BASES NEUROBIOLÓGICAS DE LA AGRESIVIDAD.C, Pelegrín; * Javier Tirapu Ustarroz **. * FEA de Psiquiatría del Hospital Universitario "Miguel Servet" (Zaragoza) ** Neuropsicólogo. Clínica Ubarmín. Elcano (Navarra) E-mail: [email protected] Introducción Podemos definir la agresividad como la conducta amenazante, verbal o física, dirigida hacia el ambiente o hacia las personas. Dos modelos neurocognitivos de agresividad se han descrito: 1) la agresividad reactiva y la instrumental (1). La primera correspondería a las conductas agresivas (psicopatía adquirida o secundaria) observadas en pacientes con lesiones cerebrales que afectan predominantemente del área orbitofrontal; mientras la segunda hace referencia a la agresividad observada en los sujetos que cumplirían los criterios diagnósticos de las categorías del DSM-IV: "Trastorno antisocial de la personalidad" y "Trastorno disocial". Las diferencias entre ambos modelos de agresividad se describen en la tabla nº 1. Estos dos modelos nos ayudan a explicar y comprender la conducta agresiva humana, no son ambos excluyentes entre sí sino que existe una interacción entre ambos. En este sentido una lesión o disfunción neurobiológica en si misma es infrecuente que sea la única causa de un acto violento; por otra parte cada vez existen más evidencias de la existencia de alteraciones neurobiológicas en los trastornos de conducta asociados en entidades como el TAP. Estos factores biológicos podemos dividirlos en: la alteración de estructuras cerebrales; la constitución física incluyendo en la misma la activación del sistema nervioso autónomo, la genética, la influencia de las hormonas y de los neurotransmisores del sistema nervioso central (SNC). Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis Enero 1970. Psiquiatria.com -1- (3) en supervivientes de la guerra del Vietman. las que con mayor frecuencia se han asociado a conductas agresivas. no desarrollan conciencia y. (4) al observar pacientes con daño cerebral frontal que presentaban graves dificultades en su funcionamiento cotidiano que no podían ser explicados por alteraciones en las funciones intelectuales. la conducta social y personal puede ser inadecuada y deficiente. Interpsiquis Enero 1970. rabia. b. presentan una incapacidad tanto para producir como para percibir las expresiones faciales (alegría. Las personas con lesiones orbitofrontales. Este modelo se correspondería en los psicópatas primarios al concepto acuñado por Cleckley de "afasia semántica". los pacientes con daño cerebral frontal presentaban conductas significativamente más agresivas que aquellos con lesiones localizadas en otras áreas cerebrales. Estas personas no pueden comportarse de manera eficaz en un nuestro mundo altamente sociable sin ser capaces de reconocer las emociones de los demás y por lo tanto de comprender sus sentimientos (teoría de la mente). en especial derechas. Estos sujetos incapaces de entender el sufrimiento que provoca su conducta. Del mismo modo en el estudio realizado por Grafman y cols. por las respuestas emocionales con sus estados somáticos positivos o negativos. Modificación de la conducta a través de respuesta social. Los modelos neurocognitivos que explicarían la agresividad o la pseudopsicopatía adquirida serían los siguientes: a. Desarrollada por Damasio y cols. Psiquiatria. Hipótesis del marcador somático. miedo.com -2- . ni consciente ni inconscientemente. por lo tanto carecen de empatía Congreso Virtual de Psiquiatría. malestar y sorpresa) (5). se han descrito reacciones de agresividad inmotivadas e incontrolables son las lesiones del córtex prefrontal. en 20 de ellos se objetivaron signos de disfunción frontal (2). como la incapacidad innata para entender y expresar el significado de experiencias emocionales. El autor argumenta que el razonamiento de las personas con lesiones frontales o en las conexiones orbitofrontales con la amígdala y el hipotálamo. en especial de las áreas medial y orbitofrontal. en especial de la amígdala. De esta manera en un estudio realizado en una muestra de 31 sujetos condenados por asesinato. Privados de estos inputs emocionales que nos guían a seleccionar la conducta a seguir.Bases neurobiológicas de la sociopatia adquirida o pseudopsicopatía Si bien con la estimulación del sistema limbico. Estos sujetos no están influidos. tristeza. sin embargo aunque los resultados son muy interesantes no se estudian separadamente las distintas áreas de la corteza prefrontal.9 % respecto los pacientes con abuso de sustancias. citados por Brower (7). este hallazgo nos indica la prudencia con la cual debemos acoger estos hallazgos debido a la complejidad de las metodologías utilizadas y la heterogeniedad de la conducta antisocial.com -3- . Constitución En la misma investigación realizada por Raine y cols. Otro hallazgo del mismo estudio encuentra solamente diferencias en los asesinos calificados por los forenses como más afectivos e impulsivos en contraposición de aquellos que cometen el delito de una forma más planificada. Bases neurobiológicas del trastorno antisocial de la personalidad (TAP) Neuroimagen funcional y estructural Uno de los estudios más relevante en este campo es el realizado por Raine y cols. Al ser incapaces de abordar una situación potencialmente peligrosa calibrando su propio miedo se comportan de forma violenta. adictos a sustancias tóxicas y pacientes psiquiátricos) valorando el volumen del córtex prefrontal mediante resonancia nuclear magnética. Psiquiatria. En un reciente estudio (8). Interpsiquis Enero 1970. La ausencia de activación del sistema nervioso autónomo llevaría por lo tanto a un deficiente aprendizaje mediante condicionamiento operante durante la infancia y a una predisposición a la conducta antisocial durante la adolescencia y vida adulta. Este resultado apoya la hipótesis que la deprivación social precoz en periodos críticos para el desarrollo cerebral puede producir defectos estructurales en el SNC. independientemente si estas son positivas y negativas. no en la comparación de la frecuencia del ritmo cardíaco) de forma significativa durante una prueba estresante (comentar en publico sus delitos durante una sesión filmada en vídeo) en los pacientes con TAP. En la regulación y activación del el sistema nervioso autónomo se encuentra involucrado el córtex prefrontal y probablemente varias estructuras subcorticales (amígdala. Estas diferencias no se explicaron por ninguna otra variable psicosocial.o remordimientos. Esta hallazgo de disfunción estructural del córtex prefrontal concuerda con otros estudios realizados con técnicas de neuroimagen funcional (tomografía de emisión de positrones) que han detectado una hipofuncionalidad en la corteza prefrontal de asesinos convictos en comparación de controles (Raine y cols. un comportamiento que finalmente se convierte en un estilo de vida. En este estudio se constato una reducción del 11% de los sujetos con TAP respecto los controles y un 13. los autores constataron que los sujetos afectos de un TAP tienen una dificultad general para procesar las emociones. el hallazgo más sugestivo de la investigación es que esta respuesta aplanada era específica de los sujetos antisociales al compararlos con sujetos afectos de un trastorno límite de la personalidad implicados en una conducta delictiva. (6) constataron una menor activación psicofisiológica (sólo en la respuesta electrodérmica. esta respuesta del sistema nervioso aplanada es coincidente con múltiples estudios publicados que han puesto de relieve este tipo de respuesta en los sujetos con TAP ante las situaciones de peligro o de riesgo vital. (6) en un grupo de 21 sujetos con TAP con tres grupos de sujetos (normales. núcleos del troncoencefálico y ciertas áreas de los ganglios de Congreso Virtual de Psiquiatría. Muy interesante resulta un hallazgo posterior consistente en que dentro de esta muestra de estudio solo los sujetos con antecedentes de deprivación psicosocial tienen una perfusión frontal significativamente menor que los sujetos de la muestra control (7). independientemente del riesgo. la base y del cerebro anterior). No obstante una actividad baja de la enzima MAO se ha demostrado en sujetos con impulsividad. dio como resultado la detección de una mutación en el gen codificador de la monoaminooxidasa A (MAO-A). aspecto que también se ha contrastado recientemente en mujeres adolescentes con tendencia a la conducta antisocial (13). mientras que la MAO alta protegía contra los efectos consecutivos al maltrato infantil. Psiquiatria. citados por Tobeña A). Hormonas y neurotransmisores En cuanto a las hormonas destaca la combinación de testosterona alta y cortisol bajo objetivada de forma repetida en varones agresivos. Sin embargo. la relación entre los niveles de serotonina y agresión en los seres humanos no es tan sencilla. disminuyen los niveles de serotonina cerebral. Congreso Virtual de Psiquiatría. son mucho más agresivos que estos en condiciones similares. Los efectos de la testosterona sobre la agresividad también ha sido puesta de relieve en las personas que se dopan con esteroides androgénicos. En un famoso estudio genético de una familia holandesa con catorce varones con antecedentes de haber provocado graves delitos (incendios provocados. Muy interesante resultan los estudios realizados mediante técnicas de ingeniería genética produciendo en ratones una ablación del gen del receptor 1B de serotonina mediante un proceso de deleción dirigida. En este sentido se piensa que una serie de agentes sociales desfavorables. La hipótesis de trabajo consistía en que el abandono o los malos tratos durante la infancia constituyen un factor de riesgo para la violencia en la juventud y edad adulta. noradrenalina y dopamina). escasa capacidad de autocontrol o individuos buscadores de sensaciones. Todo lo anterior apoya la aplicación de la teoría de los "marcadores somáticos" de Damasio. Muestran además de una singular ferocidad durante el conflicto social.com -4- . las personas afectadas mostraban un aumento de la impulsividad. Interpsiquis Enero 1970. como el maltrato social o sexual en la niñez. Otro estudio que involucra la enzima MAO donde se obtuvieron unos hallazgos muy relevantes de las relaciones genética-ambiente consistió en la valoración longitudinal de una muestra amplia de niños varones neocelandeses (12). sin embargo. Cuando se aíslan estos ratones durante cuatro semanas y después se les expone a un ratón natural. La mutación provocaba aparentemente un aumento de los niveles de serotonina. Genes y conducta Los estudios comparativos entre pares de mellizos y gemelos y los estudios de adopción han constatado la heredabilidad de la predisposición a cometer actos delictivos (10). una elevada impulsividad y muy poco temor o aprensión ante el peligro comportándose como si carecieran de los mecanismos necesarios que permiten la inhibición de los impulsos. Estos resultados apoyan la actividad de la serotonina como factor biológico importante para determinar el umbral de la violencia. violaciones e intentos de homicidio) (11). una de las enzimas principales del metabolismo de las monoaminas (serotonina. no obstante como sucede con las estructuras cerebrales también en este caso convergen factores genéticos y ambientales (Jiménez-Llort L. como explicación parcial de la conducta delictiva de los sujetos con un trastorno antisocial de la personalidad (9). Al comparar la interacción de los antecedentes de malos tratos y la actividad MAO se obtuvieron datos muy interesantes: la influencia de los malos tratos confirmados sólo se ponía de manifiesto en individuos con actividad MAO baja. Back C. Esta ideación paranoide. Science 1994. Arch Gen Psychiatry 2001. Warden D. and hemispheric organisation. Facial expression. lo mismo sucede respecto la evidencia que los agentes o enfemedades neuropsiquiátricas que producen un aumento de la noradrenalina (14). Lane RD (eds. Damasio AR. Arch Gen Psychiatry 2001. Psychiatr Clin North Am 200. Brunner HG.com -5- .). Psiquiatria. Birle S. Rubin T et al. 12. violence and aggression: a report of the Vietnam head injury. 2. Kolb B & Taylor L. 1988. La implicación de la serotonina como neurotransmisor inhibidor o atenuador de la conducta agresiva es uno de los datos más contrastados de la neurobiología en esta área. Science 2002. Raine A. Abnormal behaviour associated with a point mutation in the structural gene for monoaminooxidase A. Werth U. 57: 119-127. Cerebros violentos. Pajer K. Cummings JL. Arch Gen Psychiatry 2000. et al. Oquendo MA. Neurology 1995. emotion. En: Nadel L. Gardner W. 6. Mann JJ. Nelen M. en especial en el córtex orbito y medialfrontal. Neurocognitive models of aggression. Executive and cognitive functions. 23 (1): 11-25. Por el contrario los fármacos dopaminérgicos y los estados hiperactividad dopaminérgica secundarios a enfermedades del SNC pueden dar lugar a un aumento de la impulsividad y de las conductas agresivas asociándose en muchos casos a cuadros paranoides (15). Arch Gen Psychiatry 200. et al. 29 (6): 354-361ç 11. Tobeña A. 71: 727-731. 46: 1231-1238. Caspi A. Weiskrantz L (eds). Bibliografía 1. 262: 578-580. Grafman J. Blair RJR. Breakfield Xo et al. Frontal lobe injuries. Schwab K. Damasio AR. Lukas G et al. A Neural Basis for Sociopathy. The prefrontal cortex. Mc Clay J. Robins TW. Brower MC. Lenz T. Role of genotype in the cycle of violence in maltreated children. 8. 45: 1641-1647. Emotion and cognitive neuroscience. Price BH. 57: 128-129 10. 15. Neurology 1996. Pincus JH & Bucner G. J Neurol Neurosurg Psychiatry 2001. 297: 851-854. Menos evidencia existe en el sentido que los fármacos o trastornos que aumentan el sistema gabérgico la reducen. 58: 737-745.Respecto los neurotransmisores. Decresed cortisol levels in adolescent girl with conduct disorder. 9. 2000: 62-83. Reduced prefrontal gray matter volume and reduced autonomic activity in antisocial personality disorder. Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2002. Emotion in Criminal offenders With Psychopathy and Bordeline personality Disorder. 3. y los antecedentes de abusos sexuales-físicos en la infancia configuran una tríada etiológica que interaccionan entre sí para dar lugar en muchos individuos a una conducta violenta (16). 71: 720-726. Moffit TE et al. Neuropsychiatry of frontal lobe dysfunction in violent and criminal behaviour: a critical review. Blake PY. Herpertz S. Neurologic abnormalities in murderers. 58 (3): 297-302 14. The somatic marker hypothesis and the possible functions of the prefrontal cortex. The biology of impulsivity and suicidality. 13. Dentro de estas limitaciones en estudios tanto empleando modelos animales como en humanos se ha puesto en evidencia la aparición de conducta agresiva con una disminución de la actividad de las neuronas serotoninérgicas. The cholinergic hypothesis of neuropsychiatric symptons in Alzheimer?s Congreso Virtual de Psiquiatría. En: Roberts AC. 36-50 5. la presencia de daño cerebral. New York: Oxford University Press. J Neurol Neurosurg Psychiatry 2001. la complejidad del sistema nervioso central hace que no sea posible establecer una relación clara entre los niveles o disponibilidad de un neurotransmisor y la aparición de conducta agresiva. Interpsiquis Enero 1970. Oxford: Oxford University Press. 7. and psychopathy. 4. the antisocial personality disorders. New York: Guilford Press 1999: 547-557 Congreso Virtual de Psiquiatría. The Human Frontal Lobes. Am J Geriatr Psychiatry 1998. Pincus JH. Criminality.disease. Functions and Disorders. Aggression. Cummings JL (eds). 6: S64-S78 16. Miller BL. Interpsiquis Enero 1970.com -6- . Psiquiatria. and the Frontal Lobes.