Anatomia y Fisiologia Del Habla

March 29, 2018 | Author: Elizabeth Chavez | Category: Thalamus, Ear, Breathing, Organ (Anatomy), Primate Anatomy


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22 Publicación Científica Facultad de Odontología • UCR • Nº8 • 2006A n a t o m í a y F i s i o l o g í a d e l o s M e c a n i s m o s d e l h a b l a Dra. Violeta Bolaños López* RESUMEN El presente artículo describe el proceso que involucra las distintas estructuras anatómicas del oído, cerebro y lenguaje, de un niño de seis años en el momento de escuchar una orden y dar una respuesta. Se llevó a cabo una revisión bibliográfica para así, aclarar conceptos básicos como frecuencia, amplitud de la onda, fase, longitud de onda, ciclo y período. Además se hace referencia a la anatomía y fisiología del oído, a los even- tos ocurridos a nivel de corteza cerebral y su relación con la memoria, lenguaje, fonación, respiración, cavidades de resonancia y de articulación; todo esto relacionado al hecho de decir la palabra “uno”. PALABRAS CLAVE Mecanismos del habla, defectos de dicción, fisiología de la comunicación, morfología fonoaudiológica ABSTRACT This article describes the process that involves the different anatomical structures of the ear, brain and language when a six year old boy listens to an order and responds to it. A bibliographical review is carried out to explain basic concepts such as frequency, wave extent, phase, wave length, cycle, and period; in addition, a reference is made to the anatomy and physiology of the ear, to the events occurring at the cerebral layer and their relation to memory, language, phonetics, breathing and the resonance and articulations of cavities, all related to the simple fact of saying the word “one”. KEY WORDS Speech mechanism, diction’s defects, communication’s physiology. Phonical-auditional morphology Introducción Este trabajo consiste en describir el proceso en el cual un niño de seis años de edad , al escuchar una orden, pronuncia la palabra “UNO”. El niño presenta las siguientes condi- ciones: - Audición de 25 decibeles en todas las frecuencias. - No presenta problemas de articulación de palabras. - No tiene problemas cognoscitivos. - Recibirá la señal auditiva de 1000 KHZ, que será enviada por un audífono, y al escucharla deberá pronunciar la palabra uno. Se describirán todas las implicaciones desde el punto de vista físico, anatómico, fisiológico y cognoscitivo al efectuar la respuesta. Desarrollo Ondas sonoras: El sonido (Ganong, 1988) es la sensación producida por las vibraciones longitudinales de las moléculas en el medio exte- rior, o sea, cuando fases alternadas de condensación y rarefac- ción actúan sobre la membrana timpánica (Jacob, 1976). Los cambios de presión por unidad de tiempo sobre la mem- brana timpánica, producen las ondas sonoras. El sonido (Grolier, 1984) se transmite a través de diferentes medios, puede ser un gas como el aire, un líquido como el agua, o un sólido como el acero. No se transmite en el vacío. La velocidad de las ondas (Grolier, 1984) en el aire es de 344 m/seg a 20 grados centígrados al nivel del mar, y depende del medio en que se desplaza, de igual manera es afectada por la * Directora Departamento de Odontopediatría y Ortodoncia, Facultad de Odontología, Universidad de Costa Rica Publicación Científica Facultad de Odontología • UCR • Nº8 • 2006 23 temperatura y la altitud. Su velocidad aumenta a medida que asciende la temperatura. Las variaciones en el índice de velocidad, se deben a diferencias de elasticidad y densidad del medio a través del cual pasa la onda sonora. La velocidad aumenta a medida que disminuye la densidad y también a medida que aumenta la elasticidad. Las ondas sonoras son representadas por ondas sinuosas (Fig. 1) por lo que se hace necesario definir: Figura.1 Frecuencia (Grolier, 1984): se refiere al número de perío- dos por segundo de un fenómeno periódico. Se expresa en hertzios (Hz). Amplitud de la onda (Grolier, 1984): representa la diferencia de presión entre la compresión o la rarefacción y la presión normal no perturbada. Fase (Grolier, 1984): dos oscilaciones de igual frecuencia se encuentran en fase cuando en un instante dado, ocupan posi- ciones idénticas en su respectivo ciclo. Se mide en grados. Longitud de onda (Grolier, 1984): representa la distancia entre un punto en que la concentración de moléculas es máxima o mínima, hasta el punto similar contiguo. Ciclo (Grolier, 1984): es la secuencia completa de eventos de una onda sinuosa a través de 360 grados. Período (Grolier, 1984): es el tiempo de duración (en segun- dos) de un ciclo de vibración. La intensidad del sonido está relacionada con la amplitud de la onda sonora y su tono con la frecuencia o número de ondas por unidad de tiempo (Grolier, 1984). Anatomía del oído El oído (Ganon, 1988; Dienhart, 1976) se divide en tres sec- ciones: oído externo, oído medio y oído interno (Fig. 2). En esta ocasión se hará referencia solo al oído externo, medio y cóclea del oído interno, que son los que intervienen en la audición. Figura. 2 El oído externo consta del pabellón u oreja y el meato auditi- vo externo (Kolthoff 1974). La oreja protege el oído, recoge y dirige las ondas al orificio auditivo externo y de aquí hasta la membrana timpánica (Ganon, 1988; Squires, 1984; Tortora, 2002). El tímpano, según Beck (Perelló, 1977), posee glomérulos sensitivos terminales que representan cor- púsculos de Meissner atípicos y transmiten sensaciones locales de contacto y presión. Figura. 3 24 Publicación Científica Facultad de Odontología • UCR • Nº8 • 2006 El oído medio (Ganon, 1988; Dienhart, 1976) está ubicado dentro del hueso temporal, (Fig. 3), está formado por una cavi- dad llena de aire que se comunica con la nasofinge por la trompa de Eustaquio y con el exterior por la nasofaringe. La trompa sirve para mantener igual presión a ambos lados del tímpano (Kolthoff, 1974). El oído medio contiene (Fig. 4) la cadena de huesecillos: martillo, cuyo manubrio está adherido a la cara interna del tímpano; yunque y estribo, cuya base se une por un ligamento anular a las paredes de la ventana oval (Squires, 1984). Los músculos: tensor del tímpano y estapedio o músculo del estribo, también se encuentran en el oído medio (Tortora, 2002; Jacob, 1976). Figura. 4 El oído interno o laberinto (Ganon, 1988; Kolthoff, 1974) se compone del laberinto óseo y el laberinto membranoso (Jacob, 1976; Berne, 1992). El laberinto óseo es una serie de conductos dentro de los cuales, y rodeado de un líquido llama- do perilinfa, se encuentra el laberinto membranoso, que a su vez, está lleno de un líquido llamado endolinfa (Jacob, 1976). Figura. 5 La cóclea del laberinto (Ganon, 1988) es un tubo de 35 mm enrollado dos vueltas y tres cuartos (Fig. 5). En toda su exten- sión la dividen las membranas basilar y de Reissneren, tres cámaras o escalas: la escala vestibular, superior y la timpáni- ca inferior (Fig. 6) (Guyton, 1997) que se comunican en el vértice del caracol y contiene perilinfa. La escala vestibular termina en la ventana oval y la timpánica en la ventana redon- da (Fig. 7). La escala media forma la cámara coclear media, continúa con el laberinto membranoso y contiene endolinfa (Jacob, 1976; Dienhart, 1976). Figura. 6 Figura. 7 Publicación Científica Facultad de Odontología • UCR • Nº8 • 2006 25 En la membrana basilar (Ganon, 1988; Squires, 1984) se ubica el órgano de Corti (Fig. 8) que contiene las células receptoras auditivas (Jacob 1976, Bene 1992). Este órgano tiene forma de espiral, pues se extiende desde la base hasta el vértice de la cóclea. Las células ciliadas son los receptores auditivos cuyas prolongaciones perforan la lámina reticular sostenida por los pilares de Corti (Guyton, 1997). Figura. 8 Los movimientos de las cilias (Perelló, 1977) son la última acción mecánica de la audición, pues de aquí en adelante se producen los fenómenos eléctricos . Las cilias se deforman según Davis (Perelló, 1977) pro- duciendo cambios en la resistencia eléctrica entre la célula ciliada cargada negativamente y la endolinfa cargada positiva- mente, así despolariza la célula lo cual libera sustancias químico-transmisoras que activan las terminaciones del nervio coclear. Según Pavlow (Perelló, 1977) que la energía vibratoria se trasforme en energía eléctrica es función del órgano de Corti. Para que la vibración sonora (Perelló, 1977) se transforme en energía eléctrica, se necesita: 1) La separación de la cilia de la membrana tectoria y su intro- ducción en la endolinfa. 2) Su vibración. La membrana tectoria protege las cilias de los electrolitos de la endolinfa. Los cuerpos celulares (Ganon, 1988) de las neuronas aferentes que se ramifican alrededor de las ciliares, se encuentran en el ganglio espiral dentro del modiolo, que es el eje óseo en que se enrolla la cóclea. Las fibras eferentes del nervio auditivo (Ganon, 1988) en gran parte, terminan en las células ciliares exteriores. Los axones de las neuronas que inervan las células ciliadas, for- man la división auditiva del nervio acústico vestibulococlear y termina en los núcleos dorsales y ventrales del bulbo raquídeo. Cada nervio auditivo consta de un total de 28000 fibras aferentes y eferentes. Figura. 9 De los núcleos cocleares (Ganon, 1988), los cilindroejes que transmiten los impulsos auditivos (Fig. 9) pasan a través de vías a los tubérculos cuadrigéminos inferiores, en los que se encuentran los centros para los reflejos auditivos; a través del cuerpo geniculado medial del tálamo (Fig. 10) llegan a la corteza auditiva. Otros cilindroejes llegan hasta la formación reticular. Figura. 10 La información que viene de ambos oídos (Ganon, 1988) con- verge sobre cada oliva superior, y en los niveles superiores la mayor parte de las neuronas responden a impulsos de ambos lados. La corteza auditiva primaria o área de recepción 41 de Brodmanse, se ubica en la porción superior del lóbulo tempo- ral (Fig. 11) contiguo al área de Hertsch. Las áreas auditivas 26 Publicación Científica Facultad de Odontología • UCR • Nº8 • 2006 de asociación, adyacentes al área receptora auditiva primaria, llegan hasta la ínsula. El haz olivococlear es un haz de fibras eferentes en cada nervio auditivo, se origina en los complejos olivares superiores y termina, principalmente, alrededor de las bases filiares exteriores del órgano de Corti. Figura. 11 Fisiología del oído El oído convierte las ondas sonoras del medio en potenciales de acción de los nervios auditivos (Ganon, 1988). La vibración sonora del aire hace entrar en vibración la mem- brana timpánica, según Savart (Perelló, 1977; Dihart, 1976). La vibración de la membrana no es simétrica, es mayor en la periferia que en el centro; según Ueno y col. (Perelló, 1977) la zona intermedia vibra más que la zona central y periférica. Las ondas (Ganon, 1988; Dihart, 1976) son transformadas por el tímpano y por la cadena de huesecillos en movimientos de la base del estribo, originando ondas en el líquido del oído interno (Tortora, 2002). Al actuar las ondas sobre el órgano de Corti produce los potenciales de acción en las fibras nerviosas (Jacob, 1976). Los movimientos de la base del estribo origi- nan las ondas que viajan en la perilinfa de la escala vestibular, al desplazarse la onda en la cóclea, su altura crece hasta un máximo para luego descender rápidamente. Los sonidos agu- dos producen ondas en la base de la cóclea y los graves las generan cerca del vértice o apex. En este caso en particular, el sonido de 1000 KHz (Chavarría, 1980) producirá el mayor desplazamiento de onda sinusoidal en la membrana basilar, aproximadamente a 17 mm de la base. La frecuencia (Ganon, 1988) de los potenciales de acción en las fibras del nervio auditivo, es proporcional a la intensidad de los estímulos sonoros. Según Perelló, la percepción de los estímulos sonoros depen- den de: -El mecanismo de transmisión desde la oreja hasta el órgano de Corti de la onda sonora. -La transformación de la onda en impulso nervioso. -El paso de la información al sistema nervioso central (SNC). -La identificación de los signos en la conciencia. -Poder expresar la respuesta. Impedancia acústica Según Perelló, es la resistencia que ofrecen las estructuras del oído medio al paso del sonido. No toda la energía sonora penetra al oído, parte es reflejada y sale por el conducto audi- tivo externo. La parte que entra es la que pone en movimiento al tímpano. La impedancia está en relación inversa con la capacidad vibratoria del oído medio. La cavidad timpánica (Perelló, 1977) y las células mastoideas tienen influencia también, en la impedancia del oído medio. Eventos a lo largo de la corteza La neurona (Perelló, 1977) es la unidad básica del sistema nervioso (Jacob, 1976), (Fig. 12), con diferente tamaño y forma según su ubicación. Se compone de cuerpo o soma neu- ronal y arborización dendrítica localizadas en la sustancia gris, y el cilindro eje o axón ubicado generalmente, en la sus- tancia blanca. El axón puede tener una longitud desde 1mm a 1m, y termina en una serie de filamentos que, a su vez, ter- minan en un botón que hace sinapsis con una arborización dendrítica o con el cuerpo de otra neurona o un músculo, un vaso o sobre una glándula secretora. La relación con cen- tenares de neuronas se efectúa por las dendritas o por el axón. FIgura. 12 Publicación Científica Facultad de Odontología • UCR • Nº8 • 2006 27 La neurona motora (Perelló, 1977) del músculo de la fonación y articulación de la palabra, tiene el cuerpo en los núcleos ambiguo y del hipogloso , ambos en la calota del bulbo. La movilidad lingual se da por el nervio hipogloso, con su cuer- po neuronal que reside en la porción media y posterior de la calota del bulbo. El habla recibe inervación doble cortical (Fig. 13 a) de los haces geniculados piramidales y por impul- sos de los haces reticulares del tronco cerebral. Figura 13 a. Las sinapsis son órganos indispensables en la fisiología nerviosa, pues ratifican, amplían, modifican, filtran o inhiben las señales nerviosas que llegan a las neuronas. Las vías sensitivas son las que llevan los impulsos desde los órganos a través de cadenas de tres o cuatro neuronas a la corteza cerebral. Los impulsos son los responsables de la percepción y localización de las sensaciones individuales. Los impulsos al via- jar, hacen sinapsis a través de colaterales en el sistema reticular activante (SRA) de la formación reticular del tallo cerebral. La formación reticular ocupa la porción anterior y media del bulbo del puente y del mesencéfalo que está compuesto de pequeñas neuronas dispuestas en redes complejas entrelazadas y contiene componentes ascendentes y descendentes que juegan papel importante en la regulación de la llegada de impulsos sen- soriales, de aprendizaje y de la conciencia. El SRA está íntima- mente relacionado con la actividad eléctrica de la corteza. Perelló (1977) describe el tálamo como una formación gris diencefálica, en la que confluyen todas las vías sensitivas y sensoriales destinadas a la corteza cerebral con excepción de las olfatorias (pag. 117). El tálamo se divide en: - Epitálamo. - Tálamo. - Tálamo dorsal. El tálamo dorsal se divide en núcleos, que se proyectan hacia áreas específicas y se dividen en tres grupos: 1- Núcleos específicos de relevo sensorial que incluyen los cuerpos geniculados medial y lateral donde relevan impulsos auditivos y visuales para las cortezas auditiva y visual (Tortora, 2002). 2- Núcleos encargados de control eferente, se relacionan con la función motora, reciben aportación de los ganglios basales y del cerebelo y se proyectan a la corteza motora, incluyen los núcleos anteriores, el cual recibe aferentes de los cuerpos mamilares y se proyectan hacia la corteza límbica, que es parte del sistema límbico, el cual, a su vez, es el encargado de la memoria reciente y de la emoción. 3- Núcleos encargados de las funciones integrativas comple- jas, son los núcleos dorsolaterales que se proyectan hacia las áreas corticales de asociación y tienen a su cargo el lenguaje. Los cuerpos geniculado interno, externo y el pulvinar (P) for- man el territorio posterior del tálamo. El tercer eslabón y último de los impulsos auditivos, es en el cuer- po geniculado interno. De la cinta de Reil los impulsos llegan al núcleo geniculado, hacen sinapsis para seguir a la radiación auditi- va de Pfeiffer que se proyecta en el área 41 en la cisura de Silvio ( Fig. 11), para luego ser interpretada en el área 42. Los impulsos provenientes del cuerpo geniculado (Perell, 1977), llegan a las cuatro zonas auditivas (Fig. 13 b), que reciben fibras o por lo menos, colaterales provenientes de la última neurona que trae los impulsos de la cóclea. La gnosia auditiva se da por la unión de fibras que relacionan los dife- rentes centros auditivos con otros de función y localización diferentes. Se supone la existencia de una zona de percepción y otra de reconocimiento de los sonidos, unidas por las fibras de asociación interregional, lo cual permite pasar de la percep- ción de un sonido, a la identificación de la palabra “uno”, y en este caso, a su reconocimiento. Figura 13 b. 28 Publicación Científica Facultad de Odontología • UCR • Nº8 • 2006 Memoria Es la capacidad (Perelló, 1977) de traer a la conciencia ideas, experiencias o impresiones pasadas, las cuales están en el cerebro, al que llegaron en forma de impulsos o señales nerviosas formando la base de la memoria . La memoria se clasifica en tres clases: 1- Memoria inmediata o de fijación, con la cual se recuerda algo si la atención queda fija en ello, es función de las áreas sensitivas y sensoriales primarias. 2- Memoria de corto plazo o reciente. 3- Memoria a largo plazo o remota (Tortora, 2002; Berne, 1992). La memoria involucra diferentes procesos: 1- Captar la impresión. 2- Retener el recuerdo. 3- Poder evocarlo y reproducirlo. La memoria (Ganong, 1988) puede ser almacenada como un cambio bioquímico en las neuronas, en el cual se sabe que interviene la síntesis de proteínas, pero sin comprender la relación del RNA y la síntesis proteínica con la memoria. Lenguaje La actividad cerebral más objetiva es el lenguaje (Perelló, 1977), el cual comprende una serie de funciones como son el poder comprender lo dicho o escrito, además de poder expre- sar las ideas con palabras. Para poder hablar se requiere del centro de los movimientos fonatorios y de los de coordi- nación y articulación. La función del lenguaje está asociada con tres centros: 1- de las áreas auditivas, 2- de las imágenes visuales, 3- de las imágenes motrices de la articulación (Guyton,1997). Figura. 14 Estos centros se ubican en el hemisferio izquierdo, íntima- mente relacionado por fibras de asociación, cada uno está próximo al centro motor o sensorial al que está asociado. El centro de las imágenes auditivas o de Wernicke (Fig. 14) está situado detrás del centro sensorial de la audición, en el tercio posterior de la primera circonvolución temporal; el de las imágenes visuales está delante del centro sensorial de la visión; y el del lenguaje articulado, o centro de Broca (Fig. 15) está al pie de la tercera frontal, delante del centro motor de la cara. La llamada zona del lenguaje se extiende desde la zona de Broca, hasta el pliegue curvo. Las funciones centrales del lenguaje están ubicadas en el hemisferio cerebral izquierdo en las personas diestras, y en el derecho en los zurdos (Totora, 2002). Figura 15 En la producción de las palabras, las funciones de: fonación, respiración, resonancia y la articulación trabajan con mucha coordinación (Mysak, 1980). Fonación Al hablar en un tono determinado, hay estimulación cortical ligada con la actividad de las células del área electromotriz. El nivel cortical de la fonación es el de las representaciones voluntarias y de las intenciones expresivas. El sistema parapiramidal o área 6 de Brodman, en relación con el sistema talamoestriado, permite utilizar la motilidad automática voluntariamente. Los movimientos de la boca se obtienen de las áreas 6a alfa y 6b alfa. El área 6b beta al ser excitada, inhibe los movimientos respiratorios. La corteza inhibe los centros más inferiores. La zona cortical motora y auditiva tienen estrecha relación. En el proceso de fonación (Chavarría, 1992) hay diferentes teorías para explicar la vibración necesaria de las cuerdas vocales, una de ellas es el efecto de Bernoulli, en el cual se explica que las cuerdas vocales se aproximan unos 3 mm, dejando un pequeño vacío (en su acción vibratoria) que pro- Publicación Científica Facultad de Odontología • UCR • Nº8 • 2006 29 duce la columna de aire y, al pasar causa una explosión que es un tono fundamental laríngeo, el cual luego se modifica en las paredes laríngeas (resonancia ) al ponerlas en movimiento y las convierte en un sonido agradable: la voz. Respiración La respiración (Perelló, 1977) que sirve para oxigenar los teji- dos corporales, se clasifica en interna y externa o pulmonar, que es la que interviene en la fonación. La respiración consiste en llenar los pulmones de aire por medio de la movilidad de la caja torácica al inspirar y espirar. Los músculos respiratorios espiradores son: intercostal inter- no, triangular del esternón, recto del abdomen, oblicuo mayor y menor, transverso del abdomen. Los inspiradores son: intercostal externo, supracostales, diafragma, escalenos, esternocleidomastoideo, serrato mayor, y pectorales (Perelló, 1972). La espiración (Perelló, 1977) es producida por la elasticidad pulmonar, por la retracción de los cartílagos costales y por la de las vísceras abdominales hacia arriba. La inspiración se da por la contracción muscular, y la espiración pasiva por fenó- menos de elasticidad. La respiración puede ser normal o tranquila y forzada (Guyton, 1997). La cantidad de aire respirado al hablar aumenta unas tres veces. Al estar de pie la emisión de la voz es mejor pues se proporciona mayor ventilación pulmonar y mejor juego diafragmático. Los movimientos respiratorios (Perelló, 1977) son producidos por las contracciones de diferentes músculos. La respiración fónica es la utilizada para la expresión y la comunicación. Para hablar la inspiración debe ser más rápida. Al hablar, el cerebro (Perelló, 1977) facilita material para el lenguaje. La voluntad de hablar produce: 1- modificación de la respiración, alargándola; 2- al terminar de hablar se produce una inspiración; 3- mientras se inspira se organiza lo que se va a decir a con- tinuación. Lo que confirma la interacción entre la organización del lenguaje y el mecanismo del habla y de la voz. Según Mitrinovitch (Perelló, 1977) la respiración fónica debe cumplir: 1- que el diafragma y el abdomen actúen juntos; 2- que el diafragma comience la espiración cuando el tórax está terminando la inspiración; 3- debe ser igual en el hemitórax derecho e izquierdo; 4- la respiración dependerá de la exigencia de la frase; 5- la inspiración será corta y la espiración larga; 6- la regularidad dependerá de la frase por decir; 7- debe ser constante sin interrupciones; 8- que se pueda regular a voluntad; 9- la espiración deberá ser bucal, excepto en los fonemas nasales. Mientras se habla se utiliza menos aire por unidad de tiempo que al estar en silencio. Durante la fonación, la inspiración y la espiración (Perelló, 1977) deben guardar equilibrio y los intercostales y el diafragma deben actuar sinérgicamente . La laringe (Perelló, 1972) es la parte del árbol respiratorio que protege la entrada a las vías aéreas inferiores, y constituye el órgano primordial para la fonación. La laringe está situada en el cuello, en la línea media, se apoya sobre la tráquea y se une al hueso hioides y la base del cráneo por medio de uniones musculares y ligamentos. Posee amplios movimientos en todas direcciones. La laringe (Perelló, 1972) tiene forma de tubo cónico fibroelástico que, en ciertas áreas se transforma en cartílagos: aritenoides, vocal, cricoides y epiglotis; en otras se engruesa formando ligamentos. Se adelgaza en la zona en que se extiende de la epiglotis a los cartílagos aritenoideos, se engruesa en los repliegues vocales (Fig. 16). Figura 16 30 Publicación Científica Facultad de Odontología • UCR • Nº8 • 2006 Durante la respiración (Perelló, 1977) se producen movimien- tos laríngeos sincrónicos a ella, debido a la contracción de los músculos aritenoideos y de los músculos cervicales metaméri- cos. Durante la inspiración, los repliegues vocales se mueven separándose de la línea media, la laringe desciende ligera- mente y en la espiración asciende. En la estrechez de la laringe y faringe (Perelló, 1977) se pro- duce cambio de dirección de la corriente, deja de ser de forma laminar y origina turbulencias. Jackson (Perelló, 1977) dice haber encontrado un aumento de anchura y longitud de la tráquea durante la fonación de vocales. Podvinec (Perelló, 1977) afirma que, al articular las vocales se produce una tensión en las paredes elásticas de la tráquea, bron- quios y laringe. La adecuada tensión de las paredes de la tráquea y los bronquios es necesaria para la correcta fonación. En la fonación la tráquea se distiende por el aumento de la pre- sión aérea subglótica. Una de las seis funciones de la laringe es la fonatoria y para que ésta se dé en forma adecuada, según estudios de Toyosumi y Takase (1969) (Perelló, 1977), los múscu- los vocales deben desarrollarse fuertemente, los cartílagos aritenoideos tienen que hacerse pequeños, es necesario que los repliegues vocales se inclinen hacia abajo y atrás, sean blandos y flexibles. Los músculos de la laringe (Fig. 16) que intervienen son: múscu- los de la estrella aritenoides que mueven el aritenoides, los metaméricos anteriores suben, bajan y fijan el cartílago tiroides. Durante la fonación según Hussen (Perelló, 1977) se efectúa una contracción general de toda la musculatura laríngea, que se extiende de 1 cm. por encima de las bandas a 1.5 cm. por debajo del borde de los repliegues vocales. Según Hiroto y col. (1967), (Perelló, 1977), estudios elec- tromiográficos deducen que, durante la fonación se da una actividad eléctrica en los músculos de la estrella aritenoides, excepto en el cricoaritenoideo posterior; esto se efectúa antes de iniciarse la fonación. Los cartílagos que entran en movimiento son: tiroides, cricoides, aritenoides y ventrículo. Cavidades de resonancia y de articulación La función de la resonancia y de la articulación (Perelló, 1972) tienen lugar en la boca, faringe y fosas nasales, en las cuales se origina el timbre y el habla. En la boca las estructuras que participan son: labios, mejillas, paladar duro y blando y, sobre todo, la lengua. Los músculos extrínsecos de la lengua (Perelló, 1972) son: estilogloso, palatogloso, hipogloso, geniogloso, hiogloso, faringogloso, amigdalogloso, lingual superior e inferior. El único intrínseco es el transverso (Tortora, 2002). Los músculos de los labios (Perelló, 1972) son: orbicular de los labios, buccinador, elevador del labio superior, cigomático mayor y menor, risorio, triangular y cuadrado de la barba (Fig. 17). Músculos de la mandíbula (Perelló, 1972) son los masti- cadores (Fig. 17), que se dividen en elevadores y depresores. Los elevadores son: el temporal, masetero, pterigoideo inter- no y externo (Tortora, 2002; Mysak, 1980). Los depresores son: digástrico y una serie de músculos llamados músculos metaméricos cervicales anteriores. El músculo digástrico está inervado por el nervio facial y glosofaríngeo. Figura. 17 Al producirse el tono a partir de las cuerdas vocales, éste debe ser articulado y transformado por la caja de resonancia y los elementos que participan al producir cada fonema para deter- minada palabra. En éste caso, se pretende describir el proceso que se desarrolla al llegar a la boca. La palabra “UNO” tiene tres fonemas: El fonema “U” (Corredera) es vocal, posterior, cerrado y redondeado. Se inicia arqueando los labios, de forma ovalada, bastante pequeña, luego avanzan separándose de la cara vestibular de los dientes, los cuales quedan cubiertos; los labios llegan casi al máximo de prolongación anteroposte- riormente; en cuanto a la lengua, la punta se coloca detrás de Publicación Científica Facultad de Odontología • UCR • Nº8 • 2006 31 los incisivos inferiores, se separa de la cara lingual de estos y se retira hacia el fondo de la cavidad bucal, haciendo más estrecho el canal del pasaje del aire sin llegar a tocar el velo del paladar; este último se levanta impidiendo el pasaje del aire a las fosas nasales. El fonema “N” (Corredera 1949) es nasal, alveolar y sonoro. Los labios están entreabiertos y permite ver los incisivos y la cara ventral de la lengua, pues se encuentra en contacto con el paladar. Los dientes están algo separados. La punta de la lengua se levanta apoyándose en los cíngulos de los incisivos superiores, su borde toca en todo su contorno la cara palatina de los molares y las encías, impidiendo, dada la posición de la punta de la lengua, la salida del aire de la boca, el dorso toca una pequeña porción del paladar junto a las encías. El velo del paladar baja poniendo en comunicación la faringe bucal con las fosas nasales. El aire se acumula en la cavidad bucal, en el espacio formado entre el dorso de la lengua y el paladar, y tiene como única salida las fosas nasales. El último fonema “O” (Corredera, 1949) es vocal, posterior, medio abierto y redondeado. Es posterior por la posición de la lengua en la cavidad bucal al articular el fonema; redondeado porque los labios se ponen en forma ovalada al contraerse el músculo orbicular, ligeramente protuberantes y un poco sepa- rado de los dientes. Los maxilares se aproximan un poco más que con el fonema “A”. La lengua se recoge hacia el fondo de la boca, su punta toca la cara lingual de los incisivos inferi- ores, su parte anterior está ligeramente deprimida mientras que el dorso se eleva hacia el velo del paladar, de manera que reduce el canal de pasaje del aire aunque sin tocar el paladar ni las piezas dentales superiores. El velo del paladar se eleva a su altura máxima, y la corriente aérea sonora sale por la boca. Bibliografía Berne, R. y Levy, M. (1992) Fisiología. Editorial Mosby/Doyma. Primera edición. España. Chavarría, S. (1992) Profesora del curso: Desarrollo y Patología del Lenguaje. Apuntes de clase. Corredera, T. (1949) Defectos en la dicción infantil. Procedimientos para su corrección. Editorial Kapelusz; Primera Edición. Buenos Aires. Dienhart, Ch. (1976) Anatomía y fisiología humana. Nueva editorial interamericana; Segunda Edición. México. Ganong, W. (1988) Fisiología Humana. Editorial el manual moderno. 11 Edición. México. Guyton, A. y Hall, J. 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