Clase de Bautismo

March 22, 2018 | Author: Erwin Cesar Borquez Cea | Category: Baptism, Prayer, Eucharist, Christ (Title), Resurrection Of Jesus


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1Segunda Iglesia Alianza Cristiana Y Misionera “La Vida Nueva” Arturo Pérez Canto N°491 – Fono: 055-938795 – email:[email protected] ANTOFAGASTA INTRODUCCION EL BAUTISMO El Bautismo en agua es uno de los dos sacramentos ordenanzas instituidos par el Señor Jesucristo: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Mateo. 28:19) El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. (Marcos. 16:16) SACRAMENTO: Acto sagrado instituido por el Señor Jesucristo y ordenado a su Iglesia como símbolo de una realidad superior. BAUTISMO: Es el Sacramento que simboliza el nuevo nacimiento del creyente a quien es administrado y mediante el cual es aceptado como miembro de la Iglesia Cristiana, haciendo pública profesión de su fe. Por causa de que el Bautismo, como también la Santa Cena son ceremonias sagradas instituidas par el Señor Jesucristo y por El mismo ordenada su práctica en la Iglesia, ellas se Llaman también con toda propiedad ordenanzas. Siendo ordenado por nuestro Señor, es obligatorio para todos los cristianos hasta el fin de la presente Dispensación. Todos los que han sido hechos hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, deben obedecer este mandamiento pare agradar a su Maestro que lo dio. EL HECHO DEL BAUTISMO: Físicamente consiste en una aplicación de agua; pero espiritualmente es mucho más que eso, porque tal aplicación se hace en el Nombre de la Divina Trinidad y todo los presentes eleven sus mas fervientes oraciones al Todopoderoso para que se designe guardar siempre en el camino de la vida eterna at que se bautiza. PROFESION: Además el Bautismo es un acto en el cual el catecúmeno hace profesión pública de su fe en el Señor Jesucristo, de la salvación operada en su alma y de su intima comunión con su Salvador, de la obligación de vivir conforme a los postulados del Evangelio, y por último, de la gloriosa esperanza de participar de la resurrección y de la inmortalidad en las regiones celestiales, ya que: "Si fuimos plantados juntamente con El en la semejanza de Su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección" (Romanos 6:5) 2 SUJETOS DEL BAUTISMO: Como ya se ha dicho antes, son los creyentes los que deben bautizarse, porque las palabras del Señor Jesús fueron muy claras y precisas; de manera que no hay ninguna duda al respecto. "Haced discípulos... bautizándolos..." Significa que primero deben ser hechos discípulos las personas, y después bautizarse. "El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado". Significa que una persona primero debe ser creyente y después bautizarse, ya que si no lo es, aunque se bautice será condenada, Así es que deben bautizarse los creyentes, es decir los que ya son salvos por haber creído en el Señor Jesús y porque ya se han arrepentido de sus pecados, los que ya son discípulos, que ya han experimentado el nuevo nacimiento, y en manera alguna los Inconversos. SIGNIFICADO DEL BAUTISMO: Significa que morimos con Cristo mediante nuestra unión con El en su muerte vicaria y hemos resucitado a una nueva vida. Es decir, morimos para el mundo, para el pecado y para todos los deseos carnales desde el momento en que quedamos unidos a Cristo par la fe cuando le aceptamos coma nuestro Señor y Salvador, y al ser salvos por su muerte y resurrección también comenzamos de ahí en adelante una nueva vida conforme a la voluntad de Dios, y el bautismo es una demanda de que realicemos tal cosa en nuestra experiencia: Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. (Romanos. 6:4) Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. (Col: 3:1-3) En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos” (Efesios. 4:22) Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos. 22:16) El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo, (I. Pedro. 3:21) Esta última referencia nos dice que debemos aspirar a tener una buena conciencia hacia Dios por la resurrección de Jesucristo la cual es el origen de la nueva vida que hay en el creyente. Así que si el bautismo es una confesión pública de lo que el creyente ya experimentó antes de la verificación del mismo, el lavamiento del pecado mediante la fe y la infusión de una nueva vida en El, es entonces símbolo de la salvación. 3 “LA VIDA CRISTIANA” Lección No. 1 “COMO SE LLEGA A SER CRISTIANO” INTRODUCCIÓN Al iniciar este curso preparatorio para ser miembro de la iglesia de Cristo, vamos a conocer primeramente lo que la Biblia enseña acerca de la vida cristiana. Es muy importante saber que no toda la gente que acude a los cultos de la casa de Dios es cristiana, ni tampoco todos los religiosos son cristianos. Es necesario llenar los requisitos que establece la palabra de Dios para llegar a ser cristianos. He aquí, los tres pasos que deben darse para llegar a poseer este honroso título: I. MEDIANTE LA CONVERSIÓN Se llama conversión al acto que opera el espíritu santo en el interior del corazón del hombre quitando el corazón de piedra y poniendo un corazón de carne el cual sí es sensible a la palabra de Dios, (Ezequiel 36.25-27). Dios exige, por otro lado, este cambio de corazón en todo hombre, y a cambio ofrece la vida eterna, (Ezequiel 18.31). La conversión significa entonces: Que la persona que la experimenta, abandona todas las prácticas pecaminosas que antes acostumbraba, y decididamente busca a Dios para siempre para vivir bajo su voluntad. El señor Jesús llama a este cambio de corazón ”NACER OTRA VEZ” así lo hizo saber al maestro Nicodemo cuando este le visito de noche para saber cómo podía llegar al cielo, (Juan 3. 3-5). La falta de conversión será siempre notoria en aquellos que pretenden ser evangélicos pero que su conducta no ha cambiado. Simón el mago, es una muestra o ejemplo de esta clase de personas. Él creyó cuando oyó a Felipe hablar de la palabra Dios y vio los milagros realizados de tal manera que hasta se bautizo; pero cuando vio la imposición de las manos de los apóstoles sobre los hermanos Dios confirió el espíritu santo, y él quiso aprovechar esta nueva oportunidad para hacerse rico y ofreció dinero manifestando su deseo de comprar este don divino, (Hechos 8.13, 18,19). Es pues, fácil comprender que no se puede ser cristiano si no se experimenta antes la conversión. II. MEDIANTE EL ARREPENTIMIENTO Arrepentirse significa: “Cambiar de dirección”, y la Biblia lo llama “volverse del mal camino”, (Ezequiel 33.11). El arrepentimiento es un sentimiento de profunda tristeza por el pecado que se ha cometido contra Dios, de tal manera que llega a aborrecerlo por ser detestable ala vista de Dios y nace el deseo vehemente de volver al ceno de Dios dispuesto a pedir perdón por nuestras ofensas el hijo prodigo es un ejemplo vivo de este sentimiento, (Lucas 15.17-19). 4 Cuando el arrepentimiento es verdadero y profundo, el pecador siempre buscara perdón reconociéndose como culpable, (Salmo 51.1-4) El arrepentimiento fue el centro del mensaje de Cristo como imprescindible para alcanzar la salvación, (Mateo 4.17). III. MEDIANTE LA FE EN CRISTO Cuando Nicodemo pidió mayor explicación al señor sobre cómo alcanzar la salvación, el señor le hizo saber que el gran amor de Dios se había manifestado enviando a su hijo al mundo para salvar a los hombres y agregó que la incredulidad hacia él significaba la condenación, (Juan 3.16-18, 36). San Pablo contestó a la pregunta del carcelero diciéndole que para ser salvo, debía Creer en Cristo, (Hechos 16.31). Tener fe en Jesucristo es: 1. Creer que El verdaderamente es el hijo de Dios enviado para salvarnos del pecado. 2. Creer que su sangre es suficiente para limpiarnos de todo pecado (1 Juan 1.7) 3. Creer que fuera de El no existe otro Camino de salvación, (Hechos 4.12, Juan 14.6) 4. Aceptarle como salvador personal entregándole para siempre nuestra vida. Este último es el más importante sin el cual nunca se llega a ser cristiano, (Hechos 26.28) IV. ORIGEN DEL NOMBRE “CRISTIANO” Cuando los primeros hermanos aceptaron al señor como salvador, se les conoció como “La secta de los Nazarenos”, (Hechos 9.2, 24.5). Este fue el nombre con el cual fueron conocidos los creyentes en Jerusalén. Fue en Antioquia de Siria donde los gentiles apodaron a los hermanos como cristianos, (Hechos 11.26). Este apodo fue honrado por los hermanos con una conducta ejemplar como dignos seguidores de Cristo. A partir de entonces, los creyentes fueron conocidos como cristianos. CONCLUSIÓN Hoy, el uso de este nombre ha degenerado y se usa solo para hacer distinción entre un hombre y un animal, pero su verdadero significado es el que se le dio al principio de la historia de la iglesia “Seguidor de Cristo”. 5 “LA VIDA CRISTIANA” Lección No. 2 “COMO VIVE UN CRISTIANO” INTRODUCCIÓN Después de que hemos visto como se llega a ser cristiano, conviene ahora que conozcamos cual debe ser la conducta que debe observar el cristiano en su vida diaria, es decir; como debe vivir un cristiano. I. UN CRISTIANO VIVE UNA VIDA LIMPIA San Pablo señala que el cristiano es una nueva criatura y que las cosas viejas han pasado por lo tanto, la conducta tiene que ser nueva, (2 Corintios 5.17). Una vida limpia es aquella en la que el creyente abandona sus viejas costumbres como son: La inmundicia, la inmortalidad, la avaricia, la ira, el enojo, el robo, la mentira, las palabras torpes y todo aquello que tiende a manchar su vida, (Colosenses 3.5-10; Efesios 4. 17-29) Por otro lado, la Biblia señala que el cuerpo del creyente es Templo del Espíritu Santo, y advierte seriamente que toda persona que profane su templo, Dios destruirá al tal, (1 Corintios 3. 16,17). Si nuestra vida es limpia, honramos a Dios y los hombres podrán no sólo hablar bien de nosotros sino que glorificaran a Dios, y más de uno se va a interesar por poseer la vida que nosotros llevamos. II. EL CRISTIANO VIVE UNA VIDA ESPIRITUAL La palabra de Dios dice que recibimos el Espíritu Santo en el momento mismo de creer, (Efesios 1.13). Por tal motivo debemos dejar que sea el Espíritu Santo el que guíe nuestros actos, (Gálatas 5.25; Romanos 8. 5-14). Vivir la vida espiritual significa buscar las cosas espirituales no las terrenales. San Pablo dice: “buscad las cosas de arriba”, (Colosenses 3.1-3); y el Señor Jesús dice que lo primero que debemos buscar es el reino de Dios, (Mateo 6.33), por que donde este nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón, (Mateo 6.20,21) Las cosas espirituales son: la lectura constante de la Palabra de Dios, la oración, el ayuno, la asistencia al templo, la alabanza a Dios. Este es el único modo de alimentar nuestra alma y robustecer nuestra fe y nuestra vida espiritual, (Salmo 42.1,2; 119.162). La vida espiritual está llena de frutos y la presencia de esos frutos, será la mejor prueba de que estamos en Cristo y que tenemos su Espíritu Santo (Gálatas 5.22, 23). III. EL CRISTIANO PRÁCTICA EL AMOR FRATERNAL. Todos los cristianos forman una sola familia en donde todos somos hermanos, y nadie es más ni nadie es menos, sino todos hijos de Dios, (Gálatas 3.26-29, Colosenses 3.11). 6 El mandamiento de Seños Jesús que nos amemos unos a otros pues esa es la evidencia de que somos hijos de Dios y que Dios mora en nosotros, (Juan.13. 34,35). El amor fraternal es la prueba de que amamos a Dios, pues es imposible amar a Dios si no amamos a nuestro s hermanos en la fe, (1 Juan.4.20). El amor fraternal incluye: La hospitalidad y el socorro a los necesitados y tiene gran provecho, pues algunos sin saberlo, hospedaron ángeles, (Hebreos 13.1-13. Santiago 2.14- 17). Y el señor Jesucristo asegura que tienen recompensa. CONCLUSIÓN El verdadero cristiano es reconocido por su conducta limpia y ejemplar y nosotros debemos distinguirnos por lo mismo. 7 “LA VIDA CRISTIANA” Lección No. 3 “LAS OBLIGACIONES DE UN CRISTIANO” A partir del momento en que uno se hace hijo de Dios por la fe en Cristo, comienzan también nuestras obligaciones para con Dios. Todo cristiano debe saber cuáles son sus compromisos, mismos que debe cumplir para su propio beneficio y para la gloria de Dios; he aquí esas obligaciones: I. LEER LA BIBLIA TODOS LOS DÍAS El Salmo 1, nos enseña que es bienaventurado aquel que medita en la palabra de Dios de día y de noche, porque su vida estará llena de beneficios y frutos de justicia y santidad que el Espíritu Santo hace brotar en la vida del Cristiano. La palabra de Dios es el alimento del alma del creyente con que se nutre y fortalece a diario, y así lo enseñó nuestro señor Jesucristo cuando dijo: “No con sólo el pan vivirá el hombre, mas con toda la palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4.4; Deuteronomio 8.3). Así como el cuerpo se alimenta para poder vivir, de igual forma, el alma necesita del alimento espiritual, y este solo se encuentra en la Palabra de Dios. Cuando el creyente lee a diario la Palabra de Dios y la medita, es seguro que su fe crece y su confianza se agranda cada día más y está más seguro de su salvación. El creyente que lee poco, es débil en su fe, se escandaliza por cualquier cosa o se deja engañar fácilmente por doctrinas falsas que abundan hoy en día. Por esta causa, el cristiano tiene la necesidad y obligación de leer la Palabra de Dios, porque además; ésta le evitara pecar contra Dios (Salmo 119.18). Muchísimos son los beneficios que se obtienen en el estudio constante de la Biblia y que en esta lección no podemos enumerar, pero que cada creyente puede experimentar particularmente cuando practica este hábito. Cuando vayamos a leer la palabra de Dios, es necesario que oremos a Dios, pues sólo de esa manera la podremos entender, de aquí se desprende el segundo deber del cristiano que es: II. HACER ORACIÓN TODOS LOS DÍAS En la lectura bíblica Dios nos habla para mostrarnos su voluntad. Pero él también nos ha dado la oración como medio por el cual nosotros podemos acercarnos a su Santa presencia para expresarle nuestra gratitud por sus bondades, y para suplicar todo aquello que nos hace falta en nuestra vida diaria. Por medio de la oración podemos pedir a Dios que nos dé sabiduría, (Santiago 1. 5), no sólo para comprender su Palabra, si no para que nos dé la fuerza para cumplir con nuestro propósito de obedecer su Palabra. Por medio de la oración podemos pedir por nuestra salud y por todos los nuestros, como son padres, hermanos, esposo, esposa, hijos, etc. Todo lo que nos hace falta, solo lo podemos demandar a Dios por medio de la oración. 8 Por ella podemos recibir la fuerza para resistir al diablo que anda como león rugiente buscando a quien devorar, (1 Pedro 5. 8). Un creyente debe orar cuando meno por los siguientes motivos: 1.- Cuando se levanta. 2.- Cuando toma sus alimentos. 3.- Cuando empieza su trabajo. 4.- Cuando se va a descansar en la noche. 5.- Antes de leer la Biblia. Estas son las mínimas veces que se debe acercar a Dios, en oración durante el día. Tantas más oraciones haga al día, mas fuerte será su vida y más cerca estará de Dios. La oración no es una repetición de palabras como el rezo, si no lo que cada corazón sienta es lo que expresa delante de Dios, pero usando sus propias palabras. El señor Jesús sin embargo, nos dejó un modelo de oración al que nosotros llamamos “El Padre Nuestro”, y se encuentra en Mateo 9.6-13. Con todo, solo se aprende a orar cuando se practica en la vida privada todos los días. Orar, debe ser un habito en la vida privada del cristiano como el comer o el beber. Los salmos al mismo tiempo, que son cantos de alabanza a Dios nos enseñan como orar. Por ejemplo: el salmo 3, nos enseña como orar cuando somos perseguidos; el 23, nos enseña como confiar en Dios en tiempo de peligro. La misma palabra de Dios nos enseña cómo hemos de orar. Dios siempre está en la mejor disposición de oír y responder a nuestros ruegos. Conviene pues, que nos entreguemos con mayor frecuencia esta práctica. Es muy recomendable que separemos unos minutos de nuestra vida diaria para orar por los motivos más urgentes a parte de los motivos que ya mencionamos y que son por decir así obligatorios. Unos diez o más minutos siempre serán de gran bendición. De rodillas la oración es muy efectiva por lo que también debemos practicarla de esta manera. Cuando aprendamos esta práctica en nuestra vida privada, estaremos listos para orar públicamente en el templo sin sentir pena. III. ASISTIR AL TEMPLO Dios nos da seis días para que en ellos hagamos toda nuestra obra, pero el séptimo es suyo, (Éxodo 20.6-12). En este día debemos acudir a la casa de Dios, a no ser que exista una razón poderosa como enfermedad, y que por ello se vea obligado a faltar, pero por el solo pretexto de un simple dolor de cabeza, no es razón para faltar. El mucho trabajó, menos debe ser razón, la flojera, el sueño, el paseo o el deporte, en ningún momento son excusa para faltar. Existen varias razones por las cuales el cristiano debe asistir al templo cada domingo; helas aquí: A la casa de Dios vamos a conocer cual es la voluntad para nuestra vida, (Salmo 27.4). Cada mensaje tiene una enseñanza útil. Cada vez que vamos al templo, aprendemos algo nuevo. En la escuela dominical por ejemplo, tenemos la oportunidad no solo de escuchar la clase, si no también tomar parte haciendo preguntas o contestando, esto es muy útil para nuestro desarrollo espiritual y nuestro conocimiento acerca de Dios crece. 9 En la casa de Dios somos fortalecidos en nuestra fe o somos reprendidos según sea nuestra condición espiritual pero siempre en todo somos edificados. En la casa de Dios cultivamos nuestro amor para con nuestros hermanos (Salmo 133). Faltar a la casa de Dios significa una gran pérdida de tan preciados beneficios. CONCLUSIÓN Hermanos cumplamos con estas obligaciones o deberes que tenemos como cristianos, si Cristo está realmente en nuestro corazón no tendremos problema alguno en llevarlas a cabo, porque de hecho nuestra alma tendrá sed de buscar a Dios. 10 “LA VIDA CRISTIANA” Lección No. 4 “COMO SE FORTALECE LA VIDA CRISTIANA” INTRODUCCIÓN La vida cristiana es semejante al cuerpo humano, en unos es fuerte, y en otros es débil, pero todo cristiano puede fortalecer su vida usando los medios de gracia que Dios ha puesto en su alcance. En la presente lección, aprenderemos cómo puede el cristiano fortalecer su vida espiritual. I. POR MEDIO DE LA LECTURA SISTEMÁTICA DE LA BIBLIA Ya explicamos en la lección anterior este asunto, pero debemos añadir algo más. La lectura de la Palabra de Dios nos ayuda a depositar nuestra confianza en sus promesas; además, la lectura es un arma poderosa en su lucha contra el Diablo, (Efesios 6.11-17). La Biblia es una espada de dos filos, (Hebreos 4.12), y es un arma a la que teme Satanás, (Santiago 4.8). Cuando somos tentados y echamos mano a la palabra de Dios, podemos resistir y no caemos. Si no la leemos, fácilmente podemos caer en pecado al ser tentados del maligno. Un creyente que es constante en esta práctica, es un creyente fuerte espiritualmente. II. POR MEDIO DEL AYUNO Y LA ORACIÓN. Existe una lucha muy grande entre nuestra carne y nuestro espíritu, (Gálatas 5.17), por lo que es necesario doblegar a la carne, eso sólo se consigue mediante el ayuno y la oración constante, pues al faltar el alimento, el cuerpo se debilita y entonces el espíritu tiene libertad de acción. Esta es una disciplina que requiere la sinceridad de quien lo practica. El ayuno consiste en no tomar alimento todo el día o medio día según la persona lo pueda soportar, aunque es posible ayunar dos o tres días según las circunstancias de la vida y la necesidad (1 Samuel 30.12). Sin embargo lo común en esta práctica, es ayunar 24 horas, (Levítico 23.32). Al principio de este ejercicio sólo se podrá ayunar por medio día, pero la practica o la necesidad, si es grande, nos ayudara a hacerlo todo el día. Debemos de acompañar el ayuno con la oración, pues de este modo, mientras el Espíritu ora a Dios y el cuerpo reduce su fortaleza física, nuestro espíritu se sobrepone y eleva nuestra fuerza espiritual, hemos de insistir que esto será posible si nuestro corazón es sincero al buscar a Dios por este medio. Un cristiano que con frecuencia ayuna y ora correctamente, siempre estará fuerte. Debemos aprender que el ayuno debe ser secreto, nadie debe saberlo y no es bueno que lo divulguemos porque entonces pierde su valor a la vista de Dios (Mateo 6. 16-18). Un cristiano debe ayunar por su propia voluntad con la mayor frecuencia posible en su vida privada y también cuando la iglesia convoque a ayuno. 11 III. POR MEDIO DE LA SANTA CENA El Señor Jesús nos dice que el que come su carne y bebe su sangre nunca tendrá hambre, ni tendrá jamás sed, pues su sangre es verdadera comida y su carne verdadera comida, (Juan. 6.54-56). Cuando instituyo su Santa Cena la noche en que fue entregado, después de haber cenado con sus discípulos, tomo pan y dio a cada uno de ellos diciendo: “Esto es mi cuerpo que por vosotros es partido”, después tomo la copa y la dio después de orar y bebieron de ella todos, diciendo él: “esta copa es el nuevo pacto en mi sangre”, (Mateo 26.26-28). El pan y el vino fueron tomados como símbolo de su carne y de su sangre, cada vez que la Iglesia celebra la Santa Cena, simbólicamente está comiendo la carne del Señor y bebiendo la sangre. El pan nunca deja de ser pan y el vino permanece vino después que el Ministro los consagre con la oración. Es la fe el instrumento usado por Dios para alimentar nuestra alma del alimento que representa este sacramento conforme a las promesas ofrecidas en su Palabra. El creyente no toma la Santa Cena por que se encuentra totalmente libre de pecado, sino precisamente porque siente su pecado, y deseo de alejarse más y más de él y de ser más espiritual cada día, es que acerca con una fe viva a la Santa Mesa y toma ese alimento que tanto necesita y que le beneficia. Cada vez que tomamos la Santa Cena, confesamos nuestros pecados, y pedimos que nos dé la fuerza suficiente para que en adelante podamos llevar una vida más agradable delante de sus ojos. Es claro que mientras vivamos en este mundo, nunca llegaremos a la perfección total, pero si participamos constantemente en la Cena del Señor, nuestra vida será mejor cada día. Algunos miembros de la iglesia no toman la Santa Cena por el pretexto de que están disgustados con otro hermano, o porque tienen algún pecado oculto; pero esas personas, lo único que demuestran con esa actitud es que no están dispuestas a abandonar su pecado. Dios nos dice que el que encubre sus pecados no prosperara, pero el que los confiesa y se aparta, alcanzara misericordia, (Proverbios 18.13). No es bueno tomar la Santa Cena si no estamos dispuestos a dejar nuestros pecados; pero si con toda la sinceridad de nuestro corazón deseamos ser mejores, la Santa Cena es un alimento poderoso que fortalece la vida cristiana. CONCLUSIÓN De la Santa Cena participarán cuando sean miembros en plena comunión de la Iglesia; pero de los demás medios podemos participar desde ahora. Dios quiera que estemos dispuestos a usar estos medios que fortalecen en nuestra vida cristiana, de modo que no desmayemos jamás. 12 “LA VIDA CRISTIANA” Lección No. 5 “EL TESTIMONIO CRISTIANO” INTRODUCCIÓN Cuando hablamos del testimonio, nos referimos a la necesidad de traer a otros a Cristo del mismo modo que nosotros fuimos traídos por otra persona. Existen tres razones por las cuales el creyente debe dar testimonio de su fe en Cristo. I. POR GRATITUD A DIOS El endemoniado Gadareno agradecido por que había sido liberado de poder del diablo, quiso estar al lado del señor Jesús para servirle, pero el Señor lo mandó a testificar a los suyos del amor de Dios y del poder de Jesús y en el acto, aquel hombre se fue publicando por todas las ciudades lo que Dios lo que Dios había hecho con él, (Lucas 8.26- 39). El ciego de nacimiento testifico valientemente de cómo Jesús le abrió los ojos y que aquello era lo más grande que había ocurrido en su vida y no le importaba lo que la gente pensaba de Jesús, (Juan 9.25). Para Andrés, su encuentro con Jesús era el hallazgo más grande de su vida, por ello fue en busca de su hermano Simón para que conociese al hijo de Dios, lo mismo hizo Felipe, (Juan 2.40-51. La samaritana de Sicar no pudo callar su encuentro con Jesús pues él le redarguyó de pecado y de perdón, por su testimonio, muchos otros vinieron a ver al señor y allí recibieron el perdón, de sus pecados, (Juan 4.28, 29,39-42). Los que hemos sido salvados por la gracia de Dios, no podemos y no debemos de callar lo que Dios ha hecho con nosotros, en gratitud por su grande amor, debemos testificar de él, (2 Corintios 4.13). II. EVANGELIZAR ES UN MANDATO DIVINO El señor escogió a sus apóstoles y les dijo:”Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”, (Mateo 4.19) y cuando el señor se iba al cielo, mando a todos sus discípulos que predicasen la palabra de Dios por todo el mundo, (Mateo 18.18-22). Las razones que Dios tiene para mandarnos a dar testimonio de nuestra fe en él son:  Porque su deseo es que todos los hombres sean salvos (1 Timoteo 2.4)  Porque no es su placer destruir a los hombres pues él no quiere la muerte de ninguno (Ezequiel 18. 32; 33.11)  Es su deseo de que todo hombre tenga la oportunidad de ser salvo oyendo su Palabra y pueda libremente escoger la vida o la muerte por si mismo y no tenga excusa alguna en el día del juicio, (Juan 15.22) 13 III. TESTIFICAR TIENE RECOMPENSA Dios hizo saber al profeta Ezequiel que si el pecador moría, por sus maldades sin haber oído el mensaje de Dios llamándolo al arrepentimiento, el profeta seria culpable de su muerte, (Ezequiel 3.17-21). Esta es la misma responsabilidad del creyente de hoy. San pablo esperaba la corona de justicia como premio a su fidelidad y a la labor misionera que había terminado satisfactoriamente, (2 Timoteo 4. 7, 8). El Señor Jesucristo ofrece la corona de la vida a los que sean fieles a su palabra y cumplan su voluntad, (Apocalipsis 2.10). Aun cuando no hubiese recompensa por hablar de nuestra fe a los perdidos es nuestra obligación hablar pues existen por lo menos dos poderosísimas razones para ello. Una que toda persona que ha experimentado la salvación debe estar agradecida a Dios por su misericordia, la otra porque el señor nos ordena a hablar y dice, “habla y no calles”, (Hechos 18.9). CONCLUSIÓN Aprendamos entonces que como cristianos es nuestro deber hablar de nuestra fe a toda aquella persona que nos preste su atención con la esperanza de que sean salvos como nosotros, Amén. 14 NUESTROS EMBLEMAS 1.- LA CRUZ REPRESENTA QUE CRISTO ES NUESTRO SALVADOR. Creemos que Jesús es el único camino hacia Dios... "Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:16); "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos." (Hechos 4:12). 2.- LA FIGURA EN FORMA DE COPA REPRESENTA QUE CRISTO ES NUESTRO SANTIFICADOR. Creemos en el Espíritu Santo de Dios y en su llenura, único medio por el cual podemos llevar una vida cristiana santa y victoriosa... Jesús dijo: "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer." (Juan 15:5) "Como todas las cosas que pertenecen á la vida y á la piedad nos sean dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud:" (2 Pedro 1:3) Nota: La figura en forma de copa, o lavacro, recuerda la vasija usada en el Templo del Antiguo Testamento por el sacerdote para lavar sus manos y sus pies antes de entrar al Lugar Santísimo. Significa la limpieza diaria de nuestros pecados por el poder del Espíritu Santo. 3.- EL JARRO REPRESENTA QUE CRISTO ES NUESTRO SANADOR. Creemos que Jesucristo tiene poder para sanar cualquier enfermedad: "Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos." (Marcos 6:56). 15 Con su muerte en la cruz, Jesús proveyó el medio para que todos pudiésemos alcanzar la sanidad de nuestros cuerpos: "... y por su llaga fuimos nosotros curados." (Isaías 53:5) En nuestros días, este poder se sigue manifestando porque "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos." (Hebreos 13:8). Podemos invocar confiadamente su gracia porque: "He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír;" (Isaías 59:1). 3.- LA CORONA REPRESENTA A CRISTO COMO NUESTRO REY QUE VIENE PRONTO. Creemos en la segunda venida de Jesucristo y en el rapto de la Iglesia. Su venida será antes del milenio y puede ocurrir en cualquier momento. No sabemos el día ni la hora pero el que puede ocurrir en cualquier momento es lo que motiva nuestro esfuerzo misionero. Porque Jesús dijo: "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin." (Mateo 24:14) "Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del hombre sentado á la diestra de la potencia de Dios, y viniendo en las nubes del cielo" (Marcos 14:62) 5.- EL GLOBO TERRÁQUEO SIGNIFICA NUESTRO PROPÓSITO DE DAR CUMPLIMIENTO A LA GRAN COMISIÓN El globo representa nuestra misión en el mundo. El Señor urge a sus seguidores: "de gracia recibisteis, dad de gracia." al mismo tiempo que los envía a predicar su palabra por todo el mundo. Este llamado continuará hasta que el evangelio, mediante los esfuerzos de su Iglesia, haya alcanzado a todas las naciones y él vuelva nuevamente. "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14) 16 DECLARACIÓN DE FE DE LA ALIANZA CRISTIANA Y MISIONERA La siguiente "Declaración de Fe" fue adoptada por la Conferencia Anual de la Alianza Cristiana y Misionera de Chile, celebrada en Temuco con fecha 6-8 de enero de 1943, y es una expresión en síntesis de nuestras creencias evangélicas. 1. Creemos en la inspiración plenaria y verbal de las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento en sus documentos originales como la Palabra de Dios autentica y genuina; ellas constituyen una revelación completa de su voluntad para la salvación de los hombres y son por lo tanto la única regla divina de la fe y la práctica cristiana. (2P 1:19-20, 2 Ti. 3:15-16) 2. Creemos que hay un Dios infinitamente perfecto que existe eternamente en tres personas: El Padre, El Hijo y el Espíritu Santo. (Dt. 6:4)(Mt. 5:48)(Mt. 28:19) 3. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la Virgen María. Murió en la cruz un sacrificio en sustitución por los injustos; y todos los que creen en El son justificados a base de su sangre derramada. Resucitó de entre los muertos conforme a las Escrituras; está a la diestra de la majestad en las alturas como nuestro gran Sumo Sacerdote; de donde volverá otra vez a establecer en la tierra su reino de justicia y paz. (Fil. 2:6-11)(Lc. 1:36-38)(1 P. 2:24)(1 P. 3:18)(Ro.5:9)(Hch. 2:23-24)(He. 8:1)(Mt. 26:64) 4. El Espíritu Santo es una persona divina; Ejecutivo de la Trinidad; Consolador enviado por el Señor Jesucristo para habitar en el creyente, guiarlo e instruirlo; a redargüir al mundo de pecado, de justicia y de juicio. (Jn.14:15-18)(Jn. 16:3)(Jn 16:7-11) 5. El hombre fue creado originalmente a imagen y semejanza de Dios; cayó por desobediencia, incurriendo así en muerte física y espiritual. Todos los hombres nacen con una naturaleza pecaminosa, hallándose, por lo tanto, desprovistos de la vida divina, y sólo pueden ser salvos mediante la obra expiatoria del Señor Jesucristo. La suerte del impenitente e incrédulo es una existencia perpetua de tormento, y la del creyente de gozo y felicidad eterna. (Gn.1:27)(Ro 3:23)(1 Co. 15:20-23)(Ap. 21:8)(Ap. 21:1-4) 6. La salvación es una provisión hecha por Jesucristo para todos los hombres; aquellos que lo acepten a Él por la fe son renacidos del Espíritu Santo y reciben el don de la vida eterna, siendo hechos hijos de Dios. (Tit. 3:4-7) 7. Habrá una resurrección corporal de los justos y de los injustos; los primeros resucitados para la vida y los segundos para juicio. (1 Co. 15:20-23)(Jn. 5:28-29) 8. Creemos que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, un organismo mas bien que una organización, formada por los redimidos durante la época de la gracia, desde Pentecostés hasta el Segundo Advenimiento del Señor. La edificación de esta iglesia es la obra preeminente de Cristo durante la dispensación actual, de acuerdo con sus propias palabras en Mateo 16:18: "Sobre esta roca yo edificaré mi Iglesia". Puesto que la iglesia es aquel "Pueblo para su nombre", escogido de entre gentiles y judíos, se requiere la mayor y más amplia predicación del Evangelio para la realización de dicho fin. Creemos que es de esencial importancia reconocer 17 la unidad y la unión de la verdadera Iglesia como el Cuerpo de Cristo y el medio de su manifestación al mundo. (Mt. 16:18)(Hch. 15:14) 9. Es la voluntad de Dios que cada creyente sea enteramente santificado mediante la obra del Espíritu Santo, siendo por ella separado del mundo y del pecado y plenamente consagrado a Dios para una vida santa y un servicio efectivo. Esta obra del Espíritu Santo en el creyente, llamada la santificación, se reconoce como una experiencia subsiguiente a la conversión. (1 Ts. 5:23)(Hch. 1:8)(Ro 6:1-14) 10. En la redención del Señor Jesucristo se ha hecho también provisión para la sanidad del cuerpo mortal en conformidad con Su Palabra. Según lo expuesto en Santiago, capítulo cinco, la unción con aceite ha de practicarse por la iglesia en el presente siglo. (Mt. 8:16-17)(Stg. 5:13-16) 11. De acuerdo con las profecías de ambos Testamentos y las promesas a Israel, el reinado Mesiánico y Milenario de Cristo será establecido mediante su propio advenimiento personal y visible a la tierra en poder y gloria. Es ésta una verdad práctica que debe estimular poderosamente la obra de la evangelización y la pureza de vida. (He. 10:37)(Lc. 21:27)(Tit. 2:11-14) 12. Las Escrituras enseñan claramente el deber de todos los creyentes de vivir una vida de fe y de sacrificio, y de entregarse continuamente a la oración y la intercesión a favor de otros.
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