Análisis del texto de Nietzsche: Sobre verdad y mentira en el sentido extra moral (1873) Por: David Efraín Misari Torpoco Análisis del texto de Nietzsche: Sobre verdad y mentira en el sentido extra-moral (1873) Por: David Efraín Misari Torpoco Introducción El texto de Nietzsche “Sobre Verdad y Mentira en sentido extra moral” (1873), lo encuentro dividido en dos partes. Como primera parte, trata sobre la naturaleza del hombre que busca “verdades” en las cosas para poder “aclarar” hechos o situaciones que considera vitales en su vida, sin darse cuenta que todo empieza no tanto por el problema de la “verdad”, sino del lenguaje que se emplea. Esto se debe a que el hombre como ser débil y finito pretende conocer la verdad de las cosas y encontrarla en la naturaleza, sin darse cuenta que ésta es cambiante e irregular, pero aún así el hombre desea “saberlo todo” para beneficiar su propia condición mental. Es por ello que el hombre necesita del intelecto y lo emplea como un “arte” para saber cómo “fingir” ante los demás y así pretender saber las verdades que no puede llegar a alcanzar con su finito conocimiento. Y como segunda parte, se analiza un panorama relacionado a la función que el intelecto llega a desarrollar dentro del mundo y de cómo este puede considerar a la mentira y la verdad, fuera de los límites de la moral, pero sin caer en las categorías relativas de lo “bueno o malo”, sino que parte de una afirmación individual por las percepciones e intuiciones de cada uno. Es precisamente aquí donde se considera al lenguaje y la ciencia como obstáculos para el hombre con la realidad. “La verdad es de temer” – Friedrich Nietzsche Nietzsche nos da a conocer que el hombre está acostumbrado a vivir en sociedad. Esta sociedad le obliga a crear un “acuerdo de paz” para con sus semejantes y no vivir en conflicto con ellos. Pero es lamentable saber que ese “acuerdo de paz” no es más que un “invento válido” para dejar constancia que todas las acciones que se realicen sea considerado como una “verdad entre todos los hombres”. Precisamente es aquí cuando nacen las palabras “verdad” y “mentira”. También nos aclara que cuando el hombre intenta hacer parecer algo irreal como real, nace la mentira y es ahí cuando la sociedad ya no confiará más en el. Pero a pesar de ello, el hombre desea saber la verdad, pero no se da cuenta que la naturaleza se la oculta y esto se debe a que hay una gran distancia entre lo real y los conceptos. Por ello el hombre busca tratar de habituarse a situaciones favorables y eso es el impulso que lo lleva a saber la verdad, la cual empieza a conformarse por tan solo saber las “consecuencias agradables” que le ofrece la verdad y no la verdad misma. Esto claramente nos demuestra que al hombre no le importa lo más mínimo la verdad, porque empieza a serle indiferente, ya que sólo desea y se conforma con las buenas consecuencias que ésta produce, aquello que le da bienestar y de alguna manera le otorga cierta felicidad. Para conocer esto, el hombre es inteligente y se vale del uso del lenguaje. Es por eso que Nietzsche nos dice, que el hombre utiliza el lenguaje de manera arbitraria, por ejemplo, cuando decimos “mesa”, sólo tenemos un concepto, algo generalizado, puesto que existen miles de mesas, pero al decir “mesa” se empiezan a perder detalles esenciales del objeto al cual hacemos referencia, como por ejemplo sus características, su tamaño, su largo, etc., pues de este modo logramos formar conceptos con el lenguaje, pero conceptos que son formados por casos no-iguales. Aún así, vemos que el lenguaje intenta aproximarse a la verdad, pero no se aproxima ni en lo más mínimo, y esto es porque al hombre no le importa la verdad en sí. Recordemos que el filólogo nos dice que la verdad no son conceptos, sino metáforas, es decir, un “árbol”, es la suma de innumerables experiencias humanas pero que el lenguaje mismo las restringe. Con esto, Nietzsche afirma que lo que nosotros conocemos y llamamos como “verdades”, las que se han vuelto como una especie de monedas gastadas, ya que no nos importa el valor de la moneda, sino del metal, y con esto – a su vez - se pierde el origen de la metáfora y hace que el lenguaje se vuelva falso. Lamentablemente todo esto se debe a que el hombre ve la realidad desde su propia perspectiva, pues sólo conoce lo que aporta y cuando empieza a desconfiar de algo es porque no reconoce tales aportaciones. Por último queda decir que las cosas que captamos, no son verdades en sí, porque tomamos al hombre como punto de partida. Ante ello debemos ser bastantes claros y decir que muchas veces las personas prefieren vivir en el engaño y no la realidad, no quieren saber la verdad en sí, porque simple y llanamente: la verdad es de temer. Conceptos, verdades y lenguaje en el intelecto humano El hombre es el gran constructor del lenguaje y para ello las dos únicas herramientas que necesita son: los conceptos y las “verdades”. El hombre pretende construir “verdades” y conceptos recurriendo a la abstracción, pues de ahí es donde saca las metáforas y metonimias, ya que busca traer a la realidad aquellas abstracciones que solo encuentra en su “mundo de sueños”. Por ello, Nietzsche le da la razón a Pascal con el ejemplo del sueño. Pero por otra parte, no podemos negar una realidad: Al hombre le gusta vivir engañado, seducido, por la misma tendencia que tiene al querer alcanzar la “felicidad”, por eso se deja engañar y que mejor que recurrir al maestro de la ficción como lo es el intelecto, ya que sin darse cuenta muchas veces de que vivir en el engaño lo único que le produce al final será perjuicio y daño. Pero como le es indiferente a la verdad en sí, salir perjudicado es lo que menos le importa y desea vivir en “su sueño”. Nietzsche también hace una referencia importante al hablar del hombre racional y del hombre intuitivo, pero termina por destacar la actitud del hombre estoico en cuanto a su comportamiento sobrio y ecuánime, ante las desgracias o las alegrías, debido a que está instruido por las experiencias y dominado así mismo por conceptos, es como se sabe comportar ante los demás. Pero el hombre “común” busca vivir tan solo mediante las “ilusiones” que cree y considera que son “verdades”, olvidando en sí, el sentido auténtico y origen metafórico de las cosas que designa como “verdades”, pues estos engaños, estas ilusiones son los que precisamente le hacen vivir una falsa felicidad. Y si observamos bien, nos daremos cuenta que el fin que siempre mueve al hombre, ya sea por dinero, poder, autoridad, bienestar espiritual o cualquier otra razón, siempre será tratar de alcanzar la “felicidad”, pero lo único que logrará muchas veces será obtener una ilusión más, un vil engaño, pues esta vida ofrece tantas situaciones distintas en cuanto a la realidad, y por ello la vida misma es un mar de contradicciones y objetivos opuestos. Por último, el intelecto puede ser incluso producto de una mentira más del hombre, ya que lo llena de soberbia muchas veces. A pesar de esto, al final terminará por darnos a conocer que el intelecto del hombre debe ser utilizado para que la existencia en la tierra sea tolerable, pues esta debe estar al servicio de la voluntad vital, incluso recurriendo o empleando mentiras. Y si sostiene esto, podemos deducir que para Nietzsche, el intelecto “en sí”, no sirve para conocer la “verdadera realidad” de las cosas, sino tan solo espacios y relatividades, bajo las percepciones mentales de “lo bueno y lo malo”. Y con el conocimiento de estas cosas, solamente se pueden prevenir ciertas catástrofes, pero jamás se podrá obtener la felicidad. Conclusiones • El mismo hombre coloca sus propios obstáculos mentales. • El hombre depende mucho de las relatividades del intelecto humano al sostener “lo bueno” y “lo malo” en las cosas. • El intelecto debe permitir que la existencia sea más llevadera para el hombre dentro del mundo. • La intuición debe ser la guía del hombre. • El hombre vive bajo muchos conceptos. • El hombre debe aprender a vivir tal y como es. --------Ω--------
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