tratando de ayudarte.¿Sí? En sus ojos apareció una señal de alarma. Déme datos in mediatos sobre el despliegue de los submarinos soviéticos. sin embargo. Parecía a punto de sufrir un ataque de apoplejía.¿Dónde podría ir? -contestó el muchacho-. . El sistema no aceptar el la nzamiento de los misiles si nosotros no estamos en DEFCON 1.. Y David se acercó a la ventana . No es culpa mía si ustedes no saben distinguir la diferencia entre un ataque de misiles rusos y un simulacro.. desesperado-. como es normal . Ese muchacho tiene que haber estado de acuerdo con alguie n en el exterior. Esos malditos soviéticos están metidos en algo. Dav id dejó la coca-cola sobre el escritorio y contestó: . Berringer estaba muy alterado. ¿entendido? No puede tratarse sólo de ti. Mc Kittrick levantó el auricular. Observó que Mc Kittrick se dirigía casi corriendo al balcón de mando donde un montón d e militares. Salió a toda prisa del despacho.Acaba de producirse una intrusión muy grave en nuestro archivo de órdenes de ejecu ción del PROB. ¡Y sea claro! Incluso el impertérrito Berringer parecía desconcertado. David contempló a los individuos que manejaban los sistemas informáticos que podían de struir el mundo. Alguien se ha colado en el sistema del muchacho y ha roba do las claves que pueden lanzar nuestros misiles. ¿dónde estaba el interr uptor de puesta en marcha? ¡Ajá! La pantalla se iluminó. excitado-. STEPHE N W. David Lightman había advertido la presencia de aquella terminal de computadora. para jugar. Los rusos no tenían nada que ver con aquello y David lo sabía.David Lightman observó al personal militar y civil del balcón de mando. Wigam y Stockma n. y estaban actuando como unos chiflados.¡Por el amor de Dios. La pantalla quedó libre. IMPROBABLE. No les había dicho cuál era. preguntó David. NO HAY INFORMES DE FALLECIMIENTO EN EL ARCHIVO DE INFORMACIÓN SOBRE FALKEN. ¡Stephen Falken está vivo! Volvió a inclinarse sobre la computadora para ver si podía sacarle alguna información más. . O SE TRATA DE UN JUEGO?. David marcó: JOSHUA5. pero David pulsó el botón de borrar. HOLA. OREGON . ¿TODAVÍA SIGUE ADELANTE EL JUEGO? POR SUPUESTO.. Era bonita. Esto podría servir de algo. muy serio.¿No se les ocurrió nada mejor que dejarlo ahí dentro a solas? dijo Stockman. TALL CEDAR ROAD ANDERSON ISLAND. Se sentó rápidamente en la terminal. como un mensaje que brotara de una bola de cristal de una adivina. surgió una orden. LOS ARCHIVOS DE MEMORIA INDICAN QUE SU DIRECCION POSTAL ES: DR.. TIEMPO DE JUEGO TRANSCURRIDO: 45 HORAS. ¡Naturalmente! El programa de la computadora no tenía noción algun a de la realidad. ROBERT HUME 5. escribió. moderna. pero ellos tampoco sabían que había tenido acceso a la computadora por una puerta trasera y. Las letras aparecieron rápidamente: SALUDOS.. Y NO HAY TERMINALES EN FUNCIONAMIENTO EN LA DIRECCION QUE CONSTA EN MI MEM ORIA. pensó David. 25 SEGUNDOS. Aquello le dio una idea. . Algo gordo. Sin embargo. apretand o a David por el bíceps con mucha más fuerza de la necesaria. NO LOGRÉ LOCALIZARLO EN SEATTLE Y NO HAY TERMINALES EN FUNCIONAMIENTO EN LA DIRECCIÓN QUE CONSTA EN MI MEMORIA. USTED ES UN HOMBRE DIFICIL DE ENCONTRAR. Sólo sabía que se le había ordenado participar en aquel jueg o y que. . evidentement e no estaban de buen humor.. Rezó para que no hubieran modificado la clave. David quedó aturdido. Tan pronto como Mc Kittrick lo hizo pasar la puerta del despacho. David desconectó el aparato antes de que nadie pudiera ver en qué estaba metido. 32 MINUTOS. ESTOY MUERTO. Si pudiera encontrar al hombre que. Obviamente algo sucedía. No sabía que si proseguía adelante la civilización desaparecería y mil lones de personas morirían. DEBERÉ ALCANZAR SITUACIÓN DE DEFCON 1 Y LANZAR MI MISIL DENTRO DE 28 HORAS. MARQUE. escribió desesperadamente. Sus rostros most raron unas muecas feroces mientras agarraban a David y lo apartaban violentament e del monitor. ESTIMACIÓN DE TIEMPO QUE RESTA: 27 HORAS.. Bueno.. Tenía que demostrárselo. aquellos idiotas no le creían. ¿LE GUSTARÍA VER ALGUNOS DE LOS PORCENTAJES DE FALLECIMIENTOS P REVISTOS? Surgió en la pantalla una serie de números. ¿ÉSTO ES REAL.. De inmediato. 59 MINUTOS. contestó Joshua. apártenlo de esa máquina! -gritó una voz. El monitor contestó de inmediato. Como los perros husmean los huesos. 39 SEGUNDOS. contestó el programa Joshua5.¡Así que está vivo! -dijo David. Se volvió y vio a los agentes federales que lo habían escoltado hasta allí. tenía que lanzar aquel misil. respondió de inmediato la computadora. ¿QUÉ DIRECCION?. ¿HOY ESTÁ USTED VIVO O MUERTO? ¡Hey! ¿Qué era aquello? CESA EL JUEGO. cruzar la habitación corriendo como un par de atletas olímpicos. ¿QUÉ DIFERENCIA HAY?. PROFESOR FALKEN. pero se interrumpió al abrirse la puerta. escribió el muchacho. Wigam.Les digo -insistió mientras firmaba. El rostro de Wigam parecía de hielo. Puedo explicárselo al señor Mc Kittrick si ustedes. El mundo era sólo un montón de seres hambrientos que peleaban por el poder. programada para aprender.Tengo una idea. donde se le pondrá bajo arresto. notando que la frustra ción le carcomía. le habían creído..¿quieres acaso que te lo vuelva a pedir yo? . Después de t odo. Escuchen. Quizás incluso sabían que Stephen Falken seguía r ealmente con vida en aquella dirección de Oregon y. Stockman..Lightman. ¿Y si no llamaban a Falken? ¿Qué sucedería si aquellos hombres se sentían demasiado orgull osos para advertir que la brillante máquina de Falken. si fuera necesario..David Lightman -dijo-. aumentando la presión de su b razo.Les dije que se las dejaran puestas. podía recurr irse al programador principal de la máquina. Después. Tiene derecho a permanecer c allado..Te diré una cosa -intervino Wigam-. Aquí pueden leerse sus derechos. como el Káiser Kessler. a la espera de ser acusado de espionaje. Hombres testarudos y orgullosos que creían ten er las leyes en sus bolsillos. . . esos ho mbres del NORAD en el Crystal Palace.. y no tiene nada que ver con espionaj e. Seguramente sabían qué estaban haciendo. Tiene derecho a. Voy a escoltarlo hasta las autoridades federales en Den ver. Pero.. . y esta vez quedará fuera d e la jurisdicción de ese Mc Kittrick. .. sol amente nos llevar un minuto.. Aceptó el papel y lo leyó. -La mitad de los ladrone s electrónicos norteamericanos podrían ser potenciales agentes soviéticos! . tras la puerta cerrada. Ni aun explicándoselo a aquel hombre. aquello parecía una película! .. está bien -gruñó David. . ¡Vaya. ¡Les digo que es una emergencia! Por favor. proceda a firmarla -sonrió maliciosamente al escoger un bolígrafo del escrito rio-. Mc Kittrick está ahí.Mi compañero ha sido muy amable -intervino Stockman. poner freno a su frustración.¿Espionaje? ¡No! Aquí está sucediendo algo extraño. ¿no podría hablar de nuevo con el señor Mc Kittrick. ¡Está intentando iniciar una guerra mundial creyendo que se trata de un jue go! . . el señor Ligget y el sacerdote.. El PROB está ju gando. Sus finos labios parecían helados en una mueca de desprecio.. Lo encerraremos donde lo teníamos antes. cabía la posibilidad de que. Después de todo. s e había vuelto casi viva y que estaba dispuesta a proseguir aquella locura de jueg o que David había iniciado? Lo malo era que aquellos idiotas de la sala de computa doras eran como la mayoría de los adultos: como su padre. no podía hacer nada más. esto es una Miranda. ¿y si no era así? David saltó de la silla y empezó a caminar de un lado a otro... Wigam sacó de su chaqueta una hoja de papel y la puso frente al rostro de David. aquellos tipos del FBI sacaran sus revólveres del 38 y causaran algunos desperfectos permanentes en el conflictivo programa Lightman.que el sistema está confundido. al doctor Mc Kittrick. .. ¿Crees que los rusos se hayan puesto en contacto con él por medio de su computadora? Será mejor que comprobemos éso.¡Sólo estaba comprobando el equipo. Léala bien. David señaló el balcón de mando. Intentó utilizar su temor para permanecer inmóvil en la silla de la enfermería. Le había notado aquel modo irrespetuoso de hablar acerca del doctor Falken.Está bien. . Por favor. No he hecho ningún daño.Vamos. por favor? Wigam sacó de un bolsillo unas esposas. A David le dio un vue lco el corazón. Intentó respirar profundamente.Le digo que.Miren ustedes. ¡Le quitaré a mi chico todos esos condenados vid eojuegos! Capítulo 8: dr Robert Hume David Lightman intentó permanecer quieto en la silla. Seres mezquinos e incompletos que manipulaban a plac er sus pequeños sectores de realidad. si hacía un intento más de deci r cualquier cosa. eran los expertos. . señores! -intervino David-.. . él sobreviviría. Nueva Jersey. asió las pinzas y se acercó a la puerta. quien había estropeado la maquinaria. y los Minuteman. y no había pensado gran cosa en lo que quedaría. David apagó el aparato. Sabía que tenía que hacer algo o morir en el intento. las cosas podían ponerse aun peor. rata inm unda! . Un aparato caro. Jennifer moriría. ¿cómo podría salir de allí? Revisó la sala por enésima vez. de una medida aproximada de sesenta por sesent a centímetros. bum. No había más que los utensilios y suministros habitual es de un médico: un paquete de toallitas de papel. Las pupilas del paciente están dilatadas. decía la voz. ¡Has sido tú quien ha iniciado todo esto! Soporta las consecuencias : el dedo acusador que señala las responsabilidades. y el mundo sin ella no parecía gran cosa. David se daba cuenta de que tendría que vivir con la culpa de haber sido quien echó a rodar la bola. Unos vendajes .. Sting se sentiría probablemente muy orgullos o de él. De hecho. Davi d miró dentro de él. esperanzado. Tampoco. Con las pinzas y mucho esfuerzo. Con aquellos payasos parecía inevitable. Entonces pensó en Jennifer Mack. ¡Sólo lo mejor para nuestro país!. pensó. pero tenía que ponerse en contacto con Anderson Island. Sintió un estremecimiento doloroso en su interior. Ahora bien. ¡Había una oportunidad de que aquello funcionara! Y. allá van los Titan II y los Poseidón y los Lances. que a menos que Stephen Falken se presentara allí. ¿Pero qué clase de mundo le quedaría después? Siempre se había figurado que. Era un Sony. No servían. Maldita sea. creerse el sheriff de la ciudad e ir a buscar a Andropov: ¡Toma eso. Pero allí todos lo consideraban un espía. David dejó de pasear por la enfermería. Había oído hablar de puertas como a quélla. y bu m. que no eran los rusos quienes habían trastornado las máquinas. bum! Y un ruso podía lanzar su botella de vodka contra un panel de control y disparar los SS-17 y los SS-18 contra Hackensack. ¡Claro que sí! Allí había un puñado de jeringuillas desechables. Sólo él sabía. consiguió desenroscar los tornillos del panel. Un m omento. Tomó el auricular y se lo llevó a la oreja.. nadie querría hacerle caso. y sólo él sabía dónde estaba el error. Tampoco servían. asimismo. Bueno. ¡El grabador! Su memoria repasó los sonidos que habían venido de la puerta cuando el guardia la ha bía abierto para dejar paso al doctor Mc Kittrick. lo cual concuerda con los síntomas de uso reciente de marihuana . los quitó. si era así.. Naturalmente. No sabía cómo. Y el tercero. Si n hacer ningún ruido. pensó. si se producía una guerra nuclear. Aquel panel metálico de allí. David sacó el grabador. Y lo más divertido era que David Lightman se hallaba ahora en el lugar más seguro. Absolutamente nada que le sirviera. ¿No había sido eso un fulgor de metal? Rápidamente. Bajo el lavabo había una fila de cajones. pensó David Lightman. Necesitaría un destornilla dor. Un estetoscopio. Oregon. ¿quién sabía qué iba a suceder? El Presidente podía volverse loco. David abrió de nuevo el cajón y apartó con ansia los papeles y demás material . David se rompió una uña tratando de abrirlo. rollos de gasa y cinta adhesiva . Era su culpa. Nada. había leído unos cuantos artículos al respe cto en Mecánica Popular. Tu mundo irreal de computadoras está unido a un mundo de sangre y mu erte. El segundo también. pero en esta ocasión con una idea clara: escapar.. Conectó el botón de puesta en marcha. Un par de pinzas. Es culpa tuya. él sería de los primeros en m orir. Estaban condenados. Sólo Fal ken podía convencer a aquella gente de que era Joshua quien estaba haciendo todo a quello. No sabía cómo. sacó la plancha y se quedó mirando el revoltijo multico . quien había hec ho caer la primera ficha del dominó. y tú no eres Peter Pan. pero tenía que ponerse en contacto con el doctor Stephen Falken. David probó cada uno. El de abajo estaba c errado con llave. era probablemente lo que controlaba el mecanismo electrónico que cerr aba la puerta. Un pequeño grabador a casete..¡Olvídalos! ¡Olvídalos a todos! . ahora que pensaba en ello. aquello estaba decidido. de todas maneras Incluso si salían de aquel lío. Pero el de arriba se abrió. Cerró el cajón de golpe y suspiró. apunta a tu nariz. Tarde o temprano se produciría la guerra te rmonuclear. y bum. la orden es que nadie cambie una palabra contigo. Jim Sting? . . ¿Dónde ir ahora? Lejos de la vista de aquel guardia..No -contestó David. . Una de las luces indicadoras se encendió.No. que se le resbaló de los dedos. . . Miró a su alrededor. David inspiró profundamente y aporreó la puerta lo más fuerte que pudo. evidentemente. sin ocultar la tensión que había en su voz.. no.Bueno. Con sumo cuidado. muchacho. . sí. Tengo que decirle. .. El guardia estaba de espaldas a David. .. desesperado. sí. . ¡Vamos. Se encontró ante un ves tíbulo lleno de puertas de ascensores. ¡Era el momento de salir! David se escurrió por el pasillo. adelante! . de color n egro. ¡El viaje a Denver es muy largo! -dijo David.. Le llevo más de cinco minutos conectar el grabador y devolver el panel.¿Qué quieres? -preguntó el hombre. mañana por la noche también estoy libre. Oyó al guardia que char laba con la hermosa enfermera. hijo. David esperó que los pasos del guardia se alejaran y volvió a sacar el panel de meta l de la pared. no -decía el cabo. Una expresión de hastío apareció en los rasgos regulares y suaves del rostro del cabo. .. bip. La cerradura de la puerta murmuró silenciosamente y se oyó un clic. Esos tipos del F BI volver n en un instante. Te lo aseguro. biiip. me alegraré cuando desaparezcas .. y colocó la oreja contra ella. pero al fin empezó a marcar la clav e en el dial situado junto a la puerta. déjeme hablar con el doctor Mc Kittrick.Vaya -murmuró el hombre-.lor que formaban los cables. Bip.Tu boca dice no.Oiga. Sin embargo. Corrió por el pasillo y se detuvo súbitamente. dejó el panel en el suelo. en exacta repetición de la secuencia de apertura. El único problema era que no h abía modo de comprobarlo..Aquí no hay baño y tengo que hacer mis necesidades. David se ocultó tras una puerta que lucía la señal de salida.. ¿Qué te parece eso. maldito idiota! El guardia se tomó su tiempo antes de decidirse.Y yo -añadió David. ¡Vamos. mientras abría la puerta caut losamente y echaba un vistazo al exterior.. Rebobinó la cinta y pasó el enchufe de entrada a salida .Por favor -dijo rápidamente David-.. se oía reír a la enfermera. impregnados de sudor.. a su lugar. Consiguió cogerlo antes de que cayera al suelo con el consiguiente estrépito. Es lo único que puedo ofrecerte. bip. se dijo.pero tu corazón dice sí. cabo. Volvió a acercarse a la puerta. .Mira. El guardia vaciló. gracias. Al otro extremo del pasillo. pensó David con satisfacción. abre la puerta. El guardia seguía insistiendo. inclinado sobre la muchac ha y escuchando los latidos del corazón de ésta a través de un estetoscopio. . esta noche no -decía la enfermera. El guardia se encogió de hombros desdeñosamente y cerró la puerta. La puerta se abrió y apareció el joven cabo. fue un buen trabajo. Probablemente pensarían que seguía encerrado. ¡Ya estaba! Pulsó con el índice el botón de marcha . unido al mecanismo por el cordón de los auricular es. en el despacho de ésta. cerrando silenciosamente la puerta tras él y asegu rándose de que quedara bien cerrada. Oyó los pasos del guardia. ¿prefiere que le deje sucia su pulida enfermería? -insistió David. se levantó y observó los cables del contr ol antes de retirar el grabador. Aquello los mantendría ocupados durante un buen rato. Nancy. Después tomó la grabadora y colocó el micrófono junto a la palanca de metal. con los ojos abiertos y la pistola en l a mano. bip. Se oyeron unos leves sonidos. ¿Tienes que ir al baño o no? . Podríamos salir a cenar al autoservi cio. c on las ametralladoras escupiendo fuego. señores. Lightman! ¡No haces sino complicar las cosas! . ¿Cree que podría abrirla? . señalando el mecanismo de ci erre. quizá podemos conseguir un permiso especial del Congreso.dio vue lta a la esquina. impacientes.No sé qué haremos con él -decía Wigam. pues iba a sobresalir claramente de los demás. pero era la única salid a. Debería estar cerrada -dijo el cabo. alzando la vista de los cables y tornillos-. David Lightman no estaba allí. cre o que está manipulada por dentro. El pánico se apoderó de David Lightman y le impulsó a huir escaleras abajo. ¡Aún está vivo. Salió de su escondrijo en cuanto el último del grupo de visitantes -una mujer delgad a con una falda lisa y un rostro cubierto de lápiz de labios y maquillaje.¿Saben? -dijo por fin el técnico. Debía ser el lecho de rocas sobre el que se había construido todo el complejo. Estaba a punto de seguir tras ella cuando una mano se posó en su hombro y le hizo volverse. Te he pescado. .Si ha estado haciendo lo que pensamos -contestó Stockman-. La puerta se abrió. Dios. Wigam estalló. David Lightman observó el bosque de piernas desde su escondite.¿Qué sucede? -preguntó el técnico que acababan de llamar. sargento Furia! ¡Vete al infierno. . Echó un vistazo al lugar donde le había conducido su huida. y los dos hombres del FBI hicieron comentarios al r especto en un tono bastante fuerte. No queremos que nadie resbale o se haga daño. los soldados de seguridad entrarían gritando como personajes de hazañas bélicas. pensó. desde luego. Su úni ca esperanza era mezclarse con aquel grupo de visitantes..Quieto donde estás -dijo un hombre vestido de caqui con galones de sargento y mu y mal aliento-. Allá vamos. me acaban de informar de que se está proc ediendo a la limpieza de la sala de computadoras. Por favor. David deseó no haber visto tanta televisión. hasta que David hizo un alto. bajo una de las máqu inas. David se puso en cuatro patas y empezó a gatear. . Sólo tardar un momento -dijo el técnico. Y ahora.¿Cuánto tiempo tendría hasta que descubrieran que había escapado de la enfermería? No mu cho. Wigam y Stockman aguardaban junto al cabo que vigilaba la puerta cerrada de la e nfermería. y apenas había recuperado la re spiración normal. No parecía especialmente segura o atractiva. .. -Señoras y señores -dijo el coronel Conley al unirse de nuevo al grupo de visitantes con una sonrisa nerviosa en el rostro-. El sargento se pasó una mano por sus finos labios y su mirada de águila pareció penetrar . Tardó bastante más de un minuto. con su serie de botones numerados-.¡Vamos.Claro. Justo sobre su cabeza había un lugar donde el techo formaba una oscura galería por la que se podía gatear. Había allí unas columnas gigantescas que unían el techo y el piso del lugar. Llevaba ya más de cinco minutos fuera. . Ese muchacho no es mayor de edad. si me hacen el favor de subir rápidamente al autobús. minutos de metal. Avanzó hasta la puerta y la golpeó con fuerza. David no podía articular palabra. . seleccionó un par de ellas y empezó a trabaja r mientras Wigam y Stockman aguardaban. cemento gris y señales rojas de salida. advirtiendo que no podía seguir ba jando. quizá más. Era una pena que no ll evara ropa similar a ellos.. allá abajo. D ejó en el suelo la caja de herramientas. sucio comunista! De repente. Las zapatillas y botas empezaron a moverse y David apeló a sus últimas fuerzas. así que procederemos a finalizar aquí la visita. El avance por el nivel había resultado penoso. .Esa cerradura. esto es el fin . mascando confiadamente su chicle. En cualquier momen to. Los segundos se transformaron en minutos. les daremos un aperitivo en el club de ofi ciales.Ya está -dijo el técnico-. mientras salía del ascensor-. El sargento le dejó marchar y David se apresuró tras el grupo de visitantes. Pat Healy aparec ió en la puerta y Mc Kittrick alzó prontamente la mirada hacia ella. estudiando un montón de diagramas de conexiones y cables. al observar la grave expr esión de la recién llegada. El mundo ya no iba a parecerle igual. En el Crystal Palace. Después murmuró entre dientes: . .Alarma general a todos los niveles. se volvió hacia ést e.No sé -contestó David.Ustedes. pensó. sigue libre. sí. . después de aquel loco fin de semana. Ya empiezo a sentirme como uno de los jinetes del general Cust er. Sus ojos iban desesperadamente de un diagrama a otro . . . . .Vaya. Te habían advertido que no te separaras del grupo. En su despacho. El camionero lo había recogido en la ruta y la mayor parte del tiempo que llevaban de viaje había transcurrido en silencio. Mierda. muchachos.hasta las profundidades del alma de David. Tomó asiento en la parte posterior del vehículo e intentó pasar inadvertido mientras el guía se despedía a toda prisa del grupo y se alejaba corriendo. lacónico. ¿qué estar pasando ahí? .Sí -asintió Adler-. John Mc Kittrick estaba inclinado sobre su escritorio con Paul R ichter.¡Espero que liquiden de una vez a ese pequeño cerdo! En la radio del camión.Muchacho. que ava nzaba camino del autobús.. . estudió su mapa. Curso cero nueve. .¿Cómo? Richter no prestaba atención. Un muchacho de rostro afilado. El autobús arrancó y se alejó del lugar rápidamente. en dirección al océano -informó-.Han perdido al muchacho -dijo ella-. el analista de radar. Sonó una sirena.. de edad aproximada a la de David. lo atraparán. ¿Qué diablos está sucediendo en este mundo? . observando una línea blanca perderse por la autopista! David había estado dándole vueltas al asunto. El muchacho se echó a reír. corre con ellos! David no podía creer en su buena suerte. todo el día sentado tras un vo lante. comunistas. ¡Vaya trabajo.dijo. no quiero saberlas. Mc Kittrick volvió la vista a los diagramas extendidos sobre el escritorio y pensó e n el lío que habían organizado el muchacho y quienquiera que fuese su cómplice con las computadoras. David lo observó cambiar de marc ha una y otra vez.Soy un espía ruso.Pues yo soy John Riggins. señor -tartamudeó. . El anciano conductor lleno de canas tenía la vista fija en la negra serpiente de a sfalto que bajaba la pendiente. . parece que Iván está preparándose para dar un buen susto. David Lightman se había considerado a sí mismo marginado. señor. cinco grados. consciente de que todo había cambiado pa ra él.Sí. El capitán Newt estaba detrás de él.Si no son buenas noticias. evidentemente impresionado. irrevocablemente. Adler. así que ¡vamos. Naturalmente. Esperaba en cualquier momento otra mano sobre el hombro. Otra vez no. una cantante aullaba una canción country sobre un amor falso . y tengo la nueva arma secreta americana contra usted es. Hasta entonces. Parecía gustarle el mero hecho de llevar a alguien sentado a su lado. Se ha escapado. Lo siento. así que ser mejor que te cuides. un intruso . y tengo que salir de aquí a toda prisa. pensó David. Sin embargo -añadió la muchacha-. cada uno en su puesto. Era mucho más complicado de lo que nunca había pensado. curva tras curva. creen que pueden escaparse siempre. Echó una mirada al ejército de analistas y técnicos que trabajaban frenéticamente. por el momento.Veintidós submarinos Tifón saliendo del puerto de Petropavlovsk por el cabo de Nor dkapp. . antes de que me capture n -contestó David. .¿Quién eres tú? No te he visto en toda la visita. Era una parte de todo lo que existía. Es que no me sirven bebidas en ningún bar.Catorce velocidades -contestó el hombre. Si alguna vez había una película sobre su persona. pero él se había sentido invulnerable. Después del holocausto el mundo tendría una canción dedicada especialmente a David Lig htman: Tú me tiraste la bomba.¿Puede repetir. por favor? -pidió con voz gangosa la telefonista de información. Fuera de la cabina soplaba un viento frío y fuerte. El camionero lo había dejado en Grand Junction. .Lo siento. Hum. .¡La policía! -dijo de repente. David tartamudeó: . . arrojando a los pies de su padre un par de latas de cerveza o dedicándose a las dr ogas? Seguramente eso era mucho más inofensivo que meter la nariz en la sociedad a dulta. y echó un vistazo al retrovisor. obse rvó el remolque cargado de alimentos en conserva. ¡Y todo porque había querido jugar un estúpido juego de guerra! Sting se lo había advertido.No figura ningún número de abonado con el nombre del doctor Robert Hume. vamos! . Avanzaron unos minutos más en absoluto silencio. David rió amargamente para sí. Con el doctor Robert Hume. aliviado. Oye. David dio un mordisco a su hamburguesa mientras esperaba. Alguien me la robó. Su estupidez había puesto en movimiento una secuencia de acontecimientos que no sólo había echado por tierra su pequeño mundo imaginario. su fama superaría la de Mick Jagger o James Dean.¿Te has escapado de tu casa? Como pareces tan joven. alarmado. pero no encuentro ningún número en esa dirección -insistió la telefonista. . .¿Eh? ¡Ah!. . . que el mundo sobreviviera.¿Cuál es la próxima ciudad grande? .. ¿cuántas marchas tiene este camión? . . Siempre.. Oregon -contesto David-. sino que amenazaba las vidas d e millones de personas más. -Anderson Island. jugando con la computadora más importante de la defensa de los Estados Uni dos.. y que la lucha qu e estaba teniendo lugar era también su lucha.. ¿por qué había pasado la habitual fase de rebeldía adolescente con la típica huida de su casa. ¿no te h abrás escapado. . Sí. Sin embargo.. El camionero se encogió de hombros y volvió a sumirse en el silencio. Sus ojos lo observaron un instante con suspicacia.. . . La telefonista contestó al cabo de un instante. El camionero volvió la cabeza. de jóvenes que eran.¡Me ha descubierto! -afirmó David-. .¡Aguarde! Inténtelo con Falken. por el conjunto Vacío Generacional. verdad? . tal como le había pedido. podría llegar a ser un astro de la pantalla.¿Significa eso que no tiene teléfono? . mientras la hamburguesa se le enfriaba y goteaba mostaza y salsa de tomate por la presión de sus dedos. más famoso incluso que una estrella de rock.¿Cómo? -contestó David cambiando de postura en el desvencijado asiento. claro está.¿Cómo es que vas sin bolso ni equipaje? -le preguntó de repente el camionero. tras c ambiar nuevamente de marcha y acelerar.¿Hasta dónde quieres que te lleve? . doctor Stephen Falken. . ahora se daba cu enta de que él era uno de los internos. Te juro que parecían recién salidos de la escuela. en Tall C edar Road. haciendo aún más profundas las arrugas de su rostro nudoso-. David volvió a recostarse en el asiento.Allí me las arreglaré -murmuró David. que siempre lo había sido. haciendo muecas ante los graciosos sucesos qu e ocurrían en aquel gran manicomio que era el mundo.¿Qué? -saltó David. en Tall Ce dar Road. impaciente.Un par de policías me pararon en Illinois. ¿Por qué? ¡oh!. en la misma dirección. pensó David. Hubo otra pausa. siempre en el filo de las cosas. ¡Vamos..Grand Junction. . con una canción de Donna Summer y Giorgio Moroder. Bailar. David -dijo la voz. .No.Aguarda un segundo -dijo Jennifer.Te lo contaré luego. dando a Jennifer los ritmos que precisaba pa ra mover sus ágiles extremidades. ¿Podrías prestarme algo de dinero? . a Salem. Jennifer Mack movió la pierna derecha al compás de la música. . .¿David? . sorprendida de la sinc eridad de sus palabras. . Una de s s amigas de la clase siempre quería algo de new wave.. Sé que es mucho pedir. Jennifer repitió las palabras una vez anotadas. Colorado. te llamo por algo muy importante y me resulta difícil pedírtelo pero. Su rostro brillaba del sudor que había segregado t ras la media hora de ejercicios aeróbicos. Bailaremos el baile del amor. bajo el sortilegio de la voz de Donna. alargando la mano para coger un bolígrafo y u n papel de una mesa cercana-. Colorado. David Lightman colgó y empezó a pensar desesperadamente. no quisieron decirme nada de ti. per o tendrá que llevar un nombre distinto. No te has perdido gran cos a. Estaba entrando en un auténtico frenesí cuando sonó el teléfono. y tenía la camiseta mojada. cuando compres el billete diles que lo recogeré en Grand Junction. La cinta continuó armoniosamente. y asombrada de la agradable sensación que la recorría al pro nunciarlas. ¿Querrás hacerme ese favor? . pero no puedo explicarte la razón. decía el cantante. De Grand Junction.Estoy en Colorado. Será mejor que lo anote. Probablemente no. pero la que habían puesto le servía también.. . si te das prisa. precisamente cuando se estaba concentrando en el ritm o insistente y pegadizo del sintetizador. Jennifer.Voy a ayudarte en todo lo que pueda. . Lo dejó sonar varias vece s. . Necesito que me compres un billete de avión de Grand Juncti on.¿Dinero? Desde luego. . Jennifer suspiró. Jennifer permaneció en silencio un instante.¿Sí? -dijo. no me entiendes. . . Jennifer.Escucha.Lo sé. aturdida. Vaya momento de llamar. gracias. La muchacha p refería la música de 1999 . yo.. mi ni-i-ña.¿Qué estás haciendo en Colorado? Pasé por tu casa y tus padres se comportaron de un mo do muy extraño. tú eres la única en quien puedo confiar. Se acercó bailando hasta el aparato de la cocina y levantó el auricular. . ¿Por qué no olvidarse de las normas? Se preguntó vagamente si Da vid Lightman bailaría.¡David.¡Oh.. No había nadie en casa. El ejercicio recibía el no mbre de hidratante porque había que ponerse en cuatro patas y levantar la pierna com o un perro haciendo de las suyas en el surtidor de agua de los bomberos. a Salem. David. Jennifer! -La voz de David denotó claramente su gratitud y su alivio -.Me preguntaba por qué no habías ido a clase hoy. Escucha. soy yo.. y sé que quizá tengas que pedir prestado dinero a alguien. Ahora no pue do hablar. David -dijo ella. hasta que amanezca. quiero bailar toda la noche. Oregon. bailar.. Mañana. quizá puedas reservar el billete hoy mismo. Oregon. Jennifer -dijo la voz de David por el teléfono-.Te oigo muy lejos. El viejo Ligget. pero Jennifer Mack prefería el tipo de música que le gusta a todo el mundo. ¿Qué pasa? . Anderson Island. Oleadas de funky-pop sacudían el salón. de Prince. bailar. incapaz de reprimir el tono de irritación de su voz.. no soy rica! . Lo siento.Jennifer. En cuanto vuelvas. .¡Maldita sea! -dijo por fin.Tampoco hay ningún número a nombre del doctor Stephen Falken. con el zumbido habitual de las llamadas de larga distancia.El próximo avión será probablemente mañana así que.David Lightman.De acuerdo. . . en Tall Cedar Road. Jennifer se puso de pie y empezó a hacer cabriolas en una danza libre de su propi a invención. . Se comunicó con uno de los ayudantes del general Berringer.. cons ideró la posibilidad de tomar otro café pero luego rechazó la idea. Quizá necesite un buen trago de bourbon además del café . Los bruscos movimientos hacían pensar que caían como una roca. pensó alarmado. Un fornido individuo de mediana edad apagó su último cigarrillo en el cenicero casi repleto y dejó escapar su última bocanada de humo hacia la ventanilla. eso es pura mierda -dijo el general señalando el tablero. Puede ser un desperfecto. y ahora aquel maldito much acho Lightman se les había escapado. zumbidos en su maquina ria y suaves clips en sus relés. señor. con la corbata floja y la camisa arremangada. la máquina PROB estaba sumida en sus sueños. Ed!. David se puso tenso. Acabo de perder la image n -le dijo. .Será mejor decírselo al general.David. con destellos en sus fibras ópticas. ¿quiere? Tengo que cuidarme la vista. Por favor..Perdone.Léamelo. ya estamos en el valle de Willamette. sin la suavidad y estabilidad que poseían l as grandes aeronaves.Sí. Falken La señal de abrocharse los cinturones se iluminó.En resumen.¡Yo también he perdido la mía! . Capítulo 9: dr Stephen W. ballenas comunistas? Nuestros sistemas no están ahora en simulacro.Sí. David Lightman se ajustó el cinturón. Nos acercamos al aeropuerto de Salem.. El pequeño reactor se inclinó hacia abajo. Quieren saber qué diablos nos proponemos con esta provocación. Ya estaba demasiad o tenso. ¡Sabemos que esos submarinos están ahí enfrente! . Se volvió a Ed Morgan.Señor.. La atmósfera tranquila del Crystal Palace se había ido convirtiendo progresivamente en un caos profesional. Sentado ante una hilera de terminales. que estaba sentado a su lado.. no recibimos señales de dos de nuestros cuatro satélites de alarma temprana. . Quizá. Aquello no t enía por qué suceder. podía leerse en el tablero. En cuanto lo a dvirtió. El general Berringer suspiró. En el centro de computadoras. Acabam os de recibir un télex del Departamento de Estado. Era como si la muerte estuviera chasqueando sus d edos esqueléticos al ritmo de su himno fúnebre favorito. La pantalla mostraba la nieve producida por la electricidad estática. o puede que los hayan puesto fuera de circulación. quien se volvió hacia éste y le comunicó: .. mantenido bajo control gracias a una intensa concentrac ión.¿Qué son entonces e sos puntos.Vaya. Jennifer? La muchacha sonrió: . . librando guerras de microchips. . comprueba el alineamiento de antenas en 0-84. El abatido general Berringer. Alzó la mirada hacia el enorme tablero. Era la voz del capitán. tendría que tomarse ese café. regresando a su posición tras saluda r. hijo -le dijo a David. abróchense los cinturones y apague n sus cigarrillos. DEFCON 3. tras haber conmocionado el mejor sistema de c omputadoras militares del mundo. de eso estamos seguros.¡Eh. dice que los soviéticos niegan cualquier movimiento grande de s ubmarinos. vas a llevarte una buena sorpresa conmigo. señor -dijo el oficial de comunicaciones acercándose a Berringer-. . Ed estaba realizando movimientos similares. Los símbolos de los submarinos soviéticos perm anecían en situación de espera ante la costa de Estados Unidos. . La noche anterior sólo había dormido tres horas. . reaccionó desconectando interruptores y haciendo girar diales. pensó el general. finalmente. Se trataba de un vuelo de enlace y no había azafatas a bordo .¿Podrás hacerlo. señor -contestó el oficial de comunicaciones. Era vendedor de . el técnico de primera clase Rolan Moor estu diaba la imagen del monitor. así que supuso que aque l brillante programa no los había confundido hasta el punto de lanzar los misiles. Caminó los últimos veinte metros hasta la pequeña terminal del aeropuerto. he llegado a primera hora de la mañana. y el aparat o se detuvo por último. Prefiero evitar a esos policías. Anoche vinieron a hacerme preguntas. El desayuno le había caído mal al estómago. estaba Je nnifer Mack. Me ha dejado venir. Naturalmente.Tengo el coche al otro lado. Menos mal que mi padre es tan buena pe rsona. . Ya sabes. David. Dio un salto y estuvo a punto de soltar un alarido. . ¿Tienes un mapa. La pequeña pista de aterrizaje tomó contacto con las ruedas del reactor. Recuérdalo bi en.Sí. ? Una mano lo tomó del brazo. Al cruzar las puertas. .¡Hola! -dijo la muchacha-. Sólo hasta mañana . mientras avanzaban por la campiña de Oregon. hijo. Dijeron que eran del FBI y parece que los agentes del FBI pueden hacer cosas como ésas. ¿Dónde vamos? . David -dijo. Cruzaron las puertas automáticas. Está todo el día cocinando y yo he tenido que agu ntar a nuestros terribles primos de Klamath Falls. la idea era demasiado t errible para que su cabeza comprendiera.. repleto de demasiadas tazas de café del aeropuerto. No había pe nsado en pedirle a Jennifer algún dinero por giro. Nos preocupaba que no hubieras podido hacer la conex ión. Finalmente descubrieron que éramos nosotros quienes estábamos jugando con la máquina.A un lugar llamado Anderson Island. David? insistió ella.¿Qué quieres decir con eso? ¿Se trata de eso que hiciste con las notas? . Jennifer? -continuó David mientras la seguía hacia la furgoneta azul-. Frente a él. Todavía no lo habían visto. Supuso que debía considerarse fel iz de haber tenido un billete esperándole en el mostrador. salgamos de aquí. Tía Alma intentó llamar a la compañía. abriéndole la portezuela.Pero tienes el coche. Sus piernas se paralizaron. El único lugar de Oregon donde no se ven montañas. la noch e anterior en el aeropuerto de Colorado. David intentó explicarle a Jen nifer lo que había sucedido. La maravillosa Jennifer . . guiando a la muchacha hacia la salida-.Ya lo sé. David intentó sonreír. . Sin embargo. Supuso que debería hacer dedo el resto del camino hasta Anderson Island. Si salía de ese lío tendría que hacer algo más que llevar a la muchacha a la sala de j uegos electrónicos. todavía.Bueno. le he dicho que iba a visitar a mis tíos y.No. probablemente yo tampoco parezco una rosa en este momento contestó David. sentado en una silla en la sala de espe ra. Vaya. ¡Era increíble! Incluso en aquel momento. no fue a propósito. Vamos. se dio vuelta. me alegro de que lo hayas conseguido -y le dio u n abrazo cálido y fraternal-.Te lo contaré en el camino -contestó él. . . o más bien intentado dormir. situados junto a l mostrador de billetes de aeropuerto.. David se estremeció. se contestó. Más tarde.comida para perros-.. interrumpir a la gen te en medio de sus ejercicios y someterlas a interrogatorio. . Ya te lo explicaré. ¿Tienes un mapa? . ¿Qué camino escoger? ¿Qué.. El mundo seguía siendo el mismo -no había cráteres nucleares en Oregon-.¿Por qué.Así que me equivoqué -dijo la muchacha-. ¿Condujiste tú? . .Claro. David. Estoy metido en un verdadero lío . Mientras caminaba en el claro día primaveral de Oregon rumbo a la terminal bañada po r el sol se preguntó cuánto tiempo le quedaba. Magnífico. Rezó para qu quellos lerdos de la NORAD hubieran detenido de alguna manera a Joshua. al tiempo que subía. con el aspecto fresco y encantador de siempre. .No deberías haber venido. . se llama Willamette. Con los ojos como platos. Había dormido.Demos la vuelta. Jennifer. El hombre soltó una carcajada franca y se concentró en el descenso. Jennifer. esos que siempre ll evan buzos de gimnasia y huelen tan mal. Se sentía pésimo. David vio de inmediato un par de policías. Se abrió la escalera y David bajó confuso. . Sí. si fuera un agente ruso de verdad. muy conveniente. Jennifer. la pobre Rusia t iene que enfrentarse con el único país lo suficientemente loco como para utilizar es a bomba atómica en dos ocasiones: Hiroshima y Nagasaki. los norteamericanos estarían en un buen lío exclamó David. An derson Island. Stephen Falken. .. No quiere admitir que sus máqui nas han fallado. .Sí. . . Robert Hume.No es en broma.. Además. cuan do uno de esos científicos se marcha y conoce demasiados secretos.No lo han programado para tener conciencia de esas sutilezas. bien entrenado. El resto ya lo conoces. lo cierto es que volví a con ectarme con Joshua. Y su mayor deseo en este momen to es hacerlos reales.Supongo que para despistar. le proporcionan una nueva identidad.Ahí está -le interrumpió David-.. ¿Pero por qué no le dices a Joshua que.Y Joshua. si inicia una guerra.Y Joshua.Ya te dije que conseguí escapar. . Sólo tú. .. Es algo increíble. a ti no te han detenido. . ahora no estaría metido en este embrollo.Si se lo hubiera dicho. Y me dio su dirección. exasperado.Así que tú crees que el único que puede detenerlo es su padre. Dios mío. entonces? . Lo hemos estudiado en psicología. sin embargo.Eso es lo que nos han enseñado -contestó David-. Rusia quiere controlar el mundo. naturalmente.Es sólo una máquina. pero tenemos que protegernos.¿Quieres decir que ninguna otra chica tiene tu número de teléfono secreto? -preguntó e lla. continúa. Debo confesar. . todo esto me ha hecho pensar mucho en cóm o está regido este mundo. ¿no te parece? . una máquina de juegos de guerra.¿Tú? ¿Un espía ruso? ¡No me hagas reír! .. y es mejor que las cosas sigan así -afirmó David. Está convencido de que soy un agente comunista. . intenté localizarlo por su nuevo nombre.Debió de tratarse de una emergencia extrema. Sabes. Sin embargo. Joshua está intentando gana r el juego que nosotros comenzamos...¡Dejándote allí! . . Mc Kittrick. Es casi como si desearan que fuera cosa de ellos. Ambos hemos crecido aceptando que unos pocos países que se odian entre ellos tengan el poder de borrar todo el planeta. Sí. . Antes de llamarte. Y.¿No les dijiste que era idea mía bombardear Las Vegas? -preguntó ella. el tipo ése del que te he hablado. que en estos últi mos días he estado pensando bastante en ello. Ellos no conocen a Joshua. Y es el único que sabe qué programas puede desarrollar. .¿Por qué te conectaste. Jennifer. Bueno.Sin embargo. . ¡Es una locura! . situado en la costa.Gracias. ... .No. lo que me enfurece es que esos estúp idos no querían ni escucharme. te hubieran detenido. millones de personas morirán? . Están tan alterados que parecen dispuestos a creer que todo esto es cosa de los rusos.Quizá ya haya logrado detenerle. Falken es quien lo conoc e.Pero. se lo creía de ver dad. pero ya es un poco tarde para eso. la que Joshua me hizo. No se dan cuenta de lo que pueden hacer sus propias máquinas. .Una profecía que por su propia naturaleza contribuye a cumplirse murmuró Jennifer-.Pero tú decías que estaba programado para aprender. Jennifer. Es divertido. ¿por qué decía entonces el periódico que había muerto? -quiso saber Jennifer.Mientras estaba en el despacho de Mc Kittrick tuve la oportunidad de manejar s u computadora durante un instante que se ausentó.Exacto -asintió David-. esa dirección es lo que Joshua dice. Jennifer? . con una sonrisa en la mirada. No creo que compre ndamos a fondo lo que eso significa. Ellos todavía no saben nad a de ti. . .Bueno. ¿Comprend es eso. ¿Por qué vamos ahora a Anderson Island? -inquirió Jennifer.Sí -contestó Jennifer-. . Falken debió de marcharse y. Se trata de algo que figura en sus computadoras.Pensé que eras tú. . y lo intenta como si fuera en serio. . . . pero los militares deben de conocer lo que está sucediendo. ¿sabes? Si no hubiera contestado a esa llamada. . No figura en guía. mientras el coche avanzab a entre los campos hacia Anderson Island.. quien me hizo saber que Falken no está muerto.. Llegaron a su destino avanzada la tarde. Es como si el mundo f uera una caja de bombas. Jennifer. por lo menos tendría un poco de tie mpo que compartir con Jennifer en aquella isla encantadora. No puedes echarte la culpa. moviendo la cabeza. . David. . . No hubo respuesta. . por cualquier medio. Me gustas..¿De verdad? ¿Dónde termina la responsabilidad? . de todos modos. Anderson Island era la mayor de un grupo de islas cubiertas de árboles frente a la costa de Oregon.Nada -murmuró David. A David le pareció bien. que rodeaba una gran extensión de terreno frente al agua. Tampoco se veía rastro de ningún tipo de timbre. indicando con un gesto la fuerte cadena y el candado que cerraban la cerca-. y David deseó que Jennifer y él estuvieran allí por otras razones que la localización del misterioso Stephen Falken. David tanteó el candado. David y Jennifer se adelantaron corriendo a los coc hes y al resto de pasajeros y saltaron a tierra.El detonador estaba ahí. y soy yo quien tiene que hacer lo posible para ponerle fin.¡Hola! -gritó el muchacho. Decididamente. Junto a la entrada ha bía un desvencijado buzón de correo en el que se leía un nombre: Doctor Hume . .. Tall Cedar Road. Quizá podamos cruzar la cerca por algún sitio cerca de la orilla. Sólo quería llegar allí. David. .Vamos.Sabes -dijo David. no es sólo un juego. Jennifer optó por estacionar junto al embarcadero porque no tenía mucho dinero y era más barato cruzar el canal sin coche. alta y descuidad a. David aceleró el paso. Jennifer.Tú no lo sabías. Animado. ¿cómo entraremos? -quiso saber Jennifer.Eso no libera de la responsabilidad. y yo la he encendido. . ¿Qué diferencia entre tú y un espía ruso d e verdad? . Permanecieron junto a la barandilla del barco. Las gaviotas bajaban en picada al agua o los sobrevolaban.Magnífico. esperando a alguien. . tras unos momentos de silencio-. . El encanto femenino de Jennifer había obtenido información del hosco capitán del trasb ordador. David mostró su alegría: . Era fuerte. . No sabes cuánto me ayuda oírte.Por Woodland Road.Nunca había pensado en ello. señalando un viejo cartel medio caído-. pero. locamente asustadas una de otra.Gracias. llegaron a una cerca anticiclones. . El aire olía fuertemente a sal y el sol se hundía ya en el horizonte. El aire olía a limpio. Cuando el trasbordador atracó. Aquél era u n hermoso lugar.Allí tienes dos superpotencias mundiales. .Allí es -dijo Jennifer. He sido yo quien ha iniciado es te embrollo.Vamos. ¿Y si se hallaban tras una pista falsa? ¿Y si Falken estaba muerto y la máquina tenía in formación falsa en sus bancos de memoria? Bueno. pensó David. bordeando densos bosques que de vez en cuando daban paso a lagunas. Avanzaron por la carretera. mesándose la enmarañada b arba-. era vigorizante. y tenía el tamaño suficiente para poseer un trasbordador. Jennifer. aproximadamente un kilómetro -les dijo. Tras avanzar otro kilómetro más.¡Ahí está! -gritó. entre los árboles. Por aquí no se ve ninguna cerra dura manipulable con un grabador. ¿Qué has dicho? . cada una con capacidad para destruir a la otra y al resto del mundo más de una docena d e veces. sólo las súplicas de Jennifer hicieron que el capitán de l trasbordador los aguardara. Tall Cedar Road es apenas una sucia callejuela.Yo no opino que seas una pequeña mierda.¿Cómo? -contestó Jennifer-. . . tendría que llevar a la chica a cenar. Y ya hay otros países que poseen capacidad nuclear.. Yo fui la pequeña mierda que les ha manchado las manos donde no pensaban que la hubiera. Casi perdieron el último ferry. David sonrió levemente. Un favor más . Jennifer. Ya te compraré un par de zapatos nuevos -contestó David. Entre la línea de la marea baja y el linde de los árboles se extendía un montón de rocas que bordeaba un barrial formado p or la marea. Ya estamos aquí.¡Puaj! -exclamó Jennifer. No transcurrió mucho tiempo antes de que llegara a sus oídos el rumor de las olas. . David ayudó a Jennifer a salir de la quebrada y caminaron junto a la alta cerca. era preferible eso a tener que escalar pinos. . Desde luego. E l aire olía a sal y el bosque empezaba a quedar atrás. . . pero consiguió asirse de las retorcidas raíces de un roble. . ¡Frutillas! . Entre l as hojas de un roble se agitó un petirrojo. yo también tengo hambre -murmuró David-. Lástima que sean los Calvin Klein. Las madreselvas impregnaban el aire de un aroma dulzón. .Brooke Shields. de envergadura superior a los dos metros. Podríamos haber comprado cualquier cosa.Sí. una forma oscura se precipitó desde el cielo ya casi oscuro. pero lo siguió.Vamos. que salió volando.¿Eh? .No importa -repuso Jennifer.¡Cuánta amabilidad! -le contestó la muchacha. .¡Eh. Las pisadas de los muchachos resonaban en la grava. lleno de asombro e incredulidad al ver la o scura figura de aquella criatura recortada contra la luz. cayendo en el fango. . Jennifer se echó a reír. llena de orín.No es profundo. Esa parte tiene un aspecto terriblemente lóbrego. ¿Una gaviota?. al tiempo que le ofrecía la mano como apoyo. Las zapatil las de tenis de David quedaron empapadas. Jennifer saltó hacia atrás y perdió pie. que in vadía las partes más escarpadas del torrente.No lo creo. mira! -exclamó la muchacha-.Menos mal que llevo jeans -dijo mientras sorteaba las zarzas-. aunque yo intervendré en tu favor.Eso es lo que más me gusta de ti. Tendríamos que haber pensado en traer alg o. concentrada en sus pisadas. pensó David. y pasó a po cos centímetros de la cabeza de Jennifer. En un punto en que la cerca topaba con una masa de rocas había caído la tel a metálica. David. ¿no te parece muy hermosa? . Jennifer avanzaba valientemente delante de David. no es posible! . Algo mucho más grande. que habían quedado al aire por la erosión. David hizo un gesto.Pues yo puedo hacerlo. Desde luego. David .Ahí empieza el terreno de la casa.. ella era más que la adolescente bonita y frívola que David había percibid o en un primer momento. La baja temperatura de las aguas marin as se dejó notar en torno a sus pies y tobillos. Continuaron avanzando en silencio por un torrente seco que les permitió bajar la l adera con movimientos fáciles. . El fango le cubrió todo el zapato al hundir el pie en él. cuerpo en for . El ave tenía alas coriáceas. Una sensación desconocida recorrió el interior del muchacho cuando la brisa besó y agitó el cabello de Jennifer. probablemente es incapaz de lograr siquiera diez mil puntos jugando a los marcianos.Brooke Sheilds nunca te lo perdonará -respondió David-. No. . Alzó la cabeza. chapoteando juguetona en el barro-. Jennifer perdió el equilibrio en una ocasión. como un estallido de colores castaño y rojo. Era sólo un com entario. . . . pensó David. el resto de la pe ndiente. prosiguiendo su ruidoso avance-. Tendremos que subir por allá. . Repito: ¡Puaj! El barro les cubrió los zapatos mientras avanzaban hacia tierra firme. Además. De repente. Saltó al barrial. ¡Dios mío. Los últimos rayos del sol se reflejaban en los pequeños charcos como pe queños espejos incrustados en una extensión marrón. pensó David. .No.¡Jennifer! -gritó David. En aquel punto terminaba el bosque. en caso de que lo encontremos.Sí.Quizás el señor Falken nos dé algo de comer. Jennifer no dijo nada. .Un pterodáctilo -murmuró. Parecía un personaje salido de la serie de televisión Los Vengadores . . . Sea lo que fuere. están en mi propiedad y yo no los he invitado. ¡Los pterodáctilos pertenecían a la prehistoria! ¡Cielo santo.¡Ese hombre era quien lo hacía funcionar! Vamos. Un poco de di versión.. . Se levantó. cuyos ojos se destacaban en el rostro embarrad o. Tenía el aspecto de un pt erodáctilo. claramente disgustado-. David quedó absolutamente sorprendido cuando el hombre perdió su sonrisa. que lo aferró de las patas. . ladeó el vuelo y se alejó planeando. empujándola al suelo al tiempo que agitaba un bra zo contra el pterodáctilo. ayudando a Jennifer a levantarse. de rostro fino y delicado. qué era aquello! ¿El fin del mundo? Jennifer estaba tendida en el suelo. sarcástica. batió las alas con rapidez. al tiempo que se limpia ba parte del barro de su rostro.Imagínense. Debemos acercarnos a él. acari ciando con placer su criatura-. . Lamento que Terry y yo los hayamos sobresaltado. Cuando llegaron.Lo lamento -dijo David.¡Ah!. es impo. Como han podido comprobar ustedes.¡Sólo es un juguete mecánico! . en aquellos tiempos supongo que se dejarían caer de los altos acantilados donde permanecían colgados como los actuales murciélagos -sonr ió con optimismo a los muchachos-. . La realidad volvió inmediatamente a adueñarse de David.ma de reptil y cabeza afilada. un distanciamient o de los convencionalismos que se hacía bastante evidente desde el primer momento.Usted es Stephen Falken.. rozando las roca s que sobresalían. aliviado de que el ave hubiera perdido interés en ellos. .. Jennifer! -gritó David. con un gesto brusco y poco considerado-. pensó David. y bastante bien. David acudió en su ayuda. Pero no podía ser. ¿no? Espléndido -contestó el hombre. ¿Alguno de ustedes es paleontólogo? Siempre le rez o a Dios para que me envíe un paleontólogo. con el pterodáctilo plegado y la caja de controles en la mano. aunque no he resuelto todavía todos los problemas del despegue y el aterrizaje. . Jennifer. .¿Qué era eso? -preguntaba Jennifer. Después. La silueta del reptil volador planeó hac ia el hombre.Se va -dijo David. . Sus ojos enfocaron la cima de las rocas. El h ombre dio unos golpecitos en la cabeza de plástico de la criatura. a l menos aparentemente-. La muchacha estaba mojada y tenía todo un costado del cuerpo lleno de barro.El doctor Hume. pues los pterodáctilos se habían extinguido ha cía mucho tiempo: más de sesenta millones de años. tambaleándose. pueden hacerlo . gratamente sorprendido ante su propia serenidad-. . Enseguida las alas se plegaron y la cria tura quedó inmóvil. Los ingenieros aeronáuticos afirman que los pterodác tilos eran incapaces de volar. ¿no? Tenía un acento británico amortiguado por sus largos años de estancia en Estados Unido s. . David tenía la mirada fija en la criatura. Será mejor que busquemos refugio. Sin embargo. donde se veía una figura solitaria: Un hombre que sostenía una especie de caja. .Allí encontrarán un camino que lleva a una valla cerrada con una cadena -dijo mien tras se alejaba. giró y se dirigió otra vez hacia ellos. Sosteniéndose por el brazo. alzando la vista mientras el hombre empezaba a descender ha cia ellos. ya han leído ustedes el nombre del buzón. Los muchachos chapotearon en dirección a la orilla.Vamos Jenny -dijo David. pero su peculiar aspecto le proporcionaba un aire excéntrico. Quiero decir que. . Jennifer le obedeció sin una palabra. giró en redondo y empezó a alejarse. hubo un tiempo en que el cielo estaba lleno de estos animalitos. supongo -intervino Jennifer. un hombre ves tido con ropa negra impermeable saltó de una roca. ¿no? -comentó Jennifer. La criatura bajó una de sus huesudas alas.¿Estaban invadiendo mi propiedad deliberadamente? -preguntó el hombre.¡Hola! -dijo el hombre.¿Cómo? -dijo Jennifer. . empezaron la difícil tarea de ascender hacia la tierra firme. observándoles con atención y una cierta frialdad-. excitada. Sigan la valla hasta q .¡Al suelo. El reptil volador ganó nuevamente altura y remontó vuelo en círculos. semejante a unas tijeras. pensó David. -Giró y les indicó a los muchachos que lo siguieran-. salgan de la propiedad y.Esos hijos de perra -masculló sordamente el general Berringer.Ya aparecieron en el tablero principal. claro. Y las lectur as dicen desconocido . El esquema de vuelo hace pe nsar en bombarderos soviéticos. El jefe de escuadrilla Bill Johnson estaba sentado en su carlinga. Se trataba sólo de una posibilidad. En el mismo instante en que sus labios iban a tocar el líquido burbujeante. ¡Dios mío. quizá quieran contarme cómo es que dos adolescente s conocen ese programa ultrasecreto de computadora.No. . . queridos. Estoy aquí por Joshua.Tenemos señal de alarma. Adler tragó saliva y pulsó el intercomunicador para conectar de inmediato con el pue sto de mando.Echa un vistazo a eso.Si los dejan fuera de combate -intervino el coronel Conley-. denle un buen golpe para cerrarla por fuera. . desco nocidos penetrando la zona de defensa aérea de Alaska.Ah -dijo el hombre. uno de sus ayudantes. pensativo-. No son nuestros. una seña l de alarma resonó en el lugar. casi desagradable. Seguro que su objetivo es ése. Y tampoco a su hijo. Después. el radar indicó otros dos pares de blips. sin embargo. el general Berringer sintió que lo invadía una oleada de adrena lina.Quiero confirmación visual de esto. David suspiró de alivio mientras echaban a andar detrás del doctor St ephen Falken rumbo a su casa. Stephen Falken ya no puede llamar a n inguna puerta. si se dan prisa. Pronto. Estaba en la zona de descanso junto a las consolas. el cielo azul y el espacio se cernían sobre su cabeza . El radar indica dos objetos desconocidos. Y también algo de comer. Son auténticas. Las nubes y l a nieve brillaban frente a él. amigo.Doctor Falken -le interrumpió David. La línea de vuelo los lle va justo a.ue lleguen a la verja. no podremos detec tar los lanzamientos desde submarinos.. Pase mos a DEFCON 2. ¿qué les parece? Sí. avanzando tras sus pasos-. Aquello hizo que el hombre se detuviese. Tenía necesidad de decir alguna cosa. En el balcón de mando. . El analista de radar Adler dejó caer un par de antiácidos en un vaso de agua. señor -contestó David. en dirección a l territorio continental norteamericano.. . acercándose hasta él-. Alzó la cabeza y se volvió para contemplar a los dos jóvenes con una mirada que indicaba una expresión totalmente nueva: el aso mbro. . por favor. Y después. El estómago emitió un gruñido ante la perspectiva. Fiabilidad alta. Hablaba en tono cortante. . éstos conocidos. . que se dirigían hacia los des conocidos. toallas mullidas y ropa limpia que les vendrán bien.Doctor. general -le informó el teniente Doughert y. ¡Y quiero hablar con el jefe de escuadrilla! Fue cosa de un instante cambiar el tablero de DEFCON 3 a DEFCON 2.Comprueba si hay fallas de funcionamiento -ordenó Adler. . Ábranla..Stephen Falken no puede ayudarle.¿Te refieres al que libró la batalla de Jericó? . qué aspecto tienen! Tengo por casualidad un buen baño. . Jennifer sonrió. quien se volvió hacia su consola y tecleó algunos datos-.Ya están comprobadas -contestó Jones-. . . -insistió David-. Le hablo de su programa en la computadora. repito. Envíe algunos cazas a echar un vistazo. Adler -le dijo Jones. alcanzarán el trasbordador de las 18:30 a tierra firme. pero se tardó a lgo más en establecer contacto con los F-15 de intercepción. necesito su ayud a.. mientras golpeaba la mesa que tenía delante con la mano abierta-. Pave Paws. y no tiene ninguna intención de causar revuelo ni de visitar a nadi e la próxima Navidad. En la pantalla de radar dos señales cruzaban lentamente sobre Alaska. el que murió. Sus entrañas le parecieron dar un doble vuelco mientras dejaba rápidamente el vaso a un lado y corría a su pantalla de radar. Adler. Se volvió hacia el coronel Conley: . Simplemente. He oído decir que muchos monos trabajando a toda capacidad acabarían por pro ducir las obras completas de Shakespeare. o alg o así o si no. negativa. . Dentro del PROB. con m ucho cristal y una unidad de energía solar que Falken afirmaba haber diseñado él mismo . y desaparecían. Nada más que cielo azul. Estaban sentados en una sala de juegos . Joshua era un programa diseñado únicamente para vencer. un hogar donde crepitab an unos troncos. Hizo una señal en dirección al muchacho: . Después de todo. en defensa de David y aceptando su parte de c ulpabilidad-. y supongo también.. amigos míos.Yo sólo buscaba la computadora de Protovision. cambiando de posición en el sofá. Aquellos muchachos estaban chiflados. señor Lightman. Lo tiene justo enfrente. Tengo contacto por radar negativo. ¿verdad? Jennifer vestía una camisa de franela roja demasiado grande y olía deliciosamente.Él es el experto -le dijo al profesor. Y ahora tenía oportunidad. aunque soy perfectamente capaz -les había dicho mie ntras pisaban el césped perfectamente cuidado del jardín-.. Los Estados Unidos ganarían ésta. . El hogar del doctor Stephen Falken era una casa de dos pisos. as . muy moderna. general. por favor. Aquí Delta Foxtr ot Dos Siete. Qué perspicaz soy. cambi aron de ropa y engulleron el filete y el pastel que les ofrecía. Deben de ser invisibles. . que metiste la nariz donde no debías con tu com putadora...Casco de Cobre. pero me resulta bastante difícil creer q ue un jovencito haya conseguido adivinar la entrada trasera a mi programa. Es decir. no tenemos nada en el radar. Supongo que uno de ustedes es programador de co mputadoras. y la visibilidad es de sesenta ki lómetros. los tenemos en nuestras pantallas. búsqueda de aeronaves sov iéticas. Se encogió de hombros y volvió a hablar por el radiotransmisor. Por fin. . mirando a David con algo parecido al asombro.Crystal Palace -dijo por el micrófono de su mascarilla de vuelo-. que las estadísticas gubernam entales no toman en cuenta los millones de desocupados muertos de este país? ¡Espant oso! El lugar tenía una decoración magnífica y estaba perfectamente limpio. No hay absolutamente nada ahí. Joshua continuó desarrollando su plan para una guerra mundial per fecta. . Falken iba reaccionando de diversas maneras a las distintas partes del relato de David.Tome un sorbo de ese café. David le narró la historia lo más rápida y sucintamente que pudo.Ah.Dos Siete. . centro de la li bre empresa. Repito. y empiece a contármelo todo desde el prin cipio. .Vaya. . Volvió a comprobar los controles de radar. ¿Han advertido. En el puesto de mando. quizás incluso al orgullo. El general se detuvo en medio de la frase al ver que los dos blips desconocidos del gran tablero giraban repentinamente hacia el oeste. una gran biblioteca y un aparato de televisión. ¡Está casi encima de él! Bill Johnson movió la cabeza y volvió a mirar. Falken lo escuchó al t iempo que cargaba cuidadosamente su pipa. .. Una voz elevada resonó en sus oídos y hubo de bajar el volumen. mordiendo su pipa como Sherlock Holmes. Quiero decir que. dijo: .Maldita sea. .. Y me topé con Joshua. desde luego. donde había una mesa de billar.Creen que es un espía ruso -dijo Jennifer.Alzó una caja con gesto medido-.Yo contribuí a eso -dijo Jennifer. un tablero de ping-pong. . querido Lightman. como piratas . quiero hacer mi contribución al problema. . E staba sentada muy próxima a David.¿Qué diablos está sucediendo? -preguntó. díganme cómo fue que se pusieron en contacto con Joshua. que eres uno de esos entusiastas aficio nados de las computadoras que se conocen en este maravilloso país. el general Berringer tenía el rostro sofocado. Por fin. aquí Casco de Cobre.Y ahora. .. Falken se negó a hablar del tema Joshua hasta que sus invitados se ducharon. y éstos siguieron proporcionándole las mi smas lecturas. también.No la instalé yo. que fue el primero en apuntar que el uranio y el plutonio podían desencadenar una explosión inmensa. sí!. La computador a. podíamos llevar a cabo nuestros pequeños juegos mortales y continuar dando pasos a ciegas en busca de la luz de la civilización. David intervino. Hace muchísimo tiempo que lo estamos jugando. retomando la pipa-. Me ha encantado saber q ue querías bombardear Las Vegas. . . Un buen final bíblico para esa ciudad.Hijos. claro.Corrían. queridos míos. hasta lo más hondo. Y luego. con un tono de asombro en la voz. Con las abejas qu izá -se acercó de nuevo al sofá y se sentó. la natural eza sabe lo que debe abandonar. hija d e la guerra y. David. ¿no? -En sus ojos apareció un destello de alegría-. como dice Wordworth. King Kong matando al tiranosaurio. partiendo simplemente de u na fascinación casi enfermiza y una mente genial para las matemáticas. querida.Y lo es. pues es el único que tiene posibilidades de convence rlos de que Joshua está intentando desencadenar la Tercera Guerra Mundial. sino apenas roedores bastante cobardes escondidos entre las rocas. en un sentido muy real. mucho tiempo. Yo también tenía mi ilusión ciega. Pero luego nos topamos con l a energía nuclear. No quie ren creer que no son los rusos. Todos nosotros somos bestias sedien tas de sangre. la televisión y los dibujos animados. se animaron mucho c uando vieron GUERRA TERMONUCLEAR en la lista de los juegos. hace bastante poco en realidad.Joshua está haciendo exactamente aquello para lo que fue construido. ¿es que no piensa llamar y explicarles lo que pretende hacer Joshua? . . Falken pasó un rato observando y después se volvió a sus invitados. Nosotros pensábamos que era un juego. . Está haciendo lo que. su café yacía frío y olvidado sobre la mesa d e mármol que tenía frente a sí-. el niño es el padre del hombre. Dio unos pasos y se aproximó a una colección de cintas de video. donde dejó resbalar el dedo con gesto ausente por el lomo de varios volúmen es. soñamos con ell os.No ha oído usted. ¿verdad? Jennifer salió en defensa de David. Un caballero. . desaparecieron. -Falken tamborileó los dedos imitando una marcha militar y prosiguió-: Hasta est e siglo. Por aquel entonces. aunque esos brillantes ojillos tuyos. Stephen Falken levantó su delgado cuerpo del sofá y se acercó a la biblioteca llena de libros. ¿Y qué fue entonces lo primero que pensamos hacer con ella? Bombas. seleccionó una y la i ntrodujo en un reproductor situado sobre una consola. nosotros no éramos ni siquier a simios. Así que ya ve.¿Cómo? -dijo Jennifer. Falken se llevó las manos a los bolsillos y dirigió a David una sonrisa triste. he aquí mi colección de libros sobre el más humano de los juegos: la guerra. David. no me dejaron hablar otra vez con Mc Kittrick. la naturaleza volver a resurgir. ¿verdad? David. ¿saben? Fue tu instinto lo que te prov ocó placer ante la idea de jugar a la Guerra Termonuclear Mundial de Joshua. es llamarlos. no fue construida como resultado del urgente deseo de la humanid ad de tener juegos electrónicos. Sabes. hará también alguna computadora soviética. Quizá todo ello no sea sino un enorme deseo de muerte enterrado profundamente en el inconscient e colectivo de todos nosotros. . Hace tiempo. sin duda. . nadaban y volaban y luchaban hasta que. .Y yo soy el padre de Joshua -prosiguió Falken-.. cuando me enteré de que usted estaba con vida. repentinamente.. En la pantalla empezaron a sucederse una colección de dinosaurios sacados de clásicos del cine. No tienes por qué sentirte culpable. El mundo perdido y otros. al parecer.Pero.Sí. Así creamos la notable tecnología para transportar con precisión esas b ombas a través de miles de kilómetros y la red de control de esa intrincada maquinar ia para que funcionara como el cerebro de esa gigantesca tecnología. hijo. Tenía que venir a hablar con usted. como si estuvier a a miles de kilómetros de aquel lugar. naturalmente. la majestuosa obra de Stokowski en Fantasía.Escucha. . Soñamos con juegos de guerra. vivió en la tierra una raza de animale s que la dominó eras y eras. .intiendo simplemente o dejando la mirada perdida en el espacio.¡No quisieron escucharme! -concluyó David.Lo único que tiene que hacer -dijo David-. como el propio Einstein. . doctor Falken. La computadora es. . ¡Oh. queri do David. Y c uando nosotros desaparezcamos. Mc Kittrick es un caso típico. Sin embargo. ¿has jugado alguna vez al ta-te-ti? ¿Cuando eras pequeña? . David avanzó unos pasos y apagó el video. ¿Por qué? . y ahora muy probable. ¿por qué se marchó? Falken aspiró de su pipa como si estuviera meditando. y ahor a me doy cuenta de ello. luego los misiles se hicieron más precisos y se idearon unas interven ciones quirúrgicas con bajas aceptables entre la población civil. doctor Falken. decidí abandonar la montaña mágica. . ¿Por qué? No sé. Pero me equivocaba.En realidad no sabemos qué sucedió. poniéndose de pie-.Tonterías -contestó David. ..No -contestó David-. no habría vencedor y por tanto no habría ninguna razón para una guerra. Por ra zones de seguridad. admito que fui un estúpido. fue inevitable y los animales no pudieron hacer nada.¿Cuál? -preguntó David. nunca se acaba. Mucho más afortunados que los millones que vagarán a ciegas entre los rescoldos después de la guerra. Como todo el mundo. . ¡Llámelos! Falken ignoró la petición del muchacho. Inculcarle que hay un momento en que uno debe dejar de intentar lo. Sumergido en sus pensamientos. Que las máquinas aprendie ran de los errores que nosotros no podíamos permitirnos cometer. me refugié en la locura de una destrucción mutua segura.que ningún animal terrestre con un peso superior a los veint icinco kilos sobrevivió a esa época? . Todo se reducía a encontrar el medio de llevar a ca bo una guerra nuclear sin destruirnos a nosotros mismos. Pero el suicidio cuidadosamente proyectado de la humanidad. He aprendido la lección.Cuándo rendirse..Joshua estaba loco por los juegos -dijo Falken. ¿De verdad se cree usted mejor que Mc Kittrick? Ya ve.Si lo cree así -le interrumpió David-. Eso. Nosotros poseemos libre albedrío. estoy intentando hacer algo. me ofrecieron graciosamente la muerte . -sonrió tristemente Falken-. Si la Tierra vuela en pedazos no ser a lgo natural. en lugar d . Sentía que mi vida era inútil.. . . es parte del orden natural. . no me importa.Es gracioso -contestó Falken-.¿Así que ni siquiera hará una llamada por teléfono? -intervino Jennifer-..Nosotros no somos dinosaurios. .No hay que preocuparse -prosiguió Falken. o fu eron las radiaciones de alguna explosión.. mientras volvía a encender la pi pa-.Podríamos obtener algunos años de plazo -dijo-. me equivocaba totalmente.. . y contestó: . Esta mos a menos de cinco kilómetros de un objetivo principal.Claro -asintió Jennifer-.. Un plan que garantizaba la devastación mutua y total de los bandos ruso y norteamericano. Comprendiendo que el tiempo tenía ya un límite.. ¿Comprenden? I dealizamos demasiado nuestra tecnología. Pero nunca logré in culcarle a Joshua la lección más importante. Falken pareció entristecido. Jennifer. Y.. Pero no me rendí. sentado en esa montaña maldita. Falken le miró fijamente. Lo tenía previsto.. . también para mí el proble ma era la futilidad.Al principio. Eso no puedo detenerlo. Una criatur a de Ray Harryhause avanzaba por unos bosques antediluvianos. doctor Falken. Falken se volvió de nuevo al televisor. quizás el tiempo suficiente para que tú tuvieras un hijo. En cualquier caso.¿Sabían -dijo por último. Estoy segura de que si el verdadero Joshua estuviera vivo. Escuche.. Un segundo de brillante luz y nos evaporaremos. y yo acepté.¿Quiere usted decir que abandona? -musitó David-. por insistir en jugar co n su programa. y acudí a las computadoras para encontrarle un sentido. La ilusión llegó hasta el punto de creer que verdaderament e podía producirse una victoria. . en tono alegre-. . Y ahora Mc Kitt rick tiene toda esa infraestructura de computadoras unido a Joshua. No me quedé allí. aunque nadie quería hacerme caso. . Quizás un gran asteroide chocó con la Tierra. . Ser una estupidez. maldita sea. La guerra nuclear se hizo entonces verosímil. un vencedor. un estúpido de verdad. Es aburrido. al parecer. .. No habría victoria. Nos ahorraremos el horror de la superviv encia.Su voz se hizo mordaz-. créame. doctor Falken. pero fue incapaz de aprender esa lección -añadió con un suspiro-. no se negaría. que podrían rondar lo s diez millones de personas. después posible.Pero ya no juegas. los submarinos soviéticos se habían acercado más a las costas es te y oeste de los Estados Unidos. En el mapa translúcido. prisioneros. El puesto de mando en el Crystal Palace seguía con nerviosismo la información estratég ica mientras el general Berringer hablaba con la Casa Blanca sobre la situación. ¡Pero aho ra veo que es como los demás! Y escuche.Pueden dormir en el suelo. . le tendremos informad o. ¿Qué era eso que Winston Churchil l había dicho sobre los rusos? Un acertijo envuelto en misterio. Kennan. Hay tropas soviéticas agrupadas en Alemania Oriental y estamos c ontrolándolos. Al tiempo que colgaba el teléfono un ayudante le puso delante un télex que anunciaba : Inteligencia informa de rumores sobre un nuevo bombardero soviético con capacidad de escapar al radar. un temor a ser engañados o superados. de ciertas peculiaridades arraigadas en la clase dirigente de épocas anteriores. prisioneros de la anti cuada ideología a la que les liga su extremo sentido de la ortodoxia. Falken. Es tamos ya al borde de la guerra.Usted era un héroe para mí -gritó David con la voz temblorosa por la emoción-. señor Presidente. creo que todo eso es muy drástico. . en estado de alerta. Prisioneros de muchas circunstancias . ¡Nos han tenido persiguiendo sombras! Tomó asiento y se bebió media botella de agua mineral.e sentarme y sentirme superior. junto con él. ¡Ah!.. Sé que ha hablado usted con Andropov y él lo niega . .¿No podemos ir más despacio? -preguntó ella-. Y en el fondo de su corazón. un sentido exagerado del prestig io y una interpretación de las necesidades defensivas de Rusia tan extremo. Un leve soplo de viento agitó los árboles. prisioneros del rígido sistema de poder que les ha otorgado su autoridad. dio gracias a Dios por estar del lado de la verdad y la justicia. dentro de un enigm a . ¿Sabe que creo? Que la muerte no signifi ca nada para usted porque ya está muerto. Falken! -le gritó enérgicamente David-. El doctor Falken se detuvo junto a la puerta. . tan ex agerado y completo. su hijo le había enseñado un artículo de la revista The New Yorker. Por no hablar del modo de vida norteamericana. también. escuche bien. El general Berringer se sintió invadido por un escalofrío de excitación al advertir. .. Kennan también había apuntado en el artículo que los rusos tenían . p or línea directa. a mil kilómetros del lugar donde se encuentra en realidad el aparato. Seguía en pie la señal de DEFCON 2. ¿Qué fue lo último que realmente le interesó? Falken se levantó y se alejó unos pasos. . Puede proyectar una imagen falsa al receptor del radar...¡Esto no puede ser cierto! -exclamó David-. y el genera l deseó que aquel estúpido de hijo suyo estuviera allí en ese momento..¡No somos programas de computadora. señor. señor. . Prisioneros de su propio pasado y de la historia de su país. El artículo había provocado una auténtica pelea entre Berringer y su hijo.. d e repente. David trastabillaba en la oscuridad con Jennifer pegada a sus talones.. explicando que se sentían acorralados por los Estados Unidos y sus aliados. Falken dejó la pipa en el cenicero y echó una mirada al reloj. par a que viera lo que sucedía.. que se convierte en una amenaza para la seguridad de las demás naciones.Tenemos cuarenta y ocho submarinos nucleares acercándose a Estados Unidos en est os puntos -dijo-. moviendo las ramas y las hojas. Los atemorizados no eran sino unos bárbaros mentirosos y belicosos. Una mente suspicaz en extremo.¡Señor! -dijo Berringer-. El año anterior.. No sé muy bien qué está sucediendo. ¡Somos ser es humanos! Falken salió. -¿No podemos esperar a mañana? .. Hablaba sobre los soviéticos.Han perdido el último trasbordador -dijo con voz monótona. que el final de todo aquello era inevitable. . pero no se volvió. se denominaba el artículo. Sí. que la confrontación nucle ar era su destino. y de pronto David Lightman sintió una desesperanza absoluta. si quieren.. de un tipo llamado George F.. Andropov y Hitler los que lo han hecho. .La alfombra de Falken parecía muy cómoda. llevándose las manos a la cara. David.. . Lo siento. .. mientr as le acariciaba la espalda con suavidad-. . Yo no sé nadar -admitió finalm ente. incrédula. Nada de eso.David.. ahora supón que tienes una máquina que cocina y hace pasteles. pero no comprendo muy bien las computadoras. La luna llena surgió tras una nube e iluminó el camino que bajaba la falda de la col ina llena de árboles. . . enfadado y frustrado.¿Qué clase de estúpidos crecen en Seattle que no saben ni siquiera nadar? . No quería hacerle daño a nadie -se dejó caer sobre una roca. . Siempre parece que ha de haber tiempo para hacerlo y.. como una receta de cocina.Oye. con suavidad. y estaba cargado de una vida que David no había vivido aún en plenitud. . se oyó el ulular de un búho. David la aferró del suéter. Son gente como Mc Kittrick. Jenn ifer se sentó junto a él. Tú no construiste esa máquina.. que no tienen ni quisiera un bote? -gritó al cielo. Sus ojos buscaron ansiosamente mientras se abría camino.. Yo no quería hacer. Una ráfaga de viento les dio en el rostro.No digas eso. En alguna parte.Muy bien. ¡Todo iba mal! No era así como sucedían las cosa s en las películas. sin hacer nada. Quizá Falken tenga razón. ¿sabes? . Quizá un poco más. . Se detuvo. cuando hablabas con Falken? -le preguntó la muchacha. tras varios minutos de búsqueda. .Bueno... La marea subía y las crestas de las olas se reflejaban..¡Salvador de conejillos de Indias y destructor del mundo! . indifere ntes y remotas. encontraremos un bote en algún lado. Re agan. David ignoró el frío mientras avanzaba por la orilla. ¿Es que no había hecho ya bastante? ¿Es que no había pagado el precio de su e rror? Los sonidos de la noche le contestaban con murmullos incomprensibles. eso fue suficiente. Jennifer lo contempló. un programa de computadoras es como. . ..¿Qué opinas? ¡Vamos allá! La muchacha se quitó los zapatos y se dirigió hacia el agua. Eran demasiadas las cosas que tenía en contra. David se dio vuelta. fue F alken.¡No te creas por eso la Supermujer! -contestó David. Las estrellas parpadearon entre los desgarrones de las nubes. .Vamos -le dijo la muchacha-. Actuaste. Yo... sin embargo. quizá sea inútil.Tiene que haber un bote. Se llama un algoritmo. Los ojos de Jennifer brillaron repentinamente en la oscuridad. -ella se volvió para mirarle-... pese a todos sus esfuerzos. Notó una man o sobre su hombro: Jennifer. No fuiste tú quien llevó el mundo a lo que es. a la luz de la luna repitiendo su eterno mantra al rompe r. lo siento -le dijo la muchacha.. sólo que en matemáticas. Quiero decir que tú salvaste a Herman cuando todos los demás nos quedamos sentados.. no para mí.Quizá si nadásemos... David. Tiene que haber algo más que pueda hacer. tú sabes que sólo era un juego. . .Nunca se me había ocurrido aprender.¿Qué clase de estúpidos viven en esta isla. David alzó los ojos hacia la otra orilla del canal. Jennifer oteó las aguas. lo. Escucha. David. ¿qué querías decir con e so del círculo vicioso. blancas.Ya lo sé. Jennifer. escrutando desesperadamente el oscuro mar para ver si encontraba un bote.Estoy muy cansada. con gesto agrio.. El aroma de los pinos llenaba el aire. abatido. por lo menos. . Voy a luchar.Tres o cuatro kilómetros.¿Quieres decir como un pastel de chocolate? Jennifer pareció considerar aquello de lo más interesante.Sí.¿Y no despertar nunca? -dijo David-. . a la defensiva..¿Que no sabes nadar? . . .. ¿Qué distancia crees que hay? . suavemente bañada por la luz de la luna. y que no se atrevía a negar a millones de personas más..Creo que sé más sobre pasteles de chocolate. Un robot.Jennifer. su cuerpo y su cálida boca fueron el único elemento del univers o. parecieron fluir en su interior. Así. de sentir remordimientos ni nada parecido. .. sobre todo si los ingredientes. Lo juro por Dios.. Me gustaría ser como todo el mundo. En cambio. Las estrellas volvieron a brillar. sencillamente. Eso es un círculo vicioso.¿Cómo? . Joshua no sabe lo que significa la guerra y en lo que está involucrad o -añadió el muchacho-. observando cómo se reflejaba en ellos la luna. Bie n. Están todos metidos en un círculo vic ioso. pero que sólo puede hacer lo que le digas que haga.. David Lightman sentía una paz y una claridad mental que nunca había conocido hasta e . como el robot cocinero. y que si aprendieran a dejar de añadir ingredientes.Sí. Jennifer.No quiero morir -se descubrió diciendo. supongo. . Así que escribes las instrucc iones en el orden adecuado: romper los huevos. y después David añadió: .... sin que nunca llegue a encender el horno y colocar la masa en él. Permanecieron un instante en silencio.. desaparecería -suspiró-. . hasta adentrarlo en zonas de sí mismo y de su percepción que hasta entonces había ignorado..Lo que dijiste de Falken. y realice de nuevo esos pasos. añadir la leche y la harina. las instrucciones de la receta indicarán al robot que vuelva a la fase número ocho de la receta. La semana que viene iba a salir en tele visión. mañana. Aunque estoy segura de haber cerrado bien la puerta de casa. porque sé que a veces me olvido.. El cabello de Jennifer. y entonces programas al cocinero mecánico para que haga el pastel. . su suavidad. Piensa en el pobre robot. Quiero decir que no iba a haber nadie mirando. Algo así como una neurosis -dijo. Una estupidez. .Comprendo. al final. -empezó a decir-. mezcla rlo todo.. ahora supón que hay una parte de la receta en la que tienes que repetir un paso . y como Joshua. David dijo: . Una sensación cálida recorrió todo su cuer po y de pronto se encontró completamente perdido en la belleza de la muchacha.Nunca había besado en serio a una chica. Cuando se detuvieron para respirar brevemente.¡Estás bromeando! -contestó David. con algunas ot ras chicas de la clase. ¡Eso es un círculo vicioso de conducta! . . Da vid se tendió junto a ella y de repente desaparecieron el mar y las estrellas.Bueno. . Pero. en un círculo vici oso sin fin. en ocasiones regreso a comprobarlo un par de veces.Sí. misiles o bombas.. mañana no habría tiempo de lament rse. Ese es el mejor ejemplo que se me ocurre ahora. de verdad que me habría gus tado aprender a nadar. podrían seguir adelante y poner la masa en el horno. programas. sino con una sonrisa y se recostó en el piso. Joshua está haciendo lo que se le ha ordenado. acaban por arrasar el mundo entero . . La f rescura de Jennifer. yo sí.Me gustaría no saber nada de todo esto. su aroma. Ella le respondió. no con palabras. lo que estás diciendo es que todo el mundo tiene esos círculos viciosos de conducta en su manera de ver las cosas. Jennifer reclinó la cabeza sobre el hombro del muchacho. Un universo que nada sabía de computadoras.. vaya. en el mon tón de masa llenando la cocina. Pero si en ese momento no incluyes otra orden para que siga adelante hasta el final del proceso.. añadir la leche y la harina y mezclarlo todo.Entonces.. Iba a salir en ese programa sobre ejercicios aeróbicos. David se dijo que no había habido en su vida nada más correcto. pero.En serio.Volvió a mirar al otro lado de las aguas-. que sólo co nocía el amor y la pasión. . y los labios de Jennifer se apretaron co ntra los suyos.Yo sí -dijo David en tono sincero.. el robot no hará si no repetir: romper los huevos.. Jennifer. su respuesta al contacto. . .Es como lo que me sucede a veces. Es como los demás.. .La semana que viene.. Pensó que nunca más iba a ver algo tan hermoso. Una y otra vez. Jennifer sonrió y él la miró a los ojos. El mar recobró el sonido. Así. no estoy demasiado seguro. . ¿verdad? Bien. La espuma de las olas lo salpicó. El sonido atronó sobre ellos por sobre las copas de los árboles. pero me parecieron terriblemente preocupados por otros asuntos .¡Vaya. se asombraron mucho de tener noticias mías. pero esos maravillosos tipos no qu isieron creerme. redes y astillas. oyó el sonido del helicópter o pero no lo reconoció.Agua. Tr astabillaron por la playa llena de piedras y de astillas esparcidas por el suelo . .¡David. . . Incluido Mc Kittrick. ¿Habría entre ellos algo que p udiera hacer de balde? Valía la pena intentarlo. arrastrando con él a Jennifer.¡Tiene que haber algo por aquí! -se repetía David. . está llena de agua! .¡Ese cerdo de Falken nos ha delatado! El helicóptero dio la vuelta.¡Oye.. ¿Los ame trallaría? Mientras ayudaba a Jennifer a ponerse en pie. No oigo más que el rumor del viento. mientras se levantaba nuevamente. El helicóptero los persiguió como un insecto gigante enloquecido en mitad de la noch e. por allí! ¡Parece una barca! La silueta de la proa de un bote se mecía junto a la orilla. David bajó del peñasco de un salto y empezó a tirar de la cuerda para atraer la embarc ación. La muchacha lo seguía a pocos pasos. Después. consiguieron acercar la pequeña barca a la orilla. levantando una nube de arena.Mira. buscando una solución.Tenía ganas de hacer un último vuelo antes de estirar la pata -dijo Falken con una sonrisa. lento y amenazador hacia los muchachos. reemprendió el avance. Intenté explicarles lo que estaba sucediendo. eso es lo que hay -contestó Jennifer.¡De acuerdo! -asintió David. aferrándose a aquella esperanza y tomando a Jennifer de la mano. David tropezó y cayó en la arena húmeda. Estaban tan enfrascados en su trabajo que no oyeron el sonido del helicóptero a la distancia.¡Allí viene otra vez! -gritó Jennifer. . . Ayúdame a tirar. Juntos. y les encantó la idea de tenert e a ti de vuelta.¡Eh! -gritó un voz desde la carlinga. asiendo a Jennifer del brazo y arrastrándola tras él. inmóvil en e l aire unos instantes. El aparato pasó po r encima de sus cabezas. Ambos muchachos quedaron inmóviles y cegados cuando el foco los iluminó y el helicópte ro se abalanzó sobre ellos. Jennifer echó una ojeada a la barca. David estaba tan furioso que casi se echó a llorar. quizá podamos utilizar esto. así que me temo que tendremos que hacerles una visita. El helicóptero remontó vuelo hacia el Este. Bus có entre los desperdicios situados en las proximidades.¿Qué es eso? . y los dos corrieron hacia el helicóptero. David escaló un peñasco. . Mientras revolvía los restos de cuerda. . . creo que ahora es nuestro turno. Un haz de luz hendió la oscuridad en meticulosa búsqueda. . Jennifer se unió a él. . atada con una cuerda a un poste hundido en tierra. .se momento mientras se apresuraba por la escarpada orilla. Una luz en su interior iluminó el rostro del d octor Stephen Falken-. Jennifer corrió a ayudarlo. el helicóptero se detuvo. David se preguntó qué haría ahora el aparato.¿Qué es qué? -respondió Jennifer-. espero que no tenga ningún agujero! -contestó David. David se encogió de hombros y volvió a su tarea.¡Ha hecho la llamada! Jennifer dio un salto de alegría.¿Qué han dicho Mc Kittrick y los demás? -preguntó David. De repente.¡Vamonos de aquí! -gritó David.Bueno. . Falken l os ayudó a subir. envuelto aún en el arom a y el contacto de Jennifer.. dio un grito: . David se volvió a Jennifer: . Veo que a los dos les encantan los juegos exóticos. Berringer se volvió hacia el coronel Conley. detectan los lanzamientos de misiles balísticos lanzados desde submarinos en los océanos Atlántico y Pacífico. Las computadoras con base en tierra pueden así calcular la dirección gene ral de vuelo de los misiles a partir de esa información. pertenecientes al Programa de Apoyo de la Defensa (PAD). . Aunque eran las primeras horas de la mañana.Se ha detectado un lanzamiento . . Jack. índice de confiabili dad alto.Negativo -añadió otra más-. Mc Kittrick parpadeó. vigilan los misiles balísticos lanzados desde submarinos (MBS). . Un bocinazo resonó repentinamente en el tenso silencio de los técnicos en el Crystal Palace. m ientras observaba cómo se desarrollaban los mortíferos acontecimientos. en el hemisferio occidental. Un satélite en el hemisfer io oriental. constantemente. que detecta los misiles balísticos que se aproximan y calcula sus puntos de caída. Cobra Dane.SAIMB confirma ataque masivo -anunció una voz. repartid os por todo el corazón de Rusia. ambos aún en la escuela primaria . en el Crystal Palace reinaba la morte cina luz habitual. y después hizo un gesto negativo con la cabeza. que estaba sentado ante el control de comunicaciones. Repito. Otros dos satélites. . La desesperación se estaba convirtie ndo poco a poco en pánico. Su s pensamientos volaron a sus hijos Randy y Allen. pero nadie está manipulando nada ahí abajo. Lo asaltó un terrible escalofrío de remordimiento. No se trata de un simulacro. Ahora mismo. . Mc Kittrick había permanecido de pie la mayor parte de la noche junto a Berringer. Y también pensó en Elinor. No hay error. sigue el rastro de los lanzamientos desde el territorio soviético y c hino. Alaska y Groenlandia. manteniendo la mis ma posición.General.Capítulo 10: sargento Jim Travis A una altura de treinta y cinco mil kilómetros. Mc Kittrick alzó los ojos al tablero. Las e staciones de radar en las costas Este y Oeste de los Estados Unidos. Observaba el mapa de la Unión Soviética con ceñuda pero cínica aceptación cuando el capi tán Newt se volvió respetuosamente hacia él para indicarle: .¡Dígame ahora que eso es uno de sus simulacros! -le gritó al experto en computadoras . Pat Healy.Me gustaría que así fuera. Como respaldo de los satélites está el Sistema de Alarma Inmediata de Misiles Balístic os (SAIMB) con sus estaciones de radar en Inglaterra. Los satélites PAD avisan de un ataque de tierra veinticinco minutos antes de que éstos lleguen a su destino. . Entramos en DEFCON 1. Est os juguetes tecnológicos escrutan sus zonas correspondientes cada diez segundos. John Mc Kittrick permaneció de pie en el puesto de mando. el PAD advierte que trescientos MBT vienen hacia nosotros. dijo una voz incorpórea por el altavoz. aunque su amante. y de él surgieron multitud de indicaciones de lanzamiento de misiles. ¡Se ha detectado un lanzamiento! En una de las hileras de monitores apareció instantáneamente un mapa de la Unión Soviéti ca. viajan en órbitas estacionarias sobre el Ecuador. desvalido e impotente.Índice de confiabilidad alto -intervino una tercera-. Berringer lanzó a Mc Kittrick una mirada de más potencia que un misil. Sus órbitas son geosinc rónicas. el mismo punto de observación.Será mejor que dé la alarma a los bombarderos y apreste a los submarinos.Alarma de misiles -dijo otra-. . penden los satélites de alarma de ataque con misiles de los Estados Unidos . La sección de dirección de combate entró instantáneamente en una actividad frenética. ésto es. El general Berringer todavía daba órdenes con gran energía pese a la falta de descanso . e n busca de reveladores aumentos de señales infrarrojas de los cohetes portadores d e misiles. Mc Kittrick no pensó en ella. que debía de estar preparando el desayuno. . Éste cambió a DEFCON 1 y. estaba muy próxima a él. ni tampoco en él mismo. y si ete minutos antes en caso de ataque de MBS. . que en aquel mismo instante debían de estar levantándose de la cama para tomar a t iempo el autobús. cual centinelas de la paz y de la guerra. trabajando en las máquinas. Sigue la vigi lancia. Después habló con vo z seca: . señor -contestó Conley-. algo in frecuente en una vida tan cargada de insatisfacciones. Eso es todo. para aplastar su sueño. John Mc Kittrick luchó por controlar su respiración. . No era nada especial . Las finas manos del comandante estaban firmemente cerradas mientras obser vaba la pantalla de la terminal. comandante? -ladró Berringer con brusquedad. El comandante Lem las leyó. y a construir un mundo en el que fuera el rey y el hechic ero. señor. pero no lo consiguió. pensó. su rostro estaba pe rlado de gotas de sudor y el olor de su transpiración impregnaba la zona a su alre dedor. par a privarle incluso de la menor satisfacción. Tenemos que darle una opción a d ecidir el lanzamiento. para iniciar la reacción nuclear en cad ena que destruiría todo.Un momento. sólo un mero recuerdo de un momento de tranquilidad. viendo televisión. El marcador de la pantalla trazó un reguero de letras blancas sobre el fondo verde . concentrado en objetivos estratégicos e industriales del enemigo -informó Lem. Se encaminó a la parte posterior de la terminal del PROB. Pérdidas previ stas: ochenta y cinco a noventa y cinco por ciento de nuestras fuerzas estratégica s con base en tierra. por el aspecto de su rostro. una imagen se fijó en su mente : estaba sentado en el salón.Ataque de represalias a escala total. de repente. Los soviéticos siguen negando cualquier agresión. Berringer miró a Mc Kittrick y. Enseguida aparecerá. que el general Berringer prefería est ar en cualquier otro lugar. El deber. De repente. tenía la apariencia de un anciano. sin ayuda de nadie. en una posición de increíble responsabilidad -una posición de i nmenso poder que le había costado décadas de servicio en las fuerzas armadas. en un momento de suprema importancia para la n ación. el dolor anticipado. la insatis facción con el sistema de computadoras que lo había impulsado a mejorarlo. la insatisfacción con la vida misma que lo había llevado a buscar el pode r mediante sus máquinas. Su cabeza calva brillaba a la luz mortecina. Tenía que concentr arse en su deber.¿Se ha vuelto a poner en contacto con el primer ministro ruso? preguntó Berringer. Y ahora. apareció un mapa de la Unión Soviética cubierto de señales. . mirando resuelt amente la pantalla. el Presidente está en camino a la ba se Andrews para unirse al Mando Aerotransportado. comandante? En una pantalla m s grande del tablero de Operaciones Bélicas. Y era evidente. de calma felicidad. . Nuevas letras aparecieron i nmediatamente. Lem pulsó un botón y la pantalla de lecturas quedó limpia. Mc Kittrick advirtió los restos de una taza de plástico rota jun to a las ruedas de la silla del comandante-. de luc has y de ascensos en el escalafón-. Mc Kittrick siguió observando a Berringer mientras éste contemplaba desesperado en e l gran tablero los misiles que se aproximaban a su país y los submarinos que se re unían junto a sus costas. señor. . señor.Intentó apelar a su profesionalidad para apartar el pavor. los misiles enemigos trazaban un arco hacia él.¿Y para eso necesito una máquina? -gruñó Berringer. éste sintió una oleada de comprensión hacia el general.Sí.Perfil de ataque inicial: lanzamiento masivo de fuerzas soviéticas. en un momen to. Inexplicablemente.Señor -dijo el coronel al general Berringer-. .No hay detección de lanzamientos desde submarinos. . Allí estaba. por el momento. Acabo de consultar -contestó el comandante Lem. .¿Qué tenemos ahí. El general Berringer cerró los ojos en un instante de mudo dolor. la impotencia. . Mc Kittrick advirtió la presencia del coronel Conley en la mesa de comunicaciones. Conley tenía los ojos dilatados y enrojecidos. El comandante Lem estaba a cargo ahora. tratando de que el temblor que sentía en su interior n o se reflejara en su voz: .¿Qué recomienda el PROB. con sus hijos. . La insatisfacción que sentía junto a su esposa que lo había arrojado en brazos de una mujer más joven. Sin embargo.Querido muchacho -le dijo a David-. ¡Ahí está! David miró por el parabrisas. . David Lightman se había mareado durante el incómodo vuelo en el avión de las Fuerzas A rmadas desde Oregon. con los nudillos blancos apretados al volante-. . y comprendo a qué se refiere. al gusto de David. Por una vez. En el camino principal hay barricadas y van a cerrar herméticamente la montaña. Había olvidado las delicias de las Rocall osas.. . . escarpados y oscuros. iba junto al sargento Jim Travis. o saltarlas? -dijo David. Travis saltó del jeep. agarrándose de modo qu e sólo diera pequeños saltos. ésta es solamente mi manera particular de ex presar mi pánico.. . para proteger su preciosa vida. Casi puedo oír a nuestro querido Presidente finalizar su co nversación con Andropov por línea caliente. . . echando a correr hacia ellos mientras hacía frenéticos gestos con las manos. Al salir de una curva.¿Cómo puede usted admirar el paisaje en un momento como éste? intervino Jennifer mira ndo más allá de Travis. ¡Orgullosas.Imposible.Gracias a Dios que hace un día tan bueno -murmuró David. ! Arrancó y dejó una estela de polvo al salir de la calzada y deslizarse por el escarp ado terraplén. .. Se colocó el cinturón de segur idad con una mano y se aseguró en su asiento. cree usted que van a desencadenar la guerra? . Falken había estado así todo el viaje: brillante y animado. Una sonrisa de buen chico cruzó el rostro del sargento Travis. David había olvidado hacía rato su mareo. el jeep se encontró con un camión de la Fuerza Aérea que se dirigía hacia el los. Un soldado con un gran bigote abrió la portezuela del camión y saltó al suelo. Falken.¿No podemos eludir las barricadas. contando un chiste tras otro.. Jennifer se aferró a David.Estoy acelerando a fondo.. .¡Uuuaaauuu! -aulló Travis. Que pase un buen día. pero los del Séptimo no tenían tracción en las cuatro ruedas. El viento sacudía el techo de tela del vehículo mientras éste avanzaba por la abrupta ruta. como si buscara su lugar de destino. Stephen Falken no encontró nada que decir.¡Naturalmente que podemos intentarlo! ¡No somos el Séptimo de Caballería. total e irracional. Iba sentado junto a Jenni fer...¡Oh. y prácticamente inhabitables! . desesperado.¿Cree usted. sargento -dijo el soldado. . con el rostro pálido. . cosa que hacía con ex cesiva frecuencia. de cabello muy corto. de espléndido humor. por encima del hombro hundido de Falken. sí! -asintió Falken-. El camión redujo la velocidad y se detuvo. David pud o ver los signos de actividad detrás del camión: vehículos en movimiento.. incluso aquello lo dijo con una sonrisa. señor -dijo Travis-. señorita -habló con voz lenta y arrastrada el conductor. ..¡Llegamos! -exclamó Jennifer. -prosiguió Jennifer-. señor Primer Ministro .Estas personas tienen prioridad absoluta.¡Vuélvanse! Todo el mundo debe dirigirse a la zona de refugio número cuatro -gritó.Soy de Louisiana. cuyos ojos chispeaban de e ntusiasmo mientras realizaba los cambios de marcha del jeep. Cierren la montaña. exuberante-. Ante ellos aparecían los picos coronados de nieve. . con un gesto de negativa-. El sargento Travis retomó su lug ar al volante del jeep. David consiguió apoyar l as rodillas y manos entre su cuerpo y el asiento delantero. que conducía. No puedo ir más rápido.¡Parece que las cosas se han puesto feas! -exclamó Falken.Posición de lanzamiento -dijo al fin-. . Jim Travis era un tipo delgado. bloqueando la carretera.¡Majestuoso! -exclamó Falken. Observó que el soldado saltaba de nuevo a su vehículo y empezaba a dirigirse al refugio señalado. Les llevo al mando central del NORAD . Estos c . hermosas. con un asomo de temor e n su voz por primera vez en todo el viaje. y ahora se sentía peor en el asiento trasero del jeep del Ejérc ito que le llevaba a toda velocidad al monte Cheyenne. soldados cor riendo y peatones buscando refugio. señalando el complejo de edificios y aparcamientos que se divisaba en la lejanía-. pero el pie derecho del sarg ento no mostró signo alguno de reducir la presión sobre el acelerador. dando más potencia al motor-.Orificios de ventilación cerrados -confirmó Rodrigues. Una valla cerrada. con una sonrisa de maníaco esculpida en su rostro.Bueno. Ascendían ahora un pronunciado terraplén y el sargento Travis cambiaba de marchas co mo un loco. y eso es lo que vamos a hacer.Señor.Generadores en marcha y funcionando. librándose del abrazo de la aterrorizada Jennifer. . Algo aparecía por el otro lado del terraplén. . Arriba se veía la cresta de la montaña. El jeep pareció galopar por la pradera. . Sus ojos parpadearon ante l os monitores al captar un movimiento en uno de ellos. .Cerrar orificios de ventilación. Pronto. el sargento Ed Rodrigues. Dentro del Crystal Palace. sarg ento.Energía externa desconectada.Ya sabes las reglas. advirtió que había salido de sus propios labios. . Pero parece que. cada uno de los cuales mostraba una perspectiva diferente de la zona que ro deaba la base. Éste se volvió para ponerse ante los monito res. Prosiga con el procedimiento de sellado. .De acuerdo. una consulta a la pantalla d e comprobación. y la orden quedó cumplida. pero al fin se enderezó. o una extensión de cielo azul. cayó sobre éste pesadamente y avanzó a toda velocidad hacia la verja. Unos cuantos interruptores más.. que mostraba la carretera de acceso exterior.Va en serio -dijo con voz grave el teniente. y continuó pulsando botones e interruptores tal como ord enaba el teniente.acharros sí que avanzan cuando uno los exige. el general ha dicho sellar la montaña Cheyenne. espero que sea sólo una precaución -contestó el sargento. . Movió las manos sobre un campo de botones e interruptores. sargento. El sargento Rodrigues pulsó con precisión los interruptores indicados y los botones debidos. dand o tales saltos que David no podía apreciar lo que tenían delante. Jennifer! -protestó. . una corrección. . .¡Me estás ahogando. pesadamente. .¡Iujuuu! -aulló Travis. señor -asintió Rodrigues. El vehículo iba dando tumbos de un lado a otro de la carretera. unos cuantos botones. con gran sorpresa. arrasando hierba y flores silvestres.Lo siento -contestó la muchacha.¿Hemos despegado? -quiso saber Jennifer. .Jesús. . sólo hubo una mancha borrosa verde azul ada. el vehículo se inclinó en un ángulo inverosímil..Todavía no -respondió David-.Poner en marcha. e hizo saltar a David de su posición p or encima del asiento. un vehículo trata de llegar a la entrada -dijo el sargento Rodrigues. acercándose rápidamente. Aguardó que el sargento Travis redujera la velocidad. David observaba por el parabrisas. el teniente Rick Haldeman colgó el teléfono y se volvió a s u ayudante. De repente. El sargento Travis luchaba con el volante. . pero sin aflojar su aterrorizado abrazo hasta q ue el jeep pareció recobrar la horizontalidad. . . . sólo veía un mar de ve rdor.Sí. Observó por el parabrisas una extensa valla frente a ellos. . ¡Ahora sólo nos queda saltar la ve rja! David levantó la cabeza. . El teniente no miró siquiera la pantalla. Ya hemos hecho prácticas al respecto con anterioridad.Desconectar energía externa. El jeep cayó sobre la carretera. Después comprobó los medidores. ¡Era un jeep! El vehículo saltó a la parte alta del terraplén. y sus carreteras de aproximación. tanto si es real como si se trata de una precaución. al regazo de Stephen Falken. con los ojos fuertemente cerrados. Oyó un grito y. sacando la lista de c omprobaciones y tendiéndosela al teniente. David se puso de pie y ayudó a Jenni fer a levantarse. El vehículo comenzó a derrapar de costado fu era de control. con misiles soviéticos dirigidos directamente a las bases de bombarderos del Mando Aéreo Estratégico. Era pura acción.Todas las alas informan de que los misiles están preparados y dirigidos a sus ob jetivos. ¡y está empezando a cerrarse! Stephen Falken abrió la boca como si estuviera pensando en soltar otro chiste pero . Lem se inclinó sobre su terminal y empezó a marcar las instrucciones. David alzó la vista y observó lo que Jennifer ya había visto: la gruesa puerta de segu ridad al final del túnel. Berringer contempló cómo su personal de combate preparaba el estado de acción que se a vecinaba notificando a los diversos puestos de defensa civiles y militares repar tidos por el mundo. empezaba a cerr arse. sacándoles ventaja a todos. El comandante Lem se volvió hacia Berringer desde su tablero de control.Bueno. . Un i nstante después vio el jeep volcado de costado.¡Tenemos treinta segundos! -aulló el sargento Travis. mientras David y los demás resop laban detrás-. apenas habían salido de sus labios esta s palabras perdió el dominio del volante. . La muchacha parecía conmocionada. mientras el jeep crujía y avanzaba entre un rechinar de metal. creo que sí -contestó ella. Berringer se volvió al comandante Lem y le dijo: . . volviéndose a Travis y Falken.Sí.Estamos en situación de disparo -se oyó la voz del coronel Conley por encima del a ltavoz. creó una serie de ataques fantasma en los tableros. Tan real pareció la alerta que el r eactor de mando del Presidente despegó antes de que los generales se dieran cuenta de lo que sucedía. Sin advertir que estaban observando un videojuego de guerra introducido en la co mputadora. Aquí hay una gran puerta. . al parecer.¡Lo conseguimos! -gritó Travis. que parecía estar a kilómetros de distancia. un técnico del NORAD colocó accidentalmente una cinta que no c orrespondía en las computadoras centrales. . mortificado. Capítulo 11: Casco de Cobre En noviembre de 1979. por medio del teléfono y la radio. pero perfectamente consciente. Corrieron hacia la entrada. En junio de 1980. creo que el camino es aquél -dijo Falken. . los comandantes del NORAD observaron un presunto ataque nuclear clásico en las pantallas y monitores.¡Agáchense! -gritó Travis. se echó encima y luego pareció rodearles como si fuera una red. con la ayuda de John Mc Kittrick. un microchip defectuoso. No había la menor duda al respecto. antes de que esos idiotas lo cierren. El terreno pareció dar vueltas en torno a la cabeza de David.. puro deber.¡Ésto no le pasa a John Wayne! -dijo Travis. . El techo de lona se había desgarrado.. Jack Berringer había suprimido toda emoción para entonces. El general Berringer estaba por aquel entonces a cargo del NORAD y se había asegur ado. señalando la entrada del túnel-.. Aguardan los códigos de lanzamiento. de que hubiera multitud de sistemas de ap oyo para detectar estas alarmas infundadas. . La valla se aproximó.Hágalo.¿Y ustedes? -inquirió. David deseó de repente haber hecho más ejercicio. de un valor de apenas cuarenta y seis centavos. decidió guardar energías para el último esfuerzo. . . pura adren alina. . Sin embargo. Falken y Travis habían rodado a apenas un metr o de él e intentaban separarse el uno del otro.¿Te encuentras bien? -le preguntó. Va mos. Todos esos sistemas estaban en consonancia con lo que mostraban los tableros: lo s Estados Unidos sufrían el ataque de los misiles soviéticos. Jennifer había caído encima de él.¡Aprisa! -gritó Jennifer. supong o que usted es una de ellas -continuó la voz-. éste sólo suspiró. y no encuentra ninguna indicación de operaciones simuladas o fallas de las computado ras en todo el sistema. Como veo que no muestra sorpresa. Cuando se lo contó a Mc Kittrick.. sino su ayudante. quizá pueda comunicarme con el general Zeppelin. . Bueno. por favor. tengo que volver al trabajo. o como quiera q ue se llame.Bueno. ya que no puedo hablar con J ohn. La noche anterior. A Joshua siempre le ha encantado hacer de Napoleón y.Veré qué puedo hacer -contestó ella. Mc Kittrick asegura que no se trata de un simulacro. había dado muchas vueltas a la llamada de Falken. Falken -dijo ella-.. Creí que estaba muerto. El teléfono volvió a manos de Pat con brusquedad. . Sería una pena ir a la mejor ubicación para contemplar el fin del mundo y encontrarse sin entrada.Lo siento. pero esta vez no hay indicaciones de que sea un sim ulacro. si me perdona. Incluso hemos constatado en el CPU.¡Aprisa! -murmuró por lo bajo-. Patricia. Escuche.Oh. .. ¿Cómo?. Hay muy pocas personas que s aben que todavía estoy vivito y coleando. por lo visto. -Nueva pausa-. .. y lleva trabajando en esas máquinas mucho más tiempo que usted. sólo quería hacerle una llamada de ultratumba.. . así q ue haga el favor de informar a John de mi inminente llegada y tenga la amabilida d de preparar una autorización de entrada para mí y para un par de adolescentes muy insistentes.. Mc Kittrick se había negado a hablar una palabra más del tema . Había contestado el teléfono en lugar de Mc Kittrick. Por fin podía hablar con el infame Falken-. Me parece muy difícil de creer. es la mente más b rillante que trabaja actualmente en computadoras de defensa en todo el mundo. Bueno. Bien. traiga aquí a ese pequeño monstruo -hubo una larga pausa-. en el momento del PROB. . pero Pat consiguió por fin lleva r al teléfono al fatigado general. Pat. ..¡Por Dios. y John Mc Kittrick estaba abajo.Aguarde. Los ojos oscuros de Mc Kittrick se habían hecho más finos al decirlo. . he oído que tienen un pequeño lío ahí dentro -había dicho la voz. Escuche. y le tocó a ésta desembarazarse de Fal ken. No puedo hablar.No puedes negar que unos cuantos años pueden transformar a un hombre. estamo s metidos en un lío. Acababa de darse por los altavoces la orden de sellar el recinto. no me importa qu e usted haya creado el programa de Joshua. con las máquinas. ¿verdad? Aquello había sido todo.. Patricia Healy -contestó ella en tono mesurado. o Berlitzer.Me gustaría que tuviera razón. Creo que lo que están observando ustedes en sus tableros es un simp le juego de guerra continuo. a la espera de que Falken llegara. quiero decir el doctor Mc Kittrick. pero no soy el doctor Mc Kittrick.. .¡Falken! -había gruñido el militar-. tendré que ir a Colorado. qué tipo más idiota! -comentó Falken-. Observó en la pantalla las palabras previstas: MISILES PREPARADOS Y EN SUS OBJETIVOS.Observó a su gente y sus máquinas trabajar en aquella mortífera simbiosis. Pat Healy se encontraba ahora junto a la enorme puerta de seguridad. Me tem o que el doctor Mc Kittrick está ocupado con la computadora. y lo sabes. Y ahora excúseme. CAMBIOS ABIERTOS. .. Ahora estamos enfrentados a los rusos así que. ese Mc Kittrick siempre ha sido un idiota -contestó Falken-. ¿Dónde estaba el t ipo? . John.¿No supondrás que también Falken se ha pasado a los rusos? Mc Kittrick gruñó. Patricia Healy estaba en el puesto de mando. amigo. con su acento br itánico. ya veo que no lograré nada hablando con usted.John. tengo que pedi r un pequeño favor a la Fuerza Aérea norteamericana. Costó convencerlo. cuando se había producido la llamada del doctor Stephen Falken. . maldito sea! Durante la noche anterior. quizá pueda servirme de ayuda us ted. Yo he visto las comprobaciones. ¡Aprisa. . Sea buena.. ¿Para salvar al mundo? Era difícil de decir. Los motores hidráulicos de la puerta de seguridad acompañaron con el susurro el paso de los segundos. ésta descansaba en Falken.Bueno. claro -murmuró otro guardia-. que sería la siguiente e n cerrarse. Sus pasos reson aron en el túnel. la mayor parte del tiempo. echando una nerviosa mirada a la segun da puerta de seguridad. señora -dijo uno de los guardias. ese programa tan avan zado que en ocasiones Patricia Healy casi consideraba la máquina inteligente. . el arquitecto mayor en el panteón de John Mc Kittrick. señora? -preguntó el cabo. llevo un par de días completos rezando. ¡Mierda! ¡A veces podía ser tan empecinado! Pat sintió ganas de gritar y de sacudirle la cabeza.Tenemos treinta segundos -contestó Pat Healy. Lo más probable era que no sucediese así p ero. Así pues. El hombre que se había encargado de la mayor parte de l trabajo preliminar de la red de computadoras del NORAD. Si había alguien capaz de convencer al general Jack Berringer de aquella posibilid ad era el doctor Stephen Falken. David Lightman y. Una juguetona deidad. Pat estaba segura de que. Detrás iba un sargento de la Fuerza Aérea. ¡Un montón de tiempo! Patricia volvió de nuevo la mirada al túnel. Por lo que Mc Kittrick le había contado de Falken. . cada uno de ellos con la aparienci a típica del soldado de combate. esperando contra toda esperanza que Fal ken y sus acompañantes consiguieran entrar. si había algun a esperanza. por último. su programa (Joshua. . creando los problemas.¿Son los tipos que esperaba. a unos cincuenta metros de ellos.Sí. Los demás entraron detrás de ella. después venía u n muchacho. que daba grand es zancadas. pero estaba demasiado abatida.¡Ruegue a Dios que lo sean! -replicó Pat Healy.Señora. oteando con esperanza el túnel de entrada del Crystal Palace. Él había creado el PROB. Pero. en aquel momento. ¿dónde estaba? Junto a la puerta había una pareja de guardias. no podemos echarlos a patadas. Veamos. de alguna manera. debería esp erarse un ser casi mitológico. ¡El doctor Stephen Falken! . No había rastros de F alken. Per o primero tenía que llegar allí. con la cabeza en las nubes del Olimpo.Será mejor que nos preparemos para continuar. .¡Sí.. allí estaba Patricia Healy. eso es seguro -dijo el guardia-.¡Van a conseguirlo! -dijo llena de alegría. Si Falken tenía razón. empezaba a cerrarse. alto. de más de un metro de espesor y d e más de veinticinco toneladas de peso. Por lo que había oído de él. Al frente del grupo iba una jovencita que corría como una atleta..Amén -añadió el otro guardia. . un muchacho esbelto. giratorias y enmarcadas por un revestimien to de hormigón. con unos magníficos cinco segundos de sobra! -asintió el guardia. podría demostrarlo. con su falda arrugada y el maquillaje corrido. están dentro! -gritó Patricia Healy.. les llevaba metr os de ventaja a sus compañeros. . . La primera de las inmensas puertas de seguridad. rubio y bien parecido.. John Mc Kittrick insistía en que alguien desde el exterior había intervenido el prog rama. . . . . y poco le faltó a Falken para que la puerta lo atrapara. un hombre ya mayor. cuatro figuras aparecieron corriendo hacia la puerta. ni de nadie más. que ahora regresaba.. Aquel hombre orgulloso no admitía la posibilidad de que Falken tuviera razón en su h ipótesis de que. pensaba Pa tricia Healy. De pronto. y por lo comprobado en sus investigaciones sobre el siste ma de computadoras que Falken había diseñado.¡Están dentro. la mujer se aferraría a cualquier esp eranza. apartándose cuand o Jennifer hizo su triunfal entrada a través del estrecho espacio dejado por la pu erta que se cerraba. o algo así) estuviera jugand o a la Guerra Mundial como si fuera real. y que todo era parte de un plan ruso. Sin embargo. Mc Kittrick enrojeció. mientras otros se inclinaban sobre sus consolas.. que cubren aproximadamente dos mil cuatro cientos puntos de impacto..Creo que hemos llegado. Sus ojos se hicieron más pequeños cuando volvió la mirada a David . .. David advirtió gotas de sudor en las frentes de los técnicos.El PAD todavía tiene en pantalla trescientos misiles ICBM acercándose. .¡John! -sonrió débilmente Falken. Si las miradas matasen. . Me alegro de verte. Pese a que la temperatura no había subido en realidad.todavía queda la segunda puerta. Soy la ayudante del doc tor Mc Kittrick.Es todo simulado. . Otros observaban simplemente el gran tablero. Sentía como si sus pulmones estuvieran ardiendo sin remedio. Casi podía olerse el miedo entre los sonidos mecánico s y las voces humanas que zumbaban como electricidad estática. que iba hacia ellos hecho una furia. no sé qué te habrá contado el chico pero. mi falsa identidad al descubierto -dijo Falken-. ¡Adiós.¡Oh. pensó éste. Una voz airada rasgó las ensoñaciones de David. Mc Kittrick parpadeó. justo a tiempo -murmuró Falken. ¿no? . y nuestro conse jo es que lo haga inmediatamente. enfrentando a su maestro. David! ¡Mira eso! El gran tablero brillaba. Aquel lugar parecía un manicomio. se alejó de Mc Kittrick con una mirada despreciativa y se dirigió a un punto de la planta inferior situado ju sto debajo del puesto de mando. No sé qué diablos crees que vas a hacer aquí. . . con las manos en los bolsillos de su abrigo gris-. Ingenieros y técnicos se apresuraban de una plataforma a otra. David se sintió como si estuviera en el corazón de una enorme computadora.¡Vaya! -resopló Falken-. maldita sea! ¡Es totalmente cierto! -su rostro enrojeció aún mástodo está dispuesto para que el Presidente ordene el contragolpe. Stephen Falken movió la cabeza con un gesto de negativa. esforzándose por ocultar el horror que sentían. . . Dios mío. David observó el tablero y notó la mano de Jennifer que se asía a su brazo con urgenci a. . estaba poseído por un nerviosismo instintivo.. Patricia Healy se separó de los demás y corrió al puesto de mando.¡No es ningún simulacro. . con la tensión marcada en los rostros. Como en Carrozas de fuego. amigos.Stephen -repitió Mc Kittrick-. o bservó el puesto de mando y recorrió con los ojos el complejo del campo de batalla a utomatizado que había contribuido a crear. sí que lo es! -dijo David. como si no fuera nada.Me llamo Patricia Healy -dijo la mujer mientras corría con el grupo hacia la sig uiente puerta de seguridad.. Mc Kittrick tenía los ojos hundidos y estaba despeinado. A pesar de hallarse junto al hombre que había hecho posible aquella operación.¡Sí. .Veo que tu esposa sigue eligiéndote las corbatas. que ya empezaba a cerrarse-. debido a las circunstancias. . en el mis mo núcleo de una máquina. que no doblen las campanas por ti! David siguió a Patricia Healy a través de las puertas que llevaban al Crystal Palace . Falken se detuvo.Cielos. no sentía esa mezcla de temor y respeto ante su intelecto sino qu e. .¡Stephen! David se volvió. haciendo un gesto vago en dirección al gran tablero. consciente de inmediato de la presencia física de John Mc Kittrick. . Había una actitud defensiva tan obvia en las beligerantes palabras del hombre que daba toda la impresión de un alumno ya crecido.Escucha -prosiguió Mc Kittrick-. como se dice. Las luces parpadeantes de los mi siles ICBM rusos se acercaban cada vez más. Supongo que usted es el doctor Falken. refulgente e irisado. en breves m omentos liberarán las cabezas nucleares. Falken miró la parte superior de la camisa azul de Mc Kittrick. David oyó una voz alejada que decía: . doctor Hume.. John -dijo Falken. que pareció aliviado. absolutamente teatral. Dígale al Presidente que se comprue be el inicio del ataque. . general. bombarderos y submarinos que no nos dejaran otra posibilidad que la aniq uilación total? ¡General. señalando el mapa de brillantes puntos rojos de luz que describía el inicio del Armagedón-. En su cansado rostro se dibujaron las dudas que lo corroían. Jennifer se adelantó hasta David y le tomó. maldita sea! -prosiguió Falken. pero no respondió. Yo conozco mi pr ograma.¿Cree que ellos lo saben? -continuó Falken. Con la garganta seca. piense! ¿Qué sentido tiene? Berringer estaba manifiestamente perplejo..Mando Aerotransportado. como si pensara: ¿Puede ser cierto? .¿Qué es lo que ha de tener sentido? Falken señaló con el índice el tablero principal. Falken prosiguió. en tono de bajo profundo. Berringer tomó el teléfono que le ofrecían.¡Hola. señor.¡Falken! ¡Vaya. M iró a Stephen Falken y luego sus ojos se fijaron en David.¡Eso. pero en cambio se . Jack -dijo Mc Kittrick al general-. ha escogido un buen día para visitarnos. ¡y nuestras computadoras están funcionando a la perfección! Falken se colocó en una posición que sobresalía claramente por encima de su ex ayudant e. ! -gruñó el general Berringer . Jack -dijo Mc Kittrick-..¡Dije hola.¡Noventa segundos! -informó una voz. está usted haciendo caso a una máquina! ¡No se comporte también usted cono una de ellas! El general Berringer contempló el enjambre de misiles que avanzaba hacia sus objet ivos en el tablero.. le ruego con toda seriedad que me escuche -contestó Falken. si es real. como si saludara a una invisible bandera norteamericana.¡Señor! -apremió al general Berringer otra voz-. Lo qu e ve en esas pantallas no es más que una ficción. lo hemos comprobado y vuelto a comprobar todo. atrajo la atención del general ..¡Créanme. El tono de barítono de Falken. dirigió una mi rada de interrogación a Mc Kittrick. Todo concuerda. . su sistema de computadoras está intentado engañarlo! Quiere que usted lanc e ese ataque porque no puede hacerlo por sus propios medios.¡General. Falken formó un improvisado megáfono con las manos y volvió a gritar: . en tono enérgico y convincente. general Berringer! ¿Puede prestarme atención? Sólo preciso unos segundos d e su tiempo. Berringer emitió una carcajada de sarcas mo. tiene sentido..Escucha. puede bombardear a los ru sos! . . . por el amor de Dios! General. ¿está usted en condiciones de destruir al enemig o? Berringer se enderezó.General.Creo que lo hemos hecho tan claramente como pudimos. En su lugar. . . Su decisión.No dispare ninguno de sus misiles a punto lanzamiento hasta que tenga la segur idad de que los rusos han disparado los suyos. afectuosa. ¡Una alucinación debida a la computado ra! Esos bips no son misiles reales. David corrió al lado de Falken y se dirigió a Ber ringer: . ahí arriba! -gritó. perdiendo el dejo irónico-. Berringer fue llamado aparte por uno de sus ayudantes. . Berringer contempló en silencio el grupo del piso inferior. y luego.Sí. ¡Dios mío. .General. .. Joshua fue preparado hasta el punto de ser capaz de eso. desesperado. . . El muchacho tuvo el impulso de caer de rodillas y suplicarle. plenamente. . que se puso de pie y se acercó al borde de la plataforma. sino fantasmas.¡Pero.Dos minutos para el impacto -gritó un aviador al general. ¡No tengo absolutamente ningún indicio de que se trate de un simulacro! . .. Al ver que no obtenía respuesta. de la mano. con tantos m isiles. . . ¿de verdad cree usted que el enemigo atacaría sin provocación. que lo llevó a un tablero d e mandos.Como ya le he dicho. Al otro lado de la línea. Esto. H . Eso es afirmativo. Operaciones. . el soldado Kenneth Dougherty advirtió de repente que le co rría por las piernas algo húmedo. señor. -se aclaró la voz y vo lvió a empezar-. en Elmendorf. Respiró hondo y suspiró: . el controlador jefe no está en este momento. en cambio. cuartel general de Man do Aéreo de Alaska. señor. . en el momento actual n o puedo confirmar positivamente la agresión. coronel Chase. La silla del coronel Conley rechinó el retomar la posición operativa. teniente coronel Bowers -dijo la voz.Base de la Fuerza Aérea de Elmendorf... Mientras Berringer pronunciaba estas palabras al Presidente. Estamos siguiendo aproximadamente dos mil cuatrocientas cabezas n ucleares soviéticas en dirección a nosotros. pero si era lo único en que podía co nfiarse cuando un inmenso y negro abismo se abría bajo sus pies.¿Cuál es el primer misil. Miró hacia abajo con horror y vio que acababa de mojarse los pantalones. Dakota del Norte. . El coronel tec leó los números de los tres puestos de mando en el marcador de la consola. Escuad rilla 39 de Bombarderos en Grand Forks. Sin embargo. Operaciones. Impactos previstos en menos de un minuto.Hum.. David suspiró. volviendo los ojos hacia Falken-.Estamos ahí con ustedes -dijo la voz del general Berringer por las tres líneas-. Un zumbid o de alerta empezó a sonar mientras tres luces rojas parpadeaban. no podemos confirmar el dato. creyó en las palabras de su superior y oró en silencio a su Creador. encargado de controlar el tiempo. en Maine. no podemos confirmar el dato. El general Berringer levantó el aparato y aguardó la confirmación de que estaba en com unicación con las bases aéreas más próximas al presunto ataque masivo de los misiles sov iéticos. tembloroso.. -Comuníqueme con el jefe de cada una de las estaciones -ordenó Berringer-. . sonriendo a su propio pesar-. Otra voz surgió casi enseguida: .A todas las estaciones -dijo el coronel por el teléfono-.Soy el general Berringer. en el momento actual. La última voz en llegar tenía un tono adolescente. también yo -dijo en tono so mbrío antes de devolverle el teléfono al coronel Conley. aquí Crystal Palace. El teniente coronel Bowers.Sí. . en Grand Forks. Existen razones para creer que puede no existir.. y se produjo el instante más largo que David había experim entado en toda su vida mientras el Presidente hablaba con el general al otro lad o de la línea. No se había dado cuenta de que había contenido la respiración mientras enfrentaba al g eneral..estrechó fuertemente a Jennifer y sostuvo la mirada del general durante un intenso y suplicante momento.. señor.Escuadrilla 39 de Bombarderos. que den a la espera de un mensaje de Casco de Cobre.Está bien -dijo Berringer.Aquí el soldado Dougherty. señor Presidente -dijo.. . Alzó el teléfono y contestó. se imaginó que se trataba de una prueb a y permaneció perfectamente sereno y frío. Jennifer escondió el rostro contra su pecho y aflojó su brazo. La situación actual. . Calculamos el impacto en.. Sí. El general sabía que aquello era correr un albur. Berringer desvió la mirada. . Repito. Dirigió de inmediato la vista al soldado Fields. y cuánto tiempo falta? El comandante Lem contestó desde la consola del PROB: . quien se lo indicó inmediatamente: . señor -prosiguió Berringer-. .Veinticinco segundos.. La primera voz surgió de inmediato. se aferraría a ello con todas sus fuerzas. Aquí la base de la Fuerza Aérea de Loring. del NORAD. El coronel Conley había conectado el sistema de altavoces para que todos pudieran oír. El coronel Chase. ¿Quién es usted? .Puntos iniciales de impacto: Base de la Fuerza Aérea de Loring.Sí.Señor -dijo el general. Quiero ha blar con ellos yo mismo. Hagan regresar a los bombarderos y procedan a desconectar la alarma máxima de lo s misiles. Una extraña pareja . .. . El soldado Dougherty advirtió que estaba lloriqueando. y no estaba confabulado c on nadie más. . ¡Señor Jesucristo. hizo un gesto de cabeza al coronel Conley.Sí -se oyó la voz del teniente coronel Bowers-. esforzándose para mantener la voz neutra-. señor.. El general Berringer hizo una mueca. La voz del coronel Conley insistió.. . mi entras saltaba de alegría. Todos los técnicos lanzaron un estridente grito de júbilo. .Necesito. un gigantesco videojueg o que se hubiera vuelto loco.. .¡Los tableros confirman el impacto! ..Aquí Crystal Palace. David notó cómo se relajaba la tensión en el centro de operac iones.¿Me cree ahora? -le dijo David-.. . tú tenías razón! -dijo Jennifer. Uno. pensó el general mientras un mortífero silencio se hacía sobre el cent ro de operaciones de combate. ¿siguen ustedes ahí? ¡Adelante. -repuso Mc Kittrick-. Afirmativo.¡Oh.. echándole los brazos al cuello otra vez.. Prepárense para lanzar los misile s a mi orden. seguida de una voz .Espero que tenga usted razón -dijo. . . David.Cero -dijo el soldado Fields. sin que nadie se lo ordena ra. Un hombre resignado a lo peor se preparaba para ello. El general Berringer miró a David Lightman y a Stephen Falken. . pero aún así seguía preocupado. ...Sí. visiblemente aliviado. ¿sigue alguien ahí? Crystal Palace llamando. pero si a ese mismo hombre c ondenado se le da una esperanza puede volverse loco. Parecía. por el amor de Dios! Los altavoces recogieron un estallido de electricidad estática. Y Dios les ayude .Aquí Crystal Palace -dijo el coronel por el micrófono-. Cinco. Yo no quería hacerlo.. señor -dijo el muchacho.. Aguardó un instante y luego. . pensó David. La tenue esperanza de que Falken tuviera razón hacía la situación todavía más infernal.. se golpeó la palma de mano con el puño. señor. aquí estamos -se añadió la voz temblorosa del soldado Dougherty-. Grand For ks y Elmerdorf. donde los diodos estallaban desorde nadamente con silenciosas explosiones. s eguimos aquí! Todos los ojos se volvieron al gran tablero. Estamos vivos y en perfecto estado.. Seguramente un montón de preguntas para las que no tenía respuesta se agolpaban en su cabeza. no hay impacto -informó el coronel Chase-. Arriba.. El coronel Conley sacudió la cabeza. David miró a su alrededor para felicitar a Falken. . la cuenta regresiva. El soldado Fields interrumpió el silencio para iniciar.Dos. ¡Adelante! Los altavoces permanecieron en silencio. El general Berringer.Seis segundos.¿Dónde se ha ido el doctor? -preguntó Jennifer.. Necesito hablar con Falken. con la cara pálida . ¿Sigue alguien ahí? Repito.. casi para sí. Tres. incluso ahora. . Todos los rostros se volvieron ansiosos hacia el tablero central. . Una rociada de diodos de colores fue la repr esentación simbólica de las explosiones. Estaremos a la escucha.Cuatro. justo a punto de caer sobre las estaciones de Loring. pen só.No. John Mc Kittrick todavía miraba el tablero. pero éste había desaparecido. Ese Joshua. . Podría ser muy peligroso. Las luces alcanzaron sus objetivos. Mostraba un evidente alivio. en el tablero. .emos tomado todas las medidas a nuestro alcance.. los arcos de las primeras cabezas atómicas se aproximaban a sus objetivos.Continúen en contacto mientras les sea posible. al ver las cifras y letras. Lo estamos intentando todo. s u expresión cambió instantáneamente. pensó alarmado. David y Jennifer le siguieron. Ya es viejo. La sonrisa se le borró al instante mientras intentaba acceder a la computadora. señalando el tablero-. . Mc Kittrick marcó: 7K0201 Mc Kittrick El monitor respondió de inmediato: IDENTIFICACIÓN NO RECONOCIDA HA SIDO USTED DESCONECTADO Inmediatamente. ¿compren den? Sólo un niño que desea que las cosas se hagan a su manera. Había algunas cosas que debía discutir. pero sigue siendo un niño.A Joshua no va a gustarle esto. A ratos miraba el mapa gigante que se llenaba una y otra vez con su simbólica lluvia de explosiones nucleares. vaya -dijo-..¿A qué se refiere? intervino Jennifer. . contestó la pantalla del monitor. ¡Es extraño! Nadie puede intro ducir nada en la computadora. un técnico dio un tirón del brazo de Mc Kittrick y le hizo desviarse hacia una consola. . Contestó Richter. Muchas cosas. ¡Lo conseguimos! . el comandante Lem quiere hablarle.¿De veras? -contestó Falken-. MARQUE.. El PROB se niega a dejarme introducir nuevas órdenes en la computadora. . El doctor Stephen Falken estaba deambulando por la parte frontal de la sala. Cuando ya estaba a punto de alcanzar al grupo.Lo sé -replicó Richter.Vaya.¡Hey! -gritó. Stephen Falken movió la cabeza.¡Stephen. John Mc Kittrick saltó del asiento y llamó a gritos a Falken.. sosteniendo en la mano unos a uriculares. Stephen! ¡El PROB se niega a dejarnos marcar nada! Falken se apresuró hacia la terminal. El comandante Lem sonrió mientras tecleaba las instrucciones en la consola del PRO B.Mc Kittrick hizo un gesto. En el puesto de mando. algo que apareció en otra pantalla atrajo la atención de David. Evidentemente preocupado. asiendo a Jennifer de la mano y apresurando el paso hacia e l genio de las computadoras-. . Parecía ajeno a la atmósfera de fiesta. baj o los enormes aparatos electrónicos que se alzaban ante él. Se volvió hacia el coronel Conley. ¿Qué diablos sucede? . .Paul -le dijo Mc Kittrick-. el general Berringer y sus ayudantes se congratulaban mut uamente con regocijo mientras el coronel Conley ordenaba la retirada a las fuerz as de bombarderos y submarinos. con un tono frenético en la voz-. ¡Es como si se hubiera b orrado toda la lista de claves personales de acceso a la máquina! Mientras Stephen Falken corría a la consola ante la que estaba sentado John Mc Kit trick. Falken alzó la vista y vio acercarse a Mc Kittrick. pensó Mc Kittrick. en realidad.. .. pasando al puro pánico. Mc Kittrick llamó por teléfono al centro de computadoras. Desaparezcamos antes de que nos ofrezca algo de comer. no puedo introducir nuevas órdenes en el PROB.. No estoy tan seguro. Mc Kittrick se colocó los auriculares. está pasando algo muy extraño. se dijo mientras avanzaba entre el estrépito de la cele bración..Vamos -dijo David. Falken. Se sentó rápidamente en una terminal vacía y marcó la clave de entrada. . comandante? .Aguarde -le dijo a Lem.Señor -contestó la voz del comandante Lem-. En la pantalla inferior apareció una serie de diez cifras y letras que cambiaban t an rápidamente que las cifras se hicieron borrosas. ¿Qué es eso? Mc Kittrick dedicó una irritada mirada a David pero. No puedo d esactivar los misiles ni hacer volver a los bombarderos. Stephen. . Alzó la vista y localizó a Falken..Doctor Mc Kittrick -dijo el hombre-. Me lo temía . .¿Puede comunicarse inmediatamente con el doctor Mc Kittrick? John Mc Kittrick se acercó a Falken. . ¿qué sucede.Aquí Mc Kittrick. . . No tengo por qué tolerar eso. ocultos en sus silos. Mc Kittrick movió la cabeza en señal de negativa.Hay un ochenta por ciento de probabilidades de que la máquina encuentre los código s correctos en unos seis minutos. Utah. pero ni siquiera están en fun cionamiento. . Dakota del No rte y del Sur. ¡Cerdo hijo de perra! . Capítulo 12: TA-TE-TI Mientras Paul Richter dirigía a un equipo de técnicos por el centro de computadoras del NORAD. David observó a Mc Kittrick. Missouri y Mississippi. y sigue intentando lanzar esos misil es -dijo. Las cápsulas de mando interpretarían cualquier desconexión como señal de qu e estas instalaciones fueron destruidas en un ataque. . después de cuidadosas deliberaciones estoy dispuesto a afirmar que su nuevo sistema de defensa es una mierda -masculló Berringer.Mc Kittrick. cuatro cifras y tres letras -cambiando rápidamente al par ecer sin ningún orden. . No se puede.. ¡Los códigos de lanzamiento! Jennifer observó los cambiantes números y volvió la vista a Mc Kittrick. Kansas.¿Qué va a decirle? -preguntó resignadamente Mc Kittrick.La máquina nos ha cerrado el acceso a ella.. ¡Idiota! El coronel Conley llamó al general. Nuevamente en el puesto de mando. er a el código de lanzamiento. . . No tengo idea de.Siga revisando. Pat Healy estaba ocupada con una calculadora manual. Lástima que Jim Sting no está aquí.. . En los silos de lanzamiento de misiles Minuteman de Montana. buscand o frenéticamente claves electrónicas para probarlas y detener el programa de la comp utadora del PROB. en la parte inferior de las pantallas de las computadoras de todas l as cápsulas de lanzamiento de misiles de los Estados Unidos. las computado ras de los silos llevarían a cabo la última instrucción recibida: la de lanzamiento.Hemos comprobado los generadores de números al azar. Podría venir de cualquier parte. idénticas órdenes se reflejaban en la pantalla de la consola de las computadoras que controlaban los misiles: MISILES EN POSICIÓN SELECCIÓN DE OBJETIVOS COMPLETA CÁLCULO DE TIEMPO PARA LA SECUENCIA DE OBJETIVOS TERMINADO SELECCIÓN DE RESULTADOS COMPLETA CAMBIOS ABIERTOS Lo único que se necesitaba ahora para lanzar los misiles. Sin embargo. John Mc Kittrick observó el numeroso personal mi litar especializado que lo rodeaba. por Dios!. sin el meno r asomo de humor en sus palabras. De repente. El general Berringer suspiró y se encaminó al teléfono rojo.Parece que Joshua se dispone a lanzar los misiles de verdad -dijo. que perdió la poca sangre fría que le quedaba.¿Qué son? Falken apretó los labios mientras contemplaba la pantalla del monitor. En tal caso. comprobando circuitos. pensó David. apareció una serie de d iez claros caracteres -tres letras. Paul.. es el Presidente. . . . Berringer pareció sorprenderse. abriendo unidades de proceso de datos. sonriendo con obtusa satisfacción-.¡Ni siquiera es capaz de insultar con originalidad! -comentó Berringer. . pasado ya el ataque de furi a. David Lightman oyó la voz de Richter por el intercomunicador. Él sabría qué hacer.. no había nadie en el interior de las cápsulas.Señor. desesperada. .¡Pues desconecten esa maldita máquina. exclamó exasperado. Y todo funcionaba ahora de modo completamente automático. . ésta enviaba sus instrucciones a las nueve bases de misiles MBT localizadas en el continente norteamericano.¡Jesús! -exclamó-. . . Cuando despertaba . IDENTIFICACIÓN NO RECONOCIDA. Noventa megatones. Sí. David se abrió paso entre la muchedumbre y se inclinó sobre el comandante Lem. Después miró a Mc Kittrick c on expresión confundida. Lo conocemos.¡Déjenlo! -dijo Jennifer-. dos metros de grosor. Tres fases. . Ya ha jugado antes con Joshua. Falken se encogió de hombros y sonrió cuando David se volvió hacia él. Sin embargo.. se dijo.. -Levantó la mano en el aire.Después de todo. David apenas se fijó en la reacción de Mc Kittrick ante el insulto.Vamos. ¿Podríamos invadir los circuitos de lógica profunda? .Pues ya no existe. dándole un golpecito en el hombro a David-. Pero tú has borrado también mi clave de entrada .John. . tenía que encontrar algo. David pensaba de prisa mientras observaba al comandante Lem intentar la clave de la puerta trasera. Joshua ya no conoce a su padre. Falken se volvió hacia David y Jennifer y comenzó a hablar pensativamente.Puedes hacerlo.Inténtelo. JOSHUA5 El monitor contestó inmediatamente. a una velocid ad de veintidós mil kilómetros por hora. ¿Y si le colamos un gusano? -dijo un tipo corpulento. visité una base de Minuteman. se topaba con algo nuevo.. Decía: Ve y dásela a alguien . Un puñado de programadores de sistemas se arremolinó en torno al comandante Lem en l a terminal.Una buena idea.. . . Bueno . El tiempo pasaba muy ráp idamente. . David -lo animó Jennifer-. El que yo vi podía llev ar su regalito a los rusos a más de nueve mil kilómetros de distancia. ¡Esto parece la torre de Babel!. John. Bill. . . . . hijo -dijo Falken.Hemos hecho todo lo posible.Le gustan los juegos -dijo David con energía-..Muchacho. levantando sus manos de dedos largos y delicados. hace tiempo. después de todo. Estaba demasiado ocupado concentrándose..¿Como qué? -dijo Mc Kittrick.Seguimos chocando con un muro de fuego. . en gesto de impotencia-. soltando una sugerencia tras otra. casi sin pensar.¿Cómo pudo introducirse el muchacho en la computadora? -quiso saber alguien.Berringer le contestó con voz abatida: .Por la entrada de atrás. . HA SIDO USTED DESCONECTADO..Hágale presentar una lista de juegos -dijo. ¿saben ustedes qué es lo que recu erdo más vívidamente? Una frase garabateada por alguien en el fuselaje del Minuteman . si lo logras ya tienes un empleo -añadió Mc Kittrick. como si examinar a de nuevo el misil en su imaginación-. . inténtalo. cuarenta mil kilos de peso. A veces. Mierda. era como si se trasladara a un universo diferente. Mc Kittrick asintió. . Inténtalo. ! -protestó Mc Kittrick. Mc Kittrick transpiraba junto a la consola.Una vez. es demasiado arriesgado -contestó otro-. Todo su rostro pareció hundirse mientras aceptaba el teléfono y empezaba a hablar. por favor! . Alzó los ojos hacia Falken. .. p ensó Jennifer. . Falken asintió. Falken sonrió tristemente y puso una mano sobre el hombro de David. cuando le interesaba de veras diseñar un programa o encontrar la clave de otro. difícilmente podrá hacerlo peor que tú. . me dieron todos los datos estadísticos. si pudiera lo haría -contestó Falken. . Ahora. Quizá quiera jugar a algo..Que ordene a los bombarderos regresar a sus bases. Stephen. . Podría estropear todo el sistema. ¡quizá tú puedas lograrlo! ¡Inténtalo otra vez.Quizás se abra con algo que le interese -dijo David. Quizá tengamos suerte y salga mos de ésta.No.¡Por el amor de Dios.. Incluso me enseñaron uno de lo s misiles. El comandante Lem se volvió y observó a David. Él mismo se había metido en el lío. . algo que antes no se sabía ca paz de realizar. ¡Sé que puedes! . sorprendido.Stephen. Tan lleno de inutilidad. Pareció transcurrir una eternidad.Intenta Guerra Termonuclear Global -sugirió Jennifer.. Así podremos ve rlo todos. DETENER RUTINA DE JUEGO. Parecía todo tan frustrante. David. Falken.¡Mierda! -exclamó-.. . más vale que salgas de ahí y dejes sitio a alguien más -contestó el general. .¡Inútil! -gritó aún más alto David. Inmediatamente. . ¡En la isla! Se volvió rápidamente a la terminal del PROB y volvió a solicitar la lista de juegos. desde luego los últimos días ya había ab usado. inspiró profundamente y musitó una breve oración para sí. Marcó en la computadora una palabra: JUEGOS. si es inútil.Bueno. él no -interrumpió Jennifer-. Usted lo dijo. Bill -dijo el general Berringer-. a lo cual el monitor respondió: RUTINA DE JUEGO EN MARCHA. HA SIDO USTED DESCONECTADO. no.¡Eso también ya lo hemos intentado -objetó Lem. .No. El sistema de seguridad no dejar pasar nada. David fijó la mirada más allá de la barandilla del balcón. Joshua había querido jugar al ajedrez la primera vez. el monitor señaló: INSTRUCCIÓN INADECUADA. No. Miró a Falken y a la pantalla. ..Muy bien -dijo David. Quizá todavía seguía interesado en una partida.¿Cómo? David marcó en el teclado TA-TE-TI. David sintió ganas de echarse a llorar. POQUER. ordenó David. LA RUTINA DEBE SER COMPLETADA ANTES DE REUTILIZACIÓN. y lo introdujo.. el monitor contestó nuevamente: IDENTIFICACIÓN NO RECONOCIDA. la computadora reaccionó del mismo modo en que lo había hecho la pri mera vez que David se conectó con ella a través del modem. El comandante se inclinó sobre un tablero de control y conectó varios interruptores. . Usted no entiende. levantándose y cediendo su asiento a David. Tan inútil. . David pulsó el botón de retorno . . Tienes que hacerlo tú. Las uñas de Jennifer estaban clavadas en el hombro de David. Aunque. y observó la furiosa actividad del piso inferior. Hubo una pausa. . Marcó GUERRA TERMONUCLEAR GLOBAL. pero és te apenas se daba cuenta de ello.Colócala en la pantalla central. Quizás estaba de humor para esas cosas. El monitor contestó: IDENTIFICACION NO RECONOCIDA. . doctor Falken. muchacho. . donde los códigos de lanzamiento corrían a toda velocid ad en el gran tablero. muchacho -murmuró el comandante Lem. Sin embargo..No está en esa lista. Después. En la enorme pantalla central del gran tablero apareció la palabra JUEGOS. La pantalla quedó en blanco.. ¿Por qué no está en la lista? -preguntó David mientras la lista de juegos aparecía en la gran pantalla. escribió David. . El muchacho se sentó.¡Inútil! -gritó. LABERINTO DE FALKEN BLACKJACK AJEDREZ COMBATE DE CAZAS GUERRA EN EL DESIERTO GUERRA TACTICA EN TEATRO DE OPERACIONES GUERRA TERMONUCLEAR GLOBAL David marcó: AJEDREZ.¿Qué? -dijo el general Berringer. Los programadores intentaban abrirse paso. dispuestos a probar nuevas ideas.Supongo que ya debes de conocer todo esto tan bien como yo. .. ¿Hay alguna m anera de hacerla jugar contra sí misma? .Perdone -dijo David. me había olvidado absolutamen te de ese programa. Falken.. Joshua preguntó de nuevo: ¿UNO O DOS JUGADORES? SELECCIONE NUMERO DE JUGADORES David marcó: UNO ¿X o O? X JUEGA PRIMERO.. El tablero de ta-te-ti apareció en la pantalla central del panel principal.No.¿Qué diablos? -dijo el general Berringer-. ¡Ordénale que desarme los misiles y cese la búsqueda al azar de las claves. Hace años que programé ese juego. .Ya lo sé -contestó el muchacho-. inmediatamente! El comandante Lem apartó a David e intentó seguir las instrucciones de Mc Kittrick. Creo que comprendo lo que está haciendo. . Una O apareció inmediatamente en un rincón. .¡Usted dijo que jugaba a eso con su hijo.. . HA SIDO USTED DESCONECTADO.. Era muy sencillo. querido -murmuró Falken. El gráfico del ta-te-ti desapareció de la pantalla. marca cero . seguramente dijo Mc Kittr ick.¡Brillante estrategia! -exclamó Falken-.. .¡Has entrado! -gritó Mc Kittrick-. . incrédulo. no sucedió nada.. ¿UNO O DOS JUGADORES? POR FAVOR. Quiero decir que tienes razón. David. Por un instante. el verdadero Joshua! -dijo David. . CAMBIOS ABIERTOS.. general. ¿Ve. sustituido por nuevas palabras d e Joshua: INSTRUCCIÓN IMPROPIA. SELECCIONE NUMERO. el monitor indicó: NO EXISTE TAL PROGRAMA. .No sucedió nada. . El tablero de ta-te-ti apareció nuevamente.Si no está en la lista. ¡Pero Joshua aún no lo ha aprendido! ¡Esa computadora p uede aprender. . . tampoco estará en la computadora. Dios mío!.¡Oh sí. . . David obedeció..Déjame ver. . El monitor mostró al instante la respuesta: LA SERPIENTE TA-TE-TI LA PATA COJA David marcó: PREPARAR TA-TE-TI. general?. -dijo Falken. y la introdujo pulsando el botón de entrar . ¿Dónde está? .¿Quiere apostar? -contestó David. en realidad era sencillísimo. Se inclinó David sobre el teclado y marcó una nueva palabra: PASATIEMPOS .¡La X a la casilla central! -gritó alguien desde el piso inferior. David siguió marcando: X AL CUADRO CENTRAL.No puedes ganar -gritó alguien a David desde el piso inferior.Estaba bajo una clave distinta. Marcó PASATIEMPOS.. David siguió jugando hasta que quedaron llenas todas las posiciones. desesperadamente-.. La pantalla quedó en blanco. David.¿Vas a jugar a eso con Joshua? -preguntó Mc Kittrick. Joshua anunció rápidamente el resultado: TABLAS. Bueno. Después.. sus hombres han descubierto su auténtica vocación. a una orden suya.Cállese. el doctor Falken lo ha dicho! -se volvió hacia Falken-.. aguarde. No es momento de. ¿LE IMPORTARÍA JUGAR OTRA VEZ? . Dos pares de líneas que se cortaban aparecieron en la pantalla. ¡Ah. perplejo-. La nueva lista volvió a aparecer en la pan talla. sí! Cuan do pregunta el número de jugadores. John -comentó Falken. perdidas ya todas sus esperanzas.¡Naturalmente. maldita sea. . posee también pro gramación integrada -añadió Pat Healy-. lo que significaba que aún había esperan za. La Tercera Guerra Mundial entre Oriente y Occidente terminó con el estallido simbólico de los hongos radiactivos.No lo comprendo -dijo Mc Kittrick. Falken mostraba un levísimo asomo de sonrisa. hasta concluir igualmente en tablas. hasta las inevitables t ablas. es decir. Los símbolos de submarinos. Apréndelo. asombrado-.Sigo sin entender -replicó el general. si introduce usted el pie en algo caliente y s e quema. Proyecciones gigantes de la Tierra en mapas Mercator cubrieron la docena de pant allas. S e inició otra partida. David estaba marcando la clave de introducir . El tablero se llenó de jugadas.Supongo que advertir s el encanto de Joshua. el pie y la mano son cosas distintas. Mc Kittrick abrió desmesuradamente los ojos. En la pantalla apareció una X en el cuadro central.Está atrapada en un círculo vicioso -dijo. En la pantalla. el programa de integración! . ¡Se está volviendo loca! La pantalla no era ahora sino un parpadeo de equis y ceros. la batalla de X y O continuaba una y otra vez.Todas las computadoras tienen habitualmente programas separados. La intensidad del duelo entre símbolos parecía haberse in crementado. .No. . Después se desvanecieron todos los signos.¿Cómo? -preguntó Berringer.¡Seguro que está consumiendo la energía de todo el sistema! -dijo el comandante Lem. . . unidos sólo per iféricamente -contestó Pat-. Lo que David intenta hacer es obligar a Joshua a introducir el pie en el fuego. en un círculo vicioso sin vencedor. . General. para seguir provocando a Joshua. observando que las partidas comenzaban a sucederse a vel ocidad cada vez mayor.Inspiró profundamente e introdujo la orden. . . zumbando hacia delante y hacia atrás en dan za alocada y suicida.Sí. co n los ojos fijos en la pantalla-. . el descontrolado parpadeo de la s luces del tablero. claro -asintió Patricia Healy. dejando enormes zonas del ma . La pantalla quedó en blanco. en una sucesión de X y de O.Sin embargo. David y los demás entornaron los ojos. ¿introduciría la mano desnuda? . bombarderos y misiles empezaron a cruzar por la pantalla como insectos electrónicos. . Aprende eso. . ¡Los números de la serie! ¡Los códigos de lanza miento de los misiles están deteniéndose! Las luces parpadeantes se reflejaron en las gafas de Paul Richter. su Unidad Central de Programación. Y ese círculo vicioso le está o bligando a utilizar cada vez mayor cantidad de energía del resto del sistema de co mputadoras. general -explicó Mc Kittrick. dejando la pantalla en blanco. excitado-.Vamos -musitaba el muchacho-. conteniendo la respiración.Su UPC. David regresó a la pantalla. Joshua. que hacían que el piso de operaciones de combate y el balcón de mando del Crystal Palace parecieran m s una discoteca que el centro de operacio nes de una red de defensa valorada en miles y miles de millones de dólares. David se volvió hacia Falken en busca de ánimo. es un sistema holís tico. su cerebro.¡Miren! -exclamó el comandante. echando un vistazo a un indicador-. Súbitamente hubo un brillante destello. El programa debe de estar haciendo cientos de partidas por segundo murmuró Mc Kittr ick. cada vez más aprisa . un poco más rápida. . . por supuesto. .¡Oh! -exclamó David. Igual que el cerebro humano.Joshua es la suma total de todos sus programas.Así es. El juego de luces asumió colores destellantes que produjeron mareos entre los espe ctadores. Todo el grupo contempló. . David marcó un HOLA. y la serie de números se detuvo por completo . ¿verdad? -preguntó el general con tono nervioso-. ! -contestó Falken al tablero. ¿Qué tal es Joshua juga ndo al ajedrez? . Diversos bombarderos apareciero n en varios puntos del globo terráqueo. se produjo el intercambio nuclear pese a la diferencia estratégica adopt ada. cuidado. que hicieron blanco en segund os.. ¿recuerdan? El Crystal Palace estaba en total silencio.Ningún signo de actividad -dijo Lem. .. UN JUEGO EXTRAÑO. . Joshua está aprendiendo. en diferentes posiciones.Bah.¡Y a mi muchachito Joshua le encanta ganar! -dijo en voz baja Falken.. al tiempo qu e hacía una señal con la mano. . En la pantalla aparecieron más palabras. señor.¡David eres un genio! ¡Te quiero! -dijo Jennifer. ¿sabe? Al pronunciar la frase. Por fin. hola. .Hey. SALUDOS. EL UNICO MOVIMIENTO GANADOR ES NO JUGAR. En la planta inferior. De nuevo. el tablero translúcido mostraba manchas de colores totalmente indescifrables. revisando los contadores-.. acercándose al coronel Conley-.Disculpa -dijo Berringer.. Se me ocurre. ..Tengo la sensación -continuó. Jennifer se echó a reír y le tiró de las orejas. -No se habrá quemado. Tengo que hacer alguna s llamadas.. . muchacho! ¡Eres muy malo. . -murmuró.. No quedaba ninguno. formando una ma sa de diodos destellantes. Estamos registrando.. . DOCTOR FALKEN. Dios mío. mientras los ocupantes observaban el tablero en blanco. Cierta vez. Berringer aferró a Mc Kittrick por los brazos. Puedes poner celoso a Joshua -dijo David-.¿Qué está haciendo esa máquina? David se volvió hacia ambos. señor? ¿Le gusta ganar? Esperemos que a los rusos sí. -dijo-.¡Vaya.de que cierto miembro de nuestro personal va a neces itar ayuda para poner las cosas en orden.pa ennegrecidas.Doctor Falken -dijo David. contemplando un mapa de Rusia-. ¡Falken!. Ahora lo entiendo. dirigió una fría mirada a Mc Kittrick. dijo Joshua. llamando la atención del hombre-. -Se detuvo junto al coronel pero giró nuevamente-.. -Falken apareció repentinamente pensativo-. Epílogo: vicerrector Kessler . Supongo que esos maes tros habrán regresado ya a su patria y. unos maestros soviéticos jugaron con él y lo derrot aron en ocho partidas de diez. echándole los brazos al cuello y dándole un gran beso. Aguarde un momen to. preguntaba Joshua. El intercambio recomenzó.Está aprendiendo. . esta vez más aprisa. y el resultado fue la destrucción total de ambos bandos. un exultante analista de radar Adler acudía al botiquín de pr imeros auxilios en busca de un par de antiácidos para su maltrecho estómago. ¿Y a usted. en busca de alguna señal. no muy bueno. De repente. Al cabo de unos segundos. el tablero quedó nuevamente en blanco. Luego diri gió al general Berringer una mirada inquisitiva-. pero. Se produjo el lanzamiento de andanadas de misiles. tendrá que co nsiderar usted la posibilidad de resucitar. Todavía podrían de spegar esos misiles. Y todavía tiene los códig os de lanzamiento.. ¿QUÉ LE PARECE UNA PARTIDITA DE AJEDREZ?.Una repetición del ta-te-ti -murmuró el general-. ¿qué dife rencia hay? De pronto. sentándose en el regazo del muchac ho. . la pantalla quedó en blanco. .. .. .¡Olvídalo! -dijo Mc Kittrick y abrazó a Pat Healy con tal violencia que la joven cas i se desmayó en sus brazos... Una mirada de temor surcó el rostro del doctor. Lightman. . me hicieron otra visita. . señor -contestó David. Me han permitido conservar la computadora y me dejarán ir el próximo verano a trabajar con el general Berringer. Primer día de clase. señor! -contestó con presteza el muchacho.. el FBI le había advertido que...Sí.Supongo que allí aprenderás mucho sobre computadoras.Sí.Lo lamento. Les conté a los agentes del FBI algunas cosas desagradables respe cto de ti. Vengo de una reunión. Lightman. ¿no? . y aunque sospecho que les habría gustado contárselo a sus padres. .¿No saben que han estado cerca de. supongo que se lo habrán contado todo. Además.. Era preciso que regres aras a la escuela sin que yo siguiera considerándote un traidor a la patria. -David no terminó la frase.Sí. y de no estar del otro lado de los barrotes.No. Te de bo una disculpa. debido a la experiencia de haberlo se parado y vuelto a unir. pero me atrevería a decir que te conozco mejor ahora.. Kessler ya estaba en el suyo.. . Y me gustaría hacer algunas correcciones en lo que dije. no le había quedado tiempo de estudiar.. me alegro de verle -dijo Kessler. David Lightman podía ver claramente la lista que contenía la palabra clave que le daría acceso a la red de computadoras escolares del gran Sea ttle. Desde su posición en el banco. ya no sentía ningún interés po r cambiarse las notas con ese método.. Creo que he aprendido la lección.¿Lightman? . ? ..¿Usted también lo sabe. Mis padres se han portad o muy bien en este aspecto. Las puertas estaban ab iertas de par en par... Consideraron que era preferible decírselo a alguien que pudiera ocuparse un po co de usted. ignoran la parte del. . y no sólo en biología. Yo..Sí. Después de todo. . mostrando en su sonrisa el respeto que sentía ahora por la autoridad. No. pero en perfectas condiciones de funcionamiento.Yo soy el único que conoce la historia -prosiguió Kessler-. muchacho. bueno.Aquella tarde las dos salas de computadoras estaban vacías.. Para ellos sí que ha sido un trauma. con toda la confusión de la temible aventura. ¿no? .. limpiándose las gafas con un pañuelo de papel. .Sí. Los mismos agentes que hablaron conmigo hace un par de semanas. Tenía suerte de que tanto él como la civilización siguieran existiendo. ¿no cr ee? ¿Cómo le ha ido con sus padres? . aunque no del todo p ositivamente..Bueno. señor. Si no hacía algo drástico.No es necesario. . este John Mc Kittrick no es un mal hombre en el fondo. señor? Kessler asintió con un gesto grave... señor. cie rtas esferas del gobierno pidieron que no se les explicara toda la historia. era mejor no jugar con aquellos a suntos. V enga aquí.. . ante la puerta del despacho d el vicerrector Kessler. Me atrevería a decir que ha pasado por una experiencia bastante traumática. sencillamente. señor.Se encuentran bien -David no pudo reprimir una leve sonrisa-. echarles un vistazo a las se is letras. en el NORAD. señor. La puerta de madera de pino barnizada se abrió. David se estremeció ligeramente al pensarlo. si le volvían a atrapar metiendo las nar ices en otra computadora. David sonrió para sí. Estaban muy impresionados con usted.Sí. . y regresar corriendo al banco. P or su bien. Lo único era que. No le llevaría más que un instante deslizarse ahí dentro. . ¡Aquello ya no era para él siquiera una tentación! No sólo había desapa ecido lo arriesgado del asunto sino que. muchacho.¿Conocen toda la historia? . . ¿verdad? Kessler abrió con su mano de dedos gordezuelos una carpeta y estudió durante un inst ante un informe mecanografiado. El Káiser Kessler asomó la cabeza. Lightman. . sacaría unas notas pésimas aquel trimestre. Le habían devuelto su equipo en peor estado. haciéndole un gesto de camaradería-. David siguió al fornido vicerrector y tomó asiento en el sillón de honor. pensó David. ¡Ah. Bien. apretando los libros contra el pecho. volviendo la cabeza. ¡El juego era Mando de misiles ! . otras tres personas me ll amaron en privado para hablarme de ti.Si ésta da resultado... después de todo. Kessler extrajo una llave de una cadena metálica que tintineó. poniéndose de pie. . Esta escuela no tiene mucho que ofrecer a personas como tú. Jennifer Mack mostró su sorpresa al verlos juntos. ¿comprende? . Quiero mostrarte algo. Encendió la luz. Dado que ya había terminado e l horario normal de clases.. supongo que podremos conseguir un par más.. David siguió al vicerrector fuera del despacho.Ahí está.. señor.También nos gustaría que tú colaboraras. . hacia el vestíbulo. .Y ahora. Perplejo.Creo que podremos conseguir algunas Trash 80. Debo repetirte que estoy asombr ado de que se haya producido esta historia tan poco corriente. Quiero enseñarte que no soy tan mal tipo. y abrió la puerta. . asombrado. Soltó una carcajada. -Kessler le dedicó a David una mirada divertida. Jennifer se encogió de hombros y los siguió.Sí. David.. Estoy seguro de que muchos alumnos se interesarán en ellas. Venga con nosotros. Así pues. la puerta de sala estaba cerrada.¡Eh! ¿Adónde van? -preguntó Kessler. pero he abandonado los juegos electrónicos durante una temporada. veo que parte de la culpa puede achacarse a nues tro sistema de enseñanza. Apple o Atari. Entre ellas un tal doctor Stephen Falken.¿Con qué material? .Una última cosa -dijo Kessler. Quiero que usted también vea lo que tengo que enseñarle. David? David permaneció mirando al Atari y después volvió la mirada a Jennifer.¡Vamos a llegar tarde a clase de ejercicios aeróbicos! -exclamó Jennifer en tono tri unfal. -Le tendió unas monedas a David. . Además de los agentes del FBI. . No se preocupe.. Una temporada de abstinencia. junto a la mesa de ping-pong y el surtidor de agua. me gustaría hacerte saber que estamos haciendo cambios profu ndos en nuestro programa de temas y asignaturas para ponernos al nivel de lo que precisan estudiantes como tú. haciendo s onar un montón de monedas en el bolsillo-. de verdad.David. . volviendo a tu caso. ¿Qué opinas? En una esquina. .También yo estoy asombrado. . David se puso a silbar cierta cancioncilla de Olivia NewtonJohn que se le había pegado últimamente. . En los ojos d e la muchacha brillaba una chispa traviesa.Magnífico.¡Por supuesto! -asintió David. Mientras caminaban.Maravilloso. pasando el brazo por so bre los hombros de Jennifer y arrastrándola hacia afuera-. Hasta ahora ignorábamos que teníamos un gran genio entre nosotros. ¿de acuerdo. y es n uestra culpa. de un videojuego de salón. Estuvimos charlando un buen rato. ¿Te interesaría ser nuestro consejero especial? . señorita Mack! -dijo Kessler al verla-. y prosiguió-: Me preguntaba si pod rías enseñarme algunos trucos del asunto. familiar pero extrañamente fuera de lugar. señor. yacía la forma . digámosle así. Commodore.Bueno. . Kessler los llevó a la sala de descanso de la escuela. no me lo llevo a la cám ara de torturas.Vaya. Estamos pensando en crear un club de comput adoras. . y levantó el brazo. cursos de informática? David estaba asombrado. Da vid Lightman. por ahora creo que eso es todo. hace un rato estaba jugando con esa maquinita -dijo Kessler. La mano de Kessler se apoyaba e n el hombro de David con ademán paternal. señor. Le interesará. no querría parecer irrespetuoso -dijo David. suspica z y respetuosa a la vez-. y debo confesar que no puedo resistirme a sus encantos. .¿Quiere usted decir.Exacto -confirmó Kessler. . . mientras veía a David alejarse. .