Consideraciones Sobre El Puesto de La Mariología y La Piedad Mariana en El Conjunto de La Fe y La Teología

March 28, 2018 | Author: RUBENTIUS | Category: Mary, Mother Of Jesus, Christ (Title), Second Vatican Council, Catholic Church, Christology


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CONSIDERACIONES SOBRE EL PUESTO DE LA MARIOLOGÍA YLA PIEDAD MARIANA EN EL CONJUNTO DE LA FE Y LA TEOLOGÍA 1. Trasfondo y significado de las afirmaciones mariológicas del concilio Vaticano II La cuestión del significado de la mariología y la piedad mañana no puede prescindir de la coyuntura histórica de la Iglesia en que se plantea. La profunda crisis en que han caído el pensamiento y la conversación sobre María y con María en los años posteriores al Concilio sólo cabe entenderla y darle respuesta correctamente si se contempla en el contexto de la evolución más amplia en que se encuadra. Además, se puede dar por sentado que el período que se abrió con el final de la primera guerra mundial y llegó hasta el concilio Vaticano II quedó determinado intraeclesialmente por dos grandes movimientos espirituales que, en cierto sentido, tenían rasgos «carismáticos» —aun cuando de manera muy diferente—: ya desde las apariciones marianas de mediados del siglo XIX se había desarrollado cada vez con mayor fuerza un movimiento mariano que encontraba sus raíces carismáticas en La Salette, Lourdes y Fátima, y que alcanzó su punto culminante, comprendiendo a toda la Iglesia, con el pontificado de Pío XII. Por otro lado, en el período entreguerras se desarrolló, especialmente en Alemania, el movimiento litúrgico, cuyos orígenes se han de buscar en la renovación del monacato benedictino que procedía de Solesmes, pero también en el pensamiento eucarístico de Pío X. Sobre el trasfondo del movimiento juvenil, el litúrgico se extendía cada vez más entre el pueblo fiel —al menos en Centroeuropa—. Con él se vinculaban claramente el movimiento ecuménico y el bíblico en una gran corriente unitaria. Su meta fundamental, la Cuanto más peso alcanzaban en el conjunto de la Iglesia estos movimientos. la Escritura. estaba configurada mucho más intensamente por la tradición de la Edad Media y la Edad Moderna: seguía otro estilo de pensamiento y de sensibilidad. de calificar su piedad de «objetivamente" sacramental. El movimiento litúrgico gustaba. frente a él. por un quedarse en Jesús y María que dejaba la clásica referencia trinitaria más bien en segundo término.renovación de la Iglesia desde las fuentes de la Escritura y la forma primitiva de la oración eclesial. para los defensores apasionados de la otra dirección. según la Iglesia antigua. De hecho. la Tradición y sobre el ecumenismo— sólo se puede entender correctamente desde la relación de tensión de estas dos fuerzas. con su lema «per Mariam ad Jesum» parecía caracterizado por una idea distinta de la mediación. peligros que amenazaban el núcleo sano y lo hacían aparecer. incluso cuestionable. El movimiento litúrgico buscaba una piedad que se orientara estrictamente según la Biblia o. En esto había. que se dirige «a través de Cristo al Padre». saltaba a la vista la marcada acentuación de lo subjetivo y lo personal en el movimiento mariano. encontró igualmente en tiempos de Pío XII una primera confirmación oficial. incluso. en la que encontraban eco las apariciones de la Madre de Dios en nuestra época. la piedad mariana. En muchas ocasiones parecían directamente contrarios. En todas las discusiones mencionadas se desarrolló de hecho.como desde el de su orientación teológica. En todo caso. a lo sumo. la lucha acerca de la correcta . aun cuando tal cosa en modo alguno estaba en primer plano de las conciencias. sobre la revelación. el mariano. tanto desde el punto de vista de sus posturas fundamentales. el forcejeo de la primera mitad del Concilio —la disputa sobre la constitución relativa a la liturgia. más palpable resultaba también el problema de su mutua relación. El movimiento litúrgico hacía hincapié en el carácter teocéntrico de la oración cristiana. entre las tareas de un Concilio celebrado en esta época tenía que estar la de determinar la relación correcta entre estos dos movimientos divergentes y la de conducirlos a una fecunda unidad (sin eliminar simplemente la tensión). sobre la doctrina de la Iglesia y el correcto ordenamiento de la mariología. sin duda. sino que se deben tratar como complementarios. Si ambos movimientos carismáticos no se pueden considerar contrarios. lo que de hecho significaba una anteposición de la piedad y la teología litúrgico-bíblicas. defendió la independencia del elemento mariano. y con ello ocasionó una decisión cuya'importancia había de tener una trascendencia difícil de sobrevalorar. desde dentro. Semmelroth. con una proporción de 1. a la famosa votación del 29 de octubre de 1963 le corresponde la trascendencia de una divisoria de aguas espiritual. el sector de Padres conciliares marcado por el movimiento litúrgico y bíblico obtuvo la victoria. La apertura interior a lo mañano por parte de la piedad y la teología bíblico-litúrgico-patrística había quedado demostrada convincentemente en los añosjiosteriores a la segunda guerra mundial. constituían para la Iglesia. sin duda hay que darle la razón a la mayoría encabezada por el cardenal Kónig. Desde el punto de vista teológico. no obstante. «los signos de los tiempos». La votación. De todos modos.114 votos frente a 1.relación de estas dos corrientes carismáticas que. Delahaye. Se trataba de la cuestión de si la mariología se debía presentar en un texto aparte. o se debía incluir en la constitución sobre la Iglesia: con ello había que decidir sobre el peso y coordinación de ambas líneas de piedad y. A. aunque por un estrecho margen. por consiguiente. en el que ambas podían encontrarse y desde el que. Dentro de este drama. sobre todo a través de los trabajos de Hugo Rahner.074. dar la respuesta decisiva a la situación interna de la Iglesia en ese momento. Müller. Después. el cardenal Rufino Santos. K. de Manila. se requería una integración que desde luego no podía reducirse a la absorción de uno por el otro. Laurentin1 y O. mostró por primera vez una división de la asamblea en dos grupos casi de igual amplitud. el trabajo en la constitución pastoral había de traer la discusión en relación con los «signos de los tiempos» que empujaban desde fuera. R. Ambas partes comisionaron como relatores a hombres de grandísimo peso para ganarse al pleno: el cardenal Kónig abogó por la integración de los textos. podían conservar y desarrollar de forma fecunda su impronta 1 . por decirlo así. en estos trabajos se realizó un ahondamiento de las dos direcciones hacia su centro. y dicha pregunta. deja solo al presente y conduce así al experimento de la fabricación casera. De hecho. sólo en parte se consiguió dar forma de manera convincente y vigorosa a esas indicaciones. el desarrollo posconciliar estuvo marcado en gran medida por una interpretación errónea de las declaraciones conciliares sobre el concepto de tradición. que Pablo VI propuso conscientemente al final del Concilio como respuesta a la crisis que ya se vislumbraba. en la coyuntura de la situación académica moderna. de hecho. Pero. se encerrara así en un movimiento retrógrado y no dejara ya ningún espacio al dinamismo de la fe que se desarrolla. como de menor valor. para aquellos Padres conciliares que sobre todo habían sido portadores de la piedad mariana. Por otra parte.plificadora de las disputas del Concilio en las publicaciones periodísticas acerca de éste: el debate entero quedó reducido a la pregunta de Geiselmann sobre la «suficiencia» de la Escritura en cuestión de contenidos. en el capítulo mañano de la constitución sobre la Iglesia. Verdad es que. por tanto.especial. y con ello socavaba también el sentido previo del movimiento litúrgico. puesto que lo puramente pasado no vive. Si se releen hoy los materiales bibliográficos donde se exponía. la victoria de la mariología eclesiocéntrica condujo ante todo al derrumbamiento de la mariología en general. el biblicismo se convirtió automáticamente en historicismo. Además. a su vez. al mismo tiempo se habrá de admitir que ya antes el movimiento litúrgico no había estado completamente libre de esto. como si la Iglesia no siguiera en todos los tiempos viva y. ya por esa razón. Todo esto condujo a que el pensamiento de cuño litúrgico se limitara a ser biblicista-positivista. Me parece que . El vacío así creado no se pudo colmar tampoco con la introducción del título «Madre de la Iglesia». que fue promovida decisivamente por la reproducción sim. se evidencia que estaba demasiado determinado por un pensamiento arqueológico basado en un esquema de decadencia: lo que surge tras un determinado momento histórico parece. la distancia del historicismo conduce necesariamente al «modernismo». y siguió resultando extraña en gran parte. capaz también de desarrollo. era interpretada en el sentido de un biblicismo que condenaba a la insignificancia toda la herencia patrística. A eso se añadía que la nueva mariología eclesiocéntrica resultaba extraña. Donde la Iglesia se considera sólo de forma masculina.la transformación del rostro de la Iglesia en Latinoamérica tras el Concilio. una mariología bien entendida desempeña una doble función de clarificación y ahondamiento. del 2 de febrero de 1974. Es decir: se abre a la dimensión del misterio que obliga a ir más allá de lo sociológico. la transitoria concentración del afecto religioso en la transformación política. el amor a la Iglesia. En relación con el concepto de Iglesia. y de encontrar en la armonía de ambas cosas el equilibrio correcto en que las fuerzas del movimiento bíblico-ecuménico-litúrgico y las del movimiento mariano se remitieran de forma fecunda las unas a las otras. no se tiene en cuenta lo propio de la Ecclesia —eso central de lo que tratan siempre la Biblia y los Padres cuando hablan de la Iglesia—. que presentan la estructura de la Iglesia. en realidad. Una reflexión nueva sobre el texto conciliar debe partir. por tanto. de que este efecto histórico suyo está en contradicción con su propia interpretación. Pues el mariano capítulo VIII fue creado con la intención de establecer una íntima correspondencia con los capítulos I-IV. de teoría de las instituciones. La piedad eclesial. que hace posible la maternidad. sólo es posible. La función positiva de la mariología en la teología La nueva reflexión fue puesta en marcha ante todo con el documento apostólico de Pablo VI sobre la forma correcta de venerar a María. a) Al planteamiento masculino. le sale al paso el hecho de que «Iglesia» —Ecclesia— es femenino. b) Pablo expresó la differentia specifica de la Iglesia neotestamentaria respecto al «pueblo de Dios peregrino» de la . activista y sociológico de «populus Dei» (pueblo de Dios). De hecho. más que estructura y acción: en ella vive el misterio de la maternidad y del amor nupcial. como hemos visto. estructural. Iglesia es más que «pueblo». 2. dimensión que es la única en la que se pone de manifiesto el verdadero fundamento y la fuerza unificadora en que se apoya la Iglesia. si se da esto. también se ha de entender sobre el trasfondo de estos hechos. Digámoslo de forma positiva. la decisión de 1963 condujo a la absorción de la mariología por parte de la eclesiología. y con ello se alcanza la correspondencia humana a la realidad del Logos encarnado. Pero también el concepto de cuerpo de Cristo requiere explicación en el contexto del lenguaje actual para evitar interpretaciones erróneas: se podría interpretar fácilmente en el sentido de un cristomonismo. en la eucaristía. de la criatura creyente. vencedora de todas las herejías»: donde se . sino el hecho a la persona. más bien. que se enuncia en la expresión «cuerpo de Cristo». Una eclesiología puramente estructural hará degenerar a la Iglesia en un programa de actuación. 1 Cor 6. por tanto. por tanto. desde el punto de vista paulino. Pero. y. en la tensión espiritual del amor. y. sólo se mantiene en su justa medida cuando encierra el misterio mariano: la esclava oyente que —hecha libre por la gracia— pronuncia su fíat y con ello se convierte en novia. En ese caso. cuando la Iglesia es reconocible en su forma personal a través de la insustituible figura de María. la carne de Cristo. de una absorción de la Iglesia. La Iglesia es el cuerpo. sino organismo de Cristo. que por su parte presupone la cruz y la resurrección como condición de su posibilidad. en la que se cumple el misterio matrimonial de Adán y Eva. Por eso no se habla de la Iglesia cuando se dice «pueblo de Dios» sin decir (o al menos pensar) a la vez «cuerpo de Cristo».17). Esto significa que. no es la persona la que se ha de atribuir al hecho. en realidad. intercambiable) ejempli. precisamente el misterio eucarístico-cristológico de la Iglesia. sólo por la mediación de la cristología se hace «pueblo». por tanto.ficación de hechos teológicos. En este punto veo yo la verdad de la expresión «María. y dicha mediación se produce a su vez en el sacramento. en el dinamismo de una unidad que no elimina la reciprocidad. por tanto. en cuerpo. la mariología nunca puede quedar simplemente disuelta en lo objetivo de la eclesiología: el pensamiento tipológico de los Padres se malinterpreta profundamente cuando se reduce a María a una pura (y. El sentido del tipo sólo se sigue percibiendo. la expresión del «cuerpo de Cristo» que somos nosotros siempre se ha de entender sobre el trasfondo de la fórmula de Gn 2.Antigua Alianza con el concepto «Cuerpo de Cristo»: la Iglesia no es organización.24: «[Los dos] se hacen una sola carne» (cf. En teología. Sólo mediante lo mariano se concreta también plenamente el ámbito afectivo en la fe. en la unicidad de la cristología. Es ciertamente indiscutible el hallazgo de la historia de los dogmas de que al principio las declaraciones sobre María resultaron necesarias.. al contrario que ese autor. interlocutora de Cristo. por supuesto. como hemos escuchado hace un momento: la independencia de la novia. tomada en otro sentido. Por el contrario. tiene una relativa independencia respecto a Cristo.. ni podía constituir. y se desarrollaron en su estructura. yo. la Mater Ecclesia. Soil. con las declaraciones sobre María preparadas' en la cristología. no obstante. la Iglesia. todo lo que será más tarde mariología. Así pues. existe la vinculación «ex toto corde» —desde el fondo del corazón— con el Dios personal y su Cristo. la Ecclesia immaculata. resultado de su análisis histórico. «frénte a una elaboración a partir de la eclesiología. desde la cristología.da ese enraizamiento afectivo. G. una auténtica mariología. sino que seguía siendo una explicación de la cristología. en la época de los Padres. confluencia que empezó desde Bernardo de Claraval. que en el «devenir un solo espíritu» del amor sigue siendo. no obstante. fue primero pensado como eclesiología.. desde luego sin mencionar el nombre de la Madre del Señor: la Virgo Ecclesia. considero acertada la decisión de los Padres del Vaticano II. ha defendido la coordinación de la doctrina sobre María con la cris. reveló la mariología como totalidad propia dentro de la teología. la Ecclesia assumpta. 3■ El lugar de la mariología en el conjunto de la teología Con lo dicho queda claro también el lugar de la mariología en la teología. y resulta imposible la refundición de la cristología en un «programa de Jesús» que puede ser ateo y puramente material: la experiencia de estos últimos años corrobora hoy de manera asombrosa lo acertado de estas viejas palabras. ni el peso de sus resultados históricos. no se puede coordinar. Sin rebajar el extraordinario mérito de esta obra. Pero se debe añadir que todo lo que así se dijo no constituía. ni sólo con la eclesiología (y tampoco puede ya en . tampoco la eclesiología se puede separar de la cristología. ni sólo con la cristología. Sólo la confluencia de esta eclesiología por el momento anónima. y ello tanto desde la perspectiva sistemática. como desde la histórica global. Aunque. en la eclesiología quedó esbozada toda la mariología.tología y la soteriología. en su imponente volumen sobre la historia de los dogmas mariológicos. pero configurada de forma personal. y al mismo tiempo la coordinación de dicha doctrina con él. desde la Escritura misma y a partir de la experiencia íntima de fe de la Iglesia. el verdadero centro de toda la Historia. Significa.27s. Si. cabeza-cuerpo. según esto. atinadamente.33-35 o Le ll. María es Israel en persona. en la cuestión de las coordinaciones tampoco se puede argumentar fácilmente que María sea imagen de la Iglesia sólo por haber sido primero Madre del Señor. Por consiguiente.modo alguno quedar absorbida en ella como un ejemplo más o menos superfluo). haciendo referencia a pasajes como Me 3. en efecto. la Iglesia como fusión de la criatura con su Señor en el amor nupcial con el que se cumple su esperanza de divinización por el camino de la fe. porque. pues. es «Cristo y su Iglesia». eclesiología patrística que acabamos de mencionar. ella no es respecto a Cristo primeramente esposa. El tratado sobre María señala más bien el «nexus mysteriorum». Con ello se simplificaría indebidamente la relación entre orden del ser y orden del conocimiento. dicho brevemente. que la salvación realizada por el Dios trinitario en la Historia. el íntimo entrelazamiento de los misterios en su reciprocidad y su unidad. . esto queda ciertamente superado en María. Cristo y Ecclesia son el centro hermenéutico de la Escritura como relato de la historia de salvación de Dios con el hombre. entonces y sólo entonces queda fijado el lugar donde la maternidad de María se hace teológicamente significativa como última concreción personal de la Iglesia: en el instante de su sí. En este punto se puede descubrir la función del título «Madre de la Iglesia»: expresa el desbordamiento del marco eclesiológico en la doctrina sobre María. se podría preguntar. Si el nexo de Cristo y la Iglesia en los pares de conceptos novio-novia. está a la vista. si entonces la maternidad corporal es en realidad teológicamente significativa. la Iglesia en persona y como persona. sino madre. La desviación de la maternidad a lo puramente biológico sólo se puede evitar si la lectura de la Sagrada Escritura permite partir de una hermenéutica que excluya esta división y reconozca como realidad teológica la correlación de Cristo y su Madre a partir del planteamiento del entender. en la personal. Esta hermenéutica fue desarrollada. Frente a tal punto de partida. aunque anónima. pone de manifiesto la realidad de la criatura. expresa el núcleo de lo que es «historia de la salvación». que abarca también a la creación redimida en su relativa independencia. antropología. Así. que está llamada y capacitada por Dios para una respuesta libre. frente a una mal entendida eficiencia solitaria de Dios. supera un pensamiento puramente histórico-salvífico. Esto tiene como consecuencia que la mariología nunca puede ser puramente mariológica. sino que es el sí definitivo a la creación'.28 («Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan»). se demuestra que la mariología. podemos decir que las afirmaciones de la maternidad de María y las de su representación de la Iglesia están en mutua relación como factum y mysterium facti. La mariología no se puede desarrollar a partir del hecho desnudo. el sentido sin el hecho. 4. esto es. Pero este hecho biológico es una realidad teológica debido a que es realización del fondo espiritual más profundo de la alianza que Dios quiso establecer con Israel: esto lo da a entender maravillosamente Lucas con la consonancia de 1. porque. por un lado. en la fianza de la fe en la creación y en el sello de una doctrina de la creación correctamente . la mariología se convierte así en la garantía para la independencia de la creación. sino sólo desde el hecho entendido en la hermenéutica de la fe. Pero esto extiende al mismo tiempo la mirada mᣠallá de la historia de salvación. es expresión concretísima de su mutua conexión. vacío. Mariología. como el hecho y el sentido que le da su significado. sino que está situada en la totalidad de la estructura fundamental de Cristo y la Iglesia. En la mariología se hace visible que la doctrina de la gracia no va a dar en una retirada de la creación. Ambas cosas son inseparables: el hecho sin su sentido quedaría ciego. que debe hablar de un Cristo que es «cabeza y cuerpo». por otro. pero.Ella es sin duda esa concreción personal de la Iglesia porque en virtud de su fiat se convierte corporalmente en Madre del Señor. esto significa que un «solus Christus» mal entendido se opone a la verdadera grandeza de la cristología.45 («Feliz la que ha creído») y 11. Si se reconoce como parte esencial de una hermenéutica de la historia de salvación. fe en la creación Si esta idea se lleva hasta sus últimas consecuencias. en el amor. Esto significa que eso «puramente biológico» es puesto a disposición del ser humano como un objeto. el desligamiento del ser humano respecto a su condicionamiento biológico. ser humano como cuerpo. Aquí se plantean cuestiones y tareas que apenas se han acometido aún. él mismo se convierte en pequeñez y en cosa. la «liberación» se vuelve rebajamiento a lo factible. Si convierte esta determinación fundamental de sí mismo en una pequeñez despreciable. En su figura. pero al mismo tiempo los contradice también de forma fundamental. de la libertad de la criatura que no se disuelve. respecto al «hombre y mujer los creó»: esta diferencia. todo esto está en contacto muy estrecho con los movimientos concretos de nuestra época. A este concepto de -ser como Dios» pertenece. Es esa representación del ser humano redimido y liberado. Pues. independientemente de él. es decir.calidad no conocida antaño. porque de hecho sigue siendo. Por una parte. como una «obligatoriedad de los roles» inventada históricamente— al ámbito «puramente biológico». por lo demás.5). que se puede manejar como una cosa. con ello se busca una libertad que aspira a -ser como Dios» (Gn 3. Pero. que en absoluto concierne propiamente a los seres humanos. Donde se . es expulsada —como una insignificancia perfectamente irrelevante. sin embargo.27). no hombre ni mujer. lo mismo que son inseparables lo humano y lo -teológico». con ello se encuentra en lo más hondo de sí mismo. a) María aparece en su reciprocidad creyente ante el llamamiento de Dios como representación de la creación llamada a dar respuesta.pensada. en realidad. en la determinación corporal que es inseparable del ser humano: -Hombre y mujer los creó» (Gn 1. pese a todo. y se envilece a sí mismo. lo utiliza de forma libre y es. si el programa antropológico actual gira en torno a la -emancipación» con una radi. pero precisamente como mujer. lo -biológico» y lo humano son inseparables. ser humano como hombre o mujer. simplemente ser humano. tal cofiificación de lo «biológico» aparece además como una liberación en la que el ser humano somete el bios. al margen de los criterios humanos y espirituales (llegando hasta a disponer libremente sobre una vida que se está haciendo). que pertenece al ser humano como una realidad biológica incancelable y lo marca en lo más hondo. sino que se perfecciona. Así.sustrae lo biológico a la humanidad. b) L9 mismo que la maternidad. la virginidad de María es confirmación de la humanidad de lo «biológico». 5. finalmente. Su lugar tradicional en la liturgia eclesial es el adviento. de la totalidad del ser humano ante Dios y de la inclusión de su condición humana como hombre y mujer en la aspiración escatológica y en la esperanza escatológica de la fe. y en ella tenga su determinante figura plena. es de manera especial la encrucijada en la que los caminos se separan. Puesto que esta determinación biológica de lo humano tiene en la cuestión de la maternidad su realidad menos ocultable. la estructura de la piedad mariana. se trata de la criatura en general. En tanto que. y después en . la conservación de la creación está vinculada de manera especial con la cuestión de la mujer. en la pregunta de si el hombre puede existir como hombre y la mujer como mujer. a saber. se puede aclarar. Piedad mariana A partir de las conexiones esbozadas de este modo. maternidad divina. una emancipación que niegue el bios es especialmente un ataque a la mujer: la negación de su derecho a poder ser mujer. no obstante. susceptible sólo de imitación. aquella en la que lo «biológico» es «teológico». por el contrario. No es casualidad que la virginidad —aun cuando como forma de vida también es posible al varón y le está destinada— se formule primero. por parte del hómbre. se niega la humanidad misma. desde la mujer como auténtica guardiana del sello de la creación. digámoslo así.
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