Analisis Del Discurso

March 18, 2018 | Author: Mili Orlando | Category: Time, Verb, Narration, Sentence (Linguistics), Space


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ANALISIS DEL DISCURSOBAJTIN. El uso de la lengua se lleva a cabo en forma de enunciados orales y escritos. Estos reflejan las condiciones y objeto de las esferas por su contenido temático, estilo verbal y estructuración. Cada esfera del uso de la lengua elabora tipos relativamente estables de enunciados, que son los géneros discursivos. Los mismos pueden ser heterogéneos, inagotables y muy variados. Existen dos clases de géneros: los primarios (simples) y los secundarios (complejos). Estos últimos por ejemplo son la novela y los distintos géneros periodísticos, y están conformados por los primarios. Los géneros discursivos influyen sobre 1) La estilística. El estilo está indisolublemente vinculado con géneros y enunciados. Todo enunciado es individual y puede reflejar la individualidad del hablante con un estilo propio. 2) La gramática. Ninguna investigación acerca de la gramática puede prescindir de las observaciones y digresiones estilísticas. Si se analiza dentro de la totalidad de un enunciado, es un fenómeno de estilo. La selección de una forma gramatical es un acto estilístico. Existe una diferencia entre oración y enunciado. La oración es a la lengua, lo que el enunciado es a la comunicación discursiva. Además, no se relaciona directamente con la realidad extra verbal que lo rodea, sino a través del contexto verbal que lo rodea (el enunciado). Una oración tan solo adquiere sentido dentro de la totalidad del enunciado. BENVENISTE. El aparato formal de la enunciación La enunciación es poner a funcionar la lengua por un acto individual de utilización. Este acto se debe al locutor que moviliza la lengua por su cuenta. Antes de la enunciación, la lengua no es más que la posibilidad de la lengua. Después de la enunciación, la lengua se efectúa en una instancia de discurso que emana de un locutor. Toda enunciación requiere un proceso de apropiación; el locutor se apropia del aparato formal de la lengua y enuncia su posición mediante indicios específicos. Toda enunciación postula un alocutario. La naturaleza de los pronombres Los pronombres son universales, todas las lenguas los poseen. No constituyen una clase unitaria, sino especies diferentes según el modo de lenguaje de que sean signos. YO. La persona que enuncia la presente instancia de discurso que contiene yo. No puede ser identificado sino por la instancia de discurso que lo contenga. Solo vale en la instancia que es producido. TU. Individuo al que se dirige la alocución en la presente instancia de discurso que contiene la instancia lingüística tú. Tercera persona. Escapa a la connotación de persona. No sirven sino en calidad de sustitutos abreviatarios (él, los, esto). De la subjetividad en el lenguaje El lenguaje es el mejor medio para comunicarse. El discurso es el lenguaje puesto en acción. El lenguaje está en la naturaleza del hombre. Nunca llegamos al hombre separado del lenguaje, ni lo vemos inventarlo. El lenguaje enseña la definición misma del hombre. Tiene una naturaleza inmaterial, un funcionamiento simbólico y posee contenido. Es en y por el lenguaje como el hombre se constituye como sujeto, porque solo el lenguaje funda en su realidad que es la del ser, el concepto de ego. El lenguaje es posible porque cada locutor se pone como sujeto y remite a sí mismo como yo en su discurso. Me dirijo a alguien, que será en mi alocución un tú. Además, está organizado de tal forma que permite a cada locutor apropiarse de la lengua entera designándose como yo. El presente es un dato lingüístico. La coincidencia del acontecimiento descrito con la instancia del discurso que lo describe (El tiempo en que se está = Tiempo en que se habla). FILINICH Conceptos generales El yo implica necesariamente un tu, pues el ejercicio del lenguaje es siempre un acto transitivo, que apunta a otro. El presente es el tiempo en el que se habla; fuera del discurso el tiempo no tiene asidero. Cada acontecimiento enunciativo inaugura un presente. En todo enunciado es posible reconocer dos niveles: 1) nivel enuncivo / lo enunciado, que es el nivel de lo expresado, la información transmitida (explicito); y 2) nivel enunciativo o la enunciación, el proceso subyacente por el cual lo expresado es atribuible a un yo que apela a un tu (implícito). El tiempo de la enunciación se define por su relación con el tiempo enunciado. Puede haber concomitancia o no entre ambos tiempos: Si hay concomitancia, el tiempo de la enunciación aparecerá como simultáneo al del enunciado, y si no hay concomitancia como posterior o anterior a el. El enunciado puede contener todas las acciones atribuibles a un sujeto, pero también incluir la acción de decir (La enunciación puede aparecer como enunciada). La enunciaciones enunciadas narran acciones verbales de ese yo actor de los sucesos (“digo que me ocurría”, “vuelvo a decirme”), que remiten al propio acto de proferir el discurso. Este tipo de enunciación alude a enunciaciones pasadas o futuras, o actúa como modalizadora del resto del enunciado. En cambio, la enunciación citada se entiende como un simulacro de la enunciación, que se presenta en el discurso por ejemplo cuando se inserta un dialogo. Esta es la inserción de una enunciación en otra (la cita, el epígrafe, el diálogo, el relato enmarcado). El sujeto de la enunciación El sujeto de la enunciación está implícito en el enunciado mismo. Es una figura constituida, moldeada por su propio enunciado y existente sólo en el interior de los textos. Es una instancia compuesta por la articulación entre sujeto enunciador y sujeto enunciatario. El enunciatario es la imagen de destinatario que necesita formarse para construir todo enunciado. El enunciador no sólo se construye a sí mismo, sino que también construye una imagen del enunciatario. El habla es necesariamente dialógica: todo hablante asume el lenguaje para dirigrse a otro. Incluso el monologo implica una operación por el cual el sujeto se desdobla y se habla a sí mismo. Enunciador y enunciatario son entonces dos papeles configurados por el enunciado; no tienen existencia fuera de el. El enunciado pone en escena una situación comunicativa por la cual algo se dice desde cierta perspectiva y para cierta inteligibilidad. En los casos más transparentes, las referencias al enunciador y enunciatario aparecen como el yo responsable de decir y el tú previsto por el enunciador. Según Prince, las señales que configuran al enunciatario son: 1)Pasajes donde el narrador se refiere directamente al narratario (“lector”, “audiencia”, “mi amigo”); 2)Pasajes que implican al narratario sin nombrarlo directamente (el nosotros inclusivo); 3)Las preguntas que indican el género de curiosidad que anima al narratario; 4)Diversas formas de la negación (Contradecir creencias atribuibles al narratario, disparar preocupaciones): 5)Términos con valor demostrativo que remitirían a otro texto conocido por ambos; 6) Comparaciones y analogías; 7)Sobre justificaciones (excusas del narrador por interrumpir el relato: frase mal construida, incapaz de representar un sentimiento). Enunciador y observador ocupan lugares diferentes; se produce una ruptura significativa: La tercera persona no solamente indica la procedencia de la voz sino que también señala la presencia de la focalización de otro. Es un modo de hacer oír a otro, introducir un discurso ajeno en el interior del discurso propio; es decir que dentro del discurso pueden circular otras voces. La lengua no es monolítica, sino que conviven en su interior distintas jergas y dialectos particulares. El sujeto hablante no es dueño de su discurso sino que su hable hace circular ideologías, creencias, valores, que lo desbordan: su habla es un mosaico de citas.  Ironía. Hacer oir la voz de otro capaz de realizar una afirmación absurda de la cual el enunciador básico no se hace responsable. Un enunciador ingenuo. (“Bello día el de hoy” para aludir a una tormenta). El enunciador irónico saca provecho de la doble situación comunicativa: muestra su superioridad mediante la burla de los interlocutores ingenuos.  Cita. Las diversas formas que puede asumir la cita muestran que la pérdida de contexto primero y la re contextualización afectan a la significación.  Negación. Pone en escena al menos dos enunciadores: al que es responsable de la afirmación que vehicula el enunciado negativo y al que asume la negación explicita. (“Pedro no es amable” se evoca a otra, a cargo de otro enunciador que hubiera afirmado la amabilidad de Pedro). La enunciación del tiempo Cada enunciación inaugura un presente que instaura un de referencia en función del cual se organizará la representación de la temporalidad. 1)Tiempo enuncivo o tiempo narrado. Tres aspectos: orden, duración y frecuencia. Implica el establecimiento de un orden en el enunciado que se observa al comparar el encadenamiento lógico y cronológico de los sucesos (Analepsis: evocación posterior de un hecho anterior al punto en que se encuentra la historia / Prolepsis: Narración anterior de un hecho ulterior). El tiempo es cuantificable mediante parámetros culturalmente construidos; la duración es la que designa la velocidad del relato: Se producirá un efecto de velocidad si se narran largos periodos en breves espacios, mientas que un corto tiempo en un amplio espacio se percibirá con relato con ritmo lento. -Pausa. La historia se detiene, y el relato prosigue mediante una descripción. -Escena. Equivalencia entre la supuesta duración temporal del diálogo y el espacio que el texto le asigna. -Sumario. Largo periodo de tiempo es un espacio breve. -Elipsis. Sucesos significativos de la historia que el texto omite. Dentro de un relato puede haber varias formas de ritmo. La frecuencia temporal es la posibilidad que tiene un acontecimiento de repetirse, tanto en la historia como en el discurso. 1)Singulativo (una vez sucede y una vez se lo narre), 2)Anafórico (tantas veces como sucede se lo narre), 3)Repetitivo (Una vez sucede y varias veces se lo narra) y 4)Iterativo (Varias veces sucede y una vez se lo narra). Esto por ejemplo permite narrar un suceso desde diferentes puntos de vista, o reunir una única versión de un hecho. El tiempo enuncivo se puede desdoblar en dos planos: El de la historia contada (sucesos que son objeto del discurso), y el modo como el discurso distribuye espacialmente esos acontecimientos. 2) Tiempo enunciativo o tiempo de la narración. La relación entre tiempo enuncivo tal y como aparece representando en un texto y el tiempo enunciativo, en el cual estas implicados enunciador y enunciatario. Los sucesos se ordenan es función del presente que instaura el acto discursivo del enunciador; es decir, la concomitancia o no concomitancia del tiempo narrado con el tiempo de la narración. La no concomitancia puede ser anterior o posterior al acto de enunciación; cuando los sucesos son anteriores (tiempo ulterior) estamos ante la clásica narración histórica. Los sucesos posteriores (tiempo anterior) presuponen un enunciador que se anticipa a los acontecimientos que narra como el relato profético. El relato intercalado implica un enunciador que narra entre los momentos de la acción. La concomitancia se da con el relato simultáneo (un intento nunca logrado por parte del tiempo de la enunciación de captar el tiempo enunciado). Hay dificultad en mantener a lo largo del discurso el tiempo presente, pues la experiencia instantánea es inasible. 3) Tiempo vivido. “La experiencia ficticia del tiempo”. Se trata de la representación de la experiencia del tiempo en el interior del universo del texto. Esta experiencia puese der realizada por los agentes de la narración como por los del mundo narrado. Esta experiencia del tiempo es explorada por el texto y ofrecida como otro modo de concebir la temporalidad, indagando en su profundidad más que en su linealidad. Por ejemplo la introspección produce un efecto de retardación pero al mismo tiempo la historia avanza. El retroceso de la mirada retrospectiva del narrador, para el cual el tiempo es un espacio que puede recorrerse en direcciones diversas y con distintos ritmos, no deja de constituir un avance para la mirada prospectiva del narratario que incrementa su saber acerca de la historia. Aunque el narrador invierta el orden de los hechos que narra, siempre habrá para el narratario un avance. El enfrentamiento entre tiempo cronológico (monumental) y el de la conciencia (intimo) también profundiza la imagen del tiempo; las medidas habituales de medición del paso del tiempo no tienen la misma densidad ni duración para las diversas conciencias. La enunciación del espacio El espacio es una construcción semiótica que se superpone a la continuidad indistinta de la extensión. La primera articulación elemental que deictiza el espacio se puede formular mediante la posición aquí vs. allí, o englobante vs. englobado. Toda referencia del espacio implica la instauración de un punto de vista desde el cual se organiza la representación espacial. La noción de punto de visto remite tanto a la posición de un sujeto como a la de un objeto; implica la participación activa de un sujeto y un objeto. No solo participa activamente en la percepción el sujeto observador sino también el objeto captado y construido por la actividad perceptiva. El objeto puede ocultarse o mostrarse, dificultar o facilitar la actividad perceptiva del sujeto (puede ir desde un total ocultamiento, pasando por una parcial mostración hasta una máxima revelación). La configuración propia del objeto determina la posición ideal del sujeto. El objeto de la percepción no solo interactúa con el sujeto colaborando o resistiéndose a s búsqueda, sino que también produce transformaciones en el mundo interior del sujeto. El acto perceptivo produce una separación. Establece un hiato entre un efecto-sujeto y un efecto-objeto. Este hiato tiene la forma de una tensión pues el sujeto se esforzará por captar la totalidad inabarcable del objeto en cuestión. La tensión es esa fuerza que orienta, que dirige al sujeto hacia el objeto, que también puede llamarse deseo. La búsqueda de totalidad subyace en todo intento de captación perceptiva y la imposibilidad de su logro moviliza al sujeto y la hace desplegar estrategias diversas de captación. La percepción produce una deictización del espacio. El observador recurre a alguna forma de ordenación del espacio desde su ángulo de visión. No solo remite a las marcas que indican la posición física del observador (aquí/ allá, derecha/ izquierda, adelante/atrás), sino también a aquellas categorizaciones que la cultura transmite (publico/privado, sagrado/profano, rural/urbano). La deitcización también puede operar sobre el espacio interior, donde la interacción entre sujeto y objeto de la percepción puede asumir diversas formas. Genette emplea el termino de focalización para aludir tres modalidades de observación: focalización cero (clásico tipo de narrador omnisciente: dice más de lo que saben los personajes), focalización interna (narrador cuyo saber es equivalente al del personaje) que puede ser fija, variable o múltiple, y focalización externa (el narrador dice menos que lo que sabe el personaje) Modalidades y enunciación La modalidad implica la presencia de dos predicados, uno de los cuales incide sobre la significación del otro. Los verbos modales son los que tienen la posibilidad de modificar otros verbos: poder, deber, querer y saber. El efecto producido por la modalización es siempre el de una subjetivación de la acción. Un mismo significado puede ser expresado por distintos modos así como un mismo modo puede ser utilizado para transmitir significados diversos. La modalización implica la instauración de una relación de dependencia entre los enunciados modales y los enunciados descriptivos, abre un espacio por donde se vehiculan significados pasionales al provocar una suspensión de la acción para orientar el enunciado hacia las precondiciones subjetivas del accionar del sujeto. MAINGUENAU. Enunciado y contexto Cada enunciado es portador de un sentido estable. Este sentido sería el que descifra el destinatario. Este se encontraría de algún modo inscrito en el enunciado. El contexto desempeñaría un papel periférico: suministraría datos que permitirían salvar las ambigüedades eventuales de los enunciados. El contexto no esta simplemente colocado alrededor de un enunciado que contendría un sentido parcialmente indeterminado; todo acto de enunciación es asimétrico: el que interpreta el enunciado construye su sentido a partir de indicaciones dadas en el enunciado producido, pero nada garantiza que lo que reconstruye coincide con las representaciones del enunciador. Las condiciones materiales de presentación desempeñan un papel fundamental, e intervienen de manera decisiva para determinar el valor pragmático del enunciado. Un verbo en infinitivo no necesariamente expresa una exhortación o una prohibición. En una frase independiente, un verbo infinitivo sin sujeto no puede plantear un enunciado como verdadero o falso. Estamos inmersos en un interdiscurso, en un conjunto infinito de palabras de todo tipo que vienen a orientar nuestra lectura de este cartel en la sala de espera. La mayoría de los enunciados poseen marcas que los fijan directamente en la situación de enunciación como “esta habitación”, “aquí” o “ayer”. El contexto de un enunciado es el entorno físico, el momento y el lugar en que se produce. El contexto linguistico se llama cotexto. Pueden existir tres tipos de contextos: 1) Situacional o entorno físico (ese lugar, el presente del verbo, yo, tu); 2) Cotexto. Las secuencias verbales ubicadas antes o después de la unidad que se debe interpretar (este recurso solicita la memoria del interprete); y 3) Nuestro conocimiento del mundo, es decir los saberes compartidos anteriores a la enunciación. Nunca hay una sola interpretación de un enunciado. El destinatario no es pasivo; él mismo debe definir el contexto del que va a sacar las informaciones que necesita para interpretar el enunciado. Las leyes del discurso Para construir una interpretación el destinatario debe hacer la hipótesis de que el productor del enunciado respeta ciertas reglas del juego. Esto se hace mediante un acuerdo tácito, consubstancial a la actividad verbal. Nos enfrenetamos con un saber mutuamente conocido: cada uno postula que su compañero se ajusta a esas reglas y está preparado para que el otro se ajuste. Las leyes del discurso son un conjunto de normas a las que los participantes supuestamente se adaptan no bien participan en un acto de comunicación verbal. Hay un “principio de cooperación”, donde los que intervienen comparten cierto marco y colaboran en el logro de esa actividad común que es el intercambio verbal, donde cada uno se reconoce y reconoce al otro ciertos derechos y deberes. Las leyes del discurso permiten en particular hacer pasar contenidos implícitos. El lector se vera llevado a inferir una proposición implícita, llamada implicatura, apoyándose en el postulado de que las leyes des discurso son respetadas por el autor del cartel. Este tipo de implícito surge del vínculo del enunciado con el contexto de la enunciación, es llamado sobreentendido. (Los contenidos implícitos ya se encuentran en el enunciado: “Paul ya no fuma en la sala de espera). La ley de pertinencia postula que una enunciación debe ser lo mas apropiada posible al contexto en el cual interviene: debe interesar a su destinatario aportándole informaciones que modifican la situación. Todo enunciado implica que es pertinente: lo que lleva al destinatario a tratar de confirmar esa pertinencia. La ley de sinceridad atañe al compromiso del enunciador en el acto discursivo que realiza; cada acto discursivo implica cierta cantidad de condiciones. La ley de informatividad se refiere al contenido de los enunciados; ella estipula que no se debe hablar para no decir nada, que los enunciados deben aportar informaciones nuevas al destinatario. La ley de exhaustividad no refuerza la informatividad, sino que aclara que el enunciador debe dar la información máxima, teniendo en cuenta la situación, y exige que no se disimule una información importante. En tanto la ley de modalidad sustita la búsqueda lúdica de su significacion. Esta integibilidad parcial se vuelve verosímil por el hecho de que los locutores mismos sólo son parcialmente humanos. Como la comunicación verbal es también una relación social esta sometida a dos caras: La positiva, que corresponde a la fachada social, a la imagen valorizadora de si que se esfuerza por presentar al exterior, y la negativa que corresponde al territorio de cada uno. La comunicación verbal supone por lo menos cuatro caras: la positiva y negativa de cada uno de los interlocutores. Por ejemplo: 1)Palabras amenazadoras para la cara positiva del locutor: confesar una falta, disculparse; 2)Palabras amenazadoras para la cara positiva del destinatario: la critica, el insulto; 3)Palabras amenazadoras para la cara negativa del locutor: comprometerse a realizar actos que requieren tiempo y dedicación y 4)palabras amenazadoras para cara negativa del destinatario: preguntas indiscretas, consejos no solicitado. Diversas competencias Las leyes del discurso deben adaptarse a las especificidades de cada género discursivo. El dominio de las leyes del discurso y generos discursivos son los componentes esenciales de nuestra competencia comunicativa. Además de la competencia lingüística, otras instancias deben movilizarse para producir e interpretar un enunciado. Hay que disponer de una considerable cantidad de conocimientos sobre el mundo: competencia enciclopédica. Las tres grandes instancias que intervienen son: dominio de la lengua, conocimiento del mundo y aptitud para inscribirse en el mundo a partir de la lengua. Nuestra competencia enciclopédica es un conjunto virtualmente ilimitado de conocimientos, ese saber enciclopédico evidentemente varía en función de la sociedad donde se vive y de la experiencia de cada uno. Se enriquece en el curso de la actividad verbal puesto que lo que allí se aprende cae en el stock del saber. La competencia comunicativa consiste en comportarse como corresponde ante los multiples generos discursivos. En cada sociedad no se encuentran los mismos generos discursivos, ni las mismas maneras de participar en ellos. La cmoetencia genérica varia según los tipos de individuos implicados. La mayoría de las personas de la sociedad son capaces de producir enunciados que dependen de cierta cantidad de generos discursivos. Algunos roles exigen un aprendizaje importante y otros uno minimo: el rol de lectos de un folleto publicitario requiere de un aprendizaje minimo: el rol del lector de un folleto publicitario requiere un aprendizaje minimo si se lo compara con el rol de autor de un doctorado de física nuclear. La competencia extrictamente lingüística no basta para interpretar un enunciado; la competencia genérica y la enciclopédica desempeñan un rol esencial. El lector logra superar los obstáculos apoyándose en su competencia genérica y enciclopédica. Asimismo, el autor de un texto está obligado a anticipar constantemente el tipo de competencia de que dispone su destinatario para descifrarlo. Existe una división entre dos tipos de lectores: Las producciones mediaticas que construyen su publico por exclusión (públicos temáticos) y aquellas que excluyen un minimo de categorías de lectores (públicos generalistas). Discurso, enunciado, texto El discurso es constantemente ambiguo porque puede designar tanto el sistema que permite producir un conjunto de textos como ese mismo conjunto. El discurso es una organización más alla de la frase, es decir que moviliza estructuras de otro orden que las de la frase. Además está orientado porque se desarrolla en el tiempo de manera lineal; se construye en función de un fin, supone que va a alguna parte (puede desviarse a mitad de camino, cambiar de dirección). Tambien es una forma de acción porque todo enunciado constituye un acto que apunta a modificar una situación. Es interactivo porque compromete a dos personas: un yo y tú. Siempre está contextualizado, de hecho sólo hay discurso contextualizado. No se puede asignar verdaderamente un sentido a un enunciado fuera de contexto; el mismo enunciado en dos lugares distintos corresponde a dos discursos distintos. El discurso es asumido por un sujeto (un Yo) que se plantea como fuente de localizaciones personales, temporales y espaciales e indentifica que actitud adopta con respecto de lo que dice y de su co-enunciador. Además esta regido por normas; todo acto de enunciación no puede plantearse sin justificar de una u otra manera su derecho a presentarse tal y como se presenta. Sólo adquiere sentido en el interior de un universo de otros discursos a través de la cual debe abrirse camino. Tipos y géneros discursivos Todo texto forma parte de una categoría de discursos. Los generos discursivos son dispositivos de comunicación que no pueden aparecer salvo que se reunan ciertas condiciones sociohistoricas. Tienen que ver con diversos tipos de discurso, asociado a vastos sectores de actividad social. Gracias a los generos discursivos en un instante somos capaces de identificar un enunciado especifico. La finalidad de los géneros es apuntar a un cierto tipo de modificación de la situación de la que participa. Todo género discursivo implica ciero lugar y cierto momento. La temporalidad de un género implica 1) Periocidad. Cosas que se dan periódicamente; 2) Duración de desarrollo. Cuál es la duración de la ejecución de un género (Algunos permiten dos duraciones distintas: por ejemplo el texto en negrita/ texto total); 3) Continuidad. Indeterminada sesiones; 4) Caducidad. La modificación del soporte material modifica radicalmente un género discursivo. Todo géneros está asociado a cierta organización textual. Tener una conciencia mas o menos clara de los modos de encadenamiento de sus constituyentes en diferentes niveles: de frase a frase pero también en sus grandes partes. Todo género implica el dominio de cierto uso de la lengua: Para cada tipo de actividad verbal existen recursos lingüísticos específicos. Pero no todo género implica necesariamente recursos lingüísticos específicos. Todo género discursivo exige de quienes participan que acepten cierta cantidad de reglas mutuamente conocidas y las sanciones en las que incurren si las transgreden. Medios de transmisión del mensaje y discurso Hay que conceder un lugar importante al modo de manifestación material de los discursos. El medio de transmisión no es una simple manera de transporte para el discurso, sino que fuerza sus contenidos y gobierna los usos que se pueden hacer de él. Una trasmisión importante del medio de transmisión modifica el conjunto de un género discursivo. También hay que considerar el conjunto del circuito que organiza su habla: El modo de transporte y recepción del enunciado condicionada la constitución misma del texto, moldea el género discursivo. Lo oral pasa por ondas sonoras y las gráficas por signos inscritos en un soporte sólido. Tradicionalmente se asocia oralidad a inestabilidad, y escritura a estabilidad. Igualmente, existen géneros discursivos orales cuyos enunciados, aunque orales, son fijadas por estar destinados a ser repetidos indefinidamente. El mundo contemporáneo hizo de lo oral algo tan estable como lo escrito. El locutor no puede borrar lo que dice y recurre a modalizaciones que comentan su propia palabra, para corregirla, para anticipase a las reacciones del co-enunciador. Recurre a la yuxtaposición de frases (parataxsis) sin explicar sus lazos por conjunciones de coordinación o de subordinación de sentido preciso. Los enunciados tienden a ser autosuficientes, a construir un sistema de localización intertextual. No se apoya en un entorno compartido con el co-enunciador. El locutor puede jugar con esta distinción entre enunciados dependientes e interdependientes del entorno. Puede 1) Presentar ciertas caracteristicas de un enunciado dependiente del entorno, cuando pasa por un soporte gráfico y supone una recepción deferida, y 2) Características de enunciado independiente del entorno cuando es oral. Este texto está destinado a ser leído; rasgos característicos de un enunciado dependiente de su entorno: el determinado demostrativo “esos” refiere a objetos que no son accesibles al lector, el yo designa a un enunciador no identificado. El texto escrito puede circular lejos de su fuente, encontrar públicos imprevisibles. Está obligado a estructurarlo para hacerlo comprensible, convertirlo en un texto en el sentido mas pleno. En lo oral el co-enunciador comparte el mismo entorno que el locutor: lo va descubriendo a medida y tiene una conciencia muy vaga de su estructura. La distancia que se establece entre el co-enunciador y texto escrito abre un espacio para un comentario crítico a análisis: el lector puede estructurar el texto, comparar tal parte con la otra, de manera de elaborar interpretaciones También permite asociarle contenidos icónicos variados como “paratexto” (fragmentos verbales que acompañan al texto o unidades reducidas). Todo texto constituye a su vez una imagen, una superficie ofrecida. La escena de la enunciación La escena engloblante es la que corresponde al tipo de discurso. Por ejemplo cuando se recibe un folleto en la calle, se debe ser capaz de determinar de que tipo de discurso se trata (si religioso, publicitario, político, etc). Es decir, sobre que escena englobante ubicarse para interpretarlo. El co-enunciador se enfrenta con géneros discursivos particulares; cada género define sus propios roles. El marco escénico es quien define el espacio estable en cuyo interior el enunciado adquiere sentido, el del tipo y género discursivo. El lector se ve enfrentado a una escenografía, cuyo objeto es hacer pasar el marco escénico a segundo plano. Todo discurso pretende convencer instituyendo la escena de enunciación que lo legitima. La escenografía no es simplemente un marco, un decorado; es aquello de donde viene el discurso y aquello que engendra ese discurso. Debe establecer que esta escenografía de donde viene el habla es precisamente la escenografía requerida para enunciar cómo corresponde. La escenografía debe adaptarse al producto. En el ejemplo “Carta a todos los franceses”, la escena englobante es la del discurso político; la escena genérica es la de las publicaciones por las cuales un candidato presenta su programa a sus electores y la escenografía es la de correspondencia privada (dos individuos que mantienen una relación personal). Una escenografía debe apoyarse en escenas validad; es decir, escenas ya instaladas en la memoria colectiva, ya sea a manera de contraste o de modelo valorizado. La escena validada es un estereotipo autonomizado, descontextualizado, disponible para reinvestiduras en otros textos. Se fija con facilidad es representaciones arquetípicas popularizadas por los medios. El ethos Todo texto es sostenido por una voz, la de un sujeto más alla del texto. A través de la enunciación se muestra la personalidad del enunciador; esto es el ethos. “Son los rasgos de carácter que el orador debe mostrar al auditorio para causar buena impresión: es su aspecto. El orador enuncia una información y al mismo tiempo dice: Yo soy esto, no soy aquello”. La apariencia que le confieren la elocución, la entonación, calurosa o severa, la elección de las palabras o los argumentos, hacen aceptable o repulsiva esa enunciación. El carácter corresponde a un haz de rasgos psicológicos, mientras que la corporalidad, estsociada a una complexión coporal, pero también a una manera de vestirse y de moverse en el espacio social. Estos dos conceptos provienende un conjunto difuso de representaciones sociales varolizadas o desvalorizadas sobre las cuales la enunciación se apoya y contribuye a reforzar o transformar. El poder de persuasión de un discurso radica en parte en el hecho de que lleva al lectos a identificarse con la puesta en movimiento de un cuerpo investido de valores socialmente especificados. Los ethos pueden clasificarse en tres tipos: Géneros discursivos muy diversos Toda actividad de habla depende de un género discursivo. Se puede plantear una distinción entre dos grandes géneros: Los instituidos y los conversacionales. Los primeros pueden ser orales o escritos, y son muy variados: desde el consejo de clase, el vendedor ambulante hasta la entrevista o el periódico. Son aquellos que mejor corresponden a la definición del género discursivo como dispositivo de comunicación verbal sociohistóricamente definido. Están ligados a las necesidades de una época y un lugar determinado, y desaparecen con ellos. Los conversacionales, en cambio, no están ligados a lugares institucionales, a roles para sus integrantes o scripts relativamente estables. Son muy flexibles. Mientras que en los instituidos las coerciones son globales y sobre todo verticales, en los conversacionales las coerciones son horizontales. Los instituidos son relativos a cierta sociedad y lo conversacionales se deslindarían de la historia. Hay cuatro modos de géneros instituidos. El Modo 1) Extremadamente restrictivos, inclusive en su formulación: correo comercial, boletín metereologico, y sus locutores son sustituiles; Modo 2) siguen rutinas pero sin utilizar masivamente formulas fijas como los cursos en la universidad, los noticieros. Su escena genérica requiere preferentemente tal o cual escenografía, pero nada impide que el locutor se aparte de lo esperado; Modo 3) Los autores deben inventar una escenografía original porque la escena genérica no tiene una preferencial, como el caso de las publicidades, canciones y programas de entretenimiento; y Modo 4) La noción de género es problemática, cuando al autor le corresponde hacer entrar un texto singular en un género que él mismo define. El señalamiento enunciativo Son las marcas linguisticas a través de las cuales se manifiesta la enunciación. El usted designa al que lee en el mismo momento que lee; el referente de usted va a cambiar. En cuanto a los verbos en futuro del indicativo designan un momento posterior al dia. Las categorías en pasado, presentey futuro son definidas respecto del momento mismo de la enunciación: es presente lo que es validado en el momento de la enunciación, es pasado lo que se plantea como ya no validado y es futuro lo que se plantea como lo que todavía no es validado. Todo enunciado implica un enunciador. Si este enunciador resulta coincidir con el sujeto de la frase, se representa en la forma de “yo”; si coincide con el objeto directo adopta la forma “me”, tras una prepocisión “mi”. El yo no es su enunciador sino su huella. En cuanto a los elementos de tercera persona son llamados no-persona. Todo enunciado tiene marcas de modalidad que indican la actitud del enunciador en relación con su enunciado. El hecho de que todo enunciado tenga un valor modal muestra que el habla no puede representar al mundo a menos que el enunciador señale presencia a través de lo que dice. Se llama señalamiento al conjunto de operaciones por las cuales un enunciado se fija en una situación de enunciación, y señaladores a los elementos que el enunciado marca en este señalamiento. Son señaladores de persona: 1)Los tradicionales pronombres de primera y segunda persona (yo, tu, nostros, ustedes); 2) Los determinantes (mi/tu, nuestro/suyo); 3)Los pronombres mio, tuyo, el nuestro, el suyo. También existen los deictivos temporales que son las marcas de presente, pasado y futuro o palabras con valor temporal (ayer, mañana, hoy, dace dos días), cuyo punto de referencia es el momento de su enunciación. En cambio, los espaciales se dostribuyen a partir del punto de referencia constituido por el lugar de enunciación como aquí, alla o eso. Los señaladores se distinguen de los otros tipos de signos linguisticos por la manera en que permiten al co-enunciador indentificar a su referente. No todos los indicadores de tiempo o de lugar son señaladores. Por ejemplo, el pronombre él no es un señalador ya que se encuentra su referente gracias al cotexto. El co-enunciador puede apoyarse ya sea en la situación de enunciado (señaladores), o en otros elementos del enunciado (cotexto). Planos con señalamiento y sin señalamiento La gran mayoría de los enunciados implica señaladores; por lo tanto están en relación con su situación de enunciación: se habla entonces de enunciados son señalador. Por ejemplo un yo implícito se dirige a un ustedes a quienes toma por testigos movilizando diversos deícticos temporales. Los enunciados con señalador constituyen la mayoría de los enunciados producidos. El plano con señalador utiliza el presente deíctico, que permite distribuir el pasado (pretérito perfecto e imperfecto) y el futuro (futuro simple y futuro perifrástico). Los enunciados sin señalados se presentan como cortados de la situación de enunciación. Se esfuerzan por construir universos autónomos. Tienen un enunciador y un co-enunciador, y son producidos en un momento y lugar particulares. Hay borradura del par yo-tú y no hay verbos en presente deíctico que indicaran que el acontecimieno evocado tiene lugar en el momento de la enunciación (Se encuentran verbos en pretérito simple). Plantean los acontecimientos sin remitirlos al momento de la enunciación, y son frecuentes en textos literarios, científicos, artículos de diccionarios. Este plano utiliza el presente empleado en un valor no deíctico; en estos no puede haber un futuro verdadero (Cuando quiere expresar un hecho posterior recurre a un pseudo futuro). Es raro que un texto se desarrolle en un solo plano de señalamiento; la mayoría de las veces vemos que un mismo texto se mezclan los planos con y sin señalador. Un enunciado con señalador se organiza alrededor del locutor. A menudo este tipo de enunciado a es también uno en el cual el locutor manifiesta su presencia en el plano modal. Igualmente, un enunciado sin señalador también puede incluir marcas de modalización, y un texto con señalador puede borrarlas. Nos encontramos ante cuatro posibilidades: 1) Textos con señalador modalizados: Subjetivos 2) Textos con señalador no modalizados: Objetivos 3) Textos sin señalador modalizados: Subjetivos 4) Textos sin señalador no modalizados: Objetivos Tanto para los enunciados sin señalador como para los enunciados con señalador, el locutor tiene la opción de dar a su habla un giro subjetivamente u objetivante. El empleo de las personas El nosotros es un yo dilatado más alla de la persona estricta, acrecentando y de contornos vagos a la vez. En el nosotros el predominio del yo es muy fuerte, a tal punto que en ciertas condiciones, ese plural puede hacer a veces de singular. El usted puede designar tanto una colectividad como un solo individuo. El yo singular esta destinado a servir de lugar de inscripción para cualquier lectora, que así es convidada a hacerse cargo ella misma del enunciado. El deíctico “esos” se utiliza para referir a objetos particulares, aquellos objetos ya estereotipados. Hay textos que no asignan lugar a los lectores sino que lo hacen de manera indirecta. Por ejemplo en “aquella que lo posee”. El lector esta llamado a ocupar un lugar que parece existir desde tiempo inmemorial, independiente del proceso de enunciación. Existe una relación entre el empleo de las personas, la escenografía y el ethos. En la oferta de empleo de Faure, el individuo muestra su identidad a través de la manera de proponer un empleo: sostiene un discurso franco, responsable, de hombre a hombre. En la publicidad “Armonia de los dioses” se muestra un ethos de mármol, impecable, como si se tratara de un poema que reivindica la estética parnasiana del arte por el arte. El ellos colectivo remite a un sujeto indeterminado. Este no tiene antecedente (a diferencia del ellos habitual que remite a un referente del cotexto). Sólo se emplea en masculino plural y designa una colectividad, una pluralidad tomada globalmente y constituida por individuos indeterminados. Polifonía y responsabilidad enunciativa Dentro del enunciado el locutor deja oír otras voces. Por ejemplo en la frase “El país no podrá abstenerse de lo nuclear antes de mucho tiempo” refuta una opinión adversa (la de “El país podrá abstenerse de lo nuclear”). En esta frase negativa el lector deja oir dos voces opuestas. La polifonía fue desarrollada por Bajtin que llamaba “polifónicas” las novelas donde la voz del narrador no dominaba la de los personajes. Esta teoría luego fue desarrollada Por Ducrot en los años ochenta. No debe confundirse el locutor con el productor del enunciado. El productor es aquel ha elaborado materialmente el enunciado, mientras que el locutor que realiza la enunciación es aquel a quien refiere “yo”, “mi” y que se encuentran en un lugar que puede ser desginado “aquí”. El locutor también puede poner en escena en su habla otras voces que la suya: la voz de aquel a quien se dirige (tú), la voz de cualquier individuo o grupos de individuos en tercera persona, pero también la idea de colectividad (“se sabe que”, “como se dice”). No todas las negaciones son polifónicas. Es la negación mas frecuente aquella llamada polémica. La negación descriptiva se contenta con describir un estado de cosas, no se opone a otro punto de vista (“No hay un soplo de viento”). Pero en otro contexto este enunciado podría tener un valor polémico como “El capitán se equivoco: no hay un soplo de viento”. El discurso directo es un fenómeno de polifonía, pero tiene un status particular; el loctor no se contenta con evocar las palabras citadas, sino que imitas mas o menos fielmente al locutor citado. En la concesión el punto de vista distinto está integrado en el habla del locutor, no está presentado como autónomo. En la polifonía concesiva el locutor se pone de acuerdo con otro punto de vista (“puesto que”/ “aunque”). En este tipo de polifonía donde el locutor integra el punto de vista del otro, tiene una incidencia en la imagen de este locutor: un hombre reflexivo que cuenta con los argumentos opuestos. Otro elemento que se trata en términos de polifonía es la supocision. Se habla de un supuesto para un contenido implícito que es vehiculizado por un enunciado de tal modo que es sustraído a toda discusión posible. El discurso directo El discurso directo no se contenta con deslindar la responsabilidad del enunciador, sino que pretende retituir las palabras citadas. Se caracteriza por el hecho de que se se disocia claramente las dos situaciones de enunciación, la del discurso citante y la del discurso citado. Se presenta la cita en el discurso directo como la restitución de las palabras exactas del enunciador citado. El DD ni siquiera esta obligado a referir palabras efectivamente dichas; puede tratarse de una enunciación soñado, futura, preescrita, etc. Aunque el DD refiera a palabras que supuestamente se dijeron, no puede tratarse sino de una puesta en escena que apunta a autentificar, de una suerte de imitación. No puede ser objetivo: cualquiera que sea su fidelidad, el discurso directo nunca es otra cosa que un fragmento de texto dominado por el enunciador del discurso citante. La elección del DD esta ligada al género discursivo involucrado o a las estrategias de cada texto. El locutor puede tratar de 1)Parecer autentico, mostrando que refiere las palabras mismas; 2)Poner a distancia, es decir no adhiere a palabras citadas y no quiere mezclarlas con las que el asume y 3)mostrarse objetivo. El discurso citante, escrito u oral, debe satisfacer dos exigencias respecto de su lector: 1)Indicar que hubo un acto de habla y 2)Marcar su frontera con el discurso citado. En el escrito esto puede ser satisfecho por medios tipográficos (dos punto, guión, comillas, bastardillas). Los introductores del discurso directo no son neutros, sino que ofrecen una iluminación subjetiva. El vebo introductor da un marco a la interpretación del discurso citado. Recurrir a las comillas está ligado a la voluntad de poner de manifiesto las palabras mismas de una enunciación particular. En el discurso directo libre no hay verbo de habla, comillas o bastardillas. Nada distingue de una frase asumida por el enunciador. Sin embargo, el lector familiarizado con las sociedad va a percibir el discurso referido. Se trata de un discurso que tienen las propiedades linguisticas del directo pero sin señalización. Discurso indirecto y formas híbridas Con el discurso indirecto hay una infinidad de maneras para el enunciador citante de traducir los dichos citados, porque es el contenido del pensamiento lo que es citado. En general la prensa contemporánea privilegia sistemáticamente el discurso directo respecto del indirecto. Esto puede explicarse por la preocupación de acercarse al máximo a la vivencia de los actores de la escena mediática y por el de parecer lo más objetivo posible. En el DI no se tiene más que una sola situación de enunciación; las personas y los indicadores de espacio temporales del discurso citado, se localizan respecto de la situación de enunciación del discurso citante. Una cita en discurso en discurso indirecto pierde su autonomía enunciativa, se vuelve dependiente del verbo introductor. El islote textual está indicado por comillas y bastardillas. El islote está perfectamente integrado a la sintaxis: es únicamente la tipografía la que permite ver que no es asumido por el informador. Los periodistas juegan a dos bandas a la vez: están muy obligados a poner distancia a los individuos de quienes hablan, pero tratando de pegarse a su lenguaje y a su punto de vista; no se contentan con comentar acontecimientos. El DI libre es el tipo de hibridación más clásica. Estas no tienen mascar propias y, fuera de contexto, no puede ser identificado como tal. No es una polifonía de dos voces claramente distinguidas, ni la absorción de una voz en otra, sino una mezcla estrecha de dos voces, una polifonía en sentido musical: No es posible decir exactamente que palabras pertenecen al enunciador citado y cuales al enunciador citante. PENDONES Y LAGUNILLAS. La reproducción dentro de un discurso de otros discursos puede realizarse a través de diversas formas como el estilo directo, indirecto y estilo indirecto libre. En el evento enunciativo no sólo encontramos las marcas y huellas del que habla sino además multiples mecanismos que posibilitan la introducción de voces ajenas al discurso. Son los fenómenos polifónicos los que permiten la intervención de otros enunciadores dentro de un mismo enunciado. Dentro de los enunciados existen otros seres que se expresan a través de la enunciación; el locutor presta su voz como canal a fin de que un enunciador pueda expresarse. El locutor se siente en la obligación de separar su discurso de las palabras extrañas de los enunciadores por medio de una serie de marcas tipográficas (comillas, letra cursiva o negrita). La tesis sobre la heterogeneidad mostrada explica que existen formas linguisticas que dejan lugar al discurso del otro. Los puntos localizables de heterogeneidad se reconocen a través de algunos cambios e irregularidades gramaticales, variaciones formales del código y marcas tipográficas. Las autonymie marcan el lugar del otro locutor de un modo explicito (discurso reproductor en sus variantes discurso directo e indirecto), mientras que las autonymique constituyen una forma de heterogeneidad más compleja porque no suponen la ruptura del hilo discursivo y no todas ellas están marcadas (solo la entrecomillada). La formas no marcadas se reconocen por sus efectos polifónicos: discurso indirecto libre, ironía, paráfrasis, pastiche, parodia, etc. El discurso periodístico se inscribe dentro del marco de la realidad (la no ficción). El empleo de ciertos términos, expresiones y frases dentro del discurso periodístico conlleva una responsabilidad legal para el locutor. Tanto las comillas como la letra en cursiva establecen una separación entre las palabras del locutor y la expresión resaltada. Unicamente en el caso de discurso directo, tal separación causa una ruptura sintáctica. En los casos de comillas o cursiva se produce una “connotación autonímica”; el locutor menciona y usa al mismo tiempo las palabras de otro. Toda marca tipográfica tiene una función de distinción, donde el locutor trata de de establecer una distancia para mostrar que ese termino no pertenece a su registro. Entre las funciones de las marcas tipográficas encontramos 1)Determinación de un espacio intertextual (el discurso pertenece al exterior del dicurso del locutor), 2)Identificación del campo discursivo (el locutor marca un termino que pertenece a otro dominio discursivo) e 3)Identificación del registro linguistico (el locutor distingue un termino que pertenece a un registro coloquial o vulgar). JENSEN. La impersonalidad se da en oraciones donde no hay un sujeto léxicamente expresado para el predicado (Llueve en Bilbao). No hay un sujeto léxico restituible para el verbo conjugado que siempre aparece en la tercera persona del singular. Sin embargo muchos autores detectaron usos impersonales e impersonalizadores en oraciones donde si hay un sujeto léxico y donde son otros factores los que determinan lo impersonal. En la impersonalidad semántica si puede haber un sujeto léxico manifiesto en la oración. En estas oraciones la referencia normal de tú y uno se bloquea y el referente surge en el contexto prágmatico. El referente puede ser un yo encubierto o una colectividad equivalente a todo el mundo. El primer uso del yo encubierto se da cuando una de estas expresiones encubre al emisor de manera más o menos clara. “Hoy tengo uno de esos días, en que te encuentras deprimido sin saber por qué” “Qué bien vives tio! – Es que uno sabe montárselo bien” La segunda lectura de expresiones con uno o tú es cuando su referente adquiere un contenido genérico. “La verdad es que nunca sabes cuándo vas a morir” “Cuando uno mira al sol, se queda como ciego” Uno encubridor del yo Uno tiene un sentido cercano a yo: primero tiene una etapa de generalización seguida por una etapa de restricción contextual. El significado referencial de uno, cuando su sentido es un yo encubierto se liga de manera muy clara al emisor de la oración. Además aleja un poco al emisor de la responsabilidad pragmática de lo expresado y toma un cierto aire de verdad incuestionable. Uno no es Schopenhauer pero ha leído lo suficiente al maestro para saber que la única franja saludable de la humanidad actual es… Tu encubridor del yo Para que tú venza su referencia deíctica hacia el interlocutor necesita la adición de activadores de impersonalidad. El contexto debe ser genérico, indeterminado y atemporal. Su uso se caracteriza porque el emisor intenta persuadir acerca de un hecho de conocimiento o comunicar un acto de experiencia. Tiene un uso empático donde se apela al interlocutor a que participe de manera más activa en el contenido de lo comunicado. Cada vez tengo más preocupaciones por mis hijos. Y es que si tú no te preocupas por ellos, no sé quién lo va a hacer. En la lectura genérica, tú y uno mantienen las sombras de cuando están encubriendo al yo hablante. La lectura genérica con tú también invitará más a la participación empática del oyente que con uno. Uno genérico: Yo no se si uno es de donde hace pis o de donde recibe el Principe de Asturias. Tú genérico: Se corre el riesgo de que tu mensaje se tergiverse, te haces más vulnerable a las suspicacias de la gente. Todo enunciado tendrá un punto de vista incorporado para el cual hay cierto grado de acceso a la verdad sobre lo que se dice. En las construcciones impersonales hay un “punto de vista desde el Olimpo”, que las tiñe como verdades “no discutibles”, menos subjetivas, y quita la responsabilidad directa al enunciado (Lo que dice el emisor de su experiencia personal es válido para todo el mundo). Las construcciones que tienen como referencia un yo encubierto parten del punto de vista del Olimpo y luego delegan al oyente a un espacio de contenido veritativo personal. Una experiencia vivida personalmente por un emisor se puede contar desde un punto de vista no personal, escondiéndose así bajo una enunciación neutra de sus propias experiencias, otorgándoles cierto carácter objetivo. Si se quiere no involucrar directamente al interlocutor ni apelar a su imaginación para que se ponga en las mismas circunstancias, se puede elegir el uso con uno y si, al contrario, pretende involucrar, convencer, apelar de manera más clara al oyente se debe optar por el uso de tú. HERNANZ. La noción de sujeto arbitrario aparece estrechamente vinculada dentro de la GGT a la de categoría vacía: Determinadas configuraciones sintácticas que no pueden recuperar su contenido dentro de las posibilidades que ofrece el contexto. Las construcciones impersonales son aquellas en las que no se expresa el sujeto por ser indefinido y genérico y no poder referir el verbo a una persona determinada. Pueden ser 1)Impersonales reflejas (“Se come bien en este restaurante” / “En la reunión se habló de política”), y 2)Plurales arbitrarios (“Han dado la noticia a las dos” / “Llaman a la puerta”). Los singulares arbitrarios se usan frecuentemente en el registro coloquial y se caracterizan por el empleo no referencial de la segunda persona del singular (tú). Por ejemplo “En México disfrutas de un clima envidiable” / “Si duermes poco, envejeces rápido”. Estos tipos de enunciados poseen un sujeto carente de contenido referencial. Una de las características sintácticas de los singulares arbitrarios es su carácter defectivo. La razón reside en el valor genérico, desprovisto de toda referencia temporal definida, propia de estas oraciones; es decir, no son compatibles con entornos temporales y aspectuales puntuales. (“En México disfrutas de un clima increíble”  “En México disfrutaste de un clima increíble”. La oración pierde su interpretación genérica y valor indefinido). Además, constituyen el único caso en que un pronombre explícito o abierto puede adoptar una interpretación no definida ( “Han robado a Juan”  “Ellos han robado a Juan”); la presencia del pronombre de 2da persona del singular no bloquea la lectura arbitraria. También pueden coaparecer libremente con otras formas igualmente indefinidas (“Cuando tienes un desengaño, se aprende mucho de la vida”). Semánticamente, los singulares arbitrarios se caracterizan por su versatilidad. Adoptan en algunos casos valores próximos a la cuantificación universal, mientras que en otros son prácticamente identificables con un “yo encubierto”. Estos muestran interpretación universal, mientras que los plurales arbitrarios un valor existencial. Además, los singulares no aceptan paráfrasis en que alguien ocupe la posición, pero aceptan como SN genérico a la gente. Poseen un carácter inclusivo ya que tienen la propiedad de incluir al emisor, mientras que los plurales la excluyen. En algunos casos el singular arbitrario se tú se interpreta como un yo encubierto; se trata de una estrategia pragmática que sirve al hablante para eludir responsabilidades. La estrategia consiste en encubrir su porpia individualidad amparándose en una referencia que le incluya a él y a otros que podrían hallarse en circunstancias semejantes a las suyas. Una de las principales características de los singulares arbitrarios es su incapacidad para encuadrarse dentro de un marco temporal definido. Estos necesitan activadores del valor genérico de una oración; estos activadores son operadores cuya función es ligar la temporalidad de la oración, de forma que ésta queda inmovilizada, es decir, incapacitada para referir un punto concreto en el tiempo. RAITER. Las metáforas son expresiones tan comunes en nuestra vida cotidiana que difícilmente las percibimos como tales. Las metáforas muertas son aquellas expresiones que alguna vez fueron metafóricas pero que con el tiempo se volvieron convencionales y adquirieron un significado propio. El uso metafórico “Hundir un país” en algún momento murió, se convirtió en convencional y por lo tanto su significado en algo nuevo (No es la palabra hundir con dos significados; sino dos palabras homónimas cada una con su significado). La metáfora no es solo un procedimiento característico del lenguaje, sino también del pensamiento y de la acción. No es solamente un ornamento del discurso, un recurso estilístico o retórico que concierne sobre todo a los textos literarios, sino que también está presente en nuestro lenguaje cotidiano. Consiste en “entender y experimentar un tipo de cosa en términos de otra”; para entender la mayor parte de nuestros conceptos recurrimos a otros. El hecho de que estas expresiones formen parte de nuestro lenguaje no las hace menos vivas. Por el contrario, están vivas porque derivan de conceptos metafóricos que usamos en nuestras acciones y pensamientos diarios. Estudiar las metáforas que usamos al hablar sobre ciertos temas puede ser una vía de acceso a las representaciones sociales que tenemos de esos temas. Las metáforas varían o pueden hacerlo de una cultura a otra. Por ejemplo, la metáfora conceptual “Los países son barcos” de las que provienen expresiones como “Este país se está yendo a pique” o “este gobierno se hundió en la miseria”. Existen tres tipos de conceptos metafóricos: 1)Las orientacionales, que dan a un concepto una orientación espacial (“Lo bueno es arriba); 2)Las ontológicas, que permiten considerar acontecimientos, actividades, acciones y estados como entidades, sustancias o recipientes (Dentro de estas están las personificaciones) y 3)Las estructurales, que son aquellas en las que un concepto está estructurado en términos de otro. AMOSSY. Los estereotipos son las imágenes que tenemos en nuestra mente. Aparece como una creencia, una opinión, una representación relativa a un grupo y sus miembros (Es diferente al prejuicio que designa la actitud adoptada hacia los miembros de un grupo en cuestión). En la sociedad contemporánea, las construcciones imaginarias se ven favorecidas por los medios de comunicación, la prensa y la literatura masiva. De allí surge que la visión que nos hacemos de un grupo sea resultado de un contacto repetido con representaciones enteramente construidas o bien filtrados por el discurso de los medios. El estereotipo seria principalmente resultado de un aprendizaje social. Lo que percibimos está moldeado de entrada por las imágenes colectivas que tenemos incorporadas en nuestra mente; según Lippmann, lo que vemos es lo que nuestra cultura ha definido previamente por nosotros. Además, puede determinar la visión de otro hasta el punto de moldear el testimonio de los sentidos y de la memoria, produciendo efectos flagarantes de percepción selectiva. Pueden tener un anclaje en la realidad y fundarse en una base factual observable. También interviene necesariamente en la construcción de la identidad social. Sustenta algo más que una identidad social, ya que refuerza la autoestima. En efecto, el estereotipo aparece ante todo como un instrumento de categorización que permite distinguir un “nosotros” de “ellos”. Se diferencia de la representación social que designa un universo de opiniones, ya que el estereotipo no es más que la cristalización de un elemento y sirve solo como indicador. Los clichés son expresiones que marcan la intensidad, basadas en comparaciones o metáforas cristalizadas. No todos los clichés son locuciones, se distinguen de estas últimas por el grado de cristalización. El estereotipo es una idea convencional, asociada a una palabra en una cultura dada. Es una parte de la significación, que responde a la idea común asociada a la palabra. La teoría del estereotipo apunta no tanto a proporcionar una representación de la significación, sino a permitir utilizar la palabra en el discurso y comprenderla: Es una representación simplificada asociada a una palabra. Para Aristóteles, la retórica es la facultad de considerar para cada cuestión lo que puede ser apropiado para persuadir; el habla con finalidad persuasiva. Está constituida por varias partes: 1)Inventio o arte de encontrar los argumentos, 2)Dispositio o arte de ordenarlos, y 3)Elocutio o estudio de los procedimientos estéticos. En este marco se desarrolló en la antigüedad un lugar común como medio de persuasión. La utilización de pensamientos establecidos o frases ya hechas no se consideraba en lo absoluto como una actividad desvalorizada y que desvalorizaba. Según Aristóteles, hay lugares que son comunes (esquemas lógicos, principios o reglas de argumentación) a todos los géneros y otros específicos, que coinciden con las opiniones corrientes y las ideas comunes de una colectividad. Podemos distinguir los lugares comunes que dependen de lo lógico- discursivo (si existe lo más, existe también lo menos), de los específicos que están emparentados a la doxa.
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