Colette "Hay algo que no funciona entre los hombres y las mujeres.No es una novedad, lo sabemos desde siempre. Y, sin duda, también lo su- Soler frimos desde siempre; digo sin duda porque, si nos quejamos de elio, no es desde siempre. ¿Desde cuàndo lo hacemos? Habría que estu- diarlo, sería un trabajo de estudio de la civilización. En todo caso, es- tá claro que, desde Freud, nos quejamos; eso es seguro. A tal punto La maldición que Lacan, sin pelos en la lengua, podia decir, al hablar del disposi- tivo analitico: 'En él se habla de coger, y se dice que la cosa no va'." sobre el sexo En este seminario se examina, desde distintas perspectivas, que aù- nan los recorridos de Freud con los del ùltimo Lacan especialmente, el malentendido de estructura entre los sexos. Se analizan asi distintas temàticas centrales al tema, corno la ètica del celibatario, la mística, la escritura en Flaubert y Joyce, la perversión generalizada, las formas del amor y los diferentes rostros de la siempre elusiva femineidad. Merece destacarse la claridad y sutileza de los análisis realizados por la autora, que nos abren nuevos panoramas acerca de lo mucho que el psicoanálisis tiene aún para aportar en lo que hace a una re- flexión sobre la sexualidad. Colette Soler se formó corno psicoanalista con Jacques Lacan. Estudió en la Escuela Normal Superior y es Doctora en Psicoanálisis de la Uni- versidad de París VII. En la actualidad preside la Internacional de los Foros del Campo Lacaniano, en cuya organización su iniiciativa fue centrai. Ampliamente conocida por sus publicaciones, Manantial ha editado anteriormente Estudìos sobre las psicosis y Finales de anàlisis. is manantial ss 9 789875"000452 Titillo originai: La malédiction sur le sexe Indice Université de Paris Vili. Départcmcnt de Psychanalyse. Section Clinique Curso dictado entre novicmbre de 1996 y junio de 1997 Colección: Estudios de psicoanàlisis Dircctora de colección: Diana. S. Rahinovich Traducción: Horacio Pons Diseno de tapa: Estudio R 1. La maldición sobre el sexo 2. A causa del inconsctente 3. El destino que nos hace el inconsciente 4. La falta del goce 5. Las hazañas del amor Hecho el depòsito que marca la ley 11.723 6. El discurso contemporáneo: diagnóstico Impreso en la Argentina 7. El amor sintonía © 2000, Edicioncs Manantial SRL, de la edición en castellano Avda. de Mayo 1365,6° piso, 8. Esquizofrenización (1085) Buenos Aires, Argentina Telefax: 54 11 4383-7350/4383-6059 E-mail:
[email protected] 9. Sintonía y lazo social www.emanantial.com.ar 10. La ética del síntoma ISBN: 987-500-045-0 11. La ética de la diferencia Derechos reservados Prohibida su reproducción total o paretai 12. El espacio del goce Impreso en mayo de 2002 en Talleres Graficos I.eograf SRI., Rucci 408, Valenti'n Atsina, Argentina /. La maldición sobre el sexo Así, pues, reiniciamos el año, un año. Titulé de este modo lo que quiero decir este año: La maldición sobre el sexo. Hay algo que no funciona entre los hombres y las mujeres. No es una novedad, lo sabemos desde siempre. Y, sin duda, también lo sufrimos desde siempre; digo sin duda porque, si nos quejamos de ello, no es desde siempre. ¿Desde cuàndo lo hacemos? Habría que estudiarlo, sería un trabajo de estudio de la civilización. En todo caso, está claro que, desde Freud, nos quejamos; eso es seguro. A tal punto que Lacan, sin pelos en la lengua, podía decir, al hablar del dispositivo analítico: "En él se habla de coger, y se dice que la cosa no va". ¿Cuál es el problema? En el fondo, es un problema de nudo -sin equívocos-; pienso más bien en el nudo del amor. El proble- ma es conectar, anudar el goce a otro, un semejante, y además otro sexuado, lo que hace que ya no sea en absoluto semejante. ¿Cómo hacer entonces, cómo hace cada sujeto para que el goce logre ha- bitar el lazo sexuado, que es un lazo muy especial, debido justa- mente a que ese goce no se comparte? Jacques-Alain Miller había hecho hincapié en esta incompatibilidad del goce que llamaba uno y del dos de la pareja. Que el goce no se comparte quiere decir que uno siempre goza solo. Lo cual no en todos los casos constituye un problema. En realidad, sólo es un problema en el amor. Que el La maldición sobre el sexo 1! 10 La maldición sobre el sexo dolor de muelas no se comparta no molesta a nadie salvo, quizás, Creo entonces que este año -por lo menos ésa es mi intención a quien lo padece. Menciono este ejcmplo del dolor de muelas inicial- hablaré de las soluciones, porque, después de todo y como porque es un ejemplo freudiano, pero podría tomar cualquier otro dice Lacan, el sujeto es feliz. Buena suerte [bon heur].* Esta so- dolor físico. El alma, decía Freud, se encierra en el agujero negro metido al heur, sin "e". Heur sin "e" no viene de hora, que desig¬ de la muela. Una manera de decir: el dolor anula la libido y aparta na la hora del reloj. Etimològicamente, heur sin "e" se refiere a los del lazo social. Cuando se trata del amor, es una aporía o al menos augurios y, corno podràn darse cuenta, la maldición no està lejos. un problema, en la medida en que el amor aspira al Uno de la fu- Remite a los augurios y, precisamente, al destino. Lo que hace que sión, apunta a "hacer uno", hasta sonar incluso con la beatitud. De cuando Lacan dice: "El sujeto es feliz", haya una ironia, pero fun- modo que sólo en el amor es un problema el hecho de que se goce dada, porque justamente ésa es su infelicidad, estar sometido a la únicamente solo y, además, que uno no goce del otro. suerte; en otras palabras, no estar seguro de nada y sobre todo de Así, pues, la cosa no va. Pero en realidad, y a pesar de todo, la encontrar la pareja con que sueha. cosa va y, corno suele decirse, hacemos que funcione. Hay solu- Pues bien, elegi corno tftulo La maldición sobre el sexo. Es una ciones. Soluciones que también son problemas y se llaman sínto- expresión de Lacan en "Televisión", corno ustedes saben, pero él mas. Vale decir que a veces son muy incómodas, a punto tal que atribuye la tesis a Freud. Traduce con esa expresión lo que Freud podemos querer rectificarlas, revisarlas para que lo sean menos. terminò por advertir a lo largo de sus cuarenta afios, poco mas o Esas soluciones incómodas que cada sujeto inventa no dejan de menos, de trabajo con el sintoma, y que formulò de manera defini¬ llevar la marca de la época. Lo que quiere decir que son función tiva en El molestar en la culturaj, que el trastorno de la relation en¬ del discurso, al menos cuando no se trata de la psicosis, y que tre los sexos, en el nivd del amor, es esencial. Vale decir que no es cambian seguii las épocas. Es por eso que Lacan, con un neologis- ùnicamente el destino de ciertos sujetos, que serian los enfermos, mo calculado, las llama "hystóricas"* ["hystòriques"], para evocar en tanto se les ahorraria a los demàs. El rumbo de Freud es muy de- lo que hay de histeria en la historia. mostratìvo: parte del sintonia y al principio cree que éste es el des¬ No todos los síntomas son hystóricos. Y, en especial, sorprende tino de los neuróticos, aquellos a quienes en ese momento se consi¬ comprobar que los síntomas de la esquizofrenia, la melancolía y la dera "nerviosos". Y en el fondo, después, al final, en todo caso en paranoía pura no conocen ni fronteras ni tiempo: un esquizofréni- El molestar..., llega a la conclusión del sintonia generalizado. Cojv co japonés y un esquizofrénico europeo son la misma cosa. Un cluye que la_r� rlurbacióri[amorosaes casi� inevitable,js.stàjjresente melancólico de hoy y un melancólico descripto por Hipócrates en todos los casos: que hay algo desfasado, desencajado entre el también. En cuanto a la paranoia, no es menos ahistórica, si no en amor del hombre y el amor de la mujer; que, sin duda, el hombre y sus temas, sf al menos en su estructura. Son precisamente los sfn- la mujer pueden encontrarse, pero sus amores no se encuentran ver- tomas que Lacan [lama "fuera de discurso". Y en el fondo es un daderamente. Y si se piensa que en el fondo Freud basò toda su aspecto que no hay que olvidar en el umbral de la cuestión de los idea de lo que es la salud del hombre normal en la solución edfpica, sintomas contemporàneos, de los sfntomas marcados por la època es a la postre una manera implicita de reconocer el fracaso de està. y que valen corno signo de los tiempos. Éste scria un aspecto a desarrollar que dejo en suspense Entonces, � por qué el termino "maldición"? * La inclusión de la "y" indica la condensación con la palabra ("histeria"), * Bon heur es homófono de bonheur, felicidad (la de! sujeto heureux) [n. del t. hystérie en franeés [n. del t.]. 13 12 La maldición sobre el sexo La maldición sobre el sexo Senalo en primer lugar que el termino pertenece al vocabulario hombros del sujeto que, en ùltima instancia, no habrà hecho mas del pathos, a lo que Immanuel Kant llamaria lo patològico y que, que explorarla. ademàs, es un vocabulario que viene de épocas pasadas, del tiem- Asf, pues, ejjexjìestjm'a rnaldito. Voy a desarrollar en principio po anterior a la ciencia y al sujeto de la ciencia. Tenemos la tra- el primer aspecto del equivoco. Maldición, es sencillo, viene de di¬ ducción en términos lógicos, y la tenemos porque Lacan la cons- cere y malus en latin, es verdaderamente un decir que Marna al mal, truyó. La traducción en términos lógicos_de lo que él califica aqui que invoca la infelicidad sobre alguien, para condenarlo a ella. En¬ de� nialdición. £§ loJrap_ojìihle Jiiimpr� siblfLen sentido lògico: es tonces, evidentemente, la maldición es un performativo por exce- imposible que los sexos hagan "relación-jjroporción" en los seres lencia. Ya tuve la oportunidad de hablar de Austin, aquf o alla, SQinetidos al lenguaje. Ése imposible es algo muy di ferente de la Austin el lògico, con su obra How to do things with words, que en mala suerte, tal corno lo piensa Lacan y segùn lo que aprendimos francés se tradujo corno Quand dire, c'est faire* Pues bien, en la de él. maldición, deeu� esJiaceT maj� .� infelicidad. Lo que tienen en cormin la maldición y lo imposible es que los En ese sentido, la maldición, corno decir malèfico, gira siempre dos términos designali algo que escapa al alcance del sujeto. Algo, hacia el maleficio. Està en efecto la idea del hacer, de un dee ir, por por lo tanto, que no es de su responsabilidad y que es falalidad, lo tanto, que no es descriptivo sino operante. Ès bastante interesan- destino. Después de todo, Edipo, no el de Freud sino el de Sófo- te y conviene detenerse un poco en elio. Una maldición no compe¬ cles al que Freud se refiere, Edipo, decfamos, es una figura que te al automaton sino a la tyché, vale decir, al encuentro con otro cae bajo el peso de una maldición que, finalmente, hace de él la que va a provocar nuestra mala fortuna. Depende por lo tanto de marioneta de un destino que ignora. la... suerte [heur], Adviertan ademàs que en su origen, està desig- � Por qué Lacan tomo este termino en 1973, luego de haber ela- naba el buen encuentro, a punto tal que podi'a hablarse de suerte borado, no obstante, la categoria de lo imposible? [heur] y mala suerte \malheur). Sea corno fqere, la maldición com¬ El termino tiene sus ventajas. En primer lugar, juega con el pete a la tyché, pero a una tyché que se conviene en destino. Muy equivoco -volveré a esto- entre maldecir [maudire] y decir mal interesante para el psicoanàlisis, por supuesto. Se conviene en des¬ [mal dire]. Esto es, tiene resonancias, connotaciones semànticas tino porque desde el momento en que se profiere la palabra de mal¬ muy amplias, lo cual es una ventaja. Y ademàs otra, tal vez me dición. es corno si para el sujeto rnaldito la suerte estuviera echada. digan que paradójica, pero, en fin, la considero corno una ventaja: La maldición va por lo tanto de la contingencia del encuentro a la el hecho de que està maldición no pertenezca al vocabulario del necesidad de un destino que no cesa de escribirse. Curiosamente, bien decir del psicoanàlisis. Es un termino que pertenece mas es el mismo itinerario que Lacan distingue para el amor, en su se¬ bien al vocabulario del fantasma. Y creo, estoy segura, que Lacan minario Ann. Encontramos a una, o a uno, por accidente, por azar, lo emplea para estigmatizar el psicoanàlisis mismo, en tanto que, después esperamos que eso dure para siempre y no cese de escri¬ corno dice, el psicoanàlisis existe mal y, en ese momento -esta- birse, lo que segùn Lacan es la defìnición de lo necesario. mos en 1973-, se muestra incapaz de igualarse a las demostracio- Es tanto corno decir que la maldición hace existir al Otro. El nes de la matemàtica, con el resultado -y es un diagnòstico bas¬ tante feroz, hay que senalarlo, el que Lacan hace entonces de "redoblar" la maldición sobre el sexo. O sea que no sólo no la cu¬ * La traducción castellana es (iterai: Como hacer cosas con palahras (Barce¬ ra en modo alguno -"curar" entre comillas, desde luego-, sino lona. Paidós). La versión l'ranccsa lo titula "Cuando decir equivale a hacer" (n. que, lejos de solucionarla, echa doblemente su peso sobre los del U La maldición sobre el sexo 15 14 La maldición sobre el sexo hecho de que el Otro no exista asume todo su relieve este aiio, pe¬ Si me siguieron bien hasta aqui, maldición es entonces una in- ro también estàn las mil y una maneras de hacer existir a ese Otro lerpretación. Cuando uno dice "maldición", desde luego, hay que que no existe, y justamente para mitigar su ausencia. Entonces la decirlo con fuerza; creo que en Tintiti se profieren muchas maldi- maldición hace existir al Otro, en la medida en que implica un ciones que no son mas que puntuaciones. Es una interpretación Otro de voluntad y poder nocivos. Pero, a la sazón, lo curioso es nuiy precisa que se refiere a la causa, corno cualquier interpreta¬ que, inversamente, la infelicidad, y me refiero simplemente a los ción digna de ese nombre: situa la causa, agni la de los revesesdel avatares de la vida, la mufa, lo que llamamos la mufa, en otras pa- sujeto, sus desdichas, situa la causa de sus tribulaciones en el Otro. labras, la repetición de las cosas malhadadas, pues bien, la repeti- Es por eso que la maldición hace existir al Otro corno voluntad, ción de las cosas malhadadas empuja a los seres hablantes, casi corno voluntad que castiga, voluntad que se, venga, etcétera: en to¬ irresistiblcmente, a pensar que las cosas estàn tramadas, conio de- do caso, quejvigila, que nos tiene a la vista y cuya yenganza_da cfa Lacan. O sea que en alguna parte hay un mal ojo, un mal Otro sentido a nuestras desgjacias. La maldición da alas a los dioses, ya que nos vigila y nos espera a la vuelta de Ta esquina. Y ademàs, no los pongamos en plural, conio lo eran en la Antigùedad, en una decimos acàso: "iQué hice yo para merecer esto?". El sujeto se època en que las maldiciones tenfan gran fuerza, o en singular, autoacusa. O bien "(,Qué te hice, Dios mfo?", cuando estamos en "Dios", para acercarse al dios del monoteismo. En todos los casos, un àrea cultural corno la nuestra. Para quien està sujeto al lengua- con la maldición creemos que la infelicidad habla, que nos dice al¬ je es muy diffcil creer en los albures del azar. go: vale decir que le damos un sentido. Y ese sentido, corno acabo Y todavfa mas sorprendente es que es cierto incluso cuando los de senalarlo y corno ocurre en todos los casos, es el goce. encuentros son buenos. En el lfmite, un gran golpe de suerte es tan i,Pero cuàl, en este caso? Hay un doble aspecto. La maldición inquietante conio un gran golpe de mala suerte. Alguien me dijo da a la infelicidad el sentido del goce del Otro. Se supone que las -no lo verifiqué, pero parecfa informado, es alguien que trabaja en desdichas satisfacenti un Otro vengativo, feroz. Pero la maldición los medios de comunicación- que se hizo un pequeiio estudio -se también tiene el sentido de la falta [fante]*, de la falta [fante] del los transmito con reservas porque no lo comprobé ni estoy en con- sujeto, porque si el Otro se venga, es porque el sujeto era pecador. diciones de hacerlo-, bien, una pequeha encuesta sobre la gente Verdaderamente es ésa la hazatia del cristianismo, haber hecho pa- que gana el gordo de la loterfa. Y està persona me explicaba que sar al Otro vengativo por un Otro del amor. Eso es el cristianismo, era desastroso. Desastroso, bueno, puede haber razones diversas, que el Otro que castiga a muerte -y peso las palabras, Dios casti¬ puede estar sobredeterminado; a menudo, por ejcmplo, se trata de ga a muerte- se encarna en la figura de Cristo; pues bien, el cris¬ personas que no aprendieron a administrar una fortuna y terminan tianismo ha logrado hacer creer que ese Otro que castiga a muerte por perderlo todo muy ràpidamente, pero lo que mas habfa sor- es un Otro de justicia y amor, vale decir, un Otro que tiene sus ra¬ prendido a las dos personas que hicieron la encuesta era que no só¬ zones para castigar de ese modo. Es lo que hacfa decir a Lacan lo perdfan lo que habian ganado, sino que empezaban las calami- que el cristianismo nos habfa ensenado a no andarse con mira- dades en las familias, en los vfnculos en torno de esas personas. mientos con el goce del Otro, a cubrirlo con el leve velo del amor Como si en cierto modo el golpe de suerte se hubiera transforma- do en mufa. De todas formas, los sujetos que son jugadores, uste- des saben, esa pasión especial, irresistible que es la pasión del jue- * El tèrmi no fante, en el sentido de culpa o falta existe en castellano. Para di- go, muestran con claridad que el azar es un partenaire, una figura fcrenciarlo de "falta" corno traducción del manqut en francés, se pondrà \fuute\ o del Otro, y por ende el jugador busca la ley bajo sus albures. [manque], segùn corresponda, junto al termino castellano |n. del t.]. 1 16 Im maldición sobre el sexo La maldición sobre el sexo 17 y la equidad. Y, desde luego, eso equivale a decir que consiglilo. Padre. Està en la pàgina 98 del seminario.* En efecto, £el incons¬ hacer recaer la culpa sobre el sujeto. Es una operación que rehabi- ciente no es algo asf corno un Otro, con mayùscula, que traza los lita al Otro que maldice y lo lava del odio. En ese sentido, cuando caminos en que va a quedar atrapado el sujeto? Si es esto, se trata se trata de la culpa o de la causa, entre el sujeto y el Otro hay un de un cirujano moderno de la predestinación, en la època de la tu o yo, oscitante entre dos polos extremos y contrastados. En un ciencia. Si -den su peso al "si"-, corno lo decimos y repetimos, el polo tenemos la inocencia paranoica, que remite toda la culpa so¬ inconsciente determina al sujeto -cualquier persona que se mete bre el Otro y deja al sujeto siempre inocentc, sea lo que fuere que en un anàlisis se convence de elio-, si el inconsciente determina al éste haga. En el otro extremo, el melancólico que la asume por sujeto con sus sfntomas, sus elecciones de objeto, sus repeticiones, completo, a punto tal, ademàs, que en definitiva ya no hay Otro entonces tiene una función, no digo que idéntica, sino homóloga a para él y, al concentrarse todo el goce de su lado, deja por eso la de los dioses de antano y al Dios mas cercano a nosotros. mismo de hacer existir al Otro, allf donde el paranoico, al contra¬ No es en absoluto una casualidad que Freud haya inventado la rio, lo cultiva. noción de neurosis de destino. Verdaderamente, es la expresión Entonces, naturalmente, en las grandes épocas de la fé, las épo- adecuada para decir que el inconsciente constituye una fatalidad, cas anteriores a la muerte de Dios, del Dios del monotefsmo, la un destino. Y en el fondo, podrfamos decir que en El matestar en maldición divina tenfa todo su peso. Hoy ya no tenemos el sentido la cultura nos habla de la neurosis moderna generalizada corno de la tragedia e incluso somos incapaces de tenerlo, porque ya no una neurosis de destino generalizada, cuya clave hay que buscar tenemos el sentido del destino. A falta de Dios, nos quedan los in- en el inconsciente moderno. Hay un muy bonito caso de neurosis fortunios, desde luego, pero sin Otro para darles sentido. jY es de destino en Hélène Deutsch; tal vez tenga oportunidad de hablar peor! Al menos ésa es mi idea, y por eso escribf un pequeno texto de él. El texto de Hélène Deutsch es un poco confuso, pero muy a propòsito del apocalipsis y lo titulé "Apocalipsis o peor". Porque interesante, porque la histeria misma se carga en la cuenta de la los horrores del Apocalipsis, pese a todo, se atenùan un poco por neurosis de destino. el hecho de que haya un Otro. Si tenemos las desgracias del Apo¬ � ,Hay que decir entonces: el inconsciente es el destino, corno calipsis sin el Otro, por lo tanto con el agregado de la derelicción, Freud dijo "la anatomfa es el destino", retomando por otra parte ya no contamos con el odio de Dios para que nos soporte y la vida las palabras que se atribuyen a Napoleón? En el psicoanàlisis se no se ve mas facililada por eso. reveló la falsedad de que la anatomfa sea el destino, al menos si se Ya no tenemos a Dios, pero algo ha aparecido en su lugar. iQué da crédito a Lacan, que en el seminario Les non dupes errent, de es, entonces, si no el inconsciente mismo? 1973, dice, al contrario, "el ser sexuado se autoriza por sf mismo". Elinconscierne-eiLel. nombre de un dios de la modernidad. El ser sexuado se autoriza por sf mismo, lo cual significa que tiene Querria desarrollar esto. Lo que quiero decir es que, de hecho, la la elección, corno en efecto Lacan lo dice explfcitamente en Aun. maldición que nos interesa hoy en psicoanàlisis es la del incons¬ , De elio se deduce, lo vemos en seguida, que� si hay una maldición ciente. Antes de explicar la tesis, les hago notar que, si no Io to- del inconsciente, con seguridad no es una maldición que nos con- man asf, si no advierten que el inconsciente, la invención del in¬ dene a ser hombre o mujer, y esto, a pesar de la anatomfa. Nos consciente, vuelve a dar un poco de lustre a un Dios moribundo, no comprenderàn por qué Lacan, en su seminario Aun, dice que Freud acudìó en auxilio de Dios, corno un nuevo Cristo, mas mo¬ * En todos los casos. los nùmeros de pagina remiten a las ediciones francesas derno, sin duda, pero no obstante un nuevo Cristo que salva a Dios de las obras mencionadas (n. del t.). 18 La maldición sobre el sexo La maldición sobre el sexo condena tal vez a alguna desdicha, pero el inconsciente no nos im- freudiana y sigue utilizando la refcrencia al inconsciente, en el poneja dección del sexo, porque eso es lo que quiete decir "el ser sentido de desresponsabilizar al sujeto, en nombre de una idea ós" sexuado se autoriza por sf mismo". cura del inconsciente corno fuerza que nos dominarla y ante la que Lo que està en juego en la cuestión de saber si el inconsciente nosotros. pobres sometidos, no podemos nada. Esto va en el mis¬ es el destino debe resultarles clara: s<; refiere a la responsabilidad mo sentido que todo el movimiento de nuestra cultura actual en del sujeto. Es cierto que en el psicoanàlisis, y en especial en là que la muerte de Dios, la laicización que se deduce de ella, se en- orientación lacaniana, se afirman a la vez dos cosas que podrfa pa- cauzan hacia una atenuacióh de las responsabilidades individuales, recer diffcil articular juntas. Por un lado se afirma que el incons¬ y no a la inversa. Algunas veces mencioné el tema de las circuns- ciente es un saber y que, por lo tanto, en tanto saber, determina; tancias atenuantes, que en la actualidad asume proporciones com¬ por el otro, que el sujeto siempre es responsable. Hay entre las dos pletamente sorprendentes. Me acuerdo, por haberlo cscuchado en afirmaciones una tensión, si no una contradicción. Permftanme sa- la radio, de un ejemplo absolutamente siniestro pero que tiene, no car de mentirà verdad y presentar una tesis que no es la que sos- obstante, su nota còmica: en algùn lugar de Francia, en el campo, tendré finalmente: si el inconsciente funciona segùn la modalidad un joven mata a tiros a los cinco miembros de su familia. Llega un de un "està escrito", de un saber que determina por lo tanto lo real, buen gendarme que comprueba los hechos y, al ser interrogado por � qué puedo hacer, entonces? Del mismo modo que si fuera elegido la prensa, declara que ese pobre hombre probablemente se sentfa o condenado por la gracia de Dios, tal vez haya que decir que su- trastornado por... jel divorcio de sus padres! Entonces, la cosa friré tal o cual repetición, tal o cual vicisitud en mi vida amorosa y efectivamente da risa, pero es un fenòmeno de discurso, � no? Es la profesional, por la gracia de lo que està escrito en el inconsciente. idea de que en el fondo hay repercusiones del Otro que marcan al En una època, hace ya un tiempo, me vi en la necesidad de evocar sujeto y una vez pasadas, éste, a fé mia, tiene derecho a muchas los problemas de la gracia. En la teologia cristiana, y especialmen¬ excusas. Adviertan que es una retòrica que los analizantes, a ve¬ te en toda la Iglesia reformada, protestante, desde los luteranos ces, no desdehan utilizar. Tal analizante me decfa. ni siquiera hace liasta los calvinistas y el jansenismo, ya conocen todos los debates dos dfas: "Pero si es mi deseo inconsciente, no puedo hacer nada que liubo en torno del problema de la gracia necesaria y para saber con él". jY de qué modo! Aquf tienen un uso bien còmodo de la si es suficiente o no. Se justificaba referirse a esos debates, aunque referencia al inconsciente. fueran anteriores a la ciencia, en la medida en que el problema que Por otra parte, y en oposición a està retòrica indulgente de la procuraba resolverse en ellos era conciliar un sujeto responsable, sociedad y del sujeto mismo, està el hecho de la culpa. El hecho por lo tanto culpable, con la omnipotencia de Dios, con el hecho de que eventualmente, contra toda razón y sin razón, los sujetos de que la teologfa haga de Él el responsable absoluto del mundo. son culpables, se sienten culpables o actùan corno si lo fueran, vie¬ El debate alrededor de Calvino fue especialmente enconado, debi- ti mas de esa famosa necesidad, corno decfa Lacan, de justificar su do a su idea de la gracia suficiente, que pràcticamente no dejaba existencia, de dudar de que merezean vivir, al extremo que, a ve¬ sitio a la responsabilidad del sujeto, porque nos hace elegidos o ces, los éxitos los abruman. condenados independientemente de nuestros méritos, de nueslros Entonces, � qué dice la doctrina -porque a pesar de todo tene¬ esfuerzos, de la vida que hayamos llevado. ;Y con eso, vayan a mos una doctrina-, qué dice la doctrina sobre el inconsciente co¬ predicar la virtud! Una verdadera dificultad. rno destino? Con el inconsciente està cuestión tiene otras repercusiones. Y Hay muchas definiciones del inconsciente, al punto que por parece seguro que nuestra època ha hecho uso de la invención momentos se puede decir, yo puedo decir, que ya no sé qué es el 20 La maldición sobre el sexo La maldición sobre el sexo 21 inconsciente. Si empezamos con Freud, en el origen del psicoanଠdictos del inconsciente, es él quien, tras haber sacado a la luz lo lisis y el inconsciente idéntico a lo reprimido, éste es el resultado, que habfa reprimido, es confrontado a una nueva elección. a su juicio, de una defensa del sujeto: lo produce lo que él llama el Y luego, siempre en el mismo sentido, del inconsciente que no conflicto psfquico, en las psiconeurosis de defensa. Està definición hace destino, encontramos la ùltima frase de "Anàlisis terminable no hace del inconsciente un destino. Al contrario, hace de él el re¬ o interminable"; a menudo comenté ese pasaje, se los recuerdo, es¬ sultado de una opción del sujeto: la opción de defensa. Y, por con- tà en la pàgina 268 del volumen. Està vez ya no se trata de las pul¬ siguiente, mantiene en su totalidad la responsabilidad del sujeto. siones sino de la angustia de castración. Freud senala que es diffcil En el lfmite, hace de la represión casi una elección. Una elección decir cuando y si se ha dominado ese factor, pero que en todo caso que, por otra parte, es anterior a cualquier razonamiento. Puesto podemos consolarnos con la certeza de que hemos procurado al que, corno ustedes saben, Freud evoca las primeras tomas de posi- analizado "toda incitación posible a revisar y modificar su posi- ción del sujeto, que ni siquiera son verbales, que son respuestas a ción". Es la misma idea, revisar y modificar su posición, es decir experiencias de goce primarias, infantiles: reacción primaria de que la pelota està en el campo del sujeto y dependerà de su elec¬ aversión, de rechazo en la histeria, mientras que en la obsesión es ción. __ mas bien el exceso de satisfacción, que entraha el mismo resulta¬ Asf, pues, ahf tenemos un inconsciente que no hace destino. do: un rechazo a causa de la culpa. Ahora, si avanzamos un poquito, parece imposible atenerse a eso. Entonces, este inconsciente reprimido, que prepara perfecta- Por dos razones: en primer lugar, porque la naturaleza de la defei> mente el lugar de la elección subjetiva, es totalmente coherente sa que_engendra lo reprimido no debe asimilarse por completo a con las tesis que Freud desarrolla en "Anàlisis terminable e inter- una voluntad. Freud se vio en la necesidad de interrogarse sobre el minable" sobre el fin del anàlisis. Remito a dos pasajes; si toman origen de la defensa. iDe dónde viene està? Y ustedes saben que la edición de PUF, en el volumen 2 de Résultats, idées, problèmes, Lacan, en "Televisión", menciona que durante un tiempo atribuyó en la pàgina 242, Freud se pregunta en qué se convierten, al final la defensa a los efectos de la represión* familiar. Io que equivale a del anàlisis, las pulsiones que habfan sido reprimidas en el origen decir, para nosotros, a los efectos del Otro, del discurso del Otro de la neurosis. Responde de manera a la vez simple y categòrica sobre el sujeto. Y està la famosa observación de Freud, que nos que el anàlisis permite revisar las represiones, lo que quiere decir deja pensativos, cuando explica -y eso està evidentemente muy li- que permite una nueva elección, la puesta en acto de una nueva gado a la situación de la sociedad vienesa de su tiempo- que la elección del sujeto, con respecto a las pulsiones que habfan sido muchacha del segundo piso que vive en una familia burguesa bien desechadas por la defensa. Aclara que esa nueva elección puede educada y distinguida tiene mucho mas posibilidades de sufrir sfn- encaminarse en dos direcciones. O bien las represiones son des- tomas neuróticos que la hija de la porterà que vive en la pianta ba- truidas y se aceptan las pulsiones -lo que decimos cuando habla- ja, que presuntamente tiene menos cultura, menos exigencias y en mos de asumir los goces: las pulsiones que el sujeto no habfa podi- do soportar pueden volverse tolerables algunos anos mas tarde-, o bien, dice Freud, la otra alternativa es una nueva represión, mas * Chocamos aquf con una dificultad del castellano, que dice en una sola pala- sòlida y, creémoslo, definitiva. bra, represión, lo que el francés cxprcsa con dos: represión (en el sentido en el He aquf los dos destinos que Freud establece para las pulsiones que se nabla, por cjcmplo de represión social o politica) y refouieinent (la repre¬ y que se presentan, lo subrayo, corno dependientes de una elección sión freudiana). Para evitar confusiones. cada vez que el termino tenga este ultimo del sujeto. No es el sujeto quien sucumbe bajo el peso de los vere- sentido, agregarcmos entre corchctes la palabra francesa refoulement (n. del t). 22 La maldición sobre el sexo La maldición sobre el sexo 23 la que, por lo tanto, las pulsiones podràn desarrollarse mas a sus · iplica a la topologia de Kant, para designar un desconocimiento anchas. Podemos ver la serie: la_represK>n produce la dcfcnsa_qiie de lo real, por lo cual se lo encubre con una ficción. produce la represión \refoulement], De allf la conclusión, dada en Si tomo ahora las tesis de Lacan, hay fórmulas cuestionadoras una bella expresión: "La civilización pbliga a los sujetQS_a vivir con respecto al problema planteado, saber si el inconsciente es el por encima de sus medios éticos". iPodrfamos glosar mucho tiem¬ destino. Se trata de todas las que sìtùan el inconsciente corno un po està frase ! saber. En realidad, se presentan varios tipos de fórmulas, que van No obstante, està serie no puede sostenerse corno representa- desde las primeras, "el inconsciente es el discurso del otro", hasta ción de la tesis fundamental de Freud. Aunque sólo sea porque "el inconsciente es un saber". Todas implican que el inconsciente està la represión [refoulement] originaria, y ésa es la segunda ra¬ està escrito y, por esa razón, el sujeto no tiene posibilidad alguna zón. de escapar. Con està noción, puede decirse que Freud da con otra cosa, un Es posible seguir paso a paso esas elaboraciones. Les senalo al- ombligo a la vez indecible e irreductible del inconsciente que se gunas pàginas a consultar. En "La instancia de la letra", cuando impone a todos, casi a priori, por lo tanto una represión [refoule¬ define el inconsciente corno un discurso concreto, transindividual. ment] imposible de suprimir, que no depende de ninguna opción Concreto, transindividual, quiere decir necesariamente que si el subjetiva, sin retorno posible y que, en consecuencia, hace destino, sujeto tiene su parte en él, no obstante està atrapado y cae bajo el por no decir estructura. Aun cuando Freud no llegue a darse cuen- peso de algo que le viene de afuera, que lo precede, proveniente ta de la represión [refoulement] originaria, la constata, la formula y esencialmente de los padres, del entorno familiar, de lo que se finalmente es Lacan quien da su clave a partir de la estructura del transmite entre generaciones. Vean la pàgina 258. Es la idea de lenguaje, con su éscritura del materna significante de una falta en una determinación, si no total, sf al menos parcial, por los signifi- el otro, S(A), al que volveré, que indica que hay algo, una parte.. cantes del Otro, por la palabra del Otro, y cuando decimos palabra, pulsional, que no se inscribe en el Otro del lenguaje. En otras pa- incluimos el deseo del Otro. Cuando dice en "La cosa freudiana". labras, que lo simbòlico no logra subsumir toda la pulsión, todo el pàgina 518, y luego en "Subversión del sujeto...", pàgina 799, que goce. el inconsciente es una cadena que incita a reproducirse, lo coloca En el fondo, a partir de la noción de represión [refoulement] del lado de un automaton que se impone y no da lugar a la elec¬ originaria en cierto modo se denuncia la doctrina de la represión ción. Lacan emplea incluso expresiones muy fuertes: ya, dice al corno causa: està aparece corno una ficción. Es el termino que em- hablar del sujeto, "su existencia està en litigio", en litigio en el plea Lacan: la represión familiar es una ficción. Creo que hay que Otro, desde luego, que es la figura primera del destino. aclararlo. Eso no quiere decir que la represión familiar no exista "Posición del inconsciente" da una definición diferente, en la -en rigor de verdad, existió mas que ahora, pero todavfa està pre¬ pàgina 839. Allf se planlea que el inconsciente es el corte en acto sente-, simplemente que no es la verdadera causa de la impasse entre el sujeto y el Otro. La fòrmula se refiere ahf a lo elaborado sexual, sino unicamente su causa aparente. por Lacan sobre la lògica de la alienación de la elección llamada Durante un tiempo se creyó posible fundar una promesa de li- forzada, y de ese "ve/" origina! que él extrae de la teoria de los beración sexual sobre està ficción de la represión sexual corno conjuntos y que plantea una alternativa sin escapatoria. Pero, si causa. Ese sueno tuvo su remozamiento en 1968, con el sexoiz- prestamos atención a las resonancias de la expresión, no a su tra¬ quierdismo, pero antes fue ya el de Wilhelm Reich. Idea imbécil, ducción lògica sino a sus resonancias poéticas, la expresión "elec¬ sin duda, en el sentido en que Lacan utiliza la palabra cuando la ción forzada" es adccuada para convocar todas las coacciones de 24 La maldición sobre el sexo La maldición sobre el sexo 25 la libertad y en especial todas las figuras del destino. Edipo: elec¬ ria, empiecen con la pequeha fòbica de las liendas que evoca al fi¬ ción forzada. Antfgona: elección forzada. Lo que yo Uamo alterna¬ nal de su Proyecto de psicologia para neurólogos, pasen por todas tiva sin escapatoria hace del sujeto la marioncta del destino, el pe- las histéricas de los Estudios sobre la histeria, Ueguen a Dora: no lele de un Otro que le prescribe sus caminos. hay una sola en la cual, en ùltima instancia, no se encuentre el pro¬ Tomemos ahora "Televisión". En la pàgina 19, encontramos el blema notorio de la relación con el hombre. Todas enfermas del inconsciente definido corno "la insistencia del deseo", lo que insis¬ hombre, dirfa Lacan. Tomen a Juanito: detràs de su fobia està des¬ te entonces en la palabra, o sea "la repetición de lo que se deman¬ de luego la cuestión de en qué se va a convertir Juanito corno da". Lo que se indica aquf es mas bien la elección... excluida, co¬ hombre, y la pareja de los padres en cuanto problemàtica. En el rno si la suerte estuviera echada. caso del Hombre de las Ratas, se trata de elegir una mujer -jqué Y luego tenemos el seminario Aun, donde se recuerda que el problema!-, y eso también remite a la pareja de sus padres. El inconsciente es una frase "que ordena toda una vida" y que, ade¬ Hombre de los Lobos surge en la escena primitiva en toda su ex- màs, funciona corno trampa, porque es su modulación continua, trafìeza. En cuanto a Schreber, no està la pareja humana sino él co¬ reconocida en algunos signos enigmàticos, lo que genera el amor. rno mujer de Dios, la misma cosa en otra versión. Detràs de los Finalmente, la ùltima referencia, tal vez la mas fuerte, en Les sfntomas en plural, en todos los casos, se perfila el problema de la non dupes errent, donde dice: el inconsciente es un saber, y decir pareja en su dimensión sintomàtica. ese saber lo hace saber mas endurecido. Asf, pues, es realmente la Y aquf vemos còrno se situa en el psicoanàlisis la dimensión te¬ idea de que el anàlisis no afloja la determinación de ese saber sino rapèutica. Està està completamente garantizada en el plano de los que, al contrario, la refuerza. Lo cual es un cambio, por cierto, sfntomas en sus definiciones fenomenológicas, psìquiàtricas. Fo¬ aunque no el que se esperaba. Saber mas endurecido, entonces -la bia, somatización, obsesión, sfntomas que el psicoanàlisis despla- expresión es de 1973, la època del materna, de la lògica y la apari- za, reduce, etcétera... No digo que, por otra parte, no tenga fraca- ción de los nudos borromeos-, pero Lacan agrega que implica el... sos, pero tiene ese poder, eso es indudable. Donde el efecto "sin perdón del inconsciente". Aquf, la resonancia es del mismo terapèutico es menos seguro es en el nivel de la pareja sexual, que registro que maldición, nos remite efectivamente a la figura del siempre es sintomàtica. Ahora bien, hoy se dejan ofr voces que nos Otro, del destino o de Dios. dicen que también en este caso eso se arregla al final del anàlisis. De modo que en el psicoanàlisis, en la elaboración de lo que es Es cierto, sin duda, pero habrà que ver dentro de qué lfmites, y pre- el inconsciente, hay efectivamente una parte que vehiculiza la idea guntarse si no es porque el sfntoma irreductible resulta reforzado. de una predestinación por éste, con la cuestión de si el sujeto es un La maldición del inconsciente, de ese inconsciente productor desdichado inocente, y no un culpable que merece claramente su de sfntomas, se aclara al jugar con el equfvoco y tornarla en su infelicidad. No es mas que una parte, sin duda, y habrà que ver la asonancia con el hecho del mal decir. La maldición del incons¬ otra. ciente que condena a la sexualidad a ser sintomàtica obedece al Empero, � cuàl es el nombre de la infelicidad en el psicoanàli¬ hecho de que el inconsciente dice mal: dice mal el sexo. El sentido sis? El sfntoma. Y quien dice sfntoma introduce de inmediato la sexual està por doquier, sin duda, pero el sexo no està en ninguna referencia al sexo. No hay un sfntoma que no conduzca al proble¬ parte en el discurso del inconsciente, y en ese sentido podemos de¬ ma de la pareja sexual, o mas exactamente a la pareja sexual corno cir con Lacan que el pansexualismo de Freud es un... asexualis- problema, lo que no es lo mismo. Pueden tornar cualquier ejemplo. mo. Que el decir del sexo sea una dificultad es algo que adverti- Consideremos los de Freud, bien conocidos. En el caso de la histe¬ mos fuera del psicoanàlisis. A lo mejor voy a citarles, si tengo 26 La maldición sobre el sexo La maldición sobre el sexo 27 tiempo hoy, dos pasajes de dos autores que he seleccionado, uno inconsciente que cultivamos, en cierto modo, no conoce mas que es Rousseau, el otro es Borges, pero avanzo un poco para terminar el Uno, que segrega al Otro. Cuanto mas cifra, mas hace ex-sistir lo que querfa decir hoy. al Otro del sexo corno lo expulsado de su cifrado. El inconsciente dice mal. En efecto, cuando quiero decir corno Ese inconsciente segregacionista no inscribe la parte que es no analizante lo que quiero, lo que deseo sexualmente, � ,qué se produ¬ toda, propiamente mujer; comprenden con eso por qué Lacan dice ce? Lo sabemos desde Freud. Lo que se encuentra son las pulsio¬ que no es sino de ahf que la mujer es toda, de ahi desde donde el nes parciales: las pulsiones orales, las pulsiones anales, las pulsio¬ hombre ve que ella tiene un inconsciente. Pueden encontrarlo en la nes escópicas, invocantes, fàlicas. De allf la fòrmula de Lacan, en pàgina 90 de Ann. Tal vez vuelva a elio, ya que merece meditarse la pàgina 851 de los Escritos, con respecto a la libido descubierta bien. Està observación da que pensar cuando vemos que hay tantas por Freud, cuando dice que su color sexual "es color de vacfo". mujeres en el psicoanàlisis, cada vez mas. En Francia todavfa està (,Por qué de vacfo, si no es porque le falta el sexo, en provecho de un poco repartido, pero en Sudamérica es masivo. Entonces, hay las meras pulsiones parciales y el falò? "Vcnus està proscripta de dos hipótesis. Està la que se puede atribuir a Freud, que dina, sin nuestro mundo", dice Lacan, asf corno Woody Alien exclama duda, que hay tantas mujeres en el psicoanàlisis porque envidian "Maldita Afrodita". Aparentemente es lo mismo, sólo que Lacan el Uno, lo que es una manera de traducir la envidia del pene. Pero puede agregar que "es una caducidad teològica". Dios, una vez Lacan no va en esa dirección, parece, porque dice, al contrario, mas. Caducidad teològica, no es el caso para el poeta rnaldito, ad- que ellas no suspiran por el Uno, a diferencia de los hombres que, viértanlo, porque es rnaldito pero, si me lo permiten, a causa de las si le creemos, sf lo hacen. Acaso vuelva a esto. palabras que pronuncia. Y bien, la maldita Afrodita lo seria mas ;.Por qué la maldición del inconsci ente deja al sujeto culpable? bien por las palabras silenciadas, las palabras no dichas. Ésa es la La cuestión se plantea debido a que el inconsciente no es un Dios carencia esencial del inconsciente. Este termino, carencia, es em- malicioso, un Dios malo, sino mas bien un Dios limitado, incapaz pleado por Lacan, en la pàgina 849 de los Escritos, para decir que de inscribir al Otro, y cuya incapacidad no es otra que la del len¬ en el inconsciente hay un defecto en el decir. En otras palabras, un guaje. � .Córno situar la culpa con respecto a ese Dios, un poco es¬ decir que falta, un decir que està forcluido. El inconsciente no di¬ pecial, que no es un Dios de voluntad corno el de los profetas, el ce el Sexo, en el sentido de que el sexo designa a las mujeres, por¬ del amor y el castigo, que no es el dios de los filósofos, corno otro que en la lengua francesa clàsica se dice las personas del sexo, y nombre del sujeto supuesto saber? también el bello sexo, por aquel que también horroriza... Esto me devuelve al problema de la culpa. Freud y Lacan se Entonces, aquf tenemos que la maldición [malédiclion] del in¬ forman de ella, me parece, concepciones diferentes. Voy a dàrles consciente hay que escribirla en dos palabras: male-diction, para las dos referencias que mencioné hace un momento, de dos auto¬ evocar el decir mal, y luego hay que poner el acento circunflejo: la res que advirtieron con claridad qué problemàtico era hablar del màle-diction [macho-dicción]. La macho-dicción es exactamente sexo. lo que Freud indica cuando sehala que no hay mas que una sola li¬ El primero que elegf es anterior al psicoanàlisis. Es Rousseau, bido. Dicho de otra manera, el inconsciente no conoce el otro sexo, en su Emilio, su tratado sobre la educación. Rousseau, luego de no conoce mas que el Uno fàlico que hace al hombre y también un haber criado a su pequeno buen salvaje al abrigo de los hombres, poco a las mujeres, pero no todas. Permftanme que traduzca: jel in¬ al abrigo de las mujeres, al abrigo del lenguaje -en fin, lo protegiò consciente es segregacionista! Se insiste en el hecho de que los de todo para dejarlo en brazos de la naturaleza-, comprende que la discursos son segregacionistas, y lo son, pero no olvidemos que el cosa no puede durar toda la vida porque va a plantearse el proble- 28 La maldición sobre el sexo La maldición sobre el sexo 2*1 ma del sexo. Y ahf, es preciso que asegure su influencia porque, agentes son iniciados no por grandes sacerdotes sino por personas corno él dice, "al aparecer en él una pizca de timidez, al verlo mas muy marginales... En sfntesis, Borges construye asf toda una fic¬ reservado, al comprobar que me oculta algo, una pequena ver- ción en torno de ese rito que inspira un horror sagrado a algunos, gùenza, comprendo entonces que si no lo instruyo, pronto lo ins- que otros no cumplen, etcétera. Y en el fondo todo el mundo que¬ truiràn a mi pesar". Alimenta entonces el proyecto de escribir una lla un poco perplejo frente a ese texto misterioso que no descubre iniciación al problema del sexo, para ver còrno puede un hombre mi clave; y luego, un testimonio de Borges, en el '63, segùn creo, honesto instruir a un muchacho destinado a ser, en la sociedad, un en una entrevista, revela que ese rito no es otra cosa que la copula- hombre segùn la naturaleza. Tendrà que revelarle qué es el hom¬ ción. La secta del fénix es la secta de los copuladores. Y confiesa bre, qué es la mujer y cuàles deben ser sus relaciones. Entonces, es el cataclismo subjetivo que tue para él enterarse de que su padre y muy interesante, porque en la pàgina 649 del libro 4 del Emilio, su madre habfan podido... hacer eso, esa cosa indecible. Yo pude atestigua haber hecho intentos de redacción, y luego de muchos comprobar que muchos de los conciudadanos de Borges no habfan esfuerzos tuvo que renunciar, precisamente en razón de los... adivinado, no estaban informados de que el rito en cuestión era la equfvocos de la lengua. jQuerfa hacer un texto de educación vir¬ copulación. Ahora bien, es interesante que sea Borges, que escri- tuosa, pero la lengua se opuso! Naturalmente, culpa a la lengua bió "La biblioteca de Babel" y resenó en forma literaria todas las francesa y renuncia, convencido, dice, de que està es demasiado consecuencias de la letra y de la mortificación de la letra, la mane¬ preciosa para soportar jamàs en un libro la ingenuidad de las pri- ra en que el sujeto està atrapado en ella y encuentra allf su destino, meras inslrucciones sobre ciertos temas. Y explica que no hay for¬ quien nos proponga una cosa totalmente distinta con està secta del ma de escribir de manera casta en esa lengua, porque, dice, "me fénix: lo que no puede decirse, lo que no està escrito en la biblio¬ parece que la castidad de una lengua no consiste en evitar con cui- teca de Babel. Asf logra elevar a enigma literario la posición for- dado los giros deshonestos, sino en no tenerlos. En efecto, para cluida del sexo en el inconsciente; en otras palabras, la maldición. evitarlos es preciso pensar en ellos y no hay lengua en que sea mas diffcil hablar puramente en todos los sentidos que la francesa. El lector, siempre mas hàbil en encontrar sentidos obscenos que el autor en desecharlos, se escandaliza y se alanna por todo", etcéte- ra. La nota paranoica se exhibe en todo su esplendor, pero no quita nada a la validez de la experiencia comunicada. El otro texto es de Borges. Se llama, quizàs lo conozcan, "La secta del fénix". Texto notablemente extraho sobre una secta, pre- sentada a su vez conio muy extrana, en la vena del Borges còmico fantàstico. Éste empieza explicàndonos, con el apoyo de plantea- mientos eruditos, que se supone que està secta del fénix tiene su origen en Heliópolis, tal vez. Se plantea la cuestión de los docu- mentos y se destacan sus particularidades: no hay persecuciones conocidas en su historia, aunque sus agentes hayan sido tanto ver- dugos comò vfetimas; se basa en un secreto fundamental, que con¬ siste en cumplir un rito completamente singular, en el que los 2. A causa del inconsciente Voy a continuar con la maldición del inconsciente, ya se escri¬ ba con acento circunflejo [macho-dicción] o sin él. En rigor de verdad, està maldición està estratificada. Tiene varios niveles. Cuando decimos con Lacan: "No hay relación-proporción se¬ xual", nos referimos a la maldición del inconsciente. Vale decir que reconocemos que para el hablanteser, corno dice Lacan, el ac¬ ro sexual, la relación con el otro sexo, no se instaura mas que por caminos a la vez complejos y un poco retorcidos. Caminos que, ademàs, no constituyen una relación con el otro sexo. Nos encon- tramos ahf en un nivel que puede calificarse de universal. Y tal vez sea nuestro ùnico universal, el de la castración. Eso es una maldición, en el fondo, genèrica del ser hablanle. Por otra parte, es por eso que Freud, para dar cuenta de està maldición genèrica, tu- vo que elaborar un mito que es bastante homólogo al mito cristia¬ no del pecado originai. Aspecto sobre el que Lacan insistió con frecuencia. Hay otro nivel. Se puede tornar la maldición del inconsciente en el nivel del uno por uno, en la medida en que el inconsciente es para cada sujeto un saber espceffico, propio de cada uno. Como saber especffico, sintaxis particular, conio Lacan decfa en un mo¬ mento, que prescribe, que fija mas bien. los caminos en los que es¬ tàn atrapados el deseo y el goce de tal o cual sujeto y al que le 32 La maldición sobre el sexo A causa del inconsciente 33 rio a pagar en el discurso del amo es bien claro: el sofocamiento concede una mayor o menor ventaja, también puede hablarse de su maldición. de las virtudes singulares que en cierto modo aquél aplasta o in¬ A esos dos niveles, universal y particular de la maldición del tenta amordazar cada vez que se oponen a marchar al mismo paso inconsciente, creo que hay que agregar ademàs lo que voy a llamar que cualquiera. Y hay que decir que todo contribuye a elio: la edu- i ación, la escolarización, las profesiones, todo el mundo pone ma- por extensión la maldición del discurso, que no es la misma cosa. La maldición del inconsciente seria mas bien la de un lenguaje sin- nos a la obra para, dina, formatear los goces singulares a fin de gular que gobierna a cada sujeto. La maldición del discurso es lo que logren convivir con otros. De elio se sigue, evidentemente, que el discurso del amo no funciona sin policfa, ultimo recurso que Freud abordó en El molestar en la cultura, habida cuenta de mando las presiones de las ofertas del discurso han renunciado a que en lo que él Uamaba cultura podemos reconocer, mutatis mu- intervenir. No funciona sin policfa y tampoco sin sfntomas: sfnto¬ tandis, digamos, el discurso del amo moderno, o sea el discurso mas que hacen reemerger verdades vedadas y marcan los lfmites del amo trabajado, y, mas que trabajado, transformado por el capi¬ del dominio del discurso. talismo moderno. Ustedes saben que Lacan dio una vez una escri- En el discurso analitico, en el fondo, el objetivo es inverso -en- tura muy precisa de ese discurso. Entonces, el discurso -hablo de discurso en singular para designar el que hace nuestra actualidad-, vés, dice Lacan-: hacer surgir la singularidad reprimida, a la vez también ese discurso ordena los deseos y se esfuerza por regular el i omo verdad y corno real. En ese sentido, el discurso analitico es solidario del discurso comùn. Es su compensación, conio una es¬ campo de los goces. Prescribe actualmente produciendo los objetos a gozar, hacien- pecie de regulación. También hay un precio a pagar, tal vez menos visible pero de todos modos sensible. Ese precio se situa en el ni¬ do una especie de oferta: ofrece a todos cierta cantidad de objetos, vel de lo colectivo. Y en el fondo, donde mas se muestra es. me cuyo valor rivaliza con el de los antiguos ideales, y que se prescri- ben corno objetos de goce. No desarrollo este aspecto, ampliamen- parece, en el nivel de las instituciones analfticas. Es decir, en el ni¬ te reconocido, al punto de haberse convertido en una trivialidad vel en que se trata justamente de crear comunidades en que ya no se abordan las verdades singulares sino que se intenta, al contrario, que circula por todos lados. Recuerdo, no obstante, que el efecto de un discurso consiste siempre en producir homogeneización. Un hacerlas cohabitar e incluso marchar al paso de una causa comùn. discurso es en cierto modo una màquina de tratar la incompatibili- Y es notorio que, desde el origen, la cohabitación de las singulari- dades en las instituciones analfticas, y es un eufemismo, no carece dad de los goces. Podrfamos casi hablar de una màquina de tratar de algunas dificultades y exige muchos esfuerzos y mucha aplica- la incompatibilidad de los inconscientes, en la medida en que éstos ción. son los instrumentos de los goces singulares. Es una màquina de Asf, pues, la maldición del inconsciente no es en absoluto lo producción de una especie de sintonia, digamos de convivenciali- dad para evocar la vida posible, entre los goces de los distintos in- mismo que la maldición de los discursos. Està ùltima se esfuerza dividuos. Lo cual es verdad en cualquier discurso, y en cada uno por corregirla pero también la redobla, al capricho de sus formas históricas. de ellos hay que pagar un precio. Podemos advertir el beneficio del discurso del amo: es un dis¬ Me detengo por el momento en la maldición del inconsciente curso que hace soportable el cuerpo social. En ese sentido, su mè¬ en su forma a la vez genèrica e individuai, corno acabo de decirlo, rito -si nos atrevemos a Marnarlo tal- es el mantenimiento del or- y esto me lleva a retomar el texto de Lacan sobre "La carta roba- den. El orden no en sus excesos sino en su aspecto positivo, ila". Acudo una vez mas a ese texto ya frecuen te mente comentado, en especial por J.-A. Miller. Vuelvo a ese texto en la medida en regulador. El orden sin el cual una comunidad es invivible. El pre- 34 La maldición sobre el sexo A causa del inconsciente 35 i irrisi forma posefdo por ella. Y sin saberlo, siendo asf que piensa, que es uno de aquellos en que Lacan mas acentua la autonomia de los poderes de lo simbòlico y lleva al extremo la afirmación de la ri unicamente, que puede usarla, valerse de ella para fines que pue- determinación por lo simbòlico. jRelean ese texto, es una mina! ili-n ser diversos pero que en esencia estàn, digamos, ligados al po¬ No es una casualidad que Lacan haya querido ponerlo a la cabeza lla. HI ministro cree que con esa carta tiene a la reina, y Dupin, de sus Escritos, y no sumergirlo en la cronologia, corno un articulo i|in' licne al ministro y la recompensa prometida: una fuerte suma. entre otros. Al sacarlo de la cronologìa lo pone en cierta forma en Asf, pues, la tesis es determinista: el significante determina al exergo. sujolo, Lacan lo dice exactamente asf en la pàgina 30, y el termino Ustedes saben que esa carta del cuento de Edgar Allan Poe es ili-hc tomarse en todo su vigor. Digamos que el cuento de Poe se una carta que tiene un trayecto. Un trayecto que Lacan califica de nboida aquf corno un apòlogo de la maldición del inconsciente. "desviado", "prolongado", para finalmente traducir la expresión Ouorrfa llamarles la atención sobre dos pasajcs, que son segura- inglesa purloined letter corno "carta en sufrimiento", metafòrica¬ nii'iuc los mas extremistas, acerca de ese punto. En la pàgina 40, mente en suspenso [lettre en souffrance]. En efecto, en el cuento ni hablar del descubrimiento freudiano, evoca a los sujetos sea co¬ pasa de mano en mano: està en manos de la reina, el ministro la nio carneros, sea, un poco mas addante, corno marionetas, mien- hurta, la policfa la busca en vano y finalmente Dupin se la roba al lins que en la pàgina 30 senalaba que el sentido de esc descubri¬ ministro. De modo que tenemos una carta que circula de uno al miento "es que el desplazamiento del significante determina a los otro, y Lacan reconoce en su trayecto y efectos algo asf corno la Miictos"; entonces, cuidado, anado un comentario. Eso no quiere representación del significante mismo. Lo dice explfcitamente en itrcir que los determine ùnicamente en sus divisiones genéricas, ya la pàgina 29: la carta representa el significante mismo, en la medi¬ i|tie prosigue diciendo que los determina "en sus actos, su destino, da en que éste nunca se mantiene sino en un desplazamicnto. Y la sus rechazos, sus cegueras, sus éxitos y su suerte, no obstante sus califica -en la pàgina 16- de "puro significante" que opera por sus ilones innatos y su experiencia social, sin miramientos por el ca- desplazamientos. Las vicisitudes de la carta del cuento le sirven n'icier o el sexo, y que de buena o mala gana seguirà el tren del por lo tanto para representar los efectos del significante en el auto¬ significante corno armas y bagajes todo lo que corresponde a lo matismo de repetición, donde aquél ejerce toda su coacción sin dado psicològico". asentimiento alguno del sujeto, y sin que éste lo sepa. De modo que se trata verdaderamente de la idea de un dominio En sf misma, "puro significante" es una expresión problemàti¬ que parece casi total. Ése no es el ùnico pasaje. Puedo referirme a ca, que forma parte de la serie de expresiones paradójicas que em- la pàgina 40. Es después de que Dupin haya sufrido a su turno el plea Lacan, tales corno "significación absoluta" para el fantasma o maleficio de la carta, cuando Lacan hace hablar al significante "significante sin par" para el falò. Hablar del significante puro es mas alla de todas las significaciones. Dice: "Crees actuar cuando desconectarlo del significado y destacar, en efecto, que en el cuen¬ yo te agito al capricho de los lazos con que anudo tus deseos", ec¬ to en ningùn momento se sabe qué dice la carta en cuanto misiva. cètera. Y en el fondo, para nosotros, en ciertos aspectos eso la hace idén¬ Por otra parte, adviertan en la cita precedente el termino "acto". tica a un sfntoma no descifrado, cuyo sentido no se ha dcsplegado. Oue el acto mismo, que Lacan situarsi mas tarde corno limite de Resumo la demostración de Lacan. � En qué consiste? En sub- las influencias del significante, se presente aquf corno su efecto, rayar que la posesión de la carta -y a propòsito de està expresión, indica claramente la extensión màxima de la determinación signi¬ "la posesión de la carta", agrega: magnifica ambigiiedad del len¬ ficante. Y es realmente lo que indica el termino "marioneta". guaje- transforma a su poseedor. Lejos de poseerla, éste està en Insisto ademàs porque, al releer el texto, yo misma me sorpren- 36 La maldición sobre el sexo A causa del inconsciente 37 I Meno de otra manera, el sentido de està carta es su ilegitimidad. df por, digamos, el caràcter un poco total, sin restricciones, de la tesis. En la pàgina 59, él evoca el resultado posible de los rigores lis signo, dice Lacan, de contradicción y escàndalo -volveré a la de està determinación simbòlica al subrayar que no seria impensa- expresión- en relación con el pacto simbòlico que liga a la reina ble una màquina de interpretar. En realidad no utiliza la expresión i on el rey. "màquina de interpretar"; lo hago yo, por extensión, a partir de es¬ Y es ahi' donde Lacan introduce en su texto otra tesis que hace tà observación: "No es impensable que una moderna màquina de de la carta el signo de la mujer. Cuando actùa el maleficio de la calcular, desentranando la frase que modula sin saberlo y a largo iurta, quien la posee y no puede mas que esconderla porque es el plazo las elecciones de un sujeto", si viene a jugar con éste, "lle- siHtio de la contradicción y el escàndalo, se ve obligado, sin saber¬ gue a ganar mas alla de toda proporción". Desde luego, agrega de lo y a su pesar, por la mera operación de la carta que tiene en sus inmediato que es una paradoja. En todo caso, una ficción, hecha manos, a cumplir el papel de la reina y por lo tanto a revestirse para indicar que hay una parte calculable, que la parte calculable con los atributos de la mujer y "la sombra", que son Jos de quien oculta. del sujeto es la parte de la cadena del inconsciente. He aquf, pues, la tesis de la maldición del inconsciente. Descubrf con sorpresa, porque lo habfa olvidado, que él mismo emplea el termino en ese Hombre Mujer texto. Habla de la carta maldita y de la "maldición" de ese signo. Esa carta verdadera del cuento no tiene significación, ya que no Rey Reina conocemos su mensaje, pero tiene no obstante un sentido en cuan¬ Culpa Escàndalo to puro significante, y no seria un significante si no tuviese senti¬ s, s2 Sa Carta do, por defìnición. Este corte lo ilustra el hecho de que la carta se S Fetiche oculta dejàndola al descubierto. Si recuerdan el cuento, Lacan in¬ siste mucho en que para esconderla hay que dejarla expuesta a la Ser legai Ser propio mirada, al descubierto. Por otra parte, es exactamente el caso del Ley Fuera de la lcy inconsciente, el inconsciente que està en la superficie asf corno esa carta al descubierto se expone en lo imaginario, en lo visible, ocul¬ Asf, pues, la carta transforma, pero no de cualquier modo: fe- ta ùnicamente en la medida en que no es leida, vale decir, en que ininiza. Lacan se detiene a demostrar, bastante didàcticamente y se la ve sólo conio cosa y no corno significante. de manera muy convincente, còrno el ministro, el jugador, el mate¬ <,Cuàl es el sentido de esa carta no lefda? Se plantea en el cuen¬ màtico, el hombre de ingenio, el dandy, quien no tiene miedo a na¬ to -y Lacan lo destaca- que para quien la tiene al principio, la rei¬ da, el hombre de acción, desde el momento en que tiene la carta en na, la carta implicarla un peligro si se la Uegara a conocer. En otras sus manos, està pràcticamente paraiizado. Entrampado en la inac- palabras, se ignora su contenido, pero se sabe que la carta la vin- ción, en un no actuar en el que la indolencia, el tedio, la molicie, cula a un pacto ilegftimo, cualquiera sea, ya incumba a la polftica, todo evoca un verdadero odor di fémmina. El mismo Dupin, el al amor o a otros intereses. Lo ùnico seguro es que hay que impe¬ mas astuto de los astutos, que encontró la carta y la sustrajo al mi¬ dir de todas formas que llegue al conocimiento del rey: la carta nistro, una vez hecho esto no puede resistir el impulso de una ver¬ pertenece por lo tanto a una cadena simbòlica extratìa a la fé jura- dadera rabia femenina, pues la rabia se supone mas femenina y la da al rey y al orden que implica. Asf, pues, es una ofensa a la do¬ colera, sin duda, mas masculina. ble fidelidad que ella debe a aquél, corno sùbdito y conno su mujer. Durante mucho tiempo me pregunté por qué en un texto cuyo 38 La maldición sobre el sexo A causa del inconsciente n mente lo que Lacan llamarà mas addante lazo social-. De hecho, objetivo es mostrarnos la potencia de lo simbòlico en el automatis¬ cu ese texto, aunque no figure, la expresión -lazo social- se aplica mo de repetición, Lacan introducfa la cuestión del signo de la mu¬ a él. Vemos funcionar el automatismo de repetición en la serie de jer. En efecto, el automatismo de repetición vale para los dos se- las tres parejas, rey/reina, reina/ministro, ministro/Dupin. xos, para cualquier sujeto, ya esté del lado del hombre o del lado La clase anterior recordaba que la anatomfa no es el destino. de la mujer. Entonces, � a qué se lo podfa atribuir? En parte, sin du¬ "Ha carta robada" nos sugiere otra fòrmula, que no es habitual pe¬ da, al mismo Poe, que en el fondo construye su cuento alrededor to seria vàlida: el significante es el destino. Y aquf, es el signifi¬ de una pareja: el rey y la reina. Esa pareja que es a la vez la del cante ilustrado por la carta que circula, que no es cualquiera. poder, el amo y el sùbdito, y la sexual, el hombre y la mujer. Esa Al volver en un seminario bastante posterior a està carta roba- elección no puede tenerse por puramente contingente con respecto ila, Lacan se comenta a sf mismo y dice que està no es otra cosa a lo que el psicoanàlisis rcvela del sfntoma. que el Falò. Que aquf hay que escribir con mayùscula, porque no Ustedes conocen, ademàs, la fascinación que producen las fa- ilebe tomarse solamente corno el significante de la falta -anatòmi¬ milias principescas, y particularmente las parejas principescas. Co¬ ca, entre otras-, sino también corno el del goce que escapa a las sa que sigue vigente -es raro, £,no?- pese a la modernidad que mortificaciones de la ley. Elemento tercero en cada una de las pa¬ creemos ya llegada, y bien, sigue habiendo sin embargo toda una rejas mencionadas, lo vemos, en efecto, desplazarse de una a la prensa que vive de los amores y las aflicciones de las familias rea- otra, y hacer destino para el sujeto a quien posee, marcandolo con les. Vean a Lady Di, que incluso apasionó en el medio analftico, si los estigmas del goce encubierto. Tenemos en primer lugar al rey y no me equivoco. Creo que no se lo puede atribuir ùnicamente al la reina; el rey, corno significante 1, es el significante amo por ex- hecho de que sean familias de excepción que viven en el brillo y el celencia, y la reina, su mitad, corno decfamos, es apta para propor- lujo. Tampoco a su poder, porque en la actualidad es nulo o casi cionar el significante 2. jPueden ver que es la variante senalada de nulo. (,Serà la nostalgia del pasado y el poder perdido del signifi¬ la pareja hombre-dama de "La instancia de la letra"! La carta-Falò cante amo? del cuento se introduce corno tercero y acentùa su disimetrfa signi¬ Creo mas bien que hay que adjudicarlo, pese a todo, al hecho ficante por el elemento heterogéneo del goce fuera de la ley que de que en ese caso ilustrativo, la pareja siempre problemàtica que representa. es la pareja sexual està ilustrada y sustentada por una pareja menos Por esto, acaban por ilustrar igualmente los dos términos del esencialmente problemàtica pero igualmente significante, la del fantasma: el sujeto està del lado del rey y el objeto del lado de la poder politico, de la transmisión hereditaria de las familias. reina. Lacan lo dice explfeitamente: lo simbòlico mantiene a la Mas fundamentalmente, creo que lo que hay que captar en la mujer sea en posición de significante, sea de fetiche. Ése es el lògica de ese texto es que el automatismo de repetición se aborda destino, para no decir la destitución, que el verbo promete a la en él no corno un proceso intrasubjetivo, sino corno un proceso in- Mujer-Reina, al asignarla al lugar de significante segundo. La tersubjetivo, que obedece a escansiones que son las del tiempo lò¬ carta representa por elio lo que no puede situarse en esa cadena gico, también éste esencialmente intersubjetivo. El automatismo de la legalidad, el signo de "contradicción y escàndalo" mencio- de repetición puede abordarse en el nivel intrasubjetivo, fijando, al nado en la pàgina 32, el indicio de ilegitimidad, el signo de la margen del lazo social, el goce de un sujeto. Pero no es ésa la mujer en cuanto està no hace valer su ser sino fundàndolo fuera perspectiva de este texto, en el que ese automatismo rige la lògica de la Ley. de las relaciones entre los seres. No sólo la relación entre un sujeto Es decir que su ser propio, en la medida en que no se reduce a y un goce autista, sino también la relación entre los seres -precisa- La maldición sobre el sexo A causa del inconsciente 41 40 nistas, en particular con "El atolondradicho" y Aun, pero eso no formar pareja con el significante Uno a tftulo de significante dos o reduce la cuestión; por otra parte, él lo reconoce muy explfcita- de fetiche, no puede sino estar a un lado. Vale decir que ese "fuera inente. de la ley" no designa ninguna virtualidad revolucionaria femenina, En definitiva, � cuàl es el impulso de todas las maldadcs que se sino mas bien una estructura. Una estructura que domina toda ca- dicen sobre las mujeres, todos los discursos antifeministas que racteristica individuai, afirmación hacia la cual se orienta el co- alraviesan los siglos y que desde luego prosiguen, ya que la mo- mentario de Lacan, al poner de relieve la feminización del minis¬ dernidad no cambia gran cosa de ellos, me parece, excepto la ma¬ tro y de Dupin. nera, y aun eso habrfa que estudiarlo? Esas maldades pueden po- i,Pero no es cierto acaso que cualquier sujeto, el rey incluido, nerse en la cuenta de la estructura, al menos en parte: o bien la sólo hace valer su ser, corno lo plantea "La dirección de la cura", iiiujer està en su lugar de significante segundo, el lugar del escia¬ barrando todo lo que éste significa en la cadena significante? Sin vo en el discurso del amo, o bien hace valer su ser otro, su ser de duda, y tuvimos la oportunidad de ver a cierto principe renunciar a escàndalo. En un caso, apunta a ella el discurso de la infravalora- todas sus prerrogativas reales por una duquesa de Windsor, pero ción; en el otro, se la evoca, mas bien conjuratoriamente, mediante està huida de los infìujos de un significante identificador no exclu- la injuria. Lo que hace que el discurso misògino se reparta entre ye que otro ocupe su lugar, distinto del signo del goce no legaliza- dos polos: por un lado està la mujer, digamos en su posición de so- ble imposible de inscribir en la cadena simbòlica. En este aspecto metida, a quien se denigra en nombre de sus incapacidades y se la hay una observación interesante de Lacan, a la que voy a volver coloca bajo ci signo de un "en-menos", y por el otro la estigmati- después. Él opone la culpa y la falta [faute] al escàndalo y el signo /.ación de su infamia -casi habrfa que escribir infémina [infem- de contradicción. En la pàgina 31, subraya que el hecho de que no mie]- y de las amenazas que supuestamente presentifica. sepamos nada del contenido de la carta y ni siquiera quién la escri- Encontré algunos ejemplos, cercanos a nosotros y entretenidos. bió, basta para indicar hasta qué punto se trata poco aquf de la cul¬ Desde luego, no voy a extenderme demasiado porque trato de no pa y la falta [faute], y si del signo de contradicción y escàndalo, ceder a la diversión consistente en hablar de otra cosa, pero, en para lo que cita el Evangelio. Podemos deducir que colocarfa la fin, de todos modos es interesante ilustrarlo en la actualidad. culpa y la falta [faute] del lado de la cadena legai, mientras que Di con un pequeno texto de ese humorista que, por desdicha, ubica la carta en el espacio fuera de la ley del escàndalo. Advier- murió demasiado prematuramente, Pierre Desproges. Éste escribió tan que es un escàndalo silencioso. No es un escàndalo que pegue un articulito de diccionario sobre la palabra "mujer". Les leo algu- gritos, no habla allf del escàndalo histerizado, sino, al contrario, nas partes para llegar al remate, el mas còmico, que en realidad ri- del que avanza en la sombra, con la forma del no actuar y el sden¬ diculiza al hombre. En principio presenta, en el estilo de un dic¬ do. Voy a volver a està cuestión de la culpa. Por el momento, les propongo un paréntesis que puedo calificar cionario, ese objeto que denominamos mujer: la definición es ser fiumano de sexo no masculino, producto de un hueso supernume- de recreativo, pero que me fue sugerido por una cuestión que no lo es. Se trata de una cuestión planteada desde los inicios del comen- rario, corno decfa Bossuet, y aquf siguen dos frases para liberar a éste de la sospecha de misoginia en razón de la "exquisita com- tario freudiano sobre los sexos. Es la de saber en qué medida la prensión que mostrò durante toda su vida con respecto al gènero teorfa psicoanalftica participa de los prejuicios sobre el sexo o es¬ femenino, hugonotas y busconas exceptuadas"; paso por alto la capa a ellos. Ustedes saben qué virulentas fueron las acusaciones excrecencia Osea que les falta, para llegar a esto: de preconcepto contra Freud. Lacan, por su parte, escapó relativa¬ mente a ellas, ya que supo, sin duda, engatusar a las mismas femi- 42 La maldición sobre el sexo A causa del inconsciente 43 La mujer està bastante cercana al Hombre, corno el épagneul bre- modemidad. También aquf hay una inquietud. Se dedica todo un ton, con la salvedad de que a éste no le falta mas que hablar, en tanto pàrrafo a la carrera de las mujeres y en él, con un tono de urgen- que a aquélla no le falta mas que callarse. Por otra parte, el manto del cia, se senala qué desastroso es para la civilización que hayan en- épagneul breton es rojo fuego y con uno le basta. [...] La mujer està trado en las profesiones y que las consecuencias, por supuesto, van desprovista de alma y es incapa/ de elcvarse hacia Dios. En cambio, a ser muy pero muy graves. Entonces, Mauriac explica que en ma¬ en general està provista de una escalera que le permite elcvarse hacia teria de carreras, las aptas para las mujeres son muy limitadas, y el techo para limpiar los cristales. Es todo lo que se le pide. [...] La que por magnifica que pueda ser la carrera de una mujer, en su mujer no puede reproducirse sola, necesita el auxilio del hombre, fundamento siempre habrà un error, una falta. Y, corno la vida mo¬ quien a veces no vacila en quitarlc horas al suerio para fecundarla. derna hace irreversible la cosa, ella debe comprender al menos [...] Durante la gestación, se atraca, se alea, girne vagamente, al mis¬ que, "al margen de la vestimenta de la beneficencia, al margen del mo tiempo que sigue hacicndo trepar las curvas de ausentismo en la uniforme azul de enfermera o de los santos hàbitos de las servido- empresa. ras de Dios", ;nada le sienta verdaderamente! En fin, concluyo con està cita: "Todo sucede corno si en una Y concluye, por fin: "Al cabo de esos nueve meses, la cria del noche del 4 de agosto se hubiesen abolido los privilegios de los Hombre llega al mundo. El alumbramiento es doloroso. Por suerte, hombres y las mujeres hubieran conquistado el derecho a ser con- la mujer sostiene la mano del Hombre, asf que éste no sufre". Ése sideradas corno varones". Y pasa a hacer una homilfa consagrada es Desproges, que sale absuelto por la ironia. Ahora, si quieren a los educadores, en la que les suplica que piensen claramente que censar los textos que dicen mas o menos lo mismo pero de manera "esas ninas, esas muchachas, estàn destinadas a vivir en un mundo seria, van a verse ante la molestia de tener que elegir. Y corno ya en que, si tienen la desdicha de no encontrar un esposo que las lo mencioné en el caso de los equfvocos de la lengua, retomo de proteja y las asista, su debilidad ya no las defenderà. Un mundo en todas formas algunas lfneas de Rousseau, aunque sea del siglo que se ha proclamado la igualdad de los perros y las zorras". Eso xvin. En su Emilio, el papa Rousseau explica la importancia de la es. iComo ven, la referencia al animai, el épagneul breton, la zorra educación de las mujeres, ya que son ellas quienes forman a los y el peno parece muy naturai! hombres... Por eso el porvenir de la humanidad depende del por- Por otra parte, ahora por el lado de las propias feministas, hay venir de la educación de las mujeres, jy Rousseau concluye que empero toda una corriente, especialmente norteamericana, sobre la toda la educación de éstas debe referirse a los hombres! Compla- que habrfa mucho que decir. Es la que, en el fondo, se orienta hacia cerlos, serles ùtiles, hacerse amar y honrar por ellos, criarlos de ni- la afirmación de una esencia femenina. Aquf, corno en otras partes, nos, cuidarlos de ancianos, aconsejarlos, consolarlos, hacerles la manda la estructura. Las feministas protestaron en primer lugar por vida agradable y dulce: ésos son los deberes de las mujeres en to¬ el hecho de que se destinara a la mujer al lugar de un significante o dos los tiempos y lo que hay que enseharles desde la infancia. Esto un fetiche, pero cuando afirman la diferencia de naturaleza, <,no es serio, £no?, Rousseau no bromea, no hace humor, y vemos que dan una versión positivizada del signo que el cuento, lefdo por La¬ los siglos de las luces tenfan puntos de sombra. can, pone del lado del escàndalo? En francés, si consultai! el dic- En el caso del siglo XX di con un texto de Francois Mauriac, un cionario de ètica y filosofia moral publicado por puf, van a encon¬ texto que es de 1933 sobre la educación de las ninas, en Le roman- trar artfculos sobre las supuestas tendencias de la ètica femenina. cier et ses personnages. No se trata de la avanzada de la vanguar¬ Hay toda una corriente que reivindica la idea de que hay una ètica dia, desde luego, y tiene algunos anos, pero ya es supuestamente la propia de las mujeres: ethics of care, que se tradujo corno ètica de 44 La maldición sobre el sexo A causa del inconsciente « la solicitud o del cuidado. Otros hablan de lesbian ethics. Es toda Tomen el texto de Freud, Mas alla del principio del piacer, una literatura que se orienta a decir que la moral està ligada al sexo. donde se aclara la definición de neurosis de destino. Él opone està Pero no sólo al sexo, desde luego, porque ni bien se empieza a de¬ a la neurosis tal corno la definfa hasta entonces, corno psiconeuro- cir que està ligada a él, se refuta el universalismo de la moral, y en sis de defensa. Està implica un complice intrapsfquico, subjetivo, seguida hay que agregar que està vinculada a la raza, a la clase so¬ que produce un sfntoma corno "formación de compromiso". For- cial y, en términos mas generales, a los modos de vida. Son, en mación de compromiso entre una defensa del sujeto y una exigen- cierta forma, las consecuencias de la crisis de lo universal. Desde el cia de satisfacción pulsional. Ésa es la definición, extremadamen- momento en que se reconoce la falta de fundamento de los valores, le resumida, de la neurosis segùn Freud. Éste introduce la neurosis para justificarlos ya no queda otra cosa que las diferencias de me- de destino en el momento en que elabora la definición del automa¬ dios, de lugares, de épocas, de sexos, de raza, que determinan el de- tismo de repetición, cuya noción basa en los hechos de la neurosis senlace de las pulsiones. Con esto cierro el paréntesis. iraumàtica, los juegos repetitivos del nino y sobre todo la neurosis Antes de dejar "La carta robada", querrfa hacer notar en ese de transferencia, que reitera incoerciblemente las decepciones in- texto, por lo menos, una observación que limita la afirmación del l'antiles y las vanas expectativas de la satisfacción. De ahf, introdu¬ determinismo por lo simbòlico. Està en la pàgina 42, en la parte ce la neurosis de destino, caracterizàndola por la ausencia de sfn- denominada "Presentación de la continuación". Lo cual significa lomas, en el sentido en que define el sfntoma corno una formación que se escribió mas tarde. Y Lacan senala que cuando hablaba de de compromiso. La neurosis de destino, asintomàtica, deja sin em¬ "La carta robada" en su seminario, tenia la intención de establecer bargo al sujeto expuesto a los golpes de la suerte. Freud senala que un programa para los analistas, incitàndolos a estudiar la manera lodo ocurre corno si un destino lo persiguiera y evoca una orienta- en que un lenguaje formai determina al sujeto. Era el programa de ción demoniaca de su existencia que lo empuja siempre en una esa època. Pero agrega: también hacfa falta que el sujeto pusiera lo misma dirección. Destaco el alcance de los ejemplos que presenta suyo. Asf que se trata de una cosa completamente distinta. Poner de esos sujetos en quienes siempre se reproducen los mismos acci- lo suyo no depende de ningùn programa, � no? Anade, ademàs, que dentes. a veces eso puede llegar incluso a la conversión subjetiva, no en el Son los amigos, sobre quienes el sujeto està obligado a consta¬ sentido religioso, claro està, aunque el termino pertenezca al voca¬ tar que son todos unos ingratos; la autoridad, a la que el sujeto se bulario de la religión; mas bien en el sentido epistemofflico: con¬ aferra para comprobar su inanidad; y luego los amores, en los que versión hacia el saber. Està frase constituye un tope. No refuta lo siempre encuentra la misma cosa o, mas exactamente, los mismos simbòlico que determina, que hace programa, que designa los lu¬ desenganos; y por ùltimo el caso mas sorprendente, el de la mujer gares, que limita a priori el campo de los posibles, pero marca su que se casa tres veces, sus maridos se enferman en seguida, mue- compatibilidad, en rigor de verdad misteriosa, con la responsabili¬ ren y ella vuelve a encontrarse viuda... Freud evoca finalmente al dad del sujeto a quien siempre le es licito poner o no lo suyo. Està personaje de Tancredo, en La Jerusalén libertada de Tasso, quien, dimensión invitarla mas bien a retomar el termino de Descartes, crcyendo vérselas con otro, ataca repetidamente a su amada, sin porque compete claramente a algo asf corno un libre albedrfo. saberlo. Es notable que estos ejemplos, en efecto, no sean al pare¬ Voy a examinar ahora el alcance y el origen de la noción de cer muestras de ningùn conflicto psiquico, sino del vù&H& contin¬ neurosis de destino, que Freud introdujo en la década del veinte. gente de un mismo encuentro. Todos conciernen ci� JtWWinente a Puede parecer curiosa, porque si el inconsciente hace destino, ten- la relación con un partenaire, y entre la definición Indiana de la derfamos a plantear que cualquier neurosis es de destino. neurosis de defensa y la de la neurosis.de destino hay la misma di- A causa del inconsciente 47 4tì La maldición sobre el sexo ferencia que entre lo intrapsfquico y lo intersubjetivo que yo men- v ademàs no podfa decir por qué. De modo que llegó a la conclu¬ cionaba hace un rato. Y en el fondo, Freud, que habfa dado una simi de que la cosa no marchaba y atravesó el ocèano para irse a definición bastante restrictiva del sfntoma, le da aquf otro alcance. analizar a Viena. Sólo que en esa època los viajes se hacfan en bar- Cuando Lacan dice en 1975 que el partenaire es sfntoma, am¬ ai y duraban mucho tiempo, y por lo tanto al llegar considerò que en definitiva habfa tenido un mal momento pero que ahora todo plia la definición de la neurosis al incluir la dimensión a la que Freud se acercó con la neurosis de destino. En està ùltima, podrfa- iba bien y no necesitaba ningùn anàlisis. Es lo que va a decirle a mos decir, la infelicidad proviene del partenaire o, si lo prefieren. 1 lélène Deutsch, que logra manifiestamente efectuar lo que llama- la maldición es el partenaire. Ya sea el amigo, la autoridad, el namos una "rectificación subjetiva", es decir que luego de dos en- amante o la amante, etcétera. irevistas, la persona en cuestión considera que pese a todo hay en Me remiti al caso de Hélène Deutsch, "Una neurosis histérica mi vida un misterio que vale la pena analizar. Es bastante lindo co¬ de destino", incluido en La psychanalyse des névroses. Es una rno entrada en el anàlisis, lo describe muy bien y sin complacen- cia. Observemos ahora los datos del caso, para ver qué puede atri- magnifica ilustración. No puedo sino aconsejarles que lo lean; los autores de esos ahos de la década del treinta son muy refrescantes. Iniirse a la repetición, al automatismo de repetición. En primer Como ven, desde el tftulo se refiere a Freud y condensa, sin mas, lugar, tenemos lo que Uamamos condiciones de elección del obje- sus dos definiciones. Neurosis histérica de destino en la medida en to de amor. Eso es muy claro. En su vida hay algo compulsivo: só¬ que se trata de una persona que no tiene sfntomas. Entiendan, no lo ama a viudos desconsolados. Podemos hacer la serie cronològi¬ tiene sfntomas de tipo somàtico, fòbico, agorafóbico, etcétera. No ca aunque aparezca en otro orden. tienen sfntomas y es una persona de la que nos dice que, en el fon¬ Cuando tiene doce anos, durante un viaje la corteja un joven de do, lo tendrfa todo. Es bella, inteligente, rica, tiene muchas aptitu- dieciocho que le arma una mistificación: le explica que estaba ca- des... Y pese a eso... Y pese a eso nada funciona. Con una regula- sado, habfa perdido a su mujer adorada, tenia una hija y habfa re- ridad "demonfaca" -ella emplea el termino de Freud- se le nunciado a las mujeres, pero que desde el momento en que la vio, imponen padecimientos... procedentes del mundo exterior. Todo estaba dispuesto a interesarse nuevamente en las personas vivas; esto se ubica en el marco de un planteamiento en que Hélène llega incluso a concertar una cita con ella para presentarle a su hi¬ Deutsch discute sobre los factores actuales en la neurosis, el poder ja. Pero se trataba de una mistificación, la dirección que le habfa de los factores actuales, de las situaciones contemporàneas en la dado no existfa, no habfa nada, ni rastros... Tuvo a continuación neurosis. Y Uama neurosis de destino a aquellas en que, segùn di¬ una primera relación que no parece pertenecer a la serie, con un ce, se produce en el presente la repetición de situaciones que ha- primo que la querfa mucho; ella, por su parte, no lo sabe con clari- cen sufrir al sujeto siempre de la misma forma. dad. Él no era para nada fiel, pero ella lo soportaba muy bien, no Entonces, <� qué es lo que vemos aparecer en ese sujeto? Atrave- estaba en absoluto celosa, pero pese a todo la relación no durò, só el ocèano para hacer un anàlisis en Viena, en la època en que considerò que su primo valorizaba demasiado a la mujer y no sufi- Hélène Deutsch todavfa se encontraba en esa ciudad; atravesó el cientemente a la intelectual. Asf, pues, durante un viaje conoce a ocèano debido a una situación de su vida de ese momento que la un viudo casado por segunda vez. Se establece una amistad, una hacfa sufrir mucho y habfa conducido a que, algunos dfas antes de amistad intelectual, hasta el dfa en que ella se entera de que el nue¬ su boda con el hombre que ella amaba y que la amaba, ;se pegara vo matrimonio no funciona y él le habla de su primera mujer en un tiro en la cabeza! Eso le habfa parecido cuanto menos muy ex- términos que la joven considera irresistibles. Asf, pues, se declara trano, sobre todo porque habfa habido algunos fracasos anteriores, el amor, un amor reciproco, y todo parece ir bien. Hasta el dfa en 4S La maldición sobre el sexo A causa del inconsciente 49 que el hombre en cuestión debe acudir junto a su segunda mujer a lo mejor no hablarfamos de neurosis de destino. Para dia, lo que, muy enferma, agoniza. La joven se queda tranquila, nada ce- neurótico es la decepción repetida. Con cada uno de esos hombres, losa ni inquieta; comprende que él se aleja durante un tiempo para se advierte de todas formas que la mujer es muy activa en la pro- cuidar a esa pobre esposa, por lo que decide hacer un breve viaje. ducción de decepciones, y justamente cuando sus anhelos parecen Durante ese viaje, tiene una aventura, que Hélène Deutsch, natu¬ icalizarse, llega al extremo en el acto suicida. Entonces Hélène ralmente, analiza corno una venganza. Se entrega a un hombre que Deutsch dice que el primer rasgo del automatismo de repetición es le resulta completamente indiferente, queda cmbarazada, se habla no poder soportar una situación satisfactoria para ella. La analista de matrimonio y, finalmente, aborta. Vuelve al viudo, que en el fn- busca sus causas en la situación edipica: su padre querido que terin ha regresado, le confiesa todo y deciden casarse. Y es ahf amaba a su hija pero le habfa hecho un hermanito a la madre, un cuando, algunos dfas antes de la boda y en medio de un periodo de nino en extremo brillante y, ademàs, prematuramente muerto. La intensa angustia, justamente en el momento en que van a realizar- desaparición del hermano habfa sido para ella la oportunidad de se sus deseos, esa angustia intensa la despierta todas las noches y pequenas decepciones, tan pequenas que apenas podfa recordarlas la hace sentir una intelectual que no està a la altura de él, un mode- pero que indican que la decepción primera es el amor del padre Io de intelectual paterno, por lo que se pega un tiro en la cabeza. por su madre. Y luego, sobre todo, la analista hace un lugar al per- Por fortuna falla y sólo le queda una pequena cicatriz. Pero la rela¬ sonaje materno, rebajado, desvalorizado en comparación con el ción, desde luego, se termina. El asunto està acabado. De modo padre, a la cual la paciente juró no parecerse nunca y de la que Hé¬ que se marcha a Viena, donde vuelve a encontrar a un viudo des- lène Deutsch nos dice, por un lado, que es un antimodelo de la consolado que tiene una crisis de melancolfa por la muerte de su mujer fuerte, intelectual, inteligente, brillante y no sometida a un mujer; ella dice que ofr hablar de eso es corno un filtro de amor, hombre que la paciente quiere ser, pero que, por el otro, es el obje¬ irresistible. Es bastante sorprendente, en efecto, y se comprende to masoquista del padre que la joven también quiere ser, ya que su que para ella la otra mujer es la mujer perdida, muerta o que va a deseo profundo es la sumisión. De allf toda una corriente que, di¬ morir. Y ademàs todo eso se asocia a una escena. Una escena de ce, arrastra la culpa y empuja a la renuncia, a la penitencia y hasta infancia, muy bien destacada por Hélène Deutsch, en la que ella al suicidio para parecerse a la madre. De modo que situa corno deja caer algo sobre su rostro y empieza a sangrar, se pone a Uorar, neuróticos dos elementos compulsivos y que hacen destino para la a gritar, debe tener la cara llena de sangre y ve que su padre, que paciente: repetición de la decepción y fijación en una imagen de era un hombre autoritario, excepcionalmente tirànico, entra y se mujer rebajada, sumisa, posefda, etcétera... Lo que en cierto modo descompone de angustia y desesperación cuando advierte lo suce- OCupa el lugar adecuado en la cadena legai. Es lo que ella llama dido. Y la joven comenta que el instante en que vio a su padre des- neurosis de destino. Allf se ve con claridad Io que recibe este nom¬ componerse fue el momento mas hermoso de su vida. Podemos bre, corno prolongación del rumbo de Freud: la repetición de lo ver el rasgo de la serie: un hombre descompuesto freme al objeto que ella denomina los golpes de la fortuna. femenino perdido. El deseo se formula con mucha claridad: ser En realidad, en està historia no hay el mas minimo golpe de la amada corno la muerta. La repetición en la elección de objeto es fortuna, los ùnicos golpes que hay son los de su inconsciente, los un aspecto del destino. golpes de su fantasma. En ningùn momento recibe un mazazo en Pero Hélène Deutsch dice finalmente que por sf solo, ese rasgo la cara. En ningùn momento. Ella escoge, su inconsciente escoge no es especialmente neurótico. Después de todo, cada uno tiene viudos, eso no es lo mas grave. Su inconsciente le programa las sus condiciones de elección de objeto. Si no hubiera mas que eso, decepciones repetidas segùn el modelo de la relación con el padre. 50 La maldición sobre el sexo y le designa un lugar en la relación con el hombre, que es el lugar 3. El destino que nos hace el inconsciente que no quiere pero al que, no obstante, aspira. Aquf podemos de¬ cir, con Lacan, que sólo porque la realidad es el fantasma los gol¬ pes del inconsciente pueden presentarse corno golpes de la fortuna. Hay en este caso otro aspecto que no desarrollé, a saber, los celos no reconocidos. ;En ellos se reconoce la exigencia de ser la Unica, en està persona que se dice nada celosa! Dejo este aspecto a un la¬ do para concluir, finalmente, que la neurosis de destino de los freudianos designa, creo que exactamente, la puesta en juego de la repetición en el nivel del partenaire corno sfntoma, de la elección de este partenaire, y del goce que està fijado en todo eso. Todavfa no consegui' hablar de la culpa. Retomaré la próxima vez con ese tema; la pregunta que quiero hacer es està: £la culpa està intrinsecamente ligada a la ley del padre? <',Qué ajustes hay que hacer a nuestra doctrina de la culpa, para hacerla marchar al Como hemos empezado un nuevo ano, espero que sea favora- mismo paso que el mas alla del Edipo? ble para todos. Por lo que me conciente, voy a continuar con el destino que nos hace el inconsciente. No es el ùnico que nos lo ha¬ ce, ya lo dije. Puesto que también està el estado del discurso que contribuye a hacernos un destino, y tal vez sea eso lo que està en ci horizonte de lo que digo aquf; pero, en fin, por el momento me atengo al destino que nos hace el inconsciente. Entonces, recuerdo lo que planteé anteriormente. Destaqué que el termino "destino" aparecfa en la piuma de Freud especialmente al introducir el mas alla del principio del piacer y la compulsión a la repetición. Es en ese momento cuando produce la neurosis de destino y la opone entonces -estamos en 1920- a las psiconeurosis de defensa, que fabrican el sfntoma en el conflicto psfquico entre la pulsión y, digamos, el sujeto. Les recuerdo que lo que él dama neurosis de destino, es que, en ciertos casos, no es el conflicto si¬ no el automaton de la repetición en sf misma lo que hace la neuro¬ sis. Mas precisamente, de acuerdo con los ejemplos, lo que se re- pite en el lazo con el otro, homo o hétero. Freud lo aclara, estàn los ejemplos de los amigos que traicionan, los de la mujer abando- nada por el hombre, etcétera. El ejemplo de Hélène Deutsch que les recordé sigue con mucha exactitud ese esquema freudiano de 1920, de la repetición que actùa en la relación de objeto, y hoy 52 La maldición sobre el sexo El destino que nos hace el inconsciente 53 puede parecernos divcrtido ver designadas corno golpes de la suer¬ en acción de la voluntad divina, del poderfo de Dios en la medida te las decepciones en la relación con el hombre, cuando en ellas en que instaura imperios terrcstrcs. nosotros leerfamos, mas bien, la puesta en acto del fantasma histé- Entonces, podemos retomar la definición de esos tres términos rico mas tfpico. para nuestro uso. La no relación-proporción sexual no la atribuire- Da la casualidad que durante estas vacaciones reencontré està mos desde luego a la Providencia; la llamaremos fatai, en el senti¬ cuestión del destino -porque aprovecho las vacaciones para nutrir- do de san Agustfn, diremos que depende de un destino, corno or¬ me-, y tengo que decir que con un enorme piacer, en el libro de den ineluctable, independiente de toda voluntad. Y en efecto, està Francois Regnault La doctrine inouìe. No puedo mas que reco- ùltima expresión podriamos aplicarla pràcticamente sin cambios a mendarlo a quienes todavfa no lo hayan lefdo, porque es absoluta- la estructura, orden ineluctable que impone el lenguaje, casi a mente notable. No voy a comentar ese libro, sino ùnicamente a ex- priori. Lo que hace que podamos decir, efectivamente, que la es¬ traer algunos de sus puntos. Me pareció notable, a la vez, por la tructura es fatai, o la estructura es el destino. Mas concretamente, consistencia de la tesis -hay una tesis acerca del teatro clàsico la no relación-proporción sexual es fatai. El amor, en cambio, que francés-, el rigor de la demostración, la elegancia del estilo, que solemos cargar en la cuenta del encuentro, pues bien, en los térmi¬ ya le conocemos, y también la erudición, que es inmensa y discre¬ nos de san Agustfn lo calificaremos de fortuito. Lo que él acaso no ta al mismo tiempo. Agrego ademàs que hay en ese libro muchas harfa. Lo llamaremos fortuito, porque no compete a ningùn orden notables ideas generales sobre el siglo, el nuestro, el siglo xx. Es programado de antemano en ningùn Otro providencial, pues el in¬ el que nos interesa. Y también me encantó -no sé bien còrno defi¬ consciente no fija mas que las condiciones de la elección de obje¬ nirlo-, dirfa que una ausencia de complacencia, de coqueterfa con to, sin ser jamàs causa suficiente del encuentro. respecto al espfritu de la època. Y, en el fondo, esa reserva sin nos¬ Vuelvo al destino. Tal corno se lo define allf, se comprende que talgia es una cualidad que tal vez esté en trance de volverse esca¬ sea lo caracterfstico de la tradición antigua y que pertenezea, que sa. En todo caso, lean el libro. la noción fuerte de destino pertenezea a una època premonotefsta. Por el momento, sólo saco de él dos citas que presenta. Una es Una època que no conocfa al Dios ùnico sino exclusivamente a de san Agustfn y la otra de Lacan. Yo habfa olvidado la de Lacan, dioses, y que el punto de vista monoteista quiso calificar de paga¬ tengo que confesarlo, y la de san Agustfn creo que no la conocfa. na. Edipo, el Edipo de Sófocles, es muestra del destino, muy clara- En la pàgina 70 cita un pasaje de La ciudad de Dios, y lo hace mente. Francois Regnault le consagra algunos planteos. Es decir porque, segùn él, su tesis se admitfa totalmente en el siglo xvil. que Edipo pertenece a un tiempo anterior al pecado originai. A un San Agustfn distingue lo que es fortuito, lo que es fatai y lo que va tiempo en que el mito judeocristiano del pecado originai no se ha¬ a damar la Providencia. Precisión de términos, por lo tanto. Dice: bfa instaurado en el discurso. Edipo mata a su padre y se acuesta "Llamamos fortuitos los acontecimientos que eonsideramos sin con su madre, es cierto, pero sin saberlo, aunque habrfa sido pro- causa o que no provienen de un orden racional". En otras palabras, letizado. Y en el fondo, ese no saber que deberfa absolverlo, siem¬ sucesos no inscriptos, no programados, en cierto modo, en el or¬ pre en términos paganos, ese no saber no impide que la condena den universal. "Fatales, en cambio, son los acontecimientos produ- caiga sobre él. La peste y la maldición. La peste sobre la ciudad, la cidos en función de un orden ineluctable", y afiade: "Independien- maldición sobre toda su descendencia. Cae, inexorable, fatai, sin temente de la voluntad de Dios y los hombres". Tal es, segùn san consideración por el no saber de Edipo en su acto. Entonces, po- Agustfn, lo que conviene llamar destino: un orden que no es la en- drfa decirse que en éste, tal corno lo formula el mito, se comete la carnación de una voluntad. En cambio, la Providencia es la puesta falta, el asesinato y el incesto, pero sin pecador. Es preciso el men- 54 La maldición sobre el sexo El destino que nos hace el inconsciente 55 saje judeocristiano para que se reinterprete a Edipo corno pecador entonces, el inconsciente justifica el destino pero, al mismo tiem¬ mas que vfctima de la predicción, del destino. Carguemos por lo po, lo dìsuelve en la medida en que lo que es ineluctable en el in¬ tanto la figura de Edipo en la cuenta del destino. consciente deriva de la pulsión, y por qué no decir de la voluntad, En cambio, la Providencia divina, tal corno la entiende san no del sujeto, sino de la pulsión, sèpalo o no el sujeto. Agustfn y corno la entendfa también el siglo xvn, es un principio i.Qué relación tiene esto con el teatro? Estos planteamientos de orden -Regnault insiste en elio- que dispensa mas la gracia quo son inducidos por el teatro clàsico de Corneille y Racine, y la pre- el castigo, una potencia mas de redención que de condena. Y està grinta que formula: <,puede haber una tragedia cristiana? Francois Providencia divina que, en el fondo, aparece esencialmente con el Regnault plantea aquf la cuestión de saber si el universo cristiano mensaje cristiano -voy a volver a esto-, tiene por correlato al es compatible con la tragedia, la verdadera, dado que, en el fondo, hombre originalmente pecador. Un hombre pecador pero que pue¬ està supone el destino sin la Providencia. Los dos autores elegidos, de ser redimido por la gracia divina. Que ya ha sido redimido. Corneille y Racine, retoman algunos de los temas antiguos y to- Entonces, estas dos nociones, que repaso muy ràpidamente, el man prestados sus personajes de las figuras de la època pagana, destino a la antigua y la Providencia cristiana, � ,nos permiten ilus- pero, � pueden ser a la vez tràgicos y cristianos? Sobre este punto, trar algo del mismo inconsciente, del inconsciente freudiano? En Francois Regnault tiene una tesis fuerte, que sostiene que el teatro el fondo, Freud relee el Edipo de Sófocles con la clave del deseo clàsico de Corneille y Racine corresponde a la tragedia cristiana, y inconsciente y las pulsiones desconocidas. Edipo no sabfa, pero su libro nos explica los mecanismos de està. Para mi es muy con¬ para el mensaje freudiano, si puedo damarlo mensaje, eso no le vincente, aunque no estoy segura de que ésa hubiese sido la opi¬ impide ser responsable y culpable. No sabfa. pero no saberlo no le nion de Lacan. Éste, en efecto, manifestò ciertas reservas sobre la impedfa quererlo. Quererlo en el nivel de lo que Freud dama el de¬ tragedia cristiana, jal punto de considerar còmica la Ifigenia de seo inconsciente, o de las pulsiones apartadas de su conciencia. Y, Racine! Està pequena observación pretendfa decir, si la entendf por ùltimo, el recurso a las nociones de deseo inconsciente y de bien, que cuando ya no tenemos el destino a la antigua, cuando he- pulsiones le permite a Freud anudar, en un nudo, es cierto, paradó- mos entrado en el universo cristiano, el amor no basta para soste¬ jico, lo ineluctable y la responsabilidad del sujeto. Lo ineluctable ner el mecanismo de la tragedia, y es notable de todos modos que de lo que prescribe el inconsciente, y la responsabilidad que impli¬ cuando Lacan quiso enfrentar por primera vez la cuestión de los ca el hecho de que sea un modo de querer. Aquf cito una frase de fines ùltimos del psicoanàlisis, en su seminario La ètica del psi¬ Francois Regnault, muy precisa: "El inconsciente es ese lugar ùni¬ coanàlisis, haya ido a buscar sus referencias a la època antigua, la co en que culpa y destino son equivalentes". Lean mas en detalle època pre judeocristiana, con Edipo y Antfgona. Vale decir que se ese pasaje, en el que ahonda en las relaciones zigzagueantes entre remitió al tiempo anterior a la salvación, al tiempo anterior a la re¬ la Providencia, el destino y el inconsciente. Para san Agustfn. la dención del pecado por parte de Jesus y, desde luego, no lo hizo Providencia se opone a la noción de destino, ya que éste es un or¬ por azar. den ineluctable que no depende de ninguna voluntad. en tanto que Es que cree poder encontrar allf la forma pura de lo que dama aquélla, pese a no ser menos ineluctable, puede conceder la gracia la deuda simbòlica. Voy a detenerme un poco en este punto. En el que, al capricho de la voluntad divina, rehabilita al pecador. fondo, � ,qué es lo que caracteriza a esos héroes de cuyo incons¬ Hay en el inconsciente un orden ineluctable, que hace el desti¬ ciente Lacan pretende ilustrar algo? Si tomamos a Antfgona corno no, suficiente para excluir toda Providencia. Ya cité a Lacan cuan¬ figura paradigmatica, podrfamos emplear la siguiente expresión: do dice en el "73 que el inconsciente no tiene perdón. Por un lado, es un sujeto que no falta a su ser, el que la historia familiar ya ins- 56 La maldición sobre el sexo El destino que nos hace el inconsciente 57 cribió. Es decir que està atrapada, ocupada en su totalidad por la para nosotros". Lo cual significa decir claramente que el contexto memoria del drama de la familia de los Labdàcidas, el drama de simbòlico es peor desde que se perdio el destino antiguo: una infe¬ està familia en cuyo inicio estàn Yocasta y Edipo. Y aunque con- licidad mas grande. Sin embargo, el destino antiguo pesaba corno fortablemente instalada en la corte de Creonte y sin sufrir ninguna una maldición sobre los hombros de Antfgona, es notorio. Enton¬ carencia en el plano de las comodidades y los bienes, Antfgona no ces, £por qué la deuda redimida nos ha de poner en una mayor in¬ quiere el olvido que le proponen. Asf es còrno Lacan la comenta. felicidad? Eso no es tan fàcil de comprender. Lean còrno Francois De modo que es un personaje no reconciliado. � Pero con qué? Con Regnault lo ilustra y lo aclara insertandolo en sus comentarios de los ofrecimientos de felicidad que se le hacen. Y rechaza sustraer- las obras clàsicas. Eso aporta una iluminación... se mediante el olvido a la cadena maldita de la familia maldita que En todo caso, quiere decir seguramente que la culpa, en la idea es la suya. Rechaza la borradura de la marca. Y Lacan insiste en de Lacan, cambiò de función, de estatuto. La deuda simbòlica, tal destacar que el coro la califica de omos. Lo que designa algo inhu- corno la ilustra Antfgona, es una deuda que no ha sido contrafda y mano, no civilizado, algo crudo, algo, en el fondo, feroz. Ella es sin embargo puede rescatarse. No ha sido contrafda en la medida una victima, sin duda. Una vfctima del destino que le hace esa fa¬ en que no solicitó nada a lo simbòlico, ni siquiera nacer. Como milia. Pero una vfctima "terriblemente consintiente", fiel al extre¬ primera aproximación, tiene esa deuda simbòlica debido a lo que mo al ser que le otorgó su familia. Asf, ilustra de manera sobresa- se transmite de una generación a la siguiente. Lo que Yocasta y liente la deuda simbòlica. Acaso nosotros hayamos perdido la Edipo transmiten a su descendencia y que hace que ese deseo ori¬ dimensión de la deuda simbòlica. Cuando digo nosotros, me refie¬ ginario, lo que paso de originario en esa familia, siga siendo cons- ro a quienes somos posteriores al mensaje monoteista, y mas pre¬ titutivo del ser de la descendencia y funcione por lo tanto corno cisamente al mensaje cristiano. Ésa es la tesis de Lacan. Y la se- una cadena a la que el sujeto no puede escapar. Podrfamos decir gunda cita que extraigo del libro de Francois Regnault proviene que es corno una predicción y, con un equivoco corno el que use del seminario La ètica dei psicoanàlisis, y en su texto figura en la con maldición, escribirla en dos palabras: pre-dicción, y hasta pre- pàgina 76. Allf, Lacan, en referencia a Antfgona, habla del hecho inscripción. Un decir anterior al nacimiento de Antfgona, de su de que lo que nos distingue de la Antiguedad es que desde enton¬ hermana Ismene y de Polinices, y que sin embargo compromete su ces "el Verbo se encarnó". Asf, pues, evoca el mensaje cristiano, la ser venidero, cuyas coacciones soporta el sujeto y cuyo precio pa¬ figura de Jesus y la Redención del pecado por su muerte. Y dice: ga. Està transmisión, que ahora calificarfamos conio transición de "Debido a que el Verbo se encarnó, nosotros sufrimos las conse- un deseo, se presenta allf corno una transmisión de la infelicidad. cuencias, quiérase o no". � Y cuàles son las consecuencias? Les leo Digo que el sujeto no puede escapar a ella, pero hay un margen y lo que dice, o mas bien el pasaje que condensa la idea esencial. En varios estilos posibles. Antfgona no escapa a la manera de quien sfntesis -dice-, "es la deuda misma en que tenfamos nuestro lugar no quiere escapar. Pero su hermana, que, a la inversa, verdadera- la que nos puede ser arrebatada. Y es por eso que podemos sentir- mente querrfa que ella se quedara tranquila, viviera apaciblemente nos totalmente alienados de nosotros mismos". Es una tesis muy en la corte de Creonte donde nadie quiere hacerle mal y olvidara fuerte: la Redención cristiana nos arrebatò la dimensión pura de la todo, tampoco escapa, porque queda atrapada en la infelicidad, la deuda simbòlica. Agrega: "No hay duda de que la Até antigua, el ausencia de sepultura de su hermano Polinices y luego la muerte extravfo de Antfgona, nos haefa culpables de està deuda. Pero al de Antfgona y las catàstrofes que la siguen. Asf, pues, nadie esca¬ renunciar a ella, conio ahora podemos hacerlo, cargamos con una pa a la cadena, ya se la sufra o se la asuma. infelicidad mas grande aùn debido a que el destino ya no es nada El punto de inflexión cristiano introduce la redención del peca- 58 La maldición sobre el sexo El destino que nos hace el inconsciente 9) do originai por parte de Cristo, en cuanto ese pecado representa en Sobre estas cuestiones, las posiciones de Freud y Lacan me pa- el mito cristiano lo que Lacan dama deuda simbòlica. Eso es el tecen sensiblemente diferentes. De Tòtem y tabù a Moisés y la re- mensaje cristiano. Éste postula, ademàs, la libertad del pecador. La ligión monoteista, el punto de inflexión de la historia, el verdade- deuda simbòlica no la postula en modo alguno, ino es asf? No ha¬ io punto de inflexión, es para Freud la religión judfa que el ce falta apelar a la libertad de Edipo, a la libertad de Antfgona, pa¬ cristianismo culmina, por cierto, pero no inaugura. Lacan, al con- ra comprender el peso de la deuda simbòlica. Y es por eso que, en irario, senala el punto de inflexión en el nivel del cristianismo. De el plano de ellos, Lacan puede considerar que son culpables de la allf una oposición simple: para Freud, el punto de inflexión es ju- deuda simbòlica "pura". Con el mensaje cristiano y su doble pos¬ ilfo, para Lacan es cristiano, segùn parece, al menos si nos atene- tulaceli, redención providencial y libertad del pecador, el destino mos a ese texto. antiguo ya� no existe y la deuda puede borrarse lo mismo que re- � Cuàl es -lo recuerdo ràpidamente- el mensaje freudiano de chazarse. Ésa es la tesis de Lacan. Por otra parte, lo dice explfcita- Moisés y la religión monoteista! Puede decirse que es la aparición mente asf, un poco antes, en un pasaje que no lef: en lo sucesivo del Dios ùnico. Siempre es molesto resumir semejante texto, tan nos exponemos a la tentación de rechazar la deuda. Cosa que magotable y, ademàs, construido de una manera increfble, escrito Francois Regnault traduce: esto allana el camino "a un sujeto que dos veces y compuesto por dos versiones separadas por dos prefa- puede llegar a pensar que ya no debe nada", y anade con gracia: cios, una versión redactada cuando todavfa està en Viena en 1938 "En lo sucesivo, la deuda es opcional". Se advierte con claridad, antes de marzo, segùn aclara- y la otra un poquito después, ya en en efecto, que no era eso lo que sucedfa con Edipo y Antfgona, a 1 .ondres, luego de emigrar. Freud dejó en su texto, en su composi- quienes la fòrmula seria inaplicable. ción misma, la marca de ese momento cruciai de la historia. Y ex¬ Vuelvo al inconsciente y ese nudo que instaura entre lo ineluc¬ plica que en marzo de 1938 ya tenia toda su tesis, pero no pensaba table y la responsabilidad, porque es la doble postulación del psi¬ publicarla para no molestar a la Iglesia, porque consideraba que su coanàlisis, que recordé antes: hay el "està escrito" y, sin embargo, mensaje sobre la religión le calentarfa los cascos, y en ese pasaje también elección. No es la postulación antigua, es efectiva y ver- habla con mucha moderación de la autoridad de la Iglesia; convie¬ daderamente poscristiana en el sentido en que Lacan asume aquf el ne que lo relean. Afirma que no quiere correr el riesgo, al publicar alcance del mensaje cristiano. una tesis que disguste a la Iglesia, de suscitar mas reservas con Francois Regnault la usa en el plano del teatro clàsico, cuyos respecto al psicoanàlisis. De modo que es por prudencia, y de nin- dos paradigmas son, a sus ojos, Corneille y Racine, y se explaya guna forma por cobardfa, que, en el contexto del ascenso del na¬ sobre ellos, aunque hable de muchos otros autores. Su tesis es la zismo, considera que lo principal es no irritar a la Iglesia, porque siguiente: su tragedia es cristiana, porque restituye a los personajes piensa que, con todo, està pone algùn limite a los excesos anuncia- antiguos la libertad del sujeto cristiano. Y demuestra punto por dos. Cuando llega a Londres estima que ya no ha de tener mira- punto, y con el apoyo de citas, còrno ese teatro cristiano vuelve a mientos y puede entregar su mensaje sobre la religión. hacer recaer la carga de la deuda en el sujeto. Que éste tenga a su � Cuàl es ese mensaje? Que la religión judfa consiguió promo¬ cargo la deuda quiere decir que puede sustraerse a ella, que puede ver lo que nosotros llamarfamos el significante del padre. Su histo¬ rechazarla. En ese sentido, los héroes antiguos no la tienen a su ria de los dos Moisés equivale a esto, a elevar a Dios al concepto, cargo, estàn bajo su peso, la sufren, no existe para ellos ese hiato, a la idea. Insiste mucho en el hecho de que es un Dios sin nombre ese pequeiio espacio de libertad introducido por la redención cris¬ ni rostro. Es un Dios, � no es asf?, desmaterializado, segùn su ex¬ tiana. presión. Evidentemente eso ya no tiene nada que ver con las histo- \ 60 La maldición sobre el sexo El destino que nos hace el inconsciente 61 para Freud, el mensaje cristiano culmina el monoteismo judfo, lo rias de algunas familias malditas del tipo de los Labdàcidas, dado lleva a la universalidad, ya no es la religión de un pueblo elegido, que estamos frente a la noción de un Dios que no tiene ni nombre es la religión para todos, que implica una negación del pueblo ele¬ ni rostro. La segunda caracteristica, correlativa, es la universaliza- ción. A decir verdad, quienes realizaron la universalización fueron gido. Y dice explfcitamente que con la redención nos hemos de- sembarazado de la culpa. los cristianos, porque segùn él la tradición judfa sigue siendo se¬ Entonces, cuando Lacan dice que el mensaje cristiano nos pri¬ gregacionista. Es la religión del pueblo elegido, y aùn no la reli¬ va de la deuda, lo paradójico es que ve en elio una mayor infelici¬ gión para todos. dad y no un alivio. Para él, la buena noticia eristica no es tan bue- Como ustedes saben, la caracteristica que Freud conecta vigo¬ rosamente con ese Dios sin rostro y sin nombre es el sacrificio de na. Sin duda tiene la ventaja de hacernos pasar de la segregación las pulsiones. Le dedica varias pàginas y uno siente que algo se que implicaba la tradición judfa -toda tradición es segregacionis- conmueve en él al escribir. No puede dejar de percibir la vibración la- a una universalización, pero nos priva de la dimensión pura de de un entusiasmo extraiio cuando habla del ascetismo judfo, de lo la deuda simbòlica. Y en un momento de su seminario sobre la èti¬ ca, cuando quiere ilustrar las coacciones del inconsciente, se refie¬ que dama las cumbres del ascetismo. Emplea expresiones extre- re mas bien al destino antiguo. Es bastante sorprendente, salta por madamente valorizadoras al evocar las cimas éticas a las que nin¬ cucitila del mensaje crfstico y la libertad de los pecadores que im¬ gùn pueblo pagano de la Antigùedad consiguió jamàs acercarse. plica, para acercarse al destino antiguo que no da lugar alguno a la Asf, pues, insiste mucho en ese aspecto sacrificial, civilizador, se¬ elección del sujeto. De manera homóloga, aunque casi invertida, gùn considera, del Dios ùnico y sin rostro. Le afiade el ascenso de mas tarde, en "Televisión", cuando quiere destacar la dimensión la culpa, porque todo eso es para llegar a la culpa. Los remito a ètica del afecto, franquea el punto de inflexión determinista de la dos pàginas, porque dice dos veces lo mismo, una en la pàgina 117 ciencia para referirse a los Padres de la Iglesia, a santo Tomàs, y la otra en la pàgina 181, donde explica còrno el mensaje del Dios Dante o Spinoza. Culpa antigua, si se puede hablar de culpa anti¬ ùnico, el mensaje del Dios de Moisés, de Moisés el egipcio, final¬ mente, con el sacrificio de las pulsiones y el amor, hizo llamear la gua, y culpa cristiana son en todo caso heterogéneas y en principio Lacan se refiere a la primera para situar la que, tras el corte del culpa. cristianismo y la ciencia, viene del inconsciente. La culpa que no es otra cosa que una versión del odio hacia el La cuestión, muy diffcil, seria desde luego saber cual es el pun¬ padre, el odio reprimido hacia el padre. Y llega a hablar, en la pଠto de inflexión del siglo XX, si lo hay. Puesto que situar los puntos gina 181, del hecho de que esa culpa se haya difundido por el de inflexión del pasado siempre es mas fàcil que comprender qué mundo mediterràneo. Utiliza expresiones del tipo de "un vago ma- se cocina en nuestra actualidad. Lacan situò varios de esos puntos lestar", un "triste presentimiento", de las que se valen los historia- de inflexión. Acabo de hablar del cristiano, pero también està el de dores modernos que no saben cxplicar su origen, por lo que se re- la ciencia, con el surgimiento de lo que él damò sujeto de la cien¬ fieren vagamente al envejecimiento de la cultura y la depresión de cia conio condición del psicoanàlisis. Puso igualmente de relieve los pueblos. Freud, por su parte, diagnostica desde luego otra cau¬ el punto de inflexión que representa Sade en la ètica, en el umbral sa que era el retorno a pasitos de lo reprimido. Y el retorno de lo del siglo xix. Con respecto al siglo XX, la sensación de un gran reprimido es segùn él el mensaje cristiano. En éste tee el retorno, cambio parece unànime. En cuanto a decir si es un punto de infle¬ en una forma invertida, enmascarada, del asesinato del padre, del xión mas que el despliegue de las consecuencias de los dos prece- hecho de que hemos matado al padre: la muerte del hijo es una versión transformada de la confesión de ese asesinato. Entonces, dentes, es muy diffcil. Habrfa que censar muchas de las indicacio- 62 La maldición sobre el sexo El destino que nos hace el inconsciente 6J nes de Lacan sobre este aspecto. En todo caso, hay una pregunta dre. Y por otra parte, en Moisés y la religión monoteista, al exaltar acerca de la culpa. <",Qué pasa con su status actualmente, en el si¬ lo que yo evocaba hace un momento corno ascetismo del pueblo glo, en este fin de siglo? judfo, lo que acentùa es està misma conexión. Quien cae bajo el Freud, a principios de siglo. Lacan, en su segunda parte, ambos peso de la ley del padre, quien acepta la ley paterna, quien sigue el munidos de su experiencia del psicoanàlisis, plantean la culpa irre- mensaje de Moisés, no puede hacerlo mas que al precio del sacri¬ ductible corno un hecho, un hecho subjetivo indiscutible. Y uste¬ ficio de su goce, del renunciamiento, y desarrollando la necesidad des saben que sobre este punto no hay unanimidad en el psicoanଠmas extrema de castigo. Freud, al pasar, se pregunta: ipox qué uno lisis. està tan orgulloso cuando sacrifica su goce, por qué el pueblo ju¬ Las referencias de Lacan al pecado originai son numerosas. dfo muestra tanto orgullo por su abnegación, por qué creerse supe- Hay tres que me parecen esenciales, dos en los Escritos y una en rior al pagano? Después de todo, las cosas podrfan verse al revés, "Televisión". En los Escritos, hay una primera referencia en "Ob- en efecto, y acreditar al pagano una capacidad de amar la vida aca- servación sobre el informe de Daniel Lagache". Està en las pàgi¬ so muy superior. Y bien, Freud responde: jel sacrificio de las pul¬ nas 666-667, dos pàginas completamente fundamentales. Y luego, siones se eleva a la dignidad de un valor porque se cree que es la en "Subversión del sujeto", pàginas 819-820, vuelve a la idea de voluntad del padre! que todos nos inclinamos, corno el propio Freud, a creer en el pe¬ La posición de Lacan es completamente opuesta. Consiste en cado originai. En "Televisión", por ùltimo, al hablar de la gaya disociar al padre y la castración e imputar a lo imaginario la tesis ciencia, que supuestamente nos aligera de la tristeza -digo supues- del padre fautor de està ùltima. Es lo que realiza al hacer del padre tamente, con ironia, porque es bien notorio que no siempre es asf, un sembiante, un significante, y del Edipo un mito, es decir, una pese a las profesiones de fé-, dice que no impide el retorno del novela, una ficción que apunta, por cierto, a la verdad, pero que si¬ pecado originai, es decir que sólo se sostiene a medias y està en gue siendo una ficción, mientras que la castración, por su parte -lo jaque. dice textualmente en "Subversión..."-, no es un mito. La castra¬ Asf, pues, està la culpa. Antes de preguntar cuàl es la falta [fau¬ ción no es un mito, es un efecto real de lo simbòlico sobre el ser te], querrfa destacar, también aquf, una diferencia entre Freud y viviente. A despecho de las primeras elaboraciones de Lacan que Lacan. Es conocida, sin duda, en su formulación de conjunto, pero exaltaron la tesis freudiana sobre el padre, a despecho de la metଠtal vez no en todas sus implicaciones. Freud anuda de manera fora paterna que volvió a dar lustre al padre freudiano, en cierta fuerte, definitiva, constante, la culpa a la ley del padre. Construye forma, la tesis propia de Lacan no consiste en absoluto en conectar el mito de Tòtem y tabù para tratar de explicar ese nudo a partir la culpa con el padre. Donde Freud decfa "cuanto mas padre mas del odio, el asesinato y luego el remordimiento, que el pacto legai culpa", Lacan dice, al contrario, "cuanto mas padre menos culpa". resolverfa. Es un mito, pero la tesis que correlaciona la culpa con Cada vez que Lacan habla de està, y hay diferentes textos, la co- la ley del padre no lo es. Correlacionar quiere decir aquf no sólo necta con el goce. Con el goce, sin perder de vista, naturalmente, que el sujeto analizante establece esa relación, sino que Freud pos¬ que para el hablanteser éste està marcado por el lenguaje, trabaja¬ tula en la misma dirección que el padre, su significante y su opera- do, transformado por él. La función del padre no es engendrar la tividad, es generador de culpa. Lo piensa asf porque identifica la culpa, no es prohibir; consiste, a la inversa y segùn la frase tantas ley del padre con la castración del goce. Hace de la limitación del veces citada, en "unir un deseo a la ley". Vale decir que cuanto goce el efecto de la ley del padre. En otras palabras, para él hay mas obra el padre, cuanto mas obra el sembiante del padre, mas castración a causa del padre; tal vez seria mejor decir no sin el pa- probable es que la culpa sea moderada. El padre moderador de la 64 La maldición sobre el sexo El destino que nos hace el inconsciente 65 culpa. Entonces, es una tesis, ino!, muy, muy diferente de la de do, aunque sea una cuestión interesante y, si se formulan las cosas Freud. cu olio vocabulario, otra problemàtica, siempre se puede iluminar Oigo murmullos. � Alguien quiere intervenir? Pueden interrum- inieslro propio discurso. Lo cierto es, no obstante, que Lacan no pirme... <� hay alguna pregunta en la sala? ahoga por el puritanismo. M. O. Wartel: Es una pregunta sobre la redención. Usted ha- Me parece que usted pensaba fundamentalmente en la pre- blaba de la religión universal, para todos, pero hay épocas y luga- ilrMinación. res, por ejemplo los Estados Unidos, donde ciertas corrientes se Si, es el problema de la iglesia reformada. Eso culmina en el plantean el problema de los elegidos. Hay elegidos y no se sabe innsenismo francés, con su gran rigor: si Dios os ha condenado, quièti se salvarà. FA pecado ha sido redimido, pero no todos se csiàis condenado. Verdaderamente se trata de la idea de un Dios salvaràn automàticamente. Y yo me preguntaba un poco còrno malo, posiblemente injusto, que puede habernos condenado de en¬ puede conectarse eso con lo que usted decia hace un momento. ti ada aunque nos desvelemos. Ese extremismo de los reformados Sf, entonces... su observación invita a hacer algunas precisio- es interesante corno posición; corno todo extremismo, es tal vez nes. Se pueden plantear muchas, y senalar en principio que en el pcligroso, pero intelectualmente estimulante. perfodo propiamente judaico, el mismo pueblo elegido se relacio- Bueno, retomo. Lacan no atribuye la carga de la culpa que pesa na con la redención en la forma de la esperanza. Està a la espera sobre el sujeto al interdicto paterno. Y no atribuye la castración al de la venida de su Mesfas. padre. La imputa al efecto del lenguaje y, en ese sentido, la castra- —En realidad, lo que me hizo pensar eso es que leo no pocos i ioli es fatai segùn la definición de san Agustfn. No es la voluntad textos sobre el siglo xvn norteamericano y ahi, justamente, tengo del padre, no depende del deseo paterno, es de estructura y, de re- la impresión de que el sujeto dividido està muy cerca del sujeto al siiltas, Lacan describe Totem y tabù corno un mito, una especie de que se menciona en los sermones de esa època. licción creada por Freud para dar cuenta de la estructura y del ine¬ Vuelvo a su pregunta acerca de la redención. Usted dice: no se luctable efecto de castración. sabe si el sujeto se salvarà; es verdad, pero en principio, en la doc¬ Lntonces, io que aboga clinicamente por la tesis de Lacan, por¬ trina cristiana, la redención es para todos, por derecho, aunque el que de todas fonnas hay que saber de qué lado uno se pone, es que sujeto conserve la libertad de condenarse. i-m la psicosis, o sea, en estructuras en que nuestra hipótesis es que —Para ellos no. ha habido forclusión del Nombre-del-Padre, pues, bien, en la psi¬ Ése es todo ci problema, si usted quiere, de la iglesia reforma- cosis tenemos patologfas de la culpa absolutamente patentes. Si da. Calvino, Lutero y, con la cuestión de la gracia, el problema de lucra el Nombre-del-Padre el que, junto con la castración, engen- saber si todos seràn elegidos, si los méritos tienen algùn peso o si drara la culpa y el sentimiento de la falta [faute], cabrfa esperar la gracia suficiente, lo mismo que la condenación inevitable, estàn que el sujeto psicòtico, aligerado del padre, fuera mas libre de cul¬ fntegramente en manos de Dios. Las corrientes que usted mencio¬ pa que el sujeto neurótico. Allora bien, no es asf. En especial en la na son el resultado histórico de una especie de emigración, por de- psicosis melancólica que llega hasta el delirio de culpa, hasta el cirlo asf, de esa orientación. Pero el mensaje ortodoxo es, de todos delirio de indignidad y que, en cierta forma, se identifica con la modos, que Jesus murió por todos los pecadores. lalta [faute], contùnde su ser con el mal. Desde luego, esto se opo- —iDe modo que los puritanos estàn mas cerca de los lacania- nc a la otra patologia de la culpa que es la inocencia paranoica -yo nos: habfa opuesto la inocencia paranoica a la indignidad melancólica-, Bueno, ésa es una pregunta que por hoy vamos a dejar a un la¬ porque, en el fondo, no es que el paranoico no conozea culpa [fati- El destino que nos hace el inconsciente 67 66 La maldición sobre el sexo pero lo que jamàs està programado es la existencia misma que va te], sino que la localiza en el Otro, el perseguidor. Al contrario, el ii ivsponder a esa anticipación, y que por otra parte puede faltar, melancólico se identifica en cierta manera con el Otro del goce puede abortar en su trayecto y, siempre, sorprender. malo. Es en definitiva la tesis freudiana. Dicho de otra manera: la falta [faute] primera es que lo simbò¬ Naturalmente, podrfamos detenernos también en los fenómenos lico es incapaz de justificar la existencia, y sin duda es por eso que de culpa de la obsesión en los que Freud hizo tanto hincapié. En la los sujeios tienen la pasión de justificar la suya. Como es casi la neurosis obsesiva, donde el Nombre-del-Padre està en su lugar, la hora, voy a terminar con un muy lindo pasaje de Borges, en ci cual culpa aparece mas que en la neurosis histérica. No creo, sin em¬ fslc eleva esa aspiración a ficción dramàtica. Està en su texto so- bargo, que la culpa sea mas profunda en el obsesivo, mas fuerte. hic "La biblioteca de Babel". Allf evoca la època en que se procla¬ Pero sf aparece mas, debido a que la estructura misma de la obse¬ mò, dice, que la biblioteca contenfa todos los libros. Se trata pues sión està constniida corno esquizia. La esquizia entre el crimen y de la ficción de un simbòlico que no seria hiante. Y la primera el castigo, para retomar un tftulo. Por un lado el crimen pulsional, icacción, dice en su ironia, "la primera impresión fue de extrava- por el otro el arrepentimiento, a veces el mas ruidoso. En lugar de V.ante felicidad. Todos los hombres se sintieron senores de un teso- dialectizarse corno formación de compromiso, corno en la histeria, io intacto [...]. El universo estaba justificado". Entonces, "se ha- los dos aspectos funcionan en dos tiempos en està estructura de Mò mucho de las Vindicaciones [...]. Miles de codiciosos [...] se oposiciones alternadas que Freud describió con claridad. Por eso, lanzaron escaleras amba, urgidos por el vano propòsito de encon- tenemos por una parte la agresividad, la violencia. los fantasmas nai su Vindicación". Y es ahi', con la loca esperanza de encontrar sàdicos del sujeto, y por la otra, pero lado a lado y uno después del i*M la biblioteca la justificación no sólo de todas las existencias, si¬ otro porque no hay mezcla, los remordimìentos, las autoflagelacio- no de cada una de ellas, cuando comienzan todas las extravagan- nes y los mea culpa, que son proporcionales a lo que rechazan y cias, y en especial la de salir de la pequena sección propia de la bi¬ son enganadores, por surgir a fior de fenòmeno, en el aislamiento. blioteca a la bùsqueda del texto justificador -que no podrfa ser Entonces, en definitiva, � cuàl es la falta \faute]! ifZuéX es la fal¬ olio que el que obtura la hiancia del deseo del Otro, texto imposi¬ ta [faute] ineluctable que, finalmente, condujo a està idea del peca¬ ble, por lo tanto-, y con el riesgo de caer en el agujero centrai, que do originai? No es un misterio: es la falta [faute] de goce. Debe csiructura todo este edificio. destacarse el equivoco de la expresión. El goce es culpable porque tiene un vfnculo, por asf decirlo, con lo simbòlico. La falta [fante] primera, la falta [faute] fundamental, Lacan la situa en el texto que mencioné hace un rato. "Observación sobre el informe de Daniel Lagache", y da una fòrmula muy precisa, muy simple, que es que "cualquier cosa", incluido el sujeto, por lo tanto, "cualquier cosa podrfa no ser o ser otra". En otras palabras, la falta consiste en ser "creado corno existente". Es la misma facticidad de la existencia y el sexo que ya situaba en su "Cuestión preliminar...", al evocar corno forcluida la realidad del sujeto, su realidad de viviente se¬ xuado. Como lo simbòlico no inscribe ni la vida ni el sexo, éstos, en consecuencia, nunca figuran en el programa. Desde luego, pue¬ de esperarse una venida al mundo corno resultado de un proyecto, 4. La falta del goce Mi intención hoy es terminar, poner un punto final al desarrollo que empecé en relación con la culpa. De modo que sigo directa- mente a partir del punto en que dejé la vez pasada, a saber, la falta [faute] de goce. Anuncio de todos modos que ya recogf algunos ecos, en particular de Camilo Ramfrez, que està aquf y se tomo el trabajo de ponerme algunas observaciones por escrito, que tendré en cucnta dentro de un rato. Mi planteamiento sobre la falta [faute] de goce quedó interrum- pido en la mitad. Para el hablanteser, el goce esjdoblemente culpa- ble ygenerador de culpa. El primer punto que habfa empezado a abordar consistfa en decir que es culpable porque està forcluido de lo simbòlico, al que es heterogéneo y al cual "ex-siste", a escribir con dos palabras con un guión, corno lo hace Lacan. El goce es culpable porque hay un defedo de lo simbòlico, no digo falta [fau¬ te] sino defecto [défaut], o sea, una incapacidad de ese simbòlico para inscribir el goce, para representarlo. És lo que Lacan escribe con su materna S(A). Debido a eso, la existencia cuestiona. No só¬ lo cuestiona sino que afecta, por no poder subsumirse en las justi- ficaciones del discurso. Y corno lo mencionaba en otra ocasión, el personaje materno es el primero en recibir el choque de esa exis¬ tencia injustificada del nino que nace. Sobre este punto, el neuróti¬ co nos ensefia mucho. Entre otras cosas, porque es un sujeto que 70 La maldición sobre el sexo La falta del goce 71 pone en cuestión muy especialmente el hecho de su existencia. Y, viene en una cuestión, y en ese caso es mas fuerte, mas visible, en por no sentirse justificado, se siente, corno dice Lacan, lo mas va¬ la forma melancólica; la melancolfa. corno ustedes saben, es la es¬ no de la existencia. Sabemos còrno trata ese sentimiento de artifi- tructura en la que el dolor de existir se manifiesta, dice Lacan, en cialidad: el neurótico pide cuentas al Otro. Le pide cuentas de di- estado puro. En otro momento ya comenté ese aspecto. Ahi', el ca- versas formas, pero en especial de una manera clinicamente i acter facticio del ser no hace mas que padecerse, en un sentimien¬ conocida y paradigmatica, que consiste en escrutar los indicios del to de abandono doloroso, que vale mas bien corno respuesta. Un deseo del Otro, tratar de descifrarlo, porque el neurótico es un in¬ autor corno Fernando Pessoa, del que tuve la oportunidad de ocu- tèrprete nato, por asf decirlo. Y se sabe. en efecto, que, mas que parme, logró sublimar en la literatura ese fondo de melancolfa pro- cualquier otro sujeto, es proclive a interrogar la coyuntura de su lunda que lo habitaba. El dolor de existir està en el corazón de esa nacimiento. <,Cómo, con qué estilo, en qué tonalidad plantea esa obra no obstante polimorfa e incluso da -ésa es al menos mi tesis- interrogación? Yo dirfa que en la modalidad de la sospecha. Una su Uno que corrige su dispersión en heterónimos. Noten, sin em¬ sospecha muy precisa: presume, en generaLxrue no ha sido desea- bargo, que el afecto de existir no està necesariamente del lado del dq. quetal vez haya habido, incluso, un anhelo de muerte. dolor, aunque ése sea el que mas impresiona. También està el goce Siempre es una cosa sorprendente -para mi, en todo caso- ver de existir. hasta qué punto el sujeto es inventivo en las deducciones ficticias Y ahi vuelvo a encontrar a Jean-Jacques Rousseau, dado que es que hace del anhelo de muerte del Otro. Por mas que haya sido de- un autor que escribió mucho sobre el goce de existir; en este as¬ seado, por mas que le hayan dicho cuanto esperaban su nacimien¬ pecto, hay pasajes verdaderamente muy notabies. Les recomiendo to, llegarà eventualmente a la conclusión de que ya estaba reduci- en particular Las ensonaciones del paseante solitario. Adi es don¬ do al estado de objeto en el deseo de sus padres y que, por lo de se manifiesta con mas intensidad. Sin duda porque en ese mo¬ tanto, su destino de sujeto deseante, viviente, ya estaba compro- mento Rousseau està instalado de manera franca en su delirio de metido. Y si tiene alguna razón para pensar que no lo esperaron persecución, y el sentimiento de la vida pone un tope al afecto per¬ con alborozo y entusiasmo, dirà "que era lo que habfa que demos¬ secutorio. El segundo y el quinto paseo, en especial, ofrecen pasa¬ trar", se dan cuenta, lo sospechaba. Entonces, por poco que haya jes magnfficos sobre el puro sentimiento, la pura satisfacción de habido un hijo muerto antes que él, que le hayan hablado de un in¬ sentirse existir. Vean en particular, en la pàgina 1005 de la edición tento de aborto fracasado, no concluirà que pese a todo habfa un de la Plèiade, la descripción que Rousseau hace de su regreso a la deseo de vida mas poderoso que el intento de aborto, en general vida luego de un accidente en que perdio el conocimiento y donde sacarà corno conclusión el anhelo de muerte. Entonces, la estructu¬ recupera el mero goce de vivir, cuando, aclara, no sabfa ni dónde ra que funda esos hechos clfnicos tan coaccionantes en la expe- estaba ni quién era, ya que por un momento habfa perdido el senti¬ riencia, es que todo nacimiento es traumàtico o, mas bien, consti- miento de su identidad. Es muy notable que sitùe la linea de corte tuye un "traumagujero" ["trou-matique"], en el sentido, por ende, entre el sentimiento puro de la existencia y el de la identidad. Des¬ de que cualesquiera sean las esperanzas que precedieron a un suje¬ de luego, hay muchos otros escritores que podrfan mencionarse en to, por fuertes que haya sido esas esperanzas, en el discurso hay un lo que se refiere al goce de existir. Pienso, entre otros, en el nor- agujero con respecto a las razones de dar vida. Digàmoslo mas vi¬ icamericano Walt Whitman, a quien conozeo menos que a Rous¬ gorosamente: no hay razones. No hay razones aunque pueda haber seau, pero que también supo exaltar la vida. El principal libro de una causa deseante, pero està, precisamente, es inasible. Whitman, Leaves ofGrass, es un libro que escribió a lo largo del Hay otros sujetos para quienes el afecto de existir no se con¬ liempo, que empezó siendo una totalidad y se fue ampliando prò- 72 La maldición sobre el sexo La falta del goce 73 gresivamente. Sin duda no es una casualidad que los escritores que in mediato formula Lacan, antes de contestar: "Sf, sin duda". Mi puedo evocar en referencia al dolor de existir tengan que ver con comentario:.si lo simbòlico no se hace cargo del goce, sólo_qiiejla la psicosis; en el caso de Walt Whitman estoy menos segura de ci sujeto_para asujnirloTPéróràTTrùTm� rtTempo, es una carga que, elio porque lo conozco menos, pero es probable. Es que, efectiva¬ liistamente, no puedo satisfacer. No entro aqui en el comentario mente, la neurosis fabrica mixturas. No ignora los afectos de exis¬ detallado, palabra por palabra, del pàrrafo en la parte de arriba de tir, pero los condensa, mezcla dialécticamente dolor y satisfacción la pàgina 820; les aconsejo remitirse a él. Sólo extraigo de su te¬ que, por lo tanto, no se afslan en formas puras. màtica lo ojjej)iis4tttri)diiCjLe� � la La heterogeneidad de lo simbòlico y del goce explica la necesi¬ carga del goce corno carga imposible, habida cuenta de que el go¬ dad de la utilización de la topologfa, que por los lugares que per¬ ce me està vedado a causa del hablar. Pecado originai. De adi los mite definir y conectar entre sf hace posible la articulación de los dos mitos, el mito bfblico� le la manzana maldita y el mito freudia¬ dos compuestos. Lo.simbòlico esboza al menos el lugar del goce no. un poco menos cretinizante, segùn Lacan. éxtimo. Al respecto, podrfan invocarse muchos textos, en particu¬ Puesto que lo simbòlico no transmite mas que el ser de muerte, lar "Subversión del sujeto", en las pàginas 819 y 820 de los Escri¬ /.còrno me ayudarà a soportar la carga de goce? Podemos imagi- tos, y el famoso pasaje, tantas veces comentado: "Estoy en el lugar namos que realizarse corno ser de muerte es lo que hacemos, en el en que se vocifera que el universo es un defecto en la pureza del fondo, cada vez que nos realizamos en obras. � Pero qué sera reali¬ no ser". Como podràn darse cuenta, el ser de goce se evoca aquf zarse corno ser de goce? Lacan lo sefialó especialmente en el se¬ mediante la vociferación, mientras que la expresión "la pureza del minario sobre la ètica, es imposible avanzar en el campo del goce no ser" connota el anonadamiento que genera lo simbòlico y que, sin encontrar obstàculos y paradojas. Y es cierto que donde el go¬ llegado el caso, el sujeto puede volver contra sf mismo, en el de¬ ce se realiza -porque el que se realiza es éste, no el sujeto en un seo de muerte radicai: "jMejor seria no haber nacido!". ser de goce-, donde el goce se realiza, lo hace en la forma, diga¬ Lo simbòlico mismo� eiLefecto, no transmite mas quejd ser de mos, de un consumo, o de una consumación de lo que se prueba muerte: el sujeto nqjólo se sabe mortai desde el momento eiTqùe" pero no se comprueba, pasados ciertos lfmites en el acercamiento habla, sino que, ademàs� la deuda, \a famosa deuda sobre la que a la cosa -las expresiones son de "Kant con Sade"-. Cuando el go¬ insisti', la deuda con respecto a lo simbòlico, es la deuda de su ser ce se realiza, no se inscribe. El goce se realiza sin inscribirse, y de muerte, eTser qùéTé~vTéné del Otro, el ser en cuanto està ins- donde se inscribe, ya està mortificado y deja al sujeto, en todos los cripto en una historia -la de la familia de los Labdàcidas para An¬ casos, bien separado de cualquier goce pieno. tfgona-, el ser prescripto y ya eternizado. No por azar Lacan intro¬ El que queda, porque hay un resto de goce, es un goce transfor- duce en relación con Antfgona la noción del entre-dos-muertes, uiado, trabajado en sf mismo por lo simbòlico. Y la transforma- ese espacio tan perceptible en la Antigono de Sófocles, y que sepa¬ ciòn que lo simbòlico efectùa sobre él es una operación de corte, ra el momento en que la herofna, por su acto y la aceptación de su de fragmentación, que hace que el resto de goce sea siempre un condena, se eterniza corno sujeto de la deuda, sellando el destino goce menguado, que obedece a la "culpa-cortabilidad"* significan¬ que le transmitió esa familia culpable, y el momento de su muerte te. El goce es culpable, no sólo porque està prohibido sino porque, real. En efecto, ese desfasaje, ese tiempo fuera del tiempo previo a la muerte real, permite aislar en su pureza la pura deuda simbòlica, precristiana, de Antfgona. * Coupabilhé en el originai, juego de palabras mediante la fusión de couper, Entonces, � tengo yo a cargo ese goce? Es la pregunta que de ortar, y culpabilité, culpa (n. del t.). 74 La maldición sobre el sexo La falta del goce 75 allf donde es accesible, està cortado. Mal juego de palabras; en fin, cuentro con la decepción que le procura el amor del otro. Y cuan¬ no malo sino fàcil. Culpable [coupable] por estar cortado [cou- do el nino advierte que no satura el deseo o el goce del Otro, y que pée]. Y por lo tanto, la falta [faute] de goce implica a la vez el go¬ en consecuencia el amor no logra taponar la barra en el Otro, apa¬ ce perdido y el goce parcializado. Perdido y parcial, son las dos P rece el superyó.l que no son del padre, sino mas bien unas P parientes de la pulsión. El ano pasado lo comenté en el caso de la pequena Piggle de Entonces, eso da el goce civilizado por el discurso, y al mismo Winnicolt, donde es particularmente visible. Al nacer la hermani- tiempo a menudo impropio para el lazo social. Un goce que se ta, que evidentemente le indica, por decirlo asf, que en el Otro ha¬ atraviesa. que pone un obstàculo al lazo social. No es que el dis¬ bfa un lugar vacfo para otro objeto, en esa coyuntura, entonces, no curso no se ponga en gastos, los discursos que hacen la civiliza- sólo empieza a tener las pesadillas en que surge la figura superyoi- ción, que son ordenamientos de goce, intentos de procurar una es¬ ca de la marna negra que reclama sus "miams" [pechos], sino que pecie de compatibilidad de éstos, en el lugar mismo en que el goce se inicia en la pràctica de los autorreproches. Es muy sorprenden¬ no forma un vfnculo, donde el sujeto està solo con sus pequeiios te que en una nina que tiene dos anos y unos pocos meses sucedan goces. esos fenómenos que le hacen decir que es mala y hacerse cargo del Entonces, se comprende, se capta por qué la_culpa-cortabilid_ad kakon [el mal], en el momento mismo de la decepción. Al surgir hace furor e� p� dajmente en la relación de amor. Es una tesis de en la relación amorosa, en los avatares de la relación amorosa por FreudTque hay vfncujo esencial entre el amor y la culpa. Es in- mi poco que dure, la culpa signa la impotencia del amor para reducir dudable que el amor, en la medida en que tiene mirardentos «)n el las divergencias del goce. Por otra parte, es lo que ciertamente otro, ino es cièrtoTTapunto tal quej, veces olvida tenerlos consigo funda -aunque tal vez haya otros motivos- el gran fantasma del mismo� toca là culpa: Siempreles recuerdo està frase que me en- suicidio de los amantes en la cùspide de la felicidad. Mejor desa- canta: "El amor és una forma de suicidio". Asf, pues, el amor que parecer, porque si eso dura un poco mas, no podràn dejar de saber. da, que tiene miramientos con el otro, conduce inevitablemente al Ahi es donde se verifica lo que dice Lacan, que el suicidio tiene sujeto a hacer recaer la falla ]fauiej spEre si mismo. <',Qué falta que._yer_con la voluntad de no saber, en este caso, no saber que el [fante]? La falta [faute] de lo que no funciona en laVelación amo¬ goce està en falta con respecto al amor.tìM rosa, de lo que inevitablemente renguea. Esa culpa, en efecto, està TreùcTàcehtùà mucho està tesis. La encontramos en Moisés y la presente, createti todas las formas de amor. Tanto en la philia religión monoteista, del cual hablé, y también en una notita de griega, es decir la amistad, corno en el amor pasión. También es 1938 recogida en el volumen Résultats, idées, problèmes. Freud notoria entre las generaciones. La estructura de lo que no funciona dice: "La culpa obedece al amor insatisfecho", en fin, a la decep¬ en el amor es siempre la misma: que el goce no conviejie_aLamor. ción del amor. Entonces, su esquema es un poco mas complicadof, La culpa pàrentàT en la relación de amor con el hijo, por ejemplo, no opera sólo con los dos términos, amor y goce -ya lo mencìo- surge cada vez que el adulto comprende hasta qué punto no logia né-, sino que introduce la función del odio, al considerar que odio domesticar el goce del nino. Las pobres madres estàn especialmen- y culpa forman un par; la segunda es el retorno del primero, del te comprometidas en esa tarea imposible. Y se preguntan: ipera odio cuando està reprimido. Es preciso. qué tendriamos que haber hecho? t:,Qué podrfamos haber hecho? Podrfamos escribir el esquema freudiano; para_Freud, djurior t.Cómo habrà que hacer la próxima vez? Del mismo modo, la cul¬ implica d sacrificio de goce. No llega a decir que es un suicidio pa surge en el nino, y es el nùcleo, el punto de donde brota el su- pero, en fin, sf dice que junto con la melancolfa, e), amor es el se- peryó, que emerge a partir de las decepcioiies de aquél, del en- gundo caso en que el� objeto aplasta al yo. Como fòrmula es fuerte. 76 La maldición sobre el sexo La folta del goce 77 ino es cierto? Vale decir que cuando amamos, sacrificamos la pul- ;m-inr inslitnye.al Otro con mayiìs� nl� � i� eailOtro. el agalma del � iónal_amado. Podrfamos escribir ese sacrifiqio utilizando.la barra Otro. El goc� liacjeJkjipejrjìeié�� en be¬ de la metàfora _para indicar que el amor produce en el fondo una neficio de_]o_que Lacan eseribe n minùscola� corno plus dejjpzar. represión de las pulsiones: Es el trayecto "De un Otro al otro", que por otra parte ya habfa de- sarrollado en el seminario sobre la transferencia. En él, Lacan Amor Culpa aclaraba el objetivo del amor de Alcibfades por Sócrates, que es un objetivo de destitución, que apunta a hacerlo caer de su posi- Pulsión -*■ Odio ción de A mayùscula a una posición de objeto de goce. Entonces, ese vfnculq deLamor y la culpa explica fàcilmente Pero corno la pulsión no renuncia nunca, segùn Freud, la pul¬ que la maldición sobre el sexo, que es mi tema, corno fòrmula pa¬ sión contenida por la gracia del amor se conviene en odio, un odio tètica de la no relación-proporción sexual, produzca sus efectos que no està menos reprimido que ella y que regresa, surge al lado fundamentales en el nivel del amor, de la relación amorosa entre del amor con la forma de la culpa. Me parece que el esquema freu¬ los seres sexuados. La vez que viene me dedicare a està cuestión, diano de la juntura del amor y la culpa es asf. En el fondo, nos di¬ la cuestión de las hazanas del amor, por decirlo asi. ce que lo que aparece es la conexión fenomenològicamente com- Antes, y para terminar con la culpa, querrfa referirme a la cola- probable entre el amor y la culpa, de la que todos podemos ; boración que me cnvió Camilo Ramfrez, y que se incorpora a lo encontrar ejemplos y pruebas. Y agrega que lo reprimido, en fin, que yo habfa mencionado de los puntos de inflexión judaicos y lo que està oculto por ese par tan evidente, es el odio que implica cristianos y la cuestión de si hay un punto de inflexión en nuestro el sacrificio de la pulsión. En otras palabras, la culpa es el signo de siglo. Bueno, la colaboración de Camilo Ramfrez consiste en re- un crimen contra el amor. El culpable ha cometido el crimen, la cordarme, en referencia a la culpa moderna, el fenòmeno -si nos falta real, en su inconsciente. Entonces, Freud lo ilustra fundamen- atrevemos a damarlo asf-, en fin, el hecho de la Shoah, el Holo- talmente en relación con la figura del padre primitivo y su asesina¬ causto corno acontecimiento fundamental del siglo. En efecto, es to, que supuestamente historiza la serie: amor, contención, odio, un acontecimiento fundamental, incluso ùnico, no voy a comentar culpa; el crimen producido explica està ùltima metamorfosis. De ese aspecto, parece suficientemente establecido. No tengo nada hecho, corno dice Lacan, es imiti! remontarse al diluvio, al tiempo que agregar, le digo que sf. La cuestión, con respecto a un aconte¬ mitico del origen, el originai de la Biblia o el del asesinato del pa¬ cimiento corno ése, es saber qué se inscribe en él y qué se mani¬ dre. No vale la pena remontarse al diluvio para hablar de un cri¬ fiesta, marcando un antes y un después. men contra el amor. Es constante, y consiste en el goce mismo que Es muy diffcil definir en qué consiste un punto de inflexión de en él se abriga y se busca con ahfnco. una civilización; la enormidad del suceso no basta para elio. El� oce� cc� tradice� eljimor de diversas maneras. En principio, Entonces, usted hace una observación sobre la cual querrfa de¬ porque e_l_arnoLas:pira.a fa fusión. El amor aspira al Uno de la fu- cir algo. Es con respecto a la segregación y la universalización. sión. El goce no aspira a nada, realiza un Uno que no es de fusión, Cuanto mas avanzamos hacia la universalización, mas segregación es de soledad. Uno_gozajiOlq. Y eso fastidia la exigencìa amorosa hay. La universalización exige la eyección de otro, en cierto modo cuando aparece con demasiada claridad. Digàmoslo de otra mane¬ proporcional a lo que establece de un registro de lo mismo. Si lo ra: el amor es asociativo, porque tenemos asociaciones. El amor es emendi bien, usted desliza eso corno respuesta a la pretensión uni- asociatiyo,, el goce.es dispciativo. Por ùltimo, tercera oposición, el versalizadora que el cristianismo agrega al Dios del monoteismo, 78 La maldición sobre el sexo La falta del goce 79 al Dios ùnico de la religión judaica. En efecto, la diferencia marca- io por parte del siglo no ha concluido, me parece; es incompleta. da por Freud, de todos modos importante, es que la religión judfa, Y, ademàs, no es seguro que la subjetivación de una falta incre- aunque tenga un Dios ùnico, es una religión segregacionista, una mente la culpa, ése es el asunto. religión de un pueblo elegido, que no aspira a la universalización. Sus observaciones, en todo caso, me hicieron pensar, y me El cristianismo introdujo una pretensión de universalización. No acordé de una fòrmula de Lacan al final de "Televisión", que caia puede decirse que lo haya logrado completamente, pero es una en el tema de la culpa y sobre la cual hasta aquf no me habfa dado pretensión de universalización: Jesus vino para todos los hombres, cuenta qué lògica la vinculaba a los siguientcs pàrrafos. Està al fi¬ lo sepan o no, lo quieran o no. En cierto modo, en la religión cris¬ nal de "Televisión", es por lo tanto la séptima y ùltima pregunta. tiana el postulado es que todo hombre està ya redimido por Jesus. En ella, J.-A. Miller le pregunta a Lacan sobre su estilo. Éste habla En el fondo, hay que hacer una reflexión, en efecto, sobre la cues¬ de su éxito editorial, lo califica de "desesperante para una ètica" y tión de si los procesos de segregación, que hacen furor en nuestro anade esto, que les leo: "Eso nos harfa sentir el costo de la neuro¬ tiempo, deben algo a la universalización propiciada por la religión. sis, por el cual se sostiene lo que Freud nos recuerda, que no es el Es lo que usted sugiere. A decir verdad, en fin, no digo que no, pe¬ mal sino el bien el que engendra la culpa". Asf, pues, no dice que ro sin embargo hay que agregar otra universalización que, por su donde hay culpa està el crimen, sino al contrario: donde està el parte, no es una pretensión, es una universalización realizada, que bien -aquf mas bien en el sentido de la felicidad-, està la culpa. se realiza en nuestra civilización y se menciona con mucha fre- t.Por qué? cuencia, la universalización del imperio de la ciencia o, mas bien, (Una intervención de la sala sugiere que es a causa de la ma¬ el imperio de lo que se deriva de la ciencia. Està el imperio de la dre.) religión, pero también el del mercado de los productos, que es una l,La madre? De hecho, lo que Lacan evoca en las lfneas que si- universalización de hecho, realizada, que no pasa por valores sino guen no es en absoluto la madre: "Imposible encontrarse ahi' -di¬ por una acción directa sobre el goce. Y por lo tanto, tengo la im- ce- sin sospechar qué quiere decir la castración". Y a continuación presión, con todo, de que rebajarfamos el alcance de los procesos menciona la historia de Boileau que deja correr una fàbula que le segregacionistas de nuestro tiempo si los refiriéramos al punto de concierne, segùn la cual de nino un ganso le habrfa comido el se¬ inflexión judeocristiano anterior a la ciencia. Las guerras de reli¬ xo. gión existieron, la segregación moderna es otra cosa. Efectivamente, Boileau tuvo una vida en que la evitación de las Ahora, hay que preguntarse si, debido a que hubo està falta mujeres fue ejemplar. Ademàs, la de alguien que profesaba la èti¬ [faute], el Holocausto, la Holoculpa [Holofaute], el Holofausto, ca del solferò, probablemente, pero en todo caso, el comentario de que evoca a Fausto, el siglo està marcado por una culpabilidad Lacan consiste en decir que dejaba circular el rumor para que la mas grande. Cuestión que hay que evaluar; no estoy segura; es gente se enganara, esto es, para que lo creyeran. Y prosigue citan¬ mas, sospecho que es al revés. Puesto que, en el fondo, el Holo¬ do un verso de Boileau: "No hay grado de lo mediocre a lo peor", causto produjo por un lado lo que yo llamarfa acusadores justifica- para agregar que es un chiste, ante lo cual nadie entiende nada. dos que lo denunciali, que no son culpables sino fiscales, y des¬ Tratemos entonces de ver cuàl es el juego de palabras: sin grado, pués, por el otro, verdugos olvidadizos, cosa fàcil de constatar. do peor seria peor que lo mediocre, o lo mediocre mejor que Io Verdaderamente hay que vociferarles al ofdo para que se acuerden peor? En el contexto, aplicado a la murmuración sobre el sexo de- de lo que paso. Es cierto, en Alemania se consiguió algo, en Japón vorado, eso da a entender que comido o no da lo mismo, jpues el nada en absoluto. La subjetivación de la falta [faute] del Holocaus- ganso de la castración es de todas formas para todos! Se entiende, 80 La maldición sobre el sexo La falta del goce 81 en efecto, la broma, y también, retroactivamente, que el bien pre¬ la neurosis obsesiva. Lo dice textualmente, y con elio le acredita viamente evocado, el que cargué en la cuenta de la felicidad -lo un valor de verdad, el de la neurosis. Hay que decir que està fic¬ que quiere decir del éxito fàlico-, se entiende, digo, que ese mis¬ ción de un padre terrible es un hecho que no puede barrerse de la mo bien engendre... ila culpa-cortabilidad [coupabilité]\ Y esto clinica en el nivel del testimonio del analizante, pero Lacan trató por no poder conceder mas que una satisfacción siempre insufi- en el fondo de explicarla de una manera que permitiera manejar ciente, parcial, ajena a la plenitud. ese hecho que està presente en la cura analitica, sin compartir la Creo que comprenden de qué manera estas observaciones se re- ficción. Y resudve el problema haciendo de la castración el efecto lacionan directamente con la cuestión planteada, a saber, si el Ho- del lenguaje y no del padre. De modo que yo acentué la oposición locausto genera realmente mas culpa en el siglo. Pues bien, no es Freud/Lacan y ahora querrfa mencionar dos pequenos textos del seguro, si siguieron la argumentación que acabo de desarrollar. primero un poco divergentes, porque Freud siempre tiene mas ma- En su texto [el de Ramfrez] hay ademàs consideraciones sobre tices de lo que suele recordarse de sus grandes tesis. Esos textos el sacrificio. El sacrificio al dios oscuro que Lacan, efectivamente, no cuestionan en absoluto la tesis mayor, pero yo diria que pres- vincula al Holocausto al final del seminario 11. De hecho, inter¬ cinden de ella, la dejan a un lado. preta la complicidad al Holocausto corno un sacrificio al Dios os¬ Me detengo en primer lugar en una de las notas que figuran en curo, sacrificio que se ignora, a diferencia del de Abraham, y cuya Résultats, idées, problèmes, que es de 1938; asf, pues, bien cerca tentación es tanto mas fuerte cuanto que ya no tenemos Dios, y la del final. No se refiere a la culpa sino a la inhibición, dos fenóme- mejor forma de hacerlo existir es reanimar su odio. Esa es al me¬ nos que no son idénticos pero que, no obstante, estàn muy conec- nos la tesis de Lacan, que al amor cristiano no le da el cuero en lo tados. En ella, Freud dice que el origen, el fundamento, exacta- que se refiere a sostener a Dios, y que la feroz ignorancia de Yah- mente, de todas las inhibiciones, en especial las intelectuales, debe veh resultaba en un Dios mucho mas consistente. Actualmente, lo remitirse al onanismo infantil. Eso es bastante conocido, pero lo que por lo menos es seguro es que ya no contamos con el destino interesante es lo que aiiade. La razón, dice, debe buscarse sin duda antiguo y tampoco con la Providencia cristiana; desde luego, sigue en la naturaleza en si insatisfactoria de la satisfacción, y aclara que habiendo cristianos, pero las producciones del siglo anulan la di¬ ese limite se impone sin intervención exterior. En otras palabras, mensión de la Providencia. i,Qué nos queda? Nos queda el incons¬ hace una génesis de la inhibición que no pasa por la represión fa¬ ciente, sin duda, pero éste no es un Dios oscuro; si seguimos a La¬ miliar y el interdicto, lo que él dama las influencias exteriores; el can, el inconsciente està mas del lado del sujeto supuesto saber, nino descubre sin mediación su naturaleza insuficiente de goce del Dios de los filósofos, y no el de los Padres de la Iglesia. Éstos parcial, cortado -podemos decido asf-. Naturalmente, Freud supo- son, entonces, algunos de los comentarios que me sugirieron sus ne que lo que falta es el orgasmo, pero puede pensarse, no obstan¬ observaciones. te, que se acerca ahi' al hecho de que, en sf mismo, el goce fàlico Voy a referirme ahora a algunas notas de Freud que relef re- -del que el onanismo es, después de todo, una versión- es lo sufi- cientemente y me parece que merecen incorporarse al dossier de la cientemente trunco para ser culpable y entranar un principio de re¬ culpa. chazo, corno si generara por sf mismo un "esto no vale la pena" Anteriormente recordé la tesis fundamental, bien conocida de que se trasladara a todas las actividades ulteriores en proporción a Freud sobre el padre del monotefsmo y la conexiòn que establece su significación fatica. No vale la pena esforzarse para obtener sa- entre la culpa y el padre. Recordé también lo que sobre elio dice tisfacciones tan poco plenas, tan truncas: ésa es la idea. Lo que me Lacan, que la toma corno una ficción de neurótico, un producto de sorprende en esto es que Freud situa una causalidad, un efecto 82 La maldición sobre el sexo La falta del goce 83 subjetivo, interno al goce, que no pasa por la evocación de la inter- en el capftulo titulado "Analogfas", para indicar la homologfa en¬ diccción. (También aqui pueden ver la aplicación posible al co- tre la neurosis y la religión. Es un pasaje que tiene gran interés mentario de Lacan sobre su éxito editoriali porque Freud vuelve a la teoria traumàtica de la neurosis. Toda Hay un segundo texto de Freud que voy a mencionar hoy para neurosis -dice- es en definitiva de origen traumàtico, con la salve- terminar, con la misma intención, y que està en Moisés y la reli¬ dad de que el trauma no es forzosamente un acontecimiento espec- gión monoteista. Es un texto en que presenta una construcción que tacular. El trauma depende de un factor cuantitativo, de una rela¬ queda al margen de la figura paterna, de la problemàtica del padre. ción entre la dimensión de la emergencia intolerable y la magnitud Y ya que vuelvo a ese texto, aportaré ante todo una precisión, de lo que el sujeto puede soportar, y por lo tanto, desde luego, hay porque la vez pasada mencioné de memoria los dos prefacios que sujetos para quienes un golpecito es insoportable. Ahora bien, Freud incluyó en Moisés y la religión monoteista. Ya dije que uno /cuàles son los elementos traumàticos que afsla? Se trata, dice, de lo escribió antes de marzo de 1938 y el segundo, que en realidad impresiones infantiles olvidadas pero imborrables. iDe qué orden està en la mitad del texto, en junio de ese mismo ano en Londres. son? Pues bien, lo precisa con mucha claridad, las enumera: im¬ O sea, con dos meses de diferencia. En mi edición estàn en las pଠpresiones sexuales o agresivas o agresiones que dama agresivo-se- ginas 76 a 78 y 139. Ahora, de todas formas querrfa decirles algo xuales, o si no heridas precoces infligidas al yo o al cuerpo propio. mas preciso sobre los motivos a los que alude Freud. Antes de En consecuencia: o bien percepciones, digamos de goce intolera¬ marzo de 1938 todavfa està en Viena y, corno ya dije, explica que ble, que constituyen una violencia para el sujeto, o bien sucesos en esa fecha, estaba decidido a no publicar su Moisés... para no que conciernen a su cuerpo -pensamos desde luego en las ame- ofender a la Iglesia con su tesis de la religión estructurada corno nazas de castración o las seducciones-, o bien, por ùltimo, decep¬ una neurosis obsesiva. Vale la pena que prestemos atención a su ciones del yo, y suponemos entonces que evoca las decepciones justificación, que es polftica. Comprobamos, dice, comprobamos narcisistas del amor hacia la madre. Freud da a conocer a conti- hoy en dfa, que las democracias conservadoras se han convertido nuación los efectos de esas impresiones primordiales que ya nun- en custodios del progreso de la civilización y, cosa curiosa, la Igle¬ ca dejaràn de escribirse, por decirlo asf, y constituiràn para siem¬ sia Católica opone una fuerte resistencia al peligro, cuando hasta pre lo que llama un estado dentro del estado, una manera de aquf se la habfa juzgado un enemigo implacable de las libertades nombrar lo éxtimo, en el fondo, el inconsciente corno éxtimo. Les de pensamiento. De modo que en marzo de 1938 Freud piensa que damo la atención sobre este texto porque no invoca absolutamente la Iglesia Católica es un obstàculo al ascenso del nazismo. En ninguna figura del padre. Tampoco lo excluye, por otra parte, por¬ junio, dos meses después, cambia de tono; temfa suscitar una pro- que cuando menciona las heridas narcisistas del yo se puede pen¬ hibición de trabajar que afectara a todos los psicoanalistas y estu- sar, desde luego, que suponen al Otro y que con el Otro volverà a diantes de psicoanàlisis de Austria, y entonces se produjo la repen¬ aparecer el padre, pero éste no està necesariamente implicado en tina invasión alemana y el catolicismo mostrò que verdaderamente la serie que construye y que constituye el nùcleo a partir del cual era, segùn la expresión biblica, una caiìa flexible -jlindo eufemis¬ eso va a repetirse. mo!-; por lo tanto, en esas condiciones ya nada le impide publicar De modo que aquf, de la misma forma que el texto sobre el su Moisés y la religión monoteista. onanismo hacfa una génesis de la inhibición sin referencia a la in- Voy al pasaje anunciado. Lo hago ràpidamente: en él, Freud ha¬ terdicción y las influencias exteriores, tenemos un texto que acen- ce un resumen de la manera en que, segùn él, en esa fecha, se en- tùa una defensa con respecto a la violencia del goce inscripta para gendra una neurosis. Léanlo, en mi edición està en la pàgina 100, siempre, que se plantea sin referencia al padre. Insisto en elio para 84 La maldición sobre el sexo senalar que en Freud, en el fondo, hay mas matices, mas riqueza 5. Las hazanas del amor de lo que a veces muestran nuestros resùmenes. La vez que viene voy a tratar de retomar la cuestión del amor y sus dichos en conexión con la maldición sobre el sexo. Eso me lle- varà a utilizar cierto nùmero de referencias, las que buscaba cuan¬ do fui a consultar el libro de Francois Regnault. En él encontré mas, a saber, sus planteamientos sobre el destino, pero volveré al tema del amor. Hoy voy a empezar con un post-scriptum de mi ùltima lección. Al final de està mencioné unos textos de Freud que me parecian cludir la referencia al padre, textos tardfos ya que son de 1938, uno de Moisés y la religión monoteista, el otro de unas notas pos¬ ili mas. Aproveché entonces una observación que me hizo Isabelle Mo- i in, que me decfa que habfa un texto de Freud que, en su opinion, iba en el mismo sentido, el de las "Fantasfas histéricas y su rela¬ ción con la bisexualidad",* de 1908, treinta afios antes que aqué- llos y algunos después de los tres ensayos sobre Una teoria sexual. Le agradezco esa indicación; me remiti al texto y eso me hizo pen¬ sar que tal vez habfa sido un poco confusa en algunas cosas. que ahora deseo aclarar. Segùn creo, hay en la obra de Freud, desde el principio hasta el final -aunque sea mas nftida en los comienzos-, una lfnea de fractura conceptual. Està lfnea separa por un lado los lextos dedicados al desciframiento del inconsciente, Psicopatolo¬ gia de la vida cotidiana, La interpretación de los suehos, El ch'iste v su relación con lo inconsciente. Éstos son los tres textos funda- * Citamos los titulos de las obras de Freud segùn figuran en las Obras com- pletas, Madrid, Biblioteca Nueva, 1967 (n. del l.). 86 La maldición sobre el sexo Las hazaiias del amor H7 mentales en que Freud se aplica a desmontar los mecanismos del partir del cuerpo propio. Entonces, TI, autoerotismo. El tiempo 2 inconsciente. Son los textos consagrados al desciframiento del in¬ hace intervenir la fusión. "Mas tarde, esa actividad se fusionó con consciente. Y del otro lado, pero casi contemporàneos, estàn los una representación de deseo procedente del àmbito del amor de textos dedicados, digamos, a la sexualidad. Empiezan con Una objeto." Ya no es autoerotismo, es heteroerotismo. si se quiere. T2, teoria sexual, en el que se habla poco, pràcticamente nada, de los heteroerotismo. He aquf, por lo tanto, la soldadura que nos descri- mecanismos del inconsciente. Y después pueden incluirse en la se¬ be Freud. No es diffcil ver que se trata de una soldadura entre algo rie muchos otros textos, todos dedicados a la vida amorosa; tal vez que podemos cargar en la cuenta de lo real, corno goce del cuerpo "Fantasfas histéricas y su relación con la bisexualidad" participa propio, y una representación a poner a cuenta de lo imaginario en de ambos lados. En todo caso, el problema, uno de los problemas la relación con un objeto. Aquf tenemos entonces ci fantasma erò¬ del psicoanàlisis, es la cuestión de la union entre esas dos dimen- tico soporte de la actividad masturbatoria constituida. La satisfac¬ siones de la experiencia; en otras palabras, la cuestión de la articu- ción propiamente fantasmàtica demuestra ser una mixtura: el goce lación entre las pulsiones y los mecanismos del inconsciente, que de una escena, o en una escena, o por una escena de la relación se plantea tanto con respecto al chiste corno al suefio, los actos fa- imaginaria con el objeto. Es muy, muy preciso. Viene a continua- llidos y hasta el sfntoma. Se trata de saber de qué manera està en ción lo que él dama la renuncia a la satisfacción masturbatoria juego la pulsión, que actùa para su satisfacción en esas pequenas fantasmàtica, y la represión [refoulement] del fantasma en el in¬ maquinarias significantes que forja el inconsciente. Està dificultad consciente. De modo que ese tiempo puede denominarse de repre¬ construida en la obra de Freud la encontramos de otra manera en sión. T3, represión, y después es ci retorno de lo reprimido [refou- Lacan, que no dejó de enfrentarse con ella y resolverla en detalle, lé], el fantasma inconsciente vuelve metamorfoseado, convertido corno lo mostrò con claridad J.-A. Miller. en sfntoma. Sobre este eje de la conversión en sfntoma tenemos in- Entonces, me detendré en primer lugar en ese texto, al que voy dudablemente en acción los mecanismos del inconsciente. Resumo a dedicar unos momentos. Freud propone un esquema extremada- el esquema: soldadura entre un goce y una representación, luego mente preciso de la génesis del sfntoma histérico a partir del fan¬ elaboración por los mecanismos del inconsciente que trasladan la tasma histérico. Verdaderamente tenemos en él un texto del que satisfacción metamorfoseada al sfntoma. El texto responde por lo ciertos pasajes podrfan llamarse "Del fantasma al sfntoma". Su- tanto a la cuestión del "còrno": scòrno se fabrica el sfntoma neuró¬ pongo que reconocen una parte de un tftulo conocido desde hace tico? tiempo. Les leo la frase que extraje de él. Habla del fantasma y di¬ Pero hay otra pregunta que no se plantea en el texto y que no¬ ce: "El_fantasma_es el resultado de una soldadiira", termino extre- sotros podemos hacerle, la del "por qué". iPor qué la renuncia a madamente preciso; un poco mas addante habla de fusión. Una esa satisfacción? � Por qué cae en el olvido o el inconsciente? A juntura, por Io tanto. El fantasma es una soldadura. � Entre qué y este punto se referfan mis planteamientos de la vez pasada; el pro¬ qué? En el origen, dice, y cito la pàgina 151 de "Fantasfas histéri¬ blema consistfa en saber si el resorte de esa represión [refoule¬ cas y su relación con la bisexualidad", incluido en Névroses, psy- ment] debe buscarse en la interdicción paterna segùn la tesis fun¬ choses et perversions, editado por PUF, "En el origen, la aclividad damental de Freud, que va desde el Edipo hasta Moisés y la era puramente autoerótica a fin de obtener una ganancia de piacer religión monoteista, pasando por Tòtem y tabù. En el texto sobre a partir de una zona corporal determinada que es preciso calificar las "Fantasfas histéricas y su relación con la bisexualidad" la cues¬ de erògena". Freud introduce un orden tempora! que voy a escri¬ tión no se plantea en absoluto. Al contrario, quiero aclararlo, los bir. Està en primer lugar el autoerotismo, producciòn de piacer a textos que mencioné la ùltima vez se referfan al "por qué" -� por ss La maldición sobre el sexo Las hazahas del amor cuestión con la idea, la sospecha de que esa novedad no es lo que qué el trauma que funda la neurosis y por qué la inhibición?- y a veces se dice, no es lo que se cree, y verdaderamente querrfa lle¬ respondfan sin introducir la referencia al padre, encontrando la causa sea en el exceso del goce traumàtico, sea, al contrario, en su gar a hacer algo asf corno un diagnòstico del amor en nuestro si¬ insuficiencia desalentadora. En un caso es el exceso, en el otro la glo. insuficiencia, pero en ambos la represión [refoulement] se deduce Naturalmente, es una tarea que no estarfa a mi alcance si la to¬ de las caracterfsticas propias del goce, sin recurrir al Otro. No hay nnara corno un trabajo de historiador, lo que implicarla la cataloga- forma de decirlo mas daramente, y pueden notar que sus observa¬ ción exhaustiva de una vasta cantidad de datos. Me propongo mas ciones fueron muy ùtiles. Si tienen otras, las recibiré con gusto. Es bien un diagnòstico a partir de algunos sfntomas, algunos fndices. una invitación discreta que les hago. Esto ya supone aislar hechos significativos. El hecho, desde luego, no esJoj� edudjiJlJrdi� ésa (£;■, Yuelvo.ada.mahdjdónJh� es ella la que es la tesis de Lacan: sólo hay_hechq al decirlo. Esto es especial¬ produce las desdichas del amor. La maldición ligada lenguaje se al mente cierto cuando se trata de la verdad o cuando la verdad inter¬ realiza preponderantemente en el nivel del amor, donde los calle- viene en el juego, lo que es el caso cuando se trata del encuentro jones sin salida del inconsciente, corno dice Lacan, tienen sus efectos mas visibles y la falta [faute] de goce se traduce en drama de un hombre y una mujer. Lacan evocaba lo que llamaba los "ele- vados hechos del amor", siempre en "Televisión". Es una expre¬ subjetivo. A decir verdad, no es sólo la falta [faute] en el lenguaje la que hace de nosotros hablanteseres, o sea organismos transfor- sión cuyas resonancias militares supongo que perciben, porque un mados, pues la maldición del inconsciente se modula, en efecto, y hecho elevado designa algo que es del orden de la hazana, de la hasta se modaliza segùn los discursos, que son otras tantas mane- proeza heroica, especialmente en el dominio militar. Pero hoy -y ras de abordar la maldición. Cada discurso es una manera de abor¬ està es la pregunta que me hago-, ie\ amor no corresponde mas dar y responder a la maldición proponiendo sus propios arreglos bien al registro de lo que se designa corno miscelànea [fait di- de goce. vers]? Nadie hablarfa de una elevada miscelànea. La noción de Entonces, el psicoanàlisis es un nuevo discurso, del siglo xx, miscelànea es interesante, porque en cierta manera puede decirse porque nos preguntamos sobre lo nuevo que hay en el siglo y so¬ que, desde el momento en que se los pone en plural, los hechos bre las fracturas que lo caracterizan. Es un nuevo discurso que to¬ son diversos. La noción surgió en la prensa, que les reserva algu- ma las cosas a contrapendiente. La expresión es de Lacan, en "El nas pàginas y denomina miscelànea los hechos singulares, mas o atolondradicho". Las toma a contrapendiente precisamente en el menos accidentales, contingentes en todo caso, hechos que no tie¬ sentido de que, en lugar de cultivar el amor, hace cultura del in¬ nen alcance colectivo, que conciernen a tal o cual individuo, tal o consciente -pueden encontrar està expresión en "Televisión"-. Y cual lugar, etcétera, pero que, no obstante, merecen ser menciona- corno cultiva el inconsciente que objeta el amor, da testimonio de dos, sin que se sepa muy bien por qué. A decir verdad, ide. qué la maldición sobre el sexo, quizàs sin llegar a demostrarla, corno consta en esencia la sección de miscelànea en la prensa? Ademàs habria querido Lacan. Y sin embargo, genera amor. No sólo lo ge¬ de los acontecimientos inverosfmiles que se informan por eso mis¬ nera, sino que en 1973 Lacan podia decir en "Televisión" que el mo, abarca fundamentalmente los crfmenes pasionales, los crfme- discurso analitico prometfa algo nuevo en el campo del amor. Co¬ nes de excepción, un poco sobresalientes, que concitan la atención sa inaudita, agregaba, aunque todo el mundo lo sepa. Entonces. es y se senalan a los contemporàneos, o bien las vicisitudes amorosas evidente que, pese a todo, habrfa que llegar a apreciar de manera de las celebridades. Pràcticamente no hay nada mas que eso en los exacta qué es esa novedad. Y no les oculto que me lanzo a està hechos miscelàneos: sus casamientos, sus divorcios, sus encuen- W'.l La maldición sobre el sexo Las hazanas del amor 91 esos dos, que testimonian que la literatura, la novela de amor, tue tros, sus presuntos sufrimientos, en fin, todo eso que se inventa, a abrevar en el suceso miscelàneo. claro està, con respecto a ellos. Asf, pues, crfmenes y amores, y es¬ Siempre en una perspectiva de diagnòstico de los hechos de to nos deva a preguntar si el crimen no indica justamente lo mas amor de nuestro siglo, estamos obligados a marcar diferencias pa¬ real que hay en el amor. Creo, y se los mostrare, que ésa es la tesis ia captar especificidades. Necesitamos términos de comparación. de Lacan. No voy a tomarlos de los dichos antiguos sobre el amor -tal vez Hubo por otra parte una època en que la literatura, no el perìo¬ vuelva a ellos-, y tampoco del amor cortes, tan comentado por La¬ di sino de baja ralea, sino la literatura, abrevó en los hechos misce- can. Tomo el amor clàsico. Mas exactamente, el amor puesto en làneos, se alimentò, se inspirò en ellos. Sin duda se buscaba en cscena por el teatro clàsico, tal corno Francois Regnault supo pre¬ ellos, con la virulencia de la pasión, el signo de un real, el punzón sentarlo en su obra. Si la leyeron, habràn visto que adopta la tesis de un real. Tomen a Stendhal; uso corno punto de referencia el si¬ de Fumaroni sobre Corneille, que dice que el teatro clàsico francés glo XIX, el siglo justo antes de Freud. cs una dramaturgia de la pareja. Lo dice en referencia a Corneille, El rojo y el negro, en que corno ustedes saben Julien Sorel ter¬ pero puede asociarse a Racine, cosa que hace Francois Regnault. mina por matar a Madame de Renai, tras lo cual deja su cabeza en La pareja clàsica, no obstante, no es cualquier pareja. Él senala el tajo, muy concretamente, se inspirò en un hecho miscelàneo, la con mucha justeza, en primer lugar, que en Corneille, el héroe, el aventura de un seminarista llamado Berthet, guillotinado en 1828 héroe-tftulo, el que da su nombre a la pieza, siempre es un enamo¬ por un asunto escandaloso, junto con otra historia de la crònica rado. Pràcticamente no hay excepciones, salvo una o dos obras. menuda, la de un obrero llamado La Fargue, que habfa matado a su amante infiel. La cosa habfa hecho suficiente ruido para que Pero, segundo, que en todas sus piezas, el enamorado no es sólo un enamorado, sino que también hay lo que dama un nudo del Stendhal, interesado, corno ustedes saben, en estas cuestiones, tu- amor y la politica. El nombre de ese nudo es un termino muy pro- viera la idea de la intriga de El rojo y el negro. Y noten que esa pio del siglo xvn, muy insistente especialmente en Corneille: la novela, hoy un poco olvidada, no tuvo muy buena recepción. La doria, lo que el héroe dama su gloria, que no se realiza sólo en la cartuja de Parma, por su parte, hechizó a todo el mundo; era mas mtimidad amorosa sino también en el campo de lo colectivo. En el soft, en efecto, en tanto que El rojo y el negro chocó a los comcn- campo politico, si se toma aquf lo polflico, Francois Regnault in¬ taristas que se hicieron los exquisitos, y el mismo Mérimée, por siste mucho en està distinción, no en el sentido del càlculo y las ejemplo, lanzó està frase a propòsito de està novela: "Las heridas del corazón son demasiado puercas para exponerlas a la vista". bajezas de la polftica, sino en el de los valores positivos de lo po¬ litico. jEso es lo que la violencia de las pasiones inspiraba a Mérimée, En el fondo, la gloria del héroe, segùn la tesis elaborada por una frase, hay que decirlo, de una enorme groseria, en una època Regnault, es una condensaciòn entre el amor y Io polftico en sen¬ -el libro apareció en 1833- en que el psicoanàlisis todavfa no ha¬ tido noble. Es, por lo tanto, un nudo del destino individuai y pu¬ bfa convencido al siglo de las porquerfas del amor! También Madame Bovary, con ese hermoso personaje femeni- dico. Voy a citarles dos frases, una que pueden encontrar en la pàgina 58, en el capftulo titulado justamente "Lección sobre la no, tan tipico que llegó a sustantivarse -el bovarismo-, calca un suceso miscelàneo, el de una tal Delphine de la Mare que, tras ha¬ doria", donde define la gloria. No hay que reducirla, dice, a sus acepciones corrientes en ese teatro. Llega, cito, "hasta ese nudo ber pasado por el adulterio, se vio acorralada y sin otra solución colectivo en que el sujeto se ata a una mujer o una mujer a un que el suicidio, corno Madame Bovary. Seguramente hay otros hombre, y al mismo tiempo a la figura que representarà o dejarà ejemplos, no he hecho una exploración, simplemente me acordé de 92 La maldición sobre el sexo Las hazanas del amor 93 en el mundo o el mas alla". Lo que significa que un hombre o una de el ascenso del romanticismo. Hace un rato mencionaba a Stend¬ mujer no realizan su existencia mas que si son amados y, podemos hal, La cartuja de Parma, por ejemplo, mas soft que Et rojo y el agregar, no realizan su amor mas que si realizan también su exis¬ negro. Digamos que es una novela en la que hay amor, està el es- tencia en el mundo. De allf la idea de un nudo absolutamente pectàculo del mundo, pero no estàn en absoluto anudados; al con¬ inextricable. Y lo demuestra con mucho vigor en todos los héroes trario, desanudados y trenzados. Y ademàs, � no se reconoce allf la de Corneille y Racine. Puedo remitirlos del mismo modo a la pଠdisyunción freudiana? Bueno, freudiana, registrada por Freud en gina 91 : "Llamamos gloria ese nudo de pasión y ambición puri ri¬ los dichos de los sujetos divididos entre dos aspiraciones, lograr cada que empuja a un hombre o una mujer a reconocerse corno su¬ amar y trabajar. De hecho, las mas de las veces los sujetos degan a jeto de un deseo amoroso y, al mismo tiempo, de un deseo un anàlisis ubicando su dificultad de un lado o del otro: el trabajo polftico". Las itàlicas son suyas. puede andar bien, pero la vida afectiva, corno suele decirse, es un Insistamos, entonces. El amor clàsico no pretende obligarnos a desastre, o a la inversa, aunque esto sea mas raro. Ese clivaje entre elegir, en fin, nosotros ya no estamos ahi, se trata del amor tal co¬ la inscripción pùblica en el mundo y la inscripción privada en el rno se presenta en el plano de esa producción sublimada que es el campo amoroso es cosa de todos los dfas para nosotros. � No se teatro clàsico; ese amor no somete al sujeto a una alternativa, a un trata de la disyunción, un poco deteriorada por los siglos pasados, conflicto de deberes, corno acaso lo aprendieron en el secundario. de los dos polos que el teatro clàsico imbricaba de manera com¬ Lo mete en una elección forzada en la que no se puede sino elegir pletamente exaitante? Para nosotros, hay que comprobarlo, se vol- los dos. No es uno u otro, o el amor o el éxito en el mundo, son los vió absolutamente irreductible y constituye precisamente un pri¬ dos a la vez, que se apoyan uno al otro. Y si se pierde, se pierde mer rasgo de nuestra actualidad. todo, mientras que si se gana, se gana todo. De allf la fòrmula: Hay otro cuya idea Francois Regnault da indirectamente, aun¬ "hay que arriesgarlo todo", tomada de uno de los héroes. En efec¬ que no la desarrolla. Esto se me ocurrió al Ieer sus observaciones to, hay que arriesgarlo todo para tener una posibilidad de ganarlo sobre la expresión del amor. Su tesis es que en el teatro clàsico, el todo. Es la ùnica manera, tal vez, de poder ganar el amor y el éxito amor se declara. En todas las piezas clàsicas, efectivamente, hay que se ambicionan. Arriesgarse a perder todo para tener la oportu- esos pasajes efectistas que a veces se ensenan a los escolares, en nidad de ganar todo. Y hay que decir que en las piezas de Cornei¬ fin, a los colegiales, que son famosas declaraciones cuando la pa¬ lle, muy a menudo la cosa termina bien. Al final, el héroe posee a reja centrai de la obra se encuentra. A tal punto que podrfa decirse la mujer amada y alcanza la gloria, el trono o la Victoria en la ba¬ que en el teatro clàsico, allf donde nace el amor, debe intervenir la iai la. declaración. Él lo subraya porque, justamente, no en todo discurso Yo no sé si se dan cuenta de hasta qué punto somos ajenos a amoroso el amor se declara. Y opone precisamente ese amor que una problemàtica semejante, desaparecida hace mucho tiempo. El debe declararse -después voy a volver a lo que implica una decla¬ teatro romàntico ya la ignoraba, porque vive en la disyunción en¬ ración de amor- a, por ejemplo, el teatro barroco, en el que se ha¬ tre el amor y la politica. Ya piensen en el Hernani de Hugo, en el bla del amor pero con otra retòrica, que no conduce a la declara¬ Lorenzaccio de Musset, no encontraràn en ellos ningùn vfnculo ción, donde aquél sólo se significa metonimicamente por todo lo entre el amor y la polftica. Es una alternativa. Amor y politica es¬ que se dice. Cuando Romeo y Jdieta hablan de la alondra y su tàn separados, desanudados, y algunas veces trenzados: alternali, canto, las significaciones del amor estàn ahf, pero latentes, implf- se encuentran por azar, vuelven a separarse, etcétera. Hay que de¬ citas. Y, por ùltimo, en està retòrica nunca se llega la confesión, cir que està disyunción de ambos registros nunca desapareció des- puesto que el duo de los amantes se interrumpe desde afuera, por 94 La maldición sobre el sexo Las hazanas del amor 95 la llegada de alguien o porque un suceso le pone fin. Lo opone en los hombres. Es un hecho. Los hombres pueden amar, desde igualmente al discurso precioso. Ustedes saben, el discurso precio- luego, a veces testimoniar de todas las maneras un apego autènti¬ so. La geografia amorosa de Mademoiselle de Scudéry, el Mapa co, pero algunos no podràn pronunciar jamàs una declaración de del Tierno con sus invenciones totalmente sorprendentes, que me- timor. Justamente, hace poco me hablaban de un caso que durò recen verdaderamente una reflexión, y su definición de toda clase anos hasta la ruptura, hasta el extremo de la ruptura, y no pudo de etapas en términos de geografia, que dibujan un recorrido del pronunciarla. Terminò por hacer una perffrasis. Vale decir que hay enamorado con tantos grados que en definitiva es un camino de miplicaciones subjetivas de la declaración de amor. Pero no es éste tergiversación, de dilación, en el cual el momento en que el amor el punto en que quiero detenerme. se realizarà por fin, o se declararà, siempre se remite a una etapa, a Insisto mas bien en el hecho de que un teatro en que se declara una posada un poco mas lejana. La analogia se plantea, desde lue¬ el amor es también un teatro del punto de almohadillado, donde go, con el proceso del amor cortes, que es muestra de una tècnica todo se almohadilla sobre las significaciones anudadas del amor y de aplazamiento de la meta. lo politico. Y por lo tanto, si tuviéramos que expresar el termino Entonces, en el teatro clàsico, contrariamente, el amor se decla¬ que almohadilla ese teatro, dirfamos que es gloria, en tanto impli¬ ra, y no sólo se declara sino que se concluye. No voy a desarrollar ca amor y politica. Por otra parte, cuando Lacan quiso definir, ex- este punto, los remito a la pàgina 28 y siguientes. En ellas, Reg¬ plicar a sus alumnos»'eI punto de almohadillado que estaba inven¬ nault comenta el gran diàlogo entre Amor y Psique, en la pieza tando, que antes no existfa, fue a buscar la Atalia de Racine. Psique de Molière-Corneille-Quinault -pero fue Corneille quien Seguramente conocen ese pasaje del seminario 3, donde Lacan co- escribió la escena-, segùn él la mas bella escena de amor escrita menta la primera escena de Atalia: "Si, Senor, vengo a este tempio para el teatro. Reconoce en ella los tres tiempos del tiempo lògico a admirar al Eterno". Y Lacan explica que no se sabe de qué se de Lacan: en el momento de divisar a la pareja, se suscitan la emo- trata, que la significación permanece indeterminada, huidiza, has¬ ción, la turbación. Y luego, la pregunta, <\de qué se trata? Hay esti¬ ta el momento en que se suelta la expresión "el temor de Dios", ma, complacencia, amistad, reconocimiento, se busca y por fin se que pone todo en orden. El punto de almohadillado se produce concluye, y no sólo se concluye sino que se inventa el nombre de cuando surge un termino que ordena las significaciones; en ese lo que se experimenta. Las preciosas buscan pero no encuentran; teatro, se trata del termino "gloria". En mi opinion, es sorprenden¬ aquf, se busca y se encuentra, y al final se dice: te, no sólo que Lacan haya ido a buscar en el teatro clàsico el ejemplo del punto de almohadillado, sino también que haya elegi¬ Mas poso los ojos en vos y mayor cs ci hechizo, do corno ejemplo el temor de Dios, expresión que no deja de evo¬ Nada de lo que senti obró jamàs del mismo modo, car el Nombre-dd-Padre, Dios Padre. Curiosamente, este temor de Y dirfa que os amo, Scnor, Dios reaparece en un pequeiio texto de Descartes encontrado entre ;Si supiera qué es amar! sus papeles, que se publicó en la edición clàsica de Adam y Tan- neri con el titillo de Preàmbutos. Empieza con està frase, escrita al La declaración de amor implica muchas cosas, pero no comen- lado del titillo: "Initium sapiensae, timor Domini". El temor de taré mas que un aspecto simple. No va de suyo que uno quiera Dios es el comienzo de la sabidurfa. Es una cita de las Escrituras confesar su falta [manque]. Porque confesar el amor es siempre que Descartes pone al principio de ese texto, y lo divertido del confesar una falta [manque]. Y en ese nivel conocemos en ciertos asunto es que Lacan lo conocfa. Cita de él una frase en que Des¬ sujetos, no es cierto, una imposibilidad especffica. Se da mas bien cartes se dice semejante a los actores, porque, dice, en el momen- 96 La maldición sobre el sexo Las hazanas del amor 97 to de subir al teatro del mundo, donde hasta aquf no era mas que zón para terminar una frase o decir una en lugar de otra. Como el espectador, "me adelanto enmascarado". Curiosamente, al citarlo, caudal de la lengua es inmenso, cuando buscamos lo que vamos a Lacan comete un error, porque lo atribuye a una carta a Beckman, decir, lo que podemos decir, io que queremos decir, la lengua nos lo que no es exacto. Probablemente citò de memoria sin poder ve¬ pone, corno sucle decirse, en el aprieto de tener que elegir. En la rificarlo, pero eso indica que lo tema en niente. vida cotidiana no Io advertimos demasiado, pero en el psicoanàli¬ Ahora hay que volver a lo que es un punto de almohadillado. sis si. Hay personas, ciertos sujetos, que no son forzosamente psi¬ En un principio, Lacan lo planteó corno un punto de cierre de la cóticos, pero que empiezan sus frases y no las terminan. Dicen: cadena significante. Es decir, si escribimos la cadena en la forma "Sf, ah sf, realmente creo que... bueno, pensé..." En ese tipo de S1-S2, el punto de almohadillado en la diacronia de una frase es el frases se da el aplazamiento de la decisión enunciativa. Quiere de¬ ùltimo termino que la engendra cerrando su significación. Cuando cir que cada vez que hacemos una frase, hay una decisión que só¬ no hay punto de almohadillado, tenemos las frases interrumpidas lo puede explicar el registro de la satisfacción. Por eso Lacan pue¬ de Schreber o los psicóticos, frases en que falta el termino signifi¬ de decir que la gramàtica o, en otras palabras, la sintaxis, implica cativo que determina la significación. El punto de almohadillado lo real, el plus de gozar y no sólo el significante y el significado. puede escribirse con el esquema de la retroacción, pero no es ésa Cuando destacamos este aspecto del punto de almohadillado, ad¬ la cuestión aquf. Ese punto es siempre el efecto del cierre de una vertimos desde luego que no sólo es un nudo de dos sino de tres, cadena significante, sea en el nivel metonimico de la frase, sea, de lo simbòlico, lo imaginario y lo real. menos evidente, en el nivel sincronico de la metàfora. Sea corno Entonces, me parece que no es una casualidad que Francois fuere, lo que quiero destacar es que de ese modo, se piensa el pun¬ Regnault hable de los nudos del amor y lo politico. � Serfa excesi- to de almohadillado en términos de estructura de lenguaje, es de¬ vo decir que la gloria es un nudo que fija el plus de gozar del hé¬ cir, corno una relación entre el significante y el significado. El roe clàsico? No me parece excesivo. En esa gloria se anudan el in¬ punto de almohadillado es la detención del deslizamiento del sig¬ dividuo, la pareja y lo colectivo, pero también los tres registros, R. nificado debajo del significante. En otras palabras, lo pensamos S. I. o, si lo preficren, lo real y el sembiante. corno un nudo de dos, un nudo entre lo simbòlico y lo imaginario, Lo cierto es que el punto de almohadillado es una dimensión si cargamos el significante en la cuenta de Io simbòlico y el signi¬ que en nuestro siglo se ha perdido por completo. Ya no tenemos ficado en la de lo imaginario, corno lo hizo Lacan, al menos a par¬ sino "héroes irrisorios en situaciones de extravfo". Està es una ci- tir del texto de "La instancia de la letra en el inconsciente". la de Lacan, en uno de los textos que formaban parte de los ante- Pero, en el fondo, ésa no es la ùltima doctrina sobre el punto de cedentes, y pueden ver que en ella ya estigmatizaba el siglo, y era almohadillado. Podemos completar el esquema. Y sin duda es lo antes de la década del cincuenta. Desde entonces, la cosa no se que Lacan hizo mas tarde, aunque tal vez menos explfedamente, arregló, por supuesto. pero es lo que da a entender, por ejemplo, en todo lo que dice en Como parti del teatro clàsico, me quedo en el teatro. Vean los "Televisión". Completar el punto de almohadillado quiere decir héroes que produjo el siglo xx, desde el Godot de Beckett a las apreciar, advertir que cada vez que hay un cierre de significación, marionetas de Ionesco, pasando por el Uba de Jarry, y también hay lo que podrfamos damar una estasis de goce. Cada vez que se puedo agregar, porque me interesé especialmente en él, el insomne concluye hay piacer implicado, un plus de gozar que ponemos a ilei Libro del desasosiego de Pessoa, y muchos otros. En su teatro, cuenta de lo real. Los anos anteriores lo expliqué con mucho deta- en su literatura, el siglo xx produjo héroes a la deriva, nauseosos y lle, por eso voy a ir tal vez un poco ràpido: nunca hay ninguna ra¬ lluciuantes, para quienes no existen ni el amor ni el proyecto pù- 98 La maldición sobre el sexo Las hazanas del amor 99 blico. Eso es notorio, podrfa explorar el tema pero no harfa sino muy escasos, en tanto Freud, con todo, alude a ellos corno algo re¬ verme ante la dificultad de elegir. lativamente presente en su clinica. Tal vez habrfa que recoger el Por otra parte, � córno no va a estar en crisis el amor cuando los irstimonio de otros analistas y ver si se operan efectos de selec- ción... semblantes también lo estàn? Puesto que el amor sólo se sostiene i Las imàgenesysjimbj� s deja mujer en el inconsciente no de- por el sembiante. Aun si implica lo real, necesita semblantes. Cuando no los hay, se puede escribir un libro corno Truisme, e in¬ saparecìeron, y podrfamos interesarnos en la evolución de esos cluso sobresalir por eso, ino? 1N0 conocen el libro? Tanto mejor. prototipos femeninos. Tenemos uno nuevo que es la business wo- Acaba de entusiasmar a la prensa, creo que ganó el premio Fémi- num. Nos han presentado toda una publicidad al respecto, sobre lo na. Es el libro de una mujer que se transforma en cerda. Como que debe ponerse, còrno habla, còrno se mueve, qué debe hacer, ven, hoy se alcanza el éxito exaitando la antisublimación. La pa¬ etcétera... Pero hay que subrayar woman, porque siempre tienen la ciente de Lacan alucinaba "cerda" corno una injuria. Aquf se delei- precaución de decimos que, pese a todo, es bien femenina. Y tene¬ tan con él, les confieso que no pude terminar el libro por el aburri- mos también las top models, esqueléticas e hinchadas con hormo- miento, porque todo se pesca de antemano, desde el principio, y ni nas al mismo tiempo. Apenas ayer, en Lausana, me hablaron de una pareja que tuvo una nina corporalmente afectada por una de siquiera està el estilo para compensar la falta de sorpresa. Lo cierto es que en la crisis de los semblantes, el padre no es el esas terribles enfermedades en que el sexo genètico y el anatòmi¬ ùnico que pagò el pato. Dios Padre, sin duda, hace rato que fraca- co estàn en discordancia. Crefan que era un varón, pero era una ni¬ só, pràcticamente dos siglos, sin tener siquiera que esperar a na, anatòmicamente, y después de ponerle un nombre de varón tu- Nietzsche. Me acuerdo, por ejemplo, de que en 1833 Musset pu- vieron que buscar con urgencia uno de mujer, cuando los médicos blica un texto que se dama Rolla, un texto en verso, donde desa- decidieron que habfa que anotarla comò tal. � Y cuàl eligieron? rrolla el tema con trazo grueso -a tal punto ya era evidente- y en Ofelia. Ofelia, en un primer momento, para mi era la Ofelia de el que se enreda, por decirlo asi, con la cuestión de la muerte del Hamlet, muerta tan pronto, pero no, habia que pensar en Ophélie dios pagano, la muerte del Dios cristiano y el desasosiego del Winter, de cuya existencia me enteré al mismo tiempo. Y bien, no hombre sin dios que conduce al suicidio de su héroe. Sin embargo, puede dudarse de que en el inconsciente de esa nina el significante no sólo el padre recibió un golpe, también la mujer; me refiero a la de la top model sera un poco ése. mujer corno semblantelEn 1958, en su texto "Ideas directivas pa¬ Quedan desde luego semblantes que circunscriben el signifi¬ ra un congreso sobre la sexualidad femenina", Lacan mencionaba cante de la mujer, eso no desaparecerà jamàs, se ajustan al discur¬ "las imàgenes y sfmbolos de la mujer". La expresión vale corno so de la època pero de todas formas también recibieron un golpe, me parece, se volvieron mas inconsistentes y vacilantes. Lacan se- precursore del sembiante. Lo cierto es que en el inconsciente siem¬ nalaba una vez que las mujeres se horrorizan de que se toquen los pre hay imàgenes y sfmbolos de la mujer: siempre figuran la ma¬ dre, la puta, la girl; noto que la virgen se pierde. Se pierde no sólo principios -es otra campana que la que las califica sin principios, en la realidad, también en el discurso. Ya casi no se escucha ha¬ porque, agregaba, sus encantos deben mucho a ellos-. Y sf, es una blar, al menos ésa es mi experiencia, del culto de la virginidad, de manera de decir que el encanto femenino està hecho de todos los su preservación, de su valor para una muchacha. En cuanto a los artificios que permiten hacer espejear el objeto del deseo masculi- iio y suponen la erección de los semblantes... discriminativos. Eso hombres preocupados por las vfrgenes, sea que no quieran mas Ics explica, por otra parte, que Lacan pueda decir que los surrealis- que vfrgenes, sea que no las quieran -hay de las dos clases, para indicar que la virgen està en su lugar en el inconsciente-, se tornan las del amor loco restauran lo simbòlico. Restauran lo simbòlico, 100 La maldición sobre el sexo Las hazanas del amor 101 en efecto, porque intentan reinventar un absoluto de la mujer, co¬ avanzar, donde pasado y presente se equivalen por un juego sutil rno uno de los Nombres-del-Padre. No insisto en estos plantea- de encajes, ecos, semejanzas siempre en modificación. Al contra¬ mientos, pero me parece que tienen su importancia: el amor ha rio, esos personajes pasan el tiempo desgranando las horas, por de¬ perdido sus semblantes, una parte de los semblantes que lo susten- cido asf, en un tiempo sin pasado, sin futuro, un ser ahi insensato, taban.i al que podrfa calificarse tanto de eterno corno de puntual y que por Voy a terminar con el punto de almohadillado. Me parece que eso sólo es escandido por el dfa, la noche y el reloj, si lo hay. En¬ puede tomarse corno una especie de indicio paradigmatico, sinto¬ tonces, se trata verdaderamente de héroes proletarios en el sentido màtico en cierta forma de nuestro siglo, el hecho de que éste haya de fuera del lazo social, corno lo define Lacan, héroes solos con su masacrado la puntuación. La puntuación es el instrumento del goce mortificado y moroso. punto de almohadillado, o sea de la sintaxis de la cadena signifi¬ Los nudos del amor clàsico son nudos de tres, Io desarrollé ha¬ cante, y no es en absoluto una casualidad que a principios del siglo ce un momento, almohadillan de a tres, lo real, lo imaginario y Io xx hayamos visto aparecer una literatura que la suprimfa. Debe- simbòlico. El héroe moderno, tal corno lo mencionaba, està mas mos a Apollinare la generalización de esa supresión. Antes, Ma¬ bien fuera de la cadena, solo con su goce. llarmé habfa hecho algunos intentos, pero no los habfa sistematiza- Bueno, dejo aquf con estos héroes tristemente esquizofreniza- do. Por otra parte, cuando un texto no està puntuado, no quiere dos de la literatura del siglo xx. Me seràn provechosos para reto- decir que el corte pueda pasar por cualquier lado, por dos razones. mar ciertos planteamientos de Lacan sobre la función del padre, Primero, porque si se trata de poesia rimada, la rima puntùa por si sobre su función borromea. sola, sin comas, sin puntos, sin puntos y comas. Ésa es la tesis de Aragon, que suprime la puntuación porque pretende que no hay mas que una: la rima. Ésa es la primera razón. Y después, en se¬ gundo lugar, aun si se trata de prosa, la eliminación de la puntua¬ ción no suprime totalmente los puntos de almohadillado, porque hay una pregnancia sintàctica de las significaciones. O, mas preci¬ samente, la sintaxis no se reduce a la puntuación. La gramàtica su- pone la puntuación, pero no se reduce a ella. No obstante, a pesar de todos los matices aquf necesarios, tomo està eliminación de la puntuación corno un indicio de esquizofrenización en el siglo. Mencionaba a Bernardo Soares, el autor semiheterónimo del Libro del desasosiego. Su héroe nocturno vive en un curioso mun¬ do, en una temporalidad muy particular, la misma en que vive el Godot de Beckett. Se trata de héroes que estàn en un tiempo no vectorializado, donde no se parte de un punto para ir a otro, en que el proyecto de un futuro està excluido en la misma medida que sus efectos de retroacción, de posterioridad [après-coup]. No es si¬ quiera el tiempo paranoico, pues hay un tiempo paranoico. Éste es un tiempo vectorializado pero circular, es decir que se mueve sin 6. El discurso contemporàneo; diagnostico Recibf una pequena colaboración, de la que hablaré dentro de un momento. Entonces, les habfa anunciado que iba a seguir ha- blando de la función del padre. Volveré a ella, pero un poco mas addante. Antes que nada voy a terminar el desarrollo que empecé y en primer lugar voy a resumir lo que dije anteriormente. La cuestión de conjunto es està: scòrno se realiza la maldición del inconsciente en el discurso contemporàneo? Ya dije que los discur- sos la escatiman y a veces incluso la encubren, la tapan. Lo hicieron en la historia, me parece, creando figuras consistentes del amor, mo- delos estables, consistentes de la pareja, o bien -lo que es muy otra cosa- técnicas de desapego, y al respecto Lacan menciona el Tao. Pero nosotros ya no tenemos acceso a esas soluciones del pasado. El unico camino por el que las conocemos es la erudición, camino que puede calificarse de desierto. Entonces, el discurso actual tiene la ca¬ racteristica de no cubrir mas la hiancia de la relación-proporción se¬ xual. De allf el malestar y algo peor, tal vez. Acaso pueda decirse in¬ cluso que el psicoanàlisis pudo hacer su aparición y, en el fondo, revelar la irreductibilidad de esa hiancia, porque el discurso actual ya no la encubre. Mi objetivo seria llegar a hacer un diagnòstico de lo que caracteriza el amor hoy en dfa. Naturalmente, sólo puedo hacer- lo por comparación, utilizando un mètodo diferencial, y para elio uso corno apoyo las producciones literarias y teatrales de la cultura. 104 La maldición sobre el sexo El discurso contemporàneo: diagnòstico 105 Por el momento desarrollé esencialmente dos puntos. En pri¬ progreso inexorable de un poderoso desencanto. Stendhal y Flau¬ mer lugar, traté de mostrar, segùn las tesis de Francois Regnault, bert me serviràn de puntos de referencia. Por hoy, de Stendhal no que el teatro clàsico exhibe un almohadillado del discurso de una retengo mas que un pequeno rasgo, de una sola de sus obras, y no notable consistencia. Ese almohadillado se hace en este teatro so¬ la mejor. Elegf su estudio Del amor y de él extraigo solamente es¬ bre un nudo -y voy a reiterar la expresión de Lacan-, un nudo de to: Stendhal opone claramente a Werther, que ama, y Don Juan, "goce-sentido" ["joui-sens"], corno él lo escribe, en el que, pese a que goza, aunque no lo dice de este modo; este resumen de sus las tensiones tràgicas, se conjugan tres satisfacciones. Esas tres sa- mfticas evocaciones del par Werther-Don Juan es cosa mia. Sus tisfacciones son la del amor-se trata de un enamorado-, la simul¬ preferencias, evidentemente, estàn con Werther, con una exalta- tànea de la afirmación narcisista de si mismo -Francois Regnault ción romàntica del sentimiento, muy sensible. Con ese par antici¬ insiste mucho en este punto- y, por ùltimo, la de la inscripción en pa de manera notoria la degradación de la vida amorosa que Freud la obra colectiva del tiempo. Asf, pues, tres satisfacciones imbrìca- va a diagnosticar un poco mas de cincuenta afios después. En das, conjugadas, sobre las que se almohadilla el discurso. Ése era cuanto a Flaubert, me refiero a La educación sentimento!, que apa¬ mi primer punto. rece en 1869. Este tftulo. La educación sentimental, es muy propi- El segundo consistita en oponerles lo que Lacan damò los hé¬ cio para interesarnos. � El psicoanàlisis no pretende una pequeiìa roes irrisorios de la modernidad, digamos aquellos a los que po¬ rectificación, que también puede calificarse de sentimental? En es¬ drfamos bautizar los Godot del siglo, si nos valemos de Godot co¬ tà novela Flaubert puso mucho de si mismo, claro està. Mucho. rno un atributo. Entonces, lo que los caracteriza es que estàn Unos treinta afios antes, en 1838, escribió Memorias de un loco, desposeidos del amor y la gloria, que ni siquiera tendrfan ningùn un primer bosquejo de las emociones del alumno Flaubert, que sentido para ellos. Desposesión radicai, por lo tanto, que ni siquie¬ descubre los ardides del amor, del sentimiento, del sexo. De su no¬ ra los deja aspirar a ellos. iQué queda? El narcisismo, pese a todo, vela La educación sentimental, que es un momumento, retengo no desaparece, se transforma en un narcisismo de la apatia irriso¬ poco, aunque admito que està selección es un poco reductora. ria y desesperada, pero orgullosa de serio. La educación sentimental es la novela del desencanto generali- Habfamos dejado ahi'. Para continuar, voy a usar una referencia zado. El libro traza el cuadro de toda una època, pero dejo a un la¬ intermedia. Elijo mas bien el siglo xix. El siglo xvui fue un siglo do el aspecto histérico y politico para eoncentrarme en la posición brillante, acaso el momento de esplendor de la cultura francesa, de su personaje, Frédéric Moreau, que vale igualmente corno re¬ pero brillò -hay que decirlo- mas por el pensamiento, el pensa- presentante de toda una generación desencantada. Frédéric Mo¬ miento de las Luces, que por el teatro del amor o las artes en gene¬ reau ya no tiene nada de la gloria de los clàsicos, pero no es toda- ral. Y sin embargo produjo dos grandes de los que no me olvido: a vfa el desecho del siglo xx: tiene una sensibilidad cierta, una principios de siglo, Marivaux, y al final, Beaumarchais. Ambos no l'ineza de sentimientos indudable, es un hombre vibrante, también hablan mas que del amor, pero notaràn ustedes que ya lo hacen en tiene un poco de garbo, ademàs, pero ya nada mas en lo que hace su veniente còmica. Ya no es la fibra noble y tràgica del amor, le a la determinación. Nada. Es verdaderamente un personaje inver- que triunfa es su irrisión còmica. Lo còmico es serio, desde luego tebrado. Un veleidoso un poco blando, indeciso, que se deja llevar, y no pretendo reducir el alcance de esos autores, pero la exaltaciór pelotear por los encuentros, las circunstancias, las ocasiones, los rebajada del amor que se advierte en ellos me parece estar ma? acontecimientos. Tiene arrebatos de pasión y luego recae. Tiene un emparentada con lo que va a seguir. Asciende la otra cara. amor, naturalmente, pero alimentaci sobre todo sus pesares, sin El siglo xix anticipa de manera mas clara nuestro siglo por e hacer nada cuando sea el momento de oponerse a las circunstan- 106 La maldición sobre el sexo El discurso contemporàneo: diagnòstico 107 cias adversas. Frédéric Moreau es el hombre que no concluye nun¬ lo mejor de nuestra vida". Ésa es la ùltima palabra. El punto de al¬ ca. Deja que los azares lo hagan por él. mohadillado de la totalidad. Y Deslauriers aprueba pero, pese a to¬ Lamento no tener tiempo para hablarles de su galerfa de muje¬ do, con una pequena vacilación. Dice: "Sf, puede ser". Y luego, res. Flaubert traza ahi' una serie bastante interesante. Està la amada tras una pausa, confirma: "Fue lo mejor de nuestra vida". que nunca sera posefda, Madame Arnoux, està Rosanette, su iQué decir de ese punto de almohadillado? Se comprende, des¬ amante, su partenaire eròtica, està Madame Ambreuse, que tam¬ de luego, en el plano de las significaciones que vehiculiza la nove- bién es su amante, con quien piensa casarse, lo que le valdrfa el as¬ la: es la palabra de la nostalgia. Nostalgia de la època en que eran censo social, y luego hay otra mas, la pequena Roque, con quien jóvenes, de la època de las esperanzas, de la època en que todavfa en un momento habrfa sonado realmente en casarse, pero demasia¬ nada estaba jugado, del tiempo, en una palabra, en que aùn sona- do tarde, dejó pasar la oportunidad. Ésa es la serie de mujeres per- ban su vida. Es la elección de la nostalgia con la delectación pro- didas que construye Flaubert y, en el fondo, no queda de ellas mas pia que entrana toda nostalgia, la de lo que se ha perdido. Pero me que una nostalgia amarga. En ùltima instancia, esas mujeres lia- permito pensar que esa nostalgia compete a una interpretación. brfan de servirle para destacar los exquisitos arrebatos de su cora- Compete a una interpretación que debe decir cuàl es la libido en zón. juego. Està claro que lo que se evoca en ese ùltimo capftulo de una Y sin embargo, al final de la novela hay una conclusión. Una novela que se pretende educación sentimental, no lo olvidemos, no conclusión categòrica, inclusive. Bien al final, cuando lo ha perdi¬ es cualquier nostalgia, es la nostalgia de la època de los compane¬ do todo, hay una escena en que, justo después de su ùltimo en¬ ros. La època exenta de mujeres, la època, digàmoslo con Freud, cuentro con Madame Arnoux -es una obra maestra, les aconsejo de la libido homosexual, exclusivamente. Y si dudan de que el leer està reunión con Madame Arnoux cuando, dieciséis afios des¬ episodio del intento fallido de ir a lo de esas damas pone verdade- pués, la ve por ùltima vez-, la novela termina con un encuentro ramente los puntos sobre las fes y que la novela de la bùsqueda del con un amigo. Su viejo compinche, Deslauriers, companero de co- amor se cierra con las palabras de la libido homosexual, si creen legio, que no sonaba con el amor y el ascenso social sino con la que exagero, los remito a las Memorias de un loco. politica. Es el ùnico que se mantiene puro en la novela, siempre Las escribió cuando tenia quince afios, es inaudito; describe el apartado de los compromisos, pero también él fracasó en todo. Y encuentro con una mujer, una mujer que està casada y es inaccesi- entonces, se encuentran y hablan. iY qué hacen dos viejos compa- ble para él; en fin, no voy a resumirles esas pàginas, las encontra- neros cuando se reùnen luego de muchos afios? Hablan del pasado. ràn en el mismo volumen de la Plèiade, el tomo n de las obras de Entonces evocan el colegio... bueno. Y en ese momento recuerdan Flaubert, justo después de La educación sentimental. Entonces, la de improviso un episodio que fue especialmente notable, que los exaltación del sentimiento amoroso llega allf a la obra maestra, asf conmovió mucho. Tenfan el proyecto de hacer una visita a unas corno a la ironia mas feroz sobre el amor, y ademàs encontramos prostitutas. Se nos describe el lugar, con un lago o un rio. y còrno una pequena anotación dedicada a la libido homosexual. Natural¬ Frédéric Moreau, que llevaba el dinero, al escuchar risas, acercarse mente, Flaubert no hablaba en esos términos, no habla de libido y ver un pequeno grupo de damas muy animadas, habfa huido es- homosexual, no, evoca el amor platònico entre hombres que, dice, pantado. ;Fue toda una historia en la región, que suscitò muchas es lo mas hermoso, lo mas grande, aunque lo mas raro. Sefialo esto burlasi De modo que la recuerdan, se rfen y luego hablan un poco para decirles que Flaubert no perdfa del todo la cuerda. mas en el mismo tono, de ellos y de los companeros, y finalmente Entonces, yo veo en està novela, al menos en los rasgos que llega la conclusión. Frédéric dice, voy a leerles este final: "Eso fue puse de relieve para mi beneficio, a saber, cierto eclipse del agal- 108 La maldición sobre el sexo El discurso contemporàneo: diagnòstico 109 ma de la pareja heterosexual, corno un sintonia de la transición ha¬ bien al registro imaginario, a lo imaginario del fantasma, mientras cia el siglo xx, ese siglo XX del que no puede decirse que exalte el que la curva de Gauss alude a la matemàtica. La escena teatral se amor. loma aquf corno la presentificación misma de los asuntos amoro¬ Asf, pues, creo que el trayecto que trace, procediendo por de- sos. Durante mucho tiempo, sin embargo, existió la idea de que los ducciones, no exhaustivas, desde luego, muestra bastante bien cò¬ asuntos de amor ocurrfan en los dormitorios cerrados, mas bien rno, a pesar del universal de la no relación-proporción sexual, la sustrafdos del escenario. Y, con todo, iba a tener que venir Freud, suerte de los hablaseres depende sobre todo del estado del discur¬ a principios de siglo, para advertir que los asuntos amorosos son so que responde a esa hiancia y que, segùn las épocas, les hace lle- asuntos de escenas. De hecho, cuando uno analiza a un sujeto, Io var mas o menos las de ganar. mas primario que se encuentra son tal vez las famosas escenas. No obstante, se plantea una cuestión: /� podemos trasladar una Hay varias, en especial la llamada primitiva, corno primera repre¬ conclusión del teatro a la realidad? Puesto que, después de todo, sentación de la pareja, que Freud descubre en el inconsciente, co¬ podrfa decirse que todo eso es literatura, que no representa por nio una especie de teatro interior, anterior al que produce la cultu¬ completo el estado de las costumbres. Se puede trasladar una con¬ ra. Escena primitiva, escena de seducción, y podrfamos serializar clusión del teatro a la realidad, no porque aquél represente la reali¬ ciertos recuerdos encubridores que también son imàgenes, detràs dad, sino porque uno y otra son productos del discurso. Y aquf de las cuales se ocultan otras imàgenes. En el fondo, la escena, sea querrfa remitirme a un pàrrafo de Lacan, en "Televisión", pàgina la inscripta en el inconsciente o la presentada en el teatro, es una 61, que me planteó algunas cuestiones. El pàrrafo corresponde a variante de la ventana del fantasma: un espacio enmarcado que se su respuesta a la pregunta "i,qué puedo saber?". Y està contestan¬ afsla del campo, del espacio abierto donde estamos sumidos, para do la pregunta reformulada, en la pàgina 60: "� ,Qué puede decirse hacer aparecer el objeto. Asf, pues, podrfa desarrollarse largamen¬ cuyo real nos llegue por ese discurso [analitico]?". Lo real es aquf te la idea de que hay un teatro en el corazón del inconsciente. En lo que està en juego precisamente entre el hombre y la mujer, y éste no sólo hay palabras. Hay palabras, està la lengua, està el len¬ que él postula corno cientfficamente ensetìable a todos. Es ahi don¬ guaje y, ademàs, el teatro de lo imaginario. de se situa el pàrrafo en cuestión, dedicado al amor, que hace refe¬ La curva de Gauss es una referencia matemàtica cuyo uso, rencia al teatro. Al hablar de los enamorados, dice: aquf, es un poco aproximativo, porque, � dónde estàn las estadfsti- cas para evaluar las proporciones de lo noble, Io tràgico, lo còmi¬ Los actorcs son capaces de las mayorcs hazanas. corno Io sabcmos co o lo bufonesco? Lo menos que puede decirse es que es un uso por el teatro. Lo noble, lo tràgico, lo comico, lo bufonesco (a senalar- de la matemàtica un poco intuitivo, pero se puede suponer, en se con una curva de Gauss), en sintesis, el abanico de lo que produce efecto, que la cosa debe distribuirse en una curva de campana, la esccna -la que diva de todo lazo social los asuntos amorosos- des¬ donde lo noble y lo bufonesco seràn los mas raros. La dibujo: de donde eso se cxhibe, el abanico, pues, se realiza al producir los fantasmas con que los seres de habla subsisten en lo que denominan, no se sabe muy bien por qué, la "vida". Tragico Còmico Querrfa hacer algunos comentarios. Como ven, en ese pàrrafo utiliza una doble referencia. La escena de un lado y la curva de Gauss del otro, cosas muy helerogéneas. La escena, pertenece mas Noble Bufonesco 10 La maldición sobre el sexo El discurso contemporàneo: diagnòstico 111 No es por azar que Lacan agrega està referencia matemàtica; en la historia. Si la institución familiar se funda sobre lo que està evidentemente, lo hace para decir que a pesar del teatro, inscripto mas clivado del lazo social, efectivamente hay un problema. en el corazón del inconsciente, también està lo matematizable, va¬ Desde luego, esa frase se puede leer simplemente con la clave le decir que pese a todo hay algo cientffico aplicable al amor, se¬ de la no relación-proporción sexual. Suponer, por lo tanto, que de¬ gùn la palabra que empieo en la pàgina anterior. signa la desunión de los sexos, precisamente en el nivel del acto Puede ser entretenido dedicarse a distribuir autores sobre està de amor y el goce que ampara. Seria perfectamente plausible. por¬ curva, segùn la dominante que cada uno maneja. No hay mas que que en el pasaje precedente, justamente, evoca lo que pasa cuando la dificultad de la elección. En lo que se refiere a lo tràgico, ya ha- un hombre conoce a una mujer: "Ahi sucede todo, o sea, por lo co¬ blé de Corneille y Racine, los dos principales para nosotros. Nues- mùn, ese fracaso en que consiste el éxito del acto sexual". Es la te¬ tros cómicos también son numerosos: Molière en el siglo xvn, sis ahora conocida: el éxito del acto constituye el fracaso del lazo, Marivaux, Beaumarchais en el xvm. En lo bufonesco también pue¬ del lazo sexual, en la medida en que cada partenaire encuentra en de figurar Molière. Piensen en La escitela de las mujeres, la esce¬ él su goce y no al Otro. De allf la idea de que el verdadero parte¬ na en que Arnolf, desesperado, comprende que ha perdido a Ag- naire, el partenaire real, es el goce, y no el semejante sexuado que nès, y està dispuesto a todo: "� Quieres que me arranque la mitad està ahi'. Està lectura parece irrefutable, pero, una vez mas, las co¬ de los cabellos?", etcétera, es grand guignol. Y después yo diria sas pueden tomarse de otra manera. que tenemos un ascenso de lo bufonesco en el siglo xx. Todo el En efecto, de una manera mas general, si quieren, y menos teatro de boulevard, Courteline, Labiche, es mas que la sonrisa de apoyada en la tesis de la no relación-proporción sexual, se puede Beaumarchais y Marivaux, es la fibra bufonesca y amablemente constatar que la pasión amorosa, cuando se produce, se presenta irrisoria del amor. Para lo noble no encuentro mejor ejemplo que corno ruptura con el lazo social comùn, el que regia las satisfac¬ Claudel, al menos en nuestro siglo, pues el Polieuctes de Corneille ciones de lo cotidiano, de lo corriente, sus formas y sus lfmites, y no figurarfa mal. � Pero Claudel es verdaderamente de este siglo? todas las satisfacciones compartidas por una comunidad. En una A menudo tengo la impresión de que està algo asf corno posdata- vida, la pasión siempre crea un paréntesis. Es raro que una vida se do, aunque por otra parte lo admiro mucho. Sea corno fuere, El sostenga en su totalidad en la pasión, eso sólo sucede en las nove¬ anuncio hecho a Maria, por ejemplo, es el summum del amor. Jd a las, y con la condición de que termine mal, es decir, pronto. El besar al leproso. La partición del mediodia, El zapato de raso, verdadero amor, corno suele decirse, es siempre un paréntesis que igrandeza y nobleza! Y ni un gramo de humor. mas bien arranca al sujeto de su mundo. iPor qué dice Lacan que la escena en que se exhiben "diva de Me parece que ese pàrrafo dice claramente, no que el amor es todo lazo social los asuntos amorosos"? Debo decir que està frase teatro, sino que es una puesta en escena. Lo que no es lo mismo, y me preocupa en relación con la tesis freudiana, que dice que Eros destaca la dimensión de lo imaginario. De adi la necesidad de de¬ une, que hace union, no sólo de quienes se aman con amor sino, cir también, en realidad, de qué es la puesta en escena. Ahora bien, ademàs, de los elementos mismos de una sociedad de la que es el en el pàrrafo siguiente Lacan agrega que lo ùnico que prueba que cemento. Està frase implica una idea de Eros que no es freudiana. esos seres que aman estàn vivos, es que matan. Creo que ya nien- Por otra parte, es un poco preocupante, en la medida en que en cioné este aspecto: la muerte corno indice de lo real, de lo real que nuestro siglo el lazo social que es el matrimonio ya no tiene otra el amor cobija, el amor que està profundamente atrapado en la tra¬ razón de ser que el amor. Es una novedad en nuestra civilización, ma de las ficciones que fomentai! los semblantes de un discurso. pues los asf llamados matrimonios por amor son bastante recientes Està ùltima caracteristica justifica, al menos en parte, lo que yo 112 La maldición sobre el sexo El discurso contemporàneo: diagnòstico 113 postulo, a saber, que el teatro vale corno indice de la realidad y y ocupan en el fondo el lugar de la ausencia de relación-propor¬ que por elio el teatro de una època es algo asf conio la puesta a ción, corno pobres paliativos. Y ese tema es muy insistente en La¬ prueba de està. can. Voi vemos a encontrarlo en "Radiofonfa", de 1970, cuando di¬ Voy ahora a la cuestión de las figuras del amor en nuestro siglo, ce que el proletario deberfa pedir cuentas de su explotación menos y especialmente en su segunda mitad, de la que salimos nosotros. al patron que a los productos, es el proletario explotado por los Mi tesis es que ya no tenemos mitos del amor. Los amores mfticos, productos que no sólo debe producir sino consumir a posteriori. paradigmàticos, que se produjeron en el pasado, estàn muertos pa¬ Por otra parte, miren ahora la historia de esos nuevos créditos, ver- ra nosotros. Ya no tenemos el amor homosexual a la antigua, toda- daderas trampas para los necesitados, que quizà van a dejar su pe- vfa tenemos homosexuales, pero ya no el amor homosexual a la llejo en ellos, jpero a quienes se convence de que tienen acceso a antigua que es un paradigma, una forma, una figura que une al los mejores equipamientos domésticos! hombre maduro y el adolescente, en una relación que es también Con los imperativos del mercado todos caemos bajo el peso de educativa, pedagògica, iniciàtica. Ya no tenemos el amor cortes, un superyó consumidor, forma inèdita hasta aquf. Ese superyó que esa gran invención de la literatura de una època -y si hay algo que impulsa a consumir armoniza con lo que damo efecto de esquizo¬ se produce en una escena, es sin duda el amor cortes-. Ya no tene¬ frenizaciòn. � Por qué este termino? Hay dos caracterfsticas que lo mos el amor precioso, de las Preciosas del siglo xvn, que es segu- justifican. En primer lugar, nuestras vidas o, mejor, nuestros cuer- ramente una variante, un eco lejano del amor cortes; el punto co¬ pos, son instrumentalizados por los objetos del progreso. Los mùn es que ambos juegan con el aplazamiento del encuentro final, objetos de los que ya no podemos prescindir, so pena de grave ya lo dije. Del amor divino tampoco hablamos mas. Sigue habien- inadaptación a la realidad, so pena, también, del sentimiento de do creyentes, pero ya no lo tenemos tampoco en sus formas para- exclusión. Podemos entretenernos elaborando una ficción sobre lo digmàticas de los siglos pasados, cuando podia motivar la ofrenda que seria un dfa sin todos los objetos que nos asisten de la maria¬ de tantas vidas. Y ya no tenemos el amor glorioso de los clàsicos, na a la noche. jUn pequeno relato alucinante! Nuestros cuerpos que es lo que traté de mostrar. Con el fin de esos mitos del amor, son instrumentalizados aun en el nivel de su manejo, lo cual quie¬ queda tal vez un poco de nostalgia. Nos gusta ocuparnos de elio, re decir que con esos objetos, los sujetos estàn sometidos a una es muy notorio, yo lo hago con gran interés. organización colectiva de los plus de gozar. Que sean los mismos � Por qué el siglo no es favorable a los mitos del amor? para todos, efecto de homogeneización muchas veces lamentado, Destaco tres factores. El primero lo damo, lo designo corno un no es lo que mas importa. Lo mas notable es que esos seres instru¬ efecto de esquizofrenizaciòn, que me parece producido por los mentalizados por esos objetos estàn solos con un goce que se esta- efectos de la ciencia o, mejor, por los efectos de la ciencia en el rè¬ blece corno un corto circuito en el lazo social. Gozar con nuestro gi men del capitalismo liberal que triunfa hoy por doquier. Lacan, auto no nos conecta mucho con el otro del amor. Aunque el auto ustedes saben, decfa en el seminario sobre los cuatro discursos que también se utilice para seducir, si la dama es sensible a ellos, lo en lo sucesivo la ciencia gobernaba nuestros deseos. El mercado convertimos en una carta de triunfo narcisista, pero en surna el go¬ que ella hace posible gobierna los deseos. Los gobierna mediante ce del medio, aquf el automóvil, se transforma en rivai del objeto su oferta de objetos de goce, objetos para gozar sustitutivos. Asf es al que apuntamos. que Lacan podfa decir en esa època: "Tenemos un auto corno una Esquizofrenizaciòn, por lo tanto, porque el mercado nos conec¬ falsa mujer". En efecto, las producciones de objetos de la tècnica ta directamente con los plus de gozar, para un goce pariente de la cautivan una parte de la libido, a la que embaucan sin satisfacerla, insatìsfacción, porque son pobres sustitutos y, ademàs, cortocircui- 114 La maldición sobre el sexo El discurso contemporàneo: diagnòstico 115 tan las satisfacciones de Eros, asimilàndolas a lo sumo a la de un imagen al gusto del varón homosexual que reina en toda la alta narcisismo exhibido. costura y nos inventa esas siluetas filiformes. Aunque también de � No podrfa objetarse no obstante que, pese a todo, hay quizàs vez en cuando, si el mercado exige que la cosa cambie, entonces, un efecto inverso, a saber, que el mercado también sostiene el lazo gracias a las hormonas, se agrandan un poco los pechos, un poco en la medida en que lo comerciamos y tenemos todo un mercado las nalgas, en una invención de la imagen que jamàs coincidirà de la pareja, la familia, etcétera? Los regalos del dfa de la madre, con la mujer fatai de décadas atràs. La mujer fatai es un mito, des¬ del dfa del padre, los vestidos de novia, las listas de casamiento, de luego, pero, en ese concepto, era una figura del Otro -con ma- todo ese comercio del vfnculo familiar, � no hace que éste, pese a yùscula-, del Otro en cuanto Otro desconocido, oscuro, fascinante todo, se sostenga? iPiensen en todas las madres que, normalmente, y a la vez amenazante; en una palabra, fatai. serian olvidadas, si no hubiese un dfa ritual inventado por los ases En el fondo, el status actual de esos semblantes que en cierto del marketing'. i,Y el dfa de san Valentin, para estimular a los timi- modo duplican las producciones del mercado, se encauza en lo dos y los vacilantes? Todo ese comercio de la familia, de la pareja que puede llamarse una exclusión del Otro, del Otro con mayùscu- y también de la seducción (la moda, la belleza, el maquillaje, los la. El amor cortes, por ejemplo, para remontarnos mas Iejos que la vestidos) e incluso de las insignias del poder, ino redunda en be¬ mujer fatai hollywoodense, también creaba un sembiante del Otro neficio del lazo? Sin duda, pero se trata de un lazo modificado absoluto, la Dama. Otro absoluto a la vez atrayente, amenazante, que, en cierto modo, hace investir menos al Otro que los adornos eventualmente mortai. En la actualidad ya no tenemos mas que un del Uno. Una se maquilla para gustar y luego, finalmente, se mira mercado de imàgenes. Asf, pues, y para terminar con este punto, en el espejo. Hago con esto una metàfora, ino?, para senalar lo me parece que el status de los semblantes registra hoy en dfa una que Marno investir los adornos mas que al partenaire. eafda de las figuras del Otro, en provecho del imaginario del par¬ Una segunda caracteristica que me parece ir a contrario de los tenaire, imaginario del partenaire evidentemente mas simpàtico mitos del amor obedece al status actual de los semblantes. El amor para la ideologia igualitaria que cualquiera de las figuras del Otro. necesita semblantes, ya lo dije, e incluso los crea. Entonces, hoy Eso me deva a la tercera caracteristica, que me parece se dirige -es un tema ya muy trillado-, no es que los semblantes ya no exis- a contrarrestar los mitos del amor, y es lo que damo ideologia con- tan, si se quiere existen mas que nunca, pero en una pulverulencia, tractual del siglo, que también trabaja en la exclusión del Otro, una multiplicación que hace que no tengan poder unario. Ellos corno Otro absoluto. Como es sabido, estamos en la era de la con- mismos estàn sometidos a las coacciones del mercado, multiplica- certación democràtica. Evoqué a todos los Godot de nuestra pos- dos al antojo de la promoción, por decirlo asf. Busqué un ejemplo modernidad; hay que decir que con ellos la època saca las con- en referencia a los semblantes del amor. secuencias del hecho de que el Otro no existe. tY cuàl es el iQué habfa a principios de siglo? En la època de Hollywood, resultado? Creo que lo podemos formular simplemente. En todos tenfamos la mujer fatai, la actriz fatai. Hoy eso se terminò. Ya no los lugares donde no imperan los fundamentalismos religiosos -no hay mujer fatai, ni siquiera en el cine. En su lugar tenemos a las hay que olvidarlos, no estàn entre nosotros pero existen-, allf don¬ top models, que ya mencioné, eso es lo que queda de la mujer fa- de no estàn los fundamentalismos religiosos que quieren hacer tal, cuando de ella no resta sino la silueta. La top model no es ver- existir al Otro y lo hacen, pues bien, lo que tenemos, aquello con daderamente un sembiante, porque éste supone la palabra, la pala¬ que contamos -y no tenemos otro recurso-, son los acuerdos de la bra que introduce la dimensión del sujeto. Ahora bien, la top sociedad. En este aspecto, un autor corno Habermas es decisivo en model no es mas que una imagen, una superficie. Ademàs es una el siglo. Hay otros, toda una serie, sobre todo en los Estados Uni- 116 La maldición sobre el sexo El discurso contemporàneo: diagnòstico 117 dos, pero yo creo que Habermas fue el primero, el principal en to¬ mi mujer" compete a las leyes de la hospitalidad. El Uno fàlico do caso, a quien debemos atribuirle eso. El siglo dio a luz un trio: ofrece su hospitalidad al Otro. Pero el umT de "mi mujer", si se debate, consenso, contrato. Estamos en la era de la negociación leyera de otra manera, podrfa parecer molesto, pues el pacto de generalizada. Adviertan que la organización del trabajo en su mis¬ aceptación queda mitigado aquf por las resonancias -las famosas ma forma moderna difunde el contrato desde hace tiempo; Lacan resonancias- de la posesión, y se escucha en sordina la voz del lo mencionaba en el "58, en un texto al que voy a volver. Hoy, el propietario. En ese sentido, aun en ese "tu eres mi mujer", modelo contrato se extiende mucho mas alla del campo de la organización sublimado de la palabra piena, del pacto de amor, la reducción del laboral, està en todos los niveles de la realidad colectiva. jPor Otro al mismo, corno propiedad del uno, es, si no latente, sf al me¬ ejemplo, se habla de "negociar" una dificultad conyugal! /_,Se dan nos embrionaria. cuenta? Tenemos comités contractuales en todos los niveles, corno En el nivel del amor, el hecho de que el contrato excluya al paliativo a la inexistencia del Otro. Otro, intente en cierto modo neutralizarlo, se redobla hoy a causa Sin embargo, no basta con decir que el contrato suple al Otro de otro hecho de sociedad, a saber, que el matrimonio mismo està que no existe. La cosa va mucho mas lejos: el contrato también ex- perdiendo sus caracterfsticas heterosexuales. En el plano masivo, cluye al Otro que existe. Se suscriben contratos, es cierto, para los casamientos son heterosexuales, pero corno ustedes saben es¬ conciliar diferencias, incompatibilidades, pero sólo es posible Gia¬ tàn los matrimonios homosexuales que, aunque minoritarios, no cerlo con uno o varios sujetos en quienes hay un punto de mismi- por elio dejan de ser un signo de los tiempos. Ya no hay que ir a dad, de nomologia. Por eso Lacan, en oportunidad de una gran buscar del otro lado del Atlàntico, ya lo vemos en las pantallas en huelga en los anos setenta. decfa, si no me acuerdo mal: iqué con- Francia, y ademàs està lo que yo evocaba del Japón, los sexless, tractual es todo esto! Lo que significaba que no tenia nada de sub- los matrimonios sin sexo. Lo cual va en el mismo sentido que la versivo, desde luego, y que no hacia mas que sostener el statu quo disociación entre el matrimonio y la puesta en acto de la heterose- del discurso. Insisto en elio para decir que, con mayor razón, no xualidad, movimiento que vemos extenderse progresivamente. hay contrato amoroso. jSacher-Masoch, que pretende suscribir un Quizà vuelva a esto. Si nos preguntamos còrno trataba ya al Otro contrato con el Otro feroz, es un bluff. Nuestro inventor del maso- el matrimonio tradicional, que no estaba sometido a las elecciones quismo -pese a todo, logró darle su nombre a éste- pretende ver- del amor, hay que concluir, no que lo ignorara, sino que lo elidia daderamente firmar un contrato con la Dama. Pretende hacerlo, en un contrato concerniente al intercambio de los bienes. Con los pero es un falso contrato. Un contrato, en el fondo, que funciona matrimonios de hoy en dfa, homo o sexless, el movimiento se diri¬ segùn el modelo del "te exijo que me exijas que" o "que me hagas ge hacia la neutralización de la Otredad del Otro y por lo tanto ha¬ que yo te exija". Està hecho para sugerir su consentimiento. No se cia la reducción del amor a la amistad, ìaphilia griega, con lo que dirige a la Otredad del partenaire, sino a su docilidad, o sea a su està entranaba de una "reducción a la economfa de la casa". En punto de mismidad. otras palabras, si hablan en inglés, ya que està de moda, la cosa se "Tu eres mi mujer." <, Ustedes creen que eso era un contrato? Es encamina hacia el... home. cierto, Lacan habló de pacto y, a justo titulo, se subraya la dimen¬ Lacan previo està evolución. En "Radiofonia" -en 1970, por sión de acto, de acto de adopción que hay en el "tu eres mi mujer", ende- senala que "el discurso capitalista se inició al dejar de lado cuando se lo toma en serio. Y si leyeron el ùltimo libro de Jean- el sexo". En 1973, en "El atolondradicho", al hablar del falò -pue¬ Claude Milner, Le triple du plaisir, que insiste mucho en las leyes den encontrar la frase en la pàgina 24-, dice: "Atrincheràndose ahi' de la hospitalidad en la Antigiiedad, podrfan decir que el "tu eres con lo que de él se trincila". La frase, sin duda, exige una tradite- 118 La maldición sobre el sexo El discurso contemporàneo: diagnòstico 119 ción. Lo que se trincha, lo que se cercena del falò es precisamente de que su ejecución està en general comercializada, incluso patro- el Otro que no es toda en la función fàlica, el Otro femenino, por cinada, ya sea en el àmbito del deporte, del arte y hasta en el de la lo tanto. Y lo que "se" cercena de ese Otro, en el islote fàlico, co¬ polftica. Entonces, tenemos eso, la hazafia que hay que hacer reco- rno él dice, es naturalmente el hombre. Podrfamos preguntarnos si nocer, financiar y, al final, todo el mundo aplaude. Bueno, y asf ulteriormente Lacan modificò ese punto de vista; yo creo que no. nos diferenciamos del montón. Es algo reconocido por la colecti- El status de los semblantes y la regulación contractual de nues¬ vidad, y aparte de eso, està la barbarie de la pulsión. Todo el mun¬ tro mundo militan juntos, en cierta forma, en favor de una neutra- do està afectado por la fascinación que inspirati actualmente quie¬ lización de la Alteridad del sexo, y en consecuencia en contra de nes llegan a los extremos, todos esos que llegan a los extremos en los mitos del amor. los mas variados àmbitos, pero incluso en el plano de las atrocida- Aquf querrfa hacer un paréntesis para tratar de evitar los malen- des colectivas Dios sabe que no carecemos de ejemplos: la Shoah tendidos, aunque sea sin esperanza. El Otro que menciono ahi', el no era el fin, era el comienzo. También en este caso Lacan lo dijo Otro del que "uno" se cercena, es el Otro en la medida que existe. hace tiempo. No eran mas que "precursores", decfa. Estàn las atro- El Otro que no existe, en el lugar del cual el discurso actual pone cidades colectivas, y ademàs todas las atrocidades individuales. el contrato, es el Otro del lenguaje, que falta en lo que se refiere a Mencioné el "serial killer", los asesinos en serie que interesan orientar la vida. Se lo suple por debates, esfuerzos de consenso, mucho. Se hacen espectàculos con ellos, incluso ahora se los hace acuerdos colectivos para obtener un principio de homogeneiza- escribir sus memorias. Estaba ese japonés que comfa, que cortaba ción, de coexistencia de los goces. Al no existir el Otro, se cultiva a sus mujeres en pedazos, y después que las comfa, guardaba los el imperio de lo mismo mediante la negociación. Pero toda homo- restos en paquetitos en la heladera. En Japón, ese hombre es con- geneización de los discursos produce efectos de rechazo. Y el re- siderado una vedette, està escribiendo sus memorias. Bueno, lo sultado es que todo lo que constituye una excepción, todo lo que que quiero decir es que ahi' tenemos al Otro, hay un Otro, pero no difiere, ex-siste corno Otro. Desde el momento en que un discurso es un Otro que no existe, es el Otro que existe corno un goce, que logra crear el "todos iguales", crear un lenguaje comùn, pues bien, pese a todo llega mucho mas alla de los lfmites fàlicos. Lo que in¬ toda forma de goce que difiere aparece corno el Otro que ex-siste. dica que cuanto mas neutraliza al Otro un discurso, mas asediado Ese esquema se aplica a la diferencia sexuada: al generar el len¬ està ese Otro. Que es, ciertamente, lo que està pasando. guaje el todo fàlico, el goce de la mujer se impone corno Otro, ver- Entonces, concluyo este desarrollo, ya no tenemos paradigma daderamente existente. Pero no es la ùnica, y tal vez sea eso lo que del ideal del amor, ni del ideal del Otro. Y sin embargo, aùn tene¬ a veces se pierde un poco de vista. La mujer no es la ùnica que en- mos amores, en plural, y mi diagnòstico es éste: tenemos amores carna al Otro. Cualquier emergencia de pulsión que exceda las for- sin modelos. Amores sin modelos, algo nuevo en la historia. Todas mas y los lfmites de un discurso dado hace surgir al Otro. Lo que las parcelas de historia estudiadas tenfan sus modelos. Nosotros ya quiere decir que cuanto mas predomina la uniformación engendra- no tenemos modelo del amor, y puede pensarse que tal vez sea al¬ da por el mercado mundial, mas consistencia toman los rechazos go afortunado, porque podremos inventarlos, caso por caso. Los del Otro. amores sin modelos son amores a merced de los encuentros. Y. de hecho, /� cuàles son los caminos hoy ofrecidos a lo que se Tenemos ademàs el amor del amor. Todavfa lo tenemos. En diferencia del montón? Me parece que el camino mas comùn hoy otra parte mencioné el programa del canal Arte que algunos de us- en dfa es la hazafia. Los diarios nos llenan todas las semanas de icdes a lo mejor vieron en televisión el dfa de san Valentfn. jEli- hazanas, las hay por doquier, y muy irrisorias, en verdad, ademàs deron el flechazo! Bueno, considero que eso es un signo de los 120 La maldición sobre el sexo El discurso contemporàneo: diagnòstico 121 algo que no es favorable a los vinculos comunitarios. Ésa es la te¬ tiempos. Les habrfa costado mucho escoger otra cosa. Vean, los sis de Freud, declinada en diversas formas: algo en la femineidad epfgonos de la època cortes, si hubieran querido hablar del amor, no habrfan elegido el flechazo, hubiesen decidido hablar del para¬ que serfa rebelde a las sublimaciones de la cultura. A veces me di¬ digma, con toda la escena de la pareja ideal del caballero y su da¬ go que, cuando se ve dónde nos llevaron esas sublimaciones de la ma. Y ellos eligieron el flechazo, es verdaderamente una intuición, cultura, tal vez no seria inùtil reevaluarlas junto con el deseo que una buena intuición la de que el amor està ahora a merced del azar. las engendró. A lo mejor es una làstima que la llamada asocialidad Por otra parte, de paso, al mostrar una serie de parejas que se pre- femenina no haya tenido mas éxito. En todo caso, es la tesis de sentan a sf mismas corno originadas en un encuentro que fue un Freud: algo que se resiste a los valores comunitarios en razón de lo flechazo, todos hablan en términos comunes, pese a las diferen- que seria, segùn él, un repliegue femenino sobre los intereses de la cias, hasta esa cosa muy particular, con todo, una pareja de lesbia- libido individuada, digamos, investida en los objetos cercanos: el nas, homosexuales, negras y obesas, que acababan de casarse. Era hijo, el marido, los fntimos, y por lo tanto sustrafda a la patria, la algo que vada la pena ver corno testimonio de la sociedad. De he¬ nación, lo colectivo, etcétera... Y su tesis correlativa es que las cho, era mas que el flechazo: el flechazo y el matrimonio homose¬ adquisiciones de la cultura se asientan, se sostienen en la sublitna- xual, sin discriminación. ción de la libido homosexual masculina, que serfa la mas favora¬ ble al mantenimiento del vfnculo comunitario. De allf la idea com- Voy a seguir ahora con tres planteamientos. No quiero presen¬ tar los tres hoy, pero los anuncio. Querrfa desarrollar lo que voy a plementaria de que la homosexualidad no sublimada del hombre, y damar una posible nueva función del amor en la coyuntura actual. por lo tanto reprimida, ina en cambio en el sentido de la entropia social. A continuación trataré de presentar el balance que propone el psi¬ coanàlisis sobre està cuestión. Y luego, por ùltimo, en tercer lugar, Y bien, menciono ese� pàrrafo de Lacan porque dice lo contrario volveré a la función del padre en cuanto al amor. de esas tesis freudianas� Lacan siempre lo hace en lo que se refiere Como hablé de una neutralización del Otro de la heterosexuali- a ellas. En cuanto a los efectos sociales de la homosexualidad fe¬ dad, se plantea la necesidad de saber cuàl es la función del amor menina, evoca a las Preciosas, el movimiento de las Preciosas del heterosexual en la economia de nuestros lazos sociales. Està cues¬ siglo xvn, de las que dice que nos presentan lo que puede conside- tión de la función social del amor heterosexual es exactamente la rarse corno la esencia del Eros de la homosexualidad femenina, y que formula Lacan en 1958, al final de su artfculo "Ideas directi- sostiene que, contrariamente a lo que supone Freud, està se enca- vas para un congreso sobre la sexualidad femenina", en la pàgina mina en un sentido opuesto al de la entropfa social. Es decir que en 736 de los Escritos, la sección x, que titula "La sexualidad femeni¬ lugar de que la cosa vaya por el lado de una pérdida progresiva con na y la sociedad". Adviertan que ese tftulo es corno un eco freudia¬ respecto a Io social, es lo contrario, debido, dice, a que ellas vehi- no, pues sobre esa cuestión de la femineidad y sus incidencias so¬ culizan informacione� Lean ese texto. Ustedes saben que en Aun ciales, tenemos una tesis freudiana. Lacan se propone saber cuàles Lacan lamenta que las mujeres no digan bastante. Ahi, rinde home- sou-rea.liTjentejjvale: decir no fantasmadcamente7T� � � ctÒs"7�cTa:' naje a las Preciosas por vehiculizar información. Agrega que, en les del deseo ferneninoT problema que aborda eri susdoiTaspectos: contraste, el amor cortes se encaminaba a la degradación comuni¬ el deseo femenino cornoJiomosexùal_y"eT deseo temendo corno taria. Mas precisamente, habla de los efectos antisociales que le JieiesosexuaL- valieron al catarismo, asi corno al amor que inspiraba, que es por La tesis de Freud, bien conocida, es que hay una asocialidadI fe- lo tanto el amor cortes, su desapariciòn. Asi, pues, la tesis es ver¬ menina� Que en el deseo Teìne ni novenia sexualidad Femeruna, hay daderamente impactante: efecto contrario a la entropfa social del 122 La maldición sobre el sexo Eros homosexual de la mujer y, en oposición, efectos antisociales 7. El amor sintoma del amor ideal que era el amor cortes. Por otra parte, en el '73, La¬ can confirma en "El atolondradicho", al hablar del MLF [Movi¬ miento de Liberación Femenina] y los movimientos homosexuales femeninos, su desacuerdo con Freud y, al contrario, les hace una pequena serial de enhorabuena, por decirlo asf, cuyo alcance, con seguridad, no era sólo circunstancial. Eso merece verdaderamente una reflexión. En todo caso, su sentido no es el que se repite en ge¬ neral. Segundo punto: pregunta por qué "la instancia social de la mu¬ jer sigue siendo trascendente al orden del contrato que difunde el trabajo". (,Qué es la instancia social de la mujer? La instancia so¬ cial de la mujer es, me parece -todo el pàrrafo lo da a entender-, el alcance social, los efectos del deseo femenino en lo socia!, en cuanto es especffico; hoy dirfamos irreductible al uno fàlico. La¬ Voy a tratar de presentar hoy los planteamientos que anuncio can afirma entonces que ese deseo es irreductible a la paridad con- desde hace tres meses. tractual: asi es corno entiendo el termino "trascendente". iY qué Sigo en primer lugar con el desarrollo iniciado sobre la inci- alcance le atribuye? No una entropia social, muy por el contrario, dencia social del deseo femenino. La cuestión es saber si ese deseo le adjudica -liipotèticamente, es cierto- el mantenimiento de la fa¬ se encamina hacia la entropfa social, corno crefa Freud, o lo con¬ milia en medio de la degradación de los lazos sociales. Es decir trario, corno lo afirma Lacan en los textos que mencioné. Resumo que postula que el deseo femenino heterosexual, està vez, tiene un entonces los dos puntos vistos que son, me parece, que Lacan afir¬ alcance social positivo que va a contrario de la fragmentación so¬ ma en primer lugar -contra Freud- que el Eros de la homosexuali¬ cial, que al menos la interrumpe antes del individuo que seria el dad femenina va contra la entropfa social en razón -y eso es lo im¬ resto ùltimo, al sostener la célula familiar. Entonces, tal vez haya portante- de la información que aquélla vehiculiza. Y me parece que emprender en ese aspecto una critica un poco enèrgica de que està observación està ya en la misma vena de lo que encontra- Freud. mos en el '73, en Aun, cuando Lacan, al evocar no la homosexua¬ lidad femenina sino a la mujer en cuanto Otro, habla del interés que debemos tener por ese Otro. Fòrmula imperativa. En segundo lugar, en lo concerniente no ya al Eros homosexual femenino sino al Eros femenino heterosexual, Lacan le atribuye posiblemente fijar, a través de la familia, un limite a la fragmenta¬ ción que se observa en los lazos sociales. De modo que querrfa detenerme en la critica a Freud. En éste, la asocialidad femenina està claramente definida. Se trata de su imputación a las mujeres de una resistencia a lo que él mismo da¬ mò Massenpsychologie. Asf, pues, Freud no oolite que el cemen- 124 La maldición sobre el sexo El amor sintomo 125 to de està, esto es, su cemento libidinal, era homosexual, derivado gie no es el ùnico uso posible del significante amo, y que resistir- de la homosexualidad masculina, con la condición de que se subli- se a la universalización anònima y productora de segregación, no mara. A menudo tomo partido sobre ese punto, hay que decirlo es sinònimo de resistirse a él, del que, desde luego, no se puede claramente; consideraba que en las mujeres hay algo rebelde a los prescindir, y cuando Lacan dice "prescindir del padre con la con¬ ideales de la comunidad, a los ideales de los grandes conjuntos so¬ dición de servirse de él" es exactamente eso lo que quiere decir, no ciales, y que lo que no acuerdan por ese lado, lo otorgan mas bien se puede evitar hacer uso del significante amo. a los valores del amor. Sustraerfan a los valores de la comunidad Me parece que estas dos observaciones ya ponen en perspecti- lo que concederian a los valores del amor, es decir, a los objetos va la tesis freudiana. Y ademàs creo que hay que reformular el próximos, si me permiten que empiee està expresión. Por lo tanto, problema en términos mas generales, en su contexto de hoy en dfa; poco gusto por grandes entidades tates corno la patria, el bien co¬ me refiero al problema del alcance de la exigencia femenina de mùn, pero, en cambio, mas cuidado mostrado por los objetos del amor. <,Qué vale està exigencia en el estado actual de nuestras so- amor, los objetos familiares en particular. Asf, Freud reprocha a las ciedades? Si hago un breve resumen de la situación, sobre cosas mujeres una libido que sigue centrada sobre la propia persona y ya conocidas, en nuestro siglo registramos, tomamos nota del he¬ sus extensiones hacia la pequena comunidad de los fntimos. Tal cho de que la universalización monoteista, segùn la expresión de vez sea verdad. France Info -y la radio es el nivel de información Freud, o si ustedes quieren los poderes del Uno ideal y unificador, nifnima sobre lo que verdaderamente pasa en el batiburrillo de la han errado el tiro. Y en ese sentido puede decirse que la lògica del sociedad- mencionaba hace poco a Hillary Clinton y su famoso li¬ "no todo" triunfa en el siglo. Pero, segundo, al mismo tiempo no bro, su best-seller, It takes a village ["Hace falta un pueblo"]. Lo deja de registrarse una homogeneización de hecho. Una homoge- cual va en el mismo sentido, no es un hombre quien lo escribió, es neización de los modos de vida, que son modos de goce, lo que una mujer que dice: para la educación de un nino, necesitamos una antano llamàbamos las costumbres. Una homogeneización de he¬ pequena unidad. Necesitamos una comunidad suficientemente li- cho que fue impuesta no por los ideales, por el Uno paterno, al que mitada, a la vez suficientemente limitada y también lo bastante va- se dora, sino por el mercado. Curioso avatar de la noción de in- riada para que la libido circule y disponga de diversos modelos. fraestructura marxista. Y està homogeneización se esfuerza por re- No he lefdo ese libro. Me imagino lo que puede decir sobre ese ducir las disparidades de los modos de goce mediante una estanda- asunto por el resumen que escuché. Entonces, Freud no està abso¬ rización de los goces. lutamente errado al respecto. Se conocen los efectos secundarios, los efectos de contragolpe Sólo que, ahora lo sabemos, el siglo tuvo que pagar para que de la homogeneización. Enumero tres de ellos. supiéramos adónde conduce la Massenpsychologie. E incluso pagò Primero, el que mencionaba hace un momento: el racismo. un precio un poco caro para verificar adónde conduce la libido ho¬ Cuanto mas se homogeneiza, mas se rechaza hacia los màrgenes a mosexual sublimada en los ideales del Otro colectivo. Pagò en ra- todos los que no entran en ese proceso, o quienes lo resisten. cismo pasado al acto y en exterminio, también colectivo; corno se Segundo, y no es lo mismo, se observa el desarrollo, la multi- dati cuenta, evoco la ùltima guerra. Podrfamos evocar muchas plicación de lo que pueden llamarse protestas o, si Io prefieren, otras, està no fue un meteora en la civilización. Recuerden que La¬ reivindicaciones, en todos los particularismos. El mercado homo¬ can, que en suina hizo muchas predicciones, hizo està al hablar de geneiza con todas sus fuerzas, y se advierte la insurrección de las los campos nazis: no eran mas que precursores. Ése era el primer particularidades, la respuesta de las particularidades, que exigen punto. En segundo lugar hay que sehalar que la Massenpsycholo- hablar su idioma, practicar su religión, conservar sus costumbres, 126 La maldición sobre el sexo El amor sintonia 127 etcétera; asistimos ademàs a un ascenso de los independentismos. tolerancia en el plano sexual. No hay ninguna duda al respecto. La Es sorprendente verlo en el mapa politico actual. El feminismo no cosa sucedió en el espacio de cincuenta anos, y ni siquiera, treinta. ha llegado al extremo de constituirse en independentismo, corno En materia de sexo, hoy se admiten pràcticas que, hace treinta podràn advertirlo. Desde luego, en los Estados Unidos hay algunos anos, liabrfan indignado a cualquier padre de familia. El resultado lobbies femeninos que enarbolan la consigna de la evitación radi¬ es que en ese àmbito, en materia de goce sexual, todo lo que no es cai de los hombres y que querrian establecer dos mundos. Pero es¬ imposible actualmente està permitido. No sólo permitido, también te esfuerzo de segregación del varón, del Uno en masculino, ha si¬ realizado. Los tres ensayos sobre Una teoria sexual, de Freud, que do y sigue siendo esporàdico y limitado. provocaron tantos estremecimientos cuando éste reveló en el cora- En tercer y ùltimo lugar, junto a! racismo y el ascenso de los in¬ zón del inconsciente la perversión originai del nino, hoy se ilus- dependentismos, la proliferación de configuraciones disidentes de tran todos los dfas en nuestras pantallas. Las escenas que él extrajo goce. En otras palabras, el ascenso de nuevos sfntomas en las con¬ del inconsciente, con lo que era entonces una audacia sin par, esas figuraciones de goces homogeneizados por el discurso del merca¬ escenas, las vemos exhibidas por todos lados y para todos, nifios y do. Es lo que formulo al decir que cuanto mas homogeneización adultos. Es un hecho. Por eso, ademàs, Ieer hoy esos tres ensayos hay, mas se hace existir al Otro. Se hace que haya Otro. Ya lo dije, es muy diffcil. Cuando se dan a leer en una clase de filosofia -al¬ el Otro existe o, mas bien, hay Otro, hay que decirlo asf, hay Otro gunos hicieron la experiencia-, el adolescente de hoy en dfa no lee cada vez que surgen configuraciones de goce disidentes con res¬ en ellos nada que lo sorprenda, que le parezca corrosivo. La nove¬ pecto a, digamos, el igualitarismo forzado por las prescripciones dad de 1905 es una banalidad en 1995. del discurso. Todo sucede corno si el siglo hubiera aprendido la lección del La cuestión de la exigencia femenina debe situarse en ese con- perverso. Lección que, por sus argumentos, revela que la verdad texto. iPero cuàl es el recurso de nuestra civilización actual contra de la conducta sexual, corno dice Lacan en el seminario Aun, es su lo que acabo de mencionar: racismo, independentismo, disidencia amoralidad. Me contaron una anècdota que les transmito aquf co¬ del Otro? No hay mas que un ùnico recurso, me parece, y no veo rno paradigma. Una pareja de docentes -no puede decirse que sea que por el momento nuestra civilización haya producido otra cosa el nivel màximo de incultura- relata, por considerarla muy diverti- que la ideologia de los derechos del hombre. La ideologia de los da, la siguiente anècdota a sus colegas: su hijo de tres anos, que derechos del hombre que, en el fondo, trata de fijar un limite. todos los domingos a la mariana, en vez de dejar dormir tranquila- «jCuàl es ese limite? Creo que finalmente, bueno, tal vez eso pueda mente a sus padres, los despierta temprano y hace mucho ruido, discutirse, pero creo que no hay mas que uno. Los derechos del cierto domingo permanece en silencio. En fin, nos deja en paz, hombre, que afirman, que plantean que los hombres son libres e piensan ellos, ; hasta que lo encuentran frente al televisor, con la iguales por derecho propio, y que por lo tanto està prohibido so- boca abierta y absolutamente fascinado por un video porno que es¬ meter, oprimir, explotar, que eslablecen por consiguiente un pre- tà mirando! jY esos padres lo consideran muy gracioso y hasta se cepto de respeto de la soberanfa subjetiva de cada ser fiumano. So- ponen contentos, piensan que tienen una criatura muy viva, la co¬ beranfa de derecho. Y por ende los derechos del hombre van a sa no les parece chocante en absoluto! Es un signo de los tiempos. fundar luchas cada vez que, poco o mucho -y mas bien mucho que Imagfnenselo en ciertas familias hace treinta anos, e incluso en al- poco- , se ponga en cuestión està soberanfa. gunas familias de hoy, por otra parte. Por otra parte, resulta que, paralelamente a la homogeneización Los derechos del hombre propician la soberanfa individuai y el de los goces, nuestro siglo fue testigo de la aparición de una nueva siglo instaura una tolerancia màxima: � cuàl es el limite, entonces? 128 Lo maldición sobre el sexo El amor sintoma 129 El limite, el ùnico, es el acuerdo mutuo, me parece que no hay finente: "Estàbamos de acuerdo, habfamos dado nuestro consenti- otro. Hoy en dfa se puede hacer cualquier cosa en el plano sexual, miento y, ademàs, a menudo nuestro dinero, muchas cosas, pero con la condición de que los dos partenaires estén de acuerdo y que estàbamos hipnotizados". No dicen "tenfamos un inconsciente", ninguno transgreda el respeto de la soberania del otro. Lo que ha¬ sino: "Estàbamos hipnotizados, nos habfan subyugado". Y ade¬ ce que lo que regule sus encuentros, a falta de otras prohibiciones màs, miren, la cosa invadió el campo de la sexualidad, con los jui- y normas, no sea ya pràcticamente otra cosa que la conveniencia cios por acoso sexual. Sexual harassment produce una especie de de los gustos, su acuerdo. De todas formas, hay una excepción: equivoco intralingùistico por homofonfa con harassement [agota- cuando està en juego la muerte. Se puede hacer de todo, salvo ina¬ miento], pero cuando acosa el serior no està agotado. Es una reser¬ lar. Y aunque el otro quiera que lo maten, hacerlo sigue sicndo un va, entonces, siempre puede discutirse un acuerdo mutuo, pero eso delito. Yo mencionaba una anècdota que conmovió a Australia en no impide que lo que domine en el siglo, conio limite ùnico y fun¬ diciembre pasado, el ejemplo de una mujer que, a través de Inter¬ damental, sea la ideologia contractual. Ya no sólo en el nivel del net, habfa hecho un llamado para que un hombre fuera a matarla, contrato de trabajo, sino en el de la misma intimidad, y especial¬ segùn su deseo. Y encontró al asesino que, en efecto, la mató. En mente en el de la sexualidad. ese caso, segùn los tribunales y, sobre todo, segùn la opinion, el Y bien, ese tipo de recurso, la ideologia contractual e igualita- mutuo acuerdo no eximfa de culpa al asesino. También habrfa que ria, no trabaja a favor del sexo. Puede invadir el sexo, pero no tra- hablar aquf de la pedofilia, de una ardiente actualidad. òQué es lo baja a favor del Eros, porque no se orienta hacia la diferencia. Me¬ que hace estremecer cuando se la evoca, y también la prostitución diante està elisión, también ella promete contragolpes, lo mismo infantil? Yo creo que la cosa entra en ese principio del mutuo que la homogeneización de los goces en el conjunto de la civiliza¬ acuerdo. Se considera que un nino no està en estado, en situación, ción. en edad de decir no, si asf lo desea. Por ahi creo que se entiende la objeción que Lacan le hace a Me acuerdo -y éste también es un rasgo de actualidad- de un Freud, concerniente a la exigencia femenina. Cuando reina el pa¬ analizante que habfa sido objeto de una seducción homosexual dre -y puede decirse que en la època de Freud el padre reinaba cuando era chico; daba la casualidad que su padre mismo era ho¬ mas-, cuando reina el padre corno principio de unificación del la¬ mosexual, y cuando fue a confiarse a él para preguntarle qué tenia zo social, puede pensarse que las exigencias del amor, que siempre que hacer, el padre le contestò: "Haz lo que quieras, si te gusta". es singular, se resisten a lo colectivo e incluso ponen trabas a la li¬ No sólo no se indignò, sino que lo remitió al principio del mutuo bido colectivizadora. Es por eso que en una pequena observaciòn, acuerdo, segùn el gusto. Digo esto para senalarles que ya no està una de esas pequenas anotaciones cuyo secreto posee, Lacan men¬ ùnicamente en los textos, sino en las subjetividades. Si hay acuer¬ ciona la desaparición del amor cortes debido a su caràcter asocial. do, y bueno, todo està permitido. Pero cuando se impone la fragmentación de los lazos sociales y Naturalmente, después surge un problema: iqué es un verdade¬ ademàs, corno hoy en dfa, esa fragmentación se conjuga con los ro acuerdo? En primer lugar, corno psicoanalistas, podemos consi¬ imperativos del superyó esquizofrénico que mencioné anterior¬ derar que el inconsciente, el toque del inconsciente, hace proble¬ mente, entonces, el amor, la exigencia del amor, ino asume acaso màtico saber qué es un acuerdo autèntico, mutuo. E incluso mas otro valor? Cuando reina el Uno colectivizante, el amor pone obje- alla de los psicoanalistas, miren lo que pasa cuando hay un proce¬ ciones a causa de su gusto por lo particular. lo intimo. Pero cuan¬ so a una secta. Sujetos que, afios después, entablan un pleito con¬ do los lazos sociales se fragmentan, y se fragmentan al extremo en tra la secta en que participaron durante diez anos, y alegan lo si- un movimiento que parece inexorable, podemos preguntarnos si la 130 La maldición sobre el sexo El amor sintonia 131 que se ha conseguido domesticar las pulsiones y homogeneizarlas exigencia de amor no pone un limite a esa fragmentación. Es la hi- lo suficiente para hacerlas convivenciales y permitirles coexistir. pótesis de Lacan en 1958, en el pasaje que ya mencioné. Cuando Lo que hace que toda sociedad sea una empresa de contención del los lazos se deshacen, da exigencia de amor, que se atribuye espe¬ Otro absoluto. Entonces, para las mujeres, la cuestión consiste en cialmente a las mujeres, no es la ùnica que representa el Eros, el saber si, en cuanto sujetos, procuran de tal manera unirse al Otro principio que une, que une no las masas en ese caso, sino uno a uno o, mejor, uno a una, y reciprocamente? Y hoy incluso uno a que también son, o si no estàn mas bien en ìucha contra lo que las Inibita. En ellas causa estragos la lucha interna entre Io que son co¬ uno, en los matrimonios homosexuales, y también una a una, en el rno sujetos y lo que son corno Otro. caso de las mujeres homosexuales. Entonces, segùn la coyuntura de civilización, en la exigencia de amor se puede acentuar, ya sea su gusto excesivo por lo intimo, que va contra lo colectivo, ya su S J [goce] fàlico Una mujer aspiración a una cohesión minima entre los sujetos. No estoy lejos A de considerar que lo que el amor implica de cohesión se impone hoy sobre el exceso de gusto por lo intimo que hay en él, y pone Entonces, icómo situar, en este aspecto, a las mujeres moder- un limite, es lo que resta corno limite a las soledades contemporà- nas? Me parece que distan de ser mfsticas. No puede decirse que la neas y también al falso universal de las sectas que se proponen, ca¬ da vez mas numerosas, en nuestro tiempo. Ésa es la forma en que vena mfstica atraviese este fin de siglo. Para nada. No se ve en qué entiendo la objeción que Lacan hace a Freud, y la acentùo en fun¬ puede consistir, aparte de algunos resabios convcntuales, tal vez, ción del contexto casi cuarenta anos después. aunque habrfa que pero demasiado tarde en el siglo, por decirlo asf. Distan de ser mis- introducirle un matiz, una observación. La exigencia de amor y el licas, son mas bien servidoras de la ideologia igualitaria; hoy, el fe- mantenimiento de la familia no son exactamente lo mismo. Yo no minismo igualitario infiltra todos los espfritus. De resultas, los asf los distingui. Y efectivamente habrfa que distinguir, corno lo hace llamados "machos"* estàn obligados a enmascararse, y en general se callan. Desde luego, siempre hay algunos provocadores pero, en Lacan en "Televisión", el amor en cuanto pasión y el amor que se l'in... Querrfa hablar de los machos, de lo que se denomina ma- inclina, corno él lo senala, hacia la philia, hacia el coniugo y la chismo masculino. A veces me pregunto si no sera preciso rehabi- economia del hogar. Dejo este aspecto a un lado. ' Podemos preguntarnos de qué manera se sitùan las mujeres en litarlo. Les explicaré esto la próxima vez, de manera fundada. En todo caso, las mujeres, està claro, son fervorosas partidarias la ideologia contractual, con su exigencia de amor. Debemos a La¬ de la ideologia contractual, militantes de la igualdad, y no sólo en can la afirmación de que la mujer es Otro, Otro absoluto en el en¬ d nivel del goce fàlico. Las reivindicaciones muy Iegftimas de cuentro sexual. En realidad, eso quiere decir que una mujer està dividida, "partida", segùn el termino de Génnie Lemoine, entre el igualdad de status, a la vez eeonómicos, polfticos y en el plano de las costumbres, todas esas reivindicaciones, que competen a los sujeto que es corno ser hablante, corno hablaser, y el Otro que tam¬ derechos del hombre, son evidentemente asumidas por las mujeres bién es, en la medida en que en la sexualidad tiene un goce otro cu general, pero éstas van aun mas lejos: son ellas, y no los hom¬ que el goce fàlico, que por su parte es del registro del sujeto. En bres, quienes introdujeron la ideologia contractual en la sexuali- cierto modo es homogéneo al sujeto. Yo diria que en cada mujer pasa lo que pasa en la civilización. El principio de una civilización es que con el discurso, con el significante, se trata de domesticar el * En espanol en ci originai (n. del t.). l goce. Y un lazo social, un lazo de sociedad, es un vfnculo en el 132 La maldición sobre el sexo El amor sin toma 133 dad. Tomo conio paradigmatico de esa introducción de la ideolo- por eso que se considera que las mujeres, entre otras cosas, inde- gfa contractual en la sexualidad lo que mencionaba hace un mo¬ pendientemente de la mascarada, son engahadoras: lo cual es ver¬ mento: los juicios por acoso sexual y también los juicios vincula- dad al menos en este sentido, que no puede protegernos del Otro dos a lo que los norteamericanos han llamado date rape. � Cómo que ella es, porque no hay negociación posible en ese nivel. se traduce eso? Cita con violación, violación en una cita. El eje de Termino con este paréntesis, la idea de Lacan es acentuar la po- esos procesos es el mutuo acuerdo. No hay acoso, no hay viola¬ sitividad del deseo femenino en la dislocación de los lazos sociales ción si ella està de acuerdo. Y se llega a esas locuras, tipicamente en nuestro siglo. El texto que mencioné es de 1958: podrfamos norteamericanas, en que la dama, la joven, acepta ir a un party, preguntarnos si las tesis mas tardfas de Lacan, es decir, a partir de acepta subir al dormitorio, acepta ciertas pràcticas de acercamien- "El atolondradicho" -donde desarrolla las dos fórmulas de la se- to y luego, en el ùltimo momento, pretende hacer valer su libre xuación y postula que la mujer pertenece a la lògica del no todo, consentimiento. Naturalmente, la cosa no siempre funciona, y en en que incluye un goce complernèTiTàrio que hace de ella el Otro ese caso vuelven a encontrarse en los tribunales. Y van aùn mas absoluto del goce fàlico-, modifican los desarrollos precedentes. lejos. Yo creo que no. Lacan planteó bastante antes de la década del se- Hace un mes me hablaban en Francia de una de esas buenas tenta que la mujer era el Otro absoluto. En 1958 decfa: es "el Otro instituciones en que los trabajadores despliegan su dedicación, absoluto" con respecto a todo lo que se refiere a la dialéctiea fati¬ Una educadora se habfa alarmado y habfa alarmado a todo el equi- ca, y ademàs se comprueba que en esos afios setenta otorgó a las po de atención porque una joven que estaba a su cargo, una ado¬ mujeres un crédito complementario, por asf decirlo. lescente, en fin, una adolescente de dieciséis anos, ya grande en Un crédito suplementario que consiste en tener una relación nuestro mundo, con una relación desde hacfa un ano con un ciuco, con lo real muy superior a la del hombre. "Con lo real" entendido habfa ido a confesarle que consideraba que en todo ese periodo és¬ aquf en el doble sentido. si ustedes quieren, de lo imposible de la te la habfa violado. Es una cuestión delicada, «·.no? Muy delicada, relación-proporción pero también del goce, el goce en cuanto no porque habia pasado un ano pero segufa viendo al joven, hablaban cifrado por el Otro, el Otro del lenguaje. Les acredita por lo tanto de vida en comùn, etcétera... Es indudable que la chica, al volcaf lo que dama "tener relación con un bien" no causado -un "bien" sus confidencias en un marco un poco terapèutico, debia hacer re¬ quiere decir aquf un goce-, que no es causado ni por un objeto a ferencia a sus reticencias subjetivas a las relaciones sexuales y al minùscula, ni por un sembiante. A diferencia del hombre que, en hecho de que no podfa decir que no, que se sentia obligada a acep- el fondo, sólo se topa con A en contadas coyunturas. Podrfamos tar, y de allf la sensación de violación desde hacfa un ano. Y ahi escribirlo asf, escribo S barrada, S, el sujeto masculino, y entre él aparece una persona que pesca esas palabras en lo real para tras¬ y el partenaire corno A barrada, està el objeto a del fantasma que tornar a toda la institución, y pretende ir a ver al juez de menores; se erige en pantalla: Bueno, no digo que haya que tratar a la ligera ese tipo de proble- mas, pero plantean la cuestión del mutuo consentimiento. Sa A El problema, ya lo dije, es que no hay contrato posible con el Otro. El Otro està fuera de contrato por definición, al margen, al Asi, pues, no creo que en estos anos nos veamos en la necesi¬ borde de todos los contratos. Sin duda es por eso que hay fenòme- dad de invertir la tesis del pàrrafo de 1958, que positiviza el deseo nos conio los que evoco, porque en sf misma, una mujer, corno su¬ femenino, y agregaré, para recalcar aùn mas la cosa, que en mate¬ jeto, no puede negociar con el Otro que ella es. Por otra parte, es ria de Otro, no creo que las mujeres sean lo peor. No lo son por 134 La maldición sobre el sexo El amor sintomo I3*i una razón, que son no todas Otro. No sólo son no todas Otro sino Llego al segundo desarrollo que anunciaba. <\,Qué luz echa el que, corno sujetos, se erigen en agentes del limite. psicoanàlisis sobre los amores modernos? Dije que en el siglo te¬ Es la tesis que van a encontrar desarrollada en "Televisión", en nemos amores sin modelos. Amores para los cuales no hay sem¬ el capftulo en que Lacan resumé los logros de saber del psicoanଠblantes unificados de la mujer. � Qué dice el psicoanàlisis? � Qué lisis, sobre la cuestión hombres-mujeres, y el pasaje en que evoca luz proyecta? Aquf voy a encontrar la cuestión del amor nuevo, el còrno, en el fondo, las mujeres... se prohfben la locura. Puedo de¬ famoso "nuevo amor". El tema viene del propio Lacan. Habla de cirlo asi. Se prohfben la locura que seria la erotomanfa mediante la él en "Televisión", donde dice: el psicoanàlisis promete aportar cual podrian encontrar al hombre. De allf ese famoso pasaje, en el una novedad, y esto en un campo que es el del amor, "cosa inaudi¬ que senala que, contrariamente a la familia Fenouidard, para la ta", agrega. También habla de elio en la introducción a la edición cual al pasarse de la raya ya no hay lfmites, para una mujer, tras alemana de los Escritos. Menciona allf una nueva forma de amor. pasarse de la raya, està el limite. Cuando leemos que el psicoanàlisis aporta al final un nuevo amor, El desarrollo està enmarcado por dos fórmulas: "No hay lfmites nos inclinamos a pensar que hay que esperarlo. Pero nos equivoca- a las concesiones" y, al final, "està el limite". No hay lfmites a las mos, y mucho, porque ya està ahi'. El nuevo amor del que hablan concesiones que una mujer està dispuesta a hacer por un hombre. esos textos es el mismo amor de transferencia, no hay que remitir Ahi, Lacan està muy lejos de acentuar la rebelión femenina; al la espera a las calendas griegas. Cito: "Por eso la transferencia es contrario, subraya el exceso de complacencia, las concesiones en el amor, un sentimiento que asume allf una forma tan nueva que demasfa que estàn dispuestas a aceptar por un hombre. Pero pasa- introduce la subversión en ella". Asf, pues, ése es el primer punto: dos esos lfmites, las concesiones ilimitadas, pues bien, estàel limi¬ el nuevo amor ya està ahi, pero no lo sabfamos. lEn qué es nuevo? te. <� Cuàl? El del acto sexual. Puede decirse, ante todo, que este li¬ Es nuevo -Lacan lo aclara por completo- a causa del nuevo obje¬ mite està ligado al de la perversión masculina. Perversión, en el to que se atribuye, el sujeto supuesto saber en la forma del analis¬ sentido no de ser perverso, sino en el de que la perversión mascu¬ ta. Un partenaire, dice, que tiene "oportunidad de respuesta". De lina puede calificarse de generalizada debido a que el hombre nun¬ modo que el psicoanàlisis promete el nuevo amor porque promue- ca se topa mas que con el objeto de su fantasma, objeto que, en si ve "el objeto psicoanalista". Comprueben la connotación en fran- mismo, pone un limite a la identificación de una mujer con La cés.* Por otra parte, Lacan agrega de inmediato: "Por eso es nece- mujer: sario que yo produzca esa posibilidad", la del partenaire que S a A responde. En efecto, es inaudito: un amor cuyo resultado va a ser la pro- ducción de saber. Jamàs se vio algo asf al margen del psicoanàli¬ De modo que este limite se refiere esencialmente al fracaso de sis. Un amor que, no al final sino paso a paso, produce un saber y la relación-proporción sexual en el acto sexual, ese acto que no lo- que con elio demuestra un real propio de la experiencia analitica. gra, por su conjunción, establecer una relación entre el goce per¬ Segundo punto: es notable, sin embargo, que haya en el psicoa¬ verso de un lado, y el Otro, del otro lado. La relación-proporción nàlisis, en la teoria analftica, sobre todo en Freud y Lacan, algo asf sexual con un hombre hace a la mujer Otra en el goce que saca de elio, pero al mismo tiempo. ese fracaso que deja los goces sin rela¬ ción, inconmensurables, y a cada uno con el suyo propio, pone li¬ * La autora alude al juego entre promei, promete, y promeut. promuevc, casi mite al encuentro que seria delirante con el Hombre. homófonos en francés (n. del t.). 136 La maldición sobre el sexo El amor sintonia 137 del siguiente modo la revelación del psicoanàlisis sobre el amor: corno un proceso del amor, una denuncia de los espejismos del amor, de sus ilusiones. Por lo demàs, Lacan lo menciona aun en éste està estructurado corno un sfntoma. O acaso serfa mejor decir relación con el "nuevo amor". Completando la frase que les lei, di¬ que es un tipo de sfntoma: el que anuda el sfntoma autista a un se¬ ce: "La transferencia efc� mor, un sentimiento que asume allf una mejante sexuado. Él sintoma que encierra la relación con un goce forma tan nueva que introduce la subversión en ella. No es que sea autista; voy a desarrollar esto, el amores el sfntoma queéricìerra el sintoma autista en un lazo social. De allf la conexión con là de- menos ilusoria". El subrayiilo es mio. En efecto, si exploran todos los textos de Freud y Lacan, no les costarà preparar el proceso de sagregacióri de los lazos que mencionaba anteriormente. A partir de està construcción, Lacan puede decir que una mujer los espejismos del amor. El amor ilusorio, el amor mentiroso, el amor enganador. Iluso- es un sintoma para un hombre. En otras palabras, en el amor reci¬ rio porque no cumple sus promesas de union. Y no las cumple, proco se produce un nudo de dos sfntomas autistas; eso hace lazo. Y, en ese sentido, Freud tema razón: Eros une. Une dos sfntomas. justamente, entre aqucllos en quienes el sexo no alcanza para ha- "Tu eres mi sfntoma": he aquf, sin duda, lo mejor que puede decir¬ cerlos partenaires. Por eso yo podfa decir, siguiendo a Lacan, que se al final de un anàlisis en materia de "nuevo amor". Ése es el la relación-proporción sexual, el acto sexual, pone limite a los de- lirios erotómanos. Tal vez sea por eso, ademàs, que las erotóma- "amor nuevo" del final, el que puede decir "tu eres mi sfntoma". nas, las verdaderas, son tan a menudo mas bien ascéticas. Ilusorio, Nada mas sòlido. Entonces, desde luego, es un amor lùcido que, a V. diferencia del amor loco de los surrealistas, no exalta ni a la dama por lo tanto, porque no cumple sus promesas de union, también mentiroso porque es narcisista y disimula el amor a sf mismo bajo ni al hombre, puesto que no se funda en el sembiante sino en el el amor al otro, gran tema que Lacan, verdaderamente, recorrió sintoma y su goce. Eso es novedoso, en efecto. Un amor que corta durante anos en todos los sentidos. Por ùltimo, y correlativamente, eTìdlento a los parloteos, y retomo aquf la expresión de Lacan en el amor es enganador. En él, el sujeto quiere su propio bien con el la "Carta a los italianos", corta el aliento a los parloteos, a los par¬ loteos autogozados, por decirlo asf, del amor, que no necesita pretexto del bien del otro. "Todo por ti", dice el amor, pero, en rea¬ charlatanear ni escribir cartas de amor. lidad, a la postre es un "todo por mf \ Habrfa que afiadir -y es un Entonces, naturalmente, dista mucho de ser el "amor sin lfmi¬ tema bien conocido- que el amor es el gemelo de 1 odio. En stima, tes". Es un amor limitadoy que liga entre .sf. dos inconscientes en corno dice Freud para la psicosis, el "no lo amo" transmite en to¬ dos los casos y siempre la verdad de la palabra de amor. Todo es¬ sus mismas diferéncias. En ese sentido, el "amor nuevo" del que hablamos està "mas alla del padre", pero no carece de lfmites. No to, desde luego. son verdades que se gozan en el dolor. es el limite del significante paterno conio significante amo, pero sf � Puede decir el psicoanàlisis que el amor, a partir de su "nuevo el del sfntoma. Es un lfmite. Asf, puede decirse que el psicoanàli¬ amor", se reduce a ese mensaje negativo? Ustedes saben que no. sis explica el hecho de que en este fin de siglo, sin los semblantes Hay una revelación sobre el amor que no es completamente nega¬ del amor, que erraron el tiro tanto corno el del padre, aùn se ame, tiva en el psicoanàlisis. Parte del hecho de que el amor sin mode- Io. que caracteriza nuestro fin de siglo, demuestra no carecer de aùn haya flechazos por la actuación... del inconsciente. Y qui za coacciones. Se descubre que, aunque sin modelos, el amor no deja sea eso lo màximo que podemos esperar en la coyuntura del siglo. de tener determinación. Ese fue todo el trabajo de Freud, buscar Bien, termine con mi pequena apologfa, apologia del amor. qué determina el amor. Estas determinaciones, que aparccen en el Querrfa referirme a una nota que recibf de Camilo Ramfrez, que en verdad agradezco infinitamente, porque me propuso una refe¬ caràcter compulsivo y repetitivo del amor, son, ahora lo sabemos, las coacciones del inconsciente mismo. Entonces, puedo formular rencia que viene de perillas para lo que desarrollé hasta aquf. Él re- 138 La maldición sobre el sexo El amor sintoma 139 cordò y encontró un planteamiento hecho por Lacan en su semina- Por ùltimo, mi tercer planteamiento: /� cuàl es la función del pa¬ ciò sobre Las formaciones del inconsciente, en la sesión del 5 de dre en el amor? Durante mucho tiempo, y digo "mucho tiempo" marzo, el mismo ano que el texto que comenté antes; les leo lo que para no decir "siempre", Lacan vinculó el amor vivide con la fun¬ me escribió: "En la sesión del 5 de marzo de 1958 hace alusión a ción del padre, es decir, con el limite edipico. Es lo que encontra- Lisistrata, la obra de Aristófanes". Yo habfa olvidado està referen¬ mos al final del seminario 11, cuando habla del amor absoluto, que cia y, ademàs. no conozco la pieza, voy a remitirme a ella, pero les està fuera de los lfmites de la ley, ùnico lugar donde puede vivir. cuento el argumento. Se trata entonces de una referencia griega y la Lo que me sorprende es que en 1975, en R. S. /., se afirma una vez acción transcurre en el momento en que Atenas està en peligro a mas la conexión del padre y el amor; la cuestión es saber si man¬ causa de una guerra sin salida, corno de costumbre librada por los tiene el mismo sentido. La cosa podrfa ser paradójica, porque he¬ hombres. Porque sin duda hay que decirlo, la libido homosexual ci- mos desarrollado extensamente el paso de Lacan mas alla del Edi¬ vilizadora, si, en efecto, civilizadora, construye, construye y des¬ po, el mas alla del padre, el "prescindir del padre con la condición pués dcstruye otro tanto. Bueno, en està pieza de Aristófanes se tra¬ de servirse de él", mientras que en R. S. I. plantea que el padre es ta de esto, que las mujeres, cansadas de ver que los hombres no un modelo. Es la lección del 21 de enero de 1975 del seminario, estàn jamàs en casa y se pasan el tiempo en la guerra, destruyendo en un pasaje famoso muchas veces comentado, y no sólo por mf. su vida y matàndose entre ellos, las mujeres de las ciudades griegas Nos dice que el padre es un modelo, pero no cualquiera, un mode- enemigas se unen, conducidas por Lisistrata, para hacer huelga de Io de lo que es la función del sfntoma. Y esto en la medida exacta sexo. Y todas se ponen de acuerdo para negar toda relación sexual en que ama a una mujer. La fòrmula es: "Hace de ella la causa de a sus hombres mientras no terminen la guerra. Como ustedes ven, su deseo" y, mas addante, "ella es un sintoma para él". El padre es entonces, intentan poner en juego ese otro poder que es el poder del por lo tanto el modelo del sfntoma amor, en cierto modo -amor sexo. Naturalmente, es una comedia y la cosa termina bien. No es¬ por una mujer, amor heterosexual-. Quiero tratar de desarrollar la toy segura de que la misma actitud, renovada, lerminara tan bien en tesis para mostrar que no contraviene el "mas alla del Edipo", no todos los contextos. Pero en fin, eso no puede calcularse. No voy a es un retorno al Edipo. transmitirles la totalidad de lo que me ha dado Camilo Ramfrez, pe¬ Primero, algunas observaciones sobre el sfntoma. Las elabora- ro Lacan senala que se trata de un momento de peligro en que Ate¬ ciones que Lacan presenta en 1975 sobre el sintonia son el final de nas està destruyéndose con esa guerra deletérea, y Aristófanes trata un trabajo que comenzó mucho antes, grosso modo en torno del de explicarles a los hombres, y a su ciudad, que después de todo seminario 11 y "Posición del inconsciente". Digamos que a partir hay otra cosa ademàs de las alegrfas bélicas y los invita, corno dice de esos dos textos, mas alla de las crfticas que Lacan pudo haccrle Lacan, a "una recuperación de la relación esencial del hombre con a Freud, efectùa un "segundo retorno a Freud". Me permito volver su estado", con su estado en el mundo. Como ven, la cosa viene a utilizar una expresión que habfa propuesto hace ya tiempo, en el muy bien. Es una manera de decir que Aristófanes, hace ya mucho '86; la use entonces corno tftulo de una conferencia en Vigo, que tiempo, ponfa en juego el resorte del vfnculo libidinal amoroso con¬ por otra parte se pudico en el boletfn del cfrculo psicoanalftico de tra la libido homosexual colectiva en su aspecto destructivo. Yo le esa ciudad y que encontré por casualidad; se llamaba "El segundo agradezco verdaderamente està referencia, que aclara mucho lo que retorno a Freud". Con lo cual pretendfa designar el cambio radicai trato de senalar aqui. Naturalmente, nuestro fin de siglo no està en en la ensenanza de Lacan, que a partir de cierto momento, luogo la misma situación de peligro que la Atenas de Aristófanes; es otra, de haber hecho hincapié durante anos en la estructuración lengua- no necesariamente mejor, que exige otros remedios. jera del sintoma, llega a poner el acento en el elemento goce, el 140 Im maldición sobre el sexo El amor sintoma 141 elemento satisfacción que hay en el sfntoma. Yo lo habfa llamado de la estructura. Un nivel en que tenemos la estructura de lenguaje "segundo retorno a Freud" porque en éste, la idea de que el sfnto¬ del mensaje y otro en que tenemos la estructura del fantasma, arti- ma es pulsión, goce, es una idea que data de los inicios y llega culada, por otra parte, con la del goce. Asi, pues, aquel tftulo era hasta el final. En Freud es una idea princeps, la de que el sintonia una fòrmula que comentaba las flechas inscriptas en el grafo, esas es una satisfacción sexual sustitutiva. Freud jamàs se movió de es¬ flechas que van del significado del Otro, .v(A), hacia el Otro, luego tà tesis, mientras que Lacan llega a ella de otra manera, en un se¬ de éste hacia el fantasma, S 0 a, para volver desde ahi al s(A) e gundo momento. implicar ahi tanto el deseo corno el goce: Entonces, para tratar de situar la función del padre corno mode- Io del sintoma amor, parto del hecho de que el sintonia, lo que po¬ $0a drfa damar el "sfntoma bàsico", no constituye lazo social, en el sentido en que el lazo social pone en pareja, vincula a hablantese- res entre sf, ya sea de a dos, ya sea en masa. El sfntoma bàsico no constituye un lazo social. Por eso hablé de "sfntoma autista". Des¬ pués de todo, eso ya puede verse en el aspecto del fenòmeno. To- men una obsesión: sucede entre el sujeto y su pensamiento. No lo vincula con sus semejantes. Una somatización histérica se produce Fòrmula que desplegaba, por lo tanto, el doble componente del entre un sujeto y su cuerpo, de uno a uno mismo. El esquizofréni- sfntoma, su componente formai, y su componente goce presente co, presa de un goce deslocalizado en el cuerpo, està desconectado en el nivel del fantasma. Para poner el acento en el sfntoma corno de todo lazo social. Conectado con su goce, desconectado del lazo una realización de goce, me parece que, podemos escribirlo muy social. El paranoico se acopla a sus voces y, justamente, éstas lo bien utilizando està escritura. apartan de la realidad de sus semejantes. Acoplado a las voces, es¬ Finalizo, enumeré obsesión. somatización, esquizofrenia, para¬ tà separado del lazo, por su delirio o sus alucinaciones. Lo que ha¬ noia; tal vez podrfa mencionar, incluir en la serie los pasajes al ac¬ ce que pueda decirse que el sfntoma fundamental mente acopla a to asesinos o suicidas, sobre todo asesinos, que en cierto modo va- un sujeto con el goce. En otras palabras, acopla lo que compete a len corno sfntomas que se relacionan con el lazo social, pero en la lo simbòlico con lo real: SOL modalidad de atacarlo. Sfntomas en que el sujeto goza de la muer¬ te, el asesinato del otro, pero también puede tratarse de su muerte, S R e incluso de la de ambos. Proseguire tratando de explicar, o desarrollar, la manera en que Comentario sobre està escritura. En cierto modo, remeda la es- el amor es un sintoma especffico que conecta el "sfntoma bàsico" critura del fantasma, se escribe segùn el modelo del fantasma. Pe¬ con el lazo social. ro creo que de todas formas es posible. La oposición entre sintonia y fantasma permitió a J.-A. Miller hacer un curso con el titillo "Del sfntoma al fantasma, y retorno", fòrmula muy poderosa, que sacaba a la luz y explicitaba a la vez una oposición y una articula- ción de las elaboraciones de Lacan, que encontramos en el grafo del deseo, donde, en el fondo, Lacan distingue diferentes niveles 8. Esquizofrenizaciòn Continuo mi desarrollo para situar la función del padre tal co¬ rno Lacan la ubica en su seminario R. S. I. de 1975. En cada caso, la cuestión es en definitiva ubicar cuàl es el ter¬ mino que ocupa el lugar de la fixión de goce -escrita con una x-. <[,Cuàl es el garante del sujeto, en el lugar, digamos, del partenaire, cuàl es el termino susceptible de inscribirse? S(A) Pulsión S 0 {a\ Para representarlo, utilicé una escritura homóloga a la del fan¬ tasma, S 0 J, aunque en el '75 Lacan escribe el sintonia de manera diferente. Lo hacfa para conectar los anàlisis de ese ano con las elaboraciones del tiempo del grafo. En la escritura del fantasma, Lacan pone en ese lugar el objeto a y, en el momento en que escri¬ be, en "Subversión del sujeto", corno ustedes saben, lo hace en el 144 Lo maldición sobre el sexo Esquiz.ofren izaciòn 145 sentido imaginario del termino. Lo dice explicitamente; al hablar y que hace las delicias solitarias de Joyce. Un sfntoma de ese tipo del fantasma, senala: "Asi se cierra la via imaginaria por la que yo no demanda nada a nadie. debo advenir". Pero en cierta forma estamos autorizados a tornarlo Salvo cuando uno quiere ser artista, pues eso es otra cosa y su- de manera diferente, en la medida en que en ese punto del fantas¬ pone publicar. Joyce nos ilustra a tal punto sobre el sfntoma autista ma convergen en el grafo otras dos flechas: una que viene de la que, corno ustedes saben, Lacan puso el acento muy intensamente pulsión y otra procedente de lo que Lacan escribe S de A, a saber, en saber por qué pudico. Habrfa podido gozar completamente so¬ el lugar del goce que falta en el Otro y lo hace inconsistente, y en lo de la lengua; muchos esquizofrénicos lo hacen. Freud lo advir- el fondo esas dos flechas inscriben la sobredeterminación de lo tió primero. Y, en el fondo, producir la obra, lo que quiere decir imaginario del fantasma por lo real del goce. obra a publicar, es otro sfntoma, y produce un efecto muy distinto En 1975, Lacan emplea una escritura completamente distinta, porque la obra reinserta a Joyce en el lazo social, el de la comuni¬ f(x). en que la función f es una función de goce y x un elemento dad cultural e histórica de su tiempo, y no sólo de su tiempo sino del inconsciente que asume la función de letra y corresponde al también de los anos futuros. De allf otra designación: sfnthoma. Y Uno del inconsciente. Ahora bien, este elemento partenaire, està por lo tanto, con la obra tenemos un sfntoma que se engancha a lo letra, no implica necesariamente la relación con el semejante. imaginario, sin el cual no hay lazo social, que, al mismo tiempo, Yo distinguf, no quiero decir dos tipos de sfntomas, porque eso engancha a Joyce al mundo. suscitarfa confusión con el tipo clinico, sino dos estados del sfnto¬ La distinción entre el "sfntoma autista" y el sfntoma insertado ma segùn que el goce que éste fija pase o no por la mediación del en un lazo social, el sfntoma, digamos, borromeo, se ilustra en semejante, por el lazo social con el semejante. Joyce en la distinción entre su goce de la lengua y, por otra parte, Llamo sfntoma autista a cualquier sfntoma que ponga en el lu¬ su goce por instituirse conio el artista. No corno un artista, sino gar del partenaire un termino de goce heterogéneo al sujeto y que corno el artista -artfculo definido- y por lo tanto corno el ùnico, la cortocircuita la relación y, por lo tanto, no està alojado, puedo rei¬ excepción gracias a la cual, en efecto, tiene éxito en el golpe de terar este termino, no està alojado en otro hablanteser; cualquier fuerza de salir del autismo de su escritura. sintoma, por ende, que conecte R y S, lo real del goce y lo simbò¬ Esto nos permite comprender còrno situa Lacan el lazo social lico sin mediación imaginaria. Puedo decir también que es el sin¬ en el nudo borromeo, ese nudo de tres de lo Imaginario, lo Simbò¬ toma bàsico. lico y lo Real. En cuanto a ejemplos, no encuentro uno mejor que et que La¬ t,Qué es lo que falta en Joyce? Segùn él, nada mas que el en- can utilizò -aunque puedan encontrarse otros, desde luego, pero ganche a lo imaginario, que deja a éste libre; en otras palabras, no después de todo para qué, desde el momento en que un ejemplo es imbricado con lo simbòlico de la lengua y lo real del goce. Y paradigmatico, basta para ilustrar la tesis-, el de Joyce y el idioma cuando quiere situar la corrección del nudo en Joyce, dibuja ese inglés. El sfntoma -no digo el sfnthoma-, el sfntoma de Joyce, a cuarto redondel complementario, bueno, yo no habfa previsto di- saber, su escritura, consiste en gozar de la lengua. Es un poco par¬ bujar nudos borromeos. Voy a tratar de no embrollarme con los ticular, ino es cierto?: en el lugar del termino a gozar, Joyce no ha¬ pinccles. Pueden ver que lo imaginario està anudado a los otros ce intervenir un elemento de su inconsciente, sino la proliferación dos por ese cuarto redondel, que hace de Joyce un sfnthoma, un de los unos de la lengua; en el fondo, la lengua misma. En cierta hombre inscripto en su comunidad, y no solamente un artista que forma, lo que para él se hace letra es toda la lengua; sfntoma autis¬ goza de la lengua. Puedo inscribir los dos cstratos sintomàticos: ta, sin lugar a dudas, sin Otro, ni con mayùscula ni con minùscula, 146 La maldición sobre el sexo Esquizofrenizaciòn 47 S 0 lengua R-S S 0 rata obra R-S-l Ahf estàn en juego ci Otro y el otro, mientras que Joyce, por su parte, està solo con una muchedumbre de palabras. Una muche- dumbre de palabras, que pueden hacer surgir muchas figuras, que pasan, que flotan, mùltiples, pero que no constituyen un partenai¬ re en singular, corno lo es la dama del Hombre de las Ratas. Del sintonia de éste puede decirse que une el sfntoma autista, el gozar de la rata del inconsciente, con el sfntoma amor que también supo- ne el inconsciente. Que une, mantiene unida una doble pareja. Està la pareja del amor y la pareja con la rata. En el seminario Aun, Lacan nos propone escribir asi el amor: Podrfa tornar el ejemplo de un sfntoma diferente en una neuro¬ S 0 S. Lo presenta en ese momento corno la relación entre los in- sis, la del Hombre de las Ratas y su sfntoma de entrada, la obse¬ conscienfèTde dos sujetos,-relación que_suple, dice -el térmmo es sión que hace de la rata el elemento gozado. En el fondo, hay au¬ suyo- la relación-proporción sexual faltante. En otras palabras, la tismo en el sfntoma del Hombre de las Ratas, y en toda obsesión el maldición del inconsciente que hace que éste no conozca mas que sujeto goza con su pensamiento. He aquf sin duda un termino del al Uno y no al Otro, no al dos del Otro, la maldición del incons¬ inconsciente, rata, y Freud lo deconstruye de manera magistral, y ciente experimenta en cierta forma una autocorrección posible. El nos muestra còrno la rata ya estaba desde hacfa tiempo en el dis¬ inconsciente, por esencia, objeta la relación-proporción pero hace curso del Hombre de las Ratas, porque mucho antes de encontrar posible el amor, condiciona ese encuentro extrano, oscuro, diffcil al capitan cruel, habfa muchas ratas, por asf decirlo, en su vida. de circunscribir pero, no obstante, efectivo entre dos seres, dos su¬ Las que contemplaba desde la ventana en su infancia, cuando las jetos. persegufan y cazaban en los depósitos no muy lejos de su casa, la El Hombre de las Ratas està ligado a su dama por està relación que habfa crefdo advertir bajo un montfculo de tierra cerca de la de sujeto a sujeto. Y ademàs, con su obsesión se deleita con esa rumba de su padre y, tal vez, otras mas. Se trataba por lo tanto de rata gozada, no sin que sus fantasfas consistan en aplicar el supli- un termino de su inconsciente, con el que el sujeto gozaba solo. cio de la rata a la dama. Puede decirse en consecuencia que la ob¬ Con todo, ahf vemos entonces, evidentemente, la diferencia con sesión opera cierto anudamiento entre el sfntoma autista y el lazo Joyce. El sfntoma del Hombre de las Ratas, su obsesión inicial, es de amor, aclarando sin embargo que es un anudamiento que se un sfntoma autista, si se quiere, en el sentido puramente descripti- efectùa en la imaginación y no en acto. vo del termino, pero, no obstante, la rata corno unidad de goce no En resumen, el "sfntoma bàsico", es decir, el sfntoma en cuan¬ es su ùnico partenaire o, mejor, es un partenaire que no lo deja en to es autista, anuda el inconsciente al goce, a la pulsión asexual, R su soledad, porque en està, a diferencia de Joyce, al menos imagi- a S, mientras que el amor sexuado anuda el sfntoma autista a un nariainente, también estàn la dama, el padre y algunos otros en la partenaire fiumano, R y S a I. transferencia, sin los cuales, por otra parte, esa rata perderla su va¬ De ahf vuelvo a la cuestión del padre, del padre tal corno Io lor de goce. evoca Lacan ese 21 de enero de 1975, cuando dice, en un pasaje muy citado: "Un padre no tiene derecho al respeto, si no al amor, 148 La maldición sobre el sexo Esquizofren ización 149 mas que si dicho amor, dicho respeto, no van a dar crédito a sus Edipo freudiano, no rompe con las tesis precedentes de Lacan. Al oidos, [ahora nuestros ofdos estàn bastante habituados al tema, pe¬ contrario, està en continuidad con ellas, al menos en la medida en ro en esa època era novedoso], mas que si dicho respeto està pa- que Lacan siempre presentò la función del padre conio una fun¬ dre-versamente [père-versement*] orientado. Vale decir, hace de ción de solución, a diferencia de Freud. Éste hace del padre casi el una mujer el objeto a que causa el deseo". Una manera de decir agente de la castración, quien en cierta forma introduce el proble¬ ma. En Lacan no sucede asf, no hace del padre el fautor de la cas¬ que el padre no tiene derecho al respeto mas que si ama a una mu¬ tración. No es al padre sino al lenguaje y su efecto mortificante a jer, en el sentido sexual del termino, en el sentido de un amor que no es sólo sentimiento sino que contiene el deseo. los que atribuye la falta de gozar, mientras que situa al padre, al Està versión padre [versión pére] se aclara por completo, me contrario, del lado de la solución del problema. parece, a partir de lo que mencioné anteriormente. El padre da el Es lo que ocurre, en particular, en "Subversión del sujeto", donde precisa que el padre es "quien une un deseo a la ley". En ejemplo de amar a una mujer, con todo lo que eso implica en rela¬ ción con la castración. Se conviene asf en el modelo del sfntoma esa època no lo formula en los términos del nudo borromeo, pero sf lo hace ya en términos de solución. En esos momentos, es quien que, por el amor, anuda el goce a otro sujeto. En otras palabras, se convierte en modelo -es el termino que emplea Lacan, no dice permite, en el marco de la ley que preside el lazo social, que un ejemplo, dice modelo-, se convierte en el modelo de un sfntoma deseo pueda realizarse, lo que quiere decir también que pueda al- canzarse un goce. Es lo que especifica al final del texto, en una que constituye lazo social, de un sfntoma no autista. Es una mane¬ ra de decir que el padre es una versión del sfntoma, ésa es la pala¬ frase compiicada que no voy a comentar aquf, pero que dice, en la bra, tengàmosla presente. Es una versión del sfntoma, no del sfnto¬ pàgina 827 de los Ecrits, al hablar de la castración: "Es preciso ma autismo, sino del sfntoma... asociativo, si lo prefieren, que que el goce se rechace, para que pueda alcanzarse en la escala in¬ asocia al Otro sexo. Decir que el padre es un modelo, entiéndase vertida del deseo". bien, no significa en absoluto que el lazo singular que mantiene Cuando en R. S. I. retoma el padre modelo de la función sfnto¬ con la susodicha mujer sea ejemplar. Es solamente modelo de la ma, es exactamente la misma idea: cs un modelo de una solución, función de sfntoma, modelo de un sfntoma que constituye lazo, en con la salvedad de que ya no hay sólo una, sino varias posibles. otras palabras, de un... sfnthoma, si éste se define por anudar lo Creo que a partir de ahf, de la distinción entre los estratos autis¬ ta y socializante del sfntoma, y de las tesis sobre la función del pa¬ imaginario, lo simbòlico y lo real, segùn la definición que Lacan da de él en su seminario sobre Joyce. dre en esa època, se aclaran muchas de las observaciones de La¬ Podemos ver que en Joyce el sfnthoma suple el defecto del pa¬ can, que podfan parecer enigmàticas. dre: por no haber tenido corno modelo un padre, un padre que fuera En primer lugar. el hecho de que sitùe el Edipo freudiano corno modelo de la versión patema, en razón, por lo tanto, de lo que La¬ un cuarto redondel. que anudarfa los otros tres juntos. Eso equiva¬ can calificó corno "forclusión de hecho", Joyce suple la falta e in¬ le exactamente a decir que, asf corno el cuarto redondel del ego venta otra versión de la función sfnthoma. Ésa es la tesis de Lacan. joyceano, que se construye comò artista mediante su obra, anuda Està reafirmación de la función positiva del padre, mas alla del los tres, ci padre tiene una función de anudamiento. Pueden enten- der también otra manera de Ieer la expresión "prescindir del pa¬ dre": es que, si hay un anudamiento de tres, no hace falta el cuarto * Père-versement, homófono en francés con perversement, perversamente (n. redondel del Fdipo freudiano. Siempre la multiplicidad de solucio¬ del t.). nes. Si los tres no se anudan a través de la función padre, pueden La maldición sobre el sexo Esquizofrenizcición 151 150 dos a los nudos borromeos, en fin, en Io que a mi' respecta, al prin¬ fabricarse otros artificios simbólicos o imaginarios. Joyce es el cipio me pregunté mucho por qué machacaba asf, hasta el agota- ejemplo de un artificio logrado que suple al padre. El cuarto re¬ miento del auditorio, la idea de que los tres son autónomos y equi- dondel del remedo de imaginario de Joyce suple al padre. En rea¬ valentes, que ninguno està sometido al otro y que lo imaginario, lo lidad, no puedo decir "el remedo de imaginario", perdón. No es un real y lo simbòlico son tres consistencias que se manlienen en una remedo de imaginario, es un remedo de ego. Voy a volver a esto paridad y una autonomia. En efecto, es muy importante para el en seguida. Supongo que también comprenden lo que dice Lacan punto que nos ocupa, porque eso nos indica que un imaginario no en las conferencias de 1979 sobre Joyce, cuando senala que éste anudado es un imaginario completamente dispuesto a desplegarse deva el sfntoma a su potencia de extrema lògica. con toda libertad y no demanda nada a lo simbòlico, nada de apun- Es una frase que no es fàcil de desarrollar, pero una de las ma- talamiento ni de lfmites. neras de entenderla seria, en efecto, considerar que al fabricarse un En el fondo, iqné es un imaginario libre? Aquf hago un parén¬ "remedo de ego". Joyce muestra, manifiesta, la función sfntoma tesis. En este momento me viene a la memoria un textito de Freud, corno pura función de anudamiento entre las dimensiones imagina¬ justamente sobre la imaginación del novelista. Es interesante ver ria, simbòlica y real. Y lo hace sin el padre. Bueno, en cierta for¬ que Freud se cuestionó eso, se preguntó còrno era posible que cier- ma, la función lògica del sfntoma aparece tanto mejor en Joyce por tos sujetos llegaran a imaginar otra cosa que sus propios fantas- ser atìpica, por no ser la función padre. mas. Al menos ésa es la forma en que traduzco el cuestionamiento Querrfa desarrollar aquf algunos planteamientos complementa- de Freud. Éste escudrifia esa capacidad del escritor de novelas, de rios sobre el "remedo de ego". No es posible decir "remedo de quien lùbrica ficciones, y se sorprende por la capacidad que tienen imaginario" porque Joyce no carece de imaginario, pero en él, se¬ algunos sujetos de crear ficciones que no los representan, que no gùn Lacan, éste no està anudado, està libre. Y he aquf de nuevo la son simples reflejos de su propio fantasma. Asf, vemos que Freud, libertad tantas veces mencionada en la psicosis. con toda su experiencia de anàlisis, se pregunta còrno puede lo El hecho de que el imaginario no esté anudado lo libera en vez imaginario emanciparse aunque sea un poco del fantasma singular. de contenerlo. Un imaginario anudado a lo simbòlico y lo real es Cierro aquf mi paréntesis. un imaginario necesariamente limitado, contenido, vencido. Pode¬ En todo caso, el imaginario desatado del nudo borromeo nos da mos verlo en el sujeto neurótico, en general muy muy corto de una respuesta para cierto tipo de casos. Entonces, se puede aclarar imaginación. Bueno, hay mas o menos segùn los sujetos pero, en principio que un imaginario libre puede ser un imagina™à~� q3a~- efectivamente, el neurótico es muy corto de imaginación porque radodel mìTcTsTsrnrj: Ls un poco hi idea de"'Fì� ?:�Tn� Vé~trsTa"re1 està encerrado en el circuito cerrado de su fantasma. Fantasmatiza, creador de ficciones, es éàpaz'cfè'salTr deLeTTcieTKnTaTcTsTsta de~su es cierto, pero la amplitud de la fantasmatización no tiene nada fahFàsma. Eso no"s explica que, cuando Lacan TfàbTa de "Joyce, situa que ver con su riqueza. Lacan lo sefialó con frecuencia, y ademàs el imaginario no anudado corno un defecto del narcisismo, e inclu¬ la experiencia se impone cotidianamente: el imaginario de un neu¬ so el rasgo en el que diagnostica ese imaginario desatado es la fal¬ rótico es pobre, muy pobre, pese a todas las variedades individua- ta de identificación narcisista con el propio cuerpo. Encuentra un les mas entretenidas, por suerte para los analistas. Entonces, ima¬ indicio clfnico que nos senala que en Joyce, la pasión narcisista, la ginario libre no quiere decir imaginario reducido, es lo contrario, pasión por sf mismo, estaba en falta. Lo cual no es ci caso mas fre- un imaginario que no està atrapado en las redes de lo simbòlico y cuente, pero en la historia de la paliza y ese pequeno sujeto que no lo real. puede alimentar su rencor. Lacan lee lo que dama un "dejar caer el Cuando presenciamos por primera vez los seminarios dedica- 152 Lo maldición sobre el sexo Esquizofrenizaciòn IVI cuerpo propio". El nucleo narcisista, en efecto, consiste en amar el tesis lacaniana, porque de todos modos hay que tornar en cuenta la cuerpo propio comoT "csó, ese "dejar cacj� _siem- función del Otro. Pero la idea de que el yo es el primer objeto y pre es, seguii él� sospéchoso psicosis. Es_una manera� de jTectiva- que las relaciones de objeto derivan del amor a si mismo es una mente, de decirnoTqùe cuando elTmàginario està libreTjajjoblén.. idea freudiana. No insisto tampoco en la fuerza de la autoinvesti- està libe_rado7IeTn"àTcTsisrno. Es que el narcisismo no es unicamen¬ dura, pero no hay duda de que un sujeto cuyo narcisismo es dema¬ te el imaginario. El narcisismo, el amor a si mismo, implica al siado claudicante es un problema clinico, ino es asf? Dejemos la contrario el nudo boTFomeo, implica que la jmagen_se anude con melancolia de lado. l� insignlaT� éT� ujetbTcbn esos ràsgos de identificacion en lo El otro ejemplo de un imaginario libre, disociado del narcisis¬ simbólic� y� guTùngoce se inscnba'én el mismo punto. mo, sobre el que quiero decir algunas palabras hoy, es Fernando "Tm BeflnJ ti va, segun la tesTs:'dFLaca"h� Joyce debe ftaber sido el Pessoa, el escritor portugués sobre quien escribf un artfculo en el artesano de un narcisismo de suplencia. Lo cual es otra manera de nùmero 5 de la revista Barca. Este imaginario disociado del narci¬ decir que con su arte logra reanudar lo imaginario. Él, que tal vez sismo es igualmente lo que Lacan denominò "enfermedad de la no se amaba lo suficiente, digàmoslo asf, muy tontamente, no se mentalidad". En Pessoa, la "enfermedad de la mentalidad" resplan- amaba en el mismo grado en que uno se ama normalmente, a sa¬ dece, por asf decirlo, porque, muy lejos de tener el imaginario con- ber, quizàs... mas que a nada. tenido del neurótico, tiene un imaginario muy floreciente, y no sólo Hay que matizar y ver qué quiere decir eso. Él no se amaba en proliferante sino mùltiple. Un imaginario mùltiple y fragmentado. la misma medida en que uno se ama normalmente, pero, al conver- Por otra parte, él mismo lo dice textualmente, y varias veces: "Pue¬ tirse en el artista, consiguió ser el artesano de un narcisismo de su¬ do imaginario todo", y cuando dice "imaginar" quiere decir "puedo plencia. E incluso, no hay duda, de lo que realmente puedo damar escribir. puedo esbozar ficciones", y no sólo en la ensofiación sino una vanidad de suplencia. Por eso Lacan dice que no es un santo. ficciones convincentes para el lector. "Puedo imaginario todo por¬ Joyce no es un santo porque "joycegoza demasiado del escabd", que no soy nadie". Con està frase, él mismo conecta, digamos, un es decir que goza demasiado de él. El escabd es el estrado, por de¬ defedo narcisista propio, que lamentò toda su vida, precisamente cirlo asf, el estrado sobre el cual un sujeto se presenta al mundo en con ese raro talento de poder crear mas ficciones que nadie. su elevación narcisista. Aquf, sin duda, en el registro del imaginario libre, habrfa que /_,Por qué decfa yo que se ama menos de lo habitual? Creo que volver al problema de la megalomania. No puede decirse que los ésa es la tesis de Lacan, que nada es tan fuerte corno la pasión por psicoanalistas se interesen, se hayan interesado mucho en la mega¬ si mismo_Lo dice erii diferedés momentos y en especial en~el deT lomania, muy frecuente en la psicosis. No se le hace mucho mas nudo borromeo: el ser humano està infatuado con su propia ima¬ caso. En el fondo, scòrno situar la megalomania, en su definición gen. Eso coincide con la intuición de nuestro buen Jean-Jacques mas simple de delirio narcisista, de hinchazón delirante del yo? La Rousseau, que hace del amor propio la primera de las pasiones. Lo tesis freudiana no es satisfactoria, no explica verdaderamente el que dama amor propio no es en absoluto el amor propio en el sen¬ fenòmeno. Ustedes saben còrno situa Freud el problema. Lo hace tido de La Rochefoucauld, quien ya Io cruza con la vanidad. Cuan¬ a partir del desarrollo de las fases de la libido y las etapas que do Jean-Jacques Rousseau habla del amor propio, lo toma en el marcò progresivamente y explicita muy particularmente en el caso sentido positivo de amor a si mismo, de investidura narcisista del Schreber. propio ser, de su supervivencia, de su bienestar. Y en cierta mane¬ En primer lugar, la investidura autoerótica del cuerpo propio, ra es la tesis freudiana, en fin, no del todo y tampoco del todo la que no es todavfa la investidura narcisista: es la investidura eróse- Esquizofrenizaciòn 155 154 La maldición sobre el sexo forcluida, se corrige, intenta autotratarse mediante el delirio mega- na de las zonas corporales. Viene a continuación la investidura lomaniaco. narcisista, que supone, corno Lacan lo destacó con claridad, que el Adviertan que Joyce nos lo ilustra. A menudo subrayé que a sujeto se perciba corno una unidad, corno el Uno de la forma, no esa especie de negligencia, dado que en él la cosa no va mas alla, corno una multiplicidad de zonas de piacer. En tercer lugar, la in¬ esa negligencia narcisista del nino que carece de combatividad en vestidura de objeto que deriva por transfusión -es el termino freu¬ la afirmación de si con respecto a los companeritos de la paliza, diano- de la libido del yo, con la idea de que el primer objeto es sólo la iguala su megalomania precoz, porque Joyce se considerò homosexual y no hetero. Y, a continuación, a Freud le cuesta mu¬ corno el artista mayùsculo antes de haber escrito. Y, corno lo des- cho saber còrno se pasa a la investidura heterosexual. taqué varias veces, cuando recién habfa empezado a recoger en pe- Entonces, la megalomanfa, tal corno la describe en el caso Sch- dazos de papel sus epifanias, vale decir, fragmentos de discursos reber, es una especie de efecto de la regresión de la libido. El suje¬ extrafdos del medio circundante, que pueden aparecer mas corno to abandona sus investiduras de objetos, ésa es su tesis, el sujeto desechos de discursos que corno una obra, ya escribfa a su herma- abandona sus investiduras de objetos, se vuelve indiferente a sus no Stanislas, cuando tenfa unos veinte anos: "Si me llega a pasar semejantes, homos o heteros, y por ùltimo ya no se interesa sino algo, cuida que mis epifanfas no desaparezcan". Vale decir que ya en sf mismo y, al hacer recaer toda su libido sobre sf, sólo se ama con eso consideraba que era el artista. Y en ese sentido, el Retro- ya a sf mismo. Por lo tanto, Freud interpreta la megalomanfa conio to del artista adolescente es un artista que precede al escritor. Ése una regresión al narcisismo, a la fase narcisista de la libido, y hace es el rasgo de megalomanfa joyceana, que no llega a la dimensión de ella una de sus diferentes maneras de negar el amor al objeto: de un gran delirio pero es de todas formas un rasgo megalomania- "No amo a nadie mas que a mi mismo". co que me parece corno el retorno de la falta narcisista. Y pode¬ Por lo que yo sé, Lacan no desarrollo explfcitamente una tesis mos escribirlo. Para inscribir la falta de narcisismo, escribo el yo sobre la megalomanfa. f,Sf? [Moi] con el cerito de la forclusión. Ese "yo cero" nos sirve tam¬ -Usted me hace pensar en el dormir; me preguntaba si no es bién para escribir la "enfermedad de la mentalidad", un imaginario algo asi conio una megalomania naturai. que no està fijado narcisistamente, y por ùltimo, la megalomania, Sf, la idea de Freud es que el dormir es un repliegue narcisista, las diferentes formas del delirio megalomanfaco, vienen corno una corno si la investidura del mundo nos cansara mucho y periodica¬ especie de suplencia, sustituyen ese defedo del yo. mente, incluso cotidianamente, tuviéramos que volver a repiegar sobre el yo todos los pseudópodos que hemos enviado al mundo. Megalomania No es falso, hay algo de eso. La analogia es que en el dormir uno = el redentor o el artista se basta a si mismo, aparentemente. Aunque habrfa que estudiar el Yoo caso del megalómano insomne, bien conocido, que existe y consti- tuirfa un problema para la analogia. En todo caso, no creo que la Es una tesis inversa a la de Freud. La megalomanfa delirante tesis de Lacan fuera ésa. Si bien no conozco ningùn desarrollo sis¬ no està condicionada por un narcisismo en exceso, originalmente temàtico suyo sobre la megalomania, deduzco uno de sus tesis so¬ en exceso, sino por un narcisismo en dcfecto. Y si leen sus textos, bre Joyce, a saber, que es mas bien la falta narcisista, la falta de la o cuando los lean si todavfa no lo han hecho, advertiràn que La¬ fijaciòn narcisista, la falta de la libido del ego, la que, en la mega¬ can, cuando hablaba con Jacques Aubert, le preguntaba con insis- lomanfa, se restaura de manera delirante. En otras palabras, casi tencia: "/Joyce se tornò por el redentor, hay indicios en él de que podria decir que el narcisismo forcluido, la parte de narcisismo 156 La maldición sobre el sexo Esquizofren ización 157 Pero Pessoa también delirò. Sólo que no lo hizo en su obra. se haya tornado por el redentor?". � Por qué esa insistenoia? Creo Hay en él una tronferà que no franqueó, felizmente, por otra parte, que se la puede comprender bastante bien si se piensa que la me? que hace que en la correspondencia advirtamos sin ninguna duda galomanfa se realiza en muchas formas y que una de las fortnéj| clàsicas es el delirio de redención. Tomarse por algo asi cornoiin posible -los crfticos lo advirtieron- que se tornò por el redentor. Se tornò por el mesfas de Portugal. Mas exactamente, se tomaba Cristo que va a salvar el mundo. jPues bien, Joyce no! No me pa¬ rece que se haya tornado por el redentor. Se toma sólo por quien por la reencarnación del quinto emperador que iba a traer el Quin¬ to Imperio. Y por lo tanto, al margen de la obra poètica, hay todo va a asegurar la memoria increada de su raza. Vale decir que se to¬ un delirio nacionalista sobre el Portugal venidero, que sera el Por¬ ma por el hijo necesario, lo que no es lo mismo, y su versión me- tugal de ayer, porque sólo elimina uno, el de su tiempo. Por suer¬ galomanfaca es el artista, con la salvedad de que realiza la cosa. En Pessoa, en cambio, las cosas son mucho mas complejas, pe¬ te, eso siguió siendo muy muy discreto, cifrado en Messagem e in- dicado por pequeiìas senales en su correspondencia, al margen de ro, en principio, en él el yo cero, la forclusión narcisista, son algo la obra. asf corno la base continua de su obra. Es la desesperanza narcisis¬ Me detengo aquf en cuanto a la cuestión del sfntoma, borromeo ta, la crònica de una inexistencia, de una inexistencia sentida, vivi¬ o no. da, de una vacuidad, de un no ser nadie. Y en él la respuesta es Vudvo al estado de nuestro discurso, con un poco de actuali¬ mucho mas variada y también mas enfermiza que en Joyce. Hay dos respuestas. Està la multiplicación de lo imaginario, los yo(s) dad, si ustedes quieren. La tesis que desarrollé es que hay cada vez mas sfntomas autistas, y por eso hablé de esquizofrenizaciòn. Co¬ [Moi(s)], no sé si se le puede poner una s a yo, por definición nun¬ mo hablamos de los sfntomas contemporàneos -una cuestión que ca va en plural, pero en fin, pongàmosle de todas formas una s en¬ nos ocupa coleetivamente-, digo que cada vez hay mas sfntomas tre paréntesis. Él fabrica unidades narcisistas en cadena, que son sus heterónimos, los yo(s) posibles, los mundos posibles, las solu¬ que conectan al sujeto, a los sujetos, con un goce al margen del la¬ zo social. Cuando Lacan dice "la psicosis es la normalidad", està ciones posibles a la desesperanza de existir. Fabricó varios, y cuando abrieron su baùl, se dieron cuenta de que no habfa tres, co¬ frase sorprendente no quiere decir forzosamente "todos somos psi- rno se crefa, o cuatro o cinco, sino mas de cincuenta. Eso es la en¬ cóticos". Tal vez quiera decir simplemente que el sfntoma bàsico, fermedad de la mentalidad, en su productividad, es decir que, al no el sfntoma normal si ustedes quieren, es el sfntoma autista que co- necta al sujeto con un goce al margen del lazo social, y que hace haber yo. puede inventar muchos. falta un artificio discursivo para que ese sintoma se prenda en el lazo social, se anude borromeanamente, gracias al padre corno Los yo(s) cuarto redondel o al ego que se fabrica el sujeto cuando es Joyce, yon u otras invenciones posibles. Si pensamos en lo que hoy parece conmover mucho a los psicoanalistas, las nuevas toxicomanfas, las De su enfermedad de la mentalidad saca mundos alucinados. bulimias y las anorexias, ocurre que los médicos, al menos, tienen Creo haber demostrado ese caràcter alucinatorio de sus mundos, que vèrsela cada vez mas con eso, y los psicoanalistas también. Y vemos que no son sfntomas que nos enganchen al lazo social. pero que es de todos modos una capacidad creadora. Su obra poè¬ tica tiene estas dos vertientes: el grito de desesperanza, que es La toxicomanfa no sólo es un sfntoma autista por su goce, sino constante en la correspondencia, en las obras ortónimas, y luego que, ademàs, habida cuenta dei mercado de la droga, es un sfnto¬ los mundos alucinados. ma que, muy a menudo, conduce a los sujetos a actos antisocialcs, 158 La maldición sobre el sexo Esquizofrenizaciòn i.v; corno suele decirse, para conseguir la droga. En otras palabras, es que habia organizado Maud Mannoni, al volver a hablar del obje¬ un sfntoma autista que, por anadidura, tiene efectos de transgre- to transicional, dice que "es un condensador de goce fuera del sión en el lazo social: robo, agresiones, etcétera. Ahi radica todo el cuerpo". Ésa es la definición misma de su objeto a, y puede decir¬ problema que se discute con respecto a la legalización de la droga. se, en el hilo de lo que desarrollo estos dfas, que es un precursor Si se la legaiizara, pues bien, no se suprimirfan los toxicómanos, del sfntoma autista. Una tentativa para adueharse o fijarse sobre un pero sf la obligación de conseguirla por medios ilegales. Ése es el goce que no està a merced del Otro, con mayùscula. Sustraido por razonamiento que hacen quienes son partidarios de cierta normali- lo tanto a su demanda y su deseo. Eso es lo que damo un sfntoma zación. de separación. Éste es una variedad entre el sfntoma autista y sfn¬ Los trastornos de la oralidad dificilmente sean mas socializado- toma lazo social. res. Vemos a esos sujetos que comen y después se provocan el vò¬ Entonces, esto aparece muy especialmente en la histeria, desde mito, o que comen, comen y comen durante un tiempo y después luego, porque està es por esencia discurso, està por esencia en el nada mas. Engordan. adelgazan y juegan también con la imagen. lazo. A la sazón, ese partenaire, que Lacan escribe en la primera Aumentan diez kilos, rebajan quince, vuelven a aumentar veinte... lfnea del discurso histérico con el significante amo, S —> Si, ese y ahi hay a veces una solicitación a la mirada. partenaire tiene muchos nombres. Es el significante amo, o el amo Esos sfntomas autistas, naturalmente, no son muy dóciles al mismo, por excelencia, el hombre, y el primero de todos, el padre. psicoanàlisis. No lo son porque, por definición, son recalcitrantes La histérica està enferma del hombre, dice Lacan. Ése es el nom¬ al vfnculo de la transferencia y a menudo ni siquiera llevan a con¬ bre de su sfntoma, el hombre, no la comida. Nos obnubilamos mu¬ sultar espontàneamente al mèdico. En esas conductas sintomàticas cho con "la histérica hace el hombre" [l'hystérique fait l'homme] y hay que distinguir entonces las que asumen un sentido de separa- con su calidad de verdadera mujer. "La histérica hace el hombre" ción y entran por lo tanto en dialéctica con un lazo social. es una expresión muy ambigua que quiere decir a la vez que Io En la clinica actual de la histeria, la bulimia y la anorexia asu¬ sostiene, en el sentido de estimularlo, "jarriba los valientes!" Es su men a veces la función exacta que tiene el objeto transicional para lado simpàtico, después de todo, es buena hasta cierto punto. El el nino pequeno. Si van a la pàgina 814 de los Escritos, en "Sub¬ otro sentido de la expresión, naturalmente, es que "hace el hom¬ versión del sujeto", veràn que Lacan, al hablar justamente del ob¬ bre" en el sentido de darle una lección acerca de còrno serio. jeto transicional descubierto por Winnicott, lo situa en una función Sin embargo, es mas esencial destacar que es un sujeto enfer- de separación. No emplea el termino, pero subraya que la investi¬ mo del hombre y que a veces recae en sfntomas de separación, so¬ dura de ese objeto libera al sujeto de la sujeción al Otro, Io que bre todo si no hay hombres, cuando falta para el sujeto histérico la exige el termino exacto de separación, con la ganancia inmediata- encamación del Uno, del significante amo. A menos que Iogre in¬ mente obtenida sobre la angustia. En otras palabras, el objeto tran¬ ventarlo. Miren las sectas, tienen que ver con eso. Puede presen¬ sicional es un objeto mediante el cual el sujeto se sustrae a la an¬ tale cualquier chiflado y por poco que muestre algo de la seguri- gustia que el Otro, con mayùscula, el Otro barrado, suscita en él. dad del impostor, va a encontrar una companfa de histéricos que Desde luego, la comida puede terminar por angustiar cuando no se no siempre son mujeres, que también son hombres, para elevarlo la puede regular. Pero, en si, el objeto comida no es un objeto an¬ al status de amo. He aquf al histérico, que se ocupa del escabd del gustiale. La madre sf lo es. Entonces, Lacan mismo situa ese ob¬ Otro, contrariamente a Joyce, que se procura solo el suyo. Y bien, jeto transicional corno precursor del objeto a. Y en el '69, me pa¬ cuando en un sujeto histérico falta esa encamación del significante rece, en la conclusión que da al coloquio sobre la infancia alienada amo, las mas de las veces es en la forma de un hombre, y sucede 160 La maldición sobre el sexo que, a falta de un hombre, se come cualquier cosa y de cualquier 9. Sintoma y lazo social modo. Y actualmente comprobamos una allemanda en la civiliza¬ ción, en unos sujetos que nos explican que todo està bien mientras estàn enamorados o enamoradas, pero cuando eso se acaba, a la heladera. Es una realidad clinica, y seria. De hecho, està frase, "a falta de un hombre, se come cualquier cosa y de cualquier modo", tiene el defedo de estar construida co¬ rno "a falta de pan, buenas son las tortas". Pero no es en absoluto asf. "A falta de pan buenas son las tortas" quiere decir que cuando uno no tiene verdaderamente lo que su corazón desea, pues bien, rebaja sus exigencias. La alternancia que menciono tiene una lògi¬ ca completamente distinta, es una tentativa de separación. Es una tentativa que hace el sujeto para sustraerse al dolor de su someti- miento al Otro. Cuando el sometimiento al Otro se hace en el con¬ sentimiento, en los placeres del amor, la cosa funciona. Pero cuan¬ Les recuerdo dónde estàbamos. Distingui los sfntomas que ca¬ do ese sometimiento revela su cara de angustia y de falta de li fiqué de autistas, es decir, los que pueden considerarse corno al recursos, hay entonces un intento de separación por medio de un margen del lazo social; tal vez habrfa que hablar del nùcleo autista objeto que, en si mismo, no tiene ningùn interés. En general, los de todo sfntoma, sea que éste sustraiga al sujeto del vfnculo de sus histéricos -hombres y mujeres- no son golosos -no sé por qué, pe¬ semejantes, o bien que incluso lo ataque. "Atacar el lazo social" es ro creo que es bastante cierto-, y sin embargo son los mejores bu- una manera de referirse a él, claro està. No se sabe muy bien si el Ifmicos. La bulimia es bastante infrecuente en el obsesivo. Cabe asesinato hay que considerarlo fuera del lazo social o interno a él. preguntarse por qué. En todo caso, creo que en el histérico es un Dejo esto a un lado. sfntoma de separación que, por otra parte, a veces fracasa en su in¬ Decir que un sfntoma està fuera del lazo social es quizàs una tento y no va mas alla de la dimensión de un acting-out, es decir expresión que hay que acìarar, porque todos los sfntomas con quo que manifiesta una verdad di rigida al Otro que, si supiera leer, éste tenemos que ver surgen dentro de él. No sólo surgen dentro de él, leerfa: sino que dependen del lazo social determinado por el estado del discurso: todos estàn determinados por las ofertas del discurso. No S obstante, se puede decir que estati fuera del lazo social cuando sustraen al sujeto de la relación con el semejante, en beneficio de una relación con un goce cerrado sobre sf mismo. � Cómo calificar los sfntomas que estàn insertados en el lazo Bueno, no me extiendo mas en esto. Mi objetivo era ùnicamen¬ social? He hablado de su función. que es una función de nudo, te indicar que del sfntoma autista ai sfntoma inscripto en el lazo para referirme al nudo borromeo de Lacan. Es decir que en ellos social, deben setìalarse variedades y gradaciones. el goce està enganchado, anudado, <:,a qué? Por una parte a lo sim¬ bòlico, en tanto que lo simbòlico nos da la esencia del inconscien¬ te, y por la otra a lo imaginario. al narcisismo de la imagen del 162 La maldición sobre el sexo Sintomo y lazo social 163 cuerpo, desde el nùcleo de la imagen especular hasta el ideal del perversión generalizada: es uno de los grandes descubrimientos yo. del psicoanàlisis. Puede seguirse la curva de la elaboración, del De ese doble enganche, a lo simbòlico y lo imaginario, puede descubrimiento o de la puesta a punto de està noción, tanto en decirse también que se hace por las virtudes del inconsciente. Es Freud corno en Lacan. En principio, trazo està curva de manera elfptica al màximo, por obra de éste que no hay relación-proporción sexual. Eso ya lo desarrollé. Pero también es gracias a él que es posible el amor y para Freud. Parto para elio del descubrimiento que éste hizo muy que, aunque contingente, éste cese de no escribirse. El inconscien¬ tempranàmente de lo que damò "perversión polimorfa del nino". te determina un imposible, el de la relación-proporción sexual, pe¬ ('Cuàl era el descubrimiento al que se referfa esa expresión? Una ro al mismo tiempo hace posible esa suplencia que es el amor. La¬ relación primaria, originai, del nino pequeno con el goce. Un goce can lo dice textualmente en el seminario Aun: el amor, posible fragmentado y mùltiple, corno lo son las pulsiones, las que se pre¬ gracias al inconsciente, suple la relación-proporción sexual que el sentali en primer lugar en la acción de chupar, morder, desgarrar o inconsciente excluye. ensuciarse. Las que se refieren a un objeto siempre separable, sea Desde luego, de esos sfntomas, que en principio pueden califi- el objeto orai o el de la deyección, al que Lacan pudo calificar de carse negativamente corno no autistas o no del todo autistas, dado fuera del cuerpo. Es por lo tanto un goce fragmentado. La madre, que tienen una función de anudamiento y el modelo de està no es antes de ser el objeto del amor, es segùn Freud el lugar de extrac- otro que el Nombre-del-Padre, podrfa decirse que son sfntomas ción de esos objetos. Y cuando se habla de la cuestión del goce de Nombre-del-Padre. En realidad. Lacan encontró otro termino gra¬ la madre, del gozar de la madre, en el fondo es un imposible, pues cias al uso de los equfvocos que le ofrecfa la lengua, y dijo que son el nino [N] no goza con ella sino con los objetos fuera del cuerpo los sfntomas de la padre-versión [père-versión], valiéndose de un que parecen circular entre ella y él, y que escribo a. equivoco en la escritura. Sfntomas que, en su función, son casi versiones de la función padre. N(0 a) M En cierta manera, el equivoco de la lengua es aquf muy instruc- tivo, porque con "padre-versión" se puede designar una versión A partir de la perversión polimorfa, me parece que pueden des- del padre, por un juego de escritura, mientras que, en el sentido tacarse en Freud tres cuestiones muy precisas. Primera: ide qué corriente, se designa por perversión, fuera del psicoanàlisis y antes manera el perverso polimorfo que es cada niiio se convierte en un de él, una desviación contra natura. Entonces, es sorprendente que perverso que voy a damar... monomorfo? Segunda: � cómo se in¬ la lengua produzca un equivoco posible, una condensación entre troduce el amor en el campo de la pulsión, o còrno se conecta con desviación contra natura y versión del padre. la pulsión? Y tercera: � cómo llega el sujeto a convertirse o no en Creo que precisamente ahi puedo introducir la noción de per¬ heterosexual? versión generalizada, porque después de todo, el padre mismo es La respuesta a la primera pregunta -� cómo se convierte el per¬ contra natura. Nada mas contra natura que el Nombre-del-Padre, verso polimorfo en un perverso monomorfo?- se encuentra en un ya que es un puro producto de lo simbòlico, e incluso un artificio termino de Freud: represión [refoulement]. Se trata de la tesis, de lo simbòlico. Este artificio simbòlico es justamente lo que muy conocida, de que no todas las pulsiones polimorfas de la in- Freud damò el Edipo, lo que trató de abordar al hablar del Edipo, lancia van a poder integrarse en la sexualidad adulta. Que algunas y que Lacan redujo al significante Nombre-del-Padre. van a tener que ceder. Por lo tanto, represión [refoulement] de las Espero que entiendan bien en qué sentido puede hablarse de pulsiones inadmisibles -yo jugué con los equfvocos de esa expre- 164 La maldición sobre el sexo Sintonia y lazo social 165 consistente en un hiato entre el amor y el deseo o el goce. El mo¬ sión- en la sexualidad adulta. Convertirse en un perverso mono¬ lestar en la cultura introduce una especie de degradación genera¬ morfo supone también la puesta a punto del fantasma fundamen¬ lizada, es decir que Freud advierte que hay una dificultad irreduc¬ tal. Puesto que el perverso polimorfo, si existe, no tiene fantasma tible. Voy a volver a este punto dentro de un momento. fundamental. Sin duda es por eso que es polimorfo, mientras que Por otra parte, y en segundo lugar, Freud advierte el fracaso de el fantasma se califica de fundamental, entre otras cosas, porque el la solución edfpica para las mujeres, cuando, al final, pregunta: goce se ordena en él en una construcción erigida en torno de un "ìQué quiere la mujer?". Està frase puede traducirse: "Me doy por objeto prevaleciente. Como ven, me limito a un resumen verdade- vencido". Para alguien que construyó todos esos textos admirables ramente lacònico. sobre la femineidad, no es un triunfo. Por lo demàs, Freud no es un triunfador, està es incluso una posición muy ajena a su persona, amor se introduce en el campo de la pulsión, la leo de acuerdo con La respuesta a la segunda pregunta, sobre la forma en que el eso està claro. En todo caso, toma nota de lo que hay ahf, un ele¬ los caminos trazados por Lacan. Es menos explfcita que la prime¬ mento que no encaja en la explicación edfpica. ra, especificada por el propio Freud de manera muy insistente. El Y luego, en tercer lugar, hay muchas cosas en el texto "Anàli¬ amor se introduce por el narcisismo. La solución freudiana data de sis terminable e interminable", pero muy especialmente esto, que 1914, con "Introducción al narcisismo". El narcisismo que consis¬ es otra cosa que el tope en la castración: la idea de Freud de que el te en una investidura no del objeto parcial, fuera del cuerpo, sino anàlisis no da ninguna garantfa contra el retonio de los sfntomas. de la imagen del cuerpo corno unidad. ya se trate del cuerpo pro- Aun cuando se hayan Iogrado efectos terapéuticos muy satisfacto- pio o del cuerpo del semejante en espejo. rios, nada asegura -eso es lo que explicita Freud- que no haya re- En tercer lugar, � .cómo se llega a la heterosexualidad? La res¬ surgencias de sfntomas. No hay garantfa contra el sfntoma, por lo puesta de Freud se encuentra en el termino de Edipo. El complejo tanto, porque Io que lo engendra es la pulsión, y las vicisitudes de de Edipo, en Freud, es la màquina, por decirlo asf, la màquina sim¬ està, y especialmente su contención posible, dependen de factores bòlica imaginada por él, la màquina de producir la solución estàn- en parte imprevisibles, a menudo cuantitativos; Freud insiste en dar, heterosexual. Freud no hallo otra explicación que la de la elio. identificación, con la idea de que, por el rodeo de las mùltiples Estos fracasos de la solución edfpica son lo que Lacan resumé identificaciones con los objetos edfpicos, en uno u otro momento en una fòrmula: no hay relación-proporción sexual. No doy la cur¬ el sujeto. normalmente, lograba identificarse con su sexo. va de las elaboraciones de Lacan, sino el punto de llegada: no hay Està claro que a Freud no se le escapó que su solución edipica era un fracaso. Pero, en fin, no produjo otra. Podrfa hacerse un tra- relación-proporción sexual pero, en su lugar, ]siempre està el sin¬ tonia! Freud termina con la idea de que uno no està asegurado bajo minucioso para saber si en su obra pueden leerse los indicios contra los retornos de sfntomas. En las elaboraciones de Lacan, no del fracaso percibido de la solución edipica. No entro en detalles, sólo no hay seguridad sino que existe la certeza de que no hay su¬ sólo indico ràpidamente la referencia de El molestar en la cultura. Ese texto es una manera de expresar el fracaso de la solución edi¬ jeto sin sfntoma. Desde luego, hay sfntomas mas o menos incómo- dos, mas o menos aparentes, pero la relación con el goce se hace pica para todos, ya que en él toma nota del hecho de que la cosa necesariamente por el sfntoma, lo cual implica sin duda un nùcleo no funciona entre ci hombre y la mujer. El molestar... carga la ma¬ autista de cada sfntoma, un nucleo imposible de reabsorber, aun no sobre los textos concernientes a la degradación de la vida amo¬ dentro de la padre-versión. que por su parte no es autista sino mas rosa. En esos textos sobre la degradación de la vida amorosa en el bien socializante. Querrfa ampliar un poco este punto. hombre, Freud descubria una sintomatologia masculina frecuente, 166 Lo maldición sobre el sexo Sintoma v lazo social 167 En la pareja sexual, el objeto goce -que a veces también puede al contrario, de la reunión. Hacer de una mujer un objeto a es una llamarse partenaire real- para un sujeto dado no es el Otro de la conjunciòn. Y si hace tanto hincapié en està conjunción, es por¬ pareja. Lacan lo formula en "Televisión", el punto se mencionó a que, desde luego, hay muchas otras posibilidades. Y porque. apar¬ menudo, cuando dice: "Lo real le miente al partenaire". Està fòr¬ te de una mujer, muchas otras cosas se proponen posiblemente co¬ mula implica que el objeto real no es el partenaire en el sentido rno objeto a. trivial del termino, cuando designa al segundo de la pareja. Y La¬ También puedo mencionar aquf -y tal vez tendrfa que haber can generaliza la fòrmula que Freud guardaba sólo para la psico¬ empezado con esto- el principio del seminario Aun, en la pàgina sis, el "no lo amo", que segùn él vale para todas las estructuras, 11 : "Gozar del cuerpo del Otro [...] no es el signo del amor". Està neurosis, psicosis y perversión. Es otra manera de decir que el par¬ frase, que hizo correr mucha tinta, marca simplemente el hiato en¬ tenaire del goce no es el otro de la pareja. Se puede decir de otra tre el goce y el amor. Creo que no seria excesi vo decir que es una manera, para reducir el riesgo que entrana el doble uso del termino fòrmula de una degradación generalizada, lo que quiere decir "pa¬ partenaire. ra todos", y por lo tanto imposible de remediar. La degradación Retomemos desde la pareja sexual del amante y el amado. La¬ generalizada es que, por esencia, el gozar y el amor estàn separa- can la introduce en su seminario sobre la transferencia, el erome- dos y son heterogéneos. Y lo mejor que puede pasar en una vida nos y el eromenon. El amante es el sujeto, su partenaire es aparen- fiumana, es que se conjuguen, a veces, alrededor de ciertos obje¬ temente "el amado", pero de hecho se desdobla. En la medida en tos, en oportunidad de ciertos encuentros, pero su separación es que entra en juego el amor, puede decirse que él también es sujeto; irremediable por esencia. Como ven, la degradación neurótica de¬ ésa es la tesis del seminario Aun: el amor establece una relación be distinguirse de esa degradación generalizada. entre dos sujetos, no entre dos cuerpos sino entre dos sujetos ha- La degradación neurótica es un sintonia que, por suerte, puede blantes, entre dos inconscientes. Por lo tanto, es sujeto en cuanto caer a consecuencia de un efecto terapèutico. Eso pasa. ,f,Qué es la amado en sentido propio, lo que uno ama es un sujeto, pero en la desvalorización neurótica? En ella, la disyunción entre el amor y medida en que es gozado, en la medida en que por él algo se goza el goce, que es una disyunción estructural, se rcdobla con otra: una en la relación sexual, es objeto a. disyunción entre dos objetos distintos, a saber, uno para el goce y Asf, pues, hay dos partenaires. El del amor y el del goce, que otro para el amor. Lo propio de la padre-versión, versión padre, es se enmascaran uno al otro, en cierto modo, pero entre los dos hay la conjunción en el mismo objeto, un objeto unico. En fin, no es una linea de fractura irreductible. Puede haber una especie de coa- absolutamente ùnico, pero si en la relación dada, al unir lo que por lescencia, que disimula esa linea de fractura, cosa que ocurre en esencia està desunido. De modo que no hay que usar la autoridad los episodios de la pasión amorosa: la lfnea està tan disimulada del psicoanàlisis para considerar que la degradación neurótica es que creemos que ha desaparecido. No obstante, està allf y no deja el destino desdichado de cualquier sujeto; no es el caso. Es una de recordàmoslo, ràpidamente. forma sintomàtica y hay otras, entre ellas la padre-versión. Cuando, mucho después del seminario sobre la transferencia, Otra manera de decir lo que evoco serfa indicar que entre el su¬ Lacan precisa la función del padre a partir del hecho de hacer de jeto y el otro de la pareja o, mas exactamente, entre los dos inte- una mujer su objeto a, està presente el mismo desdobianiiento. grantes de la pareja, està la pantalla del fantasma, la interposición Aquél hace de una mujer, que es un sujeto elegido, su objeto a, del fantasma. Podrfa escribirlo asf. Escribo aquf el sujeto y luego causa de deseo y plus de gozar. Lo que se evoca es la misma linea el Otro de la pareja, con una A mayùscula barrada, para indicar de fractura. O, mejor, la evoca no en la forma de la fractura sino, que es Otro para el sujeto, pero que està tan dividido corno el suje- 168 La maldición sobre el sexo Sintoma y lazo social 16'J to mismo. Aquf tenemos la relación de amor y de deseo sexuado. nes, estamos obligados a introducir distinciones. Si llamo parte¬ Y después, entre los dos, hay una interposición, lo que hace que naire al otro sexuado, a la otra persona, con quien uno se relacio- los sujetos sufran por su presentimiento de que no son ellos lo que na en la relación sexual de amor, estamos obligados a distinguir se ama en el amor. Tienen mucha razón, no se goza de ellos, en to¬ las variantes del partenaire, variantes de la relación con el goce. Y do caso. Entonces, hay una interposición, � y de qué va a ser si no de resultas de elio podràn comprender que la perversión generali¬ del fantasma? Si con està a escribo solamente el objeto goce, pue¬ zada sustrae a la homosexualidad del registro de las perversiones, den ver que tengo aquf el nùcleo autista del sfntoma. en el sentido de sujeto perverso. La homosexualidad es una va¬ riante del partenaire, tornar uno del mismo sexo, en lugar de elegir Sia) A al hetero; es una variante en el nivel de lo que se dio en damar elección de objeto. Lo que constituye la perversión no es eso en Pero el fantasma también tiene su envoltura imaginaria, me¬ absoluto, lo que hace perverso a un sujeto es una estrategia especi¬ diante la cual se efeetùa el anudamiento del goce y la relación con fica con respecto al goce del Otro. Voy a volver a elio. el semejante. Lo que hace que, entre el sujeto y su vis-a-vis, haya Mas en general -esto lo desarrollé un poco en Londres-, la interposición del goce pero, ademàs, conio es sabido, de cualquier identidad sexual, es decir, ser "hombre" o "mujer", està separada otra clase de figuras. En cada caso, y para cada uno, se pueden de¬ de la elección de objeto. Y también de la anatomfa, si se sigue a clinar las figuras que se interponen entre él y su partenaire y que Lacan. Mis referencias aquf son tres textos: "El atolondradicho", albergan el a nùcleo del goce. No nos sorprenderà encontrar entre "Televisión" y Aun. Conocen la tesis de Lacan, la identidad sexual esas figuras al padre, corno primer hombre, eventualmente, a la no depende de la anatomfa; son muy libres, dice, hablando de los madre, a algunas hermanas... Bueno, dejemos esto, es bien sabido. hombres y las mujeres, de estar en un lado o en el otro. Entonces, hablar del nùcleo autista es una manera de decir que Està disyunción de la identidad sexual y la elección de objeto el sujeto del inconsciente es cèlibe. No està casado con ningùn modifica mucho el abordaje de la cuestión de la perversión. Para otro, sino con su goce. En ese nivel, no tiene relación con el sexo, Lacan, la identidad sexual, ser "hombre" o "mujer", es el resulta- con el otro sexo. Tiene relación con un plus de gozar. Esa expre¬ do de un proceso, que calificó de sexuación. El "-ación" està ahf sión, "el sujeto del inconsciente es cèlibe", a lo mejor piensan que para indicar que es un proceso lenguajero, no un hecho de la natu¬ la tome de Marcel Duchamp, y habrfa podido hacerlo porque él raleza. Propone este termino, "sexuación", en oposición a la iden- habla de la novia y sus célibes, pero en realidad no es asf en abso¬ tificación edfpica de Freud. No hay duda. Y distribuye a los suje¬ luto; yo misma la habfa empleado para otra cosa, pero la encontré tos en dos categorfas, y sólo dos. Quienes estàn totalmente en la està misma semana por casualidad, en un texto de uno de los A. E. función fàlica y quienes no estàn totalmente en ella. A partir de de la Escuela de la Cause Freudienne Marie-Jean Sauret, titulado ese caràcter binario del "para todo x" o "no todo x", los primeros, "Un nombre de soledad". Me resultò muy interesante ver que quienes estàn totalmente en la función fàlica, seràn llamados menciona que al final del anàlisis el sujeto ha alcanzado un saber "hombres", cualquiera sea su anatomfa, y quienes no estàn total¬ debido a que es cèlibe, lo dice asf para hablar del Uno solo, cuyas mente en la función fàlica se llamaràn "mujeres". Supongo que formas imaginarias, reales y simbólicas declina, y preguntarse co¬ conocen la escritura: mò es posible el amor para un sujeto cèlibe y que lo sabe. Sf, el sujeto del inconsciente es cèlibe, mas que animai social. Vx.Ox - (H = S) Entonces, concluyamos con esto: a partir de estas elaboracio- Vx.Ox-{M = l/aM) 170 La maldición sobre el sexo Sintomo v lazo social 171 La cuestión, naturalmente, se refiere al partenaire de cada uno: Hace bien en plantear esa pregunta. Està el lado todo fàlico y el � cuàles son los partenaires en cada caso? Es ahf donde hay que lado no todo fàlico. Lacan hace corresponder està distinción, que acentuar las variantes entre el partenaire del goce y el partenaire preside el modo de goce, a la distinción hombre-mujer, sin consi- conio semejante sexuado. Creo que puede hacerse una enumera- deración por la anatomia o el registro civil que, por otra parte, de- ción, una serialización. Voy a volver a utilizar este esquema, con pende de està ùltima. modificaciones. —Si entendi bien, cuando la persona es un hombre, puede ser Si tomo un sujeto hombre, todo en la función fàlica, � cuàles una mujer y reciprocamente. son los partenaires posibles, si procuramos identificar lo que es- En efecto. Puede parecerles chocante pero es perfectamente cribf aquf con una A barrada? Puede ser una mujer, puede ser un sostenible, creo, y ademàs los sujetos mismos se interrogan las hombre, y ademàs està Dios, y lo pongo con mayùscula. Por el mas de las veces sobre si son verdaderamente hombres o mujeres, momento dejo en reserva al nino. Un sujeto que està todo en la aunque en su mayorfa no dudan de su anatomfa. función fàlica puede ser hetero, pero también homo, pedofi'lico y Parto de la distribución en dos bordes: de un lado los sujetos hasta... mfstico; ésa es la tesis de Lacan. inscriptos todos en O de (x), del otro, los sujetos inscriptos no to¬ Por el lado de la mujer, si pongo en el lugar del sujeto a La mu¬ dos en O de (x). Y lo que se plantea ahora es saber qué se interpo¬ jer, barrando el "La" conio lo hace Lacan, el partenaire puede ser ne corno nùcleo autista del sfntoma para el todo fàlico y para el no un hombre, puede ser una mujer y una vez mas Dios. Y también todo fàlico. Tenemos una respuesta precisa de Lacan. Categòrica. aquf dejo a un lado al nino. Sera preciso que no olvide volver a Nos dice que el correlato del sujeto inscripto todo en la función fଠelio, porque me addante un poco a la cuestión desde la ùltima vez lica es lo que él escribe a, un plus de gozar ordenado en el fantas¬ que hablé de ella. Quien es mujer, no toda en la función fàlica, ma. Y machaca con que el hombre, en cuanto està todo en la fun¬ puede ser hetero, homo, mistica y llegar hasta la psicosis. Enume- ción fàlica, tiene por partenaire el objeto del fantasma. remos esos Otros posibles. Por lo tanto, entre un hombre y una mujer, o entre un hombre y el otro hombre, o entre un hombre y Dios, puede haber, en cada A) H = S 0 A caso, la interposición del goce que arrastra consigo el fantasma. VO hetero una mujer En el fondo, eso es Va perversión generalizada. Del otro lado, del VO homo un hombre lado no todo fàlico, la idea de Lacan es que un sujeto, en la medi¬ VO mfstico Dios da en que està no todo en la función fàlica, tiene relación con un goce que no se correlaciona con un objeto, lo que él dama un bien B) Là_M 0 A en segundo grado, no causado por un objeto. En otras palabras, VO hetero un hombre que tiene relación con un goce que no està fijado por un sembiante VO homo una mujer -puesto que, de todas formas, el objeto està correlacionado con el VO mfstico Dios sembiante-, razón por la cual en el seminario Aun lo califica de "enigmàtico" o "loco", susceptible de inscribirse en su opacidad Està serie de partenaires no hace mas que pasar revista a la pa- de goce corno S de A mayùscula barrada (SA). Escribamos està leta de la cara social del sfntoma sexual. Ahora bay que ver corno interposición: se coloca de cada lado el nùcleo autista del goce del cuerpo. —Una pregunta sobre la función fàlica... 172 La maldición sobre el sexo Sintomo y lazo social ■173 con el ojo con que Dios lo mira, dice Lacan, que eso debe eorres; H = S (a) A M = La M (SA) A ponder sin duda a la perversión. En el sentido, desde luego, de la i i perversión generalizada. Sembiante Goce enigmàtico Angelus a Dios Ya que se habla de perversión generalizada, seamos justos y mirada hablemos de femineidad generalizada. Retomé en parte la obra de Angelus Silesius, El peregrino que- Aquf, en el nivel del nùcleo autista del sfntoma, està la relación rubinico. Traté de encontrar en el texto lo que funda la lectura de con un goce que no es el goce fàlico correlacionado con el objeto del fantasma. Para que fuera completo, habrfa que agregar que lo Lacan. Verdaderamente no lo encontré. Es cierto que hay muchos dfsticos en que Angelus Silesius plantea una especie de simetrfa que es no todo fàlico no es "no en absoluto fàlico", conio dice La¬ can. El no todo fàlico también tiene relación con el falò. El no to¬ entre Dios y la criatura, que es sorprendente. Lo divertido es que do fàlico se divide entre una relación con el falò, en tanto éste ins¬ hay un distico en que afirma: "Si amas algo en Dios, no amas a cribe el goce, y S de A mayùscula barrada (SA), un goce no Dios". Eso es magnifico, porque es exactamente lo que Lacan dice ser su caso. A saber, que en Dios, muy lejos de abismarse, en rea¬ susceptible de inscribirse en el Otro. El no todo fàlico, con su go¬ lidad goza de la mirada. No es la mistica mujer. ce opaco, no por eso està menos en relación con un elemento sepa- rador que Lacan no escribe a, sino O mayùscula. Pueden encon- Querrfa hacer ahora algunas observaciones sobre el lugar de trarlo en el esquema del seminario Aun. esa perversión generalizada en nuestro mundo actual. La perver¬ sión generalizada, que consiste en interponer un objeto del fantas¬ Entonces, voy a dar el ejemplo mas elocuente que se me ocu- ma entre el sujeto y su partenaire, ya no es un secreto para nadie. rre, que tal vez responda exactamente la pregunta de Marie-Odile Wartel. Puesto que en lo que escribf precedentemente indiqué que Hoy se sabe que el fantasma es el aparato de conducción del goce el partenaire divino podfa estar tanto del lado del todo fàlico corno de los sujetos. Cuando digo "se sabe", quiero decir que se lo tiene del lado del no todo fàlico. en cuenta en todos lados, y hasta en las pràcticas eróticas. La sexo- Y Lacan nos da un ejemplo, el ejemplo de un mfstico, Angelus logfa no existirfa si no tuviéramos la idea de que el goce del suje¬ to se vehiculiza en las redes del fantasma. En este aspecto, ese sa¬ Silesius, que opone a san Juan de la Cruz. Por lo tanto, se trata de dos misticos hombres, hombres en el sentido de la anatomia. San ber, que pràcticamente se trasladó a las conductas, ocasionó una Juan de la Cruz le parece tan bien corno las mujeres, segùn dice en transformaciòn muy profunda de las costumbres en los ùltimos la pàgina 70 de Aun. Es su manera graciosa de decir que aquél està cincuenta anos. Esas transformaciones se vieron facilitadas por la del lado del no todo fàlico. Y en cambio Angelus Silesius le pare¬ anticoncepción y la existencia del aborto, sin duda, pero el psicoa¬ ce un mistico hombre, cuyo misticismo se mantiene todo en la nàlisis seguramente también tiene algo que ver. Esa transforma¬ función fàlica. � Qué es lo que le permite decirlo? Es muy preciso, ciòn llega hoy muy lejos, al punto que empieza a inquietar. Al respecto, me vi en la necesidad de hablar de una nueva tole¬ y el punto parece muy importante. Es que Angelus Silesius, en su relación con Dios, relación social con Dios, si se quiere, està, en rancia. Una nueva tolerancia en la civilización con respecto a esa realidad, conectado con la mirada. Entre él y su Dios hay un obje¬ perversión generalizada. Citando se piensa en la liberalización de las costumbres, no de la economia, de las costumbres, se piensa de to, una mirada, y no hace falta mas para que Lacan lo coloque del lado del hombre. Contunde de tal manera su ojo contemplativo inmediato en la legalización de la homosexualidad, que es de ac- 174 La maldición sobre el sexo Sintoma y lazo social 175 tualidad y que yo misma mencioné. Pero creo verdaderamente que que ver con la ètica, en la medida en que lo que define la ètica es la legalizaciòn de la homosexualidad no es la caracteristica funda¬ la relación con el goce. La coyunda no tiene relación con el goce, mental de la liberalización actual de las costumbres. En mi opi¬ sino con los ordenamientos del principio del piacer en el discurso nion, basta encender el televisor para saber cuàl es la caracteristica establecido. Y eso es lo que se hace con la legalizaciòn de la ho¬ fundamental: que hoy se reconoce tàcitamente a todos el derecho mosexualidad, contra la cual, por otra parte, no tengo ninguna ob- de gozar sexualmente segun su fantasma. No sólo se reconoce ese jeción, desde luego. derecho, sino que todos lo reivindican. Hace ya tiempo aludf al de¬ Paso a otro planteamiento. Si se habla de perversión generali¬ recho al orgasmo, del que se habla por doquier, en las revistas fe- zada, tal vez haya que volver a precisar la relación entre neurosis meninas, en las pelfculas, en la televisión, en todos lados. Lo cual y perversión. Debo decir que al respecto, por suerte, escuché en quiere decir que hoy se tolera todo, se tolera todo en los lfmites del Londres, en el coloquio de la EEP, una ponencia de Francois Sau- mutuo acuerdo. El otro no debe protestar demasiado y seguramen- vagnat que me interesó mucho en un aspecto especffico. Era una te tampoco hay que llegar hasta suprimirlo, pero aparte de eso... ponencia sobre el fetiche. Hizo una comparación, que me pareció El siglo aprendió la lección del perverso, del perverso generali- a la vez inèdita y sutil, y que fue instructiva para mi, entre Gide y zado. Suelo pensar que hay que tener verdaderamente telarafias en Sade. En una ponencia sobre el fetiche, puede parecer paradójico los ojos para imaginarse que la legalizaciòn de la homosexualidad buscar los ejemplos en Gide y Sade, en la medida en que ninguno es una subversión. No es en absoluto una subversión. <,Cuàl es el de los dos es fetichista en sentido propio. Uno es pedófilo, Gide, y alcance de esa legalizaciòn? Veo en ella dos funciones. Una es el otro despliega ante nosotros el fantasma sadiano. No obstante, que, al legalizarla, se toma nota de un hecho. Se toma nota de un Sauvagnat se fundaba en dos observaciones de Lacan, ya que no hecho y se ratifica el final de la norma heterosexual. La heterose¬ se aventuró sin tutela en ese terreno. Una de "Kant con Sade", xual idad ya no es una norma universal, corno se supuso durante un donde Lacan designa al sujeto sàdico, al que dama atormentador, tiempo en nuestras sociedades. Entonces, al legalizar. se toma no¬ con la expresión "fetiche negro". Està en la pàgina 773 de los Es¬ ta de lo que estalla por doquier. critos. Y ustedes saben que en "Kant con Sade", si ponemos a la Pero, segundo, legalizar la homosexualidad es hacerla entrar en izquierda al sujeto y a la derecha a su Otro, cuando el sujeto es un lo que yo llamarfa la legalidad de la coyunda. Lacan emplea ese sujeto sàdico, interponemos el a del fantasma, corno lo hice hace termino, "coyunda", en "Televisión". Y hacerla entrar en la legali¬ un momento, y en cierta forma aquél se identifica con el objeto dad de la coyunda consiste en someterla al régimen de la ideologia que divide al Otro, que divide al A barrado que es su partenaire. contractual. Porque el matrimonio es un contrato social, es una de Lacan lo escribe asf: las formas del contrato social. En consecuencia, se incorpora la homosexualidad a un contrato social, y si eso es subversivo, ya no S A sé qué quiere decir subversión. Mas bien se la domestica en un a 0 A pacto de acuerdo social. "Ustedes se aman, bueno, lo aceptamos, estaràn juntos. estaràn cubiertos por la seguridad social, incluso El sàdico se hace objeto de tormento, dividiendo al Otro y, por podràn adoptar niiìos." La ideologia contractual es nuestro ùnico lo tanto, apuntando en cierta forma a la división del otro. Y es ahf recurso; desde el momento en que el Otro no existe, es nuestro donde Lacan afirma que se constituye corno el "fetiche negro" ùnico recurso contra la barbarie pulsional. Y sefialo ademàs que la donde se coagula el goce. coyunda. si se le da crédito a Lacan en "Televisión", no tiene nada La otra observación, concerniente a Gide, se refiere a las cartas 176 La maldición sobre el sexo Sintoma v lazo social 177 a Madeleine, que no tenfan copia, y Lacan evoca su naturaleza de bir al perverso conio un devoto. Incluso al sàdico. Consagrado al fetiche en la pàgina 763 del texto. Bueno, retomemos. La idea que otro, consagrado al goce del Otro. Dice inclusive que es un servi- saqué de la ponencia de Francois Sauvagnat -acaso él no estarfa dor de la fé. � Por qué? Porque albergar el goce en el Otro hace del todo de acuerdo, no hay que excluirlo; podràn leer su texto existir al Otro. Lo hace consistente. En ese sentido, la idea de La¬ cuando se publique- es la distinción entre la intrusión en el Otro y can, que es antisartreana a mas no poder, es que el perverso sadia- el depòsito en el Otro. En el caso del sàdico, éste procede a reali- no, en especial, lejos de negar al otro, corno dice Sartre, hace exis¬ zar una intrusión del fetiche en el Otro, el partenaire, con el obje¬ tir al Otro, ofrece a la hiancia de éste el plus de gozar o el objeto tivo de dividirlo, de poner la mira en el punto en que el goce lo lo¬ que le conviene. ca, a despecho de su consentimiento. Es la definición del perverso: � Cuàl es la diferencia con la neurosis? Hay una analogia con tocar el punto de goce que divide al Otro. En ese sentido puede ha- ella, consistente en que tanto en està corno en la perversión, entre blarse, en efecto, de un saber del perverso. Sabe, tiene su brujula el sujeto y su Otro, està el objeto a. Ésa es la analogfa, perversión para ir a tocar el punto exquisito. Asf, pues, intrusión del objeto en generalizada. Empero, dentro de està per\>ersión generalizada, la el otro. estrategia del neurótico es muy diferente. No va a hacer intrusión Gide es muy otra cosa, pero hay una analogia, Gide deposita del objeto en el Otro, al contrario, yo dirfa que extrae el objeto del sus cartas en el Otro, aquf Madeleine, su esposa; cartas de las que Otro. supone que son lo mas precioso para ella. Las deposita en el Otro Consideren el ejemplo de Dante y Beatriz. Flechazo que Lacan al que està consagrado, lo dice asf y Lacan lo subraya: ha jurado evoca en "Televisión". Dante tornò una mirada, � no es cierto? Y el amarla. Su vocación es amar a està Madeleine y, en el fondo, no Otro queda librado a su suerte. entregado a su suerte de Otro. Ya procede a la intrusión del goce, ofrece, mete en el Otro el agalma, tome el pecho, el exeremento, la mirada o la voz, el neurótico va a el agalma de sus cartas a la amada. pescar el objeto. Lo escribirfa de otra forma, retomando la curva Entonces, podrfamos escribirlo asf: que Lacan utiliza para la pulsión. Va a pescar por el lado del Otro el objeto que lo completa en su fantasma. Es una estrategia muy distinta. a) A] el tormento las cartas Puede decirse que el sujeto perverso inserta en la falla del Otro el objeto que cree harà gozar a ese Otro. En Sade, la cosa se reali¬ En el caso de la neurosis, tengo que escribir del lado del sujeto za en la forma de la inmixión del atormentador, y en Gide, en la el cùcùlo incompleto que representa la división. Este sujeto neuró¬ del depòsito de las cartas. Los dos apuntan por ende a la barra so¬ tico cae bajo el peso de la división y va a pescar el objeto por el bre el Otro, pero no con el mismo objeto. lado del Otro. Lo que hace que, de resultas, su Otro sea un Otro Supongo que pueden comprender por qué Lacan puede descri- relativamente consistente, es su lado sometido a la transferencia. 178 La maldición sobre el sexo 10. La ètica del sintoma Voy a parar aquf porque llego al final del planteamiento. Sigo yendo mas lentamente de lo que quisiera. Resumo: en los dos ca¬ sos, neurosis y perversión, el objeto separador con respecto a lo que seria el goce del Otro està en su lugar de interposición. Me pa¬ rece que puede decirse que el perverso lo aloja en la forma del go¬ ce del Otro, y por lo tanto coloca la división del lado del Otro y se erise en su instrumento, mientras que el neurótico lo saca de un Recibf cierta cantidad de preguntas; separé tres que voy a res- Otro. al que tiende a suponer completo; la división se acentùa de su lado. De modo que, en el fondo, son dos modalidades del fan¬ ponder, a recorrer, durante el desarrollo de la clase de hoy. La vez pasada insisti sobre los dos puntos siguientes: el prime¬ tasma, en cuanto éste juega entre el sujeto y su partenaire. Bueno, creo haber explicado con precisión suficiente que es la ra, bien conocido, a saber, que el ser hombre o mujer està separa- do de la anatomia, imaginario, corno del estado civil, simbolico, perversión generalizada y còrno se especifica entre neurosis y per¬ versión. gobernado sin embargo por aquélla. Por lo tanto, el ser hombre o mujer està separado de la anatomfa y del registro civil. Lo que quiere decir que no todas las mujeres segùn el registro civil son mujeres en el sentido del no todas en el goce fàlico. Y que no to¬ dos los hombres, siempre en lo que se refiere al registro civil, son hombres en el sentido de estar totalmente en el goce fàlico. Esto es lo que me parece preciso y simple corno tesis. Se trata pues de la afirmación de una disociación, en el nivel del sexo, de los regis- tros imaginario y simbolico por un lado, y del registro real por el otro. Podrfamos decir que es una disociación en el nivel del sexo entre el sembiante y lo real. Disociación que tiene mucho alcance, porque llega casi a borrar toda huella biològica en el senalamiento del sexo. Ese era el primer punto. El segundo, en el que hice hincapié y que en general es menos claro, es que la identidad sexual, en el sentido de lo real del goce, en el del todo o no todo fàlico, està separada de la elección de ob¬ jeto, en el sentido banal de està expresión. Es decir, separada a la 180 La maldición sobre el sexo La ètica del sintoma 181 vez de la identidad sexuada, en el sentido del registro civil, y de la lar, si el inconsciente homosexual, dice ella, es una posición del identidad sexuada del partenaire, porque el verdadero partenaire sujeto. es o bien a, el plus de gozar, o bien el Otro goce. El partenaire del En principio, la divertida pregunta de Jean-Claude Fritiau po¬ goce, partenaire sintonia, nunca es el partenaire amado, es decir demos desarrollarla aùn mas. En definitiva, si refiexionan sobre amado en función de los semblantes. Otra forma de expresarlo, tal elio, la tesis de Lacan quiere decir en el fondo que frente a una pa¬ vez mas simple, serfa decir que ni el deseo ni la pulsión dati acce¬ reja aparente nunca se sabe cuàl es la pareja real. No es mas com- so al Otro. El deseo, sin duda, da acceso al partenaire del amor. La plicado. Tomemos una pareja homosexual masculina. Tenemos un pulsión da acceso a un plus de gozar. Pero ninguno de ellos accede hombre en pareja con otro hombre. En el sentido de la sexuación, al Otro. Se trata de tesis que nos resultan familiares, en las que nos tal corno Lacan la plantea en sus fórmulas, hay cuatro posibilida- hizo duchos la ensenanza de Lacan, pero son muy radicales y, a des. Si uno quiere entretenerse desarrodàndolas, o bien el hombre causa de elio, generati paradojas. es todo fàlico, es decir que està del lado hombre en las fórmulas De las preguntas que me enviaron separo dos que estàn por es¬ de Lacan y puede acoplarse a otro hombre, él mismo todo fàlico o crito y otra que me hicieron verbalmente, que abordaré dentro de no todo fàlico; o bien puede ser no todo fàlico, acoplado a un un momento. Estas preguntas se refieren en parte a esas paradojas. hombre todo fàlico, o no todo fàlico. Con lo cual tenemos el si- Debo decir que yo misma soy muy sensible a ellas porque recuer¬ guiente cuadro: do que la primera vez que hice una ponencia sobre el psicoanàli¬ sis, fue precisamente sobre està cuestión de la sexuación. Fue hace H OH mucho tiempo, en la època de la Escuela Freudiana, en 1976. La H 0M encontré y es divertido ver que -para mi', en todo caso- las cues- MOH tiones permanecen. MOM Hay una pregunta hecha por Jean-Claude Fritiau que tiene va- rios aspectos. En primer lugar, senala -de hecho es una objeción- Pueden entretenerse entonces dando nombre a las parejas. La que la anatomia cuenta en la elección del partenaire y, por lo tan¬ cosa da dos parejas hetero y dos parejas homo, pero no segùn las to, no puede decirse del todo que la sexuación la eluda. Advierte apariencias. que en la elección del partenaire, y es una objeción freudiana, el Ahf tienen una pareja verdaderamente homosexual, dos hom¬ hecho de que éste esté o no dotado de pene tiene su importancia. bres. Aquf tendràn un hombre y un hombre-mujer, digamos. Aquf, Y plantea a continuación una pregunta. Cuando un sujeto cuya un hombre-mujer y un hombre. Y finalmente, acà, me atrevo a de¬ identidad es masculina, digamos un hombre, tiene una relación cir que tenemos casi dos hombres-mujeres, casi una pareja de les- homosexual y su partenaire, a la vez que es hombre, està de he¬ bianas. Se podrfa hacer el mismo ejercicio para una pareja de dos cho del lado del no todo fàlico, iqué diremos que es? Ésa es la mujeres. pregunta. Coincide en parte con lo que surge de la segunda pre¬ Por ùltimo. Lacan enfocó estas cuestiones e introdujo una ob- gunta, formulada por Marie-Odile Wartel, ella senala que, en la servación de mucho valor. Alexandre Stevens me la recordó la ùl¬ sociedad, cuando se habla de los homosexuales o los heterosexua¬ tima vez a la salida. En la pàgina 23 de "El atolondradicho" dice: les, se los considera en el sentido del registro civil. Pregunta en "Digamos heterosexual por definición a quien ama a las mujeres, qué nivel se encuentra en esas cuestiones lo que llamamos la posi- cualquiera sea su propio sexo. Asf sera mas claro". Eso puede es- ción del sujeto, es decir, algo que es imputable a éste y, en particu- cribirse de està manera. Si ponemos de un lado al sujeto, y del otro 182 La maldición sobre el sexo La ètica del sintonia IKI al partenaire, alguien que ama a una mujer, pues bien, ese sujeto verbo mismarse, para jugar con el equivoco entre lo mismo y el puede ser hombre ri puede ser mujer en el sentido de la anatomia, amar, corno ya lo hizo en la pàgina anterior. Mismarse es encon¬ pero, si ama a una mujer, por el otro lado tiene relación con el trar a su semejante, aquf hallarlo del lado del Otro. Y agrega, ése Otro, es heterosexual. es el remate que destaco, "puesto que, en fin, no es necesario sa- berse Otro para serio", en la pàgina 79 del seminario Aun. X Partenaire Es un pasaje que merece reflexión. No estoy segura de haber captado absolutamente todos sus resortes implfcitos. Merece refle¬ I Idem M xión porque en el momento mismo en que pone a la histérica del lado del hombre, dice no obstante que es Otra, en cuanto mujer. Es heterosexual d hombre que ama a las mujeres pero también Eso quiere decir al menos que la elección que menciona no es una la mujer que las ama, ponine ambos estàn en relación no con el Uno elección completa. Y en definitiva creo que toda la cuestión, mas del sujeto, sino con el Otro, ilei Otro sexo. Y Lacan aclara: "He di¬ alla de las dos preguntas planteadas y a las que aludf, consiste en cho: amar, no compromdido en una relación, porque el 'no hay re¬ saber cuàl es el alcance de està afirmación: los sujetos tienen la lación sexual' persiste". Notatali quo no examina la reciproca, comò elección de su sexo. lo sugerfa Jean-Claude Frittali; dice que es heterosexual todo aquel En principio, tengamos en cuenta que si hay un hecho clfnico que ama a las mujeres y no se pregunta quién està del otro lado. comprobado, constante, es que los sujetos no sienten que tienen la � Por qué'.' Porque siempre se «ima corno sujeto. No se ama conio elección. Al contrario, sienten que pesa sobre ellos una coacción. Otro. Se ama conio sujeto y, por lo tanto, en el amor -que debe dis¬ Y, naturalmente, no consideramos que està sea la coacción biològi¬ tinguile aquf ilei goce , d Otro jamàs està del lado del sujeto. ca, la coacción de la naturaleza, sino una coacción de discurso. A Siempre està" del lado de aquel a quien se apunta, del lado del parte¬ punto tal que Lacan puede mencionar el hecho de que la ùnica naire. El Otro no es sujelo. Y por otra parte pueden recordar que en duella biològica que hay en el plano del sexo es que el hombre se el seminario Aun, en el cuadro que da al comienzo del caputilo titu- fabrica corno una raza. Lo dice en la pàgina 18 de "El atolondradi- lado "Una carta de almor", donde trata de representar mediante fle¬ cho". Las coacciones de la naturaleza parecen borradas en ese pla¬ chas lo que cada uno busca por el lado del partenaire, Lacan pone no, tenemos coacciones discursivas gracias a las cuales una raza al sujeto del lado del hombre y barra el La de la mujer. puede ent(h)om(br)arse [se thommer]. Paso por encima de esos De todas maneras, yo también podrfa decir que hay en Lacan juegos de escrituras y fonfas para subrayar solamente la tesis: la algunos matices, alguna moderación en la noción de la elección. fabricación de una raza se hace por el discurso. Las razas son pro¬ Un hombre puede ser una mujer, una mujer puede ser un hombre, ductos del arte. Por otra parte, y por si fuera necesario, Lacan po¬ puedo ponerlos de un lado o del otro a pesar del estado civil. Y ne los puntos sobre las fes y aclara que la raza del hombre se sos¬ hay uno, en particular, que està en ese capftulo de Aun. Es un pasa¬ tiene del mismo principio que la del perro o la del caballo. Dos je en que habla de la histeria, de la histérica, que ama a los hom¬ especies domésticas que, en efecto, han sido muy fabricadas. bres y a quien situa claramente del lado hombre, recordando que la No sé si alguna vez prestaron atención a la forma en que se histérica hace de hombre. Y ahf agrega el matiz del que hablo, crea una raza de perros. Es muy simple, se la crea seleccionando cuando precisa que a esas mujeres histéricas les resulta muy diffcil rasgos; se define un conjunto de éstos, que van a ser los rasgos ca- no sentir el callejòn sin salida que consiste "en que ellas se mis- racterfsticos de la raza: tal altura, tal longitud de la cola, orejas man en el Otro". Escribe "ellas se misman" corno si existiera el colgantes o alzadas, manchas blancas o no, manto uniforme, pelo, 184 Lo maldición sobre el sexo La ètica del sintoma 185 etcétera. A continuación se seleccionan los individuos portadores monal, lo que quiere decir, por lo tanto, que ese sujeto se va a ver de los rasgos para que actden corno reproductores y los que exhi- obligado, muy pronto, a hacer vigorosos tratamientos hormonales ben rasgos diferentes son eliminados. Una raza se fabrica por se- para impedir que las hormonas prescriptas por sus genes, por de¬ lecciòn y eliminación. cide asi, le den un aspecto de hombre. Este tipo de casos, eviden¬ Apliquen eso a los humanos y veràn que, pese a todo, hay algu- temente, programa dramas subjetivos absolutamente inevitables. nas analogfas, con la salvedad de que los rasgos son impuestos o Lo menciono porque pese a todo muestra con fuerza la idea de que proscriptos ùnicamente por el discurso, excepción hecha de algu- no hay que tornar la noción de sexo corno un libre arbitrio, una es¬ nas tentativas escabrosas: "Sé un hombre, hijo mio", "esto no es pecie de opción metafisica en el origen. Las coacciones se pueden de hombre", etcétera, y lo mismo para una mujer. Hay sujetos que hacer valer muy fuertemente. entran en las coacciones discursivas que hacen al hombre. Natural¬ Entonces, i,qué quiere decir esa "elección del sexo"? Eso es lo mente, se trata de coacciones que sólo tienen verdadero poder en que hay que describir. Demoro un poco la respuesta, voy a volver el nivel del sembiante y se apoyan sobre el sfntoma, desde luego. a ella dentro de un momento. En todo caso, las preguntas plantea- En todo caso, Lacan nos da una aplicación. La parte de los indivi¬ das conciernen, me parece, a ese punto. Pero tengo una tercera duos a quienes la naturaleza trata con esplendidez, esto es, quienes pregunta que también dejé en suspenso por ahora. tienen el òrgano elevado al sembiante -equivalente del rasgo de la Hasta aqui hablé del sfntoma, traté de hacer una división entre raza-, entra imperiosamente en la cuestión del sexo. Evocar el im¬ los sfntomas autistas y los que podrfa damar, por qué no, asociati- perio a propòsito del sexo es naturalmente jugar con una homolo- vos. Eso harfa eco a cierta cantidad de cosas para nosotros. Sfnto¬ gfa con io que atraviesa el campo polftico. En definitiva, en el ni¬ ma asociativo es el sfntoma en que el goce, siempre autista, se rea¬ vel de las coacciones del discurso, el hombre se selecciona a partir liza, se alcanza, a través de un lazo con el Otro, un lazo social. del significante fàlico, corno el perro y el caballo se seleccionan a Està distinción es una distinción clfnica y, corno ustedes saben, te¬ partir de los rasgos que se definieron para ellos. nemos una tesis poderosa, reiterada, que sostiene que no hay clini¬ Es un nivel en que no hay elección. Incluso es a priori, y Lacan ca sin ètica. Lo repetimos de buen grado a propòsito de la neuro¬ utiliza el termino en esas pàginas: a priori hay quienes estàn dota- sis, la obsesión, la histeria, la perversión y la psicosis. La cuestión dos del sembiante, del apéndice elevado al sembiante, y quienes de la ètica es inseparable de la del sfntoma, desde el momento en no lo estàn. De modo que en ese nivel no hay elección. Lo cierto que decimos que "el sfntoma es goce", y que la ètica se define por es que es una poderosa coacción que pesa sobre los sujetos y que lo que damo la opción de goce. Ésa es la razón, por otra parte, por dista de dejar cabida a una elección. Por otra parte, se aprecia eso la que en un momento yo hablé de opción lacaniana. cuando uno està freme a casos de anomalia orgànica en que el se¬ No hay que entender la expresión "opción de goce" en el senti¬ xo anatòmico no corresponde al sexo genètico. Hace un tiempo do de una elección hecha por el sujeto. Es a la inversa, éste, mas hablaba con nuestro colega Ansermet, de Lausana, que trabaja en bien, es elegido por el goce, por asf decirlo. A elio nos referimos, un campo en que tiene que vérselas con trastornos de ese tipo. Y en verdad, cuando decimos que el goce divide al sujeto. Eso quie¬ efectivamente, cuando se encuentra un sujeto que en la amniosfn- re decir que se le impone y que de ese modo lo determina. Ade¬ tesis se anuncia varón, porque genèticamente es un varón, y nace màs, esto se presenta clinicamente en momentos electivos, que po¬ con una anatomia de nina, es preciso que los médicos se reùnan demos calificar de originarios, para cada sujeto. Por ejemplo, en para saber qué sexo se le va a atribuir. Pueden decidir damarla ni¬ un o unos encuentros que son en general memorables para él. En- na. Empero, entre la anatomfa y el sexo genètico està el sexo hor- cuentros precisos, datables, en cuya experiencia podrfa decirse que 186 La maldición sobre el sexo Lo ètico del sintoma 187 existió la respuesta o la irrupción del goce, de un goce que se fija contemporàneos, éstos caen bajo el peso del juicio ètico lo mismo y al que el sujeto queda adherido: no hay adi nada que sea calcula¬ que los sfntomas tradicionalmente psiquiàtricos. ble, deductible a partir del Otro. En ci fondo podrfa decirse que, en Por lo tanto, y miren en qué me meto, creo que las modalidades efecto, se juzga a un hombre -aquf un hombre en el sentido genè¬ de la relación con el sexo, de la realización sexual, deben juzgarse rico, un ser hablante- tanto por su sfntoma corno por sus defensas. èticamente, caen bajo el efecto de una evaluación ètica. Es, por otra parte, lo que significaba la famosa frase de Lacan, di- Cuando Lacan dice que una mujer es un sfntoma, lo hace en una vertida y al mismo tiempo seria, "se juzga a un hombre segùn su definición del sfntoma que, evidentemente, es diferente de su anti¬ mujer", que parece el tipo de declaración que es una metida de pa- gua definición psiquiàtrica. Neurosis, psicosis, perversión, mi trio ta, concerniente a la cuestión hombres-mujeres. Y agregaba: no es que viene de la psiquiatrfa, que es descriptivo de cierto tipo de tras- el caso para una mujer, no se juzga a una mujer segùn su hombre, tornos de los que se quejan los sujetos. La definición que Lacan pero dejo este ùltimo aspecto. Es una frase tardfa de Lacan, conec- propuso del sfntoma, a partir del momento en que formulò el "no tada con la idea de que una mujer es un sfntoma. Es casi lo mismo bay relación-proporción sexual", es mucho mas global, porque va a que decir que se juzga a un hombre segùn su sintoma. Y cuando llamarse sfntoma la fijación de goce que, para un sujeto, para cada dice que no es el caso para una mujer, eso quiere decir con seguri- sujeto, reemplaza la relación faltante. Se la puede escribir asf (1); en dad que el sfntoma no se construye de la misma manera. el lugar de la relación sexual con la barra de la negación, es decir, la No es sorprendente, entonces, y no nos sorprendemos al ver no relación sexual, aparece el sfntoma, escrito con la x minùscula que los sintomas se pueden calificar èticamente. Lacan lo hizo pa¬ que menciona en R. S. /. y de la que hablé al comienzo del ano. Po¬ ra la neurosis, la psicosis, la perversión, a lo largo de toda su ense- drfa escribirse de otra manera, si se destaca que la no relación se¬ fianza. Con variaciones: lo destaqué con frecuencia. En los inicios xual està correlacionada con el hecho de que la mujer no existe, en de su ensenanza le gustan mucho los neuróticos, y los valora, di- el sentido de constituir un universo. Se la puede escribir asf (2). En ciendo que no estàn tan mal ubicados en la escala humana, porque el lugar de esa mujer que no existe, se puede poner una mujer. Por tienen en cuenta los callejones sin salida del deseo. Es la època en eso Lacan dice: "Una mujer es un sintoma para el hombre". que construye su teoria del sujeto, el deseo y sus callejones sin sa¬ lida. Y después, cuanto mas avanza hacia lo que hay de real en el Esquema (1) Esquema (2) sintonia, en el goce, mas cambia de opinion y estigmatiza al neu¬ rótico corno un cobarde. El neurótico es un cobarde, està en el "In¬ I(x) una m. forme" sobre la lògica del fantasma. � ,En qué sentido? En todos. Ya hablé de eso: hay cobardfas en plural, no sólo una. Lo es en el RS LaM sentido de que prefiere cerrar los ojos a su goce. Por lo tanto, en el sentido de que sus defensas son las mas fuertes. Felicita al perver¬ Entonces, preguntemos esto a la elección sexual: «■.qué opciones so, en cambio, por afrontar la impasse sexual, a diferencia del neu¬ éticas recubren la clinica? Hablé a principios de ano de la esquizo¬ rótico que, antes bien, la evita. También habió del coraje de la psi¬ frenizaciòn, de los sfntomas de tipo esquizofrénico, autistas, que cosis. Son otros tantos juicios éticos. cortocircuitali el lazo social, y después me detuve en la perversión Entonces, les pregunto: � ,por qué no aplicar el criterio ètico generalizada, de la que di una definición que creo precisa. Pues cuando se trata de las elecciones sexuales? Cuando se habla de bien, me parece que Lacan sugirió precisamente una partición èti¬ sintoma en el sentido sexual, y cuando se habla de los sfntomas ca, que atraviesa lo que podemos damar la perversión generaliza- La ètica del sintoma 189 188 La maldición sobre el sexo con dos emes, del que volveré a hablar mas addante, es decir, da. Perversión generalizada que pone un objeto en el lugar del aquel cuyo objeto no sólo es del mismo sexo sino que, ademàs, Otro, que no alcanza al Otro sino a un objeto, a minùscula. Sugirió encarna lo que sin duda hay que Uamar el yo ideal del sujeto. Y en una partición ètica, interna a esa perversión generalizada, y produ¬ esa elección, el sujeto no sólo demuestra estar fijado exclusiva- jo un termino que permite estigmatizar esa partición, cuando habla mente al goce fàlico del òrgano, sino que lo busca en un mueha- de la ètica del cèlibe. Es una expresión que, en definitiva, se co- cho, tornado justo en el momento de la pubertad, a la edad de la fi- mentó bastante poco. Sin embargo, las referencias que Lacan hace jación de su propio yo ideal. Es algo que puede leerse muy a ella no son escasas y se incluyen en sus textos cruciales. claramente en Gide: escoge a chicos de la misma edad que él tenia Doy una primera definición de la ètica del cèlibe: una ètica que cuando fue seducido, de preadolescente. Y sus pràcticas son muy procede a la segregación del Otro del sexo. Seamos precisos: se¬ precisas. Son pràcticas de toqueteos, masturbaciones cara a cara gregación de la mujer corno Otro. Hay tres referencias precisas de con està imagen, una especie de doble idealizado, un yo ideal en- Lacan en las que querrfa detenerme con respecto a este punto. En carnado. Se trata de sujetos que eligieron corno objeto el chico que primer lugar, està la referencia de la que saco la expresión, la ètica fueron, o el preadolescente que fueron, y que, desde el punto de del cèlibe, que figura en "Televisión", pàgina 65. Hay, por otra vista del goce, estàn anclados en el òrgano. parte, una referencia en el seminario Aun, en las pàginas 78-79, a El gran antepasado de la ètica del soltero, el gran antepasado propòsito de la histérica. Y por ùltimo hay un pasaje en "El atolon- de la lògica propia de està posición, es Immanuel Kant, a quien dradicho" (pàgina 24) en el que voy a detenerme, que me parece Lacan menciona justo antes de hablar de Montherlant. Immanuel muy importante sobre està cuestión. Kant fue soltero, en el sentido banal del termino. La historia dice Lacan da corno ejemplo de la ètica del cèlibe a Henry de Mont- incluso que los médicos pudieron comprobar que nunca se habfa herlant, que en el momento en que Lacan escribe "Televisión" aca- acercado a una mujer, jcosa que, al parecer, tranquiliza mucho a baba de suicidarse. Lo menciona en respuesta a la pregunta iqué los filósofos! (.Por qué cargar a Kant en la cuenta de la ètica del debo hacer?, justo después de haber dicho que la ètica es relativa cèlibe? Después de todo, podrfa no haberse casado en los hechos, al discurso. � A cuenta de qué va a traer a Montherlant? De la ho¬ no haberse acercado jamàs a una mujer y, corno Freud le decfa a mosexualidad, pero mas que eso, porque se trata de un pedófilo. Jung, haber tenido un fantasma, que no conocemos, en que estu- Lo sabemos desde la publicación de su correspondencia con Pey- viera situado el objeto femenino. Lo que permite a Lacan evocarlo refitte. Los levantes de Montherlant consislfan en la bùsqueda de en el campo de la ètica del cèlibe es, naturalmente, su Critica de nitìos. Un pedófilo, por lo tanto, corno Gide, en la misma franja de la razón prèdica, ese monumento que es la moral kantiana, con la edad, al parecer; vale decir, un hombre clavado, en cierto modo, al idea del imperativo categòrico. goce fàlico del òrgano, especialmente en la forma del òrgano fàli¬ En Kant, el imperativo categòrico se formula poco mas o me¬ co del partenaire. Hay pasajes de Montherlant en que menciona nos asf: es una màxima para gobernar nuestras acciones en todos esa especie de cmoción especial, cuando empieza a sentir que el los casos, "actùa siempre de tal modo que la màxima de tu acción organo del Otro responde. pueda elevarse al rango de ley universal". Kant, en realidad, enun¬ Es también el prototipo de lo que Lacan llama el hommosexual* cia varias fórmulas. Destaco està para decir que es una màxima que incita a l'enunciar, que impone renunciar a todos los motivos * Lacan escribe hommosexuelle en lugar de homosexuelle (homosexual). En particulares, una màxima que prescribe sacrificar -es el termino, francés la doble m indica duramente homme (hombre) remitiendo al latin homo- creo, que ya comcnté mucho y que, por otra parte, Lacan retoma- hominis y no al griego homo que denota igualdad (n. del t.). 190 La maldición sobre el sexo La ètica del sintoma 19 1 cualquier objeto que Kant califique de patològico, no en el sentido Para Kant funcionarfa lo que acabo de escribir; el falò sólo es¬ de la enfermedad sino del pathos, del objeto que concierne a nues¬ tà presente en su elisión, a diferencia de Montherlant, quien, de to¬ tra sensibilidad. Cualquier objeto particular, convocado por nues¬ dos modos, tenia sus pràcticas. Puede decirse que la ètica del cè¬ tros deseos particulares. Ése es el programa de Kant: ci sacrificio libe, tal corno la ilustra Kant, mas radicalmente, es una ètica que de toda particularidad. me gustarla denominar religión laica del Uno fàlico, para burlarme Podrfamos utilizar el cuadro que Lacan propone en el semina¬ un poco de Kant y su religión, en los limites de la mera razón. Es rio Aun para representar la moralidad del cèlibe. En ese cuadro, una ètica de segregación, en la medida en que procede a una evita- pone a la izquierda las fórmulas hombres y a la derecha las fórmu¬ ción del Otro. Una evitación que no està en el nivel de una forclu- las mujeres, que no escribo. Al colocar al sujeto del lado del hom¬ sión en la palabra, sino en el de la pràctica deseante. bre, nos representa lo que su deseo va a buscar del lado del parte¬ Pasemos ahora a la histérica. En el seminario Aun, Lacan re- naire mujer, a saber, la a minuscula con una flecha, una manera de bautizó està ètica del cèlibe, damandola ètica fuera de sexo. Pue¬ escribir, repetida varias veces en el seminario, que el hombre no den ver que es para decir que el sujeto tiene mucho cuidado con el encuentra mas que el objeto de su fantasma, y no al Otro. sexo; éste designa aquf el lado mujer. Es el sexo en singular, conio se lo utilizaba en la època clàsica. Y bien, lo que representé ahies, H M en definitiva, elfuera de sexo de la ètica del cèlibe. Lacan fabricó su fuera de sexo sobre el modelo del Horla [hors-là, fuera de ahi] de Maupassant, conio lo aclara en la pàgina 78, y nos recuerda que S�\ esa ètica fue encarnada en la Antigiiedad, en gran medida, por lo �*- a que se llamaba los amigos, por \nphilia, la amistad griega, que es <I> liM amistad entre hombres, entre amos, en la època griega; mas cerca de nosotros, su encamación fue Montherlant. En ese punto, Lacan evoca a la mujer histérica. La histérica Con este esquema podrfamos representar la ètica del cèlibe. Es¬ que, en el fondo, también es hommosexual, con dos emes, o sea tà muy darò. Està ètica no franquea està barra vertical. Para el ca¬ fuera de sexo. Lo hace después de las pàginas en que habla del so de Kant, puedo escribirla asf. La ètica del cèlibe se reduce al amor, "yo almo, tu almas, él alma...", por analogìa con el alma. sostenimiento de un puro deseo vacfo, sin objeto. En cierta forma, Evoca la philia griega y, por el lado de la mujer, a la histérica. El él procede a la cafda de ese objeto. amor de las histéricas por el hombre, que llega hasta "hacer el hombre". Vean la pàgina 79. Asf, pues, las califica de fuera de se¬ Il M xo, hommosexuales. Eso las coloca del lado del hombre, es la pri¬ mera parte de la frase. Después hay una segunda parte en que compensa diciendo que ellas se misman en el Otro sin saberlo. Es decir que, pese a todo, son un poco Otro. � Qué significa la histérica fuera de sexo? Creo que es una ma- nera de reformular la cuestión del objeto en la histérica. Gran cuestión clinica, que a veces suscita mucha perplejidad. � Cuàl es el objeto de la mujer histérica? El problema comienza con el caso 192 La maldición sobre el sexo Im ètica del sintoma 19.1 Dora. Empieza en Freud mismo, que mezcló un poco los tantos, sino de la ètica del sfntoma, pero si retoman la escritura del discur¬ cosa que él mismo advierte al decir: "Cref que era el hombre, y era so histérico, que es una referencia intermedia, en relación con esos la mujer. Cref que era el senor K., y era la setìora K". Ahf vemos la textos, pueden ver ya que en la histeria Lacan escribfa el objeto en apertura del problema. � Es ella hetero, es decir que ama al hom¬ el lugar de la verdad. Y por eso no es una casualidad que el fantas¬ bre, o es homo, en el sentido banal del termino, o sea que ama a ma masculino haya sido declinado por las histéricas en anàlisis. las mujeres? Ustedes saben que la posición de Lacan en ese pro¬ Porque ésos son los inicios del psicoanàlisis. El descubrimiento de blema no es decir que es homosexual en el sentido de amar a las los objetos parciales de la pulsión se hizo gracias a las mujeres mujeres. Lo que nos dice aquf, luego de muchos anos, significa un histéricas. Lacan lo senala en Aun. Lo notable es que Freud atribu- gran salto; podriamos seguir el tema en su ensenanza, serfa intere¬ yó a las mujeres, a las histéricas, el fantasma del hombre. Asf, sante. Pero, en fin, cuando llega ahi, no es la tesis de la homose¬ pues, pongamos la histeria en la cuenta de un fuera de sexo que, xual en el sentido de amar a las mujeres. Es hommosexual, con dos de todas formas, no es en absoluto cèlibe; seria mas bien un fuera emes, en el sentido, por lo tanto, de amar a los hombres. Voy a de sexo que deja al Otro aparte pero, bueno, pese a todo va a bus¬ volver a aclarar este punto con el tercer texto. Entonces, la histéri¬ car el objeto a en el campo del Otro. Escribàmoslo asf, poniéndo- ca està ligada al hombre, ama al hombre; � por qué decirla/wera de la de todas maneras del lado del Otro: sexo si no es porque al amar al hombre, cortocircuita al Otro? Ésa es la cuestión, dado que la ètica fuera de sexo es la que consigue evitar al Otro. Asf, pues, al amar al hombre, i còrno lo logra? Me parece que a ese texto del seminario Aun podrfamos agre¬ gar un texto que està en las conferencias sobre Joyce, que también comenté a menudo, es el pasaje en que Lacan presenta una fòrmu¬ la limpida concerniente al sfntoma histérico, es decir, a su parte¬ I/a M = hist. naire verdadero: lo especffico de la histeria es que se interesa en el sfntoma del otro. Con està fòrmula, tenemos la clave del fuera de sexo de la histeria, porque se especifica en el interés por el sfntoma Paso ahora a un texto que voy a comentar, porque apenas ayer del otro; en otras palabras, su objeto, con la salvedad de que sólo comprendi algo que no entendfa desde hacfa tiempo. Està en la pଠlo alcanza por la mediación de quien es el Otro para ella, aquf, el gina 24 de "El atolondradicho". Es un pasaje que empieza con hombre. No es que ella sea homosexual en el sentido de amar a la consideraciones que yo damarla clinicológicas y termina con con- senora K., es que lo que le interesa es el objeto del hombre. Ésè es sideraciones éticas. Y con eso voy a contestar la pregunta que ha¬ su objeto: el objeto masculino. Me parece que con eso se capta cò¬ cfa Marie-Odile Wartel sobre el inconsciente homosexual. Es un nio puede Lacan ponerla en la cuenta del fuera de sexo. Una pro¬ pasaje que figura en la parte en que desarrolla las fórmulas de la blemàtica que deja de lado la cuestión del Otro, de la mujer corno sexuación del lado de las mujeres. Desarrollo la idea del no toda Otro. Sólo aborda el problema de la mujer vista por el hombre, de- en la función fàlica, por lo tanto la idea de la mujer Otra, y dice seada por el hombre, con la salvedad de que la mujer deseada por que hay que lanzar la lògica del heteros (p. 23). Lo dice ademàs en el hombre es la mujer fallida, eclipsada, si lo prefieren, eclipsada un idioma extranjero, en griego, lo que en el nivel de la lengua re- por el objeto a del fantasma del hombre. dobla, en cierto modo, la otredad del Otro. Asf, pues, tenemos, en Voy ràpido porque mi objetivo no es hoy hablar de la histeria el nivel del sexo, el Uno fàlico, el hombre, y el heteros, el Otro. Y 194 La maldición sobre el sexo La ètica del sintoma 195 Lacan dice: el apoyo del dos [deuxj para hacer de ellos-dos infatuación por su propia imagen. Esa Ha), ese objeto hommo, con [d'eux] es ilusorio (p. 24). <,Por qué? Porque el dos es inaccesible. dos emes, naturalmente es muy diferente, corno él Io dice, del he¬ Es otra manera de decir que La mujer no existe, o que no hay rela¬ teros. Y agrega, en efecto, que el heteros se inserta [s'emble] -del ción con el Otro en la relación con el sexo. En otras palabras, el verbo embler, que designa la inserción- de discordia. El objeto Uno va hacia su partenaire, busca su dos, pero el dos es inhalla- hommo es evidentemente discordante con respecto al heteros. Me ble. parece que està claro. Otra manera de decir: en el lugar del Otro, aparece una i(a). Eso es el hommosexuado. Es cierto que la ima¬ Esquema: gen tiene una fuerza, una pregnancia en las elecciones de objetos Uno —► ... (2) que, corno se sabe, no puede suprimirse, y un papel, sin duda, de I cobertura con respecto al partenaire de goce. Viene a continuación un pàrrafo donde menciona el hecho de que hizo falta un decir para llegar a esas conclusiones, una mane¬ Agrega: "Aquf semeja [s'emble] el sembiante, se siembra ra de senalar que éstas distaban de haberse advertido hasta enton¬ [s'emblave] su semejante, cuyo equìvoco sólo yo he inlentado de- ces. Y agrega esto: lo que sorprende es que, hasta ahf, el mal-dit- sanudar con el hommosexuado, esto es, con lo que hasta ahora se cho-hombre [hommodit] -donde se oye resonar el rnaldito llamaba el hombre en forma abreviada, que es el prototipo del se¬ [maudit] y dicho hombre [dit homtne]- "haya podido bastarse con mejante (cf mi estadio del espejo)" (pàg. 24). todo lo que le viniese [tout-venant] del inconsciente". Si buscan s'emblabier en los diccionarios, encontraràn sembla- No sé si advierten el viraje del acento. Hasta ahf, en el pàrrafo, ver, que significa dos cosas, tiene dos ejes semànticos: sembrar se hablaba de clinica, clinica del sexo. Se decfa que el dos es inac¬ una tierra y también impedir un paso. Semànticamente, la cosa re- cesible, que en su lugar hay una función de la imagen narcisista, suena por el lado de la fecundación y por el del obstàculo, la ba¬ se hablaba de la hommosexualidad generalizada definida corno rrerà y el limite. amor por la imagen del semejante. Es clinica. Pero cuando de re¬ <;Qué es lo que nos dice, entonces? Adi donde el dos del sexo pente llegamos a leer que el mal-ditcho-hombre pudo arreglàrselas es inaccesible, � qué aparece? Aparece el semejante, aquel a quien hasta aquf con todo lo que le viniese dei inconsciente, ya no esta¬ en su estadio del espejo habfa escrito i(a), la imagen del semejan¬ mos en absoluto en el registro clinico. Nos vemos frente a la es- te. El hommosexuado juega con el equivoco entre la elección de tigmatización del hecho de que el inconsciente se haya compren- objeto del mismo sexo y el hombre corno prototipo de la especie. dido de manera un poco limitada. lA qué dama todo lo que le El primer partenaire, y en las lfneas que sigue convoca a Freud, el viniese del inconsciente? La aclaración està en lo que sigue: se primer partenaire del sujeto, el primer partenaire de la libido, es trata del inconsciente "estructurado corno un lenguaje, que charla la imagen narcisista. y charla, pero deja pensar que 'pese a hablar tanto, no es mucho lo Bien puede evocar a Freud porque éste, al construir las fases de que dice'". la elección de objeto, plantea corno primer objeto el objeto homo¬ Lo cual quiere decir que el inconsciente es... hommosexiiol sexual en cuanto el semejante, el sujeto elegido en espejo. Y lo -con dos emes-; hay algo que no dice, el Otro. En el inconsciente cierto es que cuanto mas avance Lacan, en particular en el mo¬ hay dos estratos. Uno, a menudo comentado por nosotros, en que mento del desarrollo de sus nudos borromeos, mas va a insistir en no inscribe mas que el Uno, el Uno del goce fàlico. Pero hay otro el amor a sf mismo, a la imagen de sf que hay en el hombre, esa donde también inscribe el Uno del cuerpo, de la imagen narcisista. 196 La maldición sobre el sexo La ètica del sintoma 197 � Està bien? Y se entiende por qué aclaró en primer lugar -las eta- Como ven, respondf precisamente a la muy juiciosa pregunta pas del texto son muy claras- que no hay el dos del Otro. En este que hacfa Marie-Odile Wartel. El inconsciente homosexual no es lugar, el inconsciente no inscribe aun mas que el Uno, otro uno, el una posiciòn, es estructural, obedece al lenguaje y, por Io tanto, del objeto hommosexual, narcisista. nadie lo puede evitar. Es valedero para cualquier sujeto, en cuanto Eso no es una posiciòn. Es la maldición del inconsciente. Vuel- empieza a hablar. Pero abonado al inconsciente homosexual, eso vo sobre mis pasos. La maldición del inconsciente es precisamen¬ si es una posiciòn, una opción de goce que compete a la ètica. Està te que, "pese a hablar tanto, no es mucho lo que dice" y, en parti¬ opción de goce no se reduce a la pràctica de la homosexualidad en cular, nada se dice del dos del Otro. Sólo se dice algo de lo el sentido banal del termino, porque Lacan puso de ese lado a Im¬ hommosexuado, es decir, del amor a la imagen, conio prototipo de manuel Kant, un abstinente sexual, a Montherlant, el pedófilo, y la forma humana, se dice algo e incluso se machaca, se rapite, pero también a la mujer histérica, enamorada del hombre al extremo de el dos falta para hacer relación. Eso no es una posiciòn, es estruc- concentrar todo su interés en el objeto masculino, de hacer del ob¬ tural. jeto masculino, en cierto modo, su propio objeto, lo que la con¬ En cambio, el "pudo arreglàrselas con todo lo que le viniese del vierte también en abonada al inconsciente hommosexual. inconsciente" ya introduce un matiz ètico. Y después, vemos el re¬ Voy a terminar con una cuestión que habfa dejado en reserva. mate del pàrrafo: "En sfntesis, uno flota del islote falò, Me la planteó verbalmente una persona que me dijo: "� Pero por atrincheràndose ahi con lo que de él se trincha" (pàg. 24). i,Quién qué hablar del Otro que existe -el Otro del que hablé hoy es el se atrinchera en el islote falò? Claramente, el Otro. Atrincherado Otro que existe-, cuando tenemos la tesis del Otro que no existe?" en sentido fuerte, en el sentido de una forclusión. El inconsciente En efecto, con el Otro que no existe, estamos en un momento en hommosexual es el inconsciente que forcluye al Otro, el Otro del que se manifiesta por una crisis profunda de los fundamentos de la sexo. Asf, pues, quien se atrinchera en él es el Otro, del que uno se ètica. De modo que el Otro que no existe es una tesis a desarrollar cercena: uno "se atrinchera en él con lo que de él se trincha". Tra¬ y explorar. Pero lo que hay que ver con claridad es que hay una ducción: en él nos atrincheramos del Otro femenino. Permanece- solidaridad estructural, topològica, y podrfa decir mas, lògica, en¬ mos en el islote falò para atrincheramos de lo que està cercenado tre el Otro que no existe y el Otro que existe. Hay un Otro que de él, a saber, el Otro femenino. Allf donde digo "segregación del existe porque el Otro no existe. Eso es lo que hay que comprender. Otro", que tiene mucha actualidad, habrfa podido decir, para aco- De modo que al hablar del Otro que existe no se contradice la otra germe a los términos de Lacan: ètica de lo cercenado del Otro. tesis, se la alimenta, se la complementa, si se quiere, se toma otro Digamos, aun con mayor precisión: la ètica del cèlibe es la de aspecto. los sujetos que estàn abonados... al inconsciente homosexual. Pue¬ Noten bien que entre el Otro que existe y el Otro que no existe den escribirlo con una eme, para que todo el mundo los entienda. hay también un tercer nivel, el de hacer existir al Otro. Se puede Si se pasean por el mundo y hablan de hommosexual con dos hacer existir al Otro que no existe. Y, en el fondo, nos pagan para emes, no se vera la razón. A partir del momento en que cuentan saberlo, porque la transferencia es eso. La transferencia consiste con la referencia de Lacan, pueden escribirlo con una eme y, des¬ en hacer existir al Otro que no existe. Asf corno el amor de Dios, pués, hacer el comentario: està el homosexual con una eme y tam¬ por otra parte. En este aspecto, hay dos niveles. Aclarémoslo. El bién el hommosexual con dos. Es decir que no està ùnicamente el Otro que no existe es el Otro conio lugar del lenguaje, en la medi¬ Uno del goce fàlico, està el Uno del narcisismo, de la forma del da en que el significante es incapaz de almohadillarse a sf mismo, cuerpo. por no poder inscribir el goce. El Otro que no existe es por lo tanto 198 La maldición sobre el sexo La ètica del sintoma 199 el Otro del significante, en cuanto es inconsistente. Nos damos que, desde el inicio, situa a la mujer corno Otro. Lo cual culmina cuenta de eso y degamos a la conclusión, en nuestra època, de una en los textos que les mencionaba, con la introducción del termino especie de relativismo generalizado y buscamos en vano dónde es¬ extranjero: heteros. Entonces, el heteros existe, inclusive ésa es su tarà lo real que sirva de tope, que pueda poner limite a ese relati¬ definición. Lacan lo dice: las mujeres existen, e incluso no hacen vismo. mas que eso. Ahf se trata de la mujer corno Otro, no de la mujer Adviertan que la percepción de que el Otro no existe no es de sujeto, que entra en las paridades mùltiples de la època. hoy. Comienza en el siglo xvt en Occidente. Empieza con Mon¬ taigne -seria ùtil retomarlo-, sigue en el siglo xvm con Diderot, Voltaire, Montesquieu. Avanzan con la tesis de que el Otro no existe. Y después, en el siglo xx, asume toda su magnitud. Diga¬ mos que se consuma. En el siglo xvm, la tesis de que el Otro no existe, que desde luego no se formulaba de està manera, tenia una especie de valor de apertura, desenclaustramiento, de apertura a las otras civilizaciones. Vean el "scòrno se puede ser persa?" de Montesquieu. Hay ironia para burlarse de los occidentales que no se daban cuenta de lo que habfa descubierto Montaigne: "Verdad de aquel lado de los Pirineos, errar de este lado", o a la inversa. De modo que en el siglo xvm era un hecho de desenclaustramiento. Hoy, en el siglo xx, es un hundimiento de los valores. El Otro que no existe es el hundimiento del fundamento de los valores de uni- versalidad. Y hoy no nos preguntarfamos còrno se puede ser persa porque todos somos persas. La fòrmula seria "todos somos persas" [persans]. � ,En qué sentido?: sin Otro [sans Autre]. En todo caso, "todos somos persas" quiere decir, en efecto, que si el Otro no existe, si el Otro es impotente para almohadillarse a sf mismo, a la postre, los discursos, históricamente datados, tratan de suplirlo e instaurar un orden de goce reglado por a. Pero no todo lo raglan, hay goce fuera del discurso. iQué se descubre? Que lo mas real que tiene cada uno es su sfntoma, es decir, aquello con lo que objeta la homeostasis del dis¬ curso. En ese sentido, el Otro que existe no se reduce solamente al Otro del sexo. Ya hablé de eso, no voy a reiterarlo. Entonces, la mujer conio Otro, real por su goce excluido, es un tema que Lacan plantea desde mucho tiempo atràs, desde ci principio. La mujer excluida del discurso por la naturaleza de las cosas, que es la natu¬ raleza de las palabras. Podrfamos recoger todas las citas de Lacan 11. La ètica de la diferencia Bueno, no estoy del todo en el tema. Es preciso que me meta en él. Voy a empezar por aludir a una pregunta que me hizo Louise Gabanou-Prisselkof, que concierne a la union entre la clinica del sfntoma y los problemas de la ètica. Me pedfa que insistiera en es¬ te punto y, en particular, en lo que dije al pasar con respecto al "coraje del sujeto psicòtico" que -me dijo— generaba en ella algu- nas perplejidades. ,;,Ciiàl es nuestra tesis sobre este punto, la tesis que recordé? Que la posiciòn del sujeto neurótico es una posiciòn de defensa con respecto al goce, que cargamos en la cuenta de lo real. El suje¬ to neurótico es un sujeto que acentùa la dimensión de la x del enigma subjetivo en detrimento de las respuestas que vienen del goce. Està tesis es tan antigua corno el psicoanàlisis. Ya està pre¬ sente, inscripta, en la noción de "psiconeurosis de defensa", expre¬ sión que Freud propuso en 1900 y aun antes, desde los inicios del psicoanàlisis. Por otra parte, la ilustró con precisión al hablar, en el caso del sujeto histérico, de su aversión de principio a los primeros encuentros del goce y, en el caso del sujeto obsesivo, a algo inver¬ so. que seria una especie de captura -Freud dice un "exceso de piacer"-; las dos, la aversión y la captura, corresponden en princi¬ pio a la defensa que preside la represión. Lacan està en esa lfnea cuando evoca la "cobardfa del neuróti- 202 La maldición sobre el sexo La ètica de la diferencia 20.1 co" utilizando la expresión, que cité a menudo, de que es un suje¬ también encontramos en la piuma de Lacan la afirmación de que to que mira su fantasma "con gemelos"; en ese contexto, el fantas¬ se excluye que en el inconsciente uno se reconozca e igualmente ma designa su modo de goce. Està tesis, digamos, me parece lògi¬ se excluye que uno se conozca. iQué es entonces poder orientar¬ camente construida y se entiende con claridad. Ademàs, en el se? Tenemos una fòrmula que es un sinònimo, y que se refiere al plano clinico se ilustra de una manera extremadamente simple en mismo punto, y es el bien decir. el caso del Hombre de las Ratas. El termino "cobardfa" se encuen- Bien decir no es "conocer el pano en el inconsciente" y tampo¬ tra en Freud, quien lo recoge de la boca del Hombre de las Ratas. co "dar en el davo". El bien decir hace bianco en lo real. Lo real Y cuando éste habla de su cobardfa, es muy preciso, explica que se definido en referencia al goce. Apunta a éste, segùn Lacan, de ma- volvió cobarde el dia en que advirtió en si mismo una violencia tal nera doble. Lo apunta en cuanto no cesa de escribirse, es decir, que le dio pavura. De modo que es verdaderamente el temor a lo donde hace la constancia del sfntoma. Y lo apunta, también, donde que descubrió en sf mismo. Quien habla de elio, quien lo dice, es no cesa de no escribirse, es decir, corno imposible. Uno no se ha- el sujeto y no alguien que lo juzga. lla en el inconsciente en la medida en que se encuentra en él, y só¬ En oposición a està posiciòn del neurótico que, en el fondo, jue- lo se encuentra en él a partir de un anudamiento de lo real y lo ga con el enigma para mantener a distancia lo que corre el riesgo simbòlico. Si existieran ùnicamente lo simbòlico del cifrado y lo de saber sobre el goce, se puede hablar del "coraje del psicòtico", imaginario del sentido que sigue al cifrado, no nos hallariamos. que por su parte se defiende menos de lo real y tiene una relación Estarfamos en una deriva infinita. "Hallarse" es reconocer el goce directa con el goce forcluido. Si llamamos aquf goce forcluido el allf donde està. Lacan emplea està expresión: "allf donde està". Lo que, justamente, no puede encubrirse por lo simbòlico. real allf donde està. Y ahf bay que subrayar, sin duda, una oposi¬ Sin embargo, me pregunté por qué Louise estaba perpleja. Su- ción entre la asociación libre y el bien decir. puse que debfa tener una buena razón para estarlo. En efecto, es un Al hablar de la interpretación, tuve la oportunidad de insistir poco mas complicado. Tal vez no baste oponer la relación velada mucho en el hecho de que la asociación libre, por principio, por con el goce en el neurótico a la relación mas directa en la psicosis mètodo, exige la suspensión del juicio. Exige hablar sin preguntar- y calificar una de cobardfa y la otra de coraje. La cobardfa neuró¬ se si es verdad, si es decente, corredo, si es inteligente. Suspen¬ tica està muy cerca de lo que Lacan define corno "tristeza". La sión del juicio, ya sea de verdad o de valor. Es una suspensión de tristeza corno cobardfa moral tiene una definición muy próxima a la aserción, en cierto modo. Se producen enunciados suspendiendo la de la cobardfa neurótica. Ustedes conocen la fòrmula empieada el elemento asertivo. Por otra parte, hay sujetos a quienes les cues- por Lacan. Esa cobardfa consiste en "no poder orientarse en el in¬ ta tolerarlo. Y hay quienes se sienten corno peces en el agua, la co¬ consciente". No es lo mismo que decir: "defenderse de lo real". Si sa les conviene. Pero hay otros a los que les cuesta mucho hablar "no poder orientarse en el inconsciente" es una cobardfa. /.còrno sin saber qué estàn afirmando. En definitiva, la asociación libre es situar el susodicho coraje del psicòtico, habida cuenta de que deci¬ un mètodo que programa el extravfo del sujeto. El extravfo mo¬ mos que en la psicosis hay un rechazo del inconsciente? Si "no ha- mentàneo, cabe esperar, el extravfo del sujeto o, mejor, su desliza- llarse en el inconsciente" es una cobardfa, idt qué manera podrfa miento; extravfo es el termino patètico, el termino que aporta el ser valeroso "recha/ar el inconsciente"? matiz de afecto. La asocación libre programa el deslizamiento del Eso me deva a pensar algunas cosas. En primer lugar. /,qué es sujeto en la deriva de las palabras, las asociaciones y las represen- poder orientarse en el inconsciente? Es una fòrmula no muy serici¬ taciones. Una deriva que a menudo parece indefinida, e incluso na, porque al mismo tiempo -seguramente me oyeron citarla— desesperadamente infinita. 204 La maldición sobre el sexo La ètica de la diferencia 205 Cuando Lacan habla del bien decir, no se trata de la asociación Ilo con lo que se ve confrontado. Su delirio es el resultado de ese libre. Se trata de lo que se produce gracias a ella, completada por enfrentamiento. De allf el efecto pacificador que, finalmente, saca la interpretación, de donde venga. Es un resultado exactamente de él. opuesto al de la suspensión del juicio. El bien decir apunta en cier¬ El de Joyce es un coraje discreto, dirla, pero compacto. A me¬ ta forma a la aserción final. En ese sentido, en ci anàlisis, digo nudo insisti en que hay en él un rechazo patente, explfcito y asu- bien, en el anàlisis, en el discurso analitico, no en cualquier discur¬ mido del discurso establecido. Él lo dice. Quienes estuvieron pre¬ so sino en el anàlisis, la relación con lo real o, mejor, lo que puede sente� se acordaràn: hace algunos afios, cité unos pasajes en que comprobarse de la relación con lo real, pasa por el bien decir y no senala que, para él, el horror de los horrores es la evidencia. La puede sino pasar por el bien decir, en la medida en que el incons¬ evidencia, y podemos agregar la evidencia del sentido comùn, lo ciente en acción en la asociación libre, el inconsciente comò len¬ que parece evidente a todos. Ahora bien, lo que parece evidente en guaje articulado, separa de lo real y asegura mas bien la deriva del el sentido llamado comùn es lo que Lacan llama el asiento de los sujeto, su deslizamiento o su extravfo. En ese sentido, si la aptitud, prejuicios que instaura un discurso. Efectivamente, Joyce es un su¬ el gusto, el consentimiento a entrar en el trabajo de elaboración del jeto en posiciòn, podriamos decir, de negativismo, para tornar un inconsciente no conducen, digamos, a producir un buen decir, termino que viene de la psiquiatrfa, de negativismo creador con pues bien, en cierta manera, sostienen la defensa neurótica. Por respecto a lo que voy a denominar ci apósito [pansement] que el eso el anàlisis conviene tanto a los neuróticos. discurso establecido pone sobre lo real. Avanzar sin ese apósito es Ahf vuelve a afirmarse la oposición con el sujeto psicòtico. El coraje. rechazo del inconsciente es el rechazo de la pantalla del lenguaje. Mucho antes que Lacan, alguien advirtió esto, y lo retomo para A menudo se habla del imaginario corno una pantalla, y con razón. està ocasión: es Jung. Jung escribió un texto que se llama "Ulises, Pero el lenguaje mismo es una pantalla con respecto a lo real. Y un monòlogo". Es sobre Ulises, y aclara mucho. Leer hoy el texto cuando Lacan define al sujeto psicòtico corno aquel que carece del de Jung, con las tesis de Lacan sobre Joyce en mente, es extrema- auxilio de un discurso establecido -lo dice a propòsito del esqui- damente regocijante. Es muy entretenido y aclara mucho, aunque zofrénico y sus órganos-, designa una relación, digamos, no prohi- indirectainente, la tesis de Lacan. Jung lee Ulises cuando aparece, bida al goce. Entonces, Louise Gabanou me incitaba a decir algu- y en el momento de escribir su artfculo ya se publicaron diez edi- nas palabras de Joyce sobre este tema. Y eso me devo a pensar en ciones. De modo que Ulises se ha convertido ya, corno él dice, en otros mas. /,Acaso no se siente, aunque sea intuitivamente, el cora¬ un fenòmeno... Eso lo enfurece. Eso es lo gracioso de ver, que lo je de Schreber? pone fuera de si. Lo dice con cierta insistencia. Lo exaspera, lo El coraje de éste no es cualquiera. Schreber, el caso freudiano. irrita, lo provoca, y para tratar de explicar su reacción, subraya las Schreber se enfrenta a un goce que, segùn cree, es el del Otro. En¬ caracterfsticas de ese texto. Si tuviéramos que resumir todas esas tonces, desde luego, puede decirse que desconoce el suyo propio. caracterfsticas, verdaderamente es una explicación avant la lettre, Y su coraje es un coraje limitado por el hecho de que Io es con res¬ es que se trata de un texto que ataca todos los puntos de almohadi¬ pecto al goce del Otro. jPero qué coraje! Està solo en su delirio llado del discurso. Jung senala, por ejemplo, que es un libro en para afrontar, pese a todo, al sefior del universo y tratar de pregun- que uno encuentra diez mil elementos de superficialìdad, cien rnil tarse còrno podrfa mantenerse el orden universal frante a un Dios matices, ninguna repetición. Un flujo nos arrastra sin descanso. del desorden. Es, con todo, una forma de valor. Valor que pueden Les cito: "Es un torrente, ninguna puntuación". Cosa que dama calificar de psicòtico, de loco, de delirante, pero que afronta aque- "un niliilismo infernal". Nihilismo infernal que crea una expectati- 206 La maldición sobre el sexo La ètica de la diferencia 207 va, pero una cxpectativa nunca colmada. Pero subraya sobre todo, pero no en la forma de la polémica, porque està siempre sostiene junto a ese vacfo, a esa expectativa de sentido, -lo que advirtió de lo que ataca; ésa es la tesis de Lacan, y tiene razón. Cuando pole- una manera absolutamente notable-, la ausencia de repetición. La mizamos, damos existencia a aquello con lo que nos enfrentamos. ausencia de repetición, lo que él llama una "variedad de estilo inè¬ Joyce es matasiete sin polémica, es decir que destruye el discurso dita". E indica -en grandes pàrrafos, la piuma de Jung es un poco comùn, y toda la cuestión consiste en saber qué pone en su lugar. copiosa cuando escribe- que hay tantas pàginas pero podrfa haber Lo destruye de manera creativa, pone un texto en su lugar. <;,Cuàl? quinientas menos o mil mas y en sentido estricto eso no cambiaria Aquf es donde podemos verdaderamente ordenar lo que pasa nada, estariamos frante al mismo libro, que no tiene ni antes, ni con un texto analfticamente interpretable y con el texto de Joyce. después, ni arriba, ni abajo. Nos està explicando que los puntos de El discurso del analizante es del mismo tipo que el discurso esta¬ almohadillado y de orientación de todo el discurso estàn ausentes blecido, con la salvedad de que es un discurso singular. Vale decir del texto. que las asociaciones, precisamente, no son libres ni se ordenan so¬ —iPodria decir en qué obra de Jung està, por favor? bre la base de los prejuicios comunes, sino que el fantasma ordena Les pido disculpas, no tuve tiempo de buscar las ediciones las asociaciones mas fntimas. Lo que hace que la asociación libre francesas. Lo relef en un volumen en castellano que se dama Lo¬ termine por decir siempre lo mismo, por dar vueltas siempre en el cura, clinica y suplencia, de las ediciones Eolia, de Espana. Final¬ mismo cuculo. Es interpretable porque no es libre. Lo que Joyce mente, Jung se pregunta por qué escribe sobre ese autor. Respues- introduce no es un discurso, en el sentido de que el discurso inclu- ta: "Porque me lo pidieron". Pero no sólo por eso, porque no se ye los puntos de almohadillado. Es una especie de polisemantismo puede suprimir el efecto que provocò sobre los contemporàneos. que no tiene centro de gravedad. Del Ulises de Joyce no se puede Es bastante divertido, porque del articulo de Jung podrfa deducirse sacar el fantasma de Joyce. Por otra parte, tal vez tampoco de nin¬ una definición del hombre moderno: quien està tocado por el Uli¬ guna verdadera obra de arte. Ahf, el coraje de Joyce consiste ùni¬ ses de Joyce. El hombre moderno es eso. No lo dice asf, pero eso camente en ser un negativista del discurso establecido y llegar a significa un problema para él. Considera que hay que explicar el sostenerse, en esa obra misma, al margen de un discurso. Al mar¬ hecho de que un texto semejante haya podido afectar la sensibili- gen de los efectos de significación que producen los puntos de al¬ dad del hombre del siglo xx. Tiene razón al planlear esa cuestión. mohadillado. Se propone saber si es esquizofrénico, posiciòn muy justa, y luego Tal vez podrfa considerarse paradójica. con respecto a lo que escribe, con una forniulación muy fuerte: "Es un libro que ofende digo, la frase de Lacan referida a la mania, la psicosis maniaca, el el sentido comùn". En segundo lugar, se pregunta: "i,Se puede in¬ estado psicòtico maniaco, porque en "Televisión" hace de la manfa terpretar este libro?" Responde que no. No es ni un sueno ni una la cobardfa extrema. Tras haber hablado de la "cobardfa moral" revelación, carece totalmente de caràcter simbòlico, en lo que res- que consiste en no poder orientarse en el inconsciente, es decir, no pecta a tener un sentido. La cosa no proviene del inconsciente. Por trabajar en el bien decir, emplea la siguiente expresión: "Por poco lo tanto, es ininterpretable. (No utiliza esa expresión; soy yo quien que està cobardfa llegue hasta la psicosis". y aparece la manfa. se la adjudica.) Ésa es la tesis de Jung, yo dina que perfectamcnte Asf, pues, nos presenta la manfa no corno un caso de coraje psicò¬ lacaniana avant la lettre: el texto de Joyce es ininterpretable. tico, sino de extrema codardia moral. Eso me dio la idea de un pe- t,Qué relación hay con el coraje psicòtico? queiìo programa, no sé si lo cumpliré algùn dfa, que consistirfa en La primera aproximación al coraje de Joyce es erigirse en el ordenar las psicosis èticamente hablando. En efecto, corno soste- matasiete del discurso establecido. Matasiete del sentido comùn. nemos la tesis de que la clfnica siempre incluye el registro ètico, 208 La maldición sobre el sexo La ètica de la diferencia 209 eso quiere decir no sólo que se puede hablar de la ètica del neuró¬ xual", y uno ètico, estar o no abonado. Comenté entonces la pàgi¬ tico, el psicòtico, el perverso, sino que, acaso en el interior mismo na 24 de "El atolondradicho". Voy a escribir el esquema del pàrra¬ de las neurosis, en el interior de las psicosis, se pueden hacer dis- fo de esa pàgina 24. Lacan nos dice: el dos del sexo es un inacce¬ tinciones éticas mas finas. Dentro de un momento volveré a Joyce sible. Lo cual quiere decir que el Uno, que es el Uno fàlico, se para ver un aspecto muy distinto, sobre un punto que indica por dirige hacia lo que seria el dos del sexo, pero ese dos del sexo -lo qué Lacan lo toma en serio. Habida cuenta de que hay un aspecto barro, comò se barra al Otro-es un inaccesible. Y Lacan nos acla¬ maniaco en Joyce y que en su lengua los puntos de almohadillado ra: es ahf donde se semeja [s'emble] o mas bien se siembra [s'em- estallaron, � no es ésa una manera, entonces, de no saber nada, de blave] el semejante [semblable]. Es muy simple. Quiere decir que no poder orientarse en el inconsciente? Retomaré un poco ese pun¬ ahf, en el lugar en que falta el dos del sexo, se inserta el semejante to. que podrfa escribir i(a), porque Lacan hace referencia precisamen¬ Insisto en la necesidad de no olvidar la dimensión ètica cuando te a su estadio del espejo, pero que yo escribo Un-cuerpo, la ima¬ se habla de la clinica. Lacan siempre lo hizo para todas las estruc- gen del hombre en su erección corporal. turas, incluso -pueden notarlo- para las toxicomanfas, de las que tanto se habla hoy en dfa. Cuando dice -con una de sus fórmulas Uno un cuerpo resonantes, que reducen todas las variedades, todas las elucubra- ciones a una frase e incluso a media lfnea, pràcticamente- que la I toxicomanfa consiste en "romper el matrimonio con el pitito", puesto en claro eso quiere decir que es un esfuerzo por escapar al Ya definì' s'emblaver [sembrarse], pero creo que me olvidé de destino del todo fàlico. Es una posiciòn etica. Ademàs, està fòrmu¬ definir s'embler, el verbo s'embler. Ese verbo existe. Lacan utiliza la es interesante porque retoma la expresión utilizada para traducir dos términos: s'embler y s'emblaver. S'emblaver quiere decir al pequeno Hans. Es decir que encuentra el medio de transplantar sembrar. S'embler, con un apòstrofe, de donde viene la expresión ahf una connotación infantil y una referencia al momento del com- que ustedes conocen, porque es mas comun, "d'emblée" [de en- plejo de castración. Dejo esto de lado, era un paréntesis. trada, de golpe] -"me di cuenta de entrada", por ejemplo-, quiere Ahora voy a retomar mi planteamiento. Espero haberle contes- decir "volar ràpidamente" y etimològicamente remite al ave de tado a Louise. Hago un recordatorio, sobre todo para condensar el presa que con un agii movimiento atrapa a su vfctima. Entonces, el punto en que me encontraba y precisar un poco, porque alguien semejante toma vuelo tiene aquf ese sentido. en la medida en que me dijo que no estaba claro. Està muy bien que me lo digan, por¬ el vuelo de que se trata es el de la libido. La libido que deberfa que eso me deva a insistir un poco. transferirse al Otro sexo si hubiera relación-proporción sexual, en Habfa llegado entonces a la expresión "los abonados del in¬ cierta forma es captada, interceptada por la imagen del semejante, consciente homosexual", que se me ocurrió por analogia con Joy¬ imagen que està sembrada... engrosada, si me permiten el termi¬ ce el desabonado del inconsciente. Ése es el coraje de Joyce. Tener no, de libido. el valor de desabonarse del inconsciente del sentido conio barrerà Es curioso que el termino s'embler venga de la presa, porque con respecto a lo real. Es una expresión mediante la cual traté de muy tempranamente, cuando Lacan habla de la imagen narcisista comentar la expresión "la ètica del cèlibe", que pertenece a Lacan. y de su investidura, utiliza metàforas concernientes a la presa. No La expresión "los abonados del inconsciente homosexual" conecta hace mucho lo coniente al hablar de la investidura narcisista; les dos elementos: uno que es estructural, el "inconsciente homose- pido disculpas, no tuve tiempo de buscar la pàgina exacta, està en 210 La maldición sobre el sexo La ètica de la diferencia 211 dos emes. El enamorado y la enamorada, por lo tanto, también es¬ los Escritos y dice: "Presa atrapada en los rayos de sombra" -los tàn fuera del sexo. No es en absoluto el mismo matiz. La ètica del rayos de sombra designan la imagen que envuelve la libido- "y cèlibe evita el encuentro con el goce Otro en beneficio del goce fଠque vuelve a tender su senuelo cansado" -es el sefiuelo de la ima¬ lico, mientras que el amor no tiene nada que ver con el goce y se gen- "con aire de presa". En parte, està frase està construida comò una cinta de Moebius. Es sorprendente que en la piuma de Lacan, dirige al semejante o al otro sujeto. Es la tesis de Aun. Si retoman ese seminario, al principio, en la apertura, Lacan reafirma que ci para evocar la investidura narcisista, aparezcan imàgenes concer- nientes a la presa. Pueden encontrar muchos desarrollos sobre està amor es narcisista, mientras que al final define el amor que se diri¬ cuestión, en particular al final del texto de "Subversión...", donde ge al sujeto del inconsciente. En ambos casos, siempre està fuera examina còrno se transfiere la libido, investida en el cuerpo pro- del sexo. Voy a seguir ahora con la cuestión de los "abonados del incons¬ pio, al otro en el sentido de la imagen del otro cuerpo, distinto del objeto parcial. Es posible decirlo de otra manera, lo que escribf ciente homosexual", con una eme. No hay nada queobjetar. � ,En aquf, a la izquierda de la flecha, el un-cuerpo que ocupa el lugar nombre de qué valores se objetarfa que esos sujetos se "cercenen del dos inaccesible, escribe una suplencia imaginaria, si se habla del Otro"? Nada que objetar, tampoco, en que los homosexuales se en términos de nudos borromeos. Escribe una suplencia imaginaria casen, me parece. Nada que objetar en que haya sujetos que se ins- de la falta del partenaire del goce. Si ustedes quieren, podria escri¬ talen en la posiciòn "sexless", evitación de la actividad sexual que birse asf: la imagen narcisista en posiciòn de objeto que suple al A, yo habfa mencionado en la Carta Mensual. y es lo que él decfa ya con todas las letras en su texto "Subversión Debo decir que ayer a la noche, en la Escuela, me alegró que se del sujeto". presentaran tres casos, y Jo Atié presentò el de un sujeto -es un punto que no se discutió en la velada- que podrfamos calificar con Ha) el termino de "sexless", porque es un homosexual sin pràcticas de homosexualidad desde hace diez afios, no desde ayer, y que vive A con una mujer sin heterosexualidad, dedicado en su totalidad a una pràctica sexual que se limita al "servicio prestado al òrgano", co¬ Una persona, Olivier Clerc, me preguntó còrno hay que escribir rno dice Lacan para designar la masturbación. "los abonados al inconsciente homosexual", con una o dos emes. Digo que no hay nada que objetar, pero creo que tampoco hay La pregunta me atormentó un poco, asf que lo aclaro. "Los abona¬ que ocultar que eso participa de una ètica segregacionista del Otro. dos al inconsciente homosexual" lo escribo con una eme, en el De una posiciòn que no es de coraje con respecto al Otro, ya que sentido de que designa sujetos que, en su pràctica amorosa, estàn hablàbamos del coraje de la psicosis. Es mas bien una posiciòn lo que yo llamaria, para retomar otro termino de Lacan que ya co¬ que evita el encuentro. iY en beneficio de qué? En beneficio de lo niente, "cercenados del Otro", para no usar un termino mas peyo- mismo, en beneficio de lo mismo hommosexual con dos emes, es rativo. El inconsciente, en cuanto vehiculiza el Uno fàlico, es ho¬ el caso de cualquier amor, y también en beneficio de lo mismo fଠmosexual con una eme. Cuando Lacan dice: "No dice mucho", se lico. refiere a que no dice nada del Otro; ùnicamente del Uno fàlico. La Y después, tal vez hay mas. Por casualidad preste atención a ètica del cèlibe està por lo tanto fuera del sexo. Pero, por otra par¬ una observación de Lacan en el seminario 4. Es muy interesante te, el amor que es otra dimensión, el amor en general, en sentido porque se situa en el cruce de las cuestiones del psicoanàlisis y la propio, que no concierne al goce del sexo, es hommosexual. con civilización. Està en la pàgina 213 de ese seminario. Debia haberla 2i: La maldición sobre el sexo La ètica de la diferencia 21.1 lefdo, pero no le habfa prestado una atención especial. Habla del del Otro pone en acto lo que dame una "forclusión de hecho", una matrimonio. Fs de actualidad, porque la gente se pregunta "<[con forclusión que redobla la forclusión estructural del Otro en el dis¬ quién hay que casarse?" Ya no se pregunta mas, las mujeres se ca- curso. san entra ellas, los hombres entre ellos y también hombres con A partir de ahf se plantean varias preguntas, que van a ser el mujeres. Lacan senala esto, en las pàginas 213-214; es muy apa- objeto de lo que voy a desarrollar a continuación. � Cómo se situa sionante, dice que todo matrimonio lleva en si la castración. Eso la ètica analitica, qué puede decir sobre ese punto? Ésa es una pre¬ es indudable. Precisa que deva en sf tanto mas la castración cuanto gunta. Otra: ien qué sentido va la corriente de la civilización? Y, que el matrimonio, còrno decirlo, al legitimar a un partenaire -él tercera pregunta, � cómo se puede no cstar abonado al inconscien¬ pensaba en ci matrimonio hetero, todavfa no estàbamos donde es¬ te homosexual? Si el inconsciente es homosexual con una eme y el tamos ahora-, al legitimar a una mujer para un hombre y recipro¬ amor hommosexual con dos emes, � cómo puede un sujeto ser he¬ camente, pero sobre todo a una mujer para un hombre, le prohibe terosexual? Cuestión que Freud se planteó en otros términos, y so¬ cierta cantidad de otras. Y entonces agrega que la consecuencia, bre la cual Lacan vuelve a caer en el '73, con el seminario Aun, consecuencia que tal vez no se advierte pero que él destaca a lo que se inicia precisamente con ella. Vuelvo a esto dentro de un largo de dos pàginas, es que toda conjunción del amor y la coyun¬ momento. da, corno lo expresa -que hoy se ha convertido en el principio ca¬ Voy a decir ante todo algunas palabras sobre lo que quiere la si ùnico del matrimonio, la gente se casa porque se ama, ya no hay "ètica analitica". Mientras no cambie de opinion, considero que la otras razones para hacerlo-, toda conjunción del amor y la coyun¬ "ètica analftica" no puede mas que estar en antipatfa de discurso da, entonces, en una sociedad que, corno la nuestra, devo muy le¬ -la "antipatfa de discurso" no es la antipatfa personal- con todas jos la libertad de las uniones, limita siempre con el incesto. las éticas de Io mismo. La ètica del psicoanàlisis es una ètica de la En una primera lectura, eso es algo un poco sorprendente; cà- diferencia. iCómo va a simpatizar con la ètica de la mismidad? El sense por amor y bien, jla cosa roza el incesto! Y Lacan insiste: la bien decir se efeetùa en el "uno por uno", en cada cura, pero, sin conjunción del amor y la ley siempre participa del incesto. Se en¬ lugar a dudas, su meta para et sujeto analizante es circunscribir su tiende la lògica de està afirmación: comò el amor es repetitivo, diferencia con respecto al discurso establecido. Y para esto, él tra¬ que es lo que sin duda ha establecido el anàlisis, en la elección de ta de conseguir que el inconsciente de una respuesta. Una respues- objetos de amor siempre se encuentran rasgos que provienen de ta que no sea inefable, dice Lacan. Las respuestas que obtiene son los objetos primordiaies. Freud lo refinó un poco y distinguió dos muy limitadas. <� Qué se puede hacer producir al inconsciente conio tipos. Puede ser el objeto primordial materno, en la elección por respuestas que inscriban la diferencia? Tenemos los Si, que el dis¬ apuntalamiento, o el objeto primordial narcisista, pero poco impor¬ curso analitico escribe debajo de la barra, a la derecha. Tenemos ta, en ambos casos el amor repetitivo vuelve a llevar a lo mismo, a también el S2, sintonia que, eventualmente, un anàlisis permite de¬ lo ya investido. Asf, pues, el amor no va hacia lo nuevo, hacia el volver a su médula, a su letra. Y después tenemos lo que Lacan es¬ Otro. cribe a, el objeto, pero que no funciona sin el escenario de goce Està pàgina de Lacan nos dice entonces que la gè ne rad zac ión centrai, inddeble del fantasma. de la libre elección en el matrimonio implica lo mismo familiar, En todo caso, en cualquier nivel que nos coioquemos, lo que incestuoso. A esto, la ètica del cèlibe, cualesquiera sean sus for¬ enfocamos es una singularidad, la singularidad del analizante. Esto mas, agrega ademàs el rechazo del Otro del sexo. en la pràctica decliva del psicoanàlisis. Un anàlisis no concierne a Es una pràctica que mediante el cercenamiento con respecto aquello que uno tiene en comùn con todo el mundo; de eso, de la 214 Im maldición sobre el sexo La ètica de la diferencia 215 alienación, mas bien lo aparta. Le revela lo que no viene del Otro, Aquello de que el sujeto goza y que es, dice Lacan, lo mas real y llegado el caso, los sujetos incluso sufren por no ser suficiente¬ que tiene. "Lo mas real que ustedes tienen, su sfntoma", decfa al mente comimes. Querrfan ser "normales", corno suelen decir. Por final. su parte, el deseo del analista es un deseo que Lacan calificó de Desde el momento en que se reconoce la "diferencia absoluta" deseo de la "diferencia absoluta". Lo cual quiere decir que el dis¬ del sfntoma corno lo que no cesa de escribirse, se introduce otra curso analitica antipatica con todo lo que encubre la diferencia. De diferencia, nos vemos obligados a postular otra diferencia, una es¬ allf el problema de las comunidades analfticas, por otra parte. Pero quizia con respecto al Otro en la medida en que éste no cesa de no eso es otra cuestión. Naturalmente, hay "diferencia" y "diferen¬ escribirse. Y, en el fondo, lo real -dado que hablamos de lo real al cia". Està la primera que tenemos que conocer, la diferencia inter¬ que el psicoanàlisis permite aproximarse- se divide en Lacan. Se na al significante, que no es una "diferencia absoluta", sino siem¬ divide entre el sintonia, corno lo que no cesa de escribirse, necesi¬ pre relativa. Un significante diferente con respecto a otro dad, y el Otro, lo que no cesa de no escribirse, imposible. En todos significante. Y, con respecto a ese significante, nunca idéntico a si los casos, lo real se define por un "no cesar". En ese sentido, no mismo, valorizamos la letra. que, corno es idéntica a sf misma, es hay terapèutica de lo real. una "diferencia absoluta". Busqué el termino apropiado para està ètica de la diferencia. Si se procura circunscribir la "diferencia absoluta" de que habla En Londres hablé de "heteroética", en oposición a la "ètica de! Lacan al final del seminario 11 -a menudo trabajé sobre ese pun¬ cèlibe". Podrfa decirse simplemente, ya que ésa es la expresión de to-, hoy hay que decir que no evoca la diferencia de los sexos. La Lacan, "ètica de la diferencia". Creo que el interés que el psicoa¬ anotación del final del seminario 11 no se ocupa de saber si es nàlisis, corno decfa Lacan en Aun, tiene que prestar al Otro, debe "hombre" o "mujer". La diferencia de que habla, creo, es mas bien mantenerse. Lo decia con una fòrmula imperativa, al hablar del la del Uno del sfntoma. Ésa es la verdadera "diferencia absoluta" "interés que debemos prestar al Otro". Ese interés es solidario del de un sujeto. El sfntoma, en la medida en que un elemento del in¬ interés por el sfntoma, por el Uno sintomàtico. En cierta forma es consciente, de un inconsciente particular, fija un goce en él. Un su companero. goce que es el goce del sujeto, del que puede decirse que es de és¬ Paso ahora al segundo punto: � cómo se puede ser heterose¬ te, con el que el sujeto està sobrecargado, si lo prefieren, pero que xual? /,Cómo puede uno constituir un sintonia heterosexual, tornar es un goce que no es del Otro, que no està inscripto en el Otro, a una mujer por sfntoma, corno decfa Lacan? Me cuestionaba so¬ justamente, y cuya falta hace inconsistente al Otro. Con elio esta¬ bre los elementos de la respuesta que podia encontrar articulados mos muy cerca de la definición freudiana de la fijación. La fija- en Lacan acerca de este punto. El principal, que ya mencioné y ción es la denominación freudiana de lo real en el sentido de lo voy a recordar, pero que no basta, es el que damò "la versión pa¬ que no cesa de escribirse de un termino de goce. Sefialo, entre pa¬ dre de la perversión". Hace falta un padre. Hace falta una "versión réntesis, que tal vez haya que sostener que no todo es real en el padre" de la perversión generalizada. Subrayé que el sfntoma pa¬ sfntoma. Porque el efecto terapèutico es justamente lo que cesa de dre constituye lazo social, aunque no haga relación-proporción se¬ escribirse del sfntoma. Y estamos obligados a considerar que lo xual. Constituye lazo social entre hombre y mujer. El sfntoma del que cesa de escribirse no puede cargarse en la cuenta de lo real si¬ cèlibe también constituye lazo social, entre los amigos. La philìa no, mas bien, en la del deslizamiento hacia lo simbòlico. griega hace lazo social, pero no entre hombre y mujer. El sintonia Creo entonces que, en el psicoanàlisis, el deseo de la "diferen¬ padre, por su parte, lo constituye entre hombre y mujer. No sólo lo cia absoluta" apunta bàsicamente a la diferencia por el sfntoma. constituye sino que genera un lazo, ya que conduce a la reproduc- 216 La maldición sobre el sexo La ètica de lo diferencia 217 mas -porque hay mas- también dividida entre los hombres, ya que ción. Cuando Lacan define la versión padre, es: un hombre que to¬ ma a una mujer corno causa de su deseo, primer aspecto, y hace de en el fondo, corno Freud lo advirtió, lo destacó con claridad, y La¬ ella la madre de sus hijos. Agrega este segundo aspecto. Es decir can lo retomó, el desdoblamiento del objeto, del objeto masculino que el sintonia anuda entre si muchas cosas. Un hombre y una mu¬ para una mujer, aunque se perciba menos que en el hombre -dado jer e hijos. Al hacer de una mujer una madre y de un hombre un que en éste es patente-, no deja de estar presente. Freud lo advirtió padre, anuda amor, sexo y reproducción. Anudamiento muy ame- en la siguiente forma: "Un hombre nunca es el primero". El prime¬ nazado en nuestra civilización actual, ya volveré a esto. En ese ra no era el primero porque, antes de él, estaba el padre y, aun an¬ sentido, el sfntoma padre forma parte de una ètica hetero. No digo tes del padre, ademàs, estaba la madre. Lo cual hace que haya mu¬ heterosexual, digo una èlica hetero, es decir, una ètica que hace lu¬ chos antecedentes. En ese sentido, "hacer lugar al Otro del sexo" gar al Otro del sexo. supone a la vez soportar el goce que no le concierne al hombre y, iQué es "hacer lugar al Otro del sexo"? Podemos tratar de de¬ ademàs, la parte de falicismo que no se relaciona con él. Ahf estàn clinarlo. No pongo orden en las observaciones que voy a hacer. todas las problemàticas subjetivas de una pareja, y se sabe, con to¬ Eso supone en principio soportar el goce de la mujer. La clinica in¬ do, que el control de la partenaire es algo que ejerce una acción dica con claridad que a menudo es un problema para el hombre. Y, intensa en muchos hombres, con el esfuerzo por aduefiarse de ella. por otra parte, el caso que mencionaba hace un rato, que Jo Atié Por su lado, las mujeres, desde luego, tienen también el problema presentò ayer a la noche, tenia una frase muy precisa, al decir que de la infidelidad masculina, pero lo tomo del otro lado. habfa una especie de gran maquinaria a la que no querfa acercarse Entonces, del lado de la mujer, � qué hace pareja con la versión en absoluto, algo que funcionaba solo y del que no querfa saber padre en la medida en que està consiste en soportar a una mujer y nada. hacerla madre? O, mas bien, <cuàl es el correlato de "tornar a una Hacer lugar al Otro del sexo también supone, naturalmente, que mujer corno sfntoma" del lado de la mujer? De este lado, � cuàl es un sujeto -aquf estoy del lado del sujeto masculino en la versión la fòrmula de la "ètica hetero"? En Lacan hay varias, entre otras la padre- soporte que su mujer sea no totalmente suya. Y este mismo que da en "Televisión", que tuvo un gran éxito y consiste en ador- "no totalmente suya" se divide. Ella es "no toda suya" en el nivel narse para el fantasma del hombre. mismo en que, a la vez que tiene relación con el falò, està no toda Encontré una fòrmula que me gusta aùn mas y que està en las en esa relación. Podriamos escribirlo. Represento aqui, a la iz- conferencias sobre Joyce; tiene la ventaja de ser mas tardfa, de quierda, el espacio del A barrado, el goce que no està conectado 1979, y està en la pàgina 35 del volumen Joyce avec Lacan. Es la con el falò. Lo que represento acà, a la derecha, es el espacio del pàgina en que Lacan habla de la mujer, de la histérica y de Joyce. goce conectado con el falò. Este mismo espacio se divide, entre la Se pregunta sobre la cuestión del "impulso a la mujer" en Joyce. relación con el hombre y la relación con el niiìo. En éste no hay indicios de un "impulso a la mujer" en el sentido schreberiano, pero Lacan se interroga manifiestamente y dice lo J Otro I J del O siguiente: "Llegado el caso, Joyce no se tiene por mujer mas que al cumplirse en cuanto sfntoma". He aquf una definición del para- lelo femenino de la fòrmula que, en el hombre, es "tornar a una mujer por sfntoma": cumplirse corno sfntoma. Un poco antes, en la Aun en su falicismo, una mujer, cuando es madre, nunca es to¬ misma pàgina, Lacan decfa que una mujer es sintonia de otro da de un hombre. Està dividida entre el hombre y el nino, y ade- cuerpo. Està muy claro, por lo tanto, y tenemos ahf una fòrmula de !18 La maldición sobre el sexo La ètica de la diferencia 219 lo que se llama "posiciòn femenina". Puesto que podràn ver que "es por histéricas, histéricas sfntomas de mujeres, no todas (asf), también "cumplirse corno sfntoma" es mucho mas que "ser sfnto¬ que se las nota corno mujeres en LOM, o sea por poseerlas". No es ma para el otro". Con el termino "cumplirse" no estamos lejos de tan claro, porque pone "no todas" en plural. La cuestión es saber si "realizaise", y no llegaré a decir "identificarse corno sfntoma", pe¬ la diferenciación conceptual, nocional, de la posiciòn mujer y la ro sf, en fin, depositar su destino femenino en el ser sfntoma. Hay posiciòn histérica, corresponde a una distribución entre indivi- ahf una expresión que evoca el consentimiento subjetivo, la posi¬ duos. Habrfa algunas que son todas histéricas, y otras que son to¬ ciòn subjetiva, conio en la expresión "abonado al inconsciente ho¬ das mujeres. Poco probable. La idea de Lacan es que una mujer mosexual". Habrfa que ver la incidencia del discurso contemporଠhistérica, por mucho que lo sea, es no toda histérica. Es decir que neo sobre este punto, pero ya volveré a eso. también es Otra, sèpalo o no. Y por ùltimo agrega que si ella no se cumple conio sfntoma, si Por eso ahade que los hombres tienen superioridad sobre las no es sfntoma de otro cuerpo, es histérica. Ésa es la pàgina famo¬ mujeres en materia de histeria. Eso es lo contrario de la tesis secu- sa, preciosa, precisa. Yo querfa volver a aclararlo porque tal vez lar e incluso de la tesis analitica comùn. El unico perfecto histéri¬ habfa una ambigùedad en algo de lo que dije antes. Lacan opone co posible es el hombre. � Por qué? A mi juicio, el hombre también rigurosamente la definición "mujer" e "histeria". Ése es el primer puede estar todo en la histeria debido a que està todo en la función punto. Pera el segundo es que dice que las mujeres histéricas son fàlica. Y Lacan nos dice: "Sócrates, perfecto histérico". De una no toda histérica, escribiendo "no toda" en singular. mujer es diffcil decir "perfecta histérica", contrariamente a lo que Entonces, primer punto, las opone por lo siguiente, que ya uno se imagina, porque participa del Otro. mencioné: que la histérica no se cumple corno sintoma del hom¬ Voy a hacer sólo una introducciòn al siguiente planteamiento. bre. El sujeto histérico se define en el hecho de que se interesa en La primera respuesta a la pregunta de còrno se puede ser heterose¬ el sintoma del otro. Tenemos tres términos: LOM [i'homme, el xual si el inconsciente es homo, invoca la versión padre, que exis¬ hombre], y io vamos a escribir corno él lo hace en ese texto, con te, es un hecho. Sin embargo, eso no resuelve en absoluto la cues¬ tres letras, LOM. Tenemos LOM, su sintonia, que es una mujer si tión del còrno con la que se abre el seminario Aun, pues se lo toma conio hetero, y la histérica, que escribo Hi. El sujeto interesarse en el Otro, amar al Otro, es una cosa, pero el cuerpo a histérico que se relaciona con ese sintoma por intermedio del otro cuerpo con el Otro es otra. Y Aun, no sé si se acuerdan, se inicia -el otro sin mayùscula-. Creo que es una reformulación posible de con la cuestión de lo que pasa en la cama. � Por qué? Es que la la función de la Otra mujer de la histérica. <;Qué es lo que le inte¬ cuestión, justamente, es saber -y Lacan lo formula con toda preci- resa entonces en la otra mujer? La Otra mujer le interesa en la me¬ sión, lo retomaré la próxima vez- de dónde parte lo que responde dida en que supuestamente està se cumple conio sintoma del hom¬ por el goce del cuerpo. Es decir, se puede amar a las mujeres, es bre. Eso es lo que le interesa a la mujer histérica. posible interesarse en ellas, se les puede dar mucho lugar, mucho espacio en la casa, la civilización, el discurso, pero eso no resuel¬ LOM su X ve la cuestión de còrno, con un inconsciente homosexual que no t conoce mas que el Uno fàlico y un hombre que no conoce mas que el goce fàlico, puede el cuerpo del Otro entrar en su erotismo. La Hi El segundo punto es que Lacan agrega, y esto es muy ùtil, que 12. El espacio del goce La ùltima vez habfa planteado tres cuestiones. Una que concer- nfa a la antipatfa de las éticas, otra a lo que funda la heterosexuali- dad y la tercera, el discurso contemporàneo y sus caracterfsticas. Hablé un poco sobre las dos primeras, y ahora voy a agregar algo sobre cada una de ellas antes de pasar a la tercera. Subrayé y hasta insisti' mucho, me parece, en el hecho de que creo que el discurso analftico no puede sino estar en antipatia pro- funda con todo lo que tiende a elidir las diferencias. Ya se trate de las diferencias de un hablanteser al otro, es nuestro famoso "un par un", "uno por uno",* pero también de las diferencias hombre- mujer. Entonces. quiero agregar un acento pero, sobre todo, una referencia, que sin duda ustedes conocen, y que querfa mencionar la vez pasada. Se trata de una pequena anotación de Lacan que està en la pàgi¬ na 19 de "El atolondradicho", en el nùmero 4 de Scilicet, donde él evoca lo que llama "el escàndalo del discurso analitico". jEs un termino fuerte "escàndalo"! Si se remiten a esa nota, veràn que el escàndalo en cuestión es precisamente el hecho de que, en el mis¬ mo discurso analftico, desde Freud, se elide la diferencia, la que * En espafiol en ci originai (n. del l.). 222 La maldición sobre el sexo El espacio del goce 223 hay entre los sexos. De modo que Lacan imputa ese escàndalo con si el inconsciente es homosexual? Evidentemente, si se estigmati- todas las letras al propio Freud, y lo senala con precisión. Senala za, corno yo lo hice, la ètica de los Unos, la ètica del cèlibe, que en qué consiste. Consiste en el hecho de que Freud haya traslada- se cercena del Otro, es decir, del lado femenino, que se cercena do a las mujeres lo que habfa senalado en los hombres. Y que les del lado mujer, si se estigmatiza esa ètica, es sin duda porque, haya aplicado, dice Lacan, la misma vara, la misma medida, lo aunque el inconsciente sea homosexual, el sujeto no està obligado cual quiere decir la medida fàlica. Por lo tanto, el escàndalo es con a serio. toda claridad no haber logrado pensar y situar en la estructura la Hablé entonces de los abonados al inconsciente homosexual. diferencia hombre-mujer de manera satisfactoria. Y anade a conti¬ (■.Podrfa, me pregunto, hablar de los abonados al Otro? Segura- nuación que el escàndalo se redobla en la sociedad analitica -creo mente no. No se puede estar abonado al Otro -aquf, "Otro" desig¬ que aquf se refiere no a su escuela, sino a las sociedades analfticas na el lado mujer-. No se puede estar abonado al Otro porque éste, de la ipa-. El escàndalo se redobla, dice, por estar sofocado. Vale por definición, no tiene nùmero para que lo llamen. No figura en decir que reprocha a los sucesores de Freud haber ratificado mas o la gufa telefònica. Es una metàfora, si ustedes quieren; la guia es menos lo que atribuye a éste. Y las personas que cita, quienes es¬ aqui la ùnica que existe en estas cuestiones, a saber, el inconscien¬ tàn en el banquillo de los acusados en la pàgina siguiente, ustedes te mismo, que no conoce mas que los nùmeros fàlicos. No se pue¬ las conocen, son Karen, Hélène, las menciona por sus nombres de de estar abonado al Otro, pero si se puede, no obstante, no consa- pila antes de hablar de Horney y "la Deutsch" -jes muy malo!-, grarse al celibato en el sentido en que lo entiende Lacan, es decir, Karen Horney, Hélène Deutsch y luego Jones; a todos les reprocha que uno puede interesarse en el Otro. El problema es que intere¬ no haber logrado encabezar la critica a Freud sobre ese punto o, sarse en el Otro, e incluso amarlo, es muy otra cosa que gozar se- mejor, la superación del limite freudiano. xualmente con él, gozar sexualmente con él en el sentido del Ese parrafito, que figura justo al principio de la parte en que "cuerpo a cuerpo", en el de necesitar el cuerpo del Otro, del cuer¬ presenta las fórmulas de la sexuación por el lado de la mujer, las po femenino, para el goce. situa en su contexto y senala su novedad. Allf, Lacan se enfrenta al Sobre està cuestión, la alusión a las respuestas de Lacan que escàndalo y trata de resolverlo o reducirlo. Es decir que pretende mencioné hasta aqui consistfa en destacar que éste insistfa en el haber terminado con él; la cuestión es saber hasta dónde lo logró. hecho de que la condición patema le era ùtil. Pero sobre este punto Està referencia me resulta personalmente preciosa porque re¬ hay una pàgina mas precisa, que està en el comienzo del seminario cordé que en las jornadas sobre "El mas alla del Edipo" de 1991 Aun, en la pàgina 11, pàgina célèbre, sin duda no poco repetida y -hace un poco de tiempo, entonces- habia iniciado mi exposición sin embargo diffcil. Es donde figura la famosa frase que les reite¬ planteando a nuestra Escuela la cuestión de saber con qué conse¬ ro: "El goce del Otro [y esto designa, efectivamente, al Otro feme¬ cuencia habfamos sostenido las tesis de Lacan acerca de ese punto. nino, el Otro no todo fàlico], del Otro con mayùscula, del cuerpo Claramente, esas tesis colocan a la mujer mas alla del Edipo. del Otro que lo simboliza, no es el signo del amor". Lo que se mientras que las fórmulas masculinas se limitan a reformularlo. El plantea ahf es exactamente la cuestión de la heterosexualidad y su mas alla del Edipo es el lado de las fórmulas que no pueden califi- disyunción con respecto al amor. carse de femeninas pero, en fin, que definen lo que es otra cosa Si extraen la lògica de està frase, pueden formular sus implica- que el lado del "todo" fàlico. Ésa es, pues. la referencia que queria ciones de la siguiente manera: no es el amor el que permite gozar agregar al desarrollo que hice la ùltima vez sobre este punto. del cuerpo del Otro. Si fuera el amor el que permitiera ese goce, si Ahora la segunda cuestión: � cómo se puede ser heterosexual, el amor, en otras palabras, fuera la condición del goce sexual, en- 224 Lm maldición sobre el sexo El espacio del goce 225 que el hombre no goza del cuerpo del Otro; goza del òrgano. Mas, tonces éste serfa el signo del amor. Hay allf implicado un "si... en¬ el òrgano es la objeción a que el Uno goce del cuerpo del Otro. Lo tonces". jPero no! El goce del cuerpo del Otro no es el signo del cual implica, desde luego, que el cuerpo del Otro, en el fondo, no amor. Por lo tanto, no hay implicación de un "la amo" a un "gozo es la causa del goce; tal vez es su ocasión, una condición, pero no de ella". Lo sabemos desdèTiace tiempo, no es un descubrimlenTo una causa. de 1973 al principio del seminario Aun. Lo sabemos mas o menos Segundo rasgo: Lacan pone los puntos sobre las fes y subraya desde que Freud sacó a la luz, con la autoridad de la experiencia que el goce no parte del sexo de la mujer. "El sexo de la mujer no analitica, lo que damò la "degradación de la vida amorosa". le dice nada." Notaràn la rareza de la expresión. En francés, "co La cuestión que Lacan aborda aqui es otra. Se sabe de dónde ne me dit rien" ["eso no me dice nada"] significa "eso no despier- sale el "la amo": segùn el comienzo de este seminarfo� jdjd� rrma- el final de este mismo seminario, ta mi apetito", "eso no despierta en mi ningùn deseo", pero, evi¬ gen narcisista. Y ademàs, segùn dentemente. el equivoco tiene ahf cierto interés porque para expre- donde Lacan_agrega algo, el "la amo" parte del inconsciente. El sar el no deseo, el no apetito, utiliza una fòrmula que movdiza la "la amo" parte del inconsciente, pero acaso haya que aclarar -se palabra. El tema del sexo que habla es conocido. Piensen en Dide¬ rapite mucho, se machaca- en qué se reconocen esos dos sujetos. rot con su tftulo, su expresión, Los dijes indiscretos. Al escribir so¬ La tesis es que lo hacen en su manera reciproca de soportar el des¬ bre los "dijes indiscretos", Diderot hace hablar al sexo femenino. tino, su destino de hablanteseres; en otras palabras, su exilio de la Lacan nos dice mas bien que està mudo. Està doblemente mudo: relación-proporción sexual. Permftanme que insista. Se reconocen porque no le dice nada al otro, y porque ademàs guarda sus secre- por lo tanto en su posiciòn ètica. Entonces, el amor mismo, tal co¬ tos; jdista mucho de ser indiscreto! rno se define en Aun, al ser función de la constancia para soportar En tercer fugar, � seràn entonces los caracteres sexuales secun- la soledad a que nos condena el inconsciente, se funda en una ana¬ darios -esas marquitas visibles en la superficie de la imagen y co- logia ètica. La tesis de Lacan sobre el amor conjuga asi la dimen¬ nectadas con la sexuación del organismo-, seràn esas huellas visi¬ sión del narcisismo de la imagen y la de una mismidad ètica. Si bles las que cumplan el papel de desencadenar el goce? No, me permiten la expresión, puedo decir de un "narcisismo de la èti¬ contesta Lacan, porque hasta nueva orden, los caracteres sexuales ca". No insisto, no es ése mi objetivo hoy, pero puedo decir que te¬ secundarios son los de la madre, no los de la mujer. Los caracteres nemos una tesis fuerte y consistente en lo que se refiere al amor. sexuales secundarios, si tienen un papel eròtico, cosa que nadie va La cuestión que Lacan plantea en esa pàgina es otra. Pregunta de a negar, remiten al cuerpo de la madre, en la medida en que es el dónde, si no es del amor -y es su propia expresión-, parte "lo que es capaz, de manera no necesaria y no suficiente, de responder por lugar de pulsiones parciales y de su goce asexuado. La pregunta 'Yquién responde por el goce del cuerpo del Otro?" se mantiene el goce del cuerpo del Otro". En otras palabras: ,;,de dónde viene el completamente vigente. goce heterosexual? � Qué es lo que lo hace posible? Espero que Al final de esa pàgina, el "gozar" del cuerpo del Otro no se ex- capten la lògica del desarrollo. plicita mas alla. Sin duda falta algo, la verdadera respuesta està i,Cuàl es la respuesta de Lacan? Me parece que no es completa, mas addante, implicita, cuando Lacan sitùe el significante co¬ en el desarrollo que sigue. Voy a indicar simplemente lo que pro¬ rno... causa del goce del cuerpo. En todo caso, es sorprendente pone. Luego de haberse preguntado de dónde parte el goce que se extrae del cuerpo del Otro, que es el goce del Uno fàlico, enumera que no mencioné aquf la castración del cuerpo femenino. Y que aun cuando dice: "El cuerpo de la mujer no le dice nada", parece las causas a excluir. En primer lugar, en realidad no se goza del -dejo esto en la forma de una pregunta- excluir hasta que esa cas- cuerpo del Otro. Lacan corrige un posible malentendido y afirma 226 La maldición sobre el sexo El espacio del goce 227 tración imaginaria, la ausencia de pene, para decirlo con claridad, ejemplo, y entonces se desata la andanada, las manipulaciones ge- cumpla verdaderamente algùn papel. Podràn ver que està cuestión, néticas, por supuesto, el discurso mèdico, los estragos de los medi- "<� de dónde parte el goce heterosexual?", que permite no estar en camentos, etcétera... Podemos cuestionamos entonces sobre lo la ètica del cèlibe, aunque el inconsciente sea homosexual, es una que funda està denuncia tan poco tierna, lo que la justifica y, tal cuestión que Lacan plantea aqui explfcita, directamente, y a la que vez, también lo que deberia corregirla. Porque, en fin, dos psicoa¬ responde este seminario, si bien hasta aquf no se hizo demasiado nalistas van a empezar a proferir un discurso pasatista, un discurso hincapié en la cosa. que denuncie la ciencia y sus consecuencias devastadoras, un dis¬ Antes de dejar este punto, querria remitirlos a un texto freu¬ curso que suene con el pasado? jNostalgia, nostalgia! Es una cues¬ diano, completamente heterogéneo, pero que me parece que intro¬ tión. Y ademàs, preguntémonos hasta dónde los sfntomas, los que duce los mismos problemas. Es un texto de 1908 dedicado al fan¬ nos ocupan en los sujetos que se dirigen a nosotros, son funciones tasma histérico y la bisexualidad. En él encontraràn una frase del discurso del tiempo. extremadamente precisa, en que Freud dice: "Cuando se analiza el Por un lado, puede decirse que el sfntoma es siempre singular, sintoma, detràs de él se encuentra el fantasma", y habla del cami¬ que inscribe la diferencia de un sujeto, su diferencia no colectivi- no que deva del sintonia al fantasma; la expresión figura exacta¬ zable, lo que en él no es rcductible a la conformidad. Pero, al mis¬ mente asf en el texto. Y para precisar la naturaleza del fantasma, mo tiempo, comprobamos que los sfntomas son históricos y fluc- dice que éste es el resultado de una soldadura entre dos elementos. tùan con la historia, lo que quiere decir que sufren la influencia del Primero, por un lado, el goce autoerótico del cuerpo propio, goce discurso. Se trata de dos rasgos un poco contradictorios, que mere- infantil primario, y, por el otro, representaciones provenientes de cen articularse entre sf y que uno se pregunte de qué manera incide la relación de objeto; en otras palabras, representaciones que pro- el discurso, precisamente, sobre la sintomatologfa. Por discurso en- ceden de la relación de amor. Es un pasaje en que marca una sol¬ tiendo el discurso corno un lazo social, ordenado por el lenguaje; dadura entre el plus de gozar autoerótico y las representaciones del retomo la definición de Lacan. Es lo que Freud llama civilización. amor. Pero no dice cònio se efectùa esa soldadura, sólo nos indica Tanto el discurso corno el sfntoma se refieren al mismo real. El la conexión de los dos elementos heterogéneos. Es, tratado de otra del goce, con sus paradojas, y desde que se habla de paradojas, ya manera, abordado de otra manera, exactamente el mismo proble¬ se introduce el hecho de que el lenguaje trabaja el goce. No es el ma, la misma cuestión que retoma Lacan en esa pàgina 11. Eso es goce en bruto del ser viviente. Ustedes conocen la definición que entonces lo que queria agregar a mi segundo planteamiento de la figura en el texto de 1975 que se llama "La tercera": "El sfntoma vez pasada. viene de lo real", dice Lacan. El sfntoma viene de lo real, lo real Ahora, para cerrar, voy a retomar cierto nùmero de puntos con- del goce, y entre otros, o especialmente, del goce imposible de es¬ cernientes al ajuste del sintoma y el discurso. cribir. el de la relación sexual forduida. Escribo asf, con el cerito Hablamos mucho del discurso, del discurso contemporàneo. Y de la forclusión, RSo, el enunciado de Lacan de que no hay rela¬ yo misma traté este ano de hacer lo que dame un diagnòstico, un ción-proporción sexual, para que aparezca en él la famosa forclu¬ diagnòstico del discurso contemporàneo sobre ciertos puntos, y en sión generalizada. especial sobre la cuestión del amor. Me sorprende que parezca que Yo no dirla que el discurso viene de lo real, pero sf puede de¬ los psicoanalistas que somos hablan mal de su època, emiten un cirse, sin temor a equivocarse, que acondiciona lo real. No hay discurso en cierto modo de denuncia. La cosa llega a veces a las Otro consistente, pero està el discurso. El discurso que ordena los pifias, en especial sobre ciertos temas: la procreación asistida, por goces conformes. En una època los dame goces sintonos, para ju- 228 La maldición sobre el sexo El espacio del goce 229 gar con el equivoco entre sintoma y sfnthoma; los goces sintonos, en referencia a la sintonia, son los que se hacen convivenciales en S = (-J) a = (+ J) el lazo social. El discurso los agencia y ordena entre sf. Lo cual quiere decir que un discurso es un artificio que cubre, que enmas- Querrfa precisar un poco la articulación del sfntoma y el discur¬ cara, precisamente, la forclusión de la relación sexual. Suple està so, dado que podemos apreciar que ambos se refieren a esa no re¬ forclusión. Utilizo aquf el termino que se emplea para la psicosis; lación sexual. Partamos de la idea, en la que Lacan hace hincapié fue Lacan quien utilizò el termino "suplencia" para ella, porque la con frecuencia, clinicamente evidente y retomada por él en 1975 psicosis està fuera del discurso, carece de la suplencia del discurso en "La tercera", de que el sfntoma, precisamente, es lo que cierra y es por lo tanto una estructura clinica en la cual el sujeto se incli¬ el paso al discurso. De modo que ahf subraya una objeción del sfn¬ na a crear sus propias suplencias. En cierta manera, puede escribir¬ toma a la acomodación de los goces en el discurso, el discurso que se a la vez que el sfntoma viene de lo real y es posible hacerlo asf pre-dispone, que predispone a todos los sujetos a caminar mas o (1), para decir que el sfntoma se instala sobre el vacfo de la rela¬ menos al mismo paso. Està fòrmula de Lacan nos invita a pensar ción sexual. Instala su fixión de goce, con equis, su fixión de goce una disociación entre el discurso y el sfntoma, pero también una singular, adi donde no hay Otro para inscribir dos goces comple- conexión. (.Còrno se hace està? mentarios de la relación. Es bastante simple, la conexión pasa por el inconsciente, pues- Pero también puede escribirse -me parece que ya abordamos es¬ to que el sfntoma, si viene de lo real, también està ligado al in¬ tà escritura- que el discurso se instaura sobre la base de la no rela¬ consciente en la medida en que, en la definición final que conside- ción sexual (2). Y, en el fondo, està referencia del sfntoma y el dis¬ ramos, consiste, en gozar de un termino del inconsciente. De curso al mismo real se evoca en la escritura del discurso mismo. modo que tenemos tres términos, el inconsciente, el sfntoma y el discurso. En realidad hay cuatro, porque también està lo real. Es el (1) I(x) (2) Disc inconsciente mismo el que fluctùa segùn los discursos, que no de- jan de inscribir sus marcas en los inconscientes. RSo RSo $ = -<p // a=+J Disc En la escritura del discurso mismo, el del revés, � que hay deba- jo de la barra, a la derecha y a la izquierda? En el lugar de la ver¬ ■ a/fR dad, Lacan escribe el sujeto, y en el lugar de lo que se produce, es¬ cribe a, el plus de gozar. Esto quiere decir que de un lado escribe Digo con precisión que el inconsciente se fija corno goce en el el menos de gozar, el -cp de la castración que implica el sujeto, y sfntoma. Y el discurso, por su parte, inscribe sus semblantes, sus del otro el plus de gozar. Asi, pues, todo lo que en ese discurso se imàgenes, sus sfmbolos en el inconsciente. No es lo ùnico que ha¬ escribe debajo de la barra se refiere al goce y a la barrerà entre la ce; actualmente, en todo caso, también propone lo que dame sus producciòn del goce y su verdad. Està barrerà està ahf, sin duda, "ofertas a gozar". Sus "ofertas a gozar" con los objetos, los apara- para representar la no relación-proporción sexual y el hecho de tos del mercado. Lo cual hace que logre derivar una parte del goce que el goce producido no colme la falla del sujeto. y ordenarla. Hay que ver que el inconsciente no es lo mas indivi- El espacio del goce 231 230 La maldición sobre el sexo consiste en no lograr amar y trabajar, y que la curación es llegar a dual que bay. El inconsciente no es del todo individuai. En este amar y trabajar, � qué otra cosa dice, si no que se trata conio sinto¬ asunto hay enunciados contradictorios, y tal vez haya que aclarar. màtico lo que no entra en los imperativos de discurso? Se com¬ En cuanto enunciación, el inconsciente siempre es individuai, siem¬ prende que el sfntoma objete ci discurso, se resista a él, y hay adi pre singular: es del sujeto y tunica del otro, ya que no hay enuncia¬ una delicada frontera entre la patologia y la disidencia. ción colectiva. Pero en sus contenidos, si puedo utilizar està pala¬ Ya tuve la oportunidad de hablar varias veces de eso. Freud bra, en sus términos, d inconsciente està ligado a la lengua y recibe empezó a senalar esa intersección entre lo que es del orden del sfn¬ algo as( comò el depòsito del discurso. En otras palabras, es per- toma, es decir, de las imposibilidades con que se topa un sujeto o meable al discurso, lin este aspecto, tampoco él es transhistòrico. las restricciones que encuentra en su goce, y después lo que es del Distingamos con claridad el inconsciente corno enunciación y orden de las exigencias del discurso. Empezó a indicar esa inter¬ el inconsciente conio lengua. El inconsciente conio enunciación es sección en sus textos sobre la neurosis de guerra, que. comenté ha¬ singular. Incluso es por eso, no sé si lo notaron, y para aplicarlo a ce ya algunos aiios. y que son textos muy impresionantes en sus algo que nos eoncieme, que tenemos problcmas con las jergas. Se tesis, porque en ellos comienza por senalar que los ejércitos tratan las denuncia, en especial la de los lacanianos. No sé por qué se de¬ los traumatizados de guerra, quienes sufren las neurosis traumàti- nuncia sobre todo està, porque hay otras. Pero hay un aspecto en cas de guerra, sobre los cuales se lo habfa consultado en esa èpo¬ que se entiende que sea justificado denunciar las jergas, y es que ca, corno cobardes, corno objetores de la guerra, y luego termina adi donde éstas existen, la enunciación sufre una pérdida. Sin em¬ por concluir que es exacto, que en definitiva el traumatizado de bargo, el inconsciente es de todas formas permeable al discurso guerra en su inconsciente, es siempre un objelor de està. Es una te¬ colectivo y, en particular, a las imàgenes de la pareja. Hay una pe¬ sis muy fuerte de Freud. La resumo un poco groseramente, porque quena observación de Lacan que lo dice de manera ligera, y siem¬ Freud siempre es sutil, pero sefialaba la intersección entre sfntoma pre agradable. Es posterior a 1975 y habla no de la pareja amoro¬ y desviación. Bueno, es obvio entonces que estas cuestiones asu- sa, sino de la del abuelo y la abuela, definidos corno quienes mieron una actualidad extremadamentc aguda en los pafses totali- hicieron el viaje juntos, y él dice, pues bien, eso también està en el tarios, en especial en la URSS. Dejemos esto. inconsciente. Eso està en el inconsciente, en efecto, pero porque lo Querrfa allora tratar de ordenar un poco, en un esquema, una està en el discurso que ordena la comunidad, y desaparecerà de los representación, los desarrollos que planteé sobre los diferentes go¬ inconscientes si los abuelos y las abuelas desaparecen del discurso, ces. Para representar el espacio de! goce, me permito utilizar una por supuesto. parte del esquema que Lacan muestra en Ami. Lo utilizo pero lo Entonces, redefinamos el sintoma con respecto al discurso, desvfo un poco de! uso que él le dio, para darle otro. Lacan repre¬ muy simplemente. El sfntoma es la parte de goce que, para un su¬ senta el espacio del goce con una forma un poco oblonga, pero jeto dado, se sustrae a las homeostasis de los goces ordenados por abietta (esquema 1). Evitò representarlo con un cfrculo cerrado, y el discurso. Por eso escribi aqui la barrerà entre el goce del sfnto¬ yo retomo esa figura para preguntarme cònio se ordena el espacio ma y los goces producidos por el discurso. En ese sentido, se com¬ del goce. El discurso trata de civilizar el goce, de colonizar ese es¬ prende que el sfntoma aparezca corno goce no conforme, corno pacio con sus significantes, sus imàgenes, sus semblantes. Pero en una anomalia, corno una patologia, algo anormal. Es que, en efec¬ aquél bay una zona imposible de civilizar, que represento con un to, en su definición y su vivencia el sintoma es relativo a las nor- espacio cerrado, pero con un punteado: es la zona del cuerpo a mas de goce prescriptas por un discurso. cuerpo sexual. Està zona es precisamente la del goce imposible de Cuando Freud dice, por ejemplo, que en definitiva la neurosis El espacio del goce 233 232 La maldición sobre el sexo Esquema 5 civilizar (esquema 2). A su alrededor, en cambio, el discurso colo- niza ese espacio y lo ordena. Aqui tenemos por lo tanto el espacio de lo que damo el goce civilizado (esquema 3), que sombreo. Eso no quiere decir que seamos mas civilizados que otras civilizacio- nes, es el goce colonizado por el discurso. Y ademàs, todavia hay que agregar otra cosa, que alrededor del goce imposible de civili¬ zar, el discurso construye todo un espacio de normas de la pareja. Entonces, el goce imposible de civilizar lo representé mediante En consecuencia, intensifico aquf el sombreado para marcar la zo¬ un circulo, en la medida en que Lacan pudo emplear la expresión na de lo que llamo las normas de la pareja (esquema 4). Voy a re- "el campo cerrado de la relación sexual". El campo cerrado de la tomarlos punto por punto. relación sexual en el cuerpo a cuerpo del goce. Puede decirse que es el espacio amputado de todo lazo social. Es la forma en que in¬ Esquema l terpreto la frase que puse de relieve en "Televisión" en el transcur- so del ano, en la que Lacan decfa que los asuntos amorosos son in- dependientes de cualquier lazo social. Creo que eso no se entiende mas que en el nivel de la relación de goce, donde no hay relación sexual y el discurso no llega a civilizar el lugar. Lo que hace que me haya permitido decir que el orden que instaura el discurso se Esquema 2 detiene al pie de la cama. Està representa, después de todo, el es¬ RSq - J tgoce] imposible pacio en que el discurso se calla. El espacio, por lo tanto, en que a-civilizado no hay modelo ni norma sobre còrno gozar. Supongo que entien- den -tal vez ya lo dije- por qué Lacan empieza su seminario Aun diciendo: "Los dejo en la cama". Debo decir que, cuando asistia a ese seminario, verdaderamente no vefa por qué nos dejaba en la Esquema 3 cama. Desde luego, él habfa anunciado que hablaba del goce, pero J [goce] civilizado {-a el goce no està confinado a la cama. Nos dejaba en la cama querfa y - Unisex decir que iba a hablar del espacio del goce en que las normas del X(n. e.) - Ideales igua- discurso se retiran. litarios) Entonces, � ,qué es lo que aparece donde no hay relación se¬ xual? No voy a decir que es el sintoma, sino algo del sfntoma. Al¬ go del sfntoma, necesariamente. Como el discurso no tiene acceso Esquema 4 a esa zona, a ese lugar, es necesariamente algo del sfntoma, o sea Normas de la pareja civilizada los semblantes del amor una fixión singular, propia de cada sujeto. Escribo una ene para in¬ dicar que es necesario (esquema 5). En ese nivel es algo del sfnto¬ ma; � voy a decir incurable? Eso seria un malentendido, porque a veces se logran producir cambios en este espacio. En todo caso, es 234 La maldición sobre el sexo El espacio del goce 235 el sintoma en tanto no cesa de escribirse corno sfntoma. El sfntoma mo", el mercado y la ideologia que se genera con el desarrollo de en tanto suple la forclusión y por lo tanto es una invención, una las modernas democracias liberales. El resultado, lo sabemos, es la elección. Empleamos esos términos, que tienen su lògica. No pue¬ homogeneización de los modos de vida por doquier, en el trabajo, de ser otra cosa, dado que en el Otro del lenguaje y el discurso, na¬ en los placeres, en las actuaciones, y ahora se considera corno un da prescribe nada sobre ese lugar. gran éxito que se extienda a la paridad hombres/mujeres en politi¬ Voy a volver a referirme ahora al "goce civilizado". Salgo del ca. jNo puedo dejar de senalar que se convoca a las mujeres en el centro y paso a la zona exterior. Querria subrayar algunas cosas. momento mismo en que todo el mundo empieza a comprender que Lo que quiero destacar hoy sobre el goce civilizado de nuestro el poder, el verdadero, no està en la polftica, sino que se encuentra en otra parte! Es un paréntesis. tiempo es el "impulso hacia lo mismo". Tremendo efecto de "im¬ pulso hacia lo mismo" en nuestro tiempo, ya lo mencioné pero lo Digo entonces "impulso hacia lo mismo". Pero no se trata de resumo brevemente. La unificación, la homogeneización de los cualquier mismidad. Es la mismidad por el plus de gozar -ya Io modos de vida es masiva. Por otra parte, nos quejamos bastante de dije-, pero una mismidad que se conjuga con la fragmentación. La eso. Està unificación tiene una doble fuerza que la mueve. En pri¬ fragmentación de los lazos sociales diagnosticada hace tiempo por mer lugar, la principal, a falta de universalización, son las ofertas a Lacan, debido a que hay una falta del Uno unificador. � Cuàl es el gozar que hace el mercado. Las ofertas a gozar del mercado, que resultado subjetivo? Encontré una expresión para designar lo que imponen a todos goces estandarizados: los mismos objetos, las me parece el régimen dominante de la llamada subjetividad mo¬ mismas costumbres, los mismos modos de vida. Tuve la oportuni- derna, es lo que damarla el "narcisismo cinico" o, si lo prefieren, dad de desarrollar la inclinación esquizofrénica de està homoge¬ "narcinismo". neización, no voy a reiterarla. "Narcisismo" inscribe la preocupación de cada uno por sf mis¬ Pero no sólo estàn las ofertas a gozar del mercado; està lo que mo, es decir, la fragmentación del lazo social, y "cinismo" inscri¬ se dice en torno de ellas. E hice notar que los derechos del hom¬ be la aspiración furiosa al goce. La expresión, naturalmente, se co- bre, la ideologia de los derechos del hombre, a la que hay que de¬ necta de inmediato con la competencia generalizada y el ascenso cir que no podemos no adherir, salvo cuando uno se llama Le Pen, del eje a-a', en la realidad. tal vez, pero yo hablo por mf, los derechos del hombre, decfa, con¬ Me parece que este régimen de la subjetividad tiene incidencia trariamente a las apariencias, no conocen la diferencia. Ahf hay un en las demandas de anàlisis. Las demandas de anàlisis y, en espe¬ problema que tuve la oportunidad de desarrollar en algunos aspcc- cial, cuando se encuentran no sfntomas bien aislados, ustedes sa¬ tos precisos, en donde se ve que los derechos del hombre entran en ben, las grandes somatizaciones de anfano, las obsesiones bien contradicción consigo mismos. La ideologia de los derechos del constituidas, duras y firmes, sino sujetos que acuden porque estàn hombre, en la medida en que proclama valores para todos, trans¬ angustiados y sufren de soledad. He aqui un motivo de demanda mite la forclusión del sujeto que produce el discurso de la ciencia, de anàlisis: "No logro entablar las relaciones de amistad y amor por paradójico que eso parezea. Con los derechos del hombre, no con que suefio". Y después, en otra vertiente, las demandas que sa- tenemos el derecho de gozar absolutamente corno lo pretendamos. can a la luz la insatisfacción del cinismo. El cinismo, aspiración al A pesar de todo, hay que gozar de conformidad con ciertas reglas, plus de gozar, no colma a nadie. Por mas que se acumule y acumu- y cada vez que los derechos del hombre se topan con el Otro, sur¬ le, se coma, se compre, el vacfo se hace cada vez mas acuciante, lo gen problemas. que suscita también demandas de anàlisis que se apoyan en el sen¬ Asf, pues, hay un doble resorte de ese "impulso hacia lo mis- timiento del sinsentido. El "sentimiento del sinsentido" es una de- 236 La maldición sobre el sexo El espacio del goce 237 Asi, pues, la de hoy no es cualquier mismidad, y eso preside un manda muy admisible, moderna, y que no se presenta corno los sfntomas clàsicos. régimen subjetivo que me parece en evolución. Naturalmente, las grandes consecuencias se ven con mas clari¬ Querrfa volver ahora a las normas de la pareja civilizada, por¬ dad en el plano del lazo social global, en el régimen de competen- que me inquieta el futuro del amor, ya deben haberlo comprendi- do, el de las mujeres también. No hay dudas de que la mismidad cia feroz que preside las relaciones entre los seres. Ahora bien, invade la pareja. Hace tiempo evoqué el caràcter unisex de nuestra actualmente eso puede observarse porque salimos de las eleccio- sociedad; pues bien, ese caràcter està en la pareja misma, es decir, nes y entramos en un cambio de dominantes, en el nivel de las no sólo en el conjunto de la mismidad de los goces civilizados, si¬ costumbres politicas; es muy claro. La senalada brutalidad de las no en la zona de las normas de la pareja civilizada. costumbres politicas actuales no es la de Chicago -porque la bru¬ El termino "unisex" viene de la moda, de la rapa. Es curioso, talidad es de siempre-, la de hoy difiere. Los pistoleros de hoy en porque la rapa unisex refuerza el caràcter asexuado de la imagen dia -ya que sigue habiéndolos- no actùan con la ametralladora; narcisista. La imagen narcisista es la imagen genèrica de la forma icon qué lo hacen? Con el verbo, con la apropiaciòn de los pues- humana, hommosexual, con dos emes, corno ya lo recordé. Ahora, tos clave, con la apropiaciòn de los medios económicos. Prende- entonces, io unisex va mas alla de la rapa y llega a modelar el mos la radio, prendemos el televisor, y nos rodea esa competen- cia. cuerpo. La silueta, las pràcticas de la coqueterfa, que hoy ya no es¬ tàn reservadas a las mujeres, los hombres también participan. To¬ La competencia, en el régimen del narcisismo cinico, no es da una prensa los invita a elio. Las pràcticas de la coqueterfa, la tampoco el régimen del narcisismo de los ideales. El narcisismo manera de cultivar la idea de estar en forma, la salud, los mùscu- también està un poco en todas partes, pero el narcisismo de los los, etcétera. Ademàs, la cosa afecta algo mas que el cuerpo. Afec- ideales era otra cosa. En las épocas en que los ideales eran consis¬ ta los roles que los sociólogos llamarfan sociales, psicosociales: tentes, tal vez uno no era mas amable, pero estaba mas obligado a no salirse de las formas, a respetarlas. Mientras que ci "narcisismo quién se ocupa de los hijos, quién mantiene la casa, las libertades personales dentro de la familia. Hace poco, un analizante me con- cinico" no respeta ninguna forma, "todas las jugadas estàn permi- taba qué orgulloso estaba de si mismo, porque cuando su mujer tidas" en el deseo de promoción personal. Hace un tiempo escu- volvfa tarde a la noche, no se enfurecfa. Contrariamente a lo que chaba a una diputada recién elegida a la Asamblea. Hacia su pri¬ hacfa su padre, que si su mujer volvfa mas tarde que él, poma la mera visita a està para recibir sus credenciales, inscribirse, casa patas para amba y siempre le habfa enseiìado a su hijo lo si¬ etcétera, y la entrevistaban para que comentara sus impresiones. Y me senti estupefacta al escucharla; era una persona banal, mas guiente: "Hijo, no toleres jamàs que tu mujer vuelva después de li". Pues bien, eso se terminò, en todo caso, creo que no durarà bien simpàtica, uno pasarfa con gusto una velada con ella, podrfa mucho tiempo, aunque todavfa se encuentra en ciertos medios, en cenar con ella, una buena persona, no lo dudo. Empero, i,qué dijo ciertas familias. La vida cotidiana de la pareja se està homogenei- durante cinco minutos? Nada mas que: "jEstoy aquf! jLlegué!" zando, el proceso no ha llegado a consumarse pero la cosa viene, Retraduzco, pero eso es lo que decfa: "jBueno, bueno! ;Aquf es es irremediable. Puede decirse incluso que la mismidad afecta par- donde se gobierna Francia y yo llegué! Todavfa no lo puedo cialmente al erotismo. El propio erotismo, porque las imàgenes del creer". No dedicò una palabra, ni una, para mencionar las tareas, Otro sexo, los fantasmas, sufren el trabajo de toda una publicidad. las responsabilidades, qué era lo que iba a poder hacerse, con qué se iba a encontrar... En fin, habia conseguido lo que buscaba. Ver¬ Dejo esto que es evidente. Agreguemos ademàs que el derecho ra¬ daderamente es de una autenticidad terrible. tifica, a través de la legislación, està igualdad, està homogeneiza- La maldición sobre el sexo El espacio del goce 239 238 el caso de la clonación, pese a todo, no es sólo bombo mediàtico. ción entre los roles de hombres y mujeres. Y no olvidemos la le- Me parece que la clonación es un paso que verdaderamente se dio gislación de los matrimonios homosexuales: es el colmo de la bo- en lo real y conciente al sexo. En lo imaginario hace tiempo que rradura de la diferencia en la pareja, del ascenso de la ètica del se habfa dado. Me acuerdo de que era muy joven y lefa un libro de cèlibe. Como ven, lo unisex infiltrò por completo el espacio de las Jean Rostand sobre la partenogénesis. A lo mejor ustedes no lo co¬ normas de la pareja. Mientras que hubo épocas que, al contrario, nocen pero, bueno, era el paso dado en lo imaginario. Jean Ros¬ construfan en ese espacio una diferencia de discurso consistente. tand -no es Edmond Rostand, es Jean Rostand- que sonaba que Naturalmente, se empieza a advertìr que lo unisex no une los se- con un òvulo se podrfa obtener a alguien idéntico a la madre. xos. Al borrar la diferencia sexuada, asimila la pareja al par a-a' —Eso siempre existió, en el nivel de las amebas. del espejo. Es muy notorio que la diferencia del Uno fàlico y el En el nivel de las amebas la cosa no se plantea, porque justa¬ Otro se està asimilando a a-a '. mente su reproducción no es sexuada. La cuestión es que en la ca¬ (UNO // A) (a-a') ma, donde hay reproducción sexuada, se podfa sonar con la parte¬ nogénesis. Està historia de la partenogénesis me hizo cavilar Lo cual tiene corno efecto las tensiones agresivas, las rivalida- mucho en su època. Entonces, hoy, se da en lo real y ya no con el òvulo femenino, es independiente de los sexos. En otras palabras, des, las trampas reciprocas. Como màximo, eso genera una frater- nidad, mas o menos pacifica. Hay que agregar ademàs una cosa, y voy a terminar, el proceso de la separación entre la sexualidad y la reproducción, iniciado hace tiempo, pero en un nivel minimo siempre en la misma dirección, que desarrollé este ano, y que es la con la contracepción, con el aborto legai, ha dado un salto. Ahora carencia actual de paradigmas del amor heterosexual. Ya no hay se trata de la reproducción no sexuada, sin pareja, y que va a re- modelo del amor, corno dije, y por lo tanto ya no quedan mas que los amores singulares, sfntomas. Y otra cosa, de todas formas: los producir lo mismo, macho o hembra, hombre o mujer. En este asunto, los comités de ètica no detendràn nada; me parece que eso ejemplos. Los amores sfntoma y los amores ejemplarcs. Actual- es seguro. mente, a la gente le encanta eso. Porque estamos en el régimen del Les hago notar que la cosa llega a un punto al que Lacan atri¬ "uno por uno". Entonces, tenemos nuestras parejas célebres, que buye un gran papel, en sus fórmulas de la sexuación. En éstas -ha¬ también estàn en el inconsciente, porque estàn en el discurso. La brfa que estudiarlo, no tuve tiempo de considerarlo en detalle- duquesa de Windsor y su principe, Laureti Bacali y Humphrey Bo- menciona la sex ratio ("El atolondradicho", pàg. 18). El hecho de gart, todas las parejas del mundo del espectàculo. En este aspecto, que, no se sabe por qué, la vida produce mas o menos tantos ma¬ se està instaurando un paradigma que no es el del amor sino el de chos corno hembras en las especies sexuadas. Y le adjudica a està la pareja effmera. En el fondo, se convierte casi en una costumbre sex ratio una función muy importante, porque la presencia del atn- que las parejas se formen y se deshagan y que la prensa nos entre- buto peniano hace que una parte de los recién nacidos se incluyan tenga con eso: "Durò dos anos", "ahora ya no està con ella, sino del lado del hombre, a priori. La reproducción no sexuada, por con la otra". A punto tal que cuando dura mas tiempo, decimos: clonación, puede afectar la misma sex ratio, y de manera notoria. "Mira, qué curioso". La fruttila de la torta en el "impulso hacia lo mismo" es que la Querrfa terminar con el hecho de que los sfntomas individuales se distribuyen entonces entre el sintoma necesario, en ci nivel del ciencia se mezcla en él. Me refiero a la reproducción de lo mismo. cuerpo a cuerpo sexuado, fixión de goce individuai y, en el espa¬ En general, trato de mantener un poco de reserva con respecto a cio del goce civilizado, sfntomas que se imponen corno de no con- los temas sobre los que se hace mucho bombo mediàtico, pero en El espacio del goce 241 240 La maldición sobre el sexo los excluidos secretados por nuestra civilización, pues bien, los formidad (lo escribo £(n. e.) en el esquema 3), es decir, sfntomas trasladaa otra parte! en disidencia, corno ya dije, y en exceso con respecto a los goces No tengo tiempo de desarrollar este punto, pero tenemos ahi al¬ regulados del discurso, pero que son contingentes. go que es del orden de un sfntoma del mismo lazo social. Hay Entonces, los sfntomas curables son preponderantemente esos otros, y el segundo tipo que querrfa mencionar son todos los es- sintomas, los de no conformidad. Se pueden enumerar los sfnto¬ fuerzos -y éste es tal vez el sfntoma en su cara positiva e inventi¬ mas disidentes. Podràu incluir las depresiones, en la medida en va-, los nuevos esfuerzos por reinventar la diferencia, para ir con¬ tra el régimen del narcisismo cinico. Y en este aspecto, la histeria sumidor; es mi tesis. Podràn incluir a los toxicómanos, divorciados es puntual. No la reconocemos, pero està ahi. £,Y qué hace? Se es¬ que del los deprimidos falò. a menudo son Pueden incorporar los abstencionistas con-son los del superyóque trastornos alimentarios, fuerza por promover los Unos de las excepciones. Desdichada- mas regresivos y los mas lolerados por el discurso. Pueden agregar mente, eso genera muchas sectas y pcquenos jefes, que suplen el Nombre-del-Padre que falta. Se esfuerza también por crear causas. los ninos son gadgets, pero ahora también tenemos de éstos. Po¬ La causa freudiana no es la ùnica que fomentan los seres en el si¬ dràn incluir las crisis de sobreconsumo, de subconsumo, los gastos glo. Se buscan causas en el siglo, causas que a menudo son irriso- las nuevas Muchos sfntomas que, en su rias, y tenemos nuevos militantes. Hay militantes del delffn, del amanfacos, los ninos gadgets, que cleptomanfas. no defino por falta de tiempo. No todos diversidad, se refieren al ordenamiento de los goces homogeneiza- oso... ;Està muy bien! A mf me encantan los animales, pero el dos. motor de esa nueva militancia es irrisorio y sintomàtico. Parece irrisorio porque si bien lo que està en juego es muy serio, està en del lazo social. Vale decir, no sintomas tomados en el nivel indivi¬ hiato con su objeto. Si se dice que los seres buscan con elio rein¬ Tal vez haya que hacer lugar para lo que llamarfamos sfntomas duai, sino en el colectivo. En efecto, el mercado impulsa hacia lo ventar la diferencia y el sentido de la colectividad y la vida, diri- sus mismo pero también secreta sus otros. Como es sabido, secreta girse prioritariamente al delffn o al oso no parece el mejor camino. Pero ademàs de éstas hay otras causas. Como quicra que sea, està la reinvención de la diferencia, sea que la histeria fornente Si, sig- excluidos diante la de la prosperidad, segregación. Por sus victimas, todos el momento los que no no encontró pueden otro tratamien- nificantes amos de suplencia o S2 de goces otros. incorporarse a la carreracon hacia lo mismo. Y trata esa situación me¬ el procedimiento atroz de la expulsión Bueno, termino el ano con esto. Ya veremos cuàl de las dos se to, y la cosa culmina impondrà, si la exclusión 0 la reinvención de las diferencias nece- chos del hombre y del asilo polftìco, la expulsión de los extranje- sarias. que se comprobó en Francia, el pafs de la democracia, de los dere¬ ros que, si piensan un poco, es una cosa alucinante. Se toma a una te se la reduce a su cuerpo. Lo cual da una actualidad particular a persona y se la despacha a otra parte. Es decir que verdaderamen¬ una observación de Lacan de 1979, en sus conferencias sobre Joy¬ al hablar de ce, pàgina 34 del volumen Joyce avec Lacan, donde aquél, ya senalaba deramente que, corno en la historia loseldeportados, hombre tiene y un cuerpo, rendfa es por ela Joy¬ homenaje cuerpo que se lo posee. Concima de elio que sólo participan verda¬ secuencia. jParece que la policfa francesa lo sabe y, en el fondo, a ce por haber sido un exilado, porque vefa en eso un signo de con¬ Documents Similar To Colette Soler.la Maldicion Sobre El Sexo PDFSkip carouselcarousel previouscarousel nextMecanismos de DefensaPsicoanalisis con niños a. roitstein106-638-1-PB.pdfFantasía & Fantasma4- Castoriadis.docxFreudWoolf FinalCopia de Estructuras II 31-8-17Klein Melanie - 04 El Analisis Infantil.pdfMiller JA - Un Esfuerzo de Poesía (Curso 2002-2003)Análisis de Las Cinco Conferencias de FreudDel Paso Literal de La Voz a La Palabraperspectivas de la humanidad8- La RepresionpsicosisTextoOnline_418La AngustiaSujeto y Fantasma Clase 1Trabajo Práctico N°1 PsicopatoEl PsicoanálisisLasprimerasAlusionesdeFreudalConceptodeInterpretacionTiempos violentosAlgunas_consideraciones_para_el_tratamiento_psicoanalitico_con_niños[1]Éric Laurent - Conferencia El Sinthome en Lausana, Julio 2012Diccionario Introductorio de Psicoanálisis Lacaniano [Dylan Evans].pdfLa Estética y Lo Siniestroart26Modalidades Del GoceMecanismos de DefensaCuerpo ÉxtimoMore From Óscar Á. 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