UN TRÍPTICO CON CUATRO LECTURASCésar Castro. Dos lecturas de Nuevo mundo (introducción) El trabajo que se pretende desarrollar, es un análisis semiótico de la novela Tríptico de la infamia (2014) del escritor colombiano Pablo Montoya. Dicho análisis se entiende como una partida de los signos textuales a los extratextuales, para ello, se tiene en cuenta la intertextualidad, la semiótica como lectura de los signos culturales y las comparaciones. Lo que se pretende con el trabajo es mostrar la visión del pintor francés como alternativa a la visión del conquistador español, imperante en la narrativa de la literatura de la conquista. La fuente principal para ello es la novela de Montoya; también, se tomará como paratexto la trilogía de novelas sobre la conquista de otro destacado escritor colombiano: William Ospina, compuesta por: Ursúa (2005), El país de la canela (2008) y La serpiente sin ojos (2012), ya que en estas Ospina hace una radiografía del conquistador español, y nos muestra mediante la voz de un mestizo la conflictiva relación entre dos formas de ver el mundo. Mientras que Montoya se centra en tres pintores, dos franceses y uno belga, de los cuales traza su forma de ver el arte y el mundo y, por consiguiente, una nueva forma de relacionarse con el Nuevo mundo. El trabajo establece así una disyuntiva primordial entre: pintor francés y conquistador español, desde su visión de Nuevo mundo, América o Indias Occidentales. Allí prevalece la constante de ver al Nuevo mundo como un territorio exótico, en el cual imperan las imágenes oníricas y la sabiduría es la lectura de las supersticiones y de la selva. La hipótesis de trabajo, es que la relación de los pintores y en general de los personajes europeos no hispanos presentados es de mayor recepción con la cosmovisión de los habitantes de Nuevo mundo, mientras que la de los españoles es de hostilidad debido al lente católico y utilitarista con que ven a América. La creación del mundo hace su aparición cuando se cierra El Jardín… El tríptico de Montoya. y tercera parte. a lectores. el cuadro La masacre de San Bartolomé de Francois Dubois. Le Moyne. ya que un tríptico es una pintura compuesta de tres paneles unidos con bisagras. también. como dice Ospina al terminar Ursúa el gran ganador es el relato. ¿Acaso faltan otros dos tercios para completar el tríptico de Montoya? Ahora bien. Estas tres partes son tres relatos que tienen como protagonistas a tres pintores europeos: Jacques Le Moyne de Diepa. François . tiene dos acepciones según la RAE. segunda parte. Primeras hipótesis sobre el libro Empecemos por el título el cual está compuesto de dos palabras: tríptico e infamia. De Bry. Donde al final. Esta segunda palabra. tiene como objeto la infamia. podemos ver un cuarto cuadro al cerrar el tríptico. que se aparta de los juicios morales y se centra en comparar. la primera es Descrédito. más que a sujetos morales. Otro elemento que se nos presenta a primera vista es la imagen que compone la portada del libro. deshonra. en el caso de El Jardín de las delicias. La palabra tríptico. ANÁLISIS I. Dubois. y la segunda es Maldad o vileza en cualquier línea. entrando en las 300 páginas que componen la novela nos encontramos con tres partes: primera parte. nos lleva al mundo de la pintura. específicamente el primer tercio del cuadro de izquierda a derecha. ejemplo famoso es El Jardín de las delicias de El Bosco. allí coexisten tres cuadros de los cuales el del centro es el que más destaca y flanqueando dos tabletas más pequeñas que completan la obra.Tales oposiciones son las que se pretenden abordar este trabajo. representados por los pintores abordados por Montoya y por los conquistadores abordados por Ospina. Ese fue uno de mis fuertes. que es generalmente un artista. es fundamentalmente un crimen colectivo. sin embargo. Mis novelas presentan una confrontación entre el individuo. marcado en sus inicios por el reciente descubrimiento de América en el epílogo del siglo antecesor. Entrevistador: Cuando una novela es intimista o autorreferencial es más fácil detectar cuál es el punto de partida. la pintura y la literatura. la novela podría ser tomada como el intento de Montoya por mostrar aquella tragedia a la luz de tres artistas. ahora en cuanto a la palabra infamia. lo cual fue gran motivación para el autor.Dubois de Amiens y Théodore de Bry de Lieja. En esa dirección. en la cual se le interrogaba por esto. Pablo Montoya. ¿En esta novela cuál fue el disparador? Pablo Montoya: De alguna manera mi interés en establecer puentes entre la literatura y la pintura. y su vínculo con . la visión del conquistador como héroe enfrentado a un escenario hostil y salvaje al cual debe imponer la forma correcta de vida. principalmente. se nos presenta. como lo anota en una entrevista. nos debe remitir a una vileza específica ¿Cuál puede ser? la misma que vio fray Bartolomé de las casas en las Indias. Con las referencias específicas a los tres pintores. Tríptico de la infamia lo que hace es seguir un recorrido y de llegar a una madurez de esas inquietudes que he tenido en los libros anteriores. como se dice. tengo libros dedicados a la pintura. Además porque me interesa mucho la relación del artista con la sociedad represiva. En las primeras crónicas en torno a este hecho. Según esto. se aleja del frecuentado relato y con la distancia temporal da otra comprensión a los hechos introduciendo el imaginario del francés protestante de Nuevo mundo. como afirma en una entrevista. nos podemos ubicar históricamente en el siglo XVI. a través de los tres pintores protagonistas. Tenemos dos elementos que se confunden en la novela de Montoya. Ya nos referimos a la palabra tríptico como un referente pictórico específico. Para Pablo Montoya. la conquista de América no es sólo una tragedia humana. es la presencia de tres formas de narrar distintas en cada relato. protestantes. lo que se puede evidenciar en la extensión de los mismos. El pintor de los indios que se hizo pintura. en el primero desde la perspectiva de un conquistador-pintor.sociedades turbulentas que están atentando contra la presencia libertaria del artista. Vamos a seguir el orden dado por el autor a cada parte del relato. una obra en la cual se descifra inicialmente su estructura tripartita. sino tres relatos de igual rango de importancia. En la primera novela de la trilogía de Ospina (Ursúa) se nos presenta al joven Pedro de Ursúa como alguien destinado a buscar su éxito en las nuevas tierras como conquistador. cuando se le pregunto al autor sobre este rasgo de su obra respondió que la causa de esta decisión es que esto le permitia reflejar mejor la idea de cada relato. a la cual podríamos responder teniendo en cuenta lo visto en la portada que no habría relato central. estaba interesado en la relación del artista con los indios. II. Tríptico de la infamia empezó por el rastreo de estos tres pintores menores. exiliados. surge la pregunta por cuál sería el relato central. ya que cada uno ocupa alrededor de 100 páginas. la reflexión existencial del pintor sobre su obra. A continuación vamos a dar una mirada al contenido de la obra de Montoya. en el segundo. por eso la polifonía y por eso la presencia del mismo Montoya como narrador de esta última parte. Tenemos entonces. Uno de los aspectos más importantes y a la vez más llamativos de la novela de Montoya. y en el tercero el sentido de la novela histórica en el tiempo moderno. no se puede concebir a Ursúa en otro papel que no sea el de conquistador sus características físicas y psicológicas son óptimas para los avatares que suponen la empresa conquistadora. del siglo XVI y porque me parecía interesante mostrar algo que no se ha mostrado en la literatura hispanoamericana que es la presencia de los pintores y de los artistas en los procesos de conquista de nuestro continente. . Así pues. 2014. Para Le Moyne su nombre significaba “el que pinta”. con manos moldeadas para el pincel: “Y si no fuera por la guerra que estremecía al país. a su vez. 44) En ese entusiasmo. No parecía ser lo mismo pintar sobre la espalda y el pecho. su maestro en el arte. 79). con líneas y puntos. lo cual es una imagen bastante diciente del encuentro entre dos culturas iguales: “Le Moyne hizo un compendio de su imaginación. gracias a Philippe Tocsin. llegan a pintarse mutuamente. qué materiales usar. encontramos uno de los sellos definitivos de su contacto con nuevo mundo. la reluciente vigilia americana con los viejos sueños europeos. pág. Pintó cruces. 2014). encuentra en el cuerpo el lienzo por excelencia de los indígenas. un hombre destinado a las artes. que hacerlo sobre los lóbulos de las orejas y las yemas de los dedos (Montoya. El pintor de Diepa. el pintor se convirtió en pintura. obsesionado con la representación del mundo en sus pinturas. el diamante. blasones entrelazados en los carrillos en los que sobresalían el trébol. En ese mismo encuentro. siempre estuvo consciente del poder de la representación: “Hacemos mapas con círculos con cuadros. 2014. Los dos. Estableció un puente que unía. era como una gran tela que.Algo análogo ocurre con Jacques Le Moyne. En la frente dibujó una rosa de los vientos semejante a las que le enseñó a dilucidar su maestro Tocsin. pero la verdad . Las orejas fueron invadidas por banderas que. y también en qué lienzo pintar. se habría dedicado desde temprano a las faenas de la pintura y a la factura de los portulanos” (Montoya. podía dividirse en diferentes espacios. Es este el primer problema con el que se encuentra Le Moyne. a su modo. un indio que para el pintor significó el eslabón con la pintura nativa. El cuerpo para los indios. cómo plasmar en la pintura la realidad que lo avoca. oscilantes. En este último. Le Moyne se encuentra en las Nuevas Indias con Kututuka. Se encuentra tardíamente con su vocación. se confundían en el cuello con figuras de velas desplegadas” (Montoya. fue esta su primera conclusión. como lo resalta Juan Manuel Roca (2015). la pica y el corazón. pág. anclas. Jacques Le Moyne. Uno de los más grandes descubrimientos de Le Moyne respecto a la cultura pictórica de los indios. de que la inferioridad de los nativos respecto a los europeos era una mentira. “Si el corte de los cabellos marcaba para la justicia europea la degradación y la infamia. para señalar a los hombres libres. para ellos este color denotaba erotismo y protección. de reinos y jerarquías”. mientras los esclavos estaban signados con huesos sobre la frente y las mejillas” (Montoya. En el relato de Le Moyne. además estaba asociado con la muerte. divisiones jerárquicas. 2014.es que estamos describiendo relaciones de poder.Se dibujaban pétalos o semillas en el mentón y las orejas. también se puede ver una denuncia respecto al espíritu católico. pág. es más. Montoya nos presenta a Villegagnon. y encuentra en las maneras indígenas una alternativa a la forma de ver la realidad. el cual es percibido por . ambiciones sociales y sueños” (Montoya. mientras que los europeos no. 49). metáfora del poder. Le Moyne es la confrontación frente a la lectura de la estética correcta para la época. el simple hecho de que le dé a las expresiones de los indígenas aquel estatuto de expresión es un acto beligerante. 2014. fue el color. 54) Pero no era sólo. sino el valor de utilidad que le otorgaban a las cosas lo que convencía a Le Moyne. Pinta a los indígenas como se le aparecen. que sabía muy bien que todo mapa es metáfora y. los indios se protegían la dentadura. sobre todo. los indios se comportaban frente a la libertad y la esclavitud también pictóricamente. Ante este mismo fenómeno anota Roca (2015) “de seguro le llegaba el recuerdo de su maestro Tocsin. abandona el canon europeo y se sumerge en ese mundo que le dicta todo su arte. pág. Se daba cuenta del puesto central del rojo en las pinturas corporales de los indios. o los brazos y el pecho. aparte de los cuerpos como lienzos. el uso estético de materiales. Lo que entreveía Le Moyne en toda esa amalgama de elementos era una forma de asumir el mundo: una cosmología y una moral. Aunque su argumento más fuerte siempre fue el arte. Entre su gato y su mujer. fue a través de Jacques Le Moyne. se pregunta sobre su lugar en su tiempo. Para ir al cielo no había que pagar diezmos. lo cual no le podía parecer otra cosa a Dubois que una insensatez. se perpetúa una masacre en contra los franceses y su credo. Y como pensador de su labor. Su contacto con el arte en Nuevo Mundo. Por ello. a tal punto de ponerlas al mismo nivel que las obras de los grandes maestros europeos. págs. Montoya muestra a lo largo de la obra una denuncia al credo católico. ni ir a . pero anhelaban ávidamente las más ostentosas riquezas. vemos que se perfila como un pintor con un fuerte arraigo por lo clásico y un crítico de su labor. vivió gran parte de su vida en París teniendo una importante formación pictórica.el pintor de Diepa como ambicioso y la causa de ello la encontraba en su creencia. esa denuncia a la moral católica se va a seguir presentando: los católicos predicaban y admiraban la austeridad de los pobres. suponerlo empujado por un deseo imposible. así sea comprensiblemente humano. llegando a la conclusión: “Sólo hay que imaginar a un pintor tratando de nombrar la vitalidad del lugar en que vive. pág. Además. soy ahora un terreno baldío” (Montoya. la cual no puede generar sino repudio. verlo sumergido en una labor no es más que su única justificación frente al tiempo que le ha correspondido (…)” (Montoya. 2014. del cual opinaba que exageraba los matices artísticos de las expresiones nativas. 2014. con la llegada de Menéndez de Avilés. Más adelante. esto se hace patente desde sus principios luteranos“(…) para salvarse solo bastaba la fe y no esa práctica laberínticamente burocrática de la confesión y las indulgencias. 115). Recién empieza el pintor con su monólogo y nos adentra en el centro de sus cavilaciones ¿Soy pintor? ¿Alguna vez lo fui? “Yo que alguna vez me consideré ese hombre que quería verlo y reproducirlo todo. III. se mueve el pintor de Amiens. y en Dubois. Un pintor en crisis con su deber. 166-167) Y su labor con su tiempo es representar la violencia de San Bartolomé. Su relación con los acontecimientos de Nuevo mudo van a tornarse ambivalentes por su inclinación hacia las técnicas aprendidas. se caracteriza por su ambición. Volviendo a Dubois. Goulart. muere traicionado. Jiménez de Quesada. 2014). Federmán. dando como resultado una obra impactante: . los hermanos Pizarro. así se dirige a François Dubois. Pero ¿Se atreverá a pintarla? El hecho de que toma una postura dubitativa ante esta empresa se debe a que ve inútil el hecho de repetir el espectáculo cruento de la realidad en su pintura. Ante todo el conquistador español. Sin embargo. De allí se desprenden todas sus conductas. en fin hasta el mismo Pedro de Ursúa. cosa habitual dentro de los hombres españoles. es con la posteridad” (Montoya. ni tampoco asistir a las sesiones del catecismo” (Montoya. su compromiso es más fuerte que su duda y decide levantar el pincel para denunciar esta infamia. Con ello se denuncia toda una escala de “valores” por medio de los cuales se mueve el conquistador español. querido pintor.la misa dominical. quien al final en La serpiente sin ojos. es capaz de hacer lo que sea y pasar por encima de quien sea con tal de saciar su “fiebre de oro” ejemplo de ello son Belalcázar. quien debe pintar la masacre. confiere al pintor una gran responsabilidad respecto a la historia: “una lucha contra el olvido” “nuestro deber no es sólo con nuestro tiempo. 2014) El pintor es un luterano convencido del principio “solo fides” y desconfía de la intromisión de la iglesia y sus distintos mecanismos para asegurar la salvación del hombre. ” (Montoya. 2014. Sea como espejo en el que los hombres más decentes y evolucionados del planeta buscan descifrar su misterio atávico. El siguiente fragmento nos ayudará a ilustrarlo mejor: “Parecería que De Bry. 206). que el salvajismo es parte de toda civilización. Tiene como primeras impresiones que es “el lugar jamás visitado en donde vive el buen salvaje y en el que. se ha implantado el crimen.” (Montoya. quien se apasiona ante el acontecimiento del momento: la conquista de América. 231) . si se tiene en cuenta la evolución de los temas presentes en la colección. Se trata de Théodore de Bry. intempestivamente. esta vez en Estrasburgo. pág.François Dubois. Sea este como mero objeto de exotismo e interpretado. La matanza de San Bartolomé (1576-1584). pág. El que denunciaba con sus grabados De nuevo el nombre de Jacques Le Moyne llega a otro pintor. además. Musée Cantona IV. De Bry se refiere a un salvajismo de otra índole: el que caracterizó a los conquistadores españoles. estuviera diciendo. apoyado en Staden. Pero. Esta misma idea aparece a lo largo de su pensamiento sobre la relación con los indios: la civilización es la que trae el mal. 2014. no es más que un conjunto de fragmentos dispersos en telas. los cuales extienden aquella denuncia a los conquistadores españoles. 242). pág. En esta obra la narración central la ocupa la expedición de Orellana en busca del país de la canela. Los aventureros aprendieron a no meterse con la serpiente sin ojos que devoraba sus navíos. Acerca de su escrito Brevísima relación de la destrucción de las Indias. 2014. se logra mostrar de alguna forma lo que refiere este pintor con el término salvaje. es Grandes viajes allí. 278). pág. se reúnen relatos y grabados de De Bry. letras. aquella expedición fue una total locura. la hazaña fue sobrevivir. ¿Cómo caracterizar mejor al tipo de salvajismo al que se refiere De Bry? Me parece que en El país de la canela.La colección a la que alude el narrador. ¿Pero es la naturaleza quien ejerce la violencia sobre los hombres o son los hombres quienes arremeten contra ella? De Bry se inclinaría por la segunda opción. la seguridad de que en algunos asuntos fundamentales de la coexistencia humana los nativos americanos eran superiores a los europeos ” (Montoya. De Bry dice lo siguiente: “(…)la brevedad acalorada. la fidelidad a la fe cristiana. ¿Qué hizo tan difícil dicha travesía? La naturaleza indómita. en piedras. así sea desmoralizadora y desvergonzada. 2014. el hombre al querer imponer la civilización se presenta como violento ante el paisaje. en la cual hay una figura central: Fray Bartolomé de las Casas. es un grabador implacable cuyo propósito es denunciar. en sonidos que tratamos de configurar en vano” (Montoya. la sucesión de oposiciones en las que los indios eran ovejas mansas y los españoles lobos feroces. De Bry. la confianza en una colonización pacífica. . Su empresa es reproducir la realidad sin importar que tan espantosa se torne: “la belleza. y siempre he ido tras ella. lo cierto. quien toma con propiedad su compromiso y hace de la muestra estética su denuncia. como lo dijo el mismo autor. La tercera. La cuarta. La primera. aunque el compromiso con los acontecimientos de su tiempo lo alejan de las representaciones usuales y le exigen plasmar su acontecer con todo y desastres. allí entraría De Bry y el mismo Pablo Montoya. los infames a los que se pretende denunciar. es que en el desarrollo del escrito. Cuatro formas de enfrentarse a lo nuevo Cuando iniciamos en este escrito con el propósito de mostrar lecturas alternativas de Nuevo Mundo. nos hemos encontrado con más. además. con Ospina queda caracterizada la psicología propia de los conquistadores allí el protagonismo lo ocupa la ambición. propusimos dos: la del conquistador y la del artista. donde se encuentra una nueva forma de razonar a partir de las expresiones de los nativos.Grabado de De Bry basado en un relato de Bartolomé de las Casas. V. esta se encuentra atravesada en la obra de Montoya. la del artista que se reconoce en una tradición. allí entraría el pintor de los indios Jacques Le Moyne. ya que es. Por lo menos nos hemos encontrado con cuatro formas de leer a Nuevo mundo. es la del conquistador quien representa a la forma católica en general. allí entraría François Dubois. un sumergimiento completo dentro del mundo de los indios. La segunda. . La serpiente sin ojos . Ospina. Bogotá: Penguin Random House. es decir. El país de la canela. Lo mismo ocurre con las lecturas que encontramos. sino a escuchar ese pasado porque tiene algo que decirme en mi ahora. W. (2009). nos aventuramos desnudos a que nos cambie la forma de ver el mundo. no son sólo para ese acontecimiento de la conquista del Nuevo Mundo. Barcelona: Mondadori. Ospina. Bibliografía Montoya. Ursúa. vamos a su encuentro pero teniendo en cuenta que somos formados en una tradición. (2012). Tríptico de la infamia. Ospina. Barcelona: La otra orilla. . Anteriormente señalamos que eso lo hacía Pablo Montoya con el fin de hacer palpable el propósito de la novela histórica de hablarle al presente. no limitarse a relatar unos hechos como parte de un pasado estático. (2012). o nos comprometemos con lo que aparece y lo hacemos causa de nuestros proyectos. (2014). como la incursión del autor como narrador del último relato. Medellín: Mondadori. W. sino que son cuatro formas de asumir algo nuevo: nos ponemos encima de eso nuevo. P.Debido a la brevedad del escrito se quedan aspectos interesantes de tocar. W. Roca. Colombia. M. Bogotá. Tríptico de la infamia una coreografía de sombras. J. (9 de Junio de 2015). .