baumgarten_reflexiones

March 16, 2018 | Author: Esteban Bedoya Microcaos | Category: Plato, Metaphysics, Aesthetics, Beauty, Soul


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ALEXANDER G.BAUMGARTEN REFTEXIONES FITOSOFICAS ACERCA DE JOSE ANTONIO MIGUEZ tA POESIA Traducción del latfn, prólogo y notás de .\GUILAR 80/, f5/ Biblioteca de Iniciación Filosófica kimera edicién: 1g55 Cuarta edición: 19?5 SsrE w fu,t PROLOGO fi J lÉ Es propiedad -l : i Queda hecho el depósito que ma¡ca ta ley L1.7Zg g 1 9f-5 _A-guilar ergéntú; s.e. ¿-" báiciones Av. Córdoba 21O0 I Buenos Airee ----.-Impreso en la Argentina hinted ín Atgentiru - j-, f- l ] , ¡ I t $ M año 1?35. Tftulo original ditatbnet phÍlorcphlcae & nonnullb ed poema petinentibw y su primera edición data del ,oaüszsü ] 7 7;\ t I ¡\ in' EN TOENO DE LA ESTETICA j _\* lié .la-, I :i ill Quien desee meditar un poco sobre la teoría estética no estará de más que vuelva los ojos a Platón y relea, con a¡rsia cordial, las páginas del Córmt$él;. Allí p.odrá ggstar de las primicias de h diál&tica platónica, realzada en el ejercicio de la virüud cognoscitiva. -\*] ,;\ '¡lb \ :v : '1\*J t : i :t' j :.5- I i\e I i-,.\ Por lo pronto, hemos de decir que la teoría del Srtq de Platón se presenta estrechamente ligada a su concepción del universo y del hombre-'Dialécticamente, que es lo que importa, las e]app del saber humano se resumen en un anhelo de ascensión hacia Dios, que acercan al hombre la propia ?icisitud y el esfuerzo del conocimiento. Pero entendamos exactamente el recorrido pla- tónico para perfrlar después las I {-' íJ í-¿r (3 Ig, r* ril que nos ofrece en relación con la ciencia, el arte y la beileza. consecuencias i{i i-*rL-} , Platón, con su justeza proverbial, resume así las etapas de la sabiduría, partiendo siempre, claro está, del ser dual alma-cuerpo creado por la bondad divina. Estas etapas son las 'siguientes, según el Cdrmídes: $ 1" El alma, con anterioridad a la encarnación, , €* conoce y contempla las más altas realidades i3 (saber preemPírico)i*l t La caída anula este saber primero y hunde ; f al alma en la materia (ruptura y olvido)' iLP I 11 i E'-F + -$i-*-*-' {E I . a \J-. e ,= iQ F C-' medio de la rerniniscencia, su saber perdido. 3a El alma rcadquiere progresivamente, por 4^ El alma, en ascensión desde el mundo material, contempla ya el Bien bajo la especie de lo P_etl-g,_ lo Verdadero, lo [Jno, la Causa y la Medida. 5' Desciende el alma de huevo al seno.de los fenómenos y percibe las relaciones recíprocas, definiéndose en función del ser y del no-ser. I l I a 6a El alma llega a adqui¡ir una visión total y una ciencia co.mpleta del ser y del no¡ser, , bueno". Si cabe hablar de una estéticá platdniü 'ya se ha dicho en realidad casi todo al señalar ei recorrido del conocimiento huma¡ro. De tal motlo esto es asÍ, que lo belto incluso se convierüe en .una de las leyes uniuersales que encauza y dirigen al hombre en su ma¡cha hacia los supuesf.os metaf Ísicos. Dr¡Pr¡EDr,(rD ¡Irgüatlslcos. el libro VII de La República, n", la causa (¡E l,rr(rrr ut{¡ll¡u(, extsue qe. oello vquDa de todo cuanto existe de bello y de oe dice en de Belleza Platón, sin formular una verdadera ciencia eslftica, trata, no obstante, de ponderar metafísieamente la idea del Bien, tan vinculada a las y de Bondad que ella misma, según se t i; t. F I f É. ¡r F r 7a' Por fin, el alma se dirige hacia el Principio y Justificación últimos. Entonces, no se trata ya de un saber sino de una toma de contacto estrechísima que anula la memoria y llena el alma de un inexplicable sentimiento de pre. sencia. precise "nL.! concreto una ciencia estética de particular sig¡i, ficación. Por el contrario; lo qué pretende slubrayar es una metafísica de la belleza en coyuntura y relación íntima con el conocimiento racional e inteligible de la esencia de las cosas .y del ser mismo. ''. Y no es que Platón, sin embargo, f-, i : Justo €s, ante todo, hacer resaltar aquí el admirable equilibrio de Platón, püt quien, en ese sublime recorrido, la ciencia del alma se va completando, "en visión fuem dei mu¡do", poi la natural, lógica y hasta metafísica dependencü del hombre. El abandono de Dios habrá de compensarse con la búsqueda humana, antrelante del eontacto con el Ser Trascendente. Pues bien: lo qu'e se infiere de ello toca muy de cerca tanto a una teoría general del ser humano A*i, la Estética no alcanza a adquirir plena independencia formal, pero, en cambio, sñe al cofmológica que en él priva, base de su concepción de la moral y de la vida. Por eso, p,rdo decir eon taz6n E. Meumann que: ..en el len-i' guaje de l_a vida comúr y en el del Arte, comorl! en la Estética científica de los griegos, io bello'¡ no se separQ con claridad de los conceptos de..' valor con él relacionados, en ,especial- de lo: bueno -y de lo útil" r. Empero, tüvo un lugar escatológico primordial, que aparece como ¿etinitorio de la mentalidad griega y de su afán racional, idealista y metafÍsico. I Int¡oduceión a ls Estétiea actual, gáLg. 12, Euenos Aires, 1946. 11 impulso metafísico del hombre y a la idea como a su valoración estética fundamenH, hplicando a un tiempo la exégesis de los conceptos de Bien, Belleza y Bondad, eu€ aúnan el esfuerzo racional platónico y le dan ea¡ácter intcligible 10 Importa mucho considerarlo. así, después de la lectura del pórmides o de cualquier otro diálogo platónico. Estéticam Estráticamente, 1o esencial es la obra ¡ :misma, y ésta, en toda su grandiosa ascensión, I misma, ascensión. ya nos define al poeta y al filósofo Platón, I Platón, inavegante de mitos etemos al servicio de la I navegante la ¡ peculiar encanto 3. propio y su forma de belleza sin mancha. pero, por encima de ella, el Bien, fuerza generadora lo bello, dará todavía a la belleza Iu privativode y poesía universal. más, la teoría de la belleza que nos legó Platón y que inunda toda su obra, habría de ofrecer, en gran parte, rico vivero de sugestiones a los estetas de todo tiempo. De atrí que le recordemos con dilección al comienzo de un estudio estético. Porque, ade- r-" I I i1.": n ,1 {'17 . til ', qiI t I I De tal manetra, por ejemplo, la consideración de apóstol y guía del neoplatonismo, r,ecoge magistralmente esas antiguas ideas platónicas, y en tal grado, que no se pueden leer las Enneadas sin que nuestro ánimo no se oriente, atento y énsimismad.o, a lo mejor del Fedón y del Fed,ro o al mito singular de La Repúblícc. Pues lo bello en Plotino se hermana y empareja con las purísimas ideas platónicas. Lo bello -se nos dirá- es la forma que manda sobre la materia, lo incorpóreo, el alrna de los cuerpos perecederos 2. Plotino acentuará todavía más, para su perfecta valoración de la inteligencia, una teoría de las formas que le permita elevarse hacia el Bien, principio productor de lo bello. Cabe decir, entonces, que el cuerpo se lwce herÍnoso por Ia forma del atma y el alma por La forma de la inteligencia. lo bello en Plotino, Y 4C"T. qué sobxa d.e raz6n, pues, no cabe hablar l9: u9Tbos estéticos geniales en las concepciones t filosóficas helénicas? ¿eu¿ valor puede tener, lomg réplica, la afirmación de q"" tantá- en Grecia, como más tarde en Roma, no se dio en !9da sr¡ amplitud y pujanza una estética como filosofí¿ de lo belro? para la concepción ¿*i arte podremos decir, en verdad, que eitán lri*r-1, nosotros .el ejemplo y la obra de platón, de Aristóteles, de Horacio, de plotino y de tantos otros que alumbraron en su mente,-los más de modo altamente poético, exigencias de ordena_ ción y de método artísticos, de disciplina al servicio de lo bello y de honda enseñanáá moral o expresiva de un mundo donde f* ,¿q;i_ siciones filosóficas eran cauce de escuela 'en seguimiento altruista y humano de la verdad. I t/fodo. to que entonces no fue ciencia positiva, c.on rigor y problemática de investigación, cons_ tituyó, en todo caso, un precedeñte de ,**o y_alor para la educación del gusto y del espíritu. -L" Y nos afirme Bénedeti" Cr"á", -bien _que ..de prod,r"tiór, defecto de una -Estética antigua mental", que "las mentes aé uq""tt,i, fr"*úr¿, navegaban. en mayor o menor placidez por los mares de la verdad, mientras lal ciencias empí_ lgas, por su parte, sistematizaban la juicios, inducían, abstraían y servían seris'ái ae guia para el juicio y para la acción". Es muy ciérto I Vid. Enn., Vl. vII. 13 A2. / En realidad, lo que se pretende es encaminar la inteligencia a lo bello, porque es su objeto '? Vid. Enn., I, VI. 3. 12 también, y con'ello expone Croce pensamientos aleccionadores sobre la filosofía del arte, que:la historia del espíritu humano presenta siempre, aun a través de sus aitibajos, una continuidad ejemplar que hace revivir a cada instante el hálitó de los preeursores.; quiérrese decir con esto "que la negación platónicJ de la poesíg aparecié con Descartes y Malebranche, dando lugar, por reacción, a la reivindicación de la fantasía- Que el esbozo de Plotino de un sistema de la belleza, como irradiación imperfecta de la idea en la Naturaleza, y más perfecta en la mente del artista, torna, con nueva riqueza de matices ¡r rrradurez de método, con el idealismo posL kantiano. Que la sugestión de Aristóteles sobre las proposiciones no lógicas reaparece en ,la flosófÍa moderna sobre. el lenguaje. Que la cognitio confusa, de Duns Escoto, actuó 9n :la 9l leibnizianismo produciendo, a través de é1, AEsthetiu, de Baumgarten. Que el hedonismo estético antiguo se reavivó en los estéticos serrsualistas del siglo XVIII, que tanta influencia 4, ejercieron en li Crítica del ¡uicio, etc., etc.'" il t: :t l li .:+ it .i¡ !il di didáctica poética gue j1másn cierto es, pudo ser olvidada por completo. Horacio enlazabá zu pensamiento con el de .dristóteles y, en lo tundamental, aprovechaba los conceptos sobre la poética que extendió con su culti¡ra el mundo griego. El propósito de Horacio era realmente ambicioso. Y así, su Epistoh abarcará en sus tres partes preceptos esenciales sobre las condiciones de la creación poética, de la comedia y de la tragedia, sobre los caracteres mismos de lá accigg que el poema presente V, €D fin, sobre las cualidades exigibles al poeta para su consagración y aceptación popular. El talento V *l esfuerzo arüístico habrán de complementarse felizmente_ pafa el logro de, la óbr" p"¿i:á-l serán, además, en la mente de Horacio,'eondició nes necesarias que nos den el verdadóro pó"iu, ;i l¡ ¡'i * i ?i tJ Natura fíeret taudabile qrrnen an arte Qraesitum est; ego nec studium sine diuite uena fi,i i.: !'.,'.'"-' Nec rude qaid prosit uid,eo '1,í+,,- _efff I , :",'\il .il ingenium .l ii l: A lo que parece, la obra de más alcance- de la antigüedad clásica y la que precisa todo un sentido de lo que debe ser el drama, es_la legada por el latino Horacio. Ia' Epistola ad Píson9s 9 Arte Poética del poeta de Venusa, habrá de citarse con proftisióq en la obra de Baumg?itgn -riuestro autor recogerá los y más de ütta ve" preceptos de Horacio para reafrrmar con ellos su propiá teoría y su plan poético. ' Todo el trabajo de Horacio nos depara runa res. 1942. l} ,;; t 'i' E s B s ?1 -i ¡t *i ? ii + 9 $ Plgtón rompe lanzas contra los poetas en su J ",f; Repúbliea, pero, entendámoslo bienl- siempre \É beneficio de su Estado ideal y perfeito, lb liá¿a-"- " "r, ser.rcillamente para .justificar ú i¿ea p"dti"" q""r:.,{¡* r animaba su creacióri. Ei de enten-i"gi:gpr"-.¿ "d;habría derlo al servicio de la moral del Es+ndo y de la , l r. i ,1*.*, relrei9n, y en -esto sí que podemos decir -que los principios didácticos y morales de platón tenían un alcance mucho mayor que los específicamente poéticos de Horacio. En el libro 1l de La Repúblim nos podrá asegurar platón, con riguroso pensamiento exclusivista, que .,los poetas, lo mismo los de ahora que ios- de los tiempoá pasados, Ro hacen oüra cosa que divertif al t 15 o. l.,4oe4ro. tü ' Benedetto Croce. Breuiario de Estétíca, pág- t Og. Suenos Ai- -€ * Ei ,ri g L4 s ,5 JJ ;E -# ii3::t i:H?lt i::'l*:'fl;#3T:'i; i3:ffi un á;'1"";;"-;;¿;-artísticao n9 se moverá en en groria animará h";;;; il.J; tiempo üi";.';'aá-Jq reflejar F o:du l""tt,-qtó-debe1á todo ':. r! 'Íj*;.i,i u*orrr*j"üiul ) ' "t verosímil. :':-- ni&"* imitutórem et uíuas hí¿ es -liición poit¡q no deba' i. Y aún lav ,f:::.^"1- *l?*- l"-ullf-"""u t-t:"qt'" h ilffiff;'";;;;iejarse lunt Aut prodsss€ uot aut delectare Poetae' ', . -Áuti¡rnul et iucunda et i'donea Hcere uitae "r ;;;"*"b;; "orño sui'rgn-tq. ejemplo moral' Por át Ai¿ con Particular deleite: Respicere,ex.gryPlar uitae *o'ry*,q\i::::f;:""r, . siones en cuanto al caxiz de su propia-virtud creadora. Pero para Platón, en puró lenguaje estético, se tratába de apreúend"r 1". niís- áe las_ cosas,, cumpliendo de esta manera un postulado que le glorifica esencial y humanamente, ya i,il 9.ue, aunque "todo hombre es capaz de se'nie-rr'"ijánte modo de contemprá"iá",-ro á" d;-ú;i¿ j WA-* el hombre genial y el gxan artista, porque el genio cons!;te en suma en ver lo generallen lo i¡l particular" 8. cima de_ crgagión espiritual con fines. rnuy superioreso desde luego, a los formalmente didácfióos qrre señala Horacio, éste sin excesivas preten- , de los límites de Io en esa teoría Pensemos, en rigor de verdad, Qü€ muer¡en los tFüt'ó" d;"1;-i;il",ctón'(¡tí¡tao¿q) en que se t'lp"tá preceptos más o antiguos, poetas plano d: ltru menos concrsos para situarJe en.un por Ia be-"1 ñffi;f-átprtri".r. El "entusiasmo alimento principal del lleza" vendra ;-;;; la música' ri I it I ¡ * ii li x; en el :*o de ffi; ;ü;;"--""' mediante á'á'tñtt*?- tr hombre pga la virtud' bien bajo a su { I n ! del pensamiento clásico. En los tiémpos de Ctrristian Wolff y de Baumgarten la teoría del conocimiento proyectó nuevos rumbos por el camino estético. En cierto sentido, la précisión de conceptos llegó a ser ahora ilíuiitádamente mayor, preparándose con ello la nueva ciencia zubjetiva y formal de Kant, que iba de la mano de un riguroso análisis del juicio estético. Los tratados de Estética se sucedieron ya profusamente. Toda dirección filosófica -rc mé¡or, toda filosofía del conocimiento- tuvo su propia teoría de lo bello. El idealismo germánicq y-en especial Hegel, desarrollaron un privativo sistema de las artes, en el que, a medida de su universalidad y espiritualidad, se preparaba la efusión artistica de los románticos. Y habrá yd, con Hegel, artes símbólicas, cual la arquiteltura, o ¿ óA. cit, de Meumann, L7 rláe.70. La problemática artÍstica -problem ática del detalle, al margen de cuestiones fundamentalesdominó durahte mucho tiempo en la cultura de Occidente, 'sin rebasar uperis las adquisieiones relacione, ,""ruá,-[ue iOtg sirven la consideració;d;-;aia"t exigencias T"i:.fjaI prrnsicas. En esto estábamos, precisamente' ;üñ ü ;;;tt* irabajo, y nuestra afirmación Éu"-"i1"-,^¡t grado de idearealza, como la obra de "tj"-t" lismo que encieira en su coniuntouna altísima Platón, la cual, por sí misma' eácata 6 1 't{ r! ,3 jiq rt { é c * { É a B z A. P., 317-318. A. P.', 333-334. ; I á & 16 :* i* s r* ü¡ íif,L?:' -;*e ;á' ;;i*-'É"iia", "o¡"-o-l:^::i l: ;:' olnuula y 14 '¡se¡ve :l lt:","-a überación casi ' ;#rffi ; d.del arte mismg por L iiJ,Tf#""il I"uii*i¿ád ..,- :--^ri-*a ú ;;t"'t" v la ex9¡":1é:, :ffi;ffi:J ;ffii*'J, al q:*l11ii"^li ;:iH#tff ".o" IOs ilii*i profundidad formal que los temas ob- chisílxls, cual la- escu-Itur", ?, !?ry:!ff^=:p; rff ; :H*fli tienen. En el siglo XIX y en el actual han menudeado clalas discusiones ,ábr" eI arte, advirtiéndose éstética psicológica' C ramente los "tuñJ* J; Teoque tiene ,rrs pri""ipales representantes en otro Desde doro Lipps, u" üáixEit y *o Siebeck' rastro de la ú perdido el punto de vista, ";-;; rra'despreciado el estudio se ;;ili;;ulétií. "i en el campo cle la Naturdeá;-$i" bs aiances han oermitido tamfisiotógico y eñeiiment¿ en bién el ¿"rt roiii" d;';; "tt¿tid" metódica' l'' psicologít I estrecho contacto a la vez con la Lehmann 5r el ;;;üi;. bt**áá riiip"" Alfredo deben merr-nombres oue mismo tvleumann son larga lista cionarse, sin que por ello- *" ug".t9 ^la artístico' áu iót-uát-tdiosos del problema especial Pero Baumgarüen nos está exigiendo una ni debe puede atención, qrr* J* ;-tu páginas no faltarle. BAUMGARTEN Y SU OBRA lt _o.br1,- a la definición de la nueva ciencia y a la fijación de su -particular cont*"i¿"-v áü¡Jto. La lstetjcg quedlrá en lo sucesivá "p";¡il;. mente delimitada como aio$nrd é;L;;ri;; aío Bnrmrts o sci3ntla cosnitíánis -rilr¡iiíái. {t Baumgarten, recogiendo la áoble consi¿erácián i de una NaturalezJintetigi-Ule y otra dribl;;;; aparece ya en las Enneadas de plotino _Aírifrg { i gtlogac raúrqc, oüot¡s, rls péu ,oqrni, rñi Qb 6¿ o,ío8rlrñs e -,'fórm.,ü'lo.' supuestos de una ciencia -dq.l1 percepción gue podrá """ir"p* nerse a la lógica como teoríá o noético. ;1 def conocer acional 1 ,g * ü : i€ .5 I * * f .s i+ percibimos. Toda ia cuestión que se encierra en estas -Reflexiones de Baumgarten gira alrededor';; ;r* estudio cognoscitivo ---en lós ámbitos de ta d;_ ría del conocimiento que Wolff p""Ori" moda- y de la distinciSn radical éntre et co"" nocer de la raz6n, claro y distinto, y el proplo de los sdntidos o conocimiento inierioa -Jor-"i cual, sin embargo, se nos hace real*"rri" acce_ sible la belleza de los objetos que nosotros i* ¡i :i ;3 ': por ser el Alejandro TeófiIo Baumgarben pasa Estétíca' -empl-Z el té-rmino primer autor -"" en Las Reflextonui- fh6f¡"ot que incluimos ft.u"¡o ofrecen ftuóit"*ente en stls Párrafos racional de la phi' "rt" finales una ""tt"iá"-t""ió" losophia poetíca, d" ü 6gte y de la-psrcolgeí-" que conducen u Cutt*g"tt"n' en el $ CXVI 'de 1-8 sofía de Leibniz y ¿e Wottt, completando si acaso el racionalismo suí genero l*iUrri"i"";; q; había llevado a su cumbre, junto con Spin"á",-á cartes, Baumgarten, ha planteado con ello la necesidad de una teoría especial cognoscitiva que, sin ae¡ar de lado los supuestos "plotirri"rro, _.ya habla Plotino en sus Ennead.as bel plano infeáor á" iá sensación para la percepción de tu Outt¿r;_, se oriente decididamente por el campo de la filo_ ídealismo de tipo matemátíco iniciado'"or, ñ"*- e Enn-, I\/, g, ?. 19 í * I : i I ,t I .t valoración más amplia-y profunda si cabe del objeto o del zujeto d;l arie" .y, sobrq todo, liena de agudísimas sugerencias para el desarrollo ;6"ú;;;;;J;"" ciencia estética contemporárea. Baumgarten c,gnsisugr_-ñl,"o,L La modestia de premio inizuala!|e, va que cóntinüiil ¿"- u-l""ria"rá'"%" .la estética ha sido p", .""i*r*¿" tancia, tónica ae la fl;*E, á"..r"fquier circuns_ ;;;; t:;;;", vuelta por un a las mismas de _1"4" la creación y de ta técnicá-*lirti"u o, por "á.rjr"rorres otro, a la nido método desenvuelve el mismo Baumgarten con lógica sistemática Y rigurosa. tt. i' \= t i'fi- l --i¡i l |.7 ,i J.- Apoyándose en Horacio, cuya Epistola -ad Pi' tónit viene a ser un constante punto de referencia, Baumgarten nos prepara una imagg" qul conocímiento poético y un claro método del poema, para sópesar lugqo con puntual fervor iodo lo que se refiere al lenguaje de la,po9s13 y á ta poética en general. nt gusto* J5|]!Jadefeique a cada momento-ñiñ'd-esEubre. Baum-c-ión,. 'g-;ñJtt,- nt"tt puede tomarse como típico del íacionalismo, que trat'a precisamente de aleanzat p*u nuestrb -intelecto esas "ideaE distíntas" l"on perfecta distinción en su claridadl que nos permiten la conexión de nuestros conocimienios y, Por ende, una consfuucción perfecta' mente metódica del edificio del saber' TUITS*ten, por lo men-os, acertó en la elección del tema a tratar y con él ábrió que se arriesgaron los filósofos ";-;;i"i, li, "i ¿* tan amigos en muchos """rt ;; ;í*, a*-**¿Jár;Hffilidad y el entusiasmo *t-¡rti""r. p";;;; "*"r palabras de las Reflexton, -p*."*, ,qir"Tü más profecía en el exacto ,*r.tido definitoriouna de B-aumgarten. Anuncian Jáá-,q"* el criticismo filosófico no podía ?L¿" desdeñar: ..He escogido una irateria""" q,r"-i-*"t or, u".d"J considerarán ligera y muy alejada .íu "r, ,"iii""l ru de los filósofos, pero _que, para Eí, resultará bastante pesada, ei ruz6i debilidad de mis propias ñrerzas, aunque, dL i;cuanto en a su digSida!, justament* *""óriü"-;;" et ejercicio de los ánimos que se ocupan en la investigación de las razonur r.Lirr"rrul-"-rt;-l"i* i* eosas,,. Pero será suficiente leer las páginas de Baumguf". para justificar su prete'nOl¿u f""..";id;;. Karl Aschenbrenner y Wittiam B. H"l;h;i^;; han cuidado con esmero la edicion de Ia obra de -ár. Ba¡rmg3rten, hablan a" regonciliacién -nos 9$tre imilación y._-q_r. "39ió1, g;.. u-ñ='d:i¿ffi21 lo importante en Baumgarten el-- e:a predilécción critica por una materia no trillada hlosóficamente, estó €s, no sometida aún a Ahora" vatoración inteiectual autónoma. La crítica del conocimiento, que con todo rigor desarrollará la filosofía kantiana, tiene así, con las Reflexiones de Baumgarten, una concreción de rico conte' 20 pasado". poético, preconiza la nueva estética lo. Ciertamente, con ello se da luz y cauce al esfuerzo ininterrumpido del poeüa, que no ha de detenerse en la imitación servil de la Nahrraleza si aspira a justificarse corno rey de la creación y como creador él mismo en el giro incesante del devenir universal. Por eso nos repite Baumgarten con insistencia en el $ LVIII de las Reflexiones: "Si la experiencia no basta serán provechosas las ficciones verdaderas, lo mismo que si la historia no es suficienüemente rica en ejemplos, resultarán probablemente necesa¡ias lás iicciánes heterocósmicas", y un poco más adelante: "tanto las fiecianes uerdaderas como las heterocósmicas san, como condíción, neceffirías en el poertta',. Y, no obstante, ei sentido y el rigor moral son preferentemente exigibles; en ello concuerdan tanto la teoría clásica antigua corno el pensamiento modemo de Leibniz que Baumgarten recoge y acepta con idéntica admiración y-acendrado esp{rrihr".religioso: "Sea cual sea nuestra parte en la ciudad divina dirá-, estamm obligados a consignar en-nos todo lo que verso promueve ia virtud y ia religión, y téngase esto en cuenta con respecto ,a todas las vicisitudes del I l I l :; ,i .J ¿ 1 :i :-il ¡$l :rl gi il ii ::t ;l :.1 l1 rnuere cuando' q". i?, iLi¿ijio*:: 'J_r*'"T" 11 ¿ reflexión y el juicio"-lt .'qvs¡uq\r y f*sol formuta'na pregu"d-ri";;;ienido y cae en uí gTor análogo at del.qy" =*ruis trlbunal de la moral, f", qri;;; traducir, ante el imágenes de fantasía". porque -pJr"?.-".:;f"r#:'"::"::",:: la obra de a¡te pregunta it i" *" Ii "llirt" ha expresado es metafísica e históric^amüüü"rAadero fl ?l-': enras$, también en aras i""""*"o'i:3#',1#"rlot de afanosamente buscada: ;nil,r"la distinción tan ante una muchos años de vigencia del pensamiento de Baumgarten. la ,,r"uo impulso y tomó aún nuevo.. giro. qrr-"-rr"o "rtéii"r'übiá' at benefici" *?1fl A;ia*-;, p;;" ,"gut*an aplauso que desconocen su peso inmediato_en el artística, lo mismo_ que É1-"""r" de la creación et de ia cualificación onrológica de verd*a lg_. q"" ¡reren d ían;J"i;"ii"Il: üJás*ü". ó1""' I r"irld;¡,;;;; üffi; ,:) ij '¡ :l ,]j 1 ..i :iJ liyff"f*:":^I="Fil",""illr,itt?iili","'.""li; gos vi vos $ñ_*;" Fff : i ff ",T,?; rundamenrd án ;i?;;;HL "::"Hi-:_*:I - f,"_::?: j$:"g1." con -;;is ^uurrü'-acrce noüG' riamente a gaums"rl;; etio se conrradice noro. Baumgader r,."orfSlll":j*19', 1,pe:ü ¿* ioJJ, TT,lí;,J**:t": JOSE ANTONIO MIGUEZ Cigrto que la disiinción entre filosofía, religrón y arte puede aún superar esa clará subordinación, sobre todo si se admite con Croce una radical antítesis entre la estética, la ética y la religión, reivindicando así, en térrninos extremos, la completa autonomía del conocimiento intuitivo estético. Porque después de' -facsr'rniF de la obra de Bau¡ngarten. ::t :i It Ob. ¿¡t dc Croce. r¡ái-,zg. j J ñ jl í, t, iil j.l i ti j yig, Refleetions 2n Pggt¡ , d.e la Universidad de California, Berkeley y l,oq Angeles, rsg¿, que contie¡re u JaióiOn p-tf.-.i¡d 22 ;ii! 7t i BR-EVE NOTICIA BIOGRAFICA SOBRE BAUMGARTEN Alejandro Teófilo Baumgarten por el año de L7].4 y ,ñrrió- nació en Berlín fru"crorf-áéi Oder en L762. "r, duraba ya en su mente la nueva filosofía="riti""término PTISutt"n pasa por ser el inventor üstett@, con eL que se conoce en del sucesivá lo esta ciencia moderna. Dicho término ," *rJ"rnJ d:j"" -cla¡a y *u,""rhírima il;üI-il;;"fr;il; altemó los estudios estético, .o' los metafiri""*, I ru obr.a, en general, fue *uy "rti;;á;;;;; f,lempo, rncluso por el filósofo K4rt, que ma_ El mismo nos refiere algunos aspectos de su formación intelectual iu Introducción Reflexíones- Berlín, Halle rr*"rort del a sus "r, v oder son _etapas d" rI- ciclo vital, en el que i;; enseñanzas de wolff y del racionalis*á las Meditationes, el núcleo de la obra Ae gaurngárturr. constituyen úil. 1789, y la Aá$hetiea, F;;;;;í";;i óil;; 17^50-1758, .que desarróua exiensrvamente las rdeas expuestas en t-a!1o1r.es precisamente, al final de las Reftexiones "n".r"rr_ y anuncio ge la reoría ::.T?. ^p-r"lldl_" artrs[rca de Baumgarten. Junto con esias Medí_ tra, 't"dil;; philosophicae, la Metaphysr.4 I + I REFLEXIONES FILOSOFICAS ACERCA DE LA POESIA * I j :j. geles, 19ó4. * -El prgsente trabajo de t¡aducció¿ f¡¡s ¡s¡rizado d.i¡ectamente sqprg- el texto latino origi¡af de Bar.uniarten, incluido -t;-i; edisión inElesa de Ka¡l Áschenbrennei i-w¡l¡i.* im-preli- _por la Unir¡ersidad de California, Be;keüy B.-lroiüler. I L;;;: REFLEXIONES FILOSOFICAS ACERCA DE LA POñsü'"' ya-comencé a instrruirme ñ,rlT,l=-:::"ll . o cact es, baj la in citac ió n ¿ei ¿i "o-1", i'l'::,.' ;HtrH?""::r:"xr*1i*:**:n:TffixllJ ".*??-.1 ¿"--"rtüáil¡1i.,"*hortándome a elta homÉilr"muy sabios, a quie_ nes era raz one.ble seguir, no solo - P:O" mi más tempr-ana edad por una deter¡rdnáda crase- sentí entusiasmo r no desatendí ljiT f,r***:rylf di*Xa,lt;:t#gg. brar sin Ia más.renaiaa grailti¿.¿".mi ;Ti#: pasó día "lsd-ri"-"t espfritr, v "¡"r.i"io de un .*r,.":o"r paulatino ,4e ^Ios' añes, mi ánimo se volvlo con más { r*, tir*"r, hacia los textos át Tá, l;;á1 *u.oeñ;;;;, :i:ffirg,r*l purísimo deleite que produce c omo Por su provechosa *i6;#31#qffif;kffi "üilid;. ¿u¿¡e'"¿o En esto aconteció, por designio divino que yo ---------t-- trX: :*PlryZ*err habla en plurat en et rexr( studíorzm senus, t"*ü*1" ".;.{:H"":K:iff_ ¡ecor der l**##g:lrl':ffit"rrde l Baum€arüen. regó a ser :l "l i 29 ':::1 r;i "ct Éi + ic respeto, que se me encomendó la preparación de jóvenes aptos para estudios universitarios, con el ñn de enseñarles la poética junto con la llamada filosofía racional. ¿Y no eta tazorT.able en esta primera ocasión que se nos presenüaba, poner en prácüca nuestroi preceptos filosóficos? Mas, ¿cómo no ha de juzgarse indigno y lleno de dificultad para un filósofo, prestar juramento en manos de otros y recitar los escritos de los maestros con voz estentórea? Debía prepararme, pues, para considerar de nuevo todas estas cosas que yo había conocido por la historia, según el método tradicional, bien por la práctica o por la imitación .--si no ciega, cuando menos torciday, asimismo, para prestar atención a otros err+ res semejantes. Pero en este momento cambió por segunda vez el rumbo de mi vida y enteramente a ciegas halté cobijo a la luz del Fridericiano 3. Ahora, cierüamente, rechazo can vehemencia la temenidad de quienes ofrecen públicamente obras rudas e indigestas y prostituyen con malicia, más que aprovechan al mundo de las letras, la diligente destreza de sus plumas. No niego por ello, sin embargo, haber olvidado lo que consagradas leyes académicas exigÍan de mí. Y atrora que puedo hacerlo, he escogido una materia que muchos, en verdad, considerarán ligera y muy alejada de la suttleza de los filósofos, pero que, para mí, resultará bastante pesada, en raz6n de la debilidad de mis propias fuerzas, aungue, en cuanto a su dignidad, justamente accesible para el ejercicio de 3 El Cotlegium Fridericipnum }rla;bfa sido fundado por Th. Gehr en L698, Su programa de estudios estaba orientado especialnrente a la fo:mación religiosa y moral, cuidando en extemo del conociaiento úécnico del latín. El Frid,ericianum llena un capftulo de la vid¿ de Kant, que ya i¡rg¡esó en él a los ocbo años, poco aates de gue el doctor Scbultz, iefe, de la co¡riente pietista en I(6aigsberg, irnprirniese en el colegio üoda la rigidez de sus prác: ticas de piedad y de su seveta disciplina. los ánimos que se ocupan en la investigación las razones universal", h" todas las cosas. de I i Desde et g Xüt at iXV-*"-;;;r_ captar alguna "imaserl ¿et conocird;;" 3ai.:" desde lllttl"^ !::e, un claroel S LXV al r,xxvil, curre a eonocer método del poem", qrr" es común a y, finalmente, aásáe=-et -t_odos $ LXXVII al CVII, l-tengua¡e poético, procuraré- sopesarlp"r'r"ít'osumo con _cüi¿á¿o.' rada así la fecundidad de *i ¿ári"i;¿;, D;;l;_ ;;;" parecido conveniente. .compar"rfa "á"--'"lg,r;; otr'3q y añadir al final ,rrr* palabras ,"U-r" -iu po,etica en general. Ni el pf* permitió tratar T.T^ "o:.r, nj acaso mejor mi flaqueza Ae esprntu. pero de aquí en Dioi, et y eI esfuerzo h"Tl"g adelante,ávu¿ai.an tiámpt quizás "-;;"l 1l:tt^_"::€enerosidad réflexionds *á" ;;;. ; mas en sazón. üir" .-'.,.*j filosofía y el arte.de un po"*á. tan, ,¡,,.":., . ,.:,,*l "omponer repetidamenre renidos por árrtit¿ti"ói;;A; .ai i ,.....'iL, ;;; el contrario en la_más'estre"ha ñá;. ó;"tt" ,., objeto, hasta el $ XI *" olrparé ¿e l"-;;;il,,i,'..r.., ¡.' li" ción de la idea, áel p^oemá-" A" sus términos . ._.,. , ,.,!?:!_+.,.s¡ aprgpiados. j I3tgntgé, pues, demostrar varias consecuencias derivadas del concepüo del poema, fijar en mente muchas cosas dichas désde rrá""-ti"*pt la v cien veces repetidas, pero ni una-sola vez prtludas. Por esto mismo,-trataré a" ¿"r""úrlr ü -:.;, _ $ I. Entendetnos por discurso 4, una serie palnbras que dgsrgnan repre:sentaciones de enla_ .-. zadas. ' .., . ..1ri:. :"!t:: I j.,"n {, -= a:' '._l F J1i'r E5 ^Cd: Podríamos poner como testimonio tan sólo palabra, si alguien acusase de inúlile;;;;#; est¿ a Qrctio, en el texto latino 31 de Baumga¡tea. g':*q F 30 t \ i definiciones de té¡minos elaros. eué sea el discurso 1o comprenden perfectametrt" -ttária iát niños V, sh embargo, si no se expone el sentido cla¡o de la mz6n que nosotroi seguimos; la mente flucüúa incierta y desconoce eñ absoluto qué noción o autoridad se atribuye actualmente a la palabra. El .teólogo recomienda la oración junto con la meditación y la mortificación, pero en este uso, sin embargo, se han interferido términos extraños a la definición. El lógico escolástico, con su Aristóteles, considera h óra ción como un discurso meramente verbal s e inquiere, tomando las partes separadamente y con permiso de su hígadoo si el silogismo es ,rrrá oración o varias. El orador proclamá en alta voz que el discurso debe distinguirse cuidadosamente de la declamación, para que una lucha no pa_ rezea confundirse con los ejercicios miliüares.'Es lícito qu€ en la investigaóión sigamos ;i-d; común del lenguaje, estó €s, eI -que damos a la'oración diariamenüe eñ el""*tió, senfidó Tár amplio, mas si alguien prefiriese lia*;l; -discurso no iniciaríamoJ por eilo ,rrra guáo; n;; ningún triunfo _habría áe reportar. " y q"ie¡ pien_sa en los Sermones de Éoracio .rerá'queaquí se aparta justamente del lenguaje ¿ef áis_ curso. : a ,g $ I : I I ; f ! filósofos perspicaces se eonsidera como dernostrado y definido,.aun sin definición, en tanto 1o dejemos manifiesto, se conceda como admitido sin definición. Resultan inadecuadas las citas hipotétieas. En parte, unas demostraciones se harían depender de otras y, €il parte también, no se enlazarían sin una transferencia a otro tipo de argumentación 6 . Cicerón, Tusc. Quaest., lib. V: Sín ernbargo, es ésts, una coslurnbre.d,e los matemóticos, pero no de las fílósofos. Pues cuando los geómetras quieren probar algo, lo que $e refiere a una matería ya examtnuda lo toman como conced.ido y probado (definido) y explican tan'úIo aquello de lo cwl con ünterioridad no se díio rwda. En mmbio, los filósofos, sea cual sea lo que tengan en sus".rn&nos, cierto es que lo refieren todo, aun lo disputado en otro lugar, a aquello en lo que conuíenen 7 . ¡Extraordinario elogio y magnífica recompensa para los sabios que ignoran la geometría! Entendemos por representaciones sensibles llc,s recibtdas por la parte inferior de la facultad cognoscítiw. $ Ill. S II. ¿as representaciones enlazadas han d,e ser conocidas por el dlscurso, $ I. El apetito, en ta¡¡to surge de una confusa representación del bien, se llama sensible; por otra parte, la representación confusa se compara con la oscura a través de la parte inferior de la 6. Enel te.xtá: perege,6 La premisa menor es el axioma de la-,definición, rylenlras que la definición de la significacid-ó, del signo dará la mayor, la cual se omite _ zuficientemente conocida ontológicamente. Ii;_' " "o*ó cemos esta salvedad,.a saber, que lo que=eñtre" 5 En el texto: róu élu: )t61ov róu rpogépwov. eleif&Alo yéuos, r'rros est, non phílonphorytn. Narn geome*ae cum a,líquíd. d,oce¡e volunt, sí quid, ad edm rem pertinet eorum, quae ante docuerunt, id sumunt ptw concel¡o et probato (definito) íllud mod,o explicant, de quo ante nihíl scríptum est. Philosophi q.ütnTcutt4lue ¡etn habent in tnanibus, ín e*n, quce eonveníunt, congerunt omnia, etsi elio ioco t Sic.' Verumtatnen mathetnaticorum iste dísputata sunt. s in el texto: &.yeop,erpñruu. 32 33 \ :1 i facultad cognoscitiva; por tantg, po+á también ufli""tr" id?ntica denóminación a las mismas rópie,"e"taciones, de modo que se distingan así pór todos los grados posibles de las diáfanas representaciones intelectuales. aparición de representaciones sensibles. $ IV, Vil. $ IY. Llamannos discurso sensible aI que conles ti"ne representaciones sensib - Así como ningún filósofo desciende a una pro- ble perfecto, y poé'tiea llamamoa al complejo de reglas al que aquélla lza de conformarse, asi cGmo denorninamos filosofía poética o la ciertcia poética, arte poética sl habíta o disposición de comryner el poernc y poeta aI hombre que gozfr, con esta inclinacíón. S I){.. Entendemos por poesía eI d,iscurso sensi- fundidad tal {ue pueda llegar a conocer todas las cosas a lá lui de su puro intelecto, sin detenerse jamás en el conocimienüo confuso de algo, así ningún discurso puede considera¡se tan -intelectual que no sobrevenga, si' ciéniítico e quiera unido con una representación sensible' Ásinnísmo, quien se esfuerce especialmente en encontrar' eiidencias de cosas distintas en el discurso sensible, hallará, con todo, Qüe el discur,so subsiste como sensible, 1o noismo que el anterior como abstracto e intelectual. la terminología escolástica para las definiciones de Escalígero, de Vosio, y también las En la refundición de estas palabras, conforme a nominales, tenernos presentes 1as compilaciones Las representaciomes sensíbles enlazadas $v d,e conácersb por el díscurso sensible' $ II, han IV. uarias $ VT. Et discurso sensí.ble tíeneeI nexopartes: de és2) í¡ ,"prntentacíones sensibles; tás; S) ¿o" palabras a sonidos articulados que a .i 1 abundantes notas de nauchos otrcs. No importa ahora cuán preparados podamos estar para profundizar en ello, porque 1o alcanzarer:aos si prestarnos atención. Nonio Marcelo, Aphthcnic y Donato, junto con Lucilio, parecen establecer tan sóic una distinción cuantitativa entre el poema y la poesía, a tal punto que hablan de una diferencia. de mayor a menor y hacen del poema una parte o sección de la poesía, del rnisrno mcdo que en la llíada de Flomero difiere el inventayio de las naves griegas. Mas en Vosio, sin errabargo, ya el uso pareció oponerse a esto: suprem{t del lengusje *n representad.os por las lgtrg',s Que, {1 su uez, nos mánifiestan sus signos. g IV, I. per.- (El uso) qu€ es eI úrbitro, el juez 3t lc aorftta e " S Vil. Entendemos por discurso sensiFle iecto aquel cuyss usríns partes tiercden aI conoci' míento'd,e represbncacíones sensibles. $ V. discurso sensíble serü tanto rnús Perpartes Ia fecto cuanto mós fauorezcan sus uarias los pasajes citados parece¡t re+strar Lo contrario; Quem peies a.rbitrium eat et ius et natma loquendi poesía en lugar de la palabra poema, difíciirnente obtendrá' la aprobación general, pue-q olz Pero cuando conced.e a Cicerón usar del termino $ VIII. EI " Célebre v€iso de Horaclo en su .E_¡zisf ad Pisones, 34 35 F tl' I' V'' cuando T\t-"'Yt'ti;"ü pintura' por ejemplo' Quaest' pgtt? sino la p;;;; así. i" atrí¡uve u tto*llo*ño ;l t*-9""ffitntl:f; v admirao1"^..t? "" '1""'iü; ü.,lUt - por r(r "*??#T" """*"iüüJuii""*,-r" t'w"" Lo.esario si de aqur aqur este arte, sin "*ouüol'-seri? necesario cual' ;ffi tr-q:?:ri:1,;i:::Ei'f:1""iü"""t+":l mino poesra. tt tut^"-.I*"J-¡i.., en las dos edl- { i H i -. r en fin, distintas para un tercero, mas, cuando la discusión se centra en las representaciones que ha¡r de mostrarse en el discurso, se comprende las que intenta darnos a conocer el que habla. Aqui, por tanto, se inquiere qué representación trata de indicar el poeta en su poema. oscuras no se suficientes representaciones, de coconüienen las sas conocidas como para reconocer y distinguir lo representado de todo lo demás' pero se contienen en las representaeiones claras (por definición); por consiguiente, éstas, siendo- claras, proporcionarán más elementos para d* 1 coáo-cer- las representaciones sensibles que si fuesen oscuras. Así, pues, un poema cuyas representaciones son claras, es más perfecto que ótro cuyas representaciones son oscuras' y^ Ias represeitacíonás claras son mtís poéüíccs ' $ Il que las oscuras. $ XIII. En las representaciones ilitÍ . .""t v""",*: :'T,l "T::i ¿'J#.iti"# i";á; *1ry*:fi 'll' r* " ü-p"",r" u: itTJ",*Hr"f, este término P €rl s*r5u^*' t st Quae ut'',- "lt?tllÉ :?;*p,u p"jT_" ;t*,,ü#'t:111fffl*;3J:iffft*:'¿l i t I i \ l i I / ,ciertame"* u \. t'-, eI ímpetu de-la Dfoousr';rv¡r st'ry' ii a llH H" i3i3;i"'ii""a"--úiiáamente poesra gI **"ra aul el término seguclarse ¿*t um"'lá" *:^^ood"t' esto' Podrá ; mantenga .'#i"'á"tí" ramente, " ;;;;o' "o ""i:&;hut""t' facilidad' lr ¿litili¿ái'"-"ott tr::#";::";;;":;;;2""'tlo'" $ ry. P1,-.Í,ff!i.";,":i;:o:*i' o!#:""8* uv']e' -- -contrlout'r' É" e"tlVgvv Puede !:-u.*f,:,;{::,' gi#X;:-it:';J;! s rx' vr ff'fr ^fo- Con esto se refuta el error de quienes por : r ní:, i, r divagar más oscura e intrincadamente sueñan qüe hablan más poéticamente ro. Pero de ninlos $in modo podeuros incidir en la opinión deporque rechazan a los más esclarecidos poetas eü€, deformada su visión, estiman qne ven en puras üinieblas y una noche cerrada; así poeft'a' )oeftra. "tt"i Sat.,IV. V, 45,46: Persio, *i't W ""' "#iill"ín",7f::,*#:::*':;#If L;";;;;"ienta' óvttú'' oSCUf&S Y CkffAS tff*1'3: $ xII . Las representociones#í,,t: E ií:, ::{:,r",#l; ciones Poéticas' ,:";:' ?fi ' Sí por precaución obstruyes eI brocal del pozo' no lwbnís dad.o oídos al pueblo para calmsr Ett sedrL. ro En el texúo: ztot¡ztxoréiuts. rr Si Puteal multa cautus víbice flagetlas Nqubqurm populo bíbulas donaueris de una misma cosa representacio¡es claras para aquél o' En verdadn o'"o'=J'-p*^?tt"' pueden g,ures, '"' 37 36 i i ¿ :. historia neroTan sólo un clesconocedol de .ia de calor i: I que se reconocerá que la. filosofía y la poesía áifícilmente podrán- convivir alguna- vez. en- la niana considera;';;;;;"tu**oit'r'ierra pero quien consulte esta a la tenebrosa.Cl**ii*; a. comprender su sen' historia, llegara'tT" A"¿-u suficientemente tido y oblendra t-pt*á"tacio^nes nos hará afirrnar caso' claras, o bien, en otrolatina' " I'engua que desconoce la distintas, E XIV. l,os rePresentaciones todos sus grados, -u¿*uadas, en Profundas üt-' ü*po"o son Poé,fr *Ji"t"""*iuás' Y' Por tanto' üicos, $ cornPle- *ir*u *orada, - ü. un experimento 'tlili""i"t llenos de tales reEsta verdad será rnanifiestt l9t (t posteriori, *i entregado a presentaciones *" i;;-á. ott hornbre vez' no desconoce por filosofía y q''*' u laejemPlo: ia la Poesíá' Por aquélla acompañando singularmente la distinciói conceptual, distinción que, ri" u*U*go, la poesía no frocura al que se- sitúa fuera de - sü circu'lo. No obstante, si alguno sobresale en una parte cualquiera de su facultad cognoscitiva y llega a saber emplearla - debidarnente, en verdaá que él se aplicará al perfeccionamiento de ella sin perjuicio alguno para ü-"ltu y se dará cuenüa que Aristóteles, Leibniz que unieron el manto de la v tlit"ié"tos otros¿e ta poesía fueron prodigios, iuUi¿"tíu al laurel pero no nnilagros. $ XV. Siendo las representaciones claras repreientaciones poétícas, $ XIil, serán distintas o ;;;d;, y,'de .to t"i distintas, $ xlv, serán, pues, confusas. i1 \" r:.} l.*pi"t" e.l error aieno' pues Con la refutación ry nrue,by s-in mostrar antes su rwdie lzs'bra 'e¡iiad'o a otro es conuenierute ervor. Suien d;;;"p;tíá: 'w queposeo.'stuáiisietóeical',2iio:"'::f*i:""i:3', lógico, no.hara."?: " Zí--"í " embargo, son todai confusas' A'serd extensivamJnt'e de más claridad que las restantes representaciones. i! se X\/I. St en una representación A D repreY' sin ientan mós coffi'l qu¿ en B, c Y $ "t tugú,n lo dicho a! PrinctPto ' son -t: ig"?I que estos versos Difíciknente s€ admitirá e qurzá por qué moperfectos, ut"'ü"t en tivo deben '"i*l*"rtuádot considerándolos su en como efecto *o*'""to' ñ;;-¡" principal razbn por la -::-1"t*u materia- pero ásta es la Hemos debido añadir esta restricción: que - se distinguiesen estos' grados dg claridad de los suficióntemente conócidos, los cuales, po1 la distincióndesusnotasdesciendenalaprofun. didad del conocimiento y hacen una representación de más claridad intensiva que otra' $ XVII. '3,:*r:kf :{;,:Ttrít*::;'ffi2:',1{,':*' E;;;;" ;' "trz,¡i *' á "l i i :'#"?:, :ái?\J á (l/ersos que' con garten). ",__ ^_",, ';;;;:i;i;;;tz;'i{;;:iiii;fi;:Z:tti'"i¿f"TJ'?";'bu'"*- Hunc logicam s' " r." y _ .. extensivamente presentan más cosas sensiblemente ñuy claras se qu; en las menos claras, $ XVI; Por .l*tto' contribuyen en mayor -grado -a la perfección del representaciones qup 'En las representaciones páé*., 39 Éi vu. De áquí bs 38. F z 4 fi Y sean extensiuatnente mós claras t ta's mós Poétius' las 7 ,$ $il. I S XVIII. Cuanto sus representaeiones' cosas,' tanto *á abarcan en una reprel:ero cuantas *át t" acumulan extensiva cla'sentación de tanta-más más determinadas son hu""'"Zlti" dlVl' v más poética' ridad se "ot'tt'i es boético que Ins $ XVII. Por coisgiteñte'- en el poenaa, tanto @ss| deban r"r;;;í;'i"liáot **o sea Posible, lT" u presentacíones de género y especie infertiares son ruís paéticas que los del género o las d,el género superior, S XVIil. al X¡. Como quiera que ias determinaciones es_ pecíficas que se aplican al género constituven la especie y las determinaciones genéricas aAádidas género superior el género inferior, lns re- EXIX.Las@satindiuidtlaleswn,delod9so' ; p o r an t i";; ;t', íí]* tlü * ni I I " t "r rn itwda*on uerdade' tas represent;;i;;;;"--9i7g"nns 1i*"'iiu Poéticas, $ XvI[' s t Samos de cumplir Tan distante está Querilo de antes bien' hace esta elegancia del poema Qu9: en eI libro rr de burla ¿e HomeTI'd";;; t4yb il-i tr"al a" ;:'if;,"io,1:'i1:í:',f K*#X:" f los que se en el Himno Héctor, pur*áá'i"Ñi1s1t¡"ente a- la a Apolo a mt'"tto' lugares- consagrados de Virgilio' vrr, de ií"*:,:H:;"'" i:,;;::"ii-ffi encuentro de al afanaban por rodos $ r-{ divinidad- Ati*ffi; ;;.Jt Eneida Ios poste' quien oiee at"ti"Jl.iliuio vlr y en *""stras de sobra' Aha;;;; ;ÜJ't-";;;t'* Metamorfosis a9 ovl{1 et dase a esto ;;-É ¿" r"r-p"*os que u"-ñ?f"i*3 :: H?"f nadie, creo Yoi Podrá ""1Í su voluntad estas escapado ,i""pá"i*,o "o--l-lt de muy difícil cosas q,r" ptü nosotros '""tttutn imitación ;;á";" grandes, naue chípriota en lugar de nave óomer_ cial, mar de Msnd,ria en lugar de mar peligroso, africano que lucha cen las ondas d,e- Icalo en lugar de viento, aiejo mdsico en lugar de vino g€neroso, 9 - iabalí m&rso en lugar de animal destructor?la. Nada diremos de la misma áis_ posición de toda la oda, establecidu pñ "o"-"" tal_ que en lugar de la ambición, la avaricia y ta voluptuosidad se introducen suceso;s más elpe_ cíficos en los -que suelen descubrirse aquéllasi V llevado esto ciertamente a tal grado de-exageri_ ción cual expresan otros mucños.sucesos seme_ l^a1tes que_aparecen en los versos26, 27, BB y 34, a título más general. Tr'bulo pide tres es_ pecies de aromas para derr4mar so6re ,,, u*prlcro: lt. T¡ Attatíc¿e mente. 4'1, Para que no patezca que tnaemos a cuento a postuiori una pnreba rebuscada afanosamenüe lo r¡rás lejo_s_ posible, ahí está la oda pri*"ru ááf plpta de Venusa. ¿Por qué, si no fuese un mériüo sustituir-los concepios-más eÁtrechos por ot-ros más amplios, habrla de emplear en dsta oda ascendientes (tatarabuelos) poi antepasados, poluo olímpia por polvo :de lós juegoi, patt+ta por premio o eraE líbicas en lujar -de' iierrus fructíferas, candicíones de Atali en lugar de 13 ine¡úas xet xotp&vovs &p6óvs olí¡vhlvu.'v 40 l etTo.s re ¡.Pot&6ec' eI texto,- elauí,.nytutg olympicus, palms, Lybicae areaec o nd ítfu. ñes, trab s cy piia, -; @.¿ ;"; r;L;," tíis' fluctíbus Africuá, uetus lúIlasslitÁ, -rwár""" c¡rer,í;;ü r;' ifr: respectiva- ri <:-s::-;'::#=-;"'_ Mercancía de Ia - -; t n o!, Á;;,::*" agtadegrimas de los Poetas' rica-P-ancaYa o de Asiris odela dernímense allí kí' 1 Y en los ocho versos siguientes se dan a conocer diversas especies de astividad. r ifrasis Pa:1 Y Virgilio dirá,.con ia característica esto ;1amás haré en lugar de ",7;;Ín'I de $ Xil. Ejemplo es la representaeién de lo nzrís determinado que se supedita a ln acleracíón d.e une representacién rnenas determínada, ,E Antes ';;d;í"que tod'o "Y 2""n: o;X'ih ocurrir; ii Ñoturateza '6 i;;;;'a'" !úl::,-!:l-^f::tt ^Y^ lo que Yo ryega.la en contrad'iccwn ¡..É .Í B en perfecto acuerdo con el lenguaje usual: si a Ahora, si en lugar ¿él númeró indeterminado A ponemos ei número determinado 4, en lugar_de Z, 2 + Z, en lugar de B, 6, y_ en_ lugar de Y, g + g, y afirrnarnos que 4+6=2*2 +3+3, diremos que se ha ¿a¿o un ejemplo de'su axioma en tódos, porque la sustitución se hizo para que. lo propueslo se presente con más'ciaridad que lo que dicen las letras. El filósofo ha de tratar de demostrar que las locuciones impropias deben ser desterraáas de la definición, si con Campanella define la matemáticas para probar que esta áefinición está Ya que no hemos visto esta definición tratada en otra parte, tomaremos un ejemplo á" ü Z, B Jy, y a una ParticulaEn la égloga Primera desciende^ físicamente 1r""T,:"** del campo: rísima en la vida "rro*"'*"'iái'i" imposible*, *t'y *--o"""iáái 11 pacerórc en el cielo ' t¡perosl"c¡eruos Antes. - s i:$ .::a: ?¡i. *¿ -.*.! A+B:Z*Y. se .n1odrryen _iguales sumas: así, A = cantidades iguales se añaden cantidades iguales ? 'aY! - distribución Poét" misma furente surq? De esta lt*,Ti-Till'"tt;; que hablar de rjJ"pá"t^t '::":: rica, cuando y ur'*3*ento^suel"tt aitti¿irlp "l cosas muchas ., i 1.:. í: :il "ru,", virgilio-, lfj:: t l:"U?T,,X?:"t{i:}1"_"i: l=*:i"á;;;i; costas de "t trata i"uiá de áó baturo' cuando a los *á Libia, e iguarm;i;'; l"t tátitot v represent*t:t;: r'al troYanos uÍ"J31o los"1. y en esperu:t li': rl de t;: silenos: t AlSunos d.e ellos agitabal la Punta recubíerta'" ' ET¡qi'Z-Á liú e8, d iP ?- ondulantes tirws on .3:. tf: .-+i' :: '1,:.i: t3 lll|c quga t" t"" '4y:: !i"""!i-b. *"'"o ntíc qua¿ míttit '- -- ,, 'i:;:r":;r:;:Wt;iYi*--teiibusiaunt' cun"to prtus fiuttti-IY:jlii: fofi rt?,Ii?"^' -gtrmgarten). (Eiemplo irrln¡€sto Fo N ÍY Xf; 'r.'it:á1#:;úb;É-7";;;*"iittuntu'eodem' lCiü'ió. 2,2s'26>'. :::¡ ::: definición impropia, yd que en lugar d; úrra definición general mostró lrn caso iñdividual, y en lugar del concepto general de locucioáe-s como Ia espontdnea y qctraordinaria agitacíón e inflamacíón del espírítu para la lucha rcntra la irritante causa de la enfermedad re. Si aquí se consideran tales definiciones en todo su abso, lytlsmo,_ parece que se ha dado un e,iemplo de fiebre como uns lucha contis le enfermedad, inicínda por la poderosa fuerza del espíritu o aturveq|.e . r"*- -"' :till Wscentur-ín -A.nte. -Ésiosas, r¡ 5o)' twrl"liá'. (Virgüo' rt Horttm pars tectg.auatiebat cvspüe thyrsoi t1 . oethete cerut' ¿!l e}¡l ;i: ,ec iE 8am. 1e Febril¡t . bellutn contra tnorbum potestatiua ui spbitus initum, aut spiritus extrEordino,riam al¡t*fionZÁ iiiláá,naqonemque ú -spontan¿amcontra irritantem morbisicam c¿uspugnam s. c¿i- 'i'* 43 42 :{! *: g*: :i931 7 f I . --^o-,ias ofreció la representación de una gueimpt ?E;;"ia"- e- infl**u"iatt del espíritu, y demás il E ::+::4:j,f #T"13''#*";HT'*"##: n"!*';; ;;ü;tgá, t" añalden tan sólo para.gar "lJ; Y q1?;;; ;--ñ;; manifresta aquella noción' donde, a ,buen seguro, más inciertos estamos pata calmar nuestra sed. Comamos al mar d.el infeliz Ovidio en sus Tlistí.a, l, Z, 4; su meno$ deüerminada representación : ::í .t x_ j ?,:3+"^"";""g'fult**f .Xifili'l3f#5: Y""íT1,9',H:#ffi 'il,u"f"T*.TtTttrJl;á:ü; plo ,?*;ráfundísima sentencia del piadosg Y.pgerr \'"índo nos afirma en su Consilía et tudlcta .'.;t ',:; ii q :.:.¡ "1 € :g # ;ff rs de ejemplos: uor. . .23 S . de su boca, anegada como estaba en lágrimas y en la mls_ma agua del mar. Mas he aqui que db repente el poeta, queriendo justificarse, nós presenüa en seis verso$ una desmedida acumulaóión Vulcano estaba rcntra TToya, Apolo en su fa- Con frecuencia ctnnd,o un dios le persigue otro le trae su ayuda 22 , difícilmente habria salido 'n"*rfi#*:*¿i'",#;i:"Yi#' 2"" i;*á; ' cf' cvII' 20 cíencias' que debe irmitarse en tanto tr #i st Ei"*;;" Posibte - -.xII. Eiemptos eonfuxmente representados E L^:;;;;¿;íacíones eitensitmmente mtís clr,ras e: 'íilit coffis wra cuya aclaración se^ l'roq!u-,;:--é pot elló, son ruís poétius' p*o$|íilt,"yl iii; E"í "i"itá*ente, tot meiores, S XlX' los ei ernplos $ '# i#) .{Íi #¡ ffi * +! *r singulsres :éia s # que advierte el ilustre -Leibniz en Í7,^+^ t"-Yt es loeicelente en el que tomó a su caxgo libro lq"?r";;; a" iu causa divina, cuya segunda t" --::-;-.-i¿e. nos dice: El fin prineipl de la p::i"T"a" ier enseñar Ia uirtud y la pru'd'encía Y7"háá1" d.e eiemplas 2r . En tanto consi- s .IJ s cc .E.F il 4 complejo representa más cosas que el simple, Ios @nceptos confusos mmplejos sorl exiensivamente más claros que los simples, S XVI, y de $Ii que también sean rruis ioéticós que'áUos, s xvrr. que se añade al concepto B. Este concepto al que se añade otro se llama concepto complejo, corno opuesto al concepto simple, al cual tw se añad,e ningún otra. Puesto qt u el concepto del concepto B, es representado con ésle, se díce XXru. El concepto A, que con ind,epend,encia # 45 IE ':"rn::i'?a{";"T3',."'if;,1'T;?H#"il#fr:: protesta¡rte v ;;1-oaln" Jacobo spener (1635-170á), teólogo H iis K ¿4 s& por tanto, poéticas, $ XII. $ XXIV. Entánd,emos por representaciones sens_ual9s hs representacíones de cambios presentes de h cosa representada; son sensibles, $ III, y, $ XXV. Siendo Ios afectos grados bastante 2z Saepe pretnente # # ffi Gi # se- ,n**'!'el 1 Pietisnro' F E i: il 1 i, iJ iz:;;:;W,"t"1"'r#*?"2!iti"\'::""?,#;i:#á*lz""i des exemPte* r;¡* Par #' &F 2' Mulcíber in.Trobm, pto Ttolu deo, fert d.eus alter opem. stabct Apolla. . . ili rll ffi # # .tr 'il ti 44 45 iir rii: w % lii, G g xt ñalados de piacer sentaciones sensuales se dan en la representación confusa de algo" comc bueno o colno malo; por tanüo, determinan representaciones poéticas, $ XXVI, y, cdnsecuentemente, es poético ex- y de pesadumbre, sus repre- sensibles, $ , $ XXVIII. Las ímógenes son representaciones III, y, por tanto, poéticas, $ XII. *tar los afectos, Q TT. $ XXVI. Iguaknente puede demostrarse por esta iazón que se ¡repreJentan para nosotros más cosas en 1o Qü€ no$ representamos como bueno o como malo, que si así no io representásemos; por tanto, 1as. representaciones de las cosas que ie nos ofrecen.como buenas o como malas son extensivámente ,más claras que si así no se nos mostrasen, y 'de aquí que sean más poéticas, $ XVII. Pero .tales .representaciones son movirnientos de los. afectos V, por consiguiente, es poético excítsr.,lob afectos, $ n. im$ XXVII. Lars- lmpresiones más fuerfes son mds :cial'as p-or lo mismor-preslones mas:r Y, poéticas que ,'las menos c-lar^as y las débiles, g XVII. Las impresiones más fuertes acon:Ipanan antes al afecto- más vehernente que al menos vehemente. Pcr'consiguiente, es poético en ¿lto grado excitar ios afectos más vehementes' Esto mismo se infieie en 1o siguiente: ias cosas que para nosotros se representan confusamente como también iésimas o excelentes, .se representan si se reque óxtensivamente:' con más ciaridad presentasen como menos buenas o menos rnalas, g XVf ; de aqui' que sean más poéticas, $ -XVU. i la representapión confusa-en. nosotros de una cosa como p'gsirna o excelente determina los afectos más v¿hernentes. Por tanto, es mds p<tético excitar ló6 afeúos mds uehementes que las menos uehetnehtes. nos apartamos con los filósofos de ia vaga significación del vocablo, pero no así del lengLlaje de las gentes y de las mismas reglas gramaticales, porque, ¿quién sería capaz de negar que la imagen es lo que nosoiros hemos imaginado? Precisam€nte, la facultad imaginativa se' describe en el misrno léxico Ce los suidas corno "la que toma de ln percepción lns impresiones de [as copas percibidas y las transforma consigo misma",?4 , Pues, ieué son precisamente ias írnágenes sino eso, representaciones que reproducen cosas, sensibles recibidas por los sentidos, 1o cuaX ya se indica con el concepto de cosas sensibies? Cuando nosotros llamamos aquí imágenes a las representaciones que reproducen los sentidos, $ XXIX. Las imágenes son menos claras que las impresiones sensibles y, por tanto, menos poéticas, $ XVII. Pero, puesio que el movimiénto de los afectos deiermina impresiones sensibles, un poema que excita los afectos es más perfecto que otro lleno de imágenes muertas, $ VIII, IX, y es mds poético excitar los afectos que produeir otras imógenes. .\'o es sufieíente que los poema,s sean bellos, síno que úondequíerú Eu€ uuelen lleuen consígo el dnírrzo d*l oyente 25 " 24 En.el textot Tc,p4 r4s r¡i6 .}r¡,oear .A¡.y, pavciúoa rGtu aí,g'fi Tü)u roug rvttoug ap otrrn rovroúq &uo¿?rLs.TTtiv. 25 I'Ion seli¡ esü pulchl esie paemf,ta, ,. Et quocunque uolent, animum auditoris sgunto, (Horacio, A. P., 99-1OO). 46 47 I l ? Característica ciertamente muy hermosa, con la cual podemos distinggir a Homero de los cueruos poetas y de las urru&rs poetiw,s 26 , y de todos aquellos que prometiendo las más de las veces gIandes cosas, zurcen tal o cual retazo de púrpwra en un alarde d,e presunción 27 . oscuros S Nunca hubiese desead.o yo ser corno el qL¿e, habituado a uiuir con la nariz toreida, rado, no^ obstante, por su cabello y es admisus ojos 2e . piedra de afilar: Horacio rlo sólo condena estas imágenes. Veamos ahora cuáles son y de cuyo empleo habla el poeta como haciendo el oficio de la IVIas J { ,l ,j al a cuanda se descríbe el bosque y el cafre de Díana (imagen 7 y 2), o el río,Rin (imagen 3) o el arco iris (image_n 4'¡. Mas no erfl ltgar adecuado para este 28 . I I constituye así sg^ concepto com_ plejo, el-cual, si fueset^onfuso,"será *¿i p"iti"f qlue si fuese *i*q19, g XXIIÍ. por iuitá,--i"_ presentar una totalidad con una imagen poi"tot, y ello de modo extensíuamente -mds- claro $ XVII, es poétíeo üernpo, es coexistente con una imageri paiciai, hace referencia con ella a la totalidad] V p", raz'on, representar extensivamente i"iege_nes "sá áa_ tps__cgn alguna representación parcial, el poétíco, $ xxx. S XXX. {Jna vez representada una image_n par*.r4, T. hace presente de nuevo la imasE,n táál del. objeto y i l a1 g XXXI. Lo eu-el con respecto al lugar y al cuando ei poeta ctrea, partiendo de estas imágenes y aun de otras rnás determinadas, a rnod<¡ de ejemplos, nos eleva a una noción más universal. Ciertamente no se encontrará ninguna otra noción en la que convengan más que la noción de las imágenes. Y como no siempre hay image¡ adecuada, hay que supeditarla a lo dicho anüeriormenüe. Por lo cual, si yo pudiese estar de acuerdo con Horacio, el artífice representaría las uñas e imitaría los suaues cabellos en el bronce, expresando así convenientemente en el verso ciertas imágenes. seg¡,rn Ya, el S XXil, !!1 :liil .:1 I I Desgraciado aquel que no consurna $u obra. Las descripciones más usadas por los poetas son las del ,tiemp_o, por ejemplo, de la mediodía_ y de la tardá en Virglío, Eneid.;, li-. """frá, A"i Eglogas 4 y 1. Las cuatro estaclórreÁ del .ñ; *; pintadas a la vez por Séneca en Hipólito, Act. III, ?.-B!, y hry descripciones au iu -pr1i mavera, del invierno y del otoño en VirsiiioG.eórgi-cas, _I, ff, vers. B1g-84b, así como;;;;; e3emplos diferentes de cualquier Bavio 30. En ellos, sin em,bargq-, hay- que observar mente el comentario al $ XXVIII. "rp""iut_ rn¡etix operis summa Non ¡mag-ís esse uelim, quam ptauo uiuere naso ._- Spectand.r4s ni9ris ocúlis, iig;o;;; ;;;;ír;. (Horacio, A.p., A4-97 ), to (fn mal poeüa, contemporáneo de Virgilio y 2e (Horacio, A.P,, L5-L5). 26 Cerui poetae cum poetriis picis. , , (Persio, Introduccíón á sus Sdiir¿sj.-' 21 Purpureus, late qui splendeat, unus et alter Assuítur p.tnnua. 16-19)" 2t lHoracio, á3., de Horacio, 48 t:' 49 ::é: f l 0 XXXII. Las cosas coexistentes son represen'tldas "simultáneamente cuando lo son respecto al tiempo y al iugar y, según esto' puede demostrarse qrre ls poético representar, en tanto se pueda, doruu muy determinadas, $ XVIII. Las determinaciones áe lugar y de tiempo son numéricas o, cuando menos, específicas Y, Pol consiggiente, determinan en mayor grado la cosa- Es poético representar todas las cosas y determinar las ímrígenes indicando la coexistencia en cuanto al lugar y aI tiempo. Pues ya es poético representar la especie o el género con la imagen objeto de'la representación, $ XXXry. Por tanto, es muy poéti@ representar también @n Ia imagen abjeto de Ia representacíón imógenes que conciernen al mistno género o a la mísma especie. género, si éstas, en efecto, se representan símultdneamente con eI género o con la especie' en parte porque el concepto que resulte sea mds 'compléjo -y confuso !, por consiguiente, mds g XX[I, y en parte tombién porque se poéfico, -dgtermini mds ei género y la especie y de aquí que se represente mys poéticamente, $ XX, XIX. $ XXXilI. Una vez representada la imagen de rn^ determinada especie o género, acuden de nuevo otras imágenes de la misma especíe o presentar cosas semejantes con la representac'ión de una sola imagen, $ XXXV. S XXXVI. Es semejante todo aquello a lo que conuiene un mismo concepto'superior. Por tanto, todo 1o semejante se refiere a una misma especie o género. Así, pues, es muy poético reY $ XXXW. Si con ü ,"Or"runtación de una imagen se representa a la Yez conlusamente la éspecie o bt género que tiene en común con odr^r imágenes, se hace extensivarnente más clara que si nJse hubiese hecho esto, $ XVI; de aquí qrru es poétíco representar un género o L¿na especie que tíenen imdgenes cornunes con otras s xvrr. Q dsta es la raz6n por la que exigen las semejanzas con tal griterío quienes como oráculos en ciérne forman bajo el puntero del rnaestro. Pero que es éste un camino muy propenso para deslizarse en ellas, se comprobará con el ejemplo de Dido, en el libro I de Virgilio, cuando entra en el templo de Juno. El poeta nos muestra aquí a una mujer que aventaja y sobresale por su hermoso aderezo, a muchos de los que constituyen el resto de su séquito. Todos esüos rasgos, tomados a la vez, constituyen la especie y en ella está contenida Diana, y he aquí precisamente que Diarra viene a ser una semejaÍLza, pues lo semejante no es un ejemplo aunque sea tomado de una persona, S XVII. XXXV. Si las imágenes que se refieren a un áit*o género y a una misma especie que han de $ XXXVII. Las representaciones de los sueños son imdgeftes, y, por tanto, poétieas, $ XXVIil. Descubrimos esto en Virgilio, Ovidio y Tíbulo, pero ¿en qué áibitros de la poesía pura? Y no hay prisa por rechazallo, aunque los poetas, ciertamente, exciten nuestra cólera. 51 representarse con una determinada irnagen, se reprLsentan simultáneamente, puede decirse que el gétruto se representa más poéticamentd que tl se ñubiese procedido de otro modo, S XXXIII' 50 flrienes3't. N adaun frenético enory ta airada Día' dan a conocer, salvo las interpretana ciones de los sueños -cuántas veces Cayo contrajo matrimonio-, o yo no sé qué oscura luz gotea en algún microcosmo. porque casi en la misma confusión de términos sinónirnos se mueven nuestro poeta y los demás: Síempre hubo justa líbertad para atreuerse a algo 33 $ XXXVIII. Cuanto más claramente se representen las imágenes, tanto rnás semejantes se harán las impresiones sensibles, hasta el punto de ser equivalentes con frecuencia a una sensación bastante más débil. Es, por lo pronto, poético, representar imágenes lo más claramente que se pueda. $ XVII. Y es poético también hacerlas nxuy Eenxejantes a las sensaciones$ XXXX. Es función de la pintura, y asimismo $oético, representar una composición, $ XXWLa repre.entación pictórica es muy semejante a una impresión sensibie que también puede ser pintada, y esto es poético, $ XXXVIII. Por coniiguiente, un poen'ts y uns' pintura son cosas ,nuy serneiantes, $ XXX. La poesía seni como una' pintura 32 . $ XL. Corno la pintura representa tan sólo una irnagen en la superficie, ilo es propio de ella representat todos sus aspectos o ademanes, pero sí es en cambio poético, porque una vez representado todo ello se representan más cosal en uri objeto que si, en efecto, aquellos ademanes no se hut¡iesen representado; de aquí que la reqresentacién sea extensivamenté *ár clara, S XVI. Por tarrto, más cosas tienden a Ia unidad en las irnágenes poéticas que en las pictóricas. Por ello, un poema es mds perfecto que una pintura. $ XLf. Aunque las imágenes obteniclas por medio de vocablos y por el discurso son rnás claras que las de cosas visibles, nó nos atr-everíamos a afirnrar, sin embargo, ia prerrogativa del poema sobre la pintura. puesto que ia claridad iniensiva que se concede al conocimiento sirnbólico por rnedio de vocablos con respecto al intuitivo, en nad-a contribuye a una claridad extensiva, que es la única claridad que puede considerarse como poétlca, S XVII, XIV. Pero eilo por experiencia Porque en este lugar cierta necesidad de exégesis nos exige que concedamos que la agrupación poética, designando por tal el poema y, por consiguiente, la pintura, debe ser comprendida no en férminos artísticos sino en raz6n del efecto alcanzado. Por este motivo tampoco habrá arglrmento firme sobre la verdadera noción de la poesía, correcta y justamente establecida, $ XIX, 31 quos fanaticus error et irecurtda Di¿¡w, (Horacio. ,¿l,P,. 454). 12 ut picturo, Poesís erit, (Horacio. ,4.P., 361), y según el $ XXIX: Lus cosas que entran por tos oíd,as conmu,euen menos el tínimo que lns que se ofrecen por eI "l_ QuialiUet audenCi 8eftLpet fi¿it eequa potestas, (Horacio,A.P., iO), 62 53 testinzonio irrecuwble de la uista pectacior atestigua por.sí 34 . y el mísmo esr también, $ XLIII; de aqui que sea poétíca representación de lo marauilloso, $ XIII. $ tn $ XLII. La memorín. sensítiua es un confuso reionocimiento de la representación, -reconocimiento sensible, $ IItr, Y, por tanto, poético, $ S xil. es unut íntuieión de muchas cosss en una representacíón, corno r7o coft1 tenídas en muchas series de nuestras percepeiünes. 'XLIIII. .Lc ad.rniración ocL¿rre. presentan confusamente estas mismas cosas a las que prestamos atención, son extensivamente más claras - que- aquellas a las que no dirigirnos la atención, $ XVI. Por tanto, las represeitaciones que encierran algo extraordinario son rnds poéti_ cs.s que cualesquiera otras en las que esto no en las que hay algo de extraordinario. Si se re- XLV. Solemos prestar atención a estas cosas Convenimos con Descartes, Q[e considera a ]la admiración como ana súbite ocupación del alrna, por la cual es lleuada a uns atenta consíderacíón de los objetos, que se uen conTo rüros y extraor' dinarios 3s , de tal manera, sin embargo, QE€, una vez rechazados 1os que nos parecen superfluos, acomcdemos la definición a la serie de -1a demostración. Como parece mal que lo inusiüado se encuentre solamente en algunas cosas adrnirables, excluida la ignorancia, nosotros, ciertamer,lte, no renovaremos el pieito, aunque nos damos cuenta que en 1o extraordinario antes bien 5e dice relación, de una manera implícita, a 1o !irconcebible, y no por ello nos esforzaremos menos en indicar claramente las dos fuentes de Ia Por esto dice Horacio: ¡Gwzrdad silencio! Como m,cerdote d,e las Mulas d-o.ncellns y a los niños poem&s jamós escuclzados 36 . ffs, canto a empieza: Y quizá esto se insinúe separando los pensamientos de la alegoría, et7 la Oda 20, libro II, donde Seré eleuad,o con uuelo Y fiicil y desumdo. { I 1 I adrniración. ,.' $ XLIV. Puesto que el conocimiento intuitivo puede ser confuso, ia adrniración puede serl,o j ,''\30 g;-b;s ¡ i+ i I Se objetará que estas cosas se refieren no a la materia, sino a la forma del poema lírico, apenas cultivado en Roma antes de Horacio. Aun. siendo así, no se excluye con ella la materia, pero! si se la excluyese, por su misma forma admirable excitaría, según 1o dicho, representaciones poéti3ó j t i r. -*.;Í.1{rB :t's...-C T¿ Quam quae sunt oculis subiectc fídelibus et qua'e fpse sibí trddít spectaton . . {Horaeio, -4.P., 180-182), 3s Vid. Traité des passior* de l'gme, II, ?O. 3a .Se*rnius initant animos demiesa per durem I i I I I Audits Musarl¿m sacerdo s V irgíníb us puerisq ue canto, (Horacio, Odas, 1lI-, L. Z-4). 37 Non usítata, nec tenui ferar Penna,. . Faueje tínguís. Carmina non prius ,!i ¡"C# .",F.áÉ -.¡J é€ i} ; i 54 r¡ i* 55 'S€- E IF "t 'i t cas. Y puesto'que Horacio declara esto,.ávido de gloria, en el mismo comienzo del poema, considero en verdad como alabanza dei poeta decir cosas ínusitadas, no oídas entes, que es lo único que realmente queremos. así se perciben corno tales, son cosas extraordinarias, $ XL[I; por lo cual otras cosas conocidas y fácilmenté reconocibles pueden interferirse con ellos, $ XLVIII $ XLVI. Donde estd la admiración hay allí muchas cosas que no son reconocidas confusamente, $ XLIU. Por tanto, también wn representadas menos poétícamente, S XLII. donde hay un reconocimiento confuso, puede establecerse asirnisrno a posteriorí que cesa la admiración. Si vemos, por ejemplo, que alguien admira un instrumento bélico fabricado artificiosamente y se le pregunta, tratando de reprimir su admiración, si no vio esto mismo, conseguido todavía con más artificiosidad, en Berlín o en Dresden, podemos afirmar que, si lo recuerdao entonces su admiración deerece. S XLV[. La representación de las cosas extraordinarias es poéti.ca, $ XLV, pero no en algun sentido, $ XLVI; de aquí nace un conflicto de reglas y una excepción necesaria No se permita interuenir u lfr' d'iuinid.ad, a no ser que urla respetable díficuttad rnerezca ser desta38. d.a por tal mano Allí De la noción del poema? que hemos visto expuesta en el S IX, toma sentido la libertad na- rrativa de los milagros, confirmada con innumerables ejeneplos de los rnás fa-rnosos poetas, la cual, sin embargo, podría degeneral en atrevimiento si el poer¡ra tiene como único propósito la imitación de la Naturaleza. Pues ia Nahrraleza, ciertamente. nada produce con rnilagros' $ L. .{lee representaciones confusas que prouienee de elernentos separados y combirwdos en la imaginación, son imágenes y, por tanto, poéti' @s, S XXIII. $ LI. Los objetos de tales representaciones son ó posíbtes o ímposibles en el mundo real- A es' t as re p re sen ta cio ne s p er m í tase llam arlas fi cci on es, a hs prirneras ficciones verdaderas. $ XLVIII. Por consiguiente, si deben ser representadas las cosas extraordinarias, algunas, sin embargo, pueden ser reconocidas confusarnente en la representación de aquéllas, o lo que es 1o mismo, es poétiea en alto grado mezclar prudentemente coffis eonocidas en fss mísmas deseonocidas de cardcter extraordinnrio, $ XLVU. Lil. f'os obietos denotados por las ficciones rcn, bíen imposibles tan úlo en el mundo real, S { { ; t { $ XLIX. Y puesto que los milagros son acciones individuales, sus representaciones san altamente poétíeas, $ XIX; ffi6, conlo tienen lugar rnuy raramente en el reino natural o, por 1o menos, bb t f .t 4 bien imposíbles en cunlquieru de los mundas po' sibles. Las cosas absolutamente imposibles las llamaremos utópieas, las otras se denonninarán heteroeósmicas. Por tanto, no puede darse nin- i 1 I i { il Ne d,eus íntersit, nisi d,ígnus uind,ice nod'us Incíd.erít. (Horacio, A.P., L9l-t92). 67 l I I gun& representación de ias cows utópicas, esto es, ni confum ní poétíca son en alto grado poiátíeas. daderas $ $ LIil. Solnmente san poéticas las ficciones y heterocósmicas, g L, LiI. u€r- de uurias partes en la representación de un objeto cualquiera. Pues si, consiguientemers,ciones Lry. Por descripcíones entend,emos las enu- bles, ya que se las supone confusas, $ III. Por tanüo, una descripción coloca en lugar de una representación sensible A, varias representaciones sensibles B, C y D. De aquí que, aunque A se hiciese distinta, lo cual parece raro, ei poema, sin embargo, sería más perfecto después de empleada la descripción que antes de ella, $ VIII. mente, se describe 1o que es confusamente representado, más partes diversas se tepresentan en é1 que si no se le describe. Pero si 1o que se describe c'onfusar-rzente, esto es, si las repres;entaciones confusas de diuersas partes *n swficientes en la deseripción, entonces se hace extensivamente más,'claro o, 1o que es io rnismo, cuantas más partes diversas son representadas confusamente, tanto más clara es la descripción, $ XVI. Por consiguiente, las descripciones confusas y de éstas, sobre todo, aquellas en hs que se representan"rnd,s coscs diuersas son en alta grado poétiCAS,: $ LVI. Puesto que en las ficciones heterocósmicas pueden anticiparse muchas cosas que no han penetrado en el ánimo de los oyentes y lectores como impresiones sensibles, irnágenes no ficticias tanto, si en estas ficciones se encuentran muchas cosas confusamente reconocibles, se representan más poótícamente las que mezclan lo conocido can Io desconoeido. $ XLV$I. o ficciones verdaderas, puede hablarse realmente de anticipaciones extraordinarias. $ XLIII.' Por De aquí que diga Horaeio: Inspiraré mi ficción poética en lus cosas canocidas 3e, y así ocurre cuando é1 debe fingir y cuando debe enseñar: á8ué es lo que le corresponde o no aI poeta, adónde le lleuard la uírtud, adónde el ercor, de dónde ffica sus fuerzas, qué es lo que le alimenta y Ie instrwye?, y nos mande seguir Ia tradtción y representar de nueua & Aquilesao según el $ XVII, haciéndonos ver que los héroes objeto de los mitos son los rnás familiares, y así, Medea, Io, Ino, Ixion, Orestes, son ejemplos de este mismo concepto más general, dei cual surgen también los caracteres más trágicos en el teatro. Y después nos dice con expresivas patrabras: 19 ¡l mes sensíbles, de' ímtígenes, $ LV. las descripeíones confusas de impresiode ficciones uerdadeheterocósmícas, son altamente poétícas, ras y $Lry Pueile desecharse ahora aquel escrúpuio que sin duda se fijaría eÁ ta mente al considerar que ia descripción, por definición, consiste en distinguir en A, B, C y D, y de tal modo, que A sea representada distintarnente. h{as, corno esto va contra el concepto del poerna según el $ IX y 1o que.,de éi se desprende en el g XIV, puede deducirse de aquí lo absurdo que resultaría tener que':eliminar dei poema las descripciones. Porque B, C, D y las demás. son representaciones sensi- t; :! ,.| .;: a; ::] 3 ': h (Horacio, A.P., 24O), Ex noto fictum cdrtr.en sequar. 40 Vid. Horacio, A-P..9C7-IOB y i19-12O. 5g ',' 59 &Iejor sería dewrrallar el paema de Tyoya en actos que ofrece'r primero un tema desconocí.do y jamós oído ar . el poeta habla de la comedia y del banquete de Thyestes, pero como la razón que determina esta regla es universal, según lo demostrad.o, la regla es también uni','ersal. Pero el poema de Troya es un nuevo ejemplo de una ficción heterocósmica ya conocida. El considera atrevimiento crear un nueuo cardcter a? . S LVil. Las ficciones en las que hay muchas eosas que se rechazan mutuamente, son utópícas, pero no heterocósmicas, $ LII; de aquí qt;re en las ficcíones poétic&s no ha¡-a wdc que se rechace mutuamente, $ LIIL Sabemos que más uenerables ciudadunos desprecian lo.que no ofrece una enseñanza moral a3 . $ LVilI. Si un tuma cualquiera, filosófico o universal, ha de ser representado poéticamente, es prudente precisarlo lo rnás posible, $ XVIII, e introducir ejemptros, $ XXII, limitándolo en el lugar y en el tiempo, S XXVIII, enumerando en la descripción todos cuantos detalles sean posibles, g XLIX. Si la experiencia no basta, serán provechosas las ficciones verdaderas, lo mismo que si la historia no es suficientemente rica en ejernplos, resultarán probablemente necesarias las ficciones heterocósmicas, $ XLIV, XLVII. Por consigui.ente, tanto Las ficciones uerdaderas como las heterocósmicas wn, corno candición, necewrías en el poema. Crea tan sólo caracieres que no encie*en eontradicción. de Homero: Y que de ti pueda decirse también lo que se dijo tal modo y en tal gradc mezcln lo falso con lo uerdadero, que lns partes intermedias no desdicen del principia ní tar,npoco deí fin. Ni la ficción ha Ce tener la pretensión Pues éste crea de d,e que se creü cualquier cose qt¿e pese en uuela, ni de qlue se Lta extraído del uierztre un níño uiuo s la bruja, comilona. Todo tb que üsí me d, 4 ?i e cuán grande es la discusión que separa a los retóricos de los poeüas acerca de si la ficción pertenece o no a la natutaleza esencial del poema. Habrá de excusársenos, por tanto, eu€ mantengamos nuestra duda con respecto a la inclinación a una de las dos partes, pero, con t-odo, precisando al menos ciertos casos en los que el poeta nn puede dejar de la mano la ficción. Pues la experiencia enseña que las ficciones no sólo son admisibles sino más bien inevitables. Sea cual sea uq ,Sibi eonvenientía, fínge. tomado en consideración, puede Estimamos que nadie que, ai menos, los haya desconocer muestres ya, íncrédulo, l.o aborrezco. Nuestros ar Rectius ltiacu¡n cgrmen ded,ucis in actus.__Qa.atn si proferres ignota indíctequi pi**", (Horacio, e.P., f eg-f S-O), az Pefsongm formoae navltm. (Ho¡acio. A,P., 126), ¡i i' ¡íi Ááitiiiri'"íi i iix fatsa rerniseet, Prímo ne med,iurn, medio ne discrepet imum. Nee, quodcungue uolet, poscat sibi fabula cred,í, Neu lamb,e uhsurn pransae puqunt extrahst aluo. (Horacio, ¿.P., 119, 151-152" 339-340, 188 v 341). Quaecunque ostend,is mihí sic, incred,ulus odi. C e nt u riae qu e a g ita nt's e nior e m ex p ert ía fru s i.s. 60 61 # tr * R ff ? nuestra parüe en la ciudad divina, estamos obli- * gados a ionsignar en verso todo lo que promue- :i ie la virtud y la religión, y téngase esto en cuen- i ta con respécto a todas las vicisitudes del pasaaá. lVéas"l put" ejemplo, la -disertación de Juan l andiés Schmidt en Helmstadt, De modo propagandí religionem per csrtniry\. Porque sin duda, lea lo qué fuere, ha de cuidarse de restaurar' no i*p"*u cuán imperfectamente, la pe-rfección de la taza humana, y frecuentemente las palabras del poeta han de descansar también en nociones univlrsales y menos deterrninadas. De aquí que diga Horacio: .a ;; les la historia no se pronuncie, no pueden ser conocidas a no ser por Ia cabal penetración de todas las indagaciones hechas para alcanzar su verdad. Pues si ésta no cae en los límites de nuestra comprensión, habrá de adivinarse a través de raras, escasas y muy insuficientes evidencias y, en consecuencia, la verdad de las invenciones poéticas resulta muy improbable o, lo que es 1o mismo, son probables su no existencia y su colocación entre las ficciones heterocósmicas. sas que muestra; por tanto, lo que narre debe ser mucho más preciso. Las determinaciones que hayan de añadirse al poema y acerca de las cua- Esücs id,eas podrá mostrórtelas la ftlosofía socró' tíca 4. $ LIX. Como nosotros llos damos cuenta de que las cosas probables ocurren con más frecnencia que las improbables, un poema que trata sucesos probables representa rnds poétícamente lns cosas que otro que trate de sucesos improbables, Q LVI. Por tanto, la primera hipótesis es posible, y la p"riUliiA"á de ia segunda también se hará evihente si se piensa que el poeta escribe con frecuencia pari todos y, cuando menos' para lectot*t á"oánocidos, ignorando también, por consiguiente, cuál es ia riqueza de su experiencia' Pelo si él da a conocer imágenes, no ficciones' que el oyente' o el lector no han experimettqgo' bien puede decirse que para éstos son aquéllas ficciones verdaderas,$ XLIV' La historia muy reciente, que suele *er óottocida con más precisión, no es'úiit a menudo para el poeta por los escoIlos que presenta de la adulación y del ridículo y porque, conocida con eerteza, -es difícil.9 rearlménte'iáposible huir de ell'a. La historia más remota no es nunca conocida con la exactitud que el estilo poético requiere a través de las coo' Rem tíbi Socratbae poterunt ostendere chgtae' 31O). ros y demás. Poco a poco estas mismas ficciones comenzaron a caer en ridículo, y ahora no debe evitarse una abierta contradicción en el poema sino incluso la falta de razón o de un efecto fingido irracionalmente, como con tanta frecuencia canta el poeta: Si estds necesitado de que el público permanezca en su asiento hasta que, al final de la obra, el cantor dtga: "Ahora podéis aplnudir", entonces 63 Por muy extenso que pueda ser ei reino de las ficciones loables, sr:s límites se reducen día a día a medida que se amplían los de la recta razbn. No puede uno señalar cuántas ficciones utópicas usó, contra lo dicho en el $ XLVII, ei más sabio de los poetas acerca de dioses adúlte- (Horacio..4.f., 62 # :s s* * sertí preci* ;;" ,;i;- "¿á ot, cámportándose así fielmente con respecto a una determinada acción o discurso. Pero suPón qu,,e-tengas en cuenta las cos.tumbres :.& s más poética que antes, S nocido y la representación de ese hecho XLVIII será : j: :!: -,' lo contrario: .público Los caballeros rotnanoE y el resto soltarán la carcaiada y openys.Io recíbirdn con -faiorablev te premiarón con ln eorona 7;;;; -hombre,det pueblo al que cuand,o to apruibá n"" 46 n"üli"-it g"raoÁzo tostado v ta naez ' d'e-I ¡ '+ +i .í: :i ili cual, expresado en palabras, recibe el-nomúre de profecía. $ LX. Por adivtnación entendemos la representacíón del .futuro; su expresión en palabras se denomina predicción. ,Si la adiuinación no ocurre en perfecta conexión del futuro con las condi_ cibnes que le determi_nen, _se llnma presagio, e/ ;ij !+ r:-', Pues consulta lo anterior' ¿Pregunüas el motivo? ya qu€ no podemos negar que se ha dicho la verdad: .¿:, .sl 1¿ e rg ¿: .:i. ¡3 .É un Hav m<ís d,ea1 desliz entre de-los labíos . ln copa y el borde $ L4I. Hechos futuros son todos aquellos que habrán de tener lugar V, por consiguiente, frubrán de ser enteramente dáterminadós y ,", i"presentaciones o, lo que es lo mismo, sus adiui_ naciones, S LX, singulares V, por tanto, altamente poéticas, $ XIX S LXII. Si la conexión de lo que ha de ser previsto con las condiciones que lo determinu., ," indica de tal manera que puede comprenderse perfectamente por el oyente o por el iector, lo que ocurre en realidad es una demostración del futuro. Por tants, parecemos llevados a conclullol_e_s distintas, lo cual no resulta poético. $ Xry. Por consiguiente, las adiuinaeionás poéti- traslade No hernos de impedir a nadie que averiguaresto tan de al poema, pues'sé está tratando sólo lo que es poético en .mayor gradg' To-{o acontecimiento repentino tiene su razon' pero una áur"orro"ida hasta ántonces; por consiguiente, de tal naturaleza iüt=t""a"ia" de un hecho XLilI, y' por el'lo' contiene cosas maravillosas, $ Y' si,. no obstante' en eI ü;i;ñ g iliV, FLv. muestra su fundamento' ior*o de 1á ,ruttuóiótn se entonces 1o conocido se rnezclatá con 1o descoas Spectatoris eges aulaea ,il i :f. € .:i¡i .j: ü ::,1 t:ti !; i::: "l:t :]-:i ry1yn presagios, las predicciones son profecías, 9 !I, Así, pues, los uaticinias encienán poesía', LXr. $ donec cantoi: "vos plau.!!te"' dicat' cuiusque notdndi sunt tibi rnores' (Horacio, .4.P., 1á4'1 ó6) ' s;;; i"lii" mstentís 9t YPQY9 a6 R omoni tollent equíte 'Ñ;;";;';;rf s pedit esL,u e.c ac\!:"^' ñcti "iierú probat .et nuc,ís,,etntot Ááái ¡" ácc ipiunt onimís,- d'onantu e cotona' tr¡i.."iá, Á.P.' rle v 249-?50)' {? En el texto: notrLd ¡-tero$ú réret xú\wos xci xl¿treos $ LXIII. Si las cosas futuras no se conocen de modo natural o sobrenatural o, cuando menos, no se conocen de manera tan determinada como la conveniencia del poema exige, entonces en los uatícínios de ficciones se alcanza la misma nece_ sidad hipotética que, $ LVIII, se mostró de mo_ do especial para las narraciones del pasado. &xpou' 65 64 i;--,-..'--..='t:::-.," rR 'ás .'" c r 1¿r\/ e'- las ficciones L)ttL r . F.n w ff proféticas nad'", € Y ..f Y _,:^ ^^_ojó^ fni.Smo$ IJr'q?b:, rnismo' Q LIv', y $ --arecer contradict;;;; "o'iigo^ aparecel tu'oo|---l'r-^l sohon pleferírse a las lrnproimpronreferirse n"' íáil'''"l'iuáutn'"'iíaáÁ a boAi"t'--S'l'X' ?l1i:^"f:"iluiil"*""te-*"át'os de los ptgl*'*"'1;;';"'*h-qí""-""lasagradaEscriturase: i' manifiestan poett"u:"::;.;'::;';;"Jucit aquellas es peligro:" o-t-::::*";:;';;; "i t";:--ú; "mbutgo' ttttüt" t;tJ "Lo; ""*: benhacerto"-po"tuJ^i;"tq""'tótiertoesquelosi:: rásesclarecido'¿T""tütir"tvaticinanennom-É:g Ya se hicie--" bff á;¡;tr; 'ou# ;;;; 1"" '"r'"'acuando todari"üi?t:" iledictt" no predice * ,','ál' i"*" 1i cosas uiu no habí"" ":;;ü;.- ;4;9' q"á-a"q'iises en $ ' vilgirr8il: Eneas '-Heleno a "'" ¿L/ iirrLED "los campos nrí'"*it6";1"!.r^1t**?*i: tt" ttu- i los Campos ElÍseos7 el L"f "nár."i" ;;ti:o'vulcano en if; -#t L'Yésteesel -- ^r' AI profetizat' el poeta se t¡rb]1l? il'.fft;"t'; ;; Ie desconoce' pues u i¡ : cas debe contribuir al conocimiento sensible, $ VII, IX; por tanto,debe ser poético, $ II. Grande es el pader del orden y de la composiclon '' . 4.O una E i *J"i"^ti¿iculizada' Entonces''o".:;;'""t ;;; ilt g LXVI. Entendemos por tema aquello cuya representación contiene Ia razón suficiente de otras representaciones empleadas en el discurso, pero, en cambio, no tiene su razón suficiente en ellus. r : ,, i ,' lil , " ":"Yo::*r?f:: ;'Ñ";;;; .:l^ ofiT:Tt;"3?.ti#? "r,o rl BJr#a 3,"11t" d"t',+ F" :y i' 1 1. r"* *;' r" que hace Horacio es reapiedecir *?:- , que tiene un solo temq es mds perfecto que el poema que tiene uarios, g VIII, II. LXVil. Si existiesen varios temas podría ocurrir que estuviesen enlazados. Supongamos que A es uno de los temas y B otro; estando enlaza' dos, entonces la raz6n suficiente de A está en B o la de B en A y, por tanto, o B o A no son el tema, $ LXVI. Mas, el enlace es enteramente poético, S LXV; por consiguiente, el poema $ En estos términos entendemos nosotros lo dice Horacio: Sea cual sea uno 5o . que , , otiu' "osa19u9 y ' divino "t aunp;;f?cf;*'¡piuaot" fraude eI de qulen ," avuda de la r, nliso que la';;;;;;átd "'"y"'" que "recitaba el ii'bro Ae ta sibila"t' había destre- i tumuiélii"o"-#J;? ftecuencia v lizado "o"tit*uJo'i rii-*t"t-tu",S *tuda del Cristiaza c on re spe"to' i'iu^ que fieu-ra entre los mas ot y que' con nismo po, s*üiJwski' ¿" t.Lliio* ritt"ós recientet famoso, u Noé Previendo elegancia '"':?;'";;;;;"t""ü le atribuirá culto desde el poema (en la representación final), que al nlenoE aparezca como simple y S LXVII. Es poético que las impresiones sensi' bles y las imógenes del poema que no son temáticas sean determínndas por el tema, pues si no están determinadas por él tampoco existe coneae e'"u''it"';*ú;-á?:; ahora conocemos sln $ LXV. El aE Poeta Y poétienlace de las representaciones (I{oraeio. A.P., 242>, 50 Sit quoduis, simplex dumtaxat et unum, (Horacio, A.P,, 23), Multum series iuncturaque pollet, XVIL iezuita del siglo 67 66 * t xión con el tema, y ya sabemos que el enlace ciertamente poético, $ LXV es f t ;1 Y puestos ya límites y frenos a la fantasía y al contumaz atrevimiento del ingenio, que puede constituirse en escandaloso abuso, sólo se admitirán en el poema imágenes y ficciones que tiendan a su perfección. Y entonces comprobamos que aunque pueden existir buenas representaciones, consideradas sólo en abstracto, sin embatgoT en su coordinación pueden excluirse cada impresión sensuaJ, cada ficción y cada imagen. . . . Lo que no conduzca al ciña a él estrecharnente st . I $ LXX. Como quiera que el orden en la süc€, sión de representacioneJse llama método, el método es poético, $ LXX. Diremos con Horacio, que la clarídad del orden a los poe^atribuye tas 52, eü€ eI método poético es claro. es la siguiente: que de tal mod,o se sucedan las representaciones poéticas que el tema se represente poco a poco extensiuamente mds y més claro. Como el tema debe exponerse de manera sensible, S IX, su claridad extensiva se mantiene. $ XV[; p.rer si las representucio.t"r-pri;r;; ;; representan ya con más claridad que las siguientes, las últimas en verdad no concurrirían a la representación poética y, sin embargo, deben conóurrir, $ LXVII. Por-tanto, tas lttím&s representacíones deben hacer el tema mds claro que las primeras. todo S LXXI. La regla general de la claridad del mé- fin (al tema) y no se Hace poco hemos visto que el poeta era algo así como un hacedor o un creador, por lo que el poema debe considerarse como un mundo. Así, pu€s, por analogía, lo que acerca del mundo real ós eviáente para los filósofos, eso mismo convie'ne como tema del poema. $ LXIX. Si las representaciones poéticas que no son temáticas son deterrninadas por el tema, estaxín ciertamente' enlazadas con él y, por consiguiente, también entre sí, sucediéndose a la vez en relación de causa a efecto. Así, pues, la semejartza observable en el modo como se suceden las representaciones será, igualmente, el orden en el poema. Por ello, es poético que se enlacen con el tema las representaciones poéticas que no son temáticas, $ LXVII. De aquí que debamos afirmar que eI orden es Poético. st Quod non proposifo (themati) (Horacio. A.P,, Lgl), cond'ueat et hoereat epte, Los antiguos, al tiempo que maceraban su plurna, parecían mofarse justamente de aquellos poetas cíclicos que ya en el comienzo de s.rs pb"mas despreciaban la regla del método: Estón los montes de parto. . . s3. mo puerto? 52 ¿Y quien no condena "Ia desproporcionad,a altiuez de los que eructan unos -cuantos nersos,'54 desahogando su poética inspiración apenas baña_ dos en la fuente de Hipocrene y aun en el mis- El lucüus ord,o de Horacio, según ,4,p., 41, 53 Parturiunt rnontes. .. (Horacio,á'.P., 139), 3,4 (Horacio, A.P,, 467r. I rn¡n anes h ia tu e sub lirnes u er su s ¡u c tan t iu n¿, 68 69 ,;l il &t (-l $ Renwncía d.io ss . a palabras hinchadas y de píe y me- Y, sin embargo, no deberemos atacar de nuevo a Lücano, Estacio y e otros poetas que ya- han rt¿o vapuleado* Itecuentemente por e-sa falta' p*ru"u preferible, Por una parte, dar la taz6n por la que se iniciaron malamente los poemas Lí ini"iádos o, por otra, extender la regla qrre ellos han transgxá¿l¿o a toda la narración poética. En todas partes habrá que observar lo que Horacio estima merecedor de ianta alabanza en el poeta Homero: las representaciones coordinadas pueden enlazar_ se como premisas con las conclusiones, algunas ciertamente en raz6n de semejanza y áe p-arentesco y otras aún por la ley de la sensaóión e imaginación, puede decirse qve para ll;ls representaciones claras es util el método histórícá, el de ingenio y el de razón. S LXXII. Como según el g LXIX, algunas de ¡Cwínto meior -nos dice- procede. lfoy3ro, que no emprende nada fuera de propQsito! Pues át tu esfuerza no en obtener humo de Ia llama' sino rnás bien In luz después del humo, de tal manera que llega a d.escubrir así marat¡illosas histo A",Antiphates y Escíta o lfl del torias, "á*o Cíclope y Curibdis s6 . reglas poéticas, como ocurre en el $ LXXI, pero hay en cambio otras reglas que convienen:con ellas, entonces es poético pasar de uno de los métodos al otro, $ Il. $ LXXIII. Si las reglas del método memorístico o del de ingenio están en contradicción con las obstante sus dudas, nos da preceptos sobre el mücn: Así podemos interpretar a Hor?cio cuando, no Se hacen aquí explícitas las significaciones. propias diferett"]ándoias de las impropias,-y está cla. io que el poeta concuerda con la regla propu-esta, áunqué tan sólo en lo concerniente a los principios del poema. Con respecto a esta regla, se da btra analogía del orden por el cual se ryc9den las cosas en el mundo para mostrar la gloria del Creador y el último y más importante tema de un inmenio poema, si así puede llamársele. ss Proíieit ampullas et sesquipedalia uerba. (Horacio, A.P.,97). s6 quanto, inquiens, rectius hic, qui nil-molitur inepte Cogitat, ut specbsa dehinc miracula promat -S A n1iphbt en, c lllamq u e et c u¡n C v clop e Chary b din. (Hotacio, A.P¿, L4O. 143 v 145). Ñon fumun ex futgore, sed ex futno darc lucem O yo me equiuoco, o la uirtud y la belleza del orden consistirán en que el poeta diga en su y dejando muchas cosas para otra ocasíón.s7. motnento lo que debe decír, si acaso omítiend,o exigen el método de ingenio, el de memoria y el de razón, según las observaciones que preceáen. I{ay cosas que dirá el poeta en su momento porque en _el poema existe un orden y un métódo, según el cual difícitmente pueden pensarse otraé eosas que estas mismas o compuestas de ellas. Entonces, ciertamente, las variai partes del poe57 Ordinis haec uirtus erit et Venus, aut ego Ut bm nunc dicat, b¡n nunc ¿etentia áicifallor, Pleraque differat et praesera in tempus omittat. (Horacio, A.P,,42-&). Lo que se debe dgcir es, precisamente, lo que 70 i.i 77 ma pueden enlazarse por medio de alguna de aquéllas. Ha de oriiitir rrzuchas eosas para otra ocasión porque en otro orden de pensamientos las cosas que sigan han de ser más útiles a la perfección del poema V, por tanto, más poéticas. Concedemos que Horacio no tuvo nociones claras no sólo del método claro sino de ningún otro, pero, con todo, no debe dudarse de su legítimo sentido, teniendo en cuenta que nuestras concepciones representan las suyas, aunque quizá con más claridad. (Véase Wolff, Lógica, $ eze). Entend,ernos como discurso intrínseco o absoiutamente breve aquel al que rwda puede faltarle, Ein ntenoscabo d.e su grado de perfección. Tal breuedad, puesto que es propia de todo discurso, Jo es también del poema, $ IX. Así, con suficiente.'claridad; opone lo breve a lo superfluo. Pero también puede pensarse, según esta definición de la brevedad, eu€ ocurra lo que dice el propio Horacio: Me hago oscuro al pretend,er ser breue 60 . / $ LXXIV. Y sin embargo, ue.rdad es que con utors cuantas razones se ha corrompido unas ueces o enderezado otras el dnímo d,e los mortales s8. Adivinamos que la misma noción de brevedad estaba en el ánirno de Horacio cuando decía: ya precisión sería empeño al cual ahora no quiero exponenne. Pues, ciertamente que al no queréilarecer difuso colma de tal modo el discurso con pensamientos, que una cosa no alcartza a distinguirse de la otra y de ahí la oscuridad. La brevedad extrínseca o relativa no es necesaria a todo diseurso, ni siquiera a todo poema y si, no obstante, es propia de alguna especie peculiar, como pbr ejemplo el epigrama, ello debe deducirse de su constitución y determinación específicasi cu- $ LXXV. Las representaciones no poéticas y aquellns cuyo enlace con el poema es menor pueden faitar de éste sin que se menoscabe.con ello su grado de perfección; incluso es poético prescindír d.e ellas, $ LXXIV, II. Esto mismo es lo que aconseja Horacio en el ejemplo de Homero, $ LVII, cuando alaba en él que: Lo que quiera que enseñes, sea por lo breue. menos Y en seguida añadía: Todo lo que se considera como superfluo brota de una mente llera hasta la sciedad se 5E Abandona lo que desconfía poder presentar por escrito con uerdadero lucimiento (esto es, hacerlo extensivamente más claro) ó1 . 60 . . .breuís esee laborsns Obscurus fíat. Sófocles, Electra. 415-41 6, Quidquid. praecipies esto brevis (Horacio, á'.P., 335, 33?). Omne superuacuum pleno de pectore nlonat. (Horacio, A.P., 25-26). 6r Desperet tractata nitesc,ere posse retinqua:i. (Horacio, ,4.P., 15O). I 72 : I I I I 73 !' .t ¡ I guen los cuentos de viejas. ciertas cosas en ción de los peqúeñuel.;, libros de las Metamorfosis, de Ovidio, obsen¡aremos que "l-pá"i" puü p", algunas his_ torias casi sin tocarlai y upárr", mencionándolas con tres palabras, no sin !l ll"rrto i" En los Se hacían -a la rrlar, epenas alejados de Ia eosta de Sicilía 63 . a; dese"an se v i"áig._ -ff;l;- motas. e_l pó9pa, $ úxv, 'dé narrar toda la un tema d;il;; -conexión obraría admirablemente ,i i""f"vl*;" ;;; tE susta¡rcial del , mundo, "" tener que abarcar al toda la historia universAí puei es poétíco ciertas deterrninaeiones y L-;;;"exiones omítir mós re'' $ LXXVI. puesto que es!á permitido omitiy -qü"""ááü, Lo mismo ocurre frecuentemente en los poetas cómicos, ya que, si se exceptúa el prólogo, tu-bién se echa de ver que ordenan los caracteres principales como si fuese conocido ya el enlace general de la obra, y éste, según lo dicho en el $ tXV, es sobremanera útil. $ LXXVII. Los uocablos que se refieren a las varias partes del poema, S X, deben ser poéticos. s II, IX. el poeta por ,"a"É ^lo_.g11g lencia, $ LVII, según el É*timo.rio'á" exceH;_ tacio?: Siempre apresura el d,esenlace de los episod,ios y lleua com atebato o-yente al punto central del -al él 'poema como si todo fuese rcnocido 6,2 -.' Se,enti.en$e a-Oui todo ello como opuesto al sodio de los dos huevos de rcáá, ü;;;";u"á;eni_ Troya, que tiene relación, urr"q"" *uy ,"*otu, con los demás sucesos, aá tJ-ñr*r"ru"q;il*;: bién aqrlello podía., ofrécerre a quien desdeñe la brev.edad. Lo que $oracio dice de H;;;;;;; cualquiera podría decirlo de Virgili", do el comienzo de la Eneída: """riá";;;: es Frace Tlomero, en los vocablos: 1) su rcnida articulado; 2) su significación. Cuanto mús poéticos son ambos, tanto mtís perfecto es el poema, $ VII. impropios, la mayor parte de las veces apropiados para la representación sensible, constiüuyen S LXXX. La significación impropia se apoya en el vocablo impropio. A su vez, los términos S LXXVIII. Deben considerarse varios aspectos figuras poéticas: 1) porque la representación que adviene con la figura es sensible y, por tanto, poética, $ X, XI; 2) porque suplen representaciones complejas confusas, $ XXilI. ciese explícita por medio de una teiminología impropia, apropiada para la representación sensible, no hay duda que de ahí zurgirá una representación a la vez compleja y confusa, porque ahora se le une una representación sensible sim63 Vix e conspectu Sirlulcte telluris in sltum. (Vi¡gilio, Enelds, I, 34). S LXXX. Si la representación que debe darse a conocer en el poema no fuese sensible, y se hi- i '2 S"^pe, ad eventum fes_tinat, et in medbs Non secus ac notae ¿uditori^ n-^l+'--'* (Horaclo, .l{.P., 148-149). - -"- ' 'v"' res l 74 75 { {i. Ins representactiones términos impropios. ple. Por consiguiente, eg poético no sensibles a conocer por me¿ti -áe d.ar * 5 3 in I * 5. á g i¡i i6 4i Tan,pronto como intentemos expre.sar la noción {1 delicadeza, bullirá en ,ruertü mente "o*o {ir_l,l!r o impropia_. La primera no es poética, por Sarbiewski: $ XlV, y la segunda es ü empleada jusiamente = E * .? términos impropios que ponen la'. especie poi et género y el indiuiduo por la espeeie; son, por tanto, poéticos, $ LXXX, y también altamente poéúicos según los $ XIX y XX. De aquí que se les emplee odecuadamente con mós abundancia que los de las restanfes figuras. :¡ Le cima se contempla mtís apacible en el resplnndor de un mediodía apetws sin nubes- y quign preserua todas sus cosal estó limpio de Ia nube dgl odio que nos radea, con mds atraúitÁ .que la primera estrella uespertina y aspecto hermoEo en un arco íris rosíceo 6a. S LXXXI. Si to que d,ebe d,arse a conocer fuese menos paético que la noción propia det téimino i.mpropio, es poético que s" pr"iiero el tirÁlno irmprapio al propio, $ LXXIX. S LXXXII. Puesto que las representaciones claras-s-on más poéticas que lA* óscuras, X[I, es $ poétíco eutitar la asculid.ad en lr,s lo'eu"cb;;; l; guradas e incluso - Iimitarlas al númeto estricll que exija la claridad. S LXXXIII. Los términos metafóricos son impropios V, por tanto, poéticos, $ f,XXtX; p"¿ii_ go:__g_q grado sumo, diremos mejor, ,"gú., el $ XXXVI. Son, pues, justamente más'nui"*roi que los de otras figuras. 1í. E _e' a a:; É i{ Por ejemplo, Typhis en vez de los marineros, Palinuro en vez del timonel, Sufeno por el que sin rival se ama solamente a sí misráo y i.r* " cosas, Chremes por el avaro, Marrucino por el imbécil, Nepote por el derrochador, Mentor por el orfebre, Codro por el envidioso, Iro por el pobre, y así tantos otros. $ LXXXV. Pue¡to que b alegaría es una seríe de mefiíforas enlazadcs, habrá en. ella representaciones poéticas individuales, $ LXXIX, y una r,nayor conexión que cuando se reúnen metáforas heter-ogéneas. Por tanto, la alegoría es altamente poética, $ LXV, VIII. + g. = r¡ :i; :: ¡- É $ .:a i: ii g ,5, { t f I ,i' S LXXXVI. Los epítetos.nos dan una representación compleja del sustantivo al que aóompañarr; p9r tanto, cuando rw son distintos son poéticos, $ XXm. $ LXXXVI. Los epítetos superfluos nos dan a conocer atribucíanes cuya, representación apenas tiene enlace eon el tema; por tanto, u poético euitar los epítetos superfltro$, $ LXXV. Los epítetos tautológicos designan la misma atribucion que ya es conocid& @n el mncepto del sustantiuo. Esto es contra¡io a la b,revedad, $ LXXIV, y es poético euitarlo. $ LXXXVII. Como los epítetos designan representaciones, pueden también condicíonarse 77 $ LXXXIY. Los términos de ta sinécd,oque son $ 6a- a !S ad¡niración. B-auryprten vuelve a cita¡ al poeta sa¡biewski con rendida ? L ¡ 76 t P- f, r{ ü !:t ¿: s yy!.bien- a tls f:#í: resras que se han dad.o anteriorsobre ras represántaciones poétícis en ge- ¡ :j ti que un jgicio confuso se atribuya a.los sentidos o que se hable de juicio de los senüidos. $ LXXXIX. Zos ,nombrbs propios son nombres que designan individuos, lás cuates, por ser en alto grado no!!i_co", ñáJ""""que Ios nombres propios que to, también Io sean ¡--r--" 'rs* r dan u $ +: i! ..$ F v 9É ,-, s xrx. "á-rrJ."r, el confuso reconocimiento de una representación es poético, por otra partg, sólo los^ n;;l;", $ Xi;il y"""to, propios de fuer_ za desconocida rro *.,gi"r";-il".ro* pensamientos y tampoco excitan ü ;á;;ación, g -á"IÁirco, XLIII. es poé t ico guardarse profusamánte nombres propios ¿"r*noiláÁ, g XLVIII. $ XCI. Los uo.cablos, en cuanto sonidos articula_ dos, hacen referen"iá * p"r."ptibles por el oído; de aquí s "ár** il¡el"ái"iápr"ranes S XC. puesto que '* ;i ,fr fi. 4 :* li! *r dos por una representación conf.usa, $ XCII, que es, por tanto, sensible, $ In, y poética, $ XII. De aquí que sea poético ex'cilai et tedío o eI placer por medio del oído, $ II. $ XCI[. EI juicb del oído es o afirmativo o negativo, $ XCI; el juicio afirmativo produce placer y el negativo hastío; ambos están determina- {;iE|' +ioV,-,. í ¡ít:: ,'-}f-a -rF"- .: l"\} \ e .*? ;* 4: 69 .ai g$ 9.. .€-r: ie |C1t. (In juícto confuso acerca d,e la Ferfec_ ción ' dos yde ros sentidor * nimÁ- ¡u¡cn- ae-Lí ,Jirt_ se adscribe al-oráüü^rlí_ibl" $. "" * senstbres. l{ .:ii ;É- $ XCIV. Cuanto más armoniosas o incongruentes se señalen las cosas, tanto más intenso será el placer o el tedio que produzcan. Todo juicio de los sentidos es confuso, $ XCII. Por tanto, si se observa que un juicio A es más ar'monioso o incongruente que un juicio B, A será extensivamente más claro que B, $ XVI, y, por cdnsiguiente, rnás poético, $ XVII. Así, pues, es poético en alto gfado producir el mayor ptacer o tedío por medio del aído. $ ii.j i3 _É"! la sensación. "f*ffi;;;, * ?i: :¿t 1,, !il i ñ á I fl E f _explicar. re gout de los como aplicado solamente a'ios sentidps. franceses E, ril;-tli.ur" dable que esta. y su adscrio"*pruriOr, ción a los sentid"i r¡g¡ y n'1 y a la de los latinós: de los hebreás ";_,i*iü; la uqiiri,-;;;. uideam, o a lar de la ,""i.Jáá"italiana del buon gusto. Algunas de .estas ***u, d; h";i; ,*; den aplicarse rlmbid; i;;;i;""s sobre un conocimienüo distint", u""q"ll"sü emUargo, noso_ tros poi ahora'no queremo! entrar en esto. Es zuficiente decir que no resulta contrario al uso Así procederá s -s d g XCV. Si se produce un gran tedio por medio del oído, se distraerá con ello la atención del oyente y de aquí que ninguna o muy pocas representaciones puedan darse a conocer, frustrándose con ello el propósito del poema, $ V. ,Es, por tanto, poético producír el mayor placer por rnedio del oído, $ XCIV. g i:' f' * *1 .:; mo una serie de sonidos articulados, excita el placer del oído, $ XCII, XCI, esto también puede ser una señal de su perfección, $ XCII, e incluso Ia perfección mayor, $ XCIV $ XCVI. Puesto que el poemd, considerado co- $ XCVII. D-e todo ello puede deducirse fácilmente la necesaria pureza del poema, su elegan7g -l 78 i al-. t(. ))11 i ,'i l:i ll , cia y el omato de sus figuras. Pero estas cosas también son comunes al poema con el discurso sensible imperfecto, lo cual nos hace correr el riesgo d9 alejarnos de nuestro propósito. Nada, pues, sabremos en cuanto al caráctbr del poema si lo consideramos como una serie de sLnidos articulados: únicamente por qué taz6n debe evi_ tarse el encuentro de vocales, las frecuentes eli_ siones y la pesadez de las aliteraciones. Todu perfección nece&ria a Ia calidad del sonid,o artí_ culado puede llamarse sonorid.ad, término que, si no nos equivocamos, ha sido tomado de la es_ cuela de Prisciano. su $..XCIX. Si aI twbtar se,atribylte a mda síIaba que la medimos io-it¡a"a, diremos jil i'il :i¡ii.tj 'ii; r,lj r:jj al medir la mntid'ad de Ia síIaba A ígwla la de ln sílaba i, la'ánt¡dad d.e ta sílaba B rnós larga y C y B que ln sílnba A es b,--ti d¡"" E C. St breues- ,it lii, i, lij ,ii lil lil iiJ, iii rlli t:ti lll ,iii i,ll ;lll ,ir rl; iiii rlll ilii $ XCVil. Por cantid.ad d.e una sílatba entend,emos lo que no puede conocerse en ella sin la asociacién con otra sílaba. Por tanto, la cantidad no puede @nocerse atendiendo al ualor de las letras. iil l!i illi lrli ll lrlr t'll ,li l:, rll iii l, rl ,] lii ri. ir ,t ,li : ll iii, ,, I ]i r1 ii rl ii i: cuenta la ortografía, cuyo concepto ya bien cla_ ro no es nuestro propósito explicar ahora, se establece la igualdad de las sÍlabas hebreasj se_ gün la cantidad prosódica, gü€ es la que noso_ tros llamamos poética, esa igualdad no puede jamás mostrarse, a no ser engañosamente. r..¡ texüo de Christian R-avi¡rs (16f g-16??) dice. brevitu syllabae intelligend.a n¡" mni áitlno'sri." Longitudo et ,-;;;;ií ea, ne quis breu-e habró que entender la sílaba ortogrlfíea, no la prosód,ica, par& que nadie se engañi o, por su parte, engañe a los dernós6s . Teniendo en Place a los f.ilósofos hebreos atribuir igual cantidad a algunas sílabas de igual medida" temforaf en cuanto a sus letras. Este tipo de caniidad difícilmente puede confundirse éon el nuestro. Christian Ravius 'dice expresamente en su Or_ tografía hebrea: Al hablar aquí d,e síloba larga o Entre los gramáticos se entiende por cantidad de qu ,rttu tuttt Ia parte de tiempo necesaria para de mas' como áquí sólo se trata ;;;;;¿i"ción; -tifunut, de i^ -tit"na mutafiá mutandís, pol cantidad neentenderemos la parte de tiempo ,ñu para pronunciarla. Por tanto, al efectrrar requiera ""tutit iu-*ááilión,*euanto sea el tiempg' quecahtidad' -"""ii¿ad será su de la sílaba, así il -P"ro t o puede conocerse a no ser que -se tome -canUAá¿ a" una sílaba como unidad, -y esto ia breve' Una'duJ""ir" precisamente con la sílaba larga' De aquí 'doble nos dará la sílaba ;;ia" derivarse el siguiente corolario: mante"""¿u f. cantidad necesaria para la medición, ili""¿" p"ó¿* sustituirse B + C por 4- Dicho y hecho' 'sáá"* permitido plantear .aquí el- esquema simple del ienario yámbico en estos términos: i-tr--/u-/t¡-/u-/rA fin de deiarse oír con mds lentitud' y grauey toleran' ..i daá, acogió en 8u seno, con nua'uidad iio,' Iot -pesd.os espond'eos, aunque sin cederles -ami4ablemente el segundo y cuarto lusiq'uiera gir. . .uu. 66 Tcldior ut paullo grauiorque veniret ad autcs, Spondeos slabiles in iutra paterna recepit iommadus et po,tiens: non ut d,e sed'e secund'a Ced'eret et qusrta sociante\ .. ii: 65 g Íi n fallotur ¿;ut felbt. (tloracio, A-P,, 266-254)' I 80 q a 8r. : 5 5 tr s s Añade incluso el sexto, a no ser que se trate de un trímetro, en cuyo caso no céde el quinto lugai, con lo que tenemos: j. # e5 _# * * * & 5 * € :+ -4 I ,* haciendo una gradual sustitución de dos breves por una larga vendremos a dar con todas las hcéncias posibles. prime, ramente, los pies pares admiten i u en lugar de la segunda sílaba, originándose así el tribraquio. Después, los pies impares admiten también u u, pero en lugar de la primera sílaba larga, con lo cual se produce el anapesto, así como u u ,en vez de la segunda larga nos dan el dáctilo con la primera larga, o el tribraquio con 14 primera bret¡e. El annpesto y el dóctilo no son prolios de los uersos pares, porque no incluyen eniie,ellas al espiondeo, como nos muestra Hephaestion en su tratado de métrica67 . Aún es posible también el proceleusmático, u u u t), peio el uso lo impide. De la misma manera podrían modtrarse las licencias en el género trotaico y hacer:,ver la rcz6n por la cual" entre otras cosas y de acúerdo con el uso, F ponga el anápesto al princip.io en algunos hexámetros. Todo esto a5ruda müchísimo asimismo para una instrucción raciorial de los jóvenes y a preparar poco a poco para las . v-/ u-/ t¡-/ u-/ t¡-/ /-lu- y - / /-/ # 'tr -* F ::E i.i .s 4 .w :iÉ # á6 ffi lEf '¡$l ffi ffi :]l* * :ffi r{ # .¡& r* l.É ::is -f iE &t FF '*$ :.;r +t cosas serias sus mentes impresionables, 1,, JJ l,:+ ::5{ ".,:* ::: $ CI. Sf /as sílabas largas y tas breues'se mezclan de tal modo que produzcan ogrado al oídó,, lnabtá cadencia en el discurso. , ':,.- Me ha parecido mejor ofrecer aquí una definición real que una definición nominal de una cosa cuya misma existencia es puesta frecuentementó en duda. Ahora la experiencia se constituve en iuez. La cadencia es algo que afecta al atrevería disputar |rsto, $ XCtl, y, ¿quién se de otros,aentre los iobre' eito? La experiencia cuales Cicerón se cuenta por modelo, abunda en favor nuestro hasta el punto de que, según su ooinión v la del resto de los gramáticos' no debe Uitr."tt"-la cadencia tan sólo en la variada disposición de las sílabas üónicas, sino más bien en la cantidad larga o breve de las sílabas carentes de "v cuya variedad ciertamente no se ""tá"á"ia" expresa distintamente si falta la medición' pero se obsen¡a en cambio mentalmente de modo confuso para poder ofrecer al oído materia suficiente para enjuiciarla. Si la cadencia dependiqse tan sól-o de la posición y del tono de las sílabas, habría. que rechaz* l" ¿por qué -me pregunto- y aceptar empero esta ólausula Petrum uideatur uídeatur? Tienen ambas el mismo tootra'. esse no, pero no la misma cantidad poética. Esto. es mriy'evidente, entre los griegos' pus; tomando los u""ittot como indicación del tono, serán los ojos ya los encargados de observar atentamente a los iáetas. No ñay dispuesto ningún orqeq o mediIa disposición de las sílabas tónicas, aunáu "n cuidé mucho la observación de la cantique se dad. Véase, por ejemplo, la Meditatio de linguae ..J ia! l{ ..i ::,1 y lilp"t¡"ná á" .lacouo Carpovius, 243-244 $ üI. La cadencf'c produ^ce-p]19er al oído, $ CI, "*, por tanto, Poética, $ XCV. $ CIII. El ritmo de cadencia que produce placer 6E Data de 1747. 68. 'll 67 Anapaestus et dactylus non sunt pedum parium, qub eorum non est sporzd.eus. El tftulo latino de la ob¡a de Hephaestion es: ': : Enchiridion d.e metrís et poemate gtaeco et latína, ':l i 82 83 al oído por medio de la ordenación de todas las sílabas del discutrw, se llama metro, q.ue se can'' uierte en ritmo propíamente dícho si praduce el placer por medio de algunas sílabas que se suceden utars a otras con un cierto orden. Puesto que r¡rás cosas contribuyen en el metro que en el ritmo al placer del oído, más agrado proviene de aquél que de éste y, por consiguiente, el metro es poético, $ XCV. $ CIV. Entendemos par verso un di*urso proporcionado 6e o ligado, que tiende, por tanto, a la perfección del poema, $ CIII, ü. $ CV. No es poema todo ejemplo de uerso. El verso se perfecciona con el metro, $ CIV. Por tanüo, hay verso cuando hay medida en el discurso, aunque pueda haberla también en un discurso que carezca de representaciones sensibles, de orden claro, de pureza y de buena armonía, etc., pero al verso al que esto falte no podrá llamársele poema por lo dicho en las proposiciones anteriores y en el S IX. Así, pues, algunos uersos no constituyen poenla- ben el nombre de ritmo en contra del uso correcto, $ CIII, el juego de fetras átt los acrósticos, las expresiones figuradas, como por ejemplo, üna cruz, una pera, un cono y tantas y tantas otras de este estilo, sólo nos dan perfeciiones aparentes o son determinadas bajo condiciones especiales por el gusto particular acústico de algún pueblo, del mismo modo qué las formas lírica, épica y dramática, con sus res¡rectivos géneros, tienen sus particularidades que, ciertar.nente, deben convenir con las perfecciones esenciales, pero que, en cambio, no pueden mostrarse sino por definiciones más determinadas de cualesquiera especies. El canto, la acción dramática o, de igual manera, el relato patético, puesto que contribuyen admirablemente al propósito del poema, fueron también de gran estimación entre los antiguos, siempre que estuviesen incluidos en sus justos límites, ya que, si se salen de ellos, como ocurre ahora en nuestro teatro, impiden antes que promueven el deleite que éurge del poema. Estas observaciones han sido hechas a menudo y no debían repetirse ahora. $ CVII. Puesto que el metro produce impresiones sensibles, según los S CIII y CII, y como éstas son extensivamente tanto más claras y aún más poéticas, en el más alto grado, que las menos claras, $ XVII, resulta ser muy poético obseruar con sumo cuidado las leyes del metro, s xxIX. Debemos aprehender el sonid.o justo por la pauta de los ded.os o por el oído. Las cadencias plautinns se han soportado con ac,cesiua pacíencía por no decir que se las ha celebrado estúpi85 - De aquí que se distinga justamente y con tanto cuidado entre el poeta y el versificador y saludemos como versos, pero nunca como poemas, a aquellos cucuruchos de chispeante pimienta que se aderezan día a día, la mayor parte de los cuales se ruborizaría con un título tan elevado, caso de que el papel fuese capaz de ruborizarse, o si ya el descaro de los padres no alcanzase a manchar a los mismos hijos. S CVI. Las paronomasias finales, que ahora recióe En el texto: épperpoc, 84 d.omente po. ?o,' si o-ien, sobre todo en nuestro tiem- )... aduertír No cualquier erítico puede y concedida una lí' póema' rnodulneíén d'e'ui rotnanaí ¿iba yo ta falta de i poetas cencia inmereeidl''o'Io,tener en cuenta las reglas' a d.íuagar o escríbtir sirTiii" el mund'o echaba de ' rj o penffirto o"oii,'ql'l "r"í 1t' ill Pttus? de una persona que irnita' se S CVIII. Si se dice dsto es' que produce entiende que ;ii"-áryo'Así' un efecto similar a una co& s¡m¡lar"i-"i'í' considerarse como una puede, alg:uno otra cosa esto ac-a1"'ca intencionada- inteligibles,' sino sensibles, aunque, no obstante, son extensivamente muy clatas, $ XXIV, XVI, y corno tales, poéticas, $ IX, XVII. Por tanto, la Naturaleza -y permitasenos hablar del fenómeno sustancializado a la vez que de las acciones que de él dependen, como si se tratase'de la sustancia misma- y el poeta procrean cosas semejantes, S XXVI. De aquí que el poerna se eonsidere una imitacíón de la Naturaleza y de las accíones que de elln dependen, $ CVIII. irnítación, Uien-qüe otro motivo' rnente o por cualiuier consr dera como imita' € CIX. Si un Poema se de una acción' sus efecItiJ?; Ñuti"ur" za o a los producidos tos habrán d;-'ü;:*uitttt"t pát ü..t"túeza, S CVII' Alfesibeo itnitaró $ C)(I. Si alguien definiese el paema corno un áit"urto ligado (así el verso según el $ CIV) y una imitación de las accíones o de la Naturaleza, tendría dos conceptos básicos no determinados por sí mismos mutuamente, pero determinad-o-s ámbos según nuestras proposiciones' g CIy, CIX. Por tánto, parece que estamos quizás aún más de acr¡erdo con ello en acercarnos a la esencia del poema. a los danzante ' sítiros 12 ' que -pol'la han d'e o' 1o $ CX. Las representaciones Naturaleza ducidas irr*uo'uüá-üte -q1:"^tli" intrÍnseco del que €s lo mismo"J;;-;; acciones que de él cambio en el t"'it'L"o e P-9r a ser distintas e nunc dependan, ser pro- Ved el C. I. de la Poética de Aristóteles, eL De artis poetícae natura et constitutione de Vosio, c.4, $ 1, y la obra In arte critica poetiu del renombrado Juan Cristébal Gottsched, págs. 82-118. "'P""¿""'U"gut $ CXil. Consideramos como lleno de uida aquello en cuya percepción se nos dan muchas cosas diversas, bien simultánea o sucesivamente. Esta definicién puede relacionarse cÓn el uso del lenguaje, como cuando a una pintura realizada con los más variados colores la denominamos ein lebhaftes Gemalde, o al discurso que ofrece las cosas más diversas a nuestra percepción, tanto en el sonido como en el significado, einen leb' haften Vortrag, y al trato o a la conversación en 87 ?o 1¡e aquf una versión .A,P., de Horacio' ?' No4 quivís uidet- immodut¿ta poemata-iudex' ní'áiu no^artis venb est indígna po?tf-' íá.l"l"Zl"g"r, *ribamus li-center' sn omnes ,"!,i*i;:¡ii!';is¿ar*"t'Í 1, tvíá¡r., eibsa+ 86 Ssltontes Safgro-s- ímit ú v' 13'' itur Alphes ibo eus' al sueño por la los que no hay miedo alguno einen lebhaften continua Umgang. l rt"""o'i--le a""iórtes' Arnold y el CXIII. Si alguien, con ¡tt venerable $ d"T Versuch einer conforme a ,t'"l"Luv"- zur Teutschen Poesie' Systematischen n"¡iíii"s un.-d'iscurw en el que po"il";;; definiese tónicas "r obrur*"\¿; ;;^;t -átaoans mayor f*"por ta cPn Ia !:'?:: tro) se ,"pr"'"ilo un hecho toda su fuerza corrlprenstua' iiJrff",'7í'ilá1, ""n d'el lector para' controse introduce en ái an¡*o trotnera' establecería uerle d'e una aJi"l*¿''*¿o del poema: 1) melas siguierrt", "J'J";;;i-tti"* llenas de vida tro; 2) Ias '"pf#;;;;i";:*:"^ tendiente a mo' como ,"* po'il1é; gl la-acción primera es objeto de ver el ánimo d;^ I;"t;r' La b1v; la-segunda' p-u:g demostracién ü ;"-;tt"; extensr^LSon de referir*" a ,,.r*stras representaciones XVI; la y nuestros S CXII vamente e"n $ xxv' xxvl "f*.'. tercera ,e a"¿itl="a!'r"-ái"ho y XXVII. S nuestro $ IX, es la ciencia que dirige el discurso sensible á su perfécción. Mas, como nosotros al hablar tenemos estas representaciones que comunicamos, la filosofía poética supone en el poeta una facultad sensible inferior. Sería ciertamente tarea de'la lógica, en un sentido amplio, dirie-ir -pur. el conocimiento sensible de esta facultad las cosas, pero quien conoce nuestra lógica, ¿llegaría de'répente a saberlo en el estado actual de l* "osas? Sería realmente ocasión de preguntarse: ¿es que la lógíca deberá reducirse a los estrechos límites que su misma definición implica, considerándola bien como una ciencia que trata de conocer algo filosóficarnente, bien como yna "que entonces se daría ocasión a los filósofos de 'rrfurcat por su medio, y con preciada recompen- ';;#:o",""f::;::H#"i:oíf u, '*":,\ir:Íf #"1#:; sa, artificios que sirviesen para perfeccionar y ^át áñti""ttaolas asimismo más felizmente en prove- sus facultades inferiores de conocimiento, poesía -su CXIV. La definición 99.,1u -q"9 9-1 "t Phitosophícal Le xico_n es '"*á" a" eloeuencia' en Ia """I#iür;"ür "il'n--;;la que sigue: "tp9"ii natural (y esto solo cual, con ayud,l'-áA iatento. nuestros- yyy' no hace al iá"t"1 reuestirnosotros pens&rnrcn' con mientos p,¡*i'nl-(tem.as¡ y gar-bo' o incl\y tos uariado', iiiiá'' d" ing"njo bien en un dtscon imógenn'Z'-í"pl"ynl""y'nes' p'oi o-ili¿t¡"o' Esla definición parece curso que,é1 denomina el len' "n demasiad" *ttipii"'v rq pobre' Sin'emguaie de tos í¡""tót' demasiado a la -. justicia ry:::: bargo, lo que átribuye con proposrclones'' tirse próvechósamente ur¿a ciencia que, diríia 19 facuttád rcgnoscitíua inferior po'ra el conoci' miento sensible de In's coffis. S CXVI" Teniendo la definición a mano' su teráinología puede precisarse fácilmente. Ya los filósofos griégos y los Padres de la Iglesia distinguieron siempre cuidadosamente entre cosa's per- "iio principios, no dudamos que pued? 4*l sólidos ¿e todos. Pero puesto que la psicología da i¡A¡¿ot (crlo&qra) tiitá"1-"at uti*it*" S CXV- en nuestras dicho en La filosofía poética' según lo osas conocidas (vonro¿), y bien claro aparece que con la denominación de coEds percibidas (a.lo&qr&) no hacían equivalentes tan sólo a las cosas sensibles, sino que también honraban con ese nombre a las cosas separadas de los sentidos, como por ejemplo las imágenes. For tanto, las crcscs conocidas (voqra\ lo 9'q y 88 son por una facultad superior como objeto de la lógica, en tanto que las cosfls percibídas (rr,loür¡^ rd\ 13 lo han de ser por una facuitad inferior como su objeto, a'wBqrd. énrcrí¡¡x¡c &isúqru Kfig, o estética. to, tal como lo ha madurado en su reflexión, pero sin proponer las reglas especiales -si acaso unas pocas tan sólo- que hayan de observarse. S CXVII. El filósofo presenta así su pensamienrl .i mostraciones genéri9al yl especialmente,' de pre_ crsar con sumo cuidado los límites entre la poesía y la elocuencia vulgar que, cierto ur, ¿i?iir* solamente en grado., pgio eiigen para su perfecta fijación, a nuestro juicio-, tanta désüreza V perióiá como necesitaría uq geómetra que quisiisl establecer de una vez iai fronterai ent^re frigiós V misios. bien, como esta misma exposición puede ser perfecta e imperfecta, convendrá decir que la retórica general se define como ln cíencia que trata, en gener&l, de exponer las representaciones sensibles que se presentan imperfectamente, y la poética genercl como Ia ciencia que trata, en general, de las representaciones sensibles que se presentan con perfeccíón. La primera puede dividirse en sagrada y profana, judicial, demostrativa, deliberativa, etc., en tanto que la segunda puede serlo en épica, dramática y lírica, con sus varias formas análogas, aunque los filósofos dejen la división de estas artes a los retóricos, quienes, en realidad, graban en las mentes el conocimiento histórico y experimental de elias. Parece más apropiado que los filósofos se ocupen de las dets ^-z dos articulados que conciernen, naturalmente, a las coffis percibídas {alo$qrá). Quien presente, en cambio; su objeto sensiblernente, por necesidad habú hecho un mayor acopio de términos; de lo cual se infiere que la parte de la esüética que trate de la exposición será más prolija que la parte coffespondiente de la lógica. Ahora No se detiene en los términos, en cuanto soni- : rl 'i ,l +' 73 Se refle¡a¡¡ aquí el aspecto sensible |aítOató¡ y el aryecto inteligible {uwlr&, de la Ñatu¡aleza, objeto de'conocimienio de los serrtidos y de la facultad noética, según se advertla ya en los te'(tos neoplatónicos. 90 INDICE . pós. Breve noticia biográfica sobre Baumgarten REFLEXIONES DE LA POESIA PROLOGO 7 25 27 FILOSOFICAS ACERCA Documents Similar To baumgarten_reflexionesSkip carouselcarousel previouscarousel nextReflexiones BaumgartenBaumgarten- Reflexiones filosóficas acerca de la poesía47462636 Edmund Burke Indagacion Filosofica Sobre El Origen de Nuestras Ideas Acerca de Lo Sublime y Lo BelloGianni Vattimo - Las Aventuras de La DiferenciaWinckelmann - Reflexiones sobre la imitación del arte grigo en la pintura y la esculturaUmbrales Gerard Genette PDFHegel, G. W. F. - Filosofia Del Arte o Estetica (Verano de 1826) [Español] (1)Alexander Gottlieb BaumgartenCalabrese El Lenguaje Del ArteEsteticaAlexander Baumgarten de La Belleza Del Pensar a La Belleza Del ArteHanslick. De lo Bello en música, IntroducciónFenomenología de la experiencia estética - Volumen II. La Percepción Estética - Mikel DufrenneBaumgarten EsteticaBaumgarten. Belleza y VerdadActas completasJacques Derrida-Políticas de la AmistadNi Richard ni Thayer_Zeto BórquezDe Lo Sublime - Pseudo-LonginoEdgar Wind - Los Misterios Paganos Del RenacimientoSobre La MuerteDeleuze - El Pliegue Leibniz y El BarrocoEl Barroco Severo Sarduy 1 Ciencia de la lógicaEdmund Husserl - Meditaciones CartesianasCONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA FILOSOFÍA POLÍTICA DE THOMAS HOBBESBenjamin - La-dialéctica-del-suspensoEscarectomíaWalter Benjamin - Selected Writings Volume 11.docx filoMore From Esteban Bedoya MicrocaosSkip carouselcarousel previouscarousel next1. 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