Cuento de terrorEl cuento de terror (también conocido como cuento de horror o cuento de miedo, y en ciertos países de Sudamérica, cuento de suspenso), considerado en sentido estricto, es toda aquella composición literaria breve, generalmente de corte fantástico, cuyo principal objetivo parece ser provocar el escalofrío, la inquietud o el desasosiego en el lector, definición que no excluye en el autor otras pretensiones artísticas y literarias. Un cuento de terror sería, por tanto, un relato literario y no oral, ya que, si bien existe una amplia y antiquísima tradición de cuentos con dichos contenidos, probablemente por tratarse de relatos transmitidos de boca en boca, nunca han recibido otra denominación que la de “cuentos” o “leyendas” a secas. Ni siquiera cuentos infantiles, aunque de índole terrorífica (e inscritos en la tradición oral en su día), como La Cenicienta, de Charles Perrault, o Caperucita roja y Blanca nieves, de los Hermanos Grimm, reciben la denominación de “cuentos de terror”, que parece haber sido acuñada expresamente para las obras mayores del género aparecidas entre los siglos XIX y XX. Blanca nieves en su ataúd, Theodor Hosemann, 1867. ¿Cuento de hadas o de miedo? El cuento tradicional La definición más amplia confunde, sin embargo, en muchos casos el cuento de terror (más bien el cuento de miedo) con el “cuento” tradicional. Se conocen cuentos de miedo desde siempre, desde la más remota antigüedad: «El cuento de horror es tan antiguo como el pensamiento y el habla humanos». (H. P. Lovecraft). Este tipo de historias o leyendas se alimenta primordialmente de los diversos miedos "naturales" del hombre: la muerte, las enfermedades y epidemias, crímenes y desgracias de todo tipo, catástrofes naturales... Relatado por los viejos del lugar al amor del fuego en noches propicias, el cuento de miedo es elemento típico del folklore de los pueblos, y ha sido una de las primeras formas culturales de la humanidad, tan antigua, sin duda, como la épica, la magia y la religión, de las cuales igualmente se nutría. Pensemos en los dioses y demonios, los buenos y malos espíritus, los monstruos, leviatanes, magos y adivinos que, a través de los mitos, leyendas, epopeyas y epopeyas mitológicas, han asustado al hombre a lo largo de toda la Antigüedad, en culturas tan dispares como las de la India, Japón, Mesopotamia, América del Sur, Grecia, pueblos nórdicos y celtas... En la literatura de la Grecia clásica, por ejemplo, encontramos elementos que diríase ya prefiguran algunos aspectos del relato de terror. El último canto de la Ilíada, que trata sobre el rescate del cadáver de Héctor, está impregnado de una atmósfera casi sobrenatural, muy cercana al cuento de fantasmas, en la que el dios Hermes se comporta como un espectro poderoso, omnipresente y protector. En la parte central de la Odisea nos adentramos en un mundo y en una geografía imaginarios, a veces fantasmagóricos, con amenazas tales como la de la diosa Circe (cuya descripción coincide con la de las brujas arquetípicas de toda la literatura posterior), y monstruos antropófagos como Escila, Caribdis y Polifemo. El antropólogo escocés James George Frazer recoge a lo largo de su obra capital, La rama dorada, cientos de cuentos y leyendas, con especial atención a los tabúes de todo el Chupacabras y el Sacamantecas. procedentes de todas las partes del mundo y de todas las épocas. la larga tradición de la alquimia. o quizá sólo por advertir de sus peligros. con las distintas variantes de El Coco. historias genuinas y deformadas en infinitas versiones.. el crítico estadounidense Edmund Wilson. En la Edad Media las crónicas y anales oficiales y oficiosos aparecen salpicados de todo tipo de datos. creo dos razones: primera. y más en concreto en los de habla hispana. su demonio la arrojó sin contemplaciones al oír el toque del Ángelus En relación con la derivación literaria del terror popular. duendes. En todos los países se ha asustado siempre a los niños con los demonios indígenas respectivos. supersticiones y consejas que versan sobre ogros. por absurda que nos parezca. las ciencias ocultas y las sectas prohibidas. se corrobora ampliamente por una comparación de los cuentos populares en cuestión con las creencias y prácticas actuales de los salvajes. hombres lobo y otros seres y animales malditos. Las antiguas herejías. Así. vinculado con la muerte y la resurrección. aparecidos. inspiraron igualmente multitud de fábulas y narraciones orales y escritas. Una bruja llamada Lucrecia fue quemada después de confesar que.tipo. radio y teléfono— de nuestro regreso a esos cuentos anticuados? Bastan. a fin de exorcizarlo. ya que el tañido de la campana de una iglesia podía derribar su aéreo vehículo. en lo que se refiere al supuesto poder de separar el alma del cuerpo por un tiempo más o menos largo. cuando regresaba del Sabbat. unas tirando a lo didáctico y benévolo y otras directamente a lo terrible. Los cuentos populares son un fidedigno reflejo del mundo tal como apareció ante la mente primitiva y podemos estar seguros de que una idea que se encuentre corrientemente en ellos. Esta convicción. Uno de los mitos más antiguos en este sentido es el que Fraser llama alma externada. largas y cortas. Tanto si se elevaban por los aires sobre escobas como sobre machos cabríos. ¿cuál es el motivo —en estos días en que una solitaria casa de campo probablemente está equipada con luz eléctrica. al final de la Segunda Guerra Mundial. cosa que no es de extrañar. el cuento de miedo llega en muchos aspectos a confundirse en la forma y en el fondo con las citadas expresiones originales del espíritu colectivo (¿no supone la propia Biblia un buen muestrario de relatos terroríficos?). En el cuento de miedo popular se entrecomilla de alguna manera al Mal... dados los resortes anímicos tan sutiles que suelen remover en el lector o en la audiencia sus espinosos contenidos. vampiros. habló de lo que él llamó «horror homeopático»: Entonces. Fábulas de esta clase están difundidas extensamente en el mundo. buscando atemorizar con él a las buenas gentes. el volar podía ser peligroso para las brujas. y dirigidas a un público en el que no se diferenciaban las edades. el Hombre del saco. brujas. y del número y la variedad de incidentes y detalles de que está revestida la idea principal podemos deducir que la idea de un alma externada es una de las que han tenido más fuerte arraigo en la mentalidad de los hombres en una etapa histórica primitiva. cuando el progreso . la añoranza de místicas experiencias que siempre parecen manifestarse durante períodos de confusión social. debió ser alguna vez artículo de fe corriente. de origen anglosajón).U.P. casas equipadas con trampas— por medio de inyecciones de horror imaginario.político está bloqueado: tan pronto como sentimos que nuestro mundo propio nos ha fallado. que difícilmente hubiera podido hacerse popular o siquiera ponerse en escena durante cualquier otro periodo de nuestra historia. tanto en Occidente como en el Oriente. de todas las épocas. Estudiante: Ángel Menéndez Delgado . como en Arsénico por compasión. hoy en día se trate al objeto de este artículo con una cierta distancia.. segunda. Sobre este terror literario (y ciñéndonos en todo momento a la literatura occidental). difícilmente se entiende el hecho de que. como vulgar literatura “de género”. con cierto tipo de cine y otras manifestaciones audiovisuales de baja calidad y peor gusto (el subgénero conocido como gore. en los últimos años. el instinto de inocularnos contra el pánico de los horrores reales desatados en la tierra —Gestapo y G. tratamos de encontrar evidencias de otros mundos. sin duda despectiva. Hasta tratamos de hacerlas agradables y divertidas. lo cual nos tranquiliza con la pasajera ilusión de que las fuerzas del crimen y la locura puedan ser domadas y obligadas a proveernos con un simple entretenimiento dramático. pese a tratarse de una modalidad con tan venerables precedentes y que ha contado entre sus cultivadores con algunos de los mejores escritores. fenómeno debido tal vez a las connotaciones negativas adquiridas por el contacto. ataques de tanques y bombardeos aéreos.