Antonin Artaud y La Cultura Eterna Del País de Los Tarahumaras

May 9, 2018 | Author: Jaime Caraveo | Category: Mexico, Empiricism, Western World, Surrealism, Homo Sapiens


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ARTE Y CULTURA VIAJES GASTRONOMÍA MISTICISMO POR ESTADOTRADICIONES HISTORIA AGENTES DE CAMBIO MEXICANOS NATURALEZA SOCIEDAD CIENCIA Y TECNOLOGÍA ENTREVISTAS QUIÉNES SOMOS CONTACTO VENTAS Antonin Artaud y la cultura eterna del país de los Tarahumaras Las épicas lecciones de vida del surrealista Antonin Artaud, en su exploración por la Sierra Tarahumara, nos enseñan porqué es necesario volver al hombre primitivo a través de culturas como la mexicana. POR: JAEN MADRID JULIO 11, 2016 7.2k       SHARES Antonin Artaud fue poeta, dramaturgo, loco y un incomprendido surrealista. Para antes de sus 24 años ya había sido internado en instituciones psiquiátricas por desequilibrios mentales, enfermedad, acaso, de la que habría de tomar impulso para publicar sus primeros poemas. Se unió al hueste surrealista y en 1928 fue expulsado por el mismo  André Bretón, según se dice,  por atreverse a señalar al marxismo como una vía de prostitución del arte y una contrariedad al origen anímico del movimiento. Artaud fue decididamente un guerrero de su tiempo, no militar sino de carácter humanista. Un combatiente en pro de la rebeldía psíquica pura – el  surrealismo–, a la que constante llamaba “inquietud del espíritu” y que no habría de encontrar en otro lugar sino en el vientre de la cultura mexicana.  Aprende de Manera Rápida, Curso de Práctica y Económica, Sin Herbolaria Salir de Tu Casa. México –y en especial la Sierra Tarahumara–,  fue instrumento valioso  para su filosofía orgánica. Dirigida sobretodo a políticos y jóvenes franceses, aquella hipótesis intentaba mostrar todo lo que el país podía ofrecerle a Europa: un nuevo humanismo. Uno más amable, más metafísico, más natural y más americano. Con una probable influencia directa desde el poema Yerbas del Tarahumara, de Alfonso Reyes (que tradujo al  francés Valery Larbaud), Artaud descubre que esta nueva perspectiva de lo humano podía encontrarla en los mitos y ritos de las etnias mexicanas (parafraseándole, el mismo ritual atrae como consecuencia el ejercicio de la memoria sagrada, un recordatorio de nuestro propio origen). El 7 de febrero de 1936 visita al fin México, con la premisa utópica pero no menos valiosa, de  descolonizar  al mundo de las ideas occidentales –ideas como la razón y su fruto: la desesperación contemporánea– con ayuda de las enseñanza indígena. Si bien es cierto, el mexicano tiene en la mente bien impresa la imagen de sus antiguas formas de vida. Del empirismo milenario, esa relación poética entre el humano y su espacio (los elementos naturales, las plantas sagradas, el orden del universo) que persiste  todavía en muchas comunidades indígenas e inclusive en algunas costumbres de quienes vivimos en las ciudades. Siguiendo los consejos de Artaud, sólo despojándonos de la idea del progreso y la civilización maquinada (como lo que afirmaba, desarrolló Occidente) se puede acceder a ese “secreto” de cultura que cada civilización posee, un secreto que en el caso de México se lleva en la sangre, aunque de alguna manera, diluido bajo la semblanza de una conquista y la memoria de una Nueva España.    Retorno al empirismo: las plantas sagradas y los curanderos En el libro México y viaje al país de  Los  Tarahumaras   –que es una  semblanza de dos de sus textos de viaje: México y Los Tarahumaras  (1945)–,  existen muchos pensamientos con gran fuerza. Se acentúan los destinados a la medicina antigua desarrollada a base de plantas; el propio Artaud define esta ciencia indígena como un “retorno al empirismo”. Nos dice que las etnias latinas son quienes realmente  profesan una cultura consciente al utilizar estas plantas sagradas  para sanar. Y la compara fugazmente con la medicina “espagírica” europea, que en sus orígenes, en la Edad Media, fue emprendida por el alquimista suizo Paracelso. De esta manera Artaud le remite una tarea épica a las futuras generaciones mexicanas; “al México moderno toca el empezar esta revolución”, una verdadera reconciliación del hombre con la naturaleza:  El espíritu supersticioso de los hombres ha dado una forma religiosa a esos conocimientos profundos que hacían del hombre, si se puede aventurar el término, “el catalizador del universo”…Se trata, en suma, de resucitar la vieja idea sagrada, la gran idea del panteísmo pagano, bajo una forma, que, esta vez, ya no será religiosa, sino científica.   La montaña de los símbolos: la Sierra Tarahumara En su viaje a la Sierra Tarahumara, Artaud descubre que aún en los años 30, existen culturas como la rarámuri, construida a base de símbolos.   Toda ella como  un admirable engranaje de simbología pintada, cincelada, esculpida en jade; creada para obedecer tal vez a la matemática “secreta” de todas las cosas.  Y para su entrañable fascinación por el teatro, estos signos eran repetidos  en cada uno de los  ritos y danzas tradicionales de la etnia, cual la mitología griega con su dramaturgia: Y los tarahumaras tienen como base de su pensamiento esas extrañas figuras y la sierra de los tarahumaras igualmente las lleva. He visto repetirse veinte veces la misma roca proyectando en el suelo dos sombras; he visto la misma cabeza de animal devorando su propia figura. Y la roca tenía la forma de un pecho de mujer con dos senos perfectamente dibujados; he visto el mismo enorme signo fálico con tres piedras en la punta y cuatro agujeros sobre su cara externa y vi pasar, desde el principio, poco a poco, todas esas formas, a la realidad. En la visión del autor,  México era un escenario montañoso cuyos actores interpretaban experiencialmente la vida atroz de una cultura bajo el atropello de una conquista, haciendo visibles los sentimientos más humanos –un acto que había deseado  lograr en su teoría del Teatro de la crueldad.   El secreto del peyote    Sabiendo  lo de su desestabilidad  mental, no sorprende que Artaud haya cruzado el Atlántico y llegado a México, además, para curarse por medio del ritual del peyote tarahumara. 28 días que parecían infinitos caminó  a pie para llegar a la montaña y 12 incómodos días tuvo que esperar para ser curado. En esta etapa de su viaje, se encontró con un inesperado ritual que si bien no del todo entendería, aceptaría a ojos cerrados. La danza del peyote rarámuri es efectivamente  una ceremonia compleja que no cualquiera se encuentra dispuesto a entender. Cargada de símbolos y vibraciones de la naturaleza, su curación constó, además de una extraña mezcla de peyote, de “diez cruces en el círculo y diez espejos. Tres hechiceros sobre una viga de madera. Cuatro sacerdotes (dos Machos y dos Hembras). El danzarín epiléptico y yo mismo, para quien se ejecutaba el rito.” En su libro Les Tarahumaras, hay un profundo estudio del peyote. De la perspectiva tradicional y la espiritual científica, e inclusive la política- social, donde el autor nos advierte que los “mestizos” son quienes están en contra del peyote, de detonar los campos donde crece esta planta sagrada, porque es gracias a ella que los “indios rojos” no obedecen las políticas de estado. Un último aspecto fascinante de la cosmovisión mexicana indígena de la que se apropió Artaud, fue la humildad. Aún en el frío, en el hambre, en el terror, en la nada misma, los tarahumaras se han reconocido por su excepcional resistencia, que en términos ascéticos, les ha ayudado a  liberar una excepcional energía  para ir en contra de toda razón  modernista. Fruto de ello es que aún se les puede ver organizando sus tradicionales fiestas, con la pureza que ello implica.  Hoy más que nunca, conviene recordarnos algunas lecciones que Artaud, –un verdadero surrealista de su tiempo– nos dejó en su literatura de viajes. Reflexiones como porqué deberíamos optar por una revolución a partir de la involución. Una involución que oriente hacía el origen, que descolonice el pensamiento y lo devuelva a su naturaleza, porque lo que muchos hemos olvidado exponencialmente es esa cultura profunda que aún habita a la sombra de  nuestras montañas; en líderes indígenas que apuestan por la pervivencia de su linaje, en la mirada de los niños raramuri superpuesta en el esperanzado mejor mundo, pero sobre todo en el ADN de culturas tan ancestrales como la mexicana. Para finalizar, una bella canción rarámuri sobre la visita del legendario Antonin Artaud a México, interpretada por  El Coro de Norogachi y escrita originalmente por Don Erasmo Palma:   Surrealist in Death Tiempo Suspendido Compartir Política de cookies 1.5K *Imágenes: 1, 3, 5, 7) Archivo Más de México; 4) Raymonde Carasco Autor: Jaen Madrid Asuntos editoriales y musicales. / Laboratorio de Conciencia Digital Artículos | Twitter | Instagram | Email 11 comentarios Ordenar por Más antiguos Agregar un comentario... Marilu Alvarado Una sociedad tan lejana como la Tarahumara nos enseña a ser mejores personas atravez de la musica y la espiritualidad. Excelente articulo. Me gusta · Responder · 4 · 12 de julio de 2016 10:02 Aurora Ramírez Esta sociedad y Artaud, nos muestran que en el inicio se encuentra la verdad, la salud, el bienestar; el inicio son nuestras raices. Me gusta · Responder · 2 · 17 de agosto de 2016 12:00 Rocky Jimenez · Uaniversidad Autonoam del Estadod e México En el libro "Viaje a México y al pais de los Tarahumaras, edición a cargo de Luis Mario Schnaider, y publicado por FCE. No hay como dice la autora un estudio profundo del peyote. Hay eso, sí multiples referencias al peyote y sus experiencias rituales con dicho cactus. Artaud queria experimentar con dicho cactus, más que estudiarlo. Artaud hay que recordar era un darmaturgo, poeta y no un antropólogo. Aunque su trabajo se acerca a una narrativa etnográfica... Me gusta · Responder · 5 · 17 de agosto de 2016 16:12 Alonso Rivero · Fmvz Unam Una revolución a partir de la involución. ¡Muy interesante! Me gusta · Responder · 2 · 18 de agosto de 2016 17:46 Israel Guerrero · ENP 8 Miguel E. Schulz Facinante articulo ! ... Regresaremos al inicio donde empezamos a perdernos y tendremos la oportunidad de evolucionar espiritualmente Me gusta · Responder · 3 · 19 de agosto de 2016 19:07 Aprende de Manera Rápida, Curso de Práctica y Económica, Sin Herbolaria Salir de Tu Casa. Un intercambio milenario: miembros del pueblo tarahumara y mixe se visitarán mutuamente Veinte miembros de ambas comunidades por primera vez en la historia intercambiaran su forma de concebir el mundo y conocerán también sus territorios geográficos. MAYO 27, 2016 1k       SHARES Sabemos que en el México que hoy poblamos existieron otras culturas, la mayoría de ellas rebosantes de sabiduría y conocimiento. Lo que a veces olvidamos  es que hoy en numerosos sitios del país permanecen vivas muchas  de estas manifestaciones, grupos que continúan concibiendo la realidad de un modo distinto que el resto de la sociedad; generalmente uno donde el individuo cobra menos importancia y la familia, comunidad y la naturaleza, son ejes de bienestar. Entre dos de estos grupos milenarios con una cosmovisión distinta, pero igual de rica, está por ocurrir un hecho inédito en la historia de México: miembros del pueblo Rarámuri (tarahumara) y Ayuuk (Mixe) se visitarán mutuamente en un intercambio cultural para compartirse, en medio de un ambiente de fiesta, su cotidianidad. Cruce de Caminos constituye una experiencia hasta ahora no llevada a cabo pero muy prometedora, no sólo a la luz de una apreciación antropológica sino también de un acercamiento profundamente humano Miguel León Portilla La iniciativa está organizado por miembros de ambas comunidades y coordinada por Mauricio del Villar, quien ha colaborado durante años con ambos grupos: Es una iniciativa sin fines de lucro que pretende facilitar un intercambio cultural entre dos pueblos originarios de nuestro país: Los Ayuuk (Mixes) de Oaxaca y los Rarámuri (Tarahumaras) de Chihuahua, los cuales se encuentran retirados por una gran distancia geográfica, pero cercanos por las similitudes culturales. Estos momentos permitirá vivir unos días en la cotidianidad del otro, en la cosmovisión del otro, en el territorio del otro y todo esto bajo el contexto de fiesta. México tiene una gran historia que involucra una gran diversidad de culturas prehispánicas, pero a su vez hoy en día contamos con “Culturas Vivas” que vienen de esa historia y las cuales son fundamentales para entender nuestro presente como país y enfrentar los retos del SXXI.  Del pueblo Raramuri viajaran a la Sierra Mixe veinte miembros de cuatro comunidades (Rowerachi, Wajurana, Naweachi y Porochi) organizados por Juan Manuel Gutiérrez, Catalina Bernardino, Rubén Moreno y Miguel Moreno; del pueblo Ayuuk viajarán a la Sierra Tarahumara otros veinte miembros de la localidad de Rancho Tejas coordinados por Feliciano Vásquez, Maximino Vásquez, Agileo Vásquez y Valentina Vásquez. Cruce de Caminos representa “una chispa de esperanza que demuestra la determinación de explorar nuevos caminos y de jamás rendirse. Merece reconocerse y acompañarse Sergio Aguayo Quezada Luego de ambas experiencias se publicará un documento con el registro de “vivires” y “sentires” de los involucrados.  La publicación incluirá también imágenes del intercambio así como textos de intelectuales, investigadores y académicos compartiendo su reflexión acerca de este suceso. El primer momento del intercambio será a principios de junio cuando los Raramuri viajen hacia el sur para pisar tierras Mixes, por su parte los Ayuuk irán rumbo al norte en el mes de septiembre para llegar a la majestuosa Sierra Tarahumara.  Toda revinculación es favorable; permite el encuentro en el otro de la vieja raíz que fue de ambos. Alfredo López Austin Cruce de Caminos conlleva un gran valor histórico: estos pueblos han mantenido su propia visión del mundo, y este acto de intercambio manifiesta el valor de la resistencia de dos culturas que pese a todo pronóstico perviven; quizá hoy es urgente conocer otras maneras de abordar la experiencia de vivir. Dicen que las personas somos Cruces de Caminos. Dicen también que en los Cruces de Caminos ocurre lo que tiene que ocurrir… Ramón Vera Herrera Puedes dar seguimiento a esta bellísima iniciativa en su página o en redes sociales donde podrás ver imágenes y leer Cruce de Caminos en palabras de Cristina Barros, Rene Bustamante, Romana Falcón, Mónica del Villar, Marco Buenrostro, Adán Paredes y Juan Daniel Villalobos. Si deseas apoyar esta iniciativa puedes contactar a los organizadores por medio de  las redes sociales o en el siguiente correo electrónico [email protected]  *Imagen: Adriana de la Vega 4 comentarios Ordenar por Más antiguos Agregar un comentario... Maai Ortíz · Coordinator Foro Cultural en Voces en Tinta Fascinante propuesta. Ojalá se repita entre todos los pueblos indígenas. Necesitan unirse y nosotros a ellos. Me gusta · Responder · 2 · 30 de mayo de 2016 14:26 Rafa León Vázquez · Teacher en TELMEX Conocerse, abrazarse, inclinarse y vangloriarse en un eter de cosmogonía conjunta. que solo nuestros antepasados y ahora nuestros indígenas elevan. La madre tierra nos ha dado la vida, nos proporciona la comida. El progreso no puede olvidarse de lo interno del corazón. Un corazón de un indígena mexicano es un cosmos que alimenta, que enseña. No caigamos en tonterías... todos somos hermanos. Me gusta · Responder · 1 · 29 de junio de 2016 22:09 Vicente Pineda Betanzos · Heliodoro Charis Castro todos somos consumidores de maíz porque somos la cultura del maíz, al diablo con el inglés, primero nuestro náhuatl y lenguas de cada región y volvamos a la naturleza como dictan nuestras constumbres ancestrales Me gusta · Responder · 1 · 21 de julio de 2016 15:28 Hugo Malcampo De Dios · UNAM MX Hacia el retorno, la raíz, y el Popocatepetl ha anunciado ese viaje hacia el retorno y el reemergimiento de la Cultura centrada en los valores del Corazón, que trasciende la adoración del CARGAR MÁS ARTE Y CULTURA GASTRONOMÍA TRADICIONES AGENTES DE CAMBIO NATURALEZA CIENCIA Y TECNOLOGÍA VIAJESHISTORIA MISTICISMO SOCIEDAD MEXICANOS ENTREVISTAS QUIÉNES SOMOS CONTACTO VENTAS NEWSLETTER Ingresa tu e-mail SUSCRIBIRME DERECHOS RESERVADOS ® MAS DE MX 2015 “ U N P ROYECTO DEL L ABORATORIO D E CONCIENCIA DIGITAL”
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